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LOS DERECHOS DE AUTOR Y LA CONTRATACIÓN DEL SECTOR PÚBLICO LOS DERECHOS DE AUTOR Y LA CONTRATACIÓN DEL SECTOR PÚBLICO GOOGLE Y LOS DERECHOS DE AUTOR GOOGLE Y LOS DERECHOS DE AUTOR cdr Una publicación del Centro Colombiano de Derechos Reprográficos • Agosto de 2009 1

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Revista Centro de Derechos Reprograficos edicion 1 - agosto 2009

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los derechos de autor y la contratación del sector público

los derechos de autor y la contratación del sector público

GooGle y los derechos

de autor

GooGle y los derechos

de autor

cdrUna publicación del Centro Colombiano de Derechos Reprográficos • Agosto de 2009

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1editorialBienvenidos a la era digital

ISSN :: ComIté EdItorIal :: José Miguel Herrera / Albio Martínez / Nathalia Gómez dIrECCIóN y CoordINaCIóN :: José Miguel Herrera dISEño y dIagramaCIóN :: StudioVisual EU / Camilo Jaramillo R.armada gráfICa :: Nancy Cuéllar C.fotografíaS E IluStraCIoNES :: IStoCk Photo: T.mammamaart © portada / Shawn Ray Harris © pág. 15 • fotolIa : Shevs © pág. 2 / Eugeny Gripas © pág 4 / Arpad Nogy - Bagoly © pág. 6 / Joy Fera © pág. 11 /Gary Blakeley © pág. 13 / Andrés Rodríguez © pág. 14 • Archivo cDr : Pág. 8.

Los artículos de la presente Revista no comprometen la posición del Centro Colombiano de Derechos Reprográficos CDR, sencillamente buscan difundir la opinión de quienes están vinculados con la creación intelectual, la industria editorial y la difusión de la cultura de fomento del libro.

Esta Revista es distribuida de manera gratuita. Su uso en el entorno digital se puede realizar sin más restricciones que el respeto por la integridad de su contenido y del nombre del autor asociado con su artículo respectivo. El derecho de cita lo podrá realizar el usuario siempre que se indique el nombre del autor, los datos de la Revista y que tales citas no constituyan una reproducción total del artículo.

Queda prohibida su reproducción por medios impresos, al igual que su traducción, o cualquier otra transformación o comercialización sin al autorización de su titular.Ayúdenos a difundir nuestro mensaje a través de esta Revista

© Derechos reservados de autor y editor - Centro Colombiano de Derechos Reprográficos CDR – 2009

NotaS Para lINkNS :: Estos linkns están autorizados por sus titulares para la consulta de los sitios web relacionados con el derecho de autor y el fomento del libro.

NotaS Para CoNtaCto :: La información que suministre el usuario es voluntaria y salvo los datos de nombre y correo electrónico, serán confidenciales y de utilización exclusiva de CDR.

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invitado Google y los derechos de autor

entrevista Una mirada de autor

opinión Los derechos de autor y la contratación del sector público

noticiasCalle 35 No. 5A - 05

Teléfono: 805 23 82 • Telefax: 323 38 73Bogotá D.C. – Colombia

www.cdr.com.co • [email protected]

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partir de la fecha, REPRO será la publicación oficial y medio de divulgación del Centro Colombiano de Derechos Reprogáficos. REPRO aparece en un momento interesante y complejo para los derechos de Autor y Editor y la gestión colectiva de los mismos. La

protección y el recaudo de derechos, tienen en frente el reto de la consolida-ción del entorno digital como soporte para la divulgación del conocimiento, la cultura y en general las creaciones del ser humano. Obviamente el libro, no podía estar ajeno a esta situación y es por eso que autores y editores enfrentan en esta nueva sociedad global, el preservar y fortalecer el recono-cimiento y respeto de sus derechos.

La ley 98 de 1993, apareció gracias a la gran visión y esfuerzo de la Indus-tria Editorial Colombiana, como una herramienta para preservar su activi-

dad, poner la cultura al alcance de nuestra sociedad y reivindicar los derechos de los au-tores de obras impresas. Dicha norma en uno de sus artículos, abrió la posibilidad para que estos últimos obtuvieran la justa compensa-ción económica derivada del uso autorizado de sus obras por parte de terceros, básica-

mente en el ámbito de la reprografía, pero sin dejar de lado la posibilidad de defender estos derechos en los nuevos desarrollos tecnológicos.

