revista empresa 194
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Nº 194 de la Revista EMPRESA de ACDE - Invierno 2009TRANSCRIPT
Invierno 2009 Página 1
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Crisis y resurgimiento
Editorial
el valor del equilibrio
eConómiCo, Cultural y moral
en tiempos de CrisisRobert A. Sirico
la identifiCaCión del individuo Con la organizaCión
Marcos Gallacher
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EMPRESAI n v i e r no 2009
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SUMARIOEMPRESA
Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453
Franqueo PagadoConcesión Nº 1277
Número 194Invierno 2009
Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa
Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina
directorCarlos G. Garaventa
Consejo de redacciónEduardo Aceiro
Celso Enrique ArabettiPablo Bevilacqua
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Consejo editorialLuis M. Bameule
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editorEduardo Otsubo
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premio santa Clara de asís 2002
Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente
el de ACDE
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3 Editorial Crisis y resurgimiento
6 Reportajes Robert A. Sirico
11 Institucional la dirigencia y su responsabilidad
frente a las advertencias Eduardo López Rivarola
14 Institucional visión 2010 pensando en la argentina del bicentenario Mariano Bravo
22 Empresa la identificación del individuo
con la organización Marcos Gallacher
26 Trabajo el futuro del trabajo o el trabajo
del futuro. perspectivas Juan Schaer
29 Empresa la segunda Carrera profesional el plan de carrera a partir de los cuarenta años Mariano Vilallonga Elorza
34 Economía ¿qué es el campo? un jeroglífico indescifrable
para el matrimonio gobernante Félix Sammartino
38 Economía Crisis económica y estrategias
a largo plazo para la argentina Patricio Millán
49 Economía reflexiones económicas de alberdi Javier Villanueva
51 Reflexiones la incongruencia del materialismo Alberto Benegas Lynch (h)
54 Ética la dimensión ética del liderazgo Patricia Debeljuh
56 Empresa Crisis y responsabilidad empresaria Carlos Garaventa
60 Desde España la hija del ministro Miguel Aranguren
62 Sociedad Contra el igualismo Teófilo González Vila
64 Oración por la Patria
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Crisis y resurgimiento
“...el inmenso don de la Constitución hecho a nosotros (requiere) en lo
sucesivo inmovilidad y sumisión; inmovilidad por parte de ella y sumisión
por parte de nosotros”.
“La vida y conservación del pueblo argentino dependen de que su Constitución sea
fija; que no ceda al empuje de los hombres; que sea un ancla pesadísima a que esté
asida esta nave que ha tropezado en todos los escollos, que se ha estrellado en
todas las costas, y que todos los vientos y todas las corrientes han lanzado”.
(Fray Mamerto Esquiú, en su Sermón pronunciado en la Iglesia Matriz
de Catamarca, el 9 de julio de 1853).
El apóstol de la Constitución, Fray Mamerto Esquiú, en un notable sermón -algunos de cuyos párrafos transcribimos al inicio de esta nota editorial- instaba a los católicos a acatar la Constitución recién sancionada en Paraná.
Eran épocas difíciles para la Argentina, que salía de una larga crisis política signada por el enfrentamiento entre unitarios y federales que desembocó en la tiranía de Juan Manuel de Rosas. El triunfo de Urquiza y el Tratado de San Nicolás, firmado por todos los goberna-dores provinciales que antes respondían a Rosas, fueron los antecedentes de la Constitu-ción de 1853, luego reformada en 1860 con la incorporación de Buenos Aires a la Nación Argentina.
Fray Mamerto Esquiú marcó claramente cuál era el deber del ciudadano: someterse a la Constitución, que asegura la inmovilidad de las reglas de juego y nos libra de la arbitrarie-dad de los tiranos. Decía en otro párrafo de su sermón: “Los hombres deberán postrarse ante la ley y así se librarán de someterse frente a los tiranos”.
Bajo este lema, luego de la incorporación de Buenos Aires y enriquecido por la fundacio-nal obra de Juan Bautista Alberdi, Las Bases, se desarrollaron las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda que, no sin dificultades, construyeron las bases de nuestra organi-zación política y dieron paso a la Generación del 80, cuando nuestro país, amparado por la seguridad jurídica que Esquiú predicó en aquel memorable sermón, se constituyó en tierra de promisión para todos los habitantes del mundo que quisieron habitar el suelo argentino, porque permitía trabajar y prosperar al amparo de la ley.
Hoy, nuevamente, nuestro país sufre una crisis moral y política cuyas causas son muy pro-fundas, y no es el caso analizar en estas breves líneas. Además nuestra Nación forma par-te de un mundo globalizado donde también golpea otra crisis, la del sistema de mercado,
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que puede ser una oportunidad para la Argentina dado su perfil productivo, la inteligencia de su gente y las necesidades de alimentos que reclaman otras naciones.
Las manifestaciones más claras de esta crisis política y moral propia están a la vista en la coyuntura electoral que culminará el 28 de junio, y tienen su origen en un compor-tamiento del Gobierno que, justamente, contradice los consejos de Esquiú: éste predi-caba la inmovilidad de las normas jurídicas y el sometimiento del hombre a las mismas. Por el contrario, un proceso electoral destinado a la renovación parcial de las Cáma-ras legislativas se ha convertido en un plebiscito con sabor a “todo o nada” mediante alteraciones a la ley, en su letra y en su espíritu, para acomodarlas a necesidades de coyuntura. El adelantamiento inexplicable de las elecciones, entre gallos y medianoche, mediante la reforma de una ley fundamental como es la electoral, y las denominadas “candidaturas testimoniales” son un ejemplo claro de subordinación de las normas a las conveniencias políticas.
En este escenario, la oposición parece coincidir en la necesidad de afianzar la seguridad jurídica desde el Congreso mediante el control al Poder Ejecutivo y el aseguramiento de la división de poderes. No obstante, la lucha electoral exhibe un cruce de imputaciones mu-tuas y enfrentamientos que confunden y en nada ayudan a darle tranquilidad al ciudadano sobre la necesaria coordinación de esfuerzos que demandará la integración de los nuevos legisladores en el Congreso, en cuya actuación están depositadas todas las esperanzas de que sea pilar en la construcción de un país previsible que genere confianza en inverso-res y trabajadores, como base del desarrollo de empresas sustentables. Las tres grandes alianzas que se disputarán la renovación parcial de Legisladores en las próximas elecciones tienen ideas y propuestas, quizás perfectibles, pero estas no se difunden y menos aún se debaten en un clima de diálogo y búsqueda de consensos, como sí ocurre en Chile, Uru-guay y Brasil y en cualquier país medianamente serio.
Porque el resurgimiento desde la crisis que hoy estamos viviendo en el orden interno, con la oportunidad que nos brinda el mundo, sólo podrá producirse si los argentinos, siguien-do los consejos de Esquiú, nos hacemos esclavos de la Constitución y de la ley. Ello requie-re que con urgencia se desarme el brete establecido con cuatro pilares que, como puntos cardinales, hoy han herido gravemente a nuestro sistema constitucional de democracia representativa, republicana y federal, y que sostienen el autoritarismo: los “superpoderes” otorgados por el Congreso al Poder Ejecutivo para cambiar a su antojo las asignaciones presupuestarias, derogándolos; la falta de un debido control a los Decretos de Necesidad y Urgencia, imponiendo su obligada ratificación por ley en un plazo perentorio y en su defecto su automática caducidad; la desequilibrada constitución del Consejo de la Magis-tratura a favor del estamento político y del oficialismo, modificándola para afianzar la cues-tionada independencia de la Justicia en lugar de constituirse en una amenaza constante a los Jueces; y finalmente, el unitarismo fiscal de facto, sustituyéndolo por un verdadero fe-deralismo fiscal que impida la actual situación donde desde el Poder Central se construye una red de sometimiento y subordinación de los gobiernos provinciales mediante la dádiva a los amigos y el retaceo de fondos a quienes enfrentan al oficialismo.
Ante la grave realidad que enfrentamos, ¿cuál es nuestra necesidad y nuestro deber como ciudadanos y empresarios, y en particular si nos consideramos cristianos? Esquiú habló a sus fieles, muchos de los cuales dudaban sobre una Constitución que proponía la libertad de cultos en un país de raíces y tradición católica. Predicó el mensaje de que la subordinación a la ley justa tiene un valor evangélico y que el orden que de ella
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emana permite ejercer la libertad creadora que Dios otorgó a los hombres. Hoy, frente a un panorama que parecería desalentador, más que nunca debemos poner nuestros esfuerzos y medios económicos para re-construir el país sobre las bases de Esquiú y Alberdi creando un estado de derecho para protección de todos, incluyendo a los más débiles.
Nuestros políticos se sentirán forzados a construir esta seguridad si la sociedad, comen-zando por los empresarios, les pasa el men-saje de lo que esperamos de ellos en forma clara y contundente. El empresario es, además de ciudadano, un líder social; una figura funda-mental en esa sociedad por su capacidad de gestión para coordinar el esfuerzo del trabajo, el capital y demás recursos, para generar va-lor, contribuyendo así al desarrollo económico y social.
Estamos frente a elecciones legislativas; no, ejecutivas. Tampoco debemos caer en la trampa de que se trata de una elección plebiscitaria, porque no lo es. Los argenti-nos necesitamos ante todo un cambio en nuestras conductas. Ese es el diagnóstico correcto. Es una decisión moral. Los em-presarios como líderes que somos nece-sitamos dar muestras de ejemplaridad. En estas elecciones, tenemos una oportunidad para privilegiar los valores por sobre las preferencias ideológicas y la capacidad de gestión. La nueva integración del Congreso, que surgirá de las próximas elecciones, es una herramienta fundamental para el cam-bio. Se impone hoy a los ciudadanos ejercer con lucidez la responsabilidad del voto, pero allí no termina nuestra misión. Si criticamos las “candidaturas testimoniales”, porque son instrumentos electorales en donde sus can-didatos veladamente anuncian que se des-entenderán de la voluntad ciudadana, com-prendamos que tampoco nosotros debemos desentendernos de las instituciones hasta las nuevas elecciones sino que corresponde asumir nuestras responsabilidades cívicas de participación y control ciudadanas.
presidente Adolfo Ablático
vicepresidente 1º Mariano Bravo
vicepresidente 2º Eduardo López Rivarola
secretario Pablo Taussig
pro secretario David Bertagni
tesorero Tomás Elewaut
pro tesorero Federico Quintana
asesor doctrinal Alejandro Llorente
director ejecutivo Alejandro Tonnelier
vocales
José Antonio ArandaDiego Botana Luis CedrolaJuan José EzamaEnrique Federico Carlos GaraventaOscar Girola Guillermo LiperaPatricio PintoAlejandro PreuscheMaría Cristina Quinteiro Pablo RoviraltaJuan Carlos SagardoyburuJuan Pablo Simón PadrósManuel SolanetIgnacio UrangaPaula ValenteFrancisco von Wuthenau
Consejo DireCtivo a C d e B u e n o s A i r e s 2 0 0 9
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r e p o r t a j e s
robert a. sirico
“El valor del equilibrio económico, cultural y moral en tiempos de crisis”
Licenciado en en Teología (Univ.
Católica de América). Co-fundador y presidente del
Acton Institute. Miembro de la Mont
Pelerin Society y la Academia Americana
de Religión. Actualmente es
presbítero de la Iglesia Católica de St. Mary en
Kalamazoo, Michigan.
Agradecemos la colabora-ción de la Lic. Cecilia G.
de Vázquez Ger, Directora Ejecutiva del Instituto
Acton Argentina para la realización de la entrevista.
* El Instituto, fundado en 1990, recibe su nombre
en honor a John Emerich Edward Dalberg Acton, primer Barón Acton de
Aldenham (1834-1902), el “historiador de la libertad”.
“La caída económica tiene un rol en la restauración del adecuado equilibrio, no solo en términos económicos sino también en aspectos culturales y morales. Estimula el ahorro y la prudencia al invertir, y le recuerda a la gente que lo importante no es tener todo lo que se pueda sino usar inteligentemente los recursos, de modo tal que sean compatibles con los valores fundamentales”, señala el presidente del Acton Institute*, entidad de reconocido prestigio por su misión de promover una sociedad y una economía libres, en el marco cultural de virtudes morales y a la luz de la ética cristiana.
Durante una entrevista que concediera a EMPRESA, Sirico comparte su visión económica y espiritual de la crisis actual, advierte acerca de los errores cometidos y de medidas que no debieran repetirse y, finalmente, aporta una mirada esperanzadora que nos permita entender también el rol del cristiano en este tiempo.
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Desde una visión económica, ¿qué lectura realiza de la crisis actual?
Sirico: - Desde un punto de vista económi-
co, la crisis es por completo innecesaria. A
diferencia de lo que Marx y Keynes dijeron,
y de lo que mucha gente cree, no existe
nada inherente a la economía de mercado
que la lleve a ciclos recurrentes de auges y
caídas. Entender esto requiere remontar-
nos a la tradición clásica de la economía
política, originaria de la España de los siglos
XV y XVI, que migró luego hacia Francia e
Inglaterra para culminar en la obra de Jean
Baptiste Say en el siglo XIX1. El aspecto
central de esta tradición es que las señales
que dan los precios, entre ellos, las tasas
de interés, proveen la mejor información
posible y disponible en lo concerniente a las
condiciones económicas. No son perfectas.
Pero tienden hacia la estabilización de la
oferta y la demanda de manera consistente
con las preferencias de los consumidores y
la disponibilidad de recursos.
Cuando observamos estos ciclos recurren-
tes, lo apropiado es examinar de qué forma
las señales en los precios han engañado a
los productores y a los consumidores. Y el
primer culpable aquí es el principal director
de la oferta monetaria, denominado banco
central.
¿El gobierno de los Estados Unidos adhiere a este razonamiento?
- Funcionarios dentro de la administra-
ción Obama están empezando a reconocer
que la crisis corporiza realmente una falla
en la planificación monetaria. Lo que no
admiten es que esa planificación moneta-
ria no es una característica de la econo-
mía de mercado, sino una parte del apara-
to del Estado planificador y una invención
relativamente moderna, que falla una y
otra vez. Su intento fallido es mejorar los
resultados del sistema vigente durante
los siglos XVIII y XIX. Aquél estuvo radica-
do en modelos de mercado en los cuales
el dinero era administrado de la misma
forma que lo son otros bienes y servicios
en la economía: a través de instituciones.
Entre ellas cabe destacar la propiedad
privada, los contratos, el intercambio y la
libre asociación dentro de un marco jurí-
dico sólido.
En efecto, períodos superpuestos de mala
política se han combinado para crear una
serie de auges insostenibles, que se trans-
forman en caídas una vez que se vuelve
obvio que ciertos sectores como el inmobi-
liario están sobre expandidos. Tampoco creo
que, una vez que la crisis se desata, exista
algún camino cierto para evadir la realidad
que debemos enfrentar, alternativo a que
los sectores sobre dimensionados deban
volver a retroceder a niveles más realistas.
Me impresiona
que, aquí, la
mayoría de los
esfuerzos del
gobierno hayan
operado tra-
tando de negar
realidades y, por
lo tanto, em-
peorando todo.
Nótese que las
políticas contra-
cíclicas comenzaron en 2007 y en 2008,
y hoy nos encontramos con indicadores
cada vez peores. Casi llegó la hora de que
la gente reconozca que esas soluciones no
funcionan.
La casa construida sobre arena. El caso Madoff y los fraudes. ¿Cómo cataloga usted los planes de Obama, Geithner y Bernanke, orientados a resolver el bloqueo de la con-fianza y el crédito mediante la impresión de cantidades exorbitantes de dinero de papel o fiduciario?
- Si el dinero creciera en los árboles, como
sus planes de estímulo parecen suponer, el
dinero valdría tanto como hojas caídas; es
decir, no valdría nada. No se puede fabricar
r e p o r t a j e s
Si el dinero creciera en los árboles, el
dinero valdría tanto como hojas caídas,
es decir, no valdría nada. No se puede
fabricar riqueza imprimiendo billetes.
