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81 anta amina y 2005 BOLETÍN DE AMISTAD gustinos A R ecoletos ¿Para qué sirven los centenarios? Es una pregunta que se hacen con frecuencia personas que sienten que su número es excesivo. Uno de esos espíritus amargos que siempre hay respondía: —Para saber que el próximo no llegaremos a celebrarlo. Una visión cierta, pero cargada de un sólido pesimismo. Sin duda, los centenarios actua- lizan figuras y momentos relevantes que marcan aún la realidad y los sueños de los hombres. Estamos celebrando el centenario del Quijote con sonoro eco mediático. Y hemos visto cómo se nos anima a la lectura de la inmortal novela que ayuda a conocer mejor la comple- ja realidad humana. Y se nos habla del noble afán del caballero andante sumi- do en su ensueño de «des- facer entuertos» rescatan- do doncellas, defendiendo viudas, luchando por la jus- ticia. Y vemos en él un para- digma de dignidad genero- sa, altruista, más allá del logro de sus empresas. Más allá de los detalles –se nos dice– siempre debe pervi- vir el modelo de la genero- sidad, el mundo soñado como posible: el noble ideal de la caballería. Y nosotros aquí, en Canta y camina, hemos querido celebrar durante todo el año –y lo hemos hecho sin rubor ninguno– el centenario de san Nicolás de Tolentino. Porque, si el andante caba- llero es una figura noble, mucho más lo es, en su radiante humanidad, un santo, y un santo como Nicolás. Porque el santo no es un guerrero que haya ennoblecido sus armas con un fin humanitario, como el caballero. Es mucho más. Intenta vivir plenamente su humanidad en sintonía con Dios y con los hombres, sabiendo que nada de lo humano le es ajeno. Por eso, en la realidad cristiana de todos los tiempos, los santos han sido los héroes, a veces, eso sí, tris- temente desfigurados. Fray Nicolás de Tolentino aparece para sus contempo- ráneos como esa persona íntimamente conectada a Dios, a la que piden sus oraciones. Constatan su delicada ternu- ra, esa afable atención a todos. Decenas de testigos insisti- rán –cuando testifiquen para su canonización– en su exquisita amabilidad con los religiosos, los amigos y los fieles que se acercan a él, pero de manera particular con los pobres, con los que sufren por cualquier causa y con los huéspedes. Nos muestra el Santo una viva sensibilidad social, por la que procura fomentar una sociedad sin odios ni ene- mistades, sino respetuosa, en paz y concordia. Con estas páginas quere- mos clausurar este centena- rio de papel que a través de estos doce meses le hemos dedicado en este Boletín de amistad. Celebraciones, car- teles, vídeos, estampas, him- nos, congresos, imágenes, iconos nos han ayudado a tenerlo más vivo y presente. Para prolongarlo gozosa- mente, contamos ya con la novísima biografía del padre Pablo Panedas, que presentamos. Saboreemos en sus páginas la alta calidad humana y sobrenatural de san Nicolás. Todavía tiene mucho que enseñarnos. C SEPTIEMBRE — OCTUBRE CON PANES EN LAS MANOS QUIJOTE UN Con estas páginas clausuramos el centenario de papel que hemos dedicado al Santo

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  • 81antaamina

    y2005BOLETÍN DE AMISTAD

    gustinosARecoletos

    ¿Para qué sirven los centenarios? Es una pregunta quese hacen con frecuencia personas que sienten que sunúmero es excesivo. Uno de esos espíritus amargos quesiempre hay respondía: —Para saber que el próximo nollegaremos a celebrarlo. Una visión cierta, pero cargadade un sólido pesimismo. Sin duda, los centenarios actua-lizan figuras y momentos relevantes que marcan aún larealidad y los sueños de los hombres.

    Estamos celebrando el centenario del Quijote consonoro eco mediático. Y hemos visto cómo se nosanima a la lectura de lainmortal novela que ayudaa conocer mejor la comple-ja realidad humana. Y senos habla del noble afándel caballero andante sumi-do en su ensueño de «des-facer entuertos» rescatan-do doncellas, defendiendoviudas, luchando por la jus-ticia. Y vemos en él un para-digma de dignidad genero-sa, altruista, más allá dellogro de sus empresas. Másallá de los detalles –se nosdice– siempre debe pervi-vir el modelo de la genero-sidad, el mundo soñadocomo posible: el nobleideal de la caballería.

    Y nosotros aquí, en Cantay camina, hemos queridocelebrar durante todo el año–y lo hemos hecho sin ruborninguno– el centenario desan Nicolás de Tolentino.Porque, si el andante caba-llero es una figura noble,mucho más lo es, en suradiante humanidad, unsanto, y un santo comoNicolás. Porque el santo noes un guerrero que hayaennoblecido sus armas con

    un fin humanitario, como el caballero. Es mucho más.Intenta vivir plenamente su humanidad en sintonía conDios y con los hombres, sabiendo que nada de lo humanole es ajeno. Por eso, en la realidad cristiana de todos lostiempos, los santos han sido los héroes, a veces, eso sí, tris-temente desfigurados.

