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este pasillo del departamento lo dejaron como escritorio. Los vitrales también se mantienen intactos desde los años 20.

En el taller de Fueguia, el laboratorio de perfumes de Julián Bedel, huele a clavo. El lugar tiene algo solemne, silencioso y casi en penumbras. Como la luz daña

los perfumes, las cortinas, alfombras y paredes son negras, y la sutil iluminación llega desde una lámpara redonda, que está sobre una mesa donde se exhiben las creaciones de Bedel; perfumes y velas que en su mayoría incorporan aromas de especies nativas de América Latina.

Aunque nació prácticamente en un taller, porque su padre es el destacado artista plástico Jacques Bedel, sólo hace dos años que Julián decidió dedicarse a crear perfumes. Trabajaba haciendo identidad de marca para distintas firmas y se empezó a interesar en la identidad aromática de un lugar o una empresa. O una persona.

–El olfato está medio olvidado en Occidente, pero es un sentido muy emocional, es poderoso

decoración

Julián Bedel vive en Palermo chico, en el edificio de Los Patos, el primero de departamentos de lujo de Buenos Aires, que proyectó su bisabuelo en los años 20. Su taller laboratorio de perfumes está a sólo una cuadra de ahí, en una construcción de ladrillos de 1910. desde Buenos aires | TexTo, andrea Wahr r. FoTograFías, José Luis rissetti

Los mundos de un

perfumista

porque trae recuerdos, y eso es muy interesante para trabajar– dice.

En el laboratorio tienen unas 750 esencias puras que se mezclan en combinaciones infinitas, porque cada fórmula incorpora por lo menos cien ingredientes. Por ejemplo, en la Humboldt domina el olor a mandarinas, la Mono de la tinta es de aroma especiado... En general, a él le gustan más los olores de maderas y flores. También puede hacer un perfume exclusivo, por encargo, después de un proceso minucioso para conocer qué reflejaría la esencia de una persona.

Este lugar fue su departamento de soltero y está en un edificio de 1910, con fachada de ladrillos, una construcción prefabricada que los ingleses llevaban en ferrocarril hasta Buenos Aires. La arquitectura fue el punto de partida para la remodelación del lugar, hecha por el propio Julián, quien dejó a la vista los ladrillos del techo y también diseñó la mesa de exhi-bición y la lámpara. Quedarse sin casa no fue problema porque encontró un departamento más grande al frente, en el elegante Edificio de los Patos –donde también vive el cantante Charly García– para instalarse con su novia, la

en el living hay un cuadro de sofía

Böhtlingk, hermana de agustina. La mesa de

centro es la noguchi y el sofá de cuero de Le

Corbusier.

Julián y agustina viven en este departamento hace un año y medio.

el reloj que está en el edificio de Los Patos es de origen inglés y lo instaló el bisabuelo de Julián.

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diseñadora Agustina Böhtlingk. –Mi bisabuelo Alfredo Chopitea lo construyó

en 1929, fue uno de los primeros edificios de departamentos de lujo en Buenos Aires– cuenta Julián.

Llegaron ahí por coincidencia y porque tenía todo lo que buscaban: un departamento antiguo, de techos altos y espacios bien luminosos. “Nos enamoramos enseguida de la onda, me encanta que el piso de madera suene clac clac cuando uno camina”, dice Agustina, que se dedica al diseño de vestidos de novia “no convencionales”.

En el espacio conviven la colección de guita-rras de Julián y los zapatos de Agustina, con las obras de arte y los muebles de ambos, además de una gata y la simpática Osa, una perra de la raza Boyero de Berna, que da la bienvenida con mucho entusiasmo.

Fachada del edificio de 1910 donde está el taller y laboratorio de perfumes Fueguia.

La mesa del comedor era de Julián y está llena de marcas, lo que le encanta. el piso de madera es original de la construcción.

el propio Bedel remodeló su

departamento de soltero para su

taller de perfumes, donde crea aromas

con esencias de la Patagonia, desconocidas y

exóticas.Disfrutan reuniéndose con amigos o cono-

ciendo gente nueva, a la que invitan a comer. “Somos medio vegetarianos y nos encanta la comida mediterránea, por lo general hacemos pasta o rissotto y de postre, helados artesana-les”, cuenta Julián.

–También nos gusta llegar y despatarrar-nos en el sofá. Y como los dos trabajamos cerca, empezamos a funcionar temprano con el computador y almorzamos aquí todos los días– dice Julián.

–Es un placer poder ir y venir– agrega ella. El barrio Palermo chico también les encanta porque tiene mucho verde, porque está cerca del Jardín Botánico, del zoológico y del Rosedal, con buenos accesos y también vida de barrio, que se ha ido perdiendo en el resto de la ciudad, pero que ellos se encargan de aprovechar a diario.

Julián también es músico y colecciona

guitarras, que se distribuyen

estratégicamente por el

departamento.

Los perfumes se envasan en cajas de lenga y los vende en su tienda de avenida alvear y los importa a noruega, suecia, Francia e inglaterra.