tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del...

16

Upload: others

Post on 03-Apr-2020

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos
Page 2: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

45

EL ENCUENTRO

Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí

me hubiera gustado que hubiera sido.

Reinaldo Arenas, El mundo alucinante

Bajo mis pies resplandecía un inmenso lago de mierda, literalmente, que estaba rodeado por enormes rocas bicéfalas que parecían culos; una fuerza que no pude advertir me jaló y me internó en un algo pega-joso que se cerró al instante, luego me arrastró a través de una tubería blanda y babosa que me depositó en el centro, sobre un montículo ingrávido que subía y bajaba lentamente, subía hasta chocar contra un cielo de tripas de variados colores que fulgían en sus antípodas como hambrientas sierpes de neón y que vomitaban a más gente, y bajaba hasta que las olas pestilentes embadurnaban su nubosa forma cónica; algunos tratábamos de escalar a lo más alto pero resbalé y caí, caí ver-tiginosamente, apretando los párpados, a gatas, arañando del lago su materia acuosa: las aguas no eran profundas, eran sólo un hórrido es-pejo que comenzaba a traspasar, debajo se hallaba la tierra blanda, el lodo amorfo, adiposo, sí la mierda, y empezó a succionarme, estaba atrapado, sus fétidos tentáculos atómicos me jalaban, cuanto más as-pavientos hacía, más me hundía, iba escurriéndome rápidamente cual lábil criatura, no había esperanzas, la mierda iba abriéndose a mi paso, iba empujándome a sus entrañas, a su vientre calamitoso; al cabo de una lucha negligente, mi rostro quedó sepultado, totalmente, mi caída fue como un parto, un parto doloroso y asfixiante, y digo esto porque soterrado en lo inmundo de ese vientre fue que nací, que resucité, que descubrí que aún estaba vivo, que debajo estaba el mundo tal cual es y sin embargo nuevo, entonces cerró el papel estrujado que había en-contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, lo dobló con cierta calma y lo metió entre las páginas de un destartalado Palinuro de Mé-

Page 3: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

46

xico que hacía días había robado en una librería de viejo y que a punto, siempre a punto y apuntando, subrayando, recortando o plagiándose algunas frases, estaba de terminar, luego alzó la frente, sonreía al ima-ginárselo todo, la última parte le había resultado especialmente cómi-ca, ya que jamás se me hubiera ocurrido comparar la caca con una madre, bueno, no con una madre, pues, sino con la imagen de un par-to, pero ¿si la relación en el relato no era tal, es decir, como la suponía?, sí, es verdad, pero ésa fue mi primera asociación aunque, claro, tam-bién puede ser asquerosamente más literal y aceptar que penetrar a donde la mierda va abriéndose a nuestro paso no es sino, la sonrisa se le desdibujó de los labios ya que, en ese preciso instante, sintió una mirada porfiada que iba condensándose en su persona corta y maciza, en sus negros cabellos lacios, en su nuca morena, y volví el rostro hacia todos lados, pero no vi a nadie que me observara, al menos, no con indiscreción; no por ello la sensación de estar en los ojos de alguien lo abandonó, el puma-bus se detuvo en la parada de la Facultad y se bajó de prisa, caminó por el angosto pasillo que parecía más bien una ati-borrada estación de metro o, mejor, un tianguis improvisado en cual-quier domingo en cualquier calle con cualquier producto medio bue-no para revender, sin volver la vista atrás, ya que el mito bíblico de que podría convertirme en estatua de sal como la sodomita que gracias al recato de Lot hubiera podido huir de aquella ciudad, pesaba sobre mi imaginación, sí, entonces todavía no sabía nada, todavía Diego no me decía después de habérmelo cogido, voy a confiarte algo, una historia fuera de la historia que todo puto, joto, choto, maricón, puñal, mor-dealmuadas, marica, batelodo, volteadito, delotrobando, chichifo, vampirín, bicicleto, tortillera, trailera, machorra, travesti, transgénero o, simplemente, rarito debe saber, estoy casi seguro de que lo sabes, si no ya es hora, porque sí has oído hablar o has oído leer en las misas de domingo o entre semana, o has leído por tu cuenta sobre la destruc-ción de Sodoma y Gomorra, ¿verdad?, bueno, está historia, que voy a confesarte sin que me tengas que absolver, ni te tengas que absorber, tiene que ver con la verdadera relación de ese acontecimiento, te la voy

