suplemento literario 25092014 147

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NÉSTOR SÁNCHEZ Escritor jazzero y trashumante místico Página 3 ALDOUS HUXLEY Visióvolo y frisionario Página 4 SUPLEMENTO LITERARIO TÉLAM I REPORTE NACIONAL AÑO 3 I NÚMERO 147 I JUEVES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2014 a v e n t u r a s e n l a m o n t a ñ a r u s a

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  • NSTOR SNCHEZ

    Escritor jazzero y trashumantemsticoPgina 3

    ALDOUS HUXLEY

    Visivolo y frisionario

    Pgina 4

    SUPLEMENTO LITERARIO TLAM I REPORTE NACIONAL AO 3 I NMERO 147 I JUEVES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2014

    aventuras

    enlamontaarusa

  • 2 REPORTE NACIONAL SLT JUEVES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2014

    El paraso del tonto so-lemne: es eso la poe-sa? Si pienso en Jor-ge Manrique, en JohnDonne, en Matsuo Basho o enSor Juana Ins de la Cruz, diraque no. Ni en Friedrich Hlder-lin, ni en Paul Valry, ni en Gius-seppe Ungaretti, ni en DeniseLevertov, ni en Fernando Pessoa,ni en Iosif Brodsky o en LenidasLamborghini, pero la sensacinde visitar el paraso del tonto so-lemne no me resulta extraa: la vi-vo casi a diario, al encontrarmecon gran parte de la poesa que seescribe, o, ms aun, la que se es-criba hace treinta, cuarenta o cin-cuenta aos. El poeta que ms sededic a poner esa realidad sobreel tapete, el que concibi esa fr-mula, el paraso del tonto solem-ne, cumpli hace poco cien aos,el 5 de septiembre, es chileno y sellama Nicanor Parra. TituladoLa montaa rusa el poemaapenas ocho lneas est en Ver-sos de saln, de 1962: Durantemedio siglo/ la poesa fue/ el pa-raso del tonto solemne./ Hastaque vine yo/ y me instal con mimontaa rusa.// Suban, si les pa-rece./ Claro que yo no respondosi bajan/ echando sangre por bo-ca y narices.

    No solamente, por lo tanto, eraalgo muy diferente de un parasopara tontos lo que propona Parra,sino un juego peligroso, al que nocualquiera iba a animarse a subir,y aunque la afectara una cierta so-breestimacin de su propio rolporque los casos de poetas re-nuentes a la solemnidad y la ton-tera no son pocos desde muchoantes de la llegada de Parra y por-que tampoco con su llegada con-cluy ese paraso, algo queda-ba claro en su jugada; una lnea di-

    a un proceso de fragmentacin ymontaje, de la explotacin de loque hay de intencionado y equ-voco en el lenguaje corriente yde una sagaz apelacin a capaci-dades intelectuales del lector.Desde el premio Cervantes al ho-menaje que en su centenario lebrind la presidenta Michel Ba-chelet, estn ms que merecidoslos reconocimientos a Parra, pe-ro no por eso voy a dar mucha im-portancia a textos de su autoracomo este Epitafio de 1993:Yo soy Lucila Alcayaga/ aliasGabriela Mistral/ primero me ga-n el Nobel/y despus el Nacio-nal// a pesar de que estoy muer-ta/ me sigo sintiendo mal/ porqueno me dieron nunca/ el PremioMunicipal.

