solohumo ::revista de fanfics yaoi:: nº5 - abril 2011

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Revista de fanfics yaoi en español inspirados en series de manga y anime.

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Todos los personajes y ambientes basados en mangas y series de anime son propiedad de sus respectivos creadores originales.

Todos los fanfics e imágenes aquí publicadas pertenecen a sus respectivos autores, por lo que se prohíbe su distribución en otros medios sin expresa autorización del autor.

“SoloHumo, revista de fanfics yaoi” opera bajo licencia Creative Commons.

Algunos derechos reservados.

No se permite un uso comercial de la obra original ni la generación de obras derivadas.

SoloHumo no se hace responsable del contenido de los fics e imágenes publicadas.

No, definitivamente no nos gusta esto de escribir editoriales… Por eso no vamos a hacerlo. De cualquier forma, con el permiso de Yuki Kuroi, que siempre se encarga de escribir los editoriales y amenizar el principio de la revista, vamos a usurpar su espacio un momento para comentar algunas cosillas sobre este ejemplar.

Para empezar, se trata de un especial de drabbles, así que los fics que vais a leer no pasan de las 1.000 palabras. Sin embargo, el tamaño es lo único que se ve afectado en un drabble, porque el talento de los fickers permanece intacto, así que no os dejéis engañar por estas pequeñas historias, que ocultan muchas ideas tras pocas palabras.

Además, con este número nos estrenamos como organizadores de concursos. Bienvenidos al “I Concurso de Drabbles SoloHumo” (aplausos varios). Leed, leed y releed… y después votad a vuestro favorito en el foro a partir del 15 de abril. A veces, la diferencia entre un primer y un segundo puesto es un solo voto, así que no seas perezoso —o perezosa, o súper vaga o infinitamente holgazán— y déjate caer por allí.

En fin, te dejamos leyendo y, por nuestro propio bien, disfrutando de este especial de drabbles. ¡Nos leemos!

PD. ¡¡Vuelve, Yuki, esto queda tan triste sin ti!!

SoloHumo

I Concurso de Drabbles SoloHumo

Categoría: 100 palabrasCien palabras

DestinoJuntos

Categoría: 500 palabrasJuegos

SentimientosY así las hojas se marchitan

Categoría: 1.000 palabrasÉrase una vez un postre de natilla

Nuestro lazoSueños de papel

No olvides votar en nuestro foro

a partir del 15 de abril

Cien palabras

Cien palabras. Eso era exactamente lo que tenía que escribir. No cien palabras cualquiera, no. Unas que le dijeran al teme lo que sentía por él, sin que sonara cursi, trillado, demasiado romántico ni demasiado desapegado, tampoco muy directo o excesivamente detallado. Se había puesto un límite, para no escribir la biblia en verso, pero tras toda la noche y decenas de hojas en la papelera, el folio seguía en blanco. Era ya la hora de desayunar. Se levantó, se rascó la nuca, miró por la ventana, de nuevo al folio, y finalmente, cansado, escribió algo.

Te quiero, teme.

Naruto.

fandom: NARUTO categoría: 100 palabrasNaruto / Sasuke

Destino

El destino lo había dicho, debían estar juntos.

Y eso no lo había inventado él, sino que el test de afinidad romántica y las cartas de tarot virtuales lo sustentaban: Sasuke Uchiha era la persona perfecta para él. Las señales eran claras. Sus apellidos comenzaban por la misma letra, los dos eran gays y el color favorito de Sasuke era el mismo que el de sus ojos.

Era más que evidente que el universo los quería juntos. No había posibilidad de fallo.

Se acercó, decidido.

—Sasuke, ¿quieres salir conmigo?

—No.

Bueno, algunas veces hasta el destino miente.

fandom: NARUTO categoría: 100 palabrasNaruto / Sasuke

Juntos

—Matt.

—¿Si?

—Eres un imbécil.

Palabras de amor, respondidas con una suave sonrisa frente a lo que queda de una vieja iglesia en llamas. Dos almas que llegaron al fin se miran con ojos llenos de lágrimas y desbordantes de felicidad.

Tal vez su tiempo de vida hubiese terminado, dejando detrás sueños y esperanzas. Pero lo que se les presentaba ahora era mejor que cualquier venganza, mejor que cualquier videojuego, mucho mejor que la vida misma; Una eternidad juntos.

—También te amo.

fandom: DEATH NOTE categoría: 100 palabrasMatt / Mello

ORIGINAL categoría: 500 palabras

Juegos

—Juguemos.

—No.

A ese cuervo le encantaba jugar. Pero no con juegos típicos que alegraran a las personas, no, lo que buscaba era dañar. Ya fueran cortadas, mordidas, desgarres… cualquier dolor físico estaba bien, al menos para él.

¿Y las víctimas? Cualquier ser que tuviera la desgracia de conocer; Incluyéndome.

—Anda. —Lo veo rodar por ahí, era solo una de sus rarezas. Tal como reír demente. Aunque en realidad, sí es un demente.

—No. —Vuelvo a contestar desde el sofá. Sabía que no cedería, aunque me negase el atacaría igualmente.

—¡Idiota!

Y ahí viene, con su sonrisa extraña y las garras extendidas apuntando a mi pecho. Era seguro trataría de arrancarme el corazón.

—Tsk.

No tengo más que intervenir, la última vez que no lo hice casi muero.

—Serás molesto…

Lo había tomado de las muñecas, sometiéndolo boca abajo.

—¡Suelta!

No contesto, parecía terrible en apariencia, sin embargo solo era un pajarito frágil. Uno al cual me encantaba molestar. Y tal como otras veces, en esa misma situación, sintiendo su calor, la energía que desbordaba y su delicioso aroma, las cosas cambiaban a mi favor.

—“Juguemos”.

Ahora, el juego, seguiría mis reglas.

Original [Personajes de un roll]

Personajes: Aka [Cuervo, Mascota], Kyle [Sombra, Dueño]

Sentimientos

¿Qué es el amor? Para unos es esperanza, para otros algo efímero y para otros carece de importancia. El amor es dolor cuando no se es correspondido y felicidad cuando es recíproco. Para mí es el tesoro más preciado que un ser humano pueda tener. Sin el sentimiento del amor no eres nadie, no eres nada. Solo un sentimiento de vacío te embarga y te queda la soledad.

Todo corazón guarda una historia y una persona, la mía se llama Kai Hiwatari. Aunque tenemos distinto estatus social, distinta edad y probablemente diferente forma de ver las cosas debido a nuestra educación, mi corazón palpita desbocado cuando lo ve. Aunque no hemos hablado nunca… aunque lo vea pasar desde una distancia considerable por los recreos, no puedo evitar el hecho de que me guste.

Mis amigos siempre me aconsejaban que me olvidase de él, que no era para mí y que seguramente estaría comprometido por ser una persona adinerada y de clase alta. Y a pesar de que muchas veces lo intenté y quise negar ese amor que sentía hacia él, simplemente no podía olvidarlo. Recuerdo el día más feliz y también más triste de mi vida.

Frente a la fuente del instituto estaba sentado contemplando los árboles cuando de repente te acercaste a mí y me dijiste con voz cortante.

—Te he estado observando todo este tiempo. No sé muy bien cómo expresar lo que siento cuando te veo. No sé si es amor porque nunca antes me he enamorado. Quizá con el tiempo sepa la respuesta. Solo he de decirte que si no fuese porque mañana viajo al extranjero para no regresar por un tiempo, me gustaría conocerte. Así que no te pediré que me esperes de regreso porque puede ser que nunca más me vuelvas a ver.

Enmudecí ante tales palabras mientras sentía un gran nudo en mi garganta y solo pude ver tu silueta alejándose mientras me dabas la espalda.

—¡Te quiero! —grité al viento antes de salir corriendo.

Tres años habían pasado y tú no habías regresado. En esa misma fuente me encontraba sentado leyendo un libro. Mi corazón no le había olvidado, aunque tras mi confesión estaba algo más calmado. Una sombra en forma de silueta ensombrecía parte de las hojas de mi libro. Restándole importancia levanté la cabeza y miré con fijeza a quien se encontraba frente a mí. Mis ojos no podían dar crédito a lo que veían. Frente a mí se encontraba la persona que consideraba más importante de mi vida.

—He regresado —poniéndote de rodillas para estar a mi altura me anunciaste—. He seguido pensando en ti todo este tiempo y no he conseguido sacarte de mis pensamientos. Tú eres la razón de mi regreso. No te prometo días sin pelea y sin tristeza. Mucho menos una eternidad a mi lado. Pero ahora mismo y en este preciso momento, solo quiero estar contigo todo lo que el tiempo nos permita. Dime ¿me enseñarás a amar?

—Claro que sí —sonreí feliz.

fandom: BEYBLADE categoría: 500 palabrasKai / Takao

Y así las hojas se marchitan

Sientes que el otro toma asiento a tu lado. Volteas la cabeza distraídamente y lo miras. De pronto, la hoja marchita que has estado mirando en tu mano pierde importancia, pero lo que has pensado todo el día resuena con más ahínco, y comienzas a hablarle.

—¿Sabes? —dices tú, Naruto—. El tiempo pasa muy rápido.

—¿Por qué lo dices? —escuchas que dice Sasuke, y sientes que un escalofrío te recorre.

—Porque así es —ignoras las reacciones de tu cuerpo y continúas—. Siento como si apenas hubieran pasado unos días desde que entramos a la universidad… y ya van a ser dos años.

Sasuke no dice nada.

—Y además… además uno siempre cree que tiene todo el tiempo del mundo… y no me refiero a eso de que los jóvenes creen que se pueden comer el mundo, sino a que… a que parece que tendremos mucho, mucho tiempo para ser felices… cuando te das cuenta, el tiempo ha pasado… eventos, amigos, relaciones —y lo miras, esperando que diga algo, pero no lo hace.

Notas a alguien de pie no muy lejos de ahí, ese hombre cuyo nombre no sabes, pero que maldices para tus adentros. Luego continúas.

—Pero ahí esta tu novio —y señalas a su espalda, pero él no se voltea—. Y tienes que irte… ¿Lo ves? Eventos, amigos y relaciones… todo pasa más rápido de lo que imaginas, no lo disfrutas lo suficiente, porque crees que va a durar… y a mí me parece a que hace dos segundos te sentaste… pero ya te vas.

Sasuke se pone de pie, asiente y se va. Y tú, tú quien lo ves partir, vuelves la mirada a esa hoja marchita, y te preguntas por qué el tiempo tiene que pasar tan rápido.

fandom: NARUTO categoría: 500 palabrasNaruto / Sasuke

Érase una vez un postre de natilla

Érase una vez un postre de natilla que vivía despreocupado en un anaquel. El pastelero recién lo había puesto en exhibición, luego de prepararlo cuidadosamente y decirle que sería engullido por un niño. Y claro, como postre que era, su única intención era hacer feliz a ese pequeñín que se lo metería en la boca y exclamaría un “mmm” debido a su buen sabor.

Platicaba, desde su ubicación, con los pasteles y las golosinas, que parecían igualmente entusiasmadas por satisfacer el fin último de su vida. Así, cuando entraba alguna persona, todos vibraban por la emoción y las ansias locas de ser los elegidos.

Había pasado más de medio día y nadie lo había cogido, aunque ya se habían llevado las trufas y dos o tres gelatinas y pasteles. Comenzó a sentirse desolado, ¿es que no era un postre delicioso, como le había dicho el pastelero? ¡Qué tristeza la suya!

Ya entrada la tarde, apareció un hombre vestido de frac, con la cabeza canosa y apariencia poco amigable. Definitivamente, pensó el postre de natilla, era esa la persona con la que no quería irse. Él deseaba que lo tomara un niño, o una madre. O si no, alguien un poco más feliz que aquel anciano. Pero no tuvo tanta suerte, ya que al verlo en el anaquel, el hombre le dijo al pastelero:

—Parece que mi amo amaría probar ese postre. Hoy amaneció con antojo de natilla y como está enfermo, lo quiero complacer.

Así que, ni tardo ni perezoso, con una enorme sonrisa en la cara, el dueño de la tienda lo envolvió y se lo entregó al cliente.

Durante el trayecto, el postre de natilla no podía dejar de pensar en lo que había escuchado, ¿quién sería el amo de ese hombre? Sintió un poco de lástima por él, que estaba tan enfermo, y se reprendió a sí mismo por ser tan egoísta antes y no pensar en la alegría que le podía causar. Finalmente, un postre estaba hecho para hacer felices a otros.

Al llegar, lo pusieron en un plato y lo llevaron por los pasillos grises de la casa. ¡Con razón estaba enfermo, si vivía en un lugar tan triste! Se compadeció de nuevo del pobre hombre y se ilusionó creyendo que tenerlo en su boca lo podía alegrar. Se preguntó cómo sería… tal vez un niño pequeño, o un anciano demasiado viejo como para no encorvarse.

Se esperó todo, menos ver a dos hombres atados el uno al otro.

—Gracias, Watari —habló un chico de ojeras y cabello negro, mientras que su compañero parecía hastiado del universo entero.

Y así, el postre de natilla quedó a su suerte, en una mesa cercana a dos tipos que seguramente tenían un fetiche extraño o que estaban lo suficientemente locos como para tener que estar encadenados el uno al otro. Tembló un poco. ¿Qué pasaría con él?

Los dos hombres se acercaron a él, y el de cabello desordenado lo miró con algo que identificó como lujuria.

fandom: DEATH NOTE categoría: 1.000 palabrasL / Light

—Mira, se ve delicioso.

El castaño asintió, hastiado.

Unos pálidos y largos dedos lo tomaron, haciéndolo creer que finalmente sería comido y se acabaría aquella incertidumbre. Ya no quería estar en esa habitación, ni ser observado por el tal L.

—Con el nivel de azúcar que ingieres y lo poco propenso que eres a hacer ejercicio, te harás diabético, Ryūzaki.

—Independientemente de que el grado de propensión a la diabetes es meramente genético y, por tanto, sólo se acentúa con los hábitos y el sedentarismo —recitó L— he de decirte que no es de tu incumbencia.

Las miradas de ambos hombres cargaban el ambiente de tensión. El postre de natilla se sentía contrariado: ¿todo lo que le había dicho el pastelero era mentira? ¡Él no sería comido por un niño, ni haría feliz a nadie porque estaba encerrado con dos personas que tenían, lo más probable, desórdenes mentales!

Sintió cómo un pálido dedo se acercaba a él y tomaba un pedazo de su cuerpo.

—De verdad está delicioso… ¿no lo quieres probar?

—No, no quiero —Light se cruzó de brazos y frunció el ceño ante la mirada insistente de L—. Además, no tenemos otro plato y es poco higiénico compartir cuchara.

—¿Estás seguro? —el de negras mechas se pasó la lengua por los labios, sugerente.

Una risa reprimida por parte del que le sostenía, ocasionó que el postre de natilla se compadeciese a sí mismo. Nada bueno podía venir después de algo tan macabro.

Todo lo que ocurrió después fue confuso, demasiado para poderlo asimilar.

Esos hombres se besaban, luchaban y se mimetizaban el uno contra el otro, en una danza pasional. Jadeaban y retomaban ese juego incomprensible como un rictus antes de caer en el suelo alfombrado de la habitación.

Y fue entonces cuando el castaño lo tomó entre las manos y el postre se encontró a sí mismo en el cetrino torso del otro hombre, que contenía la respiración mientras que el primero repetía palabras soeces.

—¿Te gusta, perra?

¡Era un postre de natilla, por el Gran Pastelero, no quería escuchar nada de eso!

Sintió deseos de que se lo comieran rápido, sin disfrutarlo. Necesitaba terminar con esa tortura, olvidarse de que estaba en el peor escenario posible y alejarse de aquellos extraños humanos.

Maldijo de nuevo su suerte. Entre todos los niños que pudieron tomarle, lo había agarrado un hombre canoso y lo había metido al matadero con dos psicópatas… ¡Y nada era como se suponía que fuese!

No le gustaba temblar en el estómago de una persona mientras otro recogía su cuerpo desmembrado con la lengua, entre comentarios lujuriosos y obscenos.

—Tenías razón, Ryūzaki, este postre de natilla está delicioso —escuchó, a punto de ser devorado por completo.

—¿No te dará diabetes? —comentó jocoso y críptico el otro.

—No, porque planeo hacer ejercicio ahora mismo…

Y lo último que escuchó el pequeño postre de natilla, antes de exhalar su último suspiro fue su tan ansiado: Mmmmm.

Nuestro lazo

Desde que te fuiste y abandonaste Konoha… No, desde mucho antes de que eso ocurriera, siempre he pensado en ti. Siempre has estado presente en mi mente.

Primero como ese niño que estaba solo, igual que yo, y con el cual ansiaba hablar y poder hacer mi amigo. Ambos estábamos solos, y para mí era obvio que seríamos amigos rápidamente. Pero desgraciadamente noté que a pesar de tener la soledad en común, éramos muy diferentes, y los celos comenzaron a nacer en mí.

Mientras que yo era un mal estudiante y un chiquillo revoltoso ansioso por llamar la atención, tú eras admirado por todos y capaz de hacer cualquier cosa.

Entonces decidí que si no podía ser tu amigo, sería tu rival. Tú eras la persona que debía superar. Aunque por más que intentaba alcanzarte, parecía algo imposible. Me llamaban “perdedor”, y a veces lo llegué a creer.

Y casualidades de la vida, tú y yo terminamos formando parte del mismo equipo junto a Sakura-chan y Kakashi sensei. El equipo 7. Aunque nada cambió, seguía siendo obstinado y no decía lo que sentía. Era más fácil para mí verte como un rival, o la persona que “odiaba”.

Pero la verdad es que quería ser como tú, eras la persona que admiraba.