Page 4: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

47

a contar, pero júrame que me vas a creer aunque te parezca increíble o bastante pendeja y que no lo vas a divulgar con nadie que no sea de nuestro clan, ¿vale?, pero ¿quién no lo es?, ora sí que como dice la can-ción: “ese puñal lo traigo adentro de mi corazón y, si no sale ya, empe-zará a desangrar”, confío en ti, y ya no puedo más, en tu discreción, ya no puedo más, escucha, ya no puedo más, atentamente, ya no puedo más, eh, ya no puedo más, ¡ya no puedo más!, hace mucho que por casualidad lo escuché en un micro, cuando alguien que iba de pie se lo contaba a uno que venía sentado, y que si mal no recuerdo a este al-guien más, el cual también lo había escuchado de otro, se lo había con-tado, ¿no te estoy aburriendo?, en fin, la parte que narraba y que yo apenas si pude hilar ya que, lo confieso, no le presté mucha atención, además de que el rítmico ronroneo del motor y el ruido discorde del reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos que nos propi-naba, no me dejaron oírlo todo, aún así creo que capté la esencia de esta pequeña pero gran historia, pequeña como grano de mostaza y grande como la fe del tamaño de un grano de mostaza, calla, porque, a veces, una parábola es más efectiva que cualquier explicación erudita, escucha, porque, a veces, la parábola permite que el despliegue de un artefacto hecho a partir de algo más pequeño que el grano de mostaza, como lo es el átomo, destruya una ciudad, el caso es que el muchacho aquel decía que los hombres sabios de esa tierra fértil que era entonces Sodoma se reunieron para discutir el asunto indiscutiblemente serio de su supervivencia, el problema se tornaba más grave cada vez, esta-ban condenados al exterminio y esta situación no tenía nada que ver con asuntos económicos, políticos o morales, sino más bien naturales, es decir, sólo una cosa los tenía contrariados: el asunto de la procrea-ción, aunque era un pueblo sumamente civilizado, versado en todas las ciencias, con hombres de altísima cultura que buscaban mejorar la vida y su preservación, que buscaban lo etéreo, no había uno solo que pensara en penetrar a una mujer, eso era simplemente ridículo, por otro lado, mujeres sólo quedaban en la inicua familia de un vagabundo que llamaban Lot, así las cosas ¿cómo habrían de sobrevivir?, ¿cómo

Page 5: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

48

iban a poder subsistir?, los sabios lo pensaban muy seriamente, hicie-ron convocatorias a numerosísimos coloquios para discutir el tema en amplias mesas de debate, en numerosos congresos, pero pasaban los días, los días y sus noches por supuesto, no hallaban una solución que evitara el contacto sexual con las mujeres, eso los traía sin sueño, hasta que por fin decidieron enviar a dos jóvenes bellos a explorar los alrede-dores, a ver si en algún lugar se pudieran topar con algo favorable, así fue como llegaron a la ciudad de Gomorra, no tardaron en darse cuen-ta de que ahí se sufría una situación semejante, sólo que ahí habitaban mujeres, ellas no querían saber nada que tuviera que ver con hombres, se hicieron manis manis y se juraron ayuda, si un pueblo ideaba algo se lo comunicaría al otro, los dos jóvenes continuaron su viaje, dieron con la choza de un hombre temido que decían que, una vez, los había ayudado en una famosa batalla contra Amrafel, rey de Senaar, Arioc, rey de Elasar, Kedor-Laómer, rey de Elam y Nidal, rey de Goim, en la cual se había llevado a todas las mujeres: cuando el rey Bera, en nom-bre del pueblo sodomita, le dijo agradecido que le daba las riquezas recuperadas por su brazo, él contestó: alzo mi mano hacia el Señor Dios Altísimo, dueño del cielo y de la tierra, para afirmarte que ni un hilo del vestido, ni un cordón del zapato tomaré yo de lo tuyo, para que no puedas decir: yo hice rico a Abram, pero que sus muchachos si de-bían coger parte del botín, éstos, que no eran nada sonsos, se decidie-ron por coger ¡y llevarse! a las muchachas, los sodomitas estaban tan agradecidos que las cedieron sin protestar, en un principio, las echaron de menos, lógicamente, pero luego cada vez menos, hasta que las olvi-daron por completo, así comenzó el verdadero progreso, la vida cobró tintes insospechados, a partir de entonces, Sodoma se convirtió en lo que fue: la cima de la cultura, de la modernidad, el hombre ese, sin proponérselo, se erigió también en el procreador de esa ínclita nación, algo análogo sucedió en Gomorra, nada más que a ellas las dejó sin hombres la guerra, esa misma guerra se los devoró con su furia ciega, aniquiladora; todo en él huele a superstición, les advirtieron, recién hubieron llegado, los propios esclavos del viejo que ahora se llamaba