    Fray Nicolás de Tolentino aparece para sus contempo-ráneos como esa persona íntimamente conectada a Dios,a la que piden sus oraciones. Constatan su delicada ternu-ra, esa afable atención a todos. Decenas de testigos insisti-

    rán –cuando testifiquen parasu canonización– en suexquisita amabilidad con losreligiosos, los amigos y losfieles que se acercan a él,pero de manera particularcon los pobres, con los quesufren por cualquier causa ycon los huéspedes. Nosmuestra el Santo una vivasensibilidad social, por laque procura fomentar unasociedad sin odios ni ene-mistades, sino respetuosa,en paz y concordia.

    Con estas páginas quere-mos clausurar este centena-rio de papel que a través deestos doce meses le hemosdedicado en este Boletín deamistad. Celebraciones, car-teles, vídeos, estampas, him-nos, congresos, imágenes,iconos nos han ayudado atenerlo más vivo y presente.Para prolongarlo gozosa-mente, contamos ya con la novísima biografía delpadre Pablo Panedas, quepresentamos. Saboreemosen sus páginas la alta calidadhumana y sobrenatural desan Nicolás. Todavía tienemucho que enseñarnos.

    C SEPTIEMBRE — OCTUBRECON PANESEN LAS MANOSQUIJOTE

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    Con estas páginas clausuramos el centenario de papel que hemos dedicado al Santo

  • Septiembre - Octubre 2005

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    No me lo podía quitar del pensamiento. Desdehace ya mucho tiempo, en el Colegio SanAgustín de Valladolid todos los años organi-zamos un viaje a Italia. Este año, al cumplirseel séptimo centenario de la muerte de sanNicolás, sería magnífico incluir Tolentino ennuestro itinerario. ¡Sin duda el Santo se ale-graría con el centenar de muchachos venidosde España!

    Y así fue. Los tres autocares provenientes deRoma aparcaron en la plaza principal de laciudad y, sin más, nos dirigimos al santuario.Tolentino no es Roma, pero ofrece el encantode lo cercano y profundo.

    Un santo próximo y actualHablar de un santo del siglo XIII a una genera-ción adicta al móvil y a internet no es fácil.Pero la figura y el mensaje de Nicolás danmucho de sí. En la basílica, cuatro alumnosleyeron testimonios contemporáneos de nues-tro Santo que coinciden en resaltar su amabi-lidad, paciencia y compasión ante cualquiersufrimiento humano, su atención a enfermosy ancianos. Y estos valores no son del siglo XIIIni medievales, sino más actuales y necesariosque nunca. Y los muchachos iban, en aquelambiente de sosiego y recogimiento, profun-dizando en un mensaje tan antiguo y tannuevo.

    Una historia familiarDesde el primer momento en que echamospie a tierra en Tolentino, sentí que la protec-ción de san Nicolás sobre nuestros misionerosy demás frailes merecía unas palabras deagradecimiento y un reconocimiento público.Recordé a los alumnos que la llamada Acerade Recoletos –tan familiar para cualquiervallisoletano– recibe el nombre de nuestro

    antiguo convento, dedicado precisamente aSan Nicolás de Tolentino. Y hablé emocionadoa los chicos de las páginas heroicas escritasen el anonimato por los misioneros recoletosen Extremo Oriente –Filipinas, Japón, China–.Y asocié a la figura protectora del Tolentino suvida, sus viajes inseguros y larguísimos –enocasiones sin retorno–, su soledad y aisla-miento, sus enormes dificultades y sacrificios,su tesón evangelizador.

    En la basílica, los chicos leen testimonios decómo era san Nicolás. Al fondo, Ángel Jubera.

    SAN NICOLÁS HABLA A LOS JÓVENES

    Dirección:Javier Legarra

    Agustinos RecoletosMonasterio, 231340 Marcilla (Navarra)Tel. 948 713 701Fax 948 713 787E-mail: [email protected]

    Redacción:Pablo PanedasMarciano SantervásRodrigo Díez

    Agustinos RecoletosPaseo de La Habana, 16728036 MadridTel. 913 453 460Fax 913 452 222E-mail: [email protected]@agustinosrecoletos.org

    Edita:Agustinos Recoletos

    Provincia deSan Nicolás de TolentinoPaseo de la Habana, 16728036 MadridTel. 913 453 460Fax 913 452 222E-mail: [email protected]

    Imprime:Arte-Impress S.L. — Zaragoza

    Agustinos RecoletosBoletín de Amistad

    Número 81Septiembre — Octubre 2005

    Depósito Legal:M-10324/1986

    EN PORTADA:Rostro relajado y sonriente,mirada penetrante y luminosa,Nicolás es el santo de la acogida. Óleo de Juan Barba. Agustinos Recoletos. Marcilla (Navarra, España).

