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TABLA DE CONTENIDO

TABLA DE CONTENIDO

1. Introducción

2. Metodología

3. Antecedentes del estudio

4. Normatividad aplicable

5. Antecedentes Etnohistóricos y Arqueológicos

6. Áreas de interés arqueológico

7. Caracterización arqueológica del área puntual

8. Plan de manejo

9. Pliego de condiciones

1. Introducción

Para el caso del contrato IDU 042 de 2006 que tiene por objeto la “Actualización, verificación, revisión, ajustes y complementación de los estudios y diseños existentes de la Avenida Longitudinal de Occidente entre la Calle 13 y el río Bogotá, incluyendo la integración del corredor a nivel en fase I, mediante una intersección en la Calle 13”, a continuación se presenta la información relacionada con el componente arqueológico el cual hace parte del objeto del estudio, información correspondiente al tramo 2 comprendido entre la Avenida Bosa y el Enlace Américas.

2. Metodología La información contenida en el presente capitulo esta basada en el proceso de revisión secundaria a partir de la validación de los resultados arrojados por los estudios y diseños previos realizados sobre la Avenida Longitudinal de Occidente; con base en la información encontrada se discriminó la información relacionada con el tramo objeto del presente capítulo. Considerando lo anterior a continuación se relacionan los antecedentes del presente estudio.

3. Antecedentes del estudio

Lo antecedentes en relación con el componente arqueológico son: La resolución 1400 de Agosto 25 de 1999, por la cual se otorga una Licencia Ambiental y se toman otras determinaciones. Expedida por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca – CAR; y el otro el Estudio de Impacto Ambiental elaborado por el Consorcio IGP- NAM- EGI-13-SICITER. La Resolución 1400 requirió al IDU realizar los estudios correspondientes al reconocimiento arqueológico, por lo que esta obligación se cumplió con ocasión de los estudios de FASE III. Es así, como en el Apéndice 2 del estudio de FASE III se incluyó el resultado del reconocimiento arqueológico, concluyendo lo siguiente: “Con el fin de proteger el patrimonio arqueológico durante la construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente, aunque durante el reconocimiento no se encontraron vestigios, la zona fue de gran importancia para asentamientos indígenas, razón por la cual se debe realizar un permanente programa de monitoreo arqueológico es principalmente durante la etapa de excavación.” Lo anterior quiere decir que al no ser significativa la información arqueológica encontrada, no es preciso llevar a cabo prospección arqueológica. No obstante, y en concordancia con lo señalado dentro del mencionado estudio, la Consultoría considera importante llevar a

cabo el monitoreo arqueológico durante la construcción, por lo que se incluye la ficha correspondiente de plan de manejo arqueológico. En consecuencia, se considera que el requerimiento señalado en el Art. Décimo segundo de la R.1400 /99 fue cumplido satisfactoriamente y la consultoría valida el estudio presentado en FASE III. Por esta razón, se considera también que los aspectos específicos de reconocimiento arqueológico, no fueron incluidos dentro de los términos de referencia, porque ya se tenían en FASE III. 4. Normatividad Aplicable En Colombia la reglamentación sobre la preservación, conservación y manejo del Patrimonio Arqueológico se concentra en la Constitución Política de Colombia; la Ley General de la Cultura, Ley 397 de 1997, en su Título II; Ley 163 de 1959, y su decreto reglamentario 264 de 1963, la Ley 14 de 1936, y las disposiciones de la autoridad competente en el tema en ICANH. � Constitución Política de Colombia Artículo 63: Los bienes de uso público, los parques naturales, las tierras comunales de grupos étnicos, las tierras de resguardo, el patrimonio arqueológico de la Nación y los demás bienes que determine la ley son inalienables, imprescriptibles e inembargables. Artículo 72: El patrimonio cultural de la Nación está bajo la protección del Estado. El patrimonio arqueológico y otros bienes culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la Nación y son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La ley establecerá los mecanismos para readquirirlos cuando se encuentren en manos de particulares y reglamentará los derechos especiales que pudieran tener los grupos étnicos asentados en territorios de riqueza arqueológica. � Ley 163 de 1959. Por la cual se dictan medidas sobre defensa y conservación del Patrimonio Histórico, Artístico y Monumentos Públicos de la Nación. � Ley 397 de 1997. Por la cual se desarrollan los artículos 70, 71 y 72 y demás artículos concordantes de la Constitución Política y se dictan normas sobre patrimonio cultural, fomentos y estímulos a la cultura, se crea el Ministerio de la Cultura y se trasladan algunas dependencias. � Decreto 833 de 2002. Por el cual se reglamenta parcialmente la Ley 397 de 1997. � Manual de procedimientos generales para la preservación del patrimonio arqueológico en los proyectos de impacto ambiental, ICANH 2001: 206-207.

5. Antecedentes Etnohistóricos y Arqueológicos La Sabana de Bogotá presenta una profundidad histórica de asentamientos humanos de más de 11000 años antes del presente, situación que ha significado una ocupación bastante extensa de su territorio, encontrándose yacimientos arqueológicos en numerosos sectores de esta, lo cual se ve favorecido por las cualidades para la conservación de restos de los medios lacustres, a partir de lo cual se han podido hacer reconstrucciones

