steven palrner* - dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo darwin mismo [y spencerl,...

23
Steven Palrner* Resumen El trabajo compara las concepciones de raza elaboradas por las coiriunidades de intelectuales de Costa Rica y de Guatemala, con un énfasis particular en la manera en que las narrativas nacionales de cada país condicionaron los respectivos estilos de racismo adoptados. El argumento básico es que en Costa Rica los intelectuales adoptaron los supuestos del darvinismo social y la eugenesia, al concebir una nación de raza homogénea, en tanto que los intelectuales guatemaltecos rediazaron la legitiniidad de la eugenesia ortodoxa en sus intentos por imaginar una solución al llamado "problema del indio", y ciFraron sus esperanzas en una futura asimilación biológica y cultural. Abstract nearticle compares the conceptions of race developed by the intellec- tuals of Costa Rica and Guatemala, andpaysparticular attention to how the national narratives of each country conditioned styles of racism. ne basic argument is that in Costa Rica intellecttcals increasingiy adopted assrtmpfions common to Social Danuinüm and eugenics to conceiue a ra- cially homogetzeoi~ nation, whmeas Gtratemalan intellectuals rejected the legitimacy of oorfhdoxeugwtics in their attempts to imagine a resolution to the 'Yndian Question, " and, instead, placed their hopes in ctrltural and biological nssimilatiorr, E ste ensayo compara la manera en que los intelectuales de Costa Rica y Guatemala interpretaron el concepto de raza durante el medio siglo conocido como el período liberal (1870-1920). Mi argumento básico es que, a lo largo de este período, los intelectuales * Steven Palmer es canadiense y obtuvo un doctorado en Historia Latinoamericana e n la Columbia Universiry. Escribe en ?%e Great Eastern: Newfoundlandk Cultural iWagazine, es comentarista en la Canadian Broadcasting Corporation y realiza investigaciones sobre la historia de la política social de Costa Rica. Recientemente impartió cjtedn en la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica. El autor desea reconocer la generosa asistencia financiera doctoral y posdoctoral del Consejo p a n las Ciencias Sociales y las Humanidades de Canadá.

Upload: others

Post on 03-Feb-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

Steven Palrner*

Resumen El trabajo compara las concepciones de raza elaboradas por las

coiriunidades de intelectuales de Costa Rica y de Guatemala, con un énfasis particular en la manera en que las narrativas nacionales de cada país condicionaron los respectivos estilos de racismo adoptados. El argumento básico es que en Costa Rica los intelectuales adoptaron los supuestos del darvinismo social y la eugenesia, al concebir una nación de raza homogénea, en tanto que los intelectuales guatemaltecos rediazaron la legitiniidad de la eugenesia ortodoxa en sus intentos por imaginar una solución al llamado "problema del indio", y ciFraron sus esperanzas en una futura asimilación biológica y cultural.

Abstract nearticle compares the conceptions of race developed by the intellec-

tuals of Costa Rica and Guatemala, andpaysparticular attention to how the national narratives of each country conditioned styles of racism. n e basic argument is that in Costa Rica intellecttcals increasingiy adopted assrtmpfions common to Social Danuinüm and eugenics to conceiue a ra- cially homogetzeoi~ nation, whmeas Gtratemalan intellectuals rejected the legitimacy of oorfhdoxeugwtics in their attempts to imagine a resolution to the 'Yndian Question, " and, instead, placed their hopes in ctrltural and biological nssimilatiorr,

E ste ensayo compara la manera en que los intelectuales de Costa Rica y Guatemala interpretaron el concepto de raza durante el medio siglo conocido como el período liberal (1870-1920). Mi

argumento básico es que, a lo largo de este período, los intelectuales

* Steven Palmer es canadiense y obtuvo un doctorado en Historia Latinoamericana e n la Columbia Universiry. Escribe en ?%e Great Eastern: Newfoundlandk Cultural iWagazine, es comentarista en la Canadian Broadcasting Corporation y realiza investigaciones sobre la historia de la política social de Costa Rica. Recientemente impartió cjtedn en la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica. El autor desea reconocer la generosa asistencia financiera doctoral y posdoctoral del Consejo p a n las Ciencias Sociales y las Humanidades de Canadá.

Page 2: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

costarricenses tendieron a adoptar cada vez más los supuestos de1 darvinismo social en su empeño por concebir una nación de raza homogénea que debía ser protegida de la contaminación racial, en tanto que los intelectuales guatemaltecos en su mayoría rechazaron la legitimidad de las doctrinas eugenésicas ortodoxas, al imaginar soluciones al llamado "problema del indio", y en su lugar enfatizaron la asimilación cultural y biológica. Esta tesis es contraintuitiva ya que, en esos años, Guatemala contaba con una numerosa población indígena sometida a formas brutales de subyugación y coerción institucionalizadas a través de agencias de poder público, mientras que en Costa Rica las formas de explotación basadas en percepciones de diferencias raciales no jugaron un papel importante en la economía política del país.

No es mi intención argumentar que una comunidad intelectual fue racista, mientras que la otra no lo fue. Más bien me gustaría plantear que la comprensión de los diferentes estilos de racismo que ambas elaboraron arroja luz sobre el desarrollo de sus respectivas culturas políticas en el período que abarca desde el último tercio del siglo XíX hasta el presente. Por otra parte, los casos de Guatemala y Costa Rica se prestan para una comparación en esta área, porque cada una de esas culturas intelectuales se vio influenciada considerablemente por la percepción de la experiencia de la otra. A continuación me propongo delimitar brevemente el terreno al que mi tesis corresponde.

Defino al grupo de intelectuales del que trata este ensayo como individuos ocupados principalmente en la articulación de una cultura nacional. Ellos constituían una capa muy corta de intelectuales activistas, compuesta casi en su totalidad de hombres. Algunos de ellos pertenecían a los sectores terratenientes y comerciales, pero la mayoria probablemente s61o aspiraba a ingresar en dichos círculos a través de lazos matrimoniales. La mayoría ocupaba importantes cargos públicos de una clase u otra e inevitablemente poseía títulos profesionales. Durante el período considerado, con la creciente función ética o educacional de los estados liberales se crearon nuevas plazas cuasiautónomas que acabaron por ensanchar esta capa de intelectuales en cuanto a número y origen social. Esto se puede apreciar muy

Page 3: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

claramente en la expansión simbiótica del periodismo, la publicación de libros y la educación pública (aunque en Guatemala es probable que dicha expansión cesó en 1894, y fue seguida por un período de contracción de 1895 a 1920). Estos intelectuales actuaban sucesivamente o simultáneamente en calidad de funcionarios públicos o diplomáticos, periodistas, autores y editores de publicaciones sobre educación, a la vez que participaban en polémicas políticas y fiiosófiras, en la docencia a nivel secundario y universitario y en otras actividades profesionales. Esta "ciudad letrada" era casi toda capitalina."

Desde luego que estas comunidades intelectuales sufrieron cambios considerables a través de este período de cincuenta años, en gran medida caracterizado por conflictos generacionales que a menudo cobraban expresión en amargas disputas doctrinales, estilísticas y programáticas y cuya importancia no debe ser subestimada. No obstante, ambas comunidades de intelectuales compartieron un mismo cometido durante todo este largo período. El objetivo general de sus esfuerzos consistió en secularizar y civilizar sus respectivas culturas populares a fin de adelantar el progreso y 1a modernización. La creación de esta cultura nacional se pretendía lograr mediante la mezcla d e interpretaciones de culturas cosmopolitas (usualmente las de Europa occidental o Norteamérica) con extracciones concretas de una variedad de culturas locales y regionales, homogeneizadas tanto como fuese posible, y proyectadas a través de la sociedad como imágenes de la identidad nacional o como metas para la autorrealización nacional.

