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Carmen, selleciones de la ópera de Georges Bizet

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PROGRAMA

Parte 1: Obertura y Acto I (35’)

1. Preludio2. Coro de las cigarreras: La campana ha sonado… (Carmen y Coro) 3. Habanera: El amor es un pájaro… (Carmen y Coro) 4. Coro: ¡Carmen! sobre tus pasos… (Coro) 5. Recitativo: ¡Qué miradas!... (Don José y Micaela) 6. Dueto: Háblame de mi madre… (Don José y Micaela)7. Recitativo: Quédate ahí… (Don José y Micaela)8. Coro: ¿Y que pasa ahora ahí? (Zúñiga y coro femenino) 9. Recitativo: ¿A dónde me lleva…? (Carmen y Don José) 10. Seguidilla y Dueto: Cerca de las murallas de Sevilla… (Carmen y Don José)

INTERMEDIO I

Parte 2: Acto II (30’)

11. Interludio 12. Canción gitana: Tintineaban las varillas… (Frasquita, Mercedes y Carmen) 13. Coro: ¡Viva! Viva el Torero! (Frasquita, Mercedes, Carmen, Zúñiga y Coro)14. Canción del Toreador: Puedo devolverles el brindis, señores… (Escamillo y Coro) 15. Recitativo y Quinteto: Tenemos en mente un negocio... (Carmen, Frasquita, Mercedes, Dancairo y El Remendado)16. Recitativo: ¡Al fin llegas!... (Carmen y Don José)17. Dueto: Despacito, señor… (Carmen y Don José)

INTERMEDIO II

Parte 3: Actos III y IV (35’)

18. Interludio19. Trío: ¡Barajemos! ¡Cortemos!... (Frasquita, Mercedes y Carmen)20. Aria: Este es el refugio de los contrabandistas… (Micaela)21. Recitativo: Un poco más abajo y no la cuento... (Don José y Escamillo)22. Dueto: Yo soy Escamillo... (Escamillo y Don José)23. Interludio24. Coro: ¡A dos cuartos!... (Coro)25. Marcha y Coro: ¡Ya llega!... (Coro)26. Dueto y final: !Eres tu! ¡Soy yo!... (Carmen, Don José y Coro)

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El sí quiero

“ ”

Corría el verano de 1929 cuando Diego Rivera comenzó a trazar los murales del Palacio Nacional de la Ciudad de México. Su obra se acabaría llamando “Epopeya del pueblo mexicano”. A la par que esta epopeya pictórica, un sinfín de epopeyas se iban pergeñando a lo largo y ancho de la República Mexicana en los años veinte del siglo pasado. La sangre llegó literalmente al río tras el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón, en julio de 1928; mientras, don Emilio Portes Gil trataba de amansar las aguas y apaciguar a los caudillos, en su papel de presidente interino, hasta la celebración de las siguientes elecciones presidenciales, en 1930. No la tenía fácil: amén de los conflictos entre las distintas facciones postrevolucionarias, México se convulsionaba entre la guerra cristera y los diversos fanatismos que la azuza-ban. Curiosamente, a medida que resonaban con fuerza los fragores de guerra, el Arte se nutría de una cohorte de creadores, ejecutantes y mecenas, dispuestos a burlarse de quienes decían, por ejemplo, que éstos eran “malos tiempos para la lírica”. O que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. No podemos disolver nuestro ser de nuestro crear (para seguir viviendo). Muy a pesar de las tormentas de la vida, los hombres necesitan sus peque-ños goces cotidianos. Hace ochenta y cinco años, con esa inestabilidad política convertida en un mal crónico, el entonces gobernador de Veracruz, Adalberto Tejeda, aún disfrutaba de una tradición que se remontaba al siglo XIX: por su cumpleaños, los músicos de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado, conocida también como “Banda de Rurales” (fundada en 1886), interpre-taban en su honor “Las Mañanitas”. Y he aquí que mientras la pasión por el sonido había llegado al cinematógrafo –en 1927, saltó a la gran pantalla el primer filme sonoro, “El cantante de Jazz”–, y en el Teatro Lerdo, de Xalapa, las familias pudientes acudían a disfrutar de sus sesiones de cine, un grupo de prohom-bres, afines al gobernador Tejeda, pensaron en la

posibilidad de fundar la Orquesta Sinfónica de Xalapa, como sociedad cooperativa, bajo la protección del Departamento Universitario del Estado, el mismo que quince años más tarde, en 1944, se transformaría en lo que hoy es la Universidad Veracruzana. Tres días después del festejo al Gobernador, celebrado el 23 de abril de 1929, ya estaba en marcha el engranaje buro-crático para constituir la orquesta. Quizá la creación de una Sinfónica fue el sueño de una noche de primavera para un grupo de visionarios, pero del dicho –con don Juan Lomán y Bueno, director de la Banda, como ejecutor del sueño– al hecho –el primer concierto de la OSX– apenas transcurrieron cuatro meses.

El mismo día que Diego Rivera, con su cuerpo grande, su pasión indomable y su olor perdurable a pintura revolucionaria, le dio el “sí, quiero” a Frida Kahlo, en una íntima ceremonia civil, celebrada en Coyoacán, el 21 de agosto de 1929, la sociedad veracruzana caminaba por el cruce de las calles Altamirano y Clavijero, previo pago de un peso –costo del boleto en la luneta del Teatro Lerdo– para asistir al primer concierto de la nueva orquesta xalapeña. Integraban el programa la Sinfonía Inconclusa de Schubert, la Fantasía Húngara para piano y orquesta de Liszt, y la Primera Sinfonía de Beethoven, bajo la dirección del Maestro Juan Lomán.

Quién sabe si los programadores del Teatro Lerdo no tuvieron que decantarse entre el debut de la Sinfónica o el estreno de una pelícu-la basada en “Carmen”, la ópera de Bizet, “Los amores de Carmen”, dirigida por Raoul Walsh en 1928, y protagonizada nada más y nada menos que por la actriz que abrió las puertas de Hollywood a todas las artistas patrias, la gran Dolores del Río.

El azar ha querido que ocho décadas y un lustro después de todos aquellos avatares históricos, nuestra Orquesta cumpla ochenta y cinco años de vida y festeje su onomástico precisamente con la música de la ópera de Bizet, una obra que, según palabras de Nietzsche supuso “una respuesta latina a la estética wagneriana”.

85 Aniversario Orquesta Sinfónica de Xalapa

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Corría el verano de 1929 cuando Diego Rivera comenzó a trazar los murales del Palacio Nacional de la Ciudad de México. Su obra se acabaría llamando “Epopeya del pueblo mexicano”. A la par que esta epopeya pictórica, un sinfín de epopeyas se iban pergeñando a lo largo y ancho de la República Mexicana en los años veinte del siglo pasado. La sangre llegó literalmente al río tras el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón, en julio de 1928; mientras, don Emilio Portes Gil trataba de amansar las aguas y apaciguar a los caudillos, en su papel de presidente interino, hasta la celebración de las siguientes elecciones presidenciales, en 1930. No la tenía fácil: amén de los conflictos entre las distintas facciones postrevolucionarias, México se convulsionaba entre la guerra cristera y los diversos fanatismos que la azuza-ban. Curiosamente, a medida que resonaban con fuerza los fragores de guerra, el Arte se nutría de una cohorte de creadores, ejecutantes y mecenas, dispuestos a burlarse de quienes decían, por ejemplo, que éstos eran “malos tiempos para la lírica”. O que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. No podemos disolver nuestro ser de nuestro crear (para seguir viviendo). Muy a pesar de las tormentas de la vida, los hombres necesitan sus peque-ños goces cotidianos. Hace ochenta y cinco años, con esa inestabilidad política convertida en un mal crónico, el entonces gobernador de Veracruz, Adalberto Tejeda, aún disfrutaba de una tradición que se remontaba al siglo XIX: por su cumpleaños, los músicos de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado, conocida también como “Banda de Rurales” (fundada en 1886), interpre-taban en su honor “Las Mañanitas”. Y he aquí que mientras la pasión por el sonido había llegado al cinematógrafo –en 1927, saltó a la gran pantalla el primer filme sonoro, “El cantante de Jazz”–, y en el Teatro Lerdo, de Xalapa, las familias pudientes acudían a disfrutar de sus sesiones de cine, un grupo de prohom-bres, afines al gobernador Tejeda, pensaron en la

