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Subordinación y uso propagandístico del turismo durante el franquismo. Apuntes
sobre la construcción de una narrativa y semiótica turística en la ciudad de
Barcelona*
Subordination and propaganda use of tourism during the Franco regime. Notes on
the construction of a tourism narrative and semiotics in the city of Barcelona
Saida Palou Rubio
Institut Català de Recerca en Patrimoni Cultural; Universitat de Girona
Resumen
El presente artículo analiza la instrumentalización política del turismo por parte del
gobierno franquista entre los años 1938 y 1951. Concretamente, describe las principales
actuaciones y directrices del régimen en materia turística y analiza su aplicación en la
ciudad de Barcelona. Se estudian dos organismos turísticos creados durante el primer
franquismo: la Junta Provincial del Turismo y las Oficinas Municipales de Turismo. Se
analiza la imagen divulgada a través de una narrativa hegemónica, que tiene la finalidad
de reforzar los valores e ideología del régimen franquista.
Abstract
This article analyses the political instrumentalisation of tourism by the Franco
government between 1938 and 1951. Specifically, it describes the regime’s main actions
and guidelines in the field of tourism and analyses their application in the city of
Barcelona. Two tourism bodies created during the early Franco regime are studied: the
Provincial Tourism Board and the Municipal Tourism Offices. We analyse the image
disseminated through a hegemonic narrative intended to bolster the regime’s values and
ideology.
Palabras clave
Turismo; Barcelona; propaganda; imagen; política
Key words
Tourism; Barcelona; propaganda; image; politics
Breve nota curricular
Doctora en Antropología Social y Cultural por la Universitat de Barcelona (2011) con
una tesis sobre la historia social y política del turismo en Barcelona (Premio Ciudad de
Barcelona de Historia Agustí Duran i Sanpere). Actualmente es investigadora en el
Institut Català de Recerca en Patrimoni Cultural (ICRPC) y profesora asociada en la
* Este trabajo forma parte del proyecto HAR2017-82679-C2-1-P, financiado por el Ministerio español
de Economía, Industria y Competitividad y fondos FEDER de la Unión Europea.
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Universitat de Girona. Sus líneas de investigación son la historia del turismo, la
dimensión social y política del turismo, los usos turísticos del patrimonio cultural y la
memoria histórica. Es miembro vocal de la Junta Directiva y el Consejo de Redacción
del Institut Català d’Antropologia y miembro del Comité Editorial de la Revista
d’Etnologia de Catalunya.
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Presentación del tema, objetivos y fuentes
El turismo es una realidad poliédrica y cambiante que puede analizarse desde
perspectivas muy distintas y complementarias. Es una actividad fundamentalmente
económica relacionada con el mundo del ocio y el consumo (razón por la cual se suele
equiparar a sector o industria); así mismo, tiene una dimensión sociocultural, territorial,
medioambiental y demográfica importante, puesto que tanto si hablamos de sociedades
emisoras o receptoras, incumbe grupos importantes de población (sus formas de vida,
recursos, paisajes, valores, etc.). Además, el turismo es una realidad histórica que nunca
es ajena a los marcos políticos en los que se produce. En el caso del estado español la
relación entre política y turismo es especialmente estrecha durante el franquismo. El
turismo, como actividad a priori desligada de los avatares políticos, adquiere un carácter
absolutamente político en la España franquista. El país se convierte en parte integrante
de la construcción de la civilización del ocio en la Europa de la posguerra, de modo que,
por vulgar o hedonista que sea, el turismo formará parte de la política de la posguerra
prácticamente en toda Europa1. Si bien durante la posguerra española el turismo no es
más que un sector económico menor en España2, ya en la década de los cuarenta
empieza a ser políticamente instrumentalizado. El presente artículo se focaliza en esta
cuestión.
La instrumentalización política del turismo es una de las acepciones o manifestaciones
más claras de la relación entre política y turismo, y tiene que ver con la apropiación y el
uso intencionado por parte de los agentes de poder de los beneficios considerados
positivos del turismo (económicos, socioculturales, urbanísticos, ideológicos…). Esta
instrumentalización se crea y legitima, en parte, a partir de discursos, relatos
hegemónicos y propaganda. Las narrativas e imágenes relacionadas con los intereses del
poder actúan siempre de un mismo modo: a la vez que resaltan y defienden
determinadas ideas, también silencian y enmascaran hechos y realidades. A través de un
potente aparato discursivo, el gobierno franquista tratará de asociar los elementos
considerados positivos del turismo (desarrollo económico, entrada de divisas, libertad,
paz y hermandad entre pueblos) a una determinada idea de nación, y por ende a su
dictador. Se utilizará un compendio de recursos culturales y naturales para evocar la
1 Sasha D. PACK.: La invasión pacífica. Los turistas y la España de Franco, Madrid, Turner Noema, 2009. 2 Rafael VALLEJO POUSADA: “¿Bendición del cielo o plaga? El turismo en la España franquista,
1939-1975”, Cuadernos de Historia Contemporánea, 37, 2015, pp. 89-113.
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imagen de España tradicional, “abierta”, culturalmente cohesionada y próspera,
combinando referencias de tradición y modernidad y de españolidad y europeización.
Durante el primer franquismo, el objetivo de las políticas turísticas será la recuperación
de la unidad e identidad de la nación3. Así se utiliza una imagen postiza y utilitarista que
no solo tratará de persuadir los turistas extranjeros y utilizarlos como canales de
difusión de la imagen de España, sino que también buscará influir en la propia sociedad
española, con aras de asociar el turismo al desarrollismo y a la paz del país.
