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8/20/2019 Snowden - Glenn Greenwald.pdf

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El periodista de investigacion de Th

Guardian y autor superventas GlenGreenwald, ofrece una mirada e

profundidad sobre el escandalo de

a NSA que ha provocado un gra

debate sobre la seguridad nacional

a privacidad de la información. Co

nuevas revelaciones de lo

documentos confiados a GlenGreenwald por el propio Edward

Snowden, este libro explora l

extraordinaria cooperacion entre landustria privada y la NSA, y la

consecuencias de largo alcance de

programa de vigilancia del gobierno



anto a nivel nacional como en e

extranjero.



Glenn Greenwald

SnowdenSin un lugar donde esconderse

ePub r1.0

epl 18.10.14



Título original: No place to hide: Edward

Snowden, the NSA and the U.S.

Surveillance State

Glenn Greenwald, 2014Traducción: Joan Soler Chic

Editor digital: epl

ePub base r1.1



Este libro está dedicado atodos aquellos que han

queridoarrojar luz sobre los

sistemas de vigilanciasecreta

del gobierno de EstadosUnidos, en especial a los

valientes

filtradores que para ellohan arriesgado su libertad.



El gobierno de Estados Unidoha perfeccionado una capacidadtecnológica que nos permitcontrolar los mensajes que van poel aire… Esta capacidad puede encualquier momento volverse en

contra del pueblo norteamericano, ya ningún norteamericano lquedaría privacidad alguna, tal es l

capacidad de controlarlo todo…conversaciones telefónicastelegramas, lo que sea. No habría un

ugar donde esconderse.

Senador Frank Church, presidente de

Comité del Senad



para Estudiar OperacioneGubernamentales con Respect

a Actividades de Inteligencia, 197



Introducción

En el otoño de 2005, sin grandeexpectativas a la vista, decidí creaun blog político. En su momentoapenas calibré el grado en que estdecisión me cambiaría la vida a larga. Mi principal motivación era l

creciente inquietud que m

causaban las teorías extremistas yradicales sobre el poder adoptadapor el gobierno de EE.UU. tras e

11 de Septiembre, y esperaba quescribir sobre estos asuntos mpermitiera causar un impacto mayo

que el de mi labor de entonces como



abogado de derechos civiles yconstitucionales.

Solo siete semanas después dempezar a bloguear, el New YorkTimes dejó caer un bombazo: en2001, decía, la administración Bush

había ordenado a la Agencia dSeguridad Nacional (NSA) escuchaen secreto las comunicacione

electrónicas de los norteamericanosin las órdenes judiciales requeridapor la ley penal pertinente. En e

momento en que salieron a la luzestas escuchas sin orden judicialevaban realizándose ya desde hací

cuatro años y mediante ellas s



había espiado a varios miles dnorteamericanos.

El tema constituía unconvergencia perfecta entre mipasiones y mis conocimientos. Egobierno intentaba justificar e

programa secreto de la NSArecurriendo exactamente al tipo dteoría extrema del poder ejecutivo

que me había impulsado a empezaa escribir: la idea de que la amenazdel terrorismo otorgaba a

presidente una autoridadprácticamente ilimitada para haceo que fuera preciso a fin d

«mantener segura la nación»



ncluida la autoridad para infringia ley. El debate subsiguient

conllevó complejas cuestiones dderecho constitucional nterpretaciones legales, que m

formación me permitía abordar con

cierto conocimiento de causa.Pasé los dos años siguiente

cubriendo todos los aspectos de

escándalo de las escuchas ilegales da NSA, tanto en mi blog como en

mi libro superventas de 2006. M

postura era muy clara: al ordenaescuchas sin autorización judicial, epresidente había cometido delitos y

debía asumir su responsabilidad. En



el ambiente político cada vez máopresivo y patriotero dNorteamérica, mi actitud resultó do más controvertida.

Fueron estos antecedentes loque, unos años después, movieron

Edward Snowden a escogermcomo primer contacto para revelaas fechorías de la NSA a una escal

aún mayor. Dijo creer que yoentendería los peligros de lvigilancia masiva y los secretos d

estado extremos, y que no mvolvería atrás ante las presiones degobierno y sus numerosos aliado

en los medios y otros sectores.



El extraordinario volumen dos documentos secretos que m

pasó Snowden, junto con edramatismo que le ha rodeado a élhan generado un interés mundial sinprecedentes en la amenaza de l

vigilancia electrónica y el valor de lprivacidad en la era digital. Sinembargo, los problema

subyacentes llevan añorecrudeciéndose, casi siempre en loscuridad.

En la actual polémica sobre lNSA hay sin duda muchos aspectoexclusivos. La tecnología permit

actualmente un tipo de vigilanci



omnipresente que antes era terrenoacotado solo de los escritores dciencia ficción más imaginativosAdemás, tras el 11-S, el cultonorteamericano a la seguridad hcreado más que nada un ambient

especialmente propicio a los abusode poder. Y gracias a la valentía dSnowden y a la relativa facilidad

para copiar información digitaltenemos un incomparable vistazode primera mano sobre los detalle

de cómo funciona realmente esistema de vigilancia.Aun así, las cuestione

planteadas por la historia de la NSA



se hacen, en muchos aspectos, ecode numerosos episodios del pasadopasado que se remonta a variosiglos. De hecho, la oposición a quel gobierno invadiera la privacidadde la gente fue un factor important

en la creación de Estados Unidospues los colonos protestaban contras leyes que permitían a lo

funcionarios británicos registrar voluntad cualquier domicilio. Eregítimo, admitían los colonos, qu

el estado obtuviera órdeneudiciales específicas, seleccionadaspara detener a individuos cuando

hubiera indicios de causas probable



de actos delictivos. No obstante, laórdenes judiciales de caráctegeneral —el hecho de que todos lociudadanos fueran objeto potenciade registro domiciliariondiscriminado— eran

ntrínsecamente ilegítimas.La Cuarta Enmienda consagró

esta idea en las leye

norteamericanas. El lenguaje eclaro y conciso: «El derecho de lgente a tener seguridad en su

personas, casas, papeles y efectoscontra cualquier registro y arrestorrazonable, no será violado, y no s

emitirá ningún mandamiento, a no



ser que exista causa probableapoyada por un juramento otestimonio, y que describespecialmente el lugar a seregistrado, las personas a searrestadas y las cosas a se

confiscadas». Se pretendía, poencima de todo, suprimir parsiempre en Norteamérica el pode

del gobierno para someter a suciudadanos a vigilancia generalizadsi no mediaban sospechas.

En el siglo XVIII, el conflictocon la vigilancia se centraba en loregistros domiciliarios, pero,

medida que la tecnología fu



evolucionando, la vigilancievolucionó también. A mediadodel siglo XX, cuando la extensióndel ferrocarril empezó a permitir ereparto rápido y barato del correoa furtiva violación del mismo por e

gobierno británico provocó ungrave escándalo en Reino UnidoEn las primeras décadas del siglo

XX, la Oficina de Investigación dEE.UU. —precursora del actual FB— utilizaba escuchas telefónicas

además de informantes y control da correspondencia, para perseguir quienes se opusieran a la polític

gubernamental.



Con independencia de latécnicas específicas utilizadas, desdel punto de vista histórico lvigilancia masiva ha tenido variacaracterísticas constantes. Aprincipio, los más afectados por l

vigilancia siempre son los disidentey los marginados, por lo ququienes respaldan al gobierno o s

muestran indiferentes sin más acasoleguen a creer equivocadament

que son inmunes. Pero la histori

demuestra que la mera existencia dun aparato de vigilancia a granescala, al margen de cómo se utilice

es en sí mismo suficiente par



reprimir a los discrepantes. Unciudadanía consciente de estasiempre vigilada enseguida se vuelvdócil y miedosa.

Una investigación de FrankChurch de mediados de la década d

1970 sobre espionaje del FBI pusode manifiesto que la agencia habíetiquetado a medio millón d

ciudadanos norteamericanos como«subversivos» potenciales y habíespiado de manera rutinaria

montones de personas basándosúnicamente en el criterio de las ideapolíticas. (La lista de objetivos de

FBI iba de Martin Luther King



ohn Lennon, pasando por eMovimiento de Liberación de laMujeres o la Sociedad John Birch)De todos modos, la plaga de abusode vigilancia no es ni mucho menoexclusiva de la histori

norteamericana. La vigilancimasiva ha sido una tentaciónuniversal para cualquier poder sin

escrúpulos. Y el motivo es el mismoen todos los casos: neutralizar a ldisidencia y exigir conformidad.

Así pues, la vigilancia une gobiernos de, por lo demás, credopolíticos notablemente distintos. A

comienzos del siglo XX, lo



mperios francés y británico crearondepartamentos especializados dcontrol para hacer frente a lamenaza de los movimientoanticolonialistas. Tras la SegundGuerra Mundial, el Ministerio par

a Seguridad del Estado dAlemania Oriental, conocidopopularmente como Stasi, llegó

ser sinónimo de intrusióngubernamental en la vida privada. Ymás recientemente, cuando la

protestas populares de la PrimaverÁrabe pusieron en jaque el poder dos dictadores, los regímenes d

Siria, Egipto y Libia empezaron



espiar el uso que los opositorenternos hacían de internet.

Las investigaciones dBloomberg News y el Wall Streeournal han demostrado que

cuando estas dictaduras estaban

siendo arrolladas por las protestasfueron literalmente a compranstrumentos de vigilancia a la

empresas tecnológicas occidentalesEl régimen sirio de Assad mandólamar a empleados de la empres

taliana de vigilancia Area SpA, quienes se dijo que los sirio«necesitaban rastrear persona

urgentemente». En Egipto, l



policía secreta de Mubarak compróherramientas para penetrar en lencriptación de Skype e interceptalamadas de activistas. Y en Libia

decía el Journal , varios periodistas yrebeldes que en 2011 entraron en un

centro de control del gobiernodescubrieron «un muro de aparatonegros del tamaño de neveras» de l

empresa francesa de vigilanciAmesys. El equipo «inspeccionabel tráfico en internet» del principa

proveedor de servicios de interneen Libia, «abriendo e-mailsdescifrando contraseñas

husmeando en chats online y



cartografiando conexiones entrvarios sospechosos».

La capacidad para escuchar escondidas las comunicaciones de lgente confiere un poder inmenso quienes lo hacen. Y a menos que es

poder esté sometido a unsupervisión y una rendición dcuentas rigurosas, casi seguro qu

servirá para cometer abusos. Esperaque el gobierno de EE.UU. hagfuncionar una máquina de vigilanci

masiva en completo secreto sin caeen sus tentaciones contradice todoos ejemplos históricos y los dato

disponibles sobre la naturalez



humana.De hecho, antes incluso de la

revelaciones de Snowden ya estabclaro que considerar a EstadoUnidos una excepción en el asuntode la vigilancia era una postura muy

ngenua. En 2006, en una sesión deCongreso titulada «Internet enChina: ¿herramienta para la libertad

o prohibición?», los oradorecriticaron al unísono a las empresatecnológicas norteamericanas qu

ayudaban al gobierno chino eliminar la disidencia en internetChristopher Smith (R-NJ), e

congresista que presidía la sesión



comparó la cooperación de Yahoocon la policía secreta china con lentrega de Ana Frank a los nazisFue una arenga a pleno pulmónuna actuación típica de lofuncionarios norteamericano

cuando hablan de un régimen noalineado con EE.UU.

Sin embargo, a los asistentes a l

sesión tampoco se les pasaría poalto que la sesión se celebrabprecisamente dos meses después d

que el New York Times revelase lanumerosísimas escuchas telefónicanternas sin orden judicial llevadas

cabo por la administración Bush



En vista de esas revelacionesdenunciar a otros países por realizasu propia vigilancia interna sonabbastante falso. El representante BradSherman (D-CA), que tomó lpalabra después de Smith, señaló

que las empresas tecnológicas a laque se les dice que oponganresistencia al régimen chino también

deberían ser prudentes con supropio gobierno. «De lo contrario»profetizaba, «mientras los chino

verán su privacidad violada de lmanera más abyecta, aquí enEstados Unidos quizás un dí

tengamos un presidente que



amparándose en estas laxanterpretaciones de la Constituciónea nuestro correo electrónico; y yo

preferiría que para eso hiciera faltuna orden judicial».

A lo largo de las década

pasadas, el miedo al terrorismo —avivado por sistemáticaexageraciones de la amenaza real—

ha sido aprovechado por dirigentenorteamericanos para justificar unamplia serie de políticas extremas

ha dado lugar a guerras de agresióna un régimen que tortura en todo emundo y a la detención (incluso e

asesinato) de ciudadanos tanto



extranjeros como norteamericanosin mediar acusación alguna. Pero eubicuo y secreto sistema dvigilancia a no sospechosos que sha generado puede muy bienresultar su legado más duradero. Y

ello porque, pese a todos loparalelismos históricos, existtambién una dimensión realment

nueva en el actual escándalo de lvigilancia de la NSA: el papedesempeñado actualmente po

nternet en la vida cotidiana.Sobre todo para la generaciónmás joven, internet no es un ámbito

separado, autónomo, donde s



levan a cabo unas cuantas funcionevitales. No consiste solo en eteléfono y la oficina de correos. Eel epicentro del mundo, el lugar enel que ocurre prácticamente todoDonde se hacen amigos, donde s

escogen libros y películas, donde sorganiza el activismo políticodonde se crean y almacenan lo

datos más privados. Es donde sdesarrolla y expresa la verdaderpersonalidad y la identidad de l

persona.Transformar esta red en unsistema de vigilancia de masas tien

repercusiones distintas de las d



otros programas anteriores dvigilancia estatal. Los sistemas despionaje precedentes erannecesariamente más limitados, y ermás fácil eludirlos. Permitir a lvigilancia arraigar en interne

significaría someter prácticamenttodas las formas de interacciónhumana, la planificación e incluso e

pensamiento propiamente dicho un control estatal exhaustivo.

Desde la época en que interne

empezó a utilizarse ampliamentemuchos han detectado suextraordinario potencial: l

capacidad para liberar a centenare



de millones de personademocratizando el discurso políticoe igualando el campo de juego entros poderosos y los carentes d

poder. La libertad en internet —lcapacidad de usar la red sin

restricciones institucionales, controsocial o estatal, ni miedogeneralizado— es fundamental par

el cumplimiento de esa promesaPor tanto, convertir internet en unsistema de vigilancia destruye su

potencial básico. Peor aúntransforma la red en un instrumentode represión, lo cual amenaza con

crear al arma más extrema y



opresora de la intrusión estatal quhaya visto la historia humana.

Por esto las revelaciones dSnowden son asombrosas y de vitamportancia. Al atreverse a exponeas pasmosas capacidades d

vigilancia de la NSA y suambiciones aún más increíblesSnowden ha dejado claro que no

hallamos en una encrucijadhistórica. ¿Será la era digital epreludio de la liberación individua

y de las libertades políticas que solonternet es capaz de promover? ¿Obien esto dará origen a un sistem

de control y seguimiento



omnipresentes, que superará losueños de los peores tiranos depasado? Ahora mismo, cualquiecamino es posible. Nuestraacciones determinarán dóndterminaremos.



1

CONTACTO

El 1 de diciembre de 2012 reciba primera comunicación de EdwardSnowden, aunque en ese momento

no tenía ni idea de que era suya.El contacto llegó en forma de email de alguien que se llamaba a smismo Cincinnatus, una alusión Lucius Quinctius Cincinnatus, eagricultor romano que, en el siglo V

a.C., fue nombrado dictador d



Roma para defender la ciudadcontra los ataques que sufría. Se lrecuerda sobre todo por lo que hizotras derrotar a los enemigosnmediata y voluntariamente dejó e

poder político y regresó a la vid

campesina. Aclamado como«modelo de virtud cívica»Cincinnatus se ha convertido en un

símbolo tanto del uso del podepolítico al servicio del interépúblico como del valor de limitar o

ncluso renunciar al podendividual por el bien de todos.El e-mail empezaba así: «L

seguridad de las comunicaciones d



a gente es para mí muymportante», y su objetivo

declarado era instarme a utilizar uncodificación PGP para que épudiera comunicarme cosas en laque, según decía, yo estaría sin dud

nteresado. Inventada en 1991PGP, que significa pretty good

rivacy (privacidad muy buena), h

acabado convirtiéndose en unherramienta que protege de lvigilancia y los hackers el correo

electrónico y otras formas dcomunicación online.En esencia, el programa envuelv

os e-mails con un escudo protector



que es una contraseña compuestpor centenares, incluso miles, dnúmeros aleatorios y letras sensiblea las mayúsculas. Las agencias dnteligencia más avanzadas de

mundo —entre las que sin duda s

cuenta la NSA— poseen softwarde desciframiento de contraseñacapaz de hacer mil millones d

conjeturas por segundo. Noobstante, las contraseñas de lcodificación PGP son tan largas y

contingentes que el software másofisticado necesita años parnutilizarlas. Quienes más temen e

seguimiento de sus comunicacione



—como los agentes de inteligenciaos espías, los activistas de lo

derechos humanos o los hackers—confían en esta forma dencriptación para proteger sumensajes.

En el e-mail, Cincinnatus decíque había buscado por todas partemi «clave pública» de PGP, qu

permite intercambiar e-maiencriptado, y no la habíencontrado. De ello había deducido

que yo no estaba utilizando eprograma: «Esto pone en peligro todo aquel que se comuniqu

contigo. No sugiero que deban



estar encriptadas todas tucomunicaciones, pero al menodeberías procurar esta opción a locomunicantes».

A continuación, Cincinnatuhacía referencia al escándalo sexua

del general David Petraeus, cuyaventura extraconyugal —que habípuesto fin a su carrera— con l

periodista Paula Broadwell salió a luz después de que lonvestigadores encontraran en

Google correos electrónicos entros dos. Si Petraeus hubierencriptado sus mensajes antes d

enviarlos, escribía, o los hubier



almacenado en su carpeta d«borradores», los investigadores nohabrían podido leerlos. «Encriptaes importante, y no solo para loespías o los mujeriegos». Codificael e-mail, decía, «es una medida d

seguridad fundamental para todoaquel que quiera comunicarscontigo».

Para impulsarme a seguir suconsejo, añadía: «Por ahí haypersonas de las que te gustaría sabe

cosas pero que nunca estableceráncontacto contigo si no están segurade que sus mensajes no van a se

eídos durante la transmisión».



Luego se ofrecía a ayudarme nstalar el programa: «Si necesita

ayuda para esto, dímelo, por favorsi no, pídela en Twitter. Tienemuchos seguidores de grancompetencia técnica dispuestos

brindarte asistencia inmediata». Poúltimo, se despedía: «Gracias. C.»

Hacía tiempo que yo quería usa

software de encriptación. Llevabaños escribiendo sobre WikiLeaksos delatores de ilegalidades, e

colectivo «hacktivista» conocidocomo Anonymous y temas afines, ytambién había establecido

comunicación de vez en cuando con



personas del establishment de lseguridad nacional de EE.UU., lmayoría de las cuales tiene muchonterés en la seguridad en su

comunicaciones y en evitaseguimientos no deseados. Por todo

ello, el uso de software dcodificación era algo que yo ytenía en mente. Sin embargo, e

programa es complicado, sobrtodo para alguien como yo, pocoducho en programación y

ordenadores. Era una de estas cosapara las que nunca encuentras emomento.

El e-mail de C. no me puso la



pilas. Como soy bastante conocidopor haber hecho la cobertura dhistorias que el resto de los mediosuele pasar por alto, es mucha lgente que suele ofrecerme un«historia tremenda» que al fina

queda en nada. Y a menudo mencuentro trabajando en más casode los que soy capaz de manejar. D

modo que, si he de dejar lo questoy haciendo para seguir una pistnueva, necesito algo concreto. Pes

a la vaga alusión a las personas de laque me «gustaría saber cosas», en ee-mail de C. no había nada lo

bastante tentador. No contesté.



Tres días después, volví a tenenoticias de C., que me pedía lconfirmación de que había recibidosu correo. Esta vez respondenseguida: «Lo recibí y voy trabajar en ello. No tengo clave d

PGP y tampoco sé cómo instalarlapero buscaré a alguien que mayude».

Ese mismo día, más tarde, en unnuevo correo C. me proporcionóuna guía detallada para l

nstalación del sistema PGPbásicamente, «encriptación parbobos». Al final de la

nstrucciones, que me parecieron



complejas y confusas sobre todo causa de mi ignorancia, C. decía quaquello era solo «lo estrictamentesencial. Si no encuentras a nadique te oriente en el proceso dnstalación, generación y uso»

añadía, «házmelo saber, por favorPuedo facilitarte contactos conpersonas entendidas en encriptación

de casi cualquier lugar del mundo».El e-mail terminaba con un

firma irónica: «Criptográficament

tuyo, Cincinnatus».A pesar de las buenantenciones, jamás busqué e

momento para resolver lo de l



encriptación. Tras siete semanas, mnoperancia ya me provocaba mal

conciencia. Porque pudiera ser quaquella persona tuviera una historimportante que contar, que yo m

perdería si no me instalab

determinado programa informáticoEn cualquier caso, yo sabía que lencriptación sería de gran valor en

el futuro aunque al finaCincinnatus no tuviera nadnteresante.

El 28 de enero de 2013, le mandun e-mail para decirle que contarícon alguien que me ayudaría en e

asunto de la codificación y qu



seguramente tendría el problemresuelto en uno o dos días.

C. contestó al día siguiente«¡Fantástico! Si necesitas más ayudo luego quieres hacerme algunpregunta, me pongo encantado a tu

disposición. ¡Por favor, acepta mmás sincero agradecimiento poapoyar la privacidad de l

comunicación! Cincinnatus».Pero esta vez tampoco hice nada

enfrascado como estaba en otra

historias y aún poco convencido dque C. tuviera algo interesante qudecir. No existía ninguna decisión

consciente de no hacer nada. Er



solo que en mi lista siemprdemasiado larga de cosas que hacernstalar tecnología de encriptación nstancias de esa person

desconocida nunca era lo bastantapremiante para dejarlo todo y

centrarme en ello.C. y yo nos encontrábamo

atrapados en un círculo vicioso. É

no estaba dispuesto a contarme nadespecífico sobre su historia, nsiquiera a decirme quién era n

dónde trabajaba, si en mi ordenadono estaba instalada la encriptaciónY yo, al no tener el aliciente d

algún detalle, le daba largas y no



respondía a su petición ni mtomaba el tiempo necesario parnstalar el programa.

Viendo mi inacción, C. redoblósus esfuerzos. Grabó un vídeo de 1minutos titulado «PGP par

periodistas». Mediante un softwarque generaba voz, el vídeo contenínstrucciones detalladas sobre cómo

nstalar la encriptación y adjuntabestadísticas y material visual.

Yo seguía sin hacer nada. En es

momento, C., como me dijo máadelante, se sintió frustrado. «Aqume veo», pensaba él, «dispuesto

arriesgar la libertad, quizás incluso



a vida, a entregar a ese tipo miles ddocumentos secretos de la agencimás hermética del país, unfiltración que generará docenasacaso centenares, de primiciaperiodísticas. Y no se toma l

molestia siquiera de instalar unprograma de encriptación».

Así de cerca estuve de perder la

filtraciones más importantes ytrascendentales para la seguridadnacional en la historia de Estado

Unidos.

Supe de nuevo sobre el asunto



diez semanas después. El 18 de abriviajé desde Río de Janeiro, dondvivo, hasta Nueva York, dondtenía previsto dar unas charlas sobros peligros de los secreto

gubernamentales y la vulneración

de las libertades civiles en nombrde la guerra contra el terrorismo.

Tras aterrizar en el aeropuerto

FK, vi que tenía un e-mail de LaurPoitras, la realizadora ddocumentales, que decía así: «¿Po

casualidad vas a estar en EE.UU. lsemana que viene? Me gustarícontarte algo, aunque sería mejor en

persona».



Me tomo muy en serio cualquiemensaje de Laura Poitras. Laurauna de las personas más centradasaudaces e independientes que hconocido, había hecho una películtras otra en las circunstancias má

arriesgadas, sin personal ni apoyode ninguna agencia de noticiasprovista solo de un presupuesto

modesto, una cámara y suresolución. En el punto álgido de lviolencia en la guerra de Irak, s

había aventurado en el TriánguloSuní para rodar My Country, MyCountry, una mirada sin

concesiones sobre la vida cotidian



bajo la ocupación norteamericanaque fue nominada para un premiode la Academia.

Para su siguiente película, ThOath, Poitras se había desplazado Yemen, donde se pasó mese

siguiendo a dos hombres yemeníesel guardaespaldas y el chófer dOsama bin Laden. Desde entonces

Poitras ha estado trabajando en undocumental sobre la vigilancia de lNSA. Estas tres películas

concebidas como una trilogía sobra política de EE.UU. durante lguerra contra el terrorismo, l

convirtieron en objeto de continuo



acosos por parte de las autoridadecada vez que entraba o salía del país

Gracias a Laura, aprendí unvaliosa lección. Cuando noconocimos, en 2010, ya había sidodetenida en aeropuertos un montón

de veces por el Departamento dSeguridad Nacional: la habíannterrogado, amenazado, y le habían

confiscado portátiles, películas yibretas. Con todo, ella insistía un

y otra vez en no hacer público e

acoso incesante, pues temía que larepercusiones obstaculizaran sutrabajo. Pero esto cambió tras un

nterrogatorio inusitadament



ofensivo en el aeropuerto dNewark. Laura ya estaba harta«Quedarme callada no mejora lacosas, las empeora». Estaba decidida que yo escribiera sobre ello.

El artículo que publiqué en l

revista online Salon, en qudetallaba los continuonterrogatorios a los que habí

estado sometida Poitras, despertóconsiderable interés y suscitódeclaraciones de apoyo y denuncia

por acoso. Tras la publicación, lsiguiente ocasión en que Poitrasalió en avión del país no hubo

nterrogatorios ni incautación d



material. Por primera vez en añosLaura podía viajar con libertad.

Para mí la lección estaba clara: os funcionarios de la seguridad

nacional no les gusta la luz. Actúande manera abusiva y con aire matón

solo cuando se creen seguros, en loscuridad. Descubrimos que esecreto es la piedra angular de

abuso de poder, su fuerza motrizEl único antídoto de verdad es ltransparencia.

En el JFK, tras leer el e-mail dLaura, contesté al instante: «Pue



mira, acabo de llegar a EE.UU. estmañana… ¿Dónde estás?»Quedamos en vernos al dísiguiente, en el vestíbulo de mhotel de Yonkers, un Marriott. Nosentamos en el restaurante, aunque

a instancias de ella, antes de empezaa hablar cambiamos dos veces dsitio para estar seguros de que no

nos oiría nadie. Laura fue al granoTenía que hablar de «un asuntomuy importante y delicado», dijo, y

a seguridad era crucial.Como llevaba encima el móvilLaura me pidió que le quitara l

batería o lo dejara en la habitación



«Parece paranoia», dijo, pero egobierno tiene capacidad paractivar móviles y portátiles distancia para convertirlos endispositivos de escucha. Tener eteléfono o el ordenador apagado

no evita nada: solo es útil quitar lbatería. Había oído decir esto antea hackers y activistas en pro de l

transparencia, pero lo considerabuna precaución excesiva y no solíhacer caso; sin embargo, esta vez m

o tomé en serio porque lo decíella. Al ver que no podía sacar lbatería del móvil, lo llevé a l

habitación y regresé al comedor.



Laura empezó a hablar. Habírecibido una serie de e-mailanónimos de alguien que parecíserio y honrado y afirmaba teneacceso a ciertos documentosumamente secretos y

comprometedores sobre actividadede espionaje del gobierno dEE.UU., que afectaban a su

propios ciudadanos y al resto demundo. El hombre estaba resuelto filtrar los documentos y solicitab

expresamente que Laura trabajasconmigo para hacerlos públicos nformar sobre ellos. En su

momento no establecí ningun



relación con los ya olvidados emails de Cincinnatus recibidomeses atrás, guardados en algúnugar apartado de mi cabezanvisibles.

De pronto Laura sacó unas hoja

de su mochila: dos de los correoelectrónicos enviados por efiltrador anónimo, que leí ah

sentado de principio a fin.Alucinante.El segundo de los e-mails

mandado semanas después deprimero, empezaba así: «Sigo aquí»Con respecto a la cuestión que tení

yo tan presente en la cabeza —



¿cuándo estaría él listo parpasarnos los documentos?—, decía«Solo puedo decir que “pronto”».

Tras pedirle insistentemente ququitara siempre las baterías de lomóviles antes de hablar sobre tema

delicados —o que al menos loguardase en la nevera, donde sanulaba su capacidad de escucha—

el filtrador decía a Laura que debítrabajar conmigo sobre esodocumentos. A continuación iba a

grano de lo que consideraba sumisión:

El impacto de este período inicial



[tras las primeras revelaciones]procurará el respaldo necesario paracrear un internet más igualitario,

aunque esto no supondrá ningunaventaja para las personas corrientes amenos que la ciencia deje la ley atrás.Si conocemos los mecanismos con los

cuales se viola nuestra privacidad,podemos lograr nuestro propósito.Podemos garantizar que todas laspersonas tengan la misma protección

contra búsquedas irrazonablesmediante leyes universales, pero solosi la comunidad tecnológica estádispuesta a enfrentarse a la amenaza

y a comprometerse a poner enpráctica soluciones complejas. Alfinal, debemos hacer respetar unprincipio en virtud del cual los

poderosos disfrutarán de privacidad



exactamente igual que las personasnormales: un principio basado en lasleyes de la naturaleza más que en las

de la política humana.

«Es un individuo real», dije aterminar. «No sé decir muy bienpor qué, pero intuyo que esto eserio, que él es exactamente quiendice ser».

«Yo también», dijo Laura«Tengo pocas dudas».

Desde el punto de vista de lo

razonable y lo racional, Laura y yosabíamos que nuestra confianza ena veracidad del filtrador quizás er

mprocedente. No teníamos ni ide



de quién le estaba escribiendoPodía ser cualquiera. El hombre encuestión podía estar inventándoselotodo. También cabía la posibilidadde que fuera una especie de argucidel gobierno para acusarnos d

colaboración con una filtracióncriminal. O acaso se tratara dalguien que pretendiera daña

nuestra credibilidad pasándonodocumentos falsos para que lopublicásemos.

Analizamos todas laposibilidades. Sabíamos que unnforme secreto del ejército d

EE.UU. declaraba a WikiLeak



enemigo del estado y sugerímaneras de «dañar y destruipotencialmente» la organización. Enforme (irónicamente filtrado

WikiLeaks) hablaba de lposibilidad de pasar documento

falsos. Si WikiLeaks los publicabcomo auténticos, su credibilidadsufriría un duro golpe.

Laura y yo éramos conscientede las dificultades, pero no latuvimos en cuenta y nos fiamos d

a intuición. Algo intangible aunquconvincente de los e-mails nodejaba claro que el autor era sincero

Escribía basándose en una resuelt



creencia en los peligros de laactividades secretas del gobierno ydel espionaje generalizado; reconocpor instinto su pasión política. Sentuna afinidad con nuestronterlocutor, con su cosmovisión y

con esta sensación de apremio que todas luces estaba consumiéndolo.

Durante los últimos siete años

mpulsado por la misma convicciónhe escrito casi a diario sobre lapeligrosas tendencias en los secreto

de estado de EE.UU., el podeejecutivo radical, los abusos en lvigilancia y las detenciones, e

militarismo y la violación de la



ibertades civiles. Hay un tono yuna actitud particulares que unen os periodistas, los activistas y miectores, personas que se sientengualmente alarmadas por esta

tendencias. Para alguien que no

sintiera de veras esta preocupaciónsería difícil, razonaba yoreproducirla de forma tan precisa

con tanta autenticidad.En uno de los últimos pasajes d

os e-mails de Laura, el autor decí

estar dando los últimos pasonecesarios para procurarnos lodocumentos. Necesitaba entr

cuatro y seis semanas más; pronto



tendríamos noticias suyas. Nos loaseguró.

Tres días después, Laura y yovolvimos a vernos, esta vez enManhattan y con otro e-mail defiltrador anónimo, en el qu

explicaba por qué estaba dispuesto sacar a la luz esos documentos ycon ello, arriesgar su libertad y

exponerse muy probablemente una larga condena carcelaria. En esmomento me convencí aún más

nuestra fuente era auténtica, perocomo le dije a mi pareja, DavidMiranda, en el avión de regreso

Brasil, estaba decidido a quitármelo



todo de la cabeza. «Quizá nofuncione. El hombre puede cambiade opinión. Cabe la posibilidad dque lo detengan». David, personmuy intuitiva, acertó de lleno. «Eauténtico, desde luego

Funcionará», declaró. «Y va a sealgo gordo».

Una vez en Río, pasé tresemanas sin noticias. Casi no pens

en la fuente porque lo único qupodía hacer era esperar. De repenteel 11 de mayo, recibí un e-mail dun experto informático con el qu



Laura había trabajado en el pasadoSus palabras eran crípticas, pero esignificado estaba claro: «HolaGlenn. Estoy aprendiendo a utilizael sistema PGP. ¿Tienes undirección adonde pueda enviart

por correo algo que te ayude ponerte en marcha la semana quviene?».

Yo estaba seguro de que e«algo» que quería mandarme era loque yo necesitaba para ponerme

trabajar con los documentos defiltrador. Esto significaba a su vezque Laura había tenido noticias de

anónimo autor de los e-mails y



recibido lo que habíamos estadoesperando.

El técnico envió mediantFederal Express un paquete qudebía llegar al cabo de dos días. Yono sabía qué imaginarme: ¿Un

programa? ¿Los propiodocumentos? Durante las siguientecuarenta y ocho horas me resultó

mposible centrarme en otra cosaPero a las cinco y media de la tarddel día previsto para la entrega no

legó nada. Llamé a FedEx, y mdijeron que el paquete estabretenido en la aduana por «razone

desconocidas». Pasaron dos días



Cinco días. Una semana enteraCada día FedEx me decía lo mismoel paquete estaba retenido en laduana por razones desconocidas.

Por un momento contemplé lposibilidad de que cierta autoridad

gubernamental —norteamericanabrasileña o de donde fuera— fuerresponsable del retraso porqu

supiera algo, pero me aferré a lmucho más probable explicación dque se trataba solo de un típico

fastidio burocrático fortuito.A estas alturas, Laura empezó mostrarse reacia a hablar de nada d

eso por teléfono o e-mail, por lo



que yo no sabía qué habíexactamente en el paquete. Lo que sdijo fue que quizá deberíamos viajaa Hong Kong enseguida a reunirnocon nuestra fuente.

Por fin, más o menos diez día

después de haber sido enviado epaquete, FedEx me lo hizo llegarLo abrí a toda prisa y me encontr

con dos dispositivos de memoriUSB y una nota con instruccionedetalladas para utilizar diverso

programas informáticos diseñadopara proporcionar máximseguridad, amén de numerosa

frases de contraseñas para cuentas d



correo encriptadas y otroprogramas de los que no había oídohablar en mi vida.

No tenía ni idea de qusignificaba todo aquello. No msonaban aquellos programa

específicos, aunque sí las frases dcontraseñas, que básicamente soncontraseñas largas, dispuestas a

azar, que contienen puntuación yetras sensibles a las mayúsculas

todo concebido para impedir su

desciframiento. Como Poitraseguía muy reacia a hablar poteléfono y online, yo seguí

frustrado: por fin tenía lo que habí



estado esperando, pero carecía dpistas que me ayudaran.

Iba a conseguirlo gracias a lmejor guía posible.

Al día siguiente de la llegada depaquete, durante la semana del 20 d

mayo, Laura me dijo que tenía quhablar urgentemente conmigo perosolo a través del chat OTR (off-the

record ), un instrumento encriptadopara hablar online sin problemasYo había usado antes el OTR y

gracias a Google conseguí instalar eprograma, abrí una cuenta y añadí enombre de Laura a mi «lista d

amigos». Ella apareció en el acto.



Pregunté si yo tenía acceso a lodocumentos secretos. Soloprocedían de la fuente, me dijoLaura, no de ella. Ahora me sentídesconcertado. ¿Qué estabhaciendo en Hong Kong alguien

con acceso a documentos secretodel gobierno norteamericano? ¿Qutenía que ver Hong Kong en todo

eso? Yo había dado por supuestoque la fuente anónima se hallaba enMaryland o en el norte de Virginia

¿Por qué alguien así estaríprecisamente en Hong Kong? Yoestaba dispuesto a viajar a cualquie

sitio, por supuesto, pero quería má



nformación sobre el porqué. Sinembargo, la incapacidad de Laurpara hablar con libertad nos obligóa aplazar esta discusión.

Me preguntó si en los próximodías estaría dispuesto a viajar con

ella a Hong Kong. Yo quería estaseguro de que eso valía la pena, edecir, si ella había obtenido

verificación de que la fuente era realMe respondió de forma críptica«Pues claro, si no, no te propondrí

r a Hong Kong». Di por sentadoque ella había recibido algunodocumentos serios de la fuente.

Pero también me dijo que estab



gestándose un problema. La fuentestaba molesta por el modo en quhabían ido las cosas hasta emomento, y sobre un nuevo giro: lposible implicación del WashingtonPost. Según Laura, era esencial qu

yo hablara con él directamente, partranquilizarlo y apaciguar sucreciente preocupación.

En el espacio de una hora, recibun e-mail de la fuente.

Procedía de Verax@. «Verax

significa, en latín, «el que dice lverdad». En «Asunto» poní«Hemos de hablar».

«He estado trabajando en un

mailto:[email protected]



proyecto importante con un amigode ambos», comenzaba el e-mail, loque me permitía saber que era él, lfuente anónima, haciendo clarreferencia a sus contactos con Laura

«Hace poco declinaste l

nvitación a un viaje para reunirtconmigo. Has de implicarte en estasunto», escribía. «¿Hay algun

posibilidad de que hablemopronto? Me consta que no tieneuna buena infraestructura d

seguridad, pero veré qué puedohacer». Propuso que habláramomediante OTR y me dio su nombr

de usuario.



No estaba seguro de qué querídecir él con «declinar la invitación un viaje»: yo había manifestadoconfusión sobre por qué estaba éen Hong Kong pero desde luego nome había negado a nada. Lo atribu

a un malentendido y respondenseguida. «Quiero hacer todo loposible para implicarme en esto», l

dije, y acto seguido le sugerí quhabláramos inmediatamente conOTR. Añadí su nombre de usuario

a mi lista de amigos y esperé.Al cabo de quince minutos, enmi ordenador sonó una especie d

campanilla como indicación de qu



él se había apuntado. Algo nerviosotecleé su nombre y escribí «hola»Él respondió, y de pronto mencontré hablando directamentcon alguien que, suponía yo, teníen su poder cierto número

desconocido de documentosecretos sobre programas dvigilancia de EE.UU. y que querí

sacar a la luz al menos algunos.De entrada le dije que estab

totalmente comprometido con e

asunto. «Estoy dispuesto a hacer loque sea para informar acerca desto», dije. La fuente —cuyo

nombre, lugar de trabajo, edad y



demás particularidades seguíansiendo desconocidos para mí— mpreguntó si podía ir a Hong Kong verle. No pregunté por qué estaba éen Hong Kong; no quería dar lmpresión de que iba a la caza d

titulares.Desde el principio decidí que l

dejaría llevar la iniciativa. Si é

quería que yo supiera por questaba en Hong Kong, ya me lodiría. Y si quería que yo supiera qu

documentos tenía y tenía pensadopasarme, también me diría eso. Dtodos modos, me costaba mantene

esta postura pasiva. Como antiguo



abogado y actual periodista, estoyacostumbrado a interrogar conagresividad cuando quierorespuestas, y en la cabeza me bullíancentenares de preguntas.

Pero me hacía cargo de que su

situación era delicada. Conndependencia de lo que fuera cierto

o no, yo sabía que esa persona habí

decidido llevar a cabo lo que egobierno de Estados Unidoconsideraría un delito gravísimo

Viendo lo preocupado que estabcon las comunicaciones segurasestaba claro que la discreción er

fundamental. Y, razoné yo, como



tenía tan poca información sobre lpersona con la que estaba hablandosu modo de pensar, sus motivos ysus temores, eran imperativos lcautela y el comedimiento. Noquería asustarle. De modo que m

obligué a mí mismo a dejar que lnformación llegara hasta mí en vez

de intentar arrebatársela.

«Claro que iré a Hong Kong»dije, sin dejar de pensar por questaba él precisamente allí y por qu

quería que fuera yo.Ese día hablamos dos horaonline. Su principal preocupación

era que, con su consentimiento



Poitras había hablado con unperiodista del Washington PostBarton Gellman, sobre algunos dos documentos de la NSA que l

fuente le había proporcionadoDichos documentos concernían

una cuestión concreta sobre unprograma denominado PRISM, qupermitía a la NSA recoge

comunicaciones privadas de laempresas de internet mámportantes del mundo, como

Facebook, Google, Yahoo o SkypeEn vez de informar de la historicon rapidez y agresividad, e

Washington Post había creado un



numeroso equipo de abogados quse dedicaban a redactar toda clase ddemandas y a hacer públicas todsuerte de serias advertencias. Para lfuente, eso indicaba que el Post, qucontaba con lo que parecía un

oportunidad periodística sinprecedentes, tenía más miedo quconvicción y determinación

También le ponía furioso que ePost hubiera implicado a tantapersonas, temeroso de que esta

discusiones hicieran peligrar suseguridad.«No me gusta cómo están yendo

as cosas», me dijo. «Antes querí



que fuera otro quien se encargara do de PRISM para que tú pudiera

concentrarte en el conjunto dearchivo, sobre todo el espionajnterno generalizado, pero ahor

quiero que seas tú quien inform

sobre esto. Llevo tiempoeyéndote», añadió, «y sé que lo

harás con contundencia y sin

temor».«Estoy listo e impaciente», l

dije. «Decidamos ahora qué debo

hacer».«Lo primero es que vengas Hong Kong», dijo, que volví

sobre ello una y otra vez: Ven a



Hong Kong de inmediato.El otro asunto importante qu

comentamos en esa primerconversación online giró en torno os objetivos de la fuente. Por los e

mails que Laura me había enseñado

yo sabía que él se sentía impulsado revelar al mundo el inmenso aparatode espionaje que el gobierno

norteamericano estaba creando ensecreto. Pero ¿qué esperabconseguir?

«Quiero provocar un debatmundial sobre la privacidad, libertad en internet y los peligros d

a vigilancia estatal», explicó. «No



tengo miedo de lo que puedpasarme. Tengo asumido que, traesto, mi vida probablementcambiará. Estoy conforme. Sé quhago lo correcto».

A continuación dijo algo

sorprendente: «Quiero sedentificado como la persona qu

hay detrás de estas revelaciones

Creo tener la obligación de explicapor qué estoy haciendo esto y loque espero lograr». Me explicó qu

había redactado un documento ququería colgar en internet cuando yse le conociera públicamente como

a fuente: un manifiesto a favor de l



privacidad y en contra de lvigilancia para que lo firmase gentde todo el mundo y, de este modose hiciera patente la existencia de unmovimiento global de apoyo a lprotección de la privacidad.

Pese a los costes casi seguros ddar a conocer su identidad —unarga pena de cárcel, si no algo peo

—, estaba, decía la fuente una y otrvez, «conforme» con esaconsecuencias. «De todo esto solo

me asusta una cosa», dijo, «que lgente vea estos documentos y sencoja de hombros, como diciendo

“ya lo suponíamos y nos da igual”



Lo único que me preocupa es hacetodo esto por nada».

«Dudo mucho que pase esto», ldije sin estar muy convencidoGracias a los años que escribí sobros abusos de la NSA, sabía qu

puede ser difícil conseguir que a lgente le importe de veras lvigilancia estatal secreta: la invasión

de la privacidad y el abuso de podesuelen verse como una abstracciónalgo difícil de tomar de maner

visceral. Es más, el tema de lvigilancia es siempre complejo, poo que cuesta más implicar a la gent

de manera generalizada.



Sin embargo, esto de ahorpintaba de otro modo. Cuando sfiltran documentos secretos, lomedios prestan atención. Y el hechode que el aviso lo diera alguien ddentro del aparato de seguridad

nacional —y no un abogado de lACLU o un defensor de laibertades civiles— segurament

suponía un refuerzo añadido.Aquella noche hablé con David

sobre lo de ir a Hong Kong. Yo aún

me mostraba reticente a dejar todomi trabajo para volar al otroextremo del mundo a encontrarm

con alguien de quien no sabía nada



ni siquiera el nombreconcretamente no tenía ningunprueba real de que fuera quien decíser. Podía ser una absoluta pérdidde tiempo. ¿Y si todo aquello eralgún tipo de inducción al delito o

un complot extraño?«Dile que primero quieres ve

algunos documentos para confirma

que se trata de una persona seria yque es algo de valor para ti»propuso David.

Seguí su consejo, como dcostumbre. A la mañana siguiententré en OTR y le dije que tenía l

ntención de ir a Hong Kong en



cuestión de días, pero que primeroquería ver algunos documentos conel fin de conocer qué clase drevelaciones estaba dispuesto hacerme.

A tal fin, me dijo que instalar

varios programas. Después pasé unpar de días online mientras la fuentme explicaba paso a paso la maner

de instalar y utilizar cada programancluyendo por fin la encriptación

PGP. Como C. sabía que yo era un

principiante, tuvo una paciencienorme, hasta el punto de decirmiteralmente cosas como «haz clic en

el botón azul, ahora pulsa OK y



pasa a la pantalla siguiente».Yo pedía disculpas todo el rato

por mi incompetencia, por robarlhoras de su tiempo en las que maclaraba los aspectos más básicos da seguridad en las comunicaciones

«Tranquilo», decía él, «la mayoparte de esto no tiene muchosentido. Además, ahora mismo

dispongo de mucho tiempo libre».En cuanto estuvieron instalado

todos los programas, recibí un

archivo con unos 25 documentos«Solo un pequeño anticipo: lpunta de la punta del iceberg»

explicó con tono tentador.



Descomprimí el archivo, vi lista de documentos e hice clic a

azar en uno de ellos. En la partsuperior de la página apareció uncódigo en letras rojas: «TOPSECRET/COMINT/NOFORN/.

Así pues, el documento habísido legalmente declarado «secreto»pertenecía a la «inteligencia de la

comunicaciones» (COMINTcommunications intelligence) y «nose podía distribuir entre ciudadano

extranjeros» (NOFORN, no…oreign nationals), incluyendo

organizaciones internacionales y

socios de coaliciones. Ahí estaba



con incontrovertible claridad: uncomunicación altamentconfidencial de la NSA, una de laagencias más secretas del país mápoderoso del mundo. De la NSA nose había filtrado nada de tant

mportancia en las seis décadas dhistoria de la agencia. Ahora yotenía en mi poder unos cuanto

nformes de ese tipo. Y la personcon la que los dos últimos días mhabía pasado horas chateando podí

proporcionarme muchísimos más.El primer documento era unmanual de entrenamiento par

funcionarios de la NSA en el que s



enseñaba a los analistas nuevacapacidades de vigilancia. Hablaben términos generales de la clase dnformación sobre la que lo

analistas podían indagadirecciones electrónicas, datos d

ocalización de IP, números dteléfono) y la clase de datos qurecibirían como respuest

contenido de los e-mails«metadatos» telefónicos, registrode chats). En esencia, yo estab

escuchando furtivamente a lofuncionarios de la NSA mientranstruían a sus analistas sobre cómo

escuchar a sus objetivos.



Se me dispararon las pulsacionesTuve que dejar de leer y pasear unrato por mi casa para asimilar lo quacababa de ver y tranquilizarmpara ser capaz de leer los archivosVolví al portátil e hice clic en e

documento siguiente, unpresentación secreta en PowerPointitulada «PRISM/US-984XN

Perspectiva General». En cadpágina se apreciaban los logotipode nueve de las empresas de interne

más importantes, entre ellas GoogleFacebook, Skype y Yahoo.En las primeras diapositiva

aparecía un programa en el que l



NSA tenía lo que denominab«recopilación directamente de loservidores de estos proveedores dservicios de internet en EE.UUMicrosoft, Yahoo!, GoogleFacebook, Paltalk, AOL, Skype

YouTube, Apple». En un gráfico sveían las fechas en las que cadempresa se había incorporado a

programa.Sentí tal agitación que tuve qu

dejar de leer otra vez.

La fuente también decía que menviaba un archivo grande al que yono podría acceder hasta su debido

tiempo. Decidí dejar a un lado d



momento estas afirmacionecrípticas aunque significativas dacuerdo con mi enfoque de dejarldecidir cuándo recibiría yonformación, pero también por lo

entusiasmado que me sentía ante lo

que tenía delante.Desde el primer vistazo a eso

documentos supe dos cosas: qu

debía ir enseguida a Hong Kong yque necesitaría un considerablapoyo institucional para realizar m

trabajo. Eso significaba involucraal Guardian, el periódico y lpágina web de noticias online en l

que colaboraba como columnist



diario desde hacía solo nueve mesesAhora iba a implicarles en lo que yoya sabía que sería una historiexplosiva.

Mediante Skype llamé a JaninGibson, la jefa de redacción

británica de la ediciónnorteamericana del Guardian. Conel Guardian había acordado que yo

tenía plena independencia, es decirnadie podía editar, ni siquiercorregir, mis artículos antes de se

publicados. Los escribía y locolgaba yo mismo en internet. Lúnica excepción a este acuerdo e

que les avisaría de si el texto podí



tener consecuencias legales para eperiódico o planteaba algún dilemperiodístico inhabitual. Esto habípasado muy pocas veces en esonueve meses, solo una o dos, de loque se desprende que yo habí

tenido poco contacto con loredactores del Guardian.

Pero si había una historia qu

ustificaba ponerlos sobre avisodesde luego era esta. También sabíque me harían falta los recursos y e

respaldo del periódico.«Janine, tengo una historitremenda», le lancé. «Dispongo d

una fuente con acceso a lo qu



parece ser una gran cantidad ddocumentos secretos de la NSA. Yme ha hecho llegar algunos, y es unescándalo. Pero dice que tiene másmuchos más. Por alguna razón, esten Hong Kong, todavía no sé po

qué, y quiere que nos encontremoallí para obtener el resto. Lo que mha dado, lo que acabo de ver, pon

de manifiesto algunas…».Gibson me interrumpió. «¿Con

qué me llamas?».

«Con Skype».«No creo que sea aconsejablhablar de esto por teléfono, sobr

todo con Skype», dijo con tino, y



me propuso que cogiera un aviónpara Nueva York de inmediato parpoder hablar del asunto en persona

Mi plan, que expliqué a Lauraera volar a Nueva York, enseñar lodocumentos al Guardian

lusionarles con la historia y haceque me enviasen a Hong Kong parencontrarme con la fuente. Laura y

yo quedamos en vernos en NuevYork y viajar juntos a Hong Kong.

Al día siguiente volé desde Río

al JFK, y a las nueve de la mañanaviernes 31 de marzo, traregistrarme en mi hotel de Mahattan

acudí a la cita con Laura. Lo



primero que hicimos fue ir a untienda y comprar un portátil quharía las veces de «muro de aire», unordenador que nunca se habríconectado a internet. Es mucho mádifícil someter a vigilancia un

ordenador sin internet. Un serviciode inteligencia como la NSA solopuede controlar un muro de aire s

ogra acceder físicamente aordenador e instala un dispositivode vigilancia en el disco duro

Mantener en todo momento cercun muro de aire impide esa clase dnvasión. Usaría ese portátil par

trabajar con materiales que no



quisiera ver sometidos seguimiento, como documentosecretos de la NSA, sin miedo detección alguna.

Guardé el ordenador en lmochila y anduve con Laura la

cinco manzanas de Mahattan qume separaban de las oficinas deGuardian en el Soho.

Cuando llegamos, Gibson estabesperándonos. Fuimos directamenta su despacho, adonde acudió

también Stuart Millar, segundo dGibson. Laura se quedó fueraGibson no la conocía, y yo querí

que pudiéramos hablar con libertad



No tenía ni idea de si los redactoredel Guardian reaccionarían conmiedo o con entusiasmo ante mprimicia. No había trabajado conellos antes, al menos en nada que sacercara mínimamente a este nivel d

gravedad e importancia.Saqué los archivos de la fuent

de mi portátil, y Gibson y Millar s

sentaron a una mesa y estuvieroneyendo los documentos y

mascullando de vez en cuando

«vaya», «mierda» y exclamacioneparecidas. Yo me acomodé en unsofá y les observé mientras leían

detectando las diversas notas d



sorpresa en sus rostros a medida quban captando la realidad de lo ques había llevado. Cada vez qu

terminaban con un documentoasomaba yo para enseñarles esiguiente. Su asombro aumentab

por momentos.Aparte de las aproximadament

dos docenas de documentos de l

NSA enviados por la fuente, esthabía incluido el manifiesto qupretendía colgar en la red, en el qu

se pedían firmas como muestra dsolidaridad con la causa a favor de lprivacidad y en contra de l

vigilancia. El manifiesto tenía un



tono serio y dramático, pero es loque cabía esperar habida cuenta das decisiones que había tomado

decisiones que trastocarían su vidpara siempre. A mí me parecíógico que el testigo de la creación

turbia de un sistema omnipresentde vigilancia estatal invisible, sinsupervisión ni controles, estuvier

realmente alarmado por lo quhabía visto y por los peligros quello planteaba. Como es natural, e

tono era extremo; se habínquietado tanto que había tomadoa extraordinaria decisión de hace

algo valiente y trascendental



Entendí el porqué, pero mpreocupaba la reacción de Gibson yMillar tras haber leído el manifiestoNo quería que pensaran quteníamos tratos con un loco, alguiennestable, sobre todo porque, tra

haber pasado varias horas hablandocon él, yo sabía que era una personexcepcionalmente racional y abierto

al diálogo.Mi temor pronto quedó

confirmado. «Todo esto parece un

ocura», dictaminó Gibson«Algunos, entre ellos defensores da NSA, dirán que todo esto sigu

un poco el estilo de Ted Kaczynski



Unabomber », admití. «Pero enúltima instancia lo que importa sonos documentos, no él ni su

motivos para dárnoslos. Ademásquien hace algo tan extremo ha dtener ideas extremas. Es inevitable»

Además del manifiestoSnowden había escrito una carta os periodistas a quienes entregab

su archivo de documentos. En ellpretendía explicar sus fines yobjetivos y pronosticaba qu

seguramente sería demonizado:

Mi único objetivo es informar a lagente de lo que se hace en su nombre

y lo que se hace en su contra. El



gobierno de EE.UU., en complicidadcon estados clientes, principalmentelos Cinco Ojos —Reino Unido,

Canadá, Australia y Nueva Zelanda—, ha impuesto en el mundo unsistema de vigilancia secreta yomnipresente de la que no es posible

escapar. Protegen sus sistemasinternos de la supervisión de losciudadanos mediante clasificacionesy mentiras, y se blindan contra el

escándalo de eventuales filtracionesexagerando protecciones limitadasque deciden conceder a losgobernados…

Los documentos adjuntos sonreales y originales, y se ofrecen paraprocurar un conocimiento de cómofunciona el sistema de vigilancia

pasiva, global, para que se puedan



crear protecciones contra el mismo.El día en que escribo esto, todos losregistros nuevos de comunicaciones

pueden ser ingeridos y catalogadospor dicho sistema y se pretendeguardarlos durante años; por otrolado, están creándose y

desplegándose en todo el mundo«Almacenes Masivos de Datos» (o,de manera eufemística, Almacenes deDatos de «Misiones»), estando el

mayor en Utah. Mientras rezo paraque la toma de conciencia públicadesemboque en la reforma, tengamospresente que las políticas de los

hombres cambian con el tiempo, yque incluso la Constitución essubvertida cuando el apetito de poderasí lo exige. Son palabras de la

historia: no hablemos más de la fe en



el hombre; atémoslo con las cadenasde la criptografía para que no hagatravesuras.

Reconocí al instante la últimfrase como un guiño a una frase d

Thomas Jefferson de 1798 que cito menudo: «Así pues, en cuestionede poder, no hablemos más de la fen el hombre; atémoslo con lacadenas de la Constitución para quno haga travesuras».

Tras revisar todos lo

documentos, incluida la carta dSnowden, Gibson y Millaquedaron convencidos. «En do

palabras», concluyó Gibson al cabo



de dos horas de mi llegada aquellmañana, «tienes que ir a HonKong lo antes posible. ¿Qué tparece mañana?».

El Guardian se subía al carroMi misión en Nueva York habí

sido cumplida con éxito. Ahora yosabía que Gibson estabcomprometida a luchar por l

noticia con garra, al menos dmomento. Aquella tarde, Laura yyo estuvimos con el agente de viaje

del Guardian para poder ir a HonKong cuanto antes. La mejoopción era un vuelo de dieciséi

horas seguidas con Cathay Pacifi



que salía del JFK a la mañansiguiente. Sin embargo, justocuando comenzábamos a celebranuestro inminente encuentro con lfuente, surgió una complicación.

Al final del día, Gibson

manifestó su deseo de quparticipase también un viejoreportero del Guardian, Ewen

MacAskill, que llevaba veinte añoen el periódico. «Es un granperiodista», dijo Janine. Dada l

envergadura del asunto en que noembarcábamos, yo sabía que haríanfalta otros reporteros y en teoría no

tenía ningún inconveniente. Pero



no conocía a MacAskill y mresultaba desagradable la manera enque nos era impuesto en el últimomomento.

«Me gustaría que Ewen tacompañara a Hong Kong», añadió

Yo no conocía a MacAskill, pero lomás importante es que la fuenttampoco. Por lo que C. sabía

bamos a Hong Kong solo Laura yyo. Tuve la clarísima sensación dque también Laura, una persona qu

o organiza todo con granmeticulosidad, iba a ponerse furiosante ese repentino cambio de planes

No me equivoqué. «Ni hablar



De ninguna manera», soltó. «Nopodemos agregar sin más otrpersona a última hora. Y encima noe conozco de nada. ¿Quién lo hnvestigado?».

Intenté explicarle los motivo

que, a mi juicio, tenía Gibson. Lverdad es que yo aún no conocía nconfiaba del todo en el Guardian, a

menos si se trataba de un asunto tanmportante, y supuse que a ellos le

pasaba lo mismo conmigo

Teniendo en cuenta lo mucho quhabía en juego con la historiarazoné que probablemente querían

a alguien de la empresa a quien



conocieran bien y que les contartodo lo relativo a la fuente. AdemásGibson necesitaría el respaldo y laprobación de todos los redactoredel Guardian de Londres, que mconocían todavía menos que ella

anine seguramente quería incluir alguien que tranquilizara a Londresy Ewen respondía bien a ese perfil.

«Me da igual», replicó Laura«Viajar con una tercera persona, undesconocido, podría suscita

vigilancia o asustar a la fuente»Como solución de compromisopropuso que enviaran a Ewen a

cabo de unos días, en cuanto



nosotros hubiéramos establecidocontacto con la fuente en HonKong y creado un clima dconfianza. «Tú tienes ascendientsobre ellos. Diles que no puedenenviar a Ewen hasta que estemo

preparados».Volví a hablar con Gibson y l

propuse lo que parecía un buen

arreglo, pero ella parecía decidida«Ewen puede ir contigo, pero noconocerá a la fuente hasta que Laur

y tú digáis que estáis listos».El hecho de que Ewen viniercon nosotros a Hong Kong er

vital, sin duda. Gibson necesitab



garantías sobre lo que estabpasando ahí y un medio para disipaos temores que pudieran tener suefes de Londres. Pero Laura seguí

manteniéndose inflexible en qudebíamos viajar solos.

«Si la fuente nos vigila en eaeropuerto y ve a esta inesperadtercera persona, a la que no conoce

se asustará y pondrá fin al contactoNi hablar». Al modo de undiplomático del Departamento d

Estado que va y viene entradversarios de Oriente Medio con lvana esperanza de alcanzar un

acuerdo, volví a hablar con Gibson



que me dio una vaga respuestndicativa de que Ewen iría un pa

de días después. O quizás era soloo que yo quería oír.

Sea como fuere, a última hora daquella noche supe por la agencia d

viajes que el billete de Ewen habísido comprado… para el mismovuelo del día siguiente. Lo

mandaban en ese avión conndependencia de todo lo demás.

Por la mañana, en el coch

camino del aeropuerto, Laura y yotuvimos nuestra primera y únicpelea. En cuanto hubimos salido de

hotel le di la noticia de que al fina



Ewen nos acompañaba, y ellmontó en cólera. Insistía en que yoestaba haciendo peligrar el conjuntode la operación. Meter a estas alturaa otra persona en el asunto era unnsensatez. Laura no confiaba en

nadie que no tuviera antecedentepor haber trabajado en algodelicado y me echaba la culpa d

que el Guardian pudiera hacefracasar el plan.

No podía decirle a Laura que su

preocupaciones carecían dfundamento, pero sí intenté hacerlver que el Guardian había insistido

mucho en ello y no había opción



Además, Ewen solo conocería a lfuente cuando nosotros diéramos evisto bueno.

A Laura le daba igual; parapaciguarla, llegué a proponerle quno fuéramos, sugerencia que ell

rechazó al punto. Nos quedamodiez minutos callados, abatidos yenfadados, mientras el coch

permanecía atrapado en un atasco dtráfico camino del JFK.

Yo sabía que Laura tenía razón

as cosas no debían haber ido así, yrompí el silencio para decírseloActo seguido, le propuse qu

gnorásemos a Ewen y lo



marginásemos, dando a entendeque era ajeno a nosotros. «Estamoen el mismo bando», le recordé«No discutamos. Considerando loque hay en juego, no será la últimvez que algo escape a nuestro

control». Intenté convencer a Laurde que teníamos que concentrarnoen trabajar juntos para supera

obstáculos. Al rato volvimos a estatranquilos.

Al llegar a las inmediaciones de

aeropuerto, Laura sacó un pen drivde la mochila.—¿Sabes qué es esto? —

preguntó con expresión grave.



—No. ¿Qué es?—Los documentos —contestó

—. Todos.

Cuando llegamos, Ewen y

estaba en la puerta de embarqueLaura y yo nos mostramos cordialepero fríos, pues queríamos que s

sintiera excluido, hacerle saber quno tendría ningún papel hasta estanosotros preparados para darle uno

Como única diana de nuestrrritación, lo tratamos como si fuerequipaje adicional que nos hubieranendilgado. Era injusto, pero yo



estaba demasiado pendiente de loprobables tesoros del pen drive dLaura y de la importancia de lo qubamos a hacer para pensa

demasiado en Ewen.En el coche, Laura me habí

dejado un tutorial de cinco minutoen un sistema operativo seguro ydijo que pensaba dormir en e

avión. Me dio el pen drive y maconsejó que echara un vistazo a sudocumentos. En cuanto llegáramo

a Hong Kong, dijo, la fuentgarantizaría que yo tuviera plenoacceso a mi propio juego.

Tras despegar el avión, saqué m



nuevo ordenador con muro de airentroduje el lápiz de memoria d

Laura y seguí sus instrucciones parcargar los archivos.

Pese a mi agotamiento, durantas siguientes dieciséis horas no hic

nada más que leer los documentos ytomar febrilmente notas sobre ellosMuchos de los archivos eran tan

mpactantes y sorprendentes comoa presentación de PRISM en

PowerPoint que había visto en Río

Algunos más.Uno de los primeros era unorden del Tribunal de Vigilancia d

Inteligencia Extranjera (FISA)



nstituido por el Congreso en 1978después de que el Comité Churchsacara a la luz décadas de espionajgubernamental abusivo. La idesubyacente a su creación era que egobierno podía seguir realizando

vigilancia electrónica, pero, parevitar abusos, antes debía conseguiun permiso del tribunal. Nunc

había visto yo antes una orden detribunal FISA. Ni yo ni nadie. Etribunal es una de las institucione

más herméticas del gobierno. Todasus resoluciones son calificadaautomáticamente de «secretas», y

solo un grupo restringido d



personas goza de acceso autorizadoa sus decisiones.

La resolución que leí en el vueloa Hong Kong era increíble povarias razones. Ordenaba a VerizonBusiness que cediera a la NSA todo

os «registros de llamadas» relativaa «comunicaciones (I) entre EstadoUnidos y el extranjero, y (II) dentro

de Estados Unidos, incluidas lalamadas telefónicas locales». Eso

significaba que la NSA estaba, d

forma secreta e indiscriminadarecopilando registros telefónicos decomo poco, decenas de millones d

norteamericanos. Prácticament



nadie tenía ni idea de que ladministración Obama estuvierhaciendo algo así. Ahora, con estresolución, yo no solo lo sabía sinoque también tenía como prueba lorden secreta del tribunal.

