sobrelossupuestosdiminutivosinfijadosdelespanol 59023(1)

Upload: alejandro

Post on 26-Feb-2018

223 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    1/13

    SOBRE LOS SUPUESTOS DIMINUTIVOS INFIJADOS DEL ESPAOL

    JOS CARLOS MARTN CAMACHOUniversidad de Extremadura

    1. Introduccin

    En la bibliografa lingstica suelen mencionarse dos clases de afijos decomportamiento similar que conviene distinguir, el infijo y el interfijo.

    El interfijo del que no nos ocuparemos en este estudio fue definidopor Yakov Malkiel, en referencia a la lengua espaola, como el segmento,iempre tono y falto de significado propio, entre el radical y el sufijo de

    ciertos derivados, p. ej., el elemento -ar- en hum-ar-eda, polv-ar-eda, palabrasque no es lcito descomponer en humar-y polvar-eda, por no existir ni haberexistido nunca, que sepamos, las fases intermedias *humar, *polvarcomo for-maciones independientes1. Posteriormente, esta concepcin ha sido asumi-da o matizada en mayor o menor grado por diversos autores2.

    1 Y. Malkiel, Los interfijos hispnicos. Problema de lingstica histrica y estructural, enMiscelnea homenaje a Andr Martinet, II, La Laguna, Universidad de La Laguna, pgs. 107-199cita en pg. 107).

    2 Cf., entre otros, F. Lzaro Carreter, Sobre el problema de los interfijos: consonantes

    antihiticas en espaol?, en Estudios de lingstica, Barcelona, Crtica, pgs. 11-26; E. MartnezCeldrn, En torno a los conceptos de interfijo e infijo en espaol, en RSEL, VIII-2, 1978, pgs.447-460; M.. Rebollo Toro, En torno a los infijos, en Anuario de Estudios Filolgicos, VI, 1984,pgs. 311-318; W.U. Dressler, Forma y funcin de los interfijos, en RSEL, XVI-2, 1986, pgs. 381-395; J. Portols Lzaro, Sobre los interfijos en espaol, en Lingstica Espaola Actual, X-2,988, pgs. 153-169 y La interfijacin, en I. Bosque y V. Demonte, Gramtica descriptiva de laengua espaola, Madrid, Espasa, 1999, pgs. 5041-5073. Todos ellos aceptan la existencia de esteupuesto afijo, aunque maticen de un modo u otro el tratamiento de Malkiel; nicamente

    Montes niega de forma tajante la posibilidad de defender la existencia de un elemento mor-olgico de tales caractersticas en la lengua espaola (cf. J.J. Montes Giraldo, Los interfijos

    Anuario de Estudios Filolgicos, XXIV/2001, 329-341

    [329]

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    2/13

    Por su parte, el infijo, como seala el propio Malkiel, implica el con-cepto de un inserto dentro de un cuerpo estrechamente unido; por lo tan-to, parece apropiado emplear tal trmino al tratarse del lat. fingo frente afigi3. En ese sentido, frente al interfijo, que se situara entre la raz y otroafijo de la palabra, el infijo se caracteriza por seccionar la ra z, convirtin-

    dola en un morfo discontinuo4

    . De este tipo de afijo se han aducido dife-rentes ejemplos:

    Algunos autores, como es el caso de Malkiel, lo localizan en latn5. Ello,no obstante, plantea ciertas dudas, puesto que no queda claro si tales ejem-plos corresponden a elementos morfolgicos realmente activos en esta len-gua o si son ms bien el resultado de evoluciones diacrnicas. Desde esaperspectiva, de existir dicho elemento como autntico afijo en latn, sera deesperar que tambin apareciera en espaol y en otras lenguas romances, pero

    os ejemplos aducibles difcilmente pueden definirse como portadores de in-fijos, dado que para la conciencia lingstica actual se presentan ms biencomo casos de alomorfia de las races correspondientes: cf. roto - rompo, me-rece - merezco, pone - pondr. Por ello, quizs resulte preferible atribuir el infi-o a lenguas ms alejadas de nuestro mbito, tal como hacen otros estudiosos.

    En ese sentido, Sapir afirm que si bien los idiomas indoeuropeos anti-guos se servan de infijos nasales para establecer las diferencias entre los tiem-pos de ciertos verbos, los ejemplos ms palpables y claros de este elementose encuentran en lenguas asiticas o aborgenes americanas, donde la fun-cin lingstica de los infijos es indudable: bontoc (lengua asitica) kayu

    hispnicos. Reexamen con base en datos del ALEC, en Anuario de Lingstica Hispnica, I, 1985,pgs. 171-176).

