proceso y habilidades
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PRODUCTIVIDAD PERSONAL: ¿cómo lo consigo?
La forma más efectiva de conseguir el incremento de tu productividad es
1. define con claridad y precisión los objetivos que quieres conseguir
2. planifica las Acciones discretas que los componen
3. completa consistentemente esas Acciones
Es un proceso simple que, sorprendentemente, muy pocos realizan. Por
esta razón son tan infrecuentes las personas con elevada productividad en
las organizaciones. Menos del 5 % ejecuta las tres etapas. ¿Por qué?
Evidentemente, no es por desconocimiento. Casi todos conocemos y
aceptamos la frase “plan your work, work your plan” (planifica tu trabajo,
ejecuta tu plan).
Tres habilidades básicas
La limitación se encuentra, principalmente, en el desarrollo insuficiente de
estas tres habilidades:
• Foco • Concentración • Compromiso/coherencia
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Foco es la capacidad para detectar y seleccionar las Acciones que conectan
y completan mis objetivos. Una persona enfocada es una persona que,
consistentemente, discrimina esas Acciones entre el gran volumen de tareas
posibles que conforman el panorama del trabajador del conocimiento. Es la
linterna que busca y selecciona entre una inabarcable variedad de
posibilidades.
Más del 95 % de las personas realizan Acciones que no están directamente
relacionadas con sus objetivos y, a veces, dedican gran parte de su tiempo
y energía a ellas. Muchos ni se dan cuenta, porque no tienen correctamente
definidos sus objetivos o sus Acciones. No son conscientes de que cada vez
que “eligen” hacer una de esas tareas, están diciendo NO a la ejecución de
una Acción que completa sus objetivos. También hay otros que sí son
conscientes pero buscan, y encuentran, las excusas para mantener su
comportamiento improductivo (autosabotaje)
Concentración. Una vez enfocado en la Acción que conecta y completa mi
objetivo, me concentro, sin distracciones, hasta completarla. Es, por tanto,
la capacidad de mantener mi atención en el foco (la Acción seleccionada).
Desarrollar esta habilidad se refiere, principalmente, a la gestión efectiva de
las interrupciones. Hay dos tipos de interrupciones: internas (generadas por
mí) y externas (generadas por otros).
Las interrupciones son una de las principales causas de los niveles bajos de
productividad. Cada vez que permitimos, por ejemplo, una interrupción
externa estamos enviando al otro el mensaje de que “está bien”
interrumpirnos. Dicho con más exactitud, “entrenamos” a nuestros
colaboradores a interrumpirnos. Evidentemente, después de unas cuantas
repeticiones ese comportamiento se transforma en un hábito. Cuando el
hábito se generaliza, forma parte de la “cultura” de ese departamento o
empresa. Hasta aquí las malas noticias.
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Las buenas son que los hábitos los puedes cambiar si, realmente, quieres.
¿Cómo?
Compromiso es “decir lo que voy a hacer y hacer lo que he dicho”. Es otra
habilidad poco frecuente de encontrar. Por supuesto que el 99 % de las
personas quieren e intentan comprometerse, pero puedes contar con los
dedos de una mano los que lo son en grado elevado. De nuevo
encontramos, fácilmente, excusas para explicar nuestra falta de
compromiso. Las principales son “no tengo tiempo” (ésta es la primera con
gran ventaja sobre todas las demás) y “perdona, lo había olvidado…”, “la
culpa es de…” o “yo sólo no puedo cambiar toda la…”.
El compromiso incluye las habilidades de realismo, autodisciplina y
responsabilidad, y es generador de autoconfianza y credibilidad.
Una empresa puede ser definida como una “red de compromisos”, y éstos
son, básicamente, las Acciones que conforman tus objetivos individuales.
Casi todas las acciones que realizamos en el ámbito laboral tienen, o
deberían tener, una fecha de cumplimiento; nos pasamos la jornada
reclamando y siendo reclamados por nuestros “retrasos”, y si no lo somos
más es porque carecemos de la fuerza moral para exigir a los demás. La
cuenta de resultados de la empresa es el fiel reflejo numérico de esa “red
de compromisos”. Las personas comprometidas son fiables y nos permiten
construir compromisos más retadores manteniendo fiabilidad (riesgo bajo),
porque contamos con su cumplimiento. El individuo comprometido, disfruta
con sus micrologros diarios. Como su nivel de autoconsciencia es alto, es
capaz de reconocerlos y felicitarse por ello. El individuo con bajo nivel de
compromiso, no disfruta a diario; en muchas ocasiones “sufre” por su
incoherencia y su automotivación disminuye.
Para conseguir incrementar tu productividad personal define tus
objetivos, planifica Acciones y complétalas. Mantén tu foco en
esas Acciones y concéntrate mientras las completas. Elige
desarrollar tu compromiso para disfrutar, a diario, con la
consecución de tus logros y, a largo plazo, con tus objetivos y
metas. Siente tu automotivación y el reconocimiento de
credibilidad de los demás.