Page 6: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

49

Abraham, pero los jóvenes, contreras como todo joven, se acercaron, querían saber si acaso podían consultarlo para algún consejo, en cuan-to aparecieron en el quicio de la puerta de la tienda, el pobrecillo viejo los creyó ángeles de su dios, se prosternó y les dijo de una manera vergonzosamente servil que él les traería agua y les lavaría los pies, que les prepararía unos riquísimos panes, les aderezaría un becerrito muy tierno y muy bueno, les serviría una riquísima mantequilla y una dul-císima leche que más parecía miel para que recobraran fuerzas y luego partieran con sumo agrado, que, algún día, se acordaran de su humil-dísimo siervo; después, el muy chismoso, tras apenas haber venido conteniendo sus ansias, les preguntó que de dónde venían o a dónde iban, los jóvenes se miraron y le dijeron, para calarlo, que iban a Sodo-ma, entonces, él les habló de Lot, Lot era un sobrino suyo, ellos lo co-nocían muy bien, pues era el único que se atrevía a cohabitar con mu-jeres, algo escalofriante, mas no comentaron nada, el anciano les dijo que no fueran a esa ciudad pecaminosa, pues su dios le había dicho que pronto sería destruida, que sería quemada completamente porque tenían prácticas abominables, los jóvenes creyeron que los chanceaba y le siguieron el juego, le dijeron que precisamente ellos la irían a que-mar, el viejo lloró, pidió piedad para su sobrino y su familia, les hizo jurar que los dejarían marchar, el viejo era muy hablador y hablaba de muchas cosas inverosímiles, entre ellas que él se erguiría en el padre de una gran nación, su dios se lo había prometido, él confiaba, para seguir la sarta de mentiras le dijeron que le auguraban el hijo para el año próximo, no cabía en sí de gozo, les preparó una gran cena, mayor a la que ya había prometido, en la cena les contó cómo su dios quemaría las ciudades de Sodoma y Gomorra, pues, según los informes de su sobrino, esos hombres y aquellas tales y cuales mujeres eran una ini-quidad, en ese momento, advirtieron que el viejo no los chanceaba y se asustaron, mas no dijeron nada, una vez más, durmieron ahí esa noche y al alba se despidieron cortésmente, corrieron al pueblo y contaron la anécdota, los sabios pensaron que era una buena idea, que debían que-mar la ciudad y marcharse, disgregarse en los pueblos del mundo para

Page 7: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

50

poder seguir sobreviviendo, pensaron que sí se podía hacer de ese modo, que se podía usar esa revelación en su propio provecho, a la vez que se vengarían de Lot por chismoso, lo obligarían a quedarse en una montaña para que experimentara en carne propia los males de la car-ne, para que comprendiera que a veces las circunstancias influyen en las acciones, para que descubriera por sí mismo si tenía la fuerza nece-saria para resistir el poder de las pulsaciones, nunca se habían metido con él ni su familia, así que no tenía por qué divulgar lo que no le concernía, cuando ya habían hecho un plan completo fueron a Gomo-rra, ellas arguyeron que eso era un suicidio, que era impensable, que no se debía hacer tan gigantesco sacrificio, que los pueblos a los que llega-ran los lapidarían, que los bárbaros no sabrían apreciar esa maravillosa forma de vida, ellas dilucidaron por largo rato y revelaron todas las posibilidades positivas y negativas de lo que esto suponía, la suma de posibilidades calamitosas fue abismal, casi irreconciliable con la más mínima ventaja, temblaron pero decidieron poner la materia a vota-ción, el pueblo dictaminó que habría que quemar la ciudad, por el día hicieron los preparativos para la fuga, hubo llantos y abrazos, fue el día más triste de su historia, así supieron que la despedida es lo más me-lancólico que se ha inventado, más porque sabían que al disgregarse era muy probable que jamás se volvieran a ver, se organizó la última y más grande orgía, miles de cuerpos se juntaron en un solo clamor, para la entrega nostálgica, postrera, al finalizar, se escogió a dos hermosísi-mas mujeres de Gomorra que se vistieron de hombres y salieron a en-gañar a Lot, se escogió, también, a hombres de diversas edades, uno por cada casa, para ir a simular el acoso de las dos bellas angelitas y para quemar la ciudad al amanecer, por la noche, todos los escogidos simulaban estar al acecho, como fieras merodeaban la casa del cándido Lot, mientras las demás gentes salían de sus casas, con sus cosas a cues-tas, con gran sigilo, con gran calma, las angelitas se levantaron muy de mañana y despertaron a Lot y a su familia y los apresuraron a partir, se les dijo que no volvieran la vista atrás, ya que serían convertidos en estatuas de sal, y sí, la mujer de Lot fue la única en volverla pues en la

