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24 de septiembre de 2021 24 YASSET LLERENA ALFONSO YASSET LLERENA ALFONSO Por NAILEY VECINO PÉREZ y LILIAN KNIGHT ÁLVAREZ La palabra innovación hoy retumba en la mayoría de las propuestas y los discursos gubernamentales que llaman a solventar, con ciencia, los principales problemas del país. Los parques tecnológicos son una de esas iniciativas encaminadas a implementar en el sector productivo los resultados de investigación de universidades, centros científicos y entidades innovadoras (estatales o privadas), en aras de crecer en ingresos y capacidades Incubadoras Incubadoras de soluciones de soluciones PARQUES CIENTÍFICOS TECNOLÓGICO PARQUES CIENTÍFICOS TECNOLÓGICO

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Por NAILEY VECINO PÉREZ y LILIAN KNIGHT ÁLVAREZ

La palabra innovación hoy retumba en la mayoría de las propuestas y los discursos gubernamentales que llaman a solventar, con ciencia, los principales problemas del país. Los parques tecnológicos son una de esas iniciativas encaminadas a implementar en el sector productivo los resultados de investigación de universidades, centros científi cos y entidades innovadoras (estatales o privadas), en aras de crecer en ingresos y capacidades

Incubadoras Incubadoras de solucionesde soluciones

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EMSI FARMA se centra en diseñar equipos a la medida de la biotecnología cubana y sus condiciones.

E LIA Bermúdez Savón se somete a una cirugía de cataratas. Es marzo

de 2019 y esta mujer de 79 años cumple en cada paso las indica-ciones de su médico: una gota de ciprofl oxacino cada cuatro horas, tres días antes de la ope-ración, y dosis de prednisolona con frecuencia variable durante las seis semanas posteriores.

Elia fue una de las 28 000 in-tervenciones de cataratas rea-lizadas ese año, posibles no solo por el esfuerzo y la preparación de los profesionales oftalmoló-gicos, sino también por la dis-ponibilidad de esos colirios que garantiza la Unidad Empresa-rial Base (UEB) Julio Trigo, de Laboratorios AICA+.

Lo que pocos pacientes sa-ben es que esta UEB, respon-sable también de la producción del Prevengho Vir y parte del Nasalferón, ha podido solven-tar sus producciones gracias al aporte del proyecto EMSI FARMA, asentado en el Par-que Científi co Tecnológico de La Habana (PCTH).

La colaboración entre EMSI FARMA y la Julio Trigo se inició desde 2016, cuando el negocio por cuenta propia apenas comen-zaba y solo lo integraban cuatro egresados de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae).

“Surgimos como respuesta a algunos problemas de la indus-tria biofarmacéutica –comenta Fernando Suárez Concepción, líder del proyecto. Teníamos más de 10 años de experiencia como trabajadores del Centro de In-munología Molecular (CIM) y los conocimientos necesarios para ofrecer soluciones propias”.

“Formarnos profesional-mente en el CIM nos permitió intercambiar con fabricantes ex-tranjeros, presenciar las puestas en marcha, conocer los están-dares requeridos. Nos dimos cuenta que podíamos hacer con recursos humanos nacionales muchos de los trabajos que ha-bitualmente se pagaban en divi-sa a una empresa extranjera”,

agrega Julio César Carbó Cas-tro, especialista en validación de sistemas computarizados.

Como los diseños y soluciones eran muy diversos y complejos, no era posible realizarlos desde un centro en específi co, por lo que el proyecto obtuvo múltiples licencias en el sector privado para acercarse al desarrollo que implica la automatización.

Laboratorios AICA+ fue de las primeras empresas con las que establecieron contratos, la cual depositó en sus manos la recuperación o repotencia-ción de equipos valorados en millones de euros. Quizás por ese motivo, al principio no les fue fácil con algunos clientes, quienes miraban con reservas a los trabajadores no estatales. Pero eso cambió sustancial-mente cuando se vincularon con el PCTH.

Un área incubadoraDesde que se planteó la posi-bilidad de crear un parque tec-nológico en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), los creadores de EMSI FARMA evaluaron las potencialidades de relacionarse con una pro-puesta como esa.

Por ello, en febrero de este año se integraron a esa enti-dad con la esperanza de que sus especialistas transforma-ran a EMSI FARMA en una pequeña empresa de bases tecnológicas bien ubicada en el mercado.

