revista insurrección n.460

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Edición No.460 Enero/19/2015 Revista Insurreción

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Edición N.460, 19 al 25 de enero de 2015. Revista semanal del Comando Central del Ejército de Liberación Nacional

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Edición No.460Enero/19/2015

RevistaInsurreción

EDITORIAL 4Anuncios Positivos para la Paz de Colombia

Mensaje N.11 a las FF.AA. Colombianas 8Autor: Comandante Nicolás Rodríguez Bautista

La Justicia, Cojea Pero NO Llega 10Autor: César Salcedo

Las Cuentas de la Lechera 16Autor: Omaira Ardila

La Semilla 20Autor: Fabio Alcantúz

En días recientes, Su Santidad el Papa Francisco, reafirmó su respaldo a la paz de Colombia y esa afirmación es su reite-ración por la paz y la justicia del mundo, expresada también cuando dijo que era necesaria la superación de todas las expresiones de esclavitud sobre la tierra.

Estas declaraciones del Papa Francisco, nos merecen toda la aten-ción y estimula la confianza para avanzar en esa titánica empresa de construir la paz en Colombia, que supere definitivamente las causas que originaron el conflicto social y armado que padecemos, envueltos en una espiral de violencia de casi un siglo sin interrupciones.

A las anteriores declaraciones del Papa Francisco, se suma la alo-cución del presidente Santos, pronunciada el pasado 14 de Enero, anunciando su disposición de ir hacia un Cese bilateral del fuego y las hostilidades, anuncio respondido en positivo por las FARC.

El ELN se suma a las expresiones positivas de diversas voces que en el país y el exterior, habían convertido esta solicitud en un verdadero

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clamor, porque concretar un cese del fuego y las hostilidades en-tre el gobierno y la insurgencia, es un paso muy importante en el ambiente de la sociedad y en el camino hacia la paz que necesita Colombia.

No menos importante al anuncio de ir hacia un cese bilateral del fuego, sería acompañarlo con un cese de las medidas represi-vas contra la lucha y la protesta social que tiene entre otras ex-presiones negativas, la privación de la libertad a numerosos diri-gentes y luchadores populares y que estimula la acción de fuerzas

terroristas que desde el interior del Estado, usan la constante práctica de amenazas y muerte, con las que pretenden intimidar a destacadas y destacados diri-gentes populares y sociales del país e inmovilizar las organiza-ciones sociales.

En el mismo sentido el ELN abo-ga, para que las medidas res-trictivas de la crisis que padece el capitalismo mundial y que re-percuten en la vida social y eco-nómica de Colombia, no se des-carguen en los más humildes del país, sino que se asuman desde el gobierno con medidas que

Anuncios Positivos para la Paz

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estimulen la economía propia, proporcionen empleo y garanti-cen entre otras cosas un salario mínimo consensuado con los tra-bajadores de la ciudad y el cam-po y no se imponga por decreto favoreciendo los intereses sólo de los empresarios nacionales y extranjeros.

Ahora, es urgente que el presi-dente Santos declare un cese UNILATERAL del fuego y las hos-tilidades, de las acciones que el gobierno y el Estado adelantan contra el pueblo colombiano.

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Ir hacia la paz requiere de me-didas integrales que le infundan confianza a la sociedad entera, en particular a las grandes ma-yorías quienes deben sumarse sin vacilaciones como anhelo de todas y todos los colombianos.

Ya lo han dicho las organizacio-nes políticas y sociales en Colom-bia, paz son CAMBIOS. Es a este empeño por la paz que se ha sumado con entusiasmo el ELN.

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Comandante Nicolás Rodríguez Bautista

Señoras y señores, respetuoso saludo.

En su primera alocución del 2015, el presidente Santos ha urgido a sus negociadores en la Habana, a acelerar la dis-cusión de un cese bilateral al fuego y las hostilidades.

No hay duda que este anuncio público, llena de expecta-tivas a todas y todos los colombianos humildes, en parti-

cular a quienes viven en las llamadas “zonas de conflicto” que son millones de compatriotas que padecen los rigores de un ambiente de guerra y de grandes operativos militares, en los que muchos de ellos son sus víctimas.

Podemos decir que el presidente responde así a la reiterada soli-citud de numerosas organizaciones populares y sociales, que con anterioridad han solicitado el cese bilateral del fuego y hostilidades entre el gobierno y la insurgencia, como una necesidad que la dé confianza al proceso de paz.