Siempre había deseado que todos me reconocieran, pero cuando menos me di cuenta, la única persona que deseaba que me reconociera eras tú. Y cuando por fin lo conseguí en el examen chuunin… ¡me sentí muy feliz!

—Yo también quiero luchar contra ti.

Nunca olvidaré que esas fueron las primeras palabras que usaste para reconocerme. ¡Todo mi esfuerzo no había sido en vano! Entonces pensé que tal vez no éramos tan diferentes. Empecé a verte como mi amigo y rival, seguías siendo la persona que más admiraba aunque muchas veces tuviéramos peleas infantiles. Y al parecer tú empezaste a verme del mismo modo.

Habíamos formado un lazo.

Nos estábamos volviendo fuertes juntos, los tres: Sakura-chan, tú y yo. Ansiaba pelear contra ti, y sabía que tú también lo deseabas. Y esa pelea llegó, pero no del modo que deseaba. Aquella pelea en la azotea del hospital no era ni remotamente el tipo de pelea que había querido tener contra ti. Y después de aquello, te marchaste de Konoha. La noticia me llegó como un golpe. Inmediatamente quise ir tras de ti, solo pensaba en traerte de vuelta a nuestro hogar, a Konoha, y después darte un merecido puñetazo por haber hecho semejante estupidez.

Pero no pudimos alcanzarte. El esfuerzo que dimos todos: Shikamaru, Neji, Chouji, Kiba, Akamaru, Lee… ¡No fue suficiente! Estabas empeñado en conseguir poder a cualquier precio, e irte con Orochimaru te pareció lo mejor fueran cuales fueran las consecuencias. A pesar de todo yo no me di por vencido y te

fandom: NARUTO categoría: 1.000 palabrasNaruto / Sasuke

encontré en “El valle del fin”. Convencerte con palabras no dio resultado y tuvimos otra pelea. Al principio no quise verlo, me negué a creer que seriamente estabas intentando matarme. ¡Éramos amigos! Tuve que aceptar que Neji tenía razón, estabas en la oscuridad, y a pesar de que admitiste con palabras que me había convertido en tu mejor amigo, no sabía como sentirme, ni si lo dijiste en serio.

Me sentí como un verdadero idiota.

Luché en serio contigo, ¡aunque tuviera que romperte todos los huesos te llevaría de vuelta a Konoha! Lamentablemente no lo logré, no pude cumplir la promesa que le hice a Sakura-chan. Cuando desperté en el hospital, ilusamente esperaba que no te hubieras marchado, y una vez más me equivoqué. Te habías marchado, pero me habías dejado con vida. Eso me dio fuerzas para buscarte una vez más, y aunque ero sennin intentó hacerme desistir, no lo consiguió. Si buscar a mi amigo me convertía en un idiota, que así fuera, pero no iba a dejar que Orochimaru obtuviera tu cuerpo, porque tú eras la persona que representaba los lazos que tanto tiempo esperé, tú me aceptabas más que nadie y me reconociste.

Aunque no lo creas, entiendo tus sentimientos. Sé lo que es la soledad, y también sé lo que es perder a alguien querido. A ero sennin no lo podré recuperar, por eso contigo no me pienso rendir.

Nuestros caminos se han separado con el tiempo, pero por más que tú lo hayas intentado no he permitido que el lazo que nos unía se rompa. Ya no se trata de la promesa que le hice a Sakura-chan, solo quiero traerte de vuelta, sea cual sea el precio. No dejaré que te hundas más en la oscuridad. Si tengo que hundirme en la oscuridad para poder alcanzarte una vez más, que así sea, aunque eso me destroce. Sé que la gente que me quiere me dará el impulso necesario para salir a flote con más fuerza y determinación que nunca, y entonces volveré a lanzarme a por ti. No importa cuantas veces intentes matarme, o el daño que me hagas. Y mucho menos importa dejar de lado mi sueño de convertirme en Hokage.

¡Nunca me rendiré, ese es mi camino del ninja!

El lazo que nos une es irrompible. Por eso…

—Espérame, Sasuke. ¡Voy por ti!

Sueños de papel

Fue en la mañana a pleno morir, o por lo menos así lo quiso ver su retorcida cabeza, el reloj marcaba a luz parpadeante las 6:45, y sus ojos no dolían por más que llevaba quince minutos mirándolo como si quisiera asesinarlo, de todas formas no podía matar a algo que no vivía, ¿Cierto?

El día recién comenzaba y él lo único que quería hacer era lanzarse por el puente más cercano y morir con mucho dolor, agonizar y terminar de respirar como si cada parte de su cuerpo gritaba y pedía un poco de piedad, sus labios mostraron una sonrisa que las de otrora parecieran ser un sueño lejano, uno de papel, de sonrisas infantiles y fantasías de mejores amigos.

Se levantó más por inercia que por otra cosa, su cuerpo no dolía, no se había enfermado desde hacía más de un año y medio, hasta hace una semana se fue de fiesta con sus mejores amigos y llegó a su desordenado departamento con mejillas sonrosadas y pensando que nada podía salir mal, la ducha le esperaba y no había nada que ya pudiera hacer; Tampoco lo había intentado, pero pensó que no sería necesario, quiso hacer oídos sordos y así terminó.

La toalla no le parecía mullida como todas las mañanas, no le pareció vigoroso ni productivo levantarse a esa hora y eso que se había acostumbrado hace años a hacerlo cuando tenía cosas por hacerlas, era un hermoso día soleado... Por lo menos eso fue lo que decían cuando abrió sus ventanas para mirar el sol naciente por las montañas, los rostros esculpidos y los pájaros trinar.

—A pleno morir —murmuró cogiendo frutas y verduras para desayunar.

* * *

—¿Te has enterado?

—¿De qué?

—Lo juzgarán hoy en la plaza.

—Pero es el último...

—Parece que no cuenta para la asociación.

—No me sorprende, ¡Es un asesino!

—Pobrecito, si alguien lo hubiera adoptado cuando tenía la edad, estoy segura que esto no hubiese sucedido, ¡Alguien tan apuesto y con mucho que dar!

—Calla, allí viene su amigo...

—¿El rubio?

—Es Naruto.

fandom: NARUTO categoría: 1.000 palabrasNaruto / Sasuke

—¡Claro que sé quién es! No sabía que eran amigos, eso es todo.

—No se llevaban de lo mejor en la escuela, por lo menos eso dicen y comenta Iruka-sensei.

—¡Ja!

—¿Cuándo lo harán?

—A medio día, dice el comunicado de Tsunade-sama.

—¡¡Pobre!!

—Sí, después de todo él no tenía la culpa.

Naruto decidió pasar de largo, suficiente ya con el hecho de saber que todo el mundo ya conocía la noticia, que Tsunade ya nada podía hacer y Sakura pareciera demasiado feliz con ello... Le molestaba, por eso desde hacía tres días que no le hablaba.

—¡Naruto! —y ahora, era hora de evitarla. Sin que ella pudiera evitarlo él se fue, bufó descontenta pero supuso que se le pasaría con el tiempo, después de todo no era cosa menor... Hoy matarían a Sasuke.

Por fin.

* * *

Ocurrió en la plaza a mediodía, o como a Naruto le gustaba pensar mientras sus ojos azules miraban todo: Cuando el día murió.

Siquiera se veía como él recordaba, desnutrido, con rastros de sangre, sus ojos vendados y sin chakra que percibir. Vio a los ANBU rodearlo y regodearse en silencio que habían capturado a uno de la lista BINGO, pero poco comprendían ellos de la realidad, ése no era Sasuke... Sólo se parecía, mucho...

Quizás demasiado.

—... Y es así como la estabilidad y tranquilidad en esta ciudad, en este mundo, iniciará una nueva etapa de paz. Esperemos que con esto los ninjas renegados desistan de crear más desmanes o avariciosos proyectos de conquista intercomunal, o una conquista total del mundo ninja, invitamos a...

Hace más de quince minutos que Tsunade llevaba hablando con voz monótona el discurso que los viejos del consejo le habían dado a leer en voz alta.

—¿Algo que el imputado desee decir como últimas palabras? —indagó más feliz por terminar este espectáculo de mal ver, sin nada más que impotencia y mirando constantemente a la esquina donde un desolado Naruto miraba todo sin decir ni hacer nada.

—Mhmm... —gruñó con orgullo y su sonrisa habitual, el rubio vio los labios agrietados y pálidos, apreció la lengua humedecerlos y luego moverse con una espectacular lentitud a su pupila, y a penas terminó de pronunciar las palabras, el piso se tiñó de carmín, y sus embotados oídos que no habían escuchado nada desde que lo vio aparecer parecieron cobrar vida con la resonancia de jadeos y gemidos en baja magnitud.

Naruto sonrió con complacencia antes de desaparecer nuevamente, evitando otra vez a Sakura quien se acercó a quién sabe qué.

* * *

Se dirigió al puente que hace muchos años sirvió como punto de encuentro de su equipo, vio como el río seguía siendo tan claro como antes y llegó a la decisión habitual. Se paró en el barandal que otrora había roto con Sai y se dejó caer boca abajo dejando que el agua lo arrastrara sin siquiera luchar. No supo cuánto tiempo tomó, simplemente que después se sentía caer, caer y caer mientras los recuerdos embotaban su memoria y una sonrisa feliz apareció en sus labios.

—Idiota... Tendremos que jugar a las escondidas la próxima vez...

Sólo eran sueños, ilusiones de un niño infeliz con una vida de mierda.

Dos días después, Sakura hizo lo mismo con una razón similar pero con otra persona en mente, y Kakashi decidió que ya estaba demasiado viejo para volver a enseñar, quizás una casa de campo era lo mejor...

TpA simple, litle touch, de Kami.del.antro ............................................. pág. 20

Detalles, de Kami.del.antro ...................................................................... pág. 21

En el pasillo, de Cathain ........................................................................... pág. 22

Espérame, de Hazare ...................................................................................... pág. 23

Frágil, de Crazymillychan ....................................................................... pág. 25

Just smile, de Tsubaki Uzu Uzu ............................................................... pág. 26

L’unica eccezione, de Tsubaki Uzu Uzu .................................................. pág. 27

Maremoto, de res non verba ....................................................................... pág. 28

Miradas, de K-RO ............................................................................................ pág. 30

One chance, de Crazymillychan ................................................................ pág. 32

Painful love, de Crazymillychan .......................................................... pág. 34

Su adiós, de Kami.del.antro ....................................................................... pág. 36

+13Aff idabile, de Tsubaki Uzu Uzu .............................................................. pág. 38

Condivisione, de Tsubaki Uzu Uzu .......................................................... pág. 40

Darse cuenta, de Muscari ............................................................................ pág. 42

Di mi nombre, de Ada-san ............................................................................ pág. 43

Hey there, Gokudera, de Tsubaki Uzu Uzu ............................................. pág. 44

Lavado de cerebro, de RukiaU .................................................................... pág. 46

Love is a war, de Tsubaki Uzu Uzu ........................................................... pág. 48

My everything, de Crazymillychan ....................................................... pág. 49

Numb, de Cathain ........................................................................................... pág. 51

Otanjoubi omedetou, de Cathain .............................................................. pág. 52

Relax, don’t do it, de Cathain ................................................................... pág. 54

Soddisfazione, de Tsubaki Uzu Uzu ........................................................ pág. 56

Sweet and Spicy, de Cathain ....................................................................... pág. 58

Una presa fácil, de Tsubaki Uzu Uzu ..................................................... pág. 60

Y caer en la cuenta de que eres idiota, de usu666 .............................. pág. 62

+16Hielo, de RukiaU ............................................................................................ pág. 65

20

A simple, little touch

Autora: Kami.del.antro

No podía creer que se autosometiera a tal humillación. Era una bajeza, una aberración, algo

vergonzoso y aberrante mejor dicho. El sucio contacto le hacía estremecer, sus dedos entrelazándose con

impudicia a aquella extremidad lograba hacerle sonrojar. A él. Que tanto había visto y tanto había hecho. Pero

nunca nada como aquello. Al notar sus mejillas encendidas, su acompañante se sonrió y aumentó levemente

la presión, logrando que el rubio tomara una bocanada de aire con sorpresa. Aquel contacto tan íntimo lograba

que un escalofrío recorriera toda la extensión de su columna. Sin embargo, como sin quererlo, le devolvió

la mirada, encontrándose con su afable sonrisa y sus ojos brillando con genuina alegría. De verdad, según

parecía, no quería otro regalo más que aquel. Y ante ello, le devolvió la sonrisa con petulancia, alzando una

ceja y presionando a su vez su mano entre la suya, entrelazando los dedos de ambos en el contacto más

íntimo y sencillo que dos personas que se profesan cariño pueden llegar a compartir. Y así, caminando por

una transitada acera de Los Ángeles, Mello le entregó su “virginidad” a Matt, por más que su primera vez en

aquel otro sentido ya hubiese sido unos cuantos años atrás.

DEATH NOTE

2121

Detalles

Autora: Kami.del.antro

Matt rodó hacia un lado, liberando al agitado rubio. Este se llevó una mano a la cabeza, ligeramente mareado. El pelirrojo realmente sabía de aquello, es decir, apenas le había dejado respirar. Y mientras Mello intentaba recuperar el aliento, Matt encendió un cigarrillo, poniendo los brazos tras su cabeza.

—¿Y, cómo lo sentiste? —preguntó, sabiendo la respuesta. Y efectivamente, Mello sólo le respondió con un suspiro inarticulado. Cerró los ojos con complacencia, mientras tanteaba su bolsillo en busca de su PSP. Le gustaba Mello, es decir, lo tenía todo. Le adoraba, y tenía ese cabello rubio y cuidado, sin mencionar aquellos enormes ojos de color verde azulado que le volvían loco. ¿Qué puede decir? Siempre le gustaron nórdicas y altas.

Aunque lo único que le desagradaba era esa voz tan gruesa. Con esa pinta de modelo cualquiera pensaría que su tono era aflautado y lleno de mieles. Pero bueno.

—Vaya… —dijo finalmente Mello, renegando con la cabeza y arrancando un poco de hierba con aire ausente. El patio no le parecía el mejor lugar para aquellas demostraciones, pero a Matt no parecía importarle—, nunca pensé que besar a un chico iba a ser tan… bueno, así.

—¿Qué, nunca lo habías hecho? —el pelirrojo observó a su acompañante, incrédulo. ¿Cómo semejante belleza no había dado nunca un beso?

—¿Tú sí? —preguntó a su vez Mello, sorprendido.

—Sí, un par de veces…

—Vaya, eso es bastante gay —rió, ante lo que Matt le miró aún más confundido. ¿Qué quería decirle con eso?

—Besar chicas no es gay.

Hubo un silencio, en el que ambos se miraron sin decir palabra. Y Mello comenzó a comprender lo que le pasaba por la mente al pelirrojo. Abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrar con incredulidad. Sin embargo, cerró los ojos y respiró profundo antes de soltar la bomba.

—Yo no soy una chica… imbécil.

Hubo una nueva pausa, en la que Matt dejó caer el cigarrillo de la boca al abrirla por la sorpresa. Se sacó los goggles, dejándolos oscilar libremente colgados de su cuello, y miró con detenimiento a su belleza nórdica. Claro, a la luz no-naranja del día, podía ver claramente ciertos detalles que le entregaban pistas de ello. Se llevó un dedo a los labios, pensativo, mientras el rubio se levantaba bastante ofendido. Meses de convivencia, y aún no se había molestado en saber si era una chica o no. Sin mencionar que, según él y a pesar que le gustara andarse besuqueando por allí con Matt, él se sentía bastante masculino.

Pero cuando ya se iba, el pelirrojo tiró de su manga, con tal fuerza que logró que Mello cayese sobre él. El rubio le miró con renovada sorpresa, mientras Matt le observaba con el entrecejo fruncido. Finalmente, se encogió de hombros. Aquel pequeño detalle no quitaba que aún fuera su belleza vikinga.

—Ya qué —dijo sencillamente, antes de retomar lo de hacía unos minutos con mayor entusiasmo.

DEATH NOTE

22

En el pasillo

Autora: Cathain

Sintió la anticipación trepar por cada centímetro de su piel así como las olas cubrían por segundos la orilla de la playa. Y es que no era algo seguro, simplemente había caído encima de él, de alguna manera sus cuerpos estaban en una extraña pero acogedora posición, él sobre la alfombra del pasillo que daba a las habitaciones principales y Kyouya sobre él, y el aire que respiraba era la esencia masculina, dominante y poderosa que emanaba su mejor amigo.

Y entonces sucedió, no se lo había propuesto pero escaneó cada detalle en su rostro con una avidez extraña, una avidez que lo hizo avergonzarse al enfrentar aquellos oscuros ojos. Aquellos ojos fríos y casi impenetrables que veía el resto del mundo. Por segundos perdió esa maravillosa conexión, la cual se había establecido desde el primer instante en que había mirado al otro chico. Sintió el calor trepar a sus mejillas de manera incómoda mientras sentía un extraño cosquilleo en su estómago ante el cambio de la mirada de Kyouya, ahora abierta a posibilidades con las que nunca había soñado, ni siquiera imaginado…

Se rindió ante aquel terreno indómito, ante aquel instinto de cazador dormido y, apoyándose sobre sus codos, unió sus labios con los de Kyouya; unos labios tersos como el pétalo de una rosa, cálidos y adictivos como el vino… vino tinto… viñedos franceses… Exclusivos… Hambrientos, hambrientos del poder que otorga el conocimiento del camino recorrido.

El camino que quería recorrer.

Cuando intentó ir más allá de ese simple roce sintió como Kyouya se separaba lentamente y hundía su rostro entre su cuello y su hombro.

