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Vice Ministerio de Asuntos Técnicos y Pedagógicos Dirección General de Currículo Proyecto: Revisión y actualización del currículo vigente Etapa 1: Identificación de criterios para la revisión Tarea 2.1: Identificación de avances en las disciplinas científicas y literarias asociadas al área de Lengua Española que deben ser tomados en cuenta para la revisión y actualización curricular. Producto final Autoras: Ana Margarita Haché Liliana de Montenegro Febrero 2013 Santo Domingo, República Dominicana

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Vice Ministerio de Asuntos Técnicos y Pedagógicos

Dirección General de Currículo

Proyecto: Revisión y actualización del currículo vigente

Etapa 1: Identificación de criterios para la revisión

Tarea 2.1: Identificación de avances en las disciplinas científicas

y literarias asociadas al área de Lengua Española que deben ser

tomados en cuenta para la revisión y actualización curricular.

Producto final

Autoras:

Ana Margarita Haché

Liliana de Montenegro

Febrero 2013

Santo Domingo, República Dominicana

2

Índice de contenido

I. Presentación .................................................................................. 3

II. Cuerpo del informe ........................................................................ 4

A. Parte 1: Criterios para evaluar el currículo de Lengua Española

desde una perspectiva general. Ana Margarita Haché ...................... 4

1. Introducción .............................................................................. 4

2. Desarrollo ................................................................................. 5

3. Conclusiones y recomendaciones ...........................................27

4. Bibliografía ..............................................................................32

B. Parte II: El área de Lengua Española en el Primer ciclo del Nivel

básico: Dra. Liliana de Montenegro .................................................38

1. Introducción .............................................................................38

2. Desarrollo ................................................................................39

3. Conclusiones y recomendaciones .............................................62

4. Bibliografía ................................................................................64

3

I. Presentación

Este informe tiene como propósito principal identificar los criterios para la revisión

y actualización del currículo vigente para el área de la Lengua Española, tomando

como referencia los avances de la disciplina, así como también los avances

pedagógicos en el área de la enseñanza de español como lengua materna. Se

escribe respondiendo a una solicitud de la Dirección General de Currículo del

Vice-Ministerio de Asuntos Técnicos y Pedagógicos del Ministerio de Educación

de la República Dominicana.

Consta de dos partes: una general, dedicada a la descripción de los criterios que

deben tomarse en cuenta para la revisión y actualización del currículo de Lengua

Española y otra, más particular, que se enfoca en el primer ciclo del nivel Básico.

La primera es de la autoría Ana Margarita Haché, lingüista, especialista en la

enseñanza del Español (Véase las páginas 2-26); mientras que la segunda parte

fue elaborada por la Dra. Liliana Montenegro, Directora del Centro de Excelencia

para la Investigación y Difusión de la Lectura y Escritura (CEDILE-PUCMM),

(véase páginas 27-49). Cada uno de estos acápites se organiza en tres secciones:

introducción, desarrollo, conclusiones y recomendaciones. Además, para cada

parte se presenta una bibliografía que puede servir como referencia para nuevos

análisis sobre la temática.

4

II. Cuerpo del informe

A. Parte 1: Criterios para evaluar el currículo de Lengua

Española desde una perspectiva general. Ana Margarita

Haché

1. Introducción

En los años 1990, la educación dominicana experimentó un giro copernicano en

su currículo. En el marco del Pan Decenal de Educación, se llevó a cabo una

transformación curricular sin precedentes. En el área de Lengua Española, esto

significó la adopción del enfoque funcional y comunicativo para la enseñanza del

Español como Lengua Materna, el cual promueve el desarrollo de la competencia

comunicativa del estudiantado, entendida como conjunto de conocimientos sobre

el sistema de la lengua y los procedimientos de uso que son necesarios para que

las personas puedan interactuar satisfactoriamente en los diferentes ámbitos

sociales.1 Esta visión supone un compromiso del sistema educativo con la

formación de un ciudadano capaz de producir y comprender críticamente de todo

tipo de mensajes.

En estos momentos que el país y el sistema educativo se enrumban hacia una

revisión y actualización curricular; en el área de Lengua Española el enfoque

adoptado en el 1995 sigue estando vigente. Por tal motivo, este informe pretende

presentar una serie de parámetros para que se profundice en dicho enfoque y se

fortalezca su puesta en práctica en las aulas; esto implica propiciar una educación

lingüística implicada con la emancipación comunicativa del estudiantado, con el

afán ético de convertir el lenguaje y las lenguas en herramientas de convivencia

entre las personas y entre los pueblos y con una alfabetización orientada a

1 Esta definición se ha tomado de la que registra el Ministerio de Educación de España por considerarla que

se ajusta a la concepción en que fundamenta el currículo dominicano en el área de lengua española.

5

enseñar los útiles de la cultura que favorecen una lectura crítica de los códigos del

mundo que nos ha tocado vivir (Freire, 1984).

2. Desarrollo

Uno de los criterios fundamentales para evaluar el currículo de la lengua española

tiene que ver con el modelo de lengua que fundamenta y organiza dicho

currículo. En las últimas décadas del siglo XX, en las ciencias del lenguaje se dio

un giro significativo en cuanto a la descripción científica de la lengua. Del estudio

de la lengua en sí misma y como sistema abstracto y homogéneo se ha pasado al

estudio del hecho lingüístico en su concreción y heterogeneidad, dando lugar a

ciencias como la pragmática, antropología lingüística, la etnografía de la

comunicación, la sociolingüística, la lingüística del texto, al análisis del discurso, la

lingüística cognitiva y la psicolingüística, para citar algunas de las ciencias que se

preocupan por analizar cómo se producen en la vida real los intercambios

comunicativos entre las personas, por indagar qué procesos son necesarios para

su interpretación y producción y por investigar cómo se adquiere y desarrolla la

lengua, tomando en consideración el contexto sociocultural. Cualquier revisión

curricular debe fundamentarse, pues, en las concepciones aportadas por estos

enfoques que priorizan la representación mental, la comunicación y el uso

lingüístico. Como señala Gerardo Alvarez (Alvarez, 2006) “no conviene pues caer

en la antinomia –o enseñar la lengua o enseñar el discurso–, sino acentuar la

estrecha unión de ambos aspectos. A la lengua por el discurso podría ser el

eslogan de la nueva enseñanza de lenguas. Ello implica fomentar las prácticas

discursivas reales para que el estudiantado vaya construyendo a través de ellas el

sistema de la lengua.”

Otra categoría importante para estudiar críticamente el currículo del español como

lengua materna radica en conocer cuál es el objetivo de esa enseñanza. En

consonancia con la perspectiva interdisciplinar anteriormente explicada, la

6

finalidad curricular debe seguir siendo el logro de la competencia comunicativa;

para aprender a hacer cosas con la lengua hay que ir más allá de lo meramente

gramatical y situarse desde el uso. Esta perspectiva trasciende la noción de la

competencia chomskiana (1957) e incorpora las aportaciones de Labov (1966,

1970, 1972), al sugerir que los hablantes adaptan su producción de acuerdo a la

situación social y al tema del que se habla. La competencia comunicativa tiene su

fundamento en la teoría de los actos de habla, en el análisis del discurso y en la

etnografía de la comunicación, donde autores como Austin, Searle, Halliday y

Hymes han hecho importantes aportaciones (Cerezal Sierra, 1997).

En efecto, en 1971 Dell Hymes propuso un enfoque que se ocupara de investigar

las reglas de uso de una lengua en su medio ambiente, es decir, en los diversos

contextos socio-situacionales en que se realiza la comunicación verbal de una

comunidad. Este enfoque tendría que dar cuenta de las reglas que configuran la

competencia comunicativa de los miembros de dicha comunidad (Pilleux, 2003).

Para este lingüista, dicha competencia se define como todo aquello que un

hablante necesita saber y hacer para comunicarse de manera adecuada en

contextos socioculturalmente significativos.

Este concepto ha sufrido sucesivas revisiones a lo largo del tiempo. Entre estas

modificaciones se destacan las realizadas primero por Canale y Swain (1980),

más tarde por Canale (1983) y luego por Hymes (1984). Producto de esos ajustes

se ha terminado considerando que la competencia comunicativa se logra

cuando se posee las siguientes subcompetencias2:

1. una competencia lingüística, entendida como “capacidad innata para hablar

una lengua y a la vez como conocimiento de la gramática de esa lengua”;

2. una competencia sociolingüística, “referida al conocimiento de las normas

socioculturales que condicionan el comportamiento comunicativo en los

diferentes ámbitos del uso lingüístico”;

2 La definición de las siguientes competencias están tomadas de Lomas, C. (2001, segunda edición). Cómo

enseñar a hacer cosas con las palabras. Barcelona: Ediciones Paidós.

7

3. una competencia discursiva o textual, “relativa a los conocimientos y

habilidades que se precisan para poder comprender y producir diversos

tipos de textos con cohesión y coherencia”;

4. una competencia estratégica, “que se refiere al conjunto de recursos

(verbales y no verbales) que podemos utilizar para reparar los diversos

problemas que se pueden produc (Ruhstaller, 2004)ir en el intercambio

comunicativo (desde los malentendidos hasta un deficiente conocimiento

del código) y cuya finalidad es hacer posible la negociación del significado

entre los interlocutores”.

En 1990 Bachman (Ruhstaller, 2004) propone una organización bipartita de estas

competencias con segundas ramificaciones: subcompetencia organizativa

(subcompetencia gramatical y subcompetencia textual) y subcompetencia

pragmática (subcompetencia ilocutiva y subcompetencia sociolingüística), a la que

añade la subcompetencia estratégica, resultando una clasificación tripartita. Este

modelo es, hasta el momento, el último y uno de los más completos marcos

teóricos que ha sido propuesto en el campo de la enseñanza de segundas

lenguas3.

Con relación a la enseñanza de la lengua materna, para finales del siglo pasado,

se destaca la propuesta por Carlos Lomas (Lomas C. , 2001. Segunda edición)

que, desde una perspectiva pedagógica, añade dos competencias más, a saber:

1. La competencia literaria, que incluye los conocimientos, las habilidades y

los hábitos que hacen posible el uso y disfrute de los textos que circulan en

el ámbito literario.

2. La competencia semiológica, que se refiere a la interpretación y producción

de signos de cualquier tipo y, en sentido restringido, a los conocimientos,

las habilidades y las actitudes que favorecen una interpretación crítica de

3 Este juicio aparece en la página titulada Competencia comunicativa. Obtenida de

http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/competenciacomunicativa.htm

8

los usos y las formas de los medios de comunicación de masas y la

publicidad.

Por su parte, Marta Marín (1999) en su libro “Lingüística y enseñanza de la

lengua”, divide la competencia comunicativa en lingüística, discursiva, textual,

pragmática y enciclopédica. Esta taxonomía difiere, en parte, de la anterior al

dividir lo textual de lo discursivo. Para esta autora, la competencia discursiva se

refiere a la capacidad de elegir el tipo de texto adecuado a la situación o

circunstancia en que está el que se comunica, mientras que la competencia textual

alude a la capacidad de construir (y comprender) un texto dentro del tipo elegido.

A pesar de esta práctica distinción, acogemos la propuesta de Lomas por

considerarla la más adecuada a nuestros fines pedagógicos y a la sociedad de la

información y la comunicación en que se enmarcan los actores educativos y las

practicas socioculturales de lectura y escritura.

Una vez estudiadas las subcompetencias que conforman la competencia

comunicativa es necesario analizar qué destrezas han de ser objeto de

aprendizaje por parte del estudiantado y su grado de integración. En este

sentido, el diseño curricular vigente deja muy claramente establecido que se trata

de hablar y escuchar (comunicación oral) y leer y escribir (comunicación escrita)4

La enseñanza de las destrezas del lenguaje resulta coherente con el enfoque

comunicativo que enfatiza el saber hacer cosas con las palabras de una lengua.

Esta perspectiva parte de la didáctica de las lenguas extranjeras pero rápidamente

encuentra en la adquisición de la lengua materna un asidero teórico para su

aplicación en la enseñanza del español. Se trata de combinar los procesos propios

de la lengua: comprender y producir y cruzarlos con el continuum en cuyos

extremos se encuentran la lengua hablada y la lengua escrita.

En sus inicios el enfoque de las destrezas proponía enseñarlas por separado,

pasando de la comunicación oral a la escrita y de la comprensión a la producción.

