‘redes de apoyo social y ayuda económica en españa y
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‘Redes de apoyo social y ayuda económica en España y Noruega: principales
modelos de preferencia’
Abstract
El principal objetivo de este trabajo es conocer los modelos de apoyo social de
un individuo ante una situación de necesidad material en dos modelos de Estado de
bienestar diferentes: España y Noruega. Se trata también de ver los factores de los que
depende la decisión de elegir una determinada modalidad de soporte. Los datos
empleados provienen de la encuesta 2001 ‘Social Networks II’ del International Social
Survey Programme (ISSP). Como cabría esperar, el estudio en un principio refleja
modelos de preferencia familistas en España e individualistas en Noruega. Sin embargo,
vestigios del proceso más reciente de modernización y su influencia en las conductas se
avistan en España, mientras que en Noruega, en ocasiones, también destaca la
importancia de la red familiar. Concretamente, los ascendientes son especialmente
relevantes como proveedores de apoyo económico en España, cediendo el protagonismo
a la ayuda formal y a la pareja en Noruega. Asimismo, se aprecian diferenciaciones en
función de las variables estudiadas. Las variables explicativas por excelencia y que han
marcado mayor diferenciación de comportamientos entre ambas sociedades han sido el
sexo y la edad.
Palabras clave: apoyo social, ayuda económica, red familiar, España y Noruega.
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Introducción
El principal propósito de este trabajo es ilustrar los modelos de apoyo social
desde la perspectiva de una persona que necesita ayuda. Además, determinar cuáles son
los factores que ejercen mayor presión sobre un sujeto al acudir a una concreta fuente de
apoyo social.
Como señalan Freeman y Ruan (1997), con el proceso de industrialización y
urbanización sufrido por las western societies y el rápido desarrollo de las economías de
mercado en los últimos años, se produce un incremento de oportunidades y de recursos
para los individuos, además de la familia. Las sociedades cada vez están más preparadas
para ofrecer nuevas y mayores alternativas de apoyo (well-established institutions,
social servicies, etc.).
En este trabajo se trata de ver si esta situación se traslada a las expectativas de la
población y, en aras de interpretar diferentes comportamientos, se analizarán dos
modelos de Estados del bienestar ciertamente contrapuestos respecto a los niveles de
apoyo social que ofrecen. Esto es, examinaremos los extremos de la escala: modelo
mediterráneo (concretamente se verá el caso de España) versus modelo nórdico (en esta
ocasión, se estudiará la sociedad noruega).
Esta investigación utiliza como base de datos la International Social Survey
Program (ISSP). Concretamente, se analiza el módulo Social Relations and Support
Systems de 2001. En ella se obtiene información sobre las redes de apoyo social
(principal objeto de esta investigación) y está disponible para 29 países en cinco
continentes1. En la actualidad hay pocas publicaciones sobre apoyo social,
especialmente en España2. Esta encuesta aporta valiosa información sobre las redes
sociales de los encuestados (Meil, 2007), cubriendo prácticamente todas las necesidades
de datos individuales a nivel internacional.
1 Este artículo es parte de la investigación PSI2008-01937 financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación en España dentro del Plan Nacional de I+D+I 2008-2011. 2 Ver, por ejemplo, Meil, G. (2000) ‘Encuesta sobre relaciones familiares’, Universidad Autónoma de Madrid. O, más recientemente, el proyecto ‘Old Age and Autonomy: The Role of Service Systems and Intergenerational Solidarity’ (OASIS, 2000-03), basado en población mayor.
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Debido a la formulación de las variables en la base de datos, el apoyo va a ser
tratado no como ayuda recibida, sino de manera condicional. Se pregunta acerca de a
quién se solicitaría ayuda en determinadas situaciones en las que cualquier persona se
puede encontrar. Siguiendo a Lin (2001) en cómo medir el capital social y aplicando
este método al apoyo social, es más fácil y más útil centrarse en el “potencial” acceso de
los individuos a la ayuda3. Si nos centrásemos en el “uso” se deberían tener en cuenta
otros elementos adicionales (preferencias personales, necesidad de ayuda,
disponibilidad de soluciones institucionales, etc.) que pueden influenciar la medida
(Van Der Gaag and Snijders, 2005: 2).
El estudio se centrará en el análisis del apoyo social en caso de necesidad
económica, ya que, tras un análisis de frecuencias, se ha comprobado que es la única
circunstancia donde los encuestados elegirían el apoyo formal como una posible
alternativa. En el resto de necesidades contempladas en la encuesta, específicamente el
‘apoyo en el hogar en caso de enfermedad’ o el ‘apoyo emocional’ apenas tiene cabida
la ayuda formal, siendo prácticamente irrelevante el número de sujetos que se han
posicionado ante tal alternativa.