climáticas y de vegetación a través de la palinología (Van der Hammen: 1974, Van der Hammen & González 1960, Van der Hammen & Van Dommelen, 1973). En este sentido, en el área regional del estudio es de gran importancia para el período temprano de ocupación los yacimientos del Abra, Tequendama, (Correal y Van der Hammen, 1977), y Aguazuque (Correal), ambos localizados en el municipio de Soacha. El Abra está localizado al suroccidente de Zipaquira, y ha permitido identificar una secuencia cultural en el lugar desde 15000 a.P. y 2225 a.P. Las primeras evidencias de ocupación humana se presentan a partir de choppers y desechos de talla ubicados en una unidad estratigráfica anterior a los 12400 +/- 160 años a.P. con un clima frío y seco con vegetación de páramo. A partir de los 12500 a.P. el clima se calienta, y aumenta la precipitación, y el bosque andino cubre la mayor parte de la Sabana de Bogotá, formándose además lagos a lo largo del territorio (Interestadial de Guantiva). Los artefactos típicos de este período corresponden a líticos trabajados mediante percusión simple obteniendo el borde utilización sobre alguno de sus lados entre los cuales hay raspadores laterales, terminales, discoidales cóncavos y convexos, cuchillas sobre lascas y raederas. Esta clase de artefactos ha sido denominada como técnica “abriense” (Correal, Van der Hammen & Lerman, 1969). El sitio del Tequendama se localiza en un abrigo rocoso, ubicado muy cerca a la carretera que conduce de Bogotá a Silvania, donde fue registrada una importante secuencia de evidencias arqueológicas correspondientes a diferentes ocupaciones cuyo nivel más antiguo se remonta a los 10 920 +/- 260 AP, asociado con grupos de cazadores - recolectores, cuyas evidencias de artefactos líticos, restos óseos de fauna, fogones, entre otras, que se extienden hasta aproximadamente el año 5000 AP, además de yacimientos de grupos agroalfareros, con dataciones entre 2500 años AP hasta el siglo XVI. Otro importante yacimiento ubicado en la sabana es Aguazuque, investigado igualmente por Gonzalo Correal; se trata de un campamento de cazadores - recolectores encontrado en campo abierto, en el que fueron halladas evidencias de artefactos líticos, restos de fauna, fogones, entierros en diferentes niveles de la excavación, dos de los cuales están asociados a una fecha de 4030 a.P1. En el denominado período reciente, diferentes estudios e investigaciones arqueológicas en la Sabana de Bogotá han identificado claramente una ocupación total de etnia Muisca hacia el período tardío, es decir, a partir del siglo XVIII aproximadamente, quienes además tenían una expansión territorial en la mayor parte del altiplano cundiboyacense. Su organización social estaba constituida por confederaciones de cacicazgos de diferente rango, dispersos en el territorio, que en la sabana tenían por cacique principal a Bacatá, quien controlaba caciques menores como Suba, Híntiva, Bosa, Soacha, Tibabuyes, Funza (Unza), Teusaquillo, Usaquen, y al momento de la conquista se había expandido hacia los cacicazgos intermedios de Guatavita, Ubaque, Ubaté, Zipaquirá, también muiscas, y Fusagasugá, Tibacuy, comunidades sutagaos localizadas al sur de la sabana y hacia la vertiente del río Magdalena. Eduardo Londoño al referirse a los cacicazgos define el concepto de la siguiente manera: 1 Antes del presente, según normas internacionales se encuentra a partir de 1950.

“Estas eran entidades políticas más sencillas pero también centralizadas, que agrupaban distintas comunidades locales al mando de un cacique o señor al que se reconocían poderes civiles y religiosos”. (Londoño, 1999) La zona de estudio, que recorre casi paralelamente el río Bogotá, no era la excepción, y las actuales localidades y municipios que recorre el diseño de la ALO (Soacha, Mosquera) fueron originalmente territorio de asentamiento Muisca (sector comprendido entre Canoas y el Río Bogotá). Así, de acuerdo con diferentes fuentes el municipio de Mosquera presenta evidencias de ocupación en el sitio de Cuatro esquinas y laguna de la Herrera, zona que durante la colonia perteneció a la encomienda de Antón Olaya, sector que por el cruce de caminos reales fue tomando importancia y aumentando progresivamente el número de viviendas en el lugar donde es el casco urbano del municipio. Suba fue fundada por Antonio Díaz Cardozo y Hernán Vanegas en 1550, a la llegada de los españoles el territorio estaba controlado por el cacique llamado por el mismo nombre. Fontibón, fundado por los españoles en 1560, quienes lo denominaron Ontibón, es un toponímico cuyo nombre original en idioma Chibcha era Híntiva. Con respecto a Bosa, se sabe que a la llegada de los españoles la zona era administrada por el cacique Techotiva. Soacha fue encomienda de Pedro Colmenares en 1558, pasando a ser resguardo en 1594; el pueblo fundado en 1600 por el oidor Luis Enríquez, el cual fue disuelto solo hasta 1857. A la llegada de los españoles el territorio estaba controlado igualmente por los muiscas, cuyo idioma proviene del chibcha “sua” que significa sol y “cha” varón, interpretándose por algunos lingüistas como “ciudad del dios varón” debido probablemente a leyenda de Bochica, quien entró a la sabana por este lugar. Lo anterior se ilustra con la siguiente cita de Londoño: “Vista desde lo alto del cerro de Suba, la Sabana de Bogotá presentaba una amplia zona pantanosa rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja. En ella se destacaban numerosas aldeas —Suba, Tuna, Tibabuyes, Usaquén, Teusaquillo, Cota, Engativá, Funza, Fontibón, Techo, Bosa, Soacha...— y palacios compuestos por bohíos rodeados por dos o tres empalizadas concéntricas, semejantes a los alcázares árabes del sur de España.” (Londoño, 1999) Esta imagen de los Alcázares fue la que condujo posteriormente al nombre del Nuevo Reino de Granada, al comparar el tipo de asentamientos de los muiscas con el valle de los Alcáceres en España. De tal forma que la imagen de los asentamientos muiscas, impacta a los conquistadores, quienes venían de constantes conflictos con comunidades bélicas del valle del río Magdalena, y algunos de sus afluentes como el Opón, y Carare, quienes poseían un tipo de asentamiento seminómada, además de una disposición de guerra permanente, bastante diferente a la posición asumida por la mayor parte de las comunidades muiscas, que no tardaron en sujetarse al control español:

“... y la manera de los edificios de casas, diferentes de los que hasta entonces habíamos hallado; en especial, una jornada más adelante de dicho pueblo de la sal entramos en la tierra del más principal señor que hay en ella, que se dice Bogotá; y bien mostró ser así, porque le hallamos una casa de su aposento que, para ser de paja, se podría tener por una de las mejores que se han visto en Indias.” (Lebrija y San Martín, [1539]: 84).

