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No escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen Adiós, Maestro...

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García Márquez: homenaje a un maestro

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Page 1: Politika nº72

POLITIKAPOLITIKA 1Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

No escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen

Adiós, Maestro...

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POLITIKAPOLITIKA2 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

“Nadie sale de la ambigüedad sino a sus ex-pensas” solía decir François Mitterrand, un virtuoso de lo no dicho, de los equívocos, de la vaguedad y de los enigmas. Por algo lo llamaban “La esfinge”. ¿Qué piensa Mit-terrand? Nadie hubiese podido decirlo con certeza, y es posible que Mitterrand se es-condiese a sí mismo sus más recónditos pensamientos.

Otros, como Alain Greenspan, hicieron un arte del discurso en plan intríngulis, a tal punto que cualquiera podía interpretarlo como le diese la gana. “Si me entendieron –decía Greenspan– es que debo haberme expresado mal”.

Es posible que la técnica sirva para obtener lo contrario de lo que se anuncia. Mitterrand llegó al poder gracias a un programa que prometía romper con el capitalismo y hay que ver en qué terminó. Alain Greenspan pretendía consolidar la estabilidad de los mercados financieros, y lo suyo dio la crisis de los créditos basura (subprimes) y una ca-tástrofe planetaria de la cual aún no salimos.

Como decía Mitterrand, “Nadie sale de la ambigüedad sino a sus expensas”. O más bien a expensas de quienes sufren las con-secuencias.

El gobierno, cuyo cacareado “programa” es el alfa y el omega del pensamiento de una coalición variopinta cuyo principal aglome-rante es el poder, no logra salir de su ambi-güedad sin causar daños a diestra y a sinies-tra.

Cuando se ha hecho del centrismo una pro-fesión de fe, no hay de qué sorprenderse.

De un lado, el de los dinosaurios de la UDI, la más tímida reformita se aparenta a una conmoción de proporciones gigantescas, y despierta las peores aprensiones de las Sillie Utternut gremialistas: ¡Revolución en Chile!

Del otro lado, el del pueblo, la excesiva ti-

bieza de las reformitas genera decepción y angustia. Este gobierno no tiene visión, no tiene ambición, no tiene rumbo.

Anunciar, por ejemplo, que la presión fiscal debe llegar al nivel de la media de la OCDE, sería un objetivo ambicioso. Ya sabemos que no puede ser alcanzado en una legisla-tura y que conviene moderar la carga impo-sitiva que recae sobre la inmensa mayoría de la población y las pequeñas y medianas empresas.

Pero enunciar el objetivo fija un rumbo, de-fine una ambición, elimina la ambigüedad.

Lo mismo ocurre con la Educación. Nicolás Eyzaguirre, que nos acostumbró a sus jere-miadas (“no pudimos hacer nada…”) cuan-do fue ministro de Hacienda de Ricardo La-gos, zigzaguea ahora intentando mantener la ambigüedad y evitando enfadar a nadie.

Lo suyo no son las decisiones, ni el coraje político, ni los horizontes futuros. Apenas las ensaladitas sin aliño.

Pero como quiera que gobernar es un ejer-cicio que consiste principalmente en tomar decisiones, en arbitrar, en escoger, en elegir entre alternativas diversas y aun contradic-torias, es imposible prolongar indefinida-mente las fintas y los esquives.

Bachelet debe recordar cada mañana, fren-te al espejo en el que se maquilla, que fue elegida por apenas el 25% del universo elec-toral. Hay todo un pueblo esperando y la de-cepción puede ser muy mal consejera.

Hay en el gobierno quienes alientan una in-flexión más pronunciada hacia medidas po-pulares. Tienen razón: eso podría provocar una gran movilización favorable al cambio, aislando a los dinosaurios de la derecha pi-nochetista que siguen viviendo al amparo de su propia Inquisición. Queda por ver si Bachelet y su gobierno son capaces de salir de la ambigüedad. Y hacia donde…

Salir de la ambigüedad

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POLITIKAPOLITIKA 3Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

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Pero como quiera que gobernar es un ejercicio que consiste principalmente en tomar decisiones, en arbitrar, en esco-ger, en elegir entre alternativas diversas y aun contradictorias, es imposible pro-longar indefinidamente las fintas y los esquives. Bachelet debe recordar cada mañana, frente al espejo en el que se maquilla, que fue elegida por apenas el 25% del univer-so electoral. Hay todo un pueblo espe-rando y la decepción puede ser muy mal consejera.

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POLITIKAPOLITIKA4 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

“Lo bueno si breve, dos veces bueno. Y lo malo, si poco, no tan malo” constataba Baltasar Gracián. ¿Y si en mate-ria de análisis de la realidad política chilena siguiéramos el consejo, en vez de atosigarnos con las innumerables columnas y comentarios desabridos que uno se obliga a leer?¿Cuáles serían los criterios simples con los que el ciudadano común y corriente podría juzgar lo que es co-rrecto o incorrecto, lo oportuno o lo equivocado, lo va-lioso o lo inocuo de ambas reformas?

La educacional primero, que tanta tinta consume y tan-tas extravagancias intelectuales exige de Pilar Armanet, la actual rectora de la Universidad De Las Américas, que sigue asegurando que el grupo Laureate Education Inc., propietario norteamericano de la UDLA que posee tam-bién las universidades Andrés Bello y de Viña del Mar, no lucra, sino que presta servicios educativos e informáticos muy baratos, y lo afirma a pesar de las investigaciones periodísticas no desmentidas de María Olivia Moncke-berg, que demuestran trasferencias millonarias a EEUU, a pesar de las indagaciones judiciales que las confirman y a pesar, para más remate, de las declaraciones de la propia empresa controladora.

Confrontada a la realidad, la rectora Armanet acredita con terquedad una ficción y desacredita las evidencias (el colmo para la rectora de una universidad literalmente des-acreditada).

Un criterio sencillo para saber si la reforma educacio-nal va a acabar o no con estos absurdos indignos es el siguiente: ¿El financiamiento estatal garantizado se concentrará en la institución o en los estudiantes? ¿Fi-nanciará lo que algunos llaman “el voucher” y subsidiará “la demanda”, o financiará directamente a las universi-dades públicas, sin contar o descontar estudiantes? Si el sentido de la reforma es que el Estado financie directa-mente a las instituciones, la reforma será sustancial. Si el financiamiento del Estado se concentra en los estu-diantes (tanto a cada universidad por estudiante reclu-tado mediante publicidad), la reforma será estética. Es un criterio suficiente.

¿Podrá reducirse a un criterio tan simple la reforma tri-butaria? Las falencias del proyecto gubernamental han sido delineadas por los economistas. Falencia 1: tal como está diseñada no va a entregar los recursos necesarios a la reforma educacional. Falencia 2: su progresividad le hace perder toda eficiencia inmediata.

La tercera falencia, la mayor, la expuso con mucha clari-dad Julián Alcayaga en el n. 71 de POLITIKA (abril 2014), y viene a ser el criterio con el cual se puede juzgar si la reforma será profunda o apenas de superficie: ¿Se pro-pone la creación de un Impuesto a la Renta de las em-presas basado en las utilidades declaradas en reemplazo del ficticio Impuesto de Primera Categoría (un 20% que

es cobrado para ser luego devuelto a sus propietarios)?

Si quisiéramos derogar ese impuesto o transformarlo en un verdadero impuesto a las empresas, estaríamos ante una reforma seria. No se ha hablado de derogar el Impuesto de Primera Categoría ni de inventar uno nue-vo, de verdad. Estamos, pues, ante una reforma trivial.

Para más remate, como lo dice Alcayaga en ese artículo que merece ser guardado en la billetera y releído cada vez que se recurre a ella: “La actual reforma prevé au-mentar gradualmente el impuesto a las empresas de 20% a 25%, lo que significa que aumenta la devolución a los dueños de las empresas de 20% a 25%”. Al empresa-riado no le duele la reforma. Los 30 mil poderosos afec-tos a la tasa de 40% de impuesto global complementa-rio reciben un regalo: la reforma reduce la tasa de 40% a 35%. Los alaridos en la prensa contra la reforma tributa-ria son lamentos de teatro para un público de ingenuos.

Jorge Awad, presidente de la Asociación de bancos, de-claró que nadie se asustaba por la reforma tributaria. Los empresarios que recibieron a Michelle Bachelet durante la campaña no se preocuparon. Tienen razón. No hay de qué preocuparse. Los negocios pueden continuar.

La reforma tributaria, la asimilaron hace tiempo. La que no han terminado de entender es la educacional (¿pero quién entiende realmente hacia dónde va?) aunque con el paso de las semanas se vislumbra que no tienen mu-chas razones de preocuparse por esto tampoco. Los es-tudiantes ya están sintiendo que la gratuidad propuesta en la reforma presenta fallas esenciales, y por la esencia de sus demandas se suman a la marcha del 8 de mayo.

Lo que ocurrió en Chile entre 1973 y 1990 fue “la usur-pación y la tiranía en nombre de la libertad” (Bossuet, Oración fúnebre para Henriette Marie de France, 1699).

La traición a la palabra, a la constitución y a la bandera, la usurpación del poder y la instalación de una tiranía “en nombre de la libertad” son actos y argumentos ni nobles ni respetables.

Quienes instauraron en Chile el actual código tributario y el lucrativo esquema de educación que sigue rigiendo provienen todos de esa usurpación y tiranía “en nombre de la libertad”. Quienes siguen defendiéndolos son he-rederos asumidos de la usurpación y de la tiranía.

Quienes no cambien sustancialmente este estado de cosas, quienes no ataquen la esencia tiránica y usurpa-dora de los actuales sistemas tributario y educacional, pues, se suman a los anteriores y quedarán marcados, quiéranlo o no, por el sello de la infamia.

Ese es otro criterio, para juzgar a quienes detentaron y detentan el poder en Chile.

Criteriosescribe BVF

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POLITIKAPOLITIKA 5Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Esto no es una piscina...Y lo otro no son reformas...

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POLITIKAPOLITIKA6 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

¡Ladrones, devuelvan INACAP alEstado de Chile y a los trabajadores!

escribe Arturo Alejandro Muñoz

En 1989, la Confederación de la Pro-ducción y el Comercio (CPC) presidi-da por Manuel Feliú, adquirió a pre-cio irrisorio (*) la principal entidad de capacitación existente en el país. Se consumaba así uno de los últimos traspasos de empresas estatales a manos privadas, en los estertores de la dictadura.

El más importante centro de capaci-tación de trabajadores creado por el Estado de Chile pasó a formar parte del botín exigido por los empresarios amigos de la dictadura, en reconoci-miento al apoyo indesmayable que los socios de la CPC le habían entre-gado a Pinochet durante 17 años.

En un dos por tres, protegidos por la censura de la prensa, empresarios y militares acordaron el traspaso del Instituto Nacional de Capacitación Profesional a manos privadas, sin que hasta hoy se conozca el precio de la transacción… admitiendo que hubo algún pago.

AÑOS DE EMPRENDIMIENTO

INACAP, filial de CORFO e institu-ción sin fines de lucro, fue creado durante la presidencia de Eduardo Frei Montalva el año 1966, al cons-tatar que el Departamento de Capa-citación del Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC) era incapaz de absorber las crecientes demandas de formación técnica y profesional soli-citadas por empresas y trabajadores.

Con una amplia visión de futuro, el gobierno de Frei Montalva recurrió a los países del viejo continente, soli-citándoles apoyo en infraestructura técnica y modelos de capacitación.

Rápidamente, los primeros centros de INACAP fueron levantados en Santiago, bajo la supervisión de es-pecialistas provenientes de nacio-nes europeas. Ingleses, franceses, alemanes, italianos, suizos, belgas y daneses fueron los encargados de implementar tales centros con ma-

quinaria donada por sus respectivos gobiernos, a la vez que capacitaban a los futuros capacitadores. La con-traparte chilena era CORFO, a través de su filial INACAP. En pocos años este Instituto levantó sedes en las zonas donde se concentraba el ma-yor número de industrias, ya que el objetivo era llevar la capacitación al lugar mismo donde cumplían labo-res sus potenciales usuarios.

A comienzos de 1970 INACAP tenía presencia física de Arica a Punta Are-nas. Cada mes se obtenían laureles y agradecimientos del mundo del trabajo por las acciones capacitado-ras realizadas en áreas como la me-talmecánica, automotriz, eléctrica, construcción, refrigeración, agrícola, pesca, hotelería, etc.

A los espléndidos centros de capa-citación –envidiados incluso por las universidades tradicionales en aque-llos años– se agregaron extensos terrenos agrícolas y forestales, así como embarcaciones destinadas a capacitar patrones de pesca, como fue el caso de dos naves conocidas como “Huapilacuy” y “Chompalhue” (véase POLITIKA nº71). Los técni-cos del Instituto eran requeridos por países vecinos para coadyuvar en la creación de organismos similares. Incluso la ONU contrataba a profe-sionales de INACAP para tareas simi-

lares en África y Centroamérica.

TIEMPOS DIFÍCILES

Cuando los militares usurparon el gobierno, muchas filiales de CORFO se vieron obligadas a obtener finan-ciamiento por medios propios: los dictámenes emitidos desde el Minis-terio de Hacienda indicaban clara-mente que ninguna de ellas contaría con apoyo estatal.

INACAP logró soportar el chaparrón y salió fortalecido de la crisis, pese a que los expertos europeos debieron abandonar el país debido a las pre-siones ejercidas contra ellos por la dictadura cívico-militar.

A fines de la década de 1970, el Insti-tuto incursionó en el sector servicios, creando el área de administración, cuyo primer centro se ubicó en su casa central (Avda. Chesterton es-quina Las Condes).

