relación de personalidad y maquiavelismo
DESCRIPTION
una primera aproximación a una tesis en la cuál describe y correlaciona estos dos constructos.TRANSCRIPT
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
1.1. Planteamiento del estudio
El concepto de personalidad es uno de los más importantes dentro de la Psicología, su
relevancia reside en su capacidad para poder explicar y predecir el comportamiento
humano, y comprender las maneras únicas y distintas que tiene cada individuo para
sentir, actuar y pensar en diversos contextos (Cassareto, 2009). Por lo tanto, conocer
los rasgos de una persona, puede representar una vía para comprender el impacto de su
personalidad en un determinado ámbito.
En un contexto laboral, es importante conocer los rasgos necesarios para pronosticar la
conducta laboral y reducir ineficiencias en el desempeño, costos y la insatisfacción de
los actores laborales. No obstante, una de las formas para comprender el constructo de
personalidad en las organizaciones es como éste impacta a las personas, los grupos a
nivel social organizacional y el poder. Este modo de relación entre el individuo y el
poder se denomina maquiavelismo.
El maquiavelismo es un constructo que se mide a nivel individual y refleja la manera
de pensar de una persona con relación a su medio ambiente, en otras palabras, refleja la
manera de pensar de una persona para manipular a los demás. En el ámbito
organizacional, las implicaciones prácticas de las investigaciones con personalidad y
maquiavelismo suelen favorecer en el trabajo (Uribe et al. 2008). Sin embargo, en
nuestro país no se han realizado investigaciones de este tipo, por lo que se ha propuesto
realizar un primer estudio sobre la relación entre estas variables.
1.2. Formulación del problema
¿Existirá relación entre los factores de la personalidad (Energía, Afabilidad, Tesón,
Estabilidad emocional y Apertura mental) y las dimensiones de maquiavelismo
(Tácticas, Inmoralidad y Visión) en los trabajadores de la Municipalidad de Comas?
Asimismo, se plantean las siguientes preguntas específicas:
1
¿Cuál es el nivel de maquiavelismo predominante de los trabajadores de la
Municipalidad de Comas?
¿Existirán diferencias entre los factores de la personalidad (Energía, Afabilidad,
Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental) según los niveles de
maquiavelismo en los trabajadores de la Municipalidad de Comas?
¿Existirán diferencias entre los factores de la personalidad (Energía, Afabilidad,
Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental) según las variables demográficas
(sexo, edad, estado civil, grado de instrucción, condición laboral, jerarquía de
puesto, preferencia de trabajo, ingreso mensual y años de servicio en la institución)
en los trabajadores de la Municipalidad de Comas?
¿Existirán diferencias entre las dimensiones de maquiavelismo (Tácticas,
Inmoralidad y Visión) según las variables demográficas (sexo, edad, estado civil,
grado de instrucción, condición laboral, jerarquía de puesto, preferencia de trabajo,
ingreso mensual y años de servicio en la institución) en los trabajadores de la
Municipalidad de Comas?
1.3. Delimitación de objetivos
1.3.1. Objetivo general
Determinar la relación entre los factores de la personalidad (Energía, Afabilidad,
Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental) y las dimensiones de
maquiavelismo (Tácticas, Inmoralidad y Visión) en los trabajadores de la
Municipalidad de Comas.
1.3.2. Objetivos específicos
Identificar el nivel de maquiavelismo predominante de los trabajadores de la
Municipalidad de Comas.
Determinar las diferencias entre los factores de la personalidad (Energía,
Afabilidad, Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental) según los
niveles de maquiavelismo en los trabajadores de la Municipalidad de Comas.
2
Determinar las diferencias entre los factores de la personalidad (Energía,
Afabilidad, Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental) según las
variables demográficas (sexo, edad, estado civil, grado de instrucción,
condición laboral, jerarquía de puesto, preferencia de trabajo, ingreso mensual
y años de servicio en la institución) en los trabajadores de la Municipalidad de
Comas.
Determinar las diferencias entre las dimensiones de maquiavelismo (Tácticas,
Inmoralidad y Visión) según las variables demográficas (sexo, edad, estado
civil, grado de instrucción, condición laboral, jerarquía de puesto, preferencia
de trabajo, ingreso mensual y años de servicio en la institución) en los
trabajadores de la Municipalidad de Comas.
1.4. Evaluación
El estudio adaptará los instrumentos de evaluación al contexto local, lo cual permitirá
una óptima aplicación a la población y facilitará el cumplimiento de los objetivos de la
investigación, obteniendo un nivel alto de validez. Para personalidad, se adaptará el
Cuestionario Big Five (BFQ) de Caprara, Barbaranelli, y Borgogni (1998), el cual
mide los cinco factores de personalidad basados en el modelo del Big Five (Energía,
Afabilidad, Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental). Para maquiavelismo, la
Escala Mexicana de Manipulación de Maquiavelo (EMMMAQ) de Uribe (2001), la
cual mide tres factores de manipulación (Tácticas, Inmoralidad y Visión).
1.5. Justificación e importancia
A nivel teórico, este estudio se justifica al profundizar en los temas de maquiavelismo
y personalidad, así como brindar conocimiento de cómo las prácticas laborales de una
persona con una determinada personalidad y tendencias maquiavélicas influyen en el
desempeño en su organización. Desde un punto de vista práctico, los resultados
mostrarían información relevante en ámbitos laborales y que estos estudios pueden ser
utilizados posteriormente en selección y desarrollo de personal.
3
1.6. Limitaciones
La limitación más importante del estudio es la escasa información respecto a los
antecedentes de estos dos constructos en nuestro medio; además, al ser un estudio de
correlaciones, no será posible llegar a establecer relaciones de causalidad.
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL
2.1. Antecedentes del estudio
2.1.1. Personalidad y maquiavelismo
Uribe, Contreras, Sánchez y García (2008) realizaron un estudio para determinar si
existe una relación entre personalidad, maquiavelismo y otras variables en una
muestra de 254 trabajadores mexicanos del sector privado. Se utilizaron los
instrumentos 5FM y EMMMAQ, para medir personalidad y maquiavelismo
respectivamente. Los resultados evidenciaron que existen diferencias de
personalidad entre los sujetos con alto y bajo maquiavelismo; además, variables
demográficas como edad, sueldo, años de experiencia laboral, escolaridad, puesto
y preferencia para trabajar mostraron relaciones relevantes. Por lo tanto, se llegó a
la conclusión que las implicaciones del maquiavelismo en el estudio de la
personalidad y las organizaciones son importantes.
