revista número 12: destino y/o azar

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~1~ Revista literaria · N° 12 · Junio 30 · 2016

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¿Crees en el destino? ¿Estás seguro de que eres dueño de tu vida? Abre la revista y desvelarás los más inquietantes misterios de la humanidad. Revista de literatura independiente y gratuita. Nuestro objetivo es dar a conocer diversos escritores en cada número, fomentando la lectura y la escritura.

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  • ~1~

    Revista literaria N 12 Junio 30 2016

  • Revista literaria Demencia Ao 1, N 12, Junio de 2016, es una publicacin mensual editada por el equipo editorial de Demencia. Santander de Quilichao, Cauca, Colombia.

    www.revistademencia.wordpress.com Directora y editora responsable: Daniela Cadavid Libreros.

    Todos los textos e imgenes usados en esta revista se han usado bajo licencia de los creadores, bajo licencia Creative Commons zero o Creative Commons with attribution. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura de la editora de la publicacin. Queda estrictamente prohibida la reproduccin total o parcial de los contenidos e imgenes de la publicacin sin previa autorizacin de Revista Demencia o de los respectivos autores.

  • SUMARIODemencia N 12 Junio 2016

    Contenido textual Antonio RivasBea GurutzarriCarlos Rasero RodrguezDaniela Cadavid LibrerosDionisio Lopez RamosFrancesc Barrio JulioFran OnoHedda Lisbeth IbarraIsaac OrJennifer Fernndez SerramitoMaggui VillaManuel GrisMarian CaibanoNicols OrtizOmar JaimesPatrick EricksonPilar Gonzlez NavarroRicardo de las CasasTemoltzin Santillan PadillaViviana GonzalesWilliam DuBois Koo Kumi

    Fotografas Pg 08 - Daniela Cadavid LibrerosPg 12 - Justin LuebkePg 14 - Original de Tim the GrootPg 15 - FreepickPg 16 - NASAPg 19 - National Library of IrleandPg 20 - Ismael NietoPg 22 - Ismael NietoPg 23 - Alice Donovan RousePg 26 - Riley BriggsPg 29 - Daniela Cadavid LibrerosPg 30 - Rodrigo RodrguezPg 32 - Ismael NietoPg 36 - Marcos SilveiraPg 38 - Daniela Cadavid LibrerosPg 41 - Leandro MurciegoPg 43 - Morgan SessionsPg 44 - Kai OberhuserPg 47 - Daniela Cadavid LibrerosPg 51 - Fernando BrasilPg 53 - Jennifer StudiosPg 57 - Rosan HarmensPg 58 - Daniela Cadavid LibrerosPg 60 - Gemma GarnerPg 62 - Julie MaceyPg 66 - Daniela Cadavid LibrerosPg 69 - NASAPg 71 -Antonella LombardiPg 74 - Daniela Cadavid LibrerosPg 76 - Jennifer StudiosPg 79 - Jennifer StudiosPg 80 - Fabian BlankPg 82 - Daniela Cadavid LibrerosPg 85 - Jennifer Studios

    Direccin y edicinDaniela Cadavid Libreros

    Correccin de estiloAmelia Nyan.

    08 Art BrutUn rincn donde el sabio titiritero hace danzar una por una las palabras. En esta edicin: Bea Gurutzarri, William DuBois Koo Kumi, Viviana Gonzales y Pilar Gonzlez Navarro.

    16 La InmaculadaLetras que suenan como la msica de las esferas. Por: Isaac Or, Patrick Erickson y Manuel Gris.

    28 PostalesMensajeros Dementes que viajan entre olas fluorescentes. En esta edicin: Rick de las Casas y Francesc Barrio Julio.

    38 El Teln de la lunaResea del libro Identidad y entrevista a Arturo Hernndez. Por: Daniela Cadavid Libreros.

    46 La caja oblongaUn mundo donde los cuentos pueden cambiar la realidad. En esta edicin: Marian Caibano y Maggui Villa.

    58 El juego lgubrePara los curiosos que andan en busca de nuevo material, o para los despiados critcos de la ciudad. En esta edicin: Antonio Rivas y Dionisio Lpez Ramos.

    Portada y Contraportada: Daniela Cadavid Libreros. http://eltelondelaluna.com

    66 Kaleidoscopic CatsSi la ciencia ficcin nos fluyera por nuestro cuerpo al igual que la vida de estos gatos. En esta edicin: Carlos Rasero y Omar Jaimes.

    74 En el nterinUn lugar donde todo tipo de magia puede suceder. En esta edicin: Jennifer Fernndez y Nicols Ortiz.

    82 El jardn del poetaNuevos poetas que abren de a poco su lienzo hacia el mundo. En esta edicin: Fran Ono, Temoltzin Santillan y Hedda Lisbeth Ibarra.

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    Antonio Rivas Carreo, Batres, Madrid (Espaa)71 aos, Derecho UNED, publica en Facebook, en torno al Realismo Mgico. Experto en Literatura, como hobby ayuda a escritores noveles en poesa y narrativa y es un experto en Anlisis y Crtica Literaria.

    Bea Gurutzarri Vicente. Pamplona (Espaa) 24.4.1969Naci a los nueve meses. Prvulos, colegio, balonmano, conservatorio, instituto, arte dramtico, madre, payasa, madre, cuentista, madre, malabarista de la palabra y en total y por no extenderme, madre a cuatro bandas. Multidisciplinar: lo mismo vale pa un roto, que pa un descoso...

    Carlos Rasero Rodriguez. Sevilla (Espaa) 1983Su nacimiento potico es un poco nubloso, es parte de esa msica infartada que la ciudad desprende, de esos intentos de mejorar sus pasos de baile en esta danza que es la poesa. Escribe porque decidi escribir y contar historias le hace libre.

    Daniela Cadavid Libreros. Santander de Quilichao (Colombia) Diseadora grfica, editora en jefe de revista Demencia, Telonera de la Luna, poeta y soadora de tiempo completo. En los ratos libres imagina monstruos en las aceras e inventa imposibilidades. Nmero de la suerte: 21.

    Dionisio Lpez Ramos (Espaa)Escritor aficionado, se identifica con los relatos cortos y los micros. Le gustan los piropos, dichos, refranes y reflexiones. Escribe en varias pginas relacionadas con la literatura en facebook; siendo una de ellas Pars Poesa Artes y Letras la ms activa, la cual le concedi la participacin en la Semana Internacional de Poesa.

    Colaboradores

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    Francesc Barrio Julio. Estudiaba Fsica en la U.A.B., pero pasaba ms tiempo en el bar que en las clases. Ha sido editor de juegos de rol y redactor de revistas de juegos pero, finalmente, ha descubierto su vocacin de escritor. Actualmente, trabaja de redactor de contenidos para un estudio de diseo.

    Hedda Lisbeth Ibarra, Santaf de Bogot.Periodista y fotgrafa, inmigrante colombiana radicada en Estados Unidos, ha dedicado su tiempo en tierra extraa, a transmitir sus sentimientos y emociones a travs de la poesa. Actualmente escribe en la revista colombiana YoSoyCultura, en el blog literario Poesa a Mano Alzada y en el canal de Youtube de la declamadora argentina Ana Ulehla. www.heddalisblogspot.com

    Isaac Or, Lima (Per)Naci un ao nuevo del 89, escribe poesa y cuentos. No ha publicado ningn libro. Viaj por toda Europa durante medio ao. Sus cuentos han sido publicados en El Comercio de Lima y diversas revistas extranjeras.

    Jenny Fernndez Serramito.Escritora imparable, no porque no haya fracasado nunca, sino porque siempre sigue adelante. A sus 19 aos todava cree en el amor y aunque no crea en las historias de amor, vive en una cada da. Tiene la misma memoria que Dori en Buscando a Nemo por eso escribe y fotografa cada momento. Muchos afirman que est loca.

    Maggui Villa. Arboletes, Antioquia (Colombia)Orgullosamente Colombiana, aunque tenga la nacionalidad Espaola. Su corazn es de las dos patrias, aunque sus races sean de esas montaas que tanto extraa. Gracias a ellas, su vida y lo que es tiene una visin ms amplia del significado de la existencia. Ama la poesa y la literatura como un puente que permite atravesar fronteras sin miedos.

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    Manuel Gris. Barcelona (Poble9) 1982Loco de las palabras y de escribir desde que tiene uso de razn, y sabe que si alguna vez le cortasen los dedos aprendera a usar los de los pies o la nariz con tal de seguir llenando folios y folios. Soador y amante de la noche y de su inspiracin. Y del Suchard. Y de la cerveza.azacel669.wix.com/manuescribe

    Marian Caibano. Natural de Portugalete, Bizkaia (Espaa)Apasionada de la lectura desde que tiene uso de razn, compagina su trabajo por cuenta propia con el placer de escribir.

    Nicols Ortiz. Colombia. 17 aos.Amante indito y declarado por las letras. Aprendiz emprico de literatura y empresario independiente de mercadeo, dedicado a tiempo completo al desarrollo de varias novelas en paralelo, tambin escribe reseas y crticas en Unknown infinity.

    Omar Yessid Jaimes Rodrguez. Bucaramanga (Colombia) Administrador de empresas de profesin, conexperiencia en los sectores educativo como docente de ingls y en el sector comercial como mercaderista. Amante de la lectura, en especial de literatura. Busca fomentar la lectura y la escritura en su vida.

    Patrick Ericson. Alhama de Murcia (Espaa) Escritor de pura cepa. Es autor de novelas como Maleficium (2012), Oro Blanco (2015), entre otras. Le gusta escribir bajo la luz de las farolas, desentraar misterios, naufragar en la historia y en la poltica. En 2010, le fue otorgado, en su localidad, el Premio Cope Espua; una mencin honorfica a su trayectoria literaria y en 2014 gan el LIX JUEGOS FLORALES SAHUAYENSES (Mxico)

    Pilar Gonzlez Navarro. Granada (Espaa) 46 aos. Diplomada en magisterio y funcionaria en Granada. Escribo prosa lrica, realismo mgico y verso libre. Declamar es otra de mis actividades y lo acompao de vdeos. En YouTube pueden verlos.

  • ~7~

    Ricardo de las Casas Prez. Provincia de Sevilla (Espaa)Licenciado en Filologa Inglesa, adicto a la intriga, al thriller y enemigo acrrimo de los tpicos en literatura. Escritor en ciernes. Lo ms importante en literatura son los personajes: un gran personaje hace buena la historia ms mediocre y viceversa.

    Temoltzin Santillan Padilla. (Mxico) 35 aosEstudio Letras Modernas ( Italianas) en la facultad de filosofa y letras de la UNAM, influencias principales Fernando Pessoa, Leopoldo Mara Panero, Xavier Villaurrutia, Luis Cernuda entre otros; la literatura y poesa son algo fundamental en su vida, cree en la libre creacin, importa ms el contenido que la forma.

    Viviana Gonzales (La Paz, Bolivia, 8 de abril de 1985). Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid; Mster en Comunicacin y Arte por la Universidad Complutense de Madrid; Especialista en Seguridad Internacional por la UNED y el Instituto Gutirrez Mellado de Madrid. Escritora de cuentos y poesa. Colabora en la revista Mito de Espaa, en la revista Calle B de Cuba y ha colaborado en algunas revistas mexicanas.

