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La Segunda Guerra Mundial: “Operación Feuerland” Benjamín Tugender

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Operación FeuerlandEscape de Adolf Hitler a la Argentinha

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La Segunda Guerra Mundial:

“Operación Feuerland”

Benjamín Tugender

ÍNDICE:

Prólogo. Introducción. Capítulo 1: La Segunda Guerra Mundial. Capítulo 2: El Nacionalsocialismo Alemán y Adolf Hitler. Capítulo 3: El Comportamiento de Argentina Durante La Guerra. Capítulo 4: “La Gran Verdad” “Operación Feuerland” Capítulo 5: El Nazismo En La Actualidad. Capítulo 6: Conclusión.

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A mi abuelo Julio.-

Mi gran incentivo en la investigación de la historia

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Prólogo:

Aquí me encuentro escribiendo la primer página de lo que trataré que sea una tesis que logre quitar dudas acerca los acontecimientos ocurridos entre los años (1939-1945) con fin de dejar constancia y dar un punto de vista propio y personal acerca de la segunda guerra mundial, Los Nazis, Hitler, el comportamiento de Argentina a nivel económico, social y político, el desarrollo y desestructuración de naciones durante este período crítico para la humanidad, sobre todo en Europa, donde acabó con millones de vidas inocentes. Creemos que fue el Nazismo, creemos que fue el humano y su maldad; o que lo que fue, no fue bueno. Desbastó naciones, ciudades, poblaciones. Destruyó todo lo que tuvo a su alcance, pero lo que no admitimos es que nosotros mismos lo hicimos, lo permitimos, lo dejamos y lo conseguimos. No olvidemos que él, como otros llegaron al poder mediante el voto, quizás tardaron, pero llegaron y nosotros lo permitimos. Somos sedentarios, nos adaptamos a las condiciones. A veces demasiado, creo. Vivimos y morimos, tratando de dejar un legado a nuestro porte. Somos insignificantes, pero a la vez poderosos. Somos dominados o dominamos. Forjamos el futuro, el presente y pasado, como queremos, y como quisimos.

Cuando se encuentren leyendo este prólogo dirán que esta introducción no tiene que ver al tema, pero muchas veces la filosofía está más cerca de una respuesta que la misma respuesta de hecho. Para muchos leer teorías es hablar de “cuentos mentirosos”, hechos inventados por un ser que trata de cambiar la historia inventando. La respuesta es que no hay certeza ni a lo que nosotros consideramos la verdadera certeza. Hay respuestas. Solo hay respuestas. A mí que hoy me encuentro escribiendo estas páginas, creo que las tengo. Lo hago con convicción, con visión y tristeza; porque si a mis antepasados nunca debían haberse fugados de Europa por la segunda guerra y el nacismo, tal vez hoy sería europeo. Tal vez no hubiera nacido, o tal vez otro hecho hubiera sucedido. No vengo a generar más intriga, sino a presentar lo que me incumbe.

En los siguientes seis capítulos leerán sobre la segunda guerra mundial, el nazismo, Hitler, la influencia de la segunda guerra en Argentina y una conclusión personal. Creo que este corto libro es un viaje, como el que fue para mí escribirlo y atesorar esta información en sus páginas que sea mal o bien criticado lo guardare siempre conmigo. Finalmente quiero agradecer a todos por leer esto, a mis incentivos que más adelante daré a conocer. Espero que disfruten estas páginas tanto como yo lo hice.

Nos vemos al final.-

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Benjamín Tugender.

INTRODUCCIÓN:

En el siguiente documento se da a conocer los sucesos ocurridos durante los años 1939 (mil novecientos treinta y nueve) y 1945 (mil novecientos cuarenta y cinco) periodo conocido como La Segunda Guerra Mundial. Se trata de dar un marco principal a las influencias sociales, económicas y políticas dadas en Argentina transcurridas en este proceso.

Sucesos conocidos como el “Nacionalsocialismo” se dan a la vez a nivel internacional como local, además de otros puntos resaltados en los mismos aspectos semánticos, reiterándose nuevamente que cuyo fin de dar a conocer estos hechos es a nivel local, como a la vez internacional.

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ha sido una de las tragedias que ha tenido más impacto en la humanidad, quizá porque ésta misma la ocasionó.

Durante este lapso murieron millones de personas por razones que, conforme pasa el tiempo, resultan cada vez más incomprensibles. La devastación que trajo consigo tan terrible evento, alcanzó también el espíritu humano, que tardaría mucho tiempo en recuperarse.

Nos encontramos en un periodo de inestabilidad en Argentina, próximos a “La Revolución del 43”, El Gobierno de Hecho, La Ruptura de Relaciones diplomáticas y La Declaración de Guerra a Alemania y a Japón.

Pocos meses antes de la terminación del período presidencial se produjo la revolución del 4 de junio de 1943.

El presidente de la República, doctor Castillo, presentó su dimisión, asumiendo la presidencia el general Arturo Rawson. Transcurridos dos días, el general Rawson renunció a su cargo, con motivo de haberse originado una disidencia en la constitución del gabinete. Pasó a ocupar la presidencia el general Pedro Pablo Ramírez (1884-1962).

Acerca de los fines de esta revolución, informan la proclamación y otros documentos, conforme a los cuales las fuerzas armadas observan las actividades de las autoridades superiores de la Nación, comprobando que imperaban como sistema de venalidad y el fraude, llevándose al pueblo al escepticismo.

Se declararon intervenidas las catorce provincias y las universidades, y se separaron de sus cargos algunos magistrados del Poder Judicial.

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En el orden internacional, la Argentina había adoptado la posición de nación neutral en la Segunda Guerra Mundial, desde el mes de septiembre de 1939, aunque consideraba como no beligerante a los Estados Unidos de América, de acuerdo con las cláusulas de las conferencias de La Habana y Río de Janeiro. Pero esta neutralidad había sido violada por agentes de Alemania y Japón, hasta llegar a comprobarse que se desarrollan actividades al servicio de espionaje.

Fundado en tales antecedentes, el gobierno declaró rotas las relaciones diplomáticas con las naciones del Eje, Alemania y Japón el 26 de enero de 1944. Un mes después el presidente Ramírez delegó el mando en el Vicepresidente general Edelmiro J. Farrell y luego renunció al cargo.