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    Los casi cien jóvenes pusieron interés

    y admiración respetuosa

    En el silencio reflexivo que siguió a mis pala-bras, me emocioné recordando, entre otros, ami tío Clemente, 70 años en Filipinas –¡ahíes nada!–; y mis recuerdos infantiles me lle-varon a revivir el llanto y desgarro de misabuelos Ángel y Josefa cuando, tras unas bre-ves vacaciones en España, su hijo regresabaa Filipinas.

    Con los frailes agustinosLa acogida y hospitalidad de la comunidad deagustinos creó el clima más idóneo parafamiliarizarnos con la figura y persona denuestro Santo. Los chicos atendían a lasexplicaciones y preguntaban con interés. Erael mejor síntoma de la cercanía afectiva. Ladistancia en el tiempo estaba salvada.

    Los casi cien jóvenes pusieron interés y admi-ración respetuosa, como lo manifestaron sinpudor en las oraciones, en el recitado a doscoros por chicos y chicas y monitores de laoración del centenario, su silencio y respeto alo largo de toda la visita, la impresión antesus restos en la cripta, la familiaridad –elbuen rollo, dirían ellos– que se establecióenseguida entre frailes y chavales.

    «Se te notaba emocionado», me comenta-ba un chico al final de la visita. ¿Y cómonegarlo? A continuación saboreamos laexplicación del Cappellone y de las escenasde la vida de nuestro Santo; una explicacióna cuatro bandas: del padre prior en italiano,del que esto escribe, de un joven agustinoaragonés y la explicación técnica de un cice-rone tan cualificado como Nacho Zaran-dona, arquitecto y monitor del viaje, quepreviamente había visto cuatro veces elvídeo sobre el mismo.

    Sí, en verdad, Tolentino y sobre todo sanNicolás bien valen un viaje.

    ÁNGEL JUBERA

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    La Virgen María tiene, en la muer-te de Nicolás, un papel protagonista.Cosa que sorprende, dada su escasapresencia a lo largo de la vida delSanto. Aparte del ayuno de los sába-dos, que sabíamos hacía en honor dela Virgen, en todo el proceso noencontramos más de cuatro episo-dios en que se haga referencia a ella.Quien los cuenta es, por lo general,Juan de Tolentino, el cuidador. «En susenfermedades –dice–, fray Nicolásla invocaba dulcemente: —SantaMaría, ayúdame». «Hijo, échame unamano –le pide, tras ser apaleado porel Diablo–, que estoy lleno de golpes.

    —Pasarás de este mundo al Cieloel tercer día después de mi Natividad.

    La respuesta apuntaba al día 10.Ese día «el octavo después de lacolocación de la imagen, se hizomostrar la santa cruz» para reconci-liarse con los hermanos y recibir elviático. Toda la jornada la pasa conun rostro tan alegre que suscita laextrañeza de los presentes. Le insis-ten para que les diga qué ve. La res-puesta que da causa asombro:

    —Es Jesucristo que, junto con sumadre y san Agustin, me dice: Bien,siervo bueno y fiel. Entra en el gozode tu Dios.

    Y, con rostro feliz y risueño, entre-ga su espíritu.

    El relato sigue el estilo de laépoca. Prescindamos de la cáscara yquedémonos con el fruto: el momentoculminante de su existencia, sanNicolás lo pasa en la presencia deMaría, y en coloquio con ella. Es loque siempre había hecho. La Virgenpresidía su celda y el panorama todode su vida.

    Esteban Barba. 2002. Agustinos Recoletos.Marcilla (Navarra, España).

    AL FIN SE SUPO QUÉ HACÍA EN LA CELDANo se sabe a ciencia cierta cuálfue la celda –o celdas– que ocupósan Nicolás. En el convento deTolentino existe la tradición de que,en la última etapa de su vida, cuandoya estaba muy enfermo, fue traslada-do a lo que ahora es oratorio deinvierno de la comunidad, en la plan-ta baja. Aquí venían a visitarlo susmuchos devotos, y aquí se dieron citatanto la Iglesia de la tierra como ladel cielo.

    En este escenario se representael acto más importante de la vida, quees la muerte. Esto lo tenían bien claroen aquel tiempo. La muerte no es sóloel final de la vida; es, sobre todo, elmomento del tránsito al más allá y elmomento en que la persona se juegasu suerte para toda la eternidad. Poreso, la Iglesia asiste al moribundo y lofortalece con sus sacramentos; y lacomunidad religiosa lo arropa con suconstante oración, invocando laintercesión de los santos del cielo.Éstos intervienen con un poder espe-cial cuando quien está en trance demuerte ha llevado una vida ejemplar.Y lo hacen, incluso, visiblemente,según los relatos de la hagiografíatradicional. Es lo que ocurre en elcaso de nuestro Santo.

    En los momentos críticos, lo que le brota a Nicolás es el diálogo con María

    Aunque, con la ayuda de santa María,el Diablo no podrá conmigo». Cuandose rompe la lámpara de su celda,antes de recomponerla de forma mila-grosa Nicolás murmura: —SantaMaría, ¿por qué se habrá roto estalámpara? En fin, María, junto con sanAgustín, se le aparece en una de susenfermedades y le manda pedir elpanecillo que le curará.