Además, la orden del tribunaespecificaba que la mayor parte das llamadas telefónicas habían sido

recopiladas por autorización de lSección 215 de la Patriot Act (LeyPatriota). Esta interpretación radica

de la Patriot Act era especialmentescandalosa, casi más que lresolución en sí misma.

La Patriot Act era tan polémic



porque, cuando fue aprobada tras eatentado del 11 de Septiembre, lsección 215 rebajó los estándareque debía cumplir el gobierno parobtener «documentocomerciales/profesionales» desd

«causa probable» a «pertinencia»Lo cual significaba que, parobtener documentos muy delicado

o invasivos —como historialemédicos, transacciones bancarias olamadas telefónicas—, el FBI solo

tenía que demostrar que esodocumentos eran «pertinentes» paruna investigación en curso.

Sin embargo, nadie —ni siquier



os halcones republicanos de lCámara que habían aprobado lPatriot Act en 2001, ni el defensomás ferviente de las libertades civileque describía la ley bajo la luz máamenazadora—, creía que la ley

otorgaba poderes al gobierno parreunir datos de todo el mundo, enmasa y de manera indiscriminada

Sin embargo, eso era exactamente loque determinaba la orden secreta detribunal FISA, abierta en mi portáti

camino de Hong Kong, al requerir Verizon que entregara a la NSAtodos los registros de llamada

telefónicas de sus cliente



norteamericanos.Durante dos años, los senadore

demócratas Ron Wyden, dOregón, y Mark Udall, de NuevoMéxico, habían estado recorriendoel país avisando de que lo

americanos se quedarían «atónitos sconocieran» la «interpretaciónsecreta de la ley» que l

administración Obama estabutilizando para investirse dnmensos y desconocidos podere

de espionaje. Pero como esaactividades de espionaje «interpretaciones secretas» eran d

carácter confidencial, los do



senadores, que eran miembros deComité de Inteligencia del Senadodecidieron no hacer público lo quhabían encontrado tan preocupanta pesar de la inmunidad de qugozaban como miembros de

Senado.En cuanto vi la orden de

tribunal FISA, supe que eso era a

menos parte de los programas dvigilancia abusiva y radical acerca dos cuales Wyden y Udall habían

ntentado avisar al país. Comprenden el acto la importancia de la ordenFISA. Me moría de ganas d

publicar aquello, convencido de qu



su revelación provocaría unterremoto y de que, sin duda, continuación se produciríanlamamientos a favor de l

transparencia y la rendición dcuentas. Y se trataba solo de uno d

os centenares de documentosecretos que leí camino de HonKong.

Aun así, noté mi cambio dperspectiva sobre la importancia das acciones de la fuente. Esto y

había pasado tres veces antes: lprimera vez que vi los e-mailrecibidos por Laura, de nuevo

cuando empecé a hablar con l



fuente, y aún en otra ocasióncuando leí las dos docenas ddocumentos enviados por e-mailAhora sí que tenía yo la impresiónde estar empezando a procesarealmente la magnitud de l

filtración.Durante el vuelo, de vez en

cuando se acercaba Laura a la fil

donde estaba yo sentado, frente amamparo del avión. En cuanto lveía, saltaba del asiento y no

quedábamos los dos de pie en eespacio abierto, estupefactosabrumados, atónitos ante lo qu

obraba en nuestro poder.



Laura llevaba años trabajando enel tema de la vigilancia de la NSAcuyo proceder abusivo sufría elluna y otra vez. Yo había escritosobre las amenazas planteadas por lvigilancia nacional sin restriccione

ya en 2006, cuando publiqué mprimer libro, en el que advertía de lanarquía y el radicalismo imperante

en la agencia. Con esa labor, los dohabíamos forcejeado con el granmuro de secretismo que blinda e

espionaje gubernamental: ¿Cómodocumentar las acciones de unagencia tan envuelta en múltiple

capas de secreto oficial



Acabábamos de abrir una brecha enese muro. En el avión, teníamos ennuestro poder miles de documentoque el gobierno había intentadoocultar desesperadamenteContábamos con datos qu

demostrarían sin ningún género ddudas lo realizado por el podeestablecido para destruir l

privacidad de los norteamericanos yde gente de todo el mundo.

Mientras leía, me sorprendieron

dos cosas del archivo. La primerera lo magníficamente bienorganizado que estaba. La fuent

había creado innumerables carpetas



y luego subcarpetas y subsubcarpetas. Cada documentoestaba exactamente donde debíestar. No encontré uno solo questuviera fuera de su sitio o maarchivado.

Llevaba yo años defendiendo loactos —a mi juicio heroicos— dBradley, ahora Chelsea, Manning, e

soldado del ejército y delator dlegalidades a quien la conducta de

gobierno de EE.UU. —sus crímene

de guerra y otros engañosistemáticos— horrorizó hasta tapunto que arriesgó su libertad a

hacer públicos varios documento



secretos a través de WikiLeaks. Sinembargo, Manning fue criticado (dforma injusta e imprecisa, en mopinión) por filtrar supuestamentdocumentos que, según sudetractores (sin pruebas), no habí

revisado, a diferencia de DanieEllsberg. Este razonamientonfundado (Ellsberg era uno de lo

más fervientes defensores dManning, y al parecer este al menohabía inspeccionado lo

documentos) se esgrimía a menudopara menoscabar la idea dheroicidad en las acciones d

Manning.



Desde luego no cabía decir nadasí de nuestra fuente de la NSAEstaba muy claro que habírevisado cuidadosamente caddocumento que nos habíentregado, que había entendido su

significado y que finalmente lohabía incorporado a una estructurarmónica.

La otra faceta sorprendente dearchivo era el alcance de las mentiradel gobierno, demostradas con

claridad por la fuente. Una de lacarpetas llevaba por título«INFORMANTE SIN LÍMITES

la NSA mintió al Congreso)»



Dicha carpeta contenía montones ddocumentos que recogíandetallados datos estadísticos de lNSA sobre cuántos e-mails ylamadas interceptaba la agencia

También contenía pruebas de que l

NSA había estado reuniendo caddía datos de llamadas y correoelectrónicos de millones d

norteamericanos.«INFORMANTE SIN

LÍMITES» era el nombre de

programa de la NSA concebidopara cuantificar las actividades dvigilancia diaria de la agencia con

exactitud matemática. Un mapa de



archivo ponía de manifiesto quedurante un período que finalizaben febrero de 2013, una unidad de lNSA había recogido más de tres mimillones de datos solo de losistemas de comunicación d

EE.UU.La fuente presentaba prueba

nequívocas de que los funcionario

de la NSA habían mentido aCongreso, de manera descarada yreiterada, sobre las actividades de l

agencia. Durante años, variosenadores estuvieron pidiendo a lNSA una estimación aproximada d

cuántos norteamericanos tenían la



lamadas o los e-mails interceptadosLos funcionarios insistían en quno podían responder porque noconservaban, ni podían conservaresos datos: precisamente los datoexhaustivamente reflejados en lo

documentos «INFORMANTESIN LÍMITES».

Hay algo aún más significativo

os archivos —como la orden detribunal a Verizon— demostrabanque James Clapper, funcionario d

alto rango de la administraciónObama, director de InteligenciNacional, mintió al Congreso

cuando, el 12 de marzo de 2013, e



senador Ron Wyden le preguntó losiguiente: «¿La NSA recoge algunclase de datos de millones o cientode millones de norteamericanos?».

La contestación de Clapper futan sucinta como falsa: «No, señor»

En dieciséis horas de lectura cas

ninterrumpida, conseguí leer solouna fracción del archivo. En todocaso, cuando aterrizamos en Hon

Kong, sabía dos cosas seguras. Enprimer lugar, la fuente era alguienmuy sofisticado y políticamentastuto, lo que se evidenciaba en su



reconocimiento de la importancide casi todos los documentosTambién se trataba de alguien muyracional. Lo ponía de manifiesto lmanera en que había escogidoanalizado y descrito los miles d

nformes que tenía yo ahora en mpoder. En segundo lugar, serídifícil negarle el estatus de delato

clásico de ilegalidades. Si revelapruebas de que funcionarios dseguridad de ámbito naciona

mintieron descaradamente aCongreso con respecto a programade espionaje interno no es se

ndiscutiblemente un delator d



legalidades, entonces ¿qué es?Yo sabía que, cuanto más difíci

resultara para el gobierno y sualiados demonizar la fuente, máefectivas serían sus revelaciones. Lodos argumentos preferidos par

demonizar a los reveladores dsecretos —a saber, que son personanestables e ingenuas— aquí no iban

a surtir efecto.Poco antes de aterrizar leí un

último archivo. Aunque llevaba po

título «LÉEME_PRIMERO»reparé en él solo al final del viajeEste documento era otra explicación

de por qué la fuente había decidido



hacer lo que había hecho y quesperaba que sucediera comoconsecuencia, y tenía un tono y uncontenido parecidos al manifiestoque yo había enseñado a loredactores del Guardian.

No obstante, este documentocontenía hechos vitales que noestaban en los otros. Incluía e

nombre de la fuente, la primera vezque lo veía yo, junto conpredicciones muy claras de lo qu

seguramente le harían una vez quse hubiera identificado. Haciendoreferencia a episodios ocurrido

desde el escándalo de la NSA d



2005, la nota terminaba así.

Muchos me calumniarán por no

participar en el relativismo nacional,por apartar la mirada de losproblemas de mi sociedad y dirigirlaa males lejanos, externos, sobre los

que no tenemos autoridad niresponsabilidad, pero la ciudadaníalleva consigo la obligación deprimero supervisar al propio

gobierno antes de intentar corregirotros. Aquí y ahora, padecemos ungobierno que permite unasupervisión limitada solo a

regañadientes, y cuando se cometencrímenes se niega a rendir cuentas.Cuando jóvenes marginados cometeninfracciones sin importancia, como

sociedad hacemos la vista gorda



mientras ellos sufren terriblesconsecuencias en el mayor sistemacarcelario del mundo; sin embargo,

cuando los más ricos y poderososproveedores de telecomunicacionesdel país cometen a sabiendas decenasde millones de delitos, el Congreso

aprueba la primera ley del país queprocura a sus amigos de la élite plenainmunidad retroactiva —civil ycriminal— por crímenes que habrían

merecido las sentencias más duras dela historia.Estas empresas… cuentan con los

mejores abogados del país. Sin

embargo, no sufren la menor de lasconsecuencias. Cuando en unainvestigación se descubre quefuncionarios de los máximos niveles

del poder, incluyendo



específicamente al vicepresidente,han dirigido personalmenteiniciativas criminales así, ¿qué

sucede? Si creemos que estainvestigación debe interrumpirse,que sus resultados han de clasificarsecomo «alto secreto» en un

compartimento especial de«Información ExcepcionalmenteControlada» denominado STLW(STELLARWIND), que hay que

descartar cualquier investigaciónfutura partiendo del principio de quedetener a quienes abusan del poder vacontra el interés nacional, que

debemos «mirar hacia delante, nohacia atrás», y que en vez declausurar el programa hemos deexpandirlo más, seremos bienvenidos

a los salones del poder



norteamericano; esto es lo que hallegado a pasar, y yo estoy haciendopúblicos los documentos que lo

demuestran.Sé muy bien que pagaré por misacciones, y que hacer pública estainformación supondrá mi final. Me

sentiré satisfecho si quedan aldescubierto, siquiera por un instante,la federación de la ley secreta, laindulgencia sin igual y los

irresistibles poderes ejecutivos querigen el mundo que amo. Si quieresayudar, súmate a la comunidad decódigo abierto y lucha por mantener

vivo el espíritu de la prensa y lalibertad en internet. He estado en losrincones más oscuros del gobierno, ylo que ellos temen es la luz.



Edward Joseph Snowden,SSN: --------

Alias en la CIA --------

Número de Identificaciónen la Agencia: --------

Exconsejero de alto

rango/Agencia de SeguridadNacional de Estados Unidos,bajo tapadera empresarial

Exoficial superior/Agencia

Central de Inteligencia deEstados Unidos, bajo tapaderadiplomática

Exprofesor/Agencia de

Inteligencia de Defensa deEstados Unidos, bajo tapaderaempresarial



2

DIEZ DÍAS EN HONGKONG

Llegamos a Hong Kong edomingo 1 de junio por la noche

con el plan de quedar con Snowdennmediatamente después de llegar ahotel. En cuanto estuve en m

habitación del hotel, en el exclusivobarrio de Kowloon, encendí eordenador y lo busqué en eprograma encriptado de chats qu



utilizábamos. Como casi siempreallí estaba él, esperando.

Tras intercambiar algunocomentarios sobre el viaje, fuimos agrano y hablamos de la logística dnuestro encuentro. «Podéis venir

mi hotel», dijo.Fue mi primera sorpresa: que s

alojara en un hotel. Aún no sabía yo

por qué se hallaba en Hong Kongpero a estas alturas supuse que sescondía. Me lo había imaginado en

un tugurio, en algún piso baratodonde pudiera permanecer ocultosin que le llegara una paga regular

no instalado cómodamente en un



hotel, expuesto al públicoacumulando gastos a diario.

Cambiamos de planes ydecidimos que sería mejor vernos a mañana siguiente. La decisión l

tomó Snowden, que estableció l

atmósfera supercautelosa, envuelten intrigas y misterio, que marcaríos días siguientes.

«Es más fácil que llaméis latención si os movéis de noche»dijo. «Que dos americanos s

registren en el hotel y salganenseguida constituye una conductextraña. Será algo más natural s

venís por la mañana».



A Snowden le preocupaba tantoa vigilancia de las autoridade

chinas y de Hong Kong como la das americanas. No le gustaba nad

que pudieran seguirnos agentes dnteligencia locales. Como di po

sentado que él conocía a fondo laagencias de espionaje de EE.UU. ysabía de qué estaba hablando

respeté su opinión, pero me supomal que no pudiéramos vernos esnoche.

Como Hong Kong ibexactamente doce horas por delantde Nueva York, ahora el día y l

noche estaban invertidos, por lo



que apenas dormí, lo mismo qudurante el viaje. Se podía culpar aet lag solo en parte; en un estado d

excitación apenas controlable, fucapaz de dormitar solo unonoventa minutos, dos horas a lo

sumo, lo que acabó siendo mpatrón normal de sueño duranttoda la estancia.

A la mañana siguiente, Laura yyo nos encontramos en el vestíbuloy a continuación tomamos un tax

para ir al hotel de Snowden. Laurera quien había organizado lodetalles del encuentro. Se mostró

muy reacia a hablar en el taxi, pue



temía que el conductor fuera unagente encubierto. Yo ya no mapresuraba como antes a rechazaesos temores calificándolos dparanoia. Pese a las pegas, le insisto suficiente para conocer el plan.

Iríamos a la tercera planta dehotel, donde se hallaban las salas dreuniones. Snowden había elegido

una sala de reuniones concretbuscando lo que para él era eequilibrio perfecto: lo bastant

aislada para evitar el «tráficohumano», sustancial como lolamaba él, pero no tan oscura y

oculta que llamara la atención



mientras esperáramos.Laura explicó que, una vez qu

legásemos a la tercera plantadebíamos preguntar al primeempleado con que notropezásemos cerca de la habitación

ndicada si había algún restaurantabierto. Para Snowden, que estarírondando cerca, la pregunta serí

una señal de que no nos habíanseguido. Dentro de la habitaciónesperaríamos sentados en un sof

situado junto a «un caimángigante», que, como confirmóLaura, era una especie de elemento

decorativo, no un animal vivo.



Teníamos dos horas de citdistintas: las diez y las diez y veinteSi Snowden no aparecía pasados dominutos de la primera horateníamos que marcharnos y regresapara la segunda hora, cuando sí s

reuniría con nosotros.«¿Cómo sabremos que es él?»

pregunté a Laura. Prácticamente aún

no sabíamos nada de Snowden, ni ledad, ni la raza, ni el aspecto físiconada.

«Llevará un cubo de Rubik»contestó.Solté una carcajada. La situación

era estrambótica. Improbable y



extrema. Un thriller internacionasurrealista rodado en Hong Kongpensé.

El taxi nos dejó en la puerta deHotel Mira, que, advertí, tambiénestaba en el barrio de Kowloon, un

zona muy comercial llena de tiendaelegantes y rascacielos: más notoriomposible. Al entrar en el vestíbulo

volví a sentirme desconcertadoSnowden no se alojaba en cualquiehotel, sino en uno imponente y

caro, que costaba varios cientos ddólares la noche. Me pregunté poqué alguien que pretendía tirar de l

manta en la NSA, que necesitab



moverse con discreción, había ido esconderse en un hotel de HonKong ubicado en uno de los barriomás llamativos de la ciudad. Pero enese momento no tenía sentidodetenerse demasiado en el misterio

pues en cuestión de minutoconocería a la fuente, y cabísuponer que tendría todas la

respuestas.Como pasa con muchos edificio

de Hong Kong, el Hotel Mira er

grande como un pueblo. Laura y yoestuvimos al menos quince minutorecorriendo los largos y profundo

pasillos camino del punto d



encuentro. Tuvimos que tomavarios ascensores, cruzar puententeriores y pedir indicaciones un

y otra vez. Cuando creímos estacerca de la habitación, vimos a unempleado del hotel. Con ciert

torpeza le hice la preguntcodificada, y a continuaciónescuchamos instrucciones sobr

varias opciones de restaurante.Tras doblar una esquina vimo

una puerta abierta y un enorm

caimán verde de plástico en el sueloTal como habíamos quedado, nosentamos en el sofá, varado en

medio de aquella habitación por lo



demás vacía, y aguardamosnerviosos y en silencio. La pequeñhabitación no parecía tener funciónalguna, ni parecía haber ningúnmotivo para que alguien entrase enella, pues solo contenía el sofá y e

caimán. Como al cabo de cincominutos de estar allí callados nohabía aparecido nadie, nos fuimos

otra habitación próxima, en la quesperamos otros quince minutos.

A las diez y veinte regresamos y

ocupamos de nuevo nuestro sitiounto al caimán, en el sofá, que daba la pared posterior de la estancia y

un gran espejo. Dos minuto



después oí que alguien entraba.En vez de volverme y ver quién

había entrado, seguí mirando eespejo de la pared de atrás, en el qude pronto se apreció el reflejo de unhombre acercándose. Me di la vuelt

solo cuando el hombre estuvo unos centímetros del sofá.

Lo primero que vi fue el no

resuelto cubo de Rubik girando ena mano izquierda del individuo

Edward Snowden dijo hola, pero

no extendió la otra mano parestrecharnos las nuestras, pues eencuentro pretendía ser casual. Ta

como habían planeado, Laura l



preguntó por la comida del hotel yél contestó que era mala. De todaas vueltas y revueltas de la histori

entera, el momento del encuentroresultaría el más sorprendente.

Snowden contaba entonce

veintinueve años, pero la camisetblanca con unos caracteres algodesteñidos, los vaqueros y las gafa

de intelectual lo hacían más jovenSe le apreciaba algo de pelo en lbarbilla, aunque daba la impresión

de que había empezado a afeitarshacía poco. Iba básicamente muycuidado y tenía un porte militar

pero estaba bastante delgado y



pálido, y —como los tres en esmomento— se mostraba un tantocauto y comedido. Habría pasadopor cualquier tío de entrveintipocos y veintitantos años qutrabajara en el laboratorio

nformático en un campuuniversitario.

De momento, yo no lograb

armar el puzle. Sin haberlo pensadode manera consciente, por diversarazones había dado por sentado qu

Snowden era mayor, de cincuent—o incluso sesenta— y tantos añosEn primer lugar, teniendo en cuent

el hecho de que él tenía acceso



tantos documentos delicados, yohabía supuesto que ostentaría uncargo importante dentro del sistemde seguridad nacional. Además, supercepciones y estrategias eransiempre sofisticadas y bien

fundadas, lo que me hacía pensaque era un veterano del ámbitopolítico. Por último, como sabí

que él estaba preparado para tirar suvida a la basura y pasar quizás eresto de la misma en la cárcel s

revelaba lo que, en su opinión, emundo debía saber, imaginé que strataba de alguien próximo al fina

de su carrera. Pensé que si alguien



lega a tomar una decisión tanextrema y abnegada, es porque hexperimentado muchos añosncluso décadas, de profundo

desencanto.Ver que la fuente del asombroso

alijo de material de la NSA era unhombre tan joven ha sido una de laexperiencias más chocantes de m

vida. Se me agolpaban laposibilidades en la cabeza¿Estábamos ante un engaño

¿Había sido una pérdida de tiempovolar al otro extremo del mundo¿Cómo alguien tan joven podí

tener acceso al tipo de información



que habíamos visto? ¿Cómo iba ser esa persona tan espabilada yexperta en inteligencia y espionajcomo demostraba ser nuestrfuente? Quizá, pensé, era solo ehijo o el ayudante, que ahora no

conduciría hasta la fuentpropiamente dicha. Me inundabana mente todas las posibilidade

concebibles, y ninguna teníverdadero sentido.

«Bien, acompañadme», dijo,

todas luces tenso. Le seguimosMientras andábamos, farfullamovarios cumplidos ininteligibles. Yo

me sentía demasiado aturdido y



confuso para hablar, y notaba que Laura le pasaba lo mismo. Snowdenparecía muy alerta, como si buscarobservadores potenciales u otrosignos de problema. Así qucontinuamos tras él prácticament

sin decir palabra.Sin saber adónde nos llevaba

subimos al ascensor, llegamos a l

décima planta y nos dirigimos a suhabitación. Snowden sacó de lcartera una llave electrónica y abrió

a puerta. «Bienvenidos», dijo«Disculpad el desorden, pero es qulevo prácticamente dos semanas sin

salir de la habitación».



La habitación se veía en efectoalgo desordenada: platos deservicio de habitaciones con restode comida amontonados en la mesy ropa sucia desparramadaSnowden despejó una silla y m

nvitó a sentarme. Acto seguido, ése sentó en la cama. Como lhabitación era tan pequeña

estábamos sentados a menos de unmetro. La conversación discurrítensa, incómoda y forzada.

Él planteó enseguida cuestionede seguridad y me preguntó slevaba encima el móvil. Mi teléfono

solo funcionaba en Brasil, pero



Snowden insistió en que le quitara batería o lo guardase en la never

del minibar, lo cual al menoamortiguaría las conversacionesque así serían más difíciles descuchar.

Tal como me había contadoLaura en abril, Snowden decía quel gobierno de Estados Unidos tení

capacidad para activar teléfonomóviles a distancia y convertirlos endispositivos de escucha. Yo ya tení

conocimiento de esa tecnologíapero todavía consideraba que supreocupaciones bordeaban l

paranoia. Al final resultó que e



equivocado era yo. El gobiernoleva años utilizando est

procedimiento en lanvestigaciones criminales. En 2006

el juez federal que dirigía el procesoudicial contra presuntos mafioso

de Nueva York había dictaminadoque el uso por parte del FBI de lodenominados «micrófonos oculto

tinerantes» —que transformaban emóvil de una persona en unmecanismo de escucha mediant

activación remota— era legal.Tan pronto hube precintado emóvil en la nevera, Snowden cogió

as almohadas de la cama y la



arrimó a la parte inferior de lpuerta. «Por si pasa alguien por epasillo», explicó. «Podría habecámaras en la habitación, pero loque vamos a discutir va a saligualmente en las noticias», dijo

solo medio en broma.Mi capacidad para evaluar todo

aquello era muy limitada. Como

seguía yo sin saber quién erSnowden, dónde trabajaba, lo qude veras le motivaba o lo que habí

hecho, no estaba muy seguro de quamenazas podrían estar al acecho, dvigilancia o del tipo que fuera. M

sensación permanente era la d



ncertidumbre.Sin tomarse la molestia d

sentarse ni decir nada, Laura, quizpara mitigar sus propios nerviosdesembaló la cámara y la montó enel trípode. Se acercó, y a Snowden y

a mí nos colocó sendos micrófonosHabíamos hablado de su idea d

filmarnos mientras estuviéramos en

Hong Kong: al fin y al cabo, ella eruna realizadora de documentaleque llevaba a cabo un trabajo sobr

a NSA. Lo que estábamos haciendolegaría a ser inevitablemente unparte fundamental de su proyecto

Yo sabía esto, pero no estab



preparado para empezar a grabar tanpronto. Había una disonancicognitiva entre, por un ladoreunirnos a escondidas con unfuente que para el gobierno dEE.UU. había cometido delito

graves, y, por otro, filmarlo todo.Laura estuvo lista en cuestión d

minutos. «Empiezo a filmar»

anunció, como si fuera la cosa mánatural del mundo. Al reparar enque íbamos a ser grabados, aumentó

notablemente la tensión en lestancia.La interacción inicial entr

Snowden y yo empezaba a se



ncómoda, pero en cuanto la cámarempezó a funcionar, adoptamos enel acto una actitud más formal ymenos cordial; la postura fue márígida y nos pusimos a hablar mádespacio. A lo largo de los años, h

dado muchas charlas sobre cómo lvigilancia altera la conducta humany he hecho hincapié en diverso

estudios según los cuales lapersonas que se saben observadas smuestran más reprimidas, meno

ibres, más cautas sobre lo qudicen. Ahora veía y notaba unlustración gráfica de esa dinámica.

Dada la inutilidad de nuestro



ntentos por intercambiar cortesíaso único que podía hacer yo eranzarme. «Tengo mucha

preguntas que hacerte; empiezovoy una por una, y si te parece bienpodemos seguir a partir de ahí»

dije.«Me parece bien», dijo

Snowden, a todas luces tan aliviado

como yo al ver que íbamos al granoEn ese momento, yo tenía sobr

todo dos objetivos. Como éramo

todos conscientes del riesgo de qufuera detenido en cualquiemomento, mi máxima prioridad er

saberlo todo acerca de Snowden: su



vida, sus empleos, lo que le habíempujado a tomar esa extraordinaridecisión, lo que había hecho enconcreto para conseguir esodocumentos y por qué, y qué estabhaciendo en Hong Kong. En

segundo lugar, estaba decidido averiguar si era sincero ycooperativo o si estaba ocultando

cosas importantes sobre quién era yo que había hecho.

Aunque yo había sido ensayist

político durante casi ocho años, lexperiencia más pertinente a lo questaba a punto de hacer derivaba d

mi profesión de abogado, qu



ncluía tomar declaraciones dtestigos. En una declaración, eabogado se sienta al otro lado de lmesa durante horas, a veces díascon los testigos, que tienen lobligación legal de permanecer ahí y

responder a todas y cada una de lapreguntas con sinceridad. Unobjetivo clave es poner en evidenci

mentiras, descubrir contradiccioneen el relato y desmontar cualquienvención a fin de hacer emerger l

verdad oculta. Tomar declaraciónera una de las pocas cosas que mgustaba realmente de ser abogado; y

para desarmar al testigo habí



legado a desarrollar toda clase dtácticas, en las que siempre se incluíun aluvión implacable de preguntasa menudo las mismas formuladarepetidamente pero en contextodistintos, desde diferentes ángulos y

enfoques, para verificar la solidezdel relato.

Al hablar con Snowden online

mi postura había sido pasiva ydeferente; ahora usaría mi tácticagresiva de abogado. Sin apenas un

descanso para ir al baño o tomar unbocado, me pasé cinco horanterrogándole. Comencé por su

nfancia temprana, sus experiencia



escolares, su historial laboral con egobierno. Quise saber todos lodetalles que él pudiera recordarSnowden, hijo de empleados degobierno federal de clase media-bajsu padre había sido guardacosta

durante treinta años), había nacidoen Carolina del Norte y crecido enMaryland. Más interesado en

nternet que en las clases, detestabel instituto y no llegó a terminar lsecundaria.

Casi al instante, alcancé a ver enpersona lo que había observado enos chats online: Snowden era muy

nteligente y racional, y su



procesos de pensamiento resultabanmetódicos. Sus respuestas eranescuetas, claras y contundentes. Casen todos los casos, respondíandirectamente a mi pregunta, conseriedad y reflexión. No habí

rodeos extraños ni relatonverosímiles de los qu

constituyen el sello distintivo de la

personas emocionalmente inestableo de quienes padecen dolenciapsicológicas. Su estabilidad y su

concentración transmitíanconfianza.Pese a que en las interaccione

online enseguida nos formamo



mpresiones de la gente, necesitamoconocer a alguien en persona pardesarrollar un sentido fiable dquién es. Yo enseguida me sentmejor respecto a la situación y mrecuperé de mi desorientación y mi

dudas iniciales sobre la persona cona que estaba abordando asuntos tanmportantes. Con todo, permanec

muy escéptico porque sabía que lcredibilidad de todo lo que íbamoa hacer dependía de la fiabilidad d

as afirmaciones de Snowden acercde quién era.Dedicamos un buen rato a

apartado de su trabajo y su



evolución intelectual. Como lepasaba a muchos norteamericanosas ideas políticas de Snowden

habían cambiado considerablementdesde los atentados del 11 dSeptiembre: se había vuelto mucho

más «patriota». En 2004, a loveinte años, se había alistado en eejército para luchar en la guerra d

Irak, que en su momento consideróun esfuerzo noble para liberar apueblo iraquí de la opresión. Sin

embargo, tras solo unas semanas dnstrucción básica, vio que allí shablaba más de matar árabes que d

iberar a nadie. Para cuando se hubo



roto las dos piernas en un accidentetras lo cual se vio obligado a dejar eejército, ya se había desilusionadorespecto a la verdadera finalidad da guerra.

No obstante, como aún creía en

a bondad esencial del gobierno dEstados Unidos, Snowden decidióseguir el ejemplo de mucho

familiares suyos y se puso a trabajapara una agencia federal. Sinestudios secundarios, en la edad

adulta temprana consiguió crearsoportunidades por su cuenta, entrellas labores técnicas a treint

dólares la hora antes de cumplir lo



dieciocho, y desde 2002 fungeniero de sistemas en Microsoft

De todos modos, consideraba quuna actividad en el gobierno federaera algo noble y prometedor desdel punto de vista profesional, por lo

que empezó como guarda juradodel Centro de Estudios Avanzadodel Lenguaje de la Universidad d

Maryland, un edificio gestionado yutilizado en secreto por la NSA. Lntención, decía él, era consegui

una autorización para asuntosecretos y así tener luego loportunidad de dedicarse a labore

técnicas.



Aunque Snowden habíabandonado la secundaria, tenía untalento natural para la tecnologíque ya se hizo evidente en suadolescencia. Combinadas con suobvia inteligencia, estas cualidades

pese a su corta edad y su falta destudios formales, le permitieronavanzar deprisa en sus empleos, y

pasó rápidamente de guardia dseguridad a experto técnico de lCIA en 2005.

Me explicó que toda lcomunidad de inteligencia buscaburgentemente trabajadores con

destrezas tecnológicas. Se habí



transformado en un sistema tangrande y diseminado que lresultaba difícil encontrasuficientes personas capaces dhacerlo funcionar. Así pues, laagencias de seguridad naciona

debieron recurrir a reservas dtalento no tradicionales. Lapersonas con destrezas informática

o bastante avanzadas solían seóvenes, a veces alienados, qu

generalmente no habían brillado en

a educación convencional. Amenudo consideraban la cultura dnternet mucho más estimulante qu

as instituciones educativas formale



y las interacciones personalesSnowden llegó a ser un miembromuy valorado en su equipo ITTecnologías de Información) en l

agencia, alguien sin duda máentendido y destacado que l

mayoría de sus colegas de más edady con formación superior. Tenía lmpresión de haber encontrado e

entorno adecuado en el que sverían recompensadas suhabilidades y sería pasada por alto

su falta de referencias académicas.En 2006, pasó de trabajar paruna empresa contratista de la CIA

ser miembro de la plantilla a tiempo



completo, lo que incrementaba suposibilidades. En 2007, vio unanuncio de la CIA que suponítrabajar con sistemas informáticomientras estuviera en el extranjeroContando con elogiosa

recomendaciones de sus jefesconsiguió el empleo, y al final acabótrabajando para la CIA en Suiza

Estuvo destinado en Ginebra treaños, hasta 2010, bajo la tapadera dciertas credenciales diplomáticas.

Según la descripción que haciSnowden de su trabajo en Ginebraél era mucho más que un mero

«administrador de sistemas». Se l



consideraba el máximo expertotécnico y en ciberseguridad enSuiza. Tenía el encargo de viajar potodas las regiones para resolveproblemas insolubles para lodemás. Fue escogido por la CIA

como refuerzo del presidente en lCumbre de 2008 de la OTANcelebrada en Rumanía. A pesar d

este éxito, fue durante su períodocon la CIA cuando Snowdencomenzó a inquietarse seriament

ante las acciones de su gobierno.«Debido al acceso de loexpertos técnicos a los sistema

nformáticos, vi un montón de cosa



secretas», me explicó Snowden«algunas muy fuertes. Empecé entender que lo que hace mgobierno en el mundo es muydiferente de lo que siempre mhabían contado. A su vez, est

reconocimiento te empuja reevaluar el modo de mirar las cosasa cuestionártelas más».

Uno de los ejemplos que refiriófue el intento de varios agentes de lCIA de reclutar a un banquero

suizo para que les proporcionarnformación confidencial. Queríansaber acerca de las transaccione

financieras realizadas por cierta



personas de interés para EE.UUSnowden describió la manera enque uno de los agentes encubiertose hizo amigo del banquero y unnoche lo emborrachó y lo animó conducir hasta su casa. Cuando l

policía lo hizo parar y lo detuvopor DUI (Driving Under InfluenceConducir bajo la influencia [d

alcohol o drogas]), el agente de lCIA se ofreció a ayudarlpersonalmente de diversas forma

siempre y cuando el otro colaborascon la agencia. Al final, el esfuerzode reclutamiento falló

«Destruyeron la vida del objetivo



por algo que ni siquiera funcionó, yse fueron sin más», explicó. Más alldel engaño, Snowden se habísentido trastornado por el modo enque el agente alardeaba de lométodos utilizados para cazar a su

presa.Los esfuerzos baldíos d

Snowden para que sus superiore

fueran conscientes de los problemaen la seguridad y los sistemanformáticos, donde a su juicio s

rozaban los límites de la éticasupusieron un factor añadido dfrustración.

«Decían que no era asunto mío



o que no tenía suficientnformación para hacer esa

valoraciones. En esencia, mordenaban que lo dejara correr»señaló. Entre sus compañerosSnowden se ganó fama de plantea

demasiados problemas, rasgo quno le granjeó el aprecio de susuperiores. «Fue entonces cuando

comencé a ver realmente lo fácil ques separar el poder de la rendiciónde cuentas, y que cuanto más alto

son los niveles de poder, menor es lsupervisión y la obligación dasumir responsabilidades».

A finales de 2009, Snowden



decepcionado, estaba dispuesto dejar la CIA. Fue entonces, atérmino de su estancia en Ginebracuando empezó a contemplar lposibilidad de delatar ilegalidades yfiltrar secretos que, a su entender

revelaban delitos graves.«¿Por qué no lo hicist

entonces?», pregunté.

En la época en cuestiónSnowden pensaba, o al menoesperaba, que la elección de Barack

Obama como presidente permitiríacabar con algunas de las peoreprácticas que había visto. Obam

accedió al cargo jurando acabar con



os abusos de la seguridad nacionaque habían estado justificados poa guerra contra el terrorismo

Snowden esperaba que al menos spulirían los bordes más ásperos demundo militar y de la inteligencia.

«Pero enseguida estuvo claroque Obama no solo seguiría con loabusos, sino que en muchos caso

os incrementaría», explicó«Entonces comprendí que no cabíconfiar en que un líder político

arreglara estas cosas. El liderazgo hde consistir sobre todo en actuar yservir de ejemplo para los demás, no

en esperar que los demás actúen».



A Snowden también lpreocupaba el daño que causaría asacar a la luz lo que habídescubierto en la CIA. «Si filtrasecretos de la CIA, puedeperjudicar a ciertas personas», dijo

refiriéndose a agentes encubiertos nformantes. «No estaba dispuesto

hacer eso. Pero si filtras secretos d

a NSA, el perjuicio es solo parsistemas abusivos. La idea mgustaba mucho más».

Así pues, Snowden regresó a lNSA, esta vez trabajando para lDell Corporation, que tenía un

contrato con la agencia. En 2010 fu



destinado a Japón y se le concedióun nivel de acceso a secretos dvigilancia mucho mayor que el quhabía tenido antes.

«Las cosas que vi empezaron perturbarme de veras», explicó

Snowden. «Podía observar droneen tiempo real mientras vigilaban gente a la que quizá matarían. Veí

pueblos enteros y lo que hacía todoel mundo. Veía a la NSA haciendoel seguimiento de actividades d

ciertas personas en internet mientratecleaban. Llegué a ser consciente do invasivas que eran las capacidade

de vigilancia de EE.UU. Reparé en



a auténtica dimensión de essistema. Y casi nadie sabía questaba pasando».

La necesidad percibida, lobligación, de filtrar lo que estabviendo se le hizo cada vez má

apremiante. «Cuanto más tiempopasaba en la NSA de Japón, máclaro tenía que no podí

guardármelo todo para mí. Me daba impresión de que estaría ma

contribuir a ocultarle todo aquello

a gente».Más adelante, en cuanto se supoa identidad de Snowden, vario

reporteros intentaron describirlo



como alguien corto de luces, untipo de TI de bajo nivel que sencontró casualmente connformación confidencial. Sin

embargo, la realidad era muydistinta.

Durante toda su labor tanto para CIA como para la NSA, explicó

Snowden, recibió cada vez má

formación para llegar a ser agentcibernético cualificado, alguiencapaz de hackear sistemas civiles y

militares de otros países para robanformación o perpetrar ataques sindejar huellas. En Japón, est

entrenamiento se intensificó



Snowden llegó a ser experto en lométodos más sofisticados parproteger datos electrónicos de lacción de otras agencias dnteligencia, y fue formalment

calificado como ciberagente de alto

nivel. Al final fue elegido por lAcademia de Formación dContraespionaje de la DIA [Agenci

de Inteligencia de la Defensa] pardar clases de contraespionajcibernético en el curso d

contraespionaje chino.Los métodos de seguridadoperativa en los que insistía él tanto

eran los que había aprendido



ncluso ayudado a diseñar en la CIAy, sobre todo, en la NSA.

En julio de 2013, el New YorkTimes confirmó lo que Snowden mhabía contado: informaba de qu«en 2010, mientras trabajaba par

una empresa contratista de lAgencia de Seguridad NacionalEdward J. Snowden aprendió e

oficio de hacker » y de que «sconvirtió en el tipo de experto enciberseguridad que la NSA reclut

con urgencia». La formación qurecibió allí, decía el New YorkTimes, fue «fundamental en su

cambio hacia más ciberseguridad



sofisticada». El artículo añadía quos archivos a los que habí

accedido Snowden ponían dmanifiesto que «había pasado aado ofensivo del espionaj

electrónico o de la guerr

cibernética, en la que la NSA analizsistemas informáticos de otropaíses para robar información u

organizar ataques».Aunque en mi interrogatorio

ntenté ajustarme a la cronología,

veces no podía resistir la tentaciónde dar saltos adelante, movido sobrtodo por la impaciencia. Querí

legar especialmente al núcleo de lo



que para mí había sido el mayomisterio desde que había empezadoa hablar con él: qué había impulsadorealmente a Snowden a tirar sucarrera a la basura, convertirse en unpotencial delincuente y violar la

exigencias de confidencialidad yealtad que habían resonado durant

años en su cabeza.

Le formulé la misma pregunta dvarias maneras, y Snowden me diorespuestas distintas, aunque la

explicaciones daban la impresión dser o bien demasiado superficialesabstractas, o bien carentes de pasión

o convicción. Se mostraba muy



cómodo al hablar de tecnología ysistemas de la NSA, pero bastantmenos cuando el tema era él mismosobre todo en respuesta a lasugerencias de que había hecho algovaliente y extraordinario qu

ustificaba una explicaciónpsicológica. Como sus respuestaparecían más abstractas qu

viscerales, las encontré pococonvincentes. Decía que el mundotenía derecho a saber lo que se hací

con su privacidad; que sentía lobligación moral de adoptar unpostura frente a las fechorías y

vilezas; que su conciencia no l



permitía quedarse callado ante laamenazas ocultas a sus valores mápreciados.

A mi entender, esos valorepolíticos eran para él reales, pero yoquería saber qué le había empujado

a sacrificar su vida y su libertad endefensa de esos valores, y tenía lsensación de no estar obteniendo

una respuesta sincera. Quizás él nosabía la respuesta o, como les pasa muchos hombres norteamericanos

en especial a los inmersos en uncultura de seguridad nacionalquizás era reacio a escarbar tan

hondo; pero yo debía averiguarlo.



En cualquier caso, quería estaseguro de que él había tomado sudecisión conociendo verdadera yracionalmente las consecuencias: noba ayudarle a asumir tantos riesgo

si no estaba convencido de que é

actuaba con autonomía y capacidadplenas, con una verdadercomprensión de su objetivo.

Por último, Snowden me diouna respuesta que percibvehemente y real. «La verdader

medida del valor de una persona noes aquello en que dice que cree, sinoo que hace para defender esa

creencias», dijo. «Si no actúas con



arreglo a tus creencias, seguramentno son reales».

¿Cómo había creado esta medidpara calcular su valor? ¿De dóndhabía sacado su creencia de que soloactuaría moralmente si estab

dispuesto a sacrificar sus propiontereses para alcanzar un bien

superior?

«Partiendo de muchos sitiodiferentes, de muchas experiencias»dijo Snowden. Había crecido

eyendo grandes cantidades dmitología griega y había recibido lnfluencia de El héroe de las mi

caras: psicoanálisis del mito, d



oseph Campbell, que, señalaba«encuentra hilos comunes entre lahistorias compartidas por todos»La principal lección que aprendióen ese libro fue que «somonosotros quienes infundimo

significado a la vida mediantnuestras acciones y los relatos qucreamos con ellas». Una persona e

solo lo definido por sus acciones«No quiero ser una persona qutiene miedo de actuar en defensa d

sus principios».Este tema, este constructo morapara aquilatar la identidad y el valo

de uno, aparecía una y otra vez en



su recorrido intelectual, aparteañadió con cierta vergüenza, de lovideojuegos. La lección aprendidpor Snowden de su inmersión enos videojuegos, decía, era que un

persona sola, incluso la meno

poderosa, puede enfrentarse a ungran injusticia. «El protagonistsuele ser una persona corriente qu

se ve frente a graves injusticiacausadas por fuerzas poderosas ytiene la opción de huir asustado o

uchar por sus creencias. Y lhistoria también pone de manifiestoque personas aparentement

normales con la suficiente firmez



pueden triunfar ante los adversariomás temibles».

No era él la primera persona enafirmar que los videojuegos habíansido decisivos a la hora ddeterminar su visión del mundo

Años atrás quizá me habría burladopero ahora ya tenía asumido quepara la generación de Snowden, lo

videojuegos desempeñaban, en emoldeado de la conciencia políticael razonamiento moral y l

comprensión del lugar de uno en emundo, un papel tan importantcomo la literatura, el cine o l

televisión. También plantean



menudo dilemas morales complejoy provocan reflexión, sobre todoentre las personas que empiezan cuestionarse lo que les hanenseñado.

El primer razonamiento mora

de Snowden —extraído de unesfuerzo que creaba, como decía él«un modelo de quién queremos se

y por qué»— evolucionó hastconvertirse en una serintrospección adulta sobr

obligaciones éticas y límitepsicológicos. «Lo que mantiene una persona pasiva y dócil»

explicaba, «es el miedo a la



repercusiones, pero en cuanto tibras de las ataduras a las cosas qu

en última instancia no importan —el dinero, la carrera, la seguridadfísica—, puedes superar ese miedo»

Igualmente fundamental para su

cosmovisión era el valor sinprecedentes de internet. Como parmuchos de su generación, para é

«internet» no era una herramientaislada para tareas concretas, sino emundo en el que se desarrollaba su

mente y su personalidad, un lugaen sí mismo que ofrecía libertadexploración y el potencial para e

conocimiento y el crecimiento



ntelectual.Para Snowden, las excepcionale

cualidades de internet tenían unvalor sin parangón, había qupreservarlas a toda costa. Siendoadolescente, había usado interne

para explorar ideas y hablar conpersonas de lugares lejanos yambientes radicalmente distinto

con las que, de lo contrario, jamáhabría tenido contacto. «Más qunada, internet me permitió

experimentar libertad e investigami capacidad plena como sehumano». A todas luces animado

ncluso vehemente, al hablar de l



mportancia de internet, Snowdenañadió: «Para muchos niñosnternet es un medio d

autorrealización. Les permitexplorar quiénes son y qué quierenser, pero esto solo funciona s

somos capaces de conservar lprivacidad y el anonimato, dcometer errores sin que nos vigilen

Me preocupa que mi generación sea última en disfrutar de estibertad».

El papel de esto en su decisiónme quedó clarísimo. «No quierovivir en un mundo sin privacidad n

ibertad, donde se suprima e



extraordinario valor de internet»dijo Snowden, que sentía el impulsode hacer todo lo posible parmpedir que sucediera eso o, siendo

más exactos, para permitir que otrotomaran la decisión de actuar o no

en defensa de esos valores.En ese orden de cosas, Snowden

hacía una y otra vez hincapié en qu

su objetivo no era destruir lcapacidad de la NSA para eliminaa privacidad. «Esta decisión no m

corresponde a mí», dijo. Lo que squería era que los ciudadanos dEE.UU. y del mundo entero

supieran qué se estaba haciendo con



su privacidad, darles esnformación. «Mi intención no e

destruir estos sistemas», insistía«sino ayudar a la gente a decidir sdeben seguir actuando igual o no».

Con frecuencia, los reveladore

de secretos como Snowden soncalificados de solitarios operdedores, gente que no actúa

partir de la conciencia sino de lalienación y la frustración ante unvida fracasada. Pero Snowden er

todo lo contrario: tenía una vidlena de cosas que la gente considervaliosísimas. Su decisión de filtra

os documentos significó renuncia



a una novia de hacía años a la ququería, una vida en la paradisíacHawái, una familia que le apoyabauna actividad profesional estableun buen sueldo, una existencia llende posibilidades de toda índole.

Cuando en 2011 terminó sutemporada en Japón para la NSASnowden volvió a trabajar para l

Dell Corporation, esta vez en unoficina de la CIA de Maryland. Conos pluses, iba camino de ganar má

de doscientos mil dólares anualecolaborando con Microsoft y otraempresas tecnológicas en la creación

de sistemas seguros para la CIA y



otras agencias dedicadas a almacenadocumentos y datos. «El mundoestaba cada vez peor», decíSnowden de esa época. «En estpuesto, veía de primera mano que eestado, sobre todo la NSA

trabajaba conjuntamente con lndustria privada de alta tecnologí

para conseguir acceso total a la

comunicaciones de la gente».A lo largo de las cinco horas d

nterrogatorio de ese día —d

hecho, todo el rato que hablé con éen Hong Kong—, el tono dSnowden fue casi siempre sereno

sosegado, prosaico. Sin embargo



cuando explicó lo que por fin lohabía impulsado a actuar se mostrómás apasionado, incluso ligeramentnervioso. «Me di cuenta», dijo, «dque estaban creando un sistemcuya finalidad era eliminar l

privacidad a escala mundial, de tamanera que toda comunicaciónelectrónica pudiera ser recogida

almacenada y analizada por lNSA».

Tras darse cuenta de esto

Snowden reforzó su decisión dconvertirse en filtrador. En 2012 futrasladado por la Dell de Maryland

a Hawái. Pasó períodos de 2012



preparándose descargando lodocumentos que, a su juicio, emundo debía conocer. Escogióalgunos no para ser publicados sinopara que los periodistas entendieranel contexto de los sistemas sobre lo

que estaban informando.A principios de 2013

comprendió que había un conjunto

de documentos que necesitaba parcompletar el cuadro que querímostrar al mundo, pero no podrí

acceder a ellos mientras estuviera ena Dell. Serían accesibles solo socupaba un puesto distinto, uno en

el que estuviera asignado



formalmente como analista dnfraestructuras, lo que le permitirílegar a los almacenes de datos d

vigilancia en bruto de la NSA.Con este propósito en mente

Snowden solicitó un empleo

ofrecido en Hawái por Booz AllenHamilton, una de las empresacontratistas de defensa más grande

y poderosas del país, llena dantiguos funcionariogubernamentales. A tal fin aceptó

una reducción de salario. El nuevopuesto le permitió descargar la serifinal de archivos que creía necesita

para completar el cuadro de



espionaje de la NSA. Lo mámportante fue que, gracias a es

acceso, pudo recoger informacióndel seguimiento secreto de la NSAsobre toda la infraestructura dtelecomunicaciones en el interior d

Estados Unidos.A mediados de mayo de 2013

Snowden solicitó un par de semana

ibres para recibir tratamientocontra la epilepsia; sabía que padecía enfermedad desde el año anterior

Empaquetó sus cosas, entre las quncluyó cuatro portátiles vacíos quusaría con distintas finalidades. No

e dijo a su novia adónde iba; d



hecho, para él era algo habituaviajar sin poder revelarle a ella sudestino. Snowden querímantenerla al margen para noexponerla al acoso del gobierno unvez que se hiciera pública l

dentidad del revelador de secretos.El 20 de mayo salió de Hawái y

legó a Hong Kong, donde s

registró en el Hotel Mira con supropio nombre, y allí permanecídesde entonces.

Snowden se alojaba en el hotesin esconderse mucho, pagando cona tarjeta de crédito, porque

explicaba, sabía que, a la larga, su



movimientos estarían controladopor el gobierno, los medios yprácticamente todo el mundoQuería evitar cualquier afirmaciónde que fuera un agente extranjeroalgo más fácil si se hubiera pasado e

tiempo oculto. Se había propuestodemostrar, decía, que sumovimientos se podían justificar

que no había conspiración algunaque estaba actuando solo. Para laautoridades chinas y de Hon

Kong, parecía un hombre dnegocios, no alguien que tratara dpasar desapercibido. «No tengo

ntención de ocultar lo que soy n



quién soy», dijo, «por lo que notengo motivos para esconderme yalimentar teorías de la conspiraciónni campañas demonizadoras».

Entonces le pregunté lo que mrondaba desde la primera vez qu

hablamos online: ¿Por qué habíescogido Hong Kong como destinouna vez que estuvo listo para revela

os documentos? Como era dprever, Snowden contestó que ldecisión se había basado en un

análisis cuidadoso.Su prioridad, explicó, ergarantizar su seguridad física y

evitar la intromisión de EE.UU



mientras trabajaba conmigo y conLaura sobre los documentos. Si laautoridades norteamericanadescubrían su plan de filtrar lodocumentos, intentarían impedirlodetenerle o algo peor. Aun siendo

semiindependiente, Hong Konformaba parte del territorio chinorazonaba, y para los agente

norteamericanos sería más difíciactuar contra él allí que en otrougares que había contemplado

como candidatos para buscarefugio definitivo, por ejemploalgún país latinoamericano pequeño

como Ecuador o Bolivia. Hon



Kong también estaría más dispuestoa resistir la presión de EE.UU. entregarlo —y sería más capaz dhacerlo— que los países europeopequeños del tipo de Islandia.

Aunque hacer públicos lo

documentos había sido la principaconsideración a la hora de elegidestino, no era la única. También

quería estar en un sitio donde lgente tuviera cierto compromisocon valores políticos importante

para él. Tal como explicaba, lohabitantes de Hong Kong, aunquhan acabado sometidos al régimen

represivo chino, habían luchado po



preservar ciertas libertades políticabásicas y creado un efervescentclima de disidencia. Snowden señalóque Hong Kong tenía dirigentepolíticos elegidos democráticamenty era también sede de importante

protestas callejeras, entre ellas unmanifestación anual contra lrepresión en la plaza de Tiananmen

Hubiera podido ir a otrougares, donde habría disfrutadoncluso de más protección contr

potenciales acciones de EE.UUncluida la China continental. Ydesde luego había países dond

mperaba más libertad política. Sin



embargo, tuvo la impresión de quHong Kong procuraba la mejocombinación de seguridad física ysolidez política.

La decisión presentabnconvenientes, por supuesto, de lo

que Snowden era consciente, entrellos las relaciones de la ciudad cona China continental, lo qu

procuraría a sus críticos una vía fácipara demonizarle. Pero no habídecisiones perfectas; «todas mi

opciones son malas», solía decir, yHong Kong a él le proporcionó ungrado de seguridad y a nosotros

una libertad de movimientos qu



habría sido difícil encontrar en otrparte.

Una vez que tuve en mi podetodos los hechos, tenía otroobjetivo: asegurarme de quSnowden sabía lo qu

probablemente le pasaría en cuantose supiera que era la fuentoriginaria de las revelaciones.

La administración Obama habíibrado lo que para personas d

todo el espectro político era un

guerra sin precedentes contra lodelatores de ilegalidades. Pese a quen su campaña electoral habí

asegurado que tendríamos l



«administración más transparentde la historia», comprometiéndosconcretamente a proteger a lodelatores de ilegalidades, a quieneelogió llamándoles «nobles» y«valientes», el presidente habí

hecho justo lo contrario.Con arreglo a la Ley d

Espionaje de 1917, l

administración Obama ha iniciadocontra los filtradoregubernamentales más accione

udiciales —un total de siete— qutodas las administracioneanteriores juntas: de hecho, más de

doble. La Ley de Espionaje



aprobada durante la Primera GuerrMundial para permitir a WoodrowWilson criminalizar a los contrarioa la guerra, tenía sanciones muyduras: incluían la cadena perpetua ncluso la pena de muerte.

Sobre Snowden caería todo epeso de la ley, sin ninguna dudacabía esperar que se le calificara d

traidor, por lo que el Departamentode Justicia de Obama lo acusaría ddelitos que le mandarían a prisión

de por vida.«¿Qué crees que pasará cuandose sepa que eres la fuente?», l

pregunté.



Snowden contestó al punto, loque dejaba claro que se habíplanteado la cuestión muchas veces«Dirán que he violado la Ley dEspionaje. Que he cometidocrímenes graves. Que he ayudado

enemigos de Norteamérica. Que hpuesto en peligro la seguridadnacional. Seguro que utilizarán

cualquier incidente de mi pasado, yprobablemente exagerarán o inclusonventarán algunos par

demonizarme tanto como seposible».Él no quería ir a la cárcel

«Intentaré evitarla», dijo. «Pero si e



el resultado final de todo esto, y sque hay una elevada probabilidadde que así sea, decidí hace tiempoque puedo aguantar lo que sea. Loúnico que no puedo aguantar esaber que no hice nada».

Ese primer día y todos los díasubsiguientes, la resolución y ltranquila previsión de lo qu

pudiera pasarle fueronsorprendentes y conmovedoras dverdad. No le detecté en ningún

momento una sola nota darrepentimiento, miedo ni angustiaExplicó impasible que habí

tomado su decisión y conocía la



posibles consecuencias, para las questaba preparado.

Del hecho de haber tomado ldecisión, Snowden parecía extraecierta fuerza. Cuando hablaba de loque el gobierno de EE.UU. podí

hacerle, irradiaba una extraordinariserenidad. La imagen de ese hombrde veintinueve años respondiendo

así a la amenaza de pasarse décadaso la vida entera, en una cárcel dmáxima seguridad —perspectiv

que, por definición, paralizaría dmiedo a cualquiera— ersumamente inspiradora. Y su coraj

resultaba contagioso: Laura y yo



nos juramos uno a otro, y juramos Snowden, que todas las decisioneque tomásemos y las acciones quemprendiésemos en lo sucesivohonrarían su camino elegido. Yo msentía en la obligación de informa

sobre la cuestión con el espíritu quhabía animado la acción original dSnowden: valentía fundada en l

convicción de hacer lo que uno crecorrecto, y un rechazo a sentimidado o disuadido mediant

amenazas infundadas dfuncionarios malévolos ansiosopor ocultar sus propias acciones.

Tras cinco horas d



nterrogatorio, estaba convencidomás allá de toda duda, de quSnowden era sincero y habíreflexionado seriamente sobre sumotivos. Antes de irnos, volviósobre la cuestión que ya habí

mencionado otras veces: insistía endentificarse como la fuente de lo

documentos, y en que esto se hicier

en el primer artículo qupublicáramos. «Quienquiera quhaga algo tan importante tiene l

obligación de explicar a la gente poqué lo ha hecho y qué esperconseguir», dijo. Tampoco quería

con su encierro, agudizar e



ambiente de miedo que el gobiernode EE.UU. había fomentado.

Además, Snowden estaba segurode que la NSA y el FBI localizaríana fuente de las filtraciones en

cuanto empezaran a publicars

nuestros reportajes. No habítomado todas las medidas posiblepara tapar sus huellas, pues no

quería que sus colegas fueran objetode investigación o falsaacusaciones. Insistía en que

mediante las destrezas adquiridas yteniendo en cuenta lo muy laxoque eran los sistemas de la NSA

habría podido eliminar sus huella



si hubiera querido, incluso tradescargar tantos documentosecretos. Pero había decidido dejaal menos algunas huellaelectrónicas para ser descubierto, locual significaba que permanece

escondido ya no era una alternativválida.

Aunque yo no quería ayudar a

gobierno a averiguar la identidad dmi fuente dándola a conocerSnowden me convenció de que e

descubrimiento de su identidad ernevitable. Y de algo mámportante: estaba decidido

definirse ante la gente antes de qu



el gobierno lo definiera a él.El único miedo de Snowden

respecto a dar a conocer sudentidad era el de distraerse de lo

esencial de sus revelaciones. «Sé quos medios lo personalizan todo, y

el gobierno querrá convertirme enel eje de la historia, matar amensajero», dijo. Su intención er

dentificarse pronto, y continuación desaparecer de escenpara que el centro de atención fuer

a NSA y sus actividades despionaje. «En cuanto me haydentificado y explicado a m

mismo», añadió, «no haré nada con



os medios. No quiero ser yo lhistoria».

Yo creía que, en vez de revelasu identidad en el primer artículosería mejor esperar una semana parasí poder publicar la serie inicial d

nformes sin esa distracciónNuestra idea era simple: sacar unhistoria tras otra, cada día, un

versión periodística del dominiorápido, empezando lo antes posibley como culminación dar a conoce

a fuente. Al final de la reunión dese primer día, estábamos todos dacuerdo. Teníamos un plan.



Durante el resto del tiempo qupasé en Hong Kong, me reuní y

hablé cada día con Snowden largo ytendido. No dormí ninguna nochmás de dos horas, y en todo caso

solo gracias a los somníferos. Mpasaba el resto del tiempoescribiendo artículos basados en lodocumentos de Snowden y, encuanto empezaron a publicarse, conceder entrevistas para hablar dellos.

Snowden dejó que Laura y yodecidiésemos qué informacionedebían hacerse públicas, en qu

orden, y cómo se presentarían. Sin



embargo, el primer día —comohabía hecho en muchas ocasioneantes y haría después— recalcó lurgencia de que examinásemos todoel material con cuidado. «Seleccionestos documentos basándome en e

nterés general», nos dijo, «peroconfío en vuestro criterioperiodístico para publicar solo lo

que la gente deba conocer y spuedan sacar a la luz sin hacer dañoa personas inocentes». Snowden

sabía al menos una cosa: que lcapacidad de generación de unverdadero debate público dependí

de que el gobierno de EE.UU. no



tuviera ninguna excusa paracusarnos de poner vidas en peligrodebido a la publicación de lodocumentos.

También hacía hincapié en lomportante que era publicar lo

documentos de manera periodísticaes decir, trabajando con los medioy escribiendo artículos qu

brindaran el contexto de lomateriales, no solo publicarlos granel. Este planteamiento, creía él

proporcionaría más protección legay, más importante aún, permitiría os lectores procesar las revelacione

de forma más ordenada y racional



«Si quisiera tan solo publicamasivamente los documentos ennternet, habría podido hacerlo yo

mismo», dijo. «Quiero qugaranticéis que estas historias spublican una a una, para que e

público entienda lo que deberísaber». Estuvimos todos de acuerdoen que este sería nuestro marco d

referencia.Snowden explicó en diversa

ocasiones que había querido

nvolucrarnos a mí y a Laura en lahistorias desde el principio porqusabía que nosotros la

expondríamos con garra y no



cederíamos a las amenazas degobierno. Solía hacer referencia aNew York Times y otros medios dcomunicación importantes quhabían entorpecido la publicaciónde buenos artículos por presione

gubernamentales. No obstanteaunque deseaba una coberturagresiva, quería también periodista

meticulosos que se tomaran etiempo necesario para garantizaque los hechos serían irrebatibles y

que todos los artículos sanalizarían a fondo. «Algunos dos documentos que os doy no son

para ser publicados, sino para qu



vosotros entendáis cómo funcioneste sistema y así podáis informacorrectamente», dijo.

Después de mi primer día enteroen Hong Kong, dejé a Snowden ensu habitación, volví a la mía y m

quedé levantado para escribir cuatroartículos con la esperanza de que eGuardian los publicase d

nmediato. Había un poco de prisanecesitábamos que Snowdenrevisara con nosotros tanto

documentos como fuera posiblantes de que, por una razón u otraya no pudiera hablar más.

La urgencia tenía otra causa. En



el taxi que nos había llevado aaeropuerto JFK, Laura me habíconfesado que había hablado de lodocumentos de Snowden con varioreporteros importantes, entre elloBarton Gellman, el doble ganado

del premio Pulitzer, que habíestado en la redacción deWashington Post y ahora trabajab

para el periódico por cuenta propiaA Laura le costaba convencer ciertas personas de que viajasen con

ella a Hong Kong. Pero Gellmanque llevaba tiempo implicado enasuntos de vigilancia, habí

mostrado mucho interés en l



historia.Por recomendación de Laura

Snowden había accedido a entrega«algunos documentos» a Gellmancon la idea de que él, el Post y ellnformarían sobre revelacione

concretas.Yo respetaba a Gellman, pero no

al Washington Post, que, a mi juicio

como vientre de la bestia dBeltway, encarna los peoreatributos de los medios políticos d

EE.UU.: excesiva cercanía agobierno, veneración por lanstituciones de seguridad nacional

exclusión rutinaria de las voce



disidentes. Incluso un crítico deperiódico, Howard Kurtzdocumentó en 2004 que el Poshabía amplificado sistemáticamentas voces favorables a la guerra en e

período previo a la invasión de Irak

al tiempo que restaba importancia odirectamente excluía a las vocecontrarias. La cobertura periodístic

del Post, concluía Kurtz, había sido«llamativamente tendenciosa» favor de la invasión. El editorial de

Post se comportaba, en generalcomo una de las cheerleaders mávociferantes y atolondradas a favo

del militarismo norteamericano, as



como del secretismo y de lvigilancia.

El Post contaba ahora con unmportante primicia que habí

obtenido sin ningún esfuerzo y qua fuente —Snowden— no habí

seleccionado como primera opciónpero había aceptado l

recomendación de Laura). D

hecho, mi primera conversaciónencriptada con Snowden surgió raíz de su enfado por el enfoqu

pusilánime del Post.A lo largo de los años, una dmis pocas críticas a WikiLeaks h

sido que ellos también, en ocasione



similares, procuraron valiosaprimicias a los propios medios dcomunicación del establishmenpara proteger al gobierno en loposible, con lo que aumentaba suprestigio e importancia. La

primicias exclusivas sobrdocumentos secretos elevan eestatus de la publicación de form

excepcional y acreditan al periodistque da la noticia. Pero tiene muchomás sentido dar estas primicias

periodistas independientes yorganizaciones mediáticas, pues asse potencia su voz, se eleva su perfi

y se maximiza su impacto.