Page 8: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

51

noche había sido iniciada por las bellas muchachas, se la llevaron la-miéndole la sal del cuerpo sudoroso, Lot no lo supo porque no volvió la mirada, caminó leguas y leguas hacia delante, aterrado, sin atreverse, y cuando lo hizo estaba ya tan lejos que no pudo ver nada más que la gran humareda que se elevaba de la tierra al cielo, quemaron la ciudad nada más para preservar su especie, se filtraron en las culturas y las renovaron, por ello destellan de vez en vez aquí, allá y acullá, mas tal como lo predijeron las mujeres de Gomorra, su inmolación, su sacrifi-cio ha sido el sacrificio más sublime, el más amargo, la peor cruz; co-rrió a los baños del segundo piso, se mojó la cara con agua fría para tranquilizarse, es que, tal mirada, fue el aguijonazo que le despertó un temor antiguo, gigante, de ecos más potentes que la voz misma que la generó, llegó al salón y saludó, con una inclinación de cabeza bastante torpe que casi dejaba desnarigado a un chico hiperbólicamente nari-zón que no sin mofa llamaban Gogolino, a los compañeros que esta-ban en corro obstruyendo la entrada, cruzó su círculo y se fue a sentar a un lado de las personas que a veces sí, y a veces no, llamaba amigos, hasta uno de los rincones del aula, cinco minutos después, llegó el doc-tor A. y comenzó la clase de literatura de Siglos de Oro, recobró la cal-ma, pero no por mucho tiempo, pues cuando hubo pasado un cuarto de hora, apareció en el umbral alguien que jamás había visto en la cla-se, y eso que ya estábamos casi al final del semestre, se despojó de unas gafas oscuras, se las acomodó sobre el gel que estaba sobre y entre las delgadas líneas de su cabello y paseó su mirada por todo el salón como buscando a alguien, o quizás un lugar libre, no era guapo ni feo, no era alto, pero tampoco tan chaparro, moreno y macizo, eso sí, vestía y ca-minaba con aire de autosuficiencia y despreocupación, al verlo, sus nervios se perturbaron, más cuando lo vio a los ojos; de inmediato, fuera de cualquier lógica, lo vinculé con el relato del inmundo lago, no es que pensara que él podía ser un agente de esa fuerza extraña que jalaba a los hombres a un mundo soterrado, o quizá sí lo pensé, no me acuerdo bien, lo que sí pensé y sentí es que se había iniciado contra mí un proceso de persecución que, al final, me trastornaría o me transfor-