    William DuBois Koo Kumi. Mampong, (Ghana) Joven poeta, autor del libro Beautiful Africa. Participa activamente del proyecto Trotro Vibes el cual busca educar e informar a los Ghaneses sobre los problemas esenciales que existen en su comunidad con el fin de crear las respectivas soluciones. Adems de incentivar la lectura mediante msica acstica y poesa, la cual llega a la audiencia por medio del sistema tradicional deGhana: los trotros.

  • ~8~

    Art BrutEl arte se dirige a la mente, y no a los ojos. Siempre ha sido considerada de esta manera por pueblos primitivos, y ellos tienen razn. El arte es un idioma, el instrumento del conocimiento, el instrumento de la comunicacin

    Jean Dubuffetpintor y escultor francs

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    Viviana Gonzales

    ms calma, todo lo que tena pendiente.

    Poda pensar horas en los problemas de la oficina, se preparaba una taza de t y se sentaba a ver las planillas, a hacer nmeros, a buscar soluciones para sus deudas. Pero adems de eso l tena problemas mayores, la vida. No saba que hacer con la suya, a veces se senta agotado, estaba cansado de la empresa, quera hacer otra cosa pero no saba qu. Se acostaba y comenzaba a rumiar todos aquellos pensamientos que cada noche lo acompaaban cual visitantes frecuentes.

    En sus paseos diarios se quedaba observando a los perros pero jams se acercaba a ellos ni permita que ellos se le acerquen. Procuraba que la gente no se diera cuenta de su fascinacin por los canes, prefera que creyeran que los ignoraba. Haba un labrador que se llamaba Manolo, era el que ms le gustaba, meneaba el rabo a todo aqul que pasase por su lado y siempre lo encontraba jugando a la pelota con su dueo. En realidad a veces se imaginaba siendo perro, llevar una vida a cuatro patas, correr, meterse a las fuentes, tirarse pedos, recoger troncos pequeos. Qu envidia, quisiera ser perro solo un da, no pensar en deudas y olvidarse de las gotas de rivotril por las noche!

    El azar, quizs

    Voy a unir los puntos para armar un animal. Si los uno consecutivamente al final obtendr alguna figura cada vez ms compleja. La verdad es que la figura no era del todo compleja, era ms bien un pasatiempo propio de un nio de primaria. Las figuras que iban apareciendo por lo general eran lobos marinos, delfines, tanques o frutas. Estaba verdaderamente estresado, su empresa no marchaba bien. Los sueldos de los empleados eran muy elevados, los gastos cada vez eran mayores y los ingresos iban para abajo. Unir los puntos y formar figuras era uno de sus pasatiempos favoritos, sobre todo cuando se senta estresado.

    Necesitaba un poco de aire, despejar su mente. Salir a caminar. Le gustaba pasear por las calles de su colonia. Se quedaba sentado viendo a la gente que llegaba a sus oficinas, miraba a los vecinos que salan de sus casas y a los que contaban sus monedas para dejarlas en el parqumetro. Sufra de episodios depresivos. Ya haba probado de todo desde clonazepam hasta terapia conductual. Con todos los problemas que ahora tena saba que sus episodios se agravaran, por eso necesitaba caminar. Sacar todo, dejarlo ir y volver a casa a intentar resolver, con

  • ~10~

    Caminaba la callecita de la esquina de su casa y le gustaba ver que a estas alturas todava existian zapateras. Estamos tan acostumbrados a escuchar que somos una cultura de consumo, de usar y tirar. Pero la presencia del zapatero le haca ver que eso no era del todo cierto, por eso estaba ah, para reparar bolsos de cuero, zapatos, tenis, mochilas y cuanta cosa la gente quera conservar. Cuando viva en La Paz haba crecido con sus abuelos. La vida en Bolivia era mucho ms tranquila, recordaba las calles que caminaba, los helados que tomaba cada vez que pasaba el heladero por su puerta, los chocolates en forma de cigarro que coma. Y recordaba, sobre todo, las manos de su abuela siempre abiertas, siempre suaves. Los dos pesos que le daba cada maana para comprarse en la escuela unas papas hechas con aceite rancio o un yogurt, tal vez.

    Se sent en el parque y sac de su bolsillo su barra de cereal. No le gustaba comer en la calle pero le gustaba sentarse all y, siempre que poda, llevaba una barra de cereal o un termo con alguna infusin, sin azcar. Y se quedaba mirando aqul paisaje que conoca a la perfeccin, pensando en lo difcil que resultaba ser adulto. De nio crea que todo sera ms sencillo. Pero no. Ahora estaba sentado en un parque intentando solucionar sus malditos problemas financieros. Realmente no tena la ms mnima idea de lo que hara. Termin su barra de cereal, guard el empaque porque

    seguramente no recordara el nombre y le gustara volverlo a comprar. Mir hacia la fuente y vio como caa el agua; se qued mirando la escena sin pensar en nada ms que en el agua. En ese momento se acerc una mujer chaparrita y le ofreci un CD. Pero l realmente estaba interesado en ver el agua, cuando ya tena el disco entre sus manos levant la mirada para ver a la vendedora. La mujer era cantante, una chica morena que no deba pasar los 32 aos, llevaba una mochila verde de donde sac su disco que se titulaba Races y en menos de dos minutos le cont que trabajaba en el Metro y a veces en algunos bares de la Roma. Le dijo que haba llegado de Tepic hace seis aos y que crea que todo iba a ser ms sencillo en la capital, pero sobrevivir en esta industria no era del todo fcil. A l en realidad le daba igual la industria disquera, pero le interesaba ella. Hablaba sin parar, sus uas estaban mal pintadas pero sus manos parecan suaves, seguro que ella se acostaba con cualquier hippie que se encontraba en su camino, pero nadie le dara lo que l podra. Se imaginaba desayunando cada maana con ella, escuchndole hablar sin parar. Se imaginaba llevndola a la cama a dormir juntos, cubrirla en la noche porque seguro sera de las que se destapan cuando caen rendidas.

    Ella hablaba tanto y tan deprisa que l solo poda escuchar, no tena otra opcin. Le dijo que tena unos ahorros y que quizs despus probara suerte

  • ~11~

    en Guadalajara, que en la Roma y la Condesa hay mucha competencia, que la gente ya no tiene tiempo para escuchar a los nuevos talentos. Le compr el disco, qu mas le daban 20 pesos, con todas las deudas que tena!, 20 pesos no significaban nada y se puso a pensar en cmo sobrevive la gente a base de frijoles. Pens en las tazas de cafs de la zona, 30 pesos por una taza de un caf mal hecho cuando en este pas hay otros que se mueren de hambre, no le gustaba pensar en poltica ni en cmo solucionar la economa latinoamericana, pero en el fondo le cabreaba la realidad. La mujer se march agradecida y l se fue con su disco nuevo.

    Contino su vida como si el episodio nunca hubiera sucedido. Los problemas se solucionaron en mayor o menor medida, tuvo que despedir a algunos de sus empleados, a otros les baj el sueldo. Su vida continu con la misma rutina de todos los das: levantarse, dar de comer al gato, viajar en Metro a su oficina, que por suerte estaba a dos paradas. Por la tarde volver a casa, salir a dar un paseo, sentarse en el parque, llegar a casa, prepararse un sndwich y dormir. De vez en cuando tena algn revolcn con Zulema, la de finanzas, ella era mucho mayor, tena esposo e hijos pero solo era eso, sexo en algn motelillo alguna vez cada que l lo necesitaba. Lo bueno de Zulema es que l saba que no haba que preocuparse, a su edad ya no se poda embarazar y l no se poda contagiar de nada

    porque ella le era fiel a su marido y el hombre era un tipo que tampoco pareca que tuviese aventuras fuera de su matrimonio.

    Una tarde lleg a su casa despus de haber trabajado casi doce horas. Dispuesto a ordenar uno de sus estantes de libros. Pensaba que lo mejor era organizar todo en secciones: libros de arte, literatura en ingls que nunca lea porque su ingls jams fue bueno, autores latinoamericanos y entonces encontr un libro de aventuras, una novelita sencilla, el libro era una edicin argentina impresa en 1988, lo trajo de Bolivia, se lo compr su abuelo cuando una tarde les dijo que l en realidad quera estudiar literatura. Su madre no le dej, la abuela no opin y el abuelo apareco cada mes con un ejemplar nuevo. Sac el libro y cay un disco que no saba muy bien de qu era, vio la portada y se acord de la tarde del parque y de la mujer que no paraba de hablar, Anastasia Moreno, Races. Cogi el libro, puso el CD en el equipo de msica y mientras lea escuchaba lo mal que cantaba las canciones de la trova cubana.

    El azar, se dijo, es una casualidad, un hecho imprevisto. Cogi su libro y se dirigi al parque. Quizs la encuentre; es solo esperar un hecho fortuito, una desgracia para salvarse de su rutina, de preferencia que esa desgracia se llame Anastasia Moreno, con ayuda del azar, quizs.

  • ~12~

    De pelculasBea Gurutzarri

  • ~13~

    Como si de una ventana indiscreta se tratara, veo cmo desayunan con diamantes, y no siento las piernas. Porque nadie escucha los gritos del silencio que nacen en los amaneceres rojos, ni los tacones lejanos que caminan tras el corazn esmeralda que vive dentro de un cabaret parecido al Moulin Rouge de Pars. El bueno, el feo y el malo campan a sus anchas, mientras el hombre que susurraba a los caballos se cree Macbeth. Ms vale que haya tomates verdes fritos para comer, renovar energas y volver a empezar. El nio del pijama de rayas, dudando entre leer Alicia en el pas de las Maravillas o ver la vida de Bryan. Y yo escalando entre cumbres borrascosas, al este del edn, donde habita lo que el tiempo se llev. Desde su cima, veo a la gata sobre el tejado de cinc caliente intentando dar caza al pequeo ruiseor y a otros pjaros. Tambin distingo a lo lejos a Mster Marshall y hasta el cartel donde pone bienvenido. Hay que tener cuidado con las amistades peligrosas, al menos durante nueve semanas y media. Los nios del coro le cantan un aria de Mozart. Decido bajar y adentrarme en el club de los poetas muertos, donde hay una mezcla de sonrisas y lgrimas por la muerte de un viajante. Se lo dir a Viridiana y al padre de la novia. Estn llamando a Scotland Yard, pero siguen ocupados intentando detener a Jack el destripador. Quieren que les ayude a averiguar si alguien vol

    sobre el nido del cuco antes de acudir a la cena de los idiotas. Deberan llamar al agente 007, si no, no creo que lo consigan. O a Superman. Aunque mis preferidos son los tres mosqueteros. Se rumorea que andan por Casablanca buscando a diez negritos. (Creo que no han entendido bien la misin). Me gustara ir a buscarlos en barco, pero me da miedo convertirme en Robinson Crusoe y encontrarme al prncipe de las mareas, que seguro querr obligarme a hacer por lo menos, veinte mil leguas de viaje submarino. Prefiero dar la vuelta al mundo en ochenta das, o convertirme en Karate Kid. Lo que sea antes de acabar hundido como el Titanic. Por cierto, me han dicho que Thelma y Louise por fin encontraron dos hombres y un destino mientras buscaban a Indiana Jones, que estaba por el templo maldito buscando el arca perdida. Si Calgula levantara la cabeza no podra crerselo. Y creo que Nern tampoco. No lo creeran ni aunque se lo dijeran Ben-Hur o Espartaco. (Suena un telfono) Joder, el padrino me acaba de llamar para informarme de que el coloso est en llamas y van a tener que hacer un aterrizaje forzoso parecido a los de apocalipsis now. Me pregunto qu he hecho yo para merecer esto. Y barajo la idea de que el enemigo viva en frente. Creo que me esconder en el Cotton Club. Esta noche hay cabaret. Emmanuelle, se titula el espectculo. Parece que promete...De pelculas

    ~13~

  • ~14~~14~

    They knowThe moon and starsThey know

    They know we are who we are

    Not for what we are

    But for whom we will become

    Destiny says so

    We walk a mile with an innocent smile

    Each mile is a fight for our

    birth right

    But they know

    The sun and all that it holds knows

    We are a beam of light

    Shinning through the darkest of lights

    We dance on tornadoes

    Were the fabric of our soul

    Exhibiting our beauty and strength to all

    Yet we fight, we die, we

    arise

    We are not invincible

    Its our fate

    You do not need a special one to hold the magic wand

    Not by luck, its destiny

    Everywhere we go

    Everywhere you go

    You are who you are.