Peor aún, me enteré de que ePost acataba diligentemente lanormas no escritas sobre cómo lomedios del poder establecido debennformar sobre los secretos d

estado. Según estas normas, qu

permiten al gobierno controlarevelaciones y minimizar, e inclusoneutralizar, su impacto, lo primero

que deben hacer los redactores eacudir a los funcionarios ynotificarles lo que pretenden

publicar. A continuación, lofuncionarios de la seguridadnacional explican a los redactore

os diversos aspectos en que l



seguridad nacional podría versperjudicada por las revelacionesTiene lugar una prolongadnegociación sobre lo que spublicará y lo que no. En el mejode los casos, se producen

considerables demoras; a menudo ssuprime información de clarísimonterés periodístico. Esto es lo qu

levó al Post, una vez que se huboconocido en 2005 la existencia dcentros de detención clandestino

de la CIA, a ocultar la identidad dos países en los que se ubicabanesas cárceles, lo cual permitió a l

CIA proseguir su actividad en su



centros ilegales de tortura.Este mismo proceso hizo que e

New York Times ocultara durantmás de un año la existencia deprograma de escuchas sinmandamiento judicial de la NSA

después de que, a mediados de 2004os reporteros James Risen y Eri

Lichtblau estuvieran listos par

nformar acerca del mismo. Epresidente Bush había mandadolamar al dueño del periódico

Arthur Sulzberger, y al jefe dredacción, Bill Keller, al DespachoOval para hacer absurdament

hincapié en que, si revelaban que l



NSA espiaba a americanos sinautorización legal, estaríanayudando a los terroristas. El NewYork Times se plegó a estodictados y bloqueó la publicacióndel artículo durante quince meses

hasta finales de 2005, después dque Bush hubiera sido elegido dnuevo (colaborando así en su

reelección mientras ocultaba a lgente que había estado escuchandolegalmente a los norteamericano

sin orden judicial). El Times acabópublicando la historia de la NSAsolo cuando un frustrado Risen

estaba a punto de sacar a la luz la



revelaciones en su libro y eperiódico no quería que su propioreportero se le adelantase.

Luego está el tono que lomedios del establishment utilizanpara hablar de las fechorías de

gobierno. La cultura periodísticnorteamericana establece que loreporteros han de evita

afirmaciones claras o enunciativas, ncorporar a su cobertur

declaraciones gubernamentales con

ndependencia de lo intrascendenteque sean. A tal fin, usan lo que epropio columnista del Post, Erik

Wemple, denomina con sorn



«zigzag en medio de la calzada»: strata de no decir nunca naddefinitivo sino de otorgar el mismocrédito a las explicaciones degobierno y a los hechos reales, locual tiene el efecto de diluir la

revelaciones en un revoltijoconfuso, incoherente y a menudorrelevante. Por encima de todo, dan

siempre gran importancia a ladeclaraciones oficiales, inclusocuando son a todas luces falsas o

engañosas.Fue este periodismo servil ymiedoso lo que llevó al Times, e

Post y otros medios a negarse a usa



a palabra «tortura» en sureportajes sobre los interrogatoriode la era Bush, pese a que lutilizaban sin reparos para describia misma táctica cuando se hablab

de otros gobiernos. También fu

eso lo que provocó la debacle de lomedios que blanqueabanafirmaciones gubernamentale

nfundadas sobre Saddam e Irakpara vender al públiconorteamericano una guerr

emprendida basándose en pretextofalsos que los medios dcomunicación de EE.UU

amplificaban en vez de investigar.



Otra regla tácita concebida parproteger al gobierno es que lomedios publican solo unos cuantodocumentos secretos y luego lodejan. Informan sobre un archivocomo el de Snowden de forma qu

el impacto sea limitado: publicar unpuñado de crónicas, deleitarse enelogios de «gran primicia», recibi

premios y luego marcharsegarantizando que nada cambirealmente. Snowden, Laura y yo

coincidíamos en que la verdadercobertura sobre los documentos da NSA pasaba por publicar d

manera agresiva una crónica tra



otra, y no parar hasta habeabarcado todos los temas de interépúblico, al margen del enfado o laamenazas que ello suscitara.

Desde la primera conversaciónSnowden había sido claro con

respecto a sus razones pardesconfiar de los medios del podeestablecido, refiriéndose una y otr

vez a la ocultación de las escuchade la NSA por el New York TimesHabía llegado a creer que l

ocultación de la información poparte del periódico podía muy bienhaber cambiado el resultado de la

elecciones de 2004. «Ocultar es



historia cambió la historia», dijo.Estaba decidido a poner a

descubierto el espionaje extremo da NSA reflejado en los documento

para posibilitar un debate públicopermanente con consecuencia

reales, no solo lanzar una primiciexcepcional sin más consecuenciaque algunos elogios para lo

reporteros. Eso requeriría informeaudaces, desdén hacia las excusaendebles del gobierno, firme y

contundente defensa de lpertinencia de las acciones dSnowden y una condena inequívoc

de la NSA… exactamente lo que e



Post prohibiría hacer a sureporteros. Yo sabía que lo únicoque haría el Post sería atenuar empacto de las revelaciones. E

hecho de que hubieran recibido unmontón de documentos d

Snowden parecía desmentitotalmente lo que, a mi entenderestábamos intentando conseguir.

Como de costumbre, Laura tenírazones convincentes para deseamplicar al Post. Para empezar, serí

beneficioso involucrar aWashington oficial en larevelaciones, para que luego fuer

más difícil atacarlas o



criminalizarlas. Si el periódicofavorito de Washington informabsobre las filtraciones, al gobierno lcostaría más demonizar a lomplicados.

Además, como señalab

atinadamente Laura, ni ella nSnowden habían podidocomunicarse conmigo durante un

tiempo debido a mi falta dencriptación, por lo que había sidoella quien había asumido la carg

nicial de los miles de documentosecretos de la NSA suministradopor la fuente. Laura había sentido l

necesidad de encontrar a alguien



quien pudiera confiar el secreto y dtrabajar con una institución que lprotegiera de algún modoTampoco quería viajar a HonKong sola. Como al principio ellno podía hablar conmigo, y l

fuente creía que alguien más debíayudar a informar sobre lo dPRISM, llegó a la conclusión de qu

tenía sentido acudir a Gellman.Comprendí las razones de Laur

para dar participación al Post, pero

no las acepté. La idea de qunecesitábamos involucrar en lhistoria a los funcionarios d

Washington me parecía exactament



el clásico enfoque de excesivoacatamiento de reglas no escritas, daversión al riesgo, que yo queríevitar. Nosotros éramos tanperiodistas como cualquiera dePost, y entregarles documentos par

estar protegidos era, a mi juicioreforzar precisamente las premisaque intentábamos subvertir

Aunque Gellman terminó haciendounos reportajes espléndidos con ematerial, durante nuestras primera

conversaciones Snowden comenzóa lamentar la implicación del Postaunque él había sido quien en

última instancia había decidido



aceptar la recomendación de Laurde contar con el periódico.

A Snowden le molestaba lo qupercibía como reticencias del Post, lmprudencia de haber implicado

tantas personas que hablaban d

manera tan poco segura sobre loque habían hecho, y en especial emiedo reflejado en su

nterminables reuniones conabogados que lanzaban toda clasde avisos alarmistas y hacían

exigencias de lo más onerosasSnowden estaba especialmentenojado por el hecho de qu

Gellman, a instancias de lo



abogados y editores del Post, shubiera negado finalmente a viajar Hong Kong para reunirse con él yexaminar los documentos.

Al menos tal como lotransmitieron Snowden y Laura, lo

abogados del Post habían dicho Gellman que no debía ir a HonKong; también aconsejaron a Laur

que no fuera y retiraron eofrecimiento de pagarle los gastode viaje. Para ello se basaban en un

teoría absurda, ligada al miedo, saber, que cualquier conversaciónsobre información secreta llevada

cabo en China, un país con



vigilancia generalizada, podría seescuchada furtivamente por egobierno chino. A su vez, egobierno de EE.UU. podríconsiderar que el Post estabpasando imprudentemente secreto

a los chinos, lo que acasocomportara, con arreglo a las leyede espionaje, responsabilidad pena

para el periódico y para Gellman.A su manera estoica y sobria

Snowden se puso furioso. Habí

puesto su vida patas arriba yafrontado todos los peligros parsacar todo aquello a la luz, casi sin

protección; y por otro lado, ah



estaba ese importantísimo mediocon toda clase de respaldo legal nstitucional, que no corría siquier

el insignificante riesgo de mandaun reportero a Hong Kong parverse con él. «Estoy dispuesto

entregarles esta tremenda historiasumiendo un gran riesgopersonal», dijo, «y ellos ni se suben

a un avión». Era exactamente ltípica reverencia al gobierno, tímidy pusilánime, de nuestra «prens

acreditada de confrontación» quyo me había pasado añocondenando.

En cualquier caso, la entrega d



algunos de los documentos al Posya se había producido, y yo nopodía hacer nada para dar marchatrás. Sin embargo, esa segundnoche en Hong Kong, tras reunirmcon Snowden, decidí que no sería eWashington Post, con su vozconfusa y progubernamental, sumiedos y su zigzagueo en mitad d

a calzada, el que determinaría emodo en que la NSA y Snowdenserían conocidos eternamente

Quienquiera que fuese el primeroen dar la noticia desempeñaría unpapel preponderante en cómo s

analizara y se entendiera, y me habí



propuesto que fuésemos eGuardian y yo. Para que lnformación tuviera el efecto qu

debía tener, había que infringir lareglas no escritas del estamentoperiodístico —las ideadas par

suavizar el impacto de larevelaciones y proteger al gobierno—, tenían que ser infringidas, no

obedecidas. El Post ya sacaría lasiguientes, no yo.

Así pues, en cuanto estuve en m

habitación del hotel terminé etrabajo sobre las cuatro historias. Lprimera versaba sobre la orden

secreta del tribunal FISA que exigí



a Verizon, una de las principaleempresas de telefonía dNorteamérica, la entrega a la NSAde los registros de llamadatelefónicas de todos los ciudadanosa segunda abordaba lo relativo a

programa de escuchas sinautorización judicial de Bushbasándose en un informe interno

secreto de 2009 del inspectogeneral de la NSA; otra detallaba eprograma «INFORMANTE SIN

LÍMITES» que había leído en eavión; y la última explicaba eprograma PRISM, del que habí

tenido noticia en Brasil. Me urgí



sobre todo esta última, pues era edocumento que el Post estaba punto de sacar a la luz.

Para no perder tiemponecesitábamos que el Guardian smplicara y se comprometiera

publicar enseguida. Anochecía enHong Kong; clareaba en NuevYork. Aguardé impaciente a que lo

redactores del periódico sdespertasen en Nueva Yorkcomprobando cada cinco minutos s

anine Gibson se había incorporadoal chat de Google, nuestro habituasistema de comunicación. En cuanto

vi que allí estaba, le envié un



mensaje al punto: «Hemos dhablar».

A estas alturas, ya sabíamos qudaba lo mismo hablar por teléfonoo mediante el chat de Google: lados maneras eran inseguras. Como

por algún motivo no logramoconectar a través de OTR, eprograma encriptado de chat qu

habíamos estado utilizando, Janinsugirió que probáramos conCryptocat, un programa de recient

comercialización diseñado parmpedir la vigilancia estatal quacabaría siendo nuestra principal ví

de comunicación durante toda m



estancia en Hong Kong.Le hablé de mi reunión con

Snowden ese día y de mconvencimiento de que tanto écomo los documentos erangenuinos. Le expliqué que ya habí

escrito varios artículos. A Janine lentusiasmó en especial la historia dVerizon.

«Fantástico», dije. «El artículoestá listo. Si hay que hacecorrecciones de poca importancia

adelante». Recalqué a Janine lnecesidad de publicarlo ya. «Hayque sacarlo enseguida».

Pero había un problema. Lo



redactores del Guardian habíanmantenido reuniones con loabogados del periódico y oídoavisos preocupantes. Janintransmitía lo que le habían dicho loabogados: publicar información

confidencial puede ser consideradobien que con reservas) delito por e

gobierno de EE.UU., una violación

de la Ley de Espionaje, conconsecuencias incluso para loperiódicos. El peligro er

especialmente grave con respecto documentos relacionados connteligencia de señales. En el pasado

el gobierno se había abstenido d



demandar judicialmente a medios dcomunicación, pero solo en lmedida en que estos cumplieran lanormas no escritas yproporcionaran a los funcionarionformación previa y l

oportunidad de alegar, en su casoque la publicación atentaba contra seguridad nacional. Este proceso

consultivo con el gobiernoexplicaban los abogados, es lo qupermitía al periódico demostrar que

al sacar a la luz documentosecretos, no tenía intención dponer en peligro la seguridad

nacional, por lo que no existía l



acción criminal necesaria para eprocesamiento.

No se había producido nuncninguna filtración de documentode la NSA, no digamos ya tandelicados y de esta magnitud. Según

os abogados, había un claro riesgode incriminación penal, no solo parSnowden, sino, dado el historial d

a administración Obama, tambiénpara el periódico. Solo unas semanaantes de ir yo a Hong Kong, s

supo que el Departamento dusticia de Obama había conseguidouna orden judicial para leer los e

mails de reporteros y redactores d



Associated Press a fin de descubrias fuentes de sus artículos.

Casi inmediatamente despuésun nuevo informe reveló un ataquaún más radical contra el proceso drecogida de noticias: e

Departamento de Justicia habípresentado ante los tribunales undeclaración jurada en la que acusab

a James Rosen, jefe de la oficina dWashington de Fox News, de «coconspirador» en varios presunto

crímenes de su fuente, alegando quel periodista había «ayudado yamparado» la revelación d

nformación confidencial al trabaja



estrechamente con dicha fuente parrecibir material.

Los periodistas llevaban añonotando que la administraciónObama estaba lanzando ataques sinprecedentes contra el proceso d

recogida de noticias. En todo casoel episodio de Rosen supuso unconsiderable vuelta de tuerca

Criminalizar la colaboración conuna fuente calificándola de «ayudy amparo» es criminalizar el propio

periodismo de investigaciónningún reportero consigue jamánformación secreta sin trabajar con

el proveedor. Esta atmósfera habí



vuelto a todos los abogados de lomedios, entre ellos los deGuardian, sumamente cautos ncluso miedosos.

«Dicen que el FBI podrícerrarnos las oficinas y llevars

nuestros archivos», me explicóGibson.

Me pareció ridículo: la mera ide

de que el gobierno de EE.UUcerrara un periódico importantcomo el Guardian US y asaltara su

oficinas era uno de esos desatinoque, a lo largo de mi carrera jurídicame había hecho detestar la

advertencias inútilmente exagerada



de los abogados. De todos modossabía que Gibson no rechazaría —no podía rechazar— sin más estapreocupaciones.

«¿En qué afecta esto a lo questamos haciendo?», pregunté

«¿Cuándo podemos publicar?».«No estoy muy segura, Glenn»

contestó Gibson. «Primero hemo

de tenerlo todo en orden. Mañanvolveremos a reunirnos con loabogados y sabremos algo más».

Me inquieté de veras. No teníni idea de cómo reaccionarían loredactores del Guardian. Habid

cuenta de mi independencia en e



periódico y del hecho de que yohabía escrito más artículos dopinión que crónicas, y desde luegonada tan delicado como esto, menfrentaba a factores desconocidosDe hecho, el conjunto de la histori

era muy sui generis: resultabmposible saber cómo reaccionarí

nadie porque nunca antes habí

pasado nada igual. ¿Los redactorese sentirían atemorizadosntimidados, por las amenazas d

EE.UU.? ¿Optarían por pasarssemanas negociando con egobierno? ¿O, para sentirse má

seguros, preferirían dejar que fuer



el Post el que diera la primicia?Yo estaba impaciente po

publicar de inmediato el asunto dVerizon: teníamos el documento dFISA, a todas luces auténtico. Nohabía motivo alguno para negar

os norteamericanos ni un minutomás el derecho a saber lo que estabhaciendo el gobierno con su

privacidad. Igual de apremiante era obligación que sentía haci

Snowden, que había tomado su

decisión con un espíritumpregnado de audacia, fuerza ypasión. Yo estaba resuelto a que m

cobertura estuviera impulsada por e



mismo espíritu, hacer justicia asacrificio hecho por nuestra fuenteSolo un periodismo audaz podídar a la historia la fuerza necesaripara superar el ambiente de temompuesto por el gobierno a lo

periodistas y sus fuentes. Laparanoicas advertencias legales y lotitubeos del Guardian eran l

antítesis de esa audacia.Esa noche llamé a David y l

confesé mi creciente preocupación

con respecto al Guardian. Tambiénhablé de ello con Laura. Acordamoconcederle otro día de tiempo par

publicar el primer artículo; si no lo



hacía, buscaríamos otras opciones.Al cabo de unas horas, Ewen

MacAskill vino a mi habitación parponerse al corriente sobre SnowdenLe confesé mi preocupación por loretrasos. «No te apures», dijo sobr

el Guardian, «son muy agresivos»Alan Rusbridger, viejo jefe dredacción del periódico, estaba

según me aseguró Ewen, «muynteresado» en la historia y

«comprometido con l

publicación».Yo todavía veía a Ewen como unhombre de empresa, pero empezab

a caerme mejor. Cuando se hubo



marchado, le hablé a Snowden sobrel viaje de Ewen con nosotrosrefiriéndome a él como e«canguro» del Guardian y le dijque quería concertar una cita entros dos para el día siguiente. L

expliqué que subir a Ewen al carroera un paso importante para que loredactores del periódico se sintieran

cómodos y accedieran a lpublicación. «No hay problema»dijo Snowden. «Pero lo que tiene

es un guardaespaldas; por eso loenviaron».La reunión era importante. A l

mañana siguiente, Ewen no



acompañó al hotel de Snowden y spasó unas dos horanterrogándolo, tocando gran part

de los temas que había tocado yo edía anterior. «¿Cómo sé que erequien dices ser?», preguntó Ewen a

final. «¿Tienes pruebas?». Snowdensacó un montón de documentos dsu maleta: su ahora caducado

pasaporte diplomático, una viejtarjeta de identificación de la CIAun carné de conducir y otra cédul

de identidad oficial.Salimos juntos del hotel. «Estoytotalmente convencido de que e

auténtico», dijo Ewen. «No me cab



ninguna duda». A su entender, yno había razón alguna para esperar«En cuanto lleguemos al hotellamaré a Alan y le diré que hemo

de comenzar ya».A partir de ese momento, Ewen

se integró del todo en nuestroequipo. Laura y Snowden ssintieron inmediatamente a gusto

con él, y admito que yo tambiénNos dimos cuenta de que nuestrasospechas habían sido totalment

nfundadas: acechando bajo lsuperficie de la apariencia afable ypaternal había un reportero

ntrépido impaciente por continua



con esa historia exactamente demodo que yo consideraba necesarioEwen, al menos tal como se veía a smismo, no estaba allí para imponerestricciones institucionales sinopara informar y a veces ayudar

superar esas restricciones. De hechodurante nuestra estancia en HonKong, fue con frecuencia la voz má

radical y argumentó a favor drevelaciones que ni Laura ni yo —ysi vamos a eso, ni Snowden—

estábamos seguros de que fuera emomento de hacerlas. Enseguidcomprendí que su defensa de l

cobertura agresiva dentro de



Guardian era fundamental para quLondres respaldara de lleno lo questábamos haciendo.

Ya entrada la mañana enLondres, Ewen y yo llamamountos a Alan. Mi intención er

dejar lo más claro posible quesperaba —exigía, incluso— que eGuardian comenzase la publicación

ese día, así como llegar a tener clara postura del periódico. A esta

alturas —era solo el segundo día en

Hong Kong—, si percibía dudanstitucionales sustanciales estabdispuesto a llevar el asunto

cualquier parte.



Fui categórico. «Estoy decididoa publicar este artículo de Verizon yno entiendo por qué no estamohaciéndolo ya», dije a Alan. «¿Aqué se debe la tardanza?».

Me aseguró que no habí

tardanza ninguna. «Yo estoy dacuerdo. Estamos listos parpublicarlo. Esta tarde, Janine tien

una última reunión con loabogados. Estoy seguro de qudespués lo haremos».

Saqué a relucir la implicación dePost en la cuestión de PRISM, locual solo avivaba mi sensación d

apremio. Entonces Alan m



sorprendió: quería ser el primero enpublicar no solo las historias de lNSA en general, sino también la dPRISM en particular, a todas luceansioso por adelantar al Post con lnoticia. «No hay ninguna razón

para dejársela a ellos», dijo.«Me parece de fábula».Como Londres iba cuatro hora

por delante de Nueva York, faltabbastante rato para que Janine llegara la oficina y aún más para que s

reuniera con los abogados. Así qupasé esa noche en Hong Kong conEwen terminando nuestra histori

de PRISM, convencidos de qu



Rusbridger sería todo lo enérgicoque hiciera falta.

Acabamos el artículo de PRISMese día y lo mandamos encriptadopor e-mail a Janine y Stuart MillarAhora mismo teníamos listas par

publicar dos bombas de relojeríaVerizon y PRISM. Se me ibacabando la paciencia, la disposición

a esperar. Janine inició la reunión con lo

abogados a las tres de la tarde, hor

de Nueva York —las tres de lmadrugada en Hong Kong— yestuvo con ellos dos horas. Yo m

quedé levantado, esperando e



resultado. Cuando hablé con Janinesolo quería oír una cosa: qupublicábamos el artículo enseguida.

Pero no pasó eso, ni por asomoAún había que aborda«considerables» cuestiones legales

me dijo Janine. En cuantoestuviesen resueltas, añadió, eGuardian tenía que poner nuestro

planes en conocimiento de ciertofuncionarios gubernamentales pardarles la oportunidad d

convencernos de que nopublicáramos… el proceso que yodetestaba y condenaba. Acepté qu

el Guardian dejara al gobierno



exponer sus argumentos para la nopublicación, siempre y cuando esproceso no acabara siendo untáctica para retrasarlo todo durantsemanas o rebajar su impacto.

«Da la impresión de que faltan

días, incluso semanas, para lpublicación, no horas», dije anine, intentando condensar tod

mi irritación y mi paciencia en unfrase online. «Insisto en que dartodos los pasos necesarios para qu

esta historia se publique». Lamenaza era tácita pero inequívocasi no lograba sacar los artículo

nmediatamente en el Guardian



lamaría a otra puerta.«Ya lo dejaste claro antes»

replicó ella, cortante.Se terminaba el día en Nuev

York, y supe que no ocurriría nadal menos hasta el día siguiente. M

sentía decepcionado, y cada vez mánquieto. El Post estaba trabajando

en su artículo de PRISM, y Laura

que contaría con un pie de autor, shabía enterado por Gellman de quplaneaban publicarlo el domingo, e

decir, en un espacio de cinco días.Tras hablar de ello con David yLaura, me di cuenta de que ya no

estaba dispuesto a esperar más a



Guardian. Estuvimos de acuerdo enque debíamos empezar a buscaalternativas, una especie de Plan Bpor si había más retrasos. Lalamadas a Salon, mi editoria

durante años, así como al Nation

enseguida dieron fruto. En apenaunas horas, ambos me dijeron questarían encantados de publica

enseguida las historias de la NSA yme ofrecieron toda la ayudnecesaria, incluidos abogados qu

examinarían los artículos dnmediato.Saber que había dos semanario

de reconocido prestigio preparado



y ansiosos por sacar a la luz loartículos de la NSA daba ánimosSin embargo, David y yo llegamos a conclusión de que había un

opción aún mejor: crear sin mánuestra propia página webNSAdisclosures.com[NSArevelaciones], y empezar colgar ahí los artículos sin necesidad

de ningún medio de comunicaciónexistente. En cuanto hiciéramopúblico que teníamos en nuestro

poder ese inmenso tesoro ddocumentos secretos sobre eespionaje de la NSA, contaríamo

fácilmente con editores, abogados



nvestigadores y patrocinadorevoluntarios: un equipo completocuya única motivación sería ltransparencia y el verdaderoperiodismo de confrontacióndedicado a informar sobre lo qu

sin duda era una de las filtracionemás significativas de la historinorteamericana.

Desde el principio creí que lodocumentos brindaban unoportunidad para poner a

descubierto no solo el espionajsecreto de la NSA, sino también ldinámica corrupta del periodismo

oficial. Sacar a la luz una de la



historias más importantes de loúltimos años mediante un modelode cobertura nuevo ndependiente, al margen de la

organizaciones mediáticas mánfluyentes, me resultab

sumamente atractivo. Eso pondríaudazmente de relieve que lgarantía de la libertad de prensa d

a Primera Enmienda y la capacidadpara hacer periodismo importantno dependen de la vinculación a un

medio de comunicación poderosoLa garantía de la libertad de prensprotege en efecto no solo a lo

reporteros contratados, sino



cualquiera que se dedique aperiodismo, con contrato laboral osin él. Y la intrepidez transmitida adar ese paso —vamos a publicamiles de documentos secretos de laNSA sin la protección de ninguna

gran empresa mediática— alentaría otros y ayudaría a hacer añicos eactual ambiente de miedo.

Aquella noche casi no dormíPasé las primeras horas de la mañande Hong Kong llamando a persona

de cuya opinión me fiaba: amigosabogados, periodistas, gente con lque había trabajado estrechamente

Todo el mundo me aconsejaba lo



mismo, cosa que en realidad no msorprendió: hacerlo solo, sin unestructura mediática, era demasiadoarriesgado. Yo quería oíargumentos en contra de lactuación independiente, y ellos m

dieron muchos y buenos.Al final de la mañana, tras habe

escuchado todas las advertencias

volví a llamar a David mientrahablaba simultáneamente online conLaura. David ponía especial acento

en que acudir a Salon o a ThNation sería algo demasiadocauteloso, una señal de miedo

—«un paso atrás», decía él— y en



que, si el Guardian se demorabmás, el mero hecho de publicar loartículos en una página web reciéncreada reflejaría el espíritu atrevidodel periodismo que queríamopracticar. También estaba seguro d

que eso inspiraría a gente de todapartes. Aunque en un principio smostró escéptica, Laura acabó

convencida de que dar ese pasovaliente y crear una red global dpersonas dedicadas a l

transparencia de la NSAdesencadenaría una masiva ypotente oleada de pasión.

Así, a medida que en Hon



Kong se acercaba la tarderesolvimos mancomunadamentque si al final de ese día —que en lCosta Este todavía no habíempezado— el Guardian no estabdispuesto a publicar, yo colgarí

enseguida el artículo de Verizon ennuestra nueva página web. Pese a seconsciente de los riesgos, estab

ncreíblemente entusiasmado ponuestra decisión. También sabía qutener un plan alternativo me irí

bien en nuestra discusión de ese dícon el Guardian: sentía que nonecesitaba estar ligado a ellos par

hacer esa cobertura, y liberarse d



ataduras siempre fortalece.Cuando esa misma tarde habl

con Snowden, le hablé del plan«Arriesgado. Pero audaz», tecleó«Me gusta».

Conseguí dormir un par d

horas. Tras despertarme a meditarde en Hong Kong, comprendque tenía horas por delante hast

que en Nueva York diera comienzoa mañana del miércoles. Sabía que

de alguna manera, iba a transmitir a

Guardian un ultimátum. Queríponerme manos a la obra ya.Tan pronto vi que Janine estab

online, le pregunté por el plan



«¿Vamos a publicar hoy?».«Eso espero», respondió. Su

tono impreciso me inquietó. EGuardian aún pretendía establececontacto con la NSA aquellmañana para hacerle saber nuestra

ntenciones. Dijo que conoceríamoa fecha de publicación tan pronto

tuviéramos noticias de ese contacto

«No entiendo por qué hemos desperar», dije, perdida ya lpaciencia ante tantos retrasos de

periódico. «Tenemos una historitan sencilla y clara; ¿qué más da suopinión sobre si podemo

publicarla o no?».



Dejando aparte mi indignaciónante el proceso —el gobierno nodebía ser un socio editoriacolaborador con los periódicos a lhora de decidir qué se publicaba—yo sabía que no había ningún

argumento convincente de lseguridad nacional en contra dnuestro informe de Verizon, qu

ncluía una sencilla orden judiciareveladora de la sistemática recogidde registros de llamadas telefónica

de ciudadanos norteamericanos. Ldea de que los «terroristas» sacaríanprovecho de la revelación de dich

orden daba risa: cualquier terrorist



con dos dedos de frente ya debía dsaber que el gobierno intentabcontrolar sus comunicacionetelefónicas. Quienes aprenderíanalgo de nuestro artículo no seríanos «terroristas» sino el pueblo

norteamericano. Janine repetía lo que había oído

decir a los abogados del Guardian

nsistía en que me equivocaba sdaba por supuesto que el periódicoba a claudicar ante algún tipo d

ntimidación. Solo se trataba, dijode un requisito legal: tenían quescuchar la opinión de lo

funcionarios del gobierno. Pero m



aseguró que ninguna alegación vagy frívola a la seguridad nacional lntimidaría ni influiría en ella.

Yo no daba por supuesto que eGuardian fuera a ceder; no lo sabíaeso es todo. Lo que sí m

preocupaba era que hablar con egobierno lo demorara demasiadotodo. El Guardian tenía un historia

de coberturas agresivas ydesafiantes, una de las razones poas que recurrí a él de entrada. Yo

sabía que sus responsables teníanderecho a sustanciar qué se debíhacer en esta situación, estaba claro

mejor que yo no abundara en mi



peores sospechas. La proclamaciónde independencia en boca de Janinfue de algún modo tranquilizadora.

«Muy bien», dije, dispuesto esperar y ver. «Pero insisto en quedesde mi punto de vista, esto deb

publicarse hoy», tecleé. «No tengoganas de esperar más».

Siendo ya mediodía en Nuev

York, Janine me dijo que habílamado a la NSA y a la Casa Blanc

para comunicarles que pensaban

publicar material secreto. Sinembargo, no le habían devuelto lalamadas. Esa mañana, la Cas

Blanca había nombrado a Susan



Rice consejera de seguridadnacional. El nuevo reportero dseguridad nacional del GuardianSpencer Ackerman, tenía buenocontactos en Washington. Le dijo anine que a los funcionarios le

«preocupaba» Susan Rice.«Ahora mismo no creen

necesario llamarnos», escribió

anine. «Se van a enterar de que milamadas hay que devolverlas».

A las tres de la mañana —tres d

a tarde, hora de Nueva York—, yoaún no sabía nada. Janine tampoco.«¿Tienen una fecha tope o

simplemente se pondrán en



contacto con nosotros cuando levenga en gana?», pregunté consorna.

Ella contestó que el Guardianhabía pedido a la NSA saber algo«antes de terminar el día».

«¿Y si para entonces no hayrespuesta?», pregunté.

«Entonces tomaremos l

decisión», dijo ella.En ese momento Janine añadió

otro factor problemático: Alan

Rusbridger, su jefe, acababa dcoger un avión de Londres a NuevYork para supervisar la publicación

de las historias de la NSA. Pero eso



significaba que durante las siguientsiete horas o así no estarídisponible.

«¿Puedes publicar este artículosin Alan?». Si la respuesta era «no»no había ninguna posibilidad d

que el artículo saliera ese día. Eavión de Alan llegaría al JKF última hora de la noche.

«Ya veremos», contestó ella.Me daba la sensación de esta

tropezándome con las misma

barreras a las coberturas agresivaque había querido evitar al acudiprecisamente al Guardian

preocupaciones legales, consulta



con funcionarios gubernamentaleserarquías institucionales, aversión

al riesgo, demoras.Instantes después, a eso de la

tres y cuarto de la mañana, StuarMillar, segunda de Janine, m

mandó un mensaje: «El gobierno hcontestado. Janine está ahorhablando con sus representantes».

Esperé lo que pareció uneternidad. Aproximadamente unhora después, Janine me llamó y m

explicó lo sucedido. Habíanlamado por teléfono casi undocena de funcionarios de alto

rango de distintos organismos



entre ellos la NSA, el Departamentode Justicia y la Casa Blanca. Aprincipio se habían mostradocondescendientes pero cordialeshabían dicho a Janine que noentendían el significado ni e

«contexto» de la orden del tribunaa Verizon. Querían concertar unreunión con ella «algún día de l

semana próxima» para aclarar lacosas.

Tras decirles Janine que querí

publicar aquello aquel mismo día yque eso haría a menos que escucharrazones muy concretas y específica

que la disuadieran, se habían puesto



beligerantes, incluso bravucones. Lhabían dicho que no era un«periodista seria» y que eGuardian no era un «periódicoserio» toda vez que se negaban a daal gobierno más tiempo par

argumentar en contra de lpublicación de la historia.

«Ningún medio d

comunicación normal publicaríesto tan rápidamente sin reunirsprimero con nosotros», habían

dicho, con la inequívoca intenciónde ganar tiempo.Recuerdo haber pensado qu

seguramente tenían razón. Esta es l



cuestión Las reglas permiten agobierno controlar y neutralizar eproceso de recogida de noticias yeliminar las relaciones dconfrontación entre la prensa y egobierno. A mi juicio, er

fundamental que ellos supierandesde el principio que esas reglaperniciosas no iban a aplicarse en

este caso. Las crónicas se publicaríanbasándose en un conjunto de regladistintas que serían expresión d

una prensa independiente, no servil Janine, con su tono fuerte ydesafiante, me animó. Hizo hincapi

en que, aunque les habí



preguntado una y otra vez, enningún momento le habíanexplicado una forma concreta enque la publicación pudiera afectar a seguridad nacional. De todo

modos, no se comprometía

publicarlo ese día. Al final de llamada, dijo: «A ver si localizo

Alan y decidimos qué hacer».

Aguardé media hora, tras lo cuapregunté sin rodeos: «¿Vamos sacar el artículo hoy o no? Solo

quiero saber esto». Janine eludió la pregunta; no erposible localizar a Alan. Sin dud

ella se encontraba en una situación



más que difícil: por una parte, lofuncionarios de EE.UU. la acusabanmplacablemente de temeridad; po

otra, yo no paraba de plantearlexigencias cada vez más inflexiblesY, para colmo, recaía en ella toda l

responsabilidad de una de ladecisiones más difíciles ytrascendentales de los ciento

noventa años de historia deperiódico porque el redactor jefe sencontraba en un avión.

Mientras estaba online conanine, tuve a David todo el rato ateléfono. «Son casi las cinco de l

tarde», señaló David. «Es el plazo



que les diste. Ha llegado emomento de tomar una decisión. Opublican ahora o les dices que lodejas».

David tenía razón, pero yoalbergaba dudas. Abandonar aGuardian justo antes de publicauna de las mayores filtraciones de lseguridad nacional de EE.UU

provocaría un gran escándalomediático. Sería tremendamentperjudicial para el periódico, pue

yo debería dar algún tipo dexplicación pública, con lo que a suvez ellos se verían obligados

defenderse, segurament



atacándome. Nos estallaría en lamanos un circo, una enorme barracde feria que nos haría daño a todoso aún peor, nos alejaría de lo qudebía ser nuestro centro datención: las revelaciones de l

NSA.También yo tuve que admiti

mis temores personales: publica

cientos, si no miles, de archivosecretos de la NSA iba a seciertamente arriesgado aun

haciéndolo mediante unorganización importante como eGuardian. Hacerlo solo, sin

protección institucional, lo serí



mucho más. Me resonaban confuerza en la cabeza todos losensatos avisos de los amigos yabogados a quienes había llamado.

Al verme vacilar, David dijo«No te queda otra opción. Si temen

publicar, este no es el sitio para ti. Eque actúa movido por el miedo noconsigue nada. Esta es la lección qu

te ha enseñado Snowden».Redactamos juntos lo que iba

decirle a Janine en el cuadro de chat

«Son las cinco de la tarde, la hortope que te di. Si no publicamos dnmediato —en los siguiente

treinta minutos—, por la present



pondré término a mi contrato con eGuardian». Pero antes de enviar emensaje me lo pensé mejor. La notera una amenaza en toda regla, unnota de rescate virtual. Si dejaba eGuardian en estas circunstancias, s

sabría todo, también esta frase. Asque suavicé el tono: «Entiendo qutengáis vuestras preocupaciones y

hagáis lo que consideréis correctoYo seguiré mi camino y tambiénharé lo que considere más acertado

Lamento que no haya funcionado»Y entonces sí, pulsé «enviar».Al cabo de quince segundo

sonó el teléfono de mi habitación



del hotel. Era Janine. «Creo que erede lo más injusto», dijo, a todauces consternada. Si yo

abandonaba, el Guardian —que notenía ninguno de los documentos—perdería toda la historia.

«Pues yo creo que la injusta eretú», repliqué. «Te he preguntadouna y otra vez cuándo pensái

publicar, y no me das ningunrespuesta, solo tímidas evasivas».

«Vamos a publicar hoy», dijo

anine. «Como mucho dentro dtreinta minutos. Estamos haciendoas últimas correcciones, trabajando

en los titulares y en el formato



Estará listo no más tarde de lacinco y media».

«Vale. Si el plan es este, no hayproblema», dije. «Estoy dispuesto esperar treinta minutos, desduego».

A las seis menos veinte, Janinme envió un mensaje instantáneocon un enlace, el que llevaba día

esperando. «Está dentro», dijoanine.

El titular rezaba así: «La NSA

obtiene a diario registros telefónicode millones de clientes de Verizon»Había también un subtítulo

«Exclusiva: la orden secreta de un



tribunal a Verizon para quentregue todos los datos de lalamadas pone de manifiesto e

aumento de la vigilancia internbajo el mandato de Obama».

A continuación había un enlac

con la orden del tribunal FISA. Lotres primeros párrafos contaban lhistoria completa:

La Agencia de SeguridadNacional está actualmente recabandoregistros telefónicos de millones de

clientes de Verizon, uno de losmayores proveedores detelecomunicaciones deNorteamérica, conforme a la orden

secreta de un tribunal emitida en



abril.La orden, de la que el Guardian

tiene una copia, exige a Verizon que,

a diario y de forma regular, procure ala NSA información sobre todas lasllamadas telefónicas realizadas en sussistemas, tanto dentro de EE.UU.

como entre EE.UU. y otros países.El documento pone de manifiestopor primera vez que, bajo laadministración Obama, se están

recogiendo registros decomunicaciones de millones deciudadanos norteamericanos en masay de manera indiscriminada, con

independencia de si son sospechososo han cometido delitos.

El impacto del artículo fu



tremendo e instantáneo, superior o previsto. Esa noche, constituyó e

tema principal de todos lonoticiarios nacionales y dominó ladiscusiones políticas y mediáticasYo recibí un aluvión de peticione

de entrevistas de prácticamenttodas las cadenas televisivanacionales: CNN, MSNBC, NBC

The Today Show y Good Morningmerica, entre otras. En Hon

Kong pasé muchas horas hablando

con numerosos y cordialeentrevistadores de televisión —unexperiencia fuera de lo común en m

carrera como escritor político,



menudo a la greña con la prensa deestablishment—, para quienes lhistoria era un acontecimiento de lmayor repercusión amén dverdadero escándalo.

Como respuesta, el portavoz d

a Casa Blanca salió como cabíprever en defensa del programa drecogida masiva de dato

calificándolo de «instrumento clavpara proteger al país de la amenazterrorista». La presidenta demócrat

del Comité de Inteligencia deSenado, Dianne Feinstein, una das más férreas defensoras de l

seguridad nacional en general y d



a vigilancia en EE.UU. enparticular, recurrió al típicoalarmismo generado a raíz del 11 dSeptiembre al decir a los periodistaque el programa era necesarioporque «el pueblo quiere que l

patria sea segura».Sin embargo, casi nadie se tomó

estas afirmaciones en serio. E

editorial pro-Obama del New YorkTimes hizo pública una dura crítica la administración; bajo el título

«Operativo policial del presidentObama», decía lo siguiente: «Eseñor Obama está certificando e

tópico de que el ejecutivo hará uso



de todo su poder y muyprobablemente abusará del mismo»Burlándose de la rutinarinvocación al «terrorismo» parustificar el programa, el editoria

proclamaba que «la administración

ha perdido toda credibilidadcomo esto generó cierta polémica

el periódico, sin hacer comentario

alguno al respecto, suavizó ldenuncia unas horas despuéañadiendo la frase «en est

cuestión»).El senador demócrata MarkUdall declaró públicamente qu

«esta clase de vigilancia a gran escal



nos concierne a todos y constituya típica extralimitación que, a muicio, los norteamericanos han d

considerar vergonzosa». Enopinión de la ACLU, «desde lóptica de las libertades civiles, e

programa es de veras inquietante…trasciende lo orwelliano yproporciona nuevas pruebas sobr

a medida en que los derechodemocráticos fundamentales estánsiendo sometidos en secreto a la

exigencias de agencias dnteligencia que no responden dsus actos». El ex vicepresidente A

Gore acudió a Twitter, con un



enlace en nuestra historia, yescribió: «¿Soy yo, o la vigilanciglobal es obscenamentescandalosa?».

Poco después de haberspublicado la historia, Associated

Press confirmó, gracias a un senadono identificado, lo que tantohabíamos sospechado: el grueso de

programa de recogida de registrode llamadas llevaba añofuncionando y estaba dirigido

todas las empresas dtelecomunicaciones importantes, nosolo a Verizon.

En los siete años que habí



estado yo escribiendo y hablandoacerca de la NSA, no había vistoamás que una revelación produjer

nada parecido a ese grado dagitación e interés. No había tiempopara analizar por qué habí

retumbado con tanta fuerza yoriginado tal oleada de curiosidad ndignación; de momento, prefer

cabalgar la ola a intentar entenderlaCuando por fin acabé la

entrevistas televisivas, en torno a

mediodía hora de Hong Kong, fudirectamente a la habitación dSnowden. Al entrar, vi que estab

puesta la CNN. En el program



había invitados hablando de lNSA, mostrando su sorpresa ante ealcance del programa de espionajeEl secretismo con que se habíhecho todo los tenía indignadosCasi todos los invitado

denunciaban el espionaje internomasivo.

«Está en todas partes», dijo

Snowden, visiblemente agitado«He visto tus entrevistas. Aparecer, todo el mundo lo h

captado».En ese momento, noté unsensación real de logro. El gran

temor de Snowden —echar a perde



su vida por revelaciones que nomportarían a nadie— habí

resultado infundado desde el primedía: no se había observado señaalguna de apatía ni indiferenciaLaura y yo le habíamos ayudado

desencadenar precisamente el debatque ambos considerábamos urgenty necesario… y ahora yo era capaz

de verlo a él contemplarlodesplegado.

Habida cuenta del plan d

Snowden de darse a conocer tras lprimera semana de publicacionesambos sabíamos que probablement

perdería muy pronto la libertad. L



deprimente certeza de que prontorecibiría ataques —y que seríperseguido y acaso encarceladocomo un criminal— me rondaba entodo lo que hacía. Esto a él noparecía preocuparle lo más mínimo

pero a mí me impulsaba reivindicar su decisión, a maximizael valor de las revelaciones qu

había brindado al mundo corriendotoda clase de riesgos. Habíamoarrancado con buen pie, y era solo

el principio.«Todos creen que esto es unhistoria única, una primici

ndependiente», señaló Snowden



«No saben que se trata solo de lpunta del iceberg, que habrá muchomás». Se volvió hacia mí. «¿Y ahoraqué? ¿Y cuándo?».

«PRISM», contesté. «Mañana».

Regresé a mi habitación del hotey, aunque ya se acercaba la sext

noche en blanco, la verdad es quno pude desconectar. El subidón dadrenalina tenía la culpa

Agarrándome a mi última esperanzde descansar un poco, a las cuatro ymedia tomé una pastilla para dormiy puse el despertador a las siete y



media, hora en que, sabía yo bienos redactores del Guardian d

Nueva York estarían online.Ese día, Janine se conectó

pronto. Intercambiamofelicitaciones y nos maravillamos d

a reacción ante el artículo. Quedóclaro al instante que el tono dnuestra conversación habí

cambiado de forma radicalHabíamos afrontado juntos undesafío periodístico importante

anine estaba orgullosa del artículoy yo estaba orgulloso de suresistencia a la intimidación de

gobierno y de su decisión d



publicar el documento. EGuardian había hecho lo debido sinmiedo, de manera admirableaunque en su momento me habíparecido que había mucho retrasoestaba claro, en retrospectiva, que eGuardian había avanzado con unpresteza y un atrevimiento notablesmás aún, estoy seguro de qu

ningún medio de tamaño y nivecomparables lo habría hecho. Yanine dejaba ahora claro que e

periódico no tenía intención ddormirse en los laureles. «Alannsiste en que publiquemos hoy lo

de PRISM», dijo. Nunca me h



sentido más feliz, desde luego.Lo que volvía tan importante

as revelaciones de PRISM era que eprograma permitía a la NSAobtener prácticamente cualquiecosa de las empresas de internet qu

centenares de millones de personade todo el mundo utilizan ahorcomo principal sistema par

comunicarse. Esto era posiblgracias a las leyes que el gobierno dEE.UU. había puesto en práctic

tras el 11 de Septiembre, quconferían a la NSA amplísimopoderes para vigilar a lo

norteamericanos y una autoridad



prácticamente ilimitada para llevar cabo vigilancia generalizada dpoblaciones extranjeras enteras.

La Ley de Enmiendas a FISA d2008 es la ley que en la actualidadrige la vigilancia de la NSA. Fu

aprobada por un Congresobipartidista tras el escándalo de laescuchas sin orden judicial de l

NSA en la era Bush, y una clave erque legalizaba efectivamente loesencial del programa ilegal d

Bush. En el escándalo reveló quBush había autorizado a la NSAque interceptara en secreto llamada

de norteamericanos y otros dentro



de Estados Unidos, todo elloustificado por la necesidad d

detectar actividad terrorista. Lautorización anulaba el requisito dobtener de los tribunales órdeneudiciales requeridas normalment

para el espionaje interno, lo que stradujo en la vigilancia secreta dcomo mínimo miles de persona

dentro del país.Pese a las protestas por l

legalidad del programa, la ley FISA

2008 intentó institucionalizar eesquema, no suprimirlo. La ley sbasa en una distinción entr

«personas de EE.UU.» (ciudadano



norteamericanos y quienes estánegalmente en suelo

norteamericano) y los demás. Parseleccionar el teléfono o el correoelectrónico de una persona dEE.UU., la NSA debe consegui

una orden judicial individual detribunal FISA.

Sin embargo, para las demá

personas, dondequiera que estén, nohace falta ninguna orden individuaaunque estén comunicándose con

gente de EE.UU . Según la sección702 de la ley 2008, la NSA tiensolo la obligación de presentar un

vez al año en el tribunal FISA su



directrices generales para determinaos objetivos de ese año —lo

criterios se limitan a que lvigilancia «ayude a legitimar lrecogida de inteligenciextranjera»—, y entonces recib

autorización global para procederEn cuanto el tribunal FISA pon«aprobado» en esos permisos, l

NSA está habilitada para vigilar cualquier ciudadano extranjero, yademás puede obligar a las empresa

de telecomunicaciones y de internea procurarle acceso a lacomunicaciones de cualquie

norteamericano —chats d



Facebook, e-mails de Yahoobúsquedas en Google. No epreciso convencer a ningún tribunade que una persona es culpable dalgo, ni siquiera de que existenrazones para sospechar del objetivo

tampoco hay necesidad de dar conocer a las personanorteamericanas que acaban

vigiladas en el proceso.Para los editores del Guardian

o prioritario era notificar a

gobierno nuestras intenciones dpublicar la información sobrPRISM. Volveríamos a darle tiempo

hasta el final de ese día, hora d



Nueva York. Esto nos concedía undía entero para transmitir cualquieobjeción, lo que invalidaría sunevitables quejas por no habe

tenido tiempo de responder. Dtodos modos, era igualment

esencial obtener comentarios de laempresas de internet, que, según lodocumentos de la NSA

proporcionaban a la agencia accesodirecto a sus servidores como partde PRISM: Facebook, Google

Apple, YouTube, Skype y lodemás.Aún con horas por delante

volví a la habitación de Snowden



donde Laura estaba trabajando conél en varios asuntos. A estas alturasSnowden empezaba a mostrarsvisiblemente más alerta con respectoa su seguridad. Tan pronto hubentrado, arrimó varias almohadas

a puerta. En diversos momentoscuando quería enseñarme algo en suordenador, se colocaba una mant

sobre la cabeza a fin de evitar quposibles cámaras instaladas en etecho captaran sus contraseñas. En

un momento dado sonó el teléfonoy todos nos quedamos paralizados¿Quién sería? Tras vario

timbrazos, lo descolgó Snowden



con suma cautela: la gobernanta dehotel, al ver en la puerta el letrero d«no molestar», quería saber spodían ir a limpiar la habitación«No, gracias», contestó él conbrusquedad.

El ambiente de las reuniones ena habitación de Snowden er

siempre tenso; y cuando

comenzamos a publicar, la tensiónse intensificó. No teníamos ni idede si la NSA había identificado l

fuente de la filtración, en cuyo caso¿sabían dónde se encontrabSnowden? ¿Lo sabían los agente

chinos y de Hong Kong? En



cualquier instante podía sonar en lpuerta un golpe que supondría unfinal amargo e inmediato de nuestrotrabajo.

En un segundo plano estabencendida la televisión, en la qu

siempre parecía haber alguien quhablaba sobre la NSA. Tras hacerspúblico el asunto de Verizon, lo

noticiarios hablaban casi todo erato de «indiscriminada recogida enmasa», «registros telefónico

ocales» y «abusos de vigilancia»Mientras examinábamos lahistorias siguientes, Laura y yo

veíamos a Snowden observar e



alboroto que había provocado.A las dos de la madrugada, hor

de Hong Kong, tuve noticias danine.

«Ha pasado algo muy extraño»dijo. «Las empresas tecnológica

niegan con vehemencia lo de lodocumentos de la NSA. Insisten enque no han oído hablar nunca d

PRISM».Analizamos las posible

explicaciones de los desmentidos

Quizá los documentos de la NSAexageraban las capacidades de lagencia. A lo mejor las empresa

mentían sin más o los individuo



concretos entrevistadodesconocían los arreglos de suresponsables con la NSA. O tal vezPRISM era solo un nombre en clavnterno de la NSA que no

compartió nunca con las compañías

Con independencia de cuál fuesa explicación, debíamos reescribia historia, no solo para incluir lo

desmentidos sino también parcentrar ahora la atención en lcuriosa disparidad entre lo

documentos de la NSA y la posturde las empresas de alta tecnología.«No adoptemos ningun

postura sobre quién tiene razón



ventilemos sin más el desacuerdo, yque lo resuelvan en público»sugerí. Nuestra intención era que eartículo suscitara una discusiónabierta sobre lo que la industria dnternet había aceptado hacer con

as comunicaciones de sus usuariossi su versión no concordaba con lodocumentos de la NSA, tendrían

que aclararlo con todo el mundomirando, como tenía que ser.

Janine estuvo de acuerdo, y a

cabo de dos horas me envió enuevo borrador del artículo dPRISM. El titular rezaba así:



El programa Prism de la NSAaccede a datos de usuarios de Apple

Google y otros

El programa secreto Prismreclama acceso directo servidores de empresas entre laque se cuentan Google, Apply Facebook

Las empresas niegan teneconocimiento del programa, enfuncionamiento desde 2007

Tras citar los documentos de l



NSA que describían PRISM, eartículo señalaba lo siguiente«Aunque en la exposición se afirmque el programa se lleva a cabo cona ayuda de las empresas, todas la

que respondieron el jueves a l

petición de comentarios deGuardian niegan saber nada demencionado programa». El artículo

me pareció estupendo, y Janine scomprometió a publicarlo en medihora.

Mientras esperaba impaciente epaso de los minutos, oí lcampanilla indicadora de la llegad

de un mensaje de chat. Segurament



anine me confirmaría lo deartículo de PRISM. Pero era otrcosa.

«El Post acaba de publicar suartículo de PRISM», dijo.

¿Cómo? No entendí por qué d

pronto el Post había cambiado sucalendario previsto y publicaba lnformación de PRISM con tres día

de adelanto.Barton Gellman contó poco

después a Laura que el Post se habí

enterado de nuestras intencionedespués de que aquella mañana lofuncionarios del gobierno s

hubieran puesto en contacto con e



Guardian acerca del programPRISM. Uno de los funcionariossabiendo que el Post estabtrabajando en un asunto similarhabía pasado la información. Ahoryo detestaba aún más todo e

proceso de deliberación: unfuncionario de EE.UU. se habíaprovechado de este procedimiento

de pre-publicación, supuestamentdeado para proteger la seguridad

nacional, para asegurarse de que su

periódico favorito era el primero enpublicar la historia.Una vez que hube asimilado l

nformación, advertí en Twitter e



estallido ante el artículo de PRISMSin embargo, al empezar a leerlo vque faltaba algo: la contradicciónentre la versión de la NSA y ladeclaraciones de las empresas dnternet.

Titulado «La inteligencibritánica y de EE.UU. extrae datode nueve empresas de interne

norteamericanas con un programsecreto de gran alcance», el artículodecía que «la Agencia de Seguridad

Nacional y el FBI están entrandodirectamente en los servidorecentrales de nueve importante

empresas norteamericanas d



nternet, de donde obtienen chats dvídeo y audio, fotografías, e-mailsdocumentos y registros de conexiónque permiten a los analistas localizaobjetivos ajenos». Lo másignificativo era que, según s

alegaba, las nueve empresa«participaban a sabiendas en laoperaciones de PRISM».

Nuestro artículo sobre PRISMapareció diez minutos después conun enfoque bastante distinto y un

tono más cauteloso, y con especiahincapié en los vehementedesmentidos de las empresas d

nternet.



La reacción volvió a seexplosiva. Además, de caráctenternacional. A diferencia d

compañías telefónicas comoVerizon, que por lo general tienensu sede en un país, los gigantes d

nternet son globales. Miles dmillones de personas de todo emundo —de países de los cinco

continentes— utilizan FacebookGmail, Skype o Yahoo! comoprincipal medio de comunicación

Enterarse de que esas empresahabían llegado a acuerdos secretocon la NSA en virtud de los cuale

esta tenía acceso a la



comunicaciones de sus clienteconstituía un escándalo a escalmundial.

Ahora la gente empezaba a haceconjeturas sobre si la anterionformación sobre Verizon era o no

una historia única: los dos artículoapuntaban a una grave filtración ddocumentos de la NSA.

La publicación del artículo sobrPRISM supuso el último día —dos últimos meses— en que fu

capaz de leer, ya no digamocontestar, todos los e-mails qurecibía. En la bandeja de entrad

aparecían los nombres de casi todo



os medios de comunicación mámportantes del mundo, qu

solicitaban entrevistas conmigo: edebate mundial que Snowden habíquerido desencadenar estaba enmarcha… tras solo dos días d

historias publicadas. Pensé en enmenso tesoro de documentos aún

pendientes de llegar, lo que esto

supondría en mi vida, el impactoque tendría en el mundo, y el modoen que el gobierno de EE.UU

reaccionaría en cuanto se diercuenta de lo que se le avecinaba.En una repetición de lo del dí

anterior, pasé las primeras horas d



a mañana de Hong Konparticipando en programatelevisivos norteamericanos dmáxima audiencia. Mi patróncotidiano estaba fijado así: trabajaen artículos para el Guardian

durante la noche, concedeentrevistas a lo largo del día yfinalmente reunirme con Laura y

Snowden en la habitación de este.A menudo tomaba taxis en

Hong Kong a las tres o las cuatro d

a mañana para acudir a estudios dtelevisión, teniendo siemprpresentes las «instruccione

operativas» de Snowden: no



separarme nunca del ordenador nde los pen drives llenos ddocumentos por si alguienpretendía manipularlos o robarlosMe desplazaba por las desiertacalles de la ciudad con la pesad

mochila siempre sujeta a la espaldaal margen del lugar o la horaMantenía en todo momento a ray

mi paranoia, si bien me sorprendía menudo mirando atrás y agarrandomis cosas con más fuerza cada vez

que se acercaba alguien.Una vez terminada la ronda dentrevistas televisivas, regresaba a l

habitación de Snowden, donde lo



tres —y a veces también MacAskil— seguíamos trabajandonterrumpiendo de vez en cuando labor solo para echar un vistazo a l

televisión. Nos llenaba de asombroa reacción positiva, lo firme qu

parecía ser el compromiso de lomedios con las revelaciones y loenfadados que se mostraban l

mayoría de los comentaristas: nocon los paladines de ltransparencia, sino con el insólito

nivel de vigilancia estatal al questábamos expuestos.Ahora me sentía capaz de llevar

a práctica una de nuestras deseada



estrategias, respondiendo de manerdesafiante y desdeñosa a la tácticgubernamental de invocar el 11-Scomo justificación de suactividades de espionaje. Empecpor denunciar las tan previsible

como trilladas acusaciones dWashington según las cualehabíamos puesto en peligro l

seguridad nacional, ayudábamos os terroristas y al revelar secreto

de estado habíamos cometido un

crimen.Me sentía envalentonado parsostener que esas eran las estrategia

transparentes y manipuladoras d



agentes gubernamentales que habíansido pillados haciendo cosas que loponían en evidencia y dañaban sureputación. Esos ataques no noharían desistir de nuestra laborpublicaríamos más crónica

extraídas de esos documentos, conndependencia de las amenazas y lontentos de asustarnos, y

levaríamos a cabo nuestro debecomo periodistas. Yo quería seclaro: la intimidación y l

demonización habituales eranvanas. Nada detendría nuestrcobertura informativa. Pese a es

postura desafiante, aquello



primeros días la mayoría de lomedios respaldaron nuestro trabajo

Eso me sorprendió, toda vez qudesde el 11 de Septiembre (aunqutambién antes) los medios dEE.UU. en general se habían

mostrado sumamente leales agobierno y, por ello, hostiles, veces ferozmente, hacia todo aque

que revelara secretos oficiales.Cuando WikiLeaks comenzó

publicar documentos confidenciale

relacionados con las guerras de Iraky Afganistán, en especial cablediplomáticos, muchos periodista

norteamericanos pidieron e



procesamiento de la organizacióno que en sí mismo constituía un

conducta pasmosa. Precisamente lnstitución supuestamente dedicad

a exigir transparencia en laactuaciones de los poderosos no

solo criticaba una de las acciones dtransparencia más importantes dos últimos años, sino que intentab

criminalizarla. Lo que había hechoWikiLeaks —recibir informaciónsecreta de una fuente del gobierno y

revelarla luego al mundo— es enesencia lo que hace sistemáticamentcualquier entidad mediática.

Yo me había imaginado que lo



medios norteamericanos dirigiríansu hostilidad hacia mí, en la medidasobre todo, en que seguípublicando documentos yempezaba a quedar clara la inauditmagnitud de la filtración. Como

crítico duro del establishmenperiodístico y de muchos de sumiembros más destacados, razonab

yo, me consideraba a mí mismo unmán de esa hostilidad. En lo

medios de comunicación

tradicionales contaba con pocoaliados. La mayoría eran personacuyo trabajo había criticado

públicamente, con frecuencia y d



manera implacable. Por eso esperabsu ataque a la primera oportunidadpero esa primera semana dapariciones en los medios fue unágape virtual, y no solo cuandoestaba yo presente.

El jueves, ya el quinto día enHong Kong, fui a la habitación dhotel de Snowden, quien enseguid

me dijo que tenía noticias «algoalarmantes». Un dispositivo dseguridad conectado a internet qu

compartía con su novia de toda lvida había detectado que dopersonas de la NSA —alguien d

recursos humanos y un «policía» d



a agencia— habían acudido a sucasa buscándole a él.

Para Snowden eso significabcasi con seguridad que la NSA lohabía identificado como la probablfuente de las filtraciones, pero yo

me mostré escéptico. «Si creyeranque tú has hecho esto, mandaríanhordas de agentes del FBI y

seguramente unidades de élite, noun simple agente y una persona drecursos humanos». Supuse que s

trataba de una indagaciónautomática y rutinaria, justificadpor el hecho de que un empleado d

a NSA se había ausentado durant



varias semanas sin dar explicacionesSin embargo, Snowden sugería quhabían mandado gente de perfibajo adrede para no llamar latención de los medios ndesencadenar la eliminación d

pruebas.Al margen del significado de l

noticia, recalqué la necesidad d

preparar rápidamente el artículo y evídeo en el que Snowden se daba conocer como la fuente de la

revelaciones. Estábamos decididos que el mundo supiera de Snowdende sus acciones y sus motivaciones

por el propio Snowden, no a travé



de una campaña de demonizaciónanzada por el gobierno

norteamericano mientras él estabescondido o bajo custodia o erncapaz de hablar por sí mismo.

Nuestro plan consistía en

publicar dos artículos más, uno eviernes, al día siguiente, y el otro esábado. El domingo sacaríamos uno

argo sobre Snowden acompañadode una entrevista grabada y unsesión de preguntas y respuesta

que realizaría Ewen.Laura se había pasado lacuarenta y ocho horas anteriore

editando el metraje de mi primer



entrevista con Snowden; en suopinión, era demasiado minuciosaarga y fragmentada. Quería filma

otra enseguida, más concisa ycentrada, y confeccionar una lista dunas veinte preguntas directas qu

yo debía formular. Mientras Laurmontaba la cámara y nos decídónde sentarnos, añadí unas cuanta

de cosecha propia.«Esto, me llamo Ed Snowden»

empieza el ahora famoso

documental. «Tengo veintinuevaños. Trabajo como analista dnfraestructuras para Booz Allen

Hamilton, contratista de la NSA, en



Hawái».Snowden pasó a dar respuesta

escuetas, estoicas y racionales a cadpregunta: ¿Por qué había decididohacer públicos esos documentos¿Por qué era eso para él tan

mportante hasta el punto dsacrificar su libertad? ¿Cuáles eranas revelaciones más importantes

¿En los documentos había algocriminal o ilegal? ¿Qué creía que lpasaría a él?

A medida que daba ejemplos dvigilancia ilegal e invasiva, ibmostrándose más animado y

vehemente. Solo denotó



ncomodidad cuando le preguntpor las posibles repercusiones, puetemía que el gobierno tomarrepresalias contra su familia y sunovia. Decía que, para reducir eriesgo, evitaría el contacto con ellos

si bien era consciente de que nopodía protegerlos del todo. «Esto eo que me tiene despierto por l

noche, lo que pueda pasarles», dijocon los ojos llenos de lágrimas, lprimera y única vez que lo vi así.

Mientras Laura editaba el vídeoEwen y yo terminamos los otrodos artículos. El tercero informab

de una directriz secreta presidencial



firmada por el presidente Obama ennoviembre de 2012, en la que sordenaba al Pentágono y agenciaafines preparar una serie dagresivas ciberoperaciones en todoel mundo. «Se ha pedido a diverso

funcionarios de alto rango de lseguridad nacional y dnteligencia», rezaba el prime

párrafo, «que elaboren una lista dpotenciales objetivos dciberataques de EE.UU. en e

extranjero, según revela undirectriz presidencial secretobtenida por el Guardian».

El cuarto artículo, que s



publicó el sábado tal como estabprevisto, trataba sobre e«INFORMANTE SIN LÍMITES»el programa de localización de datode la NSA, y describía los informesegún los cuales la NSA recogía

analizaba y almacenaba miles dmillones de llamadas telefónicas ycorreos electrónicos enviados

través de la infraestructura dtelecomunicaciones norteamericanaTambién planteaba la cuestión de s

os funcionarios de la NSA habíanmentido al Congreso cuando shabían negado a responder

diversos senadores sobre el número



de comunicaciones internanterceptadas al afirmar que no

guardaban esos registros y nopodían reunir dichos datos.

Tras la publicación del artículodel «INFORMANTE SIN

LÍMITES», Laura y yo quedamoen encontrarnos en el hotel dSnowden. Pero antes de salir de m

habitación, al sentarme en la camme acordé, sin motivo aparente, dCincinnatus, el anónimo

nterlocutor electrónico de seimeses atrás que me había acribilladocon peticiones para que instalara e

sistema PGP por si tenía algun



nformación importante que darmeEn medio de toda la agitaciónpensé que quizá también él teníuna historia interesante. Incapaz drecordar su e-mail, por fin localicuno de los viejos correos buscando

contraseñas.«Eh, buenas noticias», le escribí

«Sé que he tardado un poco, pero

ya estoy utilizando el PGP. Así qupodemos hablar en cualquiemomento si aún te interesa». Y

pulsé «enviar».«A propósito, ese Cincinnatus aque acabas de mandar un correo soy

yo», dijo Snowden con algo má



que cierto tono burlón una vez quhube entrado en su cuarto.

Tardé unos instantes en procesaaquello y recobrar la composturaLa persona que unos meses antehabía intentado desesperadament

que yo utilizara una encriptaciónpara proteger el correo electrónicoera Snowden. Mi primer contacto

con él no se había producido enmayo, el mes anterior, sino hacímucho más tiempo. Antes d

ponerse en contacto con Lauraantes de hablar con nadie, habítratado de comunicarse conmigo.

A cada día que pasaba, las hora



y horas que estábamos juntocreaban un vínculo cada vez máfuerte. La tensión y la incomodidaddel primer encuentro se habítransformado en una relación dcolaboración, confianza y finalidad

compartida. Sabíamos que habíamoemprendido uno de los episodiomás significativos de nuestra vida.