Hunter, Gerbin y Boster (1982) realizaron un estudio para determinar si existe
relación entre los rasgos de personalidad y los componentes de la filosofía de
Maquiavelo en 351 estudiantes de pregrado, empleándose el instrumento Mach IV.
Los resultados mostraron la identificación de cuatro componentes: la adulación, el
rechazo de la honestidad, el rechazo de la creencia de que las personas son morales
y la creencia de que la gente es cruel y poco fiable. Estas componentes se
relacionan con los rasgos de personalidad, incluyendo el dogmatismo, la
autoestima y locus de control. Algunos de los componentes eran causalmente
4
antecedentes de variables tales como la competitividad, mientras que otras eran
causalmente dependientes de las mismas variables. Por lo tanto, la puntuación total
maquiavelismo no puede entrar en una relación causal con la personalidad.
2.1.2. Personalidad
Romero (2013) realizó un estudio para determinar las relaciones en los cinco
factores de la personalidad y las tres dimensiones del Burnout. El tipo de
investigación fue correlacional, de diseño transversal. La muestra estuvo
conformada por 55 enfermeras de la unidad hospitalaria de Medicina Interna de un
hospital militar. Se utilizaron el Maslach Bournout Inventory (MBI) y el NEO-
FFI. Los resultados señalaron que existe una correlación inversa estadísticamente
significativa entre los factores de personalidad: extraversión, apertura al cambio,
agradabilidad y conciencia y las dimensiones del Burnout: agotamiento emocional,
despersonalización y realización personal.
Baltazar y Chirinos (2013) realizó un estudio para determinar la relación entre
clima laboral y dimensiones de la personalidad en colaboradores de una empresa
de servicios en el norte del Perú. El tipo de estudio fue descriptivo-correlacional,
de diseño no experimental. La muestra estuvo conformada por 92 colaboradores de
ambos sexos, con edades entre 18 y 30 años de una empresa de servicios en la
zona norte del Perú. Se utilizaron la Escala de Clima laboral de Palma (2004) y el
Cuestionario BFQ (versión española, 1995). Los resultados señalaron que existe
una correlación positiva estadísticamente significativa entre clima laboral y la
dimensión de afabilidad. Asimismo, no se encontró una relación estadísticamente
significativa entre el clima laboral y las dimensiones de estabilidad emocional y
apertura mental.
Jaimes (2013) realizó un estudio para determinar si existe una relación entre el
estilo rumiativo y los rasgos de personalidad desde el modelo de los cinco factores.
El tipo de investigación fue correlacional. La muestra estuvo conformada por 77
5
estudiantes de ambos sexos de una universidad privada de Lima Metropolitana,
pertenecientes al primer y segundo año de las carreras de ingeniería civil y
electrónica. Se utilizaron el Inventario de Personalidad NEO PI-R forma S (Costa
y McCrae, 1992) y la Escala de Respuestas Rumiativas (Hervás, 2008). Los
resultados señalaron que existe una correlación positiva estadísticamente
significativa entre la dimensión Neuroticismo y todas sus facetas con el estilo
rumiativo y sus componentes: reflexión y reproches. Asimismo, se encontró una
correlación inversa estadísticamente significativa entre la dimensión conciencia y
algunas facetas de otros dominios. Por otra parte, se encontraron diferencias
estadísticamente significativas en el estilo rumiativo y en la dimensión de
Neuroticismo según la edad. Del mismo modo, se encontraron diferencias
estadísticamente significativas en la dimensión Neuroticismo según el sexo, donde
se observa un mayor nivel de Neuroticismo en las mujeres.
Arana (2013) describió la relación entre los factores de personalidad y las
características de consumo de alcohol. La muestra estuvo conformada por 76
estudiantes universitarios nacidos en Lima. Se utilizaron el NEO PI-R versión S y
la encuesta de Consumo de Alcohol (CA). Los resultados señalaron que la
extroversión y la apertura a la experiencia fueron las características de
personalidad que mostraron mayor asociación con el consumo de alcohol entre los
estudiantes encuestados. Asimismo, se encontró que el factor agradabilidad podría
ser considerado como un factor protector ante diversos problemas relacionados
con el consumo de alcohol y que el Neuroticismo podría ser considerado un factor
de riesgo en el caso del consumo de alcohol.
Mejía, Laca y Gondra (2009) realizaron un estudio para determinar la influencia
de algunas dimensiones de personalidad (Big Five), el afecto positivo y negativo y
variables sociodemográficas o de sujeto en el bienestar laboral de 133 profesores
españoles. Se hallaron efectos significativos de las dimensiones de personalidad y
del afecto sobre el bienestar laboral y el bienestar psicológico general o libre de
contexto. El género mostró efectos principales significativos sobre dos
subdimensiones del Big Five, Dinamismo y Cooperación; también sobre la
6
dimensión Afabilidad, donde las mujeres puntuaron significativamente más alto.
La mayor parte de las variables sociodemográficas medidas resultaron irrelevantes
en sus efectos sobre el bienestar. Se discute el bienestar laboral como resultado de
disposiciones afectivas y de personalidad, más que como mera respuesta a
variables ambientales.
Caballo, Guillén y Salazar (2009) realizaron un estudio para determinar las
relaciones que existen entre la personalidad normal y la patológica y las relaciones
entre los cinco grandes factores y los trastornos de la personalidad del DSM-IV.
La muestra fue de 545 universitarios y los instrumentos fueron el Cuestionario Big
Five, el Cuestionario exploratorio de la personalidad y el Inventario Clínico
Multiaxial de Millon-II. Los resultados muestran que tres factores, Extraversión,
Estabilidad emocional y Amabilidad, se relacionan significativamente con algunos
trastornos. Los hombres puntuaban significativamente más alto que las mujeres en
factores como Extraversión, Estabilidad emocional y en los trastornos Antisocial,
Narcisista y Sádico. Las mujeres tenían puntuaciones superiores en el factor de la
Amabilidad y en los trastornos Límite, Dependiente y Depresivo.
2.1.3. Maquiavelismo
Zampieri y Flores (2012) realizaron un estudio para determinar la relación del
perfil individual y la personalidad maquiavélica en 320 profesionales. Se utilizó la
Escala de Personalidad de Maquiavelismo (MPS) que mide la amoralidad, el deseo
de control, el deseo de estatus y la incredulidad. Los resultados fueron que los
hombres tuvieron promedios más altos en las cuatro dimensiones, pero sin
diferencias estadísticamente significativas; los jóvenes tienen mayor deseo para el
estatus, pero en las otras tres construcciones que los resultados no tienen
diferencias significativas. Las personas religiosas tienen más deseo de controlar y
los no religiosos presentan mayor desconfianza de los demás.