“...el cual pueblo era muy hermoso de pocas casas y muy grandes, de paja muy bien labrada; las cuales casas estaban muy bien cercadas de una cerca de haces de cañas, por muy gentil arte obradas. Tenía 10 o 12 puertas con muchas vueltas de muralla en cada puerta. Era cercado el pueblo de dos cercas. Tenía entre cerca y cerca muy gran plaza, y entre las casas tenía otra muy hermosa plaza. Una casa de ellas estaba llena de tasajos de venados, curados sin sal.” (Anónimo, [1545]: 235).

“Por todo el ámbito que ocupaban las casas corría un cercado de maderos ... y a todo este edificio junto llamaban cercado” Fernández de Piedrahita, en Langebaek, 1987) En el ámbito político – administrativo, los muiscas estaban organizados por confederaciones de cacicazgos, y a su vez, cada cacicazgo comprendía varías “capitanías” como fueron llamadas por los cronistas, o comunidades locales, a cuyo cargo estaba un cacique menor, que controlaba población dispersa en un territorio específico (Langebaek, 1987; 1996). Esta forma de organización política permitía a los cacicazgos muiscas la localización de comunidades locales en diferentes extremos del territorio, posibilitando así el acceso a diferentes recursos, obtenidos directamente por la producción en estas unidades menores, o mediante intercambio de estos con otros grupos étnicos, tal como sucedía con los Sutagaos, Panches, Teguas, Laches, Guanes, y grupos de los Llanos Orientales (Langebaek, 1987; 1996). Adicionalmente, existían territorios compartidos por diferentes cacicazgos en donde se podían producir u obtener productos de tierras de clima cálido o templado como es el caso de Tena, descendiendo de la Sabana hacia el Valle del Magdalena, donde los cacicazgos de Bogotá, Bojacá, Bosa, Fontibón, Tenjo y Songotá tenían mancomunadamente sus áreas de cultivo. Inclusive, existían acuerdos interétnicos para el aprovechamiento de territorios, como sucedía en Chinga, al noroccidente de la Sabana, donde convivían comunidades muiscas, panches y muzos (Langebaek, 1987 y 1996). De acuerdo con la interpretación de Langebaek, el asentamiento temporal de comunidades muiscas en territorios aparentemente de otras etnias no implicaba el establecimiento de colonias muiscas en estos sectores: “... sino de una extensión de poblamiento rotativo a condiciones de restricciones geográficas que implicaban la mutua aceptación de la participación de diversas comunidades, aun de diferente cultura, en la explotación económica de determinado medio ambiente” (Langebaek, 1996). La producción y circulación de productos entre las comunidades muiscas estaba determinada en gran medida por el tributo que entregaban los indígenas a su cacique respectivo o comunidades locales menores al cacique principal, dependiendo de la escala, quienes almacenaban el total de productos tributados, y posteriormente los redistribuían de acuerdo con las necesidades socialmente impuestas (Neale 1957/ 1973. En Langebaek, 1987). Langebaek ha planteado la hipótesis, aun sin confirmar, que el tributo tenía entre otros, un fin de mantenimiento de especialistas al interior de una sociedad jerarquizadas como la Muisca, entre quienes se encontraban los caciques (especializados en la administración del cacicazgo), guechas (guerreros), y posiblemente orfebres (1987: 48).

La conquista de los muiscas es interpretada por algunos autores a partir de los conflictos internos por el proceso de expansión territorial del cacicazgo de Bacatá, a cargo de Saguanmachica y posteriormente su sobrino Tisquesusa, circunstancia que abría generado en algunos cacicazgos intermedios resistencia frente al cacicazgo central, y una adopción del poder mayor que observaban en los españoles. La confederación Muisca de Bacata presentaba una gran complejidad social, que se evidencia no solamente por sus niveles jerarquizados de organización sociopolítica, sino adicionalmente en la conformación de grupos guerreros especializados dedicados a la defensa u ofensiva en sectores limítrofes del territorio ocupado, especialmente hacia las zonas disputadas con grupos panches y sutagaos: “... y así para resguardo suyo y de sus tierras, por la parte que confinaban con los Panches, tenía el Zipa predios y guarniciones en Tibacuy, Subia, Tena, Ciénaga, Luchuta y Chinga, cierta infantería de indios llamados Guechas, hombres valientes y determinados, de hermosa y gran disposición, ligereza y maña; éstos no usaban melena, sino andaban trasquilados...” (Fernández de Piedrahita, 1973: 227-228). Y en otro aparte agrega el mismo cronista, a propósito de la expedición de Juan de Céspedes, Capitán del General Gonzalo Jiménez de Quezada, para la conquista del occidente de Bogotá: “...enderezaron los guías a Tibacuy, cacique sujeto al Zipa, de nación mozca, que recibió a los españoles con muestras de amor, proveyéndoles de todo lo necesario... Pero el capitán Guecha, a cuyo cargo estaba la guarnición... habló a Juan de Céspedes por intérprete, que le dio a entender en que lo empeñaban sus presunciones vanas... Que aquellas gentes [Panches] ni eran políticos ni afables, como las que entonces había comunicado, sino bestias fieras que bebían sangre, comían carne humana y se alimentaban con el furor y la rabia...” (Fernández de Piedrahita, 1973: 228). Aunque no se conoce de la existencia de algún cacique específico, es muy probable que las comunidades que habitaban el sector fueran tributarias del cacicazgo de Bogotá, ya que este territorio es intermedio entre la sabana y la vertiente de la cordillera de Subia, donde el Zipa tenía sujetos a varios cacicazgos Sutagaos. Gracias a sus favorables condiciones ambientales, la vertiente occidental de la cordillera oriental ha sido fuente de variados recursos para los habitantes del altiplano. Por esta razón fue epicentro de luchas por el acceso a su territorio desde el período de poderío muisca, quienes sujetaron a los sutagaos y les exigían el pago de un tributo; en el período de la colonia y república fueron fundadas varias ciudades intermedias entre Bogotá y el Magdalena dada su importancia para el comercio de productos, proceso que fue haciéndose más complejo en los siglos XIX y XX, convirtiéndose en zona de grandes haciendas y latifundio, y que desembocaron posteriormente en luchas agrarias. Entre los muiscas, como en la mayoría de las sociedades prehispánicas el agua ha jugado un papel fundamental en cuanto a la conformación de los asentamientos, al ordenamiento del territorio, como fuente básica para la obtención de recursos, vía de comunicación

integradora del territorio, y en el pensamiento mágico religioso de las comunidades muiscas. En este sentido, en el área regional de influencia de los muiscas confederados alrededor de Bacatá, la Laguna de Guatavita era epicentro de importantes ritos religiosos y de reivindicación de los caciques principales, intermediarios o elegidos por los dioses para la administración de las comunidades, a donde arribaba población de la mayor parte del territorio Muisca.

