raices culturales y esprirituales de europa
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Raíces culturales y espirituales de Europa
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J o a n L l u í s R a b a s s ó
J o a n . l l u i s . r a b a s s o @ g m a i l . c o m
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[ S e l e c c i o n e l a f e c h a ]
Joan Lluís Rabassó TEORIA DEL CONEIXEMENT UNIVERSITAT RAMON LLULL
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Contenido
1. Dedicatoria.........................................................................................................................2
2. Prólogo................................................................................................................................4
3. Introducción........................................................................................................................7
1. La leyenda del origen....................................................................................................9
2. Tierra de acogida, diálogo y personajes ilustres.....................................................10
4. RAÍCES CULTURALES..................................................................................................12
1. Grecia, Filosofía, Sócrates.........................................................................................12
a) La ciencia no racionalizada.........................................................................................14
b) La vida del hombre racionalizada...............................................................................15
2. Atenas, Jerusalén, Roma...........................................................................................20
a) Cristianismo................................................................................................................20
b) Judaísmo.....................................................................................................................22
c) Islam...........................................................................................................................26
d) Jesús de Nazaret, el hombre perfecto........................................................................35
3. Raíces norteñas...........................................................................................................40
a) La civilización celta.........................................................................................................41
b) Los pueblos germanos....................................................................................................45
4. Revolución científico-técnica y sus consecuencias................................................49
a) Revolución digital, internet, sociedad de la información............................................51
b) La Sociedad de La Ignorancia......................................................................................62
5. RAÍCES ESPIRITUALES...............................................................................................65
1. Persona.........................................................................................................................65
2. Comunidad...................................................................................................................71
3. Escatologia...................................................................................................................75
6. CONCLUSIONES............................................................................................................77
7. EPÍLOGO..........................................................................................................................84
Joan Lluís Rabassó TEORIA DEL CONEIXEMENT UNIVERSITAT RAMON LLULL
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1. Dedicatoria
El origen de todas las cosas
La madre
Es la cosa más bendita de la tierra,es la cosa que los hombres más queremos,es el único cariño que no engaña,es un ángel desprendido de los cielos.
Hacen mal los que dicen que están solosque a su lado, con el alma o con el cuerposiempre está la mujer buena de ojos dulces,siempre está la dulce madre sonriendo.
En la iglesia está una madre junto a un cirio,otra madre despacito marcha al huerto,otra madre corta el trigo allá en las mies,otra madre mira en el balcón a lo lejos.
En la mies, en el balcón, en la iglesiaa la madre siempre ocupa un pensamientolos hijos de su alma, las rosas de su seno.
Verdad, verdad cien vecesque la madre es lo más buenoporque la madre es ángel,porque la madre es cielo,porque la madre es luz,y es ternura y es gorjeo,y al tenerla poseemos lo más grandey al perderla se nos pierde lo más bueno.
Sin la madre no hay canciones en la vida,sin la madre es el hogar un cementerio,sin los ojos de la madre nuestro solnos deja los caminos siempre negros.
Irá el hijo por la tierra con los bueyes,irá el hijo por los mares marinero,irá el hijo por la tierra en las trincheras,mas con él irá la madre de ojos dulces,
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mas con él irá la madre con un beso.
Cuando entierres a una madre, enterrador,echa encima poca tierra, te lo ruego,para que llegue hasta nosotros el perfumede los lirios marchitados de sus huesos.
Que seremos en la vida, cualquier cosa,que tendremos un arado o acaso un cetro,mas seremos los mas tristes de la vidasi a una madre no tenemos,que en el trono, en el tallero hasta en la tumbanecesitamos de sus ojos, de sus besos.
Verdad, verdad cien vecesque la madre es lo más buenoporque la madre es ángel,porque la madre es cielo,porque la madre es diosa,diosa sí, diosa hecha flordiosa en pequeño,y al tenerla poseemos lo más grandey al perderla se nos pierde lo más bueno.
Mercè Rabassó i Verdaguer (1941-1999)
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2. Prólogo
A modo de ejemplo, relataré una anécdota que me permitirá explicar el
concepto a través del cual voy a abordar el presente trabajo y dar a conocer
cuál era y como ha cambiado mi <Weltanschauung> o cosmovisión desde
entonces.
La última vez que hice un trabajo parecido a este fue hace 30 años en la
asignatura de Geografía e Historia de 2º de B.U.P. con un total de 6
compañeros de clase. Se trataba de realizar un trabajo completo sobre la
República Popular de China. Otros grupos de clase trataron, como es lógico la
C.E.E, la U.R.S.S, EE.UU, Sudamérica, África y los países árabes. Se trataba
de un trabajo en equipo, largo y complejo que luego, a final de curso,
deberíamos presentar en una exposición oral. En mi grupo nos dividimos el
trabajo en apartados de manera que cada una le correspondía una parte y
luego agrupábamos el trabajo colectivo, una vez revisado el conjunto por todos,
y entregábamos el resultado final a la profesora.
A mí me tocó la parte de geografía así que me tuve que empapar de los ríos,
montañas, demás accidentes geográficos, climatología, población, etc.. En
aquella época no existían los PCs, ni Internet, ni nada estaba digitalizado. Las
fuentes de información a las que recurrimos fueron enciclopedias en papel (casi
ya no existen hoy en día), bibliotecas públicas que no disponían un gran fondo
sobre el tema y el Consulado Chino que sí que poseía una fuente directa, pero
que aún proveía una escasa información incipiente debido a su reciente
presencia en nuestro país. Estamos hablando del año 1986, cuando China era
una gran desconocida en Europa y parecía que su potencial ascenso que
estaba iniciando iba a ser digno de seguir. Creo que lo único que conocía de
ellos por esas fechas eran los restaurantes chinos que afloraban por doquier en
la ciudad y la famosa cita de Napoleón: <Cuándo China despierte el mundo
temblará>-
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Redactamos el trabajo en Framework 3.0, un procesador de textos previo al
Microsoft Word en él único ordenador que poseía uno de los amigos e
imprimimos más de 400 páginas en una impresora matricial de la época.
Quizás desde el punto de vista académico no resultara lo brillante que tocaría,
pero la dedicación, empeño y esfuerzo que pusimos nos merecieron un
sobresaliente. Nuestra profesora aún se acuerda de nosotros y del trabajo
sobre China. Vaya, creo que se acuerdan todas nuestras familias y nosotros
seguro que nunca lo olvidaremos.
Ese trabajo cambió mi vida y mi cosmovisión del mundo. Me abrió los ojos a
conocer, descubrir, respetar y amar una cultura totalmente desconocida para
mí. El hecho de sumergirte y explorar una parte de la riqueza de nuestra
humanidad en todos sus ámbitos, intentar entenderla y conocerla es una gran
fuente de satisfacción y aprendizaje. Te llena interiormente al acercarte a
verdades que no conocías y te llena exteriormente porque te mueve a realizar
actos que ni siquiera habías pensado. Fruto de este episodio de mi vida, unido
a otras circunstancias que no vienen al caso, 20 años después decidí adoptar
con mi mujer a un niño chino. Después de esperas, trámites, angustias e
incertidumbres ahora podemos decir con orgullo que tenemos un niño de diez
años precioso, aunque bastante travieso, nacido en Pekín y con nacionalidad
española que habla un perfecto catalán y se empieza a defender en inglés.
Dicen que uno es de donde mueren sus padres y nacen sus hijos. Mis padres
murieron en Barcelona, Europa y mi hijo nació en Pekín, China, Por lo tanto,
yo, personalmente, me considero ciudadano del mundo. Es decir, cuando veo
el planeta Tierra no veo delimitaciones políticas artificiales realizadas por el
hombre, sino que veo un conjunto de colores y formas con enormes
posibilidades, donde deberíamos habitar todos los ciudadanos de este planeta
de forma pacífica, equilibrada y armoniosa. Es decir, mi cosmovisión para
realizar este trabajo es que soy un ciudadano europeo desde un punto de vista
legal, pero desde un punto de vista filosófico no concibo la idea de Europa
como entidad aislada sin sus dependencias ni interrelaciones con los distintos
elementos de nuestro mundo.
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Ahora, a diferencia del trabajo sobre China, me toca hacer un trabajo más
abstracto: <Las raíces culturales y espirituales de Europa>. Digo más abstracto
porque aparecen cuatro términos en el título que, por sí solos, ya parecen
difíciles de definir respecto a describir los accidentes naturales de China.
Además este trabajo es de tipo filosófico dentro de la asignatura de teoría del
conocimiento y se hace a título individual. En mi ventaja o desventaja, ya
veremos, es que ya estamos en la era digital, que no del conocimiento y menos
de la verdad. Así que tendré que ver que artilugios utilizo para hacer de este
trabajo algo que también impacte en mí y sea capaz de hacer cambiar mi
<Weltanschauung>.
Lo que si espero de este trabajo es que tenga un impacto significativo en mi
vida como lo tuvo en su momento el anterior que he mencionado. Creo que a
mis 44 años y con todo el bagaje de media vida, tengo una cosmovisión que ha
cambiado y ha evolucionado tal como he explicado anteriormente. Por ello,
como es natural, creo que he ido creciendo, formando y convertido en otra
persona. El presente trabajo, que está inmerso en mis estudios universitarios
sobre Filosofía es una oportunidad de dar un salto hacia adelante tal como hice
a los 16 años. Fruto de la motivación, el esfuerzo y el trabajo bien orientado
espero que aporte luz propia y me acerque a aprender a vivir de una forma
filosófica. Si además el resultado de este trabajo es capaz de ayudar e inspirar
a aquellos que lo lean a cambiar su cosmovisión ya sea de Europa o de sus
propias vidas estaré doblemente satisfecho.
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3. Introducción
La epistemología, como teoría del conocimiento, se ocupa de problemas tales
como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la
obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se lo justifica o
invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos
más usuales, tales como verdad, objetividad, realidad o justificación. La
epistemología encuentra ya sus primeras formas en la Grecia Antigua,
inicialmente en filósofos como Parménides o Platón.
En Grecia, el tipo de conocimiento llamado episteme se oponía al conocimiento
denominado doxa. La doxa era el conocimiento vulgar u ordinario del ser
humano, no sometido a una rigurosa reflexión crítica. La episteme era el
conocimiento reflexivo elaborado con rigor. De ahí que el término
"epistemología" se haya utilizado con frecuencia como equivalente a "ciencia o
teoría del conocimiento".
Europa como entidad no tiene principio ni fin. Es un ente que apareció en un
momento de la historia y se ha ido configurando y cambiado de aspecto y
contenido con el tiempo. Por esa razón, es tan difícil de definir porque se trata
de una estructura física diversa, donde viven un número muy heterogéneo de
seres humanos y cuyas relaciones sociales, históricas, espirituales,
económicas, antropológicas, etc. han sido muy variadas y diversas.
Si la podemos llegar a conocer un poco en verdad, es a través de los frutos que
presenta en la actualidad y, además, intentar explorar, tal como propone
Giovanni Reale, sus raíces culturales y espirituales. Esta tarea es ardua y difícil
ya que supone indagar en lo más hondo de un ser vivo que tiene miles de años
de historia. Sus raíces por tanto serán numerosas, estarán entrelazadas,
algunas serán muy vigorosas y profundas, mientras que otras ya estarán
muertas o podridas. Quizás habrán interactuado con otro ser vivo y no se
pueda entender el uno sin el otro. Además, las raíces vigorosas seguirán
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creciendo en busca de nuevos nutrientes con que alimentar a nuestra Europa.
Otras seguirán creciendo con poca fuerza por caminos equivocados hasta
llegar a zonas donde mueran o se encuentren un terreno ya dominado por otra
especie. Finalmente, quizás, aparezcan unas raíces tan visibles como los frutos
que da a día de hoy, ya que se trataran de raíces áreas que no crecen
siguiendo la fuerza de la gravedad sino que van contra ella como la hiedra.
Mientras hacemos este análisis no debemos de olvidar que nuestra Europa
sigue cambiando como el ser vivo que es y su crecimiento dependerá no sólo
del influjo de las raíces de las que antes hablábamos sino también del
ecosistema en que se encuentra. Dicho esto, como se trata de un trabajo de la
asignatura de Teoría del Conocimiento primero hemos de tener claro lo que
vamos a conocer, es decir, el aspecto ontológico, ya que este determinará el
epistemológico, es decir, la forma en el que lo vamos a conocer.
De la misma forma que la ontología es el estudio del ser, qué es la realidad, y
cuáles son sus propiedades, la epistemología, el discurso de la episteme o,
más general, lo que hoy diríamos la teoría del conocimiento (que se nos es
dado conocer que produce el conocimiento,). Estos ámbitos están
estrechamente relacionados, pues al fin y al cabo conocer significa descubrir
qué y cómo es la realidad (aquello que es) por lo que difícilmente puede
separarse el tratamiento de una cuestión de la otra. Tanto es así que casi
podríamos decir que la elección de una posición ontológica determina una
teoría epistemológica.
Hay un antiguo relato procedente de la India acerca de seis ciegos que se
encuentran con un elefante. No saben qué es y lo tocan para averiguarlo. Uno
lo agarra por la trompa y dice que es una serpiente; otro le palpa la cola y
afirma que es una soga; otro se recuesta contra una pata y concluye que se
trata de una columna. Como solo tocan una parte, todos llegan a una
conclusión diferente. Por eso no debemos renunciar a ninguna herramienta.
Hemos de conocer la semilla, el ADN de esta entidad llamada Europa y
entender el ecosistema en que vive. Solo así podemos acercarnos a su
verdadero conocimiento a través de conocer sus verdaderas raíces.
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1. Europa
1. La leyenda del origen
Había una vez en Tiro una princesa que se llamaba Europa. Una noche
mientras estaba en la cama en el palacio del rey Agenor, su padre tuvo un
sueño: dos tierras que tenían el aspecto de dos mujeres, se peleaban por ella,
<la tierra de Asia> y la <tierra de enfrente>. La primera quería protegerla y
guardarla, la segunda quería, por voluntad de Zeus, llevársela sobre las olas.
La princesa despertó intrigada, luego prosiguió sus actividades y sus juegos.
Con otras princesas amigas suyas se fue a coger flores a la orilla del mar. Y fue
entonces cuando un toro, magnífico y manso, apareció y la convenció para que
montase sobre su lomo, cosa que la princesa se decidió a hacer no sin
vacilación. Entonces, el toro se elevó, huyó hacia el mar y, mientras franqueaba
las olas, le recordó que era Zeus y que, muy enamorado de ella, había tomado
esa forma de animal para raptarla.
De este modo Europa llegó a Creta, se unió al toro y se convirtió en <madre de
nobles hijos>. Pero, mientras tanto, Agenor, que se inquietaba por la ausencia
de su hija envió a sus hijos a buscarla. Uno de ellos, Cadmo fue a pedir
consejo a la Pitia de Delfos y, siguiendo su opinión, abandonó la búsqueda
pero persiguió a una vaca que había indicarle, en el lugar en que cayera de
agotamiento, el sitio donde debía construir una ciudad: esa ciudad fue la ciudad
de Tebas, con su fortaleza, la Cadmea. Ese es, brevemente resumido, el
principal manojo de leyendas griegas reagrupadas entorno a la palabra Europa.
Muestran a la vez la construcción de un espacio que se individualiza en
relación a Asia y la ambición de éste de construirse un mundo nuevo.
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2. Tierra de acogida, diálogo y personajes ilustres
Para entender el concepto de Europa primero hay que conocer su geografía
física y cuáles son los aspectos principales que la determinan y la conforman.
Inicialmente todos los continentes de la Tierra estaban unidos (Pangea),
aunque posteriormente se fueron separando hasta alcanzar la distribución que
conocemos hoy en día. Europa, Asia y África forman una única masa
continental. Europa geográficamente es la península más occidental de Asia. Al
sur, Europa está separada del continente africano por la mar Mediterráneo,
frontera que se reduce a unos pocos kilómetros en el estrecho de Gibraltar, al
sureste los límites con Asia también están dados por el Mediterráneo y sus
mares subsidiarios, el mar de Mármara y el mar Negro. Si bien se observa, el
mar Mediterráneo y su cuenca con los otros "continentes" (las macrounidades
geográficas de Asia y África), resultando los verdaderos límites culturales y
étnicos las extensas regiones desérticas que se ubican al otro lado del
Mediterráneo. Considerando a Islandia como parte de Europa y a Groenlandia
como parte de América, se puede observar que las distancias entre Europa y el
continente americano son también bastante exiguas.
Europa esta macro unidad geográfica es una prolongación occidental del
continente eurasiático. Caracteriza a Europa, tanto en lo geográfico (con mucha
incidencia en lo climático como en su geografía humana), la elevada cantidad
media de costas marítimas y oceánicas debida a la presencia de abundantes
penínsulas, golfos, mares interiores e islas. Esto y el influjo de la corriente del
Golfo y la proximidad de los desiertos cálidos de África y Asia determinan que
en Europa prepondere, pese a las latitudes, un clima templado
excepcionalmente benigno para la habitabilidad humana. Por otra parte la
abundancia de costas e hidrovías ha permitido y permite el tránsito de
poblaciones y luego su establecimiento. También es Europa, si se la considera
de modo tradicional como un continente, el continente más llano, con una altura
media de 230 metros. La máxima expresión de estas planicies es La gran
llanura del Norte, que se extiende 2000 km desde las costas atlánticas
francesas hasta los montes Urales, la frontera física más oriental con Asia. Los
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puntos más altos son el monte Elbrus (Rusia) en Europa oriental (5642 m), el
Shkhara (Georgia) (5204 m) y el Mont Blanc (Italia-Francia) en Europa
occidental (4807 m).
El hecho de ser un territorio relativamente pequeño, con relieve poco elevado y
un clima templado, hace de Europa un lugar muy adecuado para vivir. Se
calcula que en Europa viven cerca de 500 millones de habitantes Es una de
las regiones más importantes del mundo a nivel geográfico ya que posee el 7%
de la población mundial. La alta esperanza de vida al nacer es de las más altas
del mundo Posee un elevado grado de urbanización y tiene una creciente
presión inmigratoria, que atrae a oleadas crecientes de inmigración de diversa
procedencia, que constituyen el actual crecimiento de su población. Sin
embargo, se caracteriza por una demografía que pierde peso, ya que su
crecimiento natural es escaso (cercano al crecimiento cero) y en ocasiones
incluso negativo. Los primeros pobladores de Europa desde un punto vista
demográfico provinieron desde el continente africano, emigraron hasta la zona
continental asiática y el Medio Oriente y, posteriormente, llegaron hasta Europa
donde se asentaron. Europa es, ha sido y será una tierra de acogida para las
personas.
Una seña de su identidad es el paisaje caminable, la geografía hecha a la
medida de los pies. Este paisaje civilizado lo es, porque aquí, la naturaleza
nunca aplastó al ser humano, siempre se plegó a sus necesidades y aptitudes,
nunca dificultó ni paralizó el progreso. En vez de desiertos como el Sáhara, o
selvas como el Amazonas o heladas llanuras estériles como Alaska, en Europa
el medio ambiente fue amigo del hombre, facilitó su sustento, la comunicación
entre pueblos y culturas diferentes y auguró su sensibilidad su imaginación. Los
europeos se entremezclan por razones religiosas o políticas, pero el paisaje no
tendía a asilarlos son a acercarlos.
Otro ejemplo son los múltiples cafés que posee repletos de gentes y palabras
donde se escribe poesía, conspira filosofía y se practica la civilizada tertulia. La
gran mayoría de ciudades importantes tiene este espacio de acogida y dialogo.
Si trazamos el mapa de los cafés tendremos uno de los indicadores esenciales
de la “idea de Europa”. El café es un lugar para la cita y la conspiración, para el
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debate intelectual y el cotilleo, donde se dan cita el intelectual, el poeta o el
filósofo. En sus mesas de madera y sus paredes tiznadas de humo nacieron los
grandes sistemas filosóficos, los experimentos formales, las revoluciones
ideológicas y estéticas. Son lugares de encuentro de solera intelectual donde
se va a conversar, leer y pensar.
Por último, un rasgo muy característico de Europa es el de poner a las calles y
las plazas el nombre de los grandes estadistas, científicos, artistas, y escritores
del pasado, algo inconcebible en América. Esto, no es casual: se explica por la
abrumadora presencia que el pasado tiene en la vida europea del presente; en
cuanto que en América se prefiere mirar hacia el futuro que a los tiempos idos.
En Europa, lo viejo y lo gastado por los siglos es un valor, algo que da solera y
belleza, en tanto que en América es un estorbo porque toda la vida está
proyectada hacia adelante. Europa es un lugar de la memoria, y América, el de
las visiones y utopías futuristas.
4. RAÍCES CULTURALES
1. Grecia, Filosofía, Sócrates
La cultura griega es la base de toda la civilización europea. La sociedad griega
presentaba características peculiares. Era básicamente marítima, comercial y
expansiva. Políticamente estaba fragmentada en numerosas polis o ciudades
estado independientes entre sí, que unas veces se aliaban y otras se
enfrentaban en guerras sangrientas Su florecimiento cultural estaba
fundamentado en una economía basada en la fuerza de trabajo esclava. Tenía
una religión politeísta carente de jerarquía y ortodoxia, disponía de una clase
social emprendedora, dedicada al comercio y al ocio y con amplios contactos
con otras culturas del Mediterráneo, así como una desarrollada curiosidad. La
expansión de la cultura griega durante el helenismo, su absorción por el
Imperio romano, la posterior relación con el cristianismo y su definitiva
recuperación en el siglo XIII gracias a traductores como Averroes, así como el
interés que durante el Renacimiento se profesó a este conjunto de pensadores,
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contribuyeron a que la filosofía griega se continuara estudiando, y a que se
convirtiera en uno de los pilares de la cultura occidental.