Durante el franquismo, los discursos turísticos participan de la política nacionalizadora
del régimen fundamentalmente a través de la divulgación de imágenes y narrativas que
naturalizan y simplifican el carácter cultural español. Asumiendo que los mitos
nacionales se perpetúan con representaciones concretas de acuerdo con los contextos
sociopolíticos4, podemos observar cómo, durante la dictadura, la activación y puesta en
valor de un elenco determinado de recursos locales, regionales y nacionales permiten
evocar la nación. Esta estrategia actúa en los imaginarios colectivos de acorde con lo
que Benedict Anderson ha llamado las comunidades imaginadas: imaginar una nación
precede su creación.
Durante el primer franquismo, Barcelona actuará al unísono de la política turística
estatal. Se crearan organismos y estrategias con la finalidad de promover el turismo y
legitimar los intereses políticos de los gobiernos local y estatal. Los recursos tangibles e
intangibles expuestos al turismo alimentarán una narrativa urbana basada en una
determinada versión de la historia, cultura y sociedad catalana. Mediante la narrativa y
semiótica turística se evocará una realidad enderezada que por supuesto no responderá a
la situación real de la ciudad y del país.
El presente artículo se focaliza en el estudio de dos organismos de promoción turística
creados en Barcelona durante el primer franquismo (la Junta Provincial del Turismo y
las Oficinas Municipales de Turismo). Así mismo, también se analiza la política
turística y el uso político del turismo durante la Guerra Civil, periodo que puede ser
3 María Isabel DEL RÍO LAFUENTE: “Cultura y paisaje en la política turística del primer franquismo
(1939-1956)”, Estudios geográficos, 77 (281), 2016, pp. 443-467. 4 Pablo SÁNCHEZ LÓPEZ: “Reseña MICHENNEAU, Stéphane y NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M.
(coord.): Imaginarios y representaciones de España durante el franquismo, Madird, Casa de Velázquez, 2014”, 37, 2015, pp. 355-404.
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considerado como la antesala de la política turística del primer franquismo. En concreto,
el marco cronológico que abarca el artículo transcurre entre 1938 y 1959 (el 38 como
punto de partida de las rutas de guerra del gobierno sublevado y el 59 como punto de
inflexión del inicio del turismo de masas)5. En cuanto a los dos organismos estudiados,
se presentan las actuaciones más relevantes desarrolladas en materia de promoción, así
como la narrativa turística reproducida sobre la ciudad. Se utilizan fuentes primarias
procedentes del Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, el Arxiu de la Diputació de
Barcelona y el Arxiu Nacional de Catalunya. A lo largo del texto se citan fragmentos de
documentos, que dada su elocuencia discursiva, corroboran la premisa nuclear del
estudio: la idea que el turismo, durante el primer franquismo, actúa como herramienta
política e ideológica al servicio de los intereses del gobierno mediante el uso de
narrativas (símbolos, discursos, imágenes) que legitiman los intereses de sus
promotores, a saber, el gobierno franquista y sus tentáculos. El presente artículo no trata
estrictamente sobre política turística, sino sobre politización del turismo durante la
Guerra Civil y el primer franquismo en la ciudad de Barcelona. Los resultados que se
presentan son fruto de una investigación más amplia sobre el turismo en Barcelona
desarrollada por la autora en el marco de la interpretación antropológica y de la historia
política del turismo.
De las Rutas de Guerra como instrumento propagandístico al intervencionismo y
aislamiento durante la posguerra
Durante la Guerra Civil el uso y subordinación propagandística del turismo representa
una práctica común por parte de los gobiernos republicano y franquista. Las estrategias
de captación de visitantes extranjeros que promueven ambos gobiernos no mantienen
ninguna relación con el ocio o la cultura, sino fundamentalmente con la política, puesto
que en ambos casos servirán como instrumento ideológico y propagandístico. De hecho,
la idea del turismo como expresión de libertad despierta incluso animadversión por
parte del bando fascista (un diario de Navarra publica durante la guerra que “La Falange
prohibirá terminantemente, bajo penas severísimas, el turismo”)6.
5 En 1959 España recibe 2,86 millones de turistas; en 1960 ya son 4,3 millones (el 6,2% del turismo
mundial). Tras el Plan de Estabilización y la devolución de la peseta respecto al dólar, el escenario turístico español experimenta una transformación sustancial, de modo que a partir de 1960 es cuando eclosiona el boom turístico español. Véase: Rafael, VALLEJO POUSADA: “¿Bendición del cielo o plaga? El turismo en la España franquista, 1939-1975”, Cuadernos de Historia Contemporánea, 37, 2015, pp. 89-113.
6 Catalina VACAS y Marco-Hugo LANDETA: “Aproximación al último medio siglo de turismo en España, 1959-2009”, Estudios turísticos, 180, 2009, p. 26.
6
El mes de noviembre de 1936 se crea el Ministerio de Propaganda en la zona
republicana con el fin de promover una consciencia interior y exterior sobre la realidad
de la guerra y la labor del gobierno republicano7. El Patronato Nacional de Turismo
(PNT), creado 1928 por Primo de Rivera, queda adscrito al nuevo Ministerio de
Propaganda; a partir de 1937, con Negrín en la Presidencia, se procede a una
reorganización de los ministerios con el fin de reducir el aparato burocrático, de modo
que el Ministerio de Propaganda se integra a la Subsecretaría de Propaganda y pasa a
depender directamente del Ministerio del Estado, quedando así el PNT adherido a dicho
Ministerio. El gobierno republicano invita periodistas y personalidades extranjeras
simpatizantes con la causa con el objetivo de crear una consciencia internacional sobre
la Guerra Civil. Hemingway será uno de los invitados más destacados. Además,
mediante la edición de folletos y carteles, denuncia el maltrato que sufre el patrimonio
artístico del país8.
