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Seminario Teológico “Anna Sanders” Materia: Profetas de Israel y Judá. Profesor: José Luis Carmona Lozano. __________________________ JOEL Robert B. Chisholm, Jr. Traducción: Bernardino Vázquez INTRODUCCIÓN Fecha y paternidad literaria. Este libro se atribuye a Joel hijo de Petuel (1:1). A diferencia de la mayoría de los libros proféticos, en el primer v. no se encuentra información acerca del tiempo y extensión en que se dio su ministerio profético. Así que es necesario confiar en la evidencia interna para determinar su fecha de redacción. Los eruditos han propuesto varias fechas, que van desde el s. IX al II a.C. Aquí se analizarán tres teorías. 1. Fecha preexílica temprana. Quienes atribuyen una fecha temprana (s. IX a.C.) a Joel se basan en la posición que tiene en el canon hebr. (entre Os. y Am.) y en las referencias que hace a Tiro, Sidón, Filistea, Egipto y Edom como enemigos de Israel (Jl. 3:4, 19). Hobart Freeman dice: “El hecho de que mencione esas naciones provee una fuerte evidencia a favor de una fecha preexílica, debido a que fueron los primeros enemigos de Judá y no Asiria, Babilonia y Persia que fueron posteriores” (An Introduction to the Old Testament Prophets, “Introducción a los profetas del A.T.”. Chicago: Moody Press, 1968, pág. 148; V. también Gleason L. Archer, Jr., A Survey of Old Testament Introduction. “Reseña crítica de una introducción al A.T.”. Chicago: Moody Press, 1974, pág. 305). Pero estos argumentos tienen poco peso. La posición en el canon hebreo no ofrece pruebas concluyentes, en especial cuando se advierte que la LXX lo ubica en otro lugar del canon. Aun los profetas del A.T. del período babilónico proclamaron profecías contra las naciones mencionadas (cf. Jer. 46–47; 49:7–22; Ez. 27–30; Sof. 2:4–7). Quienes apoyan una fecha preexílica tardía (s. VI a.C.) argumentan que Joel 2 describe a los babilonios tan vívidamente que no habría necesidad de identificarlos de manera explícita si los destinatarios eran sus contemporáneos, porque ya estarían percatados de su ominosa presencia. Algunos apoyan una fecha temprana para Joel usando como argumento el tipo de gobierno que se advierte en su contenido (ancianos, 1:2; 2:16; y sacerdotes gobernantes, 1:9, 13; 2:17 por motivo de que Joás asumió el reino a la corta edad de siete años) y a ciertos paralelismos verbales con otros libros proféticos (Archer, A Survey of Old Testament Introduction, “Reseña crítica de una introducción al A.T.”. págs. 304–305). La insuficiencia de estos argumentos es evidente por razón de que también los usan quienes apoyan una fecha tardía. Varios detalles del texto (cf. en especial 3:2, 6) parecen contradecir una fecha temprana (durante el reinado de Joás) para la profecía (cf. S.R. Driver, The Books of Joel and Amos, “Los libros de Joel y Amós”, págs. 14–15). 2. Fecha preexílica tardía. El punto de vista de que el libro proviene de una fecha preexílica tardía tiene mucho a su favor. Si se fecha la profecía entre 597 a 587 a.C. (según Wilhelm Rudolph, Joel–Amos– Obadiah–Jonah, “Joel, Amós, Abdías, Jonás”. Gütersloh: Gütersloher Verlagshaus Gerd Mohn, 1971, págs. 24–28), Joel 3:2b (con su referencia a la dispersión del pueblo de Dios y la repartición de la tierra) 1

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Page 1: Robert B. Chisholm, Jr. Traducción: Bernardino Vázquezcarmonalozano.com/assets/joel_conocimiento.pdf · 2019-08-21 · 1. Fecha preexílica temprana. Quienes atribuyen una fecha

SeminarioTeológico“AnnaSanders”Materia:ProfetasdeIsraelyJudá.Profesor:JoséLuisCarmonaLozano.__________________________

JOEL

Robert B. Chisholm, Jr. Traducción: Bernardino Vázquez

INTRODUCCIÓN

Fecha y paternidad literaria. Este libro se atribuye a Joel hijo de Petuel (1:1). A diferencia de la mayoría de los libros proféticos, en el primer v. no se encuentra información acerca del tiempo y extensión en que se dio su ministerio profético. Así que es necesario confiar en la evidencia interna para determinar su fecha de redacción.

