revista teologia incotep setiembre octubre

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1 MISCELANEA TEOLOGICA REVISTA TRIMESTRAL DEL INCOTEP: SAN JOSE, COSTA RICA — No. 2 SETIEMBRE—OCTUBRE 2015 CONTENIDOS Editorial: Pbro. Mauricio Víquez Lizano Arculos -Iglesia costarricense convoca a feligreses en- torno a encíclica Laudato Sí. Gabriela Masís. Pe- riodista. Pág. 2 -Laudato Si y las responsabilidades de todos los de la casa. Pbro. Mauricio Víquez Lizano. Pág 3 -La Encíclica del papa Francisco y El Ambienta- lismo. Alexander Bonilla. Pag. 4 -Carta encíclica Laudato Si en el contexto de la Doctrina Social de la Iglesia Fr. Erick Marín Car- ballo, Ofm Conv. Pag. 6 -Aspectos sociales presentes en la Carta Encí- clica Laudato Si. Pbro. Juan Gabriel Alfaro Moli- na. Capellán UCR.pag. 10 Recensiones……... Eventos y avisos Incotep…... Créditos Director y coordinador general: Pbro. Mauricio Víquez Lizano Coordinación de edición: Lic. Omar Ulate Equipo Colaborador: Sr. Emmanuel Barrantes Autores de arculos de este número. Editorial P. Mauricio Víquez Lizano.

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Page 1: Revista Teologia Incotep Setiembre Octubre

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MISCELANEA

TEOLOGICA

REVISTA TRIMESTRAL DEL INCOTEP: SAN JOSE, COSTA RICA — No. 2 SETIEMBRE—OCTUBRE 2015

CONTENIDOS

Editorial: Pbro. Mauricio Víquez Lizano

Artículos

-Iglesia costarricense convoca a feligreses en-

torno a encíclica Laudato Sí. Gabriela Masís. Pe-

riodista. Pág. 2

-Laudato Si y las responsabilidades de todos los

de la casa. Pbro. Mauricio Víquez Lizano. Pág 3

-La Encíclica del papa Francisco y El Ambienta-

lismo. Alexander Bonilla. Pag. 4

-Carta encíclica Laudato Si en el contexto de la Doctrina Social de la Iglesia Fr. Erick Marín Car-ballo, Ofm Conv. Pag. 6 -Aspectos sociales presentes en la Carta Encí-

clica Laudato Si. Pbro. Juan Gabriel Alfaro Moli-

na. Capellán UCR.pag. 10

Recensiones……...

Eventos y avisos Incotep…...

Créditos

Director y coordinador general:

Pbro. Mauricio Víquez Lizano

Coordinación de edición: Lic. Omar Ulate

Equipo Colaborador: Sr. Emmanuel Barrantes

Autores de artículos de este número.

Editorial

P. Mauricio Víquez Lizano.

Page 2: Revista Teologia Incotep Setiembre Octubre

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Iglesia costarricense convoca a feligreses

entorno a encíclica Laudato Si

Gabriela Masís. Periodista

La encíclica papal “Laudato Si” convocó a decenas de costarricenses el pasado 9 de ju-

lio en la Iglesia nuestra Señora de la Soledad, en San José, en donde el clero junto con

especialistas en el tema ambiental reflexionaron sobre el llamado que ha hecho el Pa-

pa Francisco en el tema ambiental.

El conversatorio en el que participaron Fray Erick Marín O.F.M Conventual, el presbíte-

ro Juan Gabriel Alfaro, el máster Alexander Bonilla, y el máster Ramón González fue

marco para abrir espacios a los asistentes para reflexionar y preguntar sobre la encícli-

ca papal.

La iniciativa fue introducida por el presbítero Carlos Humberto, cura párraco de nues-

tra Señora de la Soledad quien presentó el video Laudato Si

Desde distintas perspectivas y visiones como la teológica, la universitaria, los exposito-

res plantearon la importancia de darle vida y permanencia a la propuesta del Papa

Francisco en la que el Papa reclama una revolución valiente para salvar al planeta y un

camino a la conversión en el tema ecológico.

“Proteger la casa común”, -un concepto destacado en la carta papal-, fue reiterado por

los expositores en sus reflexiones, quienes coincidieron en la necesidad de hacerlo de

una manera integral en donde cada uno de los seres vivos que la habitan tenga el va-

lor merecido, contemplando siempre una perspectiva integral.

Destacaron también la importancia visualizar la lucha ambiental de forma constructi-

va, pluralista, y solidaria, siempre pensando en los más necesitados.

La jerarquía eclesiástica ha querido con este conversatorio tomar en cuenta a otros

actores como los ambientalistas, políticos, universitarios, empresarios quienes tam-

bién están llamados a debatir y consolidar la primera encíclica ambiental.

Como bien dice Laudato Si, la protección de la casa común “incluye la preocupación

de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e inte-

gral”.

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Laudato Si y las responsabilidades de todos los de la casa.

Por Pbro. Doctor Mauricio Víquez Lizano

Con fecha del día último de Pentecostés, ha aparecido el 18

de junio la encíclica Laudato Si.

El panorama de deterioro del medio ambiente es tan grave

que, en la primera parte del texto, donde además hace ver

que retoma un tema que ha preocupado a muchos pontífices,

la descripción de la situación resulta angustiante.

Ciertamente es un texto que aborda una cuestión con res-

pecto a la cual se juega el futuro el ser humano. El Papa

Francisco en consciente de ello y por eso es claro y directo al

abordar el panorama y al sugerir salidas que deben asumirse

y llevarse a la praxis mediante el diálogo global y un compro-

miso real de los estados en medio de la presente cultura del

descarte.

