relatoria

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La siguiente relatoría esta dedicada al prologo del texto El maestro ignorante del pensador francés Jacques Rancière con el fin de problematizar algunos puntos clave del mismo. De la misma forma una problematización central esta apoyada en el texto Discurso y verdad en la antigua Grecia del también francés Michel Foucault. El prologo esta dedicado a la edición para hispanohablantes del texto anteriormente citado con el cual Rancière quiere dirigir, pues considera necesario y justo, las experiencias del profesor Joseph Jacotot y su aventura intelectual a los lectores hispanos de principios de tercer milenio. Dicho lo anterior considero necesaria la reconstrucción de los principales argumentos del prologo para así problematizarlos. El orden de la relatoría se define de la siguiente manera: primero la reconstrucción de los argumentos del prologo, luego viene la problematización de algunos puntos y un interrogante que, espero, propicie la discusión dentro de nuestro seminario. Rancière señala el ruido que provocó Jacotot cuando levantó la voz en los tiempos turbios de la Francia post-revolución provocando un ruido que imposiblita, hasta nuestros días, la constitución armonica de la institución pedagógica. El interés de Rancière por la protesta de Jacotot reside, no solo en el valor que sus interrogantes contienen, si no también por el tiempo en que fueron formulados: un tiempo que constituyó los ideales, practicas e instituciones que gobiernan nuestro presente. (Rancière, 10) Para Rancière quien busca conciliar el progreso y el orden encuentra su modelo en una institución que simboliza la unión de las mismas: la institución pedagógica. Dicho lugar representa, tanto material como simbólicamente, al ejercicio de la autoridad y a la sumisión de los sujetos buscando que la progresión de estos, los últimos, se lleven hasta el limite de sus capacidades y que apunta a que estos se conviertan en maestros para los mejores por medio del conocimiento de la materias del programa para la mayoría. La época en la que Jacotot levanta la voz representa la época en la cual se busca poner fin a la revoluciones adoptando un modelo que consiste en la autoridad de los que saben sobre los que ignoran, el orden dedicado, dice Ranciére, a reducir tanto como se pueda la distancia entre los primeros y los segundos (Rancière, 10). La institución de un orden moderno y razonable al servicio de cortar tajantemente la experiencia de la revolución.

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La siguiente relatora esta dedicada al prologo del texto El maestro ignorante del pensador francs Jacques Rancire con el fin de problematizar algunos puntos clave del mismo. De la misma forma una problematizacin central esta apoyada en el texto Discurso y verdad en la antigua Grecia del tambin francs Michel Foucault. El prologo esta dedicado a la edicin para hispanohablantes del texto anteriormente citado con el cual Rancire quiere dirigir, pues considera necesario y justo, las experiencias del profesor Joseph Jacotot y su aventura intelectual a los lectores hispanos de principios de tercer milenio. Dicho lo anterior considero necesaria la reconstruccin de los principales argumentos del prologo para as problematizarlos. El orden de la relatora se define de la siguiente manera: primero la reconstruccin de los argumentos del prologo, luego viene la problematizacin de algunos puntos y un interrogante que, espero, propicie la discusin dentro de nuestro seminario.

Rancire seala el ruido que provoc Jacotot cuando levant la voz en los tiempos turbios de la Francia post-revolucin provocando un ruido que imposiblita, hasta nuestros das, la constitucin armonica de la institucin pedaggica. El inters de Rancire por la protesta de Jacotot reside, no solo en el valor que sus interrogantes contienen, si no tambin por el tiempo en que fueron formulados: un tiempo que constituy los ideales, practicas e instituciones que gobiernan nuestro presente. (Rancire, 10)

Para Rancire quien busca conciliar el progreso y el orden encuentra su modelo en una institucin que simboliza la unin de las mismas: la institucin pedaggica. Dicho lugar representa, tanto material como simblicamente, al ejercicio de la autoridad y a la sumisin de los sujetos buscando que la progresin de estos, los ltimos, se lleven hasta el limite de sus capacidades y que apunta a que estos se conviertan en maestros para los mejores por medio del conocimiento de la materias del programa para la mayora. La poca en la que Jacotot levanta la voz representa la poca en la cual se busca poner fin a la revoluciones adoptando un modelo que consiste en la autoridad de los que saben sobre los que ignoran, el orden dedicado, dice Rancire, a reducir tanto como se pueda la distancia entre los primeros y los segundos (Rancire, 10). La institucin de un orden moderno y razonable al servicio de cortar tajantemente la experiencia de la revolucin.