    EverywhereWilliam DuBois Koo kumi

    Fotografa original por Tim the Groot

  • ~15~

    arranca pedacitos del ncar de tu cara.

    Ese que si no hay pronto despertares contigo, tampoco quiero ms noches sin ti. Ese que me empuja a guardar espinas de rosas secas en mi libro preferido y que se me vienen a la garganta cuando quiero gritar tu nombre y entonces slo se oye un rumor de lgrimas. Ese que me dice que tu esperanza no es la ma, pues sta a veces me falta, cuando al querer abrazarte tan slo encuentro mi almohada.

    Ese que, adems de quererte, me hace desearte, y como no ests, se tornan brasas mis manos y mi boca se hace agua, mi cuerpo un ocano donde no rompen las olas y mi corazn un volcn que erupciona palabras de lava y cenizas de besos que nunca te alcanzan. Ese que me duerme

    Ese que pasa siempre aunque t no quieras. Ese que en la noche, produce un siniestro silencio que invade mis ojos, mi boca, mi alma y mi cuerpo. Ese que me dice que eres el hlito de mis maanas y la aoranza de mis noches. Ese que cuando de maana me preguntas, no quiero narrarte mi desdicha, que s que te

    envuelta en fro, temor y fragilidad que teme a cada maana, en las que al despertar no te encuentro en mi cama.

    Ese que permite que pasear sin ti sea un arduo camino, un eterno sendero que no me lleva a ninguna parte, cuando yo caminara descalza hasta tu puerta sin equipaje ni pertenencia alguna. Ese que determina que esto slo sera posible, si me cambiaran la suerte o el camino a seguir.

    Ese destino que dicen est ya escrito en el Libro de la Vida y quien lo escribi para m, o tuvo un mal da, o era un mal nacido. Ese que me empuja a quererte como a nadie, ms que a mi propia vida, la que vivo slo por esperar que un daseamos dos en una, tu vida y la ma juntas.

    Mi destinoPilar Gonzlez Navarro

    Da click aqu y llevate una fabulosa sorpresa

  • ~16~

    La inmaculada

  • ~17~

    nada me retiene ya, y me complazco en permitirme el furor sagrado, y asaltar

    insolente a los mortales con la franca confesin de haber hurtado los clices ureos de los egipcios, para construir

    con ellos el tabernculo de mi Dios lejos de los confines de

    Egipto.

    Johannes. Las armonas del mundo,

    libro V, Proemio.

  • ~18~

    DestinoIsaac Or

    El destino es quiz; algn personaje de Vollmann en tu mente, hacindote Hola con una sonrisa desdentada. El destino no es otra cosa que el inmenso sol en Vienna. El destino, es perderte por las playas de Pacasmayo y volar. El destino, es el poema de Verstegui reventando en pleno Jirn de la Unin. El destino es la vida llena de sorpresas. El destino es nuestro llorar y nuestra alegra. El destino es Barranco y sus playas. El destino es el humo zigzag de

    msterdam. El destino es Paris y Bruselas. El destino es el deseo de los poetas, de los enamorados y de los locos. El destino es Martin Adn y alguna travesa de extramar. El destino es tambin la luna Occidental y la Luna Egipcia. El destino es conocer otras tierras, otras gentes, otras culturas, otras sonrisas. El destino es el leopardo que te mira triste y soberbio en el Zoolgico de Amberes. El destino es algn beso perdido, inolvidable en Etterbeck. El destino sobre Jonas y sobre Grecia. El destino

    en la Plaza Duomo. El destino son las letras que violentas llegan en azul contacto. El destino es llorar por Wallace, morir por Wallace y fumar por Wallace. El destino y nunca el azar, porque el azar segn Borges no existe. El destino sobre la palma de Dios, en mil dioses, en mil voces, en mil silencios, en mil dorados, en mil soles, en mil lunas, en mil quebrantos. El destino de alguna amante con su noche entera. El destino y algn libro de Vargas Llosa olvidado en un auto. El destino sobre

    Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre

    sabe para siempre quin es

    Jorge Luis Borges

  • ~19~~19~

    la distancia, y sobre los rumores. El destino y la dolorosa verdad de los amores rotos. El destino y la verdad de tus putas y tus dioses, de tus putas y sus dioses. El destino y Caicedo. El destino y mi madre. El destino y alguna luz sobreprotectora. El destino y el ngel que alguna vez me salv la vida. El destino y la luz del sol entre las rendijas. El destino y Mncora. El destino y mi perro Bobby muerto por una

    serpiente. Serpiente de Serpiente. Voz sobre la luz del da. Medianoche interminable, algn gato aullando sobre la distancia de los muertos. El perro Rottweiler buscando mi cario, mi amor, mi condescendencia. Mi destino sobre el celeste cielo. Mi destino y las perlas azules y diamantes. Mi destino y los miles de vicios que me habitan. Mi destino y mi escritura. Mi destino y la ltima hora del da, el ltimo

    momento, el ltimo instante, el ltimo abrazo. S, abrazo. El destino y las miles de cartas quemadas. El destino y las lgrimas. El destino y el papel sublingual que me ayuda a olvidar. El destino y la mirada pasmada directo al mar. El destino y los libros robados. El destino y Pedro Lemebel. El destino y un amigo en las antpodas. El destino y el sol cubrindose en dorado escarcha para hacerme llorar de tanta belleza. El destino y las revistas donde escribo. El destino y el cuento traducido al francs que a nadie gust. El destino y el editor espaol que me hizo viajar hasta Madrid para nada. El destino y Barcelona. El destino y el cementerio de los Reyes de Suiza. El destino y Borges.

    Coleccin fotogrfica de la Biblioteca Nacional de Irlanda

  • ~20~

    Patrick Erickson

    Perimontun (Visiones)

  • ~21~~21~

    Poco antes de que la tierra recibiese la tibia caricia de un rayo de sol, Rosala Nahuelquir cruz la puerta de la ruca para dirigirse al rewe de sus antepasados, erigido al otro lado del huerto. Cabeceaba al andar con pasos cortos y jadeantes, como si le costase trabajo mantener erguido su cuerpo de anchas espaldas, brazos gruesos y muslos redondos. Tena el cutis moreno, la boca grande y la barbilla cuadrada. Luca un kepam de tonalidad oscura segn las costumbres de su pueblo. La iklla, orlada por una franja de color fucsia, le cubra la espalda hasta los pies a modo de capa. De su pecho colgaba un prendedor de plata con forma de media luna que simbolizaba la fertilidad reproductiva y la femineidad, un amuleto por el que senta un especial cario; no en vano era un regalo de su difunta abuela, de quien haba heredado el espritu machi.

    La expresin de su rostro, tan distinta a la de otros

    das, denotaba cierta inquietud. Se senta preocupada porque los wingkas iban diciendo por ah que un grupo de mapuches haba incendiado la escuela de Chequenco. Pero ella saba muy bien que la noticia era falsa. Se trataba de una de las tantas artimaas empleadas por las empresas forneas con el fin de desprestigiarles ante la opinin pblica y las autoridades locales. Andaban enfurecidos por las reiteradas manifestaciones llevadas a cabo por los comuneros, y tambin a causa del manifiesto donde se avisaba de la intromisin pacfica, pero inmediata, en los predios de los particulares: Martn Ruf, Ren Urban y Luis Valenzuela. Aquel peliagudo asunto sobre la propiedad de los territorios habra de traer innumerables desgracias a las comunidades mapuches autnomas de Ercilla y Temucuicui.

    Poniendo fin a sus pensamientos se plant frente al rewe cubierto

    con ramas de canelo y adornado con banderas blancas, azules, amarillas y negras. Gir el cuerpo unos noventa grados hasta que sus ojos quedaron mirando hacia el este, un lugar cargado de energa positiva. Despus se coloc en posicin sur, una orientacin que sola traer buenos vientos y que, adems, era uno de los puntos cardinales de mayor poder. Se cuid de saludar al oeste, pues ms all del horizonte anidaban la muerte y la oscuridad. Tambin le dio la espalda al norte, porque de all venan las heladas, las invasiones, las guerras y las enfermedades.

    Rosala Nahuelquir, machi de la comunidad Wente Winkul Mapu del lof Chequenco de Ercilla, cogi el kultrn depositado en el suelo dispuesta a comunicarse con los espritus. Golpe con fuerza el parche de cuero de caballo a la vez que iniciaba sus rezos cantando frente al rewe, protector de la familia.

  • ~22~

    Padrecito del Cielo, me he levantado antes del amanecer para implorar tu ayuda. He tenido una visin una terrible visin. Los wekufes han venido a visitarme en sueos. Por ese motivo he acudido a tu llamada. Hoy, mi dios, te ofrecer la oracin de oficio frente a mi bonito rewe. En este lugar me arrodillo y espero a que me hables a travs de mi rewe. T, Chaw Dios que ests en las alturas, cuya antorcha ilumina el mundo, traes el toro hermoso y las insignias del nguillatn que te ofrecen los varones celestiales. En la aurora de este nuevo da canto

    mis splicas ante ti. Soy machi por mandato tuyo. Ofrceme una visin, pues, que nos traiga noticias favorables. Qu va a depararnos el futuro? Cmo ser este ao? Ruega por nosotros para que sea bueno y no malo, para que nada nos falte a m y a aquellos que has puesto bajo mi cuidado. T dirs: Mis mapuches se han vuelto wingkas. Pero no nos olvidamos de ofrecerte las rogativas. Todava somos mapuches. An te amamos, Ngnechn. Esta es la splica que te presento esta maana mi dios que ests en las alturas.

    El viento le susurr al odo una triste cancin que hablaba de poder, de lucha y de muerte. Rosala se estremeci al escuchar la voz de sus coadjutoras espirituales (las almas de otras machis) comunicndose con ella a travs del ttem familiar. La avisaban. Le decan que el pilln estaba enojado con los miembros de la tribu porque muchos de ellos se negaban a luchar contra la conducta arbitraria de los wingkas, y porque otros, incluso, se entendan con ellos y participaban de sus actividades. La insatisfaccin de los

    Fotografa por Ismael Nieto

  • ~23~

    antepasados no habra de traer nada bueno a la comunidad. Haba llegado el momento de ser fuertes y mantenerse unidos. Tendran que templar su espritu para aceptar dignamente la gran tribulacin que se avecinaba.

    Nosotras, las machis, somos guerreras pero no invencibles Y si nos derrota el diablo? Su pregunta iba dirigida al dolo de ojos enormes pintados de negro. Oh, machis cooperadoras! Portaos bien conmigo. Reveladme ahora lo que ha de suceder.

