politica en los margenes algranti

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  • JOAQUN ALGRANTI

    Resumen: el artculo apunta a estudiar los espacios de interaccin, pertenenciay trabajo que ofrece el neo-pentecostalismo, a travs de la iglesia evan-glica de Rey de Reyes. El trabajo se encuentra dividido en tres partes.La primera parte, concierne al estudio de la morfologa del ministerio.La segunda, tiene como objeto la caracterizacin general de los principalesritos evanglicos. Finalmente, la tercera parte, apunta al anlisis deluso de las emociones, indagando en la capacidad de significacin pol-tica que despliega el discurso neo-pentecostal en la Argentina.

    Palabras claves: poltica, neo-pentecostalismo, espacios de interaccin, emo-ciones, morfologa

    LA POLITICA EN LOS MARGENES:

    ESTUDIO SOBRE LOS ESPACIOS

    DE PARTICIPACIN SOCIAL

    EN EL NEO-PENTECOSTALISMO

    E l objetivo del presente artculo consiste en estudiar los espacios deinteraccin, pertenencia y trabajo que ofrece el neo-pentecostalismoen la ciudad de Buenos Aires, Argentina. El desarrollo de redes ampli-adas de sociabilidad, es decir, de mbitos colectivos de encuentro eintercambio definidos en funcin de tareas especficas, invita a pensarel potencial poltico que subyace a las formas de organizacin religio-sas. En realidad, el potencial no es algo que pueda establecerse exclusi-vamente a travs de los aspectos morfolgicos de gestin y distribucinde los grupos humanos, tambin es preciso recuperar aspectos propiosde los ritos y del uso de las emociones en el neo-pentecostalismo.

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    El estudio se encuentra acotado a un circuito restringido dentro del mundoevanglico que podramos denominar con el trmino de neo-pentecostalismo formal para dar cuenta de un grupo relativamente nuevode iglesias grandes de ms de 20.000 miembros que crecen en zonasurbanas de clase media y media alta. Este es el caso por ejemplo, delCentro Cristiano Nueva Vida del pastor Guillermo Prein en ParquePatricios, la Catedral de la Fe del reverendo Carnival en Parque Chacabucoo la iglesia de Rey de Reyes del pastor Claudio Freidzon sobre la vamosa basar nuestra investigacin. La idea de formalidad refiere especficamentea la bsqueda activa del respaldo de instituciones nacionales y extranjerasque contribuyen a una definicin de si mismos en base a criterios sim-blicos de legitimidad, trayectoria y reconocimiento social. A su vez,la adscripcin institucional funciona como un poderoso criteriodiferenciador hacia dentro del mundo evanglico, marcando la distan-cia con los circuitos ampliados de pequeas iglesias informales con unaltsimo grado de creacin y dispersin, como supo anticiparlo dEpinay(1968) en sus trabajos sobre Chile.

    El artculo se encuentra dividido en tres partes. La primera parte, concierneal estudio de la morfologa general del ministerio atendiendo a laestructura jerrquica, las reas de trabajo y el sistema de organizacincelular. La segunda, tiene como objeto la caracterizacin de losprincipales ritos evanglicos dentro de la iglesia. Finalmente, la terceraparte, apunta al anlisis del uso de las emociones, indagando en lacapacidad de significacin poltica que despliega el discurso neo-pentecostal en la Argentina. Los materiales originales del artculoincluyen la observacin participante de diferentes cultos, actividadesy reuniones de clulas a lo largo de cuatro aos, y la realizacin deentrevistas abiertas, extensas y recurrentes a miembros de diferentesjerarquas, desde pastores y supervisores hasta creyentes perifricosalejados de la estructura eclesistica de Rey de Reyes.

    SOBRE REY DE REYES: COORDENADAS GENERALES

    El Ministerio fue fundado en 1986 por el Pastor Claudio Freidzon y cuentaactualmente con ms de 20.000 miembros. Se encuentra ubicado en lazona norte de la Capital Federal en el barrio de Belgrano. Su localizacinmarca un hito importante en la geografa pentecostal dado que consu-ma el esfuerzo histrico por acceder a los sectores de mayores ingresos,

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    marcando el pasaje de la periferia al centro de la ciudad de BuenosAires. La iglesia se extiende a travs de libreras, negocios, tres templos,una fundacin, seales de radio (FM Gospel 101.9), programas detelevisin, el diario Enfoque, el Cristo Bar y su propia escuela, el BuenosAires Christian School. El impacto geogrfico de Rey de Reyes se traduceen una serie de circuitos definidos en base a una impronta cristianaque se expresa fundamentalmente a travs de sus prcticas, como laevangelizacin pblica, los grupos de encuentro y los crculos desociabilidad, y de su esttica relacionada a la arquitectura de sus tem-plos as como a los modos de vestir y andar de los fieles.

    La composicin social de los participantes se inscribe en su mayora- dentrode los sectores medios y medios bajos, con un predominio general demujeres y un alto ndice de jvenes. Lo miembros se encuentran orga-nizados en clulas. Se trata de un sistema de crecimiento, como vamosa ver ms adelante, que permite ordenar a las multitudes dispersas queasisten al templo en una red de grupos diferenciados que actan deforma conjunta. Rey de Reyes pertenece a la Unin Asamblea de Diosy suele contar con la presencia ocasional de pastores importantes delextranjero, como Luis Palau, as como con el apoyo de autoridadeslocales dentro del neo-pentecostalismo tales como el evangelista CarlosAnnacondia de Mensaje de Salvacin, el pastor Pedro Ibarra de laiglesia El Puente y el pastor Donald del Centro Familiar Cristiano.

