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ANTONIO MESTRE SANCHÍS Y ENRIQUE GIMÉNEZ LÓPEZ

Coordinadores

DISIDENCIAS Y EXILIOS EN LA ESPARA MODERNA

Actas de la IV Reunión Científica de la Asociación Española

de Historia Moderna

Alicante, 27-30 de mayo de 1996

CAJA DE AHORROS DEL MEDITERRÁNEO UNIVERSIDAD DE ALICANTE

A. E. H. M. 1997

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O Caja de Ahorros del Mediterráneo Publicaciones de la Universidad de Alicante A. E. H. M.

ISBN Obra Completa: 84-7908-370-0

Tomo 11: 84-7908-372-7 Depósito Legal: A-1678-1997

Fotocornposición: a ~ s ~ a g í - u f i c Aries, 7. iD 511 47 58 - 511 47 94 Fax 511 50 13

Imprime: INGRA Impresores. Avda. del Zodíaco, 15. iD 528 25 44

Encuadernaciones Alicante. Políg. Ind. Pla de la Vallonga, C 4, nave 11

TOMO 11 DISIDENCIAS Y EXILIOS EN LA ESPAÑA MODERNA

COORDINADORES: Antonio Mestre Sanclzís y Eizrique Gi~itéi~ez López

PONENCIA: ......... LA HETERODOXIA RELIGIOSA: LOS EXILIADOS PROTESTANTES. Antoir io Mestre Sanchís..

COMUNICACIONES : ENTRE DIOS Y EL DIABLO. LOS FRAILES CONVENTUALES Y BENEFICIARIOS EXCLAUSTRADOS

EN EL CAMPO DE CALATRAVA (1500-1 575). Miguel Fernando Góinez Vozr~rdiatlo ...... PERFILES UNIVERSITARIOS Y EXEGÉTICOS DE LEÓN DE CASTRO. Valentíiz Moreno Gallego ..... MONJAS DISIDENTES. LAS RESISTENCIAS A LA CLAUSURA EN ZAMORA TRAS EL CONCILIO

DE TRENTO. Francisco J. Loi.enzo Pinar ...................................................................... LOS CONFLICTOS EN LA CLAUSURA FEMENINA DE LA MÁLAGA MODERNA.

M" de1 Cai.~nen Gómez Garcín .................................................................................... ALTERACIONES A LA ORTODOXIA MORAL A LO LARGO DEL SIGLO XVIII. LA PROVINCIA

DESCALZA DE SAN JOSÉ Y SUS LIBROS DE PATENTES. Daniel Vaqiieríil Aparicio ........... EXILIADOS IRLANDESES EN GALICIA DE FINES DEL XVI A MEDIADOS DEL XVII.

Ofelia Rey Castelao .....................................................................................................

PONENCIA: HISTORIAR A LOS JUD~OS DE ESPANA: UN ASUNTO DE PUEBLO, NACIÓN Y ETNIA.

......................................................................................... Jairile Contl-eras Contrems

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Hipótesis de un posible camuflaje de moriscos en los montes malagueños: los Verdiales

Se denominan «Verdiales» o «Fiesta por Ve~d ia les~ o simplemente «Fiesta», a una forma muy específica de hacer música, cante y baile que tienen diferentes agrupaciones de persoilas e instrumentos.

Antiguamente estaban localizados en u11 área rural muy específica y concreta de los Moiltes de Málaga y sus alrededores, llegando a las localidades de Colmenar hacia el norte, Con1ai.e~ y su zona de influencia en la coinarca de la Axarquía al este y hacia el oeste llegaban hasta Aliizogía, y de ahí el nombre que reciben los tres estilos que se distinguen dentro de este folclore. Los instru- mentos musicales que intervienen en él son: violín, guitarras, platillos de metal y un gran pande- ro con sonajas, a los que se suma el laúd, cuando el estilo que se interpreta es el de Coinares. Los bailaores y bailaoras tocan también las castañuelas.

La agrupación de personas e instrumentos que interpretan Veiziicrles, dirigidos por un director denominado «alcalde» -al que todos respetan y obedecen-, se la conoce con el nombre de Pcrnda.

En la música de los verdiales la melodía la marca el violín y el compás lo hace el pandero, siendo las guitarras y los platillos el resto del acompañamiento. Las guitarras se afinan en el tono del violín y se pone además la cejilla siempre en el quinto traste. Los cantaores y cantaoras tienen siempre que amoldarse a este tono y además cantan para bailar.

El baile de los verdiales se puede hacer: solo, el baile de la baizdem; en pareja, un hombre y una mujer o dos mujeres, pudiendo bailarlos al mismo tiempo más de una pareja, y en tresillo de- nominado baile del zárzgcriio, en este caso son dos mujeres y un Iiombre quienes lo realizan.

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Los verdiales, tradicionalmente tenían dos fechas para sus celebraciones más importantes, familia. Así 110s encontramos que, «los fiesteros)), son testimoiiios vivos de una cultura ya desa- una era Por San Juan, y la otra por Navidades, culminando en su Fiesta M ~ ~ ~ - de ve,niales el 28 Pase¡& en el tiempo pero que permanece gracias a la pervivencia de su folclore (4). de diciembre, festividad de los Santos Inocentes.

