relato diario de un exilio sergio núñez vadillo

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Diario de un exilio narra la historia de uno de tantos jóvenes que tienen que renunciar a sus raíces para labrarse un futuro laboral y personal fuera de su hábitat natural para poder sobrevivir. La historia comienza en el mismo momento que el protagonista decide cambiar de vida por completo y termina con su vuelta al lugar donde decidió tomar esa amarga decisión, para empezar otra vez de cero. En el transcurso del relato nos cuenta en primera persona, con todo tipo de detalles y sin tapujos, las vivencias acaecidas durante los dos años y medio que dura su periplo en tierras de la dura estepa castellana, Valladolid; lugar desconocido por completo para él, pero que no son obstáculo para seguir luchando en solitario por un futuro mejor, puesto que sus únicos compañeros de viaje han sido la fe y la ilusión. En estos tiempos malditos que nos ha tocado vivir, en donde no es lo mismo “tener libertad” que “ser libres”, ya que hay muchas personas que, aún teniendo libertad, no son libres enre

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2014. Diario de un exilio. Sergio Núñez Vadillo

Portada diseño: Celeste Ortega

Edición cortesía de www.publicatuslibros.com. Debereconocer los créditos de la obra de la maneraespecificada por el autor o el licenciador (pero no de unamanera que sugiera que tiene su apoyo o apoyan el usoque hace de su obra). No puede utilizar esta obra para fines comerciales. Sialtera o transforma esta obra, o genera una obraderivada, sólo puede distribuir la obra generada bajo unalicencia idéntica a ésta. Al reutilizar o distribuir la obra,tiene que dejar bien claro los términos de la licencia deesta obra. Alguna de estas condiciones puede no aplicarse si se

obtiene el permiso del titular de los derechos de autor. Nada en esta licenciamenoscaba o restringe los derechos morales del autor.

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DIARIO DE UN EXILIO Puedes “tener libertad”, pero no “ser libre”

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INDICE

Capítulo uno: ilusión………… página 5

Capítulo dos: coraje…………… página 16

Capítulo tres: aflicción………. página 25

Capítulo cuatro: valor………… página 37

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Capítulo 1: ilusión

No sé si fui yo quien dejó el boxeo, o, por el contrario, fue el boxeo quien me dejó a mí.Me había converUdo en un boxeador que ya no boxeaba. Había susUtuido laencrucijada del cuadrilátero por los senderos y veredas de la desazón, abandonandoasí los guantes para golpear por las zapaUllas para correr; ¿los moUvos? ¡Quiénnecesita moUvos!

Y en esta situación me encontraba corriendo contra todo y contra nadie, en vez degolpear, ahora corría.

Era un viernes por la mañana. Estaba corriendo por el parque talaverano de “lossifones” allá por el mes de enero del 2011 y, para ser más exactos, vísperas del fin desemana de las Fiestas populares de mi pueblo, Poyales del Hoyo, en honor a su SantoPatrón, San SebasUán. Esa mañana mientras pracUcaba running elucubraba sobre losentrenos que tendría que realizar para hacer mi primera Maratón, la de Madrid, ysobre las expectaUvas de ese finde en el pueblo, donde pensaba liarla parda; hasta quesonó el teléfono, rompiendo así mis ensoñaciones, y parar la carrera.

Lo llevaba encima para escuchar música y amenizar el entrenamiento, así que paré enseco, mire la pantalla con asombro, debido a que no conocía la procedencia delnúmero y lo cogí incrédulo.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando al otro lado del móvil se encontraba una señoritaque en representación de una agencia de comunicación y eventos me comunicaba quehabía sido la persona elegida para trabajar con ellos. En ese momento el corazón medio un vuelco, puesto que esta empresa se encuentra en Valladolid y esto suponía quetendría que cambiar de domicilio y empezar una nueva vida. Pero no me importaba,necesitaba nuevos retos e ilusiones. La pregunté por el sueldo y a pesar de que no meconvenció la cifra al ser grotesca porque merecía mucho más, al haber realizado losmayores shows del sector y haber trabajado con los números uno, acepté sinpaliaUvos.

Realmente no estaba del todo seguro de la oferta, ya que había dejado de trabajar enla productora que estaba antes hacía un mes y medio escaso y mis propósitos para elnuevo año era descansar y desconectar de ese ambiente, pues, la profesión deproducción de eventos es la quinta más estresante de todos los sectores profesionales,aunque la vida esta repleta de retos y esto me lo iba a tomar como un reto, sobre todopersonal.

Unos días antes había tenido una entrevista con ellos en las oficinas de Valladolid y mecausaron buena impresión. Había conocido la oferta de trabajo por medio de unbolein del sector y me animé a enviar mi candidatura, a pesar de no estar muyconvencido. Una vez me llamarón para la entrevista llamé a un conocido del boxeo que

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vive en Valladolid para que me informara sobre esta agencia, puesto que en estemundillo hay mucho intrusismo laboral y falta de profesionales y no quería meterme acurrar en una empresa de “piratas”.

Este conocido me dio buenas referencias y por eso me animé a asisUr. Una vez allí medi una vuelta por la capital pucelana, la cual no conocía y me lleve una buenaimpresión, a pesar del frio horrible que hacía.

Cuando regresé a mi casa después del entrenamiento trasmii la noUcia a mis padres, yantes su asombro me dijeron que hiciera lo que esUmara oportuno. Procedí a hacer lamaleta y desplazarme a Poyales que era en ese momento lo que me importaba ydesparramar lo máximo posible, debido a que el lunes tendría que ir a pucela a buscarpiso, ya que el jueves empezaba a trabajar. Por lo que auguraba dos días de fiesta totalpor lo que pudiera pasar en un futuro.

Una vez en el pueblo trasmii la noUcia a todos mis amigos, ante la sorpresa de estos,unos me decían que si estaba loco y, otros, que era un valiente por dejar la vidaacomodada que tenía e irme a una ciudad nueva sin conocer a nadie a buscarme lavida y empezar de cero.

Ese viernes por la noche lo di todo como si tal cosa y como si no pasara nada. Los litrosde alcohol corrieron por mis venas como dice la canción y los bailes y tonteos eran unaconstante, más que nada porque al no conocer a nadie en el nuevo desUno tenía quegastar algunos cartuchos que tenía en la recamara.

Llego el sábado, día grande de las fiestas, con una resaca tremenda y con la mente algonublada e inquieta. Por la tarde es la subida al Santo desde la Iglesia hasta la plaza de“las eras”, y una vez allí pujé por uno de los banzos, debido a que había ofrecido alSanto que si encontraba trabajo cogía uno de estos banzos que se subastan. Tradiciónancestral de los pueblos españoles que todavía perdura en nuestros días.

Y así fue, el banzo derecho de adelante llevé con orgullo y devoción mientras la gaiUllaacompañaba los pasos de devotos y devotas a la vez que rodeábamos la Ermita. Unavez dentro de la misma, los ancianos del lugar entonaron canUcos anUquísimos,trasmiUdos de padres a hijos, lo que me lleno de emoción y solté alguna lagrimaconmovedora.

El lunes amanecí temprano con la intención de desplazarme a Valladolid para buscarpiso de alquiler en la que iba a ser mi nueva ciudad, y el desUno había elegido un díahorroroso, puesto que tenía una resaca terrible y la ciudad pucelana me recibió con unfrio estremecedor, lo que me llevó a pensar ¡que demonios hacía allí! Y que necesidadtenía de complicarme la vida, pero para mis adentros sabía que estaba haciendo bien,porque si me salía mal la experiencia siempre podría volver a casa.

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El barrio donde se encontraba la oficina esta en Parquesol, que es una zonarelaUvamente nueva localizada en un cerro al otro lado del rio Pisuerga, en la mitad dela superficie de toda la ciudad.

Así que empecé a pasear por la zona llamando a los pisos que veía que se alquilabansin conseguir buenas sensaciones, hasta que encontré una inmobiliaria en la calleManuel Azaña y con decisión entré a probar fortuna. Una vez allí la dependienta meinformó sobre varios pisos que se alquilaban en esa zona, entre ellos un áUco, ydespués de ver fotos y consultar precios nos dispusimos a visitar los que más meconvencían.

El primero estaba justo en frente de la inmobiliaria y me pillaba al ladito de la oficina,pero era un piso algo vulgar y no me convenció. Además el estar al lado de la oficinapodía ser contraproducente para mí, ya que estaba alejado de la zona centro de laciudad y esto podía aislarme como persona.

El segundo se localizaba en la parte de abajo de Parquesol, muy próximo al ríoPisuerga, y estaba en medio de una cuesta. Subimos a una sépUma planta al ser unáUco y al entrar enseguida intuí que ese iba a ser mi hogar.

Lo mejor de todo era la terraza, muy grande y con unas vistas maravillosas desdedonde se visualizaba toda la ciudad, parte del río, y al fondo el cerro de San Cistobalcon orientación este, lo que supondría que iba a ver el amanecer todos los días. Elresto del piso estaba genial, un salón amplio, dos habitaciones y dos baños, la cocinabien acondicionada con una pequeña terraza que daba a la parte de la piscina conparquecito y pista de pádel. Los muebles eran sencillos y los ipicos de Ikea, y se notabaque estaba bien cuidado y limpio. Y sin pensarlo dos veces me quedé con él. ¡Ya teníapiso para vivir!

Era la segunda vez que me iba de casa, la primera fue a Madrid para estudiar y vivir enuna residencia de estudiantes. Esta vez era disUnto, al ser más mayor e irme a unaciudad totalmente desconocida sin conocer a nadie, a parte de estar alejada de miciudad natal.

Así que ese lunes regresé a mi casa con piso cerrado y con la intención de volver elmiércoles para conocer al casero y firmar el contrato.

El martes lo pasé en casa recogiendo cosas y ropa entre nervios e incredulidad porquesuponía un cambio radical tanto profesional como personal. Me podía ir bienpersonalmente y no encajar en la empresa, o que me fuera bien en el trabajo y que nome adaptara como persona a una nueva ciudad. Era un reto nuevo y como me decíatodo el mundo, ahora te toca hacer nuevos amigos o, lo mismo te enamoras allí.

Llegue por la tarde a la inmobiliaria para pagar el primer mes y conocer al casero queme tenía que dar las llaves. Fui puntual y el propietario me dijo que vivía en frente del

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piso y me preguntó que si me importaba, a lo que contesté negaUvamente, pues medaba igual, de hecho lo prefería, puesto que si me pasaba algo le tendría al lado. Firméél contrato, el primero en mi vida como vida de inquilino y me fui para mi nuevodomicilio.

Era ya de noche y la casa estaba fría. Puse la calefacción y empecé a ubicar losutensilios y ropa en los armarios. La cena fue un poco triste, yo solo, aunque creo queera por la inquietud de lo que me esperaba en esta nueva etapa de mi vida, todo unverdadero reto, a pesar de que estaba contento e ilusionado por emprender una nuevaaventura que, fuera como fuera, sería inolvidable.

Me acosté pronto, había puesto el despertador a las ocho de la mañana, no queríallegar tarde a la oficina el primer día, sin embargo no dormí muy bien esa noche por losnervios y la incerUdumbre.

Amanecí con ganas y esperanza en una fría mañana del mes de enero algo desubicadoen mi nuevo hogar, ya que me senia desorientado. Desayuné plácidamente y medispuse a coger el coche. Una niebla densa me esperaba en la calle, que durante todoeste Uempo me ha acompañado debido a que la zona de Parquesol se encuentra en uncerro al lado del río Pisuerga y allí en invierno la niebla se cierra dotando al enclave deun tono misterioso y mísUco. Lo cual me encantaba.

Aparqué en la misma zona del día de la entrevista, y a la postre ha sido una tónicaconstante el aparcar en el mismo siUo, una cuesta en el extremo opuesto a mi casa.

Llegué con antelación a recepción y pregunté por mi responsable, el cual no tardo enbajar, procedimos a subir a la sépUma planta que era donde se encontraba la oficina,ya que el resto esta lleno de teleoperadores, debido a que la empresa es detelemarkeUng, lo único que Uene una línea de comunicación y eventos.

