revista hoy la universidad - número 5 - mayo 2011

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Revista HOY la Universidad es una publicación cuatrimestral de la Universidad Nacional de Córdoba que pretende impulsar, difundir y poner el trabajo universitario al servicio de la comunidad, haciendo hincapié en el carácter público del conocimiento que en ella se genera. En esta edición, especialistas analizan la ley de educación nacional de Argentina, sancionada en 2006, y profundizan sobre la viabilidad de una escuela más democrática e inclusiva. Además, los científicos repatriados en la Universidad Nacional de Córdoba y un diagnóstico sobre la infraestructura energética argentina.

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JULIA DI RIENZOLicenciada en Pintura egresada de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba, enla que actualmente trabaja como investigadora adscripta. Ha expuesto en distintos espacios cultu-rales de Córdoba capital y en formato digital en dos encuentros internacionales. Su obra es de ca-rácter experimental, utilizando en distintas etapas variedad de medios, técnicas y formatos.Las obras presentes en esta edición pertenecen a la serie Retratos Incompletos. Desplazamientode la representación del rostro como núcleo fundante del retrato particular.

JUAN PAZArtista visual y diseñador, cursó sus estudios la Lic. en Pintura en la Escuela de Artes de la Univer-sidad Nacional de Córdoba. Desde el 2001 realiza exposiciones individuales y colectivas. Participódel taller de análisis, producción y pensamiento en artes visuales, Lectura de Obra 06 y 09. En el2008 participó en las 2ª residencias de trabajo para artistas en la Ciudad de las Artes, Córdoba.Actualmente integra Casa 13 (casa de artistas) como parte del equipo producción y gestión delprograma de Residencias. [email protected]

MARIANA DI RIENZOLicenciada en Grabado egresada de la Esc. de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba.Desde el 2004 al 2010, se desempeñó como Adscripta en distintas materias del Dpto. Plástica dedicha escuela. Su obra se constituye en la intersección arte-diseño, la experimentación con mate-riales y procedimientos diversos. Becaria de los II Encuentros de Análisis y Producción de obra,Fundación Antorchas. Recibió el Premio Estímulo Jóvenes Creadores 2005 en Diseño de Indumen-taria. Diseña y confecciona para el proyecto niño de ule.

EMILSE BARBOSAArtista visual, cursó sus estudios en la Lic. en Pintura en la Escuela de Artes de la Universidad Na-cional de Córdoba. Desde el 2001 realiza exposiciones individuales y colectivas. Participó del tallerde análisis, producción y pensamiento en artes visuales, Lectura de Obra 06 y 09.En el 2009 participó en las 3ª residencias de trabajo para artistas en la Ciudad de las Artes, Cór-doba. Actualmente integra Casa 13 (casa de artistas) como parte del equipo producción y gestióndel programa de Residencias. [email protected]

CECILIA CANDIALicenciada en Pintura egresada de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba,donde cursa una adscripción en la cátedra de Dibujo IV. Su obra toma como disciplina germina-dora el dibujo. En 2010 obtuvo una mención en La Línea Piensa, en el Museo Emilio Caraffa, Cór-doba y una mención en el Premio de Arte Joven de la Fundación Williams (dibujo), en el CentroCultural Borges, Buenos Aires.

ARTISTAS QUE PARTICIPAN EN ESTA EDICIÓN

TapaJuan PazLaberintoCollage y fibra sobre papel18 cm x 21,5 cm2009

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HACIA UNAUNIVERSIDAD

MÁS INCLUSIVALic. AnaMaría Alderete

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SEGURIDAD4

SUPERAR LASFALSAS DICOTOMÍAS

Lic.Magdalena Brocca /Ab. ValeriaPlaza / Lic. SusanaMorales

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ECONOMÍAS DELICTIVAS,COMPLICIDAD POLICIAL YCONNIVENCIA JUDICIAL

Entrevista al Dr. Enrique Font12

EL MISTERIODE LAS TRES FOTOSDr.Horacio Javier Etchichury

18

HACIA UN DEFINITIVOCAMBIO DE PARADIGMA

Dra.Marysel SegoviaDra.María Eugenia Valle

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“LOS POLÍTICOSESTÁN SITIADOS POR

LOS MEDIOS MASIVOS”Conversaciones con elDr. Eugenio Zaffaroni

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CUATRO FOTOGRAFÍAS...TRES MIRADAS 34

UNA CARA INOCULTABLEDEL CAMPO ARGENTINO

Dr. Luis DanielHocsman 36

SOBRE LA CONDICIÓNLABORAL ARGENTINA

Dr. César Arese38

REFLEXIONESALREDEDORDE CUATRO

FOTOGRAFÍASLic. Arturo Borio

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“TOCAR LOS NÚCLEOSDUROS DEL PODER ENARGENTINAIMPLICA DISCUSIONESDE MEMORIA”

60

SIGUIENDOLA HUELLADr. DanielWunderlin

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CLAROSCUROS DELACTUAL MODELOPRODUCTIVOMgter. Gustavo Soto

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ALIMENTOS42

UNA DIETAFUNCIONALDr. Pablo RibottaDr. Alberto León

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UN DERECHOHUMANO ESENCIALMgter. Lidia Carrizo

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EDITORIAL UNC72

Revista de la UniversidadNacional de Córdoba

Autoridadesde la UNC

Rectora:Dra. Carolina Scotto

Vicerrectora:Dra. Hebe S. Goldenhersch

Secretario General:Mgter. Jhon Boretto

STAFF

Dirección Editorial:María José Quiroga,Prosecretaria de Comuni-cación Institucional, UNC.

Producción y edición:Leandro GroshausGino MaffiniAriel Orazzi

Edición fotográfica:Ariel Orazzi

Diseño Gráfico:Área de Diseño,Producción Gráficay Editorial, UNC.

Colaboraron en estenúmero:Ana Sol AldereteCorrección:Mariana Pirra

Revista cuatrimestral edi-tada por la Prosecretaríade Comunicación Institu-cional de la UniversidadNacional de Córdoba.ISSN: 1667-6289Propietario: UniversidadNacional de Córdoba. Av.Haya de la Torre s/n, Pabe-llón Argentina, Ciudad Uni-versitaria, X5000GYA,Córdoba.Redacción: Av. Haya de laTorre s/n, Pabellón Argen-tina, Ciudad Universitaria,C.P. 5000, Córdoba.Tel: 0351 - 4334069/[email protected]

Impreso enArcángel Maggio S.A.

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El pasado 9 de marzo, el Consejo Superior (HCS) denuestra universidaddejó sin efecto laOrdenanzaNº 5/90y dispusoque los gastos atendidos por la contribución es-

tudiantil sean afrontados, desde ahora en adelante, por el presu-puestonacional otorgado a laUNC.Esta decisiónmarca unhitoen la ampliacióndederechos sociales y reafirma la responsabilidaddel Estado en el sostenimiento de la educación universitaria pú-blica y gratuita.

EL ORIGENDE LA CONTRIBUCIÓN

Durante la década del 90, la política oficial en relación a la educa-ción superior fue adecuada, por las autoridades nacionales, a lasexigencias y proyectos planteados por los organismosmultilate-rales de crédito. Estos cambios suponían unamirada de la educa-ción pública desde una visión exclusivamente economicista, quecentraba sus preocupaciones en parámetros de eficiencia en elmanejo de los recursos.Desde esta clave de lectura, el sistema deeducación superior argentino se mostraba anacrónico e inefi-ciente, y el derecho de la población al acceso a una educación su-perior de calidad como un privilegio que debía ser solventadopor sus eventuales “usuarios”.

El mecanismo aplicado por el EstadoNacional para implemen-tar algunas de las transformaciones propuestas fue el ahogo pre-supuestario como instrumento de presión –para que lasuniversidades debieran salir en búsqueda de los fondos necesa-rios y garantizar su mínimo e indispensable funcionamiento– ylas reformas legales, como la Ley de Educación Superior apro-bada en el año 1995 que, entre muchas otras reformas, abrió elcaminopara la búsqueda de recursos quepuedan garantizar el au-tofinanciamiento. Si bien las universidades nacionales resistieronenmenor omayormedida estas transformaciones, la implemen-tación de las políticas neoliberales impactó demodomuy nega-tivo en todo el sistema universitario.Con respecto a nuestra universidad, el presupuesto alcanzaba es-casamente para el pago de salarios y de serviciosmínimos provo-cando, en muchos casos, interrupción de las suscripciones arevistas científicas, disminución abrupta de compra de libros y deinsumos para trabajos prácticos y un marcado retraso tecnoló-gico.También se vio afectada la obra pública y el mantenimientoedilicio y de infraestructura. Tampoco fue posible garantizar losbeneficios de salud, deportivos y académicos para unamejor ca-lidad de vida estudiantil. En ese contexto, los aportes provenien-tes de la contribución estudiantil fueron utilizados para cubrir,en la medida de lo posible, esta situación.

HACIA UNA UNIVERSIDADMÁS INCLUSIVA

Por Lic. Ana María Alderete*

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RECUPERANDO DERECHOS

El cambio de época trajo consigo, por parte del nuevo gobiernoy las autoridades del área educativa, una concepción que recu-peró la idea de una educación pública, que lejos de concebirsecomoun servicio disponible para quien pueda solventarlo, puedaser entendida como el derecho inalienable de cualquier ciuda-dano. Es así que entre 2002 y 2010 el presupuesto educativo au-mentó en un 585%; esta situación permitió que en la UNC serecuperara la función indelegable del Estado de sostener la edu-cación pública, que nunca debería haber resignada.El Estatutode laUNCestablece en suArt. 82: “El ingreso, comoasí también el desarrollo de la enseñanza, serán completamentegratuitos. Serán de aplicación los principios constitucionales degratuidad y equidad”. Estos principios deben ser interpretados, enel ámbito de lo público, comoel deber indelegable del Estadodegarantizar la igualdad de oportunidades mediante el financia-miento genuino. A su vez, la Ley de Educación Superior Nº24.521 establece en suArt. 4º inc. e), que son “objetivos de la edu-cación superior: profundizar los procesos de democratización enla educación superior, contribuir a la distribución equitativa delconocimiento y asegurar la igualdad de oportunidades”, y me-diante la Ley de Financiamiento EducativoNº 26.075, el Estadoestá comprometido a destinar almenos los recursos equivalentesal 6%del PBI al financiamiento del SistemaEducativoNacional.Teniendo comomarco estos principios, la nuevaOrdenanzaNº1/11 reafirma con fuerza la gratuidad de los estudios universita-rios estatales y reconoce la indelegable funcióndel Estado en sos-tener la educación superior pública. Por otro lado, proporcionanuevos canales de aportes voluntarios, no sólo para alumnos sinotambién docentes, egresados y otros actores, para el apoyo a pro-gramas específicos asegurando la transparencia en la administra-ción de los recursos. Respecto de las personas jurídicas, se toma

el recaudoque sus donaciones deberán ser aprobadas por elCon-sejoDirectivo de la Facultad a la que se aporte. Se establece conclaridad el destino de los fondos: “financiar, solidariamente y concriterios de equidad, becas para estudiantes, apoyo a actividadesextracurriculares y a complementar, subsidiariamente, la comprade equipamiento de uso común para el mejoramiento de la en-señanza”.En síntesis, en su sesión del 9 de marzo, al discutir y aprobar laOrd. 1/11, elHCSno circunscribió su debate a la derogación dela Ordenanza 5/90, tema importante por tratarse de un instru-mento testimoniodeotra época, deotras realidades, de otra pers-pectiva y de una universidad que ya no tenemos, sino que sedebatió y se tomóuna clara decisión sobre la irrenunciable gratui-dad de la enseñanza y el financiamiento genuino de los gastos defuncionamiento de nuestras unidades académicas.Este paso dado por elHCS es la continuación de las políticas deinclusión que se desarrollan en la UNC desde 2007, con un sig-nificativo aumento del número y montos de becas, de la especi-ficidad de las mismas intentando llegar a aquellos que más lasnecesiten.La gratuidad de la enseñanza superior es una virtud de nuestrosistema educativo que nos distingue como país y que desde quese aprobó se convirtió en unode los principales canales demovi-lidad social. Debemos seguir luchando por un presupuesto quepermita sostener los costos de la educaciónpública, hacer una re-alidad la gratuidad y la inclusión con calidad y trabajar para sos-tener proyectos de desarrollo, que nos permitan crecer.Es necesario retomar estos caminos para que nuestra universidadsea cada vez más inclusiva y favorecer el ingreso y permanenciaen ella de aquellos sectoresmás vulnerables

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Julia Di Rienzo. Nemeln nüyün (Palabra terremoto). Serie “Retratos Incompletos”...Detalle. Quince hexágonos de cobre plegado (diámetro 4 cm). 2010.

[*] Secretaria de Asuntos Estudiantilesde la UNC.

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SEGURIDAD

El tema de la seguridad es uno de los más recu-rrentes en los medios masivos de comunica-ción y el principal problema a resolver según la

consideración pública mayoritaria. Sin embargo, a lahora de ensayar respuestas o planificar posibles solu-ciones, comienzan a surgir posiciones que, o sostienenla necesidad de dotar a las fuerzas represivas demayorlibertad de acción –a costa de restringir derechos y ga-rantías civiles–, o creenque el problemade inseguridadsólo será posible de resolver cuando los niveles de po-breza y desigualdad social desaparezcan o se reduzcandrásticamente. En elmedio de estas dos posiciones an-tagónicas existe unmundopocas veces explorado poraquellos que expresan la necesidad de afrontar el tema.

En este espacio, lleno de complejidades y claroscurosque ponen en cuestión lasmiradas binarias, se encuen-tran algunas claves imprescindibles para entender y,principalmente, afrontar una problemática que, en unaño electoral, seguramente estará presente en la agendapública.Ante esta realidad,Hoy laUniversidadproponeunrecorrido, dondedocentes e investigadores de laUNCponen en juego sus experiencias, estudios, trabajos yconceptos, a modo de compartir las mejores herra-mientas disponibles para un abordaje serio y efectivode las políticas de seguridad necesarias para construiruna sociedad segura, integrada y democrática.

Julia Di RienzoK´uchi Thawti (Ágil protestón/a).Tuytuy Tutamanta (Nadar de madrugada).Serie “Retratos Incompletos”...Detalle. Hoja de Gillette, sobre de papel mantecaPequeño formato, medidas variables. 2010.

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Lic. Magdalena Brocca / Ab. Valeria Plaza / Lic. Susana Morales*

[Hacia una discusión compleja y profunda sobre seguridad]

La (in)seguridadno es un fenómenonuevo en la historia argentina niuna excepcionalidad propia de

nuestro país. Tampocoque el Estadopro-cure proveer seguridad –almenos simbó-licamente– a través de la política criminal:una de las funciones básicas del Estadomoderno es precisamente ésta, basta ana-lizar los estudios acerca de nuestra historiareciente para ver que es la lógica conque sehan construido las diferentes estrategiasde “seguridad nacional” (sea cual fuere sutiempo y lugar de implementación).Pero en la actualidadpretender definir unaúnica nociónde seguridado inseguridad esuna tarea estéril. Tanto en el plano nacio-nal comoen el internacional, el debate pa-rece reducirse a unadialéctica entremiedoy peligro, y a la consecuente necesidad deseguridad que aquella dialéctica genera,sin importar cuáles son los objetos del te-mor ni la comprensión del peligro que re-fiere a aspectos de la vida muy disímiles.Además, según el adjetivo con el que se laacompañe (ciudadana, nacional, privada,comunitaria, humana) puede referirse adiferentes problemáticas, condistintos ac-tores intervinientes y órbitas de aplicación.Loque de algunamanera unifica estas no-ciones es el componente de temor omiedo frente a una amenaza o pérdida, elreclamo al Estado de una respuesta y laformadeterminada enque el Estado actúafrente a este reclamo.En esta nota pretendemos entonces com-plejizar algunos lugares comunes en tornoa la noción de (in)seguridad, analizandolas variables que intervienen en la configu-ración actual del fenómeno, para poder

pensar qué respuestas estatales correspon-den a determinadas demandas.Para ello es importante destacar que enArgentina –al menos en el plano nacio-nal– y en otros países de Latinoaméricaen los últimos años se verifica un procesode abandono del modelo de Estado neo-liberal y la recuperación del papel del Es-tado. En este sentido, se puedeobservar unavance en el reconocimiento de derechosen diferentes planos (asignación universalpor hijo, recuperación de las paritarias, ju-bilaciones) yun abandonopaulatinodel re-curso penal y represivo comoúnica formade resolver los conflictos sociales. En estecontexto, la coyuntura nos exige actualizarnuestras lecturas para poder realizar comouniversitarios aportes pertinentes. Es in-negable que nos encontramos en un con-texto diferente al de décadas anteriores(sobre todo al de los años 90) y, además,que nuestro contexto latinoamericano esmuy diferente al panorama actual euro-peo, en donde el auge punitivo –sobretodo ante el fenómeno inmigratorio– ge-nera debates que si bien nonos son ajenos,nopuedendemodo alguno transpolarse anuestra realidad. El desafío, entonces, esgenerar reflexiones locales capaces de darcuenta de la complejidad del proceso alque asistimos.

Entre la demagogia punitivay las modificacionesestructurales a largo plazo

Consideramos importante complejizar y asu vez especificar dequéhablamos cuando

hablamos de (in)seguridad.Así, en primerlugar pretendemos no reducir el análisis auna concepción tradicional o restringidade la seguridad, que generalmente es laque se difunde desde los medios masivosde comunicación y que subyace en la po-lítica de seguridad provincial. Desde estamirada se analiza la cuestión en términosreduccionistas, teniendo en cuenta cen-tralmente al delito callejero, y se dejan deladootros delitos como los económicos otributarios y las economías delictivas comoel narcotráfico, venta de armas, robo auto-motor, trata de personas, etc., que por sumagnitud y estructura organizativa, mu-chas veces son los quemás violencia e “in-seguridad” producen.Desde esta perspectiva se plantea el pro-blema en términos de defensa social yaque las conductas que generan inseguri-dad son atribuidas generalmente a las cla-ses populares, especialmente a los jóvenes.Roberto Bergalli (2006: 3) considera quedesde esta concepción se utiliza la violen-cia penal hacia situaciones que básica-mente no revisten esa entidad, y se la dirigea grupos de personas con característicaspropias de una nuevamarginalidad, cons-truyendonuevos estereotipos de crimina-lidad. La acción represiva hacia ciertos gru-pos sociales se evidencia claramente en lapolítica de seguridad implementada ennuestra provincia, en la que los jóvenes de-finidos como “productores de inseguri-dad” son los destinatarios privilegiados dela represión policial, ingresando en la cate-goría de “no-personas”. Esta despersonali-zación constituye una sistemática nega-ciónde su condiciónde sujetos portadores

CONTRA FALSAS DICOTOMÍASY ARGUMENTOS FALACES

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Julia Di Rienzo. Khiskakhiska huayra ankalli (Espinoso/a viento insurgente). Serie “Retratos Incompletos”...Alfileres plateados (3 cm) en piel sintética negra brillante (11 x 7 cm). Detalle. 2010.

de derechos que se concretiza, por ejem-plo, en las cotidianas detenciones por con-travenciones. En toda la provincia, duranteel año2010 laPolicía efectuó54.500 arres-tos; cerca de la mitad (49%) afectaron ajóvenes menores de 25 años; y para Cór-doba capital, el porcentaje se eleva a casi el70%.Esdecir, la política tradicional de seguridadse funda en la identificación de un sectorcaracterizado como los productores de la(in)seguridad –jóvenes de sectores popu-lares– sobre los que se aplica la fuerza re-presiva del Estado como forma de solu-ción a los conflictos sociales.En la vereda opuesta y como respuesta aeste tipo de políticas represivas, se sostie-nen líneasmuy generales, que sólo insistenen la necesidad de políticas sociales de in-clusión o que incluso niegan el problema.

Este es otro riesgo sobre el que alertamos,ya que en algunos casos se amplía tanto lanoción de seguridad que se la construyecomo un sinónimo de derechos huma-nos.Desde esta mirada “amplísima” y progre-sista de la (in)seguridad se siguen almenosdos consecuencias. Por un lado se corre elriesgodenaturalizar la identificación entrepobreza y delito al sostener que sólo la in-clusión social y la eliminación de las desi-gualdades nos librarán del delito. Y porotro lado, el riesgo de no asumir la seguri-dad comounbienpúblicoquehace a la ca-lidad de vida de los ciudadanos, especial-mente de aquellos sectores que menosrecursos tienen y no pueden pagar unacostosa seguridad privada. Marginándo-los en un espacio social y urbano que, pordeteriorado en la garantía de derechos bá-

sicos, favorece condiciones socialmentedañinas y los convierte en víctimas de lasprivaciones vitales y de los delitos conven-cionales, además de ser el blancopreferen-cial para convertirse enmanodeobrade laseconomías delictivas.De este modo, es un planteo que impidedefinir acciones concretas que avancenaquí y ahora en la intervención frente alproblemadel delito dentrodeparámetrosdemocráticos y legales.Estas posturas son insuficientes para reali-zar aportes sustanciales al complejo pro-blema y sobre todo son incapaces de dia-logar con la preocupación legítima queexiste en nuestra sociedad, por esto es ne-cesario superar las dicotomías que han ca-racterizado a las políticas públicas de segu-ridad: aquellas estrategias cuyas únicasrespuestas son las ligadas a las instituciones

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del sistema penal (es decir, las fuerzas po-liciales y los sistemas judiciales) y, por elotro, las posiciones que niegan la posibili-dad de abordar el problemahasta tanto semodifiquen las condiciones estructuralesy por ende carecen de estrategias para daruna respuesta política a la (in)seguridad(Betranou yCalderón, 2008: 18).

La incapacidad del sistemapenal para resolver conflictos

La incapacidad del sistema penal para darrespuesta a estos tipos de conflictos estáampliamente probada. En primer lugar,sólo puede intervenir sobre los efectos, esdecir limita su abordaje al momento de lacomisión del delito, olvidando que existeun “antes” y concentra sus respuestas enun “después” limitado a la aplicación desanciones punitivas a los infractores. A suvez, ignora los procesos socio-estructura-les que generan las situaciones conflicti-vas, excluyendo las variables biográficas delos potenciales transgresores. Por otrolado, el supuesto de un actor como un serracional ideal, que calcularía costos (de lapena) y beneficios (del delito), ignora losaspectos “positivos” que ciertas transgresio-nes tienen para esosmismos actores.Pero no se trata sólo de insuficiencia teó-rica, sino práctica. EnCórdoba, no sólo seincrementó exponencialmente el númerodedetenciones porCódigodeFaltas, sinoque además se incrementó fuertementela población carcelaria (por delitos). Undato a remarcar aquí es que de los 5.375presos que había en el año 2008, 2.850 co-rresponden a delitos contra la propiedad ysólo 999 a delitos contra la persona. Elresto corresponden a otros delitos. Y deltotal de presos, 2.643 estaban condena-dos, mientras que 2.732 eran procesados.O sea que más de la mitad aún no habíansido declarados culpables por la justicia.Además, según diferentes análisis delPNUD,no existe ninguna correlación en-tre aumentode la tasa de encarcelamientoy la reducción del crimen, sino por el con-trario una profundizaciónde las condicio-nes de violencia en la sociedad, ya que laspolíticas demano dura empujan a conso-lidar las tramas del delito organizado. La

tasa de delitos enCórdoba en 2006 era de4.054,40 cada 100mil habitantes (un totalde133.093 delitos) y en 2008 –últimas ci-fras oficiales disponibles– de 4.307,73(143.880). Es decir, que pese a la imple-mentación de la “guerra contra el delito”que se viene realizando ennuestra provin-cia1, la tasa de delitos registrados noha dis-minuido.Loque sí se puedenotar es un fuerte incre-mento de personal policial. Si considera-mos lamultiplicación del presupuesto delárea Seguridad, a través de la incorpora-ción de agentes, vuelve a aparecer la pocaincidencia de estas políticas sobre el fenó-meno que se pretende abordar. Según uninforme del diario Comercio y Justicia, elsector quemás personal incorporó la ges-tión del gobernador Schiaretti es el de se-guridad, enparticular, la Policía provincial:de 18.808 agentes se pasó a 27.793. Estos8.985 nuevos empleados representan el47,7%más respecto de la planta existenteal iniciarse la gestión.Dehecho, el 44,2%delos nuevos empleados fue al área de segu-ridad.Consideramos entonces que las actualesformasde control y prevenciónde la crimi-nalidad y de producción de seguridad im-plementadas en Córdoba resultan cadavezmás ineficaces, ineficientes, inequitati-vas y violentas. Es decir, que no sólo setrata de un paradigma cuestionado en suconstitucionalidad, sinoque su ineficienciaestá ampliamente probada.

“No creció el delito,es una sensación”

Hayun elementoparticularmente signifi-cativodel debate, que en la criminología seplantea como la diferencia entre la inse-guridad objetiva (es decir, la probabilidadde ser víctima de un delito según algunasvariables como edad, sexo, situación so-cioeconómica, lugar de residencia) y la in-seguridad subjetiva, vinculada a aquellassensaciones que generaría el miedo al de-lito.La sensación de inseguridad tiene ciertaautonomía respecto del delito y una ló-gica específica que incorpora otros ele-mentos que complejizan su comprensión.

Miguez e Isla plantean que la sensaciónde inseguridad, ademásdelmiedo al delito,incorpora como elementos centrales elprocesode fragmentación social y sus efec-tos sobre las instituciones públicas: cómosonpercibidas por la sociedad institucionesesenciales para la seguridad como la Poli-cía y la Justicia, que son a la vez centrales ala legitimidad de un Estado de derecho(Miguez e Isla, 2010). Los medios tam-bién aparecen en la construcción de estasensación, a través de la enfatización dedelitos violentos por sobre otros y por lapuesta de situaciones y modalidades de-lictivas locales a nivel nacional.A su vez, esta dimensión subjetiva de la in-seguridad también pone sobre la mesacuestiones vinculadas a las transformacio-nes y cambios profundosde la vida urbana:la redefiniciónde los espacios públicos quese gestionan con lógicas privadas, los mo-dos de circulación y de encuentro, hacendel espacio urbano un espacio que se vivecomo potencialmente peligroso. Por úl-timo, la falta de infraestructura urbana decalidad en torno a cuestiones básicas comoalumbrado y limpieza de espacios verdes,contribuyen a la idea de una ciudad hostil.Las cuestiones vinculadas al género tam-bién son constitutivas del sentimiento deinseguridad. Hay espacios que aparecencomo exclusivamente masculinos y, porlo tanto, como potencialmente peligro-sos.Todas estas dimensiones contribuyen apensar que la sensación de inseguridad esmás que el temor al delito. También, quees una dimensión que reclama políticaspúblicas que no son las mismas que re-clama el problema del delito en sí, sinoque sonpolíticas de intervenciónurbana ysimbólica que exigen trabajarse desde unaperspectiva de inclusión y democratiza-ción del espacio público. Y a su vez, nohay posibilidades de que ninguna acciónpolicial disminuya el temor si previamenteno hay un aumento en la confianza haciaesa institución (Kessler, 2007).Los medios de comunicación contribu-yen a la construcción de esa sensación deinseguridad. La lógica por la cual las noti-cias sobre el delito y la violencia ocupanunespacio importante tanto en la informa-

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ción como en la ficción, tiene una largatradición en la historia de nuestrosmediosy va de la mano de la consolidación de laprensa en el país. Sin embargo, hoy, losmedios constituyen undispositivo centralen la construcción de lo público, de eseespacio compartido en el que se ponen enjuego, demanera contradictoria, las imáge-nes sobre sí mismo y sobre el orden dequienes integran una sociedad (Mata,2011).Esta centralidad no habilita reconocer deningún modo autonomía o soledad, noson los únicos espacios de producción decultura y de lo público (Mata, 2011). Elhecho de asumir que los medios son lacausa del temor tiene consecuencias in-

mediatas centralmente: oscurecer las otraslógicas sociales y otros actores con los quese relaciona. Así, mientras se reduce a losmedios la causalidad de las sensaciones deinseguridad y las estigmatizaciones, se dejademirar las lógicas políticas (de los pode-res ejecutivo, legislativo y judicial) sobrelas que ellas se asientan2.Discutir con la idea de una determinaciónde losmedios sobre las sensaciones no sig-nifica, deningúnmodo, dejar de reconocerel enorme poder para producir significa-ciones sociales hegemónicas. Tanto porsu enormeubicuidad comopor la enormemodelación cultural por la cual esos me-dios nos interpelan desde un poder quereconocemos como legítimoen tantonos

constituimos como público, como rasgoidentitario de pertenencia. En este sen-tido, sí es relevante discutir las lógicas deproducción informativa, la compleja rela-ción que existe entre la actividad periodís-tica y los condicionantes económicos ytemporales de la dinámica periodística, loscircuitos deproducciónde información, lavinculación con las fuentes (hoy, la policía),la selección de hechos, la nula profundiza-ción y contextualización.Si entendemos que los medios son unaparte constitutiva del espacio público, nopodemosdejar de discutir las políticas cul-turales que permitan que losmedios tam-bién aporten a construir otras concepcio-nes de seguridad, democráticas e inclusivas.

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¿MÁS SEGURIDADES MÁS POLICÍA?

La restricción neoliberal de la seguridada la cuestión del delito impide ver hastaqué punto es una demanda social que enmuchos casos está relacionada conun re-clamodemásEstado. Si durantemuchotiempo el Estado se redujo casi a un Es-tado Policial, ¿cómo no reclamar al casiúnico segmentodel Estadopresente –lapolicía– en la vida cotidiana?En nuestros países existe una larga tradi-ción de delegar a las fuerzas policiales eldiagnóstico y la organización en la inter-vención del conflicto social. Así, la segu-ridad pública configuró una esfera con-trolada y gestionada exclusivamente porla policía, sobre la base de criterios defini-dos de manera autónoma y corporativaque se aplican sin la intervención ni con-trol de otras agencias estatales. A su vez,nuestras policías heredaron de las dicta-duras unaorganización fuertemente ver-tical ymilitarizada. Su estructura ymovi-lidad interna guardan una improntacerrada, que no se asienta en parámetrosde profesionalidad y desempeño, sino enla definición de las cúpulas de la fuerzaorientadas a su propia autoconservación.Los procesos democráticos no sólo norevirtieron estas tendencias sinoquepro-

fundizaron su autonomizaciónpolítica yeconómica (Saín, 2001).La policía, como ámbito principal de se-lección del proceso de criminalizaciónsobre el que se asientan las agencias judi-ciales y penitenciarias, cuenta con unaenorme y significativa capacidad discri-minatoria sobre las personas que casisiempre se reduce a un conjunto alta-mente vulnerables y sujeto a una crimi-nalización estigmatizante.Sin embargo, el poder de control socialde las agencias policiales no reside en loscasos efectivamente conocidos y abor-dados, sino en el conjunto de acciones yprocedimientos de controles paralelos,colaterales o puestos en práctica con elpretexto de la aplicación de la ley o de la“prevención”. Las detenciones por con-travenciones, el registro de personas de-tenidas, la vigilancia de espacios diversos,les brinda la posibilidad de un conjuntode atribuciones arbitrarias que caen fuerade toda forma de control o revisión ins-titucional y les proporciona un podermucho más relevante que el atribuidoformalmente.Cuando la política delega en la policía laresponsabilidad de la seguridad para unfenómenoquenecesita saberes y actoresdiversos, renuncia a intervenir en la com-plejidad del conflicto. En este sentido, es

necesario empezar a discutir cómo se re-cupera la conducciónpolítica de la segu-ridad.Es necesario revertir el proceso de auto-nomizaciónque se refleja en la discrecio-nalidad y arbitrariedad de estas fuerzas.El Estado necesita recuperar un rol pro-tagónico en el diseño e implementaciónde políticas de seguridad en un sentidoamplio y el control político de la policíapara que se la reconozca comouna insti-tución capaz de intervenir frente a lacuestión de la seguridad (Saín, 2001,2007).Unprocesode este tipo aparece en algu-nas iniciativas del gobierno nacional ac-tual, con la revisión de la estructurainterna de la Policía Federal y la elabora-ción de protocolos de intervenciónfrente a diferentes tipos de conflicto:protesta social, trata de personas, narco-tráfico y en los lugares donde se come-ten delitos frente a la sistemáticaalteraciónde elementos clave, control dela comunidad sobre el accionar policial.Queda por ver qué sucede con las poli-cías provinciales, sobre todo porque ennuestra provincia aparece siempre la sa-lida represiva como única forma de re-solver los conflictos.

