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TALLER REGIONAL DE FORMACIÓN SOBRE GÉNERO Y SEGURIDAD: IMPLEMENTACIÓN DE LA RESOLUCIÓN 1325 DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU 10 12 DE AGOSTO DE 2015 SAN SALVADOR, EL SALVADOR Relatoría y sistematización para ONU Mujeres por Fernanda Vanegas Versión 2 25 /08/15

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TALLER REGIONAL DE FORMACIÓN SOBRE GÉNERO Y SEGURIDAD:

IMPLEMENTACIÓN DE LA

RESOLUCIÓN 1325 DEL CONSEJO

DE SEGURIDAD DE LA ONU

10 – 12 DE AGOSTO DE 2015 SAN SALVADOR, EL SALVADOR Relatoría y sistematización para ONU Mujeres por Fernanda Vanegas Versión 2 – 25 /08/15

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CONTENIDOS

1. PROGRAMA DEL TALLER ............................................................................................ 4

2. RELATORÍA DEL TALLER ............................................................................................. 7 PRIMER DÍA DE TALLER ................................................................................................................................ 9 SEGUNDO DÍA DE TALLER .......................................................................................................................... 12 TERCER Y ÚLTIMO DÍA DE TALLER ............................................................................................................. 15 ACTO DE CIERRE .......................................................................................................................................... 16

3. CONFERENCIAS MAGISTRALES Y PONENCIAS ........................................................ 18 CONFERENCIA MAGISTRAL, MARCO CONCEPTUAL DE LA RESOLUCIÓN 1325 Y AVANCES EN LA IMPLEMENTACIÓN DE LAS RESOLUCIONES RELATIVAS A ‘MUJERES, PAZ Y SEGURIDAD’ Luiza Carvalho, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe ................................. 19 CONFERENCIA MAGISTRAL AVANCES EN EL MARCO DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES: EXPERIENCIA NACIONAL DEL PROGRAMA CIUDAD MUJER Guadalupe de Espinoza, Sub-Secretaria de Inclusión Social ...................................................................... 26

PONENCIA VIOLENCIA DE GÉNERO Y CONFLICTO Yanira Argueta, Directora Ejecutiva de ISDEMU ......................................................................................... 32

CONFERENCIA MAGISTRAL MUJERES, PAZ Y SEGURIDAD FRENTE A LOS NUEVOS TIPOS DE CONFLICTOS: UNA MIRADA DESDE LA SEGURIDAD INTERNACIONAL Sophie Jouineau, Consultora en temas de seguridad para América Latina (Francia) ............................... 35

CONVERSATORIO AVANCES INTERNACIONALES Y NACIONALES EN EL MARCO DE LA RESOLUCIÓN 1325 Luz Méndez, Nidia Díaz, Yanira Argueta ...................................................................................................... 39

CONFERENCIA MAGISTRAL CONFLICTO Y SEGURIDAD, CONCEPTOS EN CONSTRUCCIÓN EN EL MARCO DE LA RESOLUCIÓN 1325, Carmen Magallón, Directora de la Fundación Seminario de Investigacion para la Paz, Presidenta de WILPF España ....................................................................................................................... 46

4. MÓDULOS DE FORMACIÓN: .......................................................................... 58 MÓDULO 1: Género, conceptos básicos ................................................................................................ 59 MÓDULO 2: Transversalización del enfoque de género y políticas de igualdad ............................. 62 MÓDULO 3: Género, defensa, paz y seguridad .................................................................................... 64 MÓDULO 4: Marco internacional : mujeres, género, paz y seguridad ............................................. 67 MÓDULO 5: Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU y Resoluciones siguientes .... 69 MÓDULO 6: Conflicto y post-conflicto, marco regional ...................................................................... 72 CONCLUSIONES .......................................................................................................................................... 73

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PROGRAMA

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PROGRAMA TALLER REGIONAL DE FORMACIÓN SOBRE GÉNERO Y SEGURIDAD: IMPLEMENTACIÓN DE LA RESOLUCIÓN 1325/2000 DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LAS NACIONES UNIDAS 10 -12 de Agosto de 2015 San Salvador, El Salvador

DIA 1 Lunes 10 de Agosto 2015, Salón de Honor, Ministerio de Relaciones Exteriores

7:30 a.m. – 8:30 a.m. DESAYUNO DE TITULARES Y REPRESENTANTES CON EDITORES DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Titulares presentes:

Señor Canciller Hugo Martínez

Doña María Inés Ruz, Embajadora de Chile.

Doña Mari Carmen Aponte, Embajadora de Estados Unidos.

Doña Victoria Marina de Avilés, Secretaria General del SICA.

Doña Luiza Carvalho, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.

Doña Pascale Baraghini, Encargada de Negocios Embajada de Francia.

Don Santiago Pellón Olmedo. Encargado de Negocios a.i. Embajada de España.

Doña Yanira Argueta Directora Ejecutiva de ISDEMU.

8:30 a.m. – 10:00 a.m. INAUGURACIÓN

MESA DE HONOR

Señor Canciller Hugo Martínez.

Doña María Inés Ruz, Embajadora de Chile.

Doña Mari Carmen Aponte, Embajadora de Estados Unidos.

Doña Victoria Marina de Avilés, Secretaria General del SICA.

Doña Luiza Carvalho, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.

Doña Pascale Baraghini, Encargada de Negocios Embajada de Francia.

Don Santiago Pellón Olmedo. Encargado de Negocios a.i. Embajada de España

Doña Yanira Argueta Directora Ejecutiva de ISDEMU.

10:00 a.m. – 10:30m. CONFERENCIA MAGISTRAL

“Marco conceptual de la Resolución 1325 y subsiguientes” A cargo de Doña Luiza Carvalho,

Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.

10:30 a.m – 12:30m Módulos de Formación 1 y 2 Conceptos básicos de género y transversalización del enfoque de género y políticas de igualdad

Responsable: Miriam Gaspar, Rectora, Escuela de Formación para la Igualdad de ISDEMU

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12:30 m – 2.00 p.m. ALMUERZO OFRECIDO POR ONU MUJERES A LA SOCIEDAD CIVIL Presidido por:

Doña Luiza Carvalho, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.

Doña Yanira Argueta. Presidenta Protémpore del COMMCA y Directora Ejecutiva de ISDEMU

Doña Ada Méndez, Secretaria Técnica del COMMCA.

2:00 p.m. – 3:30 p.m.

Continuación de los Módulos 1 y 2

3:45 p.m. – 4:30 p.m. PONENCIA “Avances en el marco de los derechos humanos de las Mujeres :

Experiencia Nacional Programa Ciudad Mujer” Licda. Guadalupe de Espinoza,

Sub- Secretaria de Inclusión Social.

DIA 2 Martes 11 de Agosto 2015, Salón de Honor, Ministerio de Relaciones Exteriores 8:30 a.m. – 10:00 a.m. MODULO DE FORMACIÓN 3

Género, defensa, paz y seguridad A cargo de Pamela Villalobos y Cristina Benavente,

especialistas de la CEPAL

10:15 a.m. – 10:45 a.m. PONENCIA

“Violencia de Género y Conflicto” Licda. Yanira Argueta,

Directora Ejecutiva de ISDEMU.

10:45 a.m. – 12:00 m. MODULO DE FORMACIÓN 4 Marco internacional : mujeres, género, paz y seguridad

A cargo de Marcela Donadio, Secretaria Ejecutiva de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina y el Caribe (RESDAL)

12:00 m. – 2:00 p.m. ALMUERZO OFRECIDO POR SR. CANCILLER Presidido por: Sr. Canciller Hugo Martínez y Doña Victoria Marina de Avilés, Secretaria General del SICA. Acompaña: Doña Yanira Argueta. Presidenta Pro tempore del COMMCA y Directora Ejecutiva de ISDEMU Invitados: Embajadores de Países SICA, Países amigos de la Resolución 1325, Ministros Miembros del Comité, expertas Marcela Donadio (RESDAL, Argentina) y Pamela Villalobos (CEPAL).

2:00 p.m. –3:30 p.m. CONFERENCIA MAGISTRAL "Mujeres, paz y seguridad frente a los nuevos tipos de conflictos:

una mirada desde la seguridad internacional" Dra. Sophie Jouineau,

Consultora en temas de seguridad para América Latina, Francia

3:40 p. m. – 5:00 p.m. CONVERSATORIO

“Avances Internacionales y Nacionales en el marco de la Resolución 1325” Ponentes:

Luz Méndez, Integrante de Grupo de Trabajo del Informe Global de Implementación de la RES 1325 para el Secretario General de las Naciones Unidas

Nidia Díaz , diputada de la Asamblea Legislativa, fundadora del FMLN

Doña Yanira Argueta, Presidenta Protémpore del COMMCA y Directora Ejecutiva de ISDEMU Modera: Pamela Villalobos, División de Asuntos de Género, CEPAL

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DIA 3 Miércoles 12 de Agosto 2015, Salón de Honor, Ministerio de Relaciones Exteriores 8:30 a.m. – 8:50 p.m. Conferencia Magistral

“Conflicto y seguridad, conceptos en construcción en el marco de la Resolución 1325” Dra. Carmen Magallón,

Directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz y Presidenta de WILPF España

9:00 a.m. – 12:00 a.m. MODULO DE FORMACIÓN 5

Resolución 1325 del Consejo de Seguridad y Resoluciones Relacionadas A cargo de Pamela Villalobos y Cristina Benavente

especialistas de CEPAL

12:00-2:00 p.m. ALMUERZO OFRECIDO POR SR. EMBAJADOR DE ESPAÑA A LA ACADEMIA

Presidido por Don Francisco José Rabena Barrachina, Embajador de España y las expertas Carmen Magallón (España) y Sophie Jouineau (Francia). Acompaña: Doña Yanira Argueta. Presidenta Protémpore del COMMCA y Directora

2:00 p.m. –3:30 p.m. MODULO DE FORMACIÓN 6

Conflicto y post conflicto. Marco regional Resolución A cargo de Pamela Villalobos y Cristina Benavente

especialistas de CEPAL

3:40 p. m. – 4:00 p.m. Evaluación y Conclusiones del Taller

A cargo de Pamela Villalobos y Cristina Benavente especialistas de CEPAL

4:00 p.m. – 4:20 p.m.

Entrega de Diplomas Sr. Carlos Castaneda, Vice Ministro de Relaciones Exteriores

Doña Yanira Argueta. Presidenta Pro tempore del COMMCA y Directora Ejecutiva de ISDEMU

Representante de ONU Mujeres

5:30 p.m., SICA

ACTO DE CIERRE

Mensaje de Bienvenida por parte de la Sra. Secretaria General de SICA, Dra. Victoria Marina de Avilés.

Palabras de su

Excelencia el Sr. Presidente de El Salvador, Prof. Salvador Sánchez Cerén

Palabras de despedida a cargo de la Excelentísima Presidenta Michelle Bachelet,

Presidenta de la república de Chile

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RELATORÍA

DEL TALLER

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RELATORÍA TALLER REGIONAL DE FORMACIÓN:

IMPLEMENTACIÓN DE LA RESOLUCIÓN 1325

El “Taller Regional de formación sobre género y seguridad: implementación de la

Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas” se desarrolló durante tres

días, del 10 al 12 de agosto de 2015 en San Salvador (El Salvador). Este taller fue organizado

por el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y el Ministerio de Relaciones Exteriores

de El Salvador en colaboración con el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer

(ISDMU) y ONU Mujeres. El taller pudo realizarse gracias al apoyo de la cooperación

internacional ofrecido por los gobiernos de Chile, Francia, España y de Estados Unidos y el

respaldo ofrecido por otras instituciones como el Netherlands Institute for Multiparty

Democracy (NIMD), Cordaid, el PNUD y la CEPAL.

Durante tres días se reunieron más de 60 participantes representantes de diferentes

instituciones (Cancillerías, Ministerios de Defensa, Policía Nacional, Secretarías de la Mujer…)

y de varios países. Por su carácter regional, al taller asistieron delegaciones del país sede, El

Salvador, y de los países del SICA como Panamá, Costa Rica, Honduras, República Dominicana,

Belice y Guatemala. Al taller también participaron miembros de la delegación de Brasil.

Además, expertas de España, Francia, Argentina y Chile acompañaron a expertas de El

Salvador y Guatemala en el desarrollo del taller y en ponencias magistrales.

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PRIMER DÍA DE TALLER

lunes 10 de agosto de 2015

El primer día inició con un encuentro entre Titulares y Representantes con medios de comunicación de El Salvador, seguido de apertura oficial del Taller Regional ante los casi 60 participantes al encuentro.

Entre los titulares presentes se encontraba el Señor Canciller Hugo Martínez, Doña María Inés

Ruz (Embajadora de Chile), Doña Mari Carmen Aponte (Embajadora de Estados Unidos), Doña Victoria Marina de Avilés (Secretaria General del SICA), Doña Luiza Carvalho (Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe), Doña Pascale Baraghini (Encargada de Negocios Embajada de Francia), Don Santiago Pellón Olmedo (Encargado de Negocios a.i. Embajada de España) y Doña Yanira Argueta (Directora Ejecutiva de ISDEMU). Por parte de los medios de comunicación, estaban representados La Prensa Gráfica, Contrapunto, la agencia ACAN-EFE, Radio Nacional, El Mundo y Colatino entre otros medios.

En sus palabras ante los medios y en su discurso de apertura el Canciller de El Salvador Hugo Martínez recordó la relevancia que tiene la Resolución 1325 en el ámbito de la seguridad internacional ya que es el primer documento formal que reconoce la necesidad de incorporar un enfoque de género en las misiones de mantenimiento de la paz y es un instrumento que impulsa la participación de las mujeres en las salidas negociadas de los conflictos. El Canciller hizo especial hincapié en la implementación de la Resolución 1325 en El Salvador, un proceso liderado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y que ha permito crear, por decreto presidencial, un Comité Nacional de Implementación integrado por varias instancias gubernamentales y por la sociedad civil. En palabras del Canciller, quien preside este Comité, “estamos ante una dinámica de trabajo interinstitucional e internacional que nos permite complementar el esfuerzo que llevamos adelante. Como ven, con tantos actores interesados en la consecución de este tema, sabemos que su relevancia es fundamental e importante”.

La Embajadora de la República de Chile en El Salvador, María Inés Ruz, tomó la palabra en nombre del “grupo de amigos y amigas de la Resolución 1325 en El Salvador” que reúne embajadas, instituciones y organismos internacionales movilizados para apoyar la implementación de la resolución

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en el país. La Embajadora Ruz quiso inaugurar el taller apuntando que sería un encuentro que haría sobresalir las singularidades de la región centroamericana con respecto al resto de América Latina. La embajadora celebró también el hecho de que este taller fuera una real oportunidad para reunir expertos y altos funcionarios de todos los países de la región - y de países amigos como Estados Unidos, Francia y España – para escuchar, aprender, observar y poder dar paso así a una nueva mirada de la Resolución 1325. Como ella misma lo recuerda, esta resolución fue adoptada por el Consejo de Seguridad pensando en situaciones de conflicto y de post-conflicto: “¿Qué tiene entonces que ver la Resolución 1325 con América Latina, un continente en paz? Si América latina es un continente de paz, entonces ¿qué es la paz? Y más importante, ¿Qué significa la paz para las mujeres?”Con esta reflexión, la Embajadora de Chile afirmó que aunque no haya conflictos estatales o inter estatales, la falta de seguridad conlleva vulnerabilidad para las mujeres. Pensar hoy la Resolución 1325 es, en sus palabras, pensar una visión de América latina y de América central donde está la resolución 1325 sea una verdadera herramienta para asegurar la seguridad de todas las mujeres. Por su parte, la Embajadora de los Estados Unidos de América en El Salvador, Mari Carmen Aponte, expresó que la Resolución 1325 no es solamente un texto en un papel sino que es una verdadera herramienta para empoderar y proteger a la mitad de la población mundial. La Embajadora Aponte recordó que el tema de género tiene más de un siglo de vigencia en Estados Unidos y que varias mujeres americanas, como Eleanor Roosevelt, han sido portavoces de la lucha por los derechos de las mujeres. Estados Unidos tiene un plan de acción en El Salvador y en la región centroamericana, una agenda de ayuda de “pueblo a pueblo”, que ha permitido la creación ce centros de atención, de albergues y de unidades de respuesta rápida para ayudar a mujeres víctimas de la violencia.

También durante el acto de apertura, Victoria Marina de Avilés, Secretaria General del SICA, hizo especial énfasis en la necesidad de proteger los Derechos Humanos. En su discurso, la Secretaria General subrayó que los Derechos Humanos trascienden las fronteras y que su protección es un imperativo ético y moral de todos los Estados. Al respect de la Resolución 1325, manifesto que “la mujer, en su lucha por conquistar un mundo con equidad de género, ha determinado y ha exigido que se le defina como protagonista de iniciativas para construir la paz. Existe en la mujer una innata facilidad para iniciar el diálogo donde hay conflictos, haciendo posible el avance hacia la reconciliación”.

En su intervención, Yanira Argueta - Directora Ejecutiva de ISDEMU- recordó que la Resolución 1325 en su 15 aniversario sigue teniendo la vigencia del primer día, apoyada incluso por la adopción de otras resoluciones que buscan proteger a las mujeres en contextos de conflicto. Como ella asegura “los cuerpos de las mujeres siguen siendo terrenos de guerra… incluso después de las guerras” por lo que es necesario continuar el trabajo internacional e institucional en el ámbito de violencia contra las mujeres. En el caso de El Salvador, Yanira Argueta insistió en la necesidad de llevar a cabo un enfoque multi institucional e integral. Este viene siendo el caso en el país, donde ya se han movilizado instituciones como la Cancillería, Policía Nacional (PNC), Fuerzas Armadas, Ministerio de Educación, Ministerio de Salud, Secretaría de Cultura, Secretaría de Inclusión Social, Grupos Parlamentarios y la sociedad civil en proyectos de protección de la mujer.

Tras este acto inaugural, Luiza Carvalho, Directora Regional de ONU Mujeres para la Américas y el Caribe, hizo una ponencia magistral sobre el “Marco conceptual de la Resolución 1325 y subsiguientes”. En su ponencia, Luiza Carvalho recordó la importancia de la Resolución 1325 en su décimo quinto aniversario como un instrumento para proteger a las mujeres contra las violencias de las que son víctimas durante los conflictos, y para promocionar su rol como agentes de paz. Contextualizando la aplicación de la Resolución 1325, la Directora Regional de ONU Mujeres recordó con cifras que el tema de ‘Mujeres, Paz y Seguridad’ no es anecdótico, sino que es un verdadero desafío global.

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Durante años, y aun hoy, los conflictos contemporáneos se han caracterizado por el uso de la violencia sexual para lograr objetivos militares, políticos o sociales: “La violencia sexual masiva ha proliferado en conflictos contemporáneos porque funciona. Es de bajo costo y alto impacto dentro de la economía política de un conflicto o guerra.” La principal contribución de la Resolución 1325 y de las siguientes resoluciones es entonces que la violencia sexual de carácter sistemático o generalizado ya no es tratado únicamente como un tema privado de mujeres, o como un problema humanitario sino como un problema de seguridad que requiere la intervención de los actores estatales. En este marco, ONU Mujeres ha ido asentando las bases para que exista una acción conjunto a todos los niveles del sistema de las Naciones unidas para ligar la protección al empoderamiento de las mujeres, para acabar con la impunidad, para mejorar los mecanismos de respuesta a las supervivientes. En colaboración con el Departamento para el Mantenimiento de la paz, ONU Mujeres, creó los primeros módulos de capacitación para cascos azules. Con el secretariado de la plataforma UN Action, ONU Mujeres ha creado la primera matriz global de indicadores de alerta temprana sobre violencia sexual en conflicto armado. En cuanto a la promoción de la participación de las mujeres en los procesos de paz, la Resolución 1325 es también crucial para liderar iiniciativas a nivel de actores políticos nacionales e internacionales: “No podemos pretender que nuestras misiones de paz hagan un mejor trabajo de protección cuando el 97% de los soldados son hombres, y más del 80% de sus jefes también.” El trabajo de ONU ha comenzado por la investigación, la aportación de datos y el análisis para promover un cambio de normas al respecto, implementando programas y apoyando a organizaciones de la sociedad civil. Como lo recuerda Luiza Carvalho, algunos de los mejores ejemplos de integración de mujeres a los procesos de paz vienen de Latinoamérica, un continente también pionero en cuestiones de Memoria y de Reconciliación y una región que puede hacer un verdadero aporte con sus tropas destinadas a las misiones para el mantenimiento de la paz. Para la Directora Regional de ONU Mujeres para América Latina y el Caribe, el camino de la región hacia y por la Resolución 1325 ha sido amplio y ha hecho un verdadero aporte a la seguridad mundial. Ahora, quince anos después de la adopción de la Resolución 1325, todos los países tienen retos por delante para continuar su implementación y avanzar hacia un mundo seguro para las mujeres.

En el primer día del taller se llevaron a cabo los Módulos de Formación 1 y 2 para los participantes de la región, sobre los conceptos básicos de género y transversalización de género en políticas de igualdad. A cargo de la Escuela de Formación para la Igualdad de ISDEMU, estos módulos de formación hicieron reflexionar a los participantes alrededor de los conceptos de sexo y de género, los estereotipos de género y las construcciones sociales que se dan en todos los ámbitos y también, en el ámbito de la guerra.

Intercambiando experiencias de sus países de origen, los participantes pudieron concluir que en la región centroamericana los estereotipos de género están fuertemente anclados en las sociedades y muchas veces eso se traduce en las instituciones; que estos paradigmas de género y de sexo están presentes en las situaciones de conflicto y que se exacerban en contextos de guerra; que tras los conflictos las tensiones de género persisten, la violencia no desaparece y que por lo tanto, es esencial diseñar mecanismos de protección y de restauración para las mujeres.

Para finalizar la jornada, Guadalupe de Espinoza, Sub-Secretaria de Inclusión Social realizó una

ponencia sobre los “Avances en el marco de los derechos de las mujeres a través de la experiencia del Programa Ciudad Mujer”. En El Salvador, la puesta en marcha del programa Ciudad Mujer en el año 2009 representa el inicio de una evolución de la institucionalidad del país hacia la construcción de políticas públicas con enfoques de derechos humanos y también, con enfoques de género. En el caso de Ciudad Mujer, se trata de un nuevo modelo de gestión pública. Ciudad Mujer es un modelo de integración institucional: en las seis sedes que existen en el país se

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encuentran representadas 18 instituciones del Estado que trabajan, en colaboración y en adaptación con la realidad y con el tejido local, para ofrecer servicios de calidad, de proximidad y adaptados a las necesidades de las mujeres. A través de cinco ejes de acción (Autonomía Económica, Salud Sexual y Reproductiva, Atención y Prevención de Género y Educación Colectiva), Ciudad Mujer ha contribuido en El Salvador a construir la ruta hacia una igualdad sustantiva para todas las mujeres del país.

SEGUNDO DÍA DE TALLER

martes 11 de agosto de 2015

En el segundo día de taller se desarrollaron los módulos 3 y 4 de formación sobre género y seguridad, a cargo de especialistas de la CEPAL y de RESDAL. El módulo 3 sobre “Género, Defensa, Paz y Seguridad” puso de manifiesto que los conceptos de “Seguridad” y de “género” han sido durante años conceptos aparentemente alejados. La “Seguridad” se ha entendido como un tema ligado al Estado mientras que el “género” ha sido considerado como un tema de “mujeres”. No es sino hasta la década de los años 1990 cuando los dos conceptos empiezan a ligarse, gracias notablemente al Informe de Seguridad Humana de las Naciones unidas, que crea un nuevo paradigma que iguala la Seguridad del Estado con la seguridad de las personas.

Al tener en cuenta el concepto de seguridad desde el enfoque de género la pregunta que

subsiste es a quién afecta el conflicto si nos afecta a todos por igual. En caso de conflictos armados, las mujeres se ven afectadas de forma específica por las violencias de las que son víctimas, diferentes a las violencias que enfrentan los hombres. Al reflexionar sobre la relevancia de considerar el impacto del conflicto desde una perspectiva de género, los participantes compartieron experiencias de diferentes países del mundo para concluir que el cuerpo de las mujeres sigue siendo un territorio de guerra, que la mujer no es la única víctima de la violencia: también lo son las comunidades a las que pertenecen; que los actos de violencia durante un conflicto crean patrones violentos que subsisten aun en tiempos de paz; que es responsabilidad de los Estados acabar con la impunidad y romper estos patrones de violencia, y que es esencial, para reconstruir una sociedad, reconocer a las mujeres como víctimas.

Para completar este módulo, Yanira Argueta (Directora Ejecutiva de ISDEMU) realizó una

ponencia sobre “Violencia de Género y Conflicto”, basándose principalmente en el ejemplo de El Salvador, en su historio reciente y en la realidad actual ligada a las pandillas. Como ella lo afirma: “Las mujeres son violentadas por el hecho de ser mujeres. Son violentadas cuando hay guerra y cuando no hay guerra. Son violentadas en zonas de conflicto, en zonas de desastres naturales. Las mujeres han sufrido y siguen sufriendo violencia”. En primer lugar, Yanira Argueta reflexiona sobre el hecho que la violencia contra las mujeres es en realidad una cuestión de poder: la violencia es la expresión del sometimiento en que se encuentra la mujer frente al hombre. Es por esto que la violación se convierte en un instrumento de guerra, en un instrumento de poder sobre el adversario. En sus palabras, “la violencia sexual es una síntesis política de la opresión que sufren las mujeres en lo individual y en lo colectivo. En lo individual, las mujeres son usadas, cosificadas. En lo colectivo, los cuerpos se convierten en territorios de control y de venganza.” Para ella, el desafío de los Estados es romper el sistema patriarcal que somete a las mujeres y que se expresa en la cotidianidad y en las instituciones. Para esto, la Resolución 1325 es un instrumento esencial en la evolución de las instituciones, de las políticas y de los gobiernos hacia sociedades más seguras para las mujeres.

El cuarto módulo de formación sobre el “Marco internacional: mujeres, género, paz y

seguridad” estuvo a cargo de Marcela Donadio, de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina y el Caribe (RESDAL). El objetivo de este módulo es conocer los contenidos centrales de los principales

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instrumentos internacionales en relación al tema ‘Mujer, Paz y Seguridad’ en el contexto de la Resolución 1325. La perspectiva de género es un tema generalmente incluido en los instrumentos nacionales – a través de los principios de igualdad y de equidad - por medio de leyes específicas y de las mismas constituciones, sin embargo, también ha habido un desarrollo internacional del tema. En el marco de las Naciones Unidas se puede citar desde el preámbulo de su Carta Fundadora hasta las recientes Resoluciones del Consejo de Seguridad pasando por las Conferencias sobre la mujer. Es importante notar la adopción de la CDAW (Convención Sobre La Eliminación De Todas Las Formas De Discriminación Contra La Mujer) en 1979 ya que se trata de un instrumento internacional único global y vinculante para promover los derechos de las mujeres. En el contexto interamericano, se adopto en 1994 la Convención de Belém do Para, con el fin de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. Finalmente, el Estatuto de Roma y los Tribunales Penales internacionales también han contribuido al andamiaje institucional de protección de las mujeres.