Con este trabajo se pretende realizar una contribución al ámbito de las redes de
apoyo social bajo un punto de vista novedoso. Hasta el momento, los estudios
realizados focalizan principalmente su interés en la ayuda recibida. Aquí se analizarán
las preferencias, circunstancias o características de los individuos bajo las cuales
elegirían una modalidad u otra de soporte ante una necesidad material. Además, estamos
acostumbrados a ver en la bibliografía cómo España, fundamentalmente por el tipo de
Estado del bienestar que tiene, es clasificada como un país claramente <<familista>>
(e.g. Esping-Andersen, 1990; Antonnen and Sipila, 1996) y Noruega como típicamente
<<individualista>> (Kalmijn and Sarraceno, 2008; Bazo, 2002). No obstante, esta
investigación quiere dar un paso más; partimos de la base de la importancia de la
familia en España y de la ayuda formal en Noruega, pero existen matices que deben ser
analizados en mayor profundidad.
3 Para profundizar en otros trabajos centrados en el nivel micro o individual del capital social, ver, por ejemplo, Van Der Gaag y Snijders, 2005; Portes, 1998; Flap, 1991.
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Redes de apoyo social
Todas las personas están inmersas en múltiples redes sociales. La red social es
un concepto teórico que puede utilizarse en cualquier marco conceptual de referencia
(Bott, 1971). Una de sus acepciones es la que define la red como todas o algunas de las
unidades sociales con las que un individuo o un grupo está en contacto. Mitchell (1969)
lo llama red <<personal>> o <<egocéntrica>>. En torno a esta última se desarrolla este
trabajo. Concretamente, en este estudio interesa el concepto de red desde el punto de
vista del apoyo social (una de sus funciones) o del individuo que necesita ayuda. Aquí,
hay que distinguir entre fuentes de apoyo formal e informal. En el primer caso, aquel
basado en una organización burocrática, en áreas específicas y en el trabajo de
profesionales o voluntarios. En el segundo, el constituido por las redes personales
(amigos, vecinos y parientes) y las redes comunitarias no estructuradas.
Según Kohli y Künemund (2003: 123), en la última década la sociología ha
descubierto nuevamente el completo alcance de la familia como sistema de parentesco
que va más allá del hogar nuclear y que incluye cuantiosos intercambios y flujos entre
sus miembros.
El intercambio intergeneracional en las familias es multidimensional (Bengtson
and Roberts, 1991). Un tipo de ayuda frecuente es la de tipo material o la que tiene que
ver con el flujo de dinero o bienes dentro de la familia. Aquí ejerce un papel importante
quien tiene más capacidad para prestar apoyo, generalmente los parientes ascendientes.
Estas ayudas funcionan esencialmente de padres a hijos (Meil, 2007; Kohli and
Künemund, 2003; Silverstein and Marenco, 2001; Attias-Donfut, 2000), de las mayores
a las jóvenes generaciones, siendo destacable el papel de los abuelos (Hoff, 2007; Kohli,
2004). Para este último autor, estas transferencias dependen de múltiples variables, entre
ellas, el estado de salud e ingresos de los padres, las necesidades de los hijos y el tipo de
relación entre ambos.
Kalmijn and Saraceno (2008) subrayan como argumento generalizado en la
literatura que los países del sur de Europa mantienen lazos de parentesco más fuertes y
una cultura más familista. Por tanto, se puede esperar un notable efecto, tanto en la
obligación intergeneracional percibida, como en el presupuesto político implícito. En el
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campo del cuidado, en la mayor parte de las sociedades existe la norma de que uno
debería atender a sus familiares en caso de necesidad. Estas normas son especialmente
sólidas para los propios hijos y, en el caso de los países familistas, también las
relacionadas con el cuidado a los padres (a diferencia del resto de países, por ejemplo,
del norte de Europa). En los países mediterráneos, encontramos predisposición a
proveer solidaridad y una cultura de apoyo considerada la norma en la población global
(Böhnke, 2007: 27; Lowenstein & Daatland, 2006; Daly, 1999).
Las normas y valores culturales influyen en los comportamientos. Dentro de este
complejo de relaciones, aquéllas que relacionan a hombres y mujeres son centrales. En
el caso de los países mediterráneos, al examinar los tradicionales roles de género en la
cultura, se aprecia el resultado del modelo de familia patriarcal basado en la división del
trabajo según el género. El padre asumiendo el rol de proveer con responsabilidad del
suministro del bienestar material para la familia. Por su parte, las mujeres a lo largo de
los años han asumido una función protectora y sumisa en relación al hombre,
subordinando sus necesidades a las de los demás miembros de su red familiar (Cox and
Monk, 1993). Se aprecia una caracterización social diferente de los trabajos realizados
por hombres y mujeres y una separación cultural de lo racional que queda ligado a los
hombres, y lo emocional, que se asocia a las mujeres (Comas, 2000).
En el otro extremo, véase el caso de los países nórdicos, se registra un alto nivel
de protección social o compromiso con los servicios de atención social generalizada, lo
que les lleva a ser calificados como ‘estados de servicios sociales’. La mayor parte de
estos servicios son proporcionados por autoridades locales, las cuales desempeñan un
papel clave en su financiación y planificación. En estas sociedades es fundamental el
principio de generalización, es decir todos los ciudadanos tienen derecho a servicios
sociales. Por lo tanto, además de para las clases más desfavorecidas, están también
disponibles para niños y para mayores. La familia en los Estados de bienestar de estos
países solo complementa la atención pública o, lo que es lo mismo, los individuos
dependen menos de la familia (Daly and Lewis, 2000; Anttonen, 1997; Anttonen and
Sipilä, 1996).