Y, aunque el tema del medio es su centro, poco a poco el Pa-

pa deja claro otro aspecto de su escrito que es esencial: hay que luchar por una correcta

ecología humana que no llegue al extremo de una antropocentrismo exagerado. La ruta

para superar la presente crisis antropológica no es, curiosamente, exagerar e irse en la di-

rección de algunos ecologismos extremistas.

En Laudato Si se deja ver que el ser humano debe cambiar muchas de las cosas que hace

normalmente hoy. Por otra parte, se impone una alianza entre lo político, económico y so-

cial y ello a nivel global. Una cosa y la otra resultan pasos esenciales si se desea ir a los

hechos y quedarse en buenas intenciones.

Es obvio que Francisco no se queda con la gana en el texto de hacer ver uno de los temas

que le resultan mas sensibles: el panorama que muestra el mundo presente de desigual-

dad y de mala distribución de la riqueza. Igualmente otro que aborda a menudo: la ciudad y

su realidad inhumana para tantos y tantos.

En fin, un texto para meditar. Un texto para tomar decisiones. Un texto para que los esta-

dos asuman retos y el mundo entero se dé mas por enterado del peligroso momento que

vive. Una y otra vez se dice algo que es terrible: nunca el ser humano ha dañado tanto su

casa como en los dos últimos siglos.

Al terminar, recuerda cómo las Escrituras y la tradición teológica dan fundamento cierto a

la opción por el cuido de la casa de todos y, de la mano de Francisco de Asís y la Reina

del Universo, sin dejar de referirse al pensamiento de Teilhard de Chardin, se da a la tarea

de invitar a una alianza mundial para proteger un entorno que es el lugar desde el cual se

desarrolla la noosfera que debe tender hacia aquel que es el punto Omega.

Ojalá que leyendo y meditando, Laudato Si se convierta para todos en carta de ruta para

salvar la casa que nos cobija y que es única e insustituible.

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La Encíclica del papa Francisco y El Ambientalismo

Por. Alexander Bonilla D.

Cuando uno como ambientalista lee con detenimiento esta encíclica del papa Francisco, es

como si estuviera viendo una película sobre los temas que por muchos años hemos estado

hablando y escribiendo. Hoy su voz, es un aliento para continuar en la lucha porque desde

lo más alto de la cúpula eclesiástica retumba en todos los rincones del mundo y ha llegado a

todos los actores ambientales: ambientalistas, políticos, empresarios, ricos, pobres, gober-

nantes, pueblo en general. Y por supuesto ha golpeado y dolido a los del cartel del carbono,

los productores de petróleo y afines, que intentaran denigrar y cuestionar esta encíclica.

En consecuencia, estimo que una Iglesia equilibrada, equitativa, justa, y sin extremismos,

siempre pensando en los más necesitados, es y será siempre una gran aliada con el movi-

miento ambiental.

Es responsabilidad de la Iglesia

“escuchar y promover el debate ho-

nesto entre los científicos, respetan-

do la diversidad de opiniones

(Laudato sí, 61) “y tomar en cuenta

otros actores ambientales como los

ambientalistas, los empresarios, el

gobierno, los ciudadanos, para evitar

esta agonía que vive el planeta,

pues como lo había indicado

Juan Pablo II “la cuestión ecológica

es responsabilidad de todos”.

Por eso, cuando en 1980-81, invite a

la Conferencia Episcopal, por inter-

medio del Padre Armando Alfaro, a

que dieran un mensaje sobre los Recursos Naturales, fue ACOGIDO y de esa manera pre-

paramos la CARTA PASTORAL SOBRE LOS RECURSOS NATURALES, que reflejaba la

situación ambiental de esa época. Fue de gran ayuda y trascendencia para el movimiento

ambiental de entonces. Su difusión en todas las parroquias y pulpitos del país le dio un im-

pulso a la lucha ambiental que se propugnaba. Incluso, en esos años, el Eco Católico, se

convirtió en un vocero de nuestras predicas ambientales (quisieramos rescatar estos espa-

cios ecológicos en el Eco católico).

Desgraciadamente, en años posteriores, vino un oscurantismo y silencio ambiental en la

Iglesia Católica costarricense, a pesar del los mensajes del Papa Juan Pablo II en el UM-

BRAL DE LA ESPERANZA.

Yo estoy muy preocupado por el rumbo del ambientalismo hoy, se ha radicalizado, se ha

ideolizado, polarizado. Y esto lo que hace es contribuir a acelerar el proceso de destrucción

ambiental, pues lo que se suceda a la OBRA DEL CREADOR, afectara a todos sin distin-

ción. No debemos perder el rumbo. Por eso, esta encíclica llega en un momento crucial, pa-

ra orientar el rumbo ambiental.

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El deterioro ambiental que vivimos es consecuencia de un proceso de desarrollo que no toma

en cuenta el equilibrio entre lo ambiental con lo económico y lo social.

Por ello es importante impulsar la educación y la capacitación a todos los niveles sociales,

económicos y políticos, para comprender y aplicar estas disyuntivas.

La población en forma individual y colectiva debe contribuir en minimizar los impactos am-

bientales y en encontrar soluciones a los problemas que a diario se viven. COMO PARTE DE

ESTA COLABORACION Sería importante constituir grupos de análisis ambiental en cada co-

munidad del País para que conozcan las cosas buenas y malas de lo que sucede en su lugar.

El desastre ecológico no es inevitable. Está en nuestras manos impedirlo….con el apoyo del

Gobierno, empresas de todo tipo, y de los instrumentos legales y administrativos que tenga-

mos. Pero si seguimos la ruta de no hacer nada…entonces si vamos directos al desastre…y

a dañar irreversiblemente importantes ecosistemas.

