st_2011_04.pdf

Upload: gustavo-casas-espinoza

Post on 06-Jan-2016

7 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • Justicia en la crisis econmica

    Ral GONZLEZ FABRE, SJ 333

    Sal Terrae y LA Iglesia de la transiciny la democracia espaolas

    Alfonso LVAREZ BOLADO, SJ 341

    SUMARIOAbril 2011 Tomo 99/4 (N 1.155)

    ESTUDIOS

    EN POCAS PALABRAS

    CIEN AOS DE LA REVISTA SAL TERRAE

    LOS LIBROS

    Meditacin teolgica sobre el ocio

    Pedro RODRGUEZ PANIZO 277

    Y si an nos queda algo de tiempo...Buscando espacios de gratuidad

    Pablo GUERRERO RODRGUEZ, SJ 289

    El tnel semanal y el fin de semana.Para una adecuada pastoral del Domingo

    Juan RUBIO FERNNDEZ 303

    Cuando el ocio se vuelve problemtico

    Alberto ARES MATEOS, SJ 317

    Recensiones 357

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 273

  • int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 274

  • PRESENTACIN

    Ocupados mientras descansamos

    El ocio es el tiempo libre que se dedica a aquellas actividades que no sonni trabajo ni tareas esenciales. Es un tiempo de solaz que se usa a discre-cin, distinto del tiempo dedicado a actividades obligatorias. Es una ac-tividad realizada para descansar del trabajo y ha de tener, como toda ac-tividad, un sentido y una identidad. Las sociedades modernas han gene-rado nuevos tiempos, espacios y diseo para el ocio. La regulacin de loshorarios laborales, as como el desempleo, la jubilacin adelantada ono y el retraso incluso del acceso de los jvenes al mercado laboral es-tn configurando un nuevo tempus para el disfrute del otium (opuestoal negotium).

    La sociedad se ve en la necesidad de pensar esta situacin nueva y dar res-puesta a una realidad que se impone como un reto; y considera que eluso adecuado del ocio y del tiempo libre se puede convertir en una oca-sin que no hay que desaprovechar para el crecimiento de la persona. Deah que necesitemos pistas y orientaciones como las que pretenden ofre-cer los artculos de este nmero de Sal Terrae para la bsqueda de senti-do humano, pastoral y social de los nuevos espacios y las nacientes si-tuaciones de ocio.

    Una meditacin teolgica sobre el ocio introduce al lector de estas pgi-nas en el misterio del tiempo, porque as lo sostiene Pedro Rodrguez Pa-nizo no se puede meditar sobre el ocio sin hacerlo sobre el misterio deltiempo libre. Tiempo que un cristiano vive como don, recibido gratui-tamente, y como ocasin para el bien, ya que la resurreccin de Cristo

    Sal Terrae 275

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 275

  • 276

    ha abierto y redimido el tiempo. Por eso en su ocio cabe desde el culti-vo de cualquier arte (lectura, cine, teatro, pintura, msica...) hasta lacontemplacin de la naturaleza, de los ricos y diversos paisajes de nues-tra geografa. Por eso en su ocio caben tambin el cuidado y la atencina personas necesitadas de mbitos de holgura y gratuidad para recuperary recobrar la esperanza.

    Central para los cristianos es vivir en gratuidad, que, expresada en tr-minos como la celebracin, la ayuda, el reconocimiento y la contem-placin, puede atravesar el ocio y hacer de este un espacio para vivir pre-cisamente la gratuidad. As lo sostiene Pablo Guerrero Rodrguez, quienen su colaboracin afirma tambin que el ocio puede ser ciertamente unespacio de humanizacin, de desarrollo de valores, arraigado en la liber-tad, la diversin, la creatividad. Ello ser posible si su uso es diligente,es decir, si se despereza, desintoxica, desnocturniza, desmercantiliza ydesculpabiliza.

    Juan Rubio Fernndez afirma que la realidad nos dice que el domingono se vive como el primer da de la semana, sino que se soporta como elltimo previo al trabajo y el retazo de un sbado festivo y ocioso. Des-pus de acercarse al nuevo concepto de tiempo de ocio y a lo que elloafecta al sentido cristiano del domingo, el director de Vida Nueva re-cuerda que el domingo es un da que responde a la idea de accin, de li-bertad, y no nicamente un receso en el trabajo. Igualmente, proponealternativas y propuestas para la recuperacin del sentido cristiano deldomingo, entre las que destacan una catequesis ad hoc, el fomento decelebraciones espirituales festivas y familiares, el cuidado de las celebra-ciones litrgicas y el cultivo de la solidaridad.

    Con un declogo con pistas para prepararse ante las pocas de cambioforzoso, con sus lmites, retos y oportunidades, termina la colaboracinde Alberto Ares Mateos, titulada Cuando el ocio se vuelve problemtico.A travs de ricos y distintos testimonios personales, el autor vallisoleta-no abre las puertas a esa pluralidad de personas que viven un tiempo deocio ni buscado ni libremente escogido, que, bien por una enfermedad,por el desempleo, por la jubilacin o por otras razones, suele ser proble-mtico y que, sin embargo, puede ser tambin un tiempo... para nacerde nuevo.

    presentacinSal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 276

  • 277Sal Terrae

    ESTUDIOS

    MEDITACIN TEOLGICASOBRE EL OCIO

    Pedro Rodrguez Panizo*

    * Sacerdote. Miembro del Consejo de Redaccin de Sal Terrae. Profesor de Teologaen la Universidad Pontificia Comillas. Madrid. .

    Resumen

    Reflexionar sobre el tiempo libre implica, primero, hacerlo sobre la condicintemporal de la vida humana. En el nico tiempo de que disponemos hay que in-troducir mltiples deseos, entre ellos el ocio, el tiempo liberado al trabajo. La Re-surreccin de Cristo es la apertura y la redencin del tiempo, de modo que, pa-ra el cristiano, su paso no es una tragedia, sino una oportunidad para el bien.El ocio es una dimensin esencial de nuestra existencia, pero no es un absoluto.Hay un herosmo cotidiano del cristiano consistente en donar gratis a los demsel tiempo que l ha recibido gratis.

    Abstract

    Reflecting on free time involves, firstly, a reflection on the temporary conditionof human existence. We must combine numerous desires in the only time wehave, and this includes leisure, time free from work. The Resurrection of Christrepresents an opening-up and redemption of time and hence, for Christians, itspassing is not a tragedy, but rather an opportunity to do good. Leisure is an es-sential dimension of our existence but it is not an absolute. There is an everydayheroism for Christians consisting of donating for free to others the time that onehas received for free.

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 277

  • 278

    1

    Cuando se mira con atencin la vida humana, enseguida salta a la vistala complejidad en que consiste, la variedad casi infinita de niveles, di-mensiones y matices de que est hecha. Al considerar con detenimientoel fenmeno que llamamos ocio, aparece tambin ah la ndole con-tradictoria y paradjica de todo lo humano, su irreductibilidad a lo pu-ramente natural. Nuestro trmino espaol est muy cerca del latinootium: la liberacin del trabajo, del negotium; el tiempo libre. De modoque tampoco aqu puede el hombre huir de esa dimensin constitutivade su existencia que es el tiempo. Para el cristiano, tampoco este es undios, una especie de Zurvn que lo devora todo, sino una criatura, da-da por Dios como un don inestimable y como una tarea maravillosa pa-ra vivir ante l y para los dems, lo que supone una liberacin sin pre-cedentes en todos los rdenes.

    La resurreccin de Cristo ha supuesto la apertura del tiempo, su reden-cin, de modo que no hay ni un minuto de l que no est acompaadopor su presencia, alentado por el Espritu del Padre y del Hijo, y que nopueda ser una ocasin, un kairs para el bien: Yo estoy con vosotros to-dos los das hasta el fin del mundo (Mt 28,20). Por este misterio de amortan hondo, el cristiano no se desespera por el paso del tiempo, que, comogustaba de decir Quevedo, ni vuela ni tropieza. No ignora que en la vidahumana todo est empezando, durando y terminando. Sabe que precisa-mente aqu est la clave de que existan palabras tan hermosas como po-sibilidad, promesa, proyecto, belleza, esperanza... Quin no seha asombrado, hasta la adoracin religiosa, al experimentar la manera tanpeculiar que tiene de durar el tiempo humano, cmo se pasa volando enlas experiencias plenas, como la realizacin artstica o el amor interperso-nal, y cmo se ralentiza en la noche del dolor, donde parece que este notermina nunca ni hay calmante que lo alivie; o en el aburrimiento, cuan-do nada parece tener el poder de llevarnos a vivir deliciosamente en el tr-mino de la experiencia, y le vemos literalmente pasar?

    A pesar de todas las crticas de que han sido objeto las famosas cinco vasde Toms de Aquino, la tercera, la de la contingencia, no deja de estar muycerca de lo evocado ms arriba. El genio literario de J.H. Newman lo haexpresado maravillosamente al final de uno de sus ms conocidos Ser-

    pedro rodrguez panizoSal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 278

  • 279meditacin teolgica sobre el ocio Sal Terrae

    mones parroquiales (el 22): La vida pasa, la riqueza se evapora, la popu-laridad es tornadiza, los sentidos declinan, el mundo cambia, los amigosmueren. Quien sabe de esto por experiencia sabe tambin que solo elnico que es fiel y no se cambia ni muda es sobre todo el seor deltiempo, el Eterno. De este modo, el tiempo no es una posesin ms quehay que acumular a costa de lo que sea, como si ello nos hiciera inmor-tales. Tanto Borges como Ortega han sealado, cada uno a su modo, c-mo un ser temporal que no fuera eterno pero s inmortal, con infinitosahoras, ayeres y futuros, sera indiferente a todo, incluso a vivir en la bs-queda de la verdad, pues esta solo es posible cuando el tiempo est con-tado entre un inicio y un fin, de modo que cada instante es nico, irre-petible, dramtico, y nos pide estar en la verdad y no derrocharlo irres-ponsablemente. Para el cristiano, el sentido de la vida no est en luchartitnicamente contra el paso destructor del tiempo, al modo en que lascelebrities de nuestros das hacen con sus cuerpos, en los que, para su de-sesperacin, el tiempo queda literalmente inscrito tambin en la ltimatcnica maravillosa para quitar esa arruga o modelar esa nariz. Con el pa-so del tiempo, esa tcnica envejece, y aparece otra nueva que pide otroretoque que tampoco se libera del tiempo. Al cabo de unos cuantos aos,la figura de quien se ha sometido a esa lucha sin cuartel contra el enve-jecimiento deja un saldo demoledor. No hace falta poner ningn ejem-plo. Lejos de eso, el cristiano vive el tiempo como un don que se le hadado gratis, lleno de posibilidades para donarlo a su vez.

