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No escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen Hace falta “inteligencia” para nuestra decaída seguridad Seguridad del empleo Seguridad de la Salud Seguridad de la Educación Seguridad de la Vivienda Seguridad de la Previsión Seguridad Anti-delincuencia POLITIKA nº 80 - 15 de septiembre 2014

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Hace falta "inteligencia" para nuestra decaída seguridad

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POLITIKAPOLITIKA 1Año V - Edición Digital Nº 80 (15.09.2014)

No escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen

Hace falta “inteligencia” para nuestra decaída

seguridad

Seguridad del empleoSeguridad de la Salud

Seguridad de la EducaciónSeguridad de la ViviendaSeguridad de la Previsión

Seguridad Anti-delincuencia

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Así, en plural. Porque –desafortunadamen-te– los hay de todos colores y variedades.

Infelizmente, aquí y allí el término es usado para designar a quienes no hacen sino de-fender sus derechos. Los ejemplos no faltan. Los combatientes del Viet-Minh que lucha-ban contra el colonialismo francés eran… “terroristas”. Los combatientes del Viet-Cong que terminaron por expulsar las tropas americanas, eran… “terroristas”. Los miem-bros de la Resistencia francesa que dieron sus vidas en el combate contra la ocupación nazi eran… “terroristas”. Los fellaghas del FLN, que lograron la independencia de Ar-gelia, eran, desde luego… “terroristas”. Los peshmergas kurdos, que hoy reciben armas francesas y americanas para combatir al Es-tado Islámico, cada vez que luchan para re-cuperar un territorio propio (en Turquía, en Irak o en Irán) son… “terroristas”. En casa, los mapuche que prolongan, al cabo de cin-co siglos, la lucha de Lautaro, son tratados de… “terroristas”.

Nunca fueron terroristas los colonialistas franceses, belgas, españoles, portugueses, ni los americanos que lanzaron la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, ni los eminentes torturadores de la DINA y la CNI. Todos ellos eran ¿qué? ¿Benefactores de la humanidad?

En estos días, Francia e Inglaterra confron-tan un curioso problema: ciudadanos fran-ceses e ingleses se van al Medio Oriente a participar de la djihad (la guerra santa) des-atada por los bárbaros del Estado Islámico. Ni Francia ni Inglaterra recuerdan que es-timularon, armaron, financiaron y/o parti-ciparon directamente en cruentas guerras que mataron a cientos de miles de iraquíes, afganos, libios, sirios, egipcios, kuwaitíes e iraníes.

François Hollande reacciona indignado, y se propone endurecer la legislación “anti-terrorista”.

Único método conocido para terminar con la agresión y la guerra… la agresión y la gue-rra. Nunca, ningún presidente francés ima-ginó perseguir y encarcelar a los numerosos mercenarios que la República formaba, fi-

nanciaba, armaba, y enviaba a las colonias a masacrar independentistas.

Particularidad francesa, y de muchos otros países: los jóvenes de confesión judía suelen ir a hacer su servicio militar a Israel, y par-ticipan frecuentemente en las acciones mi-litares (para llamar de algún modo a lo que la ONU califica de crimen contra la Humani-dad) contra la población palestina. A nadie se le ha ocurrido tratarles de “terroristas”, ni perseguirlos y encarcelarlos.

Todas las potencias (grandes, medianas y pequeñas) ignoran –con arrogancia– las di-mensiones social, cultural, económica, pa-triótica, humanitaria de las crisis que ellos mismos han provocado.

No les pasaría por la mente interrogarse so-bre las causas del extremismo, del funda-mentalismo, del odio militante que muchas veces no es sino la reacción que provoca un comportamiento imperialista.

La respuesta es siempre la misma: la repre-sión, la agresión, la guerra. Muchas guerras.

En Chile, el bombazo en la Estación Escuela Militar provoca el mismo tipo de reacción: se convoca a “especialistas internacionales de la lucha anti-terrorista”. La única respuesta parece ser una suerte de acuerdo “transver-sal” para endurecer la legislación policíaca heredada de la dictadura.

Curiosamente, nunca se ha convocado a na-die para luchar contra la discriminación en la Educación, la Salud o la Previsión. Se mi-litarizó la Araucanía como única respuesta a un conflicto que no tiene solución militar, sin convocar “especialistas internacionales” de la descolonización.

En materia de “terrorismo”, un modesto ca-nal de televisión comunal, Señal 3 de la po-blación La Victoria, hizo mucho más, y más inteligentemente. Su respuesta al terroris-mo fue recordar, con imágenes, de donde surgió en Chile el terrorismo, el verdadero, ese que mata indiscriminadamente para proteger intereses indefendibles. El video puede verse en:

http://youtu.be/SUmJ1gXz3oE

Terrorismos

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Un “terrorista” mapuche, debidamente reprimido por los“especialistas de la lucha anti-terrorista”

Esto no es terrorismo...Es la protección de los intereses occidentales

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Desde que puso en ridículo a los EEUU en una memora-ble sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, Domini-que de Villepin, a la sazón ministro de RREE de Francia, no ha perdido nada de su agudeza, ni de la franqueza de su lenguaje. He aquí sus declaraciones en entrevista a BFMTV, canal francés de información.

“El anuncio por el presidente Obama de una gran coa-lición para iniciar una tercera guerra de Iraq es una de-cisión absurda y peligrosa”, fustigó Villepin mientras François Hollande estaba precisamente en Bagdad el viernes pasado. “Ya sería tiempo que los países occiden-tales sacasen lecciones de lo de Afganistán. Había en el año 2001 un foco central de terrorismo. Hoy día hay una quincena. Nosotros los multiplicamos”.

“Hoy, ir a hacer la guerra en esta región, es tomar el ries-go de federarlos contra nosotros”, asestó Dominique de Villepin, deplorando una guerra precipitada por la emo-ción, e interrogándose: “¿Cuántos terroristas vamos a crear?”.

“La guerra en el terrorismo y las crisis de identidad, es echarle aceite al fuego. Cada vez que se hace una guerra, hay que hacer otra para reparar nuestra incompetencia” para responder a la amenaza terrorista, deploró.

A la pregunta, ¿cómo luchar contra el terrorismo?, Vi-llepin responde: “La primera cosa que hay que hacer es respetar siempre el derecho internacional. Segundo, no conviene precipitar esta región a una nueva guerra, sino hacerla asumir sus responsabilidades”.

POLITIKA ya lo había dicho hace semanas… La inva-sión americana dio al traste con todas las instituciones iraquíes: justicia, policía, ejército, estructuras políticas, etc., bajo el pretexto que eran soportes de la dictadura de Saddam Hussein. Luego, el régimen iraquí impuesto por los EEUU –con Nuri al-Maliki, un agente de la CIA , como primer ministro de ese país– se dio a la tarea de discriminar a la minoría sunita, profundizando las divi-siones internas y empujándoles en los brazos del extre-mismo.