No obstante, existe una generalizada preocupación social en torno al cuidado
informal que se ha reflejado en los últimos años en la puesta en marcha en Europa de
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leyes, planes o medidas para regular algunas de estas cuestiones. En definitiva, la
conciliación de la vida familiar y laboral (maternidad, atención a la dependencia, etc.).
En el caso de los países nórdicos, ante la generalización de los servicios sociales y la
menor dependencia de los individuos de la familia, las mujeres tienen mayores
oportunidades para trabajar en el ámbito extradoméstico (altas tasas de participación y
de jornadas a tiempo completo). Hablamos de Estados de bienestar que tienen en cuenta
a la mujer y que luchan por la igualdad de géneros plasmándolo en políticas específicas
(sistema público de atención infantil, amplios periodos de baja por maternidad,
prestaciones sociales para padres, servicios públicos de atención infantil, etc.).
En España, siguiendo a Tobío (2005), lo que es actualmente una realidad es que
la mayor parte de las mujeres se han incorporado al mercado de trabajo, en su mayoría a
tiempo completo, y esto todavía no ha sido reconocido y asumido como debiera ni en la
organización de la familia ni en las políticas sociales orientadas al cuidado de las
personas dependientes4. Los datos recientes muestran que incluso en los hogares donde
ambos miembros de la pareja trabajan, se observa una marcada asimetría entre la rápida
y apasionada incorporación de las mujeres a la actividad profesional (más tardía en
España que en otros países del entorno europeo y protagonizada por mujeres de las
generaciones más jóvenes) y la rezagada actitud de los varones ante lo familiar y lo
doméstico. No obstante, aunque comienzan a aparecer indicios de un cambio actitudinal
en los padres en las tareas del cuidado (sobre todo de niños), hay todavía una falta de
asimilación y unificación entre el nuevo modelo laboral y el viejo modelo familiar.
Preguntas de Investigación
Dos son las cuestiones de investigación planteadas en este estudio. En primer
lugar, profundizar en la red de apoyo social ante una situación de necesidad material.
Tras la revisión de los trabajos previos, vemos que ante una carencia económica el
apoyo en las familias fluye generalmente de padres a hijos, o de las mayores a las
jóvenes generaciones. ¿Se cumple este supuesto entre las preferencias de los
encuestados o se ha producido una influencia del mencionado proceso de
4 En España, en 1999 se aprobó la Ley de Conciliación de la Vida Laboral y Familiar de las Personas Trabajadoras que transpone a la normativa española una directiva europea (96/34/CE) sobre permisos parentales para el cuidado de los hijos (Tobío, 2005: 13).
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industrialización de los Western industrialized countries y el consiguiente protagonismo
del apoyo formal?
La segunda cuestión de investigación va enfocada al estudio de los factores
explicativos de estas actitudes. Esto es, si varían las elecciones en función de aquellas
variables que hemos visto más influyentes en los comportamientos tras la revisión de
trabajos previos: el género, la edad, el número de miembros del hogar y el deber
familiar. ¿Existen diferencias al respecto entre un país más familista y un país más
individualista?
Hipótesis y variables
H1. Género. Se pronostica como primera hipótesis de partida que el género
tendrá un efecto diferente en cada una de las sociedades analizadas. Debido al mayor
grado de atención social en los países nórdicos, se prevé que esto minimizará la
dependencia de las mujeres de la familia. Sin embargo, en España se espera que éstas
acudan en mayor medida que los hombres a los distintos miembros de la red familiar.
Diferentes trabajos que contemplan la variable género, mantienen que es una pauta
generalizada que las investigaciones centradas en las ayudas e intercambios entre los
miembros de la red familiar enfaticen el papel de la mujer como principal cuidadora
(Kalmijn, 2007; Van Gaalen and Dykstra, 2006; Tobío, 2005; Harris and Morgan, 1991;
Rosenthal, 1985). De la misma manera, también son dibujadas como sujetos receptores
de soporte en mayores ocasiones que los varones (Brandt, Haberkern and Szydlik, 2009;
Meil, 2007; Roberto and Scott, 1986).
H2. Edad. Los patrones de ayuda dentro de la red del individuo varían con la
edad. Pensamos que cuando se necesita soporte económico, a medida que se tiene
menos años los encuestados se decantarán principalmente por sus progenitores,
especialmente en España (sociedad más familista). Diferentes trabajos centrados en las
relaciones intergeneracionales (e.g. Hoff, 2007; Meil, 2007; Silverstein and Marenco,
2001) demuestran que a menor edad mayor solicitud de ayuda a los ascendientes,
fundamentalmente cuando se necesita pedir prestada una determinada cantidad de
dinero. De manera contraria, conforme aumenten los años de los encuestados se
recurrirá igualmente a otras opciones. Pronosticamos que en Noruega, ante el alto nivel
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de protección social, los encuestados preferirán el apoyo formal (ante mayores
alternativas, menor dependencia de la familia) (OASIS, 2000-03)5 y en España los
individuos, especialmente las mayores generaciones, seguirán inclinándose por la
familia o por las soluciones tradicionales (Bazo, 2002).