posibilidad de fundar la Orquesta Sinfónica de Xalapa, como sociedad cooperativa, bajo la protección del Departamento Universitario del Estado, el mismo que quince años más tarde, en 1944, se transformaría en lo que hoy es la Universidad Veracruzana. Tres días después del festejo al Gobernador, celebrado el 23 de abril de 1929, ya estaba en marcha el engranaje buro-crático para constituir la orquesta. Quizá la creación de una Sinfónica fue el sueño de una noche de primavera para un grupo de visionarios, pero del dicho –con don Juan Lomán y Bueno, director de la Banda, como ejecutor del sueño– al hecho –el primer concierto de la OSX– apenas transcurrieron cuatro meses.

Su “Carmen” era cultura encaramada a la cultura, sin límites fronterizos ni expresivos: detrás del libreto de “Carmen” estaba la novela decimonónica de Prosper Mérimée (1803-1870) del mismo nombre pero, parece ser, también influido por el poema de Alexander Pushkin (1799-1837), “Los gitanos”. Franceses, rusos, españoles, gitanos, poemas, novelas, partituras… Aquella mezcolan-za cultural de pasiones desbordadas –Don José se pierde por el amor de Carmen– con libreto en francés de Ludovic Halévy y Henri Meilhac se estrenó en Viena, con un éxito inmediato, en octubre de 1875.

El mismo día que Diego Rivera, con su cuerpo grande, su pasión indomable y su olor perdurable a pintura revolucionaria, le dio el “sí, quiero” a Frida Kahlo, en una íntima ceremonia civil, celebrada en Coyoacán, el 21 de agosto de 1929, la sociedad veracruzana caminaba por el cruce de las calles Altamirano y Clavijero, previo pago de un peso –costo del boleto en la luneta del Teatro Lerdo– para asistir al primer concierto de la nueva orquesta xalapeña. Integraban el programa la Sinfonía Inconclusa de Schubert, la Fantasía Húngara para piano y orquesta de Liszt, y la Primera Sinfonía de Beethoven, bajo la dirección del Maestro Juan Lomán.

Quién sabe si los programadores del Teatro Lerdo no tuvieron que decantarse entre el debut de la Sinfónica o el estreno de una pelícu-la basada en “Carmen”, la ópera de Bizet, “Los amores de Carmen”, dirigida por Raoul Walsh en 1928, y protagonizada nada más y nada menos que por la actriz que abrió las puertas de Hollywood a todas las artistas patrias, la gran Dolores del Río.

El azar ha querido que ocho décadas y un lustro después de todos aquellos avatares históricos, nuestra Orquesta cumpla ochenta y cinco años de vida y festeje su onomástico precisamente con la música de la ópera de Bizet, una obra que, según palabras de Nietzsche supuso “una respuesta latina a la estética wagneriana”.

El Arte hermana cuando todo parece quebrado. Y reivindica a los caídos. El bueno de Georges Bizet (1838-1875) murió a los treinta y seis años sin saber que su “Carmen” conquistaría el mundo, afectado por la debacle que significaron para él las críticas recibidas durante el estreno de su ópera. El 3 de marzo de 1875, el exigente público parisino acudió a la Opera-Comique para escuchar el estreno de “Carmen”. Aunque en un primer momento los devaneos de la gitana y los escar-ceos de don José fueron de su gusto, la frescura de Carmen, su insolencia, y la continua burla a la autori-dad que rezuma en algunas escenas, irritó a un impor-tante sector del público. Las críticas no se hicieron esperar y, ante la escasa asistencia, a punto estuvo de suspenderse esta puesta en escena, después de la cuarta representación. Todo esto mermó la salud del composi-tor. A Bizet se le paró el corazón el 3 de junio de ese mismo año, un día después de firmar el contrato que permitió montar su ópera en Viena, donde fue aclama-da por el público y desde donde inició su brillante carrera por los más importantes Teatros de Ópera del orbe: Londres, Madrid, Nueva York, San Petersburgo, Melbourne; para regresar a París triunfalmente en 1883.

Murió Bizet pero su obra se multiplicó y alcanzó vida propia. Además, su concepción artística vino a alimentar al “verismo”, esa corriente de culto por el realismo. Y pasaban las décadas, y Europa se dividía en luchas intes-tinas, que alcanzaban el Nuevo Continente, y el Arte seguía buscando sus resquicios para permanecer, más allá de las barbaries y dar forma humana a la brutalidad. México no fue una excepción. Aquel lejano 1929 contó con su histórico “crack” que vino a demostrar la fragilidad inaudita de los poderosos. La economía estadounidense se hundió y con ella las esperan-zas de millones de familias. Se llamó la Gran Depresión, se calificó de Martes Negro –a aquel 29 de octubre en el que se desplomó la Bolsa de Valores de Wall Street– y, en este caldo de cultivo tan poco propicio para la esperanza, la Orquesta Sinfónica de Xalapa daba sus primeros pasos. El viernes 4 de abril de 1930 se realizó otro concierto y se inició una gira hacia Veracruz y Huatusco. Mirando al frente, a los instrumentos, a las partituras y a la pasión del público y de los ejecutantes. A pocas direcciones más se podía mirar, porque la economía mexicana, contagiada por las noticias vecinas, cayó en recesión y nadie parecía apostar por nada que no fuera la supervivencia, el día a día. Pero al mal tiempo, buena música. Por eso, de esporádicas actuaciones en variados espacios –del ya citado Teatro Lerdo al parque Juárez, pasando por la Antigua Escuela Normal o el Estadio Xalapeño– la Orquesta Sinfónica de Xalapa regularizó sus tempo-radas, invitó a los grandes y acabó convertida en la orquesta más antigua, sin interrupción alguna en su programación a lo largo de ocho décadas y media, de toda la República Mexicana.

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El arte está lleno de polémicas en torno a la autoría de las obras. En el caso de “Carmen”, la famosa “Habanera” es, al parecer, una variante de la pieza “El Arreglito”, de Sebastián Iradier. Bizet se justificó asegurando que pensó que esta pieza pertenecía al acervo popular y que, por tanto, era de autor anónimo o, lo que es lo mismo, pertenecía a todos. Hace algunos años se divulgó un poema, “Instantes”, atribuido inicialmente a Jorge Luis Borges. Pronto, los puristas en la obra del maestro negaron dicha autoría y finalmente se confirmó que el texto no había salido de la pluma de Borges. Sea como fuere, lo cierto es que para el caso viene como anillo al dedo. Presuntamente, lo escribe alguien en sus ochenta y cinco años (¿la Orquesta Sinfónica de Xalapa?... ¿Por qué no?).

Yo era uno de esos que nuncaiban a ninguna parte sin un termómetro,

una bolsa de agua caliente,un paraguas y un paracaídas;

si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Y también…

Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres… Pero ya ven, tengo 85 años…

y sé que me estoy muriendo.

El arte nos permite multiplicar nuestras vidas, determinar quiénes somos, cómo somos… y jugar a cambiar el final:

Pero ya ven, tengo 85 años… ¡y estoy viviendo!

Hoy, la Orquesta Sinfónica de Xalapa está celebrando su octogésimo quinto aniversario, y también la inauguración de una nueva temporada. De entre todos los programas posibles, decidió arrancar con “Carmen” y su burbu-jeante vitalidad:

El amor es un pájaro rebelde que nadie puede enjaular… -nos recuerda “Carmen”. Toda una declaración de principios para la que no hay edad.