En suma los Verdiales malagueños Es Fiesta Es la Fiesta malagueña. Es celebración. Es Dentro del atuendo de este folclore lo más distintivo de ellos es el sombrero <le verdiales, acontecimieiit~ lleno de alborozo y júbilo. Y, la música, su música, rítmica donde las haya, meló-

con el que se cubren solamente 10s hombres en sus fiestas más significativas, y que presenta una dica al tiempo, alegre y llena de vitalidad contagia su energía al que la oye. Y qué decir de aque- muy rica y colorista gama de adornos. ljos que la iilterpretan, por tradición secular de siglos, por amor a algo vivido y sentido desde la

Los Vediak'J son el folclore más representativo de la capital malagueña Y, desde que se tie- infallcia; col1 toda la carga emotiva que conlleva el saberse transmisores, siempre de ~ a d r e s a hi- ne memoria, el de su entorno geográfico. jos y según los «fiesteros» durante generaciones de u11 folclore anclado en los ancestros culturales

Su origen se pierde en la noche de 10s tiempos, a pesar de ello, l a tradición oral afir- del pasado malagueño, y que lúcidamente, sus intérpretes son incapaces de llegar a conocer. mi que son mariscos, existiendo además otras hipótesis que aún les concedell mayor anti- «E/ corite, (la música y el baile) siiiibolizrr(ii) los r~elrrciories eiiti'e los Iioiiibr~es (11 /liiLy1llo fielill~o los

1,l~oiioco: es lulo liral~ocacióri siii~bólico y por eso es rrrte, por e.v/irescri. r~iolii~os rrrciori«les ocrrlros crr

Son ~scasos 10s estudios que a este tema están dedicados. Tan solo el1 10s libros dedicados al s~irI/,o/os ), rrccjories siiilbó/;crrs, cliy(r sigriificocióri iiirrrc(1 ]io(/i~í(l descifrnr /o iliel'(1 f@cficiÓli, sillo el (1rldl;s;s

I~istórico-sociológico y ~~sicológico» (5) . Flamenco se encuentran alusiones a 10s mismos, y siempre meilcio~~á~dolos como ullo de los can- tes primitivos que aún Se conservan sin modificaciones posteriores a la aparición de tal fenólnello, De manera que tenelnos a lluestro alcance una fuente muy rica de inf0rlna~iÓll en el folclo- Se siempre entre 10s Cantes matrices y genuinamente camperos, de origen a par-

re de los verdiales que nos puede ayudar a desentrañar lo que de cierto haya dentro de su tradición

tir de 10s cuales evolU~i0iia~0n las creaciones de nuevas modalidades y estilos de lo que hoy se co- oral, mediante la cual se atribuyen el origen morisco. nace corno Cante Flamenco. Desde un prisma científico han sido abordados por el ant~opólogo D~ Mandly (1). punto de vista físico-biológico y desde la vertiente étnica, social y h~inana, admiten 1,111 lnismo a l -

k l ~ m i n a m o s Gran Familia Verdialera (2) a todas las personas que está11 dentro del reduci- gen e historia, teniendo &npre Coino eje coyuntural la capital lnalagueña. Los Molltes de Málaga do mundo del folclore de 10s verdiales, y particularmente a aquellas que integran o integramn al- tiene11 dos diferentes descripciones para SU delimitación geográfica: guna de sus ((polidos)) y que hacen e hicieron posible que este folclore, con loda su pureza, haya 10,- De amplio: en el que queda englobado todo el complejo orográfico enmarca- llegado y se mantenga en nuestros días. do dentro de los lílnites naturales del término municipal de nuestra ciudad: N- Casaberlneja,

Hasta donde alcanza la memoria, todos 10s «i)eidinleios» o «fiesteros» -colno se dellolninan Colmellar, S- Mar Mediterráneo. E- Comares, El Borge, Totalán y Rincón de la Victoria. O- entre ellos mismos-, fueron y son gentes sencillas, humildes, antaño rurales y hoy localizados ma- Almogía, Río Campanillas. yoritariamente el1 la periferia de la urbe malagueña (3), que sin saber por qué, ni cómo, ni desde 2 0 , - ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ i ó ~ más restringida y que es sólo una parcela de la anterior demarcación, Pero cuando, están inmersos en este folclore que, con independencia de su apariencia formal, se ha con- que así es entendida generalmente por el malagueño. Esta segunda configuración es la que nor- vertido en sentirniento profundo de identidad, que les recorre las venas y que cuando lo ejecutall rnalmente, por y representativa se tiene de esta entidad geobiohistórica malagueña, sus quizás están rememorando raíces muy profundas inscritas en el incoiisciente colectivo de esta gran bordes no muy precisos, serían según Manuel Muñoz Martín 10s siguielltes:

N- ~1 llatural del térmillo lnunicipal inalagueño, lindaiite con 10s de Collnellar Y Casaber- I . -~~~ANDLY ROBLES, A., ((Vigencias y amenazas al ritual popular: La Fiesta de Verdiales)), en R o ~ ~ f c u ~ ~ BECERRA, S,, meja, S- L~ ciudad de Málaga y el Meditenáiieo. E- ASSOYO de Jaboneros, separación en su de-

ed., Arrtro~iologín Cirltliral de Aiic(cilr,cío, Sevilla, 1984, pp. 463-480. sembocadura de las barriadas lnalagueñas de Pedregalejo y El Palo. O- Río GUdalmedina y las - ((Aspectos culturales de la marginación en Andalucía en torno a la Zanga, un tradicional juego de cartas)), A~~~~~ (le/ elevaciolles que collfiguran su margen derecha y que corresponden a 10s Partidos Rurales de Venta 2" Corigi'eso de Aritroliologíci, Madrid, 1985, pp. 171-182.