H.3. Composición del hogar. La composición familiar o el número de miembros
del hogar también tiene relevancia en este contexto. A pesar de que las maneras de
convivencia en ambos países sean diferentes (mayor convivencia entre hijos y padres en
España) (Albertini, Kohli and Vogel, 2007), la co-residencia es en sí mima una forma
de ayuda. En otras palabras, a mayor número de miembros del hogar mayor ayuda entre
sus diferentes componentes (Kalmijn and Sarraceno, 2008; Böhnke, 2007; Kohli, 2004;
Lee, Netzer and Coward, 1994; Bengtson and Roberts, 1991). En este contexto,
pronosticamos que el efecto de esta variable debería ser el mismo en ambos países.
H4. Deber familiar. Las normas filiales de ayuda a los padres todavía se
encuentran fuertemente arraigadas en diferentes sociedades, pero especialmente, como
hemos visto en el marco teórico, en las más familistas. En el sur la ayuda parece ser más
obligatoria (Lowestein and Daatland, 2006; Ogg and Renaut, 2006; Lee, Netzer and
Coward, 1994), especialmente ante la carencia de alternativas (Daatland, 2001). No
obstante, pronosticamos que la solidaridad filial no es incompatible con un Estado de
bienestar con un elevado nivel de protección social. Es decir, prevemos como una
conducta generalizada en la población que a mayor sentido del deber, mayor inclinación
por la familia. Se trata de ver también cómo afecta esta variable ante la necesidad de
ayuda en ambos contextos.
Y además, se han introducido como controles las variables educación,
ocupación, estado civil y hábitat, previendo que tomarán la misma dirección en el
modelo.
5 ‘Old Age and Autonomy: The Role of Service Systems and intergeneracional Solidarity’. A cross-national five countries study: Spain, Israel, UK, Norway and Germany.
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Datos y método
Como base de datos se ha utilizado la encuesta 2001 ‘Social Networks II’ del
ISSP (International Social Survey Programme). La encuesta ha sido realizada en un
total de 29 países. Las encuestas se aplican a una muestra representativa de la población
de 18 y más años (en el caso de España: 1.214 entrevistas y en el de Noruega: 1.560
entrevistas) que viven en hogares privados. El trabajo de campo fue realizado en mayo
de 2001, en España y entre los meses de septiembre y noviembre del mismo año en
Noruega.
En un primer momento se ha llevado a cabo un análisis de corte descriptivo para
obtener una visión general y así dar respuesta a la primera cuestión de investigación
planteada (profundizar en la red de apoyo social ante una necesidad material). A
continuación, uno explicativo para resolver la segunda pregunta de investigación: ver
qué afecta sobre la decisión del individuo o los factores de los que depende el apoyarse
en una u otra modalidad. Dado que manejamos en nuestra variable dependiente
elecciones múltiples donde hay una sola decisión entre más de dos alternativas no
ordenadas, se ha estimado un modelo logit multinomial6. Así se verá cómo afectan cada
una de las variables independientes incluidas sobre la decisión del individuo (‘a quién
pediría ayuda’ en el caso de necesidad contemplado).
La variable dependiente tomada en el modelo es formulada en el cuestionario de
la siguiente manera:
‘Ayuda económica’: P.69. Ahora imagine que necesitara Vd. pedir prestada una
gran cantidad de dinero. ¿A quién acudiría en primer lugar para que le ayudara? (Por
favor, marque solo una casilla)
Dada la amplia amalgama de alternativas de respuestas que aparecen y viendo el
número de individuos que se posiciona en cada una, éstas han sido recodificadas en un
menor número de categorías. Respecto a los miembros familiares, el criterio seguido ha
consistido en agrupar a las personas emparentadas según el carácter del vínculo en que
6 Se ha utilizado el programa STATA para estimar dicho modelo.
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se basa: conyugales, verticales (a partir de la filiación: ascendientes y descendientes) y
horizontales. También se han contemplado los amigos íntimos y la ayuda formal. El
resto de opciones (a ninguna, otros parientes, vecino, compañero de trabajo, jefe, otra
persona), ante el bajo porcentaje presentado, se han convertido en missing.
Como variables independientes se han introducido aquéllas reflejadas en el
apartado anterior, es decir las relacionadas con las hipótesis planteadas, más aquéllas
que, de acuerdo a la bibliografía consultada, se prevé que pueden influir en las
elecciones. Estas variables, las mismas para los tres modelos, han sido las siguientes:
sexo (categorías: ‘varón’, ‘mujer’), edad, número de miembros del hogar, deber familiar
(entendido como el sentido de la obligación de los hijos para con los padres7),
educación (medida en años de estudio)8, ocupación (recodificada en las categorías:
‘trabajando’, ‘desempleo’, ‘inactivo’), estado civil (recodificada en las categorías: ‘vive
en pareja’, ‘no vive en pareja’) y hábitat (recodificada en las categorías: ‘urbano’,
‘suburbio’, ‘rural’).