1. N. del T.: J. B. Say (1767-1832) Escritor y Académico francés cuya obra principal, Tratado de Economía Política (1803), plantea que la depresión económica no es atribuible a una falta generalizada de demanda, sino a una sobreproducción temporal en algunos mercados - Británica ® “Enciclopedia Universal Ilustrada”.
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riqueza imprimien-
do billetes. Esto no
es nuevo. Se pro-
baron estos esque-
mas en el mundo
antiguo y fallaron
una y otra vez. Se
probaron durante
la Gran Depresión,
luego de la Segunda
Guerra Mundial y
también en la dé-
cada de 1970. Este
enfoque destruyó la
moneda en la Alemania durante el período
de entreguerras y la llevó a la dictadura. La
moneda en Rusia estaba en pleno proceso
de destrucción antes de la Revolución Bol-
chevique. Yendo más atrás en el tiempo, lo
mismo ocurrió en Francia antes que Napo-
león tomara el poder.
¿Puede darse en Estados Unidos una relación entre esta emisión descontrolada de papel moneda y el surgimiento de una dictadura?
- No, no creo que esto vaya a ocurrir en
EE.UU., o al menos rezo para que no sea
así. En cualquier caso es un camino tonto,
un hecho reconocido, por lo menos, en el
mundo católico desde los siglos XII y XIII.
Entonces, ¿por qué hacen eso los gobiernos?
Es un recurso más. Es muy lamentable que
los funcionarios de EE.UU. hayan caído en
este camino.
Una era de consumo alocado generó innu-merables burbujas, las que al pincharse con-dujeron al estancamiento. ¿Tratar de evitar las conductas conservadoras de las familias y las empresas frente a esta coyuntura es el cami-no político correcto para administrar la crisis? ¿Qué le decimos a las nuevas generaciones, enormemente endeudadas, tanto por el lado del sector público como del privado?
- No hay modo de que los EE.UU. emerjan
de esta crisis sin ningún dolor. También creo
que el camino actual está promoviendo
una clase de cinismo en la generación más
joven, la idea de que, en vez de enfrentar
nuestras responsabilidades, debemos recu-
rrir a tácticas para evitar afrontar el error.
De todas maneras, un buen signo que esta-
mos viendo es que sube la tasa de ahorro2. Y
puede observarse también que el endeuda-
miento privado está bajando. Las personas
se han vuelto repentinamente reticentes a
exprimir sus tarjetas de crédito y a obtener
nuevas hipotecas. Todo esto es para bien.
Por otro lado, la acumulación de deuda
pública es increíble, nunca antes tuvimos
esa experiencia. Nadie cree que esta deuda
se pueda pagar mediante formas legítimas.
Existe una perspectiva real, por primera vez
en más de cien años en EE.UU., de que esa
deuda resulte depreciada por la inflación o
directamente defaulteada.3 Es trágico que
lo último sea el mejor camino, teniendo en
cuenta todas sus consecuencias.
Seguramente las futuras generaciones ve-
rán en retrospectiva estos años como un
período de irresponsabilidad grave4 de parte
del gobierno.
Muchos líderes y sociedades de América Latina quieren encontrar en el viejo socialis-mo un camino progresista hacia el bienestar
r e p o r t a j e s
LoS dIRIgenTeS de eMPReSA
Los hombres de negocios deben también desarrollar una visión integral de su vocación de manera que observen no solamente la base del proceso, sino también su aspecto ético. Y, tienen la obligación de ser parte de una fuerza para el bien político de la sociedad, no para solventar la creación de influencias políticas destructivas, sino para apoyar las que se encuentran dentro del marco de los valores cristianos. Deben ejercer una influencia cultural positiva, especialmente en estos tiempos cuando la juventud busca líderes del mundo empresarial como modelos.
Robert A. SiricoDe su libro El Alma de la Libertad. Página 50
Creo que fue Chesterton quien dijo
que una vez que las personas dejan
de creer en Dios, creerán en algo, y
parte de ese algo es el socialismo, que
transforma al Estado en un dios.
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y la libertad. ¿Qué reflexión le merece esta tendencia?
- El socialismo es una idea que deambula
desde el mundo antiguo y nunca se va del
todo; no importa cuantas veces fracase y
que lleve a calamidades innombrables. No
sé cómo explicar esto, excepto refiriéndome
a la religión. Creo que fue G. K. Chesterton5
quien dijo que una vez que las personas de-
jan de creer en Dios, creerán en algo. Parte
de ese algo es el socialismo, que transforma
al Estado en un dios.
Volverá a fallar otra vez, como ocurrió
siempre. Referido a los católicos que abra-
zan el socialismo, pienso que esta es una
evidencia de falla por no haber incorporado
seriamente las enseñanzas de la economía.
La economía enseña los límites del mundo
real, los renuncios y alternativas vinculados
con cualquier elección humana y la imposi-
bilidad de la utopía. Es una ciencia legítima
que tiene mucho para mostrarnos. Todos
los líderes católicos deben tomar estos con-
ceptos con seriedad.
Desde una mirada espiritual, ¿qué nos está dejando esta crisis?
- Un auge económico artificial puede tener
efectos culturales y espirituales corrosi-
vos. Puede llevar a la gente a creer que se
pueden conseguir las mejores cosas de la
vida sin sacrificio. La gente se endeuda en
demasía. Desarrolla una mentalidad consu-
mista, aferrándose a los bienes materiales
y a los placeres de todo tipo sin examinar
cuidadosamente sus costos. Existen otros
efectos del auge artificial que son más suti-
les; como la recompensa por pensar a corto
plazo, a expensas del planeamiento a largo
plazo, y un castigo general a la virtud mien-
tras se recompensa la irresponsabilidad.
En ese sentido también pienso que la caída
económica tiene un rol en la restauración
del adecuado equilibrio, no sólo en térmi-
nos económicos sino también en aspectos
culturales y morales. Estimula el ahorro y la
prudencia al invertir y le recuerda a la gen-
te que lo importante no es tener todo lo que
se pueda, sino usar inteligentemente los re-
cursos, de modo tal que sea compatible con
los valores fundamentales.
La caída de este ciclo de auge puede ser
muy dolorosa y hay muchas víctimas, como
los desempleados y las personas que viven
de las jubilaciones que son injustamente
dañadas. Pero en general y a largo plazo,
puedo ver también ciertos beneficios como
el posible reencendido de un amor por las
cosas permanentes. Creo que el Papa hace
una referencia a esto, que una declinación
económica nos puede recordar que todas
las cosas de este mundo pasarán y que es
mejor asirse a lo que es verdadero y eterno.
En tiempos de crisis abundan sentimientos de tristeza que hacen más difícil pensar acerca del futuro; parece como si todo se derrumbara. Respecto de esto, ¿cómo pode-mos ayudar a las personas para que vuelvan a creer y no se sientan desesperanzadas?
- Desde los mismos comienzos de la cul-
tura católica, se evidencia con énfasis la
Sirico: “La economía enseña los límites del
mundo real, los renuncios y alternativas vinculados
con cualquier elección humana y la imposibilidad
de la utopía. Es una ciencia legítima que tiene mucho para mostrarnos.
Todos los líderes católicos deben tomar estos
conceptos con seriedad”.
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2. N. del T.: La tasa de ahorro es el cociente entre lo que se ahorra (lo que no se consume) y el total del ingreso de la población. Antes de la crisis, esa cifra era negativa: gasto superior a ingreso, para el agregado total de la población de EE.UU.3. N. del T.: Desafortuna-damente, para Argentina, este neologismo es bastan-te frecuente, no necesita-mos traducirlo. 4. N. del T.: El autor utiliza el adjetivo “grave” que, en tal uso, significa lo traducido. Sin embargo, vale notar que, como sus-tantivo, la palabra significa en español “sepultura”. ¿Juego de palabras?5. N. del T.: Gilbert Keith Chesterton (1874-1936): Hombre de letras británico, convertido al Catolicismo en 1922. Su más conocida creación es la serie de novelas detecti-vescas protagonizadas por el Padre Brown, sacerdote detective -Británica ® “Enciclopedia Universal Ilustrada”.
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necesidad de estudiar la vida de los santos
y de los mártires. ¿Por qué lo hacemos?
Precisamente para que podamos tener mo-
delos para el futuro y podamos ver cómo
personas importantes lidiaron con terribles
crisis durante la vida. Sé que ha habido una
declinación en el estudio de los santos y
los mártires, pero debemos retomar nueva-
mente su análisis.
Nuestro tiempo, en realidad, no es tan malo
comparado con el pasado y sus crisis. Me
imagino que los mártires cristianos de los
comienzos estarían complacidos de con-
templar la caída del precio de las acciones
y la presión para pagar la cuota de la hipo-
teca, en vez de observar a los leones en los
coliseos y las matanzas masivas.
Un predicador católico habla de cómo este
mundo siempre será un “valle de lágrimas”
y en los tiempos actuales rememoramos
esto. Si abrazamos la Verdad, tendremos
esperanza, y siempre debemos recordar que
a los cristianos no se nos permite la deses-
peración. El cristiano pone su esperanza en
Cristo y es una Esperanza de salvación. Si
hacemos esto, perseveraremos.
Pablo Bevilacqua eduardo otsubo
Héctor Mario Rodríguez
r e p o r t a j e s
LoS LíMITeS AL eSTAdo y eL RoL de LA SoCIedAd CIvIL
La escasez de recursos, la debilidad humana y el pecado original son partes de nuestra condición existencial, de las que solo el reino de Dios nos puede liberar. La sola libertad no puede arrogarse tal poder. Lo que sí puede hacer es lo que la historia atestigua que la libertad de mercado ha logrado con gran habilidad: maximizar los recursos para alcanzar el mayor beneficio posible para la humanidad. La obligación del Estado es, entonces, asegurar, proteger y ejecutar los derechos de los individuos para maximizar su potencial creativo. Alexis de Tocqueville escribió: “La noción de los derechos no es sino la concepción de la virtud aplicada al mundo de la política”. Más allá de esto es mejor dejar la promoción de la virtud a la sociedad natural, es decir, a las esferas de la autoridad de la Iglesia, la familia, la comunidad y las exigencias de la tradición.
Robert A. Sirico“Hacia una sociedad libre y virtuosa”, Acton Institute
Sirico: “Existe una perspectiva real, por
primera vez en más de cien años en EE.UU., de
que esa deuda resulte depreciada por la
inflación o directamente defaulteada. Es trágico
que lo último sea el mejor camino, teniendo
en cuenta todas sus consecuencias”.
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la dirigencia y su responsabilidad frente
a las advertencias
eduardo López Rivarola es vicepresidente segundo de ACde y ex presidente del encuentro Anual de ACde 2008.
eduardo lópez rivarola
En la apertura del Encuentro anual de ACDE
2008, compartimos un fragmento de una
poesía escrita por John Donne: “Ningún
hombre es una isla, completa en sí misma;
cada hombre es un trozo del continen-
te, una parte del todo; si un terrón fuese
arrastrado por el mar (y Europa es el más
pequeño), sería lo mismo que si fuese un
promontorio, una finca de tus amigos o
tuya propia; la muerte de cualquier hombre
me disminuye, porque yo estoy involucrado
en la humanidad…”.
La estrofa continúa así: “… y, en conse-
cuencia, no envíes nunca a preguntar por
quien doblan las campanas: doblan por ti”
(1). Donne escribió estas líneas cuando pa-
decía una enfermedad que se sospechaba
podía conducirlo a la muerte y mientras,
desde su lecho, escuchaba el repicar de las
campanas de una iglesia próxima cada vez
que se realizaba allí un responso. Impac-
ta y conmueve la imagen por cuanto nos
relaciona con el padecimiento del otro y
nos conduce a la lógica de un organismo
complejo, que nos incluye y abarca nece-
sariamente. También nos interpela a todos,
como ciudadanos, a la reflexión respecto
de nuestro comportamiento y nuestra
participación –cada uno desde la posición
que tenga en la sociedad-, y de acuerdo a
nuestro compromiso con el “bien común”,
muchas veces aludido y distorsionado por
igual. Para aquellos que tenemos algún rol
de conducción en organizaciones, repre-
senta también una mayor responsabilidad,
toda vez que hemos sido formados para
anticipar situaciones y para tomar deci-
siones basadas en unas pocas premisas
concretas y en la interpretación de señales
y advertencias.
En los últimos tiempos, hemos sido tes-
tigos de múltiples llamados de atención
respecto del sano equilibrio que debe
mantener una sociedad. Muchas cam-
panas han tañido con gran sonoridad en
nuestra Nación, algunas parecen esperar
su momento para hacerse escuchar. Una
que sin lugar a dudas se destacó hace
unos años fue el llamado “corralito”, que
institucional
Página 12 EMPRESA Nº194
institucional
al afectar los intereses de una gran parte
de la población, logró sacudir indiferen-
cias varias y plantear fuertes reclamos por
derechos avasallados. La sociedad toda se
puso de acuerdo y pareció reeditar aquel
“nunca más” fundacional de nuestra joven
democracia, esta vez dirigido a preservar
el patrimonio de muchos. Otras campanas
también nos advirtieron recientemente.
La famosa y triste resolución que buscaba
variabilizar las retenciones a productos
del agro condujo a que organizaciones his-
tóricamente irreconciliables formaran un
bloque homogéneo basado en la defensa
de la actividad del sector en su conjunto. El
apoyo de la gente de la ciudad fue masivo,
también inédito.
No parecen, en
cambio, haber sido
escuchadas otras
campanas de igual
o mayor gravedad:
la desarticulación
del sistema de ju-
bilación privada,
ratificado en forma
masiva y volun-
taria pocos meses
antes, con las
riesgosas conse-
cuencias en el uso
de los ahorros de
millones para apo-
yar sectores de la economía sin ningún
tipo de control, y en la designación de
directores en empresas que en la mayoría
de los casos le restan valor a las mismas;
la intromisión de organismos del Estado
en sectores de la economía, con la sos-
pechada intención de asfixiar empresas
luego compradas por una nueva clase de
empresarios cercanos al poder; la compra
de medios de comunicación y la mordaza
impuesta a periodistas que buscan una
expresión libre, en algunos casos su liso,
burdo y llano despido. Solo ejemplos de
un número creciente de medidas de in-
tervención directa que favorecen el creci-
miento de grupos económicos cuyo mayor
mérito es la amistad antes que el desem-
peño y las capacidades.
Fueron, y son también, una advertencia
los crecientes rumores de la posible im-
plementación de un control por parte del
Estado en la comercialización de granos,
primer paso de un posible desbarranco en
una de las páginas más negativas que po-
damos imaginar para el desarrollo de una
sociedad libre. También el demorado -por
prudencias electorales- proyecto de radio-
difusión que tras el ingenuo argumento de
la televisación gratuita de partidos de fút-
bol seguramente encierre tantas sorpresas
como el proyecto que destrozó el sistema
de las AFJP.
Son muchas las campanas, muchas las ad-
vertencias. Pocas y aisladas las respuestas
de los representantes de sectores empresa-
rios y sociales. Prácticamente inexistentes
y sin peso, los análisis sobre las implican-
cias que medidas de este alcance puedan
tener en la economía del país y los efectos
esperados en un horizonte que supere el
año en curso.
La responsabilidad de la clase dirigente no
puede tener como horizonte su vida activa,
debe proyectarse y velar también por ase-
gurar las bases para el crecimiento de las
futuras generaciones. Su campo de acción
no debe limitarse tampoco al sector en
el que opera y donde tiene sus intereses.
Mientras el hombre de campo no se pre-
ocupe por mantener las condiciones para
el crecimiento de la industria, en algún
momento va a sufrir las consecuencias, él
o sus hijos. Toda vez que el industrial sea
indiferente al resguardo de condiciones
mínimas para el funcionamiento del sector
financiero podrá beneficiarse con tasas de
interés bajas, pero a corto plazo ya que en
el largo no quedará seguramente “dinero
genuino y libre para prestar”. Si en general
los dirigentes y referentes de cada sector
de la economía proceden sólo en función
de los beneficios que esperan obtener en
su propio negocio y se desentienden por
completo de lo que sucede con los demás,
La responsabilidad de la clase dirigente
no puede tener como horizonte su
vida activa, debe proyectarse
y velar también por asegurar
las bases para el crecimiento
de las futuras generaciones.