Larga, Verdiales, Roalabota y Sta. Catalina (6) . - (&'andas de Verdiales: La identidad a través de la fiesta)), en Grirl)ospnrrr el i.illla/ festjilo, Murcia. 1987. ,,,,, 23-39.

A L

- «El cante contra el Discurso)), El Folklore Air(lnlirz, 8, Sevilla, 1992, pp. 11-19.

- ((Verdiales: la raíz y el ritmo)), Miísico oro1 del Siii; 1, Granada, 1995, pp. 128-161.

2.-MARTOS JIMÉNEZ, Ana M". DE, «La Gran Familia Verdialera)), en Corigreso I~iteir~nciorrol: Histor,in (le la Foriiilio. Nriei~n pei.spectii~n sobiz Ir sociedorl, Murcia, 1994, pp. 1.190-1.200.

3.-MARTOS JIMÉNEZ, Ana M". DE, «El folclore de los Verdiales: del diseminado rural a la periferia urbana en los ba- rrios de Mangas Verdes, La Mosca y Jaboneros de "El Palo" y Puerto de la Torre)), Comunicación presentada e11

1 Ln ciirrlnd e.rterisa. Corigr.eso riiirltidisci~iliiinr. sobre el feiióri~erio irr,borio, Cádiz 24-25-26-27 y 28 de octubre 1995.

4.-STEINGRESS, Gerhard. Sociología (/e/ Corrte Flaiireiico, Jerez, 1993, nota 218. ((Definimos, pues, el folklore como ma- nifestación cultural que existe aisladamente de su base social, desaparecida ya en el desarrollo socio-liistórico, es de- cir, como forma cultural petrificada y con una función social bién diferente de la cultura cotidiana del pueblo. El fol- klore es una forma ritualizada de algo pasado y perdido, un recuerdo inconsciente de una supuesta identidad borra- da, y mucllas veces y al mismo tiempo, el objeto de la comercializació~i de este vacío)).

A lo largo del texto el lector encontrará la palabra folclore coi1 dos diferentes grafias: la «c» y la «k». Las escritas con «k» son citas textuales, editadas con anterioridad a la normativa actual de la Real Academia de la Lengua.

5.-Ibídeirr. pp. 9-10.

6.-MuÑoz MARTÍN, Manuel, «Los Montes de Málaga)), Jbbega, 37, Málaga, 1982, pp. 3-4.

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1,reciala ta~ito (le ellos, lioigire holgnbn gire acorrq~ririose~r nl Sorltísirrio Sncrnrrierito e11 Ins liiocesiorles (le/ d;a de coipirs Clri.isti, de otms sole~lirri(indes, (loride coricii~~r~íriri todos los pireblos n liorfjn ii~los de otros, cirnl rrreior zoiribrn s n c o b ~ ... » (1 9).

Como se puede coinprobar los moriscos intentaron a través de un memorial que presentó D. Francisco de Núñez Muley, evitar la aplicación de las medidas de represión cultural de 1566, pa- ra defender la perviviencia de sus rasgos de identidad, ocurriendo ésto justo antes del estallido de la revuelta (20).

Fracasados los intentos de los moriscos granadinos de que se respetasen sus usos y costum- bres (y aunque las inotivaciones últimas se tendrían que buscar dentro de los factores ecoiiómicos) estalló la rebelión; sin embargo, por parte cristiana se aducía que los verdaderos inotivos eran re- ligiosos pues se daba:

«... el nborr~eciriiierito (le1 rioiiibre ci.istinrio; y si cori jirigirlo Iiir~rril~lrirl ~rscrbair (le crlgiirrns birerios costiirr~~res r~iomles eri siis I,rilos, coiiiiiriicrrciories y trcues, err lo irrterior. oboi~i~ecírrri el yirgo (le 10 i~eligióri cr.istiorin, y de secreto se rloctririobari j1 eriseiíoborr irrios rr otras e11 los ritos y ce~rriioriins de la seto (le M(r1iorrio. Esta rrinriclro fire gerieial eri In gerite coiiiiíri, y err ~~ai~ticirlor~ liirbo rr1girrio.s /robles (le brierr eriteridiriiierito qire se dierari n lrrs cosos (le l i fe, y se Iioriiararr (le ser j1 l)orecei. cristinrio.~, y (lestos tcrles I IO

tinta riiiestia Iiistorio. Los rle~iin's, oiuiqire 110 ernri irioros declrrrn(los, ernri Iierejes .seci~etos,firltorr(/o e11 ellos Iri fe j1 sobrnrido el bnlitisnio,..» (21).

