¡soy un papu!

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Cuento para familias ensambladas. Escrito por Berta Rubio. Ilustrado por Marién Ortiz.

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Cuando después de un intercambio de mails, la Lic. Berta Rubio Faus me pidió que escribiera unas líneas sobre su cuento para niños ¡SOY UN PAPU!, vino a mi memoria la abundante correspondencia que mantenía - a mediados de los ’90 – con los Doctores Emily y John Visher, mis maestros en el arte de guiar a las familias ensambladas en su camino hacia la consolidación familiar. Con el tiempo y la práctica pude plasmar su valioso legado en la clínica, en mis libros y artículos y en mi tarea como docente. Hoy, Berta me honra con su solicitud y percibo con claridad y satisfacción el puente que esta era digital hace posible tender entre lugares tan distantes como California, Buenos Aires y Ca-taluña con el fin de acercar herramientas a quienes apuestan a conformar una familia ensamblada. ¡SOY UN PAPU!, es un cuento delicioso sobre la figura del padrastro. Los “padres se hacen de golpe, los papus se hacen poquito a poco” dice la autora, y esto es tan cierto que la mayoría de las dificultades de integración de la familia ensamblada provienen del apresuramiento con que el padrastro (o la madrastra) asumen el rol disciplinario sin antes haber creado un vínculo de afecto y aceptación con sus hijastros. Tradicionalmente los hombres tienen en las familias un rol más ligado a la disciplina que las mujeres, y muchas mujeres agotadas de ser “madres solas”, ven en su nuevo esposo una especie de salvador que vendrá a poner orden en la casa”. Pero, en breve las buenas intencio-nes y las esperanzas se frustran para dar paso al desaliento, a los reproches, a los enojos. “¡Tú no eres mi papá para mandarme!” gritará el niño desobedeciendo a ese intruso” que ahora ocupa al lado de su mamá, el lugar que antes ocupaba su papá. ¡SOY UN PAPU! es un cuento para niños con un mensaje para adultos: las relaciones en las familias ensambladas no ocurren espontánea-mente como en la familia tradicional, por el contrario se tejen despacito, lentamente... Es sabido que los niños obedecen sólo a quienes aman y que el amor es un sentimiento que se instala con el tiempo. El “amor a primera vista” es sólo para los adultos. Por eso, cuando la niña del cuento pregunta cuándo el padrastro se convirtió en “papu” – mezcla de padrastro y padre putativo – la familia descubre que fue a través de muchos días y noches en los cuales él le cambio los pañales a Uma (la hermanita menor), le contó un cuento, le puso una “tirita” en su rodilla lastimada, cuando ella le vomitó encima, cuando se él se emocionó por sus buenas notas... y así... de a poquito. Valoro y recomiendo este libro que nos ofrece Berta Rubio quien desgrana a través de la obra sus conocimientos y su experiencia personal con sensibilidad exquisita, al igual que las hermosas imágenes con que lo ilustra Marien Ortiz. Dra. Dora Davison

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Esta historia que tenéis delante parte de la experiencia de nuestra familia, pero pretende contar la realidad de muchas familias ensamblada y ayudarlas, en la medida de lo posible, a contar su situa-ción, complicada y maravillosa, a los más pequeños de casa.

Me separé embarazada de mi segunda hija cuando mi hija mayor estaba a punto de cumplir 7 años. Al cabo de casi un año, conocí a un hombre magnífico que, poquito a poco, fue entrando a nuestra vida y ahora, desde hace ya un montón de tiempo, forma parte de ella al 100%.

De amigo pasó a “novio” y de “novio” a “papu”, que es la palabra cariñosa que encontraron las niñas para referirse a su padrastro.

Esta historia, pues, es para él y para todos los buenos padrastros, esos hombres fantásticos que hacen medio millón de equilibrios al día para hacer de padres sin serlo del todo y que han aprendi-do a querer a sus hijastros de una manera que, a los que solo somos padres y madres, nos sorpren-de y maravilla.

Para todos ellos, porque la literatura los ha tratado tan injustamente, es esta historia.

Berta Rubio