Esta asociación ha permitido desarrollar con bases legales el emprendimiento. Entretanto, el Parque como proyecto som-brilla les ofrece representación jurídica, pagos por resultados, acceso a recursos tecnológicos y humanos especializados; así como a infraestructura y servi-cios logísticos, una vez que las instalaciones del Parque estén terminadas y la situación epide-miológica permita a estudiantes y profesores regresar a la UCI.

El proceso de aprobación para incluirse en el PCT, según expli-ca Fernando Suárez, fue riguro-so mas no engorroso. “Nuestros años de trabajo nos permitieron presentar un informe sólido, con una ruta clara de desarrollo, alianzas, avales de empresas benefi ciadas, pruebas de factibi-lidad y análisis de riesgos”.

Este documento fue presen-tado ante el comité de expertos del Parque y tres meses des-pués recibieron la aprobación.

A partir de la vinculación con el parque, EMSI FARMA obtuvo nuevos contratos con institucio-nes del sector biofarmacéutico: en Laboratorios CITOX auto-matizaron el sistema de distri-bución de agua para inyección, en el Centro de Inmunoensayos se reparó y automatizó la má-quina de llenado de frascos, con lo que se ahorró 100 000 euros y actualmente se trabaja en la automatización de las autocla-ves del laboratorio de sueros y hemoderivados.

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En un futuro, las relaciones con el PCT de La Habana tam-bién pueden garantizar un régi-men especial tributario (durante los primeros cinco años), facilida-des para la importación, acceso a fondos y créditos, y un esquema para incentivar exportaciones, agrega el doctor en Ciencias Téc-nicas Alberto Prieto Moreno, es-pecialista en automatización de procesos industriales.

Del saber al hacerOtra de las uniones que les ha resultado provechosa es la re-lación con los profesores y es-tudiantes de la Cujae. Para los fundadores de EMSI FARMA fue un regreso a casa.

Randy Piñero Aguilar, quien lidera el grupo de automatiza-ción de proyectos industria-les en la empresa, refi ere que las ventajas de este lazo son vitales, pues permiten la apli-cación de los resultados cientí-fi cos más recientes y el apoyo en la investigación. “A su vez, nosotros le brindamos a la uni-versidad nichos de estudio que nacen de los problemas reales de la industria”, agrega.

Hoy el equipo de EMSI FARMA está compuesto por 11 especialistas en ingeniería au-tomática, mecánica, eléctrica y otros, de los cuales más de la mitad se mantiene ligada a la Cujae como profesores o es-tudiantes de postgrado.

“Esta casa de altos estudios encontró en los fundadores del proyecto el interés de aplicar las investigaciones del Grupo de Investigación en Estimación de Parámetros y Diagnóstico de Fallos, así como las tesis afi nes de los estudiantes de Automáti-ca y Biomédica”, explica el pro-fesor Orestes Llanes Santiago, líder del grupo de investigación y coordinador de la interacción con la Cujae.

Si bien se vinculan prefe-riblemente alumnos de estos perfiles, como señala el doc-tor en Ciencias Aplicadas, no se descarta la integración de educandos pertenecientes a

otras especialidades. Cada año, nuevos estudiantes se aceptan como parte de su labor extra-clase, con un plan de estudio modifi cado en función de obte-ner más horas de laboratorio.

Para la profesora y estudian-te de doctorado, Adriana Villalón Falcón, el principal estímulo de unirse a un proyecto como este es sentirse realizada. “Después de tantos años de estudio uno no solo quiere ir a una indus-tria a dar mantenimiento, sino

también a diseñar soluciones de automatización desde cero”.

En tanto, la ingeniera Laura García González, quien también es profesora y cursante de pos-grado en la Cujae, opina que vincularse con un ámbito pro-ductivo brinda “un extra” para “aterrizar” la realidad en sus clases. La unión de todos como actores del proceso de innova-ción garantiza que llegue a la industria los principales ade-lantos científi cos.

La vinculación de EMSI FARMA con el Parque Tecnológico de La Habana le abrió las puertas a nuevos contratos en el sector biofarmacéutico.

La relación entre la empresa y la universidad ha permitido llevar a la industria las principales investigaciones y a la universidad nuevos nichos de estudio.

