sierra de san pedro mártir

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Sierra San Pedro Mártir Por: Anne y Carlos Lazcano en www.mexicodesconocido.com.mx Conoce este magnífico escenario natural en el estado de Baja California, y descubre en su asombrosa geografía -siempre verde-, enormes pinos de más de 50 m de altura. ¡Te sorprenderán! Desensillé y me fui a recorrer el lugar a pie. Aunque he visitado el sitio varias veces, sigo asombrándome. A unos cuantos metros estaba el arroyo suavemente estruendoso, errante, decidido, vital, donde los caballos se refrescaron y nosotros también; a un lado, una pequeña poza llena de peces, donde podríamos nadar o pescar. Acampamos al pie de un grupo de grandes pinos, protegidos por moles de granito, que en sus suaves formas nos permitían espacios para acurrucarnos. El pasto suave, cubierto por millones de hojitas secas de los pinos, ofrecía un cómodo colchón, en donde ya sólo bastaba extender la bolsa de dormir. Al ir preparando la comida entre todos, la plática se fue dando espontánea y los datos surgieron, alguien sabía de la historia, otro de la flora, la fauna, la arqueología y tantas cosas.

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Escenarios Naturales de México.

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Sierra San Pedro Mrtir

Por: Anne y Carlos Lazcano en www.mexicodesconocido.com.mx

Conoce este magnfico escenario natural en el estado de Baja California, y descubre en su asombrosa geografa -siempre verde-, enormes pinos de ms de 50 m de altura. Te sorprendern!

Desensill y me fui a recorrer el lugar a pie. Aunque he visitado el sitio varias veces, sigo asombrndome. A unos cuantos metros estaba el arroyo suavemente estruendoso, errante, decidido, vital, donde los caballos se refrescaron y nosotros tambin; a un lado, una pequea poza llena de peces, donde podramos nadar o pescar.

Acampamos al pie de un grupo de grandes pinos, protegidos por moles de granito, que en sus suaves formas nos permitan espacios para acurrucarnos. El pasto suave, cubierto por millones de hojitas secas de los pinos, ofreca un cmodo colchn, en donde ya slo bastaba extender la bolsa de dormir. Al ir preparando la comida entre todos, la pltica se fue dando espontnea y los datos surgieron, alguien saba de la historia, otro de la flora, la fauna, la arqueologa y tantas cosas.

Nos encontrbamos a 2,100 msnm, en la meseta principal de la Sierra de San Pedro Mrtir, la ms alta de la pennsula de Baja California, una mole de granito del Cretcico (100 millones de aos de edad) que se alz de entre el desierto, hasta casi tocar el cielo. El Picacho del Diablo, con 3,100 msnm, marca la cima de la sierra.

Este valle es el ms bello y extenso de una serie que se encuentran en la meseta. Hace algunos miles de aos, cuando el clima era ms hmedo y fro, fueron lagos, pero poco a poco se fueron secando hasta como estn hoy en da, cubiertos por arenal, cruzados por arroyos y delimitados por un denso bosque de pinos. De entre su flora destacan varias especies de pinos, siendo la ms notable el ponderosa, que llega a alcanzar los 50 m de altura. Tambin tiene junperos, encinos, lamos, alisos y sauces.

Entre la flora muy especial que hay en La Grulla se encuentran los rosales de castilla (Rosa minutifolia), bella planta nativa de Baja California. Fue el padre Junpero Serra, en 1769, quien registr por vez primera esta flor para Baja California, y su hallazgo lo hace precisamente en esta sierra.

Moradores de ayer y de hoy

La Grulla se encuentra dentro del Parque Nacional Sierra de San Pedro Mrtir, precisamente por sus caractersticas nicas como sitio natural. En cuanto a fauna, este lugar es el hogar de muchas especies; nosotros vimos vboras de cascabel, culebras de agua, venados cola blanca, coyotes, sapos, truchas, pero tambin existen otros que en esta ocasin no encontramos como borregos cimarrn, gatos monts, zorrillos, murcilagos, ardillas, halcones, cndores entre otros tantos que viven aqu.

