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SecretoscompartidosNoaAlférez

(LosGreenwoodII)

SECRETOSCOMPARTIDOS

NoaAlférez«¿Hastadondeseriascapazdellegarporlealtad?¿Seríascapazderenunciara

tufelicidad,atudestino,alamor,yvencertuspropiosmiedos?»MaysieSheldonteníaunsecreto.Unodeesosquedesgarraelalmadequienloguarda,ydepositaunapesadacargaentodo

aquelconquiensecomparte.MaysieSheldonhabíaamado.Había amado con el alma, con esa inocencia conmovedora que impulsa a las jóvenes

ingenuasaescaparsedeldulcecobijodesussábanasenmitaddelanochepararefugiarseenunos brazos cálidos, para robarle un minuto al tiempo, para arrancarle unos segundos aldestino…

MaysieSheldonguardabaungransecretoysuhermanaElisabethcompartíagustosaaquelpeso.

ACERCADELAAUTORA

NoaAlférezesunaalmeriensetotalmenteenamoradadesutierra.Tieneunavidasencillayuntrabajonormalycorriente,unmaridoqueesunprimoryunperrollamadoJuanquelavuelveloca(deamor,claro).

Siempre lehagustado lapintura, la fotografía, lasmanualidades,el cine, leer…yunpocotodoloqueseacreareimaginar.

ActualmenteestácursandoelgradodeTrabajoSocialenlaUNED,yaqueporcircunstanciasdejódeestudiarensumomento.Avecestienelaimpresióndequesiemprehacelascosasunpocotarde,peroquizáslashaceenelmomentoperfectoyjustoparaella.

Nunca antes se había atrevido a escribir pero siempre andaba imaginando historias ypersonajesensucabeza.

Tieneelfirmeconvencimientodequetodaslascosasdelavida,sobretodolasqueapriorinoparecenserlasmejores,conducenanuevoscaminosyoportunidades.

Fue durante la recuperación de una complicada fractura de peroné, que una tarde se leocurrióabrirunWordycomenzaraescribirunade lasmuchashistoriasque le rondabapor lacabeza.

ÍndicePortadillaAcercadelaobraDedicatoriaCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30

Capítulo30Capítulo31Capítulo32Capítulo33Capítulo34Capítulo35Capítulo36Capítulo37Capítulo38Capítulo39Capítulo40Capítulo41EpílogoCréditos

Atodoslosqueenalgúnmomentoconfiaronenmí.Yati;seguirésonriéndolealalunallena,

séquetúmedevolveráslasonrisadesdeallí.

Capítulo1Marzo1856.Surrey.InglaterraLas tardes iban alargándose cada día casi imperceptiblemente, robándole

horasalaoscuridad.El tiempo en Surrey estaba dando una tregua y, a pesar de estar aún a

principios de marzo, la lluvia llevaba días sin hacer acto de presencia. Lasprimeras flores silvestrescomenzabana invadir losbordesde loscaminosconunaexplosiónmulticolorquellenabaaMaysieSheldondeoptimismoydeunaeuforiaquelahacíacaminaravarioscentímetrosdelsuelo,comosiflotarasobresupropiadicha.

Maysiecogiólaflorquellevabaprendidadetrásdelaoreja,enredadaensusrizosdelcolordeloroviejo,yselaacercóasubocaconunasonrisabobalicona.Sentía sus labios sensibles, con un cálido hormigueo como si el beso queacababa de recibir aún no se hubiera terminado, como si su huella fuera unamarcaindeleblequenolaabandonaríajamás.

Suprimerbeso.Girósobresímismaconunaalegrecarcajadaporelcaminoque llevabaal

jardín de casa de sus tíos y echó a correr ansiosa por contárselo a sumellizaElisabeth.

SumadrelashabíamandadoaSurreyparaqueterminarandeprepararsedecaraasudebutensociedad,quetendríalugarunpardemesesdespuéscuandocumplieranlosdiecisieteaños.

La matriarca, Lisa Sheldon, tenía a su disposición cualquier cosa que eldineropudieracomprargraciasalaafanosacostumbredesumaridodeconvertirenoro todo loque tocabadebidoasuextraordinariavistapara losnegociosy,porquénodecirlo,asufaltadeescrúpulos.

Pero lo que ambicionaban los Sheldon no podía adquirirse a golpe detalonario; loquemásansiabanera seraceptadosporelexclusivocírculode laaristocracia, donde la hipocresía era la que mandaba. Todos acababanabriéndoleslaspuertasdesussalones,casiobligadosporelconvencimientodeque el dinero significaba poder, pero mirándolos siempre por encima delhombro, conel silencioso rencorque se sientehacia elqueestá invadiendo tu

territoriosinprisa,demanerapacífica,peroinexorable.MathiasSheldonnodudabaenapretarlelastuercasaquienhicierafalta,sin

unapizcadedecoronivergüenza.Movíaloshilosdetodoaquelqueledebieraun favor y era capaz de amenazar veladamente a cualquiera al que hubieraayudado económicamente, con tal de que su esposa y él recibieran lasinvitacionespertinentesalascasasyloseventosdemayorenjundia.

Porsupuesto,decaraalapresentacióndesushijasensociedadelesfuerzohabíasidotitánico,ynocejaríaensuempeñohastaquelasmellizasalcanzaranelobjetivoquemilimétricamentehabía trazadoparaellas,quenoeraotroqueverlascasadasconunnobleconun título lomásantiguoe importanteposible.Soloasíconseguiríaquelaaristocracialomiraracomoaunigualynocomoaun advenedizo, al que envidiaban por su fortuna, pero despreciaban por susorígenes.

Para ello, las había provisto de una dote más que generosa y las habíamandadoconpremuraa lacasadecampode losThompson, tíosdesuesposaque,aunqueempobrecidosyconuntítulomenor,pertenecíanaunafamiliadelanoblezaruralbienposicionada.Ellosaceptaroncongustolagenerosadonaciónde los Sheldon a cambio de introducirlas, con sutileza, en su ambiente ypresentarles a algunos contactos que les facilitaran el camino, además deaconsejarlasyterminarde«pulirlas».

Elisabeth era comouna esponja que absorbía cada pequeño dato queBethThompson le proporcionaba, cada anécdota y cada valioso detalle a tener encuenta sobre anfitriones, herederos y fortunas, todo aquello que ningunainstitutrizjamásleenseñaría.Encambio,Maysieparecíaestarabsortadesdequellegó en sus propios pensamientos, lo que, sinceramente, a su tía le traía sincuidado.

Los Thompson las habían acogido por no enemistarse con sus parientes,améndepor lagenerosaaportacióndeSheldonasusdesmejoradasarcas,peromás,alládeeso,nolesimportabalomásmínimosilasmuchachasconseguíanunbuenmatrimoniooingresabanenunconvento.

Maysie encontró a Elisabeth sentada en la terraza con un chal sobre loshombros y la cabeza inclinada sobre un papel que miraba con granconcentración. Estaba elaborando, con toda seguridad, una de sus habituales

listas que hacía cada vez que tenía algo en mente. Apenas levantó la vistacuandonotólapresenciadesuhermana.

—¿CreesquepadreconseguiráquelosTalbotnosinviten?Alfinyalcabo,tienenunhijocasadero,noesque sea…—Sedetuvocuandovio laexpresiónsoñadoraysonrientedesuhermana—.¿Quédemoniostepasa,May?Tieneslamismacaraquenuestramadrecuandosetomaunpardecopasdelbrandybuenoquepapáescondeensudespacho.

Maysieintentóindignarse,perocadacéluladesucerebroestabaconcentradaenrememorarelencuentroqueacababadetenerconJulianCross.

—Noconseguirás irritarme,Lys.Haceunatardeestupendaylavidaes tanmaravillosa…

Maysie se acercó por enésima vez la flor a la nariz aspirando su aroma,aunque la verdad era que casi no olía a nada, y suspiró exageradamentesintiéndoselapersonamásdichosadelatierra.

Elisabethlamiróconlacejalevantada,intentandohacermemoriasobrequépodríahabercomidosuhermanaqueleprovocaraaquelestadodeestupidezqueesperabafueratransitorio.

Pero, no. Habían comido lo mismo, y ella se encontraba perfectamentelúcida.

—Y…¿hasdescubiertoesooliendounaflormustia?Alargólamanointentandoquitársela.Siteníapropiedadesalucinógenas,ella

tambiénqueríaprobar.PeroMaysiediounsaltóalejándosedesualcance.—¡Esmía!Esunregalo,unrecuerdo.Elisabethnopodíasoportartantorodeo.—¿Telaharegaladoungnomodelbosque?Porquenadienormalteregalaría

semejantebirriay…—HasidoJulian.Él…—Maysieadquirióunbonitotonogranatesemejante

aldeunaamapolayLysabriólosojoscomoplatos.Sepusodepieyseacercóasuhermanaparasacarlelainformaciónconlosmétodosquefuerannecesarios.

—Míramealosojos.—Mayobedeció—.Oh,Dios.Nomedigasque…¿quéhashecho?

—Notepongasasí.Mehabesado.Yhasidotantierno.Hasido…,oh,Lys,esmuchomejor de lo que jamáshabría imaginado.Es algo tan íntimo.—Lys

sintióunaligerapunzadadeenvidia.Siemprepensóqueellaseríalaprimeraenserbesada—.Julianestan…

—¿Siniestro,tétrico,desconcertante?—Noloconoces,élesmuchomásdeloqueaparenta.Sudefensaairadahizo

que Lys se preocupara. Mayse no era enamoradiza, pero desde que habíanconocido a Julian Cross, entre ellos parecía haberse establecido una extrañaconexión.

—Noquieroarruinarteelmomento,peroaúnnohemosconocidoaningúnotrocandidato,nodeberíasilusionartedemasiado.Quizáseríamejoresperar.

Maysie sintió como si su hermana le hubiera arrojado un jarro de aguahelada.

—Almenos,porunavezenlavida,podríasalegrartedeloquemeocurre,Elisabeth. Siento que esta vez tú no seas la protagonista de la historia. PeroJuliannoescomotúpiensas.Nohatenidounavidafácil.

Elisabethseacercóhaciaellaarrepentidaporsunegatividad,peroodiabalaideadequelehicierandañoynoterminabadefiarsedeesemuchacho.

—Estábien,tienesrazón.Essoloqueestoyunpocopreocupadaporti.—Laabrazóyasumellizaselepasóinmediatamenteelenfado—.Vamos,cuéntamelotodo.Puedequenoseatanmalo.Bethdicequealgúndía,quizá,seamarqués.

Maysie asintió ilusionada, aunque qué importaba un título cuando habíaamor.

JulianCross se dirigió, inusualmente optimista, hasta la salita donde sabíaqueencontraríaasuhermanaCeliaenfrascadaensuslecturasoensusdibujosdemariposasyflores.

Lajovenlevantólavistadelpapeldondeconcienzudamentegarabateabaunay otra vez la silueta de unamariposamonarca, fijándose en la ilustración delúltimolibroqueélmismolehabíatraídodesurecientevisitaaLondres.

—Mira,Julian.¿Creesquemehasalidobien?EsunaDanausplexippus.—Tehasalidofantástica,cariño.—Teharéunapara tuhabitación—Julian lesonriócon ternuramaravillado

delacapacidadselectivaqueteníaparamemorizaralgunosdatostanconcretos,y la total falta de atenciónque sumentemostraba en los actosmás simplesycotidianos.

Celia era el ser más bello y dulce que jamás había conocido, y, a susveintitrésaños,Juliansepreciabadehaberconocidoamuchagente,detodaslasclases y estatus en las largas temporadas en las que escapaba de la presenciaasfixiante de su padre. Celia era unamujer, su cuerpo y su hermosura así loatestiguaban.Pero, en su interior, habitaba unaniña inocente, un ángel, quizá,incapazdeenfrentarsealarealidaddelmundoquelarodeaba.Unmundoquenolaentendía,yqueellanoteníaningúninterésencomprender.

Julianrecordabacontotalclaridadeldíaenquenació,apesardequeélsolotenía cinco años.El día que cambió su vida, la de todos: el día quemurió sumadre.

Cerrólosojosantelasacudidaquesiempreleprovocabaaquelrecuerdo.Lapuertadelahabitaciónsehabíaabiertoparadejarentrarasupadre,yunadelascriadasque

ayudaba durante el largo y difícil parto salió de la habitación tapándose la boca con un pañuelo,intentandocontrolar los sollozos, sinpercatarsede lapresenciaenelpasillodelpobreniñoasustadoqueparecíaquererfundirseconlapared.

Julian seacercó temblorosoa lapuertaentreabierta,atraídopor losgemidosdesesperadosde supadre.Laimagendeunhombretanfuerte,arrodilladojuntoallechodesuesposafallecida,aferrándoseasumanoinerte,aúnlesobrecogíatantosañosdespués.

Unamujerconunmandilblancomanchadodesangreleacercóunpequeñobultoderopaqueemitíaunchillidoparecidoaldeunpequeñogatito.Esecuerpecitoenvueltoentelaerasuhermana.Supadrenolamiró.

Nienesemomentonienningúnotrodurantetodosestosaños.HenryCrossculpabaasuhijaCeliadelamuertedesuadoradaesposayel

dolor por la pérdida se convirtió, con el tiempo, en un odio obsesivo y sinsentidohacialacriatura,quenisiquieraamainócuando,conelpasodelosaños,fue evidente para todos que la dureza del parto había causado secuelasirreversiblesenlaniña.Sucaráctersefueagriandoconeltrascursodeltiempo,yelblancoconelquepagabasufrustraciónerasuhijoJulian.

A medida que Julian crecía, también aumentaba su propio rencor y sucapacidad de defenderse, su estoica resistencia ante la ira de su progenitor, locualprovocóquelosgritosderivaranengolpesylosgolpesenpalizas.

Juliansemarchabadecasaconelorgulloyladignidadconsumidasjurandonovolverjamásbajoeltechodesupadre,perolanecesidaddeprotegeraCelialehacíaregresarcadavezconelraboentrelaspiernas,loquehacíaqueHenrysecrecieraporlasoberbiaylamaldad.

HacíaañosqueelviejoCrossapenassalíadesudespacho,másqueparadarlaspertinentesórdenesasusempleados.Poralgunaextrañarazón,loquelavidalehabíaarrebatadoenafectos, se lohabíacompensadoenunamanocapazdetransformarelfangoenoro.

Las pocas veces que hablaba con su hijo se encargaba de recordarle que,graciasasuinteligenciaparainvertiryalahábilventadelasminasdecarbónquelafamiliaposeíaenelnorte,tantoélcomola«tarada»desuhermana,comola llamaba despectivamente, vivirían a cuerpo de rey el resto de sus inútilesvidas.

JulianapretabalospuñosrefrenandoelimpulsodearrancarlelosdientesdeunpuñetazocadavezquehablabaasídeCelia,perosiempre intentóguardarlerespetocomopadreque,a todas luces,nosemerecía.Hacía tiempoquehabíadesistidodelaideadediscutirconélodehacerloentrarenrazónyselimitabaaignorarsusimproperiosysuscomentariossoecesehirientes.

Susaluderamuyprecaria,ysiseguíabebiendoalavelocidadquelohacía,notendríanquesoportarsusinsultosdurantemuchotiempomás.

Muchas veces pensó en anteponer su orgullo y marcharse de allí para novolver, pero había trabajado como un mulo desde que tenía uso de razón,siempreintentandocomplaceralhombrequejamáslosveríacomootracosaquecomo el símbolo de su fracaso, un viejo amargado incapaz de afrontar unaperdidaqueloshabíaheridoatodosporigual.

Elmaltratode supadrey ladesidiadel restode la familia,que loshabíanabandonadoasusuerte,habíahechoqueJulianseconvirtieraenalguienfríoeinaccesible.

Y,sinembargo,ahora…Ahora,unachicamenudayalgotímida,conunosojosdeunazultanclaro

comouncielodeverano,habíaconseguidoabrirunapequeñagrietaensubienprotegidoyfríocorazón.

DesdequeMaysieSheldonhabíallegadodevisitaacasadesusvecinos,losThompson,unasensacióndeextrañodesasosiegolohabíainvadidodíaynoche.

Se habían encontrado por casualidad mientras acompañaba a Celia en unpaseoporelcampoenbuscademariposas,suactividadfavorita.Suhermanasehabía acurrucado junto a unos arbustos observando totalmente inmóvil y en

silencioelvuelotitilantedellepidóptero,ajenaalrestodelmundo.DejóaCeliaysedirigióhaciaelbordede lapequeñaelevacióndondeseencontrabanparasentarse en una roca.Unmovimiento y el leve sonido de unamelodía apenassusurradaenelsoleadoclaro,loatrajeroncomosilohubieranhipnotizado.

Una joven con un vestido blanco giraba entre la hierba, abrazada a unbailarín imaginariomientras tarareabaunvals.Lamuchacha, ignorandoque laobservaban,ensayóunabrillantesonrisayJuliansintióunospunzantescelosdelairealqueseabrazaba,conundeseoirrefrenabledeseréleldepositariodesusatenciones.

Julianmiró de soslayo a su hermana que permanecía absorta en lamismaposición.

—Celia,espérameaquí—susurró.Ellaloignoró.Bajóhastaelclarosigilosamente,dondelachicadabalosúltimosgiroscon

losojoscerradostotalmenteconcentradaenelsentimientoquelamúsicadesuinterior provocaba en ella. Se colocó a una distancia prudente mientras ellaejecutabaunareverenciaperfectadeespaldasaél.

—Simedicequeelpróximobailelotieneocupado,meromperáelcorazón.Maysieseincorporóconunpequeñogritodesorpresaysellevólamanoal

pechointentandocontenerloslatidosfrenéticosdesucorazón.Julian no solía sonreír, pero lo intentó para tranquilizarla y descubrió,

sorprendido,quecasihabíaolvidadocomosehacía.—Discúlpeme,señorita.SoyJulianCross.Usteddebeserunadelassobrinas

de Beth. —May se sorprendió de la familiaridad con la que hablaba de supariente,perodeprontorecordóporquéelnombre lehabíaresultadofamiliar.LlegaronasumentelospequeñosretazosdehistoriasdelpobrehijodelosCrossydecómoledabancobijocuandosupadresepasabaconlabotellayacababapagandosufrustraciónconél.

—Efectivamente.SoyMaysieSheldon,deLondres,señor.—Entonces,¿meconcedeelsiguientebaile,MaysieSheldondeLondres?—

Juliansesorprendióasímismoalcoqueteardemaneratandesinhibidaconunamujer,yaquesusrelacionesconellassolíanreducirseaunintercambiodedeseoquesatisfacíanburdamente,lamayoríadelasveces,previopago.

Maysie se quedó mirando su mano extendida como si fuera un animal

peligroso, calibrando como de indecoroso sería bailar un vals a solas con esehombreenmitaddelcampo.Probablemente,lasituacióneratansurrealistaquenadiehabríaprevistolaetiquetaparalaocasión,loquenoeraculpasuya.

Julianyaestabaapuntodebajar lamanocuandoellaextendió la suyasinapartarsusojosdelossuyosylotocó,conunroceligeroquefuemáspotentequecualquierotracosaquehubierasentidoantes.

Y,enesemomento,todoloquecreíanconocerdesímismossedesmoronócomouncastillodenaipesllevadoporelviento.

Capítulo2Maysiehabíadescubiertoqueelmejormomentoparasalirdelacasadesu

tíapasandodesapercibidaeraaprimerahoradelamañana.SutíaBethteníaporcostumbre dormir hasta media mañana, alegando que la falta de sueño leprovocaba jaquecas. El sol aún no había terminado de levantarse sobre loscampos,yMaysieyasehabíacolocadounsencillovestidoverdeyunchaldelana,ansiosaporencontrarseconJulianenellugardondellevabancitándoselasúltimassemanas.

Elisabethabrióunojoyseestiróbajolassábanasconunronroneo,mascullóalgoentredientes,ysediolavueltaparacontinuardurmiendo.Maysie,quesehabía detenido enmedio de la habitación preocupada por haberla despertado,sonrió al ver que no la había perturbado lomásmínimo y se dirigió decididahacialapuerta.

Apesardesermellizas,eranmuydiferentesencasitodoslosaspectos,ynisiquieraenesocoincidían.Ellasiempresedespertabaalsalirelsol,pletóricadeenergíaydeseosadeempezareldía.Encambio,Elisabethremoloneabatodoloposibleparaarañarlealtiempounosminutosmásydisfrutarperezosamentedelacalidezdelassabanas.

Maysiecruzólacasasinencontrarseconnadieysalióporlapuertaquedabaal jardínsinrecordarsiquieraquedebíadesayunar,desesperadapor llegarasucita. Como cada mañana, se citaban en el lugar donde se conocieron,aprovechando cada segundo que tenían para estar juntos. Compartíanconfidencias, y Julian se sorprendió abriéndole su corazón y mostrandosentimientos y vivencias que ni siquiera se había atrevido a reconocerse a símismo.AmedidaqueJulianse ibaenamorandomásdeella,sentíacomosi lapesadacargaquearrastrabasualmaseestuvieraaligerandoyseapoderabadeélunaesperanzaquenuncaanteshabíaconocido.

El sentimiento entre ellos iba creciendo de manera vertiginosa, con cadaconfidencia, con cada beso, con cada caricia cada vez más osada. Cada díadescubríanuncentímetromásdepiel,unnuevobotónclaudicabaosaboreabanunrincóndesconocidodesuscuerpos.

Maysiesabíaquesucomportamientoinfringíacualquiernormadeldecoroy

ladecencia,perolodeseabatantoqueseveíaincapazderefrenarsuanhelo,ylamayoría de las veces era ella la que incitaba a Julian a continuar, a cruzar unnuevo límite. Sus manos se perdían debajo de sus faldas, descubriéndole unplacer con el que ella jamás se había atrevido ni siquiera a soñar. Su boca sedeleitabaconsuspechosturgentesdemaneradesvergonzadaaplenaluzdeldíaen mitad del campo, y asumían gustosos e inconscientes el riesgo de serdescubiertos.

Aningunodelosdosle importabaotracosaquenofueraunatotalentregamutua,lamagiadeesaemociónqueinflamabalasangredesusvenasyenredabasuscuerpos.

Llegóa lapequeñaelevacióndelcamino,desdedondesedivisabaelclarodondesehabíancitado,yvioaJulianabsortoobservandoelriachuelo.Nopudoevitar sentir el revoloteo de mil mariposas en su estómago al verlo allí tanapuestoysesintiópoderosaalsaberqueeraaellaaquienesperaba.Loobservócondetenimientomientrasseacercaba,antesdequeélnotarasupresencia.Nadaensuaparienciaeradulce,nisuexpresión,nisufísico,nisusformas.Todoélrezumabadurezay frialdady, sin embargo, la trataba con tanta ternura que ladesarmaba.

Supeloeranegrocomo lasalasdeuncuervo,y susojos,grises, teníanelmismobrilloplateadoquelosgironesdeniebla,unbrilloqueparecíapeligrosoeinquisitivo, distante…, hasta que sus labios se curvaban con una de susextraordinariasypoco frecuentessonrisas,ysudura fachadase resquebrajaba.Suexpresióncorporalseasemejabaaladeunanimalsalvajeyhuidizo,apuntode atacar o de defenderse ferozmente. Su porte serio, susmúsculos tensos, suceñofruncidoysumiradaaltiva,desafiante.Todoeralaconsecuenciadehabertenidoquemadurardemasiadoprontoydemaneracruel.

El ruidodeuna ramitaal rompersebajo laspisadas sigilosasdeMaysie lohizo volverse, y su expresión concentrada se relajó inmediatamenteconvirtiéndoseenunasonrisaradiante,insolente,inmediatamentecorrespondidaporMaysie.

Lasujetóporlacinturaylaelevógirandoconellaensusbrazosmientraslabesaba.

—¿Tehacostadoescaparde tumazmorra,bellaprincesa?—Elcomentario

hizoqueaMaysieseleescaparaunaalegrecarcajada.—No,mitíohabíasalidotempranoacazaryelrestoestádurmiendo.Tienes

suertedequeyoseatanmadrugadora.JuliansonrióyaMayseselederritióunpoquitomáselcorazón.No entendía comoalguienpodía ni siquiera pensar que él era unapersona

fríaysinsentimientos;puedequesucarácterestuvieraendurecidopor todo loque le había tocado padecer y la falta de cariño durante su infancia y sujuventud.Perosolohabíaquerascarunpocoenlasuperficie,paraencontrarundiamanteescondido,uncorazónnobleygenerosodeseosodedar todoelamorqueguardabaensuinterior.

—Lo sé, soy realmente afortunado. No se me ocurre una manera másemocionantedeempezareldíaquecontigoentremisbrazos.—Sutonosiempretenía un deje insolente y un tanto cínico, y, al principio, a Maysie le habíacostado discernir cuando hablaba en serio y cuando no. Pero, a estas alturas,sabía perfectamente que siempredecía lo quepensabay sentía, y quepor esoprobablementenoerademasiadohablador.Preferíaguardarsesusopinionesparaquienmerecieraescucharlas.

Julian se quedó impactado al reconocer la verdad tan contundente queencerraban sus propias palabras, dichas con tanta naturalidad y ligereza, y lotrascendental de su significado. Por primera vez en su vida, se sentíaverdaderamenteafortunado,disfrutandodealgodeloquenosecreíamerecedor.

Maysielohabíaatrapadoporcompleto,consusmiradasentregadas,consusbesosinexpertoscargadosdeinocentepasión,consusensualidadflorecientequeellamismaignorabaqueposeía,consucomprensión,consusojosinteligenteseintuitivosapesardesujuventud,quelodesarmabanyparecíantraspasartodasycada una de las capas de oscura desidia que cubrían su corazón. Pero, sobretodaslascosas,MaysieSheldonteníaalgoqueloconmovíahastasuscimientos:unaarrolladoraeincondicionalconfianzaenél.

Había depositado su fe en Juliany en la fuerzade los sentimientos que ledespertaba, sin plantearse que no fueran correspondidos. Julian cerró los ojoscon fuerza intentandomantener en su sitio el torrente de incertidumbreque leprovocabaaquellasensación.

QueríaaMaysieasulado.Queríaserlaclasedehombrequeellanecesitaba,

levantarsecadamañanaconellaentresusbrazos,colmarladeamor,queríaponerelmundoasuspies,bajarlalunaylosastrossoloparaverlasonreírdeaquellamaneratandulceysensualquelehacíacosquillashastaenelalma.

Tumbado sobreuna lisapiedra junto al riachuelo,observóunabandadadepájaros que volaba formando una v oscura, y se preguntó hacia dónde sedirigían.

Jugueteó con el pelo de Maysie que, relajada y feliz, descansaba con lacabezaapoyadaensupechomientrastrazabauncamino,ligeroydistraído,porlapieldesusbrazos.

Añoróporunmomentola libertaddeesasavesypensólomaravillosoquesería poder marcharse con Maysie a cualquier lugar tranquilo, donde soloexistieranellos, suamor, sudeseo,alejadosdesupadreysumaldad,yde losSheldonysusínfulasdegrandeza.

DetodoserasabidoqueMathiasSheldonhabíainvertidomuchoesfuerzoydinero en conseguir que sus hijas fueran una buenamoneda de cambio en suansiado camino hacia el prestigio social. Ansiaba desesperadamente codearseconlosaristócratasdemásaltorango,yunenlacesatisfactorioconunodeellos,unidoasufortuna,loconvertiríaenelreydelaaltasociedadlondinense.

Sheldonsereiríaensucarasillegaraapedirlamanodesuhija.Julian, gracias a su propio esfuerzo, tenía un porvenir aceptable y podría

darleasuesposaunavidadigna,aunquenolujosa,yaquenocontabaconrecibirniunpeniquedelaherenciadesuvolublepadre.PeroeldineronoeraalgoqueSheldontomaraencuenta,yaquenecesitaríadosvidasparagastarlasumaquehabíaamasadoarduamentedurante todasuvida.Sheldonambicionabaestatus.Poco importaba que el tío de Julian fuera el marqués de Langdon. Su título,aunque antiguo, había caído en desgracia por los continuos desmanes de susportadores, más preocupados de su propio hedonismo y satisfacción personalquedemirarporaquellosqueestabanbajosuprotección.

Elanteriormarqués,abuelodeJulian,sehabíavistoenvueltoenelescándaloalaparecerunadelasjóvenessirvientasdesnudaymuertaensupropiacama.Alserunamuertenatural,notuvomayoresconsecuenciasyseintentaronacallarlasmurmuraciones, pero fue inevitable que se extendieran rápidamente por todoLondres.Elactualmarques,hermanodeHenryCross,eraunpatándescerebrado

que dilapidaba la fortuna en excentricidades, entre ellas un nutrido grupo demédicos,chamanesycuranderoscon losquepretendía lograrconcebirunhijovarónqueheredaraeltítulo,sindemasiadoéxito.

ElsiguienteenlalíneasucesoriaeraelpadredeJulian,pero,desdequeteníausoderazón,lehabíadejadoclaroquesillegabaesedíalodesheredaría,yaquenoloconsiderabamerecedordeostentareltítulo.

LoqueHenrynosabíaesqueparaJulian,másqueuninsultoeraunhalago.AJuliannuncaleinteresóniambicionónadamásqueserelhombresencilloytranquilo que era. Y, sin embargo, en ese momento, mientras disfrutaban delmurmullo relajante del agua que saltaba las piedrecitas desgastadas delriachuelo,sintiendoelcuerpocálidodeMaysiecontraelsuyo,conlosrayosdesolacariciadosucaraylasuavebrisameciendolahierbaalta,Juliandeseócontodasualmaserotrapersona.

Ser alguien merecedor de su amor, sin ninguna traba que impidieraconseguirlo,erasolounaquimera.

Maysielevantólacabezaylomiróalosojos,esosojosdeexpresiónseria,consumisteriosotonogrisáceo.Sebesólayemadesudedoíndiceylodeslizóporsuceñoquesiempreestabafruncido,intentandorelajarsuexpresión.Julianatrapósusuavemanoysellevóeldedoasuslabiosdevolviéndoleelbesoconternura.

—A veces estás tan concentrado que creo que, si me esfuerzo un poco,podríaescucharelruidoquehacetucerebroalpensar.

—Esoesporqueestoypensandoen tiy siempremeconcentroenellocontodasmisfuerzas.

—¿Yquépiensas?—Maysiedeslizóconsuavidadsusdedossobreelvellooscuro de su pecho que quedaba a la vista entre el cuello de su camisaentreabierta.Satisfecha,sonriótraviesaalnotarqueélaguantabalarespiraciónantesucontacto.

Duranteunossegundosqueparecieroneternos,JulianguardósilencioyMaypensóquenoibaacontestarle.

—Piensoque—tragósalivaperceptiblemente—,prontovolverásaLondres.—LasonrisadeMaysieseborróinstantáneamenteyseincorporósentándosedeespaldasaél.

Julian añoró el calor de su cuerpo de inmediato, como si, al perder sucontacto, hubiera perdido un pedazo de sí mismo. Se incorporó también paraquedarsentadojuntoaella.Labesóenelhombroysedeleitómirandosuperfil,sunarizelegante,suslabiosligeramentefruncidos.

—Mírame.Ahoraerestúlaquehacesruidoalpensar.—Notehagasilusiones,debensermiestómago.Nohedesayunado.Julianrioylasujetódelabarbillaparaobligarlaamirarlo.Susojosazulesse

habían ensombrecido como si una tormenta de verano hubiera aparecido derepenteenellos.

—May, creo que es la primera vez que digo esto en mi vida, pero estoyasustado. —Ella lo miró sin comprender. Julian movió la cabeza como siquisiera poner en perfecto orden lo que quería expresar—. Solo me sientocompletocuandotetengocerca,pasotodomitiempocontandolosminutosparavolver a verte. Y eso me aterroriza. Yo… soy consciente de que no soy elhombreadecuadoparati.VolverásaLondresyconocerásdocenasdecandidatosy olvidarás al pobre chico de campo, demasiado serio, demasiado arisco,demasiadoatormentado.Tecasarásconunodeesospartidosllenosdevirtudesqueteharálavidamuyfácilyteofrecerátodoloqueyonopodrédartejamás.

—Julian…—Has hecho que vuelva a sentirme vivo y sé que, cuando eso ocurra,

volveré a morirme por dentro. No sé cómo explicarlo. Te quiero, MaysieSheldondeLondres.Apesardequeséquenuncapodrássermía.

Lavoz seestrangulóen lagargantadeMaysie, laemociónera tanpotentequeapenaslograbaqueelaireentraraensuspulmones.

Conunmovimientocasibruscoleechólosbrazosalcuelloyloatrajohaciaella besándolo con toda la pasión y la emoción que sentía en ese momentomientraslágrimasdefelicidadrodabanporsusmejillas.

—Eso no va a pasar. No puedo imaginare con nadiemás que contigo. Tequiero,JulianCrossdeGuilford—lesiguiólabromaprovocandoqueélsonriera.Sesentóahorcajadassobreélyloabrazóenterrandosucaraenelhuecodesuhombro, aspirando su aroma y su calidez. Julian deslizó las manos por suespalda y sus caderas aproximándola más a su cuerpo. Dios santo, cuánto ladeseaba.

—No quiero bailes, ni veladas absurdas, ni vestidos de seda. No quierocasarmeconalguienelegidopormipadre,noquierounaristócrataalmidonado,niunmatrimoniodeconveniencia.Yotambiénmoriríasifueraasí.Esossonlosplanesdemipadre,nolosmíos.Nopuedeobligarme.Yoteelegiríaatientreunmillar,entreunmillón.

—Mi amor, nadame haríamás feliz que convertirte enmi esposa. No sécómopodríaafrontarunavidasinti.Peronopuedocondenarteaserunapariaparalasociedad,paratupropiafamilia.Conozcoaloshombrescomotupadre,éljamásmeconcederíatumano.

Maysiesentíaunamezclaextrañadesentimientos.Porunlado,sucorazónsesentíahenchidodeesperanzayamorante sudeclaracióny, sinembargo, él seestabadandoporvencidoantesdeempezar.

—Quiero ser tu esposa. Lo demás no me importa. Si tú me quieres yolucharécuantoseanecesarioparaestarcontigo.

—Perotufamilia…—Elisabetheslaúnicaquemeimporta,yellameapoyaráencualquiercosa

quedecida.Mispadresjamásestaránsatisfechosconloquehaga,ellossiemprequierenmás.Sitúestássegurodeloquesientes,yoloestoy.Teamotanto.

Juliansesintióaliviadoyasustadoalavez,perolaalegríaquesentíaeratanirrefrenable que superaba a todo lo demás.No pudo evitar besarla con pasiónparademostrarlecomodeseguroestabadeloquesentía.

—Jamásheestadotansegurodealgo.Teraptaréenmitaddelanochesiesnecesarioparaconvertirteenmiesposa.—Latumbósobrelahierbaentrerisas,desbordadosporlaeuforiadesussentimientoscorrespondidos,ysecolocósobreellaaumentandoelcontactoentresuscuerpostodoloposible.

Losdosintentabanengañarseasímismosqueriendopensarqueelamorseríasuficiente,pero,enelfondo,ambossabíanqueelcaminonoseríafácil.

—Mmmm…¿Raptarme?Esosuenarealmenteapetecible–seburlóMaysieyJulianenarcóunaceja.

—Tetomolapalabra.Esa noche, cuando todos descansaban,Maysie Sheldon se escabulló de su

habitaciónmientrassuhermanaElisabethdormíaplácidamenteentresuscálidassábanas.

Eracasimedianoche.Al pasar delante de la habitación de sus tíos, extremó las precauciones

caminando lomás sigilosamente posible. Un coro de ronquidos sincronizadosproveníadel otro ladode lamaderay soltó el aire un tanto aliviada.Cruzó lacasona a oscuras, sin que nadie se percatara de ello, y salió por la puerta quedabaaljardín.Maldijoentredienteselcrujidodelosgoznesqueresonaroncomoungemidolastimeroenmitaddelsilenciodelanoche.Sequedóparalizadaensilencioconlosojosapretados,temiendoescucharalgúnmovimientoenelpisosuperior.Nada.Agradecióalcieloquesu familia,ademásde roncarcomounamanadadeosos,tuvieraelsueñotanpesadocomoellos.

Una mano fría le tapó la boca y dio un respingo tensándose, hasta queescuchó la profunda voz de Julian susurrándole cerca de su oído. Corrieroncogidos de la mano hasta detrás de los setos de madreselva donde habíaescondidosucaballo,con laadrenalinagolpeándoles lasvenasy laemociónaflor de piel. La luz de la luna iluminaba el camino de la casa de los Cross.Maysiesedetuvo inseguracuando llegaron frentea lapuertade lascocinas,yapretóenungestoinconscientelamanodeJulian.

Todoestabaoscuroysoloseescuchabaelululardealgunasavesnocturnas,aunqueMaysiepensabaqueloslatidosdesucorazóndesbocadoseríancapacesdedespertaratodalacasa.

—Mipadreaestashorasestaráinconscienteporelalcohol,enelsuelodesudespacho, y Celia duerme como un angelito. Tranquila. —Maysie asintió, ysubieronporlasescalerassinsoltarsedelamanohastaentraralrefugiosegurodelaespartanahabitacióndeJulian.

Encendió una vela y vio que ella estaba pálida y nerviosa. Puede que nohubierasidobuena idea llevarlahasta sucasa,y se sintiera sobrepasadapor lasituación.Seacercóhastaellayacunósusmejillasentresusmanos.

—Maysie, cielo—ella lo miró y trató de sonreír, pero sus labios estabantensos—,notehetraídoaquípara…paraeso.Soloquieroqueestemosjuntosunrato,peronovoyaseducirteni…Sinoestáscómoda,tellevaréinmediatamenteacasa.—Maysielosilencióapoyandoundedosobresuslabios.

—Noestoyincómoda,deseoestarcontigo.—Deseabamuchomásqueeso.Deseabaentregarseaél.Deseabaqueledescubrieratodoaquelloquesucuerpo

inexperto había empezado a anhelar sin entender lo que era. Ni siquiera eracapazdedefinirloconpalabras,ymuchomenosdepedirlo.

Pero no hacía falta hablar, Julian lo entendía todo. La entendía con solomirarlaalosojos.Jamáspensóquepudieraexistiresegradodecomplicidadconotrapersona,perohabíadescubiertoqueentreelloshabíaunaconexiónextrañayespecialque,amenudo,nonecesitabadepalabras.

Se tumbaron en la cama comohacían cuando estaban en el campo, con laúnica pretensión de disfrutar de la sensación cálida de sus cuerpos rozándose.Como solía pasar cada vez que estaban a solas sus manos se entrelazaronbuscando el contacto del otro. Era como si un imán invisible los atrajerahaciéndolesimposiblemantenersealejados.

Las caricias furtivas e inocentes comenzaron casi sin que ellos se dierancuenta.Maysie tocósumandíbulaconun rocesutil,yJulian inclinó lacabezahacia su suave toque. Delineó su contorno con una caricia perezosa desde sucostado hasta sus caderas, y ella se acurrucó más contra él. Sus bocas sebuscaron como si fuera lomás natural delmundo, como si ese fuera el lugardondedebíanestarla lenguadeJuliansedeslizóconsuavidadsobresus labiosentreabriéndolosmordisqueándolos, deleitándose con su sabor, fundiéndose enunadanzadulceysensualquearrancóunpequeñojadeoinvoluntariodelabocafemenina.

LasmanosdeMaysiesepasearonporsupechohastallegaralosbotonesdesucamisaquefuedesabotonandodespacio,hastaquelosmúsculosbronceadosdeJulianquedaronexpuestos,durosycálidos,ynopudoresistirlatentacióndeacariciarlos con dedos temblorosos. Julian se tensó intentando contener lasansiasdetocarla,dearrancarlelaropayhacerlasuya.CerrólasmanosenpuñoscuandoMaysie deslizó sus labios por sumandíbula, bajó por su cuello hastallegar a la zona donde se unía con sus hombros, absorbiendo la fuerza queemanabadesucuerpo.

—Maysie,nometorturesporfavor.—Quieroquemeacaricies.—SuvozerasolounsusurroyJuliansabíaque

Maysienoeraconscientedelosensualquesonaba.Julian se levantó de la cama intentando imponer un pocode cordura entre

ellosantesdeperderlospapelesylacontención.

Como si fuera una mujer experimentada, ella se levantó con totaltranquilidadyseplantódelantedeélapocoscentímetrosdesucuerpo.Habíaelegidounvestidoqueseabotonabapordelante,yaquenocontabaconlaayudadesudoncella,sinintuirloprácticoqueleresultaríaenesasituación.SinmiraraJulian,comenzóadesabrocharselosbotonesdelcorpiño,contantanaturalidad,comosiestuvierasolaensuhabitaciónynoenlosaposentosdeunhombreque,ajuzgarporelbrillodesusojos,estabaapuntodearderencualquiermomento.

Julianmirócadacentímetrodepielqueibadescubriendocomosiestuvierahipnotizado, fascinado por el movimiento de sus dedos sobre los ojales, ydescubrió que no podía controlar el temblor de sus piernas, como si fuera uncolegialansiosoporveraunamujerdesnudaporprimeravez.Seapoyóen lamesaqueteníaasuespaldaaferrándoseconlasmanosalborde,contantafuerzaquepensóquelaconvertiríaenastillassiaquellatorturanoacababapronto.

LascapasdetelafueroncayendopocoapocoalospiesdeMaysiehastaquesolo quedaron la casta camisola y las blancas medias de lana. Con unmovimiento de sus dedos, se soltó las horquillas que sujetaban su sencillopeinadoylasdejócaercondescuidosobrelaropa.

Estaba tanabsortoen lavisiónquenopodíadiscernir siaquelloqueveíansusojoserarealosusueñomásíntimomaterializándosedelantedesusojos.LapequeñamanodeMaysie se extendióhacia él que, como si fuera presadeunhechizo, no tuvomás remedio que obedecerse acercó hasta ella y apartó consuavidad los rizosdoradosque caían sobre sushombrosparadepositar suavesbesosporsucontorno.

Acariciósumejillahastaqueellalevantólavistahaciasusojos.—Sienalgúnmomentoquieresquemedetenga,loharé.¿Losabesverdad?—No quiero que te detengas. Quiero ser tuya y quiero que tú me

pertenezcas.Quieroestarunidaatiparasiempre.—Cariño,soytuyodesdequememirasteporprimeravez.—Demuéstramelo.—MaysiesonrióconungestoqueaJulianseleantojólo

másseductorquehabíavistoentodasuvida,apesardelasmuchasmujeresconlasquehabíacompartidoellecho.Ningunateníaeseefectoenél,esamaneradeexcitarlo hasta nublarle la capacidad de pensarmás allá del deseomeramentefísico.

Tirósuavementedellazoquecerrabalaprendasobresupechoylatelacayócomo si fuera un telón que se descubre exponiendo una obra maestra, hastaahoraocultaparaelmundo.

Juliansedesprendiódesuropacontodalavelocidadquepudo,intentandonoquedarenevidenciaconsudesesperación.Unaextrañacorrientedeenergíafluíaentreellosimpeliéndolesaacercarse,atocarseyentregarseelunoalotro.IncapazdemantenerpormástiemposusmanosalejadasdeMaysie,lacogióenbrazos y la llevó hasta la cama. Se tumbó junto a ella y la miró a los ojossumergiéndose en ellos, conectando sus almas, incapaz de creer que hubieratenidolasuertedeencontrarla.

Labesócontodalaternuraquesualmaeracapazdetransmitir.Susmanosserpentearon sobre ellamemorizando cada curva, cadamilímetro de su cálidapiel.Maysiesintióquesucuerposefundíabajocadatoquedesusmanos,concadarocedesulengua,convirtiéndoseenfuegolíquido,bajosuscaricias.Julianlamió sus pechos, deleitándose con su tacto suave, calmando la necesidadimperiosa, casi dolorosa, de ser acariciada. Por instinto se arqueó contra élaferrándose a sus hombros, necesitando más contacto. Las respiraciones seconvirtieron en un jadeo entrecortado llenando la habitación de nombressusurradosysuplicasanhelantes.

Juliancomenzóadeslizarsusmanosfuertesycalientesporsuspiernasenunascenso imparable hasta llegar a sus caderas. Maysie no pudo contener ungemido ahogado cuando sintió sus hábiles dedos acariciando la entrada de susexo,penetrándolaconsuavidad,preparándolaparamostrarletodoelplacerquepodíabrindarle,deseosodefundirsuscuerposparasiempre.

NotabaelmiembrodeJulianduroycalientecontralapieldesusmuslosyloacariciócon timidez,encantadadenotarcomoélgemíayse tensabadeplacerantesusinexpertascaricias.Élsintiósucorazónapuntodeestallarensupecho,sudeseoeracomounacorrientequerugíaensusvenasincontrolableypoderosa.Aúnasí,sedetuvoyapoyósufrenteenladeMaysie.

—¿Estásseguradeesto?Maysie lo besó desesperadamente en respuesta, saqueando su boca,

invadiéndoloconsulengua,exigiéndoleunatotalrendición,soloequiparablealasuyapropia.

—Jamásheestadotanseguradealgo.Porunbreveinstante,elmiedoacudióalamentedeJulian,unsegundode

incertidumbreantelodefinitivodeloqueestabaapuntodesucederentreellos,perosedesvanecióporcompletoalverelamorincondicionalquesereflejabaenlamiradadelamujerdelaquesehabíaenamorado.

Se situóentre suspiernas sindejardebesarlay rozó sumiembro sobre suentradacálidayhúmedadeexcitación.Entró enelladespacio, conteniendo supropiodeseo,dejandoqueel estrechocanal seacostumbrarapocoapocoa suinvasión,hastaquelalivianabarreradesuvirginidadcedió.Abesóabsorbiendosupequeñaquejadedolor,undolorefímeroquesetransformóenunplacertandesbordantequeprontolahizoolvidarsedelrestodelmundo.

Entróenellaunayotravez,conmovimientosintensosquelaimpulsaronalevantarlascaderaspararecibirlo.SoloexistíaJulianCross,sucama,susmanos,elsaborsaladodesupiel,elcalorqueleprovocabaylaincomparablesensaciónde plenitud que la embargaba. El placer fue creciendo en oleadas como unamareaquelostransportabaaambos,hastaunaexplosiónsublimequehizoqueelmundosedesmoronaraenpedazos.

Y,después, soloquedaron sus cuerpos, unidosy saciados, entregados a unamorquecreíaneterno, invencible, sinsospecharqueeldestinocaprichosonosiemprerespetalosplanesdelasalmasenamoradas.

Capítulo3Eldíahabíaamanecidogrisydesapacible,terminandodeunplumazocon

la inusual racha de días dorados y cálidos de las últimas semanas, pero nisiquieraesopodríaensombrecerlaexuberanteeuforiaquellenabaelcorazóndeJulian.O,almenos,esopensabaél.

HacíapocashorasqueMaysiehabíaabandonadosucamadespuésdepasarlamejornochedesuvida,amándosesinmesura,descubriéndoseelunoalotrounmundodeplaceresprohibidos.Lahabíaacompañadoacasadesus tíos,sindejar de besarse y tocarse durante todo el camino, entre risas y miradascómplices.Despedirsedeellayvolveracasasolo,habíasidounadelascosasmásdifícilesquehabíatenidoquehacerjamás.

Sentadoen soledad en la largamesadel desayuno,dioungran sorbo a sucaféamargoyrecordó,conunasonrisabobalicona,lacaradeMaycuandoéllehabíaregaladosutesoromáspreciado,elúnicorecuerdopersonalqueteníadesu madre. Maysie, llevada por la emoción del momento, después de haberseentregadoaél,habíaestadodispuestaafugarsejuntosenmitaddelanoche.SehabíaenfadadobastantecuandoJulianhabíaintentadohacerlaentrarenrazón.

Quería ser honorable, hacer las cosas bien por una vez en su vida, ycomportarse como el caballero que se suponía que era. Le explicaría lacomprometida situación a Sheldon y el magnate no tendría más remedio queaceptar su petición. La convertiría en su esposa demanera digna, en lugar dearrastrarlapormediopaísenmitaddelanocheparacasarsefurtivamente.

Ellaparecíadecepcionadaeinsegura,temerosadequetodoloqueansiabannopudieramaterializarsecomoambosdeseaban.Julianhabíacogidolapequeñacajademúsicaplateadaquepertenecióasumadreyselahabíaentregadoconun nudo en la garganta. Le había contado como ella lo acunaba en su regazocuandonoqueríairsealacama,abríalatapaysacabalapequeñallavemetálicadeuncajoncitosemiocultoenunlateralylagirabadándolecuerdaalintrincadomecanismo. El cilindro dorado de su interior comenzaba a girar, mientras elcepillometálicosedeslizabaporélarrancándolelaconocidamelodíadesiempreque su madre acompañaba con un suave tarareo. Julian se relajaba entre susbrazoshastaquedarsedormido.

Despuésdetantosañosnosabíahastaquepuntosusrecuerdosseajustabanalarealidadosisucerebrohabíarellenadoloshuecosquesumenteinfantilhabíaolvidado,peronopodíaevitarqueseleerizaralapielcadavezqueescuchabaesamúsica.

—Estaremosjuntos,Maysie,tedoymipalabra.—Ellacabeceóinsegura—.Estacajaesunadelascosasmásvaliosasquetengo.

—Nopuedollevármela,Julian.Pertenecíaatumadre.Debesguardarlatú.—Solo te la prestaré hasta que podamos estar juntos. Te la entrego como

pruebadequecreoenloqueteestoydiciendo.Prontouniremosnuestrasvidas,compartiremosnuestrohogar,nuestrasnoches,nuestrosrecuerdos.Y,entonces,meladevolverás.

Maylobesóemocionada.Acariciólatapadelicadamentelabradadelacajamientrasasentía.Enel fondo,sabíaquesudecisiónera lamássensatapero laespera hasta que llegara el día en que pudieran estar juntos se le iba a hacerinterminable.

—Cuandoescuches sumúsica serácomosiyoestuvieracontigo,miamor.—Maysieasintióyleregalóunbesodulceeinterminable.

El adustomayordomo entró en el comedor y le comunicó a Julian que supadre lo esperaba en su despacho para hablar con él sin demora. Julian soltóbruscamente la servilleta sobre lamesa y se levantó, súbitamente, sin apetito.Intentaba tener la menor relación posible con su progenitor, y las escasasreuniones que mantenían solían terminar con su padre gritando y Julianmarchándoseairadoyfrustrado.Caminóporellargopasilloconelceñofruncidode antemano, sabiendo que la reunión no sería agradable, pero esta vez intuíaquehabíaalgomás.

Supadrehabía estado fueraunosdías antes, cosa inusual enél, yaquenosolía abandonar el refugio de su propiedad, y había vuelto con una extrañamiradadesuficienciaysatisfacción.ElcerebrodeJuliannopodíaevitarintentarunirlaspiezas,yunasensacióninquietanteibaformandounposooscuroensuestómago,comosiunmalpresentimientoquisieraabrirsepasoatravésdeél.

Julian se paró en la puerta entreabierta y observó que su padre lo estabaesperando ansioso, sin hacer nada, solo esperándole, con los dedostamborileandosobreelescritorio,locualleconfirmóqueaquellonoibaaacabar

bien.Lahabitaciónolíaacerrado,atabacorancio,acarcomayadecrepitud.—Siéntate—ordenó.Estuvo tentado de desobedecerlo, pero se lo pensómejor.Quería terminar

conaquellocuantoantes,asíquelomejorseríaescucharloqueteníaquedecirleymarcharse.Seenfadóconsigomismoporsentirse tanafectadosiempreensupresencia.Adoraríapoderignorarloysentirsoloindiferenciaporsupersona.

—¿Quéquieres?—dijosentándose, totalmente rígido,en la incómodasillafrentealagastadamesadeescritorio.Noveíaelmomentodesalirdeallí.

—Tan directo como siempre. —Sonrió y clavó en su hijo sus ojosempequeñecidos por la edad y el alcohol, unos ojos despiadados. Julian sepreguntósisehabíavueltoasípor lamuertedesumadreosisucaráctersolohabía permanecido bien disimulado hasta ese momento. Ya no importaba—.Bien, comencemos. Aunque no lo creas, te he llamado para darte una buenanoticia.

Julianlevantólacejaincréduloy,aunquetratabadedisimularlo,cadavezsesentíamásintranquilo.

Elviejohizounalargapausamientrasledabaunacaladaalpuroqueestabafumando.Lasvolutasdehumofrenteasucara,porunmomento,difuminaronsusrasgosduros.Elviejosacóunlegajodepapelesamarillentosyarrugadosporlosbordes.HenryCross,alcontrarioquesuhijo,noeraunhombrenipulcroniordenadoy,muchomenos,cuidadoso.

—Hace unos días fui a visitar a los Farlow, como sabes siempre hemosgozadodeunagranamistad.—Julianresoplódudandoquesupadreconocieraelsignificadodeesapalabra,aunqueHenryignoróelgesto—.Farlownoandabiendeefectivo.Pero,apartedesucasaenHampshire,poseeunabuenacantidaddetierras por donde está previsto que pase el ferrocarril, lo cual incrementará suprecio, aunqueél eso lodesconoce,por supuesto.—Supadre fue soltando lospapeles uno a uno, como si fuera una baraja de cartas, en un desordenadomontón delante de sus narices—. Y un pequeño paquete de acciones en laParsons & Horns que adquirió hace unos años, en su época de bonanzaeconómica.

Julianhabíaoídohablardelacompañía.Sededicabanaltransportemarítimoyestabanbuscandofinanciaciónparaunambiciosoproyectodeimportaciónde

productosprocedentesdeAsia.Esepaquetedeaccionespodríasuponermeterlacabezaenunproyectoconungranporveniry,apartirdeahí,jugandobienlascartas,losbeneficiospodíanmultiplicarserápidamente.Peroseguíasinentenderquéteníatodoaquelloqueverconél.

—¿PorquédeberíaimportarmeFarlowysueconomía,padre?—Todoestoestáunidoa ladotedesuhija,RoseFarlow.Y loquieropara

mí.Juliansintióunfriolaceranteenlasentrañas.—¿Mehasllamadoparacontarmequevasacontraernupciasconlahijade

Farlow?La carcajada hueca y sin vida de Henry le provocó una desagradable

sensacióndeasco.—«Tú»tecasarásconRoseFarlow.Julianselevantódelasillatanrápidoycontantoímpetuquecasilavuelca.

Noqueríaasupadre,losabíadesdehacíamuchotiempo,peroenesemomentodescubrióqueelsentimientoqueleprovocabaseasemejababastantealodio,alarepugnancia,yaquellonopodíaserbuenoparasímismo.

—Hasperdidolajodidacabeza—mascullóentredientesasesinándoloconlamirada—. Yo no soy un títere al que puedas manejar a tu antojo. No piensocasarmeconesamujerysiapreciasenalgotuinsignificanteexistencia,jamás…

Lasonrisasatisfechadesuprogenitorhizoquesuspalabrasseatascaranensugargantaylasangresehelóensusvenas.Loconocía,conocíaesaexpresiónysabíaqueteníaunasbajolamanga.

—Vendrán dentro de una semana, ya estoy organizando la reunión. Seanunciará el compromiso y dos días después se celebrará la boda. —Intentórecordar a la muchacha pálida y enfermiza, que alguna vez había visitado supropiedadencompañíadesupadreynoconsiguiórecordarsuanodinorostro.Tampocoesqueesoimportarademasiado.

—¿No has oído lo que te he dicho? —La ira de Julian amenazaba condesbordarse por todos sus porosmientras su padre seguía hablándole como siestuvierantomandoeltéplácidamente.

—Heenviadoamiabogadoaporuna licenciaespecialparaque túpuedasrelajarte y disfrutar de tu soltería los días que te quedan. Puedes llevarte a la

camaaesaputitadeSheldonlasvecesqueteapetezcahastaquelleguetufuturaesposa,noteculposi…

Julianseolvidódelúltimoresquicioderespetoquesentíaporesehombre,porsuscanasyporsusangre,lamismaquecorríafuriosaporsusvenasenestosmomentos, y se abalanzó sobre él cogiéndolo de las solapas de la chaqueta yzarandeándolocomosifueraunpelele.

Duranteunafraccióndesegundo,unbrilloparecidoalmiedodestellóenlosojosdelanciano,perosefuetanrápidocomohabíavenido.

Conocíaasuhijoysabíaqueeraunhombredehonor,apesardequeélnoselohabíaenseñado,incapazdefaltarlealrespetodeesamanera.

Losoltóylodejócaercomoundespojosobresuasientodepielagrietada.—No te saldrás con la tuya. No me impondrás tu decisión. Solo quieres

humillarmeysometermebajotuyugo,perohacemuchotiempoquenopuedeshacermeesoporquenomeimportaquemedesheredes,noquieronadadeti.

—Oh, pero es que tú sí quieres algo de mí. —La risa de Henry fueescalofriante—. ¿Sabes que el viejo Farlow es viudo?Aún tiene ese pequeñoresquemordenohaberpodidotenerunhijovarón.Hedereconocerquelataradade tuhermanaesbastantebonita.SeguroqueFarlowpasaporaltoelpequeñodefectillodesumolleracontaldepreñarla.Conseguiréloquequiero,Julian.Secelebraráunabodalapróximasemana.Latuyaoladetuhermana,túdecides.

Julianodiabamostrarsederrotadoanteél,perounacorrienteheladasehabíaasentadoensucolumnavertebral,ysusmiembrosparecíanhaberseentumecidonegándoseasostenerlomás.Sedejócaerdespaciosobrelasilla,conlamiradaborrosa y lasmanos temblando visiblemente.Apenas reconoció como suyo elsusurroroncoquesaliódesuboca.

—No necesitas obligarme a casarme con ella, sabes que si quieres esastierrasyesasaccionestienesdinerodesobraparacomprarlas.

—Esqueasíesmásdivertido.—Henrysacóunanuevahoja,estavezmáscuidada,yselatendió.Erauncontratomatrimonial.

Julian quería huir, quería abandonar aquella pestilente habitación, aquelhorrendo submundo oscuro en el que su padre estaba inmerso y no volver lavista atrás. La risa clara y vibrante deMaysie apareció en su mente, su olorfresco y limpio, su piel, su pasión, todo lo que había anhelado y creía haber

conseguido. Había tocado el paraíso con la punta de los dedos y, cuando yapensaba que pertenecía a aquel lugar soñado, alguien lo había sujetado de lostobillosyhabía tiradodeél, sumergiéndoloenelponzoñoso infiernodonde lehabía tocado ladesgraciadevivir.Nisiquierasepermitióel lujodepensarensusobligacionescomocaballero,comohombreparaconellaporque,realmente,ahoranosesentíaningunade lasdoscosas.Lahabíaamado, lahabía tomadocon la promesa de convertirla en su esposa. Debía haber sidomás precavido,debería haber sospechado que la felicidad no era algo para lo que estabadestinado.Sudestinoseburlabadeélensusnarices,ydepasoarrastrabaaunamujerinocenteasunegrura.

Maysie Sheldon estaba deshonrada para siempre y él no podía hacer nadapara repararlo. Pensó en la dulce Celia. La balanza se inclinabairremediablemente a su favor.La inocente, la pura, la infantilCelia.NopodíapermitirqueesebastardodeFarlowlaultrajara.Ellanoestabapreparadaparalamaldaddelmundoo,mejordicho,elmundonoestabapreparadoparasubondadinfinita. Celia no soportaría que un hombre la tocara de esa manera, que leimpusierasucuerpo.Siesollegaraapasar,eldébilyfinohiloquelaatabaalarealidad se rompería, probablemente, sin solución. Preferiría morir mil vecesantesdequesuhermanasufrieraalgúndaño.

—Siacepto,quieroquemeentreguesaCelia.—Supadresonrióenseñandosusdientesennegrecidossaboreandolavictoria.

—Llévatela.Paraquequieroaesaimbécilenmicasa.—Quiero ser su tutor legal.Quieroque renunciesa tenercualquier tipode

contactoconellaoatomarcualquierdecisiónqueleafecte.Nisiquieratendrásderecho a dar tu opinión. —Henry abrió la boca para objetar, no porque leimportaralomásmínimosuhija,sino,másbien,porquenoqueríahacerningúntipodeconcesión—.Noesnegociable.

Henryasintióconlacabezayserecostóensusillóncomosifueraeldíamásfelizde suvida, comosihubieranacidocon laúnicamisióndedoblegar a suhijobajosuvoluntad.

Julian salió del despacho sintiéndose despreciable, ruin, odiándose a símismo más aun de lo que odiaba a su propio padre, sabiendo que jamás seperdonaríaeldaño irreparablee irreversiblequeestabaapuntodehacerlea la

mujerqueamaba.

Capítulo4Elprimerdíaque Julian faltóa sucitadiaria,Maysie tratócon todas sus

fuerzas convencerse a sí misma que no era relevante, que, probablemente, lehubiera surgido un compromiso ineludible, que al día siguiente se verían. Elsegundo día, un ligero desasosiego comenzó a asentarse en su estómago,impidiéndoledormir,comer,sonreíryhastaconversarconnormalidad.Eltercerdía,ladesazóneratanpotentequenisiquierapodíaconcentrarseenlatareamássencilla, entrabay salíade lashabitaciones sin saberparaquehabía ido allí yestabatotalmenteausentedetodoloquelarodeaba.Alfinal,optóporencerrarseen su habitación evitando encontrarse con nadie a quien tuviera que darexplicaciones.

Había enviado a la doncella que se ocupaba de ella y de su hermana, unajovendiscretaytímida,aintentarconseguiralgodeinformación,paradescartarqueJulianestuvieraenfermoosehubieramarchadodelapropiedad.Ladoncellahabía acudido a la casa de los Cross con la excusa de visitar a una de lascocineras con la que tenía cierta amistad y volvió una hora después con pocainformación.HabíaaveriguadoqueJulianestabaencasa.

Loúnicodestacableeraquelafamilia,despuésdemuchotiempoajenaalasociedadquelosrodeaba,habíadecididoorganizarunapequeñafiestaenlaqueinvitaríanavecinosyconocidos.

Sucabezasenegabaa llegaraunaconclusióntanevidentecomodolorosa.Élhabíaconseguidodeellaloquehabíadeseadoy,después,habíaolvidadosuexistenciasinnisiquieraunapalabraniunaexplicación.Maysieseencontrabatanderrotadaquelefueimposiblemantenersusecretopormástiempo,ytuvoquesincerarseconsuhermanaElisabeth.

Alprincipio,habíaansiadocontarlea sumellizayconfidente loquehabíaocurrido,llenadeesperanzayromanticismo.Y,sinembargo,ahoraelrelatodesu entrega al hombre que amaba se había teñido con un velo oscuro deincertidumbreydolor.

Le costó tranquilizar a su hermana para que la fiera rubia no salieradisparadaendirecciónalacasadelosCross,paraarrancarlelosojosaJulian,ydecirle claramente lo que opinaba sobre él y su falta de caballerosidad con

respectoaMaysie.Comosiemprehacía,desdequeeranniñas,enseguidacorrióaerigirsecomo

su defensora sin juzgarla ni reprenderla ante su terrible desliz y su falta dedecoro.Elisabethestabadispuestaaguardarsusecreto,acompartirsucargayadefenderlaacapayescapaantecualquieraqueosaraatacarla.

Maysienohabíaacudidoesamañanaalclarojuntoalriachuelo,incapazdesentirdenuevoelvacíoque leprovocabaesperardurantehoras,volversecadavez que una rama crujíamecida por el viento esperando que él estuviera ahí.Juliannoibaavolver.Estuvotentadaaacudirsucasayobligarloaqueledierauna explicación, pero sumelliza la hizo prometer queno se humillaría de esamanera.

Se sentó en el asiento junto a la ventana con un libro entre las manos,fingiendoque leíaparaquenadie lamolestara.Nopodríadecir cuánto tiempollevabaconlosdedosaferradosallomodepielconmásfuerzadelanecesaria,pero, cuando Elisabeth entró en la habitación con una expresión tensa en surostro,sediocuentaquelasmanoslehormigueaban.

—¿Quéocurre,Lys?Sepusodepieyseacercóhaciaellaansiosa.—La tíaBethha recibidounavisitahoy.EraelpadredeJulian.—Maysie

tragó saliva y se aferró con fuerza al respaldo de una de las sillas, intentandomantenerseerguidaapesardeltemblordesusrodillas—.Dentrodedosdíasvana organizar una pequeña reunión en su casa. Una cena informal. Nosotrastambiénestamosinvitadas.Dehecho,hainsistidoenello.Maysie,creesqueserábuenaideaque…

Maysieasintióconunbruscomovimientodesucabeza.—Necesito verlo. Necesito saber, Elisabeth. La incertidumbre me está

matando.Elisabeth asintió, consciente de que la verdad, aunque necesaria, casi

siempreeradolorosa.Julianvacióelcontenidodesuterceracopadebrandycasienuntrago,pero

elansiado letargono terminabade llegarasussentidos.Hasta lapequeñasaladondeseencontraba,llegabaelmurmullodelasconversacionesdelosinvitadosalaesperpénticacenaquesupadrehabíaorganizado.Cerrólosojosysemaldijoporsucobardía.Sesentíaelmásmiserabledelosmortalesyelagujerooscuro

que se había instalado en su estómago desde hacía días no hacía más quevolversemásymásprofundo.

Durante las noches de vigilia y alcohol, decidía que al día siguiente iría abuscaraMaysie.Lecontaríaelcruelgiroquehabíandadolosacontecimientosyafrontaríacomounhombre todoloqueella tuvieraquedecirle.Se lomerecía,ambosselomerecían.Lehabíacausadoundañoirreparable,lehabíadestrozadoelcorazónyhabíacomprometidoseriamentesufuturo.Unamujerdesuestatus,consureputaciónmancillada,severíaenseriosproblemasparaaspiraraformarunafamilia.

Pero,lejosdetodoesto,loquedeverdadleimpedíairaverlacadavezquesalíaelsol,eraelconocimientocerterodequehabíafalladoalaúnicapersonaque había apostado por él en toda su vida. Se sentía sin fuerzas, sin voluntadpara ver el dolor en sus ojos, para dejarla marchar, para afrontar que jamáspodríanteneresefuturoqueambosanhelaban.Sabíaconcertezaquecuandolamirara,nopodríaacatarlaordendesupadre,queegoístamentelaelegiríaaellay,conello,condenaríaaCeliaalmismísimoinfierno.Nopodíapermitírselo.Noteníaotraopción.

Lahabíacondenadoaldoloryaldesengaño,pero intentóconvencersea símismodequeella losuperaría.Encambio,estabasegurodequesin la luzdeMayse, sin su mano para guiarle, su alma se sumiría en la oscuridad másprofundasinposibilidadderedención.

Su padre entró en la sala sin llamar. Julian no se molestó en mirarlo ycontinuóconlavistafijaenelpaisajequeseextendíaalotroladodelaventana.

—Los invitados y tu ansiosa novia esperan.—Su tono de voz fanfarrón apuntoestuvodeprovocarleunaarcada—.Vamos,eshoradehacerelanuncio.

Lacenaerauneventoinformal,porloquesehabíandispuestovariasmesasconbandejasdeentrantesfríosyotrasconunagranvariedaddecarnesasadas.Lamayoríade lagenteyahabía terminadodecomerysearremolinabancercadelconjuntodemúsicosquesupadre,enunderrochedeclaseimpropiodeél,habíacontratado.

Julian avanzó detrás de su progenitor caminando entre la gente como unautómata,sinprestaratenciónanadadeloquelerodeaba.Alospiesdelalargaescalerademármolquecomunicabaconelpisosuperior,esperabanunaenjuta

RoseFarlowysupadre.Henrysubióvariosescalonesparaobtenerunavistageneraldelsalónyque

todoslovieranconclaridad.Porprimeravez,Juliansefijócondetenimientoensufuturaesposayapretólamandíbula.Lajovenpálidayacobardadalerecordóaunpequeñoratónacorraladoenunaesquina,esperandoungolpecerteroqueacabaraconsuexistencia.Sushombrosestabanencorvadoshaciadelantecomosi pretendiera implosionar y fundirse consigo misma. No levantó los ojos enningúnmomento.

Henry dio pequeños golpecitos con una cuchara en el filo de la copa quesosteníaatrayendolaatencióndelospresentes,conundesagradabletintineoqueprovocóqueJulianrechinaralosdientes,Setensóantelainmediatezdeldesastreenelqueseibaatransformarsuvida,comosiunverdugoestuvieraapuntodebajarelhachaparaasestarungolpecerterosobresunucaencualquiermomento.

—Amigos, vecinos.—La retahíla hipócrita y empalagosa agradeciendo supresencia era tan impropia en alguien como su padre que Julian tuvo lasensación de que estaba atrapado en un mal sueño—. El motivo de que nosencontremoshoyaquíescompartirconustedeselesperadoyfelizenlacedemihijoJulianconlaseñoritaRoseFarlow.

LosoídosdeJuliansezumbaronconunpitidoqueloalejabadelarealidad,como si aquella no fuera su vida.Ojalá fuera así.Unmurmullo complacientecomenzóaextenderseentrelamultituddecuerposyrostrosqueloobservaban.

Elisabeth,enelotroextremode lasala, jadeó impactadasinpodercreer loque acababa de escuchar. Intentó sujetar lamano deMaysie, pero ella estabarígidadeunamaneraantinatural,conlacaradesencajadaytotalmentepálida.

En esemomento, Julian intuyó supresencia, levantó la vista y la clavó enellacomosifueralaúnicapersonaqueestuvieraenaquelinstanteenelatestadosalón. A pesar de la distancia, Maysie sintió la penetrante mirada sobre ella,comosilaestuvieratocando.Seolvidóderespirar.Eltiemposehabíadetenidoen ese preciso instante, en el que sintió que su corazón dejaba de latir parareanudar sumarcha inmediatamente, frenético y desbocado.Los sonidos y laslucesperdieronsuintensidadysoloeracapazdeenfocarsuvistaenlaexpresiónpétreadeJulian.

Elanfitrióncontinuóconsuletaníaylosinvitadosaplaudieroncelebrandola

buenanueva,peroniMaysieniJulianfueroncapacesdeescucharsuspalabras.Maysie se soltóde lamanodeElisabethque seaferrabaaella con fuerza.

Incapazdecontrolarsudesolacióndiounpardepasoshaciaatrás,chocandoconunode los sirvientesqueportabaunabandeja llenadecopas.Elestruendodelcristal al estrellarse contra el suelo provocó que decenas de ojos se volvieranhacia ellas, yElisabeth sujetó de nuevo a su hermanapara arrastrarla hacia lasalidaantesdequealguiensepercataradesuestadodenerviosismo.

Julian,impulsivamente,bajóunescalónconlaintencióndealcanzarla,perolamanodesupadreseclavóensuantebrazocomounagarrahaciendoquesedetuvieraenseco.

—Niseteocurra,muchacho—mascullóconunasonrisaperversa.—Malditohijodeputa,teníasqueinvitarla.¿Nuncatienessuficiente?Henrynocontestóyse limitóahacerunaseñacon lamanoa losmúsicos

paraquecomenzaranatocar.Elisabeth, sentada en el sofá, con la cabeza de su hermana descansando

derrotadasobresuregazo,acariciabasusbuclesrubiososcurosconunacadenciaquepretendíaserrelajante.Lafuriainicialhabíadadopasoaunaamarguraquese asentaba en sus entrañas y le impedía pensar con claridad. Encontrar unasimplepalabradeconsueloquereconfortaraasumellizaseleantojabaunatareatitánica. Pero Maysie ya no necesitaba palabras de consuelo, ni falsasesperanzas.

Las campanas de la pequeña iglesia, donde se acababa de celebrar laceremoniaqueuniríaparasiemprealosFarlowylosCross,resonabanalegresyruidosasnomuy lejosdeallí.Maysieni siquiera fuecapazde llorar.Yano lequedabanlágrimas,ysucuerpoysumentesehabíansumidoenunaespeciedeestuporquelahabíadejadosinfuerzas.

Yaestabahecho.Sucorazónsehabíadestrozadoparasiempreyjamáspodríarecomponerse.

JulianCrosssehabíacasadoconotra, suamoryano lepertenecíayconél sehabíallevadounaparteirrecuperabledesualma.

Capítulo5Henry Cross se estiró en el gastado asiento de piel de su despacho y,

paradójicamente,elsilencioquelerodeabaleresultóatronador.Unavezcelebradalaceremonianupciallosnovios,acompañadosporCelia,

sehabíanmarchado a casade losFarlow,yaque Juliannoquería pasar ni unsolosegundomásbajoelmismotechoquesupadre.

Henryabrióelcajóndesuescritorio.Sacóunpequeñosobreylomantuvounos instantes entre sus huesudasmanos, saboreando elmomento.Lo abrió y,conunamuecacínica,profanólossecretosqueellacontenía.

MiamadaMaysie:Soyincapazdeexpresarconpalabraseldoloryladesesperaciónquedecirteestomeprovoca,pero

debohacerlo:meesimposiblemantenerlapromesadeamorquetehice.Nosoydignodesentir loquesientopor ti,nosoymerecedorde tuamorynisiquierasési tengo

derechoapedirtetuperdón.Nopuedoiratuencuentroporquemisfuerzasflaquearían,ynoseríacapazdemantenerladecisióntanterriblequemehevistoobligadoatomar.Nodudesdequetequieroyquecadapalabraquetedijesaliódemicorazón.Teamoconcadafibrademiser,peronopuedoestaratulado,yaquemipropiodestinonomepertenece.

Nuestrosueñodeestarjuntossehaesfumadoentremisdedos.Créeme,cuandotedigo,quenohayremedioposible,comotampocohabráredenciónparamí.

Noolvidesquemicorazónymialmatepertenecen,enestavidayenlaotra.Siempretuyo.

J

Amor. La enfermedadmás repugnante y ponzoñosa que podía afectar a larazahumana.

Se levantó para arrojar el papel a la chimenea y observó, con ciertasatisfacción,comoseretorcíaagonizanteentrelasllamashastaquedarreducidoa cenizas. Le había prohibido a Julian que hablara conMaysie, era parte deltrato, y no le costómucho interceptar la nota que el imbécil de su hijo habíaintentadohacerlellegaralamuchachapormediodeunacriadaantesdequeseanunciara el compromiso. Qué predecible era. Le resultó mucho mássatisfactorio no decir nada y dejar que Julian viviera creyendo que habíaapaciguadosuconcienciadándoleaMaysieunapobreexcusa.

Amor.¡Ja! Le había dado un enorme regalo a su hijo demostrándole lo inútil y

dañinoqueeselamor.Ojaláquealguienselohubieraadvertidoaél.Almenos,asínosehubieradejadoarrastrarporesamalditadrogahastaperderladignidad,conelúnicodeseodequesuesposalecorrespondiera.Perosuesposanoteníaespacioparaélensucorazón.Selimitabaadejarsequererporélsindarnadaacambio.

Cuando Julian vino almundo,Henry se dio cuenta de que Teresa ya solotenía ojos para ese pequeño ser lloróny dependiente que le ocupaba todas lashorasdeldía.Aguantóestoicamenteconformándoseconlasmigajasdeatenciónque le prodigaba de cuando en cuando.Y, entonces, Teresa volvió a quedarseembarazada.Sevolvióirascibleyapenasdejabaquesumaridoseacercara.

Elbebénopudosuperarlascomplicacionesquesurgieronduranteelpartoyfallecióalaspocashoras.Suesposatambiénviviómomentoscríticosyapuntoestuvodeperder lavida.Henryseavergonzódehabersentidounciertoaliviocuandoelpequeñonosobrevivió.Era inhumano,cruele irracional,peronoseengañaría a símismo fingiendo que estaba dispuesto a compartir con alguienmáselcariñodesuesposa.

Henrynoqueríatenermáshijos,peroTeresainsistíaenquequeríasermadredenuevo.Élsedesvivíaporellayencambiosuesposa…ellaarriesgabasuvidaparaencontraraalguienmásaquienamar.

Cuando Teresa murió, tras dar a luz a Celia, cualquier resquicio dehumanidadcontenidaenélsepudriójuntoconsucorazón,convirtiéndoloenloqueeraahora.Unacáscaradepielyhuesos,quenoconteníaensuinteriormásquemaldad y una pizca de demencia. No podía amar a sus hijos, ni siquierapodía tolerarlos cuando ellos le habían robado cualquier posibilidad de seramadoporlamujerqueanhelabatantocomoalairequerespiraba.

Amor.¿Quéteníadebuenoelamor?Henrycaminópensativoporlosfríosysilenciosospasillosdesugrancasa.

Se sorprendió por no haber conseguido la satisfacción que esperaba con suvenganza. Puede que su corazón, al fin y al cabo, solo fuera un músculoentumecido, incapazdedisfrutardeningunaemoción.Recorrió lacasasumidoenlaoscuridad,girandolacabezaconlasensacióndequealguienloseguía.

Perosoloerasu imaginación,nohabíanadiemásallí,porqueHenryCrossestabacompletamentesolo.Yasí,solo,loencontrólamuertecuandoacudióen

subuscaapenasunañodespués.

Capítulo6El estado de ánimo de Maysie fue sumergiéndose en una espiral

autodestructivaqueseibavolviendomásfuerteymásoscuraconelpasodelosdías.HabíanvueltoaLondres,yaquesumadreestabaansiosaporcomenzarconlospreparativosparalatriunfalentradaensociedaddesusbellasmellizas,peroel estado en que encontró a su hija la desestabilizó por completo.Maysie sehabía convertido en una sombra de sí misma. Apenas comía lo justo paramantenerseenpieysusojosestabanenrojecidosporelllantoylafaltadesueño.Suactitud,distanteyabstraída,hacíanimposiblerelacionarseconella.

LisaSheldontratódeaveriguarquéleocurría,peroMaysiesolocontestabaconmonosílabos.ProbósuerteconElisabeth,perosuhermetismoeraaúnmayorqueel de sumelliza.Elisabeth sehabía convertido enunaprolongaciónde suhermana,unasombrasilenciosa,quelaacompañabadíaynoche,yleservíadesosténparaquenoseprecipitaraalmásoscurodelosabismos.

Después de un mes, a los Sheldon les resultó evidente que tendrían queposponerlapresentaciónensociedad,yaqueelestadomelancólicodeMaysielahabíasumidoenunaespeciedeletargodelqueparecíanotenerganasdesalirsepasabaeldíaleyendoensuhabitaciónoeneljardín,enlosrarosmomentosenquesuhermanaconseguíaconvencerlaparaquesalieradecasaatomarunpocoelaire.EldebutensolitariodeElisabethnoeraunaopción,yellamismanolohabríapermitido.

—Mamá está muy preocupada. Quizá es hora de que hagas un pequeñoesfuerzoypiensestimisma.—Suhermanalevantóunosmilímetroslavistadesu libro, pero no llegó a posar lamirada en su hermana. La ligera y apaciblebrisamovíalevementelashojasdificultándolelalectura,peroelaireylosoloresdel jardín la reconfortabany lahacían sentirseunpocomásviva.Aunasí, nocontestó—.Queesemalditotipejohayaresultadoseruncretinosinescrúpulosno es razón para que arruines tu vida, Maysie. Él es quien debería estarescondidoenunapestilentecuevapensandoenlohijodep…

—Lys,basta—sutonoeraplano,comosinotuvierafuerzaparaalzarlavoz—. No me apetece vivir una farsa. No quiero pavonearme entre debutantesinocentes porque yo ya no lo soy. No desfilaré con las demás intentando

impresionar almejor postor.—Elisabeth se sorprendió, era la frasemás largaque lehabíaoídopronunciaren todoeste tiempo—.Noes justoque tú tengasquepagarlasconsecuenciasdemierror.Deberíasestardisfrutandodetuprimeratemporada.Hablaréconmamáparaqueseaasí.

—Nomeimportanlosbailes,loquemeimportaesverteasí,descorazonadaysinfuerzas.Quieroqueestésbien,comosiempre.Yahabrátiempoparafiestasmásadelante.Solo tepidoquehagasunesfuerzopor salirde tuaturdimiento.Queintentesserlamismadeantes.

Maysie la miró unos instantes y su melliza esperó a que contestara, quedijeraalmenosquelointentaría.Perovolvióabajarlacabezayasumergirseensulibro.

Elisabethselevantó,bufófrustrada,ysemarchódejándolasolaeneljardín.Moviólacabezadesechandolaspalabrasbienintencionadasdesuhermana.

Maysie noquería ser lamismade antes.Noquería olvidar ni uno solo de losminutosdedesesperaciónqueestabapasando,queríaregodearseeimpregnarsedel horrible dolor que le habían infligido, absorber la desolación y elsufrimiento.Maysie quería grabarse a fuego en su alma lo que significaba latraición,loquepodíaprovocarentregarseaalguien,confiarenotrapersona.

Jamásvolveríaacaereneseerror,aunqueparaellotuvieraquedestruiresapartedesímismaquehabíaamadosinmesuraaJulianCross,esapartequeaúnloamaba.

Después de dos meses, el carácter de Maysie se había vuelto aun mástaciturno.Yanolloraba,perotampocoreía.Pasabalosdías,todosigualesentresí,conunarutinaseveraysolitariaqueellamismasehabía impuesto,entreeljardín,suhabitacióny,esporádicamente,labiblioteca.Elisabethlaacompañabasiempre que podía, aunque cada vez le costabamás trabajo fraguar los largosmonólogosqueteníaquecrearparallenarloshuecosqueelsilenciodeMaysiedejaba.

May sabía que no estaba siendo justa con ella, pero a veces sentía unaperversasatisfacciónensaberque,tardeotemprano,Elisabethsecansaría,quetambién la abandonaría, y su soledad sería total y absoluta.Podríautilizar esotambiéncomocombustibleparaalimentarelodiovisceralyelrencorqueestabaempezandoasentirporJulian,culparloporeldesastresinesperanzaenelquese

habíaconvertidosuvida.Eraenfermizoy losabía.Peroyanadale importaba.Seguía alimentándosemal, pero, almenos, ahora su cuerpo agotado le exigíamás horas de sueño, y mientras dormía, no tenía que sufrir la realidad. Susfuerzasseibanagotandoysoloqueríapermanecerenlacama.

Había perdidomucho peso y, para colmo, los últimos días su estómago latorturaba revelándose contra todo el alimento que ingería. En una semana, lasituación se volvió tan preocupante queMathias Sheldon, que había intentadomantenersealmargendetodo,acabóplantándoseensuhabitaciónacompañadodel mejor médico que pudo encontrar. Tras escuchar los síntomas, el doctorobligó a todos excepto a una doncella a que salieran del cuarto. La familiaesperabaansiosaenlasalaaqueeldoctorlesdierasudiagnóstico.

UnaextrañacomezónseaferrabaelestomagodeElisabethdurantelatensaespera,unaespeciedepremonición,laextrañasensacióndequealgoimportanteeinminenteestabaapuntodecambiarsusvidas.

Yasífue.Mathias Sheldon gritaba y maldecía fuera de sí mientras el doctor, que

acababa de ofrecerles su certero diagnóstico, atendía a su esposa que yacíadesmayadaenunsillón.Elisabethsubiólasescalerasatodaprisahastallegaralahabitacióndonde suhermanadescansaba.Abrió lapuertay sedetuvoen elumbral al verla sentada en su cama, recostada sobre sus blancos y pulcrosalmohadonesconelpelodoradooscurodescasandosobresushombros.Estabatranquila,comosipudieramantenerseajenaalvuelcodescomunalqueacababadedarsuvidayladetodos.

Laexpresióndesucarahabíacambiado.Ensusojosdenuevohabíaunaluzextraña,comosihubieranvueltoalavida.LamanodeMaysieseextendióhaciasuhermanainstándolaaacercarsealacama.Elisabethsintióquesugargantaseapretaba impidiéndole hablar y no pudo evitar que un sollozo se le escapara.Corriendo,llegóhastasucamaysesentójuntoaella,fundiéndoseenunintensoabrazo, de esos que reconstruyen el alma, que lo ponen todo de nuevo en sulugar.Trasunosinstantesinterminables,ambassemiraronconlosojosarrasadosenlágrimas.

—No voy a dejarte sola en esto, Maysie. —Esta asintió con una sonrisallorosa—.Ambascuidaremosjuntasdeesebebé.Ledaremostodoelamordel

mundo.Maysie acarició la cara de su hermana avasallada, como siempre, por su

amorysuentregaincondicional.—Estoytanasustada…Soloesperoquepapánointentesepararlodemí.—No se lo permitiremos. —Entrelazaron sus dedos meñiques, un gesto

privadoquehacíansiemprequeseprometíanalgo—.Démoslesalgodetiempoanuestrospadres,lanoticiaesunpoco…

—Demoledora. Lo sé.—Maysie se acarició su barriga, aún plana, dondeahora empezaba a fraguarse una nueva vida—. Lys, es increíble, no puedoexplicarlo, pero es como si este niño fuera un regalo. No puedo estar con elhombrealqueamo,perosiempretendréestapartedeél.

Elisabethvolvióaabrazarlaconfuerza.No quería exteriorizarlo, pero estaba aterrorizada. Una joven soltera y

decente,pormuyadineradaque fuera su familia,nosequedabaembarazadaysalíaderositasdelasituación.Elostracismosocialeralomásleveconloquetendría que lidiar. Su familia, Maysie, su bebé, hasta ella misma, se veríanafectados por la imperdonable tacha de su conducta. Pero, a Elisabeth, no leimportaba.Laapoyaría,aunquelecostaralavida,aunquetuvieraquerenunciaratodoconloquealgunavezhabíasoñado.

Eraobvioquelasituacióndeberíallevarseconlamayordiscreciónposible,aunqueaMathiasseleantojabaqueestabanintentandotaparelsolconundedo.Pormásquelointentaran,larealidaddelaexistenciadeesacriaturaalfinalseharíapública,pero,mientraspudiera,intentaríamantenerlotodobajosucontrol.

Era un ogro para los negocios, un ser avaricioso, egoísta, ambicioso yestrictohastalamédula,peroseveíaincapazdesepararasuhijadesubebéunavezquenaciera,almenosalprincipio.Ellaseríaquientomaríaesadecisión,nosoportaríadarunpasoenfalsoyquesuhijapreferidaacabaraodiándolo,apesardequesesentíatraicionadoydecepcionadoporella.

Mientras el resto de jóvenes casaderas disfrutaban de bailes y veladasmusicales,todaslasmujeresSheldonsetrasladaronaunaencantadorayapartadacasadedosplantasenCornualles,conelserviciojustoparaquesusnecesidadesfueran atendidas. Su padre lo tenía todo bajo control y se había encargado delocalizarypagargenerosamenteaunbuenmédicoqueleaseguraraelbienestar

de su hija y su privacidad cuando llegara el momento de dar a luz. Un fríoamanecerdeenero,lapequeñaAurallegabaalmundoconunpotentellantoquedesbaratólapazdelafamilia,quelaesperabaansiosa.Maysienohabíatenidoocasióndevermuchosbebesensuvida,perodudabaquehubieraalgunomáshermososquesuhija.

Trasunosmeses, sevolvierona trasladaraLondres,dondeMathiasseguíaempeñadoensusplanesdeemparentarconlanobleza.

Su única esperanza ahora recaía en Elisabeth. Ella sería la encargada decatapultarasufamiliaalacumbredelaaltasociedad.

Esa primavera las mellizas, a sus dieciocho años, fueron presentadas ensociedad,aunque,durantelasveladas,MaysieestabasiempreansiosaporvolveracasayestartodoeltiempoposibleconsupequeñaAura.Sucaráctersehabíatornadoalgocínicoy,lógicamente,desconfiadoeintentabacamuflarloconunadosisdehumorácidoquesuscandidatosnosiemprecaptaban.

MathiashabíadecididonoinsistirenlaposibilidaddequeMaysieencontraraunmarido.Durantelosprimerosmesesdeembarazo,habíabarajadolaideadeencontraraalgúnposiblepretendientealquecomprar,alguienquenolehicieraascos aunabuena suma, aunqueeso implicarahacerse cargode la criaturadeotro hombre. Una boda rápida, una luna de miel extremadamente larga, y elescándalosesolaparíabajolapesadacapadeladuda.

Perosuhijasehabíanegadorotundamente.Noqueríasabernadadeningúnhombre y ahora que la niña había nacido, la amenaza del escándalo penderíasiempresobresuscabezas.Sheldonsesentíasobrepasadoyagotadoparaseguirinsistiendo. Solo esperaba que, cuando la niña fuera algo mayor, su hijaaccedieraaenviarlaaalgúninternadoenelextranjero,puedequeenAmérica,dondesuexistenciapudierapasardesapercibida.

PoresoeraimperativoqueElisabeth,suúnicaopciónparaconvertirseenunhombrerespetado,secasara.Perounatemporadatrasotraaquellonoocurría.

Elisabeth semostraba encantadora, coqueta y amable con cada uno de losposibles candidatos que su padre le presentaba, pero no acababa de aceptar aninguno,y lapacienciadeMathiasestabaapuntodeagotarse.Ella teníamuyclaroel tipodehombrequenecesitabaasuladoynocejaríaensuempeñodeencontrarlo.Noseconformaríaconotracosa.

SabíaquecuantomayorfueraAura,másdifícilseríaocultarladelasociedad,cosa que, por otra parte, ni ella ni Maysie pretendían. Su padre cada ciertotiempoinsistíaenlaideadealejaralaniñadeLondres,tratandodedisimularasíelpecadodeMaysie,ylasolaideadequeesopudierasucederladestrozaba.

Maysieflaqueabamuchasveces,noporlapresenciadesuhija,sinlacualnohubierasidocapazdesalirdelpozoenelquesehallaba,sinoporlapresióndesaberquetardeo tempranoelescándalocaeríasobreelrestodesufamiliaporculpadesuserrores.

Desdequenació,fingieronquelaniñaerahijadeunaprimalejanaquehabíafallecido durante el parto y que Maysie, por bondad, la había acogido,convirtiéndoseensumadrina.Elservicioestabalosuficientementebienpagadoy convenientemente amenazado por su patrón para que nadie se atreviera acomentar, y, mucho menos, cuestionar la procedencia de la niña, ni por quécuandocrecióllamabamamáaMaysie.Además,noeradifícilhacerpensaralosdemásqueAuranoerasuhija,yaquenopodíansermásdiferenteslaunadelaotra.

Sucaraerablancayperfectacomo laporcelanayhacíaunbellocontrasteconsupelonegrocomolasalasdeuncuervo.Lomásespectacularenellaeransus hermosos ojos grises, bordeados por unas largas pestañas oscuras.MaysiesolohabíavistounpardevecesaCeliaCross,perocuantomáscrecíaAura,másevidente era el parecido con ella y con Julian. Era curioso e irónico como eldestinohacía,aveces,queloshijosilegítimosfuerantanparecidosasuspadres,comosiesofueraunabanderaquepudieranesgrimirreclamandosusorígenes,comosielpecadodelosquelosabandonaronsemanifestaraanteelloscomounrecordatorioeternodesusacciones.

LaeleccióndemaridodeElisabethveníaligadaaunacondiciónmuyclara:deberíaserlosuficientementehonorableparaaceptarlaexistenciadeAurayeldeslizdeMaysie,llegadoelmomento.Conocíaamuchosaristócratasestrictos,hipócritas,llenosdeprejuiciosqueleprohibiríanrelacionarseconsuhermanaencuanto supieran la verdad, y ella no sobreviviría si esto ocurriera. Quería unhombre de principios, que valorara a la familia, que fuera comprensivo y debuencorazónyqueaceptaralapresenciadeMaysieyAuraensuvida,y,quiensabe,aunquefueramuchopedir,quizá,incluso,lespermitieravivirconellos.