Allí surgieron múltiples carreras téc-nicas para mandos medios en diver-sas especialidades como adminis-tración de empresas, dibujo gráfico publicitario, comercio exterior, de-coración y otras. Debido al éxito ob-tenido, otras sedes del área fueron inauguradas en Santiago y regiones.

INACAP continuaba entregando ca-pacitación a su clientela tradicional, los trabajadores, mediante el método

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europeo de “aprender haciendo”. Utilizando maquinaria tecnológica-mente de punta.

El año 1978, por orden de CORFO, la dirección ejecutiva de INACAP pasó directamente a manos militares, si-tuación que se mantuvo hasta co-mienzos de 1987 cuando apareció la Confederación de la Producción y el Comercio, con Manuel Feliú a la ca-beza.

Desde sus oficinas en el Banco de Concepción, Feliú nombró director ejecutivo a Carlos del Río (ex jefe de gabinete del ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura, Ricar-do García), quien realizó –la verdad sea dicha– una excelente adminis-tración, caracterizada por el orde-namiento de las finanzas y el creci-miento tecnológico de la institución. Pero INACAP olvidó su clientela tra-dicional, privilegiando las carreras técnicas, cuyas mensualidades eran bastante elevadas.

A LUCRAR, A LUCRAR, QUE EL SISTEMA SE PUEDE TERMINAR

Finalmente, a comienzos del año 1989, se produjo el traspaso de IN-ACAP a manos de la CPC, en el mo-mento en que la Confederación era copada por un nuevo grupo de em-presarios pertenecientes a la más fanática y ultramontana sección del catolicismo mundial: el Opus Dei. La CPC, controlada por el Opus Dei, de-signó director ejecutivo de INACAP a Sergio Silva Alcalde, empresario agroindustrial curicano de rancio abolengo y con una fortuna familiar originada en el antiguo y expoliador latifundio.

Los días del INACAP original termi-naron. De sus históricas estructuras surgió una empresa comercial orien-tada a generar voluminosos ingresos

mediante el expediente de ofrecer su oferta capacitadora a sectores so-ciales con sólida capacidad de pago mensual, explorando a la vez otras áreas orientadas a grupos dirigen-ciales de empresas y a ‘profesiona-les top’.

El inmenso esfuerzo y sacrificio rea-lizado por profesionales y el Estado chileno, con el apoyo de expertos europeos designados por sus res-pectivos gobiernos, fue obsequiado a quienes nada hicieron para que los trabajadores del país –y por ende, la industria nacional– contasen con la posibilidad de crecer tecnológica y económicamente.

INACAP –producto del trabajo man-comunado de Sercotec, Corfo, téc-nicos, profesionales y trabajadores que levantó una institución modelo aplaudida y reconocida a nivel lati-noamericano– pasó a ser un pingüe negocio para empresarios que siem-pre desconfiaron de la capacitación de sus cuadros laborales. Pero, a la hora de pasar a la caja, optaron por exigirle a Pinochet la cesión gratuita de INACAP.

Una vez obtenido el botín, esos em-presarios abandonaron a los traba-jadores dejando las vitales tareas de formación y capacitación técnicas en manos de otras instituciones (tam-bién privadas), mientras ellos dedi-caban el instituto a ganar dinero me-diante la oferta de especialización a sectores que, precisamente, con-taron siempre con un amplio abani-co de posibilidades ofrecido por el mercado. María Olivia Mönckeberg, autora de los libros “La privatiza-ción de las universidades” (2005) y “El negocio de las Universidades en Chile” (2007), hizo una presentación que tituló “Quienes están detrás del lucro”. En ella dio a conocer una lar-

ga lista de nombres presentes en la propiedad y dirección de las princi-pales universidades privadas, en las que INACAP figura en lugar prepon-derante.

Han pasado los años y la pregunta sigue vigente. ¿Cuánto le pagaron al Estado de Chile la CPC y el Opus Dei para quedarse con un instituto cuyo valor nominal –el año 1989– supera-ba los ciento veinte millones de dó-lares? Como conocemos la respuesta no nos cabe duda que este Instituto merece integrar las listas de “deteni-dos desaparecidos”. Las actuales ge-neraciones de estudiantes descono-cen que el Instituto que lleva el fatuo nombre de Universidad Tecnológica INACAP, fue en sus inicios un exitoso centro de capacitación y formación técnica para trabajadores.

Algo muy distante del carácter elitis-ta y comercial que distingue a las ac-tividades de esa organización de es-tructura clasista llamada Opus Dei, que en estas materias invierte con un único, exclusivo e indesmentible propósito: lucrar.

(*) La CPC le ‘pagó’ a la dictadura un precio risible y escandaloso por agen-ciarse el principal Instituto de Capa-citación del país. Según señalara el SENCE el año 1999, el costo compro-metido por los patrones consistió en realizar algunos cursos de capacita-ción para trabajadores y obreros. No se especificó el número de cursos ni las áreas ni especialidades que estarían involucradas en ellos. ¡Una estafa! Así fue como se enriquecieron muchos vi-varachos yanaconas del dictador, que hoy exigen “libertad de enseñanza” y “respeto por sus capacidades de em-prendimiento y creatividad”.

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POLITIKAPOLITIKA8 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Este 1º de mayo se conmemora un nuevo aniversario del día del trabajador. Se cum-plen 128 años desde que los trabajadores de Chicago se movilizaron para exigir una jornada laboral de 8 horas diarias, tener derecho a la huelga, a la libertad de expre-sión y de asociación, a un trabajo y a un sa-lario justo. Este es un día de movilización mundial y recuerda a los trabajadores ase-sinados por su participación en estas mo-vilizaciones. Pero es también un día opor-tuno para revisar la situación que viven los trabajadores en el país.

Resulta dramático constatar cuan vigen-tes son en Chile las demandas de los tra-bajadores de Chicago. Los trabajadores con horarios de 8 horas diarias o menos, son la excepción. Los salarios son bajos y el pluriempleo, o extender las jornadas, se ha convertido en una necesidad para par-te importante de la sociedad. El salario mínimo sigue siendo insuficiente y cubre apenas la mitad del umbral de pobreza de una familia de cuatro personas. Sin consi-derar que –como afirmara Felipe Larraín– ese umbral es obsoleto. Si se actualizaran las cifras de pobreza el resultado sería aún más escandaloso.

La huelga no existe como derecho y los tra-bajadores que la pueden ejercer de forma efectiva son una ínfima minoría. Lo mismo ocurre con la libertad de asociación. Los trabajadores que se organizan son perse-guidos despiadadamente por sus empre-sas. Dicho lo cual es imposible no mencio-nar el asesinato del dirigente Juan Pablo Jiménez. Aún no se esclarecen las extrañas circunstancias en que fue asesinado y to-davía no aparece ningún responsable.

La capacidad de negociación de los trabaja-dores es cada vez más débil. A ello se agre-ga, por parte de los empresarios, el abuso de la subcontratación para diluir la persona del empleador mediante numerosas razo-nes sociales. Así se evita la formación de sindicatos, el pago de gratificaciones y de cotizaciones previsionales. Y se hace posi-ble la coexistencia en una misma empresa de trabajadores que realizan tareas simi-lares, pero ligados a diferentes empresas

subcontratistas, con salarios distintos, sin derecho a sindicalizarse ni a la negociación colectiva. En la minería se constatan has-ta cinco subcontrataciones para un mismo puesto de trabajo.

Persiste aún el reemplazo de trabajadores en huelga y el “despido por necesidades de la empresa”, o sea la arbitrariedad. Mu-chos empresarios siguen aprovechando este vestigio autoritario en situaciones tan lamentables como el terremoto del norte.

Los profetas del neoliberalismo anun-cian que Chile será desarrollado en 2018, que alcanzaremos un PIB per cápita de US$20.000 y tendremos pleno empleo. Omiten precisar que ese crecimiento se obtiene al precio de la destrucción del me-dio ambiente, que la desigualdad crecien-te determina que el PIB per cápita no mide nada, y que el empleo es cada vez más pre-cario e inseguro. El mentado crecimiento económico no es sinónimo de bienestar para la mayoría de la población. Ya lo he-mos dicho pero es bueno repetirlo: creci-miento no es lo mismo que desarrollo.

Michelle Bachelet inicia su segundo gobier-no con los mismos desafíos que enfrentó cuando su primer mandato: precariedad laboral, creciente informalidad, jornadas excesivas, baja calidad del empleo, subcon-tratación abusiva, diferencias salariales en-tre hombres y mujeres, injustas diferencias en el Estado entre funcionarios de planta, contrata y honorarios. Pasan los años y los gobiernos y los problemas persisten.

Con la participación del Partido Comunista en el gobierno era legítimo esperar que el tema laboral tuviese alguna prioridad en la acción gubernamental. Lamentablemente no es el caso. De las 198 páginas del pro-grama de gobierno, sólo cuatro abordan el tema. ¿Quién dijo “sensibilidad social”?

¿Puede Michelle Bachelet acentuar de al-gún modo su preocupación por los trabaja-dores de Chile?

La duda no sólo es permisible, sino de rigor. Lo más visible hasta el momento son las re-formas ausentes.

1º de mayo y reformas ausentesescribe Salvador Muñoz

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POLITIKAPOLITIKA10 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Zorba... enséñame a bailar...“Gran retorno de Grecia a los mercados financieros...”

“Angela Merkel felicita al gobierno griego...” Tasa de desempleo en Grecia: 26% (el más alto de Europa)

Deuda pública: 177% del PIB Millones de griegos no tienen medios para ir al médico

a falta de cobertura social... (diario I kathimerini - Atenas)

Allons enfants de la patrie...“Yo pienso que a ese nivel de desempleo hay que ir más

hacia la flexibilidad y empleos que no se paguen necesariamente al salario mínimo”

Pascal Lamy - socialista francés, ex presidente de la Organización Mundial del Comercio que había reclamado un aumento de salario del 32%...

“Proponer un salario por debajo del salario mínimo se aparenta a una lógica esclavista”

Laurence Parisot, ex presidente del MEDEF, la asociación patronal

le jour de gloire est arrivé...En Argenton sur Creuse, desde el 2008, el alcalde y los

concejales cobraron 25% de bonos suplementarios en razón del estatuto de “ciudad turística” de la Comuna, o seaun total de 140 mil euros. Pero no había ninguna base

legal, y por otra parte la comuna está sobre endeudada.

El alcalde, de 2008 a 2012 era nada menos que Michel Sapin, actual ministro de Hacienda. Si administra así...

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POLITIKAPOLITIKA 11Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Un diputado chileno (actualmente hay 120)

representa (en promedio) 141.700 ciudadanos.

Un diputado estadounidense (actualmente hay 435)

representa (en promedio) 735.000 ciudadanos.

Un senador chileno (actualmente hay 40)

representa (en promedio) 425.000 ciudadanos

Un senador estadounidense (actualmente hay 100)

representa (en promedio) 3.195.000 ciudadanos

¿QUÉ NECESIDAD TENEMOS DE MÁS DIPUTADOS Y SENADORES?

Todas las ediciones de están en línea en www.issuu.com/politikaPOLITIKAPOLITIKA

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POLITIKAPOLITIKA12 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

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POLITIKAPOLITIKA 13Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Yerres es un bello pueblito de nada, situado a unos 25 km al sureste de París Notre-Dame, que le debe su nombre al riachuelo rodeado de bos-ques que lo cruza de parte a parte.

Nicolas Dupont-Aignan es el Alcalde de Yerres. Un tipo curioso. Su familia política es la derecha. Gaullista, para más datos. Pero Gaullista a la antigua.

El año 2005 Dupont-Aignan se opuso al Tratado sobre la Constitución Eu-ropea, entre otros porque imponía una economía de mercado y maltra-taba la soberanía de Francia. En esa postura estaba buena parte de la iz-quierda francesa, y el Tratado fue re-chazado.

Enemigo acérrimo de los mercados financieros que hacen y deshacen, el señor Alcalde abandonó la UMP, el partido que a sus ojos traicionó el Gaullismo, y creó el suyo propio, De-bout la République, para defender los intereses de la clase media, los trabajadores y los miserables.

En esa tesitura se opuso a la privati-zación de empresas públicas como Gaz de France, y defiende los servi-cios públicos. La política pro-ame-ricana de Sarkozy le provocaba sar-pullidos, y uno puede apostar que el atlantismo aun más obediente de Hollande le revuelve las tripas.

En las municipales fue reelegido con el 79,90% de los votos, y como candidato a diputado (en Francia se pueden acumular las dos funciones electivas) enfrentó a nueve candida-tos obteniendo más del 57%. Nicolas Dupont-Aignan es uno de los repre-sentantes franceses mejor elegidos.

¿Y ahí? Nada. Pasa que con derechis-tas como este a uno le dan ganas de ser derechista. Sobre todo porque el señor Alcalde de Yerres ama la cultura.

Resulta que en la segunda mitad del si-glo XIX vino a vivir al pueblito –enton-ces puro campo– la adinerada familia Caillebotte. Martial, el padre, compró un lujoso dominio rodeado de un in-menso y bellísimo parque a través del cual corre el riachuelo Yerres.

Allí, su hijo menor, Gustave, desarro-lló libremente sus habilidades pictó-ricas y se convirtió en uno de los más

destacados exponentes del Impre-sionismo. Menos conocido que sus amigos Renoir, Monet, Pissarro, tal vez porque Caillebotte tenía dinero y no necesitaba vender sus obras para comer.