Nuestra entidad a través de esta nueva publicación, buscará dar a conocer e informar de forma ágil y objetiva, todas las novedades de nuestra socie-dad, sus actividades, servicios y temas relacionados con la gestión colectiva a nivel nacional e internacional, el derecho de autor, entidades colegas, así como las opiniones de nuestros socios autores y editores.

Ponemos a disposición de nuestros amables lectores, la dirección de correo electrónico [email protected] para cualquier inquietud o pregunta, o para suscribirse a esta publicación.

REPRO aPaREcE En un mOmEntO intEREsantE y cOmPlEjO PaRa lOs dEREchOs dE autOR y EditOR y la

gEstión cOlEctiva dE lOs mismOs.

Bienvenidos a la era digital

Miguel Herrera

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´´ Es alarmante, que muchos autores y titulares de derechos Colombianos, al igual que en el resto del mundo,

no se hayan enterado ni siquiera de que sus obras fueron digitalizadas; y mucho menos de la existencia de este

acuerdo propuesto por Google ´´ Por: Wilson Rafael Ríos Ruiz *

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*Profesor Universitario y Abogado Especialista en Propiedad Intelectual y Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC´s) [email protected]@cable.net.co© 2009

GOOGLE Y LOS DERECHOS DE AUTORT

ras una propuesta de acuer-do logrado dentro de la causa The Author Guild Inc v.

Google Inc (Caso No. 05 CV 8136 – S.D.N.Y.), el cual deberá ser apro-bado por una Corte Federal de los Estados Unidos correspondiente al Distrito sur de New York, los autores, editores y titulares de de-rechos de autor en cualquier parte del mundo, incluido Colombia, que hayan sido publicados hasta el 05 de enero de 2009, y cuyos dere-chos hayan sido afectados por los proyectos de las bibliotecas virtua-les y digitales de Google, podrán hacerse parte dentro del Acuerdo y obtener el cobro efectivo de las regalías que les corresponden por el uso de sus obras. El texto del acuerdo puede ser consultado en: http://www.googlebooksettle-ment.com/

Internet es pluri jurisdiccional, o en muchos casos no existen com-petencias judiciales claramente establecidas; sin embargo, los autores y titulares de derechos Co-lombianos que se sientan afecta-dos, podrán hacerse parte dentro del acuerdo y lograr una compen-sación, pese a que no tengan sus obras registradas en los Estados Unidos de Norteamérica o en Co-lombia, gracias a los principios de protección automática y del trato nacional establecidos en el Con-venio de Berna sobre derechos de autor, del cual Colombia y Estados Unidos son miembros. Para ello podrán hacerlo dentro de unos plazos establecidos, pero deberán

diligenciar los correspondientes formularios y para reclamar las compensaciones en efectivo deberán hacerlo hasta el 5 de enero de 2010; o podrán manifes-tar objeciones, o su deseo de no hacerse parte dentro del acuerdo y excluirse del mismo hasta el 5 de mayo de 2009 (La Juez de la cau-sa, Denny Chin ha extendido esta fecha hasta el 04 de septiembre de 2009, pues muchos autores en todo el mundo no se han enterado de que sus obras fueron digitaliza-das y mucho menos del acuerdo). Se podrá de igual forma solicitar a Google que no digitalice sus obras; o en caso de que hayan sido digitalizados tendrían hasta el 5 de abril de 2011 para solicitar que sean retirados de la base de datos de los proyectos de Google.

Como lo hemos mencionado, el acuerdo propuesto por Google deberá en todo caso ser aprobado por la Juez de la causa; y dentro del procedimiento a seguir, se ha-bía establecido que la fecha para realizar la audiencia en equidad definitiva sería el 11 de junio de 2009, fecha que fue postergada, quedando aplazada entonces para el 07 de octubre de 2009.

