regionalismo y la nueva politica economica internacional

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    INDICE

    Introduccin

    1. La Nueva Economa Poltica Internacional (NEPI) y el Regionalismo de segundageneracin1.1 Concepciones tericas tradicionales del Regionalismo1.2 El origen de la Nueva Economa Poltica Internacional1.3 Teorizando el Nuevo Regionalismo1.4 El rol de los estados intermedios en el sistema internacional de la post-

    Guerra Fra.

    2. Los Estados Unidos y su poltica exterior hacia el resto del Hemisferio2.1 Los antecedentes de una intrincada relacin2.2 El ALCA y la reformulacin de la poltica exterior norteamericana hacia el

    Hemisferio

    3. El MERCOSUR y la poltica exterior de Brasil y Argentina3.1 La naturaleza consensual de un proyecto geopoltico subregional.3.2 La posicin del Brasil frente al ALCA.3.3 El Proceso de Integracin Sudamericana: Etapas Iniciales y la Reciente

    Cumbre Presidencial3.4 Grupos de presin, instituciones e ideologas dentro del MERCOSUR

    4. Mxico: Puente o Caballo de Troya?

    5. Chile: Global Trader o neorrealismo perifrico?

    6. La Comunidad Andina de Naciones (CAN)6.1 Divisiones internas y falta de proyeccin internacional6.2 Venezuela6.3 Colombia6.4 Per6.5 Ecuador6.6 Bolivia

    Conclusiones

    Referencias Bibliogrficas

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    INTRODUCCIN

    El presente documento aborda como su principal tema de investigacin la cuestin de laconstruccin de acuerdos de integracin regional entendidos como el resultado de lasdecisiones de poltica exterior de los propios estados comprometidos en dicha empresa.

    Esta concepcin ha recibido considerable atencin dentro de la llamada nueva EconomaPoltica Internacional, que est siendo utilizada actualmente como enfoque terico para tratarde entender el reciente auge del regionalismo en un contexto de creciente globalizacin.

    Cabe sealar aqu que la Economa Poltica Internacional (EPI) es tal vez el rea deinvestigacin que mayor atencin ha recibido en las ltimas tres dcadas en el estudio de lasRelaciones Internacionales como disciplina autnoma dentro de las ciencias sociales. Noobstante, aunque las Relaciones Internacionales hayan conocido un significativo desarrolloterico y acadmico dentro del mundo anglosajn el mismo que se inicia con el fin de laPrimera Guerra Mundial en Amrica Latina, por el contrario, son escasas las referencias aenfoques interdisciplinarios que vinculan en su anlisis las ponderaciones de poder en lapoltica exterior de los estados con la evolucin del funcionamiento e integracin de losmercados.

    Sin duda alguna, son los economistas quienes han desempeado el rol de liderazgo intelectualen lo que respecta al anlisis de los procesos de integracin, regionalismo y liberalizacineconmica. En nuestra regin, en particular, quizs este predominio encuentre su origen en elhecho de que en Amrica Latina, en aos recientes, todos estos fenmenos han tenido lugaren un contexto que enfatiza la primaca de las recetas econmicas neoliberales del llamadoConsenso de Washington (Williamson 1989, 1994, 2000; Krugman 1995; Naim 2000;Srinivasan 2000).

    En este contexto, la mayor parte de la literatura ha intentado responder a la interrogante sobresi los acuerdos de integracin regional (o RIAs por sus siglas en ingls) son buenos o malospara la sustentabilidad del sistema de comercio multilateral encarnado en las negociacionesdel GATT y de la OMC. Siguiendo el anlisis formulado por Bhagwati (1991), el mayornfasis se ha dirigido a elucidar si los RIAs constituyen bloques convergentes (buildingblocks), bloques divergentes (stumbling blocks ) o piedras en el camino (stepping stones )hacia el multilateralismo. En la medida que los RIAs han proliferado, crecido y profundizadoa lo largo de la ltima dcada esta discusin se ha intensificado an ms. Sin embargo, a pesarde la acumulacin de evidencia terica, emprica e histrico-descriptiva no existe consensotodava sobre la conveniencia de establecer y promover la consolidacin de los RIAs(Panagariya 1995; Bhagwati and Panagariya 1996; Schiff 1996; Schiff and Winters 1997;Hoeckman, Schiff and Winters 1998). Incluso indicios sobre potenciales efectos adversostanto para los pases miembros como sobre terceros fueron sealados recientemente por unestudio del Banco Mundial que analiza la evolucin del MERCOSUR (Yeats 1997).

    En tal sentido, es posible afirmar que a la fecha no hay pruebas concluyentes sobre los efectosde desviacin de comercio inducidos por los esquemas de integracin regional, ni tampocosobre los potenciales efectos positivos de los RIAs medidos en trminos de estimulacin deun mayor crecimiento econmico, promocin de las inversiones, facilitacin de latransferencia tecnolgica, cambio de ventajas comparativas hacia actividades de mayor valoragregado, provisin de mayor credibilidad a los programas de reforma estructural o induccinde una mayor estabilidad poltica dentro del bloque de pases que conforman un RIA. Como

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    seala Winters (1997: 2), las discusiones sobre los RIAs son siempre complejas, aunquefrecuentemente vagas en sus conclusiones. Cada caso es, por tanto,sui generis .

    Por otro lado, muchos de los supuestos costos y beneficios derivados del establecimiento delos RIAs se producen en reas que los economistas comprenden an relativamente poco como por ejemplo, el crecimiento econmico, la transferencia de tecnologa, la relacin entre

    estados y mercados y los beneficios polticos derivados de una mayor integracin econmica(Grosman & Helpman, 1995). Ms an, existen muy pocos casos significativos sobre loscuales sea posible llevar a cabo estudios empricos (Foroutan, 1997). Presumiblemente, laUnin Europea (UE) es el nico RIA que es suficientemente grande en tamao como paraafectar el sistema multilateral de comercio de manera significativa y que ha sobrevivido porun tiempo razonablemente largo como para poder observar las consecuencias de su existenciasobre el sistema internacional (Winters 1996).

    En suma, si bien la teora econmica ha sido capaz de explicar la racionalidad que conduce acrear espacios econmicos ampliados que resultan ser ms eficientes u ptimos que losprovistos por aquellos que se encuentran delimitados por las fronteras de los propios estados,eventos recientes pareceran indicar que existen tambin factores no econmicos que estarancondicionando la poltica exterior en materia comercial de los estados.

    En consecuencia, limitarse a este tipo de discusiones podra resultar intil al final de cuentas.La cuestin, por tanto, no debera ser si la integracin regional es deseable per se o siconstituye un juego de suma positiva para sus miembros en trminos de ganancias (relativas oabsolutas)1 medidas como un mayor volumen de comercio o de riqueza, sino ms bien sideberamos tratar de entender el surgimiento y promocin de los RIAs como proyectosdirigidos por los estados con el objetivo de reorganizar los espacios econmicos y polticosregionales (o subregionales) en respuesta a los retos impuestos por el proceso deglobalizacin en la actual era de post-Guerra Fra. En este contexto, los mercados podran servistos como construcciones sociales y, como tales, lo que ocurra en ellos estaradirectamente relacionado con las decisiones de poltica exterior tomadas individual ocolectivamente por los estados.

    1 Este constituye uno de los grandes debates contemporneos en la teora de las Relaciones Internacionales. Enefecto, neorrealistas y neoliberales difieren sobre el tema de las ganancias absolutas y relativas derivadas de lacooperacin internacional. Por un lado, el Neoliberalismo supone que los estados son actores atomsticos quequieren obtener un mayor bienestar, por lo que resulta lgico que busquen maximizar sus ganancias absolutassin importar qu tan bien les vaya a los dems. Los neoliberales aceptan que la presencia de ganancias relativas -que eventualmente favorecen ms a un estado que a otros- dificultan la cooperacin, mas no la imposibilitannecesariamente, especialmente ante la existencia de intereses mutuos que son satisfechos precisamente comoresultado de la cooperacin. Asimismo, para los neoliberales, el concepto de ganancias relativas se vuelveambiguo y pierde relevancia cuanto mayor es el nmero de participantes en el acuerdo cooperativo. Losneorrealistas sostienen, en cambio, que los estados son posicionales y, por ende, no son indiferentes a las

    ganancias que los otros estados puedan obtener. La importancia que el tema de las ganancias relativas tiene paralos neorrealistas se fundamenta en el supuesto de que los estados en una situacin internacional de anarqua entendida como la ausencia de un gobierno mundial deben recurrir en ltima instancia a la auto-ayuda paragarantizar su supervivencia. En este contexto, las ventajas concedidas a un estado amigo en el presente podranconvertirlo en un peligroso enemigo potencial en el futuro. Se entiende, entonces, el argumento neorrealista deque los estados son especialmente sensibles a cualquier disminucin de sus capacidades relativas, puesto questas son la base para su seguridad e independencia en un contexto de anarqua. Como sugiere Waltz (1979:126), la principal preocupacin de los estados no es maximizar su poder (en trminos absolutos) sino mantener omejorar su posicin en el sistema (en trminos relativos). Para una discusin exhaustiva del debate terico entreneorealismo y neoliberalismo institucional sobre la cuestin de las ganancias relativas versus ganancias absolutasconsultar Baldwin (1993), Kegley (1995) y Grieco (1990, 1993).

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    Es decir, ms que enfocar sobre el anlisis de los beneficios a los que podramos acceder depertenecer o no a un RIA trtese de acuerdos discriminatorios o no hacia terceros pases2 elnfasis debera ser puesto en el anlisis de las motivaciones de poltica exterior detrs de losestados que buscan establecer acuerdos de integracin comercial o regional, ya sea en uncontexto bilateral, subregional o multilateral. El anlisis de las estrategias adoptadas en estesentido por los distintos estados latinoamericanos en la ltima dcada podra ofrecer un mejor

    indicador de cmo ser la economa poltica internacional en nuestro hemisferio en el futuroy, por tanto, de los beneficios potenciales de los posibles escenarios en un contexto decreciente globalizacin.

