revista de historia naval nº6. año 1984

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    INSTITUTO DE HISTORI Y CULTUR N V L RM D ESP OL

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    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVISTADEHISTORIA NAVAL

    Ao II Madrid, 1984 Nm. 6

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJO RECTOR:Presidente. Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, excelentsimo

    seor D. Jos Lorenzo Rey Daz, almirante.Vicepresidente. Jefedel Departamento de Historia y director del Museo Naval,D. Jos Mara Zumalacrregui Calvo, capitn de navo.Vocales: Secretariogeneral del Instituto de Historia y Cultura Naval, donJuan Berenguer y Moreno de Guerra, capitn de navo. Subdirectordel Museo Naval, D. Ricardo Cerezo Martnez, capitn de navo.Director: D.Ricardo Cerezo Martnez, capitn de navo.Redaccin: D.Mara Vign Tabar, Lda. en Biologa. D. M del Pilar San PoAladrn, Lda. en Filosofa y Letras. D. Beln Rivera Novo, Lda. enGeografa e Historia, y D. Lola Higueras Rodrguez, Lda. en Filosofa y Letras.Administracin: D.Jos Luis Pando Villarroya, teniente coronel de Intendencia de laArmada, y D. Paloma Moreno de Alborn Calvo.

    DIRECCIN Y ADMINISTRACIN:Museo NavalMontalbn, 2.28014 Madrid (Espaa).

    IMPRIME:Servicio de Publicaciones de la Armada.

    Publicacin trimestral: tercer trimestre 1984.Precio del ejemplar suelto: 400 ptas.Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 1.200 ptas.Resto del mundo: 10 $ USA.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467XPrinted in Spain.CUBIERTA:

    Del libro Regimiento de Navegacin,por Pedro Medina. Sevilla, 1563.

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    La direccin de esta REVISTA no se hace responsable de las opiniones expresadaspor los autores en sus artculos.La reproduccin y la traduccin, parcial o ntegra, de los textos e ilustracionesdebe ser previamente solicitada por escrito a la direccin de la REVISTA.

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    LA ESTRATEGIA NAVALEN LA GUERRA CIVILESPAOLA

    Ricardo CEREZO MARTINEZCapitn de navoPrembulo.

    El objeto de la guerra naval es la explotacin de las comunicacionesmartimas. La explotacin presupone dominio del mar, pero la expresindominio no se ajusta a lo que sucede en la prctica de la guerra salvo encontadas ocasiones, ya que es el dominio relativo, ms que el dominioabsoluto, lo que de hecho hace falta lograr, razn por la que parece msindicado hablar de superioridad naval que de dominio. Pero sea de dominiodel mar o de superioridad, el poder determinante de la situacin creada,que permite explotar el mar como va de comunicacin, emana de unosmedios materiales capaces de proporcionar al usuario suficiente libertad deaccin para operar dnde y cundo sea necesario apoyados en unas basesterrestres estratgicamente distribuidas, organizados en agrupaciones operativas.As pues, la libertad de accin se obtiene disponiendo de superioridadnaval, pero cuando existe equilibrio de fuerzas se logra por medio de labatalla, acto resolutivo que proporciona esa superioridad, o dominio positivo, en el teatro martimo de la guerra. Los buques de mayor poder ofensivoorganizados en escuadra se encargan de obtener esa decisin, de modo que,protegidas por la superioridad alcanzada, otras agrupaciones o unidadessueltas desarrollen sus funciones especficas de explotacin de las comunicaciones protegiendo, a su vez, el trfico martimo propio y atacando al deladversario. Si hay inferioridad por parte de una fuerza naval respecto de laenemiga, su estrategia ser la de ejercer un dominio negativo del mar,interfiriendo el dominio positivo del adversario, es decir, estorbando laexplotacin de sus vas martimas de comunicacin; la guerra de corso desuperficie y submarina es la estrategia clsica de quien no posee el dominio del mar en el teatro donde ataca al trfico enemigo o quiere desorganizarlo en zonas alejadas de la influencia del poder naval de ste.La posesin de bases estratgicamente dispuestas es una circunstancia que en caso de equilibrio potencial puede inclinar la decisin en favorde su poseedor; en situaciones de inferioridad naval, la disposicin de lugares de apoyo puede favorecer una estrategia de hostigamiento que eroSionela superioridad del adversario, obligndole a sostener un esfuerzo continuado que propicie el xito de acciones por sorpresa nocturnas, generalmenAo 1984

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    R. CEREZO MARTNEZte cuyos efectos de desgaste, acumulativos, lleguen a equilibrar las capacidades combativas e incluso, a superar la inferioridad.

    Los efectos acumulativos son ms propios de las estrategias naval yarea que de la estrategia de guerra terrestre. En esta guerra, las accionesmilitares se suceden en secuencia de causas y efectos concretos y ponderables, incitadores de decisiones que, de producirse de una u otra forma,conducen a situaciones diferentes de partida para el plaeamiento y desarrollo de ulteriores acciones; son actos distintos, relacionados entre s porsupuesto, que llevan al desarrollo de la guerra en una u otra direccin,tangible en ambos casos, segn se obtenga o no el xito esperado. Ennuestra guerra civil las ofensivas del Ejrcito republicano a mediados deabril y primeros de mayo de 1937 en el frente del Centro Casa de Campoy Toledo as como las de Brunete y Belchite 5de julio y 24 de agosto,respectivamente son efectos movidos por las sucesivas campaas del Ejrcito nacional en Vizcaya, Santander y Asturias, tendentes a conquistar lazona frentepopulista del norte de Espaa.En la guerra naval tambin existen situaciones en las que la estrategiaes de clara tendencia secuencial, y en la guerra civil tenemos ejemplos deprimera mano que las ilustran, como son: el establecimiento del dominiodel Estrecho por parte de la Flota republicana, que determina el cierre delpaso desde Africa para los nacionales; la rotura de ese dominio lograda porla Flota nacional a finales de septiembre de 1936, que implica el confinamiento de aquella Flota en el Mediterrneo; y la afirmacin de Palma deMallorca como base naval que asegura su presencia en este mar y permitirms adelante el geobloqueo de la adversaria. Sin embargo, lo propio de laguerra en el mar, cuando los contendientes dependen del trfico martimopara subsistir y alimentar la guerra en tierra y en el aire, es negar al adversario la explotacin de la comunicacin martima y asegurarla en beneficiopropio; y en una guerra de estrangulamiento logstico, como es sta, noexiste solucin de continuidad apreciable entre las causas y los efectos, demodo que stos, acumulados en el tiempo, se manifiestan sin que nadiepueda predecir cundo y cmo.Pero esto no quiere decir que tales efectos se produzcan per se y sinmotivo, sino todo lo contrario: son el producto de un propsito bien definido llevado a cabo conforme a los planes desarrollados, mediante una seriede lneas de accin muy concretas, por unos hombres, con unos mediosactuantes en un mbito dado. Es decir, son el resultado de una estrategiade accin no de una teora estratgica que afronta una situacin determinada y tiende a transformarla en otra situacin ms favorable para elpropsito perseguido. -En este orden de ideas puede decirse que en el campo nacional cuaja elpropsito de que la Flota cumpla la misin primaria de impedir la llegadade recursos al adversario, toda vez que stos son el soporte fundamental delas fuerzas combatientes en tierra y en el aire. Pero la primordial atencinpuesta en este propsito no impide que la fuerza naval propia atienda a las6

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    R. CEREZO MARTNEZmisiones de defensa del trfico propio y de colaboracin con el Ejrcito enacciones terrestres, como se hace en el Cantbrico, en Mlaga y en Castelln.Fases ms caractersticas de la guerra civil en el mar.

    En el transcurso de la guerra civil espaola, como en todas las guerras,la estrategia de los bandos enfrentados tiende a resolver los problemasespecficos de cada circunstancia conforme sus respectivos propsitos, yser la claridad o ambigedad con que se definan tales propsitos la causadeterminante de la adecuacin o inaceptabilidad traducida en ineficaciade las lneas de accin elegidas para afrontar la mutabilidad propia de lassituaciones en los teatros y zonas de operaciones.La mutacin de las situaciones durante la guerra ofrece mltiples maticesque dificultan una determinacin exacta de los momentos en que se producen todos los cambios que obligan a modificar las lneas de accin estratgicas en la guerra naval, pero a fines de anlisis histrico basta con escogerlas variaciones ms significativas acaecidas en la situacin general de laguerra en el mar para sealar pocas concretas en las que puedan centrarlos criterios de estudio. Segn esta norma, se consideran aqu tres fasesdistintas de la guerra naval dentro de las cuales se observa suficiente estabilidad en las situaciones respectivas para enjuiciar las estrategias desarrolladas por los contendientes.Una primera fase, que prcticamente se corresponde con la de aperturade hostilidades y delimitacin de posiciones, comprende desde la concentracin de unidades navales en la zona del Estrecho, 19 de julio, hasta el 29de septiembre, da en que se produce el hundimiento del destructor Almirante Ferrndiz. Durante este perodo, la Flota republicana domina en elMediterrneo y en el Estrecho y los buques nacionales el Cantbrico, sincontestacin adversaria en estos teatros; ambos contendientes ejercen elbloqueo naval y del trfico comercial en sus zonas de dominio y mantienenla libertad del trfico propio.Una segunda fase abarca desde el 29 de septiembre hasta una fecha nodeterminada de finales de 1937, en todo caso ulterior al trmino de laguerra en el Cantbrico. En ella la Flota nacional ostenta la supremaca eneste mar y en el Estrecho, ejerciendo el bloqueo naval y comercial en stecon libertad de accin suficiente para emprender operaciones de apoyo alas ofensivas del Ejrcito. En el Mediterrneo existe disputa por conseguirla supremaca entre republicanos y nacionales, alcanzando stos una situacin de equilibrio tctico que aprovechan por llevar a cabo una eficaz campaa contra el trfico martimo del enemigo.La ltima fase tiene como teatro casi exclusivo de operaciones el marMediterrneo, comprende los postreros meses de 1937 y se prolonga hastael final de la guerra. Es ste un perodo de gran fluidez operativa en lamar cuyo dominio, indeciso inicialmente, pasa a manos de la Flota nacional8

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    LA ESTRATEGIA NAVAL EN LA GUERRA CIVIL ESPAOLAen la primavera de 1938. Una pequea campaa corsaria en el Mar delNorte a cargo de dos unidades de la Flota nacional no restan primacaal teatro mediterrneo.Primera fase (19 de julio a 29 de septiembre de 1936). Supremaca republicana en el Estrecho y nacional en el Cantbrico.