“Tengo ochenta y cinco años”

Y así como “Carmen”, anciana ya de ciento treinta y nueve años, se revitaliza con cada mezzosoprano que encarna la liviandad gitana de su protagonista, Carmen; con cada barítono que se pone el traje de luces del torero Escamillo o con cada tenor lírico que sufre los celos enfermizos de Don José, la octogenaria Orquesta Sinfónica de Xalapa vive una nueva juventud.

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Corría el verano de 1929 cuando Diego Rivera comenzó a trazar los murales del Palacio Nacional de la Ciudad de México. Su obra se acabaría llamando “Epopeya del pueblo mexicano”. A la par que esta epopeya pictórica, un sinfín de epopeyas se iban pergeñando a lo largo y ancho de la República Mexicana en los años veinte del siglo pasado. La sangre llegó literalmente al río tras el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón, en julio de 1928; mientras, don Emilio Portes Gil trataba de amansar las aguas y apaciguar a los caudillos, en su papel de presidente interino, hasta la celebración de las siguientes elecciones presidenciales, en 1930. No la tenía fácil: amén de los conflictos entre las distintas facciones postrevolucionarias, México se convulsionaba entre la guerra cristera y los diversos fanatismos que la azuza-ban. Curiosamente, a medida que resonaban con fuerza los fragores de guerra, el Arte se nutría de una cohorte de creadores, ejecutantes y mecenas, dispuestos a burlarse de quienes decían, por ejemplo, que éstos eran “malos tiempos para la lírica”. O que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. No podemos disolver nuestro ser de nuestro crear (para seguir viviendo). Muy a pesar de las tormentas de la vida, los hombres necesitan sus peque-ños goces cotidianos. Hace ochenta y cinco años, con esa inestabilidad política convertida en un mal crónico, el entonces gobernador de Veracruz, Adalberto Tejeda, aún disfrutaba de una tradición que se remontaba al siglo XIX: por su cumpleaños, los músicos de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado, conocida también como “Banda de Rurales” (fundada en 1886), interpre-taban en su honor “Las Mañanitas”. Y he aquí que mientras la pasión por el sonido había llegado al cinematógrafo –en 1927, saltó a la gran pantalla el primer filme sonoro, “El cantante de Jazz”–, y en el Teatro Lerdo, de Xalapa, las familias pudientes acudían a disfrutar de sus sesiones de cine, un grupo de prohom-bres, afines al gobernador Tejeda, pensaron en la

posibilidad de fundar la Orquesta Sinfónica de Xalapa, como sociedad cooperativa, bajo la protección del Departamento Universitario del Estado, el mismo que quince años más tarde, en 1944, se transformaría en lo que hoy es la Universidad Veracruzana. Tres días después del festejo al Gobernador, celebrado el 23 de abril de 1929, ya estaba en marcha el engranaje buro-crático para constituir la orquesta. Quizá la creación de una Sinfónica fue el sueño de una noche de primavera para un grupo de visionarios, pero del dicho –con don Juan Lomán y Bueno, director de la Banda, como ejecutor del sueño– al hecho –el primer concierto de la OSX– apenas transcurrieron cuatro meses.

Su “Carmen” era cultura encaramada a la cultura, sin límites fronterizos ni expresivos: detrás del libreto de “Carmen” estaba la novela decimonónica de Prosper Mérimée (1803-1870) del mismo nombre pero, parece ser, también influido por el poema de Alexander Pushkin (1799-1837), “Los gitanos”. Franceses, rusos, españoles, gitanos, poemas, novelas, partituras… Aquella mezcolan-za cultural de pasiones desbordadas –Don José se pierde por el amor de Carmen– con libreto en francés de Ludovic Halévy y Henri Meilhac se estrenó en Viena, con un éxito inmediato, en octubre de 1875.

El mismo día que Diego Rivera, con su cuerpo grande, su pasión indomable y su olor perdurable a pintura revolucionaria, le dio el “sí, quiero” a Frida Kahlo, en una íntima ceremonia civil, celebrada en Coyoacán, el 21 de agosto de 1929, la sociedad veracruzana caminaba por el cruce de las calles Altamirano y Clavijero, previo pago de un peso –costo del boleto en la luneta del Teatro Lerdo– para asistir al primer concierto de la nueva orquesta xalapeña. Integraban el programa la Sinfonía Inconclusa de Schubert, la Fantasía Húngara para piano y orquesta de Liszt, y la Primera Sinfonía de Beethoven, bajo la dirección del Maestro Juan Lomán.

Quién sabe si los programadores del Teatro Lerdo no tuvieron que decantarse entre el debut de la Sinfónica o el estreno de una pelícu-la basada en “Carmen”, la ópera de Bizet, “Los amores de Carmen”, dirigida por Raoul Walsh en 1928, y protagonizada nada más y nada menos que por la actriz que abrió las puertas de Hollywood a todas las artistas patrias, la gran Dolores del Río.

El azar ha querido que ocho décadas y un lustro después de todos aquellos avatares históricos, nuestra Orquesta cumpla ochenta y cinco años de vida y festeje su onomástico precisamente con la música de la ópera de Bizet, una obra que, según palabras de Nietzsche supuso “una respuesta latina a la estética wagneriana”.

El Arte hermana cuando todo parece quebrado. Y reivindica a los caídos. El bueno de Georges Bizet (1838-1875) murió a los treinta y seis años sin saber que su “Carmen” conquistaría el mundo, afectado por la debacle que significaron para él las críticas recibidas durante el estreno de su ópera. El 3 de marzo de 1875, el exigente público parisino acudió a la Opera-Comique para escuchar el estreno de “Carmen”. Aunque en un primer momento los devaneos de la gitana y los escar-ceos de don José fueron de su gusto, la frescura de Carmen, su insolencia, y la continua burla a la autori-dad que rezuma en algunas escenas, irritó a un impor-tante sector del público. Las críticas no se hicieron esperar y, ante la escasa asistencia, a punto estuvo de suspenderse esta puesta en escena, después de la cuarta representación. Todo esto mermó la salud del composi-tor. A Bizet se le paró el corazón el 3 de junio de ese mismo año, un día después de firmar el contrato que permitió montar su ópera en Viena, donde fue aclama-da por el público y desde donde inició su brillante carrera por los más importantes Teatros de Ópera del orbe: Londres, Madrid, Nueva York, San Petersburgo, Melbourne; para regresar a París triunfalmente en 1883.

Murió Bizet pero su obra se multiplicó y alcanzó vida propia. Además, su concepción artística vino a alimentar al “verismo”, esa corriente de culto por el realismo. Y pasaban las décadas, y Europa se dividía en luchas intes-tinas, que alcanzaban el Nuevo Continente, y el Arte seguía buscando sus resquicios para permanecer, más allá de las barbaries y dar forma humana a la brutalidad. México no fue una excepción. Aquel lejano 1929 contó con su histórico “crack” que vino a demostrar la fragilidad inaudita de los poderosos. La economía estadounidense se hundió y con ella las esperan-zas de millones de familias. Se llamó la Gran Depresión, se calificó de Martes Negro –a aquel 29 de octubre en el que se desplomó la Bolsa de Valores de Wall Street– y, en este caldo de cultivo tan poco propicio para la esperanza, la Orquesta Sinfónica de Xalapa daba sus primeros pasos. El viernes 4 de abril de 1930 se realizó otro concierto y se inició una gira hacia Veracruz y Huatusco. Mirando al frente, a los instrumentos, a las partituras y a la pasión del público y de los ejecutantes. A pocas direcciones más se podía mirar, porque la economía mexicana, contagiada por las noticias vecinas, cayó en recesión y nadie parecía apostar por nada que no fuera la supervivencia, el día a día. Pero al mal tiempo, buena música. Por eso, de esporádicas actuaciones en variados espacios –del ya citado Teatro Lerdo al parque Juárez, pasando por la Antigua Escuela Normal o el Estadio Xalapeño– la Orquesta Sinfónica de Xalapa regularizó sus tempo-radas, invitó a los grandes y acabó convertida en la orquesta más antigua, sin interrupción alguna en su programación a lo largo de ocho décadas y media, de toda la República Mexicana.