El hombre griego es el primero que se atreve a ver el mundo y explicarlo
mediante la observación directa de la realidad y no a través de mitos y
creencias. El gran acontecimiento espiritual que inician los griegos entre los
siglos VII y VI a. C. consistió en intentar superar esta manera de pensar el
mundo con otra manera revolucionaria que apuesta por la razón como el
instrumento de conocimiento y de dominio de la realidad. Este gran paso de la
mitología a la explicación racionalista se le conoce como "paso del mito al
logos". La filosofía griega surgió a partir de las primeras reflexiones de los
presocráticos, centradas en la naturaleza, teniendo como base el pensamiento
racional o logos. La escuela sofística primero, y Sócrates después, ya no
tendrán como objeto de su filosofía el cosmos sino que centrarán sus
reflexiones en la ética y la política, así como en la naturaleza del lenguaje, las
normas, las leyes y la sociedad. Su interés se separa de la cosmología para
centrarse en el hombre y la sociedad.
Para los sofistas su finalidad no era la filosofía, es decir, vivir en búsqueda de
la verdad sino elaborar los argumentos y estrategias dialécticas que pudieran
servir para tener un discurso de la doble verdad. Dar a su alumno el poder de
convencer a un auditorio sobre un argumento y su contrario a la vez. La
oratoria era una herramienta muy poderosa para ejercer el poder y los sofistas
la enseñaban a cambio de dinero al mejor postor. Es decir, se les remuneraba
por enseñar el arte de la política y la ciudadanía, que incluía todas las técnicas
persuasivas para hacerse un lugar en la administración de la polis. Por ello, al
ser gente de distinta a afinidad filosófica, cobraron fama (quizás injustamente)
por aclamar que la verdad no era más que una opinión y por enseñar a la gente
a discutir para probar cualquier conclusión que deseara y utilizarla con los fines
que se propusiera.
Sócrates no fue un sofista, nunca cobró por sus enseñanzas. Su más grande
mérito fue crear la mayéutica, método inductivo que le permitía llevar a sus
alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban por medio de
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hábiles preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento. El procedimiento de
preguntas y respuestas da lugar así a una discusión o controversia racional
conocido como dialéctica, cuyo resultado es a menudo la refutación de las
ideas que se examinan. En cualquier caso, mediante la detección y eliminación
de errores, el procedimiento tiende a la identificación de la verdad, -o al menos,
de lo que racionalmente puede aceptarse como tal. Según pensaba, el
conocimiento y el autodominio habrían de permitir restaurar la relación entre el
ser humano y la naturaleza. Al lograr que el interlocutor descubra sus propias
verdades. La sabiduría de Sócrates no consistió en la simple acumulación de
conocimientos, sino en revisar los conocimientos que se tienen y a partir de ahí
construir conocimientos más sólidos. Esto le convierte en una de las figuras
más extraordinarias y decisivas de toda la historia; representa la reacción
contra el relativismo y subjetivismo sofista, y es un singular ejemplo de unidad
entre teoría y conducta, entre pensamiento y acción. A la vez, fue capaz de
llevar tal unidad al plano del conocimiento, al sostener que la virtud es
conocimiento y el vicio ignorancia.
a) La ciencia no racionalizada
Grecia deja de ser el origen de un camino ascendente que llega hasta
nosotros. Al revés son los griegos los que nos observan desde las alturas. Y lo
más probable es que mientras nos mira desde ese lugar tan privilegiado el
pueblo que fue la cuna de nuestra civilización se avergüence de nosotros.
Le debemos mucho a Sócrates por situar a la filosofía sobre las sólidas bases
de la razón, pero el hecho de que la filosofía naciera bajo la égida de un
anticientífico es una de las grandes desgracias del conocimiento humano. La
importancia de que esta oportunidad se desperdiciara es enorme. El énfasis,
una vez más, iba a la más teoría que al conocimiento duro que pudiera
encontrar un uso práctico. De resultas en gran parte de la actitud anticientífica
de Sócrates, los grandes maestros científicos del mundo griego trabajaron al
margen de la filosofía. Arquímedes en física, Hipócrates en medicina y, en
cierta medida, Euclides en geometría, quedaron aislados de la filosofía y, por
ende, de una tradición en desarrollo del conocer y el argumentar. Los antiguos
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científicos griegos sabían que la tierra gira alrededor del sol, que era redonda e
incluso calcularon su circunferencia. Observaron la electricidad y conocían que
la tierra posee un campo magnético. Apartados de la “sabiduría universal” de la
filosofía, tales parcelas del conocimiento quedaron reducidas a curiosidades.
No fue esto culpa de Sócrates, pero el quiebro que sufrió el pensamiento de
resultas de su filosofía tuvo algo que ver. El conocimiento humano tiene una
deuda inconmensurable con él. Nos mostró cómo usar la razón, pero al mismo
tiempo limitó nuestra visión sobre donde usarla, con lo que le dejo al
conocimiento un enorme punto ciego. Esto duró no menos que tres cuartas
partes del periodo comprendido entre el comienzo de la filosofía y el presente
¿Por qué? Porque la lógica sucesora de la dialéctica de Sócrates se aplicaba
habitualmente a ideas abstractas, no a asuntos prácticos. Como hemos visto se
puede reconocer este punto ciego en Sócrates, pero no se le puede culpar de
la enormidad de sus consecuencias posteriores (el cese virtual del progreso
humano). Todos cometemos errores, aun cuando seamos grandes filósofos. Lo
que no es de esperar es que se perpetúen 2.000 años.
b) La vida del hombre racionalizada
A lo largo de la historia, el hombre ha dirigido su atención hacia su propio
mundo interior. Gracias a esta búsqueda de lo intrínsecamente humano hemos
podido disfrutar de grandes producciones artísticas, como las tragedias
griegas. Pues en ellas, se narran las aventuras del hombre, que explora los
abismos y vericuetos del alma. La tragedia griega, aun cuando sus argumentos
son extraídos de la tradición heroica, se constituyó como un nuevo plano
diferente al del culto y al de los mitos. La tragedia transformó estos relatos en
función de su propio objetivo: el cuestionamiento acerca del hombre, su destino
y la responsabilidad de sus actos, cuyo origen y fin le superan. Este
cuestionamiento del hombre es el producto de un momento histórico particular:
el nacimiento de la democracia ateniense como un nuevo orden que no solo
aseguraba la igualdad de los ciudadanos ante la ley, sino que además,
instauraba una relación mutua entre lo personal y lo social en la cual, la
voluntad del individuo tiene plena conciencia de su pertenencia a un todo.
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La tragedia griega es una forma dramática cuyos personajes protagónicos se
ven enfrentados de manera misteriosa, invencible e inevitable contra el destino
o los dioses. Las tragedias acaban generalmente en la muerte o en la
destrucción física, moral y económica del personaje principal, quien es
sacrificado así a esa fuerza que se le impone, y contra la cual se rebela con
orgullo insolente o hybris. También existen las tragedias de sublimación, en las
que el personaje principal es mostrado como un héroe que desafía las
adversidades con la fuerza de sus virtudes, ganándose de esta manera la
admiración del espectador, Aristóteles, postuló que la tragedia, mediante una
serie de circunstancias que suscitan piedad o terror, es capaz de lograr que el
alma se eleve y se purifique de sus pasiones. Este proceso, que se denomina
<catarsis>, es la purificación interior que logra el espectador a la vista de las
miserias humanas que allanaba las diferencias de clase y así contribuía a
reformar la comunidad y liberarla de una realidad cotidiana superficial y
alienante.
El fondo común de lo trágico será la lucha contra un destino inexorable, que
determina la vida de los mortales; y el conflicto que se abre entre el hombre, el
poder, las pasiones y los dioses. En este contexto, el hombre tiene un sentido
trágico de la vida. En la tragedia no existe el amparo de una justicia última que,
como ocurre en la religión, compensara al hombre del sufrimiento. Por el
contrario, las desgracias se suceden aunque no las merezcamos, A pesar de
ello el griego afrontaba la vida con una mezcla de serenidad y jovialidad
encomiables, en la que, no obstante, anidaba un profundo pesimismo. El
hombre griego era consciente de lo terrible de la existencia, y aun así superaba
la angustia y la parálisis que pueden generar estos sentimientos. Era un
hombre completo, el contrapunto al hombre moderno que estaba desorientado
y era insustancial y frívolo. La tragedia mostraba con incomparable genio ese
carácter ambivalente del hombre trágico, capaz de vivir en plenitud y aceptar el
sufrimiento a la vez.
Además de lo social y lo político, la tragedia se encontraba entrelazada con lo
religioso. La experiencia religiosa del individuo estaba indisolublemente ligada
a su condición de ciudadano, es decir, la relación que la persona establecía
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con la divinidad está mediada por su participación en una comunidad. Se
considera a la tragedia <La creación artística más característica de la
democracia ateniense>. Es el nexo entre religión y política, se encuentra a
mitad de camino entre la religión y el arte, lo irracional y lo racional, lo
"dionisiaco" y lo "apolíneo". Lo apolíneo redime la vida mediante sus ilusiones,
pero es una redención apartada de la vida, una que la niega. La dionisiaca, a
diferencia, abraza la vida, pero lo hace a costo de la individualidad. Una vida
plena no puede alcanzarse por ninguna de las dos vías. La tragedia griega
habría nacido de la oposición de dos principios o elementos: el elemento
apolíneo y el elemento dionisiaco, La dualidad apolíneo-dionisiaco consta de
dos dimensiones o fuerzas distintas, pero mutuamente dependientes., que sirve
para comprender la doble estructura del arte griego.
Por una parte, tenemos, la dimensión apolínea que se halla simbolizada por el
sueño o la visión poética que es el principio o energía del cosmos que tiene
que ver con la creación de apariencias de acuerdo con el principio de
individuación y, por otra, la dimensión dionisíaca que esta simbolizada por la
embriaguez y el éxtasis y que se simboliza en aquel aspecto de la realidad
donde el individuo se desintegra y las distinciones se pierden en una
consumación unificadora. La síntesis de ambas produce la tragedia griega la
unión del elemento dramático con la música y el coro satírico.Al limitarse
mutuamente, la conciencia de los dos principios, el apolíneo y el dionisíaco,
genera una poderosa energía creativa, la energía que hizo posible el esplendor
de la cultura griega. Por el contrario, la preponderancia absoluta de uno de
ellos provoca un efecto sumamente perjudicial. Por ejemplo, la hipertrofia del
elemento apolíneo desemboca en el cientificismo y materialismo lo que
conlleva a la degeneración cultural. Por otra parte, el imperio exclusivo del
reino dionisíaco causa desesperación y barbarie.
El absolutista racionalismo de Sócrates va borrando del mapa cualquier signo
de la sabiduría dionisíaca con lo que se pierde el equilibrio que representaban
ambas sabidurías. La filosofía de Sócrates aspiraba a un saber basado en la
verdad que no se conformaba con conocer al ser, sino que además pretendía
corregirlo a través de una moral de perfeccionamiento continuo. Quería que el
19
conocimiento, a través de la razón y la dialéctica, llegara a explicar el mundo y,
como consecuencia, que eliminara la angustia y los sufrimientos humanos,
Desde esta perspectiva la realidad entera se objetiva, se cuantifica y se
clasifica. La vida, en su infinita diversidad recibe, el mismo tratamiento. De este
modo se niega sistemáticamente todo lo que la vida tiene de irreductible e
inasible. La vida, el devenir, los sentimientos, lo que es la realidad en sí, lo que
potencia los instintos no es aceptada. Sócrates prefiere crear ultramundos
imaginarios donde no existe el caos. El filósofo solo crea monstruos de fantasía
y no nos dice que es la realidad que es el puro devenir y que por eso no se
puede conocer
Ya no es necesaria una visión trágica que permitiese soportar esos
sentimientos y canalizarlos en una acción creativa. Su apología de la razón y
su criterio de una justicia abstracta, basada en las nociones del bien y el mal
acabó con el mito el fundamento de la gran cultura griega. La sentencia famosa
de Sócrates: <Sólo sé que no se nada>, ciertamente, es del todo razonable ya
que ciertamente no sabe nada de lo que verdad importa en la vida. Con su
cultura apolínea los griegos lograron invertir la sabiduría de Síleno que aseguró
al Rey Midas que lo mejor y más preferible para el hombre es: <totalmente
inalcanzable para ti: no haber nacido, no ser, ser nada. Y lo mejor, en segundo
lugar, es para ti morir pronto>. Acabaron con el pesimismo de Síleno. No se
trata de retirarse de la vida sino de afirmarla. Pero los griegos, no han logrado
afirmar la vida sino sólo protegerse del inevitable sufrimiento que trae.
La pérdida de sabiduría dionisíaca adquirida gracias al éxtasis tiene, sin
embargo, un precio muy alto. El hombre dionisiaco tras la comunión colectiva
con el éxtasis regresa a la realidad cotidiana y se ve a sí mismo como un
individuo arrancado de la realidad. Comprende entonces que nuestro estado de
individuación, nuestra irremediable condición de seres individuales, es la fuente
primordial de nuestro dolor. De un modo parecido, el fin del éxtasis supone
para el hombre dionisíaco un despedazamiento. Una vez ha tenido acceso a la
esencia de las cosas, se siente aislado y ve en todas partes únicamente lo
espantoso y absurdo del ser. En la resaca del trance reconoce con crudeza la
sabiduría de Sileno y siente náuseas. La tragedia griega puede entenderse
20
como una vela encendida que representa la vida. La llama desde luego es lo
dionisiaco y la cera sólida es lo apolíneo. Si te quedas en la llama te quemas;
si te quedas en la cera, estás a salvo, pero congelado y sin vitalidad. Lo que
los griegos encontraron con la tragedia era cómo ubicarse precisamente en el
punto equilibrio vital. Hay que salir de lo puramente apolíneo, pero no tan lejos
que te quemes, sino lo suficiente para ser influido por lo dionisiaco. Esto implica
arriesgarse, vivir con incertidumbres, y soltar la necesidad de siempre controlar
todo. El resultado será una vida vital, creativa, y capaz de cambiar con nuevas
condiciones de vida. Esto es lo que posibilitó la magnificencia de la cultura
griega. Su ausencia en nuestro mundo es lo que explica en buena parte
nuestra decadencia.
21
2. Atenas, Jerusalén, Roma
a) Cristianismo
Cuando empezó a difundirse, el cristianismo no era más que una de las
múltiples <sectas orientales> que proliferaban en los territorios del Imperio. en
contraste con el esplendor y el refinamiento intelectual y filosófico de la cultura
clásica en la que surgía. Sin embargo, a medida que fue cosechando éxitos
hasta convertirse en religión oficial del Imperio (s IV), aumentó de igual forma
su centralidad en los debates filosóficos de la época, enfrentándose a
adversarios intelectuales equipados con un arsenal conceptual mucho más
sofisticado.
En resumidas cuentas, en el siglo IV la necesidad de dotarse de un elevado
nivel intelectual del que carecía, era ya una necesidad apremiante para el
cristianismo. El descubrimiento de Platón representó un afortunado hallazgo:
inmortalidad del alma, una doctrina escatológica con penas y recompensas tras
la muerte, el desprecio del cuerpo y el placer, una realidad de otro mundo, un
ideal político representado por una sociedad regida por una casta de sabios en
posesión de la verdad que gobernaba sobre el rebaño que debía obedecer, etc.
Solo había que añadirle un Dios creado, obviar las reiteradas referencias
homosexuales y eliminar la doctrina de la reencarnación, y Platón quedaba
convertido en una suerte de precursor del cristianismo. El encaje entre
platonismo y cristianismo y la adopción del primero por el segundo se realizó
de una forma casi natural a lo largo del tiempo.
El cristianismo tiene su origen histórico en el judaísmo de comienzos de la era
actual. Si bien Jesús de Nazaret se auto identificó siempre como un judío
devoto, en su doctrina y sus enseñanzas. Él mismo se proclamó como el
camino al Padre Celestial. En los evangelios hay amplia evidencia de que
Jesucristo aseguró ser el único camino a Dios, lo cual sería enseñado así
mismo por sus primeros seguidores, incluyendo a los apóstoles Simón Pedro y
Pablo de Tarso.
22
No se conoce con precisión el número de seguidores que pudo alcanzar el
cristianismo en vida de Jesús de Nazaret, ni cuántos seguían dentro de la
comunidad cristiana por él fundada tras su muerte, ajusticiado por las
autoridades seculares. Pocos años después de su muerte, Pablo de Tarso, un
judío que —en el decir de los Hechos de los Apóstoles— poseía la ciudadanía
romana, tuvo un papel destacado predicando y poniendo en contacto a
diversos grupos cristianos del Oriente Próximo. El carácter misionero de Pablo
de Tarso y otras figuras del cristianismo primitivo influyó de forma decisiva en
toda la historia posterior del cristianismo.
Al final del siglo I, ya se habían constituido las cuatro corrientes básicas del
cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico, y que
podrían esquematizarse en: (1) el cristianismo paulino, integrado por el corpus
de cartas escritas por Pablo de Tarso y su escuela; (2) el judeo-cristianismo,
representado por los escritos derivados de las posturas de Santiago el Justo y
de Simón Pedro; (3) el complejo cristianismo sinóptico (que abarca desde el
judeo-cristianismo del Evangelio de Mateo hasta el pagano-cristianismo del
Evangelio de Lucas y de los Hechos de los Apóstoles), y (4) el cristianismo
joánico. La tarea de estos primeros cristianos llevó a la formación de
comunidades cristianas en numerosos lugares del Imperio Romano,
especialmente en su parte oriental. Hacia el año 300 d. C., el cristianismo
estaba difundido tanto entre las clases populares como en un número de
personas ricas e influyentes de la sociedad romana, y se estima una cifra de
cristianos entre el 10 y el 25 % de la población del Imperio. Con el edicto de
tolerancia del emperador Constantino I el Grande, el cristianismo se convirtió
en religión legal y progresivamente en la religión favorecida por el estado. En
las ciudades el número de cristianos siempre había sido mayor, y hacia el siglo
V la población no cristiana del imperio se concentraba masivamente en zonas
rurales.
23
b) Judaísmo
La confesión de fe del judaísmo se puede expresar en una frase:<<Yavhe es el
Dios de Israel e Israel es su pueblo>>. El término judaísmo se refiere a la
religión, la tradición y la cultura del pueblo judío. Es la más antigua de las tres
religiones monoteístas, las así llamadas «religiones del Libro» o
«abrahámicas» (junto con el cristianismo y el islam), y la menor de ellas en
número de fieles. Del judaísmo se desglosaron, históricamente, las otras dos
religiones. Aunque no existe un cuerpo único que sistematice y fije el contenido
dogmático del judaísmo, su práctica se basa en las enseñanzas de la Torá,
también llamada Pentateuco, compuesto por cinco libros. A su vez, la Torá o el
Pentateuco es uno de los tres libros que conforman el Tanaj (o Antiguo
Testamento, según el cristianismo), a los que se atribuye inspiración divina.
En la práctica religiosa ortodoxa, la tradición oral también desempeña un papel
importante. Según las creencias, fue entregada a Moisés junto con la Torá y
conservada desde su época y la de los profetas. La tradición oral rige la
interpretación del texto bíblico, la codificación y el comentario. Esta tradición
oral fue transcrita, dando nacimiento a la Mishná, que posteriormente sería la
base del Talmud y de un enorme cuerpo exegético, desarrollado hasta el día de
hoy por los estudiosos. El compendio de las leyes extraídas de estos textos
forma la ley judía o Halajá. El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un
Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y
elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez
Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la
Torá. Consecuentemente, las normas derivadas de tales textos y de la tradición
oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la observancia de las
mismas varía mucho de unos grupos a otros.
Otra de las características del judaísmo, que lo diferencia de las otras
religiones monoteístas, radica en que se considera no solo como una religión,
sino también como una tradición, una cultura y una nación. Las otras religiones
trascienden varias naciones y culturas, mientras que el judaísmo considera la
24
religión y la cultura concebida para un pueblo específico. El judaísmo no exige
de los no judíos unirse al pueblo judío ni adoptar su religión, aunque los
conversos son reconocidos como judíos en todo el sentido de la palabra.
Asimismo, el judío ha sido comisionado por sus escrituras a ser «luz a las
naciones» y propagar el monoteísmo ético por todo el mundo. La religión, la
cultura y el pueblo judío pueden considerarse conceptos separados, pero están
estrechamente interrelacionados. La tradición y la cultura judía son muy
diversas y heterogéneas, ya que se desarrollaron de modos distintos en
diferentes comunidades y cada comunidad local incorporó elementos culturales
de los distintos países a los que llegaron los judíos a partir de la dispersión.
Es en el año 70 después de Cristo cuando estalla una nueva rebelión y es
destruido el Segundo Templo. Muchos habitantes judíos son vendidos como
esclavos y esparcidos por los confines del Imperio romano, proceso que se
conoce como la "diáspora". La historia de Masada demuestra el arrojo de los
soldados judíos de la época. Numerosas comunidades judías florecieron en el
Imperio sasánida y en el Imperio romano. En la temprana Edad Media el reino
Kházaro (en la estepa del Volga) adoptó el judaísmo como su religión oficial,
pero aún se discute el alcance de esta conversión entre los pueblos sujetos al
khan Kházaro. La hegemonía del cristianismo en Europa significó numerosas
persecuciones contra el pueblo judío, las cuales derivaron en frecuentes y
reiteradas expulsiones. Muchas comunidades tuvieron que vivir en barrios
segregados llamados guetos, pero también es cierto que en otros períodos
gozaron de mayor tolerancia, sin ser nunca aceptados del todo.