Invierno 2009 Página 13
institucional
tarde o temprano sentirán un impacto, di-
recto o indirecto; y una gran soledad frente
a futuros atropellos. Mientras tanto toda
la población padece, en particular los más
desprotegidos.
Nuestra Nación sabe de numerosas oportu-
nidades en las cuales la lógica del “sálvese
quien pueda” condujo irremediablemente
a que la sociedad en su conjunto perdiera
mientras unos pocos –los más cercanos al
poder y más lejanos a los principios republi-
canos- lucraban a expensas de los demás.
En esta instancia de la historia que nos toca
transitar, será crucial el rol que asuma la
clase dirigente. En particular la dirigencia
empresaria, tanto en el debate como en la
defensa y el apoyo a un conjunto de reglas
que pongan coto a posibles excesos, que
preserven la armonía y que garanticen el
respeto a la propiedad privada como princi-
pio de una economía basada en la libertad y
el desarrollo humano.
Las Instituciones de la Nación abrevan
también de las asociaciones intermedias,
las cuales son necesarias para su buen
funcionamiento; savia que las mantiene
sanas y fuertes. La tan justamente recla-
mada calidad institucional a nivel de los
tres poderes de nuestra República no será
mejor que la calidad institucional de las
asociaciones intermedias, construida ésta
sobre diálogos francos y acuerdos legí-
timos que preserven intereses y apoyen
el bien de la sociedad en su conjunto. La
colaboración, la construcción de espacios
de trabajo entre distintos sectores de la
economía, el entendimiento sincero de las
distintas cámaras y asociaciones empre-
sarias y el fortalecimiento de los lazos en-
tre sus principales referentes serán tam-
bién condición, y no sólo consecuencia, de
una mejor oportunidad de crecimiento y
mejora institucional.
Las campanas están sonando, y advierten.
No hace falta preguntar por quién doblan,
sabemos que lo hacen por nosotros, por to-
dos nosotros.
En esta instancia de la historia que nos toca
transitar, será crucial el rol que asuma la clase dirigente. En particular
la dirigencia empresaria, tanto en el debate
como en la defensa y el apoyo a un conjunto de reglas que pongan coto a posibles excesos, que preserven la armonía y
que garanticen el respeto a la propiedad privada como principio de una
economía basada en la libertad y el desarrollo
humano.
(Foto: Vista del Encuentro Anual de
ACDE 2008)
Página 14 EMPRESA Nº194
visión 2010pensando en la argentina del bicentenario
Mariano Bravo es Ingeniero Industrial (UBA). ex Presidente de Union Carbide Argentina y Consejero Consultor del Consejo de Administración de la UCA. vicepresidente Primero de ACde.
mariano bravo
En el año 2000, dentro de ACDE, surgió la ne-
cesidad de formular un proyecto con miras
al bicentenario que sentara las bases para
salir de la situación en la que se encontraba
el país, imaginando un futuro mejor. Decía-
mos en el enunciado del documento:
ACde propone una visión de país
En circunstancias en las que nuestra sociedad
vive momentos de angustia y desasosiego, los
dirigentes de empresa de ACDE nos hemos con-
vocado para pensar el país que queremos para
el futuro. Al hacerlo hemos tratado de evitar la
evasión, el fatalismo y el voluntarismo. Quere-
mos centrar el debate más allá de la coyuntura,
en la Argentina que deseamos poder vislumbrar
para cuando celebremos el segundo centenario de
nuestra vida independiente.
En los años 2003 y 2004, se formaron seis
comisiones que abarcaron distintos temas
de esta Visión (Forma de Gobierno-Organi-
zación Económica-Crecimiento Económico
y Desarrollo Social-Integración Social-
Educación-Integración con el mundo). Estas
comisiones estaban conformadas por socios
de ACDE y por invitados, especialistas en
los temas mencionados, cercanos a nuestra
institución. Entregaron sus conclusiones
como cursos de acción, mencionando en
qué casos ACDE podía liderar los mismos y
en cuáles podía acompañar o tener una ac-
ción menos activa. Al año siguiente se reali-
zaron actividades siguiendo algunos de los
cursos de acción de liderazgo, la mayoría
de ellos destinados a los dirigentes de em-
presa. A partir de ese momento, varias acti-
vidades de ACDE estuvieron motivadas por
nuestra Visión 2010, aunque esto no fuera
mencionado de forma explícita. Dentro de
ellas podemos mencionar los siguientes
programas, la mayoría de ellos vigentes en
la actualidad, en los que ACDE participa:
• “De Habitantes a Ciudadanos”. Coordinado
por la Comisión Justicia y Paz del Episco-
pado.
• “Responsabilidad Social Empresaria y Trabajo
Decente”. Coordinado por el Ministerio de
Trabajo.
• “Crear Riqueza con Inclusión”. En conjunto
con AMIA y Cáritas.
En el 2008 se llevó cabo una reunión con los
coordinadores responsables de las comisio-
nes mencionadas para actualizar los cursos
de acción y definir el rol de ACDE. Una de las
formas que surgió fue la que, dados nuestro
prestigio y falta de compromiso gremial,
ACDE podía ser un “lugar de encuentro” en
el tendido de puentes con otros sectores, que
tuvieran impacto en el mejoramiento de los
temas abordados por nuestras comisiones.
el desarrollo de vínculos de confianza a través de proyectos comunes
En el “tendido de puentes” se tuvo muy en
cuenta la posibilidad de una participación
activa del grupo de ACDE Joven, porque en
institucional
Invierno 2009 Página 15
institucional
esa faja etaria se encuentran las semillas de
esperanza para lograr nuestro objetivo de un
país mejor. En la actualidad hemos avanza-
do en nuestras relaciones con organizacio-
nes empresarias no gremiales con las que
compartimos valores (AACREA, IDEA, AEA),
llegando a la conclusión de que la mejor ma-
nera de desarrollar vínculos de confianza es
a través de proyectos comunes. Con ese mo-
tivo se organizaron, junto con IDEA y AEA,
desayunos con los candidatos por la Ciudad
y la Provincia de Buenos Aires para las elec-
ciones legislativas del 28 de junio.
En este acercamiento con IDEA, surgió la
posibilidad de vincular a nuestro grupo Jo-
ven con el grupo similar de IDEA. En rápida
reacción el presidente de IDEA Joven invitó
a directivos de nuestro grupo a su Encuen-
tro Anual, mencionando específicamente
en su discurso de apertura la relación con
ACDE Joven, con la que esperaba trabajar en
proyectos específicos.
A pesar de las
dificultades del
momento, pen-
samos continuar
con todas las ac-
ciones que, a tra-
vés del tendido
de puentes con
diversos sectores
de importancia,
nos permitan
compartir con-
sensos y dirimir
disensos, en un
clima de confian-
za que elimine
las barreras al
diálogo que han
caracterizado a
los dirigentes de
nuestro país. De esta forma creemos con-
tribuir a un país mejor y a una sociedad
más justa.
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Invierno 2009 Página 23
e m p r e s ae m p r e s a
la identificación del individuo
con la organización
marcos gallacher
“El grado de identificación del individuo con la organización es el principal determinante del grado con el cual el individuo coopera con el grupo en el que interactúa. Esta
cooperación resulta una condición necesaria para que el grupo alcance niveles altos de productividad”, señala Gallacher al concluir que la identificación humana con el grupo
inmediato resulta entonces una condición necesaria para el progreso.
El autor demanda de empresarios y dirigentes una tarea fecunda y sostenida en esta cooperación. Del logro de esta identificación, sostiene, depende la eficiencia con la cual las organizaciones llevan a cabo sus tareas y, por lo tanto, la efectividad con los que la
sociedad toda emplea los recursos con que cuenta.
Marcos gallacher es Profesor de organización empresaria (UCeMA).
El encuentro anual de ACDE 2009 focaliza su
atención en los desafíos que enfrentan los
dirigentes argentinos, actúen estos en em-
presas privadas, organizaciones
no-gubernamentales, organizaciones públi-
cas o eventualmente asociaciones políticas o
gremiales de distinto tipo. El tema elegido re-
sulta importante: los dirigentes, a través de
mecanismos de influencia orientan la acción
humana en la órbita inmediata en la cual
actúan. Para bien o para mal, los resultados
logrados por el grupo son en función del tipo
de influencia al cual se lo ha expuesto.
Esta nota centra atención en procesos a
través de los cuales la dirigencia logra que
los integrantes de la organización se identi-
fiquen con el accionar de ésta. Dicha identi-
ficación se manifiesta de varias maneras, sin
embargo el resultado final puede sintetizarse
como sigue: el grado de identificación del
individuo con la organización es el principal
determinante del grado con el cual el indivi-
duo coopera con el grupo en el que interac-
túa. Esta cooperación resulta una condición
necesaria para que el grupo alcance niveles
altos de productividad. De la proposición
anterior podemos inferir lo siguiente: a nivel
“macro”, el bienestar alcanzado será conse-
cuencia del grado en que las organizaciones
que componen la economía logren, de parte
de sus integrantes, cooperación efectiva. La
identificación humana con el grupo inme-
diato resulta entonces en una condición ne-
cesaria para el progreso.
A finales del siglo XIX, el problema de la
identificación era de poca importancia: la
mayor parte de los individuos realizaba
tareas en organizaciones pequeñas. En mu-
chos casos, existía un vínculo directo entre
el propietario de la empresa y los pocos em-
pleados que la componían. Las tareas eran
sencillas. No existía mayor presión gremial.
Estas fueron las condiciones en las que se
llevó a cabo –en los países del norte de Eu-
ropa- la Revolución Industrial, período du-
rante el cual ocurrió (nuevamente en estos
países) un incremento anual de ingreso per
cápita, ordenes de magnitud mayor que el
ocurrido en los diez mil años anteriores (un
prolijo análisis de este fenómeno es presen-
tado por Gregory Clark en su obra A Farewell
to Alms – A Brief Economic History of the World).
Página 24 EMPRESA Nº194
En el siglo XXI, las
condiciones cam-
biaron en forma
marcada. Muchos
individuos realizan
tareas en organiza-
ciones compuestas
por miles de em-
pleados. Las tareas
realizadas son com-
plejas y, por otro
lado, una profunda
división del trabajo
dentro de las or-
ganizaciones tiene
como consecuencia
estrecha interde-
pendencia entre
individuos, grupos o
sectores. Pero ade-
más, en la actuali-
dad, presiones de diverso tipo han creado un
clima de desconfianza -cuando no de con-
flicto- entre la empresa y sus integrantes.
Conflicto como freno a la identificación
El grado con el cual el individuo se identifica
con la organización depende de múltiples fac-
tores. Por de pronto, diversas organizaciones
compiten por la “lealtad” de un mismo indivi-
duo. En algunos sectores de la economía, las
asociaciones de trabajadores intentan -mu-
chas veces con éxito- que el individuo adopte
como propios los objetivos del gremio al cual
pertenece. El individuo ve entonces su bienes-
tar más asociado a la dureza negociadora del
gremio, que a su propio desempeño dentro de
la organización, o al desempeño de esta en el
mercado en el que opera.
El accionar gremial en pos de la identifi-
cación individual cuenta con algunas ven-
tajas: en una situación de conflicto con la
empresa, el gremio puede impedir -por la
fuerza- que operarios acudan a trabajar.
O puede impedir que la empresa acuda al
mercado para reemplazar a aquellos que
llevan a cabo medidas de fuerza. Este meca-
nismo -si bien criticable- resulta altamente
efectivo. La empresa, por el contrario no
puede forzar a nadie a que trabaje. En el
mejor de los casos, y sujeto a restricciones
legales, puede decidir despedir a aquel que
considera no justifica el salario erogado.
En una situación como la anterior, el logro de
la identificación con la empresa resulta com-
plejo cuando no imposible. El resultado es
predecible: costos de organización elevados,
trabas a la introducción de mejoras, descon-
fianza permanente entre partes. Este tipo de
situación puede ser contrastada con otras
donde existe marcada cooperación entre
trabajadores, por un lado, y la empresa por
otro. El desempeño del sector automotriz en
Japón en el período de posguerra constituye
un claro ejemplo de esto. En efecto, el “siste-
ma japonés” se basa en una serie de cambios
en la forma en la que se organizan las tareas
dentro de la planta misma: mayor partici-
pación de trabajadores en micro-decisiones,
células de trabajo, jerarquización de la tarea,
liderazgo a todos los niveles, etc.
En Japón, el individuo se identifica con la
organización para la cual trabaja. El sistema
no está exento de críticas. Por ejemplo, algu-
nos argumentan que la empresa japonesa es
el equivalente moderno al feudo del medioe-
vo: la estrecha relación (y alta dependencia)
del individuo con la organización quita en
última instancia libertad a este. Sea cual
fuere el caso, a nivel “macro” esta estrecha
colaboración entre capitalistas, por un lado,
y trabajadores por otro ha permitido que ha-
bitantes de un país destrozado por la guerra,
sin mayores recursos haya logrado en menos
de medio siglo convertirse en uno de los paí-
ses mas ricos del planeta.
Liderazgo e identificación organizacional
En la Argentina, la identificación del indivi-
duo con la empresa se ve dificultada por dos
factores básicos. El primero trasciende a la
e m p r e s a
Gallacher: “La tarea de liderazgo en pos de la
identificación no deja de requerir un compromiso
moral que no siempre está presente.”
Invierno 2009 Página 25
empresa misma, y se relaciona con la percep-
ción ciudadana del rol de la empresa y de los
mercados en una economía moderna. Al res-
pecto -y en forma justificada o no- un amplio
abanico de la población siente desconfianza
hacia el rol de los mercados en la organiza-
ción de la sociedad. En parte esta percepción
es consecuencia de insistentes mensajes de
parte del gobierno, no solo del actual sino de
muchos que han actuado en (por lo menos)
el último medio siglo. La influencia de los
mensajes emitidos por el gobierno no debe
subestimarse: mal que nos pese, la historia
del siglo XX demuestra que éstos tienen en la
propaganda un eficaz instrumento de mani-
pulación de las preferencias.
Lo anterior puede ser enfrentado sólo a
través del accionar conjunto del sector
empresario. Sin embargo, enormes dificul-
tades deben ser vencidas hasta que esto sea
posible. Por de pronto, la “acción colectiva”,
en parte, tropieza con el problema de como
lograr colaboración por parte de empresa-
rios y empresas que consideran que resulta
mas eficiente dejar que el esfuerzo lo reali-
cen otros. El problema del free rider aparece
aquí en toda su fuerza. Pero por otro lado
-y aún cuando parezca sorprendente- la
mayor parte de los integrantes del sector
empresario mismo no está en condiciones
de hacer una defensa intelectualmente
vigorosa de la razón de su existencia. La
empresa es vista como una posibilidad de
progreso personal, no como un instrumento
que contribuye a la generación de riqueza
para la sociedad toda. En la Argentina de
hoy, y con respecto a este tema, las empre-
sas y los empresarios están en una posición
intelectual indiferente, o en el mejor de los
casos defensiva. Como consecuencia de lo
anterior, muchos integrantes de nuestras
organizaciones no están identificados en
absoluto con el accionar de las mismas.
La segunda razón que frena la identificación
del individuo con la organización tiene que
ver con el nivel “micro”, es decir con el con-
junto de reglas explícitas o implícitas que
guían las relaciones internas. Al respecto,
resulta frecuente el
uso abusivo de prác-
ticas de tipo “torneo”
entre individuos,
donde los premios
(sean estos ascen-
sos, incrementos de
remuneración, via-
jes) son establecidos
no ya como resul-
tado de performance
absoluta, sino como
resultado de compa-
ración de performan-
ce entre individuos:
el más productivo se
lleva un “premio”, y
el resto “no se lleva
nada”. Estas situa-
ciones “de suma
cero” tienen conse-
cuencias nefastas
sobre colaboración humana e identificación
con la tarea. Pero existen aspectos “micro”
aún más relevantes. En particular, la tarea de
liderazgo en pos de la identificación no deja
de requerir un compromiso moral que no
siempre está presente.