El “Verismo” que no cesa

El arte está lleno de polémicas en torno a la autoría de las obras. En el caso de “Carmen”, la famosa “Habanera” es, al parecer, una variante de la pieza “El Arreglito”, de Sebastián Iradier. Bizet se justificó asegurando que pensó que esta pieza pertenecía al acervo popular y que, por tanto, era de autor anónimo o, lo que es lo mismo, pertenecía a todos. Hace algunos años se divulgó un poema, “Instantes”, atribuido inicialmente a Jorge Luis Borges. Pronto, los puristas en la obra del maestro negaron dicha autoría y finalmente se confirmó que el texto no había salido de la pluma de Borges. Sea como fuere, lo cierto es que para el caso viene como anillo al dedo. Presuntamente, lo escribe alguien en sus ochenta y cinco años (¿la Orquesta Sinfónica de Xalapa?... ¿Por qué no?).

Yo era uno de esos que nuncaiban a ninguna parte sin un termómetro,

una bolsa de agua caliente,un paraguas y un paracaídas;

si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Y también…

Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres… Pero ya ven, tengo 85 años…

y sé que me estoy muriendo.

El arte nos permite multiplicar nuestras vidas, determinar quiénes somos, cómo somos… y jugar a cambiar el final:

Pero ya ven, tengo 85 años… ¡y estoy viviendo!

Hoy, la Orquesta Sinfónica de Xalapa está celebrando su octogésimo quinto aniversario, y también la inauguración de una nueva temporada. De entre todos los programas posibles, decidió arrancar con “Carmen” y su burbu-jeante vitalidad:

El amor es un pájaro rebelde que nadie puede enjaular… -nos recuerda “Carmen”. Toda una declaración de principios para la que no hay edad.

“Tengo ochenta y cinco años”

Y así como “Carmen”, anciana ya de ciento treinta y nueve años, se revitaliza con cada mezzosoprano que encarna la liviandad gitana de su protagonista, Carmen; con cada barítono que se pone el traje de luces del torero Escamillo o con cada tenor lírico que sufre los celos enfermizos de Don José, la octogenaria Orquesta Sinfónica de Xalapa vive una nueva juventud.

85 Aniversario Orquesta Sinfónica de Xalapa

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Su “Carmen” era cultura encaramada a la cultura, sin límites fronterizos ni expresivos: detrás del libreto de “Carmen” estaba la novela decimonónica de Prosper Mérimée (1803-1870) del mismo nombre pero, parece ser, también influido por el poema de Alexander Pushkin (1799-1837), “Los gitanos”. Franceses, rusos, españoles, gitanos, poemas, novelas, partituras… Aquella mezcolan-za cultural de pasiones desbordadas –Don José se pierde por el amor de Carmen– con libreto en francés de Ludovic Halévy y Henri Meilhac se estrenó en Viena, con un éxito inmediato, en octubre de 1875.

El Arte hermana cuando todo parece quebrado. Y reivindica a los caídos. El bueno de Georges Bizet (1838-1875) murió a los treinta y seis años sin saber que su “Carmen” conquistaría el mundo, afectado por la debacle que significaron para él las críticas recibidas durante el estreno de su ópera. El 3 de marzo de 1875, el exigente público parisino acudió a la Opera-Comique para escuchar el estreno de “Carmen”. Aunque en un primer momento los devaneos de la gitana y los escar-ceos de don José fueron de su gusto, la frescura de Carmen, su insolencia, y la continua burla a la autori-dad que rezuma en algunas escenas, irritó a un impor-tante sector del público. Las críticas no se hicieron esperar y, ante la escasa asistencia, a punto estuvo de suspenderse esta puesta en escena, después de la cuarta representación. Todo esto mermó la salud del composi-tor. A Bizet se le paró el corazón el 3 de junio de ese mismo año, un día después de firmar el contrato que permitió montar su ópera en Viena, donde fue aclama-da por el público y desde donde inició su brillante carrera por los más importantes Teatros de Ópera del orbe: Londres, Madrid, Nueva York, San Petersburgo, Melbourne; para regresar a París triunfalmente en 1883.

Murió Bizet pero su obra se multiplicó y alcanzó vida propia. Además, su concepción artística vino a alimentar al “verismo”, esa corriente de culto por el realismo. Y pasaban las décadas, y Europa se dividía en luchas intes-tinas, que alcanzaban el Nuevo Continente, y el Arte seguía buscando sus resquicios para permanecer, más allá de las barbaries y dar forma humana a la brutalidad. México no fue una excepción. Aquel lejano 1929 contó con su histórico “crack” que vino a demostrar la fragilidad inaudita de los poderosos. La economía estadounidense se hundió y con ella las esperan-zas de millones de familias. Se llamó la Gran Depresión, se calificó de Martes Negro –a aquel 29 de octubre en el que se desplomó la Bolsa de Valores de Wall Street– y, en este caldo de cultivo tan poco propicio para la esperanza, la Orquesta Sinfónica de Xalapa daba sus primeros pasos. El viernes 4 de abril de 1930 se realizó otro concierto y se inició una gira hacia Veracruz y Huatusco. Mirando al frente, a los instrumentos, a las partituras y a la pasión del público y de los ejecutantes. A pocas direcciones más se podía mirar, porque la economía mexicana, contagiada por las noticias vecinas, cayó en recesión y nadie parecía apostar por nada que no fuera la supervivencia, el día a día. Pero al mal tiempo, buena música. Por eso, de esporádicas actuaciones en variados espacios –del ya citado Teatro Lerdo al parque Juárez, pasando por la Antigua Escuela Normal o el Estadio Xalapeño– la Orquesta Sinfónica de Xalapa regularizó sus tempo-radas, invitó a los grandes y acabó convertida en la orquesta más antigua, sin interrupción alguna en su programación a lo largo de ocho décadas y media, de toda la República Mexicana.

El arte está lleno de polémicas en torno a la autoría de las obras. En el caso de “Carmen”, la famosa “Habanera” es, al parecer, una variante de la pieza “El Arreglito”, de Sebastián Iradier. Bizet se justificó asegurando que pensó que esta pieza pertenecía al acervo popular y que, por tanto, era de autor anónimo o, lo que es lo mismo, pertenecía a todos. Hace algunos años se divulgó un poema, “Instantes”, atribuido inicialmente a Jorge Luis Borges. Pronto, los puristas en la obra del maestro negaron dicha autoría y finalmente se confirmó que el texto no había salido de la pluma de Borges. Sea como fuere, lo cierto es que para el caso viene como anillo al dedo. Presuntamente, lo escribe alguien en sus ochenta y cinco años (¿la Orquesta Sinfónica de Xalapa?... ¿Por qué no?).

Yo era uno de esos que nuncaiban a ninguna parte sin un termómetro,

una bolsa de agua caliente,un paraguas y un paracaídas;

si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Y también…

Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres… Pero ya ven, tengo 85 años…

y sé que me estoy muriendo.

El arte nos permite multiplicar nuestras vidas, determinar quiénes somos, cómo somos… y jugar a cambiar el final:

Pero ya ven, tengo 85 años… ¡y estoy viviendo!

Hoy, la Orquesta Sinfónica de Xalapa está celebrando su octogésimo quinto aniversario, y también la inauguración de una nueva temporada. De entre todos los programas posibles, decidió arrancar con “Carmen” y su burbu-jeante vitalidad:

El amor es un pájaro rebelde que nadie puede enjaular… -nos recuerda “Carmen”. Toda una declaración de principios para la que no hay edad.

