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    Revista Geolgica de Amrica Central, 36 Especial: 11-23, 2007ISSN: 0256-7024

    LA GEOLOGA, VISTA DESDE LA FILOSOFA

    Luis Camacho

    Escuela de Filosofa, Universidad de Costa Rica

    Presidente, Asociacin Costarricense de FilosofaApartado 388-2050, Costa Rica

    [email protected]

    (Recibido: 12/07/06; aceptado: 20/11/2008)

    ABSTRACT:Philosophy of science took physics as the model for all sciences, at the expense of other sciences likegeology. Immune from criticism and forgotten by both critics and defenders of scientic theories and institutions,

    geology enjoys a peculiar position which in fact has been an obstacle for a philosophical discussion on object, methodsand types of reasoning. A failed prediction of an earthquake in Costa Rica is taken as an example of an issue worthanalyzing.Key words:geology, physics, philosophy of science, theory, method.

    RESUMEN: La losofa de la ciencia tom la fsica como modelo de todas las ciencias, en perjuicio de otras cienciascomo la geologa. Inmune a las crticas y olvidada por los defensores de teoras e instituciones cientcas, la geologa

    disfruta de una posicin que de hecho ha sido un obstculo para la discusin losca sobre el objeto, mtodos y tipos

    de razonamiento. La prediccin fallida de un terremoto en Costa Rica se toma como ejemplo de un asunto digno deanlisis.Palabras clave:geologa, fsica, losofa de la ciencia, teora, mtodo.

    CAMACHO, L, 2007: La geologa, vista desde la filosofa.- Rev. Geol. Amr. Central, 36 Especial: 11-23.

    INTRODUCCIN

    La filosofa de la ciencia tal como la conoce-mos en nuestros das, es decir como una disciplinauniversitaria con respaldo institucional, naci en1895 en la Universidad de Viena con la creacin deuna ctedra de filosofa de las ciencias inductivasocupada primero y hasta 1901 por el fsico ErnstMach (1838-1916), quien tambin es considerado

    por muchos el primer filsofo de la ciencia en elsentido contemporneo del trmino. Destaca esteautor entre otras cosas por su obra Anlisis de lasensaciny su reconstruccin de la fsica segn supropia visin de la ciencia en la obra de 1883 cono-cida en ingls como The Science of Mechanics, quetuvo una enorme difusin. Mach estaba preocupa-do por el uso impreciso y hasta contradictorio detrminos en la ciencia. Intent, adems, unificar

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    todas las ciencias mediante su teora de la sensa-cin: nos hacemos representaciones mentales delmundo, que nos permiten operar con las ideas sinnecesidad de acudir repetidamente a los hechos.Su deseo de encontrar solucin a problemas inter-nos de la ciencia tal como sta se da en la realidades tpico de la filosofa de la ciencia actual, a dife-rencia de las reflexiones ms generales de pocasanteriores.

    Fue tambin en Viena donde se fund laErnst Mach Verein (Fundacin Ernst Mach) en1928, sustento legal del Crculo de Viena, gru-po de cientficos y filsofos reunidos en tornoa Moritz Schlick a partir de 1922 que pasaron ala historia con el nombre colectivo de positivis-mo lgico. El Crculo de Viena tuvo filiales enBerln, Praga y varias ciudades polacas. Despusdel asesinato de Moritz Schlick en 1936 por unestudiante que fue aclamado como hroe por losnazis, los miembros del grupo tuvieron que dis-persarse en el extranjero.

    Mucho despus del inicio de la dispo-ra, Ernest Nagel (1901-1985) expuso en TheStructure of Science (1961) la versin ms aca-bada de la filosofa de la ciencia tal como fue

    construida por los positivistas lgicos y sus su-cesores, los filsofos analticos. Pero desde aosantes haba habido discrepancias en conexin conlas tesis principales del Crculo (sobre todo en lorelacionado con la verificacin), y por eso mu-chos de los filsofos de la ciencia posteriores a lamuerte de Schlick se definen en gran medida porsu grado de alejamiento del positivismo lgico,tomado como punto de referencia. Karl R. Popper(1902-1994), Thomas S. Kuhn (1922-1996), ImreLakatos (1922-1974) , Paul Feyerabend (1924-

    1994) y otras luminarias menores escribieronlargo y tendido sobre la naturaleza de la ciencia,la relacin entre ciencia y sociedad y el papel deteoras e hiptesis, en discusin con el Crculode Viena y entre s. Popper defendi el mtodohipottico-deductivo, Kuhn analiz la historia dela ciencia con las nociones de paradigma y revo-lucin, Lakatos introdujo la idea de programas deinvestigacin (cada uno con la metodologa queprefiera, pero todos con transparencia hacia losdems), y Feyerabend se volvi famoso con su

    anarquismo metodolgico (todo vale).

    Un breve examen de la produccin de estosautores muestra un marcado sesgo hacia la fsica.Los miembros del Crculo de Viena y de sus sucur-sales - los ms connotados fueron Moritz Schlick(1882-1936), Rudolf Carnap (1891-1970), Ottovon Neurath (1882-1945), Carl Hempel (1905-1997) y Hans Reichenbach (1891-1953) - raravez hablaron de otras ciencias. Nagel dedica unaseccin de su libro a las ciencias sociales (en par-ticular a la historia) pero niega que sean cienciascon caractersticas profundas que las separen dela fsica. Popper discuti con Teodoro Adornosobre la naturaleza de las ciencias sociales, perosostiene que comparten el mismo mtodo de lafsica. Tambin desde el inicio hubo algunas refe-rencias a la biologa, incluso en escritos tempra-nos del fundador del Crculo, Moritz Schlick.