Cuando se reunían a compartir algu-na botella en el Café Guerbois, o lue-go en la Nouvelle Athènes o el Café Riche, era Caillebotte el que pagaba siempre porque los otros no tenían ni uno. No contento con invitar a sus amigos, Caillebotte les compraba sus cuadros y les regalaba los suyos.

Durante mucho tiempo él y Paul Durand-Ruel –el célebre galerista– fueron los únicos que compraron cuadros impresionistas, rechazados rotundamente por los ‘cultureros oficiales’. De ese modo Renoir (que no logró fama sino al final de su vida cuando tenía los dedos deformados por la poli-artritis) y los impresionis-tas lograron sobrevivir penosamen-te.

Cuando murió Sisley hubo que hacer una colecta para ayudar a su viuda y a sus hijos. Los impresionistas re-galaron sus cuadros para una venta pública en beneficio de la viuda, y tu-vieron que comprarlos ellos mismos.

Como Caillebotte sabía que en su fa-milia “se moría joven”, se apresuró a redactar su testamento. La mayor

parte de sus cuadros seguía en sus manos. Como buen francés, y como suelen hacer los grandes artistas, le legó su obra al Estado. Sorpresa, el Estado, léase los burócratas de la cul-tura, lo rechazaron, particularmente el maravilloso cuadro “Los pulidores de parquet”, aduciendo que el tema era demasiado proletario y vulgar. En su infinita generosidad los ‘culture-ros oficiales’ terminaron por aceptar parte de la obra de Caillebotte que hoy hace las delicias de los visitantes del Museo d’Orsay.

En estos días, Nicolas Dupont-Aig-nan organizó una exposición de la obra de Gustave Caillebotte en su pueblito. En el maravilloso parque que fue su hogar y en el que el pin-tor realizó buena parte de su obra se exponen 40 cuadros extraordinarios, provenientes de colecciones priva-das, de museos estadounidenses, de la colección Monet, y del Museo d’Orsay.

El parque fue adquirido por el Muni-cipio en 1973, y ahora cualquier fa-milia puede entrar libremente con sus hijos a pasear, a jugar, o a leer los poemas inscritos en paneles a lo lar-go del riachuelo Yerres (“Mignonne, allons voir si la rose...”).

Como te decía, un tipo curioso este Nicolás Dupont-Aignan.

Yerresescribe Luis Casado

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POLITIKAPOLITIKA14 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Puerto de Valparaíso heridoDifícil existencia ésta la de ser Poeta…he caminado

Por caminos desiertos…He viajado por continentes alados…

He soñado con tus labios rojos…He vivido y he muerto

Sólo pensando en ti y mi soledad…Creo que ya llegó

La hora de morir…

Las cosas que son eternasComo lo es nuestro doloroso amor….

Las cosas transitoriasQue lleganY se van…

Son como nuestro dulce despertarSolos y unidos

En esta soledad amarga…En esta luminosa existencia…

En este páramo perdido…Que es nuestro vivir…“maldita profesión ..

Ésta la de ser Poeta...”…En este puerto de lágrimas...

llamado VALPARAISO…La pobreza y las injusticias sociales

Se han desenmascarado una vez más..Los cerros del puerto se queman totalmente…Las llamas destruyen esa miseria llamada vida…

Los basurales del existirQuedan al descubierto…una lágrima en sus ojos…

Un lágrima humedece su pecho herido…La Nostalgia que me rodea—en una tarde nublada de domingo por la tarde…

¿La amada donde está…?¿Hacia donde se ha ido en esta nave negra…llegará a puerto seguro?

El viento del sur me lava la cara deshojada de esperanzas…¡Que la LIBERTAD

Se despierteEn todos los rincones

Del cosmos…!Que la justicia social

Impere definitivamente…!En este oscuro

Planeta llamado vida…Los pueblos del universo han sufrido ya demasiado sin pan y sin libertad…

Jaime Svart - Atenas , 21 abril 2014

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POLITIKAPOLITIKA 15Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

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POLITIKAPOLITIKA16 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

¡Karl... Despierta... Karl!

¡Eh! Karl...

Xux... esto me huele a...¡Revolución en Chile!

¡Sillie Utternut!¡Socorro!

Banda de ignorantes... a Karl jamás le interesó la suerte del proletariado...En esa estamos nosotros, la N M, ¿Ah, Guillermo?

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Reformitas: el debate sube de nivel...

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POLITIKAPOLITIKA 17Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Carolina Tohá: “No todas las marchas deben ser dentro de la comuna de Santiago...”

Visto así… en la calle principal de Empedrado (Maule) pueden marchar cuando quieran…

Y en la avenida Arturo Prat de Taltal… ¡todos los días!

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POLITIKAPOLITIKA18 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Ucrania: un país que cae a pedazosescribe Oleg Yasinski

El rápido desarrollo de los acontecimien-tos en Ucrania no permite un análisis de-tenido del momento, ya que la historia una vez más nos sobrepasa. Intentaré mencionar sólo algunos matices para un futuro intento de análisis, tal vez más se-rio y profundo de estos trágicos sucesos.

Pensando en Ucrania, y la clara intención de la OTAN y el Occidente de aprovechar la situación para expandir su poderío hasta la frontera de Rusia, nos encon-tramos con la pregunta ya de moda, de que si es posible una nueva guerra fría. La guerra fría del siglo pasado fue entre dos diferentes ideologías y dos modelos sociales que pretendían dominar el mun-do. ¿Acaso podemos descubrir hoy algo lejanamente parecido?

En general los países de la ex-URSS con-forman un territorio en el que se concen-tran las mayores frustraciones históricas del siglo pasado. A cambio de las pro-mesas de un socialismo más humano y democrático, en las que tanto creímos en tiempos de la Perestroika, obtuvimos el más bestial de los capitalismos y la re-pentina primacía de las necesidades mas básicas, junto con axiomas anticomunis-tas impuestos por los medios, que nos dejaron sordos y mudos por décadas.

No cabe duda de que lo más valioso e inútil que queda a nuestros pueblos de toda esta historia de sueños frustrados son sus nostalgias. Nostalgia, como forma de estar en el mundo, nostalgia como estética retro, nostalgia como ne-gocio. El paraíso perdido de la URSS, que en algún momento creímos “imperio del mal” y que por suerte no fue ni una ni otra cosa. El gobierno ultraconservador y oligárquico de Vladimir Putin, en su audaz reposicionamiento de Rusia en el mundo, convirtió esta nostalgia en uno de sus principales estandartes.

Pero las nostalgias son algo demasiado frágil como material de construcción y ni siquiera sirven de andamios, ya que no resisten ni el más mínimo remezón social. Otra de sus características pe-ligrosas es que nos hacen confundir los tiempos históricos imponiéndonos un pasado disfrazado de un futuro. La Unión Soviética tenía su razón de exis-tir no por el tamaño de su territorio o su poderío económico y militar, sino por su proyecto de una sociedad diferente de la

capitalista, por lo menos en la teoría. La Rusia actual no tiene este proyecto.

Los medios informativos de izquierda, pequeños y marginales en su inmensa mayoría, suelen seguir la lógica de la Guerra Fría, detestando a su enemigo de siempre que es el imperialismo occiden-tal y cuestionando muy poco otros po-deres mundiales, siempre y cuando és-tos se presenten como antiimperialistas. Según su mirada el mundo sigue siendo un tablero de ajedrez con muy pocos ju-gadores, y entre ellos hay “los buenos”, merecedores de nuestro apoyo, por ser guardianes de la “multipolaridad”.

A veces se olvida que el gobierno de Pu-tin es tan o más capitalista que sus actua-les adversarios europeos y norteameri-canos. Su poder está basado en clanes oligárquicos rusos leales al poder y una férrea represión y destrucción de cual-quier cuestionamiento de su régimen en Rusia. Los poderes legislativo y ejecuti-vo obedecen por completo al poder po-lítico, tan corrupto como en los peores tiempos de Yeltsin. El relativo bienestar económico de la población rusa se ex-plica por los altos precios del petróleo, el principal producto de exportación del país y por una eficiente administración regional. Cosas como la justicia social o la dignidad del trabajo desde hace déca-das dejaron de ser un tema en Rusia. Con todo esto, las élites económicas rusas prefieren tener sus capitales en los ban-cos norteamericanos, lo que hace creer

poco probable un verdadero conflicto entre los dos países. Por otra parte la re-tórica antioccidental, cuyos elementos obligatorios ahora son la homofobia y la apología de la iglesia ortodoxa, siempre ha sido bien recibida por el público ruso, en su gran mayoría bastante provincia-no y conservador. ¿Ésta es la alternativa social que queremos que frene el avance del neoliberalismo?

Un regalo para la ultraderecha

La evidente presión militar y económi-ca del gobierno de Putin sobre el actual gobierno ucraniano, igual que su ante-rior apoyo al régimen de Yanukóvich, el más corrupto y oligárquico de todos, ha sido un gran regalo para la ultraderecha nacionalista ucraniana, que necesitaba de un enemigo declarado, y controlan-do una buena parte de la prensa e ins-tituciones, desató una sin par campaña mediática nacionalista antirrusa. Los medios rusos a su vez insisten en tildar al gobierno ucraniano de fascista, a todos los partidarios del Maidan de ser cómpli-ces del fascismo, agentes del occidente y enemigos de la paz y del pueblo ruso. En los medios del centro y occidente de Ucrania, Putin es llamado ‘Putler’ (insi-nuando a Hitler) y el imperialismo ruso es considerado el causante de todos los problemas y males de Ucrania. En las ciudades rebeldes del suroriente de Ucrania, el gobierno de Kiev es llamado popularmente “junta”, haciendo alusión a la junta militar de Pinochet en Chile.

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POLITIKAPOLITIKA 19Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

El Gobierno interino a su vez llama a los habitantes de las ciudades rebeldes “terroristas” y “separatistas”. Todo muy exagerado y muy poco preciso.

Pero hay puntos de coincidencia. Por ejemplo, la prensa oficial ucraniana y rusa habla de las protestas de la pobla-ción ruso-parlante o rusa. Eso también es mentira, en Ucrania la población no está dividida étnicamente. Lo que ocu-rre en el oriente y sur de Ucrania es una rebelión.

Es tan legítima como la de hace dos me-ses contra el gobierno de Yanukóvich en Kiev. Pensar que es provocada por los agentes del Kremlin es el mismo error que cuando Yanukóvich decía que las protestas contra su gobierno fueron or-ganizadas por los agentes occidentales.

Como la mayoría de los protagonistas de esta rebelión no son de clase media, como en Maidan, sino gente más humil-de, obreros, y a la UE este movimiento no le interesa en absoluto, la cobertu-ra mediática internacional es nula, en comparación con Maidan.

Una bomba de tiempo

Desde hace tiempo Ucrania era una bomba de tiempo. Ahora explotó. El potencial de protesta en el oriente no era inferior que en otras partes. Es una zona minera donde el año pasado los mineros tomaban las minas exigiendo dignas condiciones de trabajo, pero esto tampoco salía en los medios. Aho-ra el Maidan, o sea, el Gobierno interino neoliberal, no significa ningún cambio para Ucrania. Sólo un claro empeora-miento, tanto por las sanciones rusas como por las condiciones que está im

poniendo el FMI. En toda Ucrania la gente salió a las calles, no por los pro-blemas étnicos, sino por los sociales. En Maidan hace dos meses y ahora en An-timaidan. En ruso y en ucraniano exi

gen lo mismo. El Gobierno ucraniano no lo entiende y amenaza con pena de presidio perpetuo por el separatismo. Exige denunciar a los separatistas igual que hace dos meses Yanukóvich exigía denunciar a los terroristas.

Los gobiernos neoliberales ruso y ucra-niano y sus medios nos hablan del enemigo, como si los dos fueran tan diferentes. Tratan de despertar los sen-timientos nacionalistas y chovinistas. Lo logran y es muy peligroso

Pero si el Oriente ucraniano se uniera con el Occidente, a Ucrania le esperaría una verdadera revolución social.

A pesar de la reciente visita del director de la CIA a Kiev, muchos en Ucrania no ven la intromisión de la OTAN. Esto me recuerda una situación que vi por la tele hace 30 años: una viejita campesina de la zona de Chernobyl, por la altísima contaminación nuclear de toda la zona tenía que ser evacuada, y muy enojada le decía a los médicos: “No me voy a ir! En mi huerto no hay átomos!”

La invasión rusa a Crimea es la mejor ayuda al Gobierno derechista de Ucra-nia, porque los nacionalistas acusarán al enemigo externo e interno de todos los males de Ucrania: desempleo, infla-ción, condiciones del crédito de FMI, y las medidas represivas y antidemocrá-ticas, que se justificarán con leyes de tiempos de guerra. Al pueblo engañado lo harán apoyar a los nuevos oligarcas

en el poder, por la unidad nacional, frente a la invasión.

Un compañero de Kiev, amenazado por los nazi ucranianos de “traidor prorru-so” e insultado por la “izquierda” pro

Putin por ser “defensor de fascistas”, hace unos días escribía estas líneas. Tengo la sensación que las escribimos varios:

“Odio a los euroidiotas, que empezaron esta pelea por sus alucinaciones euro-peas.

Odio al delincuente que se agarraba al poder a pesar de las decenas de muer-tos y ahora quiere volver al país con tan-ques extranjeros.

Odio a la ex oposición y el poder ac-tual, que no encontró nada mejor que preocuparse por temas como el idioma nacional, introducir a los fascistas en el gobierno y prometer a su pueblo sa-queado por neoliberalismo y oligarcas la terapia de choque.

Odio a las autoridades locales tan preo-cupadas por sus cargos y privilegios que están dispuestas a servir a los ocupan-tes extranjeros.