“Tengo ochenta y cinco años”

Y así como “Carmen”, anciana ya de ciento treinta y nueve años, se revitaliza con cada mezzosoprano que encarna la liviandad gitana de su protagonista, Carmen; con cada barítono que se pone el traje de luces del torero Escamillo o con cada tenor lírico que sufre los celos enfermizos de Don José, la octogenaria Orquesta Sinfónica de Xalapa vive una nueva juventud.

85 Aniversario Orquesta Sinfónica de Xalapa

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Roma” (piano, 1988). Además ha obtenido los premios “Director Reve-lación del Año” otorgado por la Asociación de Críticos de Arte de São Paulo (1996); el premio “Eleazar de Carvalho” (1997) y el “Dean’s Prize” (1996), otorgado por Yale University.

Actualmente, continúa sus trabajos como Director Musical de la Cayuga Chamber Orchestra (Ithaca, NY) y como Coordinador Musical del proyecto socio-musical Orquestra Criança Cidadã (Recife, PE) en Brasil. Durante los veranos, continuará como director asistente en la prestigiosa Accademia Rossiniana en el Rossini Opera Festival (Italia) y como principal director del Festival Musica&Musica en Mercatello sul Metauro (Italia).

Desde enero de 2012 Lanfranco Marcelletti fue nombrado Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, con quien se ha comprometi-do entregando en cada actuación toda la pasión por la música y el profesionalismo que le caracteriza. Adicionalmente, ha instaurado un estilo de acercamiento con el público que puntualmente asiste semanal-mente a escuchar a la Orquesta Sinfó-nica de Xalapa, explicando de manera breve y amena la historia y particularidades musicales de las piezas que se presentan y charlando, al final del concierto, con los asisten-tes interesados.

Durante más de diez años fue catedrático de dirección orquestal de la Universidad de Massachusetts en Amherst, EUA. Ha dirigido orquestas en Argentina, Bélgica, Chile, España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, México, Polonia, Rusia y Brasil y ha trabajado con la Sinfónica Brasileira, la orquesta del Estado de São Paulo y del Teatro Nacional de Brasilia en Brasil, con la orquesta del Teatro Comunale de Bologna en Italia, con la Haydn Chamber Orchestra en Londres, con la Orquesta Nacional de Chile y con la Orquesta de Galicia, en España; en 2006, ideó y estreno el espectáculo infantil www.mozart.deus, en Valladolid.

Destacado también en el mundo de la ópera, ha dirigido producciones en el Rossini Opera Festival (Pesaro, Italia), en el Glimmerglass Opera Festival (del New York City Opera), en el Commonwealth Opera (Massachusetts), en el Teatro Calderón (Valladolid), en la Italian Operatic Experience y en Albany University. También ha trabajado en produccio-nes realizadas en el Teatro Real de Madrid, en el Vlaamse Opera (Bélgica), en el Edinburgh Festival (Reino Unido) y en el Tampa Bay Opera (EUA).

Lanfranco Marcelletti obtuvo el Primer Lugar en el “II Concurso para Jóvenes Directores” convocado por la Orquesta Sinfónica de Chile (1998) y en el concurso “Jóvenes Solistas de “ 85 Aniversario Orquesta Sinfónica de Xalapa

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Originaria del Estado de México, inició sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música, del cual se graduó con mención honorífica, y los continuó en la Manhattan School of Music de Nueva York, donde obtuvo los grados de Maestría y Doctorado en Artes Musicales, becada por la Comisión Fulbright y la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha cantado con la Ópera de Bellas Artes, el Grand Théâtre de Genève, el Festival Internacional de Música y Escena y la Compañía de Zarzuela Domingo-Embil en la Ciudad de México; en el Carnegie Hall, la New York City Opera Natio-nal Company, Amigos de la Zarzuela, Family Opera Initiati-ve y la Ópera de Caramoor en Nueva York; Golden Gate Opera y West Bay Opera en California, Da Corneto Opera en Chicago, Opera Providence en Rhode Island, Utah Festival Opera y con la Ópera de Hangzhou en China.

Carla López-SpezialeMezzosoprano

Algunos de los roles que ha interpretado son Carmen (Carmen), Dalila (Sansón y Dalila), la Zia Principessa (Suor Angeli-ca), Isabella (La italiana in Argel), Orfeo (Orfeo y Euridice), Rosina (El barbero de Sevilla), Mitrena (Montezuma), Baba the Turk (The Rake's Progress), Jo (Little Women), y La Vieja Dama (Candide) entre otros. Participó en el estreno mundial de En susurros los muertos, de G. Dazzi, en México, así como la premiere europea en Basilea, Mulhouse y Estrasburgo.

Extensa también ha sido su actividad en las salas de concier-tos, apareciendo con las más importantes orquestas mexica-nas y varias en el extranjero. Destacan en este rubro sus participaciones en El cuerno mágico del doncel, Kindertotenlieder, Rückert Lieder y las Sinfonías Segunda, Tercera y Octava, de Mahler; Alexander Nevsky de Prokofiev, Wesendock Lieder de Wagner, El Mesías de Handel, Nisi Dominus y Dixit Dominus de Vivaldi, la Misa de Requiem de Verdi y la Misa en Si menor, el Magnificat y las Pasiones según San Mateo y San Juan, de Bach, entre otras. Ha participado en diversos festivales musicales, como el Festival Internacional Cervantino, el Festival de México en el Centro Histórico, el Festival Viva Vivaldi, el Festival Internacional de Música de Morelia, Fiestas de Mayo en Guadalajara, el Festival Música y Escena en la Ciudad de México, el Festival de las Artes en Naucal-pan, Estado de México, Junio Musical en Jalapa, Veracruz, el Festival Ortiz Tirado en Sonora, el Festival Ceiba en Tabasco, el Festival Instrumenta Oaxaca y el Festival Diesseits vom Jenseits en Basilea, Suiza.

Ganadora de los concursos de la Fundación Licia Albanese-Puccini, el Concurso "Vincenzo Bellini" en Italia, el Distrito de Nueva York de las Audiciones del Consejo Nacional del Metropolitan Opera y el Concurso ‘Carlo Morelli’, Carla López-Speziale es actualmente beneficiaria del Programa Creadores Escénicos con Trayectoria (2013-2015) del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

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Roma” (piano, 1988). Además ha obtenido los premios “Director Reve-lación del Año” otorgado por la Asociación de Críticos de Arte de São Paulo (1996); el premio “Eleazar de Carvalho” (1997) y el “Dean’s Prize” (1996), otorgado por Yale University.

Actualmente, continúa sus trabajos como Director Musical de la Cayuga Chamber Orchestra (Ithaca, NY) y como Coordinador Musical del proyecto socio-musical Orquestra Criança Cidadã (Recife, PE) en Brasil. Durante los veranos, continuará como director asistente en la prestigiosa Accademia Rossiniana en el Rossini Opera Festival (Italia) y como principal director del Festival Musica&Musica en Mercatello sul Metauro (Italia).

Desde enero de 2012 Lanfranco Marcelletti fue nombrado Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, con quien se ha comprometi-do entregando en cada actuación toda la pasión por la música y el profesionalismo que le caracteriza. Adicionalmente, ha instaurado un estilo de acercamiento con el público que puntualmente asiste semanal-mente a escuchar a la Orquesta Sinfó-nica de Xalapa, explicando de manera breve y amena la historia y particularidades musicales de las piezas que se presentan y charlando, al final del concierto, con los asisten-tes interesados.

Durante más de diez años fue catedrático de dirección orquestal de la Universidad de Massachusetts en Amherst, EUA. Ha dirigido orquestas en Argentina, Bélgica, Chile, España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, México, Polonia, Rusia y Brasil y ha trabajado con la Sinfónica Brasileira, la orquesta del Estado de São Paulo y del Teatro Nacional de Brasilia en Brasil, con la orquesta del Teatro Comunale de Bologna en Italia, con la Haydn Chamber Orchestra en Londres, con la Orquesta Nacional de Chile y con la Orquesta de Galicia, en España; en 2006, ideó y estreno el espectáculo infantil www.mozart.deus, en Valladolid.