    En esta lnea de pensamiento se enmarca el trabajo de algunos autores que estn endesacuerdo con el argumento que sostiene que una mayor integracin de la economa mundialcomo consecuencia de los procesos paralelos de globalizacin y de integracin a nivelregional reduce el poder de los gobiernos nacionales de los estados (Weiss 1998; Evans1995). En efecto, a pesar del atractivo que despierta el uso de ciertos conceptos como los desociedad global y mercados transnacionales, las habilidades de ciertos estados paraimplementar estrategias de transformacin domstica y adoptar distintos enfoques y polticasexteriores en respuesta a las propuestas de integracin regional y subregional existentes lespodran permitir obtener una ventaja competitiva de gran importancia. En este sentido,algunas de las economas ms exitosas se apoyan en el desarrollo de instituciones y demecanismos de gobernabilidad (interna y externa) que se sustentan en el uso de informacin yde canales de toma de decisin que son provistos por los propios estados (esto es lo que havenido a denominarse en la literatura reciente unstate-embeddedness de las actividadeseconmicas). De hecho, como consecuencia de este fenmeno, la fuerza de las presioneseconmicas y comerciales encontrara muchas veces su origen en factores domsticos alinterior de los estados, siendo sus efectos internacionales variables y dependientes de la fuerzaque dichos grupos e intereses domsticos sean capaces de ejercer sobre sus propios gobiernos.En la medida que la integracin econmica siga su curso, las habilidades de respuesta de losestados y sus respectivas polticas exteriores- importarn ms (y no menos, como muchasveces se ha vaticinado) para la promocin del bienestar social y la creacin de mayor riqueza.En suma, el argumento que postula que como resultado de la globalizacin los estadospierden poder podra resultar siendo un mito.

    Cabe sealar, adems, que la mayora de economistas ha ignorado sistemticamente elanlisis de la geopoltica y de las estructuras polticas y sociales al interior de los estados,relegando de este modo a un segundo orden el impacto que estas variables podran tener sobrela manera en la que funcionan los mercados dentro de un contexto de integracin econmica(multilateral, regional, subregional o bilateral). No obstante, esta negligencia ha sidoigualmente notoria en la Economa Poltica Internacional (EPI). En efecto, las teoras msdifundidas de la EPI (neo-realismo y neo-liberalismo, principalmente) no proveen de una baseterica satisfactoria para embarcarnos en la indagacin de la racionalidad del regionalismocontemporneo (Payne y Gamble 1996: 2). En la misma orientacin, y como consecuencia delas crisis financieras que recientemente sacudieron el este de Asia y Amrica Latina, Higgotty Phillips (2000: 376) sealan que, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Karl Polanyi(1944) y John Ruggie (1982) quienes por separado intentaron explorar la naturaleza y elenrazamiento social (social embeddedness ) de los mercados constituyen tal vez las dosnicas excepciones relevantes a esta omisin dentro de la economa como disciplina cientfica

    2Es decir, la discusin sobre las ventajas del llamado regionalismo abierto (Bergsten 1997).

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    La presente investigacin intenta contribuir a iniciar a cerrar esta brecha al plantear que elanlisis de la evolucin y de los posibles impactos de los acuerdos de integracin regionaldebe considerar no slo los aspectos econmicos, sino tambin factores geopolticos ysociales que influencian las decisiones de los hombres de estado y de otros agentesinternacionales. Las reglas de funcionamiento de los mercados y su grado de apertura son elresultado de estas decisiones, las mismas que responden no slo a la bsqueda de crecimiento

    econmico y un mayor bienestar, sino tambin y tal ms importante an a consideracionesde carcter estratgico y geopoltico que han sido ignoradas del anlisis tradicional sobre laformacin de los RIAs.

    Siguiendo las tradiciones tericas en Relaciones Internacionales y, en particular, de la nuevaEPI, estos factores responderan a cambios en la visin que los propios estados poseen delcontexto externo, de las estructuras del sistema internacional, de la posicin que ocupanciertos actores dentro del sistema y del balance de poder resultante de la formacin de bloquescomerciales y alianzas de integracin subregional.

    Segn Beaufre (1982), el traslape de cuestiones geopolticas y del pensamiento estratgico enla conduccin de la poltica exterior de los estados debe considerarse como un ejercicio deplaneamiento de largo plazo, dirigido a combinar todos los recursos disponibles polticos,econmicos, sociales y militares hacia el logro de ciertos objetivos nacionales. Estaracionalidad estratgica es la que moldea la visin de un estado sobre su propio desarrollo ycondiciona la naturaleza de sus relaciones con otros estados dentro del sistema internacional.Por lo general, las consideraciones de geopoltica otorgan coherencia a un conjunto dedecisiones y acciones especficas las mismas que, a su vez, la mayora de las veces, reflejanintereses particulares de ciertos sectores sociales y polticos al interior de los propios estados.Por ello, en el mundo actual, sera riesgoso llevar a cabo un anlisis poltico de los eventosbasados simplemente en las tendencias evidenciadas por los mercados.

    Del mismo modo, se argumenta tambin que las asimetras existentes entre la economaglobal, por un lado, y los estados y los bloques regionales, por otro, han sido originadas por laaparente necesidad de liberalizar los mercados y de reducir el tamao del estado. Sinembargo, segn Higgott y Phillips (2000: 378), cuando estos objetivos son perseguidos enausencia de provisiones domsticas compensatorias, la liberalizacin de los mercados(comerciales y financieros) deja de ser una poltica econmica adecuada y corre el riesgo deconvertirse en una prctica poltica carente de consenso. En este contexto, la liberalizacineconmica implcita en los RIAs pasa a ser vista como la causante de efectos redistributivosregresivos que perturban las estructuras sociales vigentes y exacerban la resistencia por partede los grupos domsticos que se encuentran en desventaja. Nuevamente, una de las leccionesderivadas de las crisis financieras en Asia y Amrica Latina de fines de los 1990s sera quelos mercados deben ser entendidos como instituciones sociales.

    Esta lnea de pensamiento encuentra su origen en el enfoque planteado por Robert Cox (1981)y los tericos crticos de las Relaciones Internacionales. Esta corriente, que ha sido bautizadacon la etiqueta genrica de la Nueva Economa Poltica Internacional, se fundamenta en unmtodo de estructuras histricas definidas como una configuracin de fuerzas en la queconfluyen capacidades materiales, ideas e instituciones. Sin embargo, estas fuerzas nopredeterminan las acciones de los agentes, pero s les proporcionan oportunidades e imponenrestricciones (Gamble y Payne 1996: 7). En este contexto, los individuos y los grupos no sonvistos como simple vctimas de las estructuras imperantes, sino ms bien como creadores delas mismas.

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    En el presente anlisis, tanto la liberalizacin de los mercados como la integracin regionalson concebidos como el resultado de la actividad humana y no tan slo como las estructurasde mercado vigentes resultantes del triunfo del capitalismo occidental sobre el colectivismocontrolado por el estado, que era la ideologa poltica de la Unin Sovitica y de sus aliadoscomunistas. Ms an, las recientes reacciones en Asia y Amrica Latina a las crisis

    monetarias en ambas regiones sugieren que aunque el proceso de liberalizacin comercialmultilateral continuar su marcha, el proyecto neo-liberal expresado en el llamado Consensode Washington3 parecera haber alcanzado un lmite, al menos en el corto y mediano plazo,socavando la nocin de convergencia que predomina en la literatura sobre polticaeconmica emanada de la comunidad acadmica asociada a la OECD a lo largo de losnoventas.

    En este contexto, y contrariamente a lo que Susan Strange (1996) propondra, se plantea unresurgimiento de la importancia de los estados y su rol en la determinacin de las reglas querigen el normal desarrollo de la economa mundial. Como sealan Rhodes y Higgott (2000:15), una lectura de los eventos recientes en las regiones de Asia y Amrica Latina de post-crisis sugerira que actualmente los gobiernos de los estados, tal vez hoy ms que nunca, seven a s mismos con la capacidad de desempear un rol ms activo en el manejo de lademanda macroeconmica.

    Esta visin posee claras implicancias sobre la forma como los proyectos de integracinregional pueden ser concebidos. Dado que existe desconfianza en el accionar de las fuerzas demercado dejadas a su libre albedro, los RIAs se convierten ahora en proyectos dirigidos porlos propios estados en funcin de sus intereses nacionales y geopolticos, y no simplemente enla consecuencia lgica de las fuerzas integradoras de los mercados y de los intereseseconmicos de los agentes involucrados. En este contexto, surgen lmites a los procesos deliberalizacin descontrolada. En opinin de Linda Weiss (2000: 42), si la lectura es correcta,antes que hablar del retroceso de los estados, es ms probable que presenciemos el retrocesode los mercados. Esta es una cuestin a la que algunas naciones en Amrica Latinaaparentemente estn empezando a asignar mayor prioridad en sus agendas de poltica exteriorcomo condicin previa a efectuar concesiones de liberalizacin comercial con los pasesdesarrollados. En tal sentido, el presente trabajo se concentrar en el anlisis de lasnegociaciones hemisfricas de integracin regional en las Amricas entendidas como elresultado de la interaccin poltica, social y econmica de las partes negociadoras, y en lasrespuestas que los distintos actores han escogido o estn an considerando adoptar paraenfrentar los retos impuestos por el proceso de creciente globalizacin en que vivimos.

    3 Como sealan Higgott y Phillips (2000: 360-361), el trmino Consenso de Washington ha sido utilizado paradescribir un conjunto de principios que enfatizan la liberalizacin comercial, la desregulacin financiera, losprocesos de privatizacin de empresas pblicas, la reforma fiscal y tributaria y la flexibilizacin del mercadolaboral, procesos acompaados todos de prcticas polticas democrticas y liberales. Para una revision crtica delconcepto consultar Drache (2001), Naim (2000), Berger & Dore (1996), Boyer & Drache (1996), Doremus et al(1998), Albert (1993), Garten (1993) and Thurow (1992).

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    I. LA NUEVA ECONOMA POLTICA INTERNACIONAL Y ELREGIONALISMO DE SEGUNDA GENERACION

    1.1 Concepciones Tradicionales de Regionalismo

    Mltiples aproximaciones tericas han tratado de explicar a lo largo de las ltimas dcadas elorigen y diversidad de las unidades de integracin regional que existen en el sistemainternacional. La variedad de teoras, unida a las caractersticas propias de la disciplina,conduce a la prctica ausencia de conceptos generalmente aceptados, tanto en Economacomo en Relaciones Internacionales. Este es el caso que presenta la definicin del propiotrmino regin, aspecto planteado por primera vez por Jacob Viner (1950:123). En todocaso, la cuestin fundamental consiste en dirimir si la concentracin de flujos econmicos yla coordinacin de polticas exteriores de distintos estados puede derivar de las llamadasfuerzas naturales (proximidad geogrfica, complementariedad y convergencia econmica,comercio intra-industrias, etc.) o bien de polticas gubernamentales formuladas sobre labase de intereses comunes y la creacin de nuevas identidades.

