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salud ¿SE PUEDE FRENAR EL HIPO? No es raro que aparezca el hipo en las siguientes circunstancias: después de reírse mucho y con ganas, comer demasiado rápido o mientras se habla animadamente, ingerir bebidas con gas e, incluso, después de haber bebido mucho alcohol. Los métodos tradiciona- les para frenarlo son muchos y muy variados y, aunque muchos autores los recomiendan -a veces funcionan-, no hay evidencia cientí- fica que sustente estas prácticas. Así, las maniobras que tienen que ver con la respiración, como aguantar la respiración exten- diendo el cuello, beber agua con rapidez, realizar una espiración forzada sin expulsar aire, con la boca y la nariz tapadas o hacer respiraciones rápidas y cortas, la presión en el puente nasal, la compresión ocular, el masaje rectal digital, la presión en ambos conductos auditivos externos e, incluso, el consabido susto, están relacionados con el nervio vago. Por ello, su posible eficacia podría estar vinculada a la sobreestimula- ción de este nervio, que provocaría el cese del hipo. No obstante, como en el caso de los niños, si el hipo persiste de manera prolongada o afecta a las actividades de la vida diaria (impide el descanso nocturno o la alimentación) y provoca cansancio o ansiedad, lo mejor es consultar con el médico. Lo normal es tener hipo Un episodio de hipo en bebés y niños sanos dura por lo general entre 10 y 15 minutos y no requiere atención médica ria, quien insiste en que no reviste gravedad, a no ser que tenga una du- ración superior a las 24-48 horas y afecte a la alimentación o el sueño. Por esta razón, cuando persiste más de 24 horas, es necesario acudir al médico para que descarte enferme- dades como meningitis, otitis media, bronquitis, asma e, incluso, la presen- cia de un cuerpo extraño en el oído. En el lactante De la misma manera, el hipo es fre- cuente en los lactantes y también es habitual que preocupe a los padres. Sin embargo, tal y como informa la Asociación Española de Pediatría, los episodios de hipo en bebés y en niños pequeños sanos en muy pocas ocasio- nes están relacionados con un proble- ma de salud grave. Así que observar al bebé sin alarmarse y asegurarse de su bienestar es suficiente. No requie- re mayores intervenciones, puesto que no les ocasiona ningún problema. En otras palabras: es inofensivo. El hipo en los pequeños suele estar provocado por inmadurez del sistema nervioso: cualquier estímulo que irrite al diafragma, como el reflujo fisiológi- co de la leche del estómago al esófa- go, por tragar aire -por un inadecuado agarre al pezón mientras mama o por una tetina con agujeros demasiado grandes o demasiado pequeños- y hasta por un cambio brusco de la temperatura ambiental. Sin embargo, no hay por qué preocuparse ya que, a partir de los seis meses, los episodios de hipo empiezan a disminuir. www.consumer.es E l hipo es habitual en lactantes y durante la infancia. Y aunque puede llegar a preocupar a los padres si se da con frecuencia, en muy pocas ocasiones es señal de una enfermedad grave. Sin embargo, si el episodio du- ra más de 48 horas, se aconseja bus- car atención médica para descartar alteraciones digestivas, pulmonares, neurológicas o, incluso, psiquiátricas, entre otras. Clases La literatura médica define al hipo como una serie de contracciones en forma de espasmo, repentinas, invo- luntarias y entrecortadas del diafrag- ma (el músculo que está situado entre las cavidades torácica y abdominal). Su aparición se relaciona con el cierre anticipado de la glotis, interrumpien- do la inspiración y provocando su sonido característico. El hipo se clasifica según su duración: Agudo, transito- rio o autolimitado: cuando dura menos de 48 horas. Persistente: cuando se prolonga más allá de las 48 horas hasta un mes. Intratable o in- coercible: si du- ra más de un mes (aunque hay auto- res que no lo consi- deran como tal hasta que no supera los dos meses). En el 90% de los casos, la presentación más habitual es la benigna y transi- toria, el hipo agudo, en la que, en la mayoría de las veces, no se conoce el motivo que lo provoca. El hipo persis- tente se asocia con causas digestivas, respiratorias o cardiacas, entre otras. Por su parte, la forma más grave, cuan- do el hipo supera el mes, se relaciona con alteraciones neurológicas, sobre todo si el afectado es un niño. Este hipo intratable puede encubrir una irritación del nervio frénico o del ner- vio vago, patologías del sistema ner- vioso central, trastornos psiquiátricos, el consumo de determinados medica- mentos (entre los que se encuentran anestésicos, corticoesteroides, medica- mentos utilizados en la enfermedad de Parkinson o quimioterapia) o procesos infecciosos, tóxicos o metabólicos. Este tipo de hipo predomina en varones, sin diferencias significativas en cuanto a la frecuencia según la edad, el grupo étnico o el nivel socioeconómico. En la infancia A pesar de que por lo general es le- ve, el hipo, cuando se presenta con frecuencia, es motivo de preocupación para los progenitores. No es raro que en las consultas de pediatría, los pa- dres de niños de cuatro o cinco años pregunten por qué su hijo tiene tanto hipo o si es peligroso que lo sufra tres o cuatro veces al día. En niños es habitual el hipo de corta duración que no afecta a sus activida- des cotidianas. No se conoce la causa concreta de este hipo agudo, que es autolimitado y se resuelve de forma espontánea, tal y como explica Anna Soriano, pediatra de atención prima- 39 38

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salud

¿Se puede frenar el hipo?