Es preciso agregar que la invasión y el bombardeo de Li-bia y Siria por parte de los EEUU, Francia y Gran Bretaña, con el concurso de integristas islámicos financiados por sus aliados Qatar y Arabia Saudita, generaron el peligro que desean combatir ahora. Dominique de Villepin tiene razón. Los occidentales crean los grupos terroristas, los arman, los entrenan, y cuando dejan de ser útiles a sus designios y se expanden como fuego en la pradera, or-ganizan una nueva guerra.

¡Contando la guerra entre Iraq e Irán –estimulada por occidente para castigar a Teherán– Iraq ha conocido ya

cuatro guerras seguidas en 34 años!

Dominique de Villepin –no sólo él– estima que es hora de practicar la diplomacia, de reintegrar a los excluidos, a los perseguidos, a los torturados, a los que padecieron prisión por el simple hecho de formar parte de una co-munidad religiosa a priori hostil a los intereses america-nos.

Respetar el derecho internacional significa que Obama no puede decidir, por cojones, bombardear Siria para deshacerse de sus antiguos aliados, despreciando –una vez más– la existencia de un gobierno soberano. Que ese gobierno nos guste o no, es otro cuento.

Lo más extraordinario es que Obama reflexiona en voz alta –“bombardear Siria o no, esa es la cuestión…”– mientras monta un esquema de guerra contra Rusia, ¡acusada –sin pruebas– de intervenir en Ucrania!

Lo de sin pruebas no lo inventamos nosotros, lo dice la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, que afirmó el 3 de septiembre en una conferencia de pren-sa que Washington no puede confirmar las afirmaciones de Kiev sobre la supuesta penetración de tropas rusas en territorio ucraniano (AFP). POLITIKA dio cuenta, en su día, de esas declaraciones.

Los países de Europa obedecen mansamente las instruc-ciones de Washington. Tal parece que el imperio (así le llaman en Europa…) necesita una guerra, una de verdad, pero por países interpuestos. El Papa Francisco declara que la Tercera Guerra Mundial ya está en marcha, por partes.

Dominique de Villepin, el Papa… no se trata de políticos histéricos, sino de personalidades cuyas intervenciones suelen estar marcadas por el signo de la razón.

En Europa, en donde me encuentro, estas vicisitudes cobran un carácter siniestro y opresivo. No se trata del “terrorismo” que pone histéricos a los servicios de ‘inte-ligencia’ en Chile (algunos atentados de diversa grave-dad cuyo origen es más que sospechoso), sino de Rusia, de Europa, de la OTAN, de Siria, de Irak, de la barbarie del Estado Islámico que controla un territorio casi tan grande como el Reino Unido en el que viven más de seis millones de personas, de los más poderosos ejércitos del mundo que se preparan para… ¿otra guerra mundial?

Los antecedentes históricos muestran que cada vez que el capitalismo no pudo vencer una de sus grandes crisis periódicas… recurrió precisamente a eso: la guerra.

Como dice Dominique de Villepin, absurda y peligrosa.

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“Absurda y peligrosa”escribe Luis Casado

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El asesinato del trabajador humanitario británico David Haines, tercer rehén decapitado por el Estado Islámico,

da cuenta de la barbarie del califato de Bakr al-Baghdadi.

Las armas distribuidas para destronar a Muhamad el Khadafi (Libia) y hacer lo propio con Bachar el Assad (Siria)

se vuelven contra sus distribuidores: los EEUU, Francia y Gran Bretaña

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Lota (no) es pobreescribe Daniel Pizarro

El hombre surge de los pantanos, de caldos espesos y repodridos. Surge del humus de la muerte y también de su olvido. El hombre es olvido, pero a veces despierta y lo hace de la manera más desagradable a los sentidos.Lo hace con el gesto de un muerto viviente, un zombi. Como el retorno de lo reprimido.Despierta, la mayoría de las veces, cuando uno menos lo espera. Íntegro o casi, pero más feo y más violento que cuando aparecía en escorzo. Muestra lo que le ha costado caro, lo que le ha dolido, aquello que ha sido su castigo y su pena.El hombre despierta cuando uno, lejos de cualquier intención de insultar, ob-serva que la ciudad donde él vive es pobre. Y entonces, eventualmente, tam-bién él podría ser pobre.Despierta cuando, por ejemplo, en el blog institucional uno escribe una nota dulzona que afirma: “Lota es pobre”, y con ello reviven, como si les aplicaran un golpe de corriente, las comunicaciones corporativas, que siempre han naci-do muertas. No se reciben uno o dos, sino decenas de comentarios ofendidos e insultos por haber hecho mención a la pobreza de un lugar.¡Viva Lota!, escriben.Lota no es pobre (¡Viva Lota!). Allá no hay pobreza; tampoco acá, en Santiago. Ni en el norte ni el sur, ni en ninguna otra parte. La degradante pobreza no existe, se acabó. Tuvo lugar en un pasado remoto lleno de excesos, pero hoy no existe. Ninguno de nosotros ha sido pobre. Nos encontramos libres de esa mácula.Con esfuerzo personal e indiferencia hemos accedido a esta medianía donde vivimos tranquilos, en orden y paz. Todo lo hemos sacrificado para salir del pantano, y por eso no pueden —no deben— acusarnos de pobreza. Es dema-siado. Sería como decirnos que hemos sido explotados y que siguen explotán-donos todos los días. Y que tal como van las cosas seguirán haciéndolo.Este escorzo chileno —el gesto que esconde la pobreza— lo pagamos caro, día tras día. Podemos disimularlo con un televisor o con un auto, con un diploma universitario de utilería o con un vistoso cargo “ejecutivo” en el trabajo. Pero todo nos sale muy caro, excesivamente oneroso.¿En qué moneda mental se ha ido pagando el “milagro” económico chileno? Un descampado (a)social con forma de gran tienda donde vamos a llorar por dentro nuestras penas, nuestras añoranzas, nuestras necesidades de verda-dero peso, mientras podemos escoger un sinfín de objetos y arrendar sueños a buen precio, a resguardo de los recuerdos del pasado y la pobreza; mientras afuera unos pocos, no tan pocos, más rabiosos, ya han decidido entenderse a balazos.

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El 24 de agosto de 1994, miles de personas, convoca-das por la izquierda uruguaya, se concentraron frente al hospital Jacinto Vera –también conocido como el Filtro– en solidaridad con tres ciudadanos vascos en huelga de hambre para impedir su extradición al Estado español.