    3 Y. Malkiel, art. cit., pg. 109. Este autor empleel trmino infijocomo equivalente al denterfijo en sus primeros trabajos sobre el tema (Studies in the Hispanic Infix -eg-, en Lan-

    guage, 26, 1949, pgs. 139-181 y Espaol negrestinoy blanquecino, en Quaderni Iberoamericani, 3-18, 1956, pgs. 88-92), algo repetido por otros estudiosos, como es el caso de Rebollo Tor ovid. nota anterior). Sin embargo, aunque slo sea por el bien de la claridad expositiva, pa-ece conveniente disociar, como intentamos justificar en esta introduccin, ambas denomina-

    ciones.4 Cf. J. Pena, La palabra: estructura y procesos morfolgicos, en Verba, 18, 1991, pgs.

    74-75.5 Segn Abraham, el infijo es un elemento intercalado en el radical verbal, p. ej., en la-

    n iu-n-go(vid. W. Abraham,Diccionario de terminologa lingstica actual, Madrid, Gredos, 1981,. v. infijo); para Lewandowski, se trata de un afijo que se introduce en la raz de la palabra

    en la formacin de palabras [], p. ej., en lat., vi-n-co (vici), ru-m-po (rupi); iu-n-go(vid. T. Le-wandowski,Diccionario de lingstica, 4ed., Madrid, Ctedra, 1995, s. v. infijo); Bosque ejempli-fica este concepto con la pareja latina frango-fregi(vid. I. Bosque, La morfologa, en F. Abady A. Garca Berrio, Introduccin a la lingstica, Madrid, Alhambra, pg. 133, en fin, Matthewspresenta como ejemplo la oposicin entre ru-m-p-y rup-t-(vid. P. H. Matthews, Morfologa, Ma-

    drid, Paraninfo, 1980, pg. 135).

    330 JOSCARLOS MARTN CAMACHO

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    3/13

    lea - k-in-ayu lea amontonada; yana (lengua amerindia) kuwi curande-ro - k-ur-uwi curanderos6. Y en la misma lnea se encuentran otros trata-mientos, como los de Bloomfield, que seala ejemplos del tagalo (sulat es-critura - s-um-ulat uno que escribi); Gleason, que acude a lenguas ame-rindias como el quilente (de Oregn); Robins, quien presenta ejemplos de

    enguas asiticas como el camboyano (dek dormir - d-om-ek duerme); Ro-drguez Adrados, que aduce el caso del yurok (lengua amerindia) sepolahcampo - se-ge-polah campos; o Alonso-Corts, quien cita el ejemplo del ta-

    galo lakas fuerte - l-um-kas llegar a ser fuerte7.

    Finalmente, una postura intermedia es la de Pena, quien aporta comoejemplos de infijacin tanto formas de lenguas ajenas a la familia indoeuro-pea (sundans hassopensar- h-in-assopensamiento, budaknio- b-ar-udaknios), como casos del latn (ru-m-pit - rupit)8.

    Como se ve, las informaciones sobre la distribucin idiomtica del infijovaran de unos autores a otros. De todos modos, no es objetivo de este ar-culo determinar cul de las atribuciones descritas es la correcta. Lo que nosnteresa es establecer la existencia de un tipo de afijo que acta segmen-ando la raz en dos partes comportamiento diferente al que se atribuye

    al supuesto interfijo que se ha localizado en espaol, para, a partir de ello,analizar su posible aparicin en la morfologa espaola, algo que ha sido de-fendido en algunas ocasiones.

    2. Los diminutivos infijados del espaolSegn hemos sealado en el epgrafe anterior, no parece posible defen-

    der la existencia en espaol de un elemento morfolgico de las caracters-icas del infijo, al menos por lo que se refiere a la derivacin aspectiva. Sin

    embargo, en la apreciativa bsicamente en la diminutiva y, dentro de ella,en el uso de -ito, pero tambin en el de otros sufijos se presentan a veces

    6 Vid. E. Sapir, El lenguaje, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1954, pgs. 86-87.7 Vid. L. Bloomfield, Lenguaje, Lima, Universidad de San Marcos, 1964, pg. 262; H.A.

    Gleason, Introduccin a la lingstica descriptiva, Madrid, Gredos, 1970, pg. 107; R.H. Robins,Lingstica general, Madrid, Gredos, 1964, pg. 265; F. Rodrguez Adrados, Lingstica estructu-ral, Madrid, Gredos, 1969, pg. 211; A. Alonso-Corts, Lingstica general, Madrid, Ctedra, 1993,pg. 139. En la misma lnea se encuentran las definiciones de los diccionarios de Hartmann

    Stork y de Crystal. Segn los primeros, un infijo es an affix wich is inserted within a word.nfixes are extensively used in Cambodian, Sundanese and in some American Indian langua-

    ges(cf. R.R.K. Hartmann y F.C. Stork, Dictionary of Language and Linguistics, London, AppliedScience Publishers, 1963, s. v. infix). Para Crystal, el infijo es an affix wich is added within aoot or stem. The process of infixation is not encountered in European languages, but is com-

    monly found in Asian, American Indian and African languages (cf. D. Crystal, A First Dictio-nary of Linguistics and Phonetics, London, Basil Blackwell, 1985, s.v. infix).