Nicolás y Rodríguez (2011) realizaron un estudio cuyo principal objetivo fue
analizar el efecto de determinadas variables demográficas (género, formación y
edad) y de personalidad (maquiavelismo y materialismo) sobre las evaluaciones
7
que los vendedores hacen de diversos comportamientos de venta éticamente
cuestionables. Se aplicó la prueba T de Student para diferenciar las medias sobre
una muestra de 199 comerciales. Los resultados revelan que todas las variables
consideradas, excepto el género, influyen significativamente sobre los juicios
éticos de los comerciales.
Marín (1973) realizó un estudio para determinar la relación entre respuestas de
cooperación, dogmatismo y maquiavelismo en 55 estudiantes universitarios de
Loyola University en Chicago. Los instrumentos utilizados fueron un juego que
presentaba cuatro situaciones distintas de cooperación, la escala D (forma E) y la
escala Mach IV. Los resultados mostraron que no existen diferencias significativas
entre el número de respuestas cooperativas de hombres y mujeres. Asimismo, las
puntuaciones de la escala Mach no diferencian en cuanto al sexo. Los sujetos con
altos niveles en la escala D cooperaron menos que aquellos con bajo niveles,
siendo significativa esta diferencia. Por último, se encontró que los sujetos con
altas puntuaciones en la escala Mach, cooperaron menos en las cuatro situaciones,
aunque en comparación los sujetos de bajas puntuaciones, no existen diferencias
significativas.
2.2. Bases teóricas-científicas
2.2.1. Personalidad
Desde el inicio de la Psicología como una disciplina científica, la pregunta sobre
qué es la personalidad ha tomado gran parte de las reflexiones y discusiones
académicas. El significado de personalidad se ha expandido y asociado cada vez
más con la esencia misma de la persona con sus características particulares, hasta
llegar a ser como en la actualidad la consideramos, un constructo teórico que trata
de explicar el comportamiento humano, no obstante, según el enfoque de estudio
ha sido definida de diferentes maneras (Cassaretto, 2009).
Hjelle y Ziegler (1992, citado en Cassaretto, 2009) refieren que no puede existir
una sola definición de personalidad, puesto que es un concepto abstracto e
integrante de muchos aspectos que califican a una persona (emociones,
8
motivaciones, experiencias, percepciones y acciones). Aun así, los autores
expresan que se puede señalar un conjunto de aspectos básicos inherentes al
concepto: a) noción de diferencias individuales, la personalidad es entendida como
aquellas cualidades distintivas que hace a una persona diferente de otra; b) parte de
una estructura hipotética, la personalidad se organiza en una entidad que es una
abstracción en sí misma e inferida a partir de la observación conductual; c) entidad
que explica patrones consistentes de conducta en las personas, la personalidad es
una entidad que presenta una continuidad y estabilidad en aquellos patrones de
conductas; y d) entidad que evoluciona como parte de un proceso de desarrollo a
lo largo de toda la vida, la personalidad está inmerso en un proceso lento y sujeto a
una variedad de influencias internas y externas que incluyen a las tendencias
biológicas y genéticas, las experiencias sociales y las circunstancias ambientales.
De lo anterior, observamos que la personalidad cuenta con un conjunto de aspectos
básicos, el cual pretende darle un significado más integral al constructo. Sin
embargo, existen diversas teorías que, a lo largo del tiempo, han tratado de definir
y formar un concepto de personalidad ofreciendo elementos propios. Muchas de
ellas explicando las cuestiones más básicas de la personalidad y otras planteando
un concepto más sistematizado y profundo (Baltazar y Chirinos, 2013).
Montaño, Palacios y Gantiva (2009) manifiestan la importancia del desarrollo de
estas teorías para una mejor y mayor conceptualización de la personalidad, y el
diseño de estrategias propias para la evaluación, medición e interpretación de la
misma. Así también, señalan que los instrumentos de personalidad diseñados
permiten establecer semejanzas y diferencias entre varias personas frente a las
manifestaciones conductuales. Por lo tanto, es conveniente comprender los
diversos aspectos de cada teoría de personalidad para un mejor estudio de la
personalidad.
9
2.2.1.1. Teorías de personalidad
Teoría psicodinámica
La teoría psicodinámica sobre la personalidad es uno de los enfoques más
ampliamente conocidos dentro y fuera de la psicología. De acuerdo con el teórico
más importante de este paradigma, Sigmund Freud, la conducta de una persona es
el resultado de fuerzas psicológicas que operan dentro del individuo y que, por lo
general, se dan fuera de la conciencia (Morris y Maisto, 2005). Según Montaño,
Palacios y Gantiva (2009), el concepto de conducta desde esta orientación es de
vital importancia porque permite entender la personalidad.
Para Freud, la personalidad se constituye a través de tres estructuras que aparecen
durante el desarrollo de la vida: el ello, la única estructura que se presenta desde el
nacimiento, es totalmente inconsciente y se interesa en satisfacer los deseos del
niño para evitar dolor; el yo, se encuentra entre lo consciente y lo preconsciente,
funciona de acuerdo con el principio de la realidad y trata de buscar la
gratificación del ello de la manera más segura posible; y el superyó, tiene la
función de vigilar al yo para conducirlo hacia las acciones morales socialmente
aceptadas, instaurándose desde la interiorización de las prohibiciones y sanciones
establecidas por los padres (Montaño et al., 2009 y Aiken, 2003).
Asimismo, Freud planteaba que la personalidad humana se desarrollaba a través de
una serie de cinco etapas psicosexuales (etapa oral, etapa anal, etapa fálica,
periodo de latencia y fase genital), en donde durante cada etapa, una región
diferente del cuerpo (zona erógena) es el centro de estimulación y gratificación
sexual. De esta manera, la personalidad se desarrolla en la medida en que una
persona logra satisfacer los deseos sexuales durante el curso de su vida (Aiken,
2003).