—Aún estamos en medio del pasillo del colegio, Tamaki… —soltó divertido antes de depositar un beso sobre su cuello, sintiendo el cuerpo del rubio estremecerse bajo el suyo—. Además, tus súbditos te esperan.

Sin nada más que añadir se levantó del suelo sin ofrecerle una mano a Tamaki, su intención era fastidiarlo por tentarlo sabiendo que no tendrían tiempo de explorar nada más. Sintió las manos del otro chico atrapar la suya mientras lo guiaba pasillo abajo.

—Los súbditos pueden esperar, okāsan —dijo Tamaki volteando a ver a Kyouya. Se percató de que el comentario lo había confundido, bueno él también podía unirse al círculo vicioso que complementaban las palabras de su mejor amigo. Se conocían mutuamente.

Sintió que sus mejillas se sonrojaban ante el estúpido comentario del rubio. Siempre lo descolocaba con esas cosas, ese definitivamente no era su momento más adecuado, Tamaki había bajado sus defensas con aquel inadvertido beso. Cuando se dio cuenta de que se habían detenido se fijó en los ojos azules del rubio, aquellos ojos azules divertidos y avergonzados.

—Ven, Kyouya. —susurró mientras se adentraban en un salón vacío; y antes de que se cerrara la puerta se oyó un amortiguado “te gustara”.

OURAN HIGH SCHOOL HOST CLUB

2323

Espérame

Autora: Hazare

Tu pelo dorado, suave, sedoso, enmarca tu ahora pálido rostro. Tus ojos, de largas y tupidas pestañas rubias, están ahora cerrados, no me permiten ver la profundidad del azul que los caracteriza. Tus mejillas, antes casi siempre coloreadas por el rubor de tu ardiente vivacidad, son ahora de color marmóreo, y las ligeras marquitas transversales en ellas, que lucías traviesamente, ahora aparecen como oscuras rasgaduras en tu hermosa piel. Tus labios color cereza, antes llenos e invitadores a ser besados, ya no sonríen más con esa radiante sonrisa capaz de iluminar el corazón más apagado. Los rozo con mis delgados y temblorosos dedos, sintiendo contra mi piel la aspereza que antes era pura seda.

Mis ojos ruedan por tu cuerpo, escondido bajo las sábanas. Aun así puedo apreciar la delgadez y debilidad en que se ha convertido aquello que yo adoraba hasta dolerme. De mis ojos caen lentas y grandes lágrimas, que no puedo ni quiero contener. Recojo una de tus manos entre las mías, intentando infundirte mi calor. Antes eras tú quien con tu alma blanca y cálida bañabas mi cuerpo y esencia con tu calor. Quizá de tanto darme te has quedado tú sin nada. Quisiera devolverte todo y más, quisiera arrancarte de ese estado en el que has quedado, sin saber por qué.

Sentado al borde de tu cama, observo cada centímetro de ti, puedo ver hasta tu alma, que parece dormida en un profundo sueño. Te necesito tanto, tanto, que mi amor se derrama incansable por mis ojos en forma de lágrimas, que bañan tu rostro. Vuelve a mí, murmuro una y otra vez, incansable, con la voz rota, pero no pareces oírme, no consigo que te llegue mi voz, que susurra desesperada. Puedo ver como la vida se te escapa entre mis manos, que intentan pararla, volverla a ti. Ni siquiera este amor que me ahoga desde dentro detiene el inexorable paso del tiempo que te aleja de mí. No te vayas... no te vayas.

A pesar de que mi corazón me grita desgarrado que te pierdo, sigo negándolo, aferrándome a ti, a tu vida y a tu cuerpo, porque los necesito para mi propia existencia. Soy incapaz de concebir una vida sin tus risas, tu mirada brillante, tu amor desbordante. No quiero vivir sin eso, no puedo hacerlo, no existe ese tipo de vida. Ya no.

De repente tus pestañas se mueven ligeramente, clavo mi mirada en tus ojos, que intentan ubicarme confusos, opacados. Por fin lo consigues, e intentas esbozar una sonrisa que me parte el alma. Te sonrío con ternura, no puedo dejar que veas mi profundo dolor, la desesperanza de mi corazón. Recorres con tus hermosos zafiros mi rostro, y vuelves a fijarlos en mis ojos negros. Alzas suavemente tu mano hasta mi mejilla, y me acaricias, suave, lento, como si de la primera vez se tratase, o quizás de la última. Ahogo los gritos de mi alma rota, no puedo verte así, entregándome todo de ti, una vez más, aun cuando ya apenas te queda nada.

Tu mano tiembla trémula en mi rostro por el esfuerzo que te supone alzarla, y yo pongo la mía sobre la gélida tuya, reteniéndote conmigo. Me miras con agradecimiento en tus ojos, y una lágrima cristalina se te escapa, discurriendo solitaria por tu sien, perdiéndose en tu pelo. Nos miramos por largos minutos, tan solo existimos nosotros en el mundo en este momento, solo tú y yo. Hasta que el tiempo se extinga, estaré a tu lado. Tu vida y la mía, engendradas para encontrarse, unidas por el destino, que ahora intenta separarte de mí.

Siento cómo luchas por permanecer conmigo, sin embargo por primera vez en tu vida estás perdiendo la batalla, la única importante, la que decidirá tu futuro y el mío, entrelazados más allá de toda lógica. Porque si tú te vas, yo me iré contigo, es mi destino y mi deseo. Nada me retiene a esta vida si tú ya no estás en ella, te seguiré allá donde vayas, así tenga que traspasar los mismos brazos de la muerte para encontrarte.

Comienzas a cerrar tus ojos, serenamente, sin embargo yo me estoy viniendo abajo, con todo, mi vida, mi mundo, mi amor, todo se está yendo contigo, a la vez que tus ojos se cierran, mi alma se va contigo. Aprieto tu mano, fuerte, no te vayas, no me dejes, repito una y otra y otra vez, pero ya no me escuchas, y de tus labios sale un último y sentido susurro.

“Te amaré... siempre”

Tus ojos se cierran, suave pero inexorablemente. Jamás se volverán a abrir. Para mí el cielo, que no era más que aquel que veía en tus ojos, se ha apagado para siempre. Desesperado, roto por dentro

NARUTO

24

como jamás creí que pudiera llegar a estarse, te beso una última vez. Tus labios fríos se unen con los míos, marcando el final de esta etapa, pero sé que no será el final de nuestra historia, porque este amor que empapa cada rastro de mi ser, es más fuerte que esta realidad.

Con la razón que otorga el corazón de este amor sin medida, me acuesto a tu lado, abrazándote. Poso mi cabeza en tu hombro, mi brazo descansando a la altura de tu cintura, mis piernas rozando las tuyas. Alzo la mirada, miro tu rostro sereno por última vez en esta vida, y cierro los míos. Te aprieto contra mí, voy a tu encuentro. No permitiré que nada, nada, te arranque de mi lado. Por última y eterna vez, me dejo caer entre tus brazos, y mientras los latidos de mi corazón se apagan, susurro...

“Espérame...”

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Frágil

Autora: Crazymillychan

“Las manos de este hombre que todo lo rompen, que destruyen cada cosa que tocan, hacen lo mismo conmigo, estremecen mi cuerpo llevándome a la locura, derriban una a una las barreras autoimpuestas alrededor de mi corazón”

No es la primera vez que te veo dormir, pero sí la primera vez que me atrevo a tocarte en sueños.

Mi mano se mueve inconscientemente por tu mentón y entre sueños te revuelves inquieto, pareces reconocer mi tacto y te mueves perezoso, pegándote más a mí, buscando más contacto.

Frágil

Sé que es eso lo que piensas apenas tus manos tocan mi cuerpo.

Frágil

Fue lo que olvidaste que era aquella vez, esa ocasión en la que nuestros cuerpos se unieron de manera violenta, brutal, bruscos toques ocultando sutiles caricias.

Frágil

Puedo parecerlo pero realmente no lo soy. Soy fuerte Kanou-san, soy fuerte a mi manera. Quizás no posea esa capacidad tan tuya de destilar miedo hasta por los ojos, o aquel poderío económico con el que cuentas, a pesar de eso, a pesar de que no poseo todo eso, frágil no soy.

Porque cuando mis padres fallecieron, cuando me quedé realmente solo, me desmoroné, derramé muchas lágrimas, tantas que hubiese podido crear yo solo un océano. Lloré aferrándome a ellos aun en su muerte.

“Lo que no te mata, solo te hace más fuerte”

Y en esa ocasión el dicho me calzó como anillo al dedo. Comprendí, dentro de ese mar de sentimientos confusos, odio, dolor, la pérdida de un ser amado, que debía sobrevivir, no importaba cómo, tenía que ser capaz de ser fuerte.

Y a mi manera, lo logré.

Salí adelante intentando no caer cuando la carga era demasiado pesada, me levanté y, pude sentirlo, pude ser fuerte.

Frágil

Creo que sería la palabra que te describiría perfectamente porque sé que debajo de esa mascara de asesino hay un hombre de buen corazón. Alguien que se arrepintió y taladró su cabeza con dudas después de tomarme a la fuerza aquella primera vez.

Kanou-san tú eres frágil.

Porque me amas tanto que bajas tus defensas y, contradiciendo mis anteriores palabras, creo que frágil también soy. Porque me niego a reconocer que empiezo a quererte también, porque desde esa vez que dijiste:

“Eres especial”

Aquel caparazón irrompible tuvo su primera grieta.

Frágil

Es solamente una palabra que nos identifica a ambos.

¿Fuertes?

Quizás si seguimos juntos podamos averiguarlo.

OKANE GA NAI

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Just smile

Autora: Tsubaki Uzu Uzu

Cuando lo pensaba detenidamente, Yamamoto se daba cuenta de que realmente le gustaba sonreír.

Le gustaba, tanto como el béisbol, o pasar un fin de semana ayudando a su padre en la cocina.

Nunca consideró sonreír como algo complicado, sino más bien como un placer; una costumbre bien arraigada que le permitía seguir de pie día a día y enfrentar a la adversidad.

Convertirse en un faro que iluminase el camino de quienes lo rodeasen, de sus seres queridos, de la persona que más quería… era algo que realmente deseaba.

Aun así, hubo ocasiones en las que dejaba de sonreír. E, irónicamente, lo hizo frente a la persona que más feliz lo hacía.

Como una vez en la que se quedó a dormir en casa de Tsuna ―estudiando para los exámenes― y el menor se apoyó en su hombro, medio dormido, permitiéndole ver de cerca su rostro. Sus pestañas rizadas, sus labios entre abiertos, sus mejillas sonrosadas…

La felicidad le duro poco cuando, un segundo antes de quedarse completamente dormido, Tsuna pronunció un nombre femenino, y no el suyo.

O la vez en la que fueron a la playa, y el castaño estuvo a punto de ahogarse porque el moreno le había dado la espalda durante un segundo. No le costó sacarlo del agua, pero había tenido que darle respiración boca a boca para que Tsuna reaccionase.

Le fue imposible dejar de sonreír cuando se dio cuenta de que no estaba arrepentido de haber ignorado a su compañero cuando este le gritó que no se alejase mucho.

O cuando le dijo a Tsuna que lo quería, por accidente, casi inconscientemente, y este se le quedó viendo durante un segundo, haciendo que su corazón latiese más rápido que nunca ante el suspenso…

Todo para que finalmente, Tsuna le sonriera y contestase que también lo quería, y mucho, por ser tan buen amigo.

Podía pasarse el día entero nombrando las veces en las que sonreír se le hacía más difícil que dejar de respirar.

―¿Te ocurre algo, Yamamoto-kun?

El moreno parpadea y alza la vista, dejando a un lado sus cavilaciones y topándose con los ojos expresivos de su amigo.

Y sonríe.

Porque sabe que es lo único que puede y debe hacer.

Porque si había algo que le gustara más que sonreír, era hacer sonreír a Tsuna.

Aun a costa de su propia felicidad.

KATEKYŌ HITMAN REBORN!

2727

L’unica eccezione

Autora: Tsubaki Uzu Uzu

A Gokudera no le gustaban las mujeres.

No es que tuviera otra “orientación”, simplemente no le gustaban. Se le hacían molestas, ruidosas e insoportables.

Por un momento, pensó que realmente nunca iba a poder enamorarse.

Y le daba igual, porque lo tenía a él. Tenía a su juudaime, alguien a quien proteger y acompañar por el resto de sus días.

No necesitaba enamorarse, no necesitaba amor.

Fue con el tiempo que se dio cuenta de que no importaba cuánto amase a Tsuna, cuánto se preocupase por él… no importaba que él fuese la persona mas importante en su vida… eso no lo convertiría en la persona más importante para Tsuna.

Tsuna sí se enamoraría, Tsuna necesitaba amor.

En ese momento pensó que lo único que había para él era la soledad.

Y no le importó. Decidió seguir día a día a su lado.

El día que Tsuna le comentó que se había enamorado de una chica, sonrió y le dio una fuerte palmada en la espalda.

El día que este fue rechazado por ella, Gokudera lo tomó fuertemente de la mano, y le secó las lágrimas, para después gritarle que no se rindiera, que siguiera adelante.

El día que esta finalmente lo aceptó, y besó por primera vez, lo felicitó efusivamente, gritando a todo pulmón el buen gusto que tenía.

El día que este decidió proponerle matrimonio, Gokudera estuvo algunos metros detrás de él, bajo la lluvia, con las palmas juntas y la cabeza gacha, orando por que ella le dijeran que sí.

El día de su boda, estuvo más cerca que ninguna otra persona, con los anillos de boda en el bolsillo de su camisa.

El día que Tsuna se enteró de que iba a ser padre, fue el primero en abrazarlo y desearle toda la felicidad del mundo.

El día que su esposa dio a luz, fue el primero que Tsuna dejó que se acercara a ver a su hija.

Y ese día, en el momento en que Gokudera vio al fruto del amor de Tsuna por su esposa, en el que la tomó en sus brazos y la pequeña tomó con delicadeza su dedo, para después reír bajito… pensó que no había en la tierra una risa más bella que esa.

Tal vez, solo tal vez… sí le gustaban las mujeres.

Solo un poco.

KATEKYŌ HITMAN REBORN!

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Maremoto

Autora: res non verba

Es agresivo, hosco, inconveniente. Con ojos de maremoto. A Sasuke le da un estremecimiento por la espina dorsal cada vez que lo observa tan determinado, así que se ríe. Se sonríe con sarcasmo, bien y bonito y fuerte, como si fuera niño grande. En la víscera le revuelve el hecho de que el Hokage ya no le dirija esos ojos de tempestad.

A veces cuando lo mira lentamente, siente que lo ama. Lo siente, porque según él no lo sabe con certeza. Aún le queda esa pequeña duda a pesar de los años de fantasías, de rumores y de duelos.

O quizás simplemente se engaña, y dice sentir que lo quiere cuando sabe que lo quiere. Porque entiende que la idea de desearlo y tener la certeza de que nunca podrá tenerlo es mucha más frustración que lo que cualquier Uchiha podría aceptar.

Hace tiempo solía tener la costumbre de siempre obtener lo que quería, por su nombre.

Ahora esto aplicaba tanto como aquella vez. Aquella vez, hace tanto tiempo; cuando solía ser un verdadero Uchiha… sentía que todo lo podía, todo.

Muy dentro asiente con la idea de que este estatuto nunca aplicó para Naruto.

A pesar de saberlo, no podía evitar pegarle como para acercarlo y Naruto tampoco evitaba devolverle el golpe. Ni uno ni otro solía intimidarse. El rubio con el ánimo de color rojo, casi carbónico, lo tomaba de la solapa y casi para pulverizarse como la madera después del fuego, de una enfermiza manera Sasuke lo disfrutaba. Le deleitaba su frágil intimidad que ni siquiera él mismo comprendía.

Pero ahora Naruto lo deja solo un rato, se ríe para sus adentros y Sasuke siente que lo desmenuza. No lo golpea. No, el abandono duele aun más que el odio.

Y Sasuke lo sabe.

Intenta rellenar la indiferencia con el golpe que recibe de Naruto, que ahora está más lleno de resignación que de empeño, como solía ser en otras épocas.

Casualmente se quedan mirando el uno al otro, él desde un recoveco entre los árboles, el Hokage Naruto desde su ventana.

Sasuke piensa que a veces el rumor del viento parece acercar el maremoto. La tormenta se aproxima. Y él no puede más que rezar porque sus pasiones se reanuden. Que los caballos se desboquen, que el maremoto purificador lo inunde todo. Odio, rencor, aunque sea eso. Más bien eso es lo quiere, no pide más, ni pide menos. Sería una locura y Sasuke siempre había sido un hombre razonable.

A veces quiere tomarlo de la mano y clavarle un kunai en el pecho. Odio, quiere odio. No merece menos.

Pero al parecer Naruto cree, o al menos eso dice con esos templados océanos paralizados que lo hielan, que no merece tanto. Y le sonríe. No hay compasión, no hay rencor, no hay nada.

Sasuke se frustra. Se frustra mucho. Pero según él no se frustra en realidad. No, porque siente que lo ama, no lo ama en realidad. Es sólo el sentimiento.

Y sonríe igual, a pesar de su angustia.

“Gracias, Hokage-sama”, musita. La seriedad es su cara falsa. El sarcasmo es la máscara que cubre su máscara.

Y Naruto ensancha la sonrisa. A pesar de que Sasuke arde, como madera en carbón y sus cenizas vuelan, con el azaroso ritmo del viento, Naruto ahora no es más que un congelado océano, donde las cenizas caen y se hunden. El viento intenta alborotarlo, pero no puede nada contra el pétreo hielo. Y Sasuke desea que Naruto vuelva a ser ese mar rebelde que lo quiso, lo odió y buscó en otros tiempos.