Argentina fue invitada a adherirse al acta final de la conferencia americana reunida en México, hacia el mes de marzo de 1945, y a fin de identificar la política exterior con las demás repúblicas americanas, declaró el estado de guerra a Japón y Alemania.

Nuestra patria participó en las deliberaciones de las Naciones Unidas, reunidas en San Francisco, Estados Unidos, y luego en Londres, Inglaterra.

Se acaba de dar a conocer algunos de los acontecimientos más importantes durante el transcurso de la Segunda Guerra. Si nos detendríamos un poco más detalladamente en cada punto podríamos llegar a encontrar diferenciación y similitud en varios puntos, tanto sociales, políticos, como económicos, que se desarrollasen en perfeccionamiento.

Dando los fundamentos de investigación y material a trabajar, se comienza así este planteo sistemático de “Las influencias de la Segunda Guerra Mundial en Argentina”.

El contenido de este documento está dado con razones de informar y dar conocimiento de los principales sucesos ocurridos durante el período oscuro de la Segunda Guerra Mundial en Argentina, un país que se comportó de una forma neutral si lo vemos desde una forma directa, pero a mayor análisis vemos que a nivel socio-político se dan hechos de “Nazismo” en Argentina con todo lo que eso implica. Refugiando prófugos de origen alemán, participes de la alianza creada por Adolf Hitler denominada la “SS”, concluyendo se dará a conocer la verdad de: ¿Qué fue lo que pasó?, ¿Cómo?, ¿Por qué? Y ¿Cuándo?-.Acotaciones de historiadores, personal de prensa, y demás entes relacionados con el tema se dan en este material escrito por Benjamín Tugender, se tratará de desafiar a la historia que nos inventaron y que por tantos años se guardó. Planteándose el principio de “La Teoría de la Conspiración Nazi-Peronista”.

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Tugender, con demás historiadores como Cravino, Benítez y Zerbi nos traen la primera redacción no autorizada de la verdadera historia del “Nacionalsocialismo” relacionado al “Peronismo Argentino” y sus influencias.

Capítulo 1: La Segunda Guerra Mundial.

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados de la Segunda Guerra Mundial y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme repercusión histórica que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad, con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.

El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar un gran imperio en Europa, que produjo la inmediata declaración de guerra de Francia y la mayor parte de los países del Imperio británico y la Commonwealth al Tercer Reich. Desde finales de 1939 hasta inicios de 1941, merced a una serie de fulgurantes campañas militares y la firma de tratados, Alemania conquistó o sometió gran parte de la Europa continental. En virtud de los acuerdos firmados entre los nazis y los soviéticos, la nominalmente neutral Unión Soviética ocupó o se anexionó territorios de las seis naciones vecinas con las que compartía frontera en el oeste. El Reino Unido y la Commonwealth se mantuvieron como la única gran fuerza capaz de combatir contra las Potencias del Eje en el Norte de África y en una extensa guerra naval. En junio de 1941 las potencias europeas del Eje comenzaron la invasión de la Unión Soviética, dando así inicio a la más extensa operación de guerra terrestre de la Historia, donde desde ese momento se empleó la mayor parte del poder militar del Eje. En diciembre de 1941 el Imperio del Japón, que había estado en guerra con China desde 1937 y pretendía expandir sus dominios en Asia, atacó a los Estados Unidos y a las posesiones europeas en el océano Pacífico, conquistando rápidamente gran parte de la región.

El avance de las fuerzas del Eje fue detenido por los Aliados en 1942 tras la derrota de Japón en varias batallas navales y de las

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tropas europeas del Eje en el Norte de África y en la decisiva batalla de Stalingrado. En 1943, como consecuencia de los diversos reveses de los alemanes en Europa del Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los Estados Unidos en el Pacífico, el Eje perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada estratégica en todos los frentes. En 1944 los aliados occidentales invadieron Francia, al mismo tiempo que la Unión Soviética recuperó las pérdidas territoriales e invadía Alemania y sus aliados.

La guerra en Europa terminó con la captura de Berlín por tropas soviéticas y polacas y la consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. La Armada Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados Unidos y la invasión del archipiélago japonés se hizo inminente. Tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos y la invasión soviética de Manchuria, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de 1945 cuando Japón aceptó la rendición incondicional.

La guerra acabó con una victoria total de los Aliados sobre el Eje en 1945. La Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del mundo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada tras la conflagración para fomentar la cooperación internacional y prevenir futuros conflictos. La Unión Soviética y los Estados Unidos se alzaron como superpotencias rivales, estableciéndose el escenario para la Guerra Fría, que se prolongó por los siguientes 46 años. Al mismo tiempo declinó la influencia de las grandes potencias europeas, materializado en el inicio de la descolonización de Asia y África. La mayoría de los países cuyas industrias habían sido dañadas iniciaron la recuperación económica, mientras que la integración política, especialmente en Europa, emergió como un esfuerzo para establecer las relaciones de posguerra.

Antecedentes:

Las causas bélicas del estallido de la Segunda Guerra Mundial son, en Occidente, la invasión de Polonia por las tropas alemanas y, en Oriente, la invasión japonesa de China, las colonias británicas, neerlandesas y posteriormente el ataque a Pearl Harbor.

La Segunda Guerra Mundial estalló después de que estas acciones agresivas recibieran como respuesta una declaración de guerra, la resistencia armada o ambas, por parte de los países agredidos y aquellos con los que mantenían tratados. En un primer momento, los países aliados estaban formados tan solo por Polonia, Reino Unido y Francia, mientras que las fuerzas del Eje las constituían únicamente Alemania e Italia en una alianza llamada el Pacto de Acero.

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A medida que la guerra progresó, los países que iban entrando en la misma (por ser atacados o tener tratados con los países agredidos) se alinearon en uno de los dos bandos, dependiendo de cada situación. Ese fue el caso de los Estados Unidos y la URSS, atacados respectivamente por Japón y Alemania. Algunos países, como Hungría (o Italia), cambiaron sus alianzas en las fases finales de la guerra.

Antecedentes inmediatos

En 1933, el dictador nazi Adolfo Hitler llegó al poder en Alemania y poco después empezó a violar el Tratado de Versalles de 1919. Reactivó su industria militar, reorganizó sus fuerzas armadas. En 1938 se anexó Austria e invadió Checoslovaquia. Mientras tanto Italia invadió Etiopía y conquistó Albania.

