regimen de visibilidad y reparto de lo sensible

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Regimen de visibilidad y reparto de lo sensible, la querella Jacques Rancière contra Deleuze: utopía, emancipación y alcances político-estéticos 1 Dr. Adrián Cangi - Universidad de Buenos Aires Resumen Este texto se centra en el desacuerdo acerca de una imagen del pensamiento entre Rancière y Deleuze para abordar la relación contemporánea entre estética y política. El problema filosófico en el que se sostiene el debate es la querella sobre las nociones de inmanencia y singularidad que articulan para Deleuze su propia imagen del pensamiento, mientras que Rancière considera estas nociones como un abandono de los principios de utopía y emancipación destinados a la integración de los anónimos en el reparto de lo sensible. Los problemas de este debate se encuentran en un programa que cruza filosofía y literatura, donde adquiere relevancia Bartleby, el escribiente de Herman Melville. Disagreement in the distribution of the sensitive between Jacques Rancière and Gilles Deleuze Abstract This essay centers its analysis in the disagreement about the image of the thought between Rancière and Deleuze to approach the contemporary relationship between esthetics and politics. The philosophical problem in which is sustained the debate is the quarrel about the relationships of immanence and singularity that articulate for Deleuze its own image of the thought, while Rancière considers this notions as an abandonment of the principles of utopia and emancipation destined to the integration of the anonymous in the distribution of the sensitive. The problems in this debate is 1

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La Querella Jacques Rancière Contra Deleuze sobre la imagen

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Regimen de visibilidad y reparto de lo sensible, la querella Jacques Rancire contra Deleuze: utopa, emancipacin y alcances poltico-estticos1Dr. Adrin Cangi - Universidad de Buenos AiresResumenEste texto se centra en el desacuerdo acerca de una imagen del pensamiento entre Rancire y Deleuze para abordar la relacin contempornea entre esttica y poltica. El problema filosfico en el que se sostiene el debate es la querella sobre las nociones de inmanencia y singularidad que articulan para Deleuze su propia imagen del pensamiento, mientras que Rancire considera estas nociones como un abandono de los principios de utopa y emancipacin destinados a la integracin de los annimos en el reparto de lo sensible. Los problemas de este debate se encuentran en un programa que cruza filosofa y literatura, donde adquiere relevanciaBartleby, el escribientede Herman Melville.

Disagreementin the distribution of the sensitive betweenJacques Rancire and Gilles Deleuze

AbstractThis essay centers its analysis in the disagreement about the image of the thought between Rancire and Deleuze to approach the contemporary relationship between esthetics and politics. The philosophical problem in which is sustained the debate is the quarrel about the relationships of immanence and singularity that articulate for Deleuze its own image of the thought, while Rancire considers this notions as an abandonment of the principles of utopia and emancipation destined to the integration of the anonymous in the distribution of the sensitive. The problems in this debate is focused in a program that crosses philosophy and literature, whereBartleby, the scrivenerof Herman Melville acquires relevancy.

Palabras claveEsttica, poltica, inmanencia, singularidad, reparto de lo sensible, emancipacin, utopa.

KeywordsEsthetics, politics, immanence, singularity, distribution of the sensitive, emancipation, utopia.

Antecedentes de la querellaRancire DeleuzeEl diferendo o la querella es el espacio de una tensin en el que la filosofa se abre a la diferencia y extrema sus posiciones. Rancire es un polemista agudo y un especialista en diferendos. En el movimiento de su obra traza un conjunto de querellas ejemplares sostenidas en una tradicin de emancipacin poltica que afecta el reparto de lo sensible2. Entre sus contemporneos franceses discute con Badiou, Lyotard y Deleuze acerca de una imagen del pensamiento y a travs de ellos con la tradicin occidental del pensamiento filosfico3. Rancire valora a Deleuze por su experimentacin filosfica y por su compromiso con la fabulacin crtica de una imagen del pensamiento que se centra en la pregunta qu es pensar. El desacuerdo entre ambos gira sobre otra pregunta puede desmontarse del pensamiento emancipatorio la identificacin, normatividad y representacin crtica de la relacin entre la historia de la filosofa y de las artes y la historia en general? A partir de esta pregunta se distribuyen los anlisis que prometen iluminar los problemas contemporneos de la relacin entre esttica y poltica.En el movimiento de tres textos Rancire querella a Deleuze sin dejar de reconocer sus aportes: Existe una esttica en Deleuze? (1998), De una imagen a otra? Deleuze y las edades del cine (2001) y Deleuze, Bartleby y la frmula literaria (2004)4. Rancire piensa que la imagen del pensamiento de Deleuze est atravesada por contradicciones y que su pensamiento termina atrapado en una lgica contraria a sus deseos. El problema filosfico en el que se sostiene el debate no es la oposicin entre rgimen representativo y rgimen esttico como identificacin de las artes sino en las nociones de inmanencia y singularidad que sostienen la imagen del pensamiento de Deleuze. Nociones que Rancire considera propias de un abandono de los principios de utopa y emancipacin para la transformacin del movimiento de la historia con vistas a una integracin de los annimos en el reparto de lo sensible. Tal vez, hasta pueda decirse que ambos filsofos creen que se trata de conectar la dimensin del acontecimiento y de la vida de los annimos, para encontrar los sntomas de una poca a travs de los detalles nfimos y ejemplares de los personajes y figuras estticas capaces de presentar en la superficie las capas subterrneas de un tiempo, para reconstruir mundos a partir de sus vestigios. Tal vez, porque ambos aceptan de distintas formas la ruina de la representacin abierta por el rgimen esttico que deshace la correlacin entre tema y modo de representacin como vnculo entre acontecimiento e historia, aunque mantengan una distancia crtica para pensar la nocin de acontecimiento con relacin al principio de contradiccin y a la valencia negativa que tal nocin acarrea en el movimiento dialctico. Tal vez, porque ambos despliegan distintas imgenes del pensamiento respecto de aquello que entienden por emancipacin. Estos problemas se encuentran en el debate en un programa que cruza filosofa y literatura donde adquiere relevanciaBartleby,el escribientede Herman Melville.Rancire critica a Deleuze aunque parece separarlo de las antinomias del modernismo. Realiza la crtica conservando la nocin de representacin como el acto de producir una forma visible como equivalente, oscilando para ello entre los regmenes potico y esttico. Se desplaza entre Aristteles y Hegel: no abandona el principio de relacin entre lo sensible y la accin; tampoco, la idea de que el espritu fuera de s presenta un sensible separado de sus conexiones ordinarias, donde el espritu no se conoce a s mismo sin un pensamiento categorial que exprese un sensible heterogneo. Su propia poltica de lectura dedicada a sealar las contradicciones de Deleuze en las apreciaciones de las obras que aborda se transforma en la herencia de las categoras de su propio modelo analtico. Como estrategia crtica Deleuze desmonta lo sensible apresado en las categoras, los falsos problemas y dilogos que producen torpes eclecticismos y cualquier modo de autoritarismo escondido en los universales. Sus problemas son los mrgenes de libertad en los dispositivos productores de saber-poder y las reservas de singularidad crtica-expresiva en las obras que abren la percepcin con vistas a un pueblo que vendr. Cree que en los mrgenes de libertad y en las nuevas percepciones se configuran modos de fraternidad que permiten relaciones de resistencia para transformar la experiencia subjetiva respecto de las formas que el poder adquiere en los distintos dispositivos histricos.Rancire define el presente como un momento post-utpico en el entrelazamiento entre arte y poltica con vistas al reparto de lo sensible. Esto quiere decir que en las prcticas de fabricacin de lo sensible, en las que se vinculan maneras de hacer y modos de ser, hay un abandono del principio de emancipacin. A partir de esta idea, establece dos lneas crticas en las que cuestiona, por un lado: a filsofos e historiadores y por otro: a artistas, curadores, crticos y gestores culturales de museos.En relacin con una serie de filsofos e historiadores, sostiene que sealan en el arte una potencia singular de presencia, aparicin e inscripcin que rompe con lo ordinario de la experiencia. Afirma que esta posicin puede leerse de dos formas: o bien como una potencia singular de la obra que instaura un ser comn anterior a toda forma de poltica particular, o bien como una radicalizacin en la obra de la idea de lo sublime como separacin irreductible entre la idea y lo sensible. Una idea comn atraviesa estas dos visiones: la comunidad se levanta sobre la ruina de las perspectivas de emancipacin poltica a las cuales el arte estuvo ligado en una de las lecturas del modernismo. Se tratara de una comunidad tica que revoca todo proyecto de emancipacin colectivo en tanto principio sensible de esperanza orientada hacia el futuro. Rancire querella a Badiou y a Lyotard vinculndolos, por pensar a las artes en un encuentro con lo Otro ( Idea o Sublime), en el que stas no se separan de la esttica, salvo para inclinarlas hacia la indistincin tica.En relacin a una serie de artistas, curadores, crticos y gestores culturales de museos indica que ven la radicalidad artstica y la utopa esttica a igual distancia, en tanto la sustituyen por un arte modesto en su capacidad para transformar el mundo y para la afirmacin singular de sus objetos. Sus propuestas no pasan de micro-situaciones apenas distinguibles de aquellas de la vida cotidiana, presentadas de un modo irnico y ldico, ms que crtico y denunciante. Apuntan a recrear lazos entre los individuos, a suscitar modos de confrontacin y a activar formas de participacin nuevas. Afirma que esta posicin micropoltica rechaza las pretensiones de autosuficiencia del arte al igual que los sueos de transformacin de la vida a travs de ste. Sin embargo, no deja de reconocer que el arte construye en esta modalidad espacios y relaciones para reconfigurar material y simblicamente el territorio de lo comn. Rancire querella a Bourriaud5y la lnea del arte llamada relacional porque no se separa de un principio de realidad que busca anclarse al presente, aunque conserve una pluralidad crtica en dilogo con una multiplicidad de pasados culturales.Rancire parece realizar el debate de fondo con Deleuze, acerca de la relacin entre arte y poltica en el reparto de lo sensible, porque en la querella entorno a Bartleby, Deleuze extrema un modo de disolucin de las lgicas de comprensin del mundo con vistas a otro rgimen significante.Reparto de lo sensibleEn el pensamiento contemporneo el nombre esttica no designa una disciplina o una divisin de la filosofa sino una idea del pensamiento o una imagen del pensamiento. No es un saber sobre las obras, aunque no lo excluye, sino un modo de pensar lo sensible y la potencia del pensamiento. Rancire y Deleuze podran partir de este presupuesto y acordar que la obra de arte es un ser de sensacin compuesto de perceptos y afectos que determinan un modo de ser especfico. El problema radica en saber si aquello que otorga un principio de composicin a la obra y a la imagen del pensamiento es la pertenencia a una historia de las formas representativas o a la sola fuerza del estilo.Para analizar el movimiento del pensamiento de Deleuze, Rancire cruza en los textos citados una proposicin proveniente de la tradicin filosfica con otra emergente de la clnica. Es cierto que Deleuze sigue la idea de Nietzsche de que el arte es una gran salud que transforma las impotencias de una vida en rasgos de expresin en la obra y que el cuerpo expresivo es inseparable de los rasgos de un estilo6. Para Rancire la obra conserva como forma poltica la idea proveniente de laPoticade Aristteles de ser la imitacin de una accin y entonces, la accin de representar un equivalente que la vuelve viviente en tanto que un sistema de acciones que funciona como un organismo. Esto corresponde al ncleo del rgimen representativo. Sin embargo, nunca olvida que en el rgimen esttico la obra es la potencia heterognea de un ser de lo sensible singular en desconexin con lo ordinario. Esto equivale a decir que al rgimen representativo se le opone el rgimen esttico. En su imagen del pensamiento insiste una tensin entre equivalencia normativa y autonoma expresiva para evaluar el reparto de lo sensible. Para Deleuze la obra responde a la autonoma de sus rasgos expresivos, que articulan lo involuntario y lo voluntario hasta independizarla de lo orgnico y de la mmesis, en tanto que sus cualidades como figuras estticas traen a la presencia un pueblo por venir desde un rgimen singular de los procedimientos expresivos. La obra mantiene en la lgica de Rancire una relacin entre una ley exterior histrica y una ley de composicin interna para integrar a los annimos. La obra en la lgica de Deleuze es expresin de los rasgos en su autonoma singular que abre a nuevas percepciones histricas y a nuevos modos de ser, en tanto que responde a un dispositivo artstico que posee una historia de sus procedimientos fabricados en el que se plantean problemas y se los resuelve segn sus leyes internas.Deleuze sigue el diagrama de las fuerzas de desfiguracin orgnica: fuerzas no orgnicas y no humanas que forman parte de los rasgos de expresin. Se opone a una esttica orgnica de lo bello y a una esttica de lo sublime que mantendra una desigualdad entre lo sensible y la idea. Los rasgos expresivos autnomos del estilo que Deleuze encuentra en la literatura, el teatro, la pintura, el cine y la msica son principios