    Una ciencia olvidada por la losofa

    Y la geologa? En un recuento que hemoshecho de 20 libros de filosofa de la ciencia delos autores mencionados, no hemos encontradoni una sola referencia a la geologa ni tampoco a

    los fundadores de esta ciencia (Abraham GottlobWerner, James Hutton, Charles Lyell). En unexamen de 107 nmeros de la revista Philosophyof Science(rgano oficial de la asociacin inter-nacional correspondiente), entre los aos 1960y 1995 , las nicas referencias a la geologa quepudimos localizar son las reseas de dos libros :el de David B. Kitts , The Structure of Geology(Dallas: Southern Methodist Press, 1977) y elde Rachel Laudan titulado From Mineralogy toGeology: The Foundations of a Science, 1650-

    1830 (Chicago University Press, 1987). La pri-mera resea aparece en el nmero correspondien-te a marzo de 1979 y la segunda en el de juniode 1990. La autora de la primera resea, RachelLaudan, es tambin la autora del libro reseadoen la segunda. Justamente en esa primera reseaencontrada la autora confirma la impresin quenos llev a hacer el recuento, pues empieza sea-lando el olvido en que ha cado la geologa entrelos filsofos de la ciencia a pesar de sus xitosrecientes y de que grandes cientficos del siglo

    XIX, sobre todo el fsico William Whewell y el

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    astrnomo John Herschel, no solo contribuyerona su desarrollo sino que reflexionaron sobre sunaturaleza. De modo que al tratar de confirmarnuestra hiptesis de que la geologa ha sido olvi-dada la primera referencia que encontramos a lageologa empieza afirmando que la geologa hasido olvidada!

    Esta situacin se repite en la historia de laciencia, otra actividad ntimamente relacionadacon la filosofa hasta el punto de que en algunospases son los filsofos y cientficos quienes seocupan de ella, no los historiadores. Un artculode Mott T.Greene, publicado en Osiris en 1985resume la situacin de la siguiente forma:

    La historia de la geologa es la ms joven de

    las ramas principales de la historia de la ciencia

    (...).Esta rea empez a existir en la ltima dca-

    da y media y es mucho ms joven que la historia

    de la fsica, qumica, biologa, astronoma o ma-

    temticas(...) Hay pruebas abundantes de que los

    historiadores de la ciencia todava piensan que

    la historia de la ciencia es ante todo la historia

    de la fsica (inorgnica) y/o de la biologa (org-

    nica) (...) Las razones para esta obsesin con la

    fsica y la biologa no son relevantes aqu, pero

    s son sus efectos. [Osiris segunda serie, 1985, 1,pp. 97-116. La traduccin es del autor del presen-te artculo. Osiris es una publicacin dedicada ala historia de la ciencia, con ensayos ms largosque los aparecidos en Isis, la otra publicacin dela misma disciplina].

    Cules son esos efectos? Segn Greene, lasteoras del cambio cientfico desarrolladas por fi-lsofos de la ciencia con base en la fsica y la bio-loga pierden utilidad cuando se trata de estudiarciencias como la geologa, que usan otros mto-

    dos. Hay por tanto que cambiar la manera comose hace historia y filosofa de la ciencia para quepuedan aplicarse a la geologa, y esta tarea estpor hacerse.

    Una muestra aleatoria de algunas de las bi-bliografas de historia de la ciencia aparecidas enIsis e incorporadas en el Cuadro 1 muestra tam-bin la poca presencia de la geologa. Estas bi-bliografas recogen referencias tomadas de grannmero de revistas y editoriales de todo el mun-do, y en el caso de ciencias como la fsica o la

    astronoma suelen sumar centenares cada ao.

    En espaol tenemos otro ejemplo interesan-te del papel secundario y derivado que se le haasignado a la geologa. En la coleccin compi-lada por Aldo Mieli titulada Panorama Generalde Historia de la Ciencia el volumen IX estdedicado a la biologa y medicina en los siglosXVII y XVIII (Buenos Aires: Espasa-Calpe,1958). El captulo XV y ltimo (pp.239-248) setitula Mineraloga, geologa y cristalografa ydespus de una breve explicacin de por qu sehabla de la geologa en un volumen dedicado ala biologa y medicina se trata ms bien de una

    disculpa se nos dice que los comienzos de lageologa, en especial estratigrfica y volcnica,deben ubicarse en Francia, debido a los trabajosde Jean tienne Guettard (1715-1786) y NicolsDesmarest (1725-1815). Puesto que no hay nin-guna mencin a la geologa en el ttulo de la obra,es por causalidad que uno se entera brevementede su historia despus de largos captulos sobre labiologa y medicina.

    Para aclarar esta notable ausencia de unaciencia de importancia reconocida y cuyas races

    se remontan por lo menos a Aristteles, quiz seatil sistematizar un poco la historia. Podemos dis-tinguir cuatro etapas en la evolucin de las ideasfilosficas sobre la ciencia en general; veremosluego la situacin de la geologa en cada una deellas.

    (a) En los grandes filsofos griegos aparecenlas primeras reflexiones conocidas sobre la natu-raleza de la ciencia, entendida sta como mode-lo y patrn del conocimiento o bien como nicaforma vlida de conocer. Platn dedic largas

    conversaciones de sus dilogos a este tema, que

    Volumen ynmero

    Ao Menciones

    58,5 1967 10

    59,5 #200 1968 14

    73,#270 1982 10

    Cuadro 1

    Ejemplo de menciones a la geologa en Isis (revista ocial de

    historia de la ciencia, fundada en Blgica en 1913)

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    Aristteles retoma con gran detalle en la segundaparte de susAnalticos. Cuando en la Edad Mediaautores cristianos, judos y musulmanes dan for-ma a la teologa, tienen en mente el ideal clsico

    de la ciencia como conocimiento perfecto e indu-bitable. Esta visin se prolonga luego en filsofosdel siglo XVII y se puede ver hasta en algunoscientficos del siglo XIX.

    (b) Encontramos luego la exaltacin de laciencia experimental como nico modo acepta-ble de conocimiento, contra las pretensiones de lametafsica y de la teologa, que reclamaban para sno solo la posesin de conocimiento sino ademsla posicin ms alta en la jerarqua de las ciencias.Aunque esta reivindicacin de la experiencia,observacin e induccin se remontan a FrancisBacon en el siglo XVII, es en el XIX cuando sellega a su mxima expresin. Tal es la visin delpositivismo de Augusto Comte, pero tambin y enotra forma muy diferente, del marxismo de la mis-ma poca. Comte no era cientfico, sino filsofo,pero su filosofa consiste en exaltar la ciencia has-ta convertirla en religin. Marx parti de su for-macin filosfica para formular una ciencia nue-va, la economa poltica. Ambos consideran quelo que necesitamos es la ciencia, no la filosofa,aunque por razones y para propsitos diferentes.