Odio al tirano en el Kremlin que necesi-ta una pequeña guerra exitosa para for-talecer el rublo y su poder casi absoluto.

Odio a los burócratas y especuladores europeos y norteamericanos que apli-can sus sanciones cuando el poder está casi derrotado y luego ofrecen su ayuda bajo condiciones que la convierten en un saqueo.

Odio a los fascistas ucranianos y rusos que no pueden aceptar la multicultura-lidad de un país y para impedirla esta dispuestos a destruirlo.

Odio a los luchadores por la libertad que hacían vista gorda con los fascistas en las protestas y no se diferenciaron de ellos para dar oportunidad a un movi-miento realmente nacional y democrá-tico, en vez de empujar como ahora el país hacia una guerra civil.

Me odio a mí y a otros compañeros de izquierda, por haber gastado tanto tiempo y energía en nuestras discusio-nes y peleas internas en vez de cons-truir una verdadera alternativa política, y en los últimos meses ya no pudimos influir en nada”.

Oleg Yasinski - @[email protected] de 2014. Santiago de Chile

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POLITIKAPOLITIKA20 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

9 Preguntas a Nuccio Ordine acerca del manifiesto “La utilidad de lo inútil”

por Benito Garrido (Culturamas)

P.- Te vales de filósofos y literatos para reflexionar sobre la utilidad de lo inútil y sobre la inutilidad de lo útil. ¿Es precisamente en momentos de crisis como estos cuando se hace más necesario que nunca sentarse y pensar?

Estoy convencido de que, como la misma etimología de la palabra crisis implica, es una ocasión o una oportu-nidad para reflexionar sobre ciertas co-sas que quizás antes vivíamos pero sin tener una conciencia fuerte de ellas. Creo que ahora la dictadura del bene-ficio, del utilitarismo, es una dictadu-ra que ha invadido todos los aspectos de la vida humana. Era necesaria una reflexión sobre el tema, sobre la im-portancia de aquellos conocimientos que no producen beneficios, sobre todo porque en nuestra sociedad solo se considera útil aquello que produce beneficio. En cambio, este libro es una invitación a pensar en torno al hecho de que hoy, precisamente en momen-

tos de crisis, tenemos más necesidad que nunca de aquellos conocimientos inútiles que nutren el espíritu, que in-vitan al amor por el bien común, al res-peto del otro, a la solidaridad, a la paz, y sobre todo, a luchar contra la corrup-ción del dinero y el poder.

P.- Todo tiene un precio menos el co-nocimiento… ¿Quizá la motivación por saber es lo único que permite romper esa política del beneficio?

Efectivamente, el saber puede ser la única forma de oposición y resistencia a la dictadura del beneficio, por dos motivos:1.- Todo se puede comprar. En un país como Italia que últimamente se co-noce sobre todo porque se compran jueces, parlamentarios, televisiones, éxitos, cualquier cosa… todo tiene un precio. Lo único a lo que no se puede poner precio es al conocimiento: es el resultado de un esfuerzo individual que nadie puede hacer en tu lugar. Si

yo pago a alguien para que haga el es-fuerzo de saber, es esa persona la que aprende, no yo.2.- En la lógica mercantil siempre hay una adquisición y una pérdida: si com-pro un reloj, entrego y pierdo un dine-ro. En cambio, en la transmisión del conocimiento yo puedo enseñar un teorema a los estudiantes, que con-cretamente yo no pierdo, y ellos sí adquieren. En el círculo virtuoso de la enseñanza y el saber el que da se enri-quece, a la vez que se enriquece el que recibe. Es el único espacio a donde la influencia negativa del dinero no pue-de llegar.

P.- ¿La búsqueda de la belleza (arte, literatura, música) está en contra de los principios económicos que rigen hoy la sociedad? ¿Para qué sirve en-tonces un libro, o un cuadro?

Hay una cosa importante que debe-mos tener en cuenta: en una sociedad totalmente contaminada por la lógica

«Cuando la crisis atenaza a una nación es más necesario que nunca duplicar los fondos destinados a los saberes y a la educación de los jóvenes, para evitar que la sociedad caiga en el abismo de la ignorancia.» Nuccio Ordine (Diamante, 1958) es profesor de Literatura italiana en la Universidad de Calabria y autor de diversos libros, varios de ellos sobre Giordano Bruno. Ha sido profesor visitante de centros como Yale, Paris IV-Sorbonne, CESR de Tours, IEA de París, el Warburg Institute o la Sociedad Max Planck de Berlín. Es también miembro del Harvard University Center for Italian Renaissance Studies, de la Fundación Alexander von Humboldt y del Instituto de Filosofía de la Academia Rusa de Ciencias.La utilidad de lo inútil. Nuccio Ordine. Editorial Acantilado, 2013.«Si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida. Y en ese momento, cuando la desertificación del espíritu nos haya ya agotado, será en verdad difícil imaginar que el ignorante homo sapiens pueda desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad.» La utilidad de lo inútil recoge citas y pensamientos coleccionados por Ordine durante muchos años de enseñanza e investigación, centrados en la idea de utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier finalidad utilitarista. El libro está dividido en tres partes: una dedicada a la útil inutilidad de la literatura, y a aquellos personajes de la cultura que a lo largo de la historia han tratado este tema; otra que se consagra a los efectos que la lógica del beneficio ha tenido en el campo de la enseñanza, la investigación y las actividades culturales en general; y una tercera, da ejemplos de clásicos que han tenido efectos devastadores sobre la dignitas hominis.

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utilitarista es mucho más fácil hacer entender la importancia de una cu-chara o unas botas, que la importancia de un cuadro o un poema, porque una cuchara tiene una aplicación práctica, pero ¿para qué sirve un verso? La res-puesta a esta cuestión es más difícil de hacerla ver, aunque esté ligada direc-tamente al espíritu. Este es el esfuerzo que yo intento hacer como profesor.

Intenta imaginar un mundo sin flores… desde el punto de vista material po-dríamos vivir sin flores, pero aunque parezcan inútiles, tienen un papel muy importante en nuestra vida porque son portadoras de la belleza. Kakuzo Okakura, en una bella metáfora, man-tiene que la humanidad pasa del esta-do animal al humano cuando el primer hombre recoge una flor para dársela a su compañera. Este gesto inútil nos hace entender lo que es el arte.

Kant explica que la adhesión hacia lo bello es algo gratuito y desinteresa-do. El deseo interior de disfrutar de la belleza es lo que me convierte en otra persona. Y a veces, tenemos más nece-sidad de esas cosas llamadas inútiles que de las útiles. P.- La obsesión por ganar, por tener, por sacar beneficio… ¿Crees realmen-te que el culto a la utilidad terminará minando la dignidad del hombre, su espíritu, su ser social?

No es que lo crea, lo veo todos los días. Lo estamos viendo en este mo-mento en cualquier parte del mundo donde expliquen que la crisis justifica la expropiación de la dignidad huma-na… cuando se empiecen a eliminar aquellos derechos que permiten al hombre considerarse como tal. Si yo elimino la asistencia sanitaria, si anu-lo las ayudas a los discapacitados que les permitan llevar una vida normal, si despido a las personas en condiciones que impidan el normal mantenimiento de la familia… entonces, ¿qué tipo de hombre podemos imaginar? ¿pode-mos plantearnos a unos hombres que se ven obligados a renunciar a aquellos derechos por los que tantos años han luchado? Hoy, en nombre de la crisis, están matando el derecho a tener de-rechos. Pero eso no es cierto, si luchá-ramos contra la corrupción, podríamos

tranquilamente mantener los fondos para mantener esos derechos. Pien-sa que todo el dinero que se quite a la educación, sanidad, empleo… reper-cutirá en la creación de una sociedad inhumana, sin futuro, abocada al fin de la democracia. P.- ¿Estamos diciendo que la dictadu-ra del dinero podría llevar a una des-humanización de la sociedad?

El proceso de deshumanización se fun-damenta sobre el hecho de que hoy la lógica del beneficio ha invadido aspec-tos de la vida a donde no tendría que haber llegado. Ha acabado por corrom-per incluso los afectos, llevando a que muchas relaciones humanas se basen a menudo en el propio interés o en la competitividad. En la ambición perso-nal de poder, el compañero de trabajo ya no sería entonces un colega sino un enemigo. En nombre del interés perso-nal estoy dispuesto a pisar a quien esté a mi alrededor… ¿deshumanización? Si la política del beneficio invadiese insti-tuciones (donde no tendría que llegar) como las escuelas y universidades, en-tonces el estudiante se convertiría en cliente y el colegio en empresa. Y lo mismo pasaría con la sanidad: los mé-dicos serían burócratas empresarios y los pacientes meros clientes. P.- ¿Hasta qué límite es el hombre capaz de aguantar la sutil y continua eliminación de aquellos valores que le definen: generosidad, altruismo, solidaridad, fraternidad…?

Es difícil contestar esta pregunta por-que la historia no es precisamente una maestra de vida, en el sentido de que la historia puede enseñar muchas cosas, pero los hombres pueden no tenerlo en cuenta… No se justificarían enton-ces tantas masacres o guerras.Todos deberíamos ir de la mano para hacerles entender a los políticos que destruir la educación y la cultura en general significa destruir el líquido am-niótico en el cual es posible hacer vivir la humanidad, la democracia y la soli-daridad humanas. P.- Viendo la situación actual de mu-chos gobiernos, ¿podría pensarse que poder y corrupción van siempre de la mano?

Históricamente, ahí donde hay poder siempre existe el peligro de la corrup-ción. También ha habido personas que han sabido reaccionar a ella. El proble-ma es que hoy la corrupción está muy difundida porque no existe una correc-ta moral, y la política del beneficio ha transformado las conciencias incluso en las células más pequeñas de la so-ciedad como es la familia.

La preocupación de un padre por el futuro de un hijo es algo lógico, del mismo modo que nosotros debería-mos preocuparnos por las nuevas ge-neraciones en cuyas manos está el futuro. Sobre ellas deberíamos incidir para concienciarlas de ese tema, pero me parece que los gobiernos no están mucho por esta labor. El destino de un banco les parece más interesante que el futuro de una universidad… P.- La música, el pensamiento huma-nístico, la poesía… ¿no podrían ser vistas como armas vitales en un ale-gato por la libertad individual, por el futuro?

Podría contestarte directamente con un texto escrito en 1848 por Victor Hugo y que está recogido en el libro: «Habría que multiplicar las escuelas, las cátedras, las bibliotecas, los mu-seos, los teatros, las librerías. Habría que multiplicar las casas de estudio para los niños, las salas de lectura para los hombres, todos los establecimien-tos, todos los refugios donde se me-dita, donde se instruye, donde uno se recoge, donde uno aprende alguna cosa, donde uno se hace mejor; en una palabra, habría que hacer que penetre por todos lados la luz en el espíritu del pueblo, pues son las tinieblas lo que lo pierden.» P.- ¿Qué puede hacer el ciudadano de a pie para rebelarse contra esta dic-tadura del poder, de la utilidad, de la apariencia?

Creo que el primer paso es el de man-tener la educación como valor y dere-cho indispensables. El deber de nuestra generación es el de formar jóvenes de tal manera que ellos mismos puedan en el futuro defender-se de esa dictadura de la utilidad. No veo otra solución.

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“Muchos años después, frente al pelotón de

fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de

recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo...”

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POLITIKAPOLITIKA24 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Interviews (the Paris Review)Gabriel García Márquez, The Art of Fiction No. 69

Entrevistado por Peter H. StoneTexto integral - Traducción del inglés de Luis Casado

Gabriel García Márquez fue entrevistado en su estudio/oficina si-tuado justo detrás de su casa en San Ángel, un antiguo y adorable barrio lleno de las espectacularmente coloridas flores de la ciudad de México. El estudio está a pocos pasos de la casa. Una construcción baja y alargada, que parece haber sido diseñada originalmente como una hostería. Adentro, en un extremo, hay un sofá, dos sillones y un bar improvisado – un pequeño refrigerador blanco con una provisión de agua mineral encima. La característica más sorprendente de la habitación es una gran ampliación de una foto de García Márquez situada arriba del sofá, solo, vistiendo una elegante capa y parado en alguna vista barrida por el viento luciendo en cierto modo como Anthony Quinn.García Márquez estaba sentado en su escritorio en el extremo del estudio. Vino a saludarme, caminando vigorosamente con un paso ligero. Es un hombre sólido, de sólo un metro setenta de es-tatura, que luce como un buen boxeador de peso medio, de torso amplio, pero tal vez algo estrecho de piernas. Estaba vestido de manera informal con pantalones de pana, un jersey de cuello alto y botas de cuero negro. Su pelo es rizado y de un castaño oscuro y lleva bigote. La entrevista tuvo lugar a lo largo de tres encuentros vespertinos de unas dos horas cada uno. Aun cuando su inglés es muy bue-no, García Márquez habló mayormente en español y sus dos hijos se compartieron la traducción. Cuando García Márquez habla, a menudo su cuerpo se balancea hacia atrás y hacia adelante. Sus manos también se mueven frecuentemente haciendo gestos pe-queños pero decisivos para enfatizar un punto, o para indicar un cambio de rumbo en su pensamiento. Alterna entre una inclina-ción hacia adelante hacia su interlocutor, y echarse muy atrás con sus piernas cruzadas mientras habla pensativamente. Gab

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Entrevistador¿Qué le parece usar la grabadora?