    Consumadas las rebeliones a bordo de las unidades de la Flota espaola,los amotinados reciben rdenes del ministro de Marina a travs de laCiudad Lineal de concentrarse en Tnger. En das anteriores al 19 dejulio se han destacado destructores a Almera y Melilla y se ha enviado unaflotilla de cinco submarinos a patrullar en aguas del mar de Alborn yacceso oriental del Estrecho. El caonero Dato y los pequeos guardacostasde las Fuerzas Navales del norte de Africa, que han quedado del ladonacional, nada pueden hacer para contestar la abrumadora superioridadnaval republicana, efectiva con la mera presencia in situ del grueso de laFlota, destructores y submarinos. En consecuencia, la comunicacin martima entre los puertos nacionales y los de protectorado queda totalmenteinterrumpida merced a un riguroso bloqueo naval y martimo en la zona,con lo cual las aguerridas tropas del Ejrcito destacado en Marruecos, nopueden ser trasladadas a la pennsula para resolvr la situacin a favor delos partidarios del alzamiento y ste da paso a una larga guerra.El puente areo sobre el Estrecho, iniciado el 20 de julio con los escasosaviones con que cuentan los nacionales, y el convoy del 5 de agosto, han

    - permitido trasladar hombres y material a la pennsula, pero no en cuantasuficiente para crear un contingente de fuerza capaz de inclinar decisivamente los efectos del alzamiento a favor de los seguidores de Franco. Elpaso del convoy ha sido una accin realizada aprovechando la sorpresa encircunstancias prcticamente irrenunciables por parte nacional para colaborar en la ofensiva obre Madrid desde el sur y Franco se ha arriesgado aemprenderla, pero no tiene posibilidades razonables de repetirla.La posicin de la fuerza naval republicana en el Estrecho es slida.Apoyada en el puerto de Mlaga habilitado de base naval avanzada susupremaca en el Estrecho y sus accesos es prcticamente total frente a ladebilidad del adversario (1). Una fisura importante presenta, no obstante,el dispositivo republicano: la Flota est falta de cobertura area y las unidades de superficie cuentan solamente con la informacin que obtienen porsus propios medios. Los aviones nacionales pocos en los primeros das,pero con la superioridad a su favor desde la incorporacin al servicio deaparatos Savoia-81 de procedencia italiana y Junker-52 alemanes operanen la zona sin encontrar seria oposicin del adversario, trasladando por va

    (1) El destacar los submarinos a Mlaga. falta de instalaciones y medios de mantenimiento, fue un error estando la de Cartagena a 190 millas, distancia no excesiva ni muchomenos para que los submarinos operasen con continuidad en ambos accesos del Estrecho,ya que su autonoma era mayor de 6.000 millas.Ao 1984

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    LA ESTRATEGIA NAVAL EN LA GUERRA CIVIL ESPAOLAarea hombres y material desde Marruecos a Espaa, y atacando a lasunidades navales enemigas.Estratgicamente, la posesin del entorno geogrfico Cdiz-Algeciraspor parte de los nacionales representa tanto una peligrosa plataforma receptiva de refuerzos militares procedentes del Protectorado, como una base deapoyo a la fuerza naval de los nacionales, en el mismo Estrecho, desde laque se puede hostigar a las unidades de vigilancia. Pero significa tambinuna posibilidad de apoyo a los cruceros que se estn poniendo a punto enel arsenal de El Ferrol. El arrebatarles la base naval de Cdiz debe ser,pues, objetivo principal de la estrategia martima republicana para erradicardefinitivamente las amenazas de comunicacin martima entre la Pennsulay el Protectorado y de estacionamiento a los cruceros con que cuenta elenemigo. Este objetivo se hace ms sealado cuando el control del Estrehopor parte de la Flota republicana obliga a desviar a Lisboa y a Vigo eltrfico martimo de ayuda militar para los nacionales procedente de Italiay Alemania, ya que con Cdiz en poder del gobierno de Madrid la Flotapuede tener acceso al Atlntico y desarrollar las operaciones navales pertinentes contra ese trfico, si es que con Cdiz en su poder hubiera proseguido la guerra.Mas los polticos y mandos militares republicanos no logran explotar laeficacia del dominio naval que ejerce su Flota para liquidar el reducto deAlgeciras-Cdiz, eliminando de raz la posibilidad de utilizacin de la basenaval gaditana operativa y logsticamente por parte de los nacionales.Tampoco pueden impedir la conjuncin de las tropas nacionales en Mrida,que pone en comunicacin las zonas adictas del norte y del sur peninsular,estableciendo con ello la ligazn entre las bases de El Ferrol y Cdiz; hechode importancia capital para el intercambio, que permiten completar de inmediato el armamento de unidades navales regulares, mercantes y de pescahabilitadas para la guerra.La supresin del Estado Mayor de la Armada 19 de julio ha producido un irreparable vaco en la organizacin naval, dejndola incapacitadapara desarrollar una estrategia meditada y coherente. La jefatura de operaciones, creada en sustitucin del Estado Mayor, ha originado una perturbacin funcional en la cadena de mando naval que le ha hecho entrar prontoen colisin con el jefe de la Flota y con el ministro, creando frecuentessituaciones de confusin e incertidumbre en la conduccin d las operaciones, precariamente dirigidas y realizadas a causa de la falta de oficialesasesinados y huidos en su mayora a bordo de las unidades y a laintrusin de los comits que ejercen el mando en ellas. En estas circunstancias tiene lugar la decisin del ministro de Marina, Prieto con apoyo delComit central de la Flota, de enviar la Flota al Cantbrico sin ms objetoen el viaje que el de levantar la moral del ejrcito propio y la poblacincivil, decadas desde la prdida de San Sebastin el 13 de septiembre de1936.Un estado mayor habra analizado la situacin motivadora de esaAo 1984

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    R. CEREZO MARTNEZdecisin sealando el propsito estratgico. el plan y los medios paraafrontarla sin olvidar la posibilidad de una incursin de los cruceros nacionales en el Estrecho y las medidas para prevenir sus efectos. La deciSin ha sido motivada por fines polticos, pero esos fines, si emanan deuna Situacin de guerra, han de cumplirse con unas lneas de accinestratgica y de accin operativa que slo un estado mayor puede determinar con menores posibilidades de error que los cometidos por un merogrupo de asesores como el que rodea al ministro. El olvido de dos objetivos tan elementales como son los cruceros nacionales y el dominio delEstrecho, conduce a una operacin naval estril en los resultados que enel Cantbrico se quieren obtener y de consecuencias irreparables en elcurso de la guerra naval en el Mediterrneo.La Flota republicana parte de Mlaga el 21 de septiembre: la constituyenel Jaime 1, los cruceros Libertad, M. de Cervantes y seis destructores. Lossubmarinos destacados al Cantbrico por delante de la Flota para darleproteccin no desempean mejor papel que las unidades de superficie, demodo que cuando aqulla regresa hacia el sur 13 de octubre los buquesnacionales reanudan sus temporalmente interrumpidas actividades de explotacin del dominio del mar. El hundimiento del B-6 19 de septiembreha enfriado no poco la combatividad de los otros submarinos que permanecen en el Cantbrico.Una decisin estratgica marginal en esta fase de la guerra, adoptadaen Barcelona sin el adecuado apoyo de la Marina de guerra. tiene asimismocapital importancia ene1 ulterior desarrollo de la guerra en el mar; es eldesembarco de los 9.000 hombres al mando del capitn Bayo en la isla deMallorca. La idea surge sin intencin de protagonizar una estrategia martima. Son tambin los meros fines polticos los que mueven a Bayo y alComit de Milicias de Catalua a apoderarse de la isla. El ministro deMarina accede a la participacin de destructores, submarinos, barcazas dedesembarco y otras unidades menores en la operacin, pero retira el apoyoa las fuerzas desembarcadas pese a que la reaccin defensiva de los nacionales en Mallorca no es demasiado fuerte y Bayo ha de dar la orden dereembarco. En esta poca segunda quincena de agosto nadie piensaque los buques nacionales puedan beneficiarse de Palma de Mallorca comobase naval, pero la isla es lo suficientemente importante para tener muy encuenta su valor estratgico en la retaguardia de la zona adicta al gobiernode Madrid y ste no ha debido desaprovechar la ocasin de apoyar decididamente su conquista a costa de un esfuerzo militar complementario delorganizado por Bayo.Tampoco en el lado nacional se han tenido an en cuenta propsitosestratgicos para la conducccin de la guerra naval. De momento, la atencin se fija en poner a punto el crucero Almirante Cervera que est enperodo de obras, el destructor Velasco y el viejo acorazado Espaa incapaz de rebasar los 16 nudos de velocidad. Se aceleran las obras de terminacin del Canarias logrando que se haga a la mar con sus cuatro torres de12 6

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    LA ESTRATEGIA NAVAL EN LA GUERRA CIVIL ESPAOLA203 milmetros listas, pero a falta de la mitad de la artillera secundaria de120 milmetros y sin direccin de tiro. Su gemelo, el Baleares, entrar enservicio a finales de 1936con slo dos torres de artillera principal dispuestaspara el combate y una mezcla mitad por mitad de caones de 100 y 120milmetros como armamento secundario. Tambin se hace un gran esfuerzoen el armamento de bous y ms tarde de buques mercantes mayores parasuplir la falta de unidades navales que el azar ha deparado en manos frentepopulistas.El crucero Almirante Cervera participa en acciones de apoyo a las fuerzas nacionales que operan en tierra y lo mismo hacen el Espaa y Velascocuando das despus se incorporan a la campaa del Cantbrico. Su presencia pone en desorden el trfico martimo republicano en este mar, en condiciones de superioridad incontestable, afirmada cuando los bous armadospueden operar con base en Pasajes desde el 12 de septiembre en elextremo oriental de la costa cantbrica y en Ribadeo, en el occidental; Estasuperioridad se esfuma durante los das que la Flota enemiga permaneceen el Norte, pero vuelve a imponerse cuando sta regresa al Estrecho el 13de octubre. El destructor Jos Luis Dez y los submarinos C-2 y C-5 quequedan en la zona, como ncleo bsico de las poco combativas FuerzasNavales del Cantbrico, influirn poco en el curso de los acontecimientos.Gracias a la diligencia en armar al crucero Canarias, en dos meses escasos se puede constituir con l y el A. Cervera una seccin de combate degran movilidad y potencial de fuego, en condiciones de medirse a distanciaeludiendo la accin torpedera de los destructores con la Flota republicana, apto para emprender acciones de incursin en lugares donde operenunidades enemigas sin el apoyo del grueso. La oportunidad de llevar a cabouna operacin de este tipo se presenta cuando aquella Flota penetra en elCantbrico; el objetivo Estrecho se convierte en presa asequible y se hacerealidad el 29 de septiembre con unas cuantas salvas del Canarias que ponenfuera de combate al destructor A. Ferrndiz, mientras el A. Cervera persigue hasta Casablanca al Gravina, encargados ambos de vigilar los accesosdel estrecho de Gibraltar. La sorpresa ha operado tanto en el nivel estratgico, asombrando a los altos mandos militares y a los polticos frentepopulistas, cuanto en el operativo, como lo manifiesta el hecho de que el AlmiranteFerrndiz navegara con dos calderas apgadas a pesar de estar cumpliendouna misin de guerra. La falta de informacin sobre la ausencia de loscruceros nacionales en la base de El Ferrol ha jugado un papel negativo enlas previsines del ministro de Marina y sus asesores, desconocedores, alparecer, de las misiones bsicas que pueden cumplir los cruceros, a lascuales, precisamente, deben su peculiar existencia.Las consecuencias estratgicas derivadas del hundimiento del destructorA. Ferrndiz superan con mucho lo que pudiera esperarse del desenlacetctico. Automticamente, el dominio del Estrecho cae en poder de loscruceros nacionales sin que en lo sucesivo intente recuperarlo la Flota republicana, por consiguiente, la relacin logstica entre la Espaa nacional y elAo 1984

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    R. CEREZO MARTNEZprotectorado marroqu permanecer sin amenaza hasta el trmino de laguerra; y el uso del Estrecho queda interdicho para la navegacin mercantey las unidades republicanas, salvo en contadas ocasiones que se utiliza denoche, fugazmente, y slo por buques sueltos.En la madrugada del 17 de octubre de 1936 pudo haberse producido undesenlace estratgico presumiblemente adverso a los cruceros nacionales,si stos llegan a establecer contacto tctico con la Flota republicana a suregreso del Cantbrico tal y como se pretenda. Pero la bsqueda aeronavalestablecida en el saco de Cdiz no da los frutos esperados por causa deuna informacin area defectuosa y las flotas adversarias se cruzan en laoscuridad sin verse: la republicana pasa el Estrecho rumbo a Mlaga y losdos cruceros, buques nacionales, entran en Ceuta.Segunda fase (29 de septiembre de 1936-octubre de 1937). Dominio nacionalen el Estrecho y en el Cantbrico; disputa de la supremaca en el Mediterrneo.