    (c) En la etapa siguiente son los cientficosquienes buscan slidos fundamentos lgicos yepistemolgicos para sus teoras. Este movimientoempieza con Ernst Mach, se prolonga en el Crculode Viena y llega hasta los autores que se separande ste usando sin embargo una terminologa com-partida que se deriva de una formacin cientficacomn. Dentro del positivismo lgico, o fuera deste pero midiendo la distancia que los separa, este

    grupo de autores llega hasta Thomas S. Kuhn y susseguidores, particularmente con el famoso ensayoLa estructura de las revoluciones cientficas(1962,segunda edicin ampliada en 1970).

    (d) Finalmente, aparecen quienes cuestionano rechazan toda pretensin de superioridad en laciencia y la reducen a un fenmeno social siemprecontaminado por el poder, la ideologa, la lucha declases o las agendas de grupos opuestos. Puestoque ahora son cientficos sociales o filsofos conformacin en ciencia social quienes hablan as so-

    bre la ciencia, se afirma a veces con imprecisinpero no mucha exageracin que se trata de una

    venganza de las ciencias sociales sobre las natu-rales. Aunque con grandes diferencias entre ellos,varios grupos que comparten la actitud crtica y aveces hostil ante la ciencia se ubican en esta po-

    ca: postmodernos, constructivistas sociales, rela-tivistas, feministas radicales. En muchos de losautores de estas tendencias el aspecto social de laciencia se vuelve determinante: la ciencia es exi-tosa nicamente porque as la consideran algunosgrupos interesados.

    Una ciencia no cuestionada

    Es de notar que la geologa apenas aparece encada una de estas etapas. Hasta el siglo XVIII larazn de esta ausencia parece ser la falta de iden-tidad separada de la geologa, englobada dentrode lo que se llamfilosofa naturalpor lo menoshasta tiempos de Newton. En el periodo de suaparicin como ciencia diferente con su propiainstitucionalidad, entre fines del XVIII y media-dos del XIX, es cuando tambin aparecen algunasreflexiones sobre su naturaleza, sin continuidaddurante el gran periodo de la filosofa de la cien-cia que empieza con Mach y se prolonga durantela primera mitad del siglo XX. En cuanto a lasdiscusiones posteriores, marcadas por el relati-vismo postmodernista, el externalismo y el cons-tructivismo social, se nos ocurre que la geologano ha sido blanco de los ataques que han sufridootras ciencias porque su papel social ha sido me-nos conspicuo y ms aceptado por el pblico engeneral. La geologa se ha mantenido al margende las controversias que han rodeado a los qu-micos, fsicos y bilogos, aunque corren el riesgo

    de verse envueltos en disputas sobre prediccinde terremoto, erupciones y deslizamientos, comoveremos ms adelante.

    Basta una breve comparacin con las otrasciencias llamadas naturales. La qumica tuvo quever con la fabricacin de gases mortferos usadosen la guerra de trincheras entre 1914-1918 y en loscampos de exterminio durante la Segunda Guerra,as como con las bombas incendiarias que cayeronsobre las grandes ciudades de Alemania y Japnmatando a centenares de miles de civiles indefen-

    sos. Famosas compaas qumicas produjeron elZyklon-B usado en campos de exterminio nazis,

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    as como el napalm y los defoliantes que tanto daohicieron en Vietnam. En cuanto a la fsica, sin lasteoras de dicha ciencia y sin la intervencin perso-nal de famosos fsicos es difcil imaginarse la fa-

    bricacin y uso de las bombas atmicas que destru-yeron dos ciudades japonesas en agosto de 1945.De modo que la fsica y la qumica han quedadomanchadas por la participacin de sus practicantesen la fabricacin de armas destructoras de millonesde vidas humanas, en su mayora civiles.

    El caso de la biologa es diferente, porque losataques contra ella tienen que ver menos con ac-ciones u omisiones de los bilogos. Esta cienciase ha visto asediada ante todo por los fundamen-talistas que no aceptan la teora de la evolucinpor razones religiosas. La disputa sobre los orga-nismos transgnicos, en cambio, es parcialmenteuna discusin dentro de la ciencia y no solo unataque externo.

    Hasta ahora, en cambio, la geologa ha que-dado al margen de las controversias surgidasa raz de la aplicacin en armas de destruccinmasiva o del choque de opiniones religiosas conteoras cientficas. Los fundamentalistas atacan aDarwin, no a Lyell o Hutton. Darwin es un cien-tfico ampliamente conocido (aunque no por susaportes a la geologa) mientras los fundadores dela geologa son generalmente desconocidos. Enesto se parece a la astronoma, que tambin se halibrado de los ataques de que han sido objeto otrasciencias. Tambin como los astrnomos, los ge-logos no pueden experimentar directamente conlos objetos que estudian. No pueden mover lasplacas tectnicas a ver qu ocurre, ni provocar alos volcanes para que hagan erupcin.

    Lo curioso es que los ataques a la evolu-

    cin no afecten a la geologa. Quienes rechazanel evolucionismo darwinista a veces afirman quela Tierra fue creada hace menos de 5000 aos,lo que obviamente pone en entredicho las seriestemporales de capas y placas que se ensean engeologa. Pero para los creacionistas enemigosde la evolucin los villanos son Charles Darwin

    en cuanto bilogo y sus seguidores, no los deWerner, Hutton y Lyell. Cuando los fundamen-talistas han logrado que se prohba la enseanzaobligatoria de la evolucin en escuelas de varios

    estados norteamericanos no han sido consistentespues no han pedido que se impida la enseanza de

    la geologa. Para ser lgicos, deberan haber ges-tionado ante todo la prohibicin de la enseanzade la paleontologa, sin cuyo sustento poco puedehacer la teora de la evolucin.