En una conversación que mantuvimos en su casa de San-ta Catalina (Montevideo), a principios de 2008, Jorge Zabalza, el “Tambero”, (Minas, 1943), histórico militan-te del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros (MLN-T) y unos de los responsables de aquella moviliza-ción, explicaba de este modo el porqué de la solidaridad tupamara : “Aunque es cierto que muchas veces no en-tendimos algunas líneas del accionar militar de ETA y, a veces, discrepamos abiertamente con algunas formas de empleo de la violencia revolucionaria, para nosotros la solidaridad entre revolucionarios era fundamental.

A pesar de que estábamos recién salidos de la cárcel, a pesar de movernos dentro de la legalidad burguesa, te-níamos claro que no podíamos perder el principio bási-co de la solidaridad. Unos años antes, ETA hizo lo mismo cuando nos dio 50.000 dólares para pagar las deudas de nuestra radio, CX 44 Panamericana. Para la derecha, en sus palabras, aquello era incomprensible: dicen que com-praron nuestra solidaridad; ese sería el tipo de trato que ellos mantienen con el imperio, pero no de los nuestros, de los acostumbrados entre revolucionarios”.

A medida que pasaban las horas, iba creciendo la tensión entre policía y manifestantes. A las cinco de la tarde, se desató la violencia policial: “La Guardia Republicana car-gó por la espalda de quienes se estaban manifestando pacíficamente, en su mayoría gente mayor y familias con niños, que se vieron acorralados de frente por policías de a pie. (…) Ya era tarde, entre la densa humareda de los gases lacrimógenos la caballería atacaba a sablazo lim-pio, atropellando todo lo que estaba a su paso. La gen-te –desesperada- buscaba refugiarse en las casas de la zona. Al rato empezaron los disparos” . El resultado de la operación policial concluyó con dos manifestantes muer-tos (Fernando Morroni, alcanzado por la espalda por una bala de 6 mm disparada a 10 metros de distancia, y Ro-berto Facal) y 31 civiles heridos, 15 de ellos por arma de fuego.

Semanas después de los hechos, el MLN-T difundió una grabación efectuada en una reunión sostenida por el co-mando de la Guardia Republicana 11 días antes y en la que participaron el ministro de Interior, Ángel María Gia-nola, varios diputados de los partidos Blanco y Colorado y el inspector de la Policía española Rafael Vera (a pos-teriori procesado y condenado por su participación en el terrorismo de estado de los Grupos Antiterroristas de Liberación, GAL). La grabación revelaba que la represión estaba preparada y tenía como objetivo “combatir fron-talmente la creciente amenaza de los grupos radicales”.

En el contexto de las elecciones presidenciales, la dere-cha culpó a Tupamaros, no faltando dentro del Frente Amplio (FA) quienes señalaron al solidario accionar tu-pamaro como responsable de la derrota. Después de la represión, “la radio Panamericana fue acusada por el Go-bierno de incitación a la violencia, posición compartida por el general Líber Seregni y por Tabaré Vázquez, quien manifestó que dentro de la coalición había elementos y grupos que trabajaban ‘en contra del Frente Amplio y su candidato presidencial’. A pocos meses de las elecciones nacionales, para Vázquez los votos importaban más que los muertos y los heridos. El 26 de agosto, la Panamerica-na fue definitivamente clausurada mediante un decreto presidencial.”

De la política revolucionaria a la estrategia electoral

La derecha más reaccionaria sigue manteniendo la mis-ma postura que hace veinte años. Para muestra, el artícu-lo de Antonio Mercader publicado por el derechista diario “El País” el 24 de agosto pasado y del que reproducimos estas líneas: “Y otra vez la izquierda intentará tergiversar la verdad de aquellos sucesos para presentar al gobierno de entonces —presidido por Luis Alberto Lacalle— como responsable de todo lo sucedido el 24 de agosto de 1994. Aquel día, millares de personas convocadas por el Frente Amplio y el PIT-CNT rodearon el hospital en donde tres etarras, requeridos por España, decían estar en huelga de hambre para evitar su extradición.

Quienes dirigieron la pueblada, en especial los tupama-ros, intentaron bloquear por la fuerza el cumplimiento de la extradición dispuesta por la justicia. Está probado —y hasta filmado— que manifestantes hicieron dispa-ros contra el convoy de patrulleros y de ambulancias que llegó para llevarse a los etarras. Una fuerza policial mal equipada y poco preparada para enfrentar a una multi-tud hostil reprimió la algarada de manera caótica con el penoso resultado de un muerto y varios heridos” .

Además, y como se puede fácilmente deducir de los di-chos de Tabaré Vázquez (ex presidente de Uruguay y próximo candidato presidencial del FA), los hechos se utilizaron para definir tanto las políticas del FA como las del MLN-T y su frente de masas y marca electoral, el Mo-vimiento de Participación Popular (MPP).

En la entrevista publicada en “Argia” y “Eutsi.org” el tu-pamaro Zabalza recordaba el debate interno de aquellos días y que, a la larga, supondría su salida del FA y el MLN-T: “Nosotros salimos de la cárcel en 1985. En ese primer tiempo después de la salida, seguimos defendiendo una estrategia insurreccional. No dibujada de forma clara pero sí como un horizonte. Salimos y empezamos un tra-bajo de siembra de ideas, de vinculación con lo social, de involucrarnos en las luchas, apuntando a un escenario muy parecido a lo que fue, en Uruguay, la lucha contra la

El Filtro de Montevideo,la izquierda... 20 años no es nada

escribe Alvaro Hilario Pérez de San Román

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dictadura. (…) Pero, justamente, se dan en 1994 los suce-sos del Filtro, con una situación de represión muy violen-ta, inesperada, y que para el Uruguay fue como un volcán en mitad del océano. A partir de ahí, se dieron discusiones que culminan con la transformación de un movimiento guerrillero en un movimiento puramente electoral. (…). A partir de esos hechos del Filtro en el FA entró a predo-minar el discurso de que el FA perdió las elecciones por la violencia generada en el Filtro y que la responsabilidad de la derrota electoral era del MLN”.

Aquel 24 de agosto facilitó el giro del FA que Zabalza ex-plicaba de este modo: “A partir de ahí, se comienza una transformación, se ve el Parlamento como el lugar donde hacer política, en vez de la calle o la fábrica, se empieza el fin. Si quieres tener fuerza electoral debes volcarte ha-cia los sectores medios: es rebajar el discurso, rebajar el programa y terminar en lo que es el MLN y el MPP, invo-lucrados en un gobierno que es de derechas”.

El FA es una coalición de centro-izquierda con casi 50 años de historia empleados en la acumulación de fuerzas del campo popular que tiene como horizonte la vuelta al estado garantista, al Batllismo, que rigió Uruguay en la década de los 50 del siglo pasado. El Partido Socialis-ta (PS) de Tabaré Vázquez (ex presidente de Uruguay y candidato del FA para las próximas elecciones), la Asam-blea por Uruguay de Danilo Astori (vicepresidente con Vázquez y Mujica, candidato a repetir cargo y conductor de la política económica del Gobierno) y el MPP del Pepe Mujica (presidente actual de Uruguay), amén del Partido Comunista de Uruguay (PCU), son las principales fuerzas del FA.

