revista designia

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Octubre - Marzo 2012 - 2013 Vol. 1 Nº.1 ISSN 2256-4004

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Revista DesigniaLa revista DESIGNIA es una revista especializada que publica avances y resultados de investigaciones en temas relacionados con la Arquitectura, el Urbanismo y el Diseno, está adscrita a la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes de la Universidad de Boyacá - Colombia

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Page 1: Revista Designia

Octubre - Marzo2012 - 2013Vol. 1 Nº.1ISSN 2256-4004

Page 2: Revista Designia

Comité Editorial

Diego Londoño GarcíaProfesor Asociado representante del grupo NODOS, Universidad de Boyacá. Arquitecto. Especialista Planeación territorial y gestión de proyectos. Magíster en Desarrollo Urbano.Elver ChaparroProfesor representante del grupo XISQUA, Universidad de Boyacá. Licenciado en Artes Plásticas.Rocío MillaresProfesora Auxiliar representante del grupo PAME, Universidad de Boyacá. Diseñadora Gráfica. Magíster en Historia.Yulieth GuerreroProfesora Asistente Universidad de Boyacá. Representante del Comité de Investigaciones de la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes. Arquitecta. Maestra en Artes Plásticas.

Comité Científico

Alberto Saldarriaga Universidad Jorge Tadeo Lozano. Colombia

Antonio Sahady Villanueva. Universidad de Chile

Carlos Uriel del Carpio Penagos. Universi-dad Autónoma de Chipas. México

José Luis Carrillo Barradas. Universidad Veracruzana - México

Luz Stella Gómez. Instituto de Geología Económica (Centro Superior de Investiga-ciones Científicas – Universidad Complutense de Madrid) España

Manuel Parga Herrera. Universidad Jorge Tadeo Lozano. Colombia

Maria Grazia Folli. Politécnico de Milán. Italia

Maurizio Boriani. Politécnico de Milán. Italia

Mónica Adriana Giglio. Universidad de Buenos Aires, Argentina y Universidad Abierta Interamericana, Argentina.

Árbitros de esta edición

Adriana Gómez Alzate Adriana Hidalgo Guerrero Gladis Patricia Cano Martha Lucía Mejía Suárez Nancy BuenahoraSandra Liliana Montañez Tadeo Sanabria Artunduaga

Concepto gráficoAna Milena Castro. Profesora auxiliar Universidad de BoyacáDiseñadora Gráfica DiagramaciónFernando Martínez. Profesor auxiliar Universidad de Boyacá

Diseñador GráficoWebmasterFernando Martínez. Profesor auxiliar Universidad de Boyacá

Diseñador GráficoCorrección de estiloOlga Lucía Riaño OrtizCorrección textos en inglésDepartamento de IdiomasUniversidad de Boyacá

Directora:María Leonor Mesa C.

Profesora Asociada Universidad de Boyacá. Decana Facultad de Arquitectura y Bellas Artes. Arquitecta. Magíster en Historia.

Editora:Adriana Hidalgo Guerrero.

Profesora Titular Universidad de Boyacá. Arquitecta. Doctora Urbanista.

Page 3: Revista Designia

Presidente EméritoPresidente Consejo Directivo

Vicepresidente Consejo Directivo

Rectora Universidad de Boyacá

Vicerrectora Investigación Ciencia y TecnologíaVicerrector Académico

Vicerrectora Educación Virtual y a DistanciaVicerrector Desarrollo Institucional

ISSN Edición impresaPeriodicidad

TirajeVol. 1 No. 1

TunjaAcceso web

E-mail Ediciones Universidad de Boyacá

TunjaTeléfono

Impresión

Dr. Osmar Correal CabralDr. Camilo Correal CuervoIng. Rodrigo Correal Cuervo

Dra. Rosita Cuervo Payeras

Ing. Patricia Quevedo Vargas Ing. Rodrigo Correal CuervoIng. Carmenza Montañez TorresIng. Andrés Correal Cuervo

2256-4004semestral300 ejemplaresOctubre de 2012Colombiawww.uniboyaca.edu.co/facultades/FABA/[email protected] 2 Este No. 64 - 169Boyacá+ 57 8 7450000Búhos Editores

Revista Designia

Page 4: Revista Designia
Page 5: Revista Designia

PRESENTACIÓNEs muy grato para mi presentar el primer número de la Revista “Designia” de la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes, con fines

de indexación, en cumplimiento de la política institucional, según la cual, cada

facultad –Área del conocimiento– debe contar con una revista indexada, en la que

deben aparecer en primer término los trabajos fruto de las investigaciones de

docentes y estudiantes de la Institución, así como de otras Universidades.

El nombre de la revista, Designia, se propuso a partir del término “designio” que

de acuerdo con la Real Academia Española significa pensamiento o propósito del

entendimiento aceptado por la voluntad.

Asimismo, procede de una fusión con el verbo designar (señalar o destinar a

alguien o algo para determinado fin).

De acuerdo con estas definiciones, el uso de este término permite inferir a través de

esta palabra un señalamiento o un propósito, un término nuevo que especifica el

destino o la finalidad de algo.

Se selecciona la palabra en femenino por su sonoridad, efecto de la conjunción de

las consonantes G y N, cuya aparición en el español no es muy frecuente. En

este sentido, también es posible asociar el término con la palabra inglesa design,

ampliando así sus referentes idiomáticos.

Con los colores seleccionados se hace énfasis en las disciplinas que son objeto de

estudio de la publicación: el gris habla del urbanismo, el negro de la arquitectura y el

rojo del diseño. De esta manera se plantea un esquema aplicable a toda la producción.

Page 6: Revista Designia

El proceso de selección de los artículos publicados corresponde a los lineamientos

establecidos para revistas de esta naturaleza y a las directrices dadas por la Universidad de

Boyacá sobre calidad de la producción intelectual, con la orientación y el control desde

el inicio de la investigación, el seguimiento durante su realización, hasta la evaluación por

parte de pares internos y externos, conceptos éstos que son definitivos en la aceptación y

decisión final de la publicación.

El contenido de la revista, de gran interés para profesionales de la arquitectura y el diseño,

para docentes e investigadores, es un aporte importante para estudiantes de todas las

áreas que encontrarán aquí un ejemplo de trabajo serio y sistemático.

El artículo del Arquitecto Diego Londoño, “Aproximaciones a la Dicotomía público-

privado en dos barrios de Tunja” reflexiona en primer término sobre la concepción teórica

de lo público y lo privado, las coincidencias y diferencias en su aplicación real en los dos

barrios objeto del estudio en aspectos vitales de la vida ciudadana como son lo político,

lo social y lo cultural. Además, analiza la normatividad sobre el estado de conservación y

uso de los espacios públicos en los Barrios Santa Inés y Los Muiscas.

Igualmente, el Arq. Londoño muestra los efectos de los nuevos conjuntos cerrados en las

relaciones personales y sociales en espacios comunes y en las nuevas construcciones de

interés educativo y de salud. La existencia de estas “islas” no ha contribuido a la vida en

comunidad ni a la integración de los grupos sociales en la ciudad, lo cual es manifiesto

en Santa Inés donde, además, la casi inexistencia de andenes funcionales y de antejardi-

nes amplios agrava la relación calle-ciudadano. A su vez, la calle está más vinculada a lo

privado y su función es solo de medio de transporte, mas no social. En Los Muiscas, por

el contrario, se presentan expresiones de integración del espacio público con lo privado

y con la calle como lugar de actividades de los habitantes del barrio, como medio de

integración social.

Page 7: Revista Designia

En el artículo de revisión de las publicaciones sobre Morfología Urbana apa-

recidas en la revista del mismo nombre desde 1997, la Arq. Adriana Hidalgo

describe la bibliografía sobre el tema, los trabajos de autores especializados en

varios países Europeos (Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña), como también en

China, América (Canadá, Brasil) y Australia. Esta exposición resulta de gran interés

para docentes y estudiantes de arquitectura y urbanismo, al tiempo que las síntesis de

los estudios de caso constituyen aportes importantes en el proceso de formación e

interrelación con lo cultural, social y geopolítico.

La publicista, docente del programa de Diseño Gráfico, Nancy García, hace

un didáctico relato sobre la concepción de la publicidad a través del tiempo en

diferentes países, como medio, técnica y ciencia con el fin de promocionar, vender,

motivar el consumo, orientar las preferencias, educar, establecer patrones de conducta

y valores de control ideológico, de generación de valores y de financiamiento de los

medios de comunicación.

En general, casi todos los autores coinciden en que la publicidad es el uso de

diversos medios con fines de marketing y comunicación, de lo cual se derivan las

funciones de dirigir y orientar el consumo de bienes y servicios, de financiar los

mismos medios y de orientar la opinión ideológicamente. En Colombia, la publicidad

ha hecho importantes aportes a la economía del país con la orientación de la

demanda y el consumo, y como forma de comunicación ha incidido positivamente

en la solución de problemas en los campos políticos, sociales y culturales.

La publicidad, nos dice la autora García, ha adquirido tal relevancia que hoy en

el país se ofertan 24 programas de formación universitaria con currículos de amplio

contenido científico, artístico-creativo, psicológico y humanista. A su vez, todas las

Instituciones de Educación Superior son usuarias de la publicidad como un

trascendental medio de ampliación de cobertura.

Page 8: Revista Designia

La misma autora, Nancy García Pacheco, en el artículo de reflexión “Las ideas no se

sacrifican, se venden”, analiza la venta de intangibles o ideas, resultantes de la creatividad

de publicistas, diseñadores, comunicadores y mercadotecnistas. Esta producción, aunada

a la tecnología, las estrategias y el manejo psicológico del cliente, permite hacer realidad

un negocio. Asimismo, cita las principales condiciones personales y sociales de un buen

vendedor de ideas, entre otras, la planificación, el conocimiento del cliente, el uso del

lenguaje verbal y no verbal, la confianza y la serenidad.

Un amable artículo de reflexión es el que nos presenta la Diseñadora Nancy Quiroga

sobre la “Identidad a través de la fiesta: Tibasosa”. El texto examina la fiesta en un

pueblo del departamento de Boyacá como expresión de su cultura, de sus creencias

religiosas, tradiciones populares y hábitos sociales. Todas las manifestaciones a través de las

celebraciones constituyen el patrimonio cultural de este municipio donde la comunidad se

ha apropiado por generaciones, en cada una de ellas, de su sentido y contenido humano:

valores, costumbres, mitos, religiosidad.

La descripción de las fiestas nos muestra que la mayoría son de carácter religioso, lo cual

corresponde a la condición creyente de la mayoría de la población, las demás corres-

ponden a la exaltación de la belleza y de los frutos de la tierra. Todas han contribuido a

convertir a Tibasosa en un centro turístico de gran hospitalidad y solidaridad.

También sobre este municipio es el artículo de la Arquitecta y Maestra en Artes, Yulieth

Guerrero, “Construcciones visuales e imaginarios en Tibasosa”, en el cual analiza los

imaginarios colectivos, la percepción y las expresiones que sobre éstos tiene la población.

El relato de los hechos históricos, convertidos en imaginarios, otorgan importancia a

personajes de Tibasosa que conservan gran prevalencia municipal y nacional, como son

Alonso de Silva (mestizo hijo del español Francisco de Silva y de la Indígena Yoana

Zurita) e Inocencio Chincá, héroe de la independencia.

Page 9: Revista Designia

Igualmente, cobran importancia otros imaginarios, entre ellos la belleza del pueblo,

el gobierno de las mujeres, las fiestas religiosas y los festivales de su principal

producto agrícola: la feijoa.

Otro punto de interés es la belleza del municipio, debido a la conservación de sus

parques, los jardines de sus casas, las fachadas, la permanencia de sus construcciones

coloniales, su estilo y ornamentación, todos éstas expresiones del patrimonio tangible.

Finalmente, la Arquitecta Guerrero escribe un interesante artículo “Cuando el lugar

es solo el imaginario: Morcá”, para mostrarnos que en esta vereda del municipio de

Sogamoso, el imaginario religioso correspondiente a la advocación de la Virgen de

Morcá o Virgen de la O, junto a sus expresiones rituales y culturales, definen al lugar.

La historia de la Virgen de Morcá, la devoción popular y sus manifestaciones

religiosas como las romerías, constituyen un imaginario religioso con repercusiones

económicas y turísticas que benefician a la población. La autora analiza cómo, a

su vez, las expresiones físicas (la iglesia, el santuario) y las de desarrollo cultural-

popular, marcan el espíritu altamente religioso de la comunidad local y regional.

ROSITA CUERVO PAYERASRectora

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EDITORIAL

El primer número de la Revista DESIGNIA de la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes de la Universidad de Boyacá, cuya edición ha sido puesta a mi

cuidado, se ha constituido en un laboratorio de aprendizaje permanente para todo el

equipo vinculado a esta empresa. Autores, evaluadores, comité científico, comité

editorial, editores gráficos y correctores de estilo hemos trabajado durante el último año

en el número que hoy ponemos a disposición de la comunidad académica, tanto de

nuestra Universidad como externa.

Cada parte ha llevado un constructivo proceso de discusión y conciliación. Desde la

elección del nombre —su significado y sentido—, la selección de los textos, el

nombramiento de los integrantes de los comités, la redacción de las políticas editoriales,

de los formatos de evaluación, las listas de chequeo de aspectos de fondo y forma, la

sistematización en el seguimiento al proceso, la diagramación del formato analógico y de

nuestra página web. Han sido muchas horas de trabajo de numerosas personas, finalmente

cristalizadas en este número gracias al auténtico trabajo en equipo.

La revista DESIGNIA se ofrece como un medio especializado para la divulgación de

reflexiones, avances y resultados de investigaciones en temas relacionados con la

arquitectura, el urbanismo, el diseño y otros campos afines a estas disciplinas. Los

investigadores, académicos, consultores, estudiantes de pre y posgrado, comunidades

y personas interesadas en la temática de la revista en Colombia y América Latina, son

nuestros destinatarios.

Page 11: Revista Designia

Pretendemos como objetivo general divulgar el conocimiento producido en

investigaciones referentes a las áreas citadas y específicamente:

• Difundir el conocimiento producido por los docentes de la Facultad de

Arquitectura y Bellas Artes de la Universidad de Boyacá.

• Acoger la producción investigativa en el campo de la arquitectura,

el urbanismo y el diseño por parte de investigadores externos.

• Facilitar el acceso a los contenidos de la revista a través de medios digitales.

• Estimular la producción y reflexión en los temas de interés de la revista.

El nombre de la publicación evoca el señalamiento de un destino que, mediado por

la voluntad del equipo de trabajo de la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes,

representa el propósito de alcanzar nuestras metas. Se optó por usar un nombre

femenino, a pesar de que el término como tal no existe en el idioma español, por

su sonoridad. Por otra parte, el vocablo establece una conexión con la palabra

inglesa design, la cual compartimos en la Facultad en distintas áreas, como son las

relacionadas con el diseño gráfico, de modas, urbano y arquitectónico, profesiones

que están en la oferta de formación profesional de la Universidad de Boyacá.

En este número encontramos colaboraciones que son el resultado de investigaciones

desarrolladas por los profesores de la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes,

adscritos a los grupos de investigación NODOS, PAME y XISQUA.

Consideramos que estos equipos han alcanzado un grado de madurez que nos

permite iniciar la empresa de realizar una revista disciplinar especializada, con el

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propósito de alcanzar en el mediano plazo la indexación. Por ello fuimos cuidado-

sos en consultar los criterios nacionales de Publindex al respecto, pero también

revisamos experiencias internacionales, y con rigor iniciamos el cumplimiento de las

condiciones estipuladas para este tipo de publicaciones.

En los números siguientes encontraremos colaboraciones externas y de estudiantes,

si bien mantendremos ese espacio preferencial para divulgar la producción científica

de nuestros profesores, en tanto la revista DESIGNIA es el escenario idóneo de

socialización de nuestro quehacer investigativo.

Alcanzar madurez en la cultura investigativa es un proceso largo y complejo.

Requiere el abordaje de diversas acciones simultáneas. Por una parte, está la for-

mación de investigadores –desde los integrantes de semilleros en el pregrado hasta

la más alta formación doctoral– quienes deben contar con el espacio apropiado

para conseguir disciplina a través del ejercicio de investigar. De otro lado está la

investigación propiamente dicha, en la que todos los docentes de la Universidad

estamos inmersos, independientemente del nivel académico obtenido. Se trata de

una política corporativa plasmada en el Plan de Desarrollo Institucional, orientada

a conseguir que en el centro de la actividad institucional esté la investigación y que

a partir de ella se permee la docencia y la proyección social1.

La Universidad cuenta con instancias que lideran la consolidación de la cultura

investigativa. La Vicerrectoría de Investigación, Ciencia y Tecnología y el Centro

de Investigaciones para el Desarrollo, CIPADE, asesoran y coordinan el proceso

institucional, mientras que los comités de investigación de cada Facultad hacen lo

propio en su ámbito de influencia.

Trabajar en grupos de investigación es otra de las facetas fundamentales en la

consolidación de dicha cultura. En la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes

de la Universidad de Boyacá surgió en el año 2000 el grupo NODOS, con

una preocupación centrada en asuntos urbanos. El equipo abrió el camino en la

1Universidad de Boyacá, Plan de Desarrollo

Institucional (2008, p. 75): “Política 2:

construir conocimiento a partir del desarrollo

de procesos de investigación de alta calidad,

que retroalimente la academia y fomente el

progreso del entorno”.

Page 13: Revista Designia

comprensión de la importancia de actuar juntos, de aunar esfuerzos y producir

conocimiento de mayor trascendencia. Posteriormente, en 2006 nació PAME

–Patrimonio y Memoria– y luego XISQUA, en 2007, cuyo interés se centra en

temas de diseño del mensaje visual. Los tres grupos se crearon para trabajar en

líneas concretas, capaces de orientar los diferentes proyectos e iniciativas, original-

mente dispersas, en una estructura coherente y de impacto. En adición, todos han

alcanzado el reconocimiento de Colciencias y cuentan con sus propios semilleros

de investigación: QUYCA, GAMA TAGUA y FASES.

Otro componente del proceso de formación de la cultura investigativa ha sido

la labor de asesoría y evaluación de trabajos investigativos de los estudiantes de

nuestros programas. La exigencia de realizar tales proyectos como requisito de

grado no era habitual en las carreras de nuestra misma área en el país, menos aún

cuando los que hoy somos docentes fuimos estudiantes de pregrado. Este requeri-

miento nos obligó a prepararnos mejor, a la vez que debíamos orientar y evaluar

los diferentes proyectos.

Asimismo, un paso importante que alcanzamos recientemente fue el registro calificado de

la Maestría en urbanismo, programa pionero en la Institución y del que estamos seguros

que, dada su naturaleza, consolidará en alta proporción la labor docente investigativa.

En este contexto, como consecuencia de la estrategia institucional de propiciar

la divulgación de resultados investigativos por medio de publicaciones de alta

calidad, nació DESIGNIA, pensada para lograr tal cometido en un ámbito donde

la labor de investigación científica esté íntimamente ligada a la creación. En esta

perspectiva, se abren ante ustedes las páginas de este primer número de la revista.

ADRIANA HIDALGO GUERREROEditora

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Pag. 17-39

Pag. 41-65

Pag. 67-85

Pag. 87-109

Pag. 111-125

Pag. 126-153

Pag. 154-166

Pag. 166-174

Aproximaciones a la dicotomía público-privado en dos barrios de Tunja.Approaches to the public - private dichotomy in two neighborhoods of Tunja.

Construcciones visuales e imaginarios en TibasosaVisual constructions and imaginaries in Tibasosa

Cuando el lugar es sólo el imaginario: MorcáWhen the place is just the imaginery: Morca

Educación en publicidad, un acercamiento al contexto ColombianoEducation in advertising, an approach to Colombian context

Identidad a través de la Fiesta: TibasosaIdentity across the holiday: Tibasosa

Investigación en la revista Urban MorphologyResearch in the journal Urban Morphology

Las ideas no se “sacrifican”, se vendenThe ideas do not sacrifice themselves, sell

Indicaciones para los autores

Diego Londoño

Yulieth Guerrero

Yulieth Guerrero

Nancy Patricia García

Nancy Quiroga

Adriana Hidalgo

Nancy Patricia García

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Recibido: 02-sep-11Aceptado: 27-oct-11

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Street, public space, public, private.

Calle, espacio público, público, privado

DIEGO LONDOÑO GARCÍA*

Aproximaciones a la dicotomía público–privado en dos

barrios de Tunja1

Approaches to the public - private dichotomy in two neighborhoods of Tunja.

Resumen: Abstract

*Profesor asociado de la Universidad de Boyacá. Investigador del grupo NODOS. Arquitecto – Universidad Nacional de Colombia – sede Manizales. Especialista en Planeación territorial y gestión de proyectos – Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Desarrollo Urbano – Pontificia Universidad Católica de Chile.

1 Se presentan reflexiones y resultados preliminares de la investigación “Una mirada a la dicotomía público – privado: hacia la negación de lo público en las calles de los barrios Santa Inés y Los Muiscas de la ciudad de Tunja”, de la que el autor es partícipe y que se realiza en la Universidad de Boyacá con el grupo NODOS.

Este artículo aborda una reflexión sobre la oposición que surge entre los conceptos público y privado, desde una perspectiva sociológica y urbanística, con el fin de aportar elementos de juicio para el análisis que se realizará en torno a la negación de lo público en la investigación Una mirada a la dicotomía público – privado: hacia la negación de lo público en las calles de los barrios Santa Inés y Los Muiscas de la ciudad de Tunja.

Se presenta una síntesis del debate que se ha dado alrededor de estas nociones, a partir de las disertaciones más tradicionales atinentes a ellas hasta los desarrollos más recientes que se han generado en torno a la situación con-flictiva que surge por el encuentro de las dos esferas. Se destaca la presencia del conflicto en manifestaciones de la vida cotidiana en los barrios mencionados de la ciudad de Tunja.

Para la realización de este trabajo de reflexión se parte de los conceptos encontrados en la bibliografía estudiada, los cuales se comparan con las percepciones obtenidas por los inves-tigadores del proyecto citado, en las visitas realizadas a los barrios. Finalmente se extraen algunas conclusiones preliminares acerca de las manifestaciones de negación de lo público en cada barrio y las diferencias de tal negación en cada caso.

This article discusses the conflicts that arise between the terms public and private, from a sociological and urban perspective, in order to provide evidence for the analysis carried out around the denial of public in the research “A look at the public-private dicho-tomy, towards the denial of public space on the streets of Santa Ines and The Muiscas neighborhoods in the city of Tunja”.

This study presents a summary of the debate around these concepts, based on more traditional presentations and more recent developments that have been generated about these concepts, and highlights their presence in demonstrations of everyday life in the previously mentioned neighborhoods in the city of Tunja. To carry out this work, the concepts found in previous studies are com-pared with the insights gained by researchers in visits to the neighborhoods studied. Finally, it draws some preliminary conclusions about the manifestations of denial of the public in each area and differences between each case of denial.

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INTRODUCCIÓN

El trabajo desarrollado se plantea con el interés de asumir la calle no solo

como uno de los elementos primarios de la ciudad —en términos prácticos o funcionales

desde la perspectiva urbanística—, sino como escenario de actuaciones públicas de dife-

rente tipo, hecho que establece un enlace con lo colectivo, vale decir, con la comunidad,

con la ciudadanía. En el caso de las ciudades latinoamericanas y, específicamente en las

ciudades colombianas, esta condición parece haberse modificado con el paso del tiempo,

de acuerdo con las evidencias manifiestas en el uso cotidiano dado a dicho espacio, el

cual, en muchas ocasiones, parece negar la condición pública inherente al mismo.

El documento interrelaciona observaciones hechas en los barrios Santa Inés y Los

Muiscas de la ciudad de Tunja, porque ellos constituyen la unidad de trabajo

determinada de la investigación que da origen a la reflexión. La negación se devela

tanto mediante la utilización inadecuada de los elementos que componen la calle

(andenes, antejardines, separadores), dada la presencia de actividades individua-

les que explotan el espacio o de intervenciones privadas que restringen su disfrute

por parte de otros ciudadanos, como en las manifestaciones espaciales de las

relaciones políticas y morales, la apropiación comunitaria o individual de la calle o

el conflicto representado en ella a partir de situaciones cotidianas y particulares.

Naturalmente, esta reflexión incorpora el reconocimiento de la ciudad como nicho

del ser humano en el mundo de hoy, debido al acelerado proceso de urbaniza-

ción del planeta, perspectiva que da pertinencia al análisis de la calle desde el

punto de vista de su uso y apropiación colectiva, para facilitar y propiciar la vida

en comunidad. Las connotaciones inherentes a los conceptos público-privado y

colectivo-individual son las que se pretenden examinar en el ámbito de la calle, al

considerar que ella es parte constitutiva del sistema de espacio público en la urbe.

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La falta de intervención sobre la

problemática descrita tiende a

maximizar los impactos que genera

este fenómeno, con el riesgo de

convertir la ciudad en una agrupación

constituida por guetos independien-

tes que ignoran el carácter colectivo

característico de ella y pueden

producir, con el paso del tiempo,

una inversión de valores respecto al

significado que tiene la urbe como

construcción colectiva para facilitar la

vida en sociedad.

En el campo teórico, este trabajo inicia

la búsqueda de nuevas opciones en la

exploración urbana mediante la inter-

pretación, análisis y comprensión de

hechos vinculados con la calle, como

espacio de comunicación, intercambio

y fortalecimiento de las relaciones

entre los habitantes de la ciudad; es

decir, parte del reconocimiento del

valor que tiene el análisis de lo público

en el contexto de la estructura de la

configuración urbana.

En lo académico, se espera que la investigación pueda derivar en un vínculo más

estrecho entre la universidad y el medio social, mediante el fortalecimiento de

los procesos de enseñanza y aprendizaje, a partir de la problematización de la

realidad.

DICOTOMÍA ENTRE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO

Una primera aproximación teórica acerca de la dicotomía en cuestión se obtuvo del artículo de Retamozo (2006), quien realiza su análisis

desde la sociología y la teoría política e incluye propuestas de teorías feministas que

han logrado desarrollos sobresalientes en relación con la distinción público–privado.

El autor plantea en primera instancia un enfoque desde la polisemia generada por

los términos; en el caso de lo público, como adjetivo que hace referencia a la esfera

pública y, obviamente, al término opuesto, la esfera privada; como sustantivo (el

o los públicos), pero, además, desde la correspondiente carga axiológica que

contiene la noción en términos de bien o bienestar público.

De manera semejante, de acuerdo con los planteamientos de Nora Rabotnikof

(1997), el concepto público se relaciona con lo común, con lo general, como

contrapuesto a lo individual o particular; la segunda acepción opone aquello que

se manifiesta claramente a lo secreto, a lo oculto; y, en último término, asocia lo

público con lo abierto frente a lo privado o cerrado.

Los sentidos descritos por Retamozo, respecto a la adjetivación de los términos

público y privado, no se evidencian en forma tan clara en las primeras observaciones

realizadas en los barrios Santa Inés y Los Muiscas. En el primer caso, porque

existen algunos espacios cuya función y concepción morfológica original remiten al

concepto de calle, es decir, estarían relacionados con la esfera pública, pero,

debido a la presencia en ellos de algunos elementos que actúan como barrera

(cerramientos constituidos por rejas o muros), se asocian con el concepto contra-

puesto, es decir, con la esfera privada. Esa manifestación física se interpreta como

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funcionales—, sus componentes originales no siempre tienen equivalencia con la

esfera pública a la cual deberían pertenecer. Lo anterior se expresa físicamente en

la transformación que los antejardines han tenido a través del tiempo, pues el uso

de la mayoría de ellos se ha privatizado; han dejado de cumplir con la función

para la cual fueron concebidos (estética, ornamental o ecológica), para dedicarse

a actividades privadas (como parte de la vivienda o como un espacio rentable).

Retamozo (2006) observa que la relación público-privado, tal como lo refieren

Habermas (1982), Arendt (1998) y Luhmann Torres (2004), implica la géne-

sis de una relación problemática, desde las concepciones griegas de oikos y polis: la

primera denominación relacionada con el reino de la necesidad, el espacio privado,

en el cual el padre gobierna (domina) los asuntos domésticos; la segunda, el espa-

cio público, básicamente político, donde los hombres libres e iguales abordaban en

forma colectiva los problemas comunes de la ciudad, el reino de la libertad.

Lo percibido Santa Inés y Los Muiscas muestra dos caras diferentes de la moneda.

Se observa un predominio de la esfera privada, entendida como el espacio doméstico,

en el caso del primer barrio; por el contrario, en Los Muiscas las fronteras entre ambos

conceptos no son tan claras, pues se devela que lo público penetra muchas veces en

el espacio privado y éste, algunas veces, trasciende al ámbito público. Para ejemplificar

lo primero, la presencia de algunas actividades económicas —restaurantes, almacenes,

panaderías, misceláneas, etc.— se imbrica frecuentemente con la vida familiar y, como

resultado de ello, se construyen relaciones más cercanas entre consumidores y habitan-

tes de la vivienda. En sentido contrario, lo privado también se proyecta en lo público,

cuando actividades de carácter eminentemente doméstico se prolongan hacia el

exterior y utilizan, en forma temporal, componentes del espacio colectivo (andenes,

antejardines o parte de la calzada) para socializar o compartir momentos especiales

del ámbito familiar con los amigos más cercanos o con los vecinos.

una modalidad de negación de lo

público, a partir del significado que

reporta la forma del espacio físico y

los elementos que se incorporan en

su conformación.

En las observaciones realizadas en el

barrio Los Muiscas, esta confusión

de roles —entre los dominios pú-

blico y privado— no parece existir,

pues allí las calles corresponden, en

su morfología general y en su función,

al adjetivo que las asocia a la esfera

pública; no obstante, al reflexionar

detenidamente sobre lo visto, la

apreciación no es tan obvia, pues

aunque la calle asume el carácter

que le corresponde —especialmente

en lo relacionado con los aspectos

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soberanía estatal y al gobierno de los asuntos comunes. Reitera el autor que hay

huellas del orden romano en nuestro sistema jurídico (distinción entre Derecho pú-

blico y Derecho privado), como consecuencia de la recepción occidental moderna

y contemporánea de aquel pensamiento: primacía de lo privado sobre lo público.

El reino de la libertad pasa a tener su realización en el mercado y el Estado pasa

a ser el lugar de la dominación, situación inversa a la posición helenística. Surge

entonces la constitución del orden moderno: espacio de la autoridad política y

espacio privado ligado al mercado, lo cual origina que la política se ligue a lo

público y la moral a lo privado.

En ese orden de ideas, el autor complementa que el capitalismo necesitó am-

bos conceptos para consolidarse mediante la conformación de unidades buro-

crático- administrativas y la diferenciación entre esferas de la sociedad (Estado

y mercado). De esta apreciación se deduce que el espacio público es el campo

de mediación entre un conjunto de núcleos privados reunidos públicamente y el

ámbito de la estatalidad.

Según Retamozo (2006), este proceso resultante lo identifica Habermas en Historia

y crítica de la opinión pública, de 1962. En esta obra se plantea que el interés co-

mún pone en entredicho las intensiones del despotismo estatal, e igualmente, que se

han instaurado formas de comunicación características de la modernidad: separación

de la sociedad civil tanto del Estado como del mercado y la apertura (visibilidad)

de esa sociedad que facilita el debate público racional y legítimo. Ahora bien,

para Habermas este espacio de mediación entre sociedad civil y sistema político y

lugar de encuentro de libres e iguales tiene un carácter fuertemente normativo.

Anota Retamozo (2006) que en

el pensamiento griego —principal-

mente de Aristóteles — la dicotomía

se plantea alrededor de aspectos

predominantemente normativos en los

cuales la polis es un espacio valioso

en sí e indisociable de la condición

de animal político que tiene el hom-

bre. Surge entonces, en ese panorama

normativo, una diferenciación con

lo privado que establece un orden

social particular en el cual las mujeres

solo pueden pertenecer al ámbito

doméstico. La concepción griega

asocia lo público a la visibilidad, a

un espacio donde se tratan temas

comunes, es decir, políticos.

En lo que respecta a la tradición

romana, Retamozo interpreta la

dicotomía a través de la noción de

“cosa pública” (res pública), es

decir, la propiedad accesible al pueblo,

en contraposición al ámbito de lo

privado, que se sitúa en la esfera del

manejo del patrimonio por parte del

jefe de familia en el escenario del

hogar. La idea de res pública en el

derecho romano está asociada a la

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En conclusión, Retamozo propone que la distinción entre lo público y lo privado

se puede sostener si se consideran los siguientes aspectos: primero, discutir los

modos como se ordena la sociedad y determina lo público y lo privado mediante

una operación de exclusión, pero no de esferas cerradas sino intersubjetivas que se

construyen en el accionar humano. Segundo, reconocer la siempre contingente y

móvil constitución de la distinción (expresión de relaciones de poder y disputa en

la sociedad). La distinción público-privado es en sí política (implica relaciones de

poder), al concebir el espacio público no como lugar armonioso y no conflictivo,

sino como lugar de disputa, donde la argumentación racional es una estrategia de

construcción política, pero que no supone la negación del conflicto sino la incorpo-

ración de interpelaciones democráticas e igualitarias de manera articulada entre las

diferentes formas de subalternidad (de género, raza, clase, etnia, preferencia sexual,

etc.) a la esfera pública. Esto es fundamental si nuestro horizonte es construir un

orden social como espacio de no dominación.

Una percepción inicial del fenómeno, en los barrios analizados en Tunja, puede

asociarse a esta interpretación que hace Retamozo, en que la “tranquilidad”

(ausencia del conflicto) del entorno inmediato en el barrio Santa Inés pareciera

negar el antagonismo factible en el ámbito de lo público, desde una perspectiva

política. Esta situación es contraria a la presencia de la agitación en el espacio

público del entorno inmediato al barrio Los Muiscas.

LO PÚBLICO, LO PRIVADO Y LA CALLE

En el artículo La ciudad modernista y la muerte de la calle, de Holston

(2008), se aborda la calle en el urbanismo preindustrial de Río de Janeiro y en

el modernista de Brasilia. Ella pierde su sentido como espacio para el recorrido

peatonal y el vehículo cobra relevancia; es la protagonista. Es una mirada que

analiza las transformaciones introducidas en la ciudad por cuenta de nuevas polí-

ticas que conducen a formas distintas de apropiación, las cuales repercuten en las

maneras en que se relacionan y conviven los ciudadanos.

Para otros autores, como Agnes

Ku (1998; 2000),la idea de lo

público se vuelve contradictoria, pues

supone, por un lado, asociación con

lo gubernamental y, por otro, vínculo

con un espacio social autónomo

que puede someter a un proceso de

racionalización al poder estatal, lo

cual genera problemas terminológicos

(Retamozo, 2006).

Desde esta perspectiva, los barrios

de Tunja en cuestión podrían aso-

ciarse a dos versiones diferentes. El

predominio de lo privado se puede

visualizar en el caso de Santa Inés,

en donde las decisiones individuales

se manifiestan con inusitada fuerza y

lo privado (moral) prevalece sobre

lo público (político). En el barrio

Los Muiscas, lo político (público) se

entrevé en lo físico y en lo social; se

manifiesta el carácter colectivo de sus

calles y de los espacios públicos que

complementan las actividades residencia-

les, que no están restringidas al uso

general de la población, situación

que sí se evidencia en algunos zonas

del barrio Santa Inés.

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figura al emplazarse en un vacío (plaza o parque) y adquiere una imagen escultórica que

le permite diferenciarse de los demás sólidos, razón por la cual lo público sobresale.

Esta percepción se podría vincular, de alguna forma, con la morfología existente

en el barrio Los Muiscas, en donde el lleno, constituido por la masa de viviendas,

corresponde con lo sólido, en este caso de destinación originalmente privada.

La figura se identificaría con la espacialidad de las calles, parques y zonas duras

abiertas (el vacío, en el lenguaje de Kevin Lynch) y las edificaciones especiales

(iglesia, colegio, edificios comerciales o recreativos) se leen como objeto de la

inversión perceptual que propone Holston y adquieren, por lo tanto, una imagen

que les permite diferenciarse de los otros sólidos, por lo que se destaca entonces

el valor de lo público.

Sobre estos puntos no se observa una condición de contraste entre los barrios

Santa Inés, y Los Muiscas, pues la situación morfológica del primero denota

circunstancias semejantes a las del segundo, dado que se destacan formalmente

las edificaciones de carácter especial, como la iglesia y el centro comercial, que

constituyen los nodos principales de este sector de la ciudad, aunque en la lectura

de calles y otras zonas duras de la urbanización no se tenga una identificación tan

clara, lo cual proviene de la profusión de barreras que dificultan una nítida percep-

ción de la imagen urbana creada.

En Brasilia, el espacio siempre es tratado como continuo y no como figura; los

edificios como esculturas y nunca como fondo; en este caso no hay lugar a la

inversión del concepto ya que prevalece la claridad funcional, sin concesiones.