    Ni atacada ni defendida

    Si la geologa no es controversial, tampocose han fijado en ella los constructivistas sociales,para quienes toda ciencia es producto de una so-ciedad determinada y est condicionada por lasfuerzas sociales prevalecientes. Mientras para elfilsofo analtico el origen de un enunciado esirrelevante para su verdad o falsedad, el construc-tivista social considera que no podemos separarlas teoras de las ciencias de las personas que lasproponen o las rechazan. Uno de los ms cono-cidos e interesantes de este grupo es Steve Fullery uno de los libros ms bsicos e importantes enesta visin de la ciencia es su obra Philosophy,

    Rhetoric , and the End of Knowledge(Madison:The University of Wisconsin Press, 1993). Enun voluminoso libro que abunda en referenciasa la antropologa, computacin, ecologa, econo-ma, educacin, etnografa, historia, periodismo,lingstica, fsica, ciencias polticas, psicologa,retrica y sociologa, no aparecen la geologa nilos gelogos. Tampoco est presente en otra obraposterior e igualmente voluminosa del mismoautor, Thomas Kuhn, A Philosophical History ofOur Times(Chicago y Londres: The Universityof Chicago Press, 2000). Como su ttulo lo in-dica, el libro entero est dedicado a analizar ycriticar el pensamiento de Kuhn, a quien Fullerconsidera demasiado tmido en su relativizacin

    de la ciencia y ambiguo en sus posiciones. Deacuerdo con la idea de los constructivistas so-ciales de que no se puede hacer una separacinentre los cientficos y sus ciencias, la obra abun-da en detalles de la vida personal del autor estu-diado que a otros nos parecen irrelevantes. Perovolvemos a la misma constatacin: la geologano aparece en la discusin.

    Si la geologa no ha sido atacada, entoncestampoco hay que defenderla. Entre los defensoresde la ciencia en general frente a los ataques re-

    lativistas, postmodernos y constructivistas hemosescogido dos autores recientes: Susan Haack y

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    Robert Klee. Susan Haack, profesora en Inglaterray ahora en Miami, es bien conocida por sus librosde lgica y filosofa de la ciencia y se ha conver-tido en una de las escritoras ms apasionadas en

    defensa de la ciencia. El primer libro suyo quenos parece relevante al respecto es Evidence and

    Inquiry, Towards Reconstruction in Epistemology(Oxford: Blackwell Publishers,1993), segui-do por Manifesto of a Passionate Moderate,Unfashionable Essays (Chicago y Londres:The University of Chicago Press, 1998) y

    Defending Science within Reason(Amherst, N.Y.:Prometheus Books, 2003). Otra vez es notable laausencia de una ciencia a la que por lo dems en-contramos cada rato en la vida cotidiana: en nin-guna de estas obras se ocupa Susan Haack de lageologa. Estamos acostumbrados a or hablar deplacas tectnicas, yacimientos de minerales, ca-pas y sedimentos, y sin embargo la ciencia quenos habla de estas cosas ha logrado escapar tantode los ataques de crticos como de las defensasde amigos. stas no han sido necesarias porqueaqullas no se han dado.

    Robert Klee, profesor en Ithaca College,public en 1997 Introduction to the Philosophyof Science, Cutting Nature at its Seams (OxfordUniversity Press). Adems de criticar las tesistpicas del relativismo y constructivismo social,Klee es interesante porque explcitamente tratade corregir el sesgo de la filosofa de la cienciahacia la fsica y toma como ejemplo para hacerlola inmunologa, con la que est ampliamente fa-miliarizado. Pues bien: en esta obra tan recientee importante de nuevo est ausente la geologa, nisiquiera mencionada en el ndice analtico.

    Algunos temas que podran ser interesantes

    El anonimato tiene sus ventajas, pero tambinha evitado que se discutan algunos aspectos intere-santes de la geologa que podran ser objeto de ladiscusin filosfica en el futuro. Nos referiremosnicamente a dos problemas generales: el origen dela geologa como ciencia, y su objeto. Luego anali-zaremos brevemente el caso concreto de la predic-cin en sismologa y de los problemas epistemol-

    gicos y ticos que conlleva, a propsito de un casoparticularmente sorprendente en Costa Rica.

    Para el primero volvamos a la obra de Laudanmencionada arriba, From Mineralogy to Geology.La autora rechaza la opinin prevaleciente sobrela geologa, caracterizada por las siguientes tesis:

    (a)La geologa lleg a ser ciencia a principiosdel siglo XIX cuando sus fundadores empezaron aocuparse de desenterrar la evolucin de las capasterrestres.

    (b) Los fundadores de la geologa fueronbritnicos.

    (c) Ellos reemplazaron las especulacionestericas con estudios empricos.

    (d) Al hacerlo, liberaron la ciencia de la reli-gin. En vez de leer la Biblia, empezaron a obser-var las rocas.

    Contra estas tesis Laudan argumenta:(a) La geologa era una ciencia ya a fines del

    siglo XVIII.(b) Surgi de la mineraloga, no de la histo-

    ria de las etapas de la corteza terrestre.(c) Naci en Alemania con Gottlob Abraham

    Werner y sus discpulos.(d) Werner ya haba liberado la geologa de

    las ataduras religiosas.Lo anterior es tema de una discusin histri-

    ca, no filosfica. Determinar quin tiene razn noes tarea del filsofo, sino del historiador. Pero ladiscusin nos lleva a una pregunta que s tiene in-ters filosfico, a saber, cul es el propsito de lageologa? Cul es el mbito de los gelogos dentrodel conjunto de los cientficos? Esto nos lleva a unapregunta ms filosfica an: cul es el objeto de lageologa, y cmo se relaciona este objeto con el delas otras ciencias, sobre todo la fsica y la qumica?Hoy nos resulta fcil identificar la geologa con ro-cas y placas tectnicas, y ubicar la sismologa dentro

    de este mbito de un modo semejante a como la me-teorologa se relaciona con la fsica. Las rocas y pla-cas se mueven; la temperatura y humedad cambian.Otra manera de caracterizarlas sera la siguiente: lafsica se centra en el tomo, la qumica en la mol-cula, la biologa en la clula y la geologa en ciertasclases de elementos, compuestos y procesos. La im-precisin de esta definicin salta a la vista. Volvera la etimologa del trmino y decir que la geologaes el estudio de la Tierra ayuda menos an. Por unlado la geografa tambin estudia la Tierra; por otro,

    se habla de procesos geolgicos en otros planetas.Precisar el objeto es todava un tema interesante.