ESTALLIDO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (RESUMEN)

Resumen del estallido de la Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial estalló el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania invadió Polonia usando la "blitzkrieg", es decir una guerra relámpago con rápidos movimientos de los blindados y el uso de su máxima potencia de fuego. Entonces, Inglaterra y Francia lanzaron un ultimátum a Alemania exigiendo que su retiro de Polonia, pero los alemanes continuaron avanzando destruyendo las débiles defensas polacas. El 8 de setiembre iniciaron el asedio de su capital Varsovia y el día 28 la tomaron completamente. Esto provocó que Inglaterra, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Canadá le declaren la guerra a Alemania.

Mientras tanto, el 17 de setiembre de 1939, Unión Soviética invadió la parte oriental de Polonia con el argumento de proteger a los ucranianos y bielorrusos que vivían en esa zona. En realidad, soviéticos y alemanes ya habían decidido repartirse Polonia con la firma del Pacto Ribbentrop-Mólotov del 23 de agosto de 1939.

Hechos principales:

En los meses siguientes Alemania invadió Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda. En junio de 1940 cayó París, la capital de Francia. En agosto del mismo año la aviación alemana bombardeó Londres sin misericordia, pero no logró la rendición de Inglaterra.

Alentado por los avances alemanes, el dictador italiano Benito Mussolini envió tropas a invadir Grecia y Egipto, pero fueron derrotadas. Esto obligó a Hitler a enviar ayuda para controlar los Balcanes y el norte de África. Estas fuerzas fueron vencidas por

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los aliados en la Batalla de El Alameín (julio de 1942) y huyeron a Italia, donde también fueron derrotados.

En junio de 1941, Hitler ordenó la invasión a la Unión Soviética. Sus fuerzas avanzaron hacia Moscú, pero estando muy cerca tuvieron que retroceder por el contraataque ruso y la llegada del invierno. Finalmente fueron aplastados por los soviéticos en la gran Batalla de Stalingrado (junio de 1942 – febrero de 1943). Mientras tanto los nazis aplicaban una política de exterminio contra los judíos (Solución final) en crueles campos de concentración como el de Auschwitz (Polonia).

En el Océano Pacífico los japoneses realizaron el bombardeo de Pearl Harbor en diciembre de 1941, provocando el ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. La ofensiva japonesa la llevó a conquistar China, el Sudeste Asiático y casi todas las islas del Pacífico. Pero a partir de la victoria estadounidense en el Batalla de Midway (junio de 1942) los japoneses empezaron a perder posiciones.

Fin de la guerra:

En junio de 1944 los aliados iniciaron una gran contraofensiva con el Desembarco de Normandía, obligando a los alemanes a replegarse hacia su país. En agosto fue liberada París y en febrero de 1945 toda Francia quedó libre de alemanes. Los aliados invadieron Alemania en marzo, pero los soviéticos llegaron primero a Berlín (25 de abril de 1945). Hitler se suicidó el 30 de abril. El 9 de mayo de 1945 el mariscal alemán Wilhelm Keitel firmó la rendición de su país en Berlín.

El 6 y 9 de agosto Estados Unidos arrojó bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, lo que aceleró la rendición del emperador Hirohito el 2 de setiembre de 1945.

Consecuencias:

Las principales fueron la desaparición de los regímenes fascistas en Italia y Alemania, el fin del imperialismo japonés, la creación de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y el predominio de Estados Unidos y la Unión Soviética. Además, la muerte de cerca de 50 millones de personas, el desplazamiento de millones de civiles y la destrucción de cientos de ciudades y puertos de Europa, Asia y Oceanía.

A continuación se muestran imágenes de estrategias de guerra utilizadas por los alemanes durante el año 1943. Implementadas y diseñadas por el mismo Adolf Hitler en persona.

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Capítulo 2: El Nacionalsocialismo Alemán y Adolf Hitler.

Adolf Hitler dirigió el Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán desde 1921. Era un partido nacionalista, antisemita y totalmente contrario al Tratado de Versalles. En 1923, durante una corta estancia en la cárcel, Hitler escribió el libro que resume su ideología Mein Kampf (Mi Lucha).

La crisis de 1929 y su brutal repercusión en Alemania permitieron que Hitler se ganara el apoyo del gran capital alemán y amplios grupos de la población. En 1933 fue nombrado canciller e inmediatamente acabó con la democracia alemana, proclamándose Führer (líder, jefe).

Inmediatamente prohibió los partidos, eliminó cualquier tipo de libertad y organizó de forma brutal la persecución de sus adversarios. Los grupos paramilitares del partido nazi, las SA y las SS, y la policía secreta, la Gestapo, organizaron un verdadero régimen de terror.

Al igual que el fascismo italiano, el nazismo implantó el control estatal de la economía, enfocándola hacia el rearme, y se lanzó a una política expansionista, a la que añadió una brutal política racista.

Movimiento Revolucionario Conservador:

El Movimiento Revolucionario Conservador (Konservative

Revolution en alemán) fue un movimiento del

conservadurismo nacionalista alemán en los años que siguieron

a la Primera Guerra Mundial. La escuela de

pensamiento revolucionario conservador abogó por un

conservadurismo y nacionalismo “nuevo”, que fuera específicamente

alemán, o, más específicamente, prusiano.

Al igual que otros movimientos conservadores en el mismo

período, trataron de poner fin a la creciente marea del

comunismo, proponiendo su propia versión de “socialismo

conservador”, basado en el “cristianismo aplicado” o

“socialismo de estado” bismarckiano (ver Estado social).

Los revolucionarios conservadores basaron sus ideas sobre

una concepción orgánica de la sociedad, en lugar

de la materialista, en la calidad y no la cantidad, sobre

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el “Volksgemeinschaft” (“comunidad popular”- ver

Völkisch) en lugar de la lucha de clases y la oclocracia.