Por otro lado, a principios de 1938 el bando fascista pone en funcionamiento el Servicio
Nacional de Turismo, quedando adscrito al Ministerio de Interior. Luís Antonio Bolín,
abogado y periodista, estará al frente del nuevo servicio, cuyo objetivo será que España
sea visitada por aquellos interesados en conocer de primera mano lo que está ocurriendo
y lograr así, difundir la versión nacional para confirmar que la sublevación militar está
justificada y es, sin lugar a dudas, necesaria para la salvación del país9. El Servicio
Nacional de Turismo y los Servicios de Prensa diseñan una política cultural acorde con
los principios de un régimen totalitario de ideología nacional-catolicista con el objetivo
de ayudar a destruir las estructuras de gobierno de la República e imponer las propias10
.
Si bien el Servicio Nacional de Turismo pretende asumir las funciones del PNT, en
realidad solo se encargará de controlar los precios y categorías de los alojamientos
hoteleros. No obstante, se pone en marcha una acción de carácter propagandístico muy
relevante, que consiste en la creación de una serie de itinerarios por las denominadas
7 Beatriz CORREYERO: “La administración turística española entre 1936 y 1951. El turismo al
servicio de la propaganda política”, Estudios Turísticos. Número monográfico: 100 años de administración turística española. 1905–2005, 163-164, 2005, pp. 55-80.
8 Eva CONCEJAL: “Las Rutas de Guerra del Servicio Nacional de Turismo (1938-1939)”, en Miguel ARROYO, C. y María Teresa RÍOS REVIEJO (coords.): Visite España: La memoria rescatada, Madrid, Ministerio de Cultura, 2014, pp. 258-273.
9 Eva CONCEJAL: “Las Rutas de Guerra…”, pp. 258-273. 10 María Isabel DEL RÍO LAFUENTE: “Cultura y paisaje…”, pp. 443-467.
7
zonas nacionales. Un Decreto de mayo de 1938 autoriza el Ministerio de Interior, a
través del Servicio Nacional de Turismo, a fomentar viajes para conocer los territorios
nacionales, creándose así las denominadas Rutas de Guerra. El objetivo consiste en
invitar a ciudadanos de los países civilizados a recorrer el país para comprobar
personalmente la “tranquilidad” y el “orden” que reina en las regiones “recién
conquistadas por las armas”11
. El Servicio Nacional de Turismo se reserva la exclusiva
de la explotación de las rutas, prohibiendo la creación de otros itinerarios12
. El objetivo
es dar a conocer los lugares más relevantes de la “Cruzada”, servir como medio de
propaganda de la Causa y ayudar a la obtención de divisas extranjeras13
. Inicialmente se
planifican 4 rutas (Norte, Aragón, centro y Andalucía); la primera, denominada Ruta de
Guerra del Norte, se crea a mediados del 38. El norte de España se convertirá en el
escaparate de una gran campaña en la que el turismo sirve como pretexto para la
evocación y la apología de los fundamentos predicados por el régimen franquista14
; con
posterioridad se autoriza la planificación de nuevos itinerarios, siempre en las zonas
nacionales. También se proponen itinerarios temáticos (Ruta de Don Quijote y Ruta de
las Catedrales) y excursiones en relación con las fiestas nacionales15
. Barcelona nunca
formará parte de los itinerarios de guerra. Se editan y distribuyen folletos de las rutas
con un marcado objetivo propagandístico, que incluyen fotografías que muestran la
reconstrucción de puentes y edificios o la alegría del pueblo al paso de las tropas
nacionales, y sobre todo, imágenes del general Franco16
. Así mismo, se entablan
relaciones y se facilita la recepción en los territorios nacionales de escritores,
periodistas, empresarios e intelectuales de prestigio simpatizantes de la causa, entre los
cuales cabe destacar los portugueses. Cabe remarcar que durante el período beligerante
se procede a la regulación de la entrada de extranjeros, de modo que solo se favorece la
recepción de visitantes escogidos afines a la causa de los sublevados.
En 1940 el responsable de la Sección de Rutas Nacionales de Guerra informa que
durante el último año y medio (o sea, desde la creación de las rutas) se han recorrido un
total de 250.000 quilómetros, se han recibido 8.060 visitantes y se han abonado facturas
11 Beatriz CORREYERO: “Las rutas de guerra y los periodistas portugueses”, Historia y comunicación
social, 6, 2001, p. 124. 12 Beatriz CORREYERO: “La administración turística española…”, pp. 55-80. 13 Eva CONCEJAL: “Las Rutas de Guerra…”, pp. 258-273. 14 Beatriz CORREYERO: “Las rutas de guerra…”, ‘p. 123-134. 15 María Isabel DEL RÍO LAFUENTE: “Cultura y paisaje…”, pp. 443-467. 16 Eva CONCEJAL: “Las Rutas de Guerra…”, pp. 258-273.
8
en los hoteles por un valor de 461.251 pesetas17
. No obstante, la respuesta de público a
la oferta de las Rutas de Guerra es escasa18
.
En 1940 las Rutas de Guerra son transformadas en Rutas Nacionales de España y
posteriormente el Servicio Nacional de Turismo se convertirá en Dirección General de
Turismo (DGT), con Bolín al frente. Hasta 1951 la DGT formará parte del Ministerio de
Gobernación y se estructurará a partir de 8 secciones (Asuntos Generales; Propaganda y
Publicaciones; Deportes; Alojamiento; Transportes, Comunicaciones y Turismo
Comercial; Información; Contabilidad; Departamento de Rutas Nacionales). A partir de
1952 la DGT se integrará al Ministerio de Información y Turismo.