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¿Más represión o másEstado y más participación?

En general, las políticas represivas imple-mentadas tienen su fundamentomásme-diato en “el reclamo de la gente”. El incre-mento de las penas en el Código Penal, laconstrucción de más cárceles o la dota-cióndemás armamento a la policía, se jus-tifican porque se alega una supuesta de-manda social. Creemos que también éstees un argumento falaz.La demanda social de castigo es un fenó-menoque ha sido investigadodesde el na-cimientode los estudios sociales y no es ensí misma negativa o positiva. En conso-nancia con loquemuchos autores de la cri-minología crítica plantean, el castigo es unfenómeno social y su análisis debe cen-trarse en las interacciones de actores socia-les que demandan y legitiman las decisio-nes públicas en relación al castigo. Así,frente a una demanda de castigo de deter-minada comunidad, no existe una únicarespuesta posible por parte delEstado sino

que éstas han ido variandohistóricamentey de sociedad a sociedad.El reclamo social de castigar tampoco espropio de un Estado en crisis sino que esfundante de la constituciónmismadel Es-tadomoderno.Al analizarlo es imprescin-dible considerar que el reclamopormás se-guridad puede ser construido como unaestrategia de los sectores dominantes para“gobernar” la conflictividad social3, perotambién pueden ser demandas legítimasde sectores que reclaman al Estado unaintervención eficaz para la resolución deconflictos a los quepor suposición en la es-tructura social o en las relaciones depoder,no pueden hacer frente por sí mismos4.Así, la demanda pormás seguridad y la de-manda social de castigo pueden ser leídascomo mayor presencia del Estado en laresolución de los conflictos, además deuna política criminal que intente resolverpolíticamente el problema de la (in)segu-ridad.Más allá del tono que tome en cada mo-mento la (in)seguridad, tanto en la dimen-

sión objetiva como en la subjetiva, es unproblema real en nuestras sociedades, ycomo tal debe ser abordado seriamente. Elproblema de la (in)seguridad es un pro-blema eminentemente político y políticadebe ser la respuesta que se le dé. Resultaimprescindible elaborar respuestas com-plejas a esta problemática. Asumir la res-ponsabilidad política frente a la seguridadimplica hacerse cargo de las demandas so-ciales y encararlas con seriedad. Y hacersecargodeun fenómeno tan complejo y contantas particularidades propias de su ca-rácter local e histórica y socialmente si-tuado, nunca puede partir de lecturas li-neales o simplistas –como las posturastradicionales represivas–, ni a través de laimportación de políticas pensadas paraotros contextos y, por supuesto, nuncapo-dremos hacernos cargo si partimos de lanegación del problema.Es necesario entonces realizar diagnósticosserios que aborden la complejidad y las di-ferentes aristas que constituyen el campode la seguridad, y elaborar propuestas que

Emilse Barbosa. Estrategias 3. Crayón y tinta china s/ cartón. 2010.

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EL SISTEMA JUDICIAL:UNA ESTRUCTURAAUSENTE EN EL DEBATE

En el debate sobre la (in)seguridad, ge-neralmente se deja de lado a un actorcentral: el poder judicial, encargado develar por el cumplimiento de las leyes yde las medidas del ejecutivo en materiade seguridad, y de “aplicar” con justicia eimparcialidad el castigo penal cuando secomete un delito.Existe la creencia respecto de que la ad-ministraciónde justicia favorece la impu-nidad. Y esto tiene su antecedente en lacomplicidad de este poder con los crí-menes de lesa humanidad ocurridos enla última dictadura, y en la actualidad sealimenta con las escasas investigaciones

judiciales serias y efectivas en cuestionesen las que el poder central o la policíaestán involucradas: los casos de “gatillofácil” impunes y las escasísimas sentenciasa las redes de poder que participan en laseconomías delictivas como robo de au-tomotor, narcotráfico, trata de personas,etc., sonmuestra de ello.Sumado auna lógica que resulta oscura eincomprensible para lamayor parte de lasociedad, el reclamo sobre el poder judi-cial se diluye a la hora de plantear solu-ciones. Se desvanece la importancia desu rol. Generalmente, aparece como unactor incuestionable, que pretende si-tuarse más allá de los conflictos y deba-tes sociales, se trata de un poder que nonecesita dar explicaciones a nadie de susdecisiones debido, entre otras cosas, a la

no elegibilidad de sus cargos, con resa-biosmonárquicos y eclesiásticos no sóloen la conformación, sino en la lógica ri-tual casi litúrgica del sistema (Anitua,2010).Más allá de que esto requiere un debateespecífico, pormenorizado y profundo,es necesario incluir en la discusión acercade la (in)seguridad interrogantes entorno a su accionar y los límites que tienepor la estructura endógena y corporativasobre la que se sustenta. En este sentido,la discusión en torno a una reforma es-tructural del poder judicial en clave de-mocrática es necesaria para podergarantizar la viabilidad de las propuestasde seguridad.

afronten integralmente este problema. Yasí, reconstruir unmodelodeEstadocapazde intervenir en la resoluciónde los conflic-tos con respuestas eficaces y variadas queno se reduzcan a la acción punitiva

1 A través de instrumentos legislativos como laactual Ley de Seguridad Nº 9.235, las cotidianasdetenciones sin orden judicial que autoriza elCó-digo de Faltas Provincial, la instalación de videocámaras en la zona céntrica, el mayor equipa-miento policial de recursos humanos y armas,entre otras.2 En este sentido, vale volver a mirar las denomi-nadas leyes Blumberg. Según el artículo de Cal-

zado yVandenDooren, si bien estas leyes se san-cionan enmediode la puesta en la agendamediá-tica y política de la seguridad y la necesidad deintroducir reformas legislativas para frenarlas, suregistro muestra que “el reclamo ciudadano (ymediático) no impulsó la generación de los pro-yectos legislados en ese período, sino que funcio-naron para el aceleramiento de su sanción (…) Elanálisis de estematerial disiente con una opinióngeneralizada dentro del ámbito académico, quesostieneque las leyes penales sancionadas durante2004 fueron el resultado de una iniciativa llevadaadelante porBlumberg y sus asesores. Por el con-trario, las discusiones de los proyectos de estasleyes fueron iniciadasmeses atrás de lamuerte deAxel. Todo ello complejizó el análisis del caso ynos brindó una idea sobre la función de Blum-berg, quien actuómás comoun factor de acelera-miento de la sanción de los proyectos de ley yapresentados”. (Calzado y Van der Dooren,2009).3 Doctrina de la seguridad nacional, política detolerancia cero, modificaciones espasmódicas ypopulistas del Código Penal, endurecimientode penas como las consecuencias del casoBlumberg, etc.4 Ejemplo de esto son los reclamos de los secto-res populares por unamayor protección frenteamúltiples amenazas, los reclamos de sectorestrabajadores por la penalización de ciertos deli-tos económicos o laborales, o los reclamos delosmovimientos feministas por la configura-ción de las violencias de género como delitos, oel reclamo de juicio y castigo a los responsablesdel terrorismo de Estado.

BibliografíaAnitua, G. I. (2010)Ensayos sobre el enjuicia-miento penal. Buenos Aires, Argentina, EditoresDel Puerto.Bergalli, R. (2006) “Violencia y Sistema Penal.Fundamentos ideológicos de las políticas crimi-nales de exclusión social” en Bergalli, R.; RiberaBeiras, I.; Bombini, G. Violencia y sistema penal.Buenos Aires, Editores del Puerto.Betranou, J. yCalderón, F. (2008) “Introducción”enEstado, democracia y seguridad ciudadana. Apor-tes para el debate. Buenos Aires, Argentina,PNUD.Font, E. (2008) “Intervenciónmultiagencial parael abordaje del delito en el ámbito local” enCua-dernos de Seguridad. Publicación del Consejo deSeguridad Interior,Ministerio de Justicia, Seguri-dad y Derechos Humanos, Vol. Nº 7, Agosto.BuenosAires, Argentina.

[*] Integrantes delEquipo de Investigación:

“Sistema Tecnológico de Seguridad”,dirigido por la Mgter. Ana Correa.

Valeria Plaza y Susana Morales sonbecarias de CONICET.

Magdalena Brocca y Valeria Plaza sonadscriptas en la cátedra de Criminolo-

gía de la Fac. de Derecho y Ciencias So-ciales de la UNC.

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ECONOMÍAS DELICTIVAS,COMPLICIDAD POLICIAL YCONNIVENCIA JUDICIAL

Juan Paz y Emilse Barbosa. Medio-Medio. Fotomontaje, fotografía digital, toma directa. Detalle. 2009.

[Entrevista al Dr. Enrique Font]

EnriqueFont es abogado, docente e investigador de laUniversidadNacional deRosario y desde 2009 coordina la Se-cretaría de SeguridadComunitaria de la provincia de Santa Fe, que desarrolla políticas y programas de participaciónciudadana orientadas a la prevención del delito. Estuvo enCórdoba participando de la presentación del libro Seguri-dad y política criminal desde la perspectiva de los Derechos Humanos, de Valeria Plaza Schaefer y Pablo Semle, editado porla UNC. En diálogo conHHooyy llaa UUnniivveerrssiiddaadd, reflexiona sobre el rol del Estado y las posibilidades concretas de cons-truir e implementar políticas públicas superadoras de las concepciones represivas.

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– La seguridad viene siendo un temamuy presente en la agenda política,mediática y social. Aparece como unode los principales problemas ciudadanos,sin embargo da la impresión de girar casicíclicamente sobre los mismos tópicos.¿Cómo han evolucionado la situación ylos debates en torno a estaproblemática?

– Enrique Font: La aparición de la seguri-dad en la agenda pública y en la de los me-dios responde a un fenómeno que seríaingenuo ignorar, y es que en la segundamitad de los años 90 hubo un aumentode delitos, particularmente de los delitosoportunistas. Lo que en criminología lla-maríamos los delitos de los débiles, come-tidos por personas en situación de vulnera-bilidad, de maneras muy rudimentarias, aveces con ciertos niveles de violencia yotras no. Hubo un aumento, pero hay queser muy cuidadoso, porque es muy difícilmedir las variaciones en los delitos, no hayen la Argentina una tradición que permitamedirla; por ejemplo, la encuesta de victi-mización se empieza a hacer en este paíscuando el delito ya es un problema y entraa la agenda política. Sin embargo, hay algu-nos indicadores que sí podemos tomar,como la tasa de homicidios dolosos, que esun dato bastante fiable dentro de lo que esel delito registrado, y marcan en casi todaslas ciudades del país incrementos relativa-mente significativos. Digo relativamentesignificativos porque si comparamos conlos restantes países de América Latina eincluso del continente y metemos a Esta-dos Unidos en la ecuación, nos encontra-mos que Chile, Uruguay y Argentina sonlos países más bajos en delito, tomandotasas de homicidio. Por otro lado, tam-bién es cierto que de una tasa más o menosbaja –2, 3 y 4 homicidios por cada 100 milhabitantes por año, depende de las ciuda-des– la evolución en la segunda mitad delos años 90 hace un crecimiento que llegaa 10, 12, con picos de 20 y más en algunospuntos del conurbano bonaerense. Luegose ameseta y vuelve a tener una tendenciade baja, hablando de los últimos 20 años, de1990 a 2010.También hay otro elemento vinculado a

la entrada en agenda que es la crisis de legi-timidad de las instituciones policiales, quetienen quizás dos fuentes interrelaciona-das, pero que son diversas. Una es propiade todo proceso de democratización: unasociedad que sale de una dictadura, co-mienza a reevaluar el rol de las Fuerzas Ar-madas y la Policía. Las Fuerzas Armadasfueron objeto de una discusión explícitaen la transición democrática, pero la Poli-cía en cambio apenas si fue abordada poralgunas universidades y algunos centros dederechos humanos. Una institución queen un proceso de democratización, tardeo temprano debe ser puesta en cuestión.Y la otra cosa que le hace entrar en crisisde legitimidad es el hecho del aumentomismo del delito. Vivimos en una socie-dad donde la idea predominante es que laseguridad es el resultado del tipo de inter-vención policial. Entonces, los aumentosdel delito hacen poner en cuestión si real-mente esa institución está cumpliendocon su trabajo. Los que estudiamos esto sabemos que elimpacto de la institución policial en térmi-nos del delito no es menor, pero no es laclave para hablar de aumentos o descen-sos del delito. Las intervenciones policialesno tienen un impacto significativo, porquesabemos que lo que impacta sobre los ni-veles de delito son fuerzas mucho más in-tensas en términos de tensiones que seproducen entre expectativas sociales deciudadanía, de inclusión, de acceso a bie-nes y la forma en que esas expectativas re-sultan frustradas para sectores amplios dela población.

– Eso obliga a pensar políticas públicasde seguridad involucrando más variablesque la cantidad de policías. Y frente adatos más o menos fiables y concretoscomo la tasa de homicidios, esfundamental complejizar el fenómenopara evitar las respuestas lineales, casiautomáticas.

–E.F.: No tengo datos precisos de Cór-doba, pero en Santa Fe o Rosario –queson las ciudades que más conozco–, el por-centaje de homicidios en ocasión de roborepresenta alrededor del 17%, siempre me-

nos del 20% del total. El resto, como escomún en los homicidios, ocurre entrepersonas que se conocen, porque tienenvínculos de parentesco, de vecindad y enlos últimos 10 años porque compartenparticipación en economías delictivas do-minadas, aprovechadas o gerenciadas porla institución policial. El grueso de las víc-timas y victimarios en los homicidios sonvarones, jóvenes entre 18 y 23 años, de sec-tores populares de la ciudad, pero no de to-dos los sectores. En Santa Fe hay 5 encla-ves donde se concentran los homicidios yen Rosario 4 como mucho. Lo que coin-cide son estas expectativas y exclusiones,estas inclusiones culturales pero exclusio-nes materiales, superpuesta con la econo-mía de cierta organización en términos dedrogas, armas, captación de mujeres paraexplotación sexual y trata, que terminanresolviéndose de manera violenta. Un datomás: si uno desagrega estas tasas, Santa Feciudad tiene una de las tasas más altas de lasciudades medianas del país. Ha hecho picode 20 homicidios cada 100 mil habitan-tes, cuando Buenos Aires, Rosario y meimagino que Córdoba también deben an-dar en 5, 6 o 7 cada 100 mil habitantes poraño. O sea, una tasa que triplica o cuadru-plica a otras ciudades de la provincia y esoescandaliza socialmente, pero cuando unogeoreferencia este dato y a la tasa la desa-grega por barrio, se da cuenta que la SantaFe blanca e instruida tiene una tasa suiza–menos de 1 cada 100 mil– y algunos pa-rias de barrios del sector oeste, tienen tasasmexicanas o colombianas. Ahí la otra varia-ble, que es un dato no menor en Argen-tina, tiene que ver con el rol que han ju-gado en el gerenciamiento de economíasdelictivas de mayor o menor envergaduray organización, las instituciones policiales,con tolerancia y connivencia de los pode-res judiciales, y en algunos casos concretoscon aprovechamientos políticos de esosmecanismos de circulación de dinero y depoder, si no sería muy difícil que se sos-tengan. Las condiciones sociales pueden si-tuar a grupos completos de personas enuna posición en la cual su forma de cons-truir identidad, redes, vínculos, reconoci-miento y respeto en su barrio sea pertene-ciendo a una banda, teniendo un arma,

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participando fluctuantemente en el delito.Ahora, si no hay una estructura que sos-tenga esa actividad y que genere recursosa partir de allí, esa actividad no se da. Pen-sar que el delito hace pico en los 90 en laArgentina es pensar justamente la intensi-ficación de la cuestión social junto con elmomento de máxima corrupción y degra-dación del Estado.

– En los debates sobre la seguridadaparecen dos extremos muy alejados:por un lado, el discurso público que piderelajar leyes vinculadas a la protección delas garantías constitucionales, y por elotro, la idea de que esto no se resuelvehasta tanto no se modifiquensustancialmente las relaciones sociales, lainequidad, la pobreza. En esa grandistancia que hay entre ambos, ¿se puedehacer algo?

– E.F.: Estamos hablando de algo cuyacomplejidad no debe ser simplificada, peroque tampoco impide intervenir, porqueesa es la otra cuestión. Yo desde hace unaño soy Subsecretario de Seguridad Co-munitaria de la provincia de Santa Fe y es-tamos llevando adelante intervencionescon mucho éxito y mucho aprendizaje.Primero seleccionamos los barrios con ta-sas más altas de homicidio, tras identificardónde está el problema de los jóvenes ma-tándose entre sí. En estos lugares tuvimosla oportunidad –antes de llegar al cargo–,a través de otro proyecto, de hacer un tra-bajo de investigación cualitativa de la si-tuación, y nos encontramos con que los jó-venes en general, pero en particular los queconstituían su identidad a partir de la per-tenencia a una banda y participación fluc-tuante en el delito, tenían vínculo nulo conel Estado. El único vínculo que habían te-nido, interrumpido, había sido la escuela,con una salida traumática en general o ex-pulsiva, y les quedaba el vínculo proble-mático con la policía. En un contexto demucha violencia, de hipermasculinidad,donde el dispensario o el centro culturaleran vistos como lugares femeninos y porlo tanto rechazados. También nos dimos con otro dato: unaimposibilidad de moverse en la ciudad,

común a muchos de los jóvenes de secto-res populares, por las prácticas policiales,donde además, los que tienen pertenenciaa bandas, muchas veces ven restringida sumovilidad a un pasillo o a una cuadra en elpropio barrio por los conflictos con lasotras bandas del propio territorio. Confuerte presencia de armas, funcionan siem-pre como actores intercambiables y peri-féricos de economías delictivas un pocomás organizadas (no en todos los casos,hay un ir y venir en eso). Y un dato más, elfuturo desde la propia visión de estos jó-venes es que se termina muerto. La res-puesta a cómo se imaginan en 10 años es“muerto”, otra posibilidad es “preso” y estono lo dicen pero ir preso significa morirsejoven en general. Esa es la percepción defuturo.Por otro lado, y este no es un dato menor,incluso quienes están construyendo iden-tidad ya vinculada al delito, hacen otrascosas, su vida no es sólo el delito, tienenotros tipos de vínculos y contactos. Y tam-bién es cierto que sin ninguna interven-ción del Estado, de ningún psicólogo ni denada, un porcentaje importante, por untema de maduración y de su biografía,salen y se rescatan de esa actividad. Esoselementos te permiten pensar una inter-vención que responda al fenómeno talcual como está; primero es reconocerle suidentidad, salir a buscar a aquellos que sondifíciles de alcanzar para el Estado, dicién-doles: “Te vengo a ver a vos porque vosperteneces a La Banda del Pasillo, a LaBanda del Gauchito Gil, por eso, porquesos ése y no porque quiero que seas otro,porque te estás cagando a tiros con aque-llos y por eso vengo a construir un vínculocon vos”. La segunda es un vínculo focalizado entérminos de contacto, ahí la propuesta fueabrirles el juego a toda oferta que hubiera:esparcimiento, deporte. Nos dimoscuenta que resultaba muy atractivo cual-quier oferta que significara salir, moverse,irse un poco a otro lado. Esto fue una po-lítica posible no desde el área de seguridad,sino desde el Gabinete Social, e involucróa todos los otros ministerios. Porque em-pezar a hacer esto implica repensar la po-lítica, lográs que lleguen a la actividad

deportiva del verano con el resto de los jó-venes y tenés líos con los profesores deeducación física. Entonces necesitás unaestrategia muy cerrada a nivel gobierno entodos sus niveles que te permita rediscutirqué hacer con el profesor de educación fí-sica. Estamos saliendo con una estrategia bas-tante innovadora a nivel de emprendi-mientos sociales, siempre pensando quetiene que competir con lo que tiene deatractivo el delito, con lo cual tiene que sercolectiva, muy flexible –pibes que a la ma-ñana muchas veces no se van a levantar,que van a estar “dados vuelta” la mitad delas veces que los vas a buscar–, fuerte-mente expresiva, que tenga una fuerza es-tética que permita comunicar y construiridentidad, y que genere vínculos y recono-cimientos que no sean necesariamente losdel delito. La aspiración obviamente es re-forzar los procesos que ya existen: si unoscuantos zafan, que zafen algunos más, quese mueran menos, que caigan menos pre-sos, y empezar a demostrar desde el Es-tado que se puede hacer una políticadistinta. El impacto en el barrio cuando sepuede hacer eso es increíble. Y estoy ha-blando de una política muy pequeña, muypuntual, sin alterar las grandes variablessocio-estructurales que a veces están fueradel alcance de una gestión.

– En Córdoba, el auge de Blumberg fueinmediatamente después del motín de lacárcel de San Martín. O sea que mientrasla realidad evidenciaba que las cárcelesestaban saturadas y sobrepasadas, elapoyo a Blumberg reclamaba más poli-cías y más detenciones; es decir, endure-cer las políticas públicas porque eran de-masiado garantistas. Y desde allí, elmotín como prueba de la violencia de lospresos y la importancia de tenerlos priva-dos de su libertad. ¿Cómo se puede pen-sar una mirada diferente de la seguridaden ese marco de discusión?

– E.F.: Lo primero y fundamental es lograrun acuerdo político multipartidario. Unacuerdo base, muy base de qué cosas sí yqué cosas no en materia de políticas de se-guridad. Eso es algo que va a costar mucho,

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pero sin eso va a ser imposible abordarcualquier cambio. Uno podría decir tengolos equipos, tengo la voluntad política ytengo presupuesto (que es otro de los te-mas importantes). Pero a todo esto hayque garantizarle viabilidad, porque la se-guridad es un área donde la oposiciónpuede fácilmente atacar a cualquier ejecu-tivo. Sobre todo en ciudades grandesdonde el tema está fuertemente instaladoy arraigado en la agenda pública. Además,encarar políticas integrales de seguridadimplica encarar reformas serias dentro delos poderes judiciales y de las institucio-nes policiales, en los lugares donde todavíano fueron hechas. Y se trata de dos actoresque tienen gran capacidad para generarconflictos importantes en materia de segu-ridad, por eso un acuerdo político es clave. Hoy en Argentina hay un espacio bas-

tante interesante que es el “Acuerdo parauna Seguridad Democrática”, que reúne areferentes de varios partidos políticos, ex-pertos, universidades, un abanico impor-tante. Allí lo que se planteó fue unaespecie de piso político a construir en la le-gislatura nacional, para llevar a las provin-cias. Lo interesante va a ser la oportunidadde cruzar eso con una experiencia con-creta en territorio. Pero todo eso requierede una madurez política que hoy pareceno estar. Hay que trabajar en dos sentidos: la dis-puta cultural y la necesidad de mostrar re-sultados rápidos. Y ahí es donde lasreformas de la institución policial son unpunto clave, porque si hay algo en dondela policía puede influir de manera rápida esdesarticulando economías delictivas: lasredes de desarmaderos, los grandes esque-

mas de tratas, los puntos fuertes de ventade droga en los barrios –que además sonlos que te meten las armas entre los pibes–.Y no es que la institución policial no co-nozca estos espacios, los conocen porquees el lugar donde van a recaudar, la diferen-cia es que ahora les estás pidiendo quevayan a cerrar. Por otro lado, que el poder judicial secomprometa en llevar adelante investiga-ciones que salgan del hecho chapucero ypueda empezar a liderar investigacionesmucho más serias, por ejemplo: si se vol-tean 3 o 4 cocinas de pasta base en la ciu-dad en un período de 6 o 7 meses, ahí hayun procedimiento que depende del poderjudicial y que tiene que ver con cruces dellamadas, circulación del dinero para ver adónde fue a parar todo ese caudal de efec-tivo. Uno se llevaría muchas sorpresas, por

Juan Paz. Camaleónicos. Collage y fibra s/ papel con intervención digital. 21 cm x 29,5 cm. 2010.

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ejemplo encontrarse con que el boom in-mobiliario en las grandes ciudades tienebastante que ver con la evasión impositivade la soja y la cocaína. Esas son las investi-gaciones pendientes todavía.

– Este es un año fuertemente electoral yel tema de la seguridad va a ser uno de losejes de debate más importantes. ¿Quécosas hay que tener en cuenta para darese debate y desarmar falsas asociacioneso argumentos falaces?

– E.F.: Primero creo que pensar que se vaa dar una discusión al respecto ya es unrasgo de optimismo importante. No creoque ninguno de los partidos de centro iz-quierda plantee nada más o menos piola enmateria de seguridad. Por lo general setrata de no hablar, nadie te va a decir si vaa hacer una reforma policial. Posiblementeaparezca una retórica cambiada que se po-dría traducir como profesionalizar la fuerzapolicial, educarla y equiparla mejor. Más omenos ahí se va a terminar la discusión.Sobre todo en los lugares en los que laelección esté más peleada, nadie va a hacerpolítica por ese lado. La discusión no esfácil, sobre todo por los tiempos mediáti-

cos, y en eso creo que hay que ser muyefectistas en demostrar por qué la recetaque se viene llevando adelante no funciona,como tampoco les funciona a países másdesarrollados que vienen aplicando las mis-mas políticas, porque no reduce el delito yestamos cada vez peor. Y después, pegar endos o tres cuestiones que pueden llegar a lasensibilidad de los que están con un piede cada lado, por ejemplo, decir que vas ahacer un trabajo serio para combatir el de-lito organizado y dar algunos ejemplos tesuma a los mano dura también, y a vos note resta nada en tu discurso porque esa esuna cosa que hay que hacer: cerrar desar-maderos, voltear las grandes cocinas, desac-tivar redes de trata. Lo fundamental –a la hora de hablar perosobre todo cuando uno quiere pensar po-líticas– es abordar la especificidad del fenó-meno porque las variables que intervienenson diferentes: no es lo mismo si habla-mos de los delitos comunes que venimoshablando hasta acá que si uno quiere hablarde red de trata, o de evasión impositiva sis-temática, o de lavado de dinero. Lo primero que tenemos que hacer es de-sagregar rápidamente el tema y tratar depensar a cada uno en su fenomenología y

después ver cómo se vinculan. Los jóvenesde sectores populares vinculados al delitohoy tienen una facilidad para conseguir ar-mas que no tenían hace diez años. Esto sevincula básicamente con el temor de unaclase media baja para arriba y de ahí un im-pulso a la compra de armas, porque las ar-mas que llegan a estos circuitos no bajaronde un asteroide: las fabricó alguien, otroslas compraron y otros las robaron, las re-vendieron. También abordar el rol que cumple la po-licía en la circulación de armas: si hoy reco-rrés cualquier provincia de la Argentina teencontrás con que el nivel de control queexiste en los arsenales tanto de armas pro-pias como de las secuestradas es calami-toso. Buena parte de las armas que estánapareciendo en delitos importantes hansido robadas a sus legítimos dueños o salie-ron (por corrupción) de los arsenales po-liciales de donde fueron vendidas o alqui-ladas. Son dos fenómenos distintos: cómolimitás o restringís la compra de armas dela sociedad civil, y cómo establecés meca-nismos de control riguroso para las armasdel poder judicial y la policía. Por eso habla-mos de darle mucha especificidad a cadafenómeno, porque las condiciones son dis-

Dr. Enrique Font

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tintas, los actores que intervienen cam-bian, y la forma de intervenir también.

– Sin embargo, cuando por lo general sehabla en los medios de seguridad se foca-liza puntualmente en los jóvenes de ba-rrios periféricos y sectores populares…

– E.F.: Ahí hay una estrategia comunica-cional bien utilizada, le entro al tema por lasideas que están bien instaladas y despuésme voy a discutir cuestiones más profun-das: “Sí, estamos muy preocupados por losarrebatos y los motochorros, pero el pro-blema es el alto grado de informalidad quetiene el mercado de motos: porque losconcesionarios te venden sin patente, por-que no se registran cuando se roban” y asívamos entrando a la especificidad del fenó-meno. El pibe que va y roba un auto de altagama (que se roban con un fierro y con lallave puesta porque no hay otra manera) lolarga en el estacionamiento de un centrocomercial 2 o 3 días para que se enfríe porsi tenía seguimiento satelital; otra parte(nodalmente conectada porque no se or-ganizan en pirámide) es la que saca el autodel centro comercial y lo lleva al lugardonde lo van a desguazar. Entonces vieneotro momento que es el de juntar las auto-partes y meterlas de Gran Buenos Aires aCapital Federal para hacerlas circular en lasredes de venta al público, que es la otrapata del robo de automóviles. Y en el otroextremo del robo está el mismo tipo quequiere fusilar a los pibes que roban autoscomprando las autopartes en negro por-que consigue mejor precio. Desarmar la especificidad de cada delitoen términos de economía también te per-mite argumentar muy rápidamente y loentiende cualquiera, porque lo primeropara combatir el robo de autos es que losdueños de esos vehículos no compren au-topartes en negro o de dudosa proceden-cia.

– ¿Cuáles son los sujetos a los que debe in-volucrar una discusión sobre seguridad?¿Qué otros actores hay más allá de la poli-cía y el poder judicial?

– E.F.: Esto tiene que ver con la pluraliza-

ción o multiplicación de actores dondedar cabida a otras instancias del Estado o ala participación ciudadana y está pensadocomo una estrategia con la potencial capa-cidad para cambiar la lógica de interven-ción policial. Como decíamos antes, la de-finición con especificidad no sólo tepermite entender mejor las condiciones deposibilidad del fenómeno, sino que te dejaver con más claridad la trayectoria del fenó-meno, ver cuáles son las causas de fondo.En Santa Fe hicimos una experiencia conlas salideras bancarias, antes del quilomboa nivel nacional del año pasado. Primeromucha especificidad, recopilación de da-tos, cruce de información. Sumamos a labanca pública y privada, a la Cámara deEmpresas de Seguridad Privada y a las pro-pias empresas, a la Asociación Bancaria(en representación de los trabajadores delbanco), a la municipalidad por el controlde las zonas adyacentes y a la fiscalía donderecaían estas causas. Lo interesante, en pri-mera instancia, fue la contraposición deintereses y de cómo en algunos bancos elpersonal de la seguridad privada estabaatento a los movimientos dentro del bancoy, en otros casos, se transformaban en per-sonal de apoyo, repartiendo números, aco-modando sillas, ordenando la cola. Después te encontrás con algunas estrate-gias más o menos razonables que estánbuenas para replicar. Por ejemplo, algunosbancos municipales recibían quejas de losjubilados porque los habían estafado conel dinero y descubrieron que los días decobro se juntaban muchos taxistas en laparada para cambiarles el dinero. Lo quehicieron fue que su personal de seguridad,esos días en particular, diera un recorridomás o menos frecuente del banco a la pa-

rada y los taxistas salían rajando. Eso queparece muy básico fue una solución efec-tiva. Meter actores diversos te permite mirarde diferentes maneras el fenómeno y ade-más empezás a acorralar un poco a la poli-cía. Los bancos empiezan a compartirinformación respecto de quiénes hacen lassalideras y cómo, ponen a disposición lasfilmaciones y así les van quedando pocasexcusas para no responder efectivamenteal problema. Metés presión a la fiscalíapara que trabaje los casos de otra manera.El tema de las salideras para las áreas de co-mando radioeléctrico es un negocio gi-gantesco porque vos agarrás a un tipo con30 mil dólares en el bolsillo y le decís“dame la plata y andate”. No es sólo el arre-glo, incluso cuando no hay arreglo. Ycuando tenés estos datos también podésabordar la discusión pública. Bajás las lógi-cas de mano dura, tenés un discursomucho más razonable que el resto, porquede todos estos cruces terminás sabiendomás que cada uno de los actores por sepa-rado

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Código de Faltas (del lat. codiculus –co-dicilo–, y del lat. vulg. fallita), o Ley 8.431.Dícese de la norma provincial cordobesaque permite a la Policía arrestar personassin orden de autoridad judicial, trasladarlasbajo detención preventiva y sentenciarlasa penas privativas de libertad, todo ello sinnecesidad de abogado defensor.