    8 Cf. J. Pena, art. cit., pgs. 74-75.

    OBRE LOS SUPUESTOS DIMINUTIVOS INFIJADOS DEL ESPAOL 331

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    4/13

    formaciones peculiares en las que diversos autores han observado un empleoinfijadode tales sufijos.

    Dichas peculiaridades aparecen en cuatro campos:

    a) En sustantivos carentes de mocin genrica que adquieren en la de-

    rivacin apreciativa una terminacin que no corresponde con el gnero gra-matical de la base: dita, poemita, curilla; fotito, motito.

    b) En las formas apreciativas de ciertos adverbios y gerundios que mues-tran terminaciones flexivas imposibles de adscribir a la base, dada la indife-rencia de estas clases morfolgicas respecto de las categoras de gnero y n-mero: cerquita, arribota, ahorita, deprisita, lueguito, debajito, lejitos, lejotes, apeni-tas; callandico, callandito, corriendito, sudandito, tirandillo9.

    c) En hipocorsticos del tipo Carlitos, Angelines, Lourditas, Marquitoso Mi-

    lagritos, en los que aparecen unos morfemas flexivos que no existen en lasrespectivas bases.

    d) En nombres comunes y propios que muestran una estructura anmalapara las pautas formales de la derivacin espaola, como es el caso de azu-qutary naqutarpor un lado o de Cestar, Estebitany Victtorpor otro.

    Muchas, y muy divergentes entre s, son las hiptesis propuestas para ex-plicar este tipo de construcciones. Haremos un breve recorrido por las msrepresentativas10:

    Seguramente fue Spitzer el primero en sealar que en formas como arri-bota, cerquita, lejuelos o port. Carlinhosy Gertrudinhas los diminutivos debenconsiderarse infijos, pues en ellas no es posible asignar la terminacin al g-nero o al nmero de las bases, ya que stas carecen de autntica flexin11.

    9 Callandicoy callandito aparecen en el DRAE; corriendito se encuentra citada en F. LzaroMora, La derivacin apreciativa, en I. Bosque y V. Demonte, Gramtica descriptiva de la len-gua espaola, cit., pg. 4662; las dos ltimas no son extraas en el habla familiar.

    10 Antes de ello, conviene aclarar que el artculo de Pottier titulado Los infijos modifica-

    dores en portugus, que en algunas ocasiones se ha relacionado con el tema aqu analizado,utiliza el trmino infijo con un valor totalmente distinto: los infijos modificadores son, paraeste autor, un tipo de sufijos, concretamente los que Togeby denomin sufijos I, esto es, losufijos que no modifican la categora de la base, frente a los sufijos II o heterogneos; vid. B.

    Pottier, Los infijos modificadores en portugus. Nota de morfologa general, en Lingsticamoderna y filologa hispnica, Madrid, Gredos, 1970, pgs. 161-185. Cf. pasajes como los siguientes:Veamos ahora los sufijos I, que en adelante llamaremos infijos modificadores(pg. 169), Amuy grandes rasgos corresponden [los infijos] a lo que se designa con el nombre de dimi-nutivosy aumentativos(pg. 171). Lo que no queda claro es el motivo del empleo de estadenominacin, aunque puede intuirse que se basa en la caracterstica de los apreciativos de irnecesariamente antepuestos a morfemas flexivos.

    11 L. Spitzer, Arribota, en Revista de Filologa Espaola, 8, 1921, pgs. 58-60.

    332 JOSCARLOS MARTN CAMACHO

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    5/13

    La respuesta ms temprana a esta opinin fue la de Gonzlez Oll12, quienniega la posibilidad de hablar de infijos diminutivos aduciendo tres explica-ciones alternativas:

    Las formas del tipo lejuelos, Carlitoso Merceditas se explican por el he-

    cho de que los hablantes perciben sus bases como morfolgicamente plura-es, de ah que el diminutivo se aplique sobre lo que sera la raz si stasrealmente tuvieran flexin de gnero y nmero.

    En casos como los de arribotao cerquitaexiste la necesidad de atribuirun gnero al sufijo, de modo que se copia la terminacin en -a del adver-bio correspondiente.

    Por ltimo, una forma como azuqutar se debe a una reconstruccinultracorrecta de azuquita(recogido en el DRAE), diminutivo formado a partirde la pronunciacin dialectal [auka] o [asuka].