Este antropólogo, docente de la

Universidad de California, también

analiza los procesos de transforma-

ción conceptual que se producen

en Brasilia, desde la perspectiva de

los estudios de sicología Gestalt, en

cuanto a las percepciones a través

de figura-fondo y la interpretación

de las relaciones entre los ámbitos

público y privado que funcionan en

forma ambivalente en el caso de las

ciudades preindustriales de Río de

Janeiro y Ouro Preto, conceptos

que se vuelven univalentes y rígidos

en Brasilia.

En Río y Ouro, el fondo corresponde

a lo sólido y representa lo privado

(edificaciones civiles); la figura se

identifica con el vacío y señala

lo público (las calles y plazas),

pero aquellos edificios públicos y

monumentales se destacan mediante

una inversión perceptual, a través de la

cual la edificación asume un carácter de

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la calle” como lugar de encuentro,

como espacio para el intercambio;

la vida al exterior en la ciudad y

lugar que les permite orientarse. Lo

anterior, analizado desde otro punto

de vista, corresponde a la ausencia

del nodo que destaca Kevin Lynch

(1984) en sus estudios sobre la

imagen de la ciudad. Como lo

expresan los pobladores de Brasilia,

esa carencia los obliga a tener mo-

mentos de encuentro más “formales”

con sus amistades y allegados, dado

que deben programarlos en sus

lugares de residencia. Por este moti-

vo, en los registros obtenidos en las

entrevistas, ellos se refieren a Brasilia

como una ciudad sin muchedumbre, sin

animación urbana.

Los brasileños atribuyen la falta de

vitalidad de la calle a las grandes

distancias entre los edificios y a la

separación de actividades en sectores

urbanos diferenciados, circunstancia

que hace que Brasilia “no tenga

esquinas”, es decir, que carezca de

En la ciudad moderna ideal, en la que todas las edificaciones son figuras, resulta

superfluo el código para reconocer las instituciones públicas como figuras

excepcionales dentro de un fondo común. Las instituciones públicas se ven

reducidas, paradójicamente, al anonimato escultórico: en la medida en que son

objetos escultóricos en un amplio campo de objetos escultóricos. Así, la eficaz

reconversión del código tradicional se ha convertido ahora en una imposibilidad

semántica (Holston, 2008, p. 284).

Desde ese punto de vista, hay una evidente negación de lo público en ambos

sentidos: en la edificación y en la calle que forma parte de ese espacio continuo

para el desplazamiento de la máquina.

Existe una correlación importante entre los planteamientos de Holston acerca de

la muerte de la calle y la idea de “recuperar los espacios perdidos” que plantea

Samper (2003) en sus discusiones sobre la humanización de la ciudad, en el

recinto urbano. En el caso específico del barrio Santa Inés, la negación se percibe

con mayor énfasis en la calle, la cual carece de ambientación urbana y se destaca

prioritariamente en su función circulatoria, al conectar el barrio con otras zonas de

la ciudad o permitir el acceso a las viviendas. En Los Muiscas, la calle cumple

funciones adicionales: sirve como espacio para el encuentro ciudadano, lugar de

intercambio de productos, para la promoción de actividades comerciales, culturales,

recreativas y religiosas, es decir, es plurifuncional y esa condición refuerza su rela-

ción con el ámbito público.

En su trabajo, Holston también destaca las apreciaciones de los habitantes —

principalmente de quienes emigraron desde otras regiones y ciudades brasileñas a

Brasilia en busca de oportunidades— sobre la falta que les hace “la esquina de

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CALLE, CULTURA Y POLÍTICA

Existen otras perspectivas para analizar la calle, como la planteada

por William Chapman (2008) en

un artículo que denominó Calle, brisa

y juego: expresiones culturales de la

cotidianidad de Barranquilla, 1930-

1950. En él, relata las diferentes

manifestaciones culturales que ocurren

en ese espacio, percibido como esce-

nario de expresiones urbanas cotidianas

que facilita la interacción, el encuentro,

la transacción y la recreación.

Vista de esta manera, la calle se

transforma en territorio dinamizador

y soporte de la actividad urbana.

Asume una función social, gracias a

la cual las familias se encuentran con

sus vecinos y con el transeúnte, su

carácter comunicativo no se limita al

desplazamiento sino que incorpora

también el sentido de la “pausa”,

tanto al final de la jornada laboral

como en circunstancias relacionadas

con celebraciones específicas de

una comunidad o de la ciudad. Esta

ese entramado de calles y que las aceras no están bordeadas por una alineación

continua de fachadas con tiendas y residencias; faltan también las plazas y las calles

mismas. No se dan esas interacciones entre personas, tráfico, viviendas y comercio,

lo que equivale a decir que no hay conexión entre el espacio público urbano y la

vida pública que es posibilitada por la calle.

Las percepciones experimentadas en Santa Inés y Los Muiscas claramente revelan

diferencias notorias en la expresión física de la calle. En el primer barrio se observa

un fenómeno de frontera muy fuerte entre las calles y las edificaciones residencia-

les, a través de bordes que delimitan el espacio de uso público con respecto a

la infraestructura edilicia privada, incluso en algunos casos con aislamientos físicos

(verjas, rejas o muros) y distancias que aíslan la vivienda del andén, con separacio-

nes mínimas que solo transmiten esa idea, pero que impiden cualquier otro uso.

En cambio, en Los Muiscas se evidencia continuidad en los paramentos y una

relación directa de las edificaciones con la calle; en adición, existe una vitalidad

importante sobre las vías, semejante a la expresada por Holston en el caso de las

ciudades preindustriales brasileñas. Lo que se confirma en este caso es la existencia

de nodos, generados por la confluencia de personas, usos y actividades que se

proyectan a la calle, así como la dinámica asociada a la presencia de rutas de

transporte colectivo que atraviesan el barrio.

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Puede afirmarse, incluso, que esa función caracteriza los territorios urbanos men-

cionados y constituye un factor importante de unión entre sus pobladores, aunque

con grados de intensidad y de participación distintos, pero compartida en los

casos estudiados de Tunja. Es curioso ver que tanto en Santa Inés como en Los

Muiscas, los sacerdotes realizan, en el mes de julio, actos religiosos en homenaje a la

Virgen del Carmen y luego se trasladan a la calle a continuar sus rituales en ceremo-

nias que tienen como objetivo bendecir los vehículos de los asistentes. Otros actores

también “se apropian” temporalmente de la calle para realizar encuentros políticos, ac-

tividades escolares y comunitarias en esos lugares y en espacios anexos a ellos, como

los parques del sector. Un suceso frecuente está relacionado con las actividades

que desarrollan la Defensa Civil y la Cruz Roja en algunas zonas del barrio.

La actividad comercial también influye en estos procesos de apropiación de las calles

y se hace palpable en cafeterías, bares y sitios de reunión que se han convertido en

nodos naturales de grupos de estudiantes en Los Muiscas y, con expresiones más

fuertes y diversificadas, en el centro comercial de Santa Inés —aledaño a la iglesia

del barrio—. Este sector también se ha convertido en un punto de encuentro de

personas de diferentes edades que confluyen allí en busca de variados servicios, lo

que da una dinámica especial al entorno inmediato del espacio comercial.

perspectiva también alude al tema del

encuentro casual, fortuito, entre las

personas que comparten un determi-

nado territorio.

Ese tipo de manifestaciones son

comunes en los barrios objeto de

estudio en este trabajo; las expresiones

culturales trascienden el ámbito privado

y se vinculan con la calle, no solo en

épocas relacionadas con la celebra-

ción de festividades populares, sino

en la vida cotidiana de las comuni-

dades. En los dos sectores urbanos

estudiados suceden hechos que

le confieren a la calle una función

“teatral”, un uso colectivo que se

relaciona con las efemérides relativas

a un hecho histórico, social, comuni-

tario o religioso que no debe pasar

desapercibido. Estas actividades

también se asocian a lugares específi-

cos de los barrios, como la iglesia, el

parque, la escuela o el colegio, pero

generalmente en asociación directa

con la calle.

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y se haya consolidado una ciudadanía responsable, lo cual implica la existencia de un

gobierno inclusivo que promueva la participación ciudadana (aun en las asignaciones

presupuestales), la instrucción, capacitación y educación en ciudadanía, y la inser-

ción de los asuntos legislativos en el ámbito de lo público (a través de la discusión

y el reconocimiento de las iniciativas populares).

Naturalmente, esto también requiere una comunidad responsable que asuma sus deberes

de la misma manera que exige sus derechos. Por último, considera el autor que el derecho

a la ciudad se adquiere a través de la construcción de procesos de desarrollo humano,

entendidos como una producción sociocultural orientada y decidida por comunidades

concretas que la generan colectivamente de acuerdo con su propia identidad.

En las primeras aproximaciones al tema de la negación de lo público se han sos-

tenido conversaciones informales con personas pertenecientes a diferentes campos

—especialmente con actores del mundo académico (profesores y estudiantes)—

con quienes se ha tratado el tema de la calle, su relación con el interés público y

el rol que ella cumple en la vida de la ciudad. Sus opiniones han estado dirigidas

a destacar la importancia de los asuntos de interés público en la vida urbana y,

específicamente, aquellos que involucran a la calle y otros espacios, pues consi-

deran que a través de ellos se fomenta la vida colectiva, se establecen relaciones

humanas, se integran las comunidades y se identifican y ponen en común problemas

territoriales y sociales que inciden en los miembros de las colectividades, es decir,

se hace ciudad.

La opinión más frecuente es que la vida política se expresa en las calles de Los

Muiscas con mayor intensidad, tanto en forma física (pasacalles, avisos publicita-

rios en residencias y negocios), como en lo social (conversaciones en las aceras, en

los sitios de reunión y en los parques). En el barrio Santa Inés son escasas ese tipo

de manifestaciones.

Al considerar la esfera política, el

tema urbano se aborda desde el

punto de vista del derecho que

todos, como ciudadanos, tenemos

de acceder ella. Se hace alusión,

entonces, al interés público como

aspecto fundamental para la vida

ciudadana, como garantía para el

logro de condiciones que promuevan

la dignidad, la inclusión y el desarrollo

de la ciudadanía. Esta perspectiva la

aborda el abogado Correa Monto-

ya (2008) cuando plantea que el

espacio público satisface una función

que incluye el deseo de alcanzar la

sostenibilidad y la justicia social, con

lo que se logra el usufructo equitativo

del escenario de todos por parte de

los ciudadanos.

Propone Correa que se debe

reafirmar el concepto relacionado

con el interés público para que se

produzca el cambio de paradigma

que sugiere el goce del derecho a la

ciudad, hecho que se dará cuando el

interés público permee las políticas,

los planes y las normativas producidas

por los organismos gubernamentales

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social y visualmente los barrios colindantes. De modo consecuente, al interior del

barrio también se nota el abandono en el estado físico de algunos componentes

del espacio colectivo (andenes, zonas verdes, antejardines, postes de alumbrado,

luminarias, fachadas de edificios) y en el deterioro de las áreas que integran los

parques y los equipamientos de uso común.

Ahora bien, este problema también se presenta en Santa Inés, aunque en forma

menos evidente desde el punto de vista del mantenimiento de las áreas públicas,

pero notorio en el establecimiento de barreras y restricciones sobre zonas que

deberían pertenecer a la colectividad, según la opinión de varios residentes.

Alba Castro también se refiere al proceso de crecimiento urbano de nuestras

ciudades en el siglo XX, al gran esfuerzo para construir lo público y a la escasa

presencia de esta categoría en la construcción de lo colectivo. Señala la prevalen-

cia de regulaciones minuciosas sobre las actuaciones privadas en la edificación —

en los códigos de construcción— pero también carencias relevantes en la visión de

largo plazo para la configuración territorial de las ciudades. Dada esa orientación,

las entidades públicas se han dedicado a cubrir las necesidades de su sector, en

forma aislada y sin medir las consecuencias e impactos de sus intervenciones en la

construcción total de la ciudad.

Concluye Alba (2001) con la afirmación de que hace falta mayor gobernabilidad

de lo público a partir de un pacto colectivo que favorezca la construcción de lo

urbano. Este planteamiento tiene concordancia con los fenómenos descritos por

Holston en el caso de Brasilia respecto a la percepción de los pobladores urba-

nos, quienes opinan y actúan en coherencia con sus demandas cotidianas en pro-

cura de lograr que la calle —como espacio de intercambio e interacción— no muera

El arquitecto José Miguel Alba

(2001), desde una óptica citadina,

plantea una posición crítica frente al

proceso de urbanización. Insiste en

la necesidad de una construcción de

lo colectivo a partir de una concien-

cia de lo público, al igual que en el

papel de los planes de ordenamien-

to. A su vez, hace hincapié en el

privilegio que ha tenido lo privado

en la construcción de la ciudad

colombiana.

Algo evidente en las visitas efectua-

das a Santa Inés y Los Muiscas es

el abandono de algunos espacios

pertenecientes al ámbito colectivo:

allí se expresa la falta de construcción

de lo público. Específicamente se

manifiesta con claridad en algunas

zonas periféricas de Los Muiscas,

donde falta integración con los

asentamientos urbanos vecinos y se

individualiza lo público en la medida

que no se conciben y ejecutan las

obras necesarias para conectar física,

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Aspectos relacionados con la expresión del espacio urbano en muchas de nuestras

ciudades son abordados por el ingeniero Ricardo Zornosa Salazar en un artículo

del año 2001. En él devela cómo el abandono y las expresiones cotidianas

en la ciudad son reflejo de la falta de identidad y de valores culturales de sus

habitantes. Resulta importante esta mirada, puesto que la conciencia sobre lo

público (grado de apropiación sobre aquello que nos compete a todos) permitirá

desarrollar actuaciones pertinentes que contribuyan a la generación de una ciudad

más incluyente, armónica y respetuosa de los valores culturales construidos por

diferentes generaciones.

Estas apreciaciones tienen también validez en sentido positivo cuando las interven-

ciones públicas en el espacio urbano se convierten en elementos movilizadores de

acciones individuales que, al actuar sobre lo privado, contribuyen al mejoramiento

del ámbito público. El ejemplo más concreto se manifiesta cuando las actuaciones

de la administración pública inciden en el mantenimiento o en las mejoras de un

parque o una calle y, en forma casi inmediata, los moradores del lugar inician las

mismas tareas, refaccionan los inmuebles vecinos al sitio en donde los entes guber-

namentales han operado. Esto también afecta económicamente la valorización de

los predios ubicados en el área de influencia.

En Los Muiscas, este tipo de fenómenos se ha podido evidenciar con posterio-

ridad a la realización de obras de mantenimiento del parque ubicado entre las

transversales 1ª y 2ª y las diagonales 66 y 66-A, al costado norte del colegio

Antonio José Sandoval.

Es notable la importancia que concede el ingeniero Zornosa al papel educador que

deben cumplir la ciudad y la escuela para fortalecer el trabajo sobre lo público y reducir

el individualismo, no la individualidad, condición eminentemente humana de la cual se

deriva la diversidad que debe ser contemplada y respetada en el ámbito de lo público.

y mantenga su rol activo en la configu-

ración del ámbito urbano; pero también

se identifica con Correa (2008), en

cuanto al papel fundamental de los

gobiernos en su relación dialéctica

con la sociedad.

En Los Muiscas, pareciera que el

pacto colectivo requiere cimentarse

tanto entre sus pobladores como

en unión con los habitantes de los

barrios vecinos, de tal manera que

se pueda lograr la construcción de

un tejido urbano que haga posible

la continuidad y compacidad de la

ciudad. En Santa Inés quizás sea

necesaria una labor paciente de

formación en cultura ciudadana,

porque a primera vista se intuye que lo

que allí sucede no es tan problemático

para sus habitantes. No obstante, en

el contexto de la ciudad, la falta de

animación urbana sí es un tema que

merece atención para evitar que se

generen zonas “muertas” al interior del

perímetro urbano que hagan más fuer-

tes los procesos de segregación social.

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En el caso de Santa Inés podría existir una buena oportunidad para la administra-

ción municipal de realizar acciones tendientes a incentivar el interés por lo público,

mediante la estructuración de un trabajo que logre integrar paisajísticamente la zona

inmediata al costado oriental de la Avenida Norte con el nodo natural que han

consolidado el centro comercial y la iglesia. Así se lograría una mejor conexión

transversal de los barrios que conforman este sector y se vincularía a este ejercicio de

costura urbana parte del sistema de movilidad de la ciudad (el paradero de buses y

el puente peatonal) que comunica con la zona occidental de la avenida mencionada.

Con relación al contexto local, García Angulo (2008) aborda el tema de la

ocupación como fenómeno existencial y producto de la apropiación que hace el ser

humano del centro histórico. Aunque el área de estudio está restringida a ese

lugar, el texto aborda generalidades relativas al espacio público y su composición

(profano y sagrado), al espacio privado y al fenómeno de ocupación, entre

otros. Estos aspectos pueden alimentar la construcción del marco teórico, en lo

referente al concepto de lo público —en el escenario de la calle— y la hipótesis

generada acerca de su “negación” como asunto paradójico, dado el carácter que

se le confiere.

Desde la perspectiva antropológica, algunas investigaciones se abordan con una

concepción descriptiva para evidenciar la importancia de la calle como escena-

rio de relaciones primordiales entre las personas que la utilizan. Entonces surge

en ella el tejido social que le confiere un sentido comunitario y de unidad a

distintos asentamientos humanos. En esta línea de trabajo vale la pena resaltar

los aportes realizados por el grupo Barrio–Taller a través de su labor en sectores

populares de Bogotá, esfuerzo que generó un producto académico e investigativo

Son los “pequeños territorios”,

como los denomina Zornosa, una

oportunidad para rescatar el valor

de lo público en la ciudad. Así, la

recuperación estética y funcional de

los parques, las plazas y las calles,

será la oportunidad para estrechar los

lazos entre las administraciones públi-

cas —encargadas de su construcción,

mantenimiento y manejo— y las insti-

tuciones privadas y los vecinos como

responsables del adecuado uso.

También esta acción puede enseñar a

los residentes, mediante la motivación

generada, que su trabajo sobre el

predio individual debe contribuir a

propiciar una relación armónica con

el entorno para generar espacios de

vida más dignos y humanos.

La propuesta de este autor mantiene la

coherencia discursiva de los referentes

anteriores, al establecer la necesidad

de una acción coordinada entre la

comunidad y las entidades guberna-

mentales frente a la responsabilidad

que les compete con lo público,

haciendo énfasis en el rol que deben

cumplir las instituciones educativas

para proyectarse con su función

formadora en beneficio de la ciudad.

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PRIVATIZACIÓN Y SEGREGACIÓN SOCIAL

Autores como Gonzalo Cáceres y Francisco Sabatini (2004)

hacen referencia a las relaciones entre lo público y lo privado a partir del tema de

los conjuntos cerrados y la ruptura del patrón tradicional de segregación en las

ciudades latinoamericanas, en una investigación realizada en Santiago de Chile. En

este trabajo se analiza la cuestión relacionada con la desmembración de la ciudad,

como consecuencia de que los gobiernos hicieran la reforma económica y las

economías profundizaran en la globalización.

En el caso chileno —y en Latinoamérica, en general— se afirma que, como

consecuencia de la liberación de la economía, la segregación espacial de los

pobladores urbanos está aumentando debido a las desigualdades sociales; sin

embargo, los análisis desarrollados por Sabatini y Cáceres permiten ver que la

aparición de barrios cerrados en la periferia de la ciudad lleva a una reversión de

dicha segregación en la escala macro por el incremento de una pequeña escala.

Esta descripción podría asimilarse a las características que presentan sectores ale-

daños a Los Muiscas, dada la presencia de agrupaciones de vivienda de estratos

altos que “conviven” en territorios cercanos y presentan características semejantes

a las descritas en el caso chileno. Es decir, una segregación a pequeña escala que

acerca, territorial y funcionalmente, a grupos poblacionales diversos; sin embargo,

este fenómeno no se manifiesta con esa claridad en Santa Inés, pues las pautas

sociales de los grupos asentados allí son más homogéneas.

Agregan los autores que ese tipo de disociación (de escala reducida) aproxima

las distancias entre los disímiles grupos sociales y reduce —en alguna medida—

el fenómeno segregacionista. Lo anterior también está mediado por las relaciones

de interdependencia que se crean entre vecinos pertenecientes a diversas

categorías sociales (demanda de mano de obra y de productos o servicios en las

áreas colindantes) y por la “modernización” del sector debido al mejoramiento

denominado La calle, lo ajeno, lo públi-

co y lo imaginado (Carvajalino, 1997)

en el cual se recogen experiencias y

reflexiones de varios investigadores

acerca de ese espacio colectivo que

puede ser pensado en función de

imaginar otra ciudad posible, situada

en las periferias de la capital del país.

En el contexto local, el barrio Los

Muiscas presenta algunas de las

características descritas en el estudio

del grupo Barrio–Taller, las cuales se

comentan a lo largo de este artículo

y son coherentes con las expresiones

de los barrios populares estudiados

en Bogotá; se hace la salvedad en

cuanto al tamaño de las ciudades y

las intensidades en la manifestación

del tema en cada caso.

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a cia no se producen por criterios de diferenciación de estratos, sino por la oferta

derivada del centro comercial y de servicios que se ha constituido en el nodo

principal del barrio, pero que no es de uso exclusivo del sector, sino que tiene una

relación importante con la ciudad.

Conviene mencionar que en el trabajo chileno se proponen acciones de política

pública para potenciar las posibilidades de integración urbana. La primera de ellas

se refiere a la necesidad de intervenir, en el tema de segregación de los pobres, con

políticas focalizadas que fomenten la presencia de factores urbanos de progreso social,

como la mezcla de usos del suelo, la consolidación de equipamiento e infraestructura

urbana y la inserción de este sector de la población a sus comunas de origen. Para

lo anterior se pueden instaurar mecanismos que impongan gravámenes (con destino a

programas de mejoramiento de barrios de estratos bajos) a los autores de proyectos

que sean expulsores de pobladores pobres. Contrariamente, se ofrecerían incentivos

para proyectos o zonas que promuevan o contribuyan a la integración urbana de aque-

llos sectores que tengan menos posibilidades económicas.

En cuanto al tema de la integración social y el espacio público, los desarrollos

inmobiliarios concebidos como conjuntos cerrados debieran motivar la aparición de

una política centrada en la producción de áreas públicas que operen como articula-

doras de los diferentes grupos sociales que ocupan el sector. En este sentido,

confluyen tres temas recurrentes en los trabajos que se han referenciado: el primero

está relacionado con la necesidad de intervención y regulación gubernamental;

el segundo, con el papel fundamental que cumple la comunidad en el logro de su

desarrollo; y el tercero, con la importancia de la espacialidad para la obtención de

una mejor calidad de vida y para la construcción de ciudadanía.

Eventualmente, en este tipo de estudios se profundiza en reflexiones sobre las

condiciones de vida, como se muestra en la cartilla desarrollada por Xavier León

Vega y Alexander Naranjo Márquez (2005) para la ciudad de Quito (Ecua-

dor), en el marco del proyecto Fortalecimiento de las capacidades de participación

de los pavimentos, la infraestructura

de servicios, la arborización de calles

y plazas, y el surgimiento de equipa-

mientos y servicios que aparecen

asociados a la mayor capacidad de

pago de los pobladores del sector.

Esta complementariedad puede estar

ocurriendo en Los Muiscas, dada

la presencia de equipamientos que

satisfacen las necesidades de educa-

ción y salud de los pobladores con

mayor capacidad de pago (colegios

privados, Universidad de Boyacá y

Clínica Mediláser, entre otros) y

por las relaciones de interdependencia

entre las actividades desarrolladas

por los habitantes que ocupan

sectores pertenecientes a distintos

estratos socioeconómicos. También

se adelantan obras de adecuación

de andenes, las cuales contribuirán

al mejoramiento de las condiciones

de calidad de vida para habitantes

y usuarios del sector, acciones que

indudablemente surgen de las deman-

das originadas por la diversificación

funcional y social.

En Santa Inés, las relaciones de

complementariedad e interdependen-

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controles. En adición, se plantea la necesidad de recuperar el civismo y el tema

se presenta como un recurso que las administraciones locales pueden utilizar para

concientizar a las comunidades y a la ciudadanía sobre la importancia del espacio

público en la vida urbana.

Las situaciones descritas por León y Naranjo en la cartilla son semejantes al

caso de Santa Inés, por la presencia de barreras u obstáculos que restringen la

interacción entre lo público y lo privado. Se develan allí campos diferenciados y

aislados para cada ámbito, siendo el público el más olvidado e insignificante, en

dimensiones y en calidad espacial. Los andenes permiten el desplazamiento pero

en condiciones mínimas de comodidad y seguridad, pues el peatón debe utilizar la

calzada en caso de encontrarse con otro transeúnte que camina en sentido opuesto

(las condiciones ergonómicas del ancho del andén están dimensionadas por debajo

de cualquier estándar mínimo), pero antes debe vencer la barrera del arbusto que

ocupa la escasa zona verde que separa el andén de la calzada.

Las diferentes agrupaciones han conformado verdaderas “islas” de vecindarios mínimos,

“protegidos” con rejas que delimitan el diminuto antejardín de las viviendas, donde

resulta imposible sembrar un árbol. El espacio descubierto que antecede a las casas es

un patio duro que sirve de parqueadero y no ofrece un ambiente amable al conjunto,

también controlado por rejas. Al caminar por Santa Inés no se encuentran actividades

urbanas, solo se observan enrejados o muros que paramentan la vía, espacio urbano

que obviamente permanece solitario, sin animación, es decir, sin muchedumbre, como

lo afirmaba Holston en su artículo sobre Brasilia. Realmente no existe el espacio

público; se observan cintas asfálticas para el desplazamiento de vehículos. Hay una

evidente manifestación de la negación de la calle. En Los Muiscas, la situación es

contraria: la calle está llena de vida, de actividad, de vínculos y de interacciones entre

el comercio, los servicios que se ofrecen y la dinámica actividad de la gente.

de los pobladores de las ciudades

andinas de Quito y Bogotá. En el

texto se consigna una caracterización

del espacio público a partir de sus

dimensiones social, cultural, polí-

tica, ambiental y física. Luego se

describen los principales problemas

del espacio público en Quito; se

evidencia el olvido institucional y

social en la provisión, el manteni-

miento y rescate de calles, plazas,

parques y espacios recreativos, y

del mismo modo, se señala que la

aparición de los conjuntos cerrados

ha contribuido a la formación de

“islas” urbanas que impiden el forta-

lecimiento del tejido social. También

se denuncia el cerramiento de calles

con cadenas para controlar el acceso

de “personas ajenas” a ciertas zonas

residenciales, con el argumento de

lograr condiciones de seguridad

para los pobladores de estas áreas;

paradójicamente, con el incremento

de cerramientos y controles, la delin-

cuencia no ha disminuido, sino que

ha crecido, se ha diversificado y ha

buscado nuevas formas de evadir los

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a de las normas y los estereotipos académicos, producen configuraciones particulares del

espacio que facilitan la integración social y su adecuado uso funcional.

Al mismo tiempo, estas apropiaciones del espacio por parte de los individuos o

la colectividad, diluyen, en algunos casos, sus propios límites y permiten que una

categoría espacial se confunda con otra. De esta manera lo público y lo privado

en muchas circunstancias se interceptan y generan categorías intermedias no

definibles claramente desde el punto de vista conceptual, pero llenas de signi-

ficado para sus usuarios. Asimismo, otros lugares —los de carácter comunitario,

por ejemplo— asumen roles diferentes frente a circunstancias particulares de un

momento dado.

Los comentarios anteriores revelan la complejidad que entraña la espacialidad

en un barrio de generación espontánea, donde las funciones y formas no fueron

previstas de antemano, pero también rescatan la importancia de aquellos lugares de

interacción comunitaria que articulan la vida de las comunidades, principalmente la

calle como canal de comunicación física y social de los pobladores de un lugar.

Tal es el caso de muchos sitios en Los Muiscas, donde ese límite entre lo público y

lo privado se pierde. En algunos momentos la actividad comercial de una vivienda

de uso mixto se imbrica tanto con la residencial que esa frontera desaparece, tanto

en lo físico como en lo social, pues las relaciones familiares también se mezclan con

los lazos de amistad o de vecindad, de manera que todo el lugar se ve afectado

por la influencia de la panadería, la tienda o la droguería, es decir, de las labores

complementarias que se hayan asumido. Incluso la imagen publicitaria del nego-

cio llega a dar la identidad a la familia y pasa a ser el referente más común para

denominar al grupo familiar o a alguno de sus integrantes.

De la misma forma, esos símbolos que se utilizan en la identificación de las funcio-

nes urbanas llegan también a ser expresiones propias de una identidad mayor; se

convierten en referentes más amplios para singularizar una calle, una “cuadra” o una

ASPECTOS FORMALES Y

ESTÉTICOS DE LA CALLE

En el marco de lo estético es necesario considerar también algunas visiones acerca del espa-cio urbano, especialmente aquellas

que involucran la calle a partir de la

observación artística, como el trabajo

realizado por Natalia Echeverri Arango

(2007) en el barrio Moravia de Me-

dellín. Esta investigación se desarrolló

concretamente en las montañas de

basura, donde se encuentran las zonas

El Morro y El Oasis. Lo valioso del

trabajo es que permite confrontar las

relaciones que se dan en los ámbitos

público y privado, mientras reconoce

su propia disolución y el despliegue de

una tercera condición, la comunitaria.

Esta publicación se relaciona en muchos

aspectos con los trabajos desarrollados

por el grupo Barrio–Taller de Bogotá,

principalmente en las consideraciones

sobre la forma como la arquitectura y el

urbanismo populares, hechos por fuera

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Este planteamiento de Peláez puede conectarse con el del arquitecto Germán

Samper (2003), en el sentido de pensar en el continuo urbano como una forma

de integrar los espacios que conforman la urbe, todo bajo el criterio de retomar

lo que denomina como arquitectura urbana en la construcción de las ciudades; en

otras palabras, la concepción de proyectos en donde haya una conjunción armóni-

ca entre el espacio público y el privado (entre el vacío y el lleno, entre lo urbano

y lo arquitectónico).

CONCLUSIONES

La calle, tema de discusión en el presente artículo, mantiene el interés

en el caso de los barrios analizados en Tunja, gracias a la dicotomía que se presen-

ta entre lo público y lo privado. En estas primeras aproximaciones a Santa Inés y

Los Muiscas podemos observar varias similitudes, pero también suficientes diferen-

cias en la manera como las comunidades entienden su espacialidad y la expresan

a través de la arquitectura y el urbanismo. La calle presenta unas condiciones

morfológicas claras, desde el punto de vista del diseño urbano, pues en su forma

física se identifican las franjas destinadas al peatón y al vehículo. Sin embargo, en

cada barrio se ha ido adecuando a empleos distintos, como se ha examinado: en

Santa Inés ha ido perdiendo identidad como espacio de uso público y ha asumido

características de domesticidad; se ha transformado en un lugar con restricciones

para el uso generalizado de la población. En Los Muiscas, mantiene su carácter de

uso público, aunque algunos de sus componentes lo hayan perdido.

La calle en Santa Inés está más vinculada a lo privado y parece que se valora como

elemento urbano que sirve para trasladarse a otros sitios de Tunja, pero no como

parte fundamental de la vida en el barrio. En Los Muiscas, es un elemento de

integración pues tiene una función social y política, es decir, pública; es un medio para

la socialización entre vecinos, amigos y visitantes.

porción específica del territorio barrial;

son símbolos propios de esa zona de

la ciudad.

En Santa Inés, el individualismo se

expresa de otra manera. El habitante

pareciera que no quiere ser identifica-

do; se mimetiza en la homogeneidad

del conjunto, la arquitectura y el

urbanismo son expresiones de esta

semejanza compartida, en donde la

repetición es la pauta generalizada

tanto en el patrón urbano como en

los detalles arquitectónicos.

El investigador y arquitecto colombiano

Pedro Pablo Peláez (2007) destaca

el problema de la fragmentación de

las ciudades y la necesidad de:

[…] construir una “red públi-

ca” que permita estructurar la

ciudad mediante la creación de

un sistema de espacialidades

que garanticen la continuidad y

la conectividad de todos y cada

uno de los sectores urbanos, y de

estos con los entornos naturales

circundantes, urbanos y rurales

(contraportada).

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En ambos lugares la calle es escenario de actividades culturales y sociales, aunque con

diferente intensidad de uso, siendo más marcado en Los Muiscas.

En los dos casos, la calle y otros espacios públicos (parques) también actúan

como sedes temporales para actividades institucionales. Las expresiones políticas se

producen con mayor intensidad y frecuencia en Los Muiscas, aunque se presentan en

ambos sectores.

Tanto en un barrio como en otro es necesario trabajar en torno a temas relacionados

con la cultura ciudadana. Claro está que deben diferenciarse los énfasis: en Santa

Inés, alrededor de las connotaciones generales, y en Los Muiscas, sobre todo en las

relaciones con los barrios vecinos.

Se observa mayor incidencia de las acciones oficiales “como efecto de contagio” en

Los Muiscas, mientras que en Santa Inés es preciso trabajar en aspectos relacionados

con la cultura ciudadana.

En Los Muiscas se producen más complementariedades respecto a la interacción

funcional y social con los barrios vecinos. En Santa Inés esas complementariedades

no se evidencian claramente; solo se dan en torno a las actividades del centro

comercial allí existente.

En el contexto comunitario, parecen existir mejores condiciones de calidad de vida

urbana en Los Muiscas. En Santa Inés, la vida parece desarrollarse en “islas”, sin

mayor interacción entre ellas.

En Santa Inés se observa mayor homogeneidad física y social, lo que se puede asociar

al concepto de uniformidad; en Los Muiscas se observa más riqueza en expresiones

estéticas que hacen visible la individualidad.

En Santa Inés la calle se constituye

en un espacio donde el conflicto

está ausente. Por el contrario, en Los

Muiscas permanece en conflicto;

mantiene su vitalidad política. El sig-

nificado que se puede extraer, a partir

de los referentes analizados, es que

la calle en Santa Inés está vinculada

con lo privado, en tanto que en Los

Muiscas tiene mayor cercanía con la

esfera pública.

Algo que comparten ambos territorios

es el respeto por la jerarquía de los

espacios que prestan servicios a la

comunidad, es decir, la inversión de

valores en cuanto a figura y fondo

que menciona Holston, para destacar

aquellos elementos arquitectónicos

que le dan coherencia a la espaciali-

dad del barrio.

En Santa Inés la calle carece de pun-

tos de encuentro (nodos), en tanto

que en Los Muiscas la morfología

privilegia la paramentación continua y

la presencia de actividades ligadas a

las fachadas de los inmuebles y a los

andenes (sendas por donde discurren

las personas).

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REFERENCIAS

BIBLIOGRÁFICAS

En ambos casos se debe insistir en

generar acciones tendientes a lograr

continuidad en la conformación urbana,

lo cual puede ser posible mediante el

establecimiento de redes articuladas

por el espacio público.

Las anteriores consideraciones son pre-

liminares, pues se trata de deducciones

extraídas de los acercamientos iniciales

del proceso investigativo. Se espera

confrontar estas apreciaciones con los

resultados sucesivos que se obtendrán

a medida que avance la investigación y

se tenga información de otras fuentes.

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Key words:

Palabras clave:

AbstractResumen:

* Profesora Asistente de la Universidad de Boyacá. Investigadora del grupo Xisqua. Maestra en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia y Arquitecta de la Universidad Santo Tomás.

1La investigación macro de la cual se deriva el presente artículo se titula Cultura y estética popular en Boyacá: construcción de la imagen de ciudad. Es financiada por la Universidad de Boyacá y se inició en el año 2009.

Nota: Las imagenes de este artículo son de autoría de Sonia Yulieth Guerrero Nieto, salvo que se indique otra fuente.

Recibido: 18-ago-11Aceptado: 17-nov-11

This reflection article presents the final results of the first phase of the macro research project “Culture and popular aesthetics in Boyacá”, conducted by the research group Xisqua. The study examines Tibasosa, therefore, an interpretive analysis of this town from the perspective of image construction it’s presented. This was a qualitative study with a phenomenological approach, because it aimed to the perceptions that inhabitants had of Tibasosa. The paper develops three analytical categories: first, collective imagina-ries historically perceived; second, the reality perceived by the inhabitants, and third, physical expressions that manifest aesthetic ideals. From the analysis of these three categories we concluded that the image of the town is characterized, for example, by the strong roots of its inhabitants to the history and the physical and symbolic elements related to traditions that have emerged and evolved, prevailing in the imaginary. These topics are consistent with perceptions that define Tibasosa as female and green color. In the town public and religious places are the most significant. Likewise, Feijoa production transcends the economic field to become in a distinctive element which is at the same time real and perceived.

Este artículo de reflexión presenta los resultados finales de la primera fase del proyecto macro Cultura y estética popular en Boyacá, desa-rrollado por el grupo de investigación Xisqua. En dicha etapa se estudió el municipio de Tibasosa, por lo tanto, se presenta un análisis interpretativo de esta población desde la perspectiva de la construcción de la imagen del lugar.