Una vez concluido el artículodel «INFORMANTE SINLÍMITES», el estado de ánimo

relativamente más relajado quhabíamos conseguido mantener lodías anteriores dio paso a un

ansiedad palpable: faltaban meno



de veinticuatro horas para que sconociera la identidad de Snowdenque a su entender supondría uncambio total, sobre todo para élLos tres juntos habíamos vividouna experiencia corta pero

extraordinariamente intensa ygratificante. Uno de nosotrosSnowden, pronto dejaría el grupo

tal vez estaría en la cárcel largotiempo —un hecho que acechó en eambiente desde el principio

difundiendo desánimo, al menos eno que a mí respectaba—. SoloSnowden parecía no esta

preocupado. Ahora entre nosotro



circulaba un humor negro alocado.«En Guantánamo me pido l

itera de abajo», bromeaba Snowdenmientras meditaba sobre nuestraperspectivas. Mientras hablábamode futuros artículos, decía cosa

como «esto va a ser una acusaciónLo que no sabemos es si será parvosotros o para mí». Pero cas

siempre estaba tranquilísimoIncluso ahora, con el reloj de suibertad quedándose sin cuerda

Snowden se iba igualmente a acostaa las diez y media, como hizo todaas noches que estuve yo en Hon

Kong. Mientras yo apenas podí



conciliar el sueño un par de horas, éera sistemático con las suyas«Bueno, me voy a la piltra»anunciaba tranquilamente cadnoche antes de iniciar su período dsiete horas y media de sueño

profundo, para aparecer al dísiguiente totalmente fresco.

Cuando le preguntábamos sobr

su capacidad para dormir tan biendadas las circunstancias, Snowdenrespondía que se sentía totalment

en paz con lo que había hecho, poa noche no le costaba nada dormir«Supongo que aún me quedan uno

cuantos días con una almohad



cómoda», bromeaba, «así que mávale que los disfrute».

El domingo por la tarde, hora dHong Kong, Ewen y yo dimos lo

últimos retoques al artículo qupresentaba a Snowden al mundomientras Laura terminaba de edita

el vídeo. Hablé con Janine, quentró en el chat al iniciarse lmañana en Nueva York, sobre l

especial importancia de manejar esnoticia con tacto y la necesidadpersonal que sentía yo de haceusticia a Snowden por sus valiente



decisiones. Confiaba cada vez máen mis colegas del Guardian, tantodesde el punto de vista editoriacomo por su valentía. Pero en estcaso quería revisar cada edicióngrande o pequeña, cada uno de lo

artículos en los que Snowden sdaría a conocer al mundo.

A última hora, Laura vino a m

habitación a enseñarnos a mí y Ewen el vídeo. Los tres miramos ensilencio. El trabajo de Laura er

espléndido —el vídeo, sobrio, y ledición, magnífica—, pero casi toda fuerza se concentraba en

Snowden, que cuando hablab



transmitía con contundencia lconvicción, la pasión y lresponsabilidad que lo habíanmpulsado a actuar. No me cabí

duda de que su audacia al darse conocer y explicar lo que habí

hecho y hacerse responsable de suactos, su negativa a ocultarse y viviperseguido, inspiraría a millones d

personas.Lo que más deseaba yo era qu

el mundo viera la intrepidez d

Snowden. Durante la última décadael gobierno de EE.UU. habíredoblado sus esfuerzos para pone

de manifiesto su ilimitado poder



Había iniciado guerras, torturado yencarcelado a gente sin mediaacusación, cometido asesinatoextrajudiciales al bombardeaobjetivos con drones. Y lomensajeros no estaban a salvo: s

había maltratado y procesado delatores de ilegalidades, se habíamenazado a periodistas con pena

de cárcel. Mediante undemostración cuidadosamentestudiada de intimidación a todo

aquel que se planteara un retosignificativo, el gobierno habíprocurado por todos los medio

demostrar a gente de todo el mundo



que su poder no estabcondicionado por la ley, la ética, lmoralidad ni la Constitución: mirado que podemos hacer y lo qu

haremos con quienes entorpezcannuestra agenda.

Snowden había desafiado lntimidación con toda la energí

posible. El coraje es contagioso. Yo

sabía que él podía animar a muchgente a hacer lo mismo.

A las dos de la tarde de

domingo 9 de junio, hora del Esteel Guardian publicó el artículo quhacía pública la identidad d

Snowden: «Edward Snowden: e



denunciante tras las revelaciones dvigilancia de la NSA». En la partsuperior aparecía el vídeo de docminutos de Laura; la primera frasdecía así: «El individuo responsablde una de las filtraciones má

mportantes de la historia políticde EE.UU. es Edward Snowden, dveintinueve años, antiguo asistent

técnico de la CIA y actual empleadode la subcontratista de DefensBooz Allen Hamilton». El artículo

contaba la historia de Snowdentransmitía sus motivos yproclamaba que «pasará a la histori

como uno de los reveladores d



secretos más importante de EE.UUunto con Daniel Ellsberg y Bradley

Manning». Se citaba un viejocomentario que Snowden nos habíhecho a mí y a Laura: «Sé muy bienque pagaré por mis acciones… M

sentiré satisfecho si quedan adescubierto, siquiera por unnstante, la federación de la ley

secreta, la indulgencia sin igual y lorresistibles poderes ejecutivos qu

rigen el mundo que amo».

La reacción ante el artículo y evídeo fue de una intensidad que nohabía visto yo jamás como escritor

Al día siguiente, en el Guardian e



propio Ellsberg señalaba que «lpublicación de material de la NSApor parte de Edward Snowden es lfiltración más importante de lhistoria norteamericana, incluyendodesde luego los papeles de

Pentágono de hace cuarenta años».Solo en los primeros días

centenares de miles de persona

ncluyeron el enlace en su cuenta dFacebook. Casi tres millones dpersonas vieron la entrevista en

YouTube. Muchas más la vieron enel Guardian online. La abrumadorrespuesta reflejaba conmoción y

fuerza inspiradora ante el coraje d



Snowden.Laura, Snowden y yo seguíamo

esas reacciones juntos mientrahablábamos al mismo tiempo condos estrategas mediáticos deGuardian sobre qué entrevista

televisivas del lunes por la mañandebía yo aceptar. Nos decidimopor Morning Joe, en la MSNBC, y

uego por The Today Show, de lNBC, los dos programas mátempraneros, que determinarían l

cobertura del asunto Snowden a loargo del día.Sin embargo, antes de que m

hicieran las entrevistas, a las cinco



de la mañana —solo unas horadespués de que se hubierpublicado el artículo de Snowden—nos desvió del tema la llamada de unviejo lector mío que vivía en HonKong y con el que había estado

periódicamente en contacto duranta semana. En su llamada, el hombr

señalaba que pronto el mundo

entero buscaría a Snowden en HonKong, e insistía en la urgencia dque Snowden contase en la ciudad

con abogados bien relacionadosDecía que dos de los mejoreabogados de derechos humano

estaban listos para actuar



dispuestos a representarlo. ¿Podíanacudir los tres a mi hotel enseguida?

Acordamos vernos al cabo de unrato, a eso de las ocho. Dormí unpar de horas hasta que me llamó unhora antes, a las siete.

«Ya estamos aquí», dijo, «en lplanta baja de su hotel. Vengo condos abogados. El vestíbulo est

leno de cámaras y reporteros. Lomedios están buscando el hotel dSnowden y lo encontrarán d

manera inminente; según loabogados, es fundamental quleguen ellos hasta él antes que lo

periodistas».



Apenas despierto, me vestí cono primero que encontré y me dirig

a la puerta dando traspiés. Tanpronto la abrí, me estallaron en lcara los flashes de múltiples cámarasSin duda, la horda mediática habí

pagado a alguien del personal dehotel para averiguar el número dmi habitación. Dos mujeres s

dentificaron como reporteras deWall Street Journal con sede enHong Kong; otros, incluido uno

con una cámara enorme, eran dAssociated Press.Me acribillaron a preguntas y

formaron un semicírculo móvil a m



alrededor mientras me encaminabhacia el ascensor. Entraron conmigoa empujones sin dejar de hacermpreguntas, a la mayoría de las cualecontesté con frases cortas, secas ntrascendentes.

En el vestíbulo, otra multitud dperiodistas y reporteros se sumaronal primer grupo. Intenté buscar a m

ector y a los abogados, pero nopodía dar un paso sin que mbloqueasen el camino.

Me preocupaba especialmentque la horda me siguiera e impidierque los abogados establecieran

contacto con Snowden. Por fin



decidí celebrar una conferencia dprensa improvisada en el vestíbuloen la que respondí a las peguntapara que los reporteros smarcharan. Al cabo de unos quincminutos, casi no quedaba ninguno.

Entonces me tranquilicé atropezarme con Gill Phillipsabogada jefe del Guardian, qu

había hecho escala en Hong Konen su viaje de Australia a Londrepara procurarnos a mí y a Ewen

asesoramiento legal. Dijo que queríexplorar todas las maneras posibleen que el Guardian pudier

proteger a Snowden. «Alan s



mantiene firme en que le demotodo el respaldo legal qupodamos», explicó. Intentamohablar más, pero como todavíquedaban algunos reporteros aacecho, no disfrutamos d

ntimidad.Al final encontré a mi lecto

unto a los dos abogados de Hon

Kong que iban con él. Discutimodónde podríamos hablar sin seseguidos, y decidimos ir todos a l

habitación de Gill. Perseguidos aúnpor unos cuantos reporteros, lecerramos la puerta en las narices.

Fuimos al grano. Los abogado



deseaban hablar con Snowdenenseguida para que les autorizarformalmente a representarlemomento a partir del cual podríanempezar a actuar en su nombre.

Gill investigó en Google sobr

aquellos abogados —a quieneacabábamos de conocer—, y antede entregarles a Snowden pudo

averiguar que eran realmente muyconocidos y se dedicaban cuestiones relacionadas con lo

derechos humanos y el asilopolítico y que en el mundo políticode Hong Kong tenían buena

relaciones. Mientras Gill realizab



su improvisada gestión, yo entré enel programa de chats. Snowden yLaura estaban online.

Laura, que ahora se alojaba en ehotel de Snowden, estaba segura dque era solo cuestión de tiempo qu

os reporteros los localizarantambién a ellos. Snowden estabansioso por marcharse. Hablé

Snowden de los abogados, questaban listos para acudir a suhabitación. Me dijo que tenían qu

r a recogerle y llevarle a un lugaseguro. Había llegado el momentodijo, «de iniciar la parte del plan en

el que pido al mundo protección y



usticia».«Pero he de salir del hotel sin se

reconocido por los reporteros»dijo. «De lo contrario, simplementme seguirán adondequiera quvaya».

Transmití estas preocupaciones os abogados. «¿Tiene él alguna ide

de cómo impedir esto?», dijo uno

de ellos.Le transmití la pregunta

Snowden.

«Estoy tomando medidas parcambiar mi aspecto», dijo, dando entender que ya había pensado

antes en esto. «Puedo volverm



rreconocible».Llegados a este punto, pensé qu

os abogados tenían que hablar conél directamente. Antes de ser capacede hacerlo, necesitaban quSnowden recitara una frase tipo

«por la presente les contrato»Mandé la frase a Snowden, y me ltecleó. Entonces los abogados s

pusieron frente al ordenador ycomenzaron a hablar con él.

Al cabo de diez minutos, los do

abogados anunciaron que sdirigían de inmediato al hotel dSnowden con la idea de salir sin se

vistos.



«¿Qué van a hacer con édespués?», pregunté.

Seguramente lo llevarían a lmisión de la ONU en Hong Kongy solicitarían formalmente suprotección frente al gobierno d

EE.UU., alegando que Snowden erun refugiado en busca de asilo. Obien, dijeron, intentarían encontra

una «casa segura».En todo caso, el problema er

cómo sacar a los abogados del hote

sin que los siguieran. Tuvimos undea: Gill y yo saldríamos de lhabitación, bajaríamos al vestíbulo

y atraeríamos la atención de lo



reporteros, que esperaban fuerapara que nos siguieran. Al cabo dunos minutos los abogadoabandonarían el hotel sin ser vistoscomo cabía esperar.

La treta surtió efecto. Tras un

conversación de treinta minutos conGill en un centro comercial anexo ahotel, volví a mi habitación y llam

mpaciente al móvil de uno de loabogados.

«Lo hemos sacado justo antes d

que los periodistas empezaran pulular por el vestíbulo», explicó«Hemos quedado con él en su

habitación, frente a la del caimán»



a misma en la que nos vimos Laury yo con él la primera vez, comouego supe. «Luego hemos cruzado

un puente que conducía a un centrocomercial contiguo, y nos hemosubido al coche que nos esperaba

Ahora está con nosotros».¿Adónde lo llevaban?«Mejor no hablar de esto po

teléfono», contestó el abogado. «Dmomento estará a salvo».

Saber que Snowden estaba en

buenas manos me dejó la mar dtranquilo, aunque sabíamos qumuy probablemente no volveríamo

a verle ni a hablar con él, al meno



no en calidad de hombre librePensamos que la próxima vez quizo veríamos en la televisión, con un

mono naranja y esposado, en unsala de juicios norteamericanaacusado de espionaje.

Mientras asimilaba la noticialamaron a la puerta. Era el directo

del hotel. Venía a decirme que no

paraba de sonar el teléfonopreguntando por mi habitación (yohabía dejado instrucciones en e

mostrador principal de qubloqueasen todas las llamadas). Enel vestíbulo también había un

multitud de reporteros, fotógrafos y



cámaras esperando que yoapareciera.

«Si lo desea», dijo él, «puedsalir por un ascensor de la parte datrás y una puerta que no ve nadieAdemás, el abogado del Guardian

e ha hecho una reserva en otrohotel bajo un nombre distinto encaso de que usted así lo decida».

Era a todas luces un quiebro qusignificaba otra cosa: queremos que vaya a causa del follón que está

rovocando. En cualquier caso, mparecía una buena idea: yo querícontinuar trabajando con ciert

privacidad y todavía esperab



mantener el contacto con SnowdenDe modo que hice el equipaje yseguí al director hasta la salidtrasera, me reuní con Ewen en uncoche estacionado y me registré enotro hotel con el nombre de

abogado del Guardian.Lo primero que hice fue entra

en internet con la esperanza de sabe

de Snowden. Apareció online a lopocos minutos.

«Estoy bien», me dijo. «Por e

momento en una casa segura. Perono sé hasta qué punto es segura ncuánto tiempo permaneceré aquí

Tendré que moverme de un sitio



otro y mi acceso a internet es pocofiable, así que no sé cuándo ni conqué frecuencia estaré online».

Se evidenciaba cierta reticencia darme detalles sobre suemplazamiento, y no quis

preguntar. Yo sabía que mcapacidad para averiguar cosas de suescondite era muy limitada. Ahor

él era el hombre más buscado por epaís más poderoso del mundo. Egobierno de EE.UU. ya habí

pedido a la policía de Hong Konque lo detuviera y lo entregara a laautoridades norteamericanas.

De modo que hablamos breve y



vagamente y manifestamos el deseocomún de seguir en contacto. Ldije que actuara con prudencia.

Cuando por fin llegué al estudio

para las entrevistas con Morning Joy The Today Show, advertenseguida que el tenor de

nterrogatorio había cambiadoapreciablemente. En vez de tratarmcomo periodista, los anfitrione

preferían atacar un objetivo nuevoel Snowden de carne y hueso, no unpersonaje enigmático de HonKong. Muchos periodista



norteamericanos volvían a asumir suacostumbrado papel al servicio degobierno. La historia ya no versabsobre unos reporteros que habíansacado a la luz graves abusos de lNSA, sino sobre un norteamericano

que, mientras trabajaba para egobierno, había «incumplido» suobligaciones, cometido crímenes y

«huido a China».Mis entrevistas con Mik

Brzezinski y Savannah Guthri

fueron enconadas y ásperas. Comolevaba más de una semandurmiendo poco y mal, ya no tení

paciencia para aguantar las críticas



Snowden implícitas en supreguntas: me daba la impresión dque los periodistas habrían tenidoque estar de enhorabuena en vez ddemonizar a quien, más que nadien años, había puesto en evidenci

una doctrina de seguridad nacionaharto discutible.

Tras algunos días más d

entrevistas, decidí que era emomento de abandonar HonKong. Ahora iba a ser imposibl

reunirme con Snowden o ayudarloa salir de la ciudad, había llegado unpunto en que me sentía emocional

física y psicológicamente agotado



Tenía ganas de regresar a Río.Pensé en hacer escala un día en

Nueva York con el fin de concedeentrevistas… solo para dejar claroque podía hacerlo y tenía intenciónde hacerlo. Pero un abogado m

aconsejó que no lo hiciera alegandoque era absurdo correr riesgourídicos de esa clase antes de sabe

cómo pensaba reaccionar egobierno. «Gracias a ti se hconocido la mayor filtración sobr

a seguridad nacional de la historide EE.UU. y has ido a la televisióncon el mensaje más desafiant

posible», me dijo. «Solo tien



sentido planear un viaje a EE.UUuna vez que sepamos algo de lrespuesta del Departamento dusticia».

Yo no estaba de acuerdoconsideraba sumamente improbabl

que la administración Obamdetuviera a un periodista en mediode esos reportajes de tant

notoriedad. No obstante, estabdemasiado cansado para discutir ocorrer riesgos. Así que pedí a

Guardian que reservara mi vuelopara Río con escala en Dubai, bienejos de Norteamérica. Por e

momento, discurrí, ya había hecho



bastante.



3

Recogerlo todo

El archivo de los documentoreunidos por Edward Snowden erapabullante tanto en alcance como

en tamaño. Aun siendo yo alguienque se había pasado añoescribiendo sobre los peligros de lvigilancia secreta de EE.UUconsideré la mera extensión desistema de espionajverdaderamente escandalosa, sobr

todo porque había sido puesto en



marcha prácticamente sin rendiciónde cuentas, sin transparencia, sinímites.

Quienes habían aplicado lomiles de programas de vigilancidiferenciados descritos por e

archivo nunca quisieron que estofueran de conocimiento públicoAunque muchos estaban dirigidos

a población norteamericanamontones de países de todo eplaneta, entre ellos democracia

típicamente aliadas de EE.UUcomo Francia, Brasil, la India oAlemania, también habían sido

objetivos de la vigilancia masiv



ndiscriminada.El archivo de Snowden estab

organizado de forma elegante, sbien era difícil de procesar debido atamaño y la complejidad. Ladecenas de miles de documentos d

a NSA habían sido elaboradoprácticamente por todas launidades y subdivisiones de

conjunto de la agencia, así como, enalgunos casos, por agencias dnteligencia extranjeras en estrech

colaboración. Los documentos eranasombrosamente recientes, castodos de 2011 y 2012 y varios d

2013, entre ellos algunos fechado



en marzo y abril, solo dos meseantes de que nos encontrásemos conSnowden en Hong Kong.

Eran designados «secretos» lnmensa mayoría de los archivos, l

mayor parte de los cuales llevaba l

marca FVEY, lo cual significaba quse podían distribuir solo entre locuatro aliados más cercanos a l

NSA, la alianza anglófona de loCinco Ojos compuesta poEE.UU., Gran Bretaña, Canadá

Australia y Nueva Zeland«FVEY», five eyes), aunqualgunos eran solo para los ojos d

EE.UU. («NOFORN», qu



significa «no distribución en eextranjero», no foreigndistribution). Ciertos documentoscomo la orden del tribunal FISA[Tribunal de Vigilancia dInteligencia Extranjera, creado po

a Ley de Vigilancia de InteligenciExtranjera, Foreign IntelligencSurveillance Act] que permitía l

recogida de registros de llamadatelefónicas o la directriz presidenciade Obama para prepara

ciberoperaciones ofensivas, scontaban entre los secretos mejoguardados del gobierno

norteamericano.



Descifrar el archivo y el lenguajde la NSA suponía unpronunciada curva de aprendizajeLa agencia se comunica consigomisma y con sus socios mediante undiosincrásico lenguaje propio, qu

es a un tiempo burocrático yrebuscado aunque a veces tambiénactancioso e irritable. La mayorí

de los documentos eran muytécnicos, estaban llenos de nombrecifrados y acrónimo

ntimidatorios, y, para entenderlosa veces hacía falta leer otrodocumentos antes.

De todos modos, Snowden



había previsto el problema yproporcionado glosarios dacrónimos y nombres de programaamén de diccionarios internos de lagencia para palabras especializadasCiertos documentos eran

mpenetrables tras una primera, unsegunda e incluso una tercerectura: su trascendencia surgió solo

después de que hubiera yo juntadodiferentes partes de otros papeles yconsultado con algunos de lo

expertos mundiales más destacadoen vigilancia, criptografía, piraterínformática, historia de la NSA y e

marco legal que rige el espionaj



norteamericano.Para complicar más las cosa

estaba el hecho de que los montonede documentos solían estaorganizados no por temas sino conarreglo a la sección de la agenci

donde se habían originado, yrevelaciones espectaculares smezclaban con grandes cantidade

de material trivial o muy técnicoAunque el Guardian ideó unprograma para buscar en lo

archivos por palabras clave, lo cuafue de gran ayuda, dicho programdistaba de ser perfecto. El proceso

de asimilación del archivo er



desesperantemente lento, y muchomeses después de la primerrecepción de documentos, algunotérminos y programas seguíanrequiriendo análisis antes de podeser revelados de manera segura y

coherente.Pese a esos problemas, lo que lo

archivos de Snowden dejaban

ndiscutiblemente al descubierto eruna compleja red de vigilancia cuyavíctimas eran norteamericanos (qu

están explícitamente fuera de lmisión de la NSA) ynorteamericanos. El archivo poní

de manifiesto los medios técnico



utilizados para interceptacomunicaciones: el acceso de lNSA a servidores de internetsatélites, cables submarinos de fibróptica, sistemas de telefonínacionales y extranjeros, y

ordenadores personales. Mediantformas de espionaje sumamentnvasivas, identificaba a toda clas

de individuos, una lista que ibdesde supuestos terroristas ysospechosos hasta líderes elegido

democráticamente de países aliadopasando incluso por simpleciudadanos estadounidenses.

Snowden había colocado en



primer plano documentos crucialesde carácter global, y los señalabcomo algo especialmentmportante, pues estos archivo

daban a conocer el extraordinarioalcance de la agencia, así como su

actividad fraudulenta criminal. Eprograma del «INFORMANTESIN LÍMITES» era una de esa

primeras revelaciones, según lacuales la NSA cuenta todas lalamadas telefónicas y todos los e

mails recogidos cada día en todo emundo con una exactitudmatemática. Snowden habí

colocado esos documentos en luga



tan destacado no solo porqucuantificaban el volumen de lalamadas y correos electrónico

recogidos y almacenados por lNSA —literalmente miles dmillones al día— sino también

porque demostraban que KeithAlexander, jefe de la NSA, y otrofuncionarios habían mentido a

Congreso. Una y otra vez, diversoagentes de la NSA habían afirmadoser incapaces de proporcionar cifra

concretas —exactamente los datoque «INFORMANTE SINLÍMITES» debía reunir.

Para el período de un me



niciado el 8 de marzo de 2013, poejemplo, la diapositiv«NFORMANTE SIN LÍMITESponía de manifiesto que una unidadde la NSA, Global AccessOperations, había recabado dato

de más de tres mil millones dlamadas telefónicas y correo

electrónicos que habían pasado po

el sistema de telecomunicaciones dEE.UU. (DNR, o «Dialed NumbeRecognition», se refiere a llamada

telefónicas; DNI, o «DigitaNetwork Intelligence», se refiere comunicaciones de internet, como

e-mails). Esto rebasaba l



recopilación de los sistemas dRusia, México y prácticamenttodos los países de Europa, y eraproximadamente igual a la dChina. En conjunto, en solo treintdías la unidad había recogido dato

de más 97 mil millones de e-mails y124 mil millones de llamadatelefónicas de todo el mundo. Otro

documento «INFORMANTE SINLÍMITES» detallaba los datonternacionales recopilados a lo

argo de un período de treinta díaen Alemania (500 millones), Brasi2.300 millones) y la India (13.50

millones). Y aun otros archivo



mostraban recogida de metadatos encolaboración con los gobiernos dFrancia (70 millones), España (60millones), Italia (47 millones)Holanda (1,8 millones), Norueg33 millones) y Dinamarca (23

millones).

A pesar de que la NSA se centr



por ley en la «inteligenciextranjera», los documentoconfirmaban que un objetivogualmente importante para l

vigilancia secreta era el públiconorteamericano. Esto quedó

meridianamente claro con la ordendel tribunal FISA del 25 de abril d2013, que obligaba a Verizon

entregar a la NSA toda lnformación sobre llamada

telefónicas de sus cliente

estadounidenses, los «metadatos dtelefonía». Marcada como«NOFORN», el lenguaje de l

orden era tan claro como rotundo:



POR LA PRESENTE SE ORDENAque el Custodio de Registrosaportará a la Agencia de Seguridad

Nacional (NSA), a la recepción deesta orden, y seguirá aportando conregularidad diaria durante la vigenciade esta orden, a menos que el tribunal

ordene otra cosa, una copiaelectrónica de las siguientes cosastangibles: todos los registros dellamadas o «metadatos de telefonía»

creados por Verizon paracomunicaciones (i) entre EstadosUnidos y el extranjero; o (ii) en elconjunto de Estados Unidos,

incluyendo las llamadas locales.Los metadatos de telefoníacomprenden comunicacionesexhaustivas que envían información,

incluyendo la de carácter



identificador aunque no limitada aesta (por ejemplo, número telefónicode origen y destino, número de

Identidad Internacional de Abonadoa Móvil [IMSI], númeroInternacional de Equipamiento Móvil[IMEI], etcétera), el identificador de

llamada a larga distancia, losnúmeros de las tarjetas de visita y eltiempo y la duración de las llamadas.

El grueso del programa drecopilación telefónica fue uno dos descubrimientos má

mportantes de un archivo envueltoen toda clase de programas dvigilancia encubiertos, desde e

PRISM a gran escala, que conllev



recopilación de datos directamentde los servidores de las principaleempresas de internet, y PROJECTBULLRUN, un esfuerzo conjuntoentre la NSA y su equivalentbritánico, el GCHQ, para derrotar

as formas más habituales dencriptación usadas en la protecciónde transacciones online, hast

niciativas a menor escala connombres que reflejan el espíritudespectivo y jactancioso qu

subyace a los mismos: JIRAFAEGOÍSTA, que capta el navegadoTor, que debe permitir el anonimato

en la navegación online



MUSCULAR, un método parnvadir redes de Google y Yahoo y

OLYMPIA, el programa dvigilancia que ejerce Canadá sobrel Ministerio de Minas y Energía dBrasil.

Cierta proporción de lvigilancia estaba aparentementdedicada a sospechosos d

terrorismo. Sin embargo, una granparte de los programas no tenían, todas luces, nada que ver con l

seguridad nacional. Lodocumentos dejaban muy claro qua NSA estaba implicada por igua

en el espionaje económico y



diplomático y en la vigilanciarbitraria ejercida sobre poblacioneenteras.

Tomado en su totalidad, earchivo de Snowden conducía enúltima instancia a una conclusión

simple: el gobierno de EE.UUhabía creado un sistema cuyfinalidad era la complet

eliminación de la privacidadelectrónica en todo el mundo. Lejode ser una hipérbole, este es e

objetivo explícito y literal de unestado policial: asegurarse de queen este caso, la NSA recoge

almacena, controla y analiza toda



as comunicaciones electrónicaentre las personas de todo emundo. La agencia está dedicada una misión global: conseguir quninguna comunicación electrónicescape de sus garras sistémicas.

Este mandato autoimpuestorequiere la incesante expansión dealcance de la NSA. Guiada por su

mandato impulsor, la agencitrabaja cada día para identificacomunicaciones que no se recogen

ni guardan, y desarrolla nuevométodos y tecnologías parrectificar las deficiencias. No le hac

falta ninguna justificación concret



para reunir comunicacioneelectrónicas particulares ni razónalguna para recelar de sus dianasTodo lo que la NSA denomin«SIGINT» —inteligencia de señale— constituye su objetivo. Y el mero

hecho de tener capacidad parobtener estas comunicaciones se hconvertido en sí mismo en otro

fundamento lógico para hacerlo.La NSA, rama militar de

Pentágono, es la mayor agencia d

nteligencia del mundo, y casi todsu labor de vigilancia se lleva a cabomediante la alianza de los Cinco

Ojos. Hasta principios de 2014



cuando la controversia sobre lanformaciones de Snowden h

alcanzado su máxima intensidad, lagencia ha estado dirigida por egeneral de cuatro estrellas Keith BAlexander, que la ha supervisado

o largo de los nueve añoanteriores, período en el que lNSA ha ido incrementando

agresivamente su tamaño nfluencia. En el proceso, Alexande

ha llegado a ser lo que el reportero

ames Bamford definió como «eefe de inteligencia más poderoso da historia de la nación».

La NSA «ya era un monstruo d



os datos cuando Alexander asumióel mando», señalaba el periodista d

oreign Policy Shane Harris, «perobajo su dirección, la dimensión, lambición y la escala de su misiónhan crecido más allá de lo que jamá

hubieran imaginado supredecesores». Nunca antes «habítenido una agencia del gobierno d

EE.UU. la capacidad, así como lautoridad legal, para reunir yguardar tanta información

electrónica». Un antiguofuncionario de la administraciónque había trabajado con el jefe de l

NSA contó a Harris que l



«estrategia de Alexander» estabmuy clara: «Necesito tener todoos datos». Y, añadía Harris, «quier

aferrarse a esto todo el tiempo qupueda».

El lema personal de Alexander

«recogerlo todo», transmite a lperfección la finalidad fundamentade la NSA. Empezó a poner su

filosofía en práctica en 2005mientras recopilaba inteligencia dseñales relativa a la ocupación d

Irak. Tal como indicaba eWashington Post en 2013Alexander acabó muy descontento

con la limitada atención de l



nteligencia militar norteamericanaconcentrada en insurgentesospechosos y otras amenazas paras fuerzas de EE.UU., enfoque qu

para el recién nombrado jefe de lNSA era demasiado restringido

«Lo quería todo: todos los mensajede texto, las llamadas telefónicas yos e-mails iraquíes que lo

poderosos ordenadores de lagencia pudieran captar». Enconsecuencia, el gobierno hizo uso

de diversos métodos tecnológicopara reunir todos los datos de lacomunicaciones del conjunto de l

población iraquí sin hacer distingos



Alexander concibió continuación la idea de aplicar estsistema de vigilancia ubicua, creadoen un principio para una poblaciónextranjera en zona activa de guerraa los ciudadanos norteamericanos

«Y, como hiciera en Irak, Alexandese ha empleado a fondo parconseguir todo lo necesario», decí

el Post. «Herramientas, recursos y lautoridad legal que le permitiesreunir y almacenar inmensa

cantidades de información básicsobre comunicaciones nacionales yextranjeras». Así pues, «en sus ocho

años al timón de la agencia d



vigilancia electrónica del paísAlexander, de 61 años, ha presididouna revolución en la capacidad degobierno para obtener informaciónen nombre de la seguridadnacional».

La fama de Alexander comoextremista de la vigilancia está biendocumentada. Foreign Policy lo

lamaba «el cowboy de la NASA» ydescribía sus «tremendas ganas, enel límite de la legalidad, de crear lo

último en máquinas de espiar»Según Foreign Policy, incluso el jefde la CIA y la NSA de la era Bush

Michael Hayden —que supervisó l



puesta en práctica del programa descuchas ilegales sin orden judicial yes bien conocido por su agresivomilitarismo—, a menudo sentí«ardor de estómago» ante eenfoque sin límites de Alexander

Un antiguo funcionario dnteligencia describía así la postur

de este último: «No no

preocupemos por la leyLimitémonos a buscar la manera dhacer el trabajo». De modo similar

el Post comentaba que «incluso sudefensores dicen que la agresividadde Alexander le ha llevado alguna

veces a excederse en su autoridad



egal».Aunque algunas de la

declaraciones más extremistas dAlexander —como la preguntrotunda «¿Por qué no podemorecoger todas las señales en todo

momento?», que formuló al parecedurante una visita al GCHQCuartel General d

Comunicaciones del Gobierno dReino Unido) en 2008— han sidorechazadas por portavoces de l

agencia, que las han calificado dsimples ocurrencias desenfadadasacadas de contexto, los propio

documentos de la agenci



demuestran que Alexander nobromeaba. Una presentación secreten la reunión anual de 2011 de lalianza de los Cinco Ojos pone dmanifiesto que la NSA adoptó dforma explícita el lema omniscient

de Alexander como finalidadesencial:



Un documento de 201presentado a la reunión de loCinco Ojos por el GCHQ —con

referencia a su programa en curso



para interceptar comunicaciones posatélite, nombre en clave TARMAC— deja claro que la agencia británicde espionaje también usa esta fraspara describir su misión:

Incluso los memorandonternos rutinarios de la NSAnvocan el eslogan para justificar l

expansión de las capacidades. Un



nforme de 2009 del director técnicode Operaciones de la NSA ofrecmejoras recientes al lugar drecogida de la agencia en Misawaapón:

Lejos de ser una ocurrenci

frívola, «recogerlo todo» define laspiración de la NSA, objetivo questá cada vez más cerca de alcanzar

La cantidad de llamadas telefónicase-mails, chats y actividades online, ymetadatos de telefonía recopilado

por la NSA es pasmosa. De hechocomo indicaba un documento d2012, la agencia suele «recoge

muchos más contenidos de los qu



son rutinariamente útiles para loanalistas». Desde mediados de 2012a agencia ha estado procesando

cada día más de veinte mil millonede comunicaciones (internet yteléfono) en todo el mundo (véas

gráfico en p. anterior).



La NSA también lleva a cabo, encada país individual, un desglosdiario que cuantifica el número dlamadas y e-mails recopilados; e



gráfico siguiente, para Poloniarefleja, algunos días, más de tremillones de llamadas telefónicapara un total de setenta y unmillones en treinta días:

El total interno reunido por l

NSA es igualmente pasmoso. Antencluso de las revelaciones d

Snowden, en 2010, el Washington

Post publicó que «diversos sistemade la Agencia de SeguridadNacional interceptan y almacenan

diario mil setecientos millones de emails, llamadas telefónicas y otraclases de comunicaciones» de lo

norteamericanos. William Binney



matemático que trabajó para la NSAdurante tres décadas y dimitió traos atentados del 11 de Septiembr

en protesta por la mayor atenciónnterna de la agencia, ha realizado

numerosas declaraciones sobre l

gran cantidad de datos recogidosEn una entrevista de 2012 enDemocracy Now!, Binney afirmó

que «han acumulado del orden dveinte billones de transaccioneentre ciudadanos estadounidenses»



Tras las revelaciones dSnowden, el Wall Street Journanformó de que el sistema global d

nterceptación de la NSA «tiene lcapacidad para llegaaproximadamente al 75 % de todoel tráfico de internet a la caza d



nteligencia extranjera, incluyendouna amplia gama de comunicacioneentre ciudadanos extranjeros ynorteamericanos». Hablando dforma anónima, agentes actuales yantiguos de la NSA dijeron aournal que, en algunos casos, l

NSA «retiene el contenido escritode e-mails enviados entr

ciudadanos dentro de EE.UU. yfiltra asimismo llamadas telefónicanternas realizadas mediant

tecnología de internet».Del mismo modo, el GCHQ dReino Unido recoge una cantidad

de comunicaciones tal que apenas e



capaz de guardar lo que tiene. Lorefleja un documento de 201elaborado por los británicos:

La NSA está tan obsesionadcon recogerlo todo que el archivode Snowden se ve salpicado d



festivos memorandos internos quanuncian algún hito concreto. Estentrada de diciembre de 2012correspondiente a un foro internopor ejemplo, proclama con orgulloque el program

SHELLTRUMPET habíprocesado la cifra récord de unbillón:

(S//SI//REL a EE.UU., FVEY)Procesos SHELLTRUMPET Récord de ubillón de metadatos

Por NOMBRE CENSURADO el 31-122012 0738

(S//SI//REL a EE.UU., FVEY), el 21 ddiciembre de 2012 SHELLTRUMPE



procesó su récord de un billón dmetadatos. SHELLTRUMPET comenzcomo analista de metadatos casi etiempo real el 8 de diciembre de 200para un sistema de recogida CLÁSICOEn sus cinco años de historia, otrosistemas de la agencia han llegado utilizar las capacidades d

procesamiento de SHELLTRUMPEpara supervisar actuaciones, mandaconsejos de e-mail, avisar TRAFFICTHIEF o filtrar y compendia

Real Time Regional Gateway (RTRG)Aunque se tardó cinco años en llegar a marca de un billón, casi la mitad deste volumen fue procesado en esaño civil, y la mitad procedía d

DANCINGOASIS de las SSO. En lactualidad, SHELLTRUMPET estprocesando dos mil millones dncidentes/día seleccionando SSO

(Ram-M, OAKSTAR, sistemas MYSTIC



y NCSC), MUSKETEER y sistemaSecond Party. En el transcurso d2013 ampliaremos su alcance a otrosistemas SSO. El billón de registroprocesados se ha traducido en 3millones de avisos a TRAFFICTHIEF.

Para reunir tan enorme cantidadde comunicaciones, la NSA se basen múltiples métodos, entre ellosacceder directamente a cable

nternacionales de fibra ópticincluidos los submarinos

utilizados para transmiti

comunicaciones internacionalesdesviar mensajes a depósitos cuandoatraviesan el sistema de EE.UU

como hacen casi todas la



comunicaciones mundiales), ocooperar con servicios dnteligencia de otros países para su

recopilación. Con crecientfrecuencia, la agencia cuenttambién con que las empresas d

nternet y de telecomunicaciones lpasarán la información recogida dsus clientes.

Aunque oficialmente la NSA eun organismo público, mantiennnumerables asociaciones con

empresas del sector privado, ymuchas de sus funciones básicas hansido externalizadas. La NSA

propiamente dicha da empleo a una



treinta mil personas, pero tientambién contratos con sesenta mimás que pertenecen a compañíaprivadas. Aunque en realidadprestaba sus servicios para la DelCorporation, no para la NSA, y e

mportante contratista de DefensBooz Allen Hamilton, Snowdencomo ocurría en otros casos

trabajaba en las oficinas de la NSAdonde realizaba funcioneesenciales, con acceso a sus secretos.

Según Tim Shorrock, que llevmucho tiempo explicando larelaciones empresariales de la NSA

«el setenta por ciento de nuestro



presupuesto de inteligencia se gasten el sector privado». CuandoMichael Hayden dijo que «la mayoconcentración de ciberpoder deplaneta se halla en el cruce de lAvenida Baltimore y la Ruta 32 d

Maryland», señalaba Shorrock«estaba refiriéndose noestrictamente a la NSA sino a

parque empresarial que hay a unodos kilómetros carretera abajo, partir del gigantesco edificio negro

que alberga las oficinas centrales da agencia, en Fort MeadeMaryland, donde los principale

contratistas, desde Booz hasta SAIC



pasando por Northrop Grummanlevan a cabo sus labores d

vigilancia y espionaje».Estas asociaciones empresariale

sobrepasan a los contratistas dnteligencia y Defensa para incluir

as empresas de telecomunicacioney de internet más grandes mportantes, precisamente las qu

manejan la mayor parte de lacomunicaciones mundiales ypueden facilitar el acceso

ntercambios particulares. Tradescribir las misiones de la agencicomo «Defensa (Proteger la

telecomunicaciones y los sistema



nformáticos de EE.UU. de quienequieran sacar provecho de ellos)» y«Ataque (Interceptar y sacaprovecho de señales extranjeras)»un documento secreto de la NSAenumera algunos de los servicio

proporcionados por esta clase dcompañías:



Estas sociedades empresarialesque procuran los sistemas y e



acceso de los que depende la NSAestán gestionadas por la secretísimunidad de Operaciones de FuenteEspeciales (SSO), división que lasupervisa. Snowden califica las SSOSpecial Source Operations) como

a «joya de la corona» de lorganización.

BLARNEY, FAIRVIEW

OAKSTAR y STORMBREW sonalgunos de los programas revisadopor las SSO en su cartera Acceso

Corporativo a Socios (CPACorporate Partner Access).



Como parte de estos programasa NSA saca provecho del acceso

que ciertas empresas dtelecomunicaciones tienen sistemas internacionales gracias contratos con telecos extranjera

para crear, mantener y actualizar su



redes. Después, las compañíanorteamericanas desvían los datode comunicaciones del país almacenes de la NSA.

La finalidad esencial dBLARNEY se refleja en un inform

de la NSA:

Según la cobertura del Wal

Street Journal sobre el program



subsiguiente a las revelaciones dSnowden, BLARNEY se basaba enuna relación concreta: la que tiencon AT&T. De acuerdo con lopropios archivos de la NSA, en2010 la lista de países seleccionado

por BLARNEY incluía BrasilFrancia, Alemania, Grecia, IsraelItalia, Japón, México, Corea del Su

y Venezuela, así como la UniónEuropea y las Naciones Unidas.

FAIRVIEW, otro program

SSO, recoge también lo que la NSApublicita como «enormes cantidadede datos» de todo el mundo. Y s

basa asimismo en un solo «socio



empresarial» y concretamente en eacceso de este a los sistemas dtelecomunicaciones de paíseextranjeros. El resumen interno da NSA sobre FAIRVIEW es simpl

y claro:



Según diversos documentos da NSA, FAIRVIEW «est

normalmente entre las cincoprimeras fuentes de recogida de lNSA para la producción seriada» —

o sea, vigilancia en curso— «y euno de los más importanteproveedores de metadatos». Suabrumadora dependencia de un



teleco se pone de manifiesto en lafirmación de qu«aproximadamente el 75 % de lnformación procede de una sol

fuente, lo cual refleja que el accesoúnico al programa permite un

amplia variedad de comunicacioneobjetivo». Aunque no se identifica teleco, una descripción del socio

de FAIRVIEW deja clara sudisposición a colaborar:

FAIRVIEW - Socio corporativo desd

1985 con acceso a cables int., routersconmutadores. El socio opera eEE.UU., pero tiene acceso a informacióque transita por el país y, mediante surelaciones empresariales, proporcion



acceso único a otras telecos y otroISP (proveedores de servicios dnternet). Implicado dinámicamente ea regulación del tráfico para hacelegar señales de interés a nuestromonitores.

Gracias a esta cooperaciónFAIRVIEW procura por sí mismonmensas cantidades de información

sobre llamadas telefónicas. Un

gráfico relativo a Poloniacorrespondiente a un período dtreinta días que comienza el 10 d

diciembre de 2012, pone dmanifiesto que solo este programfue responsable de la recogida d

unos doscientos millones d



registros diarios —en treinta díasmás de seis mil millones de registrolas barras claras corresponden

«DNR», llamadas telefónicas, y laoscuras a «DNI», actividad ennternet (véase gráfico en p

anterior).



Para recoger estos miles dmillones de registros telefónicos, laSSO colaboran tanto con los sociocorporativos de la NSA como conagencias gubernamentaleextranjeras, por ejemplo, lo

servicios de inteligencia polacos:

(TS//SI//NF) ORANGECRUSH, partdel programa OAKSTAR bajo la carter

empresarial de las SSO, comenzó enviar metadatos desde una páginweb de un tercero (Polonia) depósitos de la NSA desde el 3 dmarzo, y contenidos desde el 25 dmarzo. Este programa es un esfuerzde colaboración entre SSO, NCSC, ETCFAD, un socio empresarial de la NSA una división del gobierno polaco. Lo

polacos conocen ORANGECRUSH com



BUFFALOGREEN. Esta sociedamultigrupal inició su andadura en mayde 2009 e incorporará el proyectOAKSTAR de ORANGEBLOSSOM y scapacidad de DNR. El nuevo accesproporcionará SIGINT desde enlacecomerciales gestionados por el socicorporativo de la NSA, y se prevé qu

ncluya comunicaciones del ejércitnacional afgano, Oriente Medio, partdel continente africano y Europa. Se hmandado una notificación

SPRINGRAY; esta recopilación estdisponible para segundas partes través de TICKETWINDOW.

Del mismo modo, el programOAKSTAR aprovecha el acceso duno de los «socios» corporativos da agencia (nombre en clave



STEELKNIGHT) a los sistemaextranjeros de telecomunicacionesutilizando este acceso para desviadatos a sus propios almacenes. Otrosocio (nombre en claveSILVERZEPHYR) aparece en un

documento del 11 de noviembre d2009 que describe la labor realizadcon la empresa para obtene

«comunicaciones internas» de Brasiy Colombia:

SILVERZEPHYR FAA [FISA

Amendments Act] DNI Acceso iniciaden NSAW (TS//SI//NF).

Por NOMBRE CENSURADO el 6 dnoviembre de 2009 0918



(TS//SI//NF) El jueves 5 dnoviembre de 2011, el acceso SSOOAKSTAR SILVERZEPHYR (SZempezó a enviar registros FAA DNI NSAW mediante el sistema FAAWealthyCluster2/Tellurian instalado ea página del socio. SSO se coordincon la Oficina de Flujo de Datos

mandó numerosos archivos dmuestra a una partición de prueba parsu validación, que resultó totalmentsatisfactoria. SSO seguirá controland

el flujo y la recogida para garantizaque se identifica y se corrige cualquieanomalía si así se requiereSILVERZEPHYR seguirá suministrandrecopilación DNR en tránsito de lo

clientes. SSO está trabajando con esocio para conseguir acceso a unoadicionales 80Gb de datos DNI en suredes interpares, a base d

ncrementos de 10 Gb. El equip



OAKSTAR, con el apoyo de NSAT GNDA, completó recientemente unnspección SIGINT de 12 días en esitio, que identificó más de 200 enlacenuevos. Durante la inspección, GNDAtrabajó con el socio para verificar eoutput de su sistema ACS. OAKSTARtambién está colaborando con NSA

para examinar instantáneas tomadapor el socio en Brasil y Colombia, ququizá contengan comunicacionenternas de esos países.

Entretanto, el programSTORMBREW, dirigido en«estrecha asociación con el FBI», da la NSA acceso a internet y atráfico telefónico que entra en suelonorteamericano por varios «cuello

de botella». Saca partido del hecho



de que casi todo el tráfico mundiade internet fluye en algún momentopor la infraestructura dcomunicaciones de EE.UU., unsubproducto residual del papecentral desempeñado por EE.UU

en la creación de internet. Algunode estos cuellos de botella sdentifican mediante seudónimos:



Según la NSA, STORMBREW«se compone actualmente drelaciones muy delicadas con doproveedores norteamericanos dtelecomunicaciones (cuyo



seudónimos son ARTIFICE yWOLFPOINT)». Más allá de suacceso a cuellos de botella con seden EE.UU., «el programSTORMBREW gestiona tambiéndos puntos de conexión terrestr

del cable submarino: uno en la costoeste de EE.UUBRECKENBRIDGE), y el otro en

a costa este (QUAILCREEK)».Como atestigua la profusión d

seudónimos, la identidad de lo

socios empresariales es uno de losecretos mejor guardados de lNSA. La agencia proteg

celosamente los documentos qu



contienen la clave de estos nombrecifrados, y Snowden era incapaz dhacerse con muchos de ellos. Noobstante, sus revelacionedesvelaron la identidad de algunaempresas que colaboraban con l

NSA. En especial, el archivo incluíos documentos relativos a

programa PRISM, que especificaban

os acuerdos secretos entre la NSA yas empresas de internet mámportantes del mundo —

Facebook, Yahoo!, Apple, Googl— amén de los grandes esfuerzos dMicrosoft para procurar a la agenci

acceso a sus plataformas d



comunicaciones, como Skype oOutlook.

A diferencia de BLARNEYFAIRVIEW, OAKSTAR ySTORMBREW, que se dedican aprovecharse de cables de fibr

óptica y otras formas dnfraestructura (vigilanci

«ascendente», en la jerga de l

NSA), PRISM permite a la NSArecopilar datos directamente de loservidores de nueve de la

principales empresas de internet:



Las empresas enumeradas en l

diapositiva de PRISM negaban



permitir a la NSA acceso ilimitado sus servidores. Facebook y Googlsostenían que solo dabannformación sobre la que la NSA

tuviera una orden judicial ydescribían PRISM como poco má

que un detalle técniconsignificante: un sistema de entregigeramente actualizado en virtud

del cual la NSA recibe datos en un«caja fuerte» que las compañíaestán legalmente obligadas

proporcionar.Sin embargo, esta explicaciónfalla en numerosos aspectos. Par

empezar, sabemos que en lo



tribunales Yahoo! se opusoenérgicamente a los intentos de lNSA de obligarle a sumarse PRISM; un esfuerzo curioso si eprograma era solo un detallnsignificante de un sistema d

entrega. (Las pretensiones dYahoo! fueron rechazadas por etribunal FISA, que ordenó a l

empresa a participar en PRISM). Ensegundo lugar, Bart Gellman, deWashington Post, tras recibir dura

críticas por «haber exagerado» empacto de PRISM, volvió nvestigar el programa y confirmó

que se atenía a la afirmación



fundamental del Post: «Desde suterminales de trabajo en todo emundo, empleadogubernamentales autorizados paracceder a PRISM quizás “operen” esistema —es decir, realicen un

búsqueda— y obtengan resultadode una empresa de internet sinnteracción alguna con el persona

de dicha empresa».En tercer lugar, las negativas d

as empresas estaban a todas luce

expresadas de una manera evasiva yegalista, y en vez de aclarar las cosamás bien las confundían. Po

ejemplo, Facebook, que afirmaba no



procurar «acceso directo», mientraque Google negaba haber creadouna «puerta de atrás» para la NSAPero, como dijo Chris Soghoianexperto de la ACLU a ForeignPolicy, se trataba de palabras muy

técnicas que denotaban medios muyespecíficos para obtenenformación. En última instancia

as empresas no negaron habetrabajado con la NSA para crear unsistema mediante el cual la agenci

pudiera acceder a los datos de suclientes.Por último, la NSA propiament

dicha ha elogiado una y otra vez



PRISM por sus excepcionalecapacidades de recogida, y hseñalado que el programa ha sidofundamental para incrementar lvigilancia. Una diapositiva de lNSA expone en detalle lo

especiales poderes de vigilancia dPRISM:



Otra detalla la amplia gama dcomunicaciones a las que la NSA

puede acceder gracias a PRISM:



Múltiples diapositivas de lNSA detallan cómo el program



PRISM ha mejorado de manernexorable y sustancial la labor d

recogida de la agencia:

En su sistema de mensaje



nternos, la división de Operacionede Fuentes Especiales suele elogiaa importancia de la recopilación d

datos de PRISM. Un mensaje del 1de noviembre de 2012 lleva potítulo «PRISM amplía su impacto

métrica FY12»:

(TS//SI//NF) PRISM (US-984XNamplió su impacto en sus informes a l

NSA en FY12 mediante un aumento eas tareas y mejoras operativas y en lrecogida. He aquí algunos aspectodestacados del programa FY12 PRISMPRISM es la fuente de recopilación mácitada en los informes de producto finade primera parte de la NSA. Otronformes de productos de la NSA sbasaban más en PRISM que en ningú

otro SIGAD individual para todos lo



nformes de primera parte de la NSAdurante FY12: citado en el 15,1% dtodos los informes (subiendo desde e14% en FY11). PRISM fue citado en e13,4% de los informes a la NSA dprimera, segunda y tercera part(subiendo desde 11,9% en FY11), y etambién el SIGAD más citado e

general.Número de informes de producto finabasados en PRISM emitidos en FY1224.096, un 27% más respecto a FY11

Porcentaje de informes de fuente únicen FY12 y FY11: 74%.Número de informes de productderivados de recogida de PRISM citados como fuentes en artículos de

Informe Diario del Presidente en FY121.477 (18% de todos los informeSIGINT citados como fuentes eartículos PDB —SIGAD individua

máxima para la NSA). En FY11: 1.15



(15% de todos los informes SIGINcitados como fuentes en artículos PD— SIGAD individual máxima para lNSA).Número de elementos esenciales dnformación aportados en FY12: 4.18(32% de todos los EEI para todas lanecesidades de información); 220 EE

abordados exclusivamente por PRISMAsignaciones: El número de selectoreasignados creció un 32% en FY12 45.406 en septiembre de 2012.

Gran éxito en la recogida y eprocesamiento de Skype; objetivoalcanzados de gran valor.Más dominios de e-mail abordable poPRISM: desde solo 40 a 22.000.

Este tipo de proclamacongratulatorias no respaldan l

dea de que PRISM sea solo un



detalle técnico insignificante yponen de manifiesto que lodesmentidos de colaboración poparte de Silicon Valley son mentiraDe hecho, al informar sobre eprograma PRISM tras la

revelaciones de Snowden, el NewYork Times describía un montón dnegociaciones secretas entre la NSA

y Silicon Valley sobre la cuestión dproporcionar a la agencia acceso sinrestricciones a los sistemas de la

compañías. «Cuando llegaron Silicon Valley funcionariogubernamentales a exigir método

más sencillos mediante los cuales la



principales empresas de interneentregaran datos de usuarios comoparte de un programa secreto dvigilancia, las empresas se irritaron»nformaba el Times. «Sin embargo

al final muchas cooperaron al meno

un poco». En concreto:

Twitter se negó a ponérselo fácil

al gobierno. Pero, según ciertaspersonas que informaron sobre lasnegociaciones, otras empresas fueronmás dóciles. Entablaron

conversaciones con funcionarios dela seguridad nacional sobredesarrollo de métodos técnicos paracompartir de manera más eficiente y

segura los datos personales de



usuarios extranjeros en respuesta asolicitudes gubernamentales legales.Y en algunos casos modificaron sus

sistemas informáticos a tal fin.

Estas negociaciones, decía eNew York Times, «ilustran el gradode complejidad de la colaboraciónentre el gobierno y las compañíatecnológicas así como l

profundidad de sus operacioneentre bastidores». El artículotambién ponía en entredicho l

afirmación de las empresas de qusolo proporcionaban a la NSAacceso si este era impuesto

egalmente: «Aunque entregar dato



en respuesta a una solicitud legítimdel tribunal FISA es una obligaciónegal, no lo es ayudar al gobierno

obtener la información, razón por lcual Twitter pudo negarse hacerlo».

La afirmación de que laempresas de internet entregan a lNSA solo información requerid

por vía legal tampoco eespecialmente significativa. Esto sdebe a que la NSA necesit

conseguir una orden individual solosi quiere seleccionar específicamentuna persona de EE.UU. No hac

falta ninguna autorización especia



para conseguir datos dcomunicaciones de cualquier nonorteamericano en suelo extranjeroaunque esté comunicándose connorteamericanos. Del mismo modoen la mayor parte de la recogida d

datos por la NSA no hay controleni límites debido a la interpretacióngubernamental de la Patriot Act, tan

abierta que incluso los autoreoriginales de la ley se quedaronescandalizados al enterarse de cómo

estaba utilizándose.Quizá donde se percibe mejor lestrecha colaboración entre la NSA

y las empresas privadas es en cierto



documentos relativos a Microsoftreveladores de los grandes esfuerzode la compañía para procurar a lNSA acceso a varios de sus servicioonline más utilizados, entre elloSkyDrive, Skype y Outlook.com.

SkyDrive, que permite a la gentguardar sus archivos online yacceder a ellos desde diverso

dispositivos, tiene más de 25millones de usuarios en todo emundo. «Consideramos important

que tengas control sobre quiénpuede y quién no puede acceder tus datos personales en la nube»

proclama la página web SkyDriv



de Microsoft. No obstante, comodetalla un documento de la NSAMicrosoft dedicó «muchos meses» proporcionar al gobierno un accesomás fácil a estos datos:

(TS//SI//NF) SSO Destacado —Recogida Skydrive Microsofactualmente parte de la recogidestándar de comunicacionealmacenadas de PRISM

Por NOMBRE CENSURADO el 8 dmarzo de 2013 1500

(TS//SI//NF) Con inicio el 7 de marzde 2013, actualmente PRISM recogdatos de Microsoft Skydrive comparte de un paquete de recopilacióestándar de comunicacione

almacenadas para un selector asignad



de la Sección 702 de la AmendmentAct de FISA. Esto significa que loanalistas ya no tendrán que hacer unsolicitud especial a SSO para eso, upaso del que quizá muchos no habíaoído hablar. Esta nueva capacidad straducirá en una respuesta de recogidmucho más completa y oportuna d

SSO para nuestros clientes dEnterprise. Este éxito resulta de lomuchos meses de colaboración del FBcon Microsoft para consolidar est

solución de recogida y asignación dtareas. «Skydrive es un servicio en lnube que permite a los usuarioguardar y acceder a sus archivomediante diversos dispositivos. E

servicio incluye también una aplicaciógratuita de refuerzo del programMicrosoft Office, de modo que eusuario es capaz de crear, editar y ve

archivos de Word, PowerPoint y Exce



sin tener instalado HS Office»(Fuente: S314 wiki).

A finales de 2011, Microsofcompró Skype, el servicio de chat yteléfono basado en la conexión nternet, con más de 663 millones d

usuarios registrados. En emomento de la compra, Microsofaseguró a los usuarios que «Skyp

está comprometida a respetar tuprivacidad y la confidencialidad dtus datos personales, el tráfico y e

contenido de las comunicaciones»Sin embargo, como Microsoft sinduda sabía, el gobierno también

podía acceder fácilmente a eso



datos. A principios de 2013, en esistema de la NSA hubo múltiplemensajes que celebraban la continumejora en el acceso a lacomunicaciones de los usuarios dSkype:

(TS//SI//NF) Capacidad dcomunicaciones almacenadas de NewSkype para PRISM

Por NOMBRE CENSURADO el 3 de abrde 2013 0631

(TS//SI//NF) PRISM tiene una nuev

capacidad de recogida: lacomunicaciones almacenadas dSkype. Las comunicacionealmacenadas de Skype contendrádatos excepcionales que no s

obtienen mediante recogida d



vigilancia normal en tiempo real. LaSSO esperan recibir listas de amigosnformación sobre tarjetas de créditoregistros de datos de llamadasnformación de cuentas de usuarios otros materiales. El 29 de marzo d2013, las SSO enviaroaproximadamente 2.000 selectores d

Skype para la adjudicación dcomunicaciones almacenadas en eSV41 y la Unidad de Vigilancia dComunicaciones Electrónicas (ECSU

del FBI. El SV41 había estadtrabajando con antelación en ladjudicación de los selectores dmáxima prioridad y tenía unos 100para que la ECSU los evaluara. El SV4

habría tardado varias semanas econseguir que se aprobaran los 2.00selectores, y la ECSU seguramenttardará más en conceder la

aprobaciones. Desde el 2 de abril, l



ECSU había aprobado que se mandaramás de 30 selectores a Skype parabores de recogida. En menos de doaños la recogida de Skype PRISM habrado un nicho vital en la coberturde la NSA sobre el terrorismo, loposición y el régimen sirios, teniendcomo temas principales los informe

sobre series ejec./especiales. Desdabril de 2011 se han emitido más d2.000 informes basándose en lrecogida de Skype PRISM, siendo e

70% de ellos fuente única.(TS//SI//NF) SSO expande lcapacidad de PRISM para seleccionaSkype

Por NOMBRE CENSURADO el 3 de abrde 2013 0629

(TS//SI//NF) El 15 de marzo d

2013, el programa PRISM de SSO



empezó a asignar todos los selectorede Microsoft PRISM a Skype porquSkype permite a los usuarios entrar eel sistema usando identificadores dcuenta además de nombres de usuarioHasta ahora, PRISM no recogía datode Skype cuando el usuario entrabutilizando cualquier cosa distinta de

nombre de usuario de Skype, lo que straducía en una recogida perdidaahora esto se mitigará. De hecho, uusuario puede crear una cuenta d

Skype mediante cualquier dirección de-mail en cualquier dominio del mundoEn la actualidad, UTT no permite a loanalistas asignar estas direccioneelectrónicas no-Microsoft a PRISM; n

obstante, las SSO tienen intención darreglar esto este verano. Entretantoa NSA, el FBI y el Departamento dJusticia se han coordinado durante lo

últimos seis meses para lograr qu



PRINTAURA acceda a enviar todos loselectores Microsoft PRISM actuales futuros a Skype. Esto ha dado comresultado que unos 9.800 selectores senviaran a Skype, por lo que se hrecibido una recogida satisfactoria qude otro modo se habría perdido.

Esta colaboración no solo slevó a cabo sin transparencia, sino

que además contradecía la

declaraciones públicas efectuadapor Skype. Según Chris Soghoianexperto en tecnología de la ACLU

as revelaciones sorprenderían muchos clientes de Skype. «En epasado, Skype hizo a los usuariopromesas positivas sobre su



ncapacidad para llevar a caboescuchas telefónicas», decía. «Edifícil conciliar la cooperaciónsecreta de Microsoft y la NSA conos notables esfuerzos de la empres

por competir con Google en

privacidad».En 2012, Microsoft empezó

actualizar su portal de e-mail

Outlook.com, para fusionar todosus servicios de comunicacionesncluido el utilizadísimo Hotmail

en un programa central. La emprespromocionó el nuevo Outlookprometiendo elevados niveles d

encriptación a fin de proteger l



privacidad, para lo cual lanzócampañas con eslóganes como «tuprivacidad es nuestra prioridad». Aa NSA enseguida le preocupó qua encriptación ofrecida po

Microsoft a los clientes de Outlook

mpidiera a la agencia espiar lacomunicaciones. Un memorándumsobre SSO del 22 de agosto de 2012

refleja cierta inquietud al decir qu«el uso de este portal significa que ee-mail que surja del mismo estar

encriptado con el ajustpredeterminado» y que «lasesiones de chat llevadas a cabo

dentro del portal también estarán



encriptadas cuando ambocomunicantes utilicen un chacodificado de Microsoft».

Sin embargo, esta preocupaciónfue algo pasajero. En el espacio dpocos meses, las dos entidades s

reunieron e idearon métodos parque la NSA sorteara las mismaprotecciones de encriptación qu

Microsoft estaba anunciandopúblicamente como vitales para lprotección de la privacidad:

(TS//SI//NF) Microsoft hace públicun servicio nuevo, que afecta a lrecogida FAA 702

Por NOMBRE CENSURADO el 26 d



diciembre de 2012 0811

(TS//SI//NF) El 31 de julio, Microsof(MS) empezó a encriptar chats d

nternet con la introducción del nuevservicio Outlook.com. Esta nueva Capde Conexión Segura (SSL, SecurSocket Layer) impide realmente l

recogida del nuevo servicio a la FAA[FISA Amendments Act] 702 probablemente 12333 (en ciertmedida) a la comunidad de inteligenci(IC). MS, en colaboración con el FBIdesarrolló una capacidad de vigilancipara hacer frente a la nueva SSL. Lsolución se evaluó satisfactoriamente empezó a ponerse en práctica el 12 d

diciembre de 2012. La solución SSL saplicó a todo el FISA actual y a lanecesidades 702/PRISM; no srequerían cambios en loprocedimientos de UTT. La solució



SSL no recopila voz/vídeo dservidores ni transferencias darchivos. El sistema de recogida MSLegacy permanecerá en su sitio parreunir transferencias de archivos voz/vídeo. Como consecuencia de ellose producirá cierta recogida poduplicado de chats basados en texto d

os sistemas nuevo y Legacy, que sabordará en fecha posterior. La CES(Consumer Electronic Association) yha advertido un aumento del volume

de recogida como consecuencia de estsolución.

Otro documento describe má

colaboración entre el FBI yMicrosoft para garantizar a lagencia que las nuevas característica

de Outlook no entorpecerían su



abores de vigilancia: «La UnidadTecnológica de Interceptación dDatos del FBI (DITU) esttrabajando con Microsoft parentender un rasgo adicional dOutlook.com que permite a lo

usuarios crear alias de e-mails, locual quizás afectará a nuestratareas… Para atenuar el problema

están en marcha actividadecompartimentadas y de otra clase».