Los eruditos han propuesto varias fechas, que van desde el s. IX al II a.C. Aquí se analizarán tres teorías.

1. Fecha preexílica temprana. Quienes atribuyen una fecha temprana (s. IX a.C.) a Joel se basan en la posición que tiene en el canon hebr. (entre Os. y Am.) y en las referencias que hace a Tiro, Sidón, Filistea, Egipto y Edom como enemigos de Israel (Jl. 3:4, 19). Hobart Freeman dice: “El hecho de que mencione esas naciones provee una fuerte evidencia a favor de una fecha preexílica, debido a que fueron los primeros enemigos de Judá y no Asiria, Babilonia y Persia que fueron posteriores” (An Introduction to the Old Testament Prophets, “Introducción a los profetas del A.T.”. Chicago: Moody Press, 1968, pág. 148; V. también Gleason L. Archer, Jr., A Survey of Old Testament Introduction. “Reseña crítica de una introducción al A.T.”. Chicago: Moody Press, 1974, pág. 305).

Pero estos argumentos tienen poco peso. La posición en el canon hebreo no ofrece pruebas concluyentes, en especial cuando se advierte que la LXX lo ubica en otro lugar del canon. Aun los profetas del A.T. del período babilónico proclamaron profecías contra las naciones mencionadas (cf. Jer. 46–47; 49:7–22; Ez. 27–30; Sof. 2:4–7). Quienes apoyan una fecha preexílica tardía (s. VI a.C.) argumentan que Joel 2 describe a los babilonios tan vívidamente que no habría necesidad de identificarlos de manera explícita si los destinatarios eran sus contemporáneos, porque ya estarían percatados de su ominosa presencia.

Algunos apoyan una fecha temprana para Joel usando como argumento el tipo de gobierno que se advierte en su contenido (ancianos, 1:2; 2:16; y sacerdotes gobernantes, 1:9, 13; 2:17 por motivo de que Joás asumió el reino a la corta edad de siete años) y a ciertos paralelismos verbales con otros libros proféticos (Archer, A Survey of Old Testament Introduction, “Reseña crítica de una introducción al A.T.”. págs. 304–305). La insuficiencia de estos argumentos es evidente por razón de que también los usan quienes apoyan una fecha tardía.

Varios detalles del texto (cf. en especial 3:2, 6) parecen contradecir una fecha temprana (durante el reinado de Joás) para la profecía (cf. S.R. Driver, The Books of Joel and Amos, “Los libros de Joel y Amós”, págs. 14–15).

2. Fecha preexílica tardía. El punto de vista de que el libro proviene de una fecha preexílica tardía tiene mucho a su favor. Si se fecha la profecía entre 597 a 587 a.C. (según Wilhelm Rudolph, Joel–Amos–Obadiah–Jonah, “Joel, Amós, Abdías, Jonás”. Gütersloh: Gütersloher Verlagshaus Gerd Mohn, 1971, págs. 24–28), Joel 3:2b (con su referencia a la dispersión del pueblo de Dios y la repartición de la tierra)

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se refiere a la invasión babilónica de 597 a.C. cuando fueron deportados 10,000 de los mejores hombres de Judá (cf. 2 R. 24:10–16). Esto también explicaría las referencias de Joel al templo (Jl. 1:9, 13; 2:17), porque no fue destruido sino hasta el año 586 a.C. (cf. 2 R. 25:9). Al mismo tiempo, esa forma de fechar significaría que Joel 1:15 y 2:1–l1 previeron la destrucción final de Jerusalén (que de hecho sobrevino en 586 a.C.; cf. 2 R. 25:1–21).

Considerando lo anterior, Joel armonizaría muy bien con otros pasajes que relacionan al “día de Jehová” (o “el día de la ira de Jehová” o “el día de la ira de Dios”) con ese evento (cf. Lm. 1:12; 2:1, 21–22; Ez. 7:19; 13:5; Sof. 2:2–3). La descripción de Joel (Jl. 2:1–11) también coincidiría con la que hace Jeremías de los babilonios (cf. Jer. 5:17). La referencia de Joel 3:6 al comercio de esclavos entre griegos y fenicios armoniza bien con el período preexílico tardío. Ezequiel también se refirió a ese intercambio económico (Ez. 27:13). Arvid S. Kapelrud muestra que el comercio griego floreció en el s. VII y principios del VI a.C. (Joel Studies, “Estudios en Joel”, págs. 154–158).