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Ciclo cerrado

En 2016, la Julio Trigo enfrenta-ba una situación compleja: “No teníamos respaldo de liofiliza-doras (deshidratan el medica-mento y alargan su vida útil), las autoclaves y los túneles de despirogenización (para la es-terilización) estaban en estado crítico o sin funcionar, y nuestro equipamiento obsoleto obligaba a medir manualmente los pará-metros de fabricación”, revela Maydolis Álvarez Tito, directora de la UEB.

La Empresa de Servicios Ingenieros Especializados (Esi-nes), que se encarga de man-tenimientos menores, no podía asumir dichas reparaciones. Solo quedó confi ar en aquellos jóvenes trabajadores por cuenta propia que iniciaban su negocio de automatización de procesos en la industria biotecnológica.

EMSI FARMA fue sometida a un proceso de licitación y acom-pañamiento, luego de que los cu-rrículos de sus integrantes fueron revisados. Asumieron en total la restauración de cinco equipos desde la defectación, la investi-gación y el desarrollo de solucio-nes, hasta la puesta en marcha y la capacitación del personal.

Lo más sorprendente de este proyecto es que asume cada re-forma con el equipamiento ocio-so que el grupo BioCubaFarma tiene en sus almacenes. “Como conocemos la industria, locali-zamos componentes disponibles que tengan otras empresas,

los modificamos y agregamos nuevas prestaciones. No es lo ideal, pero con ello ayudamos a mantener nuestras capacidades productivas y extender la vida útil del equipamiento”, expone Fernando Suárez.

Maydolis Álvarez también resalta cómo estos jóvenes son capaces de acudir, incluso de no-che, a solucionar problemas de la fábrica, sin que medie un contrato estrictamente defi nido.

Los trabajadores de la UEB sostienen que el número de roturas ha disminuido notable-mente. Además, como describe Orlando Filgueira Rego, operario de la planta de liofi lizado, ahora son automáticos todos los proce-sos de apertura y cierre de vál-vulas, medición de temperatura y detección de errores. Eso lo convierte en un supervisor del funcionamiento del sistema.

En efecto, como explica la jefa de producción Yaima Borre-ro Viamonte, las soluciones de EMSI FARMA mitigan o anulan el error humano, estandarizan los procesos y aumentan la efi -ciencia. Como valor agregado de estas propuestas tecnológicas también está la emisión com-putarizada de la documentación que valida las condiciones de pro-ducción de cada medicamento y que permite posteriormente la certifi cación para su venta.

Con más de cinco años de trabajo, los miembros de EMSI FARMA siguen enfrentando obs-táculos: “El principal reto es que las empresas estatales acepten

nuestras propuestas como susti-tutas de equipamiento extranje-ro”, asegura el doctor ingeniero Alberto Prieto. “En segundo lu-gar está la limitante tecnológica en cuanto el acceso a softwares específi cos para esta industria (25 por ciento del total), que no pue-den ser cambiados y que al país les resultan caras sus licencias. Los componentes que emplea-mos podrían ser importados, pero para eso dependeríamos de la ca-pacidad del PCT en ese sentido y quizás de cobrar por nuestros servicios un por ciento de la factu-ra en divisas. Hasta ahora eso no ha sido posible”, sentencia.

Hoy EMSI FARMA se con-centra en diseñar soluciones de automatización a la medida de la biotecnología cubana y sus condiciones, en sustentar a enti-dades como la UEB Julio Trigo que elabora 26 tipos de colirios, 11 clases de inyecciones, alrede-dor de dos millones de unidades de Prevengho Vir y parte del Na-salferón aplicado a más de 100 000 personas durante la pandemia.

Las soluciones de EMSI FARMA automatizan los procesos, de ahí

que disminuya el error humano.

A los trabajadores de la Julio Trigo hoy les resulta más fácil producir anestésicos, antibióticos, antiinfl amatorios, antiglaucomatosos, el Prevengho Vir y parte del Nasalferón para lucha contra la covid-19.

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A UNQUE las medidas de restricción de la movili-dad interprovincial im-

piden tantear los resultados, las tecnologías de la informa-ción y la comunicación (TICs) ayudan a superar las barreras del nuevo coronavirus y nos conducen hasta la Atenas de Cuba. Quizás por eso, estos recursos se han vuelto tan populares entre la comunidad científica matancera, que bus-ca potenciar el conocimiento y la innovación en pos del desa-rrollo territorial.