4 Véase, por ejemplo, los propósitos generales del área de lengua española en el nivel Básico.

9

Sin embargo, fundamentándose en los principios de la etnografía de la

comunicación y los postulados socioconstructivistas, esta perspectiva ha sido

objetada por su artificialidad. “Además, también se critica al enfoque separatista

por: a) tratar al lenguaje como objeto de estudio, no como medio de comunicación;

b) separar las destrezas (habilidades) del contenido (significados); c) carecer de

autenticidad; y d) limitar el concepto de estrategias de aprendizaje (Oxford, 2001;

Savignon, 2001)5. De estas objeciones, surge una concepción que promueve la

enseñanza integrada de las destrezas, lo que permite organizar actividades que

lleven, por ejemplo, a leer para escribir, escuchar para hablar.

Un cuarto criterio para emprender el análisis del currículo debe responder a la

pregunta qué lengua enseñar. Lingüistas como María Vaquero, Humberto López

Morales, Amparo Tusón contestaron ya hace años esta interrogante. Se trata de la

variante estándar. En la actualidad desde una perspectiva sociolingüística cabe

abogar por “enseñar a utilizar en cada ocasión el registro apropiado a cada

situación de comunicación a partir de la variedad de origen de cada persona”

(Lomas C. , 2001. Segunda edición). En este sentido, hay que continuar la política

lingüística establecida en el Diseño Curricular del 1995 que reconoce la diversidad

lingüística en el español dominicano y adopta una actitud de sensibilidad y

valoración hacia sus variantes y una postura de respeto frente a sus hablantes.

Recordemos a Lomas (2001. Segunda edición) cuando afirma que “una educación

lingüística orientada hacia los conocimientos, las habilidades y las actitudes que

hacen posible el intercambio entre personas debe contribuir a la adquisición de

actitudes positivas ante las lenguas y sus hablantes y a la crítica a los prejuicios

lingüísticos, geopolíticos e ideológicos que afectan de forma negativa a la

convivencia entre las personas y los pueblos”.

El currículo debe poner en evidencia, como bien apunta Tusón (1991), si bien

todos somos iguales frente a las lenguas, somos desiguales en el uso según el

“capital lingüístico” que poseamos y usemos. Esta desigualdad social frente a los

usos lingüísticos es algo que genera estereotipos y prejuicios, no sólo respecto a

5 Mayora Pernía, C. (2009). Fundamentos teóricos y pedagógicos del enfoque de las destrezas integradas en

la enseñanza de lenguas extranjeras. Núcleo v.21 n.26. Caracas, Venezuela.

10

las variedades o las lenguas, sino también frente a las personas que las usan. Es

aquí primordial el rol que puede desempeñar la escuela través un currículo de

lengua que se fundamente en:

1. una perspectiva que fomente el plurilingüismo y la diversidad lingüística

(Marco común europeo de referencia para las lenguas: Aprendizaje,

enseñanza, evaluación, 2002), lo que implica una coordinación adecuada

con relación a las lenguas, materna y extranjeras, que se enseñan en el

sistema educativo y a las que sin ser objeto de la educación formal forman

parte del capital lingüístico de los estudiantes, sobre todo, en el caso de los

hijos de los migrantes.

2. un enfoque que tome en cuenta el papel que tienen las actitudes y los

prejuicios sociolingüísticos sobre las diversas variantes lingüísticas en el

aprendizaje, sobre todo, de quienes están inmersos en culturas ajenas a la

dominante.

Un currículo que contenga una política lingüística bien definida propiciará que

cada escuela redacte un proyecto lingüístico de centro que la comprometa como

institución con la enseñanza de la competencia comunicativa, así como d=con el

aprendizaje de actitudes lingüísticas que lleven a la erradicación de prejuicios6 y

estereotipos hacia las lenguas, sus variantes y hablantes. Asimismo, podría

priorizar la lectura y la escritura a través de todo el currículo, ya que “el papel de

las instituciones educativas debe ser formar ciudadanos alfabetizados que

dominen funcional y socialmente la cultura escrita” (Carvajal & Ramos, 2003).

Por otro lado, en el debate sobre el currículo del Español como lengua materna

debe tenerse presente cuál constituye el elemento vertebrador en torno al

cual se organizan los contenidos curriculares. Este es, a mi juicio, un criterio

importante. Muchos diseños curriculares proclaman su adhesión al enfoque

6 En un estudio realizado por Haché de Yunén en el 2008, se destaca el rol desempeñado por el nuevo diseño curricular en la valoración del español dominicano frente a la variante castellana.

11

funcional y comunicativo; sin embargo, al momento de materializar los programas

de los diferentes grados del nivel básico y medio vuelven a la gramática como eje

organizador de sus actividades. Desde Saussure ha quedado establecido que la

forma normal de manifestación de la lengua son los textos (Alvarez, 2006). Si se

parte del uso lingüístico y de la competencia comunicativa es coherente asumir un

enfoque textual, como el propuesto por Alvarez (2006), que considere el acto de

habla, por una parte, como un acto de enunciación con la debida atención al rol

activo de los sujetos del discurso y, por otra parte, como un acto de textualización

que resulta en la construcción de un texto.

En el aprendizaje a partir de textos cabe destacar la importancia que desempeñan

diversos tipos de conocimientos, la necesaria aplicación de estrategias y la

relevancia de los propósitos y las motivaciones del lector (García Madruga J. ,

2006). Esta visión tiene su fundamento en la Psicología Cognitiva; la noción de

estrategia es un concepto muy usado en las ciencias cognitivas y en las teorías

psicológicas sobre la comprensión del discurso. En el momento de procesar

información y atribuir significado, el lector se ve en la necesidad de activar y de

enriquecer el conjunto de esquemas de pensamiento y teorías del mundo que

posee al implicarse en un diálogo en el que estas entran en confrontación con las

del texto. En este sentido, como apuntan Carvajal y Ramos (2003), el

conocimiento previo no solo se refiere a lo que el sujeto sabe del tema sino que

está formado por su estructura cognitiva, por su competencia lingüística en

general y por su conocimiento de la lengua escrita en particular. Y concluyen

expresando que es, por tal motivo, que muchos autores no cejan en su empeño de

convencer al profesorado de la necesidad de trabajar diferentes tipos de textos de

uso social.

Una vez estudiado el criterio organizador del currículo y asumido el texto como su

eje vertebrador, conviene analizar qué tipología textual se presenta en el

currículo y qué categorías de análisis se seleccionan para medir la

complejidad de los textos de dicha tipología. Cabe destacar que en todo

12

momento se debe tener presente una selección textual que se base en las

prácticas socioculturales en que se inscriben dichos textos, como prerrequisito de

su autencidad y validez. En ese sentido, es importante precisar esa idea siguiendo

la sugerencia de Lomas (2001. Segunda edición), que citando a Nicolás7, afirma:

“No se trata, en fin, de optar por una lingüística aplicada de nuevo cuño sino de

utilizar el saber lingüístico sobre la lengua y sobre sus usos con el fin de contribuir

a la mejora de las habilidades lingüísticas y comunicativas de los alumnos y de las

alumnas”.

Con relación a las diversas tipologías textuales conviene estudiar las existentes y

examinar su pertinencia para organizar a partir de una de ellas el currículo de

lengua española. En los años 70 se destaca la de Werlich (1975) que se centra en

bases textuales. Su clasificación distingue 5 tipos básicos de textos: descriptivo

(ordenamiento en el espacio), narrativo (desarrollos en el tiempo), expositivo

(asociado al análisis y la síntesis de representaciones conceptuales),

argumentativo (toma de posición) e instructivo (que incita a la acción). En los años

80, sobresalen dos clasificaciones: la de Brinker (1988) sustentada en tres

criterios: los contextuales, los estructurales y el de la función textual y la de Adam

(1985) que propone 8 tipos textuales de base, relacionados con los actos de

habla: afirmar, convencer, ordenar, predecir, dialogar. Estos son:

Cuadro 1: Tipología de Jean Michel Adam de 1985

Actos Tipo textual

Afirmar de hacer

Narrativo [relato,

reportaje, novela,

cuento, historia]

de estado Descriptivo [guía

turística, inventario,

diccionario...]

7 Nicolás, M. 1994. Sobre les posibilitas i els limits de la terminología lingüística, en Cuenca, M..J. Lingüística i

ensenyament de llengues. Valencia: Universidad de Valencia.

13

para explicar Explicativo [discurso

didáctico, científico...]

Convencer Argumentativo [textos

de opinión, críticas,

editoriales...]

Ordenar Directivo [recetas de

cocina, indicaciones,

consignas...]

Predecir Predictivo [boletín

meteorológico,

horóscopo]

Dialogar Conversacional

[interview, diálogo...]

Retórico [poema,

prosa poética,

canción, slogan,

ruego, proverbio,

máxima, graffiti...]

En las tipologías de los años 90 vuelve a distinguirse Adam reduciendo a 5 tipos

su clasificación anterior. En el mundo hispánico, en 1993, se destaca la

clasificación realizada por Ana María Kaufman y María Elena Rodríguez (1993).

Esta se fundamenta en dos criterios: la función y la trama.

En la actualidad, la primera tipología de Adam, a pesar de tener varias décadas de

elaborada (1985), mantiene vigencia como lo demuestran los trabajos de Liliana

Cubo ( 2007) y su equipo en Argentina para el aprendizaje de la lengua materna y

Alicia Tisiera de Molina (2003) para la enseñanza de una lengua extranjera. Para

los fines de la revisión y actualización del currículo dominicano, dicha tipología

resulta muy acertada al parear actos de habla con géneros discursivos y tipos de

textos, como lo hemos presentado en el cuadro anterior. Cabe destacar que la

14

presentación gráfica de esta clasificación no presenta un orden en cuanto a la

adquisición ni al grado de complejidad textual de esta tipología.

Es evidente, pues, que una revisión del currículo no solo debe asumir una

determinada tipología textual sino que tiene que establecer una serie de

parámetros para medir la complejidad de los tipos de textos que se introducirán

en cada nivel y en cada curso a lo largo del año escolar. Esta decisión no puede

quedar fuera del diseño curricular ya que afectaría su desarrollo; de manera

discrecional cada escuela o cada profesor podrían hacerse cargo de la gradación

de los textos empleando parámetros diversos. También se corre el peligro de que

sean los libros de texto con sus correspondientes industrias editoriales que fijen

dichos criterios sin necesariamente apoyarse en los fundamentos teóricos que

sostienen al diseño curricular.

El grado de dificultad de los textos puede medirse tomando en cuenta, además de

los aspectos gráficos, dos variables importantes: su conformación interna y las

características de los lectores, sobre todo, lo relativo al dominio del tema tratado

en el texto. Entre las pruebas usadas para medir la complejidad de los materiales

escritos en lengua española cabe señalar las realizadas por Armando Morles

(1991). De hecho, muy pocos estudios han abordado esta problemática; sin

embargo, en la República Dominicana, podemos encontrar la tesis de maestría de

David Capellán (2011). En esta investigación, la complejidad textual se mide

tomando en cuenta cuatro variables: el ámbito en que aparece el texto, la

superestructura o modo de organización, el grado de cohesión y la progresión

temática. A pesar de que la capacidad de predicción usando las variables

señaladas presentó distintos niveles de efectividad al contrastarla con la

comprensión lectora de los estudiantes evaluados, consideramos que el

perfeccionamiento de este procedimiento de medición debe ser fundamental a la

hora de revisar y actualizar el currículo del Español como lengua materna en lo

que respecta a la secuenciación de los textos por grados y a lo interno de ellos.

Estos criterios son fundamentales a la hora de secuenciar los textos. Sin embargo,

son muy alertadoras las palabras de Teresa Colomer (2000) cuando opina que a

15

pesar de la enorme ayuda que ha significado la descripción de las características

textuales por parte de los lingüistas y la programación escolar a partir de tipologías

textuales, hay que tener cuidado con la forma como estas se trasplantan en los

salones de clase. Coincidimos con Carvajal y Ramos (2003), quienes a su vez

concuerdan con Colomer, “en que el objetivo no es que el alumnado conozca

teóricamente características de los distintos tipos de textos”, pero “sí

consideramos la conveniencia de que en el aula se trabaje –de modo real y

auténtico- con diferentes tipologías textuales y portadores, lo cual no significa que

compartamos en absoluto las selecciones parciales, incluso absurdas, que los

libros de texto, haciéndose eco de la idea, incluyen.”