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    Laudan distingue dos enfoques en el estudio delos objetos de la geologa: el histricoy el causal.El primer enfoque busca la sucesin de aspectosdel paisaje (cadenas montaosas, ros, valles,etc.)

    en diferentes lugares para generalizar las etapas ybuscar luego los detalles de cada una en distintosparajes. El enfoque causal se pregunta por qu hanocurrido los cambios en el paisaje, y tambin tratade generalizar la respuesta de modo que se apliquea cualquier regin. El enfoque histrico se centraen el cmo, el causal en elpor qu. Ante una for-macin rocosa, o un derrumbe, nos podemos pre-guntar cmo se produjo y esto nos lleva a una des-cripcin diacrnica. O podemos preguntarnos porqu se produjo, y la explicacin entonces tiende aser sincrnica. Aunque el libro reseado afirma quegelogos diferentes prefieren uno u otro enfoque,probablemente la mayora los usan en forma con-

    junta sin pensar en el asunto. Un buen ejemplo es lahiptesis o conjetura (llamada teora en artculosde peridico) de que los sismos en Costa Rica sedan en ciclos de aproximadamente 10 aos sepa-rados por periodos de poca actividad ssmica queduran ms o menos 40 aos. ste es un enfoqueobviamente histrico, que sera una induccinsi sebasara en un recuento de todos los casos conoci-dos (en el pasado ocurri siempre de esa manera,luego en el futuro ocurrir de igual modo) peroque ms bien es una analoga por la limitacin delos casos considerados (ste es un ciclo de sismosque se parece al anterior en la forma como empez,luego se parecer tambin en la forma como ter-minar). Es notable que al mismo tiempo los par-tidarios de esta conjetura aadan una explicacincausal, sobre todo cuando se sealan los problemasevidentes de la hiptesis de ciclos: la liberacin de

    energa se ha atrasado en un sector donde las placaschocan, de tal modo que se puede pronosticar laproximidad de un sismo de grandes proporciones.Ni la induccin ni la analoga son argumentos ne-cesarios, pues en ambos las premisas pueden serverdaderas y la conclusin falsa. Por otra parte, lafuerza de la explicacin causal depende de acertarcon la causa correcta; de ah que algunos autoreshablen de la causa verdaderacomo uno de los ti-pos de explicacin en geologa.

    En la bsqueda de sucesiones temporales de

    los fenmenos que estudia, la geologa se parecea la arqueologa, paleontologa y algunas ramas

    de la biologa. En este sentido difiere de la fsicay la qumica, donde los eventos no se ordenan encadenas temporales. Esta diferencia se ha expre-sado en forma exagerada diciendo que en historia

    y en las ciencias que establecen sucesiones tem-porales los hechos nunca se repiten mientras enfsica y qumica se repiten constantemente. Hayotra versin de esta distincin, segn la cual elfsico y el qumico pueden repetir sus experimen-tos cuantas veces quieran mientras el historiadory el gelogo ni siquiera pueden interferir en loseventos estudiados. La visin es exagerada por-que la separacin no es tan completa (el fsico nopuede repetir lo que ocurri en el big bang; elgelogo puede hacer rplicas y modelos a escalade algunos procesos), pero apunta en la direccincorrecta aunque en forma aproximada.

    Tambin es aproximada la afirmacin de quela geologa es ms abstracta que la geografa, in-cluso cuando ya haba nombre para la segundapero no para la primera. El gegrafo Tolomeo enel siglo II se pregunt sobre el origen del Nilo ylo ubic en las misteriosas Montaas de la Luna(hoy conocidas como Rwenzori en Uganda), perosiglos antes Aristteles se haba hecho otra pre-gunta ms general, la del origen de cualquierro,y haba rechazado la idea de que todos procedande un enorme y nico depsito subterrneo deagua. Estas preguntas no se excluyen entre s, ypor tanto la geologa no elimina la geografa: ha-ba que verificar si Tolomeo tena razn, si real-mente existen las Montaas de la Luna y dndeestn, y si all nace el Nilo. Una respuesta a estaspreguntas tuvo que esperar hasta finales del sigloXIX y principios del XX.

    Todava el filsofo puede entrar en la dis-

    cusin fijndose en los trminos ms que en losdatos: cules leyes generales utiliza el gelogo?Son esas leyes propias de la geologa, o msbien de otras ciencias? Al llegar a este tipo dediscusin la distincin entre el enfoque histri-co y el causal se diluye, lo que muestra que ladiferencia no es tan profunda. Cuando uno abreun libro de geologa se encuentra enseguida conla fijacin de periodos temporales en los que tu-vieron lugar los eventos, pero tambin encuentraexplicaciones de por qu ocurrieron y, por tanto,

    referencia a causas y efectos. La fijacin de pe-riodos temporales es comn con otras ciencias

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    y se basa en principios similares, sobre todo elde uniformidad: los acontecimientos que tuvie-ron lugar en el pasado obedecieron a las mismasleyes que encontramos en el presente.

    En la bsqueda de causas otras ciencias comola fsica o la qumica estn en el trasfondo, peroel resultado final de su aplicacin es tpico dela geologa. Aunque las ciencias tengan muchascosas en comn, cada una ha adquirido su propiafisonoma y legitimidad. Parte de la diferencia-cin obedece a la evolucin de las instituciones.El papel social de los gelogos es diferente alde otros cientficos, pero tambin al de los inge-nieros. Esto no basta para evitar conflictos entreprofesiones, sobre todo cuando hay financiacinde por medio. La historia de la ciencia y de latecnologa es en buena medida un relato de con-flictos, no solo sobre teoras, sino tambin sobrecompetencias profesionales.

    Adems de enfoques generales, el filsofo dela ciencia suele tener una especial debilidad por lostipos de razonamiento frecuentes en cada ciencia,sobre todo los usados por los fundadores. En el casode la geologa Laudan distingue cuatro caminospara la construccin de las teoras propias de estaciencia:hiptesis, analoga, induccin y causa ver-dadera. Cada uno de estos tipos se relaciona con elmodo de prueba utilizado y con la naturaleza de lateora formulada. Ninguno de ellos es exclusivo dela geologa, pero la preferencia de unos sobre otros ylas diferentes combinaciones de mtodos difiere encada ciencia. Mientras la fsica y la qumica puedenbuscar la confirmacin emprica de sus teoras en losexperimentos, la geologa - al igual que la astrono-ma- se limita a la observacin de procesos y fen-menos con los que no se puede interferir a no ser en

    escala muy pequea. Pero la analoga tiene un papelen la geologa mayor que en otras ciencias seme-jantes. En el laboratorio se pueden simular algunosprocesos geolgicos. El xito en la prediccin de losresultados, sin embargo, solo se puede transferir a lateora geolgica general mediante analogas. Lo quela teora exitosa predice directamente es que los re-sultados de laboratorio sern de esta u otra manera,no que la Tierra se haya comportado de esa forma.Esta conclusin solo es indirecta.