Google dispondrá de algo más de 125 millones de dólares para com-pensar a los autores, editores y titulares de derechos, reconocien-do sus derechos, y permitiéndoles recibir una compensación, propor-cionándoles además medios efec-tivos para que puedan controlar

el uso de sus obras en el entorno digital. Para ello se destinaran 34, 5 millones de dólares para crear una base de datos con el regis-tro de todos los derechos sobre las obras utilizadas (Book Rights Registry). Este registro será admi-nistrado por los autores, titulares y editores. Como mínimo Google destinará y pagará 45 millones de dólares como compensación por los derechos utilizados, pagando en efectivo por ejemplo no menos de 60 dólares por la utilización de una obra principal, 15 dólares por suplementos o adendas totales y 5 dólares por suplementos o aden-das parciales.

El autor podrá solicitar a Google que no digitalice sus obras, o en caso de que hayan sido digitalizados, solicitar que sean retirados de la base de datos de sus proyectos.

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Como se recordará, estos proyec-tos de Google (Biblioteca elec-trónica y Virtual de Google) han sido duramente cuestionado tras una serie de requerimientos y las acciones legales colectivas inicia-das y presentadas ante la Corte Federal en Manhattan en sep-tiembre de 2005 por los autores Norteamericanos a través de The Autor Guild, una asociación que data de 1912 y que representa en la actualidad a más de 8.000 escritores; y que fue secundada por la Asociación Americana de Editores, AAP por su sigla en Ingles; en representación de cinco de las más grandes editoriales Norteamericanas.

Las asociaciones mencionadas, a través de una medida cautelar ´´Preliminary Injuction´´ buscaron amparar los derechos de las obras protegidas con Copyright, o en nuestro medio protegidas por las normas sobre Derecho de Autor. El punto central de la contro-versia es determinar si el cambio de soporte pasando del formato impreso al formato electrónico esta permitido o si por el contrario se configura una infracción a los derechos involucrados. (Space Shifting)

Así mismo, vale decir que en sep-tiembre del año 2006 en Europa Google sufrió un duro revés tras la decisión de un Juez de primera instancia de Bélgica que ordenó

retirar de su servicio de noticias (Google News), los contenidos (artí-culos, fotografías y gráficos) de los periódicos “Le Soir y Grenzecho”, representados por Copypresse la asociación que los aglutina a los diarios Belgas de habla Francesa y Alemana. Esta decisión se dio tras el requerimiento de los periódi-cos de que Google obtuviera una licencia de uso y extracción de sus contenidos en las versiones on line.

Es claro en materia de derecho de autor, que las distintas formas de disposición de las obras son independientes entre sí, y autorizar una no significa tener de manera expresa las demás, y que autori-zar un uso para su utilización en la versión impresa, no implica de suyo que se extienda para versión electrónica.

Un aspecto de singular importan-cia en este caso es el que tiene que ver con la independencia y autonomía de las distintas for-mas de utilización de las obras; principio éste que se encuentra establecido en el artículo 77 de la Ley 23 de 1982 y el Art. 31 de la Decisión Andina 351 de 1993 cuando dispone: ´´ Las distintas formas de utilización de las obras son independientes entre ellas; la autorización del autor para una forma de utilización no se extiende a las demás ´´.

En materia de derecho de autor, las distintas formas de disposición de las obras son independientes entre sí, y autorizar una no signi-fica tener de manera expresa las demás, y que autorizar un uso para su utilización en la versión impresa, no implica que se extienda para versión electrónica.

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Insistiendo en el punto relaciona-do con la migración o cambio de soporte de los textos impresos o escritos en medio físico tradicional a medios electrónicos, ópticos y similares (Space Shifting), son ilustrativos los pronunciamientos jurisprudenciales emitidos por las Cortes Norteamericanas en los casos (Tasini vs. The New York Times; Robertson vs. Thomson Corp.; Random House vs. Rosetta; Greemberg vs. Nacional Geogra-phic.), donde las Cortes respectivas indicaron que la autorización dada por el autor, articulista, fotógrafo y creador de contenidos para utilizar su trabajo en medio impreso, no implicaba una autorización exten-siva para utilizar tal trabajo en el medio electrónico, y obligaron a un pago adicional por tal concepto.