Todo currículo, independiente de su estructuración (por disciplinas o por una

integración más allá de ellas), debe alinear sus intenciones formativas con los

contenidos, las actividades y la evaluación. Por eso, a la hora de revisar el

currículo de Lengua Española es primordial tomar en cuenta la secuencia de los

contenidos y su alcance. Si la finalidad del currículo de lengua es el logro de la

competencia comunicativa y es el texto el elemento organizador del currículo, una

cuestión básica la constituye el adecuado ordenamiento de los géneros

discursivos de manera que contribuya a consolidar la capacidad discursiva del

estudiantado. Para estos fines, podemos auxiliarnos de los conceptos aportados

por la Psicolingüística y de la Lingüística Aplicada. Numerosos estudios dan

cuenta de que la narración es el primer género discursivo que adquiere el niño

(Serra, Serrat, & Solé, 2000). Por el contrario, la exposición y la argumentación

poseen procedimientos micro y superestructuales que dificultan su comprensión,

por lo que requieren de un mayor número de procesos inferenciales (Marín & Hall,

2003) y su adquisición es posterior a los textos narrativos que poseen modos de

organización más simples. Como apunta García Madruga8, el problema en los

textos expositivos es que el lector-alumno no tiene conocimientos del tema en

cuestión, con lo cual la comprensión de un texto expositivo es siempre mucho más

compleja que la de un texto narrativo.

8 García Madruga, Juan A. La comprensión y el aprendizaje a partir de textos: la enseñanza de estrategias

activas. Extraído de: http://www.doredin.mec.es/documentos/00820093002157.pdf

16

Estos datos hacen necesario una secuenciación que parta de textos conocidos por

los estudiantes, como los narrativos, y que enfatice el análisis de textos

expositivos y argumentativos. La tipología textual de Adam expuesta

anteriormente puede servir de guía para el ordenamiento requerido. En cuanto al

alcance, este podría venir determinado por un conjunto de factores que van desde

el tipo de destreza del lenguaje que se escoja para trabajar el género, el ámbito

donde circulan los textos, hasta el tipo específico de texto y las estrategias que

este requiere para su procesamiento9. Es importante resaltar que en un currículo

basado en competencias su secuencia y alcance tiene que llevar a establecer

niveles de dominios que, en el caso del de Lengua Española, pueden estar

definidos, en gran medida, por las categorías antes mencionadas.

Otro criterio importante para revisar el currículo de Lengua Española se refiere a

las actividades que se seleccionan para poner en práctica la competencia

comunicativa. Los enfoques comunicativos tienden a priorizar aquellas actividades

que se corresponden con las prácticas sociales propias de la comunidad

lingüística. El Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas aboga por

un enfoque “que, en sentido general, se centra en la acción en la medida en que

considera a los usuarios y alumnos que aprenden una lengua principalmente como

agentes sociales, es decir, como miembros de una sociedad que tiene tareas (no

sólo relacionadas con la lengua) que llevar a cabo en una serie determinada de

circunstancias, en un entorno específico y dentro de un campo de acción

concreto.” Y nos advierte que aunque los actos de habla se dan en actividades de

lengua, forman parte de un contexto social más amplio. Estas actividades

corresponden a tareas “en la medida en que las acciones las realizan uno o más

individuos utilizando estratégicamente sus competencias específicas para

9 Veamos un ejemplo con el género narrativo; la fábula es un tipo de texto narrativo propio del ámbito literario

que podrá trabajarse desde las destrezas de hablar y escuchar; sin embargo, partiendo de la lectura y la escritura, se puede trabajar otro tipo de texto narrativo como la noticia en el ámbito periodístico.

17

conseguir un resultado concreto.”10 Como bien apunta Cerezal (1997), bajo este

enfoque el contenido no se subordina a la metodología, sino que es reemplazado

por el aprendizaje a través de las actividades, tareas y proyectos. Esta concepción

recoge la tradición educativa anglosajona de Dewey y Stenhouse en las que se

prioriza la experiencia y en ellas el aprendizaje basado en la resolución de

problemas, como ocurre en muchas actividades de la vida real.

En este enfoque y desde una perspectiva de la etnografía de la comunicación, la

escuela, en general, y el aula, en particular, cobran importancia como escenarios

comunicativos donde se producen interacciones discursivas. En este sentido, “el

aula debe ser considerada, por tanto, una estructura de relaciones sociales

(interpersonales, lingüísticas y culturales), lo que significa buscar respuestas en

los comportamientos y actitudes, el modo de pensar, el lenguaje, etc., que se

presentan en la clase, tanto del docente como del alumnado” (MCE).

El enfoque que centra el aprendizaje a través de las actividades, tareas y

proyectos responde a un modelo curricular basado en el proceso y se orienta al

aprendizaje de la lengua en su totalidad, dejando de lado una visión atomizada de

la misma. “Se organiza en torno a los fines por los que las personas aprenden

lenguas y los tipos de actuación lingüística que son necesarios para conseguir

esos fines” (MCE). Esta perspectiva cobra vital importancia cuando se ponen en

ejecución las estrategias de evaluación (Cerezal Sierra, 1997). Es fundamental

que si se adopta un currículo con un enfoque textual-comunicativo y basado en

competencias, se prioricen los procesos frente a los productos, sobre todo, en lo

que respecta al aprendizaje de la lectura y la escritura. Este debe constituirse en

otro criterio más la hora de revisar el currículo de Lengua Española.

Es importante señalar también que un currículo de Lengua Española cobra sentido

en la medida que contribuye a la formación de una ciudadanía crítica; por eso,

10

Véase el capítulo 2 del Marco Común Europeo de Referencia sobre el enfoque orientado a la acción. Centro Virtual Cervantes. Obtenido de http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/marco/cap_02.htm

18

debe tenerse presente al momento de su revisión el papel que desempeñan y la

prioridad que tienen los procesos inferenciales en la comprensión y

producción oral y escrita. En los últimos años el estudio de las inferencias ha

adquirido gran relevancia y se considera el núcleo esencial de la comprensión e

interpretación de la realidad y, por tanto, uno de los pilares de la cognición

humana (León, 2003). En este sentido, se destacan los trabajos de Bartlett,

Brunner, Schank, Graesser, Trabasso, Gerrig y Mckoon, Just y Carpenter, Van

Dijk y Kintsch, Branford, Johnson-Laird, entre otros.

Léón, siguiendo a Gutierrez-Clavo (1999), resalta tres funciones esenciales de las

inferencias. Una primera se identifica con la función cognitiva ya que mediante

ellas nos adentramos bajo la superficie de los datos, aprehendiendo cualidades

inherentes a la naturaleza de las cosas. Relacionada con la anterior, una segunda

función es la comunicativa, pues facilita la transmisión de información de un modo

económico y más atractivo entre emisor y receptor. En tercer lugar, se destaca la

función conductual, especialmente útil para dirigir y predecir las conductas,

optimizar beneficios y minimizar posibles daños.

La comprensión del discurso supone una función inferencial muy compleja. Según

José Antonio León, las inferencias son fundamentales para el establecimiento de

una representación mental coherente en el curso del proceso de comprensión

textual. Esta coherencia puede ser tanto local como global. En efecto, un texto

presupone mucho más información que la que aparece explícitamente en él. Este

tipo de omisiones son recuperables por medio de las inferencias. Para que el

proceso inferencial sea coherente se requiere que el sujeto que interpreta posea

una serie de conocimientos previos y que sepa activarlos adecuadamente frente a

las pistas que el discurso ofrece. Esta estrategia de activación de conocimientos

previos a partir del texto es de suma importancia para el aprendizaje, por lo que la

escuela, en general, y las clases de lengua, en particular, tienen una gran

responsabilidad de propiciar los ambientes y las situaciones adecuadas para que

estos procesos se fortalezcan y perfeccionen.

19

El estudio de las inferencias se ha desarrollado ampliamente en la narración. Es

evidente que este tipo de texto tiene una correspondencia más cercana con la

realidad. Además, desde antes de nacer estamos expuestos a historias que nos

permiten aprender a inferir el lugar donde acontecen, los personajes y sus

motivaciones; se trata de guiones y planes compartidos culturalmente. Por estos

motivos, el procesamiento inferencial que tiene lugar con este tipo de texto resulta

más fácil para los estudiantes. Sin embargo, la situación de los textos expositivos

y argumentativos es muy diferente. Se trata de textos que versan sobre temas

menos conocidos por los lectores. De hecho, el propósito de estos textos es

informar acerca de nuevos conceptos y realidades a menudo abstractas. Como

sostiene García Madruga (2006), para comprender estos textos necesitamos

construir modelos mentales más abstractos. El procesamiento de los textos

expositivos parte de la propia estructura organizativa del texto y el lector se ve

obligado a identificar inferencialmente esta estructura y dejarse guiar por las ideas

plasmadas en él para construir una representación mental coherente que permita

la comprensión del discurso (García Madruga J. , 2006). Por todas estas razones,

el texto expositivo y el argumentativo, que usa los modos de organización

expositivos para sustentar las opiniones, resultan de más difícil comprensión.

Cabe destacar que los estudiantes en su proceso de aprendizaje en el sistema

educativo se enfrentan a numerosas teorías y fundamentos teóricos para aprender

Ciencia, Historia, Matemática, Filosofía, etc. Ese cuerpo conceptual llega a los

estudiantes a través de textos expositivos y argumentativos. Es, pues, de vital

importancia que el currículo de Lengua Española proporcione las estrategias para

que el estudiantado incorpore los procesos inferenciales necesarios para el

manejo de estas tipologías textuales. Sin embargo, también desde esas disciplinas

se deben propiciar estrategias que promuevan una adecuada interpretación de

dichos contenidos.

De igual forma en el ámbito periodístico, se presenta información necesaria para el

ejercicio pleno de la ciudadanía. Dicha información aparece muchas veces de

manera discontinua, fragmentada y no siempre en un orden temporal; en efecto,

20

se necesita acceder a información no explicitada para comprender el editorial de

un diario, por ejemplo. “Esta peculiaridad exige al lector disponer de todos los

recursos responsables de la producción de inferencias para poder conectar

segmentos de información” (León, 1996).

No caben dudas que, de donde quiera que se mire este fenómeno del

procesamiento de la información y su atribución de sentido, en la escuela o desde

los medios de comunicación, el sujeto que pone en práctica su comprensión

lectora requiere de procesos inferenciales complejos. Por eso, a la clase de lengua

y a la escuela en su conjunto les corresponde la responsabilidad de propiciar la

incorporación de estos procedimientos si queremos formar un sujeto autónomo y

participativo como lo demandan los tiempos y lo consigna el diseño curricular

dominicano.

Cabe destacar que el componente inferencial resulta también fundamental en el

proceso de escritura de textos. Desde un enfoque cognitivo, la escritura se

sustenta en el hecho de que componer textos supone unos principios interactivos

y potencialmente simultáneos, guiados por metas. Se trata de una perspectiva

estratégica, presentada por Carl Bereiter y Marlene Scardamalia (1987), quienes

han logrado formular un modelo que representa un gran avance en la

comprensión de lo que hacen los escritores cuando escriben y por qué escritores

diferentes escriben de diversas maneras. La noción de escritor competente es el

concepto esencial para explorar esta diferencia, que se plasma en dos modelos

del proceso de escritura: el modelo de 'decir el conocimiento' y el modelo de

'transformar el conocimiento'. “Este último modelo representa el proceso al que se

ve enfrentado el escritor experto cuando intenta resolver un problema de escritura.

Los problemas son resueltos conscientemente, acudiendo tanto al espacio del

problema de contenido como al espacio del problema retórico. En este modelo, la

tarea de escritura supone un análisis del problema y de los objetivos para su

consecución” (Marinkovich, 2002). Entre los criterios a tomar en cuenta para la

revisión y actualización curricular debe tenerse presente este modelo para

evaluar la pertinencia de la enseñanza y el aprendizaje de la escritura.

21

Un currículo del Español como lengua materna no puede soslayar la literatura

escrita en dicha lengua. Si se ha postulado que su finalidad es contribuir con el

logro de la competencia comunicativa y dentro de ella se ha incluido a la

competencia literaria, tiene que haber un espacio dedicado a su adquisición y

desarrollo. En este sentido, Lomas (2001. Segunda edición) concuerda con

Bierwisch, en que se trata de una capacidad específica que posibilita tanto la

producción de estructuras poéticas como la comprensión de sus efectos y propone

impulsar en las aulas el aprendizaje de los conocimientos, habilidades y actitudes

que favorezcan tanto la lectura, el análisis y la interpretación de textos literarios

como el aprecio por la experiencia literaria (en tanto que lectores y escritores).

Como bien apunta Teresa Colomer (1996), desde finales del siglo XX, existe cierto

consenso con el fin de enfocar la educación literaria poniendo en práctica

estrategias didácticas que contribuyan con la adquisición de hábitos lectores y con

el fomento de un ocio de calidad.

Asumir la competencia literaria requiere analizar cuáles serían los parámetros de

selección y secuenciación de los textos del ámbito literario, donde el mayor/menor

acercamiento a la cultura del estudiantado, la mayor/menor adaptación a las

características del género, mayor/menor variedad de tipos, la mayor/menor

variedad de autores nacionales y extranjeros y la mayor/menor fragmentación de

los textos pueden servir de pautas que orienten dicha reflexión.