    Segn David B. Kitts en el otro libro mencio-

    nado arriba, The Structure of Geology, la meta dela geologa es el descubrimiento y verificacin de

    enunciados singulares descriptivos sobre eventospasados. Pero esto no significa que la geologa seameramente descriptiva, pues los eventos pasadosdescritos por el gelogo no estn simplemente da-

    dos en la experiencia, sino que se infieren a partirde enunciados sobre el presente, juntamente conlas leyes apropiadas. Esto nos plantea algunaspreguntas de segundo orden: se puede aplicar ala geologa las nociones deparadigma, anomala

    y revolucinpopularizadas por Thomas S. Kuhn?Si as fuera, se han dado revoluciones en geolo-ga? Si en vez de Kuhn nos interesa un filsofo dela ciencia muy diferente, Karl R. Popper, cmose aplicara el mtodo hipottico-deductivo engeologa? La tentacin obvia es decir que estetrabajo est por hacerse entre nosotros. Pero exis-te el peligro de embarcarse en discusiones inter-minables que no han ayudado gran cosa a otrasciencias. Hay otras corrientes en filosofa de laciencia y de la tecnologa ms propias de AmricaLatina, y ms prometedoras para nosotros, de lasque surgen otras preguntas: cul es la relacinentre geologa y tecnologa? Cmo relacionarla geologa con el desarrollo socio-econmico?Estos temas nos parecen ms interesantes, aunqueaqu solo podamos mencionarlos.

    Seleccionemos un problema especial, el de laprediccin en geologa, y un caso particular de pre-diccin en un pas subdesarrollado, Costa Rica.

    Prediccin de sismos: problemas de un casoparticular

    A diferencia de los cientficos, que deben ol-vidarse de sus preferencias al estudiar el objeto

    de su ciencia, los filsofos colocan en primer tr-mino sus valores y conciben sus intervencionescomo una defensa de stos. Por esta razn es fre-cuente que los filsofos promuevan la crtica delo que consideran cuestionable. Sirva lo anteriorpara explicar el tono crtico de lo que sigue.

    A la hora de predecir sismos todava haypoca diferencia entre el experto y el lego. Enregiones de alta sismicidad como en la que seencuentra Costa Rica, lo ms que podra deciralguien sensato es que en cualquier momento

    puede ocurrir un terremoto. Si uno estudia la his-toria de los grandes sismos es difcil encontrar

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    patrones a largo plazo : en tiempos recientes sehan registrado terremotos en 1822, 1841, 1888,1910, 1924, 1950, 1955, 1983, 1990, 1991.

    La historia que vamos a relatar empieza des-

    pus de 1983. Con el terremoto del Sbado Santode ese ao se inicia un periodo de intensa actividadssmica que incluye varios sismos de gran magni-tud, en particular el terremoto de Limn el 22 deabril de 1991. Una serie de artculos aparecidosen los peridicos sufren una lenta e interesantetransformacin: de informacin sobre lo ocurridoa explicacin y prediccin de lo que supuesta-mente est por venir. En la explicacin y predic-cin la fuente es el Observatorio Vulcanolgico ySismolgico de Costa Rica (OVSICORI), ubicadoen la Universidad Nacional, citado en todos los ar-tculos que hemos podido recolectar en conexincon este tema. Lo que nos interesa es la argumen-tacin, no la exactitud de los datos aparecidos enlos peridicos. Respecto de esos datos lo nico quepodemos hacer es tomarlos como estn y analizar-los en el contexto del razonamiento del que formanparte. Advirtase que no hemos encontrado ningu-na aclaracin por parte de los gelogos y sismlo-gos citados como fuentes que corrija lo publicado.

    El primer artculo que nos interesa aparecien La Nacin el 3 de junio de 1990, y empiezacon las siguientes palabras: Es una hiptesis,una verdad provisional, a la espera de alcanzarel status de irrefutable. No queda claro cul esla hiptesis, pues a continuacin se mencionandos cosas diferentes:

    (a) Que el enjambre de sismos que han tenidolugar en Puriscal en los das previos se relacionadirectamente con el terremoto del 25 de marzo de1990, con epicentro en Cbano e intensidad de

    6,5 Richter.(b)Que existen ciclos de sismicidad en el pas,de los cuales hay uno que empez el 5 de octubrede 1950, conocido como terremoto del Golfo deNicoya, con magnitud 7,7. Este ciclo se extiendehasta el 1 de setiembre de 1955, cuando ocurriel terremoto de Toro Amarillo. Luego tenemosel que empez el 2 abril de 1983, terremoto delSbado Santo y que se extiende hasta el 3 de juliode ese mismo ao.

    Nos interesa el punto (b) por ser el que se

    conecta con la prediccin que vamos a analizar.Tres meses despus, en el extinto semanario Esta

    Semana correspondiente a las fechas del 7 al 13de setiembre de 1990 aparece un artculo titu-lado Los temblores son parte del acomodo dela placa Caribe, en el que se cita un informe

    elaborado por OVSICORI sobre la secuencia ss-mica de Puriscal, y se enuncia claramente unaparte importante de la hiptesis: histricamentela actividad ssmica dentro del Valle Central haestado asociada a ciclos de actividad fuerte a lolargo de la costa pacfica. Luego se mencionandos de esos ciclos: 1904-1916 y 1941-1950. Enel primero se incluyen dos grandes terremotoscosteros en Golfito y Papagayo y se dice quegener grandes sismos como el de Cartago de1910. En relacin con el segundo ciclo se diceque los terremotos costeros en Golfito y Nicoyaentre 1941 y 1950 generaron una serie de sis-mos que terminan con el de Bajos del Toro en1955, de modo que en realidad el ciclo terminaen 1955, y no como podra parecer por lo dichoal comienzo. Aunque no se dice en el artculo,los ciclos tienen entonces una duracin parecida:12 aos en el primero, 14 en el segundo.