    No obstante, dependiendo de los aspectos que enfatizan o bien de la perspectiva que lasorigina, en la disciplina de las Relaciones Internacionales las diversas concepcionestradicionales de regionalismo pueden clasificarse en tres grupos (Hurrell 1995: 46). En primerlugar, encontramos a las teoras sistmicas que estudian el impacto de las presionesexternas sobre una regin (es decir, se trata de aproximaciones de carcteroutside-in ). Estaspresentan la configuracin de unidades de integracin regional en el marco de estructuraspolticas y econmicas de carcter amplio. Son corrientes sistmicas el neorrealismo yaquellas basadas en los conceptos de interdependencia interregional y globalizacin.

    El neorrealismo surge a partir de la incapacidad del Realismo para explicar la aparicin deislas de paz y cooperacin en un mundo dominado por la lucha por el poder. Elneorrealismo enfatiza la importancia de la lucha por el poder poltico en un sistemainternacional anrquico caracterizado por la ausencia de un gobierno mundial (Waltz 1979).Por tanto, para el neorrealismo tienen una importancia fundamental las configuracionesexternas de poder, la dinmica de la lucha por el poder poltico y los lmites del sistemainternacional poltico considerado en su conjunto. En este contexto, en su vertienteeconmica, el regionalismo puede ser considerado una estrategia dentro de la competencianeo-mercantilista. As, los objetivos econmicos en la integracin regional no se derivan de laconsecucin de un grado de bienestar ms alto, sino de la ntima relacin entre riquezaeconmica y poder poltico y la inevitable ponderacin de prdidas y ganancias. Porejemplo, de acuerdo con la teora neorrealista, el relanzamiento de la integracin europea enla dcada de los ochentas puede ser considerada una respuesta ante la prdida decompetitividad, especialmente en sectores de alta tecnologa. Tambin esta lgica puede seraplicada a los grupos regionales creados por estados relativamente dbiles, que son o noapoyados por las grandes potencias.

    En efecto, uno de los factores fundamentales considerados por la teora neorrealista es laexistencia de una potencia hegemnica. Si bien su presencia tiene efectos ambivalentes sobrela formacin de unidades de integracin regional, existen cuatro formas segn las que elcarcter hegemnico podra suponer un estmulo al regionalismo y a la creacin deinstituciones regionales: (i) la creacin de grupos subregionales puede responder a labsqueda de mejorar su posicin en el balance de poder imperante. As puede pensarse en la

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    Asociacin de Naciones del Sudeste Asitico (ASEAN) frente a Vietnam y la RepblicaPopular China en la dcada de los setenta o bien el MERCOSUR frente a los EEUU en losnoventas; (ii) el regionalismo podra actuar como un intento de restringir el ejercicio del poderhegemnico si bien el fin de la Guerra Fra alter el contexto internacional, la idea del usodel regionalismo institucionalizado como un medio para restringir los potenciales efectos deldesequilibrio de poder contina siendo un factor importante en la poltica internacional; (iii)

    los estados ms dbiles podran buscar en la integracin con la potencia hegemnica un modode obtener beneficios ste caso es tanto ms probable cuanto ms acusados sean losdiferenciales de poder, mayor la proximidad geogrfica y ms escasas las alternativasexternas; y (iv) la potencia hegemnica podra ella misma implicarse en la construccin deinstituciones regionales.

    Por otro lado, encontramos a las teoras basadas en los conceptos deinterdependencia y globalizacin. Estas teoras, nacidas en la dcada de los setentas con los escritos de JosephNye y Robert Keohane, resaltan el proceso estructural por el cual la definicin de los interesesde Estado se ve afectada por cambios en el sistema econmico y tecnolgico global. Enefecto, Keohane y Nye (1972, 1977) iniciaron esta discusin al indagar sobre la naturalezatransnacional de la intrincada red de vnculos comerciales y financieros en las relacionesinternacionales retomando argumentos liberales desarrollados previamente por losfuncionalistas y neo-funcionalistas (Mitrany 1966, 1975; Haas 1958, 1964, 1970, 1975a,1975b).

    En este contexto, la globalizacin acta sobre el regionalismo en una doble direccin, siendovarias las formas en las que supone un obstculo a su emergencia. En primer lugar, la cadavez mayor interdependencia econmica as como la aparicin de asuntos de carcter globalcrean una poderosa demanda de instituciones sin base regional dirigidas a la solucin deproblemas concretos que requieren la toma de acciones colectivas. En segundo lugar, podrahablarse de una cohesin occidental ms que regional derivada de la expansin de lainterdependencia econmica y el desarrollo de formas de cooperacin poltica, econmica yde seguridad a lo largo de los pases del rea de la Organizacin para la Cooperacin y elDesarrollo Econmico (OCDE), que agrupa a los pases de mayor desarrollo industrial en elplaneta.

    Del mismo modo, la globalizacin podra actuar a favor del regionalismo. En este sentido,una integracin cada vez ms profunda crea problemas que requieren una administracincolectiva y, de forma ms especfica, formas concretas de regulacin que podran interferircon asuntos domsticos y las prerrogativas de soberana estatales. De ah que seapolticamente ms viable la construccin de dichas instituciones con un carcter regional msque global. Asimismo, si bien hay aspectos genuinamente de carcter global, es posible quesus efectos incidan de modo ms directo dentro de regiones concretas. Adems, elregionalismo supone el nivel ms factible para reconciliar las presiones hacia la globalizaciny la integracin, por una parte, y la fusin y fragmentacin, por otra. Finalmente, laglobalizacin ampla tambin el nmero de agentes a tener en cuenta en el anlisis de losregionalismos (en plural), alterando e intensificando los patrones de competenciamercantilista.

    No obstante, la teora de la interdependencia compleja de Keohane y Nye no logr contenerel ataque neorrealista que combinaba el nfasis en la primaca de los estados -comoprincipales actores en el sistema internacional- con el supuesto de racionalidad propuesto porlos economistas neoclsicos. En este contexto, los estados eran considerados maximizadores

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    de utilidad, es decir, maximizadores de poder tanto militar como econmico. Sobre estabase, el desarrollo de la teora de los regmenes internacionales (Krasner 1983; Haggard ySimmons 1987; Hasenclever et al. 1997; Young 1980, 1986) se convertir en el enfoque msinfluyente para explicar la cooperacin internacional en un entorno conflictivo, incluso an enausencia de una potencia hegemnica (Keohane 1984).4 Sin embargo, a pesar del predominiode esta concepcin de hegemona y de cmo sta influye en el desarrollo de los procesos de

    integracin regional, existen algunas consideraciones tericas que fueron claramente dejadasde lado. Una de ellas se refiere a cuestiones geopolticas derivadas de la adopcin de ciertaspolticas de cooperacin. Otra es la cuestin referida al porqu algunos estados aceptan yotros se resisten a los designios de la potencia hegemnica.

    De otro lado, utilizando una segunda aproximacin, pueden asimismo identificarse teoras queenfatizan la interdependencia dentro de la unidad de integracin regional. En efecto, dentro deeste grupo de teoras pueden considerarse el neo-funcionalismo, el institucionalismoneoliberal y el constructivismo. Mientras que los dos primeros presentan el regionalismocomo respuesta de los Estados ante los problemas derivados de la interdependencia intra-regional, la tercera variante enfatiza la relacin entre la interdependencia econmica y lacomprensin del carcter de identidad y comunidad.

    Segn el neo-funcionalismo, altos y crecientes niveles de interdependencia pondran enfuncionamiento un sistema de cooperacin que conducira eventualmente a la integracinpoltica (Deutsch et al. 1957; Haas 1964). Los gobiernos tienden a la creacin de institucionesde carcter internacional con el fin de cubrir determinadas necesidades de carcter funcional,de modo que el proceso se auto-alimentara extendindose (spillover ) a otras reas de lacooperacin internacional. Segn la expansin de carcter funcional, pasos iniciales decarcter parcial en el camino hacia la integracin crearan nuevos problemas que sloencontraran solucin a travs de una mayor cooperacin. Considerando los aspectos decarcter poltico, la existencia de instituciones de carcter supranacional catalizara unproceso de construccin institucional que se ira reforzando a lo largo del tiempo.

    Si bien esta teora tuvo una gran influencia en el estudio de la integracin europea, surelevancia en el regionalismo contemporneo es menos clara. No obstante, podra ocurrir quela teora neo-funcionalista adquiriera mayor relevancia en el futuro a medida que seprofundiza en la cooperacin regional y las instituciones regionales se establecen de un modoms firme.

    Por otro lado, el neoliberalismo institucional constituye la aproximacin terica msinfluyente en el estudio reciente de la cooperacin internacional. De acuerdo con esta escuelalos crecientes niveles de interdependencia generan una creciente demanda de cooperacin, demodo que las instituciones de carcter internacional permiten reducir las fallas de mercado(Axelrod y Keohane, 1986; Keohane 1984; Lipson 1984; Oye 1986; Stein 1984). Laimportancia de las instituciones radica en los beneficios que proporcionan y en su impactosobre los clculos de los agentes y en el modo como los Estados definen sus intereses. Portanto, de acuerdo con el neoliberalismo institucional la cohesin regional aparecera no a

    4 Crane y Amawi (1997) sealan un gradual proceso de fertilizacin mutua entre el neorrealismo y elneoliberalismo que, en ltima instancia, estara llevando a una convergencia en la sub-disciplina. Sin embargo,para Leaver (1994), este aparente proceso de convergencia ms que evolucin representara una involucinterica. Higgott (1994) coincide en afirmar que las corrientes ortodoxas no constituyen la mejor manera deestudiar el fenmeno del poder en la EPI. Strange (1995) es an ms categrica al invocar el completo abandonode las teoras llamadas racionales en el estudio de las relaciones internacionales.