NARUTO

2929

Sasuke se sienta y esporádicamente, un tanto delirante, fantasea percibir un tanto de ese maremoto que queda para él en los ojos del Hokage. Espera y a veces se desengaña. Naruto lo mira de reojo, como adivinando en qué piensa.

Sasuke entonces lo ve: es el mar en reposo. Una pequeña esperanza se refleja en la boca del Uchiha.

No necesita nada más.

Porque todos saben, como bien aprendió en el país de la niebla, que en el mar la calma siempre precede a la tormenta.

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Miradas

Autora: K-RO

Uchiha Sasuke; el poderoso shinobi; uno de los últimos del ilustre linaje Uchiha; miraba con fastidio apenas contenido en sus negras pupilas a quien se encontraba delante de él.

La lluvia se escuchaba fuera, mojándolo todo. Tal y como el funesto día en que se había marchado.

—Esto no funciona —dijo, peligroso—. No te quiero cerca, entiéndelo.

La pequeña figura enfrente de él se acercó con lentitud, dubitativamente.

—No lo hagas —advirtió—. Tengo cosas más importantes que hacer.

Sasuke le dio la espalda y comenzó su caminata. Un gruñido agresivo, apenas audible sobre el sonido de la lluvia lo hizo detenerse, girando apenas el cuello para enfocar con sus ojos afilados al rubio enfrente de él.

Quiso alejarse; irse y salir de ahí. Pero no pudo.

Los ojos azules enormes le observaron decididos; todo su rostro rojo de las emociones contenidas; acercándose otro poco. Cuando sus piernas no alcanzaron a sostenerlo, se precipitó hacia el suelo.

Sasuke volteó ahora completamente; contemplando con horror la caída del rubio, que no llegó a darse puesto que se apoyó difícilmente contra la pared, aún mirando directamente los ojos de Sasuke.

A su pesar, el moreno no pudo sino sonreír ante la fortaleza del niño.

—Bien hecho, dobe.

Pero bien sabía que no estaría conforme con eso; la testarudez era cosa de la familia.

Despegando su mano del muro; el más pequeño tembló un poco antes de encontrar un punto de equilibrio, luego dio otro paso.

Un reto de miradas, y ninguno de los dos planeaba salir vencido.

De nuevo dio un par de pasos, tambaleándose; Uchiha se quedó quieto, no ayudándole pero tampoco impidiendo el avance.

Extendió la mano pequeña; sonriendo triunfante, a punto de tocarlo.

Entonces cayó, dándose de bruces en la alfombra.

Rápidamente, Sasuke lo tomó entre sus brazos, levantándolo, revisando preocupado si había tenido algún daño.

Lo siguiente que supo es que había sido apresado por los brazos y piernas del rubio. Una sana carcajada burbujeando en los labios pequeños.

¡El muy ladino lo había engañado!

Sintiendo casi su Sharingan brotar en sus ojos. A punto de usar el Chidori Nagashi. Sasuke dejó de sostenerlo, dejándolo caer de nalgas al suelo de nuevo.

Los brillantes ojos azules llenándose de lagrimas; el adorable mohín en los labios de fresa; las mejillas arreboladas, enternecieron por un momento el duro corazón de Uchiha Sasuke, antes de que recompusiera su fría careta al recordar que había sido manipulado por el mocoso.

Al ver que el amago de llanto no hacia mella en Sasuke; abrió los labios, tomó aire y lanzó un portentoso grito agudo que perforó sus tímpanos.

—¡Sasuke! ¿Qué demonios está pasando aquí?

Naruto llegó corriendo de la planta baja, alertado por el grito; apartando de un empujón al moreno y precipitándose hacia su tierno retoño en el suelo.

NARUTO

3131

—Mi-chan. ¿Te has hecho daño, cariño?

Volviéndose furioso a su esposo; Uzumaki lo confrontó casi sacando el poder del Bijū

—Sasuke, te dejo a cargo por cinco minutos. ¡Cinco! Y lo siguiente que encuentro es a Minato tirado llorando en el suelo, como has…

Pero Sasuke ya no lo escuchaba, sus puños a los costados temblando de la furia contenida

—Ven bebé, vamos a dormir —Naruto continuó, dirigiéndose al cuarto matrimonial—. Sasuke, ¿puedes traerme el biberón de Mi-chan?

Ahí estaba, el pequeño manipulador había conseguido colarse en su cama de nuevo. No importaba que el mocoso de un año y medio tuviera un cuarto propio; lleno de juguetes, cuentos y cualquier cosa que un niño pequeño pudiera desear; al pequeño Uchiha Minato lo único que le interesaba era la compañía de su to-chan.

Rubio y de ojos azules; el hijo de ambos no compartía ningún rasgo con Sasuke que no fuera la mente perversa —Sasuke estaba seguro de ello— y el celo constante para con el rubio Uzumaki.

Ese mismo celo les había provocado varios encontronazos; Sasuke tenía la ventaja de ser el primero en la vida de Naruto, su mejor amigo y su principal pilar; por su parte, Minato sabía que con un par de berridos tenía la atención de su adorado padre rubio y lo aprovechaba al máximo.

¿Quién decía que Sasuke y Minato no se parecían?

—Digno hijo del padre —masculló entre dientes mientras descendía las escaleras para terminar el biberón por el que Naruto había bajado y le había dejado con Minato.

Un resoplido escapó de sus labios.

—¿Así que la resurrección del clan, eh?

Tomando de la mesa el biberón aún tibio, emprendió desganado el regreso.

Cuando atravesó la puerta, lo único que captó su atención fue el cuerpo delgado de Naruto; recostado hecho un ovillo; respirando suavemente semidormido. Entre el semicírculo que su cuerpo creaba se encontraba Minato aferrado con sus manos pequeñas al pecho de su to-chan; completamente dormido.

Dejó la mamadera en la mesa de noche y se acostó junto a ellos; Naruto despertó al sentir la cama hundirse con su peso.

—Sasuke —murmuró somnoliento.

—Shh —el moreno envolvió la figura de su esposo, atrayéndolo hacia sí junto con Minato, abrazando a su familia—. Duerme.

Naruto sonrió y rodeó con sus brazos el cuello de Sasuke, dando un beso lento a los labios fríos de su pareja.

—Te amo —susurró antes de caer dormido de nuevo.

Sasuke suspiró satisfecho antes de acomodar su cabeza sobre el cabello rubio dorado.

Sintió un pequeño jalón a su pijama; descendiendo la mirada oscura, distinguió entre la oscuridad la pequeña mano libre de Minato aferrándose a él también.

—¿Así que la resurrección del clan, eh? —volvió a preguntar.

La lluvia seguía cayendo afuera; mojándolo todo; lavando pecados; llevándose culpas.

A decir verdad, la resurrección del clan le importaba una mierda, ahora el tenia una familia.

La diferencia entre ambos era completamente abismal.

Mientras él tuviera ese beso todos los días de su vida; mientras él pudiera sentir el cuerpo tibio de su hijo buscando refugio en el nido de amor que eran Naruto y él; no necesitaba nada más.

Cerrando los ojos, Uchiha Sasuke comenzó a soñar.

32

One chance

Autora: Crazymillychan

Inhalo profundamente mi cigarrillo dejando que mi vista vague por la habitación sin posarse en ningún punto fijo.

Un sentimiento completamente extraño me invade, me hace temer y te odio por ser el causante de esto.

Antes de que llegaras a mi vida todo iba tan bien... Libros, cigarrillos, unas cuantas tazas de café, nada era más necesario para obtener el cuadro perfecto.

Te odio, Shinobu. Te odio por hacer mi mundo imperfecto.

Te odio porque no puedo evitar sentirme atraído. Te odio solo por el hecho de considerar quererte. Te odio solo porque existe una mínima posibilidad de que ya haya comenzado a hacerlo.

Me intimidas, me haces sentir inseguro. Eres tan persistente, tan jodidamente abrumador, tan consciente de tus sentimientos.

Y eso me molesta. Me hace odiarme a mí mismo.

Porque sé que, a pesar de que diga que te odio, es otro sentimiento el que se aloja dentro.

Llegas, tambaleas mi mundo, escandalizas mi quietud, creas la situación perfecta, atentas contra mi estabilidad, infliges daño, me la recuerdas a ella.

El dolor de perderla, la dulce agonía de amarla. Haces que se repita una y otra vez dentro de mi cabeza el porqué no debo amarte, la razón por la cual no debo desearte, tocarte, mas sin embargo no puedo, no debo.

Ya no quiero hacerlo.

Porque hace algunas horas probé tus labios y me supe completamente perdido.

Quedé prendado del aroma de tu piel, del sabor de tus lágrimas, fui hechizado por esa visión tan erótica de tu rostro al momento justo de llegar al orgasmo, cómo tus mejillas se coloreaban intensamente, la sensación de tenerte cerca de mí, piel a piel, percibir cada latido. Me enfrasqué en cada centímetro de tu piel, pequeño terrorista, odioso bandido.

Y pensé, deseé, llegar a pertenecerte, que me pertenecieras por completo.

Sensaciones contradictorias se arraigaron en mi cabeza, confundiendo mi mente, haciendo dudar a mi corazón. ¿Admitirte sería olvidarla? ¿Aceptarte sería no mirar más atrás? ¿Tenerte a mi lado significaría que algún día llegaría a perderte?

A ella la amé demasiado. Me llenó de tanto sin darme nada, fue mi primer amor y también mi primer rechazo.

Luego llegó Risako, tan hermosa, tan perfecta, tan parecida a sensei que por un segundo llegué a creer que realmente era ella. Por un momento creí ser feliz, creí que todo estaría bien mas, sin embargo, nuestra ruptura solo era cuestión de tiempo, porque ella no era lo que buscaba, no provocaba ni siquiera un ápice de lo que contigo estoy sintiendo.

Sensei, Risako y ahora tú.

¿Será que siempre escojo a la persona equivocada? ¿Será que siempre elegiré mal? ¿Siempre saldré lastimado?

No importa si esta vez es así. Si es contigo, creo que puedo hacerlo.

Puedo darte, darme, otra oportunidad. La tercera es la vencida, quizás, solo quizás, esta vez haya dado en el clavo.

JUNJŌ ROMANTICA

3333

Sí, quizás. Porque al menos, no ahora, admitiré abiertamente que siento hacia a ti algo más que apego, más que cariño, creo que es amor, creo que yo también puedo llegar a quererte.

Quiero convencerme de que si te entrego mi corazón, si me abro hacia ti no huirás despavorido, que estarás aquí, siempre, conmigo.

No me culpes, después de todo lo que ha pasado solo quiero estar seguro.

Leves murmullos se dejan escuchar, escapando traviesos de tus labios. Creo que es tiempo ya. Inspiro hondo una vez más dejando que la nicotina fluya por mi organismo, cerrando mis ojos, volviendo a abrirlos solo para mirar, como un autista, parte de tu cuerpo desnudo. Después de todo al final nunca lo habías hecho con nadie, pequeño mentiroso, calador terrorista.

Te miro una vez antes de dejar el cigarrillo a medio terminar y me recuesto a tu lado, es muy raro, ¿sabes?, es un tanto paradójico ser acompañado por alguien en el lecho.

Mi mano se mueve e inconscientemente se posa sobre tus castaños cabellos alborotándolos considerablemente, cerrando mis ojos con un solo pensamiento vagando en mi mente.

Vamos, Shinobu-chin, démonos una oportunidad...

34

Painful love

Autora: Crazymillychan

Mis ojos se abren a mitad de la noche e inconscientemente mis manos buscan tu cuerpo, intentando alejar el miedo que me ha causado la reciente y horrible pesadilla.

Llevo una de mis manos a mi frente en un claro signo de frustración y me desespero al darme cuenta de mis estúpidas reacciones.

¿Qué me está pasando?

¿Desde cuándo me volví tan dependiente de ti? ¿De tus caricias? ¿De tus besos? ¿De tus palabras? ¿De tu presencia?

¿Qué me has hecho, Nowaki? ¿Qué es eso tan especial que posees que me tiene completamente atrapado?

Te fuiste un año sin decirme adiós, dejándome sumido en la zozobra y en la angustia, preguntándome si había hecho algo mal o si los momentos que había vivido contigo no habían sido más que una fantasía, una creación demasiado vívida de mi cabeza.

Pero hoy descubrí que no había sido así, que eras real, tanto como el dolor que me abordó el día de tu partida y la carta que me confirmaba tu regreso.

Hoy volviste, y tambaleaste mi mundo como solo tú sabes hacerlo.

Mi corazón vibró al verte, y mi cuerpo se estremeció al sentir sobre él cada apasionada caricia.

Me hiciste tuyo, me marcaste nuevamente y me di cuenta de que ya no era la persona que solía ser.

Porque ya no soy el mismo, me cambiaste, me moldeaste a tu modo, hiciste de mí algo que no deseaba.

Un hombre enamorado.

Porque después de esto ya no puedo estar tranquilo si no estás cerca, los celos me invaden si alguna chica se te arrima y no soporto que otro hombre que no sea yo te toque.

Te quiero solo para mí y me asusta cada vez más que este sentimiento egoísta y loco ronde con frecuencia mi cabeza.

Quiero que seas completamente mío. No te quiero compartir con nadie más.

Que irónica es la vida, pues, a pesar de amarte con tanto fervor, guardo silencio.

Porque es de débiles hablar de amor, y esa ha sido una palabra que se ha repetido en mi cabeza constantemente desde que llegaste a mi vida.

Duele amarte como te amo.

Y duele aún más guardarme todo esto dentro, por temor, miedo, inseguridad.

Porque la vida da muchas vueltas y después de mi confesión no sé si seré lo suficientemente fuerte para soportar la hora de tu partida.

La felicidad duradera no existe y el amor eterno perdura solo en los cuentos de hadas. El tiempo pasa y el cuerpo se deteriora, se olvidan las cosas, se acaba el amor.

Vivir es algo tan confuso e incongruente, pero quiero seguir haciéndolo a tu lado.

Aunque cada día sea más difícil esconder lo que siento, quiero hacerlo.

Deseo saber si eso que muchos llaman amor es realmente gratificante, si es verdad que vale mucho más un casto beso, una sensual caricia, a cambio de todas las lágrimas derramadas.

Quiero que duela, Nowaki, pero solo si es contigo, sostenme entre tus brazos cada noche, acurrúcate contra mí los días fríos.

JUNJŌ ROMANTICA

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Susurra miles de veces las palabras “te amo”, cólmame de ti, haz que duela, hazme sentir y ayúdame a creer que todo esto vale la pena. Que sentirme como me siento no es ninguna debilidad, sino la más grandiosa de las oportunidades.

Hazme amarte aún más de lo que ya lo hago, haz que duela.

Borra de mi cuerpo todo el dolor, mientras dejas que me inflija una nueva herida ante el crecimiento de este doloroso sentimiento.

Un beso tuyo, un sensual corte, una caricia y mi corazón desgarrándose lentamente, por ser demasiado orgulloso, demasiado egoísta, por no desear reconocer lo que siente.

Hazme sufrir, Nowaki, déjame probar, el sabor agridulce de este doloroso amor.

36

Su adiós

Autora: Kami.del.antro

No cruzaban miradas, no bromeaban ni se animaban el uno al otro para hacer a un lado el evidente

nerviosismo. La distancia física que los separaba, entre la ventana abierta a pesar del frío invierno y el barato

e incómodo sofá, no les invita precisamente a intercambiar frases hipócritas de esperanza que saben que el

otro no creerá, por lo que optan por el silencio. Pero no se sienten solos. Los acompaña la agobiante certeza

de un desenlace nefasto.

En ese momento, Mello dejó su barra de chocolate a un lado, casi al mismo tiempo que Matt apagaba

su cigarrillo y lo dejaba caer a la fría y vacía calle de esa ciudad vagamente conocida. Por primera vez en el

día, que avanzaba inclemente hacia la noche, sus ojos se encontraron mientras caminaban, atravesando el

mísero y deprimente departamento frente a frente. Y sin decirse una palabra se abrazaron con fuerza, tal y

como si el otro fuese el único pilar sólido en un mundo que se derrumba a su alrededor, disolviéndose en la

nada de un ciclo que llega a su fin sin dejar un real significado para sus protagonistas.

Pero a pesar de todo, a pesar de la sentencia que pesa sobre sus hombros, por sus mejillas no

escurren lágrimas ni de sus labios escapan lamentos. Porque alzarían la cabeza y se encaminarían con

decisión hacia el fin, para bien o para mal. Y sin una palabra también se separaron, caminando hacia la

puerta, una barra de chocolate olvidada a un lado y una cajetilla de cigarros sobre el alféizar de la ventana.

Como los hombres que nunca pidieron llegar a ser, verán al nefasto destino a la cara.

DEATH NOTE

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Aff idabile

Autora: Tsubaki Uzu Uzu

Entreabrió los ojos con pesadez, sin la más mínima intención de levantarse de la cama. Se encontraba boca abajo, con el rostro hundido en la almohada y las piernas enredadas entre las sábanas. Cuando su mente estuvo más o menos despierta, lo primero que sintió fue un intenso dolor en la parte baja de su cuerpo, y un escozor incómodo en la garganta.

Se sentía como una nena a la que acababan de desvirgar.

—Tch, vaya mierda —musitó en voz baja. Se apoyó sobre las palmas de sus manos y se irguió sobre la cama, con lentitud. El dolor en su pelvis se hizo más intenso, mas no le importó. Se sentó sobre la cama, acomodándose algunos mechones de cabello detrás de la oreja, e intentando cubrir su desnudez con las sábanas.

Apenas si recordaba cómo había terminado en su cama, y se sintió asqueado por eso.