    Parra abri caminos, desdePoemas y antipoemas, y terminacon Sermones y prdicas del Cristodel Elqui. Lo dems es chistes, di-bujos, cosas as hechas por pre-sin editorial. El que lo dice esun poeta chileno actual, GermnCarrasco, y es un hecho que, si alos textos de Parra se los lee slopor lo que ofrecen, rara vez va aencontrar uno algo ms que ejer-cicios de ingenio en la produccinde los ltimos treinta aos, comosi se considerara autorizado a ha-cer cualquier cosa al ampa-ro del prestigio gana-do. Que lo ganbien ganado esinduda-

    ble, y tambin que escribir chistesnada tiene de malo, siempre quese los tome como chistes. Paraquienes entienden que lo nicoque importa es no parecer solem-ne tal vez no haya diferencia en-tre estas provocaciones ingenio-sas y aquellos poemas que podanhacerle a uno echar sangre porboca y narices. Otros seguire-mos prefiriendo ejercicios de laextraeza y la irona como el queParra desata en Padre nuestro,su extraordinario talento paraversificar y para encontrar la pa-labra justa, su inconfundible creatividad: Padre nuestro queests en el cielo/ Lleno de todaclase de problemas/ Con el ceofruncido/ Como si fueras unhombre vulgar y corriente/ Nopienses ms en nosotros.// Com-prendemos que sufres/ Porqueno puedes arreglar las cosas./ Sa-bemos que el Demonio no te de-ja tranquilo/ Desconstruyendo loque t construyes.// l se re deti/ Pero nosotros lloramos conti-go:/ No te preocupes de sus risasdiablicas.// Padre nuestro queests donde ests/ Rodeado dengeles desleales/ Sinceramente:no sufras ms por nosotros/ Tie-nes que darte cuenta/ De que los

    dioses no son infalibles/Y que nosotros

    perdonamostodo.

    consiga evitar, en su teora, la po-sibilidad de que algn tarado pue-da agarrarse de ella para llevarlapara el lado de los tomates.

    Tampoco creo, por supuesto,en las formulaciones a prueba demalos entendidos, entre otras co-sas porque no son posibles. Lo queme pas, concretamente, es queuna luz roja se me encendi al le-er la cita de Parra, al margen de loque l haya hecho. No slo hoy sesupone, en muchos casos, que pa-ra hacer poesa basta con eludir lasolemnidad o hacer ver que se laelude: al rechazo a lo solemne selo est usando demasiado para ti-rar abajo cualquier intento de ex-tender las fronteras de la imagina-cin y el pensamiento, o de traba-jar la escritura en busca de ms po-sibilidades. Tal vez lo que amena-ce, a esta altura del siglo XXI, a lapoesa, sea menos el peligro decaer en tonteras solemnes que elde sumarse a ese avance de la in-significancia que, en palabras deCornelius Castoriadis, adecua to-dos los aspectos de la vida a las ne-cesidades del mercado.

    Ni se me ocurrira asociar lapalabra insignificancia al Nica-nor Parra que en Poemas y antipo-emas, en Versos de saln, en Cancio-nes rusas o en La camisa de fuerza,se dedic jubilosamente a subver-tir las visiones establecidas, a fuer-za de humorsarcs -tico ydispa-rate, ala vezque re-formula-ba los modosde producir sig-nificacin poticamediante el registrode la concreta vidamoderna y susometi-miento

    visoria, podra decirse, entre dosgrandes modos de entender la lec-tura y la escritura de poesa: o el re-godeo autosatisfactorio en unailusin de grandeza y trascenden-cia personal, o una tarea, no nece-sariamente fcil y ciertamentecomprometedora. Algo de esocre entender cuando AnbalCristobo junt en Facebook Lamontaa rusa con esta declara-cin de otro poeta, el norteameri-cano Charles Bernstein: El pro-blema con ensear poesa es qui-zs el contrario de otras reas: losestudiantes llegan creyendo quees personal y relevante, pero tratode que la vean como formal, es-tructural, histrica, colaborativa eideolgica. Qu aguafiestas!.

    Un aguafiestas, s, Bernstein,cuando tira abajo los inflamadossueos de tantos aspirantes a loslaureles de poeta para proponer-les un trabajo, seguramente msoscuro y no tan fcilmente grati-ficante. Puesta al lado de su me-ditada y tranquila propuesta, la deParra parece apenas un alarde oun guio a la hinchada. O a m melo parece, tal vez porque no pue-do no verla desde este presente,sabiendo a dnde fue a parar o pa-ra qu suele emplearse su parafer-nalia desmitificadora.