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    partir de amplias propuestas para configurar estructuras federales nuevas, sino a partir de laforma en la que la cooperacin en reas especficas crea una red cada vez ms densa segn lacual la cooperacin en cada nuevo asunto se enmarca en un conjunto ms amplio y complejo.

    Finalmente, las teoras constructivistas enfatizan los conceptos de conciencia e identidadregional a partir del sentimiento de pertenencia a una comunidad regional en concreto, de

    acuerdo con lo que se ha llamado regionalismo cognitivo. Existen dos variantes principalesdel Constructivismo. La primera deriva de forma central y directa del trabajo de Deutsch et al(1957) y presenta la evolucin de la comunidad de acuerdo con dos ideas centrales: (i) elcarcter de las relaciones interestatales dentro de la comunidad debe ser entendido entrminos del sentido de identidad compartida y (ii) el proceso a travs del cual una comunidadaparece est relacionado de algn modo con la compatibilidad de valores societariosprincipales.

    Por ltimo, ha habido tradicionalmente teoras que consideran factores domsticos a la horade explicar el regionalismo. En efecto, ante la construccin de un acuerdo de integracinregional siempre aparecern grupos afectados positiva o negativamente y que, de acuerdo consu nivel de organizacin, podran impulsar o bien obstaculizar el proceso. Por otro lado,merece atencin el estudio de la relacin entre intereses nacionales y personales de los policy-makers . As, Milner (1991) desarrolla un modelo en el que otorga una importanciafundamental a la bsqueda de reeleccin por parte de los ofciales pblicos. Cohen (1996),por su parte, analiza la divergencia de los intereses entre los actores societarios y estatalesdentro del sector privado. Entre los factores domsticos que pueden considerarse relacionadoscon el regionalismo contemporneo, se halla en primer lugar la coherencia de la organizacinde cada uno de los Estados integrantes. No es coincidencia, por tanto, que los ejemplos mscomplejos de regionalismo, esto es UE, NAFTA y en menor medida ASEAN oMERCOSUR, hayan ocurrido en regiones donde las estructuras estatales son fuertes y dondela legitimidad de tanto las fronteras como los regmenes no se cuestiona. Por otro lado, esimportante estudiar el papel de las instituciones polticas que regulan la interaccin entreagentes estatales y societarios.

    Otro aspecto a tener en cuenta es el tipo de rgimen poltico imperante en cada uno de losEstados que pasan a formar parte de la unidad de integracin. As, la importancia de lademocracia en los pases miembros fue crucial en las primeras fases de la formacin de laentonces Comunidad Econmica Europea. La relacin entre democratizacin y regionalismoes compleja, no obstante. As, se espera que estos vnculos continen siendo de un graninters terico y prctico. Por ltimo, cabe sealar que el estudio de las preferencias de lapoltica domstica merece tambin especial atencin en la medida en que, de acuerdo con lasteoras de convergencia, la dinmica de la cooperacin regional y en particular de laintegracin econmica depende de las preferencias de la poltica domstica entre los estadosintegrantes.

    Finalmente, en cuanto a la relacin entre estos tres grupos de teoras tradicionales, aunquealgunos autores consideran que debera darse prioridad a un nico nivel de anlisis, laexistencia de diversas lgicas relacionadas con el regionalismo contemporneo permitetambin, en ltima instancia, aplicar una metodologa eclctica. En efecto, algunosacadmicos preconizan la interpretacin del desarrollo de los acuerdos de integracin regionala partir de las premisas de las distintas teoras anteriormente expuestas de manera tal quemientras las primeras fases de la cooperacin regional podran considerarse resultado de laexistencia de un enemigo comn o de la presencia de un poder hegemnico en el sentido

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    neo-realista, el avance de las siguientes etapas o fases del regionalismo podra estar msbien condicionado por una serie de factores domsticos as como por otras lgicas de trabajocomo la institucionalista, que enfatiza la presencia del funcionalismo dirigido a la solucincolectiva de problemas, o la constructivista, que se basa en el desarrollo del concepto decomunidad y la creacin de identidades regionales que terminan alterando, muchas veces demanera significativa, la naturaleza y la forma en que se conducen las relaciones

    internacionales.

    1.2 El Origen de la nueva Economa Poltica Internacional

    De lo expuesto en la seccin anterior, es posible concluir entonces que la corriente ortodoxade la Economa Poltica Internacional (EPI) que estudia el fenmeno del regionalismoconstruida en las tres ltimas dcadas se basa en el debate ocurrido entre neorrealistas yneoliberales institucionales dentro de la disciplina de las Relaciones Internacionales.

    En este sentido la nueva economa poltica internacional (NEPI) y el llamado regionalismode segunda generacin se contrapone a las corrientes ortodoxas en la manera cmo concibela produccin de conocimiento. La NEPI critica el enfoque positivista segn el cual es posiblela separacin entre objeto y sujeto; entre hechos y valores. Robert Cox (1981) es el primeroen aplicar el nuevo enfoque al anlisis de la relacin entre estados y mercados. Cox distingueentre aquella teora que busca resolver problemas de aquella otra teora crtica. Laprimera acepta el mundo tal como es, concentrando su atencin en hacer que las relaciones einstituciones existentes funcionen ms eficientemente. La teora crtica, en cambio, intentaabstraerse de la realidad econmica internacional que analiza y se pregunta cmo surgi elorden que busca explicar. Es decir, se plantea una teora preocupada del proceso de cambiocontinuo y del estudio de un todo social, econmico y poltico complejo, ms que de partesanalizadas individualmente. En este sentido, la NEPI representa una posicin reflexiva, unanueva epistemologa, que posee la ventaja de permitir la identificacin de los trazos dedistribuciones de poder alternativas a las prevalecientes en un momento determinado en eltiempo.

    Bajo este esquema, los individuos no son concebidos como simples vctimas de lasestructuras. Por el contrario, se asume que los agentes individual o colectivamente- soncapaces de construir o modificar las estructuras sociales a travs del tiempo (Cox 1994; Cox& Sinclair 1996). En este sentido, los mercados son concebidos como construcciones socio-polticas, ms que como el resultado de la simple interaccin racional entre agenteseconmicos (Underhill 1994). Esta reformulacin permite avanzar la hiptesis de que loscomplejos socio-estatales representan una variable sumamente importante en el intento deexplicar los procesos de cooperacin entre estados, particularmente referidos al regionalismoy a los proyectos de integracin y liberalizacin comercial.

    Este tipo de pensamiento crtico ha dado origen a una serie de nuevos enfoques, entre loscuales cabe citar los trabajos de los neo-estructuralistas (Gills & Palan 1994), los avancessobre la teora del sistema mundial (Chase-Dunn 1989, Wallerstein 1979, 1984, 1995), laeconoma institucionalista (Hodgson 1988, 1994), la escuela francesa de la regulacin(Lipietz 1987) y la escuela neo-gramsciana (Gill 1993). Lo que todos estos enfoques tienen encomn, y que los diferencia del pensamiento tradicional de la EPI es, en primer lugar, elcompromiso de otorgar igual importancia tanto a la estructura como a las acciones de losagentes en sus explicaciones sobre la interrelacin entre estados y mercados; segundo, la

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    tradicional preocupacin del materialismo histrico con respecto a la importancia de lasfuerzas sociales; tercero, el inters gramsciano por las ideas e ideologas como fuentes depoder (Cox 1983: 168). La incorporacin de esta dimensin ideolgica y la necesidad derepensar la EPI en un contexto de globalizacin constituyen las caractersticas distintivas de lanueva EPI y representan una avenida interdisciplinaria de investigacin para analizar elfenmeno del regionalismo.

    En efecto, la globalizacin sugiere que el control del orden internacional en la poca actualescapa ms all de las capacidades y de la voluntad de un estado para mantener dicho orden yniega de esta manera la teora de estabilidad hegemnica. La economa poltica global es unespacio econmico que trasciende las fronteras nacionales, aunque coexiste an con unaeconoma internacional basada en el intercambio regulado por acuerdos y prcticasinterestatales (Cox 1993: 260).

    Los estados, dbiles o poderosos, se ven igualmente afectados por la globalizacin. Esteltimo argumento cambia radicalmente la manera cmo se ha concebido tradicionalmente elcomportamiento de los estados. La trasnacionalizacin vendra hoy a ser un sinnimo decmo las polticas exteriores deben adaptarse cada vez ms a las exigencias de la emergenteeconoma global (Gill & Law 1989). La autonoma decreciente de los estados sobre losprocesos polticos internacionales no es consecuencia del incremento del poder de otrosestados, sino del desarrollo de una economa de mercado mundial que se encuentra bajomenores restricciones que las economas nacionales del pasado (Strange 1990, 1991). Losestados an poseen los medios para controlar las fronteras que definen sus economasnacionales. No obstante, son incapaces de controlar la produccin globalizada dirigida a losmercados mundiales. Ello explicara por qu, en un intento por recuperar parte de la autoridadperdida en la agenda econmica internacional, los estados exhiben hoy un menor inters enlos procesos multilaterales y apoyan con mayor entusiasmo las iniciativas de carctersubregional o incluso bilateral.

    Los estados reaccionan a las presiones de la produccin global, escogiendo entre estrategiasofensivas (apostando por la competitividad de las industrias nacionales, es decir, adoptandopolticas de liberalizacin y apertura de mercados) y estrategias defensivas (que conllevan unretiro parcial de la economa mundial en ciertos sectores y la implementacin de esquemasproteccionistas). Amrica Latina no es la excepcin a este tipo de comportamiento. Lamayora de estados latinoamericanos adopt, en mayor o menor medida, motu proprio o bajopresin de organismos internacionales, polticas de apertura comercial durante las dos ltimasdcadas. Sin embargo, la regin se encuentra en una encrucijada, ya que debe hacer frente ados tendencias opuestas. Por un lado, los estados deben responder al poder estructuralejercido por el capital internacional, que demanda la apertura de los mercados internos y suintegracin a la economa global. Por otro lado, la presin de los intereses nacionales dediversa ndole, exige que los estados de Amrica Latina compitan por la obtencin deganancias relativas dentro de esa misma economa global. Curiosamente, esta dicotoma noestara conduciendo a la formacin de bloques econmicos auto-contenidos como ocurri enla dcada de los treinta. En opinin de Cox (1994), el nuevo orden internacional secaracterizara por la presencia de socios comerciales competitivos. En este sentido, losresultados de los diversos proyectos de integracin regional o subregional vendrandeterminados por el poder de negociacin que puedan ejercer los distintos estadoscomprometidos en ellos.