Todas las variables cualitativas o categóricas se han transformado en variables
dummies. Las categorías de las variables independientes que se han fijado para que
actúen como ‘categorías de referencia’ de las demás establecidas en la variable son las
siguientes9: en sexo, ‘varón’; en ocupación ‘desempleado’ e ‘inactivo’; en estado civil,
‘no vive en pareja’; y en hábitat, ‘rural’.
Resultados y discusión
Al preguntar a los sujetos sobre la persona a la que acudiría cuando se requiere
una determinada cantidad de dinero, en España aparecen en primer lugar los parientes
ascendientes (34.6%)10. En segundo lugar, la ayuda formal (un 22.7%, sobre todo el
7 Tomada del cuestionario de la p.76 enunciado de la siguiente manera: ‘por favor, marque una casilla en cada línea para indicar hasta qué punto está Vd. de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes afirmaciones: a) ‘Los hijos adultos tienen el deber de cuidar de sus padres mayores’. 8 Variable tomada como aproximación o indicador del status. Para muchos autores (e.g. Kalmijn, 2006) en la sociedad moderna la educación se ha convertido en un elemento muy importante de estratificación y diferenciación. 9 Las categorías definitivas han sido establecidas tras varias pruebas en análisis previos. 10 Para los que no cuentan con progenitores vivos, las opciones preferidas serían los hijos (especialmente a medida que se tienen más años), el banco y la pareja.
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banco) y, a continuación, la pareja (16.1%) y los descendientes (14.2%). Por último, un
9.3% elegiría a los hermanos y un 3.1% a los amigos íntimos.
En Noruega, prácticamente la mitad de los encuestados (un 44.8%) se
decantarían en primera instancia por la ayuda formal. Aunque a una considerable
distancia, le siguen las opciones de la pareja (26.1%) o de los padres (21.5). El resto de
alternativas planteadas resultan irrelevantes.
Respondiendo a la primera cuestión de investigación (profundizar en la red de
apoyo social ante una situación de necesidad material y ver si se ha producido una
influencia del proceso de industrialización y el consiguiente desarrollo del apoyo
formal), el análisis descriptivo muestra que en la sociedad noruega se cumple esta
tendencia. Sin embargo, en la sociedad española la familia sigue siendo el pilar clave
del apoyo social. Analizando este grupo social (la familia), mientras que Noruega el
primer componente que aparece mencionado es la pareja, España se suma a la
tendencia, como señalábamos en el marco teórico, de que la ayuda económica en el seno
familiar fluye de las mayores a las jóvenes generaciones. Además, en el contexto
español hay que destacar la peculiaridad de que cuando hablamos de parientes
conyugales, ascendientes, descendientes y horizontales, nos referiremos principalmente
a mujeres (esposas-madres-hijas-hermanas). Tras un análisis de frecuencias, los
porcentajes asignados a las mismas en estas categorías han resultado ser muy superiores
a los de los varones (en este caso, esposos-padres-hijos-hermanos). Los encuestados
españoles prefieren a las mujeres para ser atendidos.
Dando un paso más y centrándonos en nuestras hipótesis comparativas, tras la
realización del modelo logit se ha visto cómo influyen las variables escogidas en la
elección de una u otra alternativa en ambos países, aflorando interesantes matices (ver
tabla 1). Ofreciendo una visión general, en función de la categoría tomada como
referencia de la VD en el análisis (‘conyugales’), resulta significativo el índice de
diferenciación entre ambos países en la probabilidad de acudir a los ascendientes o a la
ayuda formal, en relación al cónyuge. Esto lo interpretaremos como que respecto a
Noruega, en España cuando se necesita ayuda económica se acudiría en una mayor
proporción a los ascendientes y en una menor a la ayuda formal, respecto a la pareja.
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Estos primeros resultados coinciden con los obtenidos en el análisis descriptivo
anteriormente realizado.
Por variables, el sexo tiene un efecto altamente significativo, especialmente en
Noruega. En esta sociedad la pareja (frente a padres, hermanos, amigos o ayuda formal)
es una pieza fundamental para las mujeres para satisfacer una necesidad de este tipo. Sin
embargo, en España el efecto del sexo es menor. Es decir, se comprueba la mayor
fuerza de los distintos miembros de la red familiar y personal para ayudar
económicamente al individuo. Queda demostrada una vez más la importancia de la
familia y cómo se comparte la figura de la pareja con el resto de opciones planteadas en
un contexto familista que en uno individualista.
Vemos cumplida la H1 (los dos Estados de bienestar analizados se diferencian
en cuanto al género). Una menor dependencia de la mujer de la familia en contextos con
un gran desarrollo de servicios proporcionados por el Estado o con un Estado de
bienestar más fuerte, y un soporte informal más intenso en los contextos familistas. En
la sociedad española vemos el resultado del modelo de familia patriarcal basada en la
división del trabajo por género y su notable efecto en la red de apoyo social de las
personas. Coincidiendo con Tobío (2005), aunque en la actualidad la mayor parte de las
mujeres se han incorporado al mercado de trabajo y existe un interés político
generalizado por el desarrollo de políticas de conciliación de la vida laboral y familiar,
todavía no se ha visto reconocido y asumido en el entorno familiar.