Es importante resaltar que los trabajos de Freud fueron los pioneros para el
desarrollo esta teoría, pero que con el tiempo otros teóricos psicodinámicos
aparecieron modificando algunos aspectos de este enfoque primario. Sin embargo,
Morris y Maisto (2005) menciona que, aunque existen variaciones entre los
10
teóricos psicodinámicos sobre diferentes aspectos, existen postulados
característicos de la personalidad que comparten todos ellos: a) La personalidad
está fuertemente influida por determinantes inconscientes; b) los patrones estables
de la personalidad no solo empieza a formarse desde la niñez, sino que las
experiencias tempranas tienen fuerte efecto en el desarrollo de la personalidad; y
c) el desarrollo de la personalidad implica a controlar nuestros sentimientos
sexuales y agresivos
Teoría de extraversión-introversión de Jung
Fadiman y Frager (2001, citado en Baltazar y Chirinos, 2013) expresan que Jung
estudió los alcances más grandes de las aspiraciones y logros del hombre,
desarrollando conceptos tales como la introversión y la extraversión al descubrir
que cada individuo está orientado primordialmente hacia el interior o el exterior.
Los introvertidos se interesan por sus propios pensamientos y sentimientos y son
profundamente introspectivos. Los extrovertidos se interesan por el mundo externo
de la gente, tratan de ser más sociales y de estar más al tanto de lo que pasa a su
alrededor. Además, Jung afirma que el sí mismo es el arquetipo central, el
arquetipo de orden y la totalidad de la persona, donde el consciente y el
inconsciente no están necesariamente en mutua aparición, sino que se
complementan para formar una totalidad que es el sí mismo. De este modo, se
estableció una consistencia a un concepto que tomó cada vez más importancia,
pues estaba relacionado directamente con la vida del hombre y su desempeño en
los diferentes aspectos de su vida.
Teoría de la identidad de Erik Erikson
Schultz y Schultz (2009, citado en Baltazar y Chirinos, 2013) manifiestan que
Erikson formuló una teoría de personalidad en la cual, la búsqueda de identidad
personal es lo primordial. Profundizó las etapas de desarrollo de la personalidad
establecidas por Freud y otorgó mayor relevancia al yo sobre el ello, reconociendo
el efecto que tienen la cultura, la sociedad y la historia en la personalidad.
11
En este sentido, Philip (1997, citado en Baltazar y Chirinos, 2013) sostiene que
Erikson dividió el desarrollo humano en ocho etapas y afirma que en cada una, el
individuo tiene una tarea psicosocial que resolver. Las etapas son la confianza
contra desconfianza (0 a 1 año), autonomía contra vergüenza y duda (1 a 2 años),
iniciativa contra culpa (3 a 5 años), industria contra inferioridad (6 a 11 años),
identidad contra confusión de roles (12 a 19 años), intimidad contra aislamiento
(jóvenes adultos, los 20 y los 30), generatividad contra estancamiento (adultos de
mediana edad, 40 y 50) e integridad contra desesperación (vejez, de 60 en
adelante). La confrontación con cada tarea produce conflictos, los cuales tienen
dos posibles resultados, si en cada etapa se domina la tarea correspondiente, la
personalidad adquiere una cualidad positiva y se desarrolla; en cambio, si la tarea
no es dominada, el yo resulta dañado porque se le incorpora una cualidad negativa.
La tarea global del individuo consiste en adquirir una identidad positiva a medida
que va pasando de una etapa a la siguiente.
Teoría humanista
Gerrig y Zimbardo (2005, citado en Baltazar y Chirinos, 2013) señalan que las
aproximaciones humanistas a la comprensión de la personalidad se caracterizan
por el interés sobre la integridad de la experiencia y el potencial de crecimiento,
consciente y personal del individuo. La característica sobresaliente es el énfasis en
el impulso para lograr un desarrollo completo de las propias capacidades y
talentos. Esta teoría resalta que las personas están motivadas positivamente,
logrando progresar hacia niveles más elevados de funcionamiento. En ese sentido,
se ponen de relieve las cualidades particulares del ser humano, especialmente, su
libertad y su capacidad de crecimiento personal.
Montaño, Palacios y Gantiva (2009) manifiestan que la teoría humanista, a
diferencia de la teoría psicodinámica, considera que el ser humano no debe ser
comprendido como resultado de conflictos ocultos e inconscientes, sino que tiene
una motivación positiva y que, conforme a cómo evoluciona en la vida, va
logrando obtener niveles superiores de funcionamiento, teniendo en cuenta la
responsabilidad de sus actos y las consecuencias que le sobrevienen. Dentro de
12
esta teoría, encontramos principalmente a dos teóricos importantes con sus
respectivas teorías: Abraham Maslow y Carl Rogers.
La teoría de Abraham Maslow establece que las personas poseen una jerarquía de
cinco necesidades innatas que activan y dirigen la conducta humana, las cuales son
las necesidades de autorrealización, necesidades de estima (por parte del yo y de
otros), necesidades de pertenencia y amor, necesidades de seguridad (incolumidad,
orden y estabilidad) y necesidades fisiológicas (alimento, agua y sexo). La teoría
de la autorrealización de Carl Rogers sostiene que las personas somos seres
racionales, regidos por una percepción consciente del yo y del mundo de la
experiencia. Por lo tanto, esta perspectiva sugiere que la personalidad solo puede
entenderse desde las experiencias subjetivas y propone que existe una motivación
innata a la realización, a desarrollar nuestras capacidades y potencialidades
(Baltazar y Chirinos, 2013)
Teoría conductual
La personalidad se define en términos de conductas, las cuales se incorporan en
amplios repertorios de comportamiento y están determinadas por factores externos
en el ambiente, específicamente por reforzamientos y estímulos discriminativos,
donde cada persona experimenta un ambiente algo diferente con condiciones
distintas de aprendizaje, por lo que, inevitablemente se aprenden conductas
disímiles (Cloninger, 2003). En este sentido, Hull (1943, citado en Montaño et al.,
2009) sostuvo que la estructura de la personalidad está en conformada por hábitos
o lazos E-R. Otro concepto estructural que empleó fue el impulso definido como
un estímulo capaz de activar la conducta, los cuales fueron dos: primario (innato) y
secundario (aprendidos). Los primarios refieren a condiciones fisiológicas internas
del organismo (hambre, sed); mientras que los secundarios se adquieren con base
en asociaciones de impulsos primarios (ansiedad o miedo).
El conductismo no se interesa en la estructura de la personalidad, sino en la forma
cómo la conducta interactúa con el ambiente. De esta manera, el conductismo
supone que las acciones de la gente son determinadas por factores externos y no
13
por fuerzas internas del individuo. Así, Watson decía que las conductas habituales
que posee una persona constituyen su personalidad, manifestando así su acuerdo
con la teoría de Locke sobre la tabula rasa. Del mismo modo, Skinner concluyó
que se debería abandonar la idea de que la conducta es causada por fuerzas
internas (rasgos, pensamientos, necesidades, etc.) a favor de explicaciones más
científicas fuera de la persona, porque las causas internas implican un
razonamiento circular que no puede defenderse lógicamente (Montaño et al., 2009
y Cloninger, 2003).
