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“Santa Brígida fue una mujer de gran valor,porque poseía una fe libre, un amor ofrecidocon todo el corazón. Amaba a la Iglesia de sutiempo tal cual era, trabajaba por ella, sufría, seempeñaba por su unidad y por sostener alVicario de Cristo”.

Juan Pablo II

Fundadora de la Orden Brigidiana de SanSalvador. Santa Brígida recibió una serie derevelaciones religiosas.

9 7 8 8 8 8 4 0 4 0 0 0 8 € 1,50

ISBN 9 7 8 - 8 8 - 8 4 0 4 - 0 0 0 - 8

SANTA BRIGIDA_230310 7-04-2010 9:13 Pagina 1

Devoción de lasQuince Oracionesde Santa Brígida

SHALOM

Textos: extraídos de los escritos de Santa Brígida Imprimatur: L. Muscari Vicarius Generalis

Hydrunti, 7 Iannuarii 1918 Traducción del: Justo Antonio Lo Feudo

© Editrice Shalom – 23.07.2000 Santa Brígida

I S B N 9 7 8 8 8 8 4 0 4 0 0 0 8

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La Editorial SHALOM no tiene fi nes de lucro. Prohibida la reproducción aun parcial del presente volumen con cualquier medio de duplicación, sin la autorización escrita del editor. La eventual cita, según la “ley de prensa”, debe hacer explícita referencia al autor, título y editor.

IndiceSanta Brígida, acción y contemplación.............................5

Las Quince Oracionespromesas de Jesús que se rifieren a esta devoción ..15

El Rosario de Santa Brígida ..............................................39

Las oraciones de Santa BrígidaQue se debe rezar durante 12 años ............................43

Oraciones de Santa Brígida Oraciones en la Iglesia ......................................................51 Salve, Estrella del mar .......................................................53

Otras oraciones Oración a Santa Brígida ...................................................55 Te adoro oh Santa Cruz .....................................................56 Alma de Cristo ........................................................................56 Oración delante del crucifijo .........................................57 Oración para el Papa ...........................................................59 A Jesús crucificado ..............................................................60 Oración cotidiana en honor

de las santas Llagas .....................................................61 Sequencia al Espíritu Santo............................................62 Angel de Dios..........................................................................63 Oración por el sufragio

de las almas del purgatorio .....................................61

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Santa Brígida,acción y contemplación

Brígida de Suecia fue una grande figura de mujer, de esposa, de madre, de educadora de sus hijos; una laica “con un matrimonio feliz”, muy activa en la Igle-sia del 1300.

Grande estrella entre nuestras hermanas santas, fue proclamada por el Papa Juan Pablo II, en octubre de 1999, compatrona de Europa junto con Catalina de Siena y Edith Stein (que murió mártir en el campo de concentración de Auschwitz). Una elección importante porque Brígida fue una santa “de dimensión europea” por sus viajes (peregrinaciones), sus conocimientos e intereses que iban más allá de las fronteras de Suecia (su segunda patria por largos años fue Roma).

Santa Brígida es conocida sobre todo como la mística y fundadora del orden del Santísimo Salvador. Pero no hay que olvidarse que la primera parte de su vida fue aquella de una laica que era feliz en su ma-trimonio. Mostrandola como compatrona de Europa, deseo que la sientan cercana no solo aquellos que han recibido la vocación a una vida de especial consagra-ción, sino también a aquellos que son llamados a las ocupaciones de la vida laical en el mundo, y sobre

6Santa Brígida acción y contemplación

todo a la alta y comprometedora vocación de formar una familia cristiana.