Page 9: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

52

maría no sé en qué ni por qué, había algo en su disfraz o en sus mane-ras que lo confirmaba, no había lugar a dudas pues venía hacia mí, miró hacia otro lado como si tal cosa ayudara, quiso echarse a correr, esconderse, pero ya era demasiado tarde, con un caminar pausado y sensual se dirigía hacia donde me encontraba, no escuchó más la voz del doctor, ¿acaso había interrumpido su cátedra sólo para dejar que él llegara hasta mí y me llevara?, ¿acaso era posible que todos conspira-ran?, o ¿sería que por chaparro lo pasaban por alto?, interrogó con la mirada en los ojos de sus amigos, suplicando asimismo ayuda, y nadie le respondió, todos estaban ignorándome, todos estaban hipnotizados por el gordo y calvo doctor, enajenados en la clase, nadie prestaba aten-ción a su desesperación y, aún menos, al agente, pero cuando ya daba todo por perdido y cuando creía que ya ni San Juditas podía salvarme, en lugar de aprehenderme tomó la butaca vacía que se hallaba a un costado, respiró aliviado, mas al sentarse su no bronceado brazo rozó una astilla del leño de mi piel y, alertas, los vellos de todo mi cuerpo se erizaron, el joven se volvió, excusándose con suma cortesía, sonreí ner-viosamente, en cambio, una gran sonrisa se dibujó en sus labios, era una sonrisa tan límpida, tan cándida, que le devolvió la calma, sólo es un chico nuevo, se dijo, ya únicamente para despejar la más recóndita duda, lo real se hizo tangible de nuevo y volvió a escuchar la voz del doctor A., pero ya no pude entender con entereza lo que se comentaba, pues en mi ausencia especulativa el tiempo no se detuvo y anduvo errante por oscuras aceras, el tiempo nunca te espera, me dije, no tiene prisa, mas esperar no es lo suyo, pasa y pasa de modo más que irreal, sólo el avaro corazón del reloj lo hace realidad cuando cuenta con gol-pes de metal los instantes, copiándolos en sus promisorios espejos de sonidos lejanos y perentorios, como sombras de pájaros mortuorios, y esa fugitiva sombra de sonido ya es recuerdo un segundo después: el recuerdo de un ave que pasó veloz, de la hoz de un fantasma aparecido, de un perdido sueño que será; oh, sombra apresurada y sin pies, sin labios anchos y curvilíneos, que no has sucumbido a los besos henchi-dos de amor, de hombre y mujer, aunque el beso criminal, largamente

Page 10: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

53

esperado, es más sensual aún; es el fruto prohibido, el tizón ardiente que hace hervir la sangre; hilando pensamientos en una secuencia, sin sen-tido, de oraciones vacuas y copiadas de algún lugar intangible, pero sí reconocible, llegó a una de Oscar Wilde; lo más insólito no estuvo en ello, sino cuando el agente se volvió con gran desenvoltura: estoy com-pletamente de acuerdo contigo, comparto tu opinión, qué importan los poemas de amor y muerte si lo que nos falta, lo que necesitamos, lo que tiene mayor preeminencia en ti y en mí, es un beso criminal; ho-rrorizado al saberse descubierto en su más íntimo pensamiento, rojo de rabia, de rabia y cólera y miedo y vergüenza, temblando, intenté ponerme de pie y mis piernas gelatinosas no obedecieron, quise gritar hasta desgarrarme y mi voz de descendiente de chimpancé no acudió a mis labios, ni un músculo siquiera pude mover, estuve paralizado, consciente, fui momia petrificada que de colores se decoró para mos-trarse en una función de circo, fui un payaso burlado, descubierto, chingado, no obstante, al descubrirme, al exhibirme, se descubrió a sí mismo, ya no hubo dudas, era un agente y venía por él, era la persona que sus acosadores habían elegido para arrestarlo, para que pasara la factura de sus anteriores evasiones, no, yo no quería doblegarme, no iba a pagar esa deuda que jamás supe por qué se me imputaba, no obedecería, así fueran los inescrutables designios del destino que no atino a comprender, por ello, en el instante en que sus ojos dilatados vieron la mano de bronce del agente buscando el canela de su mano reaccionó, suponiendo que iba a esposarlo, levanté el brazo, el doctor se alegró al descubrir mi osadía, muy bien, ¿cuál es tu duda?, eh... pues... no recuerdo cuál fue mi interrogación, pero causó hilaridad, el doctor carraspeó, ¿alguno tiene otra pregunta?, no hubo más, la cáte-dra había concluido y un jovial huracán los puso en pie, a todos, apro-vechó ese momento para escabullirse, cuando lo vio partir hacia una dirección contraria, casi me puse a bailar, así di por concluida la gue-rra, sin embargo, apareció muchas veces más, y siempre en diversas clases, muy pocas veces entraba a la misma, por lo que me estremecía viéndolo aparecer, siempre encontraba una manera de evadirlo, de