Resulta sólo parcialmente útil el equiparar la proliferación de la actividad intelectual durante este período con la creación de una "esfera pública" que a su vez forma y fomenta "la opinión pública". No está del todo claro que el análisis de Jürgen Habermas sobre el desarrollo de la esfera pública en Inglaterra, Francia y Alemania sea igualmente valioso para comprender la experiencia latinoamericana. Ciertamente una especie de sociedad civil adquirió forma durante esta era en ambos países, con la notable expansión de revistas, periódicos, clubes, negocios, organizaciones profesionales y filantrópicas, además de otras

' Pan un excelente y enteraniente original análisis de esta comunidad intelectual en Costa Rica desde ia perspectiva de la historia social de las ideas, véase Ivin Molina Jiménez, "El que quiere diwriif~e". Libros y sociedad en Costa Rica, 1750-1914, en prensa. Angel Rama, LÍl ciudad letrada (Hanover, New Hampshire: Ediciones del Norte, 1984), en particular el Capítulo 4, "La ciudad modernizada", pp. 71-104.

Page 4: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

instituciones semejantes (aunque, una vez más, Ia Guatemala bajo Estrada Cabrera debe ponerse en paréntesis a este respecto). Sin em- bargo, aún durante los momentos más democráticos de este período de cincuenta años, esos espacios de sociabilidad que se ocupaban principalmente en la creación de una opinión pública fueron casi siempre emanaciones del Estado, a merced del mismo, o práctica preparatoria para la ocupación de cargos e~tataies.~ Ellos constituyeron en realidad crisoles para la creación de lo que llamaré "opinión oficial", un proceso que siempre se vio fuertemente influenciado por la conciencia de la disposición oficial precursora.

No me propongo sostener que la opinión oficial sobre el concepto de raza en ambos países fue reflejo o creación de las políticas estatales, ni mucho menos un indicador de acción política, aunque existen conexiones que quedan por ser aclaradas en investigaciones futuras. Tampoco es mi intención afirmar que estos discursos intelectuales sobre el concepto de raza fueron hegemónicos o tuvieron una relación directa con respecto a otros indicadores de racismo dentro de las sociedades. De nuevo, investigaciones adicionales son necesarias a fin de establecer estas relcrciones decisiva^.^ Lo que intento llevar a cabo aquí es trazar la trayectoria de la opinión oficial sobre el concepto de raza en relación con la creación de una cultura nacional. Antes de entrar en materia, sin embargo, creo conveniente el ofrecer un breve bosquejo sobre las principales teorías raciales disponibles a los intelectuales en cuestión.

Puesto que buena parte de la confusión acerca de la naturaleza del racismo oficial en Guatemala proviene de una comprensión cuestionable del darvinismo social, me parece apropiado comenzar con algunas

A fin de poner en relieve la sorprendente naturaleza no burguesa de la esfera pública latinoamericana, véanse Jürgen Habermas, 'Ihe Stn~ctural Transformation of the Public Spbere. An Inqiliry into a Calegoy of Bofrrgeois Society (Cambridge, hlassa- chusetts: MIT Press, 1991); y Rama, La ciudad letrada.

Los intelectuales en los pueblos de provincia podían jugar un papel importante en la creación de imágenes raciales al nivel de la cultura nacional, como el trabajo pionero reciente de Jeffrey C;ould ha demostrado pan el caso de Nicaragua: "'¡Vana Ilusión!' The Highlands Indians and the Myth of Nicaragua Mestiza, 1880-1925", en Hispanic American Histoncal R a h 73 (1993): 3: 393-429.

Page 5: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

observaciones acerca de este notorio sistema de doctrina racial.4 Para e1 caso de Inglaterra, su "lugar de origen", R. J. Halliday ha aportado una definición estricta del darvinismo social, como "ese discurso que aboga por el control eugenésico de la población, un argumento basado en una interpretación exclusivamente genética o hereditaria de la evolución h ~ m a n a " . ~ Halliday propone que valdría la pena extender esta definición un tanto a fin de poner más énfasis en la lucha competitiva y menos en la selección artificial, en cuyo caso "muchos otros pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía, esta doctrina era una extensión del utilitarismo y el laissez faire, aunque los ideólogos de estos últimos no eran de ningún modo necesariamente Darvinistas Sociales. Los Darvinistas Sociales ingleses exigían, como mínimo, el que se pusiera fin a la asistencia pública e intervención estatal cuyo propósito, según ellos, no era otro que la protección de los elementos más débiles de la sociedad; en su forma más extrema ellos abogaban por medidas de orden público y medicina para el control de la degeneración racial y para ajustar la tasa de nacimiento diferencial a fin de favorecer el crecimiento de esos especímenes considerados como de "buena raza".'

¿Hasta qué punto esta doctrina formó parte integrante del pensamiento social y político de occidente? Ello se ha convertido en una cuestión de gran controversia. La conocida tesis de Richard Hofstadter, de finales de la década de 1940 y mediados de la de 1950, de que la élite y la opinión pública estadounidenses de finales del siglo

Los ejemplos de esta clase de confusión en la literatura sobre Guatemala son demasiado numerosos e informales para ser detallados aquí; la confusión se ha convertido en una especie de supuesto acerca de !a era liberal que se da por sentado. Un ejemplo particufarmente sintomático es el excelente estudio de Virginia Garrard Burnen, "Positivismo, liberalismo e impulso misionero: misiones protestantes en Gua- temala, 1880-1920, Mesoam&ca 19 (1990): 14-15. La autora afirma que la reforma de Barrios fue inspirada por el positivismo, la creación intelectual de Auguste Comte, quien durante fa década de 1860 adoptó El ortgen de las especies de Darwin para explicar la evolución de la sociedad "en términos daminianos modiiicados" (Comte, cuya Filosofíí fue elaborada de 1820 a 1857, murió dos años antes de la publicación de El origen de las especies, y de hecho no fue iniiuenciado por Damin).

R. J. Halliday, "Social Darwinism: a Definition", Victorian Studies 16 (4) 1971, pág. 394.

"alliday, "Socia! Daminism", pág. 900. Halliday, "Social Darwinism", pp. 400-403.

Page 6: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

XíX estaban saturadas de darvinismo social ha sido rebatida por estudios recientes en Francia, Inglaterra y los Estados Unidos. En gran medida, dichos estudios reducen la importancia del darvinismo social en la esfera intelectual de Occidente. Autores como Linda Clark y Robert Bannister han señalado que, en gran medida, los danrinistas sociales eran a menudo más imaginarios que reales, algo así como espantapájaros inventados por los defensores de la reforma social. Según el planteamiento de Clark, en Francia la corriente más fuerte de pensamiento social darvinista era en realidad un "darvinismo reformista", que entendía la teoría evolucionista como un argumento a favor de la cooperación para Ia preservación de la vida humana. A pesar de que otros miembros de esta nueva generación de investigadores persisten en sostener que, en efecto, el dan~inismo social fue hegemónico en muchos círculos intelectuales de Occidente, la polémica nos debe servir como advertencia de que el análisis del concepto de raza no es una tarea fácil, y que es inválido deducir eugenesia de cualquier aseveración o sistema evolucionista o positivista."