1. TRES FOTOS

a) DetenciónÉsta no sé quién la sacó, pero es típica.Mirá: es de noche, pero temprano todavía.A mitad de cuadra en una calle bien cercadel centro (la Fructuoso Rivera, quizá). Lacamioneta del CAP, con ese animal printrepresivo. Se ven dos policías, a lo mejor untercero salió de cuadro. De cara a la pared,callados y serios, cuatro chicos. Cuatro go-rritas, ocho brazos flacos extendidos, ochopies separados, con zapatillas. Nacieron –aojo te digo– un poco después del saqueode YPF, cuando Menem posó con losStones en Olivos. Ahora tienen la edad detener derechos: quedaron detenidos, loscuatro, antes de llegar al centro. No hubo orden judicial. Así lo autoriza elCódigo de Faltas (aprobado en 1994 bajoel gobierno de Eduardo Angeloz), por-que es una detención “preventiva” (Art.123). Quizá les aplicaron el Art. 98: mero-deo. Según el Código es “estar en actitudsospechosa”. No sé cómo hacer para noparecer sospechoso. No hace falta que na-die te denuncie. Basta el olfato policial.Este artículo lamentable permite detener

a la gente por la cara. Algo dijo GustavoVidal Lascano, cuando era Fiscal Generalde la Provincia. Reconoció que la figura es“polémica”. Después agregó: “Yo tenderíaa pensar que es inconstitucional, pero tam-bién es útil para la policía si tenés en lapuerta de tu casa dos tipos que te vigilan.No me animaría a decir si hay que sacarloo no del Código de Faltas”. Sí, como escu-chaste: algo parece inconstitucional, peroél no se anima a decir si hay que derogarlo.Está en La Mañana de Córdoba del 19 deagosto de 2005. O tal vez acusaron a los cuatro pibes por elArt. 79: omisión de identificarse. O sea: no te-nían el DNI, o si lo presentaron, no contes-taron las preguntas formuladas por el per-sonal policial. El DNI es el pasaporte de los pobres enCórdoba. Te lo pide el CAP, nuestra po-licía de fronteras. Ya sé, el derecho a circu-lar está en la Constitución (Art. 14), quetambién prohíbe detenciones arbitrarias(Art. 18) y asegura el derecho a estar tran-quilo, sin que el Estado te pregunte a cadapaso quién sos y adónde vas (Art. 19). Losé y lo sabés.Pero decíselo a estos cuatro chicos. Susdetenciones son apenas cuatro de las 55mil (sí, cincuenta y cinco mil) que hubo en2009. No me mirés así: la Policía informóoficialmente que durante 2010 hizo unadetención cada diez minutos. Está acá,¿ves? En la tapa de La Voz del Interior del 7de septiembre del año pasado. Diez mi-nutos, una detención. Seiscientos segun-dos después, otra. Y así.

b) Prisión Uh, pero ésta es peor. Mirá bien el portónde chapa, el paredón blanqueado, el amon-tonamiento de mujeres y chicos. Por ahí seentra a la ex cárcel de Encausados, en Bel-grano al 1300. Un edificio de casi 100 años,tétrico; en 2008 murió un joven por me-ningitis. Hasta la Justicia cordobesa de-claró insalubre al lugar y ordenó que en2010 lo cerraran. No importa: sigue siendola Unidad de Contención del Aprehen-dido (UCA), donde ponen a muchos delos detenidos por faltas. Mirá cerca delportón. Los policías traen dos pibes. Vein-tipico de años, parece. Tienen susto en lacara: debe ser la primera vez. Seguro los le-vantaron por consumo de alcohol en la víapública (Art. 61). No están borrachos, por-que eso es otra falta (ebriedad escandalosa,Art. 62). Estos pibes van presos por tomarcerveza en la vereda. En la mesita de unbar, aunque sea a la vista de todos, enton-ces no hay falta. El problema no es el alco-hol; el problema es quién lo toma.La foto no muestra ningún abogado de-fensor. No hay. Así es: preso, pero sin abo-gado. El código dice que la defensa letrada“no será necesaria en ninguna etapa delproceso” (Art. 15). Y eso se cumple. Yotambién lo leí en la Constitución: “es invio-lable la defensa en juicio de la persona y delos derechos” (Art. 18). No me lo digas amí, decíselo a Juan Schiaretti. El ministrode Gobierno, Carlos Caserio, no ve pro-blemas. Dice que el Código está en un“punto medio razonable”, que es “ade-cuado”. Mirá, salió en La Voz del Interior,

EL MISTERIO DE LAS TRES FOTOSDr. Horacio Javier Etchichury*

[Código de Faltas, una herramienta para la violación de derechos]

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también el 7 de septiembre pasado. Ya séque no hay abogado defensor, si yo te lodije. ¡Bueno, pero el ministro no ve proble-mas! Hablá con él, qué sé yo. Los chicos se quedan ahí uno o dos días,mientras llega su “planilla” de antecedentes.Si no tienen pedido de captura, los largan.Pero tienen que volver a los quince días,más o menos. ¿Para qué? Dame la otrafoto.

c) Sentencia Ah, ¿ves? En esta foto se ve a la “justicia”:un policía firmando un papel. Un gestomecánico, un garabato más del largo día.En el Código de Faltas, la sentencia la dictaun comisario (Art. 114). Te puede darhasta 20 días de arresto sin preguntar a na-die, a sola firma (Art. 119). El castigo porel crimen de tomar cerveza en el cordón,de no llevar documentos, de ejercer laprostitución molesta o escandalosa (Art.45).Antes que me preguntes: Caserio tam-poco ve problemas con que te juzgue unpolicía. La Convención Americana de De-rechos Humanos dice que solamente unjuez independiente e imparcial puede dic-tar sentencias (Art. 8). El comisario no esindependiente: depende del Gobernador.No es imparcial: resuelve sobre la acusa-ción hecha por otro policía. Y bueno, ya sé. Quince o veinte días después de la deten-ción, los pibes vuelven a “firmar”, a notifi-carse de la decisión del comisario. Aun-que formalmente pueden pedir que unjuez (de verdad) revise la sentencia, muypocos lo saben. Una flor de condena les

queda clavada en sus antecedentes. Ahíestará por dos años (Art. 11). Tomó unacerveza en la vereda en la madrugada deldomingo 1 de mayo de 2011. Una ma-ñana luminosa, la del jueves 2 de mayo de2013, esa mancha sale de mi certificado.Recién entonces, podré presentar antece-dentes limpios para conseguir un trabajoen blanco. Mientras tanto, llevo la marcade los condenados.

2. UNA CONVERSACIÓN

– Esperá. Me parece que con tres fotosno podés destruir un código. – Son más de tres. En 2010 pudo sacarseuna foto cada diez minutos. – Es igual. ¿No creés que el Código deFaltas puede servir? Necesitamos que laPolicía pueda detener, que pueda actuar. Siun tipo está acuchillando a alguien, ¿tene-mos que esperar la orden judicial?– ¡Para nada! Es un delito y se está come-tiendo... la Policía debe actuar entonces, yestá autorizada. – ¿Y entonces? ¿Por qué no prevenir?¿Por qué no permitir que la Policía actúeantes de que el delito se cometa?– ¿Cuánto tiempo antes? Porque si está apunto de suceder, los agentes pueden in-tervenir.– Está bien... yo digo antes. Cuando untipo está reconociendo un lugar para venira robar, por ejemplo. – Pero ¿cómo hacés para saber que estápreparándose para robar? ¿Cómo lo dis-tinguís de alguien que está paseando?

– Bueno, eso se sabe. – ¿Cómo?– Si no es del barrio, si no tiene nada quehacer en el lugar...– ¿Y entonces? ¿Uno no puede ir a un ba-rrio que no sea el de uno?– Sí, pero cuando tiene algo para hacer.– ¿Te parece que vale la pena arrestar auna persona solamente porque no tieneclaro para qué fue a un barrio que no es elsuyo? ¿Te parece que la Policía use sutiempo y nuestro dinero para llenar patru-lleros con desorientados?– No, con los que están preparando undelito.– Ojalá se pudiera saber con tanta facilidad. – O en todo caso, si la gente quiere pa-sear, que lleve su DNI. Si no tiene nadaque esconder, que lo muestre.– ¿Y para qué?– Para ver si no hay un pedido de deten-ción.– Debería ser al revés. Primero hacemos lalista de las personas que queremos detener.Después salimos a buscarlas. ¿No te pa-rece ilógico andar parando personas al azara ver si hay que arrestarlas? ¿Qué probabi-lidad de acertar tenés con ese sistema?– A lo mejor, pocas. Pero cuando la Poli-cía anda en la calle, eso sirve como disua-sión.– ¿Disuasión de qué?– Disuasión contra los delitos.– Claro, pero la Policía no arresta sola-mente delincuentes. También a los quetoman cerveza en la vereda, o a los que notienen DNI. Entonces, el Código disuadetambién de ir al centro o juntarse con los

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Mariana Di Rienzo. Dialéctica del valle y la montaña. Intervención “Colectivo Palomita”. Casa 13. Pliegues en papel s/pared. 240 unidades, 7,5 cm x 7,5 cm. 2010.

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amigos. Cosas que no son delitos. – A veces hay que sacrificarse un poco,por la seguridad de todos. – ¿Sacrificar a todos o a algunos? Porquela Policía no arresta a cualquiera. – A todos, si hace falta. – ¿Te parece casual que más del 50% de losdetenidos en 2009 tengan menos de 25años? Son datos oficiales, eh. ¿Hay algoen esa edad que los vuelva mala gente?– No, quizá no sea casualidad. Seguro ha-brá algunas arbitrariedades, algo de prejui-cio contra los jóvenes. Puede ser. Pero esono invalida el Código como herramienta.– Supongamos que se cometen errores.¿Quién los controla? En este sistema nohay abogados defensores, ni hay un juez. LaPolicía detiene, acusa, juzga y condena.¿Te parece sensato darle todo el poder auna sola institución? – Quizá por un tiempo. Como medidaurgente, para detener la ola delictiva. Puedeser útil.– ¿Estamos más seguros con el Códigode Faltas? ¿Creés que detener a una per-sona sin documento nos salva de un asalto,de un homicidio? Y arrestar gente por es-tar “en actitud sospechosa”, ¿en qué ayudaa la seguridad? Detener a una mujer que

ejerce la prostitución en la calle, ¿te tran-quiliza? – Dicho así parece absurdo, claro. Peromuchas veces son la punta de un ovillo.Puede llegarse a un tratante de personas, auna banda que roba autos, a un secuestra-dor. – ¿Y no se puede ir directamente al ovillo?– A veces no se puede esperar. Hay quedar señales, mostrar movimiento.

3. COSAS QUE NO PASAN

Supongamos que alguno de nuestros trespoderes quisiera corregir estas fotos. El gobernador Juan Schiaretti, como jefesupremo de la Policía, puede ordenar quese asigne abogado defensor a cada dete-nido por faltas. Parece difícil: lleva más detres años gobernando y nunca dio esa sen-cilla orden. ¿Y Luis Juez, Oscar Aguad oJosé Manuel de la Sota? ¿Están dispuestosa garantizar el derecho de defensa de milesde cordobeses? La Legislatura tiene muchas opciones.Puede reformar o derogar el Código paraasegurar que la Constitución se respete enCórdoba, que tenga vigencia incluso en la

UCA. O al menos, puede designar los jue-ces de faltas que reemplacen a los comisa-rios, algo que se viene postergando desde1994. Legisladores de las bancadas mino-ritarias han intentado, en estos años, plan-tear la discusión. ¿Qué proponen quienesse candidatean este año a las bancas provin-ciales? ¿Defenderán al Código cuatro añosmás? El Tribunal Superior de Justicia puede ac-tuar ya mismo. Tiene la facultad de dictar“normas prácticas” para la aplicación delCódigo (Art. 127). Podría ordenar que seprovea abogado defensor a cada personadetenida, o que la “planilla de anteceden-tes” se espere en libertad.Hasta ahora, las miles de fotos parecidas alas tres que vimos no lograron conmovera ninguno de los tres poderes. Siguen acep-tando que haya presos sin abogado, y sen-tencias sin juez.

4. COSAS QUE SÍ PASAN

Muchas personas golpeadas por el Có-digo de Faltas se organizan. Comprendenla injusticia de sus detenciones. Exigen alEstado que respete los derechos que dicesostener. A veces invocan letras de la ley;

TU LIBERTAD DEPENDE DEL HORARIO

El “hábeas corpus”, consagrado en la Constitución (Art. 43), obliga al juez de turno a prevenir o impedir detenciones injustas oilegales, pudiendo además ordenar la libertad de la persona arrestada. Pero en Córdoba, si la detención por faltas se produce porla noche o en un fin de semana (o en día feriado), es probable que el “hábeas corpus” se tramite recién el día hábil siguiente. Du-rante dos o tres días, no habrá protección judicial. Sólo por una cuestión de horario.El 6 de octubre de 2010, tres organizaciones de la sociedad civil presentaron una nota al Tribunal Superior de Justicia, pidién-dole que adopte un procedimiento para tratar inmediatamente los “hábeas corpus” presentados fuera del horario de oficina. La solicitud cuenta con más de 150 adhesiones, incluyendo las de jueces, fiscales, juristas y profesionales de todo el país, y las deorganizaciones sociales, gremiales y de derechos humanos.Casi seis meses después, el Tribunal Superior sigue sin responder a la nota.

Mariana Di Rienzo. Dialéctica del valle y la montaña.

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otras, solamente su propia humanidad.La Asociación de Mujeres Meretrices Ar-gentinas (AMMAR) conoce el peso delCódigo. Y del prejuicio que convierte enfalta al trabajo sexual. Tras diez años de lu-cha, hoy hablan alto, con su propia voz,como un sujeto frente al Estado. Algo pa-recido pasa con el Colectivo de Jóvenespor Nuestros Derechos. Cada noviembreesta agrupación reúne a miles de cordobe-ses en la Marcha de la Gorra. Se trata, ape-nas, de venir todos juntos al centro. Sin el“pasaporte”, sin tener que mostrarlo. Ejer-cen el derecho de expresarse a través delderecho a caminar libremente. Llevandoen la cabeza el adorno que uno quiere.Cuando tener gorra se convierte en unaprotesta, ya podemos estar seguros de quevivimos bajo una ley insana. AMMAR y el Colectivo, junto a más de40 organizaciones sociales, políticas y dederechos humanos, firmaron en octubrede 2010 el Acuerdo Democrático para elCambio en Materia de Faltas. Lo enviaron alPresidente de la Legislatura, Oscar Cam-pana, y a cada integrante del cuerpo. En 19puntos se resumen las exigencias mínimasde estas organizaciones. Se trata, poco máso menos, de proteger el derecho de de-fensa y de acceso a la justicia, y de eliminarlos superpoderes policiales. El texto está enhttp://codigodefaltas.blogspot.com

Digamos a la Legislatura que el Acuerdomerece discutirse. Escribamos a Oscar

Campana ([email protected]),a los legisladores, a los candidatos, para de-jar claro que no toda la gente de Córdobaquiere sacrificar la libertad de los demás.

5. FINAL CON MISTERIO

El Código de Faltas viola derechos consti-tucionales, afecta a miles de cordobeses yno parece que ayude demasiado a evitardelitos. ¿Por qué sigue vigente?

Opción 1:Porque sirve para dar “sensa-ción de seguridad”. Los chicos parados deespaldas a la camioneta del CAP, los arres-tos masivos, la tapa del diario que dice “unadetención cada diez minutos”. Esas cosasalivian el temor de la gente, siempre ycuando no se pregunten las razones delarresto. Se usa a la gente detenida para me-jorar la imagen del gobierno: “Mirá cuán-tos presos, algo están haciendo”.

Opción 2: Porque golpea a personasque no están organizadas, ni tienen dema-siadas conexiones o recursos. El Códigono es la única violación a sus derechos.Aunque son miles, les falta el dinero y eltiempo para formarse como un sujeto po-lítico capaz de exigir un trato justo.

Opción 3: Porque da libertad de ac-ción a la Policía. Mejor dicho: a la cúpula,porque la organización es vertical y no hayderecho a sindicalizarse. El Código re-fuerza la idea estrecha de que la “seguri-dad” viaja en un patrullero. Permite olvidarque el crimen tiene más de una causa, ypor lo tanto, más de una solución. Dejar elasunto en manos de la jerarquía policialevita ciertas preguntas. Si la economíacrece, ¿por qué sigue habiendo delitos vio-lentos contra la propiedad? ¿Acaso labuena fortuna del país no bendice porigual? ¿Y si nuestra prosperidad fuera in-justa? ¿Qué tendríamos que hacer? Y peoraún: si supiéramos lo que hay que hacer,¿nos atreveríamos? El Código nos dejasoñar que el remedio consiste en agregarpatrulleros

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[*] Docente de la Facultad de Derecho yCiencias Sociales de la UNC. Investigador del CONICET.

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Actualmente como sociedad nosestamos preguntando qué vamosa hacer con aquellos niños y ado-

lescentes transgresores de la ley penal, quése ha venido haciendo y qué se podríahacer. De cómo nos formulemos las pre-guntas a este problema, dependerán lasrespuestas o soluciones que podamos en-contrar.Cuando nos interrogamos, todos parti-mos de un determinado contexto, cons-truido con información e ideas propias ycompartidas socialmente, que nos permi-ten interpretar de un modo determinadola realidad. Para una misma realidad las respuestas quenos podemos dar pueden ser diferentes yhasta contradictorias: pueden apostar anuevas oportunidades sociales o fortale-cer la estigmatización y la marginación;pueden significar, en definitiva, diversasconsecuencias para los niños y adolescen-tes.Las representaciones sociales como loscontextos de los cuales partimos son his-tóricos y dinámicos a la vez, pero a vecesllegan a naturalizarse y cristalizarse, trans-formándose en un obstáculo para refor-mular las preguntas que nos hacemoscomo sociedad para poder tener, de esemodo, la oportunidad de encontrar res-puestas diferentes a los problemas.Es por ello que creemos importante partirde cuál es el cristal a través del cual mira-mos la realidad de los niños y adolescen-tes que cometen delitos. Consideramosque, al respecto, se vienen reiterandodesde hace largo tiempo las mismas pre-guntas sin que se perciba que las respuestas

sean adecuadas. La propuesta sería, enton-ces, revisar el contexto del cual partimospara poder plantearnos actualmente pre-guntas distintas, que den cuenta de la com-plejidad del problema.

BREVE RECONSTRUCCIÓNHISTÓRICA DEL DEBATE

Hacia fines del 1700, en el marco del pro-ceso de construcción del Estado mo-derno en el que los ciudadanos adultosfueron logrando establecer límites a la in-tervención punitiva del Estado, los niñosy adolescentes quedaron fuera de esa con-quista. Esto se debió, entre otros motivos,a que no eran considerados sujetos pro-ductivos y que a partir de la industrializa-ción su tiempo era considerado distinto alde los adultos; no formaban parte delpacto social que se estaba instaurando. Elniño era visto como un futuro adulto, nocomo un sujeto de derechos en sí mismo,apareciendo además en ese momento laescuela, que intervenía en el tiempo de lainfancia para lograr el adulto que el Estadoburgués necesitaba para su consolidación.Quienes se encontraban incluidos en elsistema escolar eran considerados “niños”,mientras que los que quedaban excluidosdel mismo eran denominados “menores” ycomo tales, sujetos a control social espe-cial por parte del Estado a través de los Tri-bunales de Menores. Sobre estos niños elEstado intervenía por considerar que eranproclives a la delincuencia si se encontra-ban en situación de vagabundeo, miseriao trabajaban en la vía publica, ya que esassituaciones eran vistas comodeterminan-

tes de un estado de peligrosidad de la cualla sociedad debía ser defendida.Esa intervención se fundamentó en queresultaba necesaria para la protección yasistencia de aquellos niños que se encon-traban en “abandono o riesgo material omoral”, ya sea porque se los considerabainsuficientemente cuidados en sus fami-lias, o porque de alguna manera con suconducta de deambular en la vía publicaperturbaban el orden. Desde esa época, seconsideró que una sentencia que estable-ciera la intervención del Estado en la vidadel niño por un término determinado através de medidas judiciales, que incluían laprivación de la libertad, constituiría unaprotección temporaria. Así se sostuvo queuna sentencia indeterminada en el tiempoconvertía a la “protección” en algo de ca-rácter permanente, y de esa manera se fuenaturalizando la violación de derechosfundamentales que los adultos tenían ga-rantizados en la ley.Las características con las que histórica-mente surgió esta intervención se mantie-nen aún hoy respecto a toda personamenor de 18 años que es acusada de co-meter un delito.Actualmente, si bien la edad de imputabi-lidad–es decir, cuando una persona puedeser considerada responsable penalmente–es a partir de los 16 años, por debajo de esaedad los niños pueden ser privados de su li-bertad por aplicación de medidas llama-das “tutelares”, previstas en las leyesvigentes tanto en el ámbito nacional (la Nº22.278) como provincial (la Nº 9.053).La aplicación de estas medidas permiteque, según lo expresado en distintos infor-

[Los límites constitucionales al poder de castigar del Estado no existencuando quienes cometen delitos son jóvenes ]

HACIA UN DEFINITIVO CAMBIO DE PARADIGMA

Dra. Marysel Segovia y Dra. María Eugenia Valle*

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mes técnicos de diagnósticos de persona-lidad, condiciones familiares y ambienta-les, etc., el juez de menores correccionalpueda “disponer” del niño ordenando,entre otras medidas, la permanencia juntoa su familia, o que sea privado de su liber-tad en un Instituto de Menores del que nopuede salir por su propia voluntad, para re-cibir un tratamiento llamado “tutelar” portiempo indeterminado, hasta que se com-pruebe que ha adquirido condiciones parasu reinserción social, pudiendo continuaresta medida aun cuando resulte inocenteo no se haya probado su participación enel hecho.

HACIA UN PROGRESIVOCAMBIO EN LA MIRADA DELA SOCIEDAD Y EL ESTADO

El principal acuerdo jurídico entre casi to-dos los países del mundo (menos EstadosUnidos) sobre una concepción del niñocomo sujeto de derechos –y no más comoun incapaz–data de 1989 y se instrumentóa partir de la Convención Internacionalde los Derechos del Niño.A partir de allí se abandonó el llamado“Paradigma del Patronato del Estado”, que

habilitaba al Estado, a través de un juez, aprivar de la libertad a numerosos niñoscon el pretexto de protegerlos. De estamanera se dio vida al nuevo paradigmaconocido como “la Protección de losDerechos de los Niños y Adolescentes”,dentro del cual se establecieron principiosa los cuales todos los Estados debían ajus-tar su intervención.Algunos de esos principios eran el llamado“interés superior del niño” –entendiendopor tal a la satisfacción simultánea e inte-gral de todos sus derechos–; la prohibi-ción de separar al niño de su núcleofamiliar por cuestiones sociales, inter-viniendo en estos casos el Estado conpolíticas de fortalecimiento familiar; y laaplicación excepcional de la privación dela libertad en caso de delitos, por untiempo determinado y el más breve posi-ble, limitada por garantías al igual que enel adulto.En nuestro país este paradigma comenzóa implementarse a partir de la sanción en2005 de la Ley Nacional de Promoción yProtección de los Derechos del Niño Nº26.061, con la que se derogó la Ley Nº10.903 de Patronato del Estado. Allí se es-tablecieron los derechos de los que deben

gozar todos los niños y adolescentes y laresponsabilidad compartida entre Estado,familia y comunidad para garantizar suejercicio.Asimismo, se previó la creación de un Sis-tema de Protección Integral de los Dere-chos del Niño y del Adolescente,sostenido a través de organismos adminis-trativos nacionales, provinciales y munici-pales, que serían los encargados de pro-mover los derechos de los niños y atendersus vulneraciones. También se es-tablecieron espacios intersectoriales deconcertación de políticas de infancia entreel Estado y la sociedad civil.

LA APLICACIÓN PENDIENTEDEL NUEVO PARADIGMA

¿Por qué aparece como necesario un cam-bio en las leyes que regulan la situación delos jóvenes en conflicto con la ley penal?Uno de los roles fundamentales del Es-tado en el nuevo paradigma es asegurar ypromover el ejercicio de los derechos delos niños y jóvenes, creando las condi-ciones para ello. Desde este nuevo enfo-que se plantea la necesidad de un Sistemade Responsabilidad Penal que parta de

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Cecilia Candia. Cosas que se pierden a la siesta. Microfibra s/ papel. 21 cm x 29,7 cm. 2011.

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considerar a los niños y adolescentes enconflicto penal como personas responsa-bles que pueden estar en condiciones deasumir las consecuencias de sus actos, y nocomo incapaces sujetos a tutela judicial.Algunas de sus principales característicasson:• Que a los niños les corresponden losmismos derechos y garantías que al adulto,pero con sanciones penales diferentes.• Que la aplicación de una sanción essólo como consecuencia de haber sidodeclarado autor responsable de lacomisión de un delito y no por ningunacaracterística referida a la personalidad, o ala mayor o menor peligrosidad del niño oadolescente.• La aplicación de un derecho penal de mín-ima intervención sólo para delitos graves queafecten bienes jurídicos concretos.• Un amplio catálogo de sanciones distin-tas a la privación de la libertad.• La privación de la libertad debe ser la úl-tima sanción a considerar y aplicarse porun tiempo determinado y el más breveposible.• La determinación por parte del Estadode una edad de imputabilidad por debajode la cual se prohíbe el ingreso al sistemapenal de un niño o adolescente.Algunas de las características men-cionadas que se vinculan con el debate so-cial instalado son la cuestión de la baja deedad de imputabilidad y el interrogantesobre si el sistema penal vigente para laspersonas menores de 18 es benévolo y suaplicación determina que la mayoría de losadolescentes vinculados al delito no ingre-sen al mismo.Al respecto podemos afirmar, siguiendoel análisis que venimos haciendo, que ac-tualmente cualquier niño por debajo de laedad de imputabilidad vigente puede serarbitrariamente privado de la libertad porrazones ajenas al delito y que la disminu-ción en esta edad no se relaciona con ladisminución de las estadísticas delictivas,ya que la participación de los adolescentesen hechos graves es escasa dentro delpromedio de delitos cometidos en el país,ni tampoco se vincula a la construcción demayor seguridad.Las personas que se consideren inimputa-

bles bajo ninguna circunstancia deberíaningresar al sistema de justicia penal, porqueel Estado ha adoptado la decisión, comobarrera de política criminal, de renunciara partir de una edad determinada acualquier tipo de intervención estatalcoactiva (expresada en la Convención delos Derechos de Niño, Art. 40, Punto 3.ay en las Reglas de las Naciones Unidaspara Menores Privados de la libertad,Punto 11.a).Como hemos descripto, el sistema vi-gente no se caracteriza por su flexibilidadsino por el ingreso discrecional a la pri-vación de libertad de numerosos niñosmenores a los 16 años, sin que existaninguna de las garantías penales ni proce-sales que caracterizan el sistema penal deadultos.Los ejes que debe respetar un SistemaPenal Juvenil como el descripto, adecuadoa los estándares internacionales de Dere-chos Humanos, no se fundamentan enque la conducta de los niños sea menos re-prochable a la de un adulto, sino en que losniños y adolescentes tienen una condiciónjurídica (status jurídico) frente al Estadodiferente a la del adulto, ya que el Es-tado tiene la obligación legal de asegu-rar el bienestar y desarrollo integral detodos los niños, incluidos aquellos a losque se le aplica la ley penal.

CÓRDOBA: DEBATE SOBRE PROCEDIMIENTOPENAL JUVENIL

En la Nación se están debatiendo proyec-tos de ley que regulen la aplicación delpoder punitivo del Estado en personasmenores de 18 años desde una concep-ción penal de acto; es decir, conside-rando que el niño o adolescente sólopuede ser sometido a un proceso penal yaplicársele una sanción por haber come-tido un hecho delictivo encuadrado en elCódigo Penal y no por sus característicaspersonales. Paralelamente, en Córdoba elproyecto de ley en debate –al igual que suantecedente, la ley Nº 9.053– continúanregulando la intervención punitiva del Es-tado desde una concepción de derechopenal de autor; es decir, a partir de diag-

nósticos e informes técnicos que determi-nen la personalidad y nivel de peligrosidaddel adolescente, junto con su contexto fa-miliar y social, y no por el hecho cometido.El proyecto de ley del Poder Ejecutivoprovincial de reforma sobre el Procedi-miento Penal para Adolescentes es unacopia casi textual del procedimiento co-rreccional vigente en la actual Ley Nº9.053 a partir del Art. 47, por lo que res-ponde al Paradigma del Patronato del Es-tado, que se basa en el actual DecretoNacional del Régimen Penal de MenoresNº 22.278, considerado inconstitucionalpor la Corte Suprema de Justicia de la Na-ción por violar garantías constitucionales yprincipios básicos establecidos en la Con-vención Internacional de los Derechos delNiño.Mientras en el Congreso de la Naciónestán en debate diversos proyectos de leypara que se derogue el actual Decreto Nº22.278 y se cree un régimen legal aplicablea las personas menores de 18 años en con-flicto con la ley penal, coincidiendo todosen que el objetivo del proceso penal es “es-tablecer la responsabilidad de las personasmenores de 18 años de edad (…) al mo-mento de la comisión de un hecho tipifi-cado como delito”, en Córdoba elproyecto recientemente aprobado plan-tea en su Art. 82 que “el objeto del proce-dimiento es la protección y asistenciaintegral de los niños y adolescentes enconflicto con la ley penal”.