6. Áreas de Interés Arqueológico El área donde se concentra el estudio arqueológico recorre puntualmente de norte a sur, el territorio de las actuales localidades distritales de Suba, Engativa, Fontibón, Kennedy y Bosa. Se trata entonces de una extensión considerable en el ámbito lineal, que no solo atraviesa diferentes entes territoriales, sino que cruza por zonas que al menos en el ámbito del paisaje pueden diferenciarse, no obstante toda el área correspondía originalmente a un paisaje típico de la Sabana de Bogotá, constituido por terrazas fluvio - lacustres con numerosos humedales en sectores más bajos. Para establecer las áreas de interés arqueológico del área puntual, se efectuó una revisión de la información secundaria arqueológica, y a partir de métodos cartográficos y aerofotográficos se definieron las condiciones geomorfológicas y de paisaje del área proyectada donde se desarrollarán las obras, teniendo en cuenta descripción y características técnicas del proyecto. Igualmente se realizó una evaluación durante el recorrido de los sitios, mediante conversaciones con los moradores y los trabajadores de los predios, quienes conocen y/o pueden dar razón de actividades de hallazgos arqueológicos, guaquería y en general del estado de perturbación de algunos sitios, teniendo en cuenta que la memoria de la población acerca de su pasado permite un acercamiento más directo frente a la historia de un territorio. La investigación consistió en realizar el reconocimiento arqueológico de superficie a lo largo del alineamiento propuesto para la construcción de la ALO, cubriendo el área destinada para el derecho de vía (100 m). De acuerdo con los términos de referencia genéricos expedidos por el ICANH, el reconocimiento arqueológico de campo debe efectuarse solamente a partir de un análisis superficial de las unidades de paisaje existentes, localizando zonas de interés arqueológico para la fase posterior de prospección. Sin embargo, gracias a la implementación oportuna del proyecto de arqueología, en el presente estudio fue posible contar con muestreos de suelo aleatorios que efectuó el personal encargado de las perforaciones y apiques para análisis de suelos, estabilidad de taludes y capacidad portante para la construcción de la vía, acompañados por el arqueólogo, actividad que se aprovechó para el registro de información arqueológica. Teniendo en cuenta la revisión de fuentes secundarias (ver bibliografía), y el análisis de la cartografía del área de estudio, el consultor identificó como áreas de mayor interés para el

reconocimiento arqueológico los sectores rurales, impactados en menor medida por la acción antrópica que otras zonas ya urbanizadas. Así, en lo que corresponde al tramo objeto de este contrato se reconoció las terrazas de segundo nivel no inundables aledañas al río Bogotá por donde pasará la vía.

7. Caracterización arqueológica del área puntual De acuerdo con la metodología propuesta para abordar el reconocimiento arqueológico del proyecto, se acompañó en sectores de mayor interés la actividad técnica de excavación de apique y pruebas de barreno, necesarias para estudios de geotecnia. Los apiques son efectuados cada 500 m y un promedio de 1m x 2m x 2; las pruebas de barreno se hacen cada 100 m, y tienen igualmente alrededor de 2 m de profundidad, ambas siguiendo el eje de la vía. Teniendo en cuenta la información del Consorcio SICITER para el reconocimiento arqueológico, no es necesario realizar prospecciones, se seleccionaron los sectores de mayor interés de acuerdo con los cronogramas de geotecnia, realizando investigación de campo en el sector norte entre los k 0+00 y k 13+00, y en el sector sur entre el k 29+00 y el k 35+600. Teniendo en cuenta que gran parte del diseño de la vía cruza por terrazas anegadizas, y que igualmente, varios sectores de la vía atraviesan zonas que han tenido un fuerte impacto urbanístico propio de la expansión de Bogotá hacia el occidente (principalmente entre los kilómetros 13 y 29 del proyecto), no fue posible registrar evidencias arqueológicas en el área puntual del proyecto. Incluso en diferentes apiques los primeros 60 – 70 cm estaban constituidos por desechos recientes, ya que el derecho de vía reservado para el proyecto hace varios años, ha sido utilizado como botadero de escombros y basura. (caso del k 19, en la localidad de Engativa), alterando así complemente los niveles superficiales que potencialmente contengan evidencias arqueológicas. Hacia el sector sur del estudio, existen aún zonas urbanas – rurales, donde no ha sido muy intensa la afectación urbanística, básicamente entre los kilómetros 32 y 36, pero tampoco se evidenciaron yacimientos arqueológicos. Con el fin de proteger el patrimonio arqueológico durante la construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente, se debe realizar previo al inicio de las actividades constructivas, un programa de monitoreo arqueológico, bajo los lineamientos establecidos por el ICANH.

8. Plan de manejo

Plan de Manejo Arqueológico Número 1

OBJETIVOS

Prevenir y mitigar los impactos que generen las obras de construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente sobre el patrimonio arqueológico. Preservar y recuperar los elementos arqueológicos que se localicen en el entorno de afectación.