Durante el Medievo, por más que se buscasen mercaderes de profesión, no se
hallaba ninguno o más bien se hallaban únicamente judíos. Sólo ellos, a partir
de la época carolingia, practicaban con regularidad el comercio, a tal punto
que, en el idioma de aquel tiempo, las palabras judaeus y mercator eran casi
sinónimos. Durante mucho tiempo en las transacciones comerciales se realizó
un cobro de interés cuando se realizaba un préstamo y cualquier interés que se
exigiese por pequeño que fuese por un préstamo era considerado una muestra
de usura. La crítica de la usura en el judaísmo tiene sus raíces en varios
pasajes del Antiguo Testamento, que afirman que tomar a interés es prohibido,
25
desalentado o despreciado. Está actividad unida a su constante unión al poder
de la comunidad en la que están establecidos les ha granjeado siempre
enormes rechazos, antipatías e incluso odios.
Unos cuantos se establecieron en el sur de Francia, pero la mayoría venía de
los países musulmanes del Mediterráneo, desde donde se trasladaron,
pasando por España, al occidente y Norte de Europa. Todos ellos eran
radhanitas, perpetuos comerciantes viajeros, merced a los cuales se mantuvo
el contacto superficial con las religiones orientales. En España, durante el
reinado de los reyes católicos, los judíos fueron expulsados de España. Eran
los que financiaban todas las actividades del reino. Desde la unión de Castilla
con Aragón, la reconquista del Alandalus como la aventura de la conquista del
nuevo mundo. Tal fue el nivel de endeudamiento que contrajo la corona que
esta se vio incapaz de pagar sus deudas y sus correspondientes intereses a
sus prestatarios judíos. La solución para no declararse en quiebra consistió en
perseguir y expulsar a los judíos por temas religiosos al primar el cristianismo
en España. Los echaron y los dejaron en un estado financiero delicado. Este es
el tipo de cosas que el carácter judío es capaz de superar y pasar página, pero
que no perdonan. Ellos siguen la ley del talión (latín: lex talionis) es la
denominación tradicional de un principio jurídico de justicia retributiva en el que
la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido,
obteniéndose la reciprocidad. El término "talión" deriva de la palabra latina talis
o tale que significa "idéntico" o "semejante" (de donde deriva la palabra
castellana "tal"), de modo que no se refiere a una pena equivalente sino a una
pena idéntica. La expresión más conocida de la ley del talión es el pasaje
bíblico "ojo por ojo, diente por diente"
No existió otro Estado judío en Israel hasta 1948, cuando fue declarada
finalmente su independencia. La promesa se hizo realidad con Moisés que
sacó a los judíos de Egipto, donde eran esclavos, y los llevó a las mismas
puertas de Canaán para que la habitaran para siempre. Los judíos se
enfrentaron en diversas luchas con los pueblos vecinos que deseaban su tierra
pero con la ayuda de Dios consiguieron mantener su reino libre de la tiranía de
otras naciones. Sin embargo el pueblo judío era sumamente díscolo en
26
ocasiones y caía de vez en cuando en la idolatría, es por eso que Dios tenía
que castigarlos, a veces muy duramente, para que volvieran a sus creencias
originales. En varias ocasiones Judea fue arrasada, conquistada y sus
habitantes esclavizados y deportados como castigo por su infidelidad, y aunque
Dios siempre volvía a llevarles de regreso a su tierra, nunca volvieron a gozar
de la libertad que sólo disfrutaron apenas un siglo en tiempos de David y
Salomón. El castigo definitivo acaeció en el año 70 dC cuando los romanos
destruyeron por completo el reino de Judea. Durante casi dos milenios los
judíos fueron proscritos, extranjeros allá donde viviesen, siempre perseguidos y
odiados por los cristianos quienes les acusaban de la muerte de Jesucristo.
Tras siglos de persecuciones, éstas llegaron a su máximo exponente en
tiempos de Hitler, quien los persiguió hasta el punto de exterminar a millones
de ellos en un holocausto que removió las conciencias de toda la humanidad.
El judío es un erudito, desde pequeño se le ha enseñado a estudiar la Toráh,
está mucho más acostumbrado que los miembros de otras culturas al estudio,
la oratoria, la argumentación, y aventaja a muchos de ellos en el ejercicio de
profesiones de carácter científico. La vida del pueblo judío siempre ha estado
ligada a la tradición de su religión y su pueblo. Para ser judío tienes que ser
descendiente de madre judía, lo que les convierte en un pueblo muy
endogámico y cerrado. El ser considerado el pueblo elegido por Dios y su
carácter emprendedor e interesado en el mundo de los negocios que han
desarrollado por todo el mundo les han convertido, al ser una población de
poco tamaño comparado con el estado que poseen, le confiere el estatus de
una élite global tanto en lo político como en lo económico que le sitúa en una
posición de privilegio para definir y controlar el devenir del mundo. Es decir,
Al terminar la segunda guerra mundial muchos judíos comenzaron a regresar a
Palestina, entonces bajo el gobierno del imperio británico. Presionado por la
opinión pública de muchos países y la influencia económica que muchos judíos
millonarios ejercían en numerosos países, especialmente en USA, Inglaterra
aceptó la creación de un estado independiente llamado Israel donde los judíos
pudieran volver a vivir en paz. Cientos de miles de judíos de todo el mundo
volvieron a la tierra prometida pero la paz no fue duradera. Mientras los judíos
27
habían estado fuera de Palestina aquellas tierras no habían estado
abandonadas, sino que habían sido habitadas y trabajadas por muchas
generaciones de palestinos, unos descendientes de los mismos judíos de dos
mil años atrás, otros llegados en los siglos posteriores. Tanto unos como otros
creían tener el mismo derecho a la posesión de la tierra de sus antepasados,
pero la llegada masiva de judíos al comenzar el nuevo éxodo provocó una serie
de conflictos que convirtieron el oriente próximo en un polvorín dispuesto a
estallar. Desde entonces se han producido numerosas guerras, muertes y
sufrimientos y no parece que el fin de esta conflictiva situación esté cerca.
c) Islam
El islam (en árabe: اإلسالم, Acerca de este sonido al-Islām (?·i)) es una religión
monoteísta abrahámica cuyo dogma de fe se basa en el libro del Corán, el cual
establece como premisa fundamental para sus creyentes que «No hay más
Dios que Alá y que Mahoma es el último mensajero de Alá». La palabra árabe
Allah, hispanizada como Alá, significa ‘Dios’ y su etimología es la misma de la
palabra semítica El, con la que se nombra a Dios en la Biblia. Los eruditos
islámicos definen al islam como: «La sumisión a Dios el Altísimo a través del
monoteísmo, la obediencia y el abandono de la idolatría». El libro sagrado del
islam es el Corán, dictado por Alá a Mahoma a través de Yibril (el arcángel
Gabriel). Los seguidores del islam se denominan musulmanes (del árabe
muslim que se somete'). Atestiguan que Mahoma es el último de los' ,مسلم
profetas enviados por Dios y sello de la Profecía.
Se aceptan como profetas principalmente (pero no limitándose) a Adán, Noé,
Abraham, Moisés, Salomón y Jesús (llamado Isa). Además del Corán, los
musulmanes de tradición sunita siguen asimismo los hadices y la sunna del
profeta Mahoma, que conforman el Registro histórico de las acciones y las
enseñanzas del Profeta. Se aceptan también como libros sagrados la Torá (el
Antiguo Testamento de los cristianos), los Libros de Salomón y los Evangelios
(el Nuevo Testamento). El islam es una religión abrahámica monoteísta que
adora exclusivamente a Alá sin copartícipes. Se estima que hay en la
actualidad entre 1000 y 1200 millones de musulmanes en el mundo. Según el
28
Vaticano, el islam (conjuntamente con todas sus ramificaciones) es la religión
más extendida del mundo, ya que recientemente ha superado el número de
católicos, y la segunda religión del mundo si se suma el número de fieles de las
distintas confesiones del cristianismo.
El islam se inició con la predicación de Mahoma en el año 622 en La Meca (en
la actual Arabia Saudita). Bajo el liderazgo de Mahoma y sus sucesores, el
islam se extendió rápidamente. Existe discrepancia entre los musulmanes y no
musulmanes de si se extendió por imposición religiosa o militar, o por
conversión de los pueblos al islam. Los cinco pilares de su fe son la aceptación
del principio básico de que existe un solo dios, la oración, el azaque (la ayuda a
los necesitados), el ayuno en el mes del ramadán y la peregrinación al menos
una vez en la vida, para aquéllos que puedan hacerlo, a La Meca (la ciudad de
nacimiento de Mahoma, un lugar sagrado para el islam). La persona encargada
de dirigir la oración colectiva en el islam se conoce como imán. Aunque se
suele comparar al imán con los sacerdotes católicos o los rabinos judíos, lo
cierto es que cualquier musulmán que conozca a la perfección los rezos puede
asumir este rol. Otro término importante del islam es la yihad (“lucha”), a veces
traducido como “guerra santa”. Este concepto es entendido de diversas formas,
según la visión de cada grupo musulmán, y está vinculado al enfrentamiento
contra aquéllos que se oponen a la voluntad de Alá
De acuerdo a las palabras del Corán, la vida matrimonial debe girar en torno a
una serie de obligaciones de cada parte hacia la otra. El hombre tiene la tarea
de mantener a su esposa e hijos, asegurándoles el alimento, la ropa y la
vivienda. Su rol es el de un protector, que debe esforzarse por ofrecer el mejor
trato posible a su familia. Asimismo, los estudiosos aseguran que la mujer
cuenta con el derecho de mantener relaciones sexuales con su esposo al
menos una vez por período menstrual. El papel de la esposa y madre debe ser
piadoso, respetuoso y obediente de la voluntad de su marido, mientras sus
exigencias no la lleven a cometer un pecado. Es muy importante que jamás
abran las puertas de su casa a alguien que no sea del agrado de su esposo,
tanto en sentido figurado (que nunca busquen perjudicarlos, que no se alíen
con sus enemigos) como literal. Por último, los hijos tienen el derecho de nacer
29
en una buena familia, con padres y madres que los quieran y les garanticen
protección y dedicación. El primer aspecto a tener en cuenta es el nombre, que
debe ser escogido a consciencia; luego, es importante que no existan
favoritismos por parte de los progenitores hacia algunos de los niños y que les
proporcionen la educación que Mahoma quiso para ellos.
Los preceptos indicados en el islamismo fueron la base para el comienzo de la
expansión árabe. La obligación de los creyentes a practicar la guerra santa en
defensa de la fe favoreció la incorporación de soldados a los ejércitos árabes y
a deja de luchar entre sí. Por otra parte, también hubo otras razones que
impulsaron la expansión árabe. Desde el punto de vista económico, la pobreza
del territorio habitado por este pueblo impulsó la búsqueda de tierras más
fértiles y prósperas. A esto se agrega la paulatina decadencia de los imperios
persa y bizantino, condición propicia para la introducción de esta nueva cultura.
La conciencia de civilización cristiana que se forja a lo largo del siglo VI
encuentra un involuntario refrendo en el siglo VII cuando, a la muerte de
Mahoma, los musulmanes se lanzan a la conquista de territorios.
Aprovechando las guerras crónicas entre el imperio bizantino y el persa, los
musulmanes se apoderan del Oriente Medio, incluida Jerusalén, y de gran
parte del Norte de África. En el año 711 cae el reino visigodo de España. Los
musulmanes intentan además el ataque a Bizancio en 717, sin éxito. No mucho
después, Carlos Martel, en el año 732, cerca Poitters, logra frenar el avance
islámico, que deseaba conquistar toda Europa. Muy a su pesar, Europa
adquirirá más conciencia porque tiene que defenderse en el oeste, en el este y
en el sur de la presión islámica. A lo largo de ocho siglos, en España. Y, dato
que se suele olvidar, durante más de diez, en el flanco este. Hay una
Reconquista oriental, que no termina hasta el siglo XIX, con la independencia
de Grecia. Los hispanos se quedan solos en el largo intento de recuperar una
patria que les había sido arrebatada. No extrañe que esta empresa esté unida
a la fe cristiana. Hasta puede verse como una lucha romántica, por
reconquistar el suelo patrio, como de nuevo, Grecia en el siglo XIX respecto a
los otomanos.
30
Fue el mismo Mahoma y sus sucesores quienes se encargaron de expandir
esta religión desde La Meca, hasta lo que hoy es España, y una de las razones
por las que se expandió en poco menos de un siglo fue quizás el hecho de que
los musulmanes jamás impusieron sus creencias en los pueblos conquistados,
sino que más bien los convencían de convertirse al Islam mostrándoles que la
religión musulmana tiene las mismas bases que las demás religiones
Abrahamicas sólo que de cierta forma más “actualizadas”. En esta veloz
expansión del Islam, se llegaron a ocupar grandes territorios dentro de la
península ibérica, principalmente en lo que hoy es la provincia de Andalucía, lo
que en su momento se llamó Al-Andaluz. Esta ocupación musulmana en
España resultó en una inevitable mezcla de culturas y conocimientos que
pasado el tiempo terminó siendo la cultura española. Los árabes llevaron a
España todo el esplendor y riqueza de su cultura en todos los aspectos
posibles, tanto en la lengua, como las ciencias matemáticas, la arquitectura, la
música, la gastronomía, y el resto de las artes. Hoy por hoy, catorce siglos
después de comenzada la ocupación musulmana en Iberia, todas las
sociedades hispanas guardamos fuertes conexiones con el mundo árabe en
forma de vestigios culturales presentes en casi todos los aspectos de nuestra
cultura. A continuación puntualizaré algunos de los aspectos de nuestra cultura
que se han visto influenciados en mayor medida por la herencia árabe:
IDIOMA: La visión que el mundo árabe estableció en Al-Andaluz a través de la
lengua afectó no sólo a los musulmanes sino a todos los habitantes de la
península. La huella de esa forma de vivir, que fue la norma durante casi un
milenio persiste aún hoy en día. Teniendo en cuenta la diferencia de nivel
cultural entre cristianos y musulmanes durante la Edad Media, resulta lógico
pensar que las palabras que expresaban determinadas técnicas, objetos y
situaciones que no existían entre los cristianos, fuesen asimiladas por éstos
directamente, ya que no podían ser traducidas. Pero no sólo los musulmanes
impusieron el árabe como lengua de una cultura más avanzada, sino que
introdujeron palabras del latín y del griego, del persa y del indio. La lista de los
términos de origen árabe podría extenderse a más de cuatro mil vocablos.
31
Todas estas palabras continúan obviamente vigentes en el Castellano, que es
el idioma que manejamos en nuestro país hoy en día.
ASTRONOMÍA: Las primeras ciencias que atrajeron la curiosidad de los doctos
musulmanes fueron astronomía y las matemáticas. Su carácter práctico, les
condujo a dedicarse principalmente a las ciencias exactas. Se construyeron
observatorios en los centros más o menos importantes del imperio islámico: en
Bagdad, El Cairo, Córdoba, Toledo y Samarkanda, adquirieron fama bien
merecida. La escuela de astronomía de Bagdad realizó ciertos trabajos
importantes. Se revisaron las teorías antiguas, se rectificaron varios errores de
Ptolomeo y se corrigieron las tablas griegas. Fue responsable del
descubrimiento del moviento de apogeo del sol, la evaluación de la oblicuidad
de la elípse y su progresiva disminución y el estudio detallado de la duración
exacta del año. Los doctos de la escuela de Bagdad observaron la irregularidad
de la latitud lunar más alta y descubrieron una tercera desigualdad lunar
conocida con el nombre de variación, pronosticaron las manchas del sol,
estudiaron los eclipses y la aparición de cometas y otros fenómenos celestes.
MATEMÁTICAS.: junto a la astronomía, las matemáticas fueron la ciencia más
favorecida por los árabes. Muchos principios básicos de aritmética, geometría y
álgebra, fueron descubiertos por eruditos musulmanes. En aritmética, todavía
utilizamos los números y el método de contar inventado por los árabes. La
invención del álgebra, es atribuida a los árabes. La trigonometría es la rama de
las matemáticas que los árabes cultivaron con mayor diligencia, debido a su
aplicación en la astronomía. La invención del signo "cero" por Mohammed Ben
Ahmad, en el año 976 revolucionó las matemáticas, pero no se empleó en
occidente hasta principios del siglo XIII.
FÍSICA: son los árabes quienes debieran ser considerados como los
verdaderos fundadores de la física. El tratado sobre la óptica que realizaron fue
un hecho de gran importancia para la ciencia y se afirma que fue el principio de
la moderna ciencia de la óptica. Fueron los árabes los que descubrieron el uso
del péndulo para los relojes. No se puede negar el hecho de que la brújula fue
inventada por los chinos, pero fueron los musulmanes quienes las
32
perfeccionaron y la utilizaron con la aguja magnética para las necesidades de
la navegación.
QUÍMICA: no es ninguna exageración decir que la química, como ciencia, no
existía antes de los árabes. Es cierto que los griegos conocían algunos de los
elementos, pero no tenían ningún conocimiento sobre las sustancias más
importantes como el alcohol, el ácido sulfúrico, el agua regia y el ácido nítrico.
Fueron los árabes los que descubrieron todo esto junto con el potasio, la sal, el
amoníaco, el nitrato de plata, la corrosión y la preparación del mercurio.
Si añadimos al hecho de que uno de los procesos básicos de la química, la
destilación, fue un descubrimiento árabe, y que fueron ellos los primeros en
usar los métodos de sublimación, cristalización, coagulación y copelación para
extraer y mezclar sustancias, tenemos que reconocer que la contribución de los
árabes a esta ciencia fue decisiva. En esta ciencia, los árabes procedieron de
los estudios teóricos a la aplicación práctica. La aplicación de la química en la
farmacia también se lo debemos a los doctos musulmanes. Un gran número de
productos que usamos diariamente como el agua destilada, el alcanfor, los
jarabes y muchas pomadas son un legado de los árabes. Su progreso en la
química industrial se muestra en el amplio conocimiento de sus artesanos en el
arte de teñir, de curtir cueros y de templar el acero.
Entre las invenciones que beneficiaron a la industria, debemos mencionar la
pólvora, y la fabricación de papel hecha en algodón, lino o trapos. La invención
de la polvora estuvo durante mucho tiempo relacionada con Roger Bacon,
Alberto Magno y Berthold Swartz, también atribuida a menudo a los chinos.
Estudios hechos por Reinaud y Fave nos han demostrado claramente que,
"aunque los chinos descubrieron el salitre y su utilización en fuegos artificiales,
fueron los árabes quienes inventaron la pólvora como sustancia explosiva
capaz de disparar proyectiles, es decir, que inventaron las armas de fuego.
Emplearon este tipo de proyectiles en defensa de Algeciras en 1342, cuando
fue atacada por Alfonso XI. Será difícil exagerar la importancia de la invención
del papel. Ello abrió una nueva época para la civilización. La difusión de libros
baratos y la popularización de los estudios, solamente han sido posible desde
33
que los árabes destituyeron el pergamino del mundo antiguo y el papel de seda
de los chinos por papel corriente tal como los conocemos hoy en día.
MEDICINA: después de las matemáticas y de la química, la medicina fue la
ciencia que más atrajo a los musulmanes. Durante los primeros siglos de la
Hégira, era parte integral de una completa educación. Por esos el número de
médicos famosos y de tratados es considerable. Los médicos musulmanes
desempeñaron un papel decisivo en la ciencia médica de occidente. Avicena,
fue sin duda alguna el más grande de todos los médicos musulmanes su
(canun fi-'l- Tib) "Preceptos de la medicina"se publicó en lengua árabe en
Roma en el año 1543. Apareció en una nueva edición de 5 tomos que trataban
respectivamente fisiología, higiene, terapéutica y materia médica. Durante 600
años, desde el siglo XII hasta el siglo XVIII, esta obra maestra sirvió como base
para los estudios médicos en todas las universidades francesas e italianas.
El progreso más importante realizado por los médicos musulmanes fue en el
campo de la cirugía. Ya en el siglo XI sabían como tratar cataratas por prolapso
o extracción del cristalino, litotricia y hemorragias; sabían como usar los
cáusticos y sedales y practicaban la cauterización. Conocían los anestésicos
que generalmente, están considerados como un descubrimiento moderno.
Frecuentemente, antes de una operación dolorosa, administraban una droga
hecha de una planta llamada "cizaña", hasta que el paciente quedaba
completamente inconsciente. Además los médicos musulmanes siempre dieron
importancia a la observación de las normas higiénicas en el tratamiento de las
enfermedades.