de deformacin de los clichs (doxa, opinin, figuracin). El arte expresa una anomala que descompone el sentido comn y el buen sentido mientras compone un ser de sensacin. Lo sensible puro o incondicionado resulta inseparable para Deleuze de la repeticin expresiva condicionada como diferencia eficiente material. La obra es un proceso de formacin de ritmos y figuras cuyo objetivo ltimo es conservar la diferencia eficiente y provocar una conversin sensible de los cuerpos. La figura esttica original es considerada como la frmula de una transformacin. Deleuze no piensa a la figura ni como una alegora ni como un smbolo ni como una efigie sino como un fenmeno que es la cara visible de un procedimiento del pensamiento. Rancire ha tratado de mostrar lo contrario con respecto a los ritmos y a la figura7.Deleuze sostiene que los dispositivos, procedimientos y figuras expresivas en un rgimen singular presentan la potencia heterognea simultneamente, orgnica e inorgnica, consciente e inconsciente que rene cuerpo y concepto. La inmanencia como lgica de la sensacin contiene en forma inseparable lo incondicionado (lo inorgnico o la potencia aptica) y lo condicionado (lo orgnico o la potencia delpathos) en los procedimientos creadores de ritmos y figuras. Esttica es el nombre de un pensamiento fabricado como expresin que da cuenta del fenmeno como presencia e irrupcin en tanto lgica de la sensacin. Rancire percibe en esta imagen del pensamiento contradicciones porque su propia orientacin, acuada entre Aristteles y Hegel, piensa la esttica como la historia de las formas en la que insiste la coincidencia entre el espacio de la representacin artstica y el espacio de una presentacin del espritu a s mismo en lo sensible. Hegel en lasLecciones sobre la estticapens la obra como la estacin del espritu fuera de s que presenta un sensible separado de las conexiones ordinarias, donde el espritu no se conoce a s mismo sin un pensamiento en forma de categoras que expresan un sensible heterogneo, como lo hemos sealado anteriormente.Deleuze no practica una filosofa moderada: no es ni un eclctico complaciente ni un erstico contemplativo. No deja de sealar que de Aristteles a Hegel la historia de la filosofa occidental concibe la oposicin como problema8. De la contradiccin de Aristteles en la que todo trmino medio est excluido a la contradiccin en Hegel en la que la dinmica de la realidad como pensamiento de la historia y del mundo estn comprometidos se sintetiza una modalidad de la metafsica occidental incapaz de concebir lo opuesto como otro. Nietzsche seala que la tradicin presenta a lo opuesto en funcin de lo idntico, razn por la cual no aparece lo otro sino unalter egode signo contrario. La reaccin conduce lo otro a s mismo. Esta ilusin de la razn no permite construir diferencias: el resentimiento impide la novedad y favorece la supremaca del pasado sobre el provenir.Nietzsche reconoce que el arte es acontecimiento en cuanto produce la historia como lo ms propio de la voluntad de podero. La experiencia de la expresin artstica en el movimiento entre Nietzsche y Heidegger introduce un conflicto ms radical que el dialctico fundado en la lgica de la contradiccin. Se trata del problema de la diferencia que pone en cuestin el privilegio del sujeto y las lgicas que lo han sostenido desde Aristteles (principio de identidad, de no contradiccin y de tercero excluido) hasta Hegel (lgica de la contradiccin que afecta al pensamiento, a la voluntad y al sentimiento humanos). Cuando pensamos en Heidegger, la nocin de diferencia tiene su raz en la teologa aunque la lgica que piensa al Ser es racional y mundana sujeta al mtodo fenomenolgico9. La nocin de diferencia piensa al Ser como ser ms all de la tradicin metafsica que ha pensado en occidente al Ser como sustancia, sujeto, espritu, materia y voluntad.Deleuze sigue el camino de la diferencia eficiente, ajeno al problema de la identidad y diferencia en Heidegger, como reconocimiento de que el cuerpo y el concepto resultan inseparables para pensar la potencia singular de los actos de creacin reuniendo el plano ontolgico y emprico. El rechazo de la racionalidad aristotlica y hegeliana nada tiene de una posicin mstica. No se trata de volver a un plano indiferenciado ni de sumirse en las identidades ya constituidas sino de radicalizar una orientacin del pensamiento que libere la diferencia apresada en las categoras como invencin para desmantelar las mscaras conservadoras tanto como las fuerzas reactivas del nihilismo. Esta lnea que indaga en la diferencia como una conflictividad ms profunda del pensar y del hacer no rechaza la tradicin del pensamiento sino que la transforma apropindose de sta.Deleuze cuestiona la categora de contradiccin porque la nocin de diferencia eficiente o real quedara atrapada en sta como un centro desprovisto de movimiento efectivo. Desde otro punto de vista Wittgenstein10dice que el sistema proposicional de la contradiccin constituye el borde externo de un centro desprovisto de sustancia dominado por la tautologa. La contradiccin y la tautologa estn vacas de sentido. Si para Deleuze la contradiccin realiza el falso movimiento del pensamiento, para Wittgenstein la contradiccin es siempre falsa y no ensea nada. Hacer el movimiento del pensamiento para Deleuze excede como diferencia eficiente a la dimensin proposicional del lenguaje, aunque la contenga como rgimen de signos, siendo sta la que funda para Wittgenstein el lmite de lo pensable. Rancire no puede separarse de la tradicin aristotlico-hegeliana porque la orientacin crtica de su pensamiento est fundado en la contradiccin y es a partir de esta categora que organiza su imagen del pensamiento.Su anlisis del pensamiento de Deleuze en el dominio de la esttica y la poltica utiliza esta matriz para llamar mascarada a la relacin entre ontologa y expresin en la que nada se concluye aparte de la identidad del poder infinito de la diferencia y de la indiferencia del Infinito, que culmina en un diferimiento interminable de la fraternidad prometida11. Como ejemplo, el Bartleby que presenta Deleuze, para Rancire no pasa de una ilustracin caricaturesca de un mundo de la libertad fraternal y de la cada de las mscaras. Deleuze cree que entre la indiferencia y la injusticia, la fraternidad es el nico movimiento posible en tanto que desmonta jerarquas e iguala frente a lo comn sin suprimir la diferencia constituyente. Su pensamiento hace de la poltica un gesto primero que nada tiene de un fondo destructivo. Su problema es la invencin de nuevas composiciones y relaciones.Deleuze inscribe la poltica en el ser y de ese modo hace del ser una apuesta poltica. Nada hay en el mundo que no sea el resultado de un proceso de diferenciacin y actualizacin. La poltica no es una regin entre otras sino que coincide con el surgimiento y devenir del ser. Por ello Deleuze y Guattari dicen la prctica no viene luego de la instalacin de los trminos y sus relaciones, sino que participa activamente en el trazado de lneas, afronta los mismos peligros y las mismas variaciones que ellas. Para Deleuze, antes que el ser, est la poltica12. De