Pero todas estas cuestiones no eran nuevas, ni para unos ni para otros, puesto que:

«Paia los iiirrsirlrriaries, lo rei~ireltn riiir(léjnr cori lo qiie irricio el siglo XVI, sir oi,igeri ~.esirlín eri los coritírrrrns i~iolnciories crlsliorins de los ],actos nserirridos eri el cirrso (le lo girerrcr ): 1101. ríltirrio err Irr obligrrciári de corii~er?irse o1 cristioriisi~io ... Lrr obligntorie(lrrr1 de recibir. el baiitisriro, crirriqiie 110 firese clc~i~crri~erite for71irrlndn, esistió desde el rriorrierito al qiie oqiiellos riiiirléjores que rio ocel)trrinri bn~rti~crise Iiobríciri de nbnridorinr Irr Periírisirln. Asíliiies, es ei~irlerite qire In Coi,oria jirgrr eri fni~or siryo cori Ins r~iisiricrs iazories qire arios arites Iicrbín coritr~ibirido nfrrilorecei Irrs rriidiciories irrosiilns; es clecii; el cleseo iirirsirl~~~ríri de /?errrinriecer eri SI IS hognres y cor~tiriirnr ]ioseye~ldo slrs /~acieri~kis ... kr r~ecrccióri del ~1ii~~1ejr~r~isrrro riiolngiierio fire rriiijl desigrrnl. Mieritras los riatiir~rrles (le los rlisti?tos orieritrrles y ceritrnles (le1 obisl~odo olitnri por nceptni. Ir corii~er~sióri (11 cristinriisriio, los rorrrlerios y riictr~bellíes escoger,n'ri Ir ilírr del rrlzcrrriierito nrriirrrlo. Rrrito ],ora irrios coirio pnra otms la corii~ersióri sirl~oriíri el nbnri~lorio (le1 iíltiriio nrgririrer~to qiie les perrriitía rriariterier el cnin'cter de irrin errti(1crd colectiilrr rrl>nite y distirrtrr de Irr ccr.stellnrirr. Aliorrr bieri, si los prinleros, rii(;s coritrolodos de sierri1ii.e por i~ericedore.~, cleci(1eri rrcel~tcrr el rriein foi~rrrirlisr~ro qiie I J ~ I n ~iei~rriitirles In coritirrriidnd e11 srrs lores, los segiiridos, riicrriterierlai~es (le irrin sitirocióri serrrinirtórioirio rlirr~crrite In cléco(la orrterior; so11 coriscierites de qire Ir corii~ersióri, qrre lio (le ir. segiiirkr (le1 estrrblecir~iier~to (le lrrs coi~resliorrc/ierites pnrinqiiins i.rrra/es, srr1)orie irrin posterior y /ir& efectiilo ejercicio (le la oirtorirl~rrl cnstellnrrn; de nllíqire decidiemri lei~nritarse e11 nurins» (22).

Se puede apreciar fácilmente que, tanto para la revuelta de principios del XVI corno para el levantamiento de 1568, se aducen los intentos de aculturación por parte castellana y la resistencia pertinaz que a tales medidas opone el pueblo musulinán.

Pero volvainos a centrarnos en Málaga cuando ya ha estallado la revuelta de 1568:

«M(ílngcr era irii piirito riiiiy iiril~orlnrrte deritra del sisleiri« rleferisiijo de ltr costri ~ r ~ h l ~ ~ ~ ~ ~ , plies coiitnctos rirnrítbrios cori niirdos 1)liertos esl7orioles )I del Meditemírieo, liar ello la ~ o r l s h i ~ ~ ~ i ó ~ ~ o r~iariteiiiriiierito de las for?olezos y foi.ies i'ígins, corrstitiiín irrin t rrrenf irr i ( /nlni~ie~~tc~l~~.~~ (23),

y puesto que, toda la zona malagueña está poblada de moriscos, pone en sobre-aviso al Cabildo para tornar las medidas de precaución necesarias ante un posible levantainiento. Esta zona queda- ría delimitada de una parte por Istán y sus comarcas y de la otra Comares y La Axarquía. Los te- mores se vieron cumplidos, puesto que, en los lugares mencionados, y aún otros tnás omitidos, se produjeron levantamientos moriscos que a pesar de no suponer un serio peligro, sí conllevaron un castigo ejemplar para los culpables aunque también pagaran inocentes (24).

¿Qué representaría para aquel sector de la población malagueña, marginados -en parte- y di- sidentes de la sociedad dominante castellana, pensar en la Inquisición?, pues esta Institución se lle- gó a constituir en una ináquiila casi perfecta que perseguía la ortodoxia que le venía dictada des- de el Poder. Su rigorismo, así como la pulcritud con los cuales llevaron a cabo todos sus actos, de- jando testimonio escrito de todos los procesos y visitas, con todo lujo de detalles y pormenores que acaecían en los mismos, nos ayudan ahora para el estudio del complejo inundo que era la cultura de los inudéjares convertidos, convirtiéndose la docuinentación inquisitorial en una fuente de pri- mera mano, pues no en balde el Santo Oficio fue un instrumento al servicio del centralismo esta- tal para sofocar los rasgos de identidad de esta raza. Gracias a sus esfuerzos y estudios por coin- batirlos, ahora, podremos conocerlos mejor (25).

«El r~eclinzo iiiás o riierios ericirbiei?~ de /os rieocoriilersos (11 proceso nsiiiii/odor; se rirnriifestó e11 e/ ofei~iaiiiieiito n de/errriiricidos iasgos cirltiirrrles qire iJrrri (1 co,actei.izrrr cr esto close rirrrrgiiicrdcr. Poseínrr sii idioiiin, In nlgcrrnbín o árabe i~irlgni; srrs i~estidos pi.o1,ios, ioi folklor~e qire se iiirrriifestcrbcr riicís iriteiisn~~ierite eri la riiiísicn y rlorizo, y S O ~ I P todo, e11 I I I IOS ritos y ceiriiioriins i~iricirla~lrrs rr sir rrritei.ioi. religióii isláriiica. Corifoi.riie ijciyn l~crsnri(lo el tieriilio se irn'ri toriinrr(1o riredirlos girDer7irrrrieritoles linin boi~rrrr estas Iiirellns totnliiierite, niirrqrre tairibiéri Iiirbo iriterrtos 1inrcr irico~~l~oinr~lrrs e11 el cristioriisrrro, deslirirlorido lo lirri~nrrierite clagrri8tico de lo trj,icnriierite /iopiilnr.» (26).