Charles Hale ha interpretado las teorías latinoamericanas sobre raza del siglo XIX como mezclas de diferentes fuentes de racismo europeo moderno superimpuestas sobre una compleja herencia cul- tural colonial de interpretación y clasificación racial. Un nuevo vector europeo fue transmitido a través de las obras de autores romántícos tales como los célebres Arthur de Gobineau e Hippolyte Taine, quienes entendían el concepto de raza como "una nacionalidad o un pueblo que se desarrolla con el paso del tiempo, diferenciado de otros por el lenguaje, la religión o la geografíaJ'.Wna segunda fuente fue la noción de raza desarrollada en el contexto de la teoría de la evolución, la que cobró gran ímpetu entre 1859 y 1871 con la publicación de las dos

Véanse Richard Nofstadter, Social Daitoinism in American Thought, 2"dición (Boston: Beacon Press, 1955), en particular el Capítulo 9: "Racism and Imperialism", pp. 170-200; Lincfa L. Clark, Social Dam!inú-trz in France (Tuscaloosa: Unhersity oF Alabama Press, 1984), pp. 2-3; Richard Weikart, "The Origins of Social Dawinism in Germany, 1859-1897, en Jotrnal of tbe History of Ideas 54 (1993): 3: 469-488, el cual contiene adem4s una buena reseña sobre el debate en general.

" Arthur (compte de) Gobineau, Essaisrir l'inégfllitédes races burnaines, 2* edición (Paris: Firmin-Didot, 1884); e Hippoiy~e Adolphe Taine, Hktoire de la limatzire anglaise, 89 edición (Paris: Libr~irie Hachette, 1892-1903). 1;1 cita es de Charles Wale, "Politicai and Social Ideas in Latin America, 1870-1930", en The Cambridge I-listory of Utin America, Leslie Bethell, editor, 10 tomos (Cambridge, U.K.: Cambridge University Press, 1984- 1995), c. 1870-1930, IV: 397.

Page 7: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

obras más importantes de Darwin. Pero como Hale señala, la fuente principal de una noción evolucionista de raza y degeneración racial en Latinoamérica fueron las obras de Herbert Spencer y no, como la gran mayoría de los historiadores centroamericanos parecen creer, las de Auguste Comte. Aparte del hecho de que Comte poseía una noción muy vaga de lo que era la evolución racial, la gran influencia de Spen- cer se debía a la presencia en su trabajo de una dimensión comparativa etnográfica, o antropológica, inexistente en el trabajo de su rival y mentor frances, y porque Spencer aunó de manera explícita sus teorías sobre la evolución social con las ideas de Darwin y formuló unas conclusiones drásticas en cuanto a lo que todo ello significaba para los grupos humanos (por ejemplo, fue él quien acuñó la expresión "la sobrevivencia de los más aptos"). A estas dos corrientes se añadió una tercera, la de la sicología social, cuyo ideólogo más leído fue el popu- lar escritor de ciencia francés, Gustave Le Bon. En su trabajo, el concepto de raza constituía el elemento principal en el establecimiento del carácter moral de un pueblo. Fue así como, hacia el úitimo tercio del siglo, "las nociones históricas y antropológicas de raza convergieron y se unieron a otros numerosos temas de las ciencias sociales del siglo XIX.'' En realidad resulta prácticamente imposible separarlas una de otras. La noción de raza fue invocada para clasificar diferencias etnobiológicas mínimas; fue también empleada muy a menudo como sinónimo de "nacionalidad"; y fue usada en términos mas amplios para significar generalidades culturales, tales como "la raza latina". La más de las veces, su uso condensaba dentro de sí muchos o d o s estos significados, pasando por alto posibles contradicciones, por lo que el sentido preciso del término debe ser siempre extraído del contexto en que se le encuentra.

Una colección reciente de artículos sobre la idea de raza en Latinoamérica sugiere que en países donde la poblacion era racialmente heterogénea, o fuertemente mestiza o mulata, los intelectuales malinterpretaron adrede las teorías europeas - e n particular la noción que equiparaba el mestizaje con degeneración racial-, a fin de poder plantear un futuro racial más brillante para la nación. Por otro lado, en países como la Argentina, donde se suponía que el mestizaje había sido insignificante, las teorías sociales darvinistas y eugenésicas

'"ale, 'Political and Social Ideas in Latin America", pp. 396-399.

Page 8: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

alcanzaron mucha más popularidad.'lEl trabajo de Nancy Leys Stepan refuerza estas conclusiones, destacando que la originalidad de una de las corrientes más fuertes dentro del movimiento eugenésico latinoamericano residía en la idea del "mestizaje constructivo", la cual en sus variedades latinoamericanas habría sido, y fue, anatema para los eugenistas europeos. Dicha idea permitió a los latinoamericanos plantear un tipo mestizo o mulato de buena raza, "lo cual a su vez puso la ciencia racista a la disposición de sus propios proyectos políticos y les permitió llamarse a si inismos naciones en vía de de~arrollo".'~ Nuestro trabajo presenta una confirmación comparativa sorprendente de dichos planteamientos recientes, no obstante que Guatemala y Costa Rica tuvieron peculiaridades interesantes a las que a continuación dirigimos nuestra atención.

E L CONCEPTO DE RAZA Y LA NARRATIVA NACIONAL EN GUATEMALA

Una de las peculiaridades principales de la narrativa nacional que se elaboró en Guatemala a partir de 1871 fue que declaró a la nación como si estuviera a la espera de su liberación, a pesar de cincuenta años de independencia formal. Para los intelectuales guatemaltecos, la verdadera nación continuaba siendo la patria grande, Centroamérica, la cual había estado a punto de alcanzar su libertad y autorrealización después de 1821, para luego ser arrastrada hacia el caos social y el localismo. Las élites e instituciones retrógradas afianzadas durante la época colonial habían logrado conducir a las masas supersticiosas en contra de las fuerzas del progreso y de la Unión. La llegada al poder de Justo Rufino Barrios, entre 1871 y 1873, fue proclamada como la reanudación de la trayectoria hacia la verdadera independencia nacional abandonada en el momento de la traición y derrota de Morazán en 1839-1840.

La cultura unionista, o nacionalista centroamericana, culminaría en desastre con el fallido intento de Barrios de restablecer la patria grande por la fuerza de las armas en 1885, y conocería posteriormente

" Richard Graharn, editor, Thefdea of Race in Latin Anzerica, 1870-1940(Austin: University of Texas Press, 19901.

I Z Nancy Leys Stepan, "The I~of~rojEzdgenics! Race, Genderand Nation in Latin America (Ithaca, New York: Cornell University Press, 19911, pág. 138.