Para ahondar en el tema de género en los conflictos armados, Sophie Jouineau – Consultora francesa en temas de seguridad para América Latina – realizó una ponencia sobre “Mujeres, Paz y Seguridad frente los nuevo tipos de conflicto: una mirada desde la seguridad internacional”. La experta francesa inició su ponencia con una reflexión sobre el concepto de ‘nuevos tipos de conflicto’. Para ella, sería más correcto usar este concepto para hablar de las formas en las que los Estados distantes se combaten sin contacto directo de sus fuerzas armadas, mediante enfrentamientos de pequeños grupos de fuerzas especiales y/o uso de armas guiadas a distancia. Por otro lado, se podría hablar de ‘conflictos contemporáneos’ para hacer referencia a aquéllos en los que actores no estatales pretenden instalarse en el gobierno, o cuando grupos armados buscan implantar normas que no reconocen la universalidad de los derechos humanos o quieren modificar la conformación territorial de los Estados que atacan.

¿Cuál es entonces la especificidad de género en los conflictos contemporáneos? Según Sophie Jouineau, no existe una verdadera novedad con respecto a las violencias a las que son sometidas las mujeres. Sin embargo, un elemento original novedoso es la difusión casi instantánea de la información, que pasa a formar parte de estrategias para aterrorizar a las poblaciones civiles. En este contexto, la Resolución 1325 – y las subsiguientes resoluciones - aparece como una herramienta esencial para establecer la violencia sexual usada como táctica de guerra puede constituir una amenaza a la seguridad internacional, para reforzar las capacidades militares y civiles de las misiones de paz para detectar y prevenir estas violencias y para impulsar la participación de las mujeres en todos los niveles. En sus palabras, “la resolución 1325 y las resoluciones asociadas establecen un marco jurídico y definen un rumbo para los Estados en la lucha contra la violencia de género” y representa, también, una herramienta única para motivar la movilización de la sociedad civil en vistas a una orden social y político más inclusivo. Para finalizar la jornada, los asistentes al Taller pudieron participar en un conversatorio sobre “Avances Internacionales y Nacionales en el marco de la Resolución 1325”.

En esta ocasión, Luz Méndez (Integrante del Grupo de trabajo del Informe Global del Implementación de la 1325) expuso su experiencia personal como mujer firmante de los acuerdos de paz de Guatemala para hablar sobre los avances en la construcción de un marco normativo internacional relacionado con el género en el marco de los conflictos y del post conflicto. Para ella, el largo camino de construcción institucional a nivel internacional ha tenido como logro visibilizar un crimen masivo y silenciado históricamente: la violación y las violencias contra las mujeres. Gracias a esta construcción institucional, lo que antes era un “mal menor” es ahora un crimen constitutivo de crimen de genocidio y se disponen de instrumentos legales y políticos que nos ayudan a trabajar para la erradicación y prevención de este tipo de violencias.

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Para ella, un elemento significativo de la Resolución 1325 es que se ha reconocido y valorado el papel crucial de las mujeres en la búsqueda de soluciones políticos a los conflictos armados. Como lo recuerda por su experiencia personal como participante en los acuerdos de paz de Guatemala, la sub-representación de las mujeres conduce a una sub-representación de sus necesidades, por lo cual es esencial elevar la representación de mujeres en los espacios de toma de decisiones en un pie de igualdad con los hombres. Desde su compromiso como integrante del grupo de trabajo para el Informe Global de Implementación de la resolución para el Secretario General de la ONU, Luz Méndez insiste en una originalidad: la resolución 1325 es la única que conlleva un examen sobre el avance de su implementación. En este año del décimo quinto aniversario de la Resolución, se han impulsado numerosas iniciativas para realizar una verdadera evaluación a nivel mundial que podría traducirse en una actualización de las agendas ‘Mujeres, Paz y Seguridad’ que puedan analizar los temas emergentes que no se visibilizaban hace 15 años y que ponen hoy en día en riesgo la paz y la seguridad de las mujeres. En este conversatorio también participo Nidia Díaz, diputada de la Asamblea Legislativa y co-fundadora del FMLN para compartir sus reflexiones y su experiencia personal en el proceso de implementación de la Resolución 1325 en El Salvador. Su intervención comenzó haciendo referencia a las mujeres que han contribuido a la historia de El Salvador, desde la independencia hasta la guerra, y que no han sido visibilizadas, han pasado al anonimato o han sido ellas mismas víctimas de violencia. Estas mujeres han sido las artesanas de más de un siglo de lucha por la defensa de los derechos de las mujeres, desde el derecho al voto hasta la creación organizaciones de búsqueda de desaparecidos en la guerra civil. Su testimonio nos hace recordar que al estallar la guerra civil, las mujeres participaron a diferentes niveles en la guerra – como combatientes o como cuidadoras – pero todas sufrieron las consecuencias del conflicto con pérdidas humanas, el desplazamiento o el exilio. Haciendo referencia a su experiencia personal como una de las dos mujeres firmantes de los Acuerdos de Paz de El Salvador, Nidia Díaz recuerda que en la época no existía ningún enfoque de género: “Como mujer, no dimensioné que una mujer en la mesa de diálogo era representar una necesidad. Las Naciones Unidas no tenían un enfoque de género, los gobiernos tampoco, la diplomacia tampoco. Por eso, los acuerdos de paz de El Salvador tienen un enfoque universal. Muchos nos criticaron pero las dos mujeres que estábamos en la mesa de paz lo asumimos: no había enfoque de género.” De esta forma, nos recuerda que el enfoque de género ligado a la seguridad y a la paz es fruto de una construcción que permite mejorar el análisis de la situación de las mujeres como víctimas y de las mujeres excombatientes. Su conclusión personal, a través de su experiencia, es que durante las negociaciones de paz el tema de género debe ser especificado, ya que de no serlo, esto tiene serias consecuencias en las construcciones sociales y políticas de post-conflicto que prevalecerán después en cada país. Ese es entonces uno de los grandes aportes de la Resolución 1325: promover la participación de las mujeres para así generar sociedades más igualitarias y seguras.

En complemento de los testimonios de Nidia Díaz y de Luz Méndez, Yanira Argueta manifestó que en El Salvador se han hecho muchos esfuerzos para crear una nueva arquitectura institucional con un mayor enfoque de género. Además de asumir el reto de la memoria histórica de las mujeres, El Salvador ha creado un Comité de Implementación de la Resolución 1325. Este Comité, integrado por varias instituciones del Estado, tiene como próxima misión construir un Plan de Acción Nacional. Este ejercicio será una contribución a la arquitectura institucional del país, ya que se debe planificar, construir y financiar una hoja de ruta Estatal para impulsar una verdadera perspectiva de género de forma transversal.

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TERCER Y ÚLTIMO DÍA DE TALLER

miércoles 12 de agosto de 2015

Para el inicio del último día de taller, la Directora de la Fundación Seminario de Investigación

para la Paz y Presidenta de WILPF España, Carmen Magallón, dio una Conferencia Magistral sobre “Conflicto y Seguridad, conceptos en construcción en el marco de la Resolución 1325”.

Para empezar, Carmen Magallón recuerda el rol - casi siempre invisibilizado- jugado por las mujeres en los procesos de paz de inicios del siglo XX para señalar que “las mujeres no estamos ligadas a la paz por esencia, sino que lo hacemos como una opción libre, de la misma forma que tomar las armas o unirse a un ejército. Practicar la paz es un ejercicio colectivo de las mujeres que demuestran su voluntad política”. Las mujeres son entonces agentes activos en una cultura de paz que no niega el conflicto sino que busca los mecanismos para resolverlo. Esta idea conduce a hacer otro análisis conceptual para diferenciar conflicto, guerra y violencia. Si bien el conflicto es inevitable, la guerra no lo es. La violencia toma muchas formas, y puede ser directa estructural o simbólica según la clasificación de Johan Galtung. La cultura de paz busca precisamente disminuir estas tres violencias. ¿Qué es entonces la paz? La paz no es la ausencia de guerra, sino la ausencia de violencia.

Como lo demuestra Carmen Magallón, comprender los conceptos movilizados en la Resolución

1325 es esencial para comprender sus implicaciones y su forma de aplicación. La resolución es entonces un instrumento para construir la paz en sociedades que viven guerras, conflictos y violencias. Este análisis conceptual tiene verdaderas implicaciones reales en la construcción institucional y en los mecanismos internacionales de protección de las mujeres. Concretamente, en el seno del Consejo de Seguridad, y bajo la próxima presidencia de España, este país va a aprovechar el periodo de revisión a los 15 años de la Resolución 1325 para impulsar un nuevo texto que amplíe el mandato original de la Resolución 1325. Para ir más allá del concepto de conflicto y tratar realmente el tema de la violencia, se podría reflexionar sobre los “otros tipos de violencia” que desafían actualmente la seguridad de algunos Estados de Centroamérica. Ampliar los conceptos sirve, en definitiva, para ampliar la aplicación de la Resolución 1325 y hacerla más útil para todos los países. Tras esta conferencia magistral, se llevó a cabo el Módulo 5 de Formación sobre la “Resolución 1325 y las Resoluciones Relacionadas” a cargo de especialistas de género de la CEPAL. Durante la formación, se recordó a los participantes el rol hegemónico del Consejo de Seguridad dentro del sistema de Naciones Unidas y su capacidad para impulsar misiones para el mantenimiento de la paz y para generar reglas de obligatorio cumplimiento, como la Resolución 1325. Con respecto a esta resolución, se subrayó su carácter innovador al ser el primer documento que exige a ambas partes del conflicto el respeto de las Derechos de las Mujeres. Además de ser el resultado de un largo proceso institucional, la Resolución 1325 genera también otros mandatos e instrumentos que refuerzan su mensaje y su mandato para proteger a las mujeres. En cuanto a su implementación, se han identificado los Planes de Acción Nacionales como una herramienta para cristalizar y dar coherencia a las políticas nacionales. Sin embargo, 15 años después de la adopción de la resolución solamente un pais latinoamericano –Chile- dispone de un PAN. El sexto y último módulo de formación sobre “Conflicto y post-conflicto, marco regional de resolución” se recordó el contexto de seguridad actual en el cual los conflictos, al tener un carácter cada vez más global, están cada vez más fuera del control de los Estados. De la misma forma, las amenazas de seguridad actuales son transnacionales. ¿Cómo se caracteriza la violencia sexual como amenaza a la seguridad? La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una definición que ha de ser completada con características que permiten o no hablar de violencia sexual como “arma de guerra” como la temporalidad, la territorialidad y la causalidad.

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Tras los tres días de formación en el Taller Internacional sobre Seguridad y Género, los participantes se reunieron para formular tres conclusiones generales: la necesidad de voluntad política para impulsar la Resolución 1325, la necesidad de dar a conocer la Resolución ante instituciones nacionales, el público en general y al ámbito académico, y el desafío que deben enfrentar todos los países de la región para continuar los esfuerzos de implementación de la Resolución 1325.

Tras la entrega de los diplomas a cargo de Carlos Castañeda, Vice-Ministro de Relaciones Exteriores y de representantes de la CEPAL y de ONU Mujeres se inició el acto de cierre del seminario.

ACTO DE CIERRE

miércoles 12 de agosto de 2015

El primer “Taller Regional sobre Género y Seguridad: Implementación de la Resolución 1325 del

Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas” fue clausurado por el presidente de El Salvador,

Salvador Sánchez Cerén por su homóloga chilena, Michelle Bachelet.

Dando la bienvenida a los jefes de Estado de El Salvador y de Chile, la Secretaria General del SICA,

Victoria Marina de Avilés, expresó su admiración por la trayectoria como defensora de los derechos de

las mujeres de la Presidenta Bachelet y afirmó que “las mujeres poseemos un papel importante en los

procesos de prevención y resolución de conflictos, razón por la cual es importante que participemos

con las condiciones de equidad e igualdad necesarias en los procesos de mantenimiento de la paz y la

seguridad internacional”.

El Presidente Sánchez Cerén manifestó la importancia que tiene para su Gobierno y para El Salvador la

protección de los derechos de las mujeres e insistió en su compromiso por implementar la Resolución

1325 en el país: “Para El Salvador el impulso del tema de las mujeres, la paz y la seguridad, tanto en el

ámbito nacional como regional, representa un compromiso que se renueva en ocasión de los quince

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años de la adopción de tan importante resolución”. Además de reconocer la trayectoria de la

Presidenta Bachelet y de su compromiso con la promoción de la equidad de género y los derechos de

las mujeres, agradeció el apoyo que ha brindado el Gobierno de Chile a El Salvador para llevar a cabo

su agenda de ‘Mujeres, Paz y Seguridad’. En su discurso, el Presidente aprovechó la oportunidad para

recordar la creación del Comité Nacional de Implementación de la Resolución 1325, responsable de su

aplicación en el país.

La Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, destacó en su intervención que la realización del

primer taller regional sobre seguridad y género es una muestra de convergencia entre las naciones en

un tema fundamental como los derechos de las mujeres. Recordando su trayectoria personal como

primera mujer titular del Ministerio de la Defensa en la región latinoamericana y como primera mujer

a la jefatura del Estado chileno, la mandataria recalco que aún queda mucho camino por recorrer en

términos de igualdad y de participación política: “Más allá de las resolución 1325, yo soy una

convencida de que las mujeres son fundamentales en la paz y en el conflicto, y por cierto en el

desarrollo sustentable y armónico de nuestras sociedades”. De la misma forma, la Presidenta ha

destacado el proceso y el compromiso de El salvador con respecto a la Resolución 1325 y

especialmente, de la participación ciudadana y de la sociedad civil en la implementación de un plan de

acción nacional.

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CONFERENCIAS

MAGISTRALES

Y PONENCIAS

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Conferencia Magistral MARCO CONCEPTUAL DE LA RESOLUCIÓN

1325 Y AVANCES EN LA IMPLEMENTACIÓN DE

LAS RESOLUCIONES RELATIVAS A ‘MUJERES,

PAZ Y SEGURIDAD’

Luiza Carvalho, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe

Para comenzar con esta charla quisiera que contextualizáramos el problema global que enfrentamos con relación a la temática de ‘Mujer, Paz y Seguridad’ con algunos datos:

La violencia sexual, incluida la violación, el acoso, la esclavitud sexual y el matrimonio forzoso, sigue siendo una situación grave, especialmente en los contextos de conflicto.

Entre 20.000 y 50.000 mujeres fueron violadas en el conflicto de los Balcanes. 3.007.668 adultos afganos se registraron para votar en 2014, de ellos apenas el 30%

eran mujeres. Nueve de cada 10 ataques contra candidatos en las elecciones afganas de 2009 se

efectuaron contra candidatas mujeres. En promedio, las mujeres conforman solo el 9% de los negociadores de paz. Solo 3% de los integrantes del personal militar de paz de la ONU son mujeres. Cinco de cada 15 regímenes de sanciones de la ONU activas en septiembre de 2014,

cuentan con criterios relativos a los derechos humanos y la violencia sexual.

Los múltiples objetivos de la resolución 1325 –y de las cuatro resoluciones de acompañamiento y adoptadas en los últimos cuatro años- pueden agruparse en dos temas principales: la protección de mujeres y niñas frente a la violencia y las consecuencias de las guerras, por un lado, y la promoción del rol de las mujeres como agentes de paz, tanto en la prevención y resolución de conflictos como en la recuperación posconflicto.

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Con respecto a la primera, para Naciones Unidas, la violencia sexual relacionada con los conflictos se refiere a violaciones, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazos forzados, esterilización forzada, o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable que se produzca en situaciones de conflicto durante un enfrentamiento entre grupos políticos u otros conflictos sociales. Aparte del carácter internacional de los supuestos crímenes, que (dependiendo de las circunstancias, constituyen crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, actos de genocidio u otras violaciones manifiestas de los derechos humanos) la relación con el conflicto puede ser evidente teniendo en cuenta el perfil y las motivaciones del autor, el perfil de la víctima, el clima de impunidad o la situación de colapso en que se encuentre el Estado en cuestión, las dimensiones transfronterizas o el hecho de que violen lo dispuesto en un acuerdo de cesación del fuego.

Las situaciones de conflicto, caracterizadas por el colapso del estado de derecho y la existencia de un clima de impunidad, crean las condiciones para que las partes, estatales y no estatales por igual, empoderados por sus armas y su estatus, puedan cometer actos de violencia sexual, con graves repercusiones en los esfuerzos para consolidar la paz y garantizar el desarrollo post conflicto. En varios de los conflictos contemporáneos, la violenciasexual ha sido utilizada como un medio para alcanzar objetivos militares, políticos, sociales y económicos, principalmente contra la población civil, en violación directa de todo tipo de derecho. En muchos, ha adoptado formas especialmente brutales que las sociedades describen como virtualmente desconocidas antes de los conflictos: violaciones colectivas, violaciones públicas, incestos forzados y violaciones de víctimas que van de niños de pecho a octogenarios. ¿Y por qué esto? La violencia sexual masiva ha proliferado en conflictos contemporáneos porque funciona. Es de bajo costo y alto impacto dentro de la economía política de un conflicto o guerra. El daño que provoca a las posibilidades de normalización y de recuperación posterior del tejido social y de la economía es muy grave. El daño humano es aún más incalculable. Es uno de los grandes silencios de la historia, el crimen de las guerras y conflictos menos condenado, y a menudo escapa del radar de nuestras intervenciones más tradicionales en la resolución de conflictos, como el desarme o el alto al fuego. Es parte del repertorio de violencia política y armada empleada para destrozar las normas y estructuras comunitarias, desplazar aldeas enteras para controlar un territorio o recursos naturales, extraer información durante interrogatorios en detención, aterrorizar a la población civil asaltando a las mujeres. La violencia sexual una vez incrustada en el tejido de la sociedad civil, subsiste mucho después de que hayan callado las armas. Estigmatiza más a la víctima que al criminal, y por ello requiere atención y métodos especiales. En diversos países las normas sociales y legales llegan a asignar la culpa de la violencia sexual a la víctima misma y no al autor. Una mujer violada, a parte de las cicatrices físicas y mentales, a menudo pierde su familia, su comunidad, acceso a la tierra y se ve condenada a la exclusión. Aparte, el hecho de que el violador forme en ocasiones parte del “enemigo” de esa comunidad en una situación de conflicto armado, y que muchas veces las violaciones tienen precisamente como objetivo embarazar a las mujeres y alterar la composición demográfica de una comunidad, pueden aumentar la probabilidad del abandono y el ostracismo de las víctimas, así como las complicaciones entre la madre, su comunidad y su hijo o hija nacidos como fruto de tal violación. Es uno de los crímenes más extendidos pero menos visibles. Es objeto de pocas denuncias en casi todo el mundo por losriesgos a que se enfrentan tanto los supervivientes y testigos que deciden dar esepaso como los trabajadores humanitarios, defensores de los derechos humanos,periodistas y otras personas a quienes aquellos se dirigen. En muchos contextos, no hay denuncias porque no hay servicios, o una respuesta adecuada garantizada. En situaciones de conflicto armado e incluso en pos-conflicto, suele haber menos servicios de atención a las víctimas, por lo que la inmensa mayoría no denuncia. Entre ellos, el acceso a la justicia para los supervivientes puede complicarse por las restricciones físicas, la insuficiencia de legislación o los costos financieros y sociales derivados de la denuncia y el enjuiciamiento de los delitos de violencia sexual. Muchas organizaciones o los

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mismos países carecen de servicios de asistencia jurídica gratuita o protocolos para la protección de víctimas y testigos. La violencia sexual contribuir a prolongar el conflicto porque crea un ciclo imparable de represalias y resentimiento. Alimenta la inseguridad y el miedo que son algunas de las principales causas de desplazamientos, tanto internos como a través de fronteras. Es una forma de discriminación que inhibe y restringe la capacidad de la mujer para gozar de sus derechos en pie de igualdad con el hombre, y para participar plena y eficazmente en los procesos de solución de conflictos y consolidación de la paz. Cuando la violencia sexual es una característica de los conflictos armados, suele producirse un correspondiente aumento en la incidencia de violaciones y otras formas de violencia sexual entre la población civil también. Este tema no alcanzó mayor relevancia y visibilidad hasta los 90, cuando las agrupaciones feministas, los defensores de derechos humanos, y la labor de los primeros tribunales penales internacionales alertaron sobre las atrocidades vividas sobre todo por mujeres y niñas en las guerras de los Balcanes y el genocidio ruandés. A mediados de la década del 2000, un grupo reducido de agencias de Naciones Unidas, lideradas por UNIFEM (ahora ONU Mujeres), plantearon dos avances fundamentales: uno, el elevar este problema a cuestión de seguridad internacional y, por tanto, parte de la jurisdicción del Consejo de Seguridad y dos, comenzar una campaña o iniciativa de acción conjunta para que los actores trabajando en desarrollo, derechos humanos, respuesta humanitaria, paz y seguridad, y empoderamiento de las mujeres, respondieran juntos a esta crisis global. Desde entonces, se creó la Iniciativa Inter agencial contra la Violencia Sexual en Conflicto (conocida en inglés como UN Action) y se adoptaron desde el 2008 en el Consejo de Seguridad cuatro resoluciones dedicadas totalmente a este tema en particular (resoluciones 1820, 1888, 1960 y 2106). Estas acciones de Naciones Unidas precedieron juntamente con la primera campaña global de redes de la sociedad civil, y la primera campaña global liderada por un Estado, el Reino Unido y trajeron para dentro del temario del Consejo de Seguridad, la violencia sexual en conflicto como parte de la agenda sobre Mujer, Paz y Seguridad, que lidera y coordina ONU Mujeres para el Sistema de Naciones Unidas junto con el Secretario General de la ONU. El principal avance de estas iniciativas es que la violencia sexual de carácter sistemático o generalizado es tratado como un problema que no atañe solo a las mujeres, o un problema solo de derechos humanos o de carácter humanitario, sino también como un problema de seguridad que requiere la intervención de todas las entidades políticas, diplomáticas y de seguridad. A nivel mundial, existe actualmente una determinación y un impulso sin precedentes, pero es necesario que los compromisos políticos se conviertan en medidas concretas destinadas a la prevención y prestación de servicios sobre el terreno. De forma resumida, esta lista recoge algunos de los avances más destacados:

o Mejor información en tiempo real y verificada al Consejo de Seguridad, los tribunales internacionales, y los organismos de sanciones.

o Inclusión de grupos armados acusados de perpetrar este tipo de crímenes en una lista oficial del Secretario-General, presentada al Consejo de Seguridad cada año.

o Cambios en las misiones de paz: de mandato, personal, de capacitación o adiestramiento específico, incluida mediante el aprendizaje de mejores prácticas, de patrullaje, monitoreo, y alerta temprana, y en la recogida y el informe de datos e incidentes.

o Despliegue gradual de capacidad añadida para las misiones de paz en forma de asesoras de protección para la mujer.

o Formación de equipos de mediación para que se traten estos temas en negociaciones por la paz, lo cual ha resultado en que se triplique la inclusión de la violencia sexual como acto prohibido en los altos al fuego.

o Desarrollo en algunos países de estrategias conjuntas (gobierno + sistema de Naciones Unidas) para afrontar la violencia sexual en todos los sectores.

o Establecimiento de un equipo multidisciplinario de expertos sobre el estado de derecho que ayuda a los gobiernos a reforzar sus sistemas judiciales debilitados por los conflictos.

o Despliegue rápido de investigadores especiales sobre violencia sexual para comisiones de investigación y procedimientos de justicia internacional.