Hoy más que nunca debemos tener una nueva y mejor actitud ante el crecimiento de nuestra

sociedad de consumo. Debemos modificar los modelos de desarrollo imperantes y hacerlos

más solidarios con el ambiente, incluyendo esta solidaridad ambiental a favor del ser humano.

El ambiente no debe considerarse un elemento separado y diferente del crecimiento o desa-

rrollo.

Somos conscientes de que el crecimiento nos ha dado grandes beneficios; pero también nos

ha ocasionado gran deterioro ambiental. Ha llegado el momento de buscar el equilibrio, para

no dilapidar nuestro capital natural.

Por lo tanto, considero que la conservación ambiental debe convertirse en una forma de vida,

donde el interés debe estar a favor del ser humano, sin olvidarse de sus hermanos animales,

plantas, agua, aire y otros elementos, como decía San Francisco de Asís.. Hoy día la protec-

ción ambiental es un requisito para el desarrollo…esto ya es reconocido internacionalmente.

Por lo tanto debe darse mayor interrelación entre la economía y la ecología. Hay que armoni-

zar los conocimientos tradicionales de nuestros ancestros, la cultura local, y los sistemas de

valores de nuestra idiosincracia, para lograr el equilibrio nacional deseado.

La tecnología nos puede ayudar a salir del subdesarrollo y a enfrentar los problemas ambien-

tales .Pero no podemos permitir que tecnología contaminante nos invada en esta era de glo-

balización y aperturas comerciales. Debemos ser selectivos en la transferencia de tecnología.

Nuestro crecimiento debe ser sustentable. Si tenemos que aprovechar recursos naturales de

nuestro suelo, hay que hacerlo con criterios ambientales, sin despilfarro, fomentando el ma-

nejo ambiental y pensando en los mejores intereses del país y nuestros habitantes.

El desarrollo actual y futuro del país debe hacerse pensando en los niños y los que aún no

han nacido, porque el futuro es de ellos, pero la responsabilidad es nuestra.

Basados en esta encíclica, el mundo ambiental puede orientar el rumbo y promover el dialo-go, y el equilibrio entre los actores responsables del deterioro ambiental.

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Invito a la Iglesia católica a promoverlo y a crear en su seno una COMISION AMBIENTAL espe-

cial que le de impulso a este proceso e implementar este tan necesario dialogo. Una de sus pri-

meras acciones podría ser difundir y publicar esta encíclica ambiental del Papa Francisco, para

que retumbe en todos los rincones de Costa Rica (esto se puede hacer con apoyo de Universida-

des y del movimiento ambiental).

Asimismo considero que hoy la CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA, debe dictar una

nueva carta pastoral ambiental, basada en el LAUDATO SI, pero adoptada a las circunstancias y

realidades socio ambiental actual de nuestro país.

El ambiente, el País, la Iglesia católica, las actuales y futuras generaciones, tienen derecho a la

esperanza. ésta encíclica, es como nuestra esperanza verde, que deberíamos convertir en nues-

tra constitución ambiental, que guie nuestros pasos presentes y futuros.

Quien ama la naturaleza ama a Dios, su gran creador, porque amar a Dios es amar a la naturale-za. adoptemos una nueva espiritualidad ecológica hermanos todos, para no convertirnos en un “deposito de porquería” (papa francisco, Laudato) y no continuar siendo indiferentes ante la ago-nía de nuestra madre tierra.

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Carta encíclica Laudato Si en el contexto de la Doctrina Social de la Iglesia Fr. Erick Marín Carballo, Ofm Conv “Al atardecer uds dicen: Habrá buen tiempo, pues el cielo está rojo y encendido. Y por la mañana: con este cielo rojo obscuro, hoy habrá tormenta. Uds pues, cono-cen e interpretan los aspectos del cielo, ¿Y no tienen capacidad para las señales de los tiempos” Mt. 16, 2-4. Desde este cuestionamiento la Iglesia ha querido iluminar realidades terrenas que se presentan como signos de los tiempos, en ellas se mani-fiesta la voluntad de Dios y Dios mismo. La Iglesia comprende que ante los signos de los tiempos no cabe indiferencia y se manifiestan en diversos ámbitos: campo de la ética, relaciones entres los pueblos, el trabajo humano, la política, etc. Desde estas premisas compren-demos como el papa Francisco, en esta su más reciente encíclica ha puesto su mirada y su corazón en un te-ma fundamental, signo de los tiempos por excelencia: la cuestión ecológica. ¿Y cómo lo hace? Con un profundo sentido de humildad: “Sobre muchas cuestiones concretas la Igle-sia no tiene por qué pro-poner una palabra defini-tiva y entiende que debe escuchar y promover el debate honesto entre los científi-cos, respetando la diversidad de opiniones” LS 61 Con un innegable tono profético: Cuando conecta el clamor de la Tierra con el clamor de los pobres, de los débiles, de los marginados. Al interpelar los modos de producción, de distribución y de consumo actuales. Cuando critica las estructuras políticas, económicas y empresariales que divinizan las ganancias económicas a costa de la destrucción del equilibrio ecosistémico, y dentro de éste, la afectación a los más pobres. “La cul-tura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contami-nación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una po-lítica, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resisten-cia ante el avance del paradigma tecnocrático” LS 111 Este tono profético nos conecta con la sagrada Escritura, con el mensaje de Jesús y su centralidad en el Reino que implica una inversión de los valores reinantes y no simples modificaciones: la lucha por la justicia, la dig-nidad de todos los pueblos y el cuido de la vida en todas sus manifestaciones y el reconocimiento de la pre-sencia de Dios operante en la historia. Con actitud constructiva y plural: El Papa Francisco recoge diversos aportes: desde la rigurosidad del mundo científico hasta las inquietudes de los jóvenes que nos desafían al cuidado y defensa del planeta, pasando por el aporte de diversas conferencias episcopales, la sabiduría de los pueblos autóctonos y la mística de otras religiones. Así, la encíclica se constituye en un medio para el diálogo abierto con el mundo de hoy, sus sabe-res y su riqueza. Con un tono interpelador, y una mirada hacia adentro, incluyendo a los mismos creyentes. “Lamentablemente, muchos esfuer-zos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frus-trados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitu-des que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la in-diferencia, la resignación cómoda o la confian-za ciega en las soluciones técnicas” LS 14 2. Laudato Si y la Doctrina Social de la Iglesia La cuestión ecológica ha ido entrando paulatinamente en la reflexión de la DSI, normalmente la Iglesia ha