Teoría cognitiva
Esta teoría plantea que la conducta está guiada por la manera como se piensa y se
actúa frente a una situación, empleando también las contingencias que ofrece el
ambiente inmediato ante cualquier situación (Montaño, Palacios y Gantiva, 2009).
Según Bandura (1977, citado en Montaño et al., 2009), la personalidad es la
interacción entre cognición, aprendizaje y ambiente, tomando relieve las
expectativas internas y únicas de los individuos, pues el ambiente influye en la
manera de comportarse y por tanto modifica las expectativas del individuo ante
otras situaciones respecto a su comportamiento.
Montaño, Palacios y Gantiva (2009) refieren que Bandura considera a las personas
como seres complejos, únicos y activos, destacando el pensamiento y la
autorregulación, pues los individuos están en una continua resolución de
problemas, partiendo de la experiencia y de la capacidad de procesamiento de
información. Asimismo, Bandura considera al carácter, al definirse por
dimensiones aprendidas y vinculadas a factores psicosociales, se forma de manera
continua, pero especialmente en los procesos de socialización más básicos. Entre
los modelos centrados en dimensiones del carácter se destacan los que se centran
en esquemas, los cuales son sistemas estructurados y entrelazados, responsables
del procesamiento de un estímulo percibido y su respuesta conductual asociada
Sin embargo, Pervin y John (1998, citado en Montaño et al., 2009) manifestaron
que se planteó como concepto estructural de la personalidad el constructo. La
14
personalidad es considerada como un modo de construir o interpretar el mundo,
anticipar o experimentar sucesos, pues les da estructura y significado. Al observar
dichos sucesos, la persona percibe que existen características que los diferencian
de las demás.
Teoría de los rasgos
Cassaretto (2009) menciona que el interés por reducir el mundo variable de las
características personales a unos cuantos elementos constantes en el tiempo ha
sido el objeto de la teoría de los rasgos. Esta teoría refiere a las características
particulares de cada individuo como el temperamento, la adaptación, la labilidad
emocional y los valores que le permiten al individuo girar en torno a una
característica en particular. De esta manera, la teoría de los rasgos se concentra en
el presente, poniendo énfasis en las diferencias individuales de las características
que son más o menos estables a través del tiempo y de las situaciones en las
personalidades adultas ya desarrolladas (Engler, 1996, citado en Montaño et al.,
2009).
De acuerdo con Carver y Scheier (1997, citado en Cassaretto, 2009), los rasgos se
caracterizan por ser dimensiones continuas de la personalidad, permitiendo
establecer las diferencias individuales en función a la cuantificación del grado en
que cada persona posee las características. Este punto de vista, supone que las
diferencias básicas entre la gente son cuantitativas más que cualitativas. Los
representantes más importantes de la teoría de los rasgos son Allport, Cattell y
Eysenck.
Allport define el término rasgo fue definido como una estructura neuropsíquica
que tiene la capacidad de traducir muchos estímulos funcionalmente equivalentes,
y de iniciar y guiar formas equivalentes de conducta adaptativa y expresiva. De
este modo, la personalidad consiste en la organización dinámica de esos rasgos,
que son considerados la unidad primaria de la personalidad, que determinan el
ajuste único de una persona al ambiente y que pueden ser inferidos a partir de la
forma en que se comporta una persona (Aiken, 2003). Por ello, según Clonninger
15
(2002), Allport y Odbert realizaron un estudio en el cual buscaron términos que
describían la personalidad en dos diccionarios importantes de la lengua inglesa,
consiguiendo extraer 17 953 palabras, reduciendo después esta lista a 4 504
adjetivos que describían rasgos observables y relativamente permanentes.
Eysenck (Davidoff, 1998, citado en Montaño et al., 2009) definió la personalidad
como una organización estable y perdurable del carácter, del temperamento, del
intelecto y del físico del individuo, lo cual posibilita su adaptación al ambiente. De
esta manera, se estableció la base de la personalidad compuesta por tres
dimensiones: extroversión, determina que una persona sea sociable y participativa
al relacionarse con otros sujetos; neuroticismo, es la capacidad de adaptación de
un individuo al ambiente y a la estabilidad de esta conducta a través del tiempo
(síntomas relacionados con la ansiedad); y psicoticismo, es la pérdida o ausencia
del principio de realidad connotado por la incapacidad para distinguir entre los
acontecimientos reales o imaginados (conducta desorganizada). Delgado (1998,
citado en Baltazar y Chirinos, 2013) expresa que, para Eysenck, la teoría de la
personalidad moderna, con sus tipos, rasgos y aptitudes, se sitúa en cierto modo
entre la psicología ideográfica y la psicología experimental, sobresaliendo la
unicidad y la identidad de los individuos, respectivamente. De esto, se debe
afirmar que, aunque existan diferencias individuales, estos son sobre ciertas
dimensiones, por tanto, sus diferencias y similitudes pueden ser cuantificadas y
medidas.
Cattell (1940, citado en Baltazar y Chirinos, 2013) empleó la lista de Allport-
Odbert e introdujo términos obtenidos de una investigación psicológica y eliminó
todos los sinónimos reduciendo la lista a un total de 171 palabras. Luego, encuestó
a sujetos para que evaluaran a gente que conocían con los adjetivos de esta lista y
analizó los resultados, identificando 35 rasgos de personalidad a los cuales se
refirió como la esfera de personalidad. Posteriormente, con un análisis de la
emergente tecnología de la informática combinada con el método estadístico del
análisis factorial, tuvo como resultado 16 grandes rasgos de personalidad, con los
16
cuales confeccionó la prueba 16PF. Sus resultados llevaron a plantear una teoría
factorialista de la personalidad que cuenta con 16 dimensiones.
Uno de los mayores obstáculos al consenso, es el desacuerdo acerca de cuantas
dimensiones son necesarios para describir la personalidad. Muchos afirman que
son suficientes menos de los 16 rasgos de Catell (Boyle, 1989; Eysenck y
Eysenck, 1985; Matthews, 1989; Meyer et al, 1988; citados por Clonninger, 2002).
En consecuencia, en la actualidad, la comunidad científica aún no ha podido
establecer una teoría de la personalidad amplia y consensuada, que organice,
estructure y dé cabida a la gran pluralidad existente de investigaciones y enfoques.