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ONU Mujeres sentó las bases para que existiera una acción conjunta del sistema a todos los niveles con la visión de aunar la protección con el empoderamiento de las mujeres. Por un lado, es absolutamente necesario acabar con la impunidad, preparar mejor a las fuerzas de seguridad para que puedan prevenir y proteger mejor, y dotar de mayores recursos los servicios destinados a dar respuesta (de carácter medico, atención psicosocial, o acompañamiento legal) a las sobrevivientes. Es por esto que lentamente con esfuerzos de países miembros, ONU Mujeres, en colaboración con el Departamento para el Mantenimiento de la Paz, creó los primeros módulos de capacitación con ejercicios prácticos para cascos azules dedicados específicamente a la violencia sexual en conflicto armado, y han sido pilotados en 17 países, incluidos varios latinoamericanos que contribuyen tropas. Con el secretariado de UN Action, creamos la primera matriz global de indicadores de alerta temprana sobre violencia sexual en conflicto armado, que ha sido adaptado y utilizado en varios países africanos. Con la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, creamos un curso de formación internacional en la investigación de crímenes internacionales de violencia sexual (uno de esos cursos internacionales se celebró recientemente en Bogotá), un listado de expertos mundiales preparados para el despliegue rápido, y su uso en cada Comisión de Investigación de Naciones Unidas desde Guinea en el 2009 hasta la República Centroafricana en la actualidad, pasando por Siria, Libia, Costa de Marfil, Corea del Norte, o Sri Lanka recientemente. Estos expertos están colaborando también con tribunales internacionales (como en las investigaciones en Mali y el Congo de la Corte Penal Internacional) y procesos nacionales en colaboración con gobiernos, como en Colombia y Guatemala en el futuro próximo. También con la Oficina de Derechos Humanos, elaboramos la primera guía para la ONU sobre reparaciones para las sobrevivientes de la violencia sexual. Con el Departamento de Asuntos Políticos, convinimos una conferencia internacional en el 2009 para que desde entonces se empezara a tratar este tema en las negociaciones de paz. Casi todas nuestras oficinas en todo el mundo en países afectados por conflictos armados o violencia social trabajan este tema de un modo u otro, especialmente apoyando los esfuerzos de los gobiernos, la dotación de servicios de respuesta y su mejor coordinación, colaborando con la policía, apoyando refugios y casas seguras, ayuda legal, líneas telefónicas gratuitas, apoyando procesos de justicia transicional y reforma legislativa, y estableciendo comités de protección a nivel comunitario. Aparte, ONU Mujeres gestiona el Fondo Fiduciario de Naciones Unidas para acabar con la Violencia Contra las Mujeres, y desde el 2012 el fondo tiene una ventana especial para propuestas de países en conflicto o posconflicto. El Fondo apoya casi 20 programas en tales países, con un valor de más de 15 millones de dólares actualmente en ejecución. Nuestra visión es que no se puede luchar contra este fenómeno solo con más y mejores tribunales, hospitales, o fuerzas del orden, sino que solo el empoderamiento de la mayoría de sus víctimas –las mujeres y las niñas- ofrece mayor probabilidad de que nuestros esfuerzos cundan en una reducción de la violencia en general. Aquí es fundamental el involucramiento y posicionamiento tanto de los gobiernos como de la sociedad civil organizada. Por eso, en todas nuestras iniciativas y nuestros mensajes a los actores políticos y de la comunidad internacional, redundamos en el aspecto de liderazgo y participación protagónica. Esta fue la gran innovación de la resolución 1325. No podemos pretender que nuestras misiones de paz hagan un mejor trabajo de protección cuando el 97 por ciento de los soldados son hombres, y más del 80 por ciento de sus jefes también. O cuando el 80 por ciento de parlamentarios y un número más elevado de cargos políticos están ocupados por hombres. Lo mismo con más del 90 por ciento de asistentes a negociaciones de paz. Y así sucesivamente con todos los organismos de decisiones en material de guerra y paz y planificación posconflicto. Con respecto al segundo tema que releva la 1325, la promoción del rol de las mujeres como agentes de paz,

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tanto en la prevención y resolución de conflictos como en la recuperación posconflicto, a fin de cuentas, la verdadera innovación de la 1325, constituye una oportunidad única para demandar una mayor participación de las mujeres en las mesas de paz, las elecciones y órganos políticos posconflicto, los mecanismos de justicia transicional, las fuerzas de seguridad, las operaciones de paz, las conferencias de donantes y otros foros de planificación para la ayuda a países necesitados, y hasta en los grandes programas de desarme, desmovilización y reintegración o de empleo temporal y recuperación económica. En todas estas instancias, ONU Mujeres parte primero desde la investigación, aportación de datos y el análisis; promueve el desarrollo o cambio de normas y políticas al respecto; e implementa programas de respuesta a las brechas identificadas, normalmente apoyando a las organizaciones de sociedad civil en el terreno o los mecanismos relevantes gubernamentales. Por ejemplo, ONU Mujeres recopiló por primera vez datos que ilustraban la ausencia de las mujeres en las mesas de paz, en un estudio que abarcaba una muestra representativa de 31 procesos de paz desde el final de la guerra fría, y que mostraba que sólo un cuatro por ciento de los firmantes de acuerdos de paz y un nueve por ciento de los integrantes de equipos de negociación habían sido mujeres, y que la inmensa mayoría de los cientos de acuerdos de paz firmados en las últimas dos décadas ignoran asuntos de importancia para las mujeres. Como respuesta, ONU Mujeres se asoció con el Departamento de Asuntos Políticos de Naciones Unidas para formar a cientos de mujeres activistas en mediación y resolución de conflictos en talleres de trabajo. Las mujeres que se movilizan para pedir el final de la guerra, la inclusión de los asuntos de género en los acuerdos de paz, o justicia para las víctimas, suelen continuar con su activismo más allá del alto al fuego. Aparte de aprovechar el impulso para incrementar la participación de las mujeres en política, se ocupan de reclamar que los fondos –tanto procedentes de la ayuda humanitaria como del gobierno nacional- destinados a la consolidación de la paz o a la reducción de la pobreza en las zonas más afectadas por el conflicto se inviertan también en atender las necesidades y prioridades de las mujeres, que suelen ser diferentes a las de los hombres. Esto es importante pues se ha identificado que solo un cuatro por ciento de los fondos presupuestados son destinados a actividades y resultados relacionados con la igualdad de género o las necesidades específicas de las mujeres. Así, ONU Mujeres ha trabajado con las entidades de Naciones Unidas dedicadas a la construcción de la paz para que el Secretario General emitiera un plan vinculante sobre la participación de las mujeres en la construcción de la paz, con objetivos concretos y asignando roles y responsabilidades. Debido a este plan, cada entidad de la ONU debe trabajar porque al menos el 15 por ciento de sus fondos para la consolidación de la paz se destinen a proyectos cuyo objetivo principal sea satisfacer las necesidades específicas de las mujeres o la promoción de la igualdad de género. Igualmente, los programas de empleo creados tras los conflictos deben aplicar el principio de paridad para garantizar que ni los hombres ni las mujeres reciban más del 60 por ciento de los nuevos puestos. El plan del Secretario General también garantiza asistencia técnica para las medidas temporales de carácter especial, incluso los sistemas de cuotas para mujeres, en las elecciones y órganos de gobierno en el posconflicto. En las pocas ocasiones en las que las organizaciones de mujeres han logrado influir el contenido de los acuerdos de paz, la introducción de cuotas de mujeres en gabinetes ejecutivos, cámaras legislativas, o incluso órganos y comisiones encargados de implementar reformas o porciones específicas de los acuerdos, suele aparecer como uno de los principales. Puede parecer una paradoja, pero la realidad es que en muchos países en fase de posconflicto, las mujeres tienen mayores niveles de representación política. Por ejemplo, Sudán del Sur, el país más joven de la comunidad internacional con solo unos meses de reconocida su independencia, registraba algunos de los peores indicadores del mundo sobre la igualdad de género: mortalidad materna, alfabetismo y educación de mujeres y niñas, matrimonios tempranos y/o forzados, mutilación genital, violencia de género, entre otros. Pero estadísticamente, una joven en Sudán del Sur tenía más probabilidades de morir en el parto que de acabar la secundaria. Y sin embargo, en las elecciones celebradas recientemente, el país alcanzó el 31 por ciento de representación femenina en la asamblea legislativa, un hito que lo colocó en la élite mundial en cuanto a incorporación de la mujer a la política y otros indicadores están en mejoría.

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El primer puesto lo ocupa Ruanda, con un 56 por ciento de representación femenina en el parlamento. En comparación, Estados Unidos está cuarenta puntos por debajo en este índice, Brasil y Uruguay 50 puntos. En varios contextos de posconflicto, ONU Mujeres apoya a las mujeres como candidatas, votantes, o trabajadoras electorales, y contribuye a la demanda e implementación de cuotas de género y otras medidas especiales temporales y transicionales. Este plan del Secretario General, que ONU Mujeres está ayudando a coordinar y poner en práctica, y que se ha convertido en una de las cinco prioridades de Ban Ki-moon para su segundo mandato, incluye también exigencias con respecto a las normas, las capacidades, y la participación de las mujeres en las comisiones de verdad, los programas de reparaciones, y otros procesos de justicia transicional. Las graves violaciones de los derechos humanos que suceden durante las guerras causan estragos a toda la población, y rara vez hay una respuesta judicial proporcional al daño causado en individuos y comunidades. Sin embargo, el impacto es distinto para hombres y para mujeres, y las violaciones cometidas contra las mujeres suelen gozar de mayor impunidad. A pesar de que aún hay mucho que mejorar, se ha pasado en solo un par de décadas de una falta total de reconocimiento, enjuiciamiento, y reparación de las experiencias de las mujeres en los conflictos armados a los avances conseguidos, por ejemplo, en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y en las reformas penales nacionales en diversos países en fase de posconflicto. América Latina ha demostrado una y otra vez ser una región líder en muchos aspectos de la implementación de la trece-veinticinco, y en ocasiones, modelo para el resto del mundo. En una región donde varios países están liderados por mujeres, es importante apuntar que, con la excepción de los países nórdicos de Europa, Latinoamérica tiene la media regional más alta en materia de representación de la mujer en los parlamentos, superando el 23 por ciento y acercándose al 50 por ciento en algunos países y Bolivia ya alcanzo el 50%. Latinoamérica está en una posición excelente para predicar con el ejemplo en materia de atención a las cuestiones de género en el adiestramiento de las fuerzas de seguridad, especialmente para su despliegue en operaciones de paz. Como ya señalé en la inauguración, los países están tomando medidas para facilitar la incorporación de la mujer a las fuerzas armadas, desde permisos de maternidad y paternidad hasta la prevención y castigo del acoso sexual o la discriminación entre otros. La región también es conocida por su papel pionero en temas relacionados con la justicia transicional, y la mayoría de sus países cuenta con experiencias en la lucha contra la impunidad y el establecimiento de comisiones de verdad y reconciliación. Por ejemplo, ONU Mujeres colabora con la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos para publicar guías sobre la administración de reparaciones por crímenes de guerra o humanidad de índole sexual o de género, y les aseguro que muchas de las lecciones aprendidas las tomamos de Latinoamérica, ya que en esta región están algunos de los muy pocos países en todo el mundo que han concedido reparaciones a las víctimas de la violencia sexual, por ejemplo. Esto incluye iniciativas para incluir a los hijos o hijas nacidos como resultado de violaciones entre las categorías de beneficiarios de reparaciones, o intentos de corregir la desigualdad de género de forma más colectiva en determinadas comunidades en lugar de conceder sólo reparaciones individuales a una víctima de violación. En Chile, la Comisión Valech sobre prisión política y tortura identificó miles de víctimas de abuso sexual que obtuvieron derecho a pensiones, atención médica, becas, y todo eso en un corto espacio de tiempo.

Algunos de los mejores ejemplos de la integración de las mujeres en las mesas de paz vienen de Latinoamérica. El caso de Guatemala, por ejemplo, precede a la resolución trece-veinticinco y en cierto modo sirvió de inspiración para cientos y miles de activistas en los noventa. Los grupos de mujeres tuvieron una actuación muy destacada en las mesas técnicas de la asamblea de la sociedad civil creada para asesorar a las partes negociantes, que incluyeron mujeres en sus delegaciones, y eso se hizo notar en los acuerdos de paz. Esto tuvo algo que ver con el alto porcentaje de representación femenina en los grupos combatientes en Centroamérica durante esos años, algo que se vio también en Nicaragua o El Salvador. En el actual diálogo por la paz en Colombia, se ha fortalecido notablemente la participación de las mujeres en la mesa de negociación tanto

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por parte del gobierno como de la guerrilla de las FARC. Y en cuanto a recuperación posconflicto, los países latinoamericanos, tanto en el Consejo de Seguridad como en la Comisión de la Asamblea General que trata los temas del mantenimiento de la paz, enfatizan la importancia de vincular seguridad a desarrollo, algo que es especialmente importante para las mujeres, que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad debido a las circunstancias de la guerra y la desigualdad de género preexistente. Aunque no fue motivo de conflicto armado sino de desastre natural, cuando Chile creó un programa específico para promover el papel de las mujeres en la reconstrucción tras el terremoto, el principio era el mismo. Vemos entonces que el camino recorrido por América Latina con la 1325 es amplio y aporta de manera decidida a la paz mundial. Antes de terminar quisiera repasar el menú de alternativas que tienen los países en el contexto de los 15 años de la 1325. ¿Qué pueden hacer los estados a los 15 años de la 1325?

1. destinar recursos para la implementación de los planes de acciones y de las medidas de emergencia y servicios esenciales para las mujeres.

2. Fortalecer la participación, representación y liderazgo de las mujeres en todos los procesos vinculados a la seguridad pública y la consecución de la paz.

3. Ofrecer servicios con perspectiva de género desde la educación primaria a la técnica y terciaria, el saneamiento, los servicios de salud reproductiva y las oportunidades de empoderamiento económico.

4. Sumarse a los compromisos internacionales relevantes a través de la ratificación del Tratado Sobre Comercio de Armas y al Estatuto de Roma asegurando su adaptación en los marcos legales nacionales.

5. Fortalecer todas las instancias de acceso a la justicia de manera que la justicia sea transformadora y reparadora y llegue a los que más la necesitan.

6. Adaptación a nivel nacional de las resoluciones de Mujer Paz y Seguridad no solo en planes nacionales,

sino como leyes con metas claras y medibles y presupuestos asignados.

7. Incrementar la participación de las mujeres en los Cuerpos de Paz.

8. Mejorar la recolección de datos para realizar acciones basadas en la evidencia de acuerdo a los indicadores de la 1325

Muchas gracias.

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Conferencia Magistral AVANCES EN EL MARCO DE LOS DERECHOS

HUMANOS DE LAS MUJERES:

LA EXPERIENCIA DE CIUDAD MUJER EN EL

SALVADOR

Guadalupe de Espinoza, Sub-Secretaria de Inclusión Social de El Salvador

Desde el año 2009 en El Salvador se ha producido una evolución en el enfoque de

políticas públicas ligadas a los temas de género. Se ha evolucionado desde un enfoque paternalista hacia la construcción de políticas públicas con enfoques de derechos humanos y también, con enfoques de género. Con esta ponencia deseo presentar la experiencia particular de El Salvador desde la Secretaría de Inclusión Social en el diseño, implementación y ejecución de un programa basado en una política pública que ha sido orientado hacia la igualdad de género: el programa Ciudad Mujer.

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1. Ciudad Mujer: nuevo modelo de gestión pública con perspectiva de género El programa de Ciudad Mujer inicia a implementarse en el año 2011 pero su formulación se inicia en el año 2009. Ciudad Mujer es un programa Presidencial, formulado para tratar de dar respuesta a la falta que encontrábamos, desde el Gobierno, de una atención integral e integrada para las mujeres de nuestro país. Por lo general, los gobiernos construyen políticas públicas en clave masculina, pocas se han construido o se construyen en clave de derechos humanos de las mujeres. Ciudad Mujer es un intento de respuesta en El Salvador para superar esa brecha. Ciudad Mujer es un programa del gobierno de El Salvador orientada a la atención integral e integrada hacia las mujeres, a través de servicios especializados para atender las necesidades de las mujeres, con el objetivo de mejorar su calidad de vida. Ciudad Mujer es un modelo nuevo de gestión pública. En casi todos los países de la región, los gobiernos tienen servicios para su ciudadanía. Sin embargo, el problema es que los servicios están dispersos, no trabajan de forma articulada y cada cual trabaja en el ámbito de su competencia, lo que no beneficia particularmente a las mujeres. En la mayoría de países de la región, las mujeres no conocen los caminos, los dispositivos legales, ni las instituciones que están tan dispersas en el territorio que su búsqueda se convierte en un verdadero ‘via crucis’. Ciudad Mujer es un nuevo modelo de gestión porque las instituciones ahí representadas superan la fragmentación del servicio público. Para empezar, todas las funcionarias que trabajan en Ciudad Mujer son mujeres. No se trata de una política discriminatoria hacia los funcionarios hombres, sino un protocolo de seguridad y de fiabilidad para las mujeres es ser atendidas por mujeres. Todas las funcionarias han sido formadas y siguen siendo formadas en temas de género, en derechos humanos, en el trato con calidez y con calidad. Por ejemplo, hay una formación continua en lenguaje de señas, en protocolos para atender a mujeres mayores y en cómo atender poblaciones adolescentes ya que cada público exige atención especializada. Todas las instalaciones son además accesibles a personas en sillas de ruedas y a personas con deficiencias visuales. Este nuevo modelo de gestión pública está orientado hacia las mujeres para contribuir a mejorar su nivel de vida y se desarrolla en una dimensión de Manejo de atención integral e integrado. Ciudad Mujer sitúa a las mujeres como sujeto de desarrollo para generar un círculo dinámico de desarrollo sostenible. Se trabaja con un verdadero anclaje territorial ya que muchas acciones concretas dependen de las realidades de las mujeres en sus diferentes territorios. Si bien El Salvador tiene aproximadamente un territorio de 20.000 km², las realidades de las mujeres son muy diferentes de una comunidad a otra. Por ejemplo, la sede de la Ciudad Mujer de San Martín, una ‘ciudad-dormitorio’ densamente poblada y muy urbana, con una realidad de violencia delincuencia muy fuerte, es muy diferente a la sede de Ciudad Mujer de Morazán, que atiende poblaciones de mujeres muy rurales, con escaso acceso a la finalización de estudios de nivel básico y en una realidad de gran violencia sexual. Las diferentes realidades territoriales exigen diferentes enfoques de trabajo, siempre adecuados a las necesidades de mujeres. Ciudad Mujer cuenta hoy con seis sedes en El Salvador: Santa Ana, La Libertad, San Martin, Usulután, San Miguel y Morazán. En todas las sedes, Ciudad Mujer concentra en una misma infraestructura 18 instituciones del Estado. Es importante decir que no son intuiciones del Gobierno, sino que son instituciones estatales, entre las cuales se encuentra el Instituto de Medicina Legal, la Procuraduría de la República, la Fiscalía de la República. Ciudad Mujer ha trascendido de política de gobierno a política de Estado.

2. Módulos de atención de Ciudad Mujer Ciudad Mujer dispone de un marco institucional basado en 3 niveles de acción. El primer nivel, máximo nivel político, es el Gabinete de Ciudad Mujer, creado por el Presidente de la República y del que forman parte los y las titulares de cada una de las instituciones. El segundo nivel es más técnico, y sigue la operatividad de los planes. Por último se encuentra el nivel territorial, que gestiona el funcionamiento de las sedes, de forma articulada con los gobiernos locales de la zona de influencia de cada centro. Ciudad Mujer dispone de 5 áreas de servicios, llamados “módulos de atención”:

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1. Módulo de autonomía económica

Ciudad Mujer tiene un programa diseñado para fortalecer las capacidades productivas y empresariales de las mujeres y para facilitar su incorporación en los diferentes ámbitos productivos del país. La autonomía o independencia económica no es más que la capacidad de las mujeres de contar con sus propios ingresos, información, bienes y servicios para lograr su participación en la vida económica, para sostenerse por sí mismas y contribuir al ingreso familiar. La autonomía económica es indispensable para que las mujeres víctimas de violencia puedan poner fin al ciclo de maltrato. Con el modelo de Ciudad Mujer se logra la autonomía económica de las mujeres con actividades como: • Bolsa de empleo para acercar a empleadores y empleados (Intermediación laboral) • Orientación y actualización de hojas de vida (Curriclum Vitae) • Bolsa de Trabajo • Capacitación y formación vocacional • Asistencia técnica para el fomento del emprendedurismo (desarrollo de micro y pequeñas empresas). • Servicios de microcréditos con tasas competitivas • Ferias de mujeres emprendedoras En Ciudad Mujer, se hace un estudio de los tejidos productivos de la zona para proveer una oferta actualizada a las mujeres que se acercan a los centros. Por ejemplo en Usulután hay un mercado para arreglar motores de lanchas, en Santa Ana serán formaciones turísticas. A través del instituto salvadoreño de formación profesional se hacen las formaciones en cursos tradicionales y no tradicionales. Se dictan cursos de cosmetología, repostería y cocina por ejemplo, pero cada vez son más los cursos innovadores para formaciones en áreas tradicionalmente masculinas, con resultados exitosos. Ahora Ciudad Mujer cuenta con promociones de mujeres electricistas, reparadoras de aires acondicionados, técnicas de computadoras. Una parte importante es también la educación financiera porque muchas mujeres no están educadas en finanzas. También hay servicios de créditos, una escuela de capacitación agrícola y dispositivos para agilizar la finalización de la educación formal y lograr el título de Bachiller. Las instituciones que conforman el módulo de Autonomía Económica son: •Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPE) •Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (INSAFORP) •Fondo Solidario para la Familia Microempresaria (FOSOFAMILIA) •Banco de Fomento Agropecuario (BFA) •Ministerio de Trabajo y Previsión Social (MTPS) •Registro Nacional de las Personas Naturales (RNPN)

2. Módulo salud sexual y reproductiva

Este módulo es llevado únicamente por el Ministerio de Salud como institución. El objetivo del módulo es contribuir a mejorar la calidad de vida de las mujeres, particularmente en la prevención del cáncer de mama y del cáncer uterino además de contribuir a reducir la mortalidad ligada a la maternidad y los embarazos no deseados. Algunos servicios especializados de este módulo incluyen: Ginecología, Medicina interna, Mamografías y Rayos X, Servicios de odontología, Nutricionista, Farmacia, Educación para la salud Sexual, Ultrasonografias a mujeres embarazadas y Exámenes clínicos. Además, para mejorar la accesibilidad a todas las mujeres a los servicios, Ciudad Mujer dispone de un servicio de transporte gratuito desde sus domicilios hasta la sede para mujeres embarazadas, mujeres mayores o mujeres discapacitadas que residan dentro del rango de acción de la sede.

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3. Atención y prevención de género

Este módulo busca prevenir, disminuir y atender las diferentes manifestaciones de violencia de género. El objetivo es brindar atención integral, acompañar a las mujeres y darles seguimiento a sus casos. Todas las instituciones se enfocan en la necesidad de la usuaria, evitando la re-victimización y promoviendo el empoderamiento vital de cada una de ellas. Entre los servicios que presta el módulo se encuentran: atención de crisis, asesoría y apoyo, terapias psicológicas, grupos de apoyo y autocuidado etc. Las instituciones que prestan servicios de apoyo se encuentran: el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU), la Policía Nacional Civil (PNC) con servicio las 24 horas, la Fiscalía General de la República (FGR), el Instituto de Medicina Legal y la Procuraduría General de la República (PGR) así como la Secretaría de Cultura que lleva a cabo programas culturales para cambiar patrones culturales y superar la violencia de género y sus consecuencias. En Ciudad Mujer las mujeres reciben atención especializada, por ejemplo: a su llegada, la recepcionista toma solamente los datos de identidad, es una orientadora quien toma el caso de cada mujer. La función de la orientadora es detectar qué es lo que la mujer necesita para así poder brindarle atención integral construyéndole una hoja de ruta única a sus necesidades. En el caso de violencias de género, quien primero atiende es una psicóloga con espacios adecuados a las entrevistas, respetando la privacidad de la mujer y con un tono cálido y de ayuda.

4. Educación colectiva

El módulo de educación colectiva es implementado a través de jornadas de reflexión, cursos, talleres, actividades culturales, material didáctico, coloquios y conversatorios, tanto dentro de Ciudad Mujer como fuera del centro, en el ámbito comunitario. De esta manera, Ciudad Mujer promueve la dignidad de las mujeres y previene la violencia de género a través de la divulgación y visibilización de los derechos de las mujeres. Las mujeres aprenden así que tienen los mismos derechos que puede ejercitar todo ser humano, sin embargo, hay un conjunto de derechos que corresponden específicamente a ellas, que reconocen sus particularidades de vida, y deben ser respetados para que la sociedad sea equitativa entre ambos géneros.

5. Sala de atención infantil

Para que las mujeres puedan concentrarse en ellas mismas y recibir atención médica o formación sin tener a cargo el cuidado de los niños, todas las sedes de Ciudad Mujer cuentan con una sala de atención infantil. El empoderamiento de la mujer pasa por que se concentren en ellas mismas, la idea es que el Estado debe compartir la responsabilidad del cuido de niños y niñas. Esta tarea se ha asignado tradicionalmente a las mujeres, pero todas deberían estar en condiciones de liberarse de esa imposición. Otro objetivo de la sala de atención infantil es proteger a los niños y las niñas. Las instituciones gubernamentales son instituciones no feminizadas y no adaptadas a los niños. Es un mecanismo de protección para las mujeres y los niños: las mujeres son atendidas en confidencialidad, sin que los niños y niñas estén expuestos a los problemas y dolencias de las mujeres. Además, la sala cuenta con áreas de juego y estimulación intelectual adaptadas para las diferentes edades (3 meses a 12 años) y también se brindan servicios de salud y nutrición cuando los niños así lo requieran. La sala de atención infantil es un espacio para que las hijas e hijos de las usuarias de Ciudad Mujer permanezcan en un lugar seguro y agradable, mientras sus madres reciben los servicios ofrecidos en el centro. Pensando siempre en la atención a los infantes, los centros Ciudad Mujer tienen un cuarto de cunas y un área para que las madres puedan amamantar a sus hijos e hijas.

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3. “Ciudad Mujer Joven”, programa piloto de Ciudad Mujer

Ciudad Mujer Joven es una nueva estrategia de Ciudad Mujer. Se trata de adecuar los servicios de CM pero en clave adolescente. El año pasado, Ciudad Mujer hizo una verificación de los rangos de edad de sus usuarias. Solamente l 4% de las usuarias eran adolescentes y el 96% restante eran mujeres jóvenes y adultas mayores. Sin embargo, la violencia y la violencia sexual se focalizan también en adolescentes. Este grupo es el que menos estaba llegando a Ciudad Mujer mientras que es uno de los grupos poblacionales más fuertes. Se trata hoy en día de un plan piloto de Ciudad Mujer para prevenir y atender adolescentes a partir de los 10 - 13 años de edad. La realidad de nuestro país es un gran número de niñas embarazadas, cuadros terribles de trata de personas y de violencia sexual. Con Ciudad Mujer Joven el desafío es proponer estrategias lúdicas, ya que las adolescentes no quieren hablar con adultos de sus problemas. Se busca entonces hacer frente a los altos índices de violencia contra las mujeres, especialmente jóvenes, quienes sufren desde muy temprano graves violaciones de sus derechos. Además, se van a explotar las capacidades de las jóvenes como sus capacidades de liderazgo, para que conozcan también la institucionalidad estatal y que empiecen a confiar en ella y en su funcionamiento. Ciudad Mujer está para servirles, es su derecho exigir una atención digna.

4. Ciudad Mujer, la ruta hacia la construcción de la igualdad Con todos los servicios prestados en Ciudad Mujer se reúne un propósito que es construir la ruta para la igualdad sustantiva. Ciudad Mujer es un valioso mecanismo de construcción de igualdad por medio de la autonomía física, la autonomía económica y la autonomía en la toma de decisiones. El resultado esperado es contribuir al empoderamiento vital de las mujeres y lograr la igualdad sustantiva. Tras cuatro años de implementación del programa, Ciudad Mujer cuenta con 6 sedes, más de 2.3 millones de servicios ofrecidos a más de 860 000 usuarias. Es uno de los programas mejor evaluados por la población (el primero es el de paquetes escolares) según la encuesta Gallup de 2014. La población ha ido reconociendo que Ciudad Mujer es un programa que va orientado a mejorar la calidad de vida de las mujeres. Es un modelo exitoso y replicable. Contribuye al fortalecimiento de la ciudadanía y de la institucionalidad. Aporta a las normativas de género e igualdad y a las normativas públicas. Ciudad Mujer permite traducir la construcción de políticas públicas en acciones concretas. PREGUNTA. ¿De dónde provienen los fondos para financiar Ciudad Mujer? ¿Cuál es el presupuesto del Programa? ¿Cómo aseguran la sostenibilidad financiera de Ciudad Mujer? La primera sede de Ciudad Mujer fue financiada con fondos del Gobierno de El Salvador. La construcción de las sedes restantes y los equipamientos fueron financiados con fondos provenientes de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, el funcionamiento está completamente financiado por el presupuesto general de la nación. Además, cada institución que forma parte de las 18 instituciones presentes en Ciudad Mujer paga a sus propias funcionarias. Los costos son mínimos en comparación con el impacto en las comunidades y en la vida de las mujeres. A modo de ejemplo, la construcción y equipamiento de Ciudad Mujer costó entre 3.8 millones de dólares y 5.8 millones de dólares según las sedes. Hoy en día, cada sede en funcionamiento cuesta alrededor de 940 000 dólares al año. Más allá de la voluntad política para poner en marcha el programa, se ha asegurado su sostenibilidad y viabilidad a través de una ley de programas sociales que establece Ciudad Mujer y que define la asignación de presupuestos con partidas ministeriales.