La edad también resulta significativa cuando se solicitaría soporte financiero a
los parientes ascendientes y a los descendientes. En la elección de los parientes
ascendientes existe una relación negativa entre la edad y la probabilidad de acudir a los
mismos. Es decir, a medida que disminuye la edad, aumenta la probabilidad de elegir a
los padres. Las personas de mayor edad siguen dando soporte, especialmente de tipo
económico a las generaciones más jóvenes (e.g. Hoff, 2007; Silverstein y Marenco,
2001).
Comparando las sociedades analizadas, en ambas se sigue la tendencia
anteriormente referida, aunque en este caso el efecto de la edad en España es más fuerte
que en Noruega. Aquí se ve claramente el resultado de la co-residencia en España. Éste
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es uno de los países donde los hijos viven más tiempo en casa de los padres y estos les
brindan apoyo de todo tipo, fundamentalmente por la precaria situación del mercado
laboral de los últimos años (elevadas tasas de desempleo, inestabilidad y precariedad de
los puestos de trabajo). Meil (2007) considera que cuando padres e hijos viven juntos se
da un apoyo emocional en el seno de las relaciones intergeneracionales (sin que su
ausencia tenga por qué significar que las relaciones estén individualizadas, debilitadas o
en crisis). En este estudio se corrobora este supuesto, lo que pone de relieve la próxima
relación entre padres e hijos en la sociedad española.
En principio, se confirma la H2 (los patrones de ayuda dentro de la red del
individuo varían con la edad). Por un lado, cuando se necesita soporte económico, a
medida que se tiene menos años los encuestados se decantarían principalmente por sus
progenitores, situación que, como se preveía, ha resaltado especialmente en España. De
manera contraria, conforme aumentan los años, decíamos que se recurriría a otras
fuentes de apoyo (otros miembros de la red familiar en España y a la ayuda formal en
Noruega), pero en ambas sociedades ha destacado de manera significativa la opción de
los hijos. ¿Es posible que un país como Noruega frecuentemente identificado como
individualista comparta esta manera de proceder con uno familista? De este estudio se
desprende que el intercambio de dinero es frecuente entre hijos y padres en ambos
países, lo que probablemente cambie sea la intensidad con la que se produzca el mismo.
Por ejemplo, hay estudios centrados en el intercambio intergeneracional que enfatizan la
frecuencia de ayuda entre los miembros de la red familiar en los países nórdicos, aunque
hay que subrayar que su intensidad es menor comparada con los países del sur de
Europa (Brandt, Haberkern and Szydlik, 2009; Albertini, Kohli and Vogel, 2007; Ogg
and Renaut, 2006; SHARE11, 2005).
El número de miembros del hogar es una variable especialmente influyente
cuando los encuestados escogerían a sus progenitores para pedirles dinero. La tendencia
que se cumple es que conforme aumenta el número de componentes del hogar, lo hace
el apoyo que se solicitaría a los padres. Lógicamente, cuando hay más gente en casa
sube la ayuda entre los miembros de la red familiar. Como hemos dicho en anteriores
11 The Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe. Encuesta que permite conocer modelos de intercambio intergeneracional. Estudio realizado en España, Alemania, Estonia, Letonia, Finlandia, Eslovenia, Irlanda, Polonia, Francia y Malta.
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ocasiones, la convivencia en la misma vivienda de varios miembros de la familia es
común en los países del sur de Europa, lo que pasa a convertirse en una forma de
soporte. No obstante, el efecto de esta variable es el mismo para España y Noruega,
viéndose cumplida la H.3. A pesar de que las maneras de convivir en ambos países sean
distintas, el estudio pone en evidencia nuevamente pautas de actuación comunes entre
un país individualista y otro familista. También es interesante tener en cuenta que la
gente pide más ayuda en los hogares más grandes, pero no solo por la co-residencia,
sino porque son más pobres (en los hogares necesitados hay más co-residencia) y en
todos los países la población con menos recursos recurre más a la familia que quienes
tienen más ingresos (Kalmijn and sarraceno, 2008; Lee, Netzer and Coward, 1994).
En cuanto al deber familiar, su influencia es débil en el modelo. La tendencia
que aparece es que aquellos encuestados que tienen un menor sentido de la obligación
para con los padres, solicitarían en mayor medida la modalidad de apoyo formal que
aquellos con un sentido del compromiso más fuerte. Esta tendencia resulta lógica,
viéndose verificada la H4 (a mayor sentido del deber, mayor inclinación por la familia),
aunque, curiosamente, el efecto de esta variable en España resulta ser menor que en
Noruega. En la sociedad española son más frecuentes los valores familistas, pero eso ya
está en la propia variable no en la diferencia entre países. Es decir, no hay motivos para
pensar que la variable afecte más en España. El hecho de que haya más familistas en
España no significa que el efecto del familismo tenga que ser mayor en España, de
hecho, en los datos ocurre lo contrario. Probablemente esto pueda explicarse por la
mayor variabilidad; es decir, en España todo el mundo cree que hay que ayudar a la
familia y por eso no puede haber diferencias entre niveles altos y bajos. Sencillamente
la mayoría de la población piensa que la familia tiene que ayudar. Sin embargo, en
Noruega la norma no es tan abrumadoramente mayoritaria como en España y esa
variabilidad hace que haya diferencias en las respuestas.