La idea de un Parque Cien-tífi co Tecnológico en Matanzas (PCTM) inicia en 2017, cuando por acuerdo del Consejo de Administración Provincial se aprobó una iniciativa cercana a lo que existe hoy. El objeti-vo era integrar las empresas tecnológicas que desde hacía un tiempo colaboraban con la

Impulso a la creación

Si bien este Parque se espe-cializa en la rama de las TICs, “la diversidad de carreras asentadas en la Universidad de Matanzas Camilo Cienfue-gos (UMCC) permite ejecutar proyectos de otras áreas del conocimiento y prestar servi-cios especializados de alto va-lor agregado”, añade Castilla Cabrera.

El PCTM, que se nutre prin-cipalmente de los fondos del gobierno y del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, busca generar ex-portaciones que ayuden lue-go a la adquisición de materia prima en el mercado inter-nacional. Hasta el momento, ocupa un espacio restringido en la universidad yumurina; sin embargo, quienes con-fían en su potencial esperan un crecimiento del área físi-ca que posibilite la aceptación de nuevos proyectos.

Clave de bienestarEn busca de mayor “bienestar”, la Empresa de Tecnologías de la Información para la Defensa (Xetid) extiende a nivel nacio-nal una plataforma que extra-pola al ámbito digital la gestión de trámites e interrogantes de los ciudadanos.

La División de Xetid en Ma-tanzas, asentada también en el PCTM, ha hecho de Bienestar un programa que integra 15 sectores y alrededor de 250 or-ganismos. Entre los servicios resaltan la gestión de inciden-cias ante el gobierno, así como las diligencias en las ofi cinas del Instituto de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, el Mi-nisterio de Justicia, Acueducto y Alcantarillado, y el sector de las telecomunicaciones.

Funcional las 24 horas, y con registro de usuario en las diferentes aplicaciones (apk), esta plataforma pudiera re-sultar clave para la toma de decisiones. No obstante, aún existen muchas reservas en la apk Participación Popular, no solo porque los usuarios

Universidad en el desarrollo de software y que estas apoyaran en la estrategia provincial de informatización, explica Diego Castilla Cabrera, presidente del Parque.

Con la publicación, en agos-to de 2019, del Decreto 363 so-bre los PCT y las empresas de interface entre las universida-des, las entidades científicas y los centros productivos, se crearon las bases legales para la inscripción del PCTM como sociedad mercantil.

Desde enero de 2021 –cuan-do iniciaron las operacio-nes– hasta la fecha, el parque matancero ha incubado ma-croproyectos vinculados con el gobierno electrónico, la fa-bricación de prótesis craneales y dispositivos médicos, el Siste-ma de Información Ambiental Nacional, y a Varadero como ciudad digital.

Con la plataforma Bienestar se da otro paso hacia la informatización de la sociedad cubana y matancera en particular.

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Sobre el funcionamiento de los Parques Científi cos Tecnológicos de Matanzas y La Habana, los sectores que benefi cian y su consonancia –o no– con las prioridades del país, se aborda en el presente trabajo

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no explotan toda la capaci-dad tecnológica instalada, sino también porque no siem-pre los directivos provincia-les y municipales entienden la importancia de esta herra-mienta, refiere Maikell Avilés Mariano, director de Xetid en Matanzas.

Aun así, como proyecto, Bienestar crea sinergia entre las instituciones y fomenta el surgimiento de nuevas iniciati-vas. Tal es el caso de “Varade-ro, ciudad digital”, producto que prevé convertir al principal polo turístico del país en un destino digital para 2025.

El programa permitirá per-feccionar los servicios a la po-blación, elevar la calidad de vida y dotar a la península de valor agregado como pro-ducto, gracias a la integración de soluciones informáticas relacionadas con el gobierno y el comercio electrónico, la gestión del transporte, el eco-sistema y su sostenibilidad, asegura Maylé Salgado Cruz, líder de esta iniciativa.

Salgado Cruz, quien tam-bién es profesora de la Univer-sidad de Matanzas y doctora en Ciencias Técnicas, aclara que “una vez Varadero quede certificado como ciudad digi-tal, se validará un modelo de urbe sostenible ajustable y re-plicable en otras ciudades.