Recogió su ropa, la cual se encontraba en el suelo, y se encaminó al baño para asearse un poco. En cuanto entró a la ducha, hizo lo posible por alejar las imágenes que se agolpaban en su cabeza.

Casi podía escuchar la voz de su jefe retumbando en sus oídos, sus susurros apagados; recordaba claramente cómo este hundía el rostro en la curvatura de su cuello, aspirando el aroma de su cabello, cómo había acariciado sus muslos y le había pedido que “de una jodida vez” abriese las piernas.

Cerró los puños, clavándose las uñas en la palma de la mano.

¡Joder, él no era una puta!

Se maldijo internamente por haber permitido que el bastardo de su jefe le hiciera eso. Porque no lo había obligado, pero tampoco había hecho algo para detenerlo.

Lo había dejado poseerlo. Se lo permitió.

¿Pero por qué?

Tomó aire y lo exhaló con lentitud, tratando de calmar sus nervios. Abrió la llave de la ducha y dejó que el agua cayese sobre él, empapándolo de pies a cabeza. Se pasó una mano entre sus cabellos, sintiendo una ligera punzada en la cabeza y como unas cuantas hebras plateadas caían al suelo.

Chasqueó la lengua y se frotó los labios, tratando de quitarse el sabor a vino de la boca.

Odiaba el vino.

Oh, y eso era lo peor de todo: el infeliz estaba EBRIO.

¿Por qué?

No se lo preguntó en ese momento. Pero después de lo ocurrido, le fue imposible no cuestionarse por qué lo había ido a buscar a él.

Xanxus difícilmente se emborrachaba, pero cuando lo hacía lo mejor era mantenerse alejado de él.

Lamentablemente, Squalo era un muy buen subordinado, y no soportó verlo tambaleándose por los pasillos de la mansión. Así terminó acompañándolo a su habitación, para que este tomase una ducha fría.

Fue en un descuido que su jefe enredó los dedos en su cabello y estrelló su boca con la suya, atrapando sus labios en un hambriento beso. El espadachín se quedó perplejo, sintiendo como el mayor devoraba sus labios y lo acorralaba contra la pared.

Su primer beso.

Y sabía a vino.

—¡VROOOOOOOOOOOOOOI! ¡¿QUÉ CREES QUE HACES?! —chilló histérico, cortando el beso de golpe. Trató de hacer a su jefe a un lado, pero este lo tomó por los brazos con fuerza y lo obligó a darse la vuelta,

KATEKYŌ HITMAN REBORN!

39

estampando su cara contra las baldosas de la ducha. Squalo se resistió, sin tener la más mínima idea de qué pasaba por la mente del mayor.

Un escalofrío recorrió su columna cuando sintió las manos de este en sus caderas, sosteniéndolo con fuerza, y su aliento golpeándole la oreja. Xanxus le susurró algo ininteligible, que provocó que su pulso se acelerase y su rostro ardiese, pero sin llegar a sonrojarse; luego, sus manos viajaron hacia el sur, buscando el cierre de los pantalones del espadachín.

Squalo abrió los ojos en demasía cuando su mente asimiló lo que su jefe planeaba hacer.

—¡XANXUS! —giró el rostro con violencia, encarando a su jefe—. ¡¿PERO QUÉ COÑO…?!

Eran pocas las cosas que dejaban atónito a Squalo y, lamentablemente, se topó con una en el preciso momento en el que vio la expresión que tenía Xanxus en el rostro.

No estaba molesto, ni excitado…

Tenía esa mirada.

La misma mirada que tenía cuando le contó que planeaba convertirse en jefe de la familia Vongola. Tenía la ambición grabada en sus pupilas, la ambición de conseguir algo que realmente deseaba.

A él.

Después de eso, no recuerda nada más. Solo sabe que hizo lo que prometió hacer desde que conoció a Xanxus: ayudarlo a conseguir sus objetivos.

—Soy un idiota —se dice a sí mismo, en tanto salía de la ducha y se secaba en el proceso. Una vez vestido, camina hacia la cama y se deja caer sobre esta, con los brazos estirados.

Cierra los ojos, sin importarle que en cualquier momento su jefe pueda entrar a su habitación y echarlo a patadas por andar de perezoso. Realmente no le importa. Solo sabe que la noche anterior su jefe se lo cogió con toda la delicadeza del mundo y que posiblemente no recordase nada. Y eso era lo más importante.

Un segundo antes de volver a caer en los brazos de Morfeo, logra recordar las palabras que su jefe le susurró al oído la noche anterior.

“¿Seguirás aquí mañana?”.

—Por supuesto, bastardo, siempre —dice en voz baja, para después quedarse nuevamente dormido…

Sin percatarse de que Xanxus lo observaba apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una expresión indescifrable en el rostro.

Sí, Squalo era alguien realmente confiable.

40

Condivisione

Autora: Tsubaki Uzu Uzu

—¿Puedes repetir lo que acabas de decir?

La voz de Xanxus sonaba fría, sin ninguna emoción, como si no le interesase en lo más mínimo el tema del cual hablaba con su subordinado; aunque era obvio que el tema no le era para nada indiferente.

—Mi maestro quiere que regrese con él —repitió Fran—, dice que ahora que está libre, no hay motivo alguno para que me quede en este lugar.

El pelinegro dejó la copa de la cual había estado bebiendo en su escritorio y cruzó los brazos, dejándose caer en el respaldar de su silla, aparentemente meditando las palabras del joven ilusionista. Chasqueó la lengua y cerró los ojos, con molestia, para después dejar escapar un largo suspiro.

—No.

—¿Disculpe?

—No te vas de aquí.

El menor parpadeó, confuso, con las manos detrás de su cuerpo y una expresión de completa indiferencia en el rostro.

—Pero, mi maestro…

—Dije que no te irás de aquí. Si tiene algún problema con eso, que venga personalmente a decírmelo.

—Sabes que si pudiera lo haría, Xanxus.

Los labios del jefe se curvaron hacia arriba en cuanto escuchó aquella voz, que provenía de una de las esquinas de la habitación donde se encontraban hablando, aparentemente a solas. Fran giró el rostro hacia la persona que se encontraba apoyada en la pared, con los brazos cruzados y una expresión divertida en el rostro.

—Maestro, no debería gastar su energía creando una ilusión solo para darle un mensaje al jefe. Aún esta bastante débil…

El joven de ojos bicolor dejó que sus brazos cayeran a ambos lados de su cuerpo, y su expresión se endureció.

—Entiendo que ahora que el arcobaleno no está con ustedes, necesiten de un ilusionista —caminó hacia el centro de la habitación, donde se encontraba su joven estudiante—. Pero ya no estoy conforme con que él esté en este lugar. Así que te pido amablemente que dejes ir a mi aprendiz.

—Me vale una mierda que no estés conforme —respondió cortante el mayor.

Ambos se miraron por unos segundos, en tanto Fran prefirió enfocar su vista en la ventana, desde donde podía ver el cielo nocturno. Después de todo, a pesar de ser él la “manzana de la discordia”, era consciente de que su opinión no importaba mucho que digamos.

Ellos terminarían haciendo lo que quisieran con él.

—Creo que olvidas que de algún modo... —el aprendiz sintió las manos de su maestro tomarlo por los brazos, y el mentón de este apoyarse en su hombro—, Fran me pertenece.

La expresión de Xanxus no cambió en lo más mínimo, ni tampoco hizo ademán de querer detener las caricias que el ilusionista había empezado a repartir por el cuerpo de su pequeño estudiante. No se inmutó cuando las manos de Mukuro abrieron la capucha de Fran, ni cuando se colaron por debajo de su playera, acariciando su vientre.

—Si estuvieras tan seguro de eso, no te dedicarías a espiar lo que hacemos durante las noches —dijo toscamente, obteniendo como respuesta una mirada hostil por parte de Mukuro.

KATEKYŌ HITMAN REBORN!

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Sí, él era consciente de lo que hacían. El vínculo que compartía con su estudiante le permitía comunicarse con él, escuchar lo que él escuchaba y ver lo que él veía. Así que le era inevitable no perderse en los pensamientos de su aprendiz de vez en cuando.

Lo veía sobre las sábanas blancas, respirar entrecortadamente, cuando sentía las caricias en la parte baja de su cuerpo; lo escuchaba insultar entre susurros a su jefe por ser un pervertido, antes de que este se apoderase de sus labios y lo besase con desesperación; lo veía cerrar los ojos, aguantar la respiración, y arrugar los dedos de los pies cuando el mayor entraba en él, sin una pizca de delicadeza.

Oh, su pequeño estudiante masoquista.

Mukuro deslizó su lengua por el cuello del menor, deteniéndose en la clavícula, donde hizo presión con los labios, provocando que el menor dejara escapar un leve gemido. Sabía que a Fran no le gustaba que hicieran eso, pues Xanxus siempre terminaba dejando marcas visibles que luego tenía que ocultar de sus compañeros.

—Ustedes dos son exactamente iguales —murmuró Fran en voz baja, pero lo suficientemente alto para que ambos lo escucharan perfectamente—. No entiendo por qué les es tan difícil llegar a un acuerdo.

Mukuro detuvo sus caricias y volvió a ver a Xanxus, quien observaba con evidente deseo a su estudiante, para luego mirarlo a él también. No le fue difícil darse cuenta de en qué estaba pensando, en especial después de ver como una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su rostro.

—Ah… ¿así que te da igual? —le susurró Mukuro a su estudiante, en tanto Xanxus se levantaba de su asiento y se acercaba a ellos—. Entonces, creo que podemos llegar a un acuerdo... ¿verdad, Xanxus?

El mayor se detuvo frente al joven ilusionista, inclinándose un poco para poder alcanzar los labios del más pequeño, quien correspondió el beso como si lo hubiera estado esperando. Mordió el labio inferior del ilusionista, obligándolo a entreabrir los labios, dejando que su lengua penetrase aquella húmeda cavidad.

—Más vale que luego no te arrepientas, mocoso —soltó, luego de separarse de Fran; para luego colocar sus manos en las caderas del menor y acercar su cuerpo al suyo.

—Lo sé —respondió Fran, y sonrió, casi imperceptiblemente, cuando sintió las manos de su maestro sobre su pecho, alzando con lentitud su playera, dejando expuesto su pálido vientre—. Como dije, ambos son exactamente iguales.

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Darse cuenta

Autora: Muscari

Tranquilo y despreocupado. Así era el día. Así era su día. Así paseaba por los alrededores de la aldea.

Podía permitirse dedicar su mente a lo que pretendiera. A lo primero que le llegara, a lo último. Quizás a nada, pues nada requería de su atención ahora, de momento. Lo que quisiera.

Siguió caminando e, inconscientemente, elevó la cabeza y miró al cielo. Los rayos de sol penetraban tenues a través del follaje que se mecía ligeramente por el suave viento de otoño. Cerró su ojo y disfrutó de la combinación con placer, tal vez no tendría una oportunidad como aquella en mucho tiempo.

Pero quizás fuera que aquella aldea, en paz o guerra, nunca gozaría de completa quietud por parte de sus habitantes, ya que tan pronto como vino se marchó pues, en un lapso casi imperceptible, una sombra voló por encima de él rompiendo aquel sosiego. A pesar de la velocidad a la que había pasado, fue capaz de seguir su estela y adivinar de quién se trataba. Aunque a lo mejor hablar de adivinar fuera sobreestimarse demasiado a sí mismo, porque esa era la peculiar manera que tenía aquella persona de mostrar su despreocupación. Siempre había sido así, desde que se conocieran, desde antes incluso, así que eso no era “adivinar”, era más bien... de esperar.

Sus labios dibujaron una instintiva sonrisa, teñida de añoranza, mientras mantenía la poca vista que aún conservaba fija en el punto por el que había desaparecido aquella figura.

Aquella interrupción, que en un principio había provocado una ligera molestia, le hacía sentir ahora una comodidad interior más que confortable, porque significaba que sus vidas disfrutaban de una tregua desconocida desde hacía años atrás y podían permitirse el lujo de volar de rama en rama riendo, jugando. Porque, a pesar de todo, aquella sombra era de alguien que aún tenía diecisiete años, un adolescente que, aun siendo el poderoso ninja en el que se había convertido a tan temprana edad, no dejaba de ser eso, un niño, que apenas había tenido ocasión de disfrutar como tal, pero que aún estaba a tiempo de aprovechar su juventud.

Se sintió tentado de saltar y seguirle e incorporarse a su juego solitario; hoy, repentinamente, se encontraba con ganas de probar algo nuevo, pues nunca, en los años que se conocían, había estado con él de esa manera, para divertirse despreocupado. La tentación se hizo mayor, mas desestimó la idea, quedaría fuera de lugar y se sentiría ridículo.

¿Por qué? ¿Acaso no eran compañeros... aún? Su sonrisa se apagó, su párpado se entornó y su interior se quebró sin quererlo, sin poder controlar aquel súbito bajón anímico. Quizás ese era el problema. Eran compañeros, nunca se habían visto el uno al otro como algo más que ello, “amigos”, a lo sumo. Eran... dos mundos distintos, que se conectaron tiempo atrás, pero que en cierto modo seguían siendo más independientes que parte de un mismo núcleo, a pesar de la cantidad de lazos que les unían.

Y no sabía por qué, siempre había querido hacerlo: protegerlo y estar a su lado. En realidad, sí que lo sabía. Lo hacía porque debía hacerlo. Aunque, en el fondo y en contra de lo que en apariencia pudiera parecer, no era una obligación, no era un cargo. Era algo que desde un principio aceptó por sí mismo, era... una deuda que debía, necesitaba y quería saldar. Era lo menos que podía hacer después de todo.

Se arrepentía de haber tardado tanto en hacerlo, pero el dolor del pasado, el miedo, se le hizo demasiado a pesar de que hubieran pasado tantos años. No se sintió capaz de enfrentarle, como tampoco lo fue capaz nadie más.

No trataba de excusarse, no tenía derecho ni pretextos para intentarlo siquiera. Simplemente fue un cobarde, y atajó por el camino más fácil. Pero, finalmente, ocupó el lugar que debía, y se convirtió en uno de los pilares, primeros y principales, de la vida del joven. Era importante para él, lo eran el uno para el otro, se lo habían demostrado en los buenos momentos y en los no tan buenos. Y eso era lo realmente importante, sí, que contaban el uno con el otro.

Porque confiaba en él, ¿no era cierto? Hablaba con él, se sinceraba con él, apreciaba el tiempo que compartía con él.

Sin embargo, no disfrutaba con él. No como lo hacía con sus verdaderos amigos.

Amigos.

Porque no eran ni siquiera amigos, después de todo.

Eran compañeros. Su compañero. Cercano, quizás el más querido, pero nada más.

Y eso... le dolía.

NARUTO

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Di mi nombre

Autora: Ada-san

Las argollas se cernían alrededor de sus muñecas. Notaba la sangre reseca sobre su piel y las heridas abiertas. Escocían. De alguna forma que no alcanzaba a recordar, había acabado allí tirado en el suelo y maniatado a una pared. Por el entumecimiento que recorría su cuerpo, suponía que había recibido golpes más que considerables. El cómo, no tenía ni idea. Y quién había sido, menos.

No obstante, su mente se despejó en cuando vio la silueta desde el fondo del calabozo. Se acercaba, sonriendo.

—Maldito brote de habas… —siseó con voz ronca, aunque su voz moría antes de salir por la garganta.

La silueta se quedó parada enfrente; al agacharse, Kanda enfrentó directamente aquella mirada de ojos afilados. No era el brote de habas, desde luego.

Sin que su sonrisa titubease, el Decimocuarto deslizó la cremallera del uniforme de Kanda y dejó al descubierto las heridas del pecho. Posó la mano sobre una especialmente profunda, situada cerca del tatuaje rojizo. El Noah acentuó más la sonrisa, macabra, y sin romper el contacto con los ojos de Kanda hundió uno de sus dedos dentro de la herida. Los dedos se tiñeron de rojo y el grito roto del exorcista retumbó entre las piedras de la pared.

—Es Allen. No quiero tener que repetirlo —murmuró, sin elevar el tono. Llevó el dedo ensangrentado hasta su boca y lo lamió—. Y no grites, por favor. Es muy molesto y podrían oírte.

No era el brote de habas. Kanda estaba seguro de eso. Decimocuarto, un Noah… que lo llamasen como les diese la jodida gana; pero aquel no era el brote de habas. Era un monstruo, y Walker sólo alcanzaba a idiota.

—Siento haber tenido que llegar a estas medidas, pero sois casi tan molestos como mi familia —hablaba con voz relajada—. Si el Vaticano no hubiese hecho nada, no os habría atacado.

Kanda alzó levemente la cabeza. No sentía los brazos, tan solo el hormigueo molesto.

—No eres más que un jodido monstruo —espetó, y le escupió en la cara al retrato siniestro de la fregona con patas.

Los dedos delgados y huesudos del Noah le tomaron por la mandíbula y acercaron sus rostros. A pesar de que su vista estaba enturbiada, podía ver la furia pintada en aquellos iris y su propio reflejo demacrado.

—¿Monstruo? —repitió; la voz siseante había dado paso a la voz grave—. Si fuese un monstruo, haría esto.

Habría gritado. Habría hecho saltar cada piedra de la pared si hubiese podido gritar. El Decimocuarto, o lo que fuese aquello, agarró entre sus dientes el labio inferior del exorcista. Y mordió y masticó, mientras reía. El sabor metálico del líquido rojo llenó la boca de Kanda y enrojeció sus dientes.

—No somos tan diferentes.