La oficina no me gusto desde el primer momento, era algo cutre y rancia, los puestosde trabajo estaban muy juntos unos de otros y el desorden era una tónica aparente, y alo largo del Uempo ha sido constante, tanto el desorden como la desorganización. Algoimpropio de una empresa que se dedica organizar y producir eventos. Aunque,salvando este mal inicio, la gente en el turno de presentaciones me acogió con cariño yamabilidad. Señal inequívoca de la gente de esta ciudad, que con los meses he llegadoa conocerlos, seres respetuosos y muy amables. Algo impropio en estos Uemposmalditos que nos ha tocado vivir.

Me senté en mi nuevo puesto de trabajo y encendí el ordenador. El nuevo jefe directoque tendría iba a estar unos meses con nosotros, ya que al cabo de unos días se iba atrasladar a Sudamérica, en donde iba a iniciar una etapa en la sucursal que la empresaUene allí. El otro compi de eventos no me hizo mucho caso, imagino que sería por lanovedad del momento.

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Era un jueves por la mañana y al día siguiente tenía previsto volver a Talavera pararecoger el resto de cosas y enseres, por lo que esos dos días iba a ser una toma decontacto con la oficina, proyectos y compañeros.

La primera producción que tendría que parUcipar iba a ser una convención nacional deuna conocida empresa de somware, así que me puse manos a la obra y reinicié denuevo las tareas de producción que había abandonada hace unos días. Hasta que eljefe más directo me llamó para invitarme a tomar un café en el bar de abajo.Imaginaba que sería para darme la bienvenida y charlar sobre sus expectaUvas. Y asífue, me echo una charla sobre la filosona de la empresa, su línea de negocio y lasesperanzas que habían puesto en mí. A lo que respondí con seguridad y confianza enmi trabajo y el extenso curriculum que tenía, que con los días verifiqué que era elmayor de toda la gente que trabajaba allí, incluido los jefes, entre todos ellos nollegaban ni a la mitad del mío.

Al terminar de hablar, este individuo me dio una palmada en la espalda a la vez quedecía que si no valía para ese trabajo lo veríamos en breve. A lo que me quedéestupefacto, aunque con el Uempo he comprendido muchas cosas de semejanteespécimen humano.

Por la tarde tuve una charla similar con una de las jefas, allí era casi tantos jefes comocurrantes, que tras explicarme lo que ella hacía me hizo un par de preguntas como paraponerme a prueba, las cuales resolví adecuadamente, a pesar de que me dejó igualque su semejante de por la mañana con algo de incredulidad debido a que no esperabaque tuviera unos jefes con tan poco tacto.

Llegó el viernes por la tarde y una vez en Talavera y después de haber explicado a mispadres las sensaciones del nuevo trabajo me dispuse a ir a un bareto en donde tenía lacelebración de un cumpleaños. Así que me presenté allí en donde fui entrevistado pormis amigos talaveranos que no paraban de preguntarme cosas sobre mi nueva vida. Yosalía con contestaciones vacuas para quitar hierro al asunto y así centrarme en labebida y en la música. Después de la celebración salimos a tomar copas por los garitosde moda de la ciudad, en los que tanto había salido y, ahora, me iba a Urar una largatemporada sin salir por allí. Y a la postre así ha sido, porque me he Urado largastemporadas sin volver a la ciudad que me vio nacer y crecer.

De vuelta a Valladolid la nueva vida estaba llena de novedades: planchar, hacer lacompra y las tareas del hogar, limpiar, poner la lavadora, tender, pagar el gas, la luz, etc.Algo nuevo para mí después de tanto Uempo en casa, a pesar de que los úlUmos añoshabía viajado mucho por España con el anterior curro, pero esto era nuevo y a mí mefascinada. Todos los días aprendía algo nuevo.

En el trabajo la cosa empezó bien, desde el primer día me he senUdo muy superiorprofesionalmente al resto de compañeros solamente por tres cosas: mi

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profesionalidad, vocación y talento para la producción de eventos; ya que, en estesector se vale o no se vale, este oficio no se enseña o aprende, se nace. No obstanteeso ha sido negaUvo porque no se respetaban las reglas básicas de esta labor como laprofesionalidad y el rigor, sino que se hacía todo al revés, lo cual me producía rabia. Loque hizo que la primera semana me diera cuenta que esa empresa era mero intrusismolaboral, algo que temía y trataba evitar antes de decidir trabajar allí, si bien ya no habíamarcha atrás.

Los días se me hacían algo cortos, entre ir a la oficina, volver, hacer la comida, ir denuevo a la oficina, volver a casa, hacer tareas del hogar o compra de alimentos ocompra de utensilios o ropa se me hacían muy cortos; además reinicié misentrenamientos de running por la rivera del Pisuerga en una senda que descubrí muyamena y transitada por numerosos runners pucelanos.

El primer fin de semana en la capital de CasUlla lo dediqué a realizar visitas turísUcas:Plaza Mayor, Catedral, el casco anUguo, Caballería, Campo Grande, Poniente, la estatúaa Colón, los Teatros, La anUgua, Palacio de Santa cruz, Plaza de la Universidad, elPalacio Real, el Museo Nacional de Escultura… pero si algo me sorprendió fue SanPablo y San Gregorio, una maravilla arquitectónica su fachada góUca. Allí fueronbauUzados los reyes Felipe IV y Felipe II, que nacieron en la villa.

Además de invesUgar sobre la historia de la ciudad que me pareció increíble por lacanUdad de personajes ilustres y hechos históricos que en esa bella ciudad hanacontecido. Como el casamiento de los Reyes Católicos en el Palacio de los Vivero;protagonistas insignes como Miguel Delibes, el poeta José Zorrilla, o la huella quedejaron en la ciudad Cristóbal Colón, Miguel de Cervantes o el Cardenal Mendoza. ElRey Carlos I fue quien nombro a la ciudad Capital del Imperio Español en 1601.

Los habitantes de la ciudad son conocidos popularmente como “pucelanos”, cuenta laleyenda que caballeros castellanos fueron a luchar junto a Juana de Arco en Francia a laque denominaban Doncella de Orleans, y en francés doncella de dice pucelle y en elcastellano de esa época se traducía como pucela, de ahí el apodo.

Algo que me atrapó gratamente de la ciudad fue el silencio y la limpieza de sus calles,no se veían coches con la música a todo trapo o gente pegando voces, además de nover ni un solo papel en el suelo. Se podría decir que es una ciudad modelo en cuanto aconvivencia y sostenibilidad. Con el Uempo he podido verificar que hace muchísimofrio, así como rasgos innatos en sus habitantes como la pasión por el deporte y lacultura. Algo totalmente envidiable.

A los compañeros les pregunté sobre la zona de marcha de la villa, puesto que tendríaque conocer la noche vallisoletana. Me dijeron varias zonas: San Miguel, La AnUgua,Paraiso y la zona de la plaza de coca, lo cual me sorprendió ese nombre al llamarse deMari y Monsso, pero popularmente se conoce así porque anUguamente se localizaba

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allí el cine coca. Lo que si me avisaron los paisanos es que la gente de marcha apenasbailaba, sino que salían a exhibirse y aparentar, y que ligar allí era misión imposible porla frialdad de las chicas pucelanas. Con el Uempo he podido corroborar ambas cosas.

Se acercaba la primera producción y los nervios entre los compañeros y jefes eranconstantes, si bien en este oficio esta cargado de imprevistos y alteraciones noscontrataron para realizar una presentación oficial de una marca de leche de la Región,a la que iba a asisUr el Presidente regional y los jefes decidieron que me encargarátotalmente de su producción. Y dicho y hecho, me puse manos a la obra, por lo queempecé a trabajar con el diseñador de turno a plantear ideas, buscar proveedores,pedir presupuestos, negociarlos, organizar a la gente, revisar materiales, realizarlocalizaciones al espacio, contratar personal, planificar el plan de trabajo, horarios demotaje/desmontaje… aunque como siempre en este trabajo hay miles de imprevistosporque nunca uno más uno son dos.

Todo iba bien, sin contraUempos, a pesar que la gestora de cuentas de turno solo haciaachucharme para apretar en los precios a los proveedores y hacerme numerosaspreguntas para ponerme a prueba. Era como si cada día tuviera que pasar un examen.

Para decir la verdad no sabía muy bien como hacer el montaje y no estaba seguro decómo iba a quedar, ya que iba a ser un escenario con una trasera y un videowallincrustado, más moqueta, decoración, sillas, sonido, iluminación, cámaras y realizaciónde video. Lo que me intrigaba era la escenograna, si bien al final quedo de milmaravillas, pero lo que mi jefa no sabía era que hasta que no se montó todo no sabíacomo iba a quedar, improvisé en todo momento, algo que siempre se me ha dado bien,pienso que puede ser por la enorme experiencia que tengo.

El corazón se acelera, algo oprime el estomago, se hace un nudo en la garganta y algúntemblor se apodera del cuerpo. El sonido chequeado, iluminación ok, video listo paralanzarse. Todo está en su siUo. Tenemos la absoluta certeza de que todo saldrá bien.Pero sigue pasando. El corazón se mueva cada vez más deprisa… seguimos sin poderevitarlo. Alguien grita ¡empezamos! Y las pulsaciones suben aún más. El Uempo sedeUene. Nadie habla. Cada uno sabe lo que Uene que hacer. Todo sigue su curso. Elevento se desarrolla. De pronto… aplausos. Esto ha terminado. Tantas horas deplanificación, preparación, organización, diseños, producción, visitas y montaje paraluego estar como un manojo de nervios simplemente para un momento decelebración. Realmente ¿ha merecido la pena? A veces pienso que este oficio es comocuando los toreros desean que sus hijos no sigan con la profesión del padre, porque yono sugeriría a mi hijo que se dedicara a esto.

Los días seguían pasando y conUnuaba con la siguiente producción, aunque para misorpresa, el viernes tuve la visita de un amigo del pueblo, ¡me vino Dios a ver!, porque

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tenía muchas ganas de ver una cara conocida y salir de fiesta para conocer la nochevallisoletana.

Así que tras enseñarle mi nueva casa, hablar de doto un poco y contarle mis andanzaspor la oficina, salimos en mi coche rumbo al centro para tapear y buscar la zona decopas. No empezamos con buen pie porque nos adentramos en una zona adoquinadadel centro con el coche y, de inmediato, nos paró la Policía Nacional para indicarnosque en esa zona solamente podían acceder vehículos permiUdos. Ante mi asombro lesmostré mi DNI para argumentar mi procedencia talaverana con el objeUvo de hacermeel despistado y que no me multaran. No empezábamos con buen pié.

Tras conseguir aparcar nos adentramos por la zona de atrás de la Plaza Mayor paratapear por los bares y tabernas de “coca”, y después de varias cañas con susrespecUvas tapas empezamos la ronda de copas en los garitos que íbamos encontrandoal paso. En el trabajo me habían dicho que había varias zonas de marcha, pero que“coca” era la mejor para los treintañeros. Por lo que nos movimos toda la noche por lascalle aledañas y sus diversos antros: morisi, Bagur, silk, sirocco, náuUco, gold, caruso,manao… hasta que dimos con el Ohm, que es el garito de moda en la city porqueconcurre lo más granado de la noche, aunque a pesar del musicón que pinchaban no semovía nadie, la gente no bailaba ni desparramaba, no se oía una voz más alta que otra,no había empujones, ni se ligaba… vamos, a lo que estoy acostumbrado en otros siUos.Eso sí, las copas iban haciendo efecto y los bailes improvisados seguidos de balbuceo ala vez que pasaba una chica guapa eran frecuentes. Cerraron a las cinco y comoestábamos en lo mejor de la noche nos fuimos al “TinUn”, que es una especie de discofrecuentada por la gente más rezagada y marchosa. Pero el mismo rollo que el resto denoche. Lo que me hizo pensar que se me venía encima una temporada de poco mamboy desparrame nocturno en la nueva ciudad.

Acabamos en un bar de la Plaza Mayor desayunando y a duras penas llegamos a casa,debido a que volvimos en coche y posteriormente en la oficina me dijeron que los finesde semana eran constantes los controles de alcoholemia y me advirUeron de que erapeligroso salir con el coche porque era fácil cazarte. Me eche las manos a la cabezaporque si me hubieran pillado hubiera acabado en Villanubla, que es donde seencuentra la cárcel, debido al pedal que llevaba.