Teoría integradora
La teoría integradora surge como una respuesta a la problemática en cuanto a un
consenso de las diversas teorías planteadas. La teoría establece objetivos como: a)
elaborar un modelo amplio de personalidad, que integre las principales teorías y
organice los principales logros de la investigación empírica, incorporando a la
inteligencia; b) definir la personalidad a partir de la identificación teórica de los
factores de las grandes dimensiones; c) fundamentar la comprensión de la
personalidad desde un enfoque evolucionista; y d) ofrecer un modelo de rasgos
que incorpora los paradigmas actualmente activos, sobrepasando el concepto
descriptivo de la estructura e involucrándose con los procesos (Lluís, 2002, citado
en citado en Montaño et al., 2009).
Según la teoría integradora, la personalidad deberá describir o explicar los diversos
aspectos que cuentan las diferentes teorías como el temperamento, el carácter
(self), el consciente e inconsciente, las conductas observables e internas,
orientándose también en el estudio la conducta normal y la psicopatología, etc.
Existen tres propuestas que pretenden integrar todos los aspectos posibles: el
modelo evolutivo de Millon, el modelo de los Siete Factores de Cloninger y el
modelo de los Cinco Grandes o Big Five (Montaño et al., 2009). De las propuestas
mencionadas, la que se aproxima a un consenso sólido y estable en cualquier
17
entorno es el modelo de los Cinco Grandes, por lo que el presente estudio se
enfocará en este modelo.
2.2.1.2. Modelo de los Cinco Grandes o Big Five
Este modelo se inició en parte por dos tradiciones distintas, la tradición
lexicográfica y la tradición psicometrista-factorialista. La tradición lexicográfica
considera que todos los aspectos de la personalidad humana que son de
importancia, interés o utilidad han quedado grabados en la sustancia misma del
lenguaje. Este modelo asume que se podrá encontrar suficiente información que
describa las diferencias individuales; y por tanto describa la personalidad, si
analizamos el lenguaje natural de los individuos; de tal forma que esto podrá
llevarnos a la construcción de un taxonomía básica de la personalidad (Richaud,
2002, citado en Cassaretto, 2009). La tradición psicometrista-factorialista, según
Carver y Scheier (1997), consiste en el estudio a través de los inventarios y
cuestionarios de personalidad, de las características personales humanas, haciendo
énfasis en la forma en que dichas características se agrupan y para ello hacen uso
de la metodología factorial (citado en Cassaretto, 2009).
Costa y McCrae han sido los autores que más han difundido el modelo de los
Cinco Grandes han realizado y promovido extensas investigaciones con diferentes
poblaciones (tomando en cuenta raza, sexo, edad y cultura). Desde mediados de la
década de los 80, sus investigaciones han permitido afirmar la consistencia de los
cinco factores como dimensiones universales de la personalidad. Estos autores
nombran a estas dimensiones de la siguiente manera: Neuroticismo, Extraversión,
Apertura a la experiencia (o simplemente Apertura), Agradabilidad y Conciencia
(o Escrupulosidad) (Costa y McCrae 1992; McCrae, 2001; McCrae y Costa, 1989,
1998; McCrae, Costa y Piedmont, 1993; McCrae y Terracciano, 2005a; Schmitt et
al, 2007; citado en Cassaretto, 2009).
De manera general, existe un consenso respecto al número de dimensiones de la
personalidad, pero aún subsiste el desacuerdo sobre lo que incluye cada una de
ellas; asimismo, se plantean ciertas críticas en cuanto al dinamismo, capacidad
18
predictiva y organización del modelo. Frente a esto, McCrae y Costa (1998)
considera que, con el tiempo, nos acercamos a mayores niveles de acuerdo
respecto a la definición de los rasgos y las factores que la conforman, existiendo
rasgos en los cuales no existen controversia. Además, Costa y McCrae responde a
las críticas, reconociendo que el modelo sólo brinda explicaciones sobre la
conducta al nivel de los rasgos superiores y consideran que subsiguientes
investigaciones con los factores podrán brindar mayor explicación de las
conductas a un nivel específico. Ter Laak (1996) añade que, en el futuro, los
estudios con el modelo buscarán un análisis más minucioso en cuanto a las
dimensiones y se harán comparaciones más estrictas con otras escalas de
personalidad, lo cual forzará definiciones más precisas de los cinco factores. A su
vez, este autor considera que deben investigarse estudios más funcionales en las
que se analicen las interacciones de los cinco dimensiones, sus subdimensiones y
las situaciones específicas, incrementando así su validez predictiva (citado en
Cassaretto, 2009).
Es por esto que las críticas establecidas hacia el modelo de los Cinco Grandes no
han logrado desprestigiarlo, sino más bien restringir su dominio considerando que
provee una descripción básica, razonable y amplia de la personalidad. Por lo tanto,
este modelo representa un avance ante el confuso campo de la evaluación de la
personalidad (McCrae y Costa, 1998; Richaud, 2002; Schmitt et al., 2007; citado
en Cassaretto, 2009).
2.2.1.3. Dimensiones de los cinco grandes
Diferentes autores han contribuido a la formación de este modelo y han ofrecido
nombres a los cinco factores del modelo. Entre ellos se encuentran Fiske
(adaptabilidad social, conformidad, voluntad de éxito, control emocional e
intelecto inquisitivo), Norman (extraversión, agradabilidad, escrupulosidad,
emocionabilidad y cultura), Borgatta (asertividad, simpatía, responsabilidad,
emocionabilidad e inteligencia), Digman (extraversión, condescendencia amistosa,
voluntad de éxito, neuroticismo e intelecto), Peabody y Goldberg (poder, amor,
19
trabajo, afecto e intelecto) y Costa y McCrae (extraversión, agradabilidad,
conciencia, neuroticismo y apertura a la experiencia) (ver Tabla 1).
Tabla 1.
Etiquetas empleadas por varios autores para referirse a los Cinco Grandes.