No tengo la menor duda que este anuncio presidencial, motiva po-sitivamente a los cientos de miles de mujeres y hombres de las FF.AA colombianas, particularmente a un alto número de soldados y policías, que son la fuerza que asume las acciones de orden pú-blico y que son también quienes mueren o son heridos en el campo de batalla.

Mensaje N.11 a las FF.AA. Colombianas

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También es positivo el anuncio para los miles de guerrilleras y guerrilleros de Colombia, quie-nes hemos planteado la urgen-cia de un cese bilateral del fue-go y las hostilidades.

Solo pensar en una Colombia donde los humildes no tenga-mos que enfrentarnos a muerte en una guerra que se nos impu-so, por los señores que tienen en sus manos el poder, es so-ñar en un mañana donde todos los humildes podamos mirarnos como hermanos, como compa-triotas y como hijos de mujeres sencillas de nuestro pueblo, que también desean de todo cora-zón, que la guerra termine para que sus hijos e hijas retornen a su hogar.

El ELN, señoras y señores de las FF.AA colombianas, ha urgido por un cese bilateral del fuego y las hostilidades, desde hace mas de 20 años; pero cuando se nos dio respuesta, fue para decirnos que eso no era posi-ble, mucha sangre humilde de

militares, policías e insurgentes ha sido regada en nuestro sue-lo patrio desde entonces.

Colombia requiere que desde el soldado y policía recién ingresa-do a la institución policial y mili-tar, hasta los mandos de mayor rango en dichas instituciones, al igual que todos los niveles de la insurgencia, nos preparemos desde ya, sobre todo espiri-tualmente, para asumir con alta responsabilidad el deseado mo-mento en que sea oficialmente decretado entre el gobierno y la insurgencia, el cese bilateral del fuego y las hostilidades, como un paso importante hacia la paz de Colombia.

Estoy convencido que todas y todos los policías y militares, acatarán la orden del Coman-dante en Jefe de las Fuerzas Armadas colombianos y no ten-gan ustedes ninguna duda que las mujeres y los hombres del ELN esperan que esa orden lle-gue, para cumplirla cabalmente.

Enero 19 de 2015

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La crisis estructural de la tercera rama del poder oligárquico colombiano, no se podrá superar mientras siga la arrogancia del gobierno y no se vaya al fondo del problema. Hace rato que la rama judicial y sus problemas son abordados con pa-liativos y sin la seriedad que corresponde.

El conflicto laboral, que a principio de semana se logra conjurar transitoriamente, sigue latente y sin solución. Las demandas labo-rales de los trabajadores no han sido resueltas; persiste la conges-tión de decenas de miles de procesos, el hacinamiento carcelario, el déficit laboral, económico y de infraestructura locativa.

Pero el conflicto laboral de por sí, no es el elemento central de la cri-sis judicial del país, dicha crisis la constituye una serie de aspectos que es bueno vislumbrar en aras de precisar su naturaleza y con-trarrestar la desinformación que genera las declaraciones tenden-ciosas hechas por el Ministro de Justicia y el Vice Fiscal, en rueda de prensa, el 13 de enero del presente año.

Justicia contra los de ruana

La huelga del sindicato de Asonal judicial, en su legítimo derecho de asociación y lucha para alcanzar sus reivindicaciones, económicas, laborales y de seguridad social; coloca en evidencia tres problemas que motivan el conflicto y que requieren pronta solución.

La Justicia, Cojea Pero NO Llega

César Salcedo

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Primero, nivelación y regulación salarial: Al respecto, existen acuerdos que el gobierno no ha cumplido en términos económi-cos y siguen las diferencias sa-lariales astronómicas, entre los magistrados de las Altas Cortes y los trabajadores de los tribu-nales regionales y juzgados, como también en la Fiscalía y el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC).

Segundo, las medidas de des-congestión judicial han quedado cortas y sigue sin resolverse la acumulación de procesos; los jueces de descongestión tam-bién terminaron congestiona-dos, porque la justicia, como se dice coloquialmente, opera sólo para los de ruana. Cada día que pasa se legisla para tipificar más delitos comunes, se pena-liza y criminaliza la protesta so-

cial y popular, lo que aumenta la carga de procesos, pero los delitos producto del Terrorismo de Estado, corrupción y de lesa humanidad se soslayan y pres-criben. A las cárceles sólo van las clases populares.

Tercero, la reforma a la justicia para abordar a fondo sus pro-blemas sigue aplazándose y los avances logrados al respecto sólo contemplan garantías para la impunidad delictiva de las élites oligárquicas y sus compin-ches.