Los días iban pasando y ya me estaba familiarizando con mi nuevo hábitat. Salía acorrer por la rivera del río Pisuerga varios días a la semana con el objeUvo de hacer unamaratón, más que nada, por tener una meta y tener algo que me moUvara. Tambiénseguía haciendo visitas turísUcas, iba a ver parUdos de balonmano o baloncesto y,sobre todo, descansaba, a causa de que estaba trabajando mucho en la producción delMundial de un deporte de raqueta que íbamos a organizar en Barcelona.

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Llegó el mes de marzo y para el puente del día del padre iba a ir al pueblo. Era laprimera vez desde mi marcha en enero que iba a ver a mis padres y amigos, además, ami vuelta tendría que viajar a Barcelona para currar, por lo que como tantas otras vecesestaba deseando ir al pueblo para darlo todo, contar mis vivencias y desahogarme unpoco.

Dicho y hecho. Pasé un sensacional fin de semana cargado de marchuqui y fiestuqui enuna finca a las afueras de Poyales denominada “los lanchares”, en donde hicimos unabarbacoa que se alargó hasta la noche. El día anterior se complico la cosa, debido aque solo quedamos para tomar una caña después de cenar y terminamos en lachurrería de Poyales, para luego ir a la fábrica de pan y para rematar el jolgorio visitar alos inquilinos de la finca anteriormente citada, ante su asombro. Creo que alguno sequedo por allí para coger espárragos de temporada.

A mi vuelta a pucelandia seguía con el curro al cien por cien, ulUmando los úlUmosdetalles de la producción de Barcelona. Se podía decir que mi vida se resumía “de casaal trabajo y del trabajo a casa”, una vida algo absurda y sin un senUdo aparente, peroparece ser que para algunos la vida es así ¿? Yo estaba con ganas e ilusión en estanueva aventura, si bien, estaba currando como nunca y la recompensa no era lo quedigamos muy digna.

La úlUma vez que estuve en Barcelona fue en el 2007 y tenía ganas de volver a laciudad condal, pues tenía un agradable recuerdo de la anterior visita que, como tantasy tantas veces, había sido por moUvos laborales. Es por ello que cogí el viaje con ganasy moUvado, además, los primeros días íbamos a estar solos un compañero y yo, por loque estaríamos a nuestra bola.

Al mismo Uempo que estaba allí trabajando se celebró la Maratón, y vi pasar por laDiagonal a los miles de corredores que parUciparon en esta legendaria compeUción, loque hizo acrecentar mis ganas de parUcipar en una carrera de esta dimensión. MiobjeUvo era hacer una antes del verano, como acto de superación personal y amorpropio.

El periplo en Barcelona fue muy interesante, puesto que conocí el mundillo del pádel ytodo lo que engloba, hice amistades con todo el equipo, conocí a los jefes y empecé apercatarme de la idiosincrasia de la empresa. Una experiencia muy posiUva ygraUficadora, por lo demás, el Palau Sant Jordi una maravilla arquitectónica y un placertrabajar en ese enclave.

Fue allí donde sucedió un hecho muy significaUvo que hacer ver, a ciencia super-exacta,la valía y calidad de cada persona. Y es el hecho célebre que aconteció cuando tuve quemeterme en una alcantarilla boca abajo sujetado por las piernas para recuperar el IPhone de una persona a la que no conocía de nada y que lo único que me dijo es queen ese teléfono estaba “toda su vida”. Al rato conocí que esa persona era el Director

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Gral. de la empresa, y algunos pensaban que lo había hecho porque era él, pero lo queestos cobardes no sabían es que este acto lo hubiera hecho por cualquiera de ellos,debido a mi profundo valor y solidaridad, algo impropio de los Uempos que corren. Enmi vida nunca he dejado Urado a nadie.

A mi vuelta a la ciudad del Pisuerga reinicié mi vida donde la dejé: trabajo, tareas delhogar, compras, turismo por la city, deporte…una vida anodina, y sin ninguna salidanocturna, debido a que no tenía ningún amigo, salvo los compañeros de trabajo. Dehecho, a lo largo de todo este Uempo no he llegado a tener ningún amigo, soloconocidos, además más chicas que chicos, por no contar los aferes que he tenidotemporalmente con varias y variadas chicas, pero que no llegaron a nada más que unbreve noviazgo, las cuales eran del circulo cercano a la empresa, aunque nadie seenteró de lo nuestro. En uno de ellos me dio mucha pena al cogerla verdadero cariño,pero ella tenía innumerables problemas y la cabeza no la regía muy bien que digamos.Con el paso del Uempo pienso que fue lo mejor que podía pasar.

En Semana Santa estuve en el pueblo y a mi vuelta mis padres me visitaron unos díaspara conocer mi entorno, el piso y la ciudad.

En la oficina estaba ahora organizando la prueba de pádel que se iba a celebrar en laPlaza Mayor y que llevaba enorme trabajo y dificultades. Al mismo Uempo que desde ladirección de la empresa estaban empeñados en que saliera perfecto, al ser el eventoestrella de la empresa, aunque a mí me parecía que lo que se iba a hacer erasemejante a la plaza de toros de mi pueblo. Señal inequívoca de donde estabatrabajando. Por esas fechas lo que más me inquietaba era prepararme bien para laprimera Maratón que iba a realizar en mi vida en la ciudad de Bilbao el 4 de junio, lacual conseguí terminar muy a duras penas en cuatro horas.

Ya estaba totalmente adaptado a la ciudad y la conocía al completo, a parte de lospueblos de la comarca y ampliar el número de personas conocidas. Me encontraba agusto en Valladolid por diversos moUvos: es una ciudad muy acogedora, está repleta dejardines y parques, la gente es muy amable, es una ciudad muy limpia, Uene unaagenda cultural excelente, existe gran variedad de servicios públicos, se fomenta eldeporte… el único y gran inconveniente es el Uempo. Hace un frio horroroso. El primerinvierno lo pasé muy mal porque no me habituaba a ese frio seco castellano. Se sueledecir que en Valladolid hay dos estaciones: la de invierno y la de tren.

La prueba de pádel fue un existo y todo el mundo me felicitó, incluso me decían loscompañeros que de todos los años que se había celebrado este era el mejor. Ademásme sirvió para hacer nuevas amistades y darme a conocer con más proveedores yclientes. Lo único que me pasé tres semanas en la Plaza Mayor echando 15 horas al díade lunes a domingo y no tuve ninguna compensación económica, ya que seguíacobrando lo mismo. Algo totalmente injusto e ilegal que me hacía desesperar. Lo único

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que el verano ya había entrado y mi perspecUva ahora era irme al pueblo devacaciones.

En el mes de julio estuve una semana en Poyales de vacaciones, tal y como llevohaciendo toda la vida, pero tuve que volver para currar en la prueba de pádel de Gijón.Estaba empezando a odiar el pádel, puesto que en esta ocasión me perdí las fiestas dePoyales, aunque pasado esta prueba volví otra semana más de vacaciones al Hoyo. Eseverano lo pasé sin más pena que gloria y fue bastante insulso y aburrido, ni siquiera mefui a ningún siUo con los colegas.

El final de verano coincide, como siempre, con las fiestas de Talavera y por primera vezen muchísimos años no pude ir porque me obligaron otra vez a ir al pádel de Madrid,ahora si que odiaba de verdad este deporte absurdo que se realizó en la Caja Mágica otrágica que algunos decíamos. Y tras pasar esta prueba empecé a currar en laorganización de la SEMINCI, que es el FesUval de Cine de Valladolid. Estaba currandocomo nunca sin tener ningún Upo de vida social ni personal, mi vida se resumía en unapalabra: curro. En muchos momentos llegué a pensar que en enero cuando cumplierami contrato no iba a renovar debido a que con las condiciones salariales y laboralesque tenía no me interesaba seguir allí, estaba mega-explotado. Por no decir de lasinnumerables incoherencias, faltas de profesionalidad e inoperancia de los jefes, queno eran del sector, sino meros intrusos, y eso a mí me encrespaba.

La parte final de año hubo mucho más trabajo y lo termine en la Caja Mágica, denuevo, con la producción del Máster de pádel. Odiaba este deporte, a parte que nuncalo había jugado y con el odio que lo estaba cogiendo espero no jugarlo en la vida.Aunque en las vísperas de Nochebuena me fui con unos amigos a Marrakech variosdías. Fue una experiencia muy posiUva al estar por primera vez en un país musulmán yconocer la peculiaridad de esta gente a la que tenía y tengo verdadera anUpaia, peroque durante unos días pude comprender sus costumbres ancestrales que chocantotalmente con el esUlo de vida occidental al que estamos acostumbrados.

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Capitulo 2: coraje

Se inició el año con la misma ruUna que lo había dejado, es decir, trabajar mucho, loque me llevo a meditar si me interesaba conUnuar allí. El corazón me decía que mefuera, pero la cabeza decía que conUnuara porque me podía servir como trampolínpara conseguir otro trabajo, aunque creo que eso era auto-engañarme y a la postre hasido así. De hecho cuando me noUficaron la renovación del contrato me dijeron queme hacían indefinido y me fasUdió bastante, debido a que sabía que tarde o tempranome iba a ir y eso iba a dificultar mi salida en un futuro. En la vida hay aspectos másimportantes que el trabajo, como la vida de uno mismo, su amor propio y dignidad.

Había sido un año muy duro profesionalmente con mulUtud de producciones:presentación de la leche Tierra de Sabor, Convención de SAP, Mundial de Pádel enBarcelona, Feria del libro de Valladolid, Gala de los Premios digitales del periódico ElNorte de CasUlla, Pádel Pro Tour en la Plaza Mayor de Valladolid, Pádel en Gijón yMadrid, Congreso de Bibliotecas en Burgos, SEMINCI (FesUval de Cine), minuto degloria de Vodafone en la gala de innovación digital, FesUval de Cine de Gijón y Másterde Pádel en la Caja Mágica. Para una persona de producción esto era mucho trabajo,puesto que estamos someUdos a enorme presión y estrés, de hecho organizador deeventos es la quinta profesión más estresante de todos los oficios. Y lo peor de todo esque a cambio solamente me llevaba un salario ridículo porque las miles de horas extraque realizaba no se pagaban. Creo que de los 12 meses que Uene un año, yo trabajaba14. Llegué a baUr el record de horas trabajadas en mi vida, fue en el FesUval de Cine deGijón y fueron 31 horas seguidas, de 8 de la mañana a 3 de la tarde del día siguiente.

A pesar de mi desilusión profesional conUnuaba trabajando con profesionalidadesperando que vinieran nuevos Uempos o un golpe de suerte que me llevara a otrolugar, puesto que después de esta experiencia no me importaba irme a otra ciudadvisto que me había adaptado perfectamente a Valladolid. Aunque también Uene suscosas malas, como que perdí el contacto con los grupos de amigos que tengo enTalavera y Poyales, la distancia es el olvido se suele decir, y el maldito whatsapp nofacilita las relaciones personales, sino que las enfría y convierte en frívolas. Y, para sersincero, la edad, la madurez y el aburguesamiento personal hacen que me estuvieraconvirUendo en algo soso y casero, apenas salía de casa, salvo para ir a correr o hacerla compra. Todo hay que decirlo, tampoco tenía con quien salir.

Por esa época me aficioné al Rugby, en concreto al equipo “chami” El Salvador del queun compañero de curro era aficionado y me llevó a ver un parUdo. Lo bueno de vivir enuna ciudad con deporte de élite es que te ofrece la oportunidad de ver parUdos deprimera división, como el fútbol, balonmano, baloncesto o rugby, del que Valladolidcuenta con dos equipos en división de honor. Por no decir de que también seorganizaban periódicamente veladas de Boxeo, deporte del que seguían siendoapasionado, he hecho esperaba con fervor que el Campeón del Mundo Kiko Marinez

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pusiera en juego su corona de campeón mundial para poder asisUr a la velada. Esto eraalgo que me fascinaba de la ciudad, que te ofrecía una gran variedad de alternaUvas deocio, como el fesUval de teatro de calle, conciertos, concentración de motos, etc.