    Consecuencia mediata de la obtencin del dominio del Estrecho porparte de estos cruceros son la campaa de incursiones contra las costasespaolas de levante y el afianzamienten la posesin de Mallorca, con lafacultad de utilizar la baha y puerto de Palma como base naval situada enla retaguardia del adversario, en posicin dominante del trfico martimoen el Mediterrneo occidental. Cabe preguntarse si todo esto hubiera tenidolugar de existir una conduccin estratgica de las operaciones, motivadaspor propsitos estratgicos, traducidos en lneas de accin definidas y planeadas, utilizando convenientemente el potencial submarino y la abrumadora superioridad en destructores con base en Mlaga y Cartagena y contrados cruceros solitarios que forzosamente han de recalar en el Estrecho,Verdad es que la capacidad combativa de las unidades navales republicanas est en cotas bajsimas a causa de la falta de oficiales y de la desmoralizacin reinante por la quiebra de la disciplina, y es cierto que en estascondiciones las posibilidades de xito en un combate naval son pocas, perolo que aqu se comenta no es slo la deficiencia operativa intrnseca de laFlota, sino tambin la falta del propsito estratgico de proyectar una estrategia martima que prev un despliegue de fuerzas adecuado para emprender acciones navales contra las dos nicas tres desde finales de diciembrede 1936 unidades importantes con que cuenta el enemigo antes de quelos acontecimientos previsibles e imprevisibles dificulten ms las cosas: dosunidades que deben representar el primero y por ahora el ms importante objetivo de la Flota republicana en el Mediterrneo: sobre todo cuando por causa de reparaciones o por ser destacada alguna de ellas a vecesdos al Cantbrico, su potencial conjunto queda disminuido.Contrariamente, se adopta una estrategia naval estrictamentedefnsiva,destinndose el esfuerzo principal de la Flota a la escolta de los buquesmercantes soviticos con carga de abastecimientos de material blicoen el ltimo tramo de su recorrido, es decir, desde la costa de Argelia hasta14

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    LA ESTRATL(L1 NAVAL EN LA GUERRA CIVIL ESPAOLACartagena. Gracias a esta tarea. sinembargo, el Ejrcito republicano recibecaones, carros de combate y aviones en cantidad suficiente para detenerel avance de las tropas nacionales sobre Madrid. Mas tambin a esta estrategia defensiva se debe el que los nacionales reciban impunemente suministros de material de guerra desde Alemania e Italia, precisamente en losmomentos en que buques de guerra de estos pases principian a intervenir,tmidamente an, en el conflicto y cuando ms eficaz puede ser una actitudde firmeza que demuestre lo cara que puede ser para la poltica internacional de Hitler y Mussolini la participacin en la guerra de ss fuerzas navales.La ausencia de oponente en la mar facilita la intervencin italiana en laguerra para compensar la persistente e inatendida peticin de materialnaval del almirante Cervera jefe del Estado Mayor de la Armada nacional para cortar el flujo de aprovisionamientos soviticos a lo largo delMediterrneo: Italia no facilita destructores ni submarinos, pero vii a inmiscuirse en el conflicto visto que no existe amenaza seria que lo impida.El torpedeamiento del crucero Miguel de Cervantes 22 de octubrepor el submarino italiano Torricelli y la prdida fortuita en el mismo 1936de los submarinos B-5 y C-3 (2) en el mar de Alborn y del C-5 en elCantbrico, representan duros reveses para las fuerzas navales republicanasque contribuyen a debilitar an ms la moral combativa de sus dotaciones.El meditado hundimiento del buque mercante sovitico Konsornol por elcrucero Canarias y la efervescencia propagandstica promovida en los medios de difusin subrayan an ms en los polticos las servidumbres defensivas de los abastecimientos martimos y no atienden a orientar los finesmartimo-estratgicos de carcter ofensivo contra la fuerza naval adversariacausante de las amenazas al trfico.Una agrupacin naval, compuesta por el crucero Mndez Nez y losdestructores Gravina y Snchez Barciztegui, destacada a Barcelona a mediados de diciembre para defender el trfico con Francia, se reintegra aCartagena a los nueve das de su creacin para reforzar la proteccin de lanavegacin de buques soviticos y propios entre Argel y Cartagena. Estetrfico se incrementa en la primavera y verano de 1937 hasta alcanzar elritmo de un convoy de buques cada semana.Cuando a finales de diciembre de 1936 se restablece el Estado Mayorde la Marina frentpopulista se redacta en ste una memoria en la que seestablecen dos lneas de accin estratgicas bien definidas: a) conseguir eldominio del Mediterrneo y b) suprimir el control del Estrecho por partede la Marina nacional. Para cumplirlas se solcita: aviacin al servicio de laFlota para misiones de exploracin, vigilancia y bombardeo en este ltimoaspecto se destaca la necesidad de atacar el arsenal de El Ferrol para impe

    (2) Seha especulado con la posibilidad de que el C-3 fuera hundido por un submarinoalemn, el U-34, pero slo existen pruebas circunstanciales del hecho. El testimonio de lossupervivientes y el informe del jefe de los submarinos republicanos. capitn de corbeta Remigio Verdia. manifestan que la prdida fue motivada por una explosin interna.Ao 1984

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    R. CEREZO MARTNEZdir la terminacin del Baleares (3) y su incorporacin a la Flota. Tambinse requieren submarinos tres escuadrillas de 6 buques cada una paraoperar desde las bases de Mahn, Mlaga y Bilbao; lanchas torpederas paracomplementar la accin de los submarinos; y unificacin del armamentoartillero de los destructores.De todas estas necesidades slo se conseguirn cuatro lanchas rpidassoviticas, incapaces de navegar en el Mediterrneo con marejadilla. Lapoltica no respalda a la estrategia martima. No se percata de que si loslogros de los objetivos navales no aparentan ser tan inmediatamente decisivos como los terrestres, los cuales se aperciben incluso por los legos, nose podrn alcanzar sin conseguir previamente aqullos. Esta es na desventaja para la comprensin de la estrategia acumulativa, de transcurso apenasperceptible, frente a la estrategia de causa y efecto, palpable y discreta ensus resultados inmediatos. Tal ineptitud para discernir estas cuestiones harque la Flota republicana sea la nica fuerza militar tanto en el campofrentepopulista como en el nacional que ni ha incrementado su podercombativo ni siquiera ha repuesto prdidas ni armamento, a pesar de estaren tiempo de guerra.Las reiteradas peticiones de aviacin por parte del jefe de la Flota republicana capitn de corbeta Miguel Buiza para que sta cuente con capacidades propias de exploracin, cobertura y ofensiva areas, son adulteradasa nivel poltico por las exigencias soviticas de seguridad de sus buquesmercantes, hasta el extremo de dejar la opcin ofensiva en la mar en manosde los pilotos soviticos de una escuadrilla de bombarderos Katiuska SB-2,desconocedores de tcticas navales de combate e inadiestrados en el reconocimiento de buques en la mar. Sus logros se limitan al bombardeo de lamotonave italiana Barletta, en Palma de Mallorca, del acorazado de bolsilloalemn Deutschland, en Ibiza, y del crucero Almirante Cervera, frente a lascostas valencianas.La inoperancia de la Flota republicana ofrece a la estrategia martimanacional la facultad de cierre definitivo del paso de Gibraltar y una mayorlibertad de accin en el Mediterrneo y mar de Alborn, convertido en unaespecie de reducto de seguridad para la recepcin de los aprovisionamientosmartimos procedentes de Italia por va directa o con escala intermedia enlas islas Baleares. La base naval de Mahn no representa amenaza seriapara la navegacin nacional en la zona; falta de medios navales y areosofensivos, su mantenimiento es una rmora cuando de hecho debiera seruna ,yentaja estratgica susceptible de proporcionar frutos palpables. Peropalpable es la estrategia que aconseja arrebatar el dominio del Estrecho alcs nacionales y no cuaja como propsito operativo definido, dando ocasina que sus adversarios lo afiancen cuando incorporan Mlaga y su provinciaal territorio adicto, con la colaboracin de las unidades de la Flota nacional (3) El 2 de enero. fecha en que se termina la memoria, el crucero Baleares est ya enCdiz.16 6