Page 9: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

sólo espasmódicos momentos de entusiasmo popular, aparte del estaliido moribundo del sol unionista en la coalición que derrocó a Estrada Cabrera en 1920. Sin embargo, este último intento pone de relieve el hecho de que, durante todo el período de que se ocupa este trabajo, el nacionalismo guatemalteco fue una constelación cultural fragmentada y dualista, nunca enteramente capaz de adoptar con entusiasmo a la sociedad existente dentro de las fronteras de la república como la base d e una nación integral, y siempre en busca de la salvación en el restablecimiento de la república centroamericana. Este anhelo unionista tenía una variedad de raíces: el imperialismo guatemalteco; una lógica liberal de unión con propósitos de poder diplomático y económico; el contexto internacional que favorecía la integración nacional; y los ecos nostálgicos de la Capitanía General y el experimento federal de 1823- 1838. Pero quizás más que nada, era el producto del problema indígena. l3

Los intelectuales guatemaltecos se mostraron cada vez más envidiosos con respecto a io que ellos percibían como el éxito de los otros países centroamericanos en disolver, por cualquier medio, la coherencia de sus masas indígenas. En la monumental Reseña histórica de Centro-Amaca de Lorenzo Montúfar, el gran patriarca del liberalismo de finales del siglo XIX hizo frecuentes referencias al respecto. Al explicar la razón por la que los conservadores habían destruido el primer intento de Unión, 61 señaló que en los otros países del Istmo "no se grabaron las ideas de resistencia absoluta a toda innovación, ni hay en todos ellos inmensas masas de indios para ponerlas al servicio de la inamovilidad. Unida Guatemala a1 resto de Centroamérica, era, pues, más difícil combatir la revolución social". Al respecto, Montúfar se mostró grande admirador de Costa Rica. Sus veinte años de residencia allí, en calidad de estadista, abogado y docente, le habían demostrado que "en Cowa Rica hay muy pocas poblaciones indígenas; no se encuentran ahí esas inmensas masas incivilizadas que la aristocracia y el clero de Guatemala han puesto en movimiento para volver a la Edad Media".'"a presencia de una enorme masa de indígenas fue entonces

" Steven Palmer, "Central American Union or Guatemalan Republic? The Na- tional Question in Liberal Guatemala, 1871-1885", ?Be Americas 4 (19933): XLIX: 513- 530.

l4 Lorenzo Montúfar, Resena histórica de Centro-América, 7 tomos (Guatemala: Tipografía de "El Progreso" y tipografía "La Unión", 1878-18871, 111: vi-vii y 11: 211.

Page 10: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

un componente clave en la narrativa nacional guatemalteca, y el mayor obstáculo para su fe l i realización.

Sin embargo, esto no quiere decir, que los intelectuales guatemaltecos imaginaron la nación ideal como una sociedad de gente blanca, una mezcla del criollo puro con inrnigrantes europeos. Aún teniendo en cuenta los sueños utópicos al comienzo de la era de Bar- rios que pudieron haber motivado planes para una inmigración masiva de europeos a la Argentina, la visión de una Guatemala futura, homogeneizada y progresista, fue siempre mestiza. El intento de insertar al mestizo como protagonista de la narrativa nacional ya se puede apreciar en la primera novela guatemalteca, La htju del adelantado de José Milla, y este empeño continúa con A v-bsta dephjaros de Fran- cisco Lainfiesta, Conflfctos de Ramón Salazar y Don Juan Núfiez García de Agustín Mencos Franco.I5 %e la pena anotar, sin embargo, que la narrativa de todas estas novelas termina en conflictos irreconciliables entre facciones sociales antagonistas, la muerte del protagonista mestizo y con algún desastre que impide la reproducción social. De hecho, el único ejemplo de desenlace romántico clásico se encuentra, interesantemente, en Edmundo de José Beteta,l6 en donde el protagonista abandona a Guatemala y se establece como pequeño aparcero en Costa Rica. En la escena final él aparece sentado frente a su casa en medio de un entorno paradisíaco, con un bebé de cabellos rubios que saltaba sobre sus rodillas. Enfrentados con el crecimiento de una población indígena que resistía la ladinización, los intelectuales nacionales tornaban la mirada una y otra vez hacia los otros países centroamericanos, imaginando que la Unión podría aportar la vía más rápida hacia un futuro nacional integrado, con la incorporación de un bloque cultural hispanizado capaz de finalmente anonadar el obstáculo indígena."

El sentimiento predominante entre los intelectuales guatemaltecos era que la modernidad y el progreso a largo plazo sólo se podría lograr con la "civilización del indígena", lo que implicaba la asimilación y

l5 Para un análisis de estas novelas que enfoca en la cuestión de la composición racial del sujeto nacional, véase Steven Palmer, "A Liberal Discipline: Inventing Na- tions in Guatemala and Costa Rica, 1870-190'' (tesis de doctorado, Columbia Univer- siiy, 1%), pp. 154-202.

Jose A. Beteta, Eamundo(Guatema1a: Tipografía Nacional, 18%). pp. 152-154. " Un análisis general de estas obras se encuentra en Seymour ivíenton, Historia

crí<ica de la nowia guatmalIeca, 2" eáición (Guatemala: Editorial Universitaria, 1985).

Page 11: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

ladinización. El problema de la raza indigena era cultural y no biológico. De hecho, en los foros de más influencia en la elaboración y difusión de la opinión oficial, el darvinismo social fue explícitamente rechazado. Por ejemplo, un editorial de 1876 en el órgano liberal más influyente de la época, El Progreso, atacó "la pedantería [que] lleva abierto el compás para medir el ángulo facial de los hombres de distinta latitud; se echan cálculos sobre la pureza de la sangre y el fósforo de los huesos; de lo irracional se llega al insulto más o menos grosero".lR El editorial rechazó el poligenismo: Los indígenas "vienen de donde vinieron los germanos, de donde salieron los peiasgos y los helenos: los ingleses y los pieles rojas han nacido en la misma cuna; Moctezuma y Hernán Cortés sólo se diferenciaban en las marchas más o menos precipitad-as y en la dirección desde el punto de partida".19 Un artículo posterior en torno a la educación de los indígenas declaró a las teorías raciales seudo-científicas como mitos inventados por "intereses bastardos [que] buscan en la diferenciación accidental de colores, la diferencia esencial de destinos". Dichas teorías eran útiles solamente a "los que pretenden el dominio de la raza blanca". Según el artículo, "la división de las razas es arbitraría ... Entre los 300 millones de hombres que pueblan el planeta no hay dos absolutamente de igual color".20

Los escépticos podrían expresar dudas y señaiar, como lo ha hecho Frank Safford en el caso de Colombia a principios del siglo XIX, que en lo tocante a cuestiones raciales, las opiniones públicas de las élites eran a menudo mas magnánimas que las privadas. A esto se podría replicar, sin embargo, que ya para el último tercio del siglo el racismo científico gozaba de mucho prestigio en círculos intelectuales respetables, y no precisaba de ser relegado a la esfera de la opinión privada. Los escépticos podrían también señalar la celebre tesis de graduación de Miguel Angel iisturias, "Sociología guatemaltefa. El problema social del indio", publicada y premiada en 1925, donde el autor propone el mestizaje forzado con la raza europea como medio de revitalizar una raza degenerada. Es fácil ciertamente ver en el trabajo juvenil de Asturias un apego por el determinismo biológico, así como familiaridad con los científicos racistas más populares de la época, aunque su solución habría sido anatema para cualquier eugenista

- '"la pueblos latinos", El Progreso (25 de junio de 1876): 2. " j "Los pueblos 13tinos", El Pmgreso (25 de junio de 1876): 3. "' "La educación de los indios", El Pmgreso (6 d e agosto de 1876): 2-3