    MORFOLOGA GENERAL DE LA ORGANIZACINRELIGIOSA

    Para comenzar es preciso describir el sustrato material que acta de soportede la vida colectiva, configurando criterios de organizacin y distribucinde las poblaciones. La morfologa social apunta al estudio de la formaen que los grupos humanos se establecen sobre un territorio en base asistemas de gobierno, jerarquas y divisin del trabajo (MAUSS, 1979).Rey de Reyes presenta cambios sustantivos en su morfologa que lolleva por etapas diferenciadas segn la estructura de organizacin in-terna, el modelo de crecimiento y la impronta teolgica. A continuacinvamos a explicar a grandes rasgos los distintos niveles que componenactualmente las reas del templo con los circuitos de autoridad ypertenencia en donde se integra a los miembros de la congregacin.Nos vamos a focalizar especialmente en la estructura jerrquica, con

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    sus crculos internos de sociabilidad, el sistema de organizacin celu-lar, que contribuye al crecimiento planificado de la iglesia, y los ministerios,como las reas de trabajo que la institucin ofrece a sus miembros.

    Estructura Jerrquica

    El anlisis de la morfologa social nos lleva a describir el sistema de organizacininterna de la iglesia, en base a los criterios de funcionamiento correspon-dientes a la ltima etapa de su desarrollo que comienza a partir de1998 y se extiende hasta la actualidad. La estructura jerrquica presentaun modelo vertical en el sentido de que cada individuo que ocupa unlugar de liderazgo responde a un superior inmediato al que rindecuentas sobre su desempeo con las personas que tiene a su cargo.Las autoridades ms importantes en trminos de capacitacin religi-osa, decisiones institucionales y proyeccin de la iglesia, son el pas-tor Claudio Freidzon y en un segundo plano su esposa Betty. La cadenade jerarquas contina con un primer crculo de co-pastores compuestopor dos personas sumamente cercanas a Freidzon que lo acompaandesde sus primeras campaas evangelizadoras en la Plaza Noruegapor el ao 1986. El grado de autoridad de cada uno se correspondecon la responsabilidad de llevar adelante ministerios claves de la iglesiacomo son el rea de Jvenes y la Escuela, sumado al privilegio de serunas de las pocas personas que poseen sus propios cultos e inclusopueden reemplazar en ocasiones al pastor durante sus viajes. En unasegunda lnea encontramos lo que podramos denominar comoaprendices de pastores, es decir, los lderes en instancias de preparacinpara predicar en los cultos oficiales del templo. Cada uno de ellosaparece a cargo de reas indispensables de la iglesia como es la Fundacin,la Administracin Contable y las Clulas de Jvenes, la Consolidacinde los nuevos miembros y la Intercesin Espiritual. Al crculo de losco-pastores lo sigue un segundo crculo de autoridad que agrupa alos responsables y sus ayudantes de cada uno de los diferentes ministeriosque delimitan las reas de trabajo de la iglesia; ellos constituyen el gruesode la estructura estable y rentada de la organizacin compuesta de 30personas dedicadas tiempo completo a la vida religiosa. En un tercernivel identificamos el crculo que corresponde a los supervisores declulas; este grupo rene a aquellos lderes que fueron ascendiendoen responsabilidad a medida que su propia clula fue creciendo y diversi-

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    ficndose. Los supervisores tienen una cantidad variable de lderes asu cargo -que oscila entre 12 y 20 segn el tamao de los grupos- alos que asesoran sobre el pastorado de los fieles a la vez que realizanun control de su desempeo. El ltimo eslabn en la cadena de jerarquasde la iglesia es el crculo de los lderes, compuesto por todos aquellosque deciden seguir las instancias de formacin de Rey de Reyes quecomienzan por el curso anual de la Escuela de vida seguido por laEscuela de lderes en donde se instruye en el conocimiento de la Biblia,la alabanza, la oracin y el trabajo de grupos. De esta forma, en un pero-do de dos aos el creyente puede alcanzar el crculo elemental en lacadena de autoridad que ofrece el templo. Esta posicin lo habilita ala profesionalizacin religiosa, rompiendo con las distinciones inflexiblesentre la figura del lego y la del especialista. Es posible graficar eljuego de crculos que estructuran la jerarqua del templo y los espaciosde interaccin de la siguiente manera:

    Comunidad PerifricaNuevos miembros

    Co-pastores

    Supervisores

    Lderes

    y Timoteos

    Clulas

    Hombres

    Clulas

    Mujeres

    Pastores principales: Claudio y Betty Freidzon

    Figura 1: Crculos de Pertenencia y Autoridad. Niveles de porosidad

    Legenda: ............................. Mxima apertura

    Permeable

    Acceso limitado

    Restringido

    Inaccesible

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    Contornos del Sistema Celular