    Como respuesta a sus plegarias oy la voz de una mujer. Al darse la vuelta descubri que era Esperanza Chocobar, su nuera. Corra hacia ella por el huerto tras haber bordeado la ruca. Traa el rostro desencajado. Respiraba de forma violenta, casi asfixiante. Las planchillas de plata del trarilonco que cea su cabeza entrechocaban entre s, originando un sonido metlico bastante caracterstico; hipntico,

    tribal, mgico.

    Lo mataron, Rosala! Grit entre sollozos, sin dejar por ello de correr hacia la vieja. Han asesinado a Atilio! Noms lo hicieron porque pensaron que era un terrorista!

    La joven de cabellos oscuros se arroj llorando a los pies de la machi. Esta mantuvo la mirada en alto, con el gesto imperturbable. A pesar de su estoicismo, fruto del sufrimiento que haba ido acumulando con el paso de los aos, a Rosala le temblaba levemente la quijada.

    El dolor era grande; y la noticia, trgica. Haban asesinado a su hijo. El temor que sinti aquella misma maana, nada ms ponerse en pie, se haba hecho realidad.

    Le pareci escuchar una meloda lejana. Era el Tu-Tu, pjaro nocturno y agorero que suele anunciar la muerte de un ser querido.

    Entonaba la cancin de la machi.

    Fotografa por Alice Donovan Rouse.

  • ~24~

    Un da, en un cristal, en una casa, en una calle, en una ciudad que no hace falta especificar, una gota lleg sin avisar y, sin discutir ni un poco con el casero, consigui un alojamiento perfecto. Tena buenas vistas, mejores colegios para sus futuros hijos y un supermercado cerca en el que poder comprar, bueno, lo que sea que comen y beben las gotas de lluvia. Hay detalles que, aunque parezcan importantes, en realidad no sirven para nada.

    Iba a ser feliz en aquel cristal, se dijo.

    De vez en cuando dejaba que el tiempo la hiciera resbalar hasta llegar cerca de otras que, como ella, haban decidido vivir su vida tranquilamente all, pero el nico problema era que para nuestra gota las dems, las otras, las que no eran ella, le parecan tan aburridas como el vaho que dejan los perros en el suelo cuando estn dormidos. Supongo que haber formado parte de una nube tan hermosa como la que la escupi, puede hacer que cualquiera se crea superior a los dems, pero aun as no eran agradables los pensamientos

    que, da s y da tambin, surgan de su cabeza hacindola rer a carcajadas a costa de las dems.

    No lo eran. Y punto.

    Pero los aos no perdonan a nadie, no importa el pasado que tengas, as que nuestra gota continu dejando que el tiempo siguiera llevndola hacia abajo, conociendo e intercambiando ancdotas con sus semejantes que, sin que ella se diera cuenta, iban haciendo que su tamao continuase creciendo, abarcando cada da un poco ms, hasta que finalmente encontr a su alma gemela. Ella brillaba de un modo especial cuando el sol la encontraba, y tena una silueta tan grcil y clara, tan perfecta y cuidada, que casi pareca haber salido de un colador y no del cielo.

    Se enamoraron al instante y se unieron, formando una sola antes que cualquiera de sus amigas.

    Juntas, unidas, inseparables, continuaron con la aventura que el camino a travs del cristal les regalaba, lleno de grietas, que solan superar sin problemas la mayora de las veces, y

    NAZCO. CAIGO. LLEGO. FIN.Manuel Gris Lorente

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    de algn que otro grano de polvo, los cuales suelen estropear todo lo que tocan porque, como dice un viejo dicho de la cultura popular del universo de las gotas, aquello que no es lquido solo puede acarrear cambios a peor, cambios a slido. Cambios hacia atrs, pero nunca fue su caso pues tena una tctica infalible: se separaban solo un segundo, lo esquivaban sin problemas, y despus volvan a juntarse. Sencillo, tanto como lo es respirar.

    Las risas de l, con los dems como diana, eran compartidas por las de ella, conocedora de su perfeccin y la envidia que transmita a sus cuasi-semejantes. Aquello los separo de sus amigos, que frenaban su descenso siempre que se sentan insultados, lo cual no les importaba a nuestra gota y su pareja, porque si alguien no sabe su lugar en la vida, si alguien no es feliz cuando sabe lo que es, sin ms, no vale la pena pensar en ellos.

    En poco tiempo fueron las nicas gotas de la parte superior que haban bajado hasta la parte inferior del cristal, cosa que en lugar de hacer que se replanteasen sus ideas y su forma de actuar, les otorg el derecho a ampliar su casa, colocando una piscina en el jardn y construyendo un ala completamente nueva y equipada, para hacer fiestas, en el lado norte de su hogar. Aquello les hizo sentir an ms especiales, tanto que solo invitaban a sus nuevos amigos para poder restregarles por la cara todas

    sus posesiones. Ninguna de sus nuevas amistades volvi a aceptar una segunda invitacin.

    Ninguna.

    Ella, un da, se despert con la clara idea de que aquella gota con la que comparta espacio no era, ni por asomo, todo lo perfecta que ella se mereca, pero como haba crecido con una inteligencia despiadada, decidi no decrselo a su pareja y decidi callrselo. Hay mejores maneras de deshacerse de un mal compaero que siendo t el que da el primer paso. Ella lo saba bien. Por eso ide un plan, sencillo y directo. Sin fisuras. Perfecto y letal como una pajita de esas que les ponen a los cocteles.

    En uno de esos paseos matutinos, los que usaban sobre todo para poner de vuelta y media a sus semejantes, ella divis a lo lejos una mota de polvo. No era de las ms grandes, pero si suficiente. Aprovech que l estaba muy sumergido en la conversacin para desviar, sutilmente, su trayectoria hasta donde se encontraba la despistada mota que, ajena a lo que la rodeaba, iba a llevar a cabo el acto ms importante de su miserable y corta vida. Ella le avis de que se acercaban a otro de esos peligroso momento que haban superado mil veces, l dijo que hasta ahora y se separ. Perfecto, pens ella. Genial. Cuando estuvo lo suficientemente lejos de la mota y de esa mitad suya que a su juicio no era merecedora de

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  • ~27~

    poseerla a ella, fingi ser vctima de una rfaga de aire y fren, usando una pequea grieta que tena el cristal. Observ como l segua su camino y, una vez pasada la mota, se desviaba hacia el lado en el que deba estar ella. Pero no la encontr. Sorprendido mir atrs y solo pudo ver a su amada, a la mitad de su alma, llorando y gritndole que no la haba protegido, que haba sido culpa de l y que ella, desde luego, no pensaba seguir con alguien que solamente piensa en s mismo. Eso le hizo enfurecer, primero, porque nada de eso era verdad, pero despus sinti la punzada del dolor, de la autocompasin y, finalmente, la culpa por no haberla protegido como le prometi el da en que se unieron. Llor, claro, lgrimas que saban a todos esos momentos que se quedaron por vivir, como el de tener hijos o el de ampliar el ala oeste de la casa, para hacer ms fiestas, pero el tiempo lo cura todo, para eso est en realidad, y sigui con su vida, dejando el pasado atrs y convencindose, todos los das un poco ms, de que aquel accidente haba sido lo mejor que poda haberle pasado en la vida. Y que ya era hora de volver a vivir su propia vida.

    Y as fue.

    Sali todas las noches, se uni y desuni con un sinfn de otras gotas, algunas tan bellas como su exesposa, otras muchsimo ms feas, pero a falta de amor siempre es mejor el sexo sin sentimientos, as que dej que este

    dicho penetrase en l como un veneno y le enterrara en una vida llena de diversin movida por una sola razn: tener ms diversin.

    El tiempo pas, empujndole ms abajo de aquel cristal que siempre le haba parecido infinito pero que, cada vez que miraba hacia adelante, vea como se acercaba ms y ms el temido marco. La meta. El lmite de lo que es la vida de toda gota.

    Hubo una maana en la que se despert agotado ya no solo por haber dormido poco, sino por la vida en s, y entonces se dijo que nada tena sentido ya. Que la felicidad no es ser libre siempre, no es no mirar al futuro y coger el presente como si fuese lo nico que vale la pena, que no es la soledad a la que sabe en realidad la soltera, y entonces dej de hacer fuerza y permiti que el aire la llevara definitivamente al final de aquel cristal que, el primer da que lo prob, le supo a felicidad con un toque de esperanza. Esa esperanza que da el saber que solo tenemos un cristal ante nosotros y no debemos malgastarlo nunca.

    El marco se acerc tan deprisa que solo le qued tiempo para mirar una vez ms ese paisaje que tanto le haba fascinado en los primeros momentos de su vida, pero que haba ido olvidando. Y llor de felicidad.

    Porque al menos haba vivido.

    Y despus, nada ms.

  • Postales

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    Mi pueblo no haba cambiado mucho despus de la guerra. O eso me pareci la noche en que regres, muchos aos despus de marcharme al frente. Ms tarde sabra que, aunque la devastacin de los bombardeos aliados no haba llegado a Geinhausen, el pueblo se haba dejado para siempre el alma en aquellos aos de hambre, polvo y pnico.

    Haba matado a muchos hombres durante la guerra, hombres sin rostro pero con una historia cuya tragedia ahora cargaba a mis espaldas.

    Haba sido oficial en el campo de concentracin de Buchenwald y haba presenciado la degradacin fsica y mental a la que puede llegar el hombre hasta casi perder su condicin humana.

    Y haba conseguido escapar cuando el frente aliado dobleg las ansias de poder de un maltrecho ejrcito alemn.

    Y puedo jactarme de que en ningn momento de aquella guerra sent miedo.

    Sin embargo, me sent aterrorizado cuando llegu al pueblo y me encontr frente a aquella puerta. Un terror

    RedencinRick de las Casas

    mucho mayor del que deb haber experimentado bajo el fuego enemigo o compartiendo trinchera nocturna junto a los cuerpos moribundos y destrozados de mis compaeros de batalln. Porque mi ltima misin en esta guerra sera la ms cruel de todas.

    Golpe la madera de la puerta con los nudillos, sin saber an cmo le dira a la seora Friedmann que su nico hijo, mi amigo de la infancia Helmut, haba muerto. La puerta cruji y cuando se abri, no apareci la seora Friedmann. En su lugar, reconoc a Leopold Kugler, el dueo de la taberna, tras aquel rostro demacrado.

    Por un momento tuve la esperanza de que Cornelia Friedmann hubiera fallecido durante aquellos aos, pero Leopold, que pareci no reconocerme, o no querer hacerlo, dijo escuetamente.

    -En casa de Hermelinde Schultz, a la salida del pueblo.

    Luego cerr de un portazo y me qued a oscuras.

    Cuando llegu a casa de Hermelinde, que tampoco pareci, o no quiso, reconocerme, me gui hasta una de

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    las habitaciones y all estaba lo que quedaba de la seora Friedmann. Aquella otrora vigorosa mujerona que durante tantos aos cosiese los das de nuestras vidas a base de regainas y escobazos en nuestras tropelas juveniles, vasos de leche caliente con miel en nuestros resfriados y carantoas en nuestros buenos actos, era ahora poco ms que un amasijo de piel y huesos consumido por la angustia de una espera yerma.

    Me sent a su lado, la mir a los ojos, ahora vacos e intiles, y fui incapaz de decirle que a su hijo lo apodaban el carnicero de Buchenwald y que no volvera jams.