REFLEXIONES FINALES

Entre las políticas públicas que deben serimplementadas desde un Estado de Dere-cho, las que se vinculan a un Sistema PenalJuvenil son las Políticas de Garantías queestablecen límites al ejercicio del poderpunitivo por parte del Estado. Éstas, nece-sariamente, deben coordinarse con otraspolíticas públicas como son las de edu-cación, salud, cultura, o el área social, engeneral dentro de un marco donde el Es-tado extienda las políticas universales e in-tegrales a todos los niños y adolescentes.Una sociedad y un Estado que se consi-dere democrático y en consecuencia res-petuoso de derechos, debería renunciar a

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aplicar el sistema penal a los niños inimpu-tables por debajo de una edad determi-nada. De esa manera asumiría que esresponsabilidad del Estado, la sociedad yla familia que esos hechos (delictivos)hayan sido posibles en la vida de esosniños. Un verdadero Sistema de Responsabili-dad Penal Juvenil es parte de la PolíticaCriminal y de la Política de Seguridad deun Estado y requiere de la comprensiónde los múltiples factores que inciden en lacomisión de delitos por parte de personasen desarrollo, y de una intervención puni-tiva respetuosa de los derechos y garantíasfundamentalesImplica, entre otras cuestiones, considerarla relación existente entre la seguridad per-sonal y el acceso a derechos a través de po-líticas sociales, en el marco de lo quealgunos llaman “Seguridad Humana”, laque se refiere no sólo a la seguridad de noser víctimas de delitos sino también degozar de una determinada cantidad de de-rechos y de un estándar mínimo y razona-ble de bienestar y calidad de vida. En estesentido, no debemos olvidar que el Estadohace 21 años asumió un indelegable com-promiso de ampliar y garantizar el accesoa derechos de todos los niños y adolescen-tes.A modo de cierre, nos volvemos a plan-tear algunas de las preguntas que a diario

se promueven desde algunos ámbitos:¿Ampliar la intervención coactiva del Es-tado para el caso de niños y adolescentesinfractores a la ley penal bajando la edadde imputabilidad se traduce en mayor pro-tección para alguien?Para los niños y adolescentes no, porquela protección no es el objeto de ningúnproceso penal.Para la sociedad tampoco, porque la pri-vación de libertad en niños por debajo delos 16 años no es ninguna novedad ennuestro país, ya que se viene haciendodesde hace mucho tiempo sin que estohaya significado disminución de la insegu-ridad o de las estadísticas sobre comisiónde delitos. Podemos observar que el modo en queactualmente se regula el poder de castigardel Estado sobre personas menores deedad contradice de manera significativamuchas de las percepciones de gran partede la sociedad construidas diariamente através de los medios de comunicación.Muchas veces estas percepciones se con-solidan en el imaginario social y desde ellasse proponen soluciones que promuevenla violación de los derechos de los niños yadolescentes, con el falaz argumento quede esa manera se construye seguridad

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D[*] Docentes de la Facultad de Derechoy Ciencias Sociales de la UNC.

Cecilia Candia. Dream I. Microfibra s/ papel. 15 cm x 20 cm. 2010.

BibliografíaBaratta, A. (1999) “Infancia y Democracia” en In-fancia, Ley y Democracia en América Latina. Análi-sis del panorama legislativo en el marco de la CIDN(1990-1999), Tomo 1 (2ª ed.). Bogotá, BuenosAires, Ed. Temis-Depalma.Beloff, M. “Responsabilidad Penal Juvenil y Dere-chos Humanos” en Justicia y Derechos del NiñoNº2, UNICEF (pág. 79).Beloff, M. (1999) “Modelo de la ‘protección inte-gral’ de los derechos del niño y de la ‘situaciónirregular’: un modelo para armar y otro para de-sarmar” en Justicia y Derechos del NiñoNº 1, UNI-CEF.García Méndez, E. y Bianchi,M. del C. (comps.)(1990) Ser niño en América Latina, de las necesida-des a los derechos. Galerna, UNICRI. García Méndez, E. y Beloff,M. (comps.) (1999)Infancia, ley y democracia en América Latina (2ª ed.).Santa Fe de Bogotá-Buenos Aires, Ed. Temis-Depalma.Larrandart, L. “El Control de la Infancia y la doc-trina de la situación irregular - La realidad Argen-tina” en Nullum Crimen. Revista de Ciencias Penalesy Criminológicas,Año II, Nº 2, Dic. 1993.Pinto, G. (2001) “Defensa Jurídica de niñas, niñosy adolescentes a partir de la convención sobre losDerechos del Niño” en Justicia y Derechos del NiñoNº3, UNICEF.Gomes da Costa, A. C. (s/d) De Menor a Ciu-dadão.Ed. FCBIA.

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Fotografía: Ariel Orazzi

[[CCoonnvveerrssaacciioonneess ccoonn eell DDrr.. EEuuggeenniioo ZZaaffffaarroonnii]]

“LOS POLÍTICOS ESTÁN SITIADOS PORLOS MEDIOS MASIVOS”El pasado 3 de marzo la Universidad Nacional de Córdoba distinguió con el título deDoctor Honoris Causa al ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Raúl Eugenio Zaffaroni. Hoy la Universidad convocó al doctor Jorge Perano paraentablar un diálogo acerca del fenómeno de la inseguridad, los debates políticos queeste tema genera, el rol de los medios de comunicación, las particularidades de la legislación penal vigente y la polémica mediática por la responsabilidad penal de los jóvenes menores de edad.

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− Entendemos, o al menos hay varios au-tores que entienden, que la seguridadpuede ser abordada desde muy distintospuntos de vista, de hecho se habla de se-guridad pública, privada, laboral, ciuda-dana, etc., y de las distintascontextualizaciones que se vienen reali-zando sobre este mismo tema. Tambiénse habla de seguridad objetiva y subjetiva,entendiendo por objetiva −a grandes ras-gos− a la comisión de delitos, y por segu-ridad subjetiva a esta sensación deinseguridad que genera en las personas.¿Usted entiende que en la construcciónteórica y en la realidad fáctica, tiene algúntipo de influencia directa esta sensaciónde inseguridad subjetiva?

− Yo no hablo de seguridad, seguridad esuna abstracción que se ha inventado y pre-fiero siempre hablar de cosas concretas.Las cosas concretas no son prevención,frecuencia de delitos (incluso a esta fre-cuencia tampoco la conoce nadie porqueel delito es otra abstracción). En lo con-creto lo que se maneja como amenaza, ylo que puede ser temible por supuesto, esla seguridad física, es decir la integridad dela vida. La violencia lesiva u homicida, laviolencia en todo sentido, incluso aquellaque abarca una cantidad de muertes queno son mostradas. En este sentido hay unmarco objetivo que a nadie parece intere-sarle mucho porque no se investiga, demodo que no tenemos perfiles de víctimasni de victimarios, identificación de cir-cunstancias de riesgo, no se dedica un pesoa investigaciones y como no se conoce elfenómeno real, mal se lo puede prevenir.Por lo tanto mi primera observación esque en toda esta construcción de realidada nadie le interesan los muertos. Si intere-sasen los muertos en serio lo primero quehabría que hacer es una investigación decampo sobre la situación actual.En segundo término hay una terminolo-gía mediática que es la que nos construyela realidad, gracias a un discurso que instalael pánico moral, o sea el terror ante el de-lito. Lo que me llama poderosamente laatención es que es el mismo discursodesde México, con 20 mil muertos, deca-pitados, castrados, etc. en el año pasado,

hasta Argentina que tenemos un índice de5 y tantos cada 100 mil muertos por ho-micidio doloso, Uruguay que tiene un po-quito menos que nosotros y Chile. Estediscurso es un discurso que se baja desdeEstados Unidos a partir de los años 80 conlas administraciones republicanas, y tiendea convertir al Estado en un Estado gen-darme, en un Estado que se ocupa exclusi-vamente de la represión. Así, EstadosUnidos está instalando una suerte de stali-nismo. A raíz de esto ellos poseen inver-siones siderales en el sistema penal quenosotros por supuesto no podemos tener,ningún país del mundo las puede tener,pero recibimos esa propaganda cada vezque en un país hay una tendencia hacia unEstado social, hacia un Estado más provi-dente, que se ocupa un poco más del bie-nestar de la gente. Cuando se instala unpoder que se orienta con los intereses delas corporaciones internacionales, un Es-tado que no interviene para nadie, quedice que los pobres se tienen que morirporque son pobres y no que se fortalezcanpara hacerse ricos, cuando pasa eso estediscurso desaparece; cuando tenemos unadictadura militar este discurso está prohi-bido. Es un manejo político. Por supuestohay un dato de realidad pero ese dato, re-pito, no le interesa a nadie.

− Cuando usted sostiene que el delito esuna abstracción…

− Lo que quiero decir con que es una abs-tracción es porque, si alguien me puededecir qué tiene que ver una injuria con laviolación de una mujer, se lo voy a agrade-cer. Lo único que tienen en común es queestán en el Código Penal, entonces no ha-blemos de delito en abstracto.

− También hay algunos teóricos que sos-tienen que el delito es una construcciónsocial, una construcción de poder polí-tico, en la cual intervienen muchos acto-res sociales.

− Claro que es una construcción de poder,si vemos qué es lo que nos muestran comodelito, nos muestran como “el delito” sola-mente el del chico del barrio precario,

ahora no nos muestran como delito el dela macro estafa que vivió la Argentina enlos años 90 que causó millones de víctimasy cuyas consecuencias estamos pagandoaún hoy.

− Y en esta construcción colectiva deldelito, ¿cuál es la participación de la so-ciedad en general y el lugar de la prensaen esa construcción?

− La sociedad es víctima de esta construc-ción, nosotros no nos enteramos de la re-alidad por contacto directo con ella, yo notengo contacto directo con lo que está pa-sando en la Libia de Khadafi en estos mo-mentos, me entero porque hay unaconstrucción a través de los medios masi-vos que seleccionan lo que me muestran.Sería largo hablar de cómo los medios ma-sivos seleccionan la realidad, y esa realidadse construye como lo hace toda nuestrarealidad, hay determinadas cosas que lasvamos dando por presupuestas y no lascuestionamos. Cuando se da por presu-puesto que con la represión prevengo eldelito, que el delito nos está matando atodos, que salimos a la calle y nos matanen la esquina, se instala una sensación depánico que se da por presupuesta y estoinstala un mundo paranoico. El resultadode un mundo paranoico produce variosefectos, hay efectos reproductores de le-siones, todo ese mundo paranoico repro-duce delito; no nos olvidemos que cadamensaje de esos es un mensaje que se tiraa una sociedad, con una población hetero-génea, con distintas condiciones subjeti-vas de cada uno, en la cual hay muchaspersonas con una salud mental bastanteabollada y el clásico mensaje de BernardoNeustadt de que “entran por una puerta ysalen por la otra”, algo que le aseguro nopasa. Ese viejo mensaje es un mensaje deinstigación porque para algunos producemiedo, pero para otros es: “hacé cualquiercosa que no te va a pasar nada”.

− Existe una relación entre políticas so-ciales y penales, en el sentido de que cadavez que el Estado social se retira, eselugar es ocupado por un Estado penal.Las consecuencias en políticas públicas

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para algún tipo de gobiernos de tinte ne-oliberal o que se sienten referenciados enel llamado Consenso de Washington…

− Cuando se habla de neoliberal a mí nome gusta la expresión, porque el pensa-miento liberal es una expresión respetable;estos gobiernos son directamente spence-rianos, genocidas, de alguna manera seavanza aunque sea una catástrofe.

− ¿No existe el riesgo que la aplicaciónde políticas de seguridad pública termi-nen revictimizando a los sectores másvulnerables que, por otra parte, son losseleccionados por el sistema?

− Esas son las medidas que desde la lógicaspenceriana se quieren tomar, que en defi-nitiva lo que busca es controlar a esos sec-tores, insisto que no les importaabsolutamente nada la realidad. Por ejem-plo, el mensaje que se mandó con el fenó-meno Blumberg fue que el secuestro depersonas era una actividad rentable. Haytres clases de secuestro: está el secuestroque se parece al robo, que es el secuestroexpress; el secuestro bien hecho, desde elpunto de vista criminal, que necesita unaorganización muy fuerte, muy técnica,muy precisa, si es que no actúa con cober-tura oficial; y el secuestro estúpido, el se-cuestro bobo, el secuestro del que cree(como resultado de esa propaganda) quesecuestrar a una persona es fácil, entoncessecuestra al vecino, después el vecino lo re-conoce y el delincuente lo mata. Ese es elsecuestro más peligroso para la víctima yes el que incentiva el discurso que sostieneque cualquiera puede secuestrar y que ade-más el secuestro es muy rentable. Yo nosé cuántos muertos se habrá cobrado el“caso Blumberg”, pero habría que investi-

garlo. Si hay que criminalizar a ese sectorsocial lo van a hacer, porque es el sector ex-cluido. O hay una política de inclusión ohay una política de represión. Las políticasde represión terminan en masacre siem-pre, es inevitable. Estas políticas son pro-pias de Estados autoritarios por más quese disfracen de democráticos, terminanproduciendo masacres que tienen distin-tas características: gatillo fácil, ejecuciones,desaparición de personas, que inevitable-mente terminan en una total autonomiza-ción de fuerzas policiales que operandirectamente al margen de la autoridadpolítica, o funcionalmente a esa autoridadpolítica que sólo quiere el control de esossectores.

− Si bien no se pueden dar recetas genéri-cas, ¿cuáles serían a su criterio los linea-mientos que debería tener la políticapública policial en un Estado democrá-tico?

− Primero deberíamos cambiar el modelogeneral de policía de ocupación territorialque copiamos de los Borbones para pasara una policía de base comunitaria, para locual tenemos que hacer lo contrario a loque aconseja Estados Unidos y lo mismoque ellos hacen; o sea, imitar a EstadosUnidos y no hacer lo que ellos nos dicenque hagamos. Cuando ellos dicen “centra-licen policías” nosotros tenemos que des-centralizar. Nunca copiamos la policía delcondado de Estados Unidos, creo que de-bemos aproximarnos a eso, no digo sheriff

electo, pero más o menos. Yo veo el fenó-meno de Argentina, por ejemplo, con lapolicía bonaerense con 50 mil efectivos yestoy totalmente seguro que por más queuno ponga a San Francisco de Asís a ma-nejar esa policía, se le descontrola. Creoque tenemos que ir pensando, en el casode la provincia de Buenos Aires, en unatransferencia de policías de seguridad a losmunicipios; si pensamos en términos rea-les, los municipios del Gran Buenos Airesinstitucionalmente son municipios, peroen la realidad sociológica son gobernacio-nes, municipios con más de un millón ymedio de personas, es más que una pro-vincia en términos poblacionales, enton-ces mínimamente tenemos que darle alintendente el poder que tiene un gober-nador, la posibilidad de manejar policía deseguridad, no digo la policía de investiga-ciones criminales ya que eso debe mante-nerse centralizado, pero la policía deseguridad de calle sí, porque es muchomás sencillo controlar a 3 mil personasque a 50mil. Y por otro lado va a ser un in-terés inmediato de la manifestación tercia-ria del Estado, que está en contactodirecto con la población de la que será res-ponsable y destinataria de los reclamosque se le dé en cuanto al servicio de segu-ridad pública.

− ¿Podemos decir en el ámbito penalque todo lo que sea macro, numérica-mente hablando, podría ser desaconseja-ble? Pienso en macro-cárceles,macro-estructuras de seguridad…

− Correcto, pensemos en el macro−hos-pital y nos pasa lo mismo, ya no funciona.Es caro, es difícil de controlar, requiere unainfraestructura enorme, cualquier incon-veniente que haya perturba el funciona-

“Las políticas de represión terminan en masacre

siempre, es inevitable”.

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Académico, categórico, erudito,indiscutible, audaz, controverti-ble, provocador, pero por sobre

todas las cosas, sensible, crítico, humilde.Sin duda algunas de esas y muchas otrascualidades que serían inacabables de enu-merar posee el Prof. Dr. Eugenio RaúlZaffaroni. Su enamoramiento por el abor-daje de los temas sociales que forman ytransforman la vida de las personas, regis-tran remotos antecedentes. Es una de lasmentes más lúcidas que tiene nuestro país,posee una dilatada y riquísima tradición enla forma en que ha abordado –y aborda–las cuestiones sociales, en especial, la cues-tión del conflicto social. Desde la perspectiva judicial, integra elmáximo tribunal de justicia del país–como lo es ser magistrado de la CorteSuprema de Justicia de la Nación–, ha-biendo sido hace tiempo atrás juez y vocalde la Cámara Nacional de Apelaciones enlo Criminal y Correccional de BuenosAires. Desde la perspectiva política, se hadesempeñado como convencional cons-tituyente en la reforma de la ConstituciónNacional en el año 1994, siendo funda-mental su actuación a los fines de la incor-poración de los tratados internacionalesde derechos humanos a la nueva constitu-ción. Ha sido también convencional cons-tituyente de la ciudad de Buenos Aires enel año 1996; Diputado de la ciudad deBuenos Aires e interventor del InstitutoNacional de Lucha contra la Discrimina-ción, la Xenofobia y el Racismo (INADI).También ha sido autor de proyectos de re-formas a los códigos penales argentino,ecuatoriano, costarricense. Desde la pers-pectiva académica, ha obtenido numero-sísimas distinciones como doctorHonoris Causa en diversas universidades–nacionales y extranjeras–, entre las que seencuentra la UNC, y es el único latinoa-mericano que ha obtenido el Premio In-ternacional de Criminología. También ha

sido director del Instituto Latinoameri-cano para la Prevención del Delito y elTratamiento del Delincuente, institutoque pertenece a la ONU. Pero por sobre todas las cosas es una per-sona con un permanente compromisocientífico-académico-político. Su claraperspectiva en defensa de los derechos hu-manos y la persona ha sido –y es– el eje desu prolífica producción literaria. Sólo pornombrar algunos de sus textos más influ-yentes, En busca de las penas perdidas es, sinduda, libro de consulta obligada paratodos los que de alguna manera intenta-mos deconstruir la conformación y actua-ción de los sistemas penales, para luegovolver a construirlo desde otra perspectivay con otras bases teóricas. En otro de sustextos, El enemigo del derecho penal, noscomparte allí sus reflexiones filosóficas, cri-minológicas y sociales sobre las profundasy devastadoras consecuencias humanasque conlleva la adopción de políticas detolerancia cero como elementos de con-trol de la violencia social. En Estructuras ju-diciales aborda las cuestiones atinentes a losmodelos de magistraturas, a las funcionesdel Poder Judicial –manifiestas y latentes–.Por supuesto que no vamos a detallar la in-numerable cantidad de obras en las que hatrabajado, ya sea de carácter dogmático-penal, como criminológicas; serían largaslas páginas que dedicaríamos a ello.Sin embargo, lo que es claro en la perspec-tiva de Zaffaroni es la permanente invita-ción a la reflexión entre la proposiciónpretendidamente aséptica de un derechopenal que se dice encargado de resolver losconflictos sociales, y la forma de selectivi-dad natural que todos los sistemas penalesdel mundo han demostrado en su opera-tividad cotidiana. A partir de tales reflexio-nes, su obra toda conforma la másimportante construcción sistemáticaorientada a la contención y reducción delpoder punitivo

EN PERMANENTE COMPROMISO CIENTÍFICO,ACADÉMICO Y POLÍTICO

Por Jorge Perano

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miento de una máquina inmensa, en lugarsi uno tiene pequeñas unidades cualquiercosa que suceda afecta a una unidad perono afecta al total. La obra macro es propiade los años 50 o 60, el criterio actual es ma-nejar unidades pequeñas con control per-sonal. En una cárcel lo vemos, en la medidaen que hay mayor interacción satisfacto-ria entre el preso y el personal se crean vín-culos éticos de mayor corresponsabilidady por lo tanto no son tan necesarios ma-yores mecanismos de seguridad externa omecánicos.

− Recién aludió usted a cifras de crimina-lidad. Por estos días la Ministra de Segu-ridad ha comunicado públicamente quelos índices de criminalidad bajaron. Si te-nemos en cuenta que las estadísticas ofi-ciales emanadas de la DirecciónNacional de Política Criminal tambiénindican eso, pero al mismo tiempo haymás personas presas, ¿cómo se puede ex-plicar que bajen los delitos pero, almismo tiempo, la cantidad de personasalojadas en instituciones penitenciariasaumente?

− Lo que sucede es que el número de pre-

sos no tiene nada que ver con la frecuenciadelictiva, son dos cosas independientes;tampoco tiene nada que ver la frecuenciadelictiva con el número de denuncias, de-pende de otros factores. En Argentina elnúmero de presos no depende de laspenas ni del Código Penal, depende de loque cada provincia haga con su ley de ex-carcelación, eso nos altera totalmente elíndice de prisionalización. Nosotros tene-mos cerca de un 70% de presos sin con-dena y eso nos está indicando que un 70%depende de la ley local de excarcelación.Si la provincia de Buenos Aires, que es laque mayor número de presos tiene, mo-difica su ley de excarcelación nos modificael número de presos de todo el país; sola-mente la provincia de Buenos Aires tienemás presos que el Estado Nacional.

− ¿Entonces no atribuye esta diferenciaen los índices a que los jueces estén con-denando a penas más largas como efectode la reincidencia?

− No, estamos manteniendo el índice decondenados en alrededor del 30%, por esocuando se habla en nuestro país del trata-miento y de la resocialización, en realidad

se habla por el 30%de condenados que te-nemos, el 70% restante está en un depó-sito.

− Una problemática que también es re-currente en la sociedad es la cuestión dela responsabilidad penal juvenil, teniendoen cuenta que tanto en el Senado de laNación como en la Legislatura Unica-meral de Córdoba se están debatiendoproyectos sobre el tema. ¿A su criterio,son compatibles con una ley de respon-sabilidad penal juvenil las medidas tutela-res?

− Lo que primero debo decir es que existeuna construcción mediática que buscacrear la imagen de que entre la franja de 14y 16 años estamos llenos de homicidas; esmentira, absolutamente mentira. ¿Cuán-tos homicidios hay protagonizados porpibes de 14 a 16 años? No pasan de 20 poraño en un universo de cerca de 2 mil, esmás, diría que esa franja etárea está sub-re-presentada; esta construcción que generaescándalo da lugar a esa aberración técnicaque llaman “baja de imputabilidad”.En segundo lugar, desde los 16 años noso-tros tenemos responsabilidad penal, ate-

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nuada, un tercio menos, lo que sea, peroen definitiva es responsabilidad penal igualque todo el mundo. La franja de 14 a 16años es en la que se aplica las llamadas me-didas sin proceso, en las cuales se está in-curriendo en una grave violación de losderechos humanos; las medidas puedenllegar a ser las internaciones en institutosde menores, y esto, por más que al chicolo traten bien y lo cuiden, es privación de lalibertad.

− Más allá que dogmáticamente tengacualquier nombre...

− Cualquier nombre, cualquier interpre-tación y cualquier discurso, si voy a meteren prisión a alguien antes tengo que ha-cerle un proceso como me lo harían a mí,como se lo harían a usted, como se lo pue-den hacer a cualquier otro ciudadano;antes que aplicarle a un chico cualquiermedida privativa de la libertad hay queprobarle que hizo lo que dicen que hizo,con fiscales, abogado defensor y un juez.Terminemos con la historia del juez demenores que dice “yo soy el padre”; ustedno es el padre, usted es el Estado.

− En el ámbito legislativo se suelen con-fundir estas nociones…

− En el ámbito legislativo algunos se con-funden, otros se asustan, otros oportuna-mente se montan en el discurso represivosin importarles los daños irreversibles quepueden ocasionar en muchos pibes y otrosatemorizados votan cualquier cosa paraque no se les vengan encima los mediosmasivos. Este es un fenómeno político ge-neral, los políticos están sitiados por losmedios masivos y las campañas de bom-bardeo continuo de noticias rojas. A veceslos técnicos tenemos nuestro grado de

responsabilidad porque no sabemos sersinceros y a veces algunos políticos (yo nohago antipolítica) tienen un considerablegrado de responsabilidad porque no tie-nen la suficiente valentía.

− En un sistema de responsabilidad penaljuvenil, ¿qué principios y garantías debenser iguales a la de los adultos, y qué medi-das y garantías deben ser distintas?

− Las garantías procesales deben ser pare-jas. Todo ciudadano si se le asocia cual-quier consecuencia por la comisión de undelito hay que probarle que es autor o res-ponsable de ese delito, tenga la edad quetenga. Los adolescentes y los niños tienenque haber llegado al derecho penal de ga-rantías del S. XVIII lo que en definitivadice la convención internacional es eso,respecto de las garantías que los adultostienen en materia procesal. En materia deconsecuencias penales evidentemente nopueden ser iguales ya que el adolescente seencuentra en un momento psicológica-mente evolutivo y la esfera emocional yafectiva no está totalmente desarrollada.Si yo a los 16 años me agarraba a piñas conun compañero de colegio me poníanamonestaciones, si ahora en la reunión delConsejo Directivo de la Facultad de De-recho le tiro un tizazo al decano llaman aun psicólogo. ¿Por qué? Porque se su-pone que uno tiene un grado de madurez,no de inteligencia; desde los 13 años tene-mos el número de neuronas necesariaspero en la esfera afectiva claramente haydiferencias

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[[**]] Abogado especialista en crimi-nología, titular de la Cátedra deCriminología de la Facultad deDerecho y Ciencias Sociales de laUNC. Integrante del Observato-rio en Prácticas de Derechos Humanos de la UNC e investiga-dor en la misma institución. Defensor Público Oficial en laJusticia Federal.

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CUATRO FOTOGRAFÍAS...

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TRES MIRADAS

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¿Qué nos sugieren estas imágenes,acaso dislocadas de una realidadque quiere mostrarse “moderna”,

libre de males propios de otra época?Pues, no.Claramente sonunamuestra delpresente. Distintas escenas en un mismoescenario en donde domina la más abso-luta precariedad de condiciones laborales.En un extremo de la muestra, visiones deun campamento, una tienda o carpa, oapenas un improvisado techode campaña,conniños que acomodan loquehabrá ser-vido de cobijo en el descanso nocturnoluego de una suma ininterrumpida de tra-bajo a destajo, presurosos para reiniciar lajornada. Sugiere “trabajo infantil”, unamujer y más niños al fondo de la imagenhacen que sea un componente de un tra-bajo de dimensión familiar. Nada nuevopara quienes conocen la historia del tra-bajo campesinoo indígena en todoel con-tinente.Enotra parte de la secuencia de imágenes,una suerte de panteón moderno. Tientarecurrir a la simple metáfora de “nichomortuorio”, sólo que de chapa. Remitetambién a lo que muestra la historia con-temporánea en tiempos de surgimientodel capitalismo, en que el denominado“sistema de camas calientes” era una suce-siónde cuerpos en reposo, apenas dispues-tos a ser devorados por la máquinaemergente de la fábrica. Así, estos nichosmodernos, campestres en este caso, sonapenas un espacio indigno para la reposi-ción de la vida.Otra imagen, la del retrete, más indignoaún, sin siquiera una letrina, ni nada queguarde elmás elemental espacio de intimi-dad.Como síntesis: trabajadores rurales sopor-tando condiciones de hacinamiento en

esas casillas de chapa, sin –además– otrascondiciones de infraestructura tales comoelectricidad, suministro de agua corriente,baños, ni qué decir de provisión de aguapotable.De lo observado se desprenden interro-gantes que tienen, en un planteo lógico yconsecuente, respuestas derivadas: si esasson las condiciones materiales –aquellasque no pueden ocultarse sino tras vallas,cercos o el aislamiento geográfico–,¿cómo son las condiciones “contractua-les”? Seguramente plagadas de arbitrarie-dades, desde las modalidades ytemporalidad del pago, hasta cuestionesde organización de proceso productivovinculadas al disciplinamiento de lamanode obra, donde intervienen una variedadde castigos y sanciones.El conjunto de imágenes nos remite a no-ticias recientes, de apenas iniciado 2011,tras la “detección” de casos de explotaciónde mano de obra en condiciones de “es-clavitud/servidumbre” en distintos esta-blecimientos y/o emprendimientosagrícolas deArgentina.No nos detenemos en estas líneas en elporquéde esa emergente–por ciertomuytardía– intervención de los organismosoficiales (Administración Federal de In-gresosPúblicos yMinisterios deTrabajo),ni en el papel del gremio cuya función esvelar por los derechos de estos trabajado-res, o bien luchar por y con ellos. Funda-mentos que rondan el ocultamiento, ladilación, la negligencia o la especulaciónpolítica de baja estofa.Noticias recientes para hechos y condicio-nes que con el apelativo de “trabajo es-clavo” remiten a condiciones de otraépoca. No son sino la condición mismadel capitalismo, aquel que pretende exoti-

zar lo que no quiere asumir comopropio,comoconstitutivo de su condición intrín-seca, de optimización de la inversión; omejor dicho, minimizar ésta a la menorcantidad y calidad que sea posible, funda-mentada en sumás pura lógica consistenteen la extrema avidez de lucro, en todos losespacios.No por “novedoso” o sorprendente,como acaso pretende demostrarse, esnuevo. Como ocurre cuando cada tantose nos “sorprende” con la muerte de unniño por desnutrición o la más elementalenfermedad evitable en algúnhospital pú-blico norteño o del conurbano bonae-rense. Son condiciones estructurales, enun orden social donde las formas de orga-nización capitalista valorizan todo lo queencuentran y apropian a su paso.No son las formas deorganizacióndel tra-bajo típicamente capitalistas las que eseorden social presenta como virtuosas enuna justa retribución de esfuerzos y capa-cidades; es decir, el pago de un salario porla venta de la energía humana, y una retri-bución suficiente comopara que el traba-jador propietario de esa energía pueda conel paso de los años poner en disposicióndel capital un trabajador igualmente do-tado de fuerza y conocimientos comopara ser reemplazado generacionalmente.No es ese el caso de los trabajadores rura-les temporarios.Es válido preguntarnos cómo estos traba-jadores llegan a semejantes condiciones.Yla respuesta no es alejada de las jóvenescuyo destino encuentra otro “trabajo es-clavo”, como la prostitución. La respuestaestá en el deterioro creciente de sus condi-ciones de vida en el interior del país, o en eldespojo de sus tierras en donde desde elsiglo previo campesinos e indígenas en-

UNA CARA INOCULTABLEDEL CAMPO ARGENTINODr. Luis Daniel Hocsman*

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contraron sudestino trashumante por unau otra cosecha, en un casi ininterrumpidocircuito de migraciones temporariascomo cosecheros de frutas, yerba mate,caña de azúcar, algodón, etc.; sembrado-res y labradores de tabaco y hortalizas; po-blando geografías, transitandorespectivamente por caminos y vías férreas–cuando éstas existían– de Mendoza oSan Juan, Alto Valle de Río Negro y Tu-cumán, Misiones y Corrientes, Salta yJujuy, Chaco, nuevamente Salta y Co-rrientes, Buenos Aires; regresando sí, enalgunos meses para reponer su fuerza detrabajo, ya no en esas casillas de chapa olonas.La fuente actual e inagotable de estos tra-bajadores está en los mismos espacios, las

provincias extra-pampeanas, ahora másimpactadas que en casi 150 años de histo-ria, desde la constitución de Argentinacomo nación agroexportadora. En uncampo sustentado en unmodelo de simi-lares características. Sóloque la policromíade vacas, maíz y trigo ha cedido al “verdesoja”. El resto es ya bien conocido, no esnovedad ni noticia, es lo que domina elpaisaje pampeano y extra-pampeano, salvoen los reductos resistidos por campesinosempecinados en Santiago del Estero, y encada uno de esos rincones en los cuales sereproduce la vida, cuando no se está en…otra vez, las imágenes que acompañan estanota. Expansión de la superficie cultivada,“cosecha récord”, año tras año, incesante-mente desde mediados de la década del

70, exponencialmente desde los 90,multi-plicado este “agronegocio” con los bene-ficios del cambio monetario y elevaciónde precio internacional luego del año2001, más y más expansión de la fronteraagrícola de monocultivos para exporta-ción, y el contrapunto de incesante des-pojo y apropiación de territorioscampesinos. Imágenes que no son resabioesclavista, sino la cara inocultable delcampo argentino H

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[*] Director del Doctorado en EstudiosSociales Agrarios del Centro de Estu-

dios Avanzados y la Facultad de Cien-cias Agropecuarias de la UNC.