Rancire se seala la consigna central de aquel nuevo orden: el gobierno de la ciudad por personas instruidas y el desarrollo de formas de instruccin destinadas a dar a las gentes de los pueblos el conocimiento necesario y suficiente para que estas alcancen a colmar la distancia que les impeda integrarse al orden de las sociedades establecidas sobre la ciencia y el buen gobierno. El maestro funciona entonces como un portal por el que se traspasa el conocimiento a quienes lo ignoran y por el cual se garantizaba la entrada del pueblo en la sociedad moderna. Independientemente de la rigidez, o la liberalidad, de las practicas pedaggicas que materializan dicha consigna, la lgica se mantiene asignando a la tarea pedaggica la labor de reducir la distancia de los ignorantes con el saber. (Rancire, 11)

La denuncia de Jacotot con respecto a esta consigna consiste bsicamente en sealar que la distancia que la sociedad pedagogizada intenta reducir es la misma de la que vive, se nutre y la que no deja de reproducir incesantemente. Quien coloca la igualdad como el fin a conseguir a partir de una situacin desigualitaria la coloca de hecho en el infinito, sostiene Rancire. La igualdad no puede ponerse como un fin a alcanzar si no que esta debe estar siempre puesta adelante. Bajo esta nocin el acto de instruir puede entenderse de dos formas: aceptar una incapacidad cimentada sobre la intencin de reducir o forzar una capacidad que se ignora o se niega para que se reconozca y se desarolle hasta las ultimas consecuencias. A la primera Rancire bautiza como atontamiento, a la segunda emancipacin.

La cuestin que encierra toda la protesta de Jacotot es la de determinar si el recibir la instruccin del maestro es un testimonio de igualdad o desigualdad. Desde una perspectiva poltica Jacotot apunta hacia la enseanza: su sistema tiene como propsito una igualdad a reducir o una igualdad a verificar? Refirindose a Bourdieu, pensador francs, Rancire afirma que la aplicacin de su teora, tal como fue llevada a cabo por los reformadores gubernamentales, solo confirmaba la desigualdad presente en el nombre de una igualdad por venir puesto que parta del supuesto segn el cual los que saban deban ponerse al alcance de los desiguales. Los mtodos que se adaptaban a los pobres, en palabras de Rancire mtodos de pobres, hundan aun mas a estos en la posicin de la que se buscaba sacarlos. Los republicanos plantearon que la igualdad resida en la universalidad de un saber igualmente distribuido a todos, sin contemplaciones referidas a la clase social, y situadas en una Escuela separada de la sociedad. Para Rancire tanto la lgica de la Escuela republicana como el sociologismo de Bourdieu estn atrapados en el paradigma pedaggico que toma como fin a la igualdad pero que tiene su punto de partida en la desigualdad.

Ambas atribuyen a la Escuela la tarea de reducir la desigualdad pero ambas constituyen una visin en la que la desigualdad se asemeja al retraso mental. Para Jacotot hay una simbolizacin entre escuela y sociedad, que a travs de la negacin de la desigualdad reproducen la misma. El gobierno esta compuesto por los mejores de la clase y estos que gobiernan no dejan de proponer que algunos se adapten a las inteligencias modestas mientras los dueos de las inteligencias modestas solicitan a los mejores de la clase que gobiernen desde una distancia, segn Rancire, indispensable para la progresin de la comunidad.