    2

    Por este motivo, no se puede meditar sobre el ocio sin hacerlo sobre elmisterio del tiempo, de ese tiempo que llamamos libre. Se da la cir-cunstancia de que solo disponemos de uno, y de que tenemos mltiplesdeseos y proyectos que tienen que entrar en l, aunque no caben todos ala vez. La vieja palabra sacrificio nombra esa eleccin. Imaginemos unapersona que valora extraordinariamente su ocio, sus aficiones, y que sa-crifica su trabajo a ellas; o, viceversa, alguien que sacrifica el necesario yconstitutivo tiempo libre de nuestra existencia en aras del trabajo. Sinduda que compadeceramos a ambos. Encontrar aqu el equilibrio es,ciertamente, la marca de la sabidura, mxime si alguien, por ejemplo,

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 279

  • 280

    sacrifica su familia a sus aficiones, a manera del dilettante, tal como lo des-cribi Blondel, que ha decidido vivir la vida como diversin hasta el final.No parece fcil, pues, dar con el camino estrecho que lleva al don de s ydel tiempo, sin que ello suponga un desorden de alguno de los aspectosque convergen en la experiencia evocada. La tradicin espiritual cristianaha desarrollado para ello la va del discernimiento, del que las famosas re-glas ignacianas son un ejemplo extraordinario y lleno de sabidura.

    Como han mostrado las atinadas reflexiones de Albert Vanhoye, Cristonos ha revelado con su propia vida en qu consiste el verdadero sacrifi-cio y su relacin con el tiempo. No cualquier renuncia lo es, sino solocuando se pone en ella tanta calidad de amor que la transforma desdedentro y la eleva a lo santo. Hasta el mismo San Buenaventura saba queCristo nos salva ms por la compassio, por el amor que puso en su pasin,que por los golpes que le dieron (passio). En realidad, solo es verdaderoel sacrifico de Cristo, que no termina en la cruz, sino en la resurreccin.El nuestro lo ser en tanto en cuanto participe del suyo. Cuando alguiensacrifica su tiempo en las mltiples formas del amor al prjimo, y lo ha-ce as, no a regaadientes, sino como si se le arrebatase la vida con ale-gra, sabiendo que el motivo por el que lo entrega vale infinitamente msque lo que da su pequeo tiempo, como gustaba de decir MauriceBlondel, entonces su vida se convierte en la sal y la luz de las que hablael Sermn de la Montaa, y la mirada de los que asisten a ese humildetestimonio puede girarse hacia lo eterno.

    Ah radica la raz ltima de que el cristiano no considere el ocio comoun absoluto y, a la vez, lo valore como una dimensin constitutiva de laexistencia que hay que cultivar sin hacer de l otro trabajo agotador. Nohay imagen ms melanclica de la diversin que la de algunos jvenes di-virtindose. La diversin lo es del trabajo, y es una forma maravillosa deconseguir la holgura suficiente para volver al primero con lucidez e ilu-sin. Pero no es un absoluto. Una de las chicas ms simpticas que atien-den la cafetera donde suelo desayunar muy temprano tiene una curiosaforma de saludar a los clientes que por all vamos. El lunes no se pro-nuncia, el martes es casi mircoles, el jueves est en medio, como sunombre indica y, por fin, el viernes, el fin de semana, que, como suelodecirle, se te pasar volando, para estar otra vez en el da impronuncia-ble. Es verdad que, en nuestro tiempo, muy pocas personas pueden tra-

    pedro rodrguez panizoSal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 280

  • 281meditacin teolgica sobre el ocio Sal Terrae

    bajar en lo que realmente les gusta, y que, quienes tenemos esa suerte so-mos unos privilegiados que no daremos gracias a Dios lo suficiente, pe-ro no podemos vivir pensando en el supuesto tiempo libre del fin de se-mana. Muchos creyentes no dejan de tener una asignatura pendiente conla vivencia cristiana del tiempo, orientado hacia su consumacin escato-lgica, que aguardamos con esperanza. De modo que el cristianismo li-bera de la inmediatez mgica de la necesidad y anima al cultivo de la pa-ciencia y de la esperanza, pues el tiempo no es para l azar y necesidadni el dominio de lo irremediable, sino que, con la resurreccin de Cris-to y su apertura del tiempo, no hay apora ni angustura que l no abra,ni situacin que, por definitiva que parezca, no tenga una salida, pues laesperanza, como deca tan bellamente Gabriel Marcel, es a la vez la pro-testa dictada por el amor y el recurso loco a quien sabemos que es Amor.Es la materia de que est hecha nuestra alma.

    3

    Las consideraciones anteriores ayudan a situar en su justa mediada elsentido y el uso del tiempo libre. Quienes, por fortuna, trabajan en la so-ciedad actual casi nunca tienen tiempo. No hay queja ms escuchada encualquier conversacin que la que implora ms tiempo. La paradoja esque quien logra liberar tiempo, por ejemplo para el estudio y la reflexin,luego carece de l dentro de ellos, y le parece que no le cunde nada lanueva tarea. Cuando la profesin es el cultivo, la investigacin y la do-cencia de la filosofa y la teologa, que tantos laicos envidian, hay que es-tar en permanente discernimiento para no hacer de ello una costumbrey perder la tensin del asombro y la valoracin de la altura moral y reli-giosa que representa estar todos los das con la Sagrada Escritura, Platn,Husserl, Ireneo, Blondel o Rahner. Disponemos del tiempo que a otrosles falta para meditar sobre lo ms importante, y eso es una gran res-ponsabilidad y una gracia inmerecida, pero tambin es cierto que las ne-cesarias estructuras universitarias, con sus permanentes exigencias, conlas urgencias que se cruzan a cada rato en el trabajo de reflexin, hacenque esta literal maravilla se convierta muchas veces en un trabajo abru-mador, del que es necesario descansar.

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 281

  • pedro rodrguez panizoSal Terrae282

    En sus das finales, Friedrich von Hgel, un hombre tan sabio, a pesarde ser autodidacta, y tan polglota, estaba muy preocupado por una so-brina y un amigo telogos a los que vea demasiado obsesionados y mo-nocordes con la religin. A los dos les aconsej, casi en su lecho de muer-te, que cultivasen una aficin no religiosa, un hobby: arreglar el jardn,pasear, viajar a ver ruinas romnicas, etc., pues de lo contrario afirma-ba se quedaran sin el material sobre el que pudiera actuar la gracia.En su justa medida, y cuando es descanso del trabajo, el ocio es muy ne-cesario, y hay que saber vivirlo y disfrutarlo. En esa liberacin del traba-jo surgen multitud de ideas y proyectos futuros, se despeja literalmentela mente y el espritu, al que le sucede como cuando uno deja de escu-char msica durante un tiempo y la vuelve a retomar: parece que se es-cucha con toda el alma, como una esponja, por todos los poros de nues-tro ser. Y lo mismo pasa con la literatura, la poesa o el cine. Si estuvi-ramos todo el da leyendo sin parar, vidamente, o viendo una sesincontinua de pelculas, acabaramos con la resonancia necesaria para vi-virlas en plenitud; literalmente hastiados.

    Los Evangelios sinpticos presentan a Jess trabajando denodadamentepor el Reino de Dios, pero tambin yndose a la soledad para orar y vi-vir la ntima relacin con Dios, su Padre, como su descanso. Por eso pu-do decir que su yugo es llevadero y su carga ligera, y llama especialmen-te a todos los que estn cansados y agobiados ofrecindose como alivio.No sera buena seal que el trato con Dios nos cansara, que se convir-tiera en un trabajo, en el peor de los sentidos, cuando en realidad Dioses nuestra holgura, nuestro espacio, nuestra libertad, el que ha modela-do cada corazn y conoce todas sus acciones: T, que en el aprieto mediste anchura (Sal 4,2). La oracin vivida con fidelidad y hondura esuna morada del tiempo donde este se recupera y retorna a su fuente. Enella se aprende con paciencia lo que significa la gratuidad y el don deltiempo, y cmo Dios da infinitamente ms de lo que podemos esperar aquienes tan solo le hemos dado un poco de nuestro tiempo y un ciertosilencio, lleno tantas veces de distracciones.

    Podra decir un cristiano que se cansa, por ejemplo, de acompaar a otroque est pasando por un momento de crisis personal. No hay gozo msgrande que proporcionar mbitos de holgura y recuperacin a quienes pa-

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 282

  • meditacin teolgica sobre el ocio Sal Terrae 283

    san por esos momentos. No hay tiempo libre mejor vivido que ese en elque ponemos a esa persona en contacto con el valor, a travs de la conver-sacin y la escucha, compartiendo una buena comida. Hasta Nietzschepensaba que quienes comen y beben juntos renuevan su sangre en lamisma fuente, llevando la misma sangre en sus venas; o mediante la con-templacin de una buena pelcula y su posterior comentario, en el quese iluminan los problemas de una manera inaudita. Y no digamos la sa-lida al campo o a la montaa, contemplando la belleza de la naturalezay las hermosas criaturas que la pueblan, aprendiendo a conocerlas y a in-terpretar y leer el liber naturae.

    Personalmente, no he recibido mayor agradecimiento de las personas quecuando les he regalado algo como lo sealado. La liberacin del tiempoque ha supuesto la redencin de Cristo nos hace, una vez ms, no abso-lutizar nuestro ocio. Pruebe el lector que cultive una aficin a ver si logradivertirse con ella igual cuando una persona querida est pasando por unmomento de dificultad y de angustia. O lo que cuesta distraer a alguienque sufre un hondo dolor acompandole. Aqu se encuentra la figurade un nuevo herosmo de la cotidianeidad al que est llamado el cris-tiano, especialmente en un mundo y una sociedad tan fros e individua-listas y donde, bajo la capa de una alegra postiza, se encubren indeciblesdolores. Crear esos mbitos de holgura y gratuidad donde las personas serecuperen y recobren la esperanza; acompaarlos con delicadeza y, a lavez, en la cercana mxima, como era el ideal de esa filosofa maravillo-sa que es la fenomenologa, es sin duda una de las tareas ms urgentes delos cristianos del siglo XXI.

    4

    Las sociedades modernas han hecho tambin del ocio de sus ciudadanosun espacio de negocio. Hay un verdadero bombardeo de ofertas y posi-bilidades que exigen un cuidadoso discernimiento, no vaya a ser quetambin ah, en lo que debera ser un mbito de descanso y holgura, lavida se convierta en una acumulacin y un consumo alocados, en unacoleccin de experiencias de un milmetro de profundidad que no dejan

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 283

  • 284 pedro rodrguez panizoSal Terrae

    el ms mnimo eco en quien las vive. Llama la atencin que muchos j-venes que generosamente dedican parte de su tiempo libre a ayudar a lospases del llamado Tercer Mundo, cuando regresan a su tierra conti-nan como si esas tremendas experiencias no hubieran tenido lugar. Sise logra superar esta dificultad y se discierne con sensatez, la inmensaoferta de nuestra sociedad puede convertirse en una fabulosa posibilidadpara dotar de contenido a nuestro ocio.