    Posteriormente, Silvia Faitelson-Weiser volvera abordar la cuestin13. Se-gn esta autora, los sufijos apreciativos, al ser de aplicacin tarda en el pro-ceso derivativo, no pueden modificar la morfogena (las caractersticas gra-maticales) de la base, de modo que el derivado mantendr el gnero y elnmero del derivando (rata > ratita, toros > toritos). Sin embargo, en deter-minados casos la morfogena del derivando entra en contradiccin con lamorfologa que lo significa. As, puede suceder que el gnero femenino dea base vaya especificado por un fisismo masculino, aunque en tal caso el de-

    rivado suele respetar la morfogena real del derivando (mano > manita). Encambio, cuando una base masculina se presenta con forma aparentementefemenina, la aplicacin de un diminutivo conlleva la conservacin del voca-ismo original debido a la afinidad entre femenino y diminutivo, mientras

    que la aplicacin de un aumentativo restaura la morfologa real al no exis-ir dicha afinidad (poema > poemita, pero poemazo). Por lo que se refiere al

    nmero, el caso de Carlos > Carlitos se debera al deseo de mantener la se-miologa del derivando, ya que si Carlos es singular aunque tenga semiolo-ga de plural, no hay ningn problema en transportar su -sen la formacinde Carlitos, que seguir siendo un singular con forma de plural. Finalmente,azuqutarse explicara por el hecho de que, como el gnero y el nmero dea base estn perfectamente definidos, el sufijo puede permitirse el lujo derasladar la parte final del radical y atribursela como morfologa sufijal para

    as salvaguardar la semiologa original del derivando.

    12 F. Gonzlez Oll, Los sufijos diminutivos en castellano medieval, Madrid, CSIC, 1962, pgs.209-211.

    13 S. Faitelson-Weiser, Morfologa de la disminucin y la aumentacin sufijales en espaol

    moderno, en Revista Canadiense de Estudios Hispnicos, I-3, 1977, pgs. 285-293.

    OBRE LOS SUPUESTOS DIMINUTIVOS INFIJADOS DEL ESPAOL 333

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    6/13

    La vuelta a la interpretacin de este tipo de palabras como infijadas llega-rde la mano de Jaeggli, quien da al concepto de infijacin un alcance bas-tante mayor14. Para l, la formacin de diminutivos en espaol responde ados reglas sistemticas: una de sufijacin, que se aplica cuando la base acabaen consonante o en vocal distinta de -o y -a(madre-cita, cruc-ecita, canal-ito), y

    otra de infijacin, que genera los diminutivos de voces acabadas enoy -a en las que estas vocales concuerdan con el gnero gramatical de labase (loqu-it-o, gat-it-a). Esta regla de infijacin se extiende tambin a casoscomopoem-it-a, mot-it-oo lej-it-os, en los que las terminaciones de las bases estnespecialmente marcadas por su discordancia respecto de las pautas morfolgi-cas del espaol, de modo que el infijo permite la conservacin de tales marcas.

    Por ltimo, Mndez Dosuna y Pensado defienden el carcter infijado deformas comofantasmita, fotito, Carlitoso Victtoren virtud de argumentos pro-sdicos y semiticos: las bases de estas palabras resultan difciles de identifi-car cuando entran en procesos derivativos, bien porque su terminacin con-tradice las tendencias de la morfologa espaola (-a suele ser marca de fe-menino y -ode masculino, frente a lo que sucede en fantasmay foto) o bienporque su estructura prosdica es poco habitual en la lengua (caso de Car-losy Vctor, palabras llanas acabadas en consonante). Por ello, el empleo in-fijado de los diminutivos permite evitar ambigedades, puesto que aseguraa descodificacin correcta por parte del hablante al aumentar la univocidad

    entre la base y el derivado15.

    Como se deduce de las divergencias existentes entre los tratamientos co-mentados, el problema que plantea este tipo de formaciones no se encuen-tra an cerrado16. Ello se debe a que cualquier hiptesis que pueda plan-tearse choca con dificultades a las que no se ha dado una explicacin satis-factoria. Una de ellas, especialmente desconcertante, es el hecho de que estasformaciones aparezcan de modo regular con el sufijo -itoy slo espordica-mente con otros apreciativos, incluidos algunos diminutivos: poemita, peropoemn, poemazo; comunistilla, pero comunistn, comunistazo17 Otra, tambin

    14 O.A. Jaeggli, Spanish Diminutives, en F.H. Nuessel (ed.), Contemporary Studies in Ro-mance Languages. Proceedings of the Eighth Annual Symposium on Romance Languages, Indiana, In-diana University Linguistic Club, 1980, pgs. 142-158.

    15 J.V. Mndez Dosuna y C. Pensado, Hasta qu punto es innatural Vctor> Vict-t-or? Losdiminutivos infijados en espaol, en S. Varela (ed.), La formacin de palabras, Madrid, Taurus,1993, pgs. 316-335.

    16 Tambin se aborda esta cuestin, aunque de forma ms incidental y sin profundizar enus implicaciones tericas, en F. Rainer, Spanische Wortbildungslehre, Tbingen, Max Niemeyer,

    1993, pgs. 166-167; F. Lzaro Mora, art. cit., pgs. 4655-4662; E. Bajo Prez, La derivacin no-minal en espaol, Madrid, Arco Libros, 1997, pgs. 53-55.