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PREGUNTA. ¿Cómo vincular a las mujeres a la seguridad, desde la perspectiva de la situación con las pandillas? Ciudad Mujer no discrimina a nadie. La mayor parte de las mujeres usuarias provienen de poblaciones vulnerables, muy pobres. Ciudad Mujer recibe todo tipo de perfiles: esposas, madres hijas de pandilleros. Y también mujeres pandilleras. Sin embargo, Ciudad Mujer es un espacio de paz. El trabajo realizado en Ciudad Mujer es también una oportunidad para trabajar con estas mujeres inmersas en la realidad de las pandillas. Las Maras reconocen que es un servicio que llega a sus propias mujeres, que en cierta forma beneficia también a sus comunidades. Sin embargo, cambiar el imaginario de las pandillas sobre las mujeres como objeto de guerra está fuera de las competencias de Ciudad Mujer. PREGUNTA. ¿Cómo se vinculan los hombres en el modelo Ciudad Mujer? Ciudad Mujer se está inspirando en un programa sobre la familia proveniente de República Dominicana. Este programa, aun en construcción, está orientado a la formación de hombres y mujeres, de padres y madres, de educadores y educadoras de familia en la atención compartida de las responsabilidades. Se trata de sensibilizar a nuevos tipos de masculinidades. Por el momento, dada la situación tan crítica en el país, los esfuerzos se han enfocado en las mujeres. Por supuesto, Ciudad Mujer apoya la idea que los hombres deben ser formados en igualdad y equidad de género.

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Ponencia VIOLENCIA DE GÉNERO Y CONFLICTO

Yanira Argueta, Directora Ejecutiva de ISDEMU, El Salvador

Las mujeres son violentadas por el hecho de ser mujeres. Las mujeres son violentadas cuando hay guerra y cuando no hay guerra. No hay condición en donde la Mujer no sea blanco de abuso y de violencia. Las mujeres son violentadas en zonas de conflicto y en zonas de riesgo. Las mujeres son víctimas de violencia incluso en zonas de desastres naturales. Las mujeres han sufrido y siguen sufriendo violencia. En nuestra región, hablamos también de la violencia que genera el crimen organizado y la violencia social que genera otros tipos y manifestaciones de violencia. La violencia contra las mujeres es una violación los derechos humanos y limita las libertades.

La lucha por le reconocimiento de los derechos humanos de los mujeres ha sido un largo camino, ha sido duradera, ha sido difícil. Gracias la lucha nacional e internacional por los derechos de las mujeres, el tema de género se ha visibilizado. De ser una temática privada y silenciosa pasó a ser una política pública. La violencia de género es un proceso que se da en todos los países pero uno de los lugares donde más se ejerce la violencia contra la mujer es en el seno de sus propios hogares.

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Las mujeres siempre son asesinadas por odio. El peso del patriarcado no se expresa únicamente en la violencia sino también en los estereotipos, por medio de la violencia simbólica. La mujer deja de ser sometida cuando se rompe el esquema de las mujeres protectoras y de los hombres guerreros. La resistencia de estos estereotipos genera una condición donde de violencia en todos los sentidos: el hombre sigue teniendo un poder supremo en las mujeres. Hablar de género es hablar de poder. ¿Qué está en medio de toda esta discusión? El poder. El poder entre los hombres. La violencia cotidiana contra las mujeres está íntimamente ligada a la realidad de poder y de sometimiento. Todos los conflictos sociales son un ejercicio de dominación. El ejercicio de ejercer poder siempre es contra otro. Esto es lo que sucede con las mujeres: sufren la dominación, el ejercicio del poder por parte de los hombres. En los contextos de conflicto armado las realidades marcadas, los estereotipos existentes se exacerban: los papeles de lo femenino y de lo masculino se profundizan, el poder del uno sobre el otro también. Analizar los conflictos armados desde una perspectiva de género es reconocer una estructura de poder, reconocer la existencia de patrones, reconocer que existe una distribución de recursos que promueven la desigualdad. Esta perspectiva es fundamental para reconocer que las guerras aportan diferencias, consecuencias, violencias para las mujeres. A nivel social en la violencia cotidiana, ¿Dónde están las mujeres? ¿Quiénes son las que tienen los más altos niveles de influencia en los barrios? ¿Quiénes son las que permiten que entren los servicios de salud? ¿Quiénes son las defensoras de los derechos de las mujeres? Son ellas, las mujeres. Además en esta nueva lógica de violencia, ¿quiénes se quedan cuidando a los hijos? Hijos de presos, de los que murieron, de los asesinados, los hijos que se cuidan son los propios y los ajenos. El ejercicio hoy en día es el de generar un nuevo rol para las mujeres mas allá de cuidar y de negociar en sus comunidades. Sin embargo, los planes de seguridad siguen siendo represivos, y siguen siendo un ejercicio netamente militar. Las mujeres todavía no se ven como protagonistas o como agentes para empoderar. En el proceso del patriarcado, hay también un proceso con respecto a los cuerpos de las mujeres, de su uso como arma de guerra. La violación como arma de guerra es un instrumento de dominación, de terror colectivo. No es nuevo. La cosificación de cuerpo de mujeres como invasión no es nuevo, la novedad reside en las normas que se han creado. En 1993 se considera por primera vez la violencia sexual como un crimen de lesa humanidad. La violencia sexual, usada como arma de guerra, tiene tres objetivos. Por un lado, en una dimensión individual, busca el sometimiento de la víctima por medio del terror, de la provocación, del abuso sexual. Muchas mujeres víctimas de abusos sexuales son después convertidas en esclavas sexuales tanto en contexto de guerras como en contextos de pandillas, de narcotráfico…; Por otra parte, las mujeres son usadas. Sus cuerpos son usados para vengarse del otro, son usados para humillar al oponente, son usados como mercancía, son usados para fines delictivos; por último, las mujeres no denuncian por falta de protección. Denunciar una violencia sexual es ponerse en peligro ellas mismas, sus familias sus comunidades. La violencia sexual sigue siendo un acto impune.

La violencia sexual es una síntesis política en la opresión que sufren las mujeres en lo individual y en lo colectivo. En lo individual y en lo colectivo. En lo individual, las mujeres son usadas, cosificadas. En lo colectivo, los cuerpos se convierten en territorios de control y de venganza. Dañar a la mujer es también dañar a la comunidad. Cuando una mujer es asesinada, no es asesinada como lo son los hombres. La mujer es humillada, violada, violentada, asesinada. El cuerpo de la mujer es un territorio de una violencia específica. En El Salvador, la mayor parte de mujeres mueren por arma blanca. Los hombres, por arma de fuego. El uso de las armas blancas denota mayor cercanía de los cuerpos y también, mayor ensañamiento. Un hombre muere rápidamente de uno o varios disparos, la mujer sufre lentamente cada uno de los ataques sobre su cuerpo. El hombre asume un poder sobre el cuerpo de la mujer, su posesión, su territorio. ¿Cómo plantearse una misión de la 1325 en este contexto? En general, hay avances en la arquitectura institucional pero falta sensibilización en las instituciones. Frente al fenómeno delincuencial de las pandillas, habría que tener otra mirada de las resoluciones. No solamente hablando de violencia sexual o de homicidios, sino una mirada más amplia de la Resolución 1325 frente a este tipo de violencia. En el imaginario y el modo de funcionamiento de las pandillas, existen símbolos propios y un tejido que crea una nueva estrategia de violencia contra las mujeres. Los grupos irregulares criminales ejercen un gran poder en el imaginario y en los cuerpos de las mujeres. En el imaginario de estas bandas hay dos elementos intocables,

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ligados a las mujeres: el territorio y la madre. Las luchas de las pandillas por los territorios también afectan a las mujeres, se lucha no solamente por un territorio, sino que se pelea por un territorio con mujeres que viven, trabajan, transitan en él. Una carga simbólica fuerte en el universo de las pandillas es el imaginario femenino ligado a la figura de la madre. Es el estereotipo de la ternura y de la protección en medio de un mundo cruel y violento. Desde una perspectiva de género, la violencia sexual usada como arma de guerra tiene consecuencias en las mujeres y en las comunidades. En El Salvador por ejemplo, casi el 90% de las mujeres asesinadas han sido mutiladas: se trata de una violencia específica al cuerpo de las mujeres. La violencia sexual, más allá de un daño individual, es un verdadero daño colectivo y social, cuyas consecuencias perduran por largo tiempo tanto para las víctimas de violencia como para sus familias y sus comunidades. Además, por la fuerza de los estereotipos y por su estado de sometimiento, muchas mujeres víctimas se sienten ellas mismas responsables del abuso que han sufrido. La violencia contra las mujeres no se puede desligar de la violencia inherente al patriarcado. La violencia contra las mujeres es, de hecho, un pilar del sistema patriarcal: perpetuando la dominación masculina y dominando a las mujeres por medio de la violencia y de la sexualidad. Las mujeres y sus cuerpos son usados como control individual, como control social, como arma de guerra, como objeto. Al hablar de género en los conflictos es esencial reconocer que el patriarcado sigue imperando. Hoy en día, creemos que porque existen normativas legales e institucionales ya todo está hecho. Ese es el desafío: reconocer los derechos de las mujeres y que todas las instituciones reconozcan y garanticen, para todas las mujeres, una vida libre de violencias. Terminaremos citando a Vanda Pignato en una intervención durante el primer taller “Prevención de los conflictos” cuando ella dijo: “En los conflictos, hay que prestar mayor atención a las necesidades de participación y toma de decisión en el contexto de seguridad y violencia social como una prioridad. Desde las mujeres, para las mujeres. Si siguen tomando decisiones por nosotras y si no reconocemos nuestros derechos, difícilmente pondremos fin a la violencia y fin al control sobre nuestro imaginario y sobre nuestros cuerpos”.

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Ponencia MUJERES, PAZ Y SEGURIDAD FRENTE A LOS

NUEVOS TIPOS DE CONFLICTOS:

UNA MIRADA DESDE LA SEGURIDAD

INTERNACIONAL

Sophie Jouineau, Consultora en temas de seguridad para América Latina (Francia)

El propósito de esta presentación es examinar con ustedes cómo los llamados “nuevos tipos de conflictos armados” nos convocan a profundizar la reflexión sobre ‘Mujeres, Paz y Seguridad’ y a avanzar en la implementación de la Resolución 1325 y de las resoluciones subsecuentes.

Durante más de 15 años, estuve a cargo de la oficina de América Latina en la dirección política del ministerio de defensa de Francia. Esto me dio la oportunidad de trabajar en la misión de Naciones unidas en Haití como oficial de asuntos políticos. Lo que voy a compartir con ustedes es producto de esta trayectoria. Ahora me desempeño como consultora independiente, y mis palabras no representan una posición oficial del gobierno francés.

La idea de esta presentación es identificar los interrogantes que surgen de los actuales conflictos, y cómo conducen a trabajar para la implementación más completa de los instrumentos jurídicos compuestos por la resolución 1325 y las resoluciones asociadas.

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¿Nuevos tipos de conflictos armados?

Cuando hablan de “nuevos tipos de conflictos armados”, los especialistas se refieren en general a que no se trata de conflictos armados “clásicos” entre Estados. Son más bien conflictos en los que actores no estatales pretenden instalarse en el gobierno o modificar la forma del Estado o del régimen político. Lo que atrae mucha atención en la actualidad son aquellos conflictos en que grupos armados buscan implantar normas que no reconocen la universalidad de los derechos humanos, y quieren modificar la conformación territorial de los Estados que atacan.

En este contexto, se observan abusos masivos a los derechos humanos, entre los cuales se destacan los desplazamientos forzados de civiles, las violencias sexuales contra mujeres y niñas y su secuestro.

Me parece que conflictos internos o con actores no estatales han existido siempre, y por eso puede ser más adecuado hablar de ‘conflictos actuales o contemporáneos’, y reservar la noción de “nuevos conflictos armados” para aquéllos en que Estados distantes se combaten sin contacto directo de sus fuerzas armadas, mediante enfrentamientos de pequeños grupos de fuerzas especiales y/o uso de armas guiadas a distancia. A pesar de que no hay presencia permanente de combatientes, no quiere decir que no conllevan violencia contra civiles, aunque sea como “efecto colateral”. Conflictos contemporáneos desde la perspectiva de género

Desde la perspectiva de género, ¿es nueva la escala de las violencias contra la población civil? ¿Hay algo nuevo en la violencia sistemática contra mujeres de todas las edades y en los desplazamientos forzados y los secuestros?

En realidad, parece que quizás lo más novedoso es la difusión casi instantánea de la información sobre eventos graves. Ello pasa a formar parte de estrategias que buscan aterrorizar a los civiles y a las sociedades que no aceptan el nuevo orden impuesto por la fuerza y el uso de las armas. La contribución de la perspectiva de género y de las normas internacionales para proteger a los civiles en los conflictos armados, y específicamente a las mujeres

En su conferencia magistral, la directora para América Latina de ONU Mujeres nos recordó que la violencia contra la mujer en los conflictos armados es un medio para alcanzar objetivos militares, “de bajo costo y alto impacto” cuando se trata de obtener el control del territorio. En este proceso, el mismo cuerpo de las mujeres pasa a representar el territorio a conquistar y las violencias sexuales constituyen una de las armas del conflicto.

¿La resolución 1325 sirve ante este escenario de aumento de la violencia masiva? Más que nunca, aunque mucho menos de lo deseable! Para sustentar esta afirmación, se pueden mencionar como aspectos principales los siguientes:

La resolución 1325 y resoluciones posteriores establecen que la violencia de género constituye un crimen de guerra, lo que abre la posibilidad que los autores sean imputados en tribunales nacionales e internacionales.

Consideran que la violencia sexual como táctica del conflicto armado puede constituir una amenaza a la seguridad internacional. Ello haría posible que el Consejo de seguridad de Naciones unidas establezca una misión de paz con mandato de protección de la población civil mediante el uso de la fuerza por parte de la misión. Es, por ejemplo, el caso de la MONUSCO en el Este de la República democrática del Congo, cuyo mandato menciona explícitamente las violencias sexuales entre los atropellos a la población civil que pueden requerir acción de parte de la fuerza de intervención de la misión.

La resolución 1325 llama a reforzar las capacidades militares y civiles de las misiones de paz para detectar y prevenir violencias de género, y a reportar y documentar hechos consumidos. Hace posible que tarde o temprano, a la salida del conflicto armado, los daños físicos, psíquicos y económicos sufridos por las mujeres sean tomados en cuenta. Mejora la posibilidad de integración de las mujeres al proceso de paz y su participación directa en la definición de las medidas de reparación de las víctimas y de reconstrucción de instituciones más abiertas a la participación equitativa de las mujeres en las políticas públicas de reconstrucción y desarrollo y las de inclusión social.

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La resolución 1325 también incentiva la participación de las mujeres en todos los niveles de las fuerzas armadas y de seguridad de los países que son potenciales contribuidores de contingentes de militares y policías a las misiones de paz. Junto con una mayor presencia de mujeres en el componente civil de las misiones, ayuda a elevar la capacidad de las misiones para prevenir o limitar la extensión de violencias de género.

La resolución 1325 y las resoluciones asociadas establecen un marco jurídico y definen un rumbo para los Estados miembros de la ONU en materia de lucha contra la violencia de género y de participación equitativa de las mujeres en las decisiones sobre la paz y el uso de la fuerza legítima para establecerla. Mucho depende de la movilización de las organizaciones de mujeres a nivel nacional e internacional para que los principios se vuelvan realidad, pero por primera vez en la historia existen instrumentos legales para construir un orden social y político más inclusivo en materia de seguridad. PREGUNTA. Al hablar de nuevos tipos de conflicto como los conflictos a distancia en los cuales hay menos presencia de ejércitos en el terreno, donde la guerra es controlada por máquinas ¿este proceso de deshumanización puede beneficiar la situación de las mujeres? La guerra es guerra, la guerra es destrucción. Hay estudios psicológicos que demuestran que muchos operarios de drones en Estados Unidos tienen los traumas propios de los combatientes. Las máquinas son finalmente usadas por seres humanos. ¿Puede esto reducir la violencia contra las mujeres? Puede ser, pero el problema es que siempre habrá efectos colaterales, siempre habrán errores. Los nuevos tipos de conflicto y el uso de drones y otro tipo de mecanismos abren un amplio campo de reflexión sobre aspectos de los conflictos, sobre todo interrogantes éticos. PREG. En cuanto a la Resolución 1325 ¿se podrá hablar de un antes y de un después? ¿Tiene un impacto real? Sí, porque antes el tema de género no estaba especificado. Cuando hay un conflicto las instituciones dejan de funcionar normalmente: los recursos se pierden, las poblaciones se mueven, se pierde la normalidad. Es ahí donde las resoluciones del Consejo de Seguridad son importantes. Al hablar de situaciones de conflicto, se hacen complementarias con otros instrumentos como la CEDAW. Además, no se puede negar el carácter obligatorio de las resoluciones, se puede demorar en aplicar pero es obligatoria para todos los países. Al ser una resolución del Consejo de Seguridad, las sociedades pueden movilizarse para reclamar a sus gobiernos su implementación. Por ejemplo, en el tema de la movilización de mujeres para lograr la equidad de acceso a puestos de trabajo en un sector como el de las Fuerzas Armadas. En Francia, estudios prospectivos sobre los conflictos en los que intervendrá el país en los próximos años se interesan también en el tipo de persona que será necesario y ahí, se ha identificado la necesidad de mujeres. Esto hará que haya consecuencias en las estructuras internas de la organización, en los códigos internos, en su modo de funcionamiento. Las transformaciones tendrán que hacerse en línea con la resolución 1325. PREG. En un contexto de privatización de los ejércitos: muchas cuestiones de seguridad están a cargo de empresas armadas que no están controladas por los parlamentos ¿Cómo se verán afectadas las mujeres y cuál es el rol de la Resolución 1325? Fue un debate muy fuerte hace 5 años, creado por las intervenciones de Estados Unidos en Irak y en Afganistán. Son empresas privadas que contratan a ex militares con altos beneficios económicos para realizar misiones de terreno complicadas. En Francia, la violencia sigue siendo de uso hegemónico del Estado y se cuida evitar y limitar las pérdidas de efectivos hacia el sector privado. La privatización de la seguridad disminuye la capacidad de control de los Estados y de las organizaciones. Al día de hoy, la mayor parte de la privatización de seguridad se da en temas marítimos y de control de rutas en el marco de la lucha contra el narcotráfico.

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PREG. En El Salvador el conflicto armado ya ha terminado pero ahora es un conflicto que repercute en las mujeres. ¿Cómo aplicar la Resolución 1325 a este tipo de conflictos? A las nuevas situaciones de violencia social, crimen organizado, trata de personas… ¿Se aplica la Resolución 1325 en un Estado cuando hay situación de conflicto no declarado? La Resolución 1325 es verdaderamente una fuente de inspiración para las políticas públicas. Los agentes de presión social y los políticos pueden contribuir a que se piensen las situaciones en el marco conceptual de la Resolución 1325 y desarrollar los instrumentos nacionales correspondientes. Puede ser que valga la pena inspirarse en el “espíritu de la 1325” y siguientes y estudiar los trabajos de la CEDAW. Se puede citar el informe de los avances del plan de acción de la asociación feminista “ALAS”, que considera el tema de las pandillas como un fenómeno de carácter regional centroamericano. El documento hace un estudio y entre las 4 valoraciones que hace, incluye el inspirarse de la resolución 1325 para ampliar la temática de la violencia de mujeres a otros ámbitos. Se necesitaría, a nivel regional prudencia y firmeza en la puesta en común de análisis y de datos para evitar que el fenómeno transnacional haga que la violencia quede impune simplemente porque no haya o no funcione un nivel jurisdiccional apropiado.

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Conversatorio

AVANCES INTERNACIONALES

Y NACIONALES

EN EL MARCO DE LA RESOLUCIÓN 1325 Luz Méndez, Integrante de Grupo de Trabajo de preparación del Informe Global de Implementación de la Resolución 1325 para el Secretario General de las Naciones Unidas

Nidia Díaz, Diputada de la Asamblea Legislativa de El Salvador, fundadora del FMLN

Yanira Argueta, Presidenta pro tempore del COMMCA y Directora Ejecutiva de ISDEMU en El Salvador

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“AVANCES EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN MARCO NORMATIVO

INTERNACIONAL RELACIONADO CON EL GÉNERO

EN EL MARCO DE LOS CONFLCITOS Y POST-CONFLICTO,

UNA PERSPECTIVA DESDE GUATEMALA” Luz Méndez Integrante de Grupo de Trabajo de preparación del Informe Global de Implementación de la Resolución 1325 para el Secretario General de las Naciones Unidas,

En la construcción de un marco normativo internacional relaciones con los conflictos, las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas han sido fundamentales, así como el Estatuto de Roma que dio paso a la Corte Penal Internacional. Por medio de estas herramientas se ha visibilizado la violación de las mujeres en las guerras, el gran crimen masivo y silenciado históricamente en todos los conflictos armados, y que hasta hace pocos años se consideraba “un mal menor”. Sin embargo, con las herramientas internacionales actuales, sabemos que la violencia contra las mujeres ha sido catalogada como una estrategia de guerra con fines políticos, una estrategia que amenaza la paz y la seguridad internacionales. Además, constituye un crimen de lesa humanidad, un crimen de guerra y un crimen constitutivo de genocidio. Contamos ahora con instrumentos legales y políticos que nos ayudan a trabajar para la erradicación y prevención de lo que hasta hace poco era un mal menor, inevitable, de las guerras. Algo muy significativo de la Resolución 1325 es que se ha reconocido y valorado el papel crucial de las mujeres en la búsqueda de soluciones políticos a los conflictos armados y en la resolución en general de las guerras. Se ha puesto sobre la mesa y se ha evidenciado que independientemente del papel que las mujeres hayan jugado en los conflictos armados, las mujeres hemos quedado sub representadas o excluidas de los espacios de toma de decisiones en los procesos de paz. Un estudio reciente de ONU Mujeres revela que solamente 9% de los negociadores en procesos de negociaciones de a nivel mundial han sido mujeres. He ahí la importancia de que en la Resolución 1325 se llame a elevar la representación de mujeres en los espacios de toma de decisiones relacionados con loes procesos de paz, en un pie de igualdad, y la importancia de incorporar el enfoque de género en los acuerdos de paz. Como ejemplo de mi experiencia personal, puedo hablar de la participación de mujeres en la mesa de paz de Guatemala entre los años 1991 y 1996, ya que fui parte de equipo diplomático de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Fui una excepción en términos de representación de las mujeres, ya que durante la mayor parte del periodo fui la única mujer de la delegación, no fue hasta el último año de las negociaciones que se incorporó otra mujer, por parte del Gobierno negociador. Realmente es una experiencia poco recomendable estar en una situación de sub-representación tal, además de la complejidad y de la dificultad de las negociaciones. Es sumamente difícil reivindicar en esas condiciones los derechos de mujeres en la mesa de negociación de paz. De ahí la importancia de la participación de las mujeres en la asamblea de la sociedad civil de Guatemala ya que fue una instancia paralela con carácter oficial que constituyó un fuerte respaldo político para mí como mujer en la mesa de paz oficial para avanzar en la lucha a favor de que en los acuerdos se incorporaran las propuestas de las organizaciones de mujeres. Por esa razón me incorporé con mucho entusiasmo cuando fui invitada por las organizaciones de mujeres que a nivel internacional promovieron la Resolución 1325. Me invitaron a sumarme a un esfuerzo que ya habían impulsado desde años antes. Me invitaron a ser oradora en la primera reunión de creación de la 1325 y fue realmente impactante ver la capacidad que existía para construir alianzas con varias misiones diplomáticas de diferentes países antes las Naciones Unidas (como Namibia y Bangladesh), con organismos de la ONU, particularmente ONU Mujeres y con la sociedad civil internacional. Conjuntamente se creó una alianza para lograr algo que parecía imposible: lograr que el Consejo de Seguridad, el gran poder político y militar de la ONU, por primera vez pusiera atención a las necesidades especificas de las mujeres en situaciones de conflicto armado. Debo reconocer que tanto la Resolución como las otras herramientas no salieron de la nada, sino que dieron continuidad a los esfuerzos como la plataforma de Beijing.

