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Sin más preámbulo Ella partió por su sendero, se fue por una calle oscura en busca de una senda más transitable, Ella quería ir más allá de mis limites, Ella era la oposición de mis designios y prefirió huir buscando la paz de algún lugar, a donde

sabía que yo no podía ir a buscarla…

De una noche sin respuestA

Otra noche pasa y las sombras se van disminuyendo, el reloj se lleva más que tiempo, con él se van aquellos que no quieren llegar tarde, al lado de los que van temprano, todos juntos comparten más que espacio, intercambian direcciones aunque la ruta sea distinta y participan de la tertulia indescifrable de la

vida, de muchos recuerdos al por mayor y al detal.

Fantasiendo se encuentran los protagonistas, están en un rincón, en el mismo de siempre, en donde el ruido escribe los acordes de la danza, donde todos se hablan sin conocerse , donde la variedad se rompe por los uniformes y su deseo de uniformar, su consigna de individualizar el colectivo, el miedo, las ideas, el sonido. Allí llega Ella, acompañada y sola a la vez, viene buscando eso, ruido, el plan de la guitarra en el parque ahora tiene espectadores, el repertorio es corto y poco conocido, es poco audible, por eso se deben lanzar las respectivas indicaciones y

sugerencias antes de afrontar el espectáculo.

Sin más preámbulo Ella partió por su sendero, se fue por una calle oscura en busca de una senda más transitable, Ella quería ir más allá de mis limites, Ella era la oposición de mis designios y prefirió huir buscando la paz de algún lugar, a donde

sabía que yo no podía ir a buscarla…

De una noche sin respuestA

Irrumpen las notas desfasadas del compás, las que retumban a diario sin necesidad de melodía, las que no admiten escalas porque no hay escalafón que las acepte, las notas que al igual que a su dueño las habían rechazado en anteriores convocatorias y ahora se esconden a gusto entre la multitud para amenizar el ambiente, solo buscan compañía, como Ella quien empieza a hacerse participe del estrepito, entre el humo, el licor y el ruido

va lanzándole pinceladas a la noche.

Acontece lo inevitable, el cielo empieza a derramar gotas de desespero y hace disipar la muchedumbre, la huida querida por muchos se hace latente y ahora todos escampan del ruido, solo queda buscar un refugio para no callar las voces que todavía tienen más que decir. Llega la hora de un encuentro más al margen del bullicio ajeno, es ahora cuando hay que apropiarse de la vida y seguir con agrado sus propósitos, si constantemente la monotonía y la rutina es el derrotero este es el instante donde se hace necesario discernir del itinerario, es una obligación dimitir del tiempo y estacionarse sin reparos

en el presente.

La enardecida población que nos acompañaba minutos atrás dejo solo leves vestigios, las sombras seguían disminuyendo ante una lluvia que no amainaba y formaba un cauce por donde muchos le huían. Nos quedamos Ella y yo, tratando de encontrar los acordes para cantar lo que queríamos, entre tarareos, lagrimas y palabras se escabulleron los sentimientos, se llenaron los vasos vacios. Las miradas se encontraban de a poco porque no tengo ese don de encauzar la vista, mis ojos son díscolos, reacios, les gusta saltar, de aquí para allá, sin comprometerse, llevándose las tomas justas y dejándole aún más a la imaginación, incierta imagen que valdrá

más que mil palabras.

La naturaleza nos aconseja que debemos unirnos al clamor general, a la huida compulsiva del agua, líquido vital despreciado en aquellos momentos al que teníamos que hacerle el quite, quizás en una de esas yo encontraba el valor de apaciguar entre mis brazos algo diferente a una guitarra pero con la misma delicadeza,

¿

Escondimos nuestros nombres por mucho tiempo, para compartir alegrías lo de menos es el protocolo, basta con crear un seudónimo para saber quién te acompaña. Aquel que es capaz de olvidar un rostro puede ignorar hasta el más profundo detalle, de nada sirve presentarte una y otra vez, tu nombre no adjudica presencia, de ti depende que no sea un dato más archivado en la memoria de un desconocido, de mí dependía que Ella se llevara algo más que una leve

reminiscencia.

allí bajo la lluvia, como la peor y más barata versión de película porque la escenografía y los efectos eran lo más irrelevante, yo solo quería tragarme el papel que los guiones de la historia estaban develando y escribir por mí mismo la escena perfecta, debajo de las gotas que ahora eran notas ahogando el silencio

en melodías.

¿ ¿Así quedaron las huellas de los pasos con Ella, no

necesité recorrer toda una ciudad para estancarla en mis recuerdos, mi lucida memoria se encargará de hacerme un recuento del recorrido muchas veces. Del momento en que se me perdieron sus pasos no puedo decir mucho, corrí detrás de ellos pero al parecer Ella buscaba algo más, como enfermera conocía la dosis de su tranquilidad, yo en cambio buscaba otro tipo de medicina. Por eso partió, se fue por la calle más oscura bajo mi mirada impotente, todavía susurran las palabras que dejo en mi oído, todavía pienso en que pude haber hecho algo más por alcanzarla, por permanecer allí con Ella, de peores consecuencias me he librado, quizá hubiera salido airoso, quizás no, lo que sí es cierto es que no me estaría haciendo estos interrogantes, no tendría la voz de Ella haciéndome la misma pregunta con que se despidió:

Será qué mañana te acordarás de mí

¿¿

canatan216@hotmail.com @Lordteluricus

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