    17 Formas citadas por Faitelson-Weiser, art. cit., pg. 288. Cf. adems series como las pro-

    puestas en Bajo Prez, op. cit., pg. 44: mapita, mapica, mapina, pero mapucho, mapuco, mapico;

    334 JOSCARLOS MARTN CAMACHO

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    7/13

    muy llamativa, es la alternancia entre la supuesta infijacin y la sufijacin so-bre una misma base: azuqutar, pero azucarillo; Cestar pero Cesarito18; Victtorpero Victorito, Vitorn, Victorcito19.

    Aunque no pretendemos solucionar de forma definitiva un tema tan com-plejo como ste, nos permitiremos proponer una hiptesis de trabajo, ins-pirada, en su esencia, en las explicaciones propuestas por Gonzlez Oll.

    Un aspecto que no conviene olvidar es que todo diminutivo posee un g-nero y un nmero determinados por las caractersticas gramaticales noiempre expresadas formalmente de la base: casa (-s) > casita (-s); palo (-s)

    > palito (-s). Frente a ello, la flexin de gnero y nmero que pueden mos-rar los sufijos aspectivos no depende de la base, sino de la construccin en

    que aparece el derivado: cobrizonecesariamente ha de referirse a un sustan-ivo singular, pero su gnero no procede de la base paja; obligacioneses plu-

    ral, pero ese rasgo no puede atribuirse a obligar20

    .De esto se infiere que todo apreciativo debe presentar una de cuatro for-

    mas posibles en funcin de la base correspondiente: perrito, perrita, perritos,perritas.

    Pero ocurre en muchas ocasiones que la base no manifiesta morfolgi-camente su gnero o su nmero, algo que puede causar dificultades en laformacin del derivado al hablante, pues ste necesita encontrar una pautaque le gue en la eleccin de la forma correspondiente.

    En primer lugar, respecto al gnero, pueden producirse dos situaciones:

    La base no expresa morfolgicamente el gnero, pero lo posee comorasgo gramatical. En ese caso, lo habitual es que el derivado se ajuste a esegnero: casa > casita, gente > gentecilla; libro > librito, camino > caminillo. No obs-ante, hay ocasiones en que el gnero asignado al apreciativo no correspon-

    de al de la base, como sucede en fotito, motito,poemitao dita. Quizs esto pu-diera deberse a que, como seala Jaeggli, estas formas manifiestan un deseode conservar la peculiaridad formal de la base, que presenta una apariencia

    contraria a la que debera corresponderle por su gnero: en este caso, losfemeninos acaban en -oy los masculinos en -a. Pero esa hiptesis se debili-a cuando se observa que con otros apreciativos aparece el gnero gramati-

    fotito, pero fotica, fotina, fotilla, fotia. Estas formaciones son una clara muestra de la poca sis-ematicidad que existe en este tipo de derivacin: -itoparece infijarseen todas las ocasiones;in(o), -icoslo en algunas; -azo, en ninguna (pero cf. arribota, con otro sufijo aumentativo).

    18 Mencionado por Rainer, op. cit., pg. 165.19 Registrados por Bajo Prez, op. cit., pg. 53.20 Sobre estas propiedades de los sufijos apreciativos, cf. F. Lzaro Mora, art. cit., pgs. 4655-

    4657; S. Varela Ortega, Fundamentos de morfologa, Madrid, Sntesis, 1992, pgs. 87-88.

    OBRE LOS SUPUESTOS DIMINUTIVOS INFIJADOS DEL ESPAOL 335

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    8/13

    cal de la base, incluidos algunos usos de -ito: fotica, motaza, manita; poemn,poemazo.

    Estos ejemplos, que corresponden al grupo a) mencionado al comienzo,son los ms difciles de justificar. De todos modos, parece preferible, antesque hablar de infijacin, considerar que en estos casos el diminutivo adop-ta un alomorfo que copia el final de la base, algo posibilitado por el hechode que en ellos la terminacin genrica no tiene valor distintivo (cf. los ci-tados mapita - mapica - mapico)21. El motivo por el que en unas ocasiones loshablantes optan por esta solucin y en otras por seguir el gnero de la basequeda por dilucidar, aunque no conviene olvidar un dato: muchas de las for-mas en que se presenta esta peculiaridad son acortamientos de voces que s acaban en -a (fotografa > foto, motocicleta > moto). Es posible que esta cir-cunstancia tenga alguna conexin con la forma que el diminutivo presenta

    en estas voces, aunque de momento slo podemos insinuarlo. La base no expresa el gnero ni morfolgica ni gramaticalmente, ya

    que es indiferente a l; es lo que sucede con los adverbios y con los gerun-dios (citados como grupo b supra). En este caso la eleccin de la forma delapreciativo resulta sencilla, pues todo adverbio que admite derivacin apre-ciativa salvo los acabados en -s, que explicamos ms abajo termina enao en -o, y todo gerundio, lgicamente, acaba en -o, de modo que se adop-tan las formas correspondientes a esas terminaciones aunque no sean autn-ticas marcas genricas: afuerita, ahorita, arribita, arribota, cerquita, deprisita, de-bajito, lueguito, prontito; callandico, corriendito, sudandito, tirandillo. Evidente-mente, en este caso podra postularse la existencia de una infijacin, perodado que el apreciativo obligatoriamente tiene que elegir una terminacinque en otros casos expresa un valor genrico, no se ve la necesidad de vio-entar las pautas morfolgicas del espaol planteando tal alternativa.