Susobrina,parabienoparamal,erasugransecreto,unsecretocompartidoconsumelliza,unsecretoqueadorabayporelquelucharíaconuñasydientes.

Londres,enero1862Auraacababadecumplircincoañosyerasorprendentecomo,apesardeno

haber visto jamás a su padre, tenía tantos gestos idénticos a los de él, comoahora,queconelceñofruncidosequejabadetenerqueterminarselameriendaantesdepodervolverabuscarescarabajosentrelatierradeljardín.

Maysiesintióunextrañopellizcoenelestómagoalverlasombravagadelosrasgos de Julian reflejados en la cara de su hija, pero la llegada impetuosa deElisabeth,quevolvíadeunpaseoencarruaje,lasacódesusensoñaciones.

SederrumbósinmuchaceremoniaconcaradehastíosobrelasilladeljardínyMaysonriódeorejaaoreja.

—¿Tan malo ha sido?—preguntó con una mirada irónica. Su melliza serascólacabezaenérgicamentetrasquitarseelmolestoyextravagantesombrero,desordenandosucabellorubioplatino.Supelo,conlaluzdelsolasusespaldas,parecíaunauradivinaqueleconferíaunaspectoangelical.NadaqueverconlaElisabethreal.

—¿Malo?—Levantólacejaydespuéshizoelgestodecontenerunaarcadaprovocando una carcajada en su hermana—.Talbot es tonto de remate.No esunaopción.Quedadescartado.Sumadreesunabeataretorcidaycriticona—seinterrumpió,semetióenlabocaunadelasgalletasqueAurahabíadejadoenelplato, y continuó hablando a trompicones mientras masticaba. Cuando Lysestabarelajada,noeramuyceremoniosaprecisamente—.Esaburrido,insípidoyestátotalmentemanejadoporesaviejaurraca.Nosédedóndesacóelvalorparainvitarmeadarunpaseoensucalesa,conlomuchoquemeodiasumadre.Ylaverdad,aúnnoséporquémedetestaesamujer.

—Te odia porque te comportas como una damisela coqueta, melosa yzalamera,capazdeengatusaracualquieraquetengaojosenlacara,incluyendoasuhijo.

—¿Engatusaracualquiera?PuesconHardwicknofuncionó,ymiraquepusetodomiempeño.—ElisabethsequedópensativarecordandotodoeldesplieguedeartilleríaqueusóparaatraparaAndrewGreenwood,condedeHardwick,yqueresultótotalmenteinfructuoso.

—Bueno,todossabíamosqueestabacoladoporMarian.Dehecho,notardómuchoencasarseconella.Yquizá,soloquizá—Maymidiólaspalabrasparanodesatar la furia de sumelliza—, puede que tu papel de dama desvalida fuerademasiadoextremo,cariño.

Elisabeth bufó fingiéndose indignada, pero al final acabó riéndose alrecordar la cara de apuro que ponía el conde cada vez que ella lo obligaba aportarse como un cabello medieval para saltar una piedrecita del camino oprotegerladeunpeligrososaltamontes.

—Quizá debí dosificar mis encantos. Y fijarme en alguien más accesible,puedequeelcondedeAldrich.

—TambiénestabacoladoporMarian.—Es cierto. Eso nos deja a Talbot.—Fingió un estremecimiento—. Papa

está desesperado. Estamos a punto de cumplir veintitrés años. Ya soyoficialmenteunasolteronaenciernes.Ytútambién.Solomidescomunaldoteymideslumbrantebelleza,melibrandeserunapariadelasociedad.

Maysieseencogiódehombros.—Nosécómopuedespasarte lavida fingiendoqueeresmenos inteligente

queesostipos.Debeseragotador.—Meheacostumbrado.Fingirserpocoespabiladaeinofensivahacequese

relajen y me permite conseguir más información útil y saber cómo sonrealmente.

—Señoritas —la voz de la doncella interrumpió la conversación de lasmuchachas—,supadredeseaverlaensudespacho,señoritaElisabeth.

Elisabeth miró a su hermana y le sonrió intentando disimular la extrañasensación de incomodidad que acababa de asentarse en su estómago. Unareunióneneldespachodesupadrenopresagiabanadabueno.

Capítulo7—Nopuedesestarhablandoenserio,padre.—Mathiaslediolaespalday

sequedómirandofijamenteporlaventanaquedabaalacalleparanotenerqueenfrentar lamirada consternada de su hija—. Padre,mírame.Dame almenosunosmeses.Hastaqueterminelatemporada.Estoyseguradeque…

—Nohabrámásoportunidades,yano.Lasituaciónesinsostenible.Nohabráotratemporada.¿Sabesloquetienedediferenteestatemporadadelasanteriores,Elisabeth? Yo te lo diré. Ya no eres una tierna debutante, ya no eres unanovedad,yanoeresel trofeoque todosambicionan.Laspropuestasdenuevoscandidatos cadavez sonmenos.Nopienso arriesgarme a que te conviertas enuna solterona como tu hermana. He invertido mucho tiempo y esfuerzo paraconvertirosenlaesposaperfectaquecualquierhombredesearía.¡¿Ycómomelopagáis?!Tuhermanaarruinadadeporvidaytúburlándotedemí,rechazandouncandidatotrasotroesgrimiendoargumentosabsurdos.

—Pero,papá.—¡¡¡Nipapá,ninada!!!—Sevolvióparaenfrentarlacon lacara rojay los

ojosdesorbitadoshaciendoqueseencogieraenelasiento—.Nuncadebícederante vosotras, habéis creído que soy tonto y os habéis subido a mis barbasdurante demasiado tiempo. —Mathias se dejó caer en el lujoso sillón de suescritorio—.Yaestoycansado,Elisabeth.Ymuydecepcionado.

Era cierto que parecía cansado, su respiración era trabajosa debido a laexcitación con la que hablaba y las bolsas debajo de sus ojos parecían máshinchadasdelonormal.

Ella no podía saber que la decisión que había tomado le había quitado elsueñodurantemuchasnochesdelasúltimassemanas,peronopodíatolerarqueen supropia casa lo tomaranporunpelele.Empezaría poniendo enorden esasituaciónqueyaseestabaprolongandodemasiado.

—La decisión está tomada, Elisabeth. He seleccionado tres pretendientes,todoscontítulo,todossegúnlosestándaresqueyoconsideroóptimosy…

—Todospobrescomoratas,peroconuntítulobajoelbrazo,¿noesasí?Mathiasignorólainterrupcióndesuhija.—He concertado reuniones con los tres durante esta próxima semana. Si

colaboras,prometoserbenevolenteyescuchartuspreferenciasalrespecto.—Quégenerosoportuparte.—EltonosarcásticodeElisabethacabóconla

pocapacienciaquelequedaba.—Tecasarásantesdeprimavera.Quedabanapenasdosmeses.Elisabeth notaba sus ojos ardiendo por la necesidad de dejar correr las

lágrimasdeimpotenciayunasensaciónamargalesubíadesdeelestómago.—Nopuedocreerquemeestéshaciendoesto,padre.—Puedesretirarte,estoestodo.Elisabeth corrió, casi sinver, cegadapor el llantohasta suhabitacióny se

dejócaerdesplomadasobresucamaahogandosuslágrimasenlaalmohada.Eldíaquetantasveceshabíatemido,habíallegado,sacudiéndolademaneracruel,sacándola de su cómoda rutina, desbaratando sus planes y su realidad de unplumazo.

Unosrápidospasosleanunciaronquealguienhabíaentradoenlahabitacióny no necesitó levantar la cabeza para intuir que eraMaysie. Sintió el colchónhundirseporelpesodesuhermanaalsentarsejuntoaella.

—Elisabeth,quéhapasado.Porfavor,nomeasustes.—Hapasadolopeorquepodíapasar.—Elisabethseincorporóydejóquesu

hermana,conelrostrocontraídoporlapreocupación,laabrazara.Ladejóllorarhasta que estuvo preparada para hablar y los hipos y sollozos desesperadoscesaron.

—Cuéntamelo,entrelasdoslosolucionaremos,estoysegura.—No hay solución posible. Papá ha decidido que será él quien elija ami

futuromarido.Estasemanavaapresentarmealoscandidatosy,enmenosdedosmeses, seré una mujer casada. Un nudo de incertidumbre se asentó en suestómago. Alejarse de su hermana y su sobrina, no poder protegerlas, era sumayormiedoyestabaempezandoamaterializarse.

Maysie no se permitió entrar en pánico delante de Elisabeth, aunque unescalofrío helado acababa de recorrerle la espalda. Solo pensar que pudieranestaralejadas, ladescomponíaporcompleto,ypensaren sudulcehermanaenmanosdealguienquenolaamara,laenfermaba.Leapartóelpelodelacaraylainstóamirarlaalosojos.

—Saldremosdeesta.Siempresalimos.¿Noescierto?Yoestaréatuladoynadienosvaaseparar.Nodebemosdesesperarnosantesdetiempo.Tenemosqueesperaraconoceraloscandidatos,puedequepapá…

—Papánotieneuncriteriofiable.Habráelegidoaunnoblequenolehagaascosaunabuenasumadedineroyalquepuedamanejarconfacilidad.Eseessucriterio.Diosmío,estoytanasustada.

—Hablaremosconmamá.Elisabethmoviólacabeza.—Sabesqueellanomoverániundedosiesosuponellevarlelacontrariaa

papá.—Sumadre jamásse implicaríasieso la llevabaaperturbarsupazysutranquilidad. No es que fuera mala persona, simplemente, la mayoría de lasveceseraincapazdesentirempatíaporalguienquenofueraellamisma.

El llanto volvió a sacudirla y su hermana la abrazómientras acariciaba supelo.

Unospasosligerosalacarreraseescucharonenlahabitacióny,antesdequelevantaranlosojosysevolvieran,elcuerpecitodeAuraseabalanzósobreellasqueriendoserpartícipedelabrazoellatambién.

Susbrazosregordetesrodearonalasmellizasyfruncióelceñopreocupadaalverasutíallorando.

—TíaElisabeth,¿tehashechodaño?Elisabeth se limpió las lágrimas con la mano mientras una sonrisa tierna

cruzabasurostro.Cogióasusobrinaylasentóensuregazo.—No,cariño,estoybien.Soloestoyunpocodisgustada.Maysieselimpiódisimuladamenteunalágrimaquehabíaintentadocontener

paranoperjudicaraúnmáselestadodeánimodesuhermana.—Mamámedaunbesocuandomeduelealgoysemepasa.Ayermecaí,y

mamámebesólarodillaysemepasórápido.¿Seguroquenoteduele?—Mmmmm.—Elisabethfingióestarsopesandosirealmentesehabíahecho

daño ante la cara expectante de la pequeña—. Puede que me duela algo, sí.¿Quieresqueprobemos?

Aurasonriósatisfechaeilusionadadepoderaliviareldolordesutía.—Creoquemedueleunpocoaquí.—Se señaló lamejillay su sobrina le

echó los brazos al cuello para apretarse contra ella y darle un beso fuerte que

bien podía haberle curado todos los males—. Mucho mejor, pero creo quetambién me duele un poco aquí. —Señaló la otra mejilla y Aura repitió laoperación.

—¡Santo Dios, Lys, tienes mucho mejor aspecto! —le siguió la bromaMaysie.

—¡Escierto! ¡Mehacurado! ¡Yanomeduele!Tusbesossonmágicos.—Auraabriómucholosojossorprendidayencantadadesuefectividad—.Ycomopagocreoqueestosemereceunabuenabatallade…¡cosquillas!

Laniñasoltóunchillidoagudointentandoescapar,perosutíaysumadrelalanzaron a la cama y comenzaron a hacerle cosquillas entre escandalosascarajadas.

—¡Merindo!¡Merindo!—chillólapequeñaentrerisas—.¿Deverdadnoteduele?

—Telojuro.Meencuentrotanbienque,incluso,tengoganasdebailar.—Entonces iré a buscar la caja de música y bailaremos las tres. —Aura

sonrióencantadaysaliódisparadahaciasuhabitación.Maysiesonriónostálgica.Desde pequeña había notado como la caja demúsica que Julian le regaló

teníaunefectobalsámicoenella.Muchasnoches,cuandolecostabadormir,ledaba cuerda y la niña se sentía de inmediato relajada por la dulce melodíametálica.AquelpequeñoartefactohabíasidoelgrantesorodeJuliandurantesuinfanciayahoraeraeltesorodesuhija,aunqueéldesconocierasuexistencia.

Lapequeñallegódándolecuerdaalacajitay,trasponerlasobrelamesa,tiródelasmanosdesumadreydesutíaparaquesepusieranenpie.

Al final resultó que los besos de Aura, su sonrisa tan pura, su genuinaalegría, sí que eran curativosy consiguieronborrar, aunque solo fueraduranteunashoras,eldolorprofundoeinciertoquesehabíaasentadoenlasmellizas.

Comobuencomerciante,Mathiassabíadosificarmuybienloqueofrecía,asíque fue citando a los candidatos de tal manera que, en comparación con losanteriores,elúltimoresultaratremendamenteapetecibleparaElisabeth.

El martes por la mañana se vistió con su vestido más sobrio y menosfavorecedorparaacudiralasaladondesumadresolíarecibiralasvisitasparatomarelté.Susprogenitoresesperabanconelprimercandidatodelacortalista

deSheldon.Lisa Sheldon apenas fue capaz de mirar a su hija a los ojos, totalmente

compungida,cuandoestaseparóenlaentradadelasala.Mathiasselevantóalverlallegarconunbrilloextrañoenlamiradaquesu

hijaconocíamuybien,elbrilloquedenotabaqueteníalasituaciónbajocontrolyqueguardabaunasenlamanga.

Entróconpasoinseguroysedetuvoenelcentrodelahabitación,intentandocontener el pellizco de ansiedad que le apretaba el estómago, y fue entoncescuando el hombre que estaba dispuesto a pedir su mano entró dentro de sucampodevisión.

Decir que se quedó petrificada era quedarse bastante corto.Era entendibleque no lo hubiera visto al entrar, ya que el enjuto hombrecillo quedabacamufladopor el voluminoso cuerpode su padre.Era un anciano con la edadsuficiente para ser su abuelo, o puede que su bisabuelo. El hombre estiró suarrugado cuello, que emergió sobre la tela blanca deslucida de su camisa, y aElisabethlerecordóaunatortugaqueriendoalcanzarunoscuantosrayosdesol.Miróasumadreque,conunrictusindescifrable,seguíasinlevantarlavistadelsueloycreyócaptarunaligeraexpresiónfuriosaensucara.Almenos,parecíaqueellatampocoestabamuycontentaconlaeleccióndesumarido.

—Hija,esteeslordMallory.—Oloquequedadeél—musitóElisabethenvozbaja.Sumadre intentócamuflaruna ligeracarcajadaconuncarraspeo, loque le

demostróquequizáhabíahabladomásfuertedeloquepretendía.Aunque,contodaprobabilidad,nohabíapeligrodequeelancianolahubieraescuchado.Laingente cantidad de pelo oscuro y crespo que salía de sus orejas le impediríaescucharauncaballorelinchandoapocoscentímetrosdesuoído.Jamáshabíavistonadasemejante,másaúncuandosucabezaestabatotalmentedespoblada.Seestremeciómientraselhombreintentabaajustarunmonóculoconsusmanostemblorosasasuacuosoyvidriosoojoderecho.Estabaencorvadoy,cuandoseacercóparabesarsumano,lohizoarrastrandolospies.Elisabethpensóquenoseríacapazdevolveraponersederechooquesumaltrechaespaldacrujiríaysepartiríaenelintentocomosifueraunaramaseca.

LordMalloryparecíabastanteafableylehubierapodidoresultarentrañable

deserel tío,elpadreoelabuelodealgúnamigo,pero,ciertamente,noerauncandidatodemasiadoapeteciblecomofuturopadresesushijos.

—Bonitamuchacha—dijoconunavozparecidaalgraznidodeuncuervo,mientraslesonreíaconfirmandolasospechadequesubocanoalbergabaniunsolodiente.

Trashacerunbreveresumendesuárbolgenealógicoydejarbienclaroqueel conde poseía uno de los títulos más venerables de Inglaterra, su padre seexcusóydejóalanciano,aElisabethyasumadrecomocarabina,«disfrutando»delté.

Sumadreintentómantenerlaconversacióntípicaydiplomáticahabitualenesassituaciones,queversababásicamentesobremeteorología,obrasdeteatroypocomás.Peroelancianonosemostrabamuycolaborador.Noprobónielténinadadeloquesirvieronmientraslasobservabaconsumonóculoempañadodemotitasdepolvo,limitándoseaasentirconlacabezayahacermovimientosmuyextrañosconlaboca,comosimovieraalgoinexistentedeunladoaotro.

AlmenosElisabeth,porelbienestardesupropioestómago,prefiriópensarquenohabíanadaallídentro.

Las damas se miraron con cara de estupor cuando el hombre sufrió unrepentinoataquedetos,tanintensoytanlargo,quepensaronqueelilustrecondenosaldríavivodesucasa.Unavezquesehuborecuperado,elancianosepasóunpañueloporsusresecoslabios,selevantóyconunsimple«Buenastardes,hasidounplacer»saliódelasala.

Elisabethysumadresedejaroncaerensusrespectivosasientos.—¿Creesqueelrestoseránigualdegallardos,madre?—Soloséquevoyamataratupadre,hija.

Capítulo8Losmiércoles,lamatriarcadelosSheldonsiempresedirigíaconvariasde

sus emperifolladas amigas a la parroquia de turno para hacer alguna obra decaridad.Enrealidad,ibanhastaallí,selamentabanprofusamentedelomalqueestabaelmundo,delosdifícilescaminosqueelseñorlesmarcaba,pellizcabanlosmofletesdeunpardecríosnecesitadosysoltabanaregañadientesunpuñadodemonedas.Actoseguido,consualmaaliviadadelpesodeladesgraciaajenaysu conciencia tranquila, se dirigían a la casa de alguna de ellas a practicar sudeporte favorito: atiborrarse a pasteles y criticar con ahínco al resto de lacristiandad.

Lisanoseplanteóenningúnmomentoquedarseencasaparaacompañarasuhija en la presentación del segundo candidato, aunque solo fuera para darleapoyo.Simplemente,noseleocurrió.

Maysie y Elisabeth espiaban desde el piso de arriba, asomadas a labarandilla,intentandoaveriguarlaidentidaddelhombrequeacababadellegaryconversaba amigablemente con Sheldon. Sus voces les llegaban amortiguadasdesde la distancia y no eran capaces de entender lo que se decían.Maysie sepasólamanoporelestómago,intentandocontenerlosnervios.

—Debería bajar contigo, no sé por qué papa se ha negado que yo estépresente.

—No sé, peromás nos vale no retarle demasiado. Está iracundo con estasituación.—Elisabethapretó lamanodesuhermana—.Almenos, tengoclaroquenopuedeserpeorquelordMallory.

—Esoespero.Lasvocessefueronacercando,haciéndosemásnítidas,mientrassedirigían

a la sala donde iban a reunirse.Ambas, instintivamente, se acercaronunpocomás a la balaustrada agudizando el oído. La voz les resultaba cada vez másfamiliar.

Ese tono chirriante y desagradable, un poco nasal, incluso. Una carcajadabobaliconallegóhastaellasyenesemomentolaidentidaddelpersonajesehizoclara en susmentes. Semiraron con los ojos abiertos por el espanto y en unsusurrodesesperadopronunciaronalavez:

—¡¡¿¿LordBellamy??!!Elisabeth no se atrevía a moverse de su incómoda y rígida postura en la

otomanaqueocupaba.Habíapensadoqueelprimercandidatoseríalopeorquepodría encontrar, pero supadre sehabía superado; en su escaladevalores, nosabríadecircuáldelosdosestabaporencima.Opordebajo.

ElvizcondedeBellamynoeramuymayor,peroel restodedefectosdesupersona eran realmente más imperdonables que la decrepitud del ancianoMallory.Habíancoincididoconélenvariasveladasenlastemporadasanterioresy,tantolasmellizascomosusamigas,tratabandehuirdeélcomodelapeste.Ynuncamejordicho.

El caballero se sentaba en el sofá frente a ella pretendiendo parecersofisticado,perolaexcesivapresióndesuchirrianteropa,unpardetallasmáspequeñasde lonecesario,hacíaqueparecieraun sapo sentado sobre las ancastraserasapuntodevolcarse,apuntodedesmoronarse,apuntodeexplotar.Esonoeralopeor:elhombrehabíavenidodandounrevitalizantepaseoporloque,apesar del frio de la mañana, su falta de agilidad física le había hecho sudarcopiosamente.Sucarablancaestabasalpicadadegotasdesudoryparecíaaunmásbrillanteygrasientadelohabitual.

Ignoraba cuando fue la última vez que lord Bellamy había introducido sufláccidocuerpoenunabañera,perodedujoque,desdeluego,nohabíasidoeseinvierno.Eloloracreydulzón,alavez,habíaintentadocamuflarseconcapasycapas de perfume embriagador. La mezcla resultaba tan nociva que Elisabethtemíaquesielhombrevolvíaalevantarelbrazocaeríadesmayadaallímismo.Qué diablos, caería muerta, y la opción resultaba mucho más apetecible quepermitirqueesetipopusierasusdedosysusuñasnegrassobreellaalgunavez.

MathiasSheldonseexcusóunossegundosylosdejósolosenlasalitaconlapuertaconvenientementeabierta.Asesinóconlamiradaasupadreporsometerlaaaquellainfernaltortura,sabiendoquesuvilycobardeprogenitorhuíaincapazdesoportarlosefluvioscorporalesdeBellamy.Elhombretomó,erróneamente,lamarcha de Sheldon como una licencia para intentar una aproximación a suhija.Elisabethsepetrificócuandoloviolevantarseytomarasientojuntoaella,rozando con sus blandos muslos la tela de su vestido. Ella se movió unoscentímetroshacialaderecha,aúnariesgodecaerseporelbordedelasientoque

carecíadebrazoenesaparte.Estabatantensaintentandomantenerladistanciaysuintegridadfísicaintactaque,cuandoBellamyhabló,nisiquieraloescuchó.

Levantólavistahaciaélytuvoquecontenerseparanolevantarsedegolpeporsudesagradableeintimidatoriacercanía.LaestructuracapilarqueBellamyhabía construido para disimular su calvicie, lo llenaba de orgullo e,ingenuamente, pensaba que pasaba desapercibida. Elisabeth no pudo evitarquedarse mirando el enorme mechón grasiento que crecía detrás de su orejaizquierdayrecorríasucabezadeunladoaotro,ysepreguntócómodemoniossemantendríaallílosdíasdeviento.QuizáBellamynosalíalosdíasdeviento,locualsindudaeraalgoqueelrestodelosmortalesleagradeceríansobremanera.

No sabía si el hombre había tomado su mirada fija como un síntoma deadmiración, pero, cuando Elisabeth volvió a la realidad, sus labios húmedos,demasiados húmedos, se habían fruncido como si estuvieran esperando recibirunbeso.

—SantoDios—musitóarrastrándoseotropocoendireccióncontraria.—Señorita Sheldon,me siento halagado porque seme permita estar en su

compañía.Yanosoyunniño,soyhombreserio.Ymegustaríaformalizarestocuantoantes.

Abriólabocaparahablar,peroestabatanimpactadaquesolopudoboquearcomounpezfueradelaguamientrasinclinabasuespaldahaciaatrásintentandoalejarsetodoloposible.

Confiando ciegamente en sus poderosos encantos, Bellamy se acercómáshaciaellaenbuscadelbesoque,pensaba,sehabíaganado.Rápidadereflejos,segiróenelsillónponiéndosedepiedeunsaltoyalejándosedelradiodeaccióndel hombre, justo en el momento en que este se abalanzaba sobre ella. Elvizconde se precipitó por el borde del asiento y clavó su cabeza en el suelo,quedandosuspiernassobreel sofá, levantadashaciael techoenunaaparatosaposición.Talparecíaunavestruzconlacabezaenterradaenlaarena,incapazdelevantarseporlaestrechezdesuvestimentaysufaltadeagilidad.

Elisabethseapartótodoloquepudointentandotomarairequenoestuvieraviciadopor supresencia.Nipor suesencia.Sucorazón latíadesbocadopor laansiedad que le provocaba la desagradable e inapropiada actitud de ese serrepugnante.Enese instante,comounaapariciónprovidencial,Maysieapareció

enlapuertadelasalaysequedópasmadaantelaescena,sobretodoalverqueElisabethnohacíanadaporaliviarlaapuradasituacióndelvizconde.

—¿LordBellamy?—preguntóconunacejaarqueadaymiróa suhermanaconlapreguntaescritaenlosojos.

Elhombre,alfin,optóporlasalidapocodignaderodarhaciaunlateralparaacabartumbadoenlaalfombra,dedondeselevantóconlamismagraciaqueunescarabajopanzaarriba.SeescuchóuncrujidoextrañoyElisabethcerrólosojosrezandoparaquesolohubierasidosuropaalrasgarse.Sesobrepusodelimpactodeaquellasurrealistasituaciónyconsiguiórecuperarlacapacidaddelhabla,alfin.

—Maysie,quésuertequeestésaquí,asípodrásdespedirtedelordBellamy.Yaseiba,¿verdad?

Elhombrelamiróconfundidomientrasintentabarecolocarlacortinilladesuflequilloqueahoralucíaondulanteapuntandoaltechocomounabanderamustiaygastada.

—Bueno,yo,enrealidad,notengoprisa.Yo…—Pero no queremos entretenerle. Oh, mire qué hora es. Es la hora de la

costura,¿verdad,hermana?—¡Sí!Esverdad.—Tenemosdocenasdecalcetinesquenosesperanparaserzurcidos,milord.—Docenas,cientosdiríayo.¿Quierequeleacompañealguiendelservicioa

lasalida?—Nohacefalta,gracias.Bellamypareciócaptarelmensajey,conunareverencia,saliódisparadode

lasalabastanteofendidoporlaformaenlaqueladamasehabíaescabullidodesubesoyporlasnadasutilesformasdedarporconcluidalavisita.

Elisabethabriólaventanadeparenparrespirandounagranbocanadadeairefresco. El olor a caballo y a carbón que subía de la calle, aunque parecieramentira,leresultóreconfortanteysequedóapoyadaenelalfeizarloqueparecióunaeternidad.

Maysie observó la figura de su hermana, recortada contra la pálida luzgrisáceaqueentrabaporlaventana,yseacercóhaciaellaalverquesuespaldacomenzabaasacudirseconligerostemblores.

—Diosmío,Lys.Nollores.PeroLysnoestaballorando,unasonoracarcajadaescapódesugarganta,una

deesasqueesimposiblereteneryquecontagiaacualquieraquelaescucha.Y así acabaron las dos, retorciéndose de la risa, mientras le contaba a su

mellizatodoslosdetallesdesufatídicoencuentro.

Capítulo9Siendooptimistas,lasabiduríapopularsiempreafirmóque«alatercerava

lavencida».Aunquenoesmenosciertoque, también,rezabaeldichoque«nohaydossintres».

EnesatesituraseencontrabaElisabethSheldonmientraspaseabainquietadepuntaapuntapor lahabitacióndesumadre,sinsaberconque lasorprenderíahoysuprogenitor.

—Cariño,tranquilízate,vasadesgastarlaalfombra—comentósumadreconcalmahaciendoquesedetuvieraenseco.

—Madre, no puedo estar tranquila sabiendo que papá está dispuesto aarruinarme la vida de un plumazo. No tiene ningún escrúpulo a la hora dedestrozarmifuturo.

Lisasuspiróylevantólavistadelacartaqueestabaredactando,paramirarasuhija.

—Confiemos en que esta vez el candidato sea más aceptable que losanteriores,tupadrenoharíanadaqueteperjudicara.

El sonido de unos ligeros golpes en la puerta la interrumpieron, y elmayordomoanuncióqueMathiaslasesperabaenlasaladevisitas.

Elisabeth sintió que su estómago se volvíamuy pequeño e inestable, y seapretóconlasmanosintentandoquesucontenidonoacabaraenlaalfombra.Sumadreentróenlasaladelantedeellaysaludóalhombrequelasesperabaconunaperfectareverencia.

CharlesFarrell, futuroduquedeLexington,clavósu inquietantemiradaenElisabethprovocándoleunestremecimientonadaagradable.Elcaballeroeramásaltoquelamayoríadeloshombresqueconocíay,apesardequeseconservababieny suaspectoerabastanteatlético, supelocanoen las sienesy las ligerasarrugas alrededor de sus ojos indicaban que se empezaba a acercar a loscincuenta.Casi treintaañosmayorqueella.Su físiconoeradesagradable, susmodales eran fríos pero impecables, pero, aún así, Elisabeth sentía unestremecimientoenlacolumnavertebralqueleimpedíasentirsealiviada,apesarde la notable mejoría que suponía Farrell en comparación con los otroscandidatos.

Sheldon miró a su hija hinchando el pecho y con una sonrisa satisfecha,sabiendoquehabíaganadolapartida.Farrellerasueleccióndesdeelprincipioyla extravagante lista de candidatos solo era una artimaña para que Lys loaceptaradebuengrado.

Peroesonoocurrió.Mientrassupadrellevabaelpesodelaconversaciónysumadre se relamía satisfecha al pensar que su hija sería una futura duquesa,Farrell no apartaba sus desafiantes ojos de ella.Elisabeth, súbitamente tímida,bajólavistaincapazdesostenerlamiradadeesosojososcuros,redondosyunpocosaltones,queparecíantraspasarlahastalamédula.

Lamandíbuladelfuturoduqueestabaapretadaysuslabiosfruncidosenunrictusserio,comosiestuvieradeseandoescapardelasofocantediplomaciaquereinabaenelsalón,sindisimularniunápicequenoestabaescuchandoniunapalabradeloquesufuturosuegroledecía.

Lisa le sugirió a su hija que era hora de dejar a los hombres solos y sedespidieron cortésmente. Farrell besó sumano sujetándola entre la suya, mástiempodelnecesario,sinapartarlosojosdeella.Elisabethsintióunapunzadaenelpechodebidoalaansiedadqueleprovocóelgestoysaliódelasalatanrápidoqueapuntoestuvodechocarconlapuertademadera.

La puerta se cerró tras ella y los dos hombres se quedaron a solas paradiscutir los términosdel acuerdomatrimonial, sinmolestarse enpreguntarle siestaba de acuerdo en la decisiónmás trascendental de su vidala suerte estabaechada y, a no ser que ocurriera un cataclismo, Elisabeth se convertiría en lafuturaDuquesadeLexington.

Cuanto más tiempo pasaba con su prometido, con más ahínco rezabaElisabethparaqueseabrieranloscielos,unvolcánentraraenerupciónenplenoMayfair o una plaga bíblica arrasara con toda la ciudad. Cualquier cosa quepudiera impediresa infernalboda.Apesardesusesfuerzospor intentar influirsobreladecisióndesupadre,éstaerairrevocable.Elcompromisoseanunciólasemanasiguienteylafechadelabodasefijoparaprimerosdemarzo.

Farrell se convirtió en un visitante asiduo de la casa de los Sheldon. Lisabullíadefelicidadycomenzóaorganizarunaveladaconlomásgranadodesusamistadesparacelebrarlapedidademano.Nadaexageradoensuopinión,solounaexquisitacenayunasobremesadistendida,donde todospudieranobservar

condetenimientoalafelizpareja.Elisabeth intentaba no preocupar demasiado a su melliza, pero May solo

teníaquemirarlaalosojosparanotarsuincertidumbreysupreocupación.Unosdíasantesdelacenadecompromiso,ladyMayraFarrell,futuracuñada

de Elisabeth, llegó a Londres como representación de la familia, ya que suancianopadrenopodíaviajar por suprecario estadode salud.Describir a esamujercomosiniestraeraquedarsemuycortoenadjetivos.

Elisabethnoseatrevióapreguntarporquéibadeluto,yaque,hastadondeella sabía, su madre había muerto hacía más de diez años y no tenía ningúnfamiliar cercanoque hubiera fallecido.Desde luego, no era porque el color lefavoreciera.

Aligualquesuhermano,eraalta,perobastantedesgarbada,ysupielteníaun color cetrinoque contrastaba con los ojosmás redondosymásnegros quehabíavistonunca,parecidosalosdeunroedor.Mayranoeramuyhabladorayselimitabaamiraratodoelmundocomosinolegustarasuolor.Losobservabadejando claro que no estaban a la altura de su ilustre presencia, o como si nofueranmás que burdos pecadores que no se acercaran ni de lejos a su severoconceptoderectitud.

FarrelllehabíacomunicadoaElisabethsudecisióndevivirenelcampo,enlamansióndelosLexington,ysiMayraeralaúnicacompañíaqueibaatenerallí, nodescartaba la ideadevolver andandoaLondres enmitadde lanoche.Probablemente, lasalimañasquepudieraencontrarporelcaminolededicaríanunamiradamásdulcequeladesufuturacuñada.

Elisabethsentíaqueibaaladeriva.Losprimerosdíaspensóque,aunqueelagua estuviera helada, las olas fueran elevadas crestas coronadas de espumaylos remolinos intentaran arrastrarla hasta el fondo, se aferraría hasta su últimoaliento a la tabla de salvación que suponían Maysie y Aura. Ellas eran susustento. Pero cada conversación, cada nuevo encuentro con los Farrell, ledemostrabaqueacabaríaengullidaporelmaroscuro,fríoeinsondableenelquesehabíaconvertidosufuturo.

La mesa de los Sheldon brillaba como nunca, iluminada por unos belloscandelabros de plata y puede que, también, por la multitud de joyasextravagantesquelucíansusadineradasinvitadas.

Elisabethapenaseracapazde levantar lavistade suplato, cohibidapor laintensamiradadesuprometidoyeldesagradableescrutiniodesucuñada,quereprobabaceñudaeldiscretoescotede suvestidocolor lavanda.MayraestabasentadajuntoaMaysieyeraasombrosoelcontrasteentrelasaludablemelliza,todasonrisasyluz,ylatenebrosapresenciadelaotramujer,oscurayamargada.Esahorriblemujeranalizabaatodoaquelqueentrabaensucampodevisiónyacababadedicándolesunamiradadedesdén,comosinofuerandignosdecomeren su misma mesa. Estaba más que claro que no aprobaba la elección de suhermanoyquedetestabaa lasmellizasporconsiderarlasdemasiado frívolasyfaltas de decoro. Pensar que pudieran aceptar el hecho de que Maysie fueramadresoltera,eraunafantasíaabsurda.

Su padre se levantó de la mesa y pronunció un elaborado brindis queElisabethnoescuchó,ytodoslosinvitadosselevantaronparabeberporlanuevapareja.

Lisa miró a su hija, que cada vez se veía más apagada, y le sonrió paraanimarla,aunque lasonrisano tuvoecoenella,cosaqueachacóa losnerviosanteelinminentecambioqueibaasufrirsuvida.

Despuésdelacena, los invitadossehabíandistribuidoenpequeñosgruposdondefluíanconversacionesanimadasqueeranamenizadasporuncuartetodemúsicosyacompañadasconelmejorchampán.Elisabethsentíaquelefaltabaelaire en el cargado salón y que sus sienes empezaban a martillearle con undesagradablezumbido.Apesardequelafiestaeraensuhonor,sesentíacomounaintrusafueradelugar.Salióintentandopasardesapercibidaysesentóenunadelasbanquetasdelpasillo.

—Yo también necesitaba un poco de intimidad. —La voz de Farrell leprovocóunsobresalto,ynodesorpresaprecisamente.

Intentó sonreírle, pero parecía que los músculos de su cara se habíancongeladoysolofuecapazdelevantarunpocolascomisurasdeloslabiossinpodergirarlacaraparamirarle.

—Serámejor que vuelva adentro.—Elisabeth se levantó y, con la cabezagacha, e intentópasarpor su ladoparavolveral salón, incapazde soportar sucompañía,peroFarrelllasujetódelbrazoimpidiendoquecontinuara.

—Meapetecedarunpaseoycreoquenonosecharandemenosahídentro.

La espalda de Elisabeth se tensó mientras un escalofrío la recorría,extendiéndosedesde lapartedesubrazodonde lasujetabahasta laspuntasdelospies.Apesardequeestabaacostumbradaalidiarconcaballeros,yconotrosquenoloerantanto,nuncasehabíasentidotanenpeligro,muchomenosensupropiacasa.Unadesconocidasensacióndepánicoseestabaapoderandodeellaimpidiéndolereaccionar.

—Tengo entendido que su padre tiene una colección de arte magnífica,quizás me la puedas enseñar. —Su voz era profunda y con una entonacióndesagradable,comosiestuvierahueca,vacíadesentimientos.

—Paraobservartodosuesplendoresmásaconsejablevisitarladedía.—Puesamímeapeteceverlaahora,princesa.Elapelativo,supuestamentecariñoso,lediorepelús.Deseó con todas sus fuerzas negarse de nuevo, escapar del agarre de su

mano.Enlugardeeso, tomóaireyenfilóelpasillodecaminoa lasaladondeestabanexpuestaslaspinturas.Sabíaqueseestabametiendoenlabocadellobo,peroesehombreibaasersuesposo,nopodíahuirdeéleternamente,ycuantoantesseacostumbraraasupresencia,másfácilleresultaríatolerarlo.

Lasalaestabaenpenumbra,apenasiluminadaporlaluzqueproveníadelasfarolas de la calle, pero cuando Elisabeth quiso salir a por uno de loscandelabros,Farrelllasujetóporlosbrazosylaarrinconócontraunapared.Elfríoquerecorriósuespaldanosedebíasoloalacorrienteheladaquecorríaporlahabitación.Intentózafarseylepidióconlavozentrecortadaporlosnerviosquelasoltara,peroelmiedoparecíahaberlaparalizado,dejándolasinfuerzas.

—Notehagaslamojigataconmigo,princesa.Tardeotempranovasaacabarenmicama,¿porquénosergenerosacontunovioydarleunpequeñoadelantodetusencantos?

Elisabethesquivósusenvitesunpardeveces,peroél laapretabacadavezmásfuerteyestabaempezandoahacerledaño.Alfinal,tragósalivayseobligóa sí misma a aceptar el beso. En unas semanas tendría que entregarse a esehombre,eraabsurdonegarleunpequeñoacercamiento,pormuchoquedetestaralaidea.

No era la primera vez que Elisabeth recibía un beso, aunque nunca nadamemorable.ElcondedeHardwickeraelúnicoquehabíallegadounpocomás

lejos que el resto con un beso profundo, en el que Elisabeth se había vistosorprendida por su intensidad, pero que no pareció afectarles demasiado aningunodelosdos.Habíasidosensual,peronoobsceno.

Nunca se había sentido usada por ningún hombre. Hasta este instante. Elcontacto conFarrell eradespiadadoyno teníanadaquever con lapasión.Sesentíainvadida,humilladaporunbesosuciocargadodealgooscuroydominantequelahacíasentirseultrajada.Susdedoscomenzaronapasearseporsuscaderasatrayéndolahaciaél,clavándoseensucarneblanda,contantafuerza,queestabasegura que le dejaríanmarcas.Le resultaba imposible participar en aquel actoquetanpocoseparecíaanadadeloquehubieraexperimentadoantes.Subocadura se apretaba contra la de ella llegando al límite del dolor, intentandodoblegarla,impidiéndolerespirar.Elisabethnoeracapazdeaguantarmásaquelasalto repugnante. Los dedos de Farrell se clavaron con fuerza en uno de suspechos arrancándole un gemido de dolor. Comenzó a forcejear desesperada,intentando conseguir aire, espacio, dignidad, pero el enorme cuerpo de esehombre se lo impedía.Desesperada, intentó empujarley arañarle, hastaque laúnica alternativa que encontró sumente desesperada fuemorder su labio contodassusfuerzashastaquenotóelsabormetálicodelasangre.

Farrellseseparóalfinconungruñidofurioso.ElbofetónresonóenlasalaconunecosobrecogedoryenvióelcuerpodesprevenidodeElisabethcontraelfríomármoldel suelo.Aturdida,posó susdedos temblorosos sobre sumejilla,adormecidaporelimpactodelaenormemanodeFarrell.Seodióasímismapornosercapazdecontener lasgruesas lágrimasquecomenzarona rodarporsusmejillas.Sintióundolortanintensoquesepasólalenguaporelinteriordesusdientestemiendoquealgunohubieraabandonadosulugar.

Laaltafiguradesuprometidoseacercóhastaellaysepusoencuclillasparaquedara sualtura, loqueprovocóqueElisabeth seencogiera sobre símisma.Nadielahabíagolpeadonuncaylasensacióndepoderseragredidaencualquiermomentoeraespantosayterrorífica.EnlapenumbradelahabitaciónviocomoFarrellsepasabaeldorsode lamanoporel labioherido.Observóel rastrodesangrequehabíadejadoconunamiradacriminaly la sujetódelpelo conunadulzuraqueleresultómuchomáspavorosaqueeldolordelbofetón.

—Princesa,tehasequivocado.Vasapagarcadagotadesangrequemehas

hecho derramar. Métete esto en tu bonita y vacía cabeza: yo decido cuandoempiezaladiversiónycuandotermina.Tearrepentirásporestainsolencia,ysino aprendes a comportarte, los gritos que des en tu lechonupcial no serán deplacer.—Seacercóasurostrohasta rozarlacon lanarizysoltóunacarcajadasádicaanteelmiedoque,apesarde laescasa luz,vioreflejadoen losojosdeElisabeth.Lediounbesoenlasienyselevantóendirecciónalapuerta,comosinadahubieraocurrido,deteniéndoseantesdellegaralumbral.

—Tienesmalaspecto,princesa,esperaunratoaquí.Diréquetienesjaquecaoalgunadeesasabsurdasdolenciasquetenéislasbellasfloresdeinvernadero.

Cuandoal fin sequedósolaen laenormeestancia,Elisabeth sedesplomó.Aquello debía ser unmal sueño, aquello no podía estar pasándole a ella. Esaespiraldedesolaciónenlaqueseestabatransformandosuvidanopodíaserreal.

Capítulo10Laspequeñasgotasdelluviaresbalabanporelcristaldelaventana,enuna

vertiginosa carrera, hasta que se unían formando un único reguero que sedeslizabaporlafríasuperficie.

Elisabeth observaba con la vista desenfocada las plantas del jardín quecedíaninclinándosebajoelpesodelagua.Talcomoellaestabahaciendoporlacarga de sus circunstancias. No había tenido valor para contarle a nadie elviolentoepisodiodelafiesta,sesentíaavergonzadayunpococulpablepornohaber sido capaz de atajar la situación. Por su inexperiencia, ignoraba que loshombres como Farrell son imposibles de detener, y que cada intento deresistencia,soloserviríacomounacicateparasuperversaformadeactuar.

Unamano delicada se posó suavemente en su hombro y Elisabeth dio unexagerado respingo, con los nervios a flor de piel. Su madre la besó en lacoronillaycomenzóatrenzarleelpeloquellevabasueltoconparsimonia,comocuandoerapequeña.

—Elisabeth, Entiendo que estés nerviosa. Pero no debes preocuparte pornada.SeguroqueFarrellesunbuenhombre.Sisabesengatusarlobien,túserásla dueña de la casa, y esa vieja arpía de su hermana acabará comiendo de tumanoorelegadaenalgúnviejodesván.

Lisanotócomolaespaldadesuhijasetensaba.Sesentófrenteaellaenelasiento de la ventana y cogió sus manos entre las suyas. Era sorprendenteencontrar a su madre en actitud maternal y, aun más sorprendente, descubrircuantolonecesitaba.

—Sé lo que te inquieta. Ellas estarán bien. No permitiremos que les faltenada.

Lyssesoltólasmanosyselimpiólaslágrimasindeseadasquecomenzabanaaparecerensusojos.

—Tupadrepuedepareceregoísta,gruñóny,aveces,esunpocoidiota,perohace muchos años que perdonó Maysie por su error. Y adora a Aura, a sumanera. Pero si incluso la otra tarde acabamos los dos tirados en la alfombraparatomareltéconlasdichosasmuñecasdeesediablillo.

Elisabethlloróyrioalavez.

—¿Qué ocurre, cielo? —insistió intuyendo que había algo más quepreocupaba a su hija, pero Elisabeth solo fue capaz de negar con la cabeza eintentartragarsalivaatravésdelfuertenudoqueteníaenlagarganta.

Lisa se sobrecogió al notar cuan parecida era esa actitud a los peoresmomentosdeMaysieenelpasado.

—Cariño,sihayalgomás,sihaocurridoalgodebesdecírmelo.Lisaparecíacentradasiempreensupropiomundo,peroeramásperspicazde

loqueparecíaynose lehabíaescapado laactitudesquivadesuhijadesde lacenadecompromisoysuactitudcuandosuprometidoestabacerca.

—Nopasanada,madre.Soloestoynerviosa.Lisa la abrazó y, aunque pareciera imposible, eso la reconfortó, almenos,

momentáneamente.SolofaltabandossemanasparaelenlaceyElisabethhabíaconseguidoque

su madre redujera considerablemente la lista de invitados; aún así, era unacantidaddesbordante.SuansiedadcrecíacadavezqueFarrellveníadevisitaeintentaba por todos los medios excusarse con algún pretexto o, al menos, noestarasolasconél,peronosiempreloconseguía.Esatarde,lamanidaexcusadelajaquecayanoerafactible,asíqueacabósentadaentresumadreysuhermanaconlosinquisitivosojosdesuprometidoysucuñadasobreella.Elisabethtuvoquedejarsutésobrelamesita,yaqueeltintineodelatazacontraelplatillodeporcelana evidenciaba el temblor que la dominaba cuando él estaba delante.Jamáshabíasidomiedosa,siemprehabíaenfrentadosustemores,peroestoeradistinto: no podía dejar de pensar que cuando pronunciara sus votos estaríairremediablemente sola en sus manos. Hasta el fin de sus días, hasta que lamuertelesseparase.

Depronto,elpensamientodelamuertenoleparecíatanaterradorcomounavidalargajuntoaesafamilia.

—Señora Sheldon, me gustaría disponer de unos minutos a solas con mifutura esposa, un paseo por el jardín, quizás. Espero que no lo considere unatrevimientopormiparte.

Lisa esbozó una sonrisa tensa y miró de reojo a su hija, percibiendoinmediatamentesunerviosismo.

—Por supuesto, faltaría más. Maysie los acompañará, hace una tarde

preciosa.—Noseránece…—Maysielosacompañará—cortótajanteLisa—.Oyomisma,siloprefiere.Farrellsonriódeformaforzadaysalióendirecciónaljardíntraslasmellizas.Unavezallí,volvióaintentarsalirseconlasuya.—SeñoritaSheldon, ¿seríamuchopedir queme concediera unos segundos

de intimidad con su hermana? —dijo tratando de intimidarla con su alturaacercándosemásdelonecesario.

ApesardequeMaysieeramásaltaquesuhermana,elhombreparecíaungiganteasulado.

—Seríademasiadopedir,enefecto.Prontosecasaráytengoqueaprovecharcadaminutoquepuedaestarjuntoaella,esperoqueloentienda.—Maysienosedejaríaamedrentar,menosaúnsi loqueestabaen juegoeraelbienestarde suhermana.

—Creoquenomehaentendido:noesunapetición.Quieroestarasolasconmiprometida.Nosepreocupe,nolamorderé.

—Maysie, por favor—intentómediar Lys para que la tensión no siguieracreciendo.

—Pueslosiento,señorFarrell.Esmijardín,esmihermanay,laseñoraquehadadolaordendequelosacompañe,esmimadre.

Farrellserioconunacarcajadaquenoconteníaunapizcadehumor.Maysienotócomosuhermanatemblabaligeramentejuntoasubrazo.—Bien, esperaré entonces. Dentro de quince días ni usted ni su madre

tendránnadaquedeciralrespecto.Dichoesto,saliódeljardíncontantafuriaqueElisabethtuvolaimpresiónde

quedejabaunligerooloraazufretrasél.Ambassoltaronelairequeconteníanporlatensión,yElisabethsintióquesuspiernasnolasujetaban.

—¿Vas a decirmedeunabuenavezquedemonios está pasando,Lys?Esehombre no me gusta, me da escalofríos y es más que evidente que estásaterrorizadaporél.

—Nopuedocasarmeconél.Nopuedo.Farrellesundepravado,esun…Laotranochemebesóymetocóalafuerzay…

Maysiepusosusmanosenlasmejillasdesuhermanaylaobligóalevantar

lavista.Yahabíacaminadoconlacabezagachademasiadotiempo.—Meabofeteó.Esunsalvaje,tienealgoquemeaterrorizaymedaasco.No

soportaré que me toque de nuevo. —Elisabeth se abrazó a su hermanaresultándoleimposiblecontenerunsollozo—.Quévoyahacer,quévoyahacer,

—Nolosé,peroalgoharemos,cariño.Esecerdonotevaatocarmás.Telojuropormivida.

Maysiehabíaestadotentadaahaceralgoquenuncahabíahecho,revelarunsecreto compartido con su hermana. Por más que se exprimía el cerebro, nolograba encontrar una solución al negro panorama que se les presentaba, y laidea de pedir ayuda a sus padres la tentaba cada vez más. Pero Elisabeth senegabaenredondoaello.Habíaintentadohacerentrarenrazónasupadredesdeque comenzó a planear su compromiso y siempre había recibido el no porrespuesta.Ni siquierahabíaqueridoescucharla,yahorano ibaa serdiferente.ParecíaestarencantadoconFarrellysufuturoducadoyeraincapazdevermásallá.

SeguropensaríaqueeraunaarguciadeElisabethparasalirseconlasuya.—Lys,déjameque intentehablar conmamá.Parecequeella tampocoestá

demasiadocontentaconlaeleccióndeFarrell,seguroquenosayuda.Meniegoacreerqueseataninsensiblecomoparamirarhaciaotrolado.

—No—lacortócondeterminación—.¿Ysinosequivocamos?Siseponedepartedepapá,estarátodoperdido.Notendremosmargenparaintentarnadamás.Ellosseríanunaúltimaopciónsilodemásfracasa.

—Y,exactamente,¿quées«lodemás»?—Hayqueconseguirqueseaélquienrompaelcompromiso.—Oh, claro, que fácil. Cómo no se me ocurrió antes —dijo Mayse con

sarcasmo—.Ah,sí.Porqueesedesgraciadopiensaqueyaeresdesupropiedad—terminócasigritandodefrustración.Ambasteníanlosnerviosalterados.

—Aver,pensemosconcalma.Esaviejabrujadesuhermanapareceser laúnica que tiene cierta influencia sobre él. Es intransigente, severa, despótica¿creesquetoleraríaquesuhermanoconvirtieraenduquesaaalguiendedudosamoralidad?

—Lodudo.¿Quéhaspensado?¿HablarlesobrelaexistenciadeAura?—No.Soloserviríaparaqueintentaraalejarmedevosotras.Hepensadoen

destruirmipropiareputación.Maysieabriólosojoscomoplatos.—Elisabeth,¿estásseguradeloquedices?Esehombrenoesningúnpelele,

nosabemoscómopuedereaccionar.—Necesitaríamos un escándalo lo suficientemente grande a ojos de la

sociedad, como para que su exquisita hermana me repudie y no consientaemparentarconunaperdidacomoyo.

Maysiesefrotólassienes,aquellonoledababuenaespina.—Piénsalo bien, imagínate queme encuentran en una situación, digamos,

comprometida con otro hombre.Nomemires así, no hace falta que sea nadaextremo.Contodaseguridad,suorgullomasculinonolepermitiríaperdonarme.Merepudiaría.

—Pero, ¿y si ese mismo orgullo le hace seguir adelante con la boda ytorturarteporelloelrestodetuvida,Lys?

—Poresarazóndebeseralgoqueconozcamuchagente,cuantosmás,mejor.Asínopodráhumillarsedelantedetodoscasándoseconmigo.

—¿Yquéseráde ti?¿Soportarásvivir señaladapor todos?Esamanchanodesapareceríajamás.Ynuestrospadres,ellosnoteloperdonarían.Deberíamospensarenotrasalternativas.

—Maysie,noeres lamásadecuadaparahablarmedemanchas—Elisabethsearrepintióencuanto laspalabrassalierondesuboca,peroyaera tardepararetirarlas—. Lo siento, perdóname. —La abrazó inmediatamente intentandoaliviarlatensión,loúltimoquequeríaerahacerledañoasuúnicoapoyo.

—Noteestabajuzgando.Notepreocupes,Lys.Lasdosestamosnerviosas.Solointentoquetengasencuentatodaslasposibilidades.

—¿Quéeslopeorquepuedeocurrir?¿Quépuedeserpeorquepasarelrestode mi vida con ese ser? Estoy dispuesta a marcharme, buscar un trabajo desirvienta,decosturera,deloquesea…yempezarunanuevavidasiesnecesario.Peronomecondenaréaestarmuertaenvidaporobedecerlosmandatosdeunpadreobtusoquenoescapazdeverlarealidaddelaspersonasquelerodean.

—Yo te apoyaré en lo que decidas. Y si es necesario, nos marcharemosjuntas, las tres, como siempre habíamos soñado. Al continente, a América, acualquierparte.

Secogierondelasmanosy,porprimeravezdesdequesupadrelacitaraensu despacho para comunicarle su situación, Elisabeth respiró un poco másesperanzada.

Cogió un papel y una pluma y comenzó una de las interminables ydisparatadaslistasquehacíacadavezqueteníaalgoentremanos.Maysieinclinólacabezaparaleereltítuloquesuhermanahabíaescritoynopudoevitarreírse.

«Como arruinar la reputación de una señorita de bien en menos de unasemana».

Cuandoterminólatarde,habíaunmontóndebolasdepapelarrugadassobrela mesa donde las hermanas habían estado planeando su estrategia. Maysie,precavida,lasquemóenlachimeneaparaquenohubieraningunapruebadeloquetramaban.Elplaneratansimplecomodescabellado,peroaveceslascosassimples eran lasmás efectivas.La conclusión era sencilla:Elisabeth debía serdescubierta en una situación indecorosa con algún caballero, preferiblemente,solteroparaquenohubieradañoscolaterales,aunquetampocodescartabanquefuera de otro modo si la situación llegaba a tornarse desesperada. Debía seralguienquenosevieraen laobligaciónde tenerquecasarseconellaunavezdescubiertos, ya que no quería escapar de unmatrimonio obligado para verseinmersaenotro.

Lasopciones,llegadosaestepunto,erandos:encontraraunlibertinoalquenoleimportarasureputaciónyquetuvierafobiaacasarse;noseríadifícil,perocorríanelriesgodequeSheldonusarasutalonarioparasolventarlasituaciónyacabaraigualmenteconunanilloeneldedoyunesposoindeseado.Lasegundaopción era encontrar a alguien con el suficiente dinero como para no dejarseachantar por su padre y a quien sus rectos principios morales le hicieranrepudiarlaporsudesvergonzadoatrevimiento.

UnnombrefuetomandoformaenlacabezadeElisabeth,porencimadelosdemás.EljovenhijodelosTalbot.Sufamiliaerapoderosaypodríanacallarlosrumores que surgieran después, y eran lo suficientemente orgullosos para nocederanteSheldonalqueconsiderabanunoportunista.ElhijodelosTalbotnoteníasuficientefuerzadecarácterparaelegirelcolordesuchaleco,menosaunpara decidir su futuro. Su madre, casi tan severa comoMayra Farrell, jamástoleraríaunauniónentreellos.Además,elchicobabeabacadavezqueElisabeth

le sonreía y se quedaba embobado mirando su escote, como si pudierasumergirseenélynosalirjamásdeallí,conlocualnoseríadifícildeengatusar.

Elegida lavíctima,habíaquedecidirdondepoder acorralarlaydarle caza.MaysieyElisabethvisitaronalamañanasiguienteaLucyTalbot,lahermanadelelegido, y le sonsacaron demanera sutil sus planes para la siguiente semana,asegurándose de que su hermano también estaría presente. La ocasión máspropicia sería la fiesta de lady Duncan, tía de Marian, ahora Condesa deHardwick,alacual,tantoellascomolosFarrell,estabaninvitados.

Tenían al sujeto, tenían el lugar y tenían el día. Ya solo faltaba elegir elmodusoperandi.Enestepuntohubobastantesdiscrepanciasentrelasmellizas,ya que no se ponían de acuerdo en cuál sería la mejormanera de abordar elasunto.

Despuésdepasarnochesenvela, trazaronunesbozodeplan, aunqueeranconscientesdeque,alnodependersolodeellas,deberíandejaralgunosflecosalaimprovisación.Yesolasponíaterriblementenerviosas.

En resumen, la estratega consistiría en citar a Talbot en el jardín de ladyDuncan.Unavezallí,Elisabethteníaqueconseguirqueeljovenlabesara,cosaque esperaba no le resultara difícil , aunque estaba dispuesta a echarse en susbrazos con tal de conseguirlo. Mientras tanto, Maysie buscaría un grupo losuficientementenutridodecotillas,enelquedeberíandeestarincluidasMayraFarrell, supropiamadrey,porquéno, lamatriarcade losTalbot.Cuantamásgente, mejor. Debía inventar una excusa para acudir al jardín en pos deElisabeth,fingirquelamellizahabíasalidoporquenoseencontrababien,pedirayuda para encontrarla y, una vez allí, descubrirla en brazos del incauto eimberbeTalbot.

Elisabethsentíaunapunzadaderemordimientoporloqueestabaapuntodehacerlealpobreeinmaduromuchacho,peroeraunasituaciónavidaomuerte.Seobligóaseregoísta.¿Quépodíasalirmal?Parasudesgracia,cualquiercosa.Habíandejadodemasiadascosasalazarydependíande terceraspersonasparaculminartodoconéxito,peronohabíaotraalternativa.Además,tampocodebíasertandifícilarruinarse,lagentelohacíaconstantemente.

Capítulo11El estado de tensión de Elisabeth se iba acrecentando conforme iban

pasandolashoras.SuprometidohabíainsistidoenqueacudieranalbailedeladyDuncanensucarruaje,juntoaMayra,apesardequeellahabíamanifestadosupreferenciadeviajarenelcochedelosSheldon.Nolesirviódenadaprotestar.

Durantetodoelviajehabíasentidosudesconcertantepresenciajuntoaella,demasiado cerca, demasiado intimidante. El resto de la noche no se habíaseparadodesulado,aprovechandocualquieroportunidadpararozarlademaneraimpropia, aunque con el suficiente disimulo para que nadie se percatara.Elisabeth tenía claro que no solo disfrutaba del hecho de tocarla, sino queencontrabacasimásexcitantesentirsurechazoysuincomodidad.Paracolmo,sehabíasentadoasuladodurantelacenaacabandoconelpocoapetitoquelequedaba.

Elisabeth casi dejó caer los cubiertos, sobresaltada, cuandoFarrell posó sumanoenormesobresumuslopordebajodelamesa.Siporalgunaremotarazónhubiera tenido algunaduda sobre si llevar a caboel plan, la actituddeFarrellterminódeempujarlaaconseguirladeterminaciónquenecesitaba.

ElúnicomomentodealivioparaElisabethfuedescubrirqueasuprometidolerepugnababailar.Ladejó,alfin,paramarcharseaunadelassalasdondeloscaballeros jugaban a las cartas. Aprovechó para buscar a Talbot y colocarseestratégicamente junto a él antes de que los músicos comenzaran a tocar elprimervals.BailaronlapiezayElisabethsemostrótodoloencantadora,dulceydeseable que pudo, hasta el punto que temió resbalarse con la baba queamenazabaconcaersedelabobaliconasonrisadeljoven.

Elisabethvioporelrabillodelojoasuhermanaqueconversabaconalgunasmujeresenelbordedelapista,sinquitarleojo,esperandounaseñal.

Lesugirióasuacompañantesalirapasearporlosjardines,peroeljovenyale había pedido con anterioridad el siguiente baile a otra dama. Elisabethaprovechóquesucuñadanoandabacercaparahacerleuncoquetopucheroqueeljovennopudoresistir.

—Me apetecía mucho dar un paseo con usted. Me han dicho que es unexperto en astronomía y hoy hace una noche particularmente despejada. Me

sentiríatanhalagadasimeenseñaraalgodesuconocimiento.Talbotcomenzóabalbucearansioso,enardecidoyconsuorgullohaciendo

cabriolasenelaire.—Elhonorseríaenteramentemío, señoritaSheldon.—El jovenmiróa los

lados,comosiestuvierahaciendoalgomaloynoquisieraserdescubierto—.Sile pa…pa… parece podemos vernos allí, digamos, ¿a las doce? Hay unosmacizosdero…rosasalfinaldelcaminoprincipal.—Talbotdudó,nosabíasiestabamalinterpretandolas intencionesde ladamay,quizá,elsitioqueestabaeligiendoerademasiadoíntimo.

—Sí,conozcoellugar.Esperfectoparaverlasestrellas.Leesperaréallí.—LasonrisadeElisabethfuetandulcecomolamiely,alavez,tanardientequeTalbotsequedóparadoenelsitio,obnubilado,observandocomolamuchachasealejabaconsuandarexquisitoysensualentreelrestodebailarines.

Richard Greenwood salió al jardín con un plato cargado de delicadospastelitos. Localizó a su cuñadaMarian sentada en uno de los bancos. En elsextomesdesusegundoembarazoyaseveíadominadaporelcansancioy,porquénodecirlo,porunapetitoatroz.

—No sé cómo has convencido a Andrew para venir, seguro que prefieremantenerte entre algodones hasta que el bebé llegue. Y no le culpo, tus piesparecen…—Richardcompusounaexpresiónconsternadaante lavisiónde losenormestobillosdeMarianqueamenazabancondesbordarsedesuszapatillas.

—Richard,sinovasadeciralgoagradable,cierraesabocaza—dijoMarianmetiéndoleunodelospastelesalafuerzaenlaboca.Élloengullóobedienteyse limpió todo elmerengue que se había desparramado por su barbilla con lamano,chupándoselosdedosdespués.

—¿Estáis organizando un picnic sin mí? —La voz de Andrew hizo queambosgiraransuscabezashacialascristaleras.

LacaradeMarianparecióiluminarsecuandovioasumarido.Eraobvioqueélnopodíapasarmásdeunosminutosalejadodesumujery

eraobviotambiénqueellasufríaelmismomal.Habríaqueestarmuyciegoparanoverladevociónmutuaqueseprofesabany,porunmomento,Richardsintióunapequeñapunzadadeenvidia,aunqueladesechóenseguida.Estabafelizporellos,alfinyalcabo,losadorabaaambos.

A veces le resultaba tentadora la idea de abandonar esa vida de placeresmundanos y encuentros disolutos, para entregarse de aquella manera a otrapersona.Nuncahabíaexperimentadoalgoqueseparecieraniremotamenteaesesentimiento,nihabíasidoeldestinatariodeuncariñosemejante.Puedequenoestuvierapreparadoparasentirnirecibiramoro,simplemente,quenoestuvierahecho para eso. Quizá, estaba destinado a continuar para siempre con susencuentrossencillosyrápidosconalgunasdelaschicaslozanasydiscretasdelpuebloyconsusexquisitasyrefinadasamantesdelaciudad.

Y hablando de amantes, esperaba que la Señora Robinson, una jovenpasionalyardienteconlaquehabíamantenidovariosencuentrosensusvisitasaLondres,hubieraconseguidodespistarasuancianoycegatomaridoyestuvierayaesperándoloenel lugarmásoscurodel jardín, comohabíanacordado.Trasunas palabras con su hermano y su cuñada decidiómarcharse en busca de sucita.

—Los pasteles estaban deliciosos, cuñada—le echó un rápido vistazo alrelojdebolsilloyselovolvióaguardar—,peroestanochetengointencióndedeleitarmeconotrotipodedulce.

Su hermano lo fulminó con la mirada por el comentario impropio hechodelantedeunadama,peroMariansoltóunacarcajadaparanadaincómodaporello.

Richardlesguiñóunojoysealejóconsuandardesenfadado,silbandoporelcaminodepiedrahastaperderseenlaoscuridaddeljardín.

Faltaban apenas cinco minutos para las doce y las hermanas Sheldon yahacía ratoque sehabían refugiadoen laoscuridaddeunade lasgaleríasparaperfilar los últimos flecos de su plan. Se habían cruzado con los condes deHardwickquevolvíandeljardín,alosquesaludarondemaneraapresuradaantesde continuar su camino. Suspiraron aliviadas, ya que hubiera sido nefastoencontrarlosallíytenerquedaralgúntipodeexplicación.Unadamasolteranoseaventurabasolaenlosjardinesenlaoscuridaddelanoche.Almenos,nounaquepretendieramantenerlareputaciónintacta.

Maysiesevolvióunaúltimavezantesdemarcharseysujetólasmanosdesumelliza,apretándolasentrelassuyas.

—Elisabeth,¿estássegura?Sabesqueestonotendrámarchaatrás.Tuvida,

tusesperanzas…Elisabeth la cortó antes de que sus palabras horadaran su convicción y la

hicieranreplantearsesualocadoplan.—Nohayesperanzanihayvidaenloquemeespera.Loquepaseapartirde

mañana,nopuedeserpeorqueeso.—Lesonrió,aunqueelgestonoleresultóconvincente ni a ella misma. Le dio un rápido beso en la mejilla para darleánimos—.Vamos,haztuparte,May.Todosaldrábien,confíaenmí.

Maysieasintióysemarchóporelsolitariopasilloderegresoalbaile.Elisabeth soltódespacio el aire, aliviadaporhaberla convencidoydeseosa

tambiéndeconvencerseasímisma.Aquellodebíasalirbien.¿Verdad?Eraunplan sencillo. Relajó su postura y dejó caer sus hombros hacia delante,librándose de la rigidez tan perfectamente auto impuesta. Se deshizo de sumáscaraestudiada,desucoquetayfingidasonrisa,desuposededamiselafrágilnecesitadadeprotecciónyrespiróprofundamente.Mirósuimagenreflejadaenla cristalera lateral que daba los jardines y solo vio a la pequeña, normal ysencillaLys,alaquemuypocosconocían,salvosuhermanaMaysie,yquehastaellamismaseolvidabaavecesqueexistía.Tomóairevariasvecesmásysalióaljardínconpasodecidido.

Elisabeth Sheldon enfiló el camino de grava, mientras a lo lejos un relojmarcabalasdoce,dispuestaahacerañicosdeunavezportodas,yparasiempresureputación.

Capítulo12Un escalofrío recorrió su columna vertebral, pero Elisabeth no podría

asegurar si fueproductode la tensaesperaodelaire frioquesecolabapor lafinateladesuvestidodefiesta.Nosabíaconexactitudcuántosminutoshabíanpasado de lamedia noche, pero Talbot no llegaba, y un negro augurio estabaempezando a apoderarse de su estado de ánimo. Si no aparecía, si su planfracasaba, su vida sería un infierno. No podría soportar entregarse a Farrell,sentir sobre ella su mirada cada día, mezcla desprecio, mezcla lascivia, vivirsometida a él. Frotó sus sienes, consternada. Tenía que hacer algo, tenía queevitarquesuvidacayeraenunabismo.

Maysie había reclutado aMayra Farrell, a su madre y a dos señoras queconversabanconella,yque,afortunadamenteparasuplan,eranbastantedadasadespellejar a todo aquel que se alejara de los convencionalismosmorales queellas creían adecuados. Les contó que Lys había salido al jardín porque seencontrabamal.Maysiehabíaentradoabuscarlealgodebeberyalsaliryanoestabadonde lahabíadejado.Nadie lahabíavistovolveralsalón, los jardineseranenormes,yMaysiecomolaseñoritamodositaytemerosaquefingíaser,noseatrevíaabuscarlasolanolecostómuchoconvenceralasdamas,enparte,porsu más que convincente estado de nervios, en parte, por las ansias de lasmatronasdeconseguirunjugosocotilleo.Cruzaronlascristalerasdeljardínconla intencióndeavanzarhastaelcaminoprincipaly,unavezallí,dividirseparabuscarla.Maysiequeríarezar,perolosnerviosnoladejabansiquierarecordarsupropionombre.

Solosabíaquehabíanpasadounosminutosdelasdoceyquesitodohabíasalidocomodebía,ElisabethestaríayaenbrazosdelhijodelosTalbot.Existíanmiles deposibilidadesdeque todo salieramal, perono se permitió caer en eldesaliento.

Talbotsujetabadosvasosdelimonada,unoparaélyotroparasuadoradaeinflexiblemadremientrasellaparloteabaconunadesusamigasyseabanicabaenérgicamente. Estiraba el cuello con disimulo, intentando localizar entre lamultitudlehermosacabellerarubioplatinodeElisabeth,conscientedequeeralahora de su cita, una cita que, si ahora desaprovechaba, jamás podría volver a

tener.Quizáellaestaríayaenel jardínesperándoleyél,encambio,estabaallíclavadosobresuszapatosdemasiadoapretados,esperandoquesumadreledierapermisoparaabandonarsucompañía.Perosumadrenohabíaquitadoelojodeencima en toda la noche a su retoño y no estaba dispuesta a que unadesvergonzadacoqueta,comoElisabethSheldon,leecharaelguante.

Asíque sedispuso aprotegerlede ella comounagallinaqueprotege a suindefensopolluelo,sinapartarseniunmilímetrodeél,impidiendoqueesaarpíalibidinosadelaSheldonvolvieraaacercarseparaclavarsusgarrasasuapuestoy pusilánime hijo. Lasmujeres como ella eran peligrosas y haría lo necesarioparamantenerlalejos.

RichardhabíaesperadomásdeltiempoqueseconsideraríaprudencialdesdequelaseñoraRobinsonsemarchódevueltaalsalón.Sesentíacómodoallísolo,apesardelabrisafría,rodeadoporlaoscuridadylosoloresfrescosdeljardín.Habíaescuchadocomounascampanasenlalejaníaanunciabanlasdoce,peronosabríadecircuantosminutoshabíanpasado.Sehabíaquedadoallísentadoenelbancodemadera,conlasmanoscruzadasdetrásdelanuca,observandoelcieloplagado de estrellas. Siempre había querido aprender el nombre de lasconstelaciones,pero,desdequealcanzólamadurez,elúnicomotivoporelquesalía aobservar el cielo erapara intentar engatusar a algunamujer con laquecompartir una noche de amor. Aunque algunas veces acabara de manera tannefasta como aquella noche. Su amante, si es que podía calificarse de aquellamanera,habíaacudidoaverleconunaactitudmelosaalprincipioque,pronto,setornóenunarranquedefuria.Richardnuncalehabíaprometidoexclusividadaningunamujernilealtadni,muchomenos,amor.

HabíacompartidoconMarlaRobinsonunoscuantosencuentrostórridosqueambos habían disfrutado como personas adultas y conscientes de lascircunstanciasde susvidas.Peroahoraella, sin saberporqué,queríamás.Lehabíasugeridolaposibilidaddetenerunniditodeamorestable,unaespeciederefugiodondepudieranversesinprisas,dondeéllaesperaríayfingiríanqueelrestodelmundonoexistía.

Hubierasonadomuyrománticosihubieransentidoalgoelunoporelotro.Pero era obvio que entre ellos no había más que unos pocos encuentrosesporádicosy satisfactorios,peronadamás.Richardnoquería involucrarseen

esetipoderelaciónconalguienaquiennoamabanillegaríaaamar.Ella no se tomó demasiado bien su negativa y comenzó a insultarle entre

lágrimas echándole en cara que no la amara, tratando de humillarlecomparándoloconotroshombres.Élsequedópetrificadoynosabíasiecharseareíroindignarse.Marlasealejóiracundaperonopudoenfadarseconella.

Sabíaque,paraunamujerasí,vivirconunhombrecomosumarido,conelquelahabíanobligadoacasarsesiendoapenasunaniña,debíasermuydifícilyque, probablemente, lo único que quería era tener un pequeño lugar dondeolvidarse de la rutina de su día a día. El problema era que había escogido alhombre equivocado. Soltó el aire en un hondo suspiró y se levantó con laintencióndevolveralafiesta,despedirsedelaanfitrionayvolverasucasa.Sesentíaterriblementeagotado.

LasmanosdeElisabethseapretabandemaneracompulsivasobrelateladesufalda,presadeladesesperaciónquecomenzabaaapoderarsedeella.Talbotlahabíadejadoplantada,ylarevelacióndeestehechoeradesoladora.Comenzóacaminar de un lado a otro del pequeño camino, intentando encontrar unasoluciónalaqueaferrarse,algunaotraopción,pero,pormásqueseestrujabaelcerebro,losnerviosleimpedíanpensarconclaridad.Cerrólosojosconfuerza.

Lavisiónde los labiosde sapodeFarrell con esa sonrisa lascivamientrasdeslizaba lamanoporsu traserodebajodelabrigo,casi leprodujounaarcada.Sumiradadeodiocuandonohacíaloqueélquería,laveladaamenazadequecuandosecasaranseríasoloparaél,alejadadesufamilia…

Surespiracióncomenzóahacersemás rápidaysuperficial,ypensóquesedesmayaría en cualquier momento. Unas voces de mujer le llegaronamortiguadasdesdelejosypudoreconocerperfectamenteeltimbreagudodesumadre.Sintiócomosisusangresehubieracongeladoysehubieraasentadounpesoinsoportableenelinteriordesuestómago.

Maysie había cumplido su parte y traía los testigos para la absurdarepresentaciónteatralenlaquesehabíaconvertidosuvida.Instintivamente,diounpasoatrás.Desdelaoscuridadasuespaldaescuchóunospasosenérgicosquese acercaban en su dirección, alguien que se dirigía a lamansión.Durante uninstante estuvo tentada a lanzarse de cabeza hacia el macizo de rosas, sinimportarleacabaracribilladaporsusespinas.Porunmomento,pensóquepodría

serTalbot,perodesechólaideaencuantocomenzóavislumbrarunaaltasiluetaqueseacercaba.

Lasvocesdelasmujeressehacíancadavezmásnítidas.Unosmetrosmásenelserpenteantecaminoyestaríanensucampodevisión.

Lasiluetaseacercóunpocomásydisminuyólavelocidaddesuspasosalverlaallíparadaenmitaddelasenda.RichardGreenwoodlamirópreocupadoalversupalidezyseacercóaella,cogiéndoladelamano.Estabatemblorosayapuntodedesplomarse.

—SeñoritaSheldon,¿seencuentrabien?Unmillóndepensamientosdisparatadosbombardearonsucerebroalavez,a

punto de hacerla colapsar. Los pasos deMaysie y su batallón se acercaban, yRichard estaba allí, como un regalo divino, una respuesta a sus plegarias.Nohabíatiempoparapensarenlasconsecuencias,ensierauncandidatoadecuadoosi,simplemente,ibaadestrozarlelavidaaestepobrehombre.

—Yo, yo…, señorGreenwood—su voz era apenas un susurro incapaz desalirdesucongestionadagarganta.

Richardseacercóunpocomásintentandoentenderquéleocurría.Elisabeth no se permitió pensar ni un segundomás y pasó a la acción. Se

agarróasussolapasytiródeéllosuficientecomoparaalcanzarsuslabiosenunbesoansiosoquelodejócongeladoensulugar.Intentóreaccionaryseseparóunpoco de ella, mirándola con los ojos abiertos como platos, pero incapaz dereconocer las señales de peligro que lo rodeaban. Una dama, un jardín, laoscuridad,unbesorobado.

Estabatanimpactadoquenooyóelmurmullodeunadecenadepasossobreelcaminoaproximándoseaellos.SolofuecapazdeoírelsuplicantesonidoqueescapódeloslabiosdeElisabethrogándolequelabesara.Ylaobedeció.

Comountonto,comosiestuvierabajoelinflujodeunhechizo,comosisuvoluntadnotuvieranadaqueverconsucuerpo,dejóqueElisabethlepasaralasmanosporelcuelloyvolvieraaatraerlohaciaella.Laabrazóporlacinturaylaatrajo hacia sí, entregándose al movimiento de sus tímidos labios sobre lossuyos,alsabordulcedesubocaentreabierta,alligerosuspirodealivioquenotócuandoéllaabrazóunpocomásfuerte.

Elisabethintentabaconcentrarsussentidosenelcamino,ensuplan,enlos

gritosfemeninosquepresumiblementeestallaríanencualquiermomentodandoelpistoletazodesalidaalescándalodelatemporada.

Pero,francamente,jamáslahabíanbesadodeesamaneray,aunqueestuvieramaldecirlo,estabarealmenteextasiadaconlahabilidaddeRichardGreenwoodenelasunto.

—¿¿ELISABETH??!—Elgritoagudodesumadrehubieraacabadoconlaexcitaciónyeléxtasisdecualquiera.

Richardlevantólacabezaysequedóconlabocaabiertaalvera lascincomujeresqueloobservabanconmayoromenorgradodeespantoreflejadoensuscaras.

Capítulo13MayraFarrellsonrióconsuperioridadaldescubrirlaconRichard,comosi

llevara tiempo esperando la confirmación de que Elisabeth era una zorrapecadora.

—Sabíaquetardeotempranotedelatarías.Contusonrisaperfectaytufalsatimidez.Tu sangre está corruptay sobremi cadáver, semezclará con lanobleestirpedelosLexington.

Lasmellizashabíansuspiradoaliviadasalescucharelcomentario,puesesoera justo lo que deseaban conseguir. No les dio tiempo de disfrutar de lasensación,puestoqueLisaperdiólacomposturaenesemomento.

La agarró de los brazos zarandeándola mientras las dos matronas que lasacompañabanjadeabanhorrorizadas,escandalizadasyencantadas.Todoalavez.

—Sivuelveahablardemishijasodecualquierotromiembrodemifamilia,le arrancaré su amarilladentaduradeunbofetón, ¿meha entendidobien, ladyFarrell?

Lamujer había clavado en ella sus oscuros ojos de roedor y, en lugar demarcharsecomohabríahechocualquiera, se limitóa soltarsede suagarrecondesdény apermanecer enun segundoplanoparanoperderseniunminutoelespectáculoqueseavecinaba.

Elisabeth permanecía sentada en silencio en una incómoda silla, en laantesaladeldespachodeladyMargaretDuncan.Suhermanaysumadrehabíansidoobligadasavolveracasayellahabíatenidoqueinsistirenquedarsepara,almenos, intentar opinar sobre lo que sería su futuro a partir de ese momento.MayraFarrell había sido la encargadade ir en buscade su hermano.Recordóconsatisfaccióncomosumadrelahabíaamenazadoeneljardínyestuvoapuntodesonreír,perolasituaciónnoinvitabaaello.

Lapuertadeldespachopermanecíaabierta,peroElisabethnoteníaintencióndevolveraasomarsealinterior.Laúltimavezquelohabíahecho,vioasupadredesparramadoenunasilladeestiloLuisXV,demasiadopequeñaparaél,comoun orondo besugo intentando respirar fuera del agua mientras lady Duncantratabadedarleaireconsuabanico.

ElcondedeHardwick,quenoseseparabadeRichardniuninstante,lahabía

miradocomosilaodiara,ynoloculpaba.Teníaderechoapensarlopeordeella.Despuésdehaberintentadoseducirloenelpasado,ahorasupropiohermanoseencontraba inmersoenalgoqueseparecíabastanteauna trampamatrimonial.AunqueElisabethnoteníaintencióndeacabarconunanilloensudedo.

TeníaqueconseguirhablarconRichardantesdequetodoestuvieradecidido,a pesar de que él era incapaz de levantar la vista de la alfombra con elconvencimientodequehabíanescritosufuturosinconsultárselo.Aestasalturaslafiestaseríaunherviderodechismesdondeestaríanenbocadetodosperoaunasíhabíaesperanzaparaambos.

Estaba ensimismada en sus pensamientos y no escuchó los enérgicos yfuribundospasosqueresonaronenelcorredor.LapuertadelaantesalaseabrióyElisabethsecongelócomosihubieravistoenelumbralalmismísimoLucifer,incluso juraría que pequeñas llamitas ardían en las pupilas de Farrell. Habíasopesadotodaslasposiblesreacciones,peronohabíacalculadolaintensidadquealcanzaríalairaylaviolenciaquealbergabasuprometidoensuinterior.

En dos zancadas, la alcanzó y clavó sus enormes dedos en su brazolevantándolaenvilodesuasiento,estampandoconviolenciasuespaldacontralaparedhastadejarlasinaire.Todofuetanrápidoqueellanotuvooportunidaddereaccionar,paralizadaporelmiedo,incapazconcentrarseenotracosaqueenlos redondos ojos de Farrell agrandados por el odio, como si quisierandestrozarla.

—Suélteme…—Malditaputa,¿creesquepuedesdejarmeenridículoysalirteconlatuya,

sin más? —La zarandeó y clavó sus dedos en su brazo con más fuerzaprovocándoleunagudodolor.

Ellaintentóalejarse,peroesoparecióenfurecerlemásaún.Viosumanoelevarse,dispuestoadejarlacaersobresumejillacon toda la

intensidad de su furia. Solo pudo cerrar los ojos y encogerse sobre mismaesperando el impacto del golpe, un golpe que, por suerte para ella, no llegó.Escuchóunamaldiciónescapardesusuciabocayabriólosojosalnotarqueéllasoltaba.

Sorprendida,viocomoRichardlohabíasujetadoporlamuñecaantesdequedescargarasufuerzasobreella.

—Nilointentes.Búscatealguiendetutamaño,malditocobardeasqueroso.—Élintentózafarse,peroRicharderamásjovenyeltripledefuertedeloqueFarrellhabíasidojamás.

Elfuturoduqueerarastreroenlamayoríadelosaspectosdesuvida,asíqueesteno ibaaserunaexcepción.Soltóuna risaahogadacomosino lediera lamenorimportanciaaloqueestabapasando,cuandoenrealidadsabíaquenoerarivalparalosGreenwood.

—Si la zorramereciera la pena, quizá te retaría a un duelo.—Richard nopudo evitar sentir un asco y un odio visceral por ese hombre repugnante y locogióporlapecheradesucamisacontantafuerzaquecasilolevantódelsuelo.

—Por mí puedes ir buscando tus padrinos, si es que hay alguien que teaprecie lo suficiente para dar la cara por ti—espetóRichard sin pensar ni uninstanteenlasconsecuencias.Soloqueríaborraraquellaasquerosasonrisadesucara.

Notó como su nuez se movía y el hombre tragaba saliva. No estaba tansegurodesímismocomoqueríahacercreer.Erasolounfanfarrónyuncerdomaltratador, y no entendía como Sheldon había permitido que alguien así seacercaraasuhija.

—No,porfavor,no.—Elisabethqueríadesaparecerenesemomento,borrarsuhuelladeestemundo.Todoibademalenpeorporsuculpa,ynopodíacreerqueseestuvieradesencadenandosemejante situaciónante susojos.Sujetóconfuerza el brazo de Richard intentando que lo soltara, no consentiría quearriesgarasuvidapordefenderla.

Notóunasmanosquelasujetabanylaapartabandeallí.Andrewlehablóenvozbajaintentandoquenosedejarallevarporlahisteria.

—Elisabeth,porfavor,noempeoreslascosas.Déjameamí.TrasapartaraElisabethdelpeligro,Andrewconsiguiósepararasuhermano

deFarrellyestabadecididoamediarenlasituación.Nopermitiríaquenadiedesufamiliacorrieraunpeligroinnecesario.

ladyDuncanseacercóhastaElisabeth,lasujetódelamanointentandoquese tranquilizara. Ella no pudo evitar recostarse contra la anciana en busca delconsueloqueleofrecía.

—Hedicho«silazorramerecieralapena»,peronoeselcaso.—Farrellla

miródearribaabajo,comosiestuvieraviendoalgopodrido,consiguiendoqueella se sintiese sucia, a su pesar—. Puedes quedártela. Seguro que ni siquierasabecomplacerteenellecho.

—Cierraesamalditabocadeunavez.Richarddiounpasohaciaéldispuestoagolpearle,peroAndrewlosujetóde

la cintura tirando de él hacia atrás para impedírselo, no sin un esfuerzoconsiderable.

—Basta, Richard. No dejes que te provoque alguien tan bajo. Es solo unbocazas —dijo Andrew sin apartar la mirada de Farrell, retándolo a quecontinuara,desafiándoloacontradecirle.

Ni elmismoRichard entendía por qué había nacido en él esa imperiosa ysúbitanecesidaddedefenderaElisabeth,comosifueraalgosuyo,comosi,porese absurdo e inesperado encuentro, ambos se encontraran sumergidos en unproblemacomún,remandoenelmismobarco.

—Exijounacompensación,Sheldon—dijoFarrellmirandohacia lapuertadeldespachodondeunabatidoMathiasintentabanodesplomarse,superadoporlos acontecimientos, incapaz de hablar y respirar con normalidad—. Lamercancíaestabadefectuosa.

Se volvió sobre sus pasos y se dirigió a la puerta donde su hermana leesperabaconun«yateloadvertí»grabadoenlacara.

—Farrell—lavoztranquilayseguradeladyMargaretresonóenlaestanciay todos los ojos se volvieron hacia ella—, desde este momento le exijo queabandone mi casa y que no olvide, jamás, que ni usted ni su familia sonbienvenidosenella.Buenasnoches.

Él masculló entre dientes algo muy parecido a un «Vieja zorra» y saliódando un portazo. Todos parecieron soltar el aire, un poco más aliviados, almenos,momentáneamente.

Capítulo14—Pormásquelointento,nopuedoimaginartecasadoconella.—Andrew

sepasó losdedospor la frente intentandoencontraruna solucióna todoaqueldesbarajuste.Peronohabíaninguna.

—Gracias por tu ayuda, hermano. Tus palabras son tan reconfortantes.—Richardsepaseabadeun ladoaotrodelsalóndedesayunosde losHardwick.Nohabíaconseguidodormiren toda lanochey loprimeroquehabíahechoallevantarsefueacudirasucasaintentando,almenos,encontrarelconsueloyelapoyodelasdospersonasquemejorloconocían.

Marianmasticóunabuenaporcióndejamónantesdehablar.—Cariño,memaravillavercómonilassituacionesmásextremastequitanel

apetito—bromeóelcondeyMarianlegolpeóconlaservilleta.—No entiendo nada, Richard. Ella jamás se te ha insinuado antes. ¿Crees

quetesiguióhastaeljardín?—preguntóellaantesdeatacardenuevoeljamón.—Nolosé.Quizá,yosoloestabaenelpuñeterolugarequivocado.Loúnico

queséesqueseechóenmisbrazos,yyocaícomoun idiota.Debísospecharalgo.

—Laverdadesquenolaculpo.Siesehombreintentóagredirlaconvosotrosdelante,imaginaosloquehubierahechocuandoseconvirtieraensuesposa.NopudehablarmuchoconMaysieantesdequesefuera,pero,porlopocoquemepudodecirantesdequesumadrelaarrastrara,esehombreesuncerdo.Elisabethestabaaterrorizadaantelaideadetenerquecasarseconél.

—¿YporquesuvidaseaundesastretienederechoaconvertiraRichardenuninfeliz?Nolehadejadomássalidaquecasarseconellaporhonor.

—Claro,ahoraloentiendo.Cuandoesladamalaqueesobligadaacasarse,nopasanada,¿verdad?Ellanoteníaotraopciónmásqueacatarloquesupadreyeseindeseabledecidieron.Laadmiroporhaberserebelado,aunquenoeligieralamejormaneradehacerlo.—Andrewabriólabocapararebatirle—.Ynodigasniunapalabramás,AndrewGreenwood, te recuerdoqueTÚmismoutilizasteunatretaparaobligarmeacasarmecontigo.

—Noeslomismo,Marian,túestabasenamoradademí,peroerasdemasiadotestarudaparareconocerlo.

—Másbieneraalrevés.Richardpusolosojosenblancoygruñóexasperado.—Me da igual lo que digáis, vuestra situación no era ni remotamente

parecida.Ambosbabeabaiselunoporelotro.PeroyonotengolaculpadequeSheldon sea un idiota y, en cambio, tendré que casarme con su consentida ydesesperantehijasiDiosnoloremedia.

—Anoche, cuando la achuchabas entre tus brazos, no parecía importantedemasiadoquefueraunaconsentida…

—¡¡¡¡Marian!!!!—laamonestósumaridosorprendidoporsuatrevimiento.—¿Qué?—preguntó ella encogiendo los hombros con cara inocente—.Es

porelembarazo.Mehacesoltarloprimeroquemellegaalamente.—Comosinolohicierassiempre—bufóRichard.Saliódecasadesuhermanoconelánimomásensombrecidoaún,sabiendo

que,parabienoparamal,sudestinoyaestabaescritoporunamanoquenoeralasuya.Cincominutos,despuéscuadrabaloshombrosyllamabaalapuertadelosSheldon.

Elisabethintentabaconcentrarseencolocarlaspiezasdemaderapintadadealegres colores en el lugar donde su sobrina le indicaba. Pero las manos letemblaban y su mente estaba concentrada en la conversación que se estaríamanteniendoabajo,eneldespachodesupadre.

Aurapusolosojosenblanco.—¡TíaLys,hasvueltoaponerelmurotorcido!—Oh,losiento,cariño.—Aura, guarda las piezas, cielo. Luego seguiremos jugando y, si quieres,

construiremosuncastillo,¿deacuerdo?Laniñarefunfuñóunpoco,pero,obediente,lehizocasoasumadreyfuea

buscar la cajita de latón donde guardaba ordenadamente sus piezas deconstrucción.

—Lys,tranquila—dijoMaysiealvercomolamanodesuhermanatemblabaligeramente—.Puedequenohayasalidoexactamentecomopensábamos,peroajuzgar por lo entregados que se os veía, creo que has salido ganando con elcambio.

Elisabethlamiróceñuda.

—Soloestabainterpretandounpapel—ignorólacejalevantadaeincréduladeMayybajólavozparaquesusobrinanolasescuchara—.Además,novaapasarnadamásentrenosotros,noesquevayamosacasarnosprecisamente.

Mayabriólabocaparacontradecirla,lasituaciónnoeratanfácilderesolvercomoellaqueríacreer.

Losgolpesdeladoncellaenlapuerta lasalertaron.Supadrereclamabasupresenciaenlasaladevisitas.

Elisabeth sintió que el escaso desayuno que había ingerido saltaba en suestómago, aunque no sabía si era por enfrentarse a su padre o a RichardGreenwood.

Su progenitor no había sido capaz de mirarla a la cara desde la nocheanterior.Sheldonhabíaquedadotanafectadoportodoloocurridoqueelcondede Hardwick y Richard habían insistido en que lo mejor sería descansar yterminar de resolver el asunto por la mañana, temerosos de que el hombresufrieraunsíncopeencualquiermomento.

Mathiashabíavueltoacasaconlacabezagacha.Elisabethnosabríadeciracienciaciertasisuactitudtaciturnasedebíaalbochornosoespectáculoqueellahabíaprovocadooal remordimientoporhaberestadoapuntodeentregarasuhijaaunmalnacidocomoFarrell.

Llamó a la puerta de la salita donde recibían a las visitas y, al entrar,comprobó que su padre no estaba allí, solo su madre sentada con lamajestuosidaddeunareinaensusillón.

RichardGreenwoodsepusodepieentodasuenvergadurayaElisabethseleantojóqueestabamásaltoymásfuertequenunca,aunqueseguroquefuefrutodesutraicioneraimaginación.Susemblanteeramortalmenteserioylehizounasecareverenciaamododesaludo.

—Madre,¿podríasdejarnosasolasunosminutos?Sumadreperdiósuregiaposturaytartamudeóunpocoantesdecontinuar.—Deningunamanera,Elisabeth.Noesdecorosoyyahemostenidobastante

detodoeso,¿noteparece?Elisabethseguíaconlaespaldarectayuntonososegado,comosiestuviera

pidiendounterróndeazúcarparaelté,sinapartarlosojosdeRichard.—Madre, solo serán cinco minutos, no vamos a… —Sintió que se

ruborizaba.—Lys,¿tehasvueltoloca?¿Acasoquieresmataratupadredeundisgusto?Elisabethvolvió,alfin,lamiradahaciasumadre.—Mamá, todoLondres piensa estas alturas que nosotros dos…—Hizo un

gesto en el aire con la mano incapaz de concretar más—. ¿Crees que cincominutosasolasenunsalón,contigoalotro ladode lapuerta,perjudicaráalgomásmireputación?

—Cincominutos—musitótrassoltaruninterminablesuspiro.Sumadreselevantóadesganaysaliódelasalacerrandolapuertatrasdesí

conmásfuerzadelanecesaria.Elisabeth volvió amirar aRichard quepermanecía inmóvil con lasmanos

cruzadasdetrásde laespalda.Lesorprendióel tono tostadodesupielycomoresaltaban susprofundosojosazules encontraste.Estabamuchomásatractivode lo que recordaba.Unmúsculo latía en sumandíbula y sus labios carnososestaban contraídos en una fina línea tensa. Los mismos labios que la habíanbesadodeesamaneratan…

Elisabeth sintió que se ruborizaba e intentó desviar la mirada hacia otraparte.

—Loprimerodetodoquieropedirledisculpas,señorGreenwood.—Bueno,noseríauncaballerosinolasaceptara,pero,realmente,notiene

muchosentidodisculparseaestasalturas.ElsiempresonrienteyamableRichardhablabaconuntonofrioycortante,

impropioenél.—Intuyo que la conversación con mi padre no ha sido satisfactoria para

usted.—Todo lo satisfactorio que puede resultar que a uno le preparen una

encerrona para llevarlo al altar.—Elisabeth abrió la boca para contestar, peroRichardnose lopermitió—.Elisabeth,nuncamehangustadosusmétodosdeseducciónysiempreagradecíalcielonoserunodesusobjetivos.Despuésdevereltipodeindividuoconelqueestabaapuntodedesposarse,quieropensarque,loquehizo,fueelfrutodeunadecisióndesesperada.Aúnasí,nopretendaamansarme con unas palabras de disculpa. Acaba de imponerme su presenciaparaelrestodemisdías.Unapresenciaalaquejamásaspiré.

—Mipadre loobligaacasarseconmigo.—Noeraunapregunta.Elisabethsabíaqueeraasí.Nopodíaserdeotromodo.

—«Usted»mehaobligadoacasarme.Esunhecho.—Elisabeth intentódenuevo hablar, peroRichard volvió a interrumpirla. Era palpable que no podíacontenersuenfadoysufrustración—.¿Ovaahacermecreerquelapresenciadeese grupo de cotillas que nos sorprendió fue casual? Aunque no termino deentenderlo todo, sé que esto estaba planeado. Así que, enhorabuena, lo haconseguido. Tendremos que casarnos.—Elisabeth levantó lamano intentandodetener su airado discurso, peroRichard ni siquiera lamiró—.Y disculpemifaltadeceremonia,peronoestoydehumorparahincarlarodillaentierra.

—¡Richard!—alzólavozconsiguiendoalfinquelaescuchara—.Noquierocasarmeconusted.

Richard se quedó plantado enmitad de la salamirándola con el ceñomásfruncidoaún.

—Ustednoeramiobjetivo,estabaesperandoaotrapersona.—Aquellosonópeorquehaberintentadoatraparloenunaencerrona.

—¿Deveras?Resultamuyhalagador.—No me malinterprete. Deje que le explique. Por favor, siéntese. —Le

indicó un asiento junto a la mesa. Lo que menos le apetecía en esascircunstanciaserasentarseatomareltéplácidamenteconesamujer,comosinoacabaradeponersuvidapatasarriba.

Elisabeth se sentó, con su postura perfecta, con su expresión serena, yRichardnopudodejardesorprenderseporsueficaciaalahorademantenerlacompostura.Sefijóensusmanosqueapretabafuertementeentresí,intentandodisimulareltemblorquelainvadía.GraciasaDios,erahumana.

ElisabethsoltóelairedespaciocuandoRichardalfintomóasiento.—Anochetuvoocasióndeconoceramiprometido.Supongoqueentenderá

que…—suvozseestrangulóytuvoquecarraspearparacontinuarhablando—.Esundepravadoyun…Élintentó…,simplemente,nopodíacasarmeconél.

Sí,Richardloentendíaperfectamente.Siesetipofuecapazdezarandearlaeintentargolpearlasinimportarlequienhubieradelante,noqueríaniimaginarloquepodríahaberllegadoahacerleenprivado.

Elisabethsopesósidebíacontarleonolanaturalezadesuplan,peroellalo

habíainmiscuidoensuvida,asíque,almenos,semerecíaunaexplicación.—Habíaelegidoaalguienquenotuvieraquecasarseconmigo.Alguienque,

apesardelescándalo,rechazaranuestraunión.Lacarade sorpresadeRichard fuecasicómicay, sinohubieraestado tan

nerviosa,hubierasentidoganasdereír.—¡¿Uncasado?!—¡Noooo!¡¡PorelamordeDios!!¿Porquiénmehatomado?—Elisabethse

pusodepieindignada—.Tengoescrúpulos,señorGreenwood,seríaincapazdedestrozarunafamilia.Eraunhombresoltero.

—¿Quién?—Noesnecesarioimplicaranadiemás.—Exijosaberquiénes.—Oh, está bien, maldita sea. El hijo de los Talbot. Su familia es tan

melindrosa, tan estricta, tan severa, desprecia tanto el pecado; su remilgadamadrejamáspermitiríaquesecasaraconmigodespuésdeunasituaciónasí.Meconsidera bastante inferior a ellosmoralmente. Pero supongo que a él le faltóvalorparaacudiralacita.

Richard no podía creer que hubiera puesto los ojos en ese hombre, pero,siguiendo su disparatada lógica, todo tenía sentido.Era unmuchachodébil decarácterymuymanejable.Noeraeltípicoquedesafiaríaasufamilia.

—Y,entonces,aparecíyo.—No quise perjudicarle. Solo necesitaba que se generara un escándalo lo

suficientementegrandecomoparaquelabodaconFarrellsecancelara.Estabadesesperada y no me importa lo que piense de mí. No conseguirá que mearrepientadeloquehice.

—¿Yesoestodo?Estabadesesperadayloquelepasealosdemásleimportaunbledo,¿noesasí?

Elisabethlevantósubarbillaconactitudindignada.Noibaapermitirquelajuzgara,lohabíahechoporunacuestióndesupervivencia.

Richardtratabadeponerseensulugarylaentendía,peronoerajustoqueéltuvieraquepagarlasconsecuencias.

—Nopodíapermitirmepensarennadamásqueensalvarmifuturo.Peronovoyaconsentirqueustedseveaafectado.Mireputaciónnomeimportalomás

mínimoy, probablemente, serémuchomás feliz ahoraque estaré fuera de esecirco que es el mercado matrimonial. Le libero de su obligación, señorGreenwood.Nohabráningúnmatrimonioentrenosotros.

—¿Es siempre tan egocéntrica? Su reputación ¿Y qué hay de lamía? ¿Enquélugarquedoyosinoafrontomiresponsabilidad,sinomecomportoconelhonorqueseesperademí?

—Nome haga reír. Usted es un hombre. Hermano de un conde, además.¿Qué podría pasarle? Solo servirá para aumentar su fama de conquistador, lasmujerescaeránasuspiescomomoscasenlamiel.

RichardselevantóparaencararlaacercándosetantoqueElisabethtuvoqueestirarelcuelloparapoderverlelosojos.

—Nosetratasolodemí.Porsinolorecuerda,tengodoshermanassolteras.CarolineaúnnohaencontradomaridoyCrystalhacesudebutensociedadestaprimavera. ¿Creequeel pesodemideshonranocaería sobre ellas?Nopuedeborrardeunplumazoloquehahechoypretenderqueelmundosigasucurso.Lascosasnofuncionanasí,señoritaSheldon.

Elisabethsintiólaverdaddesnudadesuspalabrascayendosobreella.Sintióquepalidecía,yRichardnotóqueenesemomentotomabaconcienciadequenoleibaaresultarfácilsalirseconlasuya.

—Ambos tendremos que afrontar las consecuencias de nuestros actos.—Richard giró sobre sus talones dispuesto a marcharse. Elisabeth lo sujetó delbrazo y él apenas se giró lo suficiente para mirarla—. Ya he hablado con supadre. Busque algo bonito, la boda será dentro de dos días —añadió consarcasmo.

Dosdías.Elisabethcasinopodíapensarconcoherenciamientrasélapartabacon deliberada lentitud sumano, que aún se aferraba tensa a lamanga de suchaqueta.

—Espere—Richard paró en seco y se volvió amirarla—:Solo tengo unacondición.

—¿Creequeestáenposicióndeimponercondiciones?—Siemprepuedodecirquenoenelaltar,¿creequenoseríacapaz?Seríaun

bonito broche para que el escándalo no se extinguiera jamás —dijoencogiéndosedehombros.

Richardresoplófrustrado.—Hable—GreenwoodHallesenorme.Quieroquemihermanaysuahijadavengan

connosotros.Richard se esperaba algo más disparatado, así que no vio motivo para

negarse.Porlopocoquelasconocía,almenosMaysieparecíaaportarlealgodesensatezasumelliza.

—¿Cuántotiempo?—Elnecesario.Élasintióconlacabeza.—Nosvemosdentrodedosdías.Ysemarchódelasalaconsusandaresenérgicosdirectoapedirunamaldita

licenciaespecial.Lapróximavezquesevieran,uniríansusvidasparasiempre.

Capítulo15Elisabethmiraba como su doncella preparaba sus baúles y se le antojaba

queestabaviviendounsueño,ounapesadilla.Nosabíamuybienhaciadondedecantarse.

—… y también hay muchos caballos y un montón de animales más. —Maysie semecía en lamecedora conAura en su regazo, contándole todas lascosas que descubrirían juntas en el campo. Se las contaba al oído, como siestuviera revelándole un gran secreto, y la niña reía con complicidad—. Ytambiénunlago,puedequeeltíoRichardnosenseñeapescar.

Elisabethlamirócomosiquisieraestrangularla.—Muygraciosa.Dudomuchoqueseganeese título.Noséporquénoos

venísconmigoinmediatamente,esaabsurdaideadeesperaruntiempo.¿Sabeslosolaydesamparadaqueestaréallí?

—No seas dramática, Lys. Apenas conoces a Richard. Al menos, no deverdad.Creoqueosvendrábienqueosadaptéisunpocoelunoalotroantesdequenospresentemosallí.Supongoqueparaéltambiénserámáscómodocuandoosconozcáismejor.

—No sé si quiero conocerle. —Elisabeth se tapó la cara con un cojínteatralmenteysedejócaerhaciaatrásenlacama.

Maysiesoltóunacarcajada.—Puesdeberías,al finyalcabo,vasaestarconélhastaque lamuerteos

separe.Yajuzgarporlolozanoqueseleve,intuyoqueseránmuchosaños.—¡¡May!! ¿Quieres dejar de ponerme nerviosa?Oh,Dios,mañana a estas

horas…—Elisabethgimióyhundiólacaraenelcojíndenuevo.MañanaaesamismahoraseríaElisabethJaneGreenwood.

—Deberías estar exultante. Te has librado de ese ogro, y la verdad queRichard es… —Maysie movió los labios formando las palabras«impresionantementeguapo»paraquesuhijanolooyera.

—¿Quienesunogro,mami?—preguntóAuraconvozadormilada.—Nadieimportante,cielo.Unhombremuyfeoqueyahasalidodenuestra

vida.Elisabethsabíaqueteníarazón,deberíaestaragradecidaporsubuenasuerte.

Richard era una buena persona, exultantemente guapo, fuerte, joven y bienposicionado. Pero el rencor y la frustración con los que la había tratado, leimpedíanrelajarseanteelfuturoqueleesperaba.

Había mandado una nota marcando las directrices que seguirían en lospróximosdías.Nadadeconsultas,nisugerencias,soloórdenes.Laceremoniasellevaría a cabo en la pequeña iglesia de SantaClara y después celebrarían unalmuerzoenlacasadelosSheldon,comosuspadreshabíanpedido.Pasaríanlanochedebodasenunlujosohotelreciéninauguradoyaldíasiguientepartiríanhaciaelcampo.Rumboasunuevavida.

La ceremonia fue breve.Apenas un par de párrafos de la biblia, los votospronunciadosconuntonoinseguroyun«Sí,quiero»,casiinaudible,porpartedelos novios. De los dos. Como si las palabras se negaran a fluir, como siestuvieranapuntode salir corriendodespavoridoshacia la salida en cualquiermomento.Peronolohicieron,permanecieronallí,depie,mirándosealosojos,casiconrencor,aceptandosusdestinosyculpándoseelunoalotroporestarenesasituación.

Siellanolehubierabesado,siélnosehubieraobstinadoenhacerloqueledictabasuhonor.

ElcuralediopermisoparabesaralanoviayRichardlomiróconelmismoestuporquesilehubierapedidoquecruzaraelAtlánticoanado.DabaigualqueElisabeth estuviera radiante con su vestido color azul cielo, que sus mejillassonrosadasledieranunaspectovulnerable,que,porprimeravezensuvida,novieraenellalamáscaradeperfecciónantinaturalquesolíalucir;parecíatanreal,tan tímiday asustada, tan insegura como se sentía él.Aún así, fue incapaz desentirniunapizcadesimpatíaporella.Alcontrario,sintióunextrañorechazoyfueincapazdebesarsuboca.Posósuslabiosensumejilla,enunbesorápido,untantobrusco,comosidesearasalirdelabsurdotrámitecuantoantes.

RichardestabamuyintrigadoporlapequeñaniñamorenaquepululabaentrelosinvitadosdespuésdequeElisabethfueraabuscarlayentraraalsalónconellaenbrazos.Debíaser laahijadadeMaysie.Elbigotedesuahorasuegro temblódurante unos instantes interminables al verlas entrar y Richard temió que levolviera a dar una crisis.Pero, al final, su esposa le susurró algo al oído y elhombreparecióvolveralanormalidad.

Aparte de las familias de ambos, solo habían asistido Thomas Sheperd,amigo de ambos hermanos, y lady Margaret Duncan, tía de Marian, endeferenciaalapoyoquelesbrindólanochedelescándalo.

Los novios parecían haber entrado en un súbito estado de timidez yprocurabanquesusmiradasnisiquierasecruzasen.

ladyMargaret,sentadajuntoasusobrinaMarian,lehizoungestoaRichardparaquesesentarajuntoaella.

—Deshaztedeunavezdeesaexpresióntanfunesta,cualquieradiríaquetehancondenadoalahorca,Greenwood.—LaancianahizoungestoconlacabezahaciadondeElisabethseencontraba.

SehallabasentadaenunasillaconAuraensuregazo,intentandoapuraralmáximolahorasquelequedabanparaestarconella.Elisabethsujetabaunplatomientraslapequeñarebañabaconentusiasmohastaelúltimotrocitodebizcochoconunacuchara.Eleonora,lamadredeRichard,conversabaanimadamenteconellaybromeabaconlaniñaquelesonreíaconsuboquitamanchadadecrema.

—Tudestinonoes tanmalo,despuésde todo—añadió—.Nadiequemiracontantaternuraaunacriatura,puedetenermalcorazón.Ysivasafingirquenotegustaniunpoquito,teadviertoquehuelolasmentirasdesdelejos.

Richardmiróalcieloenungestoteatralpidiendoayudadivina,yMarianserio.

—Estamos en febrero. Antes de que acabe el verano estarádesesperadamenteenamoradodeella—apostóMarian.

—Antesdequeempieceelverano,apostaríayo—sentencióMargaret.—¿Podríaisdejardehablardemícomosiyonoestuvieradelante?Ambas lo miraron y no pudieron evitar soltar una carcajada al verlo

descolocadoyruborizado.Parecía haberse establecido una especie de camaradería agradable entre

ambas familias, a pesar de la manera tan desafortunada en la que se habíaproducido todo. El día se les pasó volando y, casi sin darse cuenta, llegó elmomento de empezar su nueva vida. Cuando la puerta del carruaje se cerróaislándolosdelmundo,asolasalfin,laenormidaddeloqueselesveníaencimafuepatenteenelestadodeánimodeambos.

ElhotelestabaamenosdemediahoradedistanciadelacasadelosSheldon,

cercadeRegent’sPark,peroelsilencioentreelloseratandensoquelosminutosselesantojaronhoras.

Elisabeth estaba acostumbrada al lujo, pero la suite era simplemente«demasiado».Teníadoshabitacionesenormesquesecomunicabana travésdeunsaloncitoenelquenofaltabadenada.Elhotelhabíasidoinauguradohacíapocos meses, todo estaba pulcro y resplandeciente, y a Elisabeth, incluso, lellegó el ligero aroma a nuevo de los muebles recién lacados. Los paneles demadera que cubrían las paredes le daban un aspecto elegante, al igual que lasmolduras doradas a juego con el mobiliario. Todo estaba perfectamenteconjuntado,todoperfectamenteelegido.Perfectamentefríoeimpersonal.

Se refugió en su habitación, donde una de las criadas del hotel le habíapreparado un relajante baño perfumado. Escuchó unmurmullo de voces en elsalón contiguo a la habitación, ruidosdepasos, puertas al cerrarse y, después,nadamás,solosilencio.Sesonrojóalrebuscarenlapequeñabolsadeviajequehabía llevado consigopara pasar la nochey encontrar solamente un sugerentecamisón de gasa y encaje con una bata a juego, que no estaba pensadaprecisamente para abrigar. No era la prenda sencilla y discreta que habíapreparadoymaldijoaMaysiequeseguroeralaculpabledelcambio.ElrestodesuspertenenciasyaviajabanenuncarruajerumboaGreenwoodHallparaquetodoestuvierapreparadoasullegada.

Semiró en el espejoynopudo evitarmorderse el labio.Desde luegoqueestaprendaeramuchomásadecuadaparaunanochedebodas,soloque,ajuzgarpor lasmiradas frías y enfurruñadas que le había dedicado su esposo durantetodoeldía,noibaaserunanochedebodasaluso.

Abriódespaciolapuertaquedabaalasalitayasomóunpocolacabeza.Nohabíanadie.Lahabitaciónestabaenpenumbra.Lasvocesquehabíaoídodebíanserlasdesumaridoquehablabaconalguiendelservicio,yaquehabíantraídoun carrito con la cena. Cena para uno. La puerta de la habitación deRichardestaba entreabierta y totalmente a oscuras. Por lo visto, él había bajado alcomedor a cenar, lo cual implicaba que no estaba por la labor de suavizar lasituaciónentreellos.

Seencogiódehombros.Noesquefueralanocherománticaconlaquehabíasoñadodesdeniña,peroeralaquelehabíatocado,asíquesedispusoadisfrutar

desuprimeracenacomomujercasada.Destapóunadelasbandejasyelsabrosoolor del faisán guisado llegó hasta su nariz haciendo que sus tripas rugieransonoramente.Nohabíacomidonadaentodoeldíaporlosnervios.Sesentóalamesarelajándose,alfin,convencidadequefueraloquefueraloqueledepararasunuevavida,seríamejorrecibidoconelestómagolleno.Lacopiosacenaylosnerviospasadoscomenzaronapasarlefacturay,encuantosemetióenlacama,sequedóprofundamentedormida.Nosabíacuántotiempohabíapasadocuandoel ruido de una puerta al cerrarse y unos pasos en el salón la hicieronincorporarsedegolpeenlacamaconsuestómagoencogidoporlaanticipación.

Richard seacercóhasta labandejadecomiday ladestapó.Almenos, ellahabíacenadoybastante,además.Leponíannerviosolasdamasalasquehabíaque insistirles constantemente para que se alimentaran; por suerte, su recienteesposanoeraunadeellas.

Lahabíaestadoobservandocondisimulodurantelacelebraciónynohabíaprobado bocado, por eso había preferido dejarla sola para que comiera contranquilidad.Poresoyporquenoleapetecíalomásmínimovivirdenuevounsilencio incómodo y violento como el del carruaje. Aún estaba demasiadoenfadadocomoparaintentarsiquieraseramableypreferíanoforzarlasituación.Habíapreferidobajarsoloalcomedordelhotelyhabíadadobuenacuentadelabotelladevinoquelehabíanservido.

Sedirigióasuhabitaciónytrascerrarlapuertasesirvióunacopadebrandy.Sintió como el licor quemaba su garganta al pasar mientras observaba por laventanacomoelairemovíalanieblaespesaquesearremolinaba,bajolaluzdelosfarolesdelacalle,formandofigurasfantasmagóricasenlapenumbra.

Elisabeth se había quedado casi petrificada en la cama aferrándose a susrodillasconfuerza,intentandocaptarlossonidosalotroladodelapuerta.Trasunosmomentos,lospasosdeRichardsealejaronyescuchócomodenuevounapuerta se cerraba con un ruido sordo. Soltó el aire que había contenido en unlargosuspiro.Senegabaasentirsedecepcionadaporelhechodequesureciénestrenadomarido huyera de ella como de la peste. No es que quisiera que élconsumaraelmatrimonioesamismanoche,pormuyguapoqueleresultara,porsupuestoqueno.Puedeque subesohubieradespertadoenellaunacuriosidadque nunca antes había sentido, y que algunas partes de su cuerpo hubieran

experimentado,durantelosescasossegundosqueduró,unaespeciededespertar,pero aquello no era relevante en la vida de unmatrimonio de la aristocracia,¿verdad?Ellosnosedejaríanllevarporlasbajaspasionesyalavistaestabaqueenesemomentolapasiónparecíabrillarporsuausencia.

Las dudas la carcomían. ¿Y si él no la consideraba atrayente? En estemomento estaba claro que no la deseaba lo más mínimo, pero ¿y si eso nocambiaba?¿Ysieraincapazdeincitarasumaridolosuficienteparaconsumarelmatrimonio?¿Opara tenerunhijo?Sucabeza ibaa todavelocidadyahoraseencontrabatotalmentedesvelada.

Si almenosestuviera conMaysie, ambas soltaríanuna sartadedisparates,haríanunmillóndeteoríasabsurdas,Elisabethelaboraríaunalistainterminablede posibilidades y ambas acabarían partiéndose de la risa hasta que lapreocupación sehubieradesvanecido.Pero ahora estaba sola en estoy tendríaqueapañárselas lomejorquepudiera.Sesentía triste,desubicaday totalmentedesamparada.

Harta de dar vueltas en la cama se levantó de un salto y, sin pensarlodemasiado, se encaminó a la habitacióndeRichard sin saber exactamente conquéintención.Yaloaveriguaríacuandollegara.

Losligerostoquesenlapuertalosacarondelanubeoscuraytormentosaenlaquesehabíanconvertidosuspensamientos.Losgolpesfuerontansuavesque,alprincipio,creyóquelohabíaimaginado.Musitóuntímidoadelanteylapuertaseabriódespacio.

Elisabethempujólamaderaconlentitud,temerosadeloqueibaaencontrar.Lo que halló no la apaciguó demasiado: Richard, en mangas de camisa,recortadocontrala luztenuequeentrabaporlaventana, lamirabaconelceñofruncido mientras apuraba de un trago el contenido del vaso que tenía en lamano.

—Quéquieres.—Yo…Soloqueríahablar.Quería…—¿Es tan urgente como para no poder esperar a mañana o a pasado o a

dentrodeunaño,talvez?Suvozsonabapastosa,yElisabethtuvolacerteza,aundesdeladistancia,de

quehabíabebidodemasiado.

Se recostó en el alfeizar mirándola como si estuviera deseando que sevolatilizaraparanotenerqueverlamás.

—Supongoquesí—musitóenvozqueda.Segiróparairse,pero,cuandoibaacruzarelumbral,selopensómejor—.Richard…

—Richard—repitió él, odiando lomelódico que sonaba su nombre en sudulcevoz—.¿Quéhayde«señorGreenwood»?Megustabacomosonaba.¿Lohacíasparadarleatodaestafarsaunairedehonorabilidad?¿Queríassonarmásrespetable,acaso?—seriocínicamente—.Nuncamehasllamadoasídesdequenosconocemos.SiemprehesidoelbuenodeRichard,esechicoagradablealquelasmujerescomo túsuelen ignorar,enposdelgran trofeo.Tuobjetivoeramihermano. ¿Quién iba a fijarse en el imbécil de Richard estando disponible eltodopoderosocondedeHardwick?Pero,ahoraqueélnoestáenelmercado,hayqueconformarseconelpremiodeconsolación,¿noesasí?

Elisabethjadeóindignadaantelaacusación.—No.Noesasí.Noesasíenabsoluto.—Pero,enelfondo,Elisabethsabía

que sus palabras escondían un negro poso de verdad. Siempre había tenidoclaros sus objetivos, yRichard no había sido uno de ellos—.Discúlpame pormolestarte,peronohevenidoaquíparadiscutir.

Suvoz sonó fría y sin emotividad, peroRichardpercibió en ella un ligerotemblor.

—¿Aquéhasvenidoentonces?¿Aconsumarelmatrimonioantesdequemeescape de tus redes? Puedes dormir tranquila, me has atrapado bien. No hayposibilidad de salvación—arrastró las palabras como si le supusiera un granesfuerzo pronunciarlas correctamente; aun así, sonaban igual de hirientes. SeseparódelaventanaparaservirseotracopayElisabethnotóquesetambaleabaligeramente.

Abriólabocaparadecirlealgoigualdemordaz,peronoseleocurriónadaqueestuvieraasualtura.

—Losientoesposa,nomeapeteceacostarmecontigo.Puedequemañanaopasadoodentrodeunaño…

—Nohevenidoametermeentucama.Jamásharíaalgoasí.—Jamás es mucho tiempo, querida. Y el celibato no es lo mío. Así que

supongoque,tardeotemprano,tendréqueresignarmeaprobartusencantos.

—¿Resignarte?¿Acasocreesqueyoestoyansiosaporentregarmea ti?¿Oporcompartirmividacontigo?

—No,claroqueno.Solocreoqueestásansiosadeejercertupoder,ycreesque,porquetemetasenmicama,metendrásbabeandoyconsintiéndotetodoloque desees.No te hagas lamosquitamuerta conmigo, querida.Conozco a lasmujerescomotú.

—Nomeconoces,Richardy,laverdad,casiprefieroquesigasiendoasí.Notevanagloriesdiciendoquesabesquéclasedemujersoy.

—¡El tipo demujer a la que no le importa arrastrar consigo a quien hagafaltaparaconseguirsupropósito!Nonecesitosabermás.Y,ahora, lárgate,megustaríapoderseguirregodeándomeenmipropiamiseria.

—Eresunmalditoimbécil,creíqueseríasmejorque…—¿Mejorquequién?—Richardseacercóaellaendoszancadas,haciendo

queretrocedierapor instinto—.¿QueFarrell?Noteatrevasacompararmeconesegusano.

—Puedequenomepongaslamanoencima,perotuspalabrassonigualdeinsultantes que las suyas. —A pesar de la penumbra, Richard vio como subarbillatemblabaysusojossehumedecían.Sintiócomosilehubieragolpeadoysequedóimpactadoporelpesodesuacusación—.Eslaprimeravezenmividaqueestoyseparadademifamilia,demihogar.Esminochedebodas,noesperonideseotuscaricias.Soloqueríaque,almenos,estanochehicieraselesfuerzodenoodiarme.

Richard intentó retenerla, pero solo consiguió rozar la tela de su batamientrasellasalíadisparadahaciasuhabitación.

—¡Maldición!—Cómopodía haber sido tan estúpido y tan insensible.Notenía muy buen concepto de Elisabeth. Pensaba que era una manipuladora,expertaenmanejaraloshombrescomosifuerantíteres,capazdeconseguirconsusseductoresencantosquecualquieracomieraensumano.

Pero,enesemomento,lehabíaparecidoqueeldolorquereflejabansusojosera sincero.Al finyal cabo, soloerauna jovenque sehabíavistoobligadaatomar una decisión desesperada, que la había arrastrado al mismo remolinodesastroso donde se encontraba él. Salió de la habitación tras ella sintiéndosecomounmiserable.Llegóhastasucuarto justoa tiempodequeellacerrara la

puertaconbríoensusnaricesyagradecióqueelalcoholnohubieramermadosusreflejososunarizhubierapagadolasconsecuencias.

—Elisabeth,abrelapuerta.Elisabethmirabadesesperada lacerraduradondenohabíaninguna llaveni

cerrojoninadaremotamenteparecido.—Portodoslosdemonios.—¿Has blasfemado?—La voz de Richard al otro lado de la puerta sonó

¿divertida?Elisabethmaldijodenuevoparasusadentros.Elmuyimbécilencontrabala

situación entretenida. Pues a ella no le hacía ninguna gracia. Puede que él nosupieraquelapuertanoteníallaveynointentaraabrir.PeroRichardnoestabatan mermado de facultades como parecía y recordó que la puerta decomunicacióndesuhabitaciónnoteníacerrojos.Porlotanto,estatampoco.

—Elisabeth,losiento.Abrelapuerta.Porfavor.Sinoabrestúabriréyo,esabsurdo que…Maldición, creo que tengo todo el derecho del mundo a estarenfadado,¿noteparece?

—¡Márchate!Yaheescuchadobastantessandecesporestanoche.—Voyaentrar.Queríashablar,puesvenga,vamosahablar.—¡Ni lo sueñes! Ya no quiero hablar contigo. Ya me has expuesto

claramenteloqueopinas.Estaba agotada y no quería oír ni una sola palabra hiriente más, ni unas

simplesdisculpasquenoborraríanelconceptoqueteníadeella.Almenos,noesanoche,soloqueríameterseenlacamayolvidarqueesedíahabíaexistido.Porlamañanaafrontaríaloquefueraqueledepararasunuevavida.Pero,ahora,sumenteagotadanopodíasoportarnadamás.Soloqueríaqueladejaranenpaz.

Miróasualrededor.Decidióquemoverunaenormecómodaquedescansabacontra laparedpara tapiar lapuertaseríabuena idea,pero,apesardeempujarcontodalafuerzadesucuerpoellateraldelsólidomueble,apenasconsiguióunpequeñochirridolastimeroaldesplazarseunmilímetrosobreelsuelo.

—Muchacha testaruda—mascullóRichard entre dientes al otro lado de lapuerta—.Losiento,quémásquieresque…¿Quédemoniosestáshaciendo?

—Maldición,portodoslosdemoniosdelinfierno.Richard, con la espalda apoyada en la madera, se rio de nuevo ante la

blasfemia.—Está bien, voy a entrar. Arreglemos esto como adultos. —Se frotó las

sienesintentandoaclararsusideas.—¡Y un cuerno adultos!Has empezado atacándome tú, como si fueras un

perro sarnoso. ¿Qué diablos quieres arreglar ahora?—Richard elevó una cejasorprendido. Jamás lo habían calificado de esa manera. Elisabeth miró a sualrededoryclavó lavistaen lapareddeenfrente,concretamenteen la robustapuertaquecomunicabaalpasillodelhotel—.Noquieroverte.Siintentasentrar,escaparé por el pasillo.A ver cómo explicas amedia ciudad que tumujercitahuyeradetienpañosmenoresentunochedebodas.

Richardsepusoalerta,sindudaeracapazdehaceralgoasí.—Basta,voyaentrar.Sinpensárselodosveces,abriólapuerta.Elisabeth,enesemomento,rodeó

lacama,llegóalasalidaquecomunicabaconelpasilloygirólamanivelaconfuerza.Justocuandosuspiesestabanapuntodepisarlamoquetadelcorredor,Richardlaatrapóporlacinturayla levantóenvilometiéndoladenuevoenlahabitaciónycerrandodeunpotenteportazo,capazdedespertaralamitaddeloshuéspedesdelhotel.

—Vaya, vaya, la dulce Elisabeth maldice como un marinero, insulta a suesposo,yescapazdeplantarseconuncamisóntransparenteenmitaddelpasillodelhotelmásprestigiosodeLondres.¿Quémássorpresasescondes?

—¡Suéltame, maldito bastardo! ¡Si tanto me odias, sal de mi habitación!Desaparecedemivista.

Intentósoltarsedesuagarre,peroélnoselopermitió.CuandosediocuentateníalaespaldaapoyadacontralapareddeldormitorioylasmanosdeRichardseguíanrodeándolaporlacintura.Peronohabíaamenazaensugesto,nocomocuandoFarrell se le acercaba intimidándola, solohabía una enorme testarudezequiparablealasuya.

Richardsuspiróprofundamente.—Noteodio,Elisabeth.—Ellaparpadeócomosi lehubierahabladoenun

idiomaextraño—.Tampocoesqueenestemomentomecaigasdemasiadobien.—Túamítampoco,créeme.—Bien,poresocreoquelomejoresquevayamosdespacio.

Elisabeth no podía dejar de mirar sus labios mientras le hablaba. ¿Eranecesarioqueestuvieratancerca?

—Estoydeacuerdo.—Sientohabersidotan…—¿Imbécil?—Dejémosloenobcecado,sinoteimporta.—Prefierocruel,sinoteimporta.Richardsabíahaciadondesedirigíasumiradaynopudoevitarquesusojos

se deslizaran también hacia la boca de ella, que no dejaba de mordersecompulsivamente el labio inferior. Sus manos notaban la firme curva de sucintura, su piel cálida bajo la liviana tela del camisón, y se preguntó por quédemoniosestabatancercadeella.

La firme convicción de no dejarse engatusar por esa pequeña bruja ymantenersealejadodesucuerpodeprontoleparecíaunapésimaidea.

—Intentemosnomatarnoslaprimeranoche,Elisabeth.—Sivuelvesahablarmecomolohashecho,nolodescarto.Richardmoviólacabezaexasperado.—Yatehedichoquelosiento,aúnnoheasimiladotodoesto,estoyenfadado

y frustrado. ¡¿Qué quieres, que me arrodille?!—Ella se encogió de hombrosdándoleaentenderquenoleparecíatanmalaidea—.Losiento,peronoestoytan desesperado por tu perdón, preciosa. Aunque intentaré ser generoso.Podíamos empezar con un beso de buenas noches, como prueba de nuestrabuenafe.

LacaradeasombrodeElisabethfueunpoemay,alverlamiradaburlonadeRichard,dudódequelohubieradichofueraenserio,pero,antesdequepudierareaccionar,élacortóladistanciaquelosseparabaylabesó.

Seapoderódesubocaconmovimientoslentos,sensuales,hastaqueaellanole quedó más remedio que entreabrir sus labios y dejar que su lengua laexplorara, buscando la suya. Tímidamente le respondió a la caricia, lo queprovocóqueRichardsevolvieramásexigente,quelatomaraconpasión,comosipretendieradevorarla.Susgrandesmanosabandonaronsucintura,parasubirpor su cuerpo, hasta acariciar sus pechos por encima del camisón. Elisabethsintiólavergonzosatentacióndesujetarlasparaapretarlasmáscontraella,conla

urgentenecesidaddequelaacariciaraconmásintensidad,perosecontuvo.Nopudoevitarquesuespaldasearquearaparaacercarsemásaél,buscandoelcalorde su cuerpo, ni que un leve gemido escapara de sus labios cuando Richardapretólospezonesentresusdedosporencimadelatela.

Élseseparóbruscamente,jadeante,yellalomaldijoensilencio.—¿Quieresquesiga,esposa?¿Oconsiderasquelaprimeraincursiónhasido

lo suficientemente instructiva? Considéralo una primera lección cortesía de lacasa.—Sutonopretendíaserburlón,perosurespiraciónestabaalterada,aunquequisieraaparentarquenolehabíaafectadosucontacto.

—No,yahetenidosuficiente.—Puesquiénlodiría.—Elisabethentrecerrólosojosconfuria—.Siquieres

más solo tienes que pedirlo, aunque no te aseguro que esté de humor paraconcedértelo.

—Puedequemañanateinviteamicama,opasadoopuedequedentrodeunaño.Pero,desdeluego,estanocheno,esposo.

—Sé que esperarás con ansias esemomento.—Salió de la habitación conunacarcajadacerrandolapuertatrasdesí,justoatiempodequelazapatillaquelelanzóElisabethimpactaraconfuerzasobrelasuperficiedemadera,enlugardeensucabeza.

Capítulo16Los adoquines del puerto de Londres estaban húmedos y resbaladizos.

HastalasfosasnasalesdeJulianCrossllegaronlosolorescaracterísticosynadaagradablesdellugarquesefiltrabanentrelosgironesdeniebla.Apesardelosaños transcurridos desde que abandonó Inglaterra, el mundo parecía habersedetenido en aquella pequeña porción de terreno. Las caras cansadas, los ojosajados, las botas gastadas de los trabajadores que, por un mísero jornal, separtíanlaespaldadíatrasdíayelbullicioincesanteasualrededor;nadahabíacambiado.

La actividad era frenética a pesar de la temprana hora de lamañana. Loshombrescargabanydescargabanbaúlesymaletasdelospasajerosdelosbarcosatracados,y transportabanmercancíasdeun ladoaotro,entreórdenesyvocesásperas.

Juliansintióunaespeciedetemblorcuandoapoyólospiessobretierrafirmeyquisopensarquesedebíaal largoviajeenbarco.Aunque tambiénpodíaserquesucentrodegravedadsehubieradesplazado,desniveladopor losamargosrecuerdosylasinquietantessensacionesqueestardevueltaleprovocaba.

—¡LordLangdon!—Julianescuchóelnombrefamiliar,peronolorelacionóconsupersonainmediatamente—.LordLangdon.—Suadministradorseacercócorriendohastaél,conlavozentrecortadaporlacarrera.Letendiólamanoylosaludóefusivamenteaúnjadeante—.Unplacertenerleaquí,porfin.

—Confíoenquenometengaaquídemasiadotiempo,Jeffries.—Elhombrecarraspeó incómodo.Estabasiendounverdaderoquebraderodecabezaparaélorganizar todo el asunto del marquesado sin el nuevomarques presente y nopensabadejarloescaparhastaqueestuvierasolucionadoelúltimodetalle.

Juliansegiróyvioacercarsea suhermanaCeliadelbrazode sudamadecompañía, y no pudo evitar sonreír. Se la veía pletórica, fascinada por cadabarco, cada persona, cada cosa que veía. Eso era lo maravilloso de Celia,siempreencontrabaalgohermosoencadaseryencada lugar.Leencantaba lalluvia,lefascinabanlosdíassoleados,ledivertíaqueelvientoleagitaraelpelo,y leencantabanlosdías tranquilosporquepodíadisfrutarmejordelasfloresydelairelibre.Erafelizyconseguíaaportarundestellodevidaydepazatodo

aquelque tenía la suertede tratarla.Era como si estuvierahechade luz.Yencambioél,soloencontrabaoscuridadensuinterior.

Juliandiolasórdenespertinentesparaquesuhermanafuerallevadaalacasaquehabíacompradoenunadelaszonasmásexclusivasdelaciudad,casaquesolohabíavistounavez,yqueJeffriessehabíaencargadodeamueblar.Tambiéndiolaordendequesuequipajefuerallevadoycolocadoantesdequeélllegara,yaquenoleapetecíaestrenarsunuevohogarenmediodelajetreodelserviciollevando maletas de arriba para abajo. Se dispuso a acompañar a suadministradorasuoficinapararesolverlosasuntospendientescuantoantes.

—Bien,Jeffries.Arreglemostodoesoquelemantienetaninquietodesdelamuertedemitío.Ydígame:¿quéestanurgentecomoparahacermevenirdesdePortugal?

—¿Urgente?Ha tardado casi dos años en venir,milord.—Lomiró con lacaradesencajada.Dosañosenlosque,cartatrascarta,Jeffrieslehacíahincapiéenlanecesidaddehacersecargodefacturas,arrendatarios,cesionesymilyunasuntos que requerían de su firma y su autorización. Dos años en los que eladministradorhabíaperdidomásdelamitaddesulustrosacabellera,cosadelaquehacíadirectamenteresponsablealnuevomarquésporsudesidiaparaconeltítulo.

Julian se arrellanó en el mullido sillón de piel, más costoso de lo que unsimple empleado podría permitirse, e imaginó que probablemente el dinerohabríasalidodesupropiobolsillo,peronoleimportódemasiado.

—Bien,esoyanoesrelevante,milord.Ensuúltimacartamepreguntabasipodíarenunciaraheredarel títuloy,sinceramente,creíqueestababromeando.Ustedeselúltimoherederoenlalíneasucesoria,ellinajeseextinguiríasiustedlorepudiara.Seríaunaofensaterriblealacoronay…

—Sí, lo entiendo. No es bueno para los negocios enfadar a la corona. Almenos, por el momento, continuaré ostentando el título. Vayamos a loimportante.¿Hasvendidotodo?

—Como me ordenó, todas las posesiones que heredó de Henry Cross sevendieron, a excepción de los objetos personales de sumadre.En cuanto a laherencia de su tío, el antiguo marqués de Langdon, sus arcas estaban tanmermadas que lo que se pudovender apenas sirvió para cubrir las deudas.Al

menos,sepudopagaralostrabajadoresymanteneralospocosarrendatariosquequedan en condiciones dignas.—Julian asintió. Puede que Jeffries se cobraraciertascomisionesextrasporsuabnegadalabor,peronocabíadudadequeerajustoconlagentequemáslonecesitabayeficienteconsutrabajo–.Soloquedanunpardepropiedades,algunastierrasdecultivoyunamansiónenelsur.Estánligadasaltítuloynosepuedenvender.

Julianasintió.Noqueríanadaquelerecordaraasuantiguavida:nicasasnitierras ni fincas, por muy prosperas y rentables que fueran. Gracias a suinversión en una empresa de importación, había conseguido una considerablefortunaporsímismo,yconloquehabíaobtenidoporlaventadesusposesiones,seasegurabaunporvenirholgadoparasuhermana.

—¿ArreglóelasuntodelosFarlow?—Sí, señor. El padre de su difunta esposa recibió la cantidad que usted

estipulóparaaliviarsuluto.Aunquedudomuchoqueselohayagastadoensumausoleoni en llevarle flores a suhija.—Jeffries se sonrojóy tras carraspearmusitóunatímidadisculpa.Sutrabajonoerajuzgar.

Recordó a la joven menuda, enfermiza e inestable a la que había juradohonraryrespetarfrentealaltarhastaelfindesusdías.Apenashabíapasadoconella unas semanas tras la boda.Había alquilado una pequeña casa enLondresintentandoresignarseasudestino,paraafrontarsunuevavida,paranoenterraraaquellapobrechicabajoelpesodesudolor.Rosehabíasidoobligadaacasarseigualqueél.Julianhabía intentadopor todos losmediosganarsesuconfianza,hacerle la vida un poco más fácil, pero, cada vez que lo tenía cerca, ellapalidecía.Le teníamiedoyno laculpaba.El semblantede Juliannuncahabíasidodulce,perodesdequetuvoquedestrozarsucorazónconsuspropiasmanos,unas profundas ojeras y un ceño eternamente fruncido le daban un aspectotaciturno y atormentado.Un par de veces intentó exigirse a símismo cumplircon su indeseada obligación como marido, pero bastaba con entrar en lahabitación de su esposa para que ella se echara a temblar como un ratónasustado, encogiéndose sobre símisma, como si fuera a recibir el peor de loscastigos.Ylaverdadesquesesintióaliviadoporsurechazo.Nuncasevolvióaacercaraella.Nollegóatocarlajamás.

HizolospreparativosparaqueRoseestuvierabienatendidaynolefaltarade

nada,almenos,nadadeloqueélpudieraofrecerle,quenoeramásquedineroyprotección. Gracias al paquete de acciones de la empresa de importaciónParsons&Hornsquehabíaconseguidotrassumatrimonio,llegóaunacuerdode colaboración con ellos y, antes siquiera de que pudiera calibrar lasconsecuencias,partiórumboalcontinenteparaabrirunanuevadelegaciónallí,un punto intermedio en el que poder expansionarse y encontrar un nuevomercado para los productos provenientes de Asia. Estaba en Francia cuandorecibiólanoticiadelamuertedesupadreyenPortugalcuandoleinformarondeque unas fiebres habían fulminado la precaria salud de su esposa, dos añosdespuésdesumatrimonio.Almenos,esperabaquesulejanía lahubierahechofeliz.

Encuantoasupadre,sealegródeunamanerainsanadequehubieramuertoenelfriosuelodesuhabitación,dequenadieenjugarasufrenteensusúltimosinstantes de desaliento, de que hubiera abandonado esta vida rodeado por loúnico que se merecía: la más absoluta soledad. Aunque aquella efímerasatisfacciónnollegóacalmarjamásaquelenormevacíoqueexistíaenellugaren el que una vez, por un breve espacio de tiempo, latió algo parecido a uncorazón.

Su vida se había convertido en una especie de huída hacia delante, en unintentoasfixiantedetenersiempresumenteocupada,unesfuerzoinhumanoportratar de conseguir no recordar, no sufrir, no sentir. Nadie, jamás, conseguiríahacerseconun resquiciodesucorazón,nadie, jamás,podría llegaraarañar lafríacapadehieloyrocasquecubríasualma.Élnosemerecíaseramadoysesentía incapazdeamaranadiemás.Estabaentumecidoporeldolorconstante,por los reproches que se hacía a sí mismo, por la culpabilidad. No es querecordaraaMaysieSheldon.Simplemente,ellajamásdesaparecíadesumente.Su presencia dentro de su cabeza era como una sombra, que le acompañabaconstantemente.Cadamomentodeldía,cadahoradevigiliadurante las largasnoches,ellasiempreestabaallí,asu lado,comounfantasma.Susonrisafácil,susojosinteligentes,suvoz…

Laamabatantoquesudolorsehabíaconvertidoenunaespeciedemalestarfísico, en una punzada que se aferraba a su pecho en el momento másinoportuno.Esaerasupenitenciaporeldañoquelehabíacausado.

Paseó por los corredores silenciosos de su nuevamansión, bien entrada lanoche, y tuvo que reconocer que Jeffries había hecho un trabajo excelentedecorandoaquellacasaalaquenisiquierapodíallamarhogar.LlevabatiemposopesandolaposibilidaddebuscarunsitioestableparaCelia,unlugarenelqueélpudierapasaralgunastemporadasentresusviajes,unsitioenelqueconseguiralgodepaz.

Suhermananoquerría separarsedeél alprincipio,perobarcos,posadasymuelles no eran el sitio más adecuado para ella. La convencería para que sequedaraallí,consudamadecompañía,que,alfinyalcabo,eralomásparecidoa una madre que había conocido. Ella estaría bien cuidada, y eso lotranquilizaba.

Llegó hasta el final de una de las galerías y abrió la puerta que estababuscando.Unolorfamiliarcongeladoeneltiempollegóhastaél,removiendounlugarensuinteriorqueyacreíamuerto.Enunadelaspequeñassalasquedabaaljardín,Julianhabíaencargadoquesedispusieranlosúnicosobjetosquehabíaconservadodelacasadesupadre:laspertenenciasdesumadre.Encendióunavela y se paseó por la habitación, con la nostalgia presionándole el pecho.Lehubieragustadosonreíro,incluso,llorar,perolosmúsculosdesucaraparecíanhaberseentumecidohaceañosysugestonocambiónilomásmínimo.Acaricióel sillón donde ella se sentaba a leerle un cuento o a dormirlo cuando erapequeño,yobservósobreélsucestadecosturaconlosretazosdebordadoquedejósinacabar.

Julian se giró y se quedó impactado al ver el retrato de sumadre sobre lachimenea,observándoloconlamismaexpresiónapacibledesiempre.

Enunade lasesquinas, totalmente fuerade lugar,yaunasíencajandoa laperfecciónconel restode sus cosasdescansabaunhermoso tocador. Julian seacercóhastaélyacaricióuncepillodeplata,oscurecidoporeltiempo,yrecordóasumadrecepillándosesulargamelenaoscura.Echóenfaltaconunapunzadaenelpechosucajademúsica,aquellaqueleregalóaMaysiecomopruebadesuamor, como promesa de que volverían a estar juntos, y se preguntó si laconservaríaaun.Esperabaquesí.

Todoslosrecuerdosseagolparonensumentedificultándolelarespiraciónyprovocándoleunasintensasganasdedestrozaralgo,degritar.Recordócadauna

de las palabras que escribió en aquella carta, aquella mísera e insuficientedespedida,ysepreguntóquesentiríaella.Esperabaque,almenos,noloodiara.Pero era consciente de que aquello era casi imposible. Si almenosMaysie lehubiera respondido, le hubiera dicho lo cerdo rastrero que era, lo inhumano ypococaballerosodesucomportamiento,silehubieradichoquelodespreciaba,quizáélhubierapodidocerrarsuspropiasheridas.Peroeraelúnicoculpableynosemerecíaningúntipodeclemencia.

Se preguntó si Maysie se habría casado, si sería feliz, Probablemente, sí.Peronuncahabíasido losuficientementevalientecomoparapreguntarcuandoseencontrabaconalgúnconocido,nienlasrarasocasionesenlasquemanteníacorrespondenciaconsusantiguosamigos.

Volvióarecordarlamelodíametálicadelacajitadeplatadesumadre,yundolor, distinto y más profundo, se adueñó de él provocando que sus ojos sehumedecieran por primera vez en mucho tiempo. Aquella caja se habíaconvertidoenelsímbolotangibledetodoloquehabíaperdido,de lodolorosoquepodíaserelamorentodassusformas.

Cerró la puerta tras de sí saliendo al pasillo, dejando a sus demoniosmomentáneamente allí encerrados, y se dirigió a buscar su propia habitación.Necesitabaunacopa.

Mientras tanto, a solo unas manzanas de allí, su hija Aura cerraba consuavidadlatapadelacajaplateadafinalizandolamelodiosatonada,ledabaunbesodebuenasnochesasumadreysedeslizabaconsuavidadentrelosbrazosdel sueño, ese sueño reparador y reconfortante que solo los niños y los quetienenlaconcienciatranquilapuedenalcanzar.

Capítulo17Elisabethjamáspensóquepudierasentireltraseroentumecido,peroesedía

habíadescubiertoqueeraposible.Richardteníatantasganasdellegaracasaqueapenashizounaparadapara

que los caballos se refrescaran. Había pasado todo el camino durmiendoplácidamentemientras ella era incapazde encontrar unapostura en la que susmúsculos no empezaran a molestarle a los pocos minutos. Al menos, podríahaberle dado un poco de conversación para hacerle el largo viajemás ameno.Malditoegoísta.

Mirópor la ventanay, apesardeque el sol estaba empezandoaocultarseentre los árboles, reconoció los caminos, los fértiles campos y los pequeñosriscos.

GraciasaDios,yafaltabapocoparallegaraGreenwoodHall.ObservóelperfectoperfildeRichardrecostadocontralapareddelcarruaje.

Sus pómulos soberbiamente cincelados, su mandíbula fuerte pero noexcesivamentemarcada, sus labios carnosos con esa forma tan sugerente…Elrubor tiñósusmejillasalrecordaresosmismoslabiossobrelossuyos.Incapazdesoportarniunmomentomáselsilencio,abriósobrelaspalmasdesusmanosel librodegruesaspastasquehabíacogidoparaelcaminoyqueapenashabíapodidoojeary,conungestorápido,locerródegolpe,provocandounchasquidoseco,quesacóaRicharddesuensoñaciónconunsobresalto.Lys lomiróconuna sonrisa inocente y el libro primorosamente cerrado en su regazo, pero sumaridolamiródesconfiado.

—¿Quéhasidoeso?—¿Elqué?—Eseruido,notehagaslatonta.—No he oído nada, quizá haya sido tu conciencia estallando, incapaz de

soportar ni un segundo más la manera en la que ignoras a tu joven y bellaesposa.Nomehashabladoen todoel camino.El tonosarcásticodeElisabethcasilohizosonreír,perosecontuvo.Noqueríaderribarningunabarreraporlaqueellapudieraaccederaél.Selimitóamoverlacabezacomosihubieraoídoundisparateyseasomóporlaventanaparaorientarse.Yacasihabíanllegadoa

sustierras.Sevolvióarecostarenelasientoycerrólosojos.—Tenemostodalavidaparahablar.Locualesfantástico.Arrebatador,diría

yo.Así que espero quemi joven…ybella esposame deje descansar lamediahoraquequedaparallegaracasa.

Elisabethaprovechóquenolaveíaparahacerleunamuecaburlonaycruzólosbrazosbufandofrustrada.

«Acasa».Laspalabrasleprovocaroninquietud,ellanosentíaqueestuvierallegandoacasa,almenos,noalasuya.YlaactitudtaciturnadeRichardnolaayudabademasiadoasentirsedeotramanera.

Eleonorahabía tomado laprecaucióndeenviar instruccionesaGreenwoodHallparaque todoestuvierapreparadoa la llegadade lapareja, incluyendo lahabitaciónparalanuevaseñoradelacasa,aunqueenlamansiónnoesperabanquellegarantanpronto.

Richardsaltódelcarruajedispuestoaquefueraellacayoquienseencargaradeayudarasuesposa,perounsuavecarraspeodesdeelinteriordelvehículolehizovolverseresignadoytenderle lamanoaElisabethparaayudarla.Enlugardesujetarsedesumano,ellaseapoyósobresushombros,porloqueRichardnotuvomásremedioquesujetarlaporlacinturaydepositarlaenelsuelo.Sentirelpesodesucuerpolehabíatraídodenuevoelrecuerdodelanocheanterior,tanrealytangiblequeaúnnotabaelcalordesupieltraspasandolalivianateladelcamisón, la redondezdesuspechosbajosusmanos, lapresióndesuspezonesendurecidos por el deseo, imposibles de disimular bajo la seda. Elisabeth eracapaz de reconocer una mirada de anhelo cuando la veía y sonrió satisfechacuandonotóqueéltragabasalivaylasoltabarepentinamentenervioso.Leopold,el mayordomo, saludó a Richard con una reverencia, a lo que el jovencorrespondióconunapalmadaafectuosaenelbrazoprovocandoqueelhombreseazoraseunpoco.

—Buenasnoches,Leopold—saludóellaconamabilidad.—SeñoritaSheldon.—Elhombre lamiró sinentender.Sabíaque su joven

señor había contraído nupcias de manera precipitada, pero su cerebro parecíareacioaunirlaspiezasdelpuzle.Ellalededicóunasonrisaencantadora.

—Leopold,ellaahoraesmiesposa.—Parecióatragantarseconlapalabra,al

igualqueelmayordomoseatragantóconlasprofusasdisculpasquelededicóaElisabeth.

Richardno teníaningúndeseodeactuarcomosiestuvieracomplacidoconsu nueva situación. De hecho, seguía estando furioso con su esposa y estabaansiosopordemostrárselo,deunamanera totalmente infantil.Noqueríadarniunsolopasoatrás,queaella lehicierapensarquehabíaganadolabatalla.Noera rencoroso, tenía buen carácter y era de naturaleza comprensiva. Pero conElisabethsentíalanecesidaddemantenerprotegidasupequeñaparcelapersonal,una parcela hermética donde ella no era bienvenida.No se convertiría en unamarioneta manejada por esa rubia infernal, no le valdrían un par de miradasmelosasysonrisasafectadasparatenerlopostradoasuspies.Ycuantoanteslequedaraclarasupostura,mejorparaambos.

Lacenacomenzóenunabsolutosilencio,solointerrumpidoporelruidoquehacíanloscubiertosalchocarsobrelaporcelana,ruidoqueestabaempezandoacrisparlosnerviosdeRichard.

—Tuhabitaciónllevaañossinserreformada,puedeshacerloscambiosquecreasconvenientes.

—Gracias.Peronoquierocambiarnadademomento.Todoesfuncional.Yestáenbuenascondiciones.

—Como desees. —Richard no se esperaba esa respuesta. Pensaba que,siendouna niña rica y snob, lo primero que haría sería cambiar la decoraciónpasadademodadesuhabitación—.Tengomuchotrabajoatrasado;mañana,sinecesitasalgo,puedes recurriraLeopold.Yaconoces lacasa,nohacambiadodemasiadodesdequevinistedevisita.

Elisabethrecordólassemanasquepasóallíconsufamiliaenaquellafiestacampestre.Parecíaquehabíanpasadomilaños.Enaquelentonces,ellaestabaconvencida que el hermano de Richard era el candidato perfecto, y su ahoramaridoeraunhombreencantadorsiempredebuenhumor.Levantólavistadesuplatoy lomiró, intentadoencontraraeseRichardamableenelhombrequesesentabaasulado,perosetopóconsugestoadusto.

—MimadreymishermanaspasanlamayorpartedeltiempoenLondres,asíquesepuededecirqueereslaseñoradelacasa,peroteagradeceríaque,cuandomimadreestéaquí,consultesconellalasdecisiones.

Elisabethlevantólavistasorprendida.—Asumirélasresponsabilidadesqueseannecesarias,Richard,peronovoya

arrebatarlesusitioatumadre.Estaeslacasafamiliar.Essuhogar.Situvierasunacasapropiaseríadistinto,pero…

—Tengo una casa propia. —El cubierto de Elisabeth se quedó a mediocaminoentresuplatoysuboca.Nosabíaabsolutamentenadadesumaridoylopocoquecreíaconocerestababasadoenunapercepcióndesupersonalidadque,ahora,parecíatotalmenteequivocada.

—En Londres. No está demasiado lejos de la de tus padres. Aún no estátotalmenteamueblada.

—Eso es fantástico.—Aunqueno sabía porque la noticia no terminabadeponerlaeufórica.

—Enrealidad,nopiensopasardemasiadotiempoallí.Misitioestáaquí,estees mi hogar y, además, aquí está mi trabajo. Supongo que cuando esté listapodríastrasladarteallí.Serálomáscómodo.

Elisabethsintióqueunacorrienteheladalebajabaporlaespalda.Entrelosmatrimoniosdelaaltasociedaderamuycomúnqueloshombresrelegaranasusesposasenalgunafincalejanacuandosecansabandeellasocuandoyahabíancumplidoconlalabordedarleunherederoquecontinuaraconsuapellido.

Richardlaibaaabandonarenlaciudad,peroporloqueparecíanisiquieraibaaesperaratenerunheredero.

—Cómodo—Elisabethrepitió lapalabraparasímisma,peroRichardcaptóelligeromovimientodesuslabios—.¿Eseeseltipodematrimonioquedeseastener?¿Túaquíyyoamillasdedistancia?

Nohabíareprocheensuvoz.Solounapreguntafrancaydirecta.Locuallehizomásdifícillarespuesta.

—Partamosdelabasedequenoqueríatenerniestetipodematrimonioniningúnotro.Noentraba enmisplanes, almenos, no ahora, ydesde luego, nocontigo.

Elisabeth sintió que la comida se convertía en una bola insípida y seca,imposibledetragar.Tuvoquehacerunesfuerzosobrehumanoparaaparentarqueaquellaafirmaciónnoleafectabalomásmínimo.

Richardbebióungrantragodevinomientraslamirabacalibrandoelefecto

desuspalabrasenella.ElsemblantedeElisabethhabíapermanecidoinmutable,salvoelbrilloafabledesusojosclaros,delquenoquedabanirastro.

Unlacayoseacercóaretirarlosplatosyellaselevantóenesemomento.—Nome traiga nada más, gracias.—La sonrisa amable que le dedicó al

joven sirviente lo dejó obnubilado y los platos tintinearon en sus manosenguantadas.

Richardfruncióelceño,odiandoelefectoque teníasobre loshombres.Entodosmenosenél,oesoqueríacreer.

—Simedisculpas—Richardselevantódespacio,comomandabalacortesía—,estoyagotadadelviaje.

—Elisabeth…—PeroElisabethnoqueríaescucharnadamás.—Buenas noches, Richard.—La observó, mordiéndose la lengua para no

retenerlamientrasellasalíadelcomedor.Lanzólaservilletaconrabiasobrelamesa.¿Qué se suponía que debería hacer? El Richard de siempre se disculparía

inmediatamente; a decir verdad, el Richard de siempre no hubiera sido tandesagradable, para empezar. Pero sumaldito orgullo le impedía actuar de otraforma.Sesentíatanutilizado,tanhumillado,tanimbécilcomounimberbequecaefulminadoantelaprimeramujerqueleregalaunbeso.

Elisabeth llegó a su habitación sin saber cómo debería sentirse ante esasituación. ¿Decepcionada? Por supuesto.Apenas llevaba veinticuatro horas dematrimonio y su flamante esposo ya quería deshacerse de ella. Aunque quizáfuera lo mejor, porque no estaba dispuesta a tener una vida en común conalguienquesololehablabaconcomentariosmordacesydesplantes.Élnoeralaúnicavíctima,ambossehabíanvistoarrastradosporlascircunstancias.

Deacuerdo,lascircunstanciashabíansidoprovocadasporella.Pero, almenos,Elisabeth estabadispuesta adarleunaoportunidada aquel

matrimoniomientrasRichardsecomportabacomountigreacorralado.No insistiríaenbuscarunaarmonía impostadaqueno la llevabaaninguna

parte,nisehumillaríaanteélesperandounapalabraamablecomounperritoqueesperapacienteaquelerasquenlacabeza.Deberíaestarexultantedealegría.

Una casa en Londres donde no tendría que darle cuentas a nadie, con suindependencia y sus propias decisiones, sin él. Debería estar feliz, pero no lo

estabaenabsoluto.Enel fondo, su ingenuay románticamentehabía soñadoporunmomento

conunavidadiferente,unafamilia,unaoportunidadparaambos.Perosiélnolaquería a su lado, no insistiría. Elisabeth Sheldon no suplicaba jamás, aunque,para su desgracia, esa muchacha ya no existía. Y a Elisabeth Greenwood sunuevoapellidolepesabademasiado,comounalosaimposibledesobrellevar.

Ungolpesecoenlaquietuddelanochelahizodespertarconunsobresalto.Se había quedado dormida en el sillón frente a la chimenea en una posturaimposible,queprovocóquetodossusmúsculossequejaranentumecidoscuandose puso de pie. La vela que había usado se había consumido y la habitaciónestabasumidaenlapenumbra,apenasiluminadaporlosrescoldosquequedabanenlachimenea.Duranteunossegundospermanecióinmóvil,agudizandoeloído,intentandoencontrarelorigendelruidoquelahabíadespertado.Nada.

Solo un silencio sepulcral y el sonido de su propia respiración agitada. Sedirigióatientashaciaeltocadorenbuscadeotravela,conlasmanosextendidasdelantedesucuerpo,intentandonochocarconningúnmueble.

Lasensacióndequealgooalguienpudierarozarlaencualquiermomentoleprovocabaescalofríosenlacolumnavertebral.

Al fin, encendió la vela, y la luz volvió a adueñarse de los amenazantesespacios oscuros de su habitación. Suspiró aliviada y movió la cabezaburlándosede símisma.Seguroque su imaginación lehabía jugadounamalapasada y el ruido había sido producto de un sueño. Y, entonces, ocurrió: unaespecie de alarido espeluznante resonó en algúnpunto indefinido de la casa yElisabethsintióqueseleparalizabaelcorazón.

Capítulo18Duranteunossegundosinterminables,losojosdeElisabethseclavaronen

lamanivelade lapuertaquedabaalpasillo, repitiendoensumentecomounaletanía:«Queno,porfavorquenoseabra».

Sabíaquenohabíanadiemásenesaplanta,salvoRichardyella,yleresultóinquietantepensarentodasesashabitacionesvacíasrodeándola.

Apesardequenoeraunapersonamiedosayquemoriríaantesdereconocerque creía en los fantasmas, Elisabeth no pudo evitar que el miedo a lodesconocidoseapoderaradeella.

Unaráfagadevientomoviólasramasdelosárbolesyunadeellasrozóelcristal de su ventana provocándole que diera un respingo y a punto estuvo degritar. Sin pensárselo, salió disparada hacia la puerta que comunicaba con lahabitacióndesumaridoygirólamanija.RespiróaliviadaalverquenoestabacerradaconllaveyentróentrombaenlahabitacióndondeRicharddormía.

Abrió la puerta con tanta fuerza que la madera chocó contra la pared.Richard se incorporó de golpe en la cama a punto de sufrir un ataque por lasorpresa.

—¡¿¿Qué demonios…??! —Cuando por fin se ubicó, vio a Elisabethplantada enmitad de la habitación retorciendo nerviosa la tela de su camisónentre losdedos.Se frotó lacarasomnolientacon lasmanose intentósinéxitoapartareldesordenadopelooscurodesufrente.

—¿Quéocurre?¿Quieresquedarteviudaantesdeconsumarelmatrimonio?Maldición,mehasdadounsustodemuerte.

—Yo,yo—Elisabethnosabíacómodecirlosinparecerunaestúpida—:Heoídoalgo.Heescuchadoruidosextraños.

—Debeserelviento,enestaplantasoloestamosnosotrosdos.—Depronto,la intimidad entre ellos se le hizo enorme y sobrecogedora, solo ellos dos: suesposayél.

Elisabethnegóconlacabeza.—No era el viento. Estoy segura. No me mires así, no soy una niña

asustadiza.—NuncahahabidofantasmasenGreenwood,anoserquetupresenciahaya

despertado la ira de alguno de mis antepasados—se burló intentando quitarletensiónalmomento.

Un ruido proveniente de una de las habitaciones del otro lado del pasillollegóhastaellosyElisabethdiounnuevorespingo.

—Iréaver.Richard se levantó de la cama como Dios lo trajo al mundo, y Elisabeth

sintióquesesonrojabadesdelaplantadelospieshastalaraízdelpelo.Sediolavuelta inmediatamente, incapazdeseguirobservandosucuerpo,mientrasélseponía unos pantalones y una camisa que no semolestó en abrochar. Se tensócuandonotóqueseacercabahastaella,deteniéndoseapocoscentímetrosdesuespaldaapuntoderozarla.Sualientocálidoleacariciólanuca,ynolehizofaltavolverse para saber que estaba sonriendo de manera burlona al notar suazoramiento.

—Espérame aquí—le susurró junto a su oído provocándole unestremecimiento.

Richardsearrepintiódenohabercogidouncandelabro.Estabaacostumbradoapasearaoscurasporsucasa,perolaverdaderaque

lacaraasustadayelnerviosismopalpabledeElisabethlohabíansugestionadoycaminabaconmástientodelhabitual.Unaespeciedeaullidoguturalprovenientedeunadelashabitacioneshizoqueseparaseenseco.

—¿Quédiablos…?Muydespacioseacercóhastalapuertadelcuartodondehabíaescuchadoel

sonido, y la abrió precavido. La ventana, tal como había sospechado, estabaabierta y la cortina blanca ondeaba agitada por el viento como un inquietantefantasma. Richard entró y la cerró. Se giró sobresaltado al notar que algo seaproximabahaciaélatodavelocidaddesdeelfondodelahabitación.

—Portodoslosdemonios…—Elorondogatogrisdelacocineraseabalanzóhacialasalidaconunmaullidoquebienpodíahabersonadocomolaspuertasdeinfiernoalabrirsey,trasesquivarlo,huyóporelpasilloatodavelocidad.

Miró a su alrededor con el pulso aún desbocado por el susto y vio eldesordenqueelmalditoanimalhabíacausado,volcando figurasycandelabrosdeunodelosaparadores.Segirósobresímismoycasiseleparaelcorazónalver una alta figura que lo observaba desde una esquina. Se llevó la mano al

pechoysoltóelairealiviadoalverquesolosetratabadesupropioreflejoenunespejodecuerpoenterosituadoenelfondodelahabitación.Seriodesupropiareacciónytratóderecuperarelritmonormaldesuslatidosantesdevolverasucuarto.Eseendemoniadoanimalalgúndíaibaacausarunserioproblema.

Elisabethmiróasualrededorysesintióincómodaantelamasculinidadquese respiraba en la habitación de Richard. El mobiliario debía haber sidorenovadohacía pocoyaque todo se veía lustrosoy decorado conbuengusto.Los muebles eran recios, de madera oscura, y a la vez resultaban finos yelegantes.Leparecióquecombinabanalaperfecciónconsumarido.

NopudoevitaracercarsehastalacamaypasarlamanoporlassabanasqueaúnconservabanlacalidezdelcuerpodeRichard.Cogióelalmohadónyse loacercóparaaspirarsuolor.Percibiósucoloniayalgomás,algomasculinoquedespertabamultituddesensacionesenella.Sesintióunpocoridículabuscandosurastro,comosi fueraunaquinceañeraenamoradiza,yvolviócorriendoasuhabitación. Escuchó un ruido en el pasillo y unas pequeñas pisadas que sealejabanveloces,ydudóporunmomentositratardedescubrirdequésetratabaoescondersedebajodelacama.Lepudolacuriosidadyseacercósigilosamentea la puerta que comunicaba con el corredor, abriendo apenas una rendija paraasomarse.Enelpasillosolohabíaoscuridad.

—¿Mebuscabas?—Lavozdesumarido justoa suespalda lahizodarunpequeñogrito.Habíaentradoporlapuertaquecomunicabasushabitacionesylamirabaconunbrilloburlónenlosojos.

Elisabethnohabíavistonuncaaunhombresincamisa,perodudabaquelamayoría se vieran tan atractivos comoRichard en esosmomentos. La prendaabiertadejabaversupechoylosmúsculosdelabdomenyunafinacapadevelloqueseperdíaenlacinturilladesuspantalones.Supelooscuroestabadespeinadoy le hacía verse aunmás guapo si cabe, si es que aquello era posible. No seexplicabacómopodíahaberestadotantotiempojuntoaélañosatrásynohabercaídorendidaasusencantos.

—Yaheneutralizadoelpeligro.EraPelusa,elmalditogatode lacocinera,siempreestárondandoporahí,haciendoelmal.—Elisabethsuspiróaliviada—.Esebichoesunengendrodeldiablo.Hadebidoentrarporunaventanaabierta,yelvientoytuimaginaciónhanhechoelresto.

Elisabeth semordió el labio intentando aguantar la risa, casi semuere delsustoporunsimplegato.

—Debespensarquesoyunaestúpida.—Aunariesgodevercomprometidamivirilidad,deboreconocerquecasi

mematadelsustoelmuydesgr…Eseanimalprovienedelmismoinfierno.¿Hasoídolosruidostanextrañosquehace?

Elisabeth no pudo contener la risa y Richard la imitó con una alegrecarcajada.—Gracias, entonces,por tuheroicocomportamiento.—Elisabeth semordióellabioconteniendounasonrisa—.Ahoraserámejorquetemarches.

Latreguasehabíaacabado.Richardnopodíaapartarlavistadesubocayestabasegurodequeellatenía

razón, lomejoreraquesemarchara justoenesepreciso instante,antesdequetodossuspropósitosdecontenciónsedesmoronarancomouncastillodenaipes.

Pero sus piernas no le obedecieron y, en lugar de andar camino a suhabitación, acortaron el par de pasos que lo separaban de su esposa. Queríamarcharse,meterseensucamayseguirdurmiendo,aunquesussueñosinquietosestuvieran plagados de mechones rubios que acariciaban su pecho y sonrisastraviesasquelodesarmaban.

—Y, ¿eso es todo? ¿Ni siquiera un beso para el valiente guerrero que hasalidoenvuestradefensa,miseñora?

—Menudavalentíaenfrentarseconungato—bromeótratandodeignorarelcosquilleoquesupeticiónlehabíaprovocadoenelestómago.

—Noseasdura.Cuandosalíabuscarlonosabíaqueeraungato,bienpodíahabersidoundragónyhubierasalidoigualparaprotegerte.

Elisabethsoltóunacarcajadaqueaéllesonóamúsica.Deslizó sus dedos por la hilera de botones de la camisa desabrochada,

dispuesta a torturarlo, y tiró ligeramentede la tela colocándola en su lugar.Sipensaba que ya había olvidado los comentarios de la cena, estaba muyequivocado.

—Vamosaestarseparadosporunagrandistancia.YoenLondres,tuaquí.—Suvoz era tan sugerente queRichard se sentía arrastrado por el canto de unasirena—.Cualquiercontactoentrenosotrosseríacontraproducente.—Lapalabracontacto se clavó directamente en su entrepierna haciendo más intensa la

erecciónque teníadesdeque lahabíavistoconesemalditocamisón.Susojosbajaron, sin poder evitarlo, hacia los hombros de donde la suave tela seempeñaba en resbalarse constantemente, dejando su piel expuesta, y continuóhastaelnacimientodesuspechosqueseinsinuabanenelescotedelaprenda—.Imagínate que te encariñas conmigo. O al revés. Sería un horror echarse demenos. —Un autentico horror. —Richard deslizó su mano entre los sedososmechonesdesupeloyleacaricióelcuello—.Perocreoquecorreréelriesgo.

Acaricióconelpulgarelbordedesumandíbulamarcandosucontorno.Conunalentitudestudiada,seacercóasuslabiosylabesó,unbesoqueeramásunainsinuaciónqueotracosa.Rozósubocamuydespacio,tentándola,haciendoqueseabrieraaél,urgiéndolaadesearmás.

Si Elisabeth pensaba que tenía alguna idea de lo que era la seducción,Richard le demostró que era una autentica novata. Su beso era tan sutil, tansensualqueunansiacalientecomenzóacrecerensupecho,extendiéndoseportodosucuerpo.Lalenguadesuesposoacaricióconlamismadeliberadacalmalascomisurasdesuslabios.Losmordiósuavemente,yvolvióaacariciarlaconsu boca, esta vez profundizando un pocomás. Sin darse cuenta, ella se habíaaferrado a su cintura para pegarse a su cuerpo. Su forma de seducirla estabadevastándola, haciéndola desear más con cada roce, ansiosa por descubrir lanueva caricia que vendría después. Se dio cuenta que sus piernas apenas lasosteníancuandoRichardlaabrazóconmásfuerza,acercándolaasucuerpo.

La sensación de estar totalmente a sumerced era apabullante.Apenas fueconsciente de que yacía en la cama hasta que notó el cuerpo de su maridopegado al suyo,mientras seguía besándola aumentando la intensidad con cadacariciadesulengua.

Deslizósusmanosporlaespaldamasculina,sorprendidaporladurezadesusmúsculos,quesetensabanbajosutoque,yporlafuerzaqueirradiabasucuerpo.Surespiraciónentrecortadaseibaconvirtiendoenunasucesióndejadeos,queniella misma reconocía como suyos, cuando la boca de Richard comenzó apasearsedespacioporsugargantahastallegarasuspechos.

Ella seaferróa sushombros, lonecesitabamáscerca,queríamás,peronosabíaquéeraloquesucuerpoleexigía.

Richardqueríaparar.Lapretensióndeseducirla,hacerleperderelcontroly

salir indemne no eramás que una ilusión. En cuanto había notado su cuerpoestremecersedeplacer,ansiarsuscaricias,sucerebrosehabíadesentendidodelrestode su ser.Susmanos la recorrían saboreandocadamilímetrodepielquequedabaexpuestadeunamaneracadavezmásdesesperada.Queríairdespacio,quería darle tiempopara acostumbrarse a sus caricias, pero le estaba costandomásde loquehabría imaginado contenerse.Deslizó sumanopor elmuslodeElisabetharrastrandolateladelcamisónensuascenso.Susurrósunombreensuoídocomosifueraunaplegaria,yellasintióqueseleerizabalapiel.Richardseseparó de ella para observar su rostro sonrojado y arrebatadoramente bello.Estabaperdido,perdidoensubelleza,ensufuerza,ensupropiodeseo.Sumanosiguiósubiendohastallegarasusexosindejardemirarlaalosojos.

Lys comenzó a acariciar con timidez su pecho y subió por el cuello hastaenredar sus dedos en su pelo oscuro detrás de su nuca. Se mordió el labioinsegura,yRichardcreyóquenopodríasoportarlanecesidaddetomarlaenesemismo instante. Siguió acariciando los turgentes pliegues de su carne consuavidad,condulzuraconunalentitudenloquecedoraquehizoqueElisabethsearquearahaciaélsuplicandounacariciamás.Nopudocontenerunjadeocuandoélpresionóunpuntoquepareciótransmitirleunadescargadeplacer.

Volvió a besarla con más intensidad devorándola, invadiéndola con sulengua, mientras sus dedos trazaban el camino hacia la cálida entrada de sucuerpo.Elisabethestabasobrepasada,sintiendosucuerpocomonuncaantes lohabía sentido.El rubor tiñó susmejillas al tomar conciencia de lamanera taníntima en la que la estaba acariciando, de la vergonzosa humedad que él leprovocaba, del calor de su piel que parecía vibrar con cada roce. Estabaperdiendo la cabeza, estaba segura. Estaba convencida de que las parejasdecentesnohacíanesetipocosas.

Dios, cuanto se arrepentía de no haber querido escuchar los consejos deMaysie. Se sentía expuesta y vulnerable mientras una ola de placer intensoparecíaextenderseatravésdesusterminacionesnerviosas.Depronto,elcúmulode sensaciones se le hizo insoportable y sujetó con fuerza a Richard de lamuñeca.Sucerebro traicionero le trajoel recuerdodeotros labios,deunbesomuydistintoaese,unodesagradableydolorosodeunhombremuydiferentealqueahora laacariciaba. Intentó relegaresepensamientoal fondodesumente,

negándose a que la imagen despreciable de Farrell ultrajara las maravillosassensacionesqueRichardleprovocaba.

—Para,porfavor.—Élsedetuvoinmediatamente—.Losiento,yo,estoesdemasiado,nopuedo.

Richard apoyó la frente sobre la suya y depositó un beso tierno sobre suslabios.—Tranquila,perdóname.Quizáheidodemasiadolejos.

—No…—ellatitubeóconlarespiraciónigualdeagitadaqueladeél—.¿Noestásenfadado?

—Por supuesto que no. Te dije que iríamos despacio. Lo siento, me hedejadollevar.—Leacariciólamejillaconeldorsodelamanoysealejódeella—.Descansa.

ElisabethnofuecapazdemoversehastamuchoratodespuésdequeRichardse hubiera marchado de su habitación. Las gruesas lágrimas que intentabaretener corrieron al final por sus mejillas. Richard había sido dulce, sensual,respetuoso,ynopodíapermitirquelaformadespreciabledeactuardesuantiguoprometidoempañaraelmomentotanfascinantequeacababadeexperimentar.

Capítulo19Elisabeth levantó la cabeza de la carta que estaba escribiendo cuando la

doncellaaparecióenelumbraldelahabitación.—Dime,Doris.—El señor lemanda recado, señora.No vendrá a tiempo para la cena.Le

pidequenoleespere.—Cobarde—musitóparasusadentros.—¿Decíaalgolaseñora?—preguntólamuchachaparpadeando.Porlovisto,

nohabíahabladotanbajocomopretendía.—Nada,llévamealgoligeroamisalita.Cenaréallí.Comoloscincoúltimosdías.Cenaríasola.Aligualquehabíadesayunadosola,paseadosola,comidosola

y dormido sola, desde la noche en la que tuvieron el «encuentro» en suhabitación.Ya solo le faltaba comenzar a hablar sola, y si la indiferencia porpartedesumaridodurabamuchomás,nolodescartaba.Paracolmo,lacartaquehabíarecibidodeMaysieesatardehabíaterminadodedesmoralizarla.

Supadrepensabaquenoeraseguroqueunadamayunaniñaviajaransolas,yhabíadecididoqueBryanLane,unodesusabogadosyhombredeconfianza,las acompañara. Eso significaba que su viaje aGreenwoodHall se demoraríahastaqueSheldonysuabogadolodecidieran,ynoparecíantenermuchaprisaenqueesosucediera.Elisabethtendríaqueacostumbrarseasusoledadhastaquellegaraesedía.

Richard siempre había considerado que se le daba bien tratar con lasmujeres. Un par de frases ingeniosas, una sonrisa amable, algún halago y uncomentariopícaro…,esoysuagraciadofísicoobrabanelmilagro.

Puede que fuera porque Elisabeth no era una simple conquista, porque supersonalidaderamáscomplejaquelamayoríaoporqueseestabaempezandoacomportarcomounjovenenamoradizoeinexperto,peronosabíacómoafrontarla situación.Tenía ladesagradable impresióndeque,hiciera loquehiciera, seestabaequivocando.Lasensacióndehaberlaavasallado,dehaberlapresionadodemasiadoleprovocabaunremordimientotanintensoquenoseveíacapazdeenfrentarla. Se sentía avergonzado por no haber sido capaz de dominar sus

impulsos, por no haber parado antes de que ella se lo pidiera. Debería haberintuidoqueparaElisabeth,porsuinexperiencia,lasituaciónnoseríatansencillacomo dejarse llevar, más aun después de haber estado en manos de esedesalmado de Farrell. Era consciente de que se estaba comportando como uncobardeydequeElisabethpodíaestarmalinterpretandolasituación,pensandoquesurechazolehabíaalejado.

Tampoco ayudaba demasiado que haberla tenido entre sus brazos hubieraagudizado el intenso deseo que sentía por ella desde que la había besado porprimeravez.Eracuriosoque,apesardesubelleza,nuncalahubieravistocomouna posible candidata digna de sus atenciones y, sin embargo, ahora no se lapodíaquitardelacabeza.Nopodíadesprendersedeltactodesupiel,delsabordesuboca,yelrecuerdodesusjadeosbajosuscariciasloperseguíadíaynoche.Y,aúnasí, sehabíaprometidonovolvera tocarlahastaqueella se lopidiera,hastaqueellaestuvierapreparada.

Leopoldcarraspeójuntoalapuertadelcomedorreclamandosuatención.Esanoche,unasemanadespuésdesu llegada,Richardsehabíaarmadodevaloryhabía decidido portarse como el hombre cabal que era. Elisabeth estaba sola,adaptándose aún a su nueva vida, y él se estaba comportando comoun patán.Habíavueltoacasatempranoyhabíamandadoaunsirvienteparainformarasumujerqueesanochecenaríaconella.

—¿Quéocurre,Leopold?—Señor,mmm,suesposadicequeprefierecenarsola.Richardlevantólacejaynisiquieraintentódisimularsusorpresa.—¿Cómodices?—Exactamenteloquehedicho.Lehaninformadoqueusteddeseabacenar

conellayhadichoquenoleapetecía.¿Ordenoqueletraiganlacena?Richardmoviólacabezaincréduloyasintió.Lacena,apesardeserunaexquisitez,lesupoigualdesecaeinsípidaquela

bazofia que le habían servido las últimas noches en la posada del pueblo. Sumenteestabaenotraparte,concretamenteenelpisodearriba,enlahabitaciónde su esposa, preguntándose qué demonios estaría haciendo en lugar de cenarconél.

Elisabethsecepillóelpeloenérgicamenteporundécimavez,intentandoque

lafrustraciónquesentíadisminuyera.Unosgolpesenlapuertalasobresaltarony,antesdequepudieradecirnada,estaseabrió.Sumaridoaparecióenelumbraly se apoyó descuidadamente contra el marco de la puerta. Sintió que suestómagodabaunvuelcoyseodióasímismaporreaccionardeesamanera.Eratan condenadamente atractivo que le robaba el aliento. Pero no dejaría que lonotara.

—¿Te encuentras bien? —La voz de Richard no demostraba ningunaemoción.

—Sí,perfectamente.¿Porquélopreguntas?—Porquemehaextrañadoquenobajasesacenarcuandotelohepedido.—Puedequenotehayanentregadobienelmensaje.Nohebajadoporqueno

meapetecía,noporquemeencontraramal.Richardsecruzódebrazosysonrió.Porlovisto,aquellabellafieranoselo

ibaaponerfácil.—Bien,memarchoentonces.—Richard—odiaba claudicar, pero sentía quedebía contarle el cambiode

planes de sumelliza—,Maysie, me ha escrito.Me ha dicho que vendrámástardedeloquepensábamos.

—Losé.Tupadremeescribió.MepreguntósiteníainconvenienteenalojaraLaneunpardesemanas.

Elisabethabriólosojoscomoplatos.—¿Un par de semanas? En todos los años que lleva trabajando para los

Sheldon,mipadre jamás lehadadoundía libre.Noentiendonada.—Pero síentendía,aunquenoquisieraaceptarelresultadodesusconclusiones.

—Tupadrenuncadaunapuntadasinhilo.Probablemente todoesto tendráunpropósitobiendefinidoensumente.

Elisabethlovioclaro.—¿Maysie? —Richard asintió. Era bastante posible que Sheldon hubiese

planeadounacercamientoentrelosjóvenesyquémejorparaelloqueunlargotrayectoenlaintimidaddeuncarruajeparaconseguirlo.Probablemente,despuésdesusesfuerzos infructuososparaquesushijasatraparanaunnobley, traselescándalo de la precipitada boda entre ellos, se hubiese resignado a bajar elescalafóndelosposiblescandidatosparaMaysie.

—Esoesimposible.Maysiejamássecasará.—Noseastancontundente.Nuncaesmuchotiempo.Richardsevolvióparamarcharse,pero,enelúltimomomento,sedecidióa

proponerleloquellevabarondandosumentevariosdías.—Elisabeth,mañanavoy aColdfield, hayuna feria yqueríaojear algunos

caballos.—Que lo disfrutes—respondió tajante, dándole la espalda y volviendo a

cepillarseelpeloconbrío.Lomiróatravésdelespejoalnotarcomosoltabaelaireexasperado.—Mepreguntabasiquerríasacompañarme.Elisabethdudóduranteunossegundos.Deberíanegarse,suorgullolepedíaa

gritos que lo hiciera, pero, realmente, necesitaba salir de allí o acabaríaperdiendoeljuicio.Derepente,laperspectivadepasarundíafueraacompañadapor Richard le pareció el planmás apasionante delmundo. Así que aceptó yobservóconsorpresalaexpresióndealivioenlacaradesuesposo.

Lamañana,por suerte, amaneciódespejada,yRichardescogióuncarruajedescubierto para dirigirse aColdfield y así poder disfrutar del paisaje que losrodeaba.Duranteeltrayecto,laentretuvoconanécdotasylecontólahistoriadelos lugares por donde iban pasando. Miró de soslayo y sintió un extrañohormigueoen el estómagoal observar el perfectoperfil de su esposa.Cuandosonreía, parecía atraer toda la luz del sol sobre ella. Estaba preciosa con unvestido de paseo verde manzana. El escote, aunque no era excesivo, erademasiadosugerenteparaunpaseomatutinoydecidiócubrirseconunchaldelanaajuego.

Alllegaralaferia,Elisabethsesintióarrastradaporlaincesanteactividad,porelbullicio,poreldeambulardeloscompradoresylosvendedores,ysesintiódesbordantementellenadevida.Noeraeltipodesitioqueellasolíafrecuentaryquería absorber todo lo que veían sus ojos. Mientras Richard hablaba denegociosconunodelosvendedores,ellapaseóalrededordelcercadodemaderadondepastabanlosanimales.Unahermosayeguadecolorcanelaclaroatrajosuatención.Noerauncolordemasiadohabitualyseacercóparacontemplarladecerca. El animal era imponente, y además de su belleza, desprendía fuerza ycarácter.Elisabethseacercóalavallayelanimalcabeceóensudirección.Con

cuidadodenointimidarlaestirósumanoparaacariciarlaenelcuello.Se sintióobservaday levantó lavistahastaencontrara sumarido,consus

ojosintensosclavadosenellamientrashablabaconunodeloshombres.Richardestrechólamanoconelvendedorparasellareltratosinapartarvístalamiradadesumujer ni del precioso ejemplar que había comprado para ella. Parecía queentreLysyelanimalhabíasurgidounamutuaatracción.Seacercóhastaellayquedósubyugadoantelamiradasonrientequelededicó.Acaricióelcuellodelanimal rozando de manera casual la mano de Elisabeth en el proceso. Susmiradas se conectaron durante unos instantes, hasta que ella no pudo soportarmássuintensidadybajólavista.

—Es preciosa, ¿verdad? —comentó Elisabeth mientras se alejaban delcercado.Richardasintió.

«Túerespreciosa»—¿Hasadquiridoalgúncaballo?—Sí,dos.Prontoestaránenlafinca.—Richardsemordiólalengua,quería

que layeguafueraunasorpresa,unregalodebodas—.¿Tieneshambre?Enlaplazahayunaposadadondeponenunacomidabastantedecente.

La verdad era que Elisabeth había estado tan entretenida que no se habíapercatado de que su estómago clamaba por ser satisfecho. El establecimiento,como el resto del pueblo, bullía de actividad con el trasiego de vendedores ycompradores, y el posadero les acomodó enunade lasmesas interiores, en lazonamás tranquila del comedor.Una de lasmozas se acercó a lamesa y lessirvió una jarra de vino. La chica era bonita y no parecía mucho mayor queElisabeth,peroenlaexpresióndesucarasepodíaobservarquelasexperienciaslehabíanhechomadurardemasiadopronto.

—Mealegraverleporaquídenuevo,SeñorGreenwood—suvozeramelosayalgoroncayElisabethsequedóperplejaantesudescaro.Lamujerledirigióuna mirada de admiración bastante elocuente a Richard que él ignoróconvenientemente.

Por lovisto lapresenciade la señoraGreenwoodnoparecía intimidarla lomásmínimo. Richard parecía no darse por aludido e intentó sinmucho éxitomantenerunaconversaciónnormalconsuesposa.Elisabethestuvoapuntodelevantarseyzarandearlade sudesmañadomoñocuando,a lahorade servir el

plato de estofado, se inclinómás de lo necesario sobre el hombro deRichardproporcionándole una visión más que generosa de sus pechos y rozándoledisimuladamente el brazo con ellos. Ella se limitó a mirarla con los ojosentrecerradosporlafuria,hastaquelasonrisadelamuchachasedesvaneció,untantoavergonzada,ysemarchóraudaaatenderotrasmesas.

Cualquierrastrodelabuenasintoníaquesehabíaestablecidoentreellosesamañanahabíadesaparecido.Despuésdecomer,Elisabethsehabíamontadoenelcarruajecon losbrazoscruzadosycaradepocosamigosynohabíaabierto labocadesdequehabíansalidodelpueblo.

A Richard, al principio, le había divertido en ciertamanera que Elisabethparecieracelosa,aunqueahoraa juzgarporsuceñoparecíabastanteenfadada.Nosabíamuybiencómoactuar,yaquenohabíapodidohacernadaparaquelamuchacha de la posada no le demostrara su interés tan abiertamente,más queignorar sus constantes miradas insinuantes. Así que decidió guardar silenciohastaquelafuriarubiaqueviajabaasuladosecalmase.

—¿Hasidotuamante?—Lapregunta llevabarondándoleenlapuntadelalenguadesdequehabíansalidodelaposaday,apesardesaberloimpropioqueerapreguntaralgoasí,laspalabrassalierondesubocacomoundisparo.

—¿Quéhasdicho?—LacaradeRichardsesonrojóviolentamente,comosifueraunquinceañeropilladoinfragantiporsuspadres.

—Notehagaselloco.Enrealidad,noesnecesarioquemecontestes.Esmásqueevidentequesí.Solodimesiesoesalgohabitual.Nomeapetecequemesirvalacomidaunamujerconlaquehasestadorevolcándoteporahí.

Richardsehabíaquedadoperplejoanteelpocopudorconelquesuesposa,joveneinexperta,hablabadelasunto.

—No creo que ese sea un tema demasiado adecuado para tratar contigo,sinceramente.Encualquiercaso,loqueyohayahechoantesdeestarcontigo…

—¡Así que lo reconoces! —Elisabeth estaba tan indignada que no leimportabaquedarcomounaesposaenloquecidaporloscelos.

—¡Yonohereconocidonada!Solodigo…—Pero¿cómoeres tancínico?Conozco tu famaperfectamente, séquehas

tenidotantasamantesquehasperdidolacuenta,ylomismotedaqueseanlashijasdeunposaderoquelaesposadeunduque.

Richardtiródelasriendasdeloscaballosparándolosensecoenlaorilladelcamino.Susojos fulgurabanpor la indignación.Seacercó tantoa sucaraqueElisabethpudovercontotalclaridadcadaunadelasmotitasnegrasqueteñíanlosirisazuloscurodesumarido.

—¿Acaso se suponía que tenía que mantenerme célibe, esperando tumaravillosa llegada ami vida? ¿Acaso se suponequedebovendarme los ojosparanoveraningunaotramujermientrasesperoquetúdecidasentregarmetusfavores?

Elisabethjadeóindignada.—Puedeshacerloquetevengaengana,noesnecesarioquemeesperes.De

hecho, lomejor seráque te dediques aperseguir a otras faldas como si yonoexistiera. Tarde o temprano es lo que acabará sucediendo, así que para quéposponerlomás—espetómientras susojos clarosparecíanbrillar con la rabiacontenida.

—Resulta gracioso que alguien como tú me eche en cara micomportamiento.

—¿Quéquieresdecirconalguiencomoyo?¿Quéinsinúas?—Vamos,nomehagas reír.Noeresningunanovicia tímiday apocada.El

coqueteoentiesinnato,ycadavezquemirasaunhombre,contussonrisasytuspestañeosytodaesaparafernaliaridículaqueutilizas,consiguesqueacabenbabeandoatuspieshastaconseguirloquedeseas.

Elisabethsepusodepieenelcarruajeprovocandoquesebalancearaunpocoyloscaballosbufaronnerviosos.

—Notevoyaconsentirquedigasalgoasídemísinningúnfundamento.—Me importabienpoco loque túmeconsientas.No tehagas ladamisela

indignada conmigo. ¿Vas a negar que hayas coqueteado con la mitad de lossolteroscasaderosdeLondres?

—¿Cómo te atreves? ¿Estás insinuando que mi comportamiento esindecente?

—Yonohedichonadasemejante.Peronovoyapermitirtequemejuzgues.¿Vasadecirmeacasoquesoyelprimerhombrealquehasbesado?

—¡Noeslomismo!—¿Porquéno?¡Sihastabesasteamipropiohermano!

Elisabeth sebajódeun saltodel carruaje llevadapor la furiayRichard lasiguió.

—Nosénicómomesorprendodequetelohayacontado.Losdossoisigualdeestúpidosypococaballerosos.

—Éljamásharíaalgoasí,melocontómihermanaCaroline.—Richardmiróal cielo intentando recuperar la calma, preguntándose en qué momento unaapaciblemañana sehabía convertidoenunabatalla campal—.Vamos, subealcarruaje. Esta conversación es absurda e irracional.Cuando lleguemos a casa,hablaremosconcalma.

—Nopiensoiraningúnsitiocontigo.—Elisabethsecruzódebrazosydiounpasoatráscuandoélintentóagarrarlaporelcodo.

—Elisabeth,nohagasunamontañadeungranodearena.Estadiscusiónnotienesentido.Yonohe…

—¡Sí lo tiene! Lo tiene porque está bastante claro lo que piensas de mí.¿Creesquemimoralnoesdignadetioquemicomportamientoconloshombreses inapropiado? Pues bien, ya puedes seguir tu camino porque no piensomontarmeenesecarruajecontigo.¡Márchate!

—¿Quememarche? Eres tú la que has empezado esta absurda pelea porunoscelosenfermizosquenotienenningúnfundamento.Perosipiensasquevoyaarrastrarmeantetiparaquevuelvasconmigoacasa,esquenomeconoces.Novasadoblegarmeabasederabietasnivoyaconcedertetuscaprichossoloparaquenomemontesunaescena.

Sediolavueltaysemontóenelcarruaje.—Memarchoacasa.Decidesitevienesotequedas.—Adiós,Richard.—Elisabeth.—Sutonoconteníaunaclaraadvertencia.—No te preocupes por mí, usaré una de mis sonrisas para conseguir que

algúnincautobabeantemelleveacasa.Puedequeconalgunaatenciónespecial,incluso,consigaquemellevenhastaLondres.

Richard sintió deseos de cargarla al hombro y subirla él mismo, pero selimitóaapretarlamandíbulayfulminarlaconlamirada.

—Estanoeslacarreteraprincipal,puedenpasarhorashastaquepasealguienmás.Siyo fuera tú, comenzaría a caminaro se teharádenocheantesdeque

lleguesaGreenwoodHall.Suerteconello.Dicho esto, cogió las riendas y ordenó a los caballos que reanudaran la

marcha.Puedequeellaesperaraqueélvolvieralacabezaypararaelcarruajeyque él esperase que ella le gritara que se detuviera. Pero la única verdadincontestableesqueloscaballoscomenzaronaavanzarporelcaminodetierramientras Elisabethmaldecía su suerte con todas las palabrasmalsonantes queconocíayalgunasotrasqueinventósobrelamarcha.

Capítulo20El carruaje se perdió en una de las curvas del camino seguido por una

pequeñanubedepolvo,yElisabethpateóelsueloconfuria.Gruñóexasperada.No podía creer que Richard hubiera tenido los arrestos suficientes como paramarcharse y dejarla sola enmitad del camino. Intentó ubicarse recordando elrecorridoquehabíanhechoesamañana,ojalánohubieseestadotanabsortaenlaencantadora presencia de su marido y hubiera prestado más atención a losdetalles. Richard tenía razón, aún quedaba más de una hora caminando parallegaraGreenwood;seguramente,lomismoqueparallegaralpueblo.Seapartólosmechonesdepeloquehabíanescapadodesurecogidoyapoyólasmanosensuscaderascondeterminaciónmientrascalibrabalasopciones.

—No puedo caer en la desesperación y menos por un maldito estúpido,cabezotay ¡libertino!Fantástico,ahora tambiénheempezadoahablarsola.—Caminó unosmetros intentando decidir entre dirigirse hacia el pueblo o haciaGreenwoodHall.Sinduda,estaúltimaopcióneralamássensata,perotambiénimplicaríaclaudicarantesumarido.

Noqueríaniimaginarsucaradesatisfaccióncuandolavierallegaragotadaydesaliñadaacasa.

Richard sentía como su genio bullía y, con sinceridad, lo único que leapetecía eramarcharse a casa y darle unaverdadera lecciónde humildad a sumujer.Erainconcebiblequelohubierallevadoatraspasartodosloslímiteshastaelpuntodehablarlecomolohabíahecho.Sacabalopeordeélyloconvertíaenunmanojodenervioscrispados.Detuvoelcarruajea laorilladelcaminoysebajó de un salto. Frustrado ymás enfadado de lo que recordaba haber estadojamás,sepasólasmanosporelpeloylediounapatadaaunadelaspiedrasdelcaminoquefueapararcontraeltroncodeuninocenteárbolconungolpeseco.

Él era un caballero. Jamás le había hablado así a una mujer, jamás habíacuestionado la decencia de ninguna ni su sentido del decoro y,muchomenos,habíaabandonadoaalguienasusuerteenmitaddelanada.Sopesóseriamentelaposibilidaddedarlavueltaeirabuscarla,peroellaselotomaríacomounavictoria. Si le daba el gusto de agachar las orejas ante ella, estaba seguro queutilizaríaesatácticacadavezquequisierasalirseconlasuya.

Estabaconvencidoque,apesardequeElisabetheraconsentidaycaprichosa,elegiría la opción correcta, que era comenzar a caminar de vuelta a casa. Nopodía ser de otramanera. Era exasperante peromuy lista. Seguro que querríademostrarlequeeracapazdellegaraGreenwoodHallporsuspropiosmedios.Sicaminabaabuenpasoenunospocosminutos llegaríahastadondeélestabaparado.

Convencido de su teoría, se dispuso a esperar, más ansioso de lo que lehubiesegustadoreconocer,aquesuesposaaparecieraporelrecododelcamino.

—Diosmío,séquenorezotodoloquedeberíayqueenlaiglesianoprestoatención,sabesquesiempretengocosastrascendentalesenlasquepensar.Quizálossombrerosdelasdemásfeligresasnoseantrascendentalesdesdetupuntodevista,pero…—Elisabethgimiófrustrada.Rezarnuncahabíasidosufuerte—…perohazmeunaseñalyteprometo…

El ruidodeunas ruedasqueseacercabandesdeel ladocontrarioalquesehabíamarchadoRichardleindicaronqueDiossesentíabenevolenteesamañana,despuésdetodo.Elisabethdiounaspalmadasdealegríamientrasdabapequeñossaltitos. Alguien se acercaba y, con un poco de suerte, podría ayudarla. Derepente,laincertidumbrehizoqueseparalizara.¿Ysiquienseaproximabaeraunmaleante,unladrónoalgopeor?

Se escondió detrás de un árbol hasta que divisó un carro llevado por unhombredemedianaedad,uncampesinoouncomerciantequizá.Respiróhondovariasvecesparacogerfuerzasyseplantóenmitaddelcaminohaciendogestosconlasmanosparaqueaminoraselavelocidad.Elhombrelamiróperplejo,noeramuynormalencontrarasemejantebellezaenmitaddeunbosquetotalmentesola.Miróasualrededorsuspicazy tocóenunacto reflejo laculatadelarmaquellevabaapostadajuntoasuasientoporseguridad.Aquellamujeraparentabaporsusropasysuporteserunadama,perobienpodíaserpartedeunabandadeladronesyestaractuandocomoseñuelo.

Elisabethviobrillar el armae, instintivamente,diounpasoatrás.Estabaapuntodeecharacorrerhaciaelbosquecuandotrescabecitasrubiasysonrientesaparecieronen lapartedeatrásdelcarroentre los tonelesy los fardosdepajaqueportaba.

—¿Quién es, papá? —preguntó un niño al que le faltaban unos cuantos

dientes.—¿Esunhada?—Lashadasnoexistentontorrón—contestóelmásmayordelostres.LasonrisaforzadadeElisabethseensanchóenungestodesinceroalivioal

veralospequeños.—Niños, volved a vuestro sitio. ¿Quién es usted, señora?—El hombre se

quitó el sombrero y Elisabeth observó que era más joven de lo que habíapensado.

Asíquese tragósusprincipiosydecidióusar los indignosencantosquesumaridopresumíautilizabaconloshombres.

—Señor,graciasaDiosqueaparece.Estaba tanasustada.—Elisabethhizounpucheroencantadormientras los trespequeños laobservabanatentamenteysupadrelamirabaaundesconfiado.

—¿Quélehaocurrido?¿Porquéestáaquísola?—Verá,medaunpocodevergüenzareconocerlo.—Elisabethsemordióel

labioyfuetanconvincentequeinclusoconsiguiósonrojarse—.Hesalidoadarunpaseoacaballo.Mipadremedijoquenomealejaradecasa,peroyo…,hacíaundíatanmaravilloso.Siempremedicequesoydemasiadorebelde.—Lesonriódeunamaneratanseductoraque,aesasalturas,elhombrelucíaunaexpresiónbobalicona,absolutamenteconcentradoenlahistoria—.Medetuveunmomentopara descansar antes de emprender el camino de regreso. Dios, he sido unaingenua.—Elisabethseretorciólasmanosaparentandoestarmortificada.

—Continúe,porfavor.—Confié demasiado en quemi caballome sería leal y permanecería ami

lado.Loatéaunasramasbajas,peronoeranlosuficientementefuertes,Deunsimple tirón, se soltó de su amarre y me abandonó. —Elisabeth estabasorprendidadelafacilidadconlaquelamentirahabíasalidodesuslabios—.Aestasalturas,seguroqueyaestarádevueltaenlascaballerizas.

—Nosepreocupe,señorita.—Perfecto,nombrarasupadreynoasumaridolehabíallevadoapensarqueerasoltera.Cuantasmenospistastuvieradequienerarealmente,mejor—.VoydirecciónCastleton.¿Vaustedhaciaallí?

Elisabethnopodíacreersubuenasuerte.Teníaquerezarmásamenudo.—¡Sí!Podríadejarmeenlabifurcaciónantesdellegaralpueblo,desdeallí

apenashayunpaseohastalacasa.Elhombreasintióenérgicamentedeseosodeserdeutilidad.—Laayudaréasubiralcarro.—Eljovensequitóelsombreroyserascóla

cabezaunpocoavergonzado—.Sientoquetengaqueviajarentrelamercancía,pero…—Elisabeth le sonrió radiante agradeciéndole el gesto—.Mis hijos leharánunhuecoparaqueestécómoda.

—Esustedencantador.Suesposaesunamujermuyafortunada.—Eljovense sonrojó ante el parpadeo enamorado que le dedicó. Era una autenticaembaucadora,despuésdetodo.

Antesdesubir,Elisabethlemanifestólanecesidaddemantenerladiscreciónyaque,delocontrario,supadresellevaríaundisgustohorrible.Aesasalturaselpobre hombre cruzaría descalzo sobre las brasas solo por recibir otra de sussonrisasylegarantizósusilencio.

Los pequeños, entre risas, le hicieron un hueco, se sentó sobre una gruesamanta, y emprendieron el camino. Unosminutos después, el carro enfiló unaligerapendientedescendenteyElisabethdivisóalolejoslaaltayelegantefiguradesumaridocruzadodebrazosapoyadoensucarruaje.

Richard giró la cabeza al ver el carro aproximarse, con paso lento peroconstante,ensudirección.Pudoverqueibacargadodetonelesyfardosdepajay no le prestó demasiada atención. El hombre que lo conducía le saludótocándose el sombrero y Richard le contestó con una inclinación de cabeza.Estuvo tentado de preguntarle si había visto a una rubia bella y furiosa en elcamino, pero desistió. Hubiera quedado como un pusilánime o como uninconsciente por dejar a su mujer sola y expuesta en medio del bosque. Elcarruajesiguiósucaminoy,alpasarporsulado,trespequeñascabecitasrubiasseasomaronentrelosmontonesdepajaconrisastraviesas.Éllescorrespondióconunasonrisayelloslesacaronlalengua.

Richard comenzó a sentir una extraña desazón. Puede que Elisabeth sehubiera negado amontar su remilgado trasero en un vehículo de carga o que,probablemente,sehubieraescondidoalveracercarseuncarruajeyaúnestuvieraesperando a que Richard fuera a buscarla, o puede que, por pura testarudez,hubieraemprendidoelcaminodevueltaaColdfield.

De pronto, una sensación de desasosiego comenzó a abrirse paso en su

estómagoymiles deposibilidades funestas cruzaron sumente.Y si su tozudaesposa decidía acortar camino campo a través y sufría un accidente, o y si…Aquellazonaeratranquila,peronohabíaniunasolapartedelmundototalmentelibre demaleantes. Intentó desechar el pensamiento, pero sumente iba a todavelocidad.Maldijoentredientesmientrasordenabaaloscaballosemprenderelcaminodevueltahaciaellugardondehabíadejadoasumujer.

Unahoradespués,Richard sentíaqueestabaapuntode enloquecer.Habíabuscado en los alrededores del camino, había llegado hasta el pueblo y habíaintentado localizarla con lamayor discreción posible entre la gente.No podíapreguntarabiertamentesialguienhabíavistoaElisabetho los rumoresdequehabíaperdidoasumujerseextenderíancomolapólvora,locualacabaríaconlareputacióndeella, enprimer lugar, y arrastraríahasta el fango lade todos losdemás.

El problema es que a estas alturas la reputación le traía sin cuidado y loúnicoqueleimportabaeraencontrarla.Saliódelaposadaysedetuvo,paseandola mirada por enésima vez entre la gente, intentando decidir su siguientemovimiento.Sileocurríaalgonopodría,perdonárselojamás.Habíapretendidodarleunaleccióny,comosiaquellofueraunaburladeldestino,sehabíavueltoensucontra.

«Unaburla».Depronto,lastrescarassonrientesyburlonasdelcarruajedelgranjeroaparecieronensumente.Nohabíasitioparaunapersonaadultaentreelcarro lleno de mercancía, ¿verdad? Aunque Elisabeth no era demasiado alta,quizásiseagazaparalosuficiente…Nohabíaotraposibilidad.Comosihubiesesufridounarevelación,viotanclarocomoelaguaqueElisabethibamontadaenesecarruaje.Estabatanofuscadoquenohabíavistolaverdadpasarpordelantedesusnarices.

Peter, que así se llamaba el granjero, fue tan amableque llevó aElisabethhastaelcaminodeentradadeGreenwoodHallsinhacerdemasiadaspreguntasy,comovivíalejosdeallí,ellanocreyóqueaquellofueraatraermásproblemas.Le dio las gracias al hombre por la ayuda y se despidió de los niños que lasaludabanconlamanoconsuscaritassonrientes.SesintióunpococulpablealpensarquequizáRichardestuvierapreocupadobuscándola,peroselepasóantelaprofundasatisfacciónqueleprodujohabersidocapazdevolveracasasinsu

ayuda.Richard subió los escalones de la entrada de dos en dos y si Leopold no

hubiera estado preparado para abrir la puerta, la hubiera echado abajo de unapatada.

—¿Miesposa?—Ensuhabitación,señor.Porunaparte,sintióquesusmúsculossedestensabanporelinmensoalivio

y,porotra,sesintiótanfuriosoquecreyóquecomenzaríaaecharhumoporlasorejasencualquiermomento.Apuntoestuvodearrollaraladoncellaqueenesemomentohabíasalidodelahabitacióndesumujerconuncestocargadoderopa.Aporreólapuertaconpocotactoy,antesdequeledieranpermisolaabriódeparenpar,cerrándola,trasentrar,conunsonoroportazo.Laescenaqueseencontrólo dejó petrificado. Su sangre se precipitó a sus pies y después pareció bullirhastaacumularseensusoídos.

—¿Ocurrealgo,querido?Tienesmalacara.Elisabeth,sumergidaenelaguahumeantedelabañera,letrajodenuevoasu

mente lafantasíarecurrentequenodejabadeatormentarlepor lasnoches:unasirenaseductoraqueloarrastrabahacialaperdicióndemanerairremediable.

—Llevo horas buscándote, Elisabeth—habló entre dientes con la tensiónreflejadaensusrasgos,yella lecorrespondióconunasonrisacargadadefalsainocencia—.¿Teparecedivertido?

Elisabeth se encogió de hombros y el leve movimiento hizo que el aguaondularasobresucuerpo.Richardseacercóunpocomásalabañeralocualfueunabsolutoerror.Susojosvagaronduranteunosinstantesporelaguaquelamíaelbordedesuspechosy,aduraspenas,ocultabalasformasfemeninas.

Estaba cansada de escuchar que con su belleza y su coquetería podíamanipularacualquierhombre.Ellajamáshabíasentidoquefueracapazdealgosemejante, más allá de alimentar el ego masculino haciéndolos sentirimportantesyheroicosenlassituacionesmásinverosímiles.

Unhombrequedemostrabasusreflejosdelincealsujetarlatrasuntropiezo,otroquesesentíavalientealespantaraunsaltamontesduranteunpicnicoelquesedeshacíaantesusonrisadeagradecimientotrassostenerleelparaguasduranteun paseo. Hacerles sentir héroes hacía que resultara más fácil llevarlos a su

terreno.Peroesonoerapoder,eraoportunidad.Sin embargo, ahora, viendo los ojos brillantes de Richard, observando su

formadeacercarsehaciaellacomounanimalquehaelegidoasupresa,sentíaque realmente era poderosa, que tenía algo que él anhelaba, algo que ella nodudaríaenutilizarparasubyugarlo.Porunarazón,quenollegabaacomprender,necesitabadominarlo,serlavencedoraenesaluchadevoluntades.

Elisabethdeslizósusmanosporsushombrosdesnudosybajóhastasupechoenjabonandosupielconunadeliberada lentitud,comosidispusierade todoeltiempodelmundo.Sabíaqueloestabatorturandoyleencantabalasensación.

—Saldelagua,tenemosquehablar.Unpocomásdetorturanolevendríamal.Selomerecía.Queríaquepasara

un suplicio por haberla dejado sola, sería su venganza: ponerle lamiel en loslabiosyarrebatárseladespués.

—Susdeseossonórdenes.Apoyó sus manos en los bordes de la bañera esmaltada y se levantó

lentamente, tragándose su pudor y su propia vergüenza en pos de su pequeñavenganza.

Richard sintió que su sangre se espesaba y abandonaba durante unossegundos sucerebro.Definitivamente, le resultaba imposible libraresabatalla.Cerró las manos en puños y las pegó a sus costados intentando contener losimpulsosvisceralesyprimitivosqueamenazabancondestruirsuintegridadysuautocontrol.Abriólabocaparahablar,perosucerebroeraincapazdeconectarlaspalabras.Solopodíaconcentrarseenelbrillodoradode la luzde lasvelasreflejándoseenlahúmedapieldesuesposa,enlaspequeñasnubesdeespumaqueresbalabanporlospezonesrosados,porsuvientre,enlosfinosríosdeaguaque descendían por sus muslos y que él se moría por beber en ese instante.Richardlediolaespalday,agrandeszancadas,sedirigióhastasuhabitación.

—Cuandoestéslista,ven.Elisabethcontuvoconesfuerzounarisanerviosa,perolaincertidumbreganó

terreno. Richard estaba furioso, aparte de evidentemente excitado, y susreaccionesleresultabanimpredecibles.Sesecótorpementeysecolocóunabata,con el pelo aún húmedo empapando la prenda. Pero ella casi ni lo notaba; enaquelinstante,laansiedaderamásimportantequecualquierincomodidadfísica.

Richard sentía que su ropa pesaba toneladas y le impedía respirar connormalidad,aunque,siendohonestos,sabíaperfectamentequelafrustraciónyeldeseoeranlosculpablesdelaopresiónquesentíaenelpecho.Casisearrancólachaqueta y el pañuelo y los lanzó en una de las sillas de su habitación. Fuedirectohacialapequeñamesadelrincóndondeaguardabaunalicorerallenadebrandy y un juego de vasos. Se sirvió un trago sabiendo que difícilmente elalcoholloayudaríaaaplacarlosnervios.

Elisabeth entró en la habitación y contempló la alta figura de su maridorecortadacontra la luzde la tardequeentrabapor laventana,mirandoaalgúnpuntoindefinidodelosjardines.Serevolvíaelpeloconunamanomientrasenlaotraunvasodecristalvacíopendíadelasyemasdesusdedos.Sucamisablancaysuchalecoamedidamarcabanlaespaldamusculosaytensa.LasaltasbotasylospantalonesoscurospotenciabanaunmáslalarguradesuspiernasyElisabethrebuscó en sumente la razónpor la cual estaba empecinada en comenzar unaguerraconél,enlugardeacomodarseplácidamenteentresusbrazos.

Richardsevolviólentamente,temerosodeloqueseibaaencontrar.—Tuúnicopropósitoenestavidaeshacermeperderlacordura,¿noesasí?

—Una punzada de arrepentimiento aguijoneó a Elisabeth al ver su expresiónderrotada—.Nohastenidobastanteconvolvermividadelrevésdelanochealamañana,conentrarenmimundosinpedirpermiso…Conmetertedebajodemipiel,coninvadircadaunodemissentidos,conconvertirmisnochesenunmarde cabellos rubios y dulces jadeos insinuantes, con hacer que solo piense enlabios rosados, curvas apretadas y caricias imaginadas…».Eso y mucho más,pensó,perojamássepermitiríadecirloenvozalta.

El ápice de remordimiento de Elisabeth se transformó de nuevo en algooscuro, en puro resentimiento.De nuevo, se puso a la defensiva.De nuevo elrencor, de nuevo el reproche, él no iba a perdonarle nunca que lo hubieraarrastradoaesematrimonio.

—No es necesario que cargues conmigo, Richard. Ni que finjas ahorapreocupartepormibienestar.Mehasdejadoclaroquenotetiemblaelpulsoalahoradedejarmetiradaencualquierpartecomosifueraunabotavieja.

—¡Noestoyfingiendonada!Hasactuadoconlamayormaldadposible.Tehas escondido en ese maldito carromato para hacerme creer que habías

desaparecido.—¡Telomerecías!—¿Porqué?¿Porquetuscelosinfantilesnopodíansoportarquehayatenido

unavidaantesdequetúllegaras?Novoyapedirteperdónportenerunpasado.Bastantetengoconquemehayasrobadomifuturo.

Elisabethsintiósuspalabrascomosifueranunabofetada,ungolpedolorosoen su autoestima, en su dignidad. Richard vio la expresión horrorizada de suesposa, sus ojos que comenzaban a brillar peligrosamente. Supuso que ahoravendría la segunda parte del ensayado espectáculo en la que ella soltaba suslágrimasdecocodrilointentandoqueélsesintieracomounmiserable.

Elisabethtragósalivaylevantósubarbillaintentandocamuflarsudolorconinsolencia.

—Siento haberte inmiscuido en mis problemas. Buscaré una soluciónsatisfactoriaparaambos.—Sutonosehabíaconvertidoenunsusurroahogado,peronoqueríallorar.Setragaríasuslagrimasysuhumillación.

—Claro,Elisabeth.Quécomprensiva.Ahoraescuandoyodeboarrodillarmeante ti, pedirte perdón por haber sido mezquino y poco considerado. ¿Y quémás?¿Regalartealgunajoyaparacompensarmierror,quizás?Lopeordetodoesqueséquenolosientes.Tediviertellevarmeallímite,provocarme,excitarmey, luego, sentarte a contemplarmi cara de imbécil. ¿Le hacías lomismo a tuprometido?

ElgolpebajotuvomásefectodelqueRichardesperaba.Sobretodo,porqueél mismo se sintió horrorizado de lo que acababa de insinuar. Por más queElisabeth fueraexasperante,Farrellno teníaningúnderechoa tratarlacomo lohizo. Golpear e insultar a unamujer era algo injustificable. Se despreció a símismoporhaberdejadoquelairadominarasulenguahastaelpuntodehaceruncomentarioquesepudiesemalinterpretardeesaforma.

Elisabeth no podía hablar, apenas podía respirar o sostenerse sobre suspiernas.Girótanrápidoparaescapardeaquellahabitación,deaquelremolinodeira sin sentido,queestuvoapuntodeperderel equilibrio.Cerró lapuertaqueseparabasushabitacionesyduranteunossegundosfueincapazdeapartarsedelamadera.Lasmanosletemblabanylasensacióndequetodaaquellasituaciónseleestabaescapandoentre losdedosestabaapuntodeabatirla.Sefuehaciasu

armario y buscó uno de los baúles donde había traído sus cosas. Sacó sinmiramientos varios vestidos y los apiñó como pudo en su interior. Queríamarcharse,debíairsedeallíoaquellaescaladaderencoriríaapeor.EstabatanofuscadaquenisiquieranotóqueRichardhabíaentradoensudormitorio.Diounrespingoalescucharsuvozprofundajustoasuespalda.

—Elisabeth,dejaeso.Ellasesecólaslágrimasqueyaeraincapazdecontenerconungestofurioso.—Lo siento. Ojala hubiera sido Talbot, ojala hubiera sido cualquiera.

Cualquiera,menostú.Richard lequitóunvestidode lasmanos intentandoquedejara lafrenética

actividad.—Elisabeth,basta.Mírame—dijoconvozcalmada,peroellasiguiósacando

sus ropas con la vista nublada por el llanto—. Lo siento. No debí decir nadasemejante.Porfavor,perdóname—sedisculpó.

Extendiólamanosujetándolaporelantebrazoparagirarlahaciaél.En un acto reflejo, Elisabeth se encogió y levantó el brazo cubriéndose la

cabeza,comosituvieraelconvencimientodequeibaarecibirungolpe.Los dos se quedaron paralizados. Ni siquiera sabía por qué su maldito

cerebrolehabíaordenadoprotegerse.Ella sabía queRichard jamás le haría daño.No sabía por qué, pero estaba

totalmenteseguradeello,aunqueseestuvieracomportandocomounserruinydescerebrado.Y,sinembargo,nohabíapodidoevitarelimpulso.

Richard estaba totalmente impactado y sobrecogido por su reacción depánico.Acunósucaraentrelasmanosylaobligóamirarloalosojos.

—Elisabeth, yo jamás te haría daño.—El nudo en su garganta apenas ledejabaquesuvozsealzaraparaconvertirseenalgomásqueunsusurro—.Losabes,¿verdad?Mírame,porfavor.Dimequelosabes.Moriríaantesdehacertealgoasí.

Elisabethasintió.Losabía.Ensusojoshabíaverdad,honestidad.Toda la rabia se disolvió en sus lágrimas, solo quedaron dos personas

vulnerablesydolidasmirándosealosojos,totalmenteperdidosyasustadosporlavehemenciadesuspropiasreacciones.

—Noquierotenerqueenfrentartodoslosdíasdemividatuodio,Richard.

No puedo echar marcha atrás para cambiar esto, que te he atrapado en unmatrimonioquenoquieres.Loúnicoquepuedohaceresirmedeaquí.

Richardnegóconlacabezatotalmentesuperadoporlasituación,impactadoal ver el dolor en los ojos de Elisabeth, un dolor innecesario y absurdo,equiparable al suyo propio. Un dolor que había nacido de su orgullo, de unarebeldíamalentendidaydesuprepotenciamasculinaquesenegabaaaceptardebuengradounadecisiónquelehabíanimpuesto.

—No teodio.Peronomepidasque loaceptesinmás.—Másaúncuandocada día se descubría perdido en busca de una sonrisa, anhelando un beso,deseandofundirseconsucuerpo.Pormásquesabíaqueeraabsurdoresistirse,nosepermitíaasímismoceder.Debíaaceptarqueeseerasudestinoydejardeponerpiedrasenelcaminodeambos.

Elansiapordetenersuslágrimas,porparartodoaquelloquelehacíadaño,hizoqueseacercaramásaella.Apoyólafrenteenlasuyaysuslabios,comosituvieran vida propia, rozaron susmejillas húmedas por el llanto atrapando susaborasal.SedetuvotancercadesubocaqueElisabethfueconscientedequerespirabanelmismoaire,dequeelmásmínimomovimientoprovocaríaquesusbocassetocaran.Hastaesemomento,nosediocuentadecuántonecesitabaquelabesara.Decuántodeseabaunaoportunidadparaambos.

—No te odio—susurró con un hilo de voz provocando que sus labios sedeslizaransobrelosdeElisabethalpronunciarlaspalabras.

Fueincapazdeapartarsedeella, incapazdereprimirlanecesidaddetomarsubocaconunalentitudarrolladora,entregándoseyvolcandotodoelfrenesíquelosenvolvíaeneseactotanprimario.Laabrazóylapegóasucuerpo,olvidandoduranteesosinstantestodaslasrencillas,ytodoloquelesseparaba.Prevaleciósolo la necesidad de tocarse, de buscar consuelo, de aliviar su dolor. Todo lodemásdesapareciódelafazdelatierraquedandosoloeldeseomáscrudo.

Capítulo21Haybesosquecuranheridas,otrosquedeshacenlostortuososnudosquese

vanforjandoconelrencordeldíaadíayotrosqueformanloscimientosdealgonuevo.NiRichardniElisabethpodríanasegurarquétipodebesoeraeseenelqueestabanatrapados.Quizáeraunamezclade todasesascosas.Lociertoesquehabíanperdidolanocióndeltiempoenunacadenciainterminablederocesyrespiracionesagitadas.

Richardinterrumpióelbesoylamiró,casisinaliento,dándoletiempoparaquelorechazara,rezandoparaquenolohiciera.

Ella no quería detenerlo, quería dar un paso más, descubrir lo que veníadespués. Elisabeth ignoraba que el deseo podía doler, pero su piel parecíaquemaranhelandouncontactomásintensoyfueconscientedequeseaferrabaala tela del chaleco de su marido con tanta fuerza que sus dedos parecíanentumecidos.

Richard la cogió de la mano y la llevó hasta la cama donde los vestidosformabanunmardetelasdecolores.Deunempujón,loslanzódescuidadamentealsuelo,sesentóenellechorecostándoseenlosalmohadones.Tiródelamanode Elisabeth para acercarla hasta que ella estuvo de rodillas sobre el colchónjuntoaél.

Ellasemordióellabio,sintiéndosetímidaderepente,yRichardacaricióelpelo,aúnhúmedo,retirándoselodelacara.

—Novoyahacernadaqueteincomode.Teprometíqueiríamosdespacio.—Losé.—¿Quieresquemevayaahora?—Delasmilyunacosasquequeríaqueél

hicieraenesemomento,irsenoestabaentreellas—.Ven,soloquieroabrazarte.Richardlasujetóporlacinturaylasentóahorcajadassobreél.Ellanosabíaloquequeríaexactamente,ysentirsucuerpodurodebajodel

suyoeraunbuencomienzo,sinduda,perointuíaquequeríaalgomásqueeso.Deseaba explorar, saber a dónde llegaba toda esa sinfonía de sensaciones. Seinclinó hacia él y acarició su barbilla con la yema de los dedos y fuedeslizándolosporelcontornodesumandíbula.Llegóasuslabiosynotócomoél aguantaba la respiración. Desnuda bajo su bata, sentía una emoción

desconocidaalnotarelcuerpofuertedeRichardentresusmuslosreaccionandoasus caricias. Se armóde valor para continuar.Trató que él no notara el ligerotemblor de sus dedosmientras le desabrochaba el chaleco y la camisa blanca.Richardatrapósusmanosconsuavidaddeteniendosutarea.

—Cuandoquieras quenosdetengamos, solo tienes quedecirlo.Puedequemueradeladesesperación,peroloharé—bromeóllevándoselasmanosdeellaalabocaparabesarsusnudillos.

—No quiero parar, quiero tocarte. —Estas palabras, dichas con tantahonestidad,fueronmásexcitantesquecualquierafrodisíaco.

Él mismo terminó de quitarse la camisa y la lanzó sobre el montón devestidosqueseacumulabanenelsuelo.

—Tudoncellasedespedirámañanacuandoveaestedesastre.—Shhh, no me desconcentres, Greenwood.—Elisabeth deslizó las manos

muydespacioporsushombrosbiendefinidos,arrancándoleunestremecimiento.—Sierescapazdedesconcentrarte,esquehayalgoquenoestamoshaciendo

bienporqueteaseguroqueyonopuedoestarmásconcentrado.Elisabeth sonrió y continuó acariciándolo bajando por su abdomen, hasta

llegar a la cintura de su pantalón, y vaciló sin saber cómo continuar. Richardsubió susmanos por losmuslos exponiendo la piel desnuda bajo su bata y lasujetóporlascaderaspegándolaasuerección.Setensóinstintivamenteyestuvoapuntodesepararse,peroRichardlabesódenuevoycualquierreticenciaquedófulminadaantelaintensidaddeldeseoquevolvíaapalpitarentreambos.

Ella quería descubrir el placer, aquelmisterio que doblegaba voluntades ymovíamontañas,perono sabíapordóndeempezarentreesemardemúsculosduros y piel bronceada. Se sentía poderosa sabiendo que, al menos en aquelmomento,sucuerpoerasuyoypodíaexplorarlosinprisas.Susmanosvagaronpor cada rincón de piel, acompañadas de su lengua, sus dientes, sus labios,guiadaporelmapaquelarespiracióndescontroladadeRichardleibamarcando.

Richard se desabrochó el pantalón, ella aceptó la invitación y acariciódespaciosumiembro,casiconafáncientífico.

—No sé cómo… —Elisabeth se mordió el labio más ruborizada de lohumanamenteposible.Richardbajóunpocomáslatelaparaliberarsuerección,y si no hubiera estado tan desesperado por recibir sus atenciones, se hubiera

reídoantelacara,mezclafascinaciónmezclaestupor,desuesposa.Cogiósumanoylaguiódespaciosobretodasulongitud,mostrándolecomo

darleplacer, con supequeñamanocálidabajo la suya, apretando, explorando,conunaintensidadcasiinsoportable.

Elisabethpercibió la tensiónde sucuerpo, lasmanos fuertesaferrándosealas sábanas como si estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano porcontrolarse. Había estado tan concentrada en descubrir cada rincón de suanatomía,quenosehabíapercatadodequeélno la tocaba.Cogió lamanodeRichardylaguióhastasussenosporencimadelatela,pidiéndolesinpalabrasloquetantonecesitaba.Élsiseó,dejandoescaparelairecondificultad,alnotarelpezónexcitadoyperfectobajosupalma,ynopudoevitarahuecarsumanoparaacariciarlo.

—Memueroportocarte,pordartetodoelplacerquepuedasaceptar,peronoquiero asustarte de nuevo.No quiero sobrepasar los límites.—Su voz sonabaroncaydificultosaporlasansiasqueaduraspenaspodíacontener.

—Richard, tócame. —Se inclinó hacia él y deslizó su lengua en unmovimientoatrevidosobrelabocamasculina—.Bésame.

Y él fue incapaz de desobedecer la orden.Tiró del cordón que ajustaba laprendaasucinturayviocomolapesadatelaseabríacomosifueraunregalo,dejandoexpuestaunapequeñacuñadepieldorada.Metiólasmanosdebajodelabata, tocando la piel caliente y suave, y las deslizó por sus caderas, por suespalda,porsusnalgasmientrasaprisionabasubocaconunbesodesesperado.

Elisabethsepegómásasucuerpoynopudoevitarqueungemidoescaparadesugargantaalnotar laduraerecciónpresionandocontra suentrepierna, tancaliente, tan suave. Toda su piel parecía vibrar y arder, bajo los besos y lascariciasdeRichard.Aprisionóunpezónentresuslabios,lamiendo,mordiendo,y la sensación tan potente hizo que enredara sumano entre su cabello oscuroparaaproximarlomásaella,desvergonzadamenteansiosa.Richardcontinuósudescensoporsuscurvasydeslizósusdedoshaciasuentrepierna.

Sentadasobreélsesentía totalmenteexpuestaasuproximidad,vulnerable,y,aúnasí,deseabaquenosedetuvieranunca.Richardcontinuóconsuscariciasencadenadas,conlapielyloslabiosenllamas,acariciandosusexo,deleitándosecon su humedad, con su calor, haciéndole el amor con sus dedos, bebiéndose

cadasuspiroycadajadeodeplacerlospechosdeElisabethseapretabancontraeltorsomasculino,rozándoseconcadarespiración,fundiéndosepielcontrapiel.

Elisabeth quería absorber cada nueva caricia, cada nueva pulsión, pero erademasiado.Elplaceribacreciendoenoleadastanintensasquenosesentíacapazdeasimilarlo.Comenzóasentirseansiosa,sucerebroquisotomarladelanteraasucuerpoyRichardnotóquesumenteestabacomenzandoavagar,alejándosedeél.Nosabíahaciadondeiba,perolaqueríaallíconél,entregadaylibre.

—Elisabeth, mírame por favor. Abre los ojos.—Richard acarició su zonamássensibleprovocandoquesearquearacontrasumano—.Estoyaquí,mírame.

—No puedo.—La sensación de no poder controlar su propio cuerpo eraabrumadora.Abriólosojosparaencontrarseconlamiradaazuly limpiadesuesposo.

Suesposo.Lapalabraeraenorme,casitantocomoloqueestabasintiendo.—Noteresistasaloqueestassintiendo,cielo—Richardhablóconloslabios

pegados a los suyos, con un tono ronco y sensual, que la hizo precipitarse,abandonarsealatensiónardientequeseacumulabaensusentrañas.

Continuaron tocándose, consumiéndose en las sensaciones que sus manosprovocabanenambos,sindejardemirarsealosojos,entresusurrosypalabrasentrecortadas,hastaqueel intensoclímaxlosalcanzóconlafuerzadeunrayoconectandosusalmasademásdesuscuerpos.

Londres.OficinasSheperd&GreenwoodThomas,comodecostumbre,abriólapuertadesusociosinllamar.Andrew

levantólavistadelainfinidaddepapelesqueteníaentremanos.Queríadejarlotodo listo para poder volver al campo con su embarazadísima esposa y estabatrabajandoamarchasforzadas.LacaradeThomasaparecióporlaaberturadelapuerta.

—Adivinaloquetrajolamarea.—¿Algomugrientoypodrido?—contestóvolviendolavistaalospapeles.—Me encanta cuando te levantas de buen humor —replicó Thomas con

sarcasmo—Déjate de ceremonias, Sheperd, no tengo ganas de hacerme viejo en el

pasillo.—LavozprofundadelmarquésdeLangdonsonóasusespaldas.—Sois tal para cual.—Thomas puso los ojos en blanco y se apartó para

dejarlopasar.—¡Cross! ¡Ya pensaba que te habías olvidado de nosotros, malnacido!—

Andrew se levantó y se saludaron efusivamente dándose una palmada en laespalda.

—Os dejo, alguien tiene que trabajar para mantener esta empresa —sedespidióSheperd.Andrewmiróprimero aThomasydespuéshacia sumesa arebosardeinformes,ysintióganasdeestrangularleantelachanza.

Tras los saludos,Andrewy Julian se acomodaron en un confortable sillóncon una copa en la mano y Andrew le puso al día sobre su nueva y felizsituaciónpersonalydelrumboascendentedesusnegocios.

—Siento lode tu esposa,Cross.Erademasiado jovenparamorir.—Julianasintió con la cabeza en agradecimiento y, durante unos instantes, parecióausente.Roseerademasiadojovenyapenashabíaconocidootracosamásquesu habitación de enferma—. Aunque creo que ahora debo llamarte Langdon.Maldición, ahora tienesmás rangoqueyo.Tumaldito traseroestáporencimadelmío.Unmarqués,nadamenos.

—Nomelorecuerdes.Noesalgoquehayaasumidocongusto,créeme.—¿Vasaestarmuchotiempoporaquí?—El suficienteparaquemepresentes a esedechadodevirtudesque es tu

esposa. Tengo curiosidad.Además, quiero quemi hermanaCelia se quede enLondres, esperaré a que se acostumbre un poco a la idea de que tengo quemarcharmesinella.

—¿Noechasdemenosasentarteentierrafirme,perteneceraunsitio?La pregunta tan simple le hizo daño a Julian en un lugar profundo y

olvidado,unlugarquenodejabaderemoversedesdequehabíapuestodenuevolos pies en Inglaterra. Él ya perteneció a un lugar, un lugar hermoso y tiernoentrelosbrazosdeunamujer,yélmismoseencargodepisotearloydestrozarlo.

—No es tan fácil. —Eran amigos desde el colegio y habían compartidomuchasconfidenciasa lo largode losañosenesashorasen lasqueelalcoholdesata las lenguasy eleva las lealtades.Andrew sabía que Julianhabía estadoenamoradoyque,porculpadelacrueldaddesupadre,sudestinohabíaquedadosumidoenlaoscuridad.

Julian no había vuelto a ser el mismo desde entonces y, en las contadas

ocasionesenlasquesehabíanencontradodesdesuboda,jamásleconfesóquieneralamujerquerobabasupazmental.PerosíqueesaeralarazónprincipalparahaberabandonadoInglaterrayhuirdesusdemonios.

Juliannegóconlacabezadeseandocambiardetema.—Bueno,ycuéntame.¿Cómoestátufamilia?—Todos están bien. Carolineme trae de cabeza, ha recibido unmillar de

propuestasdematrimonioylasharechazado,fulminantemente,todas.YRichardacabadecasarse.

—¿Enserio?Mealegro.¿Quiéneslaafortunadadama?—¿RecuerdasalasSheldon,lasmellizas?AunqueAndrewnohubiera conocido en absoluto a Julian, no se lehabría

escapado la súbita palidez, su boca tensa intentando simular desinterés, lasombraoscuraqueaparecióensumiradaafableunossegundosantes.

—Cuáldeellas.—Suvozsonóestranguladaensugargantareseca.—Elisabeth.¿Aquello había sido un suspiro de alivio? Andrew entrecerró los ojos

escrutándoloyJuliansonrióintentandoqueparecieraunapreguntacasual.—SupongoqueMaysiesehabrácasado.El corazón de Julian martilleaba en sus oídos con un rugido furioso y

expectante,comosilarespuestaaaquellapreguntaquellevabaañosqueriendohacerfuerarelevanteparasufuturo,unfuturoqueelmismohabíadinamitadoaconciencia.

Andrewnególentamenteconlacabezamientrassucerebrointentabahacerconexiones,unirlaspiezasdelpuzle,antelamásqueevidentedesazóndeJulian.Recordó que los Sheldon tenían unos familiares cerca de la casa del padre deCross.

—Maysiesiguesoltera.Dehecho,creoquevaairavivirunatemporadaaGreenwoodHallconsuhermana.Estánmuyunidas.

Julian carraspeó e intentó derivar la conversación hacia otros derroterosintentando que la más mínima ilusión que su mente pudiera fraguardesapareciera.

Ellaestabasoltera.Nopodíacreerlo.NopodíaniqueríaanalizarelporquédelantedeAndrew,nocuandonotabaqueunapequeñacapadesudorseestaba

asentando en su frente y su estómago estaba empezando a volverse del revés,como si fuera un quinceañero enamorado. Debía alejar esos estúpidospensamientos de su cabeza. Ella no era para él. Le había causado demasiadodaño.

—MedijeronqueesRichardquienseocupadevuestrastierras,¿verdad?—Sí,éleselseñordeGreenwoodHallyestáhaciendountrabajoexcelente.

Yome trasladé cuandome casé a vivir aGreenfield, la propiedad deMarian.Nuestrastierrassoncolindantes.Dehecho,enunosdíaspartimosderegreso.

Julianbebióelcontenidodesuvasodeuntrago.Sentíaelcorazónencarnevivaylasantiguasheridasescocíanconlamismafuerzaqueelprimerdía.

—¿Porquénotevienes?Elairedelcampotevendríabien.Además,mehandichoquehasvendido todo tupatrimonioypor la zonahayvarias fincas a laventa.Podríasinvertirallí,yasabes,unguerreronecesitaunsitioalquevolver.—Desde su asiento podía escuchar los engranajes del cerebro del marquésgirandoatodavelocidad—.ACeliaseguroqueleencantaráir.

Celia. Por supuesto que Celia disfrutaría del aire puro, los animales, lasflores, sus amadas mariposas. No tendría nada de malo aceptar la invitación.¿Verdad?PorCelia,porsupuesto.Soloporella.Ymientrassementíaasímismoytratabadeencontrarunresquiciodecorduraydevoluntadparanegarse,sentíaquelaidealoatraíacomounimán.Aquellonoacabaríabien.Debíarechazarlo.Seríalomássensato.

—Acepto la invitación. —Julian escuchó las palabras como si fuera otrapersonaquienlashubierapronunciado.

Andrewsonrió.

Capítulo22—…Elrestodedíaslosdejoasuelección,señoraCooper.Elisabethladespidióconunasonrisa,elamadellavesrecogióelpapelcon

lasanotacionesparaelmenúdelasemanaysemarchóaseguirconsutrabajo.Yahabíanplanificadolosmenúsylastareasdelservicio,yLysnosabíaquemáshacerparaentretenerseelrestodeldía.

Eleonorallevabalamansióntaneficazmenteque,aunensuausencia,lacasafuncionabacomounamáquinabienengrasada.Pensóensiellaalgúndíaseríacapazdesertanbrillantecomosusuegra,serunabuenamadre,unaesposaalaaltura.Apenashabíaempezadoaserloysesentíainsegura.

Unaesposa.Recordó lascariciasdeRichard lanocheanterior, la formaenquesedejóarrastrarporsusbesosyporlassensacionesqueleprovocaban.Sellevólasmanosinstintivamentealasmejillasylasnotócalientesysonrojadas.Siacariciarseeraasídeapabullante,noqueríaniimaginarcómoseríaentregarseaélporcompleto.

Seasomóalapuertaacristaladaquedabaaljardínyseabrigóconsuchalalnotar la fría bocanada de aire que entraba del exterior. Las nubes searremolinabanenelhorizonteyeloloralluviaytierrahúmedaanunciabaquelatarde sería pasada por agua. Se preguntó si en Londres estaría lloviendo,probablemente sí. Imaginó a Maysie y a Aura refugiadas en su habitación,leyendouncuentoojugandoconsusmuñecas.Cuántolasechabademenos.

Susobrinaeraunserespecialynopermitiría,bajoningúnconcepto,quesusorígenesleimpidieranllegaraserfeliz;ladefenderíaconuñasydientessihacíafalta.

Desde que Maysie descubrió que estaba embarazada, Elisabeth se habíapropuestoprocurarleunsustentoeconómicoasusobrina,guardandocomounahormiguitacadamonedaquecaíaensusmanosparaque,cuandofueramayor,tuviera unos ahorros que le permitieran, si la situación se complicaba, valerseporsímisma.Laasignacióndesupadrenoeratangenerosacomocabíaesperardeunhombredesuposición,perocomocubríasusgastospersonales,noteníaquegastarprácticamentenada en ella, lo cual lehabíapermitidoen esos añosreunirunacantidadnadadesdeñable.

En esemomento cayó en la cuenta de que no había tratado ese tema conRichard,ydecidióqueesanochelepreguntaría,aunquenoresultarademasiadoelegantehablardedinero.

La conversación entre plato y plato era agradable, pero no llegaba a serfluida. Richard hacía todo lo posible por mantener sus ojos alejados de loshombrosyeltrozodepielqueseinsinuabatraselribetedeencajedesuvestido.Elisabethnosabíacómoenfrentarel temaqueteníaenmenteydecidióquelomejoreraesbozarunadesusbrillantessonrisasyhacerlelapreguntademaneradirectaycasual.Yasílohizo.

Richard masticó despacio con la vista clavada en su plato, como si larespuestaaldevenirdeluniversoestuvieraallíplantada,entreelpurédenaboyel pedazo de carne que acababa de trinchar. Se estaba esforzando en intentaralejarde sumente lospensamientosnegativosacercade suesposa, intentandodesechar la imagenquesehabía formadodeelladesdeque laconocía.Queríapensar que no era manipuladora ni interesada, que sus sonrisas eran reales yhonestas y no armas de destrucción, pensadas para doblegar sus sentidos. Deverdadquequería.Peroseloestabaponiendorealmentedifícil.

Apenas habían compartido unosminutos de caricias y placer, y ya estabaintentandoagasajarloconsonrisasdeslumbrantesparaconseguir¿qué?,¿dinero?

Élnoeraningúntacaño,teníadinerodesobrayellatendríasuindependenciaeconómicaparasuspropiosgastos;simplemente, todohabíapasado tanrápidoentreellosquenohabíatenidotiempodepensareneltemadelaasignacióndesu esposa. No entendía por qué, de repente, le había surgido esa urgencia deexigirle una cuantía económica cuando sus necesidades estaban cubiertas yapenasllevabaunospocosdíasenelcampo.¿Ysinosehabíaequivocadoconella?¿Ysienrealidaderatodoloqueélhabíasospechado?

Levantólamiradaparaencontrarlatensayartificialsonrisa,elcabellorubioperfecto y pulcramente colocado, su atuendo pensado para seducir y hacerleperder la capacidad de raciocinio. Era una hechicera, una criatura dulce yseductora,unasirenaconunabellezaarrolladoraquenodudabaenutilizar.

—No tendrás ninguna asignación.—Las palabras salieron de su boca sinapenasmeditarlas.Elisabethabrió labocaparahablar, totalmentedescolocada,pero la volvió a cerrar sin saber quédecir—.Tusnecesidades serán cubiertas.

Hazmesaberloquenecesitas.OalamadellavesoaLeopold.Alfinyalcabo,aquínohaytiendasdefrusleríasdondeiradilapidarunafortuna,¿noteparece?

Elisabethsacudiólacabezaeinclusotartamudeóunpoco,noseesperabaesarespuesta de alguien comoRichard.Ella nopodía estar justificando cada libraquenecesitara,teníaquecontinuarguardandoesedineroparaAura.

—Yo…,noestoypidiendounafortuna.Solounpresupuestoparamisgastospersonales.

—Define gastos personales. —Richard soltó la servilleta sobre la mesaperdiendo el apetito de repente—.Guantes,medias, libros…Tengo cuenta encasi todos losestablecimientosdeprestigiode laciudad.Ysinecesitasalgunaotracosa,solotienesquepedirla.

—¿Quieres decir que tendré que pedirte permiso cada vez que vaya acomprarmeunasimplecintaparaelpelo?

Richardseencogiódehombros.—Siempre te queda la opción de trabajar.Aquí hay siempre necesidad de

manodeobra.Ypagobastantebien.—EltonosarcásticoacicateóelorgullodeElisabeth.Sisepensabaqueeraunaniñaconsentidaquenovalíaparanada,seequivocaba.

Decidiócogerelguanteyganarsesusustentosieranecesario.Loquefuera,antesdedejarqueéllahumillara.Levantólabarbillaylofulminóconlamirada.

—Deacuerdo.Trabajaréenlamansión,peronoaceptaréunpagoinferioraldelrestodetrabajadores.

Richardserioanteloqueélpensabaqueeraunfarol.PerolamiradaseriaydecididadeElisabethleconfirmóquenoeraningunabroma.Lasiguientebatallaestaba empezando a fraguarse. La sonrisa socarrona se desvaneció en su carapocoapoco,mientrasseplanteabacomosalirdeaquellosinrecular.

—Enestemomento,lospuestosadecuadosparatiestáncubiertos,elserviciode la casa está completo. Solo hace faltamano de obra en el campo y en lascaballerizas.

—Bien,¿cuándoempiezo?Richardsebebiólacopadevinodeuntragovalorandoloquepodíasurgirde

todo aquello, y ninguna de las opciones era buena, nada buena. Pero si ellaqueríaecharleunpulso,leenseñaríaquieneraquienmandabaallí.

—Mañana,alamanecer.Aunquedudoqueaguantessiquierahastalahoradecomer.

—Meretiroentonces,mañana tengoquemadrugar.—Yconunrevuelodefaldasyunsonoroportazoabandonóelcomedor,dejandoasumaridototalmenteconfundido.

Richardsesirvióotracopadevinoynegóconlacabeza.Desdeluegoqueesefinalnoeraelqueélteníaplaneadoparaaquellanoche.Habíapasadotodoeldíadistraído,conlamenteocupadaconretazosdelanocheanterior,debesosyjadeos cómplices, y había ansiado con autentica desesperación que llegara lanocheparavolverasumergirseentrelassábanasylapieldesumujer.Pensabaque habían avanzado un paso en su relación y, ahora, sin embargo, parecíanhaberretrocedidocinco.

Desdequesehabíalevantadodelacama,habíadudadosidespertaronoaElisabeth. Apenas había amanecido y la mañana era bastante fría, y ella noestabaacostumbradaatrabajaralaintemperie.Alfinal,decidióqueellamismasehabíametidoenesatesituraalaceptartanalegrementeelretodetrabajarparaél, así que se dispuso a tocar a la puerta de su habitación. Antes de que susnudillos golpearan lamadera, la puerta se abrió, y una somnolienta Elisabethcontestóasusbuenosdíasconalgoparecidoaungruñido.

Sobre todas las cosas del mundo, Elisabeth odiabamadrugar. El día teníasuficientes horas para realizar todas las actividades necesarias sin tener queabandonarellechoaesashorasintempestivas.Despuésdetomarunatazadeté,incapazdetolerarnadamásaesahoratantemprana,ElisabethsiguióaRichardporelcaminodegravillaendirecciónalosestablos.

—¿Estásseguroquelasvacasestarányadespiertas?Noquisierainterrumpirsudescanso—preguntósarcástica.

Richardsevolvióamirarlaylesonrióburlón,yElisabethlesacólalenguaasusespaldas.

Noentendíacómopodíatenertanbuenaspectotantemprano,cuandoellaseveíahorrendaconsusojosempequeñecidosaúnporelsueño.

Loshombressedirigíanasuspuestosdetrabajoysevolvíansorprendidosalver a la señora de la casa en la zona de los establos a esas horas tandesacostumbradas.

Sedirigieron en un incómodo carromato cargadode postes y herramientashaciaunadelas lindesdelapropiedadpararepararunoscercados.Richardnosabíamuybienquelaborasignarle,pero,por lopronto, lebastabaconhaberlahechodarseunbuenmadrugón.Elisabethnoeraunamujerendeble,nimuchomenos,yRicharddedujoqueeracapazdehacerbastantedignamenteelmismotrabajoquecualquieradelosmozosmásjóvenes.Apesardeeso,noqueríaqueel escarmiento llegara demasiado lejos y se limitó a pedirle que le acercaraalgunasherramientasypocomás.

Ella observaba con curiosidad como se comportaba Richard con lostrabajadores.Eltratoerabastanteafable,casideigualaigual,aunquesepercibíaconclaridadelrespetoconelquelehablaban.

Budd,unhombrebastantemayorqueel restoy jefede lascaballerizas,noparecíaestarmuydeacuerdoconlapresenciadeElisabethallí,yaque,cadavezqueRichardledabaalgunaorden,parecíaquererasesinarloconlamirada.

—¿En serio crees que es buena ideamuchacho?—lepreguntó exasperadocuando le pidió a Elisabeth que le trajera uno de los postes de madera. Loconocíadesdequeeraunniñoylehablabaconlaautoridadylafamiliaridadquedan los años—.Este no es lugar para una dama.Al final, conseguirás que sehagadaño.

Richardseencogiódehombros.—Ellalohaqueridoasí.Elisabethmiróeltroncodudandosipodríaonoconsupeso,tremendamente

fastidiada,ante la ideade tenerquereconocerquenoibaasercapaz.Lomirócalibrándolo,noerademasiadograndey,aunquesedesmayaraporelesfuerzo,noibaadarleelgustoderendirse.Seajustómáslosreciosguantesdetrabajo,demasiado grandes para ella, y arrastró el tronco con menos esfuerzo delesperadohastadondeellosestaban.

Richardlamiróconintensidad,sindecirniunapalabra,ysealejóhaciaelsiguiente punto del cercado que había que reparar. Una hora después, estabaimpresionadodequesumujeraúnnohubierapedidomarcharseacasa.

Estaba golpeando una estaca para clavarla en la tierra cuando la cantarinacarcajada de Elisabeth casi le hizo errar el golpe. En ese momento, a variosmetrosdedistancia,ElisabethletendíaunabolsadepielllenadeclavosaTim,

uno de los trabajadores más jóvenes. Tim era fuerte y atractivo y Richardconocíaperfectamentesufamadeconquistadorentrelasmujeres.Mascullóalgoentredientesalvercomoellavolvíaareírseanteunnuevocomentariodeljoven.Buddserioporlobajoalversureacciónpensandoqueloteníabienmerecido.

—¡Tim!VenyayudaaBudd—bramóbruscamente.Elisabeth se sorprendió al ver que Richard, con cara de pocos amigos,

cambiabasulugarconelmuchacho.Siaquellonoeraunareaccióndecelos,seleparecíabastante,peroElisabethnosedejóamilanary lededicóunasonrisaexquisita a su esposo, como si estuvieran en un salón de baile en lugar derodeados de rudos trabajadores. Richard se amonestó mentalmente por serincapazdemantenerseimpávidoensupresencia,pornopoderignorarelligeroaromadulce, a floresyavainillaque laenvolvíaydelqueeradolorosamenteconsciente.

Los primeros días pasaron como una exhalación para Elisabeth, ya quellegabatancansadaque,despuésdetomarunbañoclienteyunaligeracena,seibaalacamatotalmenteexhausta.Pocoapoco,sucuerpodefueacostumbrandoalosmadrugonesyaltrabajo,ysenotabamásllenadeenergía.Richardestabaasombrado: en esos días ni una sola vez su esposa había flaqueado, jamás sehabía quejado ni se había negado a realizar ninguna tarea. Obedientemente,cambiabalapajadelascaballerizas,lustrabalassillasycepillabaaloscaballos.

Elisabeth, por su parte, estaba sorprendida de que sumarido no dudara enrealizar los trabajos más duros y, probablemente, por eso tenía el cuerpo tanmagníficamenteesculpido.SushombreslorespetabanporelloyelúnicoconelqueparecíaexistiralgunarencillaeraconTim,alquefulminabaconlamiradacadavezqueintentabaseramableconella.

No estaba demasiado contenta con tenerlo como jefe y lo considerabaauténticamenteungranoeneltrasero.Sededicabaaponerpegasatodoloquehacía, a mirarla como si él tuviera el secreto de cómo hacer las cosas a laperfección,yellaapenasalcanzaraaimaginarlo.Siponíauncuboaladerecha,debería haberlo puesto a la izquierda, si cepillaba con suavidad a un caballo,deberíahacerloconmásbrío,yalrevés.Siloquepretendíaerasacarladequicioparaqueserindiera,tendríaquejugarmásfuerte.

Richard no sabía cómoparar aquello sin dar su brazo a torcer, y optó por

minarlaadjudicándolelastareasmásdesagradables,intentandoquesuánimoseresintieraydejaraeltrabajo,peroellaseguíaaceptandolosmandatoscontesón.Ya le había demostrado con creces de lo que era capaz, pero no podía darlesimplementeunapalmaditaenlaespaldayreconocersuvalía.Seríacomohaberperdidolabatalla.

Los tiras y aflojas entre ellos eran constantes, yBudd, amenudo, acababaponiéndosedepartedeellaymediandoparaquedejarandepelear.

LasdiscusioneserancadavezmásacaloradasyRichardnopodíatolerarquelodesafiaradelantedesushombres.EldíaqueElisabethdecidióabandonarsuscoquetasfaldas,enaguasyrígidascapasdetelaparacomenzarausarpantalonesdehombre,sedesatóunaverdaderabatallacampal.Richardhabíapalidecidoalverla entrar a los establos con unos pantalones de ante y unas botas altas. Lachaqueta que llevaba le cubría prácticamente lamitadde las caderas, pero, encuanto se agachaba o hacía cualquiermovimiento, su redondeado y sugerentetraseroquedabaenmarcadoperfectamenteporlateladelospantalones,aligualquesusesbeltaspiernas,alavistadetodoaquelquequisieramirarla.Leexigióquefuerainmediatamenteacambiarsederopa,peroElisabethestabahartadeirarrastrandomugreconelruedodesufaldayengancharseencadaclavoycadarecodo, así que no hubo manera de convencerla de lo contrario. Ni por lasbuenasniporlasmalas.

Richard estuvo a punto de echársela al hombro y llevársela hasta sudormitorio, atarla a su cama y demostrarle las ardientes consecuencias deprovocarlodeaquellamanera,pero,alfinal,Buddleconvenciódequeellateníarazónysuelaboradaropafemeninaeraunestorbo.Aunquetuvoqueabandonarladiscusiónporelmomento,seguíasinestardeacuerdoconaquello.

Elisabethpreparó lasherramientasy losguantesparaempezar la tareaqueprimorosamentesumaridohabíaelegidoparaella,quenoeraotraquesacarlapajasuciaylosexcrementosdeloscajonesdelosanimales.Unamaldiciónentredientes a sus espaldas la hizo girarse. Su esposo, impecable y pulcramenteataviado,peinadocomoundandiyperfumadoexquisitamente,sedabapequeñosgolpecitosenelmusloconsusguantesdemontar.Ella,encomparación,parecíaun muchacho descuidado, con el pelo recogido en una sencilla trenza, supantalóndeanteyunacamisablanca.Lomiródearribaaabajoylofulminócon

susojosazulcielo.—¿Día libre? —preguntó dejando el rastrillo contra la pared mientras

enarcabaunaceja.Hacíadíasqueellahabíaabandonadosucoqueteríaenposdelacomodidad.

Puedequesolollevaraunosdíastrabajando,peroseleantojabaquesuvidadeseñoritaacomodadaerasolounsueñolejano.

—VoyaColdfieldaresolverunosasuntos.—Elisabethrecordóalacariñosaposaderadelpuebloysintióganasdeestrangularle.Richardsonrióintuyendoloque le pasaba por lamente—.Creí que había dejado claro que no quiero quevayasporahíconesospantalones.

Ellasecruzódebrazosylevantólabarbillaconinsolencia.—Trabajocomounodelosmuchachos,noveoporquénopuedoirvestida

comotal.Cadavezmesientomáscomounodeellos.Richardseacercóhaciaellaconunbrillopeligrosoenlosojos.—Quizádebarecordartequenoeresunodeellos.Lasujetódelbrazoconsuavidad,peroconfirmezaylaarrastróhaciaelfinal

de las caballerizas metiéndola en uno de los boxes vacíos. La apretó con sucuerpo contra la pared de madera y la besó dejándola aturdida, con un ansiaincontenible.Elisabethintentóapartarlopormiedoaserdescubiertosporalgunode los trabajadores, pero Richard no cedió ni un milímetro. Solo pretendíabesarla,peroalnotarsucuerpotancercadelsuyo,sinlasmilesdecapasdetelaalmidonada de las faldas, no pudo conformarse con eso. Con un rápidomovimientodesabrochólospantalonesqueellallevabaylosbajóhastalamitadde sus caderas. Introdujo su mano por la abertura de la prenda y comenzó atocarla, incapaz de controlar su propia lujuria. Sorprendida y tremendamenteexcitada,Lysseaferróasushombrospegándosemásaél.Jadeócontrasubocaal notar como acariciaba su sexo, como introducía un dedo en su interior,moviéndose con una cadencia enloquecedora, sin dejar de besarla. Intentódevolverlelascaricias,peroélseloimpidió.

—No,porfavor.Simetocasnopodréresistirme.—Richard.Alguienpodríavernos,porfavor—susurróintentandoaferrarsea

laúltimabriznadecordura.Suvoznoeramásqueunjadeoentrecortadoysuplicante.Pero,enrealidad,

no quería que se detuviera. Richard continuó con su dulce tortura entre suspiernas.Deslizósubocaporsugarganta,rozándolaconlosdientes,lamiéndolaybesándola con desesperación. Elisabeth sintió como las oleadas de un placerinexplicable e irracional la sacudían cada vez con más potencia. Se arqueócontrasumanoy losujetópor lamuñecaclavándole losdedosparaquenoseatrevieraadetenerse.Élatrapolosgemidosqueel intensoorgasmoleprovocóbesando de nuevo su boca. La sostuvo contra la pared con su cuerpo,acariciándolacondulzura,hastaquesurespiraciónvolvióalanormalidadysuspiernasdejarondetemblar.

—Hedereconocerqueestaindumentariatienesusventajas—dijocontonoburlónmientraslabesabaenlafrente.

Elisabethseseparódeélaturdidayavergonzadadesupropiareacciónysufaltatotaldedecoro,ysemarchódejándoloallíplantado.

Cadafibradesuserlegritabaquefueratrassumujer,queleconfesaraquenecesitaba saciar su hambre de ella, de sentir su cuerpo, sus labios. Queríamucho más, necesitaba su presencia en su vida. En su lugar, fue a buscar elcaballo para alejarse de allí, aunque fuera unas horas, con una indescriptiblesensacióndevacíoensuinterior.

Capítulo23Lamesa del comedor estaba preparadapara dos, peroElisabeth perdió la

esperanzadetenercompañíaparalacenacuandoellacayocomenzóaservirleelprimerplato.RichardsehabíamarchadoporlamañanaaColdfield,paraloquefueraquese trajeraentremanos,yno lohabíavueltoaveren todoeldía.LedabavergüenzapreguntarleallacayoporelparaderodeRichard:¿quépensaríade ella el servicio si ni siquiera sabía los pasos de sumarido?Apenas comióunos bocados mientras su fértil imaginación hacía de las suyas y le regalabavisiones tórridas de las manos de su marido sobre el cuerpo de la posadera.Cerrólosojos,sintiendoqueibaaenfermar.Susmanos.Eransuperdición.

Amenudosesorprendíaobservándolomientrastrabajaban,mientrascomían,en cualquier momento, mirando embobada sus dedos largos y ágiles, su pielbronceada, deseando que esas manos se cernieran sobre ella para arrancarleinfinidad de sensaciones. Salió del comedor con un ánimo funesto y no pudoresistir preguntar almayordomo al pasar por su lado, aun a riesgo de resultarpatética.

—¿ElseñorGreenwooddijocuándovolveríadeColdfield?—Volvió hace horas, señora. —Leopold carraspeó dudando si ampliar la

información,pero,comoElisabethnosemovió,continuóhablando—.Unaresestádepartoyestáhabiendocomplicaciones.

Elisabeth subió las escaleras boquiabierta.No entendía como en una fincacontantostrabajadoreseldueñodebíaasistiraunavacaparturienta.Sinpensarlodemasiado, llegó a su habitación, se cambió de ropa poniéndose un sencillovestidoysedirigióraudaalosestablos.

Varios hombres rodeaban a la vaca que respiraba con dificultad yaceleradamente.ElsilencioenelestabloeradensoyElisabethtitubeóunpocoalentrar,con lasensacióndequeestabaprofanandounlugarsagrado.Richard lamiró al verla acercarse precavida, y a la luz de las lámparas de gas sus ojosbrillaron.

Aúnllevabalamismaropadeesamañana,perosehabíaquedadoenmangasde camisa y su pulcro peinado ahora caía enmechones descuidados sobre sufrente.Ellalepreguntóconlamirada.

—Está teniendo un parto complicado, llevamos más de cuatro horas. Elterneroestáapuntodesalir,peroparecequeelmomentonoterminadellegar.

—Elpartosehaenfriado—añadióBuddacercándoseaellos,moviendo lacabeza—.Yaasomanlaspatas,perohayqueintentarposicionaralternero.

Elisabethmiróaamboscomosiestuvieranhablandoenotroidioma.Richard se acercó al animal con el ceño fruncido y Elisabeth lo siguió,

indecisa.—Bien,¿porquénolohashechoya?Buddsuspiró,sequitólagorradepañoyserascólacabezapensativo.—Loheintentado,peroesunavacajoven.Puedequelehagamásmalque

bien.Richard miró a Budd y luego a su mujer entendiendo de inmediato el

problema.—Elisabeth,necesitamostuayuda.Elisabethhabíapalidecidocuando lehabíanexpuestoelproblemaconmás

detallesdelosqueunamuchachavirgenestabadispuestaaasimilar.Elresumenera que había que introducir la mano en el interior de la vaca, recolocar laposicióndelterneroparaqueellospudieranayudaralalumbramientotirandodelaspequeñaspatasqueyaempezabaaasomardelcuerpodelamadre,intentandono dañar a ninguno de los dos. Susmanos eranmás pequeñas que las de loshombresyelriesgodecausarlesdañoeramuchomenor.

Trasescucharlaexplicaciónsalióalexteriorparatomarvariasbocanadasdeaire.

—Nolovaahacer—susurróRichardcasiparasímismo,resignadoyconelalmaporlossuelosalpensarenbienestardelosanimales.

—Teapuestoelsueldodeunasemanaaquesíserácapaz—dijoTimasusespaldas.

Richard lo fulminócon lamiradaysequedóboquiabiertocuandovioasumujerentrarconpasodecididodevueltaalestablo.

—Damelosguantes—dijoextendiendolasmanos.Trasunahorainterminable,elterneroalfinsealimentabadesumadre,ajeno

alatensiónquehabíaprecedidoasualumbramiento.Enlacaradetodosreinabaelalivioyunacontagiosaeuforiaalvercomolavidaseabríapaso.

Richardmirabaasuesposa impactadoporcomoaquellapequeñamujerdeaspectofrágil,predispuestayeducadaparadesfilarylucirseenlossalonesmáselegantes, se había enfundado los guantes y había afrontado aquella situaciónconentereza.

—Nopuedocreerquehayahechoeso—dijoElisabethmientras caminabaexhaustahacialacasajuntoasumarido.

—Hassidomuyvaliente,yelvalortienesurecompensa.—Richardtiródesumanoyladirigióhacialascaballerizas.

La iluminación en el interior era escasa, pero suficiente para distinguir lahermosa yegua de color canela de la que Elisabeth se había enamorado en laferiadeColdfield.

—Oh,Dios,nopuedocreerlo.¿Lacompraste?—gritóeufóricaacercándoseparaacariciarla.

Richard asintió y sonrió satisfecho al ver su cara de felicidad mientrasacariciabaalanimal.

Elisabethsecolgódesucuelloylobesódemaneraimpulsiva.Richarddeseóqueno se separara nuncade él, pero noquería que sus besos fueranbesos deagradecimientoacambiodeunregalo.Noqueríasertanobtuso,peronopodíaevitarqueladesconfianzacaminarasiemprevariospasospordelantedeél.

Aunquedespuésdeverasumujervenciendosusreticencias,supudorysusescrúpulosparasalvarlavidadeunternero,detrabajarcomounaautenticafieraydesarmarloconsufuerzadíatrasdía,estabaempezandoavercomoelmuroque tan primorosamente había creado para protegerse de ella iba cayendo amarchas forzadas.Elisabeth eramuchomásqueuna cara bonita.Era lamujermás hermosa que había visto jamás, no podía negarlo, pero sabía que habíamuchomás.

Susbesosinexpertosloseducíanyenloquecíancomonohabíasidocapazdehacerlo nadie antes. Su fuerza, su tesón y su ímpetu eran cautivadores.Habíaalgoensusonrisaqueleinvitabaavolcarseenellaeimpulsabaasucorazónaque diera un salto mortal hacia delante. Y bien sabía Dios que, mientras laacompañabaenuncómodosilenciohastasudormitorio, todosuser lepedíaagritosquelohiciera.Encambio,seimpusolasensatez.Elladebíaestaragotadae impresionadapor loqueacababadeviviry, trasuncastobesoensus labios

quelessupoapocoaambos,ladejóenlapuertadesuhabitación.Elisabethpaseaba con el brazo entrelazado en el deMaysiemientrasAura

correteabaunosmetros por delante de ellas, derrochando euforia y vitalidadyobservandocadarincónnuevoquedescubría.

HabíanllegadolatardeanterioryRichardhabíainvitadoaBryanLaneadarun paseo por la propiedad mientras ellas aprovechaban para ponerse al día.Maysielamiródereojoysonrió.Laexpresióndetensióndelosúltimosmeseshabíadesaparecido, al fin,de lacarade suhermana, se laveíamásvital,mássegura.

—Tienesbuenaspecto,parecequelavidadecasadatehasentadobien.—Elisabethseencogiódehombros.

—Si tú lodices.Richardnoeselmuchachoafablequeconocíamos.Esunegoísta,testarudo,obcecado.Nohepasadoniunsolomomentoagradabledesdequelleguéaestacasa.

Maysiesehabríapreocupadoyhubierasacadoarastrasasuhermanadelapropiedad si hubiera tenido lamásmínima sospecha de queRichard la estabatratando mal. Pero, desde su llegada, había observado las miradas que sededicabanmutuamenteyestabaclaroque,fueraloquefueraloquepasabaentreellos, la atracción era casi palpable. Puede que eso no fuera suficiente paramantenerunmatrimonio,perohabíaalgomás,algoparecidoalaadmiración.

—Exageras. No me creo que, al menos, en uno de los aspectos de tumatrimonionohayastenidoni«unmomentoagradable».Richardtienefamadeserunexpertoen«momentosagradables».

—¡¡¡Maysie!!! —Elisabeth no podía estar más ruborizada y avergonzadaanteelcomentariopícaroeimpropiodesuhermana—.Yonovoyahablartedeeso.

Sesoltódesubrazoyseadelantóunospasos.—Nomedigasque…,Elisabeth,nomedigasquenohaspermitidoaúnque

tetoque.Eso de tener una hermana melliza estaba muy bien la mayor parte del

tiempo, pero tenía el inconveniente de que solían intuir las cosas másbochornosasenlosmomentosmásinoportunos.

—Noeseso,exactamente.

—Puesquées,entonces.La conversación era demasiado atrevida e íntima para su gusto, pero en

realidad necesitaba hablar con alguien, yMaysie era la persona quemejor laconocía.

—Síquemehatocado.Quierodecir,essoloquequeremosirdespacio.—¿Losdos?Bueno,esodicemuchoasufavor.Algunoshombresnosuelen

sermuypacientesenesesentido.—Todo eso, las caricias, las sensaciones…Al principiome costó un poco

asimilarlo,mesentíasuperada.Ahora,simplemente,nohasurgido.Y…Maysieintuyóquehabíaalgomásquelepreocupabaylainstóacontinuar.—…detodasformasesenoeselproblema.Esquemepreocupaquenosea

viable.—Maysie lamiró con una ceja levantada sin entender nada—.Nomemires así, eso no puede, su…, es imposible que eso… ¡Maldita sea,May!, esdemasiado,demasiado…

No se veía capaz de verbalizar su preocupación sin quedar como unainmaduraounaignorante,olasdoscosas.

—¿Grande?—Maysieterminólafraseporella.Elisabethsetapólacaraconlasmanosgruñendoavergonzadayasintióvehementemente.

Maysiecomenzóa reírhastaque se le saltaron las lágrimasyElisabeth seenfadóalprincipio,peroacabóriéndoseconella.Cuántonecesitabaaquello.

—Bueno,yonoesquetengademasiadaexperiencia,Lys.Perorecuerdoquetambién me impresioné. Y sin embargo fue—su tono fue reduciéndose hastaconvertirse en un susurro—…Maravilloso. —Maysie parpadeó recobrando lacompostura ante la repentina y dolorosa nostalgia—. Estoy segura de queRichardsabrácómomanejarlo.

Ambasrieronconeldoblesentido.—Por cierto, explícame eso de la fama amatoria de mi marido. ¿Puedes

decirmededóndediabloshasobtenidoesainformación?—Mientras tú te dedicabas a deslumbrar en los salones, yomededicaba a

pasar desapercibida.Ni te imaginas la de cotilleos escabrosos que lasmujerespuedenhacercondoscopasdechampán.

—Creoqueprefieronosaberlo.Cambiandodetema.¿QuépasaconLane?¿Esloqueyocreo?

—Siloquecreesesquepapáquierequemecaseconél,sí.Mehapedidoqueloconsiderecomoposiblecandidato.Esunbuenhombre,esbienparecidoysabelodeAuradesdehaceañosyparecequeloacepta.Peronosientonadaporél,Elisabeth.Aúnnomehapropuestonada,peroaceptarseríaengañarmeamímisma,resignarme.

Resignarsealaideadenovolveraamar,resignarseanovivirlapasión,leresultabademasiadodefinitivo.Aunqueelamordolieracomounapuñaladaenelcorazón.

AndrewyMarianacababandellegaraGreenfieldjuntoconsuhijo,yRalphySally, los dos hermanos que habían adoptado en el orfanato deSantaClara.Habíanacudidoavisitaralrecientematrimonio,muertosdelacuriosidady,porqué no decirlo, con un poco de preocupación. Las breves cartas que habíanrecibidodeRichardnoaclarabannadacomoestabalasituaciónentreellos.

SeacomodaronenelsalóndetédeGreenwoodHallencompañíadeMaysieyelSeñorLane,yRichardfueabuscarasumujerquehabíaidoavisitarasuyegua. Salió al jardín trasero y, al enfilar el camino que llevaba hacia lascaballerizas,subuenánimocayóenpicado.

Elisabeth hablaba jovialmente con un hombre, pero no con cualquierhombre.Timarrancóunaflordeunodelosmacizosquebordeabanelcaminoyselaentregó,yellatrasolerlalesonriócomoagradecimiento.

—Nohe tenidoocasióndefelicitarlapor lode laotranoche,señora.Sinohubierasidoporusted,el terneronohabríasobrevivido,ypuedequesumadretampoco.

—Supongo que cualquiera en mi situación habría hecho lo mismo. —Elisabethsemordióel labioysequedó impresionadade looscurose intensosqueeransusojos.Noleextrañabaquelaschicasdelserviciosuspirarancadavezqueloveíanpasar,erarealmenteatractivo.

Él le dedicó una sonrisa de medio lado, como si hubiera leído suspensamientos.

—Notodoelmundolohabríahecho.Peroyoteníalacertezadequeustedtendría los suficientes arrestos como para hacerlo. La admiro, ¿sabe? No heconocidonuncaanadiecomousted.—Elisabethhubieraqueridonoruborizarse,peronopudoevitarlo—.Estabatanseguroqueapostéunasemanademisueldo

aqueloharía.Ellariomientrasgirabalaflorconcoqueteríafrenteasuperfectanariz,pero

larisaselecongelódepronto,conunextrañopresentimiento.—¿Alguienapostóencontra?—Timsepusoserioyapretólamandíbulacon

lasensacióndequehabíahabladodemasiado.—Él no debería tratarla de esamanera, usted es una dama, no uno de los

mozos.Discúlpeme.Creoquedeberíavolveraltrabajo.—TimsetocóelaladelsombreroamododedespedidaysemarchóenelmomentoenqueRichardseacercaba,fulminándoloconlamirada.

SeplantódelantedeElisabeth,learrancólaflordelamanoylatiróalsuelo.—Medanurticaria—mintióRicharddestrozando lamargaritacon lasuela

desubota.—Entoncesrecogeréunramoparaponerlodecentrodemesa—mascullóella

entredientes.—¿Decías algo? —Ella negó levantando la barbilla, enfureciéndose por

momentos al pensar en lo que había insinuado Tim—.Andrew yMarian hanvenido de visita, están esperándonos conMaysie y Lane para tomar el té—informócortanteyenfurecidoporelflirteoqueacababadepresenciar.

Elisabethsecruzódebrazos,dudandosipreguntarleonoporelasunto,pero,alfinal,fueincapazdecontenerse.

—¿Apostaste que no sería capaz de ayudar la otra noche en el parto?¿Apostasteenmicontra,Richard?

Nohabía sucedidoexactamenteasí.Él solohabíamanifestadosusdudasyTimhabíaaprovechadopararomperunalanzaafavordeElisabeth,cómosiéllaconocieramejor que su propio esposo, cómo si tuviera una fe absoluta en sucoraje. La situación era absurda y no pensaba discutir por eso. Por lo que siestabadispuestoadiscutir eraporel evidentecoqueteoquehabía tenido lugardelantedesusnarices.Noibaaconsentirqueeseconquistadordetresalcuartoadularaasumujerconflorecitasysonrisasseductoras.

—Vamosadentro,nosestánesperando.—Lohiciste.¿Acasonometieneselmásmínimorespeto?—Siemprehedetestadoaloschivatos—atajócortante.—Asíqueescierto.Timnohadichoquefuerastú.Peroquiénibaasersino,

nadiemástendríatanpocafeenmícomomipropiomarido.—Elisabeth, no fue así comopasó.Pero nomevoy amolestar en intentar

convencerte de lo contrario. Ya he visto con mis propios ojos que un par dehalagosyunapatética flor es todo loque senecesita paraque te deshagas ensonrisasycreastodoloquesetedice.Almenos,parecequeaTimlefunciona.

—Noledeslavueltaalasituaciónparahacermequedarcomolamala.—Basta.Tenemosinvitados, finjamosserunmatrimoniodeverdaddelante

deellos,creoqueatinotecostarádemasiado.Después,podrásvaciarsobremítodaslasculpasquequieras—atajóenuntonomásbruscodeloquepretendía.

Elisabeth se alegró de que Marian la saludara con amabilidad, casi concariño,comoalprincipiodesuamistad.Andrewtambiénsemostrórelajadoyamable, olvidadas ya las rencillas entre ellos. Al fin y al cabo, ahora eranfamilia.Lástimaquesumaridonolosimitara.

Los hombres comenzaron una animada conversación sobre negocios,mientras lasMellizas yMarian hablaban sobre los planes deEleonora para lanuevatemporadadesushijasqueestabaapuntodecomenzar.

Marian siseó y se llevó la mano al abultado vientre, aguantando larespiración.

Andrew, como si tuviera un sexto sentido súper desarrollado, percibió sulevegemidodedolory,enmenosdeunsegundo,yaestabaasuladosujetándolelamano.

—¿Estásbien,cariño?—Sí,sí,notepreocupes.Essoloqueelbebésemuevedemasiado,perotodo

estábien.—Deberíasdescansarmás,¿quieresquenosvayamosacasa?Marianpusolosojosenblanco.—Noseasexagerado,sifueraporti,metendríastodoeldíaentrealgodones.—¿Esmaloqueintentequeestéslomáscómodaposible?Maysie y Elisabeth miraron al conde de Hardwick sin disimular su

adoración. Era más que obvio la devoción y el amor que existía entre elmatrimonio,ysintieronunapunzadadeenvidia.

—Mihermanoesuntipoafortunado,deberíadargraciasalcielocadadíaporhaber conseguido a una esposa como tú. Es normal que se desviva por tu

bienestar.Mariansonrióanteelhalago,perodetectóunalevedobleintenciónquenole

gustó.—Noexageres,Richard.Créeme,parallegarhastaaquíhapasadounaardua

penitencia.—TodosrieronexceptoRichardyElisabeth.—No exagero. Eres la mujer más fuerte que conozco, eres inteligente,

hermosa,divertiday,sobretodo,natural.¿Quémáspodríadesearunhombre?Andrew miró a su hermano amonestándolo con la mirada, lo conocía

demasiadobienysabíaqueesehalagoeraunataqueencubierto.Élhabíavividosuficientes situaciones tensas con suesposaenelpasadocomopara saberqueeranunapérdidadetiempo.Lane,quehabíacaptadolatensión,cambiódetema,ylaconversaciónsereanudóporotrosderroteroscomosinadahubieraocurrido.

PeroElisabethnoeracapazdeparticipar.Notabalosojosdesumaridofijosen ella, ajeno a la pretendida jovialidad en el tono de Marian, y el rictussonriente, pero tenso, de Andrew que miraba a Richard como si lo quisieraestrangular.

—Voy a ver si Aura está bien—susurró al oído de Maysie mientras losdemás estaban inmersos en su animada conversación, y salió del salón. Sabíaque Aura estaba perfectamente, estaría en su habitación descansando encompañíadesuniñera.

Abandonólacasasinundestinofijo,másqueeldeponerdistanciaentreellayelrestodelmundo.Comenzóacaminaratravésdelosjardines,porcaminosdegrava,entrefuentesycenadores,hastaque losparterresperdieronsuformapara fundirse y difuminarse con la vegetación del bosque. Se detuvo con larespiraciónagitadapor lacaminatayfueconscientedel largo trechoquehabíarecorrido. Unos pasos rápidos sobre la tierra y las hojas secas la hicieronvolverse.

Richardaparecióconlarespiracióntanalteradacomolasuya.—¿A donde crees que vas? ¿Estás loca? No conoces esta parte de la

propiedad,podríastenerunaccidente.—SolopretendíadarteespacioparaquepudierasseguiridolatrandoaMarian

sin quemi presencia te cohibiera.—Ella fingió una expresión de sorpresa—.Caramba,quetontasoy,ahoraquelopienso:mipresenciateimportauncomino.

—Marianesmicuñada,escomounahermanaparamí.—¡Ja!Osconozcodesdehaceaños,Richard,muchoantesdequesecasara

contuhermano.Hemoscoincididoenfiestasycenas.Siempreestabaspendientedeella,siempreconungestocariñoso.Hevistomilesdevecescomolamirabas,habíaunarelaciónespecialentrevosotros.¿Vasanegareso?

—No.Noloniego.Elisabeth se quedó anonadada. Incapaz de seguir hablando, derrotada, se

sentóenel suelocon laespaldaapoyadasobre la superficie lisadeunárbolycerrólosojos.

—Déjamesola.Yasabesqueencontrarélamaneradevolveracasa.—Elisabeth.—EllacerrólosojosconmásfuerzayRichardsearrodillóasu

lado y la sujetó por los hombros con suavidad para obligarla amirarlo—. Laconozcodesdequeéramoscríos.Laquiero,perocomounahermana,comomimejor amiga, comomi confidente.Novoy a negar quedurante un tiempomeplanteéintentaralgomás.

Elisabethabriólosojosdegolpeyloempujóhaciendoquecayerasobresutrasero.

—¡Vete!—No puedes estar celosa de algo que nunca ha ocurrido. ¡Es absurdo!

Enseguidamedicuentadequeentrenosotrosnopodíahabernadaquenofueraamistad.

—Pues tuspalabraseransuficientementesentidascomoparahacercreer locontrario.

—Noladeseo,niellaamí.Loquesentíporellanosepareceennadaaloqueseaquesientoporti.

—¿Terefieresaldesprecio,alrencorporhaberteatrapado?¿Atufaltadefeenmí?

Richardsevolvióaponerderodillasyatrapólacaradesuesposaentresusmanos.

—Estásciega,Elisabeth.¿Novesquemeestásvolviendoloco,quetedeseocondesesperación?Estoesdemasiadofuerte,crecedemasiadorápidocomoparaqueyolocontroley,simplemente,measusta.Noquieroacabarcomounmuñecodestrozado entre tusmanos. ¿Crees queme resulta fácil ver que en los demás

provocaselmismoefectoqueenmí?Elisabethlomirósinentender.—Metorturacadasonrisaquelededicasaotro,cadacoqueteo.Lehubiera

arrancadolacabezaaTimestatardesoloporatreverseamirartedeesaforma.Elisabethintentóapartarsusmanos,peroélnoselopermitió.—Eso no es cierto, solo te molesta porque piensas que soy pérfida y

superficial. Crees que quiero hacerte daño y manejarte. No soy ese tipo depersonaynovoyapasarmeelrestodemividaintentandoconvencerte.Sinoloves,esquequizánomemereces.Yosoloquieroqueintentesamarmeunpoco.Almenos,inténtalo.

Richardapoyólafrenteenlasuyayrozóapenassuslabioshaciendoquesedispararaenellalanecesidaddesentirsusbesos.Odiabaquehicieraeso,queledemostraralovulnerablequeera.

—No necesito intentarlo, no puedo evitar que eso suceda, no soy losuficientementefuertecomoparaimpedirlo,noquieroimpedirlo,peronopuedoevitartenermiedodequeestomearrastre.

—Entonces,pongámoslefin.Sitienesmiedoaentregarteaestarelación,notienesentidotorturarnos.Alejémonos.

Richard sintió una corriente helada en su espina dorsal que lo dejóparalizado,esosíeraautenticomiedo,miedoaperderla.Negóconlacabezay,antesdequeElisabethañadieraalgomásquefirmarasusentenciadefinitiva,labesóconlafuerzadelossentimientosquelatíanensuinterior.Derramósobreellatodoloquealbergabasualma,loquenopodíaonoseatrevíaadecirconpalabras. La tumbó sobre el lecho de hierba y hojas secas que alfombraba elbosque,robándoleelalientoylavoluntad.

Elisabethnopodíaynoqueríapensarmás.Soloqueríasentirysercapazdecreerqueélladeseaba,quelaqueríaasumanera.Seaferróaélcomosifueraloúnicoquelaanclaraalacorduradevolviéndoleelbeso,jugandoconsulengua,consuslabios,aceptandolapresióndesucuerposobreelsuyo.

Las caricias, al principio sutiles, se convirtieron enun intentodesesperadopor alcanzar la piel, por saciar la frenética necesidad de tenerse y sentirse.TironeódelpañuelodeRichardylolanzódemaneradescuidadaalsuelo,dondeyadescansabansuchaquetaysuchaleco.Desabotonó,condedosentorpecidos

porelansia,losbotonesdesucamisablancamientrasélsedeleitabamarcandoelperfildesucuello,conlalenguaylosdientes.

Sus faldas se arremolinaban por encima de sus muslos, y él deslizó lasmedias hasta sus tobillos acariciando sus piernas. Desabrochó los botonesdelanterosdesucorpiñoybajó lascapasde telacondelicadeza,besandocadapequeñocentímetroquequedabaalaire,quedándosefascinadoporlasmotasdeluz que se filtraban entre las hojas de los árboles y formaban pequeñas islasluminosas sobre la piel de sus pechos. Estaba enterrado entre sus piernas y,aunquelateladesuropalosseparaba,notabaelcalordeambosfundiéndoseydevorándolotodo.Apesardelafuerzadesudeseosucerebronopodíaobviarlalocura que implicaba hacerle el amor a su esposa sobre el suelo húmedo delbosqueenlugardeenlastibiassabanasdesucama,peronoencontrabalafuerzadevoluntadparadetenerse,mientraslascariciassehacíancadavezmásintensasydevastadoras.

—Elisabeth,pídemequemedetenga,porfavor—susurrósinalientojuntoasuoído.

Elisabeth gimió al notar sus dedos acariciando su sexo con suavesmovimientoscircularesquelahacíanvibrar.

—No,noquieroquepares—pidióconunhilodevoz—Vamos a casa. —Atrapó un endurecido pezón entre sus dientes

torturándola—.Directamenteamicamayallísaborearécadacentímetrodeti—susurrólamiendosupechoprovocándoleunnuevojadeo.

Ellanegóconlacabezasorprendidaporlasansiasconquesucuerporecibíacadanuevotoque.

—Decaminoacasaencontraremosalmenoscinconuevosmotivosparaquemeodies.Tequieroahora,aquí,nomeimportaloquenosrodea.

Richard sequedó impresionadoante lavehemencia con laque sumujer leexigíacontinuar.

—Cuántasveceshededecirtequeno teodio,malditacabezota—dijoconunasonrisaperversamientrascontinuabaarrancándolejadeosentrecortadosconloshábilesmovimientosdesusmanos.

Nonecesitóqueellalepidieranadamás,eldeseoentreelloserairrefrenableysuscuerpossebuscabanporinstinto.

Elisabeth lo deseaba tanto que el placer se estaba transformando en unaespeciededulcedolorqueclamabapor seraliviado.Apenaspodía soportar laurgenciadesentirlo,apesardequecadavezqueRichardentrabaunpocomásenellaeldolorseintensificaba.

—Mírame,cielo.—Elisabethabriólosojosquehabíacerradoconfuerzasindarsecuenta.LavozdeRicharderatandulce,tansuave,tanconmovedoraquenoteníamásremedioquedejarsellevarporella—.Notealejesdemí.Mírame.

Richardlabesóconternura,mientrasdeslizabaunamanoentresuscuerpospara acariciarla en el lugar donde se concentraba al máximo su placer. Ellacomenzó a sentir como la excitación iba creciendo en su interior como unamareaqueamenazabaconarrasarlotodo.

Siguió avanzando penetrándola despacio, dándole tiempo a adaptarse a él,hasta que la últimabarrera entre ellos cedióyquedó sumergido totalmente enella. Semovió conteniéndose hasta que estuvo seguro por su reacción que eldolor había remitido, leyendo en sus ojos las emociones que la embargaban.Elisabethnotócomosucuerpocomenzabaaaceptartodasaquellasapabullantessensacionesy suscaderas,comosi tuvieranvidapropia, subieronalencuentrodel cuerpo de Richard, haciendo que la penetrara más profundamente,aumentandoelplacerdeambos.Suscuerposysusmovimientosseamoldabanalaperfecciónhaciendodesuuniónalgomágicoymisterioso,comosifueranlaextensiónelunodelotro.

Sus caricias se volvieron más urgentes, casi desesperadas hasta que losarboles,laluzanaranjadadelatardequesefiltrabaentresuscopas,elcantodelospájarosyhasta el aire que los envolvíaperdió su importancia, siendo solocapaces de percibir el roce de sus propios cuerpos fundiéndose en un placerindescriptibleyarrollador.

Capítulo24—Pero¿enquédemoniosestabaspensando?¡¡SantoDios,Richard!!Pensé

queconAndrewyahabíatenidobastante.Peroresultaque,enasuntosamorosos,eresinclusomástontoquetuhermano.

—Madre,noesnecesarioquemeinsultes.Novoyapermitirquetemetasenmimatrimonio—sedefendióRichardantelosgritosdesaforadosdesumadre.

HacíaapenasveinticuatrohorasquehabíallegadoalcampoconCarolineyCrystal, y ya estaba al borde de la histeria. Pensaba que todo estaba bienencauzadoentre el recientematrimonio,perocasi sufrióuncolapsocuando seenteró de que su nuera estaba trabajando en los establos como si fuera unmuchacho. Le había faltado tiempo para llamar a su hijo con la intención detirarledelasorejasodarleunabuenacollejadesernecesario.Nohabíaqueridodecirle quien le había dado el chivatazo con tanta celeridad, pero seguro quehabíasidoelviejoylealLeopold.

—¡Dame una razón, solo una, para que pueda entender por qué esamuchacha, TU ESPOSA, tiene que ganarse la vida asistiendo los partos delganadoolimpiandoexcrementosdecaballo!

—Noestandramáticocomotúlopintas.—Puesilumíname,hijo,ilumíname.—Elisabeth quería una asignación, y sugerí que trabajara para obtener un

sueldo.—SonabatanmalenvozaltaqueRichardsesintiócomosituvieracincoañosylohubieranpilladorobandogalletas.

Sumadreabriótantolosojosqueparecíaqueibanasalirsedelascuencasencualquiermomento.

—Nopuedocreerlo—dijollevándoseunamanoalpecho—.¿Tanmalestánnuestras finanzas para que tengas que obligar a Elisabeth a trabajar por unsueldo? ¿Qué será lo siguiente? ¿Limpiar la plata para ganarse la cena? —preguntóconelsarcasmorezumandoportodossusporos.

—Por Dios, hace días que hablé con el administrador para darle unagenerosaasignación,nosoyunogro.Soloqueríadarleunaleccióndehumildad,esoestodo—sedefendiósintiéndosecomounvillano.Realmente,deberíahaberparadoesasituaciónhacíatiempo,peronoqueríaqueparecieraquesoloporque

ambosseentregaranalplacerdemaneratórridaydesesperadacadanoche,élibaacambiarsuactitudconella.

De hecho, Elisabeth no entendía por qué, a pesar de que le confesabasentimientos arrolladores durante las noches, cada mañana la barrera decontención volvía a levantarse alejándola de él. Compartían caricias, lujuria,besos,risas,todoeratanmaravillosoquenoparecíareal.Y,alminutosiguiente,denuevoél seencerrabaensupropiomundo,unmundoalqueellanoestabainvitada.

—Nopuedocreerlo,Richard,túnoeresasí.—Madre,nohagasunamontañadeungranodearena.Elisabethtampocoes

unangelito indefenso.No laconoces, si lohicieras, entenderíasquehaya sidoduroconella.

EleonorasellevólasmanosalabocaalveraElisabethenlapuertaabiertade la sala. Estaba tan ofuscada con su hijo que había olvidado que la habíamandadollamar.NoseleescapólaexpresióndolidaconlaqueElisabethmirabaa Richard, lo que le indicó que había escuchado más de lo que ella hubiesedeseado.

Seacercóhastaellaconlasmanosapoyadasensussienes,intentandosujetarsucerebroqueamenazabaconhuirdeaquellalocura.Elisabethbajólavistaunpoco avergonzada ante su escrutinio y se le ocurrió que, quizás, hubiera sidobuenaideapasarprimeroporsuhabitaciónyponerseropadeseñoritaantesdeacudiralacitaconsusuegravestidaconsuspantalonesdetrabajo.

EleonorasujetólasmanosdeElisabethylasgiróconlaspalmashaciaarribaparacontemplarhorrorizadalasdurezasqueseestabanempezandoaformarenlaspalmasdesusmanos,cercadelabasedesusfinosdedos.

—Seacabóestamajadería,¿mehabéisoído?¡Losdos!—Noesloqueparece,enrealidaddisfrutomuchocuidandodeloscaballos.

—Se vio en la obligación de defender a su marido de los gritos que habíaescuchadomientrasseacercabaporelpasillo,aunque,enesemomento,loúnicoqueleapetecíaeraestrangularloconsuspropiasmanos.

—Puedestomártelocomounentretenimiento,cariño,perosobremicadáverla señora de la casa limpiará el estiércol de los caballos. ¿He hablado con lasuficienteclaridad?

AmbosasintieronyEleonorasalióechauna furiadejándolosasolasenunsilencioincómodo.

—Serámejorquesubaacambiarme—dijoElisabeth,alfin,girándoseparadirigirsehacialapuerta.

Richardseacercóendoszancadas,laabrazóporlacinturaylaacercóhastaélpegandosupechoalatensaespaldadesuesposa.

—Elisabeth —susurró junto a su oído y ella cerró los ojos ante elestremecimientoqueleprodujosualientocalienteenlasensiblepieldesunuca.Resistiólatentacióndeapoyarsecontraélydejarsellevar.Richardmordisqueóellóbulodesuorejaypaseóloslabiosporsucuello.Sabíaqueestabaenfadada,ymucho—.Creoquemimadretienerazón,llevodíaspensandoquedebesdejardetrabajarenlascuadras.Todoestosemehaidounpocodelasmanos.

Parasersinceros,élsabíaqueeraunerrordesdeelmismomomentoenqueselehabíaocurridoesaestúpidaidea.Peroencontrabaunaperversasatisfacciónyunextrañoorgulloalcomprobarlacapacidadqueellateníaparapulverizarsuspropioslímites.

—¿Enserio,cariño?Quédetalle.¿Creesqueyaheaprendidolalección?—Richard se tensóalnotar el tono lacerantey frío en suvoz—.Quizáprefierascastigarmedurantehorasdecaraalaparedyconunpardepesadoslibrossobremismanosextendidas.¿Seríasuficienteparaexpiarmispecados?¿Esosquesoloexistenentupodridaimaginación?

—Cielo, no malinterpretes mis palabras. —Pero había poco lugar a lainterpretación. Sus ansias por intentar que nadie notara que se estabaenamorandoperdidamentedeella,siesquenoloestabaya, lehabíanllevado,como siempre, a que le traicionara la lengua. Estaba sopesando seriamente laideadehacervotode silencio, almenos así noprovocaríaun cataclismocadavezqueabrierasubocaza.

—Nohemalinterpretadonada,«cielo».Tienesrazón,nosoyunangelito.—Elisabethsesoltódesuabrazoylomiróalacaraconlosojosllameantesdeira—.¿Sabes,Richard?Creoqueeshoradequeseastúelqueaprendaunavaliosalección.Mehasdescubierto.Soylaarpíaquesiemprehasintuidoqueera.Todoestabapremeditado,todohasidounabrillanteactuaciónpormiparte.Ahora,alfin,estoydondequieroestar.Tendréunajugosarentagraciasatugenerosidad,y

tus trabajadores y tu familia piensan que soy una víctima y tú un mezquinoarrogante.PobrecitaElisabeth.—Richardsequedócongeladoyhubieracreídosus hirientes palabras si no hubiera visto el dolor en sus ojos—. A partir deahora,mevoyacomportarexactamentecomotúesperasquelohaga,utilizandoatodos,valiéndomedemissuciasartimañasparasalirmeconlamía,yséqueloconseguiré. ¿Sabes por qué? Porque puedo. Porque a pesar de que jamás hasconfiado enmí, has caído amis pies. Solo necesito chasquearmis dedos paraquetearrodillesantemísuplicándomeunacaricia.Igualqueunperrito.

Elisabeth se había acercado tanto a él que notaba el calor furioso quedespedía su cuerpo, con una actitud altiva que la hacía resultar todavía másirresistible.Susojos seveíanbrillantespor las lágrimasqueestabaapuntodederramarysubocaconvertidaenunafina líneaapretada tratando, inútilmente,controlarsusemociones.

Éltragosalivayabriólabocaintentandoencontrarlafrasequesolucionaratoda aquella absurda contradicción en la que se había convertido su vida,intentandoverbalizar todoesecúmulode sentimientosque seagolpabanen sugarganta,intentandoexplicarseasímismoporquésiellaleofrecíatodoloquenecesitabapara ser feliz, cadapasoquedaba ladestruíaunpocomás.Sindartiempoaquesucerebrohilaraunafrasesensata,Elisabethsaliódelahabitacióndejándoloaladeriva,totalmenteconfundidoyperdido,sintiendoqueelcalordesusvenasseibaconella.

—Andrew nos ha invitado a pasar el día en Greenfield mañana parapresentarnosasusinvitados.Ustedtambiénestáinvitado,señorLane—informóEleonoradesdelacabeceradelamesadurantelacena.

—Se lo agradezco, milady, pero no quiero abusar de su hospitalidad—contestódejandoloscubiertosordenadamentejuntoasuplato.

—Tonterías,mientrasestéenestacasa,serátratadocomounomás.Además,me encantaría que pudiera asistir a la fiesta campestre que estoy preparando.PodríaescribiralseñorSheldonparaquelepermitaquedarseuntiempomás.—Despuésdelimpiarsedelicadamenteconlaservilleta,miróasushijosparaversuexpresión.

CarolineyCrystalresoplaronpocofemeninamenteycomenzaronahablaralavezobjetandotodoloqueselesocurríaencontradeladecisióndesumadre.

—Esabsurdoqueosquejéis.Las invitaciones estánya enviadas.—SonrióEleonoraconsuperioridadmientrassellevabaelcubiertoalaboca.

Richard tenía tan pocas ganas de tener la casa llena de extraños como sushermanas, pero sabía que era inútil llevarle la contraria a sumadre. Además,estabademasiadoocupadoobservandolaactituddesumujercomoparafijarsesiquieraenlacomidadesuplato.

Elisabethestabasimplemente radiante.Supeinadoelegante, recogidoen lacoronillacondelicadosbuclesqueresbalabanhastasucuello,hacíaquetodalaatención se centrara en el escote cuadrado de su vestido, demasiado atrevidoparaunacenafamiliarenelcampo.Eltonoazulnochedelabrillantetelahacíaquesusojosrefulgierancomosiunallamaardieraenellos.Suposturacorporalhabíavueltoaser impecable, refinadaycasiantinatural.Suespaldaestaba tanrecta como el respaldo de la silla, y su sonrisa perpetua, era tan encantadoracomo terriblemente falsa. Su tema de conversación era amable, intachable,previsible,peroloquemásleimpactabaerasumirada.Sumiradaestabavacía.Hablabaconélenuntononeutroycorrecto,comosifueransimplesconocidoso,loqueerapeor,unmatrimoniodesapasionado.

RichardhabíasoportadoestoicamenteeldesplieguedeencantoqueElisabethhabía iniciadocon todoaquelquesecruzabaensucamino,e inclusosehabíamordidolalenguaalvercomocoqueteabadenuevoconTimdescaradamente.

Elisabethlehabíaenseñadoconhechosladiferenciaentrelasconversacionesamigables,quehabíanmantenidoconelmuchachohastalafecha,yelderrochedetrucosfemeninosquehabíatenidolugaresatarde.Despuésletocóelturnoaun sonrojado Lane, que no sabía dónde meterse ante la mirada asesina deRichard.HastaelpobreLeopoldsequedóobnubiladoantesudelicadayradianteamabilidad.

Habíaintentadohablarconella,aunquenisiquierasupieraconcertezaloquele quería decir, pero Elisabeth rechazaba cualquier acercamiento de maneracontundente,aunquesinborrarlasonrisadelacara.Richard,desdeelprincipio,lahabíatachadodefríaymanipuladorasintenerningunapruebadeello,apesardequeella sehabíaesforzadoendemostrarle lo contrario.Puesahora sería lamujer frívola, cínica y vacía que él creía, aunque en el proceso tuviera queperderpartedesuesencia.

TodalafamiliasedirigióalacasadeMarianyAndrewdispuestosapasarundíadistendidoyagradabley,aunqueElisabethpreferíaenterrarlacabezabajosualmohadaantesdeinteractuarconsumaridoenpúblico,admitióquelevendríabienhaceralgodiferentequelasacaradesurutina.

—Lys, creo que deberíais hablar. Pero hablar de verdad y poner las cartassobre la mesa de una vez. Sois como dos mulos cabezones que se niegan areconocerloquesienten,yesecúmulodemalentendidososvaadestrozar.

Lasmellizassehabíanrezagadodelrestodelgrupoque,animadamente,sedirigía al interiorde lamansióndonde los condesdeHardwick los esperaban.Elisabethmiró la espalda de sumarido que caminaba con sumadre del brazoencabezandoelgrupo.

—Creoqueyaestá tododicho,May.Estoycansadade todoestoynohaynada que arreglar. Creo que le odio —sentenció con la cara enfurruñadaintentandoconvencerseasímismadelaveracidaddesuafirmación.

Maysiesoltóunacarcajada.—Podríashacerunadetuslistasparadetallarloquehayentrevosotros,ylos

sentimientosquetienesportumarido,pero,desdeluego,elodionofiguraentreningunodeellos.Yoloresumiríaenunaatracciónirrefrenableyunacabezoneríainsanaporpartedeambos.Ysobretodofaltadecomunicación.

—¿Atracciónirrefrenable?—bufóElisabeth—.Carolinetehadejadounadesusvomitivasnovelasrománticas,¿verdad?

—Antesteencantaban—seburló.—Antesdeconocerlacrudarealidaddelavida.—Porcierto,¿conocesalosinvitadosdelosHardwick?—No,estabademasiadoocupadainsultandomentalmenteamimaridopara

preguntaresedetalle.Entraron al salón cogidas del brazo y observaron como los Greenwood

saludaban a Marian, que en esos momentos les presentaba a una muchacha,supusieronqueunadesusinvitadas.

Elisabeth se reprendió a simisma por sentir una punzada de celos cuandoRicharddepositóunfraternalbesoenlamejilladesucuñada.Maysiesonrióalverlaexpresióndesuhermanaylareprendióensilencio.

Enesemomento,Crystalavanzóunospasosy la joveninvitadaquedóa la

vista.Elisabethsintióquelamanodesuhermanaseaferrabaasuantebrazocomo

una garra, hasta el punto de provocarle dolor, y la miró extrañada. Maysieparecía petrificada. Estaba tan pálida que se podían dibujar con un dedo lasmarcasazulesdesusvenasbajolapiel,suslabiosestabanentreabiertosenbuscade un aire que se negaba a bombear sus pulmones y los ojos parecíandesencajados.

—Quéteocurre,¿estás…?—Celia. —Elisabeth leyó sus labios, ya que su garganta fue incapaz de

emitirningúnsonido.Siguió ladirecciónde sumiradaparadescubrirunabella jovenmorenade

sonrisaangelical,unajovenquebienpodíaserlaversiónadultadeAura.Supelonegropeinadoendelicadostirabuzonesoscurosybrillantes,susojosenormesyexpresivos, su piel tan blanca y perfecta como lamejor porcelana, y hasta lamaneraenlaqueinclinabasucabezamientrasescuchabaalapersonaconlaqueestabahablando.

Elisabeth no la había visto nunca, pero no le hizo falta nada más paraentender que aquella joven eraCeliaCross, la hermana del hombre que habíadestrozado la vida deMaysie, y si ella estaba allí, su hermano no podía estarlejos.ElloseranlosinvitadosdelosHardwick.

No se dio cuenta de que sumelliza se había soltado de su brazo.Maysiesentíaqueseibaadesmayar,queelmundocolapsabasobreellaytodoloqueleimportabaestabaapuntodedesmadejarseentresusdedos.Instintivamente,diovarios pasos aún de espaldas hacia la puerta con la única idea en mente deescapar de allí. Ni siquiera podía ver con claridad y solo era consciente delrugido de la sangre agolpándose en sus oídos. Giró sobre sí misma con laintencióndeecharacorreryelimpactocontraalgosólidocasilahizoperderelequilibrio.Levantó lavistadelampliopechomasculinoconelqueacababadechocar,paraencontrarseconlosojosgrisesquelahabíancautivado,seducidoydestrozado,poreseordenyconigualintensidad,tantotiempoatrás.

Enunacto reflejo Julian la sujetóparaquenocayera,y susdedoscálidosparecieronatravesarlasuavemuselinadelasmangasdesuvestido,comobrasasmarcandosucarne.Yasí,eldestinoquisoque,despuésdetantosaños,Maysie

sevieradenuevodesarmadaporlosojosdeJulianCross.

Capítulo25—Te recuerdo —dijo Celia con espontaneidad mientras su sonrisa se

ensanchabatodavíamás.Se acercó hasta las mellizas y dio un fugaz beso en la mejilla a una

sorprendida Maysie, saltándose cualquier norma de protocolo. Ella le sonriótambiényagradecióquetodoslosdemásestuvieranenfrascadosensuspropiasconversacionesynosepercatarandelgesto.

Todos, menos Julian, que le susurró algo a su hermana al oído y, actoseguido,ellahizounasencillareverenciahacialasmellizas.

—Veoqueosconocéis,supongoquesabréisquenuestroJulianahoraeselnuevo marqués de Langdon—comentó Andrew, intentando aliviar la tensiónmásqueevidenteentreellosquenisiquieralanaturalidaddeCeliahabíapodidodisipar.

—No lo sabía, supongo que deberíamos felicitarle por ello —contestóElisabethconsusonrisamáscortante.

—Noesnecesario,señoraGreenwood.Alfinyalcabo,noesalgoquemehayaganadoporméritospropios.

—No, solo ha tenido que esperar a que los demás semueran para pasar acobrarsupremio.Creoquelosbuitresusanlamismatáctica.

—Lys!—susurróMaysieescandalizada—.Elisabethquieredecir…—Nohacefaltaqueladisculpe,señoritaSheldon,nohadichonadaqueno

seacierto.ElcondedeHardwickllevóaLangdonparapresentarlealseñorLane,que

nosehabíaperdidodetalledelareaccióndeMaysienidenadadeloquehabíaocurrido alrededor, aunque por suerte su comportamiento fue bastante másdiplomático.

Maysie no sabría decir si la comida duró horas o apenas unos minutos.Parecía que su consciencia hubiera abandonado su cuerpo. Escuchaba laanimadachácharadeMarianylasmujeresGreenwood,quesemostrabanatentasyamablesconCelia,haciéndolepreguntassobrelospaísesquehabíavisitado.

A pesar de que parecíanmantenerse ajenos a lo que bullía en su interior,Maysie pensabaque, en cualquiermomento, todos se volverían hacia ella con

miradas acusatorias y la señalarían con el dedo para gritarle que conocían susecreto.

ParaellaeratanevidenteelparecidoentreCeliaysuhijaquenocabíaotraposibilidad. La única persona que lamiraba inquisitivamente era Crystal que,consumentecientífica,escrutabalosrasgosdeCelia.Inclusollegóapreguntarlesihabíancoincididoalgunavez,yaquesucaraleresultabamuyfamiliar.

Andrew y Lane se habían percatado de la tensión más que evidente, yRichard,consumentetotalmenteabstraídaensusproblemasmatrimoniales,noconseguíaentenderelporquédelfuriososonrojodesumujeryelcontrastequesuponíaencomparaciónconelsemblantecenicientodesucuñada.

Por enésima vez Julian levantó la cabeza del plato que fingía comer, paraencontrarsejustodelantedesusnariceslamiradabeligerantedeElisabethylosojos bajos y nerviosos de Maysie. Aquella situación era tan incómoda ysurrealistaqueseestabaarrepintiendodehaberaceptadoviajarhastaallí.Noeratan ingenuo como para haber esperado encontrar una Maysie adolescenteencantada por su reencuentro. Todo lo contrario, lo único que había podidoobservar en ella era tensión y resentimiento, además de una evidenteincomodidadporsupresencia.

Encuantoterminaronconelpostre,Elisabethselevantótansúbitamentedesu asiento que el ruido chirriante de las patas de la silla arrastrándose por elsuelo hizo que todas las cabezas se volvieran hacia ella. Se disculpó con losanfitriones argumentando un súbito malestar por el que se veía obligada amarcharseacasa.

—Maysiemeacompañará.—Laaludidavioloscielosabiertosantelavíadeescapequesumellizaleofrecíayqueellahabíasidoincapazdesugerir.

Richardselevantólentamente.—Yoteacompañaré.—Noesnecesario,Richard.Quédateaquíydisfrutadelrestodeldíacontu

familia.—Su tono fue tan cortante queRichard analizó si había un trasfondooculto en aquel comentario o si, de nuevo, había hecho algo que pudieramolestarlaylasacompañóhastalasalidainsistiendoenmarcharseconellas.

—Sialmenosmedijerasloqueteocurre…—Richard,porfavor.ConMaysietengosuficiente.Nohaynadaquepuedas

hacerparaayudarmeenestosmomentos.Quédateconellos.—Siteencuentrasmaldímelo.—No te pega demasiado el papel de marido preocupado. Vuelve con los

demás,sévalermepormímisma.Richardapretólamandíbulaantesutono,sinentenderabsolutamentenaday

desistió. Se despidió de Maysie con un gesto de la cabeza y las dejó fueramientraselcarruajequelasllevaríaacasaseacercabaporelcamino.

—Hassidodemasiadoduraconél.Richardnotienelaculpa.—Seguroquetendrálaculpadecualquierotracosa,May.Ynoquieroque

meanaliceoqueintenteseramableconmigocuandoloúnicoquemeapeteceenestosmomentosesromperalgo.

Las últimas veinticuatro horas habían sido terribles paraMaysie.Lo únicoquehabíaevitadoquecayeraenlatotaldesolacióneralapresenciadesuhijayelapoyoincondicionaldesuhermana.

Sentadaenelbancodepiedrajuntoasumelliza,observabaconunamezclademelancolíaycariñoasupequeñaquealimentabaalospecesdoradosdeunestanqueconmigasdepan.Aurasereíacadavezquelospececillosseacercabanalasuperficie,yMaysiesupoquesilavidanolehubieraregaladolaposibilidaddesermadrenohubierasidocapazdesuperareldesengañodeJulian.Apenashabíaconseguidoconciliarelsueñonicomerdesdeeldíaanterior,ysudesazónle provocaba un nudo en el estómago cada vez que pensaba que él estaba tancerca.Susecretoestabamásexpuestoquenunca,ylaposibilidaddequetodoelmundo descubriera la verdadmás importante de su vida era, por primera vez,unarealidadinminente.Elmiedoamenazabaconparalizarla,perosihabíasidocapazdellegarhastaallítendríaquesacarfuerzasparaafrontarloqueestabaporvenir.

—Maysie,nosiremosdeaquíencuantotúmelopidas.—No puedes abandonar tu vida. Para bien o para mal, ahora eres una

Greenwood, son tu familia también.Nopodría consentir quedesperdiciaras laoportunidaddeserfeliz.

—TúyAurasois lomásimportanteparamíyharéloquetengaquehacerpara protegeros. —Trató de ignorar el pellizco en su estomago al pensar enalejarsedeRichard.Perosulealtadestabaconellas.

Cumpliría su promesa de apoyarlas contra viento y marea y respetaría supactodelealtad.

—Todoestoestancomplicado.—Maysieseapretólassienesconlasyemasde los dedos intentando aliviar la tensión—. He pensado en marcharmeinmediatamente con Aura, pero creo que eso haría que todos comenzaran apreguntarse qué ocurre.Quizá levantaríamosmás sospechas que si intentamoscomportarnosconnormalidad.

—¿Normalidad?Ayercasitedesmayasalverlo,yyonosésipodréaguantarel impulso de sacarle los ojos cuando lo tenga delante. ¿A eso le llamasnormalidad?

—Nospillódesprevenidas.LoúnicoquedeseabaMaysie,enrealidad,eraponertierradepormedioe,

incluso,Londresleparecíademasiadocerca.Perodebíamantenerlamentefría.Durante todosesosañossehabíaaferradoa ladistanciaque los separabaparamantenerseaflote.Sehabíasentidofalsamenteprotegidaalsaberlolejosynoserefería solo a la distancia física. Su matrimonio era un motivo más quecontundenteparaobligarseamatarcualquieresperanza.Escuchabalosrumores,cada vez menos frecuentes, sobre sus viajes, intentó obviar la noticia delfallecimientodesumujereignorarcadaretazodeinformaciónqueescuchabaahurtadillas, como si fuera un eco, durante los bailes y veladas, hasta que elsofisticadoyselectocírculosocialenelquesemovíaparecióolvidarsedeél.Sehabía centrado en velar por su hija, en procurarle una especie de oasis deprotecciónyfelicidadenelqueelrestodelmundonoteníacabiday,ahora,todoesosetambaleabaantesusojos.

PerolaideadequeElisabethsacrificaratodoporseguirlaparaprotegeresaparceladefalsaseguridadnoerafactible.

—¿Crees que se darán cuenta? —preguntó deseando en el fondo que suhermanalemintierayledijeraloquequeríaescuchar.

—Nolosé.Elparecidoesincreíble.Peroayernadiepareciónotarlo.PuedequesinovenaAuracercadeCelia…

Maysielamiróesperanzadaqueriendoqueesofueraverdad.—¿Túcrees?—Debemos ser cuidadosas para que Langdon no vea a la niña o estamos

perdidas.Esuncerdoyuncretino,peronoesestúpidoynocreoquesetraguequeestuahijada.CuantamenosgenteveaaAura,másposibilidadestendremosdequenosaquenconclusiones.

—Tengo tantomiedo,Elisabeth.Durante todo este tiempohepermanecidoenunaespeciedeletargo.NosécuálseríasureacciónsillegaraaenterarsedequeAuraessuhija.Ysiquiere…—Elmiedoaqueselaarrebataraoexigierasusderechoseratanrealytandoloroso,quesucerebrosenegabaaexpresarloconpalabras.

Elisabethlecogiólasmanosentrelassuyasylainstóamirarlaalosojos.—No te atrevasapensarnada semejante,May,no te atrevas.—Maysie se

tragó las lágrimascomo tantasotrasveceshabíahecho—.Lodigoenserio, siquieresquenosvayamos,nosmarcharemosahoramismo.

Maysienegócabizbajaytomóaireintentandorecuperarlasensatez.—Nopodemosmarcharnosahoracontodoslospreparativosdelafiestaen

marcha. Levantaríamos demasiadas habladurías y solo te causaría másproblemas con Richard. Esperaremos a que la fiesta termine. Va a ser unasemana interminable, pero evitaré encontrarme con él, aunque me cueste lamismavida.Después,pensaréquéhacer.

Maysie cuadró su posturamirandohacia el caminoyElisabeth intuyóquealguienseacercaba.SevolvióparaverlaaltayespigadafiguradeBryanLane,consuausteroydiscretotrajeoscuroacercándoseporelsendero.Lassaludótanimpecableyamablecomosiempre.

—Hace una tarde excelente para dar un paseo, ¿le gustaría acompañarmeseñorita Sheldon? —Su tono era suave y agradable, pero había un matizimperativoquehizoqueElisabethselevantaracomoimpulsadaporunresorte.

—Aura,cariño,vamosamerendarmientrasmamádaunpaseo,¿deacuerdo?—La niña vino corriendo con sus rizos negros saltando a su alrededor y unasonrisadeorejaaoreja.

—¿Habrágalletasdecanela?—Seguro que sí —añadió mientras la cogía de la mano para enfilar el

caminodevueltaalamansión—.Ysino,lasharemosnosotras.Maysie aceptó el brazo que Lane le tendió e iniciaron en silencio el

serpenteante sendero entre los olorosos macizos que comenzaban a florecer.

Lanenodijonadahastaquellegaronauncenadordepiedrablancaytomaronasiento en uno de los bancos. No era un hombre al que le gustaran loscircunloquiosy,trasunaspocasalabanzasalaintrincadaarquitecturadeljardín,decidióirdirectoalgrano.

—Señorita Sheldon, soy consciente de que probablemente este no sea elmejor momento para tratar este tema.—Maysie deseaba que se la tragara latierra.Conocíaalaperfeccióneltemaqueélqueríatratar,perosabíaquecuantoantesledejaraclarasuposturaseríamejorparaambos—.Séquenoesningúnsecretoelmotivoquemehatraídohastaaquí.

—SeñorLane,tienerazón.Noeselmejormomento.—Peropuedequeno tengamosotro.Sabequemi intenciónespedirleque

sea mi esposa. Soy consciente de las circunstancias que la rodean y estoydispuestoaaceptarlas.

Ellalomirósorprendida.Lane,comomanoderechadesupadre,conocíalaexistenciadeAuradesdehacíatiempo,peronoesperabaquehablaradeesetemaabiertamente.

—Noseríajustoparausted.—Dejequeseayoquiendecidaeso,porfavor.Éleselpadre,¿verdad?Maysiesintióquelasangreseleibaalospiesynisiquieraintentófingirque

noentendíalapregunta.Bryaneralobastanteperspicazyobservadorcomoparaquenilareacciónde

las mellizas, la de Langdon o el aspecto físico de los hermanos le hubieraparecidocasualidad.Másaún,cuandoconocía lahistoriadeMaysie,almenosunaparte,ysabíaquesuembarazofuefrutodeunenamoramientojuvenil.Nofuedifícilatarloscabosytampocoloseríaparalosdemásconeltiempo.

Ellaasintióconunmovimientolentodesucabezaysintióporuninstantelaliberacióndepodercompartirunapizcadeesesecretoquepesabatanto.

—¿LangdonsabedelaexistenciadeAura?¿Sabequeessuhija?—No,élsemarchóantesdequeyodescubrieraqueestabaembarazada.Fui

una joven estúpida que me creí sus promesas mientras ese hombre planeabacasarseconotra.Saberdesuexistencia,nohubieracambiadonuestrosdestinos.

—Maysie,estoydispuestoacasarmeconustedyaintentarserunbuenpadrepara su hija. Hace tiempo que quiero pedírselo, pero nunca había reunido el

valorsuficiente.—Señor Lane, yo no puedomás que sentirme honrada. Es usted un buen

hombre y se merece alguien que pueda entregarse por completo. Pero micorazón es una piedra inerte, llena de desconfianza, incapaz de latir por nadiemás.

Bryanseacercóaellaysujetósumanoentrelassuyasintentandocalmarsutemblor, trazando suaves círculos con el pulgar sobre su dorso. Subió hasta lapiel desnuda de su muñeca y notó como ella contenía durante un instante larespiración.

—Al menos, prométame que va a considerarlo. No puede sacrificar sufelicidadysuestabilidadporqueensujuventudcometieraunerror.

Maysiesequedóconectadaalosojososcurosqueparecíanleersualma.Susrasgoseranduros,apesardesujuventud,yreflejabanunafuerzadecarácterquedistaba mucho del hombre sumiso y complaciente que fingía ser mientrastrabajababajolaseveramanodeSheldon.SabíaqueLaneteníarazón.Peroeratandifícilcerraresapuertaparasiempreytirarlallavealfondodelmar.

Bryandeslizósusdedosenunasuavecariciasobresumejilla,yMaysiesediocuentadequeeraelprimerhombre,desdequeJuliandesapareciódesuvida,al que le permitía acercarse, que se atrevía a mirarla de esa manera. Ojalápudieraconfiarenél,dejarsecuidaryproteger,sentirseamadayrespetada,ynocomounjuguetedestrozadoporalguiensinescrúpulos.Resultabatentador.

—Lane,¿puedopedirlealgo?—Bryanasintiósinapartarseunmilímetrodeella—.Béseme.

Élnopareciósorprenderseporlapeticiónycerróladistanciaentreellos.Elbeso no eramuy diferente de los que había recibido antes. Un roce suave debocasyunligeroestremecimiento,lahumedadprohibidaqueseintuíaentreloslabiosentreabiertos,elcalordesusangrequeibacreciendoyempapándolotodoconunpocomásdevida,unalenguaatrevidaqueseaventurabaainventarunanueva caricia y, al fin, el deseo despertando su carne.Un beso perfecto. Peromuy alejado del torbellino de emociones incontrolables que Julian Cross leprovocabaconsolomirarla.

AunquelacasimágicapresenciadeAurasolíasersuficienteparaanimarla,Elisabethsentíaquelefaltabaelairedentrode lamansión.Sepusoel trajede

montary,unavezqueestuvoseguraqueRichardsehabíamarchadoavisitaralosarrendatarios,seencaminóhacialosestablosenbuscadesuyegua.Unodelosmuchachosensillóalanimaly,cuandoestabaapuntodesalir,seencontródefrenteconTim.

—Buenosdías,señora—lasaludómásfríodelohabitualquitándoselagorradepañoquellevaba.

—Buenosdías,Tim.—Seextrañódequeelmuchacholebloquearalasalida—.VoyadarunpaseoconAres.

Eljovencarraspeóvisiblementeincómodo.—Me temo que no es posible. El señor prohibió expresamente que usted

montaralayeguahastaquenoestédomadadeltodo.—Apártate,Tim.—Señora,hayotrosmuchoscaballosaptosparausted.Suesposofuetajante

alrespecto.Elanimalesmuybriosoy,hastaquenoterminemosdedomarlo,noesseguro.

—Dile a mi marido que puede que lo que necesite precisamente sea unanimal brioso. —Elisabeth se mordió la lengua al ver la progresiva cara deespantodeTim,entendiendolosderroterosporlosqueibalamentemasculina.

Ellaresoplóycontinuóavanzandoyelmozotuvoqueapartarseparanoserarrollado.

—Richard me va a despellejar por esto —musitó el joven mientras veíacomocaballoyamazonasealejabanatodogalope.

Richard, que hablaba con uno de los arrendatarios mientras comprobabanunadelaslindes,sequedóconlaspalabrasatascadasenlagargantaalveralolejos unamontura que se alejaba a una endiablada velocidad. Semontó en sucaballoy loazuzópara intentaralcanzarla.Había reconoció inmediatamenteelcaracterísticocolorcaneladelayeguayelpelorubioclaroqueflotabaalrededordeljinete,comosifueraunhalo,mientrasatravesabanlapradera.

Sucaballoerarápidoyfuerte,peroleestabacostandoalcanzarla.Elisabethnotó que la seguían ymiró por encima de su hombro para comprobar que sumarido leganabadistancia.El corazóndeRichard se saltó tres latidos cuandovioqueellasedirigíaatodavelocidadhaciaunpequeñomuroparasaltarlosintitubear y sin aparente dificultad. Richard la imitó y, cuando consiguió

alcanzarla,ElisabethyahabíadesmontadoenunpequeñoclaroyledabasuavestoquecitosaAresenelcuellofelicitándolaporlacarrera.

Richard se bajó del caballo y en solo dos zancadas ya estaba junto a elladesprendiendo azufre y cenizas por cada poro de su piel. Elisabeth,instintivamente, dio un paso atrás, pero su expresión insolente no varió ni unápice.

—Buenosdías,¿hassalidoapasear?—Desdeluego,nohesalidoparavercomomimujersepartelacrisma.—Noexageres.Llevomontandoacaballodesdelosdiezaños,séloqueme

hago.—Me importabienpoco loque sepas.Prohibí expresamentequemontaras

estayegua.Noestápreparadaaúnynosolohasignoradomisórdenes,sinoquemehasdesautorizadodelantedemishombres.

Su mirada era tan dura que Elisabeth no sabía si era buena idea seguirprovocándolo.

—Bueno, es una pena que yo ya no trabaje para ti y no puedas darmeórdenes,¿verdad?

Richard estaba a punto de enloquecer ante su provocación constante y supacienciahacíatiempoquesehabíaagotado.Seacercóotropasomáshaciaellaacorralándolapocoapococontralalíneadeárbolesquebordeabanelclaro.

—¿Porquéhacesesto?¿Porquéteempeñasenjugarconfuego?—Soy Elisabeth Sheldon, al fin y al cabo, eso es exactamente lo que se

esperademí.—EresElisabethGreenwood,yloqueseesperadetiesquetengasalgode

cerebrodentrodetubonitacabeza.—¿Tenercerebroimplicaobedecertusabsurdasdecisionessinrechistar?—¿Absurdas?Nohayotraposibilidad,definitivamente,hasperdidoelbuen

juicio.Supongoquenoteimportahaberpuestoenriesgo,apartedetuintegridadfísica,elpuestodetrabajodelosmozosydetuqueridísimoamigoTim.

—Tim no es mi queridísimo nada. Es absurdo queme prohíbasmontar aAres.Yahasvistoquenosacoplamosalaperfección.

—Porsupuesto.Ares.Solotúlepondríaselnombredeldiosdelaguerraaunayegua.Sicontinúasobcecadaysinatenderarazones,lavenderé.

—Noteatreverás—jadeóindignada.—Ponmeaprueba.Venderélayegua,despediréatodoelmundoyteataréa

micamahastaqueentresenrazón.RichardaprovechólaligerainseguridadquebrillóensumiradayElisabeth

soltóunacarcajadaparadisimularla.—¿Yacuantagentepiensasllamarparaqueteayudeaatarme?Conunrápidomovimiento, laapresóporlasmuñecasylapresionóconsu

cuerpocontrael árbolque teníadetrás, sujetandosusmanosporencimade sucabeza.

—¿Deverasquieresjugaraesto,cariño?—Sutonoerasarcástico,peronohabíani rastrodeburlaen laexpresióndesusojos.Solohabíaexasperaciónydeseo—.Porqueestoymásquedispuestoaarrastrartehastamicuarto,atarteamicamaypasearmibocaportucuerpohastaqueterindasamí.Quierobesartedesde las puntas de tus pies hasta ese punto sensible detrás de la oreja que tehacetemblar.Quieroentretenermeunaeternidadconmilenguaentusexohastaquetucuerpovibreynopuedasoportarmásplacer.Ymebastaymisobraconmisansiasdetiparaconseguirlo.

La respiración de ambos era pesada y rápida y parecía inevitable que laatracción entre sus cuerpos hiciera el resto. Sus bocas se unieron de formasalvaje en un beso ansioso y pasional, capaz de derribar cualquier barreraexceptolaqueellosmismoseimponían.Richardsoltósusmuñecasypaseósusmanosdentrode la chaquetillademontarhastaque suspalmasencontraronelcalor de la piel y el roce de sus pezones excitados a través de la camisa. Porsupuesto,ellaintentabaconvencerseasímismadequesolopretendíatorturarley él estaba convencido de que su única pretensión era demostrarle quienmandabaallí.Laúnicaverdaderaqueningunopodíadejardeaferrarsealotro,queelcalorentreellosamenazabaconfundirlosenunsoloseryquecadavezeramásdifícilfingirquenosentíannada.

Elisabethsentíasuerecciónduraydescaradacontrasuvientreysearqueócontra él buscando su contacto.Richard se separó con un enorme esfuerzo deella, a lo que su esposa contestó con un suave gemido de protesta.No era ellugarnielmomento,nipodíapermitirsezanjarlasdiscusionesrevolcándoseporelpradocomosifueransalvajes.

—Bastaporelmomento.Paraconseguirelresto,quizátengasquesuplicarunpoco,cielo.

Elisabethsoltóunafloridamaldicióneintentópatearlelaespinilla,gestoqueélesquivóconunágilmovimiento.Richardsemontóensucaballoparavolveracasaconunasonrisadesuficiencia.

—Volvamos,ynoseteocurrasepararteniunmetrodemíonovolverásamontaraAres.

AuradormíalasiestaplácidamentealcuidadodesuniñerayMaysiedecidióque,apesardelopocoapacibledelatarde,necesitabadarunpaseo.SabíaqueRichardhabíaacompañadoaAndrewarevisarlosterrenosdealrededorparalasjornadasde cazaque se organizaríandurante la fiesta campestre y dedujoqueJulian los habría acompañado. Caminó sin rumbo a través del camino quebordeabalosjardines,rodeadadetilosyrobles,sintiendoqueelfrescoolordelosárbolesylahierbalareconfortaba.

JulianhabíaqueridoquedarseapasareldíaconCelia,hastaqueellasehabíaabstraídocomosiempreensusdibujoscoloridosyuntantoinfantilesignorandoelmundoquelarodeaba.Ladejóacargodesudamadecompañíaysaliópararespirarunpocodeairepuroyevadirsedelaasfixianteansiedaddelosúltimosdías.Nosabíasisuspasoslohabíandirigidohastaallídemaneraaccidentalosisusubconscientelehabíajugadounamalapasada,perocuando,despuésdeunbriosopaseo,levantólosojosseencontróenlosintrincadoscaminosqueuníanGreenwoodHallyGreenfieldatravésdelbosque.Aminorólamarchaydudósivolver sobre sus pasos, pero decidió continuar como si algo le impulsara atransgredirloslímites.Avanzóentremacizosdehiedraymadreselvashastaque,alvolverunacurvadelcamino,lavio.Comounaaparición,comounensueño,comounadesusmuchasfantasíasaparecióenelcamino,másbelladeloquesumenteseatrevíaarecordar.Elairefríodelatardemoviólateladecolorclarodesus ropas y losmechones del color del oro viejo que se arremolinaban en suespalda,dándoleunaspectoetéreo,irreal.

Maysie se quedó paralizada. No reaccionó hasta que Julian estuvo cerca,demasiadocerca,lobastantecomoparaqueelolordesucoloniaapagaratodolodemás,paraqueelbrillodesusojosgrisesdifuminaraelrestodecoloresquelosrodeaban,paraqueelsonidodesucorazónretumbandoensusoídossilenciarael

cantodelospájaros.Suficientementecerca,demasiadocerca,tanto,queelrestodel universo se convirtió en un borrón insignificante. Ella dio un paso atrásdispuestaamarcartodaladistanciadelaquefueracapaz.

—Maysie,esperaporfavor.—LordLangdon,sufamiliaridadhaciamíestátotalmentefueradelugar.Le

agradeceríaque,simplemente,evitedirigirseamí.Maysie se giró para marcharse y en un impulso el marqués la sujetó del

brazo intentando retenerla.Elbofetón en sumejilla sonó tan fuerteque Juliancreyóquelospájaroshuiríanespantadosporelchasquido.Nopodíaculparla,esabofetada apenas alcanzaba para mitigar una minúscula parte del dolor y lafrustraciónacumuladadurantetantosaños.

—Noseatrevaatocarme—dijoMaysieconlosdientesapretados,mientrassupechosubíaybajaballenodeunafuriaincontrolable.

—Necesito hablar contigo, concédeme, aunque sean unos minutos.—Ellanegó con fuerza—. Maysie, necesito que me escuches, que entiendas lo quepasó.

—¿Paraqué?¿Podráborrarsuexplicacióntodoeldoloryladecepciónquesufrí? ¡No!No le permitiré que acalle sumala conciencia con unas disculpasvanasmientrasreabreheridasquehacetiempoestáncerradas.Loquepasóestámuertoyenterradoparamí.Leaconsejoqueustedtambiénloolvide.

Maysiesealejóconteniendolasganasdeecharacorrerintentandoasimilarlo que acababa de ocurrir, incapaz de dominar el volcán que amenazaba conentrarenerupcióndentrodesupecho.

Juliansefrotólacaradoloridaynopudoevitarunasonrisatriste.Puedequenohubierasidoelmejorcomienzo,perosidealgopodíaestarseguro,eraqueloqueardíaconesafuerzadentrodeMaysieestabamuylejosdeserindiferencia.Noestabatodoperdido.

Capítulo26—¿ComoselohatomadolordPhinley?—Comotodoslosdemás,supongo—contestóRopper.MathiasSheldonechóunvistazoalasescriturasqueacababadeconseguir,

un puñado de papeles amarillentos que marcaban la línea divisoria entre unhombreysuruina.

RoppereratambiénunodelosabogadosdeSheldon,comoLane,perodondeBryanLaneeratodocorrecciónydecencia,PaulRoppereraunalmaturbiaalaqueno le importabaenfangarse lasmanoscon taldeganarunasmonedas.Eraavaricioso,listocomounarataysemovíaporlosambientesmásescabrososdela alta sociedad londinense como nadie. Conocía cada secreto indecente, cadadebilidad,cadadeshonor,ynodudabaenusarlosinningúnescrúpulo.

Sheldon necesitaba a Lane para llevar con pulcritud sus asuntos másimportantes. Pero usaba las argucias de Ropper para lo que había comenzadocomouna pequeña venganza y ahora le reportaba casi tantos beneficios comosusnegocioslegales.

Se había convertido en un prestamista, un usurero despiadado que seaprovechabadelasdebilidadesdelabuenasociedadparaampliarsinmesurasufortuna.Loque,sinduda,máslesatisfacíanoeranlasganancias,sinovercomoaquellosquelomirabanporencimadelhombroenlasreunionessocialesporserunnuevoricosinpedigrí,sehumillabanparapedirledinero,llorabanintentandoconseguir desesperadamente una prórroga que los salvara de la bancarrota y,finalmente, se arrodillabanapelandoa subondadparaqueno les arrebatara elsustentodesusfamilias,suhogarosuhonor.PeroyanohabíaperdónnibondadenSheldon.Solorencoryunaindescriptiblesensacióndesuperioridadypoderquecarcomíasualmapodrida.

AbriólacajafuertedesudespachoydepositóallílaescrituradelafincadeCornualles de los Phinley, junto con las de casas londinenses, tierras y joyasfamiliaresdeotrastantasfamiliascaídasendesgraciaenmayoromenorgrado.Alprincipio,encontrabaunacínicasatisfacciónentodoaquelritual,peroahorasesorprendiódequenoleaportaraningúntipodesentimiento.Sololanadamásvacíayabsoluta.

Crystalodiabaloscolorespastel.Aunqueeltonoazulcieloeraelúnicoporel que estuvo dispuesta a transigir para el sencillo vestido de su primer baile.HabíaheredadolosojosazulesdelosGreenwoody,segúnella,eseeraelúnicorasgodetodasuanatomíaquepodíamerecerunhalago.Despuésdelapubertad,sucuerpohabíacambiadovolviéndosedemasiadocurvilíneo,nadaqueverconloscuerposesbeltosyatléticosdesushermanos.Sucaraerademasiadoredondaysu tendenciaacogerpeso lahabíaatormentadocuandoeramás joven,hastaquedecidióaceptarseasímismaycentrarseencultivarsuintelectoenlugardetorturarseconsucuerpo.Supelotampocoerasurasgofavorito,siesqueteníaalguno.Sucoloreratananodinoquesolopodíacalificarlocomounamasasosadecolormarrón.NadaqueverconelsedosocaobadeCarolineolosbrillantesmechones oscuros de sus hermanos. Todo en ella era insulso y carente deatractivo, y Crystal lo había asimilado hacíamucho tiempo, por lo que habíapostergadosupresentaciónensociedadalmáximoposible.Noqueríaexponerseaserobservadayjuzgada.Además,alcontrariodeCaroline,ellanocreíaenelamoryconsiderabaelmatrimoniocomounasimpletransacciónenlaqueambaspartes deberían resultar beneficiadas. Era unamujer práctica y aficionada a laciencia,porloquenoperdíaeltiempoconensoñacionesrománticas.

Al principio, su madre cedió ante el argumento de no empañar lasposibilidades de Caroline, pero, viendo que esta tampoco tenía prisa porconseguir marido, Eleonora decidió que no retrasaría mas el momento depresentarlaensociedadycomenzareltortuosocaminohacialabúsquedadeuncandidatodigno.Asíqueallíestaba,conunatensasonrisaimpostadadelbrazode su hermanoAndrew y rezando para no tropezar con el ruedo de su propiafalda ante la inquisitiva mirada de decenas de ojos de la aristocracia que laesperabanenelsalóndebailedeGreenwoodHall.

Su madre, como siempre, había organizado un sinfín de eventos para laocasiónynohabíaescatimadoalahoradeenviarinvitacionesalomejordelaaltasociedad.Erasuprimerbaile,yDiossabíacuánansiosaestabaquefueraelúltimo.

Maysie aprovechó que Marian necesitaba sentarse para descansar sushinchadospiesysuenormebarriga,paracolocarseenundiscretolugarjuntoalosexageradosmacetonesqueadornabanelsalónquelaocultabanparcialmente.

Desdeallí,comosifuerasucuartelgeneral,observabaeliryvenirdelasparejasalsondelamúsica.Comosisucuerpolopresintiera,todasupielseerizóenelmomento en que elmarqués de Langdon entró en la estancia.Maysie dio unrespingo cuando él, tan atractivo como un ángel oscuro, giró su cabezadirectamente hacia donde ella estaba, como si también hubiera percibido supresencia. No sonrió, no varió un ápice su actitud serena, seria y un tantosombría,y se limitóadedicarleun simpley, casi imperceptible, saludocon lacabeza.

Maysienosemovió,peroaél lebastóconobservar susonrojoparadarsepor satisfecho. Ella giró la cara hacia la pista e intentó concentrarse en suhermanaysucuñado.Aojosdecualquiera,parecíanunaencantadoraparejamásquebailabansonrientesalsondelamúsica,aunqueaMaysienoseleescapabalatirantezdelasfaccionesdeElisabethysuespaldatensa.Estabandiscutiendo,paranovariar.

—Cerrar con llave la puerta de tu habitación es demasiado rastrero,Elisabeth.Estoyaseestáescapandodetodalógica.¿Vasaprohibirmequemeacerqueati?

—No,amor.Essoloque,comolamujermanipuladoraquesoy,teabrirélapuertasolocuandonecesiteconseguiralgodeti.

Richard soltó una carcajada sin gracia, intentando ignorar que el apelativocariñososehabíaclavadoensucorazóncomoundardoenvenenado.Anhelabaesa palabra, deseaba ese sentimiento. Necesitaba que ella lo quisiera y eldescubrimientocasilehizoperderelpasomientrasbailaban.Estabacansadodeesetirayaflojayalgunodelosdosdebíaceder.Peronoterminabadetenerclarosideberíaserél.

—¿Quieres decir cuando necesites unas medias, o un vestido? ¿Meconcederásunpedacitodeticadavezquequierasirdecompras?—Elcinismoimpregnabacadapalabramientrasapretabalamandíbulaindignado.

—Oh,nadatanprosaicocomoeso.—Entonces, ¿cuándo? Si crees que voy a estar disponible para ti cuando

deseestenermeentretuspiernas…Elisabethsemordióellabiodemaneraseductora,conunasonrisaquedecía

todo sinhablar, ungesto tan invitadorqueRichard tragó salivanotandocomo

unamolestaeinoportunaerecciónamenazabacondejarloenevidencia.—Cuandollegueelimprobablemomento,teloharésaber.Elisabeth le hizo una exagerada reverencia dándole una vista aun más

perfectadesuescote,queelterciopelorojogranateenmarcabayresaltabahastaelbordedelalocura.

Estababellacomonunca lahabíavisto.La jovenydíscolaElisabethahorateníaalgodistintoenlamirada,unconocimientodesuspropiosencantosyunaseguridad en sí misma, que unidas a la dulzura de sus rasgos, la hacíasimplemente irresistible. Richard, sin querer, se había convertido en lo queestaba evitando ser: un pelele que babeaba como un idiota cuando miraba aaquel ser diabólico de cabellera rubio platino, esa sirena, amedias inocente amedias perturbadora, que en esos momentos se dirigía con la mejor de sussonrisashaciaunTalbotquesehacíacadavezmáspequeñitoantesucercanía.

Acababa de darse cuenta de que podría distinguir con los ojos cerrados ladicotomíadelcarácterdesumujer.Conocíayrevivíacadanochesuexpresiónrisueñacuandoestabanasolas,enlosrarosymaravillososmomentosenlosquereinabalaarmoníaentreellosysereíandealgunabroma.Seríacapazdedibujarconlosdedoslacurvadesusonrisatranquilacuandoestabanentrelassábanas,elbrillodesusojosinteligentescuandoconversaban,laexpresióndemaravillosarendicióncuandoseentregabanalplacer.Nadadeesosereflejabaahoraensurostro.Solounamuecacarentedesentimientoqueseríaelorgullodecualquierade sus institutrices por su precisión y eficacia. Parecía otra persona y él, sinduda,preferíaalasuya,asuElisabeth,alaqueseentregabaenlaintimidadsinartificios.

Laviobailarconmuchos,coquetearconcasitodos,desplegartodasubateríadeencantosconlamayoríamientrasaguantabaestoicamentesinvariarunápicesuexpresión,intentandosimularqueprestabaatenciónalasconversacionesquesesucedíanasualrededor,abstraídoensupropiamente,tratandoderecordarenqué momento había comenzado a amar tan profundamente a esa mujer tanexasperante.Elisabethhizounabromayelgrupodehombresquelarodeaban,absortosensuescote,serieronalavezcomosiestuvieranamaestrados,aunqueellasabíaqueloquehabíadichonoeratanocurrentenitangracioso.Miróhaciadondeseencontrabasumaridoysusonrisaperdióunpocodesubrillo.

Una hermosamujer le hablaba demasiado cerca, con excesiva confianza yexperimentó en sus propias carnes lo que se sentía cuando te pagaban con lamismamoneda. La dama tenía unamás que cuestionable reputación conocidaportodos.Richardseinclinóparaescucharmejorloqueladamaledecíayellaaprovechóparaacercarsedescaradamenteasuoído,tanto,queaElisabethlediolaimpresióndequelohabíarozadoconloslabios.Élsonriómientraslainvitadacontinuabahablándoley,depronto,sinvariarsuexpresión,guiósusojoshaciasuesposaconunamiradaperversaparaignorarlaunossegundosdespués.

SalieronjuntosdelapistayLysseobligóanoseguirlos.Contodaseguridadhabrían sido amantes y solo podía rezar para que, de no ser así, no se lesocurrieraponerleremedioesanoche.Nopensabamontarotraescenabochornosacomoconlajovenposadera.

AqueljuegoerapeligrosoyRichardlosabía,peroestabahastalasnaricesdevercomotodoslospetimetresdelasalababeabanantelosencantosdesumujer.Unpocodesupropiamedicinanolevendríamal.Aunquedespuésdeescoltarasuacompañantehacialamesadelasbebidas,seescabullóhastalasoledaddesuhabitación,incapazdesoportarniunminutomásestarrodeadodegente.

Elisabeth entró en las cocinas arrastrando los pies. Estaba cansada dehalagos, ojos lascivos y conversaciones insustanciales. Necesitaba el contactocon la realidad, conpersonas de verdad.Se sentó demanera descuidada en lamesa de la cocina donde solía comer el servicio, sin importarle que lamaravillosateladesusfaldassearrugara.

—Señora,¿seencuentrabien?¿Necesitaalgo?—preguntóMarielacocinera,mirándolaconextrañeza.

—Solo un poco de paz.—Le dedicó una sonrisa cansada. Una de las deverdad,nolafalsamuecaquellevabausandotodalanoche—.¿Molestosimequedoaquíunrato?

Miróasualrededoreltrasiegodelservicioqueseafanabaenfregaryservirparaquetodofuncionaraconprecisión.

—Porsupuestoqueno,señora.Quédeseel ratoquedesee.Leserviréalgo,seguroquenohacomidomásqueunpajarito.Losricossontanraros.

Elisabeth sonrió y aceptó el plato que la cocinera le sirvió. Apenas habíadadounpardebocados,cuandoMarianyMaysieaparecieronporlapuertadela

cocina.—Asíqueesteestuescondite.—Sí,mehabéispillado.Yamedolíanlasmejillasdetantofingirquetodoel

mundomecaebien—dijomasajeándoselacara—.Yvosotras¿dequéhuis?—Yodetodasesasmatronasqueseafananenadivinarlafechadelpartoy

Maysie aún no lo ha confesado. —Esta se sonrojó y se metió un trozo deempanadaenlabocaparaevitarcontestar.

—Por cierto, ¿qué demonios te pasa con Richard? —preguntó Marianquitándoleotrotrozodeempanada.

Elisabethsuspiró.—Nolosé.Todoes tancomplicado.Supongoquenoestamoshechospara

estarjuntos.Marianseechóareírmientrasponíalospiessobreunodelostaburetes.—Parasertesincera,jamáshubierapensadoenvosotroscomopareja,pero,

ahoraqueosveojuntos,estanobvioqueestáishechoselunoparaelotro.Loque sentís es muy intenso, solo tenéis que saber encauzarlo. Te lo digo porexperiencia.

—¿Hay una fiesta privada y no me avisáis?—preguntó Caroline con losbrazosenjarrasdesdelaentrada.

—Másbienunaquelarre.Sesentójuntoaellasylacocinerasirvióvariosplatosmás.—¿Y tú de qué huyes? —preguntó Maysie repitiendo la pregunta de su

hermana.Carolineseencogiódehombros.—Yosoloosvisalirdelsalónydecidíseguiros—suspiró—.Ysupongoque

hecubiertoelcupodesaposconlosquebailaresperandoqueseconvirtieranenpríncipesporestanoche.

—Se supone que a los sapos hay que besarlos, no bailar con ellos, Caro.AunquesiporsapoterefieresaThomasSheperd,teadviertoquetienemáspintadepríncipequelamayoría—apuntólapelirroja.

—Seosveíamuycompenetradosbailandojuntos—añadióMaysie.—Eseeselpeorsapodetodos.Esinsufrible,cínico,vanidoso,presuntuosoy

paranadaatractivo.Nolosoporto.—Elrestosemiróentresíporlasospechosa

vehemenciaconlaquelodijomientrascogíaunbuentrozodeempanada—.¿YatiquetepasaconRichard?

Elisabethseencogiódehombros.—Eso, ¿qué te pasa con mi hermano, Elisabeth? —preguntó Crystal

uniéndosealareunión—.VisaliraCarolineyvineaversileocurríaalgo.Peroestoparecemásdivertidoqueelbaile.

—¿Conquiéndemoniosvan abailar loshombresde la fiesta si las damasmás hermosas se esconden en mi cocina? —preguntó Mary colocando unabandejadepastelitosdelantedeellas.

—Sinceramente, los hombres me importan un pimiento —dijo Elisabethengullendounpastel—.Enespecial,elmío.

—Mientesfatal—seburlóMarianytodasrieron.Marycolocóvariosvasosyunabotelladelicordecerezashechoporella,y

Marianfingiócaradeespanto.Elisabethcogiólabotellaylamoviódelantedesus ojos, observando con atención las frutas oscuras sumergidas en el líquidorojizo.

—No gracias, aún recuerdo sus efectos.Y créeme, ya he tenido suficientedosisdenauseasduranteelembarazo.¡Nomeloacerques!

—Pues yo si tomaré un poco—dijoCaroline con decisión sirviéndose unbuenvaso.Lasmellizaslaimitaron,yCrystalsesirvióapenasundedodelicor.

Brindaronporellasyledieronunbuentrago.Todascarraspearonycerraronlosojoshaciendomuecasante lasensaciónardientedel líquidoen lagarganta.Mientras su hermana y las mellizas decidían ir a terminar la botella en suhabitación, Crystal fingió volver al salón de baile y se escabulló hacia losjardines.

Lanocheerafría,unafinalunamenguanteapenasiluminabaelcamino,ylasestrellastitilabanenuncielosinnubes.Lascondicionesidealesparaunodelospasatiempos favoritosdeCrystal,observar lasconstelacionesyesperaransiosaver alguna estrella fugaz. Hasta que consiguiera los ahorros suficientes paraadquiriruntelescopiotendríaqueconformarseconeso.Pasójuntoalafuentedelosdelfines,conlavistayaacostumbradaalaoscuridad,ybajóconcuidadolosescalonesquedabanaunaterrazarodeadaporunabalaustradadepiedra.Apoyólasmanossobrelabaranda,comotantasotrasnoches,yaspiróconfuerzaelolor

delahierba,losárbolesylatierrahúmedamientrascontemplabamaravilladalosastros en el cielo oscuro. No podía haber mayor felicidad que esa. Un ruidosordo a sus espaldas la hizo salir de su abstracción y, por una décima desegundo,sediocuentadelovulnerablequeeraenesosmomentos.

—Creí que lamisión de un baile de presentación era que la homenajeadabailasecontodoelmundo.

—¿SeñorLane?—LavozdeCrystalerasolounsusurro,intimidadaporlapresenciadeunhombreenunasituacióntanindecorosacomoaquella,solosenlaoscuridadysinnadiemásremotamentecerca.

Él se acercó más hasta entrar en el reducido campo de visión que leproporcionabalaluna,queerapocomásqueelfilodeuncuchilloenelcielo.

—Sí, salí a tomar el aire y la vi pasar, y no pude resistir la curiosidad;ademásdequemepreocupaqueunamujervaguesolaporlosjardines.

—No se preocupe pormí, sé cuidarme sola.Al fin y al cabo, esmi casa.Deberíavolveralafiesta.

Bryanseencogiódehombros.—Yotambiénpodríadecirlelomismo.Unodesusentregadospretendientes

medijoque su carnetdebaile estaba lleno.Yo solo lahevistobailar con sushermanos y, ahora, está aquí escondida. No puedo creer que haya dejadoplantadosatodosesosbailarinesbiendispuestos.

Crystal sonrió y Bryan no pudo evitar acercarse un poco más, intentandocaptareserarogestoenelnormalmenteseriorostrodelajoven.

—Me inventé losnombres.Lo rellenéyomismaparapoder rechazara lospretendientes y, luego,me escabullí para quenonotaranquenobailaba.Odiobailar.Yodiotodalafalsedadquerodeaestoseventos.Pareceunaobradeteatromalescritayyonoquierointerpretarla.

—La finalidad de todo esto es que usted encuentre marido. ¿No quierecasarse,formarunafamilia?

—Sí,claro.Quierotenerhijos.Perosoybastantepragmáticaeneseaspecto.Confío en que, llegado el momento, mis hermanos acepten una propuestaconveniente para todos, que encuentren a alguien aceptable, de buen carácter,con el quepueda llevarmebien.Con lo cual, todo este desplieguedebailes yvidasocialesinnecesario.

Lane estaba asombradopor la forma tan desapasionada con la queCrystalhablabadesufuturoapesardesujuventud.

—¿No quiere elegir a la persona con la que va a compartir su vida? ¿Lapersonaalaquevaajuraramardelantedeunaltar?

Ellasoltóunabrevecarcajada.—No le tenía por un romántico, Lane.Me gusta la ciencia, las cosas que

puedodemostrar.Por tanto,nocreoenel amory,de todas formas, casarsenotienemuchoqueverconello.Elmatrimonionoesmásqueunatransaccióndenegocios,oacasovaadecirmequeustedamaaMaysieSheldon?Enlosraroscasosenlosqueelamorsurge,lagenteactúacomosifueraidiotay,sino,mireamishermanos.Ustednopareceidiota.

—¿Debería sentirme halagado? Yo siento aprecio por Maysie, pero entrenosotrosporahoranohaynada.

—Pero todos sabemos que está aquí para conquistarla —dijo con suacostumbradasinceridad.

—Pero si lo hiciera, no sería unamera transacción comercial.Megustaríapensar que, cuando encuentre ami esposa, podremos compartir algomás queeso.

Crystal sevolvióparamirarloyseapoyódeespaldasa labalaustrada.Erainaudito como la oscuridad le daba valor para sincerarse e intentar saciar sucuriosidadsobretemasquealaluzdeldíaseríaincapazdetratar.

—¿Algocomoqué?¿Amistad?Bryannegóconlacabeza.—Algocomopasión,deseo…Crystalsintióqueseruborizabayquesupielseerizabaanteelcarácterque

estabaadquiriendolaconversación.Eraunasensaciónintimayextrañaparaellay,alavez,tanatrayentequenoseapartócuandoélavanzóotropasohastacasirozarla.

—Esonoesnecesarioparaunmatrimonio.—Perolohacemuchomásentretenido,¿quierequeselodemuestre?AntesdequeCrystalpudieraentenderelsentidodesupregunta,Bryanhabía

sujetadosubarbillaconsuavidadysehabíaacercadoasuboca.Sedeslizóporella con suavidad y Crystal sintió el aire frio de la noche sobre sus labios

sensibilizadoscuandoélseseparó.—¿Tengorazón?—preguntóenunsusurroburlónjuntoasuoído.Crystalcarraspeóintentandoquesuvoznoparecieraungraznidochillón.—Notengosuficientesdatosparaafirmartalcosa.—Ya veo. Su espíritu científico. Supongo que necesita corroborar el

resultadovariasvecesparaestarsegura.—Bryansonrióalverqueellabajabalacabeza—.Meofrecerévoluntarioparasuexperimento.

Pasósusdedosporsunuca,rozandolosmechonesoscurosqueescapabandesurecogido,provocándoleunescalofrío,yseacercóhastasubocadevorándolaconunapasiónqueaélmismolesorprendió.

Mientras tanto, en lamansión,Caroline sedespertócon la cabezaunpocoaturdidaporellicoryconelcuellodoloridoporlaimposibleposturaenlaquese había quedado dormida en el sillón de su habitación.Miró la botella vacíasobrelamesayseapretólafrenteconlaconviccióndequealdíasiguienteeldolordecabezaseríaterrible.Ensucama,entreunrevuelodeenaguasytelasdecolores,lasmellizasdormíanplácidamenteanestesiadasporellicordecerezas.Avanzóhacialacamay,trastambalearseligeramente,decidióquenodespertaríaaElisabethyMaysie.Necesitabaunsitioparadormir,peroaúnestabaunpocoebriaysumentefuncionabaconlentitud.Intentópensarsihabríaunahabitaciónlibre, pero todas estarían ocupadas por lamultitud de invitados.Entre ellos eldesagradableyprepotenteThomasSheperd.Depronto,unirrefrenableimpulsolahizoquereriradecirleaeseestúpidoengreídotodoloquepensabadeélydeesemalditobesosuyo,quelaperseguíacomounamaldicióndesdehacíatiempo.Y,depaso,puedequepudierahacerleunhuecoensumullidaycalentitacamahastaeldíasiguiente.

Capítulo27ApesardelincómododolordecabezaprovocadoporelbrebajedeMary,la

cocinera,Maysie había querido dedicarle la mañana íntegramente a su hija yhabíaorganizadounpicnicparados,evitandohábilmentealahordadeinvitadosqueseguíanapiesjuntillaslasactividadesorganizadasporladyEleonorayalasqueElisabethsehabíavistoobligadaaasistirconelsemblantecenicientoysuestómago del revés. Por la tarde, dejó a Aura descansando al cuidado de laniñera y decidió bajar para hacer acto de presencia, ya que no quería resultardescortés con su anfitriona. Apenas había recorrido uno de los pasillos delprimer piso, cuando la puerta de una sala de lectura se abrió. Se detuvoabruptamente al ver la alta figura del marqués de Langdon en el umbralmirándolaconunamezcladesorpresaysatisfacción.

—Hedereconocerqueeresmuyhábilevitándome.—Julianhabíaacudidoala comida campestre con la esperanza de verla y, al no encontrarla, habíarecorridocondisimulolamansiónintentandodarconella.Yaestabaapuntodedarseporvencidocuando,alfin,eldestinoleechabaunamano.

—Bien, en ese caso seguiré perfeccionando mi técnica milord, si medisculpa.—Maysie loesquivóycontinuósucaminoacelerandoelpaso,aunasabiendasqueensolodoszancadaslaalcanzaría.

Juliansecolocóasuladomientrasrecorríanelcorredor.—¿Puededejardeseguirme?—Loencaróparándoseenseco.—No,hastaquemeescuches.—Sisigueacosándome,tendréquehablarconelcondedeHardwick.Seguro

que no consiente que uno de sus invitados se comporte como un patán,irrespetuoso,desvergonzadoy,yuncretinofaltodeescrúpulos.

—Caramba,paranoquererhablar,tehasmostradomuyelocuente.—Maysienoteníaganasdeaguantarsusarcasmonisusexplicacionesnisusinquietantesojosgrisessobreellaescrutándola.

Con un gruñido frustrado inició de nuevo la marcha y Julian volvió aalcanzarla.

—Noseascobardeyescúchame—intentóprovocarlasinéxito,esa técnicafuncionabamuybienconElisabeth,peronoconella—.Creoquememerezcola

oportunidaddeexplicarme,Maysie,porelbiendelosdos.—¡¿Quétútemerecesqué?!Comopuedestenertanpocavergüenza,Julian.

—Maysiesedetuvodenuevoparaenfrentarlofulminándoloconsusojosazules,tanintensos,queparecíanecharchispas.

Élabriólabocaparacontestar,peroelchirridodeunapuertaapocosmetrosdedondeseencontrabanloshizovolverlavistahaciaallí.Unajovendoncellaacababadesalirdeunosdelosarmariosdondeseguardabalaropadecamaylamantelería portando una cesta de mimbre. La muchacha cerró la puerta, lossaludócontimidezyseescabullóporelotroladodelpasillo.

Maysiemoviólacabezasabiendoquecontinuarcercadeéllaharíaperderelcontrol.

—Quepaseunabuenatarde,lordLangdon—sedespidiódispuestaaalejarsedeél,peroJuliannopodíaconsentirqueseleescaparacomoelaguaentrelosdedos.

Maysieyasealejabadenuevoy,enunactoreflejoeirracional,lasujetódelbrazo.

Todo fue tan rápido que ella no tuvo tiempo de reaccionar. Cuando quisodarsecuenta,Julianhabíaabiertolapuertadelarmariodedondeacababadesalirla doncella y, de un tirón, la había arrastrado dentro del pequeño cuartucho ycerradolapuertatrasdeellos.Eloloralimpio,aalmidónyaramitasdelavandainundósusfosasnasales.

La puerta tenía una celosía, para que el armario tuviera ventilación, quepermitía la entrada de luz, por lo que ella pudo percibir a la perfección laperversamirada de triunfo de Julian. El espacio era tan reducido queMaysietemíarespirarhondoporsisuscuerposserozaban.Eraunaespeciededespensahechaparaaprovecharunodeloshuecosentrelospilaresyestabadisimuladaenlospanelesdemaderaquerecubríanlapared.

Manteles bordados, servilletas y sabanas se apilaban ordenadamente sobrelejasdemaderay,entreestasylapuerta,apenasquedabasitioparaellosdos.

Juliansintió las faldasdeMaysiearremolinadasentresuspiernas.Sucalortan próximo, su olor, tan familiar y a la vez tan lejano, removieron hasta elúltimorincóndesumemoriaacicateandosussentidos.

—El sol de la cubierta del barco ha debido derretirte el cerebro —siseó

Maysie,intentandoencontraratientaslamaniveladelapuerta—.OhDiosmío,Dios mío… —Maysie miró a Julian en la penumbra con una expresiónhorrorizada—.Nosepuedeabrirdesdedentro—susurrósintiendoquelasangreseleibaalospies—.¡Estamosatrapados!

Julianestuvoapuntodereír,aunquelasituaciónnoteníanadadegraciosa.—Mepareceunmomentotanbuenocomocualquierotroparamanteneruna

conversación.Aprovechemos las circunstancias—dijo Julian encogiéndose dehombroscongestoburlón.

—¿Te parece divertido? ¿Tienes una ligera idea de lo que pasará si nosdescubrenaquídentro?

—Meloimagino.Seríajusticiapoética,supongo.Maysiequeríaasesinarlo.Si los encontraban allí, sería imposible inventar ninguna excusa, el

matrimonioseríalaúnicaopcióndecenteyellanosecasaríaconélbajoningúnconcepto y, menos aún, por aquella ridícula ocurrencia de encerrarla en unaalacena.

—Diloquetengasquedecirysácamedeaquí—mascullóentredientesmásfuriosadeloquerecordabahaberestadojamás.

Julianrespiróhondo.Habíaimaginadomillonesdeveceslaspalabrasensucabezay, sinembargo,ahoraque tenía laoportunidaddepronunciarlasenvozalta se negaban a ordenarse de manera coherente. Puede que su proximidad,dulceytóxicaalavez,tuvieraalgoqueverconaquello,yaquetodosucuerpohormigueaba con la necesidad de abrazarla y apretarla contra él. Era casi undolor físico que le instaba a tocarla, a saciarse de ella, a comprobar con susdedos que su presencia era real y tangible, y no un delirio de su traicioneraimaginación.

—Soyconscientedequenomerezco tuperdón.Solomerezco tuodioy tudesprecio.Ycréeme,mividahasidounadurapenitenciadesdeelmomentoenque teperdí.—AMaysie lehizograciaeleufemismo.No lahabíaperdido, lahabíatraicionadoyabandonadodeunamaneracruel.

—Viajes por todo el continente, libertad, un amor en cada puerto y unaesposaobedienteesperando—Maysiesearrepintióinmediatamentedenombraralajoven—.Losiento.Ellayanoestáenestemundo,ynodebería…

—Rosefueunavíctimamásdetodoesto.Pero teaseguroqueyonofuielverdugo.Habíaunarazónmuypoderosaparahacerloquehice.

—Noquierosaberla.¿Esquenoloentiendes?Mehasrobadomijuventud.Pasétantasnochesdeinsomnio,preguntándomedesoladaporquélohiciste,queperdí lacuenta.Meentreguéa tuspromesasencuerpoyalmay,simplemente,medesechaste.Comosinovalieranisiquieraunapalabra,nisiquieraunminutode tu tiempo.—Maysie semordióel labio intentandodetener laspalabrasquequerían salir de su boca a borbotones, no quería seguir exponiéndole lo quesentía.

Temía tanto abrir las compuertas de su alma y que todo el dolor que,cuidadosamente, había enterrado saliera a raudales que, en un acto reflejo,comenzó a golpear la puerta con los puños. Alguien podría escucharla yrescatarladeaquelinfierno.

Lasujetóporlasmuñecasparacalmarlayelcontactofuefulminanteparalosdos.Laslágrimascomenzaronabrotarsincontroldeslizándoseporsusmejillasy Julian deseó morir en ese instante. No quería causarle más dolor, peronecesitabaqueellasupieralaverdad.

—Maysie,notuveelección.Mipadre…—Tragósaliva,aúnledolíapensarenél—,esehombredemente,meobligóacasarmeutilizándomecomosifueraunamarioneta.Sinoaccedía,Celiapagaríalasconsecuencias.MeamenazóconcasarlaconFarlowsiyonoaceptabaelmatrimonioconsuhija.

Maysiesintiócomosiunamanoinvisibletraspasarasupechoyestrujarasucorazón hasta reducirlo a una masa informe y sin vida. Negó con la cabezaincapazdeasumirloqueestabaoyendo.

—ConocesaCelia,sabesqueellaesunamujeradulta,peroensumenteysucorazónesyserásiempreunaniña.Noquieronipensarloquehubierasidoparaella. —Su voz se quebró—. Mi padre sabía que yo no podía permitir esaatrocidadyloutilizóennuestracontra.

—Podías haber buscado otra salida.—Maysie trataba de asimilar toda laangustiaqueélletransmitía,tratabadeentender,peroestabaaturdida.

—¿Crees que no lo hice? ¿Crees que eres la única que ha sufrido? Yotambiéndeseéarrancarmeelcorazónconmispropiasmanos.Nosoloteníaquelidiarconmipropiosufrimiento, sinoconel remordimientodesaber loque te

habíahecho.—¿Porquétehizoeso?—Nolosé.Estabaobsesionadoconmimadre.Amenudodecíaqueyoera

unobstáculoentreellosycuandoellamurióaldaraluzaCelia,yanovolvióaser elmismo.Supongoque fue su enfermiza formadevengarse.No sé cómo,pero descubrió lo que había entre nosotros y quiso aniquilar cualquierposibilidaddequeyofuerafeliz.

Maysie se limpió las lágrimasde la caraconungestobruscoycuadró loshombros. Fueran cuales fueran sus razones, no había marcha atrás, no podíapermitirsesentirpiedadolástimaporél.Nolodejaríaabrirunresquicioporelquepoderentrarensualmaendurecida.

—Losiento,peroyanadadeeso importa.Nopodemoscambiarelpasado,Julian.—Laafirmación,tanobviaperotancontundente,fuecomounpuñetazoenelestómagoparaél.

—Amíme importa.Séque fuiuncobarde,deberíahaber idoabuscarteyenfrentartureacción.Temerecíasesoynounasimplecarta.Perosabíaquesitetenía delante, no sería capaz de dejarte ir. No te imaginas cuantas veces metorturépornohaberactuadodeotraforma.

Maysieestabatanimpactadaque,alprincipio,nocayóenlacuentadeloqueestabaescuchando.

—¿Unasimplecarta?—Séquedeberíahabersidomásclaro,haberteexplicadolosmotivos,pero

creíquelosdetallessoloconseguiríanhacertemásdañoy…—¿Quécarta,Julian?De pronto, la temperatura dentro de aquel diminuto espacio pareció

descendervariosgrados,yJulianentendióquelamaldaddesupadreteníaunoslargostentáculosdelosqueeradifícilescapar.Seapoyóenlaparedqueteníaasuespaldaycerrólosojos.

—No la recibiste. —Fue una afirmación más que una pregunta. Deberíahaberimaginadoquesupadrevigilaríasusmovimientos—.Temandéunacartaconunade las criadas.No semepasópor la cabezaqueno la recibieras.Esemalnacido debió interceptarla. —Julian apretó las mandíbulas con fuerza.Siempre había intentado no dejarse arrastrar por el odio que habitaba el alma

corruptadesupadre,pero,enestosmomentos,agradecióalcieloqueestuvieramuertoporque,delocontrario,nopodríahaberresistidoelirrefrenableimpulsodeacabarconél—.Losiento,losientotanto.Sientoquetuvierasquepagarlasconsecuencias de todo este absurdo odio.Tú yCelia sois lo único queme haimportadoenlavidayélosutilizócomoarmacontramí.

Julian acunó su cara entre las manos y ella no se resistió. A pesar de lapenumbra,elbrillodesusojoshumedecidosporlaslágrimasseleclavabacomounpuñal.Deslizósuspulgaresporsusmejillaslimpiandoelrastrosaladodesullanto, resistiendo a duras penas le tentación de besarla, de curar todas susheridasconsuboca,dedecirlequenohabíadejadodeamarlaniuninstante.

—Daríamividasiconesopudieraborrartudolor.—Maysiecerrólosojos.Notaba el aliento cálido cada vezmás cerca, susmanos acariciándola con esadulzuracasidolorosa.Sentía lanecesidad imperiosadeceder,dedejarquesusbesosmitigaranlasoledaddetantasnoches,nochesqueseconvirtieronenaños,entodaunaeternidad.

—Julian,porfavornomehagasmásdaño.Noquierorevivirestodenuevo,nopodríasoportarlo.

—Noestoyaquíparahacertedaño.No sabescuánto tehenecesitado todoestetiempo.—Suslabioscasiserozaron,perolacordurao,másbien,elmiedohicieron que Maysie se apartara rompiendo la trampa invisible que la estabaatrapando.

—Estoycomprometida—mintió.Julian sintió como si hubiera echado sal en sus heridas, unas heridas que

jamás cicatrizarían. La soltó como si no pudiera soportar más su contacto.Respiróhondo sintiendounnudo en sugarganta que le impedía hablar.Habíallegadodemasiado tarde.Tras unos segundos de vacilación, sacó una pequeñanavaja de su bolsillo y manipuló la cerradura unos instantes que parecieroneternos.Seescuchóunchasquidometálicoylapuertaseabriódejándoloslibresdesuencierro,aunqueMaysiejamássehabíasentidotanprisioneraensuvida.

Capítulo28Elisabeth no quería dejarse llevar por la desesperación, pero estaba

empezando a temer que sus sospechas respecto a Richard y la morena degenerosospechosfueranfundadas.Lanochedelbailehabíandesaparecidoalavez y, desde entonces, la dama no hacía más que pavonearse delante de susnaricescomosilehubieraarrebatadountrofeo.Oesoleparecíaaella.

Paracolmo,Richardsedejabavermuypocoy,enlosrarosmomentosenlosque la acompañaba, se mantenía frio y distante. No había nada que ladesconcertaramásquesucortésindiferencia.Sobretodo,cuandosedeshacíaenatenciones,risas,paseosyamabilidadconlasotrasdamas,comoelRicharddesiempre.

Elisabethrecordósuspalabras:«Tendrásquesuplicar».Sipensabaqueibaaconsentirquealternara,ysabeDiosquécosasmás,con

lasinvitadasensupresencia,esquenolaconocía.Ibaabajarleloshumosaesecretinoyaquitarlelasganasdeandarporahíseduciendoaotras.

Con su impulsividad habitual, escribió una rápida nota y se la entregó aLeopoldpara,actoseguido,salirconpasofirmeysindudarendirecciónallago.Eldíaerasoleadoycálido,losinsectoszumbabanentrelasexplosióndefloresprimaverales que poblaban las orillas, pero, a pesar de todo, el agua estabacondenadamente fría. Por un momento, la incertidumbre hizo mella en sudeterminaciónmientrassusdientescastañeteaban.

Sehabíaquitadoelvestidoysehabíasumergidoenelaguaheladavistiendosolo sucamisola, esperandoqueelmayordomohubieracumplido susórdenes,tan eficientemente como lo hacía todo, y le hubiera dado la nota a su esposo.Ahoraquellevabaallíunratoconsiderableysuscarnesseestabanentumeciendoporelfrío,comenzabaadudardequesumaridoconsiderarairresistibleunacitaclandestinaconella.¿Ysinolepicabalacuriosidaddesaberporquésuesposalocitabaenellago?¿Ysidecidíaseguirignorándola?Oloqueerapeor:¿ysiyateníaotrosplanesconalguienmásinteresante?

Quizáaquella ideahabía resultadodemasiado impetuosaymalplanificada.Lo único que parecía probable era acabar cogiendo una pulmonía. Estaba apunto de salir del agua, cuando unos pasos sobre la grava del camino la

alertaron.Sesumergióhasta labarbillaconelconvencimientodequede todaslascosasabsurdasqueselehabíanocurridoenlavida,estasellevabalapalma.

—¿Elisabeth?—LavozprofundayfamiliardeRichardlahizoolvidarseporunmomentodelfrío.

Nadó unos metros alejándose de la vegetación que rodeaba el lago y laocultabadelcaminohastaquedarensucampodevisión.

Richard enarcóuna ceja totalmente confundido, sin fiarsedemasiadode loquelacabecitadesumujerestaríatramando.Semetiólasmanosenlosbolsillosy se acercó a la orilla fingiendo que no le afectaba lo más mínimo ver loshombros desnudos de Elisabeth emergiendo del agua y la camisola mojadapegadaasuspechoscomounasegundapiel.¿Porquédemoniosteníaquesertantentadora?

—¿Queríasverme?—Sí,parecesextrañado.—Loestoy.Merechazas,merehúyesyahoramecitasaquí.Yloqueesmás

raroaún,meesperasmediodesnudacomo…unainocenteninfa.«Como una maldita sirena de agua dulce, igual de tentadora, irresistible,

enloquecedoramentebella».Elisabethsonrióintentandoquesuslabiosnotemblaran.Laanticipaciónpor

llevar a cabo lo que tenía planeado hacía que su cuerpo ya no notara latemperatura del aguaque lamía su piel. Sacó lamanodel aguay la tendió endirecciónaRichardconungestoinvitador,yaélleparecióqueacababadecaerpresadeunhechizo.

—Ven.—Qué quieres, Lys. —El apodo cariñoso hizo que por un momento su

corazónseenterneciera,perorecordólabocade«lamorenadegrandespechos»(senegabaadarle importanciaaprendiéndosesunombre), relamiéndosesatisfechaantelassonrisasdeRichard.

—Quemeacompañes,elaguaestáestupenda.—Estupendamentefría,querrásdecir.—Vamos,solounratito.Prometoesforzarmeparaqueentresencalor.Todos los sentidos de Richard estaban alerta y le gritaban que había gato

encerrado,pero,alfinyalcabo,erasumujer.¿Quépodíapasar?

—Richard,porfavor,ponunpocodetuparte.—Elisabethfingióunmohíndedisgustoy, loquefuemáseficaz,salióunpocomásdelaguahastaquesuspechos quedaron a la vista, totalmente expuestos bajo la tela húmeda—. ¿Enseriomevasaobligarasuplicar?

La sonrisa de Elisabeth fue tan seductora que, automáticamente, Richardcomenzóadeshacersedesusprendasconenloquecedoralentitudyunapasmosaseguridad en sí mismo. Ella se mordió el labio observando el espectáculo.Aquello estaba pensado para darle un escarmiento a su esposo, pero, en esosinstantes,estuvo realmente tentadaaolvidarsede todoydeleitarse saboreandosu fibrosocuerpo.Richardhabía apilado sus ropasy susbotasordenadamentesobre una piedra y avanzó hacia la orilla. Se sumergió despacio, pero conseguridad,comosinilatemperaturadelaguanilaspiedrasdelfondopudieranmermarsudecisión.

Elisabeth tragó saliva súbitamente paralizada. Jamás había visto nada tanbello. Su cuerpo estaba tan perfectamente cincelado como el de una estatuagriegayelsolarrancabaunbrillodoradoasupielbronceada.Peronoestabaallícongelándoseeltraseroparababearporelcretinodesuesposo,aunqueenesosmomentos era incapaz de recordar el motivo por el que lo consideraba uncretino,niporquédiablosqueríaaumentarlasrencillasentreellos.Sonrióconsuexpresiónmásangelical.

Richard se paró en seco al ver que se sacaba la camisola y, con una risacantarinayhechizante,lalanzabaensudirección.

—Espérameahí.—Richardalcanzóacogerlaprendaenelairey,antesdeque pudiera objetar nada, Elisabeth se sumergió y desapareció de su vistadejandounrastrodeburbujas.

—¡No temuevas!Ya voy.—La voz se escuchó a lo lejos, proveniente dedetrásdelasespesasramasdeunsaucellorónquecaíansobrelasuperficiedelagua.

—¿Quéestáshaciendo?¿Elisabeth?—Richardestabatotalmentealucinado,jamáshubieraesperadoqueellafueraunaexpertanadadora.Trasunosinstantesdeesperacomenzóaimpacientarse—.Lys,¿estásbien?

—¡Sí!—Richard se giró desconcertado, ya que la voz ahora sonaba máslejana,provenientedelcaminopordondeélhabíallegadounosminutosantes—.

Perfectamente.La localizóallíparadaconunadiabólicasonrisadesatisfacción.Elisabeth,

entiemporecord,sehabíapuestounvestidosobresupielmojadayportabaensus brazos un bulto de ropa y unas botas. Su ropa y sus botas, para ser másexactos.

—¿Puedesabersequédemoniosestáshaciendo?—suvozsonabafuriosaypeligrosamentecontrolada.Susemblanteseveíatanensombrecidoqueellatuvolasensaciónqueunasrepentinasnubeshabíancubiertoelcielo.

Perono.Elsolseguíaensusitioylospájaroscontinuabanconsucanto.—Siesunabroma,teadviertoquenotieneningunagracia.—Últimamente tehenotadomuyacalorado,esposo.Penséque tehacíaun

favorrefrescándoteunpocoybajándoteloshumos.—Noséaquédiablosterefieres,perodejamiropadondeestaba,Elisabeth,

ypuedequeintentenoenfadarmedemasiado.—¿Enserionolosabes?Llevasdíascoqueteandocontodaslasmujeresque

secruzanentucamino,ynovoyaconsentir…—¿Qué?¿Otravezesaestúpidaconversación?—Noloniegues.Esamalditamujersiempreandapersiguiéndoteporahíy

cuandotúdesapareces,ellatambién.¿Vasadecirmequeescasualidad?—¿Quémujer?Yonohedesaparecidoconnadie.—Esadelosenormes…atributos.—Richardenarcólascejasdesconcertado

intentandoencontraralgunalógicaatodoaquello.—¿Penny?—serio—.Yonoheidoaningunaparteconella.Niconnadie.

Dehecho,nisiquieracontigo—dijoentonoburlón.Vio ladeterminaciónen la repentinamiradafuriosadesuesposay levantó

lasmanosenseñaldepaz.—Noteríasdemí.—Nomerio,cielo.Peronohagasningunatontería,¿deacuerdo?—Avanzó

unpasohacialaorillayElisabethretrocediódos.—¿Tambiénvasanegarquetedeshacesenatencionescontodaslasdemás?

TevipaseandoconesachicadelosdientesgrandesyvicomosujetabasporlacinturaLucy.

—¡Lucysetropezóenlosescalones,poramordeDios!

—¿Enserio?Quéoportunoque tropezaraen tusnarices.Por favor,perosifui yo quien inventó ese truco, Richard. Sé cuando uno tropieza de manerafortuitaycuandono.

Richardriodenuevoincrédulo.—Todo eso es producto de tu imaginación y de tus celos enfermizos. Y

aunque fuera cierto, tengo derecho a hacerlo: tú te exhibes descaradamentedelantedecadaunodeloshombresquesealojanenlamansión.Talbotacabarámatándosealresbalarconsupropiababa.

—Eresodioso—siseó.—Elisabeth,bastadetonterías.Sicreesquetevoyaperseguirdesnudopor

elbosqueparaconseguirmiropa,hasperdidoeljuicio.Tengomásdignidadquetodoeso.Déjaladondeestabayhablaremosseriamente.—Sutonoeratanseveroque,porunmomento,ellaestuvoapuntodeobedecerle.

—Hacesbienennoperseguirme,nollegaríasmuylejoscorriendodescalzoentre las piedras y lamaleza.—Elisabeth cogió el pañuelo de seda gris de sumaridoylomovióenelaire—.Paraqueveasquenosoydespiadada,tedejaréesto.Unhombrenodebeperderlaeleganciaenningunasituación.

Richard entrecerró los ojos y le dedicó una mirada furibunda mientras elpañueloaterrizabacongraciasobreunhelecho.

—Tencuidado,notevayasaenfriar,cariño.ElisabethsaliócorriendomientrasRichardesperabaconlabocaabiertaaque

ellasedetuviera.Aquellodebíaserunabroma,nopodíaestarocurriéndoleeso.Nopodíasertandescarada,tancruelcomoparahumillarlodeesaforma.Esperóunossegundosaqueellavolvieray,alverquenoaparecía,golpeómaldiciendolasuperficiedelagua,aquellonoteníanombre.

Elisabeth quería fastidiarlo, pero no tanto. Había avanzado tan solo unosmetroscuandosedetuvoenunadelascurvasdelsendero.Depositólaropaylasbotasdesumaridosobreunaenormepiedraparaqueéllaencontrara,dispuestaa marcharse de vuelta a la mansión. No quería humillarlo, solo darle unapequeñaleccióndehumildad,comoélhabíahechoconella,aunqueenprivado.De pronto, un ruido estridente parecido a una estampida de gallinas resonóprovenientedellago.

Richardcerrólosojosymaldijoentodoslosidiomasqueconocíamientras

setapabasusvergüenzasconambasmanos.LadyTalbot,laesposadelvicarioysuancianahermanasolteronagritabanescandalizadasyseencomendabanaloscielosanteeldivinoymundanoespectáculoqueelcuerpodeRichardofrecía,desnudoyempapadoenmitaddelclaro.

Habían salido a dar un paseo con la anfitriona aprovechando el apacibleclima y habían dado un rodeo llegando hasta el lago por uno de los caminoslaterales, por lo que no se habían cruzado con Elisabeth. Eleonora, con lamandíbula desencajada, acertó a reaccionar quitándose el echarpe que llevabasobreloshombrosytapandolascaderasdesuhijoqueeraincapazdemirarlaalosojos.

Selaspagaría,estavezesedemoniorubioconcaradeángelselaspagaría.Elisabeth había conseguido eficazmente evitar a sumarido durante todo el

día.Ellasolohabíapretendidoasustarlounpocoydejarlaropadondepudieraencontrarla. Un inocente escarmiento, sin consecuencias, del que quizá másadelante pudieran reírse juntos. Pero después de que lo pillaran desnudo lasmatronasmáscotillasde Inglaterra, tardaríandosvidasenconseguir reírsedelasunto.Habíajugadounjuegopeligrosoyselehabíaidodelasmanos.

Aúnquedabanhorasparalacena,perodecidióirasuhabitación,arreglarseydespuésbuscarasumarido.Ledebíaunadisculpa,aunque,aesasalturas,nosabíasiéllaaceptaría.Entróconelánimoporlossuelosytiródelcordelparallamara sudoncella.Sedejócaerdeespaldas en la camayesperó.Trasunosminutosse levantóextrañadadequeaunnohubieraacudidonadieysedirigióhastasuarmarioparaelegirelvestidopara lacena.Abrió lapuertademaderalacada y parpadeó varias veces intentando asimilar lo que veían sus ojos. O,mejordicho, loquenoveían:unsencillovestidogrisoscuro,elquesolíausarparalosentierros,colgabasolitariodesuperchaadueñándosedetodoelespacio.Abrió el cajón de su ropa interior, el de susmedias, su joyero…Todo estabavacío.

Sedirigióhacia el tocador y tampoco estaban sus aceites ni sus perfumes.Solounpeinetorcidoquenisiquieravaldríaparadomarelflequillodeuncalvo.Tiródel llamadordenuevocontodalarabiaylaincredulidadadueñándosedeella mientras continuaba rebuscando en cada mueble de su habitación. Todosvacíos.

Seacercóalbiombo,traselcualseencontrabalabañera,ydescubrióvariosbaldesdeaguafríayunamíseralascadejabónreseco.Seloacercóalanariz.Noolíanibiennimal,eradetanpocacalidadquenisiquieramerecíatenerolor.Volvió a llamar, aunque su intuición le dijo que no iba a acudir nadie a sullamada.Saliódesuhabitacióncomounaexhalaciónyestuvoapuntodechocarconelamadellaves.

—SeñoraCooper,¿porcasualidadhavistoustedamidoncella?Lamujerseretorciólasmanosycarraspeó,tratandodeesquivarsumirada.—Estáocupada,señora.ElseñorGreenwoodleasignóotrastareashoy.—¿Otrastareas?—Deberíaconsultarloconél,señora.—¿Hayalgunaotradoncellaque…?—Todasocupadas.—Todasocupadas—repitióenarcandounaceja—.¿Ypuedesabersedónde

se han llevado todasmis cosas?Ni siquierame han dejado horquillas para elpelo.—La mujer se mordió el labio visiblemente consternada—. Mi esposo.Deberíaconsultarloconél,¿no?

Elamadellavesasintióconlacabeza.Elisabeth gruñó y maldijo con palabras de las que ni siquiera conocía el

significadoypartióentrombahacialahabitacióndesuhermana.Maysieestabatirada en la alfombra jugando con Aura y ambas dieron un respingo ante elportazodelafierarubia.

—¡¡Esemalditocretino, imbécilyprepotente!!—Maysie tapólosoídosdesuhijaconlasmanos.Aura,porsuedad,eraunaesponjaybastanteindiscreta,ytemía que pudiera repetir aquella lluvia de calificativos delante de cualquiera.Elisabeth se percató del gesto e intentó serenarse—. Esta maldita casa es uninfierno.

—Lys, dime que no has tenido nada que ver con el escándalo del lago—preguntósumellizaintentandoaguantarselarisa.

—Esoahoranoesrelevante.¿Nisiquieravasafingirpreocuparteporloquemehahechoese—Maysielehizounelocuentegestoendirecciónasuhijaparaquemoderarasulenguaje—…eseserpeludodecuatropatasydientesgrandesqueenlugardehablarrebuzna?

Auralevantólacabezahaciasumadreyserio.—¡Mami,yoséqueanimales!—Yyo,cariño,yyo.¿Porquénovasatupupitreymedibujasuno?—La

niña obedeció y Elisabeth continuó mientras paseaba de un lado a otro delcuarto.

—Hatenidoladesfachatezdequitarmetodasmiscosas.Desdelosvestidos,hastalasmedias.¡¡TODO!!

—¿Quépretendíasconseguirdejándoloallísinropa,hermana?¿Sabesquelohasdejadoenridículo?

—Soloqueríadarleunaleccióndehumildad.Talcomoélhizoconmigo.—Puesparecequeélteestádandootra.Maysieintentónoreírse,sinéxito.—Quédesfachatez.Hasta lehadichoalservicioquenomeatienda.Todas

lasdoncellasestándestinadasaotrosmenesteres.¡Siestonoesunadeclaracióndeguerra,noséquémáspodíaser!

—Cariño.Lehasdejadoenevidencia.¿Eresconscientedeeso?Ademásdesumadre,sehatopadocon ladyTalbot,laseñoraColemanysuhermana.Alapobremujer casi le da una apoplejía. A sus sesenta y siete años es el primervarónquevecomoDioslotrajoalmundo.Ymenudovarón,porcierto.

—¡Maysieeee!—¿Qué?Podíahabersidopeorparalapobremujer,laverdad.Richardesun

espécimenatractivo,alfinyalcabo—bromeó—Nointentesquitarledramatismoalasunto.Pretendetorturarme.—Noexageres.Buscaentremisvestidosyyoteayudaréapeinarte.—Sabesquemeestándemasiadolargos.Yestrechos.Unmomento…—La

miró entrecerrando los ojos—. ¿Por qué ibas a ayudarme tú? ¿Y tu doncella?¿Tambiénlehaprohibidoquemeatienda?

Maysie intentócambiarde temaysefuehastasuropero intentandobuscaralgo que prestarle. Si le decía que se lo había prohibido a todo el servicio,Elisabethentraríaencóleraysería impredecible.Paracuandollegóalarmario,suhermanayahabíasalidodelahabitacióncomountornado.

Porsupuesto,Richardnoseconformaríaconunsimpleescarmiento,él iríamuchomásallá.Entróensucuartoyseaseóconlaprecariapastilladejabóny

elaguafría.Noqueríaquesufuriadisminuyeraniunápice.Extendióelúnicovestidoquelequedabasobrelacama.Inclusounanoviciahubieraconsideradolaprendademasiadorecatada.Envueltaenunatoalla,observólaprendaconojocrítico.Nisiquierarecordabaporquéhabíacompradoalgotanhorrible.Eltonoerainsulsoyelcorteanodino.Elúnicoadornoeraunpequeñovolanteenelbajodelafaldaribeteadoenterciopelooscuro,delmismotonoqueelcinturónqueloceñíaalacintura.Eldiscretoescotecuadradoestabarematadoporunencajedecolornegro.

Buscóbajoelasientodelaventanayencontrólacestadecosturaqueapenasusaba.Quégenerosoporsupartequenoselahubierallevadotambién.Elisabethpensó que podría bordar un tapiz que rezara «Mi esposo es idiota» con unaelegantecaligrafíaycolocarloencimadelachimenea.Cogiólastijerasysefuehastaelvestido.

—Bien,querido.Siquiereshumildad…Descosió con la ayuda de las tijeras el volante, el lazo de la cintura y el

encaje. Se lo probó y sonrió ante el espejo.Al quitar el volante del bajo, sustobillosdesnudos,sinmedias,enaguasnicalzado,quedabanexpuestos.Sesoltóelpeloysequitólasescasasjoyasquellevaba,dispuestaaencontrarasumaridoydemostrarlequehacíafaltamuchomásqueesoparadoblegarla.

Richard, apoyado de manera descuidada en el alfeizar de la ventana,observabalosúltimosrayosdelatardefiltrándoseentrelosárbolesdelpatio.Sehabía refugiado en la sala que usaban para sus reuniones con su hermanoAndrew y el marqués de Langdon, ansioso por escapar de los constanteschismorreosdelosinvitados.

—¿Donde está Sheperd?—preguntó a su hermano que jugaba a las cartasconJulianenunamesitajuntoalachimenea.

—Sefueestamañana.Noséquémoscalehabrápicado.Yasabesqueledansalpullidolasfiestascampestresylasjóvenescasaderas.

—Huyendocomosiempre…Andrewsonrió.—Muerodecuriosidadporsaberquémujerconseguiráatraparle,perointuyo

quehayalgunaquelerondaporlamente.Juliancarraspeó.

—Creo que yo también voy a marcharme. Puede que mañana, pensabadecírteloestanoche.

Losdoshermanoslomiraronsorprendidos.—Peroaúnnohasvistolasfincasqueestánenventa.—Puedequenofueratanbuenaideacomopenséalprincipioinvertiraquí.Richard resopló intuyendo que sumarcha repentina tenía que ver con una

mujerenconcreto.Élmismoestabatentadodehacerlomismo.—Notedejesamedrentar,Julian.Alfinyalcabo,delasdoscreoqueyome

hellevadolamellizadíscola.Noterindastanpronto.El marqués lo miró con cara de asombro mientras los dos hermanos se

sonreíanconcomplicidad.—Yo…no sé a qué te refieres.Maysie y yo, quiero decir que la señorita

Sheldon…—No te esfuerces en negarlo. Estamos rodeados demujeres y nos hemos

vuelto tanperspicacescomoellas.Solohizofaltavervuestra reacción,cuandoosencontrasteis,paraatarcabos.Esevidentequeosconocéisyvuestrarespuestanofueprecisamentefría—afirmóelconde.

—Ytucaradecorderodegolladocadavezquelavesesbastanteobvia.RichardhabíacompartidoduranteesassemanasbastantetiempoconMaysie

yAuraysusconclusionesibanmuchomásalládeloqueseatrevíaadecirenvoz alta. Era evidente que la conexión entre ellas era muy profunda, y leintrigaba.EstabaempezandoatenerlacertezadequeMaysieerasumadreynounasimpleparientegenerosaquelahabíaacogidoporcaridadcomosussuegrosseempeñabanendecir.Porotraparte,elparecidoentreAurayJuliannopodíaser casualidad y resultaba impactante. Pero Richard tenía problemas másurgentesentremanoscomoparacentrarseenlosdelosdemás.

Julian agradeció que unos golpes en la puerta interrumpieran laconversación.Elisabethaparecióenelumbralylostressevolvieronhaciaellaanonadados.Richardnopodíacreerque,apesardequeélintentaradarelgolpedegracia,ellasiemprefueraunpasomásallá.

Larecorrióconlavistadelacabezaalospiesintentandoquesumandíbulanosedescolgaradelaimpresión.Lerecordóaunoleo,delquesehabíaquedadoprendadoenunatiendadeantigüedades,enelqueaparecíaunabellapastorcilla

con un sencillo vestido, su pelo luminoso del color del trigo flotando a sualrededorylospiesdescalzosenredadosconlahierbafresca.

Solo que en los ojos de la muchacha del cuadro había una dulzuraconmovedora,muylejanadelafuriabeligerantequellameabaenlosbrillantesojosazulesdesuesposa.Elespantosovestido,elúnicoqueéllehabíadejadoenel armario, caía sin gracia sobre su cuerpo enmarcando descaradamente susformas.Aquella imagensinartificios,niadornos, lejosderestarlesuatractivo,hacíaquesubellezainnatabrillaradescarnadaycegadoraanteél.Duranteunosinstantes sus ojos se quedaron prendidos en sus pies desnudos y la pequeña ypálidapieldesutobilloqueasomabainvitadorabajolatela.Peronoibaadejarlaganarsinoponerresistenciayseconcentróenalejarlospensamientosbucólicosdesumente.

—Tuimagendemujerdesvalidayabandonadaesconmovedora.¿Ahoraescuando te golpeas el pecho dramáticamente y lloras al cielo maldiciendo tudestino?

LavozdeRichard,quemanteníasuposturarelajadaapoyadoenlaventana,estabaimpregnadadeunsarcasmocruelydejabaverqueestabaprofundamentedolido.

—No.Ahoraescuandoledigoamimaridoqueesunmiserableyun…—Chicos,yabasta—intervinoAndrewsabiendoquesuhermanoestabaal

bordedeperderelcontrol—.Novoyaconsentirqueosdestrocéiscomoperrosrabiososenmisnarices.

Ambosdirigieronlamiradahacialamesadesdedondeelcondeyelmarquéslosobservabanconcaradecircunstancias.

—Notemetas—dijeronlosdosalavez.—Vaya,porfincoincidísenalgo—seburlórepantigándoseensusillacomo

siestuvierapreparándoseparadisfrutardeuncombatedeboxeo.—Nomeofendas,Andrew.—Estaba tanofuscadaquenosediocuentade

quehabíaprescindidodecualquierformalismoconsucuñado—.Jamáspodríacoincidirennadaconalguientanruin,tancobardeytan…

—Un insultomás, solo uno, y te juro que te embarcaré con lo que llevaspuestohaciaelrincónmásrecóndito,inhabitableeinhóspitodelplaneta.

—Simeprometesquetúnoestarásallí,yomismameembarcaréencantada.

Ambos se habían acercado retándose, provocándose, con la cara másamenazadora que pudieron componer y sus respiraciones agitadas por la furiaardientequeincendiabasusangre.

—Yaestábiendetodaestamierda—mascullóRichardtomandoasumujerdelbrazoysacándoladelahabitación.

—¿Otra ronda? —preguntó Andrew barajando las cartas tras el sonoroportazoqueacababandedar.

Julianlomiróanonadado.—JúramequeElisabetheslamellizadíscolaomevoyahoramismo.Ambosserieronacarcajadas.—Solosimecuentasquedemonioshayentrevosotros.

Capítulo29Por suerte la mayoría de los invitados se hallaban descansando o

preparándoseparalacena,yaquehubierasidounjugosoescándalovercomoelseñordelacasa,alquehabíanencontradoconsusvergüenzasalaireenunamásquecomprometidasituaciónesamañana,fueravistoarrastrandoasumujerporlospasillosdelamansiónGreenwood.

ElisabethtironeabasinéxitointentandoliberarsedelfirmeagarreyRichard,temiendoquesehicieradaño,acabócogiéndolaenbrazoshaciendocasoomisoasus quejas. Hubiera resultado muy romántico ver como la portaba en viloescaleras arriba, de no ser porque, mientras recorrían el camino hasta suhabitación,sumujerlededicaba,congranlujodedetallesyuntotalderrochedeimaginación, una tanda demaldiciones que hubieran hecho sonrojarse al máscurtidodelospresidiarios.

Richardentróensuhabitaciónydeunapatadacerrólapuerta,paradirigirsehasta la camay lanzar a su esposa sobre ella conpocas ceremonias, haciendoquerebotarasobreelcolchón,mientrasellalelanzabaunamiradafuriosaentrelamarañadepelorubioqueletapabalacara.

—Dime, en el nombre de Cristo, ¿qué demonios quieres de mí? —dijointentandorecobrarelaliento.

—Quiero…Yo. —Elisabeth se quedó sin palabras al ver la expresiónatormentadaensucara.

—Hesoportadoestoicamente todos tusdesplantes, tusprovocaciones,perolodehoy…Mehas avergonzado a conciencia.He tenidoque inventarmeunaexcusa ridícula sobre un robo para justificarme ante mi madre sin echarte laculpay,ahora,meinsultasdelantedemihermanoydemiamigo.¿Quéquieres?¿Vermearrastradoanteti?¿Anularmeyaplastarmecomoauninsecto?

—Reconozcoque el incidente del lago semeha idode lasmanos.Estabadispuesta a pedirte perdón hasta que he visto lo que has hecho. Cómo se teocurrehaceralgosemejante.Meimportanunbledolosvestidosolasjoyas,peromehasdejadoenevidenciadelantedelservicioydetodoslosdemás,loúnicoquequeríaserahumillarme.Esoesloquemeduele.

—Justo lo mismo que me has hecho tú. ¿Crees que no te merecías un

escarmiento?¿Deberíacruzarmedebrazosodarteunaplausopor tusdotesdeactriz?En serio, en el lagohas sidomuy convincente, por unmomentopenséque…

—¿Qué?—Elisabethselevantóparahacerlefrente.—Quemedeseabas,Elisabeth,querealmentequeríasdarleunaoportunidad

aesto.Peroyaveoquemeequivocaba.Yaestoycansado.Lapuraverdadesquenoséquéesloquequieres.—LavozdeRichardfueperdiendointensidadconlasúltimaspalabras.

Ledolía.Ledolíadeverdad tenerquedecidir sidebíancontinuar juntosoponer distancia entre ellos, pero no podía consentir que las discusiones seconvirtieranenrabiaylarabiaenfuria.Hastadóndeseríancapacesdellegarcontaldesalirseconlasuya,denoclaudicaranteelotro.

Elisabethsintióquealgodentrodeellaseresquebrajabayunasensaciónfríafuesubiendodesdesuspiesdescalzoslentamentehastallegarasuespinadorsal.Elpresentimientodequeaquelloestaballegandoalfinal.

—Lo único que quiero es que me veas, Richard. A mí, a lo que soy.—Elisabeth estaba a punto de desmoronarse, y sus palabras contenían toda lafrustración acumulada, todas las palabras hirientes, toda la desconfianza quehabíaanidadoentreellos—.AlaElisabethrealynoaesaespantosaimagendemíquehascreadoentucabezaparaprotegerte.

—¿Crees que no he visto quien eres? A la Elisabeth tierna, a la que sedesviveporsufamilia,alaqueescapazdetodoporsuperarsuslímites,lamujerpasional y viva. Pero, cada vez que necesito a esa Elisabeth de la queme heenamorado,vuelvelaotrapartedeti,lacáscarafrívolaeimpredeciblequeestádeseandoencontrarmeconlaguardiabajaparaatacarme.

—Noesverdad—susurró—Y,entonces,¿cuáleslaverdad?Deprontoleparecióqueambosestabanalbordedeunprecipicio,apuntode

caer inexorablemente, pero incapaces de tender una mano para evitarlo. Lasensaciónirracionaldevértigolahizoolvidarsedetodoelrencoryelorgullo,delas razones que creía tan solidas y firmes y que le impedían ceder ante sussentimientos.

Richard estaba enamorado de ella. Debería sentirse pletórica, ambos

deberíany,sinembargo, la revelación loshacíasentirsedesolados.Elnudodesensaciones le impedíaexponerconpalabras loqueél lepedía.Condospasosfirmesydecididosllegóhastaély,poniéndosedepuntillas,seaferróasucuelloylobesó.

Richard luchó contra la necesidad imperiosa de devolverle el beso,fingiéndoseimpasibleysujetósusmuñecasparaintentaralejarladeél.

—Nojueguesmásconmigo.—Suvozsonócomounsusurroroncocontralasuavebocadesuesposaquesenegabaaalejarsedeél.

—Noestoyjugando.Bésame,porfavor.Tenecesito.Richard,tenecesito.—Ellamisma se sorprendióde suspalabras, de suvoz rotay anhelante, porque,realmente,noeraconscientedehastaquépuntoesafraseencerrabaunaverdadincontestable.

Él aflojó el agarre de susmuñecas y deslizó susmanos lentamente por suespaldahastallegarasucintura,pegándolaasucuerpo,sabiendoquenoeralobastantefuertecomopararesistirseaella,a loquedespertabaenél.Trasunossegundos que fueron eternos, sus labios se rozaron en una caricia lenta,turbadora e intensa a pesar de ser tan liviana como una pluma. Sus bocas seentreabrieronbuscandolacalidezdelotro,mientrassusmanossemovíansobresuscuerposnecesitandouncontacto tanvitalcomoelaireque respiraban.Erainútil y absurdo seguir fingiendo que no sentían nada, que no se morían porentregarse.

El beso se convirtió, con cada envite de sus lenguas y sus labios, en unintercambio ansioso mientras luchaban contra las prendas de ropa que seinterponían entre ellos. Los botones del vestido de Elisabeth saltaron por losaires provocando un tintineo sobre el suelo de madera, y ella no pudo evitarreírsecontrasubocamientrassedeshacíadelchalecodeRichardy lo lanzabalejos.El vestido cayó a sus pies junto con la camisola yRichard se separó lojustoparacontemplarelcuerpoquetantoloenloquecía.

Elisabethnopudoevitarsonrojarsealver losojosdeRichardbrillantesdedeseo.Desnudodecinturaparaarribayconelpelooscurocayendodesordenadosobre su frente era la viva imagen de un ángel caído dispuesto a pecar ypersuadir.

Lacogióenbrazosyeldepósitoenelcentrodelacamasindejardemirarla

conunasonrisapérfida.Lacontemplóduranteunosinstantestotalmentedesnudaconloslabiosenrojecidosporsusbesos.Elcontrasteentresupielcremosaylamantadeterciopelocolorgranateeraperfecto.Nopodíahabernadamásbellonimás incitador en el mundo. Notó que se le secaba la boca y un nudo deexcitaciónlecerrabalagarganta.Seacercóhastaellaydeslizósulenguaporelcontornodesuoreja.

—Elisabeth,ahoraquieroquehagasalgopormí.—Ellanopudohacerotracosamásqueasentiranteel tonosugerentedesuvoz.Estabatanexcitadaqueharía cualquier cosa que le pidiera—.Quiero que cierres los ojos y que no temuevas hasta que yo te lo pida.—Él percibió un instante la confusión en sumirada—.¿Confíasenmí,Lys?

Ellaasintióycerrólosojos.Porqueeralapuraverdad,confiabaciegamenteenRichard,sabíaquenoleibaahacerdañoyeramásconscientequenuncadeque su felicidaddependíade él.Esperó sinmoversemientras él se alejóde lacama.Escuchósusbotascayendoalsueloconungolpesordo,cómolateladesuspantalonescrujíamientrassedeslizabaporsuspiernasy lo imaginódepiejuntoaella,belloyexcitado.Deberíahabersesentidoexpuestaeinsegura,ysinembargo se sentía poderosa y preparada para él. Su piel estaba tan expectanteque hubiera podido notar como una caricia la más leve corriente de aire. ElcolchónsehundióunpocojuntoaellaporelpesodeRichard.

—Shhh,sébuenachica.Nolosabrastodavía.—ElisabethsemordióellabionerviosaalnotarlapieldesnudadeRichardencontactoconlasuya.Suduraycalienteerecciónrozósuvientremientrassesubíaahorcajadassobreella.

Acarició subrazoconsuavidadhasta llegara sumano,y losdedos fueronsustituidosporalgofrioysuavequerodeósumuñeca.Elisabeth,desprevenida,abrió losojosdemasiado tarde.Cuandoquisodarsecuenta,ya teníaunamanoatadaaunodelospostesdelacamaconelpañuelodelcuellodesumarido,queyaseafanabaenatarlaotramuñecaalotroposteconloqueElisabethreconociócomoellazoderasodesubata.

—No puedo creer qué…—Lomiró con los ojosmuy abiertos totalmenteconfundida.

Richardsonrióyladetuvoapoyandosudedoíndicesobresuslabios,enunalentacariciaquehizoqueseolvidaradequeestabatotalmenteindefensaanteél.

Besó la zona alrededorde las ligadurasprovocandouncosquilleoque eraunapromesadeloqueestabaporvenir.

—Tedijequeteataría.—Richardcambiódeposiciónysepusoderodillasentre susmuslos—.Que recorrería tu cuerpo conmi boca.—Deslizó el dedoentre sus pechos lentamente hasta llegar a su ombligo mientras Elisabethaguantaba la respiración—. Y que me tomaría todo el tiempo necesario parasaborearte, para deleitarme con tu sexo, para darte un placer que ni siquieraalcanzasaimaginar.

—Yeso,¿nopodemoshacerlosinesto?—Elisabethmoviósusmanosparacomprobarlasolidezdelosnudos.Eranconsistentes,peronoleapretabansobrelapiel.

Richardseinclinóhastasubocaylarozómientrashablaba.—Cariño,tesoltaréencuantomelopidas.Mientrastanto…Sumediasonrisa,susojosazulesoscurecidosporeldeseo,latensióndesus

músculos,supielbrillante,todoélexudabavirilidadysexo,yElisabethsemoríaporsentirlosobresucuerpo.

Cerró los ojos para concentrarse en las sensaciones turbadoras que leprovocaba sualiento acercándose a su cuerpo sin llegar a tocarla, torturándolacon la anticipacióny la espera.Richarddeslizóeldorsode susmanospor losbrazos hasta llegar a sus pechos, rodeándolos. La caricia se desplazó consuavidadpor laparte inferiorde los senos,alrededordelpezón, sin llegara lazonadondeellamáslonecesitaba.Sonriódemaneraperversayvolvióaalejarseunpocomás,torturándola.

Elisabethsearqueócontraélintentandocalmareldolorqueleprovocabalanecesidad.Alfin,Richardapresóelpezónendurecidoconlosdientesyjugueteóconélarrancándoleungemidotrasotro,mientrasacariciabaypellizcabaelotroseno con sus dedos. Deslizó la lengua entre sus pechos y bajó por su vientrehasta la suave ondulación alrededor del ombligo. Siguió cada lunar y cadapequeñacurvaconloslabiosylosdientes,marcándolaafuego,provocandoquesusangrese licuaraysedesplazaraporsusvenas,calienteydesesperada.Susmanos se aferraron a las redondeadas caderas,mientras suboca continuaba sudescensoporcadapulgadadelcuerpodesumujer.Sulenguasedesplazóporsusinglesprovocándoleuncosquilleoyunatensióninsoportable.

LapieldeElisabethardía,elaireparecíahaberseespesadoensuspulmones,y sus manos instintivamente intentaron aferrarse a Richard para acercarlo oalejarlo,aúnnolosabíaconcerteza.Eltiróndelasatadurasensusmuñecaslerecordóqueestabaasumercedy,aunqueparecieraincreíble,seexcitótodavíamás,haciéndolamuyconscientedelapulsiónylahumedadentresusmuslos.

PeroRichardnoestabadispuestoadarle loquenecesitaba sinmás,queríaprolongaraquellohastalalocura.Leacariciólaspiernasdesdelostobilloshastalasuavepieldelascorvas,siguiendolacariciadesusmanosconeltoquedesuboca,ascendiendoconsuavesrocessobrelosmuslos.

Y mientras Richard continuaba aprendiéndose su piel, memorizando susjadeosyelolordesucuerpo,ellaseconsumíaporlasganasylaurgencia.

—Richard. —Necesitaba sentirlo, necesitaba más, quería todo, y le dabaigualsuplicarparaconseguirlo.

—Qué necesitas, cielo. Dímelo. —La voz de Richard era sugerente ydespertabasus sentidosmuchomásalládeldeseo físico—.Dímelo.—Deslizóunodesusdedossobresusexoyellasearqueópararecibirlo.

—Dímelo.—Elisabethnosabíacómopedir loquesucuerpo leexigíaconferocidad—. ¿Quieres que te toque? ¿Quieres que te bese? ¿Aquí?—Richardtrazóuncírculoalrededordesucentrotorturándola.

—Sí—jadeó—Sí,¿qué?—Sí.¡Ya!Richardvolvióadedicarleunacariciafurtivayclaramenteinsuficiente.—Esanoeslapalabramágica,amor.—Porfavor.Tenecesito—gruñócuandovolvióaacariciarla.Deberíasentirsecohibida,avergonzada, indefensayvulnerableanteél.Sus

pensamientoserandesordenadoseincoherentes,perotodoaquellohabíapasadoaun segundoplano.Loúnicoque importabaera lapromesadeplacer infinitoqueveíaensusojosyqueanhelabacomoelmismoaire.

Conuna sonrisa triunfalRichardvolvió a repartir un reguerodebesosporsusmuslosmientrassusdedossedeslizabanporsuintimidad,despertandocadafibra de su anatomía.Deslizó la lengua en la zona donde se anudaba todo suplacer, conmovimientos cada vezmás intensos, con sus labios poseyéndola y

susdedosjugandoensuinteriorconunacadenciaquelaestabaconsumiendo.Elisabethseaferróconlasmanosalatelasuavequelasujetabafirmementea

lospostesde lacama intentandobuscarunpuntodeapoyoque laanclaraa latierra.Nopodíacontrolarnadadeloquepasaba,nisusjadeos,nisurespiración,nisiquierasuscaderasqueparecíanacercarseaélporvoluntadpropiabuscandosuliberaciónconexigencia.

EstaballegandoalpuntodondeRichardlaquería,desesperadaporloqueélle hacía sentir, mientras todo su ser se contraía bajo su boca, y su interiorconvulsionaba con una ola de placer intensa y vibrante que la dejó vencida,exhaustaentresusbrazos.

Entre lanubedifusaque laenvolvía,sintióelcuerpodeRicharddeslizarsesobreelsuyo.Tiródelosextremosdelastelasliberándolaysusbrazoscayeronsobre la cama vencidos por el peso y por la tensión que ella misma habíaejercido.

ElmiembrodeRichard rozó suhúmeda entrada.Ella estaba agotada, perocuando lapenetróconunmovimientoprofundoe intensosucuerpoestaba tansensibilizado,tanreceptivoasuscaricias,quefueincapazdecontrolarlanuevacorrientedeplacerqueamenazabacondevastarla.Susbrazosseaferraronaélysu cuerpo y sus manos le exigieron que continuara con aquella pasión tandemencial.

Losenvolvíauncalorfebril,todoerapielycontacto,todourgenciayanhelo.El potente orgasmo los alcanzó a ambos con una intensidad sorprendente,

dejándolos sumergidos en una extraña sensación de plenitud y complicidad.Elisabethsonriómientrassus respiracionesseacompasabany leapartóelpelohúmedodelafrente.Permanecieronasíunbuenrato,saciados,conlosmúsculoslaxos.LacabezadeRicharddescansabasobreelabdomendesuesposamientrasellajugabaconsupeloydeslizabalasyemasdesusdedosporlacolumnadesucuello. Aquella intimidad dulce era igual de emocionante que el sexo queacababandecompartir.

—¿Medejarásqueyotehagaestoatialgúndía?—¿Atarme?—levantólavistahaciaella.AElisabethnolecupodudadeque

sucaradehorrorfuesincera—.¿Contusantecedentes?Ellasemordióellabioaguantándoselarisa

—Mereferíaalresto.Peroatartetambiénseríamuyestimulante.Richardsintióquesuerecciónvolvíaahaceractodepresencia,demandante

ydescarada,alimaginarloslabiosdesumujerrozandotodasulongitud.Aúnnohabían terminado los ecos del placer compartido y sus cuerpos ya

estabanpidiéndolesmás.Sonrió al ver que su mujer se había sonrojado al notar su excitación. Le

encantabaesosmomentosdepudorquealternabaconlalujuriamásardiente.—De acuerdo. Permiso concedido.—La besó con fiereza, sin contener ni

disimular susansias,yella respondióde igualmanera—.Menos lodeatarme,esonilosueñes.

Ellarioyaélleparecióquenohabíaunamúsicamáshermosaqueesaenelmundo.

—Yaveremos.Aunque Richard le había devuelto sus «privilegios», Elisabeth, por pura

dignidad,decidióprescindirde ladoncellaparademostrarlequenoera laniñamimadaqueélpensaba.Sehabíasujetadoelpeloenunsencillomoñobajoqueresaltaba su cuello y sus hombros que quedaban descubiertos con el elegantevestidocolorborgoñaquehabíaelegido.

Richard lamiró y no pudo evitar que su corazón saltara en su eje. Estababellísimaconelúnicoadornodelbrillodesusojosysuslabios,sonrojadosyunpocohinchados,porlosmilesdebesosquesehabíanregaladodurantehoras.

Sisumadrenoloshubieramatadopornoacudiralacena,alaqueporciertohabían llegado tarde, se hubieran quedado entre las sábanas sinmás alimentoquesuincontenibledeseo.

Mientras los invitados se posicionaban para la velada posterior, Richardfingió acercarse para decirle algo al oído y aprovechó para acariciar su orejadisimuladamenteconlanariz,provocándoleunestremecimiento.

Lady Eleonora había organizado para esa noche una velada teatral. Losvoluntarios representaban pequeños retazos y escenas de obras conocidas, conmayoromenoratino.

LadyTalbot,pendientedeconseguirunbuenasiento, casi chocaconellos,volviéndose de un color rojo poco saludable al levantar la vista y encontrarseconlosburlonesojosdeRichard.

—SeñorGreenwood—carraspeóincómodaapesardelagentilreverenciadeljoven—. Espero que haya encontrado al ladronzuelo. Estamos todospreocupadosdequeserepitasemejanteescarnio.

—Oh,nosepreocupe,señora.Elpequeñodelincuentehasidoapresado.Yo,personalmente,fuielencargadodedarleunbuenescarmiento.Dehecho,leatéyo mismo.—Su esposa disimuló una risita con una oportuna tos—. Ya sabequiénmandaaquíyestoyseguroquenorepetiránadasemejante.

—No estés tan seguro—musitó Elisabethmientras lady Talbot se alejabaentreelrestodeinvitadosprovocandounacarcajadaasumarido.

—Bueno, parece que al menos han firmado una tregua, ¿no?—comentóCaroline,haciendoungestoconlacabezahaciadondeellosestaban,aunquesinvariarniunápicesucaradesabrida.

Maysie sonrió al ver comoRicharddeslizaba condisimulo lamanopor lacinturadeElisabethhastalapartemásbajadesuespaldamientrasledecíaalgoaloídoqueprovocóqueambosserieran.

—Sí,esperoquelesdure.Aunqueparecequeatinotealegrademasiadoqueseaasí,ajuzgarportucara.

Carolineseencogiódehombros.—Me alegro por ellos. Aunque he llegado a la conclusión de que el

romanticismoesunasco.Lossapossonsaposyniunatoneladadebesospodríahacerloscambiar.

Maysielamirósorprendida.—¿Eso no tendrá algo que ver con la inesperada marcha de tu sapo

particular?Sheperdsefuerepentinamente,nosabrásnadaalrespecto,¿no?—¿Porquédeberíasaberalgodeeseasnopomposo?Esdetestable.Carolineseenvaróvisiblementeyseinventóunaexcusaparairabuscarasu

madre.Una vez a solas, Maysie retrocedió un poco, acercándose a una de las

columnasdelfondodelaestanciaintentandopasardesapercibida.Conlosaños,sehabíahechounaexpertaencamuflarseconladecoración.

CrystalyLanetomaronposicionesfrentealosinvitadosconunlibretoenlamano, dispuestos a interpretar su escena. Jamás imaginó que el joven y serioabogadoseofrecieravoluntariopararecitarversosdeamor,cualRomeo,delante

detodasesasmiradasinquisitivas.Maysiesetensó.Nonecesitóvolverseparasaberquehabíaalguientrasella.

El estremecimiento en su espina dorsal fue tan potente que tampoco necesitómirarparasaberquelapresenciaqueleerizabalapieldelanucaconsucálidoalientoeraJulian.Nosetocaban,peronotabaelcalordesucuerpo,imposibledeignorar,sobrelapequeñaporcióndepieldesuespaldaquequedabadescubiertaporlateladesuvestido.

ElmarquésdeLangdoncerrólasmanosenpuñosparaevitarquesusdedosdecidieranporsísolosdibujarlalíneaimaginariaquerecorríasuespaldadesdeel nacimiento de su pelo hasta su cintura. Era tan tentador que le dolíacontenerse.

Maysieapenaspodíarespirar.Elolordeesehombre,tanpuro,tanlimpio,sucolonia mezclada con su cálida piel, llegaba hasta ella y cerró los ojosembriagadaporlanostalgiaylosrecuerdos.

Julian dio un paso más, acercándose hasta que sus manos estuvieron tancerca, que no pudo evitar estirar los dedos y rozarla. Fue una caricia furtiva,inocente y casi infantil que provocó una descarga, como si un rayo hubieseestalladoentreellos.

Julian observóde soslayo comoMaysie tomaba aire y semantenía con sueleganteyrígidaposturamirandoalfrente,hacialosinvitadosque,deespaldasaellos,contemplabanlarepresentación.

Todos rieron ante una equivocación de Lane que salió del trance con unachanza. Todos, menos ellos, incapaces de percibir otra cosa que no fuese elligero roce de los dedos de Julian sobre la mano enguantada de ella. No semiraban,permanecíanallí,ajenosalrestodelmundo,comodostristesestatuasdesal.

—¿Quédecíalacarta?Tomóaireantelainesperadapreguntayaellaleparecióquesuoscurafigura

crecíaaunmás.Giróunpocolacaraensudirección,losuficienteparaverquenegabaconlacabezaenunmovimientocasiimperceptibleparalosdemás.

—La leí mil veces antes de enviártela. La he repetido cada noche en micabezapensandoqueeranlasúltimaspalabrasentrenosotros,imaginandocomoarrugabaselpapelylolanzabasalfuego.Otrasvecessoñabaqueloguardabas

entre laspáginasdetu librofavorito.Dueledemasiadosaberquetuvounfinalmuchomenosnoblequeese.

—Memerezcosaberquéponíalacarta,Julián.Melodebes.—Suspalabrassalieronentresusdientesapretadospor la rabiaqueseempeñabaennosentir,peroqueescocíacomosiacabarandereabrirseunasheridasquenuncahabíandejadodesangrar.

—Solosonlaspalabrasdeuncobarde.—Maysieestuvoapuntodevolversehaciaélyzarandearle.Parecíatanatormentado,tanfrio,comosiestuvieravacíopordentro.

Soloelcalor insoportabledesusdedosenlossuyosle indicabaqueseguíalatiendouncorazónensuinteriordespuésdetodo.Sequedóparalizadacuandoélcomenzóahablar,mientrascontinuabamirandoalfrente,comosienlugardeparaella,estuvierareleyendolacartaparasímismo.

—«Soy incapaz de expresar con palabras el dolor y la desesperación quedecirte esto me provoca, pero debo hacerlo. Me es imposible mantener lapromesadeamorquetehice.Nosoymerecedordetuamorynisiquierasésitengoderechoapedirtuperdón.Nopuedoiratuencuentroporquemisfuerzasflaquearíanynoseríacapazdemantenerladecisióntanterriblequemehevistoobligadoatomar.Nodudesquetequieroyquecadapalabraquetedijesaliódemi corazón. Mi propio destino no me pertenece.» —Julian tragó salivaintentandodeshacerelnudodesugarganta—.«Noolvidesquemicorazónymialmatepertenecen,enestavidayenlaotra».

Maysiesentíaquesuspiernasdejaríandesostenerlaencualquiermomentomientrasunalágrimasolitariarecorríasumejillayresbalabahastasucuello.

Losdedosdelmarquéssecerraronconfuerzasobrelossuyos.Reunióel corajeque lequedabaparaclavar susojos en susprofundidades

grises,locualfueunterribleerror.Loquevioenelloseralomismoquehabíavisto en los suyos reflejados enunespejodurante todos esos años:un abismoprofundoquedesembocabaenuncorazónmarchitoydestrozado.

Julian tiróde sumanoy ella no tuvovoluntadpara resistirse.Salierondelsalónsin servistos, comosi fueranuno, sin soltarsede lamano.La llevóconpaso decidido hacia el final de pasillo, hasta la habitación donde horas anteshabía estado compartiendo la tarde conHardwick sabiendo que nadie entraría

allí.Cerrólapuertatrasellosy,sinpoderesperarniunsegundomásaprisionó,aMaysiecontra lamadera tomandosubocaconunbesosalvaje,unbesode losquecambianelcursodeunavida.

Capítulo30Hasta la sala del final del pasillo donde se habían refugiado, no llegaba

ningúnsonidoprovenientedelsalónprincipalnidelosruidososinvitados,nidelanochequeseextendíaalotroladodeloscristales.Peroniaunqueunbatallónde infantería hubiese desfilado al otro lado de la puerta, Maysie lo hubieranotado.Sussentidossoloerancapacesdecentrarseen lanubedeexcitaciónydulce dolor que la envolvía. El sabor de los labios de Julian, su forma dedeslizarse sobre los suyos, demordisquearla con ternura, su olor…Todas lassensacionesque su cuerpo estaba experimentando le provocabanunanostalgiahiriente,unsentimientodepérdidaqueamenazabaconasfixiarla.

Y,sinembargo,nopodíaapartarsedeél,sintiéndosevivadenuevo.Nada profanaba el denso silencio en el que solo existían sus respiraciones

entrecortadas, el latido desenfrenado de sus corazones, el sonido de labios ylenguasalrozarseconansias,elsuavegemidocomorespuestaaunacariciamásatrevidaquelasdemás.Elsonidointimodelasensualidadyeldeseo.

Juliandeslizólalenguaporlasuaveredondezdesuspechosqueasomabansobresuescote,marcandoel límiteentre lacarney la tela.Maysieenredócondesesperación sus dedos en su pelo oscuro acercándolomás, estremeciéndoseconcada roce.Escuchóel susurrode la sedade sus faldasmientras Julian lasarrastrabaconunacariciaporsuspiernas.Elaire frio leerizó lapiel,opuedeque fueran las yemas de sus dedos que subían por sus muslos quemándola.Maysieechólacabezahaciaatrásapoyándoseenlamaderadelapuertaquelasostenía.Apretólosojosconfuerzaenunúltimoesfuerzopordominarsudeseo,intentandoobviarlanecesidaddesentirlo.

Lascaricias,lassensaciones,laspalabrasentrecortadaserancomounecodeotrosencuentrosfurtivosyavividos,eracomoestarenelpresenteyenelpasadoalavez.

Eramágico.Eraabrumador.Eraaterrador.Su mano, por puro instinto, sujetó la muñeca de Julian rompiendo el

momento.

Él le dio un beso tierno en los labios, pero ella no se lo devolvió, habíavueltoalarealidad.Esarealidadenlaqueellaluchabapormantenersusecretoasalvo,porproteger a suhija contravientoymarea, auna costade enterrar sucorazónbajoelhielo.Depronto,elairesehabíaespesadoysuspulmonesardíanmientrasunaúnicapalabraresonabaensusoídos:Aura.

Habíaconfiadoenquenadie laviera,enquenadiesospechara,peroJulianestabacadavezmáscercayavanzaba imparablehaciasumundo,amenazandocon hacer estallar su burbuja de cristal. Había bajado la guardia y ni siquieraentendía por qué. ¿Porque lo amaba? ¿Porquenuncahabía dejadode hacerlo?Negóconlacabezaparaconvencerseasímismadequeaquellonoeraverdad.

Julianacunósucaraentresusmanos.—May…Reunió fuerzas para interrumpir la caricia, su contacto dolía demasiado y

minabatodasufuerzadevoluntad.—Basta—susurróconlarespiraciónacelerada—.Dejaquemevaya.—No,aúnno.Escúchame.Nosotros…Maysieserevolvió,necesitabaespacio,aire,distancia.—¡No!Nohayunnosotros.Estonocambianada,lordLangdon.Suélteme.Julian se rio, un sonido cínicomás propio de él que las palabras dulces y

apasionadas.—«LordLangdon».¿Sabescuántoodioesetítulo?Sí,claroquelosabes.Por

esolousas,paraintentarmarcarlasdistanciasentrelosdos.Soloestásasustada,pero…

—Nada de peros. —Maysie intentó abrir la puerta y él se lo impidióapoyandolamanoenlamadera—.Nohabránadamásdespuésdeesto.Nuestrahistoriaacabaaquí.Asíqueháganosunfavoraambos:novuelvaaacercarseamí.

Juliansintiócomosiacabaranderetorcerlelasentrañas.—Nopuedesestarhablandoenserio.Esto,loquesentimos…—Yonosientonada.Elbufóincrédulo.—Mientes.—Mi vida va por otro camino ahora, y espero que Dios sea lo

suficientementesabiocomoparaapartarmedeltuyo.—¿Es por ese tal Lane? ¿Es con él con quien estás prometida? Vas a

resignarte a un matrimonio amañado por tu padre y a ser lo que siempredespreciaste.Hastaunciegoveríaqueentrevosotrosnohaynada.

—Entrenosotrostampoco.Creesqueunbesoyunascuantaspalabrasajadasporeltiempotienenalgúnvalor—dijoMaysie,cortanteymáshirientedeloquele hubiera gustado, esforzándose por componer una máscara de frialdad—.Considera este beso como la despedida que nunca tuvimos. Jamás voy aperdonar loquehiciste, fuerancuales fueran tusmotivos.MecasaréconLanecuandovolvamosaLondres,almenosélnomedefraudará.

—No puedo creer que te plantees hacer eso. Jamásme atreví a soñar convolver a estar contigo. Me negué a mí mismo durante tantos años esaposibilidad,tantoquelleguéaconvencermedequelonuestroeraimposible,aunacostademipropiacordura.Soloqueríaquemeolvidarasyfuerasfeliz.Pero,ahora,Maysie, tenemos laoportunidaddeenterrar todo loquepasóyempezardecero.

—Peroesqueyonoquieroolvidarlo.Quierorecordarquefuisteuncobardeyunrastrerocadaminutodemivida,concadalatidoycadarespiración.Quierorecordar cada lágrima. Quiero seguir odiándote porque gracias a ti ahora soyquien soy.Nome conoces. Solo tienes el recuerdo idealizadode lamuchachadulcey estúpidaque fui.Esoque crees amaryano existe.Esapobre ingenuamurióenelmismomomentoenquedijistequesíenelaltaraotramujer.

—Sé perfectamente lo que siento. Puedes esforzarte en hacerme creer quemeodias.Pero tusojos, tusbesosmedicen locontrario.Noeres indiferenteamí. No puedes fingir que no sientes nada, no podemos fingir que esto no haexistido.

LarisacrueldeMaysieresonóenlahabitación.—Milord, un hombre tan experimentado debería diferenciar el amor de la

simple lujuria—Maysie no podía creer que hubiera sido capaz de pronunciarsemejantefrasesinpestañear.LasnovelasquelehabíaprestadoCarolineteníansuutilidad,despuésdetodo—.Y,ahora,simedisculpa,tengocosasmejoresquehacer.Aléjesedemíomeveréobligadaatomarcartasenelasunto.

SialmarquésdeLangdonlehubieranclavadounadagaenesemomentoen

elcorazón,debuenseguroquenohubierasalidounasolagotadesangre.Elfríorictus, que siempre le acompañaba, volvió a teñir sus rasgos y su expresióncorporaldenotabalaagriaseriedaddesucarácter.

—Comodesee,señoritaSheldon.Maysie disimuló la sensación desagradable que le produjo que le hablaran

con la misma frialdad que ella acababa de utilizar. Salió de la habitaciónsintiendolapresenciafelinadeJulianasusespaldassiguiéndolaporelpasillo.Yaestabaapuntodellegaralsalón,cuandosumanolacogiópor lacinturay,girándolahaciaél,lasujetócontrasupecho.

Eraincapazdedejarla ir,asísinmás,despuésdehabersereencontradoconella.Senegabaaresignarse.Suscuerposvolvierona tocarseyella jadeódelaimpresión mientras Julian acercaba su cara a la suya. De nuevo, estabanpeligrosamentecerca.Susojosseconectaron,elmarazulbrillantedeMaysieencontrasteconlasaguasembravecidastrasunatormentaenlosojosdeJulian.

—Tudiscursoha sidoperfecto, sublime, perono creoni una sola palabra,señoritaSheldon.—Sunombresusurradoconrabialepusolospelosdepunta—.Tarde o temprano, tu fachada se desmoronará ante mis ojos y tendrás quereconocerloquesientes.

—Noteatrevasavolveratocarmejamás.—¿Maysie? —La voz de Lane los sacó de la tensa espiral en la que se

encontraban—.LordLangdon,suéltelainmediatamente.Julianlasoltóconunacarcajadaamarga.—¿Quiéntecreesqueeresparadarmeordenes?¿Superroguardián?—Ya le he dicho que esmi prometido.—Maysie se aferró a lamano que

Bryanletendió.Elmuchacho,apesardelasorpresa,permanecióestoicoyensucaranosemovióniunsolomúsculo.

—Bonita pareja. Irradiáis ternura—se burló elmarqués—.Mimás sinceraenhorabuena,entonces.Peroahorraosmiinvitación,odiolasbodas.

Julian pasó junto a ellos con sus andares elegantes e indiferentes, como siabandonarauncóctelenlugardeuncampodebatalla.

Maysielomirómientrassealejabaconunnudoenlagarganta.—¿Seencuentrabien?—LavozsuaveyreconfortantedeBryanlatrajoala

realidad.Maysieasintió,aunqueestabamuylejosdeencontrarseasí.

—Necesito alejarme de él. —Estaba a punto de desmoronarse, todo sumundoloestaba.

—Si quiere, nosmarcharemosmañanamismo.—Ella tragó saliva y negóconlacabeza.

—Solo faltan unos días para que los invitados se vayan, no puedomarcharmesinmás.

—Élnose irá.Heoídoqueestávisitandofincaspor lazonaparacompraruna,quierequesuhermanasetrasladealcampo.Porelmomento,sequedaráenlafincadelosHardwick.

LaspiernasdeMaysietemblabancomounahoja.TomóairemientrasLanelaacompañabahastalasescaleras.

—Aguantaréunosdíasmásintentandoesquivarsupresencia.Luegotomaréunadecisión.Tengoquehablar conmihermana.Gracias,Lane.Sientoque sehayavistoenvueltoenunamentira.

Bryan se despidió con una pequeña inclinación de cabezamientras ella sealejaba por las escaleras. Tan solo unos días antes le hubiera contestado queanhelabaqueaquellonofueramentira,queansiabaquefuerasuprometida,suesposa.Y,sinembargo,ahoraestabasorprendidodelaformaenlaqueunsimplebesopodíacambiarlapercepcióndelmundo.

CrystalGreenwoodestabatotalmentefueradesualcance,peroquehabíademaloenpermitirsesoñarunpoco.

Maysie acudió a la habitación de su hija en busca de la sensación dereconfortantepazqueellaleproporcionaba.

—¡Mami!Sabíaquevendríasadarmelasbuenasnoches—chillólapequeñaextendiendosusbrazoshaciaella.

—Tedilasbuenasnocheshaceunpardehoras,pequeñaja.—Nohahabidomaneradequeseduerma,señorita,losiento—sedisculpó

laniñera.—Notepreocupes,veteadescansar,yomeencargodeestediablillo—dijo

Maysiehaciéndole cosquillas a suhija en la tripay arrancándole escandalosascarcajadas.

—¿Vasacontarmeunahistoria?—Por supuesto, cariño. ¿La de la oruga y la mariposa? —preguntó

recostándosejuntoaella.Aura hizo unmohín y fingió pensarlo, pero sabía claramente que historia

quería. Su favorita. Aunque, esa noche, a Maysie le iba a costar muchocontársela.Sabíaque,conelpasodelosaños,asuhijacadadíaleibaaresultarmásdifícilafrontarlaausenciadesupadre.Sehubieraarrancadoelcorazónsiconellohubierapodidoevitarleelsufrimientoqueledepararíaelfuturo,pero,porahora,loúnicoquepodíahacereraprepararlaparalosmomentosdurosdelavidaque, seguro, llegarían.Nopermitiríaque suhija se sintieraabandonadaodesprotegida,ysabíaque,tardeotemprano,laspreguntasincómodasacabaríanporllegar.

PeroAurahabíasidoconcebidaconamor,almenosporsuparte,yasíseloquería transmitir. Había fabricado para ella un universo de fantasía donde supadreeraungallardopríncipeguerreroquerecorríapaísesmaravillososmontadoenuncorcelalado,cruzabalosmaresenunbarcotiradoporcaballitosdemarysurcaba los cielos en un bello pájaro dorado protegiendo a los indefensos,saliendo victorioso de cualquier afrenta. Dragones malvados amenazaban lafelicidaddelosniñosylosdesvalidos,peroallíestabaél,consusojosplateadoscomo la luna llenaysupelooscurocomo lanoche,parasalvarlosa todos.Supadreeraunserbelloyheroicoquehabíacaídobajounterriblehechizo,quelehabíahechoolvidarsedequesudulcehijaloesperaba.PeronopodíaperderlaesperanzaporqueAuraposeíaunpoderosotalismán:sucajitademúsica.Tardeotemprano, el valiente príncipe escucharía la bella melodía y el hechizo seromperíaparasiempre.Yentonceséllaencontraría.

Cadanoche,Maysie fantaseaba recorriendomundos imaginarios conAura,sinsospecharcuantodeverdadhabíaensurelato.Eldragónyanohabitabaenestemundo,sehabíaextinguidojuntoconsumaldad,peroeldañocausadoaúnpersistíaenellos,ensusdestinos.LamelodíadelacajademúsicaqueJulianleregaló le removía las entrañas, pero para la pequeña era un dulce retazo demagia.Aura ledabacuerdacadanocheysedormíaasusonconunainocentesonrisapintadaensurostroylaesperanzadeque,talvez,esefueraeldíaenquelamúsicaromperíaelmaleficioyllevaríaasupadrejuntoaella.

Esanoche,Maysiemirandocomosuhijacaíaplácidamenteenlosbrazosdelsueño,porprimeravezsearrepintiódehaberdadoalasaaquellafantasía.Había

sidounaingenuaalcreerquesiempreibanaestarasalvo,queJuliannuncaibaacruzarse en sus caminos. Fue dolorosamente consciente de que ahora estaba atansolounosmetrosdedistanciadeellas,bajoelmismotecho,ylasensacióndepánicofuetanbrutalquelecostabarespirar.Sentíaqueelcercoasualrededorseibahaciendomásestrechoyquecualquierpasoenfalsoacabaríacontodoloquetenía.

Lord Phinley había bebido demasiado, como cada noche desde que eldesgraciadodeSheldonlehabíaarrebatadotodoloquetenía.Paraserhonestos:llevabaañosbebiendodemasiado.Ladiferenciaesqueantesbebíalosmejoresvinosybrandyescocés,yahoraseteníaqueconformarconesemejunjeturbioqueleservíanenlosantrosyquepretendíanpasarporcerveza.Presentíaqueeldolordecabezaaldíasiguienteseríamonumental.

LapuertadelasoficinasdeSheldonseabrióysuanchafiguraaparecióenelumbral,deteniéndoseparaesperaraquesucarruajeseacercara.Phinleyrecordócomo era tener un carruaje así, lustroso y cómodo, en lugar del estrechohabitáculoconoloramohoenelqueahorasehallabamontado,escondidoenlaparte menos iluminada de la calle. Por un momento, su mente divagóimaginandoloplacenteroqueseríaelsonidodesubastónimpactandosobreelorondo estómagode eseusureroy el posterior impactode su cabeza contra elsuelomojado.Susmanossecrisparonyseimpulsóhaciadelanteparabajardelcarruaje,dispuestoallevaracabosusensoñaciones,perolaenormemanodesuacompañante lo detuvo. Farrell, con su perpetua expresión de asco, lo miródejándolocongeladoenelsitio.NohizofaltamásparaquePhinleyseencogieracomounchiquilloasustadoenelgastadoasientodelvehículo.

—Sifastidiaslaposibilidaddequerecuperemidinero,tedesollarévivoytedejaréalsolparaqueloscuervosacabencontigo,Phinley.Ynoserárápido.

Phinley sabía que no amenazaba en vano. Desde que su compromiso conElisabethSheldonhabíasaltadopor losaires,Farrellnohabíaconseguidosalirdelpozooscuroenelquesehabíaconvertidosuestadodeánimo.Noesquelaideadesometeralaardienterubiaysumergirseentresuspiernasnofuerayaunincentivo suficiente para desear ese matrimonio, pero lo que realmentealimentaba sumelancolía era la sabrosa suma de la dote que había dejado deembolsarse y los contactos que su padre le hubiera proporcionado. Se había

tenidoqueconformarcon seguir acudiendoa los tuguriosdondeaun le fiabanlosviciosenlugardeloslujososprostíbulosconlosquesoñaba.Perotodopasaporunarazónenestavida.Y,quizá,poresose regocijócuandoencontróasuviejoamigolordPhinleyahogándoseensupropiovomitoenuncallejónllenodeinmundicia.Eldestinoera tancaprichosoque lehabíaproporcionadoun tontoútilyacabadoconunenemigoencomún.¿Noeraaquellomaravilloso?Loera,sinduda, como también lo eraqueSheldon,que teniavistade águilapara losnegocios,nolatuvieratantoparajuzgaralapersonas.Nosabíaelegirbienalosenemigosy,porlovisto,tampocoasusconfidentesycolaboradores.

Roppersalióalacalleysedetuvodondeunosinstantesanteshabíaestadosujefe. El abogado se ajustó los guantes y buscó con lamirada el desvencijadocarruajequesabía loesperaba.Hizoungestoconlacabeza,conscientedequeFarrell lo estaría observando, y enfiló calle abajo entre la espesa niebla endirección a su modesta casa que hacía las veces de cuartel general para susdudosasactividades.

Capítulo31—Nopuedocreerqueseatandescaradoytan,tan…—Elisabethsehabía

prometido no perder los nervios mientras su hermana la ponía al día de suencuentro con el marqués, pero Dios sabía que le iba a costar un esfuerzotitánico—.¿Pretendeque loacojascon losbrazosabiertoscómosinohubierapasadonada,cómosinotehubieradestrozadoelcorazón?

Ambaspaseabancogidasdelbrazoy,aunosmetrosdedistancia,lasseguíanAura y su niñera que se paraban en cada flor y cada piedra para saciar lacuriosidaddelaniña,hechoqueellasaprovechabanparaconversarconlibertad.

Los hombres habían organizado la última jornada de caza y las mujereshabíanidodeexcursiónavisitarelpueblovecino,porloquegozaríandealgodesoledadhastabienentradalatarde.

—Séquenotuvomásremedioquehacerlo,peronopuedoperdonarlo.Podíahaberactuadodemilformasdistintas.Simelohubieradicho…

—Probablemente,sí.Perosi te lohubieradicho, tehubierasaferradoaeseamor con uñas y dientes, lo hubieras idealizado y no hubieras sido capaz desuperarlo.Nohayunlastrepeorqueunamorimposible.

Maysielopensóduranteunossegundosyseencogiódehombros.—Puede que tengas razón. El problema es que esto se está volviendo

peligroso.Ayerdespuésdebesarme…—¿Permitisteque tebesara?—Lysse llevó lamanoa la frentedemanera

teatral—.Estamosperdidas.Maysieignorólainterrupción.—Fuecomo si abrieradenuevo lasheridas, como si el tiemponohubiera

pasado,pero,alavez,ladistanciafuerainsalvable.Tengoquealejarmedeél.Nopuedo permitir que descubra a Aura. No sé cómo reaccionaría. Si es tanprotectorconsuhermana,cómonovaaserloconsupropiahija.¿Ysi intentaarrebatármela?

—Está muy cerca May, demasiado. Tenemos que ser cautelosas. Aunqueseguroque,siseenterase,noseconformaríasoloconprotegeraAura,tambiénquerríareparartureputación.Alfinyalcabo,esuncaballero,¿no?

—Reparar.Quepalabratanodiosa.Nopermitiréqueseacerqueamíconesa

intención,nosoyuncalcetíngastadoquehayqueremendar.Lavegetacióneraespesaenesazonadelbosquequeseparabalamansiónde

Greenwoodde la fincade losHardwick.Elcaminoserpenteabaentreolmosytilos,y,desdeallí,seescuchabaelsonidodelriachueloquecorríapordebajodelpuentedepiedra.Avanzaronensilenciohastaqueelpuentequedóalavistaysesobresaltaronalverunafigurareclinadaenelmuro.

Marian, con las manos apoyadas en la balaustrada de piedra, trataba deaguantar el dolor de las contracciones que la habían pillado por sorpresa enmitaddesupaseomatutino.Había intentadovolveracasa,pero,cadavezquedabaunpaso,eldolorsehacíamásintenso.Estabaaterrorizada.Ibaadaraluzsola en mitad de un puente y se estaba quedando afónica de gritar pidiendoayuda.Andrewnoleperdonaríaentodasuvidasuinconsciencia,yaquellevabadíasadvirtiéndolequenosalieraapasearsolayquesetomaralascosasconmáscalma. Pero ella se encontraba bien y era tan testaruda que jamás reconoceríaquesumaridoteníarazón.

Cuandoescuchósunombre,levantólavistamásaliviadadeloquesehabíasentido jamás.Vioa lasdos rubiascorriendohacia ella con susvestidoscolorpastelalvientoy leparecióquese leacercabandosángeles, locual le resultópreocupanteporqueellanosolíatenerpensamientostanedulcorados.

—Diosmío,Marian.¿Quéteocurre?¿Eselbebé?MariangruñóaferrándosealamanodeMaysie.—Si—jadeóporeldolor—.Aúnno loesperaba.Pero tieneprisapor salir.

Aaaaauuuuhg…—Estábien,estábien.Tenemosquemantenerlacalma.Todovaasalirbien,

¿de acuerdo? Iremos a buscar un carruaje, te llevaremos a la mansión yesperaremosaquellegueelmédico.Y,mientras,alguieniráabuscaraAndrew.Y…—intentótranquilizarlaElisabethhablandoatropelladamente,consiguiendotodolocontrario.

—¡Elisabeth! —gimió la pelirroja—. Ya he roto aguas. ¡No podemoscalmarnos!Nohaytiempo.

—¿Puedesandar?—No aguantaré hasta llegar a Greenfield. Las contracciones son muy

seguidas.—Sequedósinaireporunanuevapunzada.Marianrecordódepronto

lacasadeinvitadosdelosGreenwood—.¡¡Lacasita!!!Desde el punto en el que estaban, era el sitio más cercano al que podían

acudir.MaysiesevolvióhaciadondecomenzabaelpuenteyvioaAuraconsumanofuertementeaferradaaladesuniñera,queobservabalaescenaconcaradeestupor. Lasmellizas semiraron.Debían ayudar aMarian y no tenían tiempoqueperder.Maysieseacercóasuhijaylaabrazó.

—Cariño,DollyvaallevarteacasademiamigaMarian.Allípodrásjugarcon sus hijos. Prométeme que te portarás bien. Pero ahora tienes que hacerlecasoentodoloquetedigayandarlomásrápidoquepuedas,¿deacuerdo?—LaniñaasintióyMaysie sedirigióa la jovenniñera—.Tienesquedarteprisa, elbebé está a punto de nacer. Vamos a llevar a Marian a la casa de invitadosporque es lamás cercana.Que vayan a buscar almédico y que venga cuantoantes quien sea que pueda servirnos de ayuda. Que localicen al conde deHardwick. Después lleva a Aura inmediatamente de vuelta a Greenwood,¿entendido?

LajovenparpadeóintentandoasimilartodaslasinstruccionesqueMaysielehabíadadoentiemporecordycasisinrespirar.

—Sí, señorita Sheldon. Entendido. Correremos como el viento, ¿verdadpequeña?—dijosonriendoalaniñaparatranquilizarla.

Ambas salieron corriendo cogidas de la mano como si fuera un juego,intentando que la niña no percibiera lo preocupante de la situación, yMaysieacudiódenuevoalpuntoenelqueElisabethsosteníacomopodíaasuamiga.Maysie tomó aire intentado disipar los nubarrones que se cernían sobre sucabeza.Había enviado aAura a la casa donde Julian se alojaba, lo cual se leantojabacomoarrojarladirectamentea labocadel lobo.Solopodía rezarparaque elmarqués estuviera lobastante entretenido cazando con losdemás comoparanovolveracasaantesdelanochecer,comoestabaprevisto.Y,porotrolado,¿qué posibilidades había de que, en caso de volver a la mansión, el marquésvisitara la habitación de los niños? Prácticamente ninguna. Respiró hondo denuevointentandotranquilizarseyseroptimista.PormuyarriesgadaquefuerasupresenciaenGreenfield,estabaenjuegolasaluddeMarianylavidadeunbebéqueteníamuchaprisaporveniraestemundo.EldestinotendríaqueocuparsedequeelpeorescenarioposibleparaMaysienoseprodujera.

Lamayoríadelservicioestabainmersoenlospreparativosparaelgranbailedeldíasiguiente,porloqueenlacasitadeinvitadossoloquedabanunadoncellaylacocinera,ambasdemasiadojóveneseinexpertascomoparaasistirunparto.

Acomodaron a Marian en la primera habitación disponible, y ella sonriótrabajosamente recordando la noche de pasión que había compartido en esamismacama,conelqueahoraerasumarido,yquehabíadesembocadoenunmatrimonioapresurado.

Las criadas vinieron pertrechadas de toallas y todo lo que intuyeron quepodíannecesitar.

ElisabethsepasólosdedosporlassienesintentandocontenersunerviosismoysesentójuntoaMarianenelbordedelacama.

—Elmédiconotardará.—Leretiróelpelodelafrentequeyaestabaperladadesudorporelesfuerzo.

—Yaestáaquí.Losé.Tendréisqueayudarmevosotras.—Ambaslamiraronaterrorizadas—. No es mi primer parto. Todo será más sencillo esta vez. —Intentó sonreír auto convenciéndose de que sería así, pero solo le salió unamueca.

La respiracióndeMarianeracadavezmásaceleradayMaysie lecogió lamanosinsabermuybienquemáshacer.

—Elisabeth,ayudasteapariraunavaca,podemoshacerlo—añadióMaysiecon una expresión poco convincente en la cara intentando infundir ánimos entodasellas—.Sabesloquehayquehacer.¿Verdad?

—¡Cómopuedescompararlo!—sedesesperósumelliza—.Nopuedoasumiresaresponsabilidad—sequejóaturdidaporlasituacióntantensa.

—Simetiste tumano dentro de una vaca podrás soportar ayudarla a ella,¿no?

—¡Lys! —gruñó Marian apretándole la mano—. Creo que nunca me heparecidotantoaunadeellas.Sihacefaltamugiré.Peroremángateyponteentusitioporquetusobrinoestáalllegar.

Elisabeth no sabía qué decir ni qué hacer, la responsabilidad era enorme.Perounanuevacontracciónyelgritoquelaacompañó,tomaronladecisiónporella.

—Confíoenti.—Esaspalabraspronunciadasenmediodelllantoyeldolor

leinfundieronlaseguridadyelarrojoquenecesitaba.Asintióconfirmezayseposicionóalospiesdelacamarogandoalcieloque

lailuminaraenloqueestabaapuntodehacer.Porsuerteparaellas,elpartofuerápidoysincomplicaciones.Paracuandoel

médico llegó a la casa, Dolores Elisabeth Greenwood, segunda hija de loscondesdeHardwick,llorabacontodalaintensidadquesuspequeñospulmoneslepermitíanenbrazosdesullorosatía.

Elisabethhabíasidotanconstante,tanvalienteytaneficiente,quesehabíamerecidoelhonordequelaniñallevarasunombre.

Marian cogió a su hija en brazos y sonrió al ver su carita redonda ysonrosadaporelesfuerzo,ylapelusillarojizaqueadornabasucabecita.

—Sabíaqueseriasunahermosaniña,ahoratengounaaliadaparatorturaraloshombresdelacasa—susurrócansadaylasmellizasserieronconunamezcladesensaciones,unhermosomomentoquerompieronloshermanosGreenwoodalirrumpir,consuscarasdesencajadasporelnerviosismo,enlahabitación.

—Tranquilos,noslashemosapañadobastantebiensinvuestrasupervisión—seburlóMarian al ver la cara emocionadadeAndrewacercándosehasta ellasconRichardalazaga.

—Noteníaningunadudadequeseríaasí—contestósusonrientemarido.Richard,atravésdelahabitaciónllenadegente,clavósuintensamiradaazul

ensuesposa intentando transmitirle lo tremendamenteorgullosoqueestabadeella.

Julianodiabalacaza.Siendoapenasunniño,suprogenitorlohabíaobligadoa acompañarlo en una ocasión. Recordarlo le provocaba una sensación dedesasosiego, como casi siempre que rememoraba su infancia. Su padre habíaabatidounciervojovenyelanimalagonizabaenelsuelo,entrelashojassecasimpregnadasdesusangre.LasnauseashabíansacudidoelcuerpodeJulian,peronopor lavisiónde lasangre,sinopor lamiradaasustadaenlosojosvidriososdel pobre animal que, intentaba, sin éxito ponerse en pie sin resignarse a sudestino. Escuchó como su padre amartilló la escopeta y se la colocó en suspequeñasytemblorosasmanos.

—Remátalo. Es un acto caritativo. —Julian levantó la vista hacia élesperando ver un rastro de esa caridad de la que hablaba y se espantó al

comprobarquesupadresonreíademaneramaliciosa.Apuntóalanimalduranteunosinstantesinterminables,sintiendoelfriodel

metalensusmanosylaculatacontrasuhombro,reprimiendolasganasdellorar.Alfinal,laslágrimashabíannubladosuvisiónytuvoquebajarelarmaincapazdedisparar.Supadrelearrebatólaescopetamientraslohumillabaechándoleencaraquenuncaseríaunhombre.

Eldisparoretumbóenelbosqueprovocandoquelospájaroshuyerandesusnidosconunrevoloteonervioso,yJuliancerrólosojosmientraslassalpicadurasde la sangre del animal resbalaban por su cara de niño. Ese día se juró a símismoquejamásensuvidamataríaaningúnanimalpordiversión.

Esamañana, elmarquéshabía idoavisitarunapropiedadenventa al otroladodellagoy,después,habíadecididosaliracaballoendireccióncontrariaalaquehabíantomadoloscazadores.Necesitabaairepuroysoledadparaaclararsusideasyponerabuenrecaudosussentimientos.Trasvariashorasdepaseoyunavigorizante carrera, había vuelto con la cabeza algo más fría de lo que semarchó. Estaba actuando como un niño enamoradizo, dejándose llevar,avasallado por los sentimientos que habían recobrado más fuerza alreencontrarseconlamujerqueamaba.Buscabadesesperadamenteunperdónyun amor que ella ya no podía entregarle.Lomás sensato era serenarse, tomaralgodedistanciaydarletiempoaMaysieparaqueasimilaralaverdaddeloquehabía ocurrido. Si al final ella decidíamantenerse alejada de él, respetaría sudecisiónsinrechistar.Alfinyalcabo,selomerecía.CruzólacasaysedirigióhastaelpatiodondeCeliajugabacadadíaconlosniñosdelosHardwick.

Unacriada,alaquenohabíavistoantes,hablabaanimadamenteconladamadecompañíadeCeliaenunamesaalasombramientrasdabanbuenacuentadeunaabundantebandejadegalletas.RalphcuidabadeJaime,elpequeñoherederode los Hardwick, mientras este escarbaba concienzudamente en un parterre,probablemente,alabúsquedadealgúntesoroenformadebicho.Juliansonrió.Sinduda,Ralphy suhermanahabían tenidounagran suerte al cruzarseen sucamino con Andrew y Marian. Al adoptarlos habían cambiado un destinoinciertoenlascallesdeLondresporunfuturoprometedorllenodeposibilidades.

Sally,lahermanadeRalph,sentadaenunamantasobreelcésped,lucíaunahermosacoronademargaritasyhojasde laurelenelpeloqueseguro lehabía

tejidoCelia. En su regazo habíamás flores de colores y se las iba pasando aCeliacadavezqueellaextendíalamano.

Julian seapoyódescuidadamenteenelumbral,observandoel juegode losniños,sinpoderevitarsentirunasanaenvidiadesuinocenciaydelafelicidadqueencerrabanesasaccionestansimples.Unarisacantarinallamósuatención.NosehabíapercatadodequeCelia,sentadaenelsuelodeespaldasaél,teníaaalguien acomodado en su regazo. Su hermana se reclinó hacia atrás paraobservarconojocríticosucreaciónylaniñaalaquehabíaestadopeinandoselevantó de un ágil salto, plantándose delante de ella y deSally con una dulcesonrisaensucara.

El mundo bajo los pies de Julián comenzó a temblar, amenazando conengullirlo todo. La pequeña llevaba flores de colores trenzadas en su cabellooscuro, un hermoso pelo negro y brillante que se enroscaba en bucles que elvientomecíaconsuavidad,unpelonegroigualqueelsuyo,igualqueeldesupropiamadre,igualqueeldeCelia.

Ambasserieron.Julianlasobservabaparalizado,susperfiles,frenteafrente,comosiCeliasemiraraenunespejomágicoqueledevolvíasupropiaimagendelpasado.Desdeesadistancianopodíaverlo,perosupoporintuiciónquesiseacercabadescubriríaquesusojoserangrisescomolossuyos.

Mirando a esa niña le pareció haber viajado en el tiempo hasta su jardínmuchosañosatrás,cuandoélobservabaaCelia jugar,cuandoensuinocencia,aún creía que podía protegerla a ella y a sí mismo de cualquier amenaza. Elparecidoera tanasombrosoy tan impactantequesehabíaquedadobloqueado.Aquello no podía estar pasando de verdad, estaba seguro que en cualquiermomentosedespertaríaconunasensacióndedesolaciónynostalgiaafincadaensusentrañas,comotantasotrasvecesquesussueñoslehabíanjugadounamalapasadamostrándoleelmundoquenuncatendría.Peroaquellonoeraunsueñoyellaerareal.Sucabezaeraincapazderazonarconclaridad,apesardequesuspensamientosparecíaniratodavelocidad.

—LordLangdon,¿puedoayudarleenalgo?La voz del mayordomo junto a él lo hizo sobresaltarse, sacándolo de su

ensimismamiento.—¿Perdón? —Julian carraspeó e intentó mantener la compostura—. No,

gracias.Elmayordomohizounareverenciadispuestoamarcharse.—Unmomento.¿Quiénesesaniña?—Elhombresiguióladireccióndela

miradadelmarqués.Duranteunos instantesparpadeó,pareciendosorprendido,como si él también se hubiera percatado de lo que parecía tan obvio, pero elgestodesaparecióalinstante.

—EslaseñoritaAuraSheldon,milord,laahijadadelaseñoritaMaysie.—Elmayordomosealejósinañadirnadamás,dejándolosumidoenunremolinoqueestabaapuntodedesestabilizartodosumundo.

ElcorazóndeJulianseencogióhastaelpuntoquepensóquenovolveríaalatir con normalidad y sus músculos parecieron volverse blandos como lamantequilla.Sucabezahacíacábalas tratandodecalcularmentalmente laedaddelaniñay,mientraslaobservabajuntoaCelia,elparecidoselehacíacadavezmásevidente.Juliannocreíaenlascasualidades,peronielmásingenuodeloshombreshubierapensadoqueaquelloloera.Suinstintoledecíaagritosloquejamás hubiera esperado escucharla sangre rugía en sus oídos, y la verdad semostróantesusojosconunaclaridadcerterayabsoluta,dondenohabíaniunsoloresquiciodeduda:AuraSheldonerasuhija.YMaysieSheldonibaatenerquedarlemuchasexplicaciones.

Capítulo32Hubierasidoreconfortantedejarse llevarporelambientedefelicidadque

latíaencada rincóndeGreenfield traselnacimientodelnuevomiembrode lafamilia,peroelmarquésdeLangdonapenaseracapazdecomponerunasonrisaforzada,quedisimularasuestadodeánimo.Casinohabíapodidodormirentodalanocheyunasensacióndedesasosiegonolepermitíaconcentrarseennada.

¿Cómosesuponequeunodeberíaasimilardeunplumazoqueteníaunahijadecincoañoscuyaexistenciadesconocía,yquelamadredelacriaturaparecíano tener ninguna prisa en ponerle al corriente de algo tan trascendental? NisiquieralapresenciadeCeliahabíaconseguidocalmarsuespíritu.

El día había sido gris y desapacible, y el cielo oscuro amenazaba condescargarunatormentaquenoacababadeestallar,igualquelarabialatentequelo consumía por dentro. Le carcomía imaginar cómo habrían reaccionado losSheldonalconocereldeslizdesuhija,sisabríanquieneraelpadredelaniña,cómo había afrontadoMaysie un cambio tan brutal en su vida. Unmillón depreguntasseagolpabanensumenteysolounapersona tenía la respuestaparatodasellas.

Despuésdepasarlatardeconsuhermana,sevistióconsutrajedegalaparaasistiralbailededespedidadelafiestacampestredelosGreenwood,apesardeque suánimo taciturnodesentonaracon todoycon todos losque le rodeaban.Aunquenohabíanadaquedetestaramásqueaquelloseventosllenosdefalsedade hipocresía, hoy tenía que obligarse a asistir, especialmente, porque nunca sehabíasentidotanimpregnadodeambascosas.

Maysiesemiróalespejodepiedesuhabitacióny,aunqueeltrabajodesudoncellahabíasidoespectacular,sumenteagitadanolepermitíaserenarseparadisfrutar el resultado. Giró sobre sí misma para que su falda vaporosa semoviera,yAura,quelaobservabasentadaenlacama,hizopalmasencantada.

—Parecesunaprincesa,mami.Lapuerta se abrió yElisabeth entró conuna sonrisa de oreja a oreja y un

escotadovestidoamarilloqueleprovocaríauninfartoaRichardcuandoloviera.—Caramba,estásimpresionante.Radiante.—Estoy feliz —sentenció Elisabeth dirigiéndose hacia su sobrina y

colmando sus mofletes de sonoros besos acompañados de una ataque decosquillas,aloquelapequeñacorrespondióconrisasychillidoshistéricos.

—Vamos, hermanita,mi flamante esposonos esperapara acompañarnos alsalón.

—TíaLys,tíoRichardmehadichoquemecompraráunponi.—¿En serio? Dios mío, en estos momentos te tengo una envidia terrible.

¿Creesquesimeportobienmecompraráotroami?—Auraserioacarcajadasimaginándoseasutíamontandoenelpequeñoanimal.

—Creo que te bajaría la luna si se lo pidieras, Lys. Ambos parecéisencantados—contestóMaysiemientrassalíanalpasillo

—Bueno, no sé si esta situación de paz durará demasiado, pero piensodisfrutarla mientras tanto. —Le guiñó un ojo mientras avanzaban sonrienteshastalasescalerasdondeRichardlasesperaba,másapuestodeloquecualquierserhumanosemerecíaser.

Las conversaciones en lamesa fluían entre los invitados, peroMaysie eraincapaz de escucharlas, igual que era incapaz de tragar con normalidad ni unsolo bocado. El culpable de aquella situación no era otro que el marqués deLangdonysuinquietantemirada,quepermanecíafijaeimperturbablesobreella.Tuvo que hacer acopio de toda su templanza para evitar estremecerse ante elexhaustivo escrutinio al que estaba siendo sometida por el «marqués oscuro»,comolehabíanapodadolaschismosasdelareunión.

Julian,vestidototalmentedenegroaexcepcióndelaníveacamisablanca,sesentabademanerainformalensusillaatrayendomiradasdecensuraalrededory,aun así o, precisamente por su actitud, su mirada un tanto animal resultabatremendamenteirresistible.

Diootrosorboasucopadevino,sindisimularsiquieraquenohabíatocadolajugosacarnedevenadoqueseenfriabaensuplato.NopodíadejardemiraraMaysie,intentandoencontrardebajodelacapadecortesíayprotocoloimpuestaparalaocasiónalamuchachadelaquesehabíaenamorado.Porunmomento,dudó de que siguiera allí y temió que sus recriminaciones fueran ciertas, querealmente su desengaño hubiera acabado con la inocencia y la bondad de sujuventud. Ella pensaba prometerse con otro y había insistido en que no sentíanadaporJuliany,sinembargo,cuando lahabíabesado lahabíanotadovibrar,

habíadescubiertoenellalamismahambrequelodominabaaél.Miró a Bryan Lane que charlaba amigablemente sentado entre ambas

mellizas.Parecíaamable,debuencarácter,honesto,ycarentedeesedesencantoyesa crudezaque él destilabapor cadaporo.Eranpolosopuestos.Depronto,una certeza ensombreció, más si cabe, su semblante, algo tan obvio comoinconcebible:MaysienoteníaningunaintencióndedecirleaJulianlaverdad,niahorani,probablemente,enunfuturo.Contodaseguridad,pretendíacasarseconese hombre de carácter aparentemente fácil y llevadero y privarlo de laposibilidaddeconocerasuhija.

Maysie había conseguido evitarlo casi toda la noche, aunque no podíalibrarse de la sensación de sentirse observada.Charlaba animadamente con sumellizayEleonoraalrededordelapistadebailecuandosuvozprofundaasusespaldaslahizotensarse.

—Señoras, señorita Sheldon… —saludó cortésmente haciendo unareverencia

—LordLangdon, casi no he tenido tiempo de hablar con usted estos días.Discúlpeme,yasabecomosonestasreuniones—sedisculpóEleonora.

—Nosepreocupe,miladi.Loentiendoperfectamenteynopuedotenerquejaalguna sobre la hospitalidad de su familia.Quería darle la enhorabuena por elnacimientodesunuevanieta.

Eleonoralediolasgraciasysonriócomplacida.Tras unas cuantas frases corteses, Julian se giró clavando su mirada en

Maysiequeapenasconseguíaquesusrodillasnotemblaranporsuproximidad.Losmúsicos comenzaron a tocar los primeros acordesdeunvals.Elmarquéstendió lamanohaciaellaque lamiróconcaradepánico,comosianteellaseextendieranunosamenazadorestentáculos.

—Me concede el honor de bailar conmigo, ¿señorita Sheldon? —Susmiradas sequedaron conectadas, pero ella era incapazde reaccionar, nopodíabailarconélcomosi talcosa,nopodríafingirquenole importabatenerlo tancercacondecenasdeojosobservándolos.

UnadelicadamanoenguantadaseapoyósobrelapalmaextendidayJulian,desconcertado, apartó los ojos durante unos instantes deMaysie paramirarla.Elisabeth,ladueñadedichamano,contododescaro,sehabíainterpuestoensus

planes.—Mihermanaseencuentraindispuestamilord,peroyomemueroporbailar.

Aceptoelbaileconmuchogustoensulugar.Eleonoraestabaanonadadapor lopocoprudentede laactitudde sunuera,

perolasonrisadeElisabetheratanangelicalqueseobligóapensarquenohabíanada extraño en el hecho de que arrastrara al marques hacia la pista paramezclarseconelrestodebailarines.

Maysie semordió el labio para no reír cuando sumelliza le guiñó un ojomientrasJulianlamirabaconelceñofruncidosindisimulareldesagradoquelehabíacausadosuintervención.Apesardelatensiónentreambos,semovíanporlapistaconbastantegracia,yMaysiesintióunapequeñapunzadadecelosalvera su hermana entre los brazos de Julian. La amalgama de sentimientoscontradictoriosquebullíanensuinterioreraincomprensible,inclusoparaella.

—Supongo que el hecho de ser cuatro minutos mayor que Maysie le daderechoainmiscuirseensusasuntos,inclusosisetratadealgotantrivialcomounbaile.

Elisabeth enarcó una ceja sorprendida de que el supiera algo tan personalcomoeso.

—Conustednadaestrivial,metemo.Suexpresión,dehecho,siempreestanconcentrada y tan… intensa. Cómo si pudiera ver a través de nosotros, lossimplesmortales.Relájese.Apenas es capaz de ocultar el profundo desagradoqueleprovoco.Peronosepreocupe,laantipatíaesmutua.

—No me resulta antipática. La situación que acaba de provocar, sí. Lerecomiendoquenopierdael tiempoynointentealejarmedeella,unaabsurdatretanovaaconseguirdisuadirme.

La sonrisa de Elisabeth era tan adorable que cualquier incauto observadorpensaríaqueentreellosseestabaproduciendounaconversaciónencantadora.

—Harétodoloqueestéenmimanoparaquenovuelvaahacerledaño,lordLangdon—Elisabethmasticó su título como si se le atragantara—. Puede quehayaañadidoesahermosaflorituraasunombre,peroesonolehaceunnoble.Paramí, siguesiendoelmismo tipo rastreroycobardequedejóabandonadaaunajovenenamoradahastaloshuesossinunasolaexplicación.

Julianpodíaver losmúsculosdesucara tensos,susmejillas tirantespor la

falsasonrisaysusojosempequeñecidosporlairacontenida.—Elisabeth.—SeñoraGreenwood,sinoleimporta.—SeñoraGreenwood,ya leheexplicadoasuhermanalosmotivospor los

quemeviobligadoacometerunactoquemesigueavergonzando.Yporelqueyotambiénhesufrido.Solopretendoremediarloquepasó.

—Imponerlesupresencianovaaremediarnada,créame.—¿Quésugiere?Quememarcheyolvideque…—lapreguntamurióensus

labios. Tomó aire recuperando la compostura—. Todos tenemos pecados. Ytodostenemossecretos,señora.

Los músicos entonaron los últimos acordes de la pieza. Julian hizo unareverenciaysealejóentrelosbailarinesdejandoaElisabethintranquilaantelaenigmáticarespuesta.

PeroJuliannohabía llegadohastadondeestabaenlavidarindiéndosea laprimera.ObservódiscretamentesuobjetivohastaqueviocomoMaysieaceptabaunainvitaciónparabailardeunjovenpelirrojoyflacucho.Unacuadrilla.Julianodiabaesetipodedanzas.Miróasualrededoryapresuradamentelesolicitóelbaileaunajoventímidaypálidaqueaceptótrasuncodazopocodisimuladodesu progenitora. No debía ser fácil bailar con el marqués oscuro, pero era unmarqués,alfinyalcabo,rico,paramásseñas,yapuestocomoelmismodiablo.Noerasensatonegarse.

Conpasofirmeycasiarrastrandoasupareja,queseveíaincapazdeseguirsuszancadas,sesituófrenteaMaysieyeljovenquelahabíasacadoabailaryobservó con satisfacción como ella se ruborizaba al levantar la vista yencontrarlofrenteaellos.

Se inició lamúsica,comenzaronaejecutar lospasos,yélsesorprendiódesercapazdellevarlaintrincadacoreografía,apesardeestartotalmenteenfocadoen sus alterados pensamientos, a la espera de que se cambiaran las parejas yMaysieestuvieraasuladoalmenosunossegundos.

—Me alegra ver que ya se ha repuesto, señorita Sheldon.—Ella sonrió amododerespuesta.Loquemenosleapetecíaeramantenerunaconversaciónatrompicones cuando los pasos de baile los acercaban, en presencia de dosextraños.

—Los invitados se van mañana, he oído que Lane también se marcha.¿Podrássobrellevarsuausenciasindesfallecer?—preguntósarcásticocuandoladanzalosvolvióaunir.

—Creoquetengoprácticaensobrellevarausencias.—Élentrecerrólosojossimulandoquehabíarecibidoungolpe.

—Mepreguntosi la jovenCrystal lasoportarácon tantaenterezacomotú.Seráduroparaellanotenerconquienpasearporlosjardinesdurantelanoche.

Maysieabriólabocaparacontestar,peroellatambiénhabíapercibidocomoambos jóvenes se buscaban constantemente, aunque ignoraba que la cosahubieraidoamás.

—Noleteníaporunaviejachismosa,milord.—Nosoychismoso,soloobservador.Elbailelesobligabaasepararsedenuevo,peroJulianfingiónodarsecuenta

ycontinuójuntoaMaysieprovocandoquesuacompañantechocaracontraélalhacerungiro.Elmuchachosecompusocomopudoycontinuóelbailecon laparejadeJulianantelanegativatácitadelmarquésacederlesuposición.Maysienopudoevitarunacarcajadanerviosa.

—Todosnosmiran,noquierotenerfamadetorpeasíque,sinoteimporta…—Meimporta.—LamanodeJulianapretólasuyaconmásfuerzamientras

giraban—.Quierohablarcontigo.Asolas.Singirosnipiruetasnicompañerosdebaileacechandoconlasorejasávidasdecotilleos.

Maysiemiróasualrededorynosesorprendióalnotarmiradassuspicacessobre ellos. De nuevo tocaba cambiar de pareja, el último cambio antes definalizarelbaile,perolamiradaamenazantedeJulianleindicóaljovenpelirrojoquenopensabacederlesusitio.Maysiesuspiróaliviadacuandolaalegretonadafinalizó.

—Mañanaalasdiez,juntoalcaminodelosestablos.—Julianbesósumanoy, conuna reverencia, sedespidiódeella.Supedanteríamasculina le impedíapensarquepudieranegarseasusdesignios,ynoledioopcióndecontestar.

Maysieobservó cómo seperdía entre los invitados, con su andar elegante,destilando algo peligroso y atrayente a la vez. Se juró y perjuró a sí mismaindignadaquenoacudiríaalacita,quenoseibaadejarinfluenciarporélyquelodejaríaallíplantado.Esoleserviríadeescarmiento.

Y, sin embargo, antes de que las agujas del reloj marcaran las diez, yaesperabaansiosajuntoalcaminoconlaincertidumbreasentadaensuestómago,pensandosiélacudiríaolavolveríaadejarplantada,ysinsabermuybienquéopciónleasustabamás.

Durante la noche, la lluvia había descargado con fuerza sobre la mansióndandopasoaunamañanadespejadayunabrisafrescaquelahacíaestremecerse.Aunque era consciente de que el motivo de su temblor podía no ser latemperatura. Desde que se había levantado, había estado inquieta. Ni siquierahabíaesperadoasudoncella.Sehabíavestidoypeinadoellamismademanerasencilla,conelpelosuelto,apenasretiradodelacaracondossimpleshorquillasplateadas. Tras desayunar con su hija, había bajado evitando encontrarse connadiemásaquientuvieraquedarexplicaciones.

JulianconducíalacalesaquehabíatomadoprestadadelosHardwickconlacertezadequeMaysie acudiría a la cita, nopodíapermitirsepensarotra cosa.Aúnnosabíacómoibaaafrontartodoaquello,comoibaaplantearlequesabíadelaexistenciadesuhijayqueteníaunaideamuyclaraydefinitivadecómosolucionarlasituación.

ElestómagodeMaysiesecontrajodenerviosismoalverloaparecerporelcamino. La ayudó amontar y se sentó a su lado en el carruaje sin decir unapalabradehaciadóndesedirigían.Maysienoqueríapareceransiosa,porloqueno preguntó a dónde la llevaba, suponiendo que quería dar un paseo paradisponer de un poco de privacidad. Se limitó a observar el paisaje intentandoparecer calmada, a pesar de que notaba el potentemuslo de Julian junto a supiernaysucalortraspasandolascapasdetela.Intentóignorarcomosusbrazosse rozaban con cada levemovimiento en la estrechez del asiento del carruaje.Era tan conscientede cada toque, cada respiración, estaba tanpendientede supresencia, que casi no se dio cuenta de que se habían desviado del caminoprincipal.

Árboles centenarios delimitaban una senda bien cuidada que desembocabaenunaexplanadadondemacizosdefloresyvariosroblesflanqueabanlaentradadeunamajestuosafachadadepiedragris.Ellugarparecíaestardesierto.

Maysie se bajó de la calesa sin esperar a que Julian se acercara paraayudarla,ylomiróconlapreguntaescritaensumirada.

—Bienvenidaamicasa.—Fuesurespuesta.Julianabriólapuertay,conunaexageradareverencia,lainvitóaentrar.—Nosabíaqueyahabíasencontradounacasaquecomprar.Maysie sabíaque estababuscandounapropiedad en aquella zona, perono

esperabaquelacasadecampodeJulianestuvieratancercadeGreenwoodHall.Si se quedaba allí, seria vecino de Elisabeth. Aunque dudaba que Julian

permaneciera demasiado tiempo en tierra firme, la situación para ella y paraAuraseríainsostenible.Nopodíavivircaminandoconstantementesobreelfilodeunanavaja.Habíadudado,habíatardadodemasiadoentomarunadecisión,yeldestinoseempeñabaenespetarlealacaraloexpuestaqueestabaanteél.

—Cerré el trato ayer. Eres la primera persona que traigo aquí.—Julian laobservó unos instantes intentando imaginar lo que le pasaba por la cabeza—.Celia adora el campo, y creo que aquí será feliz. Me tranquiliza pensar que,cuandoyoestéfuera,losHardwickylosGreenwoodestaráncerca.Vamos,telaenseñaré.

Recorrieron las habitaciones, casi todas vacías y pulcramente limpias,mientrasJulian,conunligerodejedeorgullo,leexplicabasusplanesolepedíasuopinión.

Maysie no lograba relajarse del todo. La intimidad era apabullante y elenormeespaciodiáfanoentreellosparecíaagudizarlamás,aunqueaélparecíanoafectarle lomásmínimo.Paseóporunode lossalonesyseacercóparavercon detalle el intrincado relieve de la chimenea, unas figuras femeninassemidesnudas esculpidas en mármol con aspecto de diosas. Sus dedosacariciaronlafríapiedra,ysemantuvoallíparalizadayexpectante.

Lospasosde Julian acercándose resonaron con eco en la habitaciónvacía.Notócomosuespaldahormigueabaalsentirquesedeteníadetrásdeella,cerca,demasiadocerca.Sumanograndeybronceadaresiguióelcaminoqueacababade trazar Maysie sobre la figura de mármol, intentando atrapar el rastro decalidezquesupielhabíadejadoallí.SusdedossepararonjuntoalosdeMaysiey ella se dio cuenta que esperaba su contacto con ansiasmientras notaba susrespiraciónagitadasobresupelo.Peroélnolatocó.

Julian se alejó y siguió recorriendo la estancia, hablando del color de lapintura,comosielmomentosolohubieraexistidoensuimaginación.

Maysie tuvo la sensación de que estaba jugando con ella. No dejaba demirarle los labioscon intensidadmientrashablaban, comosinopudieraevitardejarsellevarydevorarlaencualquiermomento,momentoquenoterminabadellegar.Cuando le cedía el paso, galantemente, acababa acercándosemás de lonecesariohasta que su calor y su imponentepresencia la atontaban.Y lopeoreranesostoquessutiles:sumanoapoyándosecomoelrocedeunaplumaensucinturaparaayudarlaasubir laescalera,una ligerapresióndesusdedosensucodoparamostrarlealgo,unrocecasualdesumanosobrelasuya…Laestabavolviendoloca.

Maysieseasomóaunodelosventanalesdesdedondesepodíaverel lagoquelosseparabadeGreenwoodHall,tensadeanticipación.Julian,comoMaysiehabíaintuidoqueharía,sevolvióacolocartancercaquesuolorllegóhastaella,sutil y excitante, y tuvo que reprimir el impulso de aspirar con fuerza paraembebersedeél.

Apoyólamanoenelmarcodelaventanaalaalturadesucabeza,mientrasseguíaconlamiradaladirecciónhaciadondeellamiraba.

Segiraronlentamenteysusojosseencontraron.Estabantancerca,suslabiosrogando por un beso, sus respiraciones cada vez más agitadas, sus cuerposaproximándose guiados por un imán invisible y, entonces, Julian volvió aretirarse con una sonrisa inocente, como si no hubiera sido consciente de laatracción que palpitaba entre ellos. Maysie estuvo a punto de gruñir deexasperación.

—Yesta…—Julianabriólapuertademaderaoscurayconunaflorituralainvitóapasar—,estaesmihabitación.

Era una habitación como las demás, igual de vacía, con solo un armarioentreabiertoenelqueseveíanmantasysabanasblancaspulcramentecolocadasyunamesacomoúnicomobiliario.Y,sinembargo,saberqueallíprontohabríauna cama, que aquel sería su refugio, le provocó una sensación de excesiva ysofocanteintimidad.

Unimpresionanteventanaldabaa los jardines traseros,yMaysieseacercóhastaélatraídaporeljuegodelucesquesefiltrabaentrelasramasdelosarbolesdelexterior.

Julian cerró lasmanosy las pegó a los costados de su cuerpo como si así

pudieracontenerelanheloirrefrenabledetocarla.Podíaleereldeseoescritoensusojosazulesy,pormásqueseconvencieraasímismoquedebíamantenerlamentefríaparaabordareltemaineludibledesuhija,nopodíaevitarsentirqueella lo arrastraba y lo atraía irremediablemente. Observó su figura recortadacontralaluzqueentrabaporlaventana.Sucinturaesbelta,suscaderas,quesemarcabanbajoelsencillovestidoverdemanzana,losrizosrubiosdesupeloquellegabanhastalamitaddelaespalda.

Su pelo. Cuántas veces había soñado con sentirlo de nuevo rozando supecho,conaspirarsuolor,conenterrarsusmanosenél.Seacercóllevadoporunafuerzaimparablehastacolocarsejuntoaella.

Maysie se volvió para mirarlo frente a frente. Algo vibrante e irresistibleentreelloslosatraíademanerairrefrenable.Julianleapartóunmechóndepelodoradodelacaraylometiódetrásdesuoreja,deslizandolayemadelosdedospor su contorno, continuando con el borde de lamandíbula, hasta llegar a sumentón.Soltóelairedespaciointentandocontenersusdemonios,aquellosqueleinstaban a besarla hasta hacerla perder el sentido, a tomarla de mil manerasdistintashastaqueningunodelosdostuvierafuerzasparanegarloevidente.

LosojosdeMaysiesecerraron,absorbiendolasensacióndesusdedossobresucara.Sucuerpocálidoacercándose, la fuerza latentequeemanabadeél, surespiracióntancercadesuboca.Todolosconducíaafundirsuslabios.Maysieabriólosojosalnotarquesucalorsealejabadenuevo.

—Julian. ¿Piensas besarme en algún maldito momento? —El marquésenarcóunacejadivertidoalverquesujueguecitoparadesconcertarlahabíadadoresultadomientrasellasemordíaellabioarrepentidaporsupropioexabrupto.

—Notehetraídoaquíparaeso.—Bien,lacasaesmaravillosa.Tedeseoqueseasmuyfelizenella,perocreo

queeshoradevolver.Maysieintentóesquivarloparasalirdeallí,necesitabatomaraireydistancia

operderíael juico.LamanodeJulianseaferróasumuñecay,deun tirón, laacercó a su cuerpo rindiéndose al fin, besándola con verdadera desesperación,llegandoadondelaspalabrasnopodíanllegar.

Maysiepasólosbrazosporsucuelloconungemidodealivioodeanhelo,nosabíaexactamentedequé,perotampocoleimportaba.Loúnicorelevanteenese

momento,era lanecesidadciegadeestarentre susbrazosunaúltimavez.Erauna locura,una imprudencia,una temeridad,podíaencontrarmilsinónimosensuidiomaoenmilidiomasdistintos,peroesonolaapartaríadeloquesucuerpolepedíaagritos.Necesitabaresarcirsedetantasnochesdellantoysoledad,detodas sus inseguridades y sus dudas, del dolor que había acarreado como unapesadacargatantosaños.Ydespués,despuéssemarcharíaconsuhijamuylejosdeallí,lejosdelhombrequelahabíadestruidounavezyquepodríaconseguirlode nuevo con solo chasquear los dedos. No permitiría que descubriera laexistenciadeAura.

Pero eso sería más adelante. Aquí y ahora, Maysie Sheldon solo podíaconcentrarseensentir lasmanosurgentesdeJulianacariciandosucuerpoyenentregarsealplacerquesusbesossalvajesleprometían.

Capítulo33Los rayos de sol se filtraban entre las ramas de los arboles a través del

cristal, arrancando reflejos dorados a la piel de Maysie, y Julian estuvototalmente segurodequeni elmismísimoparaíso seríamáshermosoqueeso.Las capas de ropa fueron cayendo a sus pies y fueron sustituidas por roces ycaricias.

Ellahabíafantaseadoconesemomentocientosdeveces,habíasoñadoqueeldestinovolvíaaunirlos,pero,ahoraqueelcuerpomasculinoquedesnudabaerareal, tenía una sensación extraña de pérdida, como si volver a estar entre losbrazosdelhombrequeamabafueraunpuntodeinflexión,elfinaldesuhistoria.Una puerta que debía cerrar para seguir adelante, un acto indispensable paracontinuarconsucamino.

Lasmanosdeellaseaferrabanalarepisadelaventanasabiéndoseincapazdesostenersedepieporsuspropiosmedios.Juliansoltóloslazosquecerrabanlacamisolade linoy laarrastróporsucuerpohastaquequedóreducidaaunatela informe y arrugada a sus pies. Trazó el camino inverso, recorriendo laspiernas de Maysie con sus manos y sus labios por encima de las medias,ascendiendo por su piel con un reguero de besos. Su lengua se detuvo en suvientre,trazandounalíneainvisibleentrelospuntosmássensiblesdesucuerpo.

LasmanosdeMaysieseaferraronasupelooscuroysedeslizaronporsushombrosmientrasélmordisqueabasuspechos,arrancándolegemidosdeplacer,queellanisiquierasemolestóendisimular.

Soloestabanellosdos,deseoypasiónpura,piel,calor.Nohabíalugarparalacontención.

Julianseseparódeellaparadesprendersedesusbotasysuspantalones,ylamirada de anhelo deMaysie ante su cuerpo, totalmente desnudo, hizo que suerecciónseabultaraaunmás.AcunósucaraentresusmanosylamiróduranteunosinstantesalosojosintentandodilucidarquiéneraMaysieSheldon.Eraunamujercomocualquierotra.Y,sinembargo,nopodíacontrolarloqueleremovíaensuinterior.Ellalosubyugaba,loarrastrabaaunabismodedeseo,dejándolodesolado y con la certeza de que no era lo suficientemente bueno para ella.Ningunamujer jamás lohabíahecho sentirnadaqueno fueraunplacer físico

pasajeroyefímero.Pero,ahora,conelsimplehechodeestardesnudospielconpiel, frente a frente, había conseguido que se sintiera por primera vez en casadesdehacíaaños,comosisucuerpofueraelúnico lugaralquepertenecía.Suverdaderorefugio.

Las yemas de los dedos deMaysie se deslizaron por su pecho delineandocadamúsculo,cadacentímetrodesucarne.Sucuerpoeratalcomolorecordaba,duro, fuerte e irradiaba un calor y unmagnetismodel que sabía que no podíaescaparse. Besó la yema del dedo índice y lo pasó por su ceño fruncidointentandorelajarsuexpresiónconcentrada,enungestoqueaJulianleremoviólos recuerdos y el alma. Como aquella vez, hacía una eternidad, él atrapó sumanoysellevóeldedoaloslabiosparabesarlo.

La conexión entre ellos era increíble y sobrecogedora. No necesitabanpalabrasparaentenderse,ylasmiradasresultabantanexcitantescomolaunióndesuscuerpos.

Las manos de Julian se deslizaron por sus costados, apresándola por lascaderashastaacabarensusnalgas.Lalevantóenviloylasubióalarepisadelaventana.Labesóenloslabiosconunapasióntansalvajequecasidolía,unbesocorrespondidocon lamismacruda fiereza.Su lenguabuscó lasuya, lamiendo,descubriendo, y sus dientes rozaron los labios carnosos apresándolos en unintercambio arrebatador. Maysie enlazó los brazos en su cuello sin dejarlointerrumpir el beso, como si lo necesitara para seguir respirando. El cuerpodelgado y fibroso de Julian se amoldó al suyo, colocándose entre sus piernas,todasudurezacontralasuavidaddeella.

Sumano bajó por su vientre hasta alcanzar el hueco caliente y anhelanteentre sus piernas, y Mayse se sintió morir de placer cuando él comenzó adedicarle caricias deliberadamente lentas. Entre sus parpados entrecerrados secolaba la luz de la mañana, los labios de Julian, sus caricias, su olor, surespiraciónentrecortaday los susurrosardientesen suoído; todo resultaba tanfamiliarqueparecíaestarreviviendoelpasado,comosifueraunecodebesosyavividos.Y,sinembargo,todoparecíanuevoydiferente.

Abrió los ojos con la necesidad de cerciorarse de que todo era real y sesobrecogióalversumiradagris, tanhermosacomoelrestodeél,atormentadapor una pena antigua que nadie podría disipar jamás. Susurró su nombre

mientraselplacerescalabaporsucuerpo,mientrassusdedoslaacariciabanensuinteriorysubocainsaciableladevoraba.Julianrozósumiembroexcitadoenlaentradadesucuerpo,sintiendocomosuhumedadloatraíaylanecesidaddeestarensuinteriorlodominóporcompleto.Entróenellaconunsoloyprofundomovimientoynotóalinstantequedeberíahabersidounpocomáscuidadoso.

—Maysie, lo siento, yo…—se disculpó con un susurro entrecortado, sinapenasvoz.

Ellanegóconlacabezaylobesóenloslabios.—Estoybien,notedetengas,porfavor.Julian,notedetengasahora.Maysie enredó las piernas en las estrechas caderas de Julian instándolo a

continuar,yélyanofuedueñonidesuvoluntadnidesucuerpo.Ambos se rindieron a la cadencia de sus movimientos, arqueándose para

aumentar la intensidaddecadapenetración,decadaimpulso,entregándoseporcompletoparasatisfaceralotro,uniendosuscuerposhastaquenoquedóniuncentímetrodeairequelosseparara.Elpotenteorgasmolosalcanzódejándolosexhaustos y devastados hasta los cimientos, arrastrando hasta el más mínimopedazodecorduraycomedimientoquelesquedabaensuinterior.

Maysie tironeó de los botones de su vestido conmanos temblorosas hastaqueporfintodoestuvomásomenosenorden,almenos,ensuapariencia.Noeramomento para dejarse arrastrar por el remordimiento o por el centenar demotivosqueexistíanparanohaberhecholoqueacababadehacer,yqueahorabombardeabansumente.Demasiadotarde.

Segiróhaciaély,duranteunossegundos,observóaJulianquepermanecíade espaldas, en mangas de camisa y apoyado en el alféizar donde unosmomentos anteshabíanhecho el amor,mirando ausentehacia el jardín. Julianparecíaderrotado,conlacabezahundidaentresushombros,comosielpesodeloquehabíancompartidofueraunacargademasiadopesadaparaél.Trasunosminutosinterminablesenunsilencioqueestabaempezandoacrisparlosnerviosde Maysie, la voz de Julian rompió al fin el tenso momento, sin volverse amirarla.

—Estoydeseandoverlacaradetupadrecuandoseenteredequealfinvaaemparentarconlanobleza.Conunmarqués,nadamenos.

Lanubedeplaceryfalsailusiónenlaqueseencontrabasubidadespuésde

sus caricias, se estrelló de manera estrepitosa contra el suelo. Durante unossegundosnosuporeaccionaraloqueélacababadedecir.

—Noséquéesloquepretendesinsinuar,pero…Juliansevolvióconcalma,consurostrotransformadoenunafríamáscaray

susojosconvertidosendostémpanosdehielo.—Noinsinúonadaenabsoluto,Maysie.Simplemente,teinformodequevoy

ahablarcontupadreparaponerlealcorrientedelasituaciónypedirletumano.Seapoyóenlaventanaconlosbrazoscruzadossobreelpecho,comosino

acabaradehacerunanunciotrascendentalensusvidas,clavándoleunpuñalenelcorazóndepaso.

—No—Maysie negó con vehemencia totalmente incrédula ante la actitudgélidadeJulian—.Novasahacer talcosa.Loquehapasadono tedaningúnderechoadecidirsobremivida.

—Ah, ¿no? Imagínate que lo que acaba de pasar tuviera consecuencias,quiennosdicequeenestosmomentosmisimientenocreceentuinterior.¿Ysimi futuro hijo está empezando a crecer en ti?Mejor no correr riesgos, ¿no teparece?

Maysiesintióquepalidecíaydiounpasoatrásalverqueélseseparabadelaventana para acercarse a ella como un depredador, conmovimientos lentos ypeligrosos.

—Esonovaaocurrir.Noesposible.—Como excusa es un poco pobre. Puede ocurrir perfectamente. Ambos

somosjóvenesysaludables.Silaprimeravezocurrió,¿porquénoibaaocurrirdenuevo?

LasangredeMaysiecomenzóacorrerporsucuerpoa todavelocidad,sussienespalpitabanconunlatidosordoysintióquecomenzabaamarearse.Tuvoque parpadear varias veces para poder enfocar la vista de nuevo en él. Laslágrimas que intentaba retener nublaban su visión y la congoja atascaba sugarganta: Julian lo sabía. Su mundo, tal y como lo había conocido hasta esemomento,acababade resquebrajarseyserengullidoporel inestablesueloquepisabaparanuncamásvolver a ser elmismo.Todos sus temores acababandematerializarseenesemomento,ysesentíaperdidayasustada.

—No te sorprendas, querida. Solo hay que mirarla para ver que lleva mi

sangre.Maysieabriólabocaparanegarlo,peroeraabsurdogastarenergíaenello.—No pensabas decírmelo nunca, ¿verdad? Pensabas ocultármelo para

siempre.¿Esesalaformadevengartedemíporloquepaso?¿Ocultándomelaexistenciademipropiahija?

—Nomerecíassaberlo.LaexpresióndeJuliansetransformóyMaysiepudoverlafuriaqueardíaen

susojos,elmismorencorquehabíaanidadoenlossuyosduranteaños.—¿Qué derecho tenías de convertirte en mi juez y mi verdugo? ¿Qué

potestadteníasparatomarsemejantedecisión?—¡Nuestrodestinoyaestabaescrito!—Levantólavozsinpodercontenerse

desgarradaporeldolorquehabíaguardadoabuenrecaudodurantetantotiempo—.Lo escribiste tú cuandome abandonaste.Nome importan tus razones. Tecasasteconotray temarchaste.¿Quéhubieracambiadosi lohubierassabido?¡¡Dímelo!!

—Todo,Maysie.Hubieracambiadotodo.—¿Qué ibas a hacer? ¿Convertirme en tu amante? ¿Buscarme una casita

lejanaenelcampodondeAurayyonohiciéramosmuchoruidopara tupodercontinuarconlosdesigniosdetupadre?Unaamantediscretayunaesposamásdiscretaaún.Unadoblevidacomolaquellevantantosotrosnobles.Puedeque,alfinal,siestéshechoparaserunmarquesdespuésdetodo.

—Meobligaronacasarme.Memarchéporqueeraincapazdesoportartodalatristezayladesidiaquemerodeaba.Perosihubierasqueridoencontrarme,tufamiliateníacontactosydinerodesobraparahacerlo.

—Eldañoyaestabahecho.Yanohabíamarchaatrás.—¡Porel amordeDios!Podríahaber anuladoeseputomatrimonio.No le

toquéunpeloaRosejamás,yellahubieraestadoencantadadenotenernadaquever conmigo. Podíamos haber sido una familia. Debiste tener el valor dedecírmelo.

LacarcajadacrueldeMaysieresonóconecoenlahabitaciónvacía.—Yesolodiceelhombrequemedejócomouncobarde,sinmirarmeala

cara,sinunasolapalabra.Queabandonólaluchasinnisiquieraempezarla.—Noeresjustaylosabes.Yonotuveotraopción.

—¿Yquéhubierahechotupadresihubierasanuladoelmatrimonioquetantodeseaba?¿Creesquenohubieraintentadodestruirnos?

—Oshubieraprotegidoconmimismavida—larespuestavisceralyfuriosadejó aMaysie paralizada. Los ojos de Julian estaban enrojecidos y brillantescomosiestuvieraapuntodellorar—.Yesoesloqueharéapartirdeahora.

—No necesitamos ningún héroe, nos hemos apañadomuy bien sin ti todoestetiempo.

Julianserevolviócomosifueraunanimalherido.—Mehas robado los primeros añosde la vidademihija, añosque jamás

podrérecuperar.Meheperdidosusprimerospasos,susprimeraspalabras.Aurano me conoce. Al menos, ten un poco de decencia y finge que tienesremordimientosporello.

—¿Remordimientos?La he criado con todo el amor que he sido capaz dedarle,laheprotegidoycuidado,yjamáslehafaltadoabsolutamentenada.¿Túlohubierashechomejor?

Juliansepasólamanoporelpelofrustradoydesolado.—Nopodrás protegerla eternamente.Cuánto tiempomás crees que podrás

mantenerla oculta en tu urna de cristal. Tarde o temprano, tendrá que salir almundo.Ycuandolohaga,ellasufriráelescarniopúblicoporlospecadosdesuspadres.Nohassidojustaconmigo,perotampocoloestássiendoconAura.¿Quéharáscuandolacrueldaddelasociedadsecebeconella?

Lapalabraquetantohabíatemidosiempreresonóensucabeza,contundenteydolorosa,comounfantasmaqueacechabaentrelassombras:«Bastarda»

—Noteatrevasajuzgarmeniasugerir,siquiera,quenopiensoenloqueesmejorparaella.

—Maysie, no puedes tapar el sol con un dedo. No podrás protegerlaeternamente, pero yo sí.Mi título y mi apellido lo harán.—Por primera vezJuliansealegródeserelnuevomarquésdeLangdon—.Mihijatendráelfuturoquesemereceynounaabsurdafarsa,nopermitiréquetengaquementirsobresusorígenesypasarápor lavidacon lacabezabienalta.Quierodarle todoelamorqueyonoherecibido,quierosersupadreatodoslosefectosynotienesderechoanegármelo.Ysilointentas…

—Silointento,¿qué,Julian?¿Meestásamenazando?¿Vasaquitarmeami

propiahija?—Esoesexactamenteloquetúhashechoconmigodurantetodosestosaños.—Nopuedocreerqueseastanhijodeputa.—Renunciéaserfelizconlamujerqueamabaporprotegeramihermana.

Imagínatequepodríahacerporprotegeramihija.Laquieroamilado,contigoosinti.Pero,mejor,nohagamoselucubracionesinnecesariasydolorosas.Vamosacasarnos,Maysie.Nopornosotros.Porella.

Negóconlacabeza,sintiéndoseatrapada,descubiertayvencida.—Ysivasaargumentarquenoquierescasarteporquenosientesnadapor

mídespuésde lamaneraen laquehemoshechoelamorhaceunmomento, tegarantizoquenotecreeré.

Maysiesetragósuslágrimasylaterribleincertidumbrequeamenazabacondoblegarla.

Debíahaceralgopararecuperarunmínimodecontrolsobrelasituación.—Déjameseryoquienhableprimeroconmipadre.Maysienoibaacasarseconél,noasí,noporobligaciónnibajochantaje.No

cuandoacababadeseducirla soloparademostrarlequenoera indiferenteaél,comounaprueba,comounescarmiento,comouna justificación.Nocuandoloúnico que veía ahora en sus ojos era rabia y rencor. ¿Qué clase de hogar lebrindaríanaAuracimentandosurelaciónsobrereproches?

Julianpaseóporlahabitaciónintentandocontrolareltorbellinooscuroenelqueseencontrabainmersoyvolvióadirigirsealaventanacomosilarespuestaatodoestuvieraallí,alotroladodelprístinocristal.

—Pensaba ir a Londresmañana y volver después de hablar con tu padre,para solucionar todo lo concerniente a la casa. No tengo inconveniente enesperar si así lo deseas. Siempre y cuando no dilates la situación más de lonecesario.

—DameunosdíasparahablarconElisabeth…—lavozdeMaysieseahogóensugargantaytuvoquetragarsalivaparacontinuar—yconAura.Tengoqueprepararlaparatodosloscambiosquevendrán.

Juliansevolvióparamirarlayasintió.—Deacuerdo.Mantenmeinformado.Y,así,contotalfrialdad,marcaronunantesyundespuésensusvidas.

Apesardequeahoratodaslascartasestabansobrelamesa,apesardeque,alfin,despuésdetantosañosdeanhelo,habíanvueltoaentregarseelunoalotroy a la pasión que los consumía.A pesar de todo eso, jamás había existido unabismotaninsondableentrelosdos.

Capítulo34Auraseaburría.Losprimeroscincominutossehabíaentretenidoentrelos

macizosdeflorestratandodeatraparunamariposabastantefea,perosuniñeralehabíaregañadoylehabíaordenadosentarseenelbancodepiedra.Comoeldíaanterior,aquelhombretanaltohabíavenidoparaveraDollyyhablabanconlascabezasmuyjuntas,susurrandoyriendo.Auraresoplócansadadeesperar.Sisuabuela la veía hacer eso le regañaría. «Las damas no resoplan ni semuestranimpacientes,jovencita».Perolaabuelanoestabaallí.Unmovimientoentrelosmatorraleslahizodarunrespingo.Ungatogrisypeludolamirabaconsusojosamarillentos,sinmoverse,paradocomounaestatua.Aura,curiosacomoera,sepusoderodillasyseacercólentamentehaciaelanimal.

—Gatito, gatito, ven aquí. ¿Quieres una galletita? Son de canela, misfavoritas.

Elgatomovióelrabodespacio,yAura,intentandonoasustarlo,semetióunamanocon cuidado en el bolsillo para sacar unagalleta.La soplóparaquitarleunapelusayselatendió.Elgatoseacercóconcautelay,cuandolaniñaestirólamano para acariciarlo, con unmaullido se dio la vuelta y se perdió entre losmatorrales.Aurasepusodepieparapedirlepermisoasuniñera,peronoestabaalavistaenesemomento,asíqueseencogiódehombros.Saliócorriendoporelsenderoenposdelmininoquecaminabaendirecciónalbosque,volviéndosedevezencuandoparamirarla.

TimachuchóunpocomásaDolly,cobijadostraslaenredaderadehiedraquetapizabaunadelasparedesdelcenador,yconsiguióalfinrobarleelbesoporelque llevaba suplicándole unbuen rato.La chica se zafóde su abrazo conunarisita nerviosa haciéndose la interesante, aunque estaba deseando permanecerentresusbrazoselrestodesuvida.

—Eresmuyduraconmigo,tesoro.Vasamatarmedeamor.—Eso se lo dirás a todas.—Dolly le dio un beso rápido en los labios—.

Confórmateconeso,debovolverconlapequeñaAura.Timsuspiróresignadomientrasellasegirabaparavolveradondelapequeña

laesperaba.Perolaniñayanoestabaallí.—¡Tim! ¡Tim!—Elmozodecuadra corrióhaciadondeestaba la joven—.

Ayúdameaencontrarla,Aurasehaido.Aurasedetuvoyponiendolosbrazosenjarrasmiróasualrededor.Hacíaun

rato que se había acabado el camino de piedrecitas blancas y grises y,miraradondemirara, solo había vegetación. Se detuvo en mitad del claro soleado ydecidiósentarsesobreeltroncocaídodeunárbol,hartadeperseguiralgatodelacocinerasinéxito.Teníahambre.Mirólagalletaqueaunllevabaenlamanoyselacomióconcalmamientrasobservabaasualrededorsinsabercuálseríaelcaminocorrecto.El felinoseacercóhastaallíy,conunmaullidozalamero, sesentóasuladotrasfrotarseensusfaldas.

—Mira la que has armado gatito. Ahora nos hemos alejado de la casa ymamámevaacastigar.—Elgatomaullóenrespuesta—.Yotampocosédondeestamos.Peronotepreocupes,seguroquealguienvendráabuscarnos.

Aurarascólacabezadelanimalqueporfinparecíadispuestoasersuamigo.Ella era una niña valiente y no se iba a dejar amedrentar por los ruidosmisteriososdelbosqueniporlassombrasacechantesqueesperabanagazapadasentrelamaleza.Suspiróentrecortadamenteynopudoevitarqueseleescaparaunpuchero.Ojalánosehubieraalejadotantodelacasa.

Metiólamanoensubolsilloysacósucajitademúsica,sutalismán.Lediocuerdaconsu llavedoraday lamelodíaseenredóconlossonidosdelbosque,con los susurros de las hojas, los cantos de los pájaros y los zumbidos de losinsectos,enunacadenciayunaharmoníaperfecta.Puedeque,despuésdetodo,esepequeñoartefactosiestuvieracargadodemagia.

La mezcla extraña de sentimientos que acosaban a Julian se le estabahaciendo insoportable.Por finhabíavueltoa tenera lamujerqueamabaentresusbrazos.Sehabíanbesadoyacariciadoconverdaderadesesperación,ysentirsupiel,suhumedad,sucalorhabíasidodevastador.

No la había llevado a la casa con esa intención. Sentía la necesidad decompartir con ella esemomento y, aunque fuera absurdo, tenía que reconocerqueansiabasuaprobación.Durantetodosesosañosnohabíatenidoanadieconquiendisfrutarcadalogro,cadaescalónqueascendía,cadanuevametay,enlasoledadde supropio triunfo,había soñadoconpodercompartirloconMaysie.Pero, al estar a solas con ella, la intimidad y el deseo habían sido palpables,comounimpulsoirresistiblequeloshabíaarrastrado.Hacerleelamorhabíasido

igualdeintensoyvisceralquelaprimeravez,algotanpotentequehabíatenidola impresión de que todo su ser se rompía en mil pedazos, pedazos que sevolvían a reunir formando algonuevo, algomásvivo.Su intención era hablarconella,darlelaoportunidaddeexplicarseeintentarllegaraunentendimiento,cerrandoheridasy abriendonuevos caminos.Pero sentirse tanvulnerable anteMaysieylaposibilidaddequeellalorechazaralohabíallevadoacomportarsecomouncretino.Sehabíadejado llevarpor lafrustraciónquehabíasentidoalsaber que había perdido unos valiosos años que no iba a recuperar jamás. YentenderqueMaysienohabíatenidolaintencióndedecirlelaverdadsobresuhija,loenfurecíahastalímitesinsospechados.

Solopodía rezarparaque lavidaque ibanaemprender juntosno fuerauninfierno, si no por ellos, almenos por el bien deAura. La idea de encerrarseentrecuatroparedesleresultabaasfixianteyestabaempezandoaechardemenospasear por la cubierta de un barco con el viento y la sal curtiendo su cara.Tendríaqueacostumbrarsesiapartirdeahorapensabavivirentierrafirme.

Unpaseoporelbosquecercadellagoseríalomásparecidoalalibertadquepodría encontrar por allí. El día era soleado y, aunque el aire era fresco, lavigorosacaminatahabíaconseguidoquesufrenteseperlaradesudorylaropafuera un estorbo. Caminaba entre arboles y helechos bordeando el lago,apartando ramasbajas con susmanosy saltando las piedras y los troncos queintentabancortarleelpaso,conlachaquetaarrugadaenlamanoyelsemblantetaciturnoy torturado.La impresióndequehabíahecho todomal leprovocabatantaansiedadquecasinopodía refrenarel impulsodesalircorriendoygritarcon todassusfuerzas.Derepente,sedetuvo.Alprincipio, llegóhastaélcomounaintuiciónmásquecomounsonidoygirósobresímismoconsurespiraciónagitada retumbando en su pecho. Una especie de pálpito le hizo cambiar ladirección y disminuir el ritmo y comenzó a avanzar agudizando sus sentidos.Tras andar variosmetros, una tonadametálica se escuchó amortiguada por lavegetaciónque los separaba,y sucorazónparecióencogersehastaelpuntodequeelpecholedolíaconunagudopinchazo.Maldijounospájarosquealertadospor su presencia emprendieron el vuelo conun profuso aleteo que le dificultóduranteunossegundosseguirpercibiendoelsonido:lacancióndesuinfancia.

La canción que su madre le tarareaba mientras él, sentado en su regazo,

jugaba con los largos mechones de pelo negro antes de dormirse. Juliancaminaba con paso seguro, la sangre rugiendo en sus oídos y la piel helada,abstraído por la música sin saber lo que se iba a encontrar. Solo unos pocospasosmás.Lamúsicaseescuchabaconnitidezyyanocabíadudadequeerasumelodía la que sonaba, como una llamada, atrayéndolo con sumagia. Por unmomento, lamentedeJulian jugóconél,convenciéndolodeque,eneseclarosoleado,enmitaddelbosque,sumadreloesperaríaparaborrarconunbesoensu frente todas las pesadillas, para susurrarle con su voz tranquila que todosaldríabien,paradarletodoelamordelmundosinpedirlenadaacambio.Dioelúltimopasosindarsecuentadequeaferrabalachaquetaensumanocontantafuerzaquesusnudillosestabanblancosylamanolibreletemblaba.Enelclaronoestabasumadre,perounosojosidénticosalossuyoslotraspasaron.

UnospasosacercándoseentrelosarbolesatrajeronlaatencióndeAuraque,instintivamente,acaricióellomodelgatocomosiquisieraprotegerlo.Elsolledaba directamente en los ojos y tuvo que parpadear varias veces para ver conclaridad laalta figuraqueaparecióanteella. Jadeósorprendida,peronosintiómiedo.Mirólacajademúsicaquedescansabaensuregazoparavolveradirigirlamiradadenuevoaldesconocido.Unasensacióndeeuforiacomenzóasubirledesde las plantas de los pies ascendiendo por su pequeño cuerpecito, y elentendimiento se reflejó en su carita redonda. Había funcionado. Al fin, elhechizosehabíaroto,talycomosumadrelehabíacontadotantasveces.

Julianseacercóhastasuhijaimpactadoporsusonrisa,elgestomáspuroysinceroquehabíavistonunca.Sesorprendióalcomprobarcómounhombredemundo,quehabíasurcadolosmares,sesentíaterriblementeintimidadoporunaniñapequeña.Suhija.Tragósalivaysepusoencuclillasparaquedarasumismaaltura.

—Mehasencontrado.—ElsusurrodeAuralodejóconfundido.—Hola,pequeña.—Hola.—Sonriómirando sus ojos del color de la plata y el pelo oscuro

comolanoche.Nohabíadudaposible,eraélylamelodíamágicalohabíallevadohastaella.

Sepreguntósihabríallegadohastaallíenelcaballoaladooenelpájarodorado.—¿Estás aquí sola? —Aura asintió con vehemencia con una sonrisa de

ilusiónenlacaraylecontósubreveaventurapersiguiendoalgato.Juliansonriótotalmentealucinadoaldescubrircómoeraposibleempezara

querer alguien en cuestión de segundos, cómo el vínculo de la sangre era tanpotentequepodíauniradospersonasquenosehabíanvistojamás.

—Notepreocupes,Aura.Yo teayudaréaencontraramamá.Yosoy…—Juliantitubeóinseguro,peroantesdequedijerasunombredepila,suhijasoltóunacarcajadacantarinayleinterrumpió.

—Séquiéneres.Mamámedijoquevendrías.Quelamúsicadetucajitaibaa romper el hechizo y, de repente, túme recordarías. ¡¡¡Yya no temarcharásnuncamás!!!—soltólapequeña,atropelladamente,llevadaporlaemoción—.Avecesmeregañacuandomeportomal,peromamáesmuylista.

Julianparpadeósorprendidointentandoasimilartodoloquelaniñaacababade revelarle.Susojos sehumedecieron sinpoder evitarloy le acarició el peloconternura.

—Sí,loes.—Julianmirólacajitaynopudoresistirlatentacióndecogerlaentresusmanosyacariciarsutapa.

Había sido un objeto especial para él, y Maysie había conseguido quetambiénlofueraparasuhija,creandoasíunaespeciedeconexiónentreellos.

Alparecer,Maysiehabía fabricadounahistoriaparaquesuhija tuvieraunvínculo con él, para que no sintiera rechazo ni incomodidad si llegaban aencontrarse, solo ilusión, y aquello era simplemente maravilloso. La estabapreparandoparaun futuro sin rencor.Lahabíacuidado,amadoyprotegidodeunamaneraqueélnisiquieraalcanzabaaimaginar,ysolopodíaadmirarlaporello.Yenamorarseunpocomás,sicabe.

—Notevasair,¿verdad?—No.Nomevoyair,Aura.Teloprometo.—Juliansentíaquejamáshabía

dichounaverdadmásincontestablequeesa.Noseiría,jamáslaabandonaría—.Pero solo si tú me prometes que no vas a volver a marcharte sola. No mástravesurasnipersecucionesporelbosque.¿Deacuerdo?—Julianledevolviólacajitay ledioundulcebesoen lafrente—.Yahoracreoqueseríabuena ideaque volviéramos a casa. Maysie, mamá, debe estar muy preocupada por tupequeñaaventura.

Lapequeñaasintió.

—¡¡Cuandoteveavaasaltardealegría!!—Apuesto a que sí —sonrió, aunque sospechaba que esa no sería

precisamentesureacción.YemprendieronelcaminodevueltaaGreenwoodHallcogidosdelamano,

precedidosporelgatogrisdelacocineraquehabíavueltoahacerdelassuyas,comosientreellosnohubieraexistidotodaunavidadeausencias.

Capítulo35ElcorazóndeMaysieamenazabaconsalirsedesupecho,perosenegóa

caerenladesesperación.Dolly,hechaunmardelágrimas,habíaidoconTimyotradelascriadasabuscaraAuraporlosjardines,yMaysiedecidióbuscarconElisabethporelcaminoquellevabaalbosque.Nopodíahaberidomuylejos,yaquehacíapocoquehabíadesaparecidodelavistadelaniñerayestabansegurasdequeenlacasanohabíaentrado.

Hubieradeseadorezar,perosumenteestabatotalmentebloqueada,comosiunmecanismodedefensaleimpidierapensarennada.Lallamódenuevo,peroelúnicoecoqueescuchófueeldesupropiavozqueseperdíaentrelosárboles.

Lasmellizasdecidieronsepararseparaabarcarmásterreno,yMaysievolvióagritarsunombreconelestómagoreducidoaunpuñadodenerviosenredados.Avanzóvariospasosmirandoasualrededor,buscandoalgunaseñal,algunapistadequeellahabíaestadoallí;estabatanabsortaquenosepreocupódelasramasquearañabansusmanosylamalezaqueseenganchabaenlateladesufalda.

—¡Mamiiiii!—LavozdeAurasonóalolejosyMaysiesedetuvoensecoparalocalizarellugardedondeprovenía.

La pequeña apareció por el camino corriendo con una sonrisa de oreja aoreja,ysumadrepensóquenohabíasentidotantoalivioyfelicidadensuvida.Corrióasuencuentroysearrodillócuando llegóhastaellaparaabrazarlaconfuerza,sinpoderevitarquelaslágrimasquehabíacontenidosederramaranporsusmejillas.

—Cariño, ¿estás bien?—Maysie no dejaba de palpar el cuerpo de su hijaintentandocomprobarquenohabía sufridoningúndaño—.Auranovuelvasairtedeesamanera,¿deacuerdo?Hasasustadomuchoamamá.

Aurapasósusmanitasregordetasporlacaradesumadreintentandoborrarsullanto.

—Losiento,mami.—Notepreocupes,mivida.Loimportanteesqueteheencontrado.Aura se acercó para decirle al oído lo que acababa de descubrir, como si

fueraungransecretoquesoloellascompartían.—Mami,seharotoelhechizo.

Maysielamirósinentender.En ese momento levantó la vista percatándose de la alta figura que la

observabaatansolounosmetrosconunaexpresiónindescifrable.—Mehabíaperdidoyélmehaencontrado.Lamúsicahafuncionado,como

túdijiste.—Aurasevolvióaacercarasuoídoconunsusurroqueprovocóunescalofríoenlacolumnavertebraldesumadre—.Espapá,¿verdad?

MaysietragósalivasinpoderapartarlamiradadeladeJulian.Noservíadenadamentir,muy al contrario, debía estar agradecida de queAura lo hubieradescubiertodeesamanera,conlailusióndehaberllegadoalfinaldeunacertijo,unmisteriomágicoalfinresuelto,enlugardecomounatensapresentaciónqueellanohubieralogradoentender.

—Sí,cariño.Espapá.—AurasegiróamirarloconlasonrisamásradiantequeJulianhabíarecibidonunca.

AMaysie no se le escapó como soltaba el aire, como si la presión no lehubieradejadorespirarhastaesemomento.

Maysie se limpió rápidamente una lágrima furtiva y carraspeó intentandopasarelnudoqueatenazabasugarganta.

—Pero debes prometerme que no vas a decírselo a nadie todavía, cariño.Seránuestrosecreto,¿deacuerdo?Soloduranteunosdías.

Maysienoqueríaniimaginarlarevoluciónqueseformaríaenlacasasi laniña, llevada por la euforia, contaba a los cuatro vientos que su padre habíaaparecidoporartedemagia.

Aurafruncióelceño.—Entonces,¿novaavenirconnosotrasacasa?—Maysiemoviólacabeza

sinsabercómocontinuar.Julianseacercótendiéndolelamanoquenecesitabaparaconsolaraunaniña

demasiadopequeñaparaasimilarlamaneraenlaquelosmayorescomplicabanlascosas.Él clavóuna rodillaenel sueloparaponersealmismonivelque suhija.DeslizólayemadesudedoíndiceporelceñofruncidoquelucíaylesonrióconternuramientrasMaysiesentíaquelasintensasemocionesladevastabanpordentro,alverlorepetirelgestoqueunashorasantesellalehabíahechoaél.

—Peroyoquieroqueestésconnosotras.—Pronto,pequeña,prontoestaremosjuntos.Porahora,esmejorquesololo

sepamosnosotros.Seráunasorpresaparatodos.¿Podrásserpaciente?Auraasintió,aunquenolehizoningunagracialaidea.—¿LatíaElisabethtampocopuedesaberlo?—La tíaElisabeth sí—concedió Julian,y suhija lepremióconunabrazo

queleremovióelalma.Lapequeñalediolamanoasumadreyemprendieronelcaminoderegresoa

casabajolaatentamiradadeJulianqueaúnretorcíalamaltrechachaquetaentresusmanos.

Maysiesedetuvoylomiróporencimadesuhombro.—Mañanasaldremosapasearporlamañana.Puedequevengamosaquí.Élasintióaceptandolatácitainvitación.Lamañanaeraagradable,larisadesuhijalaacompañabacomounadorable

eco,peroniaúnasíMaysiepodíadisfrutardelpicnicquehabíapreparado.Auraacribillaba a Julian a peguntas sobre sus viajes y sus aventuras, dando porsentado que todas las historias que su madre le había contado eran la puraverdad.ElmarquésdeLangdon,enmangasdecamisa,sentadoenelsueloconAuraenelregazoagradecióalcielolainocenciadelaniñez.Devezencuando,miraba aMaysie con la ceja levantada ante las preguntas estrambóticas y lasanécdotascaballerescasque lehabíaatribuido,yestanopodíahacerotracosaque encogerse de hombros y sonrojarse profusamente. Cuando la pequeña lerelatólahistoriadelhechizoylacajitademúsicaencantada,Maysiedeseóquese la tragara la tierra.Todo era demasiado íntimo, y sentía que su hija con suinocenciaestabadejandoaldescubiertosupartemássensibleyvulnerable.

Juliantragósalivaysonrióparaquesuhijanonotarasucongoja.—¿Tecuentoun secreto?Esa cajita erademimadre.Solíadarle cuerday

tararearsumelodíaparaayudarmeatenerdulcessueños.Auraabriólabocasorprendidayencantada.—¡Mamátambiénhaceesoconmigo!—Maysieevitólamiradaquesabíala

estaba traspasando en ese momento y se concentró en seguir los intrincadosdibujosdelamantasobrelaqueestabasentadaconeldedo—.Aunqueaveces,cuando la tía Lys está contenta, la usamos para bailar. Me gusta como bailamama.

—¿Enserio?Esoesfantástico.¿Creesquemamáquerríaenseñarmeabailar

amí?Maysie levantó la cabeza de golpe apresurándose a negarse, peroAura ya

chillaba emocionada. Julian se levantó y le tendió la mano poniéndola en elcompromisode tenerqueprestarseaello.Susmanosse tocarony todofuedenuevo como revivir un momento mágico y doloroso, el momento en el quebailaronporprimeravezjuntoaunriachuelo,sinmúsica,consololacadenciadesuslatidos.Elmomentoenqueseconocieron.

Giraronalsondelamelodíaenelclarosoleado,coneloloryelsonidodelbosquecomoúnicacompañía,ysuhijacomofelizespectadora.Maysieestabaseguradequeaquelloeraunterribleerror.Nodeberíaestarallí,queríaquetodovolviera a ser como antes, con su rutina y su monotonía, sin sus emocionesgirando constantemente en un incontrolable torbellino. Había asimilado suscarenciasysuslimitaciones,susoledadylafaltadeunhombrequelaamaraasu lado,ysehabíaacomodadoensuzonadeconfort.Yahora todoestabadelrevés,todobullíaysumundosedesplazabadesueje.

Loamaba.Nuncahabíasidolosuficientementecobardecomoparanegárseloasímisma,peroahoranoeralobastantevalientecomoparaasumirlo.

Despuésdeunbañocalienteytrescuentosmástarde,Aurapareciócaer,alfin, vencida por el sueño que, debido a la excitación de los últimos dos días,tardabaenllegar.

Maysie salió de la habitación infantil y cerró la puerta apoyándose en lamaderaconlosojoscerrados.

—¿Estásbien?Lavozsuavedesumellizalahizovolveralarealidad,unarealidadenlaque

todoeradesazóneincertidumbre.—No,noloestoy.—Enlazaronsusbrazosysedirigieronaunadelassalitas

parahablarcontranquilidad.Maysiesubiólospiesenelmullidosillónyseabrazólasrodillascomosiasí

pudieraprotegersedecualquiermal.—Vaapedirmimano.Quierehablarconpapá,perolehepedidoquemedé

tiempoparaseryoquienledélanoticia.Elisabethlesirvióunatazadetéyselatendió.—Ytú,¿quéquieres?

Maysiesuspiróentrecortadamente.—Quieroalejarmedeél.—¿Estás segura, May? Date tiempo, puede que solo sea nerviosismo e

inseguridad.Túloamas.Nopuedesnegarmeeso.—Precisamente porque lo amo, no puedo casarme con él. Nuestro

matrimonio sería solo una reparación. Arruinó la reputación de una damainocenteyseveenlaobligaciónmoraldearreglarlo.Comosi loquetuvimos,comosiAurafueraelresultadodeunerror.

—Auraexiste,noesunerror.Yessuhija.Nopuedesnegarteaquelasigaconociendo.Coneltiempo,noteloperdonarías.

—Con el tiempo.Quién sabe lo que puede pasar con el tiempo. Lo únicoseguroesquemehaamenazadoconquitarmea laniñasinoaccedo.Tieneelsuficiente poder para hacerlo.Yo, en cambio, solo soy unamujer arruinada ycarentedemoral,unaindecentequeseatrevióaentregarseaunhombresinestarcasada.Todospensaránquememerezcoloquemepase.

Maysie estaba aterrorizada. No podía entregarse a él, volver a caer en elabismode pasión en el que se había sumergido cuando se enamoró de Julian.Habíaperdidosuvirtud,suautoestima,sufuturoysufelicidadporél.Yahoranopodía,simplemente,olvidarlotodoyquedarseasuladocomosinadadeesohubieseocurrido.

Aura fue la únicaque consiguió reconstruir su corazóndestrozado.Ahora,tantos años después, podía perder mucho más. Julian se había encargado dedejárselobastanteclaro.NopodíaarriesgarseaacabarhechaañicosdenuevoyarrastrarlafelicidaddeAuraconella.Julianpensabaquesuapellidoysutítuloserían suficientesparagarantizar su felicidad,perono seríaasíde sencillo.Laencorsetada y puritana sociedad no dudaría en lanzarse sobre ellos comochacales, hasta despellejarlos vivos. Toda su vida y la de su hija quedaríaexpuesta,yseríanjuzgadasyvilipendiadasalamparodesuestrictoehipócritacódigomoral.Habíasidovalienteyfuertemuchotiempo,peroahoranoqueríaseguirsiéndolo.

Soloquería ser feliz.Vivirconél,convertirseen laesposadelmarquésdeLangdon, no de Julian Cross, sino del nuevo hombre en el que se habíaconvertidoyquenoconocíaenabsoluto,se leantojabauninfiernodelqueno

podríasalirindemne.Verlocadadía,compartirsuvida,compartirelamordesuhijay,aúnasí,soloverrencoryreproches.Comopodríadecirquesíenelaltarsi solo la conducíahasta allí la amenazadeperder a suhija.Simplemente,nopodría.

Estaba siendo una maldita egoísta, pero sentía que sus pies se estabanconvirtiendoenarenaydejaríandesostenerlaencualquiermomento.Necesitabatomardistancia,todalaquefueraposibleypuedeque,conelpasodelosaños,eldolorsemitigaralosuficientecomoparapoderenfrentarlomirándolealosojos.

—Voy a marcharme, Lys. Voy a hacer eso con lo que siempre habíafantaseado y nuncame atreví a hacer. Puede que Julian fuera el impulso quenecesitaba para lograrlo. Empezaré una nueva vida con Aura lejos de aquí,dondenadienosconozcaninos juzgue.Tengosuficientedineroahorradoparasubsistiruntiempoybuscaréalgúntrabajoparamantenernos.

El corazón de Elisabeth se paró y se estrujó en su lugar. Durante unossegundosnodijoniunapalabrayselimitóasujetarlamanodesuhermanaentrelas suyas. Sabía lo que eso significaba. Había jurado lealtad mil veces a sumelliza,yahoralavidaleponíaenbandejalaposibilidaddedemostrarcuantoestabadispuestaasacrificarporella.Larespuestaeraclara:todo.

Daría su vida por Maysie, y eso era justo lo que iba a tener que hacer.Renunciar a sumatrimonio, abandonar su vida para apoyar la decisión de suhermana. Siempre había tenido todo meridianamente claro. Solo que, ahora,amabaaRichardconcadaátomodesuseryabandonarloimplicabaarrancarseelcorazónconsuspropiasmanos,ynoestabaseguradepoder resistirlo.Pero loharía.

Nopodía abandonar aMaysiey aAuraa su suerte, si lesocurría algo,nopodríaperdonárselojamás.Habíaresultadotanfácilytansincerodarsupalabracuandono teníanadaqueperder,peroahora todoera tandolorosoquecasinopodía respirar. Mientras su mente divagaba intentando asimilar su inevitabledecisión,Maysieseguíalanzandoideasalairesobresusplanes,comosiquisierainfundirsevalorasímismaoconvencersedelosencilloqueibaaresultarponersuvidadelrevés.

—… tendré varios días para organizarlo, ya que Julian piensa que voy ahablarconpapá.UnavezenLondres,cogeréelprimerbarcoquemellevefuera

de Inglaterra, América, el continente, da igual. Tengo que ser rápida y…—Elisabethestaba tanpálidaquesuhermana temióquesedesmayara—.Lys, losientotanto,perovolveremosaestarjuntas,teprometoquecuandoestopase…

—Mevoyconvosotras.Maynegóconvehemencia.—No,noymilvecesno.Nopermitiréquedestroces tuvida.Richardy tú

estáisenamorados.Osqueréis.¡¡Nopuedesabandonarlo!!—Le quiero. Pero te quieromás a ti. Eres la única persona que jamásme

haría daño.La única en la que tengo fe ciega.Te dimi palabra de que no osabandonaríaynoloharé.

—Novasaacompañarme,Lys.Sácateesaabsurdaideadelacabeza.—Pues entonces tú tampoco te irás. Avisaré a Langdon y arruinaré tus

planes.—Noteatreveríasahacermeeso.Elisabeth negó con la cabeza mientras las lágrimas resbalaban por sus

mejillas.—No,peronomepidasqueosabandoneporqueseríacomotraicionarmea

mímisma.Maysie la abrazó con fuerza, con sus caras pegadas la una a la otra, tan

igualesyalaveztandistintas,siemprejuntas,siempreunidas.—Está bien. Haremos un trato.Me acompañarás, pero solo hasta que me

establezca.Unassemanas,unmesalosumo,yluegovolverásatuvida.Elisabeth asintió, aunque sabíaqueRichardno lepermitiría abandonarloy

luegovolvercomositalcosa.Seríaunadiósdefinitivoyellaeraconscientedeeso.Élnoleperdonaríaquesemarchara.

Desdequehabíaempezadosumatrimonio,ambossehabíandeslizadoporlacuerdafloja,yahorahabíanconseguidounprecarioequilibrioquenosoportaríaunrevéssemejante.Almenos,esoeraaloqueElisabethpensabaaferrarseparanoflaquear,apesardequeeraconscientedequeentreelloslascosascadavezibanmejoryquenolecabíaningunadudadequeloqueRichardsentíaporellaeraigualdefuertequesuspropiossentimientos.

Probablemente, esta sería la decisiónmás dura de su vida. Hiciera lo quehiciera,seríacomomatarunapartedesímisma,perosuhermanalanecesitabay

noleibaafallar.EstabancargandoelequipajedeMaysieyAuraenelcarruaje,yElisabeth

sentíaundolor tan inmensoyuna sensacióndepérdida tanhondaque apenaspodíadejardetemblar.LanocheanteriorhabíaintentadomantenersealejadadeRichard, pero, al final, decidiómeterse en su cama durante lamadrugada porúltimavez.Locualhabíasidounterribleerror.Habíanhechoelamordemaneraapasionada,amándosesinmesura,comosiempre,totalmenteentregados.

Richardlehabíasusurradounadocenadevecesquelaamaba,amenazandoconresquebrajarsuvoluntadysufirmedecisión.Cadapalabraycadabesoerancomopequeñaspuñaladasqueletaladrabanelcorazón,dejándolaexhaustaysinfuerzas.Perolasuerteestabaechadaynadaharíaquecambiaradeopinión.

Tras preparar su propio equipaje, se acercó con pasos vacilantes hasta eldespachodesumarido,diounossuavesgolpesenlapuertayentrótrasescucharsufirmevoz.

Richardestabadepiemirandoporlaventanaconlasmanosenlosbolsillosyel cuerpo tenso e, inmediatamente, Elisabeth supo que él lo sabía. Miró porencimadel hombropara comprobar que era ella y volvió a concentrarse en elpaisajedeljardín.

—Mehubieseencantadoenterarmeporti,sinceramente.—ElisabethguardósilencioalaesperadequeRichardcontinuara—.Heacogidoatuhermanaenmicasa como si fuera demimisma sangre y, a pesar de que hace tiempoque losospechaba,hubieraagradecidoquemiesposatuvieraladecenciadecontarmelaverdad.

—Richardyo…—LangdonvinoestamañanaahablarconmigoyacontarmequeAuraessu

hija. ¿Por eso llorabas anoche cuando creías que dormía? ¿Porque se hadescubiertovuestrosecretoytuhermanavaaempezarunanuevavidalejosdetuprotección?Sientoquenotengasbastanteconmigoparaserfeliz.

—Noeramisecreto,Richard.EraelsecretodeMaysie,nopodíacontártelo.Richard la miró furioso. No podía soportar que no hubiera tenido la

suficienteconfianzaenélcomoparahaberledichoalgotanimportante,enlugardedejarquefueraJulianelqueledieralanoticia.Lehabíahechosentirsecomounestúpido.Erasumujer,lomínimoquepodíaesperardeellaerasinceridady

honestidad.—Eraunsecretocompartidoentrelasdos,delquecreoquememerecíaser

partícipe.GraciasaDiosque,almenos,Juliansehadignadoainformarmesobrelaboda,sinopuedequefueraelúltimoenenterarse.

—¡Nohabráboda!—estallóElisabethsinpodercontenerse—.¿Quieresquecompartanuestrossecretoscontigo?Loharé,peroesperoqueseasdignodetalhonoryguardessilencioalrespecto.

Richardpercibióel tembloren los labiosdeElisabeth, lacrispaciónen losgestosdesusmanos,lapalidezdesurostro.Algoibamuymal.

—Nohabráboda.Maysiesemarchaalacasadeunosparientes.Enelsur…—Mentirle a sumarido ledolió comosi ellamisma seclavaraunpuñal enelcorazón. Pero no podía confesar que ni siquiera tenían un destino decidido—.Seráporuntiempo,hastaquelasaguasvuelvanasucauce.

Richard se pasó las manos por el pelo ante lo absurdo e ilógico de lasituación.

—¿Asucauce?Quécauce,Elisabeth,tienenunahijaencomún,porelamorde Dios. Cuanto antes se casen, mejor para todos. ¿Acaso no ha pensado enAura?Ellanecesitaasupadreyasumadre.

—Essudecisión.Yyolaapoyo,Richard.Yo…,memarchoconellas.Richardtuvolasensacióndequesetambaleaba,aunquenosehabíamovido

niunmilímetro.LamaldiciónsoezqueescapódesubocahizoqueElisabethsetensaraesperandoquelegritara,quesoltarasufrustración,suira.Peronohizonadase mantuvo impávido, observándola, como si esperara que en cualquiermomentoledijeraquetodoeraunadesafortunadabromademalgusto.

—Le di mi palabra de que no las abandonaría jamás y ahora no puedodejarlassolas.Sonmifamiliaymenecesitan.

Él parpadeó como si le hubieran asestado un puñetazo en la boca delestómago.Las palabras resonaban en su cabeza, inconexas,mientras intentabasinéxitodarlesentidoaaquellaabsurdacomedia.

—Tufamilia—repitióenunsusurrodesgarrado—.Ellasson tu familia.Y,entonces,¿yoquiénsoy,Elisabeth?

Elisabeth se giró incapaz de enfrentarlo, incapaz de aguantar el dolor. Nosoportabaalejarsedeél.Soloqueríaquelaabrazara,quelapegaraasupecho,

quelaacunaraentresusbrazossusurrándolequeéllaprotegeríaylaamaría,yquenadaibaacambiarentreellos.Perolavidanoeraasídesencillayaveceshabíaqueelegir.

—Mi lealtad está con ellas. —Fue un milagro que su voz no sonaraentrecortada.Richardseacercóasuespaldaylasujetóporlosbrazos.

Ella percibía con total claridad como su respiración agitada hacía subir ybajarsupecho,comosualientomecíalosmechonesquehabíanescapadodesuapretadoysencillorecogido.

Y rezó. Rezó todo lo que pudo, rogando tener la fuerza suficiente pararomperleelcorazónporque,Diossabíaque,siintentabaretenerla,noseríacapazdemarcharse fueenese instante cuandoentendió ladifícildecisiónqueen sumomentotuvoquetomarJulianCross:suhermanaoelamordesuvida.

—Contéstame,Elisabeth.Solotelovoyapreguntarunavezmás.Quiénsoyyoparati—suvozdestilabalarabiayeldolordeunalmaqueestáapuntoderomperse,yElisabethsupoqueteníaqueasestarelgolpedegracia.

—Tú…—le tembló la voz— solo eres el chico que besé por error en unjardín.

Richard soltó sus brazos tan bruscamente que el cuerpo de su esposa setambaleólevementehaciaadelante.Trasunossegundosqueparecieronunavida,Richardhablóconuntonofríoycontroladoqueaduraspenasescondíaelnudoqueteníaensusentrañas.

—Adiós,Elisabeth.Quéseasmuyfeliz.Lecontestóelsonidodelapuertaderoblealcerrarsedespaciotrasella.Una hora después, mientras veía como el carruaje donde se marchaba su

esposasalíadesupropiedad,sucaraaúnconservabaelcalordelbesoqueAuralehabíaplantadoenlamejilla.Eraimposiblenoquererla.Lapequeñasehabíaescapado del carruaje para poder despedirse de él, no sin antes recordarle supromesadecomprarleunponiyenseñarlaamontar.Peroahoratodoesoparecíamuylejano.Tanlejano,comolafelicidadquesehabíaescurridodesusmanossinqueélpudierahacernadaparaimpedirlo.HabíasidounilusoalpensarqueElisabethpodíallegaraamarloalgunavez.

Capítulo36Las cortinas, los muebles blancos y dorados, los cojines de florecitas en

tonosrosadosylasvistasdesdelaventanadesuhabitación,eranlasmismasdesiempre. Pero, a pesar del poco tiempo que había transcurrido desde que semarchóconvertidaenunamujercasada,aquellaestancialeresultabatotalmenteajena.Quizá fuera ella la que se había vuelto extraña. Elisabeth sintió que seahogabaytuvoqueabrirlaventanapararespirarelairefriodelacalle.Aquellayanoerasuvida,yacababadedestrozarcualquierposibilidaddeserfelizconelhombre con el que se había casado. Estaba completamente desubicada y cadavezestabamásseguradequeloquehabíanhechoeraunasoberanaestupidez.

Aura necesitaba un padre y, aunqueLangdon no podía obligar aMaysie acasarse con él, deberían haber intentado buscar otra alternativa, sobre todo,porqueeraevidentequeellanohabíasuperadoy,muchomenos,olvidadoloquesentíaporél.

Y,encuantoaellamisma,haberdestrozadosumatrimoniodeunplumazoeralapeordecisiónquehabíatomadonunca.AunqueRichardnisiquierahabíaintentado retenerla. Su madre había pasado la tarde intentando sonsacarle elmotivo por el cual habían vuelto demanera tan repentina a Londres, pero loúnicoquehabíaobtenidoeranexcusasvanasysonrisasforzadasqueintentabanquitarlehierro al asunto.Al final, habíadesistidodejandoaElisabeth conunasensacióndesagradableenelestómago.

UnosgolpessuavesenlapuertalasobresaltaronyselimpiórápidamenteunalágrimaantesdequeMaysieentraraenlahabitación.Compusounasonrisaquesuhermananosecreyó,peronodijonadaalrespecto.

—¿DondeestáAura?—Conpapá.Estánjugandoconsusmaquetasdebarcos.Escuriosovercómo

le brillan los ojos cuando juega con ella, con nosotras jamás mostró tantadedicación.

—Essudebilidad.Esobvioquelaadora.—Maysiesequitólosguantesylachaquetaysesentóenelsillóndelaventana.

—¿Haspodidohablarconelabogado?Maysieasintiómientrassepasabalosdedostensosporlafrente.Lareunión

con el abogado de dudosa reputación de su padre la había puesto bastantenerviosa. Sin duda, Bryan Lane le inspiraba mucha más confianza por suhonradez,perosabíaquenoseprestaríaaayudarlasallevaracabounaaventuratantemerariacomoesa.

—Sí, es una suerte que nome haya encontrado con Lane en las oficinas.Ropper me ha dicho que, la próxima vez, quedaremos en un sitio menoscomprometidoparaambos.LevantaríamossospechassinosvenhablarconélycorremoselriesgodeencontrarnosconBryano,incluso,conpapá.

—Lapróximaveznotedejaréirsola.Maysieasintió.—Me ha dicho que el primer barco parte hacia Francia. Desde ahí puede

ponernosencontactoconunconocidoquenosayudaráviajarhaciaelsur,hastaunpueblotranquilo.Tendrámásdetallesmañana.

El sur de Francia. En su subconsciente, Elisabeth imaginó que si RichardquisieraencontrarlaseríamásfácilhacerloallíqueenAmérica.Aunasí,eraunaliviodemasiadoefímero.

Ropperyanopodíaseguirconformandoasuscolegasdefechoríascon lasbaratijasqueleibasisandoaSheldon,yélmismoseestabacansandodeexponersu cabeza en balde. Necesitaba un gran golpe, algo que calmara la sed devenganza de Farrell y Phinley y consiguiera llenar sus bolsillos de maneradefinitiva.Estabahartodelascallessucias,lanieblaylalloviznaconstantes,yla humedad que parecía haberse asentado en sus huesos de manera perpetua.Quería sol, optimismo y mujeres voluptuosas y complacientes dispuestas amostrarleelparaísoacambiodeunasmonedas.

Adiarioveíapasardelantedesusnarices lascantidadesingentesdedineroque Sheldon obtenía sinmover un dedo, a costa del sudor y el trabajo de losdemás,sinpoderecharleelguante.Lodespreciaba.

Eldíaestabaempezandoaserigualdegrisyfrustrantequetodoslosdemás,hasta que su ajado secretario le informó que tenía una visita. Él, exiliado aldespacho más lejano y recóndito del edificio para no levantar suspicacias nipreguntas,nuncarecibíavisitas.Intentó,inútilmente,ordenarunpocoeldesastreyeldesordendesuoficina,perohubieranecesitadounasemanaparaeso.

Ladamaqueentró,cubiertaporunacapaconcapucha,loencontróapilando

untomodepapelesenunprecarioequilibrioqueamenazabaconaterrizarsobrelaalfombraencualquiermomento.

—Nomehanindicadosunombre,¿enquépuedoayudarla,señora?SoyPaulRopper.—Su propio nombre quedó limitado a un susurro cuando la joven sedescubrió.Reconocióaunadelasmellizas,aunquenosabíacuáleraytampocoleimportaba.

LashabíavistoenlamansiónSheldonjuntoaesacríaquesiempremetíalasnaricesentodoslados,peronoleshabíaprestadodemasiadaatenciónaningunadelastres.Losecosdesociedadnoleinteresabanenabsoluto.Tantoledabaunaqueotra.Adecirverdad,nadaquenolereportarabeneficioleimportabalomásmínimo.

Esta vez presentía que el destino le ponía en bandeja la oportunidad queestaba buscando, la presa se había metido por su propio pie en la trampa y,ahora,dependíadeéldarleelgolpedegracia.

—SoyMaysieSheldon.Élasintiócuandoelladespejósusdudasyleindicóquesesentara.—Necesito su ayuda para un tema delicado y necesito ante toda su

discreción.—Entiendoquenopuedeserdeotramanerasiustedrecurreamíenlugarde

asupadreoalseñorLane,heoídoquetienenunarelaciónmuyestrecha.Maysie pasó por alto la pulla y fue al grano. Por más que el hombre le

provocara escalofríos en la nuca necesitaba su ayuda. Le expuso sin ambagesquenecesitabasalirdeInglaterrajuntoasuhermanaysuhijaloantesposible,yelhombresesorprendiódesufranqueza,yaquenisiquieradisimulóconaquellafarsasobreunaahijadahuérfanaqueéljamássehabíacreído.

Phinley levantó la cabeza de su jarra de cerveza cuando vio acercarse aRopper a sumesa y le saludó con una inclinación de cabeza.Elmuy imbécilseguíacomportándosecomosiestuvieraaunenundistinguidosalóndebaileenlugardeenun tugurioapestosodemalamuerte.Las risas allí erandemasiadofuertes, lossuelosdemasiadosuciosy lacomidademasiado insalubre.Peronoteníanunsitiomejoralqueir.

Farrell,encambio,seadaptabaallugarcomosifuerapartedeél,yRoppernopudoevitarpensarqueesosedebíaaque,enelfondo,pormuchasangreazul

que corriera por sus venas, su carácter era tan abominable como el del peorcriminal.Noteníaescrúpulosnisentidodelahonradez,hastaelpuntoque,hastaalabogado,cuyahonorabilidadbrillabaporsuausencia, leresultaba imposiblefiarse de él. Pero en este momento se necesitaban para remar en la mismadirección.

Farrellteníaaunadelasprostitutassentadaensuregazo.Apretabatanfuertesu brazo que, con toda seguridad, le dejaría marcas, mientras la besaba condureza.

—Farrell,dejaelromanticismoparaluego,tenemosquehablar.—Lamiradaasesina que le dedicó heló el ánimo del abogado, pero no se permitióexteriorizarlo.

La muchacha se levantó de un salto cuando él la soltó y miró a Ropperagradeciéndoleensilenciosuinterrupciónmientrassemarchaba.Noeraningúnsecretoquelaschicasnoqueríanprestarlesusserviciosporsucarácterviolento.Peroellasnoteníanotraopción.

—Esperoquetengasunabuenarazónparainterrumpirme.—La tengo.—Ropper tomóasiento relamiéndosecomoungatoqueestáa

punto de cazar un sabroso ratón—. Creo que ha llegado el momento queestábamosesperando.

Lasituacióneratanfavorableparasusplanesqueparecíaimposiblequealgosalieramal. Lo complicado era ponerse de acuerdo en la forma de ejecutar elplan.LashijasylanietadeSheldonestaríanexpuestasyvulnerables,totalmenteindefensas,desprevenidas,yellosaprovecharíanlaoportunidad.¿CuántoestaríadispuestoapagarSheldonpararecuperaracualquieradesushijasoasunieta?

Phinley era un ser bobalicón e inestable y, en su euforia etílica, basculabaentrelaposibilidaddesecuestraralastresoabstenersedehacerloylimitarseavenderlelainformaciónsobrelaaventuraquepreparabanalviejoSheldon.

Farrell, en cambio, parecía masticar el futuro triunfo con su miradasocarrona, disfrutando de la idea de disponer de unos minutos a solas concualquieradelasmellizas.Estabaansiosodebajarlesloshumosaambas.

ElúnicoqueparecíapensarbajolasleyesdelalógicaeraelpropioRopper.Noteníansuficienteshombresdeconfianzacomoparallevaracabounsecuestrodeesaenvergaduraasíque, llevarsealastres,pormuylucrativoqueresultara,

era imposible.Manejar a lasmellizas sería difícil, y la idea de queFarrell lespusieralasmanosencimapodríatraerlesconsecuenciasnefastas.Porotrolado,aún existía en él una minúscula porción de decencia que le impedía ver conbuenosojosqueunamuchachainocentesevierasometidaalasvejacionesqueFarrellteníaenmente.Recordóasupropiahijaadolescente,alaquehacíaañosque no veía, y se le revolvieron las tripas al pensar que algo así pudierasucederle.

Tenían que actuar rápido y de manera precisa, y cuantas menoscomplicaciones tuvieranmejorpara todos.Zanjóel asuntoy lasobjecionesdesuscompañeros.

Él tenía la información y la oportunidad, y él sería quien marcaría lasdirectricesaseguir.

Porsuerteparaél,losdoshombresnosepercatarondequeletemblabanlasmanosysuseguridaderasolounafachadaimpostada.TemíaalcabróndeFarrellydespreciabaalpusilánimedePhinley,peromientrasellosnolosupieran,todoiríabien.

Lomássensatoseríallevarsealaniña.Solohabíaquemiraralviejoparaverquesunietaerasudebilidadyqueselecaíalababacadavezqueellaandabacerca. Nada despertaba más la sensibilidad y aflojaba más rápidamente elbolsilloqueunaniñainocenteydesvalidaenpeligroy,encuantoalalogística,seríamuchomásfácildemanejarquelasmellizas.

PhinleysequejóporloinhumanodelapropuestayFarrellporverseprivadode su diversión, pero, al final, la avaricia y la posibilidad de ver sus bolsillosllenoscuantoantesse impusoa todo lodemás.Ellospondrían losmediosyellugardondemantenerlaocultahastaqueconsiguieraneldineromientrasRopperse encargaría de tejer la trampa con su despierta y macabra mente. Eraconscientedequeélera lapersonaa laqueculparíanprimero,asíque tendríaque organizarlo para tener una vía de escape cuando el asunto se destapara.Roppersaliódelviciadoantroagradeciendoporprimeravezelfríohúmedodelexterior.Teníamuchoquepensarparanodejarcabossueltos.

Elamadellavessiemprehabíasidounapoyoparalasmellizas,tapandomásvecesdelasquerecordabalastravesurasquehabíanhechodurantetodalavida.Peroestoibamuchomásalládecomerpostresadeshorasohacerlavistagorda

cuandorecibíanalgunavisitaquesumadrenoaprobaba.Ayudarlasatramarunahuídasinretornoeraalgomuygraveypeligrosoaloque,sinembargo,laviejaGladys no se pudo negar. Les había dado su palabra antes de escuchar eltemerarioplan.Lamujerhabíavistoenlosojosdelaschicasladeterminaciónsuficientecomoparasaberquenadapodríahacerlascambiardeopinión.Conlacaracompungidaporlapreocupación,losllevóalaschicaslanotaqueRoppercondisimulolehabíadadoparaellastrashaberidoavisitarasujefe.

Laschicasinterrumpieronsuconversacióndeinmediatoysintieroncomolosnerviossealojabanensuinterior.Ambassabíanquiéneraelremitente.MaysieabriólacartaansiosamientrasElisabethpreguntabafrenéticaquédecía,perosuhermanaparecíahabersequedadosinhabla.

Elisabethlequitóelpapeldelasmanosincapazdeaguantarmáslatensión.Arrugólacartatrasleersucontenido,sentándosedespacioensuasientoconunasensación de incertidumbre y ansiedad mientras Maysie se llevaba los dedostemblorososaloslabiosintentandocontenerlasganasdeecharseallorar.

Dentrodetresdías,elSantaTeresazarparíahaciaFranciayellasyateníanlospasajesreservados.

Capítulo37El ánimo de Richard oscilaba entre la rabia, la decepción y el dolor, un

dolor que jamás pensó que sentiría. A pesar del poco tiempo que llevabancasados,Elisabethsehabíafiltradoporcadaporodesuser,intoxicándolohastatalpuntoqueeraconscientedeque jamásvolveríaa serelmismosinella.Laamaba,ladeseaba,lanecesitabay,ahora,deunplumazodebíaarrancarladesuvida.Pero¿cómosearrancabaunoelcorazón?

Elisabeth había hecho su elección y no se arrastraría para intentarconvencerladelocontrario.Nohabíasidounadecisiónimpetuosa,tomadaenelcalor de una discusión, sino algomeditado por ella con frialdad y demaneracalculada.Su esposa era perfectamente consciente de las consecuencias y, aúnasí, se había marchado. Lo abandonaba simplemente porque él no era unaprioridadensuvida.

No leapetecíavernihablarconnadie,perodebíaasumir susobligacionescon su familia. Andrew no quería dejar a sumujer sola en el campo con losniñosyelbebereciénnacido,yélloentendía.

Conelmismoánimoquequienseenfrentaaunamuerteseguraenelcampodebatalla,hizosusmaletasparaviajarhastaLondresyacompañaraCrystalensubailededebutenlaciudad.Leesperabanunassemanasmuydifícilesenlasquetendríaquesoportarestoicamentelaspreguntasdesufamiliaydelrestodelmundo, pero la verdadera guerra la tendría que librar en la soledad de sudormitorio,contrasuspropiosdemonios.

Casialmismotiempo,elmarquésdeLangdon,conunánimobiendistinto,se reunía en sus oficinas de Londres con los mejores abogados de los quedisponíaparaarreglareltemadelapellidodeAura,yreconocerlacuantoantes.Había solicitado una licencia especial para su boda con Maysie. El papel lequemaba en su bolsillo en esosmomentos y ansiaba terminar de una vez contodalaburocraciaparacentrarseenloquedeverdadimportaba:sunuevavida.

Había sido un tanto brusco con ella y, quizás, hubiera sido mejor usar lapersuasiónenlugardelaimposiciónparallevarlaalaltar,perodescubrirlotodohabíaconvertidosuánimoenunvolcánenerupción.Porsuerte,tendríatodalavidapordelanteparademostrarlequeensuinterioraúnhabitabaelchicodelque

seenamoróunavez.Hablarle aCelia sobre la existencia de su hija había resultadomuchomás

fácildeloqueélhabíatemido.Ellaselohabíatomadocomoselotomabatodoenlavida,comounsucesomaravillosoquemerecíasercelebrado.

LehabíadadoaMaysiesupalabradequeledaríatiempoparahablarconsupadre, pero la falta denoticias estaba empezando a carcomerlopor dentro.Laesperavaldríalapenasiconelloconseguíanalfinserunafamilia.

Gladys había ayudado a sus niñas, como ella llamaba a escondidas a lasmellizas,aempaquetarloimprescindibleyahacerunhatilloconeldineroparacoserloenelinteriordesucapa.Cualquierprecauciónerapoca.

Ropperleshabíaenviadolospasajesesamismatardeylashabíaemplazadoa dirigirse a los muelles después de la media noche, ya que embarcar alamanecer, con el resto de los pasajeros, implicaría un mayor riesgo de serdescubiertas.

Uncarruajelasesperabadiscretamenteaparcadocercadelapuertatraseradela mansión Sheldon en la oscuridad. Gladys, con un sollozo ahogado por supañuelo,y lamanoaferradaa lacanceladehierro,viocomolas tresenfilabancalleabajohastaperderseenel interiordelvehículo.Elcarruaje traqueteóporlos adoquines húmedos y el ama de llaves apenas alcanzó a vislumbrar unaporciónde lacaramarcadapor lavirueladelcocheroalpasarporsu lado.Unfrío y aciago presentimiento sobrecogió a lamujer. Entró en la casa como entrancey,porprimeravezen suvida, sedispusoa traicionar a alguienaquienservíayademásquería.Soloconocíaunapersonaenlaquepodíaconfiarenesosmomentos, capaz de hacer lo que estuviera en su mano sin perjudicar a lasmuchachasyarreglareldesastrequeseavecinaba.SeenvolvióensuabrigoysalióalafríanocheendirecciónalacasadeBryanLane.

Elisabeth no podía contener la desazón de su estómago, el temblor de sucuerponi la sensaciónde fatalidadque la recorría.El carruaje se paró conunmolesto vaivén. La puerta se abrió y el cochero bajó la escalinata para quedescendieran.Susojososcurosparecíandospuñaladasensucararedondayunpocoamorfa,ylaschicasbajaroninsegurasyalgotemerosas.

Elisabethmiróasualrededor.Solohabíabarcospequeños,mugreyunhedora podrido y agua estancada que hizo que les picara la nariz.Ningún barco de

pasajeros con capacidad para cruzar al continente. Ninguna persona de latripulación para recibirlas como Ropper había prometido. En un acto reflejo,Maysieabrazóasuhijapegándolamásasucuerpo.

Uncarruajea todavelocidadllegóhastaellassobresaltándolas.Laspuertasse abrieron y de él salieron dos hombres encapuchados. Por instinto desupervivencia,retrocedieronhastaelvehículoenelquehabíanllegado,peroelcocheroyasehabíasubidoalpescanteyazuzabaaloscaballosparamarcharse.

Elsonidodeunapistolaamartillándoselespusolosvellosdepunta.—Señoras.—Elhombremásbajohizounareverenciaburlonasindejarde

apuntarlas.Lavoz, aunque amortiguadapor la tela, les resultó tremendamentefamiliar, sospechosamente, similar a la de Ropper a pesar de que sonabaextrañamenteforzada.

—Escúchenmeatentamenteynadiesaldrálastimado.Noquieroheroicidadesnidramas.Lacríasevendráconnosotrosadarunpaseoy,sisupadreeslistoygeneroso,todoestoacabarádemaneralimpiayrápida.

Maysieseaferróasuhijaysolofuecapazdenegarconlacabeza.TendríanquematarlaparasepararladeAura.

—Escúcheme,siloquequiereesdinero,ledaremostodoloquetenemos.Noesnecesarioque…

—Cállese. No tengo tiempo para regateos ni limosnas, dadme a la niña ynadieresultaraherido.

ElotrohombrelevantótambiénlapistolayElisabethseparapetódelantedesuhermanaysusobrinacomosifueraunescudohumano.

—Novaatocarla.Nolopermitiré.Aura se aferró a su madre sollozando, y Maysie la apretó más fuerte,

totalmentesobrecogidaalverquetemblabademiedo.—Apártese,no tengo toda lanoche.Leadviertoquemipaciencia tieneun

límite.Maysieabriólabocaparaofrecerseacambiodesuhija.Daríasuvidadeser

necesario,peronopermitiríaque lehicierandañoaAura.ComosisusmentesfuncionaransincronizadaslavozdeElisabethseleadelantó,fuerteaunquealgotemblorosa.

—Llevadme a mí. —El jadeo de Maysie le llegó al alma. Con la voz

entrecortada intentó convencerla de que esa obligación le correspondía a ella,peroElisabethnolaescuchó.

Elhombreseestabaimpacientandoyesovolvíalasituaciónpotencialmentepeligrosa.

—Entregadalacríaodejaremosdeladolaamabilidad.—Essolounaniña,porelamordeDios.—Losdoshombresapuntaronde

nuevosusarmasyavanzaronunpasohaciaellasintentandointimidarlas—.Soloosacarrearíamásproblemas.Siloquebuscáisesdinero,micuñadoeselcondedeHardwick,unodeloshombresmásricosdeInglaterra.Podréispedireldoblederecompensapormíqueporella.

—Lys, deja que vaya yo. Yo soy la que tiene la culpa de todo esto. Nopermitiréquetesacrifiques.

Elhombremásaltomiróalotroesperandounaseñal.Elisabethapretólamanodesuhermana.—Tú debes cuidar de Aura —le susurró, y Maysie se sorprendió por la

decisiónylaseguridadquevioensumirada.—Prometoquenoopondréresistencia.—Elindividuoqueparecíasereljefe

le hizo un gesto con la pistola a su compinche, como si la afirmación deElisabethlohubieraterminadodeconvencer,deseosodeterminarconaquelloylargarsedeallí.

Elmás alto se dirigió hacia ella y se sacó un trapo oscuro de uno de losbolsillosdesuviejogabán,queresultóserunacapucha,quepasóporlacabezadeElisabethsumiéndolaenlaoscuridad.ElotrosecuestradorseacercóaMaysieamenazadoramente,observándolaatravésdelasrendijasdelatelaquelecubríalacara,duranteloqueaellaleparecióunaeternidad.

—Dígale a su padre quenos pondremos en contacto con él.Ha llegado lahoradequeempieceapagarporsuspecados.

Maysienosehabíasentidonunca tan impotenteydesoladacomoenaquelinstante,mientras veía como el carruaje, donde habían subido a su hermana aempellones,sealejabatraqueteandohastaperderseenlaoscuridad.

Abrazóasuhijaconfuerzaintentandoinfundirleunvalorqueellamismanosentía.Elsonidodeloscascosdeloscaballosylasruedasdeunvehículosobreel empedrado húmedo acercándose a toda velocidad hizo que de nuevo se

pusieraalerta.Miróasualrededor,peronohabíalugardondeocultarse.Sobreelsuelosoloquedabasuescasoequipaje,queelcocheroquelashabíatraídohastaallíhabíalanzadosinmiramientos,ylanadamásabsoluta.Ladesesperaciónyelpánicocasiconsiguieronparalizarla.

El carruaje frenó de golpe a pocos metros de ella con las pezuñas de losanimalesresbalandosobrelapiedra.Maysielloródealiviocuando,alabrirselaportezuela,elrostrodesencajadodeBryanLaneaparecióanteella.

Lane y el marqués de Langdon paseaban inquietos por el despacho deSheldoncomodosanimalesenjaulados,rogandoporquesushombreslocalizaranaRichardGreenwoodylotrajeranhastaallícuantoantes.

Bryanhabíasabidomantenerlaenterezaapesardelatensióndelasituacióny, tras poner aMaysie y Aura a salvo en su hogar, había salido en busca deJulianyRichard.

Pero Richard, cansado de auto compadecerse, había decidido salir encompañía de su amigo Sheperd para ahogar sus penas en alcohol, por lo queJulianhabíaencargadoavariosdesushombresquesepatearanlaciudadhastaencontrarlo.

Laimpacienciahoradabasuestadodeánimosabiendoquelashorasjugabanensucontra.JulianhabíaacudidoalamansióndelosSheldontanrápidocomoselopermitieronsuscaballos,ysutonoautoritarioeintransigentecuandoexigióveraMaysieyaAuradejóclaroquenoaceptaríaunnoporrespuesta.Mathiasestabademasiadoimpactadoconsucabezagirandoatodavelocidad,negándoseaquesumenteprocesaralaverdaddeloqueacababadeocurrir.FueLisalaquelorecibióysenegóadejarloverasuhijasinoledabaunaexplicación.

—MihijaestámuyafectadaylaprioridadesencontraraElisabeth,notengoánimosparaintentaraveriguarquéesloqueustedestáreclamando.

—SeñoraSheldon,mehagocargode todo loqueestásufriendoyprometodarlelasexplicacionespertinentescuandoestosehayacalmado,peroahoravoyaveraMaysie,noleestoypidiendopermiso.

—Julian.—LavozagotadayroncaporelllantodeMaysiehizoqueambosvolvieran la vista hacia el piso superior, y ni Lisa Sheldon ni los cielosabriéndose sobre ellos hubiesen impedido que se acercara hasta donde ellaestaba.

SubiólasescalerasdedosendosyabrazóaMaysiecontodalafuerzaquesudesesperaciónysualivio leconfirieron.Ellasedejóconsolaraferrándoseaél,sabiendoqueJuliannolaabandonaríayqueharíaloqueestuvieraensumanoparatraerdevueltaaElisabeth.Eradifícilconfesarquehabíaqueridoescapardeél, pero la preocupación por su hermana era tan honda que no lo dudó. Trascontarleentresollozostodoloocurrido,entraronenlahabitacióndondesuhijadescansaba.

Julian estaba totalmente desolado y sus músculos tan tensos como lascuerdas de un violín. Aunque el alivio por que estuvieran sanas y salvas erainmenso,nopodíalibrarsedelasensaciónaciagaquelorecorríatrasentenderelporquéhabíancometidosemejanteimprudencia.PretendíanhuirenmitaddelanochehaciasabeDiosquérecónditolugar,yéleraelcausantedeesasituación.

No quería casarse con él. Tendría que aceptarlo aunque fuera difícil dedigerir,peronopermitiríaque loalejaraparasiempredesuhija,ymenosaúnexponiéndolaacualquierpeligroporello.Peroahoralaprioridaderaotraynohabíatiempopararencoresnidiscusiones.

Elmarqués acarició con suavidad la carade suhija, yAura abrió losojossaliendodelosbrazosdelsueñopocoapoco.Parpadeóunossegundoshastaquereconociólacaradesupadreyseincorporóenlacamaechándolelosbrazosalcuelloconfuerza.

—¡Papá!—La pequeña sollozómientras Julian acariciaba su espalda y supelointentandocalmarla.

—Tranquila,cielo.Estásasalvo,ynimamániyopermitiremosquetepasenada.

Laniñalomiróconlosojosllorososyasintió.—PerovasatraeralatíaLys,¿verdad?Unhombremaloselahallevado.—

Juliantitubeóunosinstantes.Nosabíanpordóndeempezarabuscaryloúnicoqueseleshabíaocurrido,

hasta esemomento, eramandar a buscar aPaulRoppery traerlo cuanto antesparaintentarencontraralgúncabodesdeelquetirar.

—Mamásiempredecíaquetúayudabasalagenteindefensa,quetú…—Latraeremosdevueltaacasa.—Julianatrajoasuhijahastasupechoyla

besó de nuevo en la coronilla intentando tranquilizarla—. La encontraremos,

cariño.Maysieobservólaescenaconelalmadestrozadaymásdolordelquehabía

sufrido en toda su vida. Todo aquello era culpa suya, de su testarudez y suinseguridad,yahorasuhermanaestabapagandolasconsecuencias.

MathiasSheldonboqueabacomounpezfueradelaguaintentandoaceptarloque estaba ocurriendo, intentando convencerse de que no era producto de susactividadesysuavaricia.Elsonidodepasosapresuradosyvocesmasculinaslesllegódesdeelrecibidor.

Richard entró en el despacho seguido de Sheperd, más pálido de lo queparecía humanamente posible. Lane lo puso en antecedentes mientras elzumbido en sus oídos apenas le permitía asimilar lo que estaba escuchando.Sintiónauseasyunpánicoquelodejoparalizado.

—Lane,vamosaintentaratarloscabosquetenemos.—Julianintentótomarlas riendas de la situación, tenían que hacer algo yRichard estaba totalmentebloqueadoporlaimpresiónylapreocupación.

El tiempo pasaba a toda velocidad, y Elisabeth estaba en manos de unosdesalmadosmientras ellos se sentían impotentes en aquel despacho en el queestabaempezandoahacerdemasiadocalor.

—¿SesabealgodeRopper?—preguntoelmarqués.EstabaclaroqueRopperestabaimplicadoohabíasidoutilizadoparaaccederalasmellizas.

—Aúnno.MaysielehabíacontadoaJulianconlamayorfidelidadposibletodoloque

habíavistoyoído,ylaúltimafrasedelsecuestradorletaladrabalamente.Esoyel hermetismo de Sheldon que derrumbado en el sofá, estrujando un pañueloentresusmanos,mirabaalinfinito.

—«Es hora de que pague por sus pecados» —repitió Julian en voz altapensativo,yMathiaslomiródandounrespingo.ElmarquésdeLangdonclavólosojosenéltanintensamentequeelviejoseremovióincómodoensuasiento,dejandoalfinlaposeconsternadaquehabíamantenidotodalanoche—.SeñorSheldon,¿tienealgunaideadeaquésereferíaelsecuestrador?

Sheldon se pasó el pañuelo por la frente, empapada de sudor de manerarepentinaloque,unidoalafaltaderespuesta,atrajotodaslasmiradashaciaél.

—Señor,sisabealgo…—Laneseacercómáshastadondeseencontrabasu

jefe con un mal presentimiento. Sheldon enterró la cabeza entre las manosmientrasnegaba—.¿Tieneestoalgoqueverconlospréstamos?SeñorSheldon,eslavidadesuhijalaqueestáenjuego,díganossitienealgunasospechasobrequiénpuedehaberhechoesto.

Sheldonpalideciómásaunal entenderqueLaneestabaal corrientede susactividades.

—¿Cómo se atreve a insinuar algo así, Lane? ¡Lo despediré por suinsolencia!

Richard, al fin, reaccionó y notó como cada músculo, cada terminaciónnerviosaycadafibradesucuerposetensaba.

—Sheldon.Dígamequédemoniosestápasandoyquiénloodiatantocomoparahacer algoasí.—LamiradaamenazadoradeRichardy su tono furiosoycontenido,hizoque se levantaray retrocedierahastaque suspiernaschocaroncontrasuescritorio.

—No sé de qué estáis hablando.—Pero todo su cuerpo, el temblor de subarbillaysusojosesquivos,lodelataban.

—Sé que ha estado prestando dinero a nobles desesperados por obtenercrédito a intereses desproporcionados, que ha usurpado tierras y bienes sinmesura con la ayuda de Ropper. Supongo que la lista de enemigos debe serinterminable,perositienealgunasospecha…

Aunque alguien hubiera visto venir el movimiento rápido y animal deRichard,hubieransidoincapacesdedetenerlo;paracuandosedieroncuenta,yahabíalevantadoasusuegroporlassolapasylohabíaestampadocontralalujosamaderadesuescritorio.

—Si lepasaalgoamimujerpor suculpa, le juroque loahorcaréconsuspropiastripas.—LacaratransformadaporlairadeRichardestabatancercadela suyay susmanos le apretabancon tanta fuerzacontra lamesaqueMathiasSheldonpensóquehabíallegadosuhora—.Quiénquerríahaceralgoasí.Hable.

—Cualquiera,puedesercualquiera.—Tragósaliva,perosugargantaestabacomprimidaporlaansiedad.Silepasabaalgoasuhijaporsuavaricia,élmismosevolaría la cabeza—Haydecenasdeposibilidades.No lo sé ¿Creeque, si losupiera,nolodiría?

LangdonySheperd,quehabíainsistidoenacompañarleparaayudarloenlo

necesario, lograron separarlo del hombre mayor que ahora lloraba como unchiquillocomprendiendoelalcanceylasconsecuenciasdeloquehabíahecho.

Según lo que Lane sabía, cualquiera de losmuchos pobres diablos que sehabíanvistoabocadosalaruinaporculpadelausuradeSheldonpodíatenerseddevenganzaynecesidadderecuperarsudinero.

Soloquedabatirardelaúnicapistaquetenían.Roppereraelnexodeunióncon los deudores deSheldony había reservadopara lasmellizas unos pasajesparaunviajequenoexistía.Siélnohabíaorganizadoelsecuestro,estabaclaroqueestabaencontactoconquienlohabíahecho.TeníanqueencontraraRopperaunquetuvieranquelevantarhastaelúltimoladrillodelaciudad.

LaoscuridadrodeabaaElisabethyhabíaperdidolanocióndel tiempo.Nosabíacuántotiempohabíatranscurridodesdequelahabíanbajadodelcarruajeylahabíanhechoavanzarporuncaminoresbaladizohastaobligarlaasubiraunaembarcación.Había intentado agudizar el oído para captar cada sonido que larodeaba.

Elhombrequellevabaelmandosehabíamarchadoenotrovehículoyenlaembarcación, con ella, solo iban dos hombres: el alto que habían visto en losmuellesyotromásconunacentoextraño.

Elolordelríoyelhedordealgoparecidoapescadopodridolaasfixiaban.Llevaba las manos atadas a la espalda y sentía los hombros desencajados yardiendo. Intentaba no tiritar de frío, pero la humedad le calaba los huesos.Aunque, sin duda, la peor de todas las sensaciones que tenía en esemomentoeranlasnauseasqueaduraspenaspodíacontener.

Lahabíanlanzadocontraelsuelocomosifueraunsacodeharinaysehabíagolpeado la cara contra la madera del suelo, quedando aturdida durante unosinstantesenlosqueloúnicoquepudoescucharfueronlasrisassoecesdelosdoshombres.Lacapuchaleresultabasofocanteydificultabasurespiración,peronolesdaríaelgustodesuplicarparaqueselaquitaran.

Elsuaveoscilardelaembarcaciónunidoatodolodemáshabíaconseguidoque seestómagose revelaray sentía labilis subiendohasta sugarganta. Ibaavomitaryseahogaríaconsupropiovómitoporculpadeaquellamalditatelaquelacubría.Sintióunacorrientedeairefriollegarhastaellay,antesdequefueraconsciente de lo que ocurría, unas manos rudas la obligaron a levantarse y

comenzar a andar a pesar de que sus piernas adormecidas se negaban asostenerla.Tropezóalbajardelbarcoydenuevoalenfilarelcaminode tierrabajosusbotasdeviaje.

—Vamos, majestad, su lujosa alcoba la espera. —La voz burlona y elchirridodeunapuertadesvencijadaalabrirselahizoencogersedenuevo.

Ladesataronylearrancaronlacapucha,yparpadeóporlamolestaluzdeunfarolfrenteasucara.

—Nopierdaseltiempogritando,nadievaaescucharteaquí.LapuertasecerróconungolpesecotraslaadvertenciayElisabethsequedó

sola,escuchandocomounallavegirabaenlacerraduraalotrolado.Sefrotóloshombrosy lasmagulladasmuñecas, intentandoque la sangrevolvieraacorrerporsusmiembrosconnormalidad.

El cuartucho no era más que un habitáculo destinado a almacén con unjergón en el suelo y unamanta raída.Unventanucopequeñodaba al exterior,peroestabademasiadoaltocomoparapoderasomarseporél.Enunderrochedegenerosidad,habíantenidoladeferenciadedejarleunajarraconaguaparabeberyuncubo,previsiblemente,parahacersusnecesidades.

Sesentóeneljergónyseabrazólasrodillaspensandoenelbrutalgiroquesuvidaacababadedar.Nodeberíaestarallí,yniMaysieniAuradeberíanhabersufridounaexperienciatantraumática.Nosabíasivolveríaaverlas,sisaldríadeallí con vida y si su existencia volvería a ser la fue. En esos dramáticosmomentos, solo podía pensar en su esposo. Las últimas palabras que le habíadichoaRichardresonabanensumentecomounaamargaletanía.

«Soloereselchicoquebeséporerrorenunjardín».Era cierto. El destino había querido que Richard se cruzara en su camino

aquella noche.Puedequeno fuera lo quehabía planeado, pero nopodía estarmás agradecida de que esa persona fuese él. Le había descubierto lo quesignificaba amar a alguien, con sus discusiones, su pasión y su entregaincondicional.Teníantodaunavidapordelante,yellalohabíaestropeadotodo.

Laideadenovolveraverleeradesoladora.Laslágrimasqueardíanensusojossalieronaraudalesynosemolestóenintentarretenerlas.Sufuturo,suviday hasta ella misma se habían convertido en un borrón oscuro e informe tantenebrosocomoelcuartuchoqueahoraleservíadecelda.

Capítulo38TantoSheperd comoLangdon e, incluso,Lanehabíanutilizado todos sus

contactosparaextenderseporlanochelondinensecomotentáculos,registrandocadarincón,cadataberna,cadacallejón,alabúsquedadePaulRopper.

Mientras tanto,Richard estaba a punto de perder la cordura intentando nodejarsellevarporlospensamientosfunestosqueasaltabansumente.

Alfin,labúsquedadioresultadosyloshombresdeLangdonencontraronaRopper en un bar intentando calmar su nerviosismo con grandes dosis deginebra. No tuvo ningún problema en cantar todos los detalles del plan,especialmente, después de que Richard lo recibiera con un puñetazo en elestómagoquelodejódobladoyderodillassobreelsuelomojado.

Relató,conmásdetallesdelosqueJulianestabadispuestoatolerar,comolaprimera intención había sido la de secuestrar a Aura. Apretó los puños confuerzaydiounpasoalfrenteconlaintencióndeestamparlosenlarepugnantecaradelabogado,pero lapresióndeunamanofuertesobresuhombro lohizodetenerseyvolversúbitamentealarealidad.SevolvióparaverqueLanenegabalentamentecon lacabeza, intentando transmitirle, sinpalabras, lanecesidaddemantenerlaserenidadenunmomentotancrucial:siRoppernocolaboraba,nopodrían hacer nada. Asintió a modo de agradecimiento y permitió que elabogadocontinuarahablando.

Cuando Richard escuchó que su esposa se había ofrecido en lugar de susobrina,elorgulloporsuvalentíadiopasoaldesalientoporsuinconsciencia.Nolaculpó,élhubieraactuadoigual.

Habíandecididoocultarlaenunosantiguosbarraconessituadosen laorilladel río, a unasmillas del puerto, propiedad de lord Phinley, una de las pocascosasqueSheldonnolehabíaarrebatado.Antiguamente,seusabanpararepararembarcaciones,peroahoraestabanabandonadasyapuntodederrumbarse.

Lane recordó como Phinley había acudido con actitud nerviosa en variasocasionesalasoficinasdeSheldonparahablarconRopper.

—¿LedebíadineroaSheldon?Ropperserio.—Ledebíamuchodinero.PeroelamableMathiasSheldoncondonóladeuda

acambiodesus tierras.Cuandoesonofuesuficiente,sequedóconsucasay,después,consudignidadechándolocomounperroyprohibiéndolelaentradaasusoficinassinposibilidadalgunaderedención.Ningúnhombrepuedeaguantaralgo así, y Sheldon ha estado tentando la suerte demasiadas veces. Tarde otempranoalguien…

Lane se abstuvo de recordarle que precisamente él era el encargado y, engranmedida, el artífice de todas aquellas situaciones que Sheldon no hubierapodidollevaracabosinsuayuda.

—Noperdamosmáseltiempo,vamosabuscarla—cortóRichard.—Sheperd, quédate con Lane y ocúpate de Ropper hasta que llegue la

policía.Lomásrápidoseráirporelrío.Richardyyoiremosconvarioshombresenunade las embarcaciones—organizóelmarqués—.¿Cuántoshombreshaycustodiándola?

—Cuatro.AmbossegiraronparamarcharsecuandolavozdeRopperlosdetuvo.—Sifuerausted,medaríaprisa,Greenwood.Esetiponoesdefiar.Estáloco

y no he podido impedir que…—En cierto sentido, el abogado sentía que suconciencia se aliviaba siendo ahora esos hombres los responsables de laseguridaddeladama.

RichardnopudoevitarsujetaraRopperdelassolapashastaquesuspiescasidejarondetocarelsuelo.

—¿Aquiénterefieres?¡¡Hablamalditobastardo!!—Farrell,esamigodePhinleyy…—Richard losoltóy trastabillóconsus

propiospiesalretroceder,incapazdemantenerseniunsegundomáscercadeesetipo.

Había creído que su corazón no podía encogerse más por el dolor y, sinembargo, ahora la incertidumbre y el pánico habían conseguido reducirlo a lanada.TeníaqueencontraraElisabeth,yeltiempoparecíaapretarsusdedosensugargantaahogándoloensuspropiosmiedos.

El viento aullaba en el exterior haciendo que los tablones de la puertacimbrearany lascorrientesheladasentraranporcadagrietade ladesvencijadacabaña.

Elisabeth intentaba no temblar, no llorar, no aterrorizarse con cada ruido,

pero era imposible. Sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra de laestancia y a las sombras que la pálida luz que entraba por la ventana noconseguíaespantar.

Escuchórisotadasyvocesmasculinasqueelvientotraíahastaella.Mientrasnoseacercaran, todo iríabien.Sepreguntósiaestasalturasalguien laestaríabuscando.Supusoquesí.Elmiedosehizoaunmásinsoportable.Noqueríaquenadie resultara herido por su culpa y no quería ni pensar queRichard pudierasufriralgúndañoporvenirabuscarla.PeronisiquierasabíasiRichardestabaenla ciudady si, de ser así,moveríaundedopor ella despuésde como lohabíatratado.Unadelasvocesseescuchóunpocomáscerca,cortandolaquietuddelanoche,yunescalofrío le recorrió la espalda.Porunmomento, seolvidóderespirar.Durante unosminutos interminables no se atrevió ni a pestañear, consus sentidos agudizados. La voz se alejó, pero ella fue incapaz de relajar latensióndesusmúsculos.

Miróasualrededor tratandodeencontraralgoconloquedefenderse,peronohabíanada.Selevantócondesesperaciónypalpólasparedesa travésdelaoscuridadintentandollegaralotroextremodelcuarto.Ahogóungritocuandolamaderaastilladadeuntablón,quesobresalíadelosdemás,seclavóenlapalmade sumano.Cerró losojos con fuerzamientras se sacaba la enormeastillademaderaclavadaynotólasangrecalientecorriendoporsupalma,aligualquesuslágrimascorríanporsucara.Entresollozosentrecortados,másporlafrustraciónqueporlaherida,sacóunpañuelobordadodelbolsillodesufaldayseloatóenla mano para que dejara de sangrar mientras una idea cruzó su mente. Concuidado de no volver a lastimarse, palpó los tablones de la pared intentandoencontrarunamaderasalientequepudieraarrancar.

Seasomóporunadelasranurasdeladesvencijadapuerta.Varioshombresbebían sentados alrededor de una hoguera: sus carceleros. Elmás alto giró lacabezaymiróhaciadondeellaestaba, comosipresintiera sumirada, comosipudieraoírdesdesulugarjuntoalfuegolosfrenéticoslatidosdesucorazón.

Elisabeth se retiró tapándose la boca con lamano, intentando contener unjadeo de horror al sentirse descubierta. Quiso ser racional sabiendo que eraimposiblequelahubieravistoycuandoseatrevióamirardenuevo,elhombredabaunnuevotragoalabotella.

Continuó palpando las paredes con ansiedad. Se puso de puntillas hastaalcanzarelbordedelaventanay,deuntirón,arrancóunlistóndemaderaquerodeabaunodeloslateralesdelcristal.Presionandolamaderaentreelsueloysubota,consiguióquesequebraraenunodelosextremos,quedandounbordeenforma de cuña afilada. No era gran cosa, pero, saber que si decidían atacarlatendríaalgopunzanteconloquedefenderse,ledioalgomásdevalor.Sevolvióasentareneljergónconlaespaldaapoyadaenlaparedylaestacademaderaasulado,ocultaporsusfaldas.Elisabethnofueconscientedequesusparpadoscomenzabanacerrarse,comosicadavezpesaranmás,hastaqueelagotamientolavenció.

El ruido de la cerradura de la puerta al abrirse la hizo dar un respingo yparpadeó intentando que sus pupilas se acostumbraran de nuevo al juego delucesysombrasquelarodeaba.Susdedosseclavaroncomogarrasenlaviejamantaquelaenvolvía.Lapuerta,conunchirridodeultratumba,seabriódeparen par. Una alta silueta se recortaba contra la luz de la hoguera que seguíaardiendo frente a la cabaña, aunque ya no se escuchaba el sonido de ningunaconversación. En un acto reflejo, Elisabeth se pegó más a la pared, como sifundiéndoseconellapudieraescapardelaamenazaquesecerníasobreella.

Duranteunosinstantes,elhombrenosemovió, limitándoseaobservarla,yellahubiesejuradoqueviounasonrisainfernalrelucirensurostrocubiertodesombras.ParecíaelmismoLuciferconlaluzrojizatrasél.

—Hallegadolahoraderendircuentas,princesa.Elisabethhubieragritadohorrorizadasihubiese sidocapazdeemitir algún

sonido, pero estaba totalmente paralizada por el pánico.Reconocería ese tonoamenazante, esa forma de arrastrar las palabras en cualquier parte. Estabaequivocada. Ese hombre no se parecía a Lucifer: ese hombre era el mismodemonio.

Ella sollozó incapaz de creer lo que estaba ocurriendo, con su cerebronegándoseaaceptarqueaquellasituaciónpudierahabersetransformadoenalgotodavíamásnefastoypeligrosodeloqueyaera.

Farrellseacercócerrandolapuertatrasél.Elisabethselevantó,enredándosecon lamantaapuntodeperderelequilibrio,peroallínohabíaningúnsitioalquehuir,ningúnlugardondesepudieraesconder.

Conunacarcajada,lasujetódelbrazoy,deunfuertetirón,lahizotropezarcayendo sobre ella en el jergón.El impacto contra el suelo y el peso de élaplastándolaladejóaturdidaysinaireduranteunossegundos,ysoloelsonidodelateladelcorpiñodesuvestidoalrasgarselahizoreaccionar.Forcejeócontodas sus fuerzasmientras él le apretaba lasmuñecas contra el suelo, pero loúnicoqueconsiguiófuearrancarleunamaldiciónyquedarsesinresuello.

—Meencantaqueluchescomounagata,peronovasaconseguirhuirdemí.Hoy,no.—Paseósulenguaporsumejillaenungestoqueleprovocónauseas.

Farrell subió sus faldas con unamanomientras con la otra le apretaba lagarganta dificultándole la respiración. Lys le golpeaba, forcejeando sin éxito,cada vez más exhausta. Ella solo tenía dos opciones: luchar por seguirrespirandoorendirseydejarsematar.

Lamuertepodríaserunfinalmuchomásdignoquedejarseviolarporaquelmonstruo,peroellasabíaquenolamataría.Queríasometerla,vejarlay,después,comopremio,llevarseeldinerodelosSheldon.

Sacófuerzasdedondenolasteníaparanocederalatentaciónderendirse.Palpócondesesperaciónelsueloasualrededorhastaquerozóconlapuntadelosdedoslaestacaquehabíaescondido.Seestiróloquepudo,intentandoqueelcerdodeFarrellnosedieracuenta,hastaqueconsiguióquelamaderagiraralosuficiente como para poder aferrarla entre sus dedos. Solo podía pensar ensobrevivir, en librarse de las manos que la apretaban dolorosamente, de lasuciedad de sus palabras y de su insoportable maldad. Tomó aire y clavó suimprovisadaarmacontodassusfuerzasenelmuslodesuatacante.

Farrell,pilladoporsorpresa,gruñóporeldolorlacerantesinsaberdedóndeveníaelataque.

Elisabethaprovechósuconfusiónparazafarsedeél,asestándoleuncodazoenlacara.Selevantóyechóacorrerhaciaelexteriorsinpoderpensarennadamásque en librarse de esemonstruoquemaldecía y profería los insultosmásaberrantes que ella había oído jamás. No había rastro de los hombres que lahabían vigilado; probablemente, Farrell los había mandado a descansar parapoderconsumarsuvenganzasintestigos.

No tenía tiempo para pensar demanera sensata qué dirección tomar y, enlugardehuirhacia laoscuridaddel río, sedirigióhacia losedificiosen ruinas

que, como enormes e intimidantes fantasmas, parecían observarla. En elhorizonte, la luzestabaempezandoacambiarconesecolor indefiniblequedapasodelaoscuranochealaclaraluzdeldía.

Eltechodeledificioenelqueserefugióestabaderruidoenalgunaspartesylassombrasresultabanamenazadoras,aunquelaverdaderaamenazateníaformadehombrey,probablemente,yaestaríaacechándolayapuntodedarlecaza.

Elisabethcaminódespacio,lomáscercaquepudodelapared,conlasmanosextendidasdelantedesucuerpoamododeprotección,intentandonohacernadaquepudieradelatarla.Suspieschocaronconun tablónhaciendoun ruidoque,con los sonidos del día, pasaría desapercibido, pero que, en la quietud de laoscuridad, se le antojó tan delator como el de una estridente campana. Semantuvo lomás quieta que pudo durante unos segundos interminables, con lapavorosasensacióndeque laobservaban.Susangrerugíaa tantavelocidadensus venas que pensó que podría oírse desde elmismo centro deLondres, y laasfixiantesensacióndequenoteníaescapatoriaestuvoapuntodehacerquesedesplomase.ContinuóavanzandoQuizáfuerademasiadopredecibleesconderseallí,quizáfueraelprimersitiodondeFarrelllabuscaría,quizáfueramássensatohuiralexterioraunquenosupieradóndeestaba.Avanzóhaciaunapuertalateralquecolgabaprecariamentedesusgozneshastaquesusojossedesviaronhaciaelsuelopolvoriento.

Algo oscuro manchaba la superficie blanquecina y, a pesar de la escasailuminación, Elisabeth supo sin necesidad de acercarse que era un pequeñocharco de sangre. El estremecimiento de su cuerpo y el cosquilleo frio en sunucaleavisarondequesuagresorestabaallíantesdequelaenormemanodeFarrelllasujetaraconviolenciaporelpelo.Sugrito,aunquesabíaqueerainútil,resonóenlaaltabóvedadeledificioabandonadoconunpotenteyescalofrianteeco.

LoshombresdeLangdonnotardarondemasiadoenneutralizaradosdelossecuaces de Farrell que, a esas horas, ya se habían rendido a los efectos delwhisky barato. Si la informacióndeRopper era cierta, aparte deFarrell, habíaotrosdoshombresmásocultosenalgunaparte.

Richard corrió hacia la caseta donde habían custodiado a Elisabeth con elalma en un puño, repitiéndose como una letanía en su cabeza que ella estaría

bien,nopodíapermitirsepensarnadadiferente.Parasudesolación,allínohabíanadie. Un objeto de color blanco resaltaba en la oscuridad del cuartucho. Seagachópararecogerloysostuvoelpañuelobordadodesumujerentrelasmanos,unpañueloqueparecíaestarmanchadodesangre.Soloenesemomento,sediocuentadelrastrodepequeñasgotasqueenunahileracurvayperfectamarcabanelcaminoaseguir.

Richard supo en ese momento que la vida en un mundo donde ella noestuviera,notendríasentido.Elisabethlohabíaabandonado,noqueríacompartirsu futuro con él y se había puesto en peligro para alejarse de la vida quecompartían.Pero,aunquefueraenladistancia,necesitabasentirqueellaestababien,felizyvitalcomosiempre.

Comenzóaseguirelrastrointentandoignorareltemblordelapistolaensumano,cuandoungritodesgarrador leestremecióy lehizocorrercontodas lasfuerzasdequedisponía.

Elisabeth.Cuando llegó al interior del edificio, la visión de Farrell sujetando a

Elisabeth le hizo enloquecer de cólera. Durante un fugaz instante, tuvo elimpulsodedisparar,peroellaestabademasiadocercadeesecerdoynopodíaarriesgarseaherirla.Contodalavelocidadquepudo,llegóhastaFarrell.Clavósu puño en un costado desequilibrándole y, con un contundente golpe con laculata del arma en su nuca, lo hizo desplomarse hacia delante dejándoloinconsciente.

—Estás…estás…—eraincapazdeformularlapregunta.ElisabethseaferróaélllorandodealivioyRichardlasostuvoentresusbrazos,apretándolacontrasupechoconelcorazóndesbocado.

Elisabethleyólapreguntaensusojos.—Estoybien—musitómientrasleacariciabalacara.—Lasangre.Creíquemevolvíaloco.—Noesmía, le clavéunaestaca en lapierna.—Richard levantó la ceja a

puntodereírcuandoElisabethseinterrumpióalverunmovimientotrasél.Demasiado tarde. Farrell era un tipo fuerte y un simple golpe no era

suficienteparaacabarconél.Mientraselloshablaban,habíacogidounade lasbarrasdehierrodeentrelosescombrosquelosrodeaban.

Richard, en un acto reflejo, al ver elmovimiento apartó aElisabeth de unempujón,nopudiendoevitar elgolpedeFarrell en lamanoen laque tenía elarmaquesalióporlosairesparaterminarrodandoporelsuelo.Selanzócontraélsindarletiempoareaccionaryacabaronlosdosforcejeandoporelsuelo.

ElisabethmiróasualrededorintentandoencontraralgoconloqueayudaraRichard,pero,entrelamarañadegolpes,contodaseguridad,loúnicoqueharíaseríaperjudicarasumaridoque,porahora,llevabaventaja.

FarrellconsiguióasestarleuncabezazoenlasienqueaturdióaRichardunosinstantesvitales,librándosedesuagarreycogiendolapistolaqueseencontrabaa su alcance. Richard se levantó despacio, intentando no hacer ningúnmovimientobruscoquepudieradesencadenareldesastre.SecolocódelantedeElisabethtapándolaconsucuerposinapartarlosojosdelamiradasanguinariadesuatacante,talycomounashorasantesellamismahabíahechoparaprotegerasuhermanaysusobrina.

—Greenwood,eresunsermuymolesto.Tienesundonpara interrumpirmesiemprequequierohaceralgodivertido.

—Bajaelarma,Farrell.Estonotieneningúnsentido.Ropperhaconfesadotodovuestroplanyaestashorasmediaciudadestábuscándote.

La carcajada cruel y sádica de Farrell hizo que Elisabeth se aferrara a lacinturadeRichardcondesesperación.

—Nopuedeshacermedesistirdeloquetengoenmente.Esmuyheroicoqueintentesprotegerla,peronopodráshacerloeternamente.

—Siloquequieresesdinero…—Eldinerovieneyva.Quierodarlesumerecidoaesazorraporhumillarme.

Yati.Lástimaquenoestésvivoparapoderverlo,seráglorioso.Pero,unavezque temate,me la follaré como semerece y después le volaré la tapa de lossesos. Sin testigos. Y aunque sospechen de mí, nadie se atreverá a culpar alfuturoduquedeLexington.

—Novasasalirimpune.Dejaqueellasevayay…—¿Yqué?¿Arreglaremosestocomohombres?—VolvióareíryaElisabeth

se le congeló la sangre al oír el sonido de la pistola amartillándose. LamanocálidadeRichardbuscólasuyaylaapretóenungestoquesepareciódemasiadoaunadespedida—.¿Unasúltimaspalabras,Greenwood?

Elisabethnopodíavernada,ocultatraslaenvergaduradesumarido,conlamejillaapoyadaensuespalda.

—Farrell,porfavor…—PeroElisabethnopudodecirnadamás.Elsonidodeundisparoatronador,demasiadocercano,resonóeneledificio

con un eco que solo fue eclipsado por el grito desgarrado de Elisabeth. Elfornidocuerposedesplomóhaciadelantemientraslasangreteñíasusropasysubocaentreabiertaexhalabaelúltimohálitodevida.PuedequeelfuturoduquedeLexingtonsecreyerainmunealajusticiadeloshombres,perolehabíallegadolahoraderendircuentasenelmismísimoinfierno.

Richard y Elisabeth se abrazaron con tanta fuerza que parecían quererfundirseelunoconelotro,llevadosporunainmensasensacióndealivioyunaangustiaqueaúntardaríamuchoendisiparse.

Richardmiróporencimadelhombrodesuesposaparadedicarleunamiradade agradecimiento al marqués de Langdon que, con la pistola aún humeante,parecíaapuntodedesplomarseencualquiermomento.

—Maldición,Julian,creoquenuncamehealegradotantodeverte.Gracias—Cuandoloviapuntaroscreíquenollegaríaatiempo.GraciasaDios,no

ha sido así.—Su voz jadeante y lamano que no dejaba de apretar contra sucostadoalertaronaRichard—.Hemoscogidoatodossushombres.

—Julian,¿estásbien?—Seacercóhastaély,apesardesusreticencias,abriósuchaquetaparacomprobarquelatelaestabadesgarradayunamanchaoscuradesangreseextendíaconrapidez.

Julian había sido herido por uno de los captores con un puñal y, aunqueestabaperdiendosangre,laheridanoparecíarevestirexcesivagravedad.Richardlo ayudó a subir a la embarcación, y Elisabeth pensó que era perfectamenterazonablequededicaratodasuatenciónaunhombreherido,máximecuandoleshabíasalvadolavida.

Seguro que era solo casualidad que sumarido hubiera evitado su contactodesdequehabíansalidodeledificio.Tampocoquisodarleimportanciaalhechodequehubieraesquivado,conhabilidadysutileza,elbesoqueellaintentódarlecuando,unavezenelbarco,élseacercóaecharleunamantasobreloshombros.

Mientrasveíasuperfilperfectorecortadocontralaluzrosadadelamaneceren el otro extremo de la embarcación, mientras los girones de niebla se iban

desprendiendoperezososdelasuperficiedelTámesis,mientrasseacercabandenuevoasuhogar,Richardnovolviólamiradahaciaellaniunasolavez,niunsolosegundo.

Aún así, ella quiso pensar que nada de aquello importaba porque Richardhabía acudido en su búsqueda y, tras salvarla, la había abrazado como si ellafuera lo más importante en su vida. Solo que Elisabeth sabía que se estabamintiendoasímisma.

Capítulo39LapuertadelamansiónSheldonseabriódegolpeencuantoElisabethpuso

elpieenlosescalones,yMaysieselanzóasusbrazosapretándolaconfuerza.Ambas se fundieron en un abrazo conmovedor, llorando y hablandoatropelladamente.

ElmatrimonioSheldon,agotadoymuertodepreocupación,abrazóasuhijamientrasRichardsemantuvoenundiscretosegundoplano.

LasangrecomenzabaagotearescandalosaybrillantedesdelaropadeJulianhastaelmármolblancoeimpolutodelrecibidordelosSheldon.Maysiepercibiódeprontosupalidezysuinestabilidad,ahogóungritoyloabrazótemiendoquesedesmayara.

—Oh,Diosmío.¡Estásherido!¡Quealguienllameaunmédico!—Maysiepasósubrazoporlacinturadelmarqués,instándoloaapoyarseenella,ylollevótambaleantehaciaunadelassalas.

—No, no te preocupes. El médico está al llegar—susurró Juliandesplomándoseenelsofáagotado.

SiaalguienleresultóextrañoquelaseñoritaMaysieSheldon,damasolteray de buena cuna, desnudara almarqués de Langdon de cintura para arriba deformafrenética,en la salitadel téblancaydoradadesumadre, seabstuvodedecirlo.

—Que traigan toallasyaguacaliente. ¡Yvendas! ¡Y loque seaquepuedanecesitareldoctor!

Lamano temblorosa deMathias Sheldon apareció en su campo de visióntendiéndoleunapetacadebrandyqueJulianaceptó,bebiéndosecasilamitaddeungolpe,paraintentarmitigarlasensaciónardienteytirantedelaheridadesucostado.

Lisa, de buen grado, se hubiese bebido la otra mitad, pero se limitó aobservardesmoronadaenunade lassillascomosuhija limpiaba lasangredeltorsomusculoso ymoreno de Julian, con la confianza de quien estámás queacostumbradaaversemejantedesplieguedebellezamasculina.

—Noseteocurramorirte—susurróMaysieparaquenadiemáslooyera.Sesintióestúpida.Probablemente,eralafrasemásfueradelugarquehabía

pronunciadojamás,peronopudoevitarquesalieradesuslabios.—¿Porquéno?—Julianintentóreírseconsarcasmo,perosololesalióuna

tosahogada—.YaestánhechoslostrámitesparareconoceraAura.Seríasricaynotendríasqueescapardemí.Pensándolofríamente,seríalomejorquetepodíapasar.

Maysie, sentada junto a él con la cabeza casi pegada a la suya, se quedóparalizada con los ojos clavados en los de Julian.Ambos se olvidaron de queElisabeth y sus padres, además del servicio, escuchaban la conversación. Losojos de Julian estaban vidriosos por la pérdida de sangre, el agotamiento y elalcohol, lo cual, aparte de insensibilizar la herida, también estaba haciendo lopropioconsusentidocomúnysuprudencia.

—PorCristobendito.—Lisasedirigióalamesitadelasbebidasyestavezsísesirvióunagenerosacopadelicorquesetomódegolpe.

Suesposo,conlafrenteapoyadaenlamanoflácida,lehizoseñasparaquelesirvieraotraaél.

Apesarde lasmilesde conjeturasquehabíanhechodurante años, inclusoesaúltimanoche,sobre la identidaddelpadredeAura, jamáshabíanesperadoquesussospechasseconfirmarantanpocodiplomáticamente.Nosabíancómoibaaterminartodoaquello,pero,estabaclaro,sobriosno.

—Esaafirmaciónesruin,cruelyfueradelugar.—Maysielofulminóconlamirada y apretómás de la cuenta el paño contra la herida provocando que éljadeara.

Casisemuerede lapreocupaciónalverloherido,mortificadapor laculpa.Lo último que necesitaba en estosmomentos era una actitud desafiante. Peroresultaba mucho menos humillante parecer enfadada, puede que así pudieramantenerarayalasganasqueteníadeecharseensusbrazosydejarseconsolarcomounaniña.

—¿Enserio?¿Ynoescruelquequierasescaparenmitaddelamadrugadaarrastrandoatuhermanayamihijacontigo?

—«NUESTRAHIJA»—lecorrigióMaysie—.Nohablescomosifuerasoloméritotuyoqueellaestéenestemundo.

—Virgensantísima.—Lisarellenóyvaciósucopaentiemporecord.—No,claro.¡Aaaaug!Paraesoyaestástú.Paraatribuirteunméritoqueyo

nopretendoarrebatarte,yparadecidirportodos—parecíaincreíblelorápidoqueelbrandyylafrustraciónhabíandesatadosulenguayadormecidoeldolor.

—¿Yo?Túereselquedecidiópormí.Lohicistehaceañosylohasvueltoahacerahora.

—¡Solopretendíaarreglarlasituación,Maysie!—¿Obligándome a casarme contigo? Qué manera tan civilizada. Y luego,

¿quépensabashacer?¿Agarrarmedelpeloyarrastrarmehastatucaverna?—Por todos lossantosmártires.—Otracopaviajópor lagargantadeLisa.

Su esposo, boquiabierto por la situación, la miró dudando si tendrían licorsuficiente para nombrar a todo el santoral ante las revelaciones que estabanpresenciando.

—No pretendía, yo… —Tenía que reconocer que, si bien no la habíaobligadosu«nopeticióndematrimonio»separecíabastanteaunchantaje–.Creíquesolotenegaríasportuestúpidoorgullo.Despuésdeloquepasó,nopuedesfingirqueyanosientesnadapormí.Puedesnegarlocuantoquieras,peronotecreeré.

—Loqueyosientanoesasuntotuyo,malditoasnoprepotenteyvanidoso.—¿Cómo me has llamado? —Julian intentó levantarse, pero el dolor

punzante lodejósinalientounossegundos—. Intentacontrolarteynomostrartan abiertamente que solo eres una chiquilla caprichosa, descerebrada einconsciente.

—¡Y tú un déspota! Ya no soy una joven inocente y estúpida para caerrendidaatusencantos.Nopuedesobligarmeahacerloquetúdesees.

Elmarquésemitióunsonidoquesepareciómásaungruñidoqueacualquierpalabradeldiccionario.

—Retirolaproposicióndematrimonio.¿Contenta?Peronopiensodejarqueme alejes demi hija y cuanto antes se temeta en tu dura cabeza,mejor paratodos.

—¡Basta! —La voz de Elisabeth pareció sacarlos de su propio mundo ytraerlos de golpe a la realidad de la salita, donde ningunode los dos se habíapercatadodequeeldoctorhabíaaparecidoconunenormemaletíndepielenlamano y los observaba por encima de las gafas doradas que parecía llevarclavadasenlapuntadesugordayrojanariz.

ElhombrecarraspeóyMaysielecediósulugarparaqueexaminaraaJuliansindejardemirarloconelceñofruncidoylosbrazoscruzadossobreelpecho.

Richardobservabadesdeellujosorecibidordelamansióneliryvenirdelossirvientesyescuchaba,comounmurmullo lejano, laairadaconversaciónde lasalitamientrassebalanceabasobresustalonesyestrujabasusombreroentresusmanos heladas. Parecía haberse convertido también en mármol como lasextravagantesestatuasgriegasquepresidíanlaentrada,alasqueunavezqueselesdedicabaunprimervistazo,yanuncamássevolvíaarepararensupresencia.Bajó las escaleras sintiendo el frio de lamañana sobre la piel de su cara y semarchócaminandohasta sucasa,cruzándosecon lagentequecomenzabaconsus actividades diarias: comerciantes que se disponían a abrir sus negocios,cochesdecaballosquecruzabanlacalleenunauotradirección,unachicaconuncestodefrutasquecasichocaconéldistraídaporlaprisa.Todobullíaasualrededorllenodevidatraselletargodelanoche.

Todo se reiniciaba, vital e indiferente, la gente lo esquivaba, pocos lomiraban,peronadienotabaqueélestabamuerto,muertopordentro,invisible,ymássolodeloquejamássehabíasentidoentodasuvida.

CrystalseaferróalbrazodeRichardmientrasentrabanenelfastuososalóndelaaunmásfastuosamansiónlondinensedelosGreenwood,másnerviosadeloqueestabadispuestaaadmitir.Noleimportabalomásmínimoloquelagentepensaradeella.

Andrew era el primogénito,Richard elmás carismático yCaroline lamásbella.Ella soloera la simpleynormalitaCrystal, la regordeta, laqueno teníagracia y no se preocupaba por aparentar lo contrario. Al fin y al cabo, todoshabíanhechosujuiciosobreellasinconocerlaynuncacambiaríandeopinión.Pero,enesemomento,miróasuhermano,ysolopudoveramorensusojos.Nohacían faltapalabras,Richardestabaorgullosodeella,yel restodesu familiatambién.Noporsuaspecto,sinosoloporserellamisma.Conesolebastaba.

Sin embargo, en los ojos de su hermanono solo podía ver amor fraternal;tambiénveíaunasombradetristezaquejamáshabíavistoenelsiemprecálidoRichard.Nopudoevitarapretarunpocolamanoqueapoyabaensuantebrazoenungestodecariño,yélse lodevolvióconunguiñotravieso.Era lamismatristezaquehabíavistoenlosojosdeElisabethcuandohabíaacudidoavisitarla

conCaroliney sumadredespuésde loocurrido.Una tristezaprofundaque setransformó en decepción cuando preguntó por Richard y ellas tuvieron quedecirlequenolashabíaacompañadoyquetampocoteníapensadoacudirporsucuentaavisitarla.

No sabían de donde había salido la información, pero, tras conocerse lamuerte de Farrell a manos de un noble, los rumores habían corrido por todoLondrescomolapólvora.Aparentarnormalidadyreírsedelasinsinuacioneseralaúnicasalidaparadesmentirloyapagarlahogueraqueamenazabacondevastarla reputación de todos. A Elisabeth, a esas alturas, no le importaba lo másmínimo,peroloharíaporelbuennombredesusfamilias.

Que el marqués de Langdon no acudiera a un baile de presentación eraperfectamente normal y esperado, pero no ocurría lomismo con lasmellizas.Todos los ojos estarían atentos a la maravillosa, radiante y siempre perfectaElisabethGreenwoodduranteelbaileenhonordesucuñada.

Richard sabíaque ella estaba allí.Antesdeverla, antesdeque susojos labuscaran,todossusinstintosledecíanqueellaloestabaobservando.Conversabaconlosinvitados,sonreíacomosifueraunamarionetaconlacarapintadayelgestoinventado,perosusoídosseguíanintentandocaptareltimbredesuvozoelecodesurisamientrassusdedosseaferrabanrígidosalacopadecristalquesostenía.

Y, entonces, la vio. Tan hermosa que dolía mirarla. Solo él sabía que susonrisa perfecta era unamueca impostada, que los halagos a su belleza y lasconversacionesranciasnoleimportabanenabsoluto.Soloélpodíadistinguiresaleve tensión en su espalda cuando no se sentía cómoda en un lugar, cuandofingía estar prestando atención a lo que tenía delante mientras mirabadisimuladamentealrededorbuscandosuobjetivo,buscándoloaél.Soloélsabíaque el cuello subidode sumaravillosovestidode encaje color azul real y susestilizadasmangashastalamuñeca,tratabandeocultarlasseñalesdelataquedeFarrellqueaúnpersistíansobresupiel.Richardmaldijoparasídeseandoqueesemalnacidosehallaraardiendoenelinfierno.

Tras bailar con sus hermanas, se disponía a desaparecer un rato del salóncuando un lacayo le entregó una nota. Aunque no iba firmada, reconoció lacaligrafía de inmediato, las letras inclinadas y sencillas, sin demasiadas

florituras,escritasconfuerzasobreelpergaminocolormarfil.Doblóelpapelyselometióenelbolsillodesuchaquetay,soltandoelaire,sedecidióaacudiralacita.

El camino que llevaba al invernadero de cristal estaba iluminado conantorchas ante la improbable posibilidad de que algún invitado deseara pasearbajoelfríocieloprimaveral.Laslucesanaranjadassereflejabanenlasuperficiedecristaldándoleunaspectoirreal,comosienlugardeencontrarserodeadodenaranjosenmacetaorosasinglesas,sehallaraenunbosqueencantadorodeadodeluciérnagasyseresdeluz.Peroallínohabíanadamágico,almenos,yano.

SepermitióduranteunosinstantesobservaraElisabethensilencio,antesdequeellanotarasupresencia.Estabasentadaenelbordede la fuentedepiedrasituadaenelcentrodelrecinto.Lerecordóaunaflor,unaorquídea,quizá,consucabezainclinadahaciaelaguayelpelocayendoensuavesondas,perdidaensus pensamientos y sin rastro de toda la rígida elegancia y el aplomo quedestilabaenpúblico.

—Las citas clandestinas tienen más gracia cuando no son con la propiaesposa.

Elisabethsesobresaltóaloírsuvozyselevantómientrasélseacercabaunospasoshaciaella.

—Sientodecepcionarte,perosolosoyyo.Richardseencogiódehombroscomosinoleimportaralomásmínimoque

ellaestuvieraallí,comosisucorazónnopretendieraescaparsedesupecho.Aunen silencio, aun inmóvil, seguía siendo como una atrayente sirena de cuyallamadanopodíaescapar.

—Bueno,nopierdolaesperanza.Laveladaaunnohaterminado—dijoenuntonotanfríoqueaellalecostóreconocer.

Paseó alrededor de la fuente mientras su esposa se retorcía las manosintentandoencontrarlaspalabrasadecuadas,cualesquieraquefueran.

—¿Ybien?—Richard,yoqueríadartelasgraciasporhabermerescatado.—Esloquesesuponequecualquierabnegadomaridodebehacercuandosu

esposasefugaenmitaddelanocheparaembarcarenunaabsurdaaventura.—Noeraunaabsurdaaventura.

—Cierto.Erauna temeridadyunamajadería.Y tampoco tehabías fugado,ahoraque lo recuerdo.Primeromehabías abandonado.Todoundetallepor tuparte.

—Noqueríaabandonarte.—Elisabethodióeltemblorylainseguridaddesuvoz.

—Oh, vamos.Déjalo, por favor.No te humilles. Prefiero recordarte comouna arpía sin escrúpulos y no como una modesta esposa, suplicante yarrepentida.Notequedabien.

—¿Podrías, al menos, escucharme?—Richard no quiso dejarse conmoverporsutonosuplicanteydesgarrado.Nopodíapermitírselo.

—Adelante.—Desde que mi hermana se quedó embarazada, le prometí que jamás la

dejaría sola.Siempreguardaría su secreto, siemprecompartiría su lucha. ¿Quéclase de persona sería si la hubiese dejado en la estacada a la primeraoportunidad?

—PartamosdelabasedequeladecisióndeMaysiefueunacompletalocura.Había otras opciones.Y yo, yo te hubiera apoyado.Y a ella. Pero tomaste ladecisiónportucuenta.

—Meequivoqué,peroesonoquieredecirquenoteame.Noteimaginasloduroquefuealejarmedeti.

Richard no podía continuar mirándola, apenas podía contener el terribledeseodecreerla,deolvidarlotodoypermitirseamarla.Peronopodíavolverasentir esa desolación, ese puñal taladrándolo por dentro y destrozando suscimientos con una simple frase, con un parpadeo. Tenía que sobrevivir aElisabeth,aloquelehacíasentir.

—Dame una oportunidad de demostrártelo, por favor. —La mano cálidaapoyadaensubrazotraspasómuchomásquelascapasdetela.

—Sabíamosdesdeelprincipioquenofuncionaría,Elisabeth.Memarchoalcampo.Puedesquedarte enmicasaobuscarteotra, aquíoenotrocontinente.Francamente, nome importa.—Mentira.Le importabamásque el propio airequenecesitabapara respirar.Le importaba tantoque apenaspodía controlar eltemblordesuspiernas,eldolorsordoeinconsolableensupecho—.Yocorreréconlosgastos.Sinecesitasalgo,hablaconmiadministrador.

Elisabethsoltó,alfin,subrazonoporquenoquisieraseguirtocándolo,sinoporque sus manos se quedaron sin fuerza. Algo dentro de ella parecía haberestalladoenmilpedazosimposiblesderecomponer.

—Nopuedesestarhablandoenserio—suvozeraapenasunsollozo.—Completamenteenserio.Alfinyalcabo,soloereslachicaquemebesó

porerrorenunjardín,yyoelimbécilqueseempeñóenhacerlocorrecto.Peronotepreocupes,seránuestrosecreto.

Richard sedio lavueltapara enfilar el caminode regresoa lamansión, elcamino que lo alejaba con cada paso firme de la única mujer a la que habíaamado,delaúnicaquelohabíadestruido.Cerrólosojosignorandounaúltimasúplica de su esposa, no queriendo escuchar el último te quiero, el último losiento,simplespalabrasqueseclavabanensuespaldacomodagas.

Enesemomento,tuvolacertezadequeseríaincapazdevolverasentirnadaparecido jamás.Pornadie.No laestabadestruyendoaella, sinoasímismo,ytenía lacertezadequesuorgullonoera tanvaliosocomopara infligirse tantosufrimiento.Peronoqueríavolverasentireloscuroyfríosentimientodepavorypérdidaquehabíaexperimentadolamañanaenqueellaloabandonó.

Capítulo40ElpatriarcadelosSheldonsiemprehabíatenidocomomáximaenlavida

aprovecharcadarevésycadaoportunidad,exprimirlacomounlimóny,unavezsacadotodoeljugo,desecharloypasaraotracosa.Peroestavezlasituacióneradiferente.Susambicioneshabíanpuestoenpeligrolaseguridaddesufamilia,lavidadesushijasysunieta,sincontarconelprestigioyelbuennombreporelque siempre había luchado. El remordimiento al pensar en cómo se habíaequivocado al juzgar a Farrell y lo cerca que había estado de condenar aElisabethaunavidademaltratoasu lado, lehabíarestadoañosdevida.Solopodíaagradecerquesuhijahubiesesidomásinteligentequeélyhubiesehecholonecesarioparaalejarsedeesabestiainhumana.Todoslosprincipiossobrelosquehabíafundamentadosuvida,ahora,carecíandesentido.Másaúncuandolavidadesushijassehabíadesmoronadodelantedesusnaricessinqueélhubiesesido consciente de lo que le rodeaba, centrado exclusivamente en amasar unafortunaquenonecesitaba.

Una vez que Phinley, Ropper y sus hombres estuvieron entre rejas, yLangdonexculpadodelamuertedeFarrell,y,trasmeditarloyconsensuarloconsu familia, le encargó a Lane probablemente la tarea más difícil de su vida:contactarconcadaunadelaspersonasalasqueleshabíaarrebatadotodoloqueteníanyllegaraunacuerdo,ademásdeentregarlesunacartadesupuñoyletraconsusmássincerasdisculpasporsuactituddeshonesta.Eliminaríalosinteresesdesorbitados y les devolvería los bienes requisados, facilitándole quepudierandevolvereldineroqueseleshabíaprestadodeunamanerarazonable.

Por supuesto, paramuchosde ellos, una vezhundidos en el interior de unprofundopozodemiseria,yaeramuydifícilremontarelvuelo,perootrostantosagradecieron el acto tomándolo como una segunda oportunidad. AunqueSheldonnoeraunahermanadelacaridadynoestabadispuestoaperderdinero,almenosaflojabalasogaquependíadelcuellodesusdeudoresysedabaasímismounbañodehumildad.

Encuantoasufamilia,lascosaspermanecíanenunaespeciedecalmatensa.MaysieyJulianhabíandecididoenrocarsecadaunoensupostura,negándoseadarle un ápice de razón al contrario. En lo único en que habían conseguido

ponersedeacuerdo,eraenqueningunodelosdosdeseabadarmarchaatrásy,muchomenos,aceptarque,enel fondo,estabandeseandoqueesematrimoniotuvieralugar.EnesoyenqueeradejusticiaqueJulianpudieraveraAura,porloquedeberíanmantenerunaactituddialogante.Nomásmentirasentreellos,nisecretosy,muchomenos,huídas.

Unavezsolventadoesto,loúnicoqueleapetecíaalosSheldoneraalejarsede todo y de todos.Y para ello puede que no hubiera ningún sitiomejor queSouthworth, un pequeño y tranquilo pueblo en el sur, donde la familia deMathias tenía una encantadora casita de campo rodeada de pastos verdes.LlevabanañossinirallíyparalasmellizasfuecomounbálsamovolverapasearporlascolinasdurantelastardescadadíamáscálidasycorretearconAuraporloscampos,recordandoaquellosveranosdesuniñezenlosquelavidaparecíamucho más sencilla. Aunque las dos sufrían por el hombre que amaban, laactituddeambaseradiametralmentedistinta.

Maysie, en los rarosmomentos en los que se permitía hablar de Julian, lohacíaparadespotricarsobreél,sobresusmuchosdefectos,intentandoescondersusverdaderossentimientosbajounacapaderechazoqueestabamuylejosdesentir.Yque,porotrolado,nadieparecíacreer.Sipudierapermitirseserhonestaconsigomisma, reconocería que ella se había equivocadomás que él, que sutestarudez la había llevado a poner en peligro lo que más amaba, que se lederretía el corazón cuandoveía la dulzura con la que trataba a su hija, que lefaltarían añosdevidaparapoderdemostrarle lo agradecidaque estabaporquehubieraacudidoarescatarasuhermanasindudar.Quédiablos,sifuerahonestaconsigo misma, reconocería que lo amaba con cada fibra de su ser y que lamayoría de las noches le costaba trabajo recordar por qué estúpida razón sehabíaempecinadoennocasarseconél.

Elisabethlaescuchabaensilencio,teniendocadavezmásclaroqueesosdostestarudosacabaríancediendoanteunossentimientos tanfuertesquesehabíanmantenido imperturbables a pesar de los años que habían pasado alejados y apesardeldolorylatraición.Seamaban.Teníanunahijamaravillosaencomúnytodalavidapordelantepararepararloserroresqueamboshabíancometido.

En cambio, su situación era totalmente diferente. Richard y ella habíanfluctuadodelarabiaaldeseodesdeelprincipio,yélnuncahabíaterminadode

abrirseaella.Loamabaconlocura,conladesesperanzadeaquelquesabequelohaestropeadotodoyqueyanohayvueltaaatrás.Lohabíaabandonado,yélsehabíasentidohumilladoydecepcionado.Nisiquierasabíasilahabíaamadorealmente alguna vez o solo se había resignado a su presencia.Lo que estabaclaroesqueyanoteníaimportancia.Nisiquierahabíaqueridoescucharla,nolacreíaynopensabadarleunanuevaoportunidad.Loúnicoque le quedaba eraaprenderavivirconello.Sinél.

Elisabeth estaba empezando a acusar el cansancio debido a las noches envelayapuntoestuvodequedarsedormidaduranteel soporífero sermónde lamisadeldomingo.Graciasalaintervencióndivinadesuhermanaenformadecarraspeoevitóquesucabezasedescolgarahaciaatrásysubocacomenzaraababear,ungestoquenoparecíasermuyeleganteparaunaseñoracomoella.

La mujer del párroco, como cada domingo, entregaba caramelos de mielhechosporellamismaalosniñosqueconseguíanportarsebiendurantelamisa,yAura,todasolemnidad,sedispusoaaguardarsuturnopararecibireldulce.

—GraciasaDiosquenotegustalamiel.Conlosronquidosquehasdado,laseñoraPotterjamástedaráunodesuscaramelos.

Elisabeth jadeó indignada.Ella jamás roncabaymenosenmisa, aunquealfinaltuvoquetaparselabocaparaaguantarlarisaimaginándoseloquesumadrehubiese pensado si eso llegara a suceder, yMaysie tuvo que hacer lomismo,ganándosealgunaqueotramiradade reprochede las estiradasdamasqueaunquedabanenlaiglesia.

—Vámonosdeaquíoacabaranechándonos,hermanita.—Escandalosa—lesusurró—Remilgada.CogieronaAuradelamanoysalierondelfríoedificiodepiedraentrerisas

paraalcanzarasuspadres,queyacaminabandelbrazoaciertadistancia,porelcaminodetierraqueserpenteabahastaelpueblo.

Elisabeth fue laprimeraque levantó lavistayobservó laalta figuradeunhombremorenohablandoconelmatrimonioSheldon.Duranteunossegundos,larisa se congeló en su boca y su corazón se saltó varios latidos. Pero tras laprimeraimpresión,comprobóqueelcaballeronoerasuesposo,sinoelmarquésdeLangdon que, tras estrechar lamano de su padre, se volvió hacia ellas.La

punzadadedecepciónquesintiósedisipóalverlaluzyleemociónenlosojosdesuhermana.AurasesoltódesusmanosysaliócorriendohaciaJulianquelacogióensusbrazosygiróconellaentrerisas.

—¿Mehasechadodemenos,pequeñaja?Laniñaasintiósinsoltarsusregordetesbrazosdesucuello.—Mucho.¡Mira!—Abriólabocaysacólalenguaparaenseñarleelfabuloso

premioen formadecaramelodemielque lehabíandado—.Me loheganadoporportarmebienen la iglesia.La tíaElisabethsehadormido—lesusurróaloídoconunacarcajadatraviesa.

—Oh, Diosmío. Entonces, ¿a ella no le han dado caramelo?—Julian nopudoevitarreíralverqueLysponíalosojosenblanco—.Vecontusabuelos,cariño.Tengoquehablarconmamá.

Elisabeth se alejó con su sobrina de la mano, para darles un poco deprivacidad,mientras Julian se acercaba hasta unaMaysie que parecía haberseconvertido en una estatua de granito. Una estatua de granito con una sonrisabobaliconamaldisimulada.

Maysie había dejado de percibir las conversaciones que la rodeaban y lasmiradas curiosas de los feligreses que aún paseaban y conversaban por losalrededoresyque,pocoapoco,seclavabansobreellosávidosdealgúnchismequealiviara la tediosa rutinade losdomingos.Enesemomento,paraellasoloexistíaJulian,susojosgrisesmásclarosyvivosquenunca,anclándolaalatierrayaél.

Como un eco del pasado, el muchacho atormentado del que se habíaenamoradohacíaunmillóndeañosaparecióanteella,consusmechonesoscurosdesordenadospor el viento.Se sorprendió al reconocer de nuevo su expresióncalmada, su sonrisa torcida y traviesa. Maysie abrió varias veces la bocaintentandoordenarsuspensamientosydeciralgocoherente,perosusemocionesestabanganandolabatalladejándolaindefensaantelafuerzadeloquesentía.

—Yo…, tú…, estás aquí…—Como respuesta brillante dejabamucho quedesear.

—El ama de llaves me dijo que estabais en la iglesia—dijo en un tonoburlón, como si eso fuera explicación suficiente, como si no hubiera nadaextraño en que hubiera aparecido sin avisar frente a la sencilla iglesia de un

sencillopuebluchoahorasdedistanciadeLondres.Maysiemoviólacabezaintentandorecuperarlalucidez.—Merefieroaestepuebloperdidoenmediodeningunaparte.—Tenía que hablar contigo y no podía esperar a que volvieras a Londres.

Bueno,enrealidad,noqueríaesperar.—¿Ocurrealgo?—No.Eh…,sí—titubeóigualdenerviosoqueella—.Maysie,hepensado

muchoestassemanas.Amboshemoscometidoerroresyambosnos loshemosarrojadoalacara.Puedequelonuestrononoshayasalidobienalaprimerayque,alasegunda,elresultadohayasidoaunmásdesastroso,perodéjamequelovuelvaaintentar.

—Julian, yo… —Maysie se envaró intuyendo que todo aquello iba asobrepasarlaporcompleto.

—Déjame que continúe, por favor. Solo escúchame.—Ella asintió—. Novoy a pedirte que empecemos de cero. Hacerlo sería querer olvidar lo quetuvimosyjamáspodríaperdonarmeborrardemimenteniunosolodetusbesos.Incluso, durante todos esos años en los que hemos vivido separados, siempreestuvisteenmí,nuncadejastedeserpartedeloqueyoera,esaúnicaparcelademicorazónqueseguíalatiendo, impidiendoquemetransformaraenunabestiafríaysinalma.Cadanochedesoledad,túerasloúnicoquemeimpedíadejarmellevarporlalocura.Nopodríaborrareso.Seríahacerdesaparecerunapartedemí.Laúnicaque,enrealidad,tienealgodevalor.

UnnudodeemociónseaferrabatenazalagargantadeMaysieimpidiéndolearticularpalabra.Intentóhablar,necesitabadecirleloquesentía,peronopodía.Solopudollevarseunamanotemblorosaaloslabiosmientrasunalágrimacálidaresbalabaporsumejilla.

En cambio, Julian sentía que el peso frío e insoportable que llevaba unaeternidadcargandosobresushombrossedesvanecíaconcadapalabra.

—Solo quiero decirte que, decidas lo que decidas,me has hecho elmejorregaloquepuedeexistiryquedarémividaparaqueAuray tú tengáis todalafelicidadquemerecéis.Teamocomoteheamadocadaminutodesdelaprimeravezque tevi,MayYdichoesto…—Maysiesintióque ibaamoriralverqueJuliansearrodillabafrenteaellamientraslecogíalatemblorosamanoentrelas

suyas——.MaysieSheldon,deLondres,¿meconcederíaselinmensohonordesermiesposa?

Maysie, llorandoyriendoa lavez,se inclinóparasujetar lacaradeJulianentresusmanosylobesóconternura.

—JulianCross,deGuilford.Nadapodríahacermemásfelizquedecirtequesí.

Juliansepusodepieylaabrazócontrasucuerpoelevándoladelsuelo.Labesócontodalapasiónquellevabareservándosetantosaños,contodoelamorqueyanopodíaseguirconteniendo,sinimportarlelomásmínimolosgrititosdesorpresa de las feligresas que remoloneaban alrededor de la iglesia pendientesdel espectáculo, las tosecillas divertidas de sus maridos o los conatos dedesmayodealgunaancianaremilgada.

—Yopensé lomismoque tú.SentíqueAuraeraunregalo,unapartede tique siempreme recordaría lo que era ser amada y amar de verdad.Nunca hedejadodequererteJulian,peroestabatanasustada.Noqueríaperdonarteporquesabía que no podría contener todo esto, todo lo que siento. Me daba miedovolverasufrir.Hesidounaegoístayheestadoapuntodearruinarlotodo.Sientotanto,tanto,todoloquehapasado.

Julianlasilencióbesándoladenuevo.—No,Maysie,noestiempodelamentarse.Yano.Estiempodeserfelices.

Yloseremos.—Sí.Teprometoqueloseremos.Alfin,loseremos.

Capítulo41LabrisahúmedamovíalosmechonesrubiosdeElisabethquemirabaconel

corazónencogidoeliryvenirdelatripulación.Desdelacubiertadelbarco,enel que se alejaría de la vida que había conocido hasta ahora, Londres se veíadistintoconlosedificiosasomandoentrelaespesaniebla,comounanimalqueintenta desperezarse y salir de su letargo sin conseguirlo. Se marchaban alcontinente, ya que el marqués quería que conocieran Francia, Italia y GreciaantesdeestablecersedefinitivamenteenlamansiónquehabíaadquiridojuntoaGreenwoodHall, una larga luna demiel lejos demiradas indiscretas para queAuraseadaptaraalanuevarealidaddesuvida.

TantoJuliancomoMaysieirradiabanfelicidad,yfueundetallequesureciénestrenadocuñadoinsistieraenqueElisabethlosacompañaraenelviaje.

La boda había sido rápida y emotiva, a pesar de que solo asistieron losSheldonyCelia,obviandoelhechodequeJuliantuvoquehacerunagenerosadonación destinada a un nuevo campanario para que el párroco olvidara suefusivadeclaraciónalaspuertasdeltemplo.

Nopodía evitar sentirunapequeñapunzadaenel corazóncuando losveíajuntos.Noeraenvidia,jamáspodríasentiralgoasíporsuhermana,eramásbienalgoparecidoalanostalgia.

Maysie y Julian habían conseguido superar el rencor, el dolor y el tiempotranscurridoynodesperdiciarniunsololatidoenrevivirloqueleshacíadaño.Parecía que su amor se habíamantenido imperecedero durante el tiempo quehabíanestadoseparadosyahorabrillabaintensoeindestructible.Probablemente,ladecisiónmássabiahabíasidoperdonaryolvidarconsinceridadyesforzarseenforjarunnuevocomienzojuntos.

OjalaRichardyellahubieransidocapacesdeactuarconlamismasensatez.Pero los cimientos sobre los que se fundamentaba el amor entre ellos eraninfinitamente más fuertes que su matrimonio con Richard. Al menos, en esemomento,nopodíapermitirsepensarnadadiferente.Leyódenuevolasúltimaslíneas de la carta que le había escrito a su esposo a modo de despedidahablándole sobre su partida. Sus dedos aflojaron la presión sobre el papel,permitiendo que el viento se la arrebatara de las manos moviéndola

caprichosamente por el aire, y observó con tristeza como se convertía en unapequeñamanchaqueseoscurecíaydesparecía,alfin,tragadaporlasaguasdelTámesis. Una mano cálida se apoyó sobre su hombro. Elisabeth sonrió a suhermana,unasonrisaquenosereflejabaensusojos.

—Veoquealfinalhasdesistidodeescribirle.—¿Paraqué?Medejómuyclaroquenoleimportabaloquehicieraconmi

vida—suspiróentrecortadamente—.¿DóndeestáAura?—Ensucamarote,conCelia.Esincreíblelobienquesehanadaptadolauna

alaotra.Juliandicequenuncahabíavistoasuhermanatanfeliz.—Yopuedodecir lomismo.Nuncahabíavistoamihermana tan feliz.—

Sonrióapretándolelamanocariñosamente.—Lo estoy. —Maysie apoyó la cabeza en el hombro de su melliza y

permanecieron unos instantes en silencio observando la ciudad—. Es curioso,peronomehabíadadocuentadecuántonecesitabaaJulianhastaquehavueltoamivida.Comosihubieraestadoincompletahastaqueélharegresadoamí.Mesiento como si no hubiera pasado el tiempo entre nosotros.—De repente, laspalabrasparecieronatropellarseensugargantaanteelnudodesensacionesquesentía—.Lys,yo,losiento.Nuncameperdonaréquepormiculpa…

—Nohaynadaqueperdonar,Maysie.Noquierovolverahablardeesto.—Lo sé, pero no puedo evitarlo. No podemos negar lo evidente. Mis

decisiones han provocado que tu matrimonio se convierta en un desastre.Siempretehassacrificadopormíyhasdejadotufelicidadenunsegundoplano.Noesjusto.Ereslapersonamásnobleygenerosaqueconozco.Temerecesserfeliz.

—Túnuncamehasobligadoanada.Yohetomadomispropiasdecisionesyvolveríaahacerloporvosotras.Siesohamandadoal trastemimatrimonio,esporque,probablemente,fueunerrordesdeelprincipio.

—Pero vosotros os queréis. No puedo soportar que no hagáis nada parasolucionarlo.

—Ya lo intenté.—Maysie bufó frustrada, no podía soportar ver como suhermana se apagaba con el paso de los días—. Supongo que ahora tiene laexcusa perfecta para alejarme de él. Se ha librado al fin de la incómodaimposiciónquesuponíamipresencia.

Maysiequisozarandearlaparahacerlaentrarenrazón,perovioensusojoslatristezayelconvencimientodequecreíafirmementeloqueacababadedecir.

—Sino te amara, nohabría arriesgado suvidapara salvarte. JulianmehacontadoqueRichardestabamuyafectado,casimataapapácuandoseenteródetodo.Deberíaisabandonarvuestracabezoneríayhablarconelcorazón.

Elisabethnegóconlacabezaintentandoretenerelllantoqueamenazabaconasolarla de nuevo. Le sorprendía que, después de pasar cada noche llorandohastalaextenuación,susojosaúnconservaranalgunalágrimaquederramar.

—Cariño, sabes que donde yo esté, estará tu hogar, pero no puedo evitarsentirmeculpablepor tu sufrimiento.Tú loamas.AbandonasteaRichardparaacompañarmeenmiabsurdoplanyahora…

—Notetortures,May,sabesquesiemprequemenecesites,teprotegeré.Tedimipalabra.Paraalgosoylahermanamayor—bromeóintentandonodejarsellevarporlasensacióndevacíoysoledadqueladesgarrabapordentro.

—Cuatrominutosmayor.—Sonrió con los ojos brillantes por la emocióncontenida.

—Dudoquefueransolocuatro,nuncahassidodemasiadorápida.—Ambasrieron—. Y, además, tampoco es que Richard haya movido un dedo pararecuperarlonuestro,asíquesupongoqueparaélnohaynadaquesalvar.

—Todoscometemoserrores.Quisimoshuirde loshombresqueamábamospor razones equivocadas, solo digo que, quizá, Richard también se hayaequivocado.Puedequesoloestédolidooasustado.Puedequesolonecesiteunpequeñoempujónparadarsecuentadeello.

—Puedeser,peronoseréyoquienestéahíparadárselo.—Teapoyaréenloquedecidas.Soloquieroqueseasfeliz.—Maysiebesóa

suhermanaenlamejilla—.Voyabajoaversiestátodolisto,creoquefaltapocoparazarpar.

Elisabeth volvió a quedarse sola con sus pensamientos. Errores. Desde elprincipio,surelaciónconRichardhabíasidounasucesiónencadenadadeellos.Pero, aparte de los errores, había más, mucho más entre ellos. Imágenesinconexasdelosúltimosmesesllegaronasumentesumiéndolaenuntorbellinode emociones. Cerró los ojos y agarró con fuerza la barandilla hasta que susmanosestuvieronfríasysusnudillosblancos.

LarisadeRichard,suslabios,susdiscusiones.Sumalditadesconfianza.Susnoches de entrega. La luz anaranjada del atardecer filtrándose entre losmechonesdesupelonegromientraslehacíaelamorenelbosqueporprimeravez.Susprovocacionesmutuas,susretosque,casisiempre,acababanenbesosapasionados.Susojosintensosylapasiónconlaquelamiraba,devorándola.Sudulzura en los malos momentos en los que los fantasmas del pasado laasediaban.RichardinterponiéndoseentreFarrellyella,dispuestoadarsuvidaparaprotegerla.Elisabethnosabíaenquémomentohabíaempezadoaamarlodeesa manera tan devastadora, pero lo que estaba claro era que jamás se habíasentidotanvivacomocuandoestabaentresusbrazos.

Andrewapoyóel hombrodemaneradescuidada en lapareddel establo, yobservó comoRichard cepillaba a su caballo durante unos segundos antes dehablar.

—HerecibidootracartadeLangdon.—Duranteunamilésimadesegundosumano se crispó sobre el cepillo interrumpiendo el movimiento, un gesto casiimperceptibleque,sinembargo,suhermanocaptó.HacíaunassemanasleshabíacomunicadolanoticiadesubodaconMaysiey,conseguridad,esanuevacartatraería también noticias sobreElisabeth—.Lamandó justo antes de embarcar.HacedosdíaspartierondelpuertodeLondresyvanaviajarporEuropaduranteunosmeses.EsperemosqueesoapacigüeunpocolosrumoressobreAura.

Richardnocontestóinmediatamente,nisiquieralevantólavistadesutrabajodando varias pasadas más sobre el lomo de su caballo, como si no hubieraescuchadoesaspalabras,comosinolehubierantaladradoelcorazón.Acaricióalanimalenelcuelloy,trassusurrarleunaspalabrasdedespedida,saliódelascaballerizasconsuhermanodetrás.

—Y has venido hasta aquí a decirme eso porque se supone que debeinteresarme.

AAndrewnose leescapóqueRichardevitabacruzar lamiradaconél.Loconocíademasiadobienydabaigual loqueéldijera,Andrewveríasiemprelaverdadensusojos.

—Elisabeth seha idoconellos.—Richard seapoyóen lavallademaderaquedelimitabaelcercado,mirandoloscamposqueseextendíanfrenteaél,consucaraconvertidaenunamáscaradefríapiedra.

Siempre le había relajado aquel lugar, su hogar y, sin embargo, ahora noconseguía desprenderse de la sensación de desasosiego constante que loimpregnabatodo,comosiyanadafuerasuficienteparahacerlofeliz.

—¿Y eso por qué debería importarme?—Richard se esforzó sin éxito enfingir que le daba igual que su mujer estuviese cruzando Europa, Pekín o laAntártida.

—Porque es tu esposa, porque estás enamorado de ella y se te da fataldisimular.

—Quetuestésfelizcontumatrimoniodecuentodehadas,nosignificaquelosdemástambiénaspiremosaello,hermano.

—¿Enserio,Richard?¿Vasadecirmequenolaamas?—¿Importa?—¡Claroqueimporta!Nohaynadamásimportantequeeso.Hastaunciego

lo vería. Sois pasionales y testarudos, pero salta la vista que os queréis. Nopuedessertanzoquetecomoparapermitirqueestoserompa.

—Yaestároto.Serompióenelmomentoenqueellaeligiómarcharse.—Nopuedesdarteporvencidoanteelprimercontratiempo.Sino intentas

arreglarlo ahora, tu matrimonio será una cárcel que solo os hará infelices ymiserablesaambos.

—«Elprimercontratiempo»esuneufemismomuypocoacertado,créeme.—Tumalditoorgullonotetenderásumanonitearroparáenlasnochesde

soledadqueteesperan.—¿Y qué pretendes que haga? —Richard, al fin, lo miró y Andrew se

sobrecogióalvereldolorquereflejabansusojos—.¿Acasonoloves?¿Novesquelohavueltoahacer?Havueltoaelegir.Sehamarchadosindudarlo.Sehaido con ellos, estará fuera durante meses y ni siquiera… —fue incapaz determinarlafrase.

Elisabethhabíaaceptadosuadióssinmiraratrás,habíaasimiladoque todohabíaterminadoentreellosyhabíaemprendidounnuevocamino.Sinrechistar.Sindudas.Sinremordimientos.Uncaminosinél.

—Túmismohas reconocidoque la empujaste a ello.Tepidió perdóny larechazaste.

Richardasintióyvolvióaapoyarseen lavallacon lamiradaperdidaen la

lejanía,cansadoycompletamentevencido.—Lo sé.He sidoun estúpido.Medejé llevar por el orgullo pensandoque

todoseríamásfácilalejándolademí.Peroestoescualquiercosamenosfácil.Enelfondo,albergabalaesperanzadequedecidieraregresar—decirloenvozaltalohacíasentirseaunmáspatético.

Sehabíamantenidoexpectantepensandoqueellaapareceríadenuevoensuvidaencualquiermomento, sinavisar, testarudae insolentecomoera, ansiosapor llevarle la contraria y demostrarle que él se equivocaba, como siempre.Dispuesta a retarle y a desmoronar sus barreras. Pero, esta vez, no lo hizo.Cuando recibió la noticia de queMaysie era la nuevamarquesa de Langdon,quisocreerqueahoraquesuhermanaysusobrinateníanlaperspectivadeunanueva vida por delante, Elisabeth volvería a Greenwood. Pero de nuevo seequivocaba, y decepción tras decepción, había vuelto a descubrir que nosignificabanadaparaella.

Andrewsintióquesucorazónseencogíaalvereldolordesuhermano,peronopodíahacermásqueapoyarle,noestabaensumanoarreglarnada.

—Estaremos ahí si nos necesitas. Ven a casa a cenar, los niños yMarianquierenverte.Ynomegustaqueestéssolo.

Richardsonrióparatranquilizarloyasintió.—Notepreocupespormí,sobreviviré.Andrewlesorprendiórevolviéndoleelpelodeformacariñosa,ungestoque

solíahacercuandoeranunoscríosyseenfurruñabanporcualquiercosay, sinpoder,contenerseRichardlediounrápidoabrazo.

—Claroquesobrevivirás,eresunGreenwood,malditasea.LamansiónGreenwood, con sus enormes salonesvacíos y enmudecidosy

sus largos pasillos oscuros, nunca se le había antojado tan dolorosamentesolitariacomoenesosmomentos.Richardcaminódespaciohastasuhabitaciónfrotándose el puente de la nariz con los dedos. No había conseguido dormirdecentemente desde hacía semanas y, ahora que sabía que el motivo de susdesvelosestabatotalmentefueradesualcance,parecíaquesusfuerzassehabíanconsumidoporcompleto,sumergiéndoloenunextrañosopor.

Mary,lacocinera,lehabíapreparadounadesusmágicastisanasparadormir,unamezcla secreta de hierbas aderezada con unmás que generoso chorro de

licor.Estabaagotadomentaly,sobre todo,emocionalmente,yporprimeravezdesdehacíasemanas,sucumbióalsueñoencuantosesumergióenlacomodidadde sus sábanas. Navegaba por un sueño inquieto lleno de imágenes, vagosrecuerdosqueseentremezclabanconmomentosinventadosyquedistabamuchodeserreparador.Richardsedejabaarrastrarporlasuavemarea,flotandoenlasfrías aguasdeunmar encalma,mientras los cálidos rayosdel sol se filtrabanentresusparpadoscerrados.

Ella estaba allí. Con él y para él. Su cabello claro, del color del trigo enverano,flotabaasualrededor,envolviéndolo,acariciandosupecho,yelolorasaly superfumedulce invadía todossus sentidosembriagándolodedeseo.Susirena,subellaeirresistiblesirena,pronunciósunombrejuntoasuoído,peroéllo sintió vibrar por toda su piel, por toda su alma.Richard intentó acariciarla,enredar sus manos en su pelo y atraerla hacia él, pero sus brazos pesabandemasiadoyeraconscientedeque,encualquiermomento,elladesapareceríayél volvería a despertar como cada noche, excitado, triste y deshecho. Losmechonesrubiossedeslizaronporsusbrazos,acariciandosupielhastallegarasumuñeca con un cosquilleo, apresándolo sin posibilidad de huir. Pero él noquería hacer tal cosa, ni siquiera pensaba resistirse, solo quería sentir que ellaestabaallí,queelrocepielcontrapielqueleestremecíaerarealynoproductodeunsueño.

Apesardequesabíaquesiintentabatocarlaseesfumaríaentresuscaricias,trató de alcanzarla con sus dedos, pero la presión en sus muñecas era firme,impidiéndole llegar hasta su cuerpo.La risa cantarina deElisabeth le llegó denuevo a sus oídos,más real, casi cercana, y su cerebro traicionero comenzó atraerlopocoapocodevueltaalaconsciencia.Parpadeóconfundido,intentandoquesuspupilasseacostumbraranalaluzdelavelaqueardíaenlamesillajuntoaélyqueestabasegurodehaberapagadoantesdemeterseenlacama.Intentóincorporarse, pero una mano caliente y suave se apoyó sobre su pechovolviéndolo a recostar sobre la almohada. Volvió a parpadear. No podía ser.Mary se había pasado con el licor en la infusión o las hierbas que empleabateníanefectossecundariospocorecomendables.

—¿Quédemonios…?—Caramba, yo también me alegro de verte —dijo burlona Elisabeth

arrodillada en la cama junto a él—. Creí que no ibas a despertar nunca. Metranquilizaverquemiausencianotequitaelsueño.

Richard intentó de nuevo incorporarse totalmente confundido, pero lapresióndesusmuñecaslohizomaldeciryvolverdegolpealarealidad.Noeransus rubios cabellos los que lo enredaban a la cama, sino suaves cintas deterciopelofirmementeanudadas.

—¿Mehasatado?—Elisabethparpadeóanteloobviodelapregunta—.Noséquéhacesaquí,perosiestoesunabromaounaretorcidaformadevenganza,creoqueyahetenidobastantedetodoeso.

—Solohevenidoahablar.—TehacíadisfrutandodelavidaenFrancia,oen…—Richardforcejeóde

nuevoconlasligaduras—.¿Podríassoltarme,porfavor?—No.Nohastaquemeescuches.—Perdóname, no sé qué extraña conexión crees que existe entre mis

muñecasymisoídos,peroteaseguroquepuedooírteexactamenteigualsinestarmermado de facultades—espetó apretando la mandíbula visiblemente irritadoconlasituación.

Elisabethrio.—¿Estásasustado,Richard?—¿Qué? ¿Yo? ¿De ti?—bufó cada vezmás enfadado. En realidad sí que

estabaasustado,deél,concretamente,desupocacapacidaddecontrolsobresímismo. Se permitió mirarla con detenimiento y tragó saliva ante su error—.Actúaconsensatez,aunqueseaunavezenlavida,ydesátame.

Con el pelo suelto cayendo como una cascada de oro líquido sobre sushombrosyunabatade terciopeloazulnoche,parecía laperdicióny labellezahechacarne.Ellaseencogiódehombrosyélnopudoignorarcomolateladelabata se deslizaba ligeramente exponiendo un poquitín más la porción de pielperfectadesucuello.

—Quieroasegurarmedequeescuchastodoloquetengoquedecir.Richard se concentró en clavar la vista en el dosel de la cama, intentando

controlar lo que bullía en su interior.Había deseado que volviera con toda sualma, pero ahora, sentirse vulnerable e indefenso, y no solo en lo físico, leprovocabasentimientosencontrados.Sabíaqueteníanquehablar,sercoherentes,

racionales,peroelmalditosueñoqueacababadetenerysupresenciaenropadecamaensulechohacíanquelasangreseagolparaensitiospocoapropiadosdesuanatomía,distrayéndolodesupropósitoyrobándolecualquiercapacidadderaciocinio.Noeraasícomoqueríaqueaquelloocurriera.

—Deacuerdo.Habla.—Richardyo…—peroRichardnolamiraba,seguíaconlamiradaclavada

eneltecho.Ellaresopló—.¿Podríasmirarmemientrastehablo?—Continúa,malditasea.—Yatedijequesientoloquepasó,heidoegoístaeinjustacontigodesdeel

principioy…—Richardcerrólosojosconfuerzaymascullóalgoentredientes—…estoyintentandodisculparme,¿sepuedesaberquédiablosestáshaciendotú?

—Concentrándomeenescucharte.—Puesmásbienparecequeestésrecitandolalistadetareasquetienesque

hacermañana.Estoesabsurdo.—Elisabethnoestabadispuestaaquelaignoraradespuésdehaber reunidoelvalorde irhastaallí.Sinpensárselodosveces, sesubió a horcajadas sobre él y le sujetó la cara con lasmanos para obligarlo amirarla, ignorando la evidente erección que palpitaba bajo las sabanas—.Escúchameatentamente,Richard,porquedespuésdeestotendrásquetomarunadecisión.Yoyahetomadolamía.

Si tenía intención de torturarlo, estaba resultando bastante eficaz yconcienzuda.

—Séque fuihiriente,desconsiderada,egoístayque,desdeelprincipio,hedesafiado los límites de tu paciencia. Pero tenía que irme con ellas, no podíadejar queMaysie se marchara sola sin mi ayuda. Lo entiendes, ¿verdad? Tútambién tienes hermanos. ¿Vas a decirme que no darías la vida por ellos?—Richard soltó el aire despacio, tomándose unos instantes como si necesitaraprocesarloqueestabaoyendo.

—Juliandijoqueestabatodopreparado,queibasamarcharteconellos.—Despuésdelaúltimaconversacióncontigo,estabadispuestaahacerlo.—¿Porquéhascambiadodeopinión?—Desdequememarchédeaquí,desdequetedijeesascosashorriblesentu

despacho,sabíaquenopodríaresistirestarseparadadeti.Mebajédelbarcoen

elúltimominuto;dehecho,creoquemispertenenciashanviajadoconellosyahora estarán en algún lugar de la Toscana. Cuando vi que el barco estaba apuntodezarpar,nopudesoportarlo.Nopodíaponeresadistanciaentrenosotros.—La única respuesta de su marido fue negar con la cabeza lentamente—.Cuando me secuestraron, en lo único que podía pensar era en las últimaspalabrasquetehabíadicho.Puedequenofueraselchicoalquehabíaplaneadobesar, pero jamás lo he considerado un error.De hecho, creo que es lo únicoacertadoquehehechoenmivida.Siquieresquememarche, si realmentemipresencia se te hace tan insoportable, lo haré. Peromi decisión es esta: estarjuntoati.Teamo,Richard,y,aunquemeobliguesaalejarme,seguiréamándote.

Dos lágrimas solitarias resbalaron por sus mejillas ante el silencio de suesposo, que se limitaba amirarla como si aun no pudiera creer que estuvieradelantedeél.Duranteunossegundosinterminablessolohubosilencioentrelosdos.

—Elisabeth,suéltameporfavor.—Suvozeraapenasunsusurroroncoy,traslimpiarselaslágrimas,asintiótotalmentedesoladasintiendoquehabíaperdidolabatalla.

Seinclinóunpocohacíadelanteytiróconsuavidaddelascintasqueatabansusmuñecashastaquequedólibredeataduras.Selehizounnudoenlagargantaalveresegestosimbólicotanparecidoaloqueestabasucediendoensupropiavida,comosisumatrimonioyloslazosquelosuníanpudierandisolverseenlanadaconlamismafacilidad.

Elisabethdecidióquesemarcharíaesamismanoche,quenopodríasoportarpasarniunsolominutobajoelmismotechoqueél,tancercay,sinembargo,conunabismo insoportable entre ellos.Pero, antesdequepudiera separarsede sucuerpo, Richard se incorporó y sus manos acunaron su cara, evitando que seretirara.Duranteuninstanteinterminable,suslabiossedeslizaronconlamismasuavidad que una pluma sobre susmejillas, por el contorno de su cara, hastallegarasubocayrozarlaconternura,comosiquisieraaprendérseladememoria.Sus dedos acariciaron el borde de sumandíbula, sus cejas, sus pómulos hastabajar por su cuello, queriendo absorber toda su belleza, sabiendo que eraimposiblerechazartodoloqueellaleofrecía.

—Yotambiénhedecidido.—Elisabeth,totalmenteinmóvil,cerrólosojosy

unalágrimasolitariaresbalóporsucara.Richardsiguiósurastroconloslabios—.Hedecididoquenohabrámáslágrimas,nimásdolor.Decidoestarjuntoati,decidoamarte,decidohacertodoloqueestéenmimanoparalograrquesigasamándome.Midecisiónerestú.

Elisabeth le echó los brazos al cuello pegándose más a su cuerpo y sefundieronenunbesotanintensoquelesrobóelaliento,unbesocargadodetodalafuerzaquelosarrastrabaylosatraía.

—Cuando te fuiste, me empeñé en odiarte, en recordar cada uno de tusdefectos,peromefueimposibleencontrarningunoquedisminuyeraniunápiceloquesiento.Ycuandosupequeestabasenpeligro,Diosmío,Elisabeth,noteimaginasloaterrorizadoqueestaba.Nopodíaperdonarmenohaberhechonadapararetenerteamilado.

—¡Eh,yonotengodefectos!!—bromeóella.—Creoquetengounalistaguardadaenalgunaparte,cuandolleguéalpunto

treintaycincodecidídejarlo.Richard rodóconella sobre la camaentre risas.AntesdequeElisabeth se

dieracuenta,yasehabíadeshechodesubata,enredandosuscuerposdesnudosenunabrazocapazdereconstruircadaunadesuspartesrotas,formandountodomuchomásfuerteyeterno.

Nopodíadejardemirarla,debesarla,deacariciarlatemiendoquetodofueraunespejismo,elecodeunsueñoquedesapareceríacon lasprimeras lucesdelamanecer.Peroellalerepitióunayotravezcuantoloamaba,recordándoleconsuslabiosysucalidezqueerareal,vivaeimperfecta,yqueerasuya,deigualmaneraqueélerasuyotambién.

—He de reconocer que estoy un poco decepcionado con todo esto—dijomientraslemordisqueabaelcuelloarrancándoleungritito.

—¿Porqué?¿Quéhehechomal?—Unavezmedijistequequeríasatarmeparahacermecosas terriblemente

lascivas e inapropiadas—continuómordisqueándole un hombro con suavidadhaciéndolareír.Sesituósobreellayresultómásqueevidentequeambosestabandesobrapreparadosyansiososporsellaraquelladeclaracióndeamoruniendosuscuerpos.

—¿Quétipodecosas?—nopudoevitarjadearcuandoéllapenetróconun

movimientointensomientrasellasearqueabacontrasucuerpo.—Cosasindecentes,cosasquetienenqueverconpiel,lujuria.—Lavozde

Richard enronquecida por el placer la excitaba casi tanto como sus caricias.Ambosjadearonsinpoderevitarloarrolladosporlapotenciadeloquesentían,porelpoderdesudeseo,desuamor—.Creíquenomesoltaríastanpronto.

—Volveréaatarte.—Élvolvióaentrarenellaconmásintensidad—.Ynotesoltaréjamás…

—Jamás.Sus cuerpos se entregaron y sus almas se rindieron hasta que no hicieron

falta más palabras para expresar lo que sentían, hasta que, exhaustos ysatisfechosdescansaronentrelazadosincapacesdealejarseelunodelotro.

—No permitiré que me sueltes, Elisabeth. Y dudo que necesites ningunacuerdaparaatarmeati,atucama,atucorazón.

Elisabethasintióyesbozó la sonrisamásdulcey limpiaqueélhabíavistonuncayqueinundósupechoconunasensacióndistintaatodoloquesehabíapermitidosentiralgunavez.Unasensaciónquenoestabadispuestoaalejardesuvida.

—Pero ese, ese será nuestro secreto —susurró Richard devolviéndole lasonrisaybesándolaconternura.

—Seránuestrosecreto,miamor—susurróella.

Epílogo—Yo también apuesto a que traerás a este mundo dos nuevos guerreros

Greenwood en lugar de uno —opinó Marian mientras le guiñaba un ojo sucuñada. Durante las reuniones familiares el tema preferido era especular siElisabethestabaonoembarazadademellizos,aunque,segúnlossíntomas,todoparecíaindicarquesí—.Puedequedoshermosasniñitasrubias,comovosotras.

—O dos caballeros morenos y arrebatadores como todos los varonesGreenwood—comentóAndrew.

Carolinepusolosojosenblancoantelasonrisaarrogantedesuhermano.Enrespuesta como si estuvieran dándole la razón a su tío, un movimiento en elinteriordelaabultadatripitadeElisabethprovocóquedieraunrespingoensuasiento.Seacariciósuredondabarrigaysonrióasumarido.Richard,apoyadoenelreposabrazosdesusilla,mirócomprensivoyencantadoasumujerylediouncariñosobesoenlacoronilla.

—Bueno,yaquedamuypocoparaaveriguarlo.Seaunbebé,doso tres, loimportanteesquetodosalgabien.

Elisabethcogiósumanoylaapretóentrelassuyas.Nopodíaevitarponersemásymásnerviosaamedidaqueseacercabaeldíadedaraluzy,despuésdehaberayudadoasucuñadaMarianatraeralmundoasuhija,teníabastanteclaroloqueleesperaba.Pensarquetuvieraquevivirloporpartidadoble,laaterrabaysepreguntabacómosumadre,pocoinclinadaalsacrificio,habíasoportadoesetrance, aunquepuedequepor eso, tras nacerMaysie y ella, nohubiera tenidomáshijos.

Sesentíapreparadaparaloqueseríaeldíamásfelizdesuvida.Porfintodosehabíaalineadoparaquelafelicidadfuesecompleta.SuvidaconRicharderasimplemente maravillosa, excitante, llena de complicidad, de amor, deestabilidad, y ambos esperaban ansiosos y emocionados la llegadadel bebéo,comotodossospechaban,losbebes.

Además,losmarquesesdeLangdonhabíanvueltodesuviajeporEuropay,apenas se habían establecido en su nuevamansión, al otro lado del lago quecruzabaGreenwood,habíandescubiertoqueprontoledaríanunhermanitoasuhijaAura,quenopodíaestarmásfeliz.

Eleonorasonriócomprensivayderivólaconversaciónhaciaotrosderroteros,enesecasolasactividadesprogramadasparaeldíasiguiente.LamatriarcadelosGreenwood adoraba la Navidad, sobretodo, ese año que la mansión estabarepletadeparejasenamoradasyniñosalegresytraviesoshaciendodelassuyas.

GreenwoodHall bullíade actividad con la llegadade los invitadospara laocasión,ytodoscoincidíanqueestavezlaanfitrionasehabíasuperadoconlospreparativos. Lamansión estaba preciosa, cada rincón decorado con un gustoexquisito,ylacomidaylasactividadesplanificadasconesmero.

Caroline, por supuesto, se alegraba por la felicidad de todos ellos; sobretodo, por sus hermanos que difícilmente podían quitar la sonrisa de su bocamientras miraban a sus esposas. Pero no podía evitar en algunos momentossentirse fuera de lugar, como si todos hubieran madurado y ella se hubieraquedadoatrapadaenelmundoirrealdelosbailes,lasveladasylosinnumerablespretendientesquenuncaresultabanserlapersonacorrecta.

Quizáporesosumadrehabíainvitadoparalasfiestasnavideñas,ademásdea los amigos más cercanos de la familia, a varios de los jóvenes que solíanagasajarlaenLondres,entreellossirArthurNate.

Nateeraunjovendefísicoagradable,aunquenoexcesivamenteatractivo,demodales impecables, aunque no excesivamente amables, futuro vizconde yprocedente deuna familia de rancio abolengo, casi tan rancio como supropiocarácter.Unserestricto,gazmoñoypuritanoqueseatrevíaajuzgarduramenteatodo aquel que se saliera un pocodel caminode lo que él considerabamoral.CarolinenosupoenquémomentoyporquérazónNatesehabíaconvertidoensuprincipalcandidato,perotodos,incluidoelpropioArthur,dabanporsentadoque el compromiso era inminente. Ella, simplemente, había aceptado supresenciasinmás,aunqueleresultabadifícilimaginarsejuntoaunhombrequejamássonreía,quelaamonestabaconlamiradacuandolevantabaunpocolavozoque considerabaunaordinariez reírse enpúblico.Alguien tandecorosoque,probablemente, rezaría tres avemarías si llegaba a rozarle la mano por error.Alguiengris.

No le apetecía gastar energías en formarse una opinión, ni darle másimportancia de la debida a su presencia, pero, tarde o temprano, tendría queespantarlo como a los demás, y Nate pasaría a engrosar la generosa lista de

candidatos despechados por ella. Tras la cena, las conversaciones femeninasgirarondenuevoen tornoa lasbondadesde lamaternidady lasocurrenciasytravesurasdelosniños,porloqueCarolineseescabullóparadarunpaseoporlos jardines. Se envolvió en su echarpe de lana y paseó por los intrincadoscaminosdegravahastallegaraunadelasterrazasdeljardín,parándosejuntoalafuentequelapresidía.Suspiróysualientosetransformóenunanubeblancade vapormientras observaba la luz temblorosa de las estrellas en el frío cielodespejado.

—Tu casto pretendiente se escandalizará terriblemente si descubre que tededicasapasearsolaporlosjardines.—CarolinesesobresaltóalescucharlavozdeThomasSheperdasusespaldas.Sevolvióparavercomoseacercabahastaellaconlasmanosenlosbolsillosysumiradaazultanintensaeinsolentecomosiempre—.Suertequelafuenteestáadornadaconunpardeinocentespececillosynoconesaspecaminosasylascivasestatuasdepiedraquetantodetesta.

Nate se había pasado la mayor parte de la cena despotricando contra unaexposición de estatuas griegas por considerarlas llenas de una carnalidadexplícita, porque mostrarlas en público resultaba obsceno y totalmenteinapropiado,sobretodo,aojosdeldébilgénerofemenino.

—Sondelfines,no«pececillos».Ynoesmipretendiente.Ytampocoesqueesoseadetuincumbencia.

—Tranquila,novoyaponermecelosoporqueal finhayasencontradoa tupríncipeenamorado.Mealegroporti.¿Oacasopiensaspisotearsucorazóncontusescarpinesdebaile,comohashechocontodoslosdemás?

Caroline,depronto,habíaolvidadoel fríode lanochey lo inapropiadodeestarallíasolasconél.Solopodíaconcentrarseenlossentimientosvisceralesycontradictoriosquesiempredespertabaenella.

Yél,encambio,solopodíaconcentrarseenelcolorrosadoqueelairefríoledabaasusmejillasylapuntadesuinsolentenariz,yenel tonooscurodesuslabios,quesemoríaporbesardenuevo.

Por costumbre o por supervivencia o porque sabía que era una temeridadhaberlaseguidohastaallí,continuóprovocándolacomosiempre.Eramuchomássegurosentirseodiadoporellaquedeseado.

Aunquepuedequeestaveznolesresultasetansencillomantenerlotodobajo

control.

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