Sin dejarse desviar por las condiciones de bienestar de su rango social, ella y su marido Ulf, vivieron una experiencia de pareja en la que el amor de esposos se conjugó con la intensa oración, con el estudio de la Sa-grada Escritura, con la mortificación, con la caridad. Pero ese período de su vida familiar era tan sólo una primera etapa. La peregrinación que hizo con su marido Ulf a Santiago de Compostela, en 1341, cierra simbóli-camente esta fase preparandola a la nueva vida que tuvo inicio algunos años más tarde cuando, con la muerte del marido, advirtió la voz de Cristo que le confiaba una nueva misión, para la cual la guió, paso por paso, con una serie de gracias místicas extraordinarias.[…]

Se advierte en Brígida la fuerza de la profecía. A veces usa tonos que son como un eco de los grandes profetas antiguos. Ella habla con seguridad a prínci-pes y pontífices, revelando los diseños de Dios sobre los acontecimientos históricos. No ahorra admoni-ciones severas, incluso en tema de reforma moral del pueblo cristiano y del mismo clero (cfr. Revelationes IV,49; cfr. además IV,5).

En su época algunos aspectos de la extraordinaria producción mística suscitaron comprensibles interro-gantes, respecto a los cuales el discernimiento eclesial se orientó en la dirección de la única revelación pública,

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que tiene en Cristo su plenitud y en la Sagrada Escritura, su expresión normativa. Inclusive las experiencias de los grandes santos no están exentas de esos límites que siem-pre acompañan la recepción humana de la voz de Dios. La Iglesia ha reconocido la santidad de Brígida, aún sin pronunciarse sobre las revelaciones particulares, aco-giendo la autenticidad global de su experiencia interior.

Ella se presenta como testimonio significativo del espacio que puede tener en la Iglesia el carisma vivido con plena docilidad al Espíritu Santo y en plena confor-midad con las exigencias de la comunión eclesial. Parti-cularmente, habiendose apartado las tierras escandina-vas, patria de Brígida, de la plena comunión con la sede de Roma en el curso de los tristes acontecimientos del siglo XVI, la figura de la santa sueca permanece como precioso vínculo ecuménico, reforzado por su Orden a través del compromiso desarrollado en tal sentido.

Carta Apostólica para la proclamación de Santa Brígida de Suecia, compatronas de Europa (1/10/99)

Brígida: esposa y madre felizBrígida (en la etimología gótica significa “lumino-

sa”) nace en 1302. Su padre Birger era gobernador de la región de Upland. Tuvo su primera visión a la edad de 12 años: de hecho Brígida después de haber escu-chado una prédica sobre la pasión de Jesús, tuvo con

8Santa Brígida acción y contemplación

él un profundo diálogo que se le quedó gravado para siempre en su memoria. A la pregunta “Oh mi querido Señor ¿quien te ha dejado así?” , escuchó la respuesta: “¡Todos aquellos que se olvidan de mí y desprecian mi amor!”. Fue entonces que la niña decidió de amar a Jesús con todo el corazón para siempre.

Según la usanza del tiempo, también Brígida fue dada como esposa cuando era jovencita: tenía sólo 14 años. De su matrimonio con Ulf Gudmarsson nacie-ron 8 hijos, 4 varones y 4 mujeres:

• Marta. (1319-1320), la mayor, que se casará jo-ven y tendrá una vida mundana y orgullosa que pre-ocupará la madre;

• Karl (1321), el más perspicaz y original de to-dos, morirá por causa de la peste antes de partir con la madre hacia Tierra Santa;

• Birger (1323) acompañará su madre en su viaje a Tierra Santa y trasportará sus restos a Suecia junto con su hermana Catalina, morirá en una de las cruza-das en el 1391;

• Bengt, alma de asceta en un cuerpo frágil, alum-no de los cistercienses de Alvastra, morirá el 1346;

• Gudmar (1327) muere a sólo 8 años;• Catalina (1330) la alegría de Brígida, será su

compañera y colaboradora, junto a su hermano Birger, llevará los restos de su madre a Suecia (también ella es santa y la Iglesia la recuerda el 24 de marzo);

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• Ingeborg (1330), entró en el orden Cisterciense, morirá a solo 18 años;

• Cecilia (1334) la quinta entre los 8; al llegar a la edad adulta, morirá el 1399.