    Por lo que se refiere al nmero, la situacin es diferente:

    En principio, todo sustantivo, salvo casos espordicos, puede expresar

    nmero, y a l se adapta la terminacin del apreciativo: casitas, libritos, paja-rillos

    Sin embargo, el nmero no existe ni en los sustantivos propios22 nien los adverbios. Pero sucede que el hablante, impelido por la necesidad de

    21 sta es la opinin expresada por F. Lzaro Mora, art. cit., pg. 4657.22 En casos como los Josso los Prezse anula, como seala Faitelson-Weiser, el carcter iden-

    ificador de este tipo de sustantivos, de modo que no nos encontramos, strictu sensu, ante nom-bres propios; cf. S. Faitelson-Weiser, art. cit., pg. 290. De modo similar, Coseriu seala que ex-

    presiones como Juaneso Marasactan como nombres de clase; vid. E. Coseriu, El plural de

    336 JOSCARLOS MARTN CAMACHO

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    9/13

    atribuir una terminacin al diminutivo, establece construcciones paralelas aaquellas en las que existe una autntica marca de plural debido a que per-cibe en la base un elemento fnicamente igual al morfo del morfema deplural23: una forma como Carlos, por analoga con, por ejemplo, caminos >caminitos o libros > libritos, se convierte en Carlitos. Y este mismo criterio se

    aplica a Angelines(formado con -n, no con -ino), Elitas, Luquitas, Marquillos,Milagritos24; lejuelos, lejitos.

    Por tanto, las construcciones de este tipo pueden explicarse a partir dea analoga que activa la similitud formal que las bases presentan con las pa-abras autnticamente dotadas de plural. A favor de esta hiptesis pueden

    presentarse varios argumentos:

    Uno de ellos lo proporcionan algunas de las palabras que, a veces, se ci-an como ejemplos de infijacin: formas como Angelitas, Dolorcitas, Gertrudi-as(cf. el port. Gertrudinhasaducido por Spitzer), Lourditas, Manzanarillos(em-

    pleado por Lope de Vega para dirigirse al ro Manzanares, apud Bajo Prez,op. cit., pg. 54), Merceditas o los mexicanos Lopitosy Sanchitos25, no puedendefinirse como infijadas, pues lo que aparece tras el supuesto infijo no es laerminacin de la base (en ese caso tendramos *Angelites, *Dolorcites, *Ger-ruditis, *Lourdites), sino la marca propia del plural26.

    Por otra parte, hay que tener en cuenta que este tipo de identificacinanalgica no slo se produce en la derivacin apreciativa, sino tambin ena aspectiva, mbito donde se observa con frecuencia cmo los nombres pro-

    pios pierden un segmento formalmente idntico a un morfo de plural al re-cibir un sufijo: asturiano (de Asturi-as), amberino (de Amber-es), antillano (deAntill-as), aristotlico (de Aristtel-es), bruselense (de Brusel-as), cantinflada (de

    os nombres propios, en Teora del lenguaje y lingstica general, Madrid, Gredos, 1969, pgs.261-281, esp. pgs. 264-270.

    23 No, por supuesto, ese morfema. Sera poco aceptable tericamente afirmar que los ha-blantes identifican Carlos o lejos como plurales de *Carloo *lejo. Por tanto, la asociacin questos establecen se basa, creemos, en la forma, no en el contenido; esto es, se debe a la re-miniscencia formal de la terminacin de Carloscon la de formas autnticamente plurales, no

    a su anlisis como portadora de un contenido de pluralidad. La realidad de este fenmenoparece demostrada por evoluciones diacrnicas antietimolgicas del tipo pectus> pecho, tem-pus> tiempoo corpus> cuerpo;sobre esta cuestin, vid. R. Menndez Pidal, Manual de gramti-a histrica espaola, 14ed., Madrid, Espasa-Calpe, 1973, pg. 215.

    24 Cf. tambin formas como Carlios, Carlicos, Carlotes, Carlucos, Ramitos (del apellido Ra-mos), Rivitas(de Rivas), Varguitas(de Vargas), registradas en E. Bajo Prez, op. cit., pg. 53; oValdepeitas, Matitas, Sebitas, Santitos, mencionados en F. Rainer, op. cit., pg. 166.

    25 Citados por F. Rainer, op. cit., pg. 166. Hay que entender que las bases de estas forma-iones adquieren las pronunciaciones seseantes [lopes] y [sanches].

    26 Precisamente, Mndez Dosuna y Pensado consideran que en estas formas se produce unainfijacin imperfecta, de modo que no puede hablarse en realidad de una infijacin del mis-

    mo tipo a la de Carlitos; cf. J.V. Mndez Dosuna y C. Pensado, art. cit., pgs. 326-327.