La mxima igualitaria no tiene efecto alguno sobre el orden social. La igualdad, para Jacotot y en palabras de Rancire, es fundamental y est ausente, es actual e intempestiva, remitida siempre a la iniciativa de los individuos y de los grupos que, contra el curso ordinario de las cosas, toman el riesgo de verificarla, de inventar las formas, individuales o colectivas de su verificacin.

La extravagancia en el caso de Jacotot es, segn Rancire, de un carcter especial puesto que esta no es una simple extravagancia, de esas tantas que deben poblar la historia del ejercicio pedaggico. Aun as esta extravagancia, dotada de un carcter especial, es tambin un accidente. Cuando Jacotot descubre que puede ensear francs a sus alumnos aun sin conocer el idioma hay un descubrimiento. El descubrimiento permite a Jacotot comprender que es posible, mediante la disposicin a emancipar, ensear, sin importar el tema, aun a sabiendas de que quien ensee no tenga la menor idea sobre lo que esta enseando. El carcter accidental del descubrimiento no deja muy claro, desde mi parecer, si la emancipacin de la que es protagonista Jacotot puede aparecer en un escenario completamente distinto. Aunque la parte del descubrimiento no estaba asignada a mi sesin considero importante fijar la atencin por un momento sobre este punto puesto que considero que es una cuestin que se ubica, en la argumentacin de Rancire, antes de las cuestiones referidas al ejercicio de la enseanza como un modelo ya sea para disminuir la desigualdad o para verificar una igualdad. La critica al modelo pedaggico al que se refiere Rancire aparece como consecuencia de dicho descubrimiento lo que exige cuestionar el accidente antes de abordar las criticas como tal.

En todo el planteamiento de Rancire hay, me parece, una referencia directa a dos ruidos de naturaleza distinta. El primero, al que ya hicimos referencia y que surge cuando la protesta de Jacotot toma forma, y un segundo que aparece hacia el final del prologo y que se sita entre los primeros de la clase y las inteligencias modestas. Este ruido hace inaudible lo que dicen unos con otros casi como si ambos grupos hablaran una lengua distinta. Esta discordia, entre quienes reforman la educacin para posibilitar las capacidades bsicas de los de abajo y los de abajo que pueblan las escuelas diseadas exactamente para ellos, no solo tiene la forma de la incomprensin si no tambin de la mentira. Hay una mentira, o falsedad, en tanto que el ideal igualitario no llega pero tambin hay una mentira en la medida en que las mentes modestas no comprenden las implicaciones de un sistema pedaggico que se asume, aparentemente, en su favor lo que a su vez posibilita la incomprensin cimentada sobre una falsedad.

En el seminario del 10 de octubre de 1983, Michel Foucault expone a sus estudiantes todo un entramado conceptual centrado en el termino griego parresa. La idea central de este texto, mi relatora, es cuestionar si es posible anclar el termino griego al contexto de Jacotot y a las afirmaciones de Rancire sustentadas en la denuncia del maestro. Foucault defini el termino parresa, frente a los asistentes a su seminario, como un decirlo todo. El parresiasts, quien hace uso de la parresa, establece una relacin directa entre si mismo con lo que dice puesto que quien hace uso de la parresa debe hacer manifiestamente de forma clara y obvia que lo que dice es su propia opinin expresada de forma correcta. Foucault recurre a un ejemplo: si un filosofo encara a un tirano para manifestarle su desagrado con respecto a su ejercicio poltico, podemos considerar al filosofo un parresiasts puesto que este, adems de decir la verdad, corre un riesgo para si mismo: el exilio o la muerte. Esto agrega una caracterstica esencial a la parresa: debe existir un riesgo para quien hace uso de ella que no siempre debe significar la muerte o el exilio.

Foucault insiste en que el parresiasts dice lo que es verdadero porque sabe que es verdadero y sabe que es verdadero porque realmente es verdadero. Este rasgo de la parresa exige una coincidencia exacta entre creencia y verdad. En los griegos este mecanismo es posible gracias a que la adquisicin de la verdad no parece ser problema pues solo es posible gracias a ciertas cualidades morales: si alguien tiene ciertas cualidades morales entonces basta con eso para que este tenga acceso a la verdad, dice Foucault. El ejercicio parresiastico supone que, primero, el parresiasts tiene las cualidades morales para conocer la verdad y, segundo, tiene las cualidades morales para comunicar la verdad a otros. (Foucault 40).