Por otro lado, desde una perspectiva de un currículo fundamentado en principios

humanísticos, el abordaje de los textos literarios contribuiría a lo que Martha

Nussbaum (2001) denomina la imaginación narrativa. “Esto significa la capacidad

de pensar cómo sería estar en el lugar de la otra persona, ser un lector inteligente

de la historia de esa persona y comprender las emociones, deseos y anhelos que

alguien así pueda experimentar”. Esta perspectiva combina la identificación del

otro pero cargando con nuestras creencias y juicios. La lectura de una variedad de

obras literarias, propia de los enfoques humanistas, proporcionaría al estudiantado

esta capacidad que Nussbaum considera como “esencial para cualquier juicio

responsable, puesto que no sabremos lo que estamos juzgando hasta no ver el

22

significado de una acción según la intención de la persona que la realiza, ni

entenderemos el significado de un discurso mientras no conozcamos la

importancia de lo que expresa en el contexto de la historia y el mundo de esa

persona”.

Un último parámetro, y no menos importante, a tomar en cuenta para la revisión y

actualización curricular en el área de la Lengua Española tiene que ver con los

niveles educativos y dentro de ellos los ciclos. En la Ley General de

Educación el nivel educativo se refiere a cada una de las etapas de la estructura

educativa que está determinada por el desarrollo psico-físico de los estudiantes y

sus necesidades sociales11.

Consideramos que en el caso de la Lengua Española resulta relevante prestar

atención al desarrollo psicofísico y social de los sujetos que aprenden, sobre todo,

en los primeros grados del nivel Básico. La importancia que tiene la adquisición de

la lengua escrita en estos grados requiere de un currículo especializado así como

materiales y docentes formados en la psicogénesis de la lengua escrita. En vista

de lo anterior, en la segunda parte de este informe se presentan de manera

específica los criterios que deben orientar la revisión curricular de estos grados.

Si se toman en cuenta los planteamientos de Stenhouse con respecto al currículo,

se tiene que valorar no solo elementos propios del diseño como los esbozados

hasta este acápite, sino que se debe estudiar las incidencias de ese diseño en la

realidad educativa. Es, por tanto, urgente abordar dentro de los parámetros de una

revisión y actualización curricular de la enseñanza y el aprendizaje de la Lengua

Española los materiales didácticos donde se plasma el currículo, el contexto

donde se desarrolla el mismo y los actores encargados de su ejecución.

Con relación a los materiales didácticos, incluidos los libros de texto, se

requiere estudiarlos con los mismos criterios que hemos expuesto en los párrafos

anteriores, a sabiendas de que deben reflejar las prácticas sociales en los que se

11

Ley General de Educación. Obtenida el 1de febrero de 2013 de http://www.oas.org/juridico/spanish/mesicic2_repdom_sc_anexo_7_sp.pdf

23

enmarca la interacción discursiva que materializa a la competencia comunicativa12.

Deben, por tanto, incluir textos auténticos y completos que cumplan funciones

específicas en la comunidad. Reiteramos la crítica externada anteriormente por

Colomer (2000) con relación a los textos y su artificialidad.

Como bien apunta el editorial de la Revista Textos13 en su número 49, “no cabe

duda de que elaborar materiales para la formación comunicativa es mucho más

difícil y arriesgado que componer un libro de texto para la formación

metalingüística, estructurado a la manera convencional como una secuencia

ordenada de contenidos y actividades, incluso si se adoba con ejercicios de

expresión y de comprensión. Una propuesta comunicativa ha de aproximarse más

a la idea de taller y al conjunto de actuaciones y recursos que lo caracterizan:

propuesta de situaciones y actividades, oferta de recursos y de materiales

textuales, establecimiento de secuencias, aporte de conocimientos (gramaticales,

normativos, semióticos, sociolingüísticos, culturales, pragmáticos, discursivos...),

etc. Evidentemente, pues, su elaboración debe ser producto de investigaciones

llevadas a cabo por grupos de profesionales de diversas disciplinas (lingüística,

psicolingüista, sociolingüista, análisis del discurso, pragmática, etnografía de la

comunicación, pedagogía, didáctica de las lenguas) en conjunción con maestros,

diseñadores gráficos, ilustradores y estudiantes que en diferentes niveles del

proceso de elaboración aporten sus saberes. Estos materiales necesitan ser

probados y perfeccionados en sucesivos procesos de validación y

experimentación. Se trata, por tanto, de materiales que no pueden ser objeto de la

improvisación ni las visiones superficiales.

Es necesario tener presente a la hora de evaluar el currículo las condiciones en

las cuales se lleva a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Si la finalidad

de la clase de Español es la adquisición y el desarrollo de la competencia

comunicativa y visualizamos la escuela, en general, y el aula, en particular, como

12

Esta visión se enmarca dentro del enfoque del interaccionismo socio-discursivo donde se destacan autores como Vygotski y Bronckart. 13

Revista Textos. No. 49. Versión electrónica obtenida el 28 de febrero de 2013.

http://www.grao.com/revistas/textos/049-analisis-del-discurso-y-educacion-linguistica/el-nuevo-curriculo-y-los-libros-de-texto

24

escenarios comunicativos donde se producen interacciones discursivas, la escuela

y las aulas deben contar con un ambiente letrado apropiado. El estudiante

aprende en interacción con el objeto de conocimiento. Un ambiente rico en textos

escritos variados promueve en el aprendiz la posibilidad de formular, confrontar y

verificar la validez de sus hipótesis en la adquisición del código escrito y su

auténtico uso en la sociedad. Por otro lado, se requiere tener presente también

cuáles son los cupos estudiantiles necesarios para el trabajo personalizado propio

de un enfoque orientado a acciones, tareas y proyectos y basado en los procesos.

Un currículo no puede prescindir de sus actores y menos aún cuando debe

ser revisado y actualizado. Son el profesorado y el alumnado sujetos claves para

su desarrollo. Por este motivo, hay que tener presente las características

psicosocioculturales del sujeto que aprende. “El alumno es un sujeto activo que

aprende construyendo progresivamente teorías del mundo que confieren sentido a

su propia existencia, a partir de su experiencia y de las interacciones que

establece con los demás (docente, compañeros, entorno y objeto de

conocimiento).”14 En vista de que la diversidad propia de los hablantes de una

lengua es un factor clave al momento de la evaluación de currículo comunicativo,

hay que tener presente que muy probablemente la mayoría de los estudiantes

provengan de ambientes donde existen significados propios del contexto local y la

vigencia de sobreentendidos, valores e identificaciones compartidas no requiera el

uso de códigos elaborados.15 Por tanto, con absoluto respeto hacia su sociolecto,

conviene contribuir a que adquieran registros formales que, como afirman Lomas y

Ruiz (2003), tienen una innegable utilidad en el contexto escolar y social.

Por otro lado, en vista de que, como sostiene Bronckart (2007), las mediaciones

sociales y las intervenciones formativas explícitas del medio adulto (en especial

las intervenciones formativas realizadas en la escuela) constituyen los factores

mayores del desarrollo específicamente humano, es imprescindible tomar en

14

Carvajal, F. y Ramos, J. 2003. Leer, comprender e interpretar en un aula que investiga. Textos de Didáctica de la Lengua y la Literatura. No. 33. Barcelona: Graó. 15

Conviene resaltar que, como bien señala Michael Stubbs, no está demostrado de forma suficiente una relación causa-efecto entre el uso de variantes restringidas y el fracaso escolar. Para ahondar en este asunto véase la edición española de su obra “Lenguaje y escuela. Un análisis sociolingüístico de la enseñanza”, editado por Cindel-Kapelusz.

25

cuenta al profesorado y sus condiciones y calidad de vida en esta revisión

del currículo de Lengua Española. Entre otras variables para el área de Lengua

Española, se requiere, pues, que se indague sobre los conocimientos,

procedimientos y actitudes que necesitan para que el estudiantado logre la

competencia comunicativa. Cabe destacar que el logro de esta competencia exige

una participación más decidida del profesorado y la asunción de una mayor

responsabilidad sobre el currículo. Por estos motivos, los docentes necesitan

fortalecerse en el dominio de tres áreas: a) la comunicación hablada y escrita16, b)

el conocimiento científico del lenguaje y de la lengua y literatura españolas, y c) la

transposición didáctica17 de esos conocimientos sobre la lengua y literatura

españolas.

Evidentemente, no podemos plantearnos una profunda revisión curricular

sin una adecuada formación del profesorado. Rápidamente se argumentará

que se deben emprender nuevas acciones para formar y capacitar profesores en

las áreas mencionadas anteriormente; sin embargo, conviene analizar cuál es

modelo de formación al que debemos apostar. Son aquí muy pertinentes las ideas

de Cambra18 al plantear que no basta con sustituir un currículum formal por otro de

orientación cognitiva y textual, ni con transmitir eventualmente algunos saberes

teóricos y prácticos, ni con aportar algunas técnicas para planificar y evaluar las

actividades docentes cuando de lo que se trata es de educar en otra mirada

sobre la lengua y sobre sus usos, efectos y contextos sociales. Esta

orientación exige indagar sobre asuntos tales como la construcción sociohistórica

de los códigos del saber lingüístico y literario y sobre su reflejo en los contenidos

escolares, sobre los factores culturales que asignan un determinado valor a cada

uso lingüístico, sobre el papel que desempeña el lenguaje tanto en las

interacciones comunicativas como en las identidades de las personas y de los

16

Seguimos a Sankoff, en su concepto sobre mercado lingüístico; el profesorado es un tipo de profesional que requiere del manejo de la variante estándar de la lengua para un ejercicio adecuado de su profesión. 17

Para Chevallard, se refiere a transformar el contenido científico en contenido de enseñanza. Véase Álvarez Angulo, T. (1998). Las ciencias del lenguaje y su transposición en el marco de la didáctica de la lengua. Didáctica de la lengua y la literatura. N°. 10. Universidad Complutense de Madrid, págs. 179-188. 18

Cambra, M. (2000): "El pensament del professor: formació per a la pràctica reflexiva", en Camps, Ríos y Cambra. Recerca i formació en didàctica de la llengua. Barcelona. Graó. Citado por Lomas, Carlos y Andrés Osoro. (2001). De la lingüística aplicada a una educación lingüística implicada. Formación del profesorado y cambios en las aulas de lengua. Revista Textos 27. Barcelona: Graó.

26

grupos sociales, sobre la manipulación del discurso en los contextos de la

persuasión personal y social... Y exige también indagar sobre las teorías, sobre las

creencias, sobre los conocimientos y sobre las prácticas que configuran el

pensamiento del profesorado del área (Cambra, 2000).

Tomando en cuenta estos planteamientos hay que abogar por un tipo de

formación basada en la investigación-acción. Una formación reflexiva en y para la

práctica supone acompañamiento en las aulas por un equipo de profesionales

formados para tales fines y comprometidos con la promoción de sujetos libres,

autónomos constructores de su propia historia y de la de los demás por medio de

la lengua. En el país, existen experiencias19 que avalan que esto es más que

posible una realidad ineludible.

19

Véase los trabajos que se reseñan en la segunda parte de este informe desde la Organización de Estados

Iberoamericanos, el Centro Poveda y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

27

3. Conclusiones y recomendaciones

Este informe ha presentado los criterios y recomendaciones que su autora ha

considerado fundamentales para revisar y actualizar el currículo de Lengua

Española. De manera sucinta los resumimos en el siguiente cuadro.

Criterio Recomendación

Modelo de lengua Énfasis en la variación y en los usos

lingüísticos

Objetivo de la enseñanza de la lengua Desarrollo de la competencia

comunicativa con las siguientes

subcompetencias:

1. lingüística,

2. sociolingüística,

3. discursiva-textual,

4. estratégica,

5. literaria y

6. semiológica.

Destrezas del lenguaje Integración de las destrezas de hablar,

escuchar, leer y escribir de forma que

se pueda tener actividades como, por

ejemplo: escuchar, leer para escribir.

Variante de la lengua a enseñar Promoción del aprendizaje de la

variante estándar con sus registros

formales.

Fomento de la enseñanza expresa de

actitudes positivas hacia las lenguas,

sus variantes y hablantes y de aquellas

28

Criterio Recomendación

que lleven a la erradicación de los

prejuicios sobre el español dominicano,

el sociolecto de los estudiantes, la

relación causa-efecto entre los códigos

restringidos y el rendimiento académico.

