SOBRE EL DISCANTO Y SUS ESPECIES EN FRANCON DE COLONIA

Se dice que hay concordancias cuando dos voces o más resultan admisibles al oído. Y de la discordancia, lo contrario. O sea, cuando dos o más voces están conjuntadas de forma que resultan discordantes para el oído.

Tres son las especies de concordancias: perfecta, imperfecta y media:

Perfecta: cuando varias voces se conjugan de forma que se percibe con dificultad que difieren una de la otra, a causa de la concordancia. Y son: unísono y diapasón (8ª).Imperfecta: dos voces se perciben con mucha diferencia pero no son discordantes. Y son: ditono (3ª M) y semiditono (3ªm).Media: dos voces se conjugan produciendo mejor concordancia que las antedichas, pero no que las perfectas. Y son: diapente (5ª) y diatésaron (4ª).

Dos son las especies de las discordancias: perfecta e imperfecta.

Perfecta: cuando dos voces se conjugan de manera que resultan inadmisibles para el oído. Y son cuatro: semitono (2ªm), tritono, ditono con diapente (7ª M), y semitono con diapente (5ª A).Imperfecta: cuando dos voces se pueden admitir en cierta manera por el oído, pero son discordantes. Y son: el tono (2ªM), el tono con diapente (6ªM), y el semiditono con diapente (7ªm).

Y tanto las concordancias como las disonancias pueden ser aplicadas hasta el infinito, como el diapente con el diapasón, el diatésaron con el diapasón. Y así en el doble diapasón, y en el triple.

Hay que tener en cuenta que toda discordancia imperfecta concuerda bien al estar inmediatamente antes de una concordancia.

El discanto, tanto cuando lleva texto como cuando va sin él, se dispone de dos maneras: con el mismo texto o con diversos.

1. Lleva el mismo texto en cantinelas, rondós, y en cualquier canto eclesiástico.2. y diferente texto en motetes.

Con y sin letra está el discanto en los conductos, y en el discanto eclesiástico llamado impropiamente “organum”.

Y advierte que se da el mismo modo de operar en todos estos, excepto en los CONDUCTOS, porque en todos los demás se toma cualquier canto previamente hecho, que se llama tenor porque sostiene el discanto, que nace de él. No ocurre así, ciertamente, en los conductos, pues, en ellos canto y discanto se hacen del mismo modo.

Hablamos también del discanto en un doble sentido: en primer lugar, se dice discanto a causa de los diversos cantos; en segundo, hablamos de discanto en cuanto extraído de un canto.Por lo demás, las maneras de proceder en estos son las siguientes:

1. el discanto comienza al unísono con el tenor2. el discanto comienza en diapasón3. el discanto comienza en diapente con el tenor4. el discanto comienza en diatésaron con el tenor5. el discanto comienza en ditono con el tenor 6. el discanto comienza en semiditono con el tenor

Prosiguiendo después por consonancias, mezclando las discordancias en los sitios adecuados, de forma que cuando el tenor asciende, el discanto descienda, o al revés.

Sepamos también que, a veces, y a causa de la pulcritud del canto, el tenor y el discanto suben y bajan a la vez.

También ha de saberse que, en cualquiera de los modos, hemos de utilizar concordancias en el principio de la perfección, sea longa, breve o semibreve.

Pero se habrá de operar diferentemente en los conductos, pues quien desee hacer un conducto ha de inventar primeramente un canto, tan bello como pueda, y después lo utilizará como un tenor cuando se hace discanto, según ya se ha dicho.

Quien además quisiera componer un “triplum”, lo hará de forma que si discorda con el tenor no lo haga con el discanto, o a la inversa, y procediendo en lo sucesivo por consonancias, ya ascendiendo con el tenor, ya descendiendo, y lo mismo con el discanto, de manera que no avance sólo en relación con una parte.

Quien además quisiera componer un “quadruplum” o un “quintuplum” habrá de respetar las partes realizadas anteriormente, para que si discordase con una de ellas, estuviese en concordancia con las otras; e igualmente, no debe de subir y bajar solo con una de estas partes, sino ya con el tenor, ya con el discanto, etc.

Ha de señalarse que tanto en el discanto como en los “triplum”, etc., es preciso observar la equivalencia en las perfecciones de las longas, breves y semibreves, de forma que haya tantas perfecciones en el tenor como en el discanto, el triplum, etc., o al revés, computando tanto las voces rectas como las omitidas, hasta la penúltima, donde no se observa tal medida, para que sea más manifiesto el calderón.