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    1.3 Teorizando el Nuevo Regionalismo

    Aunque resulta an prematuro intentar esbozar las lneas tericas definitivas del llamadonuevo regionalismo utilizando el enfoque de la NEPI, s es posible plantear qu es lo quepodemos esperar al utilizar una aproximacin como esta. En efecto, siguiendo a Hettne ySderbaum (2000), en trminos generales, esta sera una teora sobre el orden mundial en

    transformacin y el surgimiento de un nuevo patrn de gobernabilidad. Es decir, la nuevateora del regionalismo debera ser capaz de explicar los procesos que conducen a laformacin de patrones de cooperacin, integracin, complementariedad y convergencia alinterior de un espacio geogrfico transnacional particular, el mismo que no se encuentranecesariamente delimitado por las fronteras de los estados, sino que puede involucrar inclusoslo algunas partes territoriales de los mismos y no su totalidad.

    En este sentido, es necesario distinguir entre regionalismo como ideologa o programa (que esprecisamente el nfasis del viejo regionalismo) del proceso mismo de regionalizacin. Porotro lado, esta discusin sobre los procesos pone en evidencia la existencia de variosregionalismos en plural con el fin de destacar la presencia de distintos proyectos regionalesy distintos tipos de actividades regionales.

    En efecto, el nuevo regionalismo debe ser entendido en el contexto de las transformacionesestructurales ocurridas en el sistema internacional a partir de la dcada de los ochentas,asociadas adems a un entorno de post-Guerra Fra. Estas transformaciones incluyen, entreotros eventos, en primer lugar, el paso de un mundo bipolar a otro multipolar en lo querespecta a la distribucin del poder y la emergente divisin del trabajo. En segundo lugar, esposible hablar de una disminucin relativa de la hegemona ejercida por los Estados Unidosa nivel internacional aunque a nivel regional en Amrica Latina, ms bien pueda constatarseel efecto contrario al haber desaparecido la racionalidad de penetracin sovitica en elcontinente. En tercer lugar, debe mencionarse la erosin del sistema internacional de estados-naciones derivado de la Paz de Westfalia (1648), la cual va de la mano de los fenmenos deinterdependencia compleja, transnacionalismo y globalizacin.

    Por ltimo, cabe destacar el cambio en la actitud producida en los pases en desarrollo y losemergentes estados post-comunistas, los mismos que han adoptado una posicin mscondescendiente hacia los modelos de desarrollo econmico neoliberales y los esquemaspolticos democrticos asociados a stos. En este sentido, el nuevo regionalismo debe serentendido en un contexto histrico que se encuentra an en evolucin tal como el viejoregionalismo surgido en los aos cincuentas y que alcanza un lmite como modelo dedesarrollo a mediados de los setentas (Haas 1975) encuentra una explicacin en el contextohistrico de la posguerra y en la racionalidad de la competencia entre las superpotenciasdurante la Guerra Fra.

    Es posible afirmar, por tanto, que el nuevo regionalismo encarna una interdependencia msprofunda y enraizada que la sealada por Keohane y Nye (1977) dos dcadas antes, en la quees posible hablar ya no slo de una economa poltica internacional, sino ms bien de unaeconoma poltica global, es decir, donde globalizacin entendida como un proceso yregionalismo evolucionan conjuntamente. Por otro lado, el nuevo regionalismo se encuentrantimamente ligado a la evolucin de una serie de factores domsticos al interior de losestados, que condicionan la formulacin de su poltica exterior y que, en algunos casoscontribuyen a la erosin del sistema wesfaliano, aunque en otros casos termina porfortalecerlos an ms como agentes tomadores de decisiones. En suma, en palabras de Hettne

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    & Sderbaum (2000: 457) es posible concluir que el nuevo regionalismo es un procesocomplejo de cambio, que involucra simultneamente a actores estatales y no estatales, y quetoma lugar como resultado de la interaccin de una serie de fuerzas que operan a nivel global,regional, nacional y local. Curiosamente, ninguno de estos niveles es predominante comoantes sola serlo el estatal, por ejemplo ya que los agentes y procesos en cada nivelinteractan entre s y la importancia relativa de los efectos que generan estas interacciones

    difieren a lo largo del tiempo y el espacio.Utilizando la categora preferida por Cox (1987, 1996) para designar el estado detransformacin estructural del sistema internacional contemporneo, el orden mundialresultante de estas interacciones hace referencia a la necesidad de establecer tambindeterminados rdenes a nivel regional referidos a zonas geogrficas particulares. En estesentido, es posible asociar el nuevo regionalismo a una estrategia que nos llevara a laconstruccin formal de instituciones. El concepto de institucin en este contexto essinnimo de patrones de cooperacin, integracin, complementariedad y convergencia alinterior de un espacio geogrfico transnacional. En opinin de Hettne & Sderbaum (2000:458), el anlisis del regionalismo como construccin de instituciones que generan un ordenha recibido escasa atencin por parte tanto de acadmicos como de polticos, quienes hanpreferido priorizar la dimensin ideolgica del regionalismo como lgica para la construccinde espacios geopolticos que satisfacen los intereses nacionales de sus respectivos estados. Eneste sentido, resulta necesario indagar an ms en el por qu y el cmo del regionalismoentendido como una construccin social en la bsqueda de un orden y de mecanismos degobernabilidad en un contexto caracterizado por la globalizacin y relacionesinternacionales de post-Guerra Fra.

    En esta empresa, como se seal anteriormente, distintos estados se han embarcado endistintos proyectos regionales y subregionales (de all la necesidad de hablar deregionalismos en plural), los mismos que sealan el retorno de la dimensin poltica a ladiscusin del orden econmico mundial contemporneo. Esta posicin resucita el argumentoque plantea la necesidad de cierto grado de regulacin en la economa poltica global. Lapregunta an no respondida sera quin debe ejercer este poder regulatorio y sobre quinesdebe aplicarse. En realidad, esta no es sino una reactualizacin del debate sobre el origen de laEconoma Poltica Internacional como disciplina, la misma que intenta comprender la lgica generalmente considerada contradictoria de la interaccin de los estados y de los mercados.

    Cabe sealar que en el contexto actual, la lgica mercantilista del estado (que busca dirigir elproceso de crecimiento econmico y acumulacin de capital con el fin de defender losintereses polticos del estado) no es idntica a la lgica del estado-nacin preocupadoprincipalmente por mantener (o mejorar) su posicin en el balance de poder determinado porlas estructuras del sistema internacional. Por el contrario, segn Hettne (1993), la nuevalgica del estado que l califica de neo-mercantilista se desarrolla en un contexto que hoydenominamos economa poltica internacional, en el cual lo poltico se refiere a lanaturaleza transnacional de las transacciones econmicas que toman lugar en el sistema, esdecir, al orden mundial prevaleciente. En la medida que este orden impone ciertasrestricciones polticas a la libertad econmica, pueden an detectarse rastros demercantilismo. Este concepto puede resultar controversial, pues histricamente elmercantilismo se encuentra asociado al mbito de las naciones-estado. Sin embargo, elargumento expuesto aqu sostiene que el fenmeno del regionalismo en su versincontempornea implica un retorno de las variables polticas motivado por la necesidad deregular las interacciones que ocurren en un contexto transnacional. Es decir, el nuevo

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    regionalismo, como campo de estudio, retoma el punto central de investigacin que motiv eldesarrollo de la disciplina de la economa poltica internacional hace exactamente tresdcadas.

    El mercantilismo tradicional puede ser definido como la bsqueda de una condicin deestado (stateness , es el trmino utilizado en ingls para referirse a esta categora). En efecto,

    la condicin de estado es una variable que indica el grado relativo de xito de un proyectoestatal en su afn de incrementar la viabilidad y la coherencia del territorio poltico querepresenta. Evidentemente, el crecimiento econmico es un elemento entre otros necesariopara alcanzar un mayor grado destateness . Sin embargo, la lgica del mercado es apoltica yno se preocupa del problema de coherencia o integracin nacional. Por el contrario, laacumulacin y distribucin de la riqueza determinada por los mercados podra resultarcreando desbalances entre ganadores y perdedores al interior de un mismo estado e, incluso,dependencia externa de otros estados. Por ello se dice que la lgica del mercantilismo esfundamentalmente poltica. El fin no es la maximizacin del bienestar econmico per se, sinola optimizacin del control poltico para consolidar la condicin de estado.

    En un contexto de economa poltica internacional donde la preocupacin principal no esla consolidacin de la condicin de estado ostateness sino ms bien el anlisis de la faltade coincidencia entre la forma como el sistema internacional se organiza polticamente y lamanera como ste mismo sistema funciona econmicamente, el supuesto que se plantea esque ningn sistema econmico internacional puede existir sin el sustento de un marco polticodeterminado que organice sus principios bsicos. Siguiendo esta lnea de pensamiento, elargumento sera esta vez que la aplicacin del llamado neo-mercantilismo a la conduccinde las relaciones internacionales contemporneas tiene implicancias directas sobre laspropuestas de integracin regional que se han planteado y que se han intentado poner enmarcha durante la ltima dcada. En este contexto, as como es posible hablar de un conceptode stateness , sera posible tambin hablar de un concepto deregionness o condicin deregin. Un mayor grado deregionness implicara necesariamente una mayorinterdependencia econmica, comunicacin, homogeneidad cultural, coherencia y capacidadde actuar como un bloque y resolver colectivamente los problemas particulares de unadeterminada regin.

    Un mayor nivel de regionness define lo que se denomina actualmente el nuevoregionalismo, el mismo que difiere en tres aspectos fundamentales del viejo regionalismo.En primer lugar, como se mencion anteriormente, las concepciones tradicionales del antiguoregionalismo surgieron en un sistema bipolar de Guerra Fra, mientras que el nuevoregionalismo responde a la dinmica de un orden mundial multipolar. En segundo lugar,mientras que el viejo regionalismo es un enfoque impuesto desde arriba por los gobiernos y, en particular, por la grandes potencias del sistema, el nuevo regionalismo es un procesomucho ms espontneo originado desde abajo con la participacin de una serie de actorestransnacionales y de la sociedad civil. Tercero, el regionalismo del pasado sola ser muyespecfico en cuanto a objetivos, en tanto que el nuevo regionalismo es un procesomultidimensional y de mayor alcance. Por ello es posible afirmar que el neo-mercantilismoestara trascendiendo a los estados-nacin.