ARQUITECTURA Y ARTES PLÁSTICAS: el florecimiento del arte musulmán
es uno de los fenómenos más rápidos jamás vistos en la Historia. Nació como
resultado de la fusión de los estilos que encontraron los árabes a lo largo de su
conquista de los países del Mediterráneo Oriental. La fórmula de este nuevo
arte fue modificada y enriquecida por los diversos pueblos que formaron parte
de la comunidad islámica, según su talento nativo y las influencias externas a la
que estaban sujetos. La inteligencia abstracta de los hombres del desierto
encuentra su expresión en las líneas geométricas del arabesco. Los azulejos
esmaltados y floreados de Ispahan reflejan los sueños poéticos del Irán. Pero
34
esta diversidad no impide la unidad. El estilo musulmán sobresale de todos los
demás. Esta unidad tiene su origen en la unión espiritual de la comunidad
islámica y en la particular sensibilidad creada por las enseñanzas del Corán. Es
la religión la que ha ayudado a dar al arte musulmán las fuertes características
espiritualizadas y abstractas que veremos en él. Esta influencia se ve
especialmente en los conceptos arquitectónicos de los artistas musulmanes y
en el diseño arabesco.
FILOSOFÍA: la obra de los pensadores musulmanes ejerció influencia sobre la
evolución de las ideas filosóficas de occidente. La especulación filosófica
comenzó muy temprano en el mundo del Islam. Hubo un tiempo en que unos
escritores tendenciosos se agruparon para negar completamente la filosofía
musulmana. Afirmaban que cualquier doctrina en desacuerdo con el contenido
del Corán o que proyectase alguna duda sobre sus principios religiosos no
hubiera tenido ninguna oportunidad de desarrollarse en el ambiente intolerante
del Islam. No sería ni justo, ni cierto, relegar el pensamiento musulmán al
papel de un humilde asistente de la filosofía griega. La especulación filosófica
árabe data del primer siglo de la era musulmana y aparece primero en relación
con la teodisea del Islám.
Con la expansión y la asimilación de las obras de la antigüedad, el
pensamiento musulmán se hace más complejo y más sutil. La Escuela
musulmana de escolástica. Está estrechamente relacionada con la tradición
helenística y en ella predominan las tendencias neoplatónicas. Varios
escritores de esta Escuela se encargaron de la tarea de reconciliar a Platón y
Aristóteles y de ponerles en la misma línea que la religión revelada. Los más
conocidos son Avicena y Averroes
Hoy en día nadie niega que la escolástica cristiana tomara como base los
escritos de estos árabes. En filosofía, como en ciencia, el pensamiento
musulmán fue un eslabón indispensable entre el pensamiento de la antigua
edad y la especulación moderna. Desde luego, debemos recordar que en el
mundo de la meditación filosófica, la escolástica forma solamente una parte del
pensamiento musulmán, menos importante y ciertamente menos original que el
35
movimiento de ideas producido por grupos teológicos.
En filosofía, como en ciencia, los pensadores musulmanes mostraron una
curiosidad intelectual que abarcaba todo. Todos los problemas sobre las
causas primarias que se presentaron a la mente del hombre, todas las formas
de meditación filosófica que van del empirismo más positivo al misticismo más
elevado, pasando por etapas intermedias de escepticismo y racionalismo,
encuentran su expresión en una multitud de escuelas filosóficas. Si nos
paramos a examinar la escolásticas musulmana más detalladamente, es
porque la influencia de sus principales representantes sobre la filosofía
religioso y laica fue particularmente importante en la Europa de la Edad Media.
Avicena y Averroes alcanzaron tal renombre en Occidente, que su fama superó
en mucho la adquirida en Oriente, donde eran conocidos principalmente como
médicos.
La importancia de Avicena, que es considerado por algunos como el punto
culminante de la historia intelectual de la Edad Media, se basa en el carácter
enciclopédico de su trabajo. Ya hemos hablado de su eminente posición en la
historia de la medicina. Desempeño un papel no menos importante en la
ciencia y la filosofía. Estableció un sistema científico que duró varios siglos.
Como principal representante del escolasticismo formuló por completo esta
filosofía y le dio toda su amplitud de miras. La influencia de Avicena en el
pensamiento filosófico occidental fue inmensa. "No hay ni una sola tesis de
nuestros filósofos medievales que no examine sus relaciones con la filosofía de
Avicena. Y cuando más profundamente se examina esto, más claramente se ve
que Avicena no fue sólo una fuente de la que todos bebieron libremente sino
también una de las principales influencias formativas de sus pensamientos.
Averroes, tuvo aún más éxito en Occidente que el propio Avicena. Por sus
comentarios sobre Aristóteles adquirió una fama inigualable para cualquier otro
autor musulmán. El movimiento de ideas efectuado por Averroes fue tan
extenso y las críticas de su trabajo tan contradictorias, que es necesario un
considerable esfuerzo para comprender la verdadera personalidad del filósofo.
Hay frecuentemente una laguna entre el pensamiento original del comentador y
36
las ideas que se le han atribuido. Debería hacerse una clara distinción entre
ambas. Sin embargo, quede claro que Averroes prevaleció sobre la filosofía
Occidental durante varios siglos, que sus doctrinas incluso distorsionadas y
disfrazadas, - tanto por los entusiasmados seguidores como por sus
implacables oponentes -, revolucionaron el pensamiento de la élite intelectual
de Europa y contribuyeron a la liberación del pensamiento occidental de ciertos
impedimentos limitativos.
d) Jesús de Nazaret, el hombre perfecto
Desde un punto de vista antropológico en el hombre se da una dualidad
fundamental de actividad y pasividad. La pasividad sería aquella dimensión
humana que hace referencia a la entrada del mundo exterior al mundo interior
del hombre. Por tanto, se caracteriza por la receptividad, todo aquello que entra
en el hombre como sujeto paciente. Es aquella apertura del ser humano
delante de las cosas que le vienen del exterior y que entran en él. Es una
receptividad y apertura radical del ser humano al mundo y la padece como
pasión. El hombre recibe, incorpora, asimila y adquiere una actitud de entrada
del mundo al interior de su propio ser. Ejemplos de la categoría humana de
pasividad serían: la admiración, la contemplación, la meditación, la reflexión, la
relajación, la comprensión, la empatía, la escucha, la expectación, la imitación,
el hacer experiencia interna, el aprendizaje, etc.
Por otro lado, la actividad sería aquella categoría humana que representa todo
aquello que sale del hombre. En este sentido es todo aquello de lo que el
hombre es sujeto agente o actor. Desde este punto de vista sería la
configuración del mundo exterior desde nuestro interior: instintos, deseos,
sentimientos, acciones, hábitos, y obras. La existencia humana está impactada
por múltiples realidades, que le mueven a la acción, o bien se siguen de la
acción. El hombre está agujereado por todas partes. Las pasiones son origen
de las acciones y, a su vez, las acciones generan pasiones. Por tanto, junto a
la dimensión activa existe también una esencial dimensión pasiva, que es lo
que permite que el hombre crezca, enriquezca su intimidad, forje virtudes y
haga experiencia humana.
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¿Qué es lo prioritario en el hombre? ¿Lo activo o lo pasivo? La pasividad se
halla en el origen metafísico de todo lo activo. Si la realidad es el objeto de la
actividad humana, y a su vez, los actos redundan en la propia humanidad, es
debido a pasividad de la esencia humana. La realidad es la que activa la
espiración pasiva del hombre. Jesús de Nazaret como hombre que era tenía un
predominio de la actividad. Era un hombre de acción como lo demuestran los
siguientes hechos: la expulsión de los mercaderes del templo de Jerusalén con
un látigo, las enseñanzas a los apóstoles a través de parábolas, las distintas
curaciones milagrosas obradas por él, la celebración de la última cena donde
instituyó la Eucaristía. Adicionalmente poseía una fuerte componente de
pasividad que se complementaba de manera perfecta con su otro yo. Los
ejemplos que tenemos son: en el evangelio Jn 21:15-19 Jesús le pregunta
hasta tres veces a Pedro si lo ama, la gratitud que expresa a Dios cuando
realiza un milagro, obediente siempre a los designios del Padre, etc. Es decir,
en él se conjugaban a la perfección su capacidad activa más característica del
varón junto con una elevada capacidad pasiva que le confería una globalidad
de hombre perfecto.
I. Pasión de Jesús. La pasividad
La Pasión de Jesús es la denominación convencional utilizada para englobar
los episodios evangélicos que narran los sucesos protagonizados
por Jesucristo entre la última cena y su crucifixión y muerte La palabra
castellana "pasión" proviene de la latina passĭo, -ōnis, siendo esta un calco de
la griega πάθος (pathos).1 Hace referencia a los sufrimientos de Cristo, entre
los que se incluyen: la traición de uno de sus discípulos (Judas Iscariote) y la
negación de otro (San Pedro), la oración del huerto (aceptación trágica de su
destino mientras los apóstoles, dormidos, le dejaban solo en el Huerto de los
Olivos -Getsemaní-), su prendimiento (tras ser señalado con el "beso de Judas"
y renunciar a que sus discípulos le defendieran), su periplo judicial
entre Anás, Caifás, Pilatos y Herodes (el juicio de Cristo, con sus
interrogatorios y enigmáticas respuestas), en el transcurso del cual se
producen diversos episodios de burlas y torturas a cargo de los sayones (Cristo
en la columna, coronación de espinas, los llamados "improperios"), la
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presentación a la multitud (Ecce Homo), la alternativa presentada a elección
popular (salvar a Cristo o a Barrabás), su condena a muerte con el "lavado de
manos" de Pilatos, el Via Crucis (el camino, cargado con la cruz,
atravesando Jerusalén -por la actualmente llamada Via Dolorosa- hasta
el monte Calvario -Gólgota-, con varias caídas -debe ser ayudado por Simón de
Cirene- y encuentros -con Verónica, que le seca el rostro, con su madre, con
las mujeres de Jerusalén-), el expolio (ser despojado de sus ropas), y
la crucifixión entre dos ladrones (Dimas y Gestas).
La fuente principal de estos episodios son los evangelios canónicos (Evangelio
de Mateo, Evangelio de Marcos, Evangelio de Lucas y Evangelio de Juan). La
Pasión es un punto central del cristianismo, al interpretarse
hermenéuticamente como el cumplimiento en Cristo de las profecías
del Antiguo Testamento vinculadas al Mesías, y el establecimiento de
una segunda alianza entre Dios Padre y los hombres mediante el sacrificio de
Dios Hijo (la segunda persona de la Santísima Trinidad) que de ese
modo redime o salva a la humanidad del pecado. En resumen, toda la Pasión
de Jesús es un acto de pasividad desde el cual posteriormente se podrá
emprender el acto de actividad equivalente propio de su figura que consistirá
en la resurrección.
II. Resurrección Jesús Actividad
Según el Nuevo Testamento, ocurrió al tercer día de que Jesús fuera
crucificado, muerto y sepultado en una tumba. El momento preciso de la
resurrección no se describe, ni aparece como presenciado por nadie (ni
siquiera por los soldados que custodiaban el lugar); sí su consecuencia: las
miróforas (tres Marías o santas mujeres) encuentran la tumba vacía (en uno de
los evangelios, el de Mateo, en medio de un estruendo causado por la llegada
de un ángel -en los demás evangelios también aparecen ángeles, aunque en
otra actitud). A partir de ese momento se mencionan varias apariciones de
Jesús resucitado en diversas ocasiones, tanto a María Magdalena como a los
apóstoles (Tomás, que había mostrado su incredulidad, es invitado por el
39
propio Jesucristo a meter la mano en la llaga del costado) y a otros discípulos
(a los discípulos de Emaús y a un grupo de más de quinientos "hermanos").
La muerte de Jesús y su posterior resurrección fundamentan la doctrina de la
salvación (soteriología), que establece cómo estos acontecimientos causaron la
redención del género humano (condenado desde el pecado original que
pesaba sobre él desde los primeros padres) y abrieron la posibilidad de que
cada hombre pudiera también, tras su propia muerte, gozar de la vida eterna en
la Gloria.
En realidad, en Jesús se trata de una personificación del hombre perfecto ya que posee la dimensión humana de la actividad y la pasividad en un justo y balanceado equilibrio. Con su acto de pasión (Pasividad máxima ya que llega a morir) y resurrección (actividad máxima ya que vuelve a la vida después de la muerte) nos enseña el verdadero significado del amor cristiano: ágape. Es el amor de Dios por excelencia. Es el amor que se auto-motiva, es sacrificial, depende de sí mismo y no del objeto amado. Indica una benevolencia inconquistable, una buena voluntad invencible, que no se rompe aunque el otro no se lo merezca o nos haya ofendido. Es disponerse a beneficiar y servir al otro. Se ofrece a pesar de los defectos o conducta indeseable del otro.
En palabras de Jesús la palabra amor tiene una forma que domina a la benevolencia y el don. El amor agapē es caritativo, desinteresado, altruista e incondicional. Es el amor de los padres, visto como creador del bien en el mundo; es el modo en el que se ve a Dios amar a la humanidad, y es la clase de amor que los cristianos aspiran a tener por sus semejantes
En la Pasión Jesús tiene intención de manifestar de manera definitiva a sus discípulos lo que es el amor-agapé. Pues lo propio del egoísmo, que es universal, es querer afirmarse cada vez más aun a expensas de dominar al otro; es la voluntad de afirmación de sí mismo, y del poder que está en el origen de todas las tiranías y de todas las guerras. Jesús quiere demostrar que el ágape divino es justo lo contrario. Es la manifestación del <no poder>. No mediante la impotencia, como haría un niño o un individuo desprovisto de fuerzas o de poder, sino mediante el rechazo libre y voluntario de la utilización de la fuerza de la que se dispone. El amor-agapé se manifiesta plenamente en
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la retirada, la abnegación libremente consentida (potencialidad pasiva del hombre).
Es exactamente o que hace Jesús en su Pasión. Acepta ser traicionado por uno de los suyos, entregado a sus acusadores, injuriado y torturado y finalmente crucificado. Jesús murió dando testimonio de la verdad del amor como don de sí.
La figura del Mesías que él impone no es la del Mesías glorioso que aniquila a sus enemigos, sino la de un Mesías sencillo y humilde de corazón, que renuncia a ejercer su poder ante los que lo persiguen. Es así, por otra parte, como, por encima del sentido simbólico y de manifestación de su compasión se pueden comprender los milagros de Jesús.
Es en su vida pública donde Jesús muestra su poder con signos
extraordinarios. Es decir, se muestra como sujeto y actor en muchas ocasiones
como persona humana que es. Pero sus acciones siempre se caracterizan por
la receptividad, todo aquello que entra en él, por lo que configura su persona.
Jesús es un hombre perfecto porque personifica la armonía entre la pasividad y
la actividad propias del ser humano. En su Pasión manifiesta de manera
completa su máxima pasividad al ejercer el <no poder> y dejarse interpelar por
el Mal en lo más hondo de su ser hasta llegar a la muerte.
Una vez alcanzada la pasividad total o máxima Jesús, con su muerte, redime
todos los pecados de la humanidad. Es en este momento, cuando ya ha
recibido, ha incorporado, y ha asimilado y ha adquirido toda esa realidad
humana en su interior, es cuando puede ejercer su capacidad humana de
activación y configurar el mundo exterior desde su propio interior resucitando.
Sin la actitud pasiva de la Pasión de Jesús no puede existir su propia actitud
activa de Resurrección. Una no se puede entender sin la otra. El mensaje que
nos deja Jesús <es que el de amaros los unos a los otros como yo os he
amado>. Para cumplir este mandamiento que es fácil de decir y difícil de
aplicar, llevara cabo que aplicar el principio que hemos estado comentando.
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Hay que empezar por una actitud pasiva para poder captar e interiorizar en
nuestra persona las características, los deseos, los anhelos y preocupaciones
de los demás. Una vez estemos impregnados de la necesidad de ser amados
de nuestros congéneres, podremos ejercer la capacidad activa y entregar
nuestro amor a los otros.
La teoría es fácil. El ejemplo de Jesús fue impresionante al dar su vida por
nosotros por amor. El aplicarlo es lo que el cristianismo puso en práctica hace
2000 años. Practicar el amor-agapé con el prójimo ejerciendo con libertad tus
acciones e iluminado por la gracia de Dios. Este es el camino que el hombre
debe seguir para volver a recuperar su el paraíso perdido y es lo que los
cristianos con mayor o menor fortuna intentan hacer.
3. Raíces norteñas
Hasta ahora hemos tratado solo las culturas y civilizaciones que se
desarrollaron a lo largo de la cuenca mediterránea gracias a las condiciones
climáticas favorables y a la facilidad de movimientos que facilitaba a la
navegación a través del mar. Fueron culturas, que gracias, a este entorno físico
y climatológico favorable, no tuvieron grandes problemas para subsistir en el
día a día. Estaban en zonas más cálidas y fértiles y era más fácil sembrar,
cosechar y recolectar lo que les permitía asentarse y vivir mejor. Ello les
permitió disponer de mayor tiempo para pensar, organizarse mejor, acumular
riquezas y vivir mejor. Mientras tanto, otros pueblos ubicados en el centro y
norte de Europa tuvieron unas condiciones de entorno que hacían que la
subsistencia fuera más dificultosa y que no gozaran de tiempo adicional para
ocuparse de temas que les permitieran vivir mejor. Eran pueblos pueblos
guerreros acostumbrados a superar dificultades como una hambruna, la
presión de otros pueblos en expansión, luchas entre tribus rivales o la
necesidad de conseguir nuevas tierras por exceso de población. Eran, pues,
pueblos acostumbrados a luchar y a superar las dificultades del día a día. El
encuentro con las civilizaciones mediterráneas no fue siempre amistoso.
42
Si bien los intercambios económicos y culturales fueron fructíferos durante
mucho tiempo, las relaciones políticas resultaron muy tensas en determinados
momentos y vieron alternarse periodos de paz y décadas de guerras.
Finalmente, se acabaron imponiendo los pueblos guerreros del norte al imperio
todopoderoso romano, después de largas luchas y periodos de sometimiento
que no fructificaron. Los romanos que había aportado el derecho como norma
de organización de sus actividades y que habían heredado la riqueza de la
cultura griega no supieron o no pudieron contener la fuerza milenaria que venía
del norte. No podemos entender Europa sin la contraposición y simbiosis de
estos mundos tan distintos que ayudaron a configurar una cultura con unas
características tan dispares entre el mundo de la zona norte y el de la zona sur
que aún perdura en nuestros días.
a) La civilización celta
Los Celtas forman parte de esos pueblos, cuya sola mención evocan aventura
y leyenda, alentando la fascinación de generaciones enteras. Surgidos de la
Prehistoria europea, hace aproximadamente 4.000 años, en el corazón de la
Europa central, algunos pueblos procedentes del Este, los indoeuropeos, se
mezclaron con culturas ya existentes, dando lugar así a la que se bautizó como
<<civilización celta>>. Con el tiempo los Celtas, divididos en numerosas tribus,
llegaron a ocupar, aunque sin conseguir dar vida a un imperio unitario, gran
parte del continente. No se organizaron nunca para alcanzar un objetivo
comúnSe extendieron por Europa central, Galia, Bélgica, el norte de Italia, Islas
Británicas e Irlanda, España y los Balcanes y hasta alcanzaron la actual
Turquía. O sea hubo momentos en las historia con gran presencia Celta en
Europa. He aquí la razón, por la que tal vez, se les pueda considerar el primer
<pueblo europeo>. Este pueblo guerrero, casi siempre itinerante, forjó una
cultura propia, que sin embargo, adquirió una gran diversidad acentuada y
enriquecida por los lugares y grupos humanos con los que los celtas se
encontraron.
43
La agrupación de estas tribus como "Celtas" es un concepto moderno y más
bien arbitrario, ya que ellos mismos no se consideraban como tales, pero para
efectos de estudio esta agrupación es necesaria, y además atinada, ya que
compartían muchas características. Los Celtas han sido semilla de muchas
leyendas e influencia. Fueron un pueblo dado a la batalla, por lo que con la
fabricación de armas de hierro, más una muy buena estatura (se
caracterizaban por ser físicamente altos, rubios, y de muy buena contextura -
de hecho se comenta que se preocupaban mucho de su físico, evitando por
ejemplo la obesidad, muy mal vista entre ellos), pudieron expandirse. Los
Celtas, a diferencia de los romanos, no se caracterizaron por pensar como
acumular el poder tras sus conquistas ni dejar conocimiento para las futuras
generaciones. Por eso, no consiguieron formar nunca un imperio ni generar
estructuras de poder complejas
Existe todo un subgrupo de lenguas indoeuropeas que se consideran como
celtas, o descendientes de las lenguas celtas, otro parámetro utilizado para
agrupar a estas tribus. Sus sacerdotes llevan el nombre mágico de druidas.
Son hábiles artesanos del metal y fabrican armas y carros de guerra
sofisticados. Las mujeres gozan de grandes derechos. Son un pueblo que
asiste a los enfermos y a los ancianos. Los celtas saquearon el oráculo del dios
Apolo en Delfos. Los procedentes de la Galia llegan incluso a asaltar Roma.
Irrumpen en el campo de batalla profiriendo gritos y proclaman sus conquistas
con cantos y poemas recitados por los bardos. Sus creencias eran panteístas,
e incluían la reencarnación, la influencia de los astros y otros dioses.
Practicaban rituales y ceremonias paganas de diversa índole, en bosques o
montañas. La música celta también ha tenido un revivido interés; la influencia
de estas misteriosas melodías se ve palpablemente en Irlanda, por ejemplo, e
en otros lugares como Galicia. Luego del primer milenio después de Cristo,
con la expansión del Imperio Romano y las grandes migraciones germánicas,
la presencia Celta quedó acotada las Islas Británicas, incluyendo Irlanda (en
realidad las tierras que rodean al Mar de Irlanda), con la adición de Galicia en
Espala, Asturias al norte de España, y ciertas áreas de Portugal. Hoy en día,
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sólo queda presencia viva de la cultura en Irlanda y las Islas Británicas,
mientras que en el resto de los lugares sólo restos de esta cultura.