    Las clulas son los espacios mnimos de interaccin y pertenencia que ofreceRey de Reyes a su comunidad. Todo miembro estable pertenece auna clula que oscila entre tres y doce personas a cargo de un lderseguido por un Timoteo que lo acompaa, como un aprendiz a sumaestro, en cada una de las actividades. Entre ambos llevan adelantela vida del grupo a travs de reuniones, entrevistas individuales yencuentros de oracin dentro de los circuitos geogrficos que ofrecela iglesia y ms all de ella en las casas particulares de los fieles. Loscriterios de divisin de las clulas son por gnero, edad, estado civil ytareas desempeadas en la institucin; es por eso que existen mltiplesmbitos de insercin para el recin llegado segn su situacin personal.Hay clulas de adolescentes, jvenes y ancianos, divididos en hombresy mujeres, tambin hay grupos para nuevos matrimonios y ya conso-lidados y clulas mixtas segn las actividades de los creyentes en losdistintos ministerios. As por ejemplo los miembros que participan delcoro, la escuela o el mismo equipo de ftbol tienen la oportunidad de for-mar parte del mismo grupo si lo desean. Segn los datos obtenidos dediferentes informantes, existen alrededor de 2.070 clulas inscriptasde las cuales aproximadamente 1.100 pertenecen al rea de jvenes entre12 y 30 aos, 750 al grupo de mujeres de 30 a 55 y 210 a hombresadultos del mismo rango etario. Como queda en evidencia el ncleoms importante de la congregacin son los jvenes, divididos porgnero y con una mayora femenina, seguido de las mujeres adultas.Por ltimo aparecen los hombres entre 30 y 55 aos como la poblacinms difcil de captar y tambin de conservar no slo para Rey deReyes, sino tambin para todo el movimiento evanglico.

    El dispositivo celular opera sobre diferentes dimensiones que hacen a lareproduccin ampliada y el mantenimiento de espacios de sociabilidad:en trminos temporales, la vida del grupo funciona sobre la base dela continuidad y la permanencia en donde el compaero pasa a ser eltestigo regular de los acontecimientos cotidianos que configuran lasbiografas personales. La duracin y la rutina constituyen puntos deanclaje fundamentales que le otorgan identidad a la clula sobre elcontraste de los mbitos efmeros, transitorios y cambiantes que ofrecela sociedad; en trminos espaciales, la apropiacin de territorios com-partidos permite ubicar las experiencias dentro de los circuitos geo-

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    grficos del templo; las reuniones se llevan a cabo en los dominiosmateriales y simblicos que delimitan las redes cristianas en el barrioa travs de la iglesia, la escuela, la fundacin, los bares e incluso elespacio pblico; la interaccin y el lazo social se construye en base almutuo conocimiento focalizado en el trabajo colectivo de las vivenciasdolorosas; la clula contribuye a la adaptacin del Evangelio a la vidantima del sujeto. A partir de la gua espiritual de los lderes el creyentelogra incorporar la clave hermenutica que ofrece el pentecostalismopara interpretar el curso de los acontecimientos a la luz de la Palabra,inculcando el hbito diario de la lectura bblica; la naturaleza afectivade los lazos sociales que se construyen refuerza el anclaje identitariode los miembros a travs de un sentimiento conjunto de identificacin.La clula como unidad de pertenencia constituye el espacio bsico desocializacin del sujeto religioso.

    De este modo, el sistema celular plantea una morfologa de la comunidadreligiosa que responde a criterios de distribucin, integracin yseguimiento de los creyentes a partir de una red de relaciones en don-de cada grupo cuenta con un representante instruido por la iglesia,bajo la forma de los lderes, los timoteos, los supervisores o los mismosfeligreses. La conducta pastoral, en trminos de un modelo deinteracciones duraderas basadas en crculos reducidos de sociabilidady mutuo conocimiento, atraviesa toda la vida del templo generandoesquemas de percepcin y disposicin que encauzan la conducta. Lametfora biolgica de la iglesia-cuerpo que utilizan las autoridadespara referirse a la institucin, representa un sistema de organizacinfundado en la autonoma relativa de sus partes en la bsqueda poradaptarse constantemente a las necesidades del medio bajo los lmitesdefinidos por la estructura jerrquica del templo.

    Ministerios de Trabajo: el caso de la Fundacin

    Los ministerios constituyen la unidad organizativa de las reas de trabajoen las que se especializa la iglesia. No todos poseen la misma impor-tancia ni cuentan con infraestructuras similares; tampoco existe unsistema fijo de prioridades que ordene los esfuerzos de Rey de Reyesen una sola direccin. Por el contrario, la estrategia institucionalobedece a criterios de adaptacin y variabilidad que varan en el tiempoy se traducen en reestructuraciones internas respecto a las reas que

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    deben ser privilegiadas en cada situacin. Es as que durante la etapade intenso avivamiento, los ministerios favorecidos fueron los de alabanza,adoracin y evangelizacin. Posteriormente, cuando la integracin estuvopor encima del crecimiento, la Escuela de vida y de lderes recibiuna atencin especial en el intento por dar una unidad de prcticas,doctrinas y creencias a la congregacin. Hoy en da la preocupacinms urgente reside en la ampliacin de las tareas de asistencia socialde la Fundacin en las provincias, el ministerio de prdica a las nacionesen manos de Freidzon y su esposa y la proyeccin hacia la primera uni-versidad evanglica-pentecostal de la Argentina.