    Sin embargo, debe anotarse que la hiptesis de la teora del nuevo regionalismo que planteaque las iniciativas de integracin regional son formas que los estados estn promoviendo yadoptando para regular el funcionamiento de los mercados en su propio beneficio resultabastante perturbadora en un sistema en el que la ideologa liberal es an predominantemente

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    hegemnica. No obstante, no es la primera vez que se formulan planteamientos de estegnero. Ya en los cuarentas Karl Polanyi (1944) haba criticado la utopa de los mercados alhablar de los riesgos de la interdependencia planetaria asociados con el libre comercio. Estavisin escptica se corresponde con aquella adoptada por los neo-mercantilistascontemporneos que conciben a los mercados como sistemas polticos es decir,construcciones sociales y, por tanto, de naturaleza frgil e inestable.

    En este contexto, el orden econmico y financiero internacional derivado de la SegundaGuerra Mundial que est siendo tan criticado ltimamente despus de las crisis en Asia,Amrica Latina y Rusia no sera sino el resultado del compromiso histrico entre laspolticas delaissez-faire internacional defendidas por los Estados Unidos y sus aliados y uncierto nivel de control domstico sobre algunas variables macroeconmicas (inspirado en laspropuestas de la economa keynesiana de entre guerras). Este compromiso ha sido llamado enla literatura recienteembedded liberalism (Ruggie 1982), el mismo que ha sido gradualmenteabandonado como consecuencia de las crisis monetarias de los setentas en favor de una mayorrecurrencia en polticas neoliberales. El fin de la Guerra Fra una dcada despus no hizo sinoconsolidar la posicin hegemnica de los mercados. Sin embargo, siguiendo a Polanyi, laevolucin actual de la economa poltica internacional estara dando lugar a una situacin enla que los mecanismos de auto-defensa del sistema entraran a operar de manera automtica.

    En efecto, segn el neo-mercantilismo, el libre comercio necesita de un rgimen polticoapropiado. Un mundo organizado sobre la base de regiones podra muy bien representar lamanera en que la sociedad (guiada por los estados) se aprestara a protegerse de los retosimpuestos por una creciente globalizacin de las actividades econmicas. De all que elconcepto de regin est adquiriendo una mayor relevancia como forma de organizacinpara construir el nuevo orden mundial de la post-Guerra Fra en respuesta a las amenazasque plantea el desarrollo de los mercados.

    Por otro lado, como se seal anteriormente, si bien la teora del nuevo regionalismo inspirada en los avances recientes de la NEPI est an en una etapa de definicin, acontinuacin se resumen brevemente tres de las bases tericas a partir de las cuales se ha dadoinicio a esta nueva formulacin.

    En primer lugar, debe citarse la evolucin de la llamada teora social global (Hettne &Sderbaum 1999). Segn esta teora los procesos sociales deben ser analizados sin hacerreferencia a los espacios nacionales y tomando en cuenta un enfoque histrico de laevolucin de los propios procesos y de las estructuras de poder (Cox 1996, Hettne 1995). Deesta manera, se seala un punto de ruptura con la teora tradicional tanto en RelacionesInternacionales como en Economa Poltica Internacional que realiza un nfasis muymarcado en el carcter ahistrico del sistema de estados, es decir, que los concibe comoagentes inmutables a travs del tiempo (Strange 1999; Amoore, Dogson, Germain et al.2000). Adicionalmente, la teora social global pretende trascender la tradicional divisinexistente entre las dimensiones internacional y domstica del anlisis en las disciplinas de lasRelaciones Internacionales, EPI y la Economa. En este sentido, el nfasis no es puestosolamente en el anlisis de los procesos macro de la competencia entre grandes bloques(Unin Europea, ALCA o APEC, por ejemplo), sino tambin en el llamado micro-regionalismo.5 Debe anotarse tambin que en otras disciplinas, como la geografa, los

    5 Como ejemplos de este tipo de anlisis pueden citarse a Coleman & Underhill (1998), Fawcett & Hurrell(1995), De Melo & Panagariya (1993), Gamble & Payne (1997) y Cable & Henderson (1994).

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    estudios culturales o el planeamiento urbano, la principal variable de estudio se encuentra enel nivel sub-nacional o transnacional y no en el estatal.

    En segundo lugar, cabe mencionar los aportes del constructivismo social como mecanismode conceptualizacin del conocimiento compartido, el aprendizaje, la influencia de las ideas ylas estructuras normativas e institucionales, los mismos que crean intereses y moldean

    identidades a lo largo del tiempo para constituir nuevas formas de cooperacin y de vida encomunidad en la arena internacional (Wendt 1987, 1999). En este sentido, el constructivismosocial permite alejarnos de las estructurales materiales que, segn el anlisis tradicional,condicionan la evolucin del regionalismo y constituye un enfoque sociolgico a la teorasistmica que plantea la construccin de interacciones de manera histrica. Es decir, lasregiones constituyen un proceso abierto, que slo puede ser definido de manera ex post,proceso en el que una multiplicidad de agentes intervienen y colaboran en la constitucin delresultado final. En este contexto, dado que resulta imposible determinar de antemano laexistencia de regiones, tampoco es posible hablar de la existencia de intereses regionalespre-existentes. Estos intereses, as como las distintas identidades regionales, son determinadosa lo largo de un proceso de interacciones. Para entender la transformacin de las estructuras,debemos cambiar el nfasis de las estructuras a los agentes. Segn Wendt (1992), lasestructuras no tienen existencia propia o poder causal si se encuentran desligadas de losprocesos, los cuales son determinados por los agentes y sus estrategias de interaccin. En estesentido, el nuevo regionalismo aborda la dicotoma estructura/agente al otorgar un roltradicionalmente negado a los actores transnacionales y domsticos en la evolucin de losprocesos de regionalizacin.

    No obstante, cabe indicar aqu, siguiendo a Hettne & Sderbaum (2000: 460), que aunque elconstructivismo social coincide con el neoliberalismo institucional al afirmar que las normasy las creencias pueden moldear el comportamiento de los agentes, el primero contrariamentea la visin racional y neoutilitaria del liberalismo considera que los intereses de los agentes,sus motivaciones, ideas e identidades no estn determinadas exgenamente, sino que por elcontrario son construidas socialmente. En este sentido, la accin de los agentes es motivadapor las ideas, la identidad y el aprendizaje.

    Por ltimo, el nuevo regionalismo ha recibido un importante impulso gracias al desarrollode los llamados estudios comparativos elaborados sobre la base casos. En algunos de ellos,la variable preferida para realizar esta comparacin es precisamente la respuesta que losestados de las distintas regiones estn adoptando ante el proceso de creciente globalizacin enla bsqueda de sobrevivir en un entorno internacional cada vez competitivo. Sin embargo, laliteratura que lleva a cabo el estudio comparativo de distintos proyectos de integracinregional es an muy escasa y, en su mayora muy centrada en el anlisis de los grandesbloques (Europa, Norte Amrica y Asia-Pacfico). No obstante, esta tendencia en aosrecientes ha sido fuertemente criticada por los llamados postmodernistas, que enfatizan larelatividad cultural de estos estudios y la necesidad de generar conocimiento de carctermultidisciplinario. Por ello, si bien los estudios comparativos proporcionan ciertas pautas paraevitar el sesgo etnocentrista y anglo-sajn caracterstico de las Relaciones Internacionales yde la Economa, permitiendo as elaborar generalizaciones que facilitan la construccin denueva teora, tampoco debe caerse en la tentacin de generalizar conclusiones a partir de unospocos casos empricos. Tal vez una forma prctica de mantener el balance entre globalismoy localismo sera tratar de analizar una regin particular considerada en un contexto mundialcompuesto por una serie de regiones, las mismas que constituyen un orden mundialcaracterizado por diferencias regionales.

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    Esto nos lleva a tratar de esbozar un concepto operacional de lo que se entiende por regin sobre la base de la definicin deregionness planteada anteriormente con el fin de describir elproceso por el cual un rea geogrfica determinada se transforma de un objeto pasivo (esdecir, un conjunto de estados vinculados por circunstancias geogrficas y que experimentancierto grado de interdependencia) a un sujeto activo capaz de articular como un solo bloque

    sus intereses transnacionales a nivel global. Cabe mencionar tambin que al referirnos a unaregin, entendemos el concepto como una categora en formacin. Lo importante en elanlisis es el proceso de convertirse en una regin, ms que la cualidad de ser una regin.Dado que en la formulacin de la teora del nuevo regionalismo no existen regionesnaturales o predeterminadas es posible afirmar entonces que las regiones no nacen, sinoque son el resultado de las interacciones de una diversidad de agentes que se relacionan enuna serie de niveles y en mltiples dimensiones (econmica, poltica, cultural y de seguridad).

    En este contexto, pueden distinguirse cinco niveles de complejidad regional o deregionness (sin implicar que una regin deba necesariamente atravesar por estas distintas etapassecuencialmente para aumentar o disminuir su grado de integracin). El nivel ms simple esel que identifica un espacio regional determinado por caractersticas de contigidadgeogrfica. En segundo lugar es posible hablar de una regin como una entidad regional enla que se producen una serie de transacciones e interacciones entre grupos humanos a travsde las fronteras. Estas relaciones pueden tener efectos positivos o negativos para la seguridado el bienestar econmico de distintos estados, pero lo importante es que ayudan a conformaruna especie de entidad regional (regional complex ).6 En tercer lugar, puede hablarse de unasociedad regional en la que una serie de actores estatales y no estatales desarrollan procesosde comunicacin e interaccin econmica, poltica y cultural que trascienden las fronteras ypromueven el desarrollo de patrones de comportamiento sobre la base de reglas estables yconsensuadas. En cuarto lugar encontramos a las llamadas comunidades regionales en lascuales la regin se convierte ya en un sujeto activo en la escena internacional con unaidentidad de regin ms consolidada, mayor institucionalizacin de sus acciones ymecanismos internos que le otorgan legitimidad como interlocutor a nombre del bloque.Generalmente en esta etapa entran en operacin una serie de regmenes regionales queconstituyen una serie de prcticas, normas y formas de comportamiento estandarizado queregulan las relaciones de los miembros del grupo en una gran variedad de temas de la agendainternacional. Por ltimo, encontramos a las regiones-estado. Este constituye el nivel msavanzado del concepto deregionness , ms difcil o utpico de alcanzar, en el que el bloqueadquiere todas las cualidades de un estado nacin y funciona como tal dentro del sistemainternacional. Algunos se refieren tambin a esta etapa como la de imperio.