La identificación del individuo con la orga-
nización también aumentará cuando este
perciba que la organización a la cual pertene-
ce cuenta con prestigio. Este prestigio es un
activo que capitalizan en su favor aquellos
que desempeñan tareas en la organización y
tiene, inclusive, una componente económica:
al menos en parte, la movilidad de un indivi-
duo entre organizaciones puede depender del
prestigio que el individuo ha adquirido duran-
te su paso por determinadas organizaciones.
Como resumen final, empresarios y diri-
gentes tienen mucho que hacer en lograr
creciente identificación de individuos con el
grupo y la organización a la cual pertene-
cen. Del logro de esta identificación depen-
de la eficiencia con la cual las organizacio-
nes llevan a cabo sus tareas y, por lo tanto,
la efectividad con los que la sociedad toda
emplea los recursos con que cuenta.
e m p r e s a
Resulta frecuente el uso abusivo
de prácticas de tipo “torneo” entre
individuos, donde los premios (sean
estos ascensos, incrementos de
remuneración, viajes) son establecidos
no ya como resultado de performance
absoluta, sino como resultado de
comparación de performance entre
individuos.
Página 26 EMPRESA Nº194
Trabajo
El permanente análisis de la situación
laboral mensual nos ha mostrado, con
claridad, que nuestro país no puede
sustraerse a la compleja crisis que hoy
enfrenta el mundo en su conjunto y
que aislarse, lejos de ser una solución,
acrecienta y dificulta la posibilidad de
implementar políticas de saneamiento
económico laboral, inclusivas para la
población en general.
Nos hemos permitido para esta nota
tomar prestado el titulo del próximo
Congreso Interamericano de Gestión
Humana (CIGEH), que planteará, des-
de perspectivas diversas (sociológicas,
filosóficas, económicas y políticas), los
retos que se nos presentan como socie-
dad para enfrentar la crisisen procura
de encontrar nuevos modelos de tra-
bajo que permitan superar ese perma-
nente conflicto entre empresa y trabajo.
Mas allá de los resultados de las próxi-
mas elecciones legislativas de junio, la
profundidad estructural del problema
del empleo en la Argentina demanda
de acciones que, si bien tienen como
responsable primario al gobierno, no
pueden ser eludidas por otros actores
políticos, empresarios y gremiales.
el empleo decente en empresas sostenibles
De eso se trata el futuro del trabajo; es
decir, del empleo decente en empresas
sostenibles. Y para ello todos deben
maximizar esfuerzos evitando la infor-
malidad laboral, creando condiciones
que incentiven la inclusión, dando
aliento a la inversión en la formación y
el desarrollo de las personas, y respal-
dando con seguridad jurídica las condi-
ciones de trabajo que pactan los actores
sociales en sus negociaciones laborales.
Ahora bien, también los empresarios y
los sindicatos deben salir de la discu-
sión, a corto plazo, de actualizar sala-
rios y de eludir discusiones que tienen
que ver con el trabajo del futuro. Cues-
tiones tales como: trabajo a distancia,
flexibilidad de horarios, obligatoriedad
de la formación, compatibilidad entre la
vida laboral y la familiar, etc., deben es-
tar siempre en las discusiones de traba-
jo, anticipándose a situaciones muchas
veces previsibles, pero que se eluden a
la hora de la negociación, a fin de evitar
conflictos que luego explotan con una
carga imposible de controlar.
Lamentablemente, como hemos podido
observar en la solución de los conflictos,
sean estos por aumentos de salarios,
suspensiones o despidos, no ha existido
en las partes voluntad para resolver las
cuestiones de fondo y en el casi 100%
de los mismos se ha recurrido a meca-
nismos de dilación o a acuerdos transi-
torios que ponen foco en el corto plazo
postergando la toma de decisiones para
un próximo semestre, como si de mane-
ra mágica llegaran a resolverse proble-
mas que nunca fueron enfrentados ni
fueron resueltos por los involucrados.
Juan Schaer
Abogado (UBA) Intl Executive Program, INSEAD (Francia).
Programa Alta Dirección, IAE (Argentina) Ex Director Corporativo
RRHH Telecom Argentina. Presidente Consejo Consultivo
de la Asociación de Dirigentes de RH de Argentina. Partner Horton
International.
Invierno 2009 Página 27
El Futuro del Trabajo o El Trabajo del Futuro PerspectivasLa perspectiva de una difícil recuperación
Muchos economistas dicen que existen
signos de recuperación en el exterior de la
actual crisis global, y que esto se verá refle-
jado hacia el último trimestre del 2009.
¿Puede lo mismo repetirse en la Argentina? La
respuesta no parece positiva porque quienes
enfrentaron en serio la crisis contaron con
ciudadanos que entendieron que debían limi-
tar su consumo y ahorrar, comerciantes que
bajaron sus precios y redujeron sus utilidades,
bancos que asumieron sus responsabilidades
y aceptaron las nuevas reglas del juego im-
puestas por sus gobiernos, y sindicatos que
acompañaron responsablemente las solu-
ciones, sin dejar de lado sus compromisos de
clase e ideológicos.
El marco de negociación, salvo escasas excep-
ciones de acuerdos que se atrevieron a correr
el riesgo de acordar con el horizonte puesto
al menos en el plazo de un año, ha sido el
de dejar todo para el segundo semestre. La
posibilidad, entonces ahora cierta, de que los
conflictos se intensifiquen son cada vez más
evidentes, obligando a las partes a alejar sus
posiciones antes que acercarlas y a las auto-
ridades del Ministerio de Trabajo a procurar
acuerdos que luego pueden ser objetados en
la justicia laboral; aumentando las contin-
gencias de las empresas; creando inseguridad
en los trabajadores; alentando de este modo
a la informalidad laboral como modo, por
cierto erróneo, de bajar costos laborales; in-
crementando las cargas para quienes están
dentro de la economía formal y empobre-
ciendo de modo insoluble nuestro sistema de
seguridad social.
Otro dato que no puede eludirse es la falta
de capacidad de Argentina para obtener fi-
nanciación a tasas razonables o para atraer
capital de inversión, renuente a venir al
país por nuestras constantes muestras de
incoherencias legislativas que cambian de
rumbo de modo inevitable al modificar las
condiciones preexistentes, que originaron
decisiones que, con el tiempo, se convierten
en pérdidas económicas no por reglas de
competencia, sino por hechos políticos im-
pensables en cortos periodos de tiempo.
Es decir, nuestra recuperación será mucho
más difícil y por lo tanto deben esperarse
problemas laborales de magnitud, que se
irán acrecentando hacia fines del tercer
trimestre a medida que los acuerdos transi-
torios pactados durante el primer semestre
del año comiencen a vencer.
Por lo tanto, es necesario e imprescindible
que los empresarios actúen proactivamen-
te, con propuestas superadoras que alienten
a la responsabilidad social en términos de
formación, desarrollo, condiciones de tra-
bajo y cualquier otra medida que sirva para
confrontar la discusión a corto plazo, dando
a sus empleados un horizonte que llene ex-
pectativas relegadas en este presente.
Invierno 2009 Página 29
e m p r e s ae m p r e s a
La Segunda Carrera Profesionalel plan de carrera a partir
de los cuarenta años
mariano vilallonga elorza
¿Existe una situación laboral ideal para mí? ¿Es posible reenfocar mi trayectoria profesional a partir de los cuarenta años? ¿Cómo se puede conocer y lograr mi situación
ideal?
A partir de estos interrogantes, el autor comparte los desafíos que plantea esta segunda etapa laboral y adhiere a la implementación del Plan de Carrera como la herramienta
de gestión que nos ayuda a trazar la trayectoria profesional más conveniente para nosotros y, por tanto, a determinar nuestra situación laboral ideal a largo plazo.
Mariano vilallonga elorza es Licenciado en Ciencias económicas y empresariales. especialidad en dirección Financiera Universidad Comercial de deUSTo (Bilbao). Socio director gesdirección.
“He llegado a la mitad de mi vida profesional
y pienso que he conseguido una situación
laboral bastante buena… Sin embargo, siento
la necesidad de dar un giro importante a mi
trayectoria profesional”, me comentaba un
amigo directivo de una entidad financiera.
Cada vez es más frecuente encontrarse con
gente que, al llegar a una edad madura, ma-
nifiesta sus deseos de reenfocar su trayec-
toria profesional. No creo que ello se deba
a la típica y tópica “crisis de los cuarenta”,
sino a una nueva exigencia de la sociedad
compleja y polifacética en la que vivimos. Si
en el siglo pasado, lo habitual y conveniente
era contar con una única carrera profesio-
nal, el siglo actual probablemente exija un
planteamiento más articulado. En la actua-
lidad, quizá la actitud más prudente a la
hora de plantear nuestra trayectoria profe-
sional, sea previendo dos tramos bien dife-
renciados: un primer tramo con el objetivo
específico de llevar a cabo una exploración
y posicionamiento profesional; y otro pos-
terior, cuyo objetivo sea el despliegue total
de nuestras cualidades hasta lograr nuestra
mayor y mejor realización.
Nuestra situación laboral ideal a largo plazo
(nuestra segunda carrera profesional) no
es aquella que nos hace más ricos, ya que
el cementerio está lleno de gente rica que
terminó sus días con un importante grado
de frustración. Ni la que nos hace más po-
derosos, ya que contamos con numerosos
casos, como el de Hitler, que ilustrarían
cómo el poder puede acarrear a su vez un
importante grado de frustración. No, nues-
tra situación laboral ideal ha de ser aquella
que nos permita sacar lo mejor de nosotros
mismos.
Ahora bien, la segunda carrera (nuestra ma-
yor realización) exige la primera (una buena
exploración). El paso de una a otra habrá
que hacerlo en el momento y de la forma
adecuada.
La primera Carrera Profesional: explorar posibilidades
Podemos considerar como primera carrera
profesional los diez o quince años siguien-
tes a terminar nuestros estudios. Es enton-
Página 30 EMPRESA Nº194
e m p r e s a
ces cuando tenemos experiencias profesio-
nales en situaciones laborales diferentes y
comprobamos verdaderamente cuales son
nuestros puntos fuertes y débiles.
Esta primera etapa tiene una gran trascen-
dencia, ya que el aprendizaje que en ella se
produce será más importante incluso que
el tipo de estudios que hayamos realizado,
el prestigio de la facultad en la que nos
hayamos licenciado o las calificaciones aca-
démicas que hayamos obtenido durante la
carrera universitaria.
Normalmente sólo a medida que vamos
experimentando con nuestro entorno,
además de conocer éste, nos vamos co-
nociendo mejor a nosotros mismos: qué
cualidades tenemos, qué nos gusta y no
nos gusta, cuáles son nuestras limita-
ciones, etc. De esta manera podemos ir
dibujando el entorno laboral ideal sin caer
en ingenuidades. Es el momento de trazar
nuestra segunda –y definitiva- carrera
profesional.
La Segunda Carrera profesional: disfrutar trabajando
Llega un momento en nuestra vida en el
cual hemos de plantearnos como prioritario
algo que hasta ese momento ha sido sólo
secundario: disfrutar trabajando.
La segunda carrera profesional es aquella
en la que disfrutar y trabajar han de ir de la
mano. Se caracteriza porque, no solo disfru-
tamos mientras trabajamos (sentido de rea-
lización: por el trabajo bien hecho), sino que
trabajamos en lo que disfrutamos (sentido
vocacional: estar llamado a.
Vilallonga Elorza: “Llega un momento en nuestra
vida, en el cual hemos de plantearnos como
prioritario algo que hasta ese momento ha sido
sólo secundario: disfrutar trabajando.”
elementos Primera Carrera Segunda Carrera
objetivovisión del entorno y Posicio-namiento Profesional
disfrutar trabajando
enfoque Aprendizaje práctico-teóricodesplegar todas nuestras cualidades
Mediosdesempeño de diversos pues-tos
Competencias
Metodología ensayo y error error calculado
Conocimiento del entorno visión amplia y real oportunidades y amenazas
Conocimiento de nosotros Puntos fuertes y débilesCómo complementar nuestras carencias
CUAdRo 1. CoMPARATIvA enTRe PRIMeRA y SegUndA CARReRA PRoFeSIonAL
Invierno 2009 Página 31
Todos estamos llamados a (o hemos nacido
para) realizar un trabajo de una manera
irrepetible y excepcional. No tanto por su
contenido (un Einstein nace cada trescien-
tos o cuatrocientos años en la historia de
la física), sino por la manera de llevarlo a
cabo: con lo mejor de nosotros mismos,
convirtiendo lo que hacemos en algo irrepe-
tible y maravilloso.
Y es que sólo cuando disfruta
mos con el trabajo que realizamos, lo-
gramos trasmitir una ilusión, satisfac-
ción, convencimiento y entusiasmo que
suena a auténtico. Y eso mismo es lo
que nos impulsa a obtener lo mejor de
nosotros mismos.
Al plantearnos nuestra segunda carrera
profesional y compararla con nuestra ac-
tual situación laboral, podemos llegar a
cuatro conclusiones:
a. Llegar a la conclusión de que lo más
conveniente es seguir en mi situación
laboral sin cambiar nada en particular,
simplemente tomar conciencia de mis
áreas de mejora como paso previo para
su conquista.
b. Mantener básicamente mi situación
laboral, pero con algunos cambios que
se ajusten mejor a la reformulación de
prioridades que
he realizado y me
permitan alimentar
mejor mis raíces vi-
tales-profesionales.
C. Reconvertir en pro-
fundidad mi situa-
ción laboral para
dotarla de un nuevo
contenido (funcio-
nes, áreas, etc.) más
acorde a mi perfil.
d. Cambiar completa-
mente de puesto, de
trabajo y de empresa.
Plan de Carrera Profesional
Es curioso que en las Escuelas de Nego-
cio, normalmente se exija a los alumnos
la realización de un Business Plan para
una empresa que ni existe ni existirá en
la mayoría de los casos. Sin embargo, en
ninguna Escuela de Negocios se pide a los
alumnos la realización de un Personal Plan
como directivos de empresa a largo plazo.
Se trata, sin embargo, de algo que tiene
una enorme trascendencia para cada uno
ellos.
e m p r e s a
En ninguna Escuela de Negocios
se pide a los alumnos la realización
de un Personal Plan como directivos de
empresa a largo plazo, y sin embargo,
se trata de algo que tiene
una enorme trascendencia.
Página 32 EMPRESA Nº194
e m p r e s a
El Plan de Carrera Profesional es la herra-
mienta de gestión que nos ayuda a trazar
la trayectoria profesional más conveniente
para nosotros y, por tanto, a determinar
nuestra situación laboral ideal a largo plazo.
Esa situación laboral ideal puede básica-
mente delimitarse de dos modos: en tér-
minos de mínimos o de máximos. Será de
mínimos cuando lo hacemos por reducción
a lo absurdo, determinando aquellas cir-
cunstancias que
no somos capaces
de tolerar. Será de
máximos cuando
podemos describirla
en positivo y con
abundancia de de-
talles.
Para elaborar un
verdadero Plan de
Carrera, nos harán
falta tres elementos:
conocer nuestras
raíces profesionales
(anclas de carrera),
lograr un enfoque
de carrera adecuado
y realizar el correspondiente plan de acción
(ver Cuadro 2).
• Raíces Profesionales: son las caracterís-
ticas básicas que describen a una persona
de cara a su vida profesional y delimitan el
marco laboral en el que se encontrará más
cómoda para desarrollarse.
• Enfoque de Carrera: describe el contenido
de nuestro trabajo más adecuado a largo
plazo: 10-15 años vista. Para ello, necesita-
remos apoyarnos en algunas herramientas
como son: el análisis retro-proyectivo de
nuestras diferentes situaciones laborales,
nuestros impulsos profesionales más fuer-
tes y la lista de lo imprescindible.