    En lo que respecta a las reas1 orientadas ms all de la comunidad religiosa,hacia otros mbitos de la sociedad, podemos reconocer especialmen-te al ministerio de la fundacin. La fundacin constituye una red deservicios abocados a la asistencia social en distintas dimensiones: ofrececursos gratuitos de capacitacin profesional, talleres, servicios especiales,comedores para nios y adultos, asesoramientos diversos y asistenciaa chicos de la calle, drogadependientes y a personas mayores o coninvalidez. Por ltimo, se organizan semestralmente las llamadasOperacin Bendicin, para designar a las campaas intensivas de 4a 7 das de asistencia social y evangelizacin en zonas carenciadasdel interior del pas. Actualmente, la fundacin condensa el cambiode la tica social del neo-pentecostalismo en la Argentina, dado quees la expresin mas acabada de un modelo de iglesia hacia afuera,como dicen sus miembros, preocupada por trabajar con la necesidadno solo desde la atencin personalizada de los problemas de los creyentes,sino tambin a partir de la apertura hacia los mbitos seculares de la vidasocial. Como observan Mariz y Machado (2005) el estudio de la ti-ca religiosa, como una de los legados mas importante de Max Webera la sociologa de la religin, contribuye a comprender el fundamen-te subjetivo de la accin y su impacto en el mundo social. Nos per-mite reconocer que la iglesia crece en los mrgenes, en las zonas grisesen donde la intervencin del Estado es dbil o inexistente y los can-didatos solo aparecen en tiempo de elecciones, bajo las formulas delclientelismo y las promesas de campaa. La estrategia de la fundacinapunta a diferenciarse de la poltica partidaria: evita los momentosde elecciones, no mantiene relacin con ningn partido, se limita aconvocar al intendente de la zona, rene a las iglesias evanglicas dellugar, realiza un trabajo intensivo de asistencia a travs de obras, servicios

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    y distribucin de alimentos y lleva a cabo un evento de cierre, perono funda iglesias propias en las provincias, sino que deja los resulta-dos de la evangelizacin para los templos locales. Mas que un fin ensi mismo la atencin de la necesidad es un medio para acceder alplano en que el discurso del neo-pentecostalismo es mas fuerte; nosreferimos a la praxis religiosa de significacin del malestar social, esdecir, al trabajo con las estructuras de sentido de los sujetos y laforma en que se relacionan, explican y viven los acontecimientos co-tidianos. La fuerza poltica del neo-pentecostalismo reside en el pla-no fenomenolgico de la experiencia y la significacin.

    TRES FORMAS DE COMUNICACIN CON LO SAGRADO:SOBRE LOS RITOS EVANGLICOS

    El culto constituye, en la vida del cristiano, una de las tres formas de experienciams comunes y a la vez ms significativa de conexin del hombre conla divinidad. Se trata de un rito, un acto simblico en los trminos deCazeneuve (1971) en donde se condensan las dos caras de lo numinososbajo la forma de la impureza y la potencia mgica. La naturalezaambigua del rito refiere a una concepcin de lo sagrado que, fiel a suherencia protestante, tiende a romper con las instancias previas en labsqueda de un trato directo, personal con Dios, sin mediaciones niintermediarios. El principio teolgico de que la presencia divina nohabita en los templos, en las imgenes o en cualquier otro tipo de repre-sentacin fetichista, posee su correlato en las prcticas cotidianas quequedan expuestas a numerosas formas de manifestacin religiosa, yasea a travs de sensaciones, imgenes, sonidos u otras experienciaspuntuales como los sueos, las profecas o la glosolalia. Pese al carctereminentemente prctico-mgico con que se suele asociar al pente-costalismo, sus representaciones tambin desarrollan una dimensinprofundamente terica de representacin-explicacin del mundo quellevan a actuar en el entorno y transformarlo. Aqu el mito juega unpapel clave. Como ha notado Idoyaga Molina (2001), el Antiguo yNuevo Testamento es un claro ejemplo de mito historificado o historiamitificada en tanto relato que integra hechos histricos -los de lavida de los profetas y de Cristo- en la mitologa hebrea sacralizndolos,a la vez que reelabora el corpus mtico. Para el cristiano, los relatossobre la partida de Abraham, las pruebas que enfrenta Job o el ascenso

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    de Jos, poseen el estatuto de mitos ejemplares que se actualizan en lavida del creyente, como modelos de accin que orientan la conductay permiten ordenar los sucesos muchas veces dispersos y caticos dela experiencia en funcin de la narrativa mtica. Ms all de los mltiplescaminos en que lo sagrado puede irrumpir en la vida del creyentesuspendiendo el curso ordinario de los acontecimientos, existen tresinstancias privilegiadas de comunicacin que la iglesia promueve,gestiona y en cierta forma regula segn sus posibilidades: se trata dela oracin, los encuentros de clula y los cultos semanales.