    El pas qued conmocionado por el gran te-rremoto de Limn el 22 de abril de 1991. En losmeses y aos siguientes quedara, adems, asus-tado por la prediccin de otro gran sismo inmi-nente. La prediccin empieza a tomar forma des-pus de abril. As, el 10 de agosto de ese ao elartculo Golfito fue el inicio de todoLa Nacinincluye sobre el ttulo las palabras Hiptesis deOVSICORI, la que se enuncia en el primer prra-fo: el periodo de actividad ssmica se inici el 2 deabril de 1983 con un terremoto en el Golfo Dulcede magnitud 7,1 y la ola posiblemente conclui-r en 1993. Luego se mencionan los ciclos ya

    formulados antes (1904-1916 y 1941-1955) y seaade claramente una nueva idea: cada perio-do se inicia en el Golfo Dulce y concluye en elPacfico Norte. Para que esta afirmacin se cum-pla en el segundo ciclo se menciona un terremotode Smara con magnitud 7,7 Richter con el quese cierra el periodo, aunque no se dice la fecha.Con el subttulo de La teora se procede a con-tinuacin a una generalizacin: cada 40 aos seproduce un ciclo de actividad fuerte a lo largo dela costa pacfica y el artculo termina , en redac-

    cin confusa , con la famosa prediccin : esta in-duccin cientfica, de resultar cierta, deberamos

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    esperar [sic] a futuro la ocurrencia de un eventoimportante frente a las costas de Nicoya, con fe-cha aproximada de 1993, a fin de cerrar el cicloiniciado con el Terremoto de Golfito en 1983.

    Tenemos ya todos los elementos de la hip-tesis o teora y una prediccin con fecha cla-ra. Ntese que se habla de induccin cientficacuando en realidad se trata de una analoga. Consolo dos ciclos estudiados, la pregunta obvia esqu pas en pocas anteriores, en los miles deaos de actividad ssmica en esta parte del globo.La analoga funciona de otra manera: puesto queA y B se parecen en varios aspectos, tambin separecern en otros.

    Lleg y acab 1993 sin que se produjera elsismo pronosticado. Pero los pronosticadores nose desalentaron. Todava en 1998 se segua ha-blando del terremoto de Nicoya como algo quepodra ocurrir en cualquier momento. En La

    Nacin del 19 de abril de 1998, p. 6A, leemosEn agosto de 1996, [un] especialista de esa insti-tucin [OVSICORI], afirm a este diario: No sediscute si va a ocurrir un terremoto o no (...) Todoindica que s.

    Escribimos estas lneas en el 2006 y debequedar claro que la prediccin basada en la conje-tura de los ciclos no se cumpli y que, por tanto,la hiptesis misma est refutada. Incluso si en elfuturo prximo se presentara un terremoto en lazona indicada, ese terremoto no sera el pronos-ticado segn la hiptesis de 1991, pues aquellaconjetura hablaba de un ciclo de aproximadamen-te 10 aos que haba empezado en 1983 y el cualtermin hace ya 13 aos. La teora de ciclosssmicos que duran ms o menos 10 aos sepa-rados por periodos de 40 aos, que empiezan en

    el Pacfico Sur y terminan en el Pacfico Norte deCosta Rica est, por tanto, refutaday los intentospor resucitarla son hiptesis ad hoc. Sin embargo,los artculos sobre el gran sismo de Nicoya hanseguido apareciendo por lo menos hasta 2005, yahora OVSICORI ha ampliado el periodo entreciclos a 50 aos (La Nacin, 8/5/2005,17A). Nohemos visto que lo haya hecho, pero lgicamentetambin tendra que ampliar la duracin de cadaciclo: en 2006 tendra que ser de 23 aos, y no de10 12 como se deca. Esto parece encajar con el

    hecho de que en 1998 la fecha se haba ampliado

    an ms: Los habitantes de la pennsula de Nicoyahan escuchado reiteradamente sobre la hiptesisde un sismo de magnitud 7,4 grados en la escalaRichter, que ocurrira a lo sumo en 2009 (Un

    terremoto...bah! enLa Nacin, 19/4/98,6A). Enun amplio artculo en el semanario Universidadcorrespondiente a la semana del 7 al 13 de julio de1999 se sealan los daos causados a la economalocal con la manera como OVSICORI manej elasunto. Sin embargo, poco despus apareci enLa Nacin del 25/10/99 el titular Monte marinoamenaza a Nicoya, como una nueva causa parael sismo que se aproxima, y un nuevo motivo detemor para los habitantes de la Pennsula. Ya en el2004 OVSICORI haba vuelto a la carga, esa vezcon datos en cuanto a la probabilidad de licue-faccin en una zona de aproximadamente 52.679hectreas comprendida entre Puntarenas y SantaCruz (Aumenta riesgo ssmico en la Pennsula,

    La Nacin, 12/1/2004,4).Es importante analizar lo ocurrido con esta

    prediccin basada en una conjetura. Las siguien-tes observaciones nos parecen pertinentes:

    (a) La periodizacin hecha por OVSICORI de-jaba por fuera un sismo tan importante como el deOrotina en 1924 del cual se dice: Es, a juicio de losespecialistas, el peor sismo de cuantos han afectado anuestro territorio (La Nacin, 3/6/1990, artculo titu-lado Sismos son consecuencia de Cbano; la fuentede este artculo es OVSICORI, hasta donde podemosver). Si uno de estos ciclos empez en 1904, si hayun periodo de aproximadamente cuarenta aos entreciclos y si cada ciclo dura cerca de diez aos, el ante-rior tendra que haber empezado alrededor de 1854.Pero en esta periodizacin no encaja el gran terremotodel 2 de setiembre de 1841, que destruy la ciudad de

    Cartago y caus graves daos en pueblos aledaos.Adems, se supone que los sismos en el Valle Centraltienen relacin con esos ciclos en el Pacfico, tal comose dijo originalmente sin que se haya dicho lo contra-rio en ningn momento.