    -Hijo susurr. -Eres t?

    Guard silencio y acarici las ondas nevadas de su pelo.

    -Hijo, repiti, levantando con dificultad la cabeza y enarcando las cejas blancas, intentando adivinar dnde me encontraba.

    Su voz suplicante y esperanzada volvi a preguntarme, quin sabe si buscando la complicidad de una mentira que guardaba bajo llave en el fondo de su alma.

    -Hijo Dijo por tercera vez, buscando a tientas mi brazo con dedos temblorosos, ejerciendo una fuerza que no esperaba. Entonces tosi varias veces y sus labios agrietados se tieron de rojo.

    Fotografa por Ismael Nieto

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    -Tuberculosis Dijo la seora Schultz desde la puerta de la habitacin. Avanzada aadi en voz baja, negando con la cabeza y mirando hacia el suelo.

    Entonces lo hice.

    Tom la mano de la seora Friedmann, acerqu mis labios a su odo y le susurr.

    -Mam, soy yo. He vuelto.

    La seora Friedmann apret mi mano y todo su cuerpo comenz a temblar. Respiraba con agitacin y una lgrima resbal por su nariz. Entonces me abraz, repitiendo entre dbiles sollozos:

    -Helmut Oh, Helmut! Has vuelto.

    Apret contra mi pecho el fro saco de huesos que era su cuerpo, y por primera vez en diez aos, llor.

    Durante los siete das que la seora Friedmann vivi despus de aquello no me separ de ella ni un instante. Ella temblaba y lloraba cada vez que me senta cerca, y entre lgrimas yo le repeta una y otra vez:

    -Mam, estoy aqu. Contigo. Nunca ms volver a dejarte.

    Y ella, acariciando mis mejillas hmedas con sus arrugas, slo deca:

    -Oh, Helmut, has vuelto. Oh, hijo.

    Le hablaba en voz baja, siempre en voz baja, temiendo que en cualquier momento sus ojos huecos escrutasen mi alma y descubrieran aquella gran mentira.

    Tras su muerte, jams supe si ella supo realmente que yo no era Helmut. Slo s que el destino hizo que nuestros caminos se cruzaran, quin sabe si para expiarnos el uno al otro de los tormentos que nos han torturado todo este tiempo.

    S que nunca podr redimirme de las atrocidades que comet durante la guerra, ni justificarlas en nombre de una causa mayor. Cualquier acto de contricin en mi vida dejara de tener sentido a estas alturas. Slo espero que aquel arrebato de humanidad, de la poca humanidad que deba de quedarme en las entraas, otorgue algo de sosiego a mi alma atormentada. Quizs as el da de mi muerte los fantasmas que me han perseguido durante todos estos aos se marchen de una vez.

    Quizs en otra vida, todos aquellos a los que hice dao en esta puedan llegar a perdonarme por toda la barbarie que comet.

    Y quizs entonces, slo entonces, pueda por fin volver a dormir en paz.

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    Una vieja tradicin familiarFrancesc Barrio Julio

    Era una historia que siempre se ha contado en mi familia. Una especie de tradicin familiar, vamos, una leyenda que se ha ido transmitiendo de generacin en generacin. Ya sabes, el tpico cuento que te explica el abuelo cuando eres un cro y te deja embelesado. An con ms motivo porque el hroe de la historia era de la familia. No s, deba ser el tatarabuelo de un tatarabuelo, pero en la historia es el Abuelo Jaime el de las Cabras. Sea como sea, el cuento tiene que ser bastante antiguo. En la historia, Barcelona an est amurallada y hace poco que fue construida la fortaleza de la Ciudadela. As que debe datar de finales del siglo XVIII o principios del XIX.

    S, claro, cuando eres pequeo lo que explica tu abuelo va a misa. Me lo crea todo a pies juntillas, claro. Pero bueno, cuando creces un poco y empiezas a racionalizarlo todo y a dudar de todo lo que te dicen los mayores... Bien, entonces la cosa cambia y decides que slo era eso, un cuento.

    No, no, vigila! No te asomes. Ah detrs hay cuatro haciendo guardia. Estn un poco lejos y si nos quedamos a

    cubierto no nos vern. No, qudate tranquilo novato, no pueden ornos. Podemos hablar todo lo que queramos. Las comunicaciones son seguras. No han conseguido hackear nuestras lneas.

    Como te deca, el Abuelo Jaime era el hroe de la familia. Bueno, un hroe a lo petit comit, porque, de su hazaa, no se enter nadie. Pero, segn cuenta la historia, el viejo Abuelo de las Cabras, l solito, salv el mundo. Por aqul entonces, el Abuelo era apenas un cro. Su padre era marinero y pasaba la mayor parte del ao en alta mar, y l viva con su madre en una casucha que daba a la muralla de lo que ahora es el Paralelo. Como la vida era muy dura, el chaval ayudaba a la economa familiar trabajando de pastor para la dotacin de la fortaleza de Montjuich. Cada madrugada, mucho antes de que saliera el sol, el Abuelo Jaime cruzaba la muralla por la puerta de San Bertrn, se pegaba una carrera cuesta arriba por los caminos que recorran la montaa, recoga las cabras y se las llevaba a pastar. S, en aquel entonces todo aquello eran campos y bosques. Desde la muralla sur de la ciudad,

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    hasta el ro Llobregat, todo era campo salvaje. Por ah vagaba el abuelo hasta que de nuevo se pona el sol. Entonces, regresaba a la fortaleza a retornar el ganado, y luego volva a casa a dormir.

    La leyenda cuenta que todo sucedi en abril, el da de San Jorge. Para un nio, que todo sucediera el da que se conmemora a un santo que mataba dragones, lo investa todo de un aura mucho ms mgica. Supongo que simplemente, sucedi un da cualquiera, pero contado as era como ms pico. Sea como sea, el abuelo sali de su casa como cada noche, recogi las cabras y se las llev a pastar al monte. An estaba oscuro cuando lleg a la recndita fuente en la que sola desayunar un poco de pan y queso dispuesto por su madre, mientras los animales retozaban entre los matorrales.

    Haca fro, y el abuelo llevaba una vieja pelliza para que le protegiera de las inclemencias del tiempo. Pero enseguida empez a notar que la tenue brisa se tornaba en airecillo caluroso y, envuelto en sus ropajes, empezaba a sentir un extrao calorcillo. En el cielo amenazaba tormenta y el viento racheado meca inclemente las copas de los pinos y las encinas. Pero haba dejado de hacer fro. Adems, un olor extrao, acre, inund la arboleda. Inquieto, el abuelo intua la cercana de algo inminente que se cerna sobre el angosto valle. En unos instantes, en un claro entre los rboles, naca un fulgor

    azulado, intenso. Al principio fue una simple chispa centelleante que flotaba a un metro del suelo. El abuelo, curioso, se acerc ocultndose tras unos matojos.

    Un momento. Dice la Central que mantengamos la posicin y quedemos a la espera de instrucciones.

    Bien, como te deca, el abuelo estaba all, tras unos matorrales observando aquel fenmeno luminoso. Esa chispa azulada pareca viva y, poco a poco, iba creciendo hasta formar una esfera, etrea, de un par de palmos. El abuelo, inmvil, a la expectativa, simplemente observaba.

    De repente, la esfera explot inundndolo todo con su luz. Dejando, en su lugar, una especie de arco de la misma tonalidad azulada. Una circunferencia luminosa vertical que, desde el suelo, llegaba casi a la altura de las copas de los pinos. El abuelo la tena de frente pero, a travs del crculo, no vea la vegetacin del otro lado. Al contrario, el arco era como una puerta. Una puerta abierta al Infierno. Porque eso era lo que estaba viendo el abuelo Jaime, el mismo Averno. Era una cueva repleta de un denso humo en el que apenas se distinguan extraos instrumentos de tortura y por el que empezaban a desfilar demonios y otras criaturas de pesadilla.

    Nervioso, consciente de que presenciaba algo importante, agarr con ms fuerza las armas que llevaba

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    en sus manos. Un viejo bastn para espantar los jabals en su mano izquierda y la pequea navaja para cortar el queso en la derecha. Supongo que, en sus aos mozos, el viejo abuelo era un temerario inconsciente.

    Los seres que trajinaban el interior de la cueva dirigieron sus pasos hacia el arco azulado, dispuestos a cruzar a nuestro mundo. En cabeza, desfilaba el lder de los demonios, un ser impresionante, de ms de dos metros, vestido con una especie de armadura maligna, oscura y repleta de excreciones seas, y cuyo rostro quedaba oculto por un casco de aspecto malfico. El abuelo poda sentir la emanacin de mal que surga de aquel ser. Y no se lo pens dos veces. Al primer paso de la extraa criatura en nuestro suelo, el abuelo se lanz sobre ella golpeando sus piernas con el bastn. Al hacerlo caer, arrodillndose sobre su cuerpo, con la navaja diriga golpes certeros a lo que esperaba fueran los puntos dbiles de la armadura. Del ser flua un lquido verduzco, la sangre pervertida del diablo, animando al abuelo a continuar con su ataque. Los gritos agnicos de la criatura anunciaban su muerte prxima. El resto de las huestes infernales, atnitas ante el inesperado asalto, restaron inmviles, incapaces de reaccionar.

    Envalentonado, el abuelo se levant, cogi el bastn con las dos manos y, con un alarido, descarg un ltimo

    golpe sobre el casco, destruyndolo y dejando al descubierto el aspecto reptiliano del invasor. Su accin debi impresionar a las hordas demonacas, porque el resto de bestias se retir, la puerta entre los dos mundos se cerr y nunca ms volvieron a pisar nuestra tierra

    Bueno, hasta ahora S, yo tambin recibo las lecturas. La temperatura ha subido unos veinte grados y aumentan los niveles de ozono. La Central tena razn. Esos cuatro lagartos estn protegiendo la creacin de un nuevo portal. Comunica con la Central y yo voy preparando los explosivos.

    Sabes? ltimamente no dejo de darle vueltas a esta vieja historia. No s, quizs sea verdad que el viejo, hace casi cuatro siglos salv el mundo y detuvo el primer intento de invasin de estos jodidos lagartos. Y ahora han vuelto mucho mejor preparados. O quizs fuera todo lo contrario, quizs en aqul entonces venan en son de paz y el viejo la cag provocando una guerra. No s, quizs slo fue una visin, un sueo, algo proftico. Supongo que es mejor no darle muchas vueltas. A la de tres abrimos fuego!

  • Sabes hacia dnde voy? Me conoces? Vivo tras el alfeizar de la luna radiante y cada noche rescato un fragmento de su luz para dibujar atardeceres.

  • el telon de la luna

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    El sur de Amrica, el sur de Borges y el de Facundo Cabral. Un sur al cual regresar. Un sur contenido en un hombre, un poema y un libro titulado Identidad de Leandro Murciego. Poemario en el que el autor hace un viaje por la vida, la memoria, el olvido, experimenta amor, desamor, confronta a sus otros yo y unos cuantos mueren para luego renacer y unir su canto a la memoria de los que ya no estn y de los que an no han llegado.

    Percibir la poesa con todos los sentidos y sumergir en ella a la humanidad que compartimos en medio de lo cotidiano es algo que logra Murciego en su poemario cuando nos habla al odo mientras nos traduce en imagen

    las palabras. El libro se compone de un prlogo escrito por el poeta colombiano Arturo Hernndez, el cual nos introduce en el libro y en sus conceptos, desde la poesa hasta el ser. Luego nos encontramos con pequeos apuntes del autor, quien nos presenta a grandes rasgos el nacimiento de su libro y la historia que contiene.