Respecto a la población morisca:

«...Eri el cortjiirrto de la proi~iricia de Mn'lnga los riiieilos ~ioblorloirs~~redoi~i ir iobnri sobre los riioriscos, snli~o eri (los sectoi.es, iirio sitiiadu eritie In Asorqirío j~ las Siei~ins de Tejedri y Al~iiijnia g el otro e11 los esti~ibaciories de la Ser.rnriíri de Roridn ... Por lo gerreinl In ~ioblncióri cristiriria ilieja erci pr~efereriteriierite ciirdcrdrrrin, r~iieritr.as que n/ coritrniio In riiriyor~~icri~te de los cristinrios riiievos i~ii~ícrri eri el irrerlio i~iircrl, cori la e,~ce/icióri de Giarinrkr, doiide coi~stitirícrri iiri riiícleo iiiiiy ir~i~~ortoiite. Asíprres, geriei~~lizrriirlo, ~ ~ o ( l e ~ ~ i o s nfirrriar qire los rq,oblndores ci~istinrros eiari los Iiobitcr~rtes (le lrrs Ilnriiirrrs jl los ~~iori~scos (le las rriorrtnrins» (27).

En cuanto a las actuaciones de la Iilquisición es posible «...que los ii~oi~iscos disenlirzados en ~ i i l poblaillieiito disperso 110 lejnilo a la liihe, escqvaserl frícilnierrte a los controles de lcrs visitas, q1ie por $11 l~at~ll.(r/ezn ei.an rdpiclrrs, nlientras que no logiai~íci~l eludir la crcción leilta del triburlal dónde se ji~zgaban delitos ntás girrves ... El caso en Mrílaga crrpital 110 tiene frícil esplicació~i, pues el tanto por cieilto de nialzon~etarios procesados por el tiib~inal llega11 ct dal. L L I I 30,ó y d~rinizte las

19.-Ibídeiri., cap. 9 , p. 70.

20.-DOM~NGUEZ ORTIZ, A . y VINCENT, B., Histor ia de los iiioi~/.scos. Vin'n y trogedin de ririn iiirrioríri rrinrgirinh, Madrid, 1978.

~ ~ . - - M Á R M o L CARVAJAL, L., 01). cit., libro 11, cap.], p. 63.

22.-AcUÉN ALMANSA, M. y LÓPEZ DE COCA CASTANER, J.E., «La cuestión mudéjar en tierras de Málaga», .Iábcgn, 12, Málaga, 1975, pp. 36-43.

23.-BRAVO CARO, J.J., «Medidas adoptadas por el Cabildo inalagueño ante la sublevación morisca (1568-1570)», Jábegci, 52, Málaga, 1986, p. 17.

24.-Ibíderri., pp. 18-1 9.

~ ~ . - P É R E z DE COLOS~A, M.I. y GIL SANJUAN, J . , «Málaga y la Inquisición (1550-l600)», Jábcgrr, 38, Málaga, 1982, p. 57.

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visitas fnri lr1l 6,5» (28). «Se conservan O C ~ I O relaciones de visitas realizadas por t i e m s de ~ r í / a g a , erz In segíinclrr rnifad del S. XVI que, si exceptuanlos la de 1550, denrnsiado corzcisa, pie-

pol-cioi~a datos slrficier1tes yalu el coi~ociriiierzto de las faltas perseguicl(icrs, ilrírclzas de ellas í11ti- itrnrilente relacionadas coi1 las costunlbres y iusgos c~~lturales» (29). «...BI las visitcis se persigilió priizcipalnlente n los nliísicos que tañícrn en las zanzbras, eirilicindo a cilgunos al tribunal de Ginnadci ynia escarrileiztai a sus cori.eligionarios» (30). ((Bemlídez de Pedmzci rzos rlescr.ibe col7 pocas l~alabras ~íiia boda nroriscn: "Las riovias iba11 por las benclicio/les a la iglesic~ col1 iiesticbs de cristianas pi.estados, y en llegni~do ea casa se desiuirlnbarz 1, se vestíciiz de morrrs, celebmzdo Ia bocln coi1 iizstlwnlentos y cancioiles"» (31).

Nos encontramos, sin lugar a dudas, con que las zambras y leylas eran expresión festiva, y al parecer religiosa, según se desprende de las fuentes castellanas, muy destacadas del folclore ino- risco, sin que hasta el momento, que conozcamos, haya investigaciones profundas al respecto, y a pesar de que se intentaban suprimir de la cultura de los cristianos nuevos,

«...los zoriibrrrs se coriibrririrorr celebrsri(10 al ser. rreirtrrrliznrl(rs los rrierli(1rrs qiie Icrs ~)io/iibínri. Los riiisiiios ~io(leirs piíblicos orgoriiznbrrii zcrrribms pnrn celebrtrr ocoriteciriiieriros coiiio ociiri~ió e11 Mrílrgn el ario 1535 cori iiiotii~o de lo toriio (le Tiíriez: "Qire se erri~íe iiri peóri cori riiarirl~rri~ierito (le la ciirrkr(i n los liigores (le lo Asoi~qiiío 11 Hoyo llora qiie se iJerigorr los zniiibi~os o esto ciir(lrd"» (32).

