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¿Por qué, si Jesucristo viniese hoy y estuviese enfrente de los cristianos, estos no le reconocerían?

Cita Bíblica: 1ª Juan 4:20; “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y abo-rrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su her-mano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”

Parecerá raro a los ojos de muchos, que los voceros (portavoces) de un gran hombre, al verle personalmente y cara a cara, los ta-les no le reconocieren. Ciertamente es un poco extraño, pues se supone, son ellos, quienes teórica y prácticamente, le escuchan a cada momento y casi todo el tiempo. Es más, son ellos, con quie-nes él conversa, acerca de sus planes inmediatos y a largo plazo.

Resultaría más que anormal, que los tales no le reconozcan al verle cara a cara. Y aun, por más raro que lo anterior parezca, actualmente existen grandes posibilidades de que la mayoría de estos seguidores, ni siquiera reconocieren su voz, al momento en que este gran hombre se ocupase en dirigirse a ellos, aun ha-blándoles directamente a sus oídos.

Pues, este es el caso de los cristianos modernos, tanto protes-tantes como los diferentes a estos. Es muy triste tener que reco-nocer y aún más lo es el decir públicamente, que los creyentes de ahora en día, ciertamente han dejado el faro que les guía en su caminar diario e histórico en su estadía en la tierra. Escanda-loso o no, (aunque obviamente muy escandaloso); se nos vuelve necesario responder a la pregunta anterior, la cual fue planteada al inicio, ahora de una forma parafraseada y más comprensible: ¿Por qué, si los cristianos modernos, viesen a Jesucristo acercár-

seles en persona, cara a cara, estos no le reconocerían?

Ya sea que se les presente en sus hogares, o en sus lugares de trabajo, en sus matrimonios, en sus vidas personales, en sus relaciones con amistades cercanas, (es decir, en el conglomera-do de la plenitud de sus vidas). La respuesta es: Ellos, le verían como un perfecto extraño y, ni siquiera sentirían el más mínimo cosquilleo en su cuerpo, (por causa de la presencia de aquel que les visita); simplemente porque viven el evangelio conforme a su “gusto” (dirigido a su manera) y no conforme a las palabras de Jesús en cuanto a la vida cristiana.Es importante que nos hagamos, muy personalmente, la siguien-te pregunta:

Porque viven el evangelio

conforme a su “gusto” ((dirigido a su manera)) y

no conforme a las palabras de Jesús.

¿Cuántas veces, Jesús ya habrá visitado mi vida y yo no le he reconocido?

Que buena pregunta íntima y enfocada es esta, teniendo en cuenta que él siempre quiere estar cerca de nosotros para ayu-darnos a cambiar las cosas que no están de acorde con su voluntad para el destino de la humanidad, y que por tanto, él desea cambiar con motivo de nuestro bienestar.

Veamos las razones que esbozan de mane-ra apremiante el hecho del porque no re-conoceríamos a Jesús al presentarse per-sonalmente a nosotros. Las cuales, están relacionadas al desarrollo de la vida cris-tiana y a la vivencia del evangelio.

Razón 1. Jesús dijo que amaramos a nuestro prójimo y es lo que menos hacen los cristianos ahora. San Juan 13:34.

La mayoría de creyentes tienen por normal asistir a los cultos de su iglesia, (celebraciones litúrgicas de la comunidad de fe local) y ni siquiera compartir un momento con alguno de los que allí se reúnen. Todos se presentan a hacer una liturgia y en el mejor de los casos, su verdadero objetivo es buscar a Dios, pero termina-do este acto, “salen corriendo” a sus automóviles con destino a sus casas, y en algunos casos extremos, con un destino diferente hacia otras actividades (por cierto, algunas no cristianas ni de acorde con el estilo de vida piadoso). Al hacer esto, automáti-camente ni le prestan atención a las otras personas, que en ese momento se han sentado junto a ellos, en las sillas o bancas de la comunidad de donde participan, y esto aunque se han junta-do con el propósito de adorar a Dios. Es más, hasta ni saben el nombre del que se ha sentado a la par de ellos, ni cualquiera de los aspectos de su situación personal.

Muchos dicen: “esto es por causa de que nuestra congregación es muy grande” Pero esta es una excusa que hace que nuestro cristianismo sea completamente individualista y sin vida en co-munidad. ¿Cómo puede decir un individuo, que practica un cris-tianismo semejante, que conoce a Dios? Si ni siquiera, ama a su prójimo y ni lo conoce, (1ª Juan 4:20b;…Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?) Y ni siquiera se interesa por él, ya que solo se interesa por su vida en particular y solo en los suyos (familiares), que están más cercanos a su vida, pero nada más.

Es más, en algunos casos, este tipo de personas, ni visitan a otros hermanos creyentes cuando estos tienen problemas de salud, de familia o de diversa índole de necesidad, para ayudarles a so-brellevar las dificultades y ayudarles íntegramente, tanto espiri-tual como materialmente. Si este tipo de cristiano viera a Jesús de enfrente, cara a cara, no le reconocería; pues Jesús amaba y se preocupaba por las demás personas y se ponía al servicio de ellas. Marcos 1:32-34.

Razón 2. Jesús, se preocupaba por el necesitado, los creyen-tes de hoy en día ya no.