Para tratar el tema se realizó un estudio de corte cualitativo y enfoque fenomenológico, pues en general se indagó sobre las percepciones de los habitantes de Tibasosa. En el texto se aprecian tres categorías de análisis: la primera, los imaginarios colectivos percibidos histórica-mente; la segunda, la realidad recibida por los habitantes, y la tercera, las expresiones físicas que manifiestan de alguna manera ideales estéticos. A partir de ellas se llega a una serie de conclusiones que permiten identificar una imagen del municipio. Éste se caracteriza, por ejemplo, por el fuerte arraigo de sus habi-tantes con la historia y los elementos físicos y simbólicos relacionados con tradiciones que han surgido y evolucionado hasta prevalecer en el imaginario. Tales aspectos son coherentes con las percepciones que definen a Tibasosa como de género femenino y color verde. En la población los espacios más significativos son los públicos y religiosos, y la producción de la feijoa trasciende el ámbito económico para configurarse como un elemento distintivo, real y percibido de la imagen del lugar.

Social construction, esthetic, image, imaginery, popular

Construcción social, estética, imagen, imaginario, popular

Visual constructions and imaginaries in Tibasosa

Sonia Yulieth Guerrero Nieto*

Construcciones visuales e imaginaros en Tibasosa1

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InTroduCCIón

La gente marca la ciudad y a su vez es marcada por ella. A la par que la

ciudad es calificada como ente físico, recibe marcas evocativas de quienes la

habitan. Estas marcas operan como huellas que dejan rastros. Unas son de

carácter material –como las dejadas por los edificios, calles o señales–, otras

provienen de un sentido de memoria como recordar hechos o visitar lugares

que agradan y evitar los que disgustan, o adentrarse en ficciones que describen

la ciudad (Silva, 2003, p. 187).

La cultura, como una construcción colectiva, dinámica y elaborada sistemática-

mente por el ser humano, se manifiesta en todos los procesos de comunicación y

significación del hombre. Como parte de estos procesos sociales está la relación

particular que él establece con el lugar que habita ya que “resulta claro que el

‘sentido de pertenencia’ no puede ser una abstracción, pues es necesario que se

remita a la apropiación efectiva de lugares concretos que manifiesten el mismo”

(Yori, 1999, p. 28).

Dentro del proyecto que desarrolla el grupo de investigación Xisqua, titulado

Cultura y estética popular en Boyacá, se ha planteado el tema particular de

estudio “Construcción de la imagen del lugar”, cuyo objetivo específico es

formular una visión del sitio a partir de categorías visuales y estéticas que indaguen

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sobre la imagen de la ciudad y su

relación con el habitante en el

contexto local. Este trabajo aborda

particularmente el tema en el

municipio de Tibasosa (Boyacá)

como el primer caso seleccionado

para la investigación. Por esta razón

se indaga acerca de aspectos que

se relacionan con la conformación

de la imagen de un territorio (bien

sea una ciudad, un municipio, un

poblado), sobre la configuración

de imaginarios colectivos (Silva,

2006) y sobre las manifestaciones

visuales que se pueden leer en las

diferentes expresiones físicas de

un lugar. Así, la estructura urbana,

las fachadas, la disposición de un

espacio público, la ornamentación

de una vivienda, un detalle de una

ventana, las historias locales, los

héroes, las creencias, los eventos,

las expresiones sociales, las fiestas

populares, los recuerdos, entre

otros, son elementos que facilitan

una aproximación a la idea del lugar.

En este texto en particular se tratan tres temas. El primero está relacionado con los

imaginarios sociales que alcanzan a ser apreciados externamente y que se refieren a las

percepciones del lugar. Este campo comprende, en especial, elementos históricos y

tradicionales que por su asimilación dentro del colectivo se configuran como ideas muy

presentes en el contexto de Tibasosa. El segundo abarca aspectos de la percepción

desde los propios habitantes del lugar, es decir, se refiere a la realidad local percibida.

El tercero está relacionado con las construcciones visuales, los “signos que representan

la ciudad, las marcas sobre el entorno y los escenarios urbanos” (Silva, 2003, p.

90). Para llegar a estos tres apartes se siguió una metodología de carácter cualitativo y

enfoque fenomenológico, apoyada preliminarmente en la revisión bibliográfica, la toma

y clasificación de registros fotográficos en categorías y supracategorías y la realización

de encuestas. Una vez concluidas estas fases se efectuó el análisis, la interpretación y

la síntesis que permitieron establecer los elementos definitorios de Tibasosa, un lugar

representativo de muchos municipios colombianos de características similares.

IMAGINARIOS: LAS CARGAS HISTÓRICAS

Todo ciudadano tiene largos vínculos con una u otra parte de su ciudad, y su

imagen está embebida de recuerdos y significados. (Lynch, 1984, p. 9).

Los imaginarios son construcciones sociales que hacen parte del sentido de iden-

tidad de los habitantes de un lugar. Se insertan profundamente en las ideas que

se tienen de ese sitio en particular y conforman una imagen conceptual del mismo.

Nacen de la tradición oral, de sucesos históricos, de historias contadas y repeti-

das; a veces se crean desde las administraciones o responden a intereses particula-

res. Usualmente tienen una base real que ha podido ser o no verificada; crecen y

se modifican sin mucho control, pero suelen asumirse como ciertos.

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UN MESTIZO COMO

EJEMPLO DE LUCHA

Casi todos los lugares tienen una carga histórica que los de-fine frente a otros. En Colombia

y en América, esa historia está marca-

da por dos momentos importantes:

el pasado prehispánico y la gesta

fundacional que empezó luego de la

Conquista.

Numerosos municipios colombianos –

como los del altiplano cundiboyacen-

se –comparten ciertas características:

se trata de pueblos precolombinos,

lugar de indígenas. En el caso de

Tibasosa, su actual territorio era

gobernado por el cacique Tibasosa,

que a su vez era tributario del caci-

que Sugamuxi. Cabe recordar que:

(…) a la llegada de los españoles (...) el territorio de Boyacá se dividía en

tres principales confederaciones o cacicatos: el de Tunja en cabeza del Zaque,

el Cacicato de Tundama en cabeza del Tundama; y el Cacicato de Iraca en

cabeza del Sugamuxi (Mesa et al., 2009, p. 9).

Etimológicamente, tal vez la palabra Tibasosa no exprese algo significativo sobre

el lugar (en lengua chibcha, tiba significa capitanía, so adorador del diablo y sa,

persona ilustre). Más significativo resulta que antes de la Conquista, allí gober-

nó un cacique con cierto poderío. Una vez descubierto el actual municipio por

Gonzalo Jiménez de Quesada hacia 1539, cuando iba en busca del Templo del

Sol en Sogamoso, ocurrió una historia de amor que marcaría de manera notable la

carga histórica del lugar.

Un conocido del famoso conquistador y fundador Jiménez de Quesada, llamado

Francisco Silva, también conquistador y encomendero residente en Tunja, se ena-

moró de la hermana mayor de Saganimoso (cacique de Tibasosa) llamada Joana

Sirita. La pareja tuvo un hijo, Alonso de Silva, que era mitad español y mitad

indígena, es decir, mestizo. Esto no tendría nada de extraño, pero, según las

leyes de los muiscas, el heredero del cacicazgo era por línea directa el hijo mayor

de la hermana del cacique.

Fue por el mestizaje que surgió el problema, pues por ser hijo de una indígena y

un español, el niño tuvo privilegios y a la vez inconvenientes. Se educó en la es-

cuela de mestizos en Tunja, donde se conocería con Diego de Torres, otro nativo

con una historia similar y con quien compartiría un sino trágico en la lucha por los

derechos de los indígenas. Posteriormente se trasladó a Santafé y fue “escribiente

auxiliar de la Audiencia, lo que le llevó conocer las disposiciones de la

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Corona, del Consejo de Indias

y obviamente del presidente y la

Audiencia” (Palacios, 1991).

El conocimiento cercano de los

mandatos reales le permitió ver la

situación de los indios y los abusos a

los que eran sometidos por parte de

lo europeos, especialmente de los

encomenderos.

En 1560 murió Saganimoso, sin

embargo, el cacicazgo fue heredado

por un hermano suyo, pues Alonso

de Silva era menor de edad. Hacia

1570, los indígenas de Tibasosa

exigieron a la Real Audiencia que

Alonso de Silva fuera reconocido

como cacique de Tibasosa (situación

similar ocurría con Diego de Torres

en Turmequé). El presidente Venero

de Leyva dio su visto bueno ante la

Audiencia y aunque algunos enco-

menderos manifestaron su oposición,

Alonso de Silva fue reconocido

como cacique de Tibasosa el 16 de

marzo de 1571. A pesar de este

favorecimiento, los encomenderos

de Tunja prepararon toda clase de

intrigas y acusaciones hacia los dos

caciques (de Silva y de Torres), ante el supuesto poder otorgado a estos mesti-

zos. Ciertamente, al ser dos personas educadas, instruidas y socialmente aceptadas

en el mundo semiespañol, favorables a la causa indígena, partidarias de un trato

equitativo y justo para todos los nativos, constituían una piedra en el zapato para

los intereses particulares.

El principal instigador era Miguel de Holguín (encomendero de Tunja), quien

finalmente se salió con la suya al expulsar a Alonso de Silva de la encomienda

y hacerlo encarcelar luego de acusarlo de rebelión. Incluso “llegó a bofetear a la

madre de Alonso de Silva (…) y encerró a varios indios, entre ellos al anterior

cacique (…) castigó a muchos y les causó una de las más grandes humillaciones

inferidas a los nativos al hacerlos trasquilar” (Palacios, 1991).

Alonso de Silva siguió en su batalla por sus derechos y apeló al mismo rey Felipe

II, quien ordenó que se mantuviera al mestizo en su cacicazgo (Cédula Real del

Consejo de Indias del 30 de abril de 1572). Pero las presiones de los enco-

menderos fueron más fuertes. Finalmente, lograron que a ambos se les destruyeran

sus viviendas y se les despojara de sus títulos (fallo de la Real Audiencia de

1574). Aun con todo en contra, decidieron ir a España a presentar su apela-

ción al Consejo de Indias. Alonso de Silva no consiguió los fondos necesarios y

debió huir a Mariquita, desde donde siguió protegiendo la causa indígena y fue

acusado nuevamente de incitador en 1593. En consecuencias, solo viajó Diego

de Torres, quien después de todo tipo de inconvenientes y vicisitudes llegó a

Europa en 1577.

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Es relevante mencionar que los escritos de Alonso de Silva y Diego de Torres2

constituyen documentos muy valiosos, pues denuncian con toda claridad cómo

era la vida de los indígenas, los abusos a que eran sometidos, las injusticias de

que eran presas en virtud de la mala administración colonial, y en general, el trato

inequitativo de que era objeto la población.

Parece ser que a don Alonso nunca le fue restituido su cacicazgo, pero la lucha

sostenida, su particular condición de mestizo educado por españoles, la historia

de sus padres, su acervo indígena y su oposición al maltrato de los nativos, hacen

que su imagen perdure en la memoria histórica del municipio como un símbolo de

perseverancia y ejemplo de la estirpe tibasoseña.

LA MUERTE DE UN PATRIOTA.

Tibasosa figura como municipio desde 1790 por mandato del virrey, don Manuel Antonio Flórez. En su herencia histórica de lucha se debe men-

cionar su adhesión al movimiento comunero en 1781. Su figuración se completa

con la participación en la batalla del Pantano de Vargas, pues allí fueron enviados

los heridos patriotas después de la contienda, en especial Inocencio Chincá, quien

falleció en el pueblo. De ahí la adhesión a los eventos de la Campaña Liberta-

dora, pues como lugar de la muerte de un héroe de la patria, entró a la lista de

2 “Uno de los documentos más impor-

tantes de la historia social del Nuevo

Reyno de Granada lo constituyen las re-

presentaciones o memoriales de agravios

elaborados por los caciques mestizos de

Turmequé y Tibasosa, Diego de Torres y

Alonso de Silva”, (Palacio, 1991).

Figura 1. Firmas de don Diego de Torres, cacique de Turmequé, y de don Alonso de Silva, cacique de Tibasosa.

Fuente: Palacios, J (1991)

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una condecoración militar, y por un acuerdo emanado del Concejo de Bogotá, se

rindió homenaje al Sargento Chincá y se designó con su nombre a la calle 138,

entre la Autopista Norte y la Avenida Suba en dicha ciudad.

Chincá, entonces, hace parte de los imaginarios de la carga histórica que preva-

lecen, se mantienen y hacen presencia, especialmente dos siglos después de su

desaparición, en el momento coyuntural del bicentenario de la Independencia

los lugares protagonistas de la gesta

libertaria. Tal es la importancia de ese

suceso funerario que en el 2009 fue

inaugurado en el parque principal un

busto conmemorativo del aniversario

190 de la muerte del caudillo.

Inocencio Chincá nació en Tame

(Arauca) en 1798. Muy joven se

presentó como voluntario para con-

formar el ejército Libertador. Por su

desempeño militar, el mismo Simón

Bolívar le concedió la Orden de los

Libertadores e hizo parte de las tro-

pas durante la campaña de indepen-

dencia. Se inmortalizó por ser uno

de los famosos 14 lanceros de la

batalla del Pantano de Vargas, donde

resultó herido luego de alancear al

capitán español Ramón Bedoya. Con

su nombre fue bautizada la Escuela

Militar de Suboficiales de Colombia,

así como varios colegios e institu-

ciones de Boyacá. También existe

Figura 2. Monumento a Inocencio Chincá en el parque principal de Tibasosa

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TIBASOSA ES FEIJOA

Desde 1987 se celebra en Tibasosa, durante la última semana de junio y la primera de julio, el Festival de la Feijoa3. Alrededor de esta

maravillosa fruta se han tejido toda suerte de imaginarios, de manera que si se

menciona el nombre del municipio, por extensión se evoca a la Feijoa. Tal visión

es reforzada por cuanto visitante llega, pues el comercio está dedicado, en gran

medida, a mostrar este producto estrella, del cual se genera una amplia

variedad de derivados: sabajón, bocadillo, dulces, panelitas, caramelos,

merengón, helados. La Feijoa se utiliza también en la preparación de salsas que

acompañan platos principales, e incluso para aromatizar velas.

Figura 3. Venta de productos derivados de la feijoa durante el Festival de la Feijoa 2010

3 La Feijoa (Acca sellowiana, Feijoa sellowiana), también denominada

guayaba del Brasil o guayabo del Brasil,

es una especie botánica arbustiva,

ramificada, que alcanza 4 m de altura.

Es originaria de las tierras altas del sur

de Brasil, Colombia, Uruguay y norte

de Argentina. Resiste el frío, aunque no

por debajo de los -5 °C. Es sensible

a las temperaturas muy elevadas y a

la excesiva sequedad del aire. Tiene

corteza de color gris pálido, áspera

o algo escamosa; follaje persistente;

ramillas rígidas; hojas simples, opuestas,

pecioladas, con pecíolos de 4 a 8 mm,

ovoides o elípticas, de color verde os-

curo, brillantes en el haz y blanquecinas

en el envés; flores solitarias con cuatro

sépalos y cuatro pétalos blancos-róseos;

estambres numerosos con anteras de

color amarillo intenso o rojo, ornamen-

tales. La polinización es realizada por

pájaros y por insectos, especialmente las

abejas. El fruto es una baya oblonga de

4 a 6 cm × 3 a 5 cm, verde oscuro

en la madurez, con aromas agradables.

La fructificación requiere clima fresco.

La pulpa del fruto es carnosa, blancuzca

o amarillenta y fragante. Es comestible,

rica en vitamina C y con ella se preparan

bebidas, jaleas, helados y mermeladas”

(Wikipedia, s. f.).

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TIBASOSA Y LO FEMENINO

Un imaginario muy importante tejido alrededor de Tibasosa es aquel que

asocia a la población especialmente con las mujeres. Esto se debe a una tradición

de gobierno femenino que ha prevalecido, pues incluso antes del comienzo de la

elección popular de alcaldes en 1988, se tenía ya la concepción de que gracias al

cuidado otorgado por las mujeres a la localidad, ésta se conservaba como una de

las más limpias, organizadas y bien presentadas de Boyacá.

La importancia otorgada a esta fruta se

remonta a los años ochenta, aunque la

planta llegó al municipio en la década

de 1930. Su adaptación al clima de

Tibasosa fue perfecta, de manera que

en la actualidad hay varias hectáreas

de cultivo, cerca de 50 establecimientos

comerciales que venden subproductos

y aproximadamente 400 familias

dedicadas a su producción, comerciali-

zación y transformación.

Si bien la utilización de la Feijoa, ori-

ginaria del Brasil, es relativamente re-

ciente, a su alrededor se ha creado un

gran imaginario colectivo. De hecho, la

existencia del festival y que el munici-

pio se conozca en el ámbito regional y

nacional por la famosa fruta, da cuenta

de su relevancia en la construcción de

un sentido de identificación local.

Como dato singular cabe reseñar que

existe un evento musical llamado The

Feijoa Festival en Nueva Zelanda. In-

teresante conexión a tantos kilómetros

de distancia. Por su parte, el Festival

de Tibasosa incluye muestra gastronó-

mica, danzas, presentaciones musicales

y feria artesanal, entre otras manifesta-

ciones artísticas y culturales.Figura 4. Placa conmemorativa de la participación

femenina en la administración municipal

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Este imaginario se refuerza en notas,

historias y creencias que dan por

hecho que Tibasosa es un pueblo

gobernado por mujeres. Si bien desde

1963 hasta 1988 el municipio tuvo

seis alcaldesas, después de la elección

popular de alcaldes hubo ocho

mandatarios. Solo hasta el periodo

2008-2011 el municipio volvió a

estar a la cabeza de una mujer. Es

decir, de acuerdo con el recuento

realizado por Avella (2007), en

47 años la alcaldía ha sido 53.3%

masculina y 46.7 % femenina.

Por lo tanto no ha habido, como

tal, una hegemonía de este último

genero. Aun así, aunque después de

1988 han gobernado principalmente

hombres, la connotación del cuidado

prodigado por las mujeres se ha man-

tenido, generalizado y reforzado, pues

expresiones como la ornamentación con

materas, la limpieza, la uniformidad en

los anuncios y los jardines, parecen

derivar de un toque netamente femenino.

EL PUEBLO MÁS LINDO DE BOYACÁ.

A pesar de algunas interrupciones, Boyacá ha venido convocando desde hace 29 años a sus municipios a participar en el concurso Los pueblos

más lindos. Este evento ha potenciado el turismo y la imagen de las localidades,

de ahí que obtener tal reconocimiento ha dado a los favorecidos un posiciona-

miento regional y nacional. Si bien la declaratoria del pueblo más lindo dura hasta

el siguiente concurso, en las poblaciones ganadores -como Tibasosa- la mención

parece adquirir un carácter vitalicio. En consecuencia, Ráquira, Monguí, Tenza,

Figura 5. Lo femenino en Tibasosa. Detalle de las carpetas que se colocan en las transparencias de las

ventanas

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5La importancia de este tipo de distinciones radica en la forma como se arraigan

en el imaginario social: perduran y son estimuladas por los mismos pueblos para

promoverse en ámbitos culturales y turísticos. Tibasosa obtuvo esta mención en

1985, junto con El Cocuy. Desde ese entonces, apela a tal etiqueta para publici-

tarse como zona turística del departamento. En dicha imagen se destacan aspectos

característicos, como son la limpieza, las fachadas, las materas ornamentales, la

uniformidad en los anuncios y los monumentos conmemorativos. Un ejemplo de

esta convicción es que durante la administración 2008-2011, el municipio se

autopromovió como el “jardín de Boyacá” (Alcaldía de Tibasosa, s.f.).

Figura 6. Parque principal de Tibasosa. Diciembre de 2009

Figura 7. Antejardines, fachadas y calles floridas en Tibasosa

Jenesano, entre otros, son y serán

siempre “el más bonito”. Además,

como se participa en diferentes ca-

tegorías, en un mismo año hay varios

pueblos que son “el más lindo” del

departamento.

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LOS PESEBRES Y TIBASOSA

Como parte de una sociedad católica, herencia del pasado y de

la evangelización desplegada en la

Conquista con el objetivo primordial

de imponer la religión católica en el

nuevo mundo, Tibasosa refleja su reli-

giosidad en diversas manifestaciones.

Especial interés reviste la preparación

del pesebre, que se abarca aquí

desde los aspectos visuales más que

desde su significado ritual.

La idea de construir un pesebre

gigante en el parque principal nació

durante la administración que gobernó

entre 1988 y 1990. De tal modo

surgió una tradición que se refuerza e

incrementa año tras año. Así lo resume

Yamile Tristancho Jaime, exsecretaria

de Planeación Municipal de Tibasosa:Figura 8. Pesebres en Tibasosa, 2009

Fuente: http://www.panoramio.com/photo/23004771

El pesebre tibasoseño, primero en Boyacá, se ubica en el parque principal como

uno de los principales atractivos dentro del circuito turístico de la Provincia

de Sugamuxi. Se ha caracterizado, desde el año 1988 hasta la fecha, por la

originalidad de sus diseños y materiales: ha pasado por la arcilla, de la madera

al junco, del fique al trapo y del tamo a los materiales reciclables, llevando

siempre, a través de la artesanía, un mensaje tradicional de paz que muestra

las costumbres boyacenses y el paisaje que lo rodea. [Lo anterior] gracias a la

participación activa y desinteresada de toda la comunidad en la elaboración

de trajes, figuras y maquetas. Tibasosa muestra con orgullo esta obra de arte

popular que guarda siempre el respeto por la tradición de adoración al Niño

Jesús. (Tristancho, s.f., párr. 3).

Este tipo de grandes intervenciones en el espacio público se ha configurado como

una tradición reciente. Los pesebres, la iluminación, las ferias navideñas y otros

eventos que son impulsados desde las administraciones oficiales, logran que habi-

tantes y visitantes construyan un imaginario colectivo (Tibasosa igual a pesebre). En

diciembre, un plan destacado de las vacaciones es visitar estos nacimientos públicos

instalados en los pueblos. En 2009, por ejemplo, el monumento se llamó Pesebre

del Bicentenario, pues hacía alusión a la Campaña Libertadora.

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4 La aplicación del instrumento y la

respectiva tabulación fue llevada a cabo

por el estudiante Luis Zárate, integrante

del semillero de investigación GAMA,

adscrito al grupo de investigación XIS-

QUA del programa de Diseño Gráfico

de la Universidad de Boyacá.

IMAGINARIOS: LA REALIDAD PERCIBIDA POR EL COLECTIVO

La imagen urbana no pertenece a la ciudad sino a sus habitantes ya que es

el modo como los ciudadanos la representan en su mente; por eso, la imagen identifica

a la ciudad, no por como es sino por como es vista (Pérgolis, 1998, p. 2).

Se han mencionado aspectos del imaginario que pueden leerse desde el exterior, ya sea en

la reconstrucción histórica, en textos, en la publicidad o simplemente a través del voz a voz.

Ahora bien, existen realidades que están inmersas en el interior del colectivo. Para conocerlas

se aplicó una encuesta4, la cual indagó por ciertas condiciones del lugar. En este proceso se

siguieron algunos pasos de la metodología adoptada por Silva (2003) en Bogotá Imaginada.

La mayoría de los encuestados fueron estudiantes (94.2%), con edades comprendidas entre

los 13 y 17 años (87.6%) y entre los 18 y 20 (7.6%). En su mayoría (68%) son

nacidos en Tibasosa, Sogamoso y Duitama, con un porcentaje mayor de mujeres (60.7%)

que de hombres (39.2%).

Se preguntó a los habitantes por el personaje histórico que consideran de mayor significa-

ción. Inocencio Chincá alcanzó la mayor votación, seguido por Simón Bolívar y el cacique

de Tibasosa, quienes obtuvieron porcentajes menores. En consecuencia, la muerte del

patriota sigue siendo un suceso representativo en la memoria colectiva.

Figura 9. Personaje histórico de mayor significación

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En cuanto a elementos relevantes que

llevan a los pobladores a identificar su

municipio, la Feijoa aparece en primer

lugar, seguida de la tranquilidad que se

respira en el lugar. Este otro imaginario,

expresado exteriormente, queda confir-

mado al considerar que los habitantes

ven en la fruta una singularidad sobresa-

liente de su pueblo.

Figuras 11 y 12. Lugares que más y menos gustan a los habitantes de Tibasosa

Sobre los lugares por los que se siente

más afecto, con un porcentaje notable-

mente mayor a los demás se encuentra

el Parque Principal, que mantiene su

hegemonía como espacio público por

excelencia en las ciudades y municipios

del país. Por otra parte, los tibasoseños

muestran mayor desapego por el parque

ecológico, espacio construido con la

intención de potenciar la naturaleza

y la cultura de la población. Ha sido

abandonado a su suerte y es sinónimo de

inseguridad y de la despreocupación de

la Administración, pues si bien se invirtió

un gran capital en su diseño y construc-

ción, se ha transformado en un “elefante

blanco”, ya que nada aporta a Tibasosa.

Figura 10. Aspecto de mayor significación

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Figura 13. Evento que más gusta a los habitantes de Tibasosa

Figura 14. Género de Tibasosa

Se indagó también por los eventos más

y menos aprobados: entre los primeros

figuran las ferias y fiestas del municipio;

mientras que entre los segundos, aparece

el reinado de la tercera edad. Esto

puede deberse a la edad de la mayoría

de los encuestados.

Respecto a si Tibasosa es de género

masculino o femenino, el 67.6% optó

por lo segundo. Esto reafirma la

aseveración acerca de la relación estrecha

entre el pueblo y lo femenino.

En general, las personas muestran un gran

agrado por vivir en Tibasosa, de acuerdo

con lo manifestado por el 86.1%. No

obstante, en general se manifestó un gran

agrado por vivir en la población.

La principal razón para esta predilección es la tranquilidad. Un 10.7 % dijo que

no le gustaba residir en el municipio, fundamentalmente por ser “aburrido”.

A la pregunta referente a otros lugares donde sería satisfactorio vivir, Bogotá, la

Costa Atlántica y Medellín fueron los más elegidos. En el caso de las dos

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capitales, se trata de conglomerados

diametralmente opuestos en cuanto a

tamaño y población, en tanto que el

litoral Caribe posee un clima y una

cultura diferentes.

Figura 17. Tibasosa en una palabra

Figura 15. Lugar en que le gustaría vivir si no viviera en Tibasosa

Finalmente, en la búsqueda de otros elemen-

tos de significación, se indagó por el color

con que es asociado el municipio. El verde

obtuvo el mayor porcentaje (69.2), muy

por encima del azul y el blanco. Este nexo

con el verde seguramente tiene que ver con

el paisaje que circunda al pueblo. Es un

color relacionado con la paz, la tranquilidad

y la solidaridad, además de ser el de la Feijoa.Figura 16. Color que se asocia con Tibasosa

Por último, se pidió a los encuestados

que definieran a Tibasosa con una sola

palabra. La mayoría coincidió en usar el

término ‘tranquila’, y en un porcentaje

menor, ‘hermosa’.

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5 Los registros fotográficos fueron obteni-

dos por la autora con la colaboración de

los estudiantes Carolina Gómez, Gerson

Rojas y Luis Zárate, integrantes del

semillero de investigación GAMA. Las

tabulaciones preliminares se hicieron con

el apoyo de Luis Zárate.

CONSTRUCCIONES VISUALES

Cuando una sociedad construye instituciones, imaginarios, signifi-caciones, construye espacio (…) la creación social genera un tipo de espacio (Melo, 2001, p. 3).

Los imaginarios, construidos desde la historia, la tradición y las administraciones pú-

blicas, se manifiestan en el inconsciente individual y colectivo. También aparecen en

lo visual y en el espacio físico del lugar para crear una imagen distintiva del mismo.

Como parte de la investigación en Tibasosa, se realizaron 82 registros fotográficos5

que posteriormente fueron clasificados según una serie de supracategorías y catego-

rías establecidas para el proyecto macro investigativo del siguiente modo:

• Supracategorías: imaginario, popular, memoria y estética.

• Categorías: urbano, iconografía, rito, objetos cotidianos, gastronomía, gráfica

urbana, patrimonio, práctica social, tendencia/estilo, tipografía, vestido, oficios,

lugares simbólicos, elementos simbólicos, apropiación del espacio, resignificación de

elementos/bricolaje, ornamento, elemento singular, monumento, personaje.

Esta sistematización tiene como fin definir, mediante las manifestaciones del munici-

pio, qué tipo de construcción visual elaboran los tibasoseños, y cómo esa construc-

ción imaginada se hace tangible a partir de detalles perceptibles en las fachadas,

ventanas, antejardines, andenes y calles.

En síntesis, en Tibasosa el personaje más importante es Inocencio Chincá; el ele-

mento más relevante, la Feijoa; el lugar más especial, el parque principal; su evento

más querido, las ferias y fiestas. Por otra parte, a sus habitantes les gusta vivir allí,

pero si no lo hiciesen, preferirían un lugar más grande. El municipio es de género

femenino, color verde, tranquilo y hermoso.

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LOS IDEALES ESTÉTICOS EXPRESADOS

Usualmente, en los procesos de simbolización inherentes al hombre como ser social, existe una condición ligada a la estética. En este caso,

la noción de estética se asume como la de ‘gusto’ y éste, a su vez, como una

necesidad de expresión desde los elementos físicos de un ideario de lo bueno, lo

bello, lo bonito y socialmente aceptado y reconocido. “Los contenidos estéticos los

traslada el hombre a todo tipo de objetos, con muchos de los cuales se relaciona

permanentemente” (Malo, 2006, p. 88). Entre los aspectos visuales observados

en Tibasosa como integrantes de la gran categoría estética, se destacan los

elementos urbanos (fachadas, calles, gráfica y ornamentación). Puede entonces

concluirse que hay un interés por mostrar una imagen ordenada y limpia; en

general, una imagen de un pueblo bonito, mediante faroles, materas, carpetas,

pintura en las fachadas, antejardines floridos, zócalos, etc.

En primer lugar, el análisis de las su-

pracategorías brinda un acercamiento

a las particularidades que se delatan

en lo visual. En este orden de ideas,

la estética obtuvo el mayor puntaje,

con el 68.29%. En tal categoría

se incluyeron, en especial, aspectos

relacionados con elementos de la

construcción de lo urbano, como son

las fachadas, la gráfica y los elemen-

tos ornamentales. Luego apareció la

memoria, con un 12.19%. En ésta

se contempló lo relacionado con la

tradición, el patrimonio y las perso-

nas, todo ello plasmado en compo-

nentes físicos. En la tercera supraca-

tegoría, imaginario (que alcanzó un

9.75%), se consideraron factores de

Figura 18. Supracategorías de análisis en los aspectos visuales en Tibasosa

la construcción del mismo en evidencias físicas, especialmente en la gráfica urbana.

Por último, popular, también con un 9.75%, reveló cuestiones vinculadas a las

prácticas sociales y la apropiación del espacio público.

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Figura 19. Manifestación de un ideal estético: flores, orden en el tamaño de las materas,

composición del anuncio

Otro interés observable es el de evidenciar el ideario de la Feijoa, si bien con un fin

comercial, como una parte constitutiva de la cotidianidad.

Figura 21. El palacio de la Feijoa, una de las tantas alusiones a la fruta más famosa del municipio

Figura 20. Manifestación del ideal del pasado: edificación contemporánea con elementos estilísticos y refuerzo ornamental que evocan tiempos pretéritos

Hay un interés por mantener en el

presente una imagen del pasado,

especialmente en la arquitectura y la

ornamentación. Entonces, aparecen

copias de patrones propios de un

estilo determinado (sobre todo colo-

nial) en balcones, aleros, techados en

teja de barro, construcciones recientes

y nuevas. Del mismo modo, existe la

necesidad de mostrar la imagen del

pasado, de lo rústico, y de enunciarlo

en la gráfica utilizada en el comercio

(se emplean sogas y tipografías que

connotan antigüedad).

LA MEMORIA COMO IDEAL

A pesar de quelos aspectos estéticos se evidencian más fácilmente en lugares con tradición histórica, donde se han registrado acontecimientos

memorables y se ha cumplido un rol específico en un evento determinado, la

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memoria también se hace tangible en

ciertas manifestaciones visuales, en

especial en las relacionadas con el

patrimonio tangible (edificaciones).

En Tibasosa se procuran mostrar

como imágenes valiosas del municipio

los elementos de carácter patrimonial,

entre ellos la iglesia y las casonas

antiguas. Se exponen con orgullo,

se habla de ellos, se mencionan en

las reseñas municipales. Cabe señalar

que a partir de una casa, una iglesia,

o un parque, es posible identificar

una población boyacense.

Algunos ornamentos también hacen

alusión a la memoria, como por

ejemplo, detalles específicos de las

puertas, la decoración exterior y la

utilización de ciertos materiales.Figura 22. Casona antigua, aproximadamente de 1750.

Detalle de los murales alusivos a la Independencia y vestigio de una chimenea en la vivienda

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Figura 23. Parque principal, casa cural e iglesia del municipio

Figura 24. Gráfica urbana y arquitectura que connotan el pasado colonial

IMAGINARIOS EN IMÁGENES

Aunque algunos imaginarios colectivos solo existen como una imagen mental, también poseen reflejos en lo físico que los refuerzan y mantienen

presentes. De acuerdo con los registros efectuados en Tibasosa, estas evidencias

aparecen, de modo fundamental, en la gráfica urbana y en elementos simbólicos.

Tal condición se manifiesta por igual en las intervenciones arquitectónicas, dada su

clara intención de connotar el pasado histórico, en particular el colonial.

En el pueblo se aprecian elementos

urbanos muy fuertes y determinantes

de la memoria local, como son el parque

principal, los jardines y el tronco

del árbol (rezago de un importante

componente del parque). Esta es una

tipología extendida en otros municipios

del departamento y del país. Así, la

evocación suele configurarse a partir de

un mismo patrón, ya sea con referen-

tes procedentes de la fundación del

poblado o con otros posteriores.

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LO POPULAR COMO IMAGEN

Las prácticas populares no pueden darse sin manifestaciones físicas y sin espacio dónde se realicen. En esta primera visión del municipio se

evidenciaron expresiones de esta realidad, agrupables en la supracategoría popular,

en casos como:

- El uso de los espacios públicos para celebrar fiestas, ferias, verbenas, encuentros o

manifestaciones como el pesebre (eventos impulsados por la administración municipal).

- La realización de prácticas sociales de apropiación, diferentes de las oficiales.

Lo mismo ocurre con expresiones

vinculadas con la Feijoa, los jardines y

la decoración. Éstas prevalecen ante

la imposición de nuevos modelos, por

ejemplo, los publicitarios.

Figura 25. Prevalencia del imaginario del jardín en un anuncio artesanal, frente a las gráficas impuestas

De igual modo, en el diseño de

monumentos que reflejan páginas

históricas sobresalientes, como las

relacionadas con los héroes de la

patria (Bolívar, Chincá).

Figura 26. Mezcla de imaginarios religiosos e históricos (la Virgen y Bolívar)

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Figura 27. Apropiación del espacio desde la administración y para fines lúdicos

sus personajes, las celebraciones, la fruta como factor de identidad, el cuidado del

espacio urbano como testimonio de convivencia y la calidad de vida reflejada en la

tranquilidad.

CONCLUSIONES

Las relaciones que se establecen con un lugar forman parte de uno de los procesos más significativos para el ser humano: dar sentido a su espacio y a

su condición existencial. De esta manera, el carácter físico de las conformaciones

urbanas es determinante en la expresión de ideales estéticos, pues la ciudad es un

marco, un telón de fondo para la existencia cotidiana. Esas relaciones del habitante

y su espacio se dan en diferentes direcciones, bien sea desde los imaginarios sociales

o desde las manifestaciones físicas, ya que en la configuración de los imaginarios

intervienen aspectos colectivos –históricos, sociales, geográficos o culturales– e

individuales, como son las subjetividades particulares en torno a un espacio, un

sentimiento o una idea de algo o alguien. El conocimiento de unos y otros es

esencial para determinar las características de la identidad local. Ciertamente, con

base en ellos pueden encontrarse rasgos inherentes a la esencia de las prácticas

sociales que constituyen, en gran medida, los patrones de identidad. Este tipo de

valoraciones, además de fortalecer los procesos locales frente a la globalización y

la transculturización, permiten descubrir significados de lo popular que se oponen

a las imposiciones mediáticas cuya pretensión, en últimas, es instaurar modelos

homogéneos y carentes de carácter.

El trabajo desarrollado en Tibasosa, como primer caso de estudio, puso a prueba

la metodología propuesta por el grupo de investigación, al cual le brindó valio-

sos aportes en la medida que los instrumentos y recursos metodológicos fueron

implementados. De igual modo, estas herramientas se evaluaron con miras a ser

mejoradas para estudios posteriores. Para el proyecto macro de investigación,

Tibasosa constituye un resultado inicial cuya socialización no solo genera insumos

conceptuales, sino que a partir del reconocimiento de lo propio, posibilita una

afirmación de la región desde lo local.