Una de las primeras tareas de la DGT es el diseño de un marco institucional para llevar
a cabo la práctica turística19
. Aparecen algunas normas facilitadoras de la actividad
turística y un conjunto de leyes relacionadas con asuntos de reglamento y sanción de las
actividades de turismo. Así, en 1939 se establece la Reglamentación del Alojamiento
Hotelero y el Reglamento de Guías e Intérpretes; en 1940 la regulación de la palabra
“turismo”; en 1941 se crean, mediante decreto, las Juntas Provinciales y Locales de
Turismo, asimismo se establece una Reglamentación de la publicidad con fines de
propaganda turística y la Implementación del uso del “Tríptico para uso de
extranjeros”; en 1942, tres nuevas reglamentaciones afectan los asuntos relacionados
con el turismo: la Regulación del ejercicio de Agencias de Viaje, la creación del
Sindicato de Hostelería y la creación del Crédito Hotelero. En 1942 se establecen otras
disposiciones relativas al turismo, como la Ley Reguladora del Fomento y
Conservación de la Pesca Fluvial20
. Entre los años 1945 y 1951 la DGT edita el Boletín
de Información Turística y Apología turística de España, mantiene vivas las Rutas
Nacionales de España, crea la empresa de transportes ATESA y pone en marcha la
Oficina de Estudios Estadísticos de Turismo. A través de un marco jurídico y
administrativo claramente intervencionista, el gobierno franquista tratará de centralizar
la actividad turística mediante la imposición de un conjunto de iniciativas legislativas;
así, la labor desarrollada por la DGT durante la primera mitad de los años cuarenta
17 Beatriz CORREYERO: “La administración turística española…”, pp. 55-80. 18 Carmelo PELLEJERO (dir.): Historia de la economía del turismo en España, Madrid, Civitas, 1999. 19 María Isabel DEL RÍO LAFUENTE: “Cultura y paisaje…”, pp. 443-467. 20 Rafael ESTEVE SECALL y Rafael FUENTES GARCÍA: Economía, historia e instituciones del turismo en
España, Madrid, Editorial Pirámide, 2000.
9
consiste, fundamentalmente, en la promulgación de textos relacionados con la
reglamentación del sector y la estructuración de los órganos turísticos21
. Al fin y al
cabo, las disposiciones y medidas que se toman en el sector turístico responden a un
modelo totalitario implantado en España tras la Guerra Civil. Además de la modalidad
turística de las rutas y excursiones de la DGT (vinculada a la red de paradores y
albergues nacionales y orientados a viajeros españoles y extranjeros), en los cuarenta
aparecen otras actividades relacionadas con el ocio y el descanso de los españoles, lo
que vendría a ser el turismo social22
.
Las iniciativas turísticas de la década de los cuarenta, públicas y privadas, están
condicionadas por las circunstancias del contexto político-económico: las consecuencias
de la Guerra Civil, la guerra mundial, el ostracismo del régimen de Franco y la
recolocación de España entre las naciones occidentales en 1948, así como la orientación
política económica general del primer franquismo23
. Las estrategias de la política
aperturista de los últimos años cuarenta dan continuidad, en cierto modo, a las rutas de
guerra, puesto que se invitan “turistas ilustres” y se les ofrece un programa de visitas
adecuado a los intereses del gobierno (silenciando el trauma de la guerra y ocultando las
evidencias de la dictadura, mostrando los elementos que más fácilmente puedan
persuadir los visitantes extranjeros, como el clima, el paisaje y el patrimonio cultural).
La prensa se hace eco de dichas visitas, entre las cuales cabe destacar la de Juan
Domingo Perón y Eva Duarte en 194724
. La inclusión de España en el Plan Marshall, el
establecimiento de acuerdos comerciales con Gran Bretaña y la apertura franco-
española en 1948 serán el pretexto y antesala del desarrollo fordista producido a partir
de los cincuenta. En 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce
la universalidad del derecho al descanso. Las clases medias europeas empezarán a viajar
gracias fundamentalmente a la revolución del petróleo y la liberalización económica y
sociocultural. La capacidad de viajar es un elemento básico de la emancipación masiva
que tendrá lugar después de la Segunda Guerra Mundial; la España de Franco tratará de
sacar provecho político y económico a esta nueva situación25
.
21 Beatriz CORREYERO: “La administración turística española…”, pp. 55-80. 22 María Isabel DEL RÍO LAFUENTE: “Cultura y paisaje…”, pp. 443-467. 23 Rafael VALLEJO POUSADA: “¿Bendición del cielo o plaga?...”, pp. 89-113. 24 Beatriz CORREYERO: “La propaganda turística española en los años del aislamiento
internacional”, Historia y comunicación social, 8, 2003, pp. 47-61. 25 Sasha D. PACK.: La invasión pacífica…
10
Con el veto a la participación en el programa económico de reconstrucción europea del
Plan Marshall, en 1947, el gobierno de Franco se verá obligado a redefinir sus
relaciones internacionales, de modo que impulsará algunas medidas de apertura. En este
sentido, “todos aquellos signos de la vida cotidiana de un país que servían para prodigar
signos de modernidad y de normalidad en forma ostensible fueron utilizados con el
propósito de organizar una campaña de propaganda diplomática internacional cuy reto
era conseguir la reanudación de las relaciones exteriores y el reconocimiento del
Régimen”26
. El turismo jugará un papel central en la política “aperturista” del Gobierno
de Franco, produciéndose una situación cuanto menos paradójica: el uso de una
actividad asociada a la modernidad, libertad y apertura en el marco de un régimen
dictatorial. Esta cuestión, en realidad, supuso una contradicción y preocupación social,
puesto que el turismo simbolizaba la nueva prosperidad española, la identidad
“europeizante” y la apertura, al mismo tiempo que representaba la colonización y la
entrada de unos valores morales dudosos27
. Es evidente que ya en el primer franquismo
existen innegables recelos políticos y económicos relacionados con el impacto
sociocultural del turismo. Esta controversia será relevante hasta finales de la Segunda
Guerra Mundial, y de hecho la desconfianza hacia el turismo, en cuanto divulgador de
nuevos valores y moralidad, nunca logrará disiparse de forma completa.