    Lo que no me convence es-crib entonces es que el lugar deltonto solemne pase a ser ocupadopor el ingenioso provocador, oque la nica tarea que empez aparecer digna a muchos de los quese ocupan de la poesa es demos-trar por cualquier medio que unono es un tonto solemne, como side eso se tratara todo. [] Me pa-rece mucho ms productivo yatendible el planteo de Bernstein,que no deja libre ninguna agarra-dera que pueda ser utilizada parajustificar cualquier cosa. Cristo-bo respondi que no cabe atri-buirle responsabilidad en eso aParra, y que l no puede imaginarningn tipo de colocacin que

    DANIELFREIDEMBERG

    REVLVER, EL NUEVO SELLO DE NOVELA NEGRA QUE APUESTA A LA ARGENTINA

    Con la multipremiada La estrategia del pequins, delcanario Alexis Ravelo y la intrigante La tristeza del samuri,del barcelons Vctor Del rbol, dos exponentes del actualgnero noir espaol, llega a la Argentina Revlver Editorial. El nuevo sello local de novela negra desembarca conexquisitas obras de autores espaoles y con la perspectivade sumar escritores argentinos y latinoamericanos. El alma

    mter de este nuevo proyecto es el vasco Iigo AmonarrizGmez. La idea fue una necesidad como lector de novelanegra, no estaban llegando a la Argentina un montn delibros que haba ledo y me gustaban y que, por problemasde todo tipo, se estaban perdiendo tanto los autores de serconocidos como los lectores de conocerlos, contAmonarriz Gmez en dilogo con Tlam.

    Aventuras en la montaa rusa

    NICANOR PARRA.

  • JUEVES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2014 SLT REPORTE NACIONAL 3

    Nstor Snchez (1935-2003) naci y muri enel barrio porteo de Vi-lla Pueyrredn. Fue autor de Ojode rapia (apuntes sobre el arte deescribir), Nosotros dos (novela), Si-beria blues (novela), La condicin ef-mera (cuentos), Cmico de la lengua(novela), El amhor, los orsinis y lamuerte (novela), Solos de Reming-ton (antologa de relatos breves).Fue considerado por Julio Cort-zar como el mejor escritor argen-tino de su generacin, quien hizode intermediario para que la Edi-torial Sudamericana se decidieraa publicar sus primeros libros.

    Las editoriales Mansalva, Pa-radiso y La Comarca (dirigida porClaudio, su hijo), en los ltimosaos han reeditado la mayor par-te de su obra.

    Sobre Siberia blues

    En la dcada del 40, en Villa Ur-quiza, la barra de Tomasol se en-tregaba al fuego sagrado delocio y a observar con desdn el iry venir de los trabajadores, la ca-ravana del sudor. Snchez nosmuestra un Buenos Aires margi-nal, la de las apuestas clandestinas,la de la compra y venta de drogas,la del delito como forma de vida,una Buenos Aires en la que lospersonajes desaparecen, son en-carcelados o mueren. El autor vaal pasado y vuelve al presente delrelato siempre con nostalgia, de-tenindose en la barra (y en lageo grafa de su territorio), descri-bindola, aorndola, querin-dola, sabindola ya perdida.

    Cualquier escritor hubierapensado esta novela desde el cos-tumbrismo. Pero Snchez no fuecualquier escritor: desarrollabasus historias haciendo msica. Espor esta razn que su escritura esdifcil de domar. Cuando el lectorcree que ya domina los giros y los

    asegurar lo que l pens y lo queella senta. Si el acto de la escritu-ra es un acto esencialmente tico,de posible verdad consigo mismo,entonces toda vieja conviccin li-teraria se hace dinosurica por smisma, se hace cada da menos so-portable El elemento desenca-denante de la gran baratura queamenaza sepultarnos en papel, esese lector multitudinario que in-ventaron los socilogos sin em-pleo... Yo quiero encontrar casitodos los das el libro, la voz de unhombre, que me convoque, queme desubique los esquemas, queme pida cosas, que me obligue aparticipar, a confundirme, a cum-plir un ciclo en su lectura. Por logeneral encuentro nada ms quehistorias, mujeres que hablan,idiotas que hablan, paralticos quehablan, caeros que hablan, bo-bos que hablan, monlogos inte-riores de oficinistas, historias aje-nas, historias chismosas, niitosque hablan, papel, tinta.