    OBRE LOS SUPUESTOS DIMINUTIVOS INFIJADOS DEL ESPAOL 337

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    10/13

    Cantinfl-as), caraqueo (de Carac-as), cacereo (de Ccer-es), carlismoy carlista(de Carl-os), cervant-ino(de Cervant-es), dolorense(de Dolor-es, gentilicio de Ar-gentina y Alicante), hurd-ano (de Hurd-es), macista (de Mac-as), valdepeero(de Valdepe-as). La diferencia respecto a la sufijacin apreciativa radica enque los derivados aspectivos no reproducen la flexin de la base, de ahque

    no reaparezca ese segmento que los hablantes emparentan con la marca deplural27.

    Con estos postulados, podra darse cuenta de los ejemplos citados en losgrupos a), b) y c), explicables, en lneas generales, por desajustes entre lanecesidad del apreciativo de presentar una forma flexionada en gnero y n-mero, y la ausencia de las marcas formales o incluso de los propios conte-nidos correspondientes en la base. En cambio, las formas del grupo d), estoes, el tipo azuqutar, parecen necesitar otra explicacin. Como hemos sea-ado, Gonzlez Oll las define como reconstrucciones ultracorrectas de de-

    rivados creados sobre bases en las que se habra suprimido previamente laconsonante final, explicacin rechazada por Mndez y Pensado a partir dedos argumentos: primero, por la aparicin de estas formas en dialectos enos que no se pierden las consonantes finales; segundo, por la existencia enas zonas donde sse suprimen dichas consonantes de plurales como /asu-

    kare/, que reflejan una forma subyacente /asukar/28. Estas objeciones, cree-mos, pueden solventarse, de modo que resulta posible mantener la esenciade la tesis defendida por Gonzlez Oll.

    Para ello, conviene comenzar presentando las voces asignables a este gru-po d), que son, segn el corpus que hemos recopilado29: almibtar, ambtar,azuqutar, naqutar, Cestar, Edgutar, Estebitan, Hecttor, Omtar, Osqutar, Vict-tor. Once palabras, material tan exiguo que ya de por s hace dudar de queel espaol permita un proceso como la infijacin. Por esa razn, nos incli-namos a aceptar que se trata de variantes ultracorrectas de palabras creadas

    27 Como se observa en los ejemplos aducidos, la aparente marca de plural a la que nos re-ferimos puede aparecer aislada o acompaadade otras aparentes marcas genricas (de ah

    Asturi-as> asturianoo Carl-os> carlista), si bien en estos casos podra interpretarse que la vo-cal anterior a la -s se pierde por el proceso normal que suprime la vocal final de la base encualquier proceso derivativo. Por otra parte, tambin en los pluralia tantum la derivacin as-pectiva produce la prdida del morfo de plural que no expresa, en sentido estricto, plura-idadmientras que la apreciativa lo conserva: comprense paracadas> paracaidista, andas>

    andero, paraguas > paragero, gilipollas > gilipollez con paraguas> paragitas, pantalones > panta-oncitos, tocadiscos> tocadisquitos

    28 Cf. J.V. Mndez Dosuna y C. Pensado, art. cit., pgs. 319-320.29 Todas aparecen citadas por alguno de los autores que ha analizado el tema. De ellas,

    cabe observar que, en su inmensa mayora, poseen muy poca o nula difusin en el habla ge-neral, al menos en el espaol peninsular, algo que induce a plantearse si no estaremos, en rea-

    idad, trabajando con formas de laboratorio.

    338 JOSCARLOS MARTN CAMACHO

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    11/13

    obre bases en las que se ha perdido la consonante final, posibilidad avala-da por varios hechos:

    En primer lugar, por la existencia de alternancias como la de Estebitafrente a Estebitan, o la de Vitn, Vitioy Vitines frente a Victtor30.

    Por la aparicin de formas de similares caractersticas que no pre-entan la supuesta infijacin, como es el caso de Cristobita, Vazqun, Velazcorroy Velazqun31, que suponen las bases Cristba(l), Vzque(z)y Velzque(z).

    Finalmente, por palabras derivadas mediante sufijos aspectivos del tiposanluqueo(de Sanlcar, junto a sanlucareo).

    Los ejemplos aducidos son muy pocos, pero ello no se debe a otra cosaque a la escasez en espaol del esquema prosdico palabra llana acabada enconsonante. De hecho, parece que ese esquema resulta poco atractivo para

    os hispanohablantes32, algo que se observa tanto en la evolucin diacrnicacomo en la relajacin que sufren todas las consonantes finales de esta es-ructura acentual, no ya en determinados dialectos, sino en el habla colo-

    quial en general33.

    Y, precisamente, los apreciativos se circunscriben ante todo al habla co-oquial y familiar, algo que se cumple con ms razn cuando las bases son,

    como en los casos implicados, nombres propios o palabras tan susceptiblesde adquirir matices afectivos como azcaro almbar.