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    LA ESTRATEGIA NAVAL EN LA GUERRA CIVIL ESPAOLAque explota el dominio del mar sin interferencias por parte de la Flotarepublicana, que no osa intervenir en accin directa, retirndose a su basede Cartagena en las dos ocasiones que intentan la aproximacin hacia lazona en que operan los buques nacionales en. misiones de apoyo navajaEjrcito.Mientras la Flota republicna queda relegada de cumplir las opcionesofensivas que ofrece la estrategia naval, la Flota nacional trata de sacar elmximo partido de ellas con sus tres cruceros, dos submarinos GeneralSanjurjo y General Mola adquiridos en Italia en abril y cuatro viejosdestructores Ceuta, Melilla, Huesca y Teruel, tambin de procedenciaitaliana, incorporados en agosto; las lanchas de origen alemn e italianonueve en total, no mejores que las soviticas adquiridas por el gobiernofrentepopulista, cuentan asimismo poco en las incidencias de la guerra. Masa pesar de que la actividad ofensiva de la Flota nacional y la presencia desubmarinos italianos (4) que patrullan frente a las costas espaolas, no selogran detener los suministros soviticos de material de guerra ni de petrleo de Rumana.El sistema de control naval establecido por el comit de no intervencinen mayo de 1937, para impedir el suministro de armas a los contendientes,resulta prcticamente ineficaz, pues adems de no considerar como materialblico elementos tan imprescindibles para la guerra como son el petrleo ylos motores, los pases responsables de efectuar el control Gran Bretaa,Francia, Alemania e Italia protegen sus respectivos trficos hasta el lmitede las aguas territoriales espaolas tres millas a partir de la costa y elcontrabando de guerra se realiza con toda impunidad en los puertos republicanos y nacionales.Tampoco los nacionales emprenden acciones navales propiamente destinadas a disputar el dominio del mar en el Mediterrneo; un dominio quede hecho usufructan sin el menester de empearse en un envite naval, deresultado siempre incierto, mientras se explote libremente el mar como vade comunicacin. Pero a pesar de todo han lugar algunos enfrentamientosen la mar entre los contendientes, si bien no se dan resultados aparentemente favorables par ninguno de ellos.A finales de abril el da 25 se produce un encuentro fortuito entrelos cruceros nacionales y la Flota republicana, pero la accin se reduce aun intercambio de disparos frente a Cartagena en condiciones de baja visibilidad sin vencedores ni vencidos. El 11 de julio el Baleares intercepta unaflotilla de destructores adversarios a la altura de cabo Cullera, ponindolosen fuga. El 7 de septiembre, el mismo Baleares se bate con el grueso de laFlota republicana frente a las costas de Argelia y la mantiene a raya, a costade un impacto de la artillera del Libertad, sin que los destructores adversarios reaccionen tampoco para utilizar sus torpedos en situacin ventajosapara ellos toda vez que el crucero enemigo se encuentra limitado en sus

    (4) Entre el 8 de noviembre de 1936y el 16 de febrero de 1937.Ao 1984

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    R. CEREZO MARTNEZmovimientos, dada su posicin desfavorable entre la costa y la Flota adversaria. Pocos das despus en la noche del 17 el Canarias dispersa unaflotilla de destructores frente a Barcelona, capturndoles los dos buquesmercantes que protegan sin que aqullos coordinen la accin torpedera encircunstancias favorables de oscuridad.En el teatro martimo del Norte, las Fuerzas Navales del Cantbricodos destructores y dos submarinos y los cuatro grandes pesqueros armados que constituyen el ncleo principal de la Flota Auxiliar de la Armadade Euzkadi, inciden poco en la libertad de accin de los buques nacionalesde la Marina regular, cruceros auxiliares y bous armados en su misinde ataque al trfico martimo. La principal interferencia de las actividadesde los buques nacionales parte de las unidades de la Royal Navy que impiden los reconocimientos de los mercantes con destino a puertos republicanos fuera de las tres millas de la costa espaola. A pesar de este serioimpedimento, el trfico martimo republicano est sometido a un progresivoestrangulamiento en la recepcin de material blico que limita sensiblemente la capacidad combativa del Ejrcito, acosado por el avance de las tropasnacionales. Los efectos acumulativos de esta estrategia no se apercibenhasta mediado el ao 1937, pero se muestran ms evidentes desde la tomade Bilbao, sin que el accidental hundimiento del acorazado Espaa signifique una limitacin apreciable en la tarea del bloqueo.De parte republicana no hay propsito estratgico definido en la guerramartima del Cantbrico. Alejado este teatro del Mediterrneo, e interferida la comunicacin entre ambos teatros por el dominio ejercido por lasunidades navales nacionales en el Estrecho, el ministro de Defensa frente-populista y el mando naval se sienten incapaces de fijar ninguna lnea deaccin ofensiva, sin arrebatar previamente a sus adversarios el control delEstrecho, lo cual, sin potenciar adecuadamente la Flota, slo puede adquirirse mediante la contribucin de un gran esfuerzo por parte del Ejrcito ala estrategia martima; es decir, accediendo por tierra al entorno Algeciras-Cdiz, lo cual comporta no pocas dificultades, despus de la prdida deMlaga, o irrumpiendo desde Aragn mediante una gran ofensiva endireccin norte, que es prcticamente irrealizable.El objetivo prevaleciente del mando naval frentepopulista es el de echara pique al crucero Almirante Cervera, el ms importante de los buquesnacionales -desde abril hasta el fin de la campaa del Norte, por lo quesignifica en cuanto al apoyo estratgico y tctico que presta a las unidadesmenores, soporte del que todas stas facilitan a su vez al Ejrcito nacionalen las sucesivas campaas de Vizcaya, Santander y Asturias. Pero el xitono acompaa a los intentos de los submarinos para cazar la pieza, de modoque la supremaca ejercida por la presencia del crucero, que no tiene enemigo capaz de ruedrsele en el Cantbrico, llega a ser prcticamente total. Enconsecuencia, mientras la guerra en el mar discurre para los nacionales bajolos auspicios de la explotacin del dominio que ejercen sus unidades, paralos republicanos permanece mediatizada por las restricciones operativas

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    LA ESTRA TEGIA NAVAL EN LA GUERRA CIViL ESPAOLA

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    R. CEREZO MARTNEZpropias de quien est en inferioridad de condiciones y carece de opcionespara superarlas.Cuando la campaa militar en el teatro cntabro est virtualmente decidida a favor de los nacionales, las ofensivas frentepopulistas en el frentecentral Brunete y en Aragn Belchite en los meses de julio y agosto, muestran que la recepcin de material de guerra procedente de la URSSse ha traducido en una manifiesta mejora de la capacidad combativa porparte del Ejrcito rojo. Las unidades navales nacionales en el Mediterrneohan hundido y apresado buques al servicio del adversario, pero aun explotando el dominio del mar son insuficientes para detener el flujo logsticoque a travs del mar nutre las tropas frentepopulistas. Una informacinllegada al cuartel general de Franco anuncia el paso de un gran convoy debuques mercantes soviticos a travs de los Dardanelos con carros de combate, artillera y aviones; de llear estos cargamentos a sus puertos de destino, la suerte de la guerra puede serle contraria. Los efectos de la estrategiaacumulativa no se han manifestado cuantitativamente vlidos en la obtencin de ventajas sensibles en el curso de la guerra a causa de la falta demedios navales que acusa la Flota nacional.Consciente de lo que esto significa, Franco solicita de Italia el establecimiento de un dispositivo de vigilancia naval en el paso estrecho entre Siciliay Africa llevada a cabo por destructores con bandera nacional, dotados deoficiales espaoles en calidad de comandantes agregados, tal y como se hizocon los submarinos que intervinieron en la contienda a finales de 1936 yprimeros de 1937. Sus deseos se ven satisfechos con la intensa campaa desuperficie y submarina llevada a cabo por unidades italianas entre el 6 deagosto y el 12 de septiembre en el canal de Sicilia y mar Egeo contra losbuques sospechosos de traficar a favor del gobierno republicano: en totalhunden una decena de buques mercantes (5) cuatro espaoles, tres soviticos y tres de otras nacionalidades motivando con ello la detencin delos suministros al adversario a travs del Mediterrneo. La tensin internacional creada por esta campaa alcanza lmites tan alarmantes que inclusoel mismo gobierno de Mussolini se apresura a aceptar la iniciativa francesade reunir una conferencia en Nyon para acordar medidas destinadas ala proteccin del trfico martimo internacional.Suspendida la intervencin de la Marina italiana, Mussolini rechaza lasolicitud de venta de nuevos submarinos que pide la Espafa nacional paraproseguir la guerra al trfico enemigo, pero cede cuatro los denominadoslegionarios aunque su participacin no aporta los resultados que de ellosse esperaba; el 5 de febrero de 1938 sern retirados tras haber efectuadotrece misiones con libertad de accin muy restringida.En conjunto, los resultados obtenidos por la Flota nacional, al trminode la segunda fase de la guerra, aparte de los efectos de la intervencinitaliana para cortar la corriente de ayuda sovitica a la Espaa republicana,

    (5) Pueden incluirse otros dos buques hundidos si se atiende a informaciones orales noconfirmadas.20 6

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    R. CEREZO MARTNEZger el trfico martimo procedente de la URRS, desviado desde el mes deseptiembre hacia los mares nordeuropeos hasta los puertos francess delAtlntico.Estas nuevas lneas de suministros por va martima estn en conexincon los ferrocarriles que trasladan las cargas a travs de Francia hasta lafrontera pirenaica y a los puertos galos del golfo de Len, donde son embarcadas en pequeos buques y llevadas de nuevo por mar a los puertos deCatalua. Para interferir esta va de abastecimientos, los submarinos General Mola y General Sanjurjo operan preferentemente en las aguas fronterizasprximas a la costa, lugar de paso preferido por los pequeos buques querealizan este intenso trfico de cabotaje.

    En el canal de Sicilia establecen los nacionales una vigilancia con loscruceros auxiliares que utilizan como base de aprovisionamiento de combustible un resguardo en la isla Favignana con el propsito de impedirlos suministros procedentes del Mediterrneo oriental, pero el sistema resul-ta poco eficaz por la escasez de unidades destinadas a este cometido, porsu insuficiente velocidad e intermitente permanencia en las zonas de vigilancia y por la incapacidad de la aviacin para mantener exploracin area enreas alejadas de Mallorca. En cambio el grupo areo estacionado en Pollensa se muestra verdaderamente eficaz en el bombardeo de los puertos ybuques mercantes amarrados en ellos o que navegan en su demanda.El hundimiento del crucero Baleares el 6 de marzo de 1938, pese arepresentar el potencial perdido la tercera parte del correspondiente al grueso de la Flota nacional, no influye negativamente en el mantenimiento desu supremaca en la mar. En ningn momento se ve disminuida su capacidadde accin en el Mediterrneo, fundamental para las sucesivas ofensivas deTeruel, Aragn y Catalua, sostenidas con los aprovisionamientos blicosllegados por va martima; la Flota republicana ni intenta impedirlo, nihostiga a las unidades que atacan, hunden o apresan los buques que transportan los abastecimientos propios, ni busca el contacto con los crucerosenemigos creando cuantas situaciones favorables hagan falta para cosecharalgn xito. Estacionada en Cartagena desde que obtuvo la victoria tcticaque le proporcion el hundimiento del Baleares, no vuelve a salir a la marconstituyendo fuerza operativa hasta que parta rumbo a Bizerta el 6 demarzo de 1939 para ser internada en este puerto; slo lo harn, espordicamente, destructores que transportan a Barcelona personaso cargas selectivas dando un gran rodeo para eludir la vigilancia enemiga.No cabe especular sobre la estrategia que debi inspirar la misin de laFlota republicana en una fase del conflicto en que se est decidiendo elcurso de la guerra en las duras batallas de desgaste reidas en los frentes deAragn y Catalua precisamente cuando ms se hace menester una ofensiva naval contra el trfico del adversario pero s parece claro que sinninguna estrategia martima de aplicacin operativa, los conductoresde la guerra frentepopulista han creado la desfavorable situacin militarque les lleva a la derrota.