NORMATIVIDAD APLICABLE

En Colombia la reglamentación sobre la preservación, conservación y manejo del Patrimonio Arqueológico se concentra en la Constitución Política de Colombia; la Ley General de la Cultura, Ley 397 de 1997, en su Título II; Ley 163 de 1959, y su decreto reglamentario 264 de 1963, la Ley 14 de 1936, y las disposiciones de la autoridad competente en el tema en ICANH. � Constitución Política de Colombia Artículo 63: Los bienes de uso público, los parques naturales, las tierras comunales de grupos étnicos, las tierras de resguardo, el patrimonio arqueológico de la Nación y los demás bienes que determine la ley son inalienables, imprescriptibles e inembargables. Artículo 72: El patrimonio cultural de la Nación está bajo la protección del Estado. El patrimonio arqueológico y otros bienes culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la Nación y son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La ley establecerá los mecanismos para readquirirlos cuando se encuentren en manos de particulares y reglamentará los derechos especiales que pudieran tener los grupos étnicos asentados en territorios de riqueza arqueológica. � Ley 163 de 1959. Por la cual se dictan medidas sobre defensa y conservación del Patrimonio Histórico, Artístico y Monumentos Públicos de la Nación. � Ley 397 de 1997. Por la cual se desarrollan los artículos 70, 71 y 72 y demás artículos concordantes de la Constitución Política y se dictan normas sobre patrimonio cultural, fomentos y estímulos a la cultura, se crea el Ministerio de la Cultura y se trasladan algunas dependencias. � Decreto 833 de 2002. Por el cual se reglamenta parcialmente la Ley 397 de 1997. � Manual de procedimientos generales para la preservación del patrimonio arqueológico en los proyectos de impacto ambiental, ICANH 2001: 206-207.

MEDIDAS AMBIENTALES

Durante la Etapa de Preconstrucción El contratista, deberá adelantar las actividades de monitoreo arqueológico durante la fase

Plan de Manejo Arqueológico Número 1

preconstructiva, según plazos y acciones definidas y la entrega del Plan de Monitoreo, antes del inicio de la obra. A los 10 días de iniciado dicho período, el Contratista deberá entregar a la Interventoría la totalidad de la documentación, registros, procedimientos y demás información exigida. Con un período máximo de 5 días, la Interventoría entregará a la Oficina de Gestión Social (OGS) del IDU, la totalidad de la Información preparada por el Contratista y debidamente revisada, analizada y avalada por dicha Interventoría. En éste último período se realizarán los ajustes y complementaciones que resulten necesarios, pero dentro del plazo disponible. Para el inicio de las obras, el Contratista deberá haber entregado al IDU la totalidad de la información exigida, con la aprobación de la Interventoría, so pena de incurrir en incumplimiento. Deberá presentar bajo la aprobación de la Interventoría designada, la definición y desarrollo de los siguientes aspectos: • Licencia para el monitoreo arqueológico aprobado por el ICANH • Procedimientos, formatos y registros requeridos para la ejecución de las actividades. • Programa de capacitación a trabajadores sobre arqueología. Durante la Etapa de Construcción Definida como el período requerido para que el Contratista ejecute las distintas actividades, suministros y obras comprometidas, con su correspondiente manejo y gestión social esperada; cumpliendo con el Ordenamiento Jurídico, Técnico y Contractual aplicable y será responsable de sus omisiones o incumplimientos.

IMPACTOS POR MANEJAR TIPO DE MANEJO COBERTURA ESPACIAL

SUJETO ATENDIDO

Alteración y/o pérdida de yacimientos arqueológicos

Prevención Mitigación

Derecho de vía, corredor de 100 mts

Patrimonio Arqueológico

PROYECTOS ACTIVIDADES INDICADORES DE SEGUIMIENTO Y MONITOREO

Plan de Manejo Arqueológico Número 1

Proyecto de Monitoreo Arqueológico

Monitoreo y seguimiento durante las actividades que puedan afectar el Patrimonio Arqueológico. Orientación del personal encargado de la construcción de las obras (ingenieros, técnicos y obreros), sobre la importancia del Patrimonio Arqueológico. Registro, rescate, análisis y contextualización de las evidencias arqueológicas que se reporten durante las obras de construcción.

No. de yacimientos encontrados No. de yacimientos identificados Personal vinculado Personal capacitado

ESTRATEGIAS PARTICIPATIVAS DE LA COMUNIDAD

Se aplicará lo establecido al respecto en el Programa de sostenibilidad del Plan de Gestión Social, Programa de comunicación y Participación, tanto para la fase de preconstrucción como para la fase constructiva. Para la etapa de operación y mantenimiento se efectuará en los comités CREA.

UBICACION Sitios de intervención del proyecto.

CRONOGRAMA Las medidas serán implementadas cuando aplique el procedimiento.

8.1. Proyecto de monitoreo arqueológico Teniendo en cuenta que durante el presente estudio no se registraron evidencias arqueológicas que permitan deducir la existencia de yacimientos arqueológicos en el área del Proyecto, sin embargo, no significa una probable existencia de vestigios arqueológicos que probablemente sean identificados durante las labores de construcción de la vía, razón por la cual se propone un Proyecto de Monitoreo Arqueológico como medida necesaria para prevenir y mitigar impactos sobre el Patrimonio Arqueológico. La razón fundamental para la implementación del Proyecto de Monitoreo Arqueológico es prevenir o mitigar la generación de efectos negativos sobre el Patrimonio Arqueológico, por causa de las actividades de construcción del Proyecto, teniendo en cuenta que en la fase de construcción es posible detectar yacimientos arqueológicos no registrados durante las etapas previas. Dado el caso que en esta etapa se detecten yacimientos que ameriten su pronta excavación y estudio, el arqueólogo encargado deberá conformar el equipo necesario para intervenir en esta actividad. Las evidencias arqueológicas que sean recuperadas en el transcurso de este proyecto, se deberán depositar en el Instituto Colombiano de Antropología que posea la capacidad de

gestión suficiente para una adecuada conservación y exposición del Patrimonio Arqueológico de la zona. Es necesario que previamente al inicio del Proyecto Monitoreo Arqueológico, se lleven a cabo las diligencias necesarias ante el Instituto Colombiano de Antropología para que otorgue la respectiva Licencia de Excavación.

