“Haberme inscrito en el Instituto Maurer ha sido una decisión muy importante para mí, yaque desde hace algunos años me he dedicado junto con mi esposo a la regularización de niñosde primer grado de Primaria que tienen problemas de lecto-escritura. Los conocimientos queestoy adquiriendo con el curso de Educadora de Preescolar me están siendo de mucha utilidady logran que mi labor como docente sea más exitosa.”

Rosalina Lilia Guillén B.San Cristóbal de las Casas, Chis.

“Cada día me sorprendo más del interés que ponen en la gente que depositamos nuestraconfianza en ustedes. En repetidas ocasiones intenté inscribirme a universidades que seanunciaban por internet, ingresé mis datos y nunca recibí respuesta. Con ustedes, desde elprimer momento recibí una respuesta, tenía el primer material y no me lo creía, pensé queluego se olvidarían, no ha pasado eso, por el contrario me siento motivada, apoyada, elmaterial está muy claro y he recibido todo lo prometido en el orden anunciado. Gracias.”

María Luisa Palacios C.Tlalpan, D. F.

“El curso de Naturopatía que terminé me ayudó mucho a reconocer lo que verdaderamenteme gusta hacer y he empezado a obtener frutos de estos estudios, tanto personales comoeconómicos. Ahora este curso de Relajación y Desarrollo Personal será mi complemento paraseguir creciendo en la medicina alternativa y poder ayudar a tanta gente que padece muchasdolencias en este tiempo.”

Gloria Mirna Jurado Z.Puebla, Pue.

“Considero que el Inglés es la lengua más importante. Me siento muy bien por mi progreso yahora ya tengo una actividad más que me ha permitido ayudar a otras personas.”

Rafael Murguía.Guachinango, Jal.

“Este correo es para hacerle saber que gracias al Instituto Maurer he logrado darle una mejorcalidad de vida a las personas con discapacidad que atiendo y además sobresalir con los gastosde mi familia. Mis estudios de Auxiliar de Rehabilitación me dieron la confianza y me ayudarona ser mejor persona, sensible pero más eficiente. Yo califico al Instituto con un 10, de verdad,muchas gracias por el tiempo, esfuerzo y dedicación que brindan a sus alumnos, son deincalculable valor.”

Margarita Macías C.Tequila, Jal.

Vivir en el pasado y repetir esa historia una y otra vez es estar preso en una gran celda que construimosnosotros mismos; y en esa celda a veces fría, otras enorme, otras vacía, nos quedamos, nos sentimos perdidosy sobre todo nuestro espíritu se congela y nos paralizamos.

Dejamos de apreciar los valores de la vida, los que están en el presente, dejamos que se escurran de nuestrasmanos los momentos más hermosos, y no nos damos cuenta que están sucediendo hoy, porque estamosviviendo en el ayer.

Somos grandes generadores de culpas y nos auto castigamos con ellas una y otra vez. Si hubiera dicho, sihubiera hecho, si hubiera... ¡ya pasó! de qué sirve hoy lamentarse. Tal vez estamos castigándonos por loserrores cometidos, ya nada puede hacerse, es tarde para cambiar el pasado.

Salimos del pozo y como si no pudiéramos vivir de otra forma volvemos cada rato a visitarlo, y allí nosensuciamos nuevamente y entonces ¿de qué sirvió alejarnos? ¡De nada... no sirvió de nada!

Debemos enfrentar la vida mirando hacia adelante y trabajar con nosotros mismos para que no cometamoslos mismos errores en el presente.

Sería maravilloso que todos podamos despertar a ese niño interior que llevamos dentro. El niño de la alegría,de la carcajada espontánea, de la caricia sentida... Ese niño que no está muerto solo está dormido y necesitaque nosotros hagamos algo para que su sueño no sea un sueño eterno.