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    LA ESTRATEGL4 NAVAL EN LA GUERRA CiviL ESPAOLADesde el 15de abril de 1938en adelanteel mandonaval de los nacionales modifica su estrategia:la conquistadel puerto de Vinaroz y el afianzamiento de un amplio tramo de costa castellonense,con puertoscapacesde

    sostener y evacuar hacia el interior los suministrosprocedentesde Palmade Mallorca, capazde servirde basepara las unidadesde vigilancia, patrullay rastreo de minas, el bloqueose cierra en torno a los puertosde Cataluay al ejrcito que se opone al avance nacional se le corta el flujo logsticoprocedente del exterior. Durante el mes de mayo el nmero de presasenla mar aumenta,y en los de junio y julio los hundimientosen puerto por laaviacin basadaen Mallorca superana los producidos en la mar.La estrategiaacumulativa hace sentir ahora mayormente susefectos yla ofensiva final en Catalua se desencadenaa finales de 1938,sin que elenemigo seacapazde oponer resistenciaorganizada.Diecisietebuquesextranjeros declaradosbuena presa y 60 hundidos en puerto y en la mar,extranjeros y nacionales,es el balanceen 1938de la estrategianacional deatacar el trfico martimo enemigo. Resulta trgico para los vencidosqueal norte de los Pirineos, en Francia, hayaquedado material de guerra suficiente para detenero al menosfrenar la ofensivadel Ejrcito nacional,pero no llega a tiempo de distribuirse en las unidadescombatientesporquelas vas de abastecimientoterrestresno son tan fluidas como las del mar.Precisamentecon el propsito de detener la llegadaa los puertosfranceses del Atlntico, los suministrossoviticosque por va frrea se trasladana la frontera con Catalua,el mandonaval nacionalorganizauna campaacorsaria iniciada el 20 de octubre de 1938y terminada el 21 de enero de1939 contra el trfico martimo del enemigoen el mar del Norte, encomendada a dos cruceros auxiliares el Ciudad de Valencia, rebautizadocomo Nadir, y el Ciudad de Alicante y desempeadacon pleno xito.Basta el apresamientodel mercanteRo Miera y el hundimiento del Cantabria ambosespaolespara que separaliceel trfico de abastecimientosque. con destino al bando republicano, ha venido realizndoseen el transcurso de esta tercera fase.

    Resumen.En la guerra naval, como en la terrestre y en la areasi es que seacepta estaclasificacin,no del todo convenienteni convincenteen la pocaactual, se hace preciso presuponerplanteamientosestratgicospara traducirlos en realizacionesoperativasincidentescon las estrategiasterrestrey area. Unos y otras admiten actitudesofensivas,conforme al problemasituacional en presenciaque se trata de resolver. Es posible adoptar unaestrategia defensivaen un teatro de guerra determinado y resolverla mediante lneas de accin ofensivasconforme a las circunstanciasprevistasysus alternativas.Tambincaberealizar un planteamientoestratgicoofensivo y tratar de resolverlo con lneas de accin operativa ofensivas.Pero loque no cabe en la guerra en el mar es encerrarseen una idea estratgica

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    R. CEREZO MARTNEZdefensiva y prescindir de lneas de accin ofensivas, descartando el ataque;tampoco es permisible adoptar conductas que ignoren la existencia activadel adversario, como han hecho los responsables de conducir la guerranaval en el campo republicano en el transcurso del conflicto. El supuestode que la dedicacin de la Flota a la defensa de los convoyes y buquessueltos, cargados de abastecimientos y material de guerra procedente delmar Negro, era suficiente para proporcionar como contribucin a la Marinaa la victoria, ha resultado ser un planteamiento errneo que les ha llevadoal fracaso en los teatros martimos de la guerra.En la mar no existen no deben existir conceptos operativos basadosen ideas meramente defensivas, porque, en contraste con lo que sucede enla terrestre, esto significa inactividad, pasividad y, por tanto, dejacin aladversario de las ventajas que traen consigo la explotacin del mar comova de flujo logstico: para el trfico martimo, para la realizacin de expediciones militares, para la invasin anfibia y para el apoyo a los ejrcitosterrestres propios. La capacidad de explotacin de varias de estas posibilidades proporciona mayores ventajas que la explotacin de una sola de ellas.Y cuando se depende del trfico martimo, las guerras las gana quien obtiene la superioridad en la mar, en la tierra y en el aire: no como si stas fuerantres superioridades que ignoren una a otra, sino coordinadas mediante unaconveniente conduccin estratgica emanada de la poltica.

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    LA BANDERADE LA MARINA ESPAOLAJos FERNNDEZ GAYTANCoronel de Infantera de Marina

    Los comienzos.Es indudable el uso de enseas por tribus y pueblos desde los tiemposms remotos, no slo en tierra, sino tambin en la mar, a fin de distinguirse

    del enemigo o del propio amigo. La bandera era simplemente un escudocolocado sobre una tela o lienzo que ocupaba por entero para ser fcilmentevisible; con el tiempo, el tamao del escudo fue disminuyendo, aunque stesegua siendo el smbolo distintivo de la ensea, ya que el color del soporteno importaba.Desde. un principio se atribuy a la bandera la representacin de lacomunidad, siendo objeto de la ms alta estima y veneracin; recordemosque los romanos prestaban juramento a sus enseas ante los augures y lospueblos cristianos las hacan bendecir por altas dignidades eclesisticas congran solemnidad. En Espaa, Enrique II y Juan fl establecieron el ceremonial a efectuar para el juramento y homenaje a las banderas y para suentrega a los capitanes generales o almirantes de las flotas, siendo el segundo, en el ao 1429, el que instituy la costumbre de bendecirlas, ceremoniarodeada del mximo prestigio. Se les tributaban los ms altos honores comoarmas reales; esta designacin se haca, no porque fueran las del rey, stetena las suyas personales, sino por honra de la nacin a la que representaban; as tambin se deca, y se dice, en muchos lugares: plaza del rey, calleo camino real (...), indicando que son los principales accesos.En el siglo xiii hay ya documentos escritos y grficos con gran cantidadde datos referentes a las enseas. Estas se llamaban: pendn cuando lallevaba el concejo o ayuntamiento, guin si era el Ejrcito y estandarte si laArmada. La ensea personal del rey era el estandarte o pendn real o cteCastilla.Alfonso X el Sabio (1221-1284) fue el primer legislador espaol en estamateria en su Cdigo de las Siete Partidas, compilacin normativa de losusos y costumbres de la poca, donde reglamenta tambin la forma, uso ydenominacin de las enseas.As, La Partida II, tt. XXIII, ley 12, dice: Sennales conoscidas pusieronantiguamente que trussesen los grandes homes en sus fechos e mayormenteen los de guerra. Porque es fecho de grand peligro en que conuiene que ayanlos ornes mayor acabdillamiento as como de suso diximos. Ca non tansolamente se han de acabdillar por la palabra, o por mandamiento de loscabdillos, mas aun por sennales. E estos son de muchas maneras... Mas lasmayores sennales e las mas conoscidas son las seas, e los pendones. E todoAo 1984

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    J. FERNANDEZ GA YTANesto fizieron por dos razones. La una,porque mejor guardasen los cauallerosa sus seores. La otra, porque fuesen conoscidos, cuales facan bien, o mal.E estas seas e pendones, son de muchas maneras...La ley 14. Cuantas maneras son de pendones, cita, entre otros, el siguiente: El Almirante Mayor de la mar deue lleuar, en la galea en que fuere, elestandarte del Rey, una seal cabdal en la popa de la galea, de seal de sus

    - armas. E todos los otros pendones que trussese en ella menores, puedelosaun traer de sea porque todas las otras gateas, que se han de acabdillar porl, all conzcan la suya en que l va. Mas en todos los otros nauios de lahueste non deuen traer sea, sinon del Rey, o del Seor que mand fazer elArmada. Fueras ande que el Comitre de cada galea, que puede lleuar en ellaun pendn de su sea, porque se acabdille su compaa, e sepa cual faze bieno mal.Tambin las Ordenanzas Navales de Aragn, redactadas por Bernardode Cabrera el ao 1354, dan normas anlogas: Siempre que haya escuadrade cuarenta galeras arriba, la galera del general llevar un estandarte no tangrande como el mayor, el cual estar en el tendal sobre la carroza fin deque se conozca su galera. Y los vicealmirantes tendrn sobre la carroza desus galeras una bandera real, fin de que se conozcan ser suyas... En ningunaescuadra donde haya capitn general, almirante, vicealmirante lugarteniente de ellos, nadie podr llevar bandera con su divisa, excepto el que fuesenotable rico-hombre, seor de pendn, despus que la galera de los sobredichos habr hecho el saludo. Antes bien, debern llevar tan solamente bandera con la divisa del seor Rey y la del Almirante, capitn general, delque fuere jefe de la Armada. Pero podr llevar banderolas cuadras con supropia divisa cuantas quieran, en la proa.Aos ms tarde, Fernando Meja, Diego de Valera y otros historiadores amplan la materia dando noticias de las enseas nacionales y extranjerasde su poca. Mosn Diego de Valera (1412-1488), en su Ceremonial dePrncipes, dice que las enseas entonces usadas eran: bandera, paln grm

    pola, guitn, estandarte y gonfaln, correspondiendo llevar la bandera areyes, duques, marqueses, vizcondes, barones y almirantes, diferencindoseen que la ensea real era ms larga que ancha y las otras cuadradas. GonzaloFernndez de Oviedo (1478-1557), en Libro de la Cmara del Prncipe DonJuan, dice que el guin real (al que Valera llama guitn) era una banderaenastada y alta o pendn cuadrado, de cuatro a cinco palmos en cada parte,con la divisa de la banda real de Castilla.Hay que tener en cuenta que antes de finalizar la Edad Media ya estabandeterminadas las armas de Castilla y Aragn, usndose en todo momento,tanto en tierra como en la mar.En lo que a Castilla se refiere hay testimonios de la adopcin del castillocomo smbolo desde los os 971 y 972 en sellos estampados en documentosde la poca, en los que se ve un castillo con tres torres y una cruz sobre lacentral. Lo mismo ocurre respecto a Len (documentos antiqusimos llevanel Len como smbolo del escudo); al unirse ambos reinos, sus escudos, el26 6

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    LA BANDERA DE LA MARINA ESPAOLA

    ENSEAS MILITARES DE LOS SIGLOS XV Y XviDel Tratado de los Rieptos y desafos, compuesto por mossen Diego de Valera (1461):1. Bandera; 2. Guin; 3, Estandarte; 4, Paln; 5, Grmpola; 6, Gonfaln; 7. Bandera concolor, nica que podan elevar los que no eran poseedores de las dignidades, ni primognitos

    suyos; 8, Pendn.Del Libro de la Cmara Real, por Gonzalo Fernndez de Oviedo (1547), autgrafo contenidoen el cdice J.v. s. 8 que se conserva en la Biblioteca del Escorial. 9, Guin Real de Fernandoel Catlico y Carlos V.De la batalla de la Higueruela, pintada en la Sala de Batallas delEscorial. 10, Grmpola; 11, Guin Real; 12, Bandera de la Banda; 13, Estandarte.Ao 1984 27