Ya desde los 90, años de privatizaciones y liberalismo económico salvaje propiciados por Julio María Sangui-netti , el FA detenta la Intendencia de Montevideo desde la cual sus intendentes, como Arana, impulsaron la priva-tización de patrimonio y servicios de la ciudad. El Tambe-ro Zabalza (concejal en Montevideo de 1995 a 1997) re-

cordaba, en 2008, aquellos tiempos y políticas: “Cuando el gobierno municipal de Tabaré quiso ordenar la venta ambulante, reprimió y nosotros nos enfrentamos a la de-cisión. Cuando comenzaron los asentamientos, hubo re-presión; cuando la gente empezó a solucionar el proble-ma de la vivienda ocupando tierras y construyendo sus casas, hubo represión del Gobierno municipal de Hugo Arana. Nosotros apoyamos a los ocupadores.

Ahora bien, cuando después de 1994, cuando empie-zan las políticas privatizadoras de la Intendencia, algu-nos empezamos a quedarnos solos, también dentro del MLN. Inicialmente, todos nos opusimos a las privatiza-ciones (casinos, hoteles, transporte público, etcétera) y tercerizaciones de los servicios públicos (que conllevaban pérdidas de derechos para los trabajadores). Después de aquellas discusiones tenemos al intendente Erlich, y a su equipo, que son todos tupamaros, privatizando. El caso paradigmático fue el del Casino Carrasco. Ahí están, participando en un gobierno que ha regalado la empresa aérea estatal, que se prepara para regalar los ferrocarri-les del estado, un gobierno que consiente la presencia de capitales multinacionales, como los de la industria de la forestación y la celulosa, que mantiene relaciones muy estrechas con el FMI”.

Las políticas del FA son continuación de las llevadas a cabo por Sanguinetti y Lacalle desde el fin de la dictadu-ra, profundizando el modelo extractivo y agro-exporta-dor, la concentración de la riqueza y la tierra y la creación de zonas francas. Para conocer más de la política del Go-bierno de Mujica se puede leer “Apuntes para un retrato del Uruguay”

En una ocasión, hará 8 o 10 años, en Montevideo, con la historia del MLN-T interiorizada y sorprendido por la po-pularidad de José Mujica, le pregunté al periodista y ana-lista uruguayo Raúl Zibechi cómo era posible que un ex guerrillero como Mujica fuese tan popular, incluso entre las clases medias y las gentes de derechas: “Vasco, vos

Pepe Mujica, la imagen popular, y Danilo Astori, la voz del FMIPresidente y Vicepresidente de Uruguay

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mismo contestaste tu pregunta”.

Mujica y Fernández Huidobro (actual ministro de Defen-sa), encendidos oradores en la radio Panamericana aquel día de agosto de hace 20 años, hace años ya que no acu-den a la marcha de recuerdo de la masacre del Filtro. La impunidad para con los asesinos de Morroni y Facal, im-punidad contra la que han clamado tanto Sortu en el acto conmemorativo celebrado en Donostia el 24 de agosto pasado como Askapena en una nota emitida desde Mon-tevideo, es también responsabilidad suya.

¿Por qué se le dice izquierda?

En 2003, en un extenso trabajo donde desmonta la ima-gen de izquierda de Lula da Silva y el Partido de los Tra-bajadores, James Petras y Henry Veltmeyer señalaban lo siguiente: “Los partidos políticos evolucionan a lo largo del tiempo, de la misma manera que lo hacen sus relacio-nes con la base social original que los apoya, sus fuentes de financiación, la composición del partido, la membre-sía en los congresos y las estructuras internas, tal como indicaron hace mucho los sociólogos clásicos Michels, Pareto y Weber”. Añadían que “La mayor parte de los iz-quierdistas del mundo que consideran la victoria del PT y de Lula como la llegada de cambios básicos sociales, o a lo menos importantes, en beneficio de los pobres y de una redistribución de la riqueza y de la tierra, basan su opinión en imágenes anticuadas de la realidad”.

Aunque escritas hace 11 años, las palabras permanecen vigentes. Han pasado 20 años de aquel 24 de agosto y la práctica del MPP, del MLN-T es diferente hoy en día. Es legítimo que Mujica o Fernández Huidobro, por ejemplo, hayan cambiado sus posicionamientos y si esto para nada enturbia su pasado, es lícito deslindar pasado y presente y considerar el accionar de los gobiernos del FA libre de esas “imágenes anticuadas de la realidad”.

Para muestra del giro político del MLN-T, basta un botón. Hablábamos más arriba del fuerte impulso que la crea-ción de zonas francas ha recibido en las legislaturas fren-teamplistas, leamos lo que sobre esta cuestión opinaba el líder revolucionario tupamaro Raúl Sendic.

El 19 de diciembre de 1987, este participó en su primer acto de masas una vez terminado el cautiverio. Fue en el estadio Franzini, en Montevideo. Allí pronunció estas palabras: “El gobierno elegido en 1984 fue aun más lejos: Este gobierno dio un paso que ni siquiera los militares se habían atrevido para la extranjerización del país: la apro-bación de la ley de zonas francas. Zona franca significa ceder un pedazo de territorio para que las empresas ex-tranjeras puedan instalarse allí, libres de acatar buena parte de las leyes nacionales”.

Otro tanto, obvio, ha de decirse del PT brasileño, quien hace más de una década desarrolla un programa neoli-beral ortodoxo acorde con los planes estratégicos de Es-tado y burguesía brasileños para convertir a la república sudamericana en una potencia económica.

En su editorial del 10 de julio pasado, el diario vasco “Gara” (en el que tuve la fortuna de ser redactor) hacía una encendida defensa del PT: “Así, los mismos que in-tentan acusar a la formación socialista de recurrir al fút-bol o a los Juegos Olímpicos de 2016 como ‘pan y circo’ son quienes realmente hacen ese uso espúreo del depor-

te. Con sus errores y aciertos, y también con abundantes dosis de autocrítica que incluye su gestión de esta Copa del Mundo, el PT ha conseguido evidentes avances para la mayoría de la población brasileña desde que Lula llegó al gobierno hace once años. Ha situado la pobreza en la agenda y la ha combatido en sus formas más extremas. Ha distribuido más justamente la abundante riqueza del país. Ha creado 20 millones de empleos, ha aumentado el sueldo mínimo en un 70%, ha impulsado la sanidad pú-blica con 13.000 nuevos médicos”.