• Plan de Acción: por último, necesitaremos
realizar un análisis externo de la situación
(oportunidades y amenazas), y otro interno
(fortalezas y debilidades) para confeccionar
la consiguiente hoja de ruta que nos con-
duzca a la situación deseada.
La vida nos enseña constantemente que
el puesto de trabajo más conveniente para
nuestras características existe, aunque no
llega como un regalo caído del cielo, sino
que hay que trabajarlo. Y quien lo hace del
modo correcto, lo consigue más pronto que
tarde.
El Plan de Carrera Profesional es aquella
herramienta de gestión que nos ayuda a trazar
la trayectoria profesional más conveniente para
nosotros y nos ayuda a describir nuestra situación
laboral ideal
CUAdRo 2. eLeMenToS deL PLAn de CARReRA PRoFeSIonAL
• AnClAs dE CARRERA- Raíces Profesionales - Marco Laboral Adecuado
• EnfoquE- Análisis Retro-proyectivo- Lo Irrenunciable- Impulsos Profesionales
• PlAn dE ACCión- dAFo - Personal- Metas SMART - Calendario / Hoja de ruta
Página 34 EMPRESA Nº194
e m p r e s ae c o n o m í a
¿qué es el campo? un jeroglífico indescifrable para el matrimonio gobernante
félix sammartino
“¿Hay margen en estos momentos para estar enfrentado a un actor económico que es responsable del 60% de las exportaciones?”, plantea como cierre de nota Sammartino.
Frente a un contexto internacional, marcado por el aumento de la demanda mundial de alimentos, a partir del crecimiento y peso de la economía asiática, la realidad de nuestro país -para el autor- se expresa en un estado de incertidumbre a corto plazo, donde los productores actúan con la máxima prudencia y mantienen la liquidez a toda costa.
Finalmente, comparte su visión crítica de la administración Kirchner. Y puntualiza: “Más allá de la cuestión ideológica, hay un problema de fondo del matrimonio gobernante: no terminan de entender qué es el campo”.
Félix Sammartino es Ingeniero agrónomo. Fue fundador de la revista Infortambo y gerente general de expoagro. Actualmente es Prosecretario de Redacción en la sección Campo del diario la nación.
A veces se hace especialmente difícil en-
tender el optimismo que tienen algunos ex-
tranjeros con respecto al futuro de nuestro
país. Más cuando desempeñan altos cargos,
como es el caso del director general de Dow
Agroscience, Jerome Peribere, quien hace un
año, en medio del conflicto entre el campo
y el gobierno -en la casa matriz de esta em-
presa ubicada en Indiana, Estados Unidos-
me decía: “Para encontrar las soluciones
correctas lo mejor es hacerse las preguntas
más simples. ¿Es Argentina un exportador
neto de materia prima alimenticia? ¿Si
o no? Obviamente, sí. Por su fenomenal
productividad y su cercanía a los puertos.
Argentina produce los alimentos más bara-
tos del mundo. ¿Se le puede dar la espalda
a esto? Obviamente, no. La obligación de
cualquier gobierno es promover y ayudar
en nuevas inversiones, las que junto con la
tecnología y las mejores tierras que ustedes
tienen resulta en ecuación mundialmente
imbatible”.
La lógica de Jerome Peribere, compartida
por gran parte de la sociedad, no tiene
fisuras, pero pareciera que es inaplicable
en el actual gobierno kirchnerista. El op-
timismo de Peribere contrasta entonces
con el clima de pesimismo que vive hoy el
sector agropecuario. Existe la creencia ge-
neralizada de que el mundo saldrá de una
de las crisis más grandes de los últimos
años, antes de que la economía nacional
vuelva a normalizarse. Nadie puede ase-
gurarlo, pero pareciera que lo peor de la
hecatombe mundial ya pasó. “Nosotros
tenemos ahora a Keynes y su receta, algo
Invierno 2009 Página 35
que en los años 30 se desconocía y se ter-
minó aplicando muy tarde”, me recordaba
un encumbrado banquero.
Y como era previsible, los alimentos son
los primeros que comenzaron a rodar. Al
fin y al cabo, se puede prescindir de mu-
chas cosas antes que del plato de comida.
A corto plazo los precios de los granos
mantienen la tendencia alcista. Básica-
mente, el consumo está superando los pro-
nósticos más optimistas y encuentra stocks
mundiales bastante ajustados. Además,
están los inversionistas que fogonean las
subas al apostar por los commodities como
refugio de valor. Y la demanda mundial
de alimentos sigue siendo la expresión del
mundo que cambió radicalmente a par-
tir del crecimiento y peso de la economía
asiática. Asia consume más carne. No sólo
China, también Tailandia, Indonesia y el
sureste asiático.
Para entender lo que ocurre en Asia, se pue-
de decir que tiene la población más grande
y la más pobre del mundo. Ahora, bien,
¿qué es lo primero que hace un muy pobre
cuando mejora su nivel de vida? Lo primero
que hace es agregar un pedazo de carne en
su plato de arroz.
Pensemos lo que esto significa: cerca de 200
millones de personas que se agregan todos
los años al consumo mundial de proteínas.
Existe, por lo tanto, un serio desafío a partir
del aumento desproporcional de la deman-
da contra la oferta mundial de proteínas.
Además se observa -y esta es una cuestión
que no siempre se tiene en cuenta en los
análisis- un crecimiento sostenido de la
urbanización. Ciudades que se extienden
y terminan comiendo hectáreas de campo.
Vale un ejemplo: en los últimos diez años,
en China, 7 millones de hectáreas han pa-
sado a urbanizarse. En Francia, cada año se
urbanizan 55.000 hectáreas, que para un
país con las dimensiones de Francia es mu-
chísimo. Esta muestra es suficiente como
para pensar que la urbanización es un
fenómeno de mayor escala de la que habi-
tualmente se piensa. Y además, la suma de
nuevas áreas se encuentra restringida por
el impacto ambiental que significa la tala
de bosques.
Si comparamos estos factores con el au-
mento de la producción, vemos que se está
produciendo un gran bache. Un problema
para los mil millones de personas que se
alimentan con menos de dos dólares dia-
rios. El aumento de la producción de trigo
por año no llega al 2%. Con el maíz y la soja
sucede algo parecido.
A corto plazo, los mecanismos de corrección
son los precios. A largo plazo es, sin duda, la
tecnología la que va a corregir este bache.
La incertidumbre de los próximos meses
Sin embargo, estas certezas de largo alcan-
ce no compensan la incertidumbre actual
a corto plazo. ¿Qué harán entonces los pro-
ductores? Son mayoría los que piensan que
se deberá actuar con la máxima prudencia
y mantener la liquidez a toda costa. En una
palabra, la vieja fórmula de “desensillar
hasta que aclare”. Por lo tanto, pocas inver-
siones en capital fijo.
e c o n o m í a
El final de la pulseada entre el campo y el
gobierno, que terminó con el voto “no positivo” del
vicepresidente Julio Cobos, cambió el mapa político y estableció a fuego en
la sociedad argentina la creencia que dice que:
“Si al campo le va bien, a país le puede ir mejor”.
Página 36 EMPRESA Nº194
Sucede exactamente al revés de lo que
ocurrió años atrás cuando el agro se había
convertido en una verdadera locomotora de
crecimiento y distribución.
Vale recordar que devaluación mediante,
y después de mucho tiempo, apareció la
renta en la mayoría de los establecimien-
tos rurales. Con esa renta, principalmen-
te obtenida gracias a la agricultura, en
particular gracias al “yuyo” de la soja,
el campo inició un círculo virtuoso que
parecía que nunca se iba a acabar. Los
productores agropecuarios pagaron las
deudas, sembraron más hectáreas, reno-
varon la maquinaria agrícola, vaciaron las
concesionarias que ofrecían las ya famo-
sas 4x4, arreglaron sus casas y compraron
departamentos en las grandes ciudades.
La renta se distribuyó por todo el país y
mucha terminó convertida en ladrillos y
metros cuadrados. En este sentido, la me-
jor descripción de lo ocurrido, quizás sea
el boom inmobiliario que se produjo en la
ciudad de Rosario.
El país se puso de pie y como el Lázaro de
la Biblia comenzó a caminar. Todos, desde
el empleado metalúrgico hasta el albañil,
se beneficiaron con el efecto multiplicador
y distributivo de la renta agropecuaria.
Hasta que llegamos a marzo del año pasa-
do, cuando el matrimonio K decidió dar un
nuevo y definitivo manotazo a esa renta de
efectos milagrosos con el proyecto de las re-
tenciones móviles. El final de esa pulseada,
con el voto “no positivo” del vicepresidente
Julio Cobos, cambió el mapa político y es-
tableció a fuego en la sociedad argentina
la creencia que dice que: “Si al campo le va
bien, a país le puede ir mejor”.
el problema de no entender de qué se trata
Más allá de la cuestión ideológica, hay un
problema de fondo del matrimonio gober-
nante: no terminan de entender qué es el
campo.
Para la presidenta, por lo que expresa en sus
discursos hablados, lo que siempre represen-
ta un inconveniente cuando no se domina la
materia, el campo es una actividad en la que
no se transpira, no se apuesta y siempre se
gana. Y siempre se gana mucho, se debería
agregar. Efectuó la más errónea de las des-
cripciones de la actividad cuando dijo que:
“Es un sector carente de riesgo, sin necesidad
de capital intensivo y con poca ocupación de
mano de obra”. Y, para colmo de males según
el credo oficial: “Se transforma en uno de los
más rentables”.
¿Qué dirán los agricultores del norte de
Santa Fe o del Chaco con sus sojas escuá-
lidas de 9 quintales golpeadas por la seca?
¿Qué pensarán los tamberos a las cinco de
la mañana mientras transcurre el primer
ordeño del día?
En esta forma de pensar al campo, no exis-
ten las subas y las bajas del mercado, no
hay granizo que se lleva las cosechas, ni se-
cas, ni inundaciones, no hay tampoco fábri-
e c o n o m í a
Sammartino: “¿Hay margen en estos
momentos para estar enfrentado a un actor
económico que es responsable del 60% de
las exportaciones?”
Invierno 2009 Página 37
cas de maquinaria, ni investigadores, ni em-
presarios que entierran todo los años buena
parte del patrimonio en semillas a pocos
centímetros del suelo con la esperanza que
germinen. En la visión de la presidenta Cris-
tina Kirchner, existen rentistas que tienen
la vaca atada.
Esta falta de comprensión a la actividad,
que contiene también algo de subestima-
ción, se traduce en la falta de política agro-
pecuaria y en el cambio constante de las
reglas de juego. Vale recordar que la suba de
las retenciones se instrumentó a pocas ho-
ras de levantar la cosecha gruesa anterior.
Y los que estuvieron tres años engordando
novillos se encontraron en determinado
momento con el cierre de las exportaciones.
Lamentablemente, la lista de los cambios
de las reglas de juego que ocurrieron en los
últimos años es demasiado larga. Y con este
sistema es muy difícil atrapar las oportu-
nidades que se
disponen a par-
tir del potencial
agroalimentario
del país y de la
demanda mun-
dial antes men-
cionada.
El autismo que
sufre el Gobier-
no le impide
por ahora en-
tender que es
imprescindible
una vuelta de
página para sentarse con los dirigentes y
empresarios del sector a resolver una larga
lista de problemas pendientes. ¿Hay margen
en estos momentos para estar enfrentado a
un actor económico que es responsable del
60% de las exportaciones?
e c o n o m í a
La urbanización es un fenómeno de
mayor escala de la que habitualmente
se piensa. Y además, la suma de nuevas
áreas se encuentra restringida por el
impacto ambiental que significa la tala
de bosques.
Página 38 EMPRESA Nº194
e m p r e s ae c o n o m í a
Crisis económica y estrategias a largo plazo para la argentina
patricio millán
Patricio Millán es doctor en economía (Harvard University) e Ingeniero Civil (Univ. de Chile). es director del departamento de economía y Profesor Titular de Política económica (UCA). Trabajó como economista en el sector de desarrollo Humano y Alivio de la Pobreza, del Banco Mundial y fue representante de dicha institución en la Argentina.
Las últimas proyecciones del Fondo Mo-
netario Internacional -que fueron dadas
a conocer hace unos pocos días- indican
que la crisis económica mundial continua
avanzando. La caída del PIB en las econo-
mías avanzadas fue del 7,5% en términos
anuales en el último trimestre del 2008 y se
estima que será del 3,8% en el 2009. En los
países emergentes, la caída del último tri-
mestre del 2008 fue del 4% y la estimación
para el 2009 arroja un magro crecimiento
del 1,6%, sobre la base de que China crece-
rá por lo menos en un 6,5%. De acuerdo a
estas proyecciones, América Latina en su
conjunto, y la Argentina en particular, expe-
rimentaran en el 2009 un descenso del PIB
del 1,5% y del 2,0% respectivamente.
Todos los países han adoptado políticas
para enfrentar la crisis económica y -como
es necesario- el énfasis se ha puesto en las
medidas de corto plazo. En las economías
avanzadas la restructuración del sistema
financiero era imprescindible y se ha bus-
cado aumentar la liquidez de las institucio-
nes, identificar y separar los activos tóxicos
y recapitalizar las instituciones débiles pero
viables. Los instrumentos de la política
monetaria también han sido utilizados con
este propósito y las tasas de interés han
sido reducidas a niveles sin precedentes.
Aunque no existe la misma unanimidad,
muchos países también han usado políticas
fiscales para estimular la economía a corto
plazo. Esto ha ido desde una aceleración en
la ejecución de los proyectos públicos exis-
tentes hasta un aumento de la inversión
pública en infraestructura y en la imple-
mentación de rebajas impositivas, además
de diversos programas de garantías y subsi-
dios para proteger a los deudores y estimu-
lar el crédito y el empleo.
Las crisis económicas son un gran desafío,
pero son también una gran oportunidad
Sin perjuicio de la necesidad de enfrentar
los problemas económicos y sociales del
momento actual, las crisis son también una
oportunidad para implementar las reformas
estructurales necesarias para asegurar un
mayor desarrollo y crecimiento del país a
mediano y largo plazo. Muchas veces estas
reformas no se implementan porque faltan
los incentivos y la decisión para ello, y la
necesidad no se siente tanto cuando al país
le va relativamente bien. En los periodos de
crisis, los verdaderos líderes no olvidan el
“Las crisis son también una oportunidad para implementar las reformas estructurales necesarias para asegurar un mayor desarrollo y crecimiento del país a mediano y largo plazo”, enfatiza Millán.
En la nota, el autor reconoce su impacto en la Argentina, subraya las potencialidades que tiene el país en este difícil contexto y demanda por la implementación de una estrategia a largo plazo, que debe acompañar las medidas inmediatas para disminuir los efectos de esta crisis económica global.
Invierno 2009 Página 39
largo plazo y buscan mejorar la situación
estratégica y las posibilidades futuras del
país, junto con enfrentar los problemas de
la coyuntura inmediata. Un ejemplo es el
caso de los Estados Unidos, donde el Presi-
dente Obama ha decidido impulsar ahora
la reforma del sector salud y enfrentar los
problemas del medio ambiente y la investi-
gación, sin por supuesto descuidar los pro-
blemas de la crisis económica.
La perspectiva a largo plazo en medio de la
crisis es evidentemente más necesaria en
los países emergentes que en los avanzados.
En los avanzados, ha existido un proceso
sostenido de desarrollo y los problemas es-
tructurales importantes son aquellos que
pueden perturbar la mantención de la si-
tuación alcanzada o que reflejan las nuevas
preocupaciones de la sociedad. En cambio,
en los países emergentes, los problemas
estructurales que son necesarios solucionar
son aquellos que impiden un desarrollo
decidido y per-
manente que
permita modi-
ficar el nivel de
vida actual de
la mayoría de la
población y eli-
mine la pobreza
y la exclusión
social.
La Argentina
debe aprovechar
la oportunidad
que presenta la
crisis económica
actual para hacer las reformas estructu-
rales que le permitan establecer las bases
para un mayor desarrollo alargo plazo. En-
tre otras, estas reformas deberían incluir un
mejoramiento sustancial del clima de nego-
cios para que existan adecuados incentivos
a la inversión productiva, una transforma-
e c o n o m í a
Al enfrentar los problemas asociados
a la crisis debemos hacer las reformas
que sean necesarias para mejorar
el clima de negocios, aumentar la
eficiencia del Estado e incentivar la
inserción exportadora del país.