El pueblo Celta poseía una religiosidad muy fuerte que se expresaba a través
del contacto con la naturaleza (La Diosa Madre), en los bosques, a lo largo de
los cauces del agua, o entre los árboles sagrados de las florestas. Éste, en
síntesis, él era el <el espíritu de los celtas>, que guiado y administrado por la
casta sacerdotal de los druidas, se articulaba entorno a la observación de los
fenómenos naturales y al respeto por la creación. Por tanto, eran un pueblo
muy ligado a la Tierra que era la fuente de todo, ese vínculo los unía
claramente a pesar de vivir en núcleos dispersos y no formar un imperio. Se
podría decir que su visión espiritual está muy cercana al concepto moderno de
ecologismo y sostenibilidad medioambiental. Por lo que se refiere a los druidas
no eran magos sino que los druidas aparecen como la casta intelectual de la
antigua sociedad celta. Eran médicos, abogados, embajadores, consejeros del
rey y tenían también una función religiosa. Tenían una formación específica y
actuaban como adivinos a partir de sus creencias en los augurios y sus
misteriosos orígenes. Los Celtas creían que la palabra hablada tenía poderes
mágicos. Invocando a los dioses podían ver el futuro o realizar acciones
curativas, pero nunca escribieron nadad para no revelar sus secretos
Su filosofía consistía en enseñar a que se debe vivir en armonía con la
Naturaleza, aceptar que el dolor y la muerte no son malos sino parte del plan
divino y que sólo la maldad es una enfermedad moral. Estaban muy
comprometidos con la Verdad, que consideraban que era el principio más alto y
poder que sostiene la creación.. También se puede interpretar como felicidad,
rectitud, fidelidad para la religión y la justicia. Cuando alguien muere se dice
que está en el lugar de la Verdad. La Verdad es el otro mundo o paraíso que
todos esperan alcanzar. Para los druidas el principio dador de vida y poder era
la Palabra o Verdad, la causa última de todas las cosas. Para los antiguos
celtas, el mundo fue creado por la Palabra, desde el proceso de desarrollo del
lenguaje.Los Celtas honran a los druidas como profetas y pronosticadores,
porque ellos predice asuntos a través de las cifras y los números de acuerdo
con la doctrina de Pitágoras. Los Celtas desarrollaron una doctrina de
45
inmortalidad del alma, seguramente tomando prestado el concepto del filósofo
griego. La base de la idea <celta d ela inmortalidad del alma era que la muerte
era sino un cambio de lugar, y la vida continuaba con todas sus formas y
bienes en otro mundo, un mundo de los muertos, el fabuloso Otro Mundo.
Cuando la gente moría en aquel mundo, sus almas, por el contrario, volvían a
nacer en este. Así tenía lugar un constante intercambio entre las almas de los
dos mundos. Los muertos en este mundo llevaba un alma al Otro Mundo y los
muertos de aquél mundo traían su alma a éste. Los druidas eran admirados por
la sinceridad de sus creencias y enseñanzas tanto por los griegos como por los
romanos. La filosofía celta, al ser instruida por los druidas, era ciertamente un
sistema moral basado entre la distinción de lo correcto y lo equivocado, qué era
lícito y que era ilícito y estaba impresa en el pueblo mediante una serie de
tabúes. En todas las lenguas celtas la palabra que designa al filósofo significa
literalmente <<hombre de sabiduría>>. Así pues, parecería que el concepto de
<<amante de la sabiduría>>, que es la derivación griega, tiene un paralelo
entre los celtas.
Esta cultura nos ha proporcionada una herencia muy valiosa ya que se trata de
una de las raíces más antiguas y profundas que posee la Europa septentrional.
Al menos a juzgar por muchos aspectos de la vida cotidiana, se diría que los
celtas no han desaparecido realmente. Tras la romanización las lenguas celtas
se extinguieron (salvo en las islas) pero su huella permanece en los idiomas
(romances), surgidos de su fusión con el latín y sus dialectos. La toponimia
también muestra reminiscencias y el arte celta ha tenido también una gran
influencia. La <<presencia>> de los Celta puede detectarse también en el
origen de ciertas festividades tradicionales que, a pesar de su cristianización,
han preservado la espiritualidad celta. El debate acerca de la influencia que, en
realidad, haya tenido la civilización celta en la formación de la identidad
europea sigue vivo. La tesis predominante es que los Celtas no sólo ocuparon,
en el contexto europeo y mediterráneo, un lugar de máxima importancia
(aclarar una vez por todas que limitar su presencia simplemente a su relación –
cronología en mano- con el mundo romano, como se venía haciendo hasta
aquel momento, no era solo limitativo, sino también profundamente erróneo)
46
sino que continuaron ejerciendo su influencia ne las lenguas, las artes, la
literatura y el imaginario – en una palabra en el espíritu- de la antigua Europa
bastante después de su desaparición (que en este punto resultaba sólo
aparente) por parte de Roma.
b) Los pueblos germanos
Los pueblos germanos o germánicos son un histórico grupo etnolingüístico de
pueblos originarios del norte de Europa que se identifican por el uso de las
lenguas germánicas (un subgrupo de la familia lingüística indoeuropea que se
diversificaron a partir de una lengua original —reconstruible como idioma
protogermánico— en el transcurso de la Edad de Hierro). En términos
historiográficos son tanto un grupo de entre los pueblos prerromanos (en las
zonas germanas al oeste del Rin —provincias de Germania Superior e Inferior
— en que se estableció una fuerte presencia del Imperio romano y fueron
romanizadas) como un grupo de pueblos bárbaros (exteriores al limes del
Imperio), situados al este del Rin y al norte del Danubio (Germania Magna);
precisamente el que protagonizó las denominadas invasiones germánicas que
provocaron la caída del Imperio romano de Occidente al instalarse en amplias
zonas de éste: suevos, vándalos, godos (visigodos y ostrogodos), francos,
burgundios, turingios, alamanes, anglos, sajones, jutos, hérulos, rugios,
lombardos, etc. Los vikingos protagonizaron posteriormente una nueva oleada
expansiva desde Escandinavia (la zona originaria de todo este grupo de
pueblos), que afectó a las costas atlánticas (normandos) y a las estepas rusas
y Bizancio (varegos).
También en el ámbito religioso se produjo una fusión de los elementos
germánicos y romanos: algunos ya habían sido cristianizados bajo credo
arriano en Oriente en el siglo IV, otros continuaban con las religiones nórdicas
tradicionales. La conversión al catolicismo de suevos visigodos y francos en el
siglo VI fue clave para su éxito de la formación de sus respectivos reinos
germánicos. Hacia el siglo XI todos los pueblos germánicos, incluidos los
escandinavos, estaban incluidos en el ámbito de la cristiandad latina. Las
47
lenguas germánicas se convirtieron en dominantes a lo largo de las fronteras
romanas (Austria, Alemania, Países Bajos, Bélgica e Inglaterra), pero en el
resto de las provincias romanas occidentales, los inmigrantes germánicos
adoptaron los dialectos latinos que se estaban transformando en lenguas
romances. Actualmente las lenguas germánicas se hablan a través de gran
parte del mundo, representadas principalmente por el inglés, alemán,
neerlandés y las lenguas escandinavas.
En el II milenio a. C. se desarrolló la Edad del Bronce nórdica. En el I milenio a.
C., las culturas de la Edad del hierro, como Wessenstedt y Jastorf, significaron
ya el paso de lo protoindoeuropeo a lo protogermánico (Ley de Grimm). El
endurecimiento climático que se produjo desde el 850 a. C., que se intensificó a
partir del 760 a. C., desencadenó un proceso migratorio hacia el sur. La cultura
material de esa época pone en estrecha relación a los protogermanos con las
culturas de Hallstatt y Elp, en el ámbito cultural celta, forjando lo que se ha
denominado Edad del hierro prerromana de Europa septentrional. Desde la
crisis del siglo III, y especialmente en la anarquía militar (235-285), Roma
estuvo sumida en un periodo de caos y guerras civiles. Las fronteras,
debilitadas, no fueron un obstáculo para la penetración de los germanos, que
simultáneamente se desplazaban de forma paulatina en busca de nuevas
tierras, presionados por su propia demografía. En esa época llegaban quizá a
los 6 millones de personas, un millón de las cuales se desplazaron hacia el
este, la actual Ucrania. Los que emigraron hacia el sur y el oeste, "invadiendo"
el Imperio romano, divididos en pequeños grupos, en total llegarían a unas
doscientas mil.
Las provincias occidentales del Imperio sufrieron una primera oleada de
invasiones simultáneamente a la crisis socioeconómica que se manifestaba en
las rebeliones campesinas (bagaudas). En Oriente fueron los godos quienes
inicialmente protagonizaron la principal amenaza. Divididos en grupos de godos
orientales (ostrogodos) y de godos occidentales (visigodos), se introdujeron al
sur del Danubio en los Balcanes, y obtuvieron todo tipo de concesiones de las
autoridades imperiales: en el año 376 se les concede su entrada pactada, pero
al sentirse defraudados en sus expectativas, se dedicaron al saqueo,
48
consiguiendo incluso vencer al ejército imperial de Valente en la batalla de
Adrianópolis (378). Esto puso a los godos en una posición extraordinariamente
ventajosa, que obligó al nuevo emperador, Teodosio, a concederles un foedus
para su asentamiento en la Tracia (382).22 Su prolongada presencia dentro de
las fronteras les permitió asimilar rasgos de la civilización romana, como la
religión, adoptando el arrianismo (una de las versiones del cristianismo que,
posteriormente, en el Concilio de Constantinopla de 381, fue condenada como
herética). El proceso de aculturación incluso significó la adquisición de la
ciudadanía romana por muchos de los considerados bárbaros, o su acceso a
altos cargos de la administración romana y del ejército; pero no la asimilación,
ni la disminución de la conflictividad. Todo lo contrario: en el 410 los visigodos
de Alarico I saquearon la propia ciudad de Roma, obteniendo un mítico botín.
El invierno particularmente frío del año 406 permitió cruzar el Rin helado a
grupos masivos de suevos y vándalos (junto con los alanos, un pueblo no
germánico sino iranio). Los emperadores de la época recurrieron a ficciones
jurídicas como otorgarles el permiso de ingreso, bajo las condiciones teóricas
de que deberían actuar como colonos y trabajar las tierras, además de ejercer
como vigilantes de frontera; pero el hecho fue que la decadencia del poder
imperial impedía cualquier tipo de control. Los invasores no encontraron
obstáculo en su avance hacia las ricas provincias meridionales de Galia e
Hispania. Los vándalos incluso cruzaron el estrecho de Gibraltar, tomando las
provincias africanas y amenazando las rutas marítimas del Mediterráneo
occidental. El imperio tuvo que recurrir a los visigodos, los más romanizados de
entre los germanos, para intentar recuperar algún tipo de control sobre las
provincias occidentales. Los visigodos en efecto se impusieron sobre los
invasores, pero únicamente para establecerse a su vez como un reino
independiente (reino de Tolosa, 418) justificado en la figura jurídica del foedus.
Una nueva invasión fue protagonizada por Atila, el rey de los hunos (un
enigmático pueblo o confederación de pueblos, cuyo desplazamiento secular
hacia el oeste estuvo probablemente en el origen del movimiento inicial de los
germanos). Tras acosar al Imperio romano de Oriente, que sólo le enfrentó
mediante una política de apaciguamiento; se dirigió a Occidente, donde una
49
inestable coalición de romanos y germanos le venció en la batalla de los
Campos Cataláunicos (451). Después de la descomposición del imperio de
Atila, nuevas oleadas invasoras se establecieron los territorios que ya sólo de
nombre podían considerarse provincias romanas: desde mediados del siglo V
(batalla de Guoloph, 439, batalla del Monte Badon, 490) anglos, sajones y
juntos desembarcaban en la Britania posromana, inicialmente como
mercenarios para proteger a los britanos de escotos y pictos y luego como
conquistadores; a comienzos del siglo VI los francos tomaron las Galias,
desplazando a los visigodos a Hispania (batalla de Vouillé, 507). En la propia
península itálica, incluso la ficción de la pervivencia del Imperio había dejado
existir desde el 476, cuando los hérulos de Odoacro destituyeron al último
emperador romano, Rómulo Augústulo. Su dominio fue breve, pues se vieron
acometidos a su vez por sucesivas invasiones instigadas por el emperador de
Oriente (Zenón): en 487 y 488 la de los rugios de Feleteo y Federico, que
logran rechazar; y finalmente la de los ostrogodos de Teodorico el Grande, que
les derrotan en Aquileia, Verona (489) y el río Adda (490), quedando sitiado
Odoacro en Rávena hasta su asesinato a manos del propio Teodorico (493).
Tanto visigodos como francos obtuvieron el extraordinario beneficio que
suponía la aplicación extensiva del concepto de hospitalitas (la asignación al
huésped de la tercera parte del patrimonio del anfitrión), lo que en la práctica
significó cederles la tercera parte de las tierras que ocupaban en las Galias.
Los hérulos de Odoacro exigieron lo mismo en Italia, y ante la respuesta
negativa de las autoridades romanas, optaron por aclamar a su jefe como "rey
de Italia". Durante todo el siglo V, el ejército romano y, en gran medida, la
dirección política del Imperio occidental, estuvieron en manos de
personalidades de origen germano: Estilicón (de origen vándalo, fue clave
durante el imperio de Honorio), Aecio (de oscuro origen –godo o escita– fue el
artífice de la coalición anti-Atila), Ricimero (mitad suevo, mitad visigodo, llegó a
proclamar tres emperadores –Mayoriano, Libio Severo y Olibrio–), Gundebaldo
(burgundio, sobrino de Ricimero, proclamó a su vez otro emperador –Glicerio–),
Orestes (depuso a Julio Nepote e impuso como emperador a su propio hijo,
Rómulo Augusto) y Odoacro (habitualmente designado como hérulo, pero cuya
50
concreta nacionalidad se ingnora -pudo ser también rugio, godo, esciro o
incluso huno-, depuso a Rómulo Augusto e hizo devolver las insignias
imperiales a Zenón –emperador de oriente–, quedando como único poder de
hecho en Italia).
Los distintos pueblos germánicos se asentaron en diferentes zonas del antiguo
Imperio romano de Occidente, fundando reinos en los que los germanos
pretendieron inicialmente segregarse como una élite social separada de la
mayoría de la población local. Con el tiempo, los más estables de entre ellos
(visigodos y francos) consiguieron la fusión de las dos comunidades en los
aspectos religioso, legislativo y social. La diferencia cultural y de grado de
civilización entre los pueblos germánicos y el Imperio romano era muy notable,
y su contacto produjo la asimilación por los germanos de muchas de las
costumbres e instituciones romanas, mientras que se conservaron otras kmse
desarrolló en la Europa medieval y que es la base de la actual civilización
occidental.
4. Revolución científico-técnica y sus consecuencias
La Revolución científica es una época asociada, principalmente, con los siglos
XVI y XVII en el que nuevas ideas y conocimientos en física, astronomía,
biología, medicina y química transformaron las visiones antiguas y medievales
sobre la naturaleza y sentaron las bases de la ciencia moderna.
La Revolución científica fue construida sobre la base del aprendizaje de la
Grecia clásica; la ciencia medieval, que había sido elaborada y desarrollada a
partir de la ciencia de Roma/Bizancio; y la ciencia islámica medieval. La
tradición aristotélica seguía siendo un importante contexto intelectual en el siglo
XVII, aunque para esa época los filósofos naturales se habían alejado de gran
parte de ella.
Como consecuencia de esta Revolución que provoca una supremacía científica
y tecnológica de Europa sobre el resto del mundo, se produce la expansión
europea que se refiere a una prolongada etapa que va desde mediados del
51
siglo XV hasta mediados del siglo XX, caracterizado por la expansión de
Europa en todos los ámbitos (geográfico, demográfico, económico, político,
ideológico, religioso, cultural, etc.), de modo que puede identificarse con la
imposición de la denominada civilización occidental como una civilización
global.
La transición del feudalismo al capitalismo, con su correlato de aplicaciones
tecnológicas, en muchos casos de origen oriental, pero que en aquel contexto
socioeconómico no alcanzaron su potencial transformador (imprenta, pólvora,
brújula), fue el proceso fundamental que explica que a finales de la Edad Media
los primeros Estados-nación de Europa occidental (primero Portugal y España
y luego Holanda, Francia e Inglaterra) protagonizaran la era de los
descubrimientos, continuada a lo largo de la Edad Moderna con la colonización
europea de América.
Ya en la Edad Contemporánea, el paso del capitalismo comercial al capitalismo
industrial, en el contexto de la primera Revolución industrial, que convirtió
primero a Inglaterra en el "taller del mundo" y luego se extendió por Europa,
permitió la expansión de las potencias europeas (definidas internacionalmente
en el concierto europeo postnapoleónico al tiempo que experimentaban la
"explosión blanca" -una expansión demográfica sin precedentes-) en la era del
imperialismo con la emigración masiva a los "países nuevos" (Australia,
Canadá, Estados Unidos, Argentina, etc.), el reparto de África y la colonización
de la mayor parte de Asia (India desde el siglo XVIII, China desde las guerras
del opio, 1839-1860), con la notable excepción de Japón, que en la Era Meiji
abandonó su secular aislamiento para emprender una explícita
"occidentalización". La finalización del ciclo se dio, antes incluso del proceso de
descolonización de la segunda mitad del siglo XX, con el denominado "declive
de Europa" o incluso "suicidio de Europa" entre la Primera Guerra Mundial
(1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) junto con el turbulento
periodo de entreguerras.
52
a) Revolución digital, internet, sociedad de la información
La Revolución científico-técnica llegó a su culminación con la llegada de las
tecnologías de la información y las comunicaciones (T.I.C.) que por su
novedad, capacidad de evolución, e impacto social han tenido, están teniendo y
tendrán un rol que, cuando las analicemos en perspectiva, van a marcar un hito
histórico, lo suficientemente importante, como para que no las consideremos
una tecnología más y pasemos a verlas de ahora en adelante como una de las
raíces culturales y espirituales que marcarán a Europa y por ende al mundo
entero.
Las tecnologías de la información y de las telecomunicaciones son un conjunto
de herramientas que tratan de hacer llegar todo tipo de información (voz, texto,
datos, fotos, video, etc.) a través de distintos dispositivos y canales de
comunicación a otros seres humanos por muy alejados que estén en nuestro
planeta. La máxima expresión de esta tecnología es el World Wide Web, una
red informática mundial que consiste un sistema de distribución de documentos
de hipertexto o hipermedios interconectados y accesibles vía Internet. Con un
navegador web, un usuario visualiza sitios web compuestos de páginas web
que pueden contener texto, imágenes, vídeos u otros contenidos multimedia.
Es decir, cualquier tipo de información y navega a través de esas páginas
usando hiperenlaces desde cualquier parte del mundo a cualquier parte del
mundo. La Web se inventó en el CERN (Suiza) en 1992 y conforma el segundo
gran invento de Europa, después de la filosofía.
Ahora, en el inicio de la Revolución digital en la que nos encontramos y vivimos
inmersos, es donde se produce el cambio más disruptivo de toda la historia
humana. Se trata de una tecnología capaz de cambiar el sistema productivo de
la sociedad, es decir, la manera en que vive y trabaja la gente y, al mismo
tiempo, es una tecnología que tiene un impacto profundo en la manera en que
el conocimiento humano se adquiere y se transmite. Nunca antes en la historia
de la humanidad se había producido un hecho de estas características. La
aparición de una tecnología que simultáneamente impacta en las dos líneas de
evolución del ser humano: cambio en el sistema productivo y cambio en la
53
gestión del conocimiento, provocará que su impacto sólo se podrá valorar
correctamente después de largo tiempo ya que posee numerosas
implicaciones.
La Revolución digital y la aparición de internet es el proceso mediante el cual
toda tipo de información que es capaz de gestionar el hombre se puede
codificar de forma binaria (1 y 0) y se puede compartir con personas de todo el
mundo de forma instantánea. Internet es un conjunto descentralizado de redes
de comunicación interconectadas lo cual garantiza que las redes físicas
heterogéneas (fibra óptica, satélites, radioenlaces, etc.). que la componen
funcionen como una red lógica única de alcance mundial. Podemos entenderla
como una gran telaraña donde se conectan dispositivos de todo tipo (PCs,
smartphones, etc.) y entre los que se intercambian todo tipo de información
digitalizada (texto, audio, fotos, videos, etc) de forma cooperativa y organizada
interactuando a nivel global y en tiempo real. Esta red de redes o gran
autopista de la información está subsumiendo la mayoría de nuestras
tecnologías intelectuales (Ej. máquina de escribir, imprenta, mapa, reloj,
calculadora, teléfono, biblioteca, radio, televisión, fotografías, videocámaras,
correo). Incluso, a través de la nube, se asumen las funciones de otros
ordenadores. Por eso cada vez pasamos más tiempo conectados viendo una
pantalla y se reduce el tiempo que pasamos leyendo publicaciones en papel.
La digitalización hace que seamos inmensamente productivos en el momento
de gestionar la información. Con una mínima estructura podemos generar
infinitas variedades de información. Además, son fáciles de transmitir,
almacenar y reproducir, compartir, procesar, etc. Su potencialidad es inmensa y
sus aplicaciones múltiples.