    En definitiva, parece posible apoyar la hiptesis de que estas formas soncreaciones secundarias ultracorrectas en dos hechos: primero, en la propiaartificialidad que se percibe en ellas, algo que trasluce que la forma origi-naria no debe de haber sido sa; segundo, en que esa prdida o, cuandomenos, relajacin, de la consonante final de las palabras llanas es un rasgontrnseco al habla coloquial de cualquier zona hispanohablante y los dimi-

    nutivos son, seguramente, los derivados ms afines a ese registro lingstico.En todo caso, a esta caracterizacin podran presentarse dos objeciones:

    30 Citados por E. Bajo Prez, op. cit., pgs. 53 y 66 respectivamente. La forma Vitinessegu-amente se deba a analoga con Angelinesy otros derivados semejantes.

    31 Cristobita se documenta en las obras de Lorca; vid. E. Nez Fernndez, El diminutivo.Historia y funciones en el espaol clsico y moderno, Madrid, Gredos, 1973, pg. 437; las dems apa-ecen mencionadas en E. Bajo Prez, op. cit., pg. 67.

    32 Mndez y Pensado reconocen este mismo hecho, pero le dan un valor muy diferente,pues lo presentan como la causa fundamental de la infijacin; cf. J.V. Mndez Dosuna y C.Pensado, art. cit., pgs. 322-323.

    33 Respecto a la tendencia evolutiva del espaol a la prdida de las consonantes finales depalabra en posicin postnica (tipo murum> muro, cantat> canta, quator> cuatro), cf. H. Laus-berg, Lingstica romnica, I, Madrid, Gredos, 1973, pgs. 423-448 y R. Menndez Pidal, op. cit.,

    pgs. 166-170.

    OBRE LOS SUPUESTOS DIMINUTIVOS INFIJADOS DEL ESPAOL 339

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    12/13

    340 JOSCARLOS MARTN CAMACHO

    Primera, cabe plantearse por qu se produce la reconstruccin en algu-nos casos y no en otros. De hecho, se encuentran las tres alternativas posi-bles: hay palabras que slo aparecen reconstruidas (Victtor); en otros casosconviven la formacin ultracorrecta y la creada sobre la base desprovista dea consonante final (azuqutar - azuquita); finalmente, hay ejemplos en los que

    slo aparece la forma creada a partir de la supresin de dicha consonante(Cristobita). De todos modos, quizs esta circunstancia confirme nuestra hi-ptesis, ya que la coexistencia de estas tres posibilidades demuestra que for-mas como azuqutaro Victtorno necesariamente tendran que haber forma-do su diminutivo de esta manera.

    Segunda, puede argumentarse que no parece posible asignar algunas deestas formas al mbito coloquial (caso, por ejemplo, de naqutar), a lo cualpodra replicarse que, en tal caso, estaramos ante formas creadas por ana-oga con las realmente coloquiales.

    3. Conclusin

    En estas pginas hemos intentando justificar nuestro escepticismo pre-sente ya en el propio ttulo del trabajo sobre la posible existencia en es-paol de derivados en los que haya intervenido un elemento con las pro-piedades morfolgicas del infijo, esto es, un afijo que acte seccionando laraz y convirtindola en un morfo discontinuo. Para ello, hemos mostradocmo los verdaderos infijos se encuentran muy alejados del mbito indoeu-

    ropeo al menos en la actualidad y hemos buscado explicaciones alter-nativas a los supuestos casos de infijacin que se han percibido en la deri-vacin apreciativa del espaol:

    Por un lado, parece que la obligacin de los apreciativos de aparecer fle-xionados en gnero y nmero aunque dichas marcas no siempre expresenesos contenidos gramaticaleschoca con la ausencia de marcas morfolgicaso incluso de contenidos correlativos en ciertos tipos de bases, de modo queel final no flexivo de esas bases se convierte en el criterio que el hablante

    elige para asignar una terminacin a los derivados correspondientes.Por otro, tendencias fnicas propias del habla coloquial y la ultracorrec-

    cin, comn en ese mismo mbito, determinan formaciones totalmente aje-nas a las pautas formales de la lengua, que adems son tan escasas en n-mero y en difusinque difcilmente podran erigirse en representantes deun proceso morfolgico existente en espaol.

    Quizs no todos los argumentos presentados sean lo suficientemente s-idos, pero siempre cabe ampararse en el hecho de que, en ltimo extremo,

    nos encontraramos no ante verdaderos infijos, sino ante un empleo pecu-

  • 7/25/2019 SobreLosSupuestosDiminutivosInfijadosDelEspanol 59023(1)

    13/13

    iar de elementos que en otras circunstancias son meros sufijos, aunque re-ulta en realidad muy poco agradable tericamente adscribir un mismo ele-

    mento lingstico a dos clases distintas.

    OBRE LOS SUPUESTOS DIMINUTIVOS INFIJADOS DEL ESPAOL 341