Entonces lamió la sangre que se derramaba por la comisura de los labios de Kanda, cuyas pupilas dilatadas miraban a la nada, y rodeó el cuerpo magullado del exorcista. Kanda sintió en el pecho desnudo el corazón palpitante y calor. Quería vomitar. Quería matarlo. Sin embargo, sus fuerzas fallaron. La cabeza le martilleaba, y cayó sobre el hombro de ese monstruo.

—Si no fuera humano, no podría abrazarte, Kanda. No podría —deslizó los dedos afilados entre su espeso cabello negro y le acarició, casi con ternura—. Di mi nombre, por favor —sonrió.

Los párpados de Kanda comenzaron a caer, como el plomo. Se cerraban.

—Allen… —dijo, en un hilo de voz.

Pero Kanda no llamaba a ese Allen que le sujetaba. Él llamaba a Allen. Al brote de habas.

Kanda cerró los ojos totalmente antes de escuchar los alaridos del Decimocuarto mientras se retorcía.

No vio los ojos cuajados de lágrimas de Allen mientras zarandeaba su cuerpo y gritaba su nombre. Tampoco pudo oír sus amenazas desesperadas para que despertase, ni la yema de sus dedos acariciando el labio partido.

D.GRAY-MAN

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Hey there, Gokudera

Autora: Tsubaki Uzu Uzu

Siempre lo había sentido tan lejano.

Siempre que caminaban en grupo, él estaba delante de él, y no importaba que acelerase el paso, seguía sintiéndolo lejos.

Tal vez por eso, el día que Yamamoto dejó de tratar de llevarse bien con Gokudera pasó completamente desapercibido por todos, a tal punto, que ni el mismo Yamamoto se percató de cuando dejó de hacerlo.

Dejó de ofrecerle su paraguas los días que el otro olvidaba el suyo, ya no iba a buscarlo a la sala de música para que tocasen alguna de las piezas que el albino escribía y ya no lo esperaba para irse juntos a casa, ni iba a buscarlo para que fuesen juntos a ver a Tsuna.

Y cuando fue consciente de eso, se preguntó si Gokudera se había percatado de ello, si le había afectado, si le dolía…

… tanto como le dolía a él.

Por ello, cuando sus miradas se cruzaban, buscaba algún indicio de ello. Pero nunca encontraba nada. Solo terminaba viéndose reflejado en aquellos orbes verdes, sintiendo como su mirada pasaba a través de él, como si el otro ni siquiera se percatase de que él estaba allí, respirando el mismo aire que él.

Y aunque era algo que esperaba, por alguna razón, no dejaba de dolerle.

¿Tan indiferente le era? ¿Tan poco le importaba?

No podía evitar reírse de sí mismo cuando se ponía a pensar en ello. Y es que no entendía por qué razón buscaba con tantas ansias su atención, por qué deseaba tanto estar cerca de alguien que, sencillamente, pasaba por completo de él. Cuando lo pensaba detenidamente se daba cuenta de que Gokudera no valía el esfuerzo. ¡Simplemente no lo merecía!

Entonces… ¿Por qué no podía quitarle los ojos de encima?

En el fondo sabia la respuesta, pero cada vez que estaba por dar con ella, el pecho empezaba a dolerle, e inmediatamente alejaba esos pensamientos de su cabeza.

Una parte de él no quería saberlo.

La misma parte que lo obligaba a darse la vuelta cuando Gokudera caminaba hacia él y pasaba a su lado, sin siquiera mirarlo; la misma que hacía que sus pies recorriesen el mismo camino que el otro tomaba para irse a casa, siguiéndolo desde cerca; la misma que lo obligaba a aguantar la respiración cuando el otro lo miraba directamente a los ojos.

—Oi… ¿no me escuchaste?

Abrió los ojos de golpe cuando reconoció la voz del albino, irguiéndose y volteando a ambos lados, buscándolo.

—Auch… —cerró los ojos cuando sintió que alguien lo golpeaba suavemente en la nuca. Inclinó hacia atrás la cabeza, topándose con un par de ojos verdes, mirándolo fijamente.

De nuevo el pecho empezó a dolerle.

—H-Hola…

—Deja de balbucear y levántate —soltó bruscamente el otro, frunciendo el ceño—. Llevo rato llamándote, ¿dónde tienes la cabeza? —dio una calada a su cigarrillo, para luego tomarlo entre sus dedos y expulsar el humo, dejando escapar un suspiro—. Como sea, vámonos de una vez, juudaime nos espera —Gokudera se acuclilló y tomó la mochila del pelinegro.

Yamamoto lo observó darse media vuelta y empezar a caminar de regreso a la escuela, dando por hecho que él lo seguiría.

KATEKYŌ HITMAN REBORN!

45

Se levantó del suelo con pesadez, sintiendo el corazón latiéndole rápidamente, confundido y con cientos de preguntas atiborrándose en su cabeza.

¿Por qué actuaba como si nada?

—¡Gokudera!

El albino se detuvo y giró levemente el rostro, observando al otro con una expresión cansada.

—¿Qué te pasa? ¡Ven de una vez!

Abrió la boca, queriendo gritarle que no lo quería cerca de él, que no le hablase, que no lo mirase. Pero la voz no le salía y su corazón no dejaba de palpitar fuertemente, impidiéndole pensar con claridad. Se sentía ansioso y estúpido, por las reacciones que el otro causaba en él.

—Luego me dirás lo que tienes que decirme, ¡solo date prisa! —gritó el otro, con una venita palpitándole sobre la sien.

Yamamoto lo miró y, antes de que se diera cuenta, sus pies ya habían empezado a moverse hasta llegar junto al otro. Luego, ambos empezaron a caminar hacia la escuela.

El pelinegro lo miró de soslayo durante un segundo y luego volvió la vista al frente.

—Ne, Gokudera… ¿cómo sabías que estaba aquí?

—No sé… mencionaste que te gustaba descansar aquí —chasqueó la lengua y giró el rostro para verlo, con una ceja arqueada—. ¿Por qué preguntas?

El pelinegro parpadeó, confuso, para después soltar un “por nada”, provocando que el otro rodara los ojos —con aparente molestia por la pregunta— y volviese a ver al frente.

Yamamoto lo miró nuevamente, sin que este se diera cuenta…

No recordaba haberle contado eso a Gokudera, ni siquiera habérselo mencionado a otra persona. Era un dato que seguramente pasaba desapercibido por cualquier persona.

Por alguna razón, eso lo hizo sentirse feliz y… aun más estúpido que antes.

No por actuar como si nada hubiese pasado, sino por haberse alegrado por un detalle tan insignificante.

—¿Por qué sonríes? —preguntó Gokudera, quien había sentido la mirada del otro sobre él, provocando que se sintiera incómodo. El pelinegro alzó los hombros y volvió la vista al frente, avergonzado porque lo hubiese pescado mirándolo fijamente.

En ese momento Yamamoto no se percató de que, por primera vez en mucho tiempo, caminaba junto a Gokudera.

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Lavado de cerebro

Autora: RukiaU

1. Consentimiento sin información

—Naruto.

—¿Sí?

—¿Quedamos esta tarde?

—¿Para qué?

—He pensado que podíamos... ya sabes... entrenar.

—¡Vale!

Y así empieza.

2. Confinamiento físico

—¡Sasuke-teme! ¡No puedo salir de tu habitación, has cerrado la puerta con llave desde dentro...! ¡Abre! ¿Sasuke? ¿Por qué sonríes así?

3. Inaccesibilidad al soporte social de la persona

—Pero le dije a Iruka-sensei que lo vería esta tarde...

—¿Para qué?

—No sé, hablar...

—Puedes hacerlo conmigo.

—Y quería comer ramen...

—Cocinaré para ti.

—¡Vamos, teme! También quería ver a Sakura...

—Fingiré que tengo el pelo rosa.

—No puedes hacer eso, es absurdo.

—¿Quieres que te lo demuestre?

—¡Sí!

—Pero entonces no llegarás a tiempo para encontrarte con Iruka...

—¡No intentes escaquearte, Sasuke-teme! Ya veré a Iruka-sensei otro día.

—Bueno, si insistes...

NARUTO

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4. Contacto directo e intensivo con los agentes de control

—¿Para qué tienes estas esposas?

—Para que cuando salgamos de casa no te puedas separar de mí más de lo imprescindible.

—Ja, ja, muy gracioso. No, en serio, ¿para qué son?

5. Amenaza de terribles consecuencias si no se produce el cambio

—Quédate aquí esta noche.

—No.

—Si no lo haces, volveré con Orochimaru.

—Está muerto.

—O me iré en busca de Itachi de nuevo.

—También está muerto.

—Entonces saldré con Sakura.

—¡Teme!

—Sakura sigue viva, ¿no?

—...

—¿Te quedarás?

—... vale, pero sólo porque yo quiero.

6. Uso de técnicas especiales para confundir el juicio racional

—Me niego a pegarme un cartel de “propiedad privada” en la espalda, es completamente ridícu... aah... Sas... Sasuke... ¿Qué... qué... haces?

—¿Entonces te parece bien lo del cartel?

—Nnnnn... sí... sigue... ¿eh? ¿Qué... qué cartel?

7. Vulnerabilidad psicológica de la víctima

—Eres un bastardo pervertido, un creído y un egocéntrico, y la persona más egoísta que he...

—Te quiero.

—... Sasuke...

—¿Por qué no dormimos juntos? Ya que estás sentado en mi cama...

—¿Eh? ... bueno, vale... ¿Apago la luz ya?

—Déjala encendida.

—¿Por qué? ¿Todavía no vamos a dormir?

—Cada cosa a su tiempo, Naruto. Cada cosa a su tiempo.

Objetivo logrado

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Love is a war

Autora: Tsubaki Uzu Uzu

Apretó la mandíbula con fuerza, en tanto se limpiaba la sangre que empezaba a escurrir por la comisura de sus labios. Fijos los ojos en la persona que se encontraba a escasos metros de él, oculta entre las sombras.

Solo podía escuchar el suave rumor del viento y sentir las finas gotas de lluvia resbalando por su rostro, empapando su cabellera rubia y sus ropas, provocando que estas se ciñeran a su cuerpo.

Se llevó una mano al pecho, sintiendo que le ardía, le quemaba como si estuviesen marcando su piel con hierro al rojo vivo.

Un trueno atravesó el cielo por un segundo, solo un segundo, iluminando el oscuro y desolado callejón en el que se encontraba.

Un segundo que fue suficiente para observar como la persona frente a él ladeaba el rostro y esbozaba una sonrisa sarcástica, enfundando las manos en los bolsillos de su chaqueta marrón.

Un segundo en el que su aroma (asqueroso, repugnante, nauseabundo) llegó a sus fosas nasales, provocando que los músculos de su cuerpo se contrajeran, sus puños se cerraran con fuerza, casi enterrándose las uñas en la piel, y un torrente de ira lo cegara por completo.

Un segundo en el cual todas las emociones que embargaban su corazón fueron reemplazadas por un intenso odio y la imperiosa necesidad de arrancarle uno a uno los miembros al hombre frente a él; despedazar su cuerpo y sentir su sangre escurriendo entre sus dedos.

Un odio tan intenso, que la única emoción humana con la que podía compararla, era con el amor.

—¡IIIIIIIZAAAAAAAAYAAAAAAA!

Porque el amor es una guerra.

DURARARA!!

49

My everything

Autora: Crazymillychan

Mis labios acarician cada centímetro de tu cuerpo mientras te retuerces bajo el mío. Casi imperceptibles suspiros escapan de tu boca, pidiendo más, deseándome.

Sonrío ladinamente hundiendo mis dientes en tus perfectos hombros, mientras mis manos bajan traviesas por tu anatomía, rozando, tocando cada trozo de piel, erizando tus sentidos.

Embriagándome de ti.

—Hiro-san, te amo —susurro sobre tus labios antes de besarlos nuevamente y perder una de mis manos entre tus piernas.

Te tensas ligeramente al sentir como mis dedos juegan con tu sexo, endureciéndolo más, palpando la punta para después acariciar la base y apretar tus testículos ligeramente.

Mis ojos se centran en tu rostro, disfrutando cada nueva expresión, grabando todas y cada una de ellas en mi mente.

¿Hiro-san, sabes lo sensual que te ves mientras muerdes tu labio inferior?

¿O acaso imaginas la tentadora imagen que ofreces cuando te masturbas?

—Gime para mí, Hiro-san, sé que lo deseas —te pido con voz ronca, excitado.

Retiro con delicadeza la mano de tu boca y puedo escuchar perfectamente esos quejidos que tanto te empeñabas en ocultar, esos que me confirman una y otra vez que es placentera la forma en que toco, en que te beso.

Mis brazos acunan tu delgado cuerpo, acomodándote bajo el mío, necesito sentirte, Hiro-san, necesito confirmar que me perteneces.

Tus piernas se enroscan en mis caderas y una mueca un tanto molesta se dibuja en tus facciones.

Anhelas sentirme, ¿verdad?, lo sé perfectamente pues muerdes tus labios con más fuerza y tu pecho sube y baja aceleradamente.

El orgullo te domina, te impide rogar abiertamente. No te preocupes Hiro-san, he aprendido a entenderte, a descifrar cada uno de tus gestos, a saber qué es lo que necesitas, a dártelo en el momento indicado.

Mi mano se instala allá por tu cintura alzándote ligeramente, pegándote aun más a mí, entrando de una sola embestida en tu cuerpo.

Tus uñas se clavan en mis hombros y puedo sentir en mi pecho la humedad de tus lágrimas, prometí que nunca te haría llorar, que le sacaría solo sonrisas a ese rostro siempre serio, pero no puedo evitarlo, no quiero dejar de hacerlo.

Me excita saber que te duele, me pone aun más ser yo el que cause ese dolor que te lacera el cuerpo pero que revitaliza tu alma, que hace saltar tu corazón, que te hace sentirte amado.

Sé que podré aferrarme a ti sin temor a que me dejes, que puedo jactarme de ser el mejor, el único conocedor de todo tu cuerpo.

Porque lo eres todo para mí, Hiro-san. Eres lo más importante.

Nada ni nadie podrá suplantarte, te pertenezco, me perteneces completamente.

Eres mi todo y a la vez mi nada.

Puede que Usagi se halla llevado la pureza de tu cuerpo, pero me alegra ser el hombre al que elegiste, al que le entregaste tu corazón, ser la persona por la que ahora derramas lágrimas.

Mis caderas comienzan un suave vaivén y mis grandes manos se enredan en tus castaños cabellos, retirándolos de tu frente al tiempo que el ritmo de mis caderas aumenta.

JUNJŌ ROMANTICA

50

Gime, Hiro-san, ténsate, vamos, ahoguémonos en este dulce delirio que nos ofrecen nuestros cuerpos. Déjame marcarte, deja que tu esencia se grabe en mi cuerpo.

Gime, llora, retuércete sobre las mantas.

Acompáñame a ese punto tan ansiado, guíame en esta nueva experiencia, enséñame a amarte dentro de estas cuatro paredes.

Unos cuantos movimientos más y un viscoso líquido se derrama entre nuestros cuerpos, empujándome a la cumbre, llenándome de esa sensación tan esperada.

Me retiro lentamente abandonando la calidez que me ofreces, beso tus labios y me acomodo a tu lado, satisfecho, orgulloso, agotado.

Porque eres, porque fuiste, mi primer beso, mi primera caricia, mi verdadero y único amor.

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Numb

Autora: Cathain

Sintió como le penetraba, sintió como Orochimaru abría su cuerpo de manera hostil y sádica. Simplemente se relajó al entrar en contacto su piel con las frías sábanas, atrapando una de sus manos entre la almohada al sentir aquella larga lengua recorrer su torso.

Casi pudo sentir el asco arrear en oleadas por su cuerpo provocándole ciertas náuseas, pero dejó de pensar en eso cuando cerró los ojos y comenzó a gemir falsamente. Necesitaba que Orochimaru confiara en él, y su cuerpo no era mucho, no era un precio muy alto a pagar por el poder que necesitaba.

Deseaba poder remontarse a tiempos mejores, pero en su vida ya no había tiempos mejores, solo había sangre pintando las paredes del barrio Uchiha, ya ni siquiera la sonrisa de su madre podía recordar... Sintió su cuerpo tensarse y llenarse de ira cuando una imagen de Itachi apareció en su mente, obligándose a gemir más fuerte, canalizando aquella tensión cruda en algo positivo, mientras sus piernas se enredaban alrededor de las caderas de Orochimaru.

Aquella lengua viciosa rodó hasta su oído, gimiendo descaradamente mientras le penetraba con más fuerza, entre tanto una de sus manos alcanzaba su miembro y la otra rasguñaba sus caderas y parte de su espalda con saña. Quería que gimiera hasta quedarse afónico, quería verlo quebrado; y si Orochimaru quería verlo llorar, en lo único que tenía que pensar era en sus viejas memorias, sus añoradas memorias con el equipo siete, específicamente tenía que ver una imagen de Naruto en su mente... Naruto bajo su cuerpo mientras la lluvia les rodeaba... Naruto con su mano atravesando su hombro antes de convertirse en aquella cosa... Porque Naruto había estado sufriendo por su culpa.

Dejó que su cuerpo terminara de trabajar por instinto, toda la tensión de su cuerpo drenándose a través de su orgasmo, mientras las lágrimas bajaban por su rostro y su cuerpo caía sobre la cama nuevamente, abandonado, al tiempo que la lengua de Orochimaru lamía todos los restos de semen sobre su estómago y las lágrimas de sus mejillas, antes de darle un beso con el cual terminó por envenenar su alma.

Se relajó en cuanto el otro salió de la habitación. Sabía que no tenía que hacer aquello, pero de momento necesitaba a Orochimaru, y mientras este le diera el poder que necesitaba no le importaría fingir por el tiempo que fuese necesario. Su cuerpo solo era el envase que resistía al mundo en el que vivía y él estaba lo suficientemente vacío como para que eso le importara de alguna manera.