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La Resolución 1325 constituye un hito porque por primera vez en el Consejo de Seguridad se incorporan las experiencias de las mujeres en las guerras, y se afirma que el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional está íntimamente relacionada con la situación de las mujeres. Es la primera vez que se afirma que la violencia contra las mujeres constituye una amenaza a la seguridad internacional. Posteriormente, se conformó un movimiento mundial para impulsar y hacer seguimiento a una implementación real de la Resolución, lo cual es importante recalcar. Es quizás la única resolución del Consejo de Seguridad que, año tras año al cumplir su aniversario, se lleva a cabo un debate abierto sobre el avance de su implementación. Este proceso de seguimiento ha permitido la aprobación de otras 6 resoluciones sobre ‘Mujeres, Paz y Seguridad’. Cuatro de ellas están enfocadas especialmente en la problemática de las violencias sexual contra las mujeres y otras dos ponen énfasis en la promoción de las mujeres en la resolución de conflictos y negociaciones de paz. En 2013, el comité de la CEDAW emitió la ‘Recomendación general núm. 30 sobre las mujeres en la prevención de conflictos y en situaciones de conflicto’. La agenda del Consejo de Seguridad en materia de ‘Mujeres, Paz y Seguridad’ debe situarse en el contexto de la implementación de la CEDAW, lo cual fortalece la implementación de la Resolución 1325 y de las sucesivas resoluciones, ya que es una herramienta para avanzar en la rendición de cuentas. Hoy en día, en los informes anuales a la CEDAW deben estar incluidos los cumplimientos de la Resolución 1325. En esta recomendación general se hace especial énfasis en la forma en la que diversos actores no estatales, que están generando situaciones de conflicto, también tienen el deber de poner en práctica la Resolución 1325. Este año 2015, la Resolución 1325 cumple 15 años y se ha estado impulsando a lo largo de todo el año un proceso más serio y formal de cumplimiento a lo largo del periodo transcurrido. Para ello, el Secretario General de la ONU ha encomendado la realización de un estudio independiente sobre la aplicación de la resolución, responsabilidad que ha sido asignada a la Sra. Rashida Manjoo, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra las mujeres. Ella cuenta con el apoyo de un grupo asesor para la evaluación, integrado de 16 expertas a nivel mundial. Se ha creado el grupo de países a nivel mundial con el apoyo de ONU Mujeres, que tiene bajo su responsabilidad el secretariado del estudio a nivel mundial. Hay que subrayar que con motivo de la realización de esta evaluación mundial se llevará a cabo una actualización de las agendas ‘Mujeres, Paz y Seguridad’, con el fin de analizar los temas emergentes que quizás no existían o no se visibilizaban hace 15 años y que ponen hoy en día en riesgo la paz y la seguridad de las mujeres y de los Estados. Para poder llevar a cabo este estudio se definió una metodología que incorporase consultas y reuniones con los Estados miembros, así como consultas de carácter regional con la sociedad civil. También se encomendaron investigaciones sobre temas específicos abordados en el estudio mundial. Como parte de este proceso se llevó a cabo una consulta con la sociedad civil en Guatemala, en mayo de este año con representantes de todos los países de América Latina, 11 países en total. Estas consultas fueron un espacio donde las mujeres pudieron reflexionar en primer lugar en el significado de ‘Paz’, así como los problemas actuales que amenazan la paz en nuestros países. En esta consulta prevaleció el concepto de que vivir en paz significa vivir sin temor. Sin golpes. Sin agresiones. Sin amenazas. Sin humillación. Tanto en el hogar, en el espacio de trabajo, de estudio, en la calle, en cualquier institución, en cualquier espacio. Las mujeres indígenas participantes en las consultas remarcaron que la cosmovisión maya, el concepto de ‘paz’ se traduce como “vivir en armonía con los otros seres humanos, gozando de tener alimentos, salud, educación, viviendo así en harmonía con la naturaleza”. Hoy en día, los cuerpos de las mujeres siguen siendo objeto de disputa de territorios, de acoso callejero, de femicidio. Las mujeres siguen en condición de opresión. Lograr la plena aplicación de la Resolución 1325 en estos nuevos escenarios constituye un desafío al cual es necesario dar la debida atención. La relatora hace un conjunto de recomendaciones a los Estados miembros:

1) Llamado a los organismos de carácter regional interestatales para sumarse al esfuerzo de implementación de la Resolución 1325 y aportar particularmente con la construcción de planes de carácter regional

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2) Llamado a avanzar en la aprobación de planes de acción nacional en los países donde no existen, y que, para la implementación y desarrollo de estos planes se desarrollen amplias consultas con la sociedad civil, que vinculen ministerios clave el Estado y que asigne el debido financiamiento así como indicadores de rendición de cuentas.

3) Que los Estados apoyen el fortalecimiento de la justicia para perseguir crímenes de carácter internacional ligados a la violencia sexual y a la violencia basada en género.

El próximo día 21 de octubre se dará a conocer el estudio y sus recomendaciones serán incorporadas al informe anual presentado por el Secretario General al Consejo de Seguridad. Este 15 aniversario es también la oportunidad para impulsar un mayor avance en la construcción de planes de acción y seguir con determinación luchando por construir sociedades donde hombres y mujeres podamos vivir libres de violencia.

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REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS DEL PROCESO

DE LA RESOLUCIÓN 1325 EN EL SALVADOR Nidia Díaz, Diputada de la Asamblea Legislativa de El Salvador, fundadora del FMLN, comandante guerrillera y firmante de los acuerdos de paz de El Salvador

En la experiencia de El Salvado, la participación de las mujeres no estuvo visibilizada por años, como en muchos otros países. Ya en 1811 una de las luchadoras por la independencia nacional, María de los Ángeles, murió azotada por luchar por la independencia. Después, la historia señaló siempre a las mujeres como hermanas y esposas de líderes, de próceres. Hacia el siglo XX ya empiezan a haber gestos de más visibilidad. En el año 1930 Prudencia Ayala se postula a la Alcaldía Municipal de San Salvador y se le define como persona desequilibrada: si las mujeres no votaban, ¿Cómo podían ser elegidas? Empieza entonces un movimiento de concertación política de mujeres feministas, luchando contra la injusticia y por el voto femenino. No es hasta el año 1950 que la propuesta del movimiento femenino se incorpora a la constitución, validando el voto femenino, que se ejerce por primera vez en el país en 1952 en las elecciones parlamentarias de ese año. En los años 1960 y 1970 las mujeres continúan su lucha y en los años 1970, cuando se crea la guerrilla salvadoreña, muchas mujeres se unen y participan en sus filas. Las mujeres han sido víctimas de todas las dictaduras en el continente y las asociaciones de la sociedad civil y los movimientos populares se movilizan cada vez más en movimientos contra la represión y por los desaparecidos. En los años 1980, la defensora de Derechos Humanos Marianella García Villas logra que se cree una relatoría especial de Naciones Unidas para El Salvador para investigar los actos de violaciones de Derechos humanos, antes de ser ella misma torturada y asesinada. Quienes fundamentaron la decisión de Naciones Unidas fueron las mujeres, madres, hijas y esposas de centenares de desaparecidos. Más tarde, cuando se fundó el COPES (Comité de Presos Políticos de El Salvador), las mujeres ya contaban con una destacada participación. Al estallar la guerra civil en El Salvador, las mujeres participamos a distintos niveles, pero sobre todo en tareas ligadas a la educación, la salud y algunas –muy pocas- mujeres participaron incluso en las filas de combatientes. Si bien eran pocas las mujeres combatientes, en el momento de un choque, en el momento del combate, no se distingue quien está armada y quien está en la cocina: las mujeres, madres, hijas fueron desplazadas, tuvieron que ir a refugios en Honduras, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Costa Rica e incluso México. A nivel mundial, el movimiento de migraciones fue hacia Canadá, Estados Unidos y Suecia. Muchas mujeres migraron desintegrando centenares de hogares como consecuencia de la guerra civil. Al crearse el FMLN en los años 1980, se crea una comisión política y diplomática para negociar la paz y evitar el estallido de violencia. Pero en esos tiempos, el partido en el poder consideraba el diálogo como una traición. El 15 de octubre de 1984 cuando se inician los diálogos de La Palma no había ninguna visión de género. Como mujer, no dimensioné que una mujer en la mesa de diálogo era representar una necesidad. Lo que sí existía era una organización internacional: yo misma fui presidenta de la Union de Mujeres Salvadoreñas en Guerra para divulgar la lucha de las mujeres. Pero si había una organización incluso internacional. Entonces, se aplicaban los convenios de Ginebra y el Derecho humanitario y la lucha por les Derechos humanos. Pasamos dialogando ocho años, de los cuales dos fueron para lograr la firma de los Acuerdos de Paz. En paralelo, las mujeres se organizaron para continuar la lucha por sus derechos. Al llegar a las negociaciones, en el año 1990 – 1992 los que estábamos en la negociación, ni del lado del FMLN ni de lado del gobierno teníamos un enfoque de género. Si los movimientos tuvieron este enfoque, en la época no fue suficiente. Las Naciones Unidas no tenían un enfoque de género, los gobiernos tampoco, la diplomacia tampoco. Al final, los acuerdos de paz de El Salvador tienen un enfoque universal, no tienen un enfoque de género ni de derechos de las mujeres. En los primeros años después de los acuerdos, muchas mujeres criticaron la falta de enfoque de género. Sin embargo, las dos mujeres que estábamos en la mesa de paz lo asumimos: no había enfoque de género. Tras las conferencias y tras todo un proceso de construcción, llega al 31 de octubre del año 2000 y la adopción de la Resolución 1325. Esta resolución tiene la virtud de hablar de las mujeres en situaciones de post conflicto y no solamente del conflicto. Esto es importante porque, por lo menos en el caso de El Salvador, vienen las preguntas: ¿Dónde están las mujeres? Las víctimas de un conflicto son también aquéllas que no estuvieron involucradas en los enfrentamientos, son todas las víctimas de masacres, de crímenes de lesa humanidad que recogió la

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Comisión de Verdad de El Salvador. De una u otra forma, en las mismas familias existían las dos personas: las que estaban en la guerrilla y las que estaban en el gobierno, familias divididas que podían encontrarse en los enfrentamientos. ¿Cómo reconstruir entonces los lazos de las familias? Cuando se analiza a las mujeres como víctimas, también hay que analizar las mujeres que tuvieron un rol protagónico en la guerra y que fueron violentadas en sus derechos, mujeres que fueron prisioneras políticas, desaparecidas, violadas, torturadas, asesinadas. La aplicación de la Resolución 1325 debía ser entonces más integral, más completa. Entre los años 2005 y 2010 fui invitada a diferentes eventos para discutir sobre la aplicación de la resolución. Siempre había un espíritu de pregunta, de autocrítica. El reconocimiento por partes la ONU y por parte de nosotras mismas lo denunciamos en las mesas: entendimos entonces que en las negociaciones debimos haber especificado más el tema de la mujer, el tema de la niñez. Por ejemplo, la creación del Comité Pro-Búsqueda – comité de búsqueda de niños desaparecidos durante el conflicto - se hizo a nivel de la Asamblea y no como producto de los acuerdos de paz, lo que ha hecho que nos cueste mucho llevarlo a cabo. Si este tema hubiese sido mencionado en los acuerdos de paz, la situación de la niñez habría sido otra cosa. Hoy, Colombia tiene esa misión: integrar el tema de la niñez y del género en sus negociaciones, que ya disponen de mesas y de comisiones para los dos temas. Es importante, en el momento de negociar la paz, reconocer las situaciones de vacío e integrarlas a los diálogos ya que no hacerlo puede tener profundas consecuencias en el futuro. Al hablar de la aplicación de la Resolución 1325 se debe prestar atención en su aplicación no solamente a la mujer víctima del conflicto entre las partes, sino también para aquéllas mujeres que tomaron las armas y que combatieron. ¿En qué situación quedan las combatientes tras los acuerdos de paz? ¿Cómo se aplica la Resolución 1325? Las reflexiones del encuentro organizado por el ISDEMU en 2010 para conmemorar los 18 años del acuerdo de paz permitieron hablar de la situación de las lisiadas de guerra, de las excombatientes, de las personas heridas que quedaron sin salud y sin trabajo. Muchas mujeres excombatientes se unieron, por ejemplo a la policía ya que el primer contingente de la PNC debía componerse de 20% de ex guerrilleros 20% militares y 60% de civiles. Para superar la impunidad hay también que crear Comisiones de Verdad a favor de las víctimas. En el Salvador se creó una comisión en 2009 que fue fruto del liderazgo de las mujeres afectadas que tienen una demanda de justicia y que siguen esperando, por ejemplo, noticias de centenares de desaparecidos. En la actualidad, queda la tarea pendiente de ratificar la Convención Interamericana de Desaparición Forzada y Tortura, así como ratificar el Estatuto de Roma. El desafío es seguir trabajando por una cultura de paz, construir mecanismos de concertación para poder solventar la agenda nacional y convertir El Salvador en un país productivo, educado y seguro.

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EL PROCESO DE IMPLEMENTACIÓN

DE LA RESOLUCIÓN 1325 EN EL SALVADOR

Yanira Argueta, Presidenta Pro tempore del COMMCA y Directora Ejecutiva de ISDEMU

En El Salvador se han hecho muchos esfuerzos para abordar el marco de la post guerra, de qué forma promocionar la participación de las mujeres o cómo implementar la Resolución 1325. La realidad de nuestro país nos lleva a ser creativos y propositivos en este nuevo contexto que es el post-conflicto. Existe en el país una nueva arquitectura institucional, creada en 4 – 5 años que tiene que ver con la igualdad. ¿De qué igualdad hablamos? ¿Qué tipo de arquitectura queremos? Transformar la cultura institucional implica nuevos mecanismos, nuevas políticas, nuevos planes de igualdad, una seria de herramientas que nos conduzcan a eso. Sin embargo una nueva arquitectura no es suficiente. Los procesos de sensibilización no son solo con campañas, son también con cocimientos y con experiencia. Es necesario tener leyes, pero es también necesario tener funcionarios que sepan aplicar las leyes. En este nuevo contexto se inicia el debate para aplicar la Resolución 1325 y se empezó a trabajar en dos dimensiones. :

1) Ejercicio de memoria histórica de las mujeres Se debió asumir el reto de revivir los recuerdos de la guerra. Por ejemplo el reto de trabajar en la masacre de Mozote con sobrevivientes. No es igual contar la historia desde la perspectiva de los hombres, que contar la historia de lo que sucedió a los cuerpos de las mujeres. No es igual pensar en restitución de derechos desde una perspectiva económica, también hay que reconstruir la parte de la memoria de las mujeres. Es necesario entonces llevar a cabo un proceso de apoyo psico-social al grupo de mujeres supervivientes de la masacre del Mozote. Se debe hacer un trabajo de geografía de cuerpos, de genealogía, del linaje, se debe reconstruir la identidad de las mujeres.

2) La Resolución 1325 Desde hace un año se empezó a trabajar con la Embajada de Chile en El Salvador. Chile es un país que ha tenido una fuerte experiencia en memoria histórica, pero del ejemplo de Chile ¿Cómo avanzar en El Salvador? Se empezó entonces a vislumbrar la creación de un Comité 1325 multi institucional, que se formalizó en noviembre del año pasado. La próxima etapa es construir un plan de acción: hacer el ejercicio de planificar, de construir, de hacer una hoha de ruta que garantice los cambios impulsados por la Resolución 1325 y las siguientes. Ciudad Mujer es parte integral de esta nueva arquitectura institucional en la cual la Resolución 1325 es un instrumento válido para El Salvador. El reto ahora es continuar con la arquitectura institucional para que sea sensible a la perspectiva de género en el país.

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Conferencia Magistral CONFLICTO Y SEGURIDAD, CONCEPTOS EN

CONSTRUCCIÓN EN EL MARCO DE LA

RESOLUCIÓN 1325 Carmen Magallón1, Directora de la Fundación Seminario de la Investigación para la Paz, Presidenta de WILPF España

Quiero empezar agradeciendo la invitación a tomar parte en este taller a las

instituciones organizadoras: a la Cancillería de El Salvador, el ISDEMU, la CEPAL, ONU Mujeres,

AECID, Embajada de España… y a las personas que lo han hecho posible. En particular

agradezco a la embajadora de Chile, María Inés Ruz Zañartu el que, sin conocerme

personalmente, sugiriera mi nombre como ponente, lo que me ha permitido participar en esta

experiencia.

1 Doctora en Ciencias Físicas, Directora de la Fundación SIP (Seminario de Investigación para la Paz, Centro Pignatelli, Zaragoza, España) y

Presidenta de WILPF España (WILPF: Women’s International League for Peace and Freedom). De su relación con Centroamérica, sobresale el que en 2013 el Instituto de Investigación y Acción social Martin Luther King de la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) le concedió la ‘Orden de la Paz Martin Luther King’ “por su relevante contribución al desarrollo de los derechos de las mujeres, al pensamiento feminista y a la construcción de una cultura de paz en el mundo”.

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A lo largo de los dos días previos se ha avanzado ya en la presentación del marco teórico que rodea a la

Resolución 1325/2000 del Consejo de Seguridad, resolución que nos convoca a este evento. Por mi parte, y para no repetir, compartiré fragmentos de la historia que pueden ser fuente de inspiración para comprender el aliento que impulsó el nacimiento de la 1325, debatiré acerca de los conceptos en los que está formulada y terminaré con una reflexión más contextual. La ponencia está estructurada en tres partes: Una primera, histórica, sobre el antecedente más lejano en el tiempo de la formulación de la Resolución 1325. Una segunda, sobre los conceptos que impregnan la 1325, en el marco de los estudios e investigaciones para la paz. Una tercera, sobre lo que podría sugerirse en la celebración de los 15 años desde la problemática de la realidad Centroamericana.

1. Fragmentos de una historia: el Congreso Internacional de Mujeres, La Haya, 1915 En el quehacer científico se dice que la mirada de las y los científicos tiene un gran alcance, es capaz de llegar muy lejos porque se apoya en hombros de gigantes. Esta idea hace referencia a que el saber es acumulativo, a que a la hora de plantearnos nuevos problemas partimos de saberes que otras generaciones construyeron. Referirse a los gigantes alude pues a la historia, a una tradición histórica. Pues bien, esto es también aplicable a quienes queremos proyectar ideas y acciones para erosionar las raíces de la violencia y colaborar a la construcción de paz y seguridad en nuestro entorno. Sucede que no partimos de cero, que hubo antes personas que construyeron en la misma dirección. En el caso de las mujeres, conocer nuestra historia, hasta hace bien poco negada por la transmisión del conocimiento disciplinar, nos permite insertarnos en una tradición y a la vez, algo muy importante, reconocer a las predecesoras, mujeres que nos legaron su ejemplo y sus logros. De este modo, en la línea señalada por la Directora del ISDEMU, Yanira Argueta, estamos construyendo una genealogía de mujeres a las que reconocemos su trabajo, sus esfuerzos para conseguir el estatus de igualdad sin renunciar a la diferencia.

2 Recurrimos a la

historia como fuente de aprendizaje para dar reconocimiento a las mujeres del pasado y al reconocerlas identificar las bondades del reconocimiento mutuo, también hoy. Es lo que estamos haciendo en este taller: desde la diversidad y pluralidad estamos escuchando, reconociéndonos, construyendo lazos simbólicos que nos dan autoridad social, adquiriendo conocimientos necesarios para empoderarnos y mejorar la realidad que nos rodea. Estamos tejiendo sororidad. ¿Cuál es la tradición histórica que está en el origen remoto de la 1325? El ánimo que impulsó a las organizaciones del grupo inicial de Mujeres, Paz y Seguridad (MPS)

3 a aliarse y

trabajar para que se aprobara esta resolución, el aliento que late en el fondo de esta propuesta, viene de muy lejos, al menos de hace 100 años, concretamente del Congreso Internacional de Mujeres celebrado en La Haya, en 1915. A continuación, expondré algunos fragmentos de esta historia. Era abril de 1915. Habían transcurrido ya nueve meses desde el comienzo de la I Guerra Mundial y en Ypres, Bélgica, se estaba librando la segunda batalla de la zona. Fue en esa ciudad donde se utilizaron por primera vez diversos gases químicos como arma de guerra (clorina, gas mostaza), armas inhumanas donde las haya por los innecesarios sufrimientos que provocan antes de producir la muerte y cuya utilización fue prohibida por la comunidad internacional

4. La imagen de soldados con máscaras antigás nos traslada inevitablemente a los

escenarios y sufrimientos de aquella guerra. Sólo en esa batalla hubo más de 100.000 muertos. Al mismo tiempo, a 167 Kilómetros hacia el Sur, en La Haya, ciudad de la neutral Holanda, tenía lugar un evento muy diferente: un Congreso Internacional de mujeres convocadas y reunidas para tratar de parar la guerra en curso.

2 Lo contrario a la igualdad es la desigualdad, no la diferencia. 3 El Grupo de Trabajo sobre Mujeres, Paz y Seguridad (MPS) nació en mayo de 2000 y está formado por las organizaciones: Femmes Africa Solidarité, Hague Appeal for Peace, International Alert, International Women’s Tribune Centre, Women’s Action for New Directions, Women’s Commission for Refugee Women and Children, the Women’s Division of the General Board of Global Ministries of the United Methodist Church, Women’s Environment and Development Organization y la Women’s International League for Peace and Freedom. 4 El uso de las armas químicas se prohibió tras esa guerra (Protocolo de Ginebra, 1925). Previamente, en la I Conferencia Internacional de Paz de La Haya, convocada por el Zar Nicolás II en 1899, se había aprobado la “Declaration on the Use of Projectiles the Object of Which is the Diffusion of Asphyxiating or Deleterious Gases”. Bastante más tarde, en 1993, se firmó el tratado internacional que prohíbe no sólo el uso de armas químicas sino también su desarrollo, producción y almacenaje. El tratado entró en vigor el 29 de abril de 1997.

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El congreso fue hijo de la Alianza Internacional de Mujeres por el Sufragio, que ya en 1914, cuando estalló la guerra, había lanzado un manifiesto en nombre de doce millones de mujeres de 26 países, llamando a la conciliación y el arbitraje. En Junio de 1915, debido a la guerra, la Alianza suspendió la reunión que tenía previsto realizar en Berlín. Fue entonces cuando Aletta Jacobs, presidenta de la organización sufragista holandesa y primera doctora en Medicina de su país impulsó el Congreso de La Haya. En sus memorias, Jacobs cuenta cómo su primera reacción ante la guerra había sido organizar ayuda humanitaria para la subsistencia de la gente y cómo en un momento se preguntó: “Si aliviamos las consecuencias de la guerra, ¿no estamos contribuyendo a su continuación, al horror y la degradación que causa?”

5. Dispuesta a iniciar otra línea de

acción, escribió a la Junta y a las presidentas de las organizaciones afiliadas a la Alianza en todo el mundo, proponiendo la realización de un congreso internacional de mujeres en un país neutral para abordar el tema de la guerra, porque “en estos tiempos de guerra y odio creciente entre naciones, nosotras las mujeres tenemos que mostrar que, al menos, somos capaces de mantener nuestra mutua amistad y solidaridad”

6. La Junta de la

Alianza no respaldó esta iniciativa, de hecho la guerra dividió a las sufragistas, pero Aletta Jacobs y el grupo que le secundó decidieron convocar el congreso, escribiendo cartas a organizaciones y mujeres individuales del mundo. En respuesta a la convocatoria y en medio de las obvias dificultades para viajar en tiempos de guerra, 1136 representantes de distintas organizaciones y mujeres individuales de 12 países lograron llegar a La Haya. Entre ellas, había sufragistas y sindicalistas de varios países, mujeres de organizaciones tan diversas como las Trabajadoras Agrícolas de Hungría, la Liga para la protección de los Intereses de los Niños de Holanda o la Asociación de Mujeres Abogadas de Estados Unidos.

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Las vicisitudes de sus viajes muestran el arrojo de estas señoras de hace un siglo. El barco con las cuarenta y siete delegadas de los Estados Unidos, el Noordam, estuvo a punto de ser torpedeado, fue detenido en Denver y casi no llega a la apertura. En él viajaban Jane Addams, la reformadora social a la que se ofreció la Presidencia del congreso y que en 1931 recibiría en Nobel de la Paz; viajaban también la profesora de Economía en Wellesley College, Emily Green Balch, Nobel de la Paz en 1946 y Alice Hamilton, pionera de la medicina industrial. El Gobierno inglés sólo dio permiso a 25 de las 180 mujeres que estaban preparadas para asistir al congreso, pero ninguna pudo hacerlo porque debido a la guerra se cerró el tráfico en el Mar del Norte. Sólo estuvieron presentes tres inglesas que ya estaban en el continente. El informe final cuenta que se vivió con emoción la llegada de las cinco delegadas belgas, que habían recibido un permiso del Gobernador alemán en Bélgica, un viaje penoso pues el último tramo tuvieron que hacerlo a pie. Además de Estados Unidos, Inglaterra y Bélgica, los otros nueve países que enviaron representantes de organizaciones varias fueron: Alemania (28 delegadas), Austria (6), Canadá (2), Dinamarca (6), Hungría (10), Italia (1), Noruega (12), Suecia (16) y Holanda (alrededor de un millar). Hubo además hombres y mujeres, observadores y visitantes, hasta alcanzar 1500 participantes. Así mismo, se recibieron más de 300 mensajes de apoyo, individuales y de organizaciones, de Argentina, India, Brasil, Bulgaria, Finlandia, Francia, Portugal, Polonia, Serbia, Rumania, Rusia, Suiza, Sudáfrica y España. Pese a que la Alianza no lo apoyó el aliento sufragista era patente en las condiciones requeridas para participar en el congreso pues para asistir había que estar de acuerdo con dos puntos previos: uno, que las disputas internacionales deben gestionarse por vías pacíficas y dos, que el voto había de extenderse a las mujeres. En estos puntos latía la convicción de que el voto de las mujeres conduciría a una paz permanente, algo que sabemos no fue corroborado por la historia posterior (como sucede con los hombres, la diversidad de las mujeres les lleva a votar un abanico de opciones). El Congreso de La Haya se desarrolló en inglés, francés y alemán, y aprobó 20 Resoluciones. La filosofía de fondo de las mismas mostraba que nuestras predecesoras tenían los pies en la tierra. No eran reclamaciones asentadas en una noción ingenua y vaga de paz sino propuestas realistas para incidir y transformar la por entonces escasa y deficiente legislación internacional. Mencionaré algunas.

5 Aletta Jacobs (1996) Memories. My Life as an International Leader in Health, Suffrage, and Peace. The Feminist Press at the City of New York (edited by Harriet Feinberg), p. 81. Mi traducción. 6 Ibíd., p. 82. 7 Mary Nash (2004) Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos. Madrid, Alianza.