Este acuerdo ha sido objeto de duros cuestionamientos desde los sectores que propendemos por la defensa del derecho de autor, los autores y titulares; pues el mismo busca ´´ legalizar ´´ una situación irregular que se origino precisa-mente porque Google utilizo las obras primero, y entro a pregun-tar después; vale decir utilizo los contenidos sin haber obtenido la autorización previa y expresa de los autores o titulares. Además los pagos ofrecidos por Google no contemplan las indemnizaciones de daños y perjuicios ocasionadas con su actuar, sino que buscan, repetimos legalizar una situación

de suyo irregular, como si nada hubiera pasado. En otras palabras el acuerdo propuesto no es retro-activo, sino que busca un borrón y cuenta nueva sin tener en cuenta los hechos cumplidos.

Otro punto que nos hace reflexio-nar sobre el texto del acuerdo, es el relativo a las denominadas Orphan Works – Obras huérfanas, es decir aquellas obras protegi-das por derechos de autor, cuyos autores o titulares son descono-cidos y no han podido ser iden-tificados o ubicados; pese a que según Google el acuerdo ha sido ampliamente divulgado y difun-dido. Sobre este punto llamamos la atención, pues podríamos decir que se busca por esta vía obtener una licencia global sin mayor es-fuerzo, y sin que se configure una violación de derechos de autor por su uso y sin pagar compensación alguna a quienes puedan ser sus titulares; pues, en caso de que los autores no sean encontrados, Go-ogle podrá hacer uso sin mayores inconvenientes de esta clase de obras en virtud de lo propuesto.

Finalmente, a principios de julio del presente año, han surgido más ingredientes alrededor del acuer-do propuesto por Google, pues el Departamento de Justicia de los Estados Unidos de Norteamérica, ha iniciado investigación por una posible violación a las normas antitrust (Ley Sherman) generando

practicas anticompetitivas deri-vadas del acuerdo propuesto por Google, pues tal situación surgida de los planteamientos hechos en el acuerdo, pueden llevar a los competidores de Google, entre ellos Amazon, a quedar en una posición de desequilibrio en el mercado actual y potencial de los libros y contenidos digitales. La Federal Trade Commision se ha pronunciado advirtiendo que la comunicación remitida por el Departamento de Justicia a la Juez de la causa, es el primer paso en una posible acción por una eventual infracción a las normas antimonopolio.

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Una mirada de autor

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¿Desde cuándo te interesaste en el tema?Desde cuando estaba en la universidad. Quise hacer mi

tesis de grado sobre el derecho de autor, pero no pude, porque no ha-bía quien la dirigiera. En ese enton-ces nadie se interesaba en ello.

¿Cuándo se despertó el interés por las sociedades de gestión?Al no existir interés por el tema de los derechos de autor, menos lo había por las sociedades de ges-tión; sin embargo, conjuntamente con otros autores y compositores, entre ellos Martha Senn, impulsa-mos la creación de la Asociación de Cantantes Líricos, pero nunca la aprobaron, después insistimos con la Asociación de diagramadores, la que corrió con igual suerte. Con Éd-gar Sandino estuvimos varios años planteando el tema, pero realmen-

Una mirada de autor

Fernando iriarte martínez, nació en Ocaña, norte de santander; abogado de la universidad nacional de colombia, escritor, periodista, profesor universitario, autor de los libros de cuentos y novelas “un e-mail a la señora Bloom”, “El ojo y la culpa”, “nazim, muerto, vendido y desaparecido para siempre” y uno de ensayo acerca de la multiculturalidad: “País plural, ensayo sobre los colombianos”.

Es uno de los escritores más versados acerca del tema de los derechos de

autor en colombia. con él conversamos.

te nunca pudimos contra las dificul-tades legales que ello demandaba y contra la voluntad de los mismos autores.

¿Cómo se imaginaban una socie-dad de gestión?Una entidad muy sólida que repre-sentara los intereses de los autores. Teníamos muchas ilusiones, pensá-bamos establecer convenios con universidades para que nos ayuda-ran a salir adelante. Teníamos entu-siasmo para representar a nuestros colegas y luchar por sus reivindica-ciones.