    El significado de la oracin consiste en la posibilidad de hablar directamentecon Dios, refiere a un momento generalmente individual aunque tambinpuede ser colectivo en que el cristiano busca la comunin espiritual, esdecir, la correspondencia entre sus acciones y la voluntad divina. Laoracin privada como ejercicio y tcnica corporal puede darse en cualquiermbito y apunta justamente a un dialogo fluido que tiende a alejarsede las formas ritualizadas de la ceremonia para adoptar un carctercotidiano, prctico y subjetivo. Pese a que la iglesia propone un mode-lo ms o menos estandarizado de oracin, existen tantas formas de orarcomo de rerse, cantar a bailar en los cultos. A su vez el instrumentoprivilegiado de esta prctica es la Biblia sobre la que se suele emplearuna lectura devocional en donde el creyente pide un mensaje para cadada, atendiendo a sus necesidades, preocupaciones y deseos. La presen-cia de lo sagrado se manifiesta generalmente a travs de sensacionesfsicas como la calma, la paz y el bienestar o por medios de pensamientosy reflexiones y a veces, tambin, a partir de visiones y palabras profti-cas. En trminos generales la oracin individual no queda nuncarestringida al mbito privado de la vida ntima sino que tambin puedellevarse a cabo en forma abreviada en cualquier espacio pblico o situacinen la que se encuentre el creyente.

    Los encuentros de celula definen una segunda instancia de comunicacin conla divinidad, pero esta vez desde un crculo de pertenencia ampliadoque enmarca la experiencia religiosa del sujeto en la interaccin conotros. Las reuniones semanales de grupo cuentan con una rutina queestructura la experiencia de los fieles en base a momentos de charlainformal, lectura de la Biblia, alabanza y oracin. Las conversacionesocasionales crean un ambiente distendido de intercambio y bromasque contribuyen a la integracin del grupo y al mutuo conocimiento.El gua, que conoce la situacin personal de cada uno, aprovecha este

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    momentos para preguntar frente a los dems por cuestiones ntimasque pasan a formar parte de los temas compartidos de la charla. Sobreeste clima de confianza previa comienza la reunin con una breve oracinpara pasar posteriormente a la lectura del pasaje de la Biblia corres-pondiente a la ltima prdica del pastor. El anlisis de la Palabra vaacompaado primero de aclaraciones teolgicas e histricas que buscanencauzar el sentido del relato y luego el gua, ayudado por su Timoteo,encabeza el trabajo grupal de adaptacin del mensaje bblico a las rea-lidades cercanas de los miembros; de aqu surgen las peticiones puntualesque se incluyen en la oracin y la alabanza final. A diferencia de lospasos que suele incluir el ejercicio individual y solitario de las plegarias,la expresin colectiva de la clula responde a tcnicas diferentes. Cuandolas reuniones ocurren en casas particulares, la oracin conjunta reproduceun culto en miniatura con msica de fondo en donde los miembrosforman un crculo tomados de las manos, desplegando sus plegariasindividuales mientras el lder, como un jefe de ceremonia, conduce laalabanza. En estas oportunidades son comunes las manifestaciones delEspritu Santo a travs de estados de trance extticos, el don de lenguasy los desmayos momentneos. Por eso no es extrao que una de lasprincipales preocupaciones de las autoridades de la iglesia consista enregular los encuentros de clulas para evitar que surjan espacios queemulen a los cultos oficiales, generando circuitos alternativos.

    Por ltimo, nos encontramos con los diferentes cultos semanales que ofreceRey de Reyes, como una de las principales formas de conexin delhombre con la divinidad, esta vez, por medio de ritos multitudinariosque definen la Gracia aunque tambin podramos decir potencia,mna, orenda o wakan de la comunidad religiosa. El espacio, latemporalidad, las prcticas y gestos que actualiza el rito de los cultoscondensan el espritu del pentecostalismo en su versin ms explci-ta. No se trata de una actividad entre otras, ni de una rutina o exigenciaestricta, la naturaleza de este hecho social radica en su capacidad dereunir voluntades individuales en la bsqueda conjunta de unaexperiencia fundamentalmente vivencial de lo sagrado, aquello queRudolf Otto (1965) denomin como lo numinoso2. En esta bsquedaes preciso destacar un segundo elemento vinculado a la presencia delpastor como un lder espiritual, con uncin, que representa el canal atravs del cual el Espritu Santo puede obrar milagros, respondiendoa las necesidades especficas, concretas, materiales y afectivas, de los

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    fieles. Por eso los encuentros generales ofrecen la oportunidad deexplorar el cruce entre las demandas especficas y la respuesta carismticadel pastor en el marco de un entorno espiritual pero tambin tcnicoy mecnico que resalta su figura. En la definicin de la situacin y laespecificidad del culto, se pone en evidencia una de las caractersticasdistintivas de los grupos pentecostales vinculado a los rasgos sincrticosque pueden adoptar los ritos no slo en los casos extremos que observanprofundamente Cordeu y Sigfredi (1971) en sus estudios de los movi-mientos mesinicos de los Guaycur del Chaco, sino en los casos mscercanos de las iglesias urbanas que logran asimilar los estilos culturales(DOUGLAS, 1973) de las clases medias. Es as que es posible iden-tificar un trabajo constante de innovacin, creacin y recuperacinde ritos, adaptndolos a las necesidades simblicas del medio cultu-ral en el que se insertan. En el caso de Rey de Reyes, por ejemplo, alos modelos tradicionales de expresin de lo numinoso en la iglesia,relacionados a los ritos de la imposicin de manos, el soplo de Dioso el acto de arrojar el saco, se fueron agregando nuevos ritos. Se tratade la asimilacin progresiva de elementos de la liturgia catlica en loscultos semanales. Dos ejemplos claros de esta tendencia son el rito dela Santa Cena que se lleva a cabo una vez por mes sobre el final de loscultos cuando el pastor bendice los trozos de pan y jugo de manzanaque beben los presentes a modo de comunin. Y la ceremonia deEntrega de Bebes durante la cual los padres que lo deseen ponen a sushijos recin nacidos bajo el cuidado y la bendicin de Dios; se tratade una instancia previa al bautismo en los trminos protestantes deuna aceptacin consciente y deliberadas de la fe, pero que refigura elsacramento catlico tan arraigado en la cultura Argentina. Conside-rando la dimensin flexible, dinmica y cambiante de los ritos, comocristalizaciones de las formas del creer, es posible complementar eldiagnostico sobre el proceso de pentecostalizacin del mundo evan-glico (WYNARCZYK; SEMN; DE MAJO, 1995) con unmovimiento contrario de catolizacin del neo-pentecostalismo.