Los ideólogos de la escuela produjeron una profusión de

literatura nacionalista radical que consistió en diarios y

obras de ficción de guerra, periodismo político, mani-

fiestos y tratados filosóficos esbozando sus ideas para la

transformación de la vida cultural y política alemana. In-

fluidos por las visiones de Oswald Spengler, se sienten indignados

por el liberalismo; el igualitarismo y la cultura

comercial de la civilización industrial, urbana, abogando

consecuentemente por la destrucción de la democracia y

el orden liberal, por la fuerza, si fuera necesario, por lo

que algunos miembros de esta escuela apoyaban la creación

de un Tercer Imperio Alemán -término que fue,

junto a otros de la escuela, posteriormente utilizado por

Hitler, ver Tercer Reich. El movimiento tuvo una gran

influencia entre muchos de los jóvenes más talentosos de

Alemania, sectores académicos, la aristocracia y sectores

altos de las clases medias. (básicamente, la clase de los

Junkers)

Los revolucionarios conservadores, muchos de ellos nacidos

en la última década del siglo XIX, siendo básicamente

formados por sus experiencias de la Primera Guerra

Mundial. La guerra y la Revolución alemana de 1918-9

eran para ellos una ruptura con el pasado, que los dejó

muy desilusionado. En primer lugar, la experiencia de los

horrores de la guerra de trincheras, la suciedad, el hambre,

la obliteración y reemplazo del heroísmo con el esfuerzo

para mantenerse con vida en un campo de batalla

de muertes al azar. Tuvieron también -después de la

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guerra- que entendérselas con el desempleo, sentimiento

de derrota, acusaciones de atrocidades durante la guerra

misma y la Dolchstoßlegende (“leyenda de la puñalada

por la espalda”, de acuerdo a la cual habían sido traicionados

por sus mismos compatriotas). Llegan así a sentir

que no había sentido en esa esa guerra, o en la vida misma,

que ellos eran “como una marioneta que tiene que

bailar para el entretenimiento de los espíritus demoníacos

del mal”. Atraídos por ideas nihilistas buscan recrear

la “camaradería de soldados de primera línea”, dando así

un sentido a su experiencias.

El término “Revolución Conservadora” es anterior a la

Primera Guerra Mundial, pero la influencia de escritores

tales como Ernst Von Salomon y Ernst Jünger y los

teóricos políticos Carl Schmitt y Edgar Julius Jung fueron

instrumentales en su transformación a un movimiento

político reconocido durante la República de Weimar,

expresándose a través de figuras del establecimiento polí-

tico legal tales como Ernst Forsthoff, Kurt von Schleicher

y Franz von Papen.

En el ámbito político administrativo, Ernst Forsthoff postula

-a partir del comienzo de la República de Weimarque

la solución a los problemas alemanes está en una nueva

forma de organizar al Estado, en la cual los individuos

están subordinados ya sea al “Estado absoluto” o al

“Volk”, bajo la dirección de un “Líder” o Führer.

Julius Jung -quien se inspiró en el fascismo- promovió

una versión de la nación como una entidad ecológica singular;

atacando el individualismo mientras promovía el

militarismo y la guerra, proponiendo la “movilización total”

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de los recursos humanos e industriales a fin de fomentar

la capacidad productiva de la “modernidad” -concepto

similar al “futurismo” del fascismo italiano.[2] Para Julius

Jung , el objetivo de los conservadores revolucionarios

debe ser una dictadura, con la intención de “despolitizar

a las masas y excluirlas de la dirección del Estado”[3]

Schmitt, por su parte, ha llegado a ser percibido como

el principal ideólogo político del conservadurismo radical,

extremo o reaccionario actual, percepción basada en

una crítica profunda a la democracia, el liberalismo y

concepciones igualitarias, crítica que -se ha afirmado- es

ignorada a riesgo de permitir su reflorecimiento.[4] Schmitt

se presenta como defensor de visiones cristianas del

cuerpo político, promoviendo una visión de la función

del Estado como siendo la identificación y lucha contra

o represión de “el enemigo”, ya sea externo o, especialmente,

interno (y afirmando que en el caso concreto de

Alemania el enemigo interno y externo es el judío). Schmitt

y sus admiradores afirman que él se mantuvo alejado

del nacionalsocialismo. Pero cabe notar que Schmitt fue

miembro del Partido Nacionalsocialista a partir de 1932,

que en 1934 justificó los asesinatos de la noche de los

CITAS Y REFERENCIAS

cuchillos largos como la “forma más alta del derecho administrativa”

y que su crítica al nacionalsocialismo fue

no tanto en su carácter antidemocrático o inmoral, sino

en que este era demasiado vulgar.

Después de 1933 algunos de los proponentes del movimiento

revolucionario conservador fueron vigilados,

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reprimidos y enviados a campos de concentración por

los nacionalsocialistas, principalmente por las SS de

Himmler, un caso representativo es el de Ernst von Salomon,

perseguido por tener una esposa de origen judío.

Algunos conservadores revolucionarios apoyaron la

dictadura, habían promovido y estaban contentos con

la supresión de la democracia, sin embargo criticaban

y se oponían a los aspectos más “progresistas” del

Nacionalsocialismo, otros simplemente nunca apoyaron

al régimen nacionalsocialista ni sus medios, por ejemplo

Ernst Niekisch o Von Salomon. Así, por ejemplo,

Julius Jung -quien escribía los discursos de von

Papen- denunciaba “el liberalismo y democratismo” de

los nacionalsocialistas, y organizó una conspiración a fin

de derrocar el régimen de Hitler, por lo que fue asesinado

-junto a von Schleicher- en la noche de los cuchillos

largos.

Otros miembros y personajes cercanos al movimiento revolucionario

conservador se hundieron en el anonimato,

algunos -tales como Schmitt y Konstantin von Neurathingresaron

al Partido Nacionalsocialista o -como von Papen

y Forsthoff- fueron perseguidos por Hitler, otros como

Niekisch fueron enviados a campos de concentración.

Algunos otros -como Junger- permanecieron o se reintegraron

en el Reichswehr y más tarde la Wehrmacht, desde

donde, posteriormente, conspiró en los niveles inferiores

del fallido Atentado del 20 de julio de 1944, para asesinar

a Hitler por medio de una bomba.

Posteriormente, el movimiento fue muy criticado, por haber

sido fundamental en la creación de una cultura polí-

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tica o zeitgeist que contribuyó a la difusión de las ideas

que facilitaron la aparición y aceptación de las ideas socio

políticas del nacionalsocialismo. Sin embargo, algunos de

sus miembros y las percepciones continuaron teniendo in-

fluencia no solo en la Alemania de postguerra,[6][7] sino

en desarrollos políticos incluso en el presente en otros

países.