¿Conoces CDR?Sí, he estado enterado del proceso. Me parece simpático que autores y editores hayan creado una socie-dad de gestión. En un principio se mira con recelo, porque parece difí-cil compaginar los intereses de am-bos. No me puedo imaginar, como

autor, que los editores estén luchan-do por mis intereses; sin embargo, bajo las actuales condiciones en las que se lucha por el respeto, la to-lerancia y convivencia social, puede ser factible, ¿por qué no?

¿El futuro de la sociedad de gestión que represente a los autores? Lo veo con optimismo. Es difícil lu-char por los derechos, cuando los autores no intervienen en la legis-lación que les atañe; no obstante creo aún que estos deben recibir el apoyo necesario en cuanto tie-ne que ver con el reconocimiento económico de sus obras, pero ante todo que la sociedad de gestión impulse el complemento que ellos demandan en seguridad social, en subsidios familiares, en ayudas para vivienda, en atención y pre-vención de enfermedades, y ante todo el reconocimiento social que como autores ellos demandan.

Por: Albio Martínez

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as instituciones públicas tie-nen una finalidad definida constitucionalmente, que les

permite realizar sus actividades con el objeto de garantizar los derechos fundamentales y reali-zar otras actividades tendientes al bienestar social.

Bajo este postulado, las institucio-nes públicas deben realizar activi-dades que involucran el intercam-bio de bienes y servicios existentes dentro del comercio, lo cual pone a las instituciones públicas como otro consumidor, cuyas formulas contractuales, buscan garantizar que esa adquisición de bienes por parte del Estado sea lo suficiente-mente eficiente al momento de eje-cutar tales contratos.

Ahora, dentro de esta adquisición de bienes y servicios por parte del Estado, se hace necesario la ad-quisición de bienes intelectuales o servicios relacionados con produc-

ciones protegidas por el derecho de autor y los derechos sobre inter-pretaciones o ejecuciones, produc-ciones fonográficas y emisiones de organismos de radiodifusión.

Sin embargo, a pesar de la gran importancia que para el Estado re-presenta la adquisición de bienes intelectuales y servicios relaciona-dos con estas producciones, la fal-ta de una coherente interpretación de las normas sobre contratación estatal y posibles vacíos sobre nor-mas contractuales, representa un alto riesgo para los fines persegui-dos por el Estado y el desarrollo de la creatividad.

No obstante, el actual Estatuto de Contratación Estatal, Ley 80 de 1993, bajo una interpretación apropiada, facilita que las Entidades Públicas, celebren contratos estatales regu-lados por el derecho de autor.

Así las cosas, el Estatuto Contrata-ción Estatal permite que los con-tratos que celebren las entidades públicas, se desarrollen por dispo-siciones comerciales y civiles, salvo en las materias particularmente reguladas por el mismo Estatuto, lo cual permite concluir que los con-tratos tipificados en la Ley 23 de 1982, son completamente válidos para ser celebrados dentro de la contratación estatal.

Lamentablemente, existe un temor generalizado por la interpretación del Estatuto de Contratación Estatal, dadas todas las reglamentaciones existentes y la misma mecánica de los procedimientos establecidos, que no permite que el funcionario revise previamente tales contratos tipificados en la Ley 23 de 1982, como por ejemplo, el contrato de obra por encargo o el contrato de edición.

una reflexión sobre la contratación estatal y el derecho de autor.Por Juan Carlos Serna Rojas

Los Derechos de Auto® y la contratación del Sector Público

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La anterior situación, se torna mu-cho más compleja cuando se trata de contratos atípicos sobre derecho de autor, como sucede con contra-tos informáticos, donde el objeto contractual consiste en un progra-ma de computador o una base de datos.

Bajo estos términos, una opción sería que se legisle sobre contra-tación estatal relacionada con el derecho de autor, para cubrir tales vacíos legales, que por lo general, impiden una correcta contratación en temas de derecho de autor, sin embargo, se requiere una verdade-ra iniciativa política para reformar el Estatuto de Contratación Estatal, situación que es difícil, dadas las condiciones actuales. Así mismo, los grandes debates sobre estos temas, requieren ciertos conoci-mientos técnicos y jurídicos que por lo general, en el debate legislativo, dada su naturaleza política y en es-pecial cuando se requiere acuerdos

políticos necesarios para que un proyecto de ley finalice como ley de la República, no permite un análisis serio sobre la situación concreta de la contratación estatal y el derecho de autor.