Si tomamos una cierta perspectiva, la historia de internet se puede explicar de
momento con sólo tres etapas. La primera de estas etapas podría abarcar
desde sus orígenes como red informática militar hasta mediados de los años
90. Se trata de un espacio técnico y minoritario al que muy pocos tienen
acceso, dominado por ingenieros y desarrolladores, y caracterizado por una
incesante exploración y experimentación. Podríamos definir esta etapa como
<la internet pionera>. La segunda etapa de internet arranca en 1994, que es
54
cuando por primera vez los particulares pueden contratar un acceso a internet y
la red se vuelve pública. Los costes aún eran altos, y no exentos de una cierta
complejidad. En este contexto sólo las empresas e instituciones dotadas con un
departamento de sistemas de información y con profesionales informáticos
podían permitirse la gestión de una presencia en la red. Podríamos definir esta
etapa como <la internet de las empresas>. La drástica reducción de costes y
la continua simplificación de la tecnología hizo posible que no sólo las
empresas, sino también las personas a título particular, pudieran plantearse la
posibilidad de desarrollar actividad en la red. Este proceso, que podríamos
situar aproximadamente a partir del 2005 dio pie a la denominada < internet social>, o Web 2.0, en la que cualquiera puede publicar un video o una foto,
escribir un blog o participar en una red social. Es el momento en el que ahora
nos encontramos, y que podríamos denominar como <la internet de las personas>’. Redondeando, actualmente hay unos 4.000 millones de personas
con acceso a la red, y su capacidad de comunicarse y de actuar en la red ha
modificado casi todos los procesos de negocio que conocemos. La
conversación es relevante, la información y el conocimiento fluyen y se
multiplican, los mercados se modifican y nacen y mueren modelos de negocio
con el consiguiente cambio de muchas vidas: compra de billetes on-line,
gestiones administrativas con el gobierno telemáticas, ocio (películas, juegos,
música) digital sistemas de aprendizaje on line (eLearning). Pero internet sigue
avanzando, y sobre todo su tecnología sigue simplificándose y bajando costes.
Ya no sólo las empresas o las personas pueden actuar en la red ofreciendo y
negociando información, ahora también lo pueden hacer los objetos. Un plaza
de parking que dice si está libre o ocupada, un autobús o un tren que informan
si están llegando, una cama de hospital que dice si el paciente se ha caído…
llegamos a la que será la cuarta etapa de internet (y no será la última): <la internet de las cosas>, también llamada M2M (‘machine to machine’).
Actualmente hay apenas unos 1.400 millones de objetos cotidianos conectados
a la red, pero en 2020 se espera que sean ya más de 40.000 millones. Un
crecimiento exponencial que va a modificar de manera radical el aspecto de la
internet que conocemos. Coches que saben dónde están los atascos (y los
evitan), tiritas que envían las constantes vitales a una central de alarmas y nos
55
avisan si nuestro abuelo se encuentra mal… la internet de las cosas será una
internet de servicios en la que al mismo tiempo estarán interconectado las
personas y los objetos que los rodean en tiempo real.
En este contexto, la revolución digital se puede entender como una tecnología
capaz de cambiar el sistema productivo de la sociedad, es decir, la manera en
que vive y trabaja la gente, ya que no es más que una nueva etapa del sistema
capitalista iniciada con la Primera Revolución Industrial cuyos máximos
exponentes son la máquina de vapor, el ferrocarril y el telégrafo seguida por
una Segunda Revolución Industrial cuyos máximos exponentes son la
electricidad, el petróleo y el automóvil y el teléfono. Este sistema capitalista de
libre mercado que entra en una tercera fase en la que aspira a poder seguir
creciendo gracias a la incorporación de un cuarto factor de producción: el
conocimiento, al clásico trío formado por la tierra el trabajo y el capital.
A lo largo de la historia, las transformaciones económicas ocurren cuando
convergen las nuevas tecnologías de la comunicación con los nuevos sistemas
de energía. Las nuevas formas de comunicación se convierten en el medio de
organización que las civilizaciones más complejas han hecho posible para
gestionar el nuevo modelo de vida que posibilitan las nuevas fuentes de
energía. La Revolución digital e Internet como tecnología de comunicación
junto con las energías renovables (solar, eólica, hidrógeno, etc.) como
substitución de las energías basadas en combustibles fósiles permitirá avanzar
hacia la Tercera Revolución Industrial que llevará a la apuración de nuevos
descubrimientos (Ex: impresoras 3D) como en su día fueron el ferrocarril y el
coche.
En este entorno que se avecina de alta tecnificación y productividad se prevé
que el factor trabajo sea cada vez menos importante para que el sector
productivo sea altamente competitivo. La tecnología desarrollada en esta
Sociedad del Conocimiento irá eliminado de manera progresiva o, a veces,
incluso radical, el trabajo tanto el cualificado como el que no, ya que muchos
de los procesos productivos en los que venía participando el hombre durante
las anteriores revoluciones industriales se verán parcial o totalmente
automatizados. Es posible, que solo sobrevivan los trabajos de baja
56
cualificación ligados a procesos que no son rentables de automatizar o los de
muy alta cualificación relacionados con actividades que generen una elevada
productividad fruto del valor añadido que aportan a la sociedad a través de su
creatividad y conocimiento específicos del sector en que que desarrollan su
actividad productiva.
El capitalismo, por tanto, en esta fase seguirá su curso ascendente gracias a
los factores de producción: tierra, tecnología y conocimiento. El trabajo será un
elemento residual que pervivirá en aquellos campos donde no sea más
rentable utilizar una máquina. Este sistema económico que, ya muestra signos
de agotamiento, iniciados ya en la crisis de 1929 y constatadas de nuevo en la
crisis de 2007, continuará avanzando de manera demoledora hasta que se
agote finalmente en algún momento de mediados o finales del siglo XXI. A
modo de ejemplo, un informe de Intermon Oxfam sobre el reparto de la riqueza
a nivel mundial confirma que en 2016 el 1% de la población más rica de este
mundo, 75 millones de personas, poseerán más del 50% de la riqueza mundial
y el 99% restante se deberá conformar con el otro 50% restante de riqueza.
Esta situación, que a primera vista es dramática, lejos de corregirse se
pronostica que irá en aumento. En los próximos años se estima que esta
escalofriante desigualdad generada por este liberalismo económico no solo no
tenderá a disminuir sino que irá en un aumento progresivo previéndose que en
el año 2020 la diferencia se haya incrementado en 5 puntos a razón de un
punto por año.
A donde nos llevará esta era digital es difícil de saber. Ahora estamos en medio
de una crisis donde el viejo modelo del que venimos (la Segunda Revolución
Industrial) no acaba de morir y el nuevo modelo no acaba de nacer (Tercera
Revolución Industrial). Lo que sí está claro, es que la incertidumbre la
imprevisibilidad y la sensación de provisionalidad son máximas. Los cambios
se suceden a una velocidad exponencial y estamos viviendo en un mundo
globalizado en el que todo está interrelacionado e interconectado. Todo esto
hace nuestra realidad sea muy compleja de conocer, entender y comprender.
Es extremadamente sensible a cualquier pequeña variación de los parámetros
que la afectan y la condicionan. Con lo que una pequeña alteración acaecida
57
en una variable de un contexto lejano puede acarrear cambios enormes y
profundos en otro entorno lejano y desconexo del planeta. Es lo que
conocemos como teoría del caos. No es posible la ordenación de este mundo.
Ninguna ordenación es verdadera
Cualquier intento del hombre encaminado a entender la realidad, a introducir un
orden en los fenómenos, es considerado como una intervención puramente
arbitraria. La ciencia y la filosofía quedan notablemente desacreditadas. No son
más que artificios que responden a una de nuestras pasiones inútiles: introducir
orden donde solo hay desorden. No son más que intentos, más o menos
elaborados, para ocultar aquello que realmente existe: el caos, bajo una ilusión
de ordenación racional. Son actividades falsificadoras y ocultadoras. La actitud
más honesta, desde esta perspectiva, sería dejarse de estrategias
encubridoras de la realidad y asumir la existencia del caos y aprender a vivir
con él.
Por otro lado, cada revolución tecnológica pide una lucha social. La llegada del
vapor y del motor de explosión dio pie a la revolución industrial, al desarrollo de
las fábricas y a una cultura del trabajo tan explotadora que hizo necesaria la
aparición del movimiento sindical. En aquel momento, alguien tuvo que
arriesgarse a luchar contra una situación, en este caso en defensa de los
derechos de los trabajadores. Ahora estamos en un momento similar: la
digitalización genera tantos flujos de datos personales que nuestra privacidad,
nuestra intimidad, está claramente amenazada. Y seguro que será necesaria
una lucha social en defensa de nuestra privacidad. ¿Qué empresas tienen qué
datos mios?, ¿para qué los utilizan?, ¿qué derechos tengo?, ¿y qué derechos
tienen ellas?. Será necesario pelearse. Y fuerte. Las apps y los móviles son el
sistema más poderoso de generación de datos personales que ha existido
jamás, y habrá que ponerlo bajo control. Ya tenemos ejemplos de esta nueva
lucha social, como el famoso caso Snowden.
En la revolución digital estamos siendo vigilados todo el tiempo. Una llamada
con el móvil, un pago con tarjeta de crédito, un clic en Internet… y cada uno de
nuestros pasos queda registrado en monumentales bases de datos. Toda esta
información resulta insignificante por separado, pero agrupada revela incluso
58
nuestros secretos más inconfesables. ¿Quién examina estos datos y con qué
propósito? La respuesta es tan sorprendente como desconcertante. Una nueva
mafia, trabaja sin tregua para empresas, gobiernos y partidos políticos. Su
meta es analizar nuestros actos: qué compramos, a quién votamos, e incluso a
quién amamos. Los resultados son funestos: manipulan nuestra conducta,
nuestra privacidad se evapora. Si Foucault sostenía que los sistemas
coercitivos explotaban al ciudadano siguiendo el modelo del panóptico de
Bentham (es decir, controlando exteriormente su actividad, observando sin ser
observado), ahora han sido sustituidos por un sistema de dominación que, en
lugar de emplear un poder opresor, utiliza uno seductor por el que los hombres
se someten por sí mismos: gracias a internet las personas se entregan
voluntariamente a la observación. Si en el panóptico de Bentham los sujetos
estaban aislados, en el digital se comunican entre sí. Estamos ante un
“enjambre digital” que lejos de ampliar la participación, implica una
despolitización de la sociedad.
A esta revolución social necesaria para preservar la individualidad y la intimidad
se le deberá añadir una revolución que ya no será sindical como lo fue en
tiempos anteriores, pues ahora no se trata de garantizar, no ya que las
personas sean explotadas que lo siguen siendo, sino que se pueda vivir con un
mínimo de calidad y dignidad. Las tecnologías que ha creado el hombre a lo
largo de la historia siempre tienen dos vertientes y su utilidad dependerá del
uso que de ellas quiera darse. Se deberá luchar porque la Revolución digital
cree una verdadera aldea global donde la gente pueda vivir mejor que en el
pasado y no sucumbir a una herramienta que se puede convertir en un
instrumento al servicio del totalitarismo de los más poderosos capaz de
someter y anular las libertades individuales de todos los ciudadanos.
Tal como habíamos comentado, la revolución digital e internet también se
pueden entender al mismo tiempo como una tecnología que que tienen un
impacto en la manera en que el conocimiento humano se adquiere y se
transmite, ya puede tener efectos perjudiciales en el pensamiento que dañan la
capacidad de concentración y contemplación. Esto provoca un déficit en la
capacidad de almacenamiento de hechos en la memoria y en el procesamiento
59
de la información. Marshall McLuhan ya en 1964 declaraba que las nuevas
tecnologías de comunicación del momento influían no sólo a través del
mensaje (el contenido que transmiten) sino que también el medio de
comunicación en sí mismo, a largo plazo, influía, y en grado más importante, en
nuestros actos y pensamientos. Aseveraba que el medio nos moldea lo que
vemos y cómo lo vemos, alterando los patrones de percepción y con el tiempo,
si lo usamos suficientemente, nos cambia como individuo y como sociedad.
Esta influencia es continua y no perceptible por el individuo ya que éste está
ocupado en analizar y procesar la información que se le transmite.
La combinación de distintos tipos de información en una pantalla producen una
fragmentación de los contenidos (texto, imágenes, vídeo, audio, gráficos
interactivos,...) que interrumpe nuestra concentración. Esto junto con el uso
simultáneo de distintas herramientas de comunicación (correo electrónico,
WhatsApp, alertas Twitter, RSS,...) junto con el software propio del ordenador,
hacen del ordenador un espacio en el que residen múltiples tecnologías que
nos interrumpen continuamente disminuyendo nuestro grado de atención.
Varios estudios a cargo de psicólogos, neurobiólogos, educadores y
diseñadores web obtienen la siguiente conclusión: Cuando usamos tecnologías
de la información, entramos en un entorno que fomenta una lectura ligera, un
pensamiento apresurado y distraído, un pensamiento superficial. En resumen,
internet, a cambio de proporcionarnos migajas de reconocimiento social o
intelectual, acapara nuestra atención convirtiéndonos en individuos febrilmente
ocupados en interpretar y reaccionar frente a a sus estímulos. Esos estímulos
producen una cacofonía que nos inunda requiriendo más recursos y
cortocircuitando así (no deja recursos disponibles) tanto el pensamiento
consciente como el inconsciente, lo que impide a nuestra mente pensar de
forma profunda o creativa. Por eso se dice que fomenta una distracción
constante
Poco a poco los individuos se vuelven menos dependientes de los contenidos
de su propia memoria. No hay que memorizar, se puede consultar. Basta con
tener una forma de buscar y encontrar eficazmente ya sea usando la memoria
o con una herramienta de búsqueda. Parece que ya no es tan necesario
60
aprender, sino saber cómo encontrar cuándo se necesite. Este proceso se ha
acelerado con la introducción de nuevos medios de almacenamiento y
grabación y finalmente con la aparición de internet. Sin embargo, aprender
cosas y recordarlas facilita el aprendizaje en el futuro, hace a la mente más
inteligente y marca nuestra personalidad y socialmente nuestra cultura Internet
proporciona un suplemento para la memoria personal, pero si la usamos como
sustituto, sin pasar por el proceso interno de consolidación, nos arriesgamos a
ser menos inteligentes (y por tanto menos críticos) y cambiar nuestra
personalidad y, extrapolando a la sociedad, nuestra cultura.
Además, internet está provocando que conversemos más y hablemos menos.
Lo que están provocando las herramientas digitales es que haya más formatos
de conversación, que podamos mantener 30 o 40 conversaciones diferentes al
día, algo imposible si todas ellas hubiesen de ser cara a cara. “Cada día te
reúnes con gente, conversas por teléfono, chateas por móvil, respondes
correos...; son conversaciones de diferente calidad e intensidad, que
proporcionan diferentes soluciones comunicativas, con diferentes objetivos. Al
conversar, el significado de las palabras es sólo el 20% de lo que comunicamos
y el 80% restante lo aporta todo lo que envuelve esa comunicación, desde los
gestos al tono o la mirada, y ese entorno a menudo se pierde cuando
conversamos desde el móvil, la tableta o el ordenador. Con las nuevas
tecnologías pierdes elementos que pueden ser esenciales, como ver si tus
palabras tienen coherencia con tu expresión, y a veces eso trata de suplirse
con emoticonos o símbolos, pero uno puede poner en su mensaje cinco caras
sonrientes y estar deprimido, de modo que en este tipo de conversaciones es
más fácil mentir sobre nuestras emociones, igual que ocurría con las cartas”. El
medio digital despoja la comunicación de su carácter táctil y corporal con el
otro. Se debilita la capacidad de comportarse con la negatividad. Al no existir
una mirada enfrente de nuestro interlocutor se reduce la sensación de ser
interpelado, de alguien que me afecta en el proceso de comunicación.
El palpar con la punta de los dedos en la pantalla táctil es una acción que tiene
una consecuencia en la relación con el otro. Elimina aquella distancia que
constituye al otro en su alteridad. Se puede palpar la imagen, tocarla
61
directamente, porque ha perdido la mirada, la faz. Al tocar con la punta de los
dedos yo dispongo del otro. Alejamos al otro con la punta de los dedos para
hacer aparecer allí nuestra imagen reflejada. La red nos está acobardando,
porque siempre será más fácil hablar a través de una pantalla que en persona,
y los jóvenes están expresando a través del móvil sus sentimientos,
intercambiando opiniones, solucionando o creando conflictos, incluso
sustituyendo situaciones reales como un beso o una sonrisa, pero después en
el cara a cara no se muestran consecuentes con lo que han redactado porque
muchos no tiene habilidades sociales para afrontar la vida real”, El medio digital
nos aleja del otro. Toda una paradoja. La tecnología nos ofrece la posibilidad
de estar muy cerca comunicativamente del otro a pesar de que se encuentre
muy distante, pero nos aleja emotivamente.
En el medio digital la transparencia es la esencia de la información. Todo tiene
que estar abierto y accesible a todo el mundo. La información se caracteriza
por su positividad y es aditiva y acumulativa, mientras que la verdad es
exclusiva y selectiva. En contraposición, a la información, no se amontona. En
efecto no la encontraremos con frecuencia. No hay ninguna masa de verdad.
En cambio hay masa de información. Sin negatividad se llega a una
masificación de lo positivo. La información en virtud de su positividad, se
distingue también del saber. El saber no es patente ante nosotros sin más. . No
lo hallamos de antemano, a diferencia de la información. Al saber lo precede
con frecuencia una larga experiencia. Su temporalidad es completamente
distinta a la que corresponde a la información que es breve y tiene muy corta
duración. La información es explicita, mientras que el saber adopta a menudo
una forma implícita.
.
Nos hemos convertido en cazadores de información que van a la búsqueda de
presa, pasean la mirada por la red como si se tratara de un campo de caza
digital. Los cazadores de la información son impacientes y ajenos a la timidez
62
Están al acecho en lugar de esperar. Echan la zarpa en lugar de que las cosas
maduren. Se trata de apresar con cada clic. El presente total es su
temporalidad. Todo lo que les impide la mirada ha de ser apartado con rapidez.
Esta visión total en el campo digital se llama transparencia. Ningún suelo los
obliga a establecerse. No habitan. Pero no está liberado del todo. El cazador
está ligado a la máquina que se convierte en su nuevo señor. El hombre se ha
convertido de nuevo en un cazador-recolector en la sociedad de la información
donde se hace coincidir completamente ser con información. Es la nueva
sociedad de la transparencia.
En contraposición existe todavía el que se dedica la recolección, es el labrador.
A diferencia del cazador digital, el labrador digital está más arraigado a la tierra,
está ligado a la tierra que cuida y le da sustento. Es más a lo explícito y real
que a lo virtual. Su actividad es más lenta, más íntima, más inescrutable. En
cada una de sus obras se conduce a sí mismo a través del elemento de
pensar, que prima sobre el actuar. Sus actos lentos piden más tiempo para
intentar hallar entre tanta información algunas briznas de sabiduría. Es el
filósofo digital que busca lo escondido en la sociedad transparente.
El usuario y su aparato digital constituyen una unidad. Los nuevos cazadores
no funcionan pasivamente como parte de una máquina, sino que ellos operan
de modo activo con sus móviles aparatos digitales, que en los cazadores
paleolíticos se llamaban lanza, arco y flecha. Los cazadores digitales no se
entregan a ningún peligro, pues se limitan a cazar informaciones con el ratón.
En eso se distinguen de los cazadores paleolíticos.
El poder y la información no se llevan bien. Al poder le gusta envolverse en
secreto. Encuentra la verdad para entronizarse y para inaugurar. Poder y
misterio están caracterizados por la interioridad. En cambio, el medio digital es
desinteriorizante. A los cazadores de información las instancias de poder se les
presentan como barreras para las informaciones. Su estrategia es la exigencia
de transparencia. En los medios digitales hay una genuina relación
comunicativa que es totalmente asimétrica a diferencia de los medios
convencionales. El receptor de la información es a la ves el emisor El poder
tiende a forzar la comunicación asimétrica. Cuanto más alto es el grado de
63
asimetría mayor es el poder. En el mundo digital donde prevalece la simetría es
más difícil instalar relaciones de poder.
b) La Sociedad de La Ignorancia
Estos hechos más los que ahora describiremos nos hacen pensar que esta
revolución digital, más que llevarnos hacia la sociedad del conocimiento nos
están llevando a la Sociedad de la Ignorancia. En este mundo de internet que
tan solo hace 20 años que acaba de empezar se produce adicionalmente otro
factor simultáneo al ya explicado que afectan directamente al aspecto que
estamos tratando de esta Revolución: la forma de conocer y transmitir la
información.
Actualmente, la generación, acumulación y propagación de información en
todos los formatos crece de una forma exponencial. La información a la que
tenía acceso un hombre en toda su vida en el siglo XVIII es equivalente a la
que encontramos en un suplemento dominical de la prensa escrita del siglo
XXI. El hecho de que en internet seamos al mismo tiempo todos generadores y
consumidores de información provoca un crecimiento vertiginoso de la misma
llegando a la infoxicación, que es el estado de contar con demasiada
información para tomar una decisión o permanecer informado sobre un
determinado tema. La conjunción simultánea de estos dos hechos: el
incremento exponencial de la información disponible en internet y el hecho de
cómo esta transforma nuestras capacidades cognitivas nos llevan a una serie
de conclusiones.