8.2. Actividades El Proyecto de Monitoreo Arqueológico esta diseñado para prevenir posibles impactos negativos sobre yacimientos arqueológicos que sean identificados durante las actividades de descapote y excavación para la construcción de la vía y en general de las actividades que intervienen el suelo, para lo cual se proponen medidas mitigatorias. Las principales actividades que deben realizarse son: Monitoreo y seguimiento durante las actividades que puedan afectar el Patrimonio Arqueológico, especialmente durante las excavaciones y descapotes necesarios para la construcción de la vía. Para tal efecto se contará con un miembro del equipo de arqueología, encargado de efectuar el Monitoreo de los sectores de interés arqueológico, especialmente el los sectores inmediatos al sector sur de la Avenida, a fin de prevenir la alteración o pérdida de evidencias arqueológicas que sean detectados durante las obras. Orientación al personal encargado de la construcción de las obras (ingenieros, técnicos y obreros), sobre la importancia del Patrimonio Arqueológico, la manera de identificarlo y los pasos que se deben seguir en caso de hallazgos ocasionales, y las consecuencias de no reportarlos. Se realizara un capacitación e inducción a todo el personal previo al ingreso a la obra. Registro y rescate de las evidencias arqueológicas que se reporten durante las obras de construcción. Estas se adelantarán por medio de cortes estratigráficos o excavaciones en área, en las que se recupere la mayor cantidad de información sobre el yacimiento afectado en la menor cantidad de tiempo, con el fin no obstruir mayormente las obras de ingeniería en el tramo determinado. Análisis de laboratorio y contextualización de los materiales arqueológicos que se recuperen a lo largo de las obras con los resultados del Proyecto de Arqueología Preventiva. Elaboración del Informe Final. En el área de estudio se pueden encontrar presumiblemente las siguientes características en cada uno de los yacimientos identificados: � Sitios de habitación: Son aquellas áreas donde los grupos prehispánicos construyeron sus casas y realizaron ciertas actividades cotidianas. � Tumbas: Yacimientos donde se hallan entierros prehispánicos. Se pueden encontrar sitios con una tumba e incluso dentro de sitios de habitación o lugares con varias tumbas. � Basureros: Lugares donde generalmente se arrojaron desechos como fragmentos de vasijas, líticos, semillas, etc. de uso prehispánico.

� Actividades para el monitoreo En atención a lo dispuesto en el decreto 833 de 2002, previa a la realización de cualquier monitoreo arqueológico se solicitará al ICANH el permiso respectivo. De acuerdo con el manual de procedimientos generales para la preservación del patrimonio arqueológico en los proyectos de impacto ambiental, ICANH 2001: 206-207, se adoptarán las siguientes medidas de manejo “Se debe aplicar una labor de salvamento a los vestigios culturales que aparezcan durante la apertura de zanjas, remoción de tierra etcétera, dentro de los proyectos que se encuentren ya en realización. El salvamento se hará en el menor tiempo posible pero respetando al máximo el contexto de los vestigios arqueológicos. Se debe evitar por medio de un análisis y una evaluación rápida pero adecuada la suspensión indefinida de los trabajos. El arqueólogo estará presente en el momento de la apertura de la vía, zanja, etcétera, de acuerdo con los sectores recomendados en el plan de manejo. En caso de que se evidencien concentraciones de vestigios arqueológicos se debe poder ordenar que se suspendan las labores de apertura. (esto en consonancia con el artículo 12 de la Ley 163 de 1959 texto fuera de cita) El arqueólogo hará una inspección para dimensionar el yacimiento y determinar cuándo y dónde se pueden reiniciar las labores. El arqueólogo director del monitoreo deberá encargarse de dictar charlas sobre la conservación e importancia del patrimonio arqueológico a las personas encargadas de la obra (ingenieros, inspectores, operadores) y de estar en contacto permanente con las autoridades locales. Al culminar las obras se elaborará un informe final que detalle la cantidad y tipo de material rescatado. Se seguirá el mismo procedimiento señalado en las etapas anteriores tanto para la entrega de los informes finales al ICANH, publicación de resultados y entrega del material. Al culminar las obras, se elaborará un informe final con la descripción de las actividades realizadas e información y materiales rescatados con copia al ICANH. Se debe realizar el registro oficial de bienes muebles arqueológicos. Se debe consultar con el ICANH sobre el paradero final de los materiales y especificar en el informe el lugar donde estos reposan (acta o constancia de entrega)”.

8.3 Indicadores de seguimiento y monitoreo El seguimiento al Proyecto de Monitoreo Arqueológico efectuará un arqueo mensual del desempeño, avance y costos del programa, lo cual permitirá un control de la eficiencia y eficacia de cada una de las actividades, de los recursos y el tiempo establecidos para el manejo del componente arqueológico, y si es el caso, definir los ajustes necesarios para el cumplimiento de los objetivos y alcances.

De acuerdo a lo anterior, es necesaria la definición de variables que permitan la evaluación:

∗ Capacidad de control del equipo de arqueología sobre el componente arqueológico.

# Yacimientos sin ejecución de manejo / # Yacimientos arqueológicos identificados

# Yacimientos con ejecución de manejo / # Yacimientos arqueológicos identificados

Ejecución efectuada / Cronograma de ejecución programado

∗ Registro adecuado de las evidencias identificadas

Hallazgo arqueológico / Calidad de registro

Hallazgo arqueológico / Pertinencia de registro

Hallazgo arqueológico / Pertinencia de análisis especiales

Hallazgo arqueológico / Análisis y contextualización de la información obtenida (Informe final)

∗ Apoyo comunitario a las actividades de recuperación del Patrimonio Arqueológico

Investigación arqueológica / Conocimiento de comunidad local sobre el Programa

8.4 Responsabilidad de ejecución El concesionario tendrá la responsabilidad de ejecutar el plan de monitoreo arqueológico.

8.5 Cobertura de la actividad y/o espacio de aplicación El monitoreo arqueológico se efectuará en el área de influencia puntual del proyecto, con énfasis en los sectores rurales exceptuando tramos muy intervenido por los asentamientos

urbanos. De esta forma, el monitoreo arqueológico deberá concentrarse en los tramos comprendidos entre los kilómetros 0 al 13 y 32 al 36 permanentemente y aleatoriamente en los tramos intermedios entre el k 13 y el k 31.