Encontrar esta mención de l

vigilancia del FBI en el archivo ddocumentos internos de la NSA dSnowden no fue un hecho aislado

Toda la comunidad de inteligenci



es capaz de acceder a la informaciónrecogida por la NSA: como rutinacomparte su inmenso tesoro ddatos con otras agencias, entre ellael FBI y la CIA. Un objetivo capitade la tremenda recogida de datos d

a NSA era precisamentncrementar la difusión dnformación por todas partes. D

hecho, casi todos los documentopertenecientes a los diversoprogramas de recogida mencionan

a inclusión de otras unidades dnteligencia. Esta entrada de 2012 da unidad SSO de la NSA sobr

datos PRISM compartidos declar



con júbilo que «¡PRISM es undeporte de equipo!»:

(TS//SI//NF) Incremento dcooperación PRISM

con la CIA y el FBI

Por NOMBRE CENSURADO el 31 dagosto de 2012 0947

(TS//SI//NF) Recientemente, laOperaciones de Fuentes Especiale(SSO) han incrementado scolaboración con la Oficina Central dInvestigaciones (FBI) y la AgenciCentral de Inteligencia (CIA) sobre la

operaciones con PRISM en doproyectos. Mediante estos esfuerzosas SSO han creado un entorno partrabajar en equipo y comparti

nformación en el conjunto de l



comunidad de inteligencia respecto as operaciones con PRISM. En primeugar, el equipo PRINTAURA de SSOresolvió un problema de la Dirección dInteligencia de Señales (SIDelaborando software quautomáticamente confeccionaría caddos semanas una lista de selectores d

PRISM, que entregaría al FBI y la CIAEsto permite a nuestros socios ver quselectores ha asignado a PRISM lAgencia de Seguridad Nacional (NSA)

A continuación, el FBI y la CIA puedesolicitar a cualquier selector una copide la recogida de PRISM, algo a lo qutienen derecho según la AmendmentAct Law de la Foreign Intelligenc

Surveillance Act [Ley de Enmiendas a Ley de Vigilancia de InteligenciExtranjera] de 2008 (FISA). Antes detrabajo de PRINTAURA, la SID estuv

proporcionando al FBI y la CIA lista



ncompletas e imprecisas, lo qumpedía a nuestros socios hacer plenuso del programa PRISM. PRINTAURAse ofreció a reunir los datos detalladorelacionados con cada selector desdubicaciones múltiples y armarlo todo euna forma utilizable. En el segundproyecto, hace poco que el PRISM

Mission Program Manager (MPMempezó a enviar noticias y sugerenciaoperativas de PRISM al FBI y la CIApara que sus analistas pudiera

asignar tareas a PRISM debidamenteser conscientes de cambios apagones, y optimizar el uso dPRISM. El MPM coordinó un acuerdo deequipo de la Amendments Act de l

Foreign Intelligence Surveillance Act da SID (FAA) para compartir estnformación con carácter semanal, lcual ha sido bien recibido y valorado

Estas dos actividades ponen de reliev



a cuestión de que PRISM es udeporte de equipo!

La recogida ascendente (dcables de fibra óptica) y la recogiddirecta de los servidores de internePRISM) dan cuenta de la mayorí

de los registros recogidos por lNSA. No obstante, además de estvigilancia generalizada, la NSA

también lleva a cabo lo qudenomina «Explotación de la Redde Ordenadores» (CNE), para lo

cual instala malware (softwarmalicioso) en ordenadorendividuales para vigilar a su

usuarios. Cuando la agenci



consigue introducir ese malware, ecapaz, en la terminología de la NSAde «poseer» el ordenador: para vetodas las teclas pulsadas y todo loque aparece en pantalla. La divisiónde Operaciones de Acceso a Medid

TAO) es la responsable de estaactividades; de hecho, es la unidadde hackers de la agencia.

La práctica del hacking egeneralizada por derecho propiosegún un documento de la NSA, l

agencia ha conseguido infectar amenos cincuenta mil ordenadorendividuales con un tipo de malwar

lamado «Quantum Insertion». Un



mapa (véase en p. siguiente) muestros lugares donde se han realizado

esta clase de operaciones y enúmero de inserciones satisfactorias



Partiendo de los documentos dSnowden, el New York Timenformó que la NSA ha implantado

este software concreto «en cas100.000 ordenadores de todo emundo». Aunque por lo general e

malware se instala «tras lograacceso a redes de ordenadores, lNSA utiliza cada vez más un

tecnología secreta que le permitentrar y modificar datos enordenadores aunque no estén

conectados a internet».

Más allá de su trabajo con



empresas de telecomunicaciones yempresas de internet dóciles, lNSA también ha actuado enconnivencia con gobiernoextranjeros para crear su sistema dvigilancia de gran alcance. En línea

generales, la NSA tiene trecategorías diferentes de relacioneexteriores: la primera es el grupo d

os Cinco Ojos; EE.UU. espía conesos países pero casi nunca en ellosa menos que se lo pidan

funcionarios de dichos países; en esegundo nivel hay países con loque la NSA trabaja para llevar

cabo proyectos específicos d



vigilancia aunque también los espíde forma exhaustiva; el tercer grupose compone de países en los quEE.UU. espía habitualmente y conos que casi nunca coopera.

En el grupo de los Cinco Ojos

el aliado más estrecho de la NSA eel GCHQ británico. Como señalabel Guardian basándose en

documentos proporcionados poSnowden, «el gobierno de EE.UUha pagado al menos 100 millones d

ibras a la agencia de espionajGCHQ de Reino Unido a lo largode los tres últimos años par

asegurarse acceso e influencia en lo



programas de recogida dnteligencia británicos». Estos pago

eran un aliciente para que el GCHQapoyase la agenda de vigilancia de lNSA. «El GCHQ tendrá que ponede su parte y deberá verse que pon

de su parte», decía un informsecreto de estrategia del GCHQ.

Los integrantes de los Cinco

Ojos comparten la mayoría de suactividades de vigilancia y celebrancada año una reunión de Desarrollo

de Señales donde alardean de suexpansión y sus éxitos del añoanterior. De la alianza de los Cinco

Ojos, el director adjunto de la NSA



ohn Inglis, ha dicho lo siguiente«Practican la inteligencia en muchoaspectos de una manera combinadaen esencia, nos aseguramos mejoraas capacidades respectivas par

beneficio de todos».

Muchos de los programas dvigilancia más invasivos sonlevados a cabo por los socios de lo

Cinco Ojos, un númeroconsiderable de los cualecorresponden al GCHQ.

Son de especial interés loesfuerzos conjuntos de la agencibritánica y la NSA para analizar la

técnicas comunes de encriptación



utilizadas para protegetransacciones personales en internetcomo, por ejemplo, operacionebancarias online o recuperación dhistoriales médicos. El éxito de lados agencias en la creación de un

puerta trasera de acceso a estosistemas de encriptación no solo lepermitió enterarse de asunto

privados de las personas, sinotambién debilitar los sistemas dtodo el mundo, con lo que estos s

volvían más vulnerables a hackermalintencionados y otras agenciade inteligencia extranjeras.

El GCHQ también ha realizado



nterceptaciones masivas de datos dcomunicaciones a partir de cablesubmarinos de fibra óptica. Con unprograma llamado «Tempora», eGCHQ desarrolló la «capacidad dacceder a grandes cantidades d

datos sacados de cables de fibróptica y guardarlos durante 30 díapara que pudieran ser cribados y

analizados», decía el Guardian, y e«GCHQ y la NSA son, poconsiguiente, capaces de acceder y

procesar inmensas cantidades dcomunicaciones de personatotalmente inocentes». Los dato

nterceptados abarcan toda clase d



actividad online, incluyendo«registros de llamadas telefónicascontenidos de mensajes de correoelectrónico, entradas en Facebook oel historial de accesos a páginas webde cualquier usuario de internet».

Las actividades de vigilancia deGCHQ son exactamente igual dexhaustivas —y tienen la mism

patente de corso— que las de lNSA. Como señala el Guardian:

La pura escala de la ambición dela agencia queda reflejada en lostítulos de sus dos principalescomponentes, Dominio de Internet y

Explotación de las



Telecomunicaciones Globales,dirigidos a recoger cuanto sea posibleonline y del tráfico telefónico. Todo

esto está llevándose a cabo al margende cualquier conocimiento o debatepúblico.

Canadá es también un sociomportante de la NSA y una activ

fuerza de vigilancia a título propio

En la reunión SigDev [SignaDevelopment] de 2012, el Centro dComunicaciones y Seguridad d

Canadá (CSEC) presumió de habeespiado en el Ministerio de Minas yEnergía de Brasil, organismobrasileño que regula la industria d



mayor interés para las empresacanadienses:



Hay pruebas de cooperación

generalizada CSEC/NSA, entrellas los esfuerzos de Canadá pocrear en todo el mundo puestos d

espionaje para vigila



comunicaciones a instancias y enbeneficio de la NSA, así como parespiar a socios comercialeseleccionados por la agencia.



TOP SECRET//SI//REL EE.UU., FVEY



Agencia de Seguridad Nacional/ServiciCentral de Seguridad

3 de abril de 2013

Documento de información

Tema: (U//FOUO [For Official Use Onl– Solo para uso oficial]). Relación dInteligencia NSA con Centro dComunicaciones y Seguridad de Canad(CSEC)

(U) Lo que la NSA proporciona al socio(S//SI//REL a EE.UU., CAN) SIGINTa NSA y el CSEC cooperan centrándosen unos 20 países de alta prioridad

[…] La NSA comparte desarrollotecnológicos, capacidades criptológicassoftware y recursos para recogida dúltima generación, procesamientos

esfuerzos analíticos, así com



capacidades IA [InformatioAssurance —Garantías sobre lnformación]. El intercambio dnteligencia con el CSEC comprendobjetivos nacionales y transnacionaleen todo el mundo. El CSEC no tienasignado ningún Programa CriptológicConsolidado (CCP), pero a veces l

NSA paga gastos R&D [Research anDevelopment [Investigación desarrollo] y tecnológicos de proyectocompartidos con el CSEC.

(U) Lo que el socio proporciona a lNSA:

(TS//SI//REL a EE.UU., CAN) El CSEC

ofrece recursos para recogidavanzada, procesamiento y análisis, ha creado emplazamientos encubiertoa petición de la NSA. El CSEC compartcon la NSA su acceso geográfico único

áreas inabordables para EE.UU. […]



procura productos criptográficoscriptoanálisis, tecnología y software. ECSEC ha incrementado su inversión eproyectos R&D de interés mutuo.

La relación entre los Cinco Ojoes tan estrecha que los gobierno

miembros colocan los deseos de lNSA por encima de la privacidad dsus propios ciudadanos. Po

ejemplo, el Guardian informaba dun memorándum de 2007 según ecual existía un acuerdo «qupermitía a la agenci“desenmascarar” y guardar datopersonales antes vedados sobrbritánicos». Además, en 200



cambiaron las reglas «para autorizaa la NSA a analizar y retenenúmeros de fax y de móviles dciudadanos británicos, e-mails ydirecciones IP recogidos por su redde captura».

Dando un paso más allá, en2011, el gobierno australianosuplicó explícitamente a la NSA qu

ampliara su «sociedad» y sometiera sus propios ciudadanos a unmayor vigilancia. En una carta de

21 de febrero, el subdirectonterino de la Dirección de Señalede Defensa de la Inteligenci

australiana (DSD) escribió a l



Dirección de Inteligencia de Señalede la NSA, que Australi«actualmente afronta una amenazsiniestra y resuelta procedente dextremistas “del país” activos tantodentro del territorio nacional como

en el extranjero». Solicitaba unmayor vigilancia de lacomunicaciones de ciudadano

australianos consideradosospechosos por el gobierno.

Aunque por nuestra cuenta hemosdedicado un considerable esfuerzoanalítico y de recogida de datos adetectar y sacar provecho de estas

comunicaciones, las dificultades que



tenemos para obtener acceso regulary fiable a las mismas ejerce unimpacto negativo sobre nuestra

capacidad para detectar y evitaracciones terroristas, al tiempo quedisminuye nuestras posibilidades deproteger la vida y la seguridad de los

ciudadanos australianos y las denuestros amigos y aliados.Hemos disfrutado de una larga y

muy fructífera relación con la NSA

en la obtención de accesominimizado a la recogida autorizadade Estados Unidos en nuestrosvaliosísimos objetivos terroristas en

Indonesia. Este acceso ha sido claveen los esfuerzos de la DSD pordesbaratar y contener las capacidadesoperativas de los terroristas de la

región tal como se evidencia en la



reciente detención de Umar Patek, elterrorista fugitivo responsable de losatentados de Bali.

Agradeceríamos mucho laampliación de esta asociación con laNSA para que incluya al crecientenúmero de australianos involucrados

en actividades extremistasinternacionales, en concreto gentevinculada a AQAP [Al Qaeda en lapenínsula Arábiga].

Aparte de los socios de loCinco Ojos, el siguiente nivel d

cooperación se produce con loaliados de «grado B» de la NSApaíses que mantienen uncolaboración limitada con la NSA y



son a la vez seleccionados parvigilancia agresiva no solicitada. LNSA ha perfilado con claridad estodos grados de alianza:

Mediante distintas designacione

refiriéndose al Grado B como



«terceras partes» o «terceros»), undocumento más reciente de la NSAcorrespondiente al año fiscal 2013—«Foreign Partner Review[Revisión Socios Extranjeros]—muestra una lista creciente de socio

de la NSA, entre los que se cuentanorganizaciones internacionalecomo la OTAN:



Como pasa con el GCHQ, lNSA suele mantener estas relacionepagando a los socios para qu

desarrollen tecnologías y smpliquen en la vigilancia, y as

puede dirigir el modo de llevar

cabo la labor de espionaje. En e



documento «Foreign PartneReview» del año fiscal 2012aparecen numerosos países que hanrecibido pagos de esta clase, entrellos Canadá, Israel, Japónordania, Pakistán, Taiwán y

Tailandia:



En concreto, la NSA mantiencon Israel una relación de vigilancique a menudo conlleva uncooperación tan estrecha como la d



os Cinco Ojos, si no más a vecesUn Memorándum de Acuerdo entra NSA y los servicios dnteligencia israelíes detalla l

manera en que EE.UU. toma lnhabitual medida de comparti

rutinariamente inteligencia sinprocesar sobre comunicaciones dciudadanos norteamericanos. Entr

os datos proporcionados a Israel scuentan «transcripciones noevaluadas y no minimizadas

contenidos esenciales, facsímilestélex, voz y metadatos de DNI».Lo que vuelve todo esto

especialmente atroz es que e



material es enviado a Israel sin habepasado por el proceso legalmentrequerido de «minimización». Ssupone que los procesos dminimización garantizan qucuando la vigilancia masiva de l

NSA recoge datos dcomunicaciones que ni siquiera laamplias directrices de la agenci

permiten reunir, esta información sdestruye lo antes posible y no sdifunde más. Según la ley, lo

requisitos de minimización ytienen muchas lagunas, incluyendoexenciones para «información

significativa de inteligenci



extranjera» o «cualquier prueba ddelito». Pero si se trata de difundidatos entre la inteligencia israelí, aparecer la NSA ha prescindido dtodas estas legalidades.

El memorándum es rotundo

«La NSA envía regularmente a lISNU [Unidad Nacional Israelí dSIGINT] datos sin procesa

minimizados y no minimizados».Poniendo de relieve que un paí

puede ser a la vez objetivo y socio

de vigilancia, un documento de lNSA sobre la historia de lcooperación con Israel señalab

«cuestiones de confianza que giran



alrededor de operaciones ISR[Intelligence, Surveillance andReconnaissance —Inteligenciavigilancia y reconocimientoanteriores», e identificaba a Israecomo uno de los servicios d

vigilancia más agresivos contrEE.UU.:

(TS///SI//REL) Hay tambiénalgunas sorpresas… Francia apuntaal Departamento de Defensa deEE.UU. para recoger inteligencia

técnica, e Israel también. Por un lado,los israelíes son buenísimos sociosSIGINT nuestros, pero por otro nosespían para enterarse de nuestras

posturas sobre los problemas de



Oriente Medio. Una NIE[Estimación de InteligenciaNacional] clasificaba el suyo como el

tercer servicio de inteligencia másagresivo contra EE.UU.

El mismo informe señalaba que

a pesar de la estrecha relación entras agencias de inteligenci

norteamericana e israelí, la ampli

nformación proporcionada a Israepor EE.UU. obtenía poco a cambioLa inteligencia israelí solo querí

reunir datos que fueran de sunterés. Tras las quejas de la NSA, lasociación se adaptó «casi en su

totalidad» a las necesidades d



Israel:

Equilibrar el intercambio

SIGINT entre las necesidadesnorteamericanas e israelíes ha sidoun desafío constante. En la últimadécada, podría decirse que se ha

decantado marcadamente a favor delas preocupaciones israelíes por laseguridad. Tras el 11-S, la únicarelación verdadera de la NSA con un

tercero estuvo condicionada casitotalmente por las necesidades delsocio.

En otro peldaño inferior, podebajo de los Cinco Ojos y de lopaíses de «segundo grado» como



Israel, el tercer grado se compone dpaíses que suelen ser objetivos peronunca socios de EE.UU. en loprogramas de espionaje. Entre ellose incluyen, como era de esperargobiernos considerados adversarios

como los de China, Rusia, IránVenezuela y Siria; pero tambiénotros cuya condición oscila entre l

de amigo y neutral, como BrasilMéxico, Argentina, IndonesiaKenia y Sudáfrica.

Cuando salieron a la luz larevelaciones sobre la NSA, e



gobierno de EE.UU. intentódefender sus acciones diciendo quea diferencia de lo que ocurre con lociudadanos extranjeros, lonorteamericanos están protegidocontra la vigilancia de la NSA sin

orden judicial. El 18 de junio d2013, el presidente Obama dijo Charlie Rose lo siguiente: «Lo qu

puedo afirmar sin lugar a dudas eque si eres una persona de EE.UUa NSA no puede escuchar tu

lamadas telefónicas… por ley, a noser que… ellos acudan a un tribunay consigan una orden y busquen

causas probables, como ha sido



siempre». El representante dePartido Republicano del Comité dInteligencia de la Cámara, MikRogers, dijo de modo similar a lCNN que la NSA «no estescuchando las llamadas telefónica

de los norteamericanos. Si lo hicierasería ilegal. Sería infringir la ley».

Se trataba de una línea d

defensa bastante vieja: decirle, enresumidas cuentas, al resto demundo que la NSA viol

efectivamente la privacidad de lono americanos. Al parecer, lprotección privada es solo para lo

ciudadanos de EE.UU. Este mensaj



provocó tal escándalo internacionaque incluso el presidente dFacebook, Mark Zuckerberg, nadsospechoso de defender lprivacidad a ultranza, se quejó dque el gobierno de EE.UU. «habí

metido la pata» en su respuesta aescándalo de la NSA, pues estabhaciendo peligrar los intereses de la

empresas internacionales dnternet: «El gobierno dijo que no

nos preocupásemos, que no estab

espiando a ningún norteamericanoMagnífico, vaya consuelo para lacompañías que estamos intentando

trabajar con personas del mundo



entero. Gracias por salir y dejarloclaro. Ha estado muy mal, lverdad».

Aparte de ser una estrategiextraña, la afirmación era tambiénfalsa a todas luces. De hecho

contrariamente a los repetidodesmentidos del presidente Obamy sus máximos funcionarios, l

NSA intercepta de formcontinuada el contenido de lacomunicaciones de muchísimo

ciudadanos norteamericanos, sinórdenes judiciales individualesobre «causa probable» qu

ustifiquen la vigilancia. Ello s



debe a que la ley FISA de 2008como se ha señalado antes, permite a NSA examinar el contenido de la

comunicaciones —sin orden judiciandividual— siempre y cuando s

hayan producido con un ciudadano

extranjero vigilado. La NSA calificesto como recogida «fortuita»como si el hecho de que la agenci

hubiera espiado a ciudadanonorteamericanos sin permiso fueruna especie de casualidad. Pero esto

es falso. Como explicaba Jameeaffer, subdirector de asuntourídicos de la ACLU:



El gobierno suele decir que estavigilancia de las comunicaciones delos norteamericanos es «fortuita», lo

que viene a sonar como si lavigilancia de la NSA de las llamadastelefónicas y los e-mails fuerainvoluntaria y, desde la perspectiva

del gobierno, incluso lamentable.Sin embargo, cuando el Congresopreguntó a los funcionarios de laadministración Bush acerca de este

nuevo poder de vigilancia, estosrespondieron categóricamente quelas comunicaciones de losnorteamericanos eran las que más les

interesaban. Véase, por ejemplo,«FISA para el siglo XXI, Sesión Antelas Comunidades de Seguridad sobreel Poder Judicial, 109.º Congreso

(2006)» (declaración de Michael



Hayden), donde queda claro queciertas comunicaciones «con unextremo en Estados Unidos son las

más importantes para nosotros».El principal objetivo de la ley de2008 era permitir que el gobiernorecogiera comunicaciones

internacionales de losnorteamericanos, y eso sinreferencias a si algún participante enestas comunicaciones estaba

haciendo algo ilegal. Y aunque buenaparte de la defensa del gobiernopretende ocultar este hecho, se tratade algo crucial: el gobierno no

necesita «poner en la diana» a losnorteamericanos para recopilaringentes cantidades decomunicaciones suyas.



Jack Balkin, profesor de derechoen la Universidad de Yale, coincidióen que la ley FISA de 2008 concedírealmente al presidente autoridadpara aplicar un programa «similaen sus efectos al programa d

vigilancia sin orden judicial» quhabía sido puesto en marcha escondidas por George Bush

«Estos programas incluyennevitablemente muchas llamada

telefónicas realizadas o recibida

por norteamericanos que acaso notengan absolutamente ningunrelación con el terrorismo ni con A

Qaeda».



Para desacreditar aún más laafirmaciones de Obama, contamocon la postura servil del tribunaFISA ante la NSA al conceder castodas las peticiones de vigilancipresentadas por la agencia. Lo

defensores de la NSA suelenpublicitar los procesos judicialeFISA como pruebas de l

supervisión a que está sometida lagencia. No obstante, el tribunal shabía creado como algo cosmético y

no como un auténtico mecanismode control del gobierno, y parapaciguar el enfado público ante lo

abusos de vigilancia desvelados en



a década de 1970 daba la impresiónde estar reformándose.

La inutilidad de la institucióncomo verdadero inspector de loabusos de vigilancia es evidente: etribunal FISA no tien

prácticamente ninguno de loatributos que en nuestra sociedadsuelen considerarse propios de un

sistema judicial. Se reúne totalmenten secreto, sus resoluciones soncalificadas automáticamente como

«secretas», y se permite asistir yexponer sus argumentos solo a unparte, el gobierno. Resulta revelado

que durante años estuvo alojado en



el Departamento de Justicia, lo cuadejaba descaradamente clara sufunción como organismo integradoen el poder ejecutivo y no comotribunal independiente con unverdadera labor supervisora.

Los resultados han sidoexactamente los que cabía esperar; etribunal casi nunca rechaz

solicitudes concretas de la NSA parvigilar a ciudadanonorteamericanos. Desde sus inicios

FISA ha dado el visto bueno finalen sus primeros veinticuatro añode existencia, desde 1978 a 2002, e

tribunal ha rechazado un total d



cero peticiones —cero— degobierno y aprobado muchos milesEn los diez años posteriores, hast2012, el tribunal ha denegado soloonce solicitudes gubernamentalesen conjunto, ha cursado más d

veinte mil solicitudes.Una de las disposiciones de l

ey FISA de 2008 exige que el pode

ejecutivo notifique al Congreso enúmero de solicitudes de escuchasecretas que el tribunal recibe y

uego aprueba, modifica o rechazaSegún la notificación de 2012, etribunal aprobó todas y cada una d

as 1.788 peticiones de vigilanci



electrónica que examinó, de lacuales «modificó» —es decir, limitóel alcance de la orden— cuarentasolo el 3%.

Solicitudes realizadas al

Tribunal de Vigilancia deInteligencia Extranjera durante elaño civil 2012 (sección 107 de la Ley,50 U.S.C.§ 1807)

Durante el año civil 2012, elgobierno presentó 1.856 solicitudesal Tribunal de Vigilancia deInteligencia Extranjera (el FISC)

para poder llevar a cabo vigilanciaelectrónica y/o búsquedas físicas conobjetivos en la inteligenciaextranjera. Entre las 1.856 peticiones

se incluyen las realizadas únicamente



para vigilancia electrónica, lasrealizadas únicamente para búsquedafísica, y las combinadas que solicitan

autorización para vigilanciaelectrónica y búsqueda física. Deestas, 1.789 pedían autorización pararealizar vigilancia electrónica.

De estas 1.789 solicitudes, elgobierno retiró una. El FISC nodenegó ninguna, ni en parte ni en sutotalidad.

Ocurrió prácticamente lo mismoen 2011, cuando la NSA presentó

1.676 solicitudes, y el tribunaFISA, aunque modificó 30, «nodenegó ninguna, ni en parte ni en sutotalidad».



La sumisión del tribunal a lNSA se pone de manifiesto tambiénen otros datos estadísticos. Poejemplo, tenemos la reacción detribunal FISA, a lo largo de loúltimos seis años, ante diversa

solicitudes de la NSA parconseguir, en virtud de la PatrioAct, registros comerciales —

telefónicos, económicos o médico— de ciudadanos norteamericanos:



Así pues, incluso en loimitados casos en que hace falta l

aprobación del tribunal FISA parnterceptar las comunicaciones d



alguien, el proceso tiene más dpantomima que de controsignificativo sobre la NSA.

Otra capa de supervisión de lNSA la proporcionanaparentemente los Comités d

Inteligencia del Congreso, creadotambién tras los escándalos dvigilancia de la década de 1970

aunque se muestran aún mánactivos que el tribunal FISA

Aunque se supone que han de lleva

a cabo «supervisión legislativvigilante» de la comunidad dnteligencia, en realidad esto

comités están actualmente dirigido



por los más fervientes partidarios da NSA en Washington: l

demócrata Dianne Feinstein en eSenado y el republicano MikRogers en la Cámara. En vez dejercer alguna clase de contro

antagonista sobre las actuaciones da NSA, los comités de Feinstein y

Rogers existen sobre todo par

defender y justificar cualquier cosque haga la agencia.

Como dijo en diciembre de 201

Ryan Lizza en un artículo del NewYorker , «en vez de procurasupervisión, el comité del Senado

suele dar… a los funcionarios d



nteligencia de alto rango trato dgalán de cine». Los observadores das sesiones del comité sobr

actividades de la NSA se quedabanuna y otra vez boquiabiertos al vea los senadores «interrogar» a lo

funcionarios de la NSA cuandoestos comparecían. Por lo generalas preguntas consistían en poco

más que largos monólogos de losenadores sobre sus recuerdos de11 de Septiembre y lo

mportantísimo que era evitafuturos atentados. Renunciaban a loportunidad de preguntar a eso

funcionarios y de cumplir con su



responsabilidades de supervisiónen vez de lo cual hacían propaganda favor de la NSA. Esta ha sido lverdadera función del comitdurante la pasada década.

De hecho, a veces los presidente

de los comités del Congreso handefendido a la NSA máenérgicamente incluso que su

propios agentes. En agosto de 2013dos miembros del Congreso —edemócrata Alan Grayson, d

Florida, y el republicano MorganGriffith, de Virginia— se pusieronen contacto conmigo por separado

para quejarse de que el Comit



Permanente de la Cámara sobrInteligencia les impedía —a ellos y otros diputados— el acceso a lnformación más básica sobre l

NSA. Me entregaron sendas cartaescritas a la oficina del president

Rogers en las que solicitabannformación acerca de lo

programas que aparecían publicado

en los medios, y que habían sidognoradas de forma reiterada.

Tras la publicación de lo

artículos sobre Snowden, unocuantos senadores de ambopartidos que llevaban tiempo

preocupados por los abusos en la



cuestiones de vigilancia aunaronesfuerzos para redactar leyes qumpusieran limitaciones en lo

poderes de la agencia. Pero estoreformadores, dirigidos por esenador demócrata Ron Wyden, d

Oregón, se toparon enseguida conun obstáculo: los esfuerzos de lodefensores de la NSA en el Senado

para aprobar leyes que reflejaransolo la apariencia de reformmientras que en realidad mantenían

o aumentaban el poder de la NSAComo escribió en noviembre DavWiegel en Slate:



Los críticos de los programas devigilancia y recogida masiva de datospor parte de la NSA nunca se han

preocupado por la inacción delCongreso. Esperaban que alCongreso se le ocurriese algo que separeciera a una reforma, pero en

realidad codificaban y excusaban lasprácticas expuestas y ridiculizadas.Eso es lo que pasaba siempre: cadaenmienda o reautorización de la

Patriot Act de EE.UU. de 2001 hacreado más puertas de atrás quemuros.

«Nos enfrentaremos a la típica

brigada compuesta de miembrosinfluyentes de la inteligenciagubernamental, sus aliados delmundo intelectual y los thinktanks

[sic ], funcionarios jubilados y



legisladores fieles», avisó el mespasado el senador Ron Wyden, deOregón. «Su jugada final es

garantizar que cualquier reforma dela vigilancia sea solo superficial…Las protecciones de la privacidad queno protegen realmente la privacidad

no valen siquiera lo que el papel en elque están impresas».

La facción de «reforma falsa» fu

encabezada por Dianne Feinsteinprecisamente la senadora encargadde la principal supervisión sobre l

NSA. Feinstein lleva tiempo siendodevota partidaria de la industria da seguridad nacional de EE.UU., lo

que se evidencia en su vehement



apoyo a la guerra de Irak o su firmrespaldo a los programas de la NSAen la era Bush. Su esposoentretanto, tiene una importantresponsabilidad en diversaempresas contratistas militares. Sin

duda, Feinsten era una opciónógica para dirigir un comité qu

afirma llevar a cabo supervisión

sobre la comunidad de inteligencipero que lleva años desempeñandoa función contraria.

Así pues, pese a todos lodesmentidos del gobierno, la NSAno tiene limitaciones importante

respecto a quién puede vigilarla y



cómo. Incluso cuando ha habidoestas limitaciones siquiera dnombre —cuando el objetivo dvigilancia son ciudadanonorteamericanos—, el proceso hsido en buena medida estéril. L

NSA es definitivamente una agencide bribones: con poder para haceo que quiera sin apenas control

transparencia ni obligación drendir cuentas.

En términos generales, la NSArecoge dos clases de informacióncontenido y metadatos



«Contenido» se refiere aquí a lnterceptación de llamada

telefónicas, e-mails y chats onlineasí como a la recogida de actividadgeneral en internet, como historialede navegadores y labores d

búsqueda. Por su parte, la recogidde «metadatos» alude a lacumulación de datos sobre esta

comunicaciones. La NSA lo llam«información sobre contenidopero no el contenido en sí)».

Los metadatos sobre un e-mairegistran, por ejemplo, quiénmandó el correo a quién, el tema y

a ubicación del remitente. En lo



relativo a las llamadas telefónicas, lnformación incluye las identidade

del que llama y del que recibe llamada, la duración de l

conversación y con frecuencia loemplazamientos y los tipos d

aparatos utilizados. En undocumento sobre llamadatelefónicas, la NSA daba una ide

general de los metadatos a los quaccedía y que almacenaba:



El gobierno de EE.UU. hnsistido en que buena parte de l

vigilancia revelada en el archivo dSnowden se refiere a la recogida d«metadatos, no contenido», dando entender que este tipo de espionaj



no es intrusivo, no en el mismogrado, al menos, que interceptacontenidos. En USA Today, DiannFeinstein ha sostenidoexplícitamente que la recopilaciónde metadatos de «registro

telefónicos» de todos lonorteamericanos «no tiene nada dvigilancia», pues «no recoge e

contenido de ninguncomunicación».

Estos argumentos falaces ocultan

el hecho de que la vigilancia dmetadatos puede ser más intrusivque la interceptación de contenidos

y a menudo lo es más. Si el gobierno



conoce a todas las personas a las quuno llama y a las que le llaman uno, además de la duración exactde estas conversaciones; si puedhacer una lista con todos los emails, todos los corresponsale

electrónicos, todas las ubicacioneadonde uno manda sus e-mails y lduración de las conversacione

telefónicas, puede crear un cuadrocompletísimo de la vida de unpersona, de sus relaciones y

actividades, incluyendo parte de lnformación más íntima y privada.En una declaración jurad

presentada por la ACLU que poní



en entredicho la legalidad deprograma de recogida de metadatode la NSA, el profesor de ciencinformática de Princeton Edward

Felten explicaba por qué lvigilancia de metadatos puede se

especialmente significativa:

Veamos el siguiente ejemplo

hipotético: una mujer joven llama asu ginecólogo; a continuación llama asu madre y luego a un hombre al queen los últimos meses ha telefoneado

una y otra vez a partir de las once dela noche; a eso sigue una llamada a uncentro de planificación familiardonde también se realizan abortos.

Surge un probable guion que no



habría sido tan evidente si solo sehubiera examinado el registro de unaúnica llamada.

Siquiera con una sola llamadtelefónica, los metadatos pueden se

más informativos que el contenidode la misma. Imaginemos el caso duna mujer que llama a una clínicdonde se practican abortos. Lescucha secreta de su llamadtelefónica quizá revele solo lconcertación o confirmación de un

cita en una clínica con un nombrgenérico («Clínica del East Side» o«consultorio del doctor Jones»). Sin

embargo, los metadatos dejan ve



mucho más: la identidad de lapersonas que reciben la llamada. Lomismo sucede con las llamadas a unespecialista en VIH, a un centro dgays y lesbianas o a una línea dayuda a suicidas. Los metadato

también descubrirán unconversación entre un activista dos derechos humanos y un

nformante de un régimen represivoo a una fuente confidencial qurevelará a un periodista fechorías d

alto nivel. Si uno llama confrecuencia a última hora de la nocha alguien que no es su cónyuge, lo

metadatos lo reflejarán. Es más, en



ellos quedará constancia no solo das personas con quien uno intent

comunicarse y la frecuencia, sinotambién de todas las personas conas que se comunican sus amigos y

colegas, lo que genera un cuadro

exhaustivo de la red de relaciones.De hecho, como señala e

profesor Felten, las escuchas secreta

de llamadas pueden resultar bastantdifíciles debido a diferenciaingüísticas, al uso de argot o d

códigos, a las divagaciones y a otracuestiones que, de forma deliberado por casualidad, confunden e

significado. «El contenido de la



lamadas es mucho más difícil danalizar de una manerautomatizada a causa de sunaturaleza poco estructurada»alegaba. En comparación, lometadatos son matemáticos: nítidos

precisos y, por tanto, fáciles danalizar. En palabras de Felten, menudo son «apoderados de

contenido».

… los metadatos de telefoníapueden… dejar al descubiertomuchísimas cosas relativas acostumbres y asociaciones. Lospatrones de llamada reflejan sialguien está despierto o dormido, sus



creencias religiosas si no suele hacerllamadas los sábados o hace muchasel día de Navidad, sus hábitos de

trabajo y aptitudes sociales, elnúmero de amigos que tiene e inclusosus filiaciones civiles y políticas.

En resumen, escribe Felten, «lrecogida masiva de datos permite agobierno no solo obtene

nformación sobre más personassino también enterarse de hechonuevos, antes privados, de los qu

no habría sabido nada» si se hubierrecogido información únicamentde unos cuantos individuoconcretos.



La preocupación por los muchousos que el gobierno podría hallapara esta clase de informacióndelicada está especialmentustificada, pues, contrariamente as reiteradas afirmaciones de

presidente Obama y de la NSA, estya claro que una porciónconsiderable de las actividades de l

agencia no tiene nada que ver conas operaciones antiterroristas, n

siquiera con la seguridad nacional

Gran parte del archivo de Snowdendesvelaba lo que solo cabdenominar como «espionaj

económico»: escuchas



nterceptación de e-mails del gigantpetrolero brasileño Petrobras, dreuniones económicas enLatinoamérica, de empresaeléctricas de Venezuela y Méxicoasí como espionaje efectuado po

aliados de la NSA (CanadáNoruega y Suecia) en el Ministeriode Minas y Energía de Brasil y

compañías energéticas de otropaíses.

Un sorprendente documento

presentado por la NSA y el GCHQespecificaba numerosos objetivos dvigilancia de carácte

nequívocamente económico



Petrobras, el sistema bancarioSWIFT [Society for WorldwidInterbank FinanciaTelecommunication], la petrolerGazprom y la aerolínea Aeroflotambas rusas.



Durante años, el presidentObama y sus funcionarios dmáximo nivel han denunciado convehemencia a China por valerse dsus recursos de vigilancia parograr ventajas económicas, a

tiempo que insistían en que EE.UUy sus aliados nunca han hecho nadasí. El Washington Post citaba a

portavoz de la NSA cuando estdecía que el Departamento dDefensa, del que la agencia form

parte, «“participa efectivamente” ena explotación de redenformáticas», pero «***no*** en

el espionaje económico en ningún



ámbito, incluido el “ciber”[asteriscos enfáticos en el original].

El espionaje por razoneeconómicas negado por la NSAresulta probado en sus propiodocumentos. La agencia actúa por e

bien de lo que denomina su«clientes», entre los que se incluyenno solo la Casa Blanca, e

Departamento de Estado y la CIAsino también organismoprincipalmente económicos, como

a Oficina del Representante dComercio de EE.UU. (USTR) o lodepartamentos de Agricultura, de

Tesoro y de Comercio:



En su descripción del programBLARNEY, la NSA enumera l

clase de información que est



autorizada a proporcionar a su«clientes» y la califica como«antiterrorismo», «diplomática» y«económica».



Tenemos pruebas adicionales dos intereses económicos de la NSA

en un documento de PRISM en eque aparece un «muestreo» d«Temas informados

correspondiente a la semana del 2 a



8 de febrero de 2013. Una relaciónde tipos de información reunidos endiversos países comprendclaramente categorías económicas yfinancieras, entre ellas la «energía»el «comercio» y el «petróleo»:



Un memorándum de 2006 dedirector de Capacidades Globales da delegación de Cuestiones d

Seguridad Internacional de lagencia (ISI) explica detalladamentel espionaje comercial y económico

de la NSA —en países tan diversocomo Bélgica, Japón, Brasil oAlemania— utilizando término

nequívocos:

(U) Delegación de la NSA enWashington

(U) Regional(TS//SI) ISI es responsable de 13

países individuales de trescontinentes. Un significativo



elemento común a esos países es suimportancia para los intereseseconómicos, comerciales y

defensivos de EE.UU. La sección deEuropa Occidental y deAsociaciones Estratégicas se centrasobre todo en la política exterior y

las actividades comerciales deBélgica, Francia, Alemania, Italia yEspaña, así como de Brasil, Japón yMéxico.

(TS//SI) La rama de Energía yRecursos procura inteligencia

única a la producción mundial deenergía y el desarrollo energéticomundial y en países clave queafectan a la economía global. Entre

los objetivos de importancia actual



están.En los informes se ha incluido el

control de inversiones extranjeras

en los sectores energéticos de paísesobjetivo, actualizaciones delControl Supervisor y la Adquisiciónde Datos (SCADA), y diseños

asistidos por ordenador deproyectos sobre energía.

Al informar sobre unos cuanto

de los documentos sobre GCHQfiltrados por Snowden, el NewYork Times señalaba que lo

objetivos de vigilancia de la agencisolían incluir institucionefinancieras y a «máximo

responsables de organizaciones d



ayuda internacional, empresaenergéticas extranjeras y unfuncionario de la Unión Europemplicado en batalla

antimonopolio con las empresatecnológicas norteamericanas»

Añadía que las agencias de EE.UUy Gran Bretaña «controlaban lacomunicaciones de funcionarios d

a Unión Europea de alto rangoíderes extranjeros entre los que s

contaban jefes de estado africanos y

a veces sus familiares, directores dNaciones Unidas y ciertoprogramas de ayuda [como

UNICEF], amén de funcionario



supervisores de ministerios deconomía y del petróleo».

Las razones que explican eespionaje económico están muyclaras. Si EE.UU. utiliza la NSApara enterarse en secreto de la

estrategias de otros países durantconversaciones comerciales yeconómicas, puede procurar un

enorme ventaja para su propindustria. En 2009, por ejemplo, e

subsecretario de Estado, Thoma

Shannon, escribió una carta a KeithAlexander «para expresarle sugratitud y felicitarle por la

destacadas señales de apoyo d



nteligencia» que el Departamentode Estado había recibido en lquinta Cumbre de las Américasreunión dedicada a negociaacuerdos económicos. En la cartaShannon señalaba de forma expres

que la vigilancia de la NSAproporcionada a EE.UU. habípermitido negociar con ventaj

sobre las otras partes:

Los más de 100 informesrecibidos de la NSA nospermitieron conocer a fondo losplanes y las intenciones de los otrosparticipantes en la Cumbre, ygarantizaron asimismo que



nuestros diplomáticos estuvieranbien preparados para asesorar alpresidente Obama y a la secretaria

Clinton sobre el enfoque de ciertascuestiones polémicas, como lo deCuba, e interaccionar conhomólogos difíciles, como el

presidente venezolano Chávez.

Como demuestran ciertodocumentos anteriores en los quaparecen referencias a los «asuntopolíticos», la NSA se dedicgualmente al espionaj

diplomático. En un caso flagrantde 2011, la agencia espió conmétodos especialmente invasivos

Dilma Rousseff, actual presidenta d



Brasil, y a sus consejeros clave, ascomo al destacado candidatopresidencial mexicano de 201ahora presidente) Enrique Peñ

Nieto, junto a «nueve de sucolaboradores más próximos», en

una «oleada» de vigilanciparticularmente invasiva. En edocumento relativo a la cuestión

ncluso aparecían algunos mensajede texto interceptados, enviados yrecibidos por Nieto y «un estrecho

colaborador».



Podemos hacer conjeturas sobrpor qué esos dirigentes políticos d

Brasil y México eran objetivos de lNSA. Ambos países son ricos enrecursos petrolíferos. Se trata d

países grandes y con una presenci



nfluyente en la región. Y aunqudistan de ser adversarios, tampocoson los aliados más cercanos y lealea Norteamérica. De hecho, undocumento de planificación de lNSA —titulado «Identificación d

desafíos: tendencias geopolíticapara 2014-2019»— sitúa a México yBrasil bajo el epígrafe «¿Amigos

enemigos o problemas?». Otrontegrantes de la lista son Egipto

India, Irán, Arabia Saudí, Somalia

Sudán, Turquía y Yemen.En última instancia, en este casocomo en casi todos, la especulación

sobre los objetivos específicos s



basa en una premisa falsa. La NSAno necesita razones ni motivoconcretos para interceptacomunicaciones privadas de lgente. Su misión institucional erecogerlo todo.

En todo caso, las revelacionesobre espionaje de la NSA a lídereextranjeros son menos importante

que la vigilancia masiva de lagencia sin orden judicial sobrpoblaciones enteras. Los paíse

levan siglos espiando a jefes destado, aliados incluidos. Esto notiene nada de particular, pese a l

enérgica protesta que se produjo



cuando, por ejemplo, el mundosupo que la NSA llevaba añonterceptando las llamada

telefónicas de la canciller alemanAngela Merkel.

Más destacable es el hecho d

que, en un país tras otro, larevelaciones de que la NSA estabespiando a centenares de millone

de ciudadanos suscitaron poco máque débiles objeciones por parte dsus responsables políticos. L

verdadera indignación estalló dgolpe solo cuando esos mismoíderes entendieron que también

ellos, no solo sus ciudadanos



habían sido sometidos a vigilancia.Con todo, la mera escala d

vigilancia diplomática practicadpor la NSA es a la vez inusual ydigna de destacar. Aparte de lídereextranjeros, EE.UU. también h

espiado, y mucho, por ejemplo organizaciones internacionalecomo la ONU para consegui

ventajas diplomáticas. En unnforme típico de abril de 2013 das SSO se hace referencia al uso d

programas para averiguar los temade conversación del secretariogeneral de la ONU antes de su

reunión con el presidente Obama:



Numerosos documento

adicionales detallan que Susan Ricea la sazón embajadora en la ONU yactualmente asesora del president

Obama sobre seguridad nacional



solicitó repetidas veces que la NSAespiara las discusiones internas destados miembros clave paraveriguar sus estrategianegociadoras. Un informe de mayode 2010 de las SSO describe est

proceso respecto a una resoluciónque estaba debatiéndose en la ONUsobre la imposición de nueva

sanciones a Irán.(S//SI) El equipo BLARNEYproporciona apoyo destacado par

posibilitar la recogida de datos deConsejo de Seguridad de la ONU

Por NOMBRE CENSURADO 28 de mayde 2010 1430



(TS//TI//NF) Ante una votación en lONU sobre sanciones a Irán y habiendvarios países sin una postura tomadal respecto, la embajadora Rice pidió a NSA que solicitara SIGINT en dichopaíses para poder desarrollar unestrategia. Con el requisito de que esse hiciera deprisa y al amparo de la

autoridades legales, el equipBLARNEY se puso a trabajar coorganizaciones y socios tanto internocomo externos a la NSA.

(TS//SI//NF) Mientras OGC, SV y loTOPI se ocupaban agresivamente dos trámites burocráticos para aceleranuevas órdenes FISA para Gabón

Uganda, Nigeria y Bosnia, el personade la división de Operaciones dBLARNEY andaba entre bastidorereuniendo datos que determinasen qunformación estaba disponible o podí



obtenerse mediante sus viejocontactos con el FBI. Mientratrabajaba para conseguir informaciósobre las misiones de la ONU en NuevYork y las embajadas en DC, el equipde desarrollo de objetivo calentmotores con personal adecuado parflujo de datos, y se llevaron a cab

todos los preparativos qugarantizaran ese flujo a los TOPI lantes posible. El sábado 22 de mayo sconvocó a una persona del equipo lega

y a otra del equipo de desarrollo dDiana para que respaldasen el papeleegal a fin de garantizar que laórdenes estuvieran listas para la firmdel director de la NSA el lunes 24 d

mayo por la mañana.

(S//SI) Con OGC y SV presionandpara cursar esas cuatro órdenesfueron del director de la NSA a DoD



para la firma de SECDEF y luego a DOpara la firma del juez FISC en utiempo récord. Las cuatro órdenefueron firmadas por el juez el miércole26 de mayo. En cuanto fueron recibidapor el equipo legal de BLARNEY, estse puso en marcha analizando en udía las cuatro órdenes más otr

renovación «normal». Analizar cuatrórdenes judiciales en un día… ¡urécord de BLARNEY! Mientras el equipegal de BLARNEY estaba ocupad

examinando órdenes judiciales, eequipo de gestión de acceso estabtrabajando con el FBI para pasanformación de tareas y coordinar labor con los socios d

telecomunicaciones.

Un documento de vigilancisimilar de agosto de 2010 revela qu



EE.UU. espiaron a ocho miembrodel Consejo de Seguridad de lONU en relación con unresolución posterior sobre lasanciones a Irán. En la listaparecían Francia, Brasil, Japón y

México… todos países teóricamentamigos. El espionaje procuró agobierno de EE.UU. valios

nformación sobre intenciones dvoto, lo que para Washingtonsupuso cierta ventaja en la

conversaciones con los demámiembros del Consejo dSeguridad.



Para facilitar el espionajdiplomático, la NSA ha conseguido

diversas formas de acceso a laembajadas y los consulados dmuchos de sus mejores aliados. Undocumento de 2010 mostrado aqu



con algunos países omitidoenumera los estados cuyaestructuras diplomáticas dentro dEE.UU. fueron invadidas por lagencia. Un glosario final indica etipo de vigilancia practicada.



Algunos de los métodos de l

NSA están al servicio de todas laagendas —económica, diplomáticade seguridad, y la de obtene

ventajas globales multiusos—, y s



cuentan entre los más invasivos, hipócritas, del repertorio de lagencia. El gobierno de EE.UUleva años avisando al mundo a voz

en grito de que los routers chinos yotros aparatos de internet suponen

una «amenaza» al estar fabricadocon una funcionalidad de vigilanciencubierta que brindan al gobierno

chino la capacidad para espiar quienquiera que los utilice. Noobstante, lo que ponen d

manifiesto los documentos de lNSA es que los norteamericanohan estado implicados precisament

en la actividad de la que acusan a lo



chinos.La vehemencia de las acusacione

norteamericanas contra lofabricantes chinos de dispositivode internet era tremenda. En 2012por ejemplo, un informe del Comit

de Inteligencia de la Cámarapresidido por Mike Rogersafirmaba que los dos principale

fabricantes chinos de equipos dtelecomunicaciones, Huawei y ZTE«tal vez estén infringiendo las leye

de Estados Unidos» y no estén«cumpliendo las obligacioneegales de Estados Unidos ni lo

criterios internacionales sobr



conducta empresarial». El Comitrecomendaba a «Estados Unidoque contemplasen con recelo lconstante penetración de laempresas chinas dtelecomunicaciones en el mercado

norteamericano».El Comité Rogers expresaba e

temor de que las dos compañía

estuvieran permitiendo vigilanciestatal china, aunque reconocía nodisponer de pruebas reales de qu

as empresas hubieran implantadodispositivos de vigilancia a surouters y otros sistemas. De todo

modos, citaba el hecho de que esta



empresas chinas no cooperaban nstaba a las empresas de EE.UU.

no comprarles sus productos:

A las entidades norteamericanasdel sector privado se las anima con

fuerza a tener en cuenta los riesgosde seguridad a largo plazo asociadosa los negocios con ZTE o Huaweirespecto a equipos o servicios. A los

proveedores de redes y los creadoresde sistemas se les anima con fuerza abuscar otros vendedores para susproyectos. Partiendo de la

información confidencial y noconfidencial disponible, no cabeconfiar en que ZTE y Huawei esténlibres de la influencia de su estado,

por lo que suponen una amenaza para



la seguridad de Estados Unidos y denuestros sistemas.

Las constantes acusaciones erande tal calibre que, en noviembre d2013, Ren Zhengfei, de 69 años

fundador y presidente de Huaweianunció que la empresa abandonabel mercado norteamericano. Como

señalaba Foreign Policy, Zhengfeexplicó lo siguiente a un periódicofrancés: «“Si Huawei se interponen las relaciones de EE.UU. yChina”, y causa problemas, “nomerece la pena”».

Sin embargo, mientras la



empresas norteamericanas estabansiendo prevenidas contra routerchinos supuestamente poco fiablesa diversas organizacioneextranjeras se les ha aconsejado quno se fíen de los dispositivo

norteamericanos. Un informe dunio de 2010 del director de

Departamento de Desarrollo d

Acceso y Objetivos de la NSA etremendamente explícito. La NSArecibe o intercepta rutinariament

routers, servidores y otrodispositivos informáticos de red —que EE.UU. exportan— antes de se

enviados a los cliente



nternacionales. Entonces la agencimplanta instrumentos de vigilanci

encubiertos, reempaqueta loaparatos con un sello de fábrica y lomanda a destino. De este modo, lNSA logra acceso a todas las redes y

a todos los usuarios de cualquieugar del mundo. El documento

observa con regocijo que cierto

«procedimiento de espionaje dSIGINT… es muy práctico¡literalmente!)».



Entre otros artefactos, la agencintercepta y altera mediante router

y servidores fabricados por Ciscopara dirigir grandes cantidades dtráfico de internet de nuevo a lo

almacenes de la NSA. (En lodocumentos no hay pruebas de quCisco sea consciente de esta

nterceptaciones o las hayaprobado). En abril de 2013, lagencia debió lidiar con dificultade

técnicas relacionadas con loconmutadores de red Cisconterceptados, que desconectaronos programas BLARNEY



FAIRVIEW, OAKSTAR ySTORMBREW:



Es muy posible que las empresachinas estén implantandomecanismos de vigilancia en sudispositivos de red. Pero EE.UUestá haciendo lo mismo, sin duda.

Prevenir al mundo contra l

vigilancia china puede haber sidouno de los motivos subyacentes as afirmaciones del gobierno de qu

os dispositivos chinos no sonfiables. Sin embargo, un motivogualmente importante parece habe

sido el de evitar que los aparatochinos sustituyan a los de EE.UUpues esto limitaría el alcance de l

NSA. En otras palabras, los router



y servidores chinos suponen nosolo competencia económica sinotambién competencia con respecto a vigilancia: si alguien compra un

dispositivo chino en vez de unonorteamericano, la NSA pierde un

medio clave para espiar muchísimaactividades de comunicación.

Si la cantidad de informaciónrevelada ya era pasmosa, la misión

de la NSA de recoger todas laseñalas todo el tiempo ha impulsadoa la agencia a expandirse yconquistar cada vez más terreno. D



hecho, el volumen de datos qucaptura es tal que el principaproblema de la agencia es cómoalmacenar los inmensos montonede información acumulada de todoel globo. Un documento de la NSA

preparado para la reunión SigDevde los Cinco Ojos exponía estcuestión central:



La historia se remonta a 2006cuando la agencia emprendió lo qudenominó «Expansión dentercambio de metadatos de l

NSA a gran escala». En esmomento, la NSA pronosticó qu

su recopilación de metadatoaumentaría en 600.000 millones dregistros cada año, crecimiento qu

ncluiría entre mil y dos mimillones de llamadas telefónicanuevas recogidas a diario:



En mayo de 2007, la expansiónhabía dado evidentes resultados: lcantidad de metadatos telefónicoque la agencia estaba almacenando



—al margen de los e-mails y otrodatos de internet, y excluyendo lodatos borrados por la NSA debidoa la falta de espacio— habíaumentado hasta alcanzar la cifra d150.000 millones de registros:



En cuanto se añadieron a lmezcla las comunicaciones basadaen internet, el número total dcomunicaciones almacenadas s



acercó al billón (tengamos en cuentque este dato fue luego compartidopor la NSA con otras agencias).

Para abordar su problema dalmacenamiento, la NSA comenzó construir unas inmensa

nstalaciones nuevas en BluffdaleUtah, que tienen como uno de suprincipales objetivos l

conservación de todos los datosComo señaló en 2012 el periodistames Bamford, la construcción d

Bluffdale incrementará la capacidadde la agencia al añadir «cuatro salade 2.300 metros cuadrados llenas d

servidores, con un nivel elevado



para cables y almacenaje. Ademáshabrá más de 84.000 metrocuadrados para administración ysoporte técnico». Teniendo encuenta las dimensiones del edificio yel hecho de que, como dic

Bamford, «un terabyte de datos spuede guardar actualmente en unpen drive del tamaño de un dedo

meñique», las repercusiones para lrecogida de datos son tremendas.

La necesidad de instalacione

cada vez mayores es especialmentapremiante dadas las invasioneactuales de la agencia en la actividad

online global, que van mucho má



allá de la recogida de metadatospues incluyen el contenido real de-mails, navegadores de redhistoriales de búsquedas y chats. Eprograma clave utilizado por lNSA para recopilar, contextualizar

organizar y buscar dichos datosntroducido en 2007, es X

KEYSCORE, que permite dar un

salto cualitativo radical en lacapacidades de vigilancia. La agencientiende que X-KEYSCORE es su

«sistema de máximo alcance» parreunir datos electrónicos, y no lfaltan razones para ello.

Según un documento d



nstrucciones para analistas, eprograma abarca «casi todo lo quhace en internet un usuario típico»ncluyendo los textos de sus e

mails, las páginas web visitadas o labúsquedas con Google. X

KEYSCORE incluso permite unseguimiento «en tiempo real» de laactividades online de una persona

gracias a lo cual la NSA puedobservar correos electrónicos yactividades de navegación mientra

se producen.Aparte de recoger datoexhaustivos sobre actividade

online de centenares de millones d



personas, X-KEYSCORE permite cualquier analista de la NSA buscabases de datos del sistema mediantdirecciones electrónicas, números dteléfono o ciertos rasgodentificadores (como una dirección

IP). La variedad de informacióndisponible y los medios básicoutilizados por los analistas aparecen

lustrados en esta diapositiva:



Otra diapositiva XKEYSCORE enumera los diversoámbitos de información donde s



puede buscar mediante «plug-ins[extensiones] del programa. Aquí sncluyen «todas las direcciones de e

mail observadas en una sesión»«todos los números telefónicovistos en una sesión» (incluyendo

«entradas en libro de direcciones»y «el correo web y la actividad dchat»:



El programa también ofrece l

posibilidad de buscar y recupera



mágenes y documentos insertadosque han sido creados, enviados orecibidos online por los usuarios:

Otras diapositivas de la NSAdeclaran descaradamente lambición absolutamente global d



X-KEYSCORE:



Las búsquedas posibilitadas poel programa son tan específicas qucualquier analista de la NSA ecapaz de encontrar no solo lapáginas web visitadas por la personen cuestión sino también

exhaustivas listas de las persona



que han visitado una página webdeterminada:



Lo más extraordinario es lfacilidad con que los analistapueden buscar cualquier cosa sinestar sometidos a control. Un

analista con acceso a X



KEYSCORE no tiene por qupresentar una solicitud a unsupervisor ni a ninguna otrautoridad. Lo que hace el analista erellenar simplemente un sencilloformulario para justificar la labor d

vigilancia, y luego el sistemproporciona la informaciónsolicitada.



En la primera entrevista en vídeo

que concedió en Hong KongEdward Snowden hizo unafirmación atrevida: «Yo, aqu

sentado, podría interceptar



cualquiera, a usted o a su contable, un juez federal o al mismísimopresidente si tuviera un e-maipersonal». Los funcionarios dEE.UU. negaron con vehemencique eso fuera cierto. Mike Roger

acusó expresamente a Snowden d«mentir». Y añadió: «Le resultmposible hacer lo que dice qu

podría hacer». Sin embargo, XKEYSCORE permite a un analisthacer exactamente lo que dijo

Snowden: seleccionar a cualquieusuario para un seguimientoexhaustivo, incluyendo la lectura d

sus e-mails. De hecho, el program



permite al analista buscar todos locorreos electrónicos que incluyanusuarios seleccionados en la líne«cc» o aparezcan mencionados en etexto.

Las propias instrucciones de l

NSA respecto a la búsqueda de emails ponen de manifiesto lo fácil ysencillo que es para los analista

controlar a cualquiera de quienconozcan la dirección electrónica:



Para la NSA, una de lafunciones más valiosas de X



KEYSCORE es su capacidad parvigilar las actividades en redesociales online (OSN) comoFacebook y Twitter, que, enopinión de la agencia, proporcionanun gran caudal de información y

«conocimientos sobre la vidpersonal de los objetivoescogidos»:



Los métodos para buscaactividad en los medios sociales son



tan simples como una búsqueda de-mails: el analista introduce enombre del usuario en cuestión enpongamos, Facebook, junto con entervalo de fechas de actividad, y

entonces X-KEYSCORE procur

toda la información acerca deusuario, incluyendo mensajes, chaty otros envíos privados:



Quizás el hecho más notable d

X-KEYSCORE es la mera cantidadde datos que captura y almacena enmúltiples sitios de recogida de todo

el mundo. «En algunos sitios»



señala un informe, «con los recursodisponibles, los numerosísimodatos recibidos cada día (más de 20terabytes) solo se pueden guardadurante 24 horas». En un períodode 30 días con inicio en diciembr

de 2012, la cantidad de registroreunidos por X-KEYSCORE —solo para una unidad (las SSO)—

superó los cuarenta y un mimillones:



X-KEYSCORE «almacena econtenido full take [no se pierdnada y se absorbe toda la capacidadde cada circuito] durante 3-5 día“avanzando lentamente ponternet” con eficacia», lo qu

significa que «los analistas pueden



volver y recuperar sesiones»Después, «el contenido que e“interesante” se puede sacar de XKEYSCORE y meter en Agility oPINWALE», bases de datos dalmacenamiento que proporcionan

una retención más duradera.



La capacidad de X-KEYSCOREpara acceder a Facebook y otraredes sociales se ve incrementadpor otros programas, entre locuales se incluye BLARNEY, qupermiten a la NSA hacer e

seguimiento de «una amplivariedad de datos de Facebookmediante las actividades d

vigilancia y búsqueda»:(TS//SI//NF) BLARNEY explota laredes sociales mediante la recogid

ampliada en FacebookPor NOMBRE CENSURADO el 14 dmarzo de 2011 14 0737

(TS//SI//NF) Culmen de las SSO —



BLARNEY explota las redes socialemediante recogida ampliada eFacebook

(TS//SI//NF) El 11 de marzo d2011, BLARNEY comenzó a entregacontenido de Faceboosustancialmente mejorado y má

completo. Se trata de un importantsalto adelante en la capacidad de lNSA para explotar Faceboovaliéndose de las autoridades FISA YFAA. Este esfuerzo se inició easociación con el FBI hace seis mesepara abordar un sistema poco fiable ncompleto de recogida en FacebookLa NSA es actualmente capaz d

acceder a una amplia variedad ddatos de Facebook mediantactividades de vigilancia y búsquedaLa OPI [Office of ProfessionaResponsibility] está entusiasmada co



a recepción de muchos campos dcontenidos, como los chats, sobre unbase sostenida que antes solo habíestado disponible de vez en cuandoAlgunos contenidos serán totalmentnuevos, incluidos vídeos de abonadosTomada en su conjunto, la nuevrecopilación en Facebook proporcionar

una sólida oportunidad a SIGINT enuestros objetivos: desde lgeolocalización basada en ladirecciones IP y los agentes de usuari

hasta la recogida de todos lomensajes privados y la información dperfiles. Múltiples elementos de toda lNSA se han asociado para garantizar lentrega satisfactoria de estos datos

Un representante de la NSA en el FBha coordinado el rápido desarrollo desistema de recogida; el equipPRINTAURA de las SSO ha elaborad

nuevo software y ha llevado a cab



cambios en la configuración. La CES hmodificado sus sistemas de explotacióde protocolo, y la Dirección dTecnología actualiza por la vía rápidsus herramientas de presentación ddatos para que la OPI pueda verlocomo es debido.

En Reino Unido, entretanto, ldivisión de Explotación Global dTelecomunicaciones (GTE) de

GCHQ también ha dedicadoconsiderables recursos a la tarea, locual aparece detallado en un

exposición de 2011 en la reuniónanual de los Cinco Ojos.



El GCHQ ha prestado especiaatención a los puntos débiles desistema de seguridad de Facebook ya la obtención del tipo de datos quos usuarios de Facebook intentan

proteger:



En concreto, el GCHQ hobservado, en el sistema de las redede almacenamiento de imágenes

resquicios que pueden utilizars



para obtener acceso a cuentas dusuarios:



Más allá de las redes sociales, lNSA y el GCHQ siguen buscandocualquier brecha en su red dvigilancia, cualquier comunicaciónsituada más allá del alcance de su



vigilancia, y a continuación creanprogramas para llevarlo todo bajo eatento ojo de las agencias. Esto spone de manifiesto mediante unprograma aparentemente críptico.

Tanto la NSA como el GCHQ

se han obsesionado con la necesidadpercibida de controlar lacomunicaciones telefónicas y d

nternet durante los vuelos de laíneas aéreas comerciales. Como son

desviadas mediante sistemas d

satélites independientes, sonextremadamente difíciles ddetectar. A las agencias de vigilanci

es resulta insoportable la idea d



que en algún momento alguienpueda utilizar internet en suteléfono sin ser detectado —poejemplo, dentro de un avión—. Enrespuesta a ello, han dedicadoconsiderables recursos a crea

sistemas que intercepten lacomunicaciones en vuelo.



En la reunión de 2012 de loCinco Ojos, el GCHQ presentó unprograma de interceptacióndenominado «Thieving Magpie»que se centraba en el creciente usode teléfonos móviles durante lo



vuelos:La solución propuesta consistí

en desarrollar un sistema qugarantizase una «cobertura globalcompleta:

Se han hecho progreso



sustanciales para garantizar que, enos aviones de pasajeros, cierto

dispositivos se prestan a lvigilancia:



Un documento afín de la NSApresentado en la misma reunión

titulado «Homing Pigeon» [Palom



mensajera], también describe loesfuerzos para controlacomunicaciones en el aire, enconcreto coordinando el programde la agencia con el del GCHQ yhaciendo que todo el sistema est

disponible para el grupo de loCinco Ojos:



En ciertas secciones de la NSA

hay un notable candor sobre lfinalidad de un sistema de vigilancisecreta de tales dimensiones. La ide

aparecía reflejada sin tapujos en un



exposición en PowerPoinpreparada para un grupo dfuncionarios de la agencia en la quse discutía la posibilidad de ciertocriterios internacionales parnternet. El autor de la exposición e

un «Funcionario Nacional dInteligencia NSA/SIGINTSINIO) para Ciencia y

Tecnología», que se describe a smismo como «científico y hackebien preparado».

El título de la exposición econtundente: «Papel de los interesenacionales, el dinero y los egos»

Estos tres factores juntos, dice, son



os principales motivos qumpulsan a EE.UU. a mantener e

dominio en la vigilancia global.