La justicia sigue cojeando y no llega al lecho de los verdugos del pueblo.

Si la justicia operase con trans-parencia y permitiese el ejercicio de los derechos sociales, econó-micos, políticos y culturales de los colombianos, sería un gran

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aporte a la paz y convivencia social. Pero, la justicia tiene un claro sello de clase y hace parte de los instrumentos de domina-ción del Estado.

Los trabajadores no son criminales

Frente al conflicto laboral, no son los trabajadores los res-ponsables de que no funcione la justicia, son las políticas del Estado y los gobiernos los que han hecho de ella un poder para someter y reprimir a las clases populares que reclaman

justicia social y sus derechos fundamentales.

Es hipócrita la declaración del ministro de que “la justicia es un derecho esencial que debe garantizar el Estado”, pues no tiene la intención de aplicarla a favor de los intereses popu-lares, sino de declarar ilegales y perseguir a los trabajadores judiciales y demás Ministerios. Esto es una flagrante violación de las garantías sindicales, de los derechos de asociación y huelga de los trabajadores.

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garantías laborales, la guerra sucia y el Terrorismo de Esta-do. En forma contradictoria, para judicializar y criminalizar las huelgas y la protesta social, si hay vigencia de la ley, pero para que estos derechos se le garanticen al pueblo, ahí sí se levantan miles de pretextos y leguleyadas desconociendo la misma Constitución. Por todo esto, la solidaridad y unidad de los trabajadores de los demás Ministerios Públicos y del pue-blo en general, es un imperati-vo, porque sólo el proletariado podrá salvar al proletariado.

Por esta vía, los trabajadores de la justicia han terminado siendo víctimas del propio instrumento estatal que componen. En me-dio de la crisis de acumulación del capital, el Estado ha prole-tarizado a un alto número de funcionarios públicos y los persi-gue por reclamar sus derechos. En medio de la huelga, el Esta-do se vuelve con toda su violen-cia contra los trabajadores de la rama judicial, los reprime y penaliza, como si se tratase de criminales.

Los trabajadores deben cerrar filas para confrontar la falta de

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A finales de diciembre, el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas se ufanaba de manejar la economía más exi-tosa del continente, diciendo que “Colombia es el úni-co país para el cual se han corregido sus pronósticos al alza”, anunciando que el crecimiento del Producto Interno

Bruto estará cercano al 5 por ciento en el 2014 y que la crisis mun-dial poco afectará a Colombia.

Funcionarios gubernamentales se autoelogiaban por las bajas ta-sas de inflación y desempleo, por la elevada inversión extranjera y por ser un paìs modelo en cumplir con las obligaciones que ha impuesto la banca imperialista. Para el 2015 se auguraba la misma bonanza económica.

Se impone el salario mínimo

Como ya se está volviendo costumbre, el aumento del salario míni-mo para el 2015 se fija por decreto, en 4,6 por ciento. Así que lla-mar a las centrales sindicales a “negociar”, es sólo una pantomima, pues siempre el gobierno proteje los intereses de los empresarios.

Se publicita como una obra de caridad, del gobierno para los obre-ros, que el salario mínimo se haya aumentado por encima de la tasa de inflación, pero se esconde que hace muchos años que el salario real viene cayendo, es decir, que los asalariados cada día

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Las Cuentas de la

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pierden capacidad adquisitiva. Además en Colombia el trabajo informal se aproxima al 60 por ciento y esta gran masa de pau-perizados ni siquiera puede al-canzar el salario mínimo y carece de prestaciones sociales.

El principal argumento para evi-tar el aumento de salarios, es que genera desempleo. Pero esta ecuación se ha demostrado como falsa, pues nunca se ha po-dido comprobar que los bajos sa-larios aumentan el empleo, sino que simplemente aumentan la ganancia capitalista.

La tronera presupuestal

El desbordado optimismo gu-bernamental, llevó a elaborar el presupuesto para el 2015, consi-derando los ingresos petroleros a 96 dólares por barril y a pesar de esa sobrevaloración, presentan un déficit de $12,5 billones. Pero, el petróleo ha perdido más de 50 dólares por barril y según Fede-sarrollo, por cada dólar que baje el precio del petróleo, Colombia deja de recibir 432 mil millones de pesos al año, lo que signifi-ca que el hueco presupuestal se agranda en más de $20 billones.