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    J. FERNANDEZ GAYTANcastillo de oro (amarillo) y el len de gules (rojo), pasaron, con un fondode gules y plata (blanco), a la bandera.En cuanto a Aragn y Catalua, Jernimo Zurita (1512-1585), mdicode Carlos 1 y cronista de Aragn, dice que la primitiva divisa aragonesa fueuna cruz de plata en campo azur (azul), hasta que al vencer a cuatro reyesmoros, se adopt la cruz de gules de San Jorge en campo de plata, cantonada con las cuatro cabezas de aqullos. Las armas que us Wifredo el Vellosoen la guerra contra los normandos eran cuatro bastones, mal llamados barras, de gules (rojo) en campo de oro (amarillo); al unirse Aragn con elCondado de Barcelona por el matrimonio de Dfia. Petronila. hija de Ramiro

    el Monje, con Ramn Berenguer IV (11.37), el reino adopt las armas deeste ltimo, ya que entre las condiciones del concertado casamiento y suceSin de la Corona, se incluy la de que las insignias de Aragn se llevaranen la cimera, y las de Catalua en el escudo, banderas y estandartes, habiendode llevar ste un ricohombre de Aragn.Los Reyes Catlicos.Conseguida la unidad nacional mediante el casamiento de los PrncipesD. Frnando y Da. Isabel, stos, previa consulta a los prelados, grandesy cortes de ambos reinos, determinaron que las armas de Castilla y Lense antepusieran en el escudo a las de Aragn y Sicilia y stas, a las dems,quedando, en el siguiente orden: Castilla, Len, Aragn, Sicilia, Toledo,Valencia, Galicia, Mallorca, Sevilla, Cerdea, Crdoba, Crcega, Murcia,Jan, Los Algarves, Algeciras y Gibraltar, Barcelona, Vizcaya y Molina,Atenas y Neopatria, Roselln y Cerdaa, Oristn y Gociano.Las armas de la Confederacin Catalano-Aragonesa no eran las del ao1137, ya que Jaime lilas haba alterado al ser proclamado Rey de Sicilia(1286), partindolas en cuarteles: en el primero, el guila en campo deplata, y en el segundo, los bastones o barras.La conquista de Granada (6-1-1492)aade un nuevo smbolo al escudo,la granada en punta, y la incorporacin de Navarra introduce las cadenas

    Marina de Castilla (1248-c 1516). Marinade Aragn (1263-c 1516).

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    LA BANDERA DE LA MARINA ESPAOLAen campo de gules. Queda completado por el guila de San Juan y por losemblemas de ambos: el yugo de Fernando y las flechas de Isabel, con laleyenda de tanto monta.Tuvieron cuidado de separar desde un principio las armas reales o nacionales de las primitivas suyas (flechas y yugo).A veces las armas de Castilla y Aragn se separaban en ciertas empresasmartimas o terrestres por medio de despachos, cuya sancin era propia decada soberano; as sucedi en el descubrimiento de Amrica (12-X-1492).Tenemos un documento fehaciente: la carta o mapa de Juan de la Cosa(1500), maestre y propietario de la Santa Mara, compaero de Coln ytestigo de la empresa; las carabelas, en ella representadas, ostentan en elpalo mayor el estandarte real de Castilla, que era de figura rectangular conlas puntas exteriores redondeadas en forma de escudo; cuartelado de rojo yblanco, con castillos de oro y leones de gules; y coloca el mismo estandarteen los puntos de la costa de los que tom posesin Coln, quien escribe ensu Diario (12 de octubre de 1492): El Almirante sali a tierra en la barcarmada y Martn Alonso Pinzn y Vicente Aez (Yez), su hermano, queera capitn de la Nia. Sac el Almirante la bandera real y los capitanescon sus banderas de la cruz verde, que llevaba el Almirante en todos losnavos por sea, con una F y una Y, encima de cada letra su corona, unade n cabo de la Y y otra del otro. Esta carta de Juan de la Cosa, piezanica, s conserva en el Museo Naval de Madrid, donde ocupa el puestode honor que le corresponde.La primera vez que se us el color morado fue en la bandera de laescuadra del almirante Cardona, con ocasin del viaje que hizo a NpolesDon Fernando el Catlico (4-IX-1506), era verde y morada.Casa de Austria.

    El casamiento de Da. Juana (1479-1555) con Felipe el Hermoso traeuna nueva modificacin, al incorporarse las armas del Archiducado de Austria, Ducado de Borgoa y Condados de Brabante, Flandes y Tirol. Esahora cuando aparecen las aspas o bastones de Borgoa o Cruz de SanAndrs que, con el tiempo, pasan a ser la divisa principal de Espaa, llegando a constituir el smbolo de nuestra nacionalidad, hasta el punto de aparecer solas en las banderas,excepto en tiempos de Carlos 1 de Espaa y yde Alemania, que aade al escudo el guila bicfala y las columnas deHrcules.El Rey-Emperador, antes de embarcar para la jornada de Tnez (1535),despus de arengar a sus tropas, despleg una solemne bandera (debieradecir estandrte) en la que estaba pintada una imagen de Nuestro SeorJesucristo crucificado, y en la otra banda las armas del Imperio y de losreinos y las columnas con el Plus Ultra.Cereceda, en Campaas del Emperador Carlos V (1535), al referirse alalmirante Andrea Doria, dice que: mand poner, antes del combate deAo 1984

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    J. FERNANDEZ GAYTANCorn, en la popa de su nave, una rica banderado estabaun muy devotoCrucificado otras banderasy estandartes del Emperador, y en la popa de lagalera del Almirante una bandera donde estaba la figura de Nuestra Seorade la Quinta Angustia.Don Martn de Crdoba, Conde de Alcaudete, al salir para la jornadade Orn (1542), llevaba un estandarte de tafetn doble con muchosletrerosmuy compendiosos y yn medio de este estandarte, porque eramuy magnficoy grande, como convena para tan santa jornada, porque representaba laimagen de dha Limpia Concepcin de la Virgen Nuestra Seora, vestida deazul y de la otra parte la cruz de Hierusalem.Con Felipe II se aade al escudo las quinas de Portugal, hasta el ao1668 en que se reconoce su independencia.Entre las banderas que llevaban los capitanes de los buques destacaba1a del almirante que, siendo privativa del Reino, presentaba en Flandeslas aspas o bastones de Borgoa o Cruz de San Andrs; en Npoles lasguilas negras con los bastones o barras de gules (rojos); en Portugal lasquinas; siendo el capitn general de toda la Armada el que arbolaba elestandarte real que reuna las armeras de los otros y ante el cual todoslos dems se abatan por ser el smbolo de la nacin juntamente con lamonarqua (C. Fernndez Duro).Esta diversidad de colores y figuras en banderas y estandartes continadurante todo el reinado; as, al embarcar el Prncipe Felipe en La Corua(12-VI1-1554) rumbo a Inglaterra, para casarse con Mara Tudor, cuenta elcronista Andrs Muoz en su Viaje del Prncipe (1554) que llevaba la Espritu Santo, capitana real de la Armada: Un estandarte real de damasco carmes de treinta varas de largo, todo dorado y de ambas partes pintadas lasarmas, que el campo de lo que haba de hacer colorado era del mesmodamasco, y sembrado todo l de unas llamas de oro. En el segundo cuartelde popa estaba otro estandarte del mesmo damasco, todo l dorado, con lasmesmas armas, y de unas bravosas llamas del mesmo oro, con una oria quetodo lo cercaba, muy polida, que haca--ungran palmo de labor en ancho,toda de oro. A la proa otras diez banderas de punta, unas ms largas queotras, de damasco carmes, todas doradas, con las mismas armas en cadauna dellas y llamas, con dos gruesos perfiles de oro. Ms otras cinco bande-retas del dicho damasco plateadas, que hacan la mesma obra.En la ms alta ocasin que vieron los siglos (...). Lepanto (12-X-1571),se determinaba en uno de los captulos del Tratado de la Santa Liga que:En las jornadas que hicieran las fuerzas unidas no haba de usarse de estandartes particulares, sino del comn de la referida Liga, en la cual figuraranjuntas las armas de las tres naciones que la componan (...). Fue Su SantidadPo V quien compuso, hendjo y envi esta ensea principal, que, acompaada de un Breve, le fue entregada a D. Juan de Austria en la iglesia deSanta Clara de Npoles junto con el bastn de mando con que el Pontficele investa como generalsimo de la Armada; fue arbolado despus, con30

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    LA BANDERA DE LA MARINA ESPAOLAgrandes honores, en l galera real, donde se le recibi con salvas de artillera, mosquetes y arcabucera.Era este estandarte de damasco azul, mostrando la imagen de Cristocrucificado, al pie, las armas del Pontfice, a la derecha de stas las deEspaa, a la izquierda las de Venecia, ligadas las tres con una cadena de quependan las de D. Juan de Austria (...).Adems de este estandarte, arbol Don Juan, en los extremos de lospalos, estandartes reales de Espaa con el crucifijo y la imagen de la Virgen,como era costumbre en la poca.Otro de los acontecimientos blicos principales de este reinado es, sinduda, la conqista de las Azores por D. Alvaro de Bazn, Marqus deSanta Cruz (1583); las banderas utilizadas eran tambin numerosas y variadas: la capitana real llevaba a popa una roja con la efigie de Santiago a.caballo; y el estandarte real, arbolado en el palo, era carmes con las armasreales.Entre los varios autores que se ocupan de la expedicin de la GranArmada, mal llamada Armada Invencible, figura Francisco de Hogenberg,que por este mismo ao grab en Flandes una lmina representando elcombate de la Armada espaola contra la inglesa en aguas de Calais, publicada en la obra titulada De Leone Belgium. En ella aparecen naves congran variedad de insignias, como era costumbre en la poca; en la capitanadel Duque de Medina Sidonia ondea el estandarte real con el escudo completo de armas reales y en las otras capitanas de escuadras, las de susrespectivos reinos, distinguindose perfectamente el de Castilla, con suscuatro cuarteles rojos y blancos de castillos y leones; el de Aragn, con losbastones, cruces de San Jorge y guilas de Sicilia; el de Portugal, blancd,con sus escudos en el centro; el de Flandes, blanco con la cruz de SanAndrs.En esta poca los tercios embarcados adscritos a la Armada: el terciode la Mar de Npoles, de la Armada del Mar Ocano, etc., tenan en susbanderas un anda de fondo, siendo su emblema dos anclas cruzadas sobrecampo azur (azul), rematado por corona de oro.Durante el reinado de Felipe III en respuesta a una consulta hecha alConsejo de Guerra (1618), sobre las preeminencias de la Escuadra de Portugal, ste dictamin: Que las Capitanas de aquel reino pudieran llevar estandartes cuadrados en los calceses con las armas de Portugal, siendo el colorazul rojo, segn el Virrey eligiera, y no blanco como lo es el de Castilla,para que existiera diferencia entre ellos, pero no haba de poner estandarteen lapopa, porque esta distincin estaba reservada para solo la Capitana realdel mar Ocano o de su Almirante. . . .Por entonces las disposiciones que se dan parecen indicar el cambio decolor rojo por el blanco con las aspas o bastones de Borgoa, pero llevandosiempre, los capitanes generales, el estandarte real, que era de color carmes.En la /struccin General que el Rey Felipe IV dio a su hijo D. JuanAio.I984

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    LA BANDERA DE LA MARINA ESPAOLAla de Amrica, con la vandera de tres listas en la conformidad que la deFlandes, slo que en medio de la blanca debe tener un escudo en que est unguila y orlado con el Toisn.