Page 12: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

ortodoxo. También es probable que los preceptos del darvinismo so- cial fueron cada vez más populares entre los intelectuales guatemaltecos jóvenes, a medida que crecía el prestigio del movimiento eugenista latinoamericano. Con todo eso, mientras esperamos la realización de investigaciones más sistemáticas y exhaustivas sobre este tema, vale la pena señalar que de 389 tesis de medicina de la Universidad de San Carlos realizadas entre 1870 y 1920, ni una sola trata de la para entonces de moda (en Europa y los Estados Unidos) tarea eugenista de una exploración médico-fisiológica o médico-antropológica de la diferencia racial indígena y su degeneración. También, de los cuatro principales manuales guatemaltecos sobre filosofía positivista, ninguno aplica ideas evolucionistas al caso del indígena guatemalteco utilizando la terminología del darvinismo social (ni de hecho cualquier otra terrninol~gía).~'

La tradición asimilacionista en Guatemala data por lo menos desde la publicación del ensayo de Matías de Córdova en 1797, "Utilidades de que todos los indios y ladinos se vistan y calcen a la española". Ya para el último tercio del siglo XIX, los efectos de los descubrimientos en etnografía comparada, lingüística y arqueología habían refinado esta corriente asimilacionista con una aureola romántica e histórica. Ahora se proclamaba que la civilización maya antes de la conquista había sido tan avanzada como las magníficas civilizaciones indoeuropeas de Egipto, India y Grecia. El problema consistía en que la civilización maya había sido corrompida y reducida a un adormecimiento retrógrado por el yugo cultural espafiol. La constante explotación había acabado por reforzar su caparazón defensivo de indumentaria y lengua, una

" Vease Frank Safford, "Race, Integration, and Progress: Elite Attitudes and the Indian in Colombia, 1750-1870, Hwanic American HistoricalRa>r'ew71 (1991): 1: 2. Para un tratamiento de la obra de Asturias, véase Jesús Amilrrio González, Efpositivismo en Gt~atemala (Guatemala: Editorial Universitaria, 19701, pp. 101-105. Sobre el creciente prestigio del movimiento eugenista, véase Stepan, "me Hour ofEugmics'! Un listado de las tesis de la facultad de medicina aparece en Francisco Asturias, Historia de la medicina m Guatemala, 2" edición (Guatemala: Editorial Universitaria, 1958), pp. 242-253 y 431-434. Los manuales positivistas son Valero PujoI, Compendio de la historia de laplmofía (Guatemala: Tipognfía "El Progreso", 1885); M. A. Herrera, Ideageneral de lafilosofía positiva y de la sociofogfa moderna, 2"dición (Guatemala: Tipografía "La Unión", 1895); Darío González, Principios de ia filosofía positiva (Guatemala: Tipografía Nacional, 1895); y Adrián Recinos, Lecciones defilosofa. Resumen del curso del autor en los institutos de segunda enseñanza de Gtutemala (Guatemala: T ipograFía Sánchez y de Guise, 1914).

Page 13: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

actitud defensiva e insularidad colectiva fomentada por los españoles a fin d e controlarlos mejor. Los indígenas, generalmente asociados con la inamovilidad, la naturaleza y la feminidad, tenían que ser puestos en movimiento, sometidos a técnicas e imbuidos con valores culturales progresistas. Sólo así su grandeza cultural latente podría ser liberada y tomar su lugar en el mundo moderno. Cómo llevar a cabo todo esto era, desde luego, otra cuestión. Entre 1870 y los grandes debates sobre el problema indígena de 1892-1894, el criterio general era que se podía lograr a través de procedimientos individualizantes agresivos, como la transformación de los ejidos en parcelas privadas, el mayor acceso al crédito para el sector agrícola, la expansión de la educación primaria, la reducción de asentarnientos dispersos en centros poblacionales más densos, una presencia estatal más vigorosa en las zonas rurales a fin de poner coto a la vagancia, y así sucesivamente. En suma, un programa liberal típico, cuyo carácter en lo tocante a propuestas de reforma había pasado por un idealismo imperioso (la varita mágica de la agro- exportación capitalista y la participación forzosa en el mercado laboral lo solucionaría todo), a través de dos censos desalentadores en 1880 y 1892, hasta debate y crítica intensos, entre 1892 y 1894, del nexo agro- exportación-trabajo forzado indígena.22

Se daba uno cuenta entonces que en lugar de impulsar el proceso de ladinización del indígena, la estructura rural de trabajo forzado en combinación con los mecanismos negociados por las comunidades indígenas a fin de retener tantos vestigios de autonomía local como fueran posibles, habían acabado por producir una Guatemala más bifurcada que nunca. Una oligarquía parasitaria y monopolista que sostenía su posición mediante la coerción y la preservación del indígena se había consolidado, afianzando un sistema de producción agrícola que no encajaba con los modelos clásicos del capitalismo y retardando las posibilidades de que el país llegara a ser una naci6n homogénea. Esta ola de ansiedad racial se vio acrecentada aún más con los desalentadores resultados del censo de 1892. Dicho conteo, el cual provocó los debates de la década de 1890, mostraba que los indígenas

22 Para ejemplos típicos de este punto de vista sobre el indígena, véase "La civilización de los indios", Elprogreso (16 de agosto de 1874): 3 y del (6 de septiembre de 1874): 3. Véame también "Historia patria. Consideraciones jenerales", El Gt~atemalteco (7 de noviembre de 1878): 1; y Antonio Baires Jáuregui, Los indios. Stl historia y st¿ civilización (Guatemala: Tipografía "La Unión", 1894).

Page 14: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

aún formaban por lo menos dos tercios de la población, y que su tasa de reproducción seguía superando la del sector 1adino.l'

En tanto que la mayoría de las opiniones que abogaban por la abolición del Reglamento de Jornaleros y del mandamiento se basaban esencialmente en la mayor eficiencia económica y asimilacionista del trabajo libre, algunas de las opiniones disidentes llegaron a ser muy sorprendentes. Por ejemplo, el cabecilla liberal, autor y político, Fran- cisco Lainfiesta, al explorar temas típicos de la teoría dependentista y la izquierda moderna, denunció en La República, en 1893, a los defensores del mandamiento. La idea de que la eliminación del mandamiento causaría el colapso de la agricultura es una admisión implícita que "sin el esfuerzo del indio, nada valdríamos". Según él, los indígenas no se retraían del trabajo libre, sino que más bien actuaban como agentes económicos racionales, dedicados a la cosecha de productos de primera necesidad para los mercados locales. Al emplear su fuerza laboral en el sector cafetero, los guatemaltecos se habían convertido en "tributarios del extranjero; ihasta para comprarle maíz!". La riqueza del café era "casi ilusoria para el país", ya que se tornaba en oro en los países extranjeros pero nunca se reintegraba a la economía nacional. "Por consiguiente, los mandamientos de indios ... son en último resultado la causa de nuestra pobreza".'"