Volvamos a ese momento tan hermoso de nuestra infancia, despertemos a nuestro niño interior, vivamoscomo él nos enseñó. ¡Disfrutemos de la vida!

Un niño no piensa en el pasado, sólo siente, ama y sueña sin mirar atrás, sin pensar si disgustará a alguiencon su manera de vivir, sin reparar si daña o acaricia, sólo vive y se entrega a la vida porque para él la vida eshoy: este presente.

Hace ya muchos años —contaba el abuelo a su nieto—, unemperador romano promulgó un edicto para que se reunieran enla plaza del Capitolio, cien personas mayores de sesenta años,hombres y mujeres de toda clase y condición empadronados en laciudad de Roma, para hablar con ellos y recibir un obsequioespecial del emperador.

Tantos acudieron que la guardia de palacio tuvo que intervenir paraevitar que el número de ciudadanos sobrepasara el número decien. ¡Basta! Ya es suficiente, —dijeron los guardias.

Todos quedaron sorprendidos de que el emperador en personaquisiera recibirlos para hablar con ellos y ofrecerles un regalo. Sesentó el emperador delante de una mesa de alabastro en mediode la plaza y les dijo:

—Me congratula hablar con vosotros, ciudadanos y amigos deedad provecta, porque habéis tenido tiempo para aprender ypracticar lo mejor de la vida; pero si cada uno de vosotros, y yotambién me incluyo, vuestro emperador Flavio Vespasiano Tito,descontáramos los días perdidos ¿qué edad tendríamos?

—¿Qué son los días perdidos?, —le preguntó uno del grupo de loscien.

—Aquellos días —le respondió—, en que no hayamos hecho unaobra buena.

Todos se quedaron pensativos, y continuó diciendo el emperador:

—Os he prometido que os daré un obsequio a cada uno devosotros y este obsequio consiste en cien denarios de plata; perocon una condición: que la última obra que hayáis hecho haya sidobuena.

Todos se alborozaron de alegría pensando que dirían al emperadorcualquier obra que se les ocurriera que ellos consideraran buena.

—Yo le he dado un plato de comida a un mendigo —dijo uno deellos.

—Yo conduje a su casa a un niño que se perdió en la ciudad —dijo otro.

—Yo le di unas sandalias a mi vecino porque era pobre y andabadescalzo.

Y así sucesivamente, le fueron relatando al emperador cada unode los cien, las buenas obras que se les vinieron a la mente.

—¡Bien! ¡Bien! -dijo el emperador-, no tengo nada que objetar aesas buenas obras que me habéis dicho, pero mi dádiva de ciendenarios de plata, recordad que es para aquellos que su últimaobra haya sido buena.

No veo en vuestro grupo de cien ciudadanos ninguna mujer, ningúntullido, pobre, cojo o ciego; y muy pocos ancianos que superen lossetenta años. Habéis apartado violentamente de vuestro lado a losmás débiles para así aseguraros vosotros el privilegio de hablarcon vuestro emperador y recibir mi regalo; pero no lo recibiréisporque vuestra última obra que habéis hecho no ha sido buena.

Entonces, todos se marcharon lentamente, cabizbajos, hasta quela plaza se quedó vacía.

(Isidoro Ballesteros).

Cada día que empieza nos permite tener nuevas esperanzas y renovar nuestras fuerzas, así como enfrentar la vida con valor y alegría.Todos los días tenemos la oportunidad de eliminar nuestros temores y adquirir nuevos conocimientos que nos ayudarán a sermejores personas.

En cada uno de los momentos de nuestra vida debemos hacer conciencia de nuestros actos, así como también de nuestrospensamientos y nuestras palabras, ya que sin darnos cuenta podemos herir a otros con lo que expresamos. Las palabras puedenperdonarse pero jamás se olvidan.

A veces nos cuesta cambiar la forma de pensar. Nos hemos acostumbrado a pensar de una determinada manera con susconsecuencias limitantes. Debemos trabajar para eliminar ciertas formas de pensamiento que hemos adquirido con el paso de losaños.