Soluciones capitalesEl edificio, sin concluir, ex-hibe su mutismo a pesar del trabajo de obreros. Al interior, varios salones de reuniones y oficinas ya tienen forma, y esperan ser ocupados por emprendedores, estudiantes, profesores. En uno de esos espacios, Héctor Rodríguez Figueredo y Maikel Ruenes Correa, vicepresidente y di-rector de negocios del Parque Tecnológico de La Habana (PCTH), respectivamente, co-mentan cómo ha sido el inicio de esta nueva forma organiza-tiva en un ambiente marcado por la covid-19.

“Hasta el momento se man-tiene el trabajo a distancia, lo cual afecta uno de los ob-jetivos de esta entidad: crear un ecosistema de innova-ción mediante el trabajo co-laborativo entre empresas y proyectos aquí asentados”, reflexiona Héctor.

“Sin embargo, –continúa– mantenemos el acompaña-miento a los 19 proyectos incubados en el parque, así como a los otros que están en negociación, evaluación, en fase de anteproyecto e incluso a aquellos que están identifi ca-dos como oportunidades”.

Aunque el PCTH está cons-tituido desde enero de 2020 como sociedad mercantil, no comenzó sus operaciones has-ta junio con la creación de sus cuentas bancarias, la junta di-rectiva y el consejo técnico ase-sor, encargado de aprobar los proyectos presentados.

En enero del presente año llegaron oficialmente los pri-meros proyectos al Parque. En-tre ellos fi gura AlaSoluciones, iniciativa privada que diseña prototipos de vehículos no tri-pulados (drones) con sistema de monitoreo y control para le-vantamientos geofotográfi cos.

En la Universidad de Matanzas se buscan nuevos espacios para ampliar las capacidades tecnológicas y el número de proyectos acogidos.

El proyecto Varadero, ciudad digital, integrará soluciones informáticas relacionadas con el gobierno y el comercio electrónico, la gestión del transporte, el ecosistema y su sostenibilidad.

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También llegó la empresa alemana SMaBiT, primera de las seis oportunidades foráneas detectadas. Al decir de Maikel Ruenes, con el apoyo de espe-cialistas cubanos esa compañía desarrollará la domótica (siste-mas para automatizar una vi-vienda); o sea, soluciones para hacer un hogar “inteligente”. Asimismo, se agrupan allí las conocidas aplicaciones Picta, Apkalis, Todus, y la del ventila-dor pulmonar Combiovent.

El PCTH aún no cuenta con un fondo fi nanciero, de modo que hasta el momento solo cap-ta el capital para la innovación y el desarrollo de las empresas benefi ciadas de los inversionis-tas extranjeros y del cobro de sus servicios. Dicho patrimonio puede ser retenido total o par-cialmente por la UCI, en calidad de accionista (con 49 por ciento del dominio de la sociedad).

La aspiración de los direc-tivos del PCTH es incluirlo en la Asociación Internacional de Parque Científicos Tecno-lógicos y Áreas de Innovación (IASP por sus siglas en inglés), lo cual permite participar en congresos y cursos de capaci-tación a nivel global, acceder a fi nanciamiento y visibilizar sus servicios a nivel mundial.

El anhelo más grande será contribuir a la soberanía tec-nológica nacional mediante el diseño de software libre y la fa-bricación de equipos propios.

Sectores priorizados

El Centro Nacional para la Pro-ducción de Animales de Labo-ratorio (Cenpalab) se inicia con una aventura primermundista: la agricultura de precisión. Los miembros del equipo de Cenpa-lab vinculados con el PCTH han desempolvado ese proyecto que soñaron por primera vez en 2009 y en un futuro podría incremen-tar las producciones, su calidad y rentabilidad.

El geodesta Tomás Martínez Rojo, especialista principal del proyecto, resume que en la ac-tualidad se enfocan en el control de combustible y el seguimien-to de la maquinaria (velocidad, tiempo de uso y área recorrida) en tiempo real mediante senso-res digitales. Además, han incor-porado a un tractor soluciones de automatización que permiten

replicar en cada surco la misma profundidad de aradura y han di-señado software para el control de riego soterrado, según expli-ca el ingeniero eléctrico Roberto Garrido, jefe del proyecto.

Hasta el momento han lo-grado encadenamiento con AlaSoluciones y colaboración con especialistas de la UCI en la producción de software libre. Sus prototipos son fabricados por una empresa china que, al no tener representación en la Cámara de Comercio Nacional, envía los componentes con una intermediaria española.