    En el final, hay una referenciasobre su futuro:Es cierto que prepara su partida?Tiene que ver con una beca?

    corcoveos, mira hacia los mrge-nes del libro y ve cmo se le escu-rre literatura. La prosa del autorno acata los lmites, los ignora, losquiebra sin remordimientos.

    S, esa noche improvis du-rante mucho tiempo sobreCherookee. Mientras lo ha-ca, me di cuenta de que, al uti-lizar los intervalos superioresde las armonas como lnea me-ldica colocando debajo armo-nas nuevas ms o menos afines,poda tocar aquello que portanto tiempo haba odo dentrode m. Me llen de vida.

    Esta frase de Charlie Parker esla puerta de entrada que eligiSnchez para invitarnos a visitarSiberia blues. Quiz, tambin, seala llave para su lectura. Como es-cribi Enrique Vila-Matas: Sibe-ria blues no era un libro sobre eljazz, sino lo ms parecido que haexistido nunca al jazz.

    El cuarto camino

    En 1969, en el nmero 5 de la re-vista ARTiempo, aparece una en-

    trevista en la que Snchez se ex-playa sobre su forma de escribir yda detalles de su futuro. Aqu unfragmento:

    Supimos que est escribiendo unanueva novela. Tiene alguna rela-cin con sus libros anteriores?Sin haber escrito Nosotros dosy Si-beria blues, especialmente esta l-tima, no podra haber escrito ste(se refiere a El amhor, los Orsinis yla muerte). Pero la relacin casiobsesiva central sigue aproximn-dose a la bsqueda de lo antilite-rario. Quiero decir: procuro es-cribir a partir de aquello que re-chazo como lector interesado, apartir de aquella nica cosa que unescritor debe ir aprendiendo y quees lo que no debe hacerse. Claro,adems est la necesidad de en-contrar un ritmo total en el alien-to, una especie de respiracinpoe mtica. Pero eso lleva toda lavida Cualquier otra actividadartstica requiere una unidad ydedicacin que la literatura, portratarse de palabras, parece ob-viar. De ah que todava se puede

    S. Pero sin beca igual me manda-ra mudar. Una ciudad es un lugarcon humo ms o menos negro ha-bitado por gente que camina y ca-mina. Ni viene otra agua ni el rioni nada cambia. A lo sumo, cuan-do dicha ciudad envejece del to-do en uno es porque ha llegado elmomento de no reprocharle na-da a nadie y pisar las valijas.

    Leyendo a Ouspensky, Sn-chez llega a Gurdjieff y a su estu-dio de las condiciones del ser, to-mado desde el punto de vista de laposibilidad de la unidad interna yla evolucin consciente, de la rela-cin entre el cuerpo (el camino delfaquir), el intelecto (el camino delyogui) y las emociones (el caminodel monje). Gurdjieff interrelacio-na estas tres experiencia en lo quedenomina el cuarto camino.Snchez comienza un derroteropor Latinoamrica para conectar-se con sus discpulos. Llega a Es-tados Unidos, viaja a Europa (enPars vive varios aos, ciudad en laque asiduamente se rene conCortzar), vuelve a Estados Uni-dos, vive en las calles de NuevaYork y un da de 1986 regresa aBuenos Aires. Da talleres literarios(son magistrales sus pautas de tra-bajo para los alumnos) y conoce aese adulto que es su hijo, al que nove desde que era un nio.