Foucault cree que es posible distinguir entre tres tipos de relaciones humanas que estn implicadas en el uso de la parresa. La primera aparece como actividad en el marco de pequeos grupos de gente o en el contexto de la vida en comunidad. En segundo lugar la parresa tambin puede verse en las relaciones humanas que se desarrollan en el marco de la vida publica. Finalmente aparece tambin en el contexto de las relaciones personales e individuales. (Foucault 144). Para centrarse en los dos primeros aspectos del termino Foucault acude al texto Sobre la parresa de Filodemo, representante epicreo. Filodemo considera a la parresa como una virtud, o una techn, comparable al arte de la medicina o al de un navegante. (Foucault 147)

Como sabemos la comparacin entre el oficio de la medicina y el oficio del pilotaje de un navo es usual dentro de la cultura griega. La razn por la que se comparaba a ambas techn es porque en ambos, el necesario conocimiento terico, necesita adems entrenamiento practico para ser til. En ambos se debe tener en cuenta a las circunstancias particulares que acompaan cada situacin y tener en cuenta lo que los griegos llamaban Kairs, o momento critico. Lo que resalta Foucault es que gracias a que Filodemo est asociando la parresa con la navegacin y la medicina, la primera esta siendo considerada como una tcnica que se ocupa de casos individuales y situaciones especificas.

Dentro de las comunidades epicreas se formaron dos clases de enseanza. Una primera en la que un maestro se dirige a los estudiantes estableciendo una relacin autoritaria mediada por su rango. Pero parece, seala Foucault, que una segunda forma de enseanza apareci entre dicha comunidad configurndose gracias al termino parresa. Esta segunda clase de enseanza obligaba al maestro a ayudar a su discpulo a descubrir la verdad sobre si mismo. Foucault es enfatico en que en dicho mtodo se considera que las capacidades del maestro y el disipulo estn en el mismo rango y que ambas pueden desarrollarse gracias al juego parresiastico. Desafortunadamente Foucault resalta que es muy poco lo que podemos conocer de esta segunda forma de enseanza puesto que el texto de Filodemo es fragmentario. Adems los comentaristas de la escuela epicrea, como Dewitt o Gigante, parecen no estar de acuerdo con respecto a la complejidad y a la organizacin jerrquica de dichas comunidades. (Foucault 151)

En la escuela cnica existe una igualdad entre quien ensea y quien recibe la leccin. El maestro cnico proclama verdades, con las cuales dicha escuela filosfica esta completamente comprometida, para mostrar que dichas verdades son accesibles a todos. El predicador cnico se refiere constantemente a la eleutheria (libertad) y a la autarkia (autosuficiencia). Ambos trminos sealan la importancia que daban los cnicos a que un hombre busca lo que necesita hacer entendiendo que dicho acto depende especficamente de l mismo. (Foucault 155 158)

A lo que me gustara apuntar con el termino parresa es hacia el ruido que se interpone entre los mejores de la clase y las mentes modestas dentro del texto de Rancire puesto que considero, como manifest anteriormente, que el problema del ruido, producido por la bsqueda fallida de la igualdad, esta cimentado sobre una falsedad. Lo que me gustara dejar en el aire, para que la discusin se suscite es lo siguiente: La parresa, expresada en los trminos de Foucault, es un concepto que puede resolver de forma adecuada la discordia entre los mejores de la clase y las mentes modestas? Si es asi, cmo es posible? Me refiero especficamente a la discordia que se ve representada en la lgica pedaggica. Tambin me gustara cuestionar si la lgica de las comunidades epicreas y cnicas, con respecto a la educacin, estn tambin enclaustradas en el paradigma pedaggico que denuncia Rancire.

Cuarto discurso