    EL LUGAR DE LAS EMOCIONES: LA LGICADE LA COMPENSACIN

    La caracterizacin a grandes rasgos de la morfologa y los ritos de la iglesianos permite ahora indagar en los usos neo-pentecostales de los

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    sentimientos religiosos en mbitos colectivos de expresin. Es im-portante resaltar que los sentimientos religiosos forman parte de lavida cotidiana de los creyentes, de sus espacios privados de oracin ylectura de la Biblia que el neo-pentecostalismo refuerza a cada mo-mento. En este apartado nos gustara reflexionar brevemente en tor-no a la dimensin poltica de las emociones religiosas en su capacidadhistrica de fundar comunidad y producir esquemas de interpretacindel mundo social que dotan de sentido a la experiencia. El potencialpoltico del neo-pentecostalismo en la Argentina no se debate porahora en el terreno partidario, en el juego de alianzas, apoyos yrupturas con lderes del oficialismo o la oposicin. Por el contrario,el mbito en el que el discurso evanglico se hace fuerte es en losmrgenes de las instituciones modernas de la sociedad salarial, en lacrisis o, mejor dicho, en la reestructuracin del Estado, la iglesia ca-tlica y el sistema democrtico. Frente a una sociedad irrepresentablebajo las formas tradicionales de representacin (SIDICARO, 2006),se afianzan aquellos universos de sentido capaces de significar el malestarde su tiempo. Es en esta clave de anlisis que nos gustara abordar lafuerza poltica de las emociones.

    El retorno sobre la dimensin vivencial de la experiencia religiosa le permi-te a los grupos evanglicos y al movimiento carismtico dentro delcatolicismo ofrecer un bien simblico diferencial, es decir, cons-truir una identidad propia fundada en la creacin de nuevos ritos,practicas y formas de comunicacin con lo sagrado. La posicin deheterodoxia, de minora en el espacio social de las religiones, implicaque el neo-pentecostalismo se encuentra excluido de los recursos estatalesen trminos de apoyo econmico as como en las formas del recono-cimiento oficial y el respaldo jurdico. De hecho, la condicin deevanglico en un contexto catlico es portadora de mltiples marcasde estigmatizacin, expresadas en cadenas de significantes que lo asociancon la pobreza, la marginalidad, la manipulacin, el engao, el lava-do de cerebros, el fundamentalismo y la irracionalidad, entre otrascosas. Como observa Mary Douglas (1973), desde las posiciones deautoridad religiosa y social los poderes espirituales de los grupos pe-rifricos son calificados como peligrosamente ambiguos en oposicinal manejo consciente, legtimo y calificado de los detentadores delmonopolio de los bienes de salvacin. La situacin de despojo de losgrupos socialmente desfavorecidos, tiende a traducirse en la bsqueda

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    activa por compensar simblicamente las restricciones sociales. Esas que la espiritualizacin de las prcticas y los discursos suele ser elreverso de una posicin dominada en la sociedad y dentro del uni-verso religioso.

    Esta lgica de la compensacin simblica se desarrolla al interior del mundoevanglico e incluso dentro de las mismas iglesias en donde los sujetosque habitan en la periferia institucional, ms cerca de los mrgenes quede los crculos formales de inscripcin, son portadores de discursosaltamente espiritualizados en comparacin con las posiciones oficialesdel templo. El neo-pentecostalismo ofrece al creyente un acervo desmbolos, ritos y prcticas que se conjugan con circuitos efectivos desociabilidad y capacitacin. El lenguaje religioso habilita un conjuntode herramientas conceptuales y simblicas que le permiten al sujetohablar de si mismo, construir un mapa cognitivo que explica el proble-ma del sufrimiento, como dice Geertz (2005), y orienta la accin delhombre en el mundo. Las emociones juegan aqu un papel fundamen-tal en dos sentidos complementarios: construyen lazos sociales deidentificacin y pertenencia y despliegan una capacidad prcticamenteinagotable de significacin; ambos son elementos fundantes, siguiendolos estudios de Laclau (2005), de la lgica de construccin de identi-dades colectivas del populismo. La forma en que el neo-pentecostalismointenta producir una totalidad hegemnica a travs de la articulacinequivalencial de la experiencia con lo sagrado, la formacin de unafrontera interna antagnica y la configuracin de un sistema estable designificacin, invita a pensar los puntos de correspondencia que existencon la lgica de construccin de las identidades colectivas que desarrollael populismo. La identidad evanglica puede incorporar ritos catlicoso creencias populares, hablar de la prosperidad econmica, curarenfermedades terminales, expulsar demonios o atar los espritus malig-nos de otros cultos, en una palabra, puede aadir elementos en princi-pio ajenos a su sistema de creencias gracias a la flotacin de un conjuntode significantes indefinidos que slo fijan su significado retroactivamente,cuando entran en relacin con la cadena de equivalencias del discursoevanglico.