Personajes que influyeron la percepción

• Arthur Moeller van den Bruck

• Ernst Von Salomon

• Stefan George

• Hugo von Hofmannsthal

• Oswald Spengler

• Othmar Spann

• Hans Freyer

• Werner Sombart

• Carl Schmitt

• Thomas Mann (temporalmente)

• Ernst H. Kantorowicz

Adolf Hitler:

Adolf Hitler[lower-alpha 1](Braunau am Inn, 20 de abril

de 1889-Berlín, 30 de abril de 1945) fue el Führer

—presidente— y canciller de Alemania entre 1933 y

1945. Llevó al poder al Partido Nacionalsocialista Obrero

Alemán o Partido Nazi,[lower-alpha 2] y lideró un régimen

totalitario durante el periodo conocido como Tercer

Reich o Alemania nazi. Además, fue quien dirigió a Alemania

durante la Segunda Guerra Mundial, iniciada por

él con el propósito principal de cumplir sus planes expansionistas

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en Europa.

Hitler se afilió al Partido Obrero Alemán, precursor del

Partido Nazi, en 1919, y se convirtió en líder de este en

1921. En 1923, tras el pronunciamiento en la cervecería

Bürgerbräukeller de Múnich, Hitler intentó una insurrección,

conocida como el Putsch de Múnich, tras cuyo

fracaso fue condenado a cinco años de prisión. Durante

su estancia en la cárcel redactó la primera parte de su libro

Mi lucha (en alemán, Mein Kampf), en el cual expone

su ideología junto con elementos autobiográficos. Liberado

ocho meses después, en 1924, Hitler consiguió obtener

creciente apoyo popular mediante la exaltación del

pangermanismo, el antisemitismo y el anticomunismo,

sirviéndose de su talento oratorio apoyado por la eficiente

propaganda nazi y las concentraciones de masas cargadas

de simbolismo.

Fue nombrado canciller imperial (Reichskanzler) en

enero de 1933 y, un año después, a la muerte del presidente

Paul von Hindenburg, se autoproclamó Führer,

asumiendo así el mando supremo del Estado germano.

Transformó la República de Weimar en el Tercer Reich y

gobernó con un partido único basado en el totalitarismo

y la autocracia de la ideología nazi.

El objetivo de Hitler era establecer un Nuevo Orden basado

en la absoluta hegemonía de la Alemania nazi en el

continente europeo. Su política exterior e interior tenía

el objetivo de apoderarse de Lebensraum (‘espacio vital’)

para los pueblos germánicos. Promovió el rearme de Alemania

y tras la invasión de Polonia por la Wehrmacht el 1

de septiembre de 1939, se inició la Segunda Guerra Mundial.

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Con estos actos, Hitler violó el Tratado de Versalles

de 1919 que establecía las condiciones de la paz tras la

Primera Guerra Mundial.

Bajo la dirección de Hitler, las fuerzas alemanas y sus

aliados ocuparon en 1941 la mayor parte de Europa y

África del Norte. Esas ganancias territoriales decrecieron

paulatinamente después de la batalla de Stalingrado,

hasta 1945, cuando los ejércitos aliados derrotaron

al ejército alemán. Por motivos raciales, Hitler fue causa

de la muerte de diecisiete millones de personas,incluyendo

seis millones de judíos y entre medio y millón y

medio de gitanos, en lo que se denominó posteriormente

«Holocausto».

En los últimos días de la guerra, durante la batalla de Berlín

en 1945, Hitler se casó con su antigua amante, Eva

Braun. El 30 de abril de 1945 los dos se suicidaron en el

búnker de la Cancillería, para evitar ser capturados por

el Ejército Rojo; posteriormente, sus cadáveres fueron

quemados.

Política

Ascendió al poder durante un período de crisis económica,

social y política, acentuada por los efectos de

la Gran Depresión de 1929 y el descontento y frustración

popular en Alemania consecuencia de la derrota en

la Primera Guerra Mundial. A lo largo de su mandato

político utilizó la propaganda estatal y su carismática

oratoria para persuadir a las masas, enfatizando su oposición

al Tratado de Versalles de 1919, al pueblo judío, al

pacifismo y al comunismo internacional, particularmente

el soviético-bolchevique, y al mismo tiempo resaltando

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el nacionalismo alemán, el militarismo, el racismo, la

llamada preservación de la raza aria, el pangermanismo

y la anexión o recuperación armada de territorios europeos

perdidos luego de la Primera Guerra Mundial por

el Imperio Alemán. Después de reestructurar la industria

y economía y frenar en poco tiempo la inflación y

el desempleo, Hitler se ganó el apoyo popular. Rearmó

y organizó las fuerzas armadas alemanas, estableciendo

una dictadura totalitaria personal que transformó a la sociedad

alemana y eliminó su sistema democrático. Su ré-

gimen se caracterizó por la diferenciación racial, la supremacía

aria y la persecución étnico-religiosa y política.

Desde 1939, como consecuencia de la guerra, este modelo

se extendió al resto de Europa. En el plano ideológico,

Hitler asumió los planteamientos delfascismo italiano pero

con matices propios basados en las características del

nazismo y la sociedad alemana. En torno a su figura se

desarrolló un intenso culto a la personalidad.

Perseguía una agresiva política exterior expansionista para

ampliar el Lebensraum ('espacio vital') alemán al este

de Europa, y combatir una presunta conspiración internacional

entre el judaísmo, la masonería, el comunismo y

el capitalismo por parte de los gobiernos estadounidense,

inglés y soviético. Su política tenía como objetivo establecer

un Nuevo Orden (Neuordnung) en el que Alemania

PRIMEROS AÑOS

y la raza aria tendrían un papel hegemónico mundial.

Responsable del inicio de la Segunda Guerra Mundial

en Europa con la invasión de Polonia en septiembre de

1939, para 1941, período de su apogeo, sus tropas y aliados

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del Eje ocuparon la mayoría de Europa y partes de

Asia y África, pero fueron derrotadas por las potencias

Aliadas en 1945. Hacia el final de la guerra, las violentas

políticas de conquista territorial y subyugación racial

de Hitler habían causado a la muerte de entre 55 y 60

millones de personas (alrededor del 2% de la población

mundial de la época) en su mayor parte civiles, así como

un considerable grado de destrucción de ciudades europeas.