Modelo curricular para la enseñanza de

la lectura y la escritura

Asunción de un enfoque procesual,

estratégico e inferencial, a partir de una

visión que una lo lingüístico, lo cognitivo

y lo sociocultural20

Eje organizador Ordenamiento a partir de textos usando

la tipología textual de Adam (1985) y

partiendo de tanto de las prácticas

sociales como de los criterios de

adquisición y complejidad creciente,

según el ámbito en que aparece el

texto, su modo de organización, grado

de cohesión y progresión temática.

Metodología para el aprendizaje de la

lectura

Énfasis en la complejidad de los

procesos inferenciales

Metodología para el aprendizaje de la

escritura

Adopción del modelo transformador del

conocimiento, de Bereiter y Scardamalia

Tipo de actividades

Asunción del enfoque basado en

acciones, tareas y proyectos.

Literatura Promoción de la competencia literaria,

20

Véase a Cassany y Aliagas Marín, Cristina. Miradas y propuestas sobre la lectura. 2009. En: Para ser letrados. Barcelona: Paidós.

29

Criterio Recomendación

entendida como el aprendizaje de los

conocimientos, habilidades y actitudes

que favorezcan tanto la lectura, el

análisis y la interpretación de textos

literarios como el aprecio por la

experiencia literaria (en tanto que

lectores y escritores), poniendo en

práctica estrategias didácticas que

contribuyan con la adquisición de

buenos hábitos lectores y con el

fomento de un ocio de calidad.

Niveles y ciclos Promoción de una enseñanza

diferenciada del primer ciclo del nivel

Básico; se requiere de un currículo

especializado así como materiales y

docentes formados en la psicogénesis

de la lengua escrita.

Materiales didácticos Diversidad de materiales que reflejen

las prácticas socioculturales de la

lectura y la escritura. Los libros de texto

deben favorecer la competencia

comunicativa y fundamentarse en los

criterios expuestos anteriormente.

Contextos de las escuela y aulas Reconocimiento de la escuela y las

aulas como escenarios comunicativos.

Favorecimiento de un ambiente letrado

en salones, paredes de la escuela y las

aulas. Creación y fortalecimiento de

bibliotecas escolares y de aula.

Establecimiento de cupos que aseguren

30

Criterio Recomendación

la calidad educativa y un real

aprendizaje por competencias

Profesorado Fomento de condiciones y una calidad

de vida a la altura de su función:

promover, fortalecer y enriquecer la

emergencia del sujeto.

Educación desde otra mirada sobre la

lengua y sobre sus usos, efectos y

contextos sociales.

Formación en tres áreas: 1) la

comunicación hablada y escrita, 2) el

conocimiento científico del lenguaje y de

la lengua y literatura españolas, y 3) la

transposición didáctica de esos

conocimientos sobre la lengua y

literatura españolas.

Formación reflexiva a partir de la

investigación-acción y del

acompañamiento en las aulas.

Estas recomendaciones representan cambios importantes para el trabajo en las

aulas; suponen una ruptura con determinadas prácticas socioeducativas. Ese es el

gran reto, un desafío en el que la escuela necesita de consensos para trascender

las disciplinas y asumir retos comunes tanto para la enseñanza comunicativa de

las lenguas (materna: española y extranjeras: inglés y francés), el aprendizaje de

la lectura y la escritura a través de todos los contenidos de lengua española,

ciencias sociales y naturales, matemática, formación humana y artística como para

la promoción del pensamiento crítico y creativo, que pongan a trabajar juntas a las

ciencias, a las humanidades y las artes.

31

Se trata de un desafío que no puede esperar más, pero que requiere de un

proceso prolongado, de una práctica constante y de un compromiso decidido.

32

4. Bibliografía

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38

B. Parte II: El área de Lengua Española en el Primer ciclo

del Nivel básico: Dra. Liliana de Montenegro

1. Introducción

En el presente trabajo, nos proponemos destacar los avances científicos que se

relacionan con la enseñanza de la Lengua Española en el primer ciclo de la

escuela básica, con el objetivo de abonar al proceso de revisión y actualización del

currículo vigente en República Dominicana.

Asumimos el concepto de lengua propuesto en dicho currículo y, dado que en el

primer ciclo de la educación básica se sientan las bases para la adquisición y el

desarrollo de la lengua escrita, situaremos el tema, en primer lugar, a partir del

análisis del concepto de alfabetización. Luego, identificaremos los avances

científicos disciplinarios asociados con la alfabetización en el primer ciclo de la

escuela básica. En tercer lugar, presentaremos el estado de la situación en cuanto

los procesos de enseñanza-aprendizaje de la lectura y escritura en la escuela y

sintetizaremos las lecciones aprendidas de prácticas efectivas identificadas en

programas que se han llevado a cabo en República Dominicana en la última

década. Finalmente, entregaremos nuestras conclusiones y recomendaciones

39

2. Desarrollo

2.1. El concepto de alfabetización

En la segunda mitad del siglo pasado, la alfabetización se entendía como un

conjunto de destrezas que comprendía la lectura, la escritura y la aritmética

esencial y la promoción de la alfabetización tenía como propósito el desarrollo de

estas destrezas.

En los años 60 y 70 se plantea el concepto de “alfabetización funcional”, para

referirse a la adquisición de las destrezas de lectura, escritura y aritmética para

mejorar la productividad. Según indica la UNESCO (2004), a partir de esta visión,

se establece el vínculo entre educación y desarrollo socioeconómico. El trabajo de

Paulo Freire le agrega una dimensión política a este concepto de alfabetización,

con su propuesta de educación con conciencia y reflexión, orientada a que el

educando cuestione y se cuestione críticamente para promover cambios y que,

mediante el dominio y el ejercicio de la lengua escrita, se logren procesos

liberadores y constructores de identidad, tan necesarios en sociedades como la

nuestra.

En las décadas de los 80 y 90 el interés se orienta a entender cómo se adquieren

la lectura y la escritura y cómo se ponen en práctica. Como resultado de esta

visión, se logra vislumbrar la diferencia entre la alfabetización concebida como una

destreza y la alfabetización entendida como una práctica social, concepción que

contempla la consideración de la diversidad, tanto de propósitos, de usos, como

de aprendizaje. Se avanza al concepto de aprendizaje a lo largo de la vida y para

la vida, considerando el contexto personal y social.

En el Foro Mundial de Educación que tuvo lugar en Dakar, se elaboraron los

lineamientos de la Década de la Alfabetización de las Naciones Unidas, que

fueron aprobados en diciembre de 2001 y se desarrollarían entre los años 2003 y

2012. Dichos lineamientos se basan en una “visión renovada de la alfabetización”

40

que comprende a todos, gobiernos, comunidades, agencias internacionales; es

para todos y trasciende las edades; incluye a todos, niños y adultos; implica

asegurar niveles efectivos y sustentables y oportunidades en la familia, la

comunidad, el lugar de trabajo, los medios de comunicación. La “Alfabetización

para Todos” implica políticas activas y esfuerzos colectivos para que las personas

y grupos alfabetizados hagan uso efectivo de ese conocimiento (Naciones Unidas,

2000). Esta propuesta de las Naciones Unidas presenta a la alfabetización como

un largo proceso que comprende todo el desarrollo humano. Se enmarca

asimismo dentro de una visión sociocultural, pues entiende que la alfabetización

cambia en las culturas y la historia y, aunque tiene mucho que ver con la escuela,

también depende de la sociedad y de la política. Por otro lado, nos lleva a

reflexionar tanto sobre la alfabetización asociada a la lengua escrita como a la

vinculada con las tecnologías de la comunicación, tan presentes en la actualidad

en la cultura globalizada de la “era electrónica” y a pensar en la importancia que el

lenguaje tiene para todo individuo. En efecto, a través del lenguaje construimos y

desarrollamos conocimientos y aprendizajes, damos significado a nuestras

experiencias y sentido a los conocimientos de los otros; constituye la base del

desarrollo de la capacidad de pensar y la puerta de acceso al conocimiento y a la

capacidad crítica; sin él, todos los demás aprendizajes están comprometidos.

Investigadores enmarcados en este concepto amplio de la alfabetización opinan

que, en el futuro, las fuerzas culturales van a seguir definiendo las formas y

funciones de la alfabetización, así como la naturaleza esencial de su enseñanza. Y

aunque no podemos predecir lo que sucederá exactamente dentro de 50 ó 100

años, sí debemos pensar que en el futuro inmediato tenemos que hacer frente a la

convergencia entre los medios escritos y los medios electrónicos. En este sentido,

ya se habla de la alfabetización informacional, visual, multicultural y de medios de

comunicación dentro del concepto de la nueva alfabetización. Mientras tanto, las

políticas culturales de nuestra sociedad y la escuela continúan esforzándose por

resolver los problemas esenciales que siempre nuestro país ha confrontado con la

lengua escrita: desde la adquisición de parte de todos los niños y de forma

41

convencional de la lengua escrita en los dos primeros grados de la escuela básica,

hasta la inclusión de ambientes letrados retadores y de bibliotecas en las

escuelas, así como la utilización de los medios electrónicos.

Cabe destacar, en esta temática de la alfabetización y del acceso a la cultura

escrita, los presupuestos básicos de dicha cultura, explicitados por Rosa María

Torres (2007) con relación a jóvenes y adultos que han sido excluidos del sistema

escolar. Algunos de estos presupuestos sirven también para aclarar los desafíos

que la cultura letrada presenta a la sociedad. El primer presupuesto destaca que el

acceso a la lectura y la escritura continúa siendo el punto más importante de

entrada a la llamada “sociedad de la información, del conocimiento y del

aprendizaje”. El segundo presupuesto se refiere a que aprender a leer y a escribir

han sido concebidos tradicionalmente como un fin en sí mismos. No obstante, la

alfabetización es sólo un medio para alcanzar objetivos personales y sociales más

amplios. El propósito es el uso efectivo y significativo de la lectura y la escritura

como medios de expresión, comunicación, aprendizaje y gozo, así como para

mejorar la vida de las personas. El derecho a la alfabetización es incompleto si no

se le agrega el derecho a acceder a la cultura escrita. En este sentido, las

bibliotecas ocupan un papel fundamental para dicho acceso.

El tercer presupuesto propone que los procesos de alfabetización deben crear,

desde el inicio, las condiciones para el uso efectivo de la lengua escrita en

contextos y situaciones socio-comunicativas reales, fuera de la cartilla, del texto

programado y del aula de clase. Este presupuesto constituye un punto de partida

para el cuarto presupuesto, que trata sobre la relación entre los materiales de

lectura y escritura y su motivación para el aprendizaje, otorgándole, de este modo,

sentido a la cultura letrada.

Finalmente, el quinto presupuesto enfoca el desarrollo de la cultura escrita

promoviendo sociedades alfabetizadas, que otorguen valor social a la lectura y la

escritura y se comprometan con el aprendizaje permanente, acercando la cultura

42

escrita a la gente, especialmente a los más vulnerables, en sus propias lenguas y

valores. Cumplir con ese derecho requiere políticas trans-sectoriales (económicas,

sociales, culturales, lingüísticas), que exceden en mucho al sector educativo

reducido de manera estrecha a la educación escolar.

Asimismo, como apunta Cassany (2005), los cambios relevantes en las relaciones

humanas y en la organización de las comunidades, el incremento del

plurilingüismo, el imparable aumento de los conocimientos o la expansión de

Internet impactan también las prácticas de la lectura y la escritura de hoy. En el

siglo XXI, se lee otro tipo de textos, con objetivos cada vez más ambiciosos y en

contextos que nunca antes habían existido o que no estaban disponibles para la

vida en sociedad. En el contexto político de la democracia, por ejemplo, se supone

que dirimamos nuestras diferencias con el “arma” de los discursos y, puesto que el

estilo que adoptan éstos resulta tan sutil, seductor o perverso, la ciudadanía debe

estar capacitada para poder comprender el punto de vista y los intereses que se

ocultan detrás de cada texto. Todos estos requerimientos implican la presencia de

un lector con variadas competencias comunicativas que van más allá de las que la

escuela del siglo XX había ambicionado.

Lo anterior supone también un enfoque de la cultura escrita que analice los

fenómenos implicados en el discurso oral y escrito y que tome en cuenta la

modalización del texto, la emergencia de la subjetividad del autor/a, la

reproducción de estereotipos culturales o representaciones cognitivas, la

categorización léxica como recurso constructor de representaciones sociales o la

polifonía. Al abordar estas características y convertirlas en estrategias de análisis,

se contribuirá con la formación de una ciudadanía democrática, como parte

esencial de una sociedad letrada.