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abordado el tema al tratar otros desafíos sociales. Desde una perspectiva amplia podemos afirmar que toda preocupación por la vida digna y la preocupación por la construcción de un proyecto hermano y solidario re-dunda en una preocupación ecológica, y dicha preocupación subyace en las aproximaciones y valoraciones presentes en el magisterio. Por ejemplo: Encontramos menciones del valor propio de las criaturas y no sólo en relación al provecho que el ser humano pueda obtener. El desarrollo del concepto de la dignidad que integra la variable ambiental desde su presencia constitutiva en el pensamiento bíblico. El desarrollo de la idea del bien común/principio de subsidiaridad en relación con el tema ambiental. La vinculación entre desequilibrio ecológico y las estructuras económicas, políticas y sociales que imperan en el mundo de hoy. La denuncia del consumismo actual y la propuesta de un estilo de vida evangélico que permita y favorezca la comunión fraterna con cada una de las criaturas. A nivel latinoamericano, la valoración de los pueblos originarios y la invitación a considerar la tierra como lu-gar de encuentro, de comunión y de vida, en consonancia con la mística indígena y su relación con el planeta. ¿Si nos vamos a la encíclica que encontramos en relación con la DSI precedente? El papa Francisco retoma los aporte de la DSI en relación con la cuestión ecológica, además desarrolla y amplia dichas reflexiones. Así, podríamos afirmar que existe fidelidad creativa en el pensamiento y en la propuesta de esta encíclica. El Papa lo explica en los siguientes términos: “Hace más de cincuenta años, cuando el mundo estaba vacilando al filo de una crisis nuclear, el santo Papa Juan XXIII escribió una encíclica (Pacem in Terris) en la cual no se conformaba con rechazar una guerra, sino que quiso transmitir una propuesta de paz” LS 3. “Ocho años después de Pacem in terris, en 1971, el beato Papa Pablo VI se refirió a la problemáti-ca ecológica, presentándola co-mo una crisis, que es « una consecuencia dramática » de la actividad descontrolada del ser humano: « Debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, [el ser humano] corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación ». LS 4 “San Juan Pablo II se ocupó de este tema con un interés cada vez mayor. En su primera encí-clica, advirtió que el ser humano pare-ce « no per-cibir otros significados de su ambiente natural, sino solamente aquellos que sirven a los fines de un uso inmediato y consumo » LS 5 Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en « los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad. LS 5 Mi predecesor Benedicto XVI renovó la in-vitación a « eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapa-ces de garantizar el respeto del medio ambien-te ».(Discurso ante el cuerpo diplomático) LS 6. « la degradación de la naturaleza está estrecha-mente unida a la cultura que modela la conviven-cia hu-mana » (Caritas in veritate, 2009) “Estos aportes de los Papas recogen la re-flexión de innumerables científicos, filósofos, teólogos y organizaciones sociales que enri-que-cieron el pensamiento de la Iglesia sobre estas cuestiones. Pero no podemos ignorar que, tam-bién fuera de la Iglesia Católica, otras Iglesias y Comunidades cristianas –como también otras religiones– han desarrollado una amplia preocu-pación y una valiosa reflexión sobre estos temas que nos preocupan a todos. Para poner sólo un ejemplo destacable, quiero recoger brevemente parte

del aporte del querido Patriarca Ecuménico Bartolomé”: « Que los seres humanos destruyan la diversidad biológica en la creación divina; que los seres humanos degraden la integridad de la tierra y contribuyan al cambio climático, desnudando la tierra de sus bosques naturales o destruyendo sus zonas húmedas; que los seres humanos contaminen las aguas, el suelo, el aire. Todos estos son pecados ». (Discurso en Santa Bárbara, 1997) LS 8 Espero que esta Carta encíclica, que se agrega al Magisterio social de la Iglesia, nos ayu-de a reconocer la grandeza, la urgencia y la

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her-mosura del desafío que se nos presenta. LS 15 Aporte de las religiones: “La mayor parte de los habitantes del plane-ta se declaran creyentes, y esto debería provocar a las religiones a entrar en un diálogo entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de res-peto y de fraterni-dad. Es imperioso también un diálogo entre la ciencias mismas” LS 201 Citando la Carta de la Tierra: “Por eso me atrevo a proponer nuevamente aquel precioso desafío: « Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo […] Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reveren-cia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida ». (Carta de la Tierra). LS 207 De esto modo, podemos afirmar que la propuesta de la Iglesia, desde esta carta encíclica, se nutre de la tradición e igual-mente se enriquece con la impronta del primer Papa latinoamericano, desde una visión integradora de las diversas reflexiones, tanto ad intra de la Iglesia como de aportes válidos de otras religiones y de la sociedad civil. De igual modo, el Papa invita a tener presente los grandes ejes transversales de la encíclica, de modo que toda reflexión considere estos ejes como clave de lectura, evitando así la desviación en la discusión o la superficialidad discursiva de una lectura fragmentada de su encíclica. En palabras del Papa: “la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la con-vicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invita-ción a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecolo-gía, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabi-lidad de la política internacional y local, la cultura del descar-te y la propuesta de un nuevo estilo de vida. Estos temas no se cierran ni abandonan, sino que son constantemente replanteados y en-riquecidos. LS 16 3. San Francisco de Asís y su carisma en la Iglesia y el mundo En espiritualidad franciscana el papa Francisco encuentra las intuiciones que iluminan su reflexión y su propuesta “No quiero desa-rrollar esta encíclica sin acudir a un modelo bello que puede motivarnos. Tomé su nombre como guía y como inspiración en el mo-