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZEl problema es que en el momento que Ud. sabe que la entrevista está siendo gra-bada, su actitud cambia. En mi caso tomo inmediatamente una actitud defensiva. Como periodista, siento que aun no sabe-mos cómo usar una grabadora para hacer una entrevista. El mejor modo, me parece, es tener una larga conversación sin que el periodista tome ninguna nota. Luego, más tarde, recordará la conversación y la escri-birá como una impresión de lo que sintió, sin usar necesariamente las mismas pa-labras. Otro método útil es tomar notas y luego interpretarlas con alguna lealtad hacia la persona entrevistada. Lo que me cabrea acerca de grabarlo todo es que no es leal hacia la persona que está siendo en-trevistada, porque se graba y se recuerda incluso cuando uno se pone en ridículo. Esa es la razón por la que cuando hay una grabadora soy consciente de estar siendo entrevistado; cuando no hay grabadora, hablo de manera inconsciente y completa-mente natural.

EntrevistadorBueno, me hace sentirme un poco culpable de usarla, pero pienso que para este tipo de entrevista probablemente la necesita-mos.

GARCÍA MÁRQUEZComo quiera que sea, el propósito de lo que dije es ponerlo a Ud. a la defensiva.

Entrevistador¿De modo que Ud. nunca usó una grabado-ra para una entrevista?

GARCÍA MÁRQUEZComo periodista, nunca la utilicé. Tengo una buena grabadora, pero la uso sólo para escuchar música. Luego, como periodista nunca hice una entrevista. Hice reportajes, pero nunca una entrevista con preguntas y respuestas.

EntrevistadorEscuché de una famosa entrevista con un marinero que había naufragado.

GARCÍA MÁRQUEZNo fue de preguntas y respuestas. El mari-nero solo iba a contarme sus aventuras y yo las iba a escribir tratando de usar sus pro-pias palabras en primera persona, como si fuese él quién estaba escribiendo. Cuando el trabajo fue publicado como una serie en un diario, un capítulo cada día durante dos semanas, estaba firmado por el marinero, no por mí. No fue sino hasta veinte años

más tarde que fue publicado de nuevo y la gente se enteró de que yo lo había escrito. Ningún editor encontró que fuese bueno hasta después de haber escrito Cien años de soledad.

EntrevistadorComo hemos empezado a hablar de pe-riodismo, ¿qué se siente volver a ser pe-riodista después de haber escrito novelas durante tanto tiempo? ¿Lo vive Ud. en modo diferente o lo hace con una mirada diferente?

GARCÍA MÁRQUEZSiempre estuve convencido de que mi ver-dadera profesión es la de periodista. Lo que antes no me gustaba del periodismo eran las condiciones de trabajo. Además, tenía que condicionar mis pensamientos y mis ideas a los intereses del diario. Ahora, des-pués de haber trabajado como novelista, y logrado independencia económica como novelista, puedo elegir los temas que me interesan y que corresponden a mis ideas. En cualquier caso, siempre me alegra mu-cho tener la suerte de hacer una gran obra de periodismo.

Entrevistador¿Qué es una gran obra de periodismo para Ud.?

GARCÍA MÁRQUEZHiroshima de John Hersey fue una obra ex-cepcional.

Entrevistador¿Hay algún artículo que le gustaría espe-cialmente hacer hoy en día?

GARCÍA MÁRQUEZHay varios, y muchos de ellos ya los escribí. He escrito sobre Portugal, Cuba, Angola, y Vietnam. Me gustaría mucho escribir sobre Polonia. Pienso que si pudiese describir exactamente lo que está ocurriendo, sería un artículo importante. Pero ahora hace mucho frío en Polonia; soy un periodista al que le gusta su confort.

Entrevistador¿Piensa Ud. que la novela puede hacer ciertas cosas que el periodismo no puede?

GARCÍA MÁRQUEZNada. No pienso que haya alguna diferen-cia. Las fuentes son las mismas, el material es el mismo, los recursos y el lenguaje son los mismos. El Diario del Año de la Plaga de Daniel Defoe es una gran novela e Hiroshi-ma es un gran trabajo de periodismo.

Entrevistador¿Tienen el periodista y el novelista diferen-

tes responsabilidades al equilibrar verdad versus la imaginación?

GARCÍA MÁRQUEZEn el periodismo un solo hecho que es falso perjudica todo. Por contraste, en la ficción un solo hecho que es verdad le da legitimidad a toda la obra. Esa es la única diferencia, y reposa en el compromiso del escritor. Un novelista puede hacer lo que quiera mientras logre que la gente lo crea.

EntrevistadorEn entrevistas hace algunos años, Ud. re-cordaba haber sido un periodista, asom-brándose de lo rápido que era entonces.

GARCÍA MÁRQUEZEncuentro más difícil escribir ahora que an-tes, tanto novelas como periodismo. Cuan-do trabajaba para los diarios, no era muy consciente de cada palabra que escribía, mientras que ahora lo soy. Cuando trabaja-ba para El Espectador en Bogotá, solía es-cribir al menos tres artículos por semana, dos o tres notas editoriales cada día, y crí-ticas de cine. Luego, por la noche, cuando todos se habían ido a casa, me quedaba es-cribiendo mis novelas. Me gustaba el ruido de las linotipias, que sonaban como la llu-via. Si se paraban, y me quedaba en silen-cio, no podía trabajar. Ahora, la producción es relativamente pequeña. En un buen día de trabajo, trabajando de las nueve de la mañana hasta las dos o las tres de la tarde, lo más que puedo escribir es un parágrafo corto de cuatro o cinco líneas, que suelo descartar al día siguiente.

Entrevistador¿Este cambio proviene de que sus obras son tan apreciadas o de algún tipo de com-promiso político?

GARCÍA MÁRQUEZDe los dos. Pienso que la idea de estar es-cribiendo para mucha más gente de lo que nunca imaginé creó una cierta responsabi-lidad general que es literaria y política. Hay incluso orgullo en ello, en no querer estar por debajo de lo que hice antes.

Entrevistador¿Cómo empezó a escribir?

GARCÍA MÁRQUEZDibujando caricaturas. Antes de que pudie-se leer o escribir solía dibujar historietas en la escuela y en casa. Lo divertido es que ahora me doy cuenta que cuando estaba en el liceo tenía la reputación de ser un es-critor, aunque en realidad nunca había es-crito nada. Si había un panfleto que escribir o una petición, yo debía hacerlo porque su-puestamente era el escritor.

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POLITIKAPOLITIKA26 Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

Cuando entré a la universidad tenía bue-nas bases literarias en general, considera-blemente por encima de la media de mis amigos. En la universidad de Bogotá hice nuevos amigos y conocidos que me intro-dujeron a los escritores contemporáneos. Una noche un amigo me prestó un libro de cuentos de Franz Kafka. Regresé a la pensión donde paraba y comencé a leer La Metamorfosis. La primera línea casi me tiró fuera de la cama. Estaba tan sorprendi-do. La primera línea dice, “Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso in-secto…”

Cuando leí aquella línea pensé para mis adentros que no sabía que nadie estuviese autorizado a escribir cosas como esa. Si lo hubiese sabido, hubiese empezado a es-cribir mucho antes. De modo que empecé a escribir cuentos cortos. Son cuentos to-talmente intelectuales porque las escribía sobre la base de mi experiencia literaria y aun no había encontrado el lazo entre la li-teratura y la vida. Los cuentos fueron publi-cados en el suplemento literario del diario El Espectador de Bogotá y tuvieron un cier-to éxito en esa época, probablemente por-que nadie en Colombia estaba escribiendo cuentos intelectuales. Lo que se escribía entonces era mayormente sobre la vida en el campo y la vida social. Cuando escribí mi primer cuento me dijeron que tenía in-fluencias de Joyce.

Entrevistador¿Había leído a Joyce en ese tiempo?

GARCÍA MÁRQUEZNunca había leído a Joyce, de modo que empecé a leer Ulysses. Lo leí en la única versión española disponible. Desde en-tonces, después de haber leído Ulysses en inglés y en una muy buena traducción francesa, puedo ver que la traducción al español era muy mala. Pero aprendí algo que fue muy útil para mí en mis futuros escritos, la técnica del monólogo interior. Luego la encontré en Virginia Woolf, y me gusta más el modo en que ella la utiliza que el de Joyce. Aun cuando más tarde me di cuenta que la persona que inventó el mo-nólogo interior fue el escritor anónimo del Lazarillo de Tormes.

Entrevistador¿Puede citar algunas de sus influencias tempranas?

GARCÍA MÁRQUEZLa gente que realmente me ayudó a des-hacerme de mi actitud intelectual hacia el cuento fueron los escritores de la Genera-

ción Perdida Americana. Me di cuenta que su literatura tenía una relación con la vida que mis cuentos no tenían.

Y luego, tuvo lugar un acontecimiento que fue muy importante con relación a esta actitud. Fue el Bogotazo, el 9 de abril de 1948, cuando un dirigente político, Gaitán, fue baleado y el pueblo de Bogotá salió alucinado a las calles. Yo estaba en mi pen-sión listo para almorzar cuando escuché las noticias. Corrí hasta el lugar de los hechos, pero Gaitán había sido puesto en un taxi y llevado a un hospital. En el camino de re-greso a la pensión, la gente ya había sali-do a las calles y estaba manifestando, sa-queando comercios y quemando edificios. Me uní a ellos. Esa tarde y la noche, me di cuenta del tipo de país en el que estaba vi-viendo, y de cuan poco tenían que ver mis cuentos con nada de eso.

Cuando más tarde fui forzado a regresar a Barranquilla en el Caribe, donde había pa-sado mi niñez, me di cuenta de que ese era el tipo de vida que había vivido y conocido, sobre la cual quería escribir.

Alrededor de 1950 o ’51 tuvo lugar otro acontecimiento que influenció mis tenden-cias literarias. Mi madre me pidió acompa-ñarla a Aracataca, donde nací, y vender la casa donde pasé mis primeros cinco años. Cuando llegué allí fue muy estremecedor al principio porque tenía entonces 22 años y no había estado ahí desde que tenía 8 años. Nada había cambiado en realidad, pero sentí que no estaba mirando el pueblito, sino que lo estaba experimentando como si lo estuviese leyendo. Fue como si todo lo que veía ya hubiese sido escrito, y lo único que tenía que hacer era sentarme y copiar lo que ya estaba allí y lo que estaba recién leyendo. Para cualquier propósito práctico todo se había convertido en literatura: las casas, la gente, y las memorias.

No estoy seguro de si ya había leído a Faulk-ner o no, pero ahora sé que sólo una téc-nica como la de Faulkner podía permitirme escribir lo que estaba viendo. La atmósfe-ra, la decadencia, el calor en el pueblo eran más o menos los mismos que había sentido en Faulkner. Era una región bananera ha-bitada por un grupo de americanos de la compañía frutera que le daban la misma clase de atmósfera que había encontrado en los escritores del Sur Profundo.

Los críticos han hablado de la influencia li-teraria de Faulkner, pero lo veo como una coincidencia: simplemente había encon-trado material con el que tratar del mismo modo que Faulkner había tratado un ma-terial semejante. De ese viaje al pueblo re-

gresé para escribir La Hojarasca, mi prime-ra novela. Lo que realmente me sucedió en ese viaje a Aracataca fue que me di cuenta que todo lo que me había ocurrido en mi niñez tenía un valor literario que recién es-taba apreciando.

Desde el momento en que escribí La Ho-jarasca entendí que quería ser un escritor, que nadie podría detenerme y que lo úni-co que me quedaba por hacer era intentar ser el mejor escritor del mundo. Eso fue en 1953, pero no fue sino hasta 1967 que reci-bí mis primeros derechos de autor después de haber escrito cinco de mis ocho libros.

Entrevistador¿Piensa Ud. que es frecuente en los jóve-nes escritores negar el valor de su propia niñez y experiencias e intelectualizar como hizo Ud. inicialmente?

GARCÍA MÁRQUEZNo, usualmente el proceso tiene lugar al revés, pero si tuviese que darle un consejo a un joven escritor le diría que escribiese sobre algo que le ha ocurrido a él; siempre es fácil decir si un escritor está escribiendo sobre algo que le ocurrió a él o sobre algo que leyó o le contaron. Pablo Neruda tiene una línea en un poema que dice “Dios me libre de inventar cosas cuando estoy can-tando”. Siempre me divierte que las más grandes alabanzas para mi obra sean para la imaginación, cuando la verdad es que no hay una sola línea en toda mi obra que no tenga una base en la realidad. El problema es que la realidad caribeña se parece a la más loca imaginación.

Entrevistador¿Para quién estaba escribiendo a este pun-to? ¿Cuál era su público?

GARCÍA MÁRQUEZLa Hojarasca fue escrita para mis amigos que me ayudaban, me prestaban sus libros y eran muy entusiastas para con mi traba-jo. En general pienso que uno escribe para alguien. Cuando escribo siempre soy cons-ciente que a tal amigo le gustará esto, o que otro a amigo le gustará ese parágrafo o ese capítulo, siempre pensando en per-sonas específicas. Al final todos los libros son escritos para los amigos. El problema después de escribir Cien Años de Soledad es que ahora no sé para cuales de los mi-llones de lectores estoy escribiendo; esto me molesta y me inhibe. Es como si millo-nes de ojos le estuviesen mirando y Ud. no sabe lo que están pensando.

Entrevistador¿Qué hay de la influencia del periodismo en sus ficciones?

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GARCÍA MÁRQUEZPienso que la influencia es recíproca. La ficción ayudó a mi periodismo porque le dio valor literario. El periodismo ayudó a mi ficción porque me ha mantenido en una relación cercana con la realidad.

Entrevistador¿Cómo describiría Ud. la búsqueda de un estilo por la que pasó después de La Hoja-rasca y antes de que fuese capaz de escri-bir Cien Años de Soledad?