2. 2 La alfabetización en los primeros grados del sistema escolar

Coincidimos con Ana María Kaufman (2007) en por qué debemos seguir pensando

y replanteando la alfabetización actualmente. En efecto, esta autora señala que en

43

América Latina un grupo importante de estudiantes repite, fracasa y finalmente

deserta de la escuela y otro grupo, igualmente numeroso, va a la escuela,

supuestamente se alfabetiza e incluso llega a la universidad, pero tiene serias

dificultades para comprender un texto complejo o para escribir un texto coherente

y bien organizado, lo que permite deducir que ha recibido una alfabetización de

mala calidad.

Dado que en República Dominicana enfrentamos esta misma problemática, ante la

tarea de revisar y actualizar el currículo vigente, debemos preguntarnos cuál es el

currículo que se ejecuta en el día a día en las aulas y por qué, a pesar de haber

asumido el currículo vigente el enfoque funcional y comunicativo, en la práctica

escolar aún conviven al menos dos paradigmas muy diferentes entre sí en cuanto

a la alfabetización en el primer ciclo. Los sintetizaremos a continuación.

2.2.1) El enfoque por destrezas: Considera el lenguaje escrito como un conjunto

de habilidades complejas divididas en destrezas identificadas y secuenciadas y

postula que el estudiante debe pasar por fases en su aprendizaje. Primero, el

aprestamiento para estimular las habilidades perceptuales y motrices; en segundo

lugar, la enseñanza inicial orientada a la decodificación y representación de

grafemas y sólo cuando se dominan estas habilidades, se pasa a la fase final de

lectura comprensiva y escritura creativa. Este enfoque se fundamenta en la teoría

conductista y en la concepción de un sujeto pasivo que responde

fundamentalmente a los estímulos externos, que llega a la escuela sin

conocimientos y al que el maestro debe transmitirle la información. Su enseñanza

se basa en la memorización y repetición. El aprendizaje de la lengua escrita en los

primeros grados se materializa en este enfoque a través de la copia, el dictado, la

repetición de grafemas, reduciendo la escritura al dibujo de las letras y la lectura a

la discriminación entre fonemas y grafemas, en una secuencia que va de lo simple

a lo complejo.

En síntesis, para este enfoque la lectura consiste en la habilidad de decodificar o

descifrar un mensaje y la escritura en la copia de signos convencionales. Desde

44

esta perspectiva, importa trabajar la discriminación visual y auditiva y la habilidad

motora fina, pasando a un segundo plano qué se escribe y para qué.

2.2.2) El enfoque centrado en la construcción del significado y en la

comunicación: Asume la lectura y la escritura como procesos de construcción y

de expresión de significados. Se reconoce la función social y comunicativa de la

lengua escrita y su unidad fundamental es el texto para desarrollar las

capacidades lingüísticas de los sujetos. La enseñanza de la lectura y la escritura

es siempre guiada por unos propósitos definidos y destinatarios reales, tal como

ocurre en la vida. La teoría epistemológica que fundamenta este paradigma es la

constructivista y su enfoque es sociocultural al entender que se aprende en

constante interacción con el medio, las personas y los objetos.

En este enfoque se entiende que el propósito esencial de la alfabetización es

formar ciudadanos de la cultura escrita, por lo que el objeto de enseñanza (la

lengua) se define tomando como referencia fundamental las prácticas sociales de

lectura y escritura (Lerner, 2001), que propician que los niños se apropien del

sistema de escritura y del lenguaje escrito.

Numerosas investigaciones psicogenéticas han puesto de manifiesto cómo los

niños se aproximan al sistema de escritura y al lenguaje escrito cuando realizan

prácticas de lectura. Autoras pioneras en este tema como Emilia Ferreiro (1997,

2002), Ana Teberosky (2003) y Liliana Tolchinsky (1993), han postulado que la

apropiación de la escritura no es un asunto de percepción de letras, sino de

desarrollo de conceptos y que, durante el proceso de construcción del sistema de

escritura, los niños atraviesan por diferentes etapas de apropiación, desde la

consideración del dibujo como representación del significado, uso de letras o

signos para representar sonidos, hasta descubrir el principio alfabético de la

escritura, es decir, que cada letra representa un fonema. Al entender esta

construcción, nos damos cuenta que la mayoría de las llamadas dificultades o

errores son parte del proceso de aprendizaje. Tomar en cuenta la perspectiva del

pensamiento infantil partiendo de sus experiencias, saberes e intereses, las

características del objeto de conocimiento (el sistema de escritura) y el contexto es

45

fundamental para lograr el desarrollo de capacidades lingüísticas, socialmente

contextualizadas, en los estudiantes en el primer ciclo de la educación básica.

Desde este enfoque se entiende la lectura como una práctica social y un proceso

de construcción de significados a partir de la interacción que realiza el sujeto con

el texto. En cuanto a la escritura, se concibe como un sistema de representación

de la realidad y, dada su función social, en su análisis se tendrá siempre presente

qué se quiere escribir, a quién y para qué.

En este enfoque, el objetivo de enseñanza de la lengua es que los alumnos se

apropien adecuadamente de las prácticas sociales de lectura y escritura, de las

características del sistema de escritura, de las diferentes variantes del lenguaje

escrito y accedan, asimismo, a cierto nivel de reflexión y sistematización sobre la

lengua. (Kaufman, 2009).

En cuanto a los modelos y métodos derivados de estos enfoques y a sus

implicaciones en la práctica, podemos decir que del enfoque por destrezas se

establece una secuencia jerárquica ascendente para la enseñanza de la lengua

escrita, desde las unidades más simples a las más complejas mediante un

procedimiento de ir sumando las otras partes una vez superadas las primeras. Los

siguientes métodos para la enseñanza de la lectura y la escritura se derivan de

este enfoque:

- Alfabético: Se enseñan los nombres de las letras para luego componer

sílabas y palabras.

- Fonético: Se enseña la relación entre el fonema (el sonido) y su

representación gráfica (letra). El énfasis está puesto en que los niños

puedan aislar los sonidos y establecer correspondencias grafema-fonema.

- Silábico: Este método plantea que la unidad mínima para alfabetizar es la

sílaba, que luego se combina en palabras y frases. Usualmente se elaboran

cartillas para la ejercitación mecánica.

Estos métodos han sido criticados, a pesar de su facilidad de aplicación, por las

desventajas que presentan:

46

- Todos parten de unidades no significativas, que en sí mismas no poseen

ningún sentido.

- Son demasiado mecánicos.

- No dan importancia al contexto ni a la comunicación.

- Establecen rutinas rígidas y repetitivas que hacen que los alumnos pierdan

el interés.

- Fragmentan la lengua escrita distorsionado su función social y

comunicativa.

- Desconocen las teorías modernas de aprendizaje que conciben un sujeto

activo y participativo.

Las limitaciones citadas dieron origen a otros métodos que, aunque basándose en

el mismo enfoque, son analíticos y parten de elementos que poseen significado

en sí mismos, como la palabra o frase.

El método global: Parte del presupuesto que el primer contacto del niño con las

formas escritas es con palabras enteras. Entiende que la percepción infantil es

global y las palabras se reconocen a través de la vista. De las palabras y las

frases se pasa a su descomposición en unidades menores.

Método de las palabras normales o generadoras: Es una variante del método

global. Se presenta una palabra asociada a una imagen para que el niño la

reconozca y posteriormente se descompone en sílabas. Las palabras que se

escogen presentan una secuencia de lo simple a lo complejo.

Citamos a continuación algunas de las críticas realizadas a estos métodos:

- La lectura a veces se garantiza por la memoria.

- Caen en el mecanicismo al querer graduar el aprendizaje.

- No toman en cuenta los intereses de los niños y niñas ni la función

comunicativa de la lengua.

- Desconocen el significado al considerar lo visual (perceptivo) como

elemento fundamental.

47

Del enfoque centrado en la construcción del significado y en la comunicación, se

entiende que la lectura es una práctica social y, por lo tanto, el proceso de lectura

se inicia con hipótesis y predicciones provenientes de las experiencias pasadas,

social y culturalmente contextualizadas, es decir, de los conocimientos del

lenguaje y del mundo, que posea el sujeto. Luego, dichas hipótesis son

confirmadas o rechazadas por el/a lector/a a medida que lee. En contraposición

con los modelos ascendentes, este modelo sostiene que las clases de orden

inferior no siempre participan del proceso de asignación de sentidos, ya que el

significado se encuentra mayormente en la reconstrucción que el/a lector/a hace

del texto a partir de su conocimiento previo y sin necesidad de las claves

presentes en el texto o usando sólo las más productivas.

Un método derivado de este modelo es el lenguaje integral, cuyo centro es el

sujeto y se basa en los intereses inmediatos de los estudiantes y en el principio

de que el aprendizaje va del todo a las partes. La globalidad es lo que va a

proporcionar el contexto necesario para entender las partes. Se utilizan materiales

auténticos de lectura y libros que interesen a los estudiantes.

Los modelos interactivos también se enmarcan en los enfoques centrados en la

construcción del significado y en la comunicación. Tienen en cuenta la actuación

simultánea de diversas fuentes en la obtención del significado, asignan igual

importancia a las claves contenidas en el texto y al conocimiento que aporta quien

lee. Así, estos modelos admiten que en el proceso lector se produce tanto un

procesamiento ascendente, de abajo–arriba impulsado por los datos, como

descendente, de arriba-abajo impulsado por los conceptos. Cabe destacar que el

tipo de procesamiento predominante está determinado por el dominio lingüístico,

el conocimiento del tópico, la dificultad del texto y la habilidad de lectura que

posea el sujeto. El modelo interactivo presenta importantes ventajas sobre los

anteriores modelos unidireccionales, ya que permite explicar la influencia de

diversos factores cognitivos y contextuales en el proceso de lectura.

48

La propuesta de intervención desde el paradigma constructivista no se considera

un método en un sentido estricto por su flexibilidad al tomar en cuenta las

concepciones y experiencias del sujeto, los procesos que se desarrollan y las

estrategias que se ponen en marcha. Sus ideas coinciden en parte con las de los

modelos interactivos. En el aprendizaje de la escritura se trabaja la elaboración de

textos completos. Los niños van a escribir de acuerdo a sus posibilidades, dotando

de significado a cada texto según la intención comunicativa que cumple. La

experimentación va a permitir que esas posibilidades se enriquezcan para

ajustarse a las normas del lenguaje escrito. Para el aprendizaje de la lectura, se

presentan textos reales, literarios o funcionales que merecen ser leídos por su

significación. Los niños van interpretándolos en función de diversos indicadores

hasta que llegan a ajustar sus interpretaciones a las notaciones que aparecen. Los

niños buscan el sentido en los textos aún antes de ser capaces de descifrarlos.

Finalmente, y también con la idea de continuar abonando a la reflexión sobre el

tema, podemos concluir que las investigaciones recientes sobre los enfoques

teóricos predominantes actualmente con relación a la enseñanza de la lengua en

el nivel inicial y el primer ciclo de la educación básica, dan cuenta que ha habido

un cambio de paradigma en los últimos cuarenta años. En efecto, se ha pasado

del conductismo a la perspectiva cognoscitiva y, desde ésta, a la sociocultural. Los

autores Kennedy, E., Dunphy, E., Dwyer, G., Hayes, G.,McPhillips, T. Marsh, J.,

O’Connor, M. & Shiel, G. (2012), en una investigación que realizaron para el

National Council for Curriculum Assesment, NCCA, resumen en el siguiente

cuadro los principales enfoques relacionados con este tema (Págs. 69 a 71):

Teoría Conceptos clave Implicaciones pedagógicas

Cognitiva La lectura es un

proceso cognitivo

individual.

La conciencia fonológica y morfológica debe ser

desarrollada a temprana edad en los niños así

como la conciencia fonética.

Psicolingüística La lectura es un

proceso de

La necesidad de asegurar que la pedagogía

desarrolla las habilidades de los niños y niñas

49

Teoría Conceptos clave Implicaciones pedagógicas

construcción de

significados en el

cual la persona

se basa en claves

grafo-fonéticas,

sintácticas y

semánticas.

utilizando un rango de claves, además de las

grafo-fonéticas. Además, que los niños y niñas

son motivados a leer comprensivamente, no

simple-mente decodificando textos

descontextualizados.

Metacognición Los lectores y

escritores

necesitan

monitorear,

examinar y

revisar las

estrategias que

utilizan.

Es menester utilizar enfoques pedagógicos que

fortalezcan las habilidades metacognitivas.

Aprendizaje

Cognoscitivo

Un proceso en el

cual los niños que

aprenden cons-

truyen

socialmente su

conocimiento con

el apoyo de

alguien experto.

Los maestros deben utilizar estrategias

explícitas de enseñanza, modelado,

demostraciones y pensamiento en voz alta en

tareas o situaciones que representan un reto

para los niños.