    Otra variable clave del nuevo regionalismo en cuanto enfoque es el significado de lacoexistencia de mltiples formas de regiones. Cabe sealar que la nocin de que no existe unaforma natural de regin encuentra sus orgenes en los escritos de Mitrany (1975) querechaza la idea de regiones creadas sobre una base poltica, por lo que este autor planteaprecisamente la necesidad de desarrollar regiones sobre la base de funciones. Sin embargo,para entender a cabalidad la nueva concepcin que plantea la coexistencia de varias clases deregiones sea tal vez ms conveniente adoptar el concepto de ordenes mundiales de variosniveles desarrollada por Robert Cox (1996). No obstante, esta concepcin requiere, a su vez,de una modificacin para poder explicar el surgimiento de otros fenmenos regionales como

    6 El sistema cristiano latino de la Alta Edad Media o los llamados security complex donde la seguridad de losestados individuales depende de la estabilidad de la entidad regional como un todo, como sucede entre los pasesmiembros del ASEAN- podran citarse como ejemplo de este grado deregionness .

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    la existencia de micro y macro-regiones, corredores regionales y ciudades globales. Eneste contexto, surge un espacio tanto para identificar algunos proyectos regionales donde losestados (tal como lo hacan en el viejo regionalismo) siguen jugando un rol importante para eldesarrollo y consolidacin de dichos proyectos, como otros en los que distintasorganizaciones y agentes no estatales sobre la base de responsabilidades funcionalesdesempean el rol principal. Incluso si se toma el caso de la integracin econmica

    promovida sobre la base del desarrollo del comercio y de la inversin, es posible identificarun gran nmero de niveles formales e informales de regionalismo. Es decir, no basta conconsiderar solamente la relacin entre la regin particular bajo anlisis y el sistema global ensu conjunto, sino tambin la relacin entre las distintas regiones, las cuales difieren entrminos de niveles (definidos por el tamao de las mismas) y de formas (determinadas deacuerdo con las funciones que desempean esas mismas regiones).

    En conclusin, es posible identificar la existencia de continuidades en el programa deinvestigacin que indaga sobre la evolucin del regionalismo en las tres ltimas dcadas. Sinembargo, constatamos tambin que han ocurrido avances tericos significativos en estecampo, principalmente en la medida en que la literatura reciente es menos estato-cntrica, leatribuye un mayor rol a la poltica y no slo a las funciones en la formacin yconsolidacin de las regiones y reconoce la importancia del desarrollo del concepto o idea deregin como una construccin social. Indudablemente, el aumento en importancia de lasregiones para la conduccin de las relaciones internacionales en el sistema internacionalcontemporneo ha motivado la necesidad de comprender mejor estos procesos. En el pasado,la evolucin de la entonces Comunidad Econmica Europea constituy el motor propulsor deuna mayor investigacin sobre el regionalismo. En la actualidad, otros procesos, menosformales e incluso difusos, requieren de mayor investigacin para tratar de entender lasrespuestas que tanto los estados como actores no estatales (subnacionales y/o transnacionales)estn adoptando para enfrentar el proceso de globalizacin de las actividades humanas.

    1.4 El rol de los estados intermedios en el Sistema Internacional de la post-GuerraFra.

    En el mundo acadmico de las relaciones internacionales no existe consenso an sobre lanaturaleza del sistema internacional que est emergiendo despus del fin de la Guerra Fra ydel colapso de la Unin Sovitica. Ms an, a pesar del optimismo inicial manifestado conrespecto a la posibilidad de dejar atrs un sistema bipolar caracterizado por la constanteamenaza de la aniquilacin nuclear, actualmente predomina tanto entre acadmicos comoentre polticos una visin bastante escptica sobre esta etapa de transicin hacia un nuevosistema internacional, el mismo que estara caracterizado por su incertidumbre, fragmentaciny complejidad.

    No obstante, en este nuevo escenario sera posible identificar tres procesos que estarandefiniendo paulatinamente las estructuras del sistema internacional contemporneo y que sonrelevantes para nuestro anlisis de las reacciones adoptadas por los estados de la regin antelas propuestas e iniciativas de integracin econmica a nivel hemisfrico.

    En primer lugar, es posible identificar el surgimiento de una estructura de poder desigual ymultidimensional. En efecto, contrasta la presencia simultnea de una distribucin casiunipolar de podero militar concentrada en manos de los Estados Unidos y sus aliados y deuna distribucin multipolar de poder econmico en la que curiosamente los Estados Unidos

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    no comparten necesariamente los mismos intereses que sus aliados militares. Quimplicancias podra tener este hbrido de estructura de poder en el sistema internacional parapases intermedios como Brasil o Mxico, o incluso para pases ms pequeos comoArgentina, Chile o los pases andinos?

    Por un lado, es posible afirmar que el comportamiento de la poltica exterior de la nica

    superpotencia se ha vuelto mucho menos predecible que antes donde la Guerra Fraimpona una marcada racionalidad a sus preferencias e intereses. Esta dificultad de prediccincobra an mayor importancia para el Hemisferio Occidental, pues son precisamente los pasesde las Amricas los ms interesados en poder establecer relaciones polticas y econmicasms estables con su vecino ms importante, los Estados Unidos, del cual en muchos casosresulta prcticamente imposible desvincularse.

    Por otro lado, en la ausencia de una amenaza externa, como fue percibido por dcadas elavance del comunismo a nivel global y ante el cual Washington desarroll la necesidad dedesplegar una poltica de contencin a nivel mundial, la actual poltica exteriornorteamericana se ha vuelto mucho ms dependiente de factores e intereses de gruposdomsticos. En el pasado la opinin pblica norteamericana se limit en la mayora deoportunidades a avalar las decisiones de poltica exterior determinadas en Washington enrespuesta a las amenazas externas. Por el contrario, en la actualidad la agenda de la polticaexterior norteamericana, especialmente en materia de liberalizacin comercial, refleja unaserie de intereses de grupos (sindicatos, ambientalistas, derechos humanos, etc.), as como lavisin a veces antagnica- de las distintas agencias del gobierno que asesoran al Presidenteen la toma de decisiones. Evidentemente, en una coyuntura como esta, las acciones de lasuperpotencia se tornan altamente impredecibles en cuanto a la permanencia de determinadasiniciativas o cursos de accin a lo largo del tiempo. De all el escepticismo de algunos paseslatinoamericanos en respuesta a las propuestas de integracin econmica con el resto de lasAmricas emanadas de Washington en las ltimas dcadas.

    Asimismo, debe sealarse que esta mecnica de comportamiento al interior de la formulacinde la poltica exterior norteamericana estara generando tambin vacos de liderazgo,especialmente en temas y regiones que no son consideradas excesivamente problemticas paralos intereses de largo plazo de los Estados Unidos, precisamente por no representar amenazasconcretas para la seguridad de la superpotencia, seguridad tanto militar como econmica. Eneste contexto, y como consecuencia adems de la dicotoma entre poder militar y econmico anivel mundial, las relaciones regionales y el establecimiento de nuevas instituciones entendidas como prcticas de comportamiento para garantizar la gobernabilidad de lasregiones estn adquiriendo una renovada importancia, la misma que se manifiesta en elsurgimiento del llamado nuevo regionalismo, cuyos principales argumentos tericos fuerondelineados en la seccin anterior. En tal sentido, nuevos espacios estn emergiendo con el finde constituir foros de negociacin sobre cuestiones comerciales y proporcionar mecanismospara la solucin de problemas polticos y de seguridad, especialmente referidos alfortalecimiento de la democracia y el narcotrfico.

    En las Amricas es innegable que el fin de la Guerra Fra ha significado un aumentoconsiderable del poder de los Estados Unidos en la regin al reducir los costos deintervencin unilateral o de adoptar polticas sin consultar previamente a sus vecinos. Noobstante, este aumento en el poder hegemnico norteamericano que es visiblemente mayoren el Hemisferio Occidental en comparacin con otras partes del mundo y de ladiscrecionalidad para la accin unilateral sustentada en la extraordinaria capacidad militar

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    norteamericana no vuelven necesariamente ms fcil el ejercicio de determinar bajo qucircunstancias los Estados Unidos se veran tentados a utilizar estas facultades. De all larelevancia para los pases de Amrica Latina de establecer instituciones y mecanismosestables que canalicen las relaciones con la superpotencia en el largo plazo. Por otro lado, estaobservacin pone de manifiesto que el llamado poder estructural, es decir, el derivado de lanaturaleza del balance de poder vigente, no es la nica variable que determina el

    comportamiento de los estados. Como se seal anteriormente, otros factores como laglobalizacin, la institucionalizacin y los intereses de poltica domstica, condicionantambin la seleccin de la poltica exterior de los estados. En este sentido, el poder estructuralque se origina de la configuracin de las estructuras de poder en el sistema internacional yregional, en nuestro caso no representa necesariamente el mejor indicador para predecir elcomportamiento de la poltica exterior de los estados.

    En segundo lugar, la globalizacin y la mayor interdependencia econmica que esta acarreaconstituyen otro de los procesos que caracterizan la configuracin del nuevo sistemainternacional. Para los estados intermedios la globalizacin implica una mayor exposicin desus economas nacionales a los mercados internacionales y, en consecuencia, una mayorcompetencia por mercados y flujos de inversin directa extranjera entre economasemergentes que siguen polticas de liberalizacin comercial. En este contexto, la globalizacinproporciona a los estados incentivos concretos para iniciar y promover polticas exterioresdirigidas a consolidar una mayor apertura de sus economas y a no perder el paso conrespecto a los avances que otros estados realicen en esta materia. Por otro lado, laglobalizacin implica el surgimiento de un sistema ms plural en cuanto al nmero eimportancia de actores no-estatales que participan en esta red de relaciones trasnacionales,eliminando de paso la tradicional divisin entre poltica exterior y poltica domstica.Aunque, como se seal anteriormente, esto no significa necesariamente que los estados como agentes internacionales pierdan relevancia, sino que por el contrario puedenconvertirse en catalizadores que permitan una mejor integracin de sus economas alemergente sistema internacional (Weiss 1998). Por ltimo, la globalizacin acenta el nfasisde las variables econmicas en la agenda internacional, confirmando una tendencia originadaa mediados de los setentas cuando se enunciaron por primera vez las teoras deinterdependencia compleja (Keohane y Nye 1972, 1977).