El autor señala que el dominiode EE.UU. en internet ha conferido



al país un poder y una influencisustanciales y ha generado asimismonmensos beneficios:

Este poder y estos beneficiotambién corresponden

nevitablemente a la propi



ndustria de vigilancia, lo cualcomo es lógico, aporta otrexplicación de su interminablexpansión. En el período posterioal 11-S se ha producido un enormncremento de los recurso

dedicados a la vigilancia. Lmayoría de estos recursos han sidotransferidos desde las arcas pública

es decir, los contribuyentenorteamericanos) a los bolsillos das empresas privadas de defensa y

vigilancia.Compañías como Booz AllenHamilton y AT&T emplean

muchísimos ex altos funcionario



gubernamentales al tiempo qumuchísimos altos funcionarioactuales de defensa son antiguos (yseguramente futuros) trabajadorede estas mismas empresas. Econstante crecimiento del estado

policial es una forma de garantizaa continua llegada de fondo

gubernamentales, que la puert

giratoria permanezca engrasada. Etambién la mejor manera dasegurarse de que la NSA y su

agencias afines conservan influencie importancia institucional enWashington.

Si ha crecido la ambición y l



escala de la industria de la vigilanciatambién lo ha hecho el perfil de suadversario percibido. Tras enumeraas diversas amenazas a las qu

supuestamente se enfrenta EE.UUen un documento titulado «Agenci

de Seguridad Nacional: InformGeneral», la NSA incluye algunopuntos previsibles, como «hackers»

«elementos criminales» o«terroristas». Sin embargo, erevelador que también vaya má

ejos al incluir entre las amenazauna lista de tecnologías, entre ellanternet:



Internet lleva tiempo siendoanunciado como un instrumento ddemocratización y liberalización —

ncluso de emancipación— sin



precedentes. Sin embargo, a juiciodel gobierno de EE.UU., esta redglobal y otras tecnologías de lacomunicaciones amenazan condebilitar el poder norteamericanoContemplada desde est

perspectiva, la aspiración de la NSAde «recogerlo todo» resulta por fincoherente. Es fundamental que l

NSA controle todas las partes dnternet y de cualquier otro medio

de comunicación para que nad

escape al control del gobierno dEstados Unidos.En última instancia, más allá d

as ventajas económicas y de l



manipulación diplomática, unsistema de espionaje omnipresentpermite a EE.UU. seguicontrolando el mundo. CuandoEstados Unidos sean capaces dsaber todo lo que están haciendo

diciendo, pensando y planeandotodos —sus propios ciudadanospoblaciones extranjeras, empresa

nternacionales, otros dirigentegubernamentales—, su poder sobresos grupos y organizaciones ser

máximo. Lo cual es doblementcierto si el gobierno funciona condosis cada vez mayores d

secretismo. El secretismo crea un



espejo unidireccional: el gobiernode EE.UU. ve lo que hace todo emundo incluida su propipoblación y nadie ve las accionedel gobierno. Es el desequilibriosupremo, el que permite la má

peligrosa de las circunstanciahumanas: el ejercicio de un podelimitado sin transparencia n

rendición de cuentas.Las revelaciones de Edward

Snowden trastocaron esta peligros

dinámica al sacar a la luz el sistema ysu funcionamiento. Por primervez, personas de todo el mundo

pudieron saber el verdadero alcanc



de las capacidades de vigilanciacumuladas en su contra. La noticidesencadenó un intenso yprolongado debate en todo emundo precisamente porque lvigilancia supone una grav

amenaza para la gobernanzdemocrática. También suscitópropuestas de reforma, un

discusión global sobre lmportancia de la libertad y l

privacidad en internet en la er

electrónica, y la consideración duna cuestión vital: ¿Qué significa lvigilancia sin límites, para nosotro

como individuos, en nuestra vida?



4

El daño de la vigilancia

Gobiernos de todo el mundohan intentado por todos los medioconvencer a los ciudadanos para qu

desdeñen su privacidad. Gracias un sinfín de justificaciones que ynos resultan familiares, hanconseguido que la gente tolergraves invasiones en su ámbitoprivado; las justificaciones han sidotan efectivas que muchos aplauden

mientras las autoridades recogen



nmensas cantidades de datos sobro que dicen, leen, compran y hacenos ciudadanos, y con quién.

Estas autoridades hanntensificado su asalto a l

privacidad con la ayuda de un coro

de magnates de internet: lomprescindibles socios del gobierno

en la vigilancia. Cuando en 2009, en

una entrevista en la CNBCpreguntaron a Eric Schmidtpresidente de Google, sobre su

preocupaciones respecto a lretención de datos de usuarios poparte de la compañía, dio est

nfame respuesta: «Si haces algo qu



no quieres que sepa nadie, quizpara empezar no deberías hacerlo»Con la misma displicencia, MarZuckerberg, fundador y presidentde Facebook, en una entrevista d2010 dijo que «la gente est

realmente cómoda no solocompartiendo más información ddiferentes tipos, sino también d

forma más abierta y con mápersonas». En la era digital, lprivacidad ya no es una «norm

social», afirmaba, idea que vienmuy bien a los intereses de unempresa tecnológica que comerci

con información personal.



La importancia de la privacidadse evidencia en que quienes lnfravaloran, quienes la consideran

finiquitada o prescindible, no creenen las cosas que dicen: confrecuencia se esfuerzan mucho po

mantener el control frente a lnotoriedad de su información y suconducta. El propio gobierno d

EE.UU. ha utilizado medidaextremas para ocultar sus acciones apúblico, levantando un muro cad

vez más alto de secretismo tras ecual opera. Como se refleja en unnforme de 2011 de la ACLU, «en l

actualidad, buena parte de lo



asuntos del gobierno se llevan cabo en secreto». Este mundooscuro es tan reservado, «tan grandy tan rígido», como decía eWashington Post «programaexisten en su seno o cuánta

agencias exactamente realizan lmisma labor».

Del mismo modo, esto

potentados de internet tandispuestos a menospreciar nuestrprivacidad protegen la suya con

gran celo. Google insistía en lpolítica de no hablar con reporterode CNET, la página de noticia

tecnológicas, después de qu



publicase información personal dEric Schmidt —incluyendo esueldo, donaciones a campañas y edomicilio, todo obtenido a través dGoogle— con el fin de recalcar lopeligros invasivos de su empresa.

Entretanto, Mark Zuckerbercompraba las cuatro casaadyacentes a la suya de Palo Alto,

un precio de treinta millones ddólares, para garantizar suntimidad. Como decía CNET, «tu

vida personal se conoce ahora como“datos de Facebook”. La vidpersonal del presidente se conoc

ahora como “métete en tu



asuntos”».Expresan la misma contradicción

muchos ciudadanos corrientes queaunque justifican el estado vigilantetambién usan contraseñas en sucorreo electrónico y sus cuentas en

redes sociales; colocan cerraduras ena puerta del cuarto de baño

precintan los sobres que contienen

sus cartas. Cuando no mira nadieexhiben comportamientos que ni ses pasarían por la cabeza s

estuvieran en público. A sus amigospsicólogos y abogados les cuentancosas que no quieren que nadie má

sepa. Cuando están online, expresan



pensamientos que no quieren veasociados a su nombre.

Las numerosas personafavorables a la vigilancia con las quhe hablado desde que Snowdendiera la voz de alarma se han

apresurado a hacerse eco de lopinión de Schmidt en el sentido dque la privacidad es para la gent

que tiene algo que esconder. Sinembargo, curiosamente, nadiestaría dispuesto a darme la

contraseñas o las cuentas de su email, o a permitir la entrada dcámaras en su casa.

Cuando Dianne Feinstein, l



presidenta del Comité dInteligencia del Senado, insistía enque la recogida de metadatos noconstituye vigilancia —pues noncluye el contenido de ningun

comunicación—, hubo protestas en

que se le exigía que llevara suafirmaciones a la práctica¿Publicaría la senadora cada mes l

ista de personas a las que llamaba ymandaba e-mails, incluyendo lduración de las conversaciones y la

ubicaciones físicas del origen y edestino de las llamadas? Ernconcebible que aceptara la ofert

toda vez que esta clase d



nformación es muy reveladorahacerla pública supondría unverdadera violación del ámbitoprivado.

El problema no es la hipocresíde quienes menosprecian el valor d

a privacidad al tiempo quprotegen a fondo la propia, aunsiendo algo llamativo, sino que e

deseo de privacidad es algo común todos, una parte esencial, nosecundaria, de lo que significa se

humano. Todos entendemos ponstinto que el terreno privado edonde podemos actuar, pensar

hablar, escribir, experimentar y



decidir cómo queremos ser amargen del escrutinio ajeno. Lprivacidad es una condiciónfundamental para ser una personibre.

Quizá la más famos

formulación de lo que significa lprivacidad y de por qué es deseadde forma tan universal y absoluta s

a debemos a Louis Brandeismagistrado del Tribunal Supremode EE.UU., que en el caso Olmstead

vs. EE.UU. de 1928 dijo: «Ederecho a que lo dejen a uno en pazes el más absoluto de los derechos, y

el más valorado por las persona



ibres». El valor de la privacidadescribía, «tiene un alcance máamplio» que el de las meraibertades cívicas. Es, decía él

fundamental:

Los autores de nuestraConstitución se propusierongarantizar las condiciones favorablespara la consecución de la felicidad.

Reconocían la importancia de lanaturaleza espiritual del hombre, desus sentimientos y de su inteligencia.Sabían que en las cosas materiales es

posible hallar solo una parte deldolor, del placer y de lassatisfacciones de la vida. Queríanproteger a los americanos en lo

relativo a sus creencias, sus



pensamientos, sus emociones y sussensaciones. Concedían, frente algobierno, el derecho a no ser

molestado.

Antes de que fuera nombradomiembro del Tribunal, Brandeis yera un ferviente defensor de lprivacidad. Junto con el abogadoSamuel Warren, en 1890 escribió enHarvard Law Review un artículode gran influencia, «El derecho a lprivacidad», según el cual robarle

alguien la privacidad era un delitomuy diferente del robo dpertenencias materiales. «E

principio que protege los escrito



personales y todas las demáproducciones personales, no contrel robo ni la apropiación física, sinocontra cualquier forma dpublicación, en realidad no es eprincipio de la propiedad privada

sino el de la personalidadnviolada».

La privacidad es esencial para l

ibertad y la felicidad humanas porazones que casi nunca se discutenpero son incontrovertibles. Par

empezar, las personas cambianradicalmente de conducta si sabenque alguien las está mirando. S

esfuerzan por hacer lo que se esper



de ellas. Procuran evitar lvergüenza y la repulsa. Y hacentodo esto suscribiendo firmementas prácticas sociales aceptadas

manteniéndose dentro de los límitempuestos, evitando acciones qu

es den una imagen de rareza oanormalidad.

Por tanto, la variedad d

opciones que las personacontemplan cuando creen seobservadas es mucho más limitad

que cuando actúan en un ámbitoprivado. El menoscabo de lprivacidad restringe gravemente l

ibertad de elección del individuo.



Hace unos años asistí al bamitzvah de la hija de mi mejoamigo. Durante la ceremonia, erabino hizo hincapié en que l«principal lección» que debíaprender la niña era que siempr

«sería observada y juzgada». Le dijoque Dios siempre sabía lo que ellestaba haciendo, que conocía toda

sus decisiones, todas sus acciones ytodos sus pensamientos, conndependencia de lo íntimos qu

fueran. «Nunca estás sola», añadióo cual significaba que debía acataa voluntad de Dios.

La idea del rabino estaba clara: s



nunca puedes evitar los ojovigilantes de una autoridadsuprema, la única alternativa eseguir los dictados impuestos podicha autoridad. No se te puede npasar por la cabeza seguir tu propio

camino al margen de las reglas: salguien va a estar siemprobservándote y juzgándote, en

realidad no eres un individuo libre.Todas las autoridades opresora

—políticas, religiosas, sociales

parentales— se basan en esta verdadesencial, de la que se valen comonstrumento clave para reforza

ortodoxias, imponer adhesiones y



reprimir disconformidades. Lenteresa transmitir que nada de lo

que hagan sus súbditos escapará aconocimiento de la autoridad. Lprivación de privacidad, mucho máefectiva que una fuerza policial

eliminará toda tentación de infringias normas.

Cuando desaparece la esfer

privada, lo que se pierde sonmuchos de los atributos típicamentasociados a la calidad de vida. L

mayoría de las personas han tenidoa experiencia de liberarse drestricciones gracias a la privacidad

Y, a la inversa, todos hemos tenido



a experiencia de mostrar conductaprivadas pensando que estábamosolos —bailar, confesar algoexplorar expresiones sexualesformular ideas no probadas— yuego nos hemos avergonzado s

otros nos han visto.Solo cuando creemos que nadi

nos observa nos sentimos realment

ibres —seguros— parexperimentar de veras, poner límitea prueba, indagar nuevas manera

der ser y de pensar, ser nosotromismos. Internet era tan atractivoprecisamente porque permití

hablar y actuar de forma anónima



algo de vital importancia para lexploración individual.

Por esta razón, es en la esfera da privacidad donde germinan l

creatividad, la rebeldía y los desafíoa la ortodoxia. Una sociedad en l

que todo el mundo se sabobservado por el estado —donddesaparece efectivamente el ámbito

privado— es una sociedad en la questos atributos se pierden, tanto enel nivel social como en el individual

Por tanto, la vigilancia estatageneralizada es intrínsecamentrepresiva, incluso en el caso

mprobable de no ser utilizad



abusivamente por funcionariovengativos que quieran obtenenformación privada sobr

adversarios políticos. Al margen dsi se usa la vigilancia o se abusa della, los límites que impone a l

ibertad son connaturales a suexistencia.

Pese a quienes consideran 1984

de George Orwell una especie dcliché, en el estado de vigilancia da NSA son inequívocos los ecos de

mundo creado por el escritorambos se basan en la existencia dun sistema tecnológico con

capacidad para controlar la



acciones y las palabras de todos lociudadanos. Los paladines de lvigilancia niegan la similitud —noiempre estamos siendo vigilados

dicen—, pero este razonamiento eerróneo: en 1984, no estaban

necesariamente controlados en todomomento; de hecho, no tenían ndea de si los vigilaban realmente

No obstante, el estado tenía lcapacidad para hacerlo en cualquiemomento. Era la incertidumbre y l

posibilidad de vigilanciomnipresente lo que servía para qutodos obedecieran:



La telepantalla recibía ytransmitía simultáneamente.Cualquier sonido que hiciera

Winston superior a un susurro eracaptado por el aparato. Además,mientras permaneciera dentro delradio de visión de la placa de metal,

podía ser visto y oído. Por supuestono había manera de saber si lecontemplaban a uno en un momentodado. Lo único posible era figurarse

la frecuencia y el plan que empleabala Policía del Pensamiento paracontrolar un hilo privado. Incluso seconcebía que los vigilaran a todos a la

vez. Pero desde luego podíanintervenir su línea cada vez que se lesantojara. Tenía usted que vivir —y enesto el hábito se convertía en un

instinto— con la seguridad de que



cualquier sonido emitido por ustedsería registrado y escuchado poralguien, y que, excepto en la

oscuridad, todos sus movimientosserían observados.

Ni siquiera la NSA, con todo

sus recursos, era capaz de leer todoos e-mails, escuchar todas lalamadas telefónicas o rastrear la

acciones de todos los individuosLo que vuelve efectivo un sistemde control de la conducta humana e

el hecho de saber que las palabras yacciones de uno son susceptibles dseguimiento.

Este principio era clave par



entender la idea del panóptico, defilósofo del siglo XVII Jeremy

Bentham, un edificio que, a suuicio, permitiría a las institucionecontrolar la conducta humana dmanera eficaz. La estructura deedificio se utilizaría, en palabrasuyas, para «cualquier clase destablecimiento en el que han de se

nspeccionadas personas de todcondición». La principannovación arquitectónica de

panóptico era una gran torre centradesde la que los guardias podíancontrolar en todo momento

cualquier habitación —o celda, aul



o sala—. Sin embargo, como lohabitantes del edificio no podíanver dentro de la torre, no sabíannunca si estaban siendo vigilados ono.

Puesto que la institución —

cualquier institución— no era capade observar a todas las personadurante todo el tiempo, la solución

de Bentham fue crear en la mente dos residentes «la aparent

omnipresencia del inspector». «La

personas a inspeccionar han dsentirse siempre como si estuvieranbajo inspección o al menos como s

esta fuera muy probable». De est



modo, su proceder sería el dquienes están siempre vigilados, loestén o no. El resultado serídocilidad, obediencia yconformidad con las expectativasBentham preveía que su creación s

extendería más allá de las prisiones yos hospitales psiquiátricos hastlegar a todas las instituciones de l

sociedad. Inculcar en la mente de lociudadanos que siempre puedenestar bajo control sería, a su

entender, una revolución en ecomportamiento humano.En la década de 1970, Miche

Foucault señaló que el principio de



panóptico de Bentham era uno dos mecanismos fundacionales de

estado moderno. En Microfísica deoder , escribió que el panoptismo e

un «tipo de poder que se aplica a londividuos en forma de supervisión

personal continua, en forma dcontrol, castigo y compensación, yen forma de corrección, es decir, e

moldeado y la transformación dos individuos con arreglo a cierta

normas».

En Vigilar y castigar , Foucaulahondó en la idea de que lvigilancia generalizada no solo

habilita a las autoridades e impon



conformidad, sino que tambiénnduce a los individuos nteriorizar a sus vigilantes: deciden

por instinto hacer lo que se esperde ellos sin darse cuenta siquiera dque están siendo controlados. E

panóptico provoca «en el internoun estado de conciencia yvisibilidad permanente qu

garantiza el funcionamientoautomático del poder». Con econtrol interiorizado, «el pode

externo puede deshacerse del pesofísico; tiende a ser no-corporal; ycuanto más se acerca a su límite, má

constantes, profundos y



permanentes son sus efectos: es ungran victoria que evita todoenfrentamiento físico y que siemprestá decidida de antemano».

Además, este modelo de controtiene la enorme ventaja de crear a

mismo tiempo la ilusión de libertadEn la mente del individuo existe lcompulsión a la obediencia. E

miedo a ser vigilada, empuja a lpersona a decidir por cuenta propiobedecer. Esto elimina la necesidad

de todas las características visiblede la coacción, lo que posibilita econtrol de personas que se creen

equivocadamente libres.



Por este motivo, todos loestados opresores consideran que lvigilancia es uno de sunstrumentos de contro

fundamentales. Cuando la comedidcanciller alemana Angela Merkel s

enteró de que la NSA llevaba añoescuchando a escondidas su móvipersonal, habló con el president

Obama y comparó furiosa lvigilancia norteamericana con lStasi, el famoso servicio d

seguridad de Alemania Orientalugar en el que ella se crio. Merkeno quería decir que Estados Unido

fueran el equivalente al régimen



comunista; lo que Merkel querídecir está claro: la esencia de unestado vigilante amenazador, sea través de la NSA, la Stasi, el GranHermano o el panóptico, es ehecho de saber que uno puede se

observado en cualquier momentopor autoridades ocultas.

No es difícil entender por quas autoridades de Estados Unidos y

otros países occidentales hansucumbido a la tentación de creaun sistema generalizado despionaje dirigido a sus propio



ciudadanos. El aumento de ladesigualdades y el empeoramientode la situación económicaconvertida en una crisis en todregla tras el colapso financiero d2008, ha generado una grav

nestabilidad interna. Se hproducido malestar notorio inclusoen democracias sumamente estables

En 2011, hubo disturbios enLondres. En Estados Unidos, tantoa derecha —las protestas del Te

Party en 2008 y 2009— como lzquierda —el movimiento OccupyWall Street— han llevado a cabo

manifestaciones de protesta d



ciudadanos irritados. Según diversaencuestas realizadas en estos paísesos niveles de descontento con l

clase política y el rumbo de lsociedad son llamativamentelevados.

Ante el descontento social, laautoridad suelen tener doopciones: apaciguar a la población

con concesiones simbólicas oreforzar el control para reducir amínimo el daño que eso pued

causar a sus intereses. Al parecer, laélites occidentales consideran que lsegunda opción —fortalecer su

poder— es el mejor procedimiento



acaso el único viable, para protegesu posición. La respuesta ante emovimiento Occupy fue reprimirlosin contemplaciones, mediante gaseacrimógenos, spray de pimienta y

procesamientos. L

paramilitarización de las fuerzapoliciales se puso plenamente dmanifiesto en diversas ciudade

norteamericanas, donde los agenteutilizaron armas vistas antes en lacalles de Bagdad para disolve

reuniones legales y reprimimanifestaciones en su mayor partpacíficas. La estrategia consistía en

que la gente tuviera miedo de asisti



a concentraciones y protestas, ysurtió efecto. El objetivo general erpropiciar la sensación de que, frenta una clase dirigente poderosa mpenetrable, este tipo de resistenci

es inútil.

Un sistema de vigilanciomnipresente logra el mismopropósito pero con un

contundencia aún mayor. La merorganización de movimientoopositores se torna difícil cuando e

gobierno está observando todo loque hace la gente. En todo caso, lvigilancia masiva acaba con l

disensión también en un sitio má



profundo e importante: la mentedonde el individuo se acostumbra pensar conforme a lo que se esperde él y se le exige.

La historia deja muy claro que lfinalidad de la vigilancia estatal es l

coacción colectiva. El guionista dHollywood Walter Bernsteinperseguido y en la lista negr

durante la era McCarthy, obligado escribir bajo seudónimos parseguir trabajando, ha descrito l

dinámica de la opresora autocensursurgida de la sensación de estasiendo vigilado:



Todo el mundo iba con cuidado.No era cuestión de correr riesgos…Había escritores, escritores que no

figuraban en la lista negra, no sécómo los llamaríais, «gente en elfilo», pero no políticos. Se alejabande la política… Creo que imperaba la

sensación general de «noarriesgarse».Es un ambiente que no ayuda a la

creatividad ni deja que la mente

funcione libremente. Siempre corresel peligro de la autocensura, de decir«no, no intentaré esto porque no seva a hacer o me enfrentará con el

gobierno», o cosas por el estilo.

Los comentarios de Bernsteinresonaban inquietantemente en un



artículo publicado por PENmerica en noviembre de 2013

titulado: «Efectos escalofriantes: lvigilancia de la NSA empuja a loescritores norteamericanos a lautocensura». La organización llevó

a cabo una encuesta sobre loefectos de las revelaciones sobre lNSA en sus miembros, y observó

que en la actualidad muchoescritores «dan por sentado que sucomunicaciones están siendo

controladas» y han modificado suconducta de tal modo que «limitansu libertad de expresión y

restringen el flujo libre d



nformación». En concreto, «e24% ha evitado adrede ciertos temaen las conversaciones telefónicas oos e-mails».

El pernicioso poder controladode la vigilancia generalizada y l

autocensura derivada se venconfirmados en una gran variedadde experimentos y se extienden

mucho más allá del activismopolítico. Numerosos estudioponen de manifiesto e

funcionamiento de esta dinámica enos niveles personales y psicológicomás profundos.

Un equipo de investigadore



que publicó sus hallazgos enEvolutionary Psychology presentó varios individuos unas cuantaacciones moralmente cuestionablescomo quedarse una cantidadconsiderable de dinero de un

cartera encontrada en la calle o pasapor alto que un amigo haya añadidonformación falsa a su currículum

Se pedía a los participantes quevaluaran el grado de maldad. Eestudio reveló que las personas

quienes se habían mostradomágenes que daban a entendevigilancia, como un par de ojo

grandes mirando fijamente



consideraban las acciones má«censurables» que aquellos quienes se les había enseñadomágenes neutras. Lonvestigadores llegaron a l

conclusión de que la vigilanci

anima a quienes están siendoobservados a «declarar su apoyo as normas sociales imperantes

mientras intentan «gestionaactivamente su reputación».

Un experimento exhaustivo

levado a cabo en 1975 por lopsicólogos Philip Zimbardo yGregory White, de la Universidad

de Stanford, titulado «Lo



lamativos efectos de la vigilancia»pretendía evaluar si el hecho de sevigilado ejercía algún impacto en lexpresión de opiniones políticacontrovertidas. El estudio tenía suustificación en las preocupacione

de los norteamericanos sobre lvigilancia gubernamental:

El escándalo Watergate, lasrevelaciones sobre micrófonosocultos en la Casa Blanca o lasinvestigaciones del Congreso acerca

del espionaje interno realizado por laAgencia Central de Inteligencia hanservido para poner de relieve laobsesión cada vez mayor de la vida

norteamericana: ¡El Gran Hermano



está vigilándote! Las propuestas debancos de datos nacionales, el uso dehelicópteros por parte de las fuerzas

policiales urbanas, la presencia decámaras en bancos y supermercadoso los registros de personas ypropiedades por personal de

seguridad de los aeropuertos son soloalgunos signos indicativos de quenuestra vida privada está cada vezmás controlada.

Se colocó a los participantes endistintos niveles de vigilancia y s

es pidió que dieran su opiniónsobre la legalización de lmarihuana.

Resultó que los individuo



«amenazados» —a quienes se habídicho que sus palabras seríantransmitidas a la policía «a efectode capacitación»— eran másusceptibles de condenar econsumo de marihuana y de utiliza

en su lenguaje pronombres ensegunda y tercera persona («tú»«ellos», «la gente»). Solo el 44% d

os individuos sometidos vigilancia defendió la legalizaciónfrente al 77% entre los «no

amenazados». Algo muy reveladoera que el 31% de los participantevigilados buscaba espontáneament

a aprobación de los investigadore



preguntando, por ejemplo, «¿lparece bien?»), mientras que en eotro grupo solo hacía esto el 7%Los participantes «amenazadostambién obtenían una puntuaciónbastante superior en sentimientos d

ansiedad e inhibición.En sus conclusiones, Zimbardo

y White señalaban que la «amenaz

o realidad de la vigilancigubernamental puede inhibipsicológicamente la libertad d

expresión». Y añadían que, aunqusu «diseño de investigación nodejaba margen para “evitar e

ensamblaje”», esperaban que l



«ansiedad generada por la amenazde vigilancia impulsaría a la gente evitar del todo situaciones» en laque pudiera ser vigilada. «Comoeste tipo de suposiciones estánimitadas solo por la imaginación d

uno y se ven estimuladas a diariopor revelaciones de invasióngubernamental e institucional de l

privacidad», escribían, «las fronteraentre los delirios paranoides y lacautelas justificadas se vuelven

realmente imprecisas».Es verdad que la vigilancipuede fomentar lo que cabrí

denominar conducta «prosocial»



En un estudio se observó quciertos alborotos —en los campode fútbol suecos, por ejemplo, loaficionados lanzaban botellas ymecheros— disminuyeron en un65% tras la instalación de cámara

de seguridad. Y la inmensbibliografía sobre salud públicrelativa a la acción de lavarse la

manos ha confirmado una y otrvez que para incrementar laposibilidades de que alguien se lav

as manos debe haber alguien cerca.Pero de modo abrumador, eefecto de ser vigilado es e

constreñimiento severo de l



capacidad individual de elecciónIncluso en el escenario más íntimoa familia, por ejemplo, la vigilanci

hace que acciones insignificanteparezcan importantes solo porquhan sido observadas. En un

experimento realizado en ReinoUnido, los investigadores dieron os participantes unos dispositivo

de localización para vigilar miembros de su familia. En todomomento era accesible la ubicación

precisa de cualquier pariente, y si sdetectaba a alguien, la persona encuestión recibía un mensaje. Cad

vez que un miembro localizaba



otro, también se le enviaba uncuestionario en el que se lpreguntaba por qué lo había hechoy si la respuesta recibida estaba a laltura de las expectativas.

En el informe final, lo

participantes decían que, aunque veces la localización les resultabreconfortante, también le

preocupaba que, si estaban en unugar inesperado, sus pariente

«llegaran a conclusione

precipitadas» sobre su conducta. Ya opción de «volverse invisibles—bloqueando el mecanismo d

ubicación compartida— no resolví



el problema de la ansiedad: muchoparticipantes decían que el acto devitar la vigilancia generaría, en smismo, sospecha. Lonvestigadores llegaron a l

conclusión de que:

En nuestra vida cotidiana hayrastros que no podemos explicar yacaso sean totalmente nimios. Sinembargo, su representación medianteun dispositivo de localización… lesconfiere significado, lo que al parecerexige dar una cantidad tremenda de justificaciones. Esto generaansiedades, sobre todo en lasrelaciones íntimas, en las que laspersonas quizá sientan una mayor



presión para explicar cosas quesimplemente no son capaces deexplicar.

En un experimento finlandés enel que se llevó a cabo una de la

simulaciones más radicales dvigilancia, se colocaron cámaras encasas de ciertos individuos —excluyendo dormitorios y cuartode baño— y se rastrearon todas sucomunicaciones electrónicasAunque el anuncio del estudio

causó furor en las redes sociales, os investigadores les costó

conseguir que participaran siquier

diez familias.



Entre quienes se apuntaron, laquejas sobre el proyecto scentraban en la invasión delementos corrientes de la viddiaria. A una persona lncomodaba esa desnudez en su

casa; otra era consciente de lacámaras mientras se arreglaba ecabello después de ducharse, y

alguien pensaba en la vigilancimientras se inyectaba unmedicamento. Al ser vigiladas

ciertas acciones inocuas adquiríancapas de significación.Al principio, los participante

decían que la vigilancia era un



fastidio, aunque pronto «sacostumbraron a ella». Lo que habíempezado siendo muy invasivoacabó siendo algo normalizadoasimilado en la situación habitualPasaba desapercibido.

Como mostraron loexperimentos, las personas hacenmuchísimas cosas que ansían

mantener en secreto, aunque nosupongan «nada malo». Lprivacidad es indispensable para un

amplio abanico de actividadehumanas. Si alguien llama a unínea de ayuda a suicidas, visita a un

médico abortista, frecuenta un



página web de sexo online o es unfiltrador de irregularidades qulama a un reportero, sobran

razones para mantener estaacciones en secreto aunque notengan nada de ilegales.

En resumidas cuentas, todo emundo tiene algo que ocultar. Ereportero Barton Gellman lo

explicaba así:

La privacidad es relacional.Depende de tu audiencia. No quieresque tu patrón sepa que estásbuscando empleo. No explicas tuvida amorosa a tu madre o a tus hijos.No cuentas secretos comerciales a



tus rivales. No nos exponemos deforma indiscriminada, y la exposiciónes lo bastante importante para llegar

a mentir como norma. Entreciudadanos cabales, losinvestigadores han observado deforma sistemática que mentir es «una

interacción social cotidiana» (dosveces al día entre universitarios, unaen el Mundo Real)… Latransparencia total es una pesadilla…

Todos tienen algo que ocultar.

La justificación de la vigilanci—que es por el bien de la población— se basa en la proyección de undea del mundo que encuadra a lo

ciudadanos en dos categorías



buenas personas y malas personasSegún este enfoque, las autoridadeutilizan su capacidad de vigilancisolo contra los malos, los que están«haciendo algo incorrecto», loúnicos que tienen motivos par

temer la invasión de su privacidadEs una táctica vieja. En 1969, en unartículo de la revista Time sobre l

creciente preocupación de lonorteamericanos respecto de lcapacidad de vigilancia del gobierno

de EE.UU., John Mitchell, fiscageneral de Nixon, aseguraba a loectores que «cualquier ciudadano

de Estados Unidos que no est



mplicado en ninguna actividadlegal no tiene absolutamente nad

que temer».La cuestión fue remarcada d

nuevo por un portavoz de la CasBlanca al terciar en la controversi

de 2005 sobre el programa descuchas ilegales de Bush: «Esto notiene que ver con controlar llamada

telefónicas concebidas parorganizar un entrenamiento de lLittle League de béisbol o lo qu

hay que llevar a una cena dcooperación. Están pensadas parcontrolar llamadas de personas muy

malas a personas muy malas». Po



otro lado, cuando en agosto d2013, en The Tonight Show, JayLeno preguntó el presidente Obamsobre las revelaciones de la NSAeste dijo: «No tenemos ningúnprograma de espionaje interno. Lo

que sí tenemos son algunomecanismos mediante los cuales eposible seguir la pista de un número

de teléfono o una direcciónelectrónica que guarden relacióncon un atentado terrorista».

El razonamiento funciona. Lpercepción de que la vigilancinvasiva se limita a un grupo

marginal de «malhechores



merecedores de la misma garantizque la mayoría consienta el abusode poder e incluso lo aplauda.

Sin embargo, esta idemalinterpreta de arriba abajo cuál ea fuerza motriz de todas la

nstituciones ligadas a la autoridadPara estas instituciones, «hacer algomalo» abarca mucho más que la

acciones ilegales, la conductviolenta o las tramas terroristasncluye también los desacuerdo

coherentes y los cuestionamientogenuinos. Por naturaleza, lautoridad —gubernamental

religiosa, familiar— equipara l



discrepancia con el delito, cuandomenos con la amenaza de delito.

La historia está llena de ejemplode grupos e individuos que hansufrido vigilancia gubernamentadebido a su activismo o a su

opiniones discrepantes: MartinLuther King, el movimiento de loderechos civiles, los activista

antibelicistas, los ecologistas. Para egobierno y el FBI de J. EdgaHoover, todos estaban «haciendo

algo malo»: actividades políticaque amenazaban el ordenestablecido.

Nadie entendió mejor que J



Edgar Hoover el poder de lvigilancia para aplastar a lodescontentos, enfrentado comoestaba al desafío de impedir eejercicio de las libertades dexpresión y asociación recogidas en

a Primera Enmienda cuando eestado tiene prohibido detener personas por manifestar opinione

mpopulares. A partir de la décadde 1960 se incrementaronmuchísimo los dictámenes de

Tribunal Supremo que establecíanprotecciones rigurosas de la libertadde expresión, lo que culminó en l

decisión unánime de 1969 sobre e



caso Brandenburg vs. Ohio: sanulaba la condena de un dirigentdel Ku Klux Klan que en undiscurso había amenazado conactuar violentamente contrfuncionarios políticos. Según e

Tribunal, la Primera Enmienda etan clara que las garantías de libertad de expresión y la libertad

de prensa «no permiten al estadoprohibir o proscribir la apología deuso de la fuerza».

Habida cuenta de estas garantíasHoover instituyó un sistema parevitar, de entrada, el desarrollo de l

disidencia.



El programa de contraespionajnterno del FBI, COINTELPRO

fue dado a conocer por un grupo dactivistas antibelicistas convencidode que en el movimiento contrario a guerra había agentes infiltrados

de que los habían vigilado y lohabían señalado para hacerles todclase de jugarretas. Como carecían

de pruebas documentales pardemostrarlo y no habíanconseguido persuadir a lo

periodistas para que escribiesensobre sus sospechas, irrumpieron enuna sucursal del FBI en

Pennsylvania y se llevaron miles d



documentos.Los expedientes relacionado

con COINTELPRO ponían dmanifiesto que el FBI había puestoen el punto de mira a individuos ygrupos políticos que considerab

subversivos y peligrosos, entre elloa NAACP [Asociación naciona

para el avance de las personas d

color], movimientos nacionalistanegros, organizaciones socialistas ycomunistas, manifestante

antibelicistas y diversos grupoderechistas. El FBI había infiltradoa agentes que, entre otras cosas

ntentaban manipular a lo



miembros del grupo con la finalidadde que accedieran a cometeacciones criminales para quentonces pudieran ser detenidos yencausados.

El FBI consiguió convencer aNew York Times para que ignorasos documentos e incluso se lo

devolviera, pero el Washington Pos

publicó una serie de artículos. Estarevelaciones desembocaron en lcreación en el Senado del Comit

Church, que llegó a la conclusiónde que, a lo largo de quince años,

el FBI llevó a cabo una sofisticada



operación de vigilancia dirigida delleno a impedir el ejercicio de laslibertades de expresión y de prensa

de la Primera Enmienda, basándoseen la teoría de que, al obstaculizar eldesarrollo de grupos peligrosos y lapropagación de ideas peligrosas, se

protegía la seguridad nacional y seprevenía la violencia.Muchas de las técnicas utilizadas

serían inaceptables en una sociedad

democrática aunque todos losobjetivos hubieran estadoinvolucrados en alguna actividadviolenta, pero COINTELPRO fue

mucho más allá. La principal premisatácita de los programas era que elorganismo encargado de imponer elcumplimiento de la ley tiene la

obligación de hacer todo lo necesario



para combatir amenazas percibidascontra el orden político y socialexistente.

Un memorándum clave dCOINTELPRO explicaba que s

podía observar «paranoia» entre loactivistas contra la guerrhaciéndoles creer que «había unagente del FBI tras cada buzón». Desta manera, los opositores, segurode estar vigilados, acabaríanteniendo tanto miedo qu

abandonarían todo activismo.No es de extrañar que est

táctica surtiera efecto. En un

documental de 2013 titulado 1971



varios de los activistas explicabanque el FBI de Hoover actuaba «entodos los ámbitos» del movimientode los derechos civiles connfiltrados y vigilancia, gente qu

asistía a las reuniones e informaba a

respecto. Este seguimiento impidióal movimiento organizarse y crecer.

Para entonces, hasta las má

cerriles instituciones de Washingtonentendían que la mera existencia duna vigilancia gubernamental, sin

mportar el uso que se hiciera della, suprimía de hecho todposibilidad de disenso. E

Washington Post, en un editorial d



marzo de 1975, advertíprecisamente sobre esta dinámicopresiva:

El FBI nunca ha mostrado lamínima sensibilidad ante los efectos

perniciosos que esta clase devigilancia, y en especial sudependencia de informantesanónimos, tiene sobre el proceso

democrático y sobre la práctica de lalibertad de expresión. Pero está claroque cualquier discusión ycontroversia acerca de la política

gubernamental y sus programas estádestinada a inhibirse si es sabido queel Gran Hermano, oculto bajo undisfraz, los escucha y presenta

informes al respecto.



COINTELPRO no era nmucho menos el único abuso dvigilancia descubierto por el ComitChurch. En su informe finadeclaraba que «de 1947 a 1975, lAgencia de Seguridad Naciona

obtuvo millones de telegramaprivados enviados desde, a, o través de Estados Unidos en virtud

de un acuerdo secreto con treempresas de telégrafos del país». Pootra parte, durante una operación d

a CIA, CHAOS (1967-1973), uno«300.000 individuos fueronclasificados en un sistem

nformático de la CIA, y se crearon



expedientes separados sobraproximadamente 7.20norteamericanos y más de 10grupos nacionales». Además, «scalcula que había unos 100.00norteamericanos incluidos en lo

expedientes de inteligencia deEjército de Estados Unidoelaborados entre mediados de l

década de 1960 y 1971» al tiempoque unos 11.000 individuos erannvestigados por el Servicio d

Impuestos Internos «basándose encriterios más políticos que fiscales»El FBI también se valió de escucha

telefónicas para descubrir aspecto



vulnerables, como la actividadsexual, susceptibles de ser utilizadopara «neutralizar» a sus objetivos.

Estos incidentes no erananomalías. Durante la era Bush, poejemplo, ciertos documento

obtenidos por la ACLU revelabantal como explicó el grupo en 2006«nuevos detalles de la vigilancia de

Pentágono sobre ciudadanonorteamericanos contrarios a lguerra de Irak, entre ellos grupo

cuáqueros y estudiantiles». EPentágono «vigilaba a manifestanteno violentos recopilando

nformación y almacenándola en



una base de datos militaantiterrorista». Según la ACLU, undocumento «etiquetado como“actividad terrorista potencialenumera episodios como lconcentración “¡Parad la guerr

AHORA!”, de Akron, Ohio».Las pruebas demuestran que la

afirmaciones de que la vigilanci

solo va destinada a quienes «hanhecho algo malo» no tranquilizandemasiado, toda vez que un estado

considerará «malo» cualquiecuestionamiento de su poder.La posibilidad de quiene

ostentan el poder de calificar a lo



adversarios políticos de «amenazapara la seguridad nacional» oncluso de «terroristas» h

demostrado ser una y otra vezrresistible. En la última década, e

gobierno, haciéndose eco del FBI d

Hoover, ha designado formalmentasí a sectores ecologistas, ampliafranjas de grupos derechista

antigubernamentales, activistacontra la guerra o asociacionedefensoras de los derechos de lo

palestinos. Algunos individuos destas categorías acaso merezcan ecalificativo, pero no la mayoría

desde luego, culpable tan solo d



sostener opiniones políticacontrarias. A pesar de ello, la NSA ysus socios suelen vigilar a estogrupos de manera rutinaria.

De hecho, después de que laautoridades británicas detuvieran

mi compañero David Miranda en eaeropuerto de Heathrow enaplicación de la ley antiterrorista, e

gobierno del Reino Unido equiparóexplícitamente mis reportajes sobrvigilancia con el terrorismo

basándose en que la publicación dos documentos de Snowden «estconcebida para influir en un

gobierno y se lleva a cabo con l



finalidad de fomentar una causdeológica o política. En

consecuencia, esto se encuadra en ldefinición de “terrorismo”». Es ldeclaración más clara posible parasemejar el terrorismo con l

amenaza a los intereses del poder.Nada de esto tomó por sorpres

a la comunidad musulman

norteamericana, donde el miedo a lvigilancia debido al terrorismo eprofundo y generalizado. Y po

buenas razones. En 2012, AdamGoldberg y Matt Apuzzo, dAssociated Press, sacaron a la luz un

plan conjunto CIA/Departamento



de Policía de Nueva Yorkconsistente en someter comunidades musulmanas enterade Estados Unidos a vigilancia físicy electrónica aun sin tener el menondicio de que aquellas estuvieran

haciendo nada malo. Lomusulmanes norteamericanodescriben como rutina el efecto de

espionaje en su vida: cada personnueva que aparece en una mezquites observada con recelo, como s

fuera un informante del FBI; loamigos y familiares reprimen laconversaciones por miedo a se

controlados, siendo conscientes d



que cualquier opinión consideradhostil a Norteamérica puede seutilizada como pretexto parnvestigar o incluso procesar a la

personas en cuestión.Un documento de los archivo

de Snowden fechado el 3 de octubrde 2012 recalca esta cuestión dforma alarmante. En él revela que l

agencia ha estado controlando laactividades online de individuoque, a su juicio, expresan idea

«radicales» y tienen en otros unnfluencia «radicalizadora». Enforme analiza a seis individuo

concretos, todos musulmanes



aunque subraya que sonsimplemente «ejemplos».

La NSA declara de formexplícita que ninguno de londividuos seleccionados e

miembro de ninguna organización

terrorista ni está implicado encomplot terrorista alguno. Su«delitos» son las opiniones qu

expresan, consideradas «radicales»término que justifica vigilancigeneralizada y campaña

destructivas para «aprovecharse daspectos vulnerables».Entre la información recogid

sobre los individuos, uno de lo



cuales al menos es una «persona dEE.UU.», hay detalles de suactividades sexuales online y d«promiscuidad online» —lapáginas porno que visitan y lochats sexuales furtivos con mujere

que no son sus esposas—. Lagencia estudia maneras de sacapartido de esta información con e

fin de arruinar su reputación y sucredibilidad.

ANTECEDENTES (U)(TS//SI//REL A EE.UU., FVEY)

Una evaluación previa de SIGINT



sobre radicalización indicaba que losradicalizadores parecen serespecialmente vulnerables en el área

de la autoridad cuando sus conductasprivadas y públicas no soncoherentes. (A) Algunas de lasvulnerabilidades, si se evidenciaran,

probablemente pondrían enentredicho la lealtad delradicalizador a la causa yihadista, loque conllevaría la degradación o

pérdida de su autoridad. Entre losejemplos de estas vulnerabilidades secuentan:

Ver online material sexualmenteexplícito o usar lenguajepersuasivo sexualmente explícitoal comunicarse con chicas

inexpertas;



Utilizar una parte de lasdonaciones recibidas del conjuntode personas susceptibles para

sufragar gastos propios;Cargar una cantidad exorbitantede dinero por sus conferencias ymostrarse particularmente atraído

por las oportunidades deincrementar su estatus, oSer conocido por fundamentar sumensaje público en fuentes

cuestionables o utilizar un lenguajede naturaleza contradictoria, loque menoscaba su credibilidad.

(TS//SI//REL A EE.UU., FVEY)Las cuestiones de confianza yreputación son importantes cuandotienen en cuenta la validez y el



atractivo del mensaje. Parecerazonable que explotar lasvulnerabilidades del carácter, la

credibilidad, o ambas, delradicalizador y su mensaje puederesultar potenciado si se conocen losmedios que utiliza él para difundir el

mensaje entre las personassusceptibles y sus aspectosvulnerables en cuanto al acceso.

Como señala Jameel Jaffersubdirector de asuntos jurídicos da ACLU, las bases de datos de l

NSA «almacenan información sobras opiniones políticas de uno, suhistorial médico, sus relacione

ntimas y sus actividades online»



La agencia asegura que estnformación personal no será objeto

de abuso, «pero estos documentoponen de manifiesto que ldefinición de “abuso” de la NSA econ toda probabilidad muy

imitada». Jaffer explica quehistóricamente y a petición depresidente de turno, la NSA «h

utilizado los frutos de la vigilancipara desprestigiar a adversariopolíticos, periodistas o activistas d

os derechos humanos». Serí«ingenuo», decía, pensar que lagencia no puede seguir «usando as

su poder».



Otros documentos describen latención del gobierno no solo WikiLeaks y su fundador, JulianAssange, sino también a lo que lagencia denomina «red humana dapoyo a WikiLeaks». En agosto d

2010, la administración Obamnstó a varios aliados a presenta

demandas penales contra Assang

por la publicación de los diarios dguerra de Afganistán. La discusiónsobre la presión a otros países par

que procesaran a Assange aparece enun archivo de la NSA, que sconoce como «Cronología de l

persecución» y que detalla, país



país, los esfuerzos de EE.UU. y sualiados para localizar, capturar y/omatar a diversos individuos, entrellos supuestos terroristasnarcotraficantes o líderes palestinosExiste una cronología para cada año

comprendido entre 2008 y 2012.

Un documento aparte contienun resumen de una conversación dulio de 2011 sobre si WikiLeaks

así como la página web Pirate Bayde uso compartido de archivospodrían ser designados «“actoreextranjeros malintencionados”



efectos de selección». Ldesignación permitiría la vigilancielectrónica exhaustiva de estapáginas web, incluidos usuarios dEE.UU. La discusión aparece enuna lista actualizada de «Pregunta

y respuestas» en que agentes de loficina de Control y CumplimientoNOC) de la NTOC [Nationa

Transportation OperationCoalition] y de la oficina deConsejo General (OGC) de la NSA

responden a las cuestioneplanteadas.

[editar] (TS//SI//REL) Acto

extranjero malintencionado ==



¿divulgador de datos de EE.UU.?

¿Podemos tratar a un servidoextranjero que almacena,

potencialmente divulga, datonorteamericanos filtrados o robadocomo «un actor extranjermalintencionado» con el fin d

seleccionarlo sin rechazos? EjemplosWikiLeaks, thepiratebay.org, etc.

RESPUESTA NOC/OGC: Leresponderemos. (Fuente #001)

Una conversación así de 201revelaba la indiferencia de la NSA

ante la violación de las normas dvigilancia. En el documento, unoperador dice «la he fastidiado»

tras haber seleccionado a un



persona de EE.UU. en vez de a unextranjero. La respuesta del consejogeneral y de la oficina dsupervisión de la NSA es «no haypor qué preocuparse».

[editar] (TS//SI//REL) Seleccionar una persona de EE.UU. sin darscuenta

La he fastidiado… el selector tenía un

ndicación errónea de condición dextranjero, pero ha resultado ser dEE.UU., ¿ahora, qué?

RESPUESTA NOC/OGC: Con tantapreguntas, si se descubre que erealmente norteamericano, hay quncluirlo en el informe trimestral aOGC… «pero no hay por qu

preocuparse». (Fuente #001)



El trato a Anonymous, así comoa la imprecisa categoría de lapersonas conocidas como«hacktivistas», es especialmentperturbador y extremo. Ello se deba que en realidad Anonymous no e

un grupo estructurado sino una laxfiliación de personas en torno a undea: alguien está afiliado

Anonymous en virtud de laposturas que mantiene. Peor aún, lcategoría de los «hacktivistas» no

tiene un significado estricto: puedaludir al uso de destrezas dprogramación para debilitar l

seguridad y el funcionamiento d



nternet, pero también puedreferirse a cualquiera que utilicnstrumentos online para promovedeales políticos. El hecho de que l

NSA ponga en el punto de mira estas categorías tan amplias equival

a espiar en cualquier parte, tambiénen EE.UU., a cualquiera cuyas ideael gobierno consider

amenazadoras.Según Gabriella Coleman, de l

Universidad McGill, especialista en

Anonymous, el grupo «no es unentidad definida» sino más bien«una idea que moviliza activista

para emprender acciones colectiva



y expresar el descontento políticoEs un movimiento global social damplia base sin una estructura diderazgo centralizada ni organizad

de forma oficial. Algunos se hanuntado en torno al nombre par

participar en acciones digitales ddesobediencia civil, pero nada nremotamente parecido a

terrorismo». La mayoría de quienehan abrazado la idea lo han hecho«ante todo por razones d

expresión política común ycorriente. Seleccionar a Anonymouy los hacktivistas equivale

seleccionar a los ciudadanos po



manifestar sus opiniones políticaso que se traduce en la represión da disidencia legítima», alegab

Coleman.En todo caso, Anonymous h

sido objeto de las tácticas má

controvertidas y radicales conocidapor el espionaje: «operaciones dbandera falsa», «trampas de miel»

virus y otros ataques, estrategias dengaño y «operaciones informativapara dañar la reputación».

Una diapositiva en PowerPointpresentada por agentes de vigilancidel GCHQ en la Reunión SigDev

de 2012, describe dos formas d



ataque: «operaciones informativainfluencia o desbaratamiento)» y

«desbaratamiento técnico». EGCHQ se refiere a estas medidacomo «Acción Encubierta Online»con la que se pretende conseguir lo

que el documento denomina «lacuatro DDeny/Disrupt/Degrade/Deceive»

[negar, desbaratar, degradarengañar].



Otra diapositiva describe latácticas utilizadas para «desacreditaun objetivo», entre las que s



ncluyen «tender trampas de miel»«cambiar fotos en redes sociales»«afirmar en blogs ser una de suvíctimas» o «mandar emails/mensajes de texto a colegasvecinos, amigos, etcétera».



En unas notas adjuntas, eGCHQ explica que la «trampa dmiel» —una vieja táctica de la guerrfría consistente en utilizar a unmujer atractiva para llevar objetivos masculinos a situacione

comprometedoras ydeslegitimadoras— ha sidoactualizada para la era digital: ahor

se atrae a un objetivo a una páginweb o a un encuentro onlindelicado. Leemos también e

siguiente comentario: «Una granopción. Muy efectiva cuandofunciona». Del mismo modo

ciertos métodos tradicionales d



nfiltración en grupos se llevanactualmente a cabo online:

SECRETO//COMINT//REL A EE.UUAUS, CAN, GBR, NZL

CK

Trampa de miel: una gran opción. Muefectiva cuando funciona.

—Logra que alguien vaya a cierto sitide internet o a una ubicación física parencontrarse con un «rostragradable».

—JTRIG [Joint Threat Researc

Intelligence Group] tiene la capacidade «moldear» el entorno de vez ecuando.

Cambio de fotografías; has sid

avisado, «¡JTRIG ronda cerca!»



Puede llevar la paranoia a un nivesuperior.

E-mails/mensajes de texto

—Labor de infiltración.

—Ayuda a JTRIG a ganar credibilidaentre grupos online, etcétera.

—Ayuda a juntar SIGINT y los efectos.

Otra técnica consiste en impedi

que «alguien pueda comunicarse»A tal fin, la agencia «bombardea eteléfono con mensajes de texto»

«acribilla el teléfono con llamadas»«elimina la presencia online» o«bloquea el fax».



Al GCHQ también le gusta usatécnicas de «desbaratamiento» en

vez de lo que denomin«tradicional imposición decumplimiento de la ley», dondntervienen la recogida de pruebas



os tribunales y los procesamientosEn un documento titulado «Sesiónciberofensiva: rebasar los límites da acción contra el hacktivismo», e

GCHQ analiza su persecución dos «hacktivistas» con

curiosamente, ataques d«denegación de servicio», untáctica habitualmente ligada a lo

hackers:



La agencia británica de vigilancitambién se vale de un equipo dcientíficos sociales, incluidopsicólogos, para desarrollar técnica

de «UMINT (inteligencia humana



online» y «desbaratamiento dnfluencia estratégica». E

documento «El arte del engañonstrucciones para una nuev

generación de operacioneencubiertas online» está dedicado

estas tácticas. Elaborado por lHSOC (Human Science OperationCell, Célula de funcionamiento d

as ciencias humanas) de la agenciaasegura inspirarse en la sociologíaa antropología, la neurociencia y l

biología, entre otras disciplinaspara potenciar al máximo latécnicas de engaño online de

GCHQ.



Una diapositiva muestra cómomplicarse en «Encubrimiento

ocultar lo real», al tiempo que spropaga la «Simulación: enseñar lofalso». Analiza asimismo «locomponentes psicológicos básico

del engaño» y el «mapa dtecnologías» utilizado para llevar cabo los engaños, entre ella

Facebook, Twitter, LinkedIn y«página web».

Haciendo hincapié en que «l

gente toma decisiones por razoneemocionales, no racionales», eGCHQ sostiene que la conduct

online está impulsada por e



«reflejo» («las personas se copianunas a otras en la interacciónsocial»), la «conveniencia» y e«mimetismo» («adopción de rasgosociales específicos del otroparticipante por parte de

comunicador»).A continuación, el documento

plantea lo que denomina «cuaderno

de estrategias operativas dedesbaratamiento», en el que sncluyen «operaciones d

nfiltración», «operacioneartimaña», «operaciones de banderfalsa» y «operaciones encubiertas»

Promete además un funcionamiento



completo del programa ddesbaratamiento «a principios d2013», cuando «más de 15personas estarán totalmentadiestradas para dicho cometido».

Bajo el título «Técnicas yexperimentos mágicos», edocumento hace referencia a l«Legitimación de la violencia», a l



«Creación, en la mente de loobjetivos, de experiencias qudeben aceptar sin darse cuenta» y a «Optimización de los canales d

engaño».Estos tipos de plane

gubernamentales para controlar nfluir en las comunicaciones ennternet y difundir información

falsa online llevan tiempo siendofuente de especulaciones. CasSunstein, profesor de derecho d

Harvard, asesor íntimo de Obamaantiguo responsable de la Oficinde Información y Asunto

Regulatorios e integrante de l



comisión de la Casa Blancencargada de revisar las actividadede la NSA, en 2008 escribió unpolémico artículo en el quproponía que el gobierno dEE.UU. contara con equipos d

agentes encubiertos y abogado«seudoindependientes» cuya taresería una «infiltración cognitiva» en

grupos online, salas de chat, redesociales y páginas web, así como engrupos de activistas offline —no

conectados a ordenadores o redes dordenadores.Estos documentos del GCHQ

ponen por primera vez d



manifiesto que estas controvertidatécnicas para engañar y arruinareputaciones han pasado de la fasde propuesta a la de ejecuciónpráctica.

Todos los indicios hacenhincapié en la propuesta dirigida

os ciudadanos: si te portas bien, notienes por qué preocuparte. Méteten tus asuntos y respalda, o a

menos tolera, lo que hacemos, y note pasará nada. Dicho de otro mododebes abstenerte de provocar a lautoridad que ejerce los poderes d



vigilancia si quieres tener unexpediente libre de fechorías. Es untrato que invita a la pasividad, lobediencia y la conformidad. Emedio más seguro de conseguir qua uno «le dejen en paz» es esta

callado, mostrarse inofensivoobedecer.

Para muchos, el acuerdo e

bueno: se les ha inculcado que lvigilancia es inofensiva y hastbeneficiosa. Son demasiado

aburridos para atraer la atención degobierno, dicen. Se suelen oír ciertafrases: «Dudo seriamente que l

NSA tenga interés en mí», «s



quieren enterarse de mi monótonvida, bienvenidos», o «a la NSA noe interesa si tu abuela está hablando

de sus recetas o de si tu padre estpreparándose para su partida dgolf».

Son personas que han acabadoconvencidas de que no van a seseleccionadas personalmente, por lo

que o bien niegan que esto estpasando, pues les da igual, o bienestán dispuestas a respaldarlo sin

ambages.En una entrevista que me hizopoco después de que se publicaran

mis artículos sobre la NSA



Lawrence O’Donnell, presentadode la MSNBC, se mofó de la idea dque la NSA fuera «un enorme yferoz monstruo de la vigilancia»Resumiendo su parecer, llegó a estconclusión:

Hasta ahora, mi sensación es… notengo miedo… el hecho de que elgobierno esté recogiendo datos a estenivel masivo, gigantesco, significaque para el gobierno es incluso másdifícil encontrarme… y además notiene ningún aliciente para ello. Poresto, en este momento concreto, nome siento en absoluto amenazado.

Hendrik Hertzberg, del New



Yorker , también dejaba sentada unespecie de idea benigna del sistemde la NSA, admitiendo que «hayrazones para preocuparse del granalcance de la agencia de inteligenciael excesivo secretismo y la falta d

transparencia», pero «también hayrazones para estar tranquilos»; enconcreto, la amenaza a «la

ibertades civiles, tal cual, eabstracta, indeterminadaconjetural». Y Ruth Marcos

columnista del Washington Postmenospreciando la preocupaciónpor el poder de la NSA, anunciab

de forma absurda lo siguiente: «Cas



seguro que mis metadatos no hansido inspeccionados».

O’Donnell, Hertzberg y Marcuatinan en un aspecto importante. Ecierto que el gobierno de EE.UU«no tiene ningún estímulo en

absoluto» para poner en el punto dmira a personas como ellos, parquienes la amenaza de un estado

vigilante es poco más qu«abstracta, indeterminadaconjetural». Y ello se debe a que lo

periodistas cuya actividad consisten venerar al funcionario mápoderoso del país —el presidente

también comandante en jefe de l



NSA— y en defender a su partidopolítico raras veces, si acaso algunvez, se arriesgan a enemistarse conquienes ostentan el poder.

Desde luego, los partidarioeales y diligentes del presidente y

sus políticas, los buenos ciudadanoque no hacen nada por atraer latención negativa de los poderosos

no tienen por qué temer lvigilancia del estado. Pasa lo mismoen todas las sociedades: quienes no

muestran oposición no son objetocasi nunca de medidas represoras yen su fuero interno, pueden

convencerse a sí mismos de que l



represión no existe realmente. Sinembargo, el verdadero grado de libertad de un país se refleja en e

modo de tratar a sus disidentes yotros grupos marginados, no en emodo de tratar a los partidarios de

régimen. Incluso en las peoretiranías del mundo, los adeptoestán a salvo de los abusos del pode

estatal. En el Egipto de Mubarakos detenidos, torturados y

tiroteados fueron quienes habían

tomado las calles para intentaderrocarlo; no pasó lo mismo conos seguidores de Mubarak y l

gente que se había quedado en casa



En Estados Unidos, fueron lodirigentes de la NAACP, locomunistas y los activistaantibelicistas y de los derechociviles quienes padecieron lvigilancia de Hoover, no lo

ciudadanos correctos y obedienteque habían permanecido mudoante las injusticias sociales.

Para sentirnos seguros respectode la vigilancia estatal, no tenemopor qué ser fieles partidarios de

régimen. La inmunidad no debograrse al precio de silencianuestras críticas. No hemos d

querer una sociedad en la que rige l



norma de que le dejarán a unotranquilo solo si sigue la conductacomodaticia y las opinioneortodoxas de un columnista deestablishment.

En todo caso, la sensación d

nmunidad de cualquier grupo esin duda ilusoria. Esto queda claroal observar el modo en que l

filiación política partidistdetermina la sensación de peligro da gente respecto a la vigilanci

estatal: las cheerleaders de ayepueden convertirse rápidamente enos disidentes de hoy.

Cuando la controversia de 200



sobre las escuchas sin orden judiciade la NSA, los liberales y lodemócratas consideraron en sunmensa mayoría que la vigilanci

de la agencia suponía una amenazaNaturalmente, esto era en parte l

verborrea típica de los partidos: epresidente era George W. Bush, ypara los demócratas se presentab

una oportunidad para que él y supartido sufrieran desgaste políticoDe todos modos, el miedo tení

también algo de verdad: comoconsideraban a Bush maliciosopercibían que la vigilancia estatal en

sus manos era peligrosa y que ello



corrían especial peligro comoadversarios políticos. Por su ladoos republicanos tenían una ide

más benigna y favorable de laacciones de la NSA. Sin embargoen diciembre de 2013, lo

demócratas y los progresistas shabían convertido en los principaledefensores de la Agencia Naciona

de Seguridad.Este cambio aparece reflejado en

abundantes datos de encuestas. A

finales de julio de 2013, el Centrode Investigación Pew hizo públicoun estudio según el cual la mayorí

de los norteamericanos no se creí



as justificaciones de las acciones da NSA. En concreto, «una mayorí

de norteamericanos (56%) dice quos tribunales federales no habíanmpuesto límites suficientes a lo

datos telefónicos y de internet qu

está reuniendo el gobierno comoparte de sus esfuerzoantiterroristas», y «un porcentaj

todavía mayor (70%) cree que egobierno utiliza estos datos parfines que nada tienen que ver con

as investigaciones sobrterrorismo». Además, «el 63%opina que el gobierno también est

recogiendo información sobre e



contenido de las comunicaciones».Lo más curioso es qu

actualmente los norteamericanoconsideran más preocupante epeligro de la vigilancia que el deterrorismo:

En términos generales, el 47%dice que su preocupación por laspolíticas antiterroristas del gobiernoes mayor porque estas han idodemasiado lejos en la restricción delas libertades civiles de las personascorrientes, mientras que el 35%afirma estar más preocupado por elhecho de que estas políticas no hansido suficientes para proteger el país.Es la primera vez que, en una



encuesta del Centro de InvestigaciónPew, aparece más gente preocupadapor las libertades civiles que por la

protección frente al terrorismo desdeque en 2004 se formulara la preguntapor primera vez.

Estos datos del estudio suponían

una buena noticia para cualquie



persona preocupada por el usoexcesivo de poder gubernamental ya exageración crónica de la amenaz

terrorista. No obstante, ponían drelieve una inversión reveladora: lorepublicanos, defensores de la NSA

bajo el mandato de Bush, habíansido sustituidos por los demócrataen cuanto el control del sistema d

vigilancia hubo pasado a manos dObama, uno de los suyos. «A escalnacional hay más respaldo a

programa gubernamental drecogida de datos entre lodemócratas (57%) que entre lo

republicanos (44%)».



Según datos similares deWashington Post, a loconservadores les preocupaba eespionaje de la NSA mucho máque a los liberales. Cuando spreguntaba «¿hasta qué punto est

usted preocupado por la recogida yel uso de su información personapor parte de la Agencia d

Seguridad Nacional?», el 48% dos conservadores se mostraban

«muy preocupados» en

comparación con solo el 26% de loiberales. Como señaló el profesode derecho Orin Kerr, eso suponí

un cambio fundamental: «Se trata d



un interesante cambio de tendencidesde 2006, cuando el presidente errepublicano, no demócrataEntonces, en una encuesta del Pewse observó que la vigilancia de lNSA era aprobada por el 75% d

os republicanos, pero solo por e37% de los demócratas».

Un gráfico del Pew deja claro e

cambio:



Del mismo modo, loargumentos a favor y en contra de l



vigilancia han pasado de unos otros dependiendo del partido en epoder. En 2006, un senadodenunció así en The Early Show lrecogida masiva de metadatos por lNSA:

No tengo por qué escuchar tusllamadas telefónicas para saber loque estás haciendo. Si conozco todasy cada una de tus llamadas, soy capazde determinar todas y cada una de laspersonas con las que has hablado.Puedo conseguir una pauta de tu vidamediante una acción muyindiscreta… Pero la verdaderapregunta es: ¿Qué hago con estainformación que no tiene nada que



ver con Al Qaeda?… ¿Vamos aconfiar en que el presidente y elvicepresidente hagan lo correcto? No

contéis conmigo para eso.

El senador que con tanta durezcriticaba la recogida de metadatoera Joe Biden, quien, comovicepresidente, formó parte de unadministración demócrata qu

defendía los mismos razonamientoque en otro tiempo él habíridiculizado.