GARCÍA MÁRQUEZDespués de escribir La Hojarasca decidí que escribir sobre el pueblo y mi niñez era realmente un escapismo para no enfrentar y no escribir sobre la realidad política del país.

Tenía la falsa impresión que estaba ocul-tándome detrás de este tipo de nostalgia en vez de confrontar las vainas políticas que estaban ocurriendo. Ese fue el tiempo en el que la relación entre literatura y po-lítica fue muy discutida. Estuve intentando cerrar la separación entre las dos. Mi in-fluencia había sido Faulkner; ahora era He-mingway. Escribí El Coronel no tiene quién le escriba, La Mala Hora, y Los Funerales de la Mama Grande, que fueron escritos todos más o menos al mismo tiempo y tie-nen muchas cosas en común. Esos cuentos tienen lugar en un pueblo diferente al de La Hojarasca y Cien Años de Soledad. Es un pueblo en el que no hay magia. Es literatu-ra periodística.

Pero cuando terminé La Mala Hora, vi que una vez más mis puntos de vista estaban errados. Logré ver que en realidad mis es-critos sobre mi niñez eran más políticos y tenían mucho más que ver con la realidad de mi país que lo que había pensado. Des-pués de La Mala Hora no escribí nada du-rante cinco años. Tenía una idea de lo que quería hacer, pero faltaba algo y no estaba seguro de lo que era hasta que un día des-cubrí el tono adecuado, el tono que usa-ría luego en Cien Años de Soledad. Estaba basado en el modo en que mi abuela con-taba sus cuentos. Ella contaba cosas que parecían sobrenaturales y fantásticas, pero las contaba con total naturalidad. Cuando descubrí finalmente el tono que tenía que usar, me senté durante dieciocho meses y trabajé cada día.

Entrevistador¿Cómo hacía ella para expresar lo “fantásti-co” tan naturalmente?

GARCÍA MÁRQUEZLo más importante era la expresión de su cara. Nunca cambiaba esa expresión cuan-

do contaba sus cuentos, y todos estaban sorprendidos. En intentos previos para es-cribir Cien Años de Soledad intenté contar la historia sin creer en ella. Descubrí que lo que tenía que hacer era creer yo mismo en ellas y escribirlas con la misma expresión con la que mi abuela las contaba: con cara de ladrillo.

EntrevistadorTambién parece haber una cualidad pe-riodística en esa técnica o ese tono. Ud. describe acontecimientos supuestamente fantásticos con tal minucioso detalle que les da su propia realidad. ¿Es algo que Ud. trajo del periodismo?

GARCÍA MÁRQUEZEse es un truco periodístico que también puede usar en la literatura. Por ejemplo, si Ud. dice que hay elefantes volando en el cielo, la gente no le creerá. Pero si dice que hay cuatrocientos veinticinco elefantes vo-lando en el cielo, la gente probablemente le creería. Cien Años de Soledad está lleno de esas cosas. Esa es exactamente la téc-nica que usaba mi abuela. Recuerdo espe-cialmente el cuento sobre el personaje ro-deado de mariposas amarillas. Cuando era muy pequeño había un eléctrico que venía a casa. Me puse muy curioso porque lleva-ba un cinturón que usaba para suspender-se en los postes eléctricos. Mi abuela solía decir que cada vez que venía ese hombre, dejaba la casa llena de mariposas. Pero cuando estaba escribiendo eso, descubrí que si no decía que las mariposas eran amarillas, la gente no lo creería.

Cuando estaba escribiendo el episodio en que Remedios la Bella se va al cielo, me llevó largo tiempo hacerlo parecer creíble. Un día salí al jardín y vi una mujer que ve-nía a la casa a lavar poniendo las sábanas a secar, y había mucho viento. Se estaba pe-leando con el viento para que no se llevase las sábanas. Descubrí que si usaba las sába-nas para Remedios la Bella, ella ascendería al cielo. Así es como lo hice, para hacerlo creíble. El problema para cada escritor es la credibilidad. Cualquiera puede escribir cualquier cosa si se la creen.

Entrevistador¿Cuál fue el origen de la plaga de insomnio en Cien Años de Soledad?

GARCÍA MÁRQUEZComenzando con Edipo, siempre estuve in-teresado en las plagas. Estudié mucho las plagas del medioevo. Uno de mis libros fa-voritos es El Diario del Año de la Plaga de Daniel Defoe, entre otras razones porque Defoe es un periodista que suena como si lo que está diciendo fuese pura fantasía.

Durante muchos años pensé que Defoe había escrito sobre la plaga de Londres mientras la observaba. Pero luego descu-brí que era una novela, porque Defoe tenía menos de siete años cuando ocurrió la pla-ga en Londres. Las plagas siempre han sido un tema recurrente para mí, en diferentes formas. En La Mala Hora los pasquines son una plaga.

Durante muchos años pensé que la vio-lencia política en Colombia tenía la misma metafísica que las plagas. Antes de Cien Años de Soledad, había usado una plaga que mató a todos los pájaros en un cuento titulado “Un Día después del Sábado”. En Cien Años de Soledad usé la plaga de in-somnio como un truco literario, dado que es lo opuesto a la plaga de sueño. A fin de cuentas, la literatura no es sino carpintería.

Entrevistador¿Puede explicar un poco más esa analogía?

GARCÍA MÁRQUEZAmbos son trabajos duros. Escribir es algo tan difícil como fabricar una mesa. En am-bos Ud. trabaja con la realidad, un material tan duro como la madera. Ambos están lle-nos de trucos y de técnicas. Básicamente hay muy poca magia y un montón de tra-bajo. Y como dijo Proust, me parece, toma diez por ciento de inspiración y noventa por ciento de transpiración. Nunca traba-jé en carpintería pero es el oficio que más admiro, especialmente porque uno nunca encuentra quién se lo haga.

Entrevistador¿Y la fiebre de la banana en Cien Años de Soledad? ¿Cuánto de ello está basado en lo que hizo la United Fruit?

GARCÍA MÁRQUEZLa fiebre de la banana está modelada desde muy cerca de la realidad. Desde luego, usé trucos literarios en cosas que no han sido probadas históricamente. Por ejemplo, la masacre en la plaza es completamente ver-dad, pero mientras escribía sobre la base de testimonios y documentos, nunca se supo exactamente cuanta genta había sido asesinada. Utilicé la cifra de tres mil, lo que obviamente es una exageración. Pero uno de los recuerdos de mi niñez fue mirar un tren muy, muy largo, que partía de la plan-tación supuestamente lleno de bananas. Podía haber habido tres mil muertos en él, para, eventualmente ser arrojados al mar. Lo realmente sorprendente es que ahora hablan naturalmente en el Congreso y en los diarios sobre los “tres mil muertos”. Sospecho que la mitad de la historia esta hecha de este modo. En El Otoño del Pa-triarca, el dictador dice que no importa que

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no sea verdad ahora, porque algún día será verdad en el futuro. Tarde o temprano la gente le cree más a los escritores que al gobierno.

Entrevistador¿Eso le da mucho poder al escritor, ¿no?

GARCÍA MÁRQUEZAsí es, y puedo sentirlo también. Me da un gran sentido de la responsabilidad. Lo que realmente quiero hacer es un artículo de periodismo que sea completamente ver-dad y real, pero que suene tan fantástico como Cien Años de Soledad. Mientras más vivo y más recuerdo cosas del pasado, más pienso que la literatura y el periodismo es-tán íntimamente relacionadas.

Entrevistador¿Y eso del país que entrega el mar a cam-bio de su deuda externa, en El Otoño del Patriarca?

GARCÍA MÁRQUEZClaro, pero sucedió realmente. Sucedió y sucederá muchas veces más. El Otoño del Patriarca es un libro completamente histó-rico. Encontrar probabilidades a partir de hechos reales es el trabajo del periodista y del novelista, y también la tarea del pro-feta. El problema es que mucha gente cree que yo soy un escritor de ficción fantástica, cuando en la realidad sor una persona muy realista y escribo lo que creo que es el ver-dadero realismo socialista.

Entrevistador¿Es utópico?

GARCÍA MÁRQUEZNo estoy seguro si la palabra utópico sig-nifica lo real o lo ideal. Pero pienso que es lo real.

EntrevistadorLos personajes de El Otoño del Patriarca, los dictadores, por ejemplo, ¿están mode-lados según la gente real? Parecen haber similitudes con Franco, Perón, Trujillo.

GARCÍA MÁRQUEZEn cada novela el personaje es un collage: un collage de diferentes personajes que uno ha conocido, o sobre el cual ha oído o leído. Leí todo lo que pude encontrar sobre los dictadores latinoamericanos del siglo pasado y del principio de este.

También hablé con mucha gente que vi-vió bajo dictaduras. Lo hice por lo menos durante diez años. Y cuando tuve una idea clara de lo que sería el personaje, hice un esfuerzo para olvidar todo lo que había leí-do y escuchado, para poder inventar, sin

usar ninguna situación ocurrida en la vida real. En un momento me di cuenta que no había vivido ningún periodo bajo alguna dictadu-ra, y pensé que si escribía el libro en España podría ver cómo era la atmósfera viviendo en una dictadura establecida. Pero encon-tré que la atmósfera era muy diferente en la España de Franco y en las dictaduras ca-ribeñas.

El libro se quedó bloqueado durante un año. Faltaba algo y no estaba seguro de qué era. Luego, de la noche a la mañana decidí que lo mejor era regresar al Caribe. Así que todos regresamos a Barranquilla en Colombia.

Le hice una declaración a los periodistas y pensaron que era una broma. Dije que es-taba de regreso porque había olvidado el olor de la guayaba. De verdad, era lo que necesitaba para terminar mi libro. Hice un viaje por el Caribe. Mientras iba de isla en isla, encontré los elementos que faltaban para mi novela.

EntrevistadorUd. usa a menudo el tema de la soledad del poder.

GARCÍA MÁRQUEZMientras más poder tiene Ud., más difícil es saber quién le está mintiendo y quién no. Cuando Ud. alcanza los plenos pode-res, no hay contacto con la realidad, y esa es la peor soledad que puede haber. Una persona muy poderosa, un dictador, está rodeado de intereses y gente cuyo objetivo es aislarle de la realidad; todo se concierta para aislarlo.

Entrevistador¿Y la soledad del escritor? ¿Es diferente?

GARCÍA MÁRQUEZTiene mucho que ver con la soledad del poder. El simple intento del escritor por re-presentar la realidad le conduce frecuente-mente a una visión distorsionada de ella. Tratando de transponer la realidad puede terminar perdiendo el contacto con ella, en una torre de marfil, como dicen.

El periodismo es una buena protección contra eso. Es la razón por la que siempre traté de seguir haciendo periodismo, por-que me mantiene en contacto con el mun-do real, particularmente periodismo políti-co y política. La soledad que me amenaza-ba después de Cien Años de Soledad no era la soledad del escritor; era la soledad de la fama, que se parece mucho más a la sole-dad del poder. Mis amigos me protegieron de ella, mis amigos que siguen ahí.

Entrevistador¿Cómo?

GARCÍA MÁRQUEZPorque me las he arreglado para mantener los mismos amigos toda mi vida. Quiero decir que no rompo ni me separo de mis antiguos amigos, y ellos son quienes me mantienen con los pies en la tierra; siem-pre tienen sus pies en la tierra y no son fa-mosos.

Entrevistador¿Cómo empiezan las cosas? Una de las imágenes recurrentes en El Otoño del Pa-triarca es la de las vacas en el palacio. ¿Fue esta una de las imágenes originales?

GARCÍA MÁRQUEZTengo un libro de fotografías que le voy a mostrar. He dicho en varias ocasiones que en la génesis de todos mis libros hay siem-pre una imagen. La primera imagen que tuve del Otoño del Patriarca fue la de un anciano en un lujosísimo palacio en el cual las vacas vienen y se comen las cortinas.

Pero la imagen no se concretizó hasta que vi la fotografía. En Roma fui a una librería donde empecé a mirar libros de fotogra-fías, que me gusta coleccionar. Vi esta foto, y era perfecta. Vi que era justo como iba a ser. Como no soy un gran intelectual, pue-do encontrar mis fuentes en las cosas coti-dianas, en la vida, no en las grandes obras maestras.

Entrevistador¿Sus novelas toman giros inesperados?

GARCÍA MÁRQUEZMe ocurría al principio. En los primeros cuentos que escribí tenía una idea general del ambiente, pero me dejaba llevar por el azar. El mejor consejo que recibí al princi-pio fue que estaba bien trabajar así cuando era joven porque tenía un torrente de ins-piración. Pero me dijeron que si no apren-día la técnica estaría en problemas más tar-de cuando la inspiración se hubiese ido y la técnica fuese necesaria para compensar. Si no hubiese aprendido eso oportunamente, no sería capaz ahora de delinear una es-tructura de antemano. La estructura es un problema puramente técnico y si uno no la aprende temprano no la aprenderá nunca.

Entrevistador¿Luego, la disciplina es muy importante para Ud.?

GARCÍA MÁRQUEZNo creo que uno pueda escribir un libro de algún valor sin una extraordinaria discipli-na.

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Entrevistador¿Y los estimulantes artificiales?

GARCÍA MÁRQUEZAlgo que escribió Hemingway que me im-presionó profundamente fue que escribir para él era como boxear. Cuidaba de su sa-lud y su bienestar. Faulkner tenía la reputa-ción de ser un borracho, pero en cada en-trevista que dio dijo que ebrio era imposi-ble escribir una línea. Hemingway también lo dijo. Malos lectores me han preguntado si estaba drogado cuando escribí alguna de mis obras. Pero eso muestra que no saben nada ni de literatura ni de drogas. Para ser un buen escritor Ud. tiene que es-tar absolutamente lúcido en cada instante de la escritura, y en buena salud. Yo estoy contra el concepto romántico de la escri-tura que sostiene que el acto de escribir es un sacrificio, y que mientras peor sean las condiciones económicas o de estado emocional, mejor la escritura. Pienso que hay que estar en buen estado emocional y físico. Para mí la creación literaria requie-ra buena salud, y la Generación Perdida lo entendió así. Era gente que amaba la vida.