Los programas para combatir la pobreza (el hambre) de-sarrollados por, entre otros, Brasil, Uruguay y Argentina tienen como fin combatir los estallidos sociales (como los habidos en 2001 y 2002 en Argentina y Uruguay) pro-vocados por las políticas neoliberales. Pero no se toca el modelo agro-exportador y extractivo, la soja y la mega-minería; no se tocan los capitales especulativos…

Jorge Zabalza, en 2008, planteaba la brecha social abier-ta por las políticas liberales en Uruguay: “Los golpes de estado se reflejaron en otra cosa: el 40% del PIB iba al bolsillo del

Trabajador; cuando terminó la dictadura era el 20%. Este es el sentido de la dictadura. Hoy, sin violencia, con el Gobierno progresista, es lo mismo: los trabajadores tie-nen menos sueldo que en 1970. Hoy, esto es ratificado por Gargano (ministro de Asuntos Exteriores; murió en 2013) que dijo que esta política había aumentado la bre-cha social, porque el crecimiento de las importaciones va a pocas manos, a 2.500 familias; estos han elevado sus ingresos, han elevado su poder adquisitivo y son los que sostienen el consumo en el Uruguay. Por otra parte, es cierto que se han regalado 100 millones de dólares en planes de emergencia, pero no son nada en comparación con los 1.600 millones de dólares de los que hablábamos de disminución del salario en relación con el PIB. En el Uruguay hay más empleo, pero precario: empresas de seguridad, empleo doméstico, pesca, construcción ter-cerizada, limpieza de calles, trabajo de baja calidad y sin seguridad social; detrás de las cifras del Gobierno hay una realidad peligrosa incluso para ellos mismos; hay una realidad latente, el aumento de la brecha social, confir-mado por Gargano” .

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En la página 14 del texto antes citado, “¿Adónde vas, Brasil? (III)”, Petras y Veltmeyer hablan del presupuesto de Lula en 2003, de la evolución de las partidas destina-das al programa Hambre cero o del salario mínimo y las razones por las que fueron reducidos. El neoliberalismo del PT no coincide con el carácter de partido socialista y revolucionario que tuvo hace más de 20 años. El texto, de 31 páginas, merece ser leído.

Esencial para conocer Brasil, sus planes estratégicos (la Iniciativa de Integración Regional Sudamericana, IIRSA, por ejemplo), sus políticas y, por ende, el actuar real del PT, es “Brasil Potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialismo” (Baladre, Ecologistas en Acción y otros; Málaga, 2012), obra donde se estudia la evolución del capitalismo brasileño y en el que su autor, Raúl Zi-bechi, ha empleado 12 años de trabajo. En su página 48 trata el tema de la financiación de la campaña electoral de octubre de 2010 que llevó a Dilma Rousseff (otra ex guerrillera) a la presidencia. Zibechi explica la importan-cia que tienen las donaciones empresariales –especial-mente las de la construcción- en el financiamiento de los partidos: “El partido que más dinero recibió de las cons-tructoras fue el PT (15 millones de dólares) seguido del PSDB (11 millones). Se trata de empresas que se benefi-cian de las grandes obras de infraestructura de la IIRSA y del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), y que ahora esperan aumentar sus ganancias con las obras que se realizarán para la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos en Rio de Janeiro en 2016”. Un dato anecdótico entre los muchos que ofrece el libro de Zi-bechi, pero que nos recuerda a ese “poco pan y pésimo

circo” que canta la banda Def Con Dos.

Veinte años son nada

Lo mismo en América que en Europa, las proscripciones, las ilegalizaciones o los vetos acostumbran a generar subjetividades erróneas, errores de apreciación o inter-pretación; simplificaciones y mitos suelen ser habitan-tes de estos procesos. La izquierda lo sabe bien: en los últimos veinte años esta ha perdido casi toda su capa-cidad de trascender; huérfana de modelos, incapaz de abrir caminos no transitados por los temores que ello le acarrea, vaga por el mundo como un boxeador sonado. Campañismo y difusión de eslóganes, todo ello de modo acrítico, son los límites, los criterios en los que languide-ce y se reproduce de mala manera.

Las siguientes palabras del argentino Osvaldo Soriano pueden ilustrar sobre alguno de los aspectos señalados:

“Es verdad que los adversarios del liberalismo pasan por un muy mal momento –que será largo-, y tienen que sudar como albañiles para oponer un punto de vista creíble al discurso del nuevo poder privatista. Ser minoría y jugar en un campo que será durablemente perdedor no le es fácil ni grato a nadie. Sobre todo si las ideas que se oponen a la doctrina del Libre Merca-do provienen de una cultura del mínimo esfuerzo in-telectual. Por eso, una propuesta simple para quienes todavía defienden un mundo solidario es la de estu-diar, leer, informarse, trabajar, comunicar. No es con un eslogan gastado que se derrota a técnicos del Fon-do Monetario y del Citibank”

El 23 de agosto, Ramón Sola hacía en “Gara” la crónica de la mesa redonda realizada en la Universidad de Ve-rano de Izquierda Anticapitalista. “¿Cómo ganar?” fue la pregunta que vertebró el debate entre representantes de Amaiur, Anova y Podemos. Sola, presentaba el acto, su alcance y propósitos: “El título de la sesión era muy evocador: ¿Cómo ganar?, un remedo actualizado del ¿Qué hacer? de Lenin.

Amaiur, Podemos y Anova cruzaron ideas en el curso de verano de Izquierda Anticapitalista. La pregunta tuvo respuesta a medias, pero una cosa sí quedó clara: tras décadas de crisis y confusión, la izquierda real se lo cree, aquí y en el resto del Estado. ‘¿Cómo ganar?’ ha dejado de ser una pregunta retórica para la izquierda en el Esta-do, según constató la mesa redonda de ayer en Segovia entre tres referencias políticas de este espacio: la izquier-da soberanista vasca (con el diputado de Amaiur Sabino Cuadra), la izquierda real estatal (con los europarlamen-tarios de Podemos Teresa Rodríguez y Pablo Echenique) y la izquierda nacionalista gallega (con Martiño Noriega, representante de Anova y alcalde)”.

Aunque del relato se deduce que la coyuntura electoral estuvo presente de uno u otro modo, Sola nos transmite palabras que invitan al optimismo si el objetivo que se persigue es la construcción de una izquierda transforma-dora capaz de iniciar el tránsito hacia unas relaciones hu-manas que no tengan como referentes al capitalismo y al Estado. Si el asunto es, por el contrario, pensar en cómo ganar unas elecciones teniendo como umbral la obten-ción de un estado garantista o del bienestar y crear una socialdemocracia liberada de las garras neoliberales, la cosa imagino que cambiaría.

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“¿Cómo se consigue eso que en momentos del debate pareció estar tan cerca? Teresa Rodríguez remarcó que hace falta ‘articular el poder de la gente, necesitamos un empoderamiento popular fuerte para que nuestras vic-torias sean duraderas’.