Personalmente me senia fuerte, algo solo, pero con el paso del Uempo ya me habíaacostumbrado a la soledad y al no contar con nadie. Era como un árbitro de boxeo, eltercer hombre, que se siente solo en el cuadrilátero.

De vez en cuando quedaba para salir con algún compi o azafata del curro a tomarcopas hasta altas horas, tenía que aprovechar al máximo las pocas veces que salía.También tenía momentos de bajones emocionales temporales o de cambios de humorrepenUnos que desequilibraban mi espíritu y mente, si bien al ser una persona valientesolventaba esa carencia con altas dosis de running o desazón.

Lo único que me mantenía firme y moUvado era la Maratón de Madrid que teníaprevisto hacer a finales de abril de 2012, la cual terminé cojeando debido a unatendiniUs que arrastraba desde hacía unas semanas y que en la carrera se acrecentó,pero logré terminar la carrera con una marca de tres horas y cincuenta minutos.

A decir verdad el running y las carreras ha sido un salvavidas para mi ego en este exilioprofesional, ya que al estar solo y no poner mucho interés en hacer amigos, me haservido como distracción y moUvación al estar siempre pensando en prepararme parabajar marca en la siguiente carrera que hacía, un 10 K, media maratón o las maratones.Además, corriendo se olvidan los problemas, la angusUa, los sinsabores, la amargura…sirve para centrar la ideas u olvidarlas, también para evadirte de la realidad, soñar,imaginar, enfrentarte a los problemas, maldecir al sistema, a tus jefes, al enemigo…creo que el running has sido el mejor compañero vital que he tenido en esta aventuraen Valladolid.

Respecto a mi verdadera pasión, el boxeo, no la había olvidado, de hecho el masajistaal que acudía cada mes es el Presidente de la Federación de CasUlla y León de boxeo yda los masajes en las instalaciones de la Federación, que es un viejo barracónreconverUdo en gimnasio de boxeo. La primera vez que conocí el gimnasio me quedéfascinado por su misUcismo y magia. Era como si entrara en un plató de cine. De hechoallí se rodó una escena de un peli americana de boxeo. Así que aprovechaba cada vezque iba al masajista para hablar de boxeo y ver a los chavales entrenar. De vez encuando sigo haciendo algo de sombra en casa sorteando golpes invisibles que me lanzaalgún púgil imaginario y soltando golpes intangibles a una sombra ficUcia con laesperanza de no olvidar los ocho años que he pracUcado el noble deporte de las 16cuerdas al que debo tanto como persona. Algún día devolveré al boxeo lo que tanto elboxeo a mí me ha dado.

Se acercaba el verano y en la agencia se preparaba lo que iba a ser el nuevo productoestrella de la empresa: el circuito profesional de voley-playa, y el elegido para llevar la

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producción era, como de costumbre, el menda. Yo esperaba que finalmente no sehiciera al no haber conseguido ningún patrocinador que financiara el proyecto, pero eljefe estaba empeñado en hacerlo y finalmente lo financió en su totalidad todos losgatos, aproximadamente doscientos mil euros de perdidas el primer año de producciónde cinco pruebas de balonvolea playero. Algo de locos y de empresarios que no vivenen la realidad. Lo dicho, ellos con bajar luego los sueldos o echar a gente les bastabapara ajustar las pérdidas.

Me esperaba si esto saliera adelante un verano de viajes y problemas debido a que erala primera vez que se hacía este circuito e iba a estar lleno de imprevistos, por lo queaproveché para correrme un par de juergas por lo que pudiera pasar, una de ellas enBurela (Lugo) en donde fui a pasar las fiestas locales en compañía de un amigo hoyancoque vivía allí, aunque tenía la esperanza de que al final no saliera el voley y pudieratener un verano de descanso.

Y es que, por aquel entonces había afianzado mi amistad con un grupo de gente,amigos de una azafata que curraba con nosotros con la que hice algo más que amistady solíamos salir en pandilla los sábados. Yo me encontraba a gusto con ellos y me servíapara estar acompañado y salir un poco, porque úlUmamente los días se me estabanhaciendo eternos. Durante una temporada salía todos lo findes e, incluso, iba alvermut, que en pucela es muy tradicional al mediodía en vez de tomar las ipicas cañas.Parecía que de manera imprevista había conseguido amigos.

En la vida el desUno es muy caprichoso y hace con nosotros lo que quiere, no siempreel buscar algo lo encuentras, ni tratar bien a la gente significa que respondan demanera recíproca o que por mucho que persigas las cosas sea señal de que no se tepase algo; es por ello que, con el Uempo la naturalidad y la sinceridad se hanconverUdo es dos de los más úUles consejos y prácUcas que se puede tener paradesarrollar todas las facetas de la vida. A pesar de que siempre existe alguien que tepone obstáculos para que no triunfes y fracases, y siempre son los mismos frustrados yacomplejados que su baja autoesUma y envidia les empuja a protegerse fasUdiando alos demás.

Por ejemplo en la oficina donde he trabajado estos años era muy fácil descubrir a estosseres, pues siempre solían presumir de sus logros para jusUficar su trabajo y suelenaparentar lo que no son, señal inequívoca de falta de seguridad y confianza en símismos. En las relaciones personales son acomplejados, presuntuosos, desconfiados ydesleales, te dejan Urado a la mínima en detrimento de si mismos para autoprotegerse, lo que les convierte en seres miserables, superficiales y hedonistas, o, loque es lo mismo, un vendido cobarde y traidor. Si el lector piensa en estas cualidadesdescritas seguro que conoce a más de uno.

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Volvamos a la cruda realidad, y como cruda y amarga que es, finalmente salió adelanteel proyecto de voley-playa al sufragar toda la inversión íntegramente la empresa, fueun duro golpe personal el recibir esta noUcia porque suponía perder gran parte delverano y, sobre todo, ver como esta demencia empresarial injusUficada iba a suponerque muchos tuviéramos que perder vacaciones, dinero y quietud por un antojo delcapo, que a la larga iba a sufrir, y así ha sido, diversos despidos, dimisiones, másexplotación, innumerables perdidas y recortes salariales.

A mi modo de ver considero que el actual sistema financiero es un lastre abusivo parael trabajador, el emprendedor y el desarrollo de la economía. Debe crearse una bancapública que haga competencia a la privada, los bancos están para servir al pueblo y noal revés, consiguiendo a través de ciertas medidas económicas (bajos intereses,prestamos a fondo perdido, limitación de sueldos de direcUvos, mejora de servicios…)que desaparezcan los intereses usureros y transformar a la banca en un conjunto deempresas de servicios.

El sistema actual considera al trabajo como mercancía y los trabajadores como lacayosa su servicio, si bien es posible susUtuirlo por un sistema socialmente más justo ymoralmente más digno, es decir, más nacionalista; en el que el individuo se realicecomo persona por medio de su trabajo y en beneficio de la comunidad y de España. Elcapital es un medio y no un fin. La plusvalía ha de reparUrse de forma justa y equitaUvaporque gracias a España y su Uerra, servicios, materia prima, recursos, industria, manode obra, pueblos, trabajadores españoles, tradiciones, cultura, historia… favorece quelas empresas crezcan y progresen, por eso las empresas y el empresario debe algo alEstado y a España, puesto que si nacieran o estuvieran en otro país, esos beneficios nolos tendrían.

En la actualidad los pilares básicos de el mundo moderno son el mundialismo y suglobalización homogeneizante e igualitarismo, el consumismo omnipresente (trabajarmás para producir más por el mismo o menor salario con el único objeUvo de consumirmás), hedonismo, avaricia y cobardía traidora. Todo ello hace pensar que es pocomenos que imposible enderezar la situación, quizás sea mejor esperar el momento enel que llegue a tocar fondo, y mientras tanto, luchar para que esta dinámica no nosabsorba, porque si te vendes una vez, estás vendido para siempre. Un hombre quesepa estar de pie entre las ruinas y engendre una nueva moral, una éUca del honor ydel vigor, de valor y lealtad, que permanezca en su puesto mientras los demás giran.

La forma de entender la vida se basa en una intensa y constante lucha interior yexterior, donde el hombre es el centro de la naturaleza. Primero el hombre, donde seha de ejecutar la profunda revolución y transformación interior para luego realizar ladesconocida y aún pendiente revolución que nuestra Nación necesita. Si no puedescambiar el mundo, por lo menos que el mundo no te cambie a U. No es lo mismo“tener libertad” que “ser libre”, pues hay muchas personas que, aún teniendo libertad,

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no son libres enredados en sus propias cadenas o en el miedo, sobre todo por el temora la verdad.

Algún día nosotros dirigiremos el cotarro. Pero hasta que llegue ese momento me teníaque centrar en la producción del circuito de voley, que se iba a desarrollar enValladolid, Cambrils, Laredo, Mallorca y Fuengirola. Fueron días dinciles de muchotrabajo y estrés, viajé por todas esas ciudades perdiendo gran parte de mi Uempo y mivida sin tener ninguna graUficación. Al final mi parte salió fenomenal a pesar de losimpedimentos que tenía, sobre todo por parte de los jefes, que solo hacían incordiar ypresionarme. Lo que falló fue la asistencia de público que fue flojísima, era de esperar,y que no hubo nada de ingresos, lo que me hizo denominar a este proyecto como elmás ruinoso de toda mi vida.

A pesar de todo, pude ir al pueblo unos días de vacaciones y algunos findes paradisfrutar del río Arbillas, la leche helada del Moral, las cañitas del medio día, loscampeonatos de futbito, las fiestas, o los innumerables paseos, entre otras diversionescaracterísUcas de Poyales. Asimismo me sirvió para volver a ver a amigos que hacíamucho Uempo que no veía, y que al reencontrarnos y ponernos al día, podíamoscomprobar que seguíamos siendo los mismos.

En la parte final del verano cumplí 37 años y lo celebramos en la famosa finca de “loslanchares” junto con otro amigo que también cumple años por esa fecha. Lo pasamosgenial en armonía. Y es que con el paso de los años las amistades del pueblo se han idoafianzando, a pesar de que con la edad y la distancia las relaciones se dividen, pero enPoyales es disUnto, las viejas amistades perduran por siempre, lo que hace converUr asus integrantes en verdaderos protagonistas de nuestras vidas, porque sabes quesiempre van a estar en los momentos más importantes.

A Talavera ya no iba. Lo que me daba mucha pena por el apego que tengo a la ciudad.Siempre se ha dicho que los talaveranos llevamos muy dentro a nuestra ciudad,aunque la distancia es el olvido y el vivir alejado de allí verdaderamente ha hecho queme olvidara de Talavera y se me quitaron las ganas de volver. Fijaros como ha sido quehasta las ferias de mayo y sepUembre, que para los talaveranos son sagradas, no meimportaba perdérmelas.

Respecto a los amigos de allí seguía manteniendo el contacto, y teníamos pendienteuna visita suya a Valladolid para enseñarles la ciudad, comer lechazo y corrernos unajuerga. Es curioso porque de los integrantes de la pandilla cada uno ha Urado para unlado y solamente dos se manUenen en Talavera, el resto nos hemos ido a vivir a unaciudad disUnta, señal inequívoca de cómo está la vida.

Y llegó la SEMINCI, la 58 edición del FesUval Internacional de Cine de Valladolid, que esla única producción que me ha gustado y merece la pena de todas las que he hecho, alestar durante un mes trabajando en el Teatro Calderón rodeado de cinéfilos, gente

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culta y acompañado de actores y directores de cine. Una buena experiencia muyposiUva y en la que me lo pasaba genial. También era porque me lo tomaba muy a laligera y éramos un gran equipo; puede ser porque la producción dejaba mucho dineroen las arcas de la empresa, y por eso no escaUmaban gastos. Lo mejor es la fiesta finalde cierre del fesUval, en la que la gente ya se relaja y suelta el nerviosismo de los díasprecedentes con altas dosis de alcohol.