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Por decreto nacional, 2011 fue de-clarado “Año del Trabajo De-cente, la Salud y Seguridad de los

Trabajadores”. La Administración Fede-ral de Ingresos Públicos (AFIP) le hizohonor lanzando una batería de inspeccio-nes, colocando en escenamediática el lla-mado “trabajo esclavo”. Tal como las fotosque acompañan esta nota, ellas hacen visi-bles y reconocibles a sujetos trabajadoresjurídicamente poco existentes. DesdeGrecia oRoma, cuyos esclavos y construc-tores físicos no eran ciudadanos, pasandopor una Revolución deMayo que excluíaa esclavos, nativos y a “vagos ymal entrete-nidos” (desocupados), hasta el desconoci-miento contemporáneo de ciudadaníalaboral,mutatis mutandi, la cuestión parecela misma: la lucha por una ciudadanía so-cial del trabajador ocupado o autónomoo, en otros términos, por el trabajo de-cente.El conceptode trabajo decente elaboradopor laOrganización Internacional delTra-bajo (OIT)pone énfasis en el empleopro-ductivo, justamente remunerado y encondiciones de libertad, equidad, seguri-dad y respeto a la dignidad humana.Debecumplir con cuatro condiciones:a) Respetar los principios y derechos fun-damentales en el trabajo y las normas in-ternacionales del trabajo, entre los que sepriorizan la eliminación del trabajo for-zoso, la erradicación del trabajo infantil, eltrato igual y la libertad sindical.b) Asegurar oportunidades de empleos eingresos adecuados.c)Otorgar protección social.

d) Lograr el diálogo social.Se debe comenzar entonces por erradicarel trabajo esclavo que, si bien persiste en elmundo, asume formasmenos ostensiblesen el ámbito nacional. Los convenios deOITNº 29 de 1930 yNº 105 de 1957, lodefinen como “todo trabajo o servicio exi-gido a un individuo bajo la amenaza deunapena cualquiera y para el cual dicho in-dividuono seofrece voluntariamente”. Lascaracterísticas esenciales son la coacción yla negación de la libertad traducidos en,por ejemplo, “la privaciónde cualquier de-recho o ventaja o privilegio como ascen-sos, traslados, acceso a un nuevo empleo,adquisición de determinados bienes deconsumo, viviendaoparticipación enpro-gramas universitarios”.Podría pensarse en el Código Penal parasolucionar las cosas. Es posible que algu-nas formas de trabajo forzoso sean trata-das como reducción a la servidumbre,pero la mayoría no quedaría enredada enesa figura.Los casos concretos suelen verificarse enlos sectores de indumentaria, calzado,rural e industria ladrillera quehanocupadoa la AFIP. Pero también en el trabajo do-méstico conmás omenos formas abiertasde “criadas” o el sometimiento a condicio-nes agudas de acoso moral, desconoci-miento de jornada, remuneraciones ycondiciones de trabajo. En estas activida-des, la voluntariedad puede suprimirsecuando los trabajadores son inducidos aengaño y víctimas de falsas promesas, se lesretienen los documentos de identidad ose les obliga a permanecer a disposiciónde

un empleador, se instituye la servidumbreo el sometimientodirecto por deudas o seexplota la necesidad extrema de grupossumergidos económicamente y sin esca-patoria social. La Comisión de Expertosde la OIT ha ampliado considerable-mente el concepto de trabajo forzoso acasos que no se aprecian tan cinematográ-ficos sino bastante sutiles.Otro extremo de trabajo forzoso es latrata ilegal de personas. ElArt. 121delCó-digo Penal responsabiliza al que “captare,transportare o trasladare, dentro del país odesde o hacia el exterior, acogiere o reci-biere personasmayores de dieciocho añosde edad, cuandomediare engaño, fraude,violencia, amenazao cualquier otromediode intimidación o coerción, abuso de au-toridad o de una situación de vulnerabili-dad, concesión o recepción de pagos obeneficios para obtener el consentimientode una persona que tenga autoridad sobrela víctima, con fines de explotación”.Noes necesario aclarar que la prostituciónfemenina y masculina lograda con perso-nas menores y mayores bajo condicionesde negación de la libertad directa o indi-recta, mediante diversidad de mediosdesde la coacción personal hasta el trans-porte a zonas alejadas, el aislamiento, la de-pendencia económica de la víctima, elaprovechamiento de la descomposicióndel entorno afectivo o familiar, tambiénson trabajos en aborrecible “relación dedependencia”.Igualmente, el trabajo infantil, entendidocomo el despliegue de actividades labora-les por debajo de los 18 años, sigue aniqui-

SOBRE LA CONDICIÓNLABORAL ARGENTINA

Dr. César Arese*

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lando socialmente a generaciones deniños. Las únicas ocupaciones de los pibesson jugar y estudiar.Ciertamente, laAsig-nación Universal para la Inclusión Socialde 2009ha sido el primer granpaso contrael trabajo infantil, pero convengamos quela reinserción lúdica y educativa de quie-nes vivenmisérrimamente y en la pobreza,es utópica si sólo depende de inyeccionesde fondos a hogares humildes.Estos casos extremosde explotación labo-ral sonprioritarios y deben ser atacados enforma inmediata. Pero no son losmás ex-tendidos. En realidad, los otros centros degravedad sobre los quedebería girar un sis-tema destinado a alcanzar el trabajo de-cente son:• La supresión de un millón de siniestroslaborales por año, que son una verdaderahecatombe de la que no se termina detomar conciencia1.• La erradicación definitiva del trabajoirregular, es decir, total o parcialmente noregistrado, hoy por el 33,6%de trabajado-res sumergidos, es decir, al margen de laprotección laboral y de la seguridad socialy del ejercicio de la libertad sindical.• La generación de puestos suficientes decalidad, adaptables a la evolución econó-mica y sus cambios y, en consecuencia, detrabajadores formales y capacitados.• La extensión de la seguridad social cual-quiera sea la condición laboral si se nece-sita cobertura de salud, educación,vivienda, etc.Las fotos del peormundo del trabajo quetransmite la AFIP a través de los mediosde difusión cada vez que hace una inspec-

ción, son fogonazos mediáticos impres-cindibles. Las soluciones penales tambiénson necesarias y ejemplificativas. Perofrente a quiebres estructurales, las solucio-nes son igualmente estructurales. Se tratade cambiar un modelo de ponderacióndel trabajo que hasta hace poco tiempo(los 90) consideraba la exclusión comouna falla genética del sistema. La respuestarefleja es, entonces, cambiar el sistemapo-lítico, económico y social. No hay dudas.Pero entre el inmediatismo y las respues-tas imprescindibles, debe pensarse encumplir unprograma sostenidode inspec-ción técnico laboral coordinado entre lasprovincias y el gobierno federal, destinadoa cambiar el estado de cosas. Por ejemplo,frente al trabajo agrario en condiciones ile-gales, se han generado en Santa Fe y Cór-doba, reglamentos administrativos decondiciones mínimas de trabajo en cam-pamentos rurales, ahora imprescindiblespara que seanhabilitados comocentros deocupación decentes.Llegar a todos los lugares de trabajo, urba-nos y rurales; verificarlos, sancionar, asegu-rar el cumplimiento de las condicioneslegales y decentes de trabajo; garantizar elderecho de los trabajadores de organi-zarse, negociar y hasta llegar al conflicto,son tareas profundas que producen cam-bios parciales pero definitivos.En ese sentido, el gobierno nacional fijólos “Objetivos de Desarrollo del Milenio2003/15” en disminuir el desempleo pordebajo del 10%, la irregularidad en tasas in-ferior al 30% y los ingresos inferiores a lacanasta básica por debajo del 30%; ampliar

la cobertura de la seguridad social por en-cima del 60% y erradicar el trabajo infan-til. Se avanzó palpablemente, pero sólouno de los objetivos (desempleo) se hacumplido hasta ahora.A modo de cierre, viene a cuento recor-dar que en 2011 vence el “Programa paraelTrabajoDecente 2008/2011”, suscriptopor OIT, la Confederación General delTrabajo (CGT), la Unión Industrial Ar-gentina (UIA) y elMinisterio de Trabajode laNación, que fijó propósitos similaresde difícil cumplimiento en lo que quedadel año. Pero, en fin, el trabajo indecenterecibe el escrache y la repulsa pública; lacondición laboral argentina es motivo dediagnósticos y pronósticos, y el trabajo de-cente es un valor instalado. De esto sehabla y ya es muy importante

1 La cifra surge de sumar los 635mil accidentes yenfermedades anuales registradas por la Superin-tendencia deRiesgos deTrabajo en2009 a la pro-yección hipotética de siniestros de quienes seencuentran en condición irregular (36%).

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AS[*] Docente de la Facultad de Derecho y

Ciencias Sociales de la UNC.

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Cuatro instantáneas caracterizadaspor encuadres apaisados sin hori-zontes, colores fríos, perspectivas

engañosas, clausuradas, inexistentes. Per-sonas, congeladas por la cámara, anónimas,ingenuas, inocentes, esquivas, sonrientes,difuminadas, apenas sombras.Cuatro instantáneas dominadas por líneasverticales que compartimentan el encua-dre como rejas. Fragmentos claustrofóbi-cos de ambientes expulsivos. Nichos enlos que no se duerme el sueño eterno, des-lumbrantes contenedores de nietos, bis-nietos, tataranietos de aquellos dueñosprimigenios de estas tierras, explotados,cuyas vidas habitanpara siempre en los pai-sajes nativos reflejados en filmes como “Elviaje hacia la muerte del viejo Reales” deGerardoVallejos, “El familiar” deOctavioGetino o “Las aguas bajan turbias” deHugo del Carril.Cuatro instantáneas prácticamente sinrostros que exponen la piel oscura que in-dividualiza, personifica, resignifica el dolorprofundo y el justificado resentimientodel hombre explotado. ¿Lo fotografío?¿Cómoestructurar la composición, cómodesafiar el derrotero de estos hombres,mujeres y niños aplastados contra fon-dos… sin cielo? ¿Unaperspectiva? ¿Cuál…quizás aquella que alumbre un claro en elbosque… final?¿Cuatro instantáneas? ¿Quién las tomó?¿Fotógrafo que sorprende, sin agredir alagredido, pues es sólo uno de ellos, unoque también comparte las fatigas y elmal-trato diario? ¿Testimonio atrapadopor laminicámara de algunode sus teléfonos ce-lulares? ¿Sólo un juego para recordar uninstante o plasmar la denuncia silenciada?¿Nada más que la inquietud de un “vo-yeur”, ansioso por reconocer lo mani-

fiesto? ¿Una cámara infiltrada en el “cam-pamento” que dispara según lo permita eldeambular caprichoso de las miradas delguardia?Cuatro instantáneas. ¿Quién encargó lasfotos? ¿Enquémedio se publicaron? ¿Al-guna de ellas formóparte del contexto deuna nota periodística que denuncia el tra-bajo esclavo? ¿Quién permitió la entradadel fotógrafo al “campamento”? ¿Debiósobornar a un guardia? ¿Cuánto cobrópor las tomas? ¿Le pagaron?... ¿Hastacuándo vamos a guardar nuestro gritodentro del pecho?Cuatro instantáneas. ¿Quiénes las hanmi-rado? ¿Quiénes las han podido observardetenidamente, contemplar hasta el has-tío, hasta que la bronca comience a buscarun canal de expresión certero? ¿Quiénes?¿Todos? ¿Sentados en un ómnibus o enuna 4x4? Durante los últimos dos mesesfotos similares han ocupado hasta la pri-mera plana de los diarios cuyos dueñoshan signado, desde siempre, el devenir deuna clase excluida, de trashumantes quepor generaciones cumplen el mismo de-rrotero sin horizontes aunque, paradójica-mente, la vastedad de la pampa húmedasea el principal escenario de su trabajo adestajo.Cuatro instantáneas. ¿Dónde quedaronlos reclamos y propuestas de BialetMassé? ¿Y la restitución de la Ley delPeón Rural anulada, obvio, por la dicta-dura militar? ¿Qué mesa puede permitirun enlace entre elGrito deAlcorta y la sil-batina al presidente en el predio de laRural? El mar verde que asalta las banqui-nas se está devorando a estos hombrestrashumantes, envenena a las familias quehabitan en sus orillas y, como una mareaineluctable, la soja destruye cada minuto

los últimos montes, quizás el terruño demuchos de estos seres explotados que ha-bitan las fotografías.

DESCANSO EN NICHOSDESLUMBRANTES

Los “dormideros” marcan una fuerte dia-gonal que vuelvemuydinámica la compo-sición. El punto de fuga es un árbol cuyasramas como brazos clausuran la mirada.Las tapas de los nichos crean un ritmo lla-mativo tanto por la variedad de sus posi-ciones como por las tonalidades quereflejan. En unplanomuypróximo a la cá-mara se encuentra el protagonista princi-pal, un hombre joven acostado en sunicho y cuyas manos sostienen un telé-fono celular que sin duda lo conecta consus seres queridos. Sonríe y nos brinda unasensación de bienestar que contrasta conla impresión que nos causa este tipo dealojamiento. Otros hombres repiten estaacción a distintas distancias de la cámaramotivándonos aobservarlos, atentamente.

LOS MENSÚ DEL SIGLO XXI

¿Hacia dónde mira esa mujer situada a laderecha de la composición, al fondo, del-gadísima, agostada, casi inerme?…pero losMensú de Horacio Quiroga reaparecenen los dos púberes que atan condestreza la

REFLEXIONES ALREDEDORDE CUATRO FOTOGRAFÍAS

Lic. Arturo Borio*

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“ponchada”. Su proximidad a la cámara haobligado a borrar digitalmente sus rostros.Esta intervención carga de una tensión di-ferente a la tarea que los ocupa, en estecaso para trasladar un “colchón” de ramasde yerba mate denominada “ponchada”mediante el uso de una especie de macropañuelo o, tal vez, sólo envuelven sus po-bres pertenencias. La suave luz tamizadapor el follaje de los pinos no logra disimu-lar la ignominia de los niños trabajando,lejos de cualquier escuela. Otra vez la“carpa” nos confirma las condiciones desupervivencia que estas familias enfrentancada jornada. Su estructura triangular di-vide el espacio en dos áreas bien diferen-ciadas: las figuras jóvenes y ágilesdinamizan el área izquierda mientras quelas líneas estáticas y coloridas del grupo ala derecha resaltan entre la verticalidad delos árboles. La tierra roja, feraz, pierde suencanto salvaje para volverse una con lospies descalzos.Inevitablemente, estas imágenes se vuel-ven nocturnas, las reminiscencias de undocumental sobre los pequeños recolec-tores de flores de jazmín enEgipto se agol-pan en secuencias de niños sacados aempellones de sus cálidas camas a la me-dianoche, de pequeños comoaves con susbrazos desplegados y sus manitos to-mando delicadamente los pimpollos deuna interminable plantación de jazmines,de niños exhaustos, apilados, adormiladosen chirriantes acoplados de camiones queregresan al pueblo cuando el sol despunta.Luego, millones de pétalos son procesa-dos en laboratorios inmaculados hastaconvertir la esencia de las flores en un lí-

quido transparente que finalmente reposa–sueño demiles de niños explotados– enun sofisticado envase diseñado para con-tener y vender el exquisito perfume.

LOS DESTERRADOSEN SU TIERRA

Las formas triangulares de las “carpas” ocu-pan el lugar del sotobosque y nos condu-cen en un recorrido zigzagueante hasta elfondo de la composición. Los jirones detela que penden de ellas contrastan con laesbeltez del pinar cuyo follaje morigera laexposición del hambre y las míseras con-diciones de vida. El logotipode laAFIP sedestaca impreso en el chaleco del trabaja-dor sentado en uno de los centros de in-terés de la foto. Quizá esté relacionadocon el censo de tareferos, recolectores deyerbamate, realizado enMisiones recien-temente, ya que más de una vez se ha de-nunciado una cuasi esclavitud en losprecarios campamentos.Mepregunto, deser así: ¿habrán sidoblanqueados luegodelcenso? ¿Significa un verdadero cambio ensuquehacer cotidiano?Los pies descalzos,fuertemente plantados en la tierra del niñoque observa con atención a los mayores,me insinúan lo contrario. Mientras el ojoperfectamente circular del bidón, acecha.

EXCUSADO

EEssccuussaaddoo: Separado del uso común: unlugar escusado. / Oculto, disimulado: una

puerta escusada. / Retrete. Se dice tambiénexcusado. / Sinónimos: Reservado, es-condido, servicio, wáter. (DiccionarioSantillana de la Lengua Española). Un monte achaparrado cierra como agre-siva barrera el espacio en el que observa-mos tres estructuras semejantes aexcusados. Pero no es la denominaciónque les corresponde porque, como arribase indica, el excusado es un lugar reser-vado, un retrete alejado de la vivienda, quepermite una cierta intimidad. Un marcadotono irónico revaloriza la foto al incluir unpulcro y contrastante cartel, con cuidadatipografía, que nos indica: BAÑOS - DU-CHAS. El excusado del medio ocupa unlugar central en la composición y concen-tra la atención reforzado por la ubicaciónpróxima del cartel mencionado. Además,nos sorprende una mano que ingresa porel costado derecho del encuadre soste-niendo una cámara y con el gesto de dis-parar. Sin duda, enfoca el cartel y susparticulares soportes. El fuera de cuadro setorna intrigante: ¿quién es el fotógrafo?

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[*] Docente e investigador del Dpto. deCine y TV de la Escuela de Artes de laFacultad de Filosofía y Humanidades

de la UNC.

Fotografías: AFIP

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ALIMENTOS

La provisión de alimentos a nivel mundial estáatravesando una situación dramática. Según lasestimacionesde laOrganizaciónde lasNaciones

Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO),en 2050 se duplicarán las actuales necesidades de abas-tecimiento de la población, por el crecimiento demo-gráficopero tambiénpor lasmejoras en las condicionesde vida de los ciudadanos de Asia y América Latina.Mientras crece la demanda, se estima también quecerca del 90% de las tierras arables del planeta ya estánsembradas, con el agravante de que la generación debiodiésel está absorbiendo una buena porción de losgranos que antes se destinaban exclusivamente a la ali-mentación humana. Es decir, por las perspectivas deagotamiento de las reservas de petróleo, la generaciónde energía está compitiendo con la producción para laalimentación humana. Incluso varias de las crisis inter-nacionales que están ocurriendo–como la deEgipto–encuentran una de sus raíces en el encarecimiento delos alimentos y el impacto que eso genera en nacionesque no alcanzan a autoabastecerse.En el plano interno, si bien por un lado el elevado pre-cio internacional de los commodities impacta positiva-mente en las arcas nacionales, presiona también sobrelosproductores, quienes se vuelcan a los granosmás ren-tables, como la soja. Esto a su vez genera la disminución

odesaparición de cultivos o explotaciones agropecua-rias e industriales menos rentables desde el punto devista económico, pero importantes desde una pers-pectiva social y ambiental. El alza de los commoditiespresiona también sobre el valor de los alimentos en elmercado interno, que subenpor encimadel nivel gene-ral de inflación, generando así un fuerte perjuicio a lossectores más empobrecidos de la sociedad.Por todoello, la calidadde los alimentos, suproduccióny su accesibilidad resultan no sólo problemas para paí-ses sin capacidadde autoabastecerse, sino tambiénparalas naciones que, como Argentina, en buena medidaaún se insertan en la economíamundial comoproduc-toras dematerias primas.En ese marco,Hoy la Universidad convocó a do-centes e investigadores de la UNCpara abordar algu-nos de los temas vinculados a la producciónde alimen-tos que se debaten en el mundo. Por un lado, lasoberanía y la seguridad alimentarias, dos conceptoscentrales tanto en el plano político como económicopara los países de América Latina. Además, otros dosejes: la generaciónde alimentos funcionales comounadecisión política estratégica en momentos en que sealargan cada vezmás las expectativas de vida; y un abor-daje de la problemática del acceso a los alimentos.

Julia Di Rienzo.Rekoyla Fane (Falsedad pesada)Serie “Retratos Incompletos”...Pocillo (5,5 cm x 6,5 cm), cuchara (12 cm)y carretel (30 cm x 37 cm) envueltosen hilo sintético blanco. Detalle. 2010.

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La producción nacional de alimen-tos está caracterizada por un mo-delo productivo denominado

“Revolución Verde”, que desde hace másde 50 años se implementa en nuestro país,y que produjo profundas transformacio-nes en el agro argentino. Su base teórica esel postulado neo-malthusiano según elcual el flagelo del hambre a nivel mundialradica en la escasez de la oferta de alimen-tos y que sólo un aumento en la incorpo-raciónde tecnología externa a las unidadesde producción podría resolver esta situa-ción.Su lógica de producción, basada en la apli-caciónmasiva depesticidas (herbicidas, in-secticidas y fungicidas), fertilizantes, usode semilla mejorada genéticamente y ge-neralización de la utilización de tractor ymaquinaria agrícola (Barsky, 1988; Obst-chatko, 1988) generó incrementos másque significativos en la producción agrarianacional, por vía del aumento de la super-ficie sembrada y de la productividad porhectárea debido a estas transformacionestecnológicas implementadas, lo que per-mitió situar a Argentina entre los prime-ros proveedores de alimentos de origenvegetal y animal en el mundo.Este proceso de modernización y trans-formación productiva del agro argentinoocurrió fundamentalmente en la pampahúmeda, entre las décadas de los años 50 yhasta los años 80. Es la época de “Argen-tina, el granerodelmundo”, cuando el paísproducía los alimentos básicos para su po-blación, en las distintas regiones producti-vas del país: cereales; carnes vacuna, ovina,caprina y porcina; frutas de todo tipo; al-godón; tabaco; caña de azúcar; etc.

Si bien es cierto que estemodelo produc-tivo provoca un cambio notable del pai-saje −que ya había comenzado hacesiglos−, al modificar completamente elecosistemanatural de la estepa pampeana,el disturbio o alteración ecológica es infe-rior si lo comparamos con la alteraciónecológica que vendría unadécadadespués,a partir de 1990.A principios de este último período seprodujo otro cambio significativo en elmodelo productivo nacional, la llamada“Neo-RevoluciónVerde”, que pormediode la innovación tecnológica de la “la-branza cero” o siembra directa ligada a laaparición de la soja transgénica resistenteal herbicida Glifosato (conocido comer-cialmente como Roundup) permitió laexpansión sin límite de este cultivo, fre-cuentemente asociado al trigo, permi-tiendo la sucesión de dos cultivos anuales,uno de verano (soja) y otro de invierno(trigo). Esta expansión ocurrió desde la

zona pampeana hacia la región extrapam-peana, desde el puerto de Buenos Aireshacia el noreste, norte y noroeste de la geo-grafía nacional, como siguiendo o imi-tando las ondas expansivas de una piedraarrojada a un estanque de agua. Si a elloagregamos el hechodel corrimientode lasisohietas de Este a Oeste, es decir un au-mento de las lluvias en la región subhú-meda y semiárida, nos encontramos frentea una interrelación de factores que permi-tió la denominada “expansión de la fron-tera agrícola”.Este fenómeno de expansión −tambiénconocido como “agriculturización”− pro-dujo tal vez la mayor transferencia de ca-pital natural a capital económico en lahistoria de nuestro país. La más claramuestra de este proceso de expansión dela agricultura es el incremento exponen-cial del cultivo de soja.En efecto, este cultivo prácticamente ine-xistente en las estadísticas hasta 1980 con

[Agronegocios y Soberanía Alimentaria enArgentina]

CLAROSCUROS DEL ACTUALMODELO PRODUCTIVOMgter. Gustavo Soto*

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100001960 1970 1980 1985 2005 2010

CUADRO 1

Evolución de la producción nacional de soja, expresada en miles de toneladas

Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec)

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Julia Di Rienzo. Rekoyla Fane (Falsedad pesada). Serie “Retratos Incompletos”...Pocillo (5,5 cm x 6,5 cm), cuchara (12 cm) y carretel (30 cm x 37 cm) envueltos en hilo sintético blanco. Detalle. 2010.

casi 3millones de toneladas, aumentó casi100% en 5 años llegando a 5,6millones detoneladas en1985, y en sólo 20 años la pro-ducciónnacional creció un700% llegandoa las 37 millones de toneladas en el año2005. En la actualidadproducimosmás de50 millones de toneladas de este grano ydicha producción representamás del 50%de la producción total de cereales y oleagi-nosas del país, que casi llega a los 100millo-nes de toneladas (GRAIN, 2009), en unacarrera que parece no tener fin, pues apa-rentemente hasta la Patagonia argentinaen su zona de riego −el valle del RíoNegro− sería afectada por este cultivo, unaregión históricamente productora de fru-tas de excelente calidad condestino tantoal mercado interno como al externo(Aranda, 2011). Este fuerte proceso deagriculturización significó un avancede lasprácticas agrícolas sobre áreas dedicadas ala ganadería vacuna de carne y a la produc-ción de leche, y sobre áreas de economíasregionales que en buenamedida proveían

de alimentos para el consumo interno. Lasestadísticas dan cuenta1 que miles de pe-queños tambos desaparecieronde la zonahúmeda por el avance arrollador de estecultivo.Desde el punto de vista ecológicoel ecosistema chaqueño fue el más afec-tado por este proceso, el cual es elmás ex-tenso y con mayor biodiversidad deAmérica del Sur luegodelAmazonas, unaextensa regiónhabitada pormiles de fami-lias campesinas y aborígenes que han vistoreducido su hábitat por la deforestaciónmasiva demiles de hectáreas.

El nuevo modeloagroalimentario global

Este enfoque productivo nacional dema-terias primas agropecuarias se corres-ponde con uno a escala mundial y queimpera desde los inicios del S. XXI. Es elnuevomodelo agroalimentario global quetiene características propias que lodiferen-cian del anterior, denominado “de des-

pojo” (Rubio, 2008). El mismo comienzay se expande con la participación de Esta-dos Unidos en la guerra con Irak, con laconsecuente suba del precio del barril depetróleo, sumiendo al líder militar mun-dial en una grave crisis energética. A ellodebe sumarse la crisis financiera en la queincursionaEstadosUnidos −la crisis de lashipotecas−, lo queoriginó la fuga debuenaparte de los capitales especulativos.Comosunombre lo indica, estos capitales se refu-gian en bienes que, se estima,mantendráno aumentarán su precio en el corto y me-diano plazo; pueden dirigirse al oro, al pe-tróleo, a las hipotecas inmobiliarias, o aalimentos que cotizan en el mercado in-ternacional. A la crisis energética y finan-ciera le sigue la crisis alimentaria, debido alfuerte aumento de los insumos agrope-cuarios derivados del alto preciodel petró-leo (agroquímicos, fertilizantes,combustibles), y a que “los fondos de in-versión que no encontraron condicionesde rentabilidad en el sector inmobiliario,

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se orientaronhacia el terreno alimentario,convirtiendo a los granos comoel trigo, lasoja, el maíz y el arroz en objetos de espe-culación, con lo cual los precios de los ali-mentos se dispararon a un nivel sinprecedentes. En un solo día el precio in-ternacional del arroz subió 10% y un pro-medio de 50% en dos semanas” (Rubio,2008: 40).En este contexto internacional no sólo au-mentan los precios de los alimentos por-que –comoya analizamos– son el destinodeparte de los capitales especulativos, sinopor el alza de la demanda por parte de lospaíses asiáticos, fundamentalmenteChinae India, que empiezan a crecer a tasas del 9o 10% al año. Finalmente, y para comple-tar el panorama, si a ello le sumamos elhecho de que en los últimos años los ali-mentos destinados a seres humanos y ani-males compiten en su destino final con laindustria reciente de los agro-combusti-bles, coincidimos plenamente con Rubio(2008) cuando expresa que “la época delos precios bajos de los bienes agropecua-rios y la desvalorización artificial de ellos,ha terminado” (Rubio, 2008: 41). Esto sig-nifica que se ha iniciado un ciclo de altosprecios de los alimentos que no sabemoscuándo concluirá.

La soberanía alimentaria

La situación que hemos analizado ante-riormente pone en riesgo la “soberanía ali-mentaria” de Argentina. ¿Cuál es elalcance de este término? Según la organi-zación Vía Campesina, es “el derecho delos pueblos a definir sus propias políticas yestrategias sustentables de producción,distribución y consumode alimentos quegaranticen el derecho a la alimentaciónpara toda la población, con base en la pe-queña ymediana producción, respetandosus propias culturas y la diversidad de losmodos campesinos, pesqueros e indígenasdeproducción agropecuaria, de comercia-lización y de gestión de los espacios rura-les, en los cuales la mujer desempeña unpapel fundamental” (CLOCVíaCampe-sina, 2007).En contraposición a esta conceptualiza-ción, el actual modelo de producción de

alimentos imperante en Argentina, quebusca lamaximizaciónde la ganancia en elcorto plazo, genera graves consecuenciasnegativas ambientales y sociales. Entre lasprimeras se encuentran la deforestación(Córdoba en particular, y Argentina engeneral, poseenunade las tasas de defores-tación anual más altas del planeta2), la ge-neralización de procesos erosivos, eldesgaste de los suelos por la generalizacióndel monocultivo, entre otras.A estos problemas ambientales generadospor el modelo imperante deben sumarselas graves consecuencias sociales, entre losque se ubica la expulsióno éxodo rural-ur-bano. Esta grave situación está ocasionadapor dos factores: el primero de ellos es lamuy fuerte reducción de lamano de obrarural ocasionada por la generalización dela siembra directa. Ello genera una pérdidade fuentes laborales que constituían unaimportante fuente de ingresos económi-cos para las familias de pequeños produc-tores que habitaban la región semiáridaargentina y que, junto a otras actividadesproductivas, les permitían su superviven-cia. El segundo factor que influye sobre elflujo de éxodo rural es la pérdida gradualde la tierra a través del arriendo y/o laventa a empresarios nacionales o extranje-ros, ávidos de este recurso para incremen-tar sus ganancias3. El noreste y norteprovincial son testigos de estos procesos,donde los trabajos demi equipo de inves-tigación han podido constatar las conse-cuencias que las familias campesinas hansufrido por la generalización de este pro-ceso de agriculturización (Cáceres et. al.,2010). Son las consecuencias de haberadoptadounmodelo productivo que nosestá llevandopaulatinamente a unprocesode pauperización de amplios sectores dela población rural.Una amplia región del país que hace dosdécadas atrás producía alimentos paramiles de familias y para losmercados loca-les, con sectores de bosque que proveíande productos forestales maderables y nomaderables y productos no forestales(plantas alimenticias ymedicinales) se estáconvirtiendo paulatinamente en un océ-ano verde de soja. La duda que se plante-

aba hace pocos años atrásMiguel Teubal(2006) –“¿de granero del mundo a repu-bliqueta sojera?”– parece irse lamentable-mente develando. En la generalización deestemodelo imperan los intereses comer-ciales e industriales, muy lejos de los inte-reses de las mayorías, como lo señala unaparte del conceptode soberanía alimenta-ria. Así se explica cómo un país que pro-duce 100millones de toneladas de granosmantiene a buena parte de su poblaciónen lamarginación, el hambre y la pobreza.Nos debemos como país una políticaagraria integral que contemple los intere-ses de lasmayorías y no el afán de lucro delasminorías.Debemos detener la defores-tación de nuestras últimasmasas boscosaspara evitar la pérdida de la biodiversidad,incluyendo la biodiversidad cultural queella encierra. ¿Cómo se logra eso? Conuna política de ordenamiento territorial,ampliamente participativa, quedecida quéhacer, cómohacerlo y para quién hacerlo.Las familias campesinas tienen un rol im-portante en la soberanía alimentaria, puesaportan buena parte de la canasta familiarargentina, como se observa en el siguientecuadro.

Tambiénhacen falta planes de recoloniza-ciónde tierras ociosas y/opúblicas quede-vuelvan a los pequeños productores latierra arrebatada, con asistencia técnica yayuda crediticia pública; planes de refores-tación con políticas de revalorización dela madera noble; devolución de la tierra

CUADRO 2

Participación de las explotacionesfamiliares en el total del país,en distintos rubros.