    Con respecto al trabajo religioso de construir lazos sociales sabemos desdeMax Weber que el carisma funda comunidad en base a la emocin,esto es, la atraccin que ejerce el lder e iguala a los fieles como hermanosbajo un mismo sentimiento de pertenencia. El componente afectivo

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    es clave a la hora de establecer un rgimen de validacin comunitariadel creer, para utilizar el trmino de Hervieu-Leger (2004, p. 164),compensando el carcter inestable y cambiante propio de la dominacincarismtica. En el neo-pentecostalismo la administracin de laexperiencia colectiva es inseparable como pudimos ver del dispositi-vo de crecimiento y contencin celular.

    Ahora bien, los usos neo-pentecostales de la emocin que contribuyen acrear lazos de solidaridad en base a vivencias comunes, funcionan asu vez como poderosos instrumentos simblicos de significacin. Eljuego de correspondencias que se establecen entre ritos, smbolos yestados de nimo durante los cultos da cuenta de la eficacia de laexperiencia religiosa para crear mecanismos de expresin. Los creyentesren, bailan, saltan, aplauden, se abrazan, lloran, rezan en voz alta,oran en Lenguas espirituales, tiemblan, caen y vuelven a levantarse;lo numinoso se expresa en el cuerpo bajo la forma de sentimientosvisibles, espectaculares, que marcan los momentos del rito (KRAMER,2005). El carcter pasajero de las emociones que pasan de la alegraal llanto, de la angustia a la liberacin- no las desmiente como for-mas de experiencia sino todo lo contrario, las confirma en base a unsistema de valores, smbolos y creencias que se actualiza en las expresionesrituales de la emotividad. Los smbolos dominantes, como la triadaYahv-Jess-Espritu Santo, constituyen ideas generales de orden, esdecir, formulan principios de orden csmico, con sus leyes, reglas yprohibiciones, que orientan la accin del hombre en el mundo,ahuyentan al caos y explican el sufrimiento (GEERTZ, 2005). Aquse ponen en juego modelos ms o menos estandarizados de relacindel creyente con el mundo vivido en su carcter cotidiano, prctico,cambiante. El neo-pentecostalismo no trabaja solo con experienciaslmites como la muerte y la enfermedad, sino tambin, y especial-mente, con todos aquellos dominios de la vida social que escapan alas formas tradicionales de representacin, generando incertidumbre.

    PALABRAS FINALES

    El Pasaje al Acto de la Poltica

    Las formas de la violencia material y simblica que produce una sociedadexcluyente, desigual en el modo de distribuir los riesgos, las oportu-

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    nidades y los costos, tiende a traducirse en el plano fenomenolgicode la experiencia en trminos de sufrimiento. Aqu el peso de laobjetividad social, con sus contradicciones y arbitrariedades, se hacecuerpo en la vida de los sujetos que suelen experimentar los conflictosde la sociedad como dramas personales. La dificultad para comprenderla gnesis y el desarrollo de las fuerzas sociales que modifican latrayectoria profesional, familiar o afectiva de los individuos, lleva aun proceso de subjetivacin de estas fuerzas que son vividas exclusi-vamente en trminos biogrficos. En este sentido la experiencia coti-diana se transforman en el dominio por excelencia para dar una respuestaprctica a situaciones generales. El discurso neo-pentecostal actualiza,reajusta, la matriz simblica del cristianismo tanto a las necesidadesmetafsicas de la existencia, o sea, la pregunta por la muerte, los or-genes o el sentido de la vida, como a las necesidades mundanas des-provistas de sus antiguos marcos de interpretacin. La pobreza, eldesempleo, la familia, la sexualidad o el amor, son mbitos de la vidacotidiana que necesitan ser explicados en un contexto de reestructuracinprofunda de los rasgos que los hacan reconocibles dentro de la sociedadsalarial. La poltica partidaria y el catolicismo institucional,profesionalizados en sus estrategias de representacin, encuentrandificultades para conectarse con las estructuras de sentir de nuestrotiempo, con aquellos elementos emergentes de todo proceso culturalque apuntan a los nuevos significados, valores, prcticas y relaciones quesurgen en el seno de la sociedad (WILLIAMS, 1997). Aqu es dondeel neo-pentecostalismo se hace fuerte, en los mrgenes de un mediocultural marcado por la presencia hegemnica del catolicismo no soloen los trminos institucionales de la legitimidad social sino en lasformas mas inconscientes y durables de los hbitos, las costumbres ylas preferencias (FRIGERIO, 2007).