    Una vez saltado el protocolo (y un par de pginas en blanco) el lector podr verle la cara al sol e iniciar con el primer captulo denominado naceres, y aqu debo confesarles que la inclusin de estas pequeas ilustraciones en lnea y tinta negra acompaadas de frases, me parece una idea estupenda, aunque no est muy segura de

    la distribucin de los poemas segn cada categora (juzgarn ustedes). En este captulo introductorio podrn leerse varios homenajes, entre ellos el primero, el cual hace referencia al nacimiento del escritor colombiano Gabriel Garca Mrquez, y un par de pginas ms adelante un par de poemas dedicados a las vctimas de la inundacin en la Plata el 2 de abril de 2013.

    El segundo captulo por su parte flota sobre el cielo de los recuerdos y empezamos a notar un recurso persistente (que se insina desde el captulo anterior en un par de textos) a lo largo del libro, pequeas frases situadas en el lado superior derecho de la pgina que en algunos casos aportan

    Resea del libro Identidad de Leandro Murciego

    Daniela Cadavid Libreros

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    o introducen al poema mismo, pero que para mi gusto pueden volverse innecesarias. Aqu puedo recomendarles un par de poemas: Guardavidas, Aprendizaje y 999 vidas, los cuales encierran recuerdos y anhelos comunes y una armona lirica envolvente. En el tercer captulo Olvidos recorremos la necesidad de despojarse del amor perdido; tema que ser retomado ms adelante en el captulo seis.

    Por otro lado, el captulo cuarto rene al lector con los que se han ido y a los que hemos precedido, recordamos para avanzar o ahogarnos en lo que ao tras ao la gentica nos ha ido acumulando y un par de poemas que resaltan especialmente

    este tema son Gracias a todos, sicario de la vida, Santa Ana, Segundo tiempo (mi favorito por la forma de contener un sinfn de sentimientos en pocas palabras) y aos. El siguiente captulo Memoria colectiva se vincula directamente al anterior, y de este me gustara sealar el poema cosecharan su siembra, el cual est dedicado a la memoria de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, Mxico en septiembre de 2014. En estos dos captulos se denota sobre todo una crtica a la vida misma y al mundo que nos rodea.

    Finalmente el captulo de cierre, quizs uno de los ms extensos, narra la muerte y el

    renacimiento en torno a las complicaciones del amor, el cual puede verse resumido en las palabras que preceden a la ilustracin: Casi siempre la ltima mujer de una o de otra manera- se devora a todas las que han precedido. El libro finaliza con las palabras del poeta espaol Csar Ulla.

    En conclusin deberan leer a Leandro Murciego para recordar, sentir y reflejarse en aquella humanidad que muere y renace constantemente, y revivir entre verso y verso- la musicalidad innata de la poesa latinoamericana. Dndole voz a aquellos que no la tienen.

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    Tomando el t con Arturo Hernndez

    Pauedo decir que fue una experiencia reconfortante el poder conversar durante varias horas con un escritor de la talla de Arturo Hernndez, quien curiosamente prefiere el t al caf, al igual que Jos Asuncin Silva a la hora de charlar sobre literatura. Docente y escritor, no puede vivir sin leer ni un solo da, ama a los libros y los cuida, los repara y los recomienda con conocimiento de causa.

    A Arturo lo conocimos gracias a la revista Noche Laberinto y l, muy generosamente acept reunirse con nosotros en una curiosa casa del t cuyo nombre hace

    referencia a la diosa Maya del cacao. Lo encontramos all tomando t y leyendo pelando cebolla de Gnter Grass. Acept que grabramos la pequea entrevista que consista en tres preguntas: cmo vea el papel de la literatura en medio del proceso de paz, qu rol tena la poesa en el da de hoy en Colombia, y, qu rumbo estaban tomando las editoriales actualmente.

    Poco a poco, fuimos avanzando en las tres temticas. Del proceso de paz Arturo nos coment que, para l, todo iniciaba con un problema semntico, comenzando por los tres pilares de la poltica del actual presidente de

    Colombia: paz, equidad y educacin. Qu pas poda tener paz sin tener equidad y una buena educacin? El orden atenta contra la lgica y por lo tanto es errneo. Adems, el concepto de paz no encaja con las negociaciones que se adelantaban en la Habana, y este punto Arturo se refiere a un artculo que haba publicado recientemente en el portal digital las 2orillas titulado Qu necesita la paz del gobierno Santos? y del cual me parece pertinente citarles un fragmento:

    En realidad, lo que se debera inferir de los procesos de negociacin y consolidacin de la paz del gobierno, es la

    Daniela Cadavid Libreros

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    posibilidad de generar un estado de tranquilidad para los ciudadanos. Esto debera ser un incremento en la seguridad colectiva, una garanta de acceso a la educacin, tarifas justas en el transporte pblico, legalidad en los contratos de la infraestructura pblica, la garanta de mantener una alimentacin de calidad, un servicio de salud diligente y establecer puntos bsicos de calidad de vida que le permitan a los ciudadanos estar en paz, tener la tranquilidad de poder alimentar a sus hijos, brindarles educacin

    y salud para que fomenten a su vez un cambio en la realidad del pas y logremos finalmente la tan anhelada paz.1

    Un tanto desesperanzados con la situacin del pas preferimos seguir con la siguiente pregunta y nos embarcamos en la poesa. En relacin a este tema dialogamos sobre como actualmente haba crecido el nmero de escritores colombianos publicados y el pas se haba ido posicionando en diferentes reas de la literatura, especialmente en la novela. Arturo

    nos deca que la poesa an era un camino que faltaba por explorarse, porque a pesar de que existiera el legado de poetas colombianos excepcionales como Jos Asuncin Silva, Mara Mercedes Carranza, lvaro Mtis, Porfirio Barba Jacob, entre otros y se promocionaran una variedad de festivales y concursos que impulsaban este gnero literario, en el pas a cada individuo nos quedaba mucho por aprender como lectores. En Colombia al ao 2016 se leen en promedio 1.9 y 2.2 libros al ao, mientras en otras naciones como Espaa el nmero de textos ledos por habitante alcanza 10,3 libros al ao, en Chile es de 5,3 y en Argentina llega a 4,62, as que si las estadsticas no nos mienten debemos encontrar en aquellas naciones la clave para mejorar la calidad de lectores que tenemos en este pas.

    Para cerrar con la pregunta Arturo nos recomienda algunos

    Den click en la imagen para escuchar Los heraldos negros de Csar Vallejo en la voz del Che Guevara

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    exponentes de la poesa extranjera: Juan Gelman, Cesar Vallejo, Borges, Edgar Lee Masters, Allen Ginsgberg, Vladimr Holan, entre otra docena de poetas que poseen una poesa clara, concisa, que dice lo que debe ser dicho. A modo de ejemplo recuerda la vez en que el Che Guevara lloraba los versos de Csar vallejo, al leer Los heraldos negros, una clara muestra de la humanidad como desastre en s misma.

    Finalmente para concluir la breve entrevista discutimos a grandes rasgos sobre el rumbo que han tomado las editoriales hoy en da, y percibimos entre cada argumento que cada vez podemos ver una tendencia facilista por vender muchsimas copias de algo que suene bello o llamativo, sea simple pero que contenga poco contenido, y aqu muy brevemente discutimos sobre el creciente mercado que acarrean consigo los youtubers Sus libros, las temticas

    de sus vdeos y su creciente popularidad en los diferentes medios masivos estar afectando la literatura? Quizs no, pero para Arturo lo que realmente demuestra es un inevitable reflejo de la sociedad actual, nada ms ver como el chileno Germn Garmendia (Uno de los youtubers ms populares de latinoamrica) hizo colapsar la feria del libro de Bogot desbocando en el evento una multitud de jvenes que queran que les firmaran su libro #Chupa el perro el mismo da que la ganadora del premio nobel Svetlana Aleksivich, daba una conferencia a la que muy pocos pudieron ingresar puesto que cerraron la entrada a la feria por sobrecupo.

    Despus de 40 minutos de grabacin acabamos la entrevista y nuestra conversacin sigui navegando un par de horas ms a travs de libros y ancdotas. El da fue dando paso a la noche y la melancola domino la conversacin.

    Salimos cuando cerraban entusiasmados, renovados, con una lista enorme de libros recomendados y con la esperanza de poder volver a reunirnos con tan interesante autor, a quin volveremos a encontrar en ausencia del silencio.

    1Gonzlez Hernndez, Arturo. Qu necesita la paz del gobierno Santos? Es necesario que primero haya igualdad, educacin y salud. Mayo 30 de 2015. Enlace: http://www.las2orillas.co/que-necesita-la-paz-del-gobierno-santos/

    2 Datos publicados por la revista Dinero el 14 de abril de 2016, la noticia narraba la apuesta del ministerio de educacin por subir el ndice de lectura de los colombianos, superando el promedio de lectura de dos libros per cpita. Para cumplir esto se tena como objetivo usar como escenario la Feria del Libro realizada anualmente en Bogot.

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    La caja OblongaDonde los cuentos cambian la realidad que nos rodea

    He dicho que la caja en cuestin era oblonga. Tendra unos seis pies de largo por dos y medio de ancho. La observ atentamente, y adems me gusta ser preciso. Ahora bien, su forma era peculiar y, tan pronto la hube contemplado en detalle, me felicit por lo acertado de mis conjeturas... A juzgar por su forma, slo poda servir para guardar una copia de La ltima cena de Leonardo; no ignoraba, adems, que una copia de esa pintura, ejecutada en Florencia por Rubini el joven, haba estado cierto tiempo en posesin de Nicolino.

    Fragmento de La Caja Oblonga de Edgar Allan Poe

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    Cumplir con su encargo-. Mascull oscura su dentadura maltrecha entre arrugas sin labio, mientras su vieja e inspida lengua rodeaba, una y otra vez, nerviosa, el espacio que ocupaba su falta, con asquerosos movimientos semicirculares.

    -No ver la luz de un nuevo da, ese amor impuro del que ustedes me hablan -, aadi junto al olor a cerrado de su aliento, mascullando un esbozo de maldad en la sonrisa.

    -Sin embargo, he de advertirles algo. Si el amor es puro,- escupieron sus palabras helando en sus rostros las dudas,- morir el ltimo que no haya dicho la verdad. Las mentiras piadosas no eximen del destino. Son igual de dainas. Quizs estn condenando a su propio hijo-. Sentenci sin dar tiempo a la reaccin.

    Aunque hubiesen querido, les hubiera resultado imposible, ya, deshacer aquel trato sinsentido. Aquella vieja leprosa, agarr el dinero y desapareci con la rapidez con la que haba llegado, como escapando del arrepentimiento de quienes, egostamente, desean cambiar el rumbo incierto del azar, a base de golpe de talonario. Era una medida desesperada. El nio estaba confundido, quiso convencerse el anciano matrimonio. El nio no poda hacerles eso, no poda convertirles en el hazmerrer de la gente.