En Cataluña, la Sociedad de Atracción de Forasteros de Barcelona (SAF), el sindicato
de iniciativa que entre 1908 y 1936 había desarrollado una ingente labor en materia de
promoción turística, ceja sus funciones; en 1937 es absorbida por la Conselleria
d’Economia de la Generalitat y nunca más recupera su actividad. A partir de la década
de los cuarenta en Barcelona se crean nuevos organismos públicos y se impulsan
iniciativas privadas destinadas al fomento del sector turístico. En un primer momento, la
actividad de los nuevos organismos se desarrollará en un contexto de aislamiento
internacional y de bloqueo de la entrada de visitantes, y obviamente de una fuerte
represión contra las instituciones y cultura catalana. La actitud represiva del estado no
cejará durante el largo período de la dictadura.
La Junta Provincial del Turismo de Barcelona: primera estructura turística al
servicio del régimen
26 Beatriz CORREYERO: “La propaganda turística…”, p. 49. 27 Sasha D. PACK.: La invasión pacífica…
11
El 21 de febrero de 1941 el gobierno establece un Decreto mediante el cual se promueve
la creación de las Juntas Provinciales y Locales del Turismo; en un primer momento
dichos organismos se integran en la Subsecretaría de Prensa y Propaganda del
Ministerio de Gobernación y más adelante, a partir de 1951, formaran parte del
Ministerio de Información y Turismo. Las nuevas estructuras pretenden dar continuidad
a la labor emprendida por los viejos sindicatos de iniciativa aparecidos durante las
primeras décadas del XX en multitud de localidades españolas. Sin embargo, y en la
mayoría de los casos, la labor que acabarán desarrollando los nuevos entes de
promoción distará mucho de lo que habían logrado sus predecesores. Ahora su misión
principal es la de estudiar y promover el turismo en cada localidad, siempre previa
supervisión de la DGT. La legislación sostiene que solo se crearán juntas en las
poblaciones en las que ya no exista sindicato de iniciativa. Según el decreto, dichas
entidades deberán ser integradas por el Gobernador Civil, el Presidente de la
Diputación, el alcalde de la localidad, el ingeniero responsable de Obras Públicas, el
ingeniero de la Junta de Obras del Puerto (en caso de ciudad portuaria), el Delegado de
Bellas Artes, un representante de la Falange Española, el Presidente de la Cámara de
Comercio, los presidentes o directores de centros y asociaciones relacionadas
directamente con el turismo y un funcionario de la DGT, quedando excluidos de la
dirección de la Junta los agentes relacionados con el sector turístico y cultural.
El 12 de noviembre de 1941 se constituye la Junta Provincial del Turismo de Barcelona,
integrada por los siguientes representantes: José María Junyent, Presidente de la
Comisión Ejecutiva; José María Simarro, Presidente de la Diputación Provincial, como
Vicepresidente; Miguel Mateo, Alcalde de Barcelona, Juan A. Lagarde, enginiero de
Obras Públicas, José Manuel Jáuregul, enginyer cap de la Junta de Obras del Puerto,
Javier de Salas, Delegat de Bellas Artes, Amadeo Maristany, President de la Cámara de
Comercio y Navegación, José Caralt Sala, Conde de Caralt, President de la Cámara de
Industria, José María Junyent Quintana, representante de la F.E.T. i les J.O.N.S., Luís
de Monreal, Comisario de la zona de Levante del Servicio de Defensa del Patrimonio
Artístico Nacional, Luís de Quadras, Presidente del Centro Excursionista de Cataluña y
Manuel Ribé Labarta, Jefe de Ceremonial y de la Guardia Urbana del Ayuntamiento,
como vocales. Actúa como secretario de la Junta Jesús Gorrity Callejo, responsable de
12
la Oficina de la DGT28
. La Junta nunca logra asemejarse a su predecesora, la SAF,
básicamente por dos razones: en primer lugar, a causa de la coyuntura política,
económica, turística y sociocultural de la ciudad en ambos períodos; en segundo lugar,
debido al perfil de los miembros que integran la entidad y su dependencia con las
estructuras del régimen. Si bien la SAF había nacido y crecido en un contexto social
complejo, siempre contó con el entusiasmo vivo de las denominadas fuerzas vivas de la
ciudad, que la crearon y secundaron a lo largo de casi tres décadas. La Junta, en cambio,
se crea mediante decreto y nunca logra dar respuesta a los intereses reales de los agentes
turísticos ni de la sociedad civil29
.
Entre 1945 y 1954 la Junta reedita la revista Barcelona Atracción, que desde 1912 hasta
el inicio de la Guerra Civil había sido publicada, mensualmente y de forma
ininterrumpida, por la SAF. A partir del 45 la revista se presenta como un instrumento
propagandístico al servicio del régimen y nada tiene que ver con su original30
. El primer
número corresponde al 302, aparece en mayo de 1945; a primera página una fotografía
del general Franco denota a todas luces el contenido ideológico de la revista; en efecto,
un texto firmado por Bolín expresa los mejores deseos para la revista, que se presume
servidora de los intereses turísticos de Cataluña y España. Así mismo, Antonio F.