Con un faltante presupuestal de más de $30 billones, en el 2015 es ineludible otra reforma fiscal. Pero, durante los dos gobiernos

de Uribe, los empresarios na-cionales y extranjeros se acos-tumbraron a la rebaja y elimi-nación de los impuestos que pagaban, por eso, ahora han generado un gran escándalo, porque Santos les ha hecho un pequeño incremento y van a chantajear al gobierno, para evitar que la nueva reforma fiscal les centralice una porción de sus altas ganancias.

Con la amenaza del capital, Santos optará por impuestar más a los asalariados, con im-puestos directos e indirectos y tendrá que recurrir a nueva deuda extranjera, aumentan-do la hipoteca del país, en momentos de devaluación del peso y con tasas de interés al alza.

Apretando el cinturón

Comenzando el 2015 y pasan-do toda la borrachera de las fiestas, parece que la resaca gubernamental los ha lleva-do a poner los pies en la dura realidad colombiana. En la primera alocución del año, el presidente Santos llama a los colombianos a “apretarse el cinturón”, porque se viene un año difícil. Se ha roto el cánta-ro económico y se esfuman las cuentas alegres de la lechera.

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Además de la devastación por la sequía, las exportaciones segui-rán decayendo, en volúmenes y en precios, por la baja demanda de las materias primas, de los países industrializados y de los paí-ses emergentes como China. Es decir, que la locomotora minero-energética, que es la base del Plan de Desarrollo, seguirá enterra-da en el pantano de la recesión,

Lo que realmente movió la economía del 2014 fue la construcción, pero para el 2015, los créditos internacionales serán escasos y a in-tereses altos. Así que los $30 billones que necesitan las autopistas 4G no serán de fácil consecusión. Además, los 100.000 millones de dólares de deuda externa que tiene Colombia, se incrementan en un 33 por ciento, sólo por la devaluación del peso.

2015, año de luchas populares

Colombia ha caido al remolino de la crisis económica mundial, el gobierno tiene un enorme cráter presupuestal que lo llevará a au-mentar los impuestos y a recortar el gasto social. Los capitalistas se niegan a pagar impuestos y a aumentar los salarios. La extre-ma derecha arrecia su campaña contra los diálogos de paz con las guerrillas. Los organismos represivos del Estado, regulares y paramilitares, desatan una nueva ofensiva de amedrentamiento, encarcelamiento y asesinatos de dirigentes sociales y políticos de oposición.

Ante este oscuro panorama, al pueblo colombiano le depara un año de grandes luchas, por mantener sus organizaciones sociales, por exigir sus reivindicaciones, por conquistar las transformaciones del Estado que hagan posible la paz. Ante la arremetida del régi-men, el pueblo necesita hacer un gran esfuerzo unitario.

Cualquier día de esos que terminan en la letra ese, en algún paraje campesino de cualquier región del país de fábula, se encontró Josemaría con su amigo Genaro, después de saludarse y hablar sobre asuntos de las respectivas fami-lias, Josemaría preguntó acerca de cómo iba el trabajo, a

lo que Genaro le respondió:

Ni pa’que me acuerda compa, si me fue mal con la cosecha, ese grano de semilla que guardé no sirvió pa’nada, perdí el tiempo y el trabajo, no salió ni una matica y pa’colmo e’ males no he podido re-cuperar la plata de la inversión, quedé endeudado con la tienda que me vendió la semilla y con el banco que ahora me quiere embargar lo que tengo. Me va a tocar empeñar hasta los calzoncillos.

Hombre compa ¡Que vaina!, pero eso pasa por usted creer también en ingenieros que no saben lo que es un azadón y que con el cuento dizque de disminuir los gastos y aumentar la producción lo endulzan con una semilla que a la primera cosecha le sale bonita, de unos granos grandotes pero después queda uno amarrado a comprarles todo lo que le vendan, porque esa semilla viene preparada en labo-ratorio pa’ no parir sino una sola vez.

Yo no sé qué hacer compadre –dijo triste Genaro bajando la cabeza y moviendo una hojarasca con el pie- Yo estoy que me voy es a bus-car trabajo en la ciudad. ¿Usted qué consejo me puede dar?

Fabio Alcantúz

LA SEMILLA[Cuento]

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Pues primero que no trague en-tero todo lo que le digan y re-cuérdese siempre de cómo fue que aprendimos a trabajar, con lo natural, con lo tradicional. Us-ted se va para la ciudad y allá la familia va a sufrir más, apar-te de que los van a humillar, por algo dicen que montañero no pega en pueblo; al contrario la gente de la ciudad debería mirar pal’ campo, aprender a cultivar, porque acá es donde está el ori-gen del buen vivir.