En Tibasosa, las concepciones del

lugar expresadas físicamente se

orientan a mostrar un ideal dentro del

cual están, entre otros, la añoranza y

valoración del pasado, el significado de

la historia propia, el valor otorgado a

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Abstract

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5Vo

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ISSN

225

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es/f

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desig

nia

Palabras clave:

Resumen:

Image, imaginery, iconography, pilgrimage, religious

Key words:

Imagen, Imaginario, Iconografía, Romería, Religioso

This reflection article presents the final results of one of the stages of the research “Building the image of a city”, which has to do with Morcá (a rural place in Sogamoso, Boyacá). This place is defined largely by the religious imaginary that has been built due to the veneration of the Virgen de la O. This was a qualitative study that searched to analyze and interpret the ideas about this place which have been historically shaped. At the same time, the study reviewed existing notions of the site, the religious imaginary and the con-formation of a particular idiolect. Secondly, there were analyzed the physical expressions of the imaginery, like visible evidences expres-sed on the site. One of the main conclusions illustrates that in Morcá, the imaginary is stronger than its own physical conforma-tion, and this is why its boundaries are not necessarily geographic or spatial but rather ritual and cultural. Also, besides the inherent heritage values, the rite is the enhancer of many dynamic and social practices in which the iconographic value of the main religious figure is essential to define its identity.

*Profesora Asistente de la Universidad de Boyacá. Investigadora del grupo Xisqua. Maestra en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia y Arquitecta de la Universidad Santo Tomás.

1Este artículo se deriva de la investigación macro titulada: “Cultura y estética popular en Boyacá: construcción de la imagen de ciudad”, financiada por la Universidad de Boyacá. Fue iniciada en el año 2009 y se proyecta finalizarla en 2016.

Nota: Las imágenes de este artículo son de autoría de Sonia Yulieth Guerrero Nieto, salvo que se indique otra fuente.

El presente artículo de reflexión presenta los resultados finales de una de las fases del tema de investigación “Construcción de la imagen de ciudad”, referidos específicamente a Morcá. Esta vereda de Sogamoso en el de-partamento de Boyacá, está definida en gran parte gracias al imaginario religioso que se ha construido en torno a la veneración de la Virgen de la O. Para tratar el tema se realizó un estudio de corte cualitativo que analiza e interpreta, en primera instancia, la idea gene-ral del lugar –configurada históricamente– al tiempo que revisa aspectos como la noción existente del sitio, el imaginario religioso y la conformación a partir de éste de un idiolecto particular. En segundo término se analizan las expresiones físicas de los imaginarios, es decir, las evidencias expresadas en el espacio. Por último, entre las conclusiones generales se destaca que en lugares como Morcá, los imaginarios son incluso más fuertes que la propia conformación física, razón por la cual sus límites no son necesariamente geográ-ficos ni espaciales, sino más bien rituales y culturales. Asimismo, de manera conjunta con los valores patrimoniales inmanentes, el rito potencia numerosas dinámicas y prácticas sociales en las que el valor iconográfico de la figura religiosa principal resulta esencial para definir la identidad.

When the place is just the imaginery: Morcá

Recibido: 18-sep-11Aceptado: 27-oct-11

Sonia Yulieth Guerrero Nieto*

Cuando el lugar es sólo el imaginario: Morcá1

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InTroduCCIón

En el mundo contemporáneo, debido al bombardeo mediático, se presencia la

disolución e interculturalización de los procesos de identidad local. La lectura de

los imaginarios colectivos y las manifestaciones visuales que se pueden encontrar en

las diferentes expresiones físicas de un lugar, permiten descubrir y valorar aspectos

significativos de la cultura. Es así como la configuración espacial, analizada a partir

de la estructura urbana, las fachadas, la ornamentación de una vivienda, la disposi-

ción y el uso del espacio público, conjuntamente con el estudio de las expresiones

significativas de un lugar, como son las historias locales, los héroes, las creencias,

los eventos y su significado, las fiestas populares, las tradiciones religiosas, los

recuerdos y los mitos –ancestrales y contemporáneos– favorecen los acercamientos

a las ideas que se tejen sobre un sitio específico. En ese sentido es claro que:

La organización del espacio y la constitución de lugares son, en el interior

de un mismo grupo social, una de las apuestas y una de las modalidades de

las prácticas colectivas e individuales. Las colectividades (o aquellos que las

dirigen), como los individuos que se incorporan a ellas, tienen necesidad simul-

táneamente de pensar la identidad y la relación y, para hacerlo, de simbolizar

los constituyentes de la identidad compartida (por el conjunto de un grupo)

de la identidad particular (de tal grupo o de tal individuo con respecto a los

otros) y de la identidad singular (del individuo o grupo de individuos en tanto

no son semejantes a ningún otro). (Auge, 1993, p. 57).

Los imaginarios y sus expresiones tangibles e intangibles hacen parte esencial de

los procesos humanos de comunicación y significación. Estas construcciones del

hombre, estudiadas por Silva (2006) en diferentes ciudades de Latinoamérica,

y en Colombia, especialmente en Bogotá imaginada (2003), adquieren vitalidad

cuando poseen un carácter colectivo, pues son el resultado de prácticas sociales

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5que evolucionan constantemente. Los

imaginarios pueden entenderse como

construcciones sociales generadas por

los habitantes de un lugar, así como

las ideas y percepciones surgidas al

asumir el espacio no solo en términos

físicos, sino especialmente simbólicos.

Los más potentes están íntimamente

ligados a eventos o acontecimientos

muy asimilados por la sociedad, por

ejemplo, aquellos de naturaleza reli-

giosa. Otros se conforman con base

en la historia y la tradición, algunos

se derivan de decisiones político-

administrativas y los hay también que

surgen de impactantes realidades

cotidianas. Los lugares habitados –

municipios, ciudades, poblados– son

productores de imaginarios.

Lynch (1984) en La imagen de la

ciudad, determina desde las

características netamente físicas cinco

elementos claves para la lectura de

una ciudad (sendas, bordes, nodos,

barrios y mojones). En esta investi-

gación la imagen de un lugar se entiende

desde dos aspectos: el primero tiene

que ver con los imaginarios, es decir,

las lecturas del sitio emanadas de las

ideas y percepciones de los pobladores,

en tanto que el segundo está constituido por las lecturas materiales, denominadas

“expresiones físicas” de los imaginarios. Unas y otras se conectan estrechamente,

pues muchas de las relaciones visuales que el habitante establece con la ciudad son

producto del primer aspecto. Es así como un imaginario se hace físico.

El presente documento se refiere a uno de los sitios escogidos como objeto de

estudio: la vereda de Morcá, en el municipio de Sogamoso, departamento de

Boyacá. El trabajo hace parte de la investigación Cultura y estética popular en

Boyacá, desarrollada por el grupo Xisqua, específicamente en el subtema Cons-

trucción de la imagen de la ciudad, cuyo fin es indagar acerca de los elementos

definitorios en la construcción de la imagen de un lugar. La investigación, de

carácter cualitativo y enfoque fenomenológico, se ejecuta por etapas que abarcan

diferentes escenarios, conjuntamente con un proceso metodológico concebido

para reconocer e identificar las generalidades de esos espacios. Del mismo modo,

comprende una extensa labor de campo destinada a clasificar los registros de

acuerdo con la metodología establecida. Se definieron cuatro supracategorías:

estética, memoria, imaginario y popular, además de otras categorías que, en

conjunto, definen las ideas sobre el lugar.

Se presenta entonces un análisis de la particular relación establecida por el hombre

con el lugar que habita. A su vez, dentro de este vínculo se examinan factores

concernientes a la conformación de la imagen. Por consiguiente, se tratan temas

asociados con la construcción de ésta cuando el imaginario es incluso más fuerte

que la manifestación física. Primero se contextualiza a Morcá y su noción como

lugar, y se indican referentes históricos que ayudan a definir al municipio. Luego se

mencionan los aspectos inherentes al vínculo romería, lugar e imaginario. Este últi-

mo constituye una de las características más importantes del sitio estudiado, pues

la existencia misma de la vereda se identifica y enlaza directamente con la Virgen

de la O. A continuación se indaga la manera como los imaginarios conforman un

idiolecto particular, y finalmente, se evalúa la forma en que algunos de ellos se

expresan en el plano físico.

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LA NOCIÓN DEL LUGAR

Al construir una noción de Morcá es indispensable entender la importancia del

papel que el ‘lugar ’ cumple en la presentación y consolidación de la identidad

individual y colectiva, en la valorización de la tradición cultural y del patrimo-

nio común, mueble e inmueble, en el rescate del sentido de intimidad y, sobre

todo, en el reconocimiento y respeto por la diversidad y diferencia desde las

cuales sea posible. (Yori, 1999, p. 27).

Morcá, una de las 38 veredas de Sogamoso, ubicada aproximadamente a 4

kilómetros del casco urbano de este municipio, pertenece al corregimiento de

Vertiente, junto con las veredas de Ramada Chiquita, Ramada Grande, San José

del Porvenir, Bata y Alto de Peñitas. Sus habitantes se dedican a la explotación

minera, especialmente del carbón, la agricultura y la ganadería.

Figura 1. Localización de Morcá Fuente: Google Maps.

2La pastorcita Anita Cáceres encontró

la imagen de la Virgen de Morcá en la

Peña de Los Murciélagos, donde hoy

queda la gruta en la cual se conserva

el cuadro de Nuestra Señora de la O.

Aunque la fecha se desconoce, se sabe

de su anterioridad al siglo XVIII. Según

la historia, la niña recogía las ceras que

usaban en su casa y con ellas alumbraba

a la Virgen en la roca donde la divisó.

Con el tiempo, los vecinos y dueños del

rebaño que la pequeña cuidaba notaron

su comportamiento extraño, y tras seguir-

la, descubrieron la figura. El retrato fue

llevado a una casa, pero algunos hechos

extraordinarios atrajeron la atención de

los lugareños, y se decidió construir una

capilla. Se cuenta que el cuadro nunca

ha sido retocado, por lo cual se habla de

una renovación milagrosa que lo mantiene

en buen estado. En el templo de Morcá

se narran varios relatos de milagros

atribuidos a Nuestra Señora de la Buena

Esperanza (Morcá, testimonio de fe,

2004, enero 6, párr. 10).

En el contexto regional y nacional, la mención de este lugar se debe casi exclusivamente

a la existencia de la venerada imagen de la Virgen de la O, conocida como Nuestra

Señora de la O de Morcá2. Cabe mencionar que en la iconografía Mariana esta figura

es también la Virgen de la Buena Esperanza o la Virgen Expectante, pues se encuentra

a la expectativa de dar a luz a su hijo. Por lo tanto, es una virgen embarazada.

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La representación de la Virgen en la espera del parto, denominada con el nom-

bre de Nuestra Señora de la Expectación o de la Esperanza, se volvió frecuente

a fines de la Edad Media, cuando se instituyó la fiesta de la Expectación de la

Virgen, celebrada el 18 de diciembre. (Temas de arte cristiano, s.f., párr. 2).

Respecto al origen de la imagen de la Virgen de la O de Morcá3, algunas

historias narran que guarda semejanzas con el retrato de la reina Isabel la Católica4,

asunto bastante probable si se tiene en cuenta la implantación en América de

numerosas figuras acogidas por el catolicismo en Europa. Sobre este particular

cabe recordar que la llegada de los españoles al “Nuevo Mundo” trajo todo

un proyecto de evangelización. En sitios como Morcá tal imaginario sagrado se

mantiene, perdura y consolida. Por lo tanto, se expresa en una imagen de la cual

los lugareños se enorgullecen año tras año, mes tras mes e incluso sábado tras

sábado. De hecho, las fiestas de carácter religioso

todavía en los pueblos del altiplano constituyen el acontecimiento principal de

cada año. Las celebraciones patronales y algunas otras del calendario religioso

jalonan el tiempo festivo que esperan ansiosamente sus habitantes. Las fiestas

estrictamente civiles o profanas ocupan un modesto lugar en su ciclo vital.

(Zambrano,1998, párr. 21).

3“El origen del título es no obstante más

espiritual, más fino, más litúrgico y menos

somático. Tiene su origen en que las

antífonas marianas del rezo de vísperas

comienzan con la O: O Sapientia, O

Adonai, O Enmanuel...” (Arquidióce-

sis de Madrid, s.f., párr. 6).

4 Retrato de Isabel la Católica, de Juan

de Flandes (1485). Museo del Prado.

Óleo sobre tabla, 21 x 13 cm. Esta pe-

queña tablita flamenca se ha considerado

tradicionalmente como el retrato de la

reina castellana, Isabel la Católica.

Probablemente fuera un retratito desti-

nado a ser enviado a sus pretendientes,

para concertar la boda. Era esta una cos-

tumbre muy extendida en las monarquías

europeas, para trabar alianzas políticas

que se basaban en las alianzas matrimo-

niales. La monarquía española se valió de

estos retratos con frecuencia. La reina te-

nía preferencia por los artistas flamencos

y a ellos encargó toda su colección. La

efigie de la soberana se ha reducido a lo

imprescindible, apenas su rostro, que no

debemos dudar se halla idealizado hasta

cierto punto. El fondo es neutro, oscuro,

para resaltar la tez clara de la mujer.

El tocado es extremadamente sencillo,

según la moda castellana. La cabeza no

se halla de frente riguroso, sino de tres

cuartos, a la usanza flamenca, que da

algo de dinamismo a la figura sin plantear

una postura demasiado agresiva, como

lo sería un perfil o un frente absoluto

(Sanguino, s.f., párr. 1).

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Morcá es un claro ejemplo que evidencia que

La Iglesia entendió muy rápido el éxito de las romerías y devociones popula-

res que se aplicaban en Europa desde la Edad Media cuando los cristianos

iban a Roma y aplicó correctamente la metodología de instaurar devociones

precisamente en los lugares sagrados de los paganos. Las leyendas milagrosas

de la Virgen o del Cristo aparecido y el combate de piadosos santos contra

el diablo, jugaron un papel determinante en la evangelización y la fundación

de parroquias. Así sucedió en Ráquira en el lugar donde se construyó el

Convento de los Agustinos; en el municipio de La Capilla con su monumento

a la Virgen de la Candelaria; en Somondoco con el Cristo del Cerro y en

tantos otros pueblos. (Zambrano, 1998, párr. 18).

Al ser Morcá una vereda, es posible pensar que la introducción de un suceso

explícitamente católico (la aparición de la virgen y su respectiva peregrinación)

haya sido una respuesta a aquel ritual considerado por los españoles como profano

o pagano, en el cual los indígenas rendían culto al Sol y cuya romería reunía a miles

de personas, quienes viajaban desde diversas zonas del territorio muisca hasta el

Templo del Sol, donde celebraban ceremonias de agradecimiento, sacrificio y pe-

tición. Justamente en cercanías al sitio donde se erigía este Templo (destruido por

los españoles hacía 1537) se registró una aparición de la virgen en 1612, hecho

que fue convertido de inmediato en motivo de adoración de la nueva fe implan-

tada por los europeos. Por consiguiente, Morcá debe en gran parte su imagen a

la devoción religiosa, ya sea heredada del pasado precolombino, resultante de la

imposición católica o del sincretismo propio del mestizaje.

La imagen de la Virgen que ha perdurado intacta desde el momento de la apari-

ción no solo tiene una resonancia física sino también sociocultural, pues la religiosi-

dad es una característica del altiplano cundiboyacense. Claro está que tal condi-

ción no es exclusiva de esta región. Bien podría decirse que se sigue expresando

Figura 2. Vitral de la Virgen de la O en la Iglesia de Morcá y retrato de Isabel La Católica

Fuente: Sanguino (s.f) (abajo), Nancy Quiroga, investigadora grupo Xisqua (arriba)

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con gran fuerza y sentido de apropiación entre distintos sectores, en especial los

populares y el campesinado:

En la conciencia de los viejos campesinos, religión y resignación, fe y

salvación, son lo mismo. Su religiosidad domina casi todos los aspectos de su

vida, no es solamente bautizos, confirmaciones, matrimonios, extremaunciones y

entierros: consiste además en las celebraciones de Nuestra Señora del

Carmen, en los rosarios nocturnos o familiares o en los colectivos a la Virgen

en el mes de mayo; en la Inmaculada Concepción y en las candeladas; en los

aguinaldos decembrinos y en las navidades; en las fiestas de San Pablo y San

Pedro y en la Semana Santa; en las cruces a la vuelta de la casa y a la orilla

del camino; en las banderas azules y blancas y vivas a la Virgen; en los santos

pegados al cuerpo en escapularios o estampados en la pared, en las cruces de

bolsillo y de cadena; en pequeñas tarjetas y en los dulces de las romerías.

En el código de gestos como quitarse el sombrero, arrodillarse y persignarse.

En las palabras Dios mediante, si Dios nos da vida, que la virgen lo acompañe

(...) y al lado y con todo esto, las fiestas. (Zambrano, 1998, párr. 17).

LA ROMERÍA, LA IMAGEN Y

EL IMAGINARIO

La romería, una muestra del fervor católico, se convierte en una tradición, en una mani-

festación cultural e incluso en una

fuente de explotación turística y

comercial. Este rito de peregrinaje

se consolida, entre otros factores,

por un uso reiterado de imágenes

que propicia la fácil apropiación

y difusión del mensaje religioso. ¿Qué sería de la religión católica sin la

imagen? Gracias a este recurso, el imaginario se vivifica y reanima a diario.

En Morcá, el ícono mariano motivo de la romería y del culto se reproduce por

doquier en innumerables objetos de veneración. Se trata de recuerdos con una

carga emotiva conexa a la religiosa, en los que predomina el valor simbólico:

el reloj-virgen, el cuadro-virgen, la camiseta-virgen.

En efecto, la producción de imagen está destinando al ámbito de lo común

–de lo visible– los procesos básicos por los que la realidad se construye

discursivamente. No vivimos tanto en una cultura de las imágenes como en una

cultura visual, cuya característica definitoria es la tendencia a la visualización de

todo lo existente. (Martínez, 2010, p. 110).

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Estas imágenes-objeto albergan un

significado más ritual que objetual, es

decir, el objeto se hace parte del rito

y comparte con la imagen la corres-

pondencia especial que le otorga la

religiosidad, ya que:

La relación del fiel con la imagen

es frecuentemente muy familiar,

dándose un tipo de trato que

supera las distancias entre lo

profano y lo sagrado. A veces se

atribuye a esas imágenes velei-

dades propias de la condición

humana pensando el devoto que,

en la práctica, está en condi-

ciones de manipularlas. (Malo,

2006, p. 133).

Todo el acto de la romería define al rito, el rito configura el imaginario, el imagi-

nario se reproduce en imagen y en palabra. De tal modo, a partir de una tradición

implantada en tiempos posteriores a la Conquista, se determina la esencia de una

población cuyos límites no son geográficos sino rituales y religiosos, pues cien-

tos de personas de distintas partes del país asisten fervorosamente a Morcá, en

donde:

La religiosidad popular se caracteriza por ser preponderantemente vital, pesando

más las prácticas y manifestaciones, sobre todo colectivas y comunitarias, que los

análisis racionales. La realidad natural y social está cargada de elementos mágicos

y religiosos que permanentemente se entremezclan con la vida. El orden y el

desorden dependen de la intervención de seres o fuerzas sobrenaturales ante

los que poco o nada puede hacer el hombre, dando lugar a una actitud de

resignación y aceptación que elimina o mitiga conflictos y tensiones. (Malo,

2006, p. 57).

Si la imagen anima el imaginario, en Morcá origina el lugar, ya que “los imaginarios

son aquellas ideas o elementos referenciales que expresan anhelos o frustraciones

de una comunidad determinada y que nos hablan de lo deseado y lo querido”

(González, 2001, p. 20). En términos físico-urbanos, la vereda está conformada

por una serie de pequeñas calles y una gran iglesia. En términos espaciales, este

templo es absolutamente desproporcionado en relación con el entorno, cuya

configuración es complementada por un parque principal y el camino de descenso

a la gruta de la aparición. Así, el imaginario se convierte en el lugar y éste último

adquiere una proporción mayor de la que posee físicamente. La iglesia como

espacio define la importancia del rito en el contexto. Morcá deja entonces de ser

un lugar para convertirse en una idea de lugar, es decir, un imaginario.

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EL KITSCH COMO IDIOLECTO5

Ya se mencionó que la veneración a la imagen de la virgen se ha extendido a numerosos productos artesanales de consumo común, tales como

velones, estampitas, rosarios, denarios, espejos y relojes de pared. A esta preocupación

por enaltecer en los objetos valores estéticos disímiles se refiere Moles (1973) al

aclarar que cuando no se traza una diferencia entre lo bello o lo feo, se incursiona

en la vasta región del Kitsch. Moles explica el Kitsch como un fenómeno connotativo,

intuitivo y sutil, un tipo de relación que mantiene el hombre con las cosas y posee

un factor estético latente.

Figura 3. Aspectos de la Romería y ofrendas a la Virgen de la OFuente: Nancy Quiroga (Investigadora grupo XISQUA) y Xavier Bermúdez

(Estudiante semillero GAMA)

5 Este aparte está adaptado del resultado

del proceso investigativo realizado con el

grupo Xisqua por la Diseñadora Gráfica

Celina Rojas, Especialista en Gerencia

de Diseño y Especialista en Teoría

Comunicacional. Docente de tiempo

completo del programa de Diseño

Gráfico de la Universidad Boyacá entre

febrero y diciembre del 2010.

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lo religioso y lo ceremonial son motivaciones de enorme importancia en el arte

popular. El afán de propiciar relaciones positivas y amigables con lo sobrenatural,

afina las facultades y los sentimientos del artista popular y le conducen a realizaciones

intensas y saturadas de sentimiento. (Malo, 2006, p. 193).Entonces, es necesario entender los

objetos como portadores de signos y

valores de la vida cotidiana (el hombre

produce objetos y los consume).

Como valor, ese consumo llega a

regir las costumbres humanas y consti-

tuye la base del fenómeno del kitsch:

una cultura consumidora que produce

para consumir y crea para producir,

que representa un ciclo cultural. El

objeto es portador de cultura, se

hace consumible, se materializa y se

transforma en producto. Al respecto,

Moles (1973) enfatiza en un punto:

consumir es más que adquirir, es

ejercer una función.

Así, el Kitsch es la función social

sumada a la función significativa de

uso. Para el caso de Morcá y en

consonancia con Moles (1973), a

los objetos que allí se venden se les

ha incorporado un alto grado de

facilidad y de juego, lo cual les

otorga una especie de universalidad

híbrida, propia de las manifestaciones

estéticas populares, debido a que

Figura 4. Objetos relacionados con el icono religioso (Virgen-reloj y recordatorio)Fuente: Xavier Bermúdez (Estudiante semillero GAMA)

A esta sobrecarga de signos en los objetos se refiere Braudillard (1999) quien

explica que la protección de las posesiones como acto simbólico, tiene la finalidad

de reafirmar una y otra vez la propiedad sobre el objeto y demostrar cómo poseerlo.

Así, el propietario es parte del colectivo social que realiza la misma práctica. Según

Braudillard, el objeto es tratado como un hijo al que le deben ser inculcados modales

(ocupa un lugar especial en el hogar, puede ubicarse en el centro del comedor,

la sala o la habitación) y adquiere un compromiso de clase (sobrepasa la estricta

necesidad de uso y su estatus puramente práctico).

Del amplio campo del Kitsch se deriva el Kitsch religioso, variante cultural latente

en varios lugares del mundo, expresada incluso desde las comunidades aborígenes

en sus altares domésticos. En nuestra cultura, la producción masiva de objetos

permite que éstos sean adquiridos y logren convencer al usuario, no tanto por su

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5belleza sino por albergar una preocu-

pación por lo bello y poseer un alto

contenido simbólico. Son entonces

objetos-símbolos, si estos últimos se

entienden como “aquellos elementos

que tienen la capacidad de reflejar

uno o más sentimientos colectivos y

motivar niveles de sensibilidad y so-

lidaridad social” (González, 2001,

p. 20).

En Morcá, los objetos para la venta

presentan una sensibilidad estética

que atrae a las personas. Resultan

familiares, muestran lugares comunes

y proveen una carga simbólica. Estos

objetos, claramente revestidos de

significación y valor, cobran estatus

frente a otros elementos carentes de

tales características, de manera que:

poseen una sintaxis y una retórica

que remiten a objetivos sociales

y a una lógica social, no hablan

tanto del usuario o de las prácticas

como de pretensión social y

resignación, de movilidad social y

de inercia, de aculturación y de

enculturación, de estratificación

social y de clasificación social.

(Braudillard, 1999, p. 14).

Figura 5. Objetos con iconografía religiosa Fuente: Nancy Quiroga (Investigadora Grupo XISQUA)

Los objetos vendidos en los comercios instalados en Morcá, dependen, cohabitan

y parasitan de los eventos religiosos populares. Según lo planteado por Moles

(1973) cumplen con los principios básicos del Kitsch: inadecuación, al existir un

claro distanciamiento entre la forma y la función que cumplen o deben cumplir;

acumulación, pues los consumidores tienden a hacerlos acumulables (coleccionables

en muchos casos); sinestesia, en referencia a la coexistencia en un mismo objeto de

múltiples canales sensoriales; mediocridad, en la medida que propician una sencilla

comprensión por parte del consumidor (por consiguiente, un fácil consumo); y

confort, debido a su comodidad y práctica aceptación.

Es en este tipo de lugares, con un imaginario religioso tan poderoso y definitorio,

donde el Kitsch aparece como idiolecto, es decir, como una entonación y un modo

particular de hablar, que además de ser necesario para comunicar la idea

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Imaginario: elementos que refuerzan algún tipo de significación colectiva. Si bien

existen en lo individual, se recrean, transmiten, deshacen y rehacen en lo colectivo.

Pueden entenderse como ideas de los habitantes, por medio de las cuales se

establecen relaciones con el sitio ocupado, pero también llevan a reconocer un

espacio habitable más allá de sus componentes físicos. Generalmente cuentan con

una expresión tangible, por ejemplo, los adornos en las fachadas, la gráfica, los

elementos recordatorios y los nombres, es decir, aquellos objetos que refuerzan

una idea específica sobre el lugar.

Popular: prácticas de carácter explícitamente popular o que reflejan condiciones en

este sentido: gastronomía, fiestas religiosas, etc.

Estética: aspectos que denotan una idea de gusto o de belleza. Esta supracategoría

recoge nociones de gusto expresadas en lo físico, entre ellas, los arreglos de las

fachadas que quieren parecer antiguas sin serlo, los ornamentos y elementos gráficos.

En el curso de la investigación, una vez realizadas las visitas de campo, los registros

fotográficos y la clasificación tipológica, se obtuvieron los siguientes resultados

para las categorías macro propuestas:

colectiva del lugar, cumple a la vez

una función estética, emotiva y clara-

mente referencial.

EXPRESIONES FÍSICAS DE

LOS IMAGINARIOS

Con frecuencia, los imaginarios se expresan a partir de mani-festaciones en el espacio físico,

pues “como producto social, la

espacialidad es simultáneamente el

medio y el resultado, el presupuesto

y la encarnación de la acción y de las

relaciones sociales” (Melo, 2001,

p. 6). Con el fin de identificar y

valorar dichas expresiones, la inves-

tigación “Cultura y estética popular

en Boyacá” definió como parte del

proceso metodológico de acercamiento

al objeto de estudio las siguientes

supracategorías de análisis, que

permiten trazar desde un enfoque

cualitativo las características del lugar:

Memoria: aquellos elementos que

buscan preservar en la mente de los

habitantes y los visitantes alguna idea

tradicional o ancestral, ya sea histórica,

religiosa o urbana. Tal es el caso de

las casonas antiguas de un sitio o los

monumentos conmemorativos.Figura 6. Resultados de la clasificación en supracategorías de análisis (los valores de la izquierda son porcentuales)

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5Estos resultados son coherentes con

lo expuesto anteriormente, ya que

el Imaginario es la categoría con el

mayor porcentaje, al obtener un

32% de frecuencia en la clasificación

de los registros. En esta clasificación

se tuvieron en cuenta los objetos

religiosos y las expresiones icono-

gráficas asociadas con la Virgen

de la O, al igual que los objetos

no necesariamente religiosos pero

convertidos en recordatorios del

lugar (relojes, cuadros). En Morcá,

todo el imaginario está relacionado

con el rito religioso, de ahí que

la categoría siguiente sea Popular,

con el 28% de frecuencia en los

registros. Evidentemente, la práctica

social reanima el imaginario: el rito

potencia la sociabilidad, refuerza

el contexto y privilegia los actos

sociales. A continuación aparece

Memoria, para la cual se consideraron

elementos vinculados de manera

puntual con los espacios físicos

que guardan la memoria del lugar

(las casonas antiguas, la iglesia y el

parque, entre otros). Finalmente se

encuentra Estética, referida a ideas

de gusto expresadas de forma física,

y por lo general, alusivas al pasado.

Figura 7. Clasificación categorías de análisis (los valores de la izquierda son porcentuales)

A partir de estas supracategorías generales se establecieron categorías singulares

que brindan un acercamiento a valores específicos en cada lugar. En Morcá,

para el subtema de la construcción de la imagen de la ciudad, se obtuvieron

los siguientes resultados con base en la clasificación cualitativa de los registros

fotográficos efectuados:

Urbano, la categoría que obtiene el mayor porcentaje (26%), permea varias de

las supracategorías, pues al estar la investigación enfocada en los aspectos físicos

como expresión de la imagen de un lugar, resulta lógico que lo urbano prime.

En este grupo se clasificaron las fachadas, los espacios públicos, las calles y los

edificios singulares.

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80El segundo porcentaje corresponde a

Iconografía (18%), categoría referi-

da a la expresión física del imaginario

católico. En esta caso se tuvieron en

cuenta las imágenes que explícita-

mente hablan o hacen referencia a lo

religioso, como son las representaciones

de la Virgen (dentro y fuera de la

iglesia) y otras conexas (el Divino

Niño, San Pascual Bailón, El Sagrado

Corazón de Jesús).

Figura 8. Aspectos urbanos en Morcá (Iglesia y calles en día de romería) Fuente: la autora (izquierda), Nancy Quiroga, Investigadora del grupo XISQUA (derecha)

Figura 9. Objetos e iconografía religiosaFuente: Nancy Quiroga, investigadora del grupo Xisqua (arriba izquierda);

la autora (abajo izquierda y derecha)

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Luego se ubicaron Patrimonio y Rito,

cada una con el 14%. En la primera

se clasificaron, en especial, las casas

antiguas con carácter patrimonial, y en

la segunda, elementos relacionados con

la práctica del rito: liturgia, procesión,

veneración, oración y ofrenda.

Figura 10. Casa antigua en la vereda de Morcá

Figura 11. Aspectos del ritual de agradecimiento y romería en honor a la Virgen de la O

Fuente: Nancy Quiroga, investigadora del grupo Xisqua (arriba - derecha) y Xavier Bermúdez,

estudiante del semillero Gama (demás fotografías)

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Estas cuatro categorías suman el 72 % de los registros clasificados. Las cinco restantes,

con porcentajes menores, se refieren a la práctica social conexa al rito, reflejada en

actividades como las ventas y el comercio de diferentes objetos y artesanías. Una

categoría especial es la gastronomía, tan vital, rica y necesaria en la cultura boyacense.

Figura 12. Venta de dulces, gallina y cabeza de chivo (práctica comercial anexa a la romería)Fuente: Nancy Quiroga, Investigadora del grupo XISQUA (arriba); la autora (demás fotografías)

Es claro que Morcá se define como un espacio físico con valores patrimoniales, donde

el rito potencia numerosas dinámicas y prácticas sociales. Allí, el valor iconográfico

de su figura religiosa principal resulta esencial para definir una imagen característica.

Asimismo, el lugar se manifiesta vívidamente en expresiones físicas y acciones cotidianas.

Su condición de sitio ritual trasciende su propia territorialidad, aunque mantiene sus

vínculos locales en tradiciones y expresiones propias.

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CONCLUSIONES

Los imaginarios se expresan de muchas maneras. En ocasiones lo hacen a través de ma-

nifestaciones físicas en el espacio urbano, mientras que en otros casos, se visibilizan por

medio de ritos y tradiciones no tangibles. Estas expresiones surgen de la mezcla

entre elementos históricos y tradicionales, arraigados profundamente en las creen-

cias de las personas, como también de manifestaciones visuales que enriquecen las

nociones existentes alrededor de un lugar. Así, las marcas visibles en los espacios no

solo remiten a ideas de gusto o de estética, sino también a concepciones culturales y

populares más complejas, enraizadas en los habitantes.

Existen lugares donde los imaginarios son incluso más fuertes que la conformación

física. Por tal motivo, como sucede en Morcá, sus límites dejan de ser estrictamente

geográficos y espaciales, pues pasan a ser rituales y culturales. Es claro entonces

que los imaginarios colectivos dan pie a diversos actos sociales, generan idiolectos,

promueven la cultura local y los encuentros de diversidades. En este sentido, la

investigación de los contextos locales permite identificar dinámicas culturales y so-

ciales de gran valor para la construcción de procesos de identidad regional y local.

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ISSN

225

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advertising, communication, industry, training, curriculum

Key words:

Publicidad, comunicación, industria, formación, currículo.

At first, the present article seeks to present a literature review carried out within the field of advertising, taking into account books, journal articles, magazines, and some authors who have written about this subject in recent years, both locally and around the world. The focus of research in the world of adver-tising has been referred to state what ad-vertising is: just an activity or a science. The common aspect in all definitions of advertising is the importance of communication. The second important point is the construction of a brief history of advertising, from the point of view of different authors. This information shows what has happened in recent years in academia and in the advertising industry itself. The third aspect relates to university education and the advertising programs that currently exist in the country. In this topic it´s mentioned the university curriculum as key in all graduate programs as well as a model that guides learning for future professionals.

*Profesora Asistente e investigadora del grupo XISQUA de la Universidad de Boyacá. Publicista profesional egresada de la Universidad San Martín (Bogotá). Especialista en Gerencia de Proyectos de la Universidad de Boyacá.

1Este artículo se deriva de una revisión biblio-gráfica elaborada en el marco del módulo de investigación I de la Maestría en Educación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC). De este mismo proceso se produjo la ponencia titulada “De la Publicidad a la Educación en Publicidad”, publicada por la UPTC en las Memorias del I Congreso Internacional y II Nacional de Investigación y Pedagogía, evento realizado en Tunja el 12 de octubre de 2011.

Este artículo presenta una revisión bi-bliográfica sobre el tema específico de la publicidad. En primer término se han tenido en cuenta libros, artículos, revistas y normas que desarrollan el concepto, al igual que autores reconocidos –algunos en el contexto mundial y otros en el local– que han escrito al respecto en los últimos años. En esta búsqueda, el asunto más investigado se refiere a la definición del término publicidad, lo que lleva incluso a intentar esclarecer si se trata de un oficio o de una ciencia. En los trabajos que abordan la cuestión se encuentra un aspecto común muy ligado a la temática: la comunicación. Como segundo punto se construye una breve historia de la publicidad, vista desde la perspectiva de distintos expertos. Esta información permite mostrar lo que ha pasado recientemente en el campo teórico y en la industria publicitaria. El tercer tópico se refiere a la formación académica, a las carreras actualmente existentes en el país y a sus currículos, fundamentales para el programa universitario, ya que dan cuerpo al objeto de estudio y son modelo que orienta el aprendizaje de la publicidad como vocación profesional.

Education in advertising, an approach to Colombian context

Recibido: 18-sep-11Aceptado: 27-oct-11

Nancy Patricia Garcia Pacheco*

Educación en publicidad, un acercamiento al contexto

Colombiano1

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INTRODUCCIÓN

Por años se ha tenido un limitado conocimiento investigativo en el campo de la publicidad colombiana, específicamente sobre su historia y

sus modalidades de formación universitaria. Con el fin de lograr nuevos avances y

buscar una utilidad académica, es preciso aclarar el significado del concepto, exa-

minar las propuestas de diferentes autores, la historia y el desarrollo del proceso

educativo visto desde el currículo, para plantear así un modelo que encamine de

manera diferente la evolución y la pertinencia del programa de formación en publi-

cidad como carrera, de acuerdo con la realidad actual del país. En esta dirección, a

continuación se presenta el resultado de la revisión bibliográfica realizada.

DEFINICIÓN DEL TÉRMINO

Existen muchas acepciones. Según el diccionario de la Real Academia Española, publicidad es la “cualidad o estado de público”; el “conjunto de medios

que se emplean para divulgar o extender la noticia de las cosas o de los hechos”;

la “divulgación de noticias o de anuncios de carácter comercial para atraer a

posibles compradores, espectadores, usuarios” (Real Academia de la Lengua,

2011). De acuerdo con la Asociación Americana de Marketing, publicidad es

“toda aquella forma pagada y no personal de presentación y promoción de ideas,

bienes y servicios, por cuenta de alguien identificado” (citado en Ortega, 1997,

p. 21), definición que generaliza el oficio en sí mismo.