mento de mi elección como Obispo de Roma. Creo que Francisco es el ejemplo por ex-celencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad” LS 10 Francisco de Asís es aquél quien pone mirada y corazón en la creación de Dios y en los más pobres de su época: el colectivo de los leprosos, los excluidos de la sociedad bellamente considerados en la escena de Francisco y el lobo; cada una de las criaturas consti-tuye motivo para la alabanza y contemplación del Creador. En Francisco encontramos al Santo preocupado por las consecuencias de la guerra entre los pueblos y al inspirador de todo esfuerzo de restablecer la comunión con Dios, con los hermanos y con las demás criaturas. Para el Papa, el santo de Asís, Francisco, refleja en su propia vida la experiencia del místico, del peregrino y de aquel que camina por este mundo desde la simplicidad y de la austeridad, de quien sabe que su único tesoro es Dios, su gracia y su misericordia. Así Francisco vive testimonialmente lo que sus palabras anuncian. Esta es la propuesta el mundo de hoy: un estilo de vida sencillo, ale-gre y reconciliado. Esto, como contraparte a la sed de poder y poseer que profundiza la crisis ecológica y la desigualdad social. “En él (hablando de Francisco) se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los po-bres, el compro-miso con la sociedad y la paz interior”. LS 10

San Buenaventura, uno de sus hermanos decía de él que, « lleno de la mayor ternura al considerar el origen común de todas las cosas, daba a todas las cria-turas, por más despreciables que parecie-ran, el dulce nombre de hermanas » (Leyenda Mayor 8,6) LS 11. Ya no es el dominio explotador de quién se considera a sí mismo por encima de las criaturas, con poder para someterlas, negociarlas y privatizarlas, sino más bien de aquél que sintiéndose hermano establece relaciones de cuidado, y de-fensa de esa fraternidad universal, protegiendo con especial ternura a sus hermanos y hermanas más débiles.

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San Buenaventura también nos narra como Francisco de Asís pedía a quién sembraba que dejase a la orilla de la huerta franjas sin cultivar, para que a su tiempo, el verdor de las hierbas silvestres y la belleza de las flores pregonasen la hermosura del Padre de todas la cosas (2 Cel 165). Hierbas silvestres, que desde la desvincula-ción con la tierra, pasaron a ser nombradas “malas hierbas”. Hoy sabemos que la flora arvense tiene su rol de importancia en el equilibrio ecosistémico. La narración de San Buenaventura tiene dos lecturas, aquella que se reduce a un romanticismo irracional de la figura de San Francisco, o aquella que advierte en las palabras y actitudes de Francisco la denuncia proféti-ca de lo que hoy llamaríamos un modo de producción que niega el valor y la autonomía de cada criatura, que se basa en los criterios de eficiencia y maximización de las ganancias, que no considera aquello que no repor-ta ganancias inmediatas a los seres humanos. La mirada de Francisco es diferente, va más allá de la escena domesticada de un santo rodeado de pajaritos. Evidentemente, va más allá. Francisco de Asís nos invita a un proceso de reencantamiento con las criaturas, que nos permita su contem-plación más que su comercialización, hacia la creación una actitud de reverencia antes de criterios de efi-ciencia. Una vuelta a la comunión original en contraposición a la lógica instrumental; hacia los pobres, acti-tud compasiva que supere la injusticia siempre fratricida. Con Francisco de Asís emerge un paradigma nuevo, el de la poesía que brota de la contemplación, el paradig-

ma del reconocimiento de la bondad de Dios en cada representante de la comunidad cósmica, el paradigma

de la desapropiación que el Santo de Asís pide a sus frailes: desapropiarnos de todo, pues todo le pertenece a

Dios. Despierta nuevas relaciones, todos estamos inter retro relacionados. Desde su propuesta evangélica, la

tierra se nos presenta como el gran templo de Dios, sacramento, presencia y comunión. Hoy se nos reta no

sólo a la construcción de un mundo más humanizado, sino a participar en la gestación de un mundo más

“hermanizado”, fraterno, sororal. El dominio de unos sobre otros y la exclusión

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Aspectos sociales presentes en la Carta Encíclica Laudato Si

Pbro. Juan Gabriel Alfaro Molina. Capellán Universidad Católica de Costa Rica.

A modo de introducción, se enumeran los ejes que son destacados

por el papa Francisco a través de los cuales se orienta la Carta Encíclica Laudato Si. Estos son: 1.

La íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta. 2. La convicción de que en el mundo

todo está conectado. 3. La crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tec-

nología. 4. La invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso. 5. El valor

propio de cada criatura. 6. El sentido humano de la ecología. 7. La necesidad de debates sinceros y

honestos. 8. La grave responsabilidad de la política internacional y local. 9. La cultura del descarte y

la propuesta de un nuevo estilo de vida. (Cfr. LS n14).