Page 11: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

54

desorientarlo, pero ya se comenzaba a hartar de su vergonzosa tenaci-dad, ¿por qué no acataba el designio que se me deparaba?, esta vez me estaban espiando despiadadamente y quizás hasta se reían de mi inge-nuidad y de mis juegos baladíes, que cuanto yo más creyera estar li-brando una batalla a mi favor, en realidad, estuviera acrecentando la proximidad de mi derrota, calculaban mis actos, todo lo hacían tan bien, en tanto silencio, con muda vileza, con ese venir tan callando que es propio de la muerte, la mañana anterior al día del encuentro, él no dejó de importunarlo, desde la primera clase lo siguió con descaro, incluso al baño, ahí estaba haciéndome señas para que me acercara, para que me doblegara, no, yo no iba a ceder por ningún motivo, así que, cuando lo vi distraerse un instante con el cierre de su pantalón, que creo no abría o no cerraba ¡vaya el diablo a saber!, corrí, al día si-guiente, cuando me pareció vislumbrarlo a lo lejos, se separó de sus amigos so pretexto de ir a la biblioteca para consultar un libro de his-toria, uno de ellos quiso acompañarlo, no obstante, le repliqué que no se molestara, ya que iba a emplear un tiempo abrumador adentro, pues no iría sólo por el libro sino que además me quedaría ahí largo rato, que me había comprometido a realizar una detallada investiga-ción sobre la ubicación histórico-geográfica de equis etnia y, que tan pronto la terminara, se la enviaría a una amiga de Puebla, entró a la Biblioteca Central por la puerta que da a la Facultad, y precipitada-mente, me dirigí a la que da a Rectoría, huyendo de esa miserable si-tuación bajaba por las escaleras para ir a aclarar mis ideas en Las Islas, huía de esa persecución anómala, que aceptaba tan sólo era mental, ya que nadie se ocupaba de mí, ¿por qué habrían de perseguirme, ver-dad?, pues bien, estaba como el común de los hombres que se siente perseguido o admirado (uno no llega a saberlo con entereza, ya que de pronto se sienten halagados o injuriados, o son tan obsesivos que si no los miran, inventan a una mujer con voluminosas características que los mira fijamente, y a veces hasta mencionan alguno que otro jotito, una especie de paranoia general, que incluso se contagia, pues ya que uno arranca, el otro continúa numerando también persecuciones no

Page 12: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

55

menos valiosas, aunque, dicho sea de paso, esta cuestión demente de dar cifras es sólo de carácter presuntivo y con valor más anecdótico que culminativo, es decir, es de importancia el promedio que se obtie-ne de la gráfica estadística de las mujeres que ven a un hombre, este promedio refleja el impacto que éste causa a los especímenes del otro sexo, lo fundamental son los números y la imagen que se proyecta, no si se intercambiaron palabras; no si se hubo efectuado, por decirlo así, un encuentro íntimo, con un ardiente y feliz desenlace, entre la perse-guidora y el perseguido) por las mujeres, diciéndose, el uno al otro, en medio de las conversaciones, ¿ya viste cómo me mira esa vieja?, ¿ya te fijaste en la de shortcito que no me quita los ojos de encima?, ¿ya viste a la rubia de allá?, sí, ésa; lleva quince minutos mirándome, ¿ya te fijas-te en aquella que acaba de entrar al baño?, me hizo una seña antes de entrar, y así, siempre, ¿ya viste?, ¿ya te fijaste?, bueno, bueno, ¿dónde iba?, ok, mientras descendía por las escaleras estaba tan febril que se descomponía los cabellos, jalándoselos desesperadamente, de pronto, exactamente debajo de donde se encuentran los hocicos de las serpien-tes de piedra, sentí como que oscurecía, me recargué en la pared, me sentía muy débil, agotado, y me acurruqué casi sollozando, comenzó a pensar que la vida no vale nada, que todos los que me rodeaban eran unos miserables, que nada iba a cambiar en mi vida, que nunca me iban a dejar de perseguir, en fin, estupideces por el estilo y me conven-cí de que lo más razonable era desaparecer de la ciudad, siempre había sido así, huía de un lugar y me enterraba en otro, por un tiempo era bueno, los acosadores no aparecían y podía fingir una vida normal entre los otros que también se las dan de normales, por lo general, procuraba estar solo, así, nadie lo conocía bien y tardaban un buen rato en descubrir su existencia, su esencia, pero, al final, siempre lo descubrían, al final, comenzaban a acosarme, a perseguirme, a estar al acecho, yo era de esas personas que a primera vista son fuertes, sober-bios, respetables y que ostentan todas las virtudes que quieras endil-garle a los seres que respetas, pero que, como dice Gogol, “resulta que son blandos de carácter, que aceptan lo que antes rechazaban, que al