8.6 Costos Los costos del programa se presentan en el capitulo de presupuesto general de las obras.

8.7 Cronograma de ejecución El monitoreo arqueológico se realizará durante la limpieza y el descapote, para cada uno de los sectores. 9 Pliegos de Condiciones (Anexo)

BIBLIOGRAFÍA

Langebaek, Carl Henrik. Mercados Poblamiento e Integración Étnica entre los Muiscas Siglo XVI. Colección Bibliográfica Banco de la República. Bogotá, 1987. Noticias de Caciques Muy Mayores. Ediciones Uniandes – Editorial Universidad de Antioquia Antropología. 1996

REPÚBLICA DE COLOMBIA

ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ D. C.

InstitutoDESARROLLO URBANO

CONSTRUCCION XXXXXXX, EN BOGOTÁ D.C.

APÉNDICE

ARQUEOLOGIA

BOGOTÁ D. C., XXX DE XXX

INTRODUCCIÓN

El presente apéndice contiene las obligaciones que en materia de arqueología, adquiere el Proponente y posterior Contratista y que resultan de obligatorio cumplimiento, para la ejecución de las actividades de obra y durante las Etapas de Preconstrucción y Construcción, según corresponda, del Proyecto de CONSTRUCIÓN DE LA AVENIDA LONGITUDINAL DE OCCIDENTE EN EL TRAMO 2 COMPRENDIDO ENTRE LA AVENIDA BOSA Y EL ENLACE AMÉRICAS. Durante la Etapa de Preconstrucción, definida como el período requerido para que el Contratista realice el alistamiento, complementación, ajuste y preparación de los diferentes procesos, procedimientos, logísticas y demás recursos necesarios para iniciar adecuadamente las actividades de obra dentro de su cumplimiento y acompañamiento social, deberá presentar el Plan de Gestión Social con sus respectivos programas según la proyección aplicativa y específica del Contratista, para su evaluación y aprobación de la Interventoría y posterior revisión de la Oficina de Gestión Social del IDU. Para estos efectos el contratista entregará el programa de Monitoreo Arqueológico y su correspondiente cronograma de ejecución, anexo a la presentación del PIPMA para la correspondiente aprobación de la Interventoría designada. Durante la Etapa de Preconstrucción El contratista, deberá adelantar las actividades de monitoreo arqueológico durante la fase preconstructiva, según plazos y acciones definidas y la entrega del Plan de Monitoreo, antes del inicio de la obra. A los 10 días de iniciado dicho período, el Contratista deberá entregar a la Interventoría la totalidad de la documentación, registros, procedimientos y demás información exigida. Con un período máximo de 5 días, la Interventoría entregará a la Oficina de Gestión Social (OGS) del IDU, la totalidad de la Información preparada por el Contratista y debidamente revisada, analizada y avalada por dicha Interventoría. En éste último período se realizarán los ajustes y complementaciones que resulten necesarios, pero dentro del plazo disponible. Para el inicio de las obras, el Contratista deberá haber entregado al IDU la totalidad de la información exigida, con la aprobación de la Interventoría, so pena de incurrir en incumplimiento. Deberá presentar bajo la aprobación de la Interventoría designada, la definición y desarrollo de los siguientes aspectos: • Licencia para el monitoreo arqueológico aprobado por el ICANH • Procedimientos, formatos y registros requeridos para la ejecución de las actividades. • Programa de capacitación a trabajadores sobre arqueología. Durante la Etapa de Construcción Definida como el período requerido para que el Contratista ejecute las distintas actividades, suministros y obras comprometidas, con su correspondiente manejo y gestión social esperada; cumpliendo con el Ordenamiento Jurídico, Técnico y Contractual aplicable y será responsable de sus omisiones o incumplimientos.

1.1 PLAN DE MONITOREO ARQUEOLÓGICO El plan de monitoreo arqueológico es el conjunto de actividades detalladas que el contratista debe realizar para dar cumplimiento del Plan de Manejo Ambiental. 1.1.1 Objetivos Generales:

� Prevenir y mitigar los impactos que generen las obras de construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente sobre el patrimonio arqueológico. 1.1.2 Objetivos Específicos: � Preservar y recuperar los elementos arqueológicos que se localicen en el entorno Local de afectación. � Proteger el patrimonio arqueológico que se pueda encontrar durante la construcción de las obras. � Capacitar al personal vinculado a la obra en la protección, reconocimiento e información relacionada con la importancia del patrimonio arqueológico. � Sensibilizar a la comunidad sobre el patrimonio arqueológico del área de influencia. 1.2 PROGRAMAS DEL PLAN DE MONITOREO ARQUEOLÓGICO El Programa de Monitoreo Arqueológico esta diseñado para prevenir posibles impactos negativos sobre yacimientos arqueológicos que sean identificados durante las actividades de descapote y excavación para la construcción de la vía y en general de las actividades que intervienen el suelo, para lo cual se proponen medidas mitigatorias consignada en tres programas. 1.2.1 PROGRAMA DE MONITOREO 1.2.1.1 Actividades Monitoreo y seguimiento durante las actividades que puedan afectar el Patrimonio Arqueológico, especialmente durante las excavaciones y descapotes necesarios para la construcción de la vía. Para tal efecto se contará con un miembro del equipo de arqueología, encargado de efectuar el Monitoreo de los sectores de interés arqueológico, especialmente el los sectores inmediatos al sector sur de la Avenida, a fin de prevenir la alteración o pérdida de evidencias arqueológicas que sean detectados durante las obras. Registro y rescate de las evidencias arqueológicas que se reporten durante las obras de construcción. Estas se adelantarán por medio de cortes estratigráficos o excavaciones en área, en las que se recupere la mayor cantidad de información sobre el yacimiento afectado en la menor cantidad de tiempo, con el fin no obstruir mayormente las obras de ingeniería en el tramo determinado. Análisis de laboratorio y contextualización de los materiales arqueológicos que se recuperen a lo largo de las obras con los resultados del Proyecto de Arqueología Preventiva. Elaboración del Informe Final.