    (b) A partir de dos ciclos, se conclua que ten-dra lugar otro con caractersticas semejantes. Quhaba ocurrido antes del primer ciclo analizado enla hiptesis? El territorio nacional se ha visto afec-tado por sismos desde hace muchos siglos, mien-tras que la hiptesis de los ciclos tena en cuenta

    una poca de muy corta duracin.

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    (c) Al hablar del tercer ciclo (1983-1993)que terminara con un sismo frente a las costas deGuanacaste, se omita el detalle de que ya habaocurrido uno dentro de dicho ciclo en esa zona, a

    saber, el de Cbano del 25 de marzo de 1990. Segnel artculo titulado 40 mil millones en prdidas(La Nacin, 26/8/91,5A) este terremoto fue de 6,5grados en la escala Richter y caus numerosos da-os en viviendas, escuelas y edificios. Cbano noest muy lejos de Smara, lugar frente al cual ha-bra tenido lugar el sismo fuerte que alcanz unamagnitud de 7,7 grados en la escala Richter y conel cual supuestamente concluy el segundo cicloconsiderado, el de 1941- 1955 segn el artculo en

    La Nacin del 10/8/91, 7A, ya mencionado arri-ba. En dicho artculo, por cierto, no se dice cundoocurri ese gran terremoto de Smara con el que sehabra cerrado el ciclo 1941-1955, ni aparece esesismo en la lista de terremotos que encontramos en

    La Nacindel 3/6/90. Ms an: aunque se trata dela lista de grandes terremotos en Costa Rica a partirde 1910, ninguno de los incluidos en ella llega a lamagnitud 7,7 Richter.

    Pero la confusin aumenta cuando uno leelos artculos de peridicos de esta poca. Huboun terremoto en Smara en 1978 con magni-tud 7,3 segn lo mencionado en La Repblica,19/4/93, pgina 19, pero obviamente no encajaen los ciclos sobre los que se basa la prediccin.Suponemos que este terremoto de Smara es elmismo que aparece con el nombre de Nicoyaen el recuadro aparecido en La Nacin del16/5/94,p.8A, dentro del artculo titulado Faltaan otro terremoto? Tal recuadro ofrece una ex-posicin grfica de los ciclos pero las fechas sonconfusas: del primer ciclo se dice que va de 1904

    a 1912 pero que termina en 1916 , el segundo cu-bre de 1941 a 1950 pero se incluye un evento de1955 y del tercero se dice que empez en 1983pero que no se sabe cundo termina. Tal vez elterremoto de Smara sea el mismo terremotodel Golfo de Nicoya, que tuvo una magnitud de7,7 del 5 de octubre de 1950, del que se habla en

    La Nacin, 3/6/90. Difcilmente podra ser otro,pero Smara y el Golfo de Nicoya no son lo mis-mo. Adems, parece extrao que un terremotode semejante magnitud no figure en varias listas

    de grandes terremotos en el territorio nacional

    aparecidas en estos artculos de peridico: ni enla que aparece enLa Nacin,3/6/90 ni en otrams detallada incluida como recuadro dentro delartculo Periodo ssmico no ha concluido, en

    La Repblica del 19/4/93, p.19.(d) A pesar del uso frecuente de trminos y

    expresiones como probable y de resultar cierta(...) (La Nacin, 10/8/91,7A), esto es solo unateora (La Nacin, 8/3/92,5A), la insistencia enla probabilidad obviamente produce efectos enla vida cotidiana de los habitantes de la zona, ascomo consecuencias econmicas debido al aleja-miento de los turistas. La insistencia en afirmaruna proposicin con el efecto de producir otro re-sultado diferente es tpica de la falacia de nfasis.El nfasis sugiere que la proposicin enfatizadaimplica algo ms. Si se repite cada rato que hayuna alta probabilidad de que ocurra algo, el resul-tado - que puede ser no intencional-es sugerir quehay certeza de que ocurrir.

    (e) La afirmacin de que se trata de probabili-dad no encaja con la fijacin de fechas, que supo-ne certeza: con fecha aproximada de 1993, a losumo en 2009 son expresiones textuales tomadasde artculos citados.

    (f) Segn la fecha lmite ahora fijada porOVSICORI para el sismo de Nicoya, ste tendrlugar a ms tardar en 2009. Para esta prediccin sehace referencia a datos, equipos, estudios, anlisis,instrumentos, visitas de gelogos extranjeros y deun barco oceanogrfico. Ahora bien, podemos atre-vernos a formular el siguiente pronstico: antes delao 2051 habr un sismo fuerte en algn punto enel Pacfico Norte de Costa Rica frente a la pennsulade Nicoya. Si tiene lugar el sismo pronosticado porOVSICORI, se cumplir no solo su prediccin sino

    tambin la nuestra. Si el sismo tiene lugar despusde 2009 pero antes de 2051, no se habr cumplidola prediccin de OVSICORI pero s la nuestra. Encualquiera de los dos casos se cumple esta nuevaprediccin, que no se basa en ninguna conjetura deciclos, ni en datos de instrumentos, ni en opinionesde cientficos visitantes, sino en una simple conje-tura basada en el conocimiento ordinario.

    Para terminar con este tema: todava no sepuede pedir a los gelogos que hagan prediccionesde terremotos. Si las hacen, corren el riesgo de pro-

    vocar la incredulidad.

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    CONCLUSIN

    Ms all de los aspectos anecdticos de unaprediccin fallida, queda el tema general de la re-

    lacin entre explicacin y prediccin planteadoen la filosofa de la ciencia y que podra aplicar-se a la geologa: Son simtricas la explicacin yla prediccin? Es posible predecir en todas lasciencias, o hay algunas en las que nicamentese puede explicar? En este artculo hemos cons-tatado una situacin peculiar de la geologa, quegoza de un alto grado de inmunidad frente a lascrticas contra la ciencia tan comunes en nuestrosdas. Hay alguna explicacin para esta situacin?Otros temas interesantes en los que an queda mu-cho por explorar tienen que ver con la lgica de lageologa (validez o invalidez de sus argumentos),la epistemologa de dicha ciencia (verdad o false-dad de sus enunciados) y la tica de la actividadcientfica (bondad o maldad de las acciones).

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