EntrevistadorBlaise Cendrars dijo que escribir es un pri-vilegio comparado con la mayoría de los trabajos, y que los escritores exageran su sufrimiento. ¿Qué piensa Ud.?

GARCÍA MÁRQUEZPienso que escribir es muy difícil, pero es el caso de cualquier trabajo efectuado cuida-dosamente. Lo que es un privilegio, sin em-bargo, es hacer un trabajo que le satisface. Creo que soy excesivamente exigente con mí mismo y con los otros porque no puedo tolerar los errores; creo que es un privile-gio hacer cualquier cosa perfecta. No obs-tante es verdad que los escritores a menu-do son megalomaníacos y se consideran el centro del universo y de la conciencia so-cial. Pero lo que más admiro es algo bien hecho. Siempre soy feliz cuando viajo de saber que los pilotos son mejores pilotos que yo escritor.

Entrevistador¿Cuándo trabaja mejor ahora? ¿Tiene un horario de trabajo?

GARCÍA MÁRQUEZCuando me hice escritor profesional el más grande problema que tuve fueron mis ho-rarios. Ser periodista significa trabajar de noche. Cuando empecé a escribir a tiem-po completo tenía cuarenta años de edad, mi horario era básicamente de nueve de la mañana hasta las dos de la tarde cuando llegaban mis hijos de la escuela. Como es-

taba habituado a trabajar duro, me sentía culpable de trabajar solo por la mañana; entonces traté de trabajar por las tardes, pero descubrí que lo que hacía en la tarde tenía que ser rehecho la mañana siguiente.

Así es que decidí que trabajaría solo des-de las nueve hasta las dos y media y no haría nada más. En las tardes tengo citas y entrevistas y cualquier cosa que pueda surgir. Tengo otro problema con que solo puedo trabajar en entornos familiares que ya han sido precalentados con mi trabajo. No puedo escribir en hoteles o en habita-ciones prestadas o en máquinas de escribir prestadas. Esto crea un problema porque cuando viajo no puedo trabajar.

Por cierto, uno siempre busca un pretexto para trabajar menos. Y por eso las condicio-nes que uno se impone a sí mismo son más y más difíciles. Uno espera la inspiración en cualquier circunstancia. Esa es una palabra que los románticos explotaron mucho. Mis camaradas marxistas tienen mucha dificul-tad para aceptar la palabra, pero se llame como se llame, estoy convencido que hay un estado de ánimo especial en el que uno puede escribir más fácilmente y las cosas fluyen simplemente.

Todos los pretextos –como el que Ud. solo puede escribir en casa– desaparecen. Ese momento y este estado de ánimo parecen venir cuando uno encontró el tema ade-cuado y la forma adecuada de tratarlo. Y también tiene que ser algo que a Ud. le gusta, porque no hay peor trabajo que el que uno no quiere hacer.

Una de las cosas más difíciles es el primer parágrafo. He pasado varios meses en el primer parágrafo, y una vez que lo tuve, el resto viene fácilmente. En el primer pa-rágrafo Ud. resuelve la mayor parte de los problemas con su libro. Se define el tema, el estilo, el tono. Al menos en mi caso el primer parágrafo es una suerte de ejemplo que lo que será el resto del libro. Por eso escribir un libro de cuentos es más difícil que escribir una novela. Cada vez que Ud. escribe un cuento, tiene que empezar todo de nuevo.

Entrevistador¿Son importantes los sueños, alguna vez, como fuente de inspiración?

GARCÍA MÁRQUEZMuy al principio les ponía mucha atención. Pero luego me di cuenta que la vida es la más grande fuente de inspiración y que los sueños son sólo una pequeña parte de ese torrente que es la vida. Lo que es verdad de mis escritos es que tengo mucho inte-

rés en diferentes conceptos de los sueños y sus interpretaciones. Veo los sueños como parte de la vida en general, pero la realidad es mucho más rica. Pero puede ser que yo tenga sueños pobres.

Entrevistador¿Puede Ud. hacer la diferencia entre inspi-ración e intuición?

GARCÍA MÁRQUEZInspiración es cuando uno encuentra el buen tema, uno que realmente le gusta; eso hace más fácil el trabajo. La intuición, que también es fundamental para escribir ficción, es una cualidad especial que le ayu-da a descifrar lo que es real sin necesidad de conocimiento científico ni ningún otro tipo de aprendizaje.

Las leyes de la gravedad pueden ser enten-didas mucho más fácilmente con la intui-ción que con cualquier otra cosa. Es una forma de tener experiencia sin tener que esforzarse por ella. Para un novelista, la in-tuición es esencial. Básicamente es lo con-trario del intelectualismo, que es probable-mente lo que más detesto en el mundo, en el sentido que el mundo real se convierte en una forma de teoría inamovible. La in-tuición tiene la ventaja que o bien es, o no es. Ud. no intenta poner una clavija redon-da en un agujero cuadrado.

Entrevistador¿Son los teóricos los que le disgustan?

GARCÍA MÁRQUEZExactamente. Principalmente porque real-mente no puedo entenderlos. Por eso debo tratar de explicar muchas cosas por medio de anécdotas, porque no tengo nin-guna capacidad para las abstracciones. Por eso muchos críticos dicen que no soy una persona culta. No hago suficientes citas.

Entrevistador¿Piensa que los críticos lo clasifican o lo ca-tegorizan demasiado puntillosamente?

GARCÍA MÁRQUEZLos críticos son para mí el mejor ejemplo de lo que es el intelectualismo. Primero que nada, tienen una teoría de lo que debe ser un escritor. Tratan de hacer calzar al es-critor en su modelo, y si no calza, intentan hacerlo calzar a la fuerza. Estoy respon-diendo esto sólo porque Ud. lo preguntó. En realidad no me interesa lo que los críti-cos piensan de mí; tampoco he leído a los críticos por muchos años. Ellos se atribuye-ron a sí mismos la tarea de ser intermedia-rios entre el autor y el lector. Siempre he tratado de ser un escritor claro y preciso, intentando llegar al lector directamente sin

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tener que llegar a través del crítico.

Entrevistador¿Cómo ve a los traductores?

GARCÍA MÁRQUEZTengo una gran admiración por los traduc-tores, excepto por los que usan notas al pie de la página. Están siempre tratando de explicarle al lector algo que el autor proba-blemente no quería decir; ya que está ahí, el lector tiene que aceptarlo.

Traducir es un trabajo muy difícil, no muy gratificante y muy mal pagado. Una buena traducción es siempre una recreación en otro lenguaje. Por eso tengo una gran ad-miración por Gregory Rabassa. Mis libros han sido traducidos a veintiún idiomas y Rabassa es el único traductor que nunca pi-dió que le clarificasen nada para poner una nota al pie de la página. Pienso que mi obra ha sido completamente recreada en inglés.

Hay partes del libro que son muy difíciles de seguir literalmente. La impresión que uno recibe es que el traductor leyó el libro y luego lo reescribió a partir de sus recuer-dos. Son más intuitivos que intelectuales.

No sólo es que los editores les pagan mi-serablemente, ni siquiera ven su trabajo como creación literaria. Hay algunos libros que hubiese deseado traducir al español, pero me habrían tomado tanto trabajo como escribir mis propios libros y no hu-biese ganado suficiente dinero para comer.

Entrevistador¿Qué le hubiese gustado traducir?

GARCÍA MÁRQUEZTodo Malraux. Me hubiese gustado tra-ducir Conrad y Saint-Éxupéry. Cuando es-toy leyendo a veces tengo la sensación de querer traducir ese libro. Excluyendo las grandes obras maestras, prefiero leer una traducción mediocre de un libro que tra-tar de leerlo en la lengua original. Nunca me siento confortable leyendo en otras lenguas porque el único idioma en el que me siento bien es el español. No obstante, hablo italiano y francés, y conozco el inglés bastante bien como para envenenarme con TIME Magazine cada semana durante veinte años.

Entrevistador¿México es como un hogar para Ud.? ¿Se siente parte de alguna comunidad de escri-tores?

GARCÍA MÁRQUEZEn general, no soy amigo de escritores o ar-tistas solo porque son escritores o artistas.

Tengo muchos amigos de diferentes profe-siones, entre ellas escritores y artistas. En términos generales, siento que soy nativo de cualquier país en América Latina pero no de otra parte.

Los latinoamericanos sienten que España es el único país en el que son bien trata-dos, pero personalmente no siento que soy de allá. En América Latina no tengo la sen-sación de fronteras o de límites. Soy cons-ciente de las diferencias que existen de un país a otro, pero en mi mente y en mi cora-zón todo es lo mismo.

Donde realmente me siento en casa es en el Caribe, ya sea el Caribe francés, holan-dés o inglés. Siempre me sentí impresio-nado de que cuando subía a un avión en Barranquilla, una dama negra con un vesti-do azul estampaba mi pasaporte, y cuando me bajaba del avión en Jamaica, una dama negra con un vestido negro me estampaba el pasaporte, pero en inglés. No creo que la lengua haga tanta diferencia.

Pero en cualquier otro lugar del mundo me siento como un extranjero, una sensación que me roba la impresión de seguridad. Es una sensación personal, pero siempre la tengo cuando viajo. Tengo una consciencia minoritaria.

Entrevistador¿Le parece importante para los escritores latinoamericanos vivir por algún tiempo en Europa?

GARCÍA MÁRQUEZTal vez para tener una perspectiva real desde afuera. El libro de cuentos en el que estoy pensando escribir es sobre lati-noamericanos que viajan a Europa. Lo he estado pensando durante veinte años. Si uno pudiese sacar una conclusión de estos cuentos, sería que los latinoamericanos raramente van a Europa, especialmente los mexicanos, y ciertamente no para que-darse. Todos los mexicanos que encontré en Europa siempre se iban el miércoles si-guiente.

Entrevistador¿Qué efectos piensa Ud. que tuvo la Revo-lución Cubana en la literatura latinoameri-cana?

GARCÍA MÁRQUEZHasta ahora ha sido negativa. Muchos es-critores que se ven a sí mismos como políti-camente comprometidos se sintieron obli-gados a escribir no sobre lo que querían, sino sobre lo que creían que debían querer. Eso da un cierto tipo de literatura calcula-da que no tiene nada que ver con la expe-

riencia o la intuición. La razón principal de esto reside en que la influencia cultural de Cuba en América Latina ha sido muy com-batida. En Cuba misma, el proceso no se ha desarrollado al punto en que se crea un nuevo tipo de literatura o de arte. Esto es algo que requiere tiempo. La gran impor-tancia cultural de Cuba en América Latina ha sido servir como una suerte de puente para transmitir un tipo de literatura que ha existido en Latinoamérica durante muchos años.

En un cierto sentido, el boom de la litera-tura latinoamericana en los Estados Uni-dos fue causada por la Revolución Cubana. Cada escritor latinoamericano de esa gene-ración ha estado escribiendo durante vein-te años, pero los editores europeos y ame-ricanos tenían muy poco interés en ellos. Cuando empezó la Revolución Cubana de repente hubo un gran interés en Cuba y América Latina. La revolución se transfor-mó en un artículo de consumo. Latinoa-mérica se puso de moda. Se descubrió que la novela latinoamericana existía y era su-ficientemente buena para ser traducida y considerada junto a toda la otra literatura mundial.

Lo que fue realmente triste es que el co-lonialismo cultural es tan malo en América Latina que es imposible convencer a los la-tinoamericanos mismos de que sus propias novelas eran buenas hasta que gente de afuera les dijo que lo eran.

Entrevistador¿Hay escritores latinoamericanos menos conocidos que Ud. admira?

GARCÍA MÁRQUEZDudo que haya alguno ahora. Uno de los mejores aspectos del boom en la escritura latinoamericana es que los editores están siempre vigilantes para estar seguros de no perderse el nuevo Cortázar.

Desafortunadamente muchos jóvenes es-critores están más preocupados con la fama que con su propio trabajo. Hay un profesor francés en la universidad de Tou-louse que escribe sobre la literatura lati-noamericana; muchos escritores jóvenes le escribieron para pedirle no escribir mucho sobre mi porque yo ya no lo necesitaba y otros sí.

Pero lo que olvidan es que cuando yo tenía su edad los críticos no escribían sobre mí, sino sobre Miguel Ángel Asturias. Lo que quiero decir es que esos jóvenes escritores pierden su tiempo escribiéndole a los críti-cos en vez de trabajar en su propia escritu-ra. Es mucho más importante escribir que

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POLITIKAPOLITIKA 31Año V - Edición Digital Nº 72 (01.05.2014)

escriban sobre uno. Una cosa que pienso fue muy importante en mi carrera literaria fue que hasta cuando tuve cuarenta años, nunca tuve un centavo de derechos de au-tor, aunque tenía cinco libros publicados.

Entrevistador¿Piensa que el éxito o la fama que llega de-masiado temprano en la carrera de un es-critor es mala?

GARCÍA MÁRQUEZEs mala a cualquier edad. Me hubiese gus-tado ser reconocido póstumamente por mis libros, al menos en los países capitalis-tas, donde a uno lo transforman en una suerte de mercancía.

Entrevistador¿Aparte sus favoritos, qué lee ahora?