Autor I II III IV V
Fiske
(1949)
Adaptabilida
d SocialConformidad
Voluntad de
éxito
Control
emocional
Intelecto
inquisitivo
Norman
(1963)Extraversión Agradabilidad Escrupulosidad
Emocionabilida
dCultura
Borgatta
(1964)Asertividad Simpatía
Responsabilida
d
Emocionabilida
d
Inteligenci
a
Digman
(1990)Extraversión
Condescendenci
a
amistosa
Voluntad de
éxitoNeuroticismo Intelecto
Peabody
y
Goldber
g
(1989)
Poder Amor Trabajo Afecto Intelecto
Costa y
McCrae
(1985)
Extraversión Agradabilidad Conciencia Neuroticismo
Apertura a
la
experiencia
20
Wiggins (2003) sostiene que los nombres de estos cinco factores han ido
evolucionando en el tiempo y en las culturas de diversas maneras, pero siempre
haciendo referencia a una misma dimensión, lo cual corrobora aún más la teoría
(citado en Cassaretto, 2009). Los autores Caprara, Barbaranelli y Borgogni (1998)
plantean un modelo con las siguientes dimensiones: Energía, Afabilidad, Tesón,
Estabilidad emocional y Apertura mental.
Energía
Watson y Clark mencionan que la dimensión hace referencia a Extraversión
referida por McCrae y Costa (1987) y a la de Surgencia referida por Goldberg
(1990). Una persona que posee en grandes condiciones esta dimensión suele ser
muy dinámica, activa, enérgica, dominante y locuaz. Esta dimensión viene a su
vez definida por las subdimensiones dinamismo y dominancia. La primera tiende a
medir aspectos relativos a comportamientos enérgicos y dinámicos, la facilidad de
la palabra y el entusiasmo; por su parte, la segunda tiende a medir aspectos
relacionados con la capacidad de imponerse, sobresalir, hacer valer la propia
influencia sobre los demás.
Afabilidad
Esta dimensión hace mención al factor comúnmente identificado como Agrado de
McCrae y Costa (1987) y como Cordialidad vs. Hostilidad de Digman (1990).
Una persona que ha desarrollado esta dimensión tiende a describirse como muy
cooperativa, cordial, altruista, amigable, generosa y empática. A su vez, esta
dimensión es definida por las subdimensiones: cooperación/empatía y
cordialidad/amabilidad. La primera pretende medir aspectos relacionados a la
capacidad para comprender y asimilar los problemas de los demás y cooperar
eficazmente con ellos. La segunda mide aspectos relacionados con afabilidad
confianza y apertura hacia los demás.
21
Tesón
Esta dimensión hace referencia a la capacidad de autorregulación o autocontrol,
tanto por lo que concierne a los aspectos inhibitorios, como a los aspectos
proactivos (McCrae y Costa, 1998 y Digman, 1990). Las personas con gran nivel
de tesón tienden a describirse como muy reflexivas, escrupulosas, ordenadas,
diligentes y perseverantes. Esta dimensión a su vez se define por las
subdimensiones: escrupulosidad y perseverancia. La primera mide aspectos
relativos a la fiabilidad, meticulosidad y amor por el orden; por su parte, la
segunda mide aspectos que se refieren a la persistencia y tenacidad con que se
llevan a cabo las tareas emprendidas y el no faltar a lo prometido.
Estabilidad emocional
Esta dimensión hace mención a las características que remiten esencialmente a lo
opuesto del afecto negativo. La persona con niveles altos de esta dimensión tiende
a describirse como poco ansiosa, vulnerable, emotiva, impulsiva, impaciente e
irritable. A su vez, esta dimensión se define por dos subdimensiones: control de
emociones y control de impulsos. La primera refiere a aspectos concernientes al
control de los estados de tensión asociados a las experiencias emotivas. La
segunda mide aspectos relativos a la capacidad de mantener el control del propio
comportamiento incluso en situaciones de incomodidad, conflicto y peligro.
Apertura mental
Esta dimensión hace referencia al factor que otros autores han definido como:
Norman, Cultura; Goldberg, Intelecto; McCrae y Costa, Apertura a la experiencia.
Cuando este factor está ampliamente desarrollado, la persona tiende a describirse
como muy culta, informada, interesada por las cosas y experiencias nuevas,
dispuesta al contacto con culturas y costumbres distintas. Esta dimensión viene
definida por dos subdimensiones: apertura a la cultura y apertura a la
experiencia. La primera refiere aspectos que atañen al interés por mantenerse
informados, interés hacia la lectura e interés por adquirir conocimientos; por su
parte, la segunda mide aspectos de apertura mental referidos a la disposición
22
favorable hacia las novedades, a la capacidad de considerar cada cosa desde
perspectivas diversas y a la apertura favorable hacia valores, estilos, modos de
vida y cultura distintos.
2.2.2. Maquiavelismo
Una de las formas para comprender el concepto de personalidad en las
organizaciones es cómo éste impacta a las personas y a los grupos a nivel social
organizacional, siendo característico también de los estudios relacionados con el
poder. El maquiavelismo es uno de esos conceptos que siendo un constructo que se
mide a nivel individual, en realidad refleja la forma de pensar de una persona con
relación a su medio ambiente, en otras palabras, se refleja la manera de pensar de
una persona para manipular a los demás (Uribe et al., 2008)
El maquiavelismo es un concepto basado en los textos de Nicolás Maquiavelo,
principalmente en El príncipe. Por su parte, Christie y Geis (1970) construyeron
los primeros instrumentos (Mach IV y V) para evaluar este constructo de
orientación de la personalidad en Estados Unidos. Luego, el constructo ha sido
retomado por diversos investigadores para describir la personalidad en un contexto
de poder. Dawkins y Krebs (1978) afirman que la selección natural favorece a los
individuos que manipulan exitosamente el comportamiento de otros. De acuerdo
con Dawkins (1976) la selección natural impone restricciones que hacen
adaptativa la competencia y el egoísmo estratégico, lo que al considerar su
impacto en el comportamiento explica expresiones relacionadas con manipulación,
egoísmo, altruismo, verdad, lealtad, cooperación y negociación en la toma de
decisiones. Según Wilson, Near y Miller (1996) una de las discusiones más
interesantes relacionadas con maquiavelismo se encuentra en el terreno de la
biología evolutiva, lo que ha dado la posibilidad de que el maquiavelismo sea un
tipo de inteligencia adaptativa, aunque algunos investigadores, más conservadores,
sólo lo vean como un componente de inteligencia social que lleva a
comportamientos de éxito o supervivencia frente a otras inteligencias sociales
menos manipuladoras (Byrne y Whiten, 1988; Humprey, 1976; Sternberg y
Ruzgis, 1994; Tooby y Cosmides, 1992) (citado en Uribe, 2008).
23
2.3. Definición de conceptos
2.3.1. Personalidad
Caprara, Barbaranelli y Borgogni (2001) expresan que personalidad es un
constructo que engloba un conjunto de dimensiones o rasgos en la persona, las
cuales son Energía, Afabilidad, Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental.