    El uso de los sentimientos religiosos, en su doble capacidad de fundarcomunidad y construir sentido, devela su dimensin poltica relacio-nada a la fuerza movilizadora de los smbolos que el discurso religio-so dirige sobre la sociedad civil. El desafo todava pendiente consisteen explorar el potencial que despliega el neo-pentecostalismo paracanalizar las demandas insatisfechas y fragmentadas de una sociedadque encuentra dificultades para representarse a si misma. O a la in-versa, mirando esta vez desde la poltica, podramos preguntar enque medida el discurso neo-pentecostal actualiza un modelo de

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    construccin de las identidades colectivas que se asemeja a la lgicadel populismo.

    Llegado a este punto es posible ensayar una respuesta provisoria para con-cluir. El estudio de los espacios de interaccin de uno de los templosms representativos de lo que denominamos el neo-pentecostalismoformal, nos permite dar cuenta del trabajo religioso por construirlazos afectivos de pertenencia e identificacin que hacen a unamorfologa de la iglesia orientada al crecimiento, la consolidacin yla apertura sobre la sociedad civil. Despus de una etapa de trabajocasi exclusiva en torno a las secuelas del neo-liberalismo en la vida delos sujetos durante la dcada de 1990 (ALGRANTI, 2007), la iglesiade Rey de Reyes -junto con otros ministerio- busca abrirse a circui-tos considerados en otro tiempo como seculares. La proyeccin deltemplo se vuelca sobre la educacin formal y superior, la asistenciasocial y los dominios marginales de la poltica. Decimos marginalesen el sentido de que no hay por ahora una accin conjunta departicipacin bajo la forma partidaria, como fue el caso del proyectofallido del Movimiento Cristiano Independiente (MCI). Las incursionesdentro de los partidos actuales son de carcter individual y dan cuentade un espectro sumamente variado en trminos ideolgico, comoquedo demostrado en las ltimas elecciones presidenciales del 2007.Desde nuestro punto de vista la fuerza poltica del neo-pentecostalismono reside, en este momento, en los dominios profesionalizados delsistema democrtico, expuesto a una crisis de representacin, sino enla movilidad de los agentes en todos los niveles posibles de la sociedad,en las formas de organizacin propias de la subpolitica (BECK, 1997).El discurso religioso despliega toda su capacidad de producir sentidoy movilizar a su grey cuando actualiza elementos de la lgica populistade construccin de las identidades colectivas. La importancia de losmbitos de interaccin y reconocimiento, el desarrollo de lazos afectivos,la figura carismtica del lder, la produccin simblica de significantesvacios y flotantes que recuperan contenidos de diferentes esferas dela sociedad y la construccin de una frontera antagnica que separaal cristiano del mundo, son todos elementos propios del populismoque el movimiento evanglico lleva de forma latente en sus mismaspracticas y discursos. El pasaje al acto de este potencial poltico de-pende de que pueda cristalizarse en torno a una demanda especfica,como fue el caso de la Ley de Libertad de Conciencia y Religin

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    durante el primer gobierno de Carlos Menem que analizo MattMarostica (1997). Las posibilidades de una nueva articulacinhegemnica capaz de unir la dispersin del movimiento evanglicoconvirtindolo en un sujeto poltico con fuerza y autonoma propiarequieren, por sobre todas las cosas, de la difcil tarea de hallar unareivindicacin comn en donde cristalice la voluntad de cambio queel neo-pentecostalismo contiene a la vez que alimenta.

    Notas

    1 Nos referimos especficamente al colegio evanglico Buenos Aires Christian School,

    que conforma el ministerio educativo ms importante de la iglesia, ofreciendo un

    servicio de formacin primaria y secundaria basado en un modelo pedaggico

    espiritual. El trabajo con los medios de comunicacin (FM 88.1 Gospel, el diario

    Enfoque, la pgina Web, en la que se publican sermones y artculos y el programa

    de televisin Nueva Mujer, conducido por Betty Freidzon). Finalmente, pode-

    mos mencionar el ministerio a las naciones como otra de las reas significativas

    de crecimiento hacia fuera de Rey de Reyes a travs de prdicas, cruzadas y campaas

    del pastor y su mujer en pases de los cinco continentes.2 Lo numinosos en su doble condicin de vivencia de ndole positivo, es decir

    como fascinans, pero tambin en la dimensin negativa de tremendun, que

    representan las manifestaciones diablicas y el temor a dios, permite recuperar la

    dimensin vivencial de la vida religiosa que el neo-pentecostalismo fomenta en

    los creyentes. La experiencia subjetiva en su dimensin corporal constituye el

    plano de encuentro con lo sagrado que los grupos pentecostales defienden como

    criterio de pertenencia y participacin.

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    Abstract: the aim of this paper is to point out the interaction spaces,belonging and work that neo-pentecostalism creates, through the analysisof Rey de Reyes evangelical church. The article is divided in threeparts. The first one is related to the general morphology of the church.The second one tackles three of the mains evangelicals rites. Finally,the third one, analyze the use of emotions, in order to explore theskill of neo-pentecostal discourses for political signification.

    Key words: politic, neo-pentecostalism, interaction spaces, emotions,morphology

    JOAQUN ALGRANTI

    Doctorado en Ciencias Sociales en la UBA, con una beca del Conicet (UBA/CEIL-

    PIETTE). Profesor de la Universidad de Buenos Aires. Socilogo.