Al terminar me tomé unos días de los miles que me debía la empresa de vacaciones yme fui al pueblo para descansar y meditar un poco sobre lo que estaba haciendo conmi vida. Tenía 37 años, estaba soltero, tenía un curro totalmente inestable e inseguro,me gustaba el boxeo, era un inconformista anU-sistema, mi personalidad estabatotalmente afianzada, me había converUdo en un fanáUco del running, salía poco… loque converia mi vida en un sinsenUdo que no sabía muy bien como acabaría estecuento si seguía por estos derroteros. Sin embargo las vacaciones terminaron y seguíasin saber que hacer con mi vida. Decidí dejarme llevar por el desUno.

Con el paso de los años he aprendido que lo mejor es no obsesionarse por las cosas ydejarse llevar. Como se suele decir: “que sea lo que Dios quiera”.

En la parte final del año sucedió un hecho que marcaría el resto de mis días enValladolid. Y fue el día que nos reunimos con nuestro jefe directo para reconsiderarnuestra situación en la empresa y, ante nuestras quejas y solicitud de mejoras, elsusodicho nos dijo: “esto es lo que hay, sino lo queréis, ya sabéis donde esta la puerta,de hecho, si yo fuera vosotros me iría”. Y todo esto fue por solicitarle que las miles dehoras extra que hacíamos tuvieran una recompensa porque estaba, sobre todo yo,cobrando un sueldo menor que si trabajaba en un taller de confección en China. Locual es ilegal en España, y yo estaba siendo cómplice de un delito.

Ese día me fui a casa con una enorme rabia, pesadumbre y resignación. Pase unos díasbastante malos apenado y triste. Me habían tratado como un mero esclavo. A parUr deese día mi único objeUvo era buscar el momento más adecuado para irme de esa“secta”.

Hasta que llegara ese día tendría que aprovechar al máximo mi estancia en Valladolid,sobre todo, para salir lo máximo posible y procurar desconectar del trabajo.

Salí alguna noche hasta altas horas volviendo a casa andando en compañía de misombra, y en una ocasión tarde unas dos horas en volver, debido a que pillé un taxipara ir a casa y cuando llegué a la puerta me di cuenta que las llaves las tenía en elcoche, así que tuve que coger otro taxi y regresar a por el coche. Una vez allí decidípillarlo y viendo que no me encontraba nada bien lo aparque en una calle al azar. Denuevo me puse a andar y al llegar a casa, de repente, me percaté que me había vueltoa dejar las llaves, por lo que una vez más tuve que volver, en esta ocasión andando a

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buscar el coche y las llaves. Cuando las tenía en la mano otra vez me puse a andarrumbo a casa.

Lo bueno es que cada vez que salía de marcha siempre me pasaba algo: algún ligue,alguna aventura, presenciaba algo, conocía a alguien, y siempre procuraba darlo todocomo si fuera la úlUma noche.

En otra ocasión fui invitado al cumpleaños de una compañera que le gustan mucho lasbebidas energéUcas en un garito muy conocido de la capital pucelana denominado“OHM”, y a pesar de que no conocía a nadie de los invitados allí me presenté. A lospocos minutos y tras tomar un par de copas entable amistad con todos y me integré enel grupo sin problemas. Además, dió la casualidad que un chico iba a correr también lamaratón de Sevilla, lo que propinó que toda la noche la pasáramos hablando derunning.

Me lo pasé bastante bien. Y, sobre todo, cuando descubrí que una chica era la actualMiss CasUlla y León y un chico el Míster España, lo que converia a esa noche insólitaen mi vida porque me estaba codeando con los más guapos de España. La verdad esque era gente corriente y moliente y pasaban bastante desapercibidos entre lamuchedumbre, aunque algunas risas si que nos echamos comentando su condición de“guaperas del Reino”.

Para finalizar el año me fui a Elche a presenciar una velada de boxeo en la que elCampeón del mundo IBF del peso gallo, Kiko Marinez, ponía el itulo en juego contra elpúgil sudafricano Jeffrey Mathdebula.

Como muchos saben me encanta el boxeo. Creo que mi vida no sería lo mismo si nohubiera descubierto este deporte al que nadie juega. Pienso que no se si fui yo quiendescubrió el boxeo o, por el contrario, fue el boxeo quien me descubrió a mí.

La idea de ir a Elche a ver este histórico combate es porque desde hace años sigo lacarrera de Kiko “la sensación” Marinez, un púgil que a los 21 años ya era campeón deEuropa y en la Cubierta de Leganés en 2011 le vi proclamarse por tercera vezconsecuUva campeón EBU de Europa. Posteriormente perdió el cetro europeo y elverano de 2013 conseguía el Utulo mundial en EE.UU y, como la normaUva boxísUcaobliga, cada seis meses Uene que poner el itulo en juego, y la ciudad elegida fue Elche,al ganar su promotora “Maravilla Box” la subasta.

Kiko es un chico humilde y sencillo, se crió en un barrio obrero en donde había queabrirse camino a base de puños, pero él consiguió con su carácter aguerrido labrarse sufuturo en el deporte de las 16 cuerdas que le ayudó a canalizar la agresividad y olvidarmalos hábitos que frecuentaban en su entorno social.

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El pabellón donde se celebró la velada estaba abarrotado. Al entrar fue como si meintrodujera en un estudio de cine, por el ambiente mísUco y lúgubre que envuelve elmundillo del boxeo, cargado de misterio y liturgia.

Los combates se iban sucediendo y el ambiente se iba cargando a medida que pasabanlos minutos. Y llegó el combate de fondo que todos estábamos esperando. Yopermanecía impertérrito en primera silla de ring “ring side”, justo en una esquina que,gratamente ocupó el protagonista del momento.

En la esquina de Kiko Marinez hay un entrenador, Gabriel Sarmiento, que entre asaltoy asalto le ensancha el elásUco de sus pantalones de boxeo. Su hermano PabloSarmiento se ocupa de la botella del agua, del protector bucal y los cortes (cutman), yun tercero, Oscar “rayito”, vigila todo lo que está haciendo el aspirante. Un cuartoindividuo, el manager, en este caso Sergio “maravilla” Marinez, es quien habla entrelos asaltos al cuerpo técnico.

Pero el ritual empieza mucho antes cuando comienzan a vendarle las manos y ayudarlea vesUrse. Después, una sesión de manoplas servirá para calentar al Campeón. Y antesde empezar el combate el juez de la Federación Internacional y el árbitro visitan aambos púgiles para verificar el vendaje y recordarles la normaUva. Seguidamente, lostres hombres seguirán a Kiko hasta el cuadrilátero lentamente mientras el públicoencolerizado anima a Kiko para llevarlo junto a su canción favorita a las postrimerías dela “tarima brava”, en donde al subirse su entrenador encoje las cuerdas para que supúgil acceda al cuadrilátero.

Cada uno de sus ayudantes Uene una misión: cuando termine cada asalto, sus manosse moverán frenéUcas durante los sesenta segundos de intermedio para colocarle eltaburete, otro le Urará de la cintura de los pantalones del campeón para ayudarle arespirar, se le limpiará la cara con almohadillas esterilizadas, le sujetarán el protectorbucal, le darán de beber, escupirá, y aplicaran sales aromáUcas a la nariz si está grogui.Y todo esto mientras el entrenador normalmente intenta animarlo, indicarle lo queestá haciendo mal, y a menudo le dice que está perdiendo si va ganando o ganando siva perdiendo. A veces lo que se dice en el rincón durante o antes de la pelea ejerce unefecto sorprendente en el desarrollo del combate.

Un buen púgil debe aprender a mantener el gesto imperturbable tras haber recibidoun buen puñetazo.

El combate lo ganó Kiko por KO en el décimo asalto tras asestar un hulk de izquierda enel hígado de su contrincante que le dejó sin aire y obligo a hincar la rodilla.Seguidamente el árbitro realizó la cuenta de protección y, al no levantarse elsudafricano, dio vencedor al español. Había sido una estrategia muy sabia laemprendida por la esquina de Kiko, que consisia en degastar a su oponente en losprimeros asaltos con golpes en el costado e ir dejándole sin aliento, para en los úlUmos

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asaltos Urarle golpes a la cara. Y así fue, en un rápido uno-dos el aspirante bajo laguardia y nuestro campeón aprovecho para golpearle con un crochet de derechas quesu rival quiso aplacar, pero dejó guarnecida la parte inferior del costado derecho, lacual el campeón aprovechó para golpear.

Al día siguiente al combate volví directamente a Poyales para disfrutar de lasNavidades, aunque como viene siendo habitual en los úlUmos años, cogí un resfriadoimportante que me dejó en el dique seco unos días sin salir a la calle. Esto es debido aque en la fase final del año con las vacaciones mi cuerpo se relaja, y como durante todoel año vive en constante estado de tensión, al relajarse las defensas los virusaprovechan para atacar mi maltrecho y, a veces frágil, organismo.

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Capítulo 3: aflicción

Empecé el año con ganas pasando unos días en Talavera para ver a los amigos antes deregresar a Valladolid, ya que, llevaba sin pisar la ciudad de la cerámica muchos meses yme apetecía ver a las viejas amistades y salir una noche de mambo. Fue la víspera deReyes, en la que salimos varios “espadas” a parUr la pana por la noche talavera, sinembargo, a nuestro pesar, la inmensa mayoría de los “garitos” habían cerrado comoconsecuencia de la maldita crisis y quedaban apenas un puñado de pafetos abiertos.Llegue a pensar que si volvía a Talavera ¿que iba a ser de mí?, al no quedar allí apenasamigos y la noche había cambiado mucho. Vamos, todo un drama se me podíaavecinar.

Lo que me he dado cuenta todo este Uempo que he vivido fuera es que Talavera es uncero a la izquierda comparada con otras ciudades como Valladolid o Toledo, porejemplo, en la que he trabajado media vida, en donde la variedad de acUvidadesculturales, deporUvas, entretenimiento, ocio, zonas verdes… o servicios es muy ampliaen comparación de Talavera que es una ciudad que no ha progresado nada y se haquedado anclada. También es debido a que es una ciudad muy pobre, social,económica e industrialmente hablando.

Las fiestas de San SebasUán de este año fueron muy diverUdas, e, incluso, llegamos atener verbena con orquesta después de muchos años sin tenerla, lo que saUsfizo lasnecesidades de cachondeo de todos los devotos y devotas que, año tras año, seguimosyendo a nuestro querido pueblo a quemar romero: “romero quemo, salga lo malo yentre lo bueno”; tradición anUquísima que desciende de la época de la peste en la quelos hoyancos realizaban este magnánimo ritual para espantar el mal agüero, y se hamantenido impertérrito en el Uempo de la manera habitual en los pueblos castellanos:legado de nuestros ancestros.

A la vuelta a pucelandia reinicié las ruUnas habituales del día a día, entre ellas entrenarduro para correr la Maratón de Sevilla del 28 de febrero, en la cual pretendía bajar demarca hasta alcanzar las 3 horas y 30 minutos. Pero como antesala tenía varioscontraUempos.

Y es que en la oficina se estaban realizando varios cambios en la dirección, a parte deun despido y una dimisión. De hecho el compañero que demiUó llevaba un proyectoque la nuevo dirección me adjudicó y consisia en viajar una vez al mes durante todo elaño a una Universidad durante tres días, y lo más gracioso es que tenía que viajar en lafurgo con los montadores para ahorrar costes. Algo insólito en mi vida.

Empezábamos mal año. Yo me mantuve firme porque esperaba la ronda de reunionescon los empleados en donde iba a reclamar mis derechos como trabajador, puesto quellevaba dos años en la empresa y no estaba dispuesto a soportar jornadasinterminables, despoUsmo y un salario que no me daba ni para “pipas”, y solamente

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como graUficación el hecho de “tener trabajo”, frase infame que en nuestros días estáen la boca de algunos; y digo yo: “de que me sirve tener trabajo si no tengo vida, curromil horas incluido fines de semana, y como compensación un sueldo mísero”. Como hedicho en la parte central de este dilatado relato, se puede “tener libertad”, pero eso nosignifica que seas “libre”; lo que lleva a pensar que se puede “tener trabajo”, pero esopuede significar que seas un “explotado”.