Las i~istrucciones de Toledo de 1539, dieron las normas concretas para tolerarlas mientras no tuviesen significado religioso, sin embargo durante la visita de 1560 inás de 40 inoriscos fueron objeto de multas u otras penas por haber participado en zambras y leylas, aunque las primeras ya

- estuviesen permitidas y estas costumbres ya no estaban consideradas excesivamente graves. De momento, se desconoce la diferencia entre zambra o leyla, sin embargo, se cree que con ocasión de la nocturnidad según podemos deducir, lo puramente costumbrista se transformaba, al parecer, en culto con la introducción de elementos religiosos.

Núñez Muley nos informa:

«Niiesrrirs bodcrs, znriibr~os y regocijos, y los lilrceirs qire irsairios, rio irril)i(/eri rin(l(i o1 ser cr~i.stirrrios ... eii ilfi,icn rii eri Tirrqiiín rio Iiriy estrrs zairibirts; es costiiiiibre (le lirai~iricio ... segiírr el Iriqirisirlor. Co,scojnles: "Los leylrrs ctrstigari los iriqiiisidores ..., y se les toiiirr los irrstrirriieiitos, y lrcr)) riiiiclios e11 esftr Iriqiiisicióri. Airrrqire lo corigregncióri de Toledo riiorirlrr qire 110 se castigirerr zoiribias, si rio cnritoi~eii o trrfiei.eri cosns erz 1oor.y rrpi.obrrciáii de Mnlioriio, lioqire corrio los liaceri (/e rioclie y n solrrs se tierie errteridido qire Ins (rrrieri y Ins carit(rrr sieriilir.e que Iray zori~brn (le rioclie, hay leylo "» (33).

Hasta este punto hemos expuesto, lo inás concisamente posible, en primer lugar, en que con- siste aún hoy en día, el folclore de los verdiales malagueiios y el área donde se desarrollaban has- ta hace no muchos años -el rural-, porque en la actualidad es un fenómeno que acontece en la peri- feria urbana de la capital, aunque tenernos datos que nos indican que durante el siglo XIX se da-

28.-Il~í~leiri., p. 48.

29.-Ibídeiri., p. 46.

30.-Ibí(lerii., p. 60.

3 1 .-lbíderii., p. 59.

32.-GALLEGO BuR~N,A. y GÁMIR SANDOVAL, A., LOS I I I O I ~ S C O S del reiiio de Giarinh segiíii e/ sírrorlo de giro di,^ de 1554, Granada, 1968, p. 243, Acuerdo del Ayuntamieiito de Mrílaga para celebrar con zambras la torna de Ttínez, 7 agosto 1535. Legajo 1.953, núm. 72, visita de 1560, causa 147, citado por PÉREZ DE COLOS~A, M.I. y G I L SANJUÁN, J . , ((Mrílaga y La Inquisición (1550-l600)», Jríbego, 38, Mrílaga, 1982, nota 256, p. 82.

~ ~ . - - P É R E z D E COLOS~A, M.I. y G I L SANJUÁN, J . , ((Milaga y la Inquisición», Jríbego, 38, Mrílaga, 1982, p. 59.

ban solamente dentro del campesinado, y que tan sólo bajaban a la ciudad en fechas sefialadas, co- mo la de San Juan o Navidades.

Seguidamente se ha hecho una somera descripción de los Montes de Málaga, atendiendo a razones puramente geográficas. A continuación lo que el malagueño entiende por dicha designa- ción, considerándose la primera de las descripciones como un área de influencia de los mismos, con la apreciación de que dicho entorno hay que considerarlo como una «entid(id geobiohistóri- cn», ya que dentro de su ámbito han pervivido, «desde sien~pre)), los hoy conocidos como «Verdiales», existiendo además dentro de ellos un partido rural al que se conoce por el mismo nombre, constatado documentalmente desde 1581 (34) y que se encuentra dentro del inunicipio malagueño.

De la importancia estratégica de los Montes de Málaga y de sus torres vigías igualmente te- nemos datos desde la Edad Moderna, así como de ciertos ritos y celebraciones que en alguna de ellas se realizaban en tiempo de moros.

Y, por último, hemos pretendido dar una visión global de la realidad morisca malagueña, des- de el inoinento de la Conquista en 1487, basáridonos en fuentes y autoridades, en cuanto a sus usos v costulnbres festivas, centrando nuestra atención en su folclore: música, cantos y danzas.

A pesar de la expulsión definitiva de los lnoriscos de Andalucía, es algo coinprobado y constatado que, muchos de ellos volvieron a sus antiguos hogares, y aunque no es posible en es- tos momentos cuantificar su número para la zona geográfica de nuestro interés, junto a los que se quedaron y que ya eran considerados realmente como cristianos nuevos, jno se plantearían cómo camuflar su propia identidad?