    Un mbito casi interminable es el cultivo de cualquier arte. Es cierto quelo ms originario de la experiencia esttica es crear belleza, ser artista,practicar y realizar uno mismo un arte determinado: pintar, escribir, ha-cer fotografas o vdeos, hacer teatro, etc. Pero tambin lo es que disfru-tar de l, contemplarlo y gozarlo est siempre al alcance de cualquiera.No se insistir nunca suficientemente en lo que puede darnos la litera-tura y la poesa. Tan solo pide el pequeo sacrificio de un tiempo consa-grado a ella. Cuando uno entra en el mundo de la ficcin de una buenanovela, es como si realizara una especie de epoj fenomenolgica y se fue-ra a vivir a un mundo de valor que siempre parece ms elevado que la vi-da que lleva el lector, como no se ha cansado de repetir el actual premioNobel de literatura Mario Vargas Llosa. La manera que tiene la literatu-ra de dilatar nuestro espritu, de despertar la inadecuacin en la que con-sistimos, entre nuestros proyectos, esperanzas, deseos deseados, y el de-seo deseante, como gustaba de decir Jean Lacroix cambiando la expre-sin de Blondel, que no logran acallar los primeros, es algo verdadera-mente admirable y un verdadero rebasamiento y elevacin al mbito delsentido. Y no digamos la poesa, que exige adems silencio no soloexterior, sino tambin interior, de modo que seamos una especie de ca-ja de resonancia donde los versos puedan exhalar todo su sentido. O lamsica, ese smbolo no consumado, como le llamaba Susan Langer. Lacapacidad de la msica, como arte temporal que es, para acompaarnuestro tiempo y nuestras vivencias ms profundas, difcilmente lo con-sigue ninguna otra forma de arte. Es realmente asombroso que co-mience desde el silencio, se desarrolle y vaya a morir de nuevo al silen-cio, despus de haber dado tanta belleza. Todo esto y mucho ms danal ser humano las artes mentadas si se cultivan en el tiempo libre, no co-mo un consumo desenfrenado, sino con la holgura de quien sabe gus-tar de las cosas internamente.

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 284

  • 285meditacin teolgica sobre el ocio Sal Terrae

    Al estudiar la obra de Azorn, recuerda Ortega que Goethe cre un neo-logismo para la coincidencia de sentido: sinfronismo, de igual modo quellamamos sincronismo a la coincidencia de fechas entre personas y cir-cunstancias diversas. Y propona este mtodo para leer como conviene,evitando la mera instruccin o erudicin que no dilata y hace germinarnuestra alma, ni permite realizarse lo que en ella late como posibilidad.El buen lector sera, segn esto, el que detiene su corazn en una pgi-na llena de afinidades y resonancias (o sinfronismos) y hace el viaje has-ta lo sealado por ellas, que no llevan al diccionario, sino a la realidad ya la profundidad de la existencia. Si compara luego lo as adquirido conlo acadmicamente correcto, observar con asombro cmo, en dema-siadas ocasiones, esos textos parecen escritos por alguien que se aburre oque se ve obligado a dar cuenta de su trabajo ante alguna instancia ob-jetivadora de tareas del espritu!, pero que no le sale de dentro.

    Lo que Ortega propone para la lectura sera extensible al cine, al teatro,a la pintura, a la msica. Cuando alguien vuelva a su trabajo cargado contales resonancias, podr ayudar a su vez a sus compaeros compartiendocon ellos sus descubrimientos y haciendo su vida ms feliz, a condicinde que todo esto se lleve a cabo con la mayor de las humildades y sin pe-dantera alguna. Lo que San Juan de la Cruz deca de la experiencia deDios: que cada uno coge como lleva el vaso, puede aplicarse tambinal disfrute de las artes cultivadas en el tiempo libre. Lo que ganara unacomunidad cristiana si sus miembros tomaran como otra dimensin dela comunin de bienes el intercambiarse libros, pelculas, o desplazarsejuntos para verlas y comentarlas despus sinfrnicamente...! Pero todoesto significa pensar.

    En este sentido, no sabemos lo que perdemos cuando no se aade a to-do lo propuesto los ensayos de pensamiento: la filosofa y la teologa. Pa-ra Scrates, una vida sin examen no poda llamarse vida humana, y enla tradicin espiritual del cristianismo hablamos de Ejercicios Espiri-tuales y de discernimiento de espritus. La ejercitacin del pensa-miento, de la bsqueda de la verdad, es un elemento esencial de nuestravida, de modo que, si es desalojado de ella, perdemos algo muy funda-mental y constitutivo y estamos condenados a que otros piensen y deci-dan por nosotros. Cuntas veces, en un momento de ocio en el que uno

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 285

  • no est haciendo nada en concreto, sino simplemente descansar en si-lencio, vienen al pensamiento misterios fascinantes a los que se da vuel-tas, y a veces hay que anotar las intuiciones, porque, de otro modo, seolvidaran irremediablemente en el trfago de actividades y urgencias denuestra vida...! Personalmente, puedo dar testimonio de que muchas co-sas que he escrito tuvieron su origen en un momento como el descrito;incluso en los paseos entre ejercicio y ejercicio en una tanda ignaciana demes, se me ocurrieron infinidad de ideas que anot cuidadosamente, so-lo que, con el paso del tiempo, compruebo una vez ms que estamos he-chos ms de proyectos, sueos y esperanzas que de realizaciones concre-tas, dado que solo una pequea parte de esas intuiciones ha llegado a verla luz. Pero el ocio lo hizo posible.

    5

    Finalmente, hay que hacer referencia a una de las formas de ocio que am al menos me proporciona ms descanso: la contemplacin de la na-turaleza, los paseos naturalistas por el monte, la contemplacin de lospaisajes, especialmente acompaado por amigos, pero tambin en solita-rio. Tengo impresos en mis retinas, desde la infancia, los troncos asal-monados de los pinos silvestres de la hermosa Sierra de Guadarrama, suscrestas nevadas en invierno y el sonido de sus arroyos cristalinos en pri-mavera, as como sus innumerables especies animales y vegetales. Es undescanso incomparable y una elevacin hacia Dios. Recientemente, en elCuaderno de Campo donde anoto mis observaciones ornitolgicas, escri-b el viernes 13 de agosto de 2010, a las 11,50, en el hermoso Miradorde los Robledos de Rascafra, en el Valle del Lozoya: Llego al Monu-mento al Guarda Forestal, y me recibe una Abubilla que vuela hacia aba-jo (direccin Monasterio de El Paular). Me siento en la base del Monu-mento, en la sombra. Reina un profundo silencio. No hay nadie alrede-dor, como otras veces. La temperatura es fresca. Minutos de oracin in-tensa que irrumpe de lo ms profundo, provocada por la belleza del Va-lle. Me sale un espontneo Santo, Santo, Santo, Dios del Universo!Llenos estn el cielo y la tierra de tu Gloria! El Salmo 8 viene tambin

    286 Sal Terrae pedro rodrguez panizo

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 286

  • espontneamente a mis labios. Si esto es as, cmo ser el que ha crea-do la belleza?.

    Unamuno, Azorn, Ortega, Maras... han escrito sobre los bellsimos pai-sajes de Espaa. Nos han enseado a mirarlos, a darnos cuenta de que setrata de algo ms que del simple ver, de que acontecen al contemplar-los y ponerles un marco imaginario en torno a una parte que encuadra-mos en una perspectiva visual nica. Como ha dicho tan bien Julin Ma-ras, nuestros ojos ejercen presin sobre lo visto, introduciendo desi-gualdad, contrastes, tensiones internas, movimientos; haciendo del pai-saje no algo neutro, sino un escenario en el que vivir. Por eso hay unahistoria de los paisajes y, recientemente, hasta una disciplina acadmica:teora del paisaje. El ser de los paisajes no es un mero estar ah, sino quedeben ser descubiertos y, en cierta medida, creados por nosotros. Nues-tro pas tiene una variedad casi infinita de ellos: desde las llanuras inter-minables de Castilla, en que nuestra mirada se dispara como una flechahacia el infinito, pasando por los paisajes indescriptibles de las BardenasReales de Navarra, o la costa de Galicia o las Marismas del Guadalqui-vir, o las montaas imponentes de los Pirineos o de los Picos de Europa,etc. Si, adems, se incluye en ello a los seres humanos que los habitan ylas innumerables obras de arte que pueblan nuestros pueblos y ciudadespequeas, tenemos ah una cantidad ingente de posibilidades para eltiempo libre, siempre y cuando estemos dispuestos a aprender de todoello y no simplemente a consumir estampas bonitas.

    Sera una verdadera pena pasear por el campo y no conocer los rbolesque vemos, ni qu clase de pjaros cantan o vuelan ante nosotros, ni qutipo de terreno pisamos; sera como visitar una vieja catedral y no cono-cer el estilo al que pertenece, ni el nombre de las partes que la constitu-yen, ni el porqu ltimo que ha puesto en pie un edificio tan singularcomo ese. El misterio de la luz es otra maravilla. No es lo mismo la luzdel amanecer que la del medioda o la del crepsculo. Dice el arquitectosuizo Peter Zumthor, el famoso creador del concepto de atmsfera,que este es uno de los elementos ms importantes de su credo arqui-tectnico. Llega a decir: En lo que se refiere a la luz, natural y artificial,debo confesar que la natural, la luz sobre las cosas, me emociona a vecesde tal manera que hasta creo percibir algo espiritual. Cuando el sol sale

    287Sal Terraemeditacin teolgica sobre el ocio

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 287

  • 288

    1. P. ZUMTHOR, Atmsferas. Entornos arquitectnicos. Las cosas a mi alrededor, GustavoGili, Barcelona 2006, 61.

    por la maana cosa que no me canso de admirar, pues es realmente fan-tstico que retorne cada maana y vuelve a iluminar las cosas, me digo:esa luz, esa luz no viene de este mundo! No entiendo esa luz. Tengo en-tonces la sensacin de que hay algo ms grande que no entiendo. Sientoun gozo inmenso y estoy infinitamente agradecido de que haya algoas1. Lo que Zumthor dice de la luz de la maana se puede aplicar tam-bin a la de la tarde, tan evocadora y, a su modo, tambin tan espiritual,quiz ms un memento mori, pero igualmente bella. A un creyente, todoesto no solo le emociona, sino que le lleva a la oracin de agradecimien-to y alabanza.

    El cultivo de una aficin como esta lleva luego al estudio y a un nuevodisfrute, que es aprender a ver y pensar sobre lo que se ha experimenta-do. Si, adems, todo eso se puede compartir con buenos amigos, el sin-fronismo del que hablaba Ortega puede adoptar formas excelentes. Co-menzamos haciendo referencia a la condicin temporal de la vida hu-mana y a cmo solo tenemos un tiempo en el que pretendemos intro-ducir mltiples deseos y proyectos, y hay que saber elegir y equilibrarcon discernimiento a cules de ellos dar prioridad. Hemos reconocido ladimensin esencial que representa en nuestra existencia el ocio, el tiem-po liberado al trabajo profesional, as como los lmites que tiene para uncristiano, y hasta el herosmo que puede suponer renunciar por amor alpropio para regalrselo a quien lo necesita ms que uno mismo. Dicho-sos nosotros si lo cumplimos con alegra.

    pedro rodrguez panizoSal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 288

  • 289

    Resumen

    En estas pginas, el ocio ser visto como tiempo y espacio de humanizacin. Hu-manizacin de la que no son ajenos el compromiso, la libertad, la diversin, lacreatividad, el cultivo de la amistad, la gratuidad, los sueos... El uso adecua-do del ocio y del tiempo libre constituye una ocasin demasiado importante pa-ra el crecimiento de la persona como para dejarla escapar. Especficamente, elocio es y/o puede ser, tiempo de cultivo de diversas actividades que alimenten ypromuevan la solidaridad, la contemplacin, el compromiso, la vida en gratui-dad... Elementos, todos ellos, centrales en la vida de los seres humanos.