Por su parte, la Advertising Federation of America la define como: “el empleo

comercial de mensajes orales o impresos, firmados, que informan al público

respecto a productos, servicios o ideas, y despiertan en el lector un deseo hacia

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ellos” (Ferrer, 1980, p. 102). En

esta definición llama la atención la

finalidad de informar a un público,

el manejo sutil de la necesidad de

persuadir (“despiertan en el lector

un deseo”).

De otro lado, la Asociación Española

de Anunciantes dice: “la publicidad es

un altavoz de lo que es la sociedad

y es una herramienta muy eficaz para

extender los valores de ésta. Realiza

una labor de información, pone al

servicio de la sociedad las mejores

ofertas e innovaciones que surgen en

los mercados” (citado en Instituto

Nacional de Tecnologías Educativas

y de Formación del Profesorado -

Ministerio de Educación y Ciencia

de España, 1998, p. 57). Un

aspecto interesante de esta definición

es que permite encontrar en la publi-

cidad una manera de conocer lo que

refleja una sociedad determinada.

Otros conceptos son los siguientes:

“Medio de comunicación masiva

que involucra a un responsable,

el anunciante, quien normalmente contrata a una organización de medios, para

que transmita un anuncio que en general es creado por una agencia”. (Aaker

& Myers, 1984, p. 17). “Proceso de comunicación de carácter impersonal y

controlado que a través de medios masivos pretende dar a conocer un producto,

servicio, idea o institución, con objeto de informar o influir en su compra”. (Ortega,

1991, citado en García, 1999, p. 46). En el comienzo de su libro The

Codes of Advertising, Sut Jhally (1990) ve en la publicidad a la institución

que ejerce mayor influencia en la sociedad moderna en cuanto al ejercicio de la

socialización se refiere.

Como se observa, son definiciones enunciadas en momentos históricos diferentes,

que de una u otra forma tienen en común la comunicación como elemento indis-

pensable. Algunos de los protagonistas más importantes del medio publicitario en

Colombia también han expresado su concepto de lo que es la publicidad y de

cómo consideran este oficio. Lamus (1991) en Protagonistas de la Publicidad en

Colombia, recoge varios de estos testimonios. Así, Hernán Nicholls manifiesta:

La publicidad no solo es una herramienta del mercadeo o un medio de venta,

es una actividad humana, como una profesión liberal, como un quehacer del

espíritu humano que debe servir para enriquecer al hombre y no solo al capital,

Vender sí, Comunicar, sí. Pero con dignidad. La publicidad es entonces

compromiso, pues es comunicación: liga a un emisor con un receptor a través

de un mensaje. (p. 24).

Humberto Pérez asevera: “La publicidad es un arte, un oficio donde pesa más la

competencia cultural que la técnica, las razones y las emociones que las producciones”.

(Lamus, 1991, p. 33). Asimismo, señala: “la publicidad es convencer, esa es la

palabra mágica en publicidad” (Lamus, 1991, p. 54).

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Carlos Duque la define como “el arte

en la comunicación” (Lamus, 1991,

p. 64), y Edgar Agudelo expresa:

“la publicidad es básicamente comu-

nicación, una comunicación técnica,

para lograr estimular una acción en un

grupo de personas” (p. 148).

Todos los expertos citados han marcado

de manera especial la historia de la

publicidad en Colombia. Varios de

ellos se desempeñan como directivos

de grandes agencias del país y se han

destacado por su éxito en la labor

creativa para grandes anunciantes.

Por su parte, las definiciones de

publicistas mundialmente acreditados

ofrecen posiciones distintas. Luis

Bassat (1994, p. 6) comenta “es

el arte de convencer consumidores”.

Esta idea condensa tres nociones: es

un arte, no una técnica; se trata de

convencer, no de informar; se orienta

al consumo, no a la creatividad. A

su vez, David Ogilvy (1989, p. 7),

afirma: “La Publicidad no es una

forma de arte o de diversión, sino un medio de información (…) cuando redacto

un anuncio no quiero que se me diga que es creativo. Quiero que resulte tan

interesante que obligue a comprar el producto”.

En el ámbito del mercadeo, el profesor universitario y economista Philip Kotler

(1995) la define como “toda comunicación no personal y pagada para la

presentación de ideas, bienes o servicios por una empresa determinada” (p. 654).

La anterior definición es compartida completamente por Wells, Moriarty y Burnett

(1996, p. 12): “La publicidad es comunicación impersonal, pagada por un

anunciante identificado que emplea los medios de comunicación con el fin de

persuadir a una audiencia o influir en ella”.

En Estados Unidos, Daniel Starch (1966) considera la publicidad como una

propuesta, pagada por personas o empresas que pretenden darse a conocer, cuya

finalidad es influir en la opinión o en la actitud de aquellos a quienes se dirige el

mensaje. Esta visión maneja una característica esencial respecto al quehacer publicitario:

trata de influir a través del mensaje.

El francés Marcel Laloire (1954) se refiere a esta actividad como la utilización de

medios de comunicación que buscan impactar a un grupo objetivo, midiéndolo con

las ventas y el uso del producto o servicio.

En Inglaterra, Ralph Glasser (1968) la presenta como la manera de usar los

medios de comunicación de masas para informar, persuadir y facilitar la venta.

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el universo simbólico del consumo, que permite que los anunciantes, merced al

desarrollo de un lenguaje específico, creen demanda para sus productos, pudiendo

no sólo controlar los mercados, sino incluso prescindir de ellos”.

Según Kleppner (1988, p. 27), es “un método para comunicar a muchas personas

el mensaje de un patrocinador a través de un medio impersonal. Independientemente

de su propósito específico (…) tiene dos hilos comunes: un fundamento de

marketing y uno de comunicación persuasiva”.

Como puede apreciarse, la mayoría de conceptos guardan puntos en común:

• Es un medio de comunicación que va dirigido a las masas;

• Es una actividad remunerada que busca informar y persuadir;

• Es realizada por un anunciante o patrocinador claramente identificado;

• Presenta ideas, productos o servicios;

• Por lo general, su objetivo es aumentar las ventas.

La inquietud de varios investigadores por estudiar el fenómeno ha llevado a exa-

minar sus diferentes significados, con el fin de dar a conocer su amplio campo de

acción, su importancia y las preguntas que motiva en la sociedad. De igual modo,

a lo largo de la historia se le ha considerado en diversos sentidos. Algunas de

estas visiones se presentan a continuación. Caro (2009) comenta:

La publicidad es un vehículo para elevar noticias privadas a la escena pública:

en Grecia y en Roma existían los Kyrbos y el Alba, respectivamente, los cuales

eran publicidad que contenían noticias particulares, las cuales eran ubicadas

junto a los edictos oficiales. También se definía la publicidad como instrumento

de intermediación entre producción y consumo (…) aspectos que tienen que

ver con el uso que ha tenido la actividad publicitaria en las sociedades donde

ha funcionado el comercio como actividad especializada (p. 6).

Las conceptualizaciones previas

tienen en común la referencia a los

medios de comunicación como vehí-

culo para mostrar las bondades de un

producto, impresionar y persuadir a

los espectadores.

El economista William Stanton

(1980, p. 482), desde la óptica

económica caracteriza la publicidad

como “la presentación hacia un grupo

de un mensaje impersonal, oral o visual

patrocinado abiertamente acerca de un

producto, servicio o idea.” Algunas

descripciones ligadas a la academia la

refieren como una ciencia cuyo objeto

es “el estudio de los procedimientos

más adecuados para la divulgación

de ciertas ideas o para establecer

relaciones de orden económico entre

individuos en situación de ofrecer

mercancías o servicios y otros susceptibles

de hacer uso de tales mercancías o

servicios” (Haas, 1966, p. 11).

Otro estudioso de la teoría de la pu-

blicidad, González Martín (1996,

p. 5), apunta que es “una práctica

comunicativa mediadora entre el

mundo material de la producción y

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Con el tiempo, la publicidad experi-

mentó una transformación y se desti-

nó a “activar la demanda” por parte

de los consumidores. De acuerdo con

Caro (2009) dicha evolución se dio

en el marco de la segunda revolución

industrial y cambió el modo de vida

de millones de personas en todo

el mundo. Esta orientación se sigue

observando en la actualidad, pues

como lo apunta Baudrillard (1974),

con las nuevas tecnologías, la glo-

balización y el mercado capitalista,

los hábitos de los consumidores han

experimentado alteraciones.

El análisis epistemológico del

fenómeno publicitario busca mostrar

el funcionamiento de la publicidad

en distintos ámbitos sociales, como

también analizar su incidencia en la

población. En este sentido, Caro

(2009) procura caracterizar lo

que actualmente se concibe bajo el

concepto de publicidad, al tiempo

que propone una fundamentación en cuanto a su carácter cognitivo. Ahora bien,

también sugiere la pertinencia de construir una moción que permita examinar con

mayor propiedad dicho fenómeno:

La carencia hoy por hoy de una ciencia de la publicidad digna de su nombre

proviene en primer lugar de la falta de un concepto operativo de publicidad

que esté en consonancia con las dimensiones que hoy abarca el fenómeno

publicitario, se habla de una ambigüedad del término. (p. 4).

El lenguaje publicitario ingresa poco a poco en el sistema sociocultural hasta

conquistarlo, ya sea en el ámbito institucional o en la cotidianidad. Su lógica,

basada en la exhibición y en la persuasión, se extiende e interactúa con la cultura,

la política y la religión. “De la publicidad como alma del comercio se ha pasado

paulatinamente a la publicidad como alma de lo social” (Morace, 1990, p. 43).

Ciertamente, la noción ha adquirido complejidad, conforme nuevos significados

se añaden a los precedentes hasta constituir un fenómeno intrincado, cuyo sentido

varía y se complementa.

Igualmente, algunos autores describen la publicidad como una herramienta indispen-

sable del actual y absorbente capitalismo de la economía mundial. En este nuevo

marco, se aduce que la pérdida de novedad y de atractivo desencadenada por los

objetos producidos en serie fue una limitación que condujo a una renovada distinción

del concepto, ahora entendido como instrumento para la construcción de imágenes

de marca. Se evidencia así la necesidad de asignar un distintivo a los productos. Hoy

por hoy, ese signo se considera el activo más preciado y valioso de una empresa.

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09Martínez y Fandos (1995) se trata de una ciencia cuyo objeto es “el estudio de los

procedimientos más adecuados para la divulgación de ciertas ideas o para establecer

relaciones de orden económico entre individuos en situación de ofrecer mercancías o

servicios y otros susceptibles de hacer uso de tales mercancías o servicios” (p. 17).

De acuerdo con Cabero, Loscertales y Pérez (1995) es un modo de comunicación

de masas que, con el uso de todas las tecnologías audiovisuales e informáticas

disponibles, pretende influir en las conductas y actitudes de las personas. Cabe

recordar que por medios de comunicación social se entienden aquellos sistemas

de información cuyos mensajes son transmitidos, ya sea de forma unidireccional

o interactiva, a destinatarios disímiles.

Para divulgar los mensajes, se recurre a una amplia variedad de medios. Bourdieu

(2000) comenta que algunas empresas publicitarias, a través de su capacidad

tecnológica y económica, transforman la arquitectura, el mobiliario y hasta los

vehículos de transporte en soportes exclusivos para su fin. Asimismo, intervienen el

espacio público con estructuras metálicas que operan como canales de sus enuncia-

dos y hacen predominar sus propuestas visuales. Barbosa (2007) puntualiza sobre

este particular: “el espacio público deviene escenario del debate de la publicidad

artística con las publicidades política y comercial; y por ende de la coexistencia

competitiva de varias publicidades. En este sentido se admite que la publicidad

vive en competencia” (p. 201).

Acerca de esta condición de medio comunicativo, al evaluar el discurso publicitario

resulta procedente constatar si los mensajes emitidos son ajustados y honestos

respecto a lo que se ofrece. Rey (2008) intenta responder a tal inquietud y en

dicho ejercicio, formula cuestionamientos relevantes.

Hellín (2008) manifiesta que el fenómeno publicitario tiene una vertiente semiótica

visible y otra ideológica casi imperceptible para los ciudadanos. Ambas buscan

imponer un sistema de representación del mundo. Este y otros autores ponen en

Para Eulalio Ferrer (2002), la publici-

dad es más futuro que presente, pues

siempre está matizada por el cambio.

Esto puede ejemplificarse con las dos

definiciones difundidas por la Gran

Enciclopedia Soviética, una de 1941

y otra de 1972 (como se cita en

Chávez, 2009, p. 16). En la prime-

ra edición, se decía de la publicidad:

“medio de corromper a las perso-

nas, obligándolas a comprar bienes

frecuentemente inútiles y de dudoso

valor”. Treinta años después, la misma

colección incorporó esta explicación:

“arte de popularizar los bienes, dar a

conocer su calidad, sus características,

su modo de empleo y los lugares de

venta para el consumidor”. Aparece

entonces la concepción de que se

trata de un arte y se libera la connota-

ción negativa. Posiblemente, tal viraje

se debió a cierto reconocimiento de

su necesidad en la comercialización de

productos.

En este punto es pertinente revisar

otras concepciones que amplían el pa-

norama, las cuales se han promulgado

en diversos lugares y desde distintos

ámbitos del conocimiento. Según

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En consecuencia, su papel es servir de puente entre la tecnología y el mercado.

A su vez, cumple una función ideológica, consistente en mostrar los beneficios que

trae consigo la tecnología.

Ahora bien, para ofrecer una visión más completa es procedente analizar las

funciones que llega a desempeñar este oficio en la cultura contemporánea. Sin el

ánimo de trivializar el tema, tales funciones pueden concretarse en: estimuladora

del consumo, financiadora, controladora ideológica, substitutiva, unificadora,

“desproblematizadora” e informativa-educativa.

FUNCIONES DE LA PUBLICIDAD

La primera función –para muchos autores, la que le otorga sentido a la actividad publicitaria– es dirigir y estimular el consumo de los receptores hacia

los objetos que son presentados. Desde esta perspectiva, existe cierta correlación

entre las inversiones realizadas en publicidad y las ventas alcanzadas. De acuerdo

con una información suministrada por un diario español, El corte inglés, una de las

empresas que más invirtió en anuncios publicitarios en el año 1994 (10.469

millones de pesetas de aquel entonces) fue la tercera en facturación, con 975.168

millones. Entre tanto, Renault, la tercera en inversión publicitaria (8.364 millones)

ocupó la octava posición en ventas con 622.771 millones de pesetas (Anuario El

País, 1996, pp. 260 y 414, como se cita en Cabero, 1998).

Una segunda función es contribuir a la financiación de los medios de comunicación.

Sin la existencia de las cuotas publicitarias, dichos medios se verían imposibilitados

relieve que el discurso publicitario

mantiene una relación vertical con

lo social. En esta dirección podría

mencionarse lo afirmado por Cid,

Gilbert y Rodrigo (1998): “Las

estrategias publicitarias se convierten

en uno de los vehículos básicos para

garantizar el éxito de estos procesos

de transformación del modo de vida

de la ciudadanía” (p. 192).

Desde la óptica de Ronald Berman

(1981), la publicidad pone voz a

la tecnología, pues además de ser

inventada debe ser comunicada.

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09La publicidad desempeñaba un papel fundamental ya que se convertía en el más

importante aparato propagandístico del capitalismo moderno, gracias a su capacidad

para difundir, como nadie lo había hecho hasta entonces, las ideologías del

bienestar y del consumo (…) por encima de la fe y la sumisión (p. 163).

Claro está que también existe una cuarta función: la informativa-educativa. Esto ocurre

sobre todo en los países en vía de desarrollo, pues en tales lugares, la propaganda

forma a las clases menos favorecidas en hábitos y patrones de conducta sanitaria, en

la concienciación de la importancia de la educación, o en el despliegue de actitudes

democráticas e igualitarias. Así, como afirman Musitu y Castillo (1983), las

diferencias entre publicidad y propaganda son más conceptuales que operativas. Por

ende, se habla de publicidad cuando se tiene un claro matiz de venta, y de propaganda

si se tiende a lo ideológico, es decir, se persigue un objetivo político y social.

A pesar de la diferencia, podría decirse que ha existido cierta confusión entre publicidad

y propaganda. Los términos se manejan de manera errónea en el lenguaje popular,

lo cual tiene visos de perpetuarse en la discusión académica: unos consideran que

son sinónimos; otros prefieren expresiones genéricas para eludir la distinción conceptual

(comunicación persuasiva de masas) y algunos más entienden que el primero se refiere

solo al ámbito comercial y el segundo al ideológico. La investigación etimológica

–perspectiva recientemente recuperada en comunicación– puede proporcionar

elementos para una clarificación nocional de ambos conceptos. Cabe acotar que

el vocablo original francés, publicité, nace en el ámbito jurídico como sinónimo de

notoriedad y solo después adquiere su significación comercial (Méndiz, 2008).

Es posible considerar que las funciones de la publicidad cumplen un papel significativo

en el desarrollo económico, social y cultural de un país. En efecto, permiten lograr

diversos fines: vender productos, promocionar marcas, informar y formar a la sociedad

de masas, promover valores, incentivar el consumo, asegurar el buen funcionamiento

de la economía, generar e instaurar espacios sociales y públicos destinados al debate

de asuntos de interés colectivo.

para mantenerse en el mercado. Tal

situación repercute en que los inte-

reses comerciales lleguen a dirigir, así

sea de manera colateral, los conteni-

dos temáticos desarrollados con una

finalidad determinada.

En tercer lugar se encuentra el control

ideológico y la generación de valores.

Al potenciar algunos de éstos, la

publicidad se convierte en un poderoso

instrumento para reforzar aquellos

aspectos que a la cultura imperante

le interesa mantener y transmitir. Por

consiguiente, llega a desempeñar una

labor de conservación de los ideales

dominantes. Sobre este particular, es

preciso tener presente que “la publi-

cidad además de vender productos

vende modos de vida y relaciones

sociales” (Sebastián, citado en Cabero,

1998). Otro comentario vinculado

con esta función se encuentra en Villa-

diego, Bernal y Urbanczyk (2006):

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Naturalmente, es claro que entre comunicación y publicidad existe una estrecha

conexión. Este vínculo brinda pautas para comprender el progreso de una población

en términos políticos, económicos y culturales, más aun si se considera que la actividad

publicitaria ha hecho surgir un tipo de persona ansiosa por seguir productos o

marcas para identificarse y satisfacerse.

Si bien es un ámbito perteneciente al terreno de la comunicación, la publicidad

guarda íntimas conexiones con la economía y la sicología. En realidad, estos cam-

pos no definen los discursos publicitarios, pero si intervienen de manera notoria en

su construcción. Por ende, como lo señala García (1999) el quehacer publicitario

posee una identidad propia y una condición interdisciplinaria.

El estatuto científico de muchas disciplinas se ha ido forjando y consolidando a lo

largo del tiempo. Sobre esta base, posiblemente la publicidad requiera una revisión

e incluso una eventual modificación en su concepción, pues quizá haya llegado el

momento de que adquiera una categoría nueva (Agencia Nacional de Evaluación

de la Calidad y Acreditación [Aneca], 2005). Al respecto, Bermejo (2005)

propone la creación de un área denominada publicidad dentro de la comunicación, ya

que esta particularización representaría un serio avance en su formalización como ciencia.

En este proceso es necesario definir explícitamente lo que es y no es publicidad,

ya que si esta diferenciación permite definir un estatuto epistemológico y un objeto de

estudio material y formal, resultaría más factible, como afirma Caro (2009), confe-

rirle una identidad científica al oficio, sin disolver su condición comunicativa.

PUBLICIDAD Y

COMUNICACIÓN

COMO DISCIPLINAS

El fenómeno de la comunicación tiene tal repercusión en las sociedades occidentales a partir

de la Segunda Guerra Mundial, tanto

desde el punto de vista económico

como desde su influencia sobre la

vida de la población, que difícilmente

discute su trascendencia y

pertinencia en nuestros días.

El uso actual de la comunicación

parte de la existencia de una

sociedad de masas, con

necesidades informativas

particulares que hacen que los

usos de la comunicación sean

consecuentes con el contexto y

con las situaciones que se viven

actualmente, tales como la globa-

lización económica y el

desarrollo de la tecnología

(Chávez, 2009, p. 9).

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Fue durante el siglo XX que la publicidad influyó sobre la demanda de los

consumidores, gracias al impulso técnico que provocó el desarrollo de los medios

de comunicación colectiva como la radio en la década de los cuarenta y la

televisión en los cincuenta, junto con el cartel, la prensa y el cine. Todos estos

factores permitieron a la publicidad llegar en plazos muy cortos a gran variedad

de públicos (Chávez, 2009, p. 15).

Con las imágenes que mostraba un medio como la prensa, el oficio publicitario

contribuyó a un cambio de mentalidad en el consumidor colombiano. En conse-

cuencia, se evidenciaron transformaciones en los hábitos y estilos de la sociedad.

Poco a poco, el mensaje fue evolucionando y se mezcló con un lenguaje más

persuasivo, hasta alcanzar una diferencia del escrito periodístico.

El aire de modernidad introducido por la publicidad no fue el resultado de una

copia exacta de modelos extranjeros, pues “el particular desarrollo histórico del

país hizo posible un registro distinto de la modernidad, en el que emergieron

maneras inéditas de ver el mundo” (Villadiego, Bernal & Urbanczyk, 2006, p.

16). Es decir, las imágenes foráneas se mezclaron con particularidades propias del

contexto colombiano. Paulatinamente, al incluir la persuasión como herramienta

creativa, los discursos publicitarios pusieron de manifiesto que no solo servían para

informar acerca de un producto.

En dichos relatos se mostraban problemas de la vida cotidiana, conjuntamente

con la solución que podía obtenerse si se utilizaba un determinado producto.

Según Villadiego, Bernal y Urbanczyk (2006), las narraciones evidenciaban la

necesidad de entrar en una modernidad que buscaba cambiar la tradición. La

publicidad pasó a ocupar un rol relevante en la sociedad, pues empezó a marchar

en paralelo con la transformación de los estilos de vida. Del mismo modo,

comenzó a aportarle a la economía nacional y fue entendida como parte de las

relaciones sociales.

Un punto a recalcar si se piensa en la

publicidad como ciencia es el men-

cionado por Checa (2007), en re-

lación con la infrecuente aparición en

el mercado de libros científicos sobre

materias publicitarias. A diferencia

de otras áreas, se observa un déficit

de investigaciones serias y rigurosas.

Por fortuna, este panorama desolador

para profesores y estudiantes se ha

venido revirtiendo, lo cual daría

nuevas luces al ejercicio profesional y

académico.

LA PUBLICIDAD EN COLOMBIA

Durante el siglo XX, en un contexto influido por la penetración de las culturas norteamericana y europea, las cuales incidieron en el desarrollo

de la modernidad en Colombia y

trastocaron la arraigada tradición

conservadora del país, la publicidad

marcó una pauta importante.

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extenso recorrido. Según Manuel Lorenzo Villegas (1995), la práctica en este cam-

po se inició con el “primer anuncio comercial (…) que apareció en 1801 en el

periódico Correo curioso, erudito, económico y mercantil, editado por los señores

Luis Fernando de Azuola y Jorge Tadeo Lozano, donde se anunciaba la venta de

un esclavo mozo” (p. 89).

El oficio comenzó a cobrar verdadera importancia cuando el capitalismo se afianzó y

emergieron los primeros industriales y empresarios, quienes vieron la pertinencia de

encontrar nuevos mecanismos para hacer que sus productos fueran exitosos y se

vendieran más. José María Raventós (citado en Lamus, 1991) ve en José Asunción

Silva a uno de los pioneros en el empleo de la publicidad en medios masivos de

comunicación. Además, el insigne poeta del siglo XIX (también comerciante) resaltó

la importancia de tales medios en un artículo escrito para el semanario La Nación.

Otros comerciantes siguieron su iniciativa, de tal suerte que se propició un creci-

miento económico no solo para ellos, sino también para los periódicos donde se

pautaban los anuncios.

Ya en el siglo XX, la década de los años noventa trajo consigo notorios sucesos.

Se establecieron varias agencias internacionales y los mensajes surgidos de la creatividad

nacional participaron y obtuvieron distinciones en certámenes internacionales como

el Festival Internacional de Cannes Lions o los premios FIAP. Estos últimos se

entregan en el marco del Festival Iberoamericano de Publicidad, evento reco-

nocido como el más importante de habla hispana y portuguesa. Allí, cada año

compiten alrededor de 8500 piezas y participan cerca de 2000 representantes de

Iberoamérica, Estados Unidos y otros países de Europa. La mundialización de las

comunicaciones y los incesantes desarrollos tecnológicos han motivado la creación

de nuevas categorías de premiación, como por ejemplo, innovación en medios,

técnicas de producción audiovisual interactiva y marketing directo. Por su parte,

Para Francesco Alberoni (1964),

el efecto de la “modernización” en la

publicidad significa que esta actividad

puede ser un instrumento de una

sociedad, sobre la cual ejerce, a su

vez, una positiva influencia. Gracias a

su mediación, los ciudadanos aceptan

nuevos productos, e incluso, superan

la inicial desconfianza sicológica hacia

éstos. Igualmente, es posible que

llegue a caracterizar y dar forma a

tendencias específicas de distintos

grupos sociales.

Como es natural, antes de llegar a tal

condición en el siglo XX, la publi-

cidad en Colombia experimentó un

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09Siempre que viajo, comparo y quedo sorprendido por lo nuestro. El negocio

de la publicidad ha crecido en cantidad y en calidad. La publicidad es un

poco el reflejo del momento de cada sociedad. Si el país crece, si el país

progresa económicamente, se va a ver reflejado en la publicidad (como se cita

en Lamus, 1991, p. 149).

En Colombia, las relaciones entre las grandes empresas anunciantes y las agen-

cias han estado basadas en la amistad y la confianza. Por supuesto, esa filiación

también está suscrita a las condiciones propias de los negocios, pues no debe ol-

vidarse que, como expresa Agudelo, la publicidad es un negocio. Si la agencia es

buena hace que la empresa venda más y propicia un mayor reconocimiento de sus

productos. Tales beneficios llevan a quien pauta a querer aumentar su presupuesto

publicitario. Esta dinámica puede enmarcarse en la realidad indicada por Chávez

(2009): “si existe una economía de mercado se producen bienes y servicios que

se cambian por medio de un valor, y es de esta manera que la publicidad adquiere

sentido” (p. 11).

Podría afirmarse que los resultados de la publicidad han sido, en general, satisfactorios,

al haber actuado como motor de la economía colombiana y haber propiciado,

en numerosas ocasiones, la reflexión y el cuestionamiento. En este panorama,

un hecho a destacar ha sido que la Unión Colombiana de Empresas Publicitarias

(UCEP) tras convertirse en un ente autorregulador, ha efectuado una tarea que ha

llevado a la obtención de reconocimientos como el de la Sociedad Interamericana

de Libre Expresión Comercial (SILEC).

FORMACIÓN EN PUBLICIDAD Y CURRÍCULO

En varias universidades colombianas, la publicidad posee una condición

de área del conocimiento bien definida. En otros países, entre ellos España, este

campo ha adquirido un estatuto que da lugar a distintos títulos de licenciatura y

postgrado asociados con su propia naturaleza, como también con la comunicación

y las relaciones públicas.

el Festival de Cannes es el certamen

más importante del mundo. Unas

24.000 piezas provenientes de 90

países se dan cita en Francia con el

fin de llevarse el tan anhelado ga-

lardón de este prestigioso encuentro

publicitario.

No es inusual que los trabajos

realizados por distintas agencias del

país sean merecedores a estos y otros

premios internacionales. Por lo tanto,

hoy en día puede afirmarse que un

buen publicista se forja mediante el

desempeño en estas organizaciones,

al introducirse en el oficio y aprender

de sus colegas.

De tal suerte que en Colombia, la

industria publicitaria ha divertido, ha

informado y ha posicionado marcas

específicas. También ha ejecutado

campañas educativas en las que se

orienta acerca de diversas problemáticas

sociales, tales como el maltrato infantil,

la violencia, las enfermedades y la

corrupción. Para el publicista Edgar

Agudelo, cada vez se mejora más:

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El conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías y proce-

sos que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad

cultural nacional, regional y local, incluyendo también los recursos humanos,

académicos y físicos para poner en práctica las políticas y llevar a cabo el

proyecto educativo institucional (Instituto Colombiano para el Fomento de la

Educación Superior [ICFES], 1997, p. 17).

José Arnaz (1981) propone agrupar las distintas definiciones en tres núcleos

esenciales. El primero alude al plan que orienta la selección de las experiencias de

aprendizaje; el segundo reúne al conjunto de estas experiencias; y el tercero de

cuenta de sus resultados.

Desde esta perspectiva, el currículo comprende los cursos, programas académicos y

contenidos a estudiar. No obstante, es una visión reduccionista de una noción que

encierra mayor complejidad. Por ello, han surgido corrientes que se enfocan en

el desarrollo de los estudiantes y en su papel en la sociedad al estar inmersos en

ambientes diversos. Con base en esta concepción, el currículo se entendería como

un sistema de experiencias que facilita el aprendizaje de los alumnos, fomenta sus

capacidades y les ayuda a reconocer su papel en la sociedad.

Un modelo curricular basado en objetivos supone la relación de tres elementos: el

respeto a la naturaleza del conocimiento y a su metodología; la consideración del

aprendizaje; y el enfoque coherente de la enseñanza. Stenhouse (1981) destaca

que estas tres coordenadas han de ser llevadas a la práctica en los procesos

educativos.

El tema curricular ha sido objeto de investigaciones. En esta dirección, Mónica

Isabel Salazar (citada en Chávez, 2009), realizó el trabajo titulado La relación

entre formación, currículo y contexto laboral en las carreras de comunicación y

periodismo: un estudio de caso. La autora recurrió a una matriz para sistematizar

la información en las dimensiones del ser, el saber y el hacer, las cuales pueden

Antes de revisar la publicidad como

un horizonte cuya enseñanza en las

instituciones de educación superior se

orienta con base en los lineamientos

plasmados en un currículo, es preciso

comprender este término. Al igual

que ocurre con el de publicidad, se

encuentran numerosos significados.

De hecho, al no existir una visión

estática del concepto, se asume que

su construcción es reciente y está

abierta el diálogo y a una permanente

reelaboración.

‘Currículo’ proviene del vocablo latino

curro, es decir, ‘carrera’. De acuerdo

con el contexto en que se utilice,

el término también puede referirse

al conjunto de experiencias de una

persona. Para el caso de la educación,

currículo o currículum (adaptación al

español del latín) corresponde al plan

de estudios de una materia enseñada

en la escuela. De igual forma, es

posible entenderlo como lo que debe

hacerse para llegar a una meta.

Según el Artículo 76 del Capítulo

II de la Ley 115 de febrero 8 de

1994, para el Ministerio de Educación

Nacional de Colombia es:

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ser tenidas en cuenta para efectuar

análisis semejantes en el campo de la

formación en publicidad y ampliar el

conocimiento al respecto.

Las reflexiones en torno al currículo

se acentuaron a partir de la década

de 1950 hasta llegar a ocupar “un

lugar principal dentro de las inves-

tigaciones y discusiones educativas

en casi todo el mundo” (Martínez,

Noguera & Castro, 2003, p. 70).

Desde hace unos 40 años los asuntos

curriculares se han propagado en

Colombia mediante distintos discursos,

provenientes de países industrializa-

dos, entre ellos, Estados Unidos.

Un posible vacío es lo poco que se

refiere la procedencia del currículo,

su génesis tanto en la organización

científica del trabajo concebida

por Taylor como en los procesos

ingleses de training implementados

en fábricas, empresas y hasta en el

ejército, con el propósito de obtener

rentabilidad y eficacia capitalista. En Colombia se habla más de la psicopedagogía

de Piaget y de Dewey que de ese verdadero origen.

Ciertamente, el currículo en el país ha pasado por diferentes momentos a lo largo

de la historia. Martínez, Noguera y Castro (2003) señalan como hechos

determinantes las acciones realizadas en el marco de las misiones pedagógicas

alemanas en la primera mitad del siglo XX, al igual que las experiencias registradas

por fuera de la escuela mediante la Acción Cultural Popular (ACPO), el Fondo

de Capacitación Popular (FCP) y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).

El recorrido previo otorga una visión global alrededor de la complejidad que

entraña el currículo y de su importancia en la educación. Así, puede comprenderse su

condición de plataforma conceptual y metodológica en los programas universitarios.

A continuación se revisa la relevancia de una estructura curricular en un proceso

como la formación académica del publicista, en el cual es prioritario contar con

aristas bien definidas que den cuerpo al objeto de estudio y guíen el aprendizaje

de la profesión.

Ante todo, es pertinente tener en claro que en la actualidad, la formación de los

publicistas debe ir encaminada hacia la gerencia de marcas. Por lo tanto, ha de

procurarse que los profesionales adquieran habilidades y suficiencias por medio

de las cuales puedan cuidar la imagen de un producto, pues tal es la tendencia

mundial. En efecto, para quien se desenvuelve en este campo es vital generar un

nombre y una atmósfera favorable para su cliente, ya sea entre la comunidad, los

proveedores, el gobierno o la opinión pública.

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Inicialmente, las personas al frente de las agencias no simpatizaban con quienes estu-

diaban el oficio en una academia. Con el paso del tiempo esta postura varió y fueron

los mismos directivos los encargados de recalcar la conveniencia de una educación

en el área, incluso antes de que la publicidad se erigiera como carrera profesional.

De tal modo, se ha llegado hasta la visión hoy en día predominante: “Para trabajar

en publicidad es importante buscar gente con carreras universitarias completas, que

son las que dan una formación y una disciplina de pensamiento y bases mucho más

fuertes para aprender con rapidez el oficio” (Lamus, 1991, p. 86).

Entre las instituciones de educación superior colombianas que ofrecen una formación

en publicidad, es preciso destacar a la Universidad Central de Bogotá. En 1966

esta alma máter creó el programa técnico en Publicidad y Ventas, y nueve años más

tarde, por medio del acuerdo 189 del ICFES, consolidó una propuesta tecnológi-

ca en Publicidad y Comercialización. Ambos planes de estudios fueron precursores

en el país. Posteriormente, en 1990 abrió la carrera profesional de Publicidad.

Debido a su carácter igualmente pionero, es procedente revisar los componentes y

lineamientos que la constituyeron en diferentes momentos.

La principal característica fue plantear una amplia perspectiva alrededor de los

estudios publicitarios, a los cuales se integraron contenidos relacionados con in-

vestigación, disciplinas sociales, actualización tecnológica y conexión con el sector

productivo. El plan académico fue revisado y renovado en 1998, para fortalecerse

especialmente en el trabajo interdisciplinar. El Departamento de Publicidad de la

Universidad Central ha aportado más de 4000 egresados, así como numerosos

espacios investigativos, de socialización y debate alrededor de la dinámica publici-

taria y de sus frentes de análisis.

Asimismo, en los planes curriculares es

fundamental articular materias que le

permitan al egresado desenvolverse en

las diferentes funciones publicitarias,

ya sea en la búsqueda de valor para

un cliente, la resolución de situaciones

inherentes al mercado o la organización

con criterio de la información. De igual

modo, resulta esencial que el futuro

profesional obtenga una sólida estruc-

turación en herramientas tecnológicas,

pues éstas se han convertido en una

ayuda insustituible dentro de las diná-

micas ejecutadas por las empresas para

llevar hasta el final sus propuestas.

Por consiguiente, el perfil del

publicista a formar corresponde, en

gran medida, al expuesto por Jaime

Uribe, presidente de la agencia

colombiana Uribe y Asociados:

“una persona con una sensibilidad

extraordinaria, artística y humana, con

actitud psicológica, que conozca los

deseos de la gente, su forma de vida, la

tecnología, el mercadeo, la formación

académica y las investigaciones”

(citado en Lamus, 1991, p. 137).

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trategias que hagan de la enseñanza una actividad no solo instructiva, sino también

lúdica. La publicidad tiene que aportar en esta tarea –abordada con insistencia por

las corrientes pedagógicas– pues cuenta con insumos cuyo empleo podría conferir

una cualidad “impactante” a la educación. En tal sentido, Joan Ferrés (1994) pro-

pone integrar personalización y motivación en un nuevo discurso que extraiga de los

medios de comunicación, y prioritariamente del universo publicitario, la capacidad

de impacto y seducción. De tal modo, la disciplina serviría a los docentes como

modelo de referencia para desarrollar procesos más acordes con los intereses de los

alumnos.