Ulf ha enseñado a su esposa Brígida la obediencia hacia su marido y el sentido de la responsabilidad. Era muy cristiano y creció en el convento de los Cister-cienses de Alvastra; Brígida era aún más inflamada por él y era animada de un recogimiento contempla-tivo, siempre atenta a sus deberes oficiales. Estudia-ba la literatura mística, leía mucho, principalmente la Sagrada Escritura y las obras de San Bernardo de Claraval que llevaban a la perfección su educación re-ligiosa. Juntos rezaban 3 veces al día, se confesaban y recibían la comunión cada semana. Ambos fundaron un pequeño hospital, donde atendían frecuentemente a los enfermos. Además era costumbre de Brígida ser-vir personalmente a los pobres.

Brígida fue apreciada por sus dotes pedagógicas, las que tuvo ocasión de mostrar en el período en que fue requerido su servicio en la corte como dama de casa de Blanca, la joven esposa del rey Magnus Erics-son, y luego durante toda su vida como madre educa-dora tierna y sabia de sus ocho hijos.

En 1341, Brígida emprende junto a su esposo Ulf una larga peregrinación a Santiago de Compostela. Pe-regrinación que les hizo atravesar la Europa, del norte

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al sur, permitiéndole tomar conciencia de la situación de la Iglesia dividida, con el papa que vivía en Avig-non. Cuando estaban regresando, Ulf se enferma gra-vemente llegándole la muerte el 12 de febrero de 1344 en un monasterio de Alvastra.

Es desde este momento doloroso, de la pérdida del esposo, que Brígida comenzó la segunda parte de su vida.

De la vida conyugal al estado religiosoRegresando a Suecia, renunció a todos sus bienes

conduciendo una vida de penitencia y de oración en una casa monástica. Justamente aquí comienzan las primeras revelaciones (cuya autenticidad han testimo-niado sus confesores y directores espirituales, a los cuales Brígida ha siempre obedecido) a través de los cuales Dios le hacía comprender su misión. Desde la contemplación auténtica de Dios y de su gloria, fue llamada a la acción por su Reino. En 1349, acompaña-da por sus confesores y por su hija Catalina, se dirige a Roma dejando Suecia volviéndose “romana” de adop-ción para siempre. Había un triple motivo para la ida de Brígida a Roma.

1. Espiritual y personal – vivir la experiencia del año santo de 1350, proclamado por Clemente VI;

2. Formal – Obtener la aprobación del orden reli-gioso que quería fundar (fundación y aprobación, ambas expresamente pedidas a ella durante una revelación);

3. Eclesial – su amor por la Iglesia la lleva a

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trabajar para permitir que el Papa regrese de Avignon a Roma (también Catalina de Siena, aproximadamen-te en los mismos años, “trabajó” intensamente por el mismo objetivo).

Establecida en Roma, Brígida conduce una vida de oración, de penitencia y de caridad. Durante esos años, envió también numerosos mensajes de llamadas de atención, de amenazas y de exhortaciones a nume-rosos personajes de ese tiempo: priores, cardenales, soberanos y sobre todo Papas. Pero no obstante la fama del personaje y su santidad, esos señores no fue-ron impresionados para nada de sus cartas y siguieron por el mismo camino siguiendo sus intereses políticos o de simple prestigio personal.

Durante su permanencia en Italia, Brígida hizo numerosas peregrinaciones: Así, fue a Milán, Pavía, Asís, Bari, Benevento, Pozzuoli, Nápoles, Salerno, Amalfi, al Santuario de San Miguel Arcángel en el Monte Gargano. Logró realizar también su grande de-seo de ir a Tierra Santa. Fue en 1372, junto a los hijos Birger, Catalina y a un grupo de otras personas que ella llamaba “amigos de Dios”.

Para Brígida la peregrinación era una verdadera ex-periencia espiritual. Pero en el frenesí del peregrinar, como en el compromiso activo al servicio de los po-bres, Brígida busca mucho más que el hacer, en forma mecánica y habitual, la obra de salvación. Practicando