En el área de estudio se pueden encontrar presumiblemente las siguientes características en cada uno de los yacimientos identificados: � Sitios de habitación: Son aquellas áreas donde los grupos prehispánicos construyeron sus casas y realizaron ciertas actividades cotidianas. � Tumbas: Yacimientos donde se hallan entierros prehispánicos. Se pueden encontrar sitios con una tumba e incluso dentro de sitios de habitación o lugares con varias tumbas. � Basureros: Lugares donde generalmente se arrojaron desechos como fragmentos de vasijas, líticos, semillas, etc. de uso prehispánico. En atención a lo dispuesto en el decreto 833 de 2002, previa a la realización de cualquier monitoreo arqueológico se solicitará al ICANH el permiso respectivo. De acuerdo con el manual de procedimientos generales para la preservación del patrimonio arqueológico en los proyectos de impacto ambiental, ICANH 2001: 206-207, se adoptarán las siguientes medidas de manejo “Se debe aplicar una labor de salvamento a los vestigios culturales que aparezcan durante la apertura de zanjas, remoción de tierra etcétera, dentro de los proyectos que se encuentren ya en realización. El salvamento se hará en el menor tiempo posible pero respetando al máximo el contexto de los vestigios arqueológicos. Se debe evitar por medio de un análisis y una evaluación rápida pero adecuada la suspensión indefinida de los trabajos. El arqueólogo estará presente en el momento de la apertura de la vía, zanja, etcétera, de acuerdo con los sectores recomendados en el plan de manejo. En caso de que se evidencien concentraciones de vestigios arqueológicos se debe poder ordenar que se suspendan las labores de apertura. (esto en consonancia con el artículo 12 de la Ley 163 de 1959 texto fuera de cita) El arqueólogo hará una inspección para dimensionar el yacimiento y determinar cuándo y dónde se pueden reiniciar las labores. El arqueólogo director del monitoreo deberá encargarse de dictar charlas sobre la conservación e importancia del patrimonio arqueológico a las personas encargadas de la obra (ingenieros, inspectores, operadores) y de estar en contacto permanente con las autoridades locales. Al culminar las obras se elaborará un informe final que detalle la cantidad y tipo de material rescatado. Se seguirá el mismo procedimiento señalado en las etapas anteriores tanto para la entrega de los informes finales al ICANH, publicación de resultados y entrega del material. Al culminar las obras, se elaborará un informe final con la descripción de las actividades realizadas e información y materiales rescatados con copia al ICANH. Se debe realizar el registro oficial de bienes muebles arqueológicos.

Se debe consultar con el ICANH sobre el paradero final de los materiales y especificar en el informe el lugar donde estos reposan (acta o constancia de entrega)”. 1.2.2. PROGRAMA INDUCCION A TRABAJADORES 1.2.2.1 Actividades Orientación al personal encargado de la construcción de las obras (ingenieros, técnicos y obreros), sobre la importancia del Patrimonio Arqueológico, la manera de identificarlo y los pasos que se deben seguir en caso de hallazgos ocasionales, y las consecuencias de no reportarlos. Se realizara una capacitación e inducción a todo el personal previo al ingreso a la obra. 1.2.3. PROGRAMA SOCIALIZACION 1.2.1.1 Actividades El constructor realizará una jornada de socialización a la comunidad del área de influencia para dar conocer los resultados de la aplicación del Plan de Monitoreo Arqueológico, se entregará un volante con la información más relevante del hallazgo y copia del documento a los líderes comunitarios. 1.3. OBLIGACIONES DEL CONTRATISTA � El Contratista deberá tomar las medidas correctivas en las obras o en los procedimientos constructivos necesarias para cumplir efectivamente con el Apéndice de Arqueología y en general con las acciones conducentes a mitigar los impactos sobre el patrimonio arqueológico presentados con ocasión del Proyecto. � El Contratista informará inmediatamente a la interventoría cualquier hallazgo arqueológico. � El Contratista presentará a la Interventoría un informe mensual sobre la implementación del plan de monitoreo. � Reportar en los Comités Sociales, según la programación acordada con la Interventoría y OGS del IDU, el avance del componente. � Todas las reuniones se realizarán en salones comunales o en auditorios de entidades, empresas o El contratista deberá garantizar durante todo el desarrollo del contrato, la realización de talleres de inducción y capacitación para todo el personal que labore en la obra. 1.3.1 Personal Requerido. Para el desarrollo y ejecución del PIPMA, el Contratista deberá contar con el personal social especializado que garantice el cumplimento de la gestión como el seguimiento y control del proyecto, según corresponda. Como pre-requisito para la firma del acta de inicio de la construcción, el Contratista deberá entregar al IDU y al interventor el organigrama con las hojas de vida y la documentación que acredite la formación y profesión (Título o Acta de grado y Tarjeta Profesional), experiencia especifica (certificaciones de trabajo) y general (contada a partir de la fecha de grado), estudios de postgrado (Título o acta) y afiliaciones al régimen de protección social, contratos de trabajo con la dedicación del tiempo de los profesionales ambientales y sociales relacionados en la Tabla Nº 1.

Si durante la ejecución del contrato se producen cambios en el personal estos podrán ser reemplazados por otros, siempre y cuando cumplan los requerimientos establecidos para el personal social de este Apéndice y el cambio deberá ser reportado por escrito anexando las hojas de vida a la Interventoría, para la verificación de los requerimientos y su respectivo pronunciamiento.

TABLA Nº 1 PERSONAL SOCIAL - PERFIL, CANTIDAD Y DEDICACIÓN MINIMA

Etapa Personal Cantidad Personal

Dedicación

Preconstrucción PROFESIÓN: Arqueólogo REQUISITOS: Tener 2 años de profesional y un año de experiencia.

1 100% durante el tiempo de desarrollo de la etapa

Personal Cantidad Personal

Dedicación

PROFESIÓN: Arqueólogo REQUISITOS: Tener 2 años de profesional y un año de experiencia.

1 25% durante el tiempo de desarrollo de la etapa

Construcción Y Entrega

Estudiante de Antropología de últimos semestres 1 50% durante el tiempo de desarrollo de la etapa.