Y así fue, llego la ronda de reuniones y después de exponer detenidamente mis quejassobre mi situación, solamente me dijeron que lo iban a estudiar. Lo que mi hizo pensarque era el momento de ir preparando mi salida lo antes posible. Con gente así no sepuede trabajar ni vivir. Todavía me acuerdo un hecho inolvidable, de tantos, en el que“cierto individuo” me dijo que echara a un proveedor de vídeo de un evento,simplemente porque no estaba invitado. Lo que no hice, obviamente, debido a que sepensaba que ese lugar era su corUjo. O un hecho que nunca se me olvidará y fue en elMáster de pádel, en la pista central se había dejado una zona escorada para que unpadre con su hijo disminuido nsico en silla de ruedas y una niña pequeña de unos 5años vieran los parUdos. La niña se movía levemente del siUo y uno de los jefes me dijoque advirUera al padre de que si la niña se seguía moviendo habría que echarlos. Enese momento mi corazón se detuvo, no daba crédito a lo oído, mi puño se cerro con laúnica intención de golpear a ese ser miserable, pero la cabeza sosegó mi ímpetu e hicecon que no había oído nada. Con gente así no se puede vivir ni trabajar.

Llegó la Maratón de Sevilla que tanto ansiaba, a pesar de no encontrarme biennsicamente, al ser muy duro el invierno en Valladolid y el frio agarrota los músculos,pero mi fervor por esta legendaria prueba cargada de dramaUsmo y leyenda meempujaban a no tener temor, de hecho me había marcado un objeUvo muy ambiciosoque era hacer tres horas y media. Y a la postre, no lo puede realizar, puesto que en losúlUmos 5 kilómetros sufrí una “pájara” tremenda que me dejó sin fuerzas y a duraspenas logré terminar la carrera con un Uempo de tres horas y cuarenta y siete minutos.

Es curioso, pero parece que vas bien corriendo y, de repente, el cuerpo se vacía y nopuedes Urar más. No Uenes ni energías y fuerzas. Solo puedes poner corazón yvoluntad para terminar. Aunque al llegar al Estadio Olímpico de “La Cartuja” y dar lavuelta sobre la pista de AtleUsmo todos los dolores se olvidan.

Después de la maratón recapacité sobre mis métodos de entrenamiento para analizarque tenía que modificar para progresar porque no era normal que con tanto entrenoque llevaba bajara levemente la anterior marca. Así que indague sobre diversosmétodos y empecé a la semana siguiente entrenando series cortas y largas, que pareceser es fundamental para conseguir objeUvos en distancias largas, como es mi caso.

A mi vuelta a la oficina ocurrió un hecho que era la primera vez que sucedía en mi vida.Y fue que la semana de la maratón viajé a Xerez con el proyecto de las Universidades y

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al haberse cambiado la fecha del evento perdí parte del viaje en AVE que ya teníareservado. Lo que conllevó que uno de los jefes y un compañero intercambiaranpareceres sobre la necesidad de pagarme el importe del billete anulado o el hotel de lanoche anterior a la víspera de la maratón. Vamos, que se corrió el rumor por la oficinade que yo había solicitado a los jefes que me pagaran los perjuicios. Algo totalmentefalso. No daba crédito a lo sucedido, por culpa de varios “boca-chanclas” me hicieronpasar un mal rato y disgustarme. Aunque lo peor fue que un jefe me dijo que me paganla noche de hotel, ya que por culpa de la empresa había perdido dinero, pero quedijera que había salido de ellos, lo cual era falso. Me estaban haciendo menUr paralavarse la cara ellos y quedar como generosos. Increíble lo que estaba soportando.

Mi vida era un sinsenUdo. No estaba moUvado, ni ilusionado, me faltaba chispa yalegría para seguir luchando; lo único que me mantenía allí era que me encantaba laciudad y el volver a Talavera iba a ser un suplicio para mi persona. No va conmigo el“Urar al toalla” porque significa declinar o que otros venzan, si bien, en esta ocasión larenuncia era por moUvos evidentes: explotación laboral. Más vale vivir un día como unleón que cien años como un cordero.

Con estos precedentes era imposible que me mejoraran las condiciones. Gente así nocambia. Tienen la empresa que ellos quieren basada en la explotación profesional yhasta personal, además del miedo que infringen a la gente al aprovecharse de los quenecesitan ese puñado de euros para vivir. Eso es lo más rastrero del mundo. Y yoestaba siendo parUcipe. Además, se estaba sucediendo numerosas dimisiones, una pormes, de compañeros que vivían mucho mejor y no aguantaban más, y no contratabangente para suplirles, sino que éramos el resto quienes acarreaban esa carga de trabajo.

Intentaba olvidar estos asuntos y centrarme en la visita que iban a hacerme mis amigosde Talavera para conocer la city y darnos una buena “juerga” como en los viejosUempos.

Vinieron tres y se presentaron bien temprano en la rivera del Pisuerga. Nada más llegarrebosaban ganas de pasárselo bien y “desparramar” a nuestra manera, de forma nadasana y provocadora. Y así fue. Desde el mediodía las cervezas de los bares de la zona dela plaza de “coca” empezaron a correr por nuestras gargantas mientras quecontábamos anécdotas y viejas batallas que no nos cansamos de rememorar. Como lade las vacaciones en Alicante o Tenerife, alguna de las ferias, el día del carro por la“venta”, los regalos nocturnos a casa de un ex-amigo, algunas aventuras de las fiestasde los pueblos, sacar a relucir los ligues… mil historias inolvidables y magnificas.

Después de comer un majestuoso “lechazo” y tomar café en la zona de “la AnUgua”, lesensañé lo más vistoso de la ciudad, o como diría un salmanUno, cuatro alcázares,terminando la visita turísUca en San Pablo y el Museo Nacional de Escultura.

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Llegó la noche y lo dimos todos hasta altas horas recorriendo diversos pafetos de SanMiguel y Coca, terminando la noche en “mambo”. Se tuvo que fraccionar la llegada acasa en dos grupos, uno compuesto por mis amigos, y otro por el menda, que seentretuvo apurando una copa en buena compañía.

Una vez que se fueron a sus respecUvas casas y, tras salir a correr un poquito paradespejarme, ya que no quería perder los entrenamientos esperando parUcipar lo antesposible en una media maratón, me preparé para lo que se me avecinaba esa semana:una feria en Madrid. Y es que como había dimiUdo tanta gente y no se habían buscadosusUtutos tuve que ir a echarles una mano, no sin antes de recibir palabrasamenazantes por parte de mi jefe, no era la primera vez, avisándome de que no me ibaa librar de currar en Madrid. Esto se debió a que como me lo olía, les dije que el fin desemana tenía que currar en el pueblo “quemando talleras”, lo cual era totalmente falso,pero tenía que aludir a estas menUras para no ser vilipendiado; y eso les fasUdiaba queno estuviera en su redil.

En la feria debido a mi estado de “cabreo constante” tuve un momento de arrebato yamenaza de dimisión debido a que, como tantas y tantas veces, me dejaban solo ytenía que comerme todos los “marrones”, y la gota que colmó el vaso era que teníamás producciones la siguiente semana y los jefes habían decidido que “yo podía contodo” a lo que me rebelé diciéndoles que por qué yo tenía que estar en varios siUos ala vez y otros en solo uno, a lo que me contestaron que ha sido la decisión que se habíatomado. Lo que me provocó un gran cabreo y desilusión porque estaba siendo vejadoconstantemente.

Mantuve una conversación con la jefa directa argumentando que no era justo lo queestaba soportando, a lo que ella no supo darme argumentos convincentes niprofesionales.

Y la situación se agravó cuando después de volver de viaje de una ciudad andaluza lasusodicha me llamó para reunirnos e, ingenuo de mí, pensaba que me llamaba parahablar sobre mis condiciones laborales, las cuales en repeUdas ocasiones la había dichoque así no podían conUnuar. Pero, para mi sorpresa me dijo que en la úlUma semanahabía hecho 3 horas de menos que no salían reflejadas en el contador de fichar.

Me quede muerto al oír esas palabras. No daba crédito a lo odio. No me podía creerque después de haberme oído mil veces decirla que echaba mil horas sin tener ningunacompensación, me estuviera echando en cara que no había hecho 3 horas una semana,lo cual era verdad, ¡como si no hubiera ido en días!… ante mi asombro y perplejidad ladije que lo que no podía ser es que cobrara 3 € la hora en las producciones grandes yque me reclamara esto, a lo que me dijo que no era el momento de tratar ese asunto.Lo que hizo acrecentar mi desazón. Encima me dijo que el proyecto del voley-playaestaba en punto muerto y que tenía muchas cosas que hacer, lo cual era totalmente

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falso, pues yo mejor que nadie sabía marcar los ritmos de producción y lo estaballevando en la medida que permiia la escasa información que me estaban danto. Nocontenta con eso me obligó a enviar a todo el equipo de ese proyecto un calendario deactuaciones para marcar mis pautas. Lo nunca visto.

Me fui a casa con enorme resignación y con ganas de llorar. Estaba desesperado. Loúnico que me consolaba era que el momento que había esta esperando para irme ydimiUr de la empresa había llegado. Era el momento, solamente tenía que buscar el díaadecuado.

A todo esto, llevaba una semana sin ordenador. El portáUl había sufrido un “accidente”en la feria y no funcionaba la pantalla, por lo que tenía que enchufarlo a una pantallade un ordenador de “torre”, ante el asombro de propios y extraños, debido a la penosaimagen que daba. En el departamento de informáUca me dijeron que esperara un mespara recibir uno nuevo, debido a que eran numerosos los trámites burocráUcos para lacompra. Algo insólito en una agencia de producciones. ¡Nada nuevo bajo el sol!

Aunque ahí no quedó la cosa. Y es que el viernes antes de Semana Santa salió en todoslos medios de comunicación de la ciudad que a la agencia el Ayuntamiento leadjudicaba contratos “a dedo” sin sacarlos a concurso. Lo cual es verdad. De hechodonaron gran canUdad de dinero a un club de la ciudad y, claro está, que comocontraprestación algo tendría que recibir. O en cierta ocasión financiaron el alquiler deuna pantalla gigante para que la ciudad viera una final de fútbol. U otro caso como elrealizar cierto evento graUs porque nadie quería hacerlo. A eso se llama prevaricación ycorrupción.

Esto suponía que durante una temporada la empresa no la iban a conceder ningúnconcurso o licitación para lavar la imagen. Lo que llevó a nuestra jefa a denegarnos lasvacaciones que nos había concedido días antes, argumentando que no era elmomento, cuando el resto de compañeros si las podía disfrutar. Esto me hacía pensarque algunos teníamos que pagar sus frustraciones.

Menos mal que llegó Jueves Santo y vinieron mis padres de visita, ya que conocían midecisión de abandonar la empresa, de esta manera podíamos conocer las famosasprocesiones vallisoletanas, puesto que mi marcha de la ciudad era definiUva.

La decisión estaba tomada. Incluso el día: sería el lunes de pascua cuando iba ainformar de mi dimisión irrevocable. Aquí paz y después gloria.

Y llegó el día señalado. Lo tenía totalmente decidido, incluso el argumento de renuncia,de hecho días antes hablé con uno de los compañeros que había dimiUdo para que meinformara como lo hizo, puesto que tenía que quedar bien con ellos para que mearreglaran el paro, que es lo que me importaba.

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Así que como cada día aparecí en la oficina a las nueve en punto y tras ver los correos ymirar el reloj esperando que llegara las diez y al ver que estaban solos los jefes en el“despacho de la muerte”, para allá que fui.

Al entrar les dije que si tenían un momento les tenía que contar una cosa importe, a loque contestaron afirmaUvamente. Me senté, y con una voz firme y decidida inicié miargumentación diciendo que necesitaba abandonar la empresa lo antes posible. Sucara fue de asombro y sorpresa. Antes de qué preguntaran los moUvos de mi renunciales dije que no era viable personal, económica y profesionalmente seguir allí con lascondiciones actuales, puesto que no merecía la pena y no estaba dispuesto a seguirtrabajando allí en esas circunstancias, ya que podría suponer problemas personales enmi vida. Se quedaron mudos.

Lo único que dijeron es que si era una decisión personal que adelante.

A los pocos días envié un correo electrónico a los compañeros y proveedores paradespedirme. En recursos humanos me llamaron para preguntar los moUvos de midimisión al estar sorprendidos que tanta gente se fuera por voluntad propia, a lo queles dije que yo era un profesional y con esas condiciones míseras no podía conUnuar.