Correa Véglisson, Gobernador Civil de Barcelona y Presidente de la Junta Provincial
del Turismo, firma un texto en este mismo número en el cual afirma que el turismo
puede convertirse en un instrumento importante al servicio de España y el Caudillo:
“Que si bien es cierto que desde cualquier puesto se puede servir a España y a su
Caudillo, desde la Junta Provincial del Turismo puede concertarse el espíritu del
servicio con la satisfacción estética que nace de la función de propagar el conocimiento
de las bellezas naturales, los progresos industriales y mercantiles, el legado
arqueológico de la Historia, las grandes realizaciones urbanísticas y de obras públicas y
28 s.a.: “El gobernador civil constituye la Junta Provincial del Turismo. Nuestro amigo José M. Junyent
presidente de la Comisión Ejecutiva”, El Correo Catalán, 13 de noviembre de 1941. 29 A propósito de la SAF, cabe mencionar que formalmente no había desparecido. En el marco de la
XXI Asamblea Nacional de la Federación Española de Centros de Iniciativa y Turismo celebrada en la ciudad de Valencia el mes de junio de 1956, Manuel Ribé recibe la Medalla de Oro al Mérito Turístico; se le solicita públicamente que dé continuidad a la labor emprendida en el marco de la SAF, al mismo tiempo que se recuerda que no ha desaparecido completamente, puesto que aún tiene una cuenta abierta en un banco y conserva todos sus archivos.
30 Albert BLASCO: Barcelona Atracción (1910-1936): una revista de la Sociedad de Atracción de Forasteros. Tesis doctoral, Universitat Pompeu Fabra, 2005.
13
la exquisitez folklórica; cualidades que son patrimonio de esta querida provincia de
Barcelona”31
.
Barcelona Atracción fomentará un discurso más político que turístico. El turismo será
presentado básicamente como factor de desarrollo económico, pacificador de culturas y
motivo de acercamiento entre países, contribuyendo a la exaltación de la obra del
Caudillo y los valores del progreso y la paz. En 1950, un artículo firmado por Jaime
Arias describía con estas palabras el paso de turistas internacionales por la ciudad y el
valor pacificador del turismo: “En tres días han echado un vistazo panorámico sobre el
meridiano barcelonés. Vieron “el Pueblo Español”, el Barrio Gótico, la Sagrada
Familia, algunos locales de recreo, el Tibidabo, Montserrat, Sitges, algo de la Costa
Brava... Visión rápida, abigarrada, aunque no importa: la originalidad, el “carácter” de
nuestra región ya dejó huella perdurable en estos caballeros. Ellos, ahora, vueltos a sus
respectivos países, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Venezuela, movilizarán
miles de viajeros –millonarios, universitarios, técnicos, artistas- que, en caravanas o
aisladamente, pasarán a su vez por el camino que les trazó la Dirección General del
Turismo español. Sin embargo, siempre surgen testimonios que demuestran lo valiosas
que resultan visitas tan frecuentes para la comprensión entre los pueblos. El turismo no
sólo es una de las grandes armas de la economía: es una gran arma pacificadora”32
. Con
esta tipología de discursos, la España franquista participa del discurso moderno de la
Europa post-1945, que asimila el turismo a la idea de paz y es visto como agente
impulsor de federalismo europeo33
.
En 1954 la Junta publica el último número de la revista, que corresponde al 342.
Algunos grandes nombres del periodismo, la cultura y la intelectualidad catalana habrán
firmado artículos durante este período, como Josep Pla, Alexandre Cirici Pellicer, Jaime
Arias y Sempronio. Josep M. Huertas fue su director.
Las Oficinas Municipales de Turismo entre tópicos, ferias y congresos
31 s.a.: Barcelona Atracción, Barcelona, Junta Provincial del Turismo, 302, 1945. 32 Jaime ARIAS: “Barcelona, puerta grande de España”, Barcelona Atracción, Barcelona, Junta Provincial
del Turismo, 328, 1950. 33 Sasha D. PACK.: La invasión pacífica…
14
En 1951 el Ayuntamiento de Barcelona crea la Delegación de Asuntos Generales y
Turismo, una estructura municipal destinada a la promoción turística de la ciudad
mediante la cual se crea una pequeña red de oficinas de atención al visitante (en 1959
están funcionando un total de 7 oficinas: una, y la más antigua, en Plaza San Jaime, las
otras se ubican en los bajos de Plaza Cataluña, Estación de Francia, Pueblo Español,
Aeropuerto, Estación Marítima y Avenida Portal del Ángel). También se pone en
marcha un modesto servicio de elaboración de estadísticas con el fin de contabilizar
visitas y conocer el perfil de los turistas. En realidad, la cuantificación de la demanda
permite alimentar el discurso del desarrollo económico: “Piénsese que el Turismo
constituye, sin lugar a dudas, una de las mayores fuentes de riqueza para un país y para
una ciudad; que todos los estados del mundo lo miman y cultivan con especial esmero;
que el Estado español ha dado múltiples muestras de su atención a tan patriótico
servicio, y que la ciudad de Barcelona, a través de sus organismos municipales, cumple
en dicho sentido una labor, no sólo altamente provechosa para sus ciudadanos, sino
honrosa y encomiable en cuanto tiende a seguir mereciendo la cervantina calificación de
«archivo de cortesía”34
.