Analizando el resto de variables introducidas en el modelo, ¿qué efecto tiene el
nivel educativo en la elección de un determinado tipo de apoyo social ante una
necesidad económica? Conforme a lo esperado, la tendencia que se cumple en ambos
países, bajo un nivel de significación del 1%, es que a menor formación mayor
inclinación por la red familiar, en este caso por los descendientes. Por ejemplo, Böhnke
(2007: 22), en su estudio ‘Poverty and Social Integration in the Enlarged Europe’,
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subraya cómo los estratos de educación media y baja están más centrados en la familia.
Resultados similares se aprecian en los trabajos de Allan, 1977; y más recientemente en
los de Kalmijn, 2006. En términos generales, un alto nivel de estudios va asociado,
entre otros factores, a un mayor número de recursos y, por tanto, en menor dependencia
o expectativas de ayuda respecto a la red familiar (Kalmijn and Sarraceno, 2008; Lee,
Netzer and Coward, 1994). Además, la alta formación suele ir asociada a demandas de
empleo en un mercado de trabajo concentrado en áreas específicas (ocupaciones solo
disponibles en determinados sitios), lo que requiere, en la mayor parte de los casos,
movilidad geográfica. A esto se le une un menor contacto con la red familiar y mayores
dosis de individualismo (Kalmijn, 2006; Lee, Netzer and Coward, 1994).
El estado civil de la población ha resultado ser un factor especialmente
influyente en ambas sociedades conforme a lo previsto. En nuestro estudio, con
referencia a los que no viven en pareja, los que sí lo hacen o están casados presentan
una probabilidad menor de acudir a los padres, a los hijos, a los hermanos, a los amigos
y a la ayuda formal cuando necesitan dinero. Como sostienen Lee, Netzer and Coward
(1994: 564), es importante reflexionar en este contexto sobre las expectativas de la
responsabilidad filial y su relación con varias dimensiones de los recursos de los padres.
Por ejemplo, aquellos que están casados, que tienen un elevado nivel de educación e
ingresos y mejor salud tienen menos expectativas que sus equivalentes de recibir de sus
hijos. Aquellos que necesitan menos ayuda esperan menos. Por su parte, para los que no
tienen pareja, el resto de la red familiar o personal pasa a convertirse en el principal
soporte. Las personas que viven sin una pareja son más proclives a recibir ayuda. Por
ejemplo, el soporte que recibe la población viuda por parte de sus hijos (e.g. Kalmijn y
Saraceno, 2008; Silverstein, Parrott and Bengtson, 1995; Silverstein et al., 1995;
Eggebeen, 1992).
Por último, las variables situación laboral y hábitat no han resultado
significativas en el modelo. Respecto a la situación laboral (estado actual de empleo del
entrevistado), aunque hay autores como Starrels et al. (1995), Allan (1977) o, más
recientemente, Kalmijn and Saraceno (2008) que hablan de la influencia de esta
variable, por ejemplo estos últimos en el sentido de que las personas empleadas ayudan
a sus padres menos a menudo que aquellos desempleados, coincidimos con Bott (1971)
en que las diferencias de status ocupacional no parecen que condicionen mucho la
16
elección del contacto entre parientes. En cuanto al hábitat, no podemos afirmar con los
resultados obtenidos que el peso de esta variable sea determinante en ambas sociedades.
Probablemente, haya que seguir insistiendo en próximos estudios en el análisis de la
misma, principalmente porque hay pocas investigaciones centradas en su influencia en
cuanto a redes de apoyo social (e.g., Scott and Roberto, 1987; Bott, 1971).
Tabla 1: ‘Ayuda económica’. Modelo Logit Multinomial
VARIABLES Ascendientes Descendientes Horizontales Amigo íntimo Ayuda formal Mujer Mujer*España España Edad Edad España Educación (años estudio) Trabajando Vive pareja Urbano Nº miemb. hogar Nº miemb hogar*España Deber familiar Deber familiar España Constante
-.813*** .778*** .1959** -.059*** -.033***
.031 -.246
-1.725*** -.072
.209*** .006 .139 -.046 2.285
-.111 .606 .712
.079*** .010
-.158*** -.182
-1.674*** .286 -.270 .374 .410 -.328 1.921
-1.103*** .909* .767 -.004 .010 .019 -.353
-1.705*** .023 .184 .002 .022 .054
-1.113
-1.919*** 2.086***
-.977 -.014 .020 -.000 -.018
-2.297*** .224 -.099 .266 .249 -.155 -.414
-1.315*** 1.107*** -1.557** .023***
-.004 .007 .076
-.983*** -.202***
.052
.083 -.162**
.295 1.117
Nº observaciones Log likelihood
Test razón de verisimilitudes Pseudo-R²
2.148 -2445.2335 1542.56*** 0.2398
Notas: ‘Conyugales’ is the base outcome (***) indica significatividad estadística al 1%, (**) al 5% y (*) al 10%.
Fuente: ISSP, 2001. Elaboración propia.
El ajuste del modelo es bueno (altamente significativo. Test de la razón de
verosimilitud: 1542.56***). El test de Hausman cumple el criterio IAI
(Interdependencia de Alternativas Irrelevantes). Se cumple la hipótesis alternativa (ver
tabla 2 del anexo).