    Lleg agotado a aquel pueblo perdido, en la mitad de lo que se le antojaron las mismsimas nalgas del otro mundo. Eran las cuatro de la tarde, recin cumplidas. Las calles estaban desiertas y l, se iba haciendo una idea de lo que seran sus siguientes dos semanas en aquel infierno semiorganizado. Jams haban querido conocerle. Eran

    Una boda, dos caminosMarian Caibano

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    gente cerrada, le sola susurrar entre caricias Sandro. Necesitaban tiempo para asimilar. A l, particularmente, no le haca ninguna gracia el parip. Pero la boda se celebrara en menos de tres meses y su compaero necesitaba sentirse arropado por su familia, sobre todo fuera del enorme armario en el que haban habitado sus miedos durante demasiados aos. Sonri con dulzura ante su valenta, al pensar en ello. l, hara de tripas corazn por verle completamente feliz, estaban tan enamorados. Acababa de llamarle, llegara de madrugada. Haba perdido el vuelo por culpa de la caravana, pero le asegur haber podido conseguir el cambio de billete para la siguiente salida. O por lo menos, eso le haba afirmado conteniendo la risa. No estaba seguro de que fuera posible en pleno mes de agosto, ni de que hubiera habido caravana, ni de que fuera a llegar de madrugada, su intuicin rpidamente le indic, que era mentira. Sin embargo, no le quitara la ilusin con preguntas a su amor, ni tampoco l, perdera el sueo. Confiaba ciegamente en Sandro. Su vida haba cambiado, rozando la perfeccin, desde que ambos se lanzaran, dispuestos, a vivir la aventura de formar una familia. Adems, a ltima hora, l tambin cambi los trajes de la ceremonia por los primeros que vieron y, tampoco, se lo haba dicho. Ms caros s, pero muchsimo ms elegantes. Su da, sera perfecto. Qu importaba un poco ms de descontencin en el gasto. Sandro

    estaba guapsimo con su fajin rosado, el da que se lo prob. Y l, tambin le escondera el pequeo detalle, hasta el da de la boda. En el fondo, la nica diferencia era , que en su caso, no le haba pillado. Volvi a sonrer al pensarlo mientras haca conjeturas sobre cul sera su sorpresa. Ambos aparecieron en su mente, sentados frente al mar con una copa de vino, prometindose austeridad en la celebracin mientras cruzaban bajo la mesa hasta los dedos de los pies. Qu guapo estaba cuando le sonrean aquellos brillos en sus ojos antes de besarle. As que, ah estaba, l, urbanita hasta el tutano, en el medio de un pueblo de nombre y pronunciacin imposible, intentando encontrar algn tipo de alma que le indicase el camino, a la pensin.

    El calor tostaba hasta las sombras de los cuatro esculidos arboles que mal habitaban la plaza principal. El silencio, se le antoj absoluto. Nada ms salir del coche, ya se lo haba parecido. Haba tiempo de ducharse y dormir unas horas antes de que llegara Sandro. Pero antes, tena ser capaz de encontrar el camino a su habitacin, la 303. Por telfono le haban asegurado que estaba en la parte ms cntrica del pueblo y segn la lgica orientativa, de la que siempre alardeaba, sta debiera de ser la plaza. Comenzaba a costarle respirar. Al otro lado, como camuflado entre el laberinto cuadricular de sus negros bancos y adoquines, le pareci

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    ver algo. Una sombra simulaba levitar difuminada por el calor que irradiaban los potentes rayos del sol, al rebotar contra el rido y empolvado suelo hecho de pedazos de brillante cemento viejo. Not como su respiracin se una hipada al silencio, mientras sus dedos palpaban nerviosos el interior del bolso en busca de las gafas.

    l y su mana de presumir de mirada, pens en aquel momento. Se las encaj con risa nerviosa y se volvi, esta vez enfocado, hacia la inquietante visin. Una viejecita cubierta de luto de pies a cabeza personificaba su fantasmagrica sombra. Al momento, le preocup aquella mujer, sola, a pleno sol, e impulsado por la necesidad de comprobar si le pasaba algo cruz sin pensar el parque de los famlicos sauces. El calor comenzaba a ser angustioso, la pobre no podra aguantar demasiado. Para cuando consigui llegar, la mujer ya haba mostrado signos de estar entre los vivos.

    -Se encuentra usted bien?- . Alcanz a preguntar entre sudores, antes de que la anciana y sus negros ropajes se levantaran enganchndole del brazo. Un escalofro le recorri de pies a cabeza como una descarga. Incluso agradeci el frescor despus del susto. El termmetro haba alcanzado los 42 grados y el aire se le estaba empezando a adherir, a modo de serrn mezclado por la pastosidad de su falta de saliva, en el paladar.

    -Estoy muy bien, gracias por preocuparse, joven-. Rechin la anciana con una voz rida y carrasposa, silbada entre las serradas arrugas de sus inexistentes labios. - A cambio de su amable pregunta, le obsequiar con una posibilidad de salvar la vida. Me da su mano? - . Le propuso sin necesitar permiso, mientras los movimientos semicirculares de su lengua le arrastraban las pieles secas.

    A l le pareci hasta simptico, en un primer momento, cmo le miraba atenta las lneas, justo antes de que su estmago decidiera darse dos vueltas sobre si mismo, al comprobar la composicin de sus largas uas, retorcidas entre imposibles y oscurecidos grises. Deban de portar mugre para llenar uno o varios contenedores de los que vio en las obras de la entrada al pueblo, pens. Entonces, se dio cuenta. Alguna vez Sandro, en sus interminables y agradables charlas frente a una buena botella de vino, le haba hablado de aquella vieja chiflada. Una anciana enloquecida, casi desde la adolescencia, despus de que su prometido le mintiera enrolndose en el ejrcito. Jams debi de volver a verle.

    Crey recordar que muri el primer da en combate, junto con sus sentimientos y su promesa de amor eterno. Un par de veces le habl de ella. Cuando Sandro era un nio, los adultos la hacan funcionar como el hombre del

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    saco. Aadindole si cabe ms terror a los temores infantiles, porque no haca falta que cayera la noche para poder verla. Cada medio da, la mujer, se sentaba en el parque a esperar. Nadie saba qu, nadie se atreva a molestarla en su amargo trance, al igual que nadie recordaba a qu guerra se refera la historia, ni cuantos aos haban pasado desde la primera vez que se sent. Decidi ser amable, con aquella pobre anciana acostumbrada a la incomprensin de semejante entorno hostil. En el fondo, su capacidad de soportar le pareca conmovedora. Las mugrientas cosquillas trazaron los caminos de sus lneas. Entretanto, su

    ojo derecho no paro de retorcerse entre espasmos lagrimosos, enloquecido frente al enfoque perfecto del falso y cristalino izquierdo.

    -Tu amor, como el mo-, le dijo repentinamente-, jams gozara de los besos. Maana a las doce t sers quien este en mi sitio. El amor ms puro, el mayor castigo. La ms grande penitencia te ha sido concedida. Solo la pureza arrancada sin compasin de otro enamorado, podr salvarte de tu destino, obsequindote la muerte. Si an tuviera corazn, te dara las gracias por tu gesto. Mi tiempo ha llegado a su fin.

    l, se solt con rapidez de la vieja chalada. Ech a correr deshidratado por el miedo, a la vez que decida encerrarse en el coche. Enfadado, llam a Sandro para preguntarle dnde estaba la puetera pensin, con suerte tendra el telfono todava conectado. Son. Son hasta agotar los tonos, pero no descolgaron. Convencido de que le devolvera la llamada al instante, el sueo y las emociones, pudieron con l y con su mentalidad cosmopolita, atnita ante el resultado de la crueldad de la incomprensin humana.

    El chirriante sonido de la llamada, le arranc del nivel. Sus trajes nuevos tean sus inmaculados colores con gigantes tinteros negros, dejando al aire ros de sangre que fluan de sus vacos huecos, sin perchas, sin personas. Solo dos lutos, dos anillos prohibitivos y

    Fotografa por Fernando Brasil

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    relucientes, los que ambos prometieron no poder comprar, y una sensacin de vaco en el pecho. Sandro yaca en el suelo, irradiando, la pureza de su desnudez inerte, el punto exacto en el que le haban disparado. A su lado, una cajita perfectamente empaquetada con el logotipo de esa primera joyera que visitaron juntos y un par de billetes de avin nuevos. Respir aliviado antes de coger el telfono. Era l, su Sandro, su futuro marido, solo haba sido una pesadilla. Se haba quedado dormido.

    Una voz seca, nacida del otro lado, petrific su gesto, congelando su mirada, deshaciendo la expresin de felicidad plena de aquellos ltimos aos, noqueando su mente, incapacitndola para mandar sobre el resto del cuerpo. Pasaron las horas, en la misma postura. Los llantos presurosos de los vecinos comenzaban a arrastrarse, junto con la tristeza del amanecer, por su lado, al conocer el pueblo la noticia. La ventana abierta de una de las casas que rodeaban la plaza, dejaba escapar los alaridos incontenibles de un anciano matrimonio junto al nombre de su amado. l, se sinti invisible, para todos aquellos desconocidos, para el resto del mundo, desahuciado de lo que por ley hubiera sido el resto de sus vidas.

    Marcaban las doce del medioda en el reloj de la iglesia, los esculidos sauces derramaban sus ramas indicando con el lento y pesado movimiento

    de las hojas, el nico camino. El termmetro marcaba 42 grados a la sombra, tostando el cemento viejo sobre el que reposara su negro banco. El sonido seco de la puerta del coche estallando contra la carrocera, silenci la plaza. Por primera vez en aos, la vieja y su locura haban desaparecido. Por primera vez en aos, su banco cambiara de dueo.

    -Me siento aqu, cuando me lo piden. Cuando no, tambin. Eternamente, buscando perdn, recordando el amor. El mismo, por el que consiguieron congelarme el alma y ennegrecieron mis deseos. Ese por el que se agriet mi rostro, ese que entre lgrimas ha ido perforando los surcos de mi corazn. Yo, ya no tengo corazn. Lo cambie por una piedra, vend mi alma con tal de conseguir venganza y la consegu. Mientras llega mi hora para volver a su lado, me entretengo arrancando vida, para quienes se atrevan a pagar bien.

    Cumplir con su encargo, aunque he de advertirles de una cosa. Si el amor es puro, morir el ltimo que no haya dicho la verdad. Las mentiras piadosas no eximen del destino.

    Fotografa por Jennifer Studios

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    Entre un mar y dos continentes

    Maggui Villa

    Existir es una fuerza que se apodera del sobrevivir y que al mismo tiempo se aduea del valor necesario, para comprender que no todo lo que sucede es real, fantasa o utopa de verdades y mentiras. Indudablemente es el coraje y los deseos que le dejamos al aire y a los testimonios para que impidan que un presente borre el pasado en un futuro existencial, aunque eso no nos exime de vez en cuando temer por lluvias torrenciales.

    En situaciones adversas el ser humano demuestra que la unin y solidaridad de muchas manos, hacen la fuerza necesaria de presin para soltar las garras fantasmas que oprimen un cuerpo, un corazn.

    El ms anciano de la aldea

    le dijo una tarde, cuando le hablaba a los rboles: el destino mi nia, es una fuerza sobrenatural que acta sobre los espritus de los hombres y mujeres para guiar los pasos en su camino y as enfrentar a lo largo de sus vidas todo lo que les acontezca; es una rama llena de hojas que van viviendo, muriendo y a la que ningn rbol puede evitar

    Por azar ocurren las cosas? Causa y efecto predeterminado? Lo que acontece surge de la nada? Brotan los aconteceres de energas conocidas.

    Pas mucho tiempo para que lograra comprender esas corrientes humanas que determinaban las seales de todos los pensamientos y actos. Senta irremediablemente como la sangre le herva ante determinados

    sucesos que eran como una cadena de sulfuro para extirpar un cncer.