Respecto a este horizonte cabe citar a dos autores. Dewey (1989) considera

prioritario que los profesores promuevan un trabajo reflexivo, opuesto a las accio-

nes rutinarias habitualmente manejadas en la escuela y definidas por la tradición y

la autoridad. Esta idea armoniza con lo señalado por Aguaded en La Publicidad:

modelo para la enseñanza: “la escuela sigue siendo uno de los pocos espacios que

quedan para la reflexión” (citado en Gallego, 1995, p. 123).

CONCLUSIONES

Tener en cuenta las funciones cumplidas por la publicidad permite entender

que al estimular el consumo de los receptores se contribuye con la economía de un

país. Aunque la dinámica publicitaria es objeto de debates y críticas, su ejercicio

trae beneficios: aporta a la financiación de los medios de comunicación, propicia

la creación de valores y pensamientos y resalta uno de los tesoros más valiosos de

una nación, como es su cultura. Así, no solo es informativa, también busca ser

formativa. Tales cualidades han motivado la aparición de una corriente contemporánea

que considera necesaria la presencia de la publicidad en los estudios sociales, pues

se trata de una profesión relacionada con la cultura. La australiana Tania Lewis

(2008) es una de las investigadoras de referencia en esta línea.

Hoy en día la carrera publicitaria

tiene una considerable demanda,

no solo por el estudio propiamente

dicho de la disciplina sino también

por los énfasis que contemplan algu-

nos programas. Son 12 las ofertas

profesionales en Bogotá y varias más

en otros departamentos: Antioquia

cuenta con cuatro, el Valle del Cauca

con tres, Bolívar, Caldas, Huila,

Meta y Santander, con una cada

uno. Las instituciones educativas

suelen trabajar asignaturas teóricas y

talleres con distintos títulos: Aproxi-

mación al lenguaje icónico publicita-

rio, Imagen fotográfica o Publicidad

gráfica. Un cometido que se ha

posicionado como premisa en los

programas formativos es el destacado

por Gallego (1995), referente a la

necesidad de continuar explorando,

elaborando técnicas y procedimientos

para promover la reflexión en torno al

quehacer publicitario.

Por último, es oportuno comentar otro

horizonte en el nexo entre publicidad

y educación, como es la contribución

de la primera en la búsqueda de es-

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para comunicar: plasma conceptos e ideas. Y el publicista es un artista: crea para

comunicar y persuadir. La diferencia está en que usa medios distintos” (citado en

Lamus, 1991, p. 85).

Un concepto de publicidad que recogería las distintas definiciones enunciadas,

sería: forma de comunicación, pagada o remunerada, realizada por un anunciante

dueño de una marca comercial, un producto o una idea, cuyo fin es informar y

persuadir a un grupo social a través de mensajes que suelen ser creados y divulga-

dos por personas especializadas en estas labores.

La formación universitaria, el currículo y el contexto laboral deben articularse de

manera que el perfil del publicista de formación académica sea el de un buen

comunicador, con un alto grado cultural, de mente abierta, espontáneo, simple,

que transpire creatividad y posea la disposición para cumplir grandes retos,

enfrentar constantes cambios y reflexionar acerca de su profesión.

Resulta igualmente válido considerar que además de contribuir a la satisfacción de

necesidades y difundir informaciones con fines comerciales, la publicidad posee

elementos que también pueden aportar a los procesos educativos.

La publicidad ha sido más reconocida

como arte que como ciencia. Claro

está que debido a su naturaleza y sus

funciones, podría aseverarse que es

un arte lleno de ciencia. Ciertamente,

lo artístico es una de las fuentes de

origen de la creatividad, la cual es

una condición indispensable en el tra-

bajo publicitario y en la ciencia. A su

vez, en ambos ámbitos la creatividad

se origina en la imaginación. Acerca

de este nexo arte-publicidad, varios

autores han emitido sus conceptos.

Según Ferrer, “el arte es interpre-

tación y el producto antes de ser

vendido necesita ser comprendido”

(citado en Chávez, 2009, p. 18).

Jaime Uribe manifiesta “un artista es

un publicista, pues hace su trabajo

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Palabras clave:

AbstractResumen:

Festivity, religion, heritage, legacy, tradition, rite.

Key words:

Festividad, religión, patrimonio, legado, tradición, rito.

Tibasosa was the first case of study of the project Popular Culture and Aesthetics in Bo-yacá. In this town, the cultural and religious manifestations which reflect the social reality were inquired. Such expressions are result of the collective participation of its people, lea-ders, civil and ecclesiastical authorities, who seeking to build and strengthen the cultural identity. During the festivals and religious events based on tradition and essence of the population, the celebrants have a sense of belonging and establish ties of solidarity with visitors. Thus, the festivals in Tibasosa stren-gthen, project the cultural identity and allow sharing the popular, beliefs and feelings. Tibasosa is history and heritage. This paper considers the need to decipher the holiday present in 18 traditional events, the same as interpret the elements and symbolism in order of understanding the population as a whole.

* Profesora Asociada de la Universidad de Boyacá, integrante del grupo de investigación Xisqua. Diseñadora Gráfica y Especialista en Gerencia de Diseño de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

1Este artículo de reflexión se deriva de la investigación “Cultura y estética popular en Boyacá”, desarrollada por el grupo Xisqua del programa de Diseño Gráfico de la Uni-versidad de Boyacá. El tema aquí presentado corresponde, a su vez, al subtema que indaga por las romerías, las fiestas populares y religiosas.

Nota: Las imágenes de este artículo son de autoría de Nancy Consuelo Quiroga Buitrago, salvo que se indique otra fuente.

El primer estudio de caso del proyecto Estéti-ca y cultura popular en Boyacá, fue Tibasosa. Allí se indagaron las manifestaciones culturales y religiosas populares que sobresalen en la realidad social. Dichas expresiones son el resultado de la participación colectiva de sus habitantes, gobernantes, autoridades civiles y eclesiásticas, quienes han buscado fortalecer la identidad cultural. En particular, durante las festividades populares y religiosas –basadas en la tradición y en la esencia de la población– los celebrantes despliegan un sentido de pertenencia y establecen lazos de solidaridad hacia los visitantes. Así, la fiesta en este municipio fortalece, proyecta una identidad cultural y permite compartir creencias y sentimientos populares. Tibasosa es historia y patrimonio. En este artículo se plantea la necesidad de descifrar su facultad festiva, presente en 18 eventos tradicionales, y de interpretar los elementos y simbolismos de sus fiestas, en aras de entender a la población en su conjunto.

Identity across the holiday: Tibasosa

Recibido: 18-ago-11Aceptado: 27-oct-11

Nancy Consuelo Quiroga Buitrago*

Identidad a través de la fiesta: Tibasosa1

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El presente texto tiene como objetivo

principal examinar las costumbres

de una población en torno a sus

festividades populares y religiosas, las

cuales se convierten en generadoras

de identidad. Ante el importante

papel de la fiesta en el municipio de

Tibasosa, resulta oportuno realizar

un estudio que pueda contribuir a la

comprensión de este elemento de su

identidad cultural.

De acuerdo con Colatarci y Vidal

(2008), las diversas manifestaciones de

la religiosidad tradicional y popular

son aquellas cuyo propósito es

religar las esferas de lo sagrado y lo

profano. Este planteamiento resulta

aplicable en Tibasosa, donde las

festividades tienen un sentido pro-

fundo y expresan una construcción

social que responde a condiciones

históricas y a procesos complejos

de simbolización del mundo. Así, la

fiesta se ha convertido en el patri-

monio más querido del pueblo, en

una identificación de su vida social y

espiritual, en el medio por el cual la

comunidad exterioriza, con fuerza y

vigor, sus creencias y costumbres.

Es una expresión de cómo el ser humano, en su transcurrir diario, goza de las par-

ticularidades presentes en los variados estímulos de los lugares que habita y visita.

Tibasosa constituye un caso apreciable. Debido a su riqueza y variedad no es

posible reconocerlo por medio de una sola expresión o encontrar el rasgo más

sobresaliente de sus múltiples manifestaciones. Sus fiestas gozan de reconocimiento

nacional, generan identidad y recordación y acrecientan el turismo local. Estos

eventos revisten tal fuerza y carácter que han determinado en sus habitantes la

voluntad de trabajar por sus bienes, y por ende, por el reconocimiento de valores

cada vez más amplios para la población.

Para abarcar los horizontes relacionados con tal realidad, el presente artículo

se estructura de la siguiente forma: inicialmente se ofrece una reseña geográfica

y sociocultural de Tibasosa; a continuación se describe el término ‘fiesta’ y se

presentan sus diferentes tipologías (en particular las populares y religiosas); y por

último, se exponen las conclusiones.

DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIOCULTURAL DE TIBASOSA

Conocido como el jardín de Boyacá, el municipio se sitúa en el centro-oriente de Colombia, en la provincia de Sugamuxi, a 58 km de Tunja

sobre la vía que conduce a Sogamoso. Su población aproximada es de 13.088

habitantes, según la información publicada en los indicadores de población de la

Alcaldía de Tibasosa (2008). En la etimología indígena, ‘Tiba’ significa ‘capitanía’,

‘So’, ‘adorador del diablo’ y ‘Sa’, ‘nombre de persona ilustre’.

La mayoría de los pueblos boyacenses encierran todo el calor de la raza

chibcha, el elemento primario en la formación de nuestro pueblo. Los mismos

nombres de los pueblos (…) nos indican la influencia indígena, si los com-

paramos con los nombres de los pueblos de Santander y Antioquia, u otras

regiones de Colombia. (Ocampo, 1977, párr. 2).

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flores multicolores. Alrededor de este espacio principal también se concentran

otras edificaciones: alcaldía, notaría, casa cural e iglesia, esta última, compuesta

por dos torres.

LA FIESTA EN TIBASOSA: CONCEPCIÓN POPULAR Y RELIGIOSA

La fiesta como patrimonio La naturaleza humana puede definirse por su determinación para establecer relaciones con lo significativo, con el otro y consigo mismo.

De esos nexos han surgido expresiones que el mismo hombre se ha encargado de

enaltecer, ya sea por medio de la palabra, los objetos o las memorias sagradas y

profanas. Todas estas manifestaciones constituyen lo que la Organización de las

Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha definido

como el Patrimonio Cultural, es decir, la herencia del pasado, con la cual vive

un pueblo y cuya transmisión a las generaciones futuras representa una prioridad.

Tales expresiones hacen parte de los referentes que permiten a los habitantes de

Tibasosa identificar y afianzar su legado cultural.

Gonzalo Jiménez de Quesada

lideró, en 1539, el proceso de

descubrimiento y conquista de las

tierras pertenecientes en la actualidad

a este pueblo. La primera percep-

ción que se tiene al visitarlo es la de

su gran belleza y tranquilidad. De

hecho, está catalogado como uno de

los más lindos, no solo del departa-

mento sino del país. Tal apreciación

se reafirma al sentir el aroma de sus

frutales y buganvillas; al observar su

arquitectura exuberante; su plaza cen-

tral enmarcada por casonas coloniales

que utilizan la madera con admirable

acierto y son decoradas por primorosas

Figura 1. Plaza central de Tibasosa (Izquierda) Figura 2. Detalle de los balcones de las casonas. (Derecha)

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El patrimonio cultural lo llevamos en el cuerpo y en la mente, se nutre de las

historias, la creatividad y las vivencias de las personas y comunidades. Es el

legado del pasado, es nuestro presente y también la herencia que dejaremos a

las futuras generaciones; es el depositario de nuestra memoria, testigo de nuestro

desarrollo como sociedad y de los sucesos que nos definen e identifican (…)

El patrimonio cultural está conformado por bienes y valores, tanto de carácter

material como inmaterial. Los valores en sí no son materiales, son, ante todo,

significados sociales compartidos, símbolos que orientan la acción de los individuos

y las colectividades en la medida que se consideren vigentes o válidos, porque

cambian, evolucionan y se transforman al mismo ritmo de la sociedad y su cul-

tura. Por medio del patrimonio cultural, los pueblos muestran el carácter de su

comunidad, región y nación. Los espacios y bienes que lo conforman indican a

dónde pertenecemos, cómo somos, quiénes somos; en ellos nos reconocemos

y son parte de nuestra identidad. (Saldarriaga, 2008, p. 7).

Las expresiones propias de los pueblos, fortalecen el patrimonio. Al abordar el tema

de la estética y la cultura popular en Boyacá, es claro que parte de los valores, las

tradiciones, creencias y costumbres, se heredan. En materia de religiosidad, determi-

nar cuáles de estos componentes se han imaginado con el tiempo, han sido adop-

tados en calidad de propios por las comunidades y han servido para establecer una

diferenciación con otras regiones, conlleva a tener una idea más clara de la identidad

local. Es significativo reconocer entonces un origen:

Las cosmologías, mitos, ritos y visiones del mundo de las tres etnias, mestizas

de por sí, vinieron a conformar nuestras religiones populares. La religiosidad es

un rico venero donde se puede estudiar el mestizaje cultural y donde se hallan

muchos elementos constitutivos de la identidad cultural de regiones y locali-

dades de Colombia. No existe una religiosidad popular colombiana en todo

el país, sino variantes regionales y locales con más o menos influencia africana,

indígena o hispana. (Rozo, 1999, p. 57).

Sobre este proceso reflexiona Luis

Felipe Saldarriaga en “Mi patrimonio,

tu patrimonio, nuestro patrimonio”,

cuando invita a reconocer la iden-

tidad del departamento de Antio-

quia desde las manifestaciones que

hacen parte de sus bienes de interés

cultural:

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de la vida e imaginarios colectivos. Dichas elaboraciones suelen asociarse con eta-

pas del ciclo vital de la economía, pensamientos religiosos y políticos, o también

con motivaciones artísticas y lúdicas.

Lo importante de la fiesta como actividad cultural es que evoca un espíritu de

fraternidad, intenta borrar las diferencias particulares bajo el sentimiento de una

aproximación entre los individuos y proporciona un amplio valor al acto colectivo.

En Tibasosa, la necesidad festiva se plasma en rituales, celebraciones y conmemora-

ciones que se organizan para el deleite de pobladores y turistas, quienes arriban en

fechas especiales. En el caso de los eventos religiosos, éstos representan para los

pobladores más que reflexiones espirituales, al ser vistas como “espacios favorables

en los que pueden romper la monotonía, las normas habituales y la represión de

sus verdaderos deseos” (Jiménez, 2007, p. 16).

Las complejas y coloridas tradiciones de este pueblo son una muestra de su

patrimonio cultural. Se trata de un acervo compuesto por imágenes cautivadoras,

envolventes y simbólicas, enriquecidas con palabras, vestimentas, gestos, alimentos,

cantos y ritos. Una buena parte de estos elementos identitarios está dada por la

propia cultura y la memoria histórica del pueblo. Tales “ingredientes”, dan cuenta

de su origen, desarrollo, crecimiento y estilo de vida. Son, a su vez, mecanismos

que permiten el equilibro, la unión y el reconocimiento.

Ese patrimonio cultural es de gran relevancia para la sociedad tibasoseña, pues

se trata de la construcción histórica que media entre la memoria individual y la

colectiva. Por su conducto se transmite, de generación en generación, lo sucedido

en una fecha específica y en un lugar determinado. Ciertamente, es difícil vivir sin

recordar: nadie puede omitir sus recuerdos, como tampoco resulta sencillo proscri-

bir los protagonistas y sucesos cobijados por el aura de la herencia común.

El boyacense es fiel a los registros

culturales, de carácter patrimonial, que

lo han marcado histórica y religiosa-

mente. Dentro de sus manifestaciones

culturales se encuentran las fiestas,

celebradas cada cierto tiempo y revestidas

de significación especial para una

comunidad que procura mantenerlas

vivas a través de la evocación y la

conmemoración. Desde esta mirada

es posible entender que “la fiesta se

define como una reunión de carác-

ter colectivo en la cual se expresa

alegría, diversión y alborozo. En una

aplicación de su raíz latina festa, es

una reunión para la expresión de la

alegría” (Ocampo, 1985, p. 32.).

A través de las fiestas populares,

Tibasosa manifiesta su propio legado

cultural. De este modo, en el municipio

se visibilizan sentimientos y actitudes

religiosas que generan una identidad.

La fiesta como actividad cultural

El término fiesta tiene diversas interpretaciones. Una de ellas

hace referencia a las construcciones

míticas simbólicas en que se descu-

bren creencias, mitos, concepciones

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La fiesta religiosa en Tibasosa

La religiosidad popular es consecuencia de un proceso sincrético, cuyos inicios se remontan a la evangelización encabezada por los primeros misione-

ros, quienes arribaron junto con los conquistadores al actual territorio colombiano.

El catolicismo, por lo tanto, ha jugado un papel sustancial en la consolidación de

las formas enmarcadas bajo esta clase de comemoraciones. No debe olvidarse,

además, que durante la Colonia y a lo largo de una buena parte de la existencia

republicana, la Iglesia dominó la vida espiritual, social e incluso económica.

En el contexto de las religiones, el término sincretismo suele usarse en el sentido

de combinación de tradiciones, ritos y conceptos mágico-religiosos. Esta articula-

ción está determinada por influencias mutuas entre las diferentes partes, tal como

ocurrió en América. Los nativos vivían en sociedades complejas, manejaban códigos

de conducta bien definidos y tenían muy enraizado el culto a los dioses en su

cotidianidad. Por consiguiente, la implantación de nuevos íconos y símbolos no

fue un proceso sencillo. Si bien las imposiciones simbólicas y dogmáticas iniciadas

en la Conquista llevaron al surgimiento de una nueva población, adaptada a la

cultura de los europeos, ese dominio cultural, representado en la resignificación de

la identidad ancestral, registró fisuras perceptibles en la preservación de algunas

costumbres y concepciones cosmogónicas por parte de pequeñas comunidades

indígenas. De este modo, se constituyó la mezcla que hoy en día es posible

identificar en distintas expresiones.

Tal es el caso de la práctica consistente en encomendar cada municipio de Colombia

a un santo protector, el cual vela por la prosperidad de la localidad y el bienestar

de sus habitantes. En dicha figura no es extraño descubrir, junto a los preceptos

católicos, ciertas “virtudes” asociadas con tradiciones prehispánicas. En este sentido,

González Alcantud (1992) ha comentado:

En América Latina, la mayoría de

fiestas populares está atada a una

celebración religiosa. De tal forma

se expresa una singular armonía,

producto de la convivencia entre la

espiritualidad indígena, arraigada desde

tiempos prehispánicos, y la doctrina

católica, difundida por España a

partir del siglo XVI. Con el paso del

tiempo esa conjunción quedó codifi-

cada, en términos de su reproducción

masiva y popular, por una indudable

preminencia de imágenes y costum-

bres. Así sucede en Tibasosa: de los

18 eventos tradicionales celebrados

durante el año, ocho son de tipo

religioso. Por su parte, los restantes

están orientados a servir de apoyo

a distintas actividades económicas,

entre ellos, uno de reconocimiento

nacional, como es el Festival de la

Feijoa. Otro encuentro admirado en

el país es el singular Reinado de la

tercera edad.

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25Si la memoria oral se representa de forma proyectada en los santos, ellos pasan

a ser la encarnación de los miembros del grupo que los adoptan (…) si el

ritual es una fiesta en que se muestra la riqueza y el poder de las familias de

los iniciados, entonces se podría afirmar que la divinidad, para las personas,

está asociada al lucro, o por lo menos a una cierta ganancia (…) La divinidad

nunca habitó en el cielo; siempre fue parte del patrimonio de la reproducción

humana, y ese es todo el sentido que tiene su creación por la mente históri-

ca: interventor y juez de disputas que se ligan a la continuidad de la vida. (p.

243).

Periódicamente, los habitantes de cada lugar renuevan su pacto sagrado con el

santo. Para tal fin, realizan celebraciones en que se recuerda el nombre de la

divinidad protectora y se rinde tributo a su imagen. Tibasosa no es ajena a este

procedimiento: como pueblo católico, el 8 de octubre es el día de su patrona.

Asimismo, su calendario está matizado por numerosas festividades religiosas:

del Divino Niño (tercer domingo de enero); Semana Santa, cuyo inicio se

da en el Domingo de Ramos y su culminación en el Domingo de Pascua; del

Cuerpo y la Sangre de Cristo (6 de junio); del Sagrado Corazón de Jesús

(9 de junio); de la Virgen del Carmen (a mediados de julio), de San Isidro

(septiembre) y Navidad.

Semana de pasión, muerte y resurrección en TibasosaEn Semana Santa se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Las imágenes veneradas durante esos días poseen una notoria importancia.

Generalmente son llevadas en procesión y ocupan un lugar preferencial en los actos

de culto. La preparación de sus vestimentas es objeto de un especial esmero, de

hecho, el color de cada prenda adquiere un valor fundamental y busca lograr un

equilibrio perfecto, en especial a partir del púrpura y los tonos rojos. Estos atuendos

denotan una simbología que se adapta e integra a la conmemoración religiosa. Así,

en la evocación de episodios significativos para el catolicismo, se entremezcla lo

religioso, lo fantástico y lo social.Figura 3. Niños durante la representación del

viacrucis en Semana Santa

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Según la monografía de Tibasosa, esta imagen fue donada por las señoras

María de Ayala y Tomasa de Ayala, encomenderas de Tibasosa, quienes a su

costa hicieron una capilla pegada a la iglesia donde colocaron la pintura que

tenían en su habitación y donde fueron sepultadas en las primeras décadas

del siglo XVII. Poco tiempo después la capilla se desplomó a causa de un

temblor. (Pacheco, 2009, p. 84).

La composición del cuadro se ajusta al significado etimológico de la palabra

rosario: “corona de rosas”. Efectivamente, aparece una corona formada por estas

flores, de tonos blancos y rosados. La Virgen se encuentra de pie, con el Niño

en sus brazos, mientras que en su mano derecha sostiene el rosario. Su camándula,

como también la de su hijo, está integrada por cuentas de oro, material igualmente

constitutivo de sus aretes. Dos ángeles sostienen la corona sobre la cabeza de la

Señora, quien se posa sobre una media luna turca de plata labrada, apropiación

tomada del Apocalipsis, versículo 12, en el que Juan dice: “Se vio en el cielo

una gran señal: una mujer envuelta en el sol, con una luna debajo de sus pies y

sobre la cabeza una corona de estrellas”.

La Virgen y el Niño lucen aureolas con puntos de resplandor, elementos destina-

dos a acentuar la fuerza expresiva concentrada en sus rostros. A su vez, la Madre

lleva un manto verde, el cual se revela como un compendio iconográfico que

permite asimilarla a la tierra, a una montaña sagrada. Es el color del mundo vegetal

y de la primavera, es decir, de la renovación. No menos llamativos son los bordados

dorados empleados para delinear el manto. De tal forma se logra un contraste con

el vestido rojo del interior, en el que también se aprecian ribetes ornamentales

elaborados con hilo de oro. El rojo entraña varios simbolismos: sangre, principio

de vida, belleza, juventud, amor, sacrificio y generosidad. Igualmente, caracteriza

al fuego, al Espíritu Santo (Belan, 2006).

Nuestra Señora del Rosario de los Indios, Patrona de Tibasosa

Tras la Conquista, en toda América se crearon abundantes advocaciones de la Virgen María. Igualmente, artistas europeos

–junto a unos cuantos criollos– pro-

dujeron pinturas con temas marianos.

Como también sucedió con otros

integrantes del santoral católico, la

veneración por la “Madre de Jesús”

fue muy notable y desempeñó un

papel cardinal en la evangelización de

los grupos aborígenes. En Boyacá,

esta devoción se ha conservado hasta

convertirse en una señal representativa

de la influencia del dogma cristiano.

En Tibasosa, una de las principales

festividades religiosas es la de la Vir-

gen del Rosario de los Indios (patrona

del pueblo). Su lienzo se observa en

el retablo del altar mayor de la iglesia

municipal, de corte colonial.

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En esta advocación, María aparece

ataviada con elementos que es

posible asociar, por una parte, con

el culto rendido por los pueblos

prehispánicos a sus deidades antes

de la llegada de los españoles, y de

otro lado, con nociones provenientes

de la tradición religiosa y mística

europea, compuesta por principios

“sacros” y “paganos”. La Virgen y el

Niño están adornados con una gran

cantidad de joyas de oro, tales como

anillos, aretes, pulseras y pectorales,

ornamentos propios de los Muiscas.

Cabe señalar que los orfebres de esta

cultura precolombina se destacaron por

la calidad exhibida en sus trabajos,

en los cuales persiguieron un doble

propósito: la expresión estética y el

simbolismo religioso. El oro, material

utilizado con prolijidad, representaba

a la divinidad y espiritualizaba a las

figuras, pues las liberaba de toda

limitación terrestre. En cuanto a la

luna, para los antiguos pobladores

del altiplano cundiboyacense, se

trataba de un astro con diversos

significados: aludía tanto a la vida

como a la fecundidad. En el lienzo exhibe sus “puntas” hacia arriba para indicar

un estado de cuarto creciente. Esta es una orientación que puede relacionarse con el

oriente, el punto cardinal más importante para los indígenas, quienes lo vinculaban

con la salida matinal del sol.

Es pertinente incorporar una referencia al Santo Rosario. Su rezo, inicialmente propagado

por los dominicos, ha perdurado a lo largo de los siglos. En un comienzo estuvo

compuesto por 15 misterios, hasta que en el 2002, el Papa Juan Pablo II los

incrementó a 20, al añadir los cinco denominados “Luminosos”, dedicados a la

vida pública de Jesucristo. Aunque el culto al Rosario recibió un considerable

impulso a partir de 1858, un hecho histórico que acrecentó la atención de los

devotos fueron las apariciones de la Virgen del Rosario en Fátima, en 1917, pues

el mensaje dirigido al mundo por la Señora conminó a rezar de manera habitual

esta oración. En el cuadro de Tibasosa es raro que no aparezca Santo Domingo o

algún dominico en actitud de recibir el Rosario, pues esta alusión a la Orden que

difundió la devoción está presente en la mayoría de imágenes originales.

En Tibasosa, el día de la celebración de Nuestra Señora del Rosario es también

conocido como el día blanco, al ser una jornada en que, habitualmente, los niños

realizan su primera comunión o su confirmación. El programa en tales ocasiones

comprende: vísperas de la iglesia, vistas con juegos pirotécnicos, alboradas, misas

solemnes y procesiones. Esta celebración es una invitación a meditar en los misterios

de Cristo y de la Virgen.

La advocación a María constituye entonces una muestra del sincretismo religioso que

se produjo a partir de los intercambios culturales verificados entre diversas culturas.

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Tibasosa vestida de NavidadLa temporada navideña está comprendida entre el 16 de diciembre y el 6 de enero. A lo largo de tales días, desde 1988 el municipio ha venido

presentando un singular pesebre bíblico, elaborado por artesanos autóctonos.

Esta creación se convierte en el centro de la festividad, al ser el punto donde

se congregan lugareños y visitantes para rezar la novena de aguinaldos. Adicio-

nalmente, las calles se decoran con flores, luces multicolores, pasacalles y figuras

decorativas. Durante esos dos meses, gracias a actividades como las mencionadas,

se descubren valores creativos que suelen permanecer escondidos. Tibasosa fue la

primera población boyacense en establecer el pesebre temático que integra figuras

de los próceres de la Independencia y enaltece el vestuario típico ancestral de los

pobladores. Esta iniciativa se ha replicado en Nobsa, Sogamoso y Corrales.

Figura 7. Pesebre artesanal ubicado en la plaza central (izquierda)Figura 8. Árbol central de navidad (derecha)

Figura 4. Imagen del Cuadro de Nuestra Señora del Rosario (medio)

Figura 5. Altar de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario (arriba)

Figura 6. Virgen del Carmen (abajo).

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de sus tradiciones. Tanto en el festival de la Feijoa como en el Reinado de la Tercera

Edad está presente la representación de una sociedad que afirma los valores

presentes en lo popular. Así, la colectividad dota de un significado especial a la

fruta propia de la población, o bien enaltece el valor de los adultos mayores.

En estas fiestas un factor importante es el intercambio comercial. Por medio del

trueque se ven favorecidas las entidades gubernamentales –pues tal actividad se

convierte en un indicador del próspero desarrollo de la región– como también los

comerciantes, productores y pobladores, ya que les sirve de vitrina y oportunidad

de progreso económico.

El Festival de la Feijoa

Con el Festival de la Feijoa, realizado durante la fiesta de San Pedro a finales de junio, se busca promocionar la cultura y la gastronomía que se ha

gestado alrededor de esta y otras frutas en el municipio. Mediante exposiciones

variadas, ingeniosas y creativas, tanto del producto como de sus derivados, esta

agroindustria –uno de los principales sectores de la economía local– busca trans-

La fiesta popular como refugio de identidad en Tibasosa

Cuando se menciona la deno-minación “fiesta popular” por lo

general se piensa en temas relativos

al pueblo, es decir, en aquellos

eventos pertenecientes a un conjunto

de personas que comparten una

región delimitada y suelen reflejar una

identidad colectiva, la cual consideran

propia. Dicha fiesta es una práctica

simbólica, ritual y periódica. Representa

un momento particular, cuando la co-

munidad dispersa se manifiesta como

un conjunto estructurado, en medio

de una atmósfera de libertad y del

contacto con lo auténtico y esencial

Figura 9. Alumbrado de la plaza central (derecha)Figura 10. Vista nocturna de la catedral iluminada (izquierda)

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Reinado de belleza y experienciaOtra fiesta popular sobresaliente es el reinado de la tercera edad, celebrado de manera paralela con el reinado nacional de la belleza, en el mes de

noviembre. Este evento, caracterizado por la masiva concurrencia de personas

de distinta naturaleza y condición social, es un medio de socialización que busca

compartir los saberes ancestrales de las participantes, como también ponderar a la

población de adultos mayores. Las candidatas, cuyos gestos y miradas se llenan

de una gran significación, representan uno de los máximos grados de expresión.

Esta particular cita es el resultado del respeto y la admiración que se ha desarro-

llado hacia estas personas, quienes transmiten continuamente contenidos culturales

necesarios para la supervivencia de las tradiciones propias de Tibasosa. A lo largo

de estas jornadas, las abuelas se convierten en el centro de atención, se divierten

y disfrutan con sus seres queridos. En efecto, cientos de residentes y turistas se

congregan en la plaza central para apoyarlas, animarlas y exaltarlas.

mitir una imagen de excelencia. El

evento nació y se ha mantenido con

el propósito de incentivar el cultivo,

estimular su procesamiento técnico y

fomentar el turismo regional.

Las primeras plantas de feijoa llegaron

a Colombia en 1920, procedentes

de Brasil, mientras que a Tibasosa fueron

traídas por Antonio María Tamayo en

1935. Desde entonces, en torno a

esta producción se gestó una intensa

dinámica industrial, comercial y arte-

sanal, la cual ha contribuido también

a impulsar el turismo local por medio

de la promoción de la fruta en eventos

como su festival.

Los asistentes a dicho encuentro tienen

la oportunidad de saborear los manjares

preparados con base en el exótico

producto, al tiempo que pueden

asistir a diversas muestras artísticas.

Gracias al posicionamiento adquirido

por esta festividad en el panorama

de las celebraciones tradicionales del

país, el municipio se ha convertido en

un centro gastronómico y cultural del

oriente boyacense.

Figura 11 y 12. Productores de FeijoaFuente: Yulieth Guerrero

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material, social y espiritual de la comunidad; y vigentes, al manifestarse con vigor

y fuerza en una sociedad para la cual significan un legado hereditario, destinado a

mantener vivas sus creencias y costumbres.

En efecto, estas tradiciones festivas envuelven creencias y sentimientos colectivos

muy arraigados. Además, impulsan la “venta” de expresiones culturales, tales como

la gastronomía típica y las artesanías, no solo entre los residentes, sino también y

en especial, entre los turistas. Por lo tanto, se trata de todo un movimiento que

integra elementos religiosos, sociales y familiares.

Estas prácticas generan identidad al municipio. Significan un medio de expresión

en que el resultado es la relación social recíproca. Igualmente, es posible equipa-

rarlas con puntos de encuentro que permiten crear lazos de fraternidad y recrean la

noción de diversidad.

Son espacios de fortalecimiento, afirmación y proyección de la identidad cultural.

Por su conducto, la comunidad pone en escena lo más destacado de sus creaciones,

con el fin de compartirlas y fortalecerlas.

En las celebraciones, los valores propios son apreciados por toda la población, al

tiempo que se da la oportunidad de compararlos con elementos ajenos. De este

modo, la cultura local entabla relaciones interculturales con otras regiones.

La fiesta en Tibasosa tiene diferentes funciones sociales. Es un proceso que

conlleva a la creación y recreación de la identidad; actualiza los relatos históricos,

sus límites y formas; hace que la población se sienta parte de una colectividad y

articula las historias personales con la memoria común.

Debido a la calidad alcanzada en

años recientes, este reinado se ha

convertido en una notable muestra

de autoestima e identidad. No es

la belleza de las candidatas el factor

determinante para obtener el precia-

do cetro: el jurado valora su gracia,

como también el diseño de sus trajes

típicos y la propiedad con que los

lucen sobre el escenario.

CONCLUSIONES

La fiesta en Tibasosa propicia en los pobladores un sentido de pertenencia y hospitalidad. Asimismo, conlleva a crear lazos de

solidaridad hacia los visitantes. De esta

forma se genera riqueza turística en

tanto que el pueblo, al oficiar como

un espacio ceremonial, adquiere

reconocimiento nacional.

Las festividades presentan una triple

condición: son populares, pues se

han convertido en el patrimonio co-

mún más querido; funcionales, en la

medida que se identifican con la vida

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Palabras clave:AbstractResumen:

Scientific publications, urban areas, journals, urban morphology.

Key words:

Áreas urbanas, publicaciones científicas, revistas, morfología urbana.

Urban Morphology Journal has established itself in academia because of the depth and variety of issues that are published in its pages. The present review aims to balance its production, and classify and discuss the most relevant contributions between 1997 and 2011. The methodology used was to examine the topic of the papers and available abstracts, classify them and extract by subject concepts that summarize the contents in order to account for the ideas conveyed. Among the results of the review, it is noted that the journal can guide the local academic community on the importance and value of urban morphology studies in order to understand our specific circumstances in the construction of our towns and their transfor-mation. Likewise, it´s prove the importance of disseminating local findings internationally.

The paper is divided in four parts: the first re-lates to general studies conducted in countries with vast experience in urban morphology studies. These works evidence consolidated processes and describes those who have lea-dership in this area. The second part concerns to the few comparative studies developed. The third part deals with conceptual thinking that focuses on supporting definitions and theories from different angles. Finally we take stock of some case studies that contribute to understand practical applications or explain the concepts and theories cited.

*Docente titular de la Universidad de Boyacá. Investigadora del grupo NODOS. Arquitecta de la Universidad Nacional de Colombia, Especialista en Gerencia Informática de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC; Diplomada en Docencia Universitaria en la Universidad de Boyacá. Doctora en Urbanismo de la Universidad Politécnica de Madrid, España.

1 Una primera reflexión sobre este artículo se abordó en la investigación de la autora titulada “Morfología y actores urbanos en la periferia urbana. Caso Tunja, Boyacá 1908-2005” realizada en el marco del Doctorado en Peri-ferias, Sostenibilidad y Vitalidad Urbana de la Universidad Politécnica De Madrid, U.P.M., España, con el patrocinio del Programa de Be-cas de Alto Nivel Para América Latina (Beca E04D037029CO), la Beca UPM-Banco Santander y el apoyo financiero y académico de la Universidad de Boyacá. El trabajo de tesis doctoral culminó, pero la investigación continúa en desarrollo por la autora con el gru-po Nodos de la Universidad de Boyacá. La redacción mayoritaria de este artículo obedece a esta segunda condición.

La revista Urban Morphology se ha consoli-dado en el medio académico por la profun-didad y diversidad de temas que publica. El presente artículo de revisión pretende hacer un balance de su producción, como también clasificar y comentar los aportes más relevantes entre 1997 y 2011. La metodología usada consistió en estudiar la temática de los artícu-los y resúmenes disponibles, clasificarlos por afinidad y extraer conceptos que sinteticen sus contenidos para dar cuenta del pensamiento transmitido a través de sus páginas. Entre los resultados de la revisión se resalta que la revis-ta puede orientar a la comunidad académica colombiana respecto a la relevancia y el valor que poseen los estudios de morfología urbana en la comprensión de las particularidades presentes en la construcción y transformación de nuestros poblados. Asimismo, se evidencia la importancia de divulgar internacionalmente los hallazgos locales.

El artículo se divide en cuatro partes: la primera hace referencia a estudios generales realizados en países con amplia trayectoria en investigaciones de morfología urbana. Estos trabajos corresponden a procesos consolida-dos y permiten establecer quiénes llevan el liderazgo en el tema. La segunda se refiere a los escasos estudios comparativos existentes. La tercera aborda la reflexión conceptual, es decir, se concentra en definiciones y teorías de soporte emanadas desde distintas perspectivas. Finalmente se hace un balance de algunos estudios de caso que contribuyen a la comprensión de las aplicaciones prácticas o aclaran los conceptos y las teorías citadas.

research in the journal urban Morphology

Recibido: 18-ago-11Aceptado: 17-nov-11

Adriana Hidalgo Guerrero*

Investigación en la revista urban Morphology1

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InTroduCCIón

Una vertiente importante de los estudios de historia de las ciudades está ligada a la comprensión de la morfología urbana como fundamento del crecimiento.