Aquí lo importante no es soloque los políticos suelen sehipócritas sin escrúpulos sin otr

convicción que la búsqueda de



poder, aun siendo ellondudablemente cierto. Lo mámportante es lo revelado por esta

declaraciones sobre el modo en qucontempla uno la vigilancia estatalComo sucede con mucha

njusticias, las personas estándispuestas a rechazar el miedo a laextralimitaciones gubernamentale

cuando creen que quienes están amando son benevolentes y fiablesPor otra parte, consideran que l

vigilancia es peligrosa opreocupante solo cuando ellamismas son percibidas como

hostiles o amenazadoras.



Las expansiones radicales depoder suelen implantarse asíconvenciendo a la gente de quafectan solo a un grupo concretodiferenciado. Dejando a un lado suobvios puntos débiles —no no

oponemos al racismo porque vdirigido a una minoría, o nos dgual el hambre porque disfrutamo

de abundante comida—, la posturrefleja casi siempre cortedad dmiras.

La indiferencia, o incluso erespaldo, de quienes se consideranal margen del abuso del pode

estatal permiten invariablement



que este vaya más allá de suaplicación original hasta que semposible controlarlo; lo qu

resultará inevitable. Haymuchísimos ejemplos, pero quizáel más reciente y convincente es l

utilización de la Patriot Act. Tras e11 de Septiembre, el Congresoaprobó casi por unanimidad un

enorme incremento de los poderede detención y vigilanciaconvencido de que eso detectaría y

evitaría ataques futuros.El supuesto implícito era que lopoderes se utilizarían sobre todo

contra musulmanes vinculados a



terrorismo —una expansión clásicde poder limitada a un grupoconcreto involucrado en un tipoconcreto de actividad—, razón poa cual la medida recibió un respaldo

abrumador. Sin embargo, lo qu

ocurrió fue algo muy distinto: lPatriot Act se ha llevado bastantmás lejos de lo que era su intención

nicial. De hecho, desde supromulgación se ha utilizadomuchísimo en casos que no

guardaban relación alguna con eterrorismo ni la seguridad nacionalSegún la revista New York, de 200

a 2009, la disposición sneak and



eek de la ley (autorización parejecutar un registro sin informar aafectado) se utilizó en 1.618 casorelacionados con drogas, 122igados a estafas y solo 15

conectados con el terrorismo.

Tan pronto los ciudadanos ssometen al nuevo poder creyendoque no va a afectarles, este qued

nstitucionalizado y legitimado y lprotesta se vuelve imposible. Dhecho, la principal lección

aprendida por Frank Church en1975 fue la dimensión del peligroplanteado por la vigilancia masiva

En una entrevista en Meet the Press



decía lo siguiente:

Esta capacidad podría, en

cualquier momento, volverse encontra del pueblo norteamericano, ya ningún ciudadano norteamericanole quedaría privacidad alguna, tal es

la capacidad de controlarlo todo…conversaciones telefónicas,telegramas, lo que sea. No habríadónde esconderse. Si este gobierno

llegara a ser tiránico… la capacidadtecnológica que la comunidad deinteligencia ha proporcionado algobierno le permitiría imponer una

tiranía absoluta, y no habría modo deluchar contra eso, pues el gobiernoconocería siquiera el esfuerzoconjunto de resistencia más sutil. Tal

es la capacidad de esta tecnología.



En 2005, James Bamfordseñalaba en el New York Times qua amenaza de la vigilancia estatal e

mucho más nefasta actualmente quen la década de 1970: «Como lapersonas expresan sus pensamiento

más íntimos en e-mails, cuelgan suhistoriales médicos y financieros ennternet y hablan continuament

por el móvil, la agencia es capazprácticamente de entrar en sucabeza».

La preocupación de Church, qucualquier capacidad de vigilanci«pudiera volverse en contra de

pueblo norteamericano», e



precisamente lo que ha hecho lNSA desde el 11 de SeptiembrePese a actuar con arreglo a la Ley dVigilancia de Inteligencia Extranjery a la prohibición de espiar dentrode las fronteras, buena parte de la

actividades de vigilanciancrustadas en la misión de l

agencia desde el principio, s

centran ahora en ciudadanonorteamericanos en suelonorteamericano.

Aunque no haya abusos y unpersona no esté personalmente en epunto de mira, un estado vigilant

que «lo recoge todo» perjudica a l



sociedad y a la libertad política engeneral. Solo se ha conseguidoprogresar, tanto en EE.UU. comoen otros países, gracias a lcapacidad de desafiar al poder y a laortodoxias, y de promover nueva

maneras de pensar y vivir. Todosncluso los no implicados en l

disidencia ni el activismo político

sufren cuando la libertad resultreprimida por el miedo a sevigilado. Hendrik Hertzberg, qu

quitaba importancia a lapreocupaciones sobre los programade la NSA, reconocía, no obstante

que «el daño ya está hecho. El daño



es cívico. El daño es colectivo. Edaño se ha producido en larquitectura de la confianza y lrendición de cuentas, un sostén das sociedades abiertas y los sistema

democráticos».

Las cheerleaders de la vigilanci

presentan un solo argumento: lvigilancia masiva se lleva a caboúnicamente para combatir e

terrorismo y dar seguridad a lgente. El gobierno de EE.UU. llevmás de una década invocando emiedo al terrorismo para justifica



un sinfín de acciones extremasdesde las torturas hasta la invasiónde Irak. De hecho, recurrir a unamenaza exterior es una clásictáctica de elección para mantener a gente sumisa ante los podere

gubernamentales. No obstante, en ecaso de la vigilancia, los datoevidencian que las afirmacione

sobre su eficacia son más qudiscutibles.

Para empezar, gran parte de l

recogida de datos llevada a cabo poa NSA no tiene evidentementnada que ver con el terrorismo ni l

seguridad nacional. Interceptar la



comunicaciones de la gigantpetrolera Petrobras, espiar en lanegociaciones de una cumbreconómica o seleccionar comoobjetivos a líderes de países aliadono guarda relación alguna con e

terrorismo. La propia agenciestablece que parte de su misiónconlleva espiar para obtene

ventajas económicas y diplomáticasViendo lo que hace realmente lNSA, la lucha contra el terrorismo

es a todas luces un pretexto.Además, el argumento de que lvigilancia de la NSA ha evitado

complots terroristas —afirmación



hecha por el presidente Obama ydiversas figuras de la seguridadnacional— ha demostrado ser falsaComo señalaba en diciembre d2013 el Washington Post en unartículo titulado «La defens

“oficial” del programa de escuchatelefónicas de la NSA puede seclarificadora», un juez federa

declaró «casi seguronconstitucional el programa d

recogida de metadatos, diciendo a

mismo tiempo que el Departamentode Justicia «no cita un solo ejemploen el que el análisis de metadato

masivo por parte de la NSA hay



mpedido de veras un atentadonminente».

Ese mismo mes, eseleccionadísimo equipo de asesorede Obama (compuesto, entre otrospor un antiguo subdirector de l

CIA y un exconsejero de la CasBlanca, y reunido para estudiar eprograma de la NSA mediant

acceso a información confidenciallegó a la conclusión de que lo

metadatos «no eran esenciales par

evitar atentados y habrían podidoobtenerse en forma oportunmediante una orden (judicial

convencional».



Cito otra vez el Post: «Endeclaraciones ante el Congreso[Keith] Alexander ha atribuido aprograma el mérito de habeayudado a detectar montones dtramas en Estados Unidos y en e

extranjero», pero el informe deequipo de asesores «rebajómuchísimo la credibilidad de esa

afirmaciones».Por otra parte, tal como

manifestaron en el New York Time

os senadores demócratas RonWyden, Mark Udall y MartinHeinrich —todos ellos miembro

del Comité de Inteligencia—, l



recogida masiva de registrotelefónicos no ha incrementado lprotección de los norteamericanocontra la amenaza del terrorismo.

La utilidad de la recogida masiva

de datos se ha exagerado mucho.Todavía no disponemos de ningunaprueba de que tenga valor real,específico, para proteger la seguridad

nacional. Pese a nuestras reiteradassolicitudes, la NSA no ha procuradopruebas de ninguna clase cuando hautilizado este programa para analizar

registros telefónicos que se habríanpodido obtener mediante una orden judicial normal o una autorización deemergencia.



Según un estudio realizado poa centrista Fundación por la Nuev

América, en el que se evaluaba lveracidad de las justificacioneoficiales de la recogida masiva dmetadatos, el programa «no h

tenido un impacto perceptible en lprevención de acciones terroristas»En vez de ello, tal como señalaba e

Washington Post, en la mayoría dos casos en que se desbarataron

complots, el estudio observaba qu

«la imposición del cumplimiento da ley y los métodos investigadoretradicionales proporcionaban e

consejo o el indicio para iniciar e



caso».De hecho, el registro es bastant

pobre. El sistema «recogerlo todono hizo nada para detectar, ya nodigamos impedir, el atentado d2012 en el Maratón de Boston. No

descubrió el intento de atentado enun reactor de pasajeros sobrDetroit el día de Navidad, ni lo

planes para poner una bomba enTimes Square o para realizar unataque en el metro de Nueva York

se evitó todo eso gracias transeúntes atentos o a agentes dpolicía tradicionales. Y desde luego

no hizo nada para impedir la



masacres de Aurora o NewtownLos principales ataques terroristanternacionales, desde Londres

Bombay o Madrid se dieron sindetección, a pesar de estamplicadas docenas de operativos.

Y pese a las declaraciones encontra, el gran alcance de la NSA nohabría brindado a los servicios d

nteligencia mejores instrumentopara evitar los atentados del 11 dSeptiembre. En su intervención ant

el Senado, Keith Alexander dijo«Me gustaría estar aqudiscutiendo» el programa «en vez

de explicar en qué hemos fallado



para prevenir otro 11-S». (El mismorazonamiento, literal, aparecía en«temas a tratar» que los empleadode la NSA debían utilizar paresquivar preguntas).

Las consecuencias son en

extremo engañosas y alarmistasComo ha revelado Peter Bergenanalista de seguridad de la CNN, l

CIA contaba con múltiplenformes sobre un complot de A

Qaeda y «bastante información

sobre dos de los secuestradores y supresencia en Estados Unidos», qu«la agencia no compartió con otra

agencias gubernamentales hasta qu



fue demasiado tarde para hacer nadal respecto».

Lawrence Wright, experto en AQaeda del New Yorker , tambiénridiculizó la idea de que la recogidde metadatos hubiera podido

mpedir el 11 de Septiembreexplicando que la CIA «ocultónteligencia crucial al FBI, que es l

autoridad máxima para investigaterrorismo en EE.UU. y ataquecontra norteamericanos en e

extranjero». A su juicio, el FBhabría podido evitar el 11-S.

Contaba con autorización judicial



para vigilar a todas las personasrelacionadas con Al Qaeda enNorteamérica. Podía seguirlas,

intervenir sus teléfonos, clonar susordenadores, leer sus correoselectrónicos y requerir sus historialesmédicos, bancarios y de las tarjetas

de crédito. Tenía derecho a exigirregistros de las compañíastelefónicas sobre cualquier llamadaefectuada. No hacía falta ningún

programa de recogida de metadatos.Lo que hacía falta era cooperacióncon otras agencias federales, pero,por razones a la vez nimias y poco

claras, esas agencias decidieronocultar a los investigadores pistasfundamentales que muyprobablemente habrían evitado los

atentados.



El gobierno estaba en posesiónde los datos de inteligencinecesarios, pero no los habíentendido ni había obrado enconsecuencia. La solución en la quse embarcó después —recogerlo

todo, en masa— no ha hecho nadpara subsanar ese fracaso.

Una y otra vez, y desd

múltiples ámbitos, el recurso a lamenaza terrorista para justificar lvigilancia se ha presentado como

una farsa.De hecho, la vigilancia masiva htenido el efecto opuesto: dificulta l

detección y la prevención de la



acciones terroristas. Rush Holtcongresista demócrata y físico —uno de los pocos científicos deCongreso—, ha dejado claro qurecogerlo todo sobre lacomunicaciones de todos solo

mpide ver complots reales questán siendo organizados poterroristas reales. La vigilanci

directa, no indiscriminada, generarínformación más útil y precisa. E

enfoque actual aporta tantos dato

que las agencias de inteligencia sonncapaces de revisarlos de formefectiva.

Además de suministra



demasiada información, los planede vigilancia de la NSA acabanvolviendo el país más vulnerabledebido a los esfuerzos de la agencipor anular los métodos dencriptación que protegen la

transacciones habituales de interne—como la actividad bancaria ycomercial, los historiales médicos—

ahora es más fácil que los hackers yotras entidades hostiles se infiltrenen esos sistemas.

En enero de 2014, BrucSchneier, experto en seguridadseñalaba lo siguiente en Th

tlantic :



No es solo que la vigilanciageneralizada sea ineficaz, es tambiéncostosísima… Inutiliza nuestros

sistemas técnicos, los mismosprotocolos de internet terminansiendo poco fiables… Hemos depreocuparnos no solo del abuso

interno, sino también del resto delmundo. Cuanto más escuchemos aescondidas en internet y otrastecnologías de la comunicación,

menos seguros estaremos de no estarsiendo escuchados por otros. Laopción no se plantea entre un mundodigital donde la NSA pueda escuchar

ilegalmente y otro en el que la NSAtenga prohibida esta práctica, sinoentre un mundo digital vulnerable atodos los ataques, y otro seguro para

todos los usuarios.



Quizá lo más destacable sobre lexplotación ilimitada de la amenazdel terrorismo es que se hexagerado muchísimo. El riesgo dque un norteamericano muera en unatentado terrorista es infinitesimal

considerablemente menor al de seabatido por un rayo. John Muellerprofesor de la Universidad de

Estado de Ohio, que ha escritoampliamente sobre el equilibrioentre la amenaza terrorista y el gasto

en la lucha contra el terrorismo, loexplicaba en 2011: «El número dpersonas de todo el mundo

asesinadas por terroristas de “tipo



slamista”, aspirantes a miembros dAl Qaeda, son tal vez unocentenares fuera de las zonas dguerra. En esencia, el mismonúmero de personas que mueren aaño ahogadas en la bañera».

En el extranjero han muerto«indudablemente» mánorteamericanos «en accidentes d

tráfico o de enfermedadentestinales», informaba la agenci

de noticias McClatchy, «que en

actos terroristas».La idea de que debemodesmantelar las protecciones básica

de nuestro sistema político par



erigir un estado de vigilanciomnipresente debido a ese riesgo eel colmo de la irracionalidad. Aunasí, no deja de oírse la apelación a lamenaza. Poco antes de los JuegoOlímpicos de Londres de 2012

estalló la polémica sobre unsupuesta falta de seguridad. Lempresa encargada de la misma no

había contratado el número dpersonas requerido por contrato, yun estridente coro de voces de todo

el mundo se empeñó en que, por esrazón, los juegos eran vulnerables un atentado terrorista.

Tras los Juegos, qu



transcurrieron sin complicacionesStephen Walt señaló en ForeignPolicy que la protesta se habídebido, como de costumbre, a unexageración de la amenaza. Citaba arespecto un artículo de John

Mueller y Mark G. Stewartpublicado en InternationaSecurity, en el que los autore

analizaban cincuenta casos dsupuestos «complots terroristaslámicos» contra Estados Unidos y

legaban a la conclusión de qu«prácticamente todos loperpetradores eran “incompetentes

neficaces, tontos, idiotas



gnorantes, irracionales, inexpertosbobos, fantasiosos, imbéciles nsensatos, y estaban

desorganizados, equivocados yhechos un lío”». Mueller y Stewarcitaban a Glenn Carle, ex directo

adjunto de inteligencia nacionapara amenazas transnacionale—«hemos de ver a los yihadista

como los adversarios pequeñosetales, inconexos y miserables qu

son»— y señalaban que la

«capacidades de Al Qaeda son muynferiores a sus deseos».De todos modos, el problema e

que hay demasiadas facciones de



poder con intereses particulares enel miedo al terrorismo: el gobiernoque quiere justificar sus acciones; landustrias de vigilancia y

armamentística, a rebosar dfinanciación pública; o los bando

permanentes del poder enWashington, dispuestos a establecesus prioridades sin que nadie le

cuestione. Stephen Walt lo dejóclaro así:

Mueller y Stewart calculan que elgasto en seguridad interna (es decir,sin contar las guerras de Irak oAfganistán) ha aumentado en más de

un billón de dólares desde el 11-S,



aunque las probabilidades anuales demorir en un atentado terroristadentro del país son aproximadamente

una entre tres millones y medio.Mediante supuestos conservadores ymetodología convencional deevaluación de riesgos, estiman que,

para que ese gasto fuera rentable,«debería impedir, prevenir, frustrar oproteger cada año contra 333atentados muy importantes, que, de

lo contrario, tendrían éxito». Porúltimo,les preocupa que estaexagerada sensación de peligro hayaacabado «interiorizada»: incluso

cuando los políticos y los «expertosen terrorismo» no están publicitandoel peligro a bombo y platillo, la gentesigue percibiendo la amenaza como

algo real e inminente.



Como el miedo al terrorismo hsido manipulado, se hannfravalorado gravemente lo

comprobados peligros de permitial estado aplicar un sistema dvigilancia secreta generalizada.

Aunque la amenaza terroristfuera del nivel que dice el gobiernoseguirían estando injustificados lo

programas de vigilancia de la NSAAparte de la seguridad física, hayotros valores igual de importantes

si no más. Este reconocimiento, questá arraigado en la cultura políticnorteamericana desde el nacimiento

de la nación, no es menos crucial en



otros países.Los países y los individuo

toman continuamente decisioneque colocan los valores de lprivacidad, e implícitamente de libertad, por encima de otro

objetivos, como la seguridad físicaDe hecho, la finalidad de la CuartEnmienda de la Constitución d

EE.UU. es prohibir ciertas accionepoliciales aunque pudieran reducia delincuencia. Si la policía fuer

capaz de irrumpir en cualquier cassin orden judicial, sería más fácidetener a los asesinos, los violadore

y los secuestradores. Si se permitier



al estado instalar monitores en lohogares, seguramente el índice dcriminalidad descendería de manerapreciable (esto es sin duda cierto enos robos con allanamiento d

morada, si bien la mera idea pone en

guardia a la mayoría de la gente). Sel FBI estuviera autorizado escuchar nuestras conversaciones y

apoderarse de nuestracomunicaciones, se evitarían yresolverían una amplia variedad d

crímenes.Sin embargo, la Constituciónfue escrita para prevenir invasione

sospechosas por parte del estado. A



poner límites a esas accionespermitimos a sabiendas una mayocriminalidad. Aun así, marcamogualmente esa frontera

exponiéndonos a un mayor gradode peligro, pues alcanzar l

seguridad física absoluta no ha sidonunca una prioridad social.

Por encima incluso de nuestro

bienestar físico, un valor esencial emantener al estado fuera del ámbitoprivado —nuestras «personas, casas

papeles y efectos», como dice lCuarta Enmienda. Y lo hacemoprecisamente porque esta esfera es e

crisol de muchos de los atributo



habitualmente asociados a la calidadde vida: la creatividad, lexploración, la intimidad.

Renunciar a la privacidad cambio de la seguridad absoluta edañino tanto para la salud física y

mental de un individuo como para salud de la cultura política. En e

plano individual, «la seguridad

primero» equivale a una vida dparálisis y miedo, no subir nunca un coche ni a un avión, no realiza

actividades que conlleven riesgosvalorar menos la calidad de vida qua cantidad, o pagar algún precio

por evitar el peligro.



El alarmismo es una de latácticas preferidas por laautoridades precisamente por lforma tan persuasiva en que emiedo racionaliza la expansión depoder y los recortes de derechos

Desde el principio de la Guerrcontra el Terror, a lonorteamericanos se les ha dicho con

frecuencia que, si quieren mantenealguna esperanza de evitar lcatástrofe, deben renunciar a su

derechos políticos fundamentalesPor ejemplo, Pat Robertspresidente del Comité d

Inteligencia del Senado ha dicho



«Soy un firme defensor de lPrimera Enmienda, de la CuartEnmienda y de las libertades civilesPero no tienes libertades civiles sestás muerto»; o John Cornynsenador republicano, que se habí

presentado a la reelección en Tejacon un vídeo de sí mismo en el quaparecía disfrazado de tipo duro

con sombrero de cowboy: «Una vezmuerto, ninguna de tus libertadeciviles importa demasiado».

Demostrando sudesconocimiento de la historia ahablar con su audiencia, el locuto

de radio Rush Limbaugh echab



más leña al fuego: «¿Cuándo fue lúltima vez que oísteis al presidentdeclarar la guerra basándose en lprotección de las libertades civilesYo no me acuerdo… ¡Si estámuerto, las libertades civiles no

valen nada! Si estás criando malvassi estás chupando tierra dentro dun ataúd, ¿sabes lo que valen tu

ibertades civiles? Cero, nada dnada».

Una población, un país, qu

sitúa la seguridad física por encimde otros valores renunciará al final su libertad y aceptará cualquie

poder autoritario a cambio de l



promesa, al margen de lo ilusorique sea, de la seguridad total. Sinembargo, la seguridad absoluta es ensí misma una quimera, se busca perono se alcanza nunca. Esta búsqueddegrada tanto a quienes participan

en ella como a cualquier país que ladopte como santo y seña.

El peligro de un estado qu

aplica un sistema de vigilancisecreta masiva es un augurio muchopeor ahora que en cualquier otro

momento de la historia. Mientrasgracias a la vigilancia, el gobiernosabe cada vez más sobre lo qu

hacen sus ciudadanos, estos saben



cada vez menos sobre lo que hace sugobierno, protegido como está poun muro de secretismo.

Salta a la vista lo mucho que estsituación trastoca la definición duna sociedad sana o en qué grado

esencial altera el equilibrio de podeen favor del estado. El panóptico dBentham, concebido para conferi

un poder incuestionable a laautoridades, se basaba precisamenten esta inversión: «La esencia»

escribió, se apoya en «la centralidadde la situación del inspectorcombinada con las «artimañas má

efectivas para ver sin ser visto».



En una democracia de buensalud sucede lo contrario. Ldemocracia requiere rendición dcuentas y consentimiento de logobernados, algo que solo eposible si los ciudadanos saben qu

está haciéndose en su nombre. Ssupone que, con raras excepcionesven todo lo que hacen su

funcionarios políticos, razón por lcual estos se denominan «servidorepúblicos», que trabajan en el secto

público, en los servicios públicosen agencias públicas. A la inversa, ssupone que el gobierno, con rara

excepciones, no sabe nada de lo qu



hacen los ciudadanos respetuosode la ley. Es por eso por lo qurecibimos el nombre de «individuoprivados», que obramos con arregloa nuestra capacidad privada. Ltransparencia es para quienes tienen

obligaciones públicas y ejercen epoder público. La privacidad epara todos los demás.



5

El cuarto estado

Una de las principalenstituciones en principio dedicadaal control y la inspección de lo

abusos de poder por parte deestado son los medios dcomunicación políticos. La teorídel «cuarto estado» habla dgarantizar transparencigubernamental y procurar un frenoa las extralimitaciones, de las cuale

a vigilancia secreta de poblacione



enteras seguramente se cuenta entros ejemplos más notorios. Sin

embargo, este control solo eefectivo si los periodistas actúan conactitud combativa ante quieneejercen el poder político

Lamentablemente, los medionorteamericanos han renunciado menudo a este papel, supeditándos

a los intereses del gobiernoamplificando incluso, más quexaminando, sus mensajes y

levando a cabo su trabajo sucio.En este contexto, yo sabía qusería inevitable la hostilidad de lo

medios hacia mi cobertura de la



revelaciones de Snowden. El 6 dunio, el día después de qu

apareciera el primer artículo sobre lNSA en el Guardian, el New YorkTimes planteó la posibilidad dlevar a cabo una investigación

criminal. «Tras haber escritodurante años de manera vehementencluso obsesiva, sobre la vigilanci

del gobierno y la persecución dperiodistas, de repente GlennGreenwald se ha colocado

directamente en la intersección destas dos cuestiones, y tal vez en epunto de mira de los fiscale

federales», declaraba el periódico en



una reseña sobre mí. De minformaciones sobre la NSA

añadía, «se espera que susciten unnvestigación del Departamento dusticia, que ha perseguido con afán

a los filtradores». El perfil citaba a

neoconservador GabrieSchoenfeld, del Instituto Hudsonque lleva tiempo defendiendo e

procesamiento de los periodistaque publiquen información secrety me calificaba de «apologista muy

profesional de cualquier clase dantiamericanismo que puedalcanzar un grado extremo».

La prueba más reveladora de la



ntenciones del Times se debió aperiodista Andrew Sullivan, citadoen la misma reseña, cuando decíque «… en cuanto entabla uno undebate con Greenwald, puede sedifícil tener la última palabra» y

«creo que él no conoce bien lo qusignifica realmente dirigir un país oibrar una guerra». Molesto por l

utilización de sus comentarios fuerde contexto, más adelante Andrewme hizo llegar la conversación

completa con la reportera del TimesLeslie Kaufman, en la que sncluían elogios a mi trabajo que e

periódico había decidido omiti



adrede. De todos modos, lo márevelador eran las preguntaoriginales que le había mandadoKaufman:

«Se ve a las claras que tiene

opiniones firmes, pero ¿cómo esen su condición de periodista?¿Fiable? ¿Honrado? ¿Te cita conprecisión? ¿Describe con

exactitud tus posturas? ¿O esmás abogado que periodista?»«Dice que eres un amigo, ¿no?Pues me da la sensación de que

es una especie de solitario y quemantiene la clase de opinionesinflexibles que alejan laposibilidad de hacer amigos,

aunque podría equivocarme.»



La segunda —que soy «unespecie de solitario» condificultades para tener amigos— eraen cierto modo, más significativque la primera. Si se trata ddenuncias de malas prácticas

desacreditar al mensajerocalificándolo de inadaptado sociapara desacreditar el mensaje es un

vieja treta que suele funcionar.El intento de desprestigiarm

personalmente se evidenció más s

cabe cuando recibí un e-mail de unperiodista del New York DailyNews, en el que me decía que estab

nvestigando varios aspectos de m



pasado, incluyendo deudasobligaciones tributarias o lparticipación en una empresa ddistribución de vídeos para adultomediante una sociedad de la que yohabía tenido acciones ocho año

atrás. Como el Daily News es untabloide que a menudo trafica conescándalos y corruptelas personales

decidí que no había razón algunpara atraer más atención hacia esoasuntos y no respondí.

Sin embargo, ese mismo dírecibí un e-mail de MichaeSchmidt, reportero del Time

nteresado también en escribir sobr



mis pasadas deudas fiscalesResultaba de veras extraño que lodos periódicos se hubieran enteradoal mismo tiempo de esos detalleoscuros, pero al parecer el Timehabía decidido que mi vieja deud

tenía interés periodístico; si bien snegaba a dar ninguna explicacióndel porqué.

Estas cuestiones eran claramenttriviales y solo pretendían difamarAl final el Times no publicó nada,

diferencia del Daily News, que llegóa incluir pormenores de unconflicto que había tenido yo diez

años atrás en mi edificio d



apartamentos sobre una demandudicial según la cual mi perro

superaba el peso límite permitidopor las leyes de propiedadhorizontal.

Aunque la campaña d

desprestigio era previsible, noocurría lo mismo con el esfuerzopor negarme el estatus de periodista

que tenía ramificacionepotencialmente graves. Estcampaña fue iniciada por el New

York Times también en su perfil de6 de junio. En el titular, el periódicose desvivía por concederme cierto

título no periodístico: «Bloguero



dedicado a la vigilancia, en el centrodel debate». El titular era malo, peroel online original era aún peor«Activista antivigilanciprotagonista de una nuevfiltración».

La editora pública del periódicoMargaret Sullivan, criticó el titulacalificándolo de «desdeñoso». Y

añadía: «Ser bloguero no tiene nadde malo, desde luego, yo también losoy. Pero cuando el estamento

mediático utiliza el término, dalgún modo parece decir “tú no erede los nuestros”».

El artículo pasaba



considerarme una y otra vez cosadistintas de «periodista» o«reportero». Yo era, por lo visto«abogado y bloguero de toda lvida» (llevo seis años sin dedicarmal derecho, y hace varios años qu

trabajo como columnista enmportantes medios, aparte de habe

publicado cuatro libros). Y si habí

legado a trabajar «comoperiodista», decía el artículo, mexperiencia era «inusual», no

debido a mis «opiniones clarassino porque «casi nunca habíestado bajo las órdenes de un

director».



A continuación, los medios enpleno se enzarzaron en un debatsobre si yo era realment«periodista» u otra cosa. Lalternativa más habitual era la d«activista». Nadie se tomó l

molestia de precisar ninguna de esapalabras; se limitaban a basarse entópicos mal definidos, como suelen

hacer los medios, sobre todocuando el objetivo es demonizar. Apartir de entonces, se aplicó como

rutina la vacía e insustanciaetiqueta.La calificación tenía un

significado real en varios niveles



Para empezar, quitar el marbete d«periodista» reduce la legitimidadde la cobertura. Ademásconvertirme en «activista» podítener consecuencias legales, es decircriminales. Los periodistas cuentan

con protecciones jurídicas formaley tácitas a las que otros no puedenrecurrir. Por ejemplo, aunque por lo

general se considera legítimo que unperiodista publique secretogubernamentales, no sucede lo

mismo con alguien que actúe encalidad de otra cosa.Adrede o no, quienes defendían

a idea de que yo no era periodist



—pese al hecho de estar escribiendopara uno de los periódicos máantiguos e importantes del mundo— estaban ayudando al gobierno criminalizar mis informacionesDespués de que el New York Time

proclamara mi condición dactivista, Sullivan, la editorpública, reconocía que «esto

asuntos han adquirido mátrascendencia en el ambiente actualy para el señor Greenwald podrían

ser cruciales».La alusión al «ambiente actualera una forma de referirse a do

mportantes controversia



relacionadas con el trato a loperiodistas por parte de ladministración. La primera giraben torno a la adquisición secreta poel Departamento de Justicia (DOJde registros de llamadas telefónica

y e-mails de reporteros y editores dAssociated Press para averiguar lafuentes de las historias.

El segundo incidente, mápeliagudo, se refería a los esfuerzodel DOJ por conocer la identidad

de una fuente que había filtradonformación secreta. A tal fin, edepartamento solicitó al tribuna

federal una orden judicial par



poder leer los correos electrónicode James Rosen, jefe de la oficina dFox News en Washington.

En la solicitud de la ordenudicial, los abogados del gobierno

tildaban a Rosen de «co

conspirador» en relación con lodelitos de la fuente en virtud dehecho de haber obtenido materia

confidencial. La petición erescandalosa porque, como decía eNew York Times, «ningún

periodista norteamericano ha sidoprocesado jamás por reunir ypublicar información reservada, po

o que el lenguaje planteaba l



posibilidad de que la administraciónObama estuviera llevando lofensiva contra las filtraciones a unnuevo nivel».

La conducta mencionada por eDOJ para justificar la calificación d

Rosen como «co-conspirador» —trabajar con la fuente para conseguidocumentos, establecer un «plan d

comunicación encubierto» pareludir la detección al hablar, o«utilizar halagos y jugar con l

vanidad y el ego [de la fuente] parconvencerle de que filtrasnformación»— se componía d

montones de cosas que lo



periodistas de investigación hacende forma rutinaria.

Como dijo Olivier Knoxveterano reportero de Washingtonel DOJ había «acusado a Rosen dviolar la ley antiespionaje con

comportamientos que —tal comoaparecen descritos en la propideclaración del agente— s

nscriben perfectamente en lcategoría de cobertura tradicionade las noticias». Considerar que e

proceder de Rosen es un delitograve era criminalizar el periodismocomo tal.

Este movimiento quiz



sorprendió menos de lo que cabíesperar teniendo en cuenta el ampliocontexto de ataques de ladministración Obama contra lafuentes y las denuncias de malaprácticas. En 2011, el New York

Times reveló que, al intentadescubrir la fuente de un libroescrito por James Risen, el DO

había «obtenido abundanteregistros de sus llamadas telefónicassu situación económica y su

historial de viajes», incluyendo«datos bancarios y de la tarjeta dcrédito, así como información de su

agencia de viajes y tres informe



crediticios acerca de su contabilidadfinanciera».

El DOJ también intentabobligar a Risen a revelar la identidadde su fuente, con la amenaza dmandarlo a la cárcel si se negaba

Los periodistas del país enteroestaban pasmados por el trato dadoa Risen: si uno de los reporteros d

nvestigación más capaces yprotegidos desde el punto de vistnstitucional sufría un ataque de ta

magnitud, a cualquier otro podípasarle eso y más.En la prensa, mucho

reaccionaron con inquietud. Un



artículo de USA Today señaló qu«la administración del presidentObama se enfrenta a acusaciones dhaber emprendido una verdaderguerra contra los periodistas», ycitaba a Josh Meyer, antiguo

reportero de seguridad nacional dLos Angeles Times: «Hay una líneroja a la que ninguna otr

administración se había acercadoantes de que la administraciónObama la haya cruzado con creces»

ane Mayer, la admiradísimreportera de investigación del NewYorker , ya avisó en el New Republi

de que la campaña del DOJ d



Obama contra las denuncias dcorrupción estaba convirtiéndose enun ataque al propio periodismo«Es un tremendo impedimento para cobertura informativa, y no

“enfría” exactamente, sino que má

bien paraliza el conjunto deproceso hasta desactivarlo».

La situación impulsó al Comit

para la Protección de los Periodista—organización internacional quhace un seguimiento de los ataque

del estado a la libertad de prensa— hacer público su primer informsobre Estados Unidos. Redactado

por Leonard Downie, Jr., antiguo



redactor ejecutivo del WashingtonPost, el informe, publicado enoctubre de 2012, concluía que:

La guerra de la administracióncontra las filtraciones y otros

esfuerzos para controlar lainformación es lo más agresivo…desde la administración Nixon… Lostreinta experimentados periodistas

de Washington en diversasorganizaciones de noticias…entrevistados con motivo de esteinforme no recuerdan nada igual.

La dinámica se extendió más allde la seguridad nacional par

constituir, como dijo un jefe d



oficina, un esfuerzo «con lfinalidad de frustrar las coberturasobre rendición de cuentas de laagencias gubernamentales».

Muchos periodistas de EE.UUprendados de Barack Obam

durante años, hablaban ahora de éhabitualmente en estos términosuna grave amenaza para la libertad

de prensa, el líder más represivo arespecto desde Richard Nixon. Erun cambio más que notabl

tratándose de un político que habíaccedido al poder jurando crear «ladministración más transparente d

a historia de Estados Unidos».



Para neutralizar el crecientescándalo, Obama ordenó al fiscageneral, Eric Holder, que sreuniera con representantes de lomedios y examinara con ellos lanormas que rigen el trato del DOJ

os periodistas. Obama afirmabestar «preocupado por lposibilidad de que cierta

nvestigaciones sobre filtracionepudieran poner trabas al periodismode investigación que exige cuenta

al gobierno», como si él no hubiersido durante cinco años responsablprecisamente de esta clase d

agresiones contra el proceso d



obtención de información.En una sesión del Senado, el 6 d

unio de 2013 (al día siguiente dque el Guardian publicara lprimera historia de la NSA), Holdeuró que el DOJ nunca encausarí

«a ningún reportero por hacer sutrabajo». El objetivo del DOJañadió, es simplemente «identifica

y procesar a funcionariogubernamentales que hagan peligraa seguridad nacional al violar su

uramentos, no perseguir miembros de la prensa o disuadirlode que lleven a cabo su esencia

abor».



Hasta cierto punto, fue unacontecimiento grato: al parecer, ladministración había notado lsuficiente reacción para crear amenos la apariencia de que encarabel asunto de la libertad de prensa

Sin embargo, en el juramento dHolder había un enorme boqueteen el caso de Rosen y Fox News, e

DOJ había establecido que trabajacon una fuente para «robarnformación confidencial trascendí

el ámbito de «actuación deperiodista». De este modo, lagarantías de Holder dependían de l

dea del DOJ sobre qué er



periodismo y qué rebasaba loímites de la cobertura informativegítima.

Con este telón de fondo, lontentos de algunas figuras de lo

medios de expulsarme de

«periodismo» —insistiendo en quyo no informaba, sino que hací«activismo», por tanto, algo

criminal— se tornabanpotencialmente peligrosos.

La primera petición par

procesarme llegó del congresistrepublicano de Nueva York PeteKing, que había sido presidente de

Subcomité de la Cámara sobr



Terrorismo y había convocadosesiones macartistas sobre lamenaza terrorista planteada «desddentro» por la comunidadmusulmana norteamericancuriosamente, King había apoyado

durante mucho tiempo al IRA)King confirmó a Anderson Cooperde la CNN, que los reporteros qu

se ocuparan de cuestiones de lNSA debían ser procesados «ssabían y aceptaban que se trataba d

nformación confidencial… enespecial sobre algo de estmagnitud». «A mi entender, exist

una obligación», añadía, «tanto



moral como legal, de actuar contrun reportero cuyas revelacionepongan en peligro la seguridadnacional».

Más adelante, King aclaró enFox News que estaba hablando

concretamente de mí:

Estoy hablando de Greenwald…

no solo reveló esta información, hadicho que tiene nombres de agentesde la CIA y activos de todo el mundo,y amenaza con sacarlo todo a la luz.

La última vez que pasó algo así eneste país, hubo un jefe de base de laCIA asesinado en Grecia… Creo que[el procesamiento de periodistas]

debería ser específico, muy selectivo



y desde luego excepcional. Noobstante, en este caso, en el quealguien desvela secretos como este y

amaga con dar a conocer otros, sí,hay que emprender acciones legalescontra él.

Eso de que yo había amenazadocon hacer públicos nombres dagentes y activos de la CIA era un

descarada mentira inventada poKing. De todos modos, sucomentarios abrieron la

compuertas, y los comentaristas smetieron a empujones. MarThiessen, del Washington Postantiguo redactor de discursos d



Bush y autor de un libro en el quustificaba el programa de tortura

de EE.UU., defendía a King bajoeste titular: «Sí, publicar secretos da NSA es un crimen». Tra

acusarme de «violar el 18 USC [US

Code, código de EE.UU.] 798, quconsidera un acto criminal publicanformación confidencial revelador

de criptografía gubernamental onteligencia de comunicaciones»

añadía que «Greenwald h

nfringido claramente esta leycomo hizo el Post, si vamos a esocuando publicó detalles secretos de

programa PRISM de la NSA).



Alan Dershowitz habló para lCNN y declaró lo siguiente: «A muicio, Greenwald ha cometido un

delito gravísimo». Pese a ser unconocido defensor de los derechociviles y de la libertad de prensa

Dershowitz dijo que mi coberturnformativa «no bordea l

criminalidad, sino que entra d

leno en la categoría de crimen».Al creciente coro se sumó e

general Michael Hayden, que habí

dirigido tanto la NSA como la CIAbajo el mandato de George Bush ypuesto en marcha el programa de l

agencia de escuchas ilegales sin



orden judicial. «Edward Snowden»escribió en CNN.com«probablemente será el filtrador dsecretos norteamericanos mágravoso de la historia de lrepública», para añadir más adelant

que «Glenn Greenwald merecmucho más el calificativo de coconspirador por el Departamento

de Justicia que en su día JameRosen, de Fox».

Al principio limitado

personajes de derechas de quienecabía esperar que considerasen eperiodismo como un crimen, el coro

de voces que planteaba la cuestión



del procesamiento creció durantuna infame aparición en Meet thPress [Encuentro con la prensa].

La propia Casa Blanca helogiado Meet the Press aconsiderarlo un lugar cómodo par

que las figuras políticas y otras élitetransmitan su mensaje sin demasiaddificultad. El programa semanal d

a NBC fue aclamado por CatherinMartin, antigua directora dcomunicaciones del vicepresident

Dick Cheney, diciendo que tení«nuestro mejor formato» porquCheney era capaz de «controlar e

mensaje». Llevar al vicepresidente



Meet the Press era, decía ella, un«táctica utilizada con frecuencia»De hecho, un vídeo del presentadodel programa, David Gregorybailando en el escenario en la cende corresponsales de la Casa Blanca

con torpeza a la par que entusiasmodetrás de un rapero, Karl Rovecausó sensación al simboliza

vívidamente lo que es el programaun sitio donde el poder político va ser amplificado y halagado, dond

solo se oyen los comentarioconvencionales más aburridosdonde solo se permite un

reducidísima gama de opiniones.



Fui invitado al programa en eúltimo momento y por necesidadUnas horas antes, se había sabidoque Snowden había abandonadoHong Kong e iba en avión caminode Moscú, un espectacular giro d

os acontecimientos qunevitablemente dominaría el ciclonformativo. A Meet the Press no l

quedó más remedio que empezacon la historia, y, como yo era unde las pocas personas que estaba en

contacto con Snowden, me pidieronque acudiera al programa comoprincipal invitado.

A lo largo de los años, habí



criticado yo con dureza a Gregoryy preveía una entrevista hostil. Perono esperaba esta pregunta depresentador: «Teniendo en cuentque ha ayudado y secundado Snowden, incluso en su

movimientos actuales, ¿por qué nose le podría acusar a usted, señoGreenwald, de haber cometido

delito?». En el enunciado habítantas cosas erróneas, que tardé unminuto en procesar lo que me habí

preguntado realmente.El problema más notorio era lcantidad de suposicione

nfundadas implícitas en l



pregunta. Eso de «teniendo encuenta» que yo había «ayudado ysecundado a Snowden, incluso ensus movimientos actuales» nodifiere mucho de «teniendo encuenta que el señor Gregory h

asesinado a sus vecinos…». Era soloun llamativo ejemplo de lformulación: «¿Cuándo dejó usted

de pegar a su esposa?».Sin embargo, más allá de l

falacia retórica, un periodista d

televisión acababa de dar crédito a ldea de que otros periodistas podíany debían ser procesados por hace

periodismo, una afirmación insólita



La pregunta de Gregory daba entender que cualquier reportero dnvestigación de Estados Unido

que trabajara con fuentes y recibiernformación confidencial era un

delincuente. Y era precisamente es

teoría y ese ambiente lo que habívuelto tan precaria la coberturnformativa de investigación.

Como era de esperar, Gregoryme describió una y otra vez comoalgo distinto de un «periodista»

Prologó una pregunta con lsiguiente proclamación: «Usted eun polemista, tiene una opinión, e

un columnista». Para luego



anunciar: «La cuestión de quién eperiodista acaso merezca un debatcon respecto a lo que usted esthaciendo».

De todos modos, Gregory noera el único en utilizar esto

razonamientos. Ninguno de lopresentes en Meet the Pressconvocados para analizar m

conversación con Gregorypusieron objeciones a la idea de quun periodista pudiera ser encausado

por haber trabajado con una fuenteChuck Todd, de la NBC, reafirmóesa teoría formulando inquietante

«preguntas» sobre lo que é



denominaba mi «papel» en «ecomplot»:

Glenn Greenwald… ¿hasta quépunto estaba implicado en elcomplot?… ¿Tenía algún papelaparte de simple receptor de estainformación? ¿Y va a responder aestas preguntas? Es, bueno, unacuestión de derecho.

Un programa de la CNNReliable Sources [Fuentes fiables]debatió el asunto mientras en lpantalla aparecía sobreimpresionadesta pregunta: «¿Hay que procesar Glenn Greenwald?».



Walter Pincus, periodista deWashington Post que en la décadde 1960 había espiado a estudiantenorteamericanos en el extranjeropor cuenta de la CIA, escribió uncolumna en que sugería que Laura

Snowden y yo formábamos parte duna conspiración planeada yorganizada por Julian Assange

fundador de WikiLeaks. En lcolumna había tantos errores dhecho (documentados en una cart

abierta a Pincus), que el Post se vioobligado a añadir un artículo de trepárrafos excepcionalmente largo

que reconocía y corregía múltiple



errores.En su propio programa de l

CNBC, el columnista económicoAndrew Ross Sorkin decía losiguiente:

Me da la sensación, primero, deque la hemos cagado, dejando [aSnowden] que se fuera a Rusia.Segundo, sin duda los chinos nos

odian por haberle siquiera dejadosalir del país… Yo lo detendría, yahora casi detendría también a GlennGreenwald, el periodista que al

parecer quiere ayudarle a llegar aEcuador.

El hecho de que un reportero



del Times, que había llegado hasta eTribunal Supremo con el fin dpublicar los Papeles del Pentágonoabogara por mi detención era unclarísima señal de la lealtad qumuchos periodistas consagrado

profesaban al gobierno de EstadoUnidos: pese a todo, criminalizar eperiodismo de investigación tendrí

un serio impacto en ese periódico ysus trabajadores. Más adelanteSorkin me pidió disculpas, pero su

comentarios pusieron de manifiestoa velocidad y la facilidad con quesas afirmaciones consiguen

aceptación.



Por suerte, esta idea distaba dser unánime entre la profesiónperiodística norteamericana. Dhecho, el fantasma de lcriminalización impulsó a muchoperiodistas a manifestarse en apoyo

de mi trabajo, y en varios programatelevisivos de masas lopresentadores mostraron má

nterés en lo esencial de larevelaciones que en demonizar a lomplicados. Durante la semana qu

siguió a la entrevista de Gregory, soyeron muchas opiniones drepulsa hacia su pregunta. En e

Huffington Post leemos: «Aún no



acabamos de creernos lo que DavidGregory le preguntó a GlennGreenwald». Toby Harnden, jefe da oficina de Washington de

Sunday Times del Reino Unidotuiteó: «En el Zimbabue de Mugab

fui encarcelado por “practicaperiodismo”. ¿Está diciendo DavidGregory que la Norteamérica d

Obama debe hacer lo mismo?»Numerosos reporteros ycolumnistas del New York Times, e

Post y otros medios han salido enmi defensa en público y en privadoNo obstante, por mucho apoyo qu

reciba nada va a contrarrestar e



hecho de que los propios reporterohabían aceptado la posibilidad dpeligro legal.

Diversos abogados y asesorecoincidían en que, si yo volvía EE.UU., había verdadero peligro d

detención. Intenté encontrar unpersona de fiar que me dijera locontrario, que no había riesgo

alguno, que era inconcebible undemanda del DOJ contra mí. No mo dijo nadie. La opinión general er

que el DOJ no actuaría contra mexplícitamente por mi labonformativa, pues intentaría evitar l

magen de perseguidor d



periodistas. Existía más bien lpreocupación de que el gobiernomprovisaría la teoría de que mi

supuestos crímenes habían sidocometidos fuera del ámbito deperiodismo. A diferencia de Barton

Gellman, del Washington Post, yohabía viajado a Hong Kong a vermcon Snowden antes de que s

publicaran las historias, habíhablado regularmente con él encuanto hubo llegado a Rusia, y

había escrito historias sobre la NSAcomo free-lance en periódicos dtodo el mundo. El DOJ podí

afirmar que yo había «ayudado y



secundado» a Snowden en sufiltraciones o había ayudado a un«fugitivo» a huir de la justicia, oque mi colaboración con periódicoextranjeros constituía cierto tipo despionaje.

Además, mis comentarios sobra NSA y el gobierno de EE.UU

habían sido deliberadament

agresivos y desafiantes. Sin duda, egobierno se moría de ganas dcastigar a alguien por lo que s

consideraba la filtración máperjudicial de la historia del país, sno para aliviar la furia instituciona

sí al menos para disuadir a otros



Como la cabeza más buscada parclavarla en una pica residítranquilamente en Moscú bajo eescudo protector del asilo políticoLaura y yo éramos una oportunsegunda opción.

Durante meses, varios abogadocon contactos de alto nivel en eDepartamento de Justicia trataron

de obtener garantías informales dque yo no sería procesado. Enoctubre, cinco meses después de qu

se publicase la primera historia, econgresista Alan Grayson escribióal fiscal general Holder señalando

que destacadas figuras política



habían exigido mi detención y quyo había declinado una invitación testificar en el Congreso sobre lNSA debido a la preocupación poun posible procesamientoTerminaba la carta diciendo lo

siguiente:

Considero esto lamentable

porque (1) el ejercicio del periodismono es un crimen; (2), por el contrario,está protegido de manera explícitapor la Primera Enmienda; (3) de

hecho, las crónicas del señorGreenwald relativas a estos asuntosnos han informado a mí, a otrosmiembros del Congreso y al público

en general, de violaciones graves y



generalizadas de la ley y los derechosconstitucionales cometidas poragentes del gobierno.

La carta preguntaba aDepartamento de Justicia si tení

ntención de presentar cargos contrmí, y si, en caso de entrar yo enEstados Unidos, «el Departamentode Justicia, el Departamento dSeguridad Nacional o cualquieotro organismo gubernamentantentará retener, interrogar, arresta

o encausar». El periódico de lciudad de Grayson, el OrlandSentinel , publicó la carta en

diciembre, pero el congresista no



recibió respuesta alguna.A finales de 2013 y ya entrado

en 2014, la amenaza dprocesamiento fue tomando formmientras los funcionarios degobierno mantenían un ataqu

claramente coordinado con eobjetivo de criminalizar mi trabajoA finales de octubre, el jefe de l

NSA, Keith Alexander, en unobvia referencia a mis coberturanformativas free-lance en todo e

mundo, se quejaba de que «loreporteros de periódicos tuvierantodos esos documentos, lo

50.000… los que tengan y están



vendiendo», y exigía de formnquietante que «nosotros» —e

gobierno— «hemos de encontrar lmanera de parar esto». En unsesión de febrero, el presidente deComité de Inteligencia de l

Cámara, Mike Rogers, le dijo una yotra vez al director del FBI, JameComey, que algunos periodista

estaban «vendiendo bienerobados», tachándolos de «peristasy «ladrones», y a continuación

especificó que hablaba de míCuando empecé a informar en lCBC sobre el espionaje canadiense

el portavoz parlamentario de



gobierno conservador de StephenHarper me denunció calificándomde «espía porno» y acusó a la CBCde comprarme documentorobados. En EE.UU., JameClapper, director de Inteligenci

Nacional, comenzó a utilizar etérmino criminal «cómplices» parreferirse a los periodistas qu

hablaban de temas relacionados cona NSA.

Yo creía que, aunque solo fuer

por razones de imagen ycontroversia mundial, laposibilidades de ser detenido s

regresaba a EE.UU. eran inferiore



al 50%. La potencial mancha en eegado de Obama, que sería e

primer presidente en procesar a unperiodista por ejercer el periodismoera, suponía yo, impedimentosuficiente. No obstante, si el pasado

reciente demostraba algo, era que egobierno de EE.UU. estabdispuesto a hacer toda clase de cosa

censurables con la excusa de lseguridad nacional, sin tener encuenta cómo se percibiera eso en e

resto del mundo. Caso dequivocarme, las consecuencias —acabar esposado y acusado

conforme a las leyes de espionaje



ser juzgado por una judicaturfederal que se había mostradodescaradamente deferente para conWashington en estos asuntos— erandemasiado importantes parrechazarlas alegremente. Estab

decidido a volver a EE.UU., perosolo en cuanto tuviera más claro eriesgo que comportaba. Entretanto

quedarían lejos la familia, loamigos y toda clase doportunidades importantes par

hablar en Estados Unidos sobre mabor.El hecho de que para diverso

abogados y un congresista el riesgo



fuera real era en sí mismoextraordinario, una convincentseñal de la erosión de la libertad dprensa. Y el hecho de que muchoperiodistas se hubieran sumado a ldea de considerar mis cobertura

un delito grave era un considerabltriunfo propagandístico para lopoderes gubernamentales, qu

contaban con profesionalecualificados que les hacían el trabajoy equiparaban el periodismo d

nvestigación crítico con lactividad criminal.



Los ataques contra Snowdeneran mucho más virulentos, desduego, y también extrañamentdénticos en cuanto al tema

Destacados comentaristas que nosabían absolutamente nada dSnowden adoptaron enseguida e

mismo guion de tópicos parmenospreciarlo. Apenas unas horadespués de haberse aprendido su

nombre, ya marchaban hombro conhombro para denostar su persona ysus motivaciones. Snowden estabmpulsado, recitaban, no po



ninguna convicción real, sino por e«narcisismo que busca notoriedad»

Bob Schieffer, presentador dCBS News, calificó a Snowden d«joven narcisista» que se cree «máisto que nadie». Jeffrey Toobin, de

New Yorker , diagnosticó quSnowden era «un narcisista fatuoque merece estar en la cárcel»

Richard Cohen, del WashingtonPost, dictaminó que Snowden «noes un paranoico, sino solo un

narcisista»; haciendo referencia anforme según el cual Snowden stapaba con una manta para evita

que sus contraseñas fueran captada



por cámaras en el techo, Cohenañadía que Snowden «se desinflarcomo una Caperucita Rojtransformista» y «su supuesto deseode fama se verá desbaratado».

Salta a la vista que esta

caracterizaciones son ridículasSnowden decía estar decidido desaparecer, a no concede

entrevistas. Comprendía que a lomedios les encantaba personalizaas historias, y quería que el centro

de atención fuera la vigilancia de lNSA, no él. Fiel a su promesaSnowden rechazaba todas la

nvitaciones de los medios. Durant



muchos meses, yo recibí a diariolamadas y e-mails de casi todos lo

programas de televisiónnorteamericanos, de personalidadede los noticiarios y de periodistafamosos que suplicaban hablar con

Snowden. Matt Lauer, presentadodel Today Show, llamó varias vecepara intentar convencerme; los d

60 Minutes eran tan implacables ensus peticiones que dejé de cogerleas llamadas; Brian Williams envió

diversos representantes parexplicar su postura. Si hubierquerido, Snowden se habría podido

pasar día y noche en los programa



televisivos más influentes y tener amundo entero pendiente de él.

Sin embargo, Edward smostraba firme. Yo le transmitía lasolicitudes y él las rechazaba parno desviar la atención de la

revelaciones. Curiosocomportamiento para un narcisistque busca notoriedad.

Hubo más denuncias sobre lpersonalidad de Snowden. DavidBrooks, columnista del New York

Times, se burlaba de él alegando qu«no había logrado abrirse paso conéxito en el colegio comunitario»

Snowden es, decretaba Brooks, «e



colmo del hombre aislado»símbolo de «la creciente marea ddesconfianza, la corrosivpropagación del cinismo, el desgastdel tejido social y la proliferación dpersonas tan individualistas en su

enfoques que no saben realmentcómo unirse a los demás y buscar ebien común».

Para Roger Simon, de PoliticoSnowden era «un perdedor» porqu«abandonó la secundaria». L

congresista demócrata DebbiWasserman Schultz, que tambiénpreside el Comité Naciona

Demócrata, condenó a Snowden



que acababa de echar a perder suvida al hacer las revelaciones sobra NSA, calificándolo de «cobarde»

Como era de prever, se ponía enentredicho el patriotismo dSnowden. Si había ido a Hon

Kong, es que probablementespiaba para el gobierno chino. «Noes ningún disparate pensar qu

Snowden ha sido un agente doblchino y que pronto desertará»anunció Matt Mackowiak, veterano

asesor de campañas electorales dePartido Republicano.Sin embargo, cuando Snowden

salió de Hong Kong para ir



Latinoamérica a través de Rusiapasó de ser espía chino a ser espíruso por arte de magia. Congresistacomo Mike Rogers hacían estacusación sin prueba ninguna, ypese al hecho evidente de qu

Snowden estaba en Rusia soloporque las autoridades de EE.UUe habían invalidado el pasaporte y

habían intimidado a países comoCuba para que revocasen suconcesión de derecho de tránsito

Además, ¿qué clase de espía ruso iría Hong Kong, colaboraría conperiodistas y se identificarí

públicamente en vez de pasar e



material a sus jefes de Moscú? Lafirmación no tenía sentido ni sbasaba en hecho alguno, pero esono impidió su difusión.

Entre las calumnias mánsensatas e infundadas vertida

sobre Snowden había una del NewYork Times, según el cual habíansido las autoridades chinas, no la

de Hong Kong, las que le habíanpermitido irse; el periódico añadíuna especulación repugnante y

malintencionada: «Dos expertooccidentales en inteligencia, quhabían trabajado para importante

agencias de espionaj



gubernamentales, decían que, a suuicio, el gobierno chino se las habíngeniado para vaciar los cuatro

portátiles que el señor Snowdenhabía llevado consigo a HonKong».

El New York Times no teníninguna prueba de que el gobiernochino hubiera obtenido los datos d

Snowden sobre la NSA. Eperiódico simplemente inducía a loectores a llegar a esa conclusión

basándose en dos «expertosanónimos que «creían» que tal coshabía podido suceder.

Mientras pasaba todo esto



Snowden estaba bloqueado en eaeropuerto de Moscú sin podeconectarse online. En cuantoregresó a la superficie, negó convehemencia, mediante un artículoque publiqué yo en el Guardian

que hubiera pasado dato alguno China ni a Rusia. «Nunca he dadoninguna información ni a un

gobierno ni al otro, y ellos tampocohan cogido nada de miordenadores», dijo.

Al día siguiente de haberspublicado el desmentido dSnowden, Margaret Sullivan criticó

al Times por su artículo. Entrevistó



también a Joseph Kahn, editor dasuntos internacionales deperiódico, quien dijo que «emportante ver este episodio de l

historia como lo que es: unexploración sobre lo que habrí

podido pasar partiendo de unoexpertos que no aseguran tener unconocimiento directo». Sullivan

observó que «dos frases en mediode un artículo del Times sobre unasunto tan delicado —aunqu

puedan apartarse del tema central—tienen la capacidad de influir en eanálisis o dañar una reputación»

Sullivan terminaba mostrándose d



acuerdo con un lector que se habíquejado por la historia y decía«Leo el Times en busca de la verdadSi quiero especulaciones, puedoeerlas casi en todas partes».

A través de Janine Gibson, l

directora ejecutiva del Times, JilAbramson —en una reunión en lque pretendía convencer a

Guardian para que colaborase enciertos reportajes sobre la NSA—envió un mensaje: «Por favor

díganle personalmente a GlennGreenwald que coincido totalmentcon él en que nunca teníamos qu

haber publicado eso de que Chin



había “vaciado” los portátiles dSnowden. Fue unrresponsabilidad».

Al parecer, Gibson creía que yome sentiría complacido, pero de esonada: ¿Cómo podía una director

ejecutiva de un periódico llegar a lconclusión de que un artículoobviamente lesivo había sido un

rresponsabilidad sin retractarse npublicar al menos una noteditorial?

Aparte de la falta de pruebas, lafirmación de que los portátiles dSnowden habían sido «vaciados

era una contradicción en su



propios términos. La gente llevaños sin utilizar los portátiles partransportar grandes cantidades ddatos. Antes de que los ordenadoreportátiles llegaran a ser comunes, shabía muchos documentos s

guardaban en discos; ahora en pendrives. Es verdad que en HonKong Snowden tenía consigo

cuatro portátiles, cada uno para uncosa, pero esto no guarda ningunrelación con la cantidad d

documentos. Estos estaban en pendrives, encriptados mediantsofisticados métodos criptográficos

tras haber trabajado como hacker d



a NSA, Snowden sabía que lagencia sería incapaz de descifrarlosno digamos ya las agencias dnteligencia chinas o rusas.

Utilizar el número de portátilede Snowden era una manera muy

tramposa de jugar con la ignoranciy los temores de la gente: ¡habíacogido tantos documentos qu

necesitaba cuatro ordenadores paraguardarlos todos! Por otro lado, sos chinos los hubieran extraído po

algún medio, no habrían obtenidonada de valor.Igualmente absurda era la idea d

que Snowden intentaría salvars



revelando secretos. Se habícomplicado la vida y se arriesgaba r a la cárcel por decirle al mundo

que había que poner fin a unsistema clandestino de vigilancia. Lposibilidad de que, para evitar l

cárcel, diera marcha atrás y ayudara China o Rusia a mejorar sucapacidades de espionaje er

simplemente una estupidez.La afirmación sería un disparate

pero, como era de prever, el daño

fue considerable. En cualquiediscusión en la televisión sobre lNSA había siempre alguien qu

aseguraba, sin que nadie l



contradijera, que ahora Chinestaba en posesión, gracias Snowden, de los secretonorteamericanos más delicadosBajo el encabezamiento «Por quChina dejó ir a Snowden», el New

Yorker explicaba a sus lectores qu«su utilidad estaba casi agotada. Auicio de ciertos expertos en

nteligencia citados por el Times, egobierno chino “había conseguidoextraer el contenido de los cuatro

portátiles que el señor Snowdendijo haber llevado consigo a HonKong”».

Demonizar la personalidad d



cualquiera que desafíe al podepolítico ha sido una vieja táctica dWashington, medios dcomunicación incluidos. Uno de loprimeros y acaso más llamativoejemplos de esta táctica fue el trato

que la administración Nixon dio afiltrador de los Papeles dePentágono, Daniel Ellsberg

legaron a irrumpir por la fuerza ena consulta de su psicoanalista par

robar su expediente y husmear en su

historial sexual. Por absurdo qupueda parecer este sistema —¿poqué la revelación de información

personal embarazosa va



contrarrestar pruebas de engañogubernamental?—, Ellsberg loentendió con claridad: la gente noquiere que se la vincule a alguienque ha sido desacreditado ohumillado públicamente.

Se usó el mismo método pardañar la reputación de JulianAssange mucho antes de ser acusado

de delitos sexuales en Suecia podos mujeres. Cabe señalar que loataques contra Assange fueron

levados a cabo por los mismoperiódicos que habían trabajadocon él y habían sacado provecho d

as revelaciones de Chelse



Manning, posibilitadas por Assangy WikiLeaks.

Cuando el New York Timepublicó lo que denominó «Lodiarios de la guerra de Irak», milede documentos confidenciales qu

detallaban atrocidades y otroabusos durante la guerrprotagonizados por los militare

norteamericanos y sus aliadoraquíes, el periódico sacó un

artículo de primera plana —tan

prominente como las propiarevelaciones—, escrito por ereportero belicista John Burns, con

a exclusiva finalidad de describir



Assange como un personaje extrañoy paranoico sin apenas contacto cona realidad.

El artículo describía el modo enque Assange «se registra en lohoteles con nombres falsos, se tiñ

el pelo, duerme en sofás o en esuelo, y en vez de tarjetas de créditoutiliza dinero en metálico,

menudo prestado por amigosuyos». Señalaba lo que definícomo su «conducta irregular

mperiosa» y sus «delirios dgrandeza», y decía que sudetractores «lo acusan de organiza

una vendetta contra Estado



Unidos». Añadía asimismo estdiagnóstico psicológico de unvoluntario descontento dWikiLeaks: «No está en su sanouicio».

Calificar a Assange de loco

luminado llegó a ser un ingredientbásico del discurso político dEE.UU. en general y de la estrategi

del New York Times en particularEn un artículo, Bill Keller citaba un reportero del Times qu

describía a Assange como alguien«alborotado, una especie de mujesin techo que deambulara por l

calle con una chaqueta clara y



pantalones cargo, una camisa blancsucia, zapatillas andrajosas ycalcetines blancos mugrientocaídos sobre los tobillos. Yapestando como si llevara días sinducharse».

El Times también inició lcobertura del asunto Manningnsistiendo en que lo que impulsó

Manning a ser un filtrador masivono fue la conciencia ni laconvicciones sino los trastornos d

personalidad y la inestabilidadpsicológica. Numerosos artículodaban a entender, sin fundamento

alguno, que diversos aspectos de su



vida, desde los conflictos de génerohasta las intimidaciones antigay enel ejército pasando por loenfrentamientos con su padrehabían sido móviles importantes ena decisión de sacar a la luz aquello

documentos.Atribuir la discrepancia a cierto

trastornos de personalidad no es n

mucho menos un inventonorteamericano. Los disidentesoviéticos eran internados como

rutina en hospitales psiquiátricos, yos opositores chinos aún reciben menudo tratamiento psiquiátrico

forzoso. Hay razones evidente



para lanzar ataques personalecontra los críticos del statu quoComo se ha indicado, una es restarlefectividad a la crítica: pocapersonas quieren juntarse conalguien loco o raro. Otra es l

disuasión: si se expulsa a lodisidentes de la sociedad y se ledegrada calificándolos d

emocionalmente desequilibradosos demás reciben un fuertncentivo para no ser como ellos.

Sin embargo, el motivo clave ea necesidad lógica. Para locustodios del statu quo, no hay

nada genuina o básicamente erróneo



en el orden imperante y sunstituciones, pues todo s

considera justo. En consecuenciaquien afirme otra cosa —sobre todosi es alguien lo bastante motivadopara emprender acciones radicales—

será emocionalmente inestable yestará psicológicamentdiscapacitado por definición.