RubroCaprinosPorcinosColmenasPollos parrillerosBovinos de tamboHortalizasFrutalesCultivos bajo cubiertaFlores

Porcentaje82,461,538,261,432,859,43148,160

Elaboración propia a partir de datosde Obstchatko, 2009

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aborigen a sus ancestrales ocupantes;apoyo institucional a las ferias verdes quecomercialicen los productos de la agricul-tura familiar en losmercados locales, entreotras medidas de políticas públicas queson el camino para fortalecer la soberaníaalimentaria nacional.No hay que olvidar que la soberanía ali-mentaria es una cuestión de soberanía, yesta última, como lo expresabaBodinhacemás de cuatro siglos, “es el poder absolutode los ciudadanos… es un poder perpetuode una República, no delegado, inaliena-ble e imprescriptible”

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BibliografíaAranda, D. (2011) “La soja desembarca en laPatagonia” en Página 12. [En línea]http://www.pagina12.com.ar/diario/socie-dad/3-163678-2011-03-08.htmlBarsky, O. (1988)La agricultura pampeana.Transformaciones productivas y sociales. BuenosAires, Fondo deCultura Económica.Bodin, J. [En línea]http://www.cem.itesm.mx/derecho/sitioob-servatorio/info/islas/38_A_Guide/16-La-Repblica-Jean-Bodin.pdfCáceres, D.M.; Soto, G; Ferrer, G.; Silvetti, F. yBisio, C. (2010) “La expansión de la agriculturaindustrial enArgentina Central. Su impacto enlas estrategias campesinas” enCuadernos de De-sarrollo Rural Vol. 7, Nº 64, pp. 89-117.Coordinadora Latinoamericana deOrganiza-ciones deCampo. La Vía Campesina (2007).[En línea]http://www.movimientos.org/cloc/show_text.php3?key=741GRAIN (2009) “Soja [soya]. Las consecuenciasinevitables de unmodelo genocida y ecocida”enRevista Biodiversidad Nº 61. [En línea]http://www.grain.org/biodiversidad/?id=445Latoracca,M.;Montero,H. yMartínez,M.(2004) “Hambre en el país de la tierra” enElDipló. Le monde diplomatiqueNº 62.Obstchatko, E. (1988)La transformación econó-mica y tecnológica de la agricultura argentina. Edi-ciones Culturales Argentinas.——————(2009)Las explotaciones agropecua-rias familiares en la República Argentina. Un análi-sis a partir de los datos del Censo NacionalAgropecuario 2002.BuenosAires, Proinder.Serie Estudios e Investigaciones 23.INDEC (InstitutoNacional de Estadísticas yCensos). CensoNacional Agropecuario 2002.Rubio, B. (2008) “De la crisis hegemónica y fi-nanciera a la crisis alimentaria. Impacto sobre elcampomexicano” enArgumentosVol. 21, Nº57.México, UniversidadAutónomaMetropo-litana, Xochimilco.Teubal,M. (2006) “Soja transgénica y crisis delmodelo agroalimentario argentino” enRealidadEconómica 167.BuenosAires.Wehbe,M. y Citivaresi, H.M. (2001)La pro-ducción láctea regional y la reestructuración en el sis-tema agroalimentario. Impactos y estrategias en laregión sur de Córdoba. RíoCuarto, Facultad deCiencias Económicas de la UniversidadNacio-nal de RíoCuarto.

1Según estadísticas de la Secretaría de Agricul-tura, en 1983 existían 40mil tambos en alrededorde 4 millones de hectáreas, con una superficiemedia de pocosmás de 100 hectáreas. El 91% delos mismos estaba en la región pampeana y dabacuenta del 90% de la producción de leche. En1998 se habían reducido a 30.500 y estimacionesposteriores indicanque en1996quedaban22mil,observándose una reducción del 28%. (Wehbe yCitivaresi, 2001).2 La tasa de deforestación en Argentina es seisveces mayor que el promedio mundial. En cua-tro años el desmonte de bosques nativos creciócasi 42%. La tala arrasó con más de 1 millón dehectáreas, lamayoría ahora con soja. Se pierde unpromedio de 821 hectáreas de bosques por día,34 hectáreas por hora, según datos de la Funda-ción Proteger.3Los dueños de la tierra son cada día menos y elnegocio agropecuario está cada vezmás concen-trado. El grupo que encabeza la lista de terrate-nientes es el del empresario textil italianoLucianoBenetton, poseedor de 900 mil hectáreas (dosveces el tamaño del Gran Buenos Aires y 40veces la superficie de Capital Federal), dondeunas 270 mil ovejas producen cerca de 1 millónde kilos anuales de lana y pastan 9 mil vacunos ymil caballos. El grupoCresud, cuyo principal ac-cionista es el financista húngaro George Soros,posee 468 mil hectáreas, de las cuales 115 milestán ubicadas en la región pampeana. Bunge yBorn es la tercera empresa en la lista y la primeranacional, con un total de 260 mil hectáreas, 110mil de las cuales están en la provincia de BuenosAires. De hecho, si se suman las propiedades delos primeros cuatro terratenientes del país (elcuarto en el ranking es el grupo de Amalia La-croze de Fortabat, con 220 mil hectáreas), se al-canzan casi los 2 millones de hectáreas, unaextensión similar a la de Bélgica. En la zona másfértil ymás cara del país −la pampeana−, la tenden-cia concentradora se agudiza: de los casi 80 milpropietarios, los primeros 1.250 acaparan 9 mi-llones de hectáreas, un 35%. En 1996, los 50 pro-pietarios más importantes de la provincia deBuenosAires contaban con 2,4millones de hec-táreas, un 15%más que a finales de los 80 (Lato-racca,Montero yMartínez, 2004).

[*] Docente e investigador de laFacultad de Ciencias Agropecuarias de

la UNC.

Julia Di Rienzo.Rekoyla Fane (Falsedad pesada).Serie “Retratos Incompletos”...Pocillo (5,5 cm x 6,5 cm), cuchara(12 cm) y carretel (30 cm x 37 cm)envueltos en hilo sintético blanco.Detalle. 2010.

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Mariana Di Reinzo. Del Proyecto Conjuro 10-07.El ramo. Lirios en origami, papel obra 70 gr., Alt. 35 cm. 2010.

SIGUIENDO LA HUELLA

[Trazabilidad alimentaria, una puerta paramejorar la competitividad]

Dr. Daniel Wunderlin*

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Según la norma ISO 8402, la traza-bilidad o rastreabilidad es la “apti-tud para rastrear la historia, la

aplicacióno la localizaciónde una entidadmediante indicaciones registradas”.Según el Artículo 3 del Reglamento Eu-ropeo 178/2002, es “la posibilidad de en-contrar y seguir el rastro, a través de todaslas etapas de producción, transformacióny distribución de un alimento, un pienso,un animal destinado a la producciónde ali-mentos ouna sustancia destinados a ser in-corporados en alimentos o piensos o conprobabilidad de serlo”.Según elComité de SeguridadAlimenta-ria, la trazabilidad son “procedimientospreestablecidos y autosuficientes que per-miten conocer la historia, la ubicación y latrayectoria de un producto o lote de pro-ductos a lo largo de la cadena de suminis-tros en un momento dado, a través deunas herramientas determinadas”.El término trazabilidad se deriva del voca-blo inglés Traceability, entendiéndosecomo tal la capacidad para seguir un “ras-tro” hasta llegar al origen del mismo. Enalimentos, este término se entiende comola capacidad para determinar el origen, latrayectoria y las transformaciones de unalimento “desde la granja al tenedor” (fromfarm to fork). La trazabilidad surge en losalimentos como una necesidad de locali-zar el origen de productos defectuosos oportadores de algún tipo de infección,transmisores de enfermedades, etc. En esecontexto, ante una situación de intoxica-ción alimentaria, se puede determinar rá-pidamente el origendel alimento causantede la misma, impidiendo que el mismo sesiga distribuyendo, exponiendo amás per-sonas a dicha intoxicación. Es decir, la tra-zabilidad se comienza a usar en alimentoscomounamedida de prevenciónpara evi-tar o disminuir el riesgo de enfermedadesde transmisión alimentaria (ETAs). La tra-zabilidad también se usa en el comerciodealimentos para garantizar la procedenciade un dado producto que, por su origen,tiene una característica distintiva y, porende, un precio superior (whisky escocés,carne argentina, aceite de oliva español,champagne francés, etc.).La trazabilidad no sólo se aplica a alimen-

tos sino también a cualquier bien o pro-ducto sobre el cual se quiera determinarsu origen y su historia de vida. En la indus-tria, se restringe en la actualidad a una ca-dena de documentos que registran elorigen y losmovimientos de unproducto.Cada etapa en una cadena de comerciali-zación debe ser capaz de determinar laprocedencia de un bien y el destino delmismo luego de su venta (un paso haciaatrás y un paso hacia adelante). Este con-cepto limita la utilidad de la trazabilidad,ya quemuchas veces algunos eslabones dela cadena cumplen con los requisitos deregistrar todos los movimientos y proce-sos de susmercaderías,mientras queotroslo cumplen parcialmente, defectuosa-mente o no lo cumplen.

LA CIENCIA Y LATRAZABILIDAD

En la actualidad, la ciencia puede ayudar aevaluar la trazabilidadde unproductome-diante una serie de mediciones y análisisque permiten crear una especie de huelladigital de ese producto. Ese concepto dehuella digital se puede aplicar a alimentosproducidos en distintas regiones (vino ar-gentino, español, australiano, californiano,etc.), o en unamisma región bajo diversosprocedimientos (carne de animales ali-mentados en corral con gramíneas o ani-males alimentados conpasturas naturales),alimentos delmismo tipo procedentes dedistintas especies (por ej. vinosmalbec, ca-bernet sauvignon, syrah, etc.), combinacio-nes de procedencia y especie (malbecsanjuanino,mendocino, cordobés, etc.). Elconceptode huella digital también es apli-cable a otros productos no alimenticios(plásticos elaborados en base a derivadosde petróleo o en base a productos natura-les-biodegradables), a determinaciones fo-renses (procedencia de explosivos, drogasde abuso, tóxicos, etc.), geológicas (origende productos deminería, etc.), antropoló-gicas (origen de restos humanos, cacha-rros, etc.).Como puede verse, distintas disciplinascientíficas contribuyen, cada una desde suespecialidad, a la construcciónde esta hue-lla dactilar. Esto último refuerza el mo-

derno concepto de interdisciplina que seimpone en la ciencia en el ámbito nacio-nal e internacional. En efecto, biólogos, ge-ólogos, bioquímicos, matemáticos,químicos, físicos, antropólogos, médicos,ingenieros, nutricionistas, informáticos yespecialistas de otras disciplinas contribu-yen con una parte de la huella dactilar.A su vez, como toda huella dactilar, parapoder sacar informaciónde ella es necesa-rio sistematizar su estudio, generar basesde datos de composición y origen, desa-rrollar métodos matemático-estadísticospara su análisis, desarrollar programas parasu visualización y presentación de resulta-dos, contar con laboratorios confiablesque aporten resultados validados paraaportar a esa base de datos, y un sinfín deprofesiones y disciplinas científicas quedeben concurrir en un objetivo común:sentar las bases para identificar alimentosde manera inequívoca, del mismo modoque puede identificarse a un individuo apartir de sus huellas digitales, su informa-ción genética, sus características antropo-lógicas, etc.

EN EL MUNDO

El constante aumentodel comerciomun-dial de alimentos ha llevado a distintos pa-íses a establecer normas y reglamentospara garantizar la inocuidad de los alimen-tos que consumen. Enparticular, laUniónEuropea (EU)ha establecidonormas queincluyen la declaración del origen demu-chos alimentos en su rótulo, debiendo elproveedor contar con los elementos ne-cesarios para demostrar tal procedencia arequisitoria de las autoridades. Es decir, ladeclaración de origen está dejando de servoluntaria y está pasando a ser exigida.Esto enfrenta amuchos productores conel dilema de seguir produciendo alimen-tos para unmercado tan exigente comoeleuropeo, o derivar sus productos amerca-dosmenos exigentes pero a un precio sig-nificativamente menor. La importanciaotorgada por la Comisión Europea (EC)a la trazabilidad de alimentos se vio refle-jada en la inclusiónde este tema en su pro-gramade subsidios científicos (FP6), de locual resultaron varios proyectos, entre

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¿Para qué se está usando lahuella digital en el comerciomundial?

Sonmúltiples los ejemplos de utilizacióndel concepto de trazabilidad y, en particu-lar, el análisis de “huellas digitales” para de-sactivar intentos de fraude en el mercadointernacional de alimentos y bebidas.Puedo citar el de los resultados presenta-dos por un organismo de control alemánen una conferencia. Sus científicos deter-minaron que una partida de vino espu-mante italiano (prosecco), supuestamenteprocedente del norte de Italia, estaba fa-bricado a partir de vino blanco chileno.¿Cómo lo hicieron? Analizando la com-posición de isótopos de hidrógeno y oxí-genomás la sumademetales presentes enel vino. Esa composición es nítidamentedistinta entre los vinos chilenos y los italia-nos, porque los vinos chilenos parten deuvas cultivadas en zonas muy próximas alOcéano Pacífico, en suelos con distintageología y bajo distintas condiciones detemperatura, lluvia, radiación solar, etc. In-mediatamente surgió mi pregunta: ¿Ycómo saben que ese vino no era mendo-cino?El alemánquedictaba la conferenciame contestó: porque Mendoza tiene lacordillera de losAndes entre el Pacífico ysus viñedos, su distancia alOcéanoAtlán-tico esmuchomayor que la que tienen loschilenos del Pacífico y, por último, susuelo no es exactamente igual al chileno,mucho menos al italiano! Por supuestome sorprendió ver la cantidadde informa-ción sobre Argentina que tenían en subase dedatos y le pregunté si podíamos ac-ceder a ella, la respuesta fue tajante: NO,es secreta. Si la difundimos todos sabráncomo los controlamos y buscarán elmodo de burlar nuestrosmétodos.Es decir, no nos queda más remedio queconstruir nuestra propia huella dactilar, al-macenándola enbases dedatos para poderdefender y certificar el origen de los ali-mentos argentinos, tanto los que se expor-tan como los que consumimos aquí.Desde la perspectiva de una empresa quequiera exportar sus productos alimenti-cios, declarando su procedencia comounvalor agregado, será necesario contar con

su propia huella dactilar para poder asegu-rar y defender ese origen, y también parapoder detectar adulteraciones de sus pro-ductos por parte de terceros inescrupulo-sos. La Denominación de OrigenControlado de Vinos es un ejemplodonde se puede aplicar esta huella dactilarpara garantizar el origen y la variedad devino que se comercializa.

Ejemplos de aplicación dehuellas dactilares en alimen-tos y bebidas argentinosCaso 1: Vino argentino, ¿mendocino,sanjuanino o cordobés?Este gráfico permite ver que se puede dis-tinguir entre vinos de las tres regiones apartir de su contenido en litio (Li -µg/L).También puede verse que la variación en

el contenido en litio está asociada con laregión de origen pero no con la variedad,ya que distintas variedades de vino (mal-bec, cabernet o syrah)muestran valores si-milares de litio para una misma región deorigen (Córdoba,Mendoza o San Juan).Caso 2: Vino sanjuanino, ¿joven oañejo?Aquí puede verse como aumenta el con-tenido de dietilsuccinato a medida que elvino se añeja. El dietilsuccinato se formapor reacción entre el ácido succínico pre-sente en el vino con el alcohol (etanol) delmismo. Esta medida permite evidenciarfraudes en el etiquetado de vinos que sevendan como “reserva” y en realidad sonvinos jóvenes. La medida es similar paradistintas variedades de vino (malbec, ca-bernet o syrah).

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Contenido de litio (Li) en vinos malbec, cabernet y syrah procedentes deCórdoba, San Juan y Mendoza

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ellos el proyecto TRACE(www.trace.eu.org), del cual participónuestro grupo de investigación, apor-tando datos y perspectivas de diversos ali-mentos argentinos.La Organización para la EstandarizaciónInternacional (ISO) ha establecido lanorma ISO22005, relativa a la trazabilidaden la cadena alimentaria. Los principalesobjetivos de esta norma son:•Asegurar la seguridad alimentaria y obje-tivos de calidad.• Documentar la historia y origen de losproductos .• Facilitar la alerta y el retiro de los produc-tos.• Identificar los responsables en la cadenade alimentos.• Facilitar la verificación de informaciónespecífica acerca de un producto.• Comunicar la información relevante alos clientes y consumidores.

ConclusionesEsposible establecer huellas dactilares quepermitan diferenciar la procedencia y va-riedad de distintos alimentos y bebidas.Las mismas también pueden usarse paradeterminar otras características, como serla edad de vinos o la alimentación del ga-nado destinado a producción de carne. Sibienno se presentan en esta nota, estos pa-rámetros sirven para diferenciar alimentosargentinos de otros similares producidosenEuropa, los que fueron analizados en elmarco del proyecto TRACE. Es decir, ladiferenciación de alimentos argentinos esposible, aprovechemos esta oportunidadpara garantizar su calidad y nuestra presen-cia en el mundo con productos de jerar-quía y procedencia demostrada

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Enunmundoglobalizado, con granheterogeneidad de culturas y civi-lizaciones, existen necesidades bá-

sicas comunes y compartidas que suponengrandes retos para la comunidad acadé-mica y científica: combatir la desnutrición,la malnutrición y aumentar la proteccióncontra ciertas enfermedades derivadasfundamentalmente de los malos hábitosalimentarios. Todos temas complejos y dealta prioridad, que necesitan abordarse deforma integral entre los miembros dedicha comunidad. El desarrollo de pro-ductos beneficiosos, viables y atractivospara los ciudadanos, evaluados nutricional-mente por científicos y avalados por las au-toridades sanitarias y las organizacionesque promueven la salud, es una de las po-líticas que han comenzado diferentes paí-ses alrededor del planeta.Con una realidad de grandes contrastes,conmás de 500millones de personas quepasan hambre y un gran número quemuerediariamentededesnutrición, frentea 1.000millones de ciudadanos que pade-

cen sobrepeso uobesidad, ciertos alimen-tos básicos y con bajo nivel de compleji-dad, dinámicos y adaptados a lasnecesidades de distintos colectivos pobla-cionales, desempeñanunpapel primordialen la nutrición y en la salud de los paísestanto desarrollados como subdesarrolla-dos.Entre las políticas públicas que enmuchasregiones se están adoptando se incluye lade priorizar la promoción de la salud, nosólo para prolongar la longitud de la vida,sino para mejorar su calidad. Una formaefectiva de contribuir a la prevención delas enfermedades prevalentes es la promo-ción de estilos de vida saludables, inclu-yendo una alimentación adecuada. Amedida que aumenta la expectativa devida de la población, adquierenmayor re-levancia las enfermedades crónicas notransmisibles, como son la hipertensión ar-terial, la artrosis, la artritis, la diabetes, lasenfermedades coronarias, las bronquialesobstructivas, las cerebro-vasculares y los di-ferentes tipos de cáncer.

Actualmente se observa en los consumi-dores una creciente tendencia a elegir losalimentos que se asocian con su salud ybienestar. Esta situación se aprecia clara-mente en la oferta de productos cuya ro-tulacióndestaca que contienen cierto tipode fibra dietética, que son integrales, queposeen ácidos grasos omega (w)-3, antio-xidantes u otros componentes que el con-sumidor común está aprendiendo areconocer como un aporte saludable.Las nuevas tendencias en nutrición cen-tran su interés en la relación entre la ali-mentación y la salud. En tal sentido, lanutrición actual se orienta a proveer de ali-mentos que, además de los nutrientes,contienen otros compuestos biológica-mente activos que aportan un beneficioadicional. Así nació el concepto de “ali-mentos funcionales”, en cuya elaboraciónno sólo se contempla la calidad nutricio-nal, tecnológica y sensorial, sino tambiénque contengan naturalmente –o se hayanincluido en ellos– componentes bioacti-vos. Estos compuestos, en su mayoría, se

[Promoción de una alimentación adecuada]

UNA DIETAFUNCIONAL

Dr. Pablo Ribotta y Dr. Alberto León*

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encuentran presentes en los alimentos ve-getales y poseen estructuras químicasmuydiversas.

HACIA UN“ENVEJECIMIENTOSALUDABLE”

El marcado crecimiento económico quese produjo en Japón luego de la SegundaGuerra Mundial generó un incrementoen la calidad de vida de su población, quese reflejó en un aumento considerable dela expectativa de vida. Sin embargo, el en-vejecimientode sus habitantes produjounaumento considerable de las patologíastales como enfermedades cardiovascula-res, diabetes, hipertensión, osteoporosis,distintos tipos de cáncer y obesidad. Estecuadro, que origina altísimos costos paralos sistemas de salud, motivó al gobiernojaponés a promover el desarrollo de un sis-temade alimentación, que incluya alimen-tos que provean un real beneficio en lasalud de los consumidores, más allá del

aporte nutricional. Es así como, luego devarios estudios clínicos, se propusieron losalimentos FOSHU(Food with specified he-alth uses), el origen de los ahora llamadosalimentos funcionales.Este concepto se aplica a aquellos alimen-tos que tienen uno o más componentesque satisfactoriamente demuestran queafectanbeneficiosamente a unaomás fun-ciones determinadas del organismo, ade-más de sus efectos nutricionalesfundamentales, de manera que sean rele-vantes tanto para mejorar el estado desalud y bienestar como la reducción delriesgo de alguna enfermedad. Es impor-tante recalcar que los alimentos funciona-les deben consumirse como parte de unadieta habitual, y no en la formade compri-midos, cápsulas u otras formas farmacéu-ticas que contengan los compuestosbioactivos, ya que estos productos son cla-sificados como “nutracéuticos”, cuya fina-lidad es aportar cantidadesmuy altas de losagentes bioactivos, generalmente con unobjetivo terapéutico y no demantención

de salud y reducción de riesgos de enfer-medades.Los compuestos químicos bioactivos queestos alimentos aportan al organismoejer-cen funciones bioquímicas y fisiológicasbeneficiosas que, en términos globales,contribuyen a lograr un “envejecimientosaludable”, a través de la reducción delriesgode enfermedades crónicas no trans-misibles prevalentes en nuestra sociedad.En otras palabras, se conoce que la dietaingerida cumple un rol fundamental en lacontribución de lamejora de la calidad devida, por lo que el diseño de alimentos esuna herramienta imprescindible parame-jorar este aspecto.

CATEGORÍAS DEALIMENTOS FUNCIONALES

La base del desarrollo de estos alimentoses la incorporación de compuestos bioac-tivos de efecto reconocido, tales comociertos tipos de fibra dietética, prebióticos,ácidos grasos (w)-3, antioxidantes u otros,

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Julia Di Rienzo.Sach'arara ch'ilikuti n (Arboleda pequeña o Bosque pequeño). Serie “Retratos Incompletos”...

Cúmulo de esferas (1 cm de diámetro) hechas de tierra amasada y semillas de ceibo,vaso de vidrio (5 cm de alto x 4 cm diámetro x 2 cm base) con agua. 2010.

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medidas que pueden complementarsecon el reemplazo de parte de las grasas sa-turadas por otrasmás saludables, la reduc-ción del aporte de sodio, la adición dealmidones resistentes a la digestióno el in-cremento de su porcentaje pormodifica-ciones en la tecnología de elaboración,entremuchas otras alternativas.El desarrollo de alimentos funcionales haproducido un gran nicho para alimentosmejorados o nuevos. Los tipos de alimen-tos desarrollados o en desarrollo incluyenbebidas energéticas y para deportistas, ali-mentos con cereales para niños, produc-tos panificados, derivados lácteos–especialmente productos fermentados–,derivados cárnicos y alimentos para ani-males.Estos alimentos poseen variadosmecanis-mos de acción y ofrecen diferentes tiposde beneficios.Una posible categorizaciónes de acuerdo a su modo de operación:fortificación de vitaminas y minerales, re-ducción de colesterol, fibra alimentaria,probióticos, prebióticos, antioxidantes yfitoquímicos.Algunos ejemplos de productos fortifica-dos con vitaminas y calcio son las bebidasa base de frutas enriquecidas con calcio, ylas lácteas con calcio y ácido fólico. Se hacomprobado que el suministro de ácidofólico durante el embarazo reduce elriesgo de espina bífida o algún otro de-fectodel conducto raquídeodel reciénna-cido; mientras que el calcio, no sólo losniveles en la dieta sino también la eficien-cia de su absorción, ha sido reconocido enla prevención de la osteoporosis.Varios ingredientes de los alimentos seasocian con la inhibición de la absorcióndel colesterol, el que es considerado elmayor factor relacionado a las enfermeda-des cardiovasculares. Los ácidos grasos w-3 y los fitoesteroles son incluidos en estacategoría. Algunos ejemplos de este tiposon las margarinas, bebidas lácteas o hela-dos que contienen fitoesteroles esterifica-dos con ácidos grasos o ácidos grasosw-3.La fibra alimentaria comprende a los car-bohidratos de la parte comestible de plan-tas que son resistentes a la digestión yabsorción en el intestino delgado hu-mano, con completa o parcial fermenta-

ción en el intestino grueso. Incluye polisa-cáridos, oligosacáridos, lignina y sustanciasasociadas a vegetales. Entre los efectos be-neficiosos producidos por la ingestión defibra alimentaria a nivel intestinal se in-cluye el aumentode volumende las heces,la reduccióndel tiempode tránsito y el au-mentode lamotilidad. Esto reduce la pre-sión necesaria para la propulsión de lasheces, previniendo la formación de diver-tículos. Esta propiedad llevó a su empleoen el tratamiento del síndrome de intes-tino irritable, constipación y diverticulo-sis. Lamayor parte de los polisacáridos queintegran la fibra alimentaria transitanpor elintestino delgado sin ser degradados, entantoque a nivel del colonpueden serme-tabolizados por las bacterias y ejercer di-versos efectos fisiológicos. Entre losefectos más importantes podemos men-cionar: favorecer la resistencia a la coloni-zación por bacterias y virus patógenos;ejercer un efecto protector sobre el colon,lo que disminuye el riesgo asociado a lapresencia de carcinógenos; generar ácidosgrasos protectores –como el butírico– yacidificar el contenido del colon; y dismi-nuir la generación de potenciales agentespromotores de tumores. La disminucióndel pH del contenido intestinal y la con-centración de ácidos biliares secundariosse relaciona con un menor riesgo de cán-cer colorectal.Se haobservadoque los alimentos altos enfibra alimentaria soluble –tales comoavena, cebada, centeno, soja, porotos y len-tejas– reducen la glucemia e insulinemiapostprandial, gracias a lo cual pueden ayu-dar a mejorar el control de pacientes dia-béticos. Estos alimentos tienen unavelocidaddedigestiónmás lenta, especial-mente por la acción de los componentessolubles en agua.Además, la viscosidaddi-ficulta la difusión de los nutrientes hacia elepitelio intestinal, retardando su absor-ción. Entre los alimentos altos en fibra ali-mentaria podemos mencionar pastas,productos de panificación y jugos de fru-tas enriquecidos.Un probiótico puede ser definido comoun suplemento alimenticio microbioló-gico vivo que afecta benéficamente elhuésped,mejorando el perfil de su flora in-

testinal. Estosmicroorganismos ingeridoslogran llegar vivos al intestino delgado,donde interaccionan con las bacterias dela microflora endógena. Además coloni-zan el intestino grueso y estabilizan la floraintestinal al adherirse a la mucosa del in-testino para impedir la actividad de mu-chos microorganismos dañinos. Portanto, estas bacterias acidolácticas tienentambién propiedades inmunomodulado-ras, en la medida en que estimulan la pro-ducción de anticuerpos y refuerzan elsistema inmune. Los probióticos formanelmayor grupode alimentos funcionales anivel mundial. Los ejemplos más comer-cializados son los yogures naturales o lasleches fermentadas adicionados con dife-rentes cepas de bacterias.En este grupo de alimentos se ha ido in-corporando en los últimos años a los pre-bióticos. Éstos son ingredientes nodigeribles de la dieta, principalmente oli-gosacáridos, que estimulan el crecimientoo la actividad de uno o más tipos de bac-terias benéficas en el colon. Esto ha gene-rado la producción de alimentos quecombinan características pre y probióti-cas.Es conocido el hecho de que los radicaleslibres pueden dañar el ADN a través delestrés oxidativo, lo quepuede generar cier-tas enfermedades como diferentes tiposde cáncer. Los antioxidantes son sustan-cias que puedenproteger a las células con-tra el daño causado por las moléculasinestables conocidas como radicales libres.Si bien estas moléculas no ejercen un rolnutricional, puesto que no se trata de sus-tancias indispensables para el organismo,su consumo supone una protección adi-cional contra la acción nociva de sustan-cias provenientes de la dieta y del entornoambiental que afectan la salud de la pobla-ción. Las sustancias antioxidantes incluyenvitamina E, carotenos, vitamina C y algu-nos fitoquímicos. Los ejemplos de alimen-tos que incorporan antioxidantes sonproductos de panificación, barras de cere-ales, bebidas de frutas y lácteas.Los vegetales son ricos en micronutrien-tes pero también contienen una gran va-riedad de componentes bioactivos,denominados fitoquímicos, que poseen

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estructuras químicas muy diversas, talescomocarotenoides, isoflavonas, cumesta-nos, polifenoles diversos, fitoestanoles,ácido linoleico conjugado, epigalocate-quina galato, entre otros miles de com-puestos que ejercen una actividadbiológica beneficiosa. Existe gran cantidadde evidencia que avala que el consumo re-gular de estos compuestos bioactivos pre-senta una asociaciónpositiva con respectoa la disminución del riesgo de desarrollar,entre otras, enfermedades cardiovascula-res, cáncer, osteoporosis, hiperlipidemiasy neurodegeneración. Algunos ejemplosde productos que contienen fitoquímicosson bebidas, caramelos, chocolates y que-sos untables adicionados con algunos deestos componentes bioactivos.

ROTULADO Y LEGISLACIÓN

Hoy endía la investigación, el desarrollo yla innovación en el área de los alimentosfuncionales sonprioritarios endiversos pa-íses, y en muchas regiones se cuenta connormas específicas propias. Es el caso dela Comunidad Europea, Asia y Nortea-mérica, conorganismos dedicados a su fo-mento y normativa.Apartir de los primeros desarrollos en ali-mentos funcionales, los diversos países yagrupaciones de países fueron incorpo-rando el término de alimentos funciona-les en sus legislaciones y normativas dealimentos, aunque a la fecha aún no hayconsenso acerca de cuál es la definiciónuniversal. En Japón, elMinisterio de Saludy Bienestar ha formulado normas para laaprobación de estos alimentos desdeme-diados de la década de 1980, y los produc-tos aprobados pueden llevar un rótulo deaprobación ministerial. La principal difi-cultad al legislar sobre esta materia surgede la declaración (alegación) de efectosbeneficiosos para la salud que se puedenobtener de su consumo, que debe basarseen la evidencia científica que avale estaspropiedades.La identificación de estos alimentos selleva a cabo a través de la incorporacióndealegaciones de salud en el rótulo de los ali-mentos. Según elCodex Alimentarius, “Pro-clamaAlimentaria” o “Mensaje Saludable”

es cualquier representaciónque afirma, su-giere o implica que un alimento tiene cier-tas características relacionadas con suorigen, propiedades nutricionales, natura-leza, producción, procesamiento, compo-sición o cualquier otra cualidad. El temade las declaraciones de propiedades de losalimentos es relevante para todos los gru-pos de la población, ya quemuchos consu-midores de diferentes condicionesfisiológicas y/o patológicas optan por in-corporar en su dieta alimentos con unafunción determinada relacionada con susalud.LaUniónEuropea ha legislado sobre estamateria, con el objetivo de asegurar un co-rrecto etiquetado de los productos conmensajes o alegaciones, como medio degarantizar un elevado nivel de protecciónde los consumidores y de facilitar su elec-ción informada de productos. Si bien noexiste una normativa armonizada acercadel etiquetadonutricional y las proclamas,hay unanimidad en que deben estar basa-das en investigación científica, no ser am-biguas y ser claras para el consumidor. Elobjetivo de los mensajes debe ser prote-ger la salud y los derechos de los consumi-dores.Diversas normas emanadas desde 2002por el Parlamento Europeo prohíben lasdeclaraciones nutricionales y de propieda-des saludables que sean falsas, engañosas ono estén científicamente comprobadasy/o que pueden tener efectos negativossobre la salud de los consumidores. Deestamanera, se ha creadoun listado armo-nizado de las declaraciones y las condicio-nes para su autorización en toda laUniónEuropea, definida con valores precisos ycuantificables.En Estados Unidos, la Food and Drug Ad-ministration (FDA) exige, desde 1990, eletiquetado nutricional para la mayoría delos alimentos con mensajes relacionadoscon la salud. Los atributos funcionales dealimentos o sus constituyentes se comu-nican a través de los mensajes saludablesaprobados por la FDA, siempre que exis-tan evidencias científicas públicamentedisponibles y haya suficiente consensocientífico entre los expertos de quedichasalegaciones están respaldadas por pruebas.