La organización internacional, fundada en 1994, bajo el nombre de International

Seminar on Urban Form (ISUF)2, reúne a investigadores de diferentes lugares del

mundo, expertos en particular en los campos de la arquitectura y el planeamiento.

ISUF ha dado continuidad a las escuelas de morfología urbana que en Inglaterra,

Francia e Italia surgieron a partir del trabajo de los morfologistas Muratori y Con-

zen. La revista Urban Morphology es el medio mediante el cual el ISUF divulga

investigaciones relacionadas con morfología urbana. En esta publicación es posible

encontrar un gran número de artículos3 que tratan del estado de los estudios del

tema en diferentes países de Europa, Asia y América4.

ESTUDIOS GENERALES EN DIFERENTES PAÍSES

En cuanto a los estudios generales se refiere, se observan artículos que

desarrollan la tradición académica de la morfología urbana en diferentes países. A

continuación se reseñan algunos de los aportes en distintos contextos.

J.W.R. Whitehand estudia el tema en el Reino Unido. Su texto describe los orí-

genes, el desarrollo y las características de la escuela de morfología urbana lidera-

da por M.R.G. Conzen, al igual que los conceptos desarrollados por este autor,

como son: marco, bordes o cinturones periféricos, y región morfológica. Además,

trata investigaciones sobre micromorfología realizadas por la fundación liderada por

Conzen, la relación entre periodo morfológico y proceso tipológico y el vínculo

de la forma urbana con la toma de decisiones en el planeamiento. Por otra parte,

la morfogénesis se estudia con énfasis en la representación cartográfica. Cabe señalar

que el traslado de Conzen a Inglaterra le permitió a este país conseguir avances sig-

nificativos en la disciplina y en la relación entre geografía, morfología, planeamiento y

arquitectura, en beneficio del desarrollo urbano (Cfr. Whitehand, 2001).

2Seminario Internacional de Forma

Urbana. Su página web es http://www.

urbanform.org.

3Todos los artículos son publicados en

inglés. La autora realizó traducciones de

algunos de sus apartes y éstos se incluyen

como referencias en este texto.

4Son escasas las referencias para Latino-

américa. Solo se encontró un trabajo en

Brasil (Pereira & Maciel, 2008).

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Por su parte, P. J. Larkham (2006) confirma que hay en Gran Bretaña una verda-

dera y potente escuela de morfología urbana, cuyo punto de partida son las ideas

de Conzen. Dicha escuela posee múltiples enfoques (el principal la geografía) si

bien también incluye vertientes referentes a fractales, agentes urbanos e informática.

Los trabajos se han desarrollado a través de casos de estudio y solo pocos se han

dirigido a definir políticas, con excepción de aquellos orientados a la conservación.

Larkham (2006) plantea que diversos estudios exploran la arquitectura y sus es-

tilos, la confrontación entre la ciudad ideal y la real, el manejo del paisaje urbano

y los problemas de conservación de los lugares históricos. De otro lado, incluye

una mirada a conceptos y métodos asociados a la escala, como por ejemplo, la

micromorfológica, orientada a los análisis de elementos individuales (casas o edifi-

caciones). El concepto de Conzen denominado “fringe belt”5 ocupa el interés de

varios trabajos asociados a la periferia de las ciudades contemporáneas. “Periodo

morfológico”, otra idea de Conzen, también despierta interés.

En años recientes se ha registrado una derivación hacia los estudios de modelos de

simulación computarizados, relativos a las estructuras urbanas, sus patrones y trans-

formaciones. En síntesis, se remiten a múltiples aplicaciones en análisis espacial, en

particular bajo el enfoque de la sintaxis espacial (Cfr. Larkham, 2006).

Tampoco puede dejarse de lado la preocupación por la dimensión humana en el

paisaje construido. En este horizonte se hacen visibles los aportes de la lingüística

y la semiótica, las investigaciones acerca del significado de la forma urbana, los

agentes y usuarios y la sostenibilidad (Cfr. Larkham, 2006).

5Fringe Belt es traducido como banda,

franja o cinta periférica. Se trata de un es-

pacio extenso de borde que se configura

como pausa en el crecimiento residencial.

Se constituye en líneas fijas de crecimien-

to, las cuales pueden ser numerosas en

una urbe (Cfr. Larkham, 2006).

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El concepto de cinturón periférico de Conzen atrae la atención de numerosos

estudios alemanes. Igualmente, es motivo de interés para los investigadores la iden-

tificación de tipos regionales de poblaciones, la genética cultural de las ciudades y

la observación de escalas continentales y subcontinentales. Otros trabajos se han

enfocado en las ciudades coloniales iberoamericanas, mediante estudios de caso en

Montevideo, Bogotá y Lima (Cfr. Heinenberg, 2007).

En Italia, estudios generales que relacionan la morfología urbana y los análisis

geográficos se encuentran en Sturani y Vecchio (2003). En este país, la multi-

plicidad de posturas culturales y escuelas enfrentadas condujo a un malentendido

sistemático en el tema, aun cuando es posible descubrir una amplia tradición en las

investigaciones de tipo morfológico y en el diseño urbano (Cfr. Marzot, 2002).

También se rastrea una alta correlación entre tipo edificatorio y forma urbana, a

pesar de las diferencias de interpretación derivadas de lenguajes diversos. Un de-

fecto perceptible es que en algunos trabajos no se observa la realidad tal como es

sino como debería ser, con lo cual se ha hecho daño a la investigación histórica y

proyectual (Cfr. Marzot). Marzot (1998 y 2005) también ha ofrecido análisis

de las escuelas de Cannigia y Conzen.

A su vez, Michael Darin revisa diversos frentes de la situación en Francia. Examina

la historia topográfica del planeamiento urbano, la cual contrasta con algunos

progresos recientes. Describe las escuelas de arquitectura en París y las compara

con realidades registradas en las escuelas de provincia. En sus estudios suburbanos,

algunos de ellos desarrollados por fuera del país, aborda el concepto de la trama

urbana moderna, así como distintas reflexiones acerca de la investigación morfológica

en otras disciplinas, para concluir con un cuestionamiento: ¿existe una escuela de

morfología urbana?

El caso de Alemania es importante por

su trascendencia y desarrollo, pues en

las tres primeras décadas del siglo XX,

los geógrafos ya consideraban la mor-

fología urbana entre sus preocupaciones

principales. Este tipo de análisis –el de

la disposición y el tejido edificatorio–

fue una herramienta fundamental en el

planeamiento urbano. En la segunda

mitad de dicho siglo, se enriqueció la

mirada con las contribuciones de geó-

grafos como A.E. Smailes y el propio

Conzen. Igualmente, fueron significa-

tivas las actividades del movimiento de

conservación urbana y del grupo “Die

alte Stadt”, creado en la década de

los setenta (Cfr. Hofmeister, 2004).

Heinenberg (2007) indica que en

Alemania la escuela de Conzen tuvo

gran injerencia en el desarrollo de la

investigación local sobre morfología

urbana, con un notorio enfoque

geográfico. Se observan aplicaciones

en la reutilización, reurbanización y

revitalización de áreas libres (o edi-

ficadas pero abandonadas), al igual

que en la reconstrucción de aquellas

destruidas. Según Heinenberg, la

contribución de la ecología es muy

importante para la forma urbana.

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con posterioridad a 1980. Vilagrasa revisa la investigación académica y su relación

con el surgimiento de problemas de variada naturaleza. Identifica una transformación

entre la dependencia inicial de la escuela francesa y la aceptación de ideas foráneas

procedentes de Inglaterra e Italia en materia de geografía e historia urbana, respecti-

vamente. Para las academias españolas es tan amplio su propio pasado y tan valioso

el intercambio conceptual, que la morfología urbana se ha consolidado como un

sustancial campo de estudio (Cfr. Vilagrasa, 1998).

Michael P. Conzen publicó un estudio de la forma urbana en Estados Unidos. Su

perspectiva geográfica enfatiza en el análisis de los valores culturales de la sociedad

norteamericana que afectan dicha forma. Subraya la evolución de las ideas y la

práctica del planeamiento en dicho país, al tiempo que reconoce una metódica

estructura morfológica en el carácter de sus ciudades. Es así como revisa en su

contexto: la estructura urbana y la morfología general, las modificaciones físicas de

los sitios urbanos, la periurbanización y las zonas de crecimiento, las líneas fijas y

el catastro urbano, la distribución de los tipos de construcción, la relación entre la

morfología y el uso de la tierra. Adicionalmente, incluye una dimensión perceptual

y reconoce que el estudio de la morfología en Norteamérica es menor que en las

ciudades europeas, donde existe una mayor tradición. Aun así, no ve en ello un

obstáculo para investigar y destaca los aportes y beneficios registrados en el desarro-

llo de sistemas de información geográfica y bases de datos (Cfr. Conzen, 2001).

También en Francia, las escuelas de

arquitectura han indagado sobre mor-

fología urbana desde 1970. Estos

trabajos se han modificado a partir

de la introduccióndos con estudios

de caso y otros vincula de la historia

del planeamiento urbano, al igual que

de investigaciones efectuadas en la

primera mitad del siglo XX y de las

provenientes de disciplinas diferentes

(Cfr. Darin, 1998).

Al estudiar la forma urbana en Es-

paña, Joan Vilagrasa presta especial

atención a la labor de los geógrafos.

Metodológicamente, aborda una pe-

riodización que identifica el crecimien-

to de los pueblos, las innovaciones

urbanas y la influencia de las ideas

extranjeras en su estudio y crecimien-

to. En consecuencia, reconoce cuatro

momentos: 1. Antes de la Guerra

civil; 2. La formación de la tradición

académica entre 1939 y 1970;

3. La crisis política y la apertura

intelectual en la década de 1970;

4. La consolidación de la tradición

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La historia de los estudios de forma

urbana en Portugal y la relación de

éstos con la tipología edificatoria y

las técnicas de morfología, son temas

estudiados por Oliveira, Barbosa y

Pinho (2011). De acuerdo con sus

planteamientos, no hay una escuela

formalizada de morfología urbana

portuguesa, aunque existen contribu-

ciones sobresalientes –producto de

iniciativas individuales– que tratan

aspectos como el análisis espacial,

los procesos tipológicos y la historia

geográfica. Los autores valoran una

rica colección, al parecer ligada a la

celebración de los descubrimientos.

Una de las dificultades señaladas es

la falta de publicaciones en inglés,

circunstancia que resta visibilidad a

los trabajos (Cfr. Oliveira, Barbosa

& Pinho).

A pesar de la variedad de disciplinas que estudian la forma urbana, más allá de los

análisis asociados a la perspectiva de Conzen no se ha rastreado un interés por los

estudios morfológicos en Irlanda en periodos recientes. Tal realidad quizá se motiva

en las graves pérdidas de tejido histórico en los planes de renovación de gran

escala (Cfr. Kealy & Simms, 2008).

La investigación en China hasta ahora ha sido más descriptiva que analítica. Mediante

la utilización de las teorías de Conzen se revisan casos de planeamiento y diseño

urbano. Estas revisiones, si bien entregan conclusiones provisionales, representan una

señal de confianza en la aplicabilidad mundial del método, al posibilitar la verificación

de resultados en contextos disímiles (Cfr. Whitehand & Gu, 2007).

Los estudios en Australia indican que, si bien se han realizado desde la década

del sesenta, han correspondido a esfuerzos individuales poco coordinados. En

efecto, aun cuando se revisan con rigor la forma y la distribución de las ciuda-

des, la comprensión de la morfología urbana como ciencia no se ha explorado

suficientemente por parte de los investigadores locales. No obstante, es preciso

valorar que estos trabajos han influido en aplicaciones prácticas de diseño y en

políticas urbanas. Un momento muy apreciado es el del planeamiento institucional,

ejecutado durante los siglos XVIII y XIX en muchas urbes y áreas rurales (Siksna,

2006).

En Canadá, las investigaciones han estado a cargo de numerosos expertos franceses

e ingleses, provenientes de disciplinas como la arquitectura (influidos por la escuela

italiana y la morfotipología) y las ciencias sociales (geografía e historia, con un

predominio de tendencias anglosajonas) quienes observan la génesis de la forma

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en fuerzas externas. Es posible proponer una “grilla clasificatoria” para ubicar a los

autores que con sus estudios han contribuido en la definición de cuatro miradas6,

las cuales son: 1. Los discursos externalista-cognitivos, asociados a la geografía y

la historia urbana; 2. Las disertaciones normativo-externalistas de corte científico,

orientadas a formular ciudades más saludables; 3. Los estudios internalista-cognitivos,

efectuados en la Universidad de Laval por arquitectos morfologistas; 4. Las expli-

caciones normativo-internalistas, ligadas a un enfoque morfológico, aplicable en el

diseño urbano y la preservación patrimonial (Cfr. Gilliland & Gauthier, 2006).

En Turquía, los estudios abarcados desde una perspectiva científica son relati-

vamente recientes, pues datan de la década de 1970, aun cuando múltiples

disciplinas se han interesado en la forma urbana desde tiempo atrás. Las excavaciones

arqueológicas han enriquecido la comprensión de la historia de las ciudades, que

en este país es tan antigua como diversa. Pero además de las monografías referen-

tes a valiosos sitios históricos, se han explorado los procesos de modernización y

construcción contemporánea, en especial desde la perspectiva del planeamiento.

Por lo tanto, los conceptos de morfogénesis y sintaxis espacial están presentes en

el interés de los investigadores turcos. Para ellos, la forma urbana es una señal de

identidad, resultante de las dimensiones socioeconómicas, factible de ser examinada

desde su evolución a partir de la mirada histórico-geográfica. Por otra parte, se

reconoce que los análisis morfológicos se han aplicado en la práctica del diseño, la

planificación y la definición de políticas de desarrollo (Cfr. Kubat, 2010).

Aunque las investigaciones en Suecia aparecieron antes de la Primera Guerra

Mundial solo se desarrollaron varios años después, debido a las críticas hechas a la

reconstrucción de ciudades en la segunda postguerra, proceso en que se ignoró la

6Al respecto, más adelante se presenta

con mayor amplitud una descripción de

los enfoques señalados, planteados por

Gauthier y Gilliland (2006).

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Hacia finales del siglo XIX se desarrollaron en Polonia trabajos de geografía histórica

enfocados en lo rural. Solo después de la Segunda Guerra Mundial se alcanzó un

avance significativo en los estudios urbanos, con una predominante orientación hacia

la geografía económica. Un reciente interés por la morfología urbana ha ocupado

a unos cuantos investigadores, quienes se han concentrado en la morfogénesis. Mientras

que para estos proyectos y sus posibles aplicaciones se pronostica un buen futuro,

no ocurre lo mismo con los de índole histórica (Cfr. Koter & Kulesza, 2010).

ESTUDIOS COMPARATIVOS DE CARÁCTER INTERNACIONAL

En la revista se publicó un interesante trabajo comparativo entre centros

urbanos de Norteamérica y Australia, en el cual se revisó la tipología de bloque

y sus consecuencias en el desarrollo de 12 núcleos de ciudades, ubicados en

ambas zonas del planeta. El método utilizado ofrece una plataforma para estudios

semejantes, dedicados a revisar la influencia de las distintas formas y dimensiones de

las tipologías en los tejidos urbanos, tanto históricos como contemporáneos (Cfr.

Siksna, 1997). En las conclusiones se resalta que los bloques pequeños en manzanas

(sobre 60 y 80 metros) se comportan mejor que los mayores al producir un patrón

de circulación más fino y favorecer la movilidad peatonal. Para Siksna se trata de

identificar formas óptimas que gracias a su comportamiento en el pasado generan

posibilidades y pueden usarse como modelos para nuevas propuestas.

tradición. En consecuencia, se mani-

festó un interés por examinar los tejidos

históricos desde el enfoque morfotipo-

lógico surgido con posterioridad a la

década del setenta. Recientemente se

han logrado coordinar iniciativas, antes

individuales, por medio de organi-

zaciones cuya labor ha favorecido la

sistematización de esfuerzos: un grupo

investigativo en sintaxis espacial se

encuentra en la escuela de Arquitec-

tura del Real Instituto Tecnológico de

Estocolmo, así como un Departamento

de Planificación Espacial en el Instituto

Tecnológico Blekinge en Karlskrona.

Panerai y Canniggia son los autores

extranjeros que más han incidido en

los estudios locales. Luego de 1990

se produjeron importantes contactos

con el ISUF, incluso, en 2006 se

conformó la Red Nórdica de Morfo-

logía Urbana, asociación que une a los

investigadores de los países del área:

Suecia, Noruega y Finlandia (Cfr.

Abarkan, 2009).

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53Otro estudio relevante se refirió a los modelos aplicados en nuevas poblaciones

europeas después de la Segunda Guerra Mundial, particularmente en Inglaterra,

Finlandia y Suecia7. Estos poblados fueron organizados como centros comunitarios

con vecindarios dinámicos, donde se mezclaron actividades comerciales y culturales.

Un rasgo más de la década del cincuenta fue el frenesí con que se edificaron las

nuevas poblaciones, pues se buscó ante todo dignidad en la vivienda, ambientes

al aire libre y accesibilidad (Cfr. Hall, 2005).

Un estudio sobre caracterización de edificaciones con funciones mixtas (residenciales

y comerciales) se efectuó mediante la comparación de las situaciones existentes en

Nueva York, Ámsterdam y Kioto. De acuerdo con los resultados, en cada ciudad

se acometen tipos edificatorios que dependen de su lugar de implantación, o

dicho de otro modo, los elementos de cada cultura determinan el estilo adoptado

y producen una imagen única y mundialmente reconocible (Cfr. Davis, 2009).

Por último, Kim (2003) ofrece un punto de vista sobre la puesta en práctica de

las normas en comparaciones internacionales. A pesar de estos registros, puede

afirmarse que existen pocos estudios comparativos en la producción de la revista.

REFLEXIÓN CONCEPTUAL

La reflexión conceptual es otra línea de trabajo visible en las publicaciones de

los colaboradores del ISUF. En un artículo biográfico acerca de Saverio Muratori

se menciona como la atención hacia la obra de este investigador floreció en la

década de 1990. Se reconoce su papel en el origen de los estudios compro-

metidos con la historia urbana y en la conformación de la escuela de morfología

y tipología edificatoria, cuyo propósito es explicar el crecimiento a lo largo del

tiempo. Se observa su labor en la escuela de Roma –junto al rol desempeñado

por Gianfranco Caniggia– y se comentan sus aportes referentes a la dispersión

de esta ciudad. También se indica la existencia de un nuevo grupo de sus segui-

dores, visible en el presente aunque no todos sus integrantes conocieron a su

tutor (Cfr. Cataldi, Maffei & Vaccaro, 2002).

7Las ciudades estudiadas fueron Stevenage

(Gran Bretaña), Tapiola (Hagalund)

en Finlandia y Vallingby en Suecia,

construidas en la década de 1950 bajo

el concepto de ciudad nueva, propio de

la época (Cfr. Hall, 2005).

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La compresión de las ideas de la escuela italiana de diseño tipológico, elaboradas

a partir de las contribuciones de Muratori, Caniggia y sus seguidores, es abordada

por Cataldi (2003), a pesar de la dificultad que reviste el reconocimiento de

las individualidades en estos dos personajes claves. En las décadas de 1920 y

1930, el ambiente cultural italiano estimuló a Muratori a plantear concepciones

que veían la arquitectura como organismo, tipo, tejido y ambiente construido.

A su vez, contempló el proceso de desarrollo urbano, el territorio y la historia

activa (Cfr. Cataldi, 2003).

Un comentario editorial del año 2003 revisa el creciente interés en la obra de

Caniggia, expresado en las comunicaciones discutidas durante el X Seminario

Internacional de Forma Urbana8, al igual que en algunos libros. El comentario

también propone una comparación entre Caniggia (arquitecto cuya labor se focalizó

en Italia) y Conzen (geógrafo que ejerció en Alemania e Inglaterra). A este

último se atribuye un papel sustancial en el conocimiento de la morfología urbana.

Aparentemente, los dos académicos no se conocieron y recibieron encargos muy

distintos, pero sus planteamientos reflejaron puntos de vista compartidos alrededor

de las ciudades, en especial en lo concerniente a la función de la historia en la

construcción y comprensión de los lugares, sobre todo de su morfogénesis,

al entender dicha ciencia desde sus principios o leyes y sus ciclos de auge o

depresión. Ahora bien, mientras que a Conzen se atribuye un papel en la reconstrucción

y el desarrollo, Caniggia es reconocido como un teórico de los principios de la

transformación urbana, quien observó la escala geográfica de la edificación de

manera análoga a lo realizado por Muratori (Cfr. Whitehand, 2003).

Nociones sobre tipo y proceso tipológico, relacionadas con los agentes urbanos y

destinadas a comprender el rol de la dimensión social en la forma urbana, se encuentran

en Gauthier (2005). El autor indica como, en tiempos recientes, se han desa-

fiado las explicaciones del crecimiento desde el interior de la ciudad misma, pues

8Celebrado en Trani, Italia en el año

2003 con el tema “The planned city?”

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autores reconocen la pertinencia de la diversidad de enfoques en la comprensión de

la complejidad del tema, a pesar de las confusiones habitualmente ocasionadas por

las dinámicas de la investigación multidisciplinar, un asunto a superar.

La relación entre la morfotipología y el pensamiento evolutivo de las ciencias de la

vida, es acometida por Kropf (2001) en un enfoque que abarca las concepciones

evolucionistas a partir de Darwin. Su tesis principal señala que la conceptualiza-

ción en torno de la morfogénesis podría ser más clara si se vinculara menos con los

periodos históricos. De tal forma, analiza y diferencia dos conceptos asociados al

cambio morfológico: ‘ontogenético’ (atinente a las transformaciones individuales) y

‘filogenético’ (ligado a modificaciones tipológicas) (Cfr. Kropf, 2001). El proceso

tipológico es un ejemplo de filogénesis, tal como lo veían Quatremere de Quincy,

Muratori, Cannigia y Mafffei.

Según Kropf (2001), al estudiar los cambios del medio ambiente construido

deben considerarse otros aspectos que no necesariamente se aplican en dicho proceso:

1. La interacción entre los hombres y su entorno; 2. Los tipos edificatorios se

modifican, pero también lo hacen las sociedades; 3. No existe plena claridad

acerca de qué desencadena las alteraciones tipológicas, pues éstas podrían estar

ligadas al pensamiento, a la percepción o a la adaptación; 4- La reproducción

de tipos podría ser un mecanismo de hábito cultural que es aceptado como tal y se

convierte en un proceso difícil de suspender o variar; 5. En las trasformaciones se

perciben ideas y conceptos que, en realidad, son sociales. 6. Lo social, al derivar

en tendencias, propicia un ritmo lento en las modificaciones; 7. En los cambios,

producidos por iteración, se aprende poco a poco de los aciertos y los errores;

8. El proceso tipológico se valida a través de la comparación entre situaciones; 9.

Las variaciones en los tipos edificatorios no se distancian del proceso de elección

humana; 10. En casos concretos, siempre es necesario distinguir entre los ejemplos

y las modificaciones tipológicas.

los teóricos “tipológicos” se han

concentrado en la morfogénesis y en

el examen de lugares de larga trayec-

toria. Aún así, reconoce la validez y

el aporte de la teoría tipológica en la

explicación de las complejidades y en

la estructuración del ambiente.

Gauthier y Gilliland (2006) clasifi-

caron formulaciones teóricas individua-

les, nacidas del análisis de la forma

urbana, generadas desde distintas

disciplinas y con diferentes soportes

epistemológicos. En esta sistematiza-

ción, una primera diferencia se registró

entre los estudios cognitivos y los

normativos, y una segunda a partir de

aquellas miradas internalistas —que

consideran la génesis urbana como

independiente de los sistemas en los

cuales se inserta la ciudad— respecto

de las externalistas, que por el contra-

rio, la asocian a factores determinantes

de su resultado visible. Igualmente, los

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Kropf (2009) concluye que los diversos enfoques pueden llevar a polarizaciones,

pero se trata de un riesgo que merece ser tomado. Se precisan nuevos trabajos,

encaminados hacia la comprensión de las múltiples miradas metodológicas presentes en

la morfología urbana, y que precisamente por su diversidad requieren ser coordinadas

en aras de entender mejor los asentamientos humanos y sus posibilidades.

Definiciones de micro y macro morfología urbana son proporcionadas por Anne Ver-

nez Moudon (2002), quien afirma que entre los elementos integrantes del paisaje

construido existe una jerarquización. La autora evidencia la necesidad de establecer

una base interdisciplinaria en el estudio de la morfología urbana, área que entiende

como el análisis de la ciudad en su calidad de hábitat del hombre. Su punto de

partida son las escuelas de Conzen y Muratori, en las que se combina la geografía,

el planeamiento y la arquitectura. A su vez, Moudon anota que las teorías en este

horizonte se fundamentan en tres principios: 1. Los elementos físicos determinantes

de la forma urbana son: edificios, espacios abiertos, parcelas y calles; 2. Dicha forma

es entendida por relaciones de distinto nivel (edificios-parcelas, calles-bloques y

ciudades-regiones); 3. Entender la historia de la ciudad es el camino hacia la com-

prensión de su forma, en tanto la urbe sufre continuas sustituciones. (Cfr. Moudon,

1997).

Reeve, Goodey y Shipley (2007) al investigar la efectividad del programa de

regeneración “Iniciativa del patrimonio del paisaje urbano”9, desarrollan herramientas

que relacionan los estudios de morfología urbana con la evaluación de la calidad

medioambiental. Aunque reconocen que la sistematización de resultados es incipien-

te para profundizar en la evaluación de los paisajes urbanos, consideran su trabajo

como un buen progreso. En una línea semejante, Stanilov (2003) ofrece puntos de

vista acerca de la conexión entre morfología urbana y sostenibilidad medioambiental. 9Townscape Heritage Initiative (THI).

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53Diferencias y similitudes entre la arquitectura y el urbanismo son trazadas por

Menghini (2002) a partir de la revisión de proyectos urbanos en Italia entre

1920 y 1980. En este trabajo se considera el impacto que la arquitectura italia-

na ha tenido sobre las teorías y los métodos, tanto de la propia disciplina como

del urbanismo, en particular en lo relacionado con el vínculo entre morfología

urbana y tipología edificatoria.

De acuerdo con Albert Levy (1999) buena parte de las investigaciones se

fundamentan en la semejanza entre forma urbana y fábrica urbana, vínculo que

resulta insuficiente para comprender a una ciudad moderna, dispersa en el terri-

torio. Ciertamente, los elementos tradicionales (lotes, calles, espacio construido

y espacio abierto) mutan hacia una fabricación periurbana, abierta, fragmentada y

caracterizada por la atomización. En consecuencia, son necesarias nuevas herra-

mientas de análisis. Cabe destacar que en esta transformación morfológica, las

infraestructuras de transporte ocupan un papel preponderante.

El análisis fundamentado en las “temporalidades sociales”10 resulta de gran

utilidad para comprender la producción de la ciudad. En este ámbito, la fábrica

urbana es un concepto válido en la descripción de los procesos socio-espaciales

que determinan el desarrollo urbano. Las temporalidades sociales permiten com-

parar elementos de la estructura de la urbe11 en diferentes momentos históricos.

De tal modo se vincula la historia con la morfología desde una perspectiva dialéctica.

Noizet (2009) efectuó estudios de caso en los que aplicó esta metodología en

ciudades francesas.

Mugavin (1999), al explorar la importancia del lugar desde la filosofía, se

fundamenta en Michel Focault y Henri Lefebvre para argumentar su propuesta

de reenfocar la morfología urbana. Este autor considera a Lefebvre como el más

importante filósofo en la materia, pues se preocupó por la construcción y

producción del espacio social, como también por los códigos que los individuos

forman en torno a estas áreas. Coincidió con Conzen al otorgar a la dimensión

10Traducción de la autora.

11Compuesta por lotes, calles y edifica-

ciones.

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cultural y a la histórica un carácter esencial en la creación y apropiación del paisaje

urbano, visible en la rutina diaria. Por su parte, el valor de Focault radica en que

aportó la inclusión de dos perspectivas –la histórica y la política– en la compresión

de la manera como se edifica un ambiente.

Osmond (2010) concibió una herramienta a la que denominó Unidades Estruc-

turales Urbanas (USU)12, sustentada en los análisis tipológicos y en las relaciones

entre usos del suelo y partes del sistema13. Desde una perspectiva histórica, el

autor complementó su planteamiento con el concepto de “herencia paralela del

espacio abierto”14, derivado de los trabajos sobre sintaxis espacial y encaminado

a establecer nexos entre la red de calles, las demás tramas de servicios públicos, la

utilización del suelo y las propiedades geofísicas. Las potenciales combinaciones

conllevan a profundizar en estudios de múltiples alcances, relativos al análisis urbano

y con diversas aplicaciones en la investigación, la planificación y el diseño.

En términos de metodología bien vale la pena considerar un estudio efectuado

en Inglaterra por McGlynn e Ivor (2000), el cual evaluó la manera como

la morfología urbana puede preservar el carácter local en las promociones de

vivienda masiva. Esto sucede cuando se consideran de igual relevancia las calles, las

parcelas y las edificaciones, aun cuando los recursos sean limitados. Los resultados

del trabajo evidencian el papel de las vías en la determinación formal definitiva y

cuestionan la manzana como principio de diseño. A su vez, se ve en el embudo

una metáfora que ejemplifica la oposición entre los criterios empleados en las

edificaciones tradicionales y los desarrollos modernos. El concepto de embudo se

complementa con una malla propuesta por los autores, relacionada con el poder

de distintos actores en la construcción del paisaje. Los actores urbanos15 son cru-

zados con elementos del paisaje16 y en cada cruce se asigna un nivel de poder e

influencia17. De tal forma se ilustran diversas actuaciones: el potente control ejer-

cido por los proveedores en la parcelación y los usos de la tierra; el rol cumplido por

los planificadores en la regulación de esos usos y en la forma general de construir;

por los ingenieros viales en la conformación de la forma urbana a partir del trazado

12Tal es la sigla correspondiente a su

nombre en inglés: “Urban Structural Units”.

13En sus expresiones de espacio, forma

y flujos.

14Traducción de la autora.

15McGlynn e Ivor (2000) consideran

los siguientes actores: proveedores (pro-

pietarios de la tierra y financiadores);

productores (desarrolladores, planifi-

cadores, ingenieros viales, arquitectos

y diseñadores urbanos), y usuarios o

consumidores.

16McGlynn e Ivor (2000) mencionan

los siguientes elementos: malla vial,

manzanas, lotes, usos del suelo, forma

edificada, espacios públicos, alturas,

detalles y materiales de construcción.

17McGlynn e Ivor (2000) señalan

estos niveles: 1. Poder de control de la

iniciativa; 2. Responsabilidad legislativa y

contractual; 3. Influencia; 4. Sin interés.

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nuevas ideas y tejidos urbanos novedosos en áreas conformadas por tramas históricas

tradicionales. La iniciativa está orientada a conservar el patrimonio y adoptar medidas

que en Venecia solo han sido pensadas para el centro histórico.

Malfroy (2001) cuestiona la estricta aplicación de la teoría morfogenética en los

proyectos de reconstrucción de algunas zonas de Berlín (Alemania), formulados

desde la década de 1990. Para sustentar su crítica evalúa detalladamente las pro-

puestas presentadas para la “Pariser Platz” en 1996, en el marco de un concurso

internacional.

Maretto (2005) pretende interpretar la complejidad de los nuevos fenómenos

urbanos, que tienen un importante papel histórico e identidad única, pero están

alejados ideológicamente del debate tipológico italiano del siglo XX. Tal reflexión

es efectuada mediante el análisis de un proyecto de renovación urbana y construcción

del Isola dei Cantieri en Chioggia (Venecia). En esta experiencia el análisis

tipomorfológico ha sido una referencia importante para el diseño urbano, pues se

considera que la organización de la tierra sigue los mismos criterios tipológicos de

la trama urbana y rural, los cuales estructuran la transformación antrópica.

Barke, al describir un plan de conservación en la ciudad andaluza de Antequera

(España), adopta la metodología de Conzen para identificar unidades espaciales

de manejo en el planeamiento urbano, basadas en los tipos edificatorios, los usos

del suelo y los elementos del plan. La implementación de la propuesta se vio en-

frentada a varios problemas, relacionados con la presión de las rentas en las áreas

centrales históricas, la modernización de la vivienda tradicional en zonas residencia-

les, la ausencia de una industria turística significativa y el limitado valor perceptivo

de la ciudad como recurso (Cfr. Barke, 2003).

de las vías; y por los demás actores,

quienes con su influencia secundaria

determinan detalles de urbanización

y edificación.

ESTUDIOS DE CASO

Los estudios de casos locales ofrecen interpretaciones in-teresantes sobre la aplicación de

las teorías de morfología urbana en

distintos contextos. Son abundantes

los artículos y puntos de vista que

Urban Morphology ha publicado en

este campo.

Hall (2008) llama la atención sobre

la incidencia de los estudios de mor-

fología en la innovación y la práctica

de la planificación en Gran Bretaña.

Para tal fin, revisa la injerencia de

la forma física en la definición de

políticas urbanas y diseños específicos.

Ejemplifica un caso exitoso en la ciudad

de Chelmsford, donde la forma urbana

y el carácter de los espacios logrados

patentizan esa recíproca relación.

Gygax (2007) explica que en la

isla veneciana de Giudecca, a partir

del estudio de su base morfológica,

se exploran alternativas para integrar

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Giulia Annalinda Neglia (2007) plantea que la estructura física de ciudad se

soporta en un proceso de palimpsesto. En esta dirección, la autora presenta el

caso de Aleppo (Siria) donde el tejido de la urbe medieval (islámica y otomana)

se conforma a partir de su antecesora, de naturaleza bizantina y helenística-romana.

Patricios (2002) examina principios de diseño urbano conjuntamente con el

concepto de unidad vecinal, el cual se ejemplifica en un plano de Radburn (New

Jersey, EE.UU.). Se trata de un intento por redescubrir las ideas de la década de

1920, en particular los principios de dos diseñadores, Clarence Stein y Henry

Wright, quienes tomaron como fundamento las ideas de Clarence A. Perry.

Paul Groth (2004) a través del estudio de ciudades de la bahía de San Francisco

(EE.UU.), construidas entre 1870 y 1945, reflexiona en torno a la discusión,

aún vigente en Norteamérica, sobre dos formas de intervención del siglo XX: la

intervención completa, cerrada y permanente, realizada bajo el control oficial de

expertos, y aquella diversa, mezclada, que requiere del tiempo para configurarse.

Curdes (1998) revisa la forma física de Colonia en el periodo 1840-1990. En

esta ciudad alemana, reconocida por su singularidad, se identifica la persistencia

del cardus y el decumanus medieval, así como del anillo dejado por la muralla,

elemento que ha incidido en extensiones posteriores. La estructura macroespacial

es independiente, al parecer, de generaciones aisladas y decisiones de mercado,

hecho que le otorga identidad. Las calles y tramas han conservado gran estabilidad

a lo largo de siglos.

Vitor Oliveira (2006) se adentra en el nexo entre morfología y planeamiento

urbano a través de la incorporación de criterios morfológicos en el Plan Director de

Oporto (Portugal), proyecto preparado por investigadores franceses y británicos.

Con el propósito de colaborar en

futuros ejercicios de planeamiento y

diseño urbano, Chapman (2006)

analizó el complejo proceso de

crecimiento para perfilar regiones

macromorfológicas en Valletta y

Floriana (Malta). En este caso, las

fortificaciones y el contexto parti-

cular topográfico otorgaron un sello

distintivo al lugar.

A partir del estudio de Karlovac y

Osijek, dos ciudades croatas, Krajnik,

Šćitaroci y Šćitaroci concluyeron la

similitud en su desarrollo con el de

otras ciudades europeas mayores. En

particular, encontraron semejanzas

en un punto: las murallas antiguas, al

intervenirse, dejan áreas libres que per-

miten configurar franjas cuya presencia

diferencia morfológicamente las zonas

históricas de los desarrollos nuevos.

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53Hasegawa (2008) describe el caso de la reconstrucción de varias ciudades

situadas en ocho provincias de Japón18, destruidas durante la Segunda Guerra

Mundial. En esta tarea no se logró consenso para la recuperación, pues si bien

la población local poseía expectativas considerables, las propuestas del gobierno

central y las autoridades locales resultaron opuestas en términos de la visión de

ciudad. Desde la perspectiva oficial, las urbes se planificaban como modelos de un

ideal de progreso, y como tal debían caracterizarse por cambios sustanciales en su

forma urbana respecto de las precedentes.