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La protesta y la mención a las agresiones sexuales: “Nosotras, las mujeres reunidas en este congreso internacional… protestamos contra la locura y el horror de la guerra, que lleva consigo un sacrificio irresponsable de la vida humana y la destrucción de tantas cosas que la humanidad ha tardado siglos en construir (Resolución 1)… y protestamos contra las odiosas agresiones de que son objeto las mujeres en tiempo de guerra, especialmente contra la violación, presente en toda guerra” (Resolución 2). El llamamiento a poner fin a la matanza: “Este Congreso Internacional de mujeres de diferentes naciones, clases, creencias y partidos… expresa su simpatía con el sufrimiento de todos… ( y puesto que la mayoría piensa) que están luchando, no como agresores sino en defensa propia y de la existencia de su país, no puede haber diferencias irreconciliables entre ellos, y sus ideales comunes proporcionan una base sobre la que puede construirse una paz magnánima y honorable. El Congreso, por consiguiente, urge a los Gobiernos del mundo a que pongan fin a este baño de sangre y empiecen negociaciones de paz. Demandan que la paz sea permanente y por tanto basada en principios de justicia, incluidos los establecidos en las resoluciones adoptadas por este congreso… (Resolución 3) La demanda de poner en marcha una mediación: “Este Congreso resuelve pedir a los países neutrales que den pasos de manera inmediata para crear una conferencia de naciones neutrales que debería, sin demora, ofrecer una mediación permanente” (Resolución 4). Los principios para el logro de una paz permanente, que a su entender son: El reconocimiento del derecho de los pueblos al autogobierno, la integridad territorial, la autonomía y un parlamento democrático (Resolución 5); la urgencia de que los gobiernos de todas las naciones acuerden someter las futuras disputas internacionales a la conciliación y el arbitraje (Resolución 6) y (acuerden también) unirse para ejercer presión social, moral y económica sobre cualquier país que recurra a las armas (Resolución 7); que la Política Exterior se someta a control democrático ya que la guerra no responde a la voluntad de la mayoría sino a intereses particulares y (teniendo en cuenta que) sólo se puede reconocer como democrático un sistema que incluya una representación igualitaria entre hombres y mujeres… que se otorgue el voto a las mujeres (Resoluciones 8 y 9). Hay un llamamiento a la cooperación internacional, entendida como continuidad de los trabajos de las anteriores conferencias de paz gubernamentales, instando a que “tras la guerra, se convoque de manera inmediata la tercera Conferencia de La Haya” (Resolución 10); a que las naciones sigan construyendo una arquitectura internacional sobre la base de una paz constructiva, para lo que se propone: a) Como un desarrollo de la Corte de Arbitraje de La Haya, la creación de una Corte Permanente de Justicia Internacional, “para plantear cuestiones o diferencias de carácter justiciable, tales como las que surgen en la interpretación de los derechos de los tratados o de las leyes de las naciones; b) Como un desarrollo del trabajo de la Conferencia de La Haya, la creación de una Conferencia Internacional permanente que tenga reuniones regulares, en las que las mujeres deben tomar parte, para tratar no las reglas de la guerra sino propuestas prácticas para una Cooperación más extensa entre los Estados…formular y hacer cumplir aquellos principios de justicia, equidad y buena voluntad … ajustados gradualmente por una opinión pública internacional ilustrada. Esta Conferencia Internacional designará: un Consejo permanente de Investigación y Conciliación para la resolución de las diferencias internacionales que surjan de la competición económica, la expansión del comercio, el aumento de la población y los cambios de los estándares políticos y sociales.” (Resolución 11) La reclamación del desarme universal, que sólo se puede asegurar mediante un acuerdo internacional, por lo que se urge a los países a terminar con la producción de armas y municiones de guerra y a controlar el tráfico internacional de las mismas, ya que “en los beneficios privados derivados de las grandes fábricas de armamento anida un obstáculo poderoso para la abolición de la guerra.” (Resolución 12). La libertad de comercio, mares y rutas de comercio abiertas en condiciones de igualdad a los cargamentos de todas las naciones, y “dado que la inversión por parte de los capitalistas de un país en los recursos de otro y las reclamaciones que surgen de ahí son una fuente fértil de complicaciones internacionales… insta a (que se

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imponga el principio de) que tales inversiones se hagan a riesgo del inversor, sin reclamar la protección oficial de su gobierno.” (Resolución 13). El Congreso Internacional de Mujeres aboga por la transparencia, que los tratados secretos sean declarados nulos y que para la ratificación de los futuros se exija la participación de, al menos, el poder legislativo de cada gobierno. Así mismo, recomienda que se creen Conferencias Internacionales y Comisiones Nacionales para el estudio científico y la elaboración de los principios y condiciones de una paz permanente, lo que podría contribuir al desarrollo de una Federación internacional (Resolución 14). Por supuesto, el congreso “declara que es esencial poner en práctica nacional e internacionalmente el principio de que las mujeres deben compartir todas las responsabilidades y derechos civiles y políticos, en las mismas condiciones que los hombres” (Resolución 15), así como “la necesidad de que se oriente la educación de los niños y niñas para que sus pensamientos y deseos se dirijan hacia el ideal de construir la paz” (Resolución 16). El espíritu y la capacidad de incidencia de las mujeres del Congreso de La Haya están presentes en todos los textos, pero en particular las dos resoluciones siguientes pueden reconocerse como fácilmente como precursoras de la 1325 aprobada por el Consejo de Seguridad. Las Resoluciones 17 y 18, reclaman el voto y la participación de las mujeres en todos los niveles del Acuerdo de Paz, del siguiente modo: “Para los intereses de la civilización y una paz duradera, la Conferencia que estructure el acuerdo de paz después de la guerra habrá de aprobar una resolución afirmando la necesidad de que todos los países extiendan el voto a las mujeres” (Res.17); además en la conferencia de paz habrán de tomar parte los representantes del pueblo, con las mujeres incluidas en ellos (Res.18).

8

Finalmente, tras un largo debate, se aprobó la propuesta de la húngara Rosika Schwimer de enviar delegaciones a los gobernantes de las naciones beligerantes y neutrales de Europa, al Papa y al Presidente de los Estados Unidos, con objeto de comunicarles las Resoluciones del Congreso e instarles por esta vía personal a llevarlas a la práctica (Res. 20). Se decidió también crear una estructura organizativa que en el futuro siguiera trabajando por los objetivos acordados. Nació así el Comité Internacional de Mujeres por una Paz Permanente, que en 1919, al acabar la guerra, pasaría a llamarse Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF en sus siglas en inglés)

9.

Las mujeres que se reunieron en La Haya no consiguieron sus objetivos de manera inmediata: no hubo conferencia de mediación ni la guerra se paró. Pero su influencia se dejó notar en los pasos que fue dando la comunidad internacional. Es constatable que Woodrow Wilson, entonces Presidente de los Estados Unidos, tomó de las mujeres de La Haya 9 de sus famosos 14 puntos que pusieron el punto final a la I Guerra Mundial. Hay que decir que a lo largo de 1915, Jane Addams se reunió con él en seis ocasiones. Por todo lo anterior, y en particular por formular la necesidad de que hubiera un foro internacional donde los países se encontraran para dirimir sus disputas –conflictos- mediante la negociación y no con la guerra, las mujeres de La Haya se considera que fueron las madres de la Sociedad de Naciones, antecesora de las Naciones Unidas. Algunas enseñanzas que podemos extraer del Congreso Internacional de Mujeres de La Haya, 1915:

1. La iniciativa visibiliza la capacidad de las mujeres de constituirse como sujeto político colectivo y aportar

soluciones diferentes a problemas comunes, soluciones pensadas desde otro paradigma. Al igual que sucede

en la ciencia, que son los científicos jóvenes, poco imbuidos del paradigma dominante los que son capaces de

enunciar otro, las mujeres, excluidas del ámbito público, sin derecho a votar, tuvieron la libertad de pensar

sobre la guerra y la paz de un modo diferente. Una capacidad que, en parte, y por el peso del pasado, todavía

se arrastra hoy.

2. Lo que sucedió en aquella guerra es una muestra más de que no todas las mujeres son pacifistas. Ni tampoco

todos los feminismos. Es un hecho que la I Guerra Mundial, dividió a las sufragistas. No todas se apuntaron al

Congreso de La Haya, algunas decidieron apoyar el esfuerzo de guerra de sus países. Lo que, pese a lo que

pueda parecer, no deja de ser positivo pues sería de lamentar que la esperanza de paz radicara solamente en

8 La versión original, en inglés, de estas resoluciones puede leerse en la página de WILPF Internacional: http://www.wilpfinternational.org/wp-content/uploads/2012/08/WILPF_triennial_congress_1915.pdf 9 Sobre la historia de WILPF: Gertrude Bussey and Margaret Tims (1980) Pioneers for Peace. Women’s International League for Peace and Freedom 1915-1965, Oxford, Alden Press; y Catherine Foster (1989) Women for All Seasons: The Story of the Women's International League for Peace and Freedom, Athens, The University of Georgia Press.

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las mujeres, en la mitad de la humanidad. No. La paz es un bien que a todos, hombres y mujeres, nos

concierne.

Para las mujeres, trabajar por la paz es una opción libre. Una opción que no todas eligen. Como tampoco la

violencia es un rasgo natural en los hombres. Para unas y otros rige la reflexión de Simone de Beauvoir cuando

escribió: La mujer no nace sino que se hace (El hombre no nace sino que se hace), frase que alude a lo que de

otro modo hemos llamado la construcción psicosocial de los géneros, con los estereotipos consiguientes.

Estadísticamente, no obstante, el protagonismo de las mujeres en la construcción de la paz es innegable. Sí es

así no por naturaleza sino como algo construido mediante la socialización, estamos de enhorabuena ya que

nos indica que los hombres también pueden y deben ser socializados en el rechazo a la violencia, que es

posible separar la masculinidad de las actitudes violentas, del dominio y control de las mujeres.

3. Las mujeres de La Haya, ya hace cien años, se concedieron a sí mismas la libertad de pensarlo todo desde la

experiencia propia. A menudo se piensa que el movimiento de mujeres, el feminismo, sólo ha perseguido la

reclamación de derechos negados: derecho al voto, a ir a la universidad, a acceder a todas las profesiones. Eso

es así sólo en parte. El feminismo pacifista que nace en La Haya es un tipo de feminismo que asume que la

igualdad va más allá de la reclamación. Ellas se tomaron la libertad antes de que nadie se las diera. Su noción

de igualdad incluye decidir sobre cualquier tema o problema común a todos, por ejemplo decidir sobre la paz y

la guerra, desde una perspectiva que arraiga en las vidas de las mujeres.

Lo anterior lo ha reflejado de manera magnífica la pensadora italiana Alexandra Bochetti, cuando tras preguntarse cuál es la política de las mujeres, se responde: la política de las mujeres es… la política, es decir, todo. Aún va más allá. Ante más de un millón de personas concentradas en una plaza de Roma para protestar contra las irregularidades y abusos del gobierno de Berlusconi, Bochetti destacó el hecho de que las mujeres más que reclamar estamos ofreciendo: “Las mujeres llegamos a la política con las manos llenas”, dijo. Y yo añado, llegamos con las manos llenas no sólo a la política (local, nacional e internacional), también a la economía, a la ciencia, a cualquier campo antes vedado para nosotras (existen múltiples ejemplos de cómo la entrada de las mujeres en los distintos campos del saber y la investigación, en la Química por ejemplo, generó nuevas preguntas, ampliando y mejorando el conocimiento existente). Las mujeres del Congreso de La Haya, 1915, son nuestras gigantas. Sobre ellas nos apoyamos para pensar y actuar. Como hemos visto, a ellas les debemos la primera formulación de la 1325, un hecho reconocido en ámbitos internacionales, y celebrado recientemente en el Congreso internacional de los 100 años de WILPF, llevado a cabo en La Haya, 2015. Los hombres también pueden reconocer esta tradición, valorar las aportaciones de las mujeres. Tomar al varón como medida y referente de igualdad empobrece la diversidad humana. Nuestra propuesta es que la igualdad se construya los mejores ladrillos de la experiencia de hombres y mujeres, aprendiendo unos de otras y otras de unos. Previamente es preciso que los hombres reconozcan su parcialidad, que su experiencia no ocupa todo lo humano sino que son sólo (¡y nada menos!) que uno de los sexos.

2. Conflicto, violencia, paz y seguridad: conceptos en evolución La Resolución 1325, y en general el lenguaje de las Naciones Unidas está fuertemente marcado por el uso del inglés, un idioma cuyos conceptos no siempre se corresponden con los de uso de la lengua castellana o española. Es lo que sucede con la noción de conflicto, que en inglés –y en el lenguaje de Naciones Unidas- se utiliza como equivalente a guerra, conflicto armado o violencia directa. Estrictamente, existe un conflicto cuando dos o más actores (personas, grupos o instituciones) persiguen objetivos que son incompatibles o que entran en oposición. Pueden ser objetivos materiales (intereses económicos, territorio, derechos…) o bien intangibles (valores, pautas culturales, creencias…). Los conflictos pueden ser intrapersonales, interpersonales, intergrupales o interestatales. Al respecto del conflicto interesa asentar y asimilar dos afirmaciones: Una, que los conflictos son normales e inevitables, algo que se da en la convivencia cotidiana entre países, grupos o personas, incluso con la Naturaleza. La disputa entre dos países acerca del derecho a pescar en una determinada zona es un conflicto; la distinta consideración moral entre

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personas que defienden una maternidad libre y las que se niegan a que sea así, es un conflicto; la tensión entre vecinos por ruidos nocturnos u otras molestias son conflictos… Vivimos inmersos en el conflicto, vivimos entre conflictos. Segunda afirmación: los conflictos pueden ser gestionados de múltiples maneras, siendo la más civilizada el recurso al diálogo y la negociación

10.

Frente a la cultura del miedo que nos rodea, en este país y en muchos otros, y que nos lleva a encerrarnos entre muros y rejas, necesitamos construir una cultura de paz. Y la noción de cultura, que viene de cultivar, exige rigor en los conceptos, discernimiento para poder pensar la realidad desde las capacidades humanas para mejorarla. Para los estudios de paz, la investigación para la paz, y la educación para la paz, distinguir entre conflicto y violencia es algo fundamental. La existencia de un conflicto no implica necesariamente el uso de la violencia. La violencia no es un modo de resolver un conflicto, más bien todo lo contrario. Cuando se impone el lenguaje de la violencia se niega que el conflicto podría ser abordado de otros múltiples modos. Quien usa la violencia pretende negar al diferente, lo que busca es “ganar”, imponerse sobre el otro o la otra, infravalorándolo y anulándolo. El mal uso del término conflicto vuelve a dar oxígeno a uno de los preconceptos más arraigados en las mentes, ante el que constantemente nos vemos emplazados a argumentar: a saber, la inevitabilidad de la violencia. Pues si se usa conflicto para significar guerra, es decir, violencia, como el conflicto es inevitable estamos propiciando una mentalidad que se aferra a que la violencia es inevitable. El mal uso enmaraña también qué se entiende por construir la paz. La cultura de paz no busca acabar con los conflictos, pues ya se ha dicho que el conflicto -como choque o incompatibilidad de metas reales o percibidas por parte de distintos actores- es inevitable, sino educar para vivir en medio de ellos, promoviendo actitudes y prácticas que permitan afrontarlos y gestionarlos por vías pacíficas y no-violentas. Hacer equivaler conflicto a conflicto armado dificulta el despegue de la naturalización de la violencia, y dificulta entender qué, cuándo y cómo se construye cultura de paz. La confusión crece en la práctica de la lengua inglesa pero a través del predominio de los medios anglosajones de comunicación está tiñendo al resto de lenguas. Por esta razón, ante los hechos consumados de este uso, nos queda la tarea de hacer una interpretación crítica que identifique en los distintos contextos lo que está queriendo significar el término. Así, por ejemplo, está claro que cuando el lenguaje de Naciones Unidas habla de prevención del ‘conflicto’, se está refiriendo a generar y defender soluciones al conflicto o conflictos que están tensionando un país o dos grupos, y amenazan con estallar en guerra si no se buscan otras salidas; cuando habla de ‘conflicto’ –aunque a veces lo usa de manera rigurosa- , se refiere a conflicto armado y cuando menciona el ‘postconflicto’ hay que entender que está refiriéndose a la situación de posguerra o posconflicto armado. Sobre la violencia Johan Galtung, investigador noruego pionero de la investigación para la paz, habla de tres tipos de violencia: la violencia directa, la violencia estructural y la violencia cultural. Este autor sitúa los distintos tipos de violencia en los vértices de un triángulo, que así conforman el triángulo vicioso de la violencia, sobre el que interpreta los flujos que se transmiten de una violencia a otra. La violencia directa es la que atenta contra la vida y la integridad física. La violencia estructural crece en la desigualdad, la pobreza y las carencias de todo tipo: materiales, educativas y de desarrollo de las capacidades humanas (es realmente la violencia que más mata, más incluso que las armas). Y finalmente, la violencia cultural que se plasma en aquellos aspectos de la cultura, el ámbito simbólico de nuestra existencia (materializado en religión e ideología, lengua y arte, ciencias empíricas y ciencias formales -lógica, matemáticas-) que pueden utilizarse para justificar o legitimar la violencia directa y/o la violencia estructural.

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10 Para poder negociar de igual a igual, a menudo es preciso recurrir a la acción no-violenta, en el sentido de Gandhi, pues cuando alguien se siente más fuerte, siente que puede ganar, difícilmente negocia. 11 Una aplicación de este modelo a las violencias que sufren las mujeres puede verse en Carmen Magallón (2005) “Epistemología y violencia. Aproximación a una visión integral sobre la violencia hacia las mujeres”, Feminismos/s: revista del Centro de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Alicante, 6, 33-47. Accesible en la página: https://www.academia.edu/1466392/EPISTEMOLOG%C3%8DA_Y_VIOLENCIA_APROXIMACI%C3%93N_A_UNA_VISI%C3%93N_INTEGRAL_SOBRE_LA_VIOLENCIA_HACIA_LAS_MUJERES

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La violencia directa es un acontecimiento; la violencia estructural es un proceso con sus altos y sus bajos, y la violencia cultural es una constante, que se mantiene básicamente igual durante largos períodos. Las tres formas de violencia penetran de forma distinta en el tiempo...

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Sobre paz y seguridad ¿Cómo se conceptualiza la paz si nos situamos en las vidas de las mujeres? ¿Y la seguridad? ¿Qué aporta la experiencia de las mujeres a estos conceptos? La paz es un concepto que ha ido evolucionando en su definición. De la paz como ausencia de guerra, vista, sobre todo, como guerra entre Estados, se ha ido pasando a otras nociones más amplias. En el marco de una cultura de paz, se maneja la distinción que introdujo Galtung entre paz negativa (ausencia de guerra o la violencia directa) y paz positiva (ausencia de violencia estructural y cultural). La paz no es pues la ausencia de guerra sino la ausencia de violencia, de todo tipo de violencia. En la actualidad aún sigue predominando el concepto negativo de paz, como ausencia de guerra o de violencia en vez de considerarla en su contenido positivo. Para indicar la multidimensionalidad de la paz es mejor hablar de cultura de paz. La paz es una cultura en la que se impulsan y rigen las cuatro Ds: el Desarrollo sostenible, los Derechos Humanos, la Democracia y el Desarme. Existe también una relación entre paz y justicia, en especial la justicia social, porque no puede haber paz verdadera si existen graves injusticias en el seno de una sociedad. Frente a la idea de construcción de la paz que se ha ido delimitando desde los departamentos e informes de Naciones Unidas, y que es un tanto estrecha, las prácticas de las mujeres constructoras de paz delimitan una noción de construcción de paz que se acerca más a un proceso integral y multidimensional, en el que la justicia de género es importante, así como el huir de la polarización, tener en cuenta las emociones y reconocer las identidades. Seguridad y paz son dos paradigmas muy diferentes

13. La paz busca la relación. Es expansiva. Como se ha dicho, en su

acepción positiva implica la realización de la justicia, del desarrollo humano, de la igualdad, del respeto a los derechos humanos y la democracia. Busca una convivencia armónica, en la que nos reconozcamos unos a otros como seres humanos. La paz es un bien que ha sido defendido por los líderes espirituales más relevantes, hombres y mujeres, organizaciones y movimientos sociales. Para las mujeres organizadas, la paz ha sido uno de los objetivos principales. Por el que vale la pena actuar juntas. La seguridad, de manera diferente, es un concepto defensivo, al que se recurre frente al miedo, frente a la necesidad, alude a los mínimos necesarios para poder vivir. Frente a la noción de construcción en positivo que tiene la idea de paz, la seguridad, tan presente hoy en los medios y en las políticas, tiene una connotación restrictiva, no de armonización de la convivencia sino de delimitación de barreras, a menudo, verdaderos muros físicos, en torno a lo valioso y a proteger. En los últimos tiempos, la seguridad ha venido sustituyendo, en los análisis y en los discursos, a la noción de paz, relegando la búsqueda de la paz como meta, con incidencia recursiva sobre la propia falta de seguridad. La angustia por la seguridad en las calles, en las casas, en nuestros movimientos cotidianos, ha emergido en las políticas activas, llegando a justificarse como una alternativa, incluso, a la libertad ¿Libertad o seguridad? fue el dilema que se alzó en algunos países ante una ciudadanía temerosa de ser objeto de un ataque terrorista indiscriminado. En las relaciones internacionales se ha situado en el centro la seguridad, en su sentido más clásico de confrontación de las amenazas, lejanas o cercanas. En la vida cotidiana, según países y contextos, las amenazas llegan por múltiples vías: el terrorismo, la falta de condiciones higiénicas, las enfermedades, la delincuencia o las imprudencias al volante. Si eres mujer, y a tenor de las cifras, estás también amenazada, y mucho, por la reacción despechada de un ex marido, novio o amante. En el día a día, si damos un repaso a la actualidad, vemos que las sociedades más seguras no son las que se atrincheran sino las que se proyectan generosamente hacia dentro y hacia fuera: aquellas en las que hay menos desigualdad en el reparto de la riqueza, las que fomentan la cooperación y no la agresión a otros países.

12 Galtung, Johan (2003) Paz por medios pacíficos. Paz y conflicto, desarrollo y civilización (Trad. Teresa Toda). Bilbao, Bakeaz. 13 Una visión amplia y profunda del concepto de paz, puede verse en: Jesús María Alemany Briz (2006) “Paz”, en Andrés Ortíz Oses y Patxi Lanceros (eds.) Diccionario de la existencia, Barcelona, Anthropos, 448-453.

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La seguridad, sobre todo entendida en sentido clásico, es necesaria, pero no suficiente. No se trata de negar la necesidad que tenemos de seguridad. Por supuesto, que no. Pero al poner la seguridad en el centro de nuestras vidas podemos estar entronizando el miedo como referente del marco de convivencia. El riesgo de la seguridad es dejar que el miedo achate nuestra libertad. Frente a la visión restrictiva, clásica, de la seguridad, la introducción del concepto de seguridad humana, en el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, en 1994, fue una pequeña revolución copernicana. Bajo este nuevo concepto se articulaba un paradigma diferente al de la seguridad nacional, un nuevo sistema de referencia desde donde ver e interpretar las cosas. En él, la seguridad ya no tenía como centro al Estado sino al ser humano, lo que la convertía en un modelo de seguridad más acorde con las vivencias cotidianas de hombres y mujeres, y con las responsabilidades atribuidas a las mujeres por las sociedades tradicionales. Desde las vidas de las mujeres, hay modos distintos de concebir la seguridad. Las mujeres son capaces de tejer en los ámbitos más cercanos: alimentar, criar, mantener relaciones de vecinos, conocen su calle, lo que sucede en el barrio, cuáles son los déficits, qué mejoras serían necesarias, cómo podrían ellas, sus hijos e hijas labrarse un presente y un futuro mejor. Eso hace que su concepto de seguridad esté más ligado a lo cotidiano. En cierto modo, es más realista, más constructivo y va en la línea del concepto de Seguridad Humana. O mejor dicho, el concepto de Seguridad Humana recogió el sentido de seguridad que las mujeres han defendido y practicado siempre.

3. La 1325, en sus 15 años: una herramienta para utilizar y mejorar La Resolución 1325/2000 sobre Mujeres, Paz y Seguridad, llama al Consejo de Seguridad, al Secretario General de Naciones Unidas, a los estados miembros y al resto de partes (agencias humanitarias, militares, sociedad civil) a emprender acciones en cuatro áreas distintas que están interrelacionadas:

1. El aumento de la participación de las mujeres en los procesos de paz y la toma de decisiones.

2. El entrenamiento para el mantenimiento de la paz desde una perspectiva de género.

3. La protección de las mujeres en los conflictos armados y en las situaciones post-conflicto.

4. La introducción transversal de la variable ‘género’ en la corriente principal de recogida de datos y sistemas de

información de Naciones Unidas, así como en la puesta en práctica de los programas.

En esta resolución, el Consejo de Seguridad reconoce no sólo que “la paz está inextricablemente unida a la igualdad entre hombres y mujeres” sino que “el acceso pleno y la participación total de las mujeres en las estructuras de poder y su completa implicación en los esfuerzos para la prevención y la resolución de conflictos, son esenciales para el mantenimiento y la promoción de la paz y la seguridad”. Por mi parte, me centraré en el punto 1: las mujeres como agentes activos de construcción de paz y seguridad. El Dr. Theo-Ben Gurirab, Ministro de Asuntos Exteriores de Namibia, presidente del Consejo de Seguridad en el momento en que se aprobó la 1325 lo expresaba de este modo: si “las mujeres son la mitad de toda comunidad... ¿no han de ser también la mitad de toda solución?”.

14

Las mujeres organizadas han sido agentes activos de construcción de paz en muchos lugares del mundo a lo largo del siglo XX, han defendido salidas negociadas a los conflictos, luchado contra la impunidad, para que no se repitan las agresiones a los derechos humanos, las desapariciones, las matanzas, la guerra. Las iniciativas de mujeres construyendo paz desde distintas perspectivas han sido constantes, aunque no las conozcamos. Ahí están los esfuerzos de las mujeres palestinas y judías por alcanzar un acuerdo entre las dos comunidades largamente enfrentadas, sus declaraciones diciendo “Nos negamos a ser enemigas”, sus propuestas políticas (un territorio, dos estados; compartir Jerusalén…etc. ); unas y otras han arriesgado ser consideradas traidoras por los suyos y espías por los de la otra parte, pero han mostrado una sabiduría que los gobernantes no han encauzado y que arraiga en la convicción de que puesto que ‘hemos de vivir juntos’, es irracional seguir matándose.

14 Citado en Rehn, Elizabeth & Sirleaf, Ellen J. (2002): Women War and Peace. The Independent Experts’ Assesment on the Impact of Armed Conflict on Women and Women’s Role in Peace-building. New York, The United Nations Development Fund for Women (UNIFEM), p. 76.

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Ahí están las turcochipriotas y grecochipriotas, hablando entre ellas para superar la división de la isla; las católicas y protestantes en Irlanda del Norte, que finalmente consiguieron que la paz llegara; las musulmanas y cristianas de Liberia, que unidas lograron parar la guerra en su país, que se alcanzara un acuerdo, desarmar a las partes y además ganar las elecciones para su candidata, Ellen Johnson Sirleaf, convertida por los votos de las mujeres en la primera mujer en África que alcanzó la presidencia (y que junto a Leymah Gbowee recibió el Nobel de la Paz en 2011). En Colombia, las organizaciones de mujeres son una fuerza que está blindando el proceso de paz con capacidad de influir en las partes y en la opinión pública. En este trabajo destacan la Ruta Pacífica, la Casa de la Mujer, la Oficina Femenina Popular, SISMA Mujer… En 2013, las colombianas realizaron una Cumbre Nacional que apoyándose en la 1325 logró insertar no sólo algunas mujeres en las partes (FARC y Gobierno) negociadoras en La Habana, sino que se creara una subcomisión de género ligada a la mesa oficial. Porque lo importante, además de estar presentes, es llevar a las negociaciones las propuestas, la agenda de las mujeres. La construcción de la paz, como hemos dicho, tiene múltiples vertientes; concebida de modo amplio, todo trabajo que erradique violencia estructural, violencia simbólica o violencia directa, está construyendo paz. En el caso de El Salvador, un país que ha pasado por una guerra y que hoy está azotado por un alto índice de violencia criminal, las mujeres llevan años comprometidas a distintos niveles con la erradicación de la violencia en el país: erradicación de la violencia directa, la estructural y la simbólica. Ellas han sido víctimas y a la vez parte activa

15; antes y

ahora, además de múltiples trabajos, se han hecho cargo de la crianza y el cuidado de los demás, de los trabajos de sostenimiento de la vida, han han estudiado y se han organizado para la participación política y la igualdad, construyendo de este modo paz y seguridad en el día a día.