Page 13: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

56

estúpido lo llaman inteligente y que bailan y que se las pelan al son que les toquen, en una palabra, que empiezan bien y acaban mal”, así, pues, ¿adónde ir?, ¿adónde?, un lugar abordó mi pensamiento: mi pueblo, no sé, con precisión, el porqué pensé en Zacalapa, aún ahora que lo rememoro no lo comprendo, se fue irguiendo despacio, tratando de precisar el porqué de esa elección, mas reparó en que la decisión del adónde no era el meollo, no era lo que le estaba otorgando sosiego, sino, sencillamente, el tomar la decisión de huir, para despedirse de esa vida última, ya sereno y hasta candoroso, caminé por Las Islas, quería imprimir en mi mente el último recuerdo de la unam: una mirada perdida, desde debajo de un árbol, hacia la Biblioteca Central, no fijar detalles, únicamente presentar a los ojos lo que se pudiera ver, encon-tró el árbol perfecto para cumplir su fantasía y se dejó caer, recostado en el tronco del árbol, cerró las ventanas del alma y abrió las de la me-moria, comenzó a recapitular sus más dichosas anécdotas en la ciudad, en ese quehacer se distraía cuando sintió una mano sobre su hombro, quiso recriminar al que invadía el instante de su despedida, pero, antes de abrir los ojos, me descubrí expuesto, aterrado, concluí que ya todo había terminado, era el momento de la verdad, el fin escrito por mis perseguidores estaba dado, y el terrible rostro de la muerte, único fallo que había supuesto, golpeaba imperioso mi juicio desequilibrado; al ver la mano de soslayo no profirió palabra, pues, de alguna manera que no intentó siquiera explicar, esa mano lo arrastró a no sé qué orilla de sí mismo, donde su ser se debatía entre un inútil subir, bajar o hundir-se, inútil porque si estaba ahí ya no era posible subir, y bajar o hundir-se daba igual porque era la misma cosa, sólo que a diferente velocidad, así pues, la mano me transmitió esa seguridad, estabilidad, o cómo decirlo, cierta sensación de paz que necesitaba para dejarme caer, era ciertamente una sensación muy contraria a la que había imaginado para tal situación, sin embargo revestido de esa inusitada calma, espe-ré, cerró los ojos de nuevo, suspiró, ninguno de los dos se movió du-rante una hora, por fin, yo me moví, giré la cabeza para saber a quién le debía esa grata sensación pero el poseedor de la mano tenía el rostro

Page 14: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

57

inclinado, sólo pudo ver los cabellos alborotados que caían cual persia-nas sobre su rostro, concluyó que o estaba ebrio o drogado, se indignó, se dispuso a retirar su mano, cuando trataba de hacerlo, me ordenó: ¡no lo hagas!, tragó saliva, ¿cómo se atreve a ordenarme este imbécil?, ¿qué le pasa a este…?, pensó, está seguro que nomás lo pensó, no soy ningún imbécil, vine a decirte que... no quiero que te vayas, no quiero que sigas huyendo, por favor, no te vayas, quédate, quédate, hazlo por mí, me gustas tanto, tanto, tanto, dirás que lo digo porque estoy borra-cho, no, siempre lo he querido decir: te quiero, eso es, te quiero y no voy permitir que te vayas, no debes hacerlo; no reconoció la voz, no, repasaba todos los timbres conocidos y ninguno se parecía al que escu-ché entre hediondos eructos, sin embargo, me pareció que debía cono-cerme demasiado porque sabía que iba a marcharme, ¿cómo lo supo, Dios mío?, había sondeado mi interior, sus palabras florecían como de mí mismo, me conocía intrínsecamente, indubitablemente, la decisión la había tomado no hacía mucho, en mi soledad, en silencio, y él ya estaba enterado, acaso él fuera el dios que habita allí en lo secreto, no advirtió que lo de no dejarlo partir, era nada más por lo grotesco que esto le hubiera podido parecer a cualquiera, yo no pensé eso, sino algo más extraordinario, para comprobarlo, tomó su mano y lo atrajo hacia su espalda, él cooperó, naturalmente, y con la otra mano anudó mi pecho pasando sus brazos por mi cuello, comenzó besándome debajo del lóbulo derecho, me di la vuelta, pude verlo, lo reconoció de inme-diato, él era el culpable de su huida, por él había decidido largarse, y ahora era él el que me rogaba que me quedara, no lo pensé más, aun sabiendo que estaba loco si me quedaba, sabiendo que si me quedaba iría derecho a mi perdición, es decir, al encuentro de lo terrible, el en-cuentro conmigo mismo, a enfrentarme por primera vez a la realidad que trataba de evadir desde antaño, vi sus ojos sedientos de mí, su ex-presión que me interrogaba: ¿qué esperas?, ¿qué te detiene?, por un diminuto instante, se vio desamparado ante sí mismo, ante lo misera-ble de su condición, se vio escondiéndose una vez más entre la bazofia de una vida de beato, no soportó la mirada piadosa del dios que lo