Juan Torra-Balari Llavallol es el primer teniente de alcaldía de la Delegación de
Asuntos Generales y Turismo. Defenderá públicamente y en sendas ocasiones el relato
que el turismo representa un factor de prestigio internacional. En 1954 pronuncia una
conferencia en la población de Salou en el marco de la cual defiende la gestión pública
del turismo, que considera una fuente de beneficios para toda la nación. Mateo Molleví
será teniente de alcalde de Delegación de Turismo entre los años 1955 y 1959; Molleví
pondrá la administración turística de Barcelona al servicio de los intereses e ideología
del gobierno estatal. Manifestará abiertamente su adscripción al régimen y gozará de
una significativa influencia entre instituciones y sector turístico (en 1960 ostentará el
cargo de Presidente del Sindicato Provincial de Hostelería y similares de Barcelona y
también será Delegado de Turismo de la Diputación). Molleví defenderá el discurso
hegemónico que asocia la política de paz impuesta por el Caudillo al éxito turístico35
y
la idea que los principales atractivos turísticos del país son la simpatía de los españoles
34 s.a. “Para el prestigio de Barcelona. Realizaciones y proyectos de la Oficina Municipal de Turismo e
Información”, Gaceta Municipal, 8, 19 de febrero de 1951. 35 Mateo MOLLEVI RIBERA: Organización Hotelera y Turismo. Conferencia pronunciada el dia 20 de marzo de
1956 en el archivo historico de la ciudad en el Tercer cursillo de prefeccionamiento para guias interpretes provinciales de turismo organizado por el Ministerio de Información y Turismo y la Delegación Provincial del Ministerio de Informacion y Turismo. Barcelona, Oficinas Municipales de Turismo e Información, 1956.
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y las condiciones económicas. En 1960 la revista Destino publica un artículo que resalta
la obra de Molleví al frente del turismo en la casa consistorial, poniendo en valor su
interés por la promoción de congresos y asambleas así como la intensificación de las
exhibiciones de carácter folklórico y representaciones genuinamente españolas de
devoción (como la Pasión de Esparraguera o las fiestas del Corpus). El problema de la
estacionalidad sería advertido tanto por funcionarios municipales como empresarios
turísticos, de modo que durante la década de los cincuenta el Ayuntamiento trata de
promover el turismo en Barcelona recuperando la imagen de marca de ciudad hibernal
impulsada en los años diez por la Comisión de Atracción de Forasteros y Turistas
(1906-1909) y posteriormente por la Sociedad de Atracción de Forasteros (1908-1936).
En 1959 se publicará una guía ilustrada con el título Barcelona, ciudad de invierno. Sin
embargo, nunca se logrará corregir la estacionalidad de la demanda.
El recurso folklórico, especialmente las corridas de toros, aparecerá constantemente
representado en los materiales de promoción e información turística editados por el
Ayuntamiento, reproduciendo, así, una imagen genérica, estereotipada y simplificada de
la ciudad: “La fiesta de los toros, genuinamente española, constituye un espectáculo
lleno de entusiasmo, arrojo y belleza. El torero desafía a la fiera sin más ayuda que el
valor de su espíritu y el débil engaño de un trapo que se llama capa o capote cuando se
maneja para correr al toro y muleta en la fase final. La Tauromaquia es, ante todo, un
arte y su demostración más plena es que la pintura, la escultura, la poesía, la música, la
novela, el teatro, el cine y el baile, encuentran en la fiesta de los toros motivos de
inspiración”36
.
El uso deliberado y excesivo del recurso folclórico no evita una autocrítica por parte de
los mismos dirigentes municipales. La memoria de las Oficinas municipales
ocasionalmente se hará eco de dicha cuestión: “(…) que en el empeño demasiado
exclusivo de explotar la propia belleza, la propia historia, el pintoresquismo folklórico y
el patrimonio artístico acumulado por los siglos, exista un peligro de oficiosidad servil y
hasta de apoltronamiento y descaracterización moral, es cosa que no hay por qué
negar”37
.
36 Toros: la fiesta nacional española. Barcelona: Oficina Municipal de Turismo e Información. 37 AYUNTAMIENTO DE BARCELONA. OFICINAS MUNICIPALES DE TURISMO E
INFORMACIÓN. Resumen de las actividades desplegadas por estas Oficinas (octubre 1953-marzo 1954), p. 4.
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Lo folclórico actuará como telón de fondo, recurso turístico y auténtica metonimia de
españolidad. La promoción turística de la ciudad combina representaciones y recursos
de carácter local, regional y nacional: desde la semana santa y la sardana a las corridas
de toros; desde el Barrio Gótico al Pueblo Español (que llega a ser la primera atracción
turística de la ciudad; en 1960 recibe la visita de 400.000 personas)38
. La articulación
entre lo local, regional y nacional constituye una triangulación de referencias habitual
en la política nacionalizadora del régimen. En cuanto a lo local, se omiten
deliberadamente determinadas referencias que por su valor simbólico pueden alejarse de
la narrativa oficial sobre la nación impuesta por la dictadura (así, al mismo tiempo que
se devalúa y destruye el Modernismo, despierta una auténtica obsesión por el arte
medieval, que consiste en la recuperación del Barrio Gótico inventado y construido
durante la dictadura de Primo de Rivera)39
. El patrimonio medieval permite la
perpetuación del mito nacional, naturalizando y glorificando una determinada versión
del pasado e historia nacional.
El uso y reinterpretación de la historia con fines turísticos y políticos se plasma en
diversos textos e imágenes promocionales; un ejemplo claro de este discurso es el que
reproduce el libro Dos mil años de Barcelona, que forma parte del Álbum-memoria de
la Feria Oficial e Internacional de Muestras de Barcelona 1959 escrito por Pedro
Voltes Bou, director del Instituto Municipal de Historia de Barcelona. En esta obra se
evoca el legado de la ciudad romana, la memoria de la Barcelona condal, la figura de
Felipe V, la industrialización y las exposiciones internacionales, conformando una
secuencia de capítulos que justificarían la grandeza de la ciudad y su potencial turístico.