Pero si es necesario señalar, que si se trata de una iniciativa sobre temas de derecho de autor, tal vez, la discusión pueda ser facilitada por su unidad de materia y porque no se trata de un estatuto donde su grado de compromiso con la efi-ciencia del Estado, resulta mucho mayor que el tema del derecho de autor.

Por lo anterior, con gran considera-ción es hora de tener presente que nuestra Ley 23 de 1982, a pesar que es una legislación sólida en mate-ria de derecho de autor, hoy pare-ce que no responde a la realidad y las necesidades desarrolladas en los últimos años sobre derecho de autor.

El actual Estatuto de Contratación Estatal, Ley 80 de 1993, bajo una interpretación apropiada, facilita que las Entidades Públicas, celebren contratos estatales regulados por el derecho de autor.

Los Derechos de Auto® y la contratación del Sector Público

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Bajo este contexto, de igual forma, un creador de una obra técnica o científica que quiera contratar con el Estado una forma digital de su obra, no lo puede realizar porque no existe un contrato típico sobre el particular y seguramente las normas sobre contrato de edición tradicional no son suficientes para tal fin.

Es posible, que para el Estado bajo las cláusulas excepcionales, la in-terpretación unilateral del contrato o la misma caducidad aseguren el cumplimiento del contrato en tér-minos de eficacia y eficiencia. Pero requiere de herramientas que per-mitan una interpretación coherente con el servicio contratado, gene-rando seguridad para el contratan-te como el contratista.

Por otro lado, es importante recor-dar que las normas sobre derecho de autor son antropocéntricas, y que si un equilibrio contractual no satisface al autor que crea una obra literaria, científica o técnica, la finalidad de la normas sobre dere-cho de autor estarían perdiendo su rumbo y su justificación.

Lo anterior, se presenta bastante en la contratación estatal cuando en la gran mayoría, al contratante le parece pertinente realizar sola-mente contratos de prestación de servicios con cláusulas de cesión de derechos patrimoniales de au-tor, sin considerar otras formas contractuales, que pueden mante-ner mejor un equilibrio contractual.

Así mismo, también el Estado con una contratación desproporciona-da no puede tener un certificado de calidad legal, respecto al cum-plimiento de la ley sobre derecho de autor y mucho menos, ser el abanderado de la protección del derecho de autor.

En este sentido, la garantía del cumplimiento del derecho de autor en materia de contratación estatal,

no puede ser mirada sin mayores reparos, pues se requiere desde una verdadera iniciativa legislativa hasta un criterio de principios que orienten tal contratación al cum-plimiento de la finalidad del Estado, sin sacrificar a los creadores de las obras protegidas por el derecho de autor.

El Estatuto de Contratación Estatal permite que la disposición de los derechos patrimoniales de autor, pueda generar, bajo el criterio de la

autonomía de la voluntad, un contrato estatal.

A la anterior conclusión, puede lle-gar un programador o ingeniero de sistemas, que de pronto desarrolle un programa de computador bajo una licencia abierta o bajo “soft-ware libre”, que quiera ofrecer su creación al Estado y que posible-mente su contratación, pueda estar obstaculizada, porque no existe un contrato típico sobre el particular.

Sobre este aspecto, es importante aclarar, que el Estatuto de Contra-tación Estatal, define los contrato estatales como todos los actos jurídicos generadores de obliga-ciones que celebren las entidades públicas, previstos en el derecho privado o en disposiciones espe-ciales, o derivados del ejercicio de la autonomía de la voluntad, con lo cual, permite que la disposición de los derechos patrimoniales de au-

tor, pueda generar, bajo el criterio de la autonomía de la voluntad, un contrato estatal.

Lo anterior a simple vista parece fá-cil, sin embargo, para quien tiene la gran responsabilidad de realizar los contratos para el Estado en la práctica resulta ser complejo, en la medida que los principios en nues-tra Ley 23 de 1982, sobre contratos en nuevas tecnologías no existen.

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Por otro lado, el mundo digital re-quiere de nuevas formas de con-tratación que implica la existencia de una seguridad para los auto-res y editores de obras literarias, científicas y técnicas, sin embargo, tampoco existen principios o reglas que permitan una seguridad sobre el tema.