modo que la poltica trata del ser en tanto que ser. Por ello hay una ontologa en la obra de Deleuze inseparable y simultnea a la expresin esttico-poltica. Slo la poltica se vuelve revolucionaria cuando una forma de pensar y de hacer libera unas fuerzas que implican modos de vida sensibles.Imagen del pensamientoEn De una imagen a otra? Deleuze y las edades del cine13Rancire seala una orientacin del pensamiento de Deleuze hacia la autonoma de la imagen. Autonoma en favor de las adherencias sutiles entre imgenes que valora la ruptura de los enlaces causales del movimiento y considera una temporalidad independiente del movimiento. La discontinuidad y lo imprevisto presentan un desajuste de los encadenamientos sensorio-motores y una relacin de la imagen en s hasta su propia infinitud. En el pensamiento de la autonoma de Deleuze domina el intervalo en la continuidad y la emancipacin de los rasgos expresivos como diferencia eficiente que cuestiona la causalidad. Esto supone un debilitamiento de la causalidad y un re-encadenamiento cristalino del mundo como imagen sostenido en el movimiento del par actual/virtual. La novedad del planteo deImagen-movimientoeImagen-tiempoconsiste en una posicin que excede al cine para orientar la imagen del pensamiento filosfico.El problema de la autonoma de la imagen se confronta con los lmites de la mmesis y de la concepcin del organismo como forma. Deleuze traza un diagrama del pensamiento que se libera, siguiendo la lgica de la diferencia eficiente, de las tesis antiguas de Aristteles y de las modernas de Hegel. Busca la autonoma de una forma que siente y piensa, como conjunto de lo que es y aparece, dando lugar a la anomala de los rasgos expresivos en los lmites de la identificacin normativa mimtica e irreductibles a la forma orgnica. De este modo desvincula la potencia singular de los procedimientos concernientes a la historia de las artes de una historia general, en tanto que la funcin del arte es la ruptura histrica por medio de los procedimientos expresivos. Esto no significa que el dispositivo de fabricacin artstica y que los procedimientos de cada arte no tengan una historia y que sus efectos no transformen la historia. Para Deleuze, entre otros ejemplos originales, es el caso de Bartleby el escribiente el que autonomiza los rasgos expresivos y presenta un principio colectivo de enunciacin revolucionaria. El filsofo define la esttica como el dominio de la fabricacin de posibles originales en consonancia con Bergson y con Marx, pero valora la invencin de una imagen por venir emergente de rasgos expresivos autnomos como potencia singular frente a una imagen representativa de carcter normativo y orgnico. Por ello dice, en colaboracin con Guattari, que los universos del arte no son ni actuales ni virtuales, son posibles como categoras estticas14. De este modo la esttica es el dominio de los rasgos expresivos que emergen de la invencin y fabricacin de posibles liberados como excedentes inorgnicos del organismo. Los rasgos expresivos autnomos son los procedimientos, que como un rgimen de signos, aparecen como categoras estticas.La autonoma de la imagen emerge de un principio radical. Deleuze no valora la imagen como duplicado sino como identidad de la materia-luz que irrumpe como aparecer. La imagen es la cosa en s compuesta de rasgos de expresin o signos capaces de recrearlos. Siguiendo a Bergson, Deleuze piensa la imagen como una modulacin de la materia-luz por la cual pasan en todos los sentidos las modificaciones que se propagan en la inmensidad del universo. Por ello el cine es el lugar de las cosas del mundo y es el nombre del mundo como invencin. Claro est que no se trata de una invencin del espritu como doble imaginario de las cosas del mundo. Tampoco de una pasividad pura sin dispositivos y procedimientos histricos. Esto quiere decir que la imagen como invencin de movimiento y duracin requiere de una comprensin simultnea de naturaleza emprica y trascendental.La dimensin ontolgica sostenida en la frmula empirismo trascendental significa para Deleuze una orientacin del pensamiento, que afirma que los hbitos y creencias en el espacio (dimensin emprica) entran en relacin de composicin con la invencin espiritual de conceptos en el tiempo (dimensin trascendental). La diferencia trascendental orienta una transformacin de la imagen del pensamiento en la repeticin emprica. La diferencia emprica modifica las condiciones de invencin trascendental. Esta relacin ontolgica es un compuesto inseparable e inmanente para pensar el reparto de lo sensible. Tal reparto pone en relacin de modo plstico dos dimensiones irreductibles entre s: el cuerpo y el concepto. Por ello puede decirse que la imagen existe en s como materia-luz en movimiento y que es un posible fabricado por un dispositivo histrico con procedimientos singulares que crea categoras estticas.La autonoma de la imagen del pensamiento es presentada por Deleuze como una lgica de la sensacin: lgica que rene la identidad de materia-luz y los signos como rasgos expresivos que componen las imgenes. De este modo plantea la composicin de dos planos que en la historia de la filosofa resultan incomposibles y los rene como un mixto ligado por una sntesis disyuntiva o sntesis de heterogneos, entendida como una verdadera operacin del que est forzado a pensar para resolver un problema que lo asfixia en la historia de su presentacin. Este mixto emprico trascendental se propone desbaratar la oposicin entre una fsica del mundo y una psicologa del sujeto. Interrumpe cualquier dualismo tendiente a oposiciones absolutas para mantener un principio de oposiciones dinmicas relativas. Los motivos de la unidad, de la agrupacin, de la composicin no son para Deleuze del orden del consenso del valor comn porque percibe all una pobre fatiga del pensamiento. Lo que tiene valor sinttico es una diferencia eficiente, como lo es la de toda creacin, que rene los heterogneos que se separan en forma irreductible y separa los dualismos superficiales que se renen en forma relativa.La crtica de Rancire separa el mixto pensado por Deleuze y enfrenta sus partes componentes por oposiciones absolutas orientando la imagen del pensamiento hacia la sntesis de un movimiento dialctico cuyo germen es la contradiccin. Las de Deleuze y Rancire son dos imgenes del pensamiento irreductibles una a la otra, y sin embargo por igual potentes y productivas en los dominios esttico y poltico. Presentada la imagen del pensamiento de Deleuze y su concepcin de la imagen, de nada sirve que el eje crtico de Rancire se sostenga sobre la contradiccin cuando esta forma del movimiento del pensamiento ha sido explcitamente criticada en trminos lgicos por Deleuze y reemplazada por una lgica de la composicin sostenida en sntesis disyuntivas y en figuras paradjicas ms cercanas a su juicio a la diferencia eficiente como movimiento real. El fondo de la querella es dar cuenta del movimiento material del mundo. Movimiento, que de dos modos distintos, persigue lgicas de pensamiento enfrentadas. El problema radica en cul de ellas resulta posible para alcanzar el movimiento material