El primer aspecto de estos dos puntos de partida nos obliga a aceptar, de
entrada, la imposibilidad de que existan, si es que alguna vez han existido,
sabios. Es decir, personas con conocimiento extenso y profundo de la realidad
que les permita entenderla e interpretarla como un sistema integrado y
completo. Una manifestación de este hecho es la ausencia actual de filósofos
que pretendan acometer la tarea de proponer sistemas completos de
interpretación de la realidad. Pero si no existen sabios, ni pueden existir, si que
existen expertos. Sigue estando a nuestro alcance adquirir conocimientos
64
profundos en algún campo específico e incluso acceder temporalmente a la
frontera que el saber humano establece. La suma del conocimiento de los
expertos forma el extenso saber de nuestro tiempo, unos expertos, eso si, cada
vez más especializados. Hiperespecializados. La condición de experto lleva
indiscutiblemente asociada la profesionalización, una situación que en nuestros
días está teñida de proletarización. Son los trabajos cualificados que consiguen
ser altamente productivos gracias a su continua capacidad de innovar y con la
consiguiente angustia de siempre estar a la última para no quedar rezagados.
En definitiva, pues, el experto, gran especialista en una franja cada vez más
estrecha del saber, es lógicamente, cada vez más ignorante en el saber de
otros campos. Además, sus conocimientos únicamente tienen sentido en el
entramado económico que los ha motivado. Son productivos y funcionales,
saberes instrumentales que tanto en su forma como en su fondo encajan mejor
en la techne griega, el saber de los esclavos productivos, que en el logos que
nos muestra el saber de las cosas. En la naturaleza del experto no existe
necesariamente una tendencia a convertirse en sabio, y de hecho, todos los
mecanismos que operan a su alrededor le empujan en la dirección contraria.
Fuera del ámbito de su especialidad, pasa a formar parte de la siguiente
categoría: la masa. Es necesario aclarar aquí que tanto el sabio como el
experto y la masa son arquetipos ideales que no se dan de forma pura en el
mundo real, donde lo que encontramos son individuos que combinan aspectos
de los tres. Todos somos una mezcla dinámica y cambiante del sabio, experto
y masa.
Por definición, uno de los rasgos esenciales de la masa es la ignorancia, pues
masa es de lo que se resulta extraer el componente sabio y el del experto.
Indiscutiblemente, dicha ignorancia consustancial no es hoy tan absoluta como
lo era en el pasado. Se ha incrementado el nivel cultural de la población gracias
al enorme esfuerzo que ha supuesto la educación generalizada; el
analfabetismo es residual y la inmensa mayoría de la gente dispone de las
habilidades básicas e imprescindibles para desenvolverse en nuestras
sociedades alfabetizadas. Ahora bien, una vez alcanzado cierto nivel de
funcionalidad, todo indica que en los últimos años no se han producido grandes
65
cambios en el nivel cultural de la masa a pesar de la acumulación exponencial
de la información y de las potencialidades de las nuevas herramientas
tecnológicas que nos tenían que situar en la Sociedad del Conocimiento. Dada
la esperanza de vida más larga y manteniéndose una etapa de formación hasta
los dieciséis años el peso de la formación relativo de la formación inicial ha
disminuido. Pero el gran cambio que consolida definitivamente la Sociedad de
la Ignorancia no es que ésta se vea favorecida por las nuevas formas de
comunicación y en la práctica campe a sus anchas, sino que ha sido aceptada,
asumida y finalmente aupada a la categoría de normalidad. De forma
progresiva la ignorancia ha ido perdiendo sus connotaciones negativas hasta el
punto de llegar a prestigiarse. Se ha disipado el pudor de mostrar en público la
propia ignorancia, e incluso con frecuencia se exhibe con orgullo, como un
aditivo más de una personalidad apta para gozar al máximo del hedonismo y la
inmediatez que proporciona un consumismo desenfrenado. Ante este escenario
de la Sociedad de la Ignorancia en la que nos vemos sumergidos podemos
destacar tres riesgos potenciales:
El primero es el riesgo social. Sobre el conocimiento y el talento se sustentará
una nueva diferencia social más insalvable que los antiguos contrastes de
naturaleza económica que fomentará el surgimiento de nuevos sentimientos de
injusticia social. Existe, pues, el riesgo de acabar irremediablemente divididos
en dos castas: una masa acomodada en su ignorancia, fascinada por la
tecnología y cada vez más alienada, y otra conformada por los expertos en los
saberes productivos los resortes de un modelo económico insostenible.
El segundo riesgo deriva de la peligrosidad de ser ignorantes cuando deben
afrontarse retos cruciales cuyo desenlace depende de nuestras acciones. Y
esa es justamente la situación en la que nos encontramos. La Sociedad de la
Ignorancia se caracteriza por la proliferación de riesgos cataclismos (energía
atómica, biotecnología, cambio climático, etc.) que únicamente podemos
sortear a través de una situación conscientemente sensata. Finalmente, el
tercer riesgo implícito en la Sociedad de la Ignorancia surge de los
interrogantes que plantea acerca del lugar que en ella va ocupar el individuo, e
incluso, acerca de la concepción misma de él. La afirmación de su autonomía y
66
su centralidad frente a lo colectivo es parte indisociable de aquella carga
simbólica que en nuestro bagaje cultural posee la palabra conocimiento.
Nuestra sociedad es un largo proceso de individualización que nos ha
desplazado gradualmente el ámbito de decisión sobre lo que es bueno o es
malo, adecuado o inoportuno, deseable o despreciable, desde el grupo a la
persona: muchos aspectos de nuestra vida han pasado de estar guiados por
valores compartidos e incuestionables en asuntos de cada conciencia
individual.
En esta Sociedad de la Ignorancia el individuo se enfrenta a su pequeñez ante
un mundo cada vez más abierto y cada vez más complejo que no alcanza a
comprender. En este mundo que no se detiene, el centro de gravedad se
desplaza gradualmente del individuo a las estructuras colectivas. El saber
productivo ha dejado de pertenecer a la masa o al experto aislado y se
encuentra distribuido en grandes sistemas en los cuales el individuo es sólo
una pieza prescindible. Cada vez hay más saber en las organizaciones pero
menos conocimiento en los individuos. El individuo se aleja progresivamente de
su posición central, se diluye, y desde la periferia se muestra más débil y
prescindible que nunca. La Sociedad de la Ignorancia a la que nos estamos
encaminando plantea, en última instancia, una disolución del individuo y el fin
de la parte más singular del sueño occidental.
5. RAÍCES ESPIRITUALES1. Persona
Europa es un ente vivo formado por multitud de seres humanos. Algunos
hombres, algunos personas. Para conocerla pues hay que conocer bien las dos
entidades por separado y saber qué tipo de estructura vital particular son
capaces de conformar en sus relaciones. En filosofía el concepto de persona
ha sido motivo de extensos debates Entre las teorías que se han elaborado hay
tres que son las que han adquirido más aceptación.
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Persona es un término latino que tiene su equivalente en griego y es
prósopon, que hace referencia a las máscaras que utilizaban los actores en el
teatro clásico. De este modo, de acuerdo a la etimología podríamos decir que
persona prósopon significa personaje. Otra explicación etimológica afirma que
persona viene de persono que viene del infinitivo personare, que significa
hace sonar la voz, puede tener conexión con la explicación anterior en tanto y
en cuanto los actores realizan esa acción para hacerse oír en el teatro. La
tercera teoría se inclina a encontrar el significado del término en una raíz
jurídica, considerando que hace referencia a un sujeto legal, con deberes y
obligaciones. Es la teoría en la que se ha influido más más firmemente en los
usos filosóficos y teológicos.
San Agustín afirmaba que un individuo podía ser considerado persona por su
capacidad de autorreflexión, es decir que a que siendo consciente de sus
limitaciones y responsabilidades frente a Dios, debe analizar cada uno de sus
actos para que ellos no lo delaten y lo alejen del camino de la verdad y la
felicidad (en esta teoría se basan la mayoría de los teólogos de la Iglesia
Católica). Uno de los autores fundamentales a la hora de definir el concepto de
persona es Boecio. Su teoría del concepto es la más aceptada hoy en día. Dice
que una persona es naturae rationalis individua substantia. Es decir, es la
naturaleza racional y es la razón la que se sirve para demostrar su esencia
individual, esto daba entender que antes de ser un ser sociable el individuo e
persona, libre con capacidad de razonar y decidir sobre sus actos. Por su parte
la antropología contemporánea afirma que la persona es un todo estructural
que se abre al mundo y a los otros seres vivos. Un sujeto independiente y libre
frente a otros objetos.
En la era de revolución digital en la que nos encontramos ahora una sociedad
que se compone de individuos aislados que son incapaces de relacionarse
entre sí de forma auténtica. El mundo se ha convertido en una gran colmena
digital donde el individuo, ya no persona, teclea a la caza de información en
lugar de actuar, y donde el exceso de narcisismo ha erosionado la alteridad y
de ahí la crisis del amor, el gran cansancio y la depresión que nos incapacita
para reaccionar. Nos ha conducido hasta aquí la mercantilización de la vida
68
social eliminando la alteridad para someterlo todo a la exposición y al consumo.
Todo se expone, es transparente, para ser devorado y consumido.
Las pantallas donde llega la información son pulidas. La información se
presenta diáfana en ellas. Llega sin ofrecernos resistencia. Se ofrece solo a mí.
A pesar de estar conectado con todo el mundo, el otro no existe. No se produce
nada negativo solo hay Me Gustas de Facebook, pero no el No me gustas. La
persona crea su propio yo artificial creando una personalidad para que sea
aceptado y valorado por los demás en la red. Todo se convierte en positivo,
impersonal, aparente y mentiroso. Todo se mide por inmediatez y valor de uso
y consumo. Sólo sirve la visión que tienen de mí los demás. El yo se expone
como información llegando a su mayor grado de narcicismo.
Lo pulido hace que la distancia contemplativa sea más cercana No
contemplamos, no hay silencio, no hay reflexión, no hay distancia. En un
entorno digital pulido, liso, no hay fricción: Los dedos en la pantalla, la
información en el ordenador se presenta deslizándose sin ningún tipo de
resistencia. Todo es movimiento, aceleración, actividad. Nuestra percepción
está alborotada de ruido que no queremos pero necesitamos para poder
soportar nuestro yo. La información fluye como un carrusel sin parar intentando
devorar los mínimos espacios que le quedan a nuestra atención,
Al ser la pantalla lisa y pulida enseguida se ve todo pero no se contempla nada.
Todo se convierte en algo arbitrario y placentero, que se mide por su
inmediatez y su valor de uso y de consumo. En esta cultura de la accesibilidad
constante lo importante es que nuestro yo reciba información cuando la
requiere del otro. La alteridad se convierte en una fuente de información para
alimentar nuestro ego. Solo existe la velocidad de acceder al tweet, el
WhatsApp, la foto de la forma más rápida. Reina la actividad de mostrar al
mundo una realidad que quizás no siendo la nuestra nos hace válidos y
aceptados en el mundo virtual. Nos hemos vuelto cazadores y recolectores de
información ávidos de enseñar nuestras presas a la comunidad digital.
Todo ello lleva al brillo, lo momentáneo, a lo superfluo a lo que no desgasta, en
definitiva, nos acerca al absurdo. De esta forma, dilapidamos tiempo y energía
69
consumiendo y compartiendo información que no aporta ningún tipo de
conocimiento. Tenemos una percepción estética de estar a la última, somos
más refinados y educados, pero es solo una postura artificial hacia el mundo
digital. Queremos ser aceptados y por esa razón pulimos nuestra persona
digital, la dejamos impecable con lo que tenemos un exceso de positividad con
el que poder mostrar abiertamente, con total trasparencia a todo el mundo la
versión de mi yo más pulcro, más limpio, más educado más cortés. En
definitiva, expongo mi realidad, pierdo mi privacidad, pero no la que realmente
tengo o creo que tener sino la que maquillo y preparo en una sesión de estética
digital. Esta privacidad tan importante en la esencia de las personas queda
deteriorada y alterada. Por eso intentamos corregir, pulir, revisar y perfeccionar
nuestra identidad digital para que luzca como nosotros creemos que se merece
No importa dilapidar tiempo y esfuerzo e incluso dinero para hacernos más
refinados o educados de cara a los demás. Eres lo que aparece de ti en la red,
tu perfil digital.
Construimos nuestra identidad, un yo, a partir de muchos yo, de otras
identidades. De esta forma configuramos una persona digital que puede tener
diversas identidades. A través del anonimato los individuos explotan partes
inexorables de sí mismos. Los juegos son laboratorios que permiten la
construcción de identidades y existen comunidades virtuales que actúan como
contexto para descubrir quiénes somos y que deseamos ser. Con los juegos de
rol se desvanecen las fronteras entere el yo, el juego, el rol y la simulación. En
los espacios virtuales se ofrecen experiencias que difícilmente se pueden
alcanzar el vida real. Las diferentes facetas que crean un usuario puede
generar problemas psicológicos y los conflictos se trasladan a la vida real. En
definitiva, se crea una crisis de identidades. Se interpretan roles explícitamente
o simultáneamente. Se conforman sus YO en conexión. Los adultos aprenden
a ser múltiples y fluidos, pero los niños también.
Las nuevas prácticas hacen escala en los problemas sociales de la comunidad:
identidad, igualdad, valores. Tenemos ahora una nueva óptica a través de la
cual podemos examinar las complejidades actuales. La simulación no está tan
mal, pero conlleva riesgos. Cuando se adopta un personaje se cruza una
70
frontera hacia un territorio minado. Algunos experimentan sensación de
fragmentación, o de alivio, sienten la posibilidad de autodescubrimiento, incluso
de auto transformación. Las manifestaciones de multiplicidad, incluyendo la
adopción de personajes, contribuyen a reconsiderar las nociones tradicionales
de identidad.
La persona es un ente que queda en segundo plano. No es algo liso, pulido,
impecable que gusta tanto en esta era de exceso de positividad. Nuestro
verdadero yo es más primitivo, rudimentario, elemental, tosco, No es un nativo
digital. A lo sumo es un inmigrante digital que se está intentando adaptar a la
vorágine de esta era donde todos es actividad y viaja a la velocidad de la luz.
Pero no a la luz del conocimiento de épocas anteriores, sino a luz que viaja por
las fibras ópticas y los ordenadores y que es a la vez una onda y un
corpúsculo. Una dualidad en su mundo. Este yo es fruto de la rugosidad, de la
fricción, del desgaste, de lo oxidado, Nuestra vida real llena de acciones y
actividades es a menudo un sinsentido. Somos seres en la era digital que en el
mundo real partimos de una pasividad tosca que nos lleva a una actividad
primitiva propia de de los orígenes o primeros tiempos de la humanidad para
recuperar nuestra esencia perdida.
Este tipo de vida se podría llamar vida asquerosamente perfecta, que
consistiría en tener una vida pulida y lisa en todos los conceptos. Es decir, con
todos los bienes materiales que una sociedad como la europea puede
proporcionar, pero con el gran inconveniente de que no se sabe disfrutar
porque la persona se encuentra hueca por dentro. Tienes muchas cosas, pero
en contraposición, su persona carece de muchas. Tiene un hondo vacío
existencial y está llena de miedos que le inculca la sociedad. Su vida es
perfecta porque tiene todo y más de lo que se puede conseguir a nivel material,
pero es asquerosa porque cuando se ve reflejado en el liso espejo de su alma
lo que ve no le gusta. Ve un espacio sin contenido. Su vida tan pulida se ha
convertido en insustancial. Pierde su categoría de persona libre y se convierte
en un esclavo de nuestra era donde se produce la gran paradoja de que el amo
y el esclavo es él mismo.
71
En contraposición a esta vida podríamos encontrar la que denominamos vida deliciosamente imperfecta, que a diferencia de la anterior se caracterizaría
por ser una vida más primitiva y tosca en todos los sentidos. Es decir, en lo que
se refiere la vertiente primitiva consistiría, desde el punto de vista europeo, en
retomar épocas anteriores quizás sería una mezcla de Edad Media y
Renacimiento. Por otro lado, en la vertiente tosca se referiría a dos aspectos
importantes. El primero consistiría en ser inculto en el sentido de no valorar el
conjunto de modos de vida y costumbres de una época actual al tratarse de
una sociedad decadente y en segundo lugar solo cultivar aquellos
conocimientos humanos que realmente nos hacen mejores personas. Por
tanto, consistiría en una vida en la que prevalecería la pasividad entendida
como escucha, empatía, aprendizaje, etc. y que se vería complementada por
unos pocos espacios de activada fundadas en esa pasividad que comportarían
acciones pocas, concretas y relevantes para la vida. En definitiva, hacer menos
cosas, tener menos cosas para ser más humano, más persona. Es una vida
imperfecta ya que es de este mundo tan material y no se puede tener todo a la
vez, pero es deliciosa porque es capaz de sacarle el jugo a la vida en cada
momento y no vivir obsesionada por los miedos artificiales que nos inculcan. Es
una persona libre ya que su único dueño es el mismo y sus posibles
esclavitudes nacen de la voluntad de ayudar a liberar a los seres que viven
juntos a él y que ama profundamente.
No tenemos que rechazar la vida en la pantalla, pero tampoco tenemos que
considerarla como una vida alternativa. Deberíamos pensarla como un espacio
a utilizar para el crecimiento. Hoy en día no enseñamos a las nuevas
generaciones a ser personas. Les damos demasiadas cosas y demasiado
pronto. No se enseña el oficio de ser persona, que es alguien hecho a imagen
semejanza de Dios, pero solo será un hombre verdadero, si es capaz de
establecer relaciones verdaderas con los demás. El yo ha de tener traza del tú,
el otro. Hemos perdido una relación que tenga su sentido con el otro, pero no
para recibir, sino para dar. El sufrimiento es una gran fuente de aprendizaje que
los jóvenes actuales han dejado de experimentar y no olvidemos que con el
sufrimiento se crece y se hace persona. En nuestra cultura hemos sido
72
entrenados para resaltar las diferencias individuales, así que miras a cada
persona y lo que nos impacta inmediatamente es: más inteligente, más tonto,
más viejo, más joven, más rico, más pobre… y hacemos estas distinciones
dimensionales y las ponemos en categorías y las tratamos de esa manera. Y
así vemos a los demás como separados de mostros mismos, los vemos cómo
diferentes. Y una de las mejores características de la experiencia vital es estar
con otra persona y, de repente, ver cómo se parece a ti, no cómo es de
diferente. Y experimentar que lo que es esencia en ti, que es esencia en mí, es
de hecho lo mismo. Entendiendo que no hay otro… es todo uno.
Dar y después recibir, este debe ser nuestro punto de partida en este camino
que debe recorrer la persona europea. Durante mucho tiempo se ha dedicado a
buscar su propio yo a expensas del dolor, del sufrimiento y de la muertes del
otro. Ha esclavizado el mundo y se ha creído el amo de él. Ahora le toca
recorrer el camino inverso. Ser lo que necesita el otro y darle lo que tiene. Solo
así recibirá en don ser persona auténtica y patrimonio de la civilización
humana.
2. Comunidad
El vocablo <comunidad> tiene su origen en el término latino communitas y es
uno de los conceptos en los que radica la esencia de Europa. Puede decirse
que una comunidad es un grupo de seres humanos que comparten elementos
en común, como idioma, costumbres, ubicación geográfica, visión del mundo o
valores, por ejemplo. Dentro de una comunidad se suele crear una identidad
común mediante la diferenciación de otros grupos o comunidades. Esta es
claramente la posición donde se ubicarían las comunidades relacionadas con
los distintos Estados-nación surgidas en Europa.
Según Maritza Montero una comunidad es un conjunto de individuos que se
encuentran constantemente en transformación y desarrollo y que tienen una
relación de pertenencia entre sí, con una identidad social y una consciencia de
comunidad que lo llevan a preocuparse por el resto de los que forman parte de
73
aquel grupo. Estas relaciones fortalecen la unidad y la interacción social.
Dentro del grupo los problemas y los intereses se comparten y el espíritu de
cohesión y solidaridad es el que permitirá afrontarlos y mejorar como grupo.
Otros especialistas dentro de esta área que han definido el término son
Sarason y McMillan y Chavis. Sarasson opina que el sentido de comunidad
implica una cercanía y una empatía con el otro, la sensación de formar parte de
un todo; mientras que McMillan y Chavis afirman esto pero agregan que este
sentimiento de pertenencia puede desarrollarse sólo si existe una necesidad o
una fe compartida y que se ve reflejado en el empeño que todos los integrantes
presenten para continuar unidos al grupo. Este es claramente la sensación de
comunidad que tan fuertemente promueve la religión cristiana.
Ahora pasemos a los cuatro elementos necesarios para que exista una
comunidad: membresía (hace referencia a la historia, los símbolos y la
identidad de la comunidad y los derechos y deberes, entre otros elementos),
influencia (tiene que ver con la capacidad para la inducción a realizar una
determinada acción conjunta), integración (tiene que ver con la satisfacción de
todas las necesidades del grupo, incluye popularidad, respeto y estatus, entre
otros) y compromiso (donde el conocimiento de los miembros del grupo y de
las metas de todos unidos, permite crear lazos emocionales firmes y brindarse
contención, afecto y seguridad entre todos). La comunidad que se debería dar
entre todos los pueblos de Europa debería conformarse además de las cuatro
características anteriores con tres adicionales más: unidad, confianza e
inteligencia colectiva.