La anterior afirmación, cobra sen-tido cuando en la actualidad so-lamente se desarrollan contrata-ciones en materia digital de forma individuales, sin conocer las expe-riencias a nivel internacional de las relaciones de los autores de obras literarias, los proveedores de servi-cios en Internet y las empresas de-dicadas al tema de los servicios de la información.

Tal situación, es completamente ajena en la actualidad a la contra-tación estatal, pues el derecho de autor se considera por traición que solamente perteneciente a la esfe-ra privada, lo cual, en principio es cierto dada su naturaleza cercana a la propiedad privada, pero esto no quiere decir que su formas de explotación estén necesariamente en la esfera privada.

Así las cosas, reitero que la iniciati-va legislativa sobre el asunto con-tractual, debe ser bajo las normas del derecho de autor que le brinden seguridad jurídica a los contratos privados y que servirán de normas interpretativas para los contratos de carácter público.

Por supuesto que no se trata de legislar sobre la totalidad de las formas contractuales, esto obs-taculizaría fuertemente la contra-tación en todos los ámbitos, pero vuelvo y reitero la gran importancia de establecer principios y reglas en nuestra legislación que puedan es-tar bajo la forma de normas tipo o normas supletorias que cubran los vacíos contractuales.

Tal vez estas líneas sean a penas un reflejo de un problema mucho mayor en el tema contractual, pero lo cierto es que hasta la fecha no se encuentran respuestas legales a muchas inquietudes en materia de derecho de autor y especial-mente en la contractual, donde el Estado si tiene un gran interés por su situación privilegiada en mate-ria contractual y los creadores una mayor posibilidad de poder obte-ner los beneficios por las distintas utilizaciones de su obra, bajo térmi-nos equitativos.

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cadRa FiRmó acuERdO cOn la univERsidad dE BuEnOs aiREscadRa, nuestra entidad colega de Argentina, ha firmado reciente-mente un acuerdo de licencia con la Universidad de Buenos Aires, para la reproducción parcial de obras escritas protegidas por dere-cho de autor, tales como libros, revistas y otras publicaciones pe-riódicas que se utilizan tanto en pre-grado como en post-grado. La Universidad de Buenos Aires cuenta con más de 300.000 alumnos matriculados en todas sus áreas y este acuerdo resulta un avance muy importante para contrarrestar la reprografía ilegal y promover la protección del derecho de autor en centros universitarios de ese país.

cOnFEREncia dEl sEcREtaRiO gEnERal dE la unión intERnaciOnal dE EditOREsEl pasado 8 de julio, en asocio con la Cámara Colombiana del Li-bro, nuestra entidad organizó una conferencia a cargo del señor Jens Bammel, secretario general de la UIE, con el fin de dar a co-nocer desde el punto de vista de la Industria Editorial a nivel inter-nacional, sus opiniones sobre el acuerdo google que actualmente se ventila en una corte de la ciudad de Nueva York.

25 aÑOs dE iFRRODurante el mes de mayo se han cumplido 25 años de la reunión de un pequeño grupo de representantes de autores y editores que en ese entonces se hicieron llamar “Forum of Reproduction Rights Or-ganizations”, organización que dio lugar a la existencia de iFRRO, entidad que agrupa a las sociedades de derechos reprográficos de todo el mundo. El cdR, hace parte de dicha federación como miembro de pleno derecho, viendose beneficiado permanentemen-te de su apoyo técnico y financiero.

manual dE BuEnas PRÁcticas cOntaBlEsMediante la Resolución No 152 del 22 de mayo del presente año, la Dirección Nacional de Derecho de Autor, entidad adscrita al Mi-nisterio de Interior y Justicia, ha expedido el “manual de Buenas Prácticas contables para las sociedades de gestión colectiva de derechos de autor o derechos conexos”, que busca homologar y reglamentar los procedimientos contables de sociedades como la nuestra.

ADRA

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Calle 35 No. 5A - 05Teléfono: 805 23 82Telefax: 323 38 73

Bogotá D.C. – [email protected]

ExistE una Entidad quE vEla por

sus dErEchos dE autor

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