en el que se implican cuerpo y concepto.Deleuze procura distinguir los mixtos mal compuestos que confunden la intensidad con la sensacin. La nocin de intensidad arrastra en la percepcin emprica una mezcla impura entre determinaciones que difieren de naturaleza. La intensidad excede lo emprico de los niveles de sensacin vividos en favor de una razn trascendental capaz de conjurar las ilusiones que pueden arrastrar sus efectos. Se trata de no confundir diferencias de grado entre sensaciones vividas con diferencias de naturaleza entre intensidad y sensacin que se constituyen como germen de los falsos problemas. En la duracin slo hay diferencias de naturaleza mientras que en el espacio hay diferencias de grado. La intensidad es una nocin que pertenece a la duracin y las sensaciones vividas al espacio. Deleuze recupera para pensar el reparto de lo sensible un empirismo superior, uniendo a Kant y a Bergson, para poder reunir en la duracin vivida el elemento gentico de la intensidad como efecto en las sensaciones empricas. Rancire se mantiene en el plano de las sensaciones empricas sin abandonar la pensatividad categorial gentica del espritu que se presenta a s mismo aunque parece cuestionar la disolucin dual entre praxis y teora en la idea de un empirismo superior. Deleuze y Rancire polemizan su posicin frente al marxismo. El de Deleuze, tejido fraternalmente con Guattari, es completamente opuesto al de Althusser, tradicin en la que se ancla el de Rancire. Para Deleuze la ilusin depende del mundo que habitamos como apariencia y que nos exige un pensamiento inventivo que conjure el abandono de la duracin al servicio del espacio vivido como experiencia material. Para Rancire la ilusin depende de un movimiento del pensamiento como construccin histrica del espacio material que habitamos como apariencia y que nos exige una relacin dialctica entre los lenguajes histricos de las prcticas sensibles y la historia en general.El trnsito que Deleuze enfrenta en la constitucin de su imagen del pensamiento es el paso de la cualidad a la cantidad como problema ontolgico y poltico. Desplaza el problema del epicentro de Hegel hacia Bergson y sostiene que la nocin de multiplicidad nos libera de pensar en trminos de Uno y Mltiple. Incorpora la distincin capital entre diferencias de grado y diferencias de naturaleza. La diferencia de grado es una multiplicidad de orden y se expresa en exterioridad; la diferencia de naturaleza es una multiplicidad de organizacin y se expresa en interioridad. La dialctica de Hegel resulta incapaz de concebir diferencias de grado o de naturaleza y determina el ser por la negacin. Deleuze indica que el proceso real del ser nada tiene de un movimiento negativo de determinacin, que al final es una falsa nocin de diferencia. La nocin de diferencia eficiente, de causalidad y productibilidad, conecta para Deleuze, a Duns Scoto con Bergson, con el afn de mostrar que la causa ontolgica fundamental debe ser interna a su efecto. La causa eficiente, por su naturaleza interna, puede sostener al ser comocausa sui.De Duns Scoto y la causa eficiente a Spinoza y lacausa sui, se abre con las crticas a la causalidad externa la posibilidad de la diferencia interna en Bergson. Diferencia que se separa de la de Platn por el principio de finalidad de este ltimo.La diferencia eficiente e interna de Bergson frente a la diferencia final de Platn produce para Deleuze el reencuentro con Spinoza, en tanto la diferencia comocausa suisostiene la dinmica interna de la univocidad. El problema del plano de inmanencia unvoco es que contiene simultneamente diferencias contingentes (accidentales) y diferencias sustanciales (en s), pero aquello que le importa a Deleuze es concebir la diferencia interna como tal, como diferencia pura, elevando la diferencia al nivel de lo ilimitado. La vida brota y fluye por una dinmica de la diferencia en s: la cosa difiere de s inmediatamente sin causa final ni teleologa. La produccin de la diferencia eficiente como diferencia inmanente excede cualquier finalidad externa. LaCiencia de la lgicade Hegel es cuestionada por un principio capital: una causa exterior a su efecto no puede ser necesaria, y el proceso de mediacin, en una dialctica de contradiccin, depende necesariamente en el opuesto de una causalidad externa. Ante la diferencia abstracta, Deleuze afirma la diferencia eficiente e interna. Esta combinacin, dice Bergson, de dos conceptos contradictorios no puede presentar ni una diversidad de grado ni una variedad de formas: es o no es. Para Bergson algo contingente y abstracto se vuelve generalidad en Hegel: el movimiento negativo que no contiene ni grados ni matices slo puede ser abstracto para enfrentar las dinmicas reales. La autocreacin de la vida que brota y fluye no es determinacin sino diferencia. La ontologa positiva de Bergson contiene lo imprevisible y, para Deleuze, esttica y polticamente, esto afirma un pluralismo de la composicin de multiplicidades frente a un pluralismo del orden determinado. Duns Scoto, Spinoza y Bergson le permiten a Deleuze desplazarse de la filosofa del Estado de Hegel, sostenida en la lgica de lo Uno y lo Mltiple,15hacia otros modos de composicin poltica de las relaciones fraternales.La sntesis disyuntiva que Deleuze plantea como relacin entre heterogneos conserva el plano material entre trminos como diferencia eficiente y conjura cualquier causa exterior a su efecto para pensar esttica y polticamente. La lgica de las contradicciones que Rancire plantea como relacin entre opuestos, sostenida en una causalidad externa necesaria para que exista el proceso de mediacin, mantiene un vnculo entre lo material y lo abstracto en el movimiento del pensamiento. El desacuerdo est centrado en lo contigente y abstracto de herencia hegeliana que opera en el pensamiento de Rancire, en tanto movimiento negativo que introduce en los anlisis sobre Deleuze una contradiccin que no contiene ni grados ni matices para enfrentar las dinmicas reales. Donde Deleuze ve en la causalidad externa de la contradiccin un falso problema para pensar el movimiento, demasiado general para comprender la diferencia eficiente, Rancire describe contradicciones como confusin y oscuridad metdica para comprender por mediaciones las relaciones entre materia y forma. En el pensamiento francs contemporneo esta querella expone la oposicin que zanja una tradicin entre Spinoza y Descartes. La tradicin de Rancire es cartesiana porque separa los mixtos metdicamente sin dejar de abordar la pensatividad de las imgenes, la de Deleuze es spinozista porque no separa los mixtos para interrogar la identidad materia-luz como pensatividad de las imgenes.En el intervalo del acto de creacin productor de rasgos expresivos Deleuze percibe el mixto material y espiritual en el que es posible una lgica de la sensacin y un abordaje analtico delsintiendum. Las imgenes provenientes de las artes son tratadas como acontecimientos y ordenamientos de la materia luminosa. Acontecimiento de la materia-luz en movimiento y de la fabricacin de una potencia singular. Una dimensin est implicada en la otra componiendo