    Antes de morir, dijo: Ya noveo escritura posible para m. Co-mo dije, se termin la pica. Parapoder escribir tendra que recu-rrir a mi pasado en los EstadosUnidos, y eso ya est hecho. Esuna situacin extrema en la queestoy: si la escritura se vincula conla vida, la vida que llevo es muymontona, y en el camino de lavejez se convive con la muerte, nohay solucin. Mi actitud frente ala escritura fue siempre la de in-tentar llegar a algo que estaba msall, algo inalcanzable. Ahora mequed sin nada.

    El ensayo Sobre Snchez, deOsvaldo Baigorria es un trabajoimprescindible para acompaarla lectura de su obra.

    LEONARDOHUEBE

    Nstor SnchezEscritor jazzero y trashumante mstico

    LA ESCRITURA. MI ACTITUD FUE SIEMPRE LA DE INTENTAR LLEGAR A ALGO QUE ESTABA MS ALL, ALGO INALCANZABLE.

    PRESENTAN EL SEGUNDO NMERO DE LA REVISTABUENOS AIRES POETRY

    El segundo nmero de la revista Buenos Aires Poetry, unapublicacin independiente de poesa, ensayo y crticaliteraria, fue presentado en el Museo del Libro y de laLengua por su director y el investigador Emmanuel Taub.La revista, dirigida por el poeta, traductor y editor JuanArabia, y diseada por Camila Evia, es una novedad en elterreno de las publicaciones literarias por sus traducciones,

    sus intervenciones crticas, su poesa local e internacional,y por su cuidada propuesta esttica. Esta edicin, ademsdel especial sobre el poeta francs Arthur Rimbaud,presenta un ensayo sobre el poeta James Macpherson y elorigen escocs del Movimiento Romntico; otro de LewisMumford sobre Herman Melville, autor de Moby Dick, y eltexto Rimbaud Occidental, de Antonio Lastra.

  • 4 REPORTE NACIONAL SLT JUEVES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2014 DIRECTOR DEL SUPLEMENTO LITERARIO TLAM: CARLOS ALETTO SLT.TELAM.COM.AR

    EL TEATRO REUNIDO DE ARNALDO CALVEYRA

    El libro Arnaldo Calveyra. Teatro reunido, recin publicadopor la editorial de la Universidad Nacional de Entre Ros(Eduner), incluye por primera vez la obra dramtica delpoeta compuesta por las piezas El diputado est triste,Moctezuma, Latin American Trip, La selva y Cartas deMozart. Hasta esta edicin estas obras eran inhallables y casi todas inditas. Dramaturgo, poeta, narrador y

    ensayista, Arnaldo Calveyra naci en Mansilla, Entre Ros,en 1929. A principios de la dcada del 60 viaj becado aPars, donde reside desde entonces. La mayora de lostextos de este libro tienen entre 25 y 55 aos, y no slo hanconservado su frescura sino que tienen una renovadacapacidad para hacernos pensar sobre aquello que fundael teatro, apunta Claudia Roda, directora de esta obra.

    Como las acciones deno pocas empresasdel mercado burstil,a lo largo de ms de80 aos los papeles de la obra li-teraria de Aldous Huxley regis-tran marcados vaivenes de cotiza-cin. A frescos 120 aos de su na-cimiento, releemos el epistolario:asoma un Huxley que hurga filo-samente en su visin del futuro queacechaba al hombre al que le toca-ra vivir desde la segunda mitad delsiglo pasado. Ms suelto que fren-te al texto a publicar y capaz dehablar con el corazn en la manola crtica lo acusaba de no superartal incapacidad, en la confianzadel decir privado fantasea, juega,arriesga juicios y ofrece algn ha-llazgo de profunda lucidez.