A pesar de lo convincente que parezca este punto de vista, provoca problemas con Joel 2:18–19. Este pasaje parece registrar la misericordia de Dios a la generación de Joel, implicando que realmente se arrepintió (V. el comentario de esos vv.). De ser así, es difícil armonizar tal secuencia de eventos con el registro histórico de los últimos días de Judá. Segundo Reyes 23:26–27 indica que ni siquiera el avivamiento de Josías logró que Dios condonara su castigo.

3. Fecha posexílica. En favor de esta teoría existen cuatro argumentos: (1) Se argumenta que Joel 3:1–2, 17 se refiere a la destrucción de Jerusalén y el exilio babilónico. En

este caso, las referencias al templo de 1:9, 13; 2:17 se aplican al segundo templo, erigido por los que retornaron del exilio en 515 a.C.

(2) Los “ancianos” (cf. 1:2; 2:16), en lugar del rey, aparecen como líderes de la comunidad. Esto es más congruente con el período posexílico (cf. Esd. 10:14).

(3) Joel cita a otros profetas, incluyendo a Ezequiel (cf. Jl. 2:3 con Ez. 36:35; Jl. 2:10 con Ez. 32:7; Jl. 2:27–28 con Ez. 39:28–29).

(4) La referencia al comercio griego de esclavos (Jl. 3:6) refleja una práctica del período posexílico. Contra estos argumentos se puede decir lo siguiente: (1) Joel 3:1–2, 17 puede referirse a la deportación de 597 a.C., no de 586 a.C. (Pero como se destacó

antes en “2. Fecha preexílica tardía”, este punto de vista tiene problemas.) Algunos tratan de explicar el lenguaje de Joel 3:1–2, 17 a la luz de los eventos registrados en 2 Crónicas 21:16–17 (Archer, A Survey of Old Testament Introduction, “Reseña crítica de una introducción al A.T.”, pág. 305). Sin embargo, el cautiverio de los hijos y esposas de la corte que se registra ahí difícilmente coincide con el lenguaje usado en Joel 3:2.

(2) Aunque es curioso que se omita toda referencia a la monarquía, este punto tiene poca fuerza porque se trata de un argumento de silencio. Los ancianos también tuvieron mucha importancia en la sociedad de Judea antes del exilio (2 R. 23:1; Jer. 26:17; Lm. 5:12, 14; cf. Kapelrud, Joel Studies, “Estudios en Joel”, págs. 187–189).

(3) En el caso de los paralelismos literarios con otros pasajes proféticos, siempre será difícil decidir quién citó a quién.

(4) Como ya se dijo, Kapelrud ha demostrado que el comercio griego de esclavos floreció en el s. VII a.C.

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En conclusión, no se puede ser dogmático acerca de la fecha de la escritura de Joel, aunque el lenguaje de Joel 3:2b parece favorecer una fecha posexílica. Ese v. sugiere que las naciones serán juzgadas en el futuro por haber imitado la política de la antigua Babilonia, que dispersó a los israelitas y dividió su tierra. Aunque no lo prueban, ese punto de vista es consistente con otras evidencias como la referencia al comercio griego de esclavos, el tipo de gobierno de la época, y los paralelismos literarios con otros profetas. Si se acepta una fecha posexílica, las referencias al templo requieren una fecha posterior a 516 a.C. Sin embargo, esto no es definitivo. Es comprensible, entonces, que los académicos conservadores difieran tanto en cuanto a la fecha de Joel.

Principales problemas de interpretación 1. Naturaleza del ejército de 2:1–11. Algunos proponen que lo que se describe en 2:1–11 es la plaga de langostas de Joel 1, o una plaga de insectos más grave. Varios factores apoyan esta teoría:

(1) Existen paralelismos literarios entre los caps. 1 y 2 (cf. 2:2, 11 con 1:6; y 2:3 con 1:19). (2) Algunos detalles de 2:1–11 sugieren que se refiere a langostas verdaderas—su gran número (2:2,

5), la destrucción de la tierra (2:3), la capacidad de los invasores de brincar y trepar (2:5, 7), y el oscurecimiento del cielo (2:10).

(3) Existe una evidente asociación literaria entre las expresiones de 2:11 (“su ejército”) y 2:25 (“mi gran ejército” que se equipara a las langostas).