GARCÍA MÁRQUEZLeo las cosas más raras. Estaba leyendo las memorias de Mohamed Alí el otro día. Drácula de Bram Stoker es un gran libro, uno que no hubiese leído hace algunos años porque hubiese pensado que era una pérdida de tiempo. Pero nunca tomo un libro a menos que sea recomendado por alguien de confianza.

Ya no leo ficción. Leo muchas memorias y documentos, incluso cuando son falsifica-dos. Y releo mis favoritos. La ventaja de rel-eer es que uno puede abrir cualquier pá-gina y leer la parte que realmente le gusta. Perdí esa noción sagrada de leer sólo “lit-eratura”. Leo cualquier cosa.

Trato de mantenerme al día. Cada semana leo casi todas las revistas importantes del mundo. Siempre he estado a la búsqueda de noticias desde mi costumbre de leer en los teletipos. Pero cuando he leído todos los diarios serios e importantes de todas partes, mi mujer viene hacia mí y me cuen-ta noticias que no conocía. Cuando le pre-gunto donde las leyó, me dice que en una revista del salón de belleza. De modo que leo revistas de moda y todo tipo de revis-tas para mujeres y de chismes. Me entero de muchas cosas de las que solo podría en-terarme leyéndolas. Eso me mantiene muy ocupado.

Entrevistador¿Por qué piensa que la fama es tan destruc-tiva para un escritor?

GARCÍA MÁRQUEZPrimeramente porque invade su vida privada. Se roba tiempo que Ud. pasaba con sus amigos, y tiempo en el que podría

trabajar. Tiende a aislarlo del mundo real. Un escritor famoso que quiere continuar escribiendo tiene que defenderse constan-temente de la fama. No me gusta decir esto porque nunca suena sincero, pero me hubiese gustado que mis libros fuesen publicados después de mi muerte, así no hubiese tenido que atravesar todo este ne-gocio de la fama y ser un gran escritor.

En mi caso, la única ventaja de la fama es que he podido darle un uso político. De otro modo, es muy inconfortable. El prob-lema es que Ud. es famoso veinticuatro horas al día y no puede decir “OK, no seré famoso hasta mañana”, o apretar un botón y decir “No seré famoso aquí o ahora”.

Entrevistador¿Ud. previó el extraordinario éxito de Cien Años de Soledad?

GARCÍA MÁRQUEZSabía que era un libro que le gustaría a mis amigos más que los libros precedentes. Pero cuando mi editor español me dijo que iba a imprimir ocho mil copias quedé sor-prendido, porque mis otros libros nunca habían vendido más de setecientas copias. Le pregunté por qué no empezar lenta-mente, pero me dijo que estaba convenci-do de que era un buen libro y que las ocho mil copias serían vendidas entre mayo y diciembre. En realidad se vendieron en una semana en Buenos Aires.

Entrevistador¿Por qué razones piensa que Cien Años de Soledad golpeó así?

GARCÍA MÁRQUEZNo tengo la menor idea, porque soy un muy mal crítico de mis propias obras. Una de las explicaciones más frecuentes que he oído es que es un libro sobre las vidas privadas de la gente de América Latina, un libro que fue escrito desde dentro. Esa explicación me sorprende porque mi primer intento de título para el libro era La Casa. Quería que toda la novela se desarrollase dentro de la casa, y todo lo exterior sería en términos de su impacto en la casa. Después aban-doné el título La Casa, pero una vez que el libro llega al pueblo de Macondo nunca va más lejos. Otra explicación que he oído es que cada lector puede hacer lo que quiera con los personajes y puede apropiárselos. No quiero que el libro se transforme en un film porque ahí el espectador ve una cara que no puede imaginar.

Entrevistador¿Había algún interés para hacer un film?

GARCÍA MÁRQUEZSí, mi agente puso un precio de un mil-lón de dólares para desalentar las ofertas y cuando éstas se acercaron a esa cifra la subió a cerca de tres millones. Pero no me interesa un film, y mientras pueda impedir que suceda no ocurrirá. Prefiero que siga habiendo una relación privada entre el lec-tor y el libro.

Entrevistador¿Cree que cualquier libro pueda ser tradu-cido exitosamente en una película?

GARCÍA MÁRQUEZNo puedo pensar en ningún film que haya mejorado en una buena novela, pero pu-edo pensar en muchos buenos films que provinieron de muy malos libros.

Entrevistador¿Pensó alguna vez en hacer films Ud. mis-mo?

GARCÍA MÁRQUEZHubo una época en la que quería ser direc-tor de cine. Estudié dirección de cine en Roma. Sentía que el cine era un medio que no tenía límites y en el que todo era po-sible. Vine a México porque quería traba-jar en un film, no como director sino como guionista. Pero hay una gran limitación en el cinema y es que se trata de un arte in-dustrial, una industria completa.

Es muy difícil expresar en el cine lo que Ud. realmente quiere decir. Todavía pienso en eso, pero ahora parece ser un lujo que me gustaría hacer con amigos pero sin nin-guna esperanza de expresarme yo mismo. Así que me alejé cada vez más del cine. Mi relación con él es como una pareja que no puede vivir separada, pero que tampoco puede vivir junta. Sin embargo, entre tener una productora de cine o un diario, elegiría el diario.

Entrevistador¿Cómo describiría el libro sobre Cuba en el que está trabajando?

GARCÍA MÁRQUEZEn realidad, el libro es como un largo artí-culo de prensa sobre la vida de los hogares cubanos, cómo se las han arreglado para sobrevivir la escasez. Lo que me golpeó durante los viajes que hice a Cuba en los últimos dos años es que el bloqueo creó en Cuba una especie de “cultura de la necesi-dad”, una situación social en la que la gente tiene que arreglárselas sin algunas cosas.El aspecto que realmente me interesa es cómo el bloqueo ha contribuido a cambiar

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la mentalidad de la gente. Tenemos una colisión entre una sociedad anti-consumo y la sociedad más orientada al consumo en el mundo. El libro está ahora en una eta-pa donde después de haber pensado que sería una fácil y corta nota periodística se está transformando en un libro largo y complicado. Pero no importa, porque todos mis libros han sido así. Y además, el libro probará con hechos históricos que el mundo real en el Caribe es tan fantástico como en las histo-rias de Cien Años de Soledad.

Entrevistador¿Tiene Ud. alguna ambición a futuro o ar-repentimientos como escritor?

GARCÍA MÁRQUEZCreo que mi respuesta es la misma que le di a propósito de la fama. Me preguntaron el otro día si me interesa el premio Nobel, pero pienso que para mí sería una catástro-fe. Ciertamente me gustaría merecerlo, pero recibirlo sería terrible. Complicaría aún más los problemas de la fama. La única cosa de la que realmente me arrepiento en

la vida es no haber tenido una hija.

Entrevistador¿Tiene algún proyecto en curso del que quiera hablar?

GARCÍA MÁRQUEZEstoy absolutamente convencido de que voy a escribir el mejor libro de mi vida, pero no sé cual será ni cuando. Cuando siento algo como esto –lo he estado sintiendo desde hace tiempo– me quedo quieto, para que, si pasa por ahí, pueda atraparlo.

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Aureliano Buendía El Coronel

Úrsula Iguarán

Florentino ArizaÁngela Vicario

La Mama Grande

Pilar Ternera

Fermina Daza Melquíades

Santiago NassarJosé Arcadio Buendía

Remedios la Bella

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La obra de Gabriel García Márquez es una mezcla de cosmogonía, genealogía y mi-tología: inventa un mundo de dimensiones bíblicas y lo puebla de seres que, según el mandato divino, crecen y se multiplican. Pese a metabolizar los experimentos narrati-vos de la modernidad hasta hacerlos formar parte de su torrente sanguíneo, el escritor colombiano nunca abandonó ese tono de narrador oral que dijo haber aprendido de su abuela. Así, sus novelas y cuentos los habitan personajes que, como salidos de la mano de un dios, parecen tener vida propia. Algunos forman parte ya de ese universo de incon-fundibles seres imaginarios que es la litera-tura universal.Buendía, Aureliano“Muchos años después, frente el pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. El celebérrimo arranque de Cien años de sole-dad (1967) contiene ya al representante más ilustre de una saga tan famosa como el pueb-lo que habitan: Macondo. Muchas ediciones recientes de la novela incluyen algo que en su momento pensó incluir en su libro el pro-pio García Márquez: un árbol genealógico con las siete generaciones de los Buendía, la estirpe condenada a un siglo de soledad.Si Úrsula Iguarán es el gran personaje fe-menino de una obra en la que no faltan grandes caracteres, el flaco y volcánico cor-onel Aureliano Buendía -padre de 17 Aure-lianos de distinta madre- es “la personalidad fulgurante del libro”. Lo dice Mario Vargas Llosa en Historia de un deicidio, que, 40 años después de su publicación, sigue siendo un estudio de referencia sobre la obra de su an-tiguo (ex) amigo. Aureliano Buendía, el niño que en el arranque de la novela comprueba que el hielo “quema”, vive dos décadas de guerras encadenadas y, además de un militar épico, terminará siendo el padre de 17 Aure-lianos más.Aurelianos y José ArcadiosLos Aurelianos son retraídos, “pero de men-talidad lúcida”; los José Arcadio, impulsivos y emprendedores, “pero están marcados por un signo trágico”. Se dice en la propia novela y en el mismo momento en que Úrsula no puede ocultar un sentimiento de zozobra: la tenaz repetición de los nombres en la familia

le hace sacar conclusiones preocupantes.La larga historia de aquella familia en la que la lujuria de José Arcadio lleva la misma san-gre que la castidad de Remedios la Bella y la atracción por la muerte de Amaranta la misma que el vitalismo de Amaranta Úrsula termina cuando, fruto de tanta consanguine-idad –su madre y su padre son tía y sobrino–, el último Aureliano nace con cola de cerdo. Para entonces Macondo ya es un “pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del huracán bíblico”.MelquíadesEste gitano viajero que cada año lleva a Ma-condo los inventos más modernos y más es-trafalarios lleva también los manuscritos que profetizan el destino de los Buendía. Es uno de los grandes secundarios de Cien años de soledad. Otro es el “sabio catalán” que abre una librería en Macondo. En el fondo se trata de un trasunto de Ramón Vinyes, librero y profesor catalán que en Barranquilla sirvió de aglutinante al círculo intelectual en el que se movió García Márquez.El Coronel La novela corta El coronel no tiene quien le escriba (1961) contenía ya a un personaje que anticipaba a los ancianos de la saga de Macondo: un coronel –inspirado en el abue-lo del novelista–que espera inútilmente la pensión que le debe el Gobierno. Con muy pocos elementos (la mujer del coronel, los vecinos, un gallo), García Márquez consigue crear la misma y kafkiana atmósfera de resig-nada tensión de otras de las grandes novelas de la espera como El desierto de los tártaros o Zama.El patriarca En 1975, ocho años después de la aparición de Cien años de soledad, García Márquez de-mostró que, pese a la ambición de su obra más famosa, aún no lo había dicho todo. Si por su forma El otoño del patriarca es una de las novelas más ambiciosas de su autor, por su tema se inscribe entre las muchas, y buenas, novelas de dictador de la literatura latinoamericana. Lo mismo que El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias; Yo, el supremo, de Augusto Roa Bastos; o, más re-cientemente, La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa. El patriarca de García Márquez, que nunca se acaba de morir, no tiene nom-bre pero sí todos los tics de un déspota que,

a base de represión y paternalismo, trata de moldear la realidad a su antojo. Si esta no cabe en el molde, peor para la realidad.Santiago Nassar Desde el propio título, todo está a la vista en Crónica de una muerte anunciada (1981): el asesinato de Santiago Nassar a manos de los hermanos de Ángela Vicario se anuncia en la primera línea. Los viejos discursos del honor y el machismo recorren una obra ba-sada en un hecho real: el brutal asesinato en Sucre, 30 años atrás, de un amigo de García Márquez: Cayetano Gentile. Corta y de fácil lectura, la novela es una de las más popula-res de su autor, que contó con los recursos del periodismo de sucesos la historia de unos personajes que no desentonarían en una tra-gedia griega.Florentino Ariza y Fermina Daza El primero es un telegrafista enamorado de la larga distancia y la segunda, la mujer de la que le separa su clase social pero a la que no puede olvidar por más lejos que se vaya o por más amantes que conozca en 50 años de separación. García Márquez se inspiró en sus propios padres –un telegrafista de Aracataca y una muchacha pudiente– para construir a los protagonistas de El amor en los tiem-pos del cólera (1985), publicada tres años después de recibir el Premio Nobel. Una his-toria de amor con la ambición de las nove-las del siglo XIX y –no hay Eros sin Tánatos– atravesada por la conciencia de la muerte.La Mamá Grande Títulos como Ojos de perro azul, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada o, sobre todo, Los funera-les de la Mamá Grande (1962) demuestran que, pese a la acaparadora fama de sus nove-las, el autor de Cien años de soledad es tam-bién un consumado escritor de relatos. Los misterios de ese libro, que estilísticamente debe más a la sequedad de Hemingway que a la fecundidad de Faulkner, tienen un fondo más realista que mágico. Sin embargo, en la exuberancia de la naturaleza que les sirve de escenario y en la propia desmesura de los personajes, lo maravilloso termina por imponerse a lo real. La hiperbólica Mamá y todo lo que la rodea termina siendo marca de la casa. Tanto que algunos llaman así, Mamá Grande, a la agente literaria del es-critor: Carmen Balcells.

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García Márquez, creador de personajes míticosJavier Rodríguez Marcos (publicado en El País - 17 abril 2014)

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