Durante el franquismo, los discursos turísticos reproducidos en publicaciones, prensa y
otros medios sustentaran la idea de la Guerra Civil como “cruzada gloriosa” y “guerra
de liberación”; a partir de la década de los cincuenta se producirá una transformación
del rol de Franco en los discursos oficiales del régimen, que deja de ser identificado con
38 CERRO, A. DEL: “Qué ha hecho y qué ha dejado de hacer el Ayuntamiento en 1960”, Destino, 31
de diciembre de 1960. 39 Jaume FABRE: “Quan es feia barcelonisme”, en Saida PALOU RUBIO (coord.): Destinació BCN.
Història del turisme a la ciutat de Barcelona, Barcelona, Edicions Efadós y Ajuntament de Barcelona, 2016, pp. 228-239.
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la imagen del dictador ganador y pasa a ser representado con la imagen del desarrollo40
.
Esta idea tratará de influenciar la opinión y percepción tanto de los visitantes
extranjeros como de la propia población. Durante el primer franquismo, la narrativa
turística de Barcelona contribuirá a la exaltación apologética del régimen y, como
hemos visto, a la identificación del dictador como salvador de la patria. Así, la
propaganda turística actúa, ante todo, como propaganda política.
Recapitulación
El presente artículo demuestra que el turismo, como fenómeno eminentemente apolítico,
genera una gran influencia en las relaciones internacionales, la transmisión de
ideologías y en consecuencia el cambio político41
. Si bien esta influencia será
especialmente evidente a partir de los años sesenta con la eclosión del turismo de masas,
hemos visto que en el período del primer franquismo ya se articula una intensa
dependencia entre turismo y propaganda política.
Las instituciones, hechos y discursos que se presentan en este artículo son producto de
un contexto político muy concreto, el primer franquismo, que como tal subordinó y
controló la vida de la sociedad española e incluso la de los visitantes turistas. La
investigación demuestra el carácter político e ideológico del turismo durante el primer
franquismo, tanto desde un punto de vista genérico como concreto y referido al caso de
Barcelona a través del estudio de las narrativas propagandísticas de dos organismos de
promoción, la Junta Provincial del Turismo y las Oficinas Municipales de Turismo.
La narrativa y semiótica analizada pone de relieve que existen tres focos o ítems
relevantes sobre los que trata de incidir el mensaje político: la cultura, la historia y el
gobierno. En cuanto a la cultura, se presenta una versión simplificada que se expresa a
través de unos tópicos y aspectos folclóricos concretos. Esta versión de la cultura
barcelonesa y por ende catalana se integra en un denominador común de españolidad. El
patrimonio histórico, artístico y cultural, si bien no es el objeto de interés primordial del
turista en Barcelona, permite sustentar la narrativa oficial del régimen; el patrimonio
actúa como enclave material visible y valor intangible de la narrativa política-turística
40 Eugenia AFINOGUÉNOVA: “Unity, stability, continuity: heritage and the renovation of Franco’s
dictatorship in Spain, 1975-1969”, International Journal of Heritage Studies, 16 (6), 2010, pp. 417-433. 41 Esta cuestión ha sido fundamentalmente tratada por Sasha PACK en sus estudios sobre la historia
política y social del turismo moderno en España.
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analizada en el presente artículo. El turismo será un factor relevante para la unificación
de los caracteres regionales bajo una misma idea de cultura, puesto que la mirada de los
extranjeros alimentará los estereotipos y reduccionismos. De hecho, en el marco de las
políticas turísticas del régimen se destacará la variedad nacional como un valor del
destino. El Pueblo Español reproducirá a la perfección este cuadro pluricultural. En
cuanto a la historia de la ciudad, hemos visto que mediante la exaltación de un
patrimonio urbano concreto (la arquitectura medieval, especialmente) se pone hincapié
en una determinada versión del pasado. El barrio gótico sintetiza esta versión
historiográfica de la ciudad impuesta por el régimen. Se exalta la historia medieval pero
absteniéndose de planteamientos vindicativos y asociados al catalanismo político42
. Así
mismo se destacan determinadas figuras y acontecimientos ligados a la victoria y
unificación. Finalmente, otro de los focos de la narrativa turística de la Barcelona del
primer franquismo es el gobierno. En este sentido, se asocia la obra dictador al
desarrollo, paz y apertura que conlleva el turismo.
La subordinación y uso propagandístico del turismo se produce de formas distintas
durante el período estudiado: durante la Guerra Civil, si bien no podemos hablar de
actividad turística en propiedad, se demuestra la existencia de un interés político en
aprovechar las visitas de los extranjeros (debidamente seleccionados) con el fin de
transmitir un mensaje político también debidamente seleccionado. Durante el primer
franquismo se produce una politización del turismo que con el paso del tiempo irá
consolidándose y adquiriendo densidad discursiva. A partir de los años sesenta (período
no estudiado en este artículo), ya en pleno fordismo y gracias sobre todo a la acción del
Ministerio de Información y Turismo, la politización del turismo será nuclear y en
buena medida la propaganda actuará como “contra-propaganda” exterior con el fin de
neutralizar la imagen negativa del régimen más allá de sus fronteras. En el
tardofranquismo, la “amenaza de la colonización cultural” se convertirá en un hecho,
puesto que con el turismo penetrarán nuevas ideas, valores y narrativas en España. Así,
el presente artículo ha permitido estudiar, a través de un caso concreto y de dos
organismos turísticos particulares, una primera experiencia de instrumentalización
política del turismo.
Bibliografía
42 Jaume FABRE: “Quan es feia barcelonisme…, pp. 228-239.
19
Eugenia AFINOGUÉNOVA: “Unity, stability, continuity: heritage and the renovation
of Franco’s dictatorship in Spain, 1975-1969”, International Journal of Heritage
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21
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22
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