En un lenguaje sencillo y cercano a las multitudes, característico del actual papa, ubica el cuida-

do del medio ambiente dentro de una de las pastorales más importantes en el ser y quehacer de la

Iglesia como es el área social. En efecto, lo primero que nos recuerda, como una especie de platillo

de entrada a un banquete, esque a pesar de haber diferenciaciones nacionales, culturales, políticas,

económicas, deportivas, religiosas entre todos los seres humanos, hay un fuerte vínculo insoslaya-

ble que es el pertenecer a una misma familia, que habita en una Casa en Común (LS n1 y LS n70).

Esta casa en común no es de uso exclusivo de los seres racionales, sino que también necesitan

su espacio y respeto tanto los seres vegetativos como los sensitivos, por lo que es necesario asumir

la gran visión franciscana en relación con el valor que poseen todas las creaturas (LS n1).El máxi-

mo objetivo de todos los seres ha de ser el cuidado de la casa, el procurar que ella esté en inmejo-

rables condiciones no solamente para el uso de los seres en la actualidad sino también para dicha

de los que vendrán en la posteridad. Desde lo antropológico, la iglesia siempre ha tenido “la preocu-

pación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral” (LS

n13).

A pesar de que entre los seres racionales han existido extraordinarios administradores, quienes

han multiplicado los talentos dados por el creador y dueño de todo, lamentablemente también tene-

mos pésimos administradores quienes han dejado un caos en la naturaleza. Estos en lugar de pro-

tegerla, por una mísera ambición, “destruyen los bienes naturales con fatales consecuencias para

las nuevas generaciones” (LS n2 y n4). Como ejemplo de esta ambición, propone el papa, está el

fenómeno de la industrialización, donde sus promotores comúnmente tienden a valorar más a las

máquinas que a los propios individuos, sacrifican a los seres naturales en aras de exaltar a los artifi-

ciales.

Sostiene el papa, que su predecesor, Benedicto XVI, hizo un fuerte llamado a “eliminar las cau-

sas estructurales de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento

que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente” (LS n1). No se puede sacrifi-

car la casa por el dinero, no se puede poner en riesgo el patrimonio familiar por un mal negocio, y

eso sucede cuando el precio del crecimiento económico es la destrucción del hogar. Los que enfati-

zan solamente en ciertos ámbitos de la existencia lo que hacen es descomponer el rompecabezas

de la tierra, donde son muchas las piezas las que deben encontrarse en buen estado para que el

panorama se vea hermoso.

Por ello recuerda que “el libro de la naturaleza es uno e indivisible, e incluye el ambiente, la vida,

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la sexualidad, la familia, las relaciones sociales….” (LS n6). Es por eso que la ecología y lo social

no son capítulos aparte de una novela sino que ambas se implican. Si hay un deterioro de la ecolo-

gía el efecto inmediato será el aumento de la pobreza y si hay un aumento de la pobreza habrá un

mayor deterioro ecológico. En el engranaje de las causas y los efectos son muchos los factores que

intervienen, por ejemplo en la siguiente fórmula: economía–ecología-clase-comportamiento social,

una buena economía debe conllevar a un cuidado de lo ecológico, a una mejor distribución de la

riqueza y a una sociedad más pacífica. En caso contrario se tendrá una experiencia de caos, pues

“la destrucción natural comprende a un acto egoísta” (LS n6).

Desde la perspectiva religiosa, se han considerado una serie de faltas que el hombre comete

contra sí mismo, su prójimo y Dios, pero muchas veces no se hacuantificado el daño que se comete

en contra la naturaleza. Es por ello, que el papa recuerda las palabras del Patriarca Ecuménico Bar-

tolomé, quien sostiene que cada individuo debe arrepentirse “de sus propias maneras de dañar el

planeta. Estos son pecados. Un crimen contra la naturaleza es un crimen contra Dios (LS n8). Valo-

rar la creación,la obra que Dios pone en las manos de las creaturas, es una ascesis, “significa

aprender a dar, y no simplemente renunciar. Es un modo de amar, de pasar poco a poco de lo que

yo quiero a lo que necesita el mundo de Dios” (LS n9).

Durante la Encíclica, el papa asume el pensamiento de su onomástico, san Francisco de Asís,

quien durante su vida manifestó “una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más

pobres y abandonados” (LS n10), por lo que él mismo se sentía parte de esa creación y no tenía

reparos en llamar “hermanos a todas las creaturas” (LS n11). Su actitud humilde, su renuncia a la

fortuna de su familia, su dedicación a los pobres, “no era un ascetismo meramente exterior, sino al-

go más radical: una renuncia a convertir la realidad en mero objeto de uso y de dominio” (LS n11).

En el santo de Asís, “se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la natu-

raleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”(LSn11). Su amis-

tad con las demás creaturas no es interesada, no es en espera de conseguir algo a su favor, no es

la relación de un “empresario quien ve oro en todo”(LSn 11) sino la de un hermano, que pretende

cuidar a las creaturas más débiles y a su vez aportarles de sí para su crecimiento. San Francisco

nunca vio en su convivio con lo natural una relación de amo y esclavo, sino una relación fraterna.

Aunque directamente no se atente contra la naturaleza y las creaturas, indirectamente se es

cómplice cuando se permiten los abusos y cuando se comete el pecado de omisiónen relación con

aquellos que contaminan los ríos, maltratan los animales, talan árboles. En efecto, “muchos esfuer-

zos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el re-

chazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás” (LSn 14). Es necesario,

por ende, una educación para la asertividad, para que los cristianos no tengan reparo en protestar

por aquellos que es dañino de nuestra casa común.