2.3.2. Maquiavelismo
Uribe (2001) define al maquiavelismo como una orientación de personalidad que
impacta en los grupos mediante la manipulación de los demás y que conforma tres
factores de manipulación, las cuales son Tácticas, Inmoralidad y Visión.
2.4. Supuestos básicos
Existe un consenso en el cual se evidencia que ciertos componentes de la personalidad
están relacionados con las dimensiones y niveles de maquiavelismo en trabajadores.
Por otro lado, se perciben diferencias de personalidad y tendencias maquiavélicas en
cuanto a variables demográficas, principalmente sexo y edad, en el ámbito laboral.
2.5. Hipótesis
2.5.1. Hipótesis general
Existe una correlación significativa entre los factores de la personalidad (Energía,
Afabilidad, Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental) y las dimensiones de
maquiavelismo (Tácticas, Inmoralidad y Visión) en trabajadores de la
Municipalidad de Comas.
2.5.1. Hipótesis especificas
Existen diferencias significativas entre los factores de la personalidad
(Energía, Afabilidad, Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental) según
los niveles de maquiavelismo en trabajadores de la Municipalidad de Comas.
24
Existen diferencias significativas entre los factores de la personalidad
(Energía, Afabilidad, Tesón, Estabilidad emocional y Apertura mental) según
las variables demográficas (sexo, edad, nivel de instrucción, años de
experiencia laboral, jerarquía de puesto y sueldo) en trabajadores de la
Municipalidad de Comas.
Existen diferencias significativas entre las dimensiones de maquiavelismo
(Tácticas, Inmoralidad y Visión) según las variables demográficas (sexo,
edad, nivel de instrucción, años de experiencia laboral, jerarquía de puesto y
sueldo) en trabajadores de la Municipalidad de Comas.
REFERENCIAS
Aiken, L. (2003). Evaluación de la personalidad: orígenes, aplicaciones y problemas. En
Tests psicológicos y evaluación. Naucalpan de Juárez: Pearson Educación de
México. Recuperado de http://biblio3.url.edu.gt/Libros/tests_p/14.pdf
Arana, M. (2013). Factores personalidad en estudiantes universitarios según
características de consumo de alcohol (Tesis de licenciatura). Recuperado de
http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/123456789/4615
Ávila, H. (2006). Introducción a la metodología de la investigación. Edición Electrónica.
Baltazar, D. y Chirinos, J. (2013). Clima laboral y dimensiones de la personalidad en
colaboradores de una empresa de servicios en el norte del Perú (Tesis de
licenciatura). Recuperado de
http://tesis.usat.edu.pe/jspui/bitstream/123456789/306/1/TL_BaltazarZavaletaDeysi
_ChirinosAntezanaJose.pdf
25
Caballo, V., Guillén, J. y Salazar, I. (2009). Estilos, rasgos y trastornos de la personalidad:
interrelaciones y diferencias asociadas al sexo. Psico, 40(3), 319-327. Recuperado
de http://revistaseletronicas.pucrs.br/ojs/index.php/revistapsico/article/viewFile/
6598/4799
Caprara, G., Barbaranelli, C. y Borgogni, L. (1998). BFQ. Cuestionario Big Five (2da ed.).
Madrid: TEA Ediciones.
Cassareto Bardales, M. (2009). Relación entre las cinco grandes dimensiones de la
personalidad y el afrontamiento en estudiantes preuniversitarios de Lima
Metropolitana (tesis de maestría). Recuperado de
http://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/cybertesis/619/1/cassaretto_bm.pdf
Clonninger, S. (2002). Teorías de la Personalidad (2da ed.) México: Pearson Educación.
Cloninger, S. (2003). Teorías de la personalidad. México: Pearson Educación.
Hernández, R., Fernández, C., & Baptista, P. (2010). Metodología de la investigación (5ta
ed.). México, D.F.: McGraw-Hill
Hunter, J., Gerbing, D. & Boster, F. (1982). Machiavellian beliefs and personality:
Construct invalidity of the Machiavellianism dimension. Journal of Personality and
Social Psychology, 43(6), 1293-1305.
Jaimes, K. (2013). Estilo de pensamiento rumiativo y rasgos de personalidad en jóvenes
universitarios de Lima (Tesis de licenciatura). Recuperado de
http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/123456789/4698
Marín, G. (1973). El intercambio comportamental y las escalas D (dogmatismo) y Mach
(maquiavelismo). Revista Latinoamericana de Psicología, 5(3), 257-262.
Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80550302
26
Mejía, J., Laca, F. y Gondra, J. (2009). Factores de personalidad, afectivos y
sociodemográficos en la predicción del bienestar laboral de docentes. Psicología y
Salud, 19 (1), 121-132. Recuperado de
http://www.redalyc.org/pdf/291/29111983012.pdf
Montañés, F., Lucas, M. y Martín, M. (2004). Valoración de la inteligencia maquiavélica
en el trastorno antisocial mediante la Escala MACH-IV. Actas Españolas de
Psiquiatría, 32(2), 65-70. Recuperado de http://www.pacomontanes.es/627-
maquiavelismo.pdf
Montaño, M., Palacios, J. y Gantiva, C. (2009). Teorías de la personalidad. Un análisis
histórico del concepto y su medición. Psychologia: avances de la disciplina, 3(2).
Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=297225531007
Morris, Ch. y Maisto, A. (2005). Psicología. Naucalpan de Juárez: Pearson Educación.
Nicolás, S. y Rodríguez, Rocío (2011). ¿Cómo podemos distinguir a los vendedores éticos
de los que no lo son? Implicaciones para el proceso de selección y formación de los
comerciales. Cuadernos de Gestión, 11, 85-99. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=274322154005
Romero, S. (2013). Burnout y personalidad en enfermeras de un hospital militar (Tesis de
licenciatura). Recuperado de
http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/123456789/5106
Uribe, J., Contreras, F., Sánchez, O. y García, A. (2008). Los cinco grandes y
maquiavelismo en trabajadores mexicanos: un estudio de personalidad y
manipulación. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 24(1),
61-79. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=231316494004
27
Uribe, J. (2001). Desarrollo y validación de la escala mexicana de manipulación de
Maquiavelo. EMMMAQ. Revista de Psicología Social y Personalidad, 17(2), 129-
148.
Zampieri, M. y Flores, L. (2012). Maquiavelismo en organizaciones. Relación entre perfil
individual y personalidad maquiavélica. Invenio, 15(28), 101-118, Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87724141008
28