    De esta poca es el estandarte de D. Antonio de Oquendo (1577-1640),almirante genral del Ocano, que:Es de rico damasco carmes, de seispaos de cinco metros, prximamente. Al rededor tiene oria pintada controfeo de armas y otros adorn:os, y fleco de seda roja y amarilla. En el centroun gran escudo de armas reales, con un crucifijo, entre las efigies de la VirgenMara y del apstol San Juan, y e/apstol Santiago, galopando en un caballoblanco y esgrimiendo la espada contra los moros, de los que uno yace muertoa sus pies.Casa de Borbn.Hasta la llegada al trono de Espaa del primer Borbn, Felipe V elAnimoso, el ao 1700, con la guerra de Sucesin, que no acaba hasta 1713con la Paz de Utrecht, las banderas tenan un carcter personal o familiar,excepto el estandarte, guin o pendn real, que se convirti en divisa de lanacin en el siglo xviii. Sin embargo, an no estaba determinado el colordel soporte del escudo; constituyendo la verdadera representacin nacionalel conjunto de las armas fijadas en seda, damasco o lienzo.Durante este perodo hubo un cambio renovador en leyes, costumbres,vestuario, etc., y tambin, como es natural, en materia de enseas, tendindos a una unificacin de las mismas.Se dan normasespecficas para la reorganizacin delEjrcito y la Armada; as, un decreto de 28 de febrero de 1707 determina: Y es mi voluntadque cada Cuerpo traiga la bandera coronela blanca con cruz de Borgoa,segn estilo de mis tropas, a que he mandado aadir dos castillos y dos leonesrepartidos a los cuatro blancos, y cuatro cornas que cierran las puntas delas aspas.La Ordenanza de Galeras del ao 1728, dispona que el batalln degaleras, cuando hiciera el servicio en tierra, llevara: La bandera dei Comandante blanca con las armas del Rey, y a las cuatro esquinas cuatro ferros(rezones), y las dems blancas con la cruz de Borgoa. En cuanto al batallnde la Armada de Barlovento (1731): Las Vanderas que deber tener esteBatalln para cuando marcha o haga el servicio en tierra sern tres: la delCapitn Comandante morada con las armas del Rey, y a las quatro esquinasquatro anclas y las dems blancas con la cruz de Borgoa, y a las cuatroesquinas las Anclas.Tambin hubo alteraciones en las de los buques de la Armada Real; unaReal Orden de 20 de enero de 1732 determinaba que: Teniendo el Reyresuelto que el cuerpo de navos de la Armada se divida en tres escuadras, yque cada una de ellas tenga su puerto en un Departamento de los tres establecidos en Espaa, como son Cdiz, Ferrol y Cartagena, ha deliberado S. M.,para que cada una de estas divisiones se conozca por las banderas e insigniasAo 1984

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    J. FERNANDEZ GAYTANde que han de usar, lleven todos los navos de ci.a1quierade las tres referidasEscuadras los pabellones o banderas largas de popa, blancas con el escudode las armas Reales en la forma que se practica. Los navos que se armasenen Cdiz, usarn en las insignias de banderas cuadras, cornetas, rabos degallo, gallardetes, banderas de proa, de botes, de lanchas, sobre blanco elreferido escudo de armas Reales. Los navos que se armasen en Ferrol, entodas las referidas insignias y banderas de proa, de botes y lanchas, de lacruz de Borgoa, sobre blanco con cuatro anclas en los extremos del cuadrado que forma la referida cruz. Los navos que se armasen en Cartagenausarn de las mencionadas insignias y banderas de proa, de botes y lanchas,sobre color morado el escudo de armas Reales sencillo, de castillos y leones(...) y cuatro anclas a los extremos (...).Qued, pues. determinado el uso del color blanco en la Armada, excepto en las banderas coronelas de los batallones, que continuaban con elestandarte real carmes con las armas reales, adicionndole el escudetecentral con las tres flores de lis de la Casa de Borbn.

    Real orden de 2)) de enero de 1732.quc divida en tres escuadras el (uer/ni de PUJ%IOSdela Armada, cada una en un Departamento: Cdiz, Ferrol y Cartagena.Las Ordenanzas de la Armada del ao 1748, en su parte l:i, ttulo 3,artculo 1, determinaban que: Por ahora usarn todos los navos de la Arma

    da la Vandera ordinaria nacional blanca con el Escudo de mis Armas (...).El XIV(Part. 2:1, trat. 8., De los batallones de Infantera de Marina, tt.1 .: Tendr cada batalln tres Vanderas, una morada con el Escudo enterode mis Armas en medio, y quatro Anclas, una a cada extremo, las otras dostendrn en ca,npo blanco la cri.z de Borgoa, y con la divisa de las Anclasen los extremos: las Vanderas irn siempre con su batalln an en los casosde embarcarse para Campaas de Mar y las de todos los Batallones, queestn en un mismo Departamento se depositarn en casa del Comandante dela Tropa (...) y el art. 2., tt. 2, trat. 9., dispona que: El Cuerpo de lasBrigadas de Artillera de Marina tendr tres Vanderas, la una morada conel escudo de mis Armas en medio, una anda en dos de sus ngulos extremos,y una bomba en los otros. Las otras dos Vanderas sern blancas, con lacruzde Borgoa y la misma divisa de anclas y bombas en los extremos: y todastendrn las mismas medidas que las de los Cuerpos de infantera.

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    LA BANDERA DE LA MARINA ESPAOLALa Bandera encarnada y amarilla para la Marina.

    Es durante el reinado de Carlos III (1717-1788), cuando la Marina adopta como ensea la bandera encarnada y amarilla.Al estar varias naciones regidas por la Casa de Borbn (Francia, Toscana, Parma, Npoles y Sicilia, adems de Espaa) cuyo color distintivo erael blanco, sus banderas slo se diferenciaban en el escudo, lo que era motivode frecuentes equivocaciones en la mar, por lo que se hizo necesario uncambio en el color en las pertenecientes a la Armada; promovindose unconcurso de diseos, de los cuales el bailo frey D. Antonio Valds, a lasazn ministro de Marina, present doce al monarca, que eligi la primerade las banderas: bicolor, con dos franjas encarnadas laterales y una amarillacentral, como seala el Real Decreto fechado en Aranjuez a 28 de mayode 1785, que reproducimos:Para evitar los inconvenientes, y perjuicios, que.ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera Nacional, de que usa mi Armada Naval, ydems Embarcaciones Espaolas, equivocndose a largas distancias, o convientos calmosos con las de otras Naciones, he resuelto, que en adelante usenmis Buques de guerra de Bandera dividida a lo largo en tres listas, de las quela alta, y la baxa sean encarnadas, y del ancho cada una de la quarta partedel total, y la de en medio amarilla, colocndose en esta el Escudo de misReales Armas reducido a los dos quarteles de Castilla,y Len con la Corona

    Los doce proyectos presentadosa Carlos III. (Del expediente original del Museo Naval.)Ao 1984 35

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    J. FERNANDEZ GAYTANReal encima; y el gallardete con las mismas tres listas, y el Escudo a lo largo,sobre quadrado amarillo, en la parte superior: Y que las dems embarcaciones usen, sin Escudo, los mismos colores, debiendo ser la lista de en medioamarilla, y del ancho de la tercera parte de la Bandera, y cada una de lasrestantes partes dividida en dos listas iguales encarnada, y amarilla alternativamente (...). No podr usarse de otros Pavellones en los Mares del Nortepor lo respectivo a Europa hasta el paralelo de Tenerife en el Ocano, y enel Mediterrneo desde primero del ao de mil setecientos ochenta y seis: y enla Amrica Septentrional desde principio de julio siguiente; y en los demsMares desde primero del ao de mil setecientos ochenta y siete. Tendrisloentendido para su ci.unplimiento (...).Un Real Decreto de 20 d mayo de 1786 hizo extensivo a las plazasmartimas, sus castillos y otros cualesquiera de las costas la anterior disposicin real, que las Ordenanzas Generales de la Armada Naval de 1793, reflejaron en el art. 1., tt. 1, trat. 40, amplindola en el art. 50, donde tambinse dice en arsenales, astilleros, cuarteles, Observatorio, escuelas doctrinalesy en otros pl.mtos cualesquiera que dependan de la Marina; extendiendotambin su uso a las embarcaciones de Sanidad, cuando realizasen visitas,artculo 39.Carlos III tuvo un gran acierto al elegir, de entre los varios modelos quele presentaron, el de los colores encarnado y amarillo, descartando el blanco, caracterstico de su familia, y otros; escogi los colores tradicionales delos reinos de Espaa.Los Reales Cuerpos de Infantera de Marina y Artillera continuaroncon las mismas banderas.Durante la guerra de la Independencia (1808-1814), en la zona ocupadapor el intruso Jos Napolen, se mantuvo el color blanco, alterndose slola composicin del escudo, segn Real Decreto de 12 de julio de 1808; decaste:Las armas de la Corona constarn de un escudo dividido en seis cuarteles,el primero de los cuales ser el de Castilla, el segundo el de Len, el terceroel de Aragn, el cuarto el de Navarra, el quinto el de Granada y el sexto elde las Indias, representado ste, segn la antigua costumbre, por los dosglobos y dos columnas, y en el centro de todos estos cuarteles se sobrepondrpor escudete el guila que distingue a nuestra Imperial y Real Familia. Esto,como es natural, slo afect a sus seguidores.Con el fin de variar ciertas insignias militares, que no convenan con eloabelln nacional y sus jeroglficos que haban llegado a ser insignificantes,el gobierno constitucional present a las Cortes en 1820 un proyecto. de leyal que acompaaban varios modelos de banderas y estandartes, en los quese corregan las dimensiones: deberan ser ms reducidas, y se variaban loscolores; a estos modelos se adjuntaba otro con un len de bronce dorado,que debera concederse como premio a los cuerpos que se distinguiesen,ste fue el que aprobaron en sesin de 1 de octubre del mismo ao. Recordaran para ello, acaso, a las guilas napolenicas?36 6

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    LA BANDERA DE LA MARINA ESPAOLA;1]

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    Banderas elegidas por Carlos III.Este Real Decreto determinaba: el len dorado (...) que estar colocadosobre un pedestal (...). El len estar de pie, asegurando con el brazo dicholevantado el libro de la Constitucin, cerrado y puesto de modo que, apoyando en el pedestal y en la garra del len por sus menores lados, presenta alfrente una de las superficies planas. Esta insignia se colocar en el extrmode un asta (...). En la parte superior del asta y en el remate del zcalo quehabr por debajo de la bomba que sostenga el pedestal, se sujetarn con unlazo de color encarnado y que guarnezca toda la circunferencia del asta enaquella parte dos grimpolones de pabelln nacional de cuatro pies de longitudy seis pulgadas de anchura. Teniendo ligeras variantes, excepto el len, lasde las distintas Armas y Cuerpos, entre ellos la Infantera de Marina. Losbuques y plazas martimas continuaron con la bandera bicolor. Derogadoen agosto de 1823 cuanto se legisl en el perodo constitucional, todo volvia su anterior estado. -La bandera nacional.