En suma, los intelectuales guatemaltecos desarrollaron una percepción del indígena que no era muy diferente del proto-indigenismo que surgió en México durante el porfiriato, enfocando la cuestión de la civilización del indígena desde el punto de vista de factores ambientales en vez de obstáculos biológicos, y al percibir el sujeto nacional del futuro en términos de un mestizo o ladino hi~panizado.~~ La diferencia más importante con respecto al discurso mexicano consistía en la creciente intensidad de su pesimismo, ya que no se veían indicios de un decisivo proceso de aculturación en Guatemala durante esta época. Es probable que, dada la frustración perpetua de las esperanzas de la ladinización, los intelectuales guatemaltecos hallaron en el unionismo centroamericano la solución utópica a su sentimiento de aislamiento

Véanse "Editorial" y "En pm de los indios", LaRqniblica (6 de abril de 1893): 1; y "iHay esclavitud liknl!", La Rqníblica(13 de abril de 1893): 1, que reproduce también 10s editoriales de La Ntcam Era y el Diario de Centro-Amaica sobre este debate. Véase también "La libertad del indio", La Replíblica (24 de octubre de 1893): 1.

'4 "La esclavitud del indio", ¡A Repliblica (27 de junio de 1893): 1-2. 25 Chasles A. Hale, 7iSe Tmnsformaiion uf Mm'can Liberalism in Late Nineteenth-

Crnhr~~;Wezico (Princeton. New Jersey: PBnceton LJniversity Press, IW), pp. 228-231.

Page 15: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

cultural. En 1920, en la víspera del derrocamiento de Estrada Cabrera, un cabecilla del partido unionista, Eduardo Mayorga, había justificado la Unión Centroamericana a una asamblea en los terminos siguientes: "Unidos por el sentimiento de la cangre, que es una en nuestras venas; por identidad de costumbres y credos religiosos; por el vínculo sonoro del idioma ... aunemos todos los vigores dispersos del Istmo en pro de nuestros idea le^".'^

EL C O N C E P T O DE RAZA Y LA NARRATIVA NACIONAL D E COSTA RICA

Tal proyecto de unión centroamericana fue objeto de profundo escepticismo en Costa Rica, lo que se demostró con el rechazo público de los acuerdos preliminares sobre la Unión en 1921. Aunque el negociador principal de Costa Rica, Cleto González Víquez, se pronunció a favor del proyecto, él mismo había desempeíiado un papel importante en fomentar y enraizar la idea de una raza costarricense pura y separada. En 1908, el entonces presidente González Víquez había explicado al Congreso Constitucional que "traer inmigrantes es aumentar población con elementos que no siempre resultan útiles y que, en todo caso, vienen a participar de las desventajas de ciudades y poblados sin higiene; sanear pueblos es aumentar y mejorar la población indígena [sic], que por razón de clima, costumbres, idioma y otras circunstancias, es la más apetecible". Este era el razonamiento que justificaba la política que González Víquez luego denominaría "la auto-inmigración": llevar al máximo la producción y la reproducción nacional, por medio de una baja en la tasa de mortalidad infantil y la implementación de medidas moral y biológicamente sanitarias en toda la República. El hecho de que González Víquez utilizara la frase "población indígena" para describir a los ciudadanos de Co.ita Rica. y el tenor de su comentario, son prueba importante de que, a comienzos del presente siglo, los intelectuales costarricenses ya compartían la idea de que la poblacrón existente era una raza singular, homogénea y nacional por naturaleza."

l6 "Discurso de Eduardo Mayorga," El Unioeista (15 de enero de 1920): 5. 27 "Mensaje del señor presidente de la República presentado al Congreso

Constitucional, 1908, en Mensajes Presidenciales, 8 tomos, Carlos Meléndez Ch., compilador (San Jose: Academia de Geografía e Historia, 1980-1991), 1906-1326, IV: 41; y "Mensaje del señor presidente de la República al Congreso Constitucional 119291", en Meléndez, 1928-1940, VI: 31.

Page 16: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

No fue este el único aspecto en que la narrativa de la nación costarricense que se desarrolló hacia finales del siglo XIX demostró ser inversa a la narrativa guatemalteca. En lugar de abarcar todo el Istmo, la narrativa costarricense fue extremadamente local en alcance, extendiéndose en términos sociales sólo hasta los límites del Valle Cen- tral, el núcleo principal de asentamiento. De hecho, a pesar del anhelo unionista a menudo expresado por los líderes políticos costarricenses a partir de la declaración de independencia y durante la década de 1860 (debido a la creencia de que las micronaciones no eran viables), la narrativa que se desarrolló después de 1880 destacó solamente la reticencia de los costarricenses a tomar parte en las disputas partidarias de sus vecinos centroamericanos. Enfrentados con la amenaza guatemalteca de 1885, el carácter nacional se vio definido cada vez más en términos que lo distinguían del resto de Centroamérica: no era presa de amargos sectarismos, no era beligerante, no existían instituciones feudales que obstaculizaran su desarrollo, no era revolucionario y no era indígena ni mestizo. Al tiempo que el país se movilizaba para enfrentar a Barrios, la campaña de 1856 contra William Walker se trajo a colación como un símboio de guerra de independencia nacional, no como campaíia nacional centroamericana sino simplemente como la campaña nacional, y representada como modelo de unidad familiar y sacrificio patriótico por la preservación del orden de cosas en Costa Ri~a .~ '

Los intelectuales costarricenses, como sus colegas guatemaltecos, se estaban convirtiendo en deterministas coloniales, con la diferencia de que los guatemaltecos sentían que dichas determinaciones tenían que ser superadas a fin de modernizar el país, mientras que los costarricenses insistían que la herencia colonial había sido inadvertidamente la causa de su buena suerte: ahora se proclamaba que había sido su aislamiento con respecto a España y Guatemala, su pobreza, insignificancia e ignorancia durante Ia época colonial lo que había dejado a Costa Rica con una división de la propiedad razonable, con tierra para expansión y una sociedad pequeña, asidua al trabajo y

- ' "Steven Palmer, "Sociedad anónima, cultura oficial. inventando la nación e n

Costa Rica, 1848-1900", e n Héroes al gtuto y iibros de moda. Sociedad y cambio cul- ttrralen Costa Rica, Iván Molina y Steven PaImer, editores (San José y South Woodstock, Vermont: Editorial Porvenir y Plumsock Mesoamerican Studies, 1992), pp. 189-198.

Page 17: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

racialmente homogénea, en contra de las revoluciones y de la intervención en los asuntos de sus vecinos.29

El distanciar al país de la herencia genealógica del recto de Centroamérica se convirtió en una de las principales preocupaciones de los intelectuales costarricenses. Es instructivo, por ejemplo, que los Elementos de Htktoria de Costa Rica de Francisco Montero Barrantes, empieza su narrativa con una biografía de Colón, ubicando así los orígenes nacionales de Costa Rica en E ~ p a ñ a . ~ En contraste, la HZFtoriu de América Central del guatemalteco José Milla, comisionado por el régimen de Barrios, empieza con un esbozo histórico de "las naciones q u e habitaban la América Central, a la llegada de los es paño le^".^' No existe mención del mestizaje en la obra de Montero Barrantes; su Geogra@ de Cm& Rica, también utilizada como texto escolar, en donde declara que "con poquísima, casi insignificante diferencia, todos los habitantes de Costa Rica pertenecen a la raza blanca ... La población es homogénea, y forma un todo compacto y unido por iguales vínculos de todas clases".32

Una obra más sofisticada, la Cartilla Histórica de Costa Rica, de Ricardo Fernández Guardia, fue capaz de acomodar una especie par- ticular de mestizaje. Su texto nos informa que, aunque la conquista fue al inicio un desastre para los indios, "en cambio recibieron la religión y civilización cristianas, los ganados, plantas y artes del Viejo Mundo, el idioma castellano y otros bienes que ahora disfrutamos". El mestizaje inherente en la evolución histórica de Costa Rica estj implícito en la transición fluida de la segunda persona plural del pasado, a la primera persona plural del "nosotros" europeizado, contemporáneo. Sin em- bargo, Fernández Guardia destaca la preponderancia de lo blanco en este proceso de mestizaje. Los indígenas eran más débiles y, por razones que no se explican, "la raza indígena iba desapareciendo rápidamente"

* Dos expresiones clásicas de este punto de vista son Máximo Soto Hall, "Capínifos de un libro inédito", y Francisco María Iglesias, "Memoria histórica. Los veinte primeros años del presente siglo", en R&ta de Costa Rica en el Siglo XBi (San José: Imprenta Nacional, 19021, pp. 63-68 y 55-58, respectivamente.