    Fue un acontecimiento la pu-blicacin en Londres de Contra-punto (1928), novela pronto con-sagrada como best seller Huxleycaricaturizaba el fenmeno di-ciendo bell sister y traducida atodos los idiomas europeos. Du-ra y corrosiva denuncia contra elmundo intelectual, presenta elfresco de una sociedad en desin-tegracin mostrndola frente alarte, la poltica, la filosofa, la re-ligin. A travs de sus personajesHuxley aporta al armado de laconducta de una generacin en-tera, la que entre 1925 y 1940, in-tegrada bsicamente a una clasemedia alta, transit los caminosde aquel Occidente. Ya desatadala guerra por la Alemania nazi, en1939, los nuevos crticos, mspreocupados por problemas so-cioeconmicos que por valoresestticos, denunciaron la frivoli-dad de Huxley. En Un mundo feliz(1931) ofrece una visin deshu-manizada y utpica del porvenircon una divisin de la sociedad encastas genticamente programa-das. Se la considera una de lasfuentes de la ciencia ficcin. Hux-

    ley escribi despus Viejo muere elcisne (1939), La filosofa perenne(1945), Los demonios de Loudun(1952), Las puertas de la percepcin(1954) fruto de experiencias conel consumo de mezcalina y cidolisrgico, La isla (1957). Fue au-tor de inmensa fecundidad: susobras completas suman 40 tomos.No faltan quienes creen que tan-ta fertilidad explica el escaso ecoque su obra tuvo entre la muerte(1963, el da en que fue asesinadoJohn Fitzgerald Kennedy) y losaos 80. Posteriormente se rea-nudaran las fluctuaciones.

    Hijo y nieto de bilogos suabuelo fue un destacado investi-gador se cas a los 25 aos con labelga Mara Nys. Trece mesesdespus de la muerte de Mara(1955) volvi a responder s alquiere-por-esposa, no precisa-mente en clave sacramental. Loconquist la violinista y psicote-rapeuta italiana Laura Archeta,con la que vivi en Los Angeles.A su lado enfrent el cncer delengua que, afectadas las glndu-las linfticas del cuello, se trans-form en terminal.

    Del epistolario se rescatan unacambiante actitud frente a la gue-rra del 14, su pesimismo sobre loque espera a Inglaterra, la visinque tiene acerca del futuro de Es-tados Unidos y su relacin con elmundo hoy y aqu, en plena vi-gencia, la candorosa irrealidadde sus fugas buclicas, cierta pre-gunta a una lady amiga de Ber-trand Russell y un canto al surmediterrneo.

    Despus de esta guerra nocreo que siga estando de moda es-cribir libros deprimentes: Ibsenestar absolutamente demod.Habr que escribir libros alegres(marzo 1915).

    Al principio me habra gusta-do mucho ir a pelear. Ahora medeclarara pacifista. Pero me es-tremece pensar que al fin de laguerra Inglaterra ser apenas ha-bitable (marzo 1916).

    No s qu voy a hacer en materia de trabajo. Ni siquierapuedo tocar el clarinete a la puer-ta de una taberna (agosto 1916).Cuantos ms hombres quedendesvinculados de esta guerra in-fernal, mejor para el mundo. C-mo saber si la tierra no es el infier-no de otro planeta?... Pronto ira trabajar la tierra en una granja deGarsington (el mismo mes).

    Otro ataque de los aeropla-nos alemanes. Bajamos en rebaoal stano y all tomamos un copio-so t. Creo que volvern todos losdas y causarn una matanza de loms desagradable (junio 1917).Qu noticias hay de esta diver-tida antigualla de la guerra?Estoy escribiendo unos sonetosbblicos, uno sobre Jons (sep-tiembre 1917).

    Escocia ha de estar ponin-dose preciosa. Aqu en el sur sedan los momentos perfectos delverano. Voy en bicicleta al bosquede Windsor, me siento bajo losrobles y hojeo obras de los ro-mnticos hasta que mi alma em-pieza a reventar de emocinA veces me pregunto si la guerrava a durar tres o seis aos ms.(abril/mayo 1918).