    Abstract

    In this text, leisure is viewed as a time and space for humanisation. Humanisa-tion involves commitment, freedom, fun, creativity, cultivating friendships,charity, dreams, etc. Using our free and leisure time appropriately is an oppor-tunity that is too important to personal growth to let it slip away. Specifically,leisure is and/or could be a time to develop different activities that nurture andpromote solidarity, contemplation, commitment and a life in charity, to name afew: all of which are essential features in a human beings life.

    Y SI AN NOS QUEDA ALGO DE TIEMPO...BUSCANDO ESPACIOS DE GRATUIDAD

    Pablo Guerrero Rodrguez, sj*

    * Provincial de Rumana. Cluj Napoca. .

    Sal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 289

  • 290 pablo guerrero rodrguez, sjSal Terrae

    Habr que demoler barreras,crear nuevas manerasy alzar otra verdad.Desempolvar viejas creenciasque hablaban en esenciasobre la simplicidad.Darles a nuestros hijos,el credo y el hechizodel alba y el rescoldoen el hogar.Y si an nos queda algo de tiempo,poner la cara al vientoy aventurarnos a soar. Joan Baptista Humet, Hay que vivir

    Nunca estuvo menos ocioso que cuando estuvo ocioso (numquam seminus otiosum esse, quam cum otiosus). Cuando me propusieron este ar-tculo, me vino inmediatamente a la cabeza esta frase. Siento decepcio-nar al lector: no se trata de que un servidor sea un gran conocedor de lalengua latina; se trata, ms bien, de lo contrario. Esta frase, atribuida aEscipin el Africano (sin duda, ms de uno ya la ha situado al comien-zo del libro tercero de De oficiis, de Cicern), fue una de las primeras alas que tuve que enfrentarme en primero de Filosofa, en la asignatura delatn. Difcil tarea para un grupo de alumnos que procedamos del ba-chillerato de ciencias. Afortunadamente, nuestro comprensivo profe-sor, tras los primeros das, hizo con nosotros el camino de regreso hastael estudio de la gramtica bsica. Nunca se lo agradecimos lo suficiente...

    Probablemente esta experiencia, recogida por Cicern, puede ser suscri-ta por gran parte de nuestros contemporneos. En muchos casos, de mo-do positivo. Esta es la experiencia, por ejemplo, de un buen nmero delos jubilados actuales (Escipin probablemente pronunci esta frase des-pus de retirarse de la vida pblica) que, bien en el mbito familiar, enel de organizaciones sin nimo de lucro, en el de la cooperacin inter-nacional voluntaria o en el de la educacin no formal (por citar solo al-gunos), trabajan an ms que cuando tenan que fichar. Bien es ver-dad que esta misma experiencia puede ser suscrita tambin, de modo ne-

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 290

  • 291

    1. V. CAMPS S. GINER, Manual de civismo, Ariel, Barcelona 20086, 93.2. E. LPEZ FRANCO, El ocio. Perspectiva pedaggica: Revista Complutense de Educa-

    cin 4 (1993), 77.

    gativo, por algunos de nuestros contemporneos. Me refiero a las situa-ciones en que se llenan los tiempos libres de actividad compulsiva yhasta neurtica. En este sentido, V. Camps y S. Giner nos recuerdanacertadamente que no resulta fcil encontrar el modo de ocupar el tiem-po de ocio en nuestra poca, puesto que la tendencia ms coherente conel tipo de sociedad en que vivimos consiste en llenar las vacaciones y losratos de descanso con una actividad cuyo frenes nicamente es compa-rable a la tensin laboral y al cansancio que el trabajo produce. O bien,alternativamente, llenarlos con la somnolente ocupacin de instalarse sintregua ante un televisor1.

    El ocio, un tiempo y un espacio de humanizacin

    No es objetivo de este artculo dedicar espacio a precisar el concepto deocio y su diferencia respecto del tiempo libre. En estas pginas, elocio ser visto como tiempo y espacio de humanizacin. Humanizacina la que no son ajenos el compromiso, la libertad, la diversin, la creati-vidad, el cultivo de la amistad, la gratuidad, los sueos... Como apuntaE. Lpez Franco, el ocio facilita la satisfaccin de tres tipos de necesi-dades que tiene toda persona: descanso, diversin y desarrollo personal.Son las tres funciones que se le han atribuido al ocio; funciones funda-mentales e irreductibles: la de liberarse de la fatiga del trabajo, las obli-gaciones y las ocupaciones; la de liberarse del aburrimiento-rutina queconllevan ese trabajo y esas obligaciones y la funcin ms personalizadade disponer de s y para s; la de una libre superacin de s mismo quelibera el poder creador que toda persona lleva dentro2. Es experienciacompartida por muchos que hay determinadas formas de utilizar nues-tro tiempo libre que favorecen nuestro equilibrio, llenan de contenidonuestras vidas y nos enriquecen personal, familiar y socialmente.

    y si an nos queda algo de tiempo... Sal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 291

  • 292

    3. Ibid., 70-71.

    El ocio es tiempo, es conjunto de actividades, es un estado del espritu.Es tiempo de desarrollo de valores. Y es verdad que, en los tiempos quenos ha tocado vivir, el ocio tambin es un negocio...

    Evidentemente, no se trata de un invento de los tiempos modernos. Losgriegos ya consideraban que el ocio era necesario en la vida. Se trataba,para ellos, de un tiempo dedicado a uno mismo, en el que se contem-plaban los verdaderos valores de la vida. Era un tiempo de creacin ycontemplacin, un estado de paz, un ideal de vida. Bien es verdad queeste tipo de ocio estaba reservado exclusivamente a quienes pudieranpermitrselo. Con la llegada del Imperio romano, aparece el ocio demasas. Ya no se trata tan solo de un ocio elitista sino ms bien de unocio popular, donde los sujetos se convierten en espectadores que bus-can entretenimiento (este ocio convive con un ocio aristocrtico que,en cierta medida, desprecia ese ocio popular que, en realidad, es orga-nizado y controlado desde arriba). Podramos afirmar que parece co-mo si los elementos que caracterizaron el ocio en la Grecia antigua con-templacin creadora e ideal de vida cuya anttesis es el trabajo y en laRoma de Cicern ocio equivalente a descanso del cuerpo y recreacindel espritu, necesarios para volver a dedicarse al trabajo o al servicio p-blico hubieran permanecido, en alguna medida y con matices diferen-tes, con el correr de los siglos3.

    Frente a estas concepciones ms o menos positivas, el ocio ha sido vistotambin, a lo largo de la historia, como algo peligroso y fuente de vicios yproblemas. Podramos decir que ha estado sometido a cierta sospecha, yaque se juzgaba que era una realidad demasiado cercana, para algunos, a lapecaminosa pereza... A esta otra visin pertenece el considerar que el ocioes la madre de todos los vicios. Pero si algo deberamos tener claro, es queocio no tiene necesariamente que significar ociosidad ni pasividad.

    Valgan estas lneas introductorias para sealar que, en mi opinin, el usoadecuado del ocio y del tiempo libre constituye una ocasin demasiadoimportante para el crecimiento de la persona como para dejarla escapar.

    pablo guerrero rodrguez, sjSal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 292

  • 293y si an nos queda algo de tiempo... Sal Terrae

    Especficamente, el ocio es y/o puede ser tiempo de cultivo de diversasactividades que alimenten y promuevan la solidaridad, la contempla-cin, el compromiso, la vida en gratuidad... Elementos, todos ellos, cen-trales en la vida de los seres humanos.

    En las pginas siguientes intentar acometer dos tareas. De un lado, se-alar una serie de elementos que deberamos tener en cuenta a la horade afrontar nuestro ocio. Considero que son elementos que nos pue-den ayudar a utilizar un tiempo que no solo es de descanso y diversin,sino que es susceptible de ayudarnos a crecer en el mbito de nuestrasvirtudes, valores, capacidades, conocimientos, etc. En un segundo mo-mento, me centrar en cmo el ocio puede convertirse en momento derelacin gratuita con Dios (momento para acercarse a la trascendencia);en tiempo para manifestar nuestra solidaridad, para realizar tareas de vo-luntariado; en tiempo para la relacin gratuita con los dems... Puedeque todo ello nos d alguna pista para la bsqueda de sentido humano,pastoral y social de los nuevos espacios y situaciones de ocio.

    Algunos elementos a considerarpara un uso diligente de nuestro ocio

    El sabio uso del ocio es un productode la civilizacin y de la educacin.

    B. Russell

    Como deca mas arriba, el uso adecuado del ocio y el tiempo libre cons-tituye una ocasin que no debemos desaprovechar para nuestro creci-miento personal.

    Podemos correr el riesgo de dividir el tiempo en dos segmentos indepen-dientes y, en cierto modo, opuestos. De un lado, el tiempo serio, pro-ductivo, reglado, remunerado, valorado. De otro lado, un tiempo de an-dar por casa; un tiempo que, aunque tenga su valor (nadie se atreve a ne-garlo hoy en da), verdaderamente es de segunda categora. Parecera, pa-ra muchos, que solo nos justifica nuestro trabajo, lo que producimos, lorentable... No vamos a negar a estas alturas la importancia del trabajo, pe-

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 293

  • 294 pablo guerrero rodrguez, sjSal Terrae

    ro es preciso reivindicar espacios amplios de gratuidad en esta vida, gra-tuidad expresada en solidaridad, cultivo personal, acogida, familia, amis-tad, cuidado de la salud (no confundir con culto al cuerpo)...