(4) El “ejército” se compara con una milicia literal en 2:4–5, 7. Las frases “aspecto de caballos”, “como gente de a caballo”, “como … carros”, “como pueblo fuerte dispuesto para la batalla”, “como hombres de guerra” y “como valientes”, sugieren que no se describe a un ejército real, porque se emplea a éste como objeto de la comparación (cf. Leslie C. Allen, The Books of Joel, Obadiah, Jonah and Micah, “Los libros de Joel, Abdías, Jonás y Miqueas”, pág. 29; y Driver, The Books of Joel and Amos, “Los libros de Joel y Amós”, pág. 28).

Una interpretación más plausible es que aquí se describe a un ejército extranjero literal. El relato está diseñado según el patrón temático del cap. 1; i.e., se describe al ejército según las características de la plaga de langostas (cf. Hans W. Wolff, Joel and Amos, “Joel y Amós”, pág. 42). De esta manera se remarca la cercana relación y continuidad entre la plaga del cap. 1 y el ejército del cap. 2. Ambos fueron instrumentos del juicio divino—uno pasado, otro futuro. ¡Las langostas habían llegado, pero iban a llegar muchas más!

Se deben hacer varias observaciones en apoyo de esta interpretación: (1) Desde el punto de vista de Joel, la plaga de langostas del cap. 1 fue algo que sucedió en el

pasado; la invasión de 2:1–11 estaba en el futuro (cf. 1:15). Por tanto, los dos relatos no pueden referirse al mismo evento (Wolff, Joel and Amos, “Joel y Amós”, págs. 6–7, 42). En Joel 2:25, a las langostas se les llama el “gran ejército” del Señor, y apunta al castigo del cap. 1. Sus efectos se podían revertir, pero no evitar. Joel 2:11 se refiere a un castigo que aún era futuro, y por tanto, se podía evitar (cf. 2:20). Así que 2:25 no se puede emplear para interpretar 2:11, a pesar del multimencionado paralelismo literario. La asociación literaria no hace idénticos a los dos ejércitos (de langostas y de personas); simplemente sugiere una estrecha relación entre ellos. Las langostas fueron un “ejército” enviado por Dios (2:25); “el ejército del norte” (2:20) que sería dirigido por él (2:11).

(2) Al ejército de 2:1–11 se le llama en 2:20 “al del norte”. Las langostas suelen atacar la tierra de Palestina desde el sur o sudeste, no desde el norte (aunque no son improbables las invasiones desde el norte o nordeste; cf. Allen, The Books of Joel, Obadiah, Jonah and Micah, “Los libros de Joel, Abdías,

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Jonás y Miqueas”, pág. 88). La designación “al del norte” más probablemente se refiere a un ejército extranjero literal, debido a que generalmente se dice que los ejércitos históricos y escatológicos invaden Palestina desde el norte (incluyendo Asiria, Is. 14:25, 31; Babilonia, Jer. 6:1, 22; 15:12; Ez. 26:7; y Gog, Ez. 38:15).

(3) El uso de la imagen de las langostas para describir al ejército de Joel 2, tiene otros paralelismos en el antiguo Cercano Oriente (cf. John A. Thompson, “JoeI’s Locusts in the Light of Near Eastern Parallels”, Journal of Near Eastern Studies 14. “La plaga de langostas de Joel a la luz de los paralelismos del antiguo Cercano Oriente”, 1955:52–55).

(4) Las maldiciones deuteronómicas relacionan muy de cerca a las langostas (Dt. 28:38–42) con los ejércitos invasores (Dt. 28:25, 32–33, 36–37, 49–52). Esa asociación es natural porque ambos devoraban los productos del campo (Dt. 28:33, 51; Is. 1:7; Jer. 5:17). Esto explica la similitud entre Joel 1:19 y 2:3. Una inscripción asiria del tiempo de Sargón II (722–705 a.C.) ilustra vívidamente los efectos de un ejército invasor sobre la tierra: “Yo (Sargón) destruí la ciudad de Aniashtania … junto con otras 17 ciudades de sus alrededores, la arrasé, puse a fuego sus grandes árboles, quemé sus cosechas y reservas, abrí sus graneros y dejé a mi ejército devorar el grano incontable. Como feroces langostas dejé que mis bestias anduvieran por sus valles y arrancaran la vegetación de la cual se sustentaba [la ciudad]; y devastaron sus planicies” (D.D. Luckenbill, Ancient Records of Assyria and Babylonia. 2 vols. “Crónicas antiguas de Asiria y Babilonia”. Chicago: University of Chicago Press, 1926–1927, 2:85).