Su compañero Echenique ve la clave en la comunicación porque ‘la batalla está en las mentes’. Algo similar reflejó el gallego Martiño, para quien ‘la victoria pasa por hacer hegemónicos los valores de la izquierda y que se inte-rioricen’, algo que ve factible porque ‘hoy todo está en cuestión, no nos creemos nada’.”

¡Bien tocada, Martiño! El militante gallego va a uno de los problemas centrales de la izquierda, de su identidad y razón de ser. Hace veinte años, valores como la solidaridad, -icono y patrimonio de la izquierda casi en exclusiva- eran hegemónicos en nuestra sociedad. Recordemos la marcha solidaria, encabezada por las banderas vasca y uruguaya, que recorrió el recinto festivo de Bilbao, en plena Aste Nagusia, una vez llegó la noticia del asesinato de Morroni y Facal. Las txosnas (espacios y casetas festivas del campo popular) permanecieron cerradas. Pensemos si algo así sería posible hoy.

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1. Aquella conversación fue publicada en dos ocasiones: Una en euskara, “Tupamaroen betaurreko gorri-beltz iraultzaileetatik”. Alvaro Hilario Pérez de San Román. “ARGIA”, 15 de junio de 2008 (http://www.argia.com/argia-astekaria/2141/jorge-zabalza); y otra, con más contenidos y en castellano, “Jorge Zabalza, el tupamaro testarudo”, “Eutsi.org”, junio de 2008. Esta segunda fue reproducida por otros medios, como http://info.nodo50.org/Jorge-Zabalza-el-tupamaro.html2. Leicht, Federico: “Cero a la izquierda. Una biografía de Jorge Zabalza”; Letra eñe ediciones, octubre de 2007; páginas 184 y 185.3. Leicht, Federico, obra citada, página 185. El general Líber Seregni era el líder histórico del Frente Amplio y Tabaré Vázquez, el candidato en las presidenciales.4. Mercader, Antonio: “Los culpables del Filtro”; “El País”, Montevideo, 24 de agosto de 1994.5.Julio María Sanguinetti (Montevideo, 1936). Fue presidente de la República en dos períodos, 1985-1990 y 1995-2000. Además de una agresiva política socio-económica neoliberal, propició la

impunidad para los crímenes cometidos por los militares durante la última dictadura, 1973-1985. Es, por ambos hechos, conocido como el Menem uruguayo.6. Hilario, Alvaro (aparece firmado por Vasco Tutti): “Apuntes para un retrato del Uruguay” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180542). Se habla de las muy polémicas política exterior uruguaya (tropas en Haití y Congo; tratados de inversiones bilaterales con EEUU o Finlandia), la posición del Gobierno frente a la impunidad militar y la política represiva que desarrolla, entre otros temas.7. Petras, Jame y Veltmeyer, Henri: “¿A dónde vas, Brasil? (III) (http://www.rebelion.org/hemeroteca/petras/petrasbrasil160403.htm)8. Hilario, Alvaro: “Jorge Zabalza, el tupamaro testarudo” (http://info.nodo50.org/Jorge-Zabalza-el-tupamaro.html)9. Soriano, Osvaldo: “La sagrada familia”; “Página 12, 21 de enero de 1990. Recogido en “Cómicos, tiranos y leyendas”; Seix Barral, Buenos Aires, 2012. Página 54..

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Los guachucheros olvidadosescribe Arturo A. Muñoz

Era la época en que el Chile oficial se mostraba más ti-morato y beato que el de hoy… lo que ya es mucho de-cir. De Doñihue salía el mejor aguardiente del país, pero las autoridades consideraban esa actividad ilegal porque competía con las producciones vitivinícolas de las gran-des empresas agrícolas de la zona central, pertenecien-tes a familias de añosos apellidos cuyos miembros esta-ban enquistados en las oficinas gubernamentales y los regimientos militares.

Pero es el pueblo quien siempre decide, y el aguardiente doñihuano llegó a ser más apetecido que cualquier bote-llón de tinto o blanco etiquetado en las viñas de enrique-cidos chilenos. El aguardiente, porque suena a vocablo popular, resulta ser un gallo de muchos ‘alias’.

El más ordinario era conocido como ‘guarisnaqui’, leche de tigre o guachucho, que es el último aguardiente que se saca del orujo. Como no nace de modo natural, sino como un bastardo, se le llama guachucho, derivado de guacho (o huacho). De este nombre se desprende el ad-jetivo guachuchero, que designa al aficionado a los tra-gos muy fuertes, y que también es sinónimo de ebrio o de borracho.

En Doñihue –cerca del sector Cerrillos, hacia la Rinco-nada, escondidos tras viejos galpones– se encontraban muy fondeados los alambiques milagrosos. Durante las noches, gota a gota, destilaba el maravilloso brebaje que

se depositaba luego en las ‘cutras’ (cámaras de neumá-ticos de tractores y camiones) que viajarían –ocultas por cierto– en los estrechos pasillos del tren ramal Coltauco-Rancagua.

El negocio era ‘redondo’ cuando las cutras lograban ser introducidas clandestinamente al campamento de Sewell, en las alturas del mineral El Teniente, donde su valor se multiplicaba por tres y por cuatro. Pero, había que avivar el seso y agudizar el ingenio para llegar con las ‘cutras’ hasta Rancagua sin que los carabineros –in-oportunos como siempre– confiscaran la carga y lleva-ran al portador detenido a la comisaría.

En un improbable apoyo a la iniciativa privada, los fun-cionarios de ferrocarriles ayudaban al contrabando hor-miga de aguardiente: detenían el tren un par de cuadras antes de arribar a la estación terminal, permitiendo que los guachucheros descendieran de los vagones y huyesen con su mercadería perdiéndose en las calles de la ciudad.

Así evitaban la inspección policial que aguardaba impla-cable en los andenes de la estación para revisar maletas, cajones y bolsos que llevaban los pasajeros rurales.

Hubo anécdotas geniales en esos tiempos. Imposible no mencionar la martingala utilizada por una dama doñi-huana que, cada día lunes, descendía del tren en plena estación rancagüina empujando un cochecito de bebé

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.“rumbo al Hospital, al control médico de mi niñita”.

No había niñita, ni control médico ni nada parecido. Al interior del cochecito, cubierta por gruesas frazadas iba la ‘criaturita’ enfermiza. Si los policías hubiesen revisado cada lunes el coche en cuestión, se habrían topado de narices con tres y cuatro ‘cutras’ repletas de sabroso y embriagador aguardiente.

Otra mujer, llamada ‘la gitana’, viajaba en el ramal Col-tauco-Rancagua cada quince días. ¿Cómo podrían haber sospechado los carabineros que bajo el par de largos vestidos la hembra portaba –atadas a sus cintura– una o dos ‘cutras’?

A esta señora le acompañaba un tipo apodado ‘el Paja-rito’, conocido animador de fiestas criollas y buen guita-rrero. Dentro de la guitarra misma, otra ‘cutra’.