Socio/Cultural

Socio/Cultural-

Histórico

Ve el proceso de

alfabetización

como una

práctica social

que está

moldeada por

factores sociales,

Los maestros deben reconocer las experiencias

y prácticas de lectoescritura del niño fuera de la

escuela y construir nuevos conocimientos a

partir de ello en el contexto del aula.

50

Teoría Conceptos clave Implicaciones pedagógicas

culturales,

económicos e

históricos.

Socio-lingüística Hace hincapié en

la manera como

la lengua está

influenciada por

el cambio social y

en la influencia

del contexto

social.

Los maestros deben ser sensibles a la forma en

que la lengua es utilizada en la clase y cómo el

marco de referencia de los niños impacta el uso

y la comprensión de su lengua.

Constructivismo

Constructivismo/s

ocial

El conocimiento

es socialmente

construido

Los niños deben tener oportunidad de participar

en actividades en parejas y en grupo en las que

puedan adquirir conocimientos y procesos en

los que se construye conocimiento.

Multimodal La comunicación

utiliza distintas

formas como el

lenguaje oral y

escrito, imágenes

y gestos.

Los niños deben aprender acerca de las

distintas maneras en que cada forma opera y

cómo se armonizan en cualquier texto.

Teoría Crítica Todos los textos

están

ideológicamente

influen-ciados y

los lectores

deben saber

identificar la

forma en que el

poder está

Los niños deben tener la oportunidad de

analizar cómo están construidos los textos: para

informar, para entretener, persuadir o manipular

al lector.

51

Teoría Conceptos clave Implicaciones pedagógicas

inscrito en el

texto.

Alfabetismo

Digital

El desarrollo

tecnológico ha

guiado a nuevas

prácticas de

alfabetismo como

leer y escribir en

una pantalla y/o

en redes en línea.

El curriculum de alfabetización debe incluir

oportunidades de escribir y crear textos

digitales.

Teorías

relacionadas a la

motivación,

compromiso y

auto-eficacia

El

comportamiento,

y el compromiso

emocional y

cognoscitivo es

crítico para tener

éxito en el

aprendizaje.

Los maestros deben asegurar que los niños

tengan oportunidades de conseguir éxito,

autonomía y control de su proceso de

aprendizaje.

2. 3 Los procesos de enseñanza-aprendizaje de la lectura y escritura en el

primer ciclo de la escuela básica

Hemos dicho anteriormente que el término ¨alfabetización¨ ha ampliado y

diversificado su significado a través del tiempo. También hemos dicho que la

alfabetización de un individuo implica un proceso permanente a través del cual

avanza y ensancha su capacidad para producir e interpretar diferentes tipos de

textos que corresponden a la interacción social. Pero, siendo los textos y los

usuarios imprescindibles para promover el aprendizaje de la lectura y de la

escritura, constatamos que ambos están desigualmente disponibles: algunos

sujetos cuentan con ambientes alfabetizadores y con personas que usan los textos

52

a su alrededor, lo que los coloca en una situación favorable para avanzar en el

proceso de alfabetización y otros individuos establecen una relación esporádica

con textos y usuarios. En este último caso, el sistema escolar debe encarnar la

tarea social de alfabetizar. Por estas razones, al convertirse la escuela en un

ambiente alfabetizador, permitirá que los estudiantes, aquellos provenientes de los

sectores más vulnerables, encuentren en su interior las condiciones que les

permitan apropiarse de la lectura y de la escritura como constructoras de sentido.

Según Nemirovsky (2009: 12), es conveniente precisar esas condiciones porque,

¨aunque en toda escuela hay textos y personas que los usan, sin embargo no

siempre diríamos que es un ambiente propiamente alfabetizador. Cuando decimos

textos, nos referimos a los que se utilizan socialmente, a los objetos de uso en la

cultura letrada: libros, revistas, periódicos, folletos, documentos…de toda índole y

de todo tipo. Absoluta diversidad, riqueza y cantidad. Cuando decimos usuarios,

nos referimos a las personas que acuden a la lectura y a la escritura en su

cotidianidad; aquellas que encaran la interpretación y elaboración de textos como

parte de su vida diaria, haciendo uso de los textos sociales de manera habitual y

fluida para multitud de circunstancias y propósitos”.

En el acápite anterior, dijimos que el objeto de enseñanza de la lengua, desde una

perspectiva sociocultural es que los alumnos se apropien adecuadamente de las

prácticas sociales de lectura y escritura, de las características del sistema de

escritura, de las diferentes variantes del lenguaje escrito y accedan, asimismo, a

cierto nivel de reflexión y sistematización sobre la lengua.

A estos elementos, deben agregarse condiciones que hagan de la escuela un

espacio que impulse la lectura y la escritura, buscando alternativas que

constituyan verdaderas invitaciones a leer y a escribir desde el momento en que

docentes y estudiantes entran cada día a ella. Entre estos elementos, la

investigación actual sobre el tema destaca los siguientes:

- Ambiente letrado tanto en la escuela (pasillos, dirección, patio) como en el aula

(con exposición de producciones de estudiantes y de profesores).

53

- Disponibilidad de una biblioteca de centro.

- Disponibilidad de una biblioteca de aula, con textos auténticos, de alta calidad

(por lo que dicen, cómo lo dicen, cómo están editados, por su respeto al lector

y por su rigurosidad en el tratamiento de los temas) y con diversidad de textos

(de géneros textuales, de soportes, de lenguas, de versiones).

- Presencia de rincones de aprendizaje, entre los que se ubica el rincón de

producción de textos, incorporando diferentes soportes tales como pizarra,

etiquetas, papel reciclado, hojas de diversos tipos y diversos instrumentos de

escritura (tizas, lápices, bolígrafos, computadores, letras móviles, entre otros).

Existe, asimismo, una vasta bibliografía relacionada con los aspectos didácticos

para la alfabetización en el primer ciclo de la escuela básica, enmarcados en el

enfoque de la lectura y escritura como prácticas sociales y que han sido puestos a

prueba en la última década. Aunque el desarrollo de estos aspectos excede el

alcance del presente trabajo, sintetizamos a continuación las líneas principales a

considerar, pues creemos que pueden darnos luz para reflexionar sobre el

proceso de revisión y actualización en que nos encontramos.

1) Situaciones fundamentales de lectura y escritura: Lectura y escritura a

través del maestro, lectura silenciosa y lectura en voz alta por parte de los

estudiantes, escritura por parte de los estudiantes.

2) Dinámicas de interacción: Trabajos en pequeños grupos, actividades

colectivas, actividades en parejas y actividades individuales.

3) Materiales didácticos en el aula: Biblioteca de aula, abecedario, banco de

datos, tarjetas con los nombres, carteles informativos.

4) Distintas modalidades de organización de las actividades: Actividades

habituales, proyectos institucionales, proyectos de producción de textos en

el aula, secuencias de lectura.

5) Situaciones de reflexión y sistematización sobre la lengua: Aspectos

textuales, cuestiones enunciativas, trabajo con el léxico, la gramática y la

ortografía en contexto, entre otras.

54

6) Evaluación de la lectura y la escritura en el primer ciclo, que implica

determinar las expectativas de logro que se desean desarrollar en cada

grado de este ciclo, además de considerar la importancia de la evaluación

auténtica y procesual, utilizando textos reales y situaciones con las que los

estudiantes se encuentran ya familiarizados para evaluar su progreso.

Asimismo, incluye la evaluación diagnóstica, la formativa y la sumativa.

2.4. Prácticas efectivas en República Dominicana para la enseñanza de la

lectura y escritura en el primer ciclo de la escuela básica

En República Dominicana se vienen desarrollando en la última década, proyectos

y programas que han intentado aportar al desarrollo de la lectura y de la escritura

en los niños, a partir de la capacitación profesional de docentes en servicio. Estos

programas y proyectos han demostrado que se puede encarar el desafío de poner

en marcha opciones de trabajo que impulsen la apropiación por parte de los

docentes de un paradigma de enseñanza de la lengua para la vida, con un

impacto significativo en las competencias infantiles en el primer ciclo de la escuela

básica. Sintetizaremos a continuación sus estrategias y logros principales.

2.4.1) Los aportes en lectoescritura de la PUCMM

Desde el año 2002 y hasta el 2010, la PUCMM, en alianza con el Ministerio de

Educación lideró en el país el Centro de Excelencia para la Capacitación de

Docentes (CETT), un programa regional para el primer ciclo de la escuela básica

pública en el campo de la lectura y la escritura, gracias a los auspicios de la

USAID. El programa se llevó a cabo en El Salvador, Honduras, Guatemala,

Nicaragua y República Dominicana, con apoyo de México, con el propósito de

elevar la calidad de la enseñanza de la lectura y escritura en cada país. En efecto,

esta iniciativa se focalizó en el desarrollo de competencias críticas en los

estudiantes del primer ciclo de la escuela básica, para tratar de enfrentar la crisis

que en este ámbito del saber se vive en el país y en la región centroamericana.

55

El CETT-CARD creó un modelo de profesionalización de docentes en servicio, que

contempla igualmente la capacitación de directores y de técnicos regionales y

distritales. Este modelo fue afinado dos veces luego de ser puesto en práctica.

Parte de la concepción de aprendizaje como proceso social y cultural de carácter

permanente, inherente a la vida de todas las personas. Se basa en los siguientes

pilares: gerencia del conocimiento, enfoque por competencias, constructivismo y

enfoque textual y comunicativo de la enseñanza de la lengua. Contempla dos

años de duración (110 horas anuales) e incluye cuatro modalidades:

capacitaciones presenciales (24 horas anuales, 3 días por año), círculos de

innovación docente (24 horas anuales, una vez por mes por redes de escuelas),

acompañamiento en el aula (cada docente es acompañado al menos una vez por

mes durante dos horas por facilitadores formados específicamente para estos

fines) y estudio independiente (40 horas anuales, una vez por mes).

El programa también elaboró materiales pedagógicos y conceptuales para los

docentes (guías de lectoescritura, libro de capacitación, fichero para la atención

diferenciada, evaluaciones diagnósticas y formativas y recursos tecnológicos).

Para los estudiantes, seleccionó una biblioteca de aula con alrededor de 60 textos

narrativos, informativos e instruccionales para colaborar con el ambiente letrado

del curso, imprescindible para el desarrollo de la lectura y de la escritura como

competencias, sobre todo en las escuelas y sectores más vulnerables de la

sociedad que presentan un acceso restringido a la cultura escrita por sus

condiciones socioeconómicas.

El modelo incluye asimismo la celebración de ferias de lectura y escritura en las

escuelas, para estrechar los lazos entre la escuela y la comunidad que la rodea.

De este modo, se busca favorecer la comprensión, de parte de ésta última, de la

importancia de la alfabetización para lograr una vida más autónoma y participativa.

La realización de concursos de cuentos entre los estudiantes contribuyó asimismo

con el desarrollo del placer por la lectura y la escritura y con la toma de

conciencia, de parte de los estudiantes, de cómo las palabras se asocian con el

imaginario y con el conocimiento del mundo propio de cada comunidad.

56

Desde el 2009, la PUCMM desarrolla, también en alianza con el Ministerio de

Educación y con financiamiento de la USAID, un programa integral de educación

que lleva por nombre Programa de Escuelas Efectivas (PEF) y que incluye:

Lengua Española, Matemática, Gestión Educativa y Evaluación. Para Lengua

Española, el programa ha adoptado el modelo y los materiales que el CETT-CARD

elaboró y que han sido descritos anteriormente. En el marco de este programa, en

el 2012-2013 se están capacitando 1,200 docentes del primer ciclo de básica,

directores y técnicos del Ministerio de Educación. Asimismo, se están elaborando

actualmente cuadernos de ejercicios para los estudiantes del primer ciclo que

complementan las guías de lectoescritura diseñadas para los docentes.

Por otro lado, desde el 2011 la PUCMM, el Centro Poveda y la Organización de

los Estados Iberoamericanos (OEI) han realizado una alianza con el Ministerio de

Educación para desarrollar el programa ¨Política de Apoyo a los primeros grados

del Nivel Básico en Lectura, Escritura y Matemática”, con el propósito de mejorar

la calidad de los procesos de aprendizaje de los niños y niñas que asisten a este

ciclo. En lo que respecta a la Lengua Española, el Ministerio de Educación ha

incluido como parte de su política pública el modelo y los materiales elaborados

por el CETT-CARD. El programa que lleva a cabo la PUCMM se desarrolla en el 8

Regionales del Norte del país, en las que se están capacitando 1,400 docentes,

150 coordinadores docentes y 120 técnicos.