Destacado también en el mundo de la ópera, ha dirigido producciones en el Rossini Opera Festival (Pesaro, Italia), en el Glimmerglass Opera Festival (del New York City Opera), en el Commonwealth Opera (Massachusetts), en el Teatro Calderón (Valladolid), en la Italian Operatic Experience y en Albany University. También ha trabajado en produccio-nes realizadas en el Teatro Real de Madrid, en el Vlaamse Opera (Bélgica), en el Edinburgh Festival (Reino Unido) y en el Tampa Bay Opera (EUA).

Lanfranco Marcelletti obtuvo el Primer Lugar en el “II Concurso para Jóvenes Directores” convocado por la Orquesta Sinfónica de Chile (1998) y en el concurso “Jóvenes Solistas de

Originaria del Estado de México, inició sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música, del cual se graduó con mención honorífica, y los continuó en la Manhattan School of Music de Nueva York, donde obtuvo los grados de Maestría y Doctorado en Artes Musicales, becada por la Comisión Fulbright y la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha cantado con la Ópera de Bellas Artes, el Grand Théâtre de Genève, el Festival Internacional de Música y Escena y la Compañía de Zarzuela Domingo-Embil en la Ciudad de México; en el Carnegie Hall, la New York City Opera Natio-nal Company, Amigos de la Zarzuela, Family Opera Initiati-ve y la Ópera de Caramoor en Nueva York; Golden Gate Opera y West Bay Opera en California, Da Corneto Opera en Chicago, Opera Providence en Rhode Island, Utah Festival Opera y con la Ópera de Hangzhou en China.

Algunos de los roles que ha interpretado son Carmen (Carmen), Dalila (Sansón y Dalila), la Zia Principessa (Suor Angeli-ca), Isabella (La italiana in Argel), Orfeo (Orfeo y Euridice), Rosina (El barbero de Sevilla), Mitrena (Montezuma), Baba the Turk (The Rake's Progress), Jo (Little Women), y La Vieja Dama (Candide) entre otros. Participó en el estreno mundial de En susurros los muertos, de G. Dazzi, en México, así como la premiere europea en Basilea, Mulhouse y Estrasburgo.

Extensa también ha sido su actividad en las salas de concier-tos, apareciendo con las más importantes orquestas mexica-nas y varias en el extranjero. Destacan en este rubro sus participaciones en El cuerno mágico del doncel, Kindertotenlieder, Rückert Lieder y las Sinfonías Segunda, Tercera y Octava, de Mahler; Alexander Nevsky de Prokofiev, Wesendock Lieder de Wagner, El Mesías de Handel, Nisi Dominus y Dixit Dominus de Vivaldi, la Misa de Requiem de Verdi y la Misa en Si menor, el Magnificat y las Pasiones según San Mateo y San Juan, de Bach, entre otras. Ha participado en diversos festivales musicales, como el Festival Internacional Cervantino, el Festival de México en el Centro Histórico, el Festival Viva Vivaldi, el Festival Internacional de Música de Morelia, Fiestas de Mayo en Guadalajara, el Festival Música y Escena en la Ciudad de México, el Festival de las Artes en Naucal-pan, Estado de México, Junio Musical en Jalapa, Veracruz, el Festival Ortiz Tirado en Sonora, el Festival Ceiba en Tabasco, el Festival Instrumenta Oaxaca y el Festival Diesseits vom Jenseits en Basilea, Suiza.

Ganadora de los concursos de la Fundación Licia Albanese-Puccini, el Concurso "Vincenzo Bellini" en Italia, el Distrito de Nueva York de las Audiciones del Consejo Nacional del Metropolitan Opera y el Concurso ‘Carlo Morelli’, Carla López-Speziale es actualmente beneficiaria del Programa Creadores Escénicos con Trayectoria (2013-2015) del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

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85 Aniversario Orquesta Sinfónica de Xalapa

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Nacido en Salvatierra, Guanajuato, desde temprana edad empezó a tomar clases: de canto con los maestros Gilberto Ávalos, Julio Julián, Paco de Migueles y Pedro Magaña, y de actuación con Sergio Jiménez y Rita Macedo. En 1995 tuvo una participación destacada en el concurso Operalia, por la cual se hizo merecedor a una beca otorgada por la Fundación SIVAM, y a una invita-ción por parte del Maestro Plácido Domingo para actuar en la zarzuela “Doña Francisquita”, en Washington, EUA.

Posteriormente canta “Luisa Fernanda“ en el Palacio de Bellas Artes, bajo la dirección del mismo Plácido Domin-go. Duval continuó su preparación vocal con los maestros Enrique Patrón de Rueda, Teresa Rodríguez, James Demster, Joan Domemann, Nico Castel y Jeffrey Gold-berg. Desde entonces ha cantado las siguientes operas: Carmen, Tosca, La Boheme, Fedora, Il Trovatore, Rigoletto, La Fanciulla del West, l Pagliacci, Adriana Lecouvreur, Cavalleria Rusticana, Turandot, Nabucco, Madama Butterfly, La Traviata, Norma. En forma de concierto ha cantado Paulus, Carmina Burana, la Novena Sinfonía de Beethoven, el Requiem de Verdi, el Te Deum de Berlioz. En el género de la zarzuela ha participado en ‘Luisa Fernanda’, ‘Doña Francisquita’, ‘El barberillo de Lavapiés’ y ‘El huésped del sevillano’.

Duval ha sido dirigido por batutas tan celebradas como Plácido Domingo, Lawrence Foster, Simone Young, Enrique Patrón de Rueda, Alfredo Silipigni, James Dem-ster, Daniel Oren, Marco Armiliato; y lo han dirigido escénicamente Renata Scotto, Tito Capobianco y Alfredo Gurrola, entre otros. Duval también ha interpretado obras de Broadway como el “Fantasma de la Ópera” en las versiones de Ken Hill y de Andrew Lloyd Weber, "Un tipo con suerte y "Están tocando nuestra canción", de Neil Simon. Ha actuado en obras como "Master Class" y Don Juan Tenorio. Su carrera internacional le ha llevado a presentarse en diversos escenarios en Nueva York, Hous-ton, Los Ángeles, San Francisco, Frankfurt, Nápoles, Buenos Aires, Bogotá, Hartford, Las Palmas, Winston-Salem y Baltimore, entre otros. Recientemente recibió elogiosas críticas al cantar el papel del Duca di Mantua en ‘Rigoletto” en Nuevo Orleáns, y recibió recientemente otra invitación del Maestro Placído Domingo (Director Artíst-ico de la Ópera de Washington)

En 2014 hizo la opera “Atzimba” de Ricardo Castro. Entre sus planes esta cantar Andrea Chenier en Badén Badén y realizara conciertos por todo México con la propuesta musical llamado Boleropera. En 2015 cantara en Montevideo, Uruguay, I vesperi siciliani y en Jerez de la Frontera, España, la opera Attila.

José Luis DuvalTenor

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Posteriormente canta “Luisa Fernanda“ en el Palacio de Bellas Artes, bajo la dirección del mismo Plácido Domin-go. Duval continuó su preparación vocal con los maestros Enrique Patrón de Rueda, Teresa Rodríguez, James Demster, Joan Domemann, Nico Castel y Jeffrey Gold-berg. Desde entonces ha cantado las siguientes operas: Carmen, Tosca, La Boheme, Fedora, Il Trovatore, Rigoletto, La Fanciulla del West, l Pagliacci, Adriana Lecouvreur, Cavalleria Rusticana, Turandot, Nabucco, Madama Butterfly, La Traviata, Norma. En forma de concierto ha cantado Paulus, Carmina Burana, la Novena Sinfonía de Beethoven, el Requiem de Verdi, el Te Deum de Berlioz. En el género de la zarzuela ha participado en ‘Luisa Fernanda’, ‘Doña Francisquita’, ‘El barberillo de Lavapiés’ y ‘El huésped del sevillano’.

