tambores de modernidad -...

4
ARTES Y ESPECTÁCULOS RAÍCES 94 / 23 JESÚS GONZALO Tambores de modernidad A MENUDO se describe a los músicos a través de un largo viaje en el que han ido acumulando experiencias que forman un mapa de estilos. Al hablar de la obra también se suele recurrir a términos pictóricos que amplían la dimensión musical con elementos que la hacen más visible. Estos argumentos sirven para acercarse a la carrera y el sonido del músico canadiense Harris Eisenstadt (Toronto, 1975), baterista y compositor –considerado entre los mejores del jazz en los últimos años– de gran prestigio que en esta entrevista, a su paso por Andalucía, nos habla de sus abuelos europeos, de la comunidad judía en Canadá, del klezmer, de lecturas y proyectos y de su inspiración en la música africana. Entrevista al músico Harris Eisenstadt T ENÍA MUCHAS ganas de venir al sur de Europa y al final lo hi- cimos posible con un proyec- to en el que daba réplica a su grupo más internacional y sólido, Canada Day, hecho con músicos españoles que se dio en llamar Andalusia Day. Como hombre bien informado que es, sabe de la situación que atraviesan los países ahora llamados periféricos. ¿Periféricos de la identidad europea, pero si están en el epicentro de su fun- dación?... Le comento estas y otras contrariedades de nuestro tiempo sen- tados frente a la vista llena de luz y aroma marino que nos ofrece Cádiz, en un agradable paseo que nos lleva desde el Parque Genovés hasta la Ca- leta. Nos reímos cuando le recuerdo lo que le decía antes de dar forma a esta gira que llegaría hasta Sevilla... ¿y no sería mejor buscar conciertos en Austria, en Alemania o en Suiza en vez de por aquí? ¡Allí sí hay dine- ro!... «Pero no hay ésto»... Señala apuntando con el dedo a la playa de la Caleta y su largo paseo hacia el cas- tillo de San Sebastián. Luego mira hacia arriba y cierra los ojos, como

Upload: ngothu

Post on 14-May-2018

220 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

ARTES Y ESPECTÁCULOS

RAÍCES 94 / 23

JESÚS GONZALO

Tamboresde modernidad

A MENUDO se describe a los músicos a través de un largo viaje en elque han ido acumulando experiencias que forman un mapa de estilos.Al hablar de la obra también se suele recurrir a términos pictóricosque amplían la dimensión musical con elementos que la hacen másvisible. Estos argumentos sirven para acercarse a la carrera y elsonido del músico canadiense Harris Eisenstadt (Toronto, 1975),baterista y compositor –considerado entre los mejores del jazz en losúltimos años– de gran prestigio que en esta entrevista, a su paso porAndalucía, nos habla de sus abuelos europeos, de la comunidad judíaen Canadá, del klezmer, de lecturas y proyectos y de su inspiración enla música africana.

Entrevista al músico Harris Eisenstadt

TENÍA MUCHAS ganas de venir alsur de Europa y al final lo hi-cimos posible con un proyec-

to en el que daba réplica a su grupomás internacional y sólido, CanadaDay, hecho con músicos españolesque se dio en llamar Andalusia Day.Como hombre bien informado que es,sabe de la situación que atraviesan lospaíses ahora llamados periféricos.¿Periféricos de la identidad europea,pero si están en el epicentro de su fun-dación?... Le comento estas y otrascontrariedades de nuestro tiempo sen-tados frente a la vista llena de luz yaroma marino que nos ofrece Cádiz,en un agradable paseo que nos llevadesde el Parque Genovés hasta la Ca-leta. Nos reímos cuando le recuerdolo que le decía antes de dar forma aesta gira que llegaría hasta Sevilla...¿y no sería mejor buscar conciertosen Austria, en Alemania o en Suizaen vez de por aquí? ¡Allí sí hay dine-ro!... «Pero no hay ésto»... Señalaapuntando con el dedo a la playa dela Caleta y su largo paseo hacia el cas-tillo de San Sebastián. Luego mirahacia arriba y cierra los ojos, como

ARTES Y ESPECTÁCULOS

24 / RAÍCES 94

calibrando la temperatura de un solque ya empieza a colorear sus meji-llas; decide quitarse el jersey y la cha-queta y se pone en mangas cortas. Es31 de enero... «Hazme una foto, estose lo tengo que enseñar a Sara, no selo va a creer».

HARRIS EISENSTADT vive en Brooklyncon Sara Schoenbeck y el hijo deambos, Owen, de 4 añitos. Suele cru-zar el Atlántico desde Nueva York almenos dos o tres veces al año por tra-bajo, pero esta era su primera visita aEspaña. Conoce Portugal, algo de Ita-lia y Grecia, y mucho de la Europacentral y del norte... Aquí un parénte-sis. La palabra Eisenstadt es una com-binación de dos: eisen, hierro, y sta-dt, ciudad, que también es una peque-ña capital de provincia de Austria,célebre por ser donde nació JosephHaydn. Suele ir al centro y norte deEuropa, bien, pero no a la tierra desus bisabuelos... «No, nunca he esta-do allí. Mis abuelos maternos proce-den de Rusia y Rumanía y por partede padre de Rusia (en realidad, miabuelo paterno nació en Calgary, perola rama de su familia era rusa). Unavez se dio la rara oportunidad de to-car en Moscú y Nizhni Novgorod(Gorki), curiosamente desde