Conclusiones
En un primer momento, el estudio ha reflejado modelos de preferencia de redes
de apoyo social familistas en España e individualistas en Noruega. Ante una necesidad
económica, los encuestados españoles se decantarían en primera instancia por sus
progenitores y los noruegos por la ayuda formal. No obstante, el banco aparece en
España como la segunda opción por la que se optaría. Aparte de que las western
17
societies estén cada vez más preparadas para ofrecer nuevas alternativas de apoyo, esto
también va de la mano del proceso más reciente de individuación de la familia nuclear
y de variabilidad en las conductas que se está produciendo en las sociedades
occidentales.
Al indagar en los factores explicativos de estas preferencias, hemos encontrado
importantes matices: por un lado, hay variables más influyentes en cada país y, por otro,
también se aprecian similitudes entre ambos en las maneras de proceder. Respecto al
primer caso, el sexo y la edad han sido especialmente relevantes o las que han marcado
mayores diferencias entre los dos contextos. Por ejemplo, una menor dependencia de la
mujer noruega del entorno familiar y una mayor inclinación por la pareja. En cuanto a la
edad, aunque existe la tendencia compartida de acudir a los padres entre aquellos
encuestados con menos años, en España el efecto de esta variable es más potente (se
avista el fuerte efecto de la co-residencia en los países del sur de Europa). Respecto a
las similitudes o tendencias comunes en ambas sociedades, cabe resaltar la mayor
inclinación por los hijos conforme aumenta la edad, la preferencia por los progenitores a
medida que se amplía el número de miembros del hogar, el acercamiento a la familia
entre aquellos sectores de población con mayor sentido del deber familiar y con menor
nivel formativo, y la menor inclinación por las distintas modalidades de ayuda entre los
encuestados que viven en pareja.
De aquí se deduce, aunque haya variables que marquen diferencias entre ambos
países (características personales, factores institucionales o normas culturales), que las
preferencias de los individuos respecto a las redes de apoyo social no se ajustan
estrictamente a la tipología de los regímenes de bienestar estudiados. Por ejemplo, los
hijos han resultado ser una fuente deseable de apoyo importante en las dos realidades
analizadas ante necesidades económicas de los padres. Probablemente, como decíamos
en el análisis, lo que marque la diferencia entre ambos países sea la intensidad con la
que se producen posteriormente estos intercambios, posiblemente más frecuentes en un
país familista que en uno individualista. Sin embargo, como aquí hablamos de los
gustos de los encuestados, no tendría sentido hacer la distinción tan concluyente a la que
estamos acostumbrados: Noruega- sociedad <<individualista>> versus España-
sociedad <<familista>> y que veníamos haciendo desde el comienzo del artículo.
Cuando hablemos de predilecciones de la población ante una modalidad de apoyo en un
18
momento puntual, habría que hacer alusión a tendencias <<mixtas>>. Probablemente
esta situación cambiaría si hubiésemos preguntado por otro tipo de cuidados, por
ejemplo ayuda física a largo plazo. Además, la intención de este trabajo no era la de
proponer una tipología de países o de Estados de bienestar, ya que, además de las
variables anteriormente mencionadas, estos pueden ser heterogéneos internamente.
En este sentido, aunque pudiera parecer atractivo meter en el análisis estas
estructuras institucionales diversas, sería altamente probable encontrar correlaciones
que pueden ser espúreas. Por lo tanto, resulta más apropiado hablar de mecanismos
teóricos o preferencias de los individuos diferenciadas. Aquí, sería interesante ver otras
variables como el gasto social o, más bien, el capital social de las personas. Sin
embargo, la base de datos utilizada, la encuesta 2001 ‘Social Networks II’ del ISSP, a
pesar de aportar interesante información sobre las redes sociales de los encuestados, no
ofrece suficiente material sobre el alcance de los intercambios.
En definitiva, este estudio presenta una información novedosa sobre los factores
explicativos que facilitan el entendimiento de la naturaleza y valor de la persona que
precisa ayuda en un momento puntual de su vida. Con este trabajo se pretende hacer una
contribución al ámbito de las relaciones intergeneracionales, como se ha comprobado,
cada vez más importantes tanto en países con mayores o menores niveles de protección
social. A su vez, aportar un nuevo estudio comparativo, todavía insuficientes en el
ámbito internacional.
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Anexo Tabla 2: Test de Hausman sobre el supuesto de Independencia de Alternativas
Irrelevantes12. Ayuda económica.
Omitida Chi² Grados de libertad
P> Chi² Evidencia
Conyugales Ascendientes Descendientes Horizontales Amigo íntimo Ayuda formal
-230.328 -277.804 -251.007 12.461
-396.321 -203.054
53 40 40 41 40 41
1.000 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000
A favor de H0 A favor de H0 A favor de H0 A favor de H0 A favor de H0 A favor de H0
Fuente: ISSP, 2001. Elaboración propia.
12 La hipótesis nula (H0) del contraste establece que los ratios de probabilidades de la opción J frente a la opción K son independientes de otras alternativas.