    El mismo Juan, o Juanillo, es elprincipal declarante, si no el único,sobre la última enfermedad y muertede nuestro Santo. Él estuvo todo eltiempo a su lado, y puede proporcio-narnos detalles y confidencias quesólo él conoce. Todo su relato lo hacegirar en torno a una imagen de Maríade la que nada sabíamos:

    «Ocho días antes de su muerte–declara Juan–, hizo que le pusie-ran delante, frente a los ojos, laimagen de la Virgen que siemprehabía tenido en la celda».

    Éste es el dato revelador. Nos per-mite entender la escena que se va anarrar, al tiempo que nos desvela unafaceta importante de la vida y el espí-ritu de nuestro Santo. La imagen deMaría presidió siempre su celda y suvida. Lo que él hace ahora, postradoen cama, es lo que había hecho siem-pre: fijar la mirada en la Virgen y diri-girle a ella la oración. Ahora sí enten-demos cabalmente las pocas frasessueltas que hemos reproducido deltestimonio de Juan. Todas estándichas en el entorno de la celda, y en circunstancias muy especiales: laenfermedad y el combate con elDiablo. En los momentos críticos, lo que le brota a Nicolás es el diálogocon María.

    Es lo que ahora, en su lecho demuerte, le nace también espontánea-mente. A partir de este momento todogira alrededor de la Virgen; y todo el tiempo se mide contando desde laentronización de la imagen de laSeñora. Dos días después suplica a María se le aparezca y le consuele.Cosa que obtiene tres días más tarde,el 7 de septiembre; se le aparecenCristo y su Madre, y ésta le asegura:

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    prior le mandaba a conseguir pan».Mancino de Forte, el amigo de la infan-cia que vive arrimado al convento yconoce sus entresijos y chismes, aportadatos de más enjundia. A Nicolás nadiedejaba de darle limosna, teniéndolo porsanto como lo tenían. Por eso los frai-les, cuando tenían necesidad y él podíacaminar, lo enviaban a postular.

    Tanto Natimbene como Mancinorepresentan a la parte beneficiada. Perotambién declaran personas de la otraparte, seglares a los que el Santo pedíalimosna. Son mujeres que no han olvi-dado la figura recogida y humilde defray Nicolás, con la cara vuelta al sueloy la capucha calada, ocultando el ros-tro. Una de ellas, Aldisia, añade que ibaa postular raras veces, porque solíaestar muy enfermo. Parecería referirse,por ello, a los últimos años de vida delSanto. Han pasado más de 20 años,pero el ritual que empleaba lo conoce-mos por un relato de estos tiempos.

    Debía de ser alrededor de 1300 o1301. Rainaldo de Andrea acaba decomprar provisión de trigo para unatemporada. Lo ha molido y tiene yaguardada la harina en el arca. Es sába-do, y su mujer, Alixa, ha cocido los pri-meros panes cuando llega, postulando,fray Nicolás. Alixa, con gran devoción,le entrega uno. Nicolás lo toma, inclinala cabeza y besa el pan, diciendo a con-tinuación:

    —Cristo te dé su gracia y bendición.Y esa bendición la sigue repitiendo

    mientras se va.La historia sigue y se transforma en

    milagro. Al cabo de un par de meses, aRainaldo se le ocurrió comentar que yaera tiempo de comprar nueva provisiónde trigo. Su mujer lo condujo al arca, yél se quedó de piedra al ver, dentro delarca, el saco de harina tan lleno comoal principio. La harina se «había multi-plicado por la bendición y las preces defray Nicolás».

    Por estas calles pedía pan el Santo de casa en casa.

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    De oficio, pDe oficio, pEn el momento en que estaspáginas llegan a manos de loslectores, está a punto de apareceruna nueva vida de san Nicolás, la«biografía del Centenario». Llevapor título El Santo de la Estrella,e intenta definir lo más posible superfil histórico. Es su autor unode nuestros colaboradores, PabloPanedas.

    Reproducimos en primicia unaspáginas que nos parecen signifi-cativas, a la vez que novedosas.Por primera vez en una biografía,el padre Panedas para mientes en el oficio de «postulador» queNicolás tenía, al tiempo que anali-za su importancia para la vida dela comunidad.

    7o~Centenario

    Debió de ser una de las estampas mástípicas de Tolentino. En el proceso decanonización, en 1325, la rememoranvarios testigos, cada uno desde su puntode vista. Natimbene de San Severino,prior del Santo, se limita a certificar queera una de las dos ocasiones en las quefray Nicolás salía del convento: cuandoiba a visitar enfermos y «cuando el

    Demandadero

    Pobreza, donaciones y limosnas

    A la derecha, Nicolás yace enfermo; la Virgen se le apEn la escena de la izquierda, otro religioso pide a unaDiorama sobre la vida de san Nicolás. Convento de To

    La cuestación de puerta en puerta estan antigua y general como la pobreza.Pero como práctica formal se establece,en el mundo católico, durante el siglo XIII,con el nacimiento de las nuevas órdenesreligiosas; unas órdenes que de ellatoman su nombre genérico: por eso sellaman «mendicantes». Responde a unconcepto de comunidad que es caracte-rístico suyo, en contraposición al de lasórdenes monásticas. Los monjes poseí-an campos y vivían de sus rentas. Losmendicantes, en cambio, observanpobreza comunitaria y viven del aposto-lado, a que se dedican. En relación conel apostolado se entiende la cuestación,que es una forma alternativa o comple-mentaria de procurarse la subsistencia.