Se enrolló entre las sábanas, sintiendo como una última imagen emergía en su mente: unos dorados cabellos se mecían, brillando con el sol que los atravesaba inclemente, y una sonrisa deslizándose sobre su rostro porque había hecho algo mejor que él, porque Sakura no lo había mirado a él. Y a él no le había importado nada porque aquella sonrisa había sido lo mejor que le había pasado ese día, porque si no fuera Sasuke Uchiha, su vida hubiera sido Naruto Uzumaki y no Itachi Uchiha.

NARUTO

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Otanjoubi omedetou

Autora: Cathain

Sintió a Sasuke caminar hasta sentarse junto a él. Siguió contemplando el cielo, pensando en todos sus cumpleaños anteriores. A pesar de que los últimos habían sido los mejores, ese era el primero que pasaba con el Uchiha. Desde que Sasuke regresara a la villa habían pasado muchas cosas, desde hace dos meses que eran formalmente novios…

Parpadeó saliendo de sus pensamientos al observar algo chispear frente a sus ojos; una luz de bengala. Paseó su mirada de las chispas a los ojos negros de Sasuke sin comprender mientras este sonreía de lado.

—Agárrala —dijo el moreno ante la falta de acción del rubio.

—Sasuke… —comenzó Naruto, para ser interrumpido nuevamente.

—Sostenla mientras busco algo —ordenó tomándole la mano y depositando la lucecita en esta antes de ponerse de pie.

Se quedó un poco sorprendido ante el gesto de su novio. Aun con la luz de bengala en la mano se volteó levemente para ver como Sasuke volvía con un pequeño pastel decorado con crema y fresas y con muchas luces de bengala, a modo de velas, chispeando alrededor, derritiendo un poco el chocolate que cubría las fresas.

—¿Un pastel para mí? —preguntó lo obvio, no lo había visto al revisar la nevera momentos antes.

Sasuke rodó los ojos sonriente, si es que Naruto a veces podía ser un despistado total.

—Estamos celebrando tu cumpleaños, ¿ne?

—Aún me cuesta creer que me hayas comprado un pastel y le hayas puesto todas esas luces —afirmó con un gesto zorruno ante el gruñido del de ojos negros mientras se sentaba junto a él nuevamente—. ¿Vas a cantar para mí?

Sintió como se sonrojaba ante aquel tono de voz que denotaba alegría y ansiedad. Se inclinó sobre él y le dio un casto beso sobre su mejilla.

—Me lo pensaré.

—¡¿Cómo que te lo pensarás?! —exclamó indignado y algo cohibido el rubio.

—Venga, ya faltan dos minutos para las doce, puedes ir pidiendo tu deseo, Naruto.

—Quién se iba a imaginar que eras tan tierno para estas cosas Sasu-chan —le picó obteniendo en el acto una mirada desagradable por parte del Uchiha.

—Bueno, si no quieres tu pastel se lo puedo dar al gato que vive en el jardín —hizo el amago de agarrarlo pero las manos de Naruto fueron mas rápidas.

El rubio tomó el pastel y lo puso en medio de los dos antes de cerrar los ojos.

—¡Ya, ttebayo! —afirmó con una sonrisa de oreja a oreja—. Gracias por el pastel, Sasuke, y perd…

—A veces te pones muy pesado, eres escandaloso y demás pero me gusta tal y como eres, Naruto, aunque quizás te cambiaria el chándal naranja por un color más decente.

—Sasuke… —advirtió sin muchas ganas, así que tomó algo de la crema del pastel y la esparció por el rostro del otro chico—. Así está mejor.

El Uchiha tomó algo de crema también y la esparció en el rostro del rubio, pronto ambos terminaron llenos de crema y el pastel quedó algo destrozado pero valió la pena, porque la risa cristalina de Naruto aún resonaba en la casa cuando terminó bajo su cuerpo. Se inclinó sobre su novio y, tomando aire, se decidió por hacerlo…

NARUTO

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…Tanjoubi omedetou… Tanjoubi omedetou… Omedetou Naruto… Tanjoubi omedetou…

Cuando sintió la voz ronca, levemente matizada por un algo sensual y tierno, deslizarse suave sobre su oído, su cuerpo se erizó completamente. Y justo en la última palabra los fuegos artificiales comenzaron a cubrir el cielo.

Sonrió de manera zorruna al inclinar su rostro hacia Sasuke, deslizó su mano entre sus cabellos, mientras lamía algo de la crema que cubría parte de su barbilla, antes de besarlo, sintiendo como el de ojos negros le correspondía con afecto, abriendo su boca, jugando con sus lenguas y mordiendo. El Uchiha se zafó del beso dedicándole una miranda intensa, aún había un hilillo de saliva conectando sus bocas.

—Otanjoubi omedetou, Naruto.

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Relax, don’t do it

Autora: Cathain

Se dio cuenta de que aquello no había sido una buena idea en el momento en el que lo sintió entrar.

Lágrimas se deslizaron por sus mejillas, eso se estaba saliendo de control. Sus labios dibujaron silentes el nombre de su amante.

Sí, no su primo. No su jefe. No el todopoderoso de NG.

... Su amante.

Pecado sellado y olvidado en algún rincón de su memoria. Jamás saldría de su boca aquel nombre. Solo podía llamarlo así en medio del proceso.

Jadeó nuevamente ante la segunda embestida, suave, dolorosa.

Así era la primera vez, ¿no? Debía doler, tal vez si le preguntase Nakano. Si le preguntaba a Shindou lo más probable es que se ruborizara hasta morir, entonces él moriría de vergüenza. La mirada de Nakano le haría sentirse incómodo por el resto de su trayectoria con la banda.

Dolía mucho.

Quizás por eso el famoso vocalista de Bad Luck había entrado una mañana caminando de forma extraña y había pasado todo el día sonrojado y con expresión boba. Le dolía, pero él amaba a Yuki Eiri.

Sentía como que lo estaba desgarrando por dentro, tuvo que cerrar los ojos con fuerza para concentrarse en no gritar. El silencio solo era interrumpido por el leve sonido del aire acondicionado que poseía el edificio entero, acallado por los gratificantes gemidos de su primo.

Llevaba meses buscando esa situación. Cada vez que por alguna casualidad divina se encontraba con su primo sentía como se perdía observando cada detalle de aquel cuerpo elegante, poderoso. Lo primero que le había atraído eran sus ojos verdes, adoptando esa neblina fría e indiferente, contrastando de una forma sublime con su sonrisa cálida y autosuficiente. Esos ojos habían plagado sus sueños desde años atrás. Ese poder que destilaba su aura, envolviéndole en un estado de alerta.

Sentía como su cuerpo ardía en dolor, aún no llegaba el placer con el que le había convencido en el primer beso. No iba a decirle que parara, lo último que querría era que pensara que era un niño tonto que no puede soportar ni un poco de dolor.

“¡Ah!, duele, basta, ¡quita eso!”.

Definitivamente no iba a decirlo.

Él lo había buscado. Él amaba la sensación de sentirse completamente dominado por Tohma. Le gustaban sus manos en sus caderas, su cabeza recostada suavemente sobre su espalda, sus cabellos sedosos rozando en un suave y picajoso cosquilleo en su espalda. Adoraba la pasión fogosa con la que lo había tocado al principio de todo, aquella mano deslizándose de forma sutil sobre la suya, instándolo a seguirle hacia su oficina, entre pasillos oscuros, la forma en que había tocado cada centímetro de su piel, encendiéndola. Y la esencia fría que conseguía en aquel momento, casi metódica.

No había sido su mejor momento, su mejor elección. Pero ya estaba decidido y no había vuelta atrás.

Se movió un poco y tensó los músculos aun más, intentando sentir algo de placer en el asunto.

—Estás muy tenso —susurró el rubio, erizándole la piel de la nuca.

Sintió como una de las manos frías recargadas en su cadera se movía hacia delante, atrapando su miembro erecto. Gimió entre el placer y el dolor, cuando Tohma comenzó a penetrarlo en un ritmo constante y rápido, olvidando que era su primera vez, olvidando su extraña suavidad.

Los labios del rubio mordieron su oreja, lamiendo, ronroneando a lo último, antes de gemir descargándose. Jadeó al sentirse inundado por el líquido caliente, quemando sus entrañas.

GRAVITATION

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Sintió su miembro tensarse de forma dolorosa entre las ardiente caricias antes de explotar, sintiéndose invadido por una intensa, casi dolorosa sensación de placer. Gimió sin refrenarse, sintiéndose liberado por primera vez en mucho tiempo. Se desplomó hacia delante, apoyando su frente contra el espaldar del sofá de piel.

Al cabo de unos largos minutos volvió a respirar con normalidad, sintiéndose agotado, abrió los ojos y se giró con cuidado de no moverse mucho, aún sentía al rubio dentro de su cuerpo, ardiendo.

Tohma se separó, permitiéndole voltearse. Cuando pudo volver a observar a su amante se sintió sobrecogido ante la imagen de su cuerpo bañado en sudor, perlando su piel levemente tostada, sus cabellos pegados a su frente otorgándole un aspecto infantil; regalándole aquella enigmática sonrisa.

Se sintió privilegiado en aquel momento, no todos tenían la oportunidad de observar a Seguchi Tohma con ese aspecto tan provocativo, tan humano, tan de ‘carne y hueso’. Se sorprendió al ver la mirada seductora que poseía su primo, esos ojos de un verde bosque, profundos, llenos de una falsa tranquilidad. Cerró los ojos suspirando pesadamente antes de cruzar sus brazos por el cuello del rubio, acercándose en un abrazo cariñoso, un abrazo correspondido con el mismo amor.

Aún dolía, pero se sentía lleno. Todo tenía nuevamente el sentido que había perdido.

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Soddisfazione

Autora: Tsubaki Uzu Uzu

Cuando la puerta del baño dentro de su dormitorio se abrió, no necesitó levantar la vista para saber quién era la persona que hasta hace unos segundos había estado bajo el agua, tomando un baño tibio.

Apartó la vista de los documentos que leía, para posarla en el joven que caminaba despreocupadamente hacia su cama, en tanto se secaba el cabello con una mano, mientras con la otra bebía un vaso de leche. Sus ojos se desviaron del infantil rostro hacia la improvisada vestimenta que este traía puesta.

Una mueca de fastidio se formó en su rostro al darse cuenta de que solo llevaba una camiseta blanca que le llegaba apenas a la mitad de los muslos.

Suya.

—Por favor, deje de mirarme así —dijo Fran, en tanto se sentaba sobre las sábanas rojas, mirando hacia el vacío—. Estoy demasiado cansado.

Sus labios se curvaron levemente hacia arriba al percatarse de que de alguna forma Fran terminaba en su cama por voluntad propia.

Su cama.

—¿Qué te hace pensar que voy a hacer algo? —preguntó en tono burlón, sin despegar los ojos de la expresión indiferente en el rostro del más pequeño.

—Es obvio que me desea, por la forma en la que me mira, bosu.

Ah… ¿ahora era su culpa?

Él no había empezado. Fue el mismo Fran quien empezó por meterse a escondidas a su habitación.

La primera vez no le faltaron ganas de dispararle entre ceja y ceja, y más aun después de su excusa de “No puedo dormir cerca Bel-sempai y su instinto asesino”.

—Tsk… te he dicho que no bebas leche.

Se levantó de su asiento y rodeó su escritorio, caminando parsimoniosamente hacia su cama y deteniéndose frente a su subordinado, quien había alzado la vista hacia el techo, mirando un punto inexistente de la pared.

Colocó su mano sobre la frente de Fran, deslizando luego los dedos hacia arriba, apartando los mechones de cabello que se pegaban a su frente.

—Estás húmedo.

Fran enfocó su vista en el mayor y posó su mano sobre la de él, sintiendo lo grande que era en comparación con la suya. Xanxus se preguntó cómo es que continuaba dejándolo tomarse tantas confianzas con él.

Oh, claro…

Después de la primera noche juntos. Después de que el ilusionista consiguiera meterse en su cama y acurrucarse cerca de él.

Nadie podía esperar que se contuviera, ¿no? Era difícil.

Su piel era demasiado tibia, suave, tan apetecible. Le gustaba recorrerla con sus manos, ásperas pero expertas; en tanto sus labios devoraban los del ilusionista, sintiendo la lengua de este, torpe y virginal rehuir tímidamente de la suya.

Demasiado difícil.

Sentir las cicatrices de su espalda, tan pequeña; recorrer su vientre plano…

Deslizarse por sus pálidas piernas…

KATEKYŌ HITMAN REBORN!

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—Bosu… —parpadeó al escuchar la voz de Fran llamándolo—. Es usted una bestia, ¿lo sabía?

Colocó una mano detrás de la cabeza y enredó los dedos en la cabellera verde del menor, acercando su rostro al de este. Una pérfida sonrisa se formó en sus labios.

—¿Algún problema con ello?

—No, ninguno.

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Sweet and Spicy

Autora: Cathain

Solo había tres cosas en su vida de las que jamás podría desprenderse. Tres cosas de las que disfrutaba plenamente.

La primera era:

Dulces.

Los dulces eran su deseo más preciado, comer dulces le hacía feliz. Había tantos, de todos los tamaños y colores y los sabores eran aun más variados que las formas.

La segunda era:

Su conejito.

Era su fiel acompañante, y su pequeño y afelpado cuerpo le reconfortaba al abrazarlo mientras dormía, también le agradaba ver como reconfortaba a las personas que se lo prestaba.

La tercera era:

La verdad es que nadie sabía de la tercera…

Takashi.

Esa era su tercer deseo. Takashi no solo como su mejor amigo e incondicional protector… Era algo más.

No pudo evitar recordar cómo habían comenzado a gustarle las cosas picantes.

Fue hace poco, quizás hace una semana, estaban en su casa comiendo algunos dulces, sabía que a Takashi le gustaban mucho las cosas picantes así que había mandado a preparar una galería de bocadillos para picar. Era algo tarde, habían paseado casi todo el día con los chicos del Host Club y al final había arrastrado al más alto a su casa, no quería estar solo.

Estaban sentados frente al televisor, viendo una película cuando sintió el impulso de observar al moreno. Tomaba un pequeño bocado con sus manos y lo deslizaba dentro de su boca, saboreándolo lentamente, como si fuese uno de sus chocolates favoritos; consumía las cosas picantes con el mismo gusto que él lo hacía con lo dulce, finalmente lamió un poco los dos dedos con los que había tomado el bocado rescatando los restos de sabor que quedaban sobre ellos.

Buscó con curiosidad sobre la bandeja de cosas picantes pero ya no quedaba nada allí. ¡Tenía que probar! Quería saber cómo podía gustarle tanto ese sabor. Se inclinó sobre el sofá hacia su mejor amigo en lo que Takashi lo miró también algo extrañado por su inusual escrutinio. Sin darle mucho tiempo a reaccionar posó sus labios con suavidad sobre los del otro chico. Sintió el sonrojo extenderse por sus mejillas al igual que por las de Takashi. Sentía un vago sabor pero no era suficiente para satisfacer su curiosidad, mordió el labio inferior del de cabellos negros logrando que este abriera la boca e introdujo tímidamente su lengua, saboreando finalmente y fue… divino.

El sabor del picante en su boca se confundió con el dulce dentro de la suya, creando un nuevo sabor, uno más adictivo que el de los dulces que tanto le gustaban.

OURAN HIGH SCHOOL HOST CLUB

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Cerró los ojos y se entregó a probar y disfrutar de ese nuevo sabor mientras notó como una mano fuerte de largos dedos se deslizaba entre sus cabellos acariciándole, atrayéndole más dentro del beso…

Y ese se había convertido en uno de sus mejores recuerdos. Takashi no sabía dulce, siempre había un sabor casi agridulce cada vez que le robaba un beso.

Hoy sería un nuevo día, encontraría un nuevo sabor dentro de aquella extensa gama de picantes y dulces. Dependiendo del dulce que comiera y de las cosas que Takashi probara todo cambiaba.

—Takashi —susurró saboreando el nombre antes de lanzársele encima al moreno que estaba sentado en uno de los sofás de la sala de música.

Los ojos negros lo observaron con cariño mientras le revolvía un poco el cabello.

Se aferró a su cuello mientras se sentaba sobre su regazo y sonreía feliz. Esta vez los labios de Takashi fueron los que buscaron los suyos de forma cálida y afectuosa. Se sorprendió al principio, pero luego él también comenzó a compartir aquellas suaves caricias con su lengua creando otra nueva explosión sabor. Al separarse volvió a recostar su cabeza sobre su hombro y, comenzando a adormilarse, se acomodó sobre su pecho, decidiendo que ese era el lugar más seguro y feliz del mundo.

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Una presa fácil

Autora: Tsubaki Uzu Uzu

—Capitán, tiene un bonito cabello.

—Cierra la boca.

Si había algo a lo que los miembros del escuadrón Varia no terminaban por acostumbrarse, eran los comentarios de Fran. El único que podía pasar más de cinco minutos cerca de él sin desear arrancarle la cabeza, era Xanxus. Y era más que sospechosa la paciencia que este parecía tenerle.

Por lo menos, eso pensaba Squalo. Y aparentemente el único que parecía haberse percatado de eso, era él.

Malditos celos.

—Aun así, ¿no ha pensado en cortárselo? —sintió unos dedos deslizarse sobre su cabello, provocándole escalofríos—. Está bastante largo.

—Ya… —tomo aire y lo exhalo con lentitud— deja de tocarme.