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Las mujeres en El Salvador han creado organizaciones como la Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida-Las Dignas, cuyo nombre expresa bien sus fines; el movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes; la Concertación Feminista ‘Prudencia Ayala’; la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local; organizaciones de encuentro y diálogo de mujeres de distintas clases, ideologías y partidos como la Asociación de Parlamentarias y Exparlamentarias Salvadoreñas (ASPARLEXAL) y la Asociación Nacional de Regidoras, Síndicas y Alcaldesas Salvadoreñas (ANDRYSAS) que han buscado una confluencia bajo intereses comunes de género…

17.

Un ejemplo, de gran fuerza simbólica es el Monumento a la Memoria y la Verdad, que promovieron mujeres para recordar y dignificar a las víctimas del conflicto armado en El Salvador. En palabras de Gloria Guzmán, una de sus impulsoras, “Mujeres de muy diversas edades, procedencias y experiencias logramos construir una estructura de trabajo convencidas de que lo que hacíamos era necesario no solo por el pasado, sino para el presente y futuro de las personas que formamos esta sociedad”.

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Es una sociedad con altos índices de violencia. Pero no veamos sólo lo negativo. Hay que partir de lo positivo que se posee, que también es mucho. Sin ánimo de exhaustividad, señalar cómo a nivel institucional el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU) es un ejemplo de compromiso con la igualdad y la paz; uno de sus referentes emblemáticos es Ciudad Mujer, una experiencia modélica de atención integral de mujeres para mujeres

19, también el

trabajo de capacitación que llevan a cabo y del que hemos sido testigos en este taller. A los esfuerzos institucionales se suman las iniciativas de la sociedad civil. He podido visitar la Casa de las Mujeres en Suchitoto, promovida por la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, Concertación de Mujeres de Suchitoto, Asociación para el Desarrollo y

15 Muchas fueron agentes activas y víctimas, pagando un precio por su involucramiento en la guerra que los hombres no pagaron. Véase: Vázquez, Norma; Ibáñez, Cristina y Murguialday, Clara (1996) Mujeres-Montaña. Vivencias de guerrilleras y colaboradoras del FMLN, Madrid, Horas y horas. 16 Recientemente he leído un interesante estudio que analiza el cambio de las salvadoreñas de tres extracciones sociales a lo largo de tres generaciones. En él puede verse la resistencia y la fuerza que despliegan para sacar adelante a sus hijas e hijos, y para mejorar sus vidas y su formación. Se trata de Michael Gorkin, Marta Pineda y Gloria Leal (2003) De abuela a nieta. Historias de mujeres salvadoreñas, San Salvador, UCA editores, 2013, 2ª reimpresión. 17 Para profundizar en este tema: Irantzu Mendía (2014) “Estudio de caso. Organizaciones de mujeres y construcción de la paz en El Salvador”, cap. 4 de su libro La división sexual del trabajo por la paz. Género y rehabilitación posbélica en El Salvador y Bosnia-Herzegovina, Madrid, Tecnos y Hegoa-Universidad del País Vasco. 18

Citado en Mendía, Op. Cit., p. 211-212. 19 Tras visitar Ciudad Mujer en Santa Ana, en compañía de la Directora del ISDEMU, Yanira Argueta, no puedo menos que ratificar y aún aumentar la grata impresión que ya me produjo la explicación del proyecto durante el taller, por parte de La Subsecretaria de Inclusión Social, Guadalupe de Espinoza.

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Defensa de la Mujer y la Asociación de Parteras “Rosa Andrade”.20

Me impactó la belleza del lago Suchitlan y también ver muchas casas con el emblema del pájaro-flor pintado en sus paredes externas junto a la leyenda: “Esta casa se declara lugar libre de violencia contra las mujeres”. Como han expresado distintas intervenciones de mujeres centroamericanas en este taller, creo que el grave problema de la violencia ejercida por las pandillas no puede erradicarse solo con la fuerza, ni es tarea que puedan afrontar en solitario un gobierno y sus instituciones. Glosando la frase que a menudo usamos en educación y que dice ‘para educar a un niño se necesita toda la tribu’, también aquí, para afrontar esta lacra productora de muerte y cultura de miedo, se necesita un consenso social y político, el esfuerzo unido de todos: instituciones, partidos, iglesias, universidades, sociedad civil en general. En este esfuerzo las mujeres pueden realizar aportaciones sustantivas y la 1325 habría de ser su valedora para ser escuchadas. Volvamos a la 1325. En el punto 1, se reclama la participación de las mujeres en los procesos de paz. Bien. Pero no olvidemos que lo importante no es la participación en sí, sino la paz. No basta con añadir mujeres a los procesos, a las instituciones, a las misiones de paz. La filosofía que da vida a la resolución, en la línea del ejemplo del Congreso de La Haya, busca el más que aporta la voz de las mujeres, su esfuerzo, su trabajo, cotidiano y organizado, las preguntas, temas y líneas de acción que emergen de sus prácticas y que tienen capacidad de impactar: 1) sobre la paz y la seguridad, en general y 2) sobre los derechos de las mujeres, cuya negación es también violencia. En otros países, las mujeres buscaron cómo apoyarse sobre esta resolución, utilizándola de manera muy creativa. En Angola, la República Democrática del Congo, Mozambique, Ruanda, Sierra Leona y Sudán, con el apoyo de UNIFEM (ahora ONU Mujeres) se coordinaron para llegar a una agenda común, influyeron sobre los negociadores, reclamaron capacitación relevante, aumentaron la conciencia de género de los partidos, y en algún caso lograron algún tipo de participación formal en las negociaciones. No obstante, algunas autoras han señalado los vacíos e inadecuaciones de la 1325, en particular que su enfoque no permite afrontar los retos de las violencias que se dan en países que no están en guerra. La violencia de las pandillas, la violencia en las grandes urbes, las extorsiones... son violencias que producen inseguridad en espacios cotidianos, en tiempos en los que no hay conflicto armado, pero tampoco paz. Y es que, como a menudo ha sucedido para las mujeres, ahora también para la población en general la separación entre espacios de guerra y de paz se está difuminando.

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En lo que nos atañe, corresponde a las mujeres centroamericanas mostrar los vacíos e inadecuaciones que presenta la 1325 para abordar la violencia de sus países, la violencia en general y la violencia contra ellas. Por mi parte, me permito señalar un par de reflexiones: una sobre la importancia del desarme, de desarmar a la población civil, de prohibir la venta de armas de un modo más rotundo (algo que también nos atañe a las poblaciones de los países que las producen y venden). Pues donde hay proliferación de armas, las muertes se multiplican porque como reza la frase pro-desarme: “A quien tiene un martillo, el mundo le parece un clavo”. Quien tiene un arma, finalmente la acaba usando. Por eso, no puede haber paz sin un desarme a fondo, y que sean sólo los cuerpos legales –policía y ejército- a quienes la legitimidad democrática les ha encargado velar por la seguridad de la población, quienes las tengan y usen de modo responsable y acorde con los derechos humanos. A la hora de pensar qué podría sugerirse en la revisión de los 15 años de la 1325, les comparto que España presidirá en ese momento, 22 de octubre de 2015, el Consejo de Seguridad y que tiene la intención de proponer al Consejo de Seguridad la formulación de una nueva resolución que se añada a las que han ido completando la aprobada en el 2000 y que defina la responsabilidad del CS ante las situaciones de conflicto armado en el mundo, “que exija resultados al sistema de NNUU, y que aborde amenazas ausentes de la Resolución 1325 y sucesivas, como el papel de la mujer en la lucha contra el extremismo violento”

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Es este un proyecto apoyado por la AECID de España que visité con Morena Herrera, fundadora de Las Dignas, a la que conocí en los

Diálogos de Barcelona, 2004. 21 Rita Santos, Tatiana Moura y Silvia Roque (2010) “UNSCR 1325: It is Only about War? Armed Violence in Non‑War Contexts”, Coimbra, Centro de Estudos Sociais, Universidad de Coimbra. 22 Ministerio de Asuntos Exteriores. “España ante la revisión de la Resolución 1325 (2000) sobre Mujeres, Paz y Seguridad”. Accesible en: http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/SalaDePrensa/NotasDePrensa/Paginas/2015_NOTAS_P/20150721_NOTA175.aspx

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Bien podría proponerse que se añadiera a esta resolución, en la línea de ampliar el tipo de violencias que caen en el ámbito de la 1325, lo que han propuesto las mujeres de la Concertación Feminista Prudencia Ayala cuando escriben: “Si bien es cierto que el conflicto armado finalizó, lo que se está viviendo en El Salvador es otro tipo de conflicto armado que vulnera los derechos humanos de la población en general, pero con mayor afectación a las mujeres, las juventudes y la niñez y por lo tanto, la Resolución 1325 podría aplicarse a esta nueva situación de violencia social, de delincuencia común y de crimen organizado que vive el país”.

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Finalmente, unas palabras para los hombres que están en este taller, trabajando codo a codo con las mujeres en el empeño común contra la violencia. Sólo decirles que si como he escuchado estos días este encuentro va a marcar un hito histórico en Centroamérica, aunque los hayamos nombrado poco, sepan que Vds son también parte de esta historia. Muchas gracias.

23 Enma Sofía Hernández Rivas (2015) Informe de cumplimiento de los compromisos del Estado Salvadoreño en el avance de los derechos de las mujeres, San Salvador, Concertación Feminista Prudencia Ayala, UE, Mundubat y ONU Mujeres, p. 48.

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MODULOS DE

FORMACIÓN:

GÉNERO Y

SEGURIDAD

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MÓDULO 1:

GÉNERO Conceptos básicos de género y

transversalisación del enfoque de género

y políticas de igualdad

A cargo de Miriam Gaspar,

Escuela de Formación para la Igualdad, ISDEMU

1. Sexo y Género En la actualidad, el uso de la palabra “género” se ha extendido al habla cotidiana, lo que no sucedía hace unos años atrás cuando el concepto se usaba exclusivamente en el ámbito académico. Sin embargo, su uso extendido no significa que las personas estén entendiendo lo mismo cuando emplean el concepto y muchas veces se hace uso erróneo de él.

Ejercicio 1: Definición de “género”: ¿Qué entendemos por género? Los cinco grupos de trabajo realizaron sus propias definiciones del concepto de género: “Género: una construcción social de patrones y de roles establecidos para hombres y mujeres, impuestos por la sociedad como un conjunto de prácticas y representaciones basadas en patrones culturales vinculados con las relaciones de poder” “Género: proceso de construcción social que aporta roles diferenciados a hombres y mujeres dese la perspectiva de las relaciones de poder en la sociedad” “Conjunto de valores construidos social y culturalmente que dan lugar a lo femenino y lo masculino, comportamientos desde el nacimiento y que se van imponiendo y consolidando durante el crecimiento de la persona” “Género: Construcción social que asigna roles sociales según dinámicas sociales” “Género son roles socialmente construidos, comportamientos, actividades y atributos que una sociedad considera apropiados para mujeres y hombres es algo creado por la cultura y por la historia, la religión y con el tiempo va cambiando. Género es diferente a sexo, el sexo no cambia, sexo nos da un rol reproductivo, el género nos da diferentes aspectos, nos asimilan un género al nacer, nosotros podemos identificarnos con un género y podemos atribuir un género aunque ese no sea el que sea el sexo que identifica a la persona.”

El concepto de género remite a todas las creencias y relaciones entre mujeres y hombres, son los comportamientos construidos por la sociedad y asignadas al sexo con el que se nace. Participantes al Taller venidos desde Guatemala recuerdan que en su país, por ejemplo, se reproducen sociedades machistas donde el hombre trabaja y no puede mostrar sus sentimientos mientras que la mujer

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siempre está ligada a la maternidad y al trabajo en el hogar. “Las niñas tienen que ser tratadas como princesas que atiendan a sus padres y hermanos, el hombre debe demostrar fuerza y protección” señala el participante. Otra participante, experta en género, recuerda que el surgimiento del concepto de género sirve para liberarse del concepto de sexo y de las asignaciones que dan los cuerpos: “En el caso de la guerra y de la paz, el cuerpo de hombre asigna la guerra, el cuerpo de mujer asigna las tareas de cuidado. La noción de género es algo construido y al reconocer que se trata de una construcción, permite una cierta liberación. Los hombres pueden entonces participar en las tareas de cuidado y las mujeres contribuir en las de protección. Al construir el concepto de género nos podemos liberar de las obligaciones que se atribuyen a los cuerpos, ligadas no al género sino al sexo. ¿Cuánto importan los cuerpos? Al construir el género se reivindica también la diferencia, los cuerpos son diferentes, los sexos no son iguales, hay dos géneros. Al hablar de construcciones entablamos la libertad de si, la libertad de cada persona para identificarse con actitudes femeninas o masculinas, pero sin eliminar las diferencias. Hay una tendencia social a la hegemonía de lo masculino, pero las mujeres no quieren ser un hombre más” explica la participante al taller. El concepto de sexo está fuertemente ligado a cómo las personas siendo hombres o mujeres son socializados. El sexo se refiere a las características anatómicas y fisiológicas que nos definen como mujer o como hombre que se clasifican a nivel genético, genital, cromosómico… Sin embargo, según el sexo hay roles y estereotipos construidos. Para las mujeres hay colores, tareas, sentimientos específicos. Las mujeres van asumiendo ciertas situaciones que van asignando lo que es lo masculino y lo femenino porque a pesar de las evoluciones que se han dado, todavía el sexo va determinando las formas de pensar, sentir y actuar. El género tiene algunas características: es un conjunto de valores, normas que determinan socialmente las actividades, formas y conductas. Está relacionado con lo que cada sociedad considera correcto o aceptable en el comportamiento de mujeres y hombres. Puede cambiar o permanecer sin modificarse dependiendo de la época, el lugar, la cultura o la sociedad y está relacionado con la apariencia física de la persona. El género es el resultado de una construcción que se aprende a través de las principales instituciones que conforman nuestra sociedad (escuela, familia, iglesia…). En resumen, sexo refiere a las características fisiológicas que distinguen las mujeres y los hombres. El sexo es universal, somos hombres y mujeres en cualquier parte del mundo. El género se inicia en el nacimiento y se adapta a lo largo de la vida. El sexo es biológico, el género es una construcción. Algunos antecedentes en la adopción de concepto de género: - Margaret Mead (antropóloga y activista de Derechos de las Mujeres, americana) en 1935 realizó investigaciones en Samoa y en Nueva Guinea en tres tribus diferentes, lo que le permitió ver que la forma cómo se comportaban las mujeres y los hombres en esas tribus era igual. Muchas veces los hombres tenían capacidad de dar afecto y las mujeres podían ir a trabajar. A partir de esas investigaciones ella cuestiona lo que se supone era natural para las mujeres: que las mujeres estén en posición distinta a la de los hombres. Las diferencias encontradas en sus investigaciones pusieron de manifiesto diferencias con lso estereotipos en las culturas occidentales. - John Money (psicólogo y médico neozelandés especializado en sexología) desarrolla el concepto de género para referirse al componente cultural. Se basa en estudios científicos para decir que hay una separación de lo biológico con lo cultural. En sus estudios de sexología, adopta el componente cultural, lo que representa un avance científico ya que permite ver que los roles, papeles y atribuciones que se otorgan naturalmente a las mujeres no eran sino construcciones culturales. En la década de los años 1970, a través de los grupos feministas, se empezó a emplear el término de género.

2. ROLES Y ESTEREOTIPOS DE GENERO Por rol se entienden las atribuciones normas y expectativas de comportamiento de lo femenino y lo masculino. ¿Qué es un rol? ¿Cuál es el rol que me toca desempeñar de acuerdo a la sociedad en la que vivo? En El Salvador por ejemplo, para la mujer el estereotipo de género es cocinar, atender los niños, atender al marido.

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Los estereotipos vienen de ideas pre-construidas, profundamente arraigadas, que determinan las conductas, comportamientos y actitudes de las personas en situaciones determinadas. En los roles de género tradicionales de la mujer y de lo femenino es el del trabajo productivo no remunerado, dueñas de casa, madres, esposas, ser para otros, consideradas objetos. Los hombres por su parte responderían a roles de trabajo productivo remunerado, proveedor, ser para sí, sujeto propio. ¿Cómo se aprenden estos roles de género? Las mujeres aprenden su rol vistiendo de color rosado, se le con flores, moños y encajes, se le proporcionan juguetes como muñecas o juguetes de cocina, juguetes rosados. A los hombres se les viste de azul o celeste, se le relacione con aviones o imágenes deportivas, se le proporcionan juguetes como pistolas y balones de futbol. ¿Cuáles son los principales estereotipos de género? Las mujeres son consideradas subjetivas, dependientes, pasivas, frágiles, débiles, emocionales, irracionales, pacientes. Los hombres serían objetivos, independientes, activos, valientes, fuertes, racionales, lógicos, líderes y aventureros Como lo comenta un participante al taller: “En El Salvador, la participación de las mujeres ha sido una lucha de años. Tener hoy en día 27 mujeres en el Parlamento representa las luchas de casi dos décadas, ha representado romper los estereotipos.” Otra participante recuerda los postulados de Simone de Beauvoir “Así como la mujer no nace sino que se hace, el hombre también se hace, no se nace”. A lo largo del Taller surgieron dos discusiones ligadas a los estereotipos de género: ¿Las mujeres deben actuar como hombres? No. Por ejemplo, en la policía las mujeres trabajan como mujer. Las formaciones son iguales para todos y todas por igual. Los policías, hombres o mujeres, actúan como policías, no como hombres ni como mujeres. En Brasil, investigaciones de recursos humanos recuerdan que al principio las mujeres, para evolucionar en niveles jerárquicos, se veían obligadas a actuar “como hombres”: ¿debe una mujer actuar como hombre para tener los mismos beneficios que los hombres? ¿Es la uniformidad una forma de igualdad? ¿Tienen género las instituciones? El ejército por sus protagonistas que han sido hombres, ha sido una institución muy masculina. Las instituciones en la medida en que sean integradas cada vez más por mujeres, deberán cada vez mas cambiar. La presencia de mujeres aporta un cambio de género en las instituciones. No se debe poner en una situación de igualdad por igualdad, ya que se puede reivindicar la diferencia. Sin embargo hay que recalcar que diferencia no debe significar discriminación.

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MÓDULO 2:

TRANSVERSALIZACION Conceptos básicos de género y

transversalisación del enfoque de género y

políticas de igualdad A cargo de Miriam Gaspar,

Escuela de Formación para la Igualdad, ISDEMU

1. Enfoques de Género La igualdad entre hombres y mujeres en la sociedad es una meta que ha sido consagrada por los organismos internacionales y los Estados a través de distintos acuerdos y compromisos internacionales. La constitución de la mayoría de los países señalan que las personas son iguales ante la ley sin distinción de raza, edad, color de piel, lengua, sexo, religión, lugar de residencia etc. Alcanzar la igualdad ha significado recorrer más de 40 años a través de tres enfoques principales: Mujeres en el Desarrollo, Género y Desarrollo y la Transversalización.

1) Mujeres en el Desarrollo (MED)

El concepto de Mujeres en El Desarrollo (MED) se empieza a implementar a partir de la “Década de la Mujer” (1975 – 1985) para incorporar las mujeres al desarrollo. Este enfoque tiende a considerar a las mujeres a través de intervenciones específicas en proyectos con un “componente mujer”, lo que contribuye a reforzar los roles de género asignados. Este enfoque ayudó en gran medida a visibilizar el aporte de las mujeres en la dinámica del desarrollo. Muchos proyectos se reorientaron para que las mujeres tuvieran participación en el espacio público, casi siempre en los roles que se les había asignado (cuidadoras, educadoras…). En su momento, en los años 1970, situar a la mujer en los proyectos de desarrollo fue una propuesta política. El MED se centra en la condición de las mujeres y hace referencia a la situación material de vida.

2) Género en el Desarrollo

El concepto de Género en el Desarrollo se empezó a desarrollar a partir de los años 1980, pasando del foco centrado en las mujeres al foco de género. Se desplaza así el rol asignado a las mujeres. El GED se centra en la en la posición de las mujeres, cuestiones relativas a la valoración social, el prestigio, la autoridad, el poder de las mujeres en relación a los hombres. Trata de las necesidades estratégicas, aquéllas que las mujeres identifican en virtud de su posición subordinada a los hombres en la sociedad. En la agenda del GED, la idea central es la re-conceptualización del tema de los Derechos Humanos. El debate entra con un nuevo paradigma, el del desarrollo humano, que se fundamenta en la participación de las personas y se basa en el principio de igualdad entre hombres y mujeres. Tres elementos principales del GED:

1- Igualdad de oportunidades para todas las personas en la sociedad. 2- Sostenibilidad de oportunidades de una generación a la siguiente 3- Potencializar las personas para que participen en los procesos de desarrollo y se beneficien de él.

3) La Transversalización de género

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La Transversalización permite que el tema de género no esté solamente en espacios aislados, no solamente en espacios remitidos a un “tema de mujeres” o a un “interés de las mujeres”. Generalmente al hablar de género se piensa que es un “tema de mujeres”, pero en realidad es un tema que tiene que ver con mujeres y con hombres. La Transversalización implica que las instituciones del Estado asuman un posicionamiento político, ya que el objetivo final es alcanzar la igualdad de género a través de dos principios complementarios: la equidad y la no discriminación. La “equidad” permite desarrollar condiciones distintas a aquellas personas que presentan desventajas de sus puntos de partida. En este caso, se trata de acciones afirmativas hacia las mujeres. La “no discriminación” trata de ir más allá de la formalidad hacia la realidad: en muchos países hay mecanismos normativos pero que aun no se traducen en la realidad ni en la práctica. Otro concepto es el de “igualdad sustantiva” y de “igualdad de género”: la igualdad en términos generales tiene que ver el tema de Derechos Humanos pero la igualdad sustantiva hace referencia al cambio sustantivo que tienen las mujeres para alcanzar una igualdad real, no solamente dentro de sus roles asignados. Debe haber una participación activa del Estado para que se den mecanismos que favorezcan la implementación de los derechos de las mujeres.

2. Transversalización de género y operaciones de paz El enfoque de género ayuda a tener perspectivas diversas de la realidad para diagnosticar como estamos social y culturalmente. Las miradas de mujeres y de hombres se suman para buscar las mejores respuestas a las realidades de vidas estereotipadas por feminidad y masculinidad, ahí reside la pertinencia de educarnos en género, de estar plenamente convencidos de las influencias que tiene sobre cada uno de nosotros. ¿Qué se gana al incorporar el enfoque de género? La incorporación del enfoque de género es un importante aporte en la medida en que obliga a los países a tomar conciencia y a poner el problema de la igualdad de género y de la violencia en el corazón del debate sobre el post-conflicto. Esto debiera significar que al abordar procesos de restablecimiento de la institucionalidad, se haga desde una perspectiva de género transversal, en todas las políticas que se implementen. Otro tema es la masculinidad. Desde los estudios de género se entiende por estereotipo por el juicio que se fundamenta en una idea preconcebida, impuesta en la comunidad o en la sociedad. Se entiende como un molde, una caricatura sobre algo o alguien. En lo que respecta a los hombres, la masculinidad se construye en base a una triple negación: Soy hombre, no soy mujer; Soy hombre, no soy niño; Soy hombre, no soy homosexual. La masculinidad se construye contra todo lo estereotipado a la feminidad, la niñez y la homosexualidad lo que desemboca en una masculinidad heterosexista, casi homofóbica, intolerable, misógina que desprecia lo femenino. Esto se traduce en la demostración física de las tres negaciones, llegando incluso a la violencia. Estos cánones de masculinidad hegemónica convierten la violencia en símbolo de masculinidad. Se pueden identificar varios modelos de masculinidad hegemónica como por ejemplo: el “amante”, hombre con muchas parejas; el “guerrero”, protector y fuerte; el “Rey”, que dispone de poder y goza de obedecimiento; el “Mago”, que todo lo sabe y puede resolverlo todo. Lo ideal es vivir una masculinidad que no deba desgastarse en demostrar que no se es mujer, ni niño ni homosexual. Que desarrolle relaciones respetuosas, justas y equitativas. La violencia del hombre que es social, es cultural contra la mujer, la niñez, contra los hombres y contra la naturaleza. Es, en definitiva, violencia contra sí mismos.

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MÓDULO 3:

GÉNERO, DEFENSA, PAZ Y SEGURIDAD A cargo de Pamela Villalobos y Cristina Benavente,

Especialistas de la CEPAL

“Se ha vuelto más peligroso ser una mujer que va a buscar agua o a recoger leña que un combatiente en la línea de fuego”. -Margot Wallström, Representante Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia sexual en los conflictos

1. Conceptos de Seguridad y Género

Seguridad y género han sido durante años conceptos aparentemente alejados. La “Seguridad” se ha entendido como un tema ligado al Estado y a los temas relativos a la defensa, a la soberanía, a los territorios. El concepto de “género” ha sido considerado como un tema de “mujeres”, ligado al lugar de de las mujeres en el desarrollo. Hasta la década de los 1990 no empiezan a unirse y a entrelazarse los dos conceptos. Este avance se da gracias a la publicación del Informe de Seguridad Humana. Este informe crea un nuevo paradigma que iguala la Seguridad del Estado (de los territorios, de las fronteras, de los soldados) con la seguridad de las personas. La seguridad humana se define con 6 componentes: seguridad económica, ambiental, política, sanitaria, financiera y la seguridad de las comunidades. El enfoque de seguridad humana es relevante para el análisis del conflicto en la medida en que cualquier amenaza a la seguridad de las personas es una violación a los derechos humanos.