" Francisco Montero Barrantes, Elementos de historia de Costa Rica, 2 tomos (San José: Tipografía Nacional, 1892), 1: 18, 44 y 87,

)' José Milla, Historia de la América Central[18791 (Gtiatemala: Editorial Piedm Santa, 1976), pp. 1-51.

Francisco Montero Barrantes, Geografia de Costa Rica (Barcelona: Tipografía de José Cunhiil Sala, 18921, pig. 149.

Page 18: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

con el cierre de la epoca colonial. "Muchos de los conquistadores se casaron con indias. De estas uniones se originó la raza indoespañola o mestiza". Según Fernández Guardia, "estas familias son las progenitoras de la gran mayoría de 10s costarricense^".^'

Sin embargo, esos cincuenta y tantos conquistadores originales tenían genes de un poder mítico: eran "hombres de hierro, forjados por ocho siglos de guerra contra los moros", una característica que permite al autor insistir en que sólo en cuatro de las repúblicas hispanoamericanas predominaba la raza blanca; una de ellas es Costa Rica. Las otras repúblicas son, por supuesto, Argentina, Chile y Uru- guay, países con quien los costarricenses preeminentes querían compararse. Los intelectuales nacionales a veces reconocieron su ascendencia indígena, pero siempre relegándola a una época remota, al tiempo que negaban por completo la herencia africana. Desde esta perspectiva, el mestizaje nunca había llegado a manchar el desarrollo de un pueblo homogkneo y nacional que ellos concibieron como ya constituido al comenzar el siglo W(, al declararse la Independencia y al crearse la República (dentro del discurso nacional se habían fundido los tres acontecimientos en un sólo momento, a pesar de que ta Independencia llegó en 1821 y la República se creó en 18481.'"

Lowell Gudmundson ha arrojado importante luz sobre la cuestión de la asimilación racial en la Costa Rica decimonónica. Según Gudmundson, durante la primera mitad del siglo XIX, entre el 10 y e1 20 por ciento de la población del altiplano costarricense era afroamericana, descendientes mufatos, pardos y negros de esclavos,35 A l empezar el siglo, alrededor del 15 por ciento de la población se clasificaba como "indígena". Aparte de una pequeña capa de "españoles", el resto de la población era mestiza. Por razones que no

Ricardo Fernández Guardia, Cartilla histórica de Costa Rica, 6" edición (San José: Librería Lehmann, 19271, pp. 40 y 44.

" Fernández Guardia, Cartilla histórica, pág. 69. Característica a esta estrategia de reconocer y borrar el mestizaje dentro de la misma operación, es la que depende fundamentalmente de una desvalorización de lo femenino -mujeres indias- y el atributo de primordialidad y autoridad a los conquistadores masculinos blancos. En el proceso, sin embargo, la raza nacional se naturaliza por medio de la subordinación de la mujer indígena (que viene a representar a la sociedad indígena entera, ya que en el discurso los hombres indígenas no son actores en el proceso de mestizaje).

5 Lowell Gudrnundson, "De 'negro' a 'blanco' en la Hispanoamérica del siglo XIX: la asiniilación afroamericana en Pugentina y Costa Rica", Mesoaménca 12 (diciembre de 1986): 312.

Page 19: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

han sido bien estudiadas, dichas distinciones oficiales desaparecen hacia finales de la primera mitad del siglo. Tal vez esto se dio en parte gracias a las crónicas de viaje de visitantes extranjeros, impresionados por la relatiya escasez de población indígena y por la ausencia de agudas divisiones étnicas entre las poblaciones hispanoparlantes del Valle Central. Lo cierto es que desde muy temprano surge una designación oficial de la población mestiza y espaiiola como "blanca". Por ejemplo, en su texto de 1851, publicado para vender a Costa Rica en e l exterior, Felipe Molina declara que el país tenía "90,000 blancos", aunque agregaba a esta suma "10,000 indios, incluyendo las tribus salvajes".36

No obstante, como demuestran Gudmundson e Iván Molina, el "blanqueamiento" era una preocupación constante entre los pueblos de Costa Rica durante el siglo XtX, y una estrategia de superación social. La existencia de esta corriente dentro de la cultura misma indica que la población estaba consciente de una importante heterogeneidad racial en Costa Rica." A partir de la década de 1880, sin embargo, los liberales costarricenses negaron categóricamente la existencia de semejante diferenciación racial dentro de la población nacional. La ficción de una raza pura de costarricenses era creíble por varias razones. Primero, los grupos que no podían aspirar a formar parte de la raza homogénea -los grupos indígenas, una buena parte d e los guanacastecos y 10s negros anglicizados de Limón- vivían en las márgenes de la República, en términos geográficos, demográficos, políticos y económicos. Segundo, desde antes de1 siglo XIX, a pesar de la pérdida de tierras que sufrieron las comunidades indígenas como consecuencia de la expansión cafetalera, las actividades económicas más vitales en Costa Rica no se habian desarrollado mediante una explotación directamente basada en diferencias culturales o raciales. Tercero, durante la primera mitad del siglo XIX, la población de la Meseta había compartido un repertorio cultural bastante parecido, y la diferenciación cultural que empezó a experimentar Costa Rica con el auge cafetalero se basó en divisiones espaciales (ciudadicampo) y clasistas y no estamentales. Los intelectuales costarricenses, entonces,

" Felipe klolina, Bosqtlejo histórico de la Reptiblica de Costa Rica (New York: Imprenta de S. W. Benedict, 18511, p5g. 28.

'' Iván kíolina Jiménez, Costa Rica (1800.f850): el legado rolonia~y la g&zesis del capitalismo (San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 19911, pp. 60-62.

Page 20: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

disfrutaban el lujo de representar una nación históricamente de raza homogénea, y efectivamente blan~a.~ '

En las postrimerías del siglo, una sombra se veía caer sobre la narrativa nacional costarricense, la cual llegó a penetrar la cultura oficial en la forma de una creciente nostalgia por la perdida Edad de Oro de mitad del siglo XIX.j9 Este sinsabor era el resultado de dos factores: la creciente amenaza a la soberanía nacional que el intervencionismo e imperialismo estadounidense presentaban, y una ansiedad respecto al bienestar y la capacidad de crecer a través de la reproducción de esta laboriosa y pura raza costarricense. En la Francia de fin de siglo, la patología social era una preocupación seria, especialmente las decrecientes tasas de nacimientos (en comparación con las de Alemania, en particular); el equivalente costarricense eran las "sabidas ... altas cifras de la mortalidad de la infancia"." La generalizada confianza en la raza nacional no permitía duda alguna acerca de la calidad innata del organismo. La culpa más bien se le atribuyó a la deficiente higiene moral y física entre los sectores más pobres de la sociedad. Como solución, la casta intelectual favoreció una política estatal de protección social, o lo que Gonzalez Víquez había ilamado "auto-inmigración".