Nos encoiltramos ante toda una serie de datos y afirmaciones, a nuestro juicio dignos de te- ner en consideración, que nos permiten plantearnos con visos de verosimilitud el origen morisco de los Verdiales, ya que este ha sido transmitido oralmente de padres a hijos dentro de las relacio- - -

nes familiares. Este folclore ha permanecido anclado en el tiempo, a través de generaciones de campesinos,

aislados en sus cortijos, lagares y alquerías diseminados por todos los Montes de Málaga; y a pe- sar de que todo el pueblo malagueño conocía esta faceta de una parte de los pobladores de sus Montes, no ha saltado al conocimiento general de una forma notoria, hasta hace una treintena de

00 ro 10 de «ca- años, porque esta forma de hacer música, cante y baile era considerada como al, p p' tetos)), que se enfervorecían cuando hacían y hacen «su fiesta)) sin concederles mayor importan- cia ni trascendencia; además no debemos pasar por alto que, dentro del reducido grupo social que los cultiva se denominan a sí mismos ($esteros» y cuando se reúnen para tocar, cantar y bailar no dicen «verdiales» sino «fiesta».

Existen tres estilos de Verdiales: Almogía, Montes y Comares, siendo sus diferencias prácti- camente imperceptibles para los no entendidos, y cuyas designaciones le vienen impuestas por las

u i ~ Moiites, zonas geográficas donde se ubicaban. Alrnogía, zona montañosa de la Hoya de Mála; ; la más inmediata a la capital donde se encuentra el partido rural de Verdiales y Comares, pueblo situado en el corazón de la Axarquía.

Exactamente estas zonas montañosas son las inás pobladas de inoriscos que nos citan las fuentes, e incluso cuando en el 1535 deciden traer las zambras a la capital envían a buscarlas a la Hoya y Axarquía.

34.-A(rcliivo) M(unicipa1) M(ilaga), Libro de Composición no 5 , fechado 10-4-1581, f . 92v.

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Que las zainbras moriscas se permitían en los Montes de Málaga, es algo pues coiistatado pa- ra 1535 y si tan solo cuatro años inás tarde se les dió libertad de ejecutarlas, siempre y cuando no albergasen intencionalidades religiosas, nos encontramos ante el hecho de que se cultivarían sill temor a las leyes castellanas.

No obstante, igualmente nos indican las fuentes que, la Inquisición persiguió sobremanera a los ejecutantes de las zambras, en la zona malagueña, por entender que al hacerlas de noche iri- traducían elementos de tipo religioso y entonces las convertían en leylas, llegando incluso a juz- garlos en los tribunales de Granada para escarmiento del resto «de cor~zligionnrios)~.

Es necesario conocer en este punto de la exposición que «Los Verdiales» o «La Fiesta)), nor- malmente se hace siempre de noche, pues aunque el aconteciinieilto por el cual se reúnen los fies- teros, bodas, bautizos o cualquier otro motivo para la celebración, comience con luz del día, «Ir/ fiesta» siempre se prolonga hasta altas horas de la madrugada. Y cuantas más horas llevan tocan- do sin parar, con breves paradas en intervalos cortos, mayor es el grado de einpatía entre todos sus ejecutantes.

Por otra parte, nos planteainos que si el minoritario grupo social que lleva tan arraigado es- te folclore lo denoiniiian «Fiesta», y sin embargo a nivel general y popular se le conoce por «Verdiales», lo primero viene dado porque ellos al interl)retarlos hacen «su fiestcr)), «su clivei-ti- ii~er~to», «su r.egocijo», su ancestral forma de folclore; y los segundos designan el folclore que des- de siempre se daba en el partido rural de Verdiales. \ Así nos encoiitrainos con que hasta ahora, siempre al hablar del origen del folclore de los ver- diales, nos infonnan que estos toman su nombre del partido rural donde tuvieron su ~iaciiniento y que la palabra verdiales, designa a un tipo determinado de aceituna que mantiene su verdor aun- que esté madura, y otras iilterpretaciones que nada tienen que ver con el folclore, el canto, la mú-

\ sica o la danza.

Dado que la palabra vediales designa el folclore más antiguo que se reconoce en Málaga, creemos que su etimología (35) debe provenir de varias palabras, de diferentes sigiiificados, pero que conforman una nueva, y cuya significación está más de acuerdo con lo que se define.

Este vocablo está compuesto de tres palabras latinas que, además, se reconoceii perfecta- mente, a pesar de la contracción inorfológica que manifiestan.

VER - VERIS, significa «Priii~ai)em». Corno está en getiitivo: «DE PRIMAVERA)).

DIES - DIEZ, significa «El día», «la primera luz)), «la claridad)) o «la aurora». Como está en genitivo se traduce: «DEL D ~ A » , «DEL ALBA» ...

ALES - ALITIS, significa «El nile qiie tierle crlas», por referirse a la mañanita, «el gallo)) que canta muy de mañana. Por sinécdoque significa también «el ccirlto», «ln illiísica~, ...

Por estas sencillas razones y por otras que pueden aducirse, creemos que la etimología de : VER DI ALES (VERIS DIEIALES) podría expresarse de este modo: ((CANTOS MATINALES DE PRIMAVERA)). ((MAÑANITAS CANTADAS DE PRIMAVERA)). ((CANTO DE PRIMAVERA AL AMANECER)). «AMANECIDAS CON CANTOS DE PRIMAVERA)). «AMANECERES DE PRIMA- VERA CANTADOS)).

35.-El anilisis etimológico Iia sido realizado por el Doctor en Historia Doii Vidal Sríilcliez, que es ndemrís uii conocedor profiindo de la lengua latina.