La regulación en relación con los alimen-tos funcionales está siendo constante-mente revisada ymodificada, y constituyeunode los temas demayor dinamismo enlos organismos regulatorios y en la indus-tria alimentaria.Anivel deMercosur, el rotuladonutricio-nal es obligatorio para todos los alimentosy bebidas que sonproducidos, comerciali-zados y envasados en los paísesmiembros,aunque hay ciertas excepciones. Con res-pecto a la legislación referente a alimentosfuncionales se encuentra enplenodesarro-llo.Brasil cuenta desde 2002 con un “Regla-mento Técnico de Sustancias Bioactivasy Prebióticos aislados que hagan referen-cia a propiedades funcionales y relaciona-das con la salud”. Esta norma establece losprocedimientos necesarios para asegurarla inocuidad de los productos, realizar susregistros y regular su comercialización.Nuestro país avanza sobre la reglamenta-ción de alimentos funcionales y nutracéu-ticos a través de laComisiónNacional deAlimentos (Conal). Este organismo haconformado un Grupo de Trabajo Téc-nico para Probióticos y Prebióticos queestá abocado a evaluar la definición y losparámetros de estos productos. El grupoha establecido normas para su funciona-miento y está trabajando en la definiciónpara alimentos probióticos, tomandocomo base la normativa internacional

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[*] Docentes e investigadores de laFacultad de Ciencias

Agropecuarias de la UNC.

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Todos los seres humanos tienen“derecho a una alimentación cul-tural y nutricionalmente ade-

cuada y suficiente”, ligadode formadirectacon el derecho a la vida. Por ello, desde laperspectiva de derechos, se expresa que“las personas deben tener acceso entodo momento a los alimentos necesa-rios para llevar una vida activa y sana, a lolargo de su ciclo vital”.Paradójicamente, el derecho a la alimen-tación aúnno es suficientemente conside-rado y/o valorado, ni por los titulares–todos los ciudadanos– ni por el garante–el Estado–; similar situación ocurre conotros derechos sociales y económicos.También se podría expresar que es un de-recho fundamental de las personas el de“no sufrir hambre ymalnutrición en todas

sus expresiones biológicas”. El no cumpli-miento constituye una violación de dere-chos humanos.Por otra parte, el derecho humano a la ali-mentación debe ser garantizado sin nin-gún tipo de discriminación de origennacional, social, raza, género, lenguaje, re-ligión, entre otros; en este sentido los ali-mentos nunca deberían ser usados comoinstrumentos de presión política y/o eco-nómica.

¿POR QUÉ DEBEMOSOCUPARNOS DE LAPROBLEMÁTICA?

Existe consenso en afirmar que la Seguri-dad Alimentaria1 es un factor de desarro-llo económico, de bienestar emocional y

psicológico y, por el contrario, situacionesde inseguridad y vulnerabilidad alimenta-ria conllevan a pérdidas de productividady crecimiento económico, imposibilitadopor el insuficiente desarrollo físico e inte-lectual de las personas, disminución delrendimiento laboral, de los ingresos que seobtienen, de la capacidad cognitiva y lascapacidades sociales para enfrentar el desa-fío de vivir enuna sociedadmoderna y glo-balizada.Lamentablemente, en la última década laproblemática alimentaria se ha instaladoen la agenda social de nuestro país de lamanera menos deseada, asociada a unaprofunda crisis económica, a una ampliafranja poblacional en situacióndepobrezae indigencia nunca registrada en laArgen-tina, altas tasas de desempleoo empleo in-

[Reflexiones sobre el acceso a la alimentación]

Mgter. Lidia Carrizo*

Julia Di Rienzo.Awax ch'in (Tejedor/a silencioso/a).

Serie “Retratos Incompletos”...Sistema circulatorio tejido al crochet enhilo de algodón rojo (adulto promedio).

Detalle. 2010.

UN DERECHOHUMANO ESENCIAL

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formal, a rupturas en la trama social, con-mocionando a la sociedad y dejandocomo resultado unaArgentina heterogé-nea y con brechas de inequidad nunca so-cialmente experimentadas.En ese contexto, se reconocía y aún per-siste la idea de queArgentina noposee unproblemade disponibilidad interna de ali-mentos básicos (sí de sustentabilidad),sinoque ladificultad radica en la acce-sibilidadpor parte de la población, en es-pecial la más desfavorecida económica ysocialmente, que la crisis afectó a lo largoy anchodel territorio nacional. Por lo cual,se está frente a una problemática com-pleja, pero no menos importante, que esla dificultad para el acceso a un derechoesencial para la vida.

ACCESO A ALIMENTOSNUTRICIONALMENTEADECUADOS

El acceso por parte de las personas y de lasfamilias a los alimentos que les permitancubrir las necesidades nutricionales a lolargo de su vida, está ligado a la posibilidadde comprar o producir alimentos en can-tidades suficientes.La crisis del año 2001 ubicó a amplios sec-tores sociales en una situaciónde inaccesi-bilidad de alimentos nutricionalmenteadecuados para llevar una vida saludable yactiva.El empleo, los ingresos y precios siguenconstituyendo actualmente los factoresdeterminantes de la crisis de producciónalimentaria de los sectores con más des-ventaja social.En este contexto podemos reconocer di-ferentes etapas: desde 2001 a 2005 comolamás crítica por inusual, por la emergen-cia, por su magnitud social; con posterio-ridad se recuperan algunas variablesmacroeconómicas que hacen aflorar eloptimismo, la posibilidad futura, pero esinsuficiente, no alcanza a todos los secto-res con igualdad de oportunidades, ahon-dando brechas sectoriales que seprofundizan.El INDEC(InstitutoNacional deEstadís-ticas y Censos) por ese tiempo señalabaque el 44% de la población se encontraba

bajo la línea de pobreza y un 17% era indi-gente, lo queproyectaba lamagnitudde laspersonas que no podían acceder a la ca-nasta básica de alimentos, vulnerándoseuno de los derechos más fundamentales.Posteriormente, transitando el período2008-2009 vuelve al escenarioprimerounanueva crisis combinada de alzas de preciosde los alimentos, y después una crisis fi-nanciera y económica de carácter globalafectando el ingreso de los argentinos, elacceso a los alimentos, retrasando la recu-peración con una drástica caída de la acti-vidadproductiva y el empleo, creandounanueva inestabilidad en los hogares y acen-tuando los niveles de pobreza e indigencia.Si bien el paísmuestra un crecimiento eco-nómicopromisorio, aúnqueda pendientelograr que todociudadanoque resida en laArgentina acceda a los alimentos básicosen todomomento de su ciclo de vida.Esta situación sin duda crea una crisis deequidad, es decir de distribucióndesigualde los alimentos materializada en los pa-trones de consumo de los diferentes sec-tores sociales, y en las brechas deinequidadpara acceder a una alimentacióncultural y nutricionalmente adecuada.Por otra parte, la concentraciónpoblacio-nal ocurrida en las dos últimas décadas enlas áreas urbanas de las principales ciuda-des del país ofrece unpanoramade riesgo,ya que la pobreza unida a la inseguridad ali-mentaria crónica2 pasará a ser un pro-blema social cada vezmás importante.Las medidas orientadas a reducir la situa-ción injusta de pobreza contribuirán a res-guardar el derecho a la alimentación, yaque las personas u hogares pobres no tie-nen losmedios suficientes para asegurar elacceso a los alimentos, aunque éstos esténdisponibles. Es alta su vulnerabilidad a laocurrencia de acontecimientos que esca-pan a su control, variaciones repentinas deprecios, cambios de políticas, factores cli-máticos, etc.Se han observado y documentado las res-puestas individuales de los afectados paraesta situación, específicamente en el ám-bito de lo alimentario: los patrones deconsumohan experimentado cambios, in-crementando las calorías adquiridas porunidad de gasto; el aumento en el tiempo

destinado por la mujer a buscar los com-ponentes de menor costo del consumocotidiano y un desarrollo aún nomuy ge-neralizado del cultivo de pequeños huer-tos familiares.

IMPACTO EN LOSNIVELES DE CONSUMOY NUTRICIÓN

Unode los cambiosmás relevantes en lospatrones de consumoes el aumentode ali-mentos de mayor contenido calórico, undescensodel consumode alimentos fuen-tes de proteínas frente a la constancia enel consumode carbohidratos, indicadoresinequívocos de undeterioro en los nivelesde consumo en los sectores sociales másafectados por los problemas de acceso.Son numerosos los estudios que trazan lasituación preocupante que viven los sec-tores medios empobrecidos junto a lossectoresmás pobres, en cuanto al tipo, ca-lidad y frecuencia de alimentos a los quepueden acceder.La Encuesta Nacional de Nutrición ySalud (ENNyS) delMinisterio de Salud,realizada en el año 2005 y cuyos datos sedisponen desde 2007, es una herramientaoportuna para inferir el impacto de la cri-sis del año 2001; leer, reflexionar y analizarcomo línea de base sobre la situación dedesigualdad e inequidades nutricionalesque afecta a ungrupopoblacional vulnera-ble, como son lasmujeres en edad fértil, lasmujeres embarazadas, los niños/as entre0-6 años.Las deficiencias nutricionalesmás relevan-tes son el bajo peso, el retraso en la talla y laanemia. El sobrepeso y la obesidad adquie-ren categorías de expresión de la malnu-trición.El bajo peso y el retraso de crecimientodela talla para la edad del niño/a son proble-mas más prevalentes en las provincias delNOA y NEA, coincidiendo con las re-giones conmayor población conNecesi-dades Básicas Insatisfechas (NBI).La anemia afecta principalmente a losniñosmenores de dos años y a lasmujeresembarazadas de todas las regiones del país.El sobrepeso y la obesidad emergen enedades tempranas en los niños/as y lasmu-

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jeres en edad fértil. Esta malnutrición sepresenta tanto en los sectores conNece-sidades Básicas Insatisfechas como en losconNecesidades Básicas Satisfechas.La informaciónqueprovee lamencionadaencuesta sobre consumode alimentos in-dica que los riesgos de ingesta insuficienteenmacro ymicronutrientes son indicado-res de la desigualdad en el acceso. Los nu-trientes más críticos son las proteínas demayor valor biológico en las regionesmásafectadas por la crisis; le siguen el hierro, elcalcio y la vitaminaA.En cuanto al patrón alimentario, nomues-tra diferencias entre el grupode alimentosseleccionados por las mujeres y por losniños/as; el consumo de grupos de ali-mentos preferidos por lasmujeres en edadfértil nomuestra diferencias con el grupode mujeres embarazadas, a pesar del au-mento de exigencias nutricionales queestemomentodel ciclo de vida determinacon respecto a cuando la mujer no estácursando un embarazo.

Podríamos concluir que la ENNyS nosaporta elementos para afirmar la impor-tante brecha de inequidad de los ciudada-nos argentinos que residen en distintasregiones, en un esfuerzomemorable en elaño 2005 por parte del Ministerio deSalud de la Nación, en llevar a cabo porprimera vez en el país un estudio diagnós-tico sobreNutrición y Salud.Si bien en el caso de los adolescentes, losadultos y adultos mayores, no se cuentacon estudios nacionales de magnitud, losexistentes evidencian iguales situacionesde falta de equidad en el acceso a una ali-mentación que les permita llevar una vidasana y activa.Se observan con preocupación los patro-nes de consumo actuales, por lo que sedeben promover cambios por un lado enel sector de los que no tienen, para que ac-cedan a derecho, y también entre los quetienen acceso, porque su consumo losconduce a una alimentación que pone enriesgo a la salud exponiéndolos a enferme-

dades crónicas o degenerativas, depen-dientes del estilo de vida que adopten.

A PESAR DE AVANZARAÚN PERSISTEN…

El escenario actual se caracteriza por unamayor incertidumbre y vulnerabilidad delos hogares a la inseguridad alimentaria.Apesar de señales de reactivación econó-mico-social, el proceso tendería a serlento; la recuperación de índices socialesrequieremás tiempoque los económicos,lamentablemente la situación dejaría se-cuelas perdurables que recién están siendoreconocidas.Deno corregirse los niveles de desempleopreocupantes que aún existen, además deuna nueva acentuación de un ciclo infla-cionario, amenaza a los ingresos de las fa-milias y por ende pone en serio riesgo elacceso a alimentos básicos. Por lo que noes conveniente conformarse viendo aAr-gentina en los documentos técnicos inter-

Julia Di Rienzo. Awax ch'in (Tejedor/a silencioso/a). Serie “Retratos Incompletos”...Sistema circulatorio tejido al crochet en hilo de algodón rojo (adulto promedio). Detalle. 2010.

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nacionales en el grupo de países con bajavulnerabilidad a la inseguridad alimentarianutricional, porque es un imperativo laplena concreción o realización del dere-chode cada ciudadano auna alimentaciónsaludable.Favorablemente, en esta última décadatambién se visualizan cambios en las con-cepciones del rol del Estado y sus políticaspúblicas; unEstadoque recupera la inicia-

tiva tomandouna direccionalidad distintaa la década de los 90. Sería promisorio si seavanzara hacia un modelo de desarrolloeconómico y social más inclusivo y equi-tativo

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[*] Docente e investigadorade la Escuela de Nutrición

de la Facultad de Ciencias Médicasde la UNC.

Soberanía y Seguridad Alimenta-ria no son conceptos diferentessino complementarios, sobre

todo cuando a pueblos originarios (PO)nos referimos. La alimentación formaparte esencial de la cultura y como la len-gua, es un elemento clave en la identidadde los pueblos y de las etnias.Los PO en la Argentina han sufrido lapérdida de su soberanía alimentaria, al veracotados a zonas generalmente impro-ductivas los espacios geográficos dondeobtuvieron históricamente sus alimen-tos. En consecuencia, el estilo de vida y loshábitos alimentarios sufrieronmodifica-ciones, aculturización y pérdida de iden-tidad, que incidieron de manera nefastaen su situaciónde salud y en su propio re-conocimiento como integrantes de unacultura particular.Con la llegadadelwinkael azúcar, harinas refinadas y aceites hi-drogenados entreotros, pasaron a formarparte de la dieta diaria y sustituyeronpro-gresivamente el uso de alimentos pro-pios. La práctica agrícola demonocultivodramáticamente cambió la ecología asícomo la salud de los PO.Un aspecto a resaltar en ComunidadesMapuche (CM) es la concepción delproceso salud-enfermedadcomouna res-ponsabilidad social. Ellos lo entendieronantes que las políticas de salud y la comu-nidadmédica se preocuparan de instalarel concepto de salud comunitaria.Si se tiene en cuenta que la SeguridadAli-mentaria Nutricional (SAN) se ve de-terminadapor ladisponibilidad de ali-mentos, el perpetuo problema de la

tenencia de las tierras atenta contra la po-sibilidadde la autoproducciónde alimen-tos, que es unode los ejes deobtencióndelos mismos en CM rurales. La produc-ciónorgánica es altamente valorada y porlo tanto las tierras juegan unpapel funda-mental. Las condiciones de vida difícilesno son condicionantes de desnutricióncuando los PO pueden disponer de ali-mentos tradicionales, comopor ejemplo,quínoa o amaranto.Otro de los ejes de la SAN es el accesoa los alimentos absolutamentedetermi-nado por las posibilidades económicas.Es importante tener en cuenta que paramejorar la calidadde vida, hombres ymu-jeres se han visto forzados a trabajar fuerade sus comunidades. Esto ha dificultadola transmisiónde los saberes alimentariosy distorsionado la comensalidad familiary comunitaria.Por otra parte, lavaloración de los ali-mentos es otro indicador de la SAN.Cuando se pueden consumir alimentosvalorados por la cultura depertenencia, seponen en juego las preparaciones coqui-narias aprendidas ancestralmente, aquellasque les permitieron mantener la salud amúltiples generaciones a lo largo de lahistoria de estos pueblos. La pérdida designificado de la comida ancestral aso-ciada a ser indio, empobrecido y así, inde-seable, tiene correlación inversa con la va-loración social de la alimentación urbanay occidental, hecho fortalecidopor la pu-blicidaddemedios, promovida ésta comodeseable ymoderna.Además la utilización biológica de

los nutrientes, puede alterarse por lamedicación alopática que ha reempla-zado ynocomplementado lamedicaciónancestral. La búsqueda de sus plantasme-dicinales ha sido cercenada al acotar lasáreas geográficas donde sepuedenmover.Lasmodernas tecnologías alimentarias sibien contribuyeron amejorar la disponi-bilidad, conservación y oferta; desarrolla-ron en algunos casos productos alimenti-cios desbalanceados, a veces privados denutrientes y/o ricos en azúcares simples,sodio y grasas. Así también la utilizaciónde fertilizantes, herbicidas, pesticidas, con-servantes, se aleja sustancialmente de lasprácticas alimentarias de los PO, nome-tabólicamente preparados para su con-sumo.Estos yotrosmotivoshan reprodu-cido en estas poblaciones la transiciónepidemiológica como en América La-tina.Como refiere Rodolfo Pastore, la finali-dad trascendente de la economía social ysolidaria tiene que ver con la reproduc-ción ampliada de la vida, ésta tomadadesde el concepto de los PO que no esconsumir de más sino el buen vivir paratodos. Por lo tanto, no hay economía so-cial ni solidaria sin cultura, contribuyenteésta para la soberanía y seguridad alimen-tarias

[*] Docente de la UNC.[**] Docente de la UNER

(Universidad Nacional de Entre Ríos).[***] Alumna de la UNER.

SOBERANÍA Y SEGURIDAD ALIMENTARIADESDE LA LÓGICA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

1 Seguridad Alimentaria: es el derecho de todapersona, en todomomento, al acceso físico y eco-nómico de alimentos suficientes en cantidad, ca-lidad e inocuidad, culturalmente aceptados, quele permitan llevar una vida activa y sana.

2 Inseguridad alimentaria crónica, deriva de unadieta persistente insuficiente a causa de la incapa-cidad continuada de los hogares para adquirir losalimentos necesarios, a través de las compras enel mercado pormedio de la producción.

Dra. Nilda Isabel Brutti * / Lic. Cristina Isabel Possidoni ** / Daiana González ***

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Cecilia Candia. Mapa mental con ocurrencias. Microfibra s/ papel. 32 cm x 44 cm. 2008.

“TOCAR LOS NÚCLEOS DUROSDEL PODER EN ARGENTINA IMPLICA

DISCUSIONES DE MEMORIA”

[Construcción de políticas públicas de memoria en Córdoba]

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– Algunos de los reclamos que larga-mente venían sosteniendo losorganismos de derechos humanos ybuena parte de la sociedad civil parecentener un ahora cauce institucional, consus propios tiempos, pero hay avances.¿Cómo evalúan este momento en que elEstado asume y se hace cargo de esasexigencias? ¿Qué desafíos les ha idoabriendo este nuevo momento?

– Emiliano Fessia: Ese es un eje queatraviesa no sólo esta construcción deuna política pública sino muchas otrasconstrucciones de política pública, des-pués de años de un Estado neoliberal,reducido a su mínima expresión en losocial, que avanzó centralmente en su fazrepresiva, que se replegó en las funcionesbásicas de salud, educación, justicia y quedejó, al menos discursivamente, que elmercado sea el organizador social.Desde 2003 en adelante se ha reinstau-rado la discusión social en muchossectores y en instituciones –como la uni-versidad misma– sobre estas luchashistóricas: frente a una posibilidad real deconstrucción de políticas públicas diferen-tes, ¿qué se hace? Fue un eje novedosoque nos obligó a repensar nuestras prácti-cas y cambiarlas, nos obligó a tener unaprendizaje político acerca de que elEstado no es algo monolítico, reconocersus fisuras y tomar la decisión –más allá delos posicionamientos ideológicos con res-pecto a los gobernantes de turno– de quehay que disputar el Estado. Y ahí sí hubouna decisión fuerte, por lo menos acá enCórdoba, de darle cauce a una demandahistórica. La gran mayoría de las marchasdel 24 de marzo terminaban en Plaza SanMartín, con un cordón policial sobre el

Pasaje Santa Catalina, y nunca faltaba ladenuncia acerca de que la D2 había sidoun centro clandestino, que tenía que serabierto a la sociedad, que la sociedadconociera, etc.Esta discusión sobre qué hacer con elEstado ha dividido aguas por todos lados.Nosotros tomamos la postura de que hayque disputar una política pública constru-yéndola. Luego de eso fue necesariodiscutir qué era una política pública dememoria. Y ahí seguimos estando, en esaconstrucción/discusión, con una certezaque no es simple de tramitar al interior delos organismos ni de las organizacionesmás cercanas en la lucha por “Memoria,Verdad y Justicia”, acerca de que una ins-titución no necesariamente es igual a laretórica de los organismos, a la práctica delos organismos y no tiene que serlo, aun-que indudablemente no sólo estapermeada sino construida en gran medidapor esta práctica histórica.

– Ludmila da Silva Catela:El Estadoargentino, desde el retornode la democra-cia, siempre tuvo una interferencia en eltema de la memoria y los derechos huma-nos. Mejor o peor, pero cuando unocompara con otros países acá se dio el Jui-cio a las Juntas –con todas las debilidadesque eso pudo tener–; inclusive durante elgobierno de Menem, por exigencia inter-nacional, fue el momento en el que másindemnizaciones hubo, se terminó con elServicio Militar Obligatorio. No porMenem, sino porque había presionessociales y civiles sumamente interesantes.Entonces, comparados con otros paísescomo Brasil, Paraguay, Bolivia o Chile,que nunca juzgaron a los represores –ynunca los juzgarán, por lo menos en Bra-

sil–, ellos nos tienen como una referenciaoptimista y positiva.Paramí el gran cambio con el gobierno deNéstor Kirchner fue que esa idea de quehabía que hacer algo con el pasado segeneró en una política de Estado, en sin-tonía y en diálogo con los organismos dederechos humanos, algo que en los otrosgobiernos no se dio de esa forma. Unarelación de mucho respeto y tambiénreconociéndolos como un actor centraldel juego político, sin restarles autonomía,como diciendo: “Ustedes pueden partici-par, nosotros queremos generar con estouna política de Estado, pero queremosque ustedes sean los actores y tengan auto-nomía para decidir sobre ciertas cosas”.Eso asociado a un montón de otras medi-das, algunas simbólicas –como descolgarlos cuadros del Colegio Militar– y otrasmenos simbólicas y mucho más fuertes,como decirle a la ciudadanía que la fechadel 24 de marzo debe ser recordada comoun hito en el panteón de lo nacional. Algoque al principio fue visto con sospechas,inclusive dentro de los organismos, peroque a medida que pasan los años se ve quegenera diferentes reflexiones, que inevita-blemente para los colegios es una fecha aconmemorar. Después hay que ver quépasa al interior de las escuelas, pero desdelas más reaccionarias a las más progres tie-nen que hablar del 24 de marzo. Eso esincreíble, porque además genera políticasdememoria adentro de la escuela. El temadel feriado, que también pudo ser malvisto, sin embargo llama a preguntarse porqué es feriado y cuán importante es estopara que sea feriado.Y eso sumado al retorno de los juicios, sibien no es el Ejecutivo en sí mismo sino laJusticia. Pero decididamente creo que una

La masiva movilización del 24 de marzo en Córdoba, en el marco del Día Nacionalde la Memoria por la Verdad y la Justicia, reinstaló el debate acerca de los camposclandestinos de detención utilizados por la última dictadura que actualmente se cons-tituyeron en espacios de memoria. ¿Cómo trabajar las reivindicaciones de los organis-mos desde las instituciones públicas? ¿Qué proyectos desarrollar en cada sitio, paraquiénes, con qué objetivos? ¿Qué impacto generó la muerte del ex presidente NéstorKirchner?Hoy la Universidad dialogó con los directores de tres espacios de me-moria de la ciudad de Córdoba para reflexionar sobre estos temas.

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sociedad no se puede construir sólo conmemoria, que la justicia es central. Pormás que soy antropóloga y creo que la jus-ticia simbólica tiene tanto peso como lajusticia formal, esta última tiene la cues-tión de lo pedagógico: esto no sólo notiene que volver a pasar, sino que estas per-sonas que cometieron un crimen tienenque estar en una cárcel. Y creo que esdoblemente justo que estas personasestén en una cárcel común, aquellos quese creyeron diferentes hoy son un igual ala hora de ser castigados. Si bien hay otrasformas de justicia, creo que el castigo eneste caso –porque es un crimen de lesahumanidad– es central.O lo mismo pasa a la hora de abrir losarchivos. Cuando empezamos a pensar enla apertura de los archivos en Argentina,Brasil nos llevaba años luz, y hoy por hoyestamos casi igual en términos de lo quesignifican los archivos como institución.Porque ésta es otra cuestión: así como seinstauró el 24 de marzo, el Estado haresuelto que esto tiene que tener institu-ciones. No un organismo de derechoshumanos sino una institución públicaabierta, abierta al conflicto también, queme parece que es importante. De hecho aveces acá demandan que se cuenten otrasmemorias y nosotros respondemos a esode diferentes formas. Yo les digo que acá

hay otras memorias, porque acá estántodos los documentos de la Policía, por loque de alguna forma están.Entonces, para mí hay varios pilares fuer-tes en la cuestión de la memoria y elEstado a partir de 2003; la primera es lainstitucionalización en espacios comomuseos, archivos, centros de documenta-ción. Todos ellos cargados de contenidos–porque también podrían haber sido cre-ados como un título solamente. Además,a nivel de todo el territorio –porque entodas las provincias hay archivos diferen-tes pero existen–, ya que puede ser másfácil hacerlo en Córdoba o Santa Fe, peroes mucho más difícil hacerlo en Jujuy o enCatamarca, o en la Rioja.La segunda cuestión es la Justicia, sindudas. Y la tercera es la educación, porqueel Estado nacional tuvo una política fuertede querer imprimir en las escuelas ciertasmiradas sobre el pasado. Y esa es una bata-lla que tiene sus riesgos, porque el hechode que el Estado en cierta forma estaticela memoria tiene los riesgos de las contra-memorias. Nunca se manifestaron tantolos de Memoria Completa como en estemomento. Pero creo que todo eso espositivo, que es importante, que el con-flicto también es importante. Porque meparece que el gran aprendizaje, sobre todode los organismos de derechos humanos,

es “No a la venganza” y “No a la imposi-ción de una memoria única”. Elreconocimiento de que hay diferentes for-mas de percibir el pasado y que loimportante es no transformarlo en untabú sobre el cual no se puede hablar,como fue durante muchos años en Ale-mania, sino algo con lo que hay queenfrentarse, debatir, para que también laconsigna de “Nunca Más” no sea mera-mente una consigna. Y también para esaotra cosa que los organismos intentantodo el tiempo, que es el lazo con el pre-sente.

– Mario Paredes: En 2003 la aparicióndeNéstorKirchner llega a cambiar toda lapolítica nacional en materia de memoria.Me estaba acordando la famosa frase deDe la Sota y años después apareció Schia-retti con otra política. Creo que obligó aque muchos sectores políticos tuvieranque reacomodarse en nuevos rumbos.Hoy es difícil que alguien te desconozca eltemadememoria odederechoshumanos,cualquiera sea la corriente política de la quehablemos, aunque internamente pienseotra cosa. Creo que fue un quiebre, ojaláque nunca más se vuelva a revertir.

– E.F.: La política de memoria se puedever enuncambio estructural del Estado en

Archivo Provincial de la Memoria. Sala: vidas para ser contadas.

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varios ámbitos, por ejemplo la leydedemo-cratización de medios de comunicación.Nimemorianimedios sedesanclandeunavisión general, según la cual si vas a discutirpolíticas públicas profundamente vas a dis-cutir siempre con la dictadura. Y ahí sevuelve más claro algo que algunos sectoresde izquierda separan –“derechos humanosde ayer” y “derechoshumanoshoy”, dicen–,falsamente, porque es una trampa ideoló-gica. Si decimos que el fin último de ladictaduramilitar fue la imposicióndel neo-liberalismo en todas sus dimensiones–culturales, políticas, económicas, sociales–,al discutir un rol nuevo del Estado necesa-

riamente el núcleo duro va a llegar sobremuchas leyes que vienen de la dictadura,reforzadas en la democracia. Entonces, laspolíticas públicas de memoria se tornanpotentes en lamedidaque sediscute el casoGraiver, es un ida y vuelta, dehecho la leydedemocratización de medios fue entendidatambién como la ley de la dictadura versusla ley de la democracia. Y si se va por la LeydeEntidadesFinancieras pasaría lomismo.Tocar los núcleos duros del poder enArgentina con una visión de democratiza-ción social implica indudablementediscusiones de memoria.Hay una búsqueda de construir un nuevo

modelo distinto al neoliberalismo –comocreemos que hay en Argentina desde2003–, eso hizo que muchos actores quese mantuvieron prescindentes o conside-raban que era un “pasado pisado”, tuvieranque incorporarlo en la agenda pública porla presión social, de arriba y de abajo. Peroa la vez eso se vuelve tensionante y contra-dictorio con qué modelos políticos –aunestos actores que construyen políticapública de memoria– están viendo para laeducación, el trabajo, la vivienda.A partir del kirchnerismo hay una disputade modelo de Estado, y una primera victo-ria es la de haber desarrollado políticas

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Ludmila da Silva Catela

Mi primera relación con este espacio fue un día que pasé por acá y vi una placa –bien estilo placa– que decía: “Este Ca-bildo Histórico fue un centro de concentración”, o algo así. Creo que era de diputados, del 96, para los 20 años. Como

antropóloga –y como santafesina– siempre estaba atenta a las marcas de memoria en la ciudad. Así me enteré de que estohabía sido un centro clandestino de detención y, sin dudas, lo que me asombró fue que estuviera en pleno centro. Mi pre-gunta fue: ¿cómo? Y de alguna manera, es la misma pregunta que nos seguimos haciendo en este espacio.Los primeros días como directora del sitio fueron de sensaciones muy ambiguas. Por un lado, la desolación de estar en seme-jante edificio, todo destruido; éramos solamente tres. Y también la desolación de pensar que en este edificio en ruinas, quehabía sido un centro clandestino de detención, atendían a víctimas del delito.Por otro lado, cierta sensación de plenitud cuando venían personas que habían estado presas acá y entre el dolor, el llanto ydemás nos contaban todo lo que habían vivido; y se iban muy mal, pero dos o tres semanas después volvían ya estructurados yderechos a visitarlo desde otro lugar. Fue muy impactante, ese encuentro con las víctimas, que venían a reencontrarse con esaparte de su identidad, terrible y a su vez compulsivamente necesario. Encontrarse con la escalera, el patio, y esa cosa de “peroyo me lo hacía enorme y no es tan grande”. Y también eso de compartir, que fue único, porque una vez que esto se modificó,ya se viene desde otro lado. Muchas veces, apenas la persona entra, hasta corporalmente uno se da cuenta si estuvo en estelugar o no, es increíble. Y un gran aprendizaje, el de respetar el silencio del otro, los tiempos del otro.