    No falta quien opine que el trabajo, entendiendo por tal el trabajo retri-buido, es la nica forma de autorrealizacin. Yo creo, ms bien, que ha-bra que decir que solo con el trabajo no puede el ser humano realizarseen plenitud. Necesitamos tambin descansar, jugar, pensar en las musa-raas, rer, estar solos de vez en cuando, escuchar msica, leer, trabajarpor la justicia, soar con un mundo mejor... Creo que deberamos com-padecer a quienes no saben qu hacer cuando no estn trabajando. Haytantas cosas que merece la pena hacer, tantas personas que merece la pe-na conocer...Ahora bien, es importante no caer en el extremo contrario, reservando laautorrealizacin nicamente a reas diferentes del trabajo, del mbito la-boral. El trabajo (o el estudio, en el caso de los ms jvenes) no deberaconvertirse en el precio que tenemos que pagar para poder realizarnosdespus en nuestro tiempo libre. El trabajo no puede convertirse en unmbito de tregua de humanizacin.Ocio y trabajo estn llamados a mantener una relacin simbitica, noparasitaria. Creo que uno y otro se necesitan mutuamente, de forma pa-recida a como contemplacin y accin precisan de una estrecha rela-cin (contemplativos en la accin y activos en la contemplacin). Al se-alar esta similitud no pretendo, ni mucho menos, identificar accincon trabajo, y contemplacin con ocio. Ambos, ocio y trabajo, precisande la accin y de la contemplacin. Se trata de dos tiempos, ambos ne-cesarios para nuestra realizacin, para nuestro proceso (nunca del todoterminado) de humanizacin.Una ltima aclaracin antes de pasar a sealar algunos de los elementosque pueden ayudarnos a un uso diligente de nuestro ocio. Los que ya te-nemos una cierta edad recordaremos cmo, al estudiar el catecismo, re-citbamos aquello de contra pereza, diligencia. Si miramos el diccio-nario, veremos que el significado de diligente es activo, ligero en elobrar. As entendido, lo contrario a la pereza seria la actividad, la pron-titud en el obrar. Sin embargo, volviendo de nuevo a mi comprensivoprofesor de latn, sera bueno recordar que la palabra diligente viene de

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 294

  • 295

    4. J. ELZO, El adolescente en la sociedad actual: una visin sociolgica,San Sebastin, 26 de octubre de 2.000, 5, en lnea:

    (Consulta el 26 de enero de 2011).

    un verbo latino que significa amar (diligere). As entendido, lo contra-rio a la pereza sera el amor o quizs, ms propiamente, el servicio amo-roso. A esto me voy a referir: se trata de cmo hacer un uso diligente denuestro ocio, es decir, con amor, sin olvidar que una de las caractersti-cas principales del amor es la gratuidad. As pues, ocio no debera ha-cer relacin a inactividad, sino a libertad y a gratuidad.En primer lugar, hay que desperezar el ocio. No se trata de momentos pa-ra no hacer nada. No es tiempo vaco, sino que se trata de un tiempoque, lejos de ser perezoso, puede ser tiempo diligente. Es importante nocaer en la peligrosa identificacin de ocio con ociosidad. Ya B. Franklinnos alertaba de que la ociosidad camina con tanta lentitud que todos losvicios la alcanzan. El ocio puede ser un tiempo activo, productivo (conun tipo de rentabilidad distinta, claro est) y humanizador.

    En segundo lugar, hay que desintoxicar el ocio. Desintoxicarlo del alcoholy de otras adicciones. Hemos asociado ocio a juerga, a ausencia de l-mites, a tiempo de desfogue y de desfase. Esto constituye una ame-naza muy real para nuestros jvenes (aunque no solo para ellos). Comoseala Javier Elzo, para un gran nmero de jvenes los nicos lmitesplausibles, durante el tiempo libre, son los que provienen de su cuerpo yde su (pretendido) libre albedro. El cuerpo, esto es, lo que aguante sucuerpo, por un lado, y las ganas, la apetencia o inapetencia del momen-to, su estado anmico (me gusta o no me gusta), por otro, son los ni-cos criterios por los que el lmite puede ser pensable. Fuera de estos dosfactores, todo lmite es entendido como una imposicin arbitraria orde-nada por el mundo de los mayores4.

    En estrecha relacin con lo anterior, es preciso desnocturnizar el ocio (per-mtaseme el uso de una palabra inexistente, pero de cierta capacidad des-criptiva). Puede que sea solo una impresin personal, pero no pareceque todos los viernes y sbados (y no pocas veces los jueves) son Noche-

    y si an nos queda algo de tiempo... Sal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 295

  • vieja? No parece que las maanas y mediodas de sbados y domingosestn vacas de jvenes, como si una especie de flautista de Hamelin pa-ra universitarios y jvenes profesionales hubiera recorrido nuestras ca-lles? No es posible combinar ms equilibradamente el ocio diurno y elnocturno? De no ser as, la disponibilidad de buena parte de los jvenespara realizar tareas solidarias podra quedar comprometida. Y tambinquedara comprometido no poco tiempo para compartir con la familia.

    En cuarto lugar, es preciso desmercantilizar el ocio. Lo cual no es fcil, yaque se ha convertido en un negocio y una autntica industria sujeta a lamoda y, por eso mismo, a la manipulacin. El ocio corre el riesgo deconvertirse, primariamente, en un tiempo de consumo en el que no secrea, sino que tan solo se consume lo que otros han hecho, diseado ocopiado. Hay que recuperar el componente gratuito. Necesitamos espa-cios de gratuidad, ya que lo profesional-mercantil se ha apoderado dela escena, incluso de parte de nuestro ocio. Componente gratuito, tantoen el mbito de con quin y cmo pasamos nuestro tiempo, como en elmbito de los artefactos y servicios que utilizamos para nuestro ocio.

    En quinto lugar, hay que desculpabilizar el ocio. No es malo descansar, noes pecado holgar y disfrutar... Probablemente, este mbito afecta en ma-yor medida a generaciones ms veteranas. Sin caer en la caricatura de quetodo lo que es bueno y me gusta o es delito, o es caro, o engorda, o especado, s hay un nmero no pequeo de personas que han crecido enuna cierta sospecha respecto de todo lo que suene a placer. Lo cual es-t relacionado con la ya mencionada concepcin de que el ocio condu-ce a una vida viciosa, as como con la concepcin de que solo en el tra-bajo nos podemos realizar.

    En el extremo opuesto, sera necesario desafiar la corriente del carpediem, cuya expresin popular sera aquella de comamos y bebamos,que maana moriremos (cuando, de verdad, lo que est demostrado esque maana lo que tendremos ser resaca e indigestin). Se trata, en su-ma, de desafiar la corriente que defiende que lo nico importante es laautorrealizacin y el propio disfrute.

    Tambin es necesario desmitificar el descanso, dndole la importancia querealmente tiene, ni ms ni menos. Ni huir de l por miedo a la pereza,

    296 Sal Terrae pablo guerrero rodrguez, sj

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 296

  • ni entronizarlo como un nuevo dolo de nuestro tiempo. Hay que po-nerlo en su justo lugar. Es cierto que tras la llamada cultura del ocioexiste el riesgo de que haya, mucha vagancia... Es evidente que para des-cansar hay que trabajar. No vayamos a caer en lo que Gandhi llamaba lariqueza sin trabajo.

    Se hace necesario desenterrar costumbres y prcticas para nuestros tiemposde ocio, algunas de ellas consideradas tal vez anticuadas y pasadas de mo-da. Me refiero a pasar tiempo con la familia (tiempo de calidad y tiem-po en cantidad), realizar excursiones, practicar deportes, ir juntos a cele-brar la eucarista, asistir a charlas, visitar a familiares... Existe algunaprctica con nuestra familia, con nuestro grupo de amigos, que hacetiempo que no practicamos y que echemos de menos? Compartir el ocioen familia y entre amigos nos permite vivir conjuntamente experienciasenriquecedoras y aumentar la unin entre nosotros. No podemos per-mitirnos el lujo de olvidar lo que saban muy bien nuestros mayores, yes que el ocio, adems de un claro componente personal, tiene una ver-tiente participativa, dialogal y convivencial, que nos descubre el placerde compartir sueos, proyectos y aficiones (compartir vida, en definiti-va) con otros.

    Y, en todo caso, hay que desbrozar caminos nuevos, hechos de creatividad,de sueos, de generosidad, de novedad, de familia, de comunidad, dedilogo... Es preciso no tener demasiado miedo a experimentar noveda-des. Si siempre nos quedamos en situaciones y lugares conocidos, puedeque gocemos de una cierta tranquilidad (y probablemente de una ciertarutina), pero seguro que perderemos algunas buenas oportunidades. Esimportante desarrollar nuestras inquietudes, nuestra creatividad y nues-tra imaginacin como manera de expresar tambin nuestra sensibilidady nuestros sentimientos. Podemos y debemos vincular el ocio, nuestroocio, a la bsqueda individual y comunitaria de horizontes nuevos, a laexploracin de diversos campos de la realidad poltica, social y cultural.Podemos y debemos vincular nuestro ocio, como deca, a vencer el mie-do a enfrentarnos con situaciones nuevas y, por ello, desconocidas.

    Uso diligente es decir, amoroso de nuestro ocio. Es evidente que paralograr este uso ser preciso tener claro que no es lo mismo dedicar nues-tro tiempo a escuchar a personas cuyo nico mrito es haberse acostado

    297Sal Terraey si an nos queda algo de tiempo...

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 297

  • 298

    5. E. MOUNIER, El personalismo, EUDEBA, Buenos Aires 1962, 38.

    con un personaje famoso, que dedicar ese tiempo a leer un buen libro, apasar tiempo con un ser querido, a ayudar a personas que lo necesiten,a presentar mi da al Seor, a formar parte de una asociacin de vecinos,etc. Que no es lo mismo dedicar nuestro tiempo libre a meternos con lospolticos (profiriendo quejas, la mayora de las veces ineficaces) que de-dicar ese mismo tiempo a comprometernos en iniciativas cvicas, socia-les, etc. Que no es lo mismo dedicar nuestro tiempo a ser, por activa opor pasiva, profetas de calamidades que dedicarlo a ser levadura en lamasa y personas de esperanza.

    Finalmente, es el ocio, a mi juicio, un tiempo especialmente adecuadopara la utopa. Como me deca un compaero hace unos aos, soar conla utopa es el nico camino para alcanzar una digna topa. O, dicho deuna manera ms hermosa: cuando los hombres dejan de soar con ca-tedrales, tampoco saben ya construir buhardillas bonitas5.

    Y aventurarnos a soar...

    yeme, cristiano que no ayudas al pobre: t eres unverdadero ladrn. El pan que no necesitas le pertene-ce al hambriento. [...] Si pudiendo ayudar no ayu-das, eres un verdadero ladrn.

    San Basilio Magno

    Verdaderamente, los Padres de la Iglesia eran bastante ms radicales y se an-daban con menos miramientos y componendas que nosotros. No creo quemuchos obispos y sacerdotes se atrevieran en nuestros das a pronunciar es-tas palabras del obispo de Cesarea. La cita no esta trada para generar ma-la conciencia ni para echar en cara nada a nadie (bastante tiene el que estoescribe con aplicarse a s mismo estas palabras). Se trata ms bien de co-menzar este ltimo apartado preguntndonos qu hacemos con lo que so-mos y tenemos, qu hacemos con nuestros tiempos, a qu los dedicamos...

    pablo guerrero rodrguez, sjSal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 298

  • 299

    6. Parece que la mayora de las personas saben trabajar, pero no tantas saben disponerdel ocio. Se nos ensea a trabajar, pero no se nos ensea a disponer de nuestro tiem-po de ocio. Se precisa formacin, lo que tambin significa dejarnos guiar por la ex-periencia de otros. Necesitamos, como sociedad, transmitir motivacin y promovereducacin en el empleo adecuado del ocio y el tiempo libre.

    Porque lo que hagamos en nuestros tiempos, tambin en los de ocio, noes neutral. Lo que hagamos con nuestro ocio puede, por ejemplo, acer-carnos a los ms pobres o, por el contrario, puede ensanchar el abismoque nos separa. Dependiendo de la forma en que utilicemos nuestroocio, podemos luchar contra la injusticia o, por el contrario, reforzar di-cha injusticia. Lo que hagamos con nuestro ocio puede contribuir aadormecernos y alienarnos de la realidad o puede, por el contrario, ha-cernos avanzar en concienciacin. Es claro que nuestro ocio puede ser unmomento para entregarnos a causas superiores a nosotros (sin que nosdirija tan solo nuestro propio amor querer e inters) o, por el contra-rio, puede encerrarnos en nosotros mismos, en una suerte de uso narci-sista de nuestros tiempos. Ya deca Viktor E. Frankl que la mejor formade conseguir la realizacin personal es dedicarse a metas desinteresadas.