la lgica de la sensacin. Como los signos son los rasgos de expresin que componen a las imgenes, se trata de ordenarlos segn series que indican su pertenencia a dispositivos, procedimientos histricos e invenciones estilsticas que dislocan la causalidad histrica. La complejidad del argumento de Deleuze radica en desbaratar las contradicciones y el respeto jerrquico de la mmesis, la norma y la representacin de la historia de la razn de lo sensible.Emancipar lo sensiblePara Rancire esttica no designa una teora del arte en general sino un rgimen especfico de identificacin y de pensamiento de las artes: un modo de articulacin entre maneras de hacer, formas de visibilidad de esas maneras y modos de pensamiento de sus relaciones. Este rgimen especfico es inseparable de un reparto de lo sensible en la distribucin, en la (re)particin de lo comn y en las partes exclusivas. Reparto de espacios, tiempos y de formas de actividad. Hay pues en la base de la poltica, una esttica. Es decir, formas de visibilidad de prcticas del arte y el lugar que ellas ocupan en lo que hace a la mirada de lo comn. Las artes comparten con las prcticas de emancipacin posiciones y movimientos de cuerpos, funciones de la palabra, reparticiones de lo visible y lo invisible. El arte es poltico por la distancia que toma respecto de sus funciones, por la clase de espacios y tiempos que instituye, por la manera en que recorta el tiempo y puebla el espacio. Esttica trata sobre la competencia para ver y la cualidad para decir sobre las propiedades de los espacios y los posibles del tiempo16.Rancire valora la presentacin de espacios y tiempos que el arte produce. Tambin el orden causal del mundo y el mundo como representacin de equivalentes, donde se juega el orden mimtico y su normatividad en todas sus formas, para que en su distancia crtica el espritu se presente a s mismo. No parte de la diferencia eficiente de un procedimiento del arte sin considerar el principio de normatividad histrico del sistema representativo. Como si nos dijera que para percibir el excedente resulta necesario seguir considerando el tema y su relacin con los modos de representarlo, tanto como los gneros y las formas de expresin. Mientras la jerarqua del edificio mimtico funciona perdura un rgimen especfico de identificacin que permite percibir sus variaciones histricas. El movimiento de la obra considerada requiere pensar una ley exterior y una ley interior. La ley exterior proviene en el lenguaje de la tradicin de la jerarqua de los representados. La ley interior parte de los dispositivos de los que surge el lenguaje y de la composicin que demuestra la singularidad de su propia potencia.El problema esttico y poltico que dirime la querella entre Rancire y Deleuze es el de la emancipacin. ste comienza, por parte de Deleuze, con la anulacin de la jerarqua de la representacin. La obra que no representa se auto-presenta y se demuestra en su autonoma singular. Mientras Rancire valora la relacin de cuo aristotlico contenido-forma, Deleuze parte de la nocin nietzscheana fuerza-forma. Es el viraje que se desplaza de la mmesis al estilo. Esto no niega que Rancire valore los rasgos estilsticos, pero los conduce a categoras propias de su matriz conceptual en tensin entre el rgimen representativo y esttico. La potencia singular de presencia, aparicin e inscripcin que rompe con lo ordinario de la experiencia parte de la nocin de estilo. El estilo, tal como lo entiende el pensamiento entre Nietzsche y Deleuze, es un procedimiento que rene lo consciente y lo inconsciente, lo voluntario y lo involuntario, la historia y el devenir. Cuestiona el edificio mimtico y su normatividad porque anula las jerarquas y las mediaciones propias del sistema representativo. Es una ruptura expresiva pura porque se auto-presenta sin representar y demuestra en s su autonoma singular que se sustrae de cualquier universalizacin.Deleuze opone el procedimiento de expresin como potencia singular a la semejanza mimtica como normativa mediadora de la representacin de equivalentes y a los rasgos autnomos sujetos a categorasaprioridel espritu . Los actos de creacin del arte son el dominio de lo posible fabricado inmanente sostenidos en la potencia del estilo como procedimientos de expresin. Son excedentes que pertenecen a una lgica de la sensacin que trae a la presencia aquello an no pensado o sentido. La invencin del estilo en arte es un procedimiento o frmula que presenta un posible fabricado como una historia natural17desligada de los encadenamientos de causa y efecto, de mmesis y categorasa priori. El procedimiento como estilo evoca una zona anterior a la metafsica de la representacin: paisajes que piensan y figuras no humanas que sienten. Rancire est en lo cierto cuando piensa que para Deleuze el arte es el dominio de un pasaje de un rgimen significante a otro. Se trata del pasaje de la lgica causal de las contradicciones a la lgica paradjica de los mrgenes de indefinicin y de los excedentes expresivos. Por ello puede decirse que el procedimiento es rasgo que se emancipa de la representacin: frmula que presenta otro rgimen significante.La emancipacin del estilo no se encuentra en la identificacin normativa sino en el rasgo expresivo que cuestiona cualquier unidad orgnica del arte y cualquier herencia del mundo como voluntad y representacin en beneficio de lo universal. Para Deleuze el rasgo expresivo es potencia singular emancipada y desligada del encadenamiento percepcin-accin y de la atmsfera orgnica mimtica. El rasgo expresivo como potencia singular se materializa en personajes conceptuales y en figuras estticas. Si bien hay relacin entre stos, Deleuze diferencia unos de otras: los personajes conceptuales operan sobre un plano de inmanencia que es una imagen del pensamiento-Ser (nomeno) y las figuras estticas lo hacen sobre un plano de composicin como imagen del universo (fenmeno). Deleuze y Guattari escriben Melville deca que una novela comporta infinidad de caracteres interesantes pero una nica Figura original como el nico sol de una constelacin de universos, como principio de las cosas, o como el faro que saca de la penumbra un universo oculto18. Bartleby19es una imagen del pensamiento-Ser y una imagen del universo, reunidas en forma simultnea, y por ello alcanza para Deleuze el estatuto de personaje conceptual y de figura esttica. Rene elnomenoy el fenmeno en la materialidad de una frmula lingstica que indica un funcionamiento pragmtico.Ajeno se encuentra Deleuze de la tradicin romntica a la que lo conduce tanto Rancire como Badiou20. Si bien considera la relacin entre lo orgnico y lo inorgnico, busca una concrescencia propia de una metafsica de la materia ms cercana a Whitehead y Simondon, y a una pragmtica sostenida en una lgica de los dispositivos y los procedimientos operatorios ligada a Henry y William James. En el proceso de formacin de la obra (gestaltung) la forma es inseparable de las fuerzas que la constituyen. En Bartleby el escribiente de Herman Melville, no es una fbula la que cuenta la metamorfosis de un personaje sino que un personaje, al reunirnomenoy fenmeno como