¿Pero entonces qué hago com-padre? Preguntó urgido Genaro.

Pues el qué hacer, sí lo decide usted y su familia. Con lo que yo sí le puedo colaborar es contán-dole de una semilla muy bue-na- dijo Josemaría bajando de repente la voz, ante lo cual Ge-naro sintió curiosidad y con algo de malicia le replicó.

No será de esa misma que es-tuvieron ofreciendo y repartien-do por aquí hace añales esos monos engafados que vinieron de afuera y que todo el mundo empezó a sembrar dizque por que con eso se iban a volver ri-cos de un día pa’ otro y a la final vea que con el tiempo por todo lado se acabó la comida, hasta el plátano lo traían del pueblo, se encareció todo, perdimos casi toda la vergüenza y la guerra terminó de llegar a donde nunca se pensaba que llegaría.

¡No hombre!- Lo atajó Josema-ría-. De esa que nos dejó solo tragedias yo tampoco quiero saber nada, de la que yo le ha-bló es de otra semilla también autóctona pero que tiene usos y destinos más diferentes.

¿Y esa semilla autómata se de-mora mucho pa’ crecer? ¿Hay

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que invertirle mucho?- Disparó Genaro las preguntas casi sin dejar terminar a Josemaría.

Autómata no compadre, au-tóc-to-na, porque es de aquí mis-mo, de estas tierras, por eso se adapta fácil a cualquier clima y produce en cualquier terreno, además comprobado que ha sido resistente a toda clase de plagas. Solo necesita preparar bien el terreno, echarle abono pa’ que afine y coja fuerza, es-tarla limpiando de la maleza que se le quiera pegar y estar pen-diente de arrancarle cualquier gajo que se le vaya dañando pa’ que no apiche toda la mata.

¿Y la cosecha que tal es? siguió acribillando Genaro.

Es cuestión de cuidarla no más, después de que prenda y eche raíces si usted hace el proceso bien ya no hay quien la arran-que y cuando empiece a produ-cir irá dando una cosecha bonita con buen fruto que va a alcanzar para todos por mucho tiempo...

Y le voy a mostrar que le hablo en serio.

Y Josemaría metió la mano en la mochila de fique que llevaba terciada y de una bolsa plásti-ca sacó un paquetico de papel periódico, al desdoblarlo con mucho cuidado agarró con sus ásperos dedos una pepa pe-queña de forma ovalada de co-

lores rojo y negro muy intensos y brillantes y alzándola a la vista se la mostró a su compadre con una sonrisa de complicidad.

¡Uyy, esa es una pepa de cho-cho que llaman! Yo si sabía que había algo de mamadera de gallo en lo que usted me decía- dijo Genaro con una mezcla de enojo y picardía-. Pero tranquilo compadre que ya le entiendo lo que usted me quiere decir y de quienes me está hablando. Yo sé que hay cosas que hay que tener sigilo y saberlas nombrar.

Ese es el consejo que yo le pue-do dar Genaro, esa semillita se llama organización, se llama liberación, es la vida -le insistió Josemaría hablando casi en su-surro-. Empieza chiquitica y si entre todos participamos, hom-bres, mujeres, jóvenes, crece-rá bastante. Es la única forma de resolver toda esta situación como la que usted tiene y tene-mos toda la pobrería.

Tal vez tenga usted razón com-padre con lo de esta “semillita”, lo que nos ha faltado es cono-cimiento y decisión también. La voy a guardar bien a donde no se me pierda pa’ acordarme siempre de lo que nos toca bus-car y cualquier cosa que no sepa le voy a estar preguntando y cuente conmigo pa’ lo que haya que hacer... Pero a todas estas, ¿hace cuánto que anda usted

sabiendo todo eso que me dijo?

Pues yo de llevar la semillita con-migo ya tengo un buen tiempo, como desde el año 83, desde que me la regaló un cura de los buenos y por eso lo mató el gobierno, por enseñarnos que Jesús fue un luchador, se llama-ba Bernardo López y cuando me la entregó en Barranca, me dijo que esa semilla se llamaba: “Dios con nosotros” los pobres, y, como confío en usted, pues ahí se la comparto para que la

tenga y lo acompañe también. Lo que pasa es que es mejor an-dar callado y decir las cosas en su momento. Pero lo que es esta pepa - y Josemaria miró de nue-vo la semilla roja y negra - tiene de existir, como dijo un amigo costeño, tantos años como la cantidad de olas que tiene el mar...

¿Y eso cuántas son compadre?

Pues sin cuenta Genaro. Cin-cuenta.