    En concreto, el convento de Tolentino¿de qué vive? No se sabe que tuvieraposesiones o rentas; vive, más bien, abase de limosnas. Las pequeñas limos-nas que se reciben en pago de la activi-dad apostólica: el culto, la predicación,la pastoral, la enseñanza… Abundan lasmisas votivas, a intención de los par-ticulares, con los correspondientes estipendios; se solicitan enterramientos;se fundan memorias y obras pías, etc.

    En relación con elapostolado se entiende

    la cuestación, que es unaforma de procurarse

    la subsistencia

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    El Santo, unido a su ciudad de Tolentino.Stefano Pigini, OSA. Bajorrelieve.

    Convento de Tolentino. Cripta.

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    pordioseropordiosero 7o~CentenarioCuestación, apostolado y oración

    toma mojado en agua, curándose así.Este relato dará origen a la práctica de«los panecillos de san Nicolás». Encualquier caso, creemos que la expre-sión debe entenderse en sentido amplio,como limosna en especie, en contrapo-sición a las donaciones y limosnas tales,que suelen ser en metálico.

    Nos faltan datos para precisar más laaportación a la economía comunitariaque supone esta práctica. Quedan másclaros sus valores espirituales. Desde elpunto de vista personal, es un acto depenitencia y humillación, de identifica-ción con el Verbo de Dios hecho pobrehasta la muerte. Desde el punto de vistacomunitario, el mendicante pregonacuáles son los valores esenciales de sucomunidad, contrapuestos a los valoresefímeros del mundo; e invita a todos aconfiar sólo en la Providencia.

    Y, en fin, desde el punto de vistasocial, destaca el lugar del pobre, tam-bién del religioso, en aquella sociedadrica. Ésta, como la Iglesia, es intercam-bio y recirculación de bienes. La cari-dad del rico es correspondida por laoración del pobre. Éste, sea religioso olaico, desempeña la apreciada funciónsocial de interceder por aquellos que leproveen de bienes materiales. Según elrelato de Mancino de Forte, cuandoNicolás volvía de la cuestación exhor-taba a los otros frailes con una fraseque sólo en este contexto se entiende:

    —Liberad este pan orando por losdonantes, que muchos de los que handado tenían poco.

    La limosna que se recibe viene gra-vada con una hipoteca que sólo se redi-me a fuerza de oraciones.

    e aparece y le manda comer un pan de limosna. una vecina el pan para curar al Santo.de Tolentino. Museo.

    Todo ello se traduce en dinero, quedebe ponerse en común, a disposicióndel prior, y con él se sale al paso de losgastos ordinarios que van surgiendo.

    Y luego están otras limosnas ocasio-nales, quizá más cuantiosas, que permi-ten adelantar las obras del convento. Porejemplo, en julio de 1284, una damanoble, doña Blonda de los Francos, dotacon la mitad de sus bienes la fábrica dela iglesia conventual, en marcha segura-mente desde años atrás. Y otro tantopasa con el mobiliario y la dotación delconvento, como demuestra el caso de lacruz relicario que nuestro Santo mandalabrar, valiéndose de las limosnas por élrecogidas entre la gente pudiente de laciudad. O el pozo cuadrado que aúnpuede verse en el claustro: al final de suvida Nicolás recoge limosnas con eseobjeto y está muy atento para que seaprovechen al máximo.

    ¿Qué sentido tienen las cuestacio-nes? No parece que, entre los primerosagustinos, fueran un asunto de impor-tancia menor, desde el punto de vistapráctico. Por más que, en las primerasconstituciones de la Orden, de 1291, noencontramos un texto que lo desarrollesistemáticamente; sólo unos pocos pun-tos en que aparece de forma destacada,aunque tangencialmente.

    En primer lugar, es algo que tiene queorganizar el capítulo provincial. En laasamblea de toda la Provincia, deberándistribuirse con prudencia entre lascasas los distintos pueblos, para evitarun exceso de demandaderos, que pro-duciría escándalo en los fieles. Era algoque ya se había dado entre los mendi-cantes de mediados de siglo, hasta elpunto de convertir esta práctica en unauténtico obstáculo del apostolado. Poresto mismo, seguramente, le correspon-de al Provincial la función de supervi-sar y canalizar la cuestación. En fin,hay momentos especiales, a lo largo delaño, en que la cuestación se hace inten-siva: cuando se recogen las cosechas,tanto en la recolección de la mies comodurante la vendimia. En este tiempo,incluso, las constituciones permitenregresar a sus conventos a los estudian-tes que siguen cursos en centros deestudio de la propia Provincia religiosa.