El ingenio era la única forma de evadir el control y hacer próspero el negocio (la libre empresa no ha inventado nada). Cuentan los viejos doñihuanos que uno de ellos logró pasar múltiples ‘cutras’ hasta Santiago, llegando a la Estación Central con dos ataúdes en el vagón de car-ga. Ningún policía le molestó, ya que la cara de acongo-jado (y de luto absoluto) que el paisano mostraba a quien quisiese verlo, bastaba y sobraba para no importunarlo y asociarse a él en el pésame por “el fallecimiento de sus dos hermanos menores en el incendio que destruyó la humilde vivienda campesina donde moraban”.

Los cajones funerarios fueron subidos a un camión que esperaba en calle Meiggs y descargados en las cercanías del Mercado Central –en la Vega– donde los dueños de cuchitriles formaron parte del verdadero ‘remate’ que el doñihuano realizó con el aguardiente.

Hay, eso sí, una variación en este asunto: no falta el ex-guachuchero asegurando otra cosa. Uno de los ataúdes habría llegado hasta el Cementerio General, donde el dueño del Bar ‘Quitapenas’ compró rápidamente la mer-cadería.

Muchos automóviles llegaban a Doñihue en procura del sacro líquido, y retornaban a las ciudades principales aprovechando la baja presencia policial después de me-dianoche en la única vía que comunicaba la ‘comuna del chamanto’ con la heroica (Rancagua) y la Panamericana Sur (hoy Ruta Cinco).

¿Cuántas de las actuales familias doñihuanas, propieta-rias de hermosas y productivas parcelas, comenzaron su prosperidad con el contrabando de aguardiente? Pre-guntar sobre este asunto no ayuda, pues las respuestas son idénticas en todo el territorio ubicado al oeste de Rancagua: “¿Nosotros? Nooo… jamás ‘trabajamos’ el aguardiente”.

No obstante, apenas se pregunta cómo se obtiene el maravilloso líquido, cambia el semblante y el interroga-do se transforma en excelente profesor indicando, paso a paso, la forma de destilar, producir y envasar ‘el jugui-to de orujo’. Insiste, eso sí, en que nunca preparó aguar-diente en el pasado, aunque todos conocen perfecta-mente la técnica para armar un alambique y el proceso de producción.

Un día cualquiera, hace ya una punta de años, el gobier-no de turno determinó que la única forma de detener el

contrabando de aguardiente –que salía no sólo desde Doñihue, sino también desde Malloa y San Javier (en la Región del Maule)– era ‘legalizando’ su producción. A partir de ese momento, el brebaje perdió su encanto y en el gusto popular fue superado por otros tragos, como el pisco y el ron.

Tuve la suerte de conocer los ‘dos aguardientes’: el ilíci-to y el legal. Confieso honestamente que el primero era mucho más sabroso, más embriagador y más criollo que el segundo. Además, traía en su cuerpo una historia de audacia y aventura que hoy es solamente leyenda.

Si desea reencontrarse con ese brebaje preparado al vie-jo estilo, péguese una vueltecita por la ciudad del cha-manto, busque el sector de Cerrillos, o el de la Rincona-da, pregunte y pregunte hasta encontrar el lugar donde todavía algunos viejos producen aguardiente respetan-do los métodos tradicionales.

Y si no desea moverse de la gran ciudad, para revivir esos tiempos, este ‘18’ échese al guargüero un buen sor-bo de aguardiente en cualquier fonda, ramada o cocine-ría. Haga patria. Haga Doñihue. Haga un ‘salud’ por los guachucheros olvidados. No se arrepentirá. Y estará fa-voreciendo un producto nacional que los chinos aún no copian.

Un auténtico guachuchero,

con su cinturón de mercancía

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Farianos, farcistas y farsantesescribe Cihuatl Chinchera

Ciudadana colombiana exiliada a México Forma parte de la red Tlaxcala de traductores

Venidos de un pedagógico octenio, que se oponía al Plan Nacional de Edu-cación, una estrategia con la que el poder ejecutivo asesinaba a la escuela colombiana; no solo vimos estupefac-tos e incrédulos, llenarse las calles de matones poderosos y defendidos en no pocas oportunidades por el presi-dente; sino que vimos inundarse la es-cuela de “matoneo”, implantado por la publicidad sutil de los medios de comunicación. Estrenábamos épocas de maledicencias agresivas que iban a darle sentido a la Ley General de Edu-cación: el estudiante es el centro del proceso educativo! Y al estudiante le enseñaba directamente el presidente Uribe: “Le rompo la cara marica”. El éxito de la pedagogía del matoneo, contrario al ideal ciudadano que so-ñaba el Plan Decenal de Educación 1996 - 2006.

De la misma manera escuchamos durante ocho años decir que el único enemigo del Colombia eran la FAR. Al señor Uribe le gustaba repetir esta palabra decenas de veces al día, inva-diendo todos los medios de comuni-

cación, interrumpiendo la programa-ción cotidiana, para enseñar a repetir a los colombianos al unísono: LA FAR. Muchos gozaban con esa tendencia montañera del señor Uribe que pare-cía caracterizarse por un hablar poco refinado y nada ilustrado; hasta lle-gamos a creer que estaba bien en sus labios esta expresión, ya que a todas luces, aquel presiente era bastante inculto. Nada parecía sobresaltarnos en aquella maledicencia, todos sabía-mos que se refería a las FARC, que en boca de un presidente bruto iban per-diendo su apellido, ya no eran de Co-lombia; quedaban reducidas a su sin-gular: Fuerza Armada Revolucionaria.

El asunto bien podría pasar al olvido, como todos los abyectos sucesos de ese malhadado gobierno 2002 - 2010; si no fuera por el éxito de aquel pro-yecto pedagógico mortal, incluso entre los más ilustrados defensores de la paz bajo el gobierno siguiente. El adjetivo más usado en tiempos de diálogos en la Habana, por los defen-sores del proceso de paz es precisa-mente un adjetivo uribista: FARIANO.

Mi generación presenció la llegada del hombre a la luna a través de los medios de comunicación, y allí mismo se nos aparecieron los contemporá-neos marcianos cuyo sinónimo obli-gado era “extraterrestre”, un nombre previo a la guerra de las galaxias para aunar esfuerzos planetarios en contra de un enemigo común de la humani-dad.

No obstante aquel nombre había na-cido de la pretensión pedagógica de señalar a los marxistas como marcia-nos. Instalado el nombre, afianzado el aprendizaje, vieja estrategia aprendi-da del génesis y de todo el idealismo occidental: primero era el nombre y aquel se hizo carne. Llama la atención la similitud en la terminación de am-bas palabras: fariano y marciano; un sufijo que indica origen, pertenencia, partidismo e incluso profesión u oficio.