    El primo Gervas dice que laguerra terminar en un ao por lamengua de potencial humano delos boches. Piensa que hasta po-demos obtener la victoria, aunqueteme por el uso que le daramos:el prusianismo, se sabe, es infec-cioso. Pase lo que pase ser parapeor. Me preocupa la inevitableaceleracin del predominio mun-dial de Estados Unidos. Era algoque iba a ocurrir con el tiempo,pero esto va a apresurar un siglo

    el proceso. Todos quedaremoscolonizados. Europa ya no va a serms Europa (agosto 1918). Meenter que al pobre Eliot lo hanllamado a filas y posiblemente se-r soldado raso, alabardero deKentucky o fusilero de Memphis.Es el colmo de la desgracia. Espe-ro que se pueda hacer algo por l(mismo mes).

    Cmo podemos aprender apasar a voluntad de un mundo deconciencia a los otros, de lo est-tico a lo mstico? Cralo, LadyMorrell: la mescalina y el lisrgi-co abrirn la puerta Vayamosa un asunto algo macabre. Sabeusted qu medio us Bertie Rus-sell para curarse las hemorroides,mal doloroso y casi universal queltimamente me aflige? Oh, miLady Morrell, acaso deba pedirledisculpas por semejante pregun-ta (octubre 1918).

    Un infortunado vecino muydigno, muy serio, ha consumidopeyote para explorar regiones re-motas de su conciencia, librarsede traumas y comprender el sig-nificado de la caridad cristiana.Fue detenido, amenazan con re-cluirlo 5 aos en San Quintn.Podras asesorarlo con materialmdico y antropolgico para quedemuestre que el peyote no esdroga peligrosa, pague una mul-ta y le den libertad condicional?(al Dr. Osmond, su amigo y con-sejero en drogas, octubre 1955).

    Hoy valoro ms la luz del solque las personas, la cultura, el ar-te, la conversacin. Me marcho aItalia a pasar el verano (Italia estllena de personas, de cultura, etc.,y tambin de sol). Espero que lapoca de los nrdicos y sus atrocespases est concluyendo. La civi-lizacin volver a los lugares cli-dos donde naci. Todo aquello de

    que pueden sentirse orgullosos loshombres ha salido del Mediterr-neo. Todo lo que espanta en la vi-da humana viene del norte, el oes-te o el este: religiones horribles,morales asininas, srdida acumu-lacin de dinero, protestas en de-masa, ascetismo, donjuanismoViva il Mediterrneo! Abajo Li-verpool! (mayo 1929).

    Al calor de este brote surfiloes natural que escriba varias car-tas a Victoria Ocampo, con quiencuriosamente sola reunirse encompaa de Igor Stravinsky. Alo sumo combin felizmente elencuentro de la Msica y la Poe-sa, eminentes lesbianas de con-tacto tan notorio desde hace 30 si-glos (a I.S., enero 1951). Eltexto puede adaptarse a un espec-tculo de luces y sonidos, pero encine se convertira en un docu-mental lleno de personajes queaparecen y desaparecen o en undrama muy difuso. De la vida deSan Martn habra que aislar unepisodio y armar un relato con co-mienzo, medio y fin. El rol hist-rico sera sugerido en alguna es-cena del final de la carrera delgran hombre. Luego ira la partedramtica y pasional contada enforma de flash-back. Tanto me-jor si el drama tiene lugar cerca dela casa del algarrobo! (febrero1959). V.O. le haba enviado elboceto del guin de una pelculasobre San Martn y Huxley fra-ternalmente conmovido por elconsumo de opio en el cruce delos Andes por parte del Liberta-dor? la asesoraba en el abec delproyecto. La mencin del alga-rrobo estimula una conjetura:V.O. no habr hecho protagoni-zar a San Martn la famosa escenaatribuida a Facundo Quiroga,smbolo ocamposarmientino dela barbarie, con un tigre comopartenaire y un algarrobo erigidoen providencial refugio?

    LUIS SOTO

    CONTRATAPA

    Visivolo y frisionarioAldous Huxley