La unidad se refiere a que el colectivo no se debe formar como la suma
agregada de distintos individuos que pueden compartir una serie de señales de
identidad como creencias, idioma, costumbres, historia, etc., pero que en el
fondo no son un conjunto único que piensa, siente y vive de una única manera
de forma unitaria como si todos ellos formaran una sola y única entidad, con
una sola alma. En este colectivo, el todo no sería igual a la suma de sus partes
distintas, particulares, intrínsecas a la persona sino que cada miembro único e
irrepetible formaría parte con sus cualidades y aportaciones para construir cada
74
una de los órganos y funciones que esta comunidad necesitaría tener para vivir
como un ser único y específico.
La confianza es quizás el concepto que da sentido a la maraña de términos que
a menudo utilizamos para tejer el sentido de nuestra vida. Desde un punto de
vista académico, se puede definir la confianza como la esperanza firme que se
tiene de alguien o algo. Es por esta razón que el ser humano precisa de ella en
múltiples situaciones para poder vivir. La confianza es una hipótesis sobre la
conducta futura del otro y se verá más o menos reforzada en función de las
acciones. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este
futuro depende de la acción de un otro. Es una especie de apuesta que
consiste en no inquietarse, del no-control del otro y del tiempo. Sin embargo,
esta apuesta que hacemos en el futuro se puede resquebrajar por distintos
motivos. La confianza es como una joya frágil. Cuesta largo tiempo y mucho
esmero conseguirla brillante y pulida, pero un simple traspiés la puede llegar a
romper en un instante.
Es cierto que la confianza es algo que cuesta enormemente de ganar, pero que
se puede perder en cuestión de un momento. La confianza es la base sobre la
cual se puede establecer y cimentar el resto de valores: amor, respeto,
tolerancia, etc. Constituye los cimientos de las relaciones interpersonales y es
por eso, que lleva su tiempo construirla cuando se trata de crear una relación
sólida y perdurable. Nos permite creer que una persona o un grupo serán
capaces y desearán actuar de manera adecuada en una determinada situación
y pensamientos. Y esta sensación resulta ser del todo reconfortante. La
confianza es un vínculo que, una vez establecido entre los individuos de una
comunidad, resulta enormemente poderoso. Necesitamos de él para poder
abordar el futuro con paso firme.
Inteligencia colectiva es un término que cuesta un poco de explicar. Lo seres
humanos hemos instaurado la inteligencia individual del hombre, la autonomía
personal, la realización del yo en lo más alto de nuestra escala de principios. El
individualismo ha constituido la esencia de nuestro sistema desde hace mucho
tiempo y, especialmente, en los últimos 200 años. Los resultados de este
enfoque han sido espectaculares tanto en lo bueno como en lo malo.
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La inteligencia individual no es de fiar. Puede justificar el egoísmo más
desmesurado y el egocentrismo más feroz. Si sólo procuramos por nosotros y
tan solo por nosotros mismos en el fondo nos hacemos más débiles y
manipulables ante los poderes que controlan el mundo. Divididos en islas
somos fácilmente controlables y no tenemos nada que hacer. Como individuos
somos ricos, pero colectivamente podemos hacer más cosas y mejores que si
nos las planteamos de forma aislada. La solución tampoco pasa por el
colectivismo que anula la iniciativa y la libertad privada e individual de cada uno
en aras de un supuesto bien colectivo que la gran mayoría nunca llega a
percibir. Todos los seres humanos necesitamos alicientes e incentivos para
sentirnos realizados como personas que somos. Si limitamos las capacidades
innatas del individuo corremos el peligro de sucumbir a una mediocridad
generalizada donde cualquier estímulo, por muy bueno que aparentemente sea
y cuyos potenciales resultados se prevean de gran valor, sucumbirá a la
dejadez y la desidia colectiva.
El modelo futuro quizás debe estar en un modo de relacionarse que aumente
las posibilidades de los participantes, sin mermar las capacidades del conjunto.
La idea básica consistiría en conseguir que la interacción de los individuos, en
este caso seres los humanos, de nuestra comunidad, llamada humanidad, sea
de tal forma que consiga producir un aumento de la capacidad del conjunto,
entendiéndose por conjunto todos los seres humanos que conforman la
humanidad. De esta manera, el talento individual de cada ser humano ha de
contribuir a la construcción de la inteligencia compartida por el colectivo de la
humanidad. Y ésta, a su vez, ha de aumentar y enriquecer las posibilidades y
potencialidades de sus miembros. El objetivo final debería ser obtener un
círculo virtuoso entre el ser humano (el individuo) y la humanidad (el colectivo).
De manera que una o varias acciones de unos individuos afectaran de forma
positiva al conjunto, y este conjunto mejorado llamado humanidad revertiera
esos beneficios en el resto de los individuos.
Una comunidad europea construida bajo estos principios: unidad, confianza,
inteligencia social, membresía, influencia, integración y compromiso sería una
sociedad sobre la cual se podría cimentar una gran familia donde una gran
76
construcción humana formada por personas distintas y únicas formarían una
gran obra que podría llegar a dar testimonio de sabiduría y amor a Dios.
3. Escatologia
El pensamiento y la mentalidad europea han concebido un final trágico. La
cristiandad nunca ha abandonado del todo sus expectativas de un final de
nuestro mundo, unas expectativas que tan profundamente habían marcado sus
tempranos día sinópticos. Mucho después de que los historiadores han llamado
<el pánico del año mil>, la imaginación popular europea está llena a rebosar de
profecías de un juicio escatológico, de numerologías que pretenden fijar su
fecha. Pero tales expectativas no sólo se divulgaban entre los menos
educados. Dieron que hacer nada menos que a una mente como la de
Newton.
En un formato secular, intelectualizado, hay una explícita <sensación de final>
en la teoría de la historia de Hegel, como la hubo en la trascendente formación
de Carnot de la entropía, de la inevitable extinción de toda energía. O
pensemos en los cuadros panorámicos de ciudades europeas en llamas o bajo
virulentas inundaciones, pinturas que constituyen un aspecto tan curioso del
arte romántico. Es como si Europa, a diferencia de otras civilizaciones, hubiera
intuido que un día se hundiría bajo el paradójico peso de sus conquistas y de
las riquezas y complejidad sin parangón de su historia.
Dos guerras mundiales, que en realidad fueron más dos guerras civiles
europeas, llevaron este pensamiento al paroxismo. Entre agosto de 1914 y
mayo de 1945, desde Madrid hasta el Volga, desde el Ártico hasta Sicilia, se
calcula que un centenar de millones de hombres y mujeres perecieron a causa
de la guerra, la hambruna, la deportación y la limpieza étnica. Europa
Occidental y el occidente de Rusa se convirtieron en la casa de la muerte, en el
escenario de una brutalidad sin precedentes, ya sea la de Auschwitz, ya la del
Gulag. Más recientemente el genocidio y la tortura han vuelto a los Balcanes. A
la luz, por no decir la oscuridad de estos hechos, la creencia en la idea final
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europea y sus moradas es casi una obligación moral. ¿Con qué derecho
habríamos de sobrevivir a nuestra inhumanidad suicida?
78
6. CONCLUSIONES
Europa es un calidoscopio de razas, culturas y religiones. Un mosaico cuyas
piezas están por recomponer y ahora está en plena crisis, Albert Einstein dijo:
<No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La
crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque
la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de
la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las
grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar
'superado'. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio
talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera
crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los
países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay
desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay
méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis
todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es
exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una
vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por
superarla>.
Europa, tal como hemos visto, tiene raíces fuertes y profundas, pero no
siempre las ha utilizado como fundamento para crear un ser vivo vigoroso y
respetuoso con su entorno. Al contrario, ha luchado mucho tiempo en guerras
internas intestinas para que desde un único pueblo se gobierne toda la unión y
también se ha comportado como una verdadera planta depredadora al intentar
conquistar el mundo para sacer todos los recursos para crecer al máximo y
dejar al resto del ecosistema con las migajas. Sus ciudadanos no son una
comunidad humana unida. Al contrario, el individualismo impera y se ha diluido
en unas estructuras de poder que atesoran la información. El bien más
preciado de nuestra época. El individuo se ha convertido al mismo tiempo en
amo y esclavo de sí mismo gracias al capitalismo y a la revolución industrial.
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Las raíces de Europa se han debilitado e incluso podrido menormente porque
se ha olvidado de regar o porque se han regado con demasiada insistencia. El
cristianismo pasa por horas muy bajas.
La filosofía, su otra raíz, pero en este caso área ha crecido por encima del nivel
del suelo, no encontrándose, por lo tanto, enterrada en el sustrato y ha crecido
de abajo hacia arriba, de las raíces de la planta hacia su parte superior fuera
del suelo luchando contra la fuerza de la gravedad. En el caso de Europa, se
parecería a las hiedras no parasitarias, que son enredaderas que utilizan sus
raíces aéreas para aferrarse a las plantas huésped, las rocas, o las
construcciones sobre las que se desarrollan. Las raíces de soporte, en forma
de tallos aéreos, crecen hacia abajo en dirección al suelo para sujetar la planta.
Se trata de un ornamento muy bonito apreciado en jardinería ya que da
vistosidad y color a la piedra, pero que por sus características es capaz de
llegar a destruir los muros que la soportan y a consumir los recursos acuíferos
del entorno perjudicando al resto del ecosistema. Esa es la razón. Bella y
elegante por sus resultados, pero puede llegar a ser perversa si no la restringes
correctamente. Incluso puede acabar con todo lo que tienes como le sucedió a
Europa en el siglo pasado.
Europa ha vivido muchos siglos potenciando su actividad. Los resultados han
sido de todo tipo: buenos, malos, extraordinarios y funestos. Ahora le toca
pasar a desarrollar su otra potencialidad: la pasividad. Ha de recoger los frutos,
tanto positivos como negativos de su pasado, enseñando al resto del mundo lo
que deviene de actitudes demasiado activas o bien de las demasiado pasivas.
No tiene que convertirse en una sociedad decadente, sino más bien debe
aprovechar la sabiduría milenaria que ha adquirido y entregarla al ecosistema
mundial. Su función no consistiría en liderar el mundo, más bien se trataría de
aconsejarlo, ayudarlo, guiarlo. Sería como el abuelo del mundo que asesora a
la familia en los casos complicados para que ésta viva mejor. Esto lo podría
hacer porque, además de atesorar gran información, que es acumulativa y que
es el recurso más importante de nuestro tiempo, es capaz de transformarlo en
conocimiento y verdad.
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Europa, a pesar de que puede enseñar muchas cosas, también puede y debe
aprender de los pueblos en los que llegó, vió, venció. Para colonizarlos y
expoliarlos y luego vivir felizmente a costa de ellos. Eso sí, manteniendo un
mínimo de solidaridad para tranquilizar sus conciencias o, en el peor de los
casos, fomentando y ayudando a la creación y la existencia de gobiernos
corruptos que maltrataron a la población local y que le rendían pleitesía. En
otros casos. Europa debe reflexionar profundamente sobre lo que permitió y
fomentó que ocurriera en su interior y aprender que tanto fe como a la razón
hay que ponerle también sus límites. Ambas, a pesar de crear grandes cosas,
fueron capaces de generar las más terribles barbaries.
Europa necesita confesar sus pecados. Primero debe de realizar un examen de conciencia, donde recuerde con esfuerzo sincero todos y cada uno de
ellos. Luego, tiene que haber un dolor de los pecados, donde se reconozca
que se ha ofendido a Dios que tanto nos ama. A continuación ha de haber el
propósito de no volver a pecar, que es una simple y sincera determinación
de no volver a pecar por amor a Dios. Luego, decir los pecados de una
manera concisa, concreta, clara, completa y número de veces. Finalmente,
cumplir la penitencia, cuanto antes con humildad y dolor en desagravio,
reparación y satisfacción de la culpa contraída al ofender a Dios. Ya se sabe
que cuanto más grande se es, y Europa lo es, más grande son sus logros y sus
pecados. Ha llegado el momento de expiarlos.
En el año 1960 había 3.000 millones de personas en el mundo. Unos 1.000
millones pertenecían al mundo occidental y tenían una vida opulenta mientras
que el resto de los 2.000 millones, que vivían en la miseria más absoluta. Fue
entonces cuando se acuño el término: Tercer Mundo. Se prevé que el año 2050
la población mundial alcance los 9.000 millones de personas, es decir, que se
hayan triplicado en menos de cien años, Mientras tanto los recursos del planeta
se irán lógicamente menguando. Un mundo de recursos finitos no puede crecer
de manera infinita utilizando sistemas de producción lineales. Es decir, que
esté basado la obsolescencia planificada y la obsolescencia percibida. La
primera consiste en diseñar las cosas para que sean inútiles tan pronto como
sea posible con el objetivo de lanzarnos al consumo de otras nuevas con el
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consiguiente malgasto de materia primas y generación de residuos. La
segunda se basa en convencernos de que tiremos aquellas cosas que todavía
son útiles gracias al influjo de la publicidad y las modas.
En este escenario que se abre en los próximos 35 años, Europa debe jugar un
papel decisivo aunque no protagonista. Las grandes potencias como Estados
Unidos con el apoyo del poderoso lobby judío y la República Popular de la
China al frente con el apoyo de los países emergentes, los llamados B.R.I.C.S
(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) ya se están disputando el terreno
global en el siglo XXI. Europa, de ahora al 2050, debe acompañar la evolución
del mundo con el objetivo de conseguir que las desigualdades entre los países
sean menores y garantizar el porvenir del ciudadano mundial gracias al
esfuerzo y el conocimiento de su legado milenario. La tendencia actual es que
75 millones personas de los 7.500 millones que actualmente tiene la
humanidad, es decir, 1% controla más de la mitad de la riqueza mundial.
Europa no puede ser quien lidere este cambio, pero sí que arbitre los conflictos
entre los distintos participantes, tanto políticos como religiosos, dada su
experiencia secular y se convierta en la base en la que cimentar una nueva
realidad mundial más unida, sólida y cohesionada. Europa puede ser la caja
que tiene todas las herramientas para construir y arreglar las piezas del mundo,
siendo el hombre europeo el ingeniero que a través de su genio y su
experiencia podría solucionar los distintos problemas.
Para ello Europa primero tiene que acabar sus deberes internos: en qué
términos se construye el proyecto de Unión Europea. Ahora que estamos en
plena crisis existen varios escenarios, pero el que creo que va a triunfar, si
todos cumplen sus deberes, es el siguiente: Francia y Alemania, enemigos en
el pasado y aliados en la actualidad, liderarán un grupo de vanguardia hacia la
unión fiscal, monetaria y política. Esta locomotora francoalemana tirará del
resto. Aunque hay dos velocidades y algunos Estados se quedan fuera, se
pueden ir uniendo los países que sanean sus cuentas, a lo que ayuda la
emisión de deuda común europea si es necesario. Los expertos lo consideran
el escenario más difícil, pero el más deseable. Y estiman que sería muy
positivo que el bloque de 17 países de la UE que tienen el euro como moneda
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entre en ese grupo. El objetivo sería crear unos Estados Unidos de Europa. Es
una opción sólida, lenta, pero estable para el futuro. Es un proceso difícil, ya
que nuestra Europa como ser vivo que es , necesitará ser trasplantada. Ya no
puede seguir viviendo y evolucionando tal como está. Necesita salir del
marasmo donde se encuentra, cortar las raíces que no sirven o que están ya
podridas y transferirlas a un nuevo terreno donde la tierra sea nueva, bien
abonada y fértil. Sólo allí sus raíces de siempre, que estén sanas, podrán
volver a arraigarse .Entonces Europa podrá brotar con nuevo brío y carácter
dando lugar a la identidad que puede llegar a ser.
Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una
canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que
llegara primero ganaría todas las frutas. Cuando dio la señal para que
corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después
se sentaron juntos a disfrutar del premio. Una fruta para cada uno. Cuando él
les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las
frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si
todos los demás están tristes? Ubuntu es una actitud mental prevaleciente
entre los nativos del extremo sur de África, surge del dicho popular“umuntu,
nigumuntu, nagamuntu“, que en zulú significa “una persona es una persona a
causa de los demás.” Ubuntu es una regla ética sudafricana enfocada en la
lealtad de las personas y las relaciones entre éstas.
La palabra proviene de las lenguas zulú y xhosa. Ubuntu es visto como un
concepto africano tradicional. Una persona con ubuntu es abierta y está
disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazado
cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí
mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando
otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados
u oprimidos. UBUNTU: “Yo soy porque nosotros somos.” Ubuntu se puede
entender como una como una filosofía que apoya los cambios que son
necesarios realizar para crear un futuro que sea económico y ambientalmente
sostenible. Estamos en una época que necesitamos UBUNTU. Ahora más que
nunca es importante aprender de las buenas prácticas de otras culturas y
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civilizaciones. Tenemos el conocimiento y la sabiduría, sólo tenemos que
aplicarlo.
Andreas Kaplan describe a Europa como "una máxima diversidad cultural en
una superficie geográfica mínima". Europa tiene como lema: <In varietate
concordia> Unida en la diversidad. Europa es un calidoscopio de razas,
culturas y religiones. Un mosaico cuyas piezas se han compuesto y
descompuesto muchas veces. En un futuro creo que se va a recomponer en un
vitral de colores como el de las iglesias donde las distintas piezas de vidrio
encajaran dando lugar a una conjunto único capaz de lucir en una ventana.
Una ventana es un espacio vacío y es precisamente eso lo que la hace
especialmente útil. La utilidad viene de lo que no hay, es decir, del vacío.
En este vitral que representaría Europa sería lo que habría en la ventana, sería
la cosa que existiría y, por tanto, es la que le daría el beneficio. Tendría piezas
de vidrio de distintos colores y texturas por los que entraría la luz del sol, la del
conocimiento y la de la fe. Desde el interior de un castillo medieval o una
catedral o cualquier edificio construido en nuestra vieja Europa podríamos alzar
la vista hacia la ventana y contemplar el colorido y las formas del vitral. Los
colores y las formas de la figura serían diversos y variados como los
integrantes de nuestra Europa, pero formaría todo el conjunto una bella unidad
armónica. La luz que entraría en el recinto sería una mezcla de las tres luces
originarías: sol, saber y fe tamizada por el efecto del vitral. En caso de no tener
el vitral nada nos protegería del efecto cegador de contemplar todas las luces
de forma directa, lo cual nos cegaría haciendo que nosotros perdiéramos
nuestra individualidad, lo que lo hace humano. Sólo tendríamos arte dionisíaco.
En caso de no tener el vitral y estar la ventana tapada herméticamente con
piedra no dejaríamos entrar ningún rayo de luz con lo cual nos quedaríamos a
oscuras, creando nuestras propios escenarios interiores como si fuera una
pantalla de cine y nos perderíamos en un mundo de fantasía. Tendríamos sólo
arte apolíneo.
En el caso de tener el vitral el beneficio es doble. Las imágenes que
contemplamos desde el interior de la ventana son iluminadas por las luces que
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atraviesan que el vitral. La experiencia dionisiaca y apolínea se equilibraría la
una con la otra gracias al vitral. Para volver a resurgir, Europa debe salir de lo
puramente apolíneo, ha de volver a utilizar la fe y la razón pero sin pasarse,
sino lo suficiente para ser influido por lo dionisiaco. Esto implica arriesgarse,
salir de la zona de confort, vivir con incertidumbres, y soltar la necesidad de
siempre controlar todo. El resultado será una vida vital, creativa, y capaz de
generar nuevas dinámicas de relación y vivir una vida más humana.
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7. EPÍLOGO
Vivimos en tiempos exponenciales debido a la globalización y a la revolución
digital. Los cambios se suceden a una velocidad vertiginosa y procesos
sociológicos, políticos y económicos impulsados por el pensamiento filosófico
que anteriormente tardaban décadas o siglos en ocurrir ahora se suceden a
una velocidad impensable hace sólo unos pocos años.
Empecé este trabajo explicando cómo era mi cosmovisión hace 30 años y
como ha cambiado de forma radical en este periodo de tiempo. Es por esta
razón que en las conclusiones sobre mi visión de Europa también utilizo una
marco temporal parecido, 35 años, para apuntar por donde creo que debería ir
mi cosmovisión en el futuro. El año 2050 parece lejos, pero los tiempos en los
que vivimos parece que todo se acelera cada día más.
Ahora que estamos en 2015 llevamos ocho años de crisis. Los chinos tiene un
refrán, que más bien parece una maldición: <Procura vivir tiempos
interesantes>. En realidad, una crisis se trata de un periodo histórico muy
interesante y normalmente resulta una época contradictoria. Cuando uno está
en una crisis sólo tiene dos opciones. O bien supera las condiciones adversas y
continua adelante con renovadas energías o bien sucumbe a los efectos
negativos y cae derrotado. No hay otra opción posible. Además, es un periodo
contradictorio ya que conviven simultáneamente dos cosmovisiones a la vez.
La vieja que se resiste a desaparecer y morir con todas sus fuerzas y la nueva
que ha nacido pero que aún no es suficientemente madura para andar con
paso firme y seguro. Lo que antes era el fundamento activo esta en transición
de ser pasivo y lo que es un fundamento pasivo está en vías de ser el elemento
activo. En todo crisis siempre se produce un detonante que hace que la
situación se decante hacía un sentido o hacia otro. Desde mi punto de vista ese
aspecto debe residir en el hecho de que el diálogo interreligioso culmine en una
unión religiosa que fomente la construcción de una sagrada familia humana en
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la tierra donde la humanidad pueda vivir en armonía a pesar de ser únicos,
distintos y contrapuestos.