    En el ao 1843, un Real Decreto del Gobierno provisional de 23 deoctubre daba, por fin, unidad a las enseas, determinando que: Siendo labandera nacional el verdadero smbolo de la Monarqua espaola, ha llamado la atencin del Gobierno la diferencia que existe entre sta y aqulla y lasparticulares de los cuerpos del Ejrcito: Tan notable diferencia trae su origen

    11/,,/r1J yt,?,/Iar/ie.fc/zr /ILJi

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    J. FERNANDEZ GAYTANdel que tuvo cada uno de sus mismos cuerpos, porque formados bajo ladominacin e influjo de los diversos reinos, provincias o pueblos en queestaba dividida antiguamente la Espaa, cada cual adopt los colores o blasones de aquel que le daba nombre. La unidad de la Monarqua espaola yla organizacin del Ejrcito y dems dependencias del Estado exigen imperiosamente desaparezcan todas las diferencias que hasta ahora han subsistidosin otro fundamento que el recuerdo de su divisin local perdido desde bienlejanos tiempos (...), con arreglo a este Real Decreto, las banderas y estandartes de todos los cuerpos e institutos que componen el Ejrcito, la Armaday la Milicia Nacional, usarn iguales en colores a la bandera de guerraespaola (1), y colocados stos por el mismo orden en que lo estn en ella.Los Cuerpos que por privilegio u otra circunstancia lleven hoy pendn morado de Castilla, usarn en las nuevas banderas una corbata del mismo colory del ancho de la de San Fernando, nica diferencia que habr entre todaslas banderas del Ejrcito, a excepcin de las condecoraciones militares quehayan ganado o en lo sucesivo ganen. Alrededor del escudo de Armas Reales,que estar colocado en el centro de dichas banderas y estandartes, habr unaleyenda que expresar el arma, nmero y batalln del regimiento (...). Posteriormente se hizo una adicin a este Real Decreto, circulando un modeloen el que se agregaba al escudo la cruz o aspas de Borgoa, asomando slolos cuatro extremos y previniendo que el asta y portabandera se revistierande terciopelo morado (R. D. de 15 de octubre de 1843).Por una Real Orden de 20 de diciembre de dicho ao se dispuso que elescudo de armas reales se formara con los cuatro cuarteles de Castilla yLen, y en punta, el de Granada, con el escudete de la Casa de Borbn.Se suprima, como vemos, el uso del pendn o bandera morada, sinembargo, la Infantera de Marina, lo mismo que otros Cuerpos del Ejrcito,con diversos pretextos, continu usndola.Con la revolucin de 1868, la Gloriosa, slo se cambi el escudo dearmas reales, aparecieron los cuarteles de Castilla, Len, Aragn y Navarra, y en punta, el de Granada entre las columnas de Hrcules, suprimindose el escudete de las tres flores de lis borbnicas bajo corona mural.Con la llegada a Espaa de D. Amadeo de Saboya, como Rey (30-XII-1870), slo se aade el escudete con la cruz blanca de la Casa de Saboya yla corona real,.quedando nicamente los cuarteles de Castilla y Len.La repblica, proclamada el 11 de febrero de 1873, tampoco alter loscolores de la bandera, suprimi el escudete de Saboya y coloc de nuevola corona mural sobre el escudo. Con la restauracin borbnica, en la persona de D. Alfonso XII (29-XII-1874), se restablece el escudete de las lisesy la corona real.

    (1) Con este entrecomillado, que es nuestro, queremos destacar la falta de sentido dela frase, ya que no existe tal bandera de guerra espaola. A nuestro entender, se omitivoluntaria o involuntariamente el trmino la Marina, con lo cual la frase tendra verdaderosentido: la bandera de la Marina de guerra espaola.38 6

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    LA BANDERA DE LA MARINA ESPAOLAPor un Real Decreto de lO de diciembre de 1878 se dict una nuevaInstruccin sobre banderas, que sustituy al tratado IVde las OrdenanzasGenerales de la Armada Naval del ao 1793, determinando que la bandera

    nacional es roja y gualda con las armas reales slo con los cuarteles deCastilla y Len; los Cofres Martimos usarn la misma con las letras C. yM.; los buques mercantes continuarn usando la misma.Otro Real Decreto de 16 de mayo de 1902 concedi a los alumnos dela Escuela Naval Militar el uso de bandera, en su artculo 2. determina queser igual en todo a la de Infantera de Marina, con la inscripcin CuerpoGeneral de la Armada, rodeando por arriba el escudo, y por debajo de lEscuela Naval Militar.Un Real Decreto de 19 de julio de 1927 conceda a la Marina Mercanteel uso de la bandera nacional sin escudo, en lugar de la de franjas quellevba anteriormente.Nuevos cambios.

    Proclamada la SegundaRepblica el 14 de abril de 1931, un decretode 27 del mismo mes, en su artculo primero, determinaba que: La bandera nacional (...) ser tricolor, y en el 2. la dscribe: tres bandas horizontales de igual ancho, siendo roja la superior, amarilla la central ymorada oscura la inferior. En el centro de la banda amarilla figurar elescudo de Espaa (...); este escudo contaba con los cuarteles de Castilla,Len, Aragn y Navarra; vuelve la corona mural, suprimiendo las treslises de la Casa de Borbn. Tambin el artculo 1.0 del Ttulo Preliminarde la Constitucin, aprobada por las Cortes Constituyentes el 9 de diciembre de dicho ao dispona que: la bandera de la Repblica espaolaes roja, amarilla y morada.Con el alzamiento del 18 de julio de 1936, al principio slo en la zonanacional y, despus del triunfo de stos, en toda Espaa, un decreto de 29de agosto del referido ao restablece como bandera de Espaa la bicolor:roja y gualda; en cuanto al escudo, otro decreto de 2 de febrero de 1938dispona que: El Escudo de Espaa se constituye con la herldica de losReyes Catlicos, sustituyendo las armas de Sicilia por las del antiguo reinde Navarra, con lo que se integran los blasones de las agrupaciones de estadosmedievales que constituyen la Espaa actual; el artcufo 2, lo describe:Cuartelado. El primero y el cuarto, cuartelados tambin: tambin primero ycuarto de gules (rojo) con un castillo de oro almenado con tres almenas, contres homenajes o torres con tres almenas cada una, manposteado de sable yaclarado de azi.r; segundo y tercero de plata, con un len rampante de gulescoronado de oro, linguado y armada de lo mismo. Segundo y tercero, partidos en pal. el primero de oro, con cuatro palos de gules, el segundo, de gules,con una cadena de oro, de la cual arrancan ocho segmentos que se renenen. el centro en una joya, centrada por una esmeralda. Entado en punta, deplata, con una granada de su color rajada de gules y tallada y hojada conAo 1984

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    J. FERN.4NDEZ G.IYT4N

    dos hojas de sinople. Coronel de ocho florones (visibles cinco). El todo sobreel guila de San Juan, pasmada, de sable, nimbada de oro, con el pico y lasgarras de gules; stas armadas de oro. A la derecha de la cola del guila, unyugo de gules con sus cintas de lo mismo, y a la izquierda un haz de flechas,de gules con sus cintas de lo mismo. En la del lado derecho se enrosca unacinta con la palabra Plus, en la del lado izquierdo, otra con la palabra Ultra.Por un decreto de 11 de octubre de 1945 se aprob el Reglamento deInsignias, Banderas y Distintivos, que describe y da normas referentes astas, dimensiones, etc.

    La Orden Ministerial 2.059/61 sustituye la tradicional bandera de combate, que ofrecan a los buques de guerra las diputaciones, municipios y otrascorporaciones, por un smbolo constituido por un bandern con los coloresy escudo nacionales (...). Otra de 20 de mayo de 1968 restableci dichabandera de combate.Epoca actual.

    Un Real Decreto de 21 de enero de 1977 aprob el nuevo Reglamentode Banderas, Insignias y Distintivos, lo nico que se altera, en cuanto alescudo, es la colocacin de la divisa: Por divisa y superando el todo, listnde gules con la leyenda en oro Una, Grande y Libre.Adems de estas banderas de combate en los barcos, en las distintasdependencias y unidades de la Armada hay actualmente otras, como son:las de la Flota, las de las Zonas Martimas (Cantbrico, Estrecho y Mediterrneo), las, de las bases navales de Canarias y Baleares, la de la EscuelaNaval Militar, que tiene adems la de la Compaa de Caballeros GuardiasMarinas embarcados en el buque-escuela Juan Sebastin Elcano, las de losTercios de Infantera de Marina, Sur, Norte y Levante (en San Fernando,Ferrol y Cartagena), las de las agrupaciones de Infantera de Marina enMadrid y Canarias, el estandarte del Tercio de Armada y el estandarte dela flotilla de helicpteros.En 1981 la ley de 5 de octubre cambia el escudo de Espaa: el artculo1,0 determina que: (...) Es cuartelado y entado en punta. En el primercuartel de gules o rojo, un castillo de oro, almenado, aclarado de azur o azul

    Buques de guerra (1931) Buquesde guerra (1936) Buquesde guerra (1981)Mercantes sin escudo. Mercantessin escudo. Mercantessin escudo.

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    LA BANDERA DE LA MARINA ESPAOLAy mazonado de sable o negro. En el segundo, de plata, un len rampante,de prpura, linguado, uado, armado de gules o rojo y coronado de oro.En el tercero, en oro, cuatro palos de gules o rojo. En el cuarto, de gules orojo, una cadena de oro, puesta en cruz; aspa y oria, cargada en el centrode una esmeralda de su color. Entado en plata, una granada al natural,rajada de gules o rojo, tallada y hojada de dos hojas de sinople o verde.Acompaado de dos columnas de plata, con base y capitel, de oro, sobreobdas de azur o azul y plata, superada de corona imperial, la diestra, y duna corona real, la siniestra, ambas de oro, y rodeando las columnas unacinta de gules o rojo, cargada de letras en oro, en la diestra Plus y en lasiniestra Ultra. Al timbre, corona real, cerrada, que es un crculo de oro,engastado de piedras preciosas, compuesto de ocho florones de hojas deacanto, visibles cinco, interpolados de perlas, y de cuyas hojas salen sendasdiademas sumadas de perlas, que convergen en un mundo de azur o azul,con el semimeridiano y el encuadro de oro, sumado de cruz de oro. Lacorona, forrada de gules o rojo. El artculo 4. se refiere al escudete: (...)Lleva escusn de azur o azul, tres lises de oro, puestas dos y una, la borduralisa, de gules o rojo, propio de la dinasta reinante.En cuanto a la bandera, la ley nmero 39, de 28 de octubre de 1981,dispona que:Artculo 1. La Bandera de Espaa simnbolizala nacin, es signo