El lenguaje eugenésico de degeneración racial es ya evidente en Costa Rica en la Ley de Inmigración de 1897, con su larga lista de personas que deben ser excluidas por ser "nocivas a1 progreso y bienestar de la República", porque, "por su raza, sus hiibitos de vida y espíritu aventurero e inadaptable a un medio ambiente de orden y de trabajo, serían en el país motivo de degeneración fisiológica y elementos propicios para el desarrollo de la holganza y el vicio"." Las mismas

Steven Palmer, "Hacia la autoinmigración, El nacionalismo oficial en Costl Rica, 1870-1930, en Colzitnicción de las identidades y del Ertado modaslo en Centro América, Arturo Taracena, editor (San José: en prensa).

" Flora Ovares, et al ., La casa paterna, Bcritzcra Y nación en Costa Rica (San José: Editorial de la [Jniversidad de Costa Rica, 19931, pp. 51-74. La expresión clásica de esm nostalgia de mitad de siglo es el cuadro de costumbre de la guerra contra Walker, de Manuel de Jesús Jiménez, "Honor al mérito", en Reuista de Costa Rica en el Siglo XCY, p p 141-147.

' O Robert A. Nye, Crime, Madness and Politics in ,Wodem France: fbe Medical Concqt of ;Vational&cline(Princeton, New Jersey: Princeton University Press, 19841, pp. 152-169; Secretaría de Gobernación y Policía, Memoria de Gobwnación y Policía (San José: Tipografía Nacional, 1908), phg. h i i .

I' Bienvenido Ortíz Cürtín, compilador, Compilación de leyes, decretosy circiclares referentes a medicina e higiene delaño 1821 hasta 192O(San José: Imprenta Nacional, 1921), p5g. 99.

Page 21: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

preocupaciones se hallan presentes en las primeras dos décadas de este siglo, con la introducción de los primeros programas de asistencia social, empezando con la campaña contra la anquilostomiasis ("la peor rémora para la prosperidad de nuestro país y para la conservación de nuestra raza", al decir de un prominente funcionario de salud pública en 19071, hasta la declaración en 1913 por un criminólogo influyente de que existían clases criminales que eran "en su mayoría, ejemplares de los resultados de la ley de la evolución o selección natural, descubierta por D a ~ i n " . ~ ~

Las mismas preocupaciones acerca del bienestar de la raza habían conducido, a partir de 1910, a una serie de obras filantrópicas, subvencionadas por el Estado, con el fin de mejorar las condiciones de la maternidad entre los pobres. Estos esfuerzos encontraron su última expresión estatal en 1930 con la creación del Patronato Nacional de la Infancia. Según Luis Felipe González Flores, su promotor principal y primer director, entre las metas principales del PAN1 estaban las del "control de La natalidad de las familias numerosas en las clases pobres; [y la] lucha contra el mestizaje para la selección racial y restricción para el mismo objeto de la inmigración inde~eable" .~~

Este último objetivo podría ser la clave para la comprensión de la diferencia de estilos de racismo oficial elaborados por Guatemala y Costa Rica durante el período liberal. Aunque la gran mayoría de intelectuales latinoamericanos expresaron opiniones eugenésicas con respecto al arribo de nuevas razas no europeas a sus países (obsérvense las campañas de persecución contra los chinos durante el periodo de la raza cósmica en México), muchos de ellos llegaron a diferentes conclusiones con respecto a los grupos poblacionales históricos establecidos dentro de sus fronteras. En la narrativa nacional guatemalteca, la cantidad de indígenas del país fue 13 razón principal

Veanse Mauro Fernjndez, Lci anqr~ilostomiajis ,y la agriczrftura (San José: Imprenta Nacional, 19072, p5g. 9; y Luis Castro Saborío, "Entre líneas", en Anales del <4tenw de Costa Rica 5 (19132: 2: 472.

"Conferencia del profesor Luis Felipe González Flores, presidente del Pm1, dictada en la Escuela Jesús Jiménez a los maestros de Cartago, 8 noviembre 1930", en Boletín del Patronato Nacional de la Infatzcia 2 (19302: 1: 34.

Page 22: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

por la que la liberación y realización nacionales se vieran sólo como posibilidades futuras, mientras que en Costa Rica dicha realización colectiva, y constitución racial, era cada vez más interpretada como algo que se había dado en el pasado, y que ahora necesitaba ser preservado y protegido. Aún en el caso del joven Asturias, era el mestizaje el que prometía la vía de escape de la degeneración nacional en Guatemala; en Costa Rica, el mestizaje y la degeneración eran sinónimos.

Se podría afirmar que e1 discurso asimilacionista guatemalteco era enteramente vacuo e hipócrita, y que en ningún momento se vio acompañado por un esfuerzo serio para atenuar la explotación racialmente determinada del indígena. Se necesitan investigaciones adicionales sobre los años coyunturales de 1892 a 1894, a fin de re- solver esta cuestión definitivamente. No obstante, vale la pena tener en cuenta que la peor pesadilla para los intelectuales guatemaltecos era la idea de que las comunidades indigenas siguieran existiendo dentro del Estado, con una relación antagonista hacia la Guatemala hispana, a punto de estallar en su organización política o en la violencia. Paradójicamente, como lo ha señalado Carol Srnith, fue justamente dentro de este discurso de ansiedad cultural que los intelectuales de fines del siglo XX, liberales en su mayoría, constituyeron a los indígenas como un m antinacional dentro del cuerpo socio-político (y por consiguiente, como una nación indígena en cierne, pese a que dichas nociones de pan-indigenismo apenas empiezan a ~uajar).~QI discurso sobre el concepto de raza en Guatemala fue menos un indicador de política estatal que 1a huella de una comunidad intelectual urbana profundamente inquieta con respecto al nexo entre el Estado y el finquero. Se trataba de una comunidad cada vez más convencida de que no existía una base racional para el Estado guatemalteco.

Queda por determinar en investigaciones adicionales, qué consecuencias vivieron los costarricenses cuyas identidades no encajaban dentro del cuento de hadas racial del Valle Central como un crisol nacional homogéneo. Al mismo tiempo, la noción de una raza costarricense constituyó un ingrediente clave en un esfueno intelectual general y muy exitoso por separar la historia y la genealogía de Costa

'4 Caml Smith, "Origins of the Mationat Question in Guatemala: a Hypothesis", en Gfiatemafan lndiam and tbe Smte 1540-1988. Carol Smith, editora (Austin: Uni- versity of Texas Press, l990), pp. 73-95.

Page 23: Steven Palrner* - Dialnet · 2012-06-18 · pensadores, incluyendo Darwin mismo [y Spencerl, podrían correctamente ser llamados darvinistas ~ociales".~ En el contexto de la filosofía,

Rica respecto a las de Guatemala y por tejer un nacionalismo prepotente y hegemónico. Tan importante como lo anterior, es el hecho que esta supuesta homogeneidad racial se asoció con una ansiedad nostálgica y fue utilizada por los intelectuales, a fin de promover una política de protección social.