Las comparaciones con una milicia (en 2:4–5, 7) no significa necesariamente que se trata de un ejército humano. Hay dos posibles explicaciones del porqué de esas similitudes. Una es que un ejército, si se describe con la figura de langostas, puede equipararse con una milicia. En este caso, el símil es una referencia indirecta a la realidad que hay detrás de esa figura. A este respecto Freeman dice: “el profeta, teniendo como trasfondo la reciente invasión de langostas del cap.1, usó esa calamidad para desarrollar su figura de lenguaje” (An Introduction to the Old Testament Prophets. “Introducción a los profetas del A.T.”, pág. 152). E.W. Bullinger provee otra explicación. Sugiere que “a veces, el símil es una figura gramatical que en realidad implica la misma cosa” (V. Diccionario de figuras de dicción usadas en la Biblia, pág. 634, Editorial CLIE, 1985). En tales casos, la preposición hebr. ke “como”, indica que el objeto específico que se compara es en todo detalle igual al otro, queriendo decir con ello que el primero tiene la misma esencia del otro. Por ejemplo, Isaías 1:7b declara que en Judá “vuestra tierra está … asolada como asolamiento de extraños” (i.e., en verdad había sido asolada por extraños). De igual manera, Isaías 1:8b destaca que Jerusalén estaba “como ciudad asolada” (i.e., estaba probablemente bajo el sitio de Senaquerib). (Sin embargo, ke en Is. 1:8–9 tiene su significado normal: “como enramada” y “como cabaña” v. 8; y “como Sodoma”, v. 9.) Otro ejemplo del uso de esta preposición para significar “identidad”, está en Joel 1:15, que afirma que el “día de Jehová … vendrá como destrucción por el Todopoderoso” (i.e., de cierto incluirá la destrucción provocada por Dios).

Para resumir lo anterior, el ejército de 2:1–11 probablemente es un invasor literal que vendría del norte y que se describe con las características de las langostas para enfatizar que, al igual que ellas, era un instrumento del Señor que representaba la culminación del castigo que se había iniciado con la invasión de langostas.

2. “El día de Jehová” en Joel. Aunque la descripción del “día de Jehová” fue ciertamente influenciada por las tradiciones relativas a la intervención del Señor en las primeras guerras de Israel (cf. Gerhard von Rad, The Origin of the Concept of the Day of Yahweh, “Origen del concepto del día de Jehová”. Journal

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of Semitic Studies 4. 1959: 97–108), la expresión en sí se deriva de la idea dominante en el antiguo Cercano Oriente de que un poderoso rey-guerrero dirigiría y ganaría en un solo día una campaña militar (cf. Douglas Stuart, The Sovereign’s Day of Conquest, “Día de conquista del soberano”. Bulletin of the American Schools of Oriental Research 220/221. Diciembre 1975, febrero 1976:159–164). En términos generales, “el día de Jehová” es una expresión idiomática usada para enfatizar la naturaleza rápida y decisiva de la victoria del Señor sobre sus enemigos en cualquier momento.

En el A.T., la expresión “el día de Jehová” puede referirse a un evento histórico particular o a la batalla escatológica que pondrá fin a la era presente. En él se encuentran los siguientes elementos:

(1) “El día de Jehová” a veces implica el juicio del pueblo de Dios, en el que se incluye al reino del norte (que cayó a manos de Asiria; cf. Am. 5:18, 20) y Judá (ante Babilonia; cf. Lm. 1:12; 2:1, 21–22; Ez. 7:19; 13:5; Sof. 2:2–3). A veces ese castigo se presenta en el contexto de un juicio más amplio y mundial sobre todas las naciones (cf. Is. 2:12; Sof. 1:18).

(2) “El día de Jehová” a menudo incluye el juicio contra las naciones extranjeras, incluyendo a Babilonia (que cayó ante los medo-persas; cf. Is. 13:6, 9), Egipto (ante los babilonios; cf. Jer. 46:10; Ez. 30:3), Edom (cf. Is. 34:8–9), y la coalición escatológica del norte encabezada por Gog (Ez. 39:8).

(3) “El día de Jehová” producirá la purificación y restauración de Israel (cf. Is. 61:2; Mal. 4:5), pero también un intenso sufrimiento (Zac. 14:1–3).