2. Género y Análisis de los Conflictos Armados

¿A quién afecta el conflicto? ¿Afecta a todos por igual? Durante la Primera Guerra Mundial se estima que menos del 10% de las víctimas eran civiles, en la Segunda Guerra Mundial lo fueron alrededor de 56% de las víctimas. En los conflictos actuales, alrededor de 75-80% de las víctimas son civiles, la mayoría siendo mujeres y niños. Los principales afectados en los conflictos son las mujeres y los niños, lo que contrasta con la imagen y la simbología de la guerra. La imagen construida de los conflictos es la del hombre que va al campo de batalla mientras que las mujeres y los niños siguen sus vidas “normales”, la única diferencia siendo la ausencia de los hombres. Sin embargo el conflicto afecta a todos. ¿Qué implica incorporar género en el análisis del conflicto? ¿Qué deberíamos considerar? Se pueden considerar los roles y vivencias diferenciados entre hombres y mujeres en tiempos de normalidad: como eran las cosas antes del conflicto y como esto se modifica durante y después. En efecto, las relaciones de género no quedan intactas tras el conflicto sino que se modifican y pueden hasta transformarse. Si bien los conflictos agudizan los roles tradicionales o los estereotipos de género, la salida del conflicto hace que las relaciones se hagan más complejas ya que se crean expectativas que no son respondidas. Por ejemplo, muchas mujeres combatientes dejaron sus roles tradicionales de cuidadoras para tomar las armas y, al regreso a sus comunidades tras la guerra, debieron volver a enfrentar lo que las sociedades exigían de ellas: maternidad y cuidado. De la misma forma, la ausencia de los hombres (que van a la guerra) crea un nuevo lugar para las mujeres en sus comunidades: pueden pasar de ser cuidadoras de hogar a verdaderas lideres de su comunidad.

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Con el fin del conflicto puede regresar la “normalidad” pero la guerra ya ha contribuido a romper los estereotipos. La “normalidad” no puede regresar, el conflicto trae consecuencias, un antes y un después, también en las relaciones de género. El cuerpo de las mujeres (y muchas veces, también el cuerpo de los hombres) siempre ha sido considerado un botín de guerra, en todos los conflictos. La forma en que el conflicto afecta especialmente a las mujeres es una realidad que no se había considerado hasta los años 1990.

3. Género, conflicto y violencia De todos los sitios donde las masculinidades se construyen, se reproducen y se despliegan, los relacionados con la guerra y los militares son algunos de los más directos. A pesar de los profundos cambios políticos, sociales y tecnológicos, el “guerrero” sigue siendo uno de los símbolos clave de la masculinidad. De esta forma, la predisposición a ejercer o a ser víctima de violencia se relaciona con el género: los hombres ejercen la violencia, las mujeres no. En situaciones de conflicto armado, estereotipos como este y patrones de violencia de género resurgen, se emporan, se agudizan. La violencia sexual es usada como guerra y hoy en día es reconocido como crimen de guerra.

4. Género, resolución de conflictos y reconstrucción En el análisis de género es necesario analizar todas las fases del conflicto: antes, durante y después así como las diferentes etapas de desarme, desmovilización, reinserción y reconstrucción. Adoptar una mirada de género al conflicto permite tener un acercamiento más inclusivo, que toma en cuenta todos los actores. En el caso de las mujeres, permite tenerlas en cuenta como actores activos en los procesos de reconstrucción y en los procesos de paz. Considerar el enfoque de género es preguntarse constantemente cómo afecta el conflicto a las mujeres.

Ejercicio 8: Efectos de conflicto en hombres y mujeres y violencia sexual ¿Cuál es la relevancia de considerar el impacto del conflicto desde una perspectiva de género? ¿Qué pasa cuando no se considera este enfoque? De los talleres de intercambio y de discusión entre participantes surgen principalmente los temas siguientes: - La mujer y su cuerpo, territorio de guerra En relación al conflicto de Guatemala y como lo relata en su libro “Tejidos del Alma” Rigoberta Menchú, muchas áreas indígenas fueron escenarios de violencias contra hombres y mujeres. Los hombres eran apartados y obligados a cavar tumbas, mientras que las niñas y mujeres eran violadas delante de sus familiares, para después ser asesinadas y enterradas por sus propios esposos. Las mujeres y sus cuerpos fueron y siguen siendo un botín de guerra: humillar a una mujer es humillar al enemigo, poseer una mujer es doblegar al otro. Hoy en día, una situación asimilable sucede en países como El Salvador en el contexto de las pandillas juveniles. Muchas niñas y mujeres deben ser atendidas tras ser agredidas por hombres de la pandilla enemiga. El ser madres, hermanas, pareja, hijas del enemigo las convierte en objetos de guerra. La mujer y su cuerpo siguen siendo usados con fines tácticos, como un territorio más, como un arma más. -Una mujer víctima son varias victimizaciones La agresión (sexual, asesinato, maltrato…) que sufre una mujer conduce a varios niveles de victimización. Por un

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lado, la mujer misma a nivel personal, pero no solamente. Su familia y su comunidad también se ven afectadas. En general, destruir una mujer es destruir un pilar social y comunitario, es destruir el tejido social y local. En los programas de reconstrucción se pueden reconstruir elementos materiales (puentes, escuelas…) pero ¿cómo reconstruir las comunidades? Por esta razón, la seguridad de las mujeres es también la seguridad de las comunidades. - Consecuencias de la violencia contra las mujeres prevalecen tras el conflicto A nivel individual y comunitario, hay serias consecuencias a nivel de salud mental, de estrés post-traumático, de tentativas de suicidio. Es indispensable que tras los conflictos las sobrevivientes de violencias y sus comunidades dispongan de mecanismos de atención específicos. Por otro lado, como lo hicieron notar participantes del taller desde Guatemala, la violencia generada contra las mujeres subsiste mucho después de los conflictos. Por ejemplo, ese país las estadísticas de violaciones eran mínimas antes de la guerra Sin embargo, durante el conflicto la violencia sexual fue utilizada por el ejército de entonces como una práctica para atemorizar a las comunidades. Posteriormente, quedo la imagen del hombre violento y de la mujer sumisa, desgraciadamente se perpetuó en la mentalidad y en el tejido social que la mujer puede ser castigada, su dignidad menoscabada, que una mujer puede ser violentada. Estas prácticas de sumisión son consecuencia del conflicto. Hay claramente un antes y un después por lo que una forma de prevenir la perpetuación de tales acciones es prevenirlas desde el estallido de los conflictos. - Poner fin a la impunidad y romper con el círculo de violencia Ya sea en el plano nacional o internacional, se hace necesario poner fin a la impunidad. En la guerra de Bosnia por ejemplo, los embarazos forzosos fueron una verdadera arma de guerra. En la actualidad, cascos azules de las misiones de paz han perpetrado crímenes contra mujeres que debían proteger. La formación de las fuerzas de seguridad y una política de tolerancia cero son indispensables para proteger a las mujeres. A nivel nacional, los Estados deben responsabilizarse por poner fin a la impunidad para sancionar estas conductas, para romper y acabar con una cultura en la que es posible violentar a una mujer. - Importancia de reconocer a las mujeres como víctimas Es importante, para la reconstrucción y para el lugar de las mujeres, reconocer su estatuto de víctimas del conflicto, y no solamente de “daños colaterales”. Reconocer esto significa también reconocer que las mujeres sufren los conflictos de forma diferenciada en sus propios cuerpos, en sus vidas, en sus familias. En Guatemala por ejemplo, la Comisión de Esclarecimiento Histórico estableció que 82% de violaciones fueron contra mujeres indígenas con actos de ensañamiento como violaciones masivas, públicas, actos de tortura etc. Actualmente, un país como Colombia tiene ese desafío por delante. En El Salvador por ejemplo, los informes de Verdad y Reconciliación dieron voz a víctimas de masacres como la del Mozote, cuyas supervivientes hablan de violaciones masivas, públicas y de asesinatos a mujeres que recuerdan que estas expresiones de tortura afectaron principalmente a mujeres y niñas durante la guerra en El Salvador. Tras acciones tales, la realidad no puede nunca volver a ser la misma ni para las mujeres, ni para sus comunidades, ni para sus países.

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MÓDULO 4:

MARCO INTERNACIONAL MUJERES,

GÉNERO, PAZ Y SEGURIDAD A cargo de Marcela Donadio, Red de Seguridad y de Defensa de América Latina y el Caribe (RESDAL) El objetivo del módulo es conocer los contenidos centrales de los principales instrumentos internacionales en relación a mujer paz y seguridad, especialmente la CEDAW. La perspectiva de género es un tema transversal que tiene impactos internos (en cada país e institución) y externos (legitimidad de la misión, relación con la sociedad). Los instrumentos internacionales y nuestros propios Estados son instituciones neutrales en materia de género. Fueron construidos en general con una mirada masculina. En todos los países del mundo, incluyendo los latinoamericanos, la mitad de la población está compuesta por mujeres, la otra mitad de hombres. Si la sociedad es de esa manera, las instituciones han de ser capaces de adaptarse de esa misma manera. La perspectiva de género ya está incluida en los propios instrumentos nacionales. La idea igualdad y de equidad está en la mayoría de las constituciones de los países latinoamericanos. En el marco de Naciones Unidas, recordemos el contexto de instrumentos internacionales. - 1945: Creación de la Organización de Naciones Unidas El antecedente inmediato de la igualdad de género es el propio preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, cuando se reafirma la fe en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. - 1975: Primera Conferencia sobre la Mujer (Ciudad de México) Unos momentos importantes son también las Conferencias Mundiales sobre la Mujer, organizadas por las Naciones Unidas. Estas Conferencias ayudan a ver la igualdad de género y de igualdad de oportunidades y contribuyen al reconocimiento de las mujeres como víctimas, preventoras como actrices, como figuras con roles múltiples durante les conflictos. - 1979: Adopción de la Convención Sobre La Eliminación De Todas Las Formas De Discriminación Contra La Mujer (CEDAW) La Convención CEDAW, adoptada por la Asamblea General en 1979 es un instrumento internacional único global y vinculante para la eliminación de la discriminación contra las mujeres y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. La aceptación de la Convención por parte de los Estados los compromete a adoptar una serie de medidas para poner fin a la discriminación contra la mujer en todas sus formas. La CEDAW tiene un Comité de seguimiento y elabora recomendaciones periódicas. Una de las más relevantes para el tema tratado es la Recomendación 30, específica a tema de Mujeres, Paz y Seguridad. - 1980: Segunda Conferencia sobre la Mujer (Copenhague) -1985: Tercera Conferencia sobre la Mujer (Nairobi)

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- 1994: Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, convención de Belem do Para Primera en hacer referencia directa a la violación de los derechos de las mujeres en el espacio privado, en el seno de la familia y de los hogares. Los Estados Parte deben informar sobre las medidas adoptadas para prevenir y erradicar la violencia contra la mujer y para asistir a la mujer afectada por la violencia. Desde 2004 dispone de un mecanismo de seguimiento de implementación de la Convención. - 1995: Cuarta Conferencia Sobre la Mujer (Beijing) - 1998: Estatuto de Roma Enumera entre los crímenes de lesa humanidad la violación, la esclavitud sexual, prostitución forzada… - Tribunales Penales Internacionales (TPIR - Ruanda y TPIY 1994 – Yugoslavia 1993): han dado algunas sentencias que han permitido avances al incluir los crímenes de naturaleza sexual, la violación como crimen contra la humanidad - 2000: Resolución 1325 y subsiguientes

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MÓDULO 5:

LA RESOLUCIÓN 1325

DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE

NACIONES UNIDAS Y

LAS RESOLUCIONES RELACIONADAS A cargo de Pamela Villalobos y Cristina Benavente,

Especialistas de la CEPAL

1. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, compuesto por 15 miembros de los cuales 5 son permanentes, tiene la responsabilidad primordial la paz y la seguridad internacionales. Para mantener la paz y la seguridad internacional de conformidad con los principios de la Carta de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad dispone de poderes y funciones específicas como mantener la paz y la seguridad internacionales, investigar controversias que creen fricciones internacionales, recomendar métodos de ajustes a tales controversias, elaborar planes de establecimiento de reglamentación de armamento, determinar si existen amenazas a la paz o actos de agresión etc.

2. Las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP) Las operaciones de mantenimiento de la paz son acciones de las Naciones Unidas ordenadas por el Consejo de Seguridad y desarrolladas bajo el control de su Secretaria General para preservar la paz. Las OMP se caracterizan por constituirse con consentimiento de las partes, ser imparciales respecto a las partes del conflicto y hacer uso legítimo de la fuerza. Con los nuevos contextos de violencia surgen también nuevos tipos de OMP desde el punto de vista de la composición de las misiones. Las misiones ahora deberían contar con componentes militar, civil, político y diplomático que cooperen y dialoguen teniendo en cuenta las necesidades de la población civil.

3. La Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas La Resolución 1325 es el primer documento que exige a ambas partes del conflicto el respeto de las Derechos de las Mujeres. Es la primera vez que el Consejo de Seguridad se refiere a este tema y es el principal valor de la Resolución. La Resolución 1325 reconoce el impacto diferenciado y desproporcionado que la guerra tiene sobre las mujeres y señala la importancia de la contribución de las mujeres en la resolución y prevención de conflictos armados y en el mantenimiento y construcción de la paz. Hay un proceso que se inicia con la Resolución 1325 ya que han seguido instrumentos y resoluciones que refuerzan el mensaje y el mandato de proteger a las violencias contra las violencias en conflictos armados, rescatan el objetivo de participación de las mujeres y subrayan la necesidad de escuchar las voces de las mujeres e la construcción de la paz. Estas resoluciones se han adoptado entre 2008 y 2013: resoluciones 1820, 1888, 1889, 2102, 2122. En cuanto a la participación de mujeres en misiones de paz, la media regional está en el promedio mundial: 5% de los efectivos son mujeres. Hay todavía mucho espacio para crecer a pesar de las restricciones y de los requisitos impuestos por Naciones Unidas en cuanto a años de experiencia. Dado que los procesos de integración de las mujeres a las Fuerzas Armadas ha sido relativamente reciente, la mayoría de países de la región no cuentan con mujeres con suficientes años de experiencia para integrar las misiones de paz.

4. ¿Cómo implementar la Resolución? La herramienta que se sugiere y que pretende concentrar y potenciar los esfuerzos de los Estados son los Planes

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de Acción Nacionales (PAN). En la región solamente hay un país que tiene un PAN – Chile – que está incluso en su segunda versión. Hay varios países en este proceso. A 15 años de la Resolución, con los PAN como indicador muestran que es poco lo se ha avanzado. No quiere decir que no se hayan desarrollado acciones que vayan en el sentido de la Resolución, las ha habido, pero no se han cristalizado en un PAN, que es en definitiva un instrumento que da una hoja de ruta de cómo implementar acciones de forma coordinada. En la adopción de Planes de Acción Nacionales comenzaron los países europeos y nórdicos, seguidos por países que habían sufrido graves situaciones de conflicto (Uganda, Costa de Marfil, Ruanda) seguidos más tarde por países donantes como Estados Unidos, Chile o Alemania por ejemplo. Los PAN abren oportunidades y aunque no son la única forma de implementar la Resolución 1325, es una herramienta útil para poner el tema de género en la agenda pública, sobre todo en ámbitos ajenos a la temática. Un Plan de Acción Nacional permite integrar distintos puntos de vista y marcar la intersectorialidad. Los procesos de construcción de los PAN son los que pueden marcar su éxito: en la medida que los actores involucrados participen del proceso, será más fácil que se genere apropiación de contenidos y que éstos sean relevantes para enfrentar la realidad. También es necesario contar con diagnósticos apropiados de la situación que viven hombres y mujeres en distintos contextos en forma de contar con estadísticas desagregadas por género.

5. Contexto Regional A nivel regional y a título de ejemplo, 55% de los países de la región latinoamericana no han tenido nunca una mujer como Titular del Ministerio de la Defensa (en número de nombramientos por país: Chile 2, Colombia 1, Argentina 1, Uruguay 1, Bolivia 1, Paraguay 1, Ecuador 3, Venezuela 1 y Nicaragua 1). Por otro lado, 35% de los países no han tenido mujeres titulares del Ministerio de Relaciones Exteriores (en número de nombramientos por país: Colombia 5, Ecuador 3, El Salvador, Venezuela 2, Honduras 2, México 2, Perú 2, Argentina 1, Chile 1, Guatemala 1, Panamá 1, Paraguay 1, Republica Dominicana 1). Sin embargo aun no hay datos sistematizados sobre el lugar y participación de mujeres en los servicios exteriores de los diferentes países de la región. Algunas lecciones aprendidas para la implementación de la Resolución 1325 en el contexto regional: Como acciones facilitadoras se ha listado la importancia de contar con un apoyo político transversal, común a toda la agenda de género, la importancia de contar con financiamiento estable y la importancia de desarrollar capacidades, instrumentos y mecanismos de rendición de cuentas. Como dificultades se han citado : la difícil coordinación intersectorial de diálogo, los mecanismos de participación de la sociedad civil, y los vínculos con el sector académico nacional así como la participación de los medios de comunicación en la correcta difusión y sensibilización sobre la Resolución 1325. Para compartir la experiencia de República Dominicana, una participante al taller recalco que ha sido gracias al movimiento de feminista y al movimiento de las mujeres que se ha logrado avanzar en planes e integrar perspectivas de género en distintas instancias del Estado. La Señora Lourdes Xitmul Piox, Secretaria de Presidencial de la Mujer de Guatemala comentó que: “Tiene que haber voluntad política que sume a todos los demás recursos. En Guatemala existe una mesa inter-institucional pero hace falta más impulso. Guatemala tiene el firme compromiso de seguir trabajando en los temas de género y tras este taller se llamará a una reunión para definir los pasos a seguir en el país”. En el caso de Brasil, oficiales del Ministerio de Defensa compartieron con la asistencia que actualmente en su país se está en “fase de convencimiento” y se están desarrollando discusiones para saber si se debe implementar un Plan de Acción Nacional o no. En Argentina, una participante recuerda que no ha habido consenso para realizar un plan de acción. El sector defensa pudo hacerlo internamente y desarrollar su propio plan de acción también por la necesidad de responder a indicadores concretos. Hoy en día pareciera que hay oportunidades desaprovechadas porque no hay consenso político, aun cuando la sociedad está fuertemente movilizada alrededor del tema de la violencia contra las mujeres.

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MÓDULO 6:

CONFLICTO Y POST CONFLICTO

MARCO REGIONAL A cargo de Marcela Donadio, Red de Seguridad y de Defensa de América Latina y el Caribe (RESDAL)

1. Contexto de seguridad - Nuevos tipos de conflicto, poca capacidad de predicción sobre la dirección de los nuevos conflictos. Hay discusiones sobre el papel del Estado pero en el campo de la seguridad por el carácter global de las sociedades de hoy y las telecomunicaciones. - En América latina, disminuye la perspectiva de conflicto bélico - Necesidad de protección de civiles - Carácter transnacional de diversas problemáticas - Demandas cada vez mayores de la sociedad global por comprender y atender la dimensión humana

2. Violencia Sexual En la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia sexual “se refiere a todo acto sexual o tentativa de consumar un acto sexual, a los comentarios o insinuaciones sexuales no deseadas, o a las acciones para comercializar o utilizar de cualquier modo la sexualidad de una persona por medio de la coacción, independientemente de la relación de esa con la víctima en cualquier ámbito incluidos el hogar y el trabajo” En el plano internacional, la violencia sexual en casos de conflicto armado se aplica esta misma definición de la OMS con algunas características que permiten o no hablar de violencia sexual como “arma de guerra”: - Temporalidad: ¿Está el acto vinculado a un conflicto? ¿A un post conflicto? - Territorio: Los hechos se dan en un área afectada por violencia y conflictualidad - Causalidad: Existencia de perpetradores (grupos armados regulares o no) y situación de conflicto La violencia sexual no es un tema colateral ya que estas violencias tienen un objetivo militar, estratégico, de debilitar al adversario. Luchar contra la violencia sexual es entonces crucial para la paz sustentable. Hoy en día, la violencia sexual está siendo usada como arma de guerra en lugares como el Congo (aprox. 30% de los casos de violencia sexual son cometidos por fuerzas armadas congoleas), en Siria (como modo de deshonra a familia), en Colombia o como en Sudán del Sud (problema de las fuerzas de seguridad cometiendo los hechos). Tres ámbitos para las fuerzas de seguridad en misiones internacionales para plantearse la perspectiva de género:

1) Operativos de terreno: protección de mujeres y de civiles en general, Mujeres pueden aportar servicios

específicos, por ejemplo mayor proximidad o mejor escucha a casos sensibles de violencia contra las mujeres

2) Perspectiva de género: en temas por ejemplo de distribución de alimentos y de agua. En Haití por

ejemplo los alimentos debían ser entregados a las mujeres que lo iban a repartir entre la familia mientras que muchos hombres lo venderían

3) Participación de mujeres: ¿Cuántas mujeres hay o deben haber? La proporción de personal en las

misiones de paz: 85% de personal en Misiones de paz son militares o policías. Hoy en día las cifras parecen bajas – y lo son – pero son altas comparativamente con la progresión histórica.

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3. Percepciones en el terreno - El primer tema que los Comandantes militares de terreno se plantean al hablar de género es el tema de abuso sexual. Hay una asociación en el terreno entre temas de género con cuotas de mujeres y con abuso sexual. Esos elementos son parte de un conjunto más profundo. - La visión de los civiles es que los militares están cerrados a la incorporación de una perspectiva de género. Esto es un mito. Las instancias militares y de policía están preocupadas también por temas de género. - La dificultad que se observa es que sigue siendo un tema muy abstracto. Los módulos de formación, los entrenamientos se realizan rápidamente y sin profundidad. - Es un mito que las mujeres son las únicas afectadas por las políticas de género. Los hombres también sufren las consecuencias personales de las misiones de paz como la lejanía de la familia

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CONCLUSIONES

DEL TALLER A cargo de Pamela Villalobos y Cristina Benavente,

Especialistas de la CEPAL

El “Taller Regional de formación sobre género y seguridad: implementación de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas” se desarrolló durante tres días, del 10 al 12 de agosto de 2015 en San Salvador (El Salvador). Este taller fue organizado por el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y el Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador en colaboración con el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDMU) y ONU Mujeres. El taller pudo realizarse gracias al apoyo de la cooperación internacional ofrecido por los gobiernos de Chile, Francia, España y de Estados Unidos y el respaldo ofrecido por otras instituciones como el Netherlands Institute for Multiparty Democracy (NIMD), Cordaid, el PNUD y la CEPAL. Durante tres días se reunieron más de 60 participantes representantes de diferentes instituciones (Cancillerías, Ministerios de Defensa, Policía Nacional, Secretarias de la Mujer…) y de varios países. Por su carácter regional, al taller asistieron delegaciones del país sede, El Salvador, y de los países del SICA como Panamá, Costa Rica, Honduras, República Dominicana, Belice y Guatemala. Al taller también participaron miembros de la delegación de Brasil. Además, expertas de España, Francia, Argentina y Chile acompañaron a expertas de El Salvador y Guatemala en el desarrollo del taller y en ponencias magistrales. Tras los seis módulos de formación, los participantes se reunieron para formular conclusiones de los tres días de formación que giraron en torno a los siguientes temas:

1. Voluntad política : La resolución 1325 debe ser impulsada por todos los Estados Los temas de género deben ser impulsados al más alto nivel de cada uno de los Estados para situarlos en el centro de las agendas nacionales, poder llevarlos a un plano operacional y para poder también tratarlos al nivel regional y de cooperación internacional. Los participantes al taller han resaltado la importancia de contribuir al fortalecimiento institucional de sus países por medio de una perspectiva de género. Para esto se hace necesario llevar a cabo más actividades de formación y también, llevar a cabo un diagnóstico profundo de las situaciones en cada país con el fin de diseñar planes de acción pertinentes, a todos los niveles del Estado y de forma transversal. Así como la CEDAW y la Convención de Belém han sido y siguen siendo utilizadas como herramientas de trabajo, la Resolución 1325 debe integrarse como una parte integral de las reflexiones de género en las instituciones de todos los países. Impulsar la implementación de la resolución 1325 conlleva también otorgar los fondos necesarios, por parte del Estado y a través de la cooperación internacional, para llevar a cabo actividades de formación, planeación y comunicación.

2. Dar a conocer la Resolución 1325, el reto de todos los países de la región Tras quince años de su adopción por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la Resolución 1325 sigue siendo poco o nada conocida en la mayoría de países de la región, tanto a nivel institucional como a nivel público y académico. Es responsabilidad de los Estados y de la Sociedad Civil dar a conocer de forma más amplia la Resolución 1325, sus alcances y sus objetivos para los países de la región. Uno de los grandes retos para todos los países constituye la reflexión acerca de la implementación de la Resolución en países que no están en conflicto armado ni en post-conflicto, pero que viven grandes niveles de

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violencia social como en el caso de El Salvador, Honduras o Guatemala. Dando a conocer la Resolución 1325 se avanza hacia una mayor apropiación del instrumento por parte de instituciones del Estado para elaborar políticas públicas, por parte de asociaciones de mujeres para avanzar en derechos, por parte de los medios de comunicación para sensibilizar a la población en general.

3. Los países de la región deberán continuar sus esfuerzos por implementar la Resolución 1325

Todos los países demuestran, en mayor o menor grado, pasos por implementar la Resolución 1325. Sin embargo, si bien las realizaciones hasta el día de hoy son valiosas y no deben ignorarse, estos avances no son suficientes. Los Estados y los Gobiernos deben continuar sus esfuerzos y afianzar nacional y regionalmente la implementación de la Resolución 1325. En Guatemala por ejemplo, se creó en 2014 la Oficina de la Mujer que trabaja para la promoción de los derechos de la mujer y para elevar la participación de las mujeres en la política. Además, la policía guatemalteca es un firme partícipe de la Resolución 1325 y está llevando a cabo un gran trabajo intersectorial para que la Resolución sea adoptada desde los altos mandos hasta el nivel operativo. En Belice y en Costa Rica, la situación es diferente a la de los demás países de la región por no haber sido territorios de conflictos internos. Sin embargo, ambos países están firmemente comprometidos a trabajar inter institucionalmente para combatir la resistencia de los funcionarios, de las instituciones y de la población a través de capacitaciones sobre la Resolución 1325. En el caso de Costa Rica, se está reflexionando sobre la posibilidad de crear un Comité de Implementación, a la imagen del Comité salvadoreño, para avanzar en la puesta en práctica de la Resolución 1325. En el caso de Brasil, desde el Ministerio de Defensa se están estudiando las posibilidades de coordinar todas las instituciones del Estado con el fin de establecer los parámetros para un Plan de Acción de Brasil. En El Salvador, el país va a continuar su trabajo con el Comité de Implementación para terminar la elaboración del Plan de Acción Nacional y se compromete a continuar con las capacitaciones a instituciones públicas.

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TALLER REGIONAL DE FORMACIÓN SOBRE GÉNERO Y SEGURIDAD:

IMPLEMENTACIÓN DE LA RESOLUCIÓN 1325

DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU SAN SALVADOR, 2015