No es raro que aparezca el hipo en las siguientes circunstancias: después de reírse mucho y con ganas, comer demasiado rápido o mientras se habla animadamente, ingerir bebidas con gas e, incluso, después de haber bebido mucho alcohol. Los métodos tradiciona-les para frenarlo son muchos y muy variados y, aunque muchos autores los recomiendan -a veces funcionan-, no hay evidencia cientí-fica que sustente estas prácticas.

Así, las maniobras que tienen que ver con la respiración, como aguantar la respiración exten-diendo el cuello, beber agua con rapidez, realizar una espiración forzada sin expulsar aire, con la boca y la nariz tapadas o hacer respiraciones rápidas y cortas, la presión en el puente nasal, la compresión ocular, el masaje rectal digital, la presión en ambos conductos auditivos externos e, incluso, el consabido susto, están relacionados con el nervio vago. Por ello, su posible eficacia podría estar vinculada a la sobreestimula-ción de este nervio, que provocaría el cese del hipo.

No obstante, como en el caso de los niños, si el hipo persiste de manera prolongada o afecta a las actividades de la vida diaria (impide el descanso nocturno o la alimentación) y provoca cansancio o ansiedad, lo mejor es consultar con el médico.

Lo normal es tener hipoUn episodio de hipo en bebés y niños sanos dura por lo general entre 10 y 15 minutos y no requiere atención médica

ria, quien insiste en que no reviste gravedad, a no ser que tenga una du-ración superior a las 24-48 horas y afecte a la alimentación o el sueño.Por esta razón, cuando persiste más de 24 horas, es necesario acudir al médico para que descarte enferme-dades como meningitis, otitis media, bronquitis, asma e, incluso, la presen-cia de un cuerpo extraño en el oído.

En el lactante De la misma manera, el hipo es fre-cuente en los lactantes y también es habitual que preocupe a los padres. Sin embargo, tal y como informa la Asociación Española de Pediatría, los episodios de hipo en bebés y en niños pequeños sanos en muy pocas ocasio-nes están relacionados con un proble-ma de salud grave. Así que observar al bebé sin alarmarse y asegurarse de su bienestar es suficiente. No requie-re mayores intervenciones, puesto que no les ocasiona ningún problema. En otras palabras: es inofensivo. El hipo en los pequeños suele estar provocado por inmadurez del sistema nervioso: cualquier estímulo que irrite al diafragma, como el reflujo fisiológi-co de la leche del estómago al esófa-go, por tragar aire -por un inadecuado agarre al pezón mientras mama o por una tetina con agujeros demasiado grandes o demasiado pequeños- y hasta por un cambio brusco de la temperatura ambiental. Sin embargo, no hay por qué preocuparse ya que, a partir de los seis meses, los episodios de hipo empiezan a disminuir.

www.consumer.es

El hipo es habitual en lactantes y durante la infancia. Y aunque

puede llegar a preocupar a los padres si se da con frecuencia, en muy pocas ocasiones es señal de una enfermedad grave. Sin embargo, si el episodio du-ra más de 48 horas, se aconseja bus-car atención médica para descartar alteraciones digestivas, pulmonares, neurológicas o, incluso, psiquiátricas, entre otras.

ClasesLa literatura médica define al hipo como una serie de contracciones en forma de espasmo, repentinas, invo-luntarias y entrecortadas del diafrag-ma (el músculo que está situado entre las cavidades torácica y abdominal). Su aparición se relaciona con el cierre

anticipado de la glotis, interrumpien-do la inspiración y provocando su

sonido característico. El hipo se clasifica según

su duración: Agudo, transito-rio o autolimitado: cuando dura menos de 48 horas.

Persistente: cuando se prolonga más allá de las 48 horas hasta un mes. Intratable o in-

coercible: si du-ra más de un mes (aunque hay auto-res que no lo consi-deran como tal hasta que no supera los dos meses).

En el 90% de los casos, la presentación más habitual es la benigna y transi-toria, el hipo agudo, en la que, en la mayoría de las veces, no se conoce el motivo que lo provoca. El hipo persis-tente se asocia con causas digestivas, respiratorias o cardiacas, entre otras. Por su parte, la forma más grave, cuan-do el hipo supera el mes, se relaciona con alteraciones neurológicas, sobre todo si el afectado es un niño. Este hipo intratable puede encubrir una irritación del nervio frénico o del ner-vio vago, patologías del sistema ner-vioso central, trastornos psiquiátricos, el consumo de determinados medica-mentos (entre los que se encuentran anestésicos, corticoesteroides, medica-mentos utilizados en la enfermedad de Parkinson o quimioterapia) o procesos infecciosos, tóxicos o metabólicos. Este tipo de hipo predomina en varones, sin diferencias significativas en cuanto a la frecuencia según la edad, el grupo étnico o el nivel socioeconómico.

En la infancia A pesar de que por lo general es le-ve, el hipo, cuando se presenta con frecuencia, es motivo de preocupación para los progenitores. No es raro que en las consultas de pediatría, los pa-dres de niños de cuatro o cinco años pregunten por qué su hijo tiene tanto hipo o si es peligroso que lo sufra tres o cuatro veces al día. En niños es habitual el hipo de corta duración que no afecta a sus activida-des cotidianas. No se conoce la causa concreta de este hipo agudo, que es autolimitado y se resuelve de forma espontánea, tal y como explica Anna Soriano, pediatra de atención prima-

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