Fue inevitable que un día le soltara entre griteríos que no entendía por qué rayos tenían que seguir aguantando a ese niño; obteniendo como respuesta una sonrisa sarcástica y una simple frase que lo descolocó por completo:

“¿Que acaso tú no puedes con él? Esperaba más de ti”.

Un reto.

Xanxus lo había retado.

Aunque no entendía por completo esa frase (y prefería que su mente no empezara a divagar sobre en qué sentido lo había dicho, porque sabía que terminaría por volverse loco) supo que Xanxus lo estaba retando. ¿A hacer qué? No tenía la más mínima idea.

Lo único que sabía era que no podía dejar que esa rana lo sacara de sus casillas nuevamente. Oh no, él iba a demostrarle a su jefe bastardo que tenía dominio sobre sí mismo.

Así fue como terminó por ofrecerse a hacerse cargo del ilusionista…

—Pero, usualmente solo las chicas lo tienen así de largo.

Pero no habían pasado ni cinco minutos y ya tenía que morderse la lengua para evitar mandarlo al demonio.

—Fran… —dejó a un lado su espada, la cual no había podido terminar de pulir, e hizo bruscamente a un lado la mano del joven— no pongas a prueba mi paciencia, sabes muy bien que ganas no me faltan de enterrar mi espada tu estómago.

—No diga eso, solo es un comentario… —un tic nervioso hizo aparición en el rostro del mayor—. Lo único que ganará usted será convertirse en una presa más fácil y manejable —comentó tranquilamente, para después pasar nuevamente sus dedos entre las hebras plateadas del mayor.

Squalo abrió los ojos de par en par, para después cerrarlos y apretar la mandíbula con fuerza, suplicando internamente por alguna solución a la mordaz boca del menor.

—No acepta las críticas constructivas, tienen poco aguante —Fran volvió la vista al frente y abrazó sus rodillas, cerrando los ojos—. El jefe malhumorado dura mucho más que us-

Squalo llegó a la conclusión de que para hacer que Fran cerrara la boca, iba ser necesario usar la fuerza. Y antes de que se diese cuenta, ya había tomado el rostro del menor, estrellado dolorosamente su boca con la suya y empezado a devorar sus labios, quien no dudó en corresponder el hambriento beso del mayor. Abrió la boca, dejando que aquella inexperta lengua chocara torpemente con la suya, para después enredarse con esta, dejándolo sin aliento.

KATEKYŌ HITMAN REBORN!

61

Pero el gusto no le duró nada, pues sintió como era halado hacia atrás por el cabello.

—¡¿Pero qué demonios…? —apartó la mano que tiraba de su cabello, sin sorprenderse de que fuese el mismo Fran el culpable.

—Le dije que el cabello largo lo hacía más manejable —el menor se frotó los labios con el dorso de la mano, pensativo—. Usted y el jefe son igual de pervertidos. Siempre me hace callar de la misma forma.

El rostro del capitán se contrajo en varios tics nerviosos.

Definitivamente, jamás terminaría por acostumbrarse a los comentarios del ilusionista.

Mas no le molestaba el método para hacerlo callar.

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Y caer en la cuenta de que eres idiota

Autora: usu666

Estoy borracho. Kiba se ha quedado dormido, el muy cabrón. Se suponía que él tenía que avisarme. ¿Cuánto tiempo hace que me puso esto en el pelo? Más de media hora, seguro. Me levanto y me dirijo al cuarto de baño. Joder, todo me da vueltas. Meto la cabeza en la bañera, abro la ducha y el agua chorrea negra por la loza blanca. ¿Qué coño he hecho? Una estupidez, como tantas otras, desde que me lié con el bastardo. Aunque creo que esta vez me he superado a mí mismo. Idiota.

Cuando el agua comienza a caer clara, cierro el grifo y me seco con una toalla. A mirarme al espejo, tengo que acercarme para reconocerme. Estoy perdido en mi propia imagen cuando una voz en el salón me saca de mi ensimismamiento. La reunión sigue y él acaba de llegar. Después de follarse a una rubia tonta con la falda demasiado corta y las bragas demasiado sueltas. Siempre rubias. Sabía cómo era, hace demasiado tiempo que somos amigos. Aquí el único estúpido soy yo. Pero él me miraba con esos ojos que son todo pupila y a mí no me hacía falta nada más para correrme. Idiota.

No quiero entrar al salón todavía. Tal vez después de otra cerveza. La música está demasiado alta y el ambiente muy cargado. Demasiado humo para un piso tan pequeño. Alcohol, risas, conversaciones de besugos. No sé a quién se le ocurrió invitarlos a todos esta noche, invitarlo a él. Shikamaru dice que Sasuke no sabe lo que hace, que tiene miedo de aceptar lo que quiere, que se parece demasiado a mí. Yo creo que Shikamaru piensa demasiado y que Sasuke simplemente es gilipollas. Un gilipollas que quiso saber qué se sentía al follarse a un tío, a su mejor amigo. Me dirijo a la cocina y, joder, yo y mi puta mala suerte. Cierra la nevera después de sacar una lata y se gira. Me mira y sus ojos, ahogados en alcohol, me devuelven el desconcierto que siente su dueño. Supongo que tendré que hacer las presentaciones: “Sasuke, tinte de pelo”. “Encantado”. “Igualmente”. Y sigue observándome con el ceño fruncido. Se acerca, lleva una mano a mi pelo y sujeta un mechón. Está mojado y, al tirar de él, una gota de agua cae y aterriza en mi mejilla. Me confunde. Me confunde que la retire con el pulgar y que su vista esté fija en mis labios. Se acerca más. No…

—No…

Cierras los ojos y sonríes. No sonrías. No quieras besarme, no como besas a cualquiera que se deje. Vuelves a intentarlo y yo soy incapaz de negarme de nuevo. Idiota. Rozas tus labios con los míos, los deslizas por la comisura de la boca, la mejilla, la sien… y llegas hasta mi oreja.

—Te quiero —mi silencio, como aquella vez, consigue que resoples soltando el aire por la nariz—. No me crees…

¿Cómo podría?

Te separas de mí con una extraña sonrisa en los labios. Te ves abatido. ¿Es resignación eso que veo en ti? Miras mi pelo, tan negro como el tuyo, y frunces el ceño.

—Estaría bien que todo pudiese cambiar con la misma facilidad… —te das media vuelta y sales por la puerta. Y podría jurar que te he oído decir “… que tú me quisieras”.

¿Que yo te… quisiera? ¿Es que no te has dado cuenta, joder? Hay que ser imbécil para no darse cuenta de que... No. Mierda. ¡Mierda, mierda, mierda! Abro los ojos con ese descubrimiento flotando en ellos. En esta extraña lucidez alcohólica, soy consciente de que nunca te lo he dicho. Jamás. Siempre ocultando ese sentimiento detrás de la amistad para no ver tu rechazo, para no salir herido. Tú te acercaste a mí con el aliento caliente y yo solo me dejé hacer. Acepté tu cuerpo y tus palabras, pero no confié en ellas. Así, pensé, me dolería menos tu posterior indiferencia. Idiota.

Me dirijo al salón con zancadas grandes, ansiosas. Estás bebiendo y hablando con Sai. Demasiado cerca. Nunca te has interesado por él, no te cae del todo bien, ¿por qué ahora…? Él sonríe y apoya una mano en tu cintura, y se retira el pelo negro de la frente mientras se aproxima más a ti.

—Sasuke —oyes mi voz y te das la vuelta, y el movimiento hace que el estúpido de Sai quite su estúpida mano de ahí. Vuelves a mirarme y levantas una ceja, esperando algo más que tu nombre. ¿Lo has dicho en serio? Sé que notas mi indecisión porque siempre has sabido leerme mejor que nadie. Hazlo una vez más, vamos. Abres la boca para decir algo, pero te callas. Me agarras por la muñeca y te encaminas hacia la puerta tirando de mí.

NARUTO

63

En el pasillo, esperas paciente a que ocurra algo. Hace frío y no dejas de mirarme. Ahora es mi turno, ¿verdad? Salvo la distancia con un par de pasos tranquilos y te beso. Devoro tu boca y me pego más a ti. No me rechazas. Y caigo en la cuenta de que es la primera vez que soy yo quien da el primer paso. Me separo relamiéndome los labios y sonrío como un idiota. Debe ser el alcohol. Aquí acaba todo.

—Te quiero.

65

Hielo

Autora: RukiaU

De día eran compañeros de equipo. Rivales, algunas veces amigos, otras ni siquiera eso. La habilidad de Sasuke para ignorarlo era tal que parecía que no significaban nada el uno para el otro. En ocasiones hasta el propio Naruto lo creía así, aunque en el fondo de su corazón supiera que no era cierto. Sasuke era la persona más importante para él, y el otro ninja no tenía a nadie más cercano, aunque quizás eso solo se debiera a la falta de oportunidades para encontrar a un alma más afín. Nadie había querido nunca acercarse demasiado a Naruto, y Sasuke apartaba a todo el mundo por decisión propia. Y, sin embargo, siempre eran Naruto y Sasuke. Sasuke y Naruto. Amigos, rivales. Algo. Un algo que la mañana teñía de mera indiferencia.

Por la noche todo era distinto. Entonces, y solo para él, Sasuke hacía desaparecer la distancia que los separaba, se abandonaba entre sus brazos y dejaba que Naruto le hiciera gritar. Naruto vivía por los momentos en que dejaban de ser enemigos y se convertían en uno, porque sabía que a la mañana siguiente Sasuke olvidaría el nosotros para volver a ser solo yo.

Nadie lo sabía, y seguramente no lo descubrirían nunca. De día Sasuke se convertía de nuevo en un ser inalcanzable, y eso hacía que Naruto experimentara sentimientos ambivalentes. Orgullo por haber sido capaz de romper la coraza del Uchiha. Tristeza, porque lo suyo solo funcionaba bajo la luz de la luna. Fascinación al saberse el único que había contemplado el rostro de Sasuke bañado en dolor y placer. Ira, por la sensación de vacío que le invadía cuando despertaba y se daba cuenta de que él ya no estaba a su lado.

Y a pesar de los insultos, las amenazas y los desprecios, al anochecer Sasuke volvía a pertenecerle en cuerpo y —casi— alma. Apenas hablaban, pero no les hacía falta; las noches en vela que habían pasado juntos habían sido lección suficiente como para aprenderse de memoria lo que el otro buscaba. Sasuke quería dejarse llevar y olvidarlo todo menos a Naruto, sus labios, sus manos, la forma en que cada noche invadía su cuerpo. Naruto simplemente deseaba que el otro fuera solo suyo.

Y lo era, a pesar de que al amanecer Sasuke intentara demostrarse lo contrario a sí mismo y al mundo, rehaciendo su muralla de hielo a partir de los pedazos de la noche anterior.

Naruto siempre encontraba la manera de volver a entrar.

NARUTO

Di mi nombre, de Ada-san ......................................................................................................................... pag. 43

+13“Si no fuese humano, no podría abrazarte, Kanda”.

angustia Allen / Kanda spoiler

A simple, litle touch, de Kami.del.antro ............................................................................ pag. 20

tpSólo un roce, sólo una simple acción que no demandaría mucho de su parte... eso era todo lo que Matt quería por su cumpleaños. Y, lo quiera o no, Mello debe cumplirlo.

amistad / romántico Matt / Mello

Detalles, de Kami.del.antro ................................................................................................................. pag. 21

tpMello descubre lo despistado que puede llegar a ser cierto pelirrojo, mientras este descubre a su vez que a veces ciertos pequeños grandes detalles no tienen mayor importancia.

humor / romántico Matt / Mello

Su adiós, de Kami.del.antro ...................................................................................................................pag. 36

tpNo, ellos no se quebrarían. Serían fuertes, y como verdaderos hombres verían el destino a la cara.

amistad / drama Matt / Mello

Love is a war, de Tsubaki Uzu Uzu ................................................................................................pag. 48

+13 Porque el amor es una guerra.

Izaya / Shizuo

Relax, don’t do it, de Cathain ............................................................................................................ pag. 54

+13¡Ah!, duele, basta, ¡quita eso!

Suguru / Tohma lemon

My everything, de Crazymillychan ........................................................................................... pag. 49

+13Me excita saber que te duele, me pone aún más ser yo el que cause ese dolor que te lacera el cuerpo pero que revitaliza tu alma, que hace saltar tu corazón, que te hace sentirte amado.

angustia / romántico Hiroki / Nowaki [egoist pair]

One chance, de Crazymillychan ........................................................................................................ pag. 32

tpMe intimidas, me haces sentir inseguro. Eres tan persistente, tan jodidamente abrumador, tan consciente de tus sentimientos.

drama / romántico Miyagi / Shinobu [terrorist pair]

Painful love, de Crazymillychan .................................................................................................pag. 34

tpTe quiero solo para mí y me asusta cada vez más que este sentimiento egoísta y loco ronde con frecuencia mi cabeza.

angustia / drama Hiroki / Nowaki [egoist pair]

Aff idabile, de Tsubaki Uzu Uzu .....................................................................................................pag. 38

+13Xanxus difícilmente se emborrachaba, pero cuando lo hacía lo mejor era mantenerse alejado de él. Lamentablemente, Squalo era un muy buen subordinado, y no soportó verlo tambaleándose por los pasillos de la mansión.

romántico Squalo / Xanxus lime

Condivisione, de Tsubaki Uzu Uzu ............................................................................................... pag. 40

+13—Ah… ¿así que te da igual? —le susurró Mukuro a su estudiante, en tanto Xanxus se levantaba de su asiento y se acercaba a ellos—. Entonces, creo que podemos llegar a un acuerdo, ¿verdad, Xanxus?

romántico Fran / Mukuro / Xanxus lime

Hey there, Gokudera, de Tsubaki Uzu Uzu ............................................................................ pag. 44

+13Siempre lo había sentido tan lejano.

amistad / romántico Gokudera / Yamamoto

Just smile, de Tsubaki Uzu Uzu ...................................................................................................... pag. 26

tpYamamoto se daba cuenta de que realmente le gustaba sonreír.

romántico Tsuna / Yamamoto

L’unica eccezione, de Tsubaki Uzu Uzu ................................................................................... pag. 27

tpEn ese momento pensó que lo único que había para él era la soledad.

romántico Gokudera / Tsuna

Soddisfazione, de Tsubaki Uzu Uzu ..............................................................................................pag. 56

+13Colocó su mano sobre la frente de Fran, deslizando luego los dedos hacia arriba, apartando los mechones de cabello que se pegaban a su frente.—Estás húmedo.—Bossu... es usted una bestia, ¿lo sabía?

romántico Fran / Xanxus

Una presa fácil, de Tsubaki Uzu Uzu ........................................................................................ pag. 60

+13“Jamás terminaría de acostumbrarse a los comentarios del joven ilusionista”.—Capitán, tiene un bonito cabello.—Cierra la boca.

humor / romántico Fran / Squalo

Darse cuenta, de Muscari ........................................................................................................................ pag. 42

+13Sentimientos que siempre estuvieron ahí pero que, sin embargo, se hacen presentes de repente.

drama / romántico Kakashi

Espérame, de Hazare ....................................................................................................................................... pag. 23

tp¿Qué haces con el amor que te inunda cuando la persona que amas se va? ¿Cómo combatir al destino cuando tienes todas las de perder?

angustia / drama / romántico Naruto / Sasuke muerte de un personaje

Hielo, de RukiaU ................................................................................................................................................ pag. 65

+16Por la noche todo era distinto. Entonces, y sólo para él, Sasuke hacía desaparecer la distancia que los separaba, se abandonaba entre sus brazos y dejaba que Naruto le hiciera gritar.

angustia / romántico Naruto / Sasuke lime

Lavado de cerebro, de RukiaU ..............................................................................................................pag. 46

+13Los métodos de seducción de Sasuke se asemejan bastante a los de las sectas.

humor / romántico Naruto / Sasuke

Maremoto, de res non verba ..................................................................................................................pag. 28

tpSasuke desea que Naruto vuelva a ser ese mar rebelde que lo quiso, lo odió y buscó en otros tiempos.

angustia / romántico Naruto / Sasuke

Miradas, de K-RO ................................................................................................................................................ pag. 30

tp¿Así que la resurrección del clan, eh?

romántico Naruto / Sasuke

Numb, de Cathain ............................................................................................................................................... pag. 51

+13Necesitaba que Orochimaru confiara en él, y su cuerpo no era mucho, no era un precio muy alto a pagar por el poder que necesitaba.

drama Orochimaru / Sasuke lemon

Otanjoubi omedetou, de Cathain ..................................................................................................... pag. 52

+13El Uchiha se zafó del beso dedicándole una miranda intensa, aún había un hilillo de saliva conectando sus bocas. Otanjoubi omedetou, Naruto.

humor / romántico Naruto / Sasuke

Y caer en la cuenta de que eres idiota, de usu666 ....................................................... pag. 62

+13Idiota. Alguna vez me lo habían dicho; otras, yo mismo lo sabía; pero nunca mi propia estupidez me había golpeado tan de lleno.

au / romántico Naruto / Sasuke

Frágil, de Crazymillychan .................................................................................................................. pag. 25

tpNo es la primera vez que te veo dormir, pero sí la primera vez que me atrevo a tocarte en sueños.

romántico Ayase / Kanou

En el pasillo, de Cathain ....................................................................................................................... pag. 22

tpVen Kyouya —susurró mientras se adentraban en un salón vacío, y antes de que se cerrara la puerta se oyó un amortiguado “te gustará”.

humor / romántico Kyōya / Tamaki

Sweet and Spicy, de Cathain .................................................................................................................pag. 58

+13De cómo a Honey comenzaron a gustarle las cosas picantes también.

romántico Mitsukuni / Takashi

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SoloHumo ::revista de fanfics yaoi:: abril 2011