    En el caso de Tolentino, no parece quela cuestación sea una práctica cotidiana.A excepción de los testimonios sobre elpropio san Nicolás, que hemos recogido,en las más de 300 declaraciones del pro-ceso sólo encontramos otra alusión a unreligioso que haya salido a la demanda.Da la impresión de que se hacía esporá-dicamente, quizá sólo en momentos denecesidad o en tiempo de recolección.

    Y siempre es demanda de pan; es laexpresión que se emplea en el proceso:«ir por pan» o «ir a conseguir pan». Dehecho, las dos cuestaciones concretasque conocemos, reciben sendos panescomo limosna. Es lo que ocurrió en lacitada de Alixa, cuando se multiplicó laharina. Y lo mismo, estando Nicolásenfermo, cuando por inspiración de laVirgen manda a pedir un pan que luego

    La demanda es un acto de identificación con el

    Verbo de Dios hecho pobre hasta la muerte

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    Es lo primero que se pensó y casi lo último que se ha realizado. La Provinciarecoleta de San Nicolás quería hacer una reflexión profunda sobre la figurahistórica de su santo Patrón y el significado que tiene para la Iglesia de hoy. El estudio acaba de salir de la imprenta. Lleva por título El Santo de la Estrella,y su autor es el padre Pablo Panedas. Le planteamos unas preguntas básicas.

    La biografíadel centenario

    – ¿Qué interés puede tener para el hombre de hoy un personaje de hace 700 años?

    Basta con asomarse a las librerías y cines, para ver que la Edad Media sus-cita hoy día enorme interés. Buenaparte de los libros más vendidos en losúltimos años trata de temas como loscátaros, los templarios o las cruzadas.Los siglos XII, XIII y XIV tienen algo quecautiva al hombre actual.

    – ¿Qué puede ser ese ‘algo’? ¿Podría incluirse a san Nicolás en toda esta movida?

    En las novelas y el cine que se tienenpor históricos, lo que atrae es quizá unamezcla de misterio, misticismo y subver-sión a partes desiguales. Normalmente nohay un afán auténtico de recrear la his-toria; más bien suelen partir de unavisión distorsionada e interesada deaquel momento histórico, pensando en elconsumo actual.

    La figura de san Nicolás podría pres-tarse a este tipo de operaciones comer-ciales si nos quedáramos sólo con suaspecto milagrero, que es el que ha pre-valecido a lo largo de la historia; por esoha tenido tanta incidencia en la religio-sidad popular. Pero es todo lo contrario,si tratamos de recomponer su dimensiónhistórica, que es lo que yo he intentado.

    – También me ha llamado la atenciónel último capítulo, dedicado a la presencia actual de san Nicolás enEspaña e Hispanoamérica.

    Quizá todos tenemos la idea de quesan Nicolás es un santo desconocidofuera de Italia. En realidad no es así: enEspaña e Hispanoamérica hay bastanteslugares en que el Santo es hoy día cono-cido: lo tienen por patrono, o celebransu fiesta, o conservan algún altar odevoción. He intentado recopilarlos, enla medida de lo posible.

    – En fin, sorprende también que ellibro se cierre con una recogida de himnos y oraciones al Santo.

    Por una parte, pretendía lo mismo:hacer ver que san Nicolás ha tenido unapresencia en la Iglesia. Pero, sobre todo,quería que el Santo de Tolentino noquede como objeto de conocimiento,sino de devoción. Es un santo y, portanto, una persona actualmente vivaque nos interpela y se interesa por nos-otros.

    – ¿Cuáles serían las principales novedades de su estudio, en su opinión?

    En línea con lo que acabo de decir, mehe esforzado por articular la cronologíadel Santo. No era cosa fácil, porque nohay documentación y a veces los testimo-nios son discordes. Una vez aseguradoslos principales hitos cronológicos, heprocurado también relacionarlos con lahistoria agustina o de la Iglesia en general.De esta forma, ha sido posible situar enun contexto más concreto aconteci-mientos importantes, como la visión delpurgatorio, y valorar mejor su contenidoteológico.

    La pena es que este armazón cronológi-co no se pueda recomponer para toda lavida del Santo. Es imposible hacerlo paracasi la mitad de su vida. En ese caso nohay otro remedio que agrupar los datospor temas, más que por proximidad cro-nológica. También en este bloque se nota-ba en las biografías anteriores algunasfallas que yo he intentado corregir. Ladocumentación —y, en consecuencia, losbiógrafos— inciden sobre todo en la acti-vidad de Nicolás hacia afuera, mientraspasan por alto su vida dentro de la comu-nidad. Consciente de que aquí está elcentro de la vida del Santo, he procuradorecrear el entramado de su vida cotidia-na. Para ello me he servido de las consti-tuciones y libros litúrgicos agustinos.