El exterminio sistemático y masivo de enemigos

políticos y personas consideradas racialmente «inferiores»

o «subhumanas», mediante la detención en una red

de campos de concentración y exterminio en Alemania y

en los territorios conquistados, llevó a la muerte a poco

más de seis millones de judíos en lo que posteriormente

en el contexto histórico se denominó el Holocausto, como

así también a homosexuales, gitanos, eslavos, discapacitados

físicos, enfermos mentales, prisioneros de guerra

soviéticos y opositores políticos a su régimen. Las estimaciones

del número de personas que perdieron la vida

como consecuencia de medidas raciales adoptadas por el

gobierno de Hitler, sus aliados del Eje, estados satélite y

colaboradores, según la mayoría de los historiadores serían

aproximadamente once o doce millones de personas,

de las cuales la mitad corresponderían al Holocausto.

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Capítulo 3: El Comportamiento De Argentina Durante La Guerra.

Acción Argentina.

Acción Argentina fue una organización creada en 1940 con el fin de promover el ingreso de Argentina a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) sumándose al bando de los Aliados. Fue disuelta por el gobierno militar de Pedro Pablo Ramírez en 1943.

Antecedentes: «neutralistas», «germanófilos» y «aliadófilos»

Argentina tenía una larga tradición «neutralista» frente a las guerras europeas, que había sido sostenida y defendida por todos los partidos políticos desde el siglo XIX. Las causas del «neutralismo» argentino son complejas, pero una de las más importantes está relacionada con la condición de proveedor de alimentos para los británicos y Europa en general. Tanto en la primera como en la segunda guerra, Gran Bretaña necesitaba garantizar el abastecimiento de alimentos (granos y carnes) a su población y a sus tropas, y ello hubiera sido imposible si Argentina no mantenía la neutralidad, ya que los barcos de carga hubieran sido los primeros en ser atacados, interrumpiendo el suministro.1 Simultáneamente, Argentina había mantenido una posición tradicionalmente reticente a la visión hegemónica del panamericanismo que había impulsado Estados Unidos desde fines del siglo XIX.

En diciembre de 1939 el gobierno argentino consultó con Gran Bretaña la posibilidad de abandonar la neutralidad y unirse a los Aliados. El gobierno británico rechazó de plano la proposición reiterando el principio: la principal contribución argentina eran los suministros y para garantizarlos era necesario mantener la neutralidad. Por entonces también Estados Unidos sostenía una posición «neutralista» consolidada por las leyes de Neutralidad de 1935-1939 y su tradicional «aislacionismo», aunque esa posición variaría radicalmente cuando sus bases militares en Asia fueron atacadas por Japón el 7 de diciembre de 1941.

Luego de Pearl Harbor, en la III Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores (Conferencia de Río de Janeiro) realizada en enero de 1942, Estados Unidos intentó que todos los países americanos lo siguieran en bloque ingresando a la guerra. Para Estados Unidos, que no resultaba afectado de ningún modo por la interrupción del comercio entre Argentina y Europa. la Segunda Guerra Mundial se le presentaba como una excelente oportunidad para terminar de imponer su hegemonía continental, tanto política (expresada en el panamericanismo) como económica y desplazar

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definitivamente a Gran Bretaña de su punto fuerte en América. Pero Argentina, a través de su canciller Enrique Ruiz Guiñazu, se opuso a la entrada en la guerra de los países americanos en bloque, frenando la propuesta estadounidense. A partir de entonces la presión norteamericana no dejaría de crecer hasta hacerse irresistible.

Frente a la guerra, la población argentina se dividía en dos grandes grupos: «aliadófilos» y «neutralistas». El primer grupo era favorable al ingreso de Argentina en la guerra en el bando aliado, mientras que el segundo sostenía que el país debía mantenerse neutral. Un tercer grupo, los «germanófilos», era francamente minoritario y ante la imposibilidad de que Argentina entrara a la guerra apoyando al Eje, solía apoyar la neutralidad confundiéndose con los neutralistas.

Tanto el presidente radical antipersonalista Roberto Ortiz (1938-1942) como el conservador Ramón Castillo (1942-1943) mantuvieron la neutralidad. Presionado por Estados Unidos el Presidente Pedro Pablo Ramírez (1943-1944) finalmente rompió relaciones diplomáticas con los países del Eje el 26 de enero de 1944, y les declaró la guerra el 27 de marzo de 1945, bajo la presidencia de Edelmiro Farrell.

Orígen:

Acción Argentina fue creada el 5 de junio de 1940 a partir de una propuesta del Partido Socialista con el fin de promover el ingreso de Argentina a la Segunda Guerra Mundial integrando el bando Aliado.

Su manifiesto inicial está encabezado por el ex presidente radical Marcelo T. de Alvear y la organización estaba dirigida por una Junta Ejecutiva Central integrada por Raúl C. Monsegur, Federico Pinedo, Jorge Bullrich, Alejandro Ceballos, Julio A. Noble, Victoria Ocampo, Emilio Ravignani, Nicolás Repetto, Mariano Villar Sáenz Peña y Juan Valmaggia. La organización creó filiales que llegaron a sumar alrededor de 300 en todo el país

Acción política:

Acción Argentina organizaba actos, propaganda, entrega de folletos e incluso espionaje de las actividades de la numerosa comunidad alemana radicada en el país.

El 25 de mayo de 1941 se realizó el Cabildo Abierto de Acción Argentina, un congreso nacional de sus filiales que sumaban en ese momento 347. Uno de las personalidades más destacadas en el Cabildo Abierto fue el General Agustín P. Justo, quien se había desempeñado como presidente hasta 1938.

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El congreso eligió una nueva Junta Ejecutiva Central, resultando presidente el demócrata progresista Julio A. Noble, vicepresidentes los socialistas Alicia Moreau de Justo y Américo Ghioldi, el conservador José Aguirre Cámara, el radical Mauricio Yadarola, y los independientes Rodolfo Fitte y Rafael Pividal.

En el acto, entre las figuras políticas destacadas participó y pronunció un vibrante discurso el ex Ministro de Relaciones Exteriores de Ortiz, José María Cantilo, quien contradictoriamente durante su gestión dictó la orden secreta para impedir el ingreso de judíos a la Argentina, considerado uno de los actos de antisemitismo más graves de la historia argentina.5

El 4 de junio de 1943 se produjo un golpe de estado que derrocó al Presidente Ramón Castillo, asumiendo finalmente el poder el General Pedro Pablo Ramírez. Una de sus primeras medidas fue ilegalizar Acción Argentina.