Doctora en Antropología Cultural y Magíster en Sociología por la Universidad Federal de Río de Janeiro. Profesora e investigadora de la Univer-sidad Nacional de Córdoba. Investigadora del CONICET en el Museo de Antropología de la UNC. Es autora del libro No habrá flores en latumba del pasado. La experiencia de reconstrucción del mundo de familiares de desaparecidos. La Plata: Ediciones Al Margen, 2001–2002–2009. (Editadotambién en portugués por HUCITEC); ha compilado junto a Elizabeth Jelín: Los archivos de la represión: Documentos, memoria y verdad. (Madrid yBuenos Aires: Siglo XXI, 2002). Coordina la Editorial del Archivo Provincial de la Memoria Ediciones del Pasaje. Actualmente se desempeñacomo Directora del Archivo Provincial de la Memoria de Córdoba.

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públicas de memoria. Pero, ¿qué vapasando en otros ámbitos? A fin del añopasado, con la aprobación de una Ley deEducación provincial que en teoría tradu-cía la nueva Ley de Educación nacional, enel puntodeeducar en “memoria yderechoshumanos” –textual de la ley nacional– sepuso “valores”, mucho más abstracto. Yluego loque fue la represión, algoqueno sepuede avalar.Comoencualquier otra polí-tica, entra en juego qué modelo de Estadoquerés.Noes que se respetan los derechoshumanos sólo porque se tienen buenaspolíticas de memoria –y es cierto que elactual gobierno de Córdoba es uno de losgobiernos con el que más se pudo avanzarenelpaís, esono sepuedenegar, el compro-miso dado por la Legislatura y el actualEjecutivo, la autonomía, el presupuesto–.Yeso, que es verdad, entra en juego con unadiscusióndemodelodeEstado, quees algoque no sólo tensiona a los organismos y aquienes trabajamos en los sitios, sino a todoel juego de actores políticos.

–Tras esta decisión política de dis-putar el Estado, más en locotidiano, ¿cómo fueronpenetrando y ensanchando esasgrietas? ¿Qué dificultades y poten-cialidades advirtieron?

– L.daS.C.: Lo que más nos costó fuedefender la autonomía de estos lugares,queríamos poder discutir el presupuesto,que la Comisión Provincial de la Memo-ria fuera el ente que regulara y no laSecretaría o el Ministerio. Y bueno, esa esuna disputa dura, porque evidentementeel Estado está muy acostumbrado a servertical, pero la Comisión siempre fue unresguardo para nosotros. La Comisión esla que decide, el diálogo político nuestrocomo funcionarios del Estado es con laComisión y es quien aprueba el balance, elpersonal, pero también con quien discuti-mos la política de los sitios. Eso cuestadentro del Estado, porque es como ser untanto anarquista y rebelde para lo que seacostumbra en el aparato político.

– E.F.: Una definición clara que tenía-mos cuando se conformó laComisión eraque queríamos autonomía, pero tambiénque el Estado no se desentendiera. Eranecesaria la inclusión de los tres poderesdel Estado provincial, esté quien esté degobernador, para que no se desentendie-ran de la construcción de esta política.El concepto de autonomía es lo que siem-pre está en juego, una autonomía relativa,es decir, basada en las relaciones, donde enesa relación el Estado no puede estar

ausente –por ejemplo en laComisión.Noes una concepción de autonomía absolutacomo si estuviéramos por fuera del podery las decisiones del poder no nos tocaran.Aprendimos con las Madres y las Abuelasdesde un primer momento que lo quehabía que hacer era interpelar al Estado. Siuno lo mira a la distancia, desde ir a gol-pear a un cuartel, hacer las presentacionesa la Justicia, pasando por los reclamos alalfonsinismo y al menemismo, su acciónsiempre fue interpelar al Estado, siemprese sentaron con algún actor estatal y desdeel lugar del reclamo, la exigencia y la justi-cia; y fueron construyendo.

– L.daS.C.: Igual… me parece que quie-nes argumentan la cuestión de lacooptación siempre ponen en el medio eltema del dinero. Y entrar en esa discusiónes dar por sentadoque la únicamirada quepodemos tener de la política es la cliente-lar. “Yo te doy plata entonces vosrespondés a lo que yo digo”, y me pareceque el gran aprendizaje es que uno está enla estructura del Estado, tiene un presu-puesto, pero puede discutir abiertamentecon ese Estado. Lo interesante de estemomento es que los propios organismosestán nuevamente en esta relacióndiciendo que hay otras formas de relacio-

Espacio para Memoria y la Promoción de Derechos Humanos “La Perla” .

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narse con el Estado que no sea el cliente-lismo político.

–E.F.: Estoyconvencidoquecasi todas lasorganizaciones sociales, a la hora de buscarfinanciamientoestatal o fuentes internacio-nales privadas o públicas, en algún puntointeractúan con sectores del Estado. Asu-mirlo comopolítica, no sé si conelmodelode esta Comisión, pero con realidad, nossacaría del falso dilema acerca de que elEstadocooptao lasorganizaciones sonple-namente autónomas. Y no es para nada

simple, pero esproductivo.Lamaterialidadde los sitios, connuestros diferentes proce-sos, arroja que evidentemente disputar elEstadoesproductivopara la ampliacióndelamirada.ElEstadoespotencialmenteuni-versal. EstelaCarlotto lo sintetizaba enunafrase muy buena: “Una fecha roja en elcalendario, se diga loque sediga, es unpiza-rrón en una escuela, en todas las escuelas”.Luego, qué es lo que se está diciendo o nodel 24demarzo, bueno, esa es la disputa dememorias. Muchos sectores se negaron al24demarzo instituido, porque yanadie iba

a hablar de eso. La realidad es que la discu-sión se potenció, las marchas aumentaronen número. Los que se querían ir deturismo se siguen yendo; novenían, no vie-nen, ni van a venir a las marchas.

–M.P.: Una cosa que me gustaría señalaresqueconelpasodel tiemposeha idocon-solidando la Comisión y, con vistas afuturos gobiernos de la provincia, piensoque va a ser muy dificultoso cambiar elrumbo de las políticas de memoria. Que-dan muy condicionados.

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Emiliano Fessia

Dos fotos... la primera es como un collage de imágenes, que es leer testimonios de papel, e imaginar. En eso, el libro deRoberto Reyna sobre La Perla, con esos dibujos que me quedaron siempre. Después la imagen de mi tío que falleció

antes de que yo supiera que había pasado por ahí. Y en este collage de un proceso muy largo también aparecen las primerasmarchas a La Perla. La más fuerte es la vez que llegamos hasta la puerta y veíamos que los soldados bajaban como Rambos, ha-ciendo tumba carnero por esa montaña, apuntando. Ahí esa mezcla que se daba en los escraches: de tensión, de liberación, elgrito, y que en un momento estaba tan tensa la cosa –eso sí lo tengo patente, cada vez que paso por la puerta me acuerdo deesa imagen–, que las viejas nos agarraron a todos los pendejos, nos retaron como a niños, nos mandaron al fondo, se apretaronlos pañuelos y se pusieron ellas al frente de los milicos, con armas largas y todo... primera imagen de La Perla.El segundo collage es después de la declaración de Buenos Aires –10 de diciembre de 2006–, Kirchner que dice: “El próximo24 de marzo La Perla pasa a ser espacio de memoria”, y bueno, ir en enero con los militares aún ahí, con la Justicia, como Co-misión. Y luego, como coordinador del sitio, la imagen que tengo es de estar solo con Pablo González, recorriendo esos edi-ficios con una cinta métrica, tomando los planos que no teníamos. Entrando en esa zona interna y externa de las creencias, deque no existen las brujas pero que las hay las hay, y decir: “Compañeros, somos compañeros, cuídennos y guíennos para saberqué hacemos con esto”.Una misma pregunta que se va regenerando y que ojalá no se pierda nunca: ¿Qué hacemos con esto? Y que las respuestasvayan cambiando. Si logramos hacer eso, está bien hecho el trabajo de memoria. Que nuestros hijos y nuestros nietos, cuandolleguen acá se pregunten: “¿qué hacemos con esto?”, y que las respuestas que busquen sean las de su momento histórico, noolvidando nunca lo que esto fue.

Licenciado en Comunicación Social por la UNC. Desde 1996 es integrante de la organización Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra elOlvido y el Silencio (H.I.J.O.S.). De 2006 a 2008 fue representante de H.I.J.O.S. en la Comisión Provincial de la Memoria y desde 2008, Directordel Espacio para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos en el ex CCDTyE La Perla.

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– L.daS.C.: Condicionados por laComisión y también por el peso públicode instituciones como los sitios. No va aser fácil cerrar La Perla, La Ribera o elArchivo Provincial de la Memoria de undía para el otro. Siempre está la disputapor el recurso, pero creo que los sitios hoytienen un lugar en la sociedad cordobesa.

– Esta dinámica que ha adquiridola institucionalización que impul-san los organismos ¿puede ser unaespecie modelo para otras organi-zaciones?

– M.P.: En el caso de la Comisión hayuna cuestión de mucho peso, que es lapresencia de los organismos de derechoshumanos, que han consolidado su imagenen la sociedad desde mucho antes de laaparición de Kirchner, creo que eso es loque marca la diferencia. No sé si eso lopueden hacer otras instancias sociales, qui-zás va a costar un poquito más.

– E.F.:Creo que eso se logra. Las cáma-ras empresariales y los consejos laborales,de la paz social, o las religiones con estruc-turas grandes, siempre han tenido estasinstancias intermedias de interlocuciónpública con el Estado. Es la vieja historia

de las luchas y los sectores dominantes lotienen muy claro, tienen agrupaciones declase o gremiales. La Sociedad Rural tiene200 años en la Argentina, nació antes quecualquier sindicato. Insisto en que creoque el concepto de autonomía es lo queestá en juego.

– L.daS.C.: Yo considero que puedeservir para otras organizaciones. La cues-tión es cuántas organizaciones civilestienen tanta legitimidad como los organis-mos de derechos humanos como parademandarle eso al Estado. Porque dehecho el Estado no es por su bondad quese decidió a dar una política de memoria,fue una presión constante que hizo que,en un momento fértil, se diera esa conjun-ción.Creo que uno debería escribir sobre laexperiencia de la Comisión para que otrasorganizaciones pudieran funcionar de esaforma, porque creo que sería mucho mástransparente el Estado con este tipo deasociaciones con la sociedad civil, que nosean meramente las del subsidio. Estacomisión es de derechos humanos, peropodría ser de asuntos indígenas y ser real-mente productiva en el sentido de brindarautonomía, pero también un espaciodonde el Estado esté involucrado y no ser

sólo una dependencia del Estado. Es unmodelo, un gran taller de experiencias,que uno debería intentar reproducir.

LOS ESPACIOSDE MEMORIA

– Los espacios de memoria seabrieron en casi todo el país ymuestran perfiles muy diferentes.¿Qué debates se fueron dando parala definición de lo que debían serestos tres espacios en Córdoba,incluso con las especificidades quetiene cada uno de ellos?

– L.daS.C.: El primer punto de partidafue la ley que creó los espacios de memo-ria, que estableció que uno de ellos seríaun archivo, que va a estar emplazado en loque fue un centro clandestino de deten-ción, etc.; esas cosas van marcando lo queacá tenemos que hacer. La segunda cues-tión, que fue una discusión muyinteresante, es que tenemos que contar loque pasó acá, pero ese no puede ser elúnico relato. Un poco lo que dice Tzve-tan Todorov, entre la literalidad y loejemplar. Esto sí va a tener un compo-nente literal sobre lo que aquí pasó, perotambién debe ser ejemplar, debe permi-

Apertura del Espacio para la Memoria, Promoción y Defensa de los Derechos Humanos Campo de La Ribera.

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tirle a un joven pensar cuál es la relaciónque tiene hoy con la policía, a un alemánpensar en el Holocausto y a un paraguayoreflexionar sobre el golpe de estado en supaís. Que sirva para pensarnos comohumanidad agredida por lo que fueron lasdictaduras. Y en ese sentido, la conforma-ción del equipo de trabajo del ArchivoProvincial siempre fue muy interesante,con un 50% que viene de los organismosy otro 50% que viene básicamente de launiversidad, con un alto compromiso. Esediálogo entre esos dosmundos fue centralpara lo que hoy es el Archivo.De todas formas, lo que siempre nos gustadecir como equipo de trabajo es que éstees un espacio de memoria en construc-

ción, no tenemos un discurso cerrado yque lo que contamos hoy no necesaria-mente es lo que vamos a querer contar deacá a cinco o diez años. Porque eso tieneque ver con las preguntas generacionales,con el tipo de debate que hay en la socie-dad. Entonces, si la sociedad puede debatirel casamiento entre personas del mismosexo, eso implica que nosotros tambiénpodamos preguntarnos por lo que pasócon los homosexuales durante la dicta-dura y en los centros clandestinos,preguntas que no nos hacíamos cuandoabrimos el Archivo.En ese sentido, está bueno aplicar la teoríade la memoria a la práctica: la memoria esun trabajo, por lo tanto está siempre en

construcción y no es una definición nor-mativa. No se trata de que “el sitio dememoria debe ser tal cosa”, sino que seconstruye en diálogo con otros y esosotros son básicamente los más jóvenes, olas escuelas por ejemplo.También hay algo importante, que es elterritorio donde están enclavados lossitios. No es lo mismo el Archivo que estáen pleno centro, casi sin vecinos, queCampo de La Ribera o La Perla. Ahí tam-bién hemos discutido que cada sitio tengasu identidad propia, que no sea unmodeloque cae de arriba al que hay que respon-der, pero que a su vez dialoguen entre sí.Siempre decimos que así como los cen-tros clandestinos no estuvieron aislados

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EMO

RIA

Mario Paredes

Cuando salí en libertad, que ya estábamos en plena campaña para las elecciones del 83, yo militaba en el PJ obviamente y miprimer contacto no fue con La Ribera, sino más arriba, con la Unidad Básica de Colonia Lola. En el pasado sí había te-

nido más contacto con Maldonado y las proximidades de Campo de La Ribera.En cuanto a la primera imagen como director de La Ribera, lo que más me preocupó –y que ahora ya todo el equipo lo tieneasumido– fue garantizar la continuidad de la relación con el territorio y de cómo profundizarla, porque este sitio se recuperócon la lucha de docentes, de vecinos, de la Red Social de la Quinta. El 21 de marzo pasado, por ejemplo, con motivo de con-memorar la semana de la memoria reunimos a todos los jardines de infantes de la zona y presentamos una obra de teatro con eltema de la identidad de la tierra a la que asistieron más de 300 chicos. Y el miércoles 23 lo hicimos con los secundarios de lazona, con una obra de los chicos del Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos, fueron más de 400. Es decir que la pro-puesta es profundizar el vínculo y expandirlo a organizaciones próximas de territorios cercanos.

Comenzó a militar como estudiante de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano. Luego de recibirse en 1972, pasó al frente territorial, ala Juventud Peronista y luego a Montoneros. Su lugar de trabajo político era la zona de los Tinglados, Maldonado y Müller, que colindan con elCampo de La Ribera. Lo detuvieron cuando el Navarrazo y nuevamente a fines de enero de 1976. Estuvo en el ex D2 y en la cárcel de San Martín,razón por la cual fue testigo en la causa UP1 (Córdoba, 2010). Fue trasladado a las cárceles de La Plata, Caseros y finalmente Rawson. Tras su libera-ción –dos meses antes del regreso a la democracia– retomó su militancia en el peronismo y contra el menenismo. Participó de la construcción de laAsociación de Ex Presos Políticos y en 2006 integró la Comisión Provincial por la Memoria. Desde 2010, es director del Sitio de Memoria Campode La Ribera.

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uno del otro, los sitios tampoco lo estén.Las personas con las que cada sitio se vin-cula, también van determinando perfilesdiferentes. En el trabajo con jóvenes, porejemplo, acá se organizan visitas guiadascon las escuelas, en cambio en Campo deLa Ribera se trabaja con talleres de oficiosy recreación con los jóvenes del mismobarrio.

–M.P.: Afortunadamente hemoslogrado una buena relación con la socie-dad y cada uno va respondiendo, entreotras cosas, a la geografía y a la poblaciónque tiene. Eso nos va moldeando a noso-tros comoespacio, no es solamente lo quedefinimos y proyectamos, sino también loque va planteando la gente. El tema pasa

por cómo uno puede dar respuesta a esasdemandas. El de La Ribera es un espaciobastante nuevo, pero nuestra preocupa-ción principal es cómo empalmar lamemoria con los derechos humanos dehoy. Es una zona bastante marginal, conmucha presencia de drogas, ¿como hacéspara contener a esos chicos?Por eso, partede la propuesta tiene que ver con tallerespara jóvenes.Y la gente que se ha seleccionado tienecomo denominador común su experien-cia de trabajo en la zona, ya sea en el áreade investigación, de cultura, de educación,además de gente que es propiamente dela zona. Todo eso nos facilita el diálogo. Yahora creo que va la universidad también,con las cátedras itinerantes, nos puede

aportar muchísimo. Yo me desespero porver a la gente de la universidad en la zona,sobre todo porque nos van a ayudar conun trabajo que solos no hubiéramospodido abarcar.

– L.daS.C.: También hay una particula-ridad que tenemos los sitios de memoriaen Córdoba –y es algo que nos dice todoel mundo, de diferentes provincias– y esque somos muy osados en cuanto a lascosas que nos hemos animado a hacer. Yolo veo como algo super positivo y a vecesintento pensar qué conformación histó-rica hay en Córdoba para que se den esascosas, porque en otros sitios ni siquiera sepuede discutir al respecto, y les parece unhorror que vengan niños, o juntarse a

Más allá de la innegable perseverancia yresistencia de los organismos de dere-chos humanos y de buena parte de la so-ciedad civil para exigir –durante años ymuchas veces en soledad– “Memoria,Verdad y Justicia” acerca de lo aconte-cido en la últimadictaduramilitar, los úl-timos dos gobiernos nacionalesofrecieron un claro y contundenteapoyo a esos reclamos. Por eso quisimosconocer las sensaciones y el análisis de losdirectores de los Espacios de Memoriasobre la muerte del ex presidente Nés-tor Kirchner.

–M.P.: Fue una pérdida política muyfuerte que vamos a ir sintiendo cada vezmás a lo largo del tiempo. A veces lapienso como la pérdida de Evita, porqueuno pone militancia y pelea, pero esainteligencia política es una ausencia quevamos a sentir. En los 50, un actor socialque no había aparecido era la mujer yEvita lo puso en la calle. En los 70 apare-cimos nosotros, la juventud de aquellaépoca, que hasta entonces no era consi-derada políticamente nada más que a lahora de ir a votar. Después de eso se per-dió la participación de la juventud, que sedesanimó y se desencantó, y que reciénahora volvió a aparecer, a ganar la calle, y

a eso lo generó Néstor Kirchner.

–E.F.: Me encontré con algo quenunca me imaginé que me iba a encon-trar. Primero llorando, pero llorandodesde las más profundas tripas y pregun-tándome “¿por qué lloro?”. Lo sigomasticando para saber de dónde viene:creo que se me murió un líder político.Algo que había vivido con Evo Moralescuando fui a la asunción en Tiahuanaco:la función del líder, que no es el dirigentepolítico, que no es el presidente, sino quetracciona dimensiones del ser que vanmás allá. La llegada de este tipo en 2003,de lo que él encarnaba, fue la posibilidadde abrirse, de ver que se puede hacerpolítica a gran escala manteniendo con-vicciones, y con pragmática y relacionesde fuerza al mismo tiempo. Para un mili-tante, eso es mucho, por lo menos paramí es mucho. El tipo para mí representaesa figura: se puede, y se puede sin dejarde ser lo que uno es, que es una de lastrampas que te impusieron en los 90, quela política te transforma, te aliena, te con-vierte en una máquina de poder y dejásde ser un luchador “puro”.

–L.daS.C.:Yono estaba en Argentina,estaba en Colombia, y de repente

prendo la televisión para ver la hora y veo“se murió Kirchner”. Y empecé a llorar, allorar y a llorar. Y tenía que hablar en unaconferencia donde gran parte trabajabasobre la política deKirchner, y cuando lotuve que decir, me recontra quebré. Yfue muy loco, porque después una de laspersonas que estaba en ese encuentro separó y me dijo: “Me da envidia que unargentino pueda llorar a un presidente”.Y era raro, porque yo decía: “Bueno,pero yo nunca lloré por un presidente”,tenía esa sensación ambigua.Y también lo quemepasó enColombiafue descubrir el amor que le tenían aKirchner afuera del país. Desde la gentecomún que en la calle me decía “Ay, semurió y era tan bueno!”, pero a su vez enlos diarios la pregunta acerca dequién ibaa reemplazar a la persona que realmentepensó en América Latina, que dialogó,que podía establecer puentes entre paí-ses que no dialogaban, o sea había unamirada profunda como político. Unamuerte siempre es terrible, extrema, perorevela lo que siente una sociedad. Lama-nifestación, toda la gente que fue, mos-tró algo que no necesariamente sepercibía.

LA MUERTE DE NÉSTOR KIRCHNER

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compartir la comida en un picnic comoparte de una actividad, o hacer música enLa Perla. Y eso tiene que ver con la osadía,con la creatividad de la gente que trabajaen los sitios, porque en eso hay que reco-nocer que los tres sitios tienen grupos detrabajo increíbles. Pero también con unatrayectoria de los organismos de derechoshumanos, muy reflexivos y muy críticossobre ellos mismos, que está traducido enla Comisión. Lo importante, creemos, esque las personas puedan venir a estos espa-cios y hacerse una pregunta, no llevarse unpaquete cerrado de cómo debe ser lamemoria.

EL 24 DE MARZO

¿Qué análisis hacen de lo que pasóel último 24 de marzo?

– L.daS.C.: Lo que más me sorprendióde la marcha –que viene siendo una cons-tante– era la cantidad de jóvenes; o sea, node jóvenes veinteañeros, sino de 15, loshijos de mis amigos que van a la secunda-ria y que son unos tiernos, gente de laescuela secundaria, con toda esa ternuraque tiene, con un tono festivo pero com-prometido. Por otro lado vi una granfragmentación, nunca vi tantas banderasde tantas organizaciones. Es bueno por-que se multiplicó la participación políticay eso es increíble, es notable y una marchate muestra eso, pero también te muestraesa gran fragmentación.Y después, ver a una murga con jóvenesadelante de las Madres y de las Abuelas,esa mezcla del dolor con la alegría, no dejade conmoverme cómo se conjugan esasdos cosas, que lo hacen de una maneramuy dialéctica: estoy en una murga perome bordo el traje con el pañuelo de lasAbuelas, es sencillamentemaravilloso por-que ahí está la política. Yo no busco en losjóvenes el compromiso con la política for-mal, me parece que los jóvenes nuncadejan de participar en política, están siem-pre participando, porque que alguiendecida bordarse el traje de lamurga de unaforma y no de otra, poniendo el pañuelode las Madres, es una de esas victorias polí-ticas de las que perduran, que no es la

política de lo inmediato, oportunista, sinode una marca muy profunda.

– E.F.:Paramí fuemuy importante saberque hubo marchas en el interior de la pro-vincia, simultáneas. Eso muestra lapotencia del Día Nacional de la Memo-ria, la Verdad y la Justicia. Y saber que lamarcha del 24 de marzo volvió a ser algoasí como la metáfora de los sectores polí-ticos activos en la ciudad de Córdoba,sigue siendo la más diversa, la más grandey donde las tensiones sociales que tomanlas militancias por los distintos derechosse condensan. Ojalá que se mantenga, yadesde hace varios años que se mantieneuna marcha unificada con una división enun punto, con discursos diferenciados –eldiscurso armado por la Mesa de Trabajoy los organismos por un lado, y el discursode los partidos de izquierda por otro, noes una novedad este año. El repudio algenocidio quizá está siendo el piso, la baseque cada vezmás compartimos, y ojalá esoimplique nunca más ruptura del ordendemocrático.Y otra parte del análisis está vinculada aldiscurso de la Mesa de Trabajo durante elacto y a su impacto público. Fue un dis-curso largo, pero que reveló lamultiplicidad de miradas sobre lo político.La gran trampa de La Voz del Interior eshaber sintetizado la diversidad de actoresque construyeron ese discurso de maneraconsensuada, pese a las retóricas diferen-tes, las diversas luchas, las formas de narrary de decir las cosas. Creo que por ladenuncia de todo lo que nos falta y losderechos que se vulneran, se hizo menosfuerte todo lo que vamos logrando. EnCórdoba juzgamos aVidela. Paramuchospodrá pasar como un juicio más, pero lologró la sociedad cordobesa con toda sucomplejidad. Eso creo que podría haberestadomás potenciado.Ydespués, la retó-rica y la tónica militante no difirieronmucho de los últimos 5 años, sólo quehubouna formade titular delmedio hege-mónico provincial –la idea de que serompe un pacto con el gobierno– que

rearma y condiciona todos los movimien-tos políticos posteriores. Esa construcciónde un supuesto pacto la había hecho lamisma Voz del Interior el año pasado, y larompe la misma Voz este año. Nuncahubo pacto; hay construcción de políticaspúblicas en relación a la construcción deespacios de memoria. Para muchos secto-res que juegan electoralmente, haberconstruido esta política de derechoshumanos es haber pactado. No, hay unaidea de construcción de una políticapública que ojalá perdure más allá dequien esté gobernando, y más allá de queestemos acá nosotros o no. Entonces,hubo una lectura coyuntural marcada porlo electoral en ese título, obviamente, queobligó a todos los actores a salir a decir loque tuvimos que salir a decir.De todos modos hay que reconocer tam-bién el modo en que tomó estadopúblico. Antes se podía ningunear la mar-cha, no darle la primera plana, decir “nofueron tantos”. Hoy es tan fuerte que hayque trabajarlo desde otro lugar.

– L.daS.C.: En el medio de la marchaDiego Tatián me preguntó: “¿y cuántosaños más se va a conmemorar esto?”. Yoal principio pensé: “¿qué me pregunta?”.Y él enseguida hizo la siguiente reflexión:“35 años es mucho, ¿en qué otro lugar delmundo se conmemora con una marchade estamagnitud, con esta presencia?”. Yonunca me había puesto a pensar. Habrá,no digo que no haya, pero hace unos 10 o15 años atrás uno pensaba que, tras losindultos, nunca más iba a haber una mar-cha, una manifestación, y sin embargo...

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–pág.

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RIA

Julia Di Rienzo.Arandu sãso (Sabiduría libre)

Repüapew Müchalen (Vía láctea doblada)Juku Warani (Búho constelación)Serie “Retratos Incompletos”...

Mapa estelar del cielo del sur impreso sobrepapel A0, plegado (9 cm x 22 cm x 30 cm).

2010.

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Biblioteca de Libros Prohibidos.

Archivo Provincialde la Memoria.

Intervención urbana “Bicicletas vacías”,del artista Fernando Traverso. Campo de La Ribera.

Celebración del Carnaval 2011.Archivo Provincial de la Memoria.

Feria de Derechos, ConmemoraciónDía Internacional de los

Derechos Humanos. Espacio La Perla.Organizado por los tres

sitios de memoria y la Mesa de Trabajopor los Derechos Humanos. Participaron

más de 80 organizaciones.

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Liliana Felipe. Conmemoración Día Internacional de losDerechos Humanos. Espacio La Perla. Organizado por los tressitios de memoria y la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos.

Sala Presentes. Espacio La Perla.

“El Calzonazo”, intervención audiovisualsobre la experiencia de un grupo de presaspolíticas de Córdoba que en plena dictadura

se negaron a requisas vejatorias,reivindicando –además– las luchas históricasy actuales de las mujeres contra todo tipo

de violencia.

Hoy la Universidad agradece al ArchivoProvincial de la Memoria, y a los Espacios para laMemoria y la Promoción de los DerechosHumanos La Perla y Campo de la Ribera, por lasimágenes que ilustraron esta nota.

Mural colectivo. Campo de La Ribera.

Muestra Historias de Vida. Camp

o de La Ribera.

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[Últimos Títulos]

EDITORIAL UNC

VIDAS Y AUSENCIAS.DESTINATARIOS DE LAREPRESIÓN.CÓRDOBA, 1969-1983Silvia Romano, Norma San Nicolás,Marta O. Palacios, Malvina GonzálezLanfirCoedición con Archivo Nacional de laMemoria2010, 254 p.ISBN 978-950-33-0841-7

Este libropresenta una reconstrucción, to-davía fragmentaria, del universo de vícti-mas de la represión ilegal y el terrorismode Estado que en los años 60 y 70 partici-paron directa o indirectamente en la vidapolítica, social y cultural de Córdoba.Recupera ymuestra aspectos de sus iden-tidades, que se articula con informaciónde carácter público sobre sus trayectoriasy las circunstancias en que fueron desapa-recidas o asesinadas. Las imágenes del sub-conjunto de personas hasta ahoraidentificadas en registros audiovisuales dearchivo enfatizan su participación en el es-pacio público y las re-sitúan en los contex-tos históricos captados por las cámaras dela televisión.Nombres, trayectorias e imágenes son tes-timonios de la ausencia y, al mismotiempo, “prueba de existencia” de aquelloscuyos cuerpos, historias e identidades ladictadura buscóborrar, hacer desaparecer.

EL BICENTENARIODESDE UNA MIRADAINTERDISCIPLINARIA.LEGADOS, CONFLICTOSY DESAFÍOSAA.VVColección Bicentenario2011, 420 p.ISBN 978-950-33-0846-2

La presente publicación constituye unaparte de las múltiples producciones reali-zadas en ocasión del CongresoEl Bicente-nario desde una mirada interdisciplinaria:Legados, conflictos y desafíos, organizadoporla Universidad Nacional de Córdoba enconmemoración del Bicentenario deMayo.Con la presencia de trescientos cin-cuenta asistentes se presentaron más dedoscientas ponencias y posters a cargo decasi seiscientos docentes, investigadores,estudiantes y no-docentes de laUNC, deotras universidades y de la comunidad engeneral.Con unamirada puesta en las tres dimen-siones de la temporalidad: el pasado bise-cular, el presente como experiencia y elfuturo comohorizonte de expectativas, sevincularon ejes temáticos con las circuns-tancias quehicierondenuestro país lo quees, con sus debilidades y fortalezas.Como ámbito de investigación, produc-ción de conocimientos y formación inte-lectual, la Universidad Nacional deCórdoba se propone con esta publicacióncontribuir al debate y la reflexión sobretemas centrales que movilizan a la socie-dad; en este caso, la discusión del presentea partir de los complejos legados de la his-toria.

TEXTOS REUNIDOS II.1972 - 1975Agustín Tosco2011, 544 p.ISBN 978-950-33-0860-8

El conjunto de documentos reproduci-dos en el presente libro cubre el períodoque se extiendedesde septiembre de 1972−cuando Tosco regresa a la ciudad deCórdoba tras ser liberado de la cárcel deRawson− hasta sumuerte el 5 de noviem-bre de 1975. Completa la tarea iniciadahace más de dos años con la publicacióndel primer volumen -Textos reunidos 1953-1972-, con la intención de poner a dispo-sición de investigadores y público engeneral una recopilación lomás completaposible de uno de los dirigentes más lúci-dos del sindicalismo argentino, cuyos tex-tos nunca fueron otra cosa que merosinstrumentos al servicio de su lucha socialy política.Enemigodel sectarismoypartidario cons-tante de la “unidad en la lucha”, militanteconvencido del carácter emancipatorioque debía asumir la brega proletaria, el le-gado de Agustín Tosco presenta múlti-ples facetas, siempre abierto a unarecuperación creativa y crítica por partede nuevas generaciones de militantesobreros clasistas, democráticos y antibu-rocráticos.

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