    Es un tiempo en el que, con libertad, podemos centrarnos en lo que con-sideramos importante. As pues, qu nos hace decidir lo que hacemos connuestros tiempos...? Qu libros, qu pelculas, qu productos consumi-mos? Qu es para nosotros lo importante de la vida? Puede que nuestroocio est llamado a ser tiempo para la contemplacin, para la compasin,para el compromiso, para el gozo, para la formacin6. Y puede que est lla-mado a ser tambin momento de encuentro gratuito, de camino hacia lainterioridad, de bsqueda de sentido de la profundidad y del misterio.

    A lo largo de estas pginas ha aparecido en numerosas ocasiones la pala-bra gratuidad. Hace referencia a servir, trabajar, crear, comprometersesin buscar recompensa alguna, sino expresando nicamente nuestra hu-manidad. Servir a personas que no nos van a pagar, buscar al Dios delconsuelo (y no el consuelo de Dios), realizar actos que tal vez no se en-tiendan (o, peor an, se malinterpreten), pensar no solo en lo inmedia-to... La gratuidad es la actitud, el temple de nimo, de quien no da co-sas, sino que simplemente se da sin esperar nada a cambio...

    y si an nos queda algo de tiempo... Sal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 299

  • 300

    7. K. RAHNER, Escritos de Teologa III, Cristiandad, Madrid 20024, 98.

    Gratuidad y gracia comparten etimologa... Las experiencias de gratui-dad pueden ser experimentadas como gracia. Sobre la experiencia de la gra-cia es un escrito de K. Rahner en el que se describen con nitidez y preci-sin algunas de estas experiencias: Hemos intentado alguna vez amar aDios cuando no nos empujaba una ola de entusiasmo sentimental, cuan-do uno no puede confundirse con Dios ni confundir con Dios el propioempuje vital, cuando parece que uno va a morir de ese amor, cuando eseamor parece como la muerte y la absoluta negacin, cuando parece que segrita en el vaco y en lo totalmente inaudito, como un salto terrible hacialo sin fondo, cuando todo parece convertirse en inasible y aparentementeabsurdo? Hemos cumplido un deber alguna vez, cuando aparentementesolo se poda cumplir con el sentimiento abrasador de negarse y aniquilar-se a s mismo, cuando aparentemente solo se poda cumplir haciendo unatontera que nadie le agradece a uno? Hemos sido alguna vez buenos pa-ra con un hombre cuando no responda ningn eco de agradecimiento nide comprensin, y sin que furamos recompensados tampoco con el sen-timiento de haber sido desinteresados, decentes, etc.?7.

    Cmo podemos vivir nuestro ocio en gratuidad? Cmo podemos equi-librar la necesidad de un espacio personal con la pertenencia y cuidadode la pareja, de la familia, del grupo, de la comunidad? Cmo podemoscompaginar ms an, integrar en nuestro ocio descanso y compromi-so, soledad y comunin, evasin y cultura, realismo y utopa, adora-cin y cercana, creatividad y obligaciones, contemplacin y accin?

    Es necesario trabajar para la construccin de espacios (o sumarnos a es-pacios ya construidos) para la realizacin de la justicia, la solidaridad, elencuentro con el otro. Espacios donde acoger al pobre, al marginado, alexcluido. Es insustituible visitar peridicamente las periferias (sociales,econmicas, y afectivas). Necesitamos lugares de reconciliacin y de ga-pe (familia, iglesia, instituciones intermedias...). Se hace indispensablecuidar el sentido comunitario, el asociacionismo, la amistad, el altruis-mo. Y, de una manera especial y urgente, necesitamos cuidar de nuestravida interior.

    pablo guerrero rodrguez, sjSal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 300

  • 301

    8. J.A. GARCA, Hombres y Mujeres de dos tiempos. Puntos sensibles del acompaa-miento espiritual: Sal Terrae 85 (1997), 623-640.

    Creo que hay cinco tareas (que tambin son actitudes) que pueden ayu-darnos en el futuro (como sin duda ya lo hacen) a crear esos espacios degratuidad (y a descubrir los ya existentes) para con nosotros, con los dems,con Dios... Se trata de celebrar, ayudar, regalar, reconocer y contemplar.

    Celebrar, es decir, hacer fiesta: esa capacidad de hacer el tiempo sagrado, dehacer los das especiales. Celebrar es tambin reunirse, comunicarse. Esconmemorar y recordar, es decir, volver a pasar por la memoria y, sobre to-do, por el corazn. Celebrar es tambin liturgia. Es compartir tiempo sinmirar demasiado el reloj. Es tiempo de unin y de pertenencia.

    Ayudar, que es cooperar, que es auxiliar y socorrer, pero es tambin tra-bajar, hacer un esfuerzo y poner los medios para lograr algo. Ayudar, quees ponerse al lado del otro para caminar con l.

    Regalar, que es dar sin recibir nada a cambio, que es tambin tratar y tra-tarse bien. Regalar, que es caricia que expresa afecto. Y es tambin recre-ar, divertir, alegrar a los dems.

    Reconocer, que es contemplar, advertir y considerar. Que es distinguir alos otros. Que es examinar con cuidado, ser consciente. Y que es tam-bin agradecer. Sabemos que la fuerza que ms moviliza al ser humanoes el agradecimiento; y sabemos tambin que la fuerza que ms le inmo-viliza es el miedo.

    Finalmente, contemplar, que es prestar atencin, que es complacer porafecto y por respeto; y es tambin maravillarse. Contemplar, que es ocu-parse con intensidad de Dios y sus cosas. Contemplacin que nos con-duce a la celebracin, a la ayuda, al regalo y al reconocimiento (agrade-cimiento). Contemplar es querer recuperar la oracin en nuestra vida.Ese tiempo de plegaria que a lo largo de historia, a lo largo de nuestra vi-da, ha sostenido, ha acompaado, ha estado presente para enviarnos a laactividad, al compromiso8. Oracin, que es ese tiempo que anima, ins-pira y nos ayuda a resistir, no con voluntarismo, sino con voluntad, esdecir, con libertad.

    y si an nos queda algo de tiempo... Sal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 301

  • 302 pablo guerrero rodrguez, sjSal Terrae

    La espiritualidad ignaciana constituye una tradicin que trabaja y sueacon buscar y hallar a Dios en todas las cosas. El ocio es tambin lugarde bsqueda y hallazgo de Dios. Como el Padre Arrupe nos ense,Cristo nos interpela desde toda la creacin, desde todos los seres hu-manos; en ellos nos ama y en ellos desea ser amado y servido. Es nece-sario hacer del ocio tambin un lugar de servicio y de amor, de bsque-da, de discernimiento y de eleccin. Nuestros tiempos, nuestra vida, es-tn llamados a ser lugar de entrega.

    Pido prestadas las palabras de un gran poeta para terminar. Como casisiempre, ellos son capaces de expresar la verdad en toda su riqueza:

    Porque s que nac para salvarmey tengo que morir -es infalible-,porque dejar de verte y condenarmesolo con otro Dios ser posible,por eso ro, duermo, quiero holgarme,Seor, y tengo amor a lo visible.Y solo me pregunto en qu me encantocuando huyo de la vida por ser santo.

    Jos Luis Blanco Vega, SJ

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 302

  • 303Sal Terrae

    EL TNEL SEMANALY EL FIN DE SEMANA.

    PARA UNA ADECUADA PASTORALDEL DOMINGO

    Juan Rubio Fernndez*

    * Director de la Revista Vida Nueva. Miembro del consejo de redaccin de Sal Te-rrae. Madrid. .

    Resumen

    Un nuevo concepto del tiempo hace que la semana quede dividida en dos par-tes: la semana laboral y el largo fin de semana. La sociedad actual propicia ma-yores espacios y tiempos de ocio. Se presenta un reto a las comunidades cristianasque han de cuidar que la celebracin del Da del Seor responda a los retos dela nueva cultura, ofreciendo alternativas para que los cristianos, conociendo elsentido genuino de lo que supone el primer da de la semana, lo vivan de for-ma eficaz. En el artculo se hace una rpida radiografa de la situacin actualdel fin de semana, se ofrecen claves de lo que significa el domingo y alternativaspara su justa vivencia y valoracin hoy.

    Abstract

    A new concept of time divides the week into two parts: working days and longweekend. Todays society fosters greater leisure spaces and times. This represents achallenge to Christian communities, which need to ensure that the celebrationof the Day of our Lord responds to the challenges of this new culture, offeringalternatives to allow Christians to effectively experience the first day of theweek with an understanding of its true meaning. The article provides a briefoverview of the current situation of weekends, and also provides the keys to themeaning of Sunday and alternatives to experience and evaluate it fairly today.

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 303

  • Hace poco, en un programa de televisin, una joven responda a la en-cuesta que le hacan sobre cmo pasaba los fines de semana. En su ciu-dad se haba celebrado un macro botelln, y los colectivos vecinaleshaban protestado por el ruido y los desperfectos ocasionados en la zo-na. Paralelamente, se hablaba del elevado consumo de alcohol por partede una poblacin cada vez ms joven. El tono del programa era de preo-cupacin. El conductor de la encuesta quera acercar, sin prejuicios, lostestimonios de quienes haban participado en la fiesta aludida. La jovenencuestada deca: Soy una estudiante de la ESO. Toda la semana estoytirada estudiando y madrugando para ir al rollo de las clases. Los juevespor la noche empieza el fin de semana. Ufff, que alivio hasta el lunes...!Hay que pasrselo bomba!. Carpe diem. Para esta adolescente, la sema-na se divida en dos partes: el largo tnel semanal y el fin de semana.Y el domingo... ella misma lo deca: para dormir todo el da.

    Hay que partir de la experiencia para poder entender el objetivo de este ar-tculo que nos adentra en una preocupacin: el concepto de fin de sema-na, acuado por la cultura sajona como el week end, amenaza el genuinosentido del domingo cristiano. Poco a poco, esta idea se va introduciendoen el imaginario colectivo, hasta tal punto que urge un replanteamiento deeste da, el ltimo de la semana para algunos, el primero para otros. La rea-lidad nos dice que no se vive como el primer da de la semana, sino que sesoporta como el ltimo, previo al trabajo y como retazo de un sbado fes-tivo y ocioso. Hay creyentes, algunos de ellos practicantes de misa domi-nical, que dicen vivir este da con cierto tedio y no poco hasto. Inclusohay psiclogos que hablan del vaco que el domingo crea en los cuadrosdepresivos. El genuino sentido del domingo se diluye como azucarillo enhumedades. Y no son las leyes laicistas las que lo disuelven, sino las nue-vas formas de entender el ocio y el negocio, trampa envolvente para el cris-tiano inmerso en la sociedad. A todo ello contribuye una amplia trama defactores que urgen un replanteamiento.