funcionamiento de un rasgo expresivo, presenta la transformacin de la lengua y del mundo como fbula. Deleuze no piensa en Schopenhauer sino en Nietzsche, aunque reconoce que Melville s lo hace al introducir la anomala de Bartleby como la de un inocente santo idiota. Un poco de esquizofrenia en la neurosis! Se trata de un personaje que se sustrae de toda particularidad llevando la voluntad a su lmite. Una voluntad de nada es la prefiguracin de un excedente demonaco. Esta afirmacin est ms cercana a Nietzsche que a Schopenhauer, en tanto arrastra un nihilismo activo. La vida en el personaje justifica e impulsa todas las zonas oscuras que escapan a la razn suficiente. La vida conserva su misterio y no tiene necesidad de ser justificada. Por ello Deleuze aborda el principio enigmtico aunque no arbitrario de la frmula a travs del personaje en una sntesis plstica que contiene la relacin fuerza-forma. En la potencia de formacin de la obra, Melville considera lo indiferenciado a-significante como un ritmo inhumano que atraviesa la frmula lingsticaI would prefer not to. Frmula que expresa una funcin lmite en su condicin agramatical. Pese a ser una construccin normal, suena como una anomala. Por ello Deleuze piensa la presencia sorda de la inslita frmula a travs del ritmo como musicalidad, en tanto que el ritmo es un tiempo implicado en la materialidad lingstica y en la figura, y no una extensin temporal o una duracin continua.La frmula de BartlebyI prefer not to, prefiero no, dice a secas una positiva sustraccin de la accin mientras afirma preferira hacer otra cosa, comporta una tensin de duracin que se explica a s misma implicndose a s misma. Tensin paradjica, en tanto que la duracin vivida no se resuelve ni como negacin total ni como afirmacin indubitable. Contagiosa y desoladora, la frmula no se limita a rechazar aquello que el original monomanaco Bartleby prefiere o no prefiere, sino que llega a hacer imposible lo que hasta entonces haca. Bartleby avanza y se retira en su mismo transcurrir hasta crear una zona de indeterminacin. Expresa una lgica extrema donde alcanza la presencia algo inexpresable que escapa al conocimiento y a la psicologa, una pura pasividad paciente hasta Ser en cuanto ser y nada ms, manteniendo a todo el mundo a distancia. Se trata de la elegancia de un gesto no relacional fuera de s que persevera en su ser. Un negativismo que excede toda negacin. No se trata de una concepcin de la msica o del silencio que afecta a la escritura proveniente de Schopenhauer sino del tiempo del ritmo del outlandish inventado por Melville en el ingls como lengua inhumana propia deMoby Dick,que expresa un tiempo de la presencia incomprensible que desnaturaliza la lengua. Mero tic local en la lengua que anuda msica potica y silencio del personaje. La frmula abre un vaco en el lenguaje y en las acciones, desconecta las palabras de las cosas y las acciones de las palabras. Expone al desnudo al annimo y al parricida frente al hacer mecnico que termina transformndolo en un rasgo informe. Los rasgos de expresin se escapan de la forma. El rasgo emancipado como ritmo en la lengua y en el gesto del personaje es una anomala contra la ley, y se acerca a lo que Bergson llam tensin de duracin y Maldiney, cronotesis21. Esto quiere decir que el estilo es ritmo temporal que orienta el sentido del personaje sin representar. Sobre todo en su fijeza vagabunda en la oficina del abogado.Deleuze no piensa la concepcin performativa de la obra hacia una lgica de lo simblico sealada por Hegel y tampoco lo hace hacia el carcter en lugar de la accin como motor de la fbula potica que retoma la oposicin de Aristteles. La emancipacin del rasgo expresivo por el estilo revela que el componente a-significante del ritmo excede en la materialidad lingstica y en la figura a cualquier homologacin con la idea de carcter. Bartleby, como percepto y afecto sensible, es unaan-omalaque descentra un pensamiento del sujeto y desmonta la imagen de la representacin como sustancia esencial. Bartleby es un ritmo lingstico y un modo cmico de un rasgo expresivo emancipado que deja caer sobre un fondo trgico la mscara de la ilusin. Deleuze percibe en esta figura original una constelacin de multiplicidades materiales y un principio de las cosas que se sustrae afirmativamente al dualismo en favor de la horizontalidad del mundo y sus relaciones. En este sentido, el Personaje conceptual es un acontecimiento material del orden delnomenoy la Figura original, un acontecimiento fabricado del orden del fenmeno.Bartleby, como Zaratustra, ocupan simultneamente el doble lugar de Personaje y Figura al unir el plano del concepto con el universo del percepto y afecto creado. Ese doble lugar rene un pensamiento sin imagen con una imagen del pensamiento. La frmula de la expresin de Bartleby coincide con el surgimiento y devenir del ser porque renenomenoy fenmeno, pero afirma en la sustraccin paradjica que antes que el Ser est la poltica. No una poltica dionisaca de la disgregacin sino una poltica que reconoce en la prctica fraternal una comunidad de individuos que se subleva contra las particularidades que contraponen a los individuos entre s y contra lo universal en nombre de la trascendencia y la caridad. Poltica que no desconoce que en la espalda de todo pensamiento occidental est la vergenza de ser hombre y en el horizonte inmediato la inseparable relacin dramtica entre tica y estrategia poltica22. La fraternidad slo se produce entre almas originales que gozan de una nueva percepcin. Ah, Bartleby, ah humanidad!, son palabras de abogado. Bartleby casi catatnico se sustrae de la caridad y de la filantropa para no residir en la deshonra aunque para ello tenga que perseverar en estado de desobediencia civil.

Adrin Cangi

Ensayista. Dr. en Sociologa (UB) y Dr. en Filosofa y Letras (USP). Se desempea como profesor e investigador en la Universidad de Buenos Aires, Fundacin Universidad del Cine, Universidad Nacional de Avellaneda y Universidad Nacional de La Plata. Profesor titular regular de Estticas contemporneas (UNDAV). Dicta seminarios de Doctorado en su especialidad en distintas universidades nacionales y extranjeras. Ha sido becario del ICI (Instituto de Cooperacin Iberoamericano) para la realizacin de estudios en Esttica en la Universidad Complutense, Espaa y de la FAPESP (Fundacin para o Amparo da Pesquisa do Estado de So Paulo) para la realizacin de estudios posdoctorales, Brasil. Autor deGilles Deleuze. Una filosofa de lo ilimitado en la naturaleza singular, Quadrata-Biblioteca Nacional (2010). Prepara los librosQuerellas contemporneas. Ensayos de Esttica y Poltica,Max Stirner. Inmanencia y poltica(en colaboracin)yGuy Debord. Crtica de la apariencia(en colaboracin).Dirige junto a Ariel Pennisi la coleccin de ensayoSuperposiciones. Biblioteca de filosofa e imagen, Letranmada (Buenos Aires), las colecciones de filosofaPensamientos localeseIntempestivos, Quadrata y Biblioteca Nacional (Buenos Aires), la coleccin de pensamiento polticoPosiciones, Quadrata (Buenos Aires) y la coleccin de filosofaIncidentales, Fondo de Cultura Econmica, (Buenos Aires).