    Finalmente, cabe mencionar la creciente importancia que las instituciones internacionalesestn adquiriendo en la era de la post-Guerra Fra en un esfuerzo consciente por crear yfortalecer el cumplimiento de reglas y normas internacionales de gobernabilidad y pautas parala atencin de emergencias que ponen en peligro la paz y seguridad internacionales. En estecontexto, la Organizacin de Naciones Unidas (ONU) ha visto crecer el mbito de susacciones y responsabilidades. En el rea del comercio, la Organizacin Mundial de Comercio(OMC) podra ser considerada un paralelo. A nivel regional, la Unin Europea (UE) oiniciativas como el ALCA o el MERCOSUR pueden ser citadas como ejemplos de esta nuevavisin que cree necesario el establecimiento de ciertos consensos mnimos para regular lasrelaciones entre estados. Sin embargo, para los estados intermedios, que son nuestro objeto deanlisis en el presente estudio, esta creciente ola de institucionalizacin representa tanto retoscomo oportunidades. En efecto, aunque el uso efectivo de instituciones internacionales puedaincrementar la habilidad de los pases medianos y pequeos para atar de manos a los actoresms poderosos en el sistema internacional, tambin podra darse una situacin donde lossistemas de gobernabilidad que terminen legitimndose no reflejen necesariamente losintereses de los pases ms pequeos y, por el contrario, limiten seriamente sus derechossoberanos. En un contexto como este, la cuestin relevante que debe plantearse cualquier

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    asesor de poltica exterior es cmo encontrar mecanismos eficientes para influenciar la agenday la direccin de los actuales esfuerzos de creacin de instituciones.

    Con el fin de identificar el rango de opciones estratgicas disponibles para los distintosestados latinoamericanos medianos y pequeos resulta necesario no cometer el error deconceptuar los procesos de globalizacin e institucionalizacin como fuerzas que nos

    conducen inexorablemente hacia una mayor internacionalizacin de la poltica y la economa.Por el contrario, debemos entender dichos procesos como un conjunto de acciones dinmicase inciertas, motivadas por las fuerzas de mercado y la innovacin tecnolgica, pero tambinpor decisiones polticas hechas por los gobiernos y por actores no-estatales. La principalimplicancia de una conceptuacin como esta es que los tomadores de decisiones en materia depoltica exterior en los pases latinoamericanos de economas emergentes y con regmenes entransicin deben optar por estrategias sin tener a su alcance informacin completa sobre lasconsecuencias prcticas que dichas decisiones acarrearn, y desconociendo a ciencia cierta lasverdaderas preferencias de sus eventuales socios y contrapartes. En un contexto deincertidumbre e informacin imperfecta, variables no estructurales como las percepciones quese tengan de las intenciones de otros agentes internacionales, el liderazgo y la visin que losestadistas tengan sobre el rol que puede ser desempeado por su propio pas en laconfiguracin del sistema internacional resultan siendo tan importantes como los factoresestructurales en el anlisis de cmo los estados no hegemnicos o intermedios responden a losretos impuestos por los cambios que ocurren a nivel global.

    Cabe sealar aqu, por tanto, tres interpretaciones bsicas de cmo las tendencias globalesreflejadas en los procesos antes descritos de distribucin asimtrica de poder, globalizacin,mayor integracin econmica e institucionalizacin pueden ser interpretadas por los estadosque ocupan una posicin intermedia en la distribucin de poder dentro del sistemainternacional o que aspiran a influenciar en la determinacin de las reglas de juego queguiarn las relaciones regionales en el futuro inmediato (es decir, aquellos estados que aspirana convertirse en rule-makers ). Estas tres interpretaciones o enfoques se asocian a lastradicionales corrientes de pensamiento en Economa Poltica Internacional: estructuralismo(o enfoque sistmico); neoliberalismo institucional; y la concepcin realista contemporneaque habla de los llamados estados pivote ( pivotal states ) estrategia que algunos prefierendenominar neorrealismo perifrico. Cada una de estas interpretaciones formula prediccionesdistintas con respecto al rango de opciones estratgicas de poltica exterior que estaradisponible para los estados intermedios en el Hemisferio Occidental y sobre su probablecomportamiento en el sistema internacional. Cabe mencionar que, mientras las visionesestructuralista y realista enfatizan la presencia de restricciones, la concepcin neoliberal-institucional seala las oportunidades abiertas por el fin de la Guerra Fra para los llamadosestados intermedios.

    Debe apuntarse asimismo que el concepto de potencia o estado intermedio es una categoraanaltica vaga utilizada por diversos autores con significados y propsitos distintos. Entrminos generales, no obstante, el trmino puede emplearse tanto para denotar unaposicin como un rol determinado. En el primer sentido, los realistas la utilizan paradesignar a un grupo de pases que ocupan un posicin intermedia en la distribucin de poderdentro del sistema internacional de estados, es decir, entre las superpotencias y los estadospequeos. Por otro lado, los liberales y la escuela del constructivismo en RelacionesInternacionales cuando hablan de estados intermedios se refieren a un conjunto decaractersticas de comportamiento o roles desempeados por ciertos pases. En esta segundaconcepcin, Chile podra ser considerado un estado intermedio, aunque evidentemente en

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    trminos relativos de su podero econmico y militar se encuentre muy por detrs de Brasil oMxico, por ejemplo.

    Siguiendo el anlisis formulado por Smith (1996), es posible afirmar que la aplicacin delenfoque sistmico-estructural en la actual era de post-Guerra Fra restringe significativamenteel rango de opciones de poltica exterior disponibles para Amrica Latina si lo comparamos

    con otros perodos previos en la historia de las relaciones interamericanas. En trminosgenerales, Smith identifica hasta seis distintas opciones estratgicas de poltica exterior quehan estado disponibles para los pases latinoamericanos con el fin de contrarrestar lahegemona norteamericana y promover su propio desarrollo econmico. Estas estrategiasseran: (i) bsqueda de proteccin y alianzas extra-hemisfricas, (ii) solidaridadtercermundista, (iii) revolucin social a nivel domstico y regional, (iv) mayor integracineconmica colectiva a nivel regional y extraregional, (v) hegemona subregional y (vi)alineamiento con los Estados Unidos. En la poca actual, sin embargo, algunas de estasestrategias han quedado fuera del rango de opciones disponibles y otras han visto reducido sumbito de aplicacin. En primer lugar, el fin de la fractura Este-Oeste y el enfrentamientoentre comunismo y capitalismo liberal provoc el aumento de la unipolaridad y la hegemonanorteamericana a nivel regional en las Amricas, volviendo as sumamente difcil laposibilidad de establecer alianzas estratgicas extraregionales, en particular en el campo de laseguridad militar. En segundo lugar, la solidaridad tercermundista y la cooperacin Sur-Sur(tan pregonadas durante la Guerra Fra) se han visto seriamente erosionadas al establecersedistintas categoras entre los propios pases en desarrollo, los cuales muchas veces seencuentran en competencia entre si para obtener mayores flujos comerciales y de inversinextranjera. En tercer lugar, la cada del comunismo en Europa Oriental y el descrdito delestatismo como mecanismo de desarrollo han significado el fin de la opcin revolucionariareduciendo sensiblemente el nmero de modelos disponibles para garantizar el desarrollosostenible, el mismo que en los noventas se ha centrado bsicamente alrededor de laspremisas del llamado Consenso de Washington.

    Como consecuencia de estos eventos, en opinin de Smith, para fines del siglo XX AmricaLatina vio reducidas sus opciones estratgicas a la aplicacin de slo tres alternativas. Por unlado, se poda insistir en la construccin de una comunidad regional (o subregional) msestable a travs de una mayor integracin econmica. Sin embargo, los precedentes a este tipode iniciativa no resultan muy alentadores. Por otro lado, los pases de la regin podran optarpor seguir diversificando sus alianzas comerciales y buscar mayores vnculos con Europa yAsia, aunque sin volver las espaldas a los Estados Unidos. Por ltimo, siempre quedaba laposibilidad de buscar una mayor integracin y alineamiento con los intereses de lasuperpotencia. Como se analizar ms en detalle cuando se aborden las estrategias adoptadaspor diversos estados en el siguiente captulo, Mxico es el nico pas en la regin para el queesta tercera opcin es realmente viable y preferible. Sin embargo, en sus inicios, Mxico como lo hace Chile intent diversificar sus relaciones internacionales antes decomprometerse en el NAFTA. Evidentemente, Brasil habra optado por la opcin que buscauna mayor integracin econmica con sus vecinos (particularmente en Sudamrica). Sinembargo, como se ver en su momento, tambin esta opcin habra alcanzado sus lmites,como revela la reciente crisis del MERCOSUR. Finalmente, cabe sealar que el desarrollo dereglas, normas e instituciones internacionales puede contribuir notablemente a laconsolidacin de muchas de estas estrategias y, por tanto, esta variable debe incluirse en elanlisis de las opciones escogidas por los distintos pases.

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    Por otro lado, desde una perspectiva neo-liberal institucional, puede afirmarse que el fin de laGuerra Fra abri el camino para la adopcin de decisiones autnomas y formas alternativaspara ejercer liderazgo. Siguiendo el anlisis de anlisis de Young (1991), es posibleargumentar que existen formas no estructurales de liderazgo que se manifiestan en habilidadestcnicas o capacidad de persuasin que son utilizadas por algunos estados intermedios dentrodel sistema, en contraposicin a las tradicionales formas de coercin sustentadas en la

    acumulacin de capacidades materiales utilizadas por las grandes potencias (Cooper, Higgott,Nossal 1991). Estas habilidades son ejercidas, por lo general, segn temas en la agendainternacional y en reas especficas y no de manera sistemtica (como es ejercido el podertradicionalmente). Dentro de esta concepcin, las potencias intermedias constituyen unacategora de pases que poseen la habilidad y la voluntad de adopt