Page 15: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

58

condenaba resignado, que lo eximía de cualquier posible culpabilidad, su mirada de desesperación por mi culpa, la voz de sus ojos que gritaba hasta casi reventar mis tímpanos, te compadezco, para mí tampoco fue sencillo, veme, yo tuve que embriagarme, tuve que aniquilar el dolor del pudor, que buscar valor en el cruel laberinto de un vaso de alcohol, ¿qué harás tú?, ¿qué necesitas para darle la cara a la verdad, a lo inexo-rable de tu condición?, ¿seguirás huyendo?, ¿correrás una vez más?, me recriminaba o yo pensaba que lo hacía, ahora me da igual, pero enton-ces, provocó el oleaje que rebasó mis ojos, me decidí por enfrentarme, con él a mi lado, todo vendría a más, lo vio fijo y con voz segura, que no salió de la boca mentirosa sino de los ojos bravos, contesté: soy tuyo, necesitaba de un abrazo, el contacto tibio y seguro de un cuerpo, por lo que me aferré a él, el único que podía saciar mis ansias, el único que me daba seguridad, que me hacía valeroso, levantó mi rostro y me besó en la frente, me erguí y le planté un beso en los labios, capullo aterciopelado de reposada humedad, comenzó a embriagarse de su sa-via alcoholizada y fue abarcando su cuerpo, despaciosamente, intentó despojarlo de su playera, pero sentí las miradas hostiles de los que es-taban en derredor, acariciaba su cuerpo y sentía cómo él se movía tra-tando de devorarme, éramos dos serpientes luchando, recorriéndose, tratando de arrancarse la piel para revestirse de una nueva, espera, va-yámonos de aquí, susurró mientras lengüeteaba mi oído, me alzó en brazos, lo rodeé con mis piernas, por la cintura, con una mano frotaba sus cabellos y con la otra me sostenía de su cuello, la gente seguía mi-rándonos hostilmente, pues, eso no era la mera manifestación de nuestro amor, sino casi sexo, y creo que por eso, alguien se atrevió a arrojarnos un puño de tierra, nos volvimos a verlo de inmediato, con fiereza, huyó el pobre, sólo entonces me fue bajando lentamente, mi-rándonos, acariciándonos con los ojos, cuando por fin toqué el suelo nuestros labios se reunieron de nuevo frenéticos, ardientes, y así nos quedamos, atizando las brazas de nuestra ominosa pasión, con el pie en tierra, besándonos todavía, respirando el mismo aire, nos tomamos de la mano, después nos echamos a correr, era necesario encontrar un

Page 16: Tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como a mí · 2017-05-18 · contrado en el asiento del puma-bus al sentarse, ... reggeatón con el que el chofer amenizaba los jaloneos

59

lugar donde amarnos sin incomodar a nadie, era necesario consumar el contubernio tanto tiempo reprimido, sí, él era el indicado para mi iniciación en el rito del culto a Príapo, entonces tropezamos con las raíces de un árbol, la gente rió, creo que es un mal augurio, dijo uno de los dos, yo digo que él, él dice que yo, en fin, quién sabe, nos levanta-mos y dijimos, apenados, al mismo tiempo y en el mismo tono, será mejor dejarlo para otra ocasión, sí, mejor.

Y nos separamos.