Dejar de ser infeliz no es fácil, pero tampoco imposible, solo es cuestión de estar muy atentos a cada uno de nuestros pensamientosy palabras.

Ser feliz es tu condición natural desde que naces, pero a medida que creces te llenas de pensamientos que te limitan y no te permitenvivir plenamente la vida. Si te sientes infeliz, herido o frustrado es porque has aprendido a pensar así desde hace mucho tiempo.Has integrado en ti este comportamiento y no has creído que puedas cambiarlo, precisamente por esa actitud negativa.

Todas estas reacciones que tienes son aprendidas y puedes modificarlas. Tú puedes elegir cambiar tu actitud y empezar a pensareste día de una forma nueva y más agradable. Es mucho mejor dominar a tu propia mente que aferrarte a los viejos esquemasmentales y dejarte dominar por ellos.

¡Hazte cargo de ti mismo con determinación! Toma la decisión de ser feliz y de eliminar todos los pensamientos que te incomodane inmovilizan.

¿Puedes hacerte cargo de tus sentimientos y no depender de lo que dirán o harán otros?

¡Claro que puedes!, jamás permitas que lo que digan o hagan las demás personas te haga sentir mal, especialmente si esas personasno valen la pena en tu vida. Para usar tu mente de manera positiva tienes que analizar quiénes son esas gentes y quien eres túrealmente como persona, y cuáles son las actitudes propias y ajenas que te generan algún conflicto.

Una vez hecho esto podrás entonces decidir que hacer para modificar la situación actual y que palabras utilizarás para mejorar lascosas, pero siempre pensando en tu bien y el de las demás personas, sin faltas de respeto, pero con una posición muy firme alexpresar lo que no te agrada.

Elige ser feliz… o al menos dejar de ser infeliz… No te des por vencido. Aprende a hablarte de forma diferente y a comportarte mejorcontigo mismo y con los demás.

Lo que no pudiste modificar el año anterior lo puedes hacer este año… cada día tienes la posibilidad de cambiar tu vida.

rualonso.blogspot. com

Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó unárbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que

al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos.

Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdidotodas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se

quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizcade vida. Pero ahora me doy cuenta que aun albergaba vida en aquel

tronco".

Y volviéndose hacia mí, me dijo: —Nunca olvides esta importante lección:

“Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso.

Nunca tomes decisiones importantes cuando estés en tu peor estadode ánimo.

Espera...sé paciente...la tormenta pasará.Recuerda que la primavera siempre vuelve".

Dicen que cuando se acerca el fin del año los ángeles curiosos se sientan alborde de las nubes a escuchar los pedidos que llegan desde la tierra.

—¿Qué hay de nuevo? —pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado.

Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad,—contesta el ángel más viejo.

—Y bueno, todas esas son cosas muy importantes, ¿o no?

Claro que sí. Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando los mismospedidos y aunque el tiempo pasa los hombres no parecen comprender queesas cosas nunca van a llegar desde el cielo, como un regalo.

—¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? —Dice el más joven y entusiastade los ángeles.

¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieranescucharlo? —pregunta el anciano.

—¡Claro que sí!

Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo sedeslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tardey noche, hasta 1os últimos minutos del último día del año.

Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansiosola llegada de una plegaria renovada. De repente, luminosa y clara, pudo oír lapalabra de un hombre que decía:

"Un nuevo año comienza. Entonces, en este mismo instante,empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin

armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menospolicías y con menos cárceles, con más escuelas y

más maestros, para tener hombres mejor preparados.

Unamos nuestras manos y formemos una cadenahumana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentirque un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el amor que tanta falta nos hace.

Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lohacemos estaremos perdidos, porque nadie más quenosotros podrá construir nuestra propia felicidad".

CCuueennttooddeeAAññooNNuueevvoo(Pancho Aquino)