    – Basta echar un vistazo al libro parasorprenderse de la abundancia defotografías, además en color.

    Se trata de una edición conmemorativay por eso más vistosa. Las fotografías con-tribuyen a ello en gran medida. Pero elvalor principal que yo le atribuyo a lasilustraciones es el ser un importanteapoyo para la comprensión y profundiza-ción del texto. Con el añadido, además,de que en este caso contribuimos a difun-dir una iconografía de san Nicolás que, enlos países de lengua española, es pococonocida; por ejemplo, las espléndidaspinturas del Cappellone de Tolentino.

    Buscaba al Nicolás auténtico, al que subyacía debajo de las leyendas y devociones

    He procurado recrear el entramado de su vida

    cotidiana

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    – ¿Cuál ha sido exactamente su intento? ¿Cree haberlo conseguido?

    Yo buscaba al Nicolás auténtico, alque subyacía debajo de las leyendas ydevociones. Es el único que nos puededecir algo hoy. Obviamente, esta laborarqueológica no la empezaba yo. Sehabía comenzado hace 70 años y, cuan-do nos acercábamos al Centenario,estaba ya muy adelantada. Pero queda-ba un vacío, que es el que yo he inten-tado llenar. Apenas se había estudiadoel entorno histórico del Santo, de formaque algunos detalles de su vida no seentendían y, en conjunto, la figura delTolentino quedaba un poco en el aire.

    Portada del libro «El Santo de la Estrella»,biografía conmemorativa del centenario.

  • verse algunos troqueles en museos religiososcomo los de Puerto Princesa, San Agustín deManila o Bolinao (Pangasinán). Por lo demás,es natural que en Filipinas los panecillosestén hechos de arroz. Y se entiende que, enalgunos sitios, se le atribuya a san Nicolásuna función protectora sobre los campos dearroz. Él es el patrono, por ejemplo, deCanipo, una pequeña isla ubicada entre Cuyoy Agutaya, en Palawan. El día de su fiesta,los panecillos de arroz no sólo se distribuyenentre los fieles; también se arrojan por losarrozales pidiendo la bendición del Santo.

    Posiblemente no haya en todo el mundoun país donde la devoción a san Nicolás estétan extendida como Filipinas; ni siquieraItalia. La razón puede ser que ningún otrolugar ha sido masivamente evangelizado pordos órdenes agustinas. De las cinco corpora-ciones religiosas a las que se encomendóanunciar allí el evangelio, la primera fue laOrden de San Agustín (1565), y la última lade los agustinos recoletos (1606). Muy pron-to, además, estos últimos pusieron bajo laadvocación de Nicolás su casa central deManila (1609), para terminar titulándose«Provincia de San Nicolás de Tolentino» apartir de 1621. También lo tenían porpatrón, ente otras, dos de las casas másimportantes de la Provincia, el convento deCavite y el hospicio de México.

    Nada tiene de extraño que, de una u otraforma, nuestro Santo esté presente por todoel Archipiélago. Ante todo, en las iglesias. Esfrecuente encontrarle como titular de lasparroquias, presidiendo el retablo mayor,revestido normalmente de las ricas vestidu-ras con que los filipinos suelen mostrar suveneración a los santos. Por lo general, laiconografía es siempre la misma: el plato conla perdiz y la cruz o un lirio.

    No es raro encontrar varias imágenes enuna misma iglesia o parroquia: por ejemplo,en la de Dauin (Negros Oriental) hay nomenos de cinco, de tamaños diferentes. Lapoblación suele estar muy dispersa y rindenculto al santo en casa, para lo que encar-gan copias de dimensiones reducidas. Suelenser de madera policromada, con la cabeza ylas manos encajadas en el cuerpo; y tienen

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    un aire encantador entre ingenuo y devoto.Muchas de estas estatuillas se hallan puestasa la venta en joyerías y tiendas de anticua-riado de pueblos y ciudades, así como en loscircuitos de internet. Todos estos santos for-man un rico patrimonio de por sí ya disper-so, y expuesto además a actos vandálicos yrobos. Es lo que ocurrió, por ejemplo, con laimagen titular de la parroquia de Talisay(Negros Occidental), dedicada a nuestro Santo:le robaron la cabeza una noche de mayo de2005.

    En Filipinas no es infrecuente el nombreo apellido «Tolentino» referido a personas.Es algo más rara la presencia del Santo enla toponimia. Un caso es el de San Nicolás,en el municipio de Bacoor (Cavite): lo quehoy día son urbanizaciones de alto niveleran antaño los terrenos de la hacienda deese mismo nombre, propiedad de los agusti-nos recoletos.

    El Santo de Tolentino está también muypresente en el folklore de Filipinas. En pri-mer lugar, por medio de las procesiones,imprescindibles en todas sus fiestas, tantoentre católicos como entre los mismos agli-payanos de la iglesia nacional independiente.En Paláuig, el principal núcleo de esta sectaen Zambales, san Nicolás tiene un altar dedi-cado en la iglesia católica y es el titular de la aglipayana. El día 10 de septiembre,las procesiones de ambas se entrecruzan,y no tienen inconveniente en intercambiarpanecillos.