    Los obispos espaoles lo decan en 1995: Sin embargo, en la sociedadactual, incluso entre los cristianos, el domingo se ve sumergido en el fe-nmeno del fin de semana, con el riesgo de perder su sentido religiosoen medio de un descanso que comienza en muchos lugares en la tardedel viernes. A este fenmeno de nuestro tiempo se aade la prctica, ca-

    304 Sal Terrae juan rubio fernndez

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 304

  • da da ms extendida, de la liberalizacin de los horarios comerciales enlos das festivos. De este modo la actividad econmica se ampla al fin desemana, rompiendo el consenso social de que trabaje nicamente el sec-tor servicios y en los mnimos imprescindibles para la sociedad, ademsde otras repercusiones econmicas y sociales en el pequeo comercio yen numerosos trabajadores y en sus familias (Domingo y Sociedad. Notade la LX Asamblea Plenaria de la CEE, 1995).

    1. Un nuevo concepto en el tiempo de ocio

    Uno de los aspectos cambiantes que el nuevo milenio trae a la sociedad,especialmente a la occidental, es la nueva dimensin del ocio. Una so-ciedad de bienestar ha de organizar bien los espacios y tiempos de ocio,de cara a una mayor calidad de vida. Cada vez son ms los tiempos de-dicados al ocio, contrapuesto al negocio. Y esto, sin menoscabo de queexiste un amplio sector de la poblacin en el desempleo por las cam-biantes polticas econmicas derivadas de la crisis actual. El primer em-pleo de los jvenes se retrasa cada vez ms; las edades de jubilacin o pre-jubilacin se alteran con vaivenes preocupantes, dejando amplios tiem-pos para el ocio; un mayor cuidado de la salud, con el consiguiente alar-gamiento de la vida, va creando sectores de poblacin con mayores tiem-pos de ocio y con una no despreciable calidad de vida. Incluso las jorna-das y semanas laborales contemplan amplios tiempos de ocio, con puen-tes laborales cada vez ms frecuentes. Una nueva cultura del llamadotiempo libre se va introduciendo en la sociedad. Una revolucin deltiempo. Ya no se trabaja de sol a sol, ni de domingo a sbado. Los pe-riodos de vacaciones estivales y los que se conceden en otros tiempos delao son cada vez ms largos, y las polticas laborales facilitan el disfrutedel tiempo de descanso. A todo esto se aade lo que las legislaciones la-borales llaman ERES, tiempos laborales parciales. Calidad de vida, endefinitiva, propiciada por recortes en los horarios de trabajo. La sema-na inglesa ya es una realidad, y se lucha por menos horas de trabajo quemitiguen el desempleo y aumenten los puestos de trabajo. Todo lo nece-sario, pero sin tocar el fin de semana, cada vez ms largo. Ya se habla del

    305Sal Terraeel tnel semanal y el fin de semana

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 305

  • viernes como da de libre disposicin en algunos lugares, especialmentelos docentes.

    Esta concepcin ha afectado de forma importante al concepto cristianodel domingo, que aparece como el ltimo da de los dedicados al des-canso. Un tiempo para no hacer nada. En muchos lugares, la posibili-dad de tener una segunda residencia hace que muchos ciudadanos in-crementen los desplazamientos de fin de semana. Incluso una revolucinimportante en el llamado turismo de fin de semana propicia que seanmuchos los que aprovechan los fines de semana para trasladarse a cono-cer otros lugares. Las comunicaciones son cada vez ms fluidas y rpidasy facilitan el traslado. En la poblacin ms joven se detecta un calenda-rio partido en dos: el que se inicia el lunes y acaba en la tarde del jueves,abrindose un amplio parntesis de vacacin de tres das que muchos j-venes aprovechan para el deporte, las actividades ldicas, salir de copas,ir a la montaa o a la playa o, simplemente, escuchar msica. Es comosi se hablara de dos mundos distintos en los que se divide la semana. Unparntesis de tiempo que a veces no se sabe usar adecuadamente. Matarel tiempo, perder el tiempo, dejar que el tiempo se escape... El domingopierde fuerza. En las parroquias, comunidades cristianas o grupos apos-tlicos se aprecia con ms fuerza cada da la imposibilidad de organizaractividades catequticas o de diversa ndole. Sencillamente, no acuden.Todo hay que trasladarlo a la semana; pero durante la semana todos es-tn ocupados en sus estudios, sus trabajos o sus ocupaciones habituales.Las parroquias quedan reducidas en esos das a simples lugares de cultoadonde acuden, en muchas ocasiones, tan solo aquellos que, por edad opor determinadas condiciones concretas, no se desplazan. Se adviertetambin que la escasez de clero hace que en las colonias donde crece lapoblacin de fin de semana no haya atencin sacramental y sean cadavez ms numerosas las demandas de una atencin en nuevos lugares. Loscentros de las ciudades tienen un calendario de misas frecuentes, con es-casa asistencia, mientras que en lugares alejados y ms poblados las cele-braciones se reducen por falta de sacerdotes. Urgen nuevas iniciativasque, poniendo a trabajar la imaginacin, recuperen el sentido del do-mingo, sin que se pierda su genuino sabor. Crecen, por otra parte, ofer-tas de oracin en lugares donde los jvenes viven el fin de semana convigilias de oracin y momentos festivos posteriores. Son iniciativas que

    306 Sal Terrae juan rubio fernndez

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 306

  • intentan dar respuesta a la realidad. Estas iniciativas muestran que, enmuchas ocasiones, los jvenes buscan algo distinto de lo que habitual-mente se viene viviendo en relacin con la vivencia de la fe.

    Y no solo eso, sino que tambin crece una falta de sentido del domingocomo Da del Seor. El Papa Juan Pablo II escriba la Carta Dies Domi-ni, en la que deca:

    Nadie olvida, en efecto, que, hasta un pasado relativamente re-ciente, la santificacin del domingo estaba favorecida, en lospases de tradicin cristiana, por una amplia participacin popu-lar y casi por la organizacin misma de la sociedad civil, que pre-vea el descanso dominical como punto fijo en las normas sobrelas diversas actividades laborales. Pero hoy, en los mismos pasesen que las leyes establecen el carcter festivo de este da, la evolu-cin de las condiciones socioeconmicas a menudo ha terminadopor modificar profundamente los comportamientos colectivos y,por consiguiente, la fisonoma del domingo. Se ha consolidadoampliamente la prctica del fin de semana, entendido comotiempo semanal de reposo, vivido a veces lejos de la vivienda ha-bitual y caracterizado a menudo por la participacin en activida-des culturales, polticas y deportivas cuyo desarrollo coincide, engeneral, precisamente con los das festivos. Se trata de un fen-meno social y cultural que tiene ciertamente elementos positivos,en la medida en que puede contribuir al respeto de valores autn-ticos, al desarrollo humano y al progreso de la vida social en suconjunto. Responde no solo a la necesidad de descanso, sino tam-bin a la exigencia de hacer fiesta, propia del ser humano. Pordesgracia, cuando el domingo pierde el significado originario y sereduce a un puro fin de semana, puede suceder que el hombrequede encerrado en un horizonte tan restringido que no le per-mite ya ver el cielo. Entonces, aunque vestido de fiesta, inte-riormente es incapaz de hacer fiesta.

    A los discpulos de Cristo se pide, de todos modos, que no con-fundan la celebracin del domingo, que debe ser una verdaderasantificacin del da del Seor, con el fin de semana, entendidofundamentalmente como tiempo de mero descanso o diversin.

    307Sal Terraeel tnel semanal y el fin de semana

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 307

  • A este respecto, urge una autntica madurez espiritual que ayudea los cristianos a ser ellos mismos, en plena coherencia con eldon de la fe, dispuestos siempre a dar razn de la esperanza quehay en ellos (cf. 1 P 3,15). Esto ha de significar tambin una com-prensin ms profunda del domingo, para vivirlo, incluso en si-tuaciones difciles, con plena docilidad al Espritu Santo.

    2. El Domingo, el nuevo da que amanece

    El domingo ha tenido siempre, en la historia de la Iglesia, una conside-racin privilegiada por su estrecha relacin con el ncleo mismo del mis-terio cristiano. Es la Pascua de la semana, en la que se celebra la victoriade Cristo sobre el pecado y la muerte. Es el da de la evocacin del pri-mer da del mundo y, a la vez, la prefiguracin, en la esperanza activa,del ltimo da, cuando Cristo vendr en su gloria. El domingo es unaconvocatoria que hunde sus races en los albores del cristianismo. Enella se cita a los cristianos para celebrar la Resurreccin. Es el da de laIglesia y de la Eucarista; el da de la Palabra y de la caridad; el da de lamisin y de la alegra. Pascua semanal, fiesta primordial de los cristia-nos. Adelanto del Domingo sin ocaso en el que la Humanidad enteraentrar en tu descanso. As se cuaj en el ao 321, refrendado casi unsiglo ms tarde por el Concilio de Orlans. Lo extrao no es que se di-luya en los usos de una sociedad laicista, sino que se pierda en el cora-zn de las familias cristianas. Para unos es el Da del Seor; para otroses el Da del Sol; y para otros es, simplemente, el Da del No trabajo (Ne-dele, Niedziela). Su recuperacin depende de muchos factores, pero elprimero es creer de verdad y vivir con intensidad el simbolismo de esteda que augura la nueva creacin.

    El primer da de la semana, estando los discpulos reunidos en el Cen-culo.... Ah comenz toda la aventura cristiana. Quedaba atrs el sba-do, el ltimo da, en el que Dios descans tras la obra creadora que nosrelatan las distintas versiones de la Creacin en el Gnesis. Para Israel, alque Dios rescat de la esclavitud en Egipto, el Shabbat era el da de la se-mana en que, evocando esa experiencia que los constituy como pueblode la Alianza, ni se trabajaba ni exista servidumbre alguna. Para el cris-

    308 Sal Terrae juan rubio fernndez

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 308

  • tianismo, el domingo es el da de la verdadera Pascua, en la que todos,y tambin la creacin, liberados por Cristo, somos libres para siempre.Ahora es un tiempo nuevo, un da nuevo, una etapa nueva. Lo viejo haterminado, lo nuevo ha comenzado. El domingo, primer da de la se-mana, qued consagrado al Seor de la Gloria, resucitado de entre losmuertos y reconocido como Seor. As se dice en latn: Dies Domini-cus; en espaol, Domingo; en francs, Dimanche; en rumano, Dumini-ca, y Domenica en italiano Tambin es llamado Da del Sol, que es Je-sucristo, el cual, como el Sol, ha roto las tinieblas, a la par de los le-vantes de la Aurora. En ingls se dice Sunday; en alemn, Sonntag; endans, Sondag; en holands, Zondag; en noruego, Sondag, y en sueco,Sndag. El da dedicado al sol.