    No se dej convencer por algunos chismorreos vecinos y sus miedos.

    Agarr su mochila y se despidi de todas las falsas religiones, porque su destino era un plano creado por sus propios dedos y que no dara pie a nadie para que fuera alterado. A su libre albedro, con el coraje suficiente para tomar sus propias decisiones y dar iniciativa a sus planes de vida.

    Con las enseanzas de su anciano amigo y con la mano puesta en el corazn, se retir de la aldea, meditabunda y con una sonrisa en sus labios, agarr a su perro y el nico libro en lengua nativa que haba heredado.

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    Observ sus manos y senta que las ciencias ocultas no le diran nada ms de lo que las lneas reflejaban en caso de que el futuro fuera algo premonitorio.

    Estaba convencida de que ningn charlatn y filibustero la embaucara con su sarta de mentiras, porque crea en ella, en su perro y en los dos gatos que adopt en su travesa.

    Sentada, divisando las alas del avin y en un sentido menos filosfico con cara de susto simblico, traz una raya de colores en la palma de su mano derecha y se dijo que el destino era el punto que marcaba una despedida y ahora un comienzo de un arribo a una meta trazada. Sola y recordando el dialecto de sus ancestros se adentr en el aire y cerr los ojos. Un antes y un despus trinando en sus entraas para utilizar su sexto sentido a la llegada de ese lugar desconocido, pero del que el anciano amigo le haba hablado tantas veces, que pareca, ya conocerlo. Esos lugares a donde viajamos

    en un determinado momento, nos eligen por alguna razn.

    La voluntad de algunos seres de su tribu, era algo que ella admiraba con casi una devocin infinita, hasta el punto de predeterminar sus estados de conciencia y as decidir ir al lugar donde su corazn le repeta que deba conocer y enfrentarse a otro mundo real.

    La predestinacin es una doctrina espiritual que enfatiza, discierne y apela a los vnculos que conectan el principio y el desarrollo de la materia y lo que sucede con ese algo intangible que tenemos dentro y que es la energa csmica que nos mueve a ser vitales.

    Estaba segura que Balandra era un lugar mgico y especial a diferencia de otras tierras que en sueos visitaba; all su conexin con los espritus buenos era impoluta, por eso su determinacin de viajar al lugar que en su mente se presentaba ms que como una visin, una

    realidad. En su libre albedro, algunos seres de la raza humana se haban equivocado, respecto al misterio energtico que por dentro almacenan. Senta que su determinacin era contemplada por un ser superior.

    Qu es el destino? ms que un concepto que ntimamente sabemos est comprometido con esa luz que todo lo alumbra. Un ente superior conoce el destino del cosmos y ella, desde que naci saba que su ser estaba ligado a esa energa sobrenatural.

    Consciente todo el tiempo de que era un ser totalmente individual y que no deba depender de nada ni de nadie y que condicionarse o adaptarse a otras culturas sera molesto en determinados instantes; solt una lgrima, su misin deba cumplirla, por el rescate de la historia de sus antepasados, por ella. Apta para escoger lo que su ser llamaba: gran iluminacin! se meti en ese viaje sin miedos

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    siendo consecuente con todas sus decisiones. Segura estaba, de que muchas cosas de las que vera, afectaran el resultado de la larga enredadera de hojas que eran sus anhelos, sus sueos, sus pasos cada instante; nada determinara cambiar sus decisiones, porque era algo que senta y deba hacer por los suyos, su vida, sus ancestros.

    Una voz casi dulce anuncia abrocharse los cinturones y tener cuidado que el avin pronto va a despegar. Apacible, tranquila con una calma pasmosa, junt sus dedos y agradeci en su lengua el estar ya casi cerca del lugar elegido. Esa facultad de conocer hacia dnde se diriga siempre, no era raro en su aldea, todos afirmaban que poda ver su destino sin pronunciar una sola palabra. Entidad atemporal que ella senta muy bien. Bes a su perro y abraz a sus dos gatos adoptivos. Amaba profundamente la vida!

    En su aldea tuvo el apoyo

    de todos y respetaron sus creencias. En ese ahora que estaba viviendo deba tener cuidado, en una sociedad desconocida deba estar alerta y quizs a algunos tendra que dar cuenta de sus acciones y justificarlas, ya que en una visin pasajera observ cmo algunos restaban importancia a sus actos malos y eso la sobresalt, pero no la amedrant para desear llegar rpido a ese lugar. El destino lo fija cada quien en su conciencia y lo busca en su corazn para materializarlo en su cuerpo. Cada una de nuestras acciones tiene un sentido de vida y es lo que nos impulsa a ser como somos.

    Su corazn casi se paraliza cuando mir la cara del bandido asesino, asqueroso y feo, prepotente y despiadado ser, dueo de todos los horribles vicios que haba asestado golpes de gracia a toda su familia en la orilla de la quebrada y ella se salv por estar con el anciano amigo leyendo cuentos de las estrellas en la mar serena. La maldad

    es algo que idealizan los seres humanos desde el exterior y lo beben como agua hirviendo en sus entraas. Los placeres de ese ser con olor a azufre y encarnado en cuerpo humano no eran normales desde que lleg a la aldea, eran resacas de bestias dictadoras o gobernantes absurdos con panzas de hienas, envalentonados delincuentes ms sucios que, el que los mandaba con corbatas blancas.

    Sinti la paz necesaria para encarar ese rostro,

    ahora lleno de llagas supurantes, con la boca torcida, anclado en una cama

    la mir y estir su mano en una hoja que tena entre sus muslos

    y as por fin, ella pudo recobrar su terruo perdido.

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    El juego lugubre

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    Puede que quizs lo que escriba en este relato mo no sea del todo intil, pues es parte del reflejo de mis sentimientos, que ser tan completo como pueda serlo el de mis sensaciones, al mismo tiempo que encerrar en su fondo, probablemente, una gran y profunda enseanza, aunque mucho me temo que este proceso verbal de mis pensamientos tal vez pueda convertirse en una autopsia intelectual antes que en una leccin para los que me lean. Quizs el problema de mi existencia es que siempre he confundido lo que vea y lo que deseaba ver, si alguna vez lograse recomponer mi vida entera podra comprobarse que me sobran motivos para ser un hombre sin entraas, cualquiera en mi lugar sera sin duda una hiena pero yo, en cierta medida, soy un hombre realista y prefiero estar siempre en muy buenas relaciones con mi destino, porque la misin verdadera de cada uno en este mundo es encontrarse a s mismo, puedo llegar a ser poeta o loco, profeta o criminal pero eso no es asunto mo, es algo accidental, lo que importa es encontrar con armona mi propio destino, no un destino cualquiera pues esto slo

    El destino

    son medianas, intentos de evasin, de buscar refugio, de amoldarse a la masa, miedo a la propia individualidad, pues somos en realidad un proyecto de la naturaleza, un proyecto hacia lo desconocido y mi nica misin es dejar realizarse ese proyecto, sentir su bondad e identificarme con l por completo.

    En aquel horrible orfanato se encontraban los diversos y largos dormitorios que agrupaban cada uno a un nmero de entre treinta o cuarenta chiquillos hurfanos o abandonados por las cosas de la vida, los nios tenan una edad que rondaba los cuatro hasta los trece aos y su total no bajaba nunca de los ciento veinte,

    Fotografa por Gemma Garner

    Antonio Rivas

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    unos eran de Proteccin de Menores y otros del Patronato, stos los menos, los primeros eran los que el Estado tomaba bajo su proteccin por el ineludible e inapelable deber de tutela, y los segundos los recomendados o privados, cuya estancia y manutencin era patrocinada por gente piadosa de alta alcurnia de las ms relevantes esferas de Crdoba. Qu duda cabe que con aquellos huerfanitos te una un destino quebrado, a estos pequeos los recordars todos los das de tu vida y quizs haya otras dos cosas que puedas rememorar con tanta emocin, tu primer amor y el nacimiento de tus cuatro hijos, a estos infelices desamparados, que compartieron contigo durante aos el suelo y el aire de aquel abominable orfanato, habrs de recordarlos como si fueran tu familia, y es que en aquellos malos tiempos ellos eran tu nica familia.

    Mil novecientos cincuenta y cuatro, por aquellos tiempos yo pensaba que nada pasa en este mundo sin dejar huellas y tambin que el ms insignificante de nuestros actos tiene decisiva importancia para toda la vida presente y futura, por ello crea que todo lo que mi padre haba sufrido no sera en vano, sus grandes desgracias y su siempre paciente espera ablandaran sin duda el corazn de ese Dios que, sin l saberlo, anidaba en lo ms profundo de su alma, y nos lo devolvera a la vida sano y salvo, pero ciertamente mi padre haba envejecido, se haba

    vuelto taciturno, serio, rgido y apenas sonrea, era una sombra de s mismo que se acercaba sigilosamente a su ltimo destino, pues ya estaba seguro que la vida carece de finalidad y que la muerte era inevitable, por eso se mostraba indiferente a la lucha contra la naturaleza y al concepto del pecado. Luchando o no contra su enfermedad acabara por morirse y pudrirse, pero qu sera de sus hijos, sus seis pequeos harapientos, indefensos y mal nutridos pequeines, y aoraba y aoraba y aoraba, sin consuelo, sin descanso, continuamente nuestra presencia con cario, con dulzura, con melancola, mientras las lgrimas bajaban, bajaban y bajaban como cuchillos sobre sus enjutas mejillas. Pasado cierto tiempo mi madre apareci vestida de negro, yo andaba por los diez aos y saba ms o menos de estos smbolos. Aun as le pregunt mam, por qu vienes vestida de negro? - Hijo mo, es tu padre, hace algn tiempo que ha muerto. Y dnde est enterrado, podr ir a visitarlo? - No, hijo mo, porque tuvimos que enterrarlo en la fosa comn del Cementerio de Nuestra Seora de la Salud, no llores hijo, l est en el cielo y cuidar de todos nosotros. Y entonces yo descubr que ya no era propietario de un padre de verdad, tierno y amoroso, que era tambin como un hermano, una fuente de consuelo y mi mejor, mi ms querido amigo. Cuarenta y cinco aos tena cuando se fue de nuestro lado.

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    Sopa de ajoDionisio Lpez Ramos

    Jose Mara slo tiene diecisis aos cuando se queda hurfano de padre y madre en una guerra civil que va sembrando penalidades por donde pasa. No tiene a nadie, y los nicos familiares que le quedan (su primo Abel y su ta Antonia) estn a ms de sesenta kilmetros de distancia; as que abandona el pueblo donde vive y decide ir en busca de ambos. Cuando parte, lo hace con un petate con pocos enseres que l considera necesarios para el camino; cuatro das ms tarde llama a la puerta de su ta. Al abrir:

    - Ta!

    - Jose Mara!

    Al verlo compugido, Antonia abraza a su sobrino y rpidamente lo tiene sentado sirvindole una sopa de ajo recin hecha que acaba de preparar. Jose Mara come y no dice nada hasta que una pregunta rompe el momento:

    - Dnde estn mi hermana y tu padre?

    - Vinieron dos camiones de soldados recogiendo gente por las casas y se los llevaron, yo pude esconderme y por eso estoy aqu. Un silencio que se apodera de la casa es interrumpido por el muchacho

    - Ta. Es cierto lo que dicen de esos camiones? El silencio se hace ms profundo an y Antonia ro