Duval ha sido dirigido por batutas tan celebradas como Plácido Domingo, Lawrence Foster, Simone Young, Enrique Patrón de Rueda, Alfredo Silipigni, James Dem-ster, Daniel Oren, Marco Armiliato; y lo han dirigido escénicamente Renata Scotto, Tito Capobianco y Alfredo Gurrola, entre otros. Duval también ha interpretado obras de Broadway como el “Fantasma de la Ópera” en las versiones de Ken Hill y de Andrew Lloyd Weber, "Un tipo con suerte y "Están tocando nuestra canción", de Neil Simon. Ha actuado en obras como "Master Class" y Don Juan Tenorio. Su carrera internacional le ha llevado a presentarse en diversos escenarios en Nueva York, Hous-ton, Los Ángeles, San Francisco, Frankfurt, Nápoles, Buenos Aires, Bogotá, Hartford, Las Palmas, Winston-Salem y Baltimore, entre otros. Recientemente recibió elogiosas críticas al cantar el papel del Duca di Mantua en ‘Rigoletto” en Nuevo Orleáns, y recibió recientemente otra invitación del Maestro Placído Domingo (Director Artíst-ico de la Ópera de Washington)

En 2014 hizo la opera “Atzimba” de Ricardo Castro. Entre sus planes esta cantar Andrea Chenier en Badén Badén y realizara conciertos por todo México con la propuesta musical llamado Boleropera. En 2015 cantara en Montevideo, Uruguay, I vesperi siciliani y en Jerez de la Frontera, España, la opera Attila.

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85 Aniversario Orquesta Sinfónica de Xalapa

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Originario de Xalapa, Veracruz, Armando Mora ha dedicado su vida a la ópera y a la música vocal clásica e internacional así como la música mexicana y sus grandes autores. Realizó estudios de perfeccionamiento en canto operístico, becado en la Juilliard School of Music y el Mannes College de Nueva York, así como en el Estudio de la Ópera de Bonn, Alemania, además de otros cursos en Israel y en Florencia, Italia. Entre sus maestros se cuen-tan artistas de nivel internacional como Joan Dornema-nn, Daniel Fierro, Franco Corelli, Ellen Repp, Denes Striny, Mike Warren, Jeffrey Goldberg y John Besson.

Su voz le ha permitido presentarse en importantes producciones nacionales con la Ópera de Bellas Artes, así como en escenarios de Guadalajara, Jalisco, de Villa-hermosa, Tabasco, y del estado de Sinaloa, entre otras plazas, además de participar en diversas producciones de ópera con la Orquesta Sinfónica de Xalapa.

Armando MoraBarítono

A nivel internacional, Armando Mora ha cantado en el Teatro Real de La Ópera de Dinamarca, en La Ópera de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica; en La Ópera de Bonn, y en La Ópera de Stuttgart en Alemania; así como en la Companion Opera de Zurich, Suiza, La Ópera de Chipre, y el Teatro Nacional de la Ópera de Zagreb en Croacia. En los Estados Unidos se ha presentado es La Gran Ópera de Miami, La Ópera de Dallas, Rhode Island Opera, Connecti-cut Grand Opera, La Ópera de Arizona, El Festival de Caramoor de Nueva York, la Opera Di Capo de Nueva York, y el Teatro de la Ópera de Juilliard, en Nueva York, entre otros. A nivel de concierto ha cantado con destacadas orquestas, como la Sinfónica Nacional de México, la Sinfónica de Xalapa, la Sinfónica Nacional de Costa Rica, y la Sinfónica de Westfield, en Nueva Jersey, entre muchas otras.

Su voz y talento en la tesitura de Tenor Dramático han dado vida a entrañables personajes operísticos como don José, de Carmen; Calaf, de Turandot; Cavaradossi, de Tosca; don Álvaro de La Forza del destino; Radamés de Aída, Pinkerton, de Madame Butterfly; Canio en Payasos de Leoncavallo, Tambor Mayor en Wozzeck de Alban Berg, Romeo en Romeo y Julieta, así como a Sansón y Otelo, en Sansón y Dalila, y Otelo, respectivamente. En la tesitura de Barítono, a Fígaro en el Barbero de Sevilla, Escamillo en Carmen, Sharpless en Madame Butterfly, El conde en Las Bodas de Figaro, y a Guglielmo en Cosi fan tutte y Don Giovanni de Mozart, Macbeth, Amonasro, Giorgio Germot de Verdi. Mercucio de Romeo y Julieta, Michonet de Adriana Lecouvrer, etc.

Comprometido con el canto y con la ópera, Armando Mora ha impartido clases durante muchos años y cuenta con alumnos en Europa, Nueva York y México, reconoci-do como uno de los más importantes maestros de técnica vocal del país. Además, ha incursionado con éxito como director escénico en producciones con la Universidad Veracruzana, de la talla de Carmen, Romeo y Julieta, La Traviata, Cosi fan Tutte, Don Giovanni y Turandot.

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Originario de Xalapa, Veracruz, Armando Mora ha dedicado su vida a la ópera y a la música vocal clásica e internacional así como la música mexicana y sus grandes autores. Realizó estudios de perfeccionamiento en canto operístico, becado en la Juilliard School of Music y el Mannes College de Nueva York, así como en el Estudio de la Ópera de Bonn, Alemania, además de otros cursos en Israel y en Florencia, Italia. Entre sus maestros se cuen-tan artistas de nivel internacional como Joan Dornema-nn, Daniel Fierro, Franco Corelli, Ellen Repp, Denes Striny, Mike Warren, Jeffrey Goldberg y John Besson.

Su voz le ha permitido presentarse en importantes producciones nacionales con la Ópera de Bellas Artes, así como en escenarios de Guadalajara, Jalisco, de Villa-hermosa, Tabasco, y del estado de Sinaloa, entre otras plazas, además de participar en diversas producciones de ópera con la Orquesta Sinfónica de Xalapa.

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A nivel internacional, Armando Mora ha cantado en el Teatro Real de La Ópera de Dinamarca, en La Ópera de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica; en La Ópera de Bonn, y en La Ópera de Stuttgart en Alemania; así como en la Companion Opera de Zurich, Suiza, La Ópera de Chipre, y el Teatro Nacional de la Ópera de Zagreb en Croacia. En los Estados Unidos se ha presentado es La Gran Ópera de Miami, La Ópera de Dallas, Rhode Island Opera, Connecti-cut Grand Opera, La Ópera de Arizona, El Festival de Caramoor de Nueva York, la Opera Di Capo de Nueva York, y el Teatro de la Ópera de Juilliard, en Nueva York, entre otros. A nivel de concierto ha cantado con destacadas orquestas, como la Sinfónica Nacional de México, la Sinfónica de Xalapa, la Sinfónica Nacional de Costa Rica, y la Sinfónica de Westfield, en Nueva Jersey, entre muchas otras.

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Su voz y talento en la tesitura de Tenor Dramático han dado vida a entrañables personajes operísticos como don José, de Carmen; Calaf, de Turandot; Cavaradossi, de Tosca; don Álvaro de La Forza del destino; Radamés de Aída, Pinkerton, de Madame Butterfly; Canio en Payasos de Leoncavallo, Tambor Mayor en Wozzeck de Alban Berg, Romeo en Romeo y Julieta, así como a Sansón y Otelo, en Sansón y Dalila, y Otelo, respectivamente. En la tesitura de Barítono, a Fígaro en el Barbero de Sevilla, Escamillo en Carmen, Sharpless en Madame Butterfly, El conde en Las Bodas de Figaro, y a Guglielmo en Cosi fan tutte y Don Giovanni de Mozart, Macbeth, Amonasro, Giorgio Germot de Verdi. Mercucio de Romeo y Julieta, Michonet de Adriana Lecouvrer, etc.