Página 40 EMPRESA Nº194
ción del Estado para que sea un elemento
dinámico y eficiente del proceso de desarro-
llo y el establecimiento de un nuevo marco
regulatorio e impositivo que incentive las
exportaciones y re-establezca el liderazgo
de la Argentina a nivel mundial en el área
de la producción agro-industrial.
Un reciente estudio del Banco Mundial
sobre el clima de negocios en el mundo
(Doing Business 2009) indica claramente
las dificultades que existen en la Argentina
para la actividad productiva empresarial.
El país se ubica en el puesto 113 entre 181
países, existiendo deficiencias importantes
en los mecanismos de protección a las in-
versiones, en los trámites y permisos que se
necesitan para exportar y realizar otras ac-
tividades esenciales y sobre todo en el régi-
men tributario y fiscal. Entre otras cosas, la
Argentina presenta la curiosa situación de
que las utilidades de las empresas desapa-
recerían totalmente si ellas pagaran todos
los impuestos estatutariamente estableci-
dos en las normas nacionales, provinciales
y municipales.
Aunque de alguna manera en la Argenti-
na estamos acostumbrados a la ineficien-
cia de la burocracia del sector público y
a la mala calidad de los servicios del Es-
tado, en el mundo son muchos los países
que se han dado cuenta de que esto es un
obstáculo importante para el desarrollo.
La experiencia de varios de ellos indica
que la reforma y modernización del Es-
tado puede ser un importante elemento
dinamizador de la economía, aunque ella
debe ser un proceso continuo y creciente,
y no un acto puntual.
Finalmente, es necesario destacar que todos
los países exitosos de los últimos tiempos
han tenido una clara vocación y comporta-
miento exportador y han aprovechado las
ventajas que brinda el mundo globalizado.
La Argentina debe incorporarse de manera
decidida al grupo de países con alto y soste-
nido crecimiento de las exportaciones. En el
sector agro-industrial, tiene claras y eviden-
tes ventajas comparativas frente al resto
del mundo y el establecimiento de políticas
adecuadas para este sector tendría impor-
tantes efectos multiplicadores en toda la
economía.
La crisis económica global ha llegado a la
Argentina y sus efectos probablemente se
intensificaran en los próximos meses. Es
necesario adoptar medidas que impidan
su propagación y protejan a la población
más vulnerable de sus efectos negativos,
pero las acciones de política económica
que se promuevan deben estar enmarca-
das dentro de una estrategia que permita
retomar y acelerar el desarrollo de largo
plazo del país. “Los árboles no nos deben
impedir ver el bosque”, y al enfrentar los
problemas asociados a la crisis debemos
hacer las reformas que sean necesarias
para mejorar el clima de negocios, au-
mentar la eficiencia del Estado e incenti-
var la inserción exportadora del país. La
implementación de una estrategia a largo
plazo debe acompañar las medidas inme-
diatas para disminuir los efectos de la cri-
sis económica global en la Argentina.
Millán: “La Argentina debe aprovechar la
oportunidad que presenta la crisis económica actual
para hacer las reformas estructurales que le
permitan establecer las bases para un mayor
desarrollo a largo plazo”.
e c o n o m í a
Invierno 2009 Página 49
e m p r e s ae c o n o m í a
reflexiones económicas de alberdi
Javier villanueva
Javier villanueva es B.A. City College of new york. Phd. (Columbia University). Miembro de la Academia nacional de Ciencias económicas. Profesor (Universidad T. di Tella). Coordinador Académico del doctorado en economía (UCA). Premio Konex de Platino.
Desde joven, con frecuencia, Alberdi mani-
festaba sus preocupaciones por la pobreza y
el atraso económico en que se encontraban,
tanto la Argentina como el resto de los países
de América del Sur. Tenía, profundamente
asentada en su espíritu, la idea de que había
llegado la hora de lograr el deseado avance
económico en los países de la región, ya no
por la “espada” y los conflictos históricos de
la independencia, sino por la acción y el desa-
rrollo de un pensamiento inteligente y civili-
zado, orientado a lograr la superación de los
problemas que restringían el posible acceso a
los beneficios del progreso económico
Muchas veces insistía sobre el tema dicien-
do que los objetivos pudieron haber sido di-
ferentes en otros tiempos pasados, pero que
“hoy deben preocuparnos los fines econó-
micos” (Bases y Puntos de partida). Nuestros
padres, insistía, nos fueron logrando el ac-
ceso a la deseada independencia. “Nos toca
a nosotros lograr el crecimiento”.
El problema central del avance deseado
estaba relacionado con el hecho de que en
nuestros países se disponía de abundantes
tierras y recursos naturales, pero desiertos.
Tales abundancias no podían hacerse pro-
ductivas por carecerse de los otros factores
imprescindibles. Es decir, capital y trabajo
experimentado. Atraer tales factores resul-
taba entonces la clave de las reflexiones
y propuestas alberdianas. Sin embargo, la
atracción y la aplicación de los mismos,
provenientes de fuentes externas, reque-
rían, sin duda, la adopción de firmes medi-
das destinadas a asegurar a los que fueran
llegando, capitales y mano de obra, todo lo
relacionado con la libertad, la seguridad y
los derechos de propiedad.
En una propuesta que efectuara en Chile
para la realización de un Congreso General
Americano, Alberdi insistía en su diagnósti-
co de la pobreza de nuestros países relacio-
nando la misma con la abundancia de tie-
rras. Decía, entonces: “El terreno es nuestra
peste en América…”.
La búsqueda del desarrollo económico
Las Bases y Puntos de Partida, se encuentran
inspiradas por la búsqueda del desarrollo
económico. Allí insistía en señalar que el
sudamericano debía estar formado para
“vencer al grande y agobiante enemigo de
nuestro progreso: el desierto, el atraso mate-
rial…, de nuestro continente”. Insistía ade-
más, en señalar que “esta América necesita
Página 50 EMPRESA Nº194
de capitales, tanto como de población…, el
inmigrante exige muchas concesiones y pri-
vilegios. Dádselos, porque el capital es el bra-
zo izquierdo del progreso de estos países”.
En su obra relacionada con los temas del
crecimiento económico (Sistema Económico)
profundizaba y aclaraba sus puntos de vista
económicos. Allí decía que la “Constitución
Federal Argentina contiene un sistema com-
pleto de política económica, en cuanto garan-
tiza por disposiciones terminantes la libre ac-
ción del trabajo del capital y de la tierra como
principales agentes de la producción”.
La formación de la riqueza
En otros párrafos del Sistema remarca que
hay tres elementos que concurren a la for-
mación de las riquezas:
1) Las fuerzas o agentes productores que
son el trabajo, la tierra y el capital;
2) Las formas de la aplicación de tales
fuerzas en: la agricultura, el comercio y la
industria.
3) Los productos
que resultaban de
la aplicación de
tales fuerzas. Es
menester, insistía,
en que se empiece
por salir de pobre
para tener hogar,
instrucción, gobier-
no, libertad, digni-
dad y civilización,
“pues todo esto se
adquiere y conser-
va por medio de
riquezas”.
En otros párrafos
del Sistema seña-
laba que la riqueza
importaba tanto a
la prosperidad de
la nación, como a la existencia de poder. Sin
rentas no hay gobiernos y sin gobierno, sin
población, sin capitales, no hay Estado.
La producción, la distribución y el consumo de riqueza
Dentro del contexto expuesto, el Sistema ha-
cia amplias referencias a las disposiciones de
la Constitución relacionadas con tres temas
centrales: la producción, la distribución y el
consumo de la riqueza. Respecto del primero
de estos temas, insistía en señalar que de los
tres agentes de las fuerzas de producción,
tierra, capital y trabajo, “se puede decir que
la Confederación solo posee el primero” y
que debe atraer los restantes.
Con referencia a la distribución, señalaba
que para “proteger mejor el fin social de la
riqueza” prefería la distribución libre a la
“distribución reglamentaria y artificial”.
En lo que se relaciona con el consumo, divi-
día al mismo en consumo privado y público,
respecto del primero aseguraba: “no tanto
que la riqueza pública sea grande, sino bien
distribuida, bien nivelada y repartida”. En
materia de gasto público debía asignársele
a la educación un papel importante.
el valor de las libertades civiles o económicas
Para cerrar esta breve exposición de las ideas
y propuestas de desarrollo planteadas por
Juan Bautista Alberdi, tanto en las Bases
como en el Sistema transcribimos seguida-
mente unos párrafos de las Conclusiones del
Sistema: “…deseo abundantísimas las liber-
tades civiles o económicas de adquirir, enaje-
nar, trabajar, navegar, comerciar, transitar y
ejercer toda industria, porque veo en nuestro
pueblo las aptitudes convenientes para prac-
ticarlas. Son practicables porque son accesi-
bles al extranjero que trae su inteligencia; y
son las más fecundas porque son llamadas a
poblar, enriquecer y civilizar a estos países.
e c o n o m í a
“La Constitución Federal Argentina contiene un sistema completo de
política económica, en cuanto garantiza por
disposiciones terminantes la libre acción del trabajo del capital y de la tierra
como principales agentes de la producción”.
(Juan Bautista Alberdi)
Invierno 2009 Página 51
e m p r e s aref lexiones
la incongruencia del materialismo
alberto benegas lynch (h)
Alberto Benegas Lynch (h) es doctor en economía y doctor en Ciencias de dirección. Integra las Academias nacionales de Ciencias y de Ciencias económicas.
Reproducido del diario La Nación, Buenos Aires, (Agosto 20 de 2008). El artículo ha sido subtitulado.
Casi simultáneamente en la Universidad de
París IX (Dauphine), en la de Cornell, en la
London School of Economics y en Hoover
Institution se acaban de clausurar distintas
jornadas en diversos campos de investiga-
ción de muy diverso tenor e interés acadé-
mico. Muchas de las ponencias centrales
tienen en común manifestaciones inequívo-
cas de materialismo filosófico.
No se trata, claro está, de las preocupaciones
por los aspectos crematísticos de la vida. Se
trata de una tendencia que aflora cada vez
con mayor fuerza en distintas áreas, a veces
de modo explícito y, las más, de modo implíci-
to e incluso de manera inconsciente; es decir,
sin que necesariamente constituya un postu-
lado expreso de quien expone. Son premisas
que se encuentran tácitas en el razonamiento,
pero no siempre se exteriorizan de modo de-
liberado. Sin embargo, se trata del más crudo
materialismo filosófico referido a las caracte-
rísticas del ser humano, lo cual acarrea conse-
cuencias de gran relevancia para el significado
de la sociedad abierta.
Se han escrito ríos de tinta sobre este deba-
te tan medular, pero como he dicho antes,
sigo la fórmula que enseña que un artículo
periodístico -igual que la minifalda- debe
ser tan corto como para atraer la atención y
de un largo tal que cubra el argumento.
La incongruencia del determinismo físico
Me apresuro a escribir que el aspecto car-
dinal de esta controversia estriba en la
incongruencia de sostener que el hombre
está compuesto exclusivamente de kilos de
protoplasma, y que no hay tal cosa como
los estados de conciencia, la psique, la men-
te o el alma. Esta postura se conoce como
“determinismo físico”, y de ser correcta, no
tendrían lugar las ideas autogeneradas, no
sería posible revisar nuestros propios jui-
cios, ni habría tal cosa como proposiciones
verdaderas o falsas puesto que haríamos “la
del loro”. Estaríamos programados a decir
lo que decimos y a hacer lo que hacemos y,
por tanto, no habría libre albedrío o libertad
y, consecuentemente, no tendría sentido la
moral ni la responsabilidad individual.
Una de las tantas refutaciones al determi-
nismo físico se encuentra magníficamente
expuesta en el libro que lleva el sugestivo
título de El yo y su cerebro. Allí, el filósofo de
la ciencia Karl R. Popper y el premio Nobel
“Todo el andamiaje de la sociedad abierta se sustenta en la libertad del ser humano. En su capacidad de elegir y preferir entre distintas variantes, lo cual, desde luego, no
tiene sentido en el mundo del determinismo físico”, señala Benegas Lynch.
El autor comparte su visión crítica del materialismo enfatizando que todo el andamiaje de la sociedad abierta se sustenta en la libertad del ser humano. En su capacidad
de elegir y preferir entre distintas variantes. “El razonamiento y, por tanto, la verdad, suponen la libertad”, agrega.
Página 52 EMPRESA Nº194
en neurofisiología, John C. Eccles, muestran
que no somos solo carne y hueso y que no
estamos determinados por los nexos cau-
sales inherentes a la materia; eso es lo que
nos distingue del resto de las especies cono-
cidas. Y lo dicho no tiene que ver con ser o
no ser religioso; Popper es agnóstico y sos-
tiene que los estados de conciencia emer-
gen en el contexto de un proceso evolutivo.
Lo que consig-
namos no debe
confundirse con la
noción de Laplace,
también refutada,
en cuanto a que el
universo es cerra-
do. Por el contrario,
la misma evolución
es consecuencia
de fenómenos no
previstos, e impre-
visibles debido a la
indeterminación
del universo, lo
cual es indepen-
diente del libre
albedrío en el ser
humano. Popper
explica en su artículo “Sobre nubes y relo-
jes” que si esto no fuera así, por ejemplo,
un físico experimentado, completamente
ignorante en temas musicales, al exami-
nar detenidamente el cuerpo de Mozart,
podría inferir y reproducir sus partituras e
incluso, si conjeturara modificaciones en
su alimentación (tipo la sustitución de po-
llo por pescado), podría componer música
que nunca creó Mozart.
Si preguntamos a un determinista físico
si podría argumentar en un sentido dis-
tinto al que viene haciendo, y contesta
por la afirmativa y procede en conse-
cuencia, estaría demostrado el libre albe-
drío. Pero si la respuesta fuera negativa,
no tendría sentido seguir la conversación
puesto que no habría posibilidad de razo-
namiento, de pensamiento propiamente
dicho ni de argumentación ya que solo
puede afirmar lo que está compelido y
programado a hacer, igual que una má-
quina (como ocurre con los correctores
automáticos). No hay debate con un de-
terminista físico, puesto que la discusión
supone libre albedrío.
La sociedad y la libertad del ser humano
Este tema no es una especulación filosófica
menor sino que, como hemos dicho, acarrea
consecuencias de envergadura para la sociedad
abierta. Si no hay libertad, no hay propósito
deliberado, no hay preferencias, valorizaciones
ni elección; en otros términos, no hay acción
humana, solo reacción del mismo modo que
ocurre en el reino animal, vegetal o mineral: a
cierto estímulo opera cierta reacción.
Eccles en su ensayo The Human Brain and the
Human Person escribe: “Es un error pensar que
el cerebro lo hace todo y que nuestras expe-
riencias concientes son simples reflejos de
la actividad cerebral, lo cual constituye una
visión filosófica común. Si eso fuera así, nues-
tros estados concientes no serían más que
espectadores pasivos de las actividades que
lleva a cabo el mecanismo neuronal del cere-
bro. Nuestra creencia de que realmente somos
capaces de adoptar decisiones y que tenemos
control sobre nuestras acciones, no serían
más que ilusiones [...]. Somos una combina-
ción de dos cosas o entidades: nuestro cerebro
por una parte y nuestras propia conciencia
por otra [...]. El cerebro nos provee, como per-
sonas concientes, de las líneas de comunica-
ción desde y hacia el mundo material”.