Pero siempre conjugando estos tres elementos: Primavera, canto y amanecer o alba. Pensa- mos que la nueva significación que le encontramos a la palabra verdiales concuerda más racio- nalmeiite con el ancestral folclore de los Montes de Málaga, que la que hasta ahora se le venía dando.

Por ello, el partido rural de Verdiales, perteneciente al municipio malagueño, y enclavado dentro de los montes más próxiinos a la capital, recibe su nombre por la designación del folclore que allí se desarrollaba desde siempre y no al contrario como hasta ahora se venía diciendo eii la bibliografía existente.

Porque llegados a este punto, y volviendo a tomar las fuentes que nos hablan de los inoris- cos, sus fiestas y zambras nos encontramos que las hacían principalmente en bodas y otros rego- cijos, que era costumbre de provincia, y siendo otra de sus características que las celebraban de noche lo que les confería un matiz religioso, deno~ni~iándoselas entonces leylas, lo que dió pie a la Inquisición para sus visitas periódicas e impenitentes, que conozcamos hasta 1600.

Es curioso comprobar como además ya en 1581 nos encontramos con el partido rural de ver- diales, y siendo coherentes con la nueva etimología que le hemos dado a la palabra que designa este folclore, estamos en situación de afirmar que, los árabes y posteriorineiite, los inoriscos que constituían la población del gran diseminado de los Montes de Málaga tenían un folclore propio que cultivaba11 a pesar de las presiones inquisitoriales.

¿Acaso no es cierto que siempre las mayores resistencias a cualquier tipo de iinposicióri han buscado refugio en las montañas?

Algo habría que hacer a pesar de todos los miedos y teniores a la I~~quisición para no perder la propia identidad. Y conscientes del fuerte grado de aculturación al que eran sometidos y aunque no opusieran resistencia en los signos externos de identidad, lengua, vestido, alimentos, exteriori- zaciones religiosas, costumbres en suma, que defineti a una cultura, supieron adaptar de tal forma el propio sentir festivo -lo que hoy entendeinos por expresión folclórica, en la música, cante y bai- le de minorías autóctonas, sea cual sea el lugar de donde procedan- para no levantar sospecha en los ojos inquisidores de los (familiares)), y también quizás por tratarse de focos localizados en el campo y además dispersos, difícilmente cuaiitificables, rnaiituvieron viva a través del tiempo esta tradición cultural, dentro de la familia en un ámbito geográfico concreto.

Creemos que la Iglesia co~isiguió desligar lo dogmático de lo popular en las zambras y ley- las, y tras un período de adaptación, al cristianismo, el folclore morisco quedó incorporado, como algo residual y anclado eii el tiempo, al folclore de los cristianos nuevos dentro de los Montes de Málaga.

Y así teridría explicación el por qué en el antiguo inundo rural donde se guardaban los ver- diales, se celebraban con «sir fiesta)), aparte de cualquier tipo de regocijo, sobre todo las bodas y bautizos. La primera recuerdo de su ascendencia morisca y la segunda como un perfecto camufla- je de su anterior identidad.

Y además, se enteiidería el por qué, su Fiesta Mayor se celebra el Día de Los Santos Inocentes. Quizás en recuerdo o conme~noració~l de los que sufrieroii el destierro, las penas y la presión inquisitorial. E igualmente, su Patrona La Virgen de los Dolores habría sido escogida en- tre todas las advocaciones inarianas, porque se ajustaría, dándole un valor simbólico, a todos los sufriinientos, penalidades y dolores que tuvo que afrontar la minoría inorisca dispersa en los Montes de Málaga.

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Realidad morisca en Antequera (1560-1585)

La comunicación que aquí presentamos pretende aportar nuevos datos al estudio de una mi- noría que se negó en todo momento a perder su identidad: los ~tzoriscos. Centraremos dicha inves- tigación en una localidad situada en el centro geográfico de Andalucía, Antequera, y en un período que abarca aproximadamente, desde 1560 a 1580. El Profesor Doinínguez Ortiz ya apuntó hace dos décadas, lo interesante que podría resultar analizar el comportamiento de los rnoriscos antequera- nos, dado que hacía referencia a esta ciudad, como un núcleo denso de población morisca (1).

Tres son las líneas directrices sobre las que girará el presente estudio: por un lado intentare- mos ver cómo se vivieron en Antequera los años precedentes a la Rebelión de las Alpujarras y cuál fue la aportación de la mencionada ciudad a dicha contienda. Por otro lado analizaremos la reali- dad morisca y su comportamiento en el citado lugar, así como la postura tomada por el Concejo Municipal para hacer frente a toda esta problemática. Por último expondremos qué papel jugó la susodicha ciudad en los diferentes movimientos de moriscos llevados a cabo tras la Guerra de las Alpujarras, y realizados con la intención de diseininarlos lo máximo posible por el territorio pe- ninsular.

Comenzaremos examinando la situación durante la década de 1560-1570, etapa marcada por una fuerte tensión tanto en el campo cristiano como en el morisco. Al respecto las reales cédulas

1 .-DOM~NGUEZ ORTIZ, Antonio, «Andalucía en el s. XVII. Sugerencias sobre algunas líneas de investigación)), Actos (/e/ Prinler Corigreso de Historia de Alidnlircín, Córdoba, 1977, pp. 349-358.