Desde ciertas visiones sociológicas se ha acusado a la iglesia de pasiva, de lenta, de respues-

tas ex tempore, no obstante, a pesar de que en algún momento se ha dilatado a extremo la res-

puesta de los pastores, estos nos enseñan el don de la meditación y de la sana reflexión en el tiem-

po. En efecto, la sociedad se ha subido en un tren bala, las nuevas generaciones exigen todo para

ayer, no soportan esperar, no soportan dar tiempo para madurar, quieren las cosas en un abrir y

cerrar de ojos. Esto afecta profundamente el ambiente, en cuanto “la velocidad de los cambios en

relación con el avance biológico” (LS n18). Hoy se obliga a los campos, al igual que la humanidad,

a madurar sin estar preparados para ello. Por eso se aplican una serie de agroquímicos que trae

como consecuencia una serie de enfermedades. Las cadenas de alimentos invierten en comida sin-

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tética, granjas donde se alteran los productos a gran escala para que el proceso sea ligero y las

ventas más onerosas.

Otro tema social tratado en la Encíclicaes el del reciclaje. El abuso en el gasto del papel y la for-

ma como este muchas veces va a dar a nuestros ríos y mares, hace que se dé la voz de alerta. In-

cluso dentro de la propia estructura eclesiástica no hay amistad con el ambiente en el tema del des-

perdicio de papel. En muchas oficinas parroquiales se tienen multiplicadores de copias, y muchas

veces se sacan cantidades exorbitantes de materiales sin tener presente la cantidad de personas

que asistirán a una determinada formación. Posteriormente, este material no es reutilizado sino que

sencillamente se desecha. Hoy en día es importante que las parroquias se unan al aprovechamien-

to de la tecnología, mediante el envío de material vía email para que sea trabajo por los agentes

pastorales en sus propios ordenadores (cfr LS n22).

La contaminación, la emisión de gases tóxicos, la carrera industrial y espacial, entre otros, pro-

duce el calentamiento global, quien pone en riesgo el futuro del planeta. El descontrol natural produ-

ce las inundaciones, huracanes, terremotos, lo cual conduce a un aumento de la pobreza.En el ca-

so del derretimiento de los casquetes polares, se ve afectada la gente más sencilla que vive cerca

del mar, y los pequeños pescadores. Muchas de esas personas pierden hasta las fuentes de traba-

jo, y esto conlleva a la ola de migraciones tanto nacionales como internacionales. Personas que

abandonan su cultura, su propia realidad, para lanzarse a las urbes donde esperan encontrar mejo-

res condiciones de vida, pero que muchas veces se transforma en una realidad perturbadora en

cuanto a la pérdida de originalidad de su misma vida.

Hace pocos años, en las clases de ciencias que se impartían en las escuelas, el maestro ense-

ñaba que habían recursos agotables e inagotables. En el segundo grupo ubicaba el agua, no obs-

tante la realidad es otra. El uso irracional del agua, por parte de aquellos que pretenden darse cier-

tos lujos como por ejemplo el llenar piscinas, jacuzzi, regar jardines, lavado de vehículos, producen

graves consecuencias, a corto plazo para muchas personas que se quedan sin el líquido vital diario,

y a largo plazo el peligro latente de una crisis mundial que desemboque en una guerra por la nece-

sidad del agua (cfr LS n 57). En el caso particular de Costa Rica, se recuerda una problemática

desatada con ciertos hoteles en la zona de Guanacaste, quienes dejaban a muchas comunidades

sin agua potable por regar los campos de golf. (Nación, domingo 26 de septiembre, 2004).

También en relación con la contaminación del agua, cuántos casos se conocen de empresas

que de manera indiscriminada tiran los residuos a los ríos a pesar de saber que estos son las fuen-

tes queabastecen a muchas comunidades. “Entre los pobres son frecuentes enfermedades relacio-

nadas con el agua, incluidas las causadas por microorganismos y por sustancias químicas” (LS

n29), enfermedades producidas no solamente por el ingerir el líquido contaminado, sino también por

respirar el aire contaminado. En muchas comunidades la gente debe soportar los hedores de las

granjas porcinas, avícolas, ganaderías y empresas altamente contaminantes que ni tan siquiera po-

seen el derecho de consumir alimentos en un ambiente de aseo y aire fresco.

Para frenar la contaminación, algunos “en lugar de resolver los problemas de los pobres y de

pensar en un mundo diferente, atinan sólo a proponer una reducción de la natalidad” (LS n50). Ante

ello se nota una presión por parte de los llamados países desarrollados hacia los subdesarrollados

en cuanto al condicionamiento de ciertas ayudas económicas siempre y cuando establezcan políti-

cas de control excesiva de la natalidad, de por sí a ellos les sirve que sus naciones sean más nu-

merosas que la de los más pobres. Por el tema de la fluctuación económica, y la oferta y la deman-

da, muchas empresas de alimentos prefieren botarlos antes que donarlos a comunidades hambrien-

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tas por el tema del encarecimiento del producto de frente a la escases. El papa sostiene que “se

desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen, y el alimento que se

desecha es como si se robara de la mesa del pobre” (LS n50).

Se hace necesario una economía solidaria, donde haya un aminoramiento de las macro empre-

sas y se fomente la producción de las micro empresas, para que de este modo ciertos grupos de

familias puedan llevar el sustento a sus casas. El respeto por el pobre y la naturaleza se ve refleja-

do en el siguiente texto: “Cuando coseches la tierra, no llegues hasta la última orilla de tu campo, ni

trates de aprovechar los restos de tu mies. No rebusques en la viña ni recojas los frutos caídos del

huerto. Los dejarás para el pobre y el forastero” (Lv 19,9-10) Cfr LS n 71.77. Decía “san Basilio

Magno que el Creador es también la bondad sin envidia,y Dante Alighieri hablaba del amor que

mueve el sol y las estrellas” (LS n 77).