Notas1Ttulo original del Manuscrito del Autor: Diferendo por el reparto de lo sensible entre Jacques Rancire y Gilles Deleuze.2RANCIRE, Jacques,Le partage du sensible, Pars, La Fabrique, 2000, cap. I y II. Rancire dice llamo reparto de lo sensible a ese sistema de evidencias sensibles que al mismo tiempo hace visible la existencia de un comn y los recortes que all definen los lugares y las partes respectivas. Un reparto de lo sensible fija entonces, al mismo tiempo, un comn repartido y partes exclusivas. Esta reparticin de partes y de lugares se funda en un reparto de espacios, de tiempos y de formas de actividad que determina la manera misma en que un comn se ofrece a la particin y donde los unos y los otros tienen parte en este reparto. El reparto de lo sensible supone un complejo de relaciones entre poltica y arte. A partir de esta nocin concibe el arte como un fenmeno posible fabricado productor de espacio, tiempo y formas de visibilidad especficas, que rene maneras de hacer y modos de ser que entrelazan poltica y esttica. En relacin con esta dimensin de lo sensible define tres regmenes de identificacin del arte:tico(mediado por la pregunta acerca de las imgenes que impide que el arte sea identificado como tal),poticoorepresentativo(definido por la identificacin del hecho de las artes en la parejapoiesis/mimesis, valorando la representacin organizada por lamimesisen las maneras de hacer, de ver y de juzgar, considerando el acto de representar no slo como el de reproducir sino como el que da un equivalente) yesttico(indicativo de la identificacin de las artes por las maneras de ser sensible, en las que se valora la desconexin de lo ordinario y la potencia heterognea singular).3Malaise dans lesthtique, Pars, Galile, 2004, cap. II. Rancire querella a Badiou (Petit manuel dinesthtique, Pars, Seuil, 1998) y a Lyotard (Linhumaine. Causeries sur le temps, Pars, Galile, 1988) en Las antinomias del modernismo por presentarse con modos tericos pos-utpicos, siendo herederos, de distintas formas, de los regmenes de identificacin del arte antes presentados. En particular discute con Badiou que la identificacin esttica en su caso est anudada a la autonoma de cada una de las artes dedicada a mostrar la potencia inmanente y singular; que su posicin en la contemporaneidad aparecera como la forma defensiva del arte moderno destinado a revelar lo especfico de cada arte ms all de una categora cognitiva unificada; que su nocin llamada inesttica como defensa de lo moderno no deja de ser un platonismo de lo mltiple que establece un doble movimiento: hace justicia actual contra Platn y su ley de lo Uno y valora a Platn por la radicalizacin de un principio anti-mimtico; que su estrategia intenta preservar las verdades discretas y su valor educador sostenido en la potencia de la Idea como singularidad del procedimiento esttico. En particular discute con Lyotard porque conduce con su poltica de lectura de Kant a la vanguardia a atestiguar acerca de la miseria del sujeto, de la cada de una razn activa como consciencia de la transformacin del mundo y hacia una idea de la ley moral como ley de heteronoma; porque piensa el porvenir sin una responsabilidad legisladora respecto del gusto y porque desresponsabiliza a los artista con relacin a la cuestin de lo no presentable; porque presenta la autonoma radical como promesa de emancipacin poltica y social en la medida en que liberando todas sus potencias como arte logra producir objetos que difieren del estatuto de objetos de consumo.4RANCIRE, Jacques , Existe-t-il une esthtique deleuzienne, enGilles Deleuze. Une vie philosophique, Eric Alliez (ed.), Pars, Les empcheurs de penser en rond, 1998;La Fable cinmatographique, Pars, Seuil, 2001, cap.III; Deleuze, Bartleby and the literary formula, inThe Flesh of Words, Stanford, Stanford University Press, 2004.5BOURRIAUD, Nicolas,Esthtique relationnelle, Pars,Les presses du rel, 1995.6DELEUZE, Gilles,Proust et les signes, Pars, PUF, 1964;Prsentation de Sacher-Masoch, Pars, PUF, 1967;Kafka. Pour une littrature mineure(con Flix Guattari), Pars, Minuit, 1975;Superpositions(con Carmelo Bene), Pars, Minuit, 1979;Francis Bacon: Logique de la sensation,2 vols., Pars, ditions de la Diffrence, 1981;Cinma 1. LImage-mouvement, Pars, Minuit, 1983;Cinma 2. LImage-temps,Pars, Minuit, 1985;Pricls et Verdi, Pars, Minuit, 1988;Lpuis, seguido deQuad, Trio du Fantme, que nuagesyNacht und Trume(de Samuel Beckett), Pars, Minuit, 1992. En todos los anlisis que Deleuze realiza sobre literatura, pintura, teatro, cine y msica sostiene este principio que rene inmanencia y expresin, y que comparte con Henry Maldiney, autor dePenser lhomme et la folie,Pars, Jrme Million, 1997.7RANCIRE, Jacques, Existe-t-il une esthtique deleuzienne, op. cit.En este texto indica que la figura es pensada como alegora o efigie. Cf. Deleuze, Bartleby and the literary formula, op. cit. En este texto indica que la figura es pensada como smbolo. El problema de la diferencia eficiente como formacin de ritmos y figuras en Deleuze es pensada por Rancire como una lgica rtmica del orden de la msica. En los textos de anlisis literario, cuando Deleuze introduce la nocin de msica, est pensando en la composicin de un ritmo inmanente al proceso de formacin de la sintaxis que presenta las figuras como deformacin. Nunca son alegoras, efigies o smbolos sino anomalas o rasgos excedentarios a las categoras.8DELEUZE, Gilles,Diffrence et rptition,Pars, PUF, 1968. En este libro es donde Deleuze alcanza su ms claro rechazo al problema de la contrdiccin.9GREISCH, Jean,La invencin de la diferencia ontolgica. Heidegger despus de Ser y tiempo, Buenos Aires, Las cuarenta, 2010.10WITTGENSTEIN,Ludwig,Tractatus lgico-philosophicus, Londres, Harcourt, Brace & Company, 1922. Ver: 5.143 y 4.461.11Cf. Gilles Deleuze, Deleuze, Bartleby and the literary formula, op. cit.12DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Flix, ,Mille plateaux.Capitalisme et schizophrnie, Pars, Minuit, 1980, cap . IX; Cf. Gilles Deleuze,Pourparlers, Pars: Minuit, 1990, cap. V. Deleuze dice: antes que el ser, est la poltica.13Cf. Jacques Rancire,La Fable cinmatographique, op. cit.14DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Flix ,Quest-ce que la philosophie?, Pars, Minuit, 1991, Ver: Percepto , afecto, concepto.15MONTEBELLO, Pierre,Deleuze, Pars, Vrin, 2008 y Adrin Cangi,Gilles Deleuze. Una filosofa de lo ilimitado en la naturaleza singular, Buenos Aires, Quadrata-Biblioteca Nacional, 2011, pp. 44-79. Ambos textos indagan el problema de la diferencia eficiente y sus efectos esttico-polticos.16RANCIRE, JacquesMalaise dans lesthtique, op. cit.yLespectateur mancip, Pars, La Fabrique, 2008.17El problema de la historia natural resulta central a Walter Benjamin, Theodor Adorno y Gilles Deleuze. Este complejo concepto es abordado de modos distintos y requerira un texto en s mismo sobre las imgenes del pensamiento que pone en juego.18DELEUZE, Gilles y GUATARI, Flix,Quest-ce que la philosophie?, op. cit. y Gilles Deleuze,Bartlebyou laformule, enCritique et clinique, Pars,Minuit, 1993. Un texto resuena en el otro para recuperar la idea de una nica Figura original que excede a la nocin de carcter.19Cf. Gilles Deleuze,Bartlebyou laformule, op. cit.20BADIOU, Alain,Petit manuel dinesthtique, Pars, Seuil, 1998. Badiou sostiene que la imagen del pensamiento de Deleuze responde a un esquema romntico que piensa el arte como encarnacin manteniendo una relacin con lo infinito catico ms que con cualquier otra. Existe cierta orientacin comn en la lectura que tanto Badiou como Rancire realizan de Deleuze respecto de su pertenencia a un esquema romntico, aunque mantengan entre s diferencias radicales en el modo de abordarlo. No es poco importante el tratamiento que Deleuze realiza de la relacin orgnico-inorgnico que proviene de Fichte y Schelling, aunque su forma de apropiacin pragmtica dirija el problema en otra direccin que el romntico.21PL PELBART, PeterA vertigem por um fio, SP. Iluminuras, 2000. Pl Pelbart aborda el problema del ritmo entre Bergson y Maldiney, para sealar la existencia de un ritmo que orienta el sentido sin representar.22RANCIRE, Jacques,Malaise dans lesthtique, op. cit, cap.III. Rancire problematiza un debate central en la contemporaneidad entre tica y poltica (El viraje tico de la esttica y de la poltica) a partir del cual se reconstruye el ncleo de nuevas querellas en nuestro presente.Revista Observaciones Filosficas - N 14 / 2012

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