Que el término FAR lo use un monta-ñero paisa llevado a la presidencia en calidad de machetero para limpiar las tierras de los colonizadores, no nos preocupa. Co

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Pero que el término se hubiese ins-talado sin escrúpulos entre los inte-lectuales colombianos nos parece ignominioso a la vez que una afrenta para el proceso de paz. Las FARC son el producto de la historia colombia-na y nada parece indicar que estas fuerzas armadas revolucionarias DE COLOMBIA, hubiesen sido produ-cidas por otras realidades latinoa-mericanas. Son DE COLOMBIA y se corresponden con esta específica historia. El adjetivo FARIANO es uri-bista y todo el que lo use está bajo su orientación pedagógica, por lo tanto nos despierta suspicacias.

Sin el objetivo de definir a los FAR-CISTAS como marxistas, pero si con el de restaurar la correcta formación de estos sustantivos derivados de sus vocablos de origen; llamaremos a los partidarios, pertenecientes e incluso a los oficiantes de las FARC, con su nombre más adecuado: FARCISTAS, sin ninguna cercanía ortográfica con el sustantivo FARSANTES.

Incluso para diferenciarlos muy in-tencionalmente de unos que en Co-lombia si han sido farsantes abso-lutos; nos referimos a unos actores guerrilleros que aparecieron recien-temente de la nada, ocasionando no-ticias convenientes para su ingreso al reparto de los dividendos de la paz. Ya los guajiros nos habían advertido que el adjetivo jesuita es un sinóni-mo de farsante, y Françoise Houtard nos había contado que un jesuita no sabe caminar derecho. Con estas au-torizaciones previas se nos hace ur-gente reclamar a Bergoglio por sus farsas mundiales recientes.

Su creación empresarial para admi-nistrar los recursos de la paz mundial, recientemente creada como Scholas Ocurrentes y su sociedad con la Fun-dación Pupi (por un piberío integra-do), administradora de la indigencia y las víctimas argentinas, montan la farsa del Partido por la Paz en Roma, con el concurso de estrellas mundia-les de fútbol.

Entretanto en Colombia se incre-mentan las oleadas violentas del ELN, una pseudo guerrilla que ja-más llevó el apellido DE COLOMBIA y que desde sus orígenes mostró sus garras jesuitas, estableciéndose como enemigo público de las FARC. Ninguno de sus antiguos (muy anti-guos) seguidores se atrevería a des-mentir esta aseveración, ya que en

las escuelas de iniciación “elenas” (deberían llamarse elenanos), el pri-mer aprendizaje era el del desprecio por los “campesinos ignorantes de las Farc”; todo integrante del ELN ha sido en principio, un enemigo decla-rado de las FARC.

Con su Teología de la Liberación, su toma constante de iglesias y su cate-cismo camilista, aquella guerrilla se convertía en la única esperanza para los más pobres. Pero en tiempos de diálogos por la paz de Belisario y sus militares el ELN no fue protagonista, muy convenientemente, ahorrándo-se la desaparición de sus miembros, como si aconteció a la UP.

En los tiempos de Pablo Escobar y sus matones, integrantes del EPL y del ELN pasaron a engrosar las filas de matones y paramilitares del nar-cotráfico. A la voz jesuita del CINEP y su trabajo con las masas, miembros del ELN se fundieron entre las comu-nidades más deprimidas y desde allí fomentaron grupos de autodefensa; les recordamos haciendo apología teórica de la autogestión popular en su tarea de liberación, pero su resul-tado tiene importantes indicadores en las bandas de delincuentes en los territorios más miserables.

En los últimos tiempos y desde hace más de veinte años los miembros del ELN se dispersaron por el viejo conti-nente en calidad de refugiados; esos mismos que gozan del apoyo de los jesuitas en el mundo. Todos ellos hoy muy agradecidos con los parientes de Bergoglio por haber sido insta-lados en países europeos. Lo cierto es que el ELN dejó de existir hace ya mucho tiempo, su época de esplen-dor nos remite a un periodo de la his-toria televisiva de nuestra infancia, en la que todos los domingos y luego de la misa, allá por los años setenta, escuchábamos a Ana y Jaime cantan-do las canciones de aquella guerrilla, con el auspicio de todos los empre-sarios nacionales que llenaban de publicidad el espacio de El Show de las Estrellas.

Uno puede sospechar que el ELN no alcanzó más esplendor que el de ser el ejército defensor de los intereses plasmados por Joseph Gumilla en su Orinoco Ilustrado; es decir un ejérci-to que reguló la producción petrolera en los Territorios Nacionales, entre-gados en custodia a los Jesuitas des-de el nacimiento de la República.

Tienen que ser unos farsantes esos que hoy aparecen de la nada atacan-do poblaciones y haciendo escánda-lo ante los medios de comunicación, con el objetivo de firmar la paz con el gobierno de Santos en un país di-ferente de la Habana y bien lejos de esos “campesinos ignorantes de las FARC”.

Vuelvo a recordar la canción popular que mejor le va a esta falsa guerrilla y sus progenitores jesuitas:

“Ya llegó Julio Moreno al pueblo de So-plaviento,

y puso en conocimiento que tío cai-mán se murió,

Los gallinazos se alegran y preparan el velorio

cuando llega Angel Custodio que lleva la ropa negra,

golero tío caimán está enfermo, gole-ro y quizá se ha muerto...”

Aparecen al anuncio de que habrá presupuesto para la paz, hay un muerto que comerse, andan rondan-do con su traje negro, sin refugio en la historia nacional y desconocidos por las generaciones más jóvenes, acuden a la misma estrategia de Ber-goglio, hacerse publicidad de alguna manera; con eso se hace la farsa de la guerra en Colombia, mientras en el Vaticano se hace la farsa de la paz; pero todos sabemos que son los mis-mos actores.

Se les salen las garras y van por un motín de paz, a falta de un motín de guerra. La paz tiene las llaves de la economía contemporánea. Los due-ños de las víctimas van a ganarse el botín de la paz.

Para que a Bergoglio se le caiga la máscara, bastaría exigirle que haga callar a sus guerrilleros del ELN en virtud de la paz, en lugar de disimu-lar haciendo partidos de fútbol con un deporte que tampoco ha contri-buido en nada a la paz; una franqui-cia del nacionalismo decimonónico escondida en las tierras del Arzobis-po de Canterbury y bajo la autoridad de la IFAB, una vieja sociedad a la que hasta hace poco y desde varios siglos atrás, la guerra les ha sentado tan bien.Co

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POLITIKANo escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen...

Editor general: Luis Casado.Colaboradores: Arturo A. Muñoz - Álvaro Hilario Pérez de San Román - Daniel Pizarro Cihuatl Chinchera (Tlaxcala) - Palomo.Diseño gráfico: POLITIKA Traducciones: POLITIKA

La Copia Feliz Palomo