Comúnmente el egoísmo es el que conduce no solamente a la explotación de la Naturaleza sino

también a la explotación del hermano.Por ejemplo, en ciertas promociones que realizan ciertos cen-

tros comerciales, se explota en la gente ese lado de angurria, la gente quiere tomar todo sin impor-

tar el otro, quiere llevar cosas que ni tan siquiera utilizarán solo por el afán de acumular cosas mate-

riales. “Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus

productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesa-

rios. El consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecnoeconómico” (LS n203).

“La situación actual del mundo provoca una sensación de inestabilidad e inseguridad que a su

vez favorece formas de egoísmo colectivo….Mientras más vacío está el corazón de la persona, más

necesita objetos para comprar, poseer y consumir”(LS n203).La comunión con la creación implica el

cuidado de toda la naturaleza, de todos los seres vivos, sin hacer reduccionismos a ciertos tipos de

especies. Hoy se maneja ventajosamente la conciencia de la ética animal, no obstante muchos gru-

pos y movimiento en pro de lo animal terminan en reducir su acción solamente a esta especie pero

se les olvida la especie humana. Muchas veces algunos pretenden ubicar a los animales y al hom-

bre en un mismo nivel de acción, de tal modo que se han presentado casos de personas adinera-

das que deciden dejar sus cuantiosas herencias a sus mascotas. Algunos enfatizan tanto en el

amor a los animales que terminan odiando a los hombres.

Dejamos de advertir que algunos se arrastran en una degradante miseria, sin posibilidades

reales de superación, mientras otros ni siquiera saben qué hacer con lo que poseen, ostentan vani-

dosamente una supuesta superioridad y dejan tras de sí un nivel de desperdicio que sería imposible

generalizar sin destrozar el planeta.“No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los de-

más seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocu-

pación por los seres humanos”(LS n 91).Muchos defiendenlo ambiental pero en su trato humano se

transforman en personas egoístas.

Una defensa ecológica holística es la que se preocupa por el cuidado de la creación en general,

es el que es capaz de cuidar lo vegetal, lo animal y lo humano. Quien muestra “indiferencia o cruel-

dad ante las demás criaturas de este mundo siempre terminan trasladándose de algún modo al tra-

to que damos a otros seres humanos” (LS n92). Cuando los individuos no son capaces de

“reconocer en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con

discapacidad –por poner sólo algunos ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma

naturaleza. Todo está conectado” (LS n117).

El papa, como sus antecesores, “confirma el derecho a la propiedad privada, pero no avalala

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concentración de grandes cantidades de tierras en pocas manos”(LS n94). Esto en contra de la cos-

tumbre de los terratenientes quienes muchas veces despojan a pobres campesinos para aumentar

la cantidad de propiedades a su nombre y la de su familia. Parte de la dignidad del ser humano es-

tán en la satisfacción de saber que tiene algo suyo, que sus esfuerzos no han sido en vano, que los

años de trabajo se ven gratificados en algo que puede transmitir a sus hijos. El “superdesarrollo de-

rrochador y consumista, contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria

deshumanizadora” (LS n109).

Pero no es que se pretende hacer caridad con los campesinos, con la gente humilde, es darles

lo que por derecho les corresponde, lo que es el fruto de su trabajo y esfuerzo. “Ayudar a los pobres

con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debe-

ría ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo” (LS n128). Esto contrasta con las

orientaciones que se le ha dado a lo social, la mayoría de las veces es solamente una pastoral de

dispensario económico pero no de motivación laboral y resurgimiento empresarial de las personas y

las familias. Recordemos que “en cualquier planteo sobre una ecología integral, que no excluya al

ser humano, es indispensable incorporar el valor del trabajo, tan sabiamente desarrollado por san

Juan Pablo II en su encíclica Laborem exercens” (LS n124).

Los poderosos juegan con la humildad de los pobres y desposeídos, y sobre todo de aquellos

cuya cultura es menos capitalista, en el caso de “las comunidades aborígenes son objeto de presio-

nes para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecua-

rios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura” (LS n146). Esto pro-

duce la movilidad humana, con paisajes de hermanos y hermanas de reservas indígenas que

deambulan por las urbes en búsqueda de algo para sustentarse y sustentar a sus familias, mientras

los desarrolladores de proyectos siguen embolsando sus arcas y según ellos promoviendo el bien

social. En efecto, hoy hay mucha escases de viviendas dignas, “no sólo los pobres, sino una gran

parte de la sociedad sufre serias dificultades para acceder a una vivienda propia” (LS n152).La po-

sesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y con el desarrollo de

las familias.

Finalmente el llamado que hace el papa Francisco es a tener una adecuada educación en los

temas ambientales, entre los cuales enumera el “evitar el uso de material plástico y de papel, redu-

cir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer,

tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo

entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias” (LS n211). Es aprender a

conformarse con las cosas y no tener un apetito atroz de lo material, es aprender a disfrutar lo que

se posee sin estar anhelando lo que tiene el otro.

Esta educación debe enfocarse en recobrar antiguos valores como por ejemplo el de ser agra-

decido. Ya ni tan siquiera se le da gracias a Dios por los alimentos, “ese momento de la bendición,

aunque sea muy breve, nos recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida, fortalece nuestro

sentido de gratitud por los dones de la creación, reconoce a aquellos que con su trabajo proporcio-

nan estos bienes y refuerza la solidaridad con los más necesitados”(LS n227).

Culmino esta ponencia con un extracto de la oración final que dirige el Papa francisco en la Lau-

dato Si:

Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores, para que sem-bremos hermosura y no contaminación y destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a con-

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templar admirados, a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita. Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.

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Eventos y avisos

Graduaciones al final del Año

Sábado 5 de Diciembre

APUNTATE PARA EL 2015