Es en verdad paradójico que, por ejemplo,
algunas de las teorías que en economía pre-
tenden explicar los fenómenos de la elec-
ción y de las decisiones parten de premisas
deterministas que, naturalmente, niegan la
posibilidad de que existan preferencias. En
buena parte de los estudios científicos se
parte de análisis behavoristas, en especial
sustentados en los trabajos originalmente
expuestos por Burrhus F. Skinner (esencial-
El materialismo no solo demuele
la dignidad del ser humano,
sino que esteriliza la muy benéfica
consecuencia bifronte del pluralismo
y el debate de ideas, tan fértil
e indispensable a efectos de reducir
nuestra colosal ignorancia.
ref lexiones
Invierno 2009 Página 53
mente en su libro titulado Beyond Freedom
and Dignity) los que, entre otras cosas, han
tenido gran influencia en ciertas vertien-
tes del derecho penal ya que, según esta
corriente de pensamiento, nadie puede ser
castigado debido que cada persona estaría
compelida a hacer lo que hace y, en conse-
cuencia, no es responsable de su conducta.
John R.Lucas en The Freedom of the Will
escribe que “El determinismo no puede ser
verdadero, porque si lo fuera, no considera-
ríamos los argumentos de los deterministas
como reales, sino como reflejos condiciona-
dos [...]. Solo un agente libre puede ser racio-
nal. El razonamiento y, por tanto, la verdad,
suponen la libertad. Lo mismo acontece con
la deliberación y con la opción moral”.
Todo el andamiaje de la sociedad abierta se
sustenta en la libertad del ser humano. En su
capacidad de elegir y preferir entre distintas
variantes, lo cual, desde luego, no tiene sen-
tido en el mundo del determinismo físico. No
son pocos los profesionales que se declaran
partidarios del liberalismo y exponen con
gran enjundia y elocuencia esa perspectiva,
pero dan por sentadas las premisas sobre las
que descansa esa filosofía, sin considerarlas
y mucho menos escudriñarlas. Es así que se
ofrecen enormes espacios al materialismo
que demuele aquellas premisas una a una
y, con efecto dominó, socava y corroe todo el
referido andamiaje hasta convertirlo en una
mera etiqueta vacía de contenido.
En el ámbito de la psiquiatría, Thomas
Szasz, en prácticamente todas sus obras,
acomete contra la noción de la llamada
“enfermedad mental” al insistir en que la
enfermedad es un proceso interno degene-
rativo que al desarrollarse de tal modo pro-
duce lesiones orgánicas que afectan tejidos
y células; consecuencia de ese mal funcio-
namiento de la estructura corpórea. Sostie-
ne que no hay tal cosa como la enfermedad
de la psique, de las ideas, de los hábitos y
las conductas, lo que debe distinguirse de
los problemas químicos en el cerebro. Szasz
pone de manifiesto que enfermedades como
la tuberculosis, el cáncer o la escarlatina no
son asimilables a proyectos de vida que se
estiman desviados de la media, y que no es
pertinente corregir todo con medicaciones,
como las dirigidas a los neurotransmisores;
lo cual para nada niega los procesos de so-
matización.
En resumen, el materialismo no solo de-
muele la dignidad del ser humano, sino que
esteriliza la muy benéfica consecuencia
bifronte del pluralismo y el debate de ideas,
tan fértil e indispensable a efectos de redu-
cir nuestra colosal ignorancia.
Benegas Lynch (h): “Si no hay libertad, no hay
propósito deliberado, no hay preferencias,
valorizaciones ni elección; en otros términos, no
hay acción humana, solo reacción del mismo modo
que ocurre en el reino animal, vegetal o mineral:
a cierto estímulo opera cierta reacción”.
ref lexiones
Página 54 EMPRESA Nº194
Ética
En el management, cada vez está más difundida
la convicción de que la calidad ética de la em-
presa depende, en último término, del talante
humano de quienes la integran y muy espe-
cialmente de sus directivos. Es evidente que
si todas las personas son responsables de sus
actos, el hecho de dirigir a otras conlleva una
carga mayor. Por tanto, la pieza clave en la ética
de la empresa es, sin duda, el conjunto de hom-
bres y mujeres que la dirigen. Es verdad que
sus subordinados son libres y pueden actuar
éticamente o no, a pesar de sus esfuerzos. Pero
dada su posición en la organización, el directivo
puede contribuir muy positiva o negativamente
al ambiente moral de la empresa y a la calidad
de las personas que colaboran en ella.
En efecto, a los altos ejecutivos les compete con-
ducir a la empresa hacia sus fines y guiar los
esfuerzos de todos para alcanzar esos objetivos
comunes, sin olvidar que dirigir implica gobernar
personas, es decir, seres libres. Con frecuencia, so-
bre ellos recae la responsabilidad de convertir los
valores propios de la empresa en los objetivos que
las personas quieran alcanzar individualmente.
Si un directivo tiene mucho ascendiente en-
tre sus empleados no necesitará usar una
presión coercitiva para que sus órdenes sean
cumplidas. Para conseguirlo es importantí-
simo dar ejemplo. Desde este punto de vista,
cobra especial relevancia la talla moral del
directivo. Puede decirse que ya han pasado
los tiempos en que se seguía al líder por lo
que él “sabía hacer”; en la actualidad se le
sigue por lo que “él es”, es decir, por su inte-
gridad de carácter, por sus convicciones mo-
rales, sus principios, por su coraje. Hoy más
que nunca se le pide al líder que sus valores
traspasen las paredes de la cultura organi-
Patricia Debeljuh
Licenciada en Relaciones Industriales (UADE). Doctora en Filosofía
(Universidad de Navarra). Profesora y Directora Académica del área
Responsabilidad Social Empresaria (UADE). Directora Académica de la
Asociación Latinoamericana de Ética, Negocios y Economía (ALENE).
“Etica Empresarial” (Cengage, 2009) es su último libro publicado.
Invierno 2009 Página 55
La dimensión ética del liderazgozacional y refleje en sus actitudes que se
siente comprometido con ellos.
Como fruto de este compromiso, el directivo
tiene inevitablemente que plantearse un fin
personal, reconocer cuáles son sus valores
últimos y analizar si su conducta refleja una
coherencia entre esos ideales y su tarea di-
rectiva. A él le compete, en especial, unir la
voluntad de los hombres para la consecución
de propósitos más allá de los fines inmedia-
tos. El liderazgo, por tanto, hunde sus raíces
en la capacidad del directivo de vivir y trans-
mitir los valores. Si, a su vez, se pretende que
el líder eduque a otros en valores, es nece-
sario que él mismo esté entusiasmado con
ellos. Y esto sólo lo consigue quien los vive y
asume en su quehacer cotidiano.
En definitiva, al líder se le reclama una inte-
gridad que lleva a vivir con coherencia entre
aquello que sabe, lo que profesa y lo que, en
definitiva, hace. Esto tiene múltiples aplica-
ciones, por ejemplo: decir la verdad, cumplir
los compromisos y, sobre todo, ser fuente de
ejemplo mediante la práctica de acciones que
manifiesten los valores y creencias que se di-
cen seguir y admirar.
El directivo no podrá despojarse de esa
integridad porque los valores personales
influyen constantemente en la toma de de-
cisiones y reflejan las prioridades que se les
otorgan a la hora de determinar el curso de
acción a seguir. De esta manera, las decisio-
nes que tome no serán fruto o consecuencia
de su habilidad para los negocios, sino más
bien serán sus propios valores personales
los que inclinan la balanza ante las diversas
alternativas de acción.
De ahí que el liderazgo encierre una dimen-
sión ética imposible de soslayar. Cuando un
hombre de negocios quiere ser un auténtico
líder tiene que plantearse el desarrollo de sus
propias virtudes morales. No las necesita tan
sólo para ser una buena persona -como todo
ser humano-. Las necesita profesionalmente
porque sin ellas será incapaz de gobernar
con autoridad y, más pronto o más temprano,
acabará convirtiéndose en un tirano, sin más
instrumento de mando que el puro poder que
emana de un puesto jerárquico. Sin valores
morales acabará diseñando simples estrate-
gias oportunistas. Su organización no llegará
a ser nunca una empresa con misión, cuanto
mucho un grupo inestable de personas domi-
nadas únicamente por intereses individuales
temporalmente coincidentes.
Lo que un directivo no puede hacer es imponer
desde fuera el cumplimiento frío de los valores
corporativos. Lo que se espera de él es que sepa
conducir las motivaciones de cada persona
de acuerdo con los objetivos organizacionales.
Ningún programa de ética puede tener éxito sin
el enérgico liderazgo de la alta dirección y ésta
no puede garantizar altos niveles de conducta
en la organización sin la vigorosa aportación
personal, empezando por el buen ejemplo de
cada uno. Sólo así, con el compromiso de todos,
será posible que los valores corporativos de una
empresa presidan la vida de quienes se saben
interpelados por ellos.
Página 56 EMPRESA Nº194
e m p r e s ae m p r e s a
Crisis y responsabilidad empresaria
Carlos g. garaventa
En el contexto actual, resultado de una economía de mercado sin valores éticos y con las consecuencias manifiestas en pérdida de puestos de trabajo, y en la caída del Producto Bruto, de la producción industrial y de las exportaciones e importaciones, Garaventa bucea en busca de respuestas a la crisis desde la responsabilidad empresaria.
El autor rescata los aportes de Bernardo Kliksberg, Amartya Sen y Joseph Stiglitz en la materia, y concluye que la empresa privada será un aliado clave que deberá replantear su agenda, incorporando la gestión ética y responsable como parte fundamental de la estrategia de negocios.
Carlos g. garaventa es doctor en Administración de empresas; Licenciado en economía y C.P.n. Profesor Titular en UCA. director Académico y Profesor de ReC y SMP del Cee de la Universidad de San Andrés. director de Molinos Río de la Plata S.A. director de Forética Argentina. director de la Revista empresa de ACde. Ha ocupado cargos gerenciales en Ledesma S.A.
La crisis financiera y económica iniciada
en los Estados Unidos y luego extendida a
todo el planeta ha puesto de manifiesto que
la gestión de negocios, en la que están au-
sentes los valores que sustentan el bien co-
mún, la ética y la responsabilidad, da lugar
a la destrucción de valor y a la corrupción,
codicia y a los actos de administración reñi-
dos con las buenas prácticas.
Bernardo Kliksberg en “Una Agenda re-
novada de Responsabilidad Empresarial
para América Latina en la era de la crisis”*,
sostiene que el detonante de la crisis fue
el caso AIG, que instaló el gran tema de la
responsabilidad social empresaria y la cri-
sis, a partir de preguntas que han generado
intensos debates sobre nuevas políticas
regulatorias en las principales economías
europeas, asiáticas y emergentes: ¿Cómo se
desplomó la economía americana, la mayor
del mundo, arrastrando en su caída a las
principales economías mundiales? ¿Cómo
pudieron desarrollarse durante años estas
burbujas que pusieron en riesgo los ahorros
de la gran mayoría de los americanos y de
las bolsas mundiales? ¿Qué factores las
posibilitaron y propiciaron? ¿Qué incidencia
ha tenido la RSE en la crisis? ¿Qué deben
pedir los ciudadanos a las empresas en ma-
teria de RSE?
Coincidimos en reconocer que la actual cri-
sis se origina en una economía de mercado
sin valores éticos y que sus consecuencias
se manifiestan en pérdida de puestos de
trabajo, y en la caída del Producto Bruto, de
la producción industrial y de las exportacio-
nes e importaciones. En síntesis, una fuerte
destrucción de valor.
Destaca Kliksberg que se han podido verifi-
car simultáneamente una serie importan-
te de fallas éticas: a) el Estado abandonó
su misión de proteger el interés colectivo
en campos estratégicos y, en nombre del
“fundamentalismo de mercado” –como lo
definió el Presidente de Francia, Nicolás
Sarkozy–, se dejó a la “autorregulación” de
los ejecutivos el comportamiento del mer-
cado “para-financiero”; b) la conducta de
esos mismos altos ejecutivos financieros
puso de manifiesto la presencia de “incenti-
vos perversos” que dieron lugar a la “codicia
desenfrenada”, tal como lo calificara el Pre-
sidente Obama; c) las graves fallas por los
Invierno 2009 Página 57
sesgos de las agencias calificadoras de ries-
gos, que avalaron la generación de los ahora
llamados “activos tóxicos”. Todo un estilo de
cultura y comportamiento corporativo con-
trario a la idea de Responsabilidad Social
Empresaria.
Amartya Sen en su presentación sobre “El
papel de la ética empresarial en el mun-
do contemporáneo”*, manifestó que el
año 2008 se caracterizó por la presencia
de numerosas crisis: la de alimentos, la
petrolera y el deterioro de la economía
global, intensificada durante lo que va del
2009, que pone al mundo en riesgo de una
depresión tan intensa como la de 1930 y
que plantea dudas sobre la supervivencia
del capitalismo, y ubica al tema de la ética
empresarial dentro de este contexto. Los
más afectados son los habitantes que se
ubican en la base de la pirámide en sus
respectivos países, en Asia, África o Amé-
rica Latina.
La tecnología, el espíritu emprendedor, las
destrezas, el liderazgo y las buenas prácti-
cas comerciales, junto con sistemas fiscales
eficientes y la seguridad social, son factores
determinantes del éxito de una economía,
pero es imprescindible reconocer que este
depende también de una buena ética em-
presarial. Surge la cuestión sobre la natu-
raleza del capitalismo y la necesidad de
cambios en el modelo en busca de lo que se
está llamando “nuevo capitalismo”, que sea
capaz de generar credibilidad y recuperar la
confianza necesaria para que las personas
puedan concertar acuerdos, con la expecta-
tiva que serán cumplidos, donde no exista
la desigualdad en relación a la información
que disponen las partes -situación propi-
cia para la manipulación-, y donde se den
condiciones de intercambio basadas en la
transparencia en la rendición de cuentas y
en la buena voluntad.
Amartya Sen considera importante distin-
guir dos diferentes clases de conexión entre
la ética empresarial y el éxito económico. La
ética empresarial impacta en forma directa
en la empresa, pero también puede afectar
a otras personas, puesto que la ausencia de
comportamiento ético perjudica intereses
de terceros.
Impacta en forma directa a la empresa,
lesionando su reputación, cuando no res-
peta normas de buena ciudadanía o no da
un buen trato a sus empleados y clientes,
o cuando daña el ambiente, poniendo en
riesgo las condiciones de vida de las gene-
raciones presentes o futuras. Se lesionan así
en forma clara los intereses comerciales de
la propia compañía.
En cuanto a las conexiones indirectas, se
debe tener en cuenta la interdependencia
de intereses de diferentes empresas o ins-
tituciones y, aún cuando puede resultar
difícil identificarlas, se debe considerar el
impacto global que causan las transgre-
siones a la ética empresaria, debilitando la
economía y la existencia de las propias em-
presas e instituciones, por la “acumulación
de daños indirectos causados por las unas a
las otras”; tal como ha ocurrido en la actual
crisis que abarca todo el planeta.
Por su parte, Joseph Stiglitz en su diserta-
ción “La crisis económica global y las pers-
pectivas para América Latina”*, presentó
e m p r e s a
Garaventa: “La actual crisis se origina en una economía de mercado
sin valores éticos y sus consecuencias se
manifiestan en pérdida de puestos de trabajo, y en la caída del Producto Bruto,
de la producción industrial y de las exportaciones e
importaciones. En síntesis, una fuerte destrucción de
valor”.
*. Sesión Inaugural del I Programa Iberoamericano de Formación de Forma-dores en RSE, desarrollado por la “Red Iberoamerica-na de Universidades por la RSE”, 4 de mayo de 2009.
Página 58 EMPRESA Nº194
reflexiones sobre los cuatro fenómenos que
enfrenta hoy la economía global.
El primero, el de
la crisis financiera
-para Paulson, so-
lamente un proble-
ma de confianza-,
en el que destaca
que los bancos
otorgaron malos
préstamos en un
mercado inmobi-
liario irreal, gene-
rando una “burbu-
ja” que, al reventar,
puso en evidencia
que las entidades
financieras tienen
hoy enormes pa-
sivos, a los que se
les está inyectando
dinero con relati-
vamente pocos resultados positivos.
El segundo es la crisis económica, porque la
economía comienza a tener un crecimiento
negativo con graves consecuencias sociales.
El tercer fenómeno se manifiesta en los
desequilibrios a nivel mundial a partir del
impacto de las exportaciones de hipotecas
tóxicas y de su caída económica, por parte
de los Estados Unidos.