    Solo a finales del siglo I, hallamos ya la expresin Kyriaki himera, Da delSeor, referida al domingo, proclamado da de reposo. En el ao 321,Constantino el Grande decret que el domingo sera observado como elda de reposo civil obligatorio: En el venerable da del Sol, que los ma-gistrados y las gentes residentes en las ciudades descansen, y que todoslos talleres estn cerrados. En el campo, sin embargo, que las personasocupadas en la agricultura puedan libremente y legalmente continuar susquehaceres, porque suele acontecer que otro da no sea apto para la plan-tacin de vias o de semillas; no sea que, por descuidar el momento pro-picio para tales operaciones, la liberalidad del cielo se pierda. Antes dela Revolucin Francesa, en casi todos los pases de tradicin cristiana es-taban prohibidos en domingo los trabajos manuales, el comercio y losbailes. Haba excepciones en casos de trabajos urgentes o para algn ti-po de corporacin gremial. Tras la Revolucin, el descanso del domingofue apareciendo paulatinamente en el derecho laboral, y en la actualidadest admitido en casi todas las legislaciones.

    Reseo aqu el interesante artculo publicado en el nmero 2.673 de larevista Vida Nueva, escrito por Jorge Juan Fernndez Sangrador. En lse dice: El domingo constituye un pilar esencial del modelo social eu-ropeo y forma parte del patrimonio cultural comunitario. Puesto que eldescanso dominical es beneficioso para la salud de los trabajadores y con-tribuye a conciliar la vida laboral y la familiar, los parlamentarios han pe-dido que sea respetado en todas las legislaciones de la Unin. La Comi-

    309Sal Terraeel tnel semanal y el fin de semana

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 309

  • sin de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE), la Igle-sia Protestante de Alemania (EKD) y la Iglesia de Inglaterra han aplau-dido esta iniciativa, a la que se han sumado diputados de diferentes par-tidos polticos, numerosos sindicatos y las asociaciones que luchan enpro de la salvaguarda del domingo.

    Los defensores del domingo aducen que el hecho de haber conseguido,a comienzos del siglo XX, que fuese, por ley, el da de descanso para lostrabajadores, constituye un hito en la historia de los logros sociales con-temporneos, equiparable al derecho al voto de las mujeres o al de los ni-os a no ser explotados. Y seguramente es as. Mas el valor social del des-canso dominical, al igual que el sabtico, ser apreciado en sus justas di-mensiones si se hace desde una adecuada teologa de la accin. El ociono es una suspensin momentnea de la produccin, sino el deleite porhaber participado de una manera cualificada y eficaz en el dinamismocreador iniciado, sostenido y llevado a plenitud por Dios. Y haberlo he-cho en condiciones de libertad. El domingo no es, por tanto, un recesoen el trabajo, sino un da sealado que responde a una idea de accin yde libertad. Y tambin motor de progreso social.

    Dada la amplia difusin del cristianismo, el domingo, y no el sbado, hasido declarado da de reposo semanal en la mayora de los pases. Para losmusulmanes, en cambio, el viernes, antes que jornada de descanso, es dade oracin. Ahora bien, en el hecho de eliminar el trmino domingo ydejar de reconocer su estatuto multisecular como da de descanso sema-nal en Europa, pensando as que las diferentes confesiones religiosas que-dan equiparadas y que ninguna prevalece sobre otra, late el propsito dedifuminarlas a todas. De qu manera? Haciendo desaparecer el calen-dario, que siempre ha sido tan importante para ellas. Es un intento deretorno al caos primordial. Se aspira a que no existan aos, meses, das onoches, sino tan solo horas y minutos yuxtapuestos, o incluso nada; quedesaparezcan las unidades que permiten calibrar extensos perodos detiempo y tener una visin amplia de la historia; que cada individuo cons-truya, a su modo, un pequeo proyecto de vida, sin pretensiones meta-histricas o de alcance universal. El asunto tiene ms fondo de lo que pa-rece, y los cristianos no salen indemnes de este forcejeo cultural. De ahque algunas dicesis hayan fijado su atencin en la revitalizacin y el for-

    310 Sal Terrae juan rubio fernndez

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 310

  • talecimiento de las prcticas dominicales. E irn sumndose otras, puesel domingo, antes que una fiesta, una conquista social o un tiempo sa-ludable, es el da del Seor. Enteramente de l y para l. Y, por tanto,es innegociable.

    3. Alternativas para la recuperacindel sentido cristiano del domingo

    La Iglesia no puede ver con indiferencia todos estos fenmenos ni de-sentenderse de las dificultades que entraan para la fe y la vida cristianade los creyentes. Si estos, en otros tiempos, se sentan impulsados a laprctica religiosa por el mismo ambiente social, hoy sucede todo lo con-trario. Por otra parte, la antigua insistencia en el precepto dominical yfestivo, como motivo casi exclusivo de la santificacin del domingo y delas fiestas, no ha sido suficientemente reemplazada por la instruccin so-bre sus valores. La nueva situacin cultural y eclesial nos impulsa a labsqueda de formas nuevas o renovadas de evangelizacin, capaces deadaptarse a los desafos de esta etapa histrica. Una de estas formas con-siste en promover el sentido cristiano del domingo y de las fiestas reli-giosas, especialmente en el interior de las comunidades, pero sin olvidarla incidencia que han de tener los das festivos en la sociedad. Estn enjuego la identidad cristiana de muchos fieles y la edificacin de las co-munidades como signos de comunin, reconciliacin, esperanza y paz.Lo cual no ser posible si los creyentes no perseveran en la fe y no anun-cian, de palabra y de obra, la salvacin ofrecida en Jesucristo.

    4. Propuestas para una recuperacin del Domingo

    Valgan aqu varias propuestas para una recuperacin del domingo, comoDa del Seor y Da de la Comunidad.

    a) Urge una catequesis adecuada sobre el sentido del domingo. Enmuchas ocasiones, la ignorancia al respecto ha llevado a muchos aquedarse nicamente con la necesidad de cumplir con el precep-to dominical sin conocer su sentido, viviendo de forma aislada la

    311Sal Terraeel tnel semanal y el fin de semana

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 311

  • 312 juan rubio fernndezSal Terrae

    asistencia a la Eucarista sin descubrir el marco que le da sentido enel contexto teolgico del tiempo. En las generaciones ms jveneshace falta una catequesis sobre el domingo, ms que sobre la asis-tencia a la misa de forma aislada. Esto ayudara a entender la misacomo momento culminante de un da con fuerte carga teolgica.En este sentido deben implicarse los esfuerzos de la pastoral juve-nil, de la pastoral familiar y de todos aquellos mbitos de la pasto-ral que incidan en el tema, tales como el mundo del trabajo, el uni-versitario e incluso todo aquello que rodea a la accin social.

    b) Es muy aconsejable que se ofrezcan en estos das espacios y tiem-pos dedicados al silencio, la convivencia, las celebraciones festivasy la acogida. En una sociedad cada da ms aislada, en la que au-menta la soledad, crear espacios en los que las personas se sientanacogidas por lo que son facilita el encuentro con el Seor. El rui-do y la prisa semanal no facilitan este encuentro. Si las comuni-dades cristianas lograran crear espacios para quienes se sientenabatidos y solos, daran un color especial al domingo como untiempo para la acogida. Cada vez es mayor el nmero de jvenesvacos, ancianos en soledad, enfermos sin recursos, inmigrantesque se sienten extranjeros, nios sin calor familiar... Propiciar enel fin de semana y en las comunidades cristianas estos espacios esabrirse a una dimensin nueva, algo que el domingo ha de alen-tar, atendiendo a su sentido genuino de ofrecerse como paradig-ma de un tiempo nuevo y distinto, el tiempo de Dios. La crea-cin de talleres, grupos de revisin de vida, grupos de lectura o decine, actividades ldicas o deportivas, de teatro u otras activida-des culturales, crear un espacio propicio que es difcil encontrardurante el fin de semana. A este respecto cabra recordar el senti-do que tienen los llamados patios en la pastoral juvenil de lacongregacin salesiana, siguiendo el modelo de san Juan Bosco.Son lugares para estar en una dimensin nueva. Desde ah se pue-den construir nuevas personas en nuevos tiempos y espacios, ade-lantos de la novedad que ofrece el Evangelio.

    c) Es un tiempo adecuado tambin para fomentar la vida de fami-lia, a pesar de que los tiempos generacionales son bien distintos.

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 312

  • 313

    Una adecuada pastoral familiar desde el grupo apostlico o desdela parroquia favorecer tiempos de convivencia familiar, en mu-chas ocasiones perdidos. Hay ocasiones en que los padres se le-vantan cuando los hijos llegan a casa procedentes de una nochesin barreras de tiempo. La pastoral familiar tiene en los largos fi-nes de semana el importante reto de ayudar a entender este tiem-po como un tiempo propicio para el dilogo familiar o la convi-vencia mediante viajes cortos o convivencias familiares. En estesentido, hay movimientos y grupos familiares, como son losEquipos de Nuestra Seora o los grupos familiares de diversascongregaciones religiosas, que han optado por potenciar largasconvivencias de familias durante los fines de semana. En muchoscasos, estas actividades, celebradas fuera de la parroquia, puedensuscitar reticencias por parte de quienes creen que solo en la pa-rroquia han de vivirse estos acontecimientos. No es negativo elque se cumplan los objetivos, aunque los medios sean distintos.No es necesario multiplicar las celebraciones, pero tampoco aho-gar las iniciativas. En este sentido, una pastoral de comunin queenglobe iniciativas es mucho ms fructfera, a la larga, que la con-tinua batalla por el parroquialismo o los grupos cerrados que so-lo ven el horizonte de su propia miopa. Hay que trabajar por unapastoral de comunin. En ocasiones se da el caso, por ejemplo,del joven que acude a la parroquia, que forma parte de un grupopastoral del colegio, que se prepara para la confirmacin en la pa-rroquia, que pertenece a una familia inmersa en algn que otrogrupo de trabajo y que acude a la eucarista al templo ms cerca-no. Esto, que puede parecer una diversidad, puede convertirse enuna riqueza con una adecuada pastoral de comunin.

    d) Para muchos cristianos, las celebraciones litrgicas son tediosas.Las encuestas al respecto son cada vez ms claras. Es preciso queun equipo litrgico bien formado trabaje para que las celebracio-nes del domingo (Eucarista, Bautismo, Matrimonio...) tengan elcolor y el calor que necesitan. Hay que hacer percibir el sentidode ruptura que supone todo rito sagrado, y que el cuidado del es-pacio celebrativo, de la msica, el canto y las lecturas, as como elsentido festivo de la celebracin, no se pierdan en una monoto-

    el tnel semanal y el fin de semana Sal Terrae

    int. REVISTA abril 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 15/03/11 0:11 Pgina 313

  • na que puede hacer que esta resulte tediosa o excesivamente ba-rroca y falta de sentido. Es una grave responsabilidad de los pas-tores que desconocen a quienes se renen. Y no solo en las pa-rroquias tradicionales, donde el conocimiento es ms normal, si-no tambin, y quiz con un mayor cuidado, en aquellos lugaresde aluvin centros tursticos, santuarios, lugares de peregrina-cin.... adonde acuden muchos cristianos de paso. Una celebra-cin bien cuidada puede llegar a cumplir su funcin catequticay formativa explotando lo que la liturgia tiene en s misma deanuncio. En estos lugares, ms que en otros, se debe cuidar la aco-gida, el ambiente festivo y todo cuanto contribuya a que quienesse acercan no se sientan extraos.

    e) Un mbito especialmente atrayente para desarrollar durante losfines