De pronto comenc a pensar quin habra sido la primera persona en descubrir este lugar, La Grulla, y en qu circunstancias. Record que fueron los indios kiliwa, del tronco yumano, los habitantes milenarios de esta sierra. Durante un tiempo inmemorial la habitaron, ella les dio refugio. La huella de su presencia est por doquier y se aprecia por los numerosos sitios de arte rupestre, campamentos, metates, morteros, puntas de flecha, tepalcates... Eran nmadas y cambiaban de campamento constantemente, dependiendo de las estaciones. Vivan principalmente de la cacera y de la recoleccin de bellotas y piones. Los kiliwas llamaban al Valle de la Grulla con el nombre de Casilepe, ignorndose su significado.

Los primeros europeos llegaron en 1766. En dicho ao, el misionero jesuita Wenceslao Linck, de origen checo, explor el norte de la pennsula desde su misin de Francisco de Borja, alcanzando la sierra, la cual cruz desde la vertiente del Pacfico para salir por el desierto de San Felipe. Para 1794, despus de extensas exploraciones, los misioneros dominicos establecen la misin de San Pedro Mrtir de Verona. Inicialmente la ubican en el Valle de La Grulla, que ya desde entonces tena dicho nombre, se desconoce la razn exacta, pero es de suponer que alguno de los exploradores vio una o varias grullas, de ah la denominacin. El sitio tena abundante agua, pastos, tierra para cultivo, varias rancheras kiliwa, as que lo vieron apropiado. Sin embargo, con lo que no contaron los misioneros fue con el intenso fro que llega a sentirse en la parte alta, producindose cada invierno intensas nevadas que dificultan todo tipo de comunicacin y trabajos. As, la misin de San Pedro Mrtir slo dur unos pocos meses en La Grulla o Casilepe, trasladndola o un sitio ms bajo, hacia el sur. Actualmente en La Grulla an pueden verse unos cuantos vestigios de dicho intento misional.

Con los misioneros llegaron soldados y vaqueros, que posteriormente, al colapsarse el sistema misional se convirtieron en ganaderos. Ellos dieron vida a una de las tradiciones ms antiguas de Baja California, la del vaquero. Precisamente los misioneros establecieron en La Grulla uno de sus sitios favoritos para concentrar el ganado en grandes corrales, ya que en el verano abunda el pasto. As naci la ganadera en esta regin, la que era atendida por los vaqueros misionales desde las misiones de Santo Domingo, al pie de la sierra, y la de San Pedro Mrtir. Esta tradicin an la conservan los vaqueros de esta regin hoy en da, debido a que casi no hay caminos.

Horas de ensueo

Varios das estuvimos acampados en La Grulla, a un lado de su manantial y de una gran poza que rebozaba de truchas, una subespecie endmica que abunda en los arroyos. Desde luego, parte del ritual diario fue el de retozar algunas horas intentando pescar algunas truchas, s pescamos algunas, pero nos dimos cuenta de que s son muy truchas.

Caminar fue una delicia, por su pasto verde y abundante, su copiosa agua y las grandes piedras granticas que abundan y le dan un toque muy especial. Inicibamos la jornada con el caf al calor de la fogata matutina, despus el desayuno y a caminar por los alrededores para descubrir los encantos del entorno. Tomar fotografas, buscar la flora y la fauna, descubrir vestigios arqueolgicos, visitar las huellas de la primera misin de San Pedro Mrtir, cabalgar, era parte de la rutina diaria. Platicar con los vaqueros, conocer sus historias, sus leyendas, mitos, esperanzas y miedos.

El tiempo se pas como agua entre las manos, entre plticas vehementes, recorridos inolvidables, risas desvergonzadas, cantos en las fogatas, unos atardeceres imposibles, intensos, de esos que van ms all de la vista y llegan al alma. Fueron das en que estuve fuera del orbe comn, experimentando y sintiendo un mundo de renovacin. Es un privilegio poder conocer lugares como ste, as como son, sin la mano del hombre en ellos, verlos tal cual se crearon, tal cual evolucionaron, como la naturaleza los hizo, es un lujo poder admirar algo as con su pureza intacta, en la plenitud de su totalidad, en su belleza habitual, sin accesorios ni aditamentos.

Ha sido casi milagroso que hasta estos tiempos, el valle de La Grulla se haya conservado intacto. La razn principal es que no tiene accesos para vehculos. Se llega hasta l en cuatro horas de caminata. Ojal nunca permitan accesos vehiculares a ninguno de los maravillosos valles de la Sierra de San Pedro Mrtir, las futuras generaciones lo agradecern.

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