Llevaba toda la vida trabajando en este sector y existen unas normas y códigosestablecidos y allí no se cumplían. Yo trato siempre bien a la gente porque esto significaque luego te tratarán bien a U. Pero allí no me trataban bien ni como persona ni comoempleado. Yo a la mala gente o a la chusma la aparto de mi vida, y procuro norelacionarme con gente así. Y, obviamente, en el trabajo no iba a ser menos.

También me informaron que tenía que entregar la carta de renuncia y que no mepreocupara porque iba a tener prestación por desempleo, lo cual me alegró.

Estaba contento. Había conseguido lo que quería hace Uempo, pues si hubiera seguidome hubiera arrepenUdo y, además, me hubiera vendido y traicionado a mi mismo, yeso es mucho peor. Quien se vende una vez, está vendido para siempre.

Mucha gente me decía que era un valiente y que era una decisión acertada, otros sesorprendían, pero después de explicar las condiciones abusivas que sufría, me decíanque era una sabia decisión. No es lo mismo “tener libertad” que “ser libre”, y ahorapodía ser totalmente libre. Si algo reUene a la gente que se quedó allí es el miedo o,mejor dicho, la necesidad; y no hay peor cosa en la vida que aprovecharse de la gentenecesitada. Eso es lo más miserable. Aunque, a decir verdad, también hay algo decobardía. No todos somos leales y valientes.

Los días iban pasando y me pusieron un chaval tres días para que le enseñara laproducción de la prueba deporUva, a lo cual acepte sin miramientos, me daba igual,muestra inequívoca de lo ignorante que es esta gente; como les dije: “en esta profesiónno vale con enseñar, eso no sirve de nada, o se vale o no se vale, para esto no sirve

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cualquiera”. Y así fue, el susodicho duró cuatro días, al dimiUr por circunstanciaspersonales. Lo cual me alegré, no por el chaval, sino porque se jodieran mis exjefes.

Me despedí de todos los compañeros de todas las plantas del edificio y ellos mecongratularon con varios regalos sorpresa. Empezaba ahora lo que iba a ser mi nuevavida.

Como celebración me fui a San SebasUán un fin de semana a correr la media maratónpopular, además así podía conocer la ciudad, que me encantó sobradamente, al ser laprimera vez que visitaba la ciudad guipuzcoana.

A mi vuelta a Valladolid me matriculé en un curso de diseño grafico: photoshop,illustator e indesing, los meses de junio y julio por la tarde. De esta manera alargaba miperiplo en la ciudad y me venía muy bien el curso para ampliar conocimientos yactualizar el curriculum.

Me programé el día realizando deporte y las ipicas tareas del hogar por la mañana ypor la tarde lo dediqué al curso y a mis movidas. Ahora tenía todo el Uempo del mundopara mi mismo, desconectar y descansar. Mucha gente me preguntaba qué si meaburría, a lo que respondía: ¡tengo demasiada imaginación para aburrirme!

Ahora si que era libre por completo. Sin ataduras, preocupaciones, problemas, estrés,obligaciones, sin ser un ser cauUvo. Dueño de mi mismo y feliz.

El sistema sionista imperante en la actualidad ha conseguido robar el Uempo de lagente para que sean sus rehenes, y que el poco Uempo que tengan lo ocupen enconsumir o desahogarse con futbol, así Uenen al público entretenido y no puedepensar. Y una persona que no piensa no puede revelarse contra quien lo oprime. Hanimpuesto unos sueldos míseros de supervivencia para que la muchedumbre dependaexclusivamente de “su trabajo”, y sean meros lacayos o esbirros; de esta manera, estána su redil; viviendo con miedo a perder el trabajo y, por ende, su pésima vida cargadade hipotecas y letras que, el sistema se ha encargado de diseñar de tal manera queestén bien atados. Son ciudadanos que Uenen libertad, pero que no son libres. Y yo noquería ser uno de ellos.

De mi anterior trabajo me enteré de que habían meUdo a un “enchufado” parasuplirme, y que mi trabajo lo estaban haciendo entre dos, uno de los cuales le habíansubido el sueldo de manera repenUna para atarle a la empresa y que no se fuera. Unamanera muy propia de estos especímenes de comprar a la gente. Lo peor de todo esque tuve que irme yo de la empresa para que se cambiaran algunas cosas u algunos lasconsiguieran. Eso si que es lamentable, que alguien sin hacer nada consiga suspropósitos, sino que tengan que ser otros los que moviendo ficha y siendo valientes lesdejen el camino allanado a este Upo de cobardes que, sin mover un solo dedo,

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simplemente arrastrándose por “un plato de lentejas”. A esto se le llama no tenerpersonalidad.

Pasados unos días devolví la visita que me hicieron mis amigos talaveranos y fui aSalamanca, al vivir dos de ellos en la capital charra. Lo pasamos bien entre chuletas ycervezas; por la noche hicimos nuestros pinitos por los antros del casco anUguo.

A pesar de que no tenía ninguna carrera a la vista me puse una ruUna deentrenamiento compuesta por 4 días a la semana de entreno: cuestas, series, carreaconUnua y velocidad. Además de gimnasio, y en julio iba a incorporar la piscina de laurbanización. Me había puesto como objeUvo realizar el la Maratón de Valencia yconseguir el propósito inalcanzable, por el momento, de las 3 horas y media.

El curso lo empecé con ganas al ser muy interesante y diverUdo, además el horario eramuy propicio, tres horas se pasan rápido. Iba en autobús y volvía andando. A pesar deque no iba a dedicarme a ello profesionalmente me servía para adquirir conocimientoscon el objeUvo de hacer dossieres y presentaciones, por si en un futuro profesionalreconducía mi labor y la enfocaba más al ámbito de gesUonar cuentas o me montabapor mi cuenta.

A Talavera también fui un finde para empezar a llevar cosas, sobre todo ropa. La verdades que me dio un poco de pena el recoger, puesto que veía como era verdad que volvíaa casa. A pesar de que lo peor estaba por llegar en sepUembre cuando volviera a vivircon mis padres, con un futuro incierto personal y profesionalmente y, además, enTalavera, en donde iba a estar completamente solo. Aunque, a decir verdad, eso meimportaba bien poco. Me había acostumbrado a la soledad. Sabía que iba a ser duro.Talavera esta acabado. No hay nada.

Me recordaba a ese míUco párrafo del periplo de Rodrigo Díaz de Vivar “El CidCampeador” al recorrer CasUlla desterrado:

“por la terrible estepa castellana, al des4erro, con doce de los suyos, polvo, sudor yhierro, el Cid cabalga”

Y como llevo realizando durante toda la vida, me tocó inaugurar el verano en Poyalesdel Hoyo. Además, aproveché para seguir llevando enseres que ya sobraban en pucela.Llevaba 37 años yendo al pueblo en verano, al ir durante toda la vida al pueblo de mispadres a pasar el verano entre las charcas del río Arbillas, “el moral”, el campo defutbito, las “eras”, leches heladas, paseos, fincas, botellines, fiestas, copeo nocturno yterracitas.

El fin de semana transcurrió hasta el domingo de la manera esperada, botellines,conversaciones para actualizar nuestras vidas, comida en el río y copeo nocturno. Peroel domingo por la mañana sucedió un hecho que era la primera vez que me pasaba. Yfue que estaba corriendo por la ladera sur de la Sierra de Gredos, lo que se llama como

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“la barrera”, por un camino forestal que tengo localizado muy propicio para el runningde montaña y sorprendentemente en una larga recta, entre los pinos, me asaltó unperro masin de color blanco. No me dio Uempo a reaccionar y el susodicho me mordióen el gemelo izquierdo con virulencia.

Mi reacción fue mover la pierna, pero debido al sobresalto caí al suelo, lo que precipitoque el perro me soltara. Me levanté rápidamente y salí corriendo de manera veloz conla pierna sangrando. Miraba para atrás mientras corría, pero el perro se quedó en elsiUo de nuestro faidico encuentro.

Según iba corriendo camino del pueblo analizaba la situación acaecida mientras mipulso no dejaba de acelerarse por el tremendo susto.

Estaba asustado por lo acontecido. Ese perro lo había visto más veces en una finca depor allí próxima y siempre estaba encerrado, a lo que siempre pensaba cuando le veía yme ladraba “el día que me pille me machaca”, y así fue. Aunque analizándolo fríamentepasó poco para lo que podía haber pasado, ya que estaba solo y en ese monte no pasanadie.

Una vez curada la herida en el ambulatorio de Candeleda y tras ponerme laanUtetánica fui al Cuartel de la Guardia Civil para poner la denuncia perUnente. Lesindiqué el lugar de los hechos y descubrí de manera exacta lo acontecido con elpropósito de que el dueño tuviera un escarmiento. Aunque lo peor de todo era que eseverano ya no podría correr por ese camino, el cual me encantaba.

A la vuelta a Valladolid le dije al casero la noUcia de que abandonaría el piso a finalesde mes con el consiguiente disgusto del mismo, puesto que era un alquilado ejemplarque no daba “nada de guerra” y pagaba el alquiler religiosamente. Pero él me contestode una manera noble y posiUva, dándome ánimos para mi nuevo rumbo, del cual noestaba seguro. Pero de lo que si estaba seguro era que no quería irme a Madrid. Pueshabía tenido en el úlUmo mes dos entrevistas en Madrid y me seni agobiado por elambiente de la capital, la muchedumbre, el metro, el estrés que transmiten lostranseúntes, la inseguridad… pensaba que si mi futuro estaba en Madrid tendría quealargarlo. Ahora no era el momento.

En este momento lo que tenía en mente era asisUr a la velada de boxeo que en Belfastel 6 de sepUembre iban a medir las caras Kiko Marinez y Carl Frampton por elCampeonato del Mundo IBF del peso Gallo. El español ponía el Utulo en juego y noquería perdérmelo, al igual que las otras veces que había seguido los combates de Kiko.

La pierna me dolía y estuve unos días con un vendaje aparatoso, pero enseguidarecuperé los entrenamientos apurando así mis úlUmos días en la capital Castellana. EracuesUón de días mi salida definiUva de Valladolid y empezaba a darme pena mi salida,aunque como iba a pasar el mes de agosto en el pueblo no era del todo consciente de

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lo que se me avecinaba en sepUembre con mi regreso a Talavera. Hasta entonces teníaque disfrutar de mis úlUmos momentos en la ciudad del Pisuerga, y para eso empecé allamar a las pocas amistades que allí tenia para despedirme amistosamente y corrermeuna buena fiesta de despedida.

Como una noche de un viernes que quedé con una chica que lleva siempre la sonrisapuesta y trasmite muy buenas vibraciones.

Es realmente curioso porque la conocí nada más aterrizar en Valladolid y, al pocoUempo, ella marchó para Canadá a buscarse la vida, como tantos y tantos jóvenesespañoles en la actualidad; y su vida y la mía tenían ese denominador común, queambos habíamos tenido que emigrar de nuestras respecUvas ciudades para buscar unfuturo laboral, nuevas experiencias o, simplemente, en plan aventura. No perdimos elcontacto y al cabo de casi dos años ella regresó de nuevo a Valladolid.

Nos volvimos a encontrar después de tanto Uempo una tarde fría de enero paracomentar lo que habían dado nuestras vidas de sí durante todo este período y, como eldesUno es caprichoso, ahora nos volvíamos a reunir para despedirnos porque era yo elque se volvía para casa. El desUno volvía a ser antojadizo, junta y separa a la gente. Esanoche de despedida lo pasamos realmente bien charlando sobre el pasado y el futuroincierto que ambos teníamos, y terminamos en un garito de pachangueo llamado“zumo” entre bailes improvisados y carcajadas.

Una anécdota diverUda que tengo suya es que al poco Uempo de volver de Canadáquedamos una noche para tomar algo y me dijo que si no me importaba podíamos ir aun siUo peculiar, a lo que contesté afirmaUvamente, pero que me dijera de qué iba esesiUo y, ante mi asombro, me dijo que era un “siUo de intercambio”. Lo primero quepensé es que era un lugar de intercambio de parejas, pero sin dejarme terminar elpensamiento, puntualizó que era para intercambiar idiomas con gente extranjera quevive en Valladolid y quería perfeccionar idiomas hablando con naUvos. Lo cual metranquilizó.