Satoh (2008) investiga los pueblos-castillos japoneses desde el punto de vista

de la historia de la geografía, la arquitectura y el planeamiento urbano. En su tra-

bajo, expone cómo los conocimientos derivados de la tipología particular pueden

ser aplicados en el diseño urbano actual.

En la ciudad de Bergen (Noruega) se examina la permanencia de la parcela, tema

que ha sido observado en muchos lugares del mundo como determinante de la

forma urbana. El asunto se origina en leyes medievales alrededor del derecho de

uso y la posesión del suelo, de las cuales se desprenden conflictos de interés cuyo

resultado es la persistencia de patrones de ocupación. Estos patrones son preser-

vados por siglos, incluso con posterioridad a las calamidades que destruyen las

edificaciones (Cfr. Ersland, 2010).

En las ciudades edificadas en la primera mitad del siglo XX por la “British

Company Parana Plantations” en la región de Paraná (norte de Brasil), Rego y

Meneguetti (2008) identifican un sistemático modelo de colonización de corte

británico que acudió a la ciudad jardín y a circulaciones amplias para crear el

paisaje urbano.

Kirjakka (2003) estudia el patrón de ciudad de estructura ortogonal, aplicado con

facilidad en Finlandia a lo largo de 300 años después del Renacimiento. El mismo

autor (2005) anota que la mayor preocupación de los poblados de madera finlan-

18Como casos excepcionales, fueron

observadas Tokyo, Osaka e Hiroshima.

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deses, hasta finales del siglo XIX, fue la seguridad ante el fuego. En esta búsqueda,

al ser reconocidas como las más seguras, las formas urbanas espaciosas fueron objeto

de permanentes experimentaciones desde el siglo XVIII, hasta llegar a una variante

inventada por los propios habitantes.

La tipología edificatoria rural denominada “the sanjian lianglang house”, y el tipo

urbano “zhutongwu” de la ciudad de Guangzhoy (China), son revisados por Gu,

Whitehand y Whitehand (2008) a la luz de los conceptos morfotipológicos

expuestos por arquitectos italianos. En esa misma ciudad se ha investigado su veloz

transformación, motivada por conflictos y alianzas entre actores que necesitan ser

coordinados para lograr un desarrollo sustentable del lugar (Cfr. Lin, De Meulder &

Wang, 2011).

Los cambios de actitud de los pobladores y de sus sistemas de gobierno, al igual

que las nuevas demandas comerciales, alcanzan una alta relevancia en las trans-

formaciones de los paisajes históricos. Un trabajo sobre Postdam (Alemania) da

cuenta de esta situación. Allí, la morfología barroca predominante obedeció a una

planificación autoritaria, gestada por los reyes en el siglo XVIII. Posteriormente, las

viviendas, en su mayoría, sufrieron modificaciones entre 1871 y 1914, durante

un periodo de liberalismo que despreció la creación monárquica y favoreció las

adaptaciones libres, caracterizadas por incorporar lo que cada quien consideraba

válido. En 1923 se legisló sobre la protección del centro histórico, y desde

entonces ha subsistido el debate entre regulación, autoridad y libertad individual.

Comprender dicha controversia resulta clave para el manejo del paisaje urbano

(Cfr. Arntz, 1988).

Las enseñanzas de Conzen, unidas a la sintaxis especial y a los Sistemas de Información

Geográfica (SIG), constituyen la plataforma empleada por Griffiths, Vaughan, Haklay

y Jones (2010) para examinar la rápida mutación de los centros suburbanos del área

metropolitana de Londres19. En este trabajo se observó una relación entre la forma

urbana y la concentración de actividades socioeconómicas, como también una 19En particular se consideran los casos de

Barnet, South Norwood y Surbiton.

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Finalmente, es pertinente mencionar otras dos experiencias. Pereira & Maciel (2008)

ofrecen un ejemplo de la práctica en morfología urbana para Brasil. A su vez, Kim

(2001) analiza casos de conservación urbana en Corea.

CONCLUSIONES

No es fácil redactar conclusiones de una revisión como la realizada en este artículo. La pretensión es que cada lector encuentre orientaciones sobre

los diferentes temas y pueda ubicar, dentro de sus preferencias, un camino para

ir a la fuente original y profundizar en los tópicos de su mayor interés, así como

estudiar a los autores mencionados en cada referencia.

La diversidad de enfoques y temas tratados en la revista hace que sus contenidos

atraigan la atención de investigadores urbanos, pertenecientes a distintas disciplinas. A

su vez, esa amplitud temática favorece a planificadores y arquitectos, pues les permite

comprender la necesidad de interactuar con geógrafos, sociólogos, historiadores y otros

profesionales, quienes han encontrado en la forma urbana un campo de investigación

amplio y fecundo. La seriedad, rigurosidad y profundidad de los artículos publicados

habla muy bien de los procesos de selección del material, como también del quehacer

de los editores. Así, este medio constituye una fuente de referencia confiable.

Los estudios generales son un indicativo de los significativos avances alcanzados en

materia de investigación en morfología urbana. Al respecto, Estados Unidos, los

países centrales europeos y algunos orientales, cuentan con una vasta experiencia

que resulta de gran valor para orientar a quienes apenas iniciamos el camino. Se

observa una ausencia de trabajos realizados en los países del tercer mundo o sobre

materias inherentes a sus realidades. Esto no significa, necesariamente, una carencia

de investigación en torno a tales temas, sino que, posiblemente, los resultados no

se divulgan en esta clase de publicaciones. Por lo tanto, es una invitación a hacerlo.

configuración de diferentes niveles

morfológicos asociados a la accesibilidad.

En Málaga (España) se realiza una

investigación sobre los “corrales de

vecinos”, un tipo característico de

clases trabajadoras cuyo origen se

remonta al periodo musulmán y del

cual sobreviven algunos pocos ejem-

plos que requieren políticas claras

de preservación y regeneración (Cfr.

Barke, 2011).

Un estudio comparativo de Atenas

(Grecia) y Alejandría (Egipto), busca

explorar la injerencia de la herencia

histórica en el diseño urbano de lo

público. Para cumplir tal propósito se

enlazan los SIG, el planeamiento y la

documentación obtenida de archivos.

La lección más valiosa de este trabajo

es la comprensión de cómo se han

articulado, a lo largo de la historia de

las dos ciudades, diversas estructuras

innovadoras con elementos de la

herencia local y la red vial (Khirfan,

2011).

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Los estudios de caso, todos de carácter local, ofrecen interpretaciones acerca de

la aplicación de las teorías de la morfología urbana en contextos diversos. Se

presentan múltiples puntos de vista, desde trabajos con una perspectiva histórica hasta

la implementación de tecnologías novedosas de análisis espacial. Un rasgo común es

la preocupación por la morfología de los nuevos desarrollos urbanos, las prácticas de

conservación y la preservación de la memoria. Las propuestas en planificación y diseño

urbano son abundantes.

Otro punto común es la necesidad de abordar desde una mirada interdisciplinaria

la morfología urbana. Dicho tema se deriva de la pertinencia de evaluar frentes

diversos, como son el rol de los agentes urbanos, la evaluación de la calidad

medioambiental y los estudios históricos.

El papel cumplido por el ISUF a través de la revista Urban Morphology es muy

valioso. Las referencias que proporciona en términos de metodologías, enfoques y

contenidos permite avanzar en la construcción del conocimiento en este campo.

Mientras que la producción de

estudios comparados de carácter

internacional es más bien escasa,

la reflexión conceptual es amplia y

enriquecedora. Es visible el interés

por analizar las ideas de Saverio

Muratori, Gianfranco Caniggia, y

en general, la escuela italiana de

diseño tipológico. Por supuesto, se

establecen contrastes con la obra de

Conzen. Las discusiones alrededor

de los conceptos de tipo y proceso

tipológico, junto a la relación de

estas nociones con la morfología

urbana, son horizontes abarcados y

asociados con los postulados de los

teóricos mencionados. Los plantea-

mientos de Michel Focault y Henri

Lefebvre suelen ser considerados

como valiosos.

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Abstract

This article seeks to describe the importance of selling ideas, that is to say the strategies that can be used as a creative resource for a specific purpose. There are many people who have an idea that they consider mar-velous, and even talk about it and show it. Nevertheless, time runs on and this thought is forgotten or cast into oblivion, until it dies. If the idea is not saved and used to achieve or improve something, or to solve a problem, what is the point? There are tools designed to help or obtain results starting with what a person conceives, but it is necessary to be aware of these instruments in order to apply them. Non verbal communication is one of them. Excellent ideas appear during daily activities in universities or in different professions, but this wonderful wealth could remain untapped, without fulfilling any function, simply because the tools that allow it to be brought to fruition are unknown to the people.

The ideas do not sacrifice themselves, sell

Nancy Patricia García Pacheco*

Las ideas no se “sacrifican”, se venden

Resumen:

El presente artículo de reflexión no derivado de investigación, pretende describir la importancia de vender las ideas, es decir, las estrategias que pueden utilizarse como recurso creativo para cumplir con un propósito específico. ¿Qué significa vender y quienes podrían vender? Estas son dos preguntas que permiten conducir la presente reflexión hacia una respuesta basada en la experiencia. A menudo, muchas personas tienen una idea, la consideran fabulosa, la cuentan y la muestran. Sin embargo, con el paso del tiempo dejan de pensar en ella y la relegan en el cuarto del olvido hasta dejarla morir. Si esa idea no es salvada y empleada para producir algo, mejorarlo o solucionar un problema, ¿de qué sirve? Existen herramientas diseñadas para ayudar a conseguir resultados a partir de lo que se concibe, pero es necesario conocerlas con el fin de ponerlas en marcha. La comunicación no verbal es una de ellas. Ideas excelentes surgen en el desarrollo de las actividades cotidianas, ya sea en los colegios, las universidades o en diferentes campos pro-fesionales, pero esa riqueza maravillosa puede quedarse estancada y sin cumplir función alguna, simplemente porque se desconocen los instrumentos que es posible aplicar en un determinado momento para darle rienda suelta.

Palabras clave:

Ideas, strategies of sale, no verbal communication, brochure, creativity.

Key words:

Ideas, estrategias de venta, brochure, comunicación no verbal, creatividad.

*Profesora Asistente e investigadora del grupo XISQUA de la Universidad de Boyacá. Publicista profesional egresada de la Universidad San Martín (Bogotá). Especialista en Gerencia de Proyectos de la Universidad de Boyacá.

Recibido: 18-ago-11Aceptado: 27-oct-11

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INTRODUCCIÓN

Cuando se habla de ideas, de creatividad, de servicios publicita-rios o de Diseño Gráfico, se habla de la comercialización de intangibles. El

desafío principal de un creativo, de un comunicador, de un diseñador o de un

publicista, se encuentra en saber combinar las técnicas que utiliza con su habilidad

para convencer, para argumentar, para vender las ventajas de una estrategia, y de

tal modo, lograr la motivación necesaria en aras de que esa estrategia sea sostenida

en el tiempo por diversos sectores. En definitiva, las técnicas son un recurso básico

en la organización de un discurso convincente.

Existen varias formas de influir sobre las personas, de conseguir y conservar clientes

(Ogilvy, 1984). Cada día surgen tendencias destinadas a descubrir los intereses

de los usuarios, pues como dice Fox (2002), los expertos en ventas deben dedi-

carse a estos últimos, ya sean los del presente o los del futuro. Son ellos la fuente

de ideas para productos nuevos y aplicaciones diferentes, quienes dan las prime-

ras señales de alerta sobre la calidad y las oportunidades de lo que se propone

(Furones, 1984).

En este orden de ideas, en el presente escrito se exponen algunas estrategias de

venta que quizá resulten indispensables en un momento determinado para los crea-

dores de ideas, pero cuyo desconocimiento puede limitar la práctica profesional.

¿CÓMO PODEMOS VENDER UN INTANGIBLE, UNA IDEA O UN

SERVICIO?

Esta tarea tiene su ciencia. Su origen se encuentra en la planeación,

en la estrategia, en el acuerdo entre sectores internos –cuando se trata de una

empresa– acerca de lo que es preciso hacer, cómo, cuándo, dónde y para quién.

Un profesional en venta de servicios es ante todo un vendedor de ideas, alguien

que debe resultar creíble en el área de negocios en la cual desarrolla su carrera, ya

sea diseño, publicidad, relaciones públicas, comunicación o administración.

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Dado que una idea (figura 1), co-

mienza internamente, son sus primeros

clientes (los propios creadores)

quienes han de aprobar, sostener,

implementar y hacer seguimiento a los

resultados de su puesta en marcha.

Múltiples proyectos de comerciali-

zación de ideas fracasan por detalles

aparentemente intrascendentes. Son

aprobados, se asignan presupuestos

para desarrollarlos, se organiza una

estructura logística, y al final de la

cadena, se olvida algo esencial en la valoración de los clientes: la calidad del

servicio, condición que siempre ha de acompañar una venta.

Un creativo que no llega a tiempo, un diseñador que no cumple con su trabajo,

un vendedor que no da respuestas a sus clientes o no contesta las llamadas de

éstos, son ejemplos de formas de proceder que llegan a destruir la percepción

acerca de lo que un usuario podría considerar como un servicio reelegible.

ENTONCES, ¿QUÉ SIGNIFICA VENDER?

Es asegurarnos de que todos (nosotros y nuestros clientes) asumi-mos la idea como algo propio, que nos conviene en uno u otro sentido y

vale la pena cuidar, razón por la cual le conferimos valor, según sean las caracterís-

ticas de cada experiencia. (figura 2).

Figura 1. Ideas Coca-cola Fuente: http://kelseymcneely.wordpress.

com/2011/01/21/live-on-the-coke-side-of-life/Figura 2. Formas de vender Coca-cola.

Fuente: http://sianbourn.blogspot.com/2009_01_01_archive.html

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El carisma hace parte de ese atributo

que permite persuadir a un cliente

respecto a una idea. La posibilidad

de agradar depende de la capacidad

que tengamos para analizar nuestras

fortalezas y debilidades en un campo

en especial. A partir de la confiabili-

dad que despierta la propia actitud,

es posible destacar las primeras y

disimular las segundas.

Hace algunos años, una funcionaria

de una compañía financiera colombiana,

comprobó que la comunicación no

verbal funcionaba acertadamente

para cumplir sus objetivos laborales.

Durante tres años había sido la mejor

vendedora de seguros de la agencia,

de hecho, fue condecorada con 14

medallas de oro. Ella aplicó una

técnica fabulosa para lograr resultados

sorprendentes. Algunos seguros de

vida contaban con cuatro planes de

pago y montos a asegurar. El monto

que la hacía merecedora de un pun-

taje más elevado, y por ende, de una

alta comisión, era el de mayor valor.

Su estrategia consistía en ofrecer el

producto a todos los clientes, no sin

antes haberles preguntado distintos

aspectos de su vida familiar y laboral.

Cuando llegaba la oportunidad, presentaba la póliza en su carpeta respectiva.

Ella miraba a la persona a los ojos, le explicaba los beneficios de los distintos

planes y señalaba con un lápiz el más costoso, aunque estuviera hablando de los

demás. Este sistema siempre le funcionó: el comprador optaba por la alternativa

que la ágil vendedora le indicaba. Al evidenciar el plan cuya venta deseaba

concretar, ella tenía el poder. Naturalmente, no fue fácil empezar a obtener

resultados, y por supuesto, debía prepararse de manera apropiada. De esta mane-

ra llegó a ocupar el tercer puesto en el país en su actividad, pese a los cientos de

colegas de 350 agencias, quienes ofrecían los mismos productos, todos intangi-

bles, pues se trataba de seguros de vida. Se vendía la idea de asegurar a la familia

y obtener un mejor futuro.

Cuando se trabaja con intangibles, la presentación y venta de una idea –como

también ocurre con los servicios– está determinada por la expresión corporal, la

forma de mirar, el tono de la voz, los movimientos o gestos adoptados. No es

necesario ser sicólogo, basta el sentido común para entender la importancia de

estos procedimientos. Una mirada huidiza, una respuesta titubeante o una posición

corporal agresiva, generan desconfianza. Por el contrario, una sonrisa fresca, una

postura relajada, una mirada directa y franca, propician credibilidad. Asimismo, es

más confiable quien acepta un error y cambia de tema, que la persona enredada

en justificaciones o reclamos. En contextos complejos e inestables, caracterizados

por la necesidad de atender diversos inconvenientes simultáneamente, es funda-

mental manejar con claridad el mensaje y expresarlo con sutileza.

¿QUIÉN PUEDE VENDER?

En realidad, podría decirse que todo el mundo vende. Así lo afirman

líderes en ventas como Hopkins (2002) y Townsley (2003), ya que se trata de

una acción propia del ser humano, utilizada en algún momento de la vida con la

intención de conseguir un beneficio. Lo aceptemos o no, con frecuencia nos vemos

envueltos en situaciones que incluyen una venta. De hecho, cada persona vende

una imagen de sí misma.

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tra la obtención de la mayor información disponible acerca de la persona con

quien se cierra un negocio. Este mecanismo confiere ventajas. Por ejemplo, si se

conocen los gustos de ese interlocutor es posible llevarle un recuerdo. Cuando se

trata de un almuerzo de trabajo, se sabrá el estilo de comida que le gusta y sus

restaurantes preferidos. En el caso de los directivos es clave ganar la confianza de

su secretaria, pues ella puede ayudar a concretar una entrevista.

Existen diferentes formas de cerrar negocios. Según Ortega (2002), algunos

puntos a considerar son:

• Planear la negociación de tal forma que se desarrolle de acuerdo con movimien-

tos predecibles.

• Jamás hay que demostrar ansiedad. El poder lo tiene siempre quien menos afán

exprese por cerrar el trato.

• No hay que mostrarse eufórico si se obtiene un sí, ni alterado si la respuesta

es negativa. Es indispensable dominar las emociones y dejar la puerta abierta para

otra venta en el futuro.

• Inspirar confianza, seguridad y optimismo. Esto hace más factible que se alcance

el éxito.

• Otra clave está en saber escuchar: preguntar primero y proponer después. Se

debe conocer con antelación las necesidades de la otra parte. Es mejor hablar

luego de haber escuchado lo suficiente.

• Conseguir previamente toda la información que sea posible sobre el cliente. Este

conocimiento conferirá una ventaja considerable.

• Tener cuidado de no perder el objetivo y el propósito de lo que se quiere lograr.

Desarrollar la habilidad para vender requiere sobre todo práctica y mucha com-

prensión de lo que se ofrece. Por lo tanto, cuando alguien se vende a sí mismo

Además, todos los días estamos

negociando: entre esposos, padre

e hijo, estudiante y maestro, novia

y novio, jefe y secretaria. En un

terreno marcado por la negociación,

como es el mundo actual, resulta im-

portante tener en claro que vender

o venderse como profesional forma

parte de un exitoso camino hacia el

liderazgo. Desarrollar la habilidad

para ser un buen vendedor ayuda al

individuo a forjar un mayor control

sobre su vida laboral. No obstante,

suele pensarse que un profesional no

estudió para ser vendedor. Esta vi-

sión limita de cierta forma a quienes

poseen tal formación, hasta llevarlos

a vivir con prejuicios injustificados.

Para negociar es fundamental tener

en cuenta algunos puntos que

pueden ser muy necesarios desde

el punto de vista de la experiencia

profesional. Entre éstos se encuen-

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a “jugar con emociones”, pues éstas son las que finalmente activan la mente del

comprador y permiten lograr la acción esperada (Fox, 2002). Entonces, es preciso

descubrir las motivaciones de las personas. Por lo general los hijos, o la familia

en su conjunto, constituyen verdaderos motores en la vida. También hay quienes

confieren notoria relevancia a la salud corporal o a la obtención de un mayor

atractivo físico. Entonces, más que relaciones de negocios, el vendedor debe

mantener vínculos de amistad con los clientes y explorar sus intereses. Se pueden

tener grandes e innovadoras ideas, (figura 3) pero si no se saben vender, serán

infructuosas. Morirán desde el mismo momento de su creación.

y a sus ideas, debe tener claridad

respecto a dos puntos: qué pretende

y a quién quiere convencer con su

propuesta. A su vez, si existe una

previsión ante posibles objeciones

será más fácil sobreponerse a ellas,

pues se contará con argumentos para

enfrentarlas, y por ende, salir avante

frente a esas dificultades. En este

sentido, al trabajar con un cliente lo

más frecuente es que surjan reparos.

En tales casos resulta esencial tener

tranquilidad para explicar lo necesario

en términos sencillos y poco emo-

tivos. Por ende, la preparación es

indispensable.

Si realmente hay preparación, lo más

seguro es que el cierre de una venta

transcurra sin contratiempos. Cada

cierre viene a ser como una semilla

sembrada, la cual conlleva a alcanzar

mejores ingresos y a cosechar buenas

relaciones. Así, se contribuye al

progreso de los negocios y se evita el

sacrificio de las ideas.

La importancia de conocer al con-

sumidor o al cliente potencial cobra

mayor preponderancia cada día. Para

los vendedores es esencial aprender Figura 3. Ideas geniales.

Fuente: http://www.adpunch.org/entry/oldtimer-restaurants-all-you-can-eat-rest-stop/.

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65en una venta. En efecto, la manera de vestir persuade y denota estatus (Carnegie,

1936). Igualmente, diferentes investigaciones han encontrado que los ojos, el

rostro, los movimientos de las manos, la postura corporal y la forma de conversar,

causan un impacto en los destinatarios.

Paul Ekman, en el libro Emotion in the human face (citado por Davis, 1992) al estu-

diar la multiplicidad de expresiones faciales, comenta: “son más de mil anatómicamente

posibles, pero dependiendo del contexto, algunas poseen un sentido real. Existen

ciertos parámetros que definen reglas adecuadas para cada situación, esto depende de

cada cultura” (p.6). (figura 4).

Las estrategias para vender se imple-

mentan de acuerdo con el perfil del

cliente. Si el mismo argumento se recita

de manera permanente e invariable

a la hora de exponer una propuesta,

no se obtendrá éxito alguno. Es

sustancial indagar a la persona antes

de presentarle el producto o servicio

que solucione sus necesidades (Foster,

1999).

Ciertamente, la comunicación no

verbal está implícita en la presen-

tación de una idea. Aprenderla y

saber cómo manejarla, puede ser de

gran ayuda. Diversos estudios de la

comunicación demuestran que “el ser

humano es maravillosamente sensible a

las señales corporales de sus seme-

jantes” (Davis, 1998, p. 5). Por

lo tanto, el mensaje transmitido no

solo involucra lo que se dice, sino

también la forma como se dice.

Sobre este particular cabe indicar: la

presentación y la apariencia influyen Figura 4. Expresiones Faciales

Fuente: http://psicologiapositivauned.blogspot.com/2010/11/la-empatia

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También en el campo de la comunicación humana, Davis (1992) ha expresado:

“el comportamiento ocular es tal vez la forma más sutil del lenguaje corporal. En

una conversación, los movimientos de los ojos proporcionan señales que indican

al interlocutor su turno para hablar” (p. 89). Esta es una realidad: al entablar un

diálogo, habitualmente no somos conscientes de todo cuanto sucede.

La postura es otro componente de la comunicación gestual, cuya importancia se evi-

dencia al realizar negocios. Por ejemplo, si dos personas comparten un mismo punto

de vista, suelen adquirir una postura idéntica. Entre tanto, cuando alguien pretende

cambiar de opinión respecto a un asunto en discusión, normalmente reacomoda su

cuerpo y mira hacia otro lado. Un vendedor debe aprender a detectar estas señales,

ya sea para modificar la estrategia empleada en su venta o para exponer mayores

argumentos acerca del producto y lograr así la respuesta esperada. A su vez, la

Cuando participamos en una venta o

en una negociación, el conocimiento

del lenguaje del rostro ocupa un

lugar destacado: facilita o dificulta

los cierres. Se puede decir “este

producto o esta idea es lo mejor”,

pero la expresión facial hace ver lo

contrario. Tal situación se registra con

frecuencia, especialmente cuando el

vendedor no está convencido del

producto que promociona ni de la

labor que realiza. Incluso, en algunos

casos el trabajo es una obligación, no

una actividad gratificante y agradable.

Otro punto a resaltar es el manejo

del contacto visual. Jean Paul Sartre

(citado por Davis, 1992) sugirió

una vez: “el contacto visual es lo

que nos hace real y directamente

conscientes de la presencia del otro

como ser humano. Cuando la mirada

se encuentra es más fácil llegar a un

entendimiento” (p.86) (figura 5).

Mirar a los ojos facilita el camino para

lograr un acuerdo. Manejar o desco-

nocer las técnicas del contacto visual

son condiciones determinantes en la

búsqueda de resultados positivos.

Figura 5. Contacto Visual Fuente:http://www.publicdomainpictures.net/view-image.php?image=4020&large=1&

picture=mujer-con-lupa&jazyk=ES

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una emoción determinada, como por ejemplo, la satisfacción derivada de adquirir y

disfrutar un producto o los beneficios recibidos de una idea, resulta necesario en el

camino hacia la consecución de los propósitos deseados.

Las manos son la compañía perfecta para ratificar el discurso verbal. Ayudan a

enfatizar, de manera sutil y casi imperceptible, aquello que ofrecemos y esperamos

sea adquirido. Cuando se muestra un producto o servicio es indispensable tener

el objeto real o manejar un “ayuda ventas”, catálogo o brochure, preferentemen-

te con imágenes. Con este material, las ideas se hacen más tangibles (Erickson,

1997). Los seres humanos somos capaces de ver las diferencias y establecer si lo

que nos venden puede funcionar de acuerdo con lo esperado.

Entonces, ¿los vendedores manipulan a los compradores para que adquieran un

producto, un servicio o una idea? O bien, ¿existe en ellos un adecuado manejo

de la comunicación no verbal? Cabe recalcar: dicha comunicación, basada en el

lenguaje de los gestos, se orienta hacia la aceptación de un mensaje y la obtención

de una respuesta, en ocasiones por debajo del umbral de la conciencia.

posición física deja ver el carácter y la

actitud hacia una situación. Aprove-

char este conocimiento proporciona

una ventaja considerable. Ray Bird-

whistell (citado por Davis, 1992),

comenta “los primeros 45 segundos

definen las transacciones verbales.

Las emociones se transmiten en gran

medida de manera no verbal y eso

es lo que hay que aprender a hacer”

(p. 4). Contagiar a un cliente con

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CONCLUSIONES

Las reflexiones aquí presentadas identifican varias técnicas, de uso

sencillo, aplicables en la venta de ideas. Si bien el lenguaje oral que se usa al

realizar un negocio es un elemento esencial e influyente, en algunas ocasiones el

alcance de cuanto se quiere decir no radica en las palabras, sino en la forma como

éstas se transmiten y en el significado que se les otorga. La cultura, por ejemplo,

determina las definiciones dadas a los términos. Una expresión puede escucharse

normal en un lugar, pero en otro, posee una acepción diferente, incluso ofensiva.

En consecuencia, un adecuado manejo del vocabulario resulta clave en esta forma

de comunicación.

Es necesario aprender el lenguaje empleado por diseñadores, publicistas y anun-

ciantes. En relación con estos últimos, también debe considerarse cada gremio.

Para los médicos, abogados, arquitectos, administradores, ingenieros, en fin, para

las distintas áreas del conocimiento, existen vocablos específicos, los cuales es pre-

ciso conocer de acuerdo con el tipo de negocio a efectuar, pues tal manejo amplía

las posibilidades de éxito. En definitiva, son varias las razones por las que algunas

personas alcanzan logros sobresalientes en las ventas y otras no.

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Ogilvy, D. (1984). Confesiones de un Publicitario. Barcelona, España: Orbis.

Ortega, E. (2002). Cómo lograr que los demás se salgan con la nuestra. Bogotá,

Colombia: Norma.

Townsley, M. (2003). Publicidad. México: International Thompson Editores.

REFERENCIAS

BIBLIOGRÁFICAS

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Derechos de autor

La publicación de las colaboraciones enviadas por los autores implica que és-

tos ceden los derechos patrimoniales de sus textos a la Universidad de Boyacá,

Institución que a su vez podrá cederlos a terceros para fines no lucrativos.

En cuanto a los derechos intelectuales, el editor se reserva la opción de realizar

modificaciones de forma para una mejor presentación de los trabajos. De

requerir cambios de contenido, serán concertados con los autores.

En lo concerniente a los apoyos gráficos, cada uno aparecerá con su crédito

respectivo. Cuando no sean propiedad del autor, éste debe contar con las

autorizaciones pertinentes para la publicación y debe adjuntarlas al documento.

El envío de los trabajos implica que el autor conoce y cede a la revista los

derechos referidos sin que medien otros procedimientos para autorizar al

editor la publicación impresa o digital de dichos documentos.

NORMAS PARA AUTORES

DESIGNIA tiene como destinatarios investigadores, académicos, consultores,

estudiantes de pre y posgrado, comunidades y personas interesadas en las

temáticas de la revista, en Colombia y América Latina, prioritariamente.

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Originalidad

El autor enviará únicamente trabajos originales e inéditos y se compromete

a no remitirlos a otros

medios para su eventual publicación, salvo autorización expresa del comité

editorial de la revista.

En mayor número, se recibirán artículos de las categorías 1, 2 y 3, defini-

das por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innova-

ción de Colombia (Colciencias) como de relevancia científica.

1) Artículo de investigación científica y tecnológica. Presenta, de manera

detallada, los resultados de proyectos terminados de investigación. Gene-

ralmente contiene cuatro apartes: introducción,

metodología, resultados y conclusiones.

2) Artículo de reflexión. Presenta resultados investigativos sobre un tema

específico desde una

perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, para lo cual recurre a

fuentes originales.

3) Artículo de revisión. Producto de una investigación en que se anali-

zan, sistematizan e integran los resultados de otras investigaciones sobre

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un campo en particular, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de

desarrollo. Suele presentar una revisión bibliográfica con al menos 50 referencias.

En menor proporción se aceptarán los siguientes tipos de trabajos, de acuerdo con

la clasificación de Colciencias:

4) Artículo corto. Documento breve que presenta resultados preliminares o

parciales de una investigación que, por lo general, requieren una pronta difusión.

5) Reporte de caso. Incorpora los resultados de un estudio acerca de una situa-

ción particular con el fin de dar a conocer las experiencias técnicas y metodológi-

cas consideradas. Suele incluir una revisión sistemática y comentada de la literatura

sobre casos análogos.

6) Revisión de tema. Documento resultado de la revisión crítica de la literatura

sobre un tema puntual.

7) Cartas al editor. Posiciones críticas, analíticas o interpretativas en relación con

los documentos publicados en la revista, que a juicio del comité editorial constitu-

yen un aporte importante a la discusión del tema.

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9) Traducción. Traducciones de textos clásicos o de actualidad o transcrip-

ciones de documentos históricos o de interés en las áreas tratadas en la

revista.

10) Documento de reflexión no derivado de investigación.

11) Reseña bibliográfica.

Presentación de los trabajos

Los trabajos se reciben en archivos del programa Word, con una extensión

entre 15 y 30 páginas, tamaño carta, todas numeradas. Las márgenes

de cada página serán: 2.5 cm (inferior y superior), 3 cm (izquierda y

derecha). Debe usarse la fuente Arial a 12 puntos, e interlineado de 1.5.

La primera página ha de contener los siguientes elementos:

Título: con una extensión máxima de doce palabras, en español y con su

respectiva traducción al inglés. Una nota a pie de página señalará la proceden-

cia del artículo (investigación financiada, tesis) de ser necesaria tal indicación.

Palabras clave: se incluirán de tres a seis, consideradas en los tesauros de la

Unesco o Getty y con su traducción al inglés bajo el título KEY WORDS.

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Resumen: redactado en español, con una extensión entre 140 y 220 palabras y

traducido al inglés bajo el título ABSTRACT. Debe indicar claramente: tipo de

documento presentado, conforme a las categorías citadas de Colciencias; estructura

del texto en cuanto a introducción, método, resultados o conclusiones para los artí-

culos de investigación, o bien síntesis de contenido para los de revisión u otro tipo;

descripción del contenido; síntesis de los resultados de investigación en el caso de los

tipos 1, 2 y 3.

En lo concerniente a la identificación de los autores, para garantizar su anonimato duran-

te la evaluación, cada uno de ellos enviará, en un formato preestablecido, su respectiva

reseña. Dicha reseña ha de contener: filiación institucional, formación académica y

dirección de correo electrónico.

En las páginas siguientes se presentará la introducción. Esta sección debe indicar: plantea-

miento general del trabajo; justificación y antecedentes coherentes con el objeto de cono-

cimiento abordado; descripción del problema de investigación o de la temática tratada.

A continuación se desarrollará el cuerpo del texto, con sus correspondientes con-

clusiones, resultados o recomendaciones. La redacción en español debe ser clara y

guardar coherencia, cohesión y lógica textual. Se incluirán títulos y subtítulos concor-

dantes con los contenidos.

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Los apoyos gráficos, tales como planos, cuadros estadísticos, tablas,

fotos, ilustraciones y mapas, estarán debidamente numerados e identifi-

cados con título y fuente. Asimismo, deben ser referenciados en el texto

y ubicarse lo más próximos a su mención en la exposición. Se entregarán

como anexos en archivos separados, nombrados con el título que les

corresponda (por ejemplo, Figura01.jpg, Plano 03.tiff, etc.), de tal

manera que en el proceso de diagramación sean incluidos en el artículo en

el punto señalado por el autor. Los formatos aceptados son JPG o TIFF,

con un mínimo de 300 DPI de resolución.

Las notas a pie de página serán de carácter aclaratorio y conservarán una

numeración sucesiva.

Las citas irán dentro del texto, seguirán el sistema APA (sexta

edición) y se usarán para todos los casos de citas textuales, según el

formato (apellido, año: página) o contextuales (apellido, año). Se

recomienda a los autores usar el gestor de referencias disponible en

Word Office 2007, APA sexta edición.

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Para las referencias bibliográficas también se seguirá el estilo APA. En el

listado final únicamente deben incluirse las obras citadas en el texto. A

continuación algunos ejemplos de la presentación de fuentes frecuentemente

empleadas:

Artículo de publicación periódica

Abarkan, A. (2009). The study of urban form in Sweden. Urban Mor-

phology, 13 (2), 121-127.

Artículo de publicación periódica en línea

Clay, P. (2008). City vs. Ideology: the new Architecture. Monitor on

Architecture, 39 (6). Recuperado de http://www.archimon.org/architec-

turearticle

Libro

Silva, A. (2003). Bogotá Imaginada. Bogotá: Taurus.

Capítulo de libro

Capel, H. (2003). Redes, chabolas y rascacielos: las transformaciones

físicas y planificación en las áreas metropolitanas. En H. Capel (Ed.). Ciu-

dades, arquitectura y espacio urbano. (pp. 199-238). Almería, España:

Caja Rural Intermediterrámea.

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Tesis y trabajos de grado

Hidalgo, A. (2010). Morfología y actores urbanos en la periferia urbana. Caso

Tunja, Boyacá 1908-2005. Tesis doctoral no publicada. Universidad Politécnica

de Madrid, España.

Texto tomado de Internet diferente de artículo en publicación periódica

Martínez, N. (2005). Reflexión sobre los espacios de los niños en la ciudad.

Recuperado el 11 de noviembre 2011 de http://www.architecthum.edu.mx/

Architecthumtemp/ensayos/norma-martinez.htm

Ponencia

Granados, J. (2008). La infografía en el Diseño Gráfico. Ponencia presentada

en el II Seminario Internacional de Diseño y Publicidad, Buenos Aires, Argentina.

Envío de los trabajos

El documento y sus anexos serán remitidos al correo electrónico

[email protected]. Una copia impresa y otra en CD se harán llegar

al editor de la revista, cuya sede es la Secretaría de la Facultad de Arquitectura y

Bellas Artes de la Universidad de Boyacá, ubicada en la Carrera 2 Este Nro. 64-

169, Edificio 3, Tunja, Boyacá, Colombia.

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Escogencia

El comité editorial preseleccionará las contribuciones conforme a la naturaleza de

las mismas y si son adecuadas a los propósitos de la revista, se considerarán como

“recibidas”. Si llega a presentarse rechazo en la preselección, los textos se devol-

verán a los autores con la anotación “no recibido”.

En el caso de los artículos, aquellos que se consideren válidos (“recibidos” en la

preselección) se someterán a un proceso de arbitraje anónimo mediante evaluado-

res, quienes orientarán con sus conceptos al comité editorial acerca de la decisión

de publicar los textos.

Responsabilidad de los autores

Los autores son los únicos responsables del contenido de sus trabajos y les corres-

ponde entregarlos de acuerdo con los lineamientos emitidos por el comité editorial

de la revista. De igual forma, se comprometen a realizar los ajustes señalados

por el editor y el corrector en los plazos estipulados. Además, estarán atentos a

resolver las dudas y propuestas planteadas por los evaluadores.

Una vez publicado el artículo se entregará gratuitamente a los autores un ejemplar

del número correspondiente.

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