Hasta el 2011, los programas de lectura y escritura llevados a cabo por la PUCMM

desde el año 2002, han capacitado de manera directa a 5,200 docentes del primer

ciclo de la educación básica de Santiago, La Vega, Moca, Bonao, Tenares, Las

Matas de Farfán, Hato Mayor, Jánico, Constanza, Jarabacoa, Puerto Plata y Santo

Domingo, tanto de zonas urbano-marginales como rurales. También han

impactado positivamente en las competencias de lectura y escritura de alrededor

de 200,000 estudiantes de primero a cuarto grado, quienes en evaluaciones

externas de impacto, llevadas a cabo sistemáticamente al final de cada año

escolar por un equipo evaluador independiente, han demostrado un crecimiento

57

significativo en su comprensión inferencial y crítica, en comparación con

estudiantes de escuelas control similares, que fueron igualmente evaluadas.

Por otro lado, se han beneficiado de estos programas alrededor de 5,000 madres,

padres y tutores, demostrando que es posible el desarrollo de una cultura letrada

en las escuelas y en sus comunidades circundantes. Otro efecto de estos

programas ha sido la publicación de cuatro volúmenes de cuentos escritos por

niños de las escuelas públicas que se acompañan, como resultado de los

concursos anuales auspiciados por la PUCMM: “Sueños, fantasías y más” (2008),

“Sueños, fantasías y mucho más” (2009), ¨El vuelo de la imaginación” (2010) y

¨Diversión, color y fantasía. Cuentos de niños y niñas dominicanos” (2011).

Actualmente se encuentra en proceso final de diagramación el libro ¨El columpio

de los sueños¨ (2012). Estos cuentos se han incorporado a las bibliotecas de aula

y han posibilitado que los estudiantes compartan con otros lectores su imaginación

y creatividad.

Los programas mencionados anteriormente han permitido a la PUCMM crear una

plataforma sustentada en los procesos de enseñanza-aprendizaje de la lengua

basada en la investigación-acción. Asimismo, han contribuido a la educación

pública con estrategias de análisis crítico desde los primeros cursos de la escuela

básica, que colaborarán con la formación de ciudadanos democráticos y plurales,

como parte esencial de una sociedad letrada.

2.4.2) Los aportes en lectoescritura del Centro Cultural Poveda

El programa “Formación en competencias lectoras, escritas y matemática¨ del

Centro Cultural Poveda se lleva a cabo desde el 2011 en alianza con el Ministerio

de Educación como parte de la ¨Política de apoyo a los primeros grados del Nivel

Básico en Lectura, Escritura y Matemática¨ en 7 Regionales del sur y suroeste del

país, con el propósito de contribuir a la mejora de los procesos educativos

mediante estrategias pedagógicas, participativas, contextualizadas,

58

transformadoras, críticas e innovadoras que posibiliten el desarrollo de

aprendizajes significativos para quienes participan en los diferentes procesos de

formación y animación sociocultural.

En lo que respecta a la lectoescritura, este programa se ha apoyado en

experiencias previas que el Centro Poveda ha desarrollado para la formación

docente. Entre el 2007 y el 2008, la capacitación de 75 docentes del primer ciclo

de básica en el Distrito Educativo 16-03 de Cevicos; entre el 2008 y el 2011,

también desarrolló un programa de formación en competencias de lectura y

escritura con docentes y orientadores en la provincia de Pedernales. Entre el 2009

y el 2011 ha desarrollado, asimismo, el programa de formación en competencias

lectoras y escritas para maestras y maestros del primer ciclo de básica en la

Regional 10 a través de una co-gestión con el MINERD, en el que han participado

1,600 docentes de los seis distritos educativos que conforman esta Regional.

Estos programas se basan en el modelo pedagógico constructivista y sociocultural

propuesto en el currículo vigente en el país y en el enfoque crítico, transformador y

popular de la propuesta socioeducativa del Centro Cultural Poveda. Para el

aprendizaje de la lengua materna, contemplan la contextualización de los

procesos a partir de los sujetos desde el enfoque textual, funcional y comunicativo.

El programa se estructura en tres etapas: iniciación, profundización y

consolidación, basando su estrategia de trabajo en la formación y

acompañamiento de forma continua y sistemática en la que participan docentes,

directores de centros educativos, bibliotecarios y equipos técnicos distritales y

regionales. Promueve la creación y consolidación de bibliotecas escolares y de

aula como espacios de ampliación de la cultura lectora y escrita y de animación

sociocultural; asimismo, círculos de lectura y escritura creativa para madres,

padres, tutores, hijos y la organización del espacio aula-escuela como un

ambiente enriquecido y propiciador de aprendizajes significativos.

El Centro Cultural Poveda se propone lograr, al finalizar este programa que los

niños lean y escriban con sentido, de manera creativa, desde sus principales

59

necesidades, de comunicación, de expresión, de sus ideas, sus sentimientos

como sujetos de derecho; que los docentes organicen, planifiquen, apliquen y

evalúen procesos de aprendizajes significativos, coherentes, contextualizados,

que inviten a las niñas y a los niños a apropiarse de manera activa, participativa de

conocimientos y que el equipo de gestión del centro educativo se constituya en

acompañante permanente de los procesos de la escuela, es decir que directores,

subdirectores, coordinadores, bibliotecarios se conciban como una comunidad de

aprendizaje, donde la escuela se piense como un organismo vivo y dinámico que

tiene unos horizontes comunes para el desarrollo de procesos de lectura, escritura

y otras estrategias lúdicas que acerquen a los niños a los textos diversos de otra

manera.

La evaluación interna del programa contempla estrategias de autoevaluación y co-

evaluación procesuales y cualitativas. Desde el punto de vista de la evaluación

externa, aunque el programa aún no ha sido evaluado en su impacto, el Ministerio

de Educación contempla realizar una evaluación a los estudiantes en junio 2013,

la que será llevada a cabo por la Dirección General de Evaluación y Control de la

Calidad de la Educación del Ministerio de Educación.

2.4.3) Los aportes en lectoescritura de la Organización de Estados

Iberoamericanos (OEI)

El programa “Intervención para el primer ciclo de educación básica en centros

educativos de la Región Este de República Dominicana” de la Organización de

Estados Iberoamericanos (OEI) se lleva a cabo desde el 2011 en alianza con el

Ministerio de Educación como parte de la ¨Política de apoyo a los primeros grados

del Nivel Básico en Lectura, Escritura y Matemática” en 3 Regionales del este del

país (Regionales 5, 12 y 17), con el propósito de incrementar los logros de

aprendizaje en lengua y matemática de los alumnos del primer ciclo de básica de

las Regionales citadas y de disminuir los índices de repitencia y deserción en ese

ciclo, a través de la puesta en marcha de estrategias atractivas e innovadoras,

dirigidas a los diversos actores del proceso educativo y fundamentadas en el

principio de atención a la diversidad.

60

Este programa representa una continuidad de las acciones del proyecto “Apoyo a

la Mejora de la Calidad Educativa” (2009-2010), centrado en estrategias para

mejorar los aprendizajes en lectura, escritura y matemática de los alumnos,

financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID),

llevado a cabo en quince centros educativos ubicados en zonas urbanas y rurales

del Distrito Educativo 17-02 de Monte Plata. La evaluación externa del referido

proyecto, llevada a cabo en el año 2010 para determinar la correlación de

pertinencia entre los resultados parciales obtenidos con los objetivos del proyecto

y sus perspectivas de sostenibilidad, revelaron que las premisas planteadas fueron

adecuadas y que se alcanzaron los propósitos iniciales previstos, valorándose

significativamente las intervenciones, sobre todo la estrategia de apoyo a los

estudiantes del primer ciclo de básica y las estrategias para favorecer la

convivencia escolar.

Este programa abarca el desarrollo profesional docente a través de grupos de

reflexión, redes de directores, trabajo cooperativo por duplas de docentes, rotación

de docentes, agrupamiento docente por temáticas y redes docentes,

acompañamiento en el aula, talleres de desarrollo personal docente y puesta en

marcha de comunidades de práctica, con estudiantes de término de la carrera de

Educación, en coordinación con INAFOCAM.

También contempla un sistema integral de apoyo a los aprendizajes, que incluye

el apoyo directo a estudiantes con dificultades educativas en lectura, escritura y

matemática, la creación de aulas de recursos para el aprendizaje (ARPA), la

conformación de equipos de apoyo a lo interno y externo de la escuela, el apoyo a

la cultura escrita a través de la provisión de bibliotecas de aula y de rotacajas de

lectura, la provisión de recursos didácticos para los docentes, el desarrollo de

estrategias de educación en valores para la ciudadanía y la promoción de una

alianza escuela-familia y comunidad.

La evaluación interna del programa contempla estrategias de autoevaluación,

evaluación y heteroevaluación, de carácter cualitativo. Desde el punto de vista de

la evaluación externa, aunque el programa aún no ha sido evaluado en su

61

impacto, el Ministerio de Educación contempla realizar una evaluación a los

estudiantes en junio 2013, la que será llevada a cabo por la Dirección General de

Evaluación y Control de la Calidad de la Educación del Ministerio de Educación.

62

3. Conclusiones y recomendaciones

De lo expuesto anteriormente, consideramos que en la revisión y actualización

curricular debe resaltarse el concepto de alfabetización como una práctica social y

un proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida y para la vida, considerando el

contexto personal y social. En este sentido, aprender a leer y a escribir no será

considerado como un fin en sí mismo, sino como un medio para alcanzar objetivos

personales y sociales más amplios.

Asimismo, al plantear este concepto amplio de alfabetización, el currículo deberá

destacar los desafíos que su puesta en práctica implican para el país y que

incluyen el derecho a acceder a la cultura letrada de manera equitativa para todos

los sectores sociales y las condiciones para el uso efectivo de la lengua escrita y

de los medios electrónicos. En este sentido, para superar las dificultades que la

puesta en práctica del currículo vigente ha enfrentado, sugerimos que se detallen

los elementos que propician que la escuela se convierta en un ambiente

alfabetizador, tales como la disponibilidad de bibliotecas de centro y de aula, con

criterios específicos sobre la cantidad de textos por biblioteca, la diversidad

textual, de soportes, la calidad de los textos escogidos, su autenticidad, sus

valores, su edición, entre otros criterios. Igualmente, la construcción de ambientes

letrados tanto en la escuela como en el aula, la presencia de rincones de

aprendizaje con soportes variados que incluyan los computadores. Deberá definir,

asimismo, las competencias comunicativas que espera alcancen los estudiantes,

siempre a la par con las prácticas sociales de lectura y escritura de este siglo XXI.

Igualmente, deberá pensar y precisar el perfil del docente de este ciclo, el

desarrollo profesional requerido (tanto en su formación inicial como en su

capacitación en servicio) y perfilar el acompañamiento necesario para que el

currículo ejecutado sea coherente con el propuesto a partir de la revisión y

actualización curricular.

63

En cuanto a su organización, superando la del currículo vigente, pensamos que

deberá dejar de lado la articulación alrededor de los actos de habla para tomar

como foco las prácticas sociales de lectura y escritura, por lo que sugerimos que

se estructure a partir de los diferentes tipos de textos de circulación social y que

esta articulación quede claramente detallada para su fácil comprensión, pues parte

de los problemas que ha enfrentado el currículo vigente ha sido su nivel de

abstracción y la complejidad de su presentación.

Por otro lado, deberá igualmente presentar los fundamentos de la enseñanza de la

lengua de manera diferenciada por cada ciclo de la escuela básica, ya que en el

primer ciclo es importante tomar en cuenta la perspectiva del pensamiento infantil,

las características del sistema de escritura, las diferentes variantes del lenguaje

escrito y la reflexión y sistematización sobre la lengua en sí misma para dicho

ciclo, así como dar valor al contexto, elemento fundamental para lograr el

desarrollo de capacidades lingüísticas, socialmente contextualizadas.

Dado que en el país se cuenta con experiencias que se han llevado a cabo en la

última década y que han demostrado ser efectivas para la enseñanza de la lectura

y la escritura en el primer ciclo de la educación básica, sugerimos que se adopten

aquellas que han demostrado su eficiencia a través de evaluaciones de impacto y

que han trabajado la lectura y la escritura como competencias para la vida. Estas

experiencias se han nutrido de los avances conceptuales que se han destacado

en el presente informe, han diseñado y afinado materiales para docentes y

estudiantes, han tenido en cuenta el contexto y las condiciones de implementación

y han probado que su impacto en el crecimiento de las competencias es

significativo si se contrastan los resultados de los estudiantes de escuelas

capacitadas con los de escuelas comparables que no han recibido capacitación.

El camino por recorrer para el primer ciclo de la escuela básica tiene ya un

horizonte, que debe aún detallarse con más precisión para que pueda impactar al

sistema como un todo, es decir, delinear las políticas necesarias para pasar del

plan piloto a la generalización de las experiencias.

64

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