Por tanto, “el día de Jehová” abarcaba varios “días” o series de eventos pasados (cf. A.J. Everson, The Days of Yahweh, “Los días de Jehová”. Journal of Biblical Literature 93. 1974:329–337), los cuales incluyen la destrucción del reino del norte, el exilio babilónico, la conquista de Egipto por Babilonia y la caída de ésta última. Esos ejemplos de la intervención divina en la historia prefiguran el período final de la historia en que Dios aniquilará a todos sus enemigos en una escala más completa y restaurará a Israel (para el desarrollo detallado de la relación entre la historia y la escatología V. Is. 13–27).

En Joel, los tres elementos antes mencionados aparecen en relación con “el día de Jehová”. El juicio de Israel se anuncia en Joel 1:15 y 2:1–11, la liberación de Israel se predice en 2:28–32, y el juicio universal sobre las naciones se presenta en el cap. 3. Parece que Joel avizoró en forma telescópica los eventos del “día de Jehová”. Él relató la manera en que su generación escapó del “día de Jehová” por escaso margen, pero también previó la liberación final de Israel de todos sus enemigos al final de los tiempos.

Al discutir el tema del “día de Jehová” al final de los tiempos, Joel se concentró en un aspecto principal de ese “día”, i.e., el evento particular en el cual el Señor intervendrá en la historia para destruir a sus enemigos y liberar a su pueblo Israel.

Sin embargo, “el día de Jehová”, como lo muestran otros pasajes, incluirá otros eventos: (1) Antes de que los enemigos de Israel sean destruidos, saquearán y devastarán a Israel (Zac. 14:1–

2). Será un tiempo de gran angustia para la nación (Sof. 1:7–18; cf. Dn. 12:1). Jesús llamó a ese período la “gran tribulación” (Mt. 24:21) de la nación.

(2) Después que el Señor destruya a sus enemigos (cuando regrese el Mesías) el día de Jehová incluirá un tiempo de bendición para Israel (cf. Abd. 15 con Abd. 21), el cual es conocido como “el milenio”.

(3) Después de éste, el día de Jehová incluirá la destrucción de los cielos y la tierra actuales y la aparición de nuevos cielos y tierra (2 P. 3:10, 12–13).

Por tanto, según los pasajes bíblicos que tratan este tema aparte de Joel, “el día de Jehová” será un prolongado período en que se incluirá tanto el castigo como la bendición. Será poco después del rapto y

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abarcará el período de 7 años de la gran tribulación, el retorno del Mesías, el milenio, y la creación de los nuevos cielos y tierra. Es obvio que este orden contradice al aserto que hacen algunos de que el rapto ocurrirá después de la tribulación y luego empezará el día de Jehová (V. el comentario de 1 Ts. 5:2; 2 Ts. 2:1–12 y el “Bosquejo de los sucesos de los últimos tiempos predichos en la Biblia” en el Apéndice, pág. 349).

BOSQUEJO

I. Introducción (1:1) II. La plaga de langostas (1:2–20)

A. Llamado inicial (1:2–4) B. Llamado a lamentar (1:5–13)

1. Los ebrios debían lamentarse (1:5–7) 2. La tierra debía lamentarse (1:8–10) 3. Los campesinos debían lamentarse (1:11–12) 4. Los sacerdotes debían lamentarse (1:13)

C. Llamado al arrepentimiento (1:14) D. Importancia de la plaga (1:15–20)

III. El día del Señor venidero (2:1–11) A. La cercanía del ejército del Señor (2:1–2) B. El poder destructor del ejército del Señor (2:3–5) C. La implacable acometida del ejército del Señor (2:6–9) D. La invencibilidad del ejército del Señor (2:10–11)

IV. Un nuevo llamado al arrepentimiento (2:12–17) A. Llamado a un sincero cambio de corazón (2:12–14)

1. El llamado (2:12–13a) 2. La motivación (2:13b–14)

B. Llamado a la participación nacional (2:15–17) V. Perdón y restauración (2:18–27)

A. La bondadosa respuesta del Señor (2:18) B. Promesa divina de bendición agrícola (2:19–27)

VI. Promesa de un futuro glorioso (2:28–3:21) A. Avivamiento espiritual y liberación (2:28–32) B. Juicio de las naciones (3:1–16)

1. Anuncio del juicio (3:1–8) 2. Llamado a luchar: descripción del juicio (3:9–16)

C. Restauración final de Israel (3:17–21) 1

John F. Walvoord y Roy B. Zuck, El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento, tomo 6: Daniel-Malaquías 1

(Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 2001), 111–116.�6