El cuarto, constituido por los cambios es-
tructurales, más importantes en Estados
Unidos y Europa Occidental que en los paí-
ses en desarrollo.
Al respecto, según Stiglitz, hay que tener en
cuenta que la crisis se generó en Estados
Unidos, pero el dinero actualmente sale de
los países en desarrollo y vuelve a Estados
Unidos. Esto es como consecuencia de: a)
los diferentes grados de confianza en los go-
biernos; b) que las políticas económicas han
discriminado por mucho tiempo a los países
en desarrollo; c) que Latinoamérica y otros
países en desarrollo se verán afectados
por diferentes canales: flujos financieros,
primas de riesgo, flujos de comercio, fuga
de capitales, precios de materias primas y
alimentos. Destaca que el reciente creci-
miento de algunos países de Latinoamérica
se debió al incremento en el precio de los
commodities, pero piensa que este factor va
a disminuir, dado que el crecimiento de Chi-
na –gran consumidor de bienes primarios–
se está desacelerando (del 12% al 7,5%).
En cuanto a las consecuencias sociales de
la crisis, Stiglitz se refiere a la Seguridad
Social y los Programas de Contribución,
señalando que: a) mucha gente perderá sus
jubilaciones y sus ahorros; b) el desempleo,
que considera como una de las consecuen-
cias más importantes por su impacto en
el nivel de tensión social, con tasa mucho
más alta entre los grupos marginados, que
probablemente supere el 20%; c) los proble-
mas morales, manifestados en una serie de
temas que tienen que ver con los valores
y derechos, tal como el acceso a un seguro
médico, planteando una coyuntura en la
que están surgiendo temas sociales muy
importantes.
Termina reflexionando sobre algunas lec-
ciones generales, entre las que menciona:
que han habido cambios fundamentales en
la filosofía económica; que hay que dejar
que los bancos centrales se enfoquen en
la inflación y que busquen políticas para
atacarla; que el Departamento del Tesoro al
asumir activos tóxicos de los bancos lo ha
hecho de manera poco transparente y ha
expuesto a los contribuyentes americanos a
un riesgo muy alto; que los líderes del G-20
advierten que necesitan más regulaciones
sin volver al proteccionismo; que es necesa-
rio reformar la “globalización”, de modo que
tenga en cuenta que los países en desarro-
llo no tienen los recursos para implementar
políticas sociales y fiscales contra cíclicas.
Considera que es buen momento para revi-
sar los principios de la globalización, inclu-
yendo las instituciones mundiales y repen-
sar seriamente la arquitectura financiera
internacional.
e m p r e s a
La crisis financiera y económica ha
puesto de manifiesto que la gestión de
negocios en la que están ausentes los
valores que sustentan el bien común, la
ética y la responsabilidad, da lugar a la
destrucción de valor y a la corrupción,
codicia y actos de administración
reñidos con las buenas prácticas.
Invierno 2009 Página 59
Algunas respuestas a la crisis desde la responsabilidad empresaria.
La actual crisis sobre la economía de Amé-
rica Latina está afectando los flujos de capi-
tal, exportaciones, turismo y fuentes de fi-
nanciamiento. Para el 2009, la CEPAL estima
un crecimiento del 1,9% y algunas fuentes
privadas anuncian una caída del PBI. El des-
empleo puede aumentar significativamente
en la región, incrementando como conse-
cuencia los índices de pobreza.
Serán necesarias políticas públicas capaces
de promover la inversión en infraestructu-
ra, transporte y energía. Al mismo tiempo
deberá promoverse el crecimiento de las
pequeñas y medianas empresas y fortalecer
la inversión en educación y salud.
La empresa privada será un aliado clave,
que deberá replantear su agenda, incorpo-
rando la gestión ética y responsable como
parte fundamental de la estrategia de ne-
gocios.
Como lo sugiere Bernardo Kliksberg1, en la
actualidad resulta imperioso que la empre-
sa privada en América Latina responda con
alto nivel de desempeño en temas como:
políticas de personal que respeten los de-
rechos de los integrantes de la empresa y
favorezcan su desarrollo; transparencia y
buen gobierno corporativo; juego limpio
con el consumidor; políticas activas de pro-
tección del medio ambiente; integración a
los grandes temas que hacen al bienestar
común; coherencia entre el discurso de res-
ponsabilidad empresaria y la práctica.
Desde hace unos años, y especialmente des-
pués de la crisis del 2001, se ha instalado
en nuestro país el debate sobre este tema.
Algunas empresas han comenzado a desa-
rrollar acciones concretas, pero se observan
evidencias contradictorias en el contexto
actual: creciente toma de conciencia sobre
su importancia y, simultáneamente, un
cierto grado de escepticismo sobre su apli-
cación real.
La gestión empresaria responsable debe
acercarnos a la Argentina que todos que-
remos: una Nación que pueda vivir en paz
y libertad, económicamente desarrollada,
con instituciones confiables y con una
cultura ciudadana basada en valores y
responsabilidad, es decir con una clara
conciencia sobre la importancia del Capital
Social como fundamento de la convivencia
y el respeto a la dignidad de la persona. Es
en este aspecto donde resulta indispen-
sable el compromiso de los empresarios.
Compromiso que debe manifestarse en
una gestión responsable en todos y cada
uno de los actos o cursos de acción asocia-
dos a la gestión empresaria y a la estrate-
gia, aplicando modelos de desarrollo soste-
nible, que permitan consolidar la confianza
en las instituciones, difundir la cultura
basada en valores, generar el desarrollo de
las personas, crear condiciones para re-
ducir la pobreza y la exclusión social y, si-
multáneamente, cuidar el medio ambiente,
teniendo en cuenta tanto las generaciones
del presente como las del futuro aseguran-
do, al mismo tiempo, la rentabilidad de la
empresa.
e m p r e s a
La tecnología, el espíritu emprendedor, las
destrezas, el liderazgo y las buenas prácticas
comerciales, junto con sistemas fiscales
eficientes y la seguridad social, son factores
determinantes del éxito de una economía, pero es imprescindible reconocer
que este depende también de una buena
ética empresarial.
1. “Una Agenda renovada de responsabilidad empre-sarial para América Latina en la era de la Crisis”. Inédito en publicación, presentado en I Progra-ma Iberoamericano de Formación de Formadores en RSE.
Página 60 EMPRESA Nº194
Desde España
Gracias a la generosidad heroica de los
argentinos, Elvira Bossana (trasunto de mi
abuela materna), protagonista de la nove-
la La hija del ministro (Ed. La Esfera de los
Libros), junto a sus padres, sus hermanas
y algún sobrino de muy corta edad, pudo
abandonar Madrid, ciudad de odios cainitas
desde la proclamación de la II República
hasta el final de la Guerra Civil. Fue en el
puerto de Alicante donde esta familia Bos-
sana (faltaban unos cuantos miembros,
repartidos entre las fosas comunes y las
trincheras del ejército sublevado) consi-
guió, por la misericordia de las autoridades
argentinas, embarcarse en el torpedero
Tucumán; un barco que en mi casa siem-
pre despertó admiración y agradecimiento,
ya que de aquel suelo flotante, celeste y
blanco, surgió la garantía de que todos los
descendientes de mi abuela llegaríamos a
disfrutar un día del sol, que es el corazón
de vuestra bandera.
Durante el tiempo que he empleado en
esta aventura literaria, no he salido de mi
asombro al considerar no sólo los horrores
de una guerra, sino de que esa guerra se
produjese entre hermanos y vecinos, entre
compatriotas. Elvira Bossana, durante la
flor de su juventud, en vez de divertirse y
Miguel Aranguren
Escritor y artista plástico español. Colaborador para El Mundo, Telva,
el Correo y Alba, entre otros medios europeos. La hija del Ministro es su reciente y última novela publicada.
www.miguelaranguren.com.
Invierno 2009 Página 61
La hija del ministroestudiar, se vio empujada por los aconte-
cimientos a la primera línea de una Espa-
ña dividida, en la que se gestó una de las
más dramáticas persecuciones religiosas
de toda la Historia. Sus ojos adolescentes
fueron testigos de desapariciones, juicios
sumarísimos y asesinatos justificados por
la causa revolucionaria. Su propia vivienda
fue asaltada mientras su padre purgaba
el delito de mantenerse fiel al Rey en una
checa estalinista, donde sufrió todo tipo de
vejaciones. Aquella vivienda que había sido
hogar feliz para doce hijos y el remanso
que buscaban los amigos transformó sus
salones y habitáculos en oscuros cuartos de
tortura. La ley y el orden habían desapare-
cido de Madrid, convertida en capital de la
anarquía y la brutalidad.
Me he preguntado muchas veces, gracias
a La hija del ministro, qué se necesita para
que un país caiga por el tobogán aciago
de una guerra civil, de un enfrentamiento
sin cuartel entre personas que, hasta hace
bien poco tiempo, se respetaban y hasta
se manifestaban aprecio por compartir
historia, suelo y bandera. Y los hechos me
responden que es demasiado fácil empujar
las pasiones del hombre: que basta la irres-
ponsabilidad de quienes nos gobiernan, o
de quienes ejercen la oposición política,
para desviar el impulso común, con el que
pretendemos que la sociedad avance, para
transformarlo en un odio sorprendente ha-
cia quienes se estigmatiza con proverbial
capricho. En el caso de la España de los
años treinta, aquel estigma cayó sobre la
Iglesia católica. Fue como si algunos repu-
blicanos necesitaran de un monstruo en
el que verter todas sus pesadillas. Por eso
ardieron con saña tantos templos y tantas
obras artísticas de carácter sacro. Por eso,
el martirologio se multiplicó con miles de
hombres y mujeres que ofrecieron el per-
dón como respuesta a tales agravios.
Todo gobierno precisa conocer con fineza
los resortes de la naturaleza humana. Y la
Historia, en este sentido, es la mejor maes-
tra. Nadie puede jugar con los sentimientos
básicos de la gente. Patria, libertad, vida y
familia son realidades muy delicadas, de
cariz sagrado, con las que no conviene ha-
cer experimentos de alquimia.
Página 62 EMPRESA Nº194
e m p r e s as o c i e d a d
Contra el igualismo
teófilo gonzález vila
Teófilo gonzález vila es doctor en filosofía. Fue director general de Coordinación y de la Alta Inspección del Ministerio de educación y Cultura de españa. Catedrático de Filosofía y escritor.
La palabra igualismo no está en el Dicciona-
rio. No la busque. Pero me parece necesaria
para designar la realidad a la que la aplico.
Llamo igualismo a la “doctrina” o posición
según la cual la igualdad constituye un bien
absoluto en todos los ámbitos, planos y re-
laciones, en todo momento y lugar, en todos
los aspectos y circunstancias. El igualismo,
en su reverso, condena de manera absoluta
y a priori cualquier desigualdad y, dentro
de este engrudo conceptual, considera que
toda diferencia es injusta desigualdad.
Igualista será, obviamente, el defensor o la
defensora del igualismo.
Pronunciarse contra el igualismo no es,
pues, pronunciarse contra la igualdad sin
más, sino contra una falsa concepción de
la igualdad, la que la convierte en un va-
lor absoluto. Cuando el carácter absoluto
de un valor, en este caso el de la igualdad,
constituye un verdadero dogma (laico) del
pensamiento oficial (y mediáticamente do-
minante), nadie se atreverá a hacer pregun-
tas, distinciones y precisiones que puedan
ponerlo en cuestión. Y, quienes están en
determinados puestos y circunstancias se
manifestarán especialmente fervorosos al
proclamar y defender tal dogma, no sea que
resulten sospechosos de herejía si no ponen
en el empeño particular entusiasmo.
En cierta ocasión, al comenzar una charla
ante un auditorio, en el que, me sospecha-
ba, había bastantes “igualistas”, dije: “Yo
no estoy de acuerdo en que todos seamos
iguales. La prueba de ello está en que todos
ustedes son más altos, guapos y listos que
yo”. No cayó mal la observación. No tenía
que ser verdad en todos los casos. Pero bas-
taba lo dicho para hacer caer en la cuenta
de algo tan sencillo como que la igualdad
será una realidad y un bien en unos casos y
no lo será en otros.
Sustancialmente iguales y accidentalmente diferentes
Luego expuse una doctrina que me parece
fundamental en relación, concretamente
con la igualdad de las personas. Según la
única concepción de persona en la que
puede fundamentarse una convivencia en
verdad humana, la misma ética común
de la justicia y de la democracia, todas
las personas somos sustancialmente
iguales, en cuanto poseemos las mismas
notas esenciales que determinan a un ser
personal; esto es, dotado de inteligencia-
voluntad-libertad. Y somos, en cambio,
accidentalmente diferentes. En el sentido
que aquí resulta adecuado, lo sustancial
es más importante que lo accidental. En lo
sustancial somos iguales, de igual digni-
dad, merecedores de igual consideración y
respeto; por muchas y llamativas que sean
nuestras diferencias accidentales (muy
llamativas son las diferencias accidentales
entre la persona que está tirada en la calle
y la que pasa rodeada de escoltas en un
lujoso coche). Esas diferencias no impiden
la igualdad en su dignidad de personas. Lo
triste del caso está en que lo que se ve y
llama la atención son las diferencias acci-
dentales y tratamos a las personas precisa-
mente según esas diferencias.
Muchos y muchas “igualistas”, que se llenan
la boca de igualdad, no solo no respetan la
igualdad sustancial de todas las personas,
sino que llegan a negarla descaradamente en
aquellas que les resultan extrañas, desagra-
dables, molestas, por causa de diferencias
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accidentales o por las circunstancias externas
en que se encuentran. Esas circunstancias,
por las que no se tiene la misma considera-
ción y respeto a todas las personas, son muy
diversas y varían en importancia: la falta de
higiene, de belleza, de salud, de saberes, el
aspecto raro, la lengua extraña… Hay quienes
llegan a negar sin más la condición esencial
de personas y a considerar sencillamente
eliminables a aquellos cuya diferencia acci-
dental más notoria consiste en estar en una
determinada fase de la propia existencia per-
sonal (la prenatal, la terminal…).
La inmoralidad y la estupidez
Por eso es importante formular claramente
y tener siempre presente la siguiente tesis:
Negar las diferencias accidentales entre
las personas (p.ej.: estatura, color, belleza,
dinero, posición social) por el hecho de que
sean sustancialmente iguales, es el colmo
de la estupidez. Pero negar la igualdad fun-
damental entre las personas por el hecho
de que sean accidentalmente diferentes es
el colmo de la inmoralidad.
A veces la inmoralidad y la estupidez van
juntas. Es más, tengo para mí que una
de las armas más poderosas que mane-
ja con mayor frecuencia el anticristo es
precisamente la estupidez; la estupidez
radicalmente inmoral que supone negar la
realidad. Y cuando digo “realidad” no me
refiero a la que el cínico dice que hemos
de ajustarnos para ser realistas -aunque
sea la realidad a la que se refiere Mounier:
el injusto desorden establecido- sino a la
realidad en el sentido que tiene para Zubiri.
Y añado: Estar contra la realidad es estar
radicalmente contra el Creador y su Cristo.
Hoy hay muchos y muchas “igualistas” que
están, por lo que se ve, “enfadados” con
el Mundo y rabiosamente empeñados en
corregir sus deficiencias (las del Mundo),
por ejemplo: las diferencias sexuales y sus
consecuencias. Y como empeñarse en co-
rregir el mundo es empeñarse en corregir la
realidad de la Creación, es por eso que tal
igualismo inmoral y estúpido es un exce-
lente peón del anticristo. ¡No al igualismo!
¡Sí a la realidad, a la verdad, a la igualdad
sustancial de todas las personas en su igual
dignidad!
s o c i e d a d
Negar las diferencias accidentales entre las personas (p.ej.:
estatura, color, belleza, dinero, posición social)
por el hecho de que sean sustancialmente
iguales, es el colmo de la estupidez. Pero negar la igualdad fundamental
entre las personas por el hecho de que
sean accidentalmente diferentes es el colmo de
la inmoralidad.
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oración por la patria Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.