    Éstos, los panecillos, son muy populares entodo el país. Capas (Pampanga), en la islade Luzón, es históricamente una parroquiaagustino-recoleta incrustada en territorioagustino. El patrono es san Nicolás. El díade la fiesta, después de misa, con procesióny canto del himno –Maligayan San Nicolas,«Bendito san Nicolás»–, comparten todos loque llaman almuerzo de Saniculás a base depanecillos con la imagen del Santo.

    Porque suelen estar marcados con su ima-gen o su símbolo, la estrella. Todavía pueden

    Troquel para acuñar el sello oficial de laprovincia recoleta de San Nicolás de

    Tolentino de las Islas Filipinas.

    Imagen patronal de Mariveles (Bataán), en traje de gala.

    Septiembre - Octubre 2005

    antaamina

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    No es infrecuente elnombre o apellido

    «Tolentino» referido apersonas

    En Filipinas los panecillosestán hechos de arroz

    Sirva, en fin, como cierre de este apartadouna «florecilla» realmente ocurrida en unapequeña isla de las Calamianes (Palawan)durante los años 40 del siglo pasado. Sedeclaró una plaga de gorgojo que devorabael cogollo de los cocoteros jóvenes, que sesecaban. El misionero de entonces, el recole-to José Gurrea, pidió a la gente recogertodos los insectos posibles y llevarlos a lacapilla de la isla. Allí el misionero pidió laintercesión del patrono san Nicolás, desmi-gajó sobre los insectos varios panecillos, ymando arrojarlos al mar. Así cesó la plaga,que no se ha vuelto a repetir.

    Hasta en Filipinas

  • «POWER POINTS» SOBRE SAN NICOLÁS

    Se trata de un par de montajes para ordenador elaborados y multicopiadosartesanalmente. Ambos están basados en el diorama sobre la vida del Santoque suscita la admiración de quienes visitan el museo del convento deTolentino (Italia). Dada la plasticidad de este diorama, los montajes pueden serun instrumento muy útil para dar a conocer la figura de san Nicolás, principal-mente a los niños. El primero de ellos dura unos 13 minutos; y unos 20, el

    segundo, al añadir otros materiales relativos al tema.

    Se requiere el sistema Windows XP o Microsoft Power Point, versión XP o superior.

    BOLETÍN DE AMISTAD

    antaamina

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    EL SOL, EL LIBRO, EL LIRIO

    Es «el acontecimiento central de todas las iniciativas que se lleva-rán a cabo entre el otoño de 2004 y el 2006». Así se anuncia estaexposición que tiene lugar en uno de los escaparates privilegiados delmundo: el llamado Brazo de Carlomagno, una de las dos alas que unela basílica con la columnata de Bernini, en la plaza vaticana de SanPedro. La muestra se inauguró el pasado 8 de junio y estará abiertadurante todo el verano, hasta el 9 de octubre.

    Los visitantes pueden admirar un centenar de obras directamenterelacionadas con san Nicolás de Tolentino: 76 pinturas y 8 esculturas,más algunas piezas de platería, miniaturas y grabados. Datan, las másantiguas, del siglo XIV, y cubren hasta el XIX. De manera que, a tra-vés de esta selección, se puede auscultar la presencia, representa-ción e importancia del Tolentino a lo largo de la historia.

    La exposición se ha titulado «Imagen y misterio. El sol, el libro, ellirio». Se alude, así, a los tres símbolos más frecuentes en la icono-grafía del Santo; al menos en la iconografía de Italia, país del queprocede la totalidad de las obras de arte expuestas.

    Peregrinos españoles a Tolentino, a finales de julio, a la entrada de la exposición.

    Cartel del congreso de México

    CONGRESOS DE CLAUSURA DEL CENTENARIO

    Con congresos se cierra el año centenario de san Nicolás de Tolentino; tanto en Italia yEspaña como en México. En Tolentino ya se había celebrado uno el pasado mes de octu-bre; el tema era la santidad en los comienzos de la Orden de San Agustín. Para el próximomes de octubre, del 26 al 28, está convocado el segundo, sobre «Escatología, más allá, pur-gatorio y culto a los muertos».

    A su vez, la Familia Agustiniana Mexicana ha organizado otro congreso que tendrá lugar en laCiudad de México las tardes de los días 6, 7 y 8 de septiembre. Está pensado para dar a cono-cer al Santo entre los propios religiosos y los fieles que acuden a sus ministerios.

    También en el mes de octubre, los días 8 y 9, se celebrará en Madrid el congreso español. Laorganización corre a cargo de la Federación Agustiniana Española y estará presidido por lospriores generales de los agustinos y de los agustinos recoletos. Se pronunciará un total desiete ponencias sobre los aspectos fundamentales de la personalidad y el tiempo de nuestroSanto. A él están convocadas principalmente las fraternidades seglares agustinianas.

    Breves