Dicho de otro modo, en líneagenerales hay dos alternativasobediencia a la autoridad

nstitucional o disconformidadabsoluta. La primera es una opciónsensata y válida solo si la segunda e

rracional e ilegítima. Para lo



defensores del statu quo, la mercorrelación entre enfermedad mentay oposición radical a la ortodoxipredominante no basta. Ldisidencia radical es indicio, inclusoprueba, de trastorno grave de l

personalidad.En el núcleo de esta formulación

hay un engaño esencial: que l

discrepancia respecto de lautoridad institucional conlleva unelección moral o ideológica, no

siendo así en el caso de lobediencia. Partiendo de estpremisa falsa, la sociedad presta gran

atención a los motivos de lo



disidentes, pero ninguna a quienese someten a las instituciones, seasegurándose de que sus accionepermanecen ocultas, sea pocualquier otro medio. Se considerque la obediencia a la autoridad es e

estado natural.De hecho, tanto cumplir la

normas como infringirlas conllev

opciones morales, y ambas manerade actuar revelan algo importantsobre el individuo en cuestión

Contrariamente a la premisaceptada —que la disidencia radicaes indicativa de trastorno d

personalidad—, puede ser verdad lo



contrario: ante una injusticia gravenegarse a disentir indica debilidadde carácter o insuficiencia moral.

El profesor de filosofía PeteLudlow deja muy clara esta cuestiónen un artículo publicado en el New

York Times sobre lo que él llam«las fugas, las filtraciones y ehacktivismo, que ha irritado a lo

militares de EE.UU. y a lacomunidades de inteligenciprivadas y gubernamentales»

actividades asociadas a un grupoque él denomina «generación W»con Snowden y Manning como

ejemplos destacados:



El deseo de los medios depsicoanalizar a los miembros de lageneración W es lógico. Quieren

saber por qué estas personas estánactuando de una manera que a ellos,los miembros de las corporacionesmediáticas, les resulta inaceptable.

Pero lo que vale para uno vale paratodos; si las fugas, las filtraciones y elhacktivismo tienen motivacionespsicológicas, habrá también

motivaciones psicológicas paracerrar filas con la estructura de poderde un sistema, en este caso, unsistema en el que las corporaciones

mediáticas desempeñan un papelimportante.Del mismo modo, es posible que

el sistema propiamente dicho esté

enfermo, aunque los protagonistas en



el seno de la organización secomporten con arreglo a la etiquetaorganizativa y respeten los lazos

internos de confianza.

Esta discusión es una de las quas autoridades institucionale

tienen más ganas de evitar. Estdemonización interna de lofiltradores es un procedimiento

mediante el cual el estamentomediático de Estados Unidoprotege los intereses de quiene

ejercen el poder. Esta sumisión etan profunda que muchas reglas deperiodismo se elaboran, o cuando

menos se aplican, con la finalidad d



potenciar el mensaje del gobierno.Tomemos por ejemplo la idea d

que filtrar información confidenciaes una especie de acto criminal omalintencionado. Los periodistas dWashington que nos aplicaron est

dea a Snowden y a mí no lamentanas revelaciones de información

secreta, sino las revelaciones qu

contrarían o debilitan al gobierno.La realidad es que Washington

está siempre con el agua al cuello d

filtraciones. El reportero máfamoso y venerado de D.C., BobWoodward, ha afianzado su

posición recibiendo regularment



nformación reservada de fuentes dalto nivel y luego publicándolaCiertos funcionarios de Obama hando una y otra vez al New York

Times a distribuir informaciónsobre temas como el uso de drone

o el asesinato de Osama bin LadenLeon Panetta, exsecretario dDefensa, y varios agentes de la CIA

proporcionaron información secretal director de La noche más oscuraesperando que la películ

pregonaría a bombo y platillo emayor triunfo político de ObamaAl mismo tiempo, los abogados de

Departamento de Justicia decían



os tribunales federales que, parproteger la seguridad nacional, nopodían dar a conocer informaciónsobre el ataque contra Bin Laden).

Ningún periodista del estamentooficial propondría el procesamiento

de ninguno de los agenteresponsables de esas filtraciones nde los reporteros que las recibieron

y que escribieron acerca de lamismas. Se reirían ante lnsinuación de que Bob Woodward

—que lleva años revelando secreto— y sus fuentes gubernamentales dalto nivel pudieran ser delincuentes

Ello se debe a que esta



filtraciones son consentidas poWashington y responden a lontereses del gobierno de EE.UU

por lo cual se consideran aceptabley apropiadas. Las únicas fugacondenadas por los medios d

Washington son las que contienennformación que los funcionario

preferirían ocultar.

Veamos lo que pasó justomomentos antes de que DavidGregory sugiriese en Meet the Pres

que yo debería ser detenido por mcobertura informativa sobre lNSA. Al principio de la entrevist

hice referencia a una resolución



udicial secreta dictada en 2011 poel tribunal FISA, según la cuapartes sustanciales del programa dvigilancia doméstica erannconstitucionales y violaban lo

estatutos reguladores del espionaje

Yo conocía la resolución porquhabía leído al respecto en lodocumentos de la NSA que m

había entregado Snowden. En Meethe Press, había pedido que shicieran públicos.

Sin embargo, Gregory intentódefender que el tribunal FISA decíotra cosa:



Con respecto a esta opiniónconcreta del FISA, no es el caso;basándome en personas con las que

he hablado, dicha opinión, apoyada enla petición del gobierno, es que ellosdijeron «bueno, puedes tener esto,pero eso otro no, pues se saldría

realmente de tu esfera decompetencias…», lo cual significaque la solicitud fue modificada odenegada, que es lo que el gobierno

deja claro: hay una verdaderainspección judicial, ningún abuso.

Aquí la cuestión no son lo

detalles del dictamen del tribunaFISA (aunque cuando fue hechopúblico, ocho semanas después

quedó claro que la resolución



concluía efectivamente que la NSAhabía actuado de forma ilegal). Lomás importante es que Gregoryaseguró conocer la resoluciónporque sus fuentes le habíannformado sobre la misma, y luego

transmitió la información al mundoAsí pues, momentos antes d

plantear la amenazadora posibilidad

de que me detuvieran debido a mireportajes, él mismo había filtradoo que consideraba información

secreta procedente de fuentegubernamentales. Sin embargo, nadie se le pasaría jamás por l

cabeza que hubiera que criminaliza



el trabajo de Gregory. Aplicar lmisma lógica al presentador de Meethe Press y su fuente se habríconsiderado ridículo.

De hecho, Gregoryprobablemente sería incapaz d

aceptar que su revelación y la míeran siquiera comparables, pues lsuya se producía a instancias de un

gobierno que pretendía defender yustificar sus acciones, mientras qua mía se realizaba buscando e

enfrentamiento, contra los deseos dos círculos oficiales.Desde luego, esto e

precisamente lo contrario de lo qu



debe conseguir la libertad de prensaLa idea subyacente al «cuartoestado» es que quienes ejercen epoder en su grado máximo debenser cuestionados por una oposicióncrítica y la insistencia en l

transparencia; el cometido de lprensa consiste en rebatir lafalsedades que el poder difund

nvariablemente para protegerse. Sinesta clase de periodismo, los abusoson inevitables. No hacía ningun

falta la libertad de prensgarantizada en la Constitución dEE.UU. para que los periodista

apoyaran, reforzaran y ensalzaran



os líderes políticos; la garantía ernecesaria para que los periodistahiciesen justo lo contrario.

El doble criterio aplicado a lpublicación de informaciónconfidencial es aún más acusado

cuando se trata del requisito tácitode la «objetividad periodística». Era supuesta violación de esta norm

o que hacía de mí un «activistamás que un «periodista». Como snos dice hasta la saciedad, lo

periodistas no expresan opinionessolo informan de los hechos.Esto es una ficción obvia, un

presunción. Las percepciones y la



declaraciones de los seres humanoson intrínsecamente subjetivasCada artículo es fruto dmuchísimos supuestos culturalesnacionalistas y políticos muysubjetivos. Y el periodismo siempr

atiende a los intereses de una facciónu otra.

La distinción pertinente no e

entre los periodistas que tienenopiniones y los que no las tienencategoría que no existe, sino entr

os periodistas que revelansinceramente sus opiniones yquienes las ocultan pretendiendo no

tener ninguna.



La misma idea de que loreporteros deben carecer dopiniones dista mucho de ser unrequisito tradicional de la profesiónde hecho, es una invenciónrelativamente nueva que tiene e

efecto, si no la intención, dneutralizar el periodismo.

Como señalaba el columnista d

Reuters Jack Shafer, esta recientperspectiva norteamericana reflejuna «triste lealtad al idea

corporativista de lo que debe ser eperiodismo», así como un«lamentable falta de conocimiento

históricos». Desde la fundación d



EE.UU., el periodismo mejor y dmayor trascendencia ha incluidoreporteros luchadores, conncidencia política y dedicados uchar contra las injusticias. E

patrón del periodismo sin opinión

sin color, sin alma, ha vaciado lactividad de sus atributos mávaliosos, lo que ha vuelto

ntrascendente al estamentomediático: una amenaza para nadieexactamente lo que se quería.

De todos modos, aparte de lfalacia intrínseca de la informaciónobjetiva, quienes afirman creer en l

regla casi nunca la aplican de form



coherente. Los periodistas deestablishment expresancontinuamente sus opiniones sobruna amplia gama de temacontrovertidos sin verse privadopor ello de su estatus profesional. S

además esas opiniones sonconsentidas por los círculooficiales de Washington, se perciben

como legítimas.Durante la polémica sobre l

NSA, Bob Schieffer, presentador d

ace the Nation [Frente al país]criticó a Snowden y defendió lvigilancia de la NSA; lo mismo qu

effrey Toobin, reportero en



asuntos legales del New Yorker y lCNN. John Burns, enviado especiadel New York Times que habícubierto la guerra de Irak, admitió posteriori que apoyaba la invasiónlegando a describir las tropa

norteamericanas como «miiberadores» y «ángeles del Señor»

Christiane Amanpour, de la CNN

se pasó el verano de 201defendiendo el uso de la fuerzmilitar norteamericana en Siria. Sin

embargo, estas posturas no fuerondescalificadas como «activismo»porque, pese a todas las reverencia

a la objetividad, en realidad nad



prohíbe a los periodistas teneopiniones.

Igual que la supuesta reglcontra las filtraciones, la «regla» da objetividad no es una regla n

nada, sino más bien un medio par

favorecer los intereses de la claspolítica dominante. De ahí que «lvigilancia de la NSA es legal y

necesaria», «la guerra de Irak eacertada» o «EE.UU. de invadir tapaís» sean opiniones aceptables en

boca de los periodistas, que laemiten continuamente.La «objetividad» consiste tan

solo en reflejar las preferencias y en



atender a los intereses deatrincherado Washington. Laopiniones son problemáticas solocuando se apartan del marcoaceptable de la ortodoxia oficial.

La hostilidad hacia Snowden e

fácil de explicar. La hostilidad hacios reporteros que publican l

noticia —yo mismo— es quizá má

compleja. En parte por rivalidad yen parte por venganza tras años dcríticas profesionales mías a estrella

mediáticas norteamericanas, tambiénhabía, a mi juicio, enfado e inclusovergüenza ante la verdad que e

periodismo de confrontación habí



desvelado: esa coberturnformativa enojaba al gobierno y

revelaba el papel de los periodistatolerados por Washington, es decirel de reforzar al poder.

No obstante, la razón má

significativa del enfrentamiento eracon mucho, que ciertas figuras deestamento mediático han aceptado

a función de portavoces diligentedel poder político, sobre todo en loconcerniente a la seguridad

nacional. De lo que se deduce queal igual que los funcionariopolíticos, muestran desdén haci

quienes desafían o debilitan lo



centros de poder de Washington.El reportero icónico del pasado

era el outsider total, el francotiradorMuchos de los que entraban en lprofesión tendían a oponerse apoder y no a estar a su servicio, no

solo por ideología sino también popersonalidad y disposición. Escogea carrera de periodista garantizab

prácticamente el estatus de outsideros reporteros ganaban poco dinero

tenían poco prestigio profesional y

normalmente eran algo enigmáticosEsto ha cambiado. Tras ladquisición de las empresa

mediáticas por las mayore



corporaciones del mundo, lmayoría de las estrellas de lomedios son bien remuneradotrabajadores de conglomerados, sindiferencia alguna respecto a otroempleados. En vez de vende

servicios bancarios o instrumentofinancieros, trapichean conproductos mediáticos en nombre d

a empresa en cuestión. Su caminoprofesional está determinado por lmisma métrica que define el éxito en

este tipo de entorno: la medida enque complacen a sus jefes ysatisfacen los intereses de l

compañía.



Los que prosperan en lestructura de corporaciones grandesuelen ser expertos en agradar apoder institucional más que enponerlo en entredicho. Por tantoquienes triunfan en el periodismo

corporativo tienen madera parcomplacer al poder. Se identificancon la autoridad institucional y

están cualificados para ponerse a suservicio, no para combatirla.

Hay pruebas de sobra

Conocemos la disposición del NewYork Times a suprimir, a instanciade la Casa Blanca, el descubrimiento

de James Risen, en 2004, de



programa de escuchas telefónicalegales de la NSA; en su momentoa editora pública del periódico

describió las excusas para lsupresión como «lamentablementnsuficiente». En un incident

parecido en Los Angeles Timeacaecido en 2006, el redactor DeanBaquet echó abajo una crónica d

reporteros suyos sobre lcolaboración secreta entre AT&T ya NSA, basada en una información

proporcionada por el filtradoMark Klein. Este había ofrecidomontones de documentos qu

revelaban la construcción, en l



oficina de San Francisco de AT&Tde una habitación secreta donde lNSA podía instalar divisores dbanda para desviar tráfico telefónicoy de internet desde los clientes das empresas de telecomunicacione

a almacenes de la agencia.Como decía Klein, lo

documentos ponían de manifiesto

que la NSA estaba «husmeando enas vidas personales de millones d

norteamericanos inocentes». Sin

embargo, según contó él mismo BC News en 2007, Baquet impidióa publicación de la historia «

petición de John Negroponte, a l



sazón director de InteligenciNacional, y del general MichaeHayden, entonces director de lNSA». Poco después, Baquet llegóa ser responsable del New YorkTimes en Washington y má

adelante fue ascendido al cargo ddirector editorial del periódico.

El hecho de que el Times s

mostrara tan dispuesto a defendeos intereses del gobierno no

debería sorprender. Su editor

pública, Margaret Sullivan, señalóque el periódico quizá deberímirarse al espejo y reconocer su

errores si los editores quisieran



entender por qué las fuentes dmportantes revelaciones sobre l

seguridad nacional, como las dChelsea Manning o EdwardSnowden, no se sentían lo bastantseguras o motivadas par

procurarles información. Es verdadque el New York Times habípublicado valiosísimos documento

conjuntamente con WikiLeakspero poco después, el antiguodirector ejecutivo, Bill Keller, puso

todo su afán para distanciar eperiódico de su socio: contrastópúblicamente el enfado de l

administración Obama con



WikiLeaks y su agradecimiento aTimes y sus cobertura«responsables».

Keller aireó orgullosamente lrelación de su periódico conWashington también en otra

ocasiones. En 2010, durante unaparición en la BBC en la quanalizaba los telegramas obtenido

por WikiLeaks, explicó que eTimes seguía directrices degobierno de EE.UU. sobre lo qu

debía publicar y lo que noIncrédulo, el presentador preguntó«¿Está diciendo más o menos qu

ustedes van antes al gobierno y



dicen “qué tal esto, qué tal lo otroestá bien esto, está bien aquello” yuego consiguen autorización?». E

otro invitado, el antiguodiplomático británico Carne Rossdijo que, tras oír los comentarios d

Keller, «a su juicio nadie debería ial New York Times a leer esotelegramas. Es asombroso que e

periódico busque el visto bueno degobierno sobre lo que debe decir arespecto».

Sin embargo, esta clase dcolaboración de los medios conWashington no tiene nada d

asombroso. Por ejemplo, es algo



rutinario que los reporteroadopten la postura oficial dEE.UU. en controversias conadversarios extranjeros y tomendecisiones editoriales basándose eno que más favorece «los intereses d

Estados Unidos», tal como lodefine el gobierno. Jack Goldsmithabogado del Departamento d

usticia, aclamó lo que denominab«fenómeno subestimado: epatriotismo de la prens

norteamericana», lo que significque los medios nacionales tienden mostrar lealtad a la agenda de su

gobierno. Goldsmith citaba a



director de la CIA y la NSA conBush, Michael Hayden, quienseñalaba que los periodistanorteamericanos exhiben «ciertdisposición a trabajar connosotros», pero con la prens

extranjera, añadía, «es muy, muydifícil».

Esta identificación del estamento

mediático con el gobierno sfundamenta en varios factores, unode ellos socioeconómico. Mucho

de los periodistas influyentes dEE.UU. son en la actualidadmultimillonarios. Viven en lo

mismos barrios que las figura



políticas y las élites financieras paras que aparentemente ejercen l

función de perros guardianesasisten a las mismas recepcionescomparten círculos de amigos ycolegas, sus hijos van a las misma

escuelas privadas de élite.Esta es una de las razones por la

que los periodistas y lo

funcionarios gubernamentales sntercambian los puestos con tant

facilidad. La puerta giratoria lleva

as figuras de los medios a empleode alto nivel en Washington, demismo modo que los funcionarios

menudo abandonan su cargo con l



recompensa de un lucrativocontrato en los medios. Jay Carneyy Richard Stengel, de TimMagazine, están actualmente en egobierno, mientras que DavidAxelrod y Robert Gibbs, asesore

de Obama, son comentaristas de lMSNBC. Se trata más de trasladoaterales que de cambio

profesionales: el movimiento es tanaerodinámico precisamente porquel personal sigue al servicio de lo

mismos intereses.El establishment mediáticonorteamericano no tiene nada qu

ver con outsiders. Está plenament



ntegrado en el poder políticodominante del país: desde el puntode vista cultural, emocional ysocioeconómico, son la misma cosaLos periodistas ricos, famosos y conacceso a información privilegiad

no quieren trastocar el statu quoque tan generosamente lerecompensa. Como todos lo

cortesanos, anhelan defender esistema que les concede privilegioy desprecian a todo aquel qu

ponga este sistema en entredicho.Para llegar a la plendentificación con las necesidades d

os funcionarios políticos, apena



hay un paso. De ahí que ltransparencia sea inoportuna, que eperiodismo de confrontación semaligno, quizás incluso criminal. Aos dirigentes políticos hay qu

dejarles ejercer el poder en l

oscuridad.En septiembre de 2013

Seymour Hersh, reportero ganado

del premio Pulitzer que desvelara lmasacre de My Lai y el escándalo dAbu Ghraib, dejó claras esta

cuestiones de forma convincenteEn una entrevista en el GuardianHersh clamaba contra lo que é

lamaba «la timidez de lo



periodistas en Norteamérica, sunula disposición a desafiar a la CasBlanca y a ser mensajerompopulares de la verdad». Decí

también que el New York Timepasaba demasiado tiempo «a

servicio de Obama». Pese a que ladministración miente de manersistemática, sostenía, «ninguno d

os leviatanes de los medionorteamericanos, las cadenatelevisivas o los grupos editoriales

se plantea hacerle frente.La propuesta de Hersh «pararreglar el periodismo» consistía en

«cerrar las oficinas de prensa d



NBC y ABC, despedir al 90% dos redactores y volver a la tare

fundamental de los periodistas»que es ejercer de outsiders. «Hayque promover a redactores a los quno se pueda controlar»

recomendaba Hersh. «Loalborotadores no son ascendidos»decía, en vez de lo cual lo

periodistas y «redactores cobardesestán acabando con la profesiónporque la mentalidad general es l

de no atreverse a ser unfrancotirador, un outsider .



Tan pronto un reportero eetiquetado como activista, encuanto su trabajo está empañadopor la acusación de actividad

delictiva y es expulsado del círculode protección, es vulnerable al tratocriminal. Esto me quedó claro

nmediatamente después de que shiciera pública la historia de lNSA.

Al cabo de unos minutos dregresar a Río tras mi estancia enHong Kong, David me explicó que había desaparecido el portátil



Sospechando que la desapariciónestaba relacionada con unconversación que habíamomantenido estando yo fuera, mrecordó que le había llamadomediante Skype para hablar sobr

un importante archivo ddocumentos encriptados que yopretendía enviarle por correo

electrónico. En cuanto lo recibiesetenía que guardarlo en un lugaseguro. Para Snowden era esencia

que alguien de absoluta confianztuviera un juego completo de lodocumentos por si mi archivo s

perdía o resultaba dañado, o alguien



o robaba.«Yo quizá no esté disponibl

mucho más tiempo», dijo. «Y quiénsabe cómo evolucionará tu relaciónprofesional con Laura. Alguien hde tener un juego al que tú siempr

tengas acceso, pase lo que pase».La opción obvia era David. Sin

embargo, no llegué a enviarle e

archivo. Una de las cosas para laque no tuve tiempo mientras estaben Hong Kong.

«Menos de veinticuatro horadespués de que me dijeras eso», mdijo David, «entraron en casa y m

robaron el portátil». Me parecí



nconcebible la posibilidad de quel robo tuviera que ver con nuestrconversación por Skype. Expliqué David que no podíamos volvernocomo esos paranoicos quatribuyen a la CIA cualquie

episodio extraño de su vida. Quizáel ordenador se había extraviado oalguien de visita en la casa se lo

había llevado; o a lo mejor sí que shabía producido un robo, pero amargen de lo demás.

David rebatió mis teorías una una: nunca sacaba el portátil de lcasa; lo había puesto todo pata

arriba y no estaba en ninguna parte



ninguna otra cosa habídesaparecido ni se había movido dsitio. Le daba la impresión de que, anegarme a considerar lo que parecía única explicación, yo estab

siendo irracional.

Llegados a este punto, diversoreporteros habían señalado que lNSA no tenía prácticamente ni ide

de lo que Snowden me había dadoni los documentos concretos ni lcantidad. Era lógico que el gobierno

de EE.UU. (o quizás incluso otrogobiernos) quisiera sabeurgentemente qué tenía yo. Si e

ordenador de David iba a darle



nformación, ¿por qué no robarlo?Para entonces también sabía qu

una conversación con David través de Skype era cualquier cosmenos segura, tan vulnerable acontrol de la NSA como cualquie

otra forma de comunicación. Aspues, el gobierno tenía la capacidadde saber que yo había planeado

mandar los documentos a David yun claro motivo para apoderarse dsu ordenador.

Gracias a David Schultzabogado del Guardian, me enterde que había motivos para creer en

a teoría del robo de David. Cierto



contactos en los servicios dnteligencia de EE.UU. le habían

permitido saber que la presencia da CIA era más sólida en Río cas

que en ningún otro lugar demundo y que el jefe de la bas

«tenía fama de agresivo». Partiendode esto, Shultz me dijo: «Deberíahacerte a la idea de que van

controlar de cerca prácticamenttodo lo que digas, todo lo que hagay todos los sitios a los que vayas».

Acepté que ahora miposibilidades para comunicarme sverían gravemente limitadas. M

abstenía de usar el teléfono par



nada que no fueran comentariobanales. Enviaba y recibía e-mailsolo mediante engorrosos sistemade encriptación. Confiné miconversaciones con Laura, Snowdeny otras fuentes en programas de cha

online codificados. Pude trabajar enartículos con redactores deGuardian y otros periodistas solo

haciéndoles viajar a Río para vernoen persona. Incluso me mostrabcauteloso con David en casa o en e

coche. El robo del ordenador habídejado clara la posibilidad de questuvieran vigilados incluso lo

espacios más íntimos.



Si necesitaba más pruebas deambiente amenazador en el questaba yo ahora trabajando, estalegaron en forma de informe sobr

una conversación escuchadcasualmente por Steve Clemons, un

respetado y bien relacionadoanalista político de D.C. qutrabajaba como editor colaborado

para el Atlantic .El 8 de junio, estando Clemon

en el aeropuerto de Dulles, en la sal

de espera de United Airlines, oyópor casualidad a cuatro agentes dnteligencia de EE.UU. decir en voz

alta que el filtrador y el reportero



del rollo de la NSA tenían qu«desaparecer». Grabó algo de lconversación con el móvil. Lpareció que se trataba solo d«bravatas», pero igualmente decidiópublicarla.

Aunque Clemons es bastantcreíble, no me tomé la noticidemasiado en serio. De todo

modos, esa cháchara frívola entrtipos del establishment sobre «hacedesaparecer» a Snowden —y a lo

periodistas con quienes trabajaba—era inquietante.En los meses siguientes, l

posible criminalización de l



cobertura informativa sobre la NSAdejó de ser una idea abstracta parpasar a ser una realidad. Este cambiodrástico fue impulsado por egobierno británico.

Primero, gracias a Janine Gibson

y a través del chat encriptado, menteré de un hecho notable quhabía tenido lugar a mediados d

ulio en las oficinas de Londres deGuardian. Gibson describió lo qudenominaba «cambio radical» en e

desarrollo de las conversacioneentre el periódico y el GCHQniciadas desde hacía varias semanas

Lo que al principio habían sido



«conversaciones muy civilizadassobre la cobertura informativa deperiódico había degenerado en unserie de exigencias cada vez máagresivas y al final en amenazas entoda regla por parte de la agencia d

espionaje británica.En un momento dado, más o

menos de repente, me contó

Gibson, el GCHQ anunció que no«permitiría» al periódico publicaun solo artículo más sobr

documentos secretos. Y a tal finexigió al Guardian de Londres que entregara todas las copias de lo

archivos recibidos de Snowden. S



el periódico rehusaba, una ordenudicial prohibiría cualquie

reportaje futuro.La amenaza no era vana. En

Reino Unido no hay garantíaconstitucionales para la libertad d

prensa. Los tribunales británicoson tan complacientes con laexigencias gubernamentales d

«censura previa» que los mediopueden ser clausurados por publicacualquier cosa considerada un

amenaza para la seguridad nacional.De hecho, en la década de 1970Duncan Campbell, el reportero qu

desveló la existencia del GCHQ y



escribió al respecto, fue detenido yprocesado. Los tribunales británicopodían clausurar el Guardian encualquier momento y requisarltodo su material y su equipo«Ningún juez diría que no, si se lo

pidieran», dijo Janine. «Losabemos, y ellos saben que losabemos».

Los documentos en posesión deGuardian eran una pequeña partdel archivo completo pasado po

Snowden, que tenía clarísimo qudebían ser los periodistas británicoquienes informaran específicament

sobre el GCHQ, por lo cual uno d



os últimos días en Hong Konentregó una copia de lodocumentos a Ewen MacAskill.

En nuestra conversación, Janinme explicó que ella y el editor AlanRusbridger, junto con otro

miembros de la plantilla, el fin dsemana anterior habían estadorecluidos en cierto lugar de un áre

remota en las afueras de LondresDe repente supieron que varioagentes del GCHQ iban camino d

a sala de redacción, dondpretendían incautarse de los discoduros en los que estaban guardado

os documentos. «Ya os habéi



divertido bastante», dijeron Rusbridger, como más tarde contóeste, «ahora queremos el material»El grupo llevaba en el campo solodos horas y media cuando senteraron de lo del GCHQ

«Tuvimos que volver a Londres toda prisa para defender el edificioFue espeluznante», dijo Janine.

El GCHQ exigía al Guardianque le entregara todas las copias dearchivo. Si el periódico hubier

obedecido, el gobierno habríconocido el material pasado poSnowden, cuya situación lega

habría peligrado aún más. En vez d



ello, el Guardian accedió a destruitodos los discos duros pertinentemientras diversos agentes deGCHQ supervisaban el procesopara asegurarse de que se efectuaba su entera satisfacción. En palabra

de Janine, lo que se produjo fue «unbaile muy complejo de rodeos yevasivas, diplomacia, trapicheos y

“destrucción demostrablecooperativa».

El término «destrucción

demostrable» lo inventó el GCHQpara describir lo sucedido. Loagentes acompañaron al persona

del Guardian, incluido el redacto



efe, al sótano de la sala de redaccióny estuvieron observando mientraos otros hacían añicos los disco

duros, exigiendo incluso qurompieran más algunas parteconcretas «solo para asegurarse d

que en los fragmentos de metadestrozados no quedara nada dnterés para eventuales agente

chinos», contaba Rusbridger«Podemos olvidarnos de lohelicópteros negros», parece qu

dijo bromeando un agente dseguridad, mientras el personal deGuardian «barría los restos de un

MacBook Pro».



La imagen de un gobierno quenvía agentes a un periódico parforzar la destrucción de suordenadores es intrínsecamentescandalosa, esas cosas que a looccidentales nos hacen creer qu

solo pasan en sitios como ChinaIrán o Rusia. Pero también encreíble que un periódico d

prestigio se someta voluntaria ymansamente a órdenes así.

Si el gobierno amenazaba con

clausurar el periódico, ¿por qué nodesafiarlo a que lo hiciera a plenuz del día? Como dijo Snowden

tras enterarse de la amenaza, «l



única respuesta adecuada e“¡adelante, cerradnos!”». Obedecevoluntariamente en secreto epermitir al gobierno ocultar suverdadero carácter ante el mundoun estado que impide violentament

a los periodistas informar sobre unnoticia de máximo valor para lgente.

Peor aún: la acción de destruimaterial que una fuente ha reveladoarriesgando la libertad e incluso l

vida choca de frente con la finalidaddel periodismo.Aparte de la necesidad de sacar

a luz esta conducta despótica, tien



un indiscutible interés periodísticoel hecho de que un gobiernorrumpa en una sala de redacción y

obligue a un periódico a destruinformación. Sin embargo, a

parecer el Guardian procuró

guardar silencio, lo que ponpoderosamente de relieve lprecariedad de la libertad de prens

en Reino Unido.En cualquier caso, Gibson m

aseguró que el Guardian

conservaba una copia del archivo ensus oficinas de Nueva York. Yuego me dio una notici

sorprendente: ahora el New York



Times tenía en su poder otro juegode los documentos, entregados poAlan Rusbridger al directoejecutivo Jill Abramson pargarantizar que el periódicoconservase acceso a los archivo

aunque un tribunal británicontentara obligar al Guardian d

EE.UU. a destruir su copia.

Esto tampoco era una buennoticia. El Guardian no solo habíaccedido en secreto a destruir su

documentos, sino que, sinconsultarnos ni avisarnos Snowden o a mí, además se los habí

dado al mismo periódico descartado



por Snowden porque no confiaben su relación estrecha y servil conel gobierno de EE.UU.

Desde su perspectiva, eGuardian no podía tomarse a ligera las amenazas del gobierno

británico teniendo en cuenta la faltde protección constitucional, locientos de empleados y un

periódico centenario que había qusalvaguardar. Y destruir loordenadores era mejor que entrega

el archivo al GCHQ. No obstantea mí me molestaba su conformidadcon las exigencias del gobierno y

más todavía, su evidente decisión d



no publicar los documentos.Aun así, tanto antes de l

destrucción de los discos durocomo después, el Guardian siguiósiendo agresivo e intrépido en emodo de publicar las revelacione

de Snowden… más, creo yo, de loque lo habría sido ningún otroperiódico comparable en tamaño

mportancia. Pese a la tácticntimidatoria de las autoridades, quncluso se intensificó, los editore

continuaron publicando un artículotras otro sobre la NSA y el GCHQo que habla muy bien de ellos.

Sin embargo, a Laura y



Snowden les indignaba que eGuardian hubiera claudicado anta intimidación del gobierno y quuego hubiera guardado silencio

ante lo sucedido, y que el archivodel GCHQ hubiera acabado en eNew York Times. Snowden estabparticularmente furioso. Éconsideraba que eso era un

ncumplimiento de su acuerdo conel Guardian y de su deseo de qutrabajaran con los documento

británicos solo periodistabritánicos y sobre todo que al NYTno se le dieran copias. Al final, l

reacción de Laura provocó



consecuencias tremendas.

Desde el principio de nuestrabor informativa, la relación d

Laura con el Guardian había sido

ncómoda, y ahora la tensión sdesató. Mientras estábamotrabajando en Río, descubrimos qu

parte de uno de los archivos de lNSA que me había entregadoSnowden el día que fue a Hon

Kong a esconderse (pero no habítenido ocasión de darle a Lauraestaba corrompido. Durante lsemana que permaneció en Río



Laura fue incapaz de arreglarlopero pensó que quizá podríhacerlo cuando estuviera de nuevoen Berlín.

Al cabo de una semana de haberegresado a Berlín, Laura m

comunicó que tenía el archivo listopara devolvérmelo. Dispusimos quun empleado del Guardian volara

Berlín, cogiera el archivo y me lolevara a Río. Sin embargo, tras e

dramático episodio del GCHQ, e

empleado del periódico, presa demiedo, sugirió a Laura que, en vezde darle a él personalmente e

archivo, me lo mandara mediant



FedEx.Esto alteró e irritó a Laura como

nunca. «¿Ves lo que estánhaciendo?», me dijo. «Quierenpoder decir “no tuvimos nada quver con el transporte de esto

documentos, fueron Glenn y Laurquienes se los pasaron uno a otro”»Añadió que utilizar FedEx par

mandar documentos secretos por emundo —y mandarlos desde Berlína Río equivalía a colgarles un letrero

de neón bien visible para las partenteresadas— era la peor violaciónmaginable de las normas d

seguridad operativa.



«No volveré a confiar en ellos»declaró.

De todos modos, yo seguínecesitando ese archivo, puecontenía documentofundamentales relacionados con

artículos en los que estabtrabajando amén de muchos otropendientes de publicación.

Janine insistía en que era unmalentendido, en que el empleadohabía entendido mal lo

comentarios de su supervisor, enque actualmente algunoresponsables de Londres s

mostraban asustadizos ante la ide



de transportar documentos entrLaura y yo. No había problemalguno, decía. Ese mismo díaalguien del Guardian iría a Berlín recoger el archivo.

Era demasiado tarde. «Jamás en

a vida daré estos documentos aGuardian», dijo Laura. «Ya noconfío en ellos, eso es todo».

El tamaño y la confidencialidaddel archivo disuadían a Laura denviármelo por correo electrónico

Debía entregarlo en persona alguiende nuestra confianza. Ese alguienera David, quien, al enterarse de

problema, se ofreció enseguid



voluntario a ir a Berlín. Ambovimos que era la solución idealDavid estaba al corriente de lhistoria, Laura lo conocía yconfiaba en él, y en cualquier caso étenía planeado visitarla para habla

con ella de posibles nuevoproyectos. Janine aceptó encantada idea y accedió a que el Guardian

costeara el viaje de David.La agencia de viajes de

Guardian le reservó el vuelo en

British Airways y le mandó etinerario por e-mail. Nunca se nopasó por la cabeza que en el viaj

pudiera surgir algún problema



Diversos periodistas del Guardianque han escrito artículos sobre loarchivos de Snowden, así comoempleados que han llevadodocumentos de un lado a otro, handespegado y aterrizado mucha

veces en el aeropuerto de Heathrowsin incidentes. La misma Laurhabía volado a Londres solo una

semanas antes. ¿Cómo iba nadie pensar que David —una figurmucho más periférica— corrí

peligro?David salió rumbo a Berlín edomingo 11 de agosto; tenía qu

estar de regreso una semana despué



con el archivo de Laura. Sinembargo, la mañana de su llegadprevista, me despertó una llamadtempranera. La voz, con marcadoacento británico, se identificó como«agente de seguridad del aeropuerto

de Heathrow» y me preguntó sconocía a David Miranda. «Llamamos para informarle»

prosiguió, «de que tenemoretenido al señor Miranda enaplicación de la Ley Antiterrorist

de 2000, Anexo 7».Tardé en asimilar la palabr«terrorismo»; me sentía confuso

más que nada. Lo primero qu



pregunté fue cuánto tiempo llevabretenido, y cuando oí «tres horassupe que no se trataba de uncribado estándar de inmigración. Ehombre explicó que Reino Unidotenía el «derecho legal» de retenerl

durante un total de nueve horas, y partir de ahí un tribunal podíampliar el período. También podían

arrestarle. «Todavía no sabemos loque vamos a hacer», dijo el agentde seguridad.

Tanto Estados Unidos comoReino Unido han dejado claro quecuando aseguran estar actuando

contra el «terrorismo», no respetan



ninguna clase de límites, sean éticosegales o políticos. Ahora David

estaba bajo custodia con arreglo a lLey Antiterrorista. Ni siquierhabía intentado entrar en ReinoUnido: cruzaba la zona de tránsito

del aeropuerto. Las autoridades depaís habían entrado en lo que nsiquiera es territorio británico y lo

habían pillado invocando para elloas razones más opacas y

escalofriantes.

Los abogados del Guardian y ldiplomacia brasileña se pusieron enmarcha al instante para lograr l

iberación de David. A mí no m



preocupaba cómo manejaría Davidel arresto. Una vidnconcebiblemente difícil tras habe

crecido huérfano en una de lafavelas más pobres de Río de Janeiroo había vuelto muy fuerte

obstinado y astuto. Yo sabía que éentendería exactamente lo questaba pasando y por qué, y no tuv

duda alguna de que sunterrogadores acabarían tan harto

de él como él de ellos. Sea como

fuere, a los abogados del Guardianes extrañaba que retuvieran

alguien tanto rato.

Investigando sobre la Ley



Antiterrorista, me enteré de que sonretenidas solo tres de cada mipersonas, y de que la mayoría de lonterrogatorios, más del 97%, dur

menos de una hora. Solo el 0,06%permanece en manos de la policí

más de seis horas. Parecía bastantprobable que en cuanto llegara lnovena hora David sería arrestado.

Como sugiere el nombre, epropósito declarado de la LeyAntiterrorista es interrogar a l

gente sobre vínculos con eterrorismo. La capacidad pardetener, afirma el gobierno

británico, se utiliza «con el fin d



determinar si la persona está o hestado implicada en la perpetracióna preparación o la instigación d

actos de terrorismo». No habíustificación alguna, n

remotamente, para retener a David

conforme a esa ley a menos que mabor informativa se equiparas

ahora con el terrorismo, lo qu

parecía ser el caso.A medida que pasaban las horas

a situación parecía cada vez má

sombría. Lo único que sabía yo erque en el aeropuerto había variodiplomáticos brasileños y abogado

del Guardian intentando localizar



David y tener acceso a él, en vanohasta el momento. Pero a falta ddos minutos para que se cumplierel período de nueve horas, un e-maide Janine me dio en una palabra lnoticia que yo necesitaba oír

«LIBERADO».La escandalosa detención d

David fue condenada al instante en

todo el mundo como un intentorufianesco de intimidación. Uncrónica de Reuters confirmaba qu

esta había sido de hechoefectivamente la intención degobierno: «Un agente de seguridad

de EE.UU. explicó a Reuters qu



uno de los principales objetivos da… retención y el interrogatorio d

Miranda era enviar a lodestinatarios del material dSnowden, entre ellos el Guardianel mensaje de que el gobierno

británico se tomaba muy en serio lode acabar con las filtraciones».

Sin embargo, como dije a l

multitud de periodistacongregados en el aeropuerto dRío mientras esperábamos el regreso

de David, la táctica intimidatoribritánica no impediría mireportajes. Si acaso, ahora me sentí

ncluso con más ánimo. La



autoridades británicas habíandemostrado ser abusivas enextremo; a mi entender, la únicrespuesta adecuada era ejercer mápresión y exigir más transparencia yrendición de cuentas. Es un

función primordial del periodismoCuando me preguntaron cómo creíyo que se percibiría el episodio, dij

que el gobierno británico acabaríamentando lo que había hecho

porque eso le daba ahora un

magen represiva y autoritaria.Un equipo de Reuters tradujomal y tergiversó mis comentarios —

hechos en portugués— y llegó



decir que, en respuesta a lo que lhabían hecho a David, yo ahorpublicaría documentos sobre ReinoUnido que antes no había tenidontención de revelar. Mediant

servicio de cable, esta distorsión s

transmitió enseguida al mundoentero.

Durante los dos días siguientes

os medios informaron airados dque yo había jurado llevar a cabo«periodismo de venganza». S

trataba de una tergiversaciónabsurda: mi idea era que, tras ecomportamiento abusivo de Reino

Unido, yo estaba más decidido qu



nunca a seguir con mi labor. Sinembargo, como he podidocomprobar muchas veces, aseguraque tus comentarios han sidosacados de contexto no sirve parparar la maquinaria mediática.

Basada o no en un error, lreacción ante mis comentarios fureveladora: Reino Unido y Estado

Unidos llevaban añocomportándose como matonesrespondiendo a cualquier desafío

con intimidaciones o cosas peoresLas autoridades británicas acababande obligar al Guardian a destrui

sus ordenadores y detener a m



compañero en aplicación de una leyantiterrorista. Había filtradoreprocesados y periodistaamenazados con la cárcel. Noobstante, los partidarios yapologistas del estado recibían

ndignados la mera percepción duna respuesta enérgica a unagresión así: ¡Dios mío! ¡Habla d

venganza! La sumisión dócil a lcoacción de los círculos oficiales sconsidera obligatoria; los actos d

rebeldía son descalificados comonsubordinación.David y yo pudimos hablar en

cuanto escapamos por fin de la



cámaras. Me dijo que durante lanueve horas se había mostradodesafiante, aunque admitió habepasado miedo.

Lo buscaban a él, sin duda: a lopasajeros de su vuelo se les dijo qu

enseñaran los pasaportes a agenteque esperaban fuera del avión. Traver el suyo, lo retuvieron en

aplicación de la Ley Antiterrorista yo «amenazaron desde el prime

momento hasta el último», explicó

David, que iría a la cárcel si no«cooperaba a fondo». Le requisarontodo su equipo electrónico

ncluido el móvil con fotografía



personales, contactos y chats conamigos, obligándole a darles lcontraseña del teléfono so pena darresto. «Me sentí como snvadieran mi vida entera, como s

estuviera desnudo», dijo.

David había estado pensando eno que EE.UU. y Reino Unido

habían hecho durante la últim

década al amparo de la lucha contrel terrorismo. «Secuestran personasas encarcelan sin cargos n

asistencia jurídica, las hacendesaparecer, las encierran enGuantánamo, las asesinan»

explicaba David. «Lo que má



asusta realmente es que estos dogobiernos te llamen “terrorista”»decía; algo que no les pasaría a lmayoría de los ciudadanonorteamericanos o británicos. «Tdas cuenta de que pueden hacert

cualquier cosa».La controversia sobre l

detención de David duró semanas

En Brasil fue noticia destacaddurante días, y prácticamente toda población brasileña se sintió

ndignada. Diversos políticobritánicos pidieron la reforma de lLey Antiterrorista. Desde luego

resultaba gratificante ver que par



mucha gente la ley de Reino Unidoera fuente de abusos. Al mismotiempo, sin embargo, la ley ylevaba años originando atropellos

aunque, como se había aplicadosobre todo a los musulmanes, poc

gente había mostrado interés. Parlamar la atención sobre los abusos

no debería haber hecho falta l

detención del compañero de unperiodista occidental, blanco yconocido, pero así fue.

Como cabía esperar, se supo quantes de la detención de David egobierno británico había hablado

con Washington. Cuando se l



preguntó al respecto en unconferencia de prensa, un portavozde la Casa Blanca dijo: «Hubo unaviso… una indicación de quprobablemente iba a pasar algo». LCasa Blanca se negó a condenar l

retención y admitió no habetomado ninguna medida parevitarla ni disuadir de la misma.

La mayoría de los periodistacomprendía lo peligroso que era espaso. «El periodismo no e

terrorismo», declaró una indignadRachel Maddow en su programa da MSNBC yendo al meollo de

asunto. Pero no todo el mundo lo



veía igual. En un programa dmáxima audiencia, Jeffrey Toobinelogió al gobierno británicoequiparando la conducta de Davidcon la del «mula» o narcotraficanteTobbin añadió que David deberí

dar gracias por no haber sidoarrestado y procesado.

Ese fantasma pareció algo má

verosímil cuando el gobiernobritánico anunció que iniciabformalmente una investigación

criminal sobre los documentos qulevaba consigo David (que tambiénhabía presentado una demand

contra las autoridades británica



alegando que su retención habísido ilegal al no tener nada que vecon el único fin de la ley que se lhabía aplicado: investigar lovínculos de una persona con eterrorismo). No es de extrañar qu

as autoridades estuvieran tanenvalentonadas cuando el periodistmás prominente compara un

cobertura informativa de enormnterés público con la manifiestlegalidad de los traficantes d

drogas.

Poco antes de morir, en 2005



David Halberstam, el archiconocidocorresponsal de guerra en Vietnampronunció un discurso antalumnos de la Escuela dPeriodismo de Columbia. Emomento de su carrera del que s

sentía más orgulloso, les dijo, fucuando unos generalenorteamericanos de Vietnam

amenazaron con exigir a sudirectores del New York Times quo apartasen de la cobertura de

conflicto bélico. Al parecerHalberstam había «enfurecido Washington y Saigón al manda

despachos pesimistas sobre l



guerra». Los generales lconsideraban «enemigo», puetambién había interrumpido suconferencias de prensa paracusarles de mentir.

Para Halberstam, enfurecer a

gobierno era motivo de orgullo, lverdadera finalidad de la profesiónde periodista. Sabía que se

periodista significaba correr riesgosenfrentarse a los abusos de poderno someterse a ellos.

En la actualidad, para muchos da profesión los elogios degobierno al periodismo

«responsable» —por segui



nstrucciones suyas sobre lo que sdebe publicar y lo que no— sonuna divisa de honor. Esta sería lverdadera medida del declive deperiodismo de confrontación enEstados Unidos.



Epílogo

En la primera conversaciónonline que tuve con EdwardSnowden, me dijo que lo de dar unpaso al frente le producía solo untemor: que sus revelaciones fueranrecibidas con indiferencia ydesinterés, lo que significaría qu

habría echado a perder su vida y shabría arriesgado a ir a la cárcel ponada. Decir que ese temor no s

ajustaba a la realidad equivale subestimar la dimensión deproblema.

De hecho, los efectos de l



revelación de sus informaciones hansido más importantes y duraderos yde mayor alcance de lo que habrícabido imaginar. Snowden hlamado la atención de la gent

acerca de los peligros de l

generalizada vigilancia del estado yos omnipresentes secreto

gubernamentales. H

desencadenado el primer debatglobal sobre el valor de lprivacidad individual en la er

digital y ha contribuido cuestionar el control hegemóniconorteamericano en internet. H

cambiado la opinión de personas d



todo el mundo sobre la fiabilidad das declaraciones de los funcionario

estadounidenses y ha modificado larelaciones entre países. Ha alteradoradicalmente diversas perspectivaacerca del papel adecuado de

periodismo en relación con epoder. Y dentro de Estados Unidoha dado lugar a una coalición

transpartidista, ideológicamentdiversa, que promueve una reforma fondo del estado policial.

Un episodio concreto puso drelieve los importantes cambioocasionados por las revelaciones d

Snowden. Apenas unas semana



después de que mi primer artículopara el Guardian sacara a la luz egrueso de los metadatos de la NSAdos miembros del Congresopresentaron conjuntamente unproyecto de ley para dejar d

financiar el programa de la NSACuriosamente, los dos proponentedel proyecto eran John Conyers

iberal de Detroit en su vigésimomandato en la Cámara, y JustinAmash, integrante del conservado

Tea Party, que cumplía solo susegundo mandato. Cuesta imaginaa dos congresistas más diferentes, y

sin embargo ahí estaban, unidos en



su oposición al espionaje interno da NSA. Y su propuesta enseguid

consiguió montones de apoyos dtodo el espectro ideológico, desdos más liberales a los má

conservadores pasando por lo

grados intermedios: unacontecimiento de lo más extraño enWashington.

Cuando llegó el momento dvotar el proyecto, el debate futelevisado en C-SPAN, y lo v

mientras chateaba online conSnowden, que también estabviéndolo en Moscú en su

ordenador. Nos quedamo



asombrados los dos. Era, creo yo, lprimera vez que él valorabrealmente la magnitud de lo quhabía conseguido. Un miembros da Cámara tras otro se levantaron

para denunciar con vehemencia e

programa de la NSA, burlándose da idea de que para luchar contra e

terrorismo hiciera falta recoge

datos de llamadas de todos y caduno de los norteamericanos. Fuecon mucho, el cuestionamiento má

firme de la doctrina de la seguridadnacional que había surgido deCongreso desde los atentados del 1

de Septiembre.



Hasta las revelaciones dSnowden, era inconcebible sin máque cualquier proyecto de leypensado para destripar un programde seguridad nacional pudierrecibir apenas un puñado de votos

Sin embargo, la votación final de lpropuesta Conyers-Amashconmocionó al Washington oficial

perdió por un margen estrechísimo217-205. Por otro lado, el respaldofue totalmente transversal: ciento

once demócratas y noventa y cuatrorepublicanos. Snowden y yonterpretamos esta inexistencia d

as tradicionales divisione



partidistas como un considerablmpulso a la idea de poner freno a l

NSA. El Washington oficiadepende de un tribalismo ciegoengendrado por una guerrpartidista inflexible. Si es posibl

erosionar el marco «rojo versuazul», y a continuación superarlohay muchas más esperanzas para l

política basada en los verdaderontereses de los ciudadanos.

A lo largo de los mese

siguientes, a medida que se ibanpublicando más artículos sobre lNSA en todo el mundo, mucho

entendidos pronosticaron qu



decaería el interés de la gente en etema. Sin embargo, este interés en ldiscusión sobre la vigilancia no hhecho más que aumentar, no solo dpuertas para dentro, sino tambiénen el plano internacional. Lo

episodios de una sola semana ddiciembre de 2013 —más de seimeses después de que apareciera m

primer artículo en el Guardian—lustran la medida en que la

revelaciones de Snowden siguen

resonando y lo insostenible que hlegado a ser la situación de la NSALa semana comenzó con un

lamativo dictamen hecho público



por el juez federal Richard Leonsegún el cual la recogida de datos da NSA probablemente violaba l

Cuarta Enmienda de lConstitución de EE.UU. y era «casorwelliana» en cuanto a su alcance

Es más, el jurista nombrado poBush señalaba de manera enfáticque «el gobierno no cita un solo

caso en el que el análisis masivo dmetadatos de la NSA haympedido de veras un atentado

terrorista inminente». Justo dos díadespués, un comité de asesorecreado por el presidente Obama a

estallar el escándalo de la NSA



redactó un informe de 308 páginasobre la cuestión. El informtambién rechazaba enérgicamentas afirmaciones de la NSA sobre l

vital importancia de su labor despionaje. «Según nuestro análisis

a información aportada a lanvestigaciones sobre terrorismo

mediante el uso del programa d

metadatos telefónicos de la sección215 de la Patriot Act [LeyPatriótica] no fue esencial par

mpedir atentados», escribió ecomité. «No ha habido ningún casoen el que la NSA pueda decir con

total seguridad que el resultado



habría sido distinto sin el programde metadatos telefónicos de lsección 215».

Entretanto, fuera de EstadoUnidos, la semana de la NSA notranscurría mejor. La asamble

general de la ONU aprobó pounanimidad una resolución —presentada por Alemania y Brasil—

según la cual la privacidad online eun derecho humano fundamentalo que un experto calificó como

«duro mensaje a Estados Unidos dque ha llegado el momento de damarcha atrás y acabar con l

vigilancia generalizada de la NSA»



Y el mismo día, Brasil anunció quno suscribiría el largamentesperado contrato de 4.500 millonede dólares para comprar cazas a lBoeing con sede en EE.UU., y encambio los compraría a la empres

sueca Saab. En Brasil, el escándalopor el espionaje de la NSA a suíderes políticos, sus empresas y su

ciudadanos había sido sin duda unfactor clave en la sorprendentdecisión. «El problema de la NSA

ha sido la perdición de lonorteamericanos», dijo a Reuteruna fuente del gobierno brasileño.

Nada de todo esto significa qu



se haya ganado la batalla. Ldoctrina de la seguridad nacional ede lo más sólido, seguramente máque nuestros máximos funcionarioelectos, y cuenta con un amplioconjunto de influyentes partidario

para defenderla a toda costa. Así, noes de extrañar que también haycosechado algunas victorias. Do

semanas después del dictamen deuez Leon, otro juez federal

aprovechándose del recuerdo del 1

de Septiembre, declaróconstitucional el programa de lNSA en un proceso distinto. Lo

aliados europeos fueron



abandonando sus muestras inicialede enfado para terminar dócilmentde acuerdo con EE.UU., como suelser costumbre. El respaldo de lgente en el país también ha sidonconstante: según las encuestas, l

mayoría de los norteamericanosaunque esté en contra de loprogramas de la NSA sacados a l

uz por Snowden, querría que estfuera procesado por larevelaciones. Y algunos alto

funcionarios estadounidenses hancomenzado a sostener que, aparte dSnowden, también merecen se

procesados y encarcelados alguno



periodistas que colaboraron con élentre ellos yo mismo.

De todas maneras, lopartidarios de la NSA se hanquedado claramente en fuera duego, y sus argumentos contra l

reforma han sido cada vez máendebles. Por ejemplo, lodefensores de la vigilancia masiva

ciudadanos no sospechosos suelennsistir en que siempre hace falta un

poco de espionaje. Pero esto es un

falacia lógica que se rebate a smisma: nadie está en contra. Lalternativa a la vigilanci

generalizada no es la supresión tota



de la vigilancia, sino la vigilanciseleccionada, dirigida solo aquellos de quienes se tienenndicios sustanciales de implicación

en delitos reales. Esta vigilanciespecífica tiene más probabilidade

de desbaratar planes terroristas quel actual enfoque de «recogerlotodo», que abruma a las agencias d

nteligencia con una cantidadngente de datos que los analistas no

son capaces de analizar de form

efectiva. Y a diferencia de lvigilancia masiva indiscriminada, lvigilancia específica concuerda con

os valores constitucionale



norteamericanos y los preceptobásicos de la justicia occidental.

De hecho, tras los escándalopor abusos de vigilancidescubiertos por el Comité Churchen la década de 1970, fu

precisamente este principio —que egobierno debe aportar algunprueba de probable delito o estatu

de agente extranjero antes de podeescuchar en secreto laconversaciones de una persona— e

que dio lugar a la creación detribunal FISA. Por desgracia, esttribunal se ha convertido en un

simple sello de visto bueno: no



proporciona ningún análisis judiciasignificativo a las solicitudegubernamentales de vigilancia. Dtodos modos, la idea esencial esensata y muestra el camino a seguirUna reforma positiva pasaría po

transformar el tribunal FISA en unverdadera instancia judicial yeliminar el actual montaje unilatera

en el que solo el gobierno puedexponer su caso.

Es improbable que esto

cambios legislativos internos bastenpor sí solos, para resolver eproblema de la vigilancia, pues e

estado, en virtud de la doctrina de l



seguridad nacional, suele cooptar as entidades para que procuren

supervisión. (Como hemos vistopor ejemplo, a estas alturas locomités de inteligencia deCongreso han sido captados en su

totalidad). No obstante, esta clasde cambios legislativos puede amenos reafirmar el principio de qu

a vigilancia masiva indiscriminadno tiene razón de ser en undemocracia aparentemente regid

por garantías constitucionales dprivacidad.Es posible tomar otras medida

para reclamar privacidad online y



restringir la vigilancia estatal. Loesfuerzos internacionales —actualmente liderados por Alemaniy Brasil— por crear una nuevnfraestructura de internet de modo

que la mayor parte del tráfico ya no

tenga que atravesar Estados Unidopueden ser muy útiles para reduciel control norteamericano de la red

Por su parte, cada individuotambién puede desempeñar un papesi reivindica su propia privacidad

online. No utilizar los servicios dcompañías tecnológicas qucolaboran con la NSA y sus aliado

ejercería en aquellas cierta presión



para que pusieran fin a dichcolaboración al tiempo que animaría la competencia a tomarse en serioa protección de la privacidad. En l

actualidad, varias empresatecnológicas europeas ya están

publicitando sus servicios de chat ycorreo electrónico como alternativmejor a lo ofrecido por Google y

Facebook, proclamando a los cuatrovientos que no suministran —nsuministrarán— datos de usuarios

a NSA.Además, para evitar que logobiernos se inmiscuyan en la

comunicaciones personales y en



nternet, los usuarios han de contacon herramientas de encriptación ynavegación anónima. Esto eespecialmente importante para lapersonas que trabajan en ámbitodelicados, como los periodistas, lo

abogados o los activistas de loderechos humanos. Por otro lado, lcomunidad tecnológica ha de segui

creando programas de codificacióny anonimato fáciles de utilizar ymás efectivos.

En todos estos frentes abiertoaún hay mucho trabajo por hacerNo obstante, menos de un año

después de que me reuniera po



primera vez con Snowden en HonKong, no hay duda de que surevelaciones ya han originadocambios fundamentales rreversibles en muchos ámbitos y

países. Y más allá de los detalles d

os cambios en la NSA, las accionede Snowden también hanfortalecido muchísimo la causa de l

transparencia gubernamental y das reformas en general. H

construido un modelo para inspira

a otros, y los futuros activistaprobablemente seguirán sus pasos yperfeccionarán los métodos por é

adoptados.



La administración Obamadurante la cual se han producidomás procesamientos de filtradoreque en todas las presidenciaanteriores juntas, ha procuradocrear un ambiente de miedo qu

ahogue cualquier intento drevelación de prácticas irregularesSin embargo, Snowden ha destruido

este patrón. Ha conseguidopermanecer libre, fuera del alcancnorteamericano; es más, no h

querido seguir escondido, sino quha preferido darse orgullosamente conocer e identificarse. Como

consecuencia de ello, su imagen



pública no es la de un recluso conmono naranja y grilletes, sino la dun personaje independiente yelocuente capaz de explicar a lperfección lo que ha hecho y poqué. Ya no cuela que el gobierno d

EE.UU. pretenda distraer latención del mensaje demonizandosin más al mensajero. Hay aquí un

ección interesante para futurofiltradores: decir la verdad no tienpor qué arruinarte la vida.

Y en cuanto al resto de nosotrosel efecto inspirador no es menoprofundo. Snowden nos h

recordado sencillamente a todos l



extraordinaria capacidad dcualquier ser humano para cambiael mundo. Una persona normal entodas sus vertientes —criada popadres sin riqueza ni poder, carentncluso de estudios secundarios

trabajando como gris empleado duna empresa gigantesca— halterado literalmente, en virtud d

un simple acto de conciencia, ecurso de la historia.

Incluso los activistas má

comprometidos suelen tener ltentación de sucumbir aderrotismo. Las institucione

dominantes parecen demasiado



poderosas para ser cuestionadas; da impresión de que las ortodoxia

están excesivamente afianzadas parpoder arrancarlas; siempre haymuchos grupos interesados enmantener el statu quo. Sin embargo

somos los seres humanos enconjunto, no unas élites actuandoen secreto, quienes podemos decidi

el tipo de mundo en el ququeremos vivir. Potenciar lcapacidad humana para razonar y

tomar decisiones: esta es la finalidadde las filtraciones y las denuncias drregularidades, del activismo, de

periodismo político. Y esto es lo



que está pasando ahora gracias a larevelaciones de Edward Snowden.



Agradecimientos

En los últimos años, una serie dextraordinarias revelaciones dvalientes filtradores han frustradoos esfuerzos de los gobierno

occidentales por ocultar a lociudadanos actividades de vitamportancia. Una y otra vez

diversas personas al servicio dagencias gubernamentales o deestamento militar de los Estado

Unidos y sus aliados han decididono seguir calladas después ddescubrir transgresiones graves. En

vez de ello, han dado un paso a



frente y han hecho públicos delitooficiales, a veces conscientes de estanfringiendo la ley, y siempr

pagando un elevado preciopersonal: arriesgando la carrera, larelaciones o la libertad. Quiene

viven en democracia, quienevaloran la transparencia y lasunción de responsabilidades

deben gratitud eterna a estoactivistas de las denuncias contra esistema.

La larga lista de predecesoreque inspiraron a Edward Snowdenestá encabezada por Danie

Ellsberg, el filtrador de los Papele



del Pentágono, uno de mis viejohéroes y ahora amigo y colega, cuyoejemplo trato de seguir en todo loque hago. Entre otros filtradoreaudaces que han sufridopersecución por mostrar al mundo

verdades fundamentales se cuentanChelsea Manning, Jesselyn Radacky Thomas Tamm, así como los ex

agentes de la NSA Thomas Drake yBill Binney. Todos ellos handesempeñado también un pape

decisivo en la iniciativa dSnowden.El abnegado acto de concienci

de Snowden ha consistido en dar



conocer el generalizado sistema dvigilancia infundada creado ensecreto por Estados Unidos y sualiados. Por otra parte, la imagen dun hombre corriente de veintinuevaños arriesgándose a acabar en l

cárcel por una cuestión dprincipios, actuando en defensa dderechos humanos básicos, era d

veras inaudita. La intrepidez y lnquebrantable serenidad d

Snowden —cimentadas en l

convicción de estar haciendo locorrecto— ha impulsado toda lcobertura que he hecho de est

historia y sin duda tendrá un



enorme influencia en mí durante eresto de mi vida.

El impacto de este episodiohabría sido imposible sin mvalerosísima, brillante compañerperiodística y amiga Laura Poitras

Pese al insistente acoso del gobiernonorteamericano debido a supelículas, Laura nunca dudó en

uchar por esta historia con afán. Sunsistencia en la privacidad persona

su aversión a los focos, a veces no

han dejado ver lo indispensable dsu papel en toda la cobertura quhemos sido capaces de hacer. Sin

embargo, su pericia, su talento



estratégico, su criterio y su coraje lhan dado el sello distintivo a la toda labor llevada a cabo. Hablábamo

casi cada día y tomábamoconjuntamente las decisionemportantes. No me cabe en l

cabeza una asociación más perfectni una amistad más inspiradora nestimulante.

Laura y yo sabíamos que el valode Snowden acabaría siendocontagioso. Numerosos periodista

abordaron la historia conntrepidez, entre ellos los editoredel Guardian Janine Gibson, Stuar

Millar y Alan Rusbridger, amén d



diversos reporteros del periódicoencabezados por Ewen MacAskillSnowden fue capaz de conservar suibertad y, por tanto, de participa

en el debate que había ayudado desencadenar gracias al atrevido

ndispensable apoyo procurado poWikiLeaks y su representante SarahHarrison, que le ayudó a salir d

Hong Kong y luego se quedó conél en Moscú varios mesearriesgándose a no poder de regresa

sin novedad a su país, Reino UnidoMuchos amigos y colegas mhan ofrecido respaldo y sensato

consejos en muchas situacione



difíciles: entre ellos, Ben Wizner yameel Jaffer, de la ACLU; mi amigo

de toda la vida Norman Fleischereremy Scahill, uno de los mejores y

más valientes periodistas dnvestigación que existen; l

rigurosa y perspicaz reporterbrasileña Sonia Bridi, de Globo, yTrevor Timm, director ejecutivo d

a Fundación para la Libertad dPrensa. También varios miembrode mi familia, que a menudo s

mostraban preocupados por lo questaba pasando (como solo hace lfamilia): mis padres, mi hermano

Mark y mi cuñada Christine.



No ha sido un libro fácil describir, sobre todo teniendo encuenta las circunstancias, razón poa cual estoy realmente agradecido a gente de Metropolitan Books

Connor Guy, por su eficient

gestión; Grigory Tovbis, por superspicaz contribución editorial ysu competencia técnica, y en especia

Riva Hocherman, la mejor editorposible gracias a su profesionalidade inteligencia. Es el segundo libro

consecutivo que he publicado conSara Bershtel, de quien deseodestacar su juicio y creatividad, y no

me imagino escribir otro sin ella. M



agente literario, Dan Conaway, hvuelto a ser una voz firme yprudente a lo largo de todo eproceso. Mis más sinceras graciatambién a Taylor Barnes por sudecisiva ayuda en la composición

final del libro; su capacidadnvestigadora y su vigor intelectua

no dejan ninguna duda de que tien

por delante una carrera periodísticestelar.

Como siempre, en el centro d

todo lo que hago está mcompañero de vida desde hacnueve años, David Miranda, m

alma gemela. El suplicio a que fu



sometido debido a nuestra labonformativa fue exasperante y

grotesco, pero gracias a aquello emundo llegó a conocer aextraordinario ser humano que esEn cada tramo del camino me h

noculado su audacia, ha reforzadomi resolución, ha orientado midecisiones, ha sugerido ideas par

clarificar las cosas y ha estado a mado, inquebrantable, con un amo

y un apoyo incondicionales. Un

sociedad así es valiosísima, pueelimina el miedo, supera los límitey hace que todo sea posible.

snowden - glenn greenwald.pdf

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