Muchas iglesias de hoy en día, son tan elitistas que se preocupan

San Juan 13:34; Un mandamientonuevo os doy: Que

os améis unos a otros; como yo os

he amado, quetambién os améis

unos a otros.

solo por cosas como: ¿Quiénes van a cen-trase en las primeras sillas de los templos? ¿Quién conduce el mejor automóvil para llegar a la iglesia? o ¿Quién viste mal, quien viste bien o mejor que los demás?

Estas preguntas reflejan un interés que ciertamente no es la voluntad de Dios y están más relacionadas a los valores ma-teriales del estilo de vida del mundo. Al-gunas comunidades no dejan entrar a sus celebraciones (cultos): a personas pobres o necesitadas, personas no muy bien vesti-das (a ojos de ellos) o con problemas eco-nómicos serios. Hoy en día es muy común, ver como se rechaza a indigentes en la en-trada de las iglesias, a ancianos y se descui-da a personas con capacidades especiales

o en sillas de ruedas y sin en el caso; se les permite entrar, el ambiente no está dedicado ni adecuado a ellos, pues el ambien-te esta solamente dedicado a las personas que tiene facilidades económicas y estatus social. Que gran error de la iglesia de cris-to del siglo XXI. A donde está el mensaje del evangelio, ¿será que ya se ha cambiado por motivos muy personales?

¡Qué triste! (Santiago 2:1-9) Pues Jesús antes de predicar, a los que ante los hombres son prominentes y ricos, primero iba a los pobres y necesitados, y ciertamente iba para ayudarles. No le importaba ni como vestían, ni cómo eran vistos socialmente, solamente le importaba la actitud de sus corazones y su dolor y necesidad presente.

Jesús antes depredicar a losprominentes yricos, iba a los

pobres.

Hoy en día muchos cristianos de nuestras iglesias, no reconocerían a un Jesús, que se vestía con un traje de una sola costura y con sandalias, que viajaba a pie cami-nando por los campos, en busca del que tenía necesidad, con el objetivo de ayudar a los pobres y más necesitados. Salvando primeramente sus almas y su condición para la eternidad, por medio del arrepen-timiento y perdón de pecados, pero luego velando por su bien físico y material.

Pero la iglesia moderna, se ha quedado hasta el punto de la predica contra el pe-cado, pero después de esto, no ayuda ma-terialmente a sus hermanos, ni vela por su derechos y bienestar delante de los hom-bres, ni siquiera haciéndolo en nombre de

Dios. Y debería de ayudarles, pues ella administra lo ofrendado a Dios, (Diezmos y ofrendas) con el propósito de ayudar al necesi-tado y no con otros propósitos equivocados; es necesario que la iglesia subsista como entidad pero lo demás restante de lo que se ofrenda a Dios, ciertamente es solamente de los más pobres y necesitados.

Razón 3. Los creyentes modernos han vuelto el evangelio de Jesús, en una herramienta con fines egoístas.

Por anormal que parezca, los creyentes modernos han vuelto el mensaje del evangelio, el cual está destinado para el bien de mu-chos, en un mensaje que se usa para provecho personal. Y es que ¡cuántos cristianos de hoy en día, no han ya utilizado la palabra de Dios a su conveniencia! y, también la utilizan para denigrar y condenar la vida de los demás.El evangelio, que es salvación de corrupción para los hombres, hoy se ha prestado al servicio de manos corruptas, que aunque los que hacen esto, en un principio no tenían tales intenciones, cayeron en esta trampa por no comprender que todo lo que Dios nos ha permitido ser y poseer, debemos de ponerlo en servicio de los demás. Jesús se despojó (vacío) Filipenses 2:1-11. Prefi-rió ser siervo y ya no ser solo Dios, no teniendo la obligación de hacer esto, prefirió el servir a una humanidad que no merecía nada semejante. No por nada, ciertamente él es nuestro Dios; que nos enseñó que no debemos de ser egoístas y que también debemos de aprender a pensar en las necesidades de los demás y no solo en las nuestras. Si Jesús viniese ahora, es posible que fuésemos tan capaces de tildarlo de tonto, por el hecho de que él sirve a los demás, y no se dedica a servirse a sí mismo. Más no sabemos que nosotros somos los tontos, que aunque nos cueste,

ciertamente debemos de aprender a servir a los demás. Para así voluntariamente ayudarnos unos a otros, llevando juntamente nuestras cargas, en esta carrera diaria que nos lleva al cielo que tenemos prometido los cristianos, pero que ciertamente, si en el ahora, no hacemos nada de acorde a ello, no lo alcanzaremos a este, ni posiblemente conoceremos la voluntad de nuestro Sal-vador.

Consideraciones.

Para cambiar el mundo, algo que actualmente es muy y más que necesario, debemos de tener presente la imagen de aquel que nos cambió primero a nosotros (si es que él nos ha cambiado); para seguir sus parámetros y pisadas cada día y cada momen-to, hasta el final, ya que; ¿Cómo, estando así de mal, el mundo nos reconocerá como los portadores de la verdad de Dios? Cier-tamente cambio es lo que necesitamos; cambio de corazón, de ideales y de mentalidad para ser semejantes, en el actuar de Jesús. Debemos aprender a amar a nuestro prójimo, a ayudar al necesitado y aprender también a servir a los demás aun por encima de nuestros propios intereses. Solo de esta forma conse-guiremos ser de bendición a los no creyentes y no un tropiezo para ellos.

© SERIE: ESCRITOS MINISTERIALES Y ENSAYOS TEOLÓGICOS.Hecho el Depósito conforme a la ley.El Salvador, 2014.