Comprometido con el canto y con la ópera, Armando Mora ha impartido clases durante muchos años y cuenta con alumnos en Europa, Nueva York y México, reconoci-do como uno de los más importantes maestros de técnica vocal del país. Además, ha incursionado con éxito como director escénico en producciones con la Universidad Veracruzana, de la talla de Carmen, Romeo y Julieta, La Traviata, Cosi fan Tutte, Don Giovanni y Turandot.

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VIOLINES PRIMEROS Mikhail Medvid (Concertino), Joaquín Chávez Quijano (Asistente), Manuel Lozano Torres (Asistente), Janina Harasymowicz, Luis Rodrigo García Gama, José Homero Melgar, Andrzej Zaremba, Luis Sosa Huerta, Tonatiuh Bazán Piña, Alain Fonseca Rangel, Alexis Fonseca Rangel, Antonio Méndez Escobar, Ilya Ivanov Gotchev, Alexander Kantaria, Eduardo Carlos Juárez López, Melanie Rivera Gracia

VIOLINES SEGUNDOS Juan Manuel Jiménez (Principal), Ryszard Zeryn-ger (Asistente), Estela Cuervo Vera, Adelfo Sánchez Morales, Elizabeth Gutiérrez Torres, Marcelo Dufrane McDonald, Borislav Ivanov Gotchev, Anayely Olivares Romero, Félix Alanis Barradas, Lázaro Jascha González, Emilia Chtereva, Mireille López Guzmán, David de Jesús Torres, Jonathan Manacchio Parillo

VIOLAS Yurii Inti Bullón Bobadilla (Asistente), Ernesto Quistián Navarrete, Marco Antonio Rodríguez, Andrei Katsarava Risk, Marco Antonio Díaz Landa, Jorge López Gutiérrez, Gilberto Rocha Martínez, Eduardo Villalpando (Interino), Anamar García Salas (Interino)

VIOLONCELLOS David Nassidze (Principal), Dale Knight Hoaglin (Asistente), Alfredo Alva Guzmán, Teresa Aguirre Martínez, Daniela Derbez Roque, Roland Dufrane McDonald, Maurilio Castillo Saenz, Ana Aguirre Martínez, Yahel Jiménez López (Interino)

CONTRABAJOS Andrzej Dechnik (Principal), Hugo G. Adriano Rodríguez (Asistente), Carlos Barquín Viveros, William Love, Enrique Lara Parrazal, Carlos Villarreal Elizondo, Jorge Vázquez de Anda

FLAUTA Claire Scandrett (Principal), Othoniel Mejía Rodríguez (Asistente), Cecilia Valdés de Hoyos, David A. Rivera Martínez (Flauta y piccolo)

OBOES Esther Gleason Cook (Co-principal), Michael Sydney McVicar, Laura Baker (Corno Inglés)

CLARINETES Abel Pérez Pitón (Principal), José Alberto Contreras (Asistente), Juan Manuel Solís, David John Musheff (Requinto)

FAGOTES Rex Gulson Miller (Principal), Arturo Hernández Salgado, Jesús Armendáriz Ramírez (Fagot y Contrafagot)

CORNOS Eduardo Daniel Flores (Principal), Dawn Droescher (Asistente), David Keith Eitzen, Tadeo Suriel Valencia, Larry Glenn Umipeg

TROMPETAS Jeffrey Smith (Principal), Bernardo Medel Díaz (Asistente), Timothy McKeown, Jalil Jorge Eufracio

TROMBONES David Pozos Gómez (Principal), John Stringer (Asistente), Jakub Dedina

TROMBÓN BAJO John Day Bosworth

TUBA Eric Fritz

TIMBALES Rodrigo Álvarez Rangel (Principal)

PERCUSIONES Jesús Reyes López (Principal), Sergio Rodríguez Olivares, Gerardo Croda Borges

ARPA Eugenia Espinales Correa

PIANO Jan Bratoz

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VIOLINES PRIMEROS Mikhail Medvid (Concertino), Joaquín Chávez Quijano (Asistente), Manuel Lozano Torres (Asistente), Janina Harasymowicz, Luis Rodrigo García Gama, José Homero Melgar, Andrzej Zaremba, Luis Sosa Huerta, Tonatiuh Bazán Piña, Alain Fonseca Rangel, Alexis Fonseca Rangel, Antonio Méndez Escobar, Ilya Ivanov Gotchev, Alexander Kantaria, Eduardo Carlos Juárez López, Melanie Rivera Gracia

VIOLINES SEGUNDOS Juan Manuel Jiménez (Principal), Ryszard Zeryn-ger (Asistente), Estela Cuervo Vera, Adelfo Sánchez Morales, Elizabeth Gutiérrez Torres, Marcelo Dufrane McDonald, Borislav Ivanov Gotchev, Anayely Olivares Romero, Félix Alanis Barradas, Lázaro Jascha González, Emilia Chtereva, Mireille López Guzmán, David de Jesús Torres, Jonathan Manacchio Parillo

VIOLAS Yurii Inti Bullón Bobadilla (Asistente), Ernesto Quistián Navarrete, Marco Antonio Rodríguez, Andrei Katsarava Risk, Marco Antonio Díaz Landa, Jorge López Gutiérrez, Gilberto Rocha Martínez, Eduardo Villalpando (Interino), Anamar García Salas (Interino)

VIOLONCELLOS David Nassidze (Principal), Dale Knight Hoaglin (Asistente), Alfredo Alva Guzmán, Teresa Aguirre Martínez, Daniela Derbez Roque, Roland Dufrane McDonald, Maurilio Castillo Saenz, Ana Aguirre Martínez, Yahel Jiménez López (Interino)

CONTRABAJOS Andrzej Dechnik (Principal), Hugo G. Adriano Rodríguez (Asistente), Carlos Barquín Viveros, William Love, Enrique Lara Parrazal, Carlos Villarreal Elizondo, Jorge Vázquez de Anda

FLAUTA Claire Scandrett (Principal), Othoniel Mejía Rodríguez (Asistente), Cecilia Valdés de Hoyos, David A. Rivera Martínez (Flauta y piccolo)

OBOES Esther Gleason Cook (Co-principal), Michael Sydney McVicar, Laura Baker (Corno Inglés)

CLARINETES Abel Pérez Pitón (Principal), José Alberto Contreras (Asistente), Juan Manuel Solís, David John Musheff (Requinto)

FAGOTES Rex Gulson Miller (Principal), Arturo Hernández Salgado, Jesús Armendáriz Ramírez (Fagot y Contrafagot)

CORNOS Eduardo Daniel Flores (Principal), Dawn Droescher (Asistente), David Keith Eitzen, Tadeo Suriel Valencia, Larry Glenn Umipeg

TROMPETAS Jeffrey Smith (Principal), Bernardo Medel Díaz (Asistente), Timothy McKeown, Jalil Jorge Eufracio

TROMBONES David Pozos Gómez (Principal), John Stringer (Asistente), Jakub Dedina

TROMBÓN BAJO John Day Bosworth

TUBA Eric Fritz

TIMBALES Rodrigo Álvarez Rangel (Principal)

PERCUSIONES Jesús Reyes López (Principal), Sergio Rodríguez Olivares, Gerardo Croda Borges

ARPA Eugenia Espinales Correa

PIANO Jan Bratoz

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Universidad Veracruzana

Dra. Sara Ladrón de Guevara GonzálezRectora

Mtra. Leticia Rodríguez AudiracSecretaria Académica

Mtra. Clementina Guerrero GarcíaSecretaria de Administración y Finanzas

Dr. Octavio Agustín Ochoa ContrerasSecretario de Rectoría

Dra. Esther Hernández PalaciosDirectora General de Difusión Cultural