Y ahí me presenté, sin apenas haber hablado inglés en los úlUmos tres años, pero conganas de vivir una nueva experiencia que, a la postre, resulto muy enriquecedora.Obviamente al entrar al garito me tomé un par de cervezas rápidas para soltarme.

Una vez integrado con la gente nos dividimos por niveles y a duras penas empecé achapurrear inglés con unas chinas y un australiano. Algunas veces me trababa sinencontrar la palabra exacta, lo que dejaba al descubierto que, realmente, estaba allí nopor el simple hecho de aprender inglés, sino de acompañante.

Ya era cuesUón de días mi parUda de la ciudad y la pesadumbre se cernía sobre micuerpo y mente. PrácUcamente no me quedaba gente por despedirme porque aalgunos prefiero olvidarlos y otros u otras los obvié por completo. Había sido una

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experiencia maravillosa e inolvidable la que había vivido en ese áUco con vistasmagistrales; en la ciudad, en sus calles, sus antros… pero ahora tenía que pasar páginay enfrentarme a nuevos retos y buscar nuevas moUvaciones, aún sabiendo que iba aser muy duro y dincil.

Intenté aprovechar los úlUmos días de piscina, pasear por las calles vallisoletanas,visitar enclaves de los que guardaba especial recuerdo, rememorar aventuras, salir acorrer como si fuera el primer día allí… hasta que llegó el día de parUda. Esto merecordaba a la legendaria escena del Cid Campeador atravesando CasUlla desterradoante el asombro de sus paisanos que decían:

“Dios que buen vasallo, si tuviera buen señor”

Era un viernes y amanecí temprano, desayuné por úlUma vez en la casa que habíavivido los úlUmos dos años y medio y me dispuse a recoger los pocos enseres que mequedaban. Algunos de ellos junto con comida los llevé a Caritas el día anterior, comoprácUcamente cada mes que dono ropa o comida a este organización que tanto ayudaa mis paisanos españoles, porque eso es el verdadero significado de ser español,ayudar a los demás y senUrse orgulloso de ser español los 365 días del año, no solocuando un equipo juega al balompié, sino por su historia, cultura, tradiciones…; el restoes hipocresía.

Llamé al casero para que viera el estado del piso y devolverle las llaves. Baje en elascensor rumbo a mi nuevo desUno con la mente limpia y serena, no pensaba en nada,solamente intentaba no cavilar y disfrutar de ese amargo momento intentando guardaren la reUna ese sinsabor nuevo y sincero, cargado de misterio.

Mientras conducía lentamente por la avenida de Salamanca camino a la salida de laciudad escuchando por la radio a “Dani Marin” solté un lagrima de tristeza al ver quedejaba atrás un relato auténUco de mi vida lleno de aflicciones y alegrías, memorable yúnico que nunca olvidaré, y que marcará para siempre el resto de mi vida. Aunque enun hueco de mi maltrecho corazón permanecerá por siempre una espina clavada deltrato ignominioso que he tenido en determinados momentos, lo cual prefiero olvidar.

El camino de vuelta a Talavera fue indescripUble. No pensaba en nada, solamenteconducía plácidamente disfrutando de la soledad que infunde la carretera, eintentando alargar el trayecto de vuelta a mi nueva morada. Por un momento parecíacomo si estuviera conduciendo sin rumbo. La carretera se había converUdo en unapasarela improvisada de emociones divergentes y opuestas. Los kilómetros pasaban ypor mi cabeza empezaron a florecer recuerdos de mi época pucelana. Mirada al ladoopuesto de la autovía intentando imaginar el momento en el que yo iba de caminocargado de ilusión y sueños, y no como ahora que voy de vuelta desilusionado yresignado. En aquel preciso instante me embargué de aflicción, era como si esasensación la hubiera vivido anteriormente. Y así era. Pues si la memoria no me falla en

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julio del año 1999, es decir, 15 años atrás, tuve una experiencia muy similar cuandoterminó mi estancia en Madrid como estudiante y regrese a Talavera. Ya que pasé allí 3años como universitario en la míUca Residencia Universitaria ARTI, localizada en lamismísima Gran Vía; encima del ya desaparecido Cine Azul. Ahora volvía a senUr lasmismas emociones que por entonces. La diferencia es que la anterior vez tenía 22 añosy toda una vida por inventar; ahora tengo 37 años y media vida por improvisar.

Tras tres horas de trayecto llegué a Talavera con cara triste y afligida. Conducía por lascalles que tanto había pateado, pero ahora no senia nada al pasar por ellas. Noté soloindiferencia y hasUó oculto.

Al llegar a casa deshice el equipaje rápidamente, y en menos de media hora volví acoger el coche rumbo a Poyales. No quería estar mucho Uempo allí porque me podíavenir abajo totalmente, ya tendría Uempo en sepUembre cuando volviera de afligirme.

Ahora era el momento de cambiar de cara, pensar que tenía todo el mes de agostopara disfrutar en mi pueblo y olvidarme de épocas pasadas intentando cargar las pilaspara un nuevo amanecer. Así que, insUnUvamente, cogí un CD al azar, subí la música,baje la ventanilla y me puse rumbo a pasar un desconocido verano sin ataduras, nipreocupaciones, ni obligaciones; solamente con una idea fija en la cabeza: desconectary diverUrme lo máximo posible.

Como diría Víctor Hugo sobre el futuro:

“el futuro 4ene muchos nombres, para los débiles es lo inalcanzable. Para lostemerosos, lo desconocido. Y para los valientes, la oportunidad”

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Capítulo 4: valor

El mes de agosto de 2014 en Poyales del Hoyo transcurrió según lo esperado: paseos,tardes de río Arbillas y de campo de fútbol, noches en el moral, piscinas en la fincas,leches heladas… y poco más que reseñar, salvo que hicimos varias barbacoas que sealargaron hasta altas horas de la mañana al son de la música del verano y de bailesimprovisados.

Respecto a mi entrenamiento de runnig seguía saliendo 4 días a la semana por losalrededores del pueblo: “el mazo”, “los robles”, “las herrezuelas”, “las canUnas”, “losenriaderos”… que es el topónimo con el que se define a estos enclaves próximos alpueblo. Además parUcipé en le milla nocturna de Candeleda haciendo un Uempomagnifico de 5:45 que, para ser un corredor de fondo, está sensacional.

Cabe destacar, que durante esos días tuve para mi asombro un reencuentrosorprendente e imprevisto que no esperaba, pero que me alegró gratamente. Esperoque la vida y el desUno no nos vuelvan a separar jamás.

Respecto a las fiestas del pueblo se celebraron en “las eras” sembrando la discordiaentre los vecinos, dividiendo al pueblo en dos: por un lado los parUdarios de las fiestasen “la plaza” y, por otro, los parUdarios de las fiestas en “las eras”. A mi me daba igual,puesto que en “la plaza” son a la puerta de mi casa, pero como yo soy el úlUmo enacostarme me da absolutamente lo mismo.

A finales del mes de agosto es mi cumpleaños, 38 primaveras me tocaba cumplir esteaño, una edad muy interesante que ronda la temida cuarentena.

El mes de agosto terminó en Poyales sin más pena que gloria, con una año más a misespaldas y con un veraneo que, por primera vez en mi vida, lo había dedicado más aldeporte que al ocio de los bares, algo que ya no es que no me divirUera, sino que nome aportaba nada. Pues, tenia como único objeUvo personal el conseguir la tanansiada marca de 3 horas 30 minutos en la Maratón del 16 de noviembre en Valencia, yese era mi máximo pensamiento.

Y, como tanto temía llegó el mes de sepUembre. Lo que suponía que tenía que volver aTalavera de la Reina. Aunque como el día 5 de sepUembre me iba a Belfast al boxeo,esos primeros días de mes los ocupé en organizar el viaje a la isla irlandesa.

La visita a Belfast fue inolvidable y muy emocionante. Kiko Marinez perdió a los puntoscontra Carl Frampton que fue mucho mejor, pero el resultado no empañó esa jornadahistórica para mi persona, puesto que la ciudad se volcó con el noble arte del boxeo y16.000 espectadores abarrotaron un estadio montado exclusivamente para la ocasiónen los asUlleros donde se fabricó el Titanic. Por un día, el boxeo fue el Rey de todos losdeportes y yo tuve la oportunidad de presenciar el espectáculo.

Escrito por Sergio Núñez Vadillo DIARIO DE UN EXILIO Página 37

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Pasada la resaca del boxeo empecé a adaptarme a mi nuevo hábitat: Talavera, unaciudad en la que ahora me senia un desconocido. Puesto que la inmensa mayoría delos amigos de toda la vida se habían ido de la ciudad a buscarse la vida en otroslugares, debido a que la ciudad de la cerámica esta en la ruina. PrácUcamente no mequedaban amistades. Volvía a estar solo.

Lo que supuso que mi vuelta fuera muy dura y cruel. Tenía una sensación extraña, yaque los primeros meses en Valladolid sin conocer a nadie y sin relacionarme con nadieno me importaban en absoluto, y ahora volvía a tener esa misma sensación, aunqueera totalmente disUnta, ya que parecía un extraño en mi ciudad natal.

Al volver a Talavera intenté reiniciar mis entrenamientos de running con la miradapuesta en la Maratón de Valencia, así que, como hacía casi 3 años cuando abandoné laciudad, volví al parque de “los sifones” para entrenar plácidamente pero con unsinsabor que hasta ahora no había conocido: el desencanto.

Esa mañana de sepUembre los pasos de mis zapaUllas Mizuno no marchaban comootras veces. Ese faidico día de vísperas del otoño no solo las hojas de los arbolesamenazaban con caerse, sino que mis fantasías e ilusiones estaban a punto dederrumbarse por el simple hecho del volver al mismo parque en donde se inicio estasorprendente historia o pasaje de mi vida. Había retrocedido, aunque algunos medecían que era para coger carrerilla.

La amargura, la desazón y la desesperanza eran mis compañeros de carrera. Intentesubir el volumen de la música del MP3 para no escuchar el jadeo de mi respiraciónentrecortada, aunque ese día ni siquiera mi espíritu me acompañaba.

Habían pasado unos veinUcinco minutos desde que había salido de mi casa a correr,pero el ritmo de carrera ese día no lo conseguía coger. Me senia abaUdo, unasensación que nunca había sufrido en un entrenamiento. Intente bajar la intensidad dela marcha, sin embargo las piernas no me respondían; si bien, la cabeza la tenía en otrosiUo y no estaba moUvado.

Hasta que llegué al lugar exacto en donde ese día del mes de enero de 2012 sonó miteléfono móvil para informarme de que había sido elegido para currar en la empresade la que he salido despavorido, e, inconscientemente, mi cuerpo se paró en seco.

Me quite los cascos de la orejas, curve mi cuerpo y apoye los dos brazos en las rodillasintentando buscar el aire que en ese preciso instante me faltaba. Mi mente se quedóen blanco y pasados unos segundos levanté el abdomen, al mismo Uempo que unabocanada de viento insolente empezó a soplar a mi favor precipitando que reiniciarami carrera.

Era como si ese suave viento lo hubiera enviado el Dios Eolo para que comenzara aflotar y no desvanecerme. Empecé a correr como nunca lo había hecho. Las piernas me

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respondían, la mente se despejó, la sonrisa tomo mi boca, y las hojas del suelo que sehabían anUcipado al otoño volaban con el mismo viento que a mí me estabaempujando a correr, o, lo que es lo igual, a enfrentarme a mi mismo y al desUno.

En ese preciso instante pensé que el futuro es incierto, pero que está por descubrir. Mepuedo reinventar a mi mismo y uUlizar la perseverancia, el esfuerzo, el sacrificio y elvalor, que tanto he impuesto en las maratones y, por que no decirlo, a mi vida; comoúnicas credenciales para afrontar el día de mañana con decisión y esperanza, con lamente serena y siendo siempre fiel a mi moralidad y principios. En la vida, lo que aveces parece un final, es realmente un nuevo comienzo.

“cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia”

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