Capítulo 4: “la Gran Verdad” “Teoría NaziPeronista”.

“La Operación Feuerland”.

En el mediodía del trece de febrero de 1962, unos penetrantes ojos azules se cerraron por última vez, mientras un médico personal inyectaba suavemente una jeringa de morfina en el mustio brazo de un hombre que padecía una parálisis. Tres horas después, Adolf Hitler, murió pacíficamente en su cama, en un pequeño valle de la remota Argentina. ¿Ficción o realidad?

Esta investigación realizada por Benjamín Tugender, acompañada a los años de estudio del Doctor Williams, junto con además el historiador Dunstan creen que el escape de Hitler desde Berlín –La Operación Feuerland-fue meticulosamente planeada desde 1943 en adelante.

Existen numerosos testimonios y evidencia que sugiere que la operación fue un éxito y que Hitler escapó a América del Sur, donde vivió hasta su muerte real, en 1962.

Tras desclasificar material alemán, dos periodistas británicos dicen que Hitler murió en Argentina, donde vivió 17 años, tras escapar de los rusos junto a Eva Braun. Y que aquí criaron a dos hijas.

Los investigadores indicaron en el libro, de reciente aparición, que el líder nazi no se suicidó en Berlín en 1945 sino que murió de viejo en la Argentina.

El periodista británico Gerrard Williams dijo que junto al coautor de la obra, Simon Dunstan, encontraron "una abrumadora cantidad de evidencias" que indican que Hitler murió en la Argentina.

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Muchos historiadores sostienen que el dictador murió en su bunker de Berlín, pero Williams señaló que su investigación, realizada sobre documentos desclasificados recientemente, desafían esas hipótesis.

"No queremos reescribir la historia, pero la evidencia que hemos descubierto acerca del escape de Adolf Hitler es demasiado importante como para ignorarla", subrayó el autor.

El libro "Lobo gris: el escape de Adolf Hitler" señala que el Führer y su amante salieron en un vuelo de Alemania en forma secreta en abril de 1945 y viajaron hacia Argentina.

Según los autores de la investigación, se presume que Hitler vivió en la Argentina por 17 años, criando a sus dos hijas, hasta su muerte, en 1962.

En Argentina se refugiaron otros criminales nazis como Adolf Eichmann. El libro también acusa a la inteligencia estadounidense de haber sido cómplice del escape a cambio del acceso a la tecnología de guerra nazi. Tras la caída nazi en 1945, el mariscal Doenitz anunció que Hitler había "caído luchando heroicamente". Las agencias de prensa difundieron la noticia. La versión más conocida es que el Führer se suicidó con su esposa, Eva Braun, en la Cancillería.

Al otro día de la caída, un grupo especial del ejército soviético comenzó la búsqueda de Hitler y demás jerarcas nazis.

Los agentes comunistas rastrillaron la zona, reunieron las pruebas de restos humanos que hallaron en el lugar y declararon que ninguno pertenecía a él. Horas más tarde, Josef Stalin denunció que Hitler se había fugado.

Un cráneo. En 1958, poco después de la muerte de Stalin, el gobierno ruso cambió su versión y anunció que tenía la única prueba física de la muerte de Hitler: el fragmento del cráneo con un agujero de bala, supuestamente descubierto entre los restos calcinados, fue expuesto durante más de 50 años.

En 2009, hubo un giro sorprendente cuando investigadores accedieron al cráneo y realizaron pruebas de ADN y demostraron que era falsa.

Desde 1945 existen infinidad de teorías sobre una eventual fuga de Hitler en submarino hacia Argentina. También hay testimonios de avistajes en distintas partes del planeta. Un documental de History Cha-nnel se basa en documentación inédita, y plantea, sobre el análisis de documentos oficiales, la posibilidad de que huyera hacia Sudamérica, antes del fin de la guerra.

“Quien domina el pasado controla el futuro”.-

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George Orwell.

Capítulo 5: “El Nazismo en la actualidad”.

En muchos países, entre ellos la Alemania actual, está prohibido hacer apología del nazismo y hay leyes estrictas en contra del nazismo, que es considerado un delito; también está prohibido hacer apología del Holocausto o negar su existencia, práctica conocida como negacionismo.

como por ejemplo volkswagen

Literalmente “automóvil del pueblo” (Volks wagen), se trata de un proyecto aleman en la decada de los 40 en crear un carro asequible que todos los ciudadanos del pueblo aleman pudieran comprar, Totalmente avalado por Adolf Hitler.

El Nazismo sigue amenazando Europa:

El enero se cumplieron 80 años de un grave suceso de la historia mundial: Adolf Hitler se convirtió en el canciller de Alemania. A pesar de los grandes cambios ocurridos, la vacuna contra el nazismo no es permanente.

La cuestión sobre cómo una de las naciones más avanzadas y educadas de Europa picó el cebo del populismo misántropo y sucumbió a la ilusión de las soluciones fáciles sigue persiguiendo a los investigadores. Y aunque Europa ha aprendido la lección de lo ocurrido en los años 30 del siglo pasado, es probable que esta vacuna no tenga un efecto permanente.

En la base de la ideología nazi se encontraba la absolutización del nacionalismo racial en su forma más primitiva. A pesar de todos los cambios experimentados, el nacionalismo como medio de autoidentificación y estructuración del espacio político no ha desaparecido.

Por el contrario, a medida que se han borrado todas y cada una de las fronteras como efecto de la globalización, también se ha reforzado el deseo de la gente de aferrarse a algún hábito, a alguna tradición. Y la identidad nacional, que implica cierta comprensión de la historia, la cultura y la religión, se convierte en el apoyo más natural.

La situación se agrava a causa de la estratificación social. El problema de las sociedades occidentales modernas es la erosión que están sufriendo, la debilitación de la clase media, esa misma clase media que siempre se ha considerado garantía de una estructura democrática. Una parte de ella ha pasado a constituir una capa intermedia de carácter cosmopolita, capaz de obtener beneficios de las oportunidades que ofrece la economía global abierta.