Poco a poco nuevas empre-sas se interesan por implemen-tar las soluciones de Cenpalab, las cuales ya están presentes en centrales como el matance-ro Jesús Rabí; el Héctor Rodrí-guez, de Villa Clara; y el Ciro Redondo, de Ciego de Ávila.

La sede del parque tecnológico de La

Habana, aunque aún está en construcción, pretende alojar a los primeros proyectos y

generar un ecosistema de colaboración y

encadenamientos.

Uno de los tractores robotizados en Cenpalab que funciona en la Finca Mestre, en San Pedro, Bauta.

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Breve recuentoLOS primeros Parques Cien-

tífi co-Tecnológicos (PCT) de la historia surgieron en Silicon Valley (también conocido como Valle del Silicio), California, Estados Unidos, fruto del pro-greso experimentado por las tecnologías de la información en la segunda mitad del siglo XX. El éxito de aquellos pro-yectos pioneros, como piezas clave en sistemas de innova-ción, hizo que se amplifi caran hasta la actualidad en todo el mundo.

La Asociación Internacional de Parques Científi cos, IASP, por sus siglas en inglés, se fundó en 1984, y desde sep-tiembre de 1995 tiene su sede mundial en el Parque Tecnológico de Andalucía, Es-paña, y una ofi cina regional en Beijing, China.

La IASP define un PCT como la entidad que estimula y gestiona el fl ujo de cono-cimiento y tecnología entre universidades, instituciones de investigación, empresas y mercados. Establece además que deben impulsar el origen

y crecimiento de empresas innovadoras mediante proyec-tos de incubación, así como proporcionar otros servicios de valor añadido y espacios e instalaciones de calidad e integración.

En 2017, la Universidad de Ciencias Informáticas fue aprobada por la IASP como Parque Científi co Tecnológi-co, el primero con esa cate-goría en Cuba. Aunque fue en enero de 2020 cuando se concretó la fundación del actual Parque Tecnológico de La Habana, inscrito por el Citma en el Registro Nacional de Entidades de Ciencia, Tec-nología e Innovación, que am-para el Decreto-Ley No. 323. El país cuenta además con una entidad de este tipo en la Universidad de Matanzas.

En consonancia con los estándares internacionales, ambos parques están ubica-dos en campus de centros de la Educación Superior para lograr una mayor y ventajosa simbiosis entre la academia y la empresa.

Otra de las áreas estraté-gicas es la construcción. En medio de la escasez de recur-sos que presenta el sector, la empresa Aicros informatiza la generación y gestión de datos durante el proceso inversionis-ta. Este proyecto imbrica y be-nefi cia no solo a constructoras, sino también a entidades pro-ductoras, transportistas y co-mercializadoras de materiales; a los contratistas e inversionis-tas, sean estatales, privados, nacionales o foráneos, destaca Otniel Barrera Palenzuela, jefe del programa.

La empresa Aicros, como otras en el país, valora los de-cretos-leyes relacionados con la micro, pequeña y mediana empresa, y verifi ca la posibili-dad de independizar el proyecto como una entidad de base tec-nológica que ofrezca servicios especializados.

Si bien un número crecien-te de entidades se interesa por asociarse con un PCT por los atractivos tributarios y tecno-lógicos, pocas iniciativas es-tán abocadas a resolver los problemas más acuciantes del país (alimentación, transpor-te, vivienda y producción de materiales para la construc-ción). Incluso, los proyectos relacionados con esos secto-res, abordan de forma somera las estrategias de incremento productivo.

Entonces, cabe preguntar-se: ¿son bien empleadas las capacidades de los PCT en Cuba? ¿Acaso las empresas asentadas en ellos brindan nuevas soluciones para el de-sarrollo que no se encuentran en otro lugar?

Los proyectos asentados en los parques, sobre todo los es-tatales, están llamados a apor-tar más que una réplica de las funcionalidades que puede te-ner la empresa original; deben también generar productos y servicios de valor agregado que permitan el salto y la in-dependencia económicos para el país.

Otros equipos diseñados por el equipo de Cenpalab permiten controlar la temperatura en cámaras frigorífi cas, registrar el volumen de combustible y seguir en tiempo real a la maquinaria agrícola.

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