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Pero hay otra parte importante en número, aquellos cuyas oportunidades se reducen debido a que tienen que competir prácticamente con el mundo entero, con la fuerza de trabajo barata de Asia suroriental o con los programadores de la India y Bielorrusia, quienes ocupan sus antiguos puestos de trabajo gracias a la externalización. Ante la pérdida de su punto de apoyo y bajo el temor por su estatus actual y el futuro de su comunidad, esta parte se ha convertido en un núcleo de descontento social.

Se convierten en defensores del proteccionismo en su sentido más amplio, como defensa de las condiciones de vida a las que están acostumbrados y que radican en el terreno nacional. Y su ira puede dirigirse a diferentes objetivos: la burocracia de Bruselas, las corporaciones transnacionales, los ricos extranjeros, que compran casas en la costa, o los inmigrantes musulmanes, cuyo número va en aumento.

Por supuesto, el triunfo del nazismo estuvo relacionado con la gran depresión que azotó al mundo a finales de la década de los 20, pero entonces la economía sirvió más bien de catalizador. Hitler supo aprovechar el sentimiento de humillación nacional que dominaba a la sociedad alemana tras la Primera Guerra Mundial.

Ahora no existe tal sentimiento, y una gran guerra en la parte desarrollada del planeta es prácticamente imposible. Sin embargo, la conciencia mortificada por el resentimiento que provocan las injusticias del mundo que nos rodea es también un factor muy poderoso.

La generación actual de europeos es consciente de que vivirá peor que sus padres, y de que sus hijos, con toda probabilidad, lo harán peor que ellos. El agotamiento del modelo de Estado del bienestar, que ha garantizado la paz y el desarrollo de Europa desde los años 50, es peligroso precisamente a causa de ese sentido de regresión, por la desagradable comparación de lo que fue, lo que es y lo que será.

De aquí el fenómeno de una rebelión de la juventud de inspiración conservadora que pide no cambiar nada, dejarlo todo tal como estaba. Esto contrasta fuertemente con los sucesos de 1968, cuando los manifestantes exigían apasionadamente un cambio.

Estos sentimientos, y no existen razones para creer que desaparecerán en un futuro próximo, favorecen dos tipos de fuerza política: la de extrema izquierda y la de extrema derecha. Las primeras estigmatizan a los ‘peces gordos’, las segundas, a los ‘aprovechados’.

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Como modelo del avance más abrumador tenemos a Grecia, el país de la bancarrota que se mantiene a flote de manera artificial. En las últimas elecciones de 2012, el mayor aumento de votos lo registraron, precisamente, la izquierda radical y los xenófobos nacionalistas.

La polarización de los extremos en ausencia de una alternativa real a la política existente se asemeja a la situación que se vivía en la República de Weimar durante los últimos años de su existencia. Grecia es un ejemplo extremo; otros países del sur de Europa aún no han llegado a ese nivel de desesperación, pero los parámetros son los mismos. Los gobiernos tecnócratas aplican medidas draconianas con los dientes apretados, mirando con temor hacia las próximas elecciones, cuando los votantes podrían cobrarse su venganza. La cuestión es si llegará el momento en que los partidos principales decidan entrar en alianza con las fuerzas extremas a fin de poder utilizarlas en su propio beneficio. A qué llevo esta práctica en Alemania de todos es sabido.

Hitler llegó al poder por la vía democrática. Un ejemplo clásico de que la democracia es un instrumento, un procedimiento, y no un medio para la solución de problemas ni la panacea de los males sociales. Una sociedad sin tradiciones, o doblegada por fuertes sentimientos o emociones, como norma general, no está capacitada para llenar la envoltura democrática con el contenido que le corresponde.

Esta lección que parece tan obvia se olvidó a finales del siglo XX, cuando, de la mano de los vencedores de la Guerra fría, la democratización se convirtió en un simulacro de religión laica con sus propios dogmas inmutables. Oriente Medio es ahora el escenario para la representación de una obra histórica que amenaza, una vez más, con desacreditar la noción de democracia.

Fiódor Lukiánov es presidente del Consejo de política exterior y de defensa.

Capítulo 6: Conclusión Personal:

Tras haber desarrollado cronológicamente la segunda guerra mundial, los sucesos transcurridos, las grandes torturas y masacres mundiales cometidas por Adolf Hitler, tanto como demás entes de rango militar se puede apreciar una nueva perspectiva a la segunda guerra mundial y a lo tortuosa que fue. Ver como Argentina se comportó indirectamente con neutralidad, pero ayudó refugiando a entes de alta jerarquía en los partidos políticos germánicos dejo constancia del gran interés que este tema despierta y la negación que hay sobre él, mencionando políticos argentinos como el General Juan Domingo Perón quien dió asilo por

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más de veintiséis años a Adolf Hitler y demás personal de su atribución.

Durante el pasar de los días desarrollando este trabajo con intención de dejar un aporte literario a la comunidad. Logré aprender mucho más de lo que yo pensé que no sabía, yo creo que la historia es una sola y sólo cambian los narradores, no la trama.

Se intentó dejar el mensaje conspirativo detrás de toda esta tesis, que trata de hablar de la discriminación, la tortura, los conflictos y el masoquismo son hechos del humano con poder y no del poder humano.

Concluyendo, deseo agradecer a todo mi grupo de profesores y educadores que forjaron el camino a esta breve tesis; a mis amigos, quienes me inspiraron para dar una nueva vista de esta teoría, a los historiadores ya mencionados, a quienes admiro; al mismísimo Adolf Hitler, por tener la cobardía de escapar a Argentina y permitirme escribir sobre él.

Haciéndose historia, concluyo este libro.

Fin

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La Operación Feuerland:

En el mediodía del trece de febrero de 1962, unos penetrantes ojos azules se cerraron por última vez, mientras un médico personal inyectaba suavemente una jeringa de morfina en el mustio brazo de un hombre que padecía una parálisis. Tres horas después, Adolf Hitler, murió pacíficamente en su cama, en un pequeño valle de la remota Argentina. ¿Ficción o realidad?

Esta investigación realizada por Benjamín Tugender, acompañada a los años de estudio del Doctor Williams, junto con además el historiador Dunstan creen que el escape de Hitler desde Berlín –La Operación Feuerland-fue meticulosamente planeada desde 1943 en adelante.

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Existen numerosos testimonios y evidencia que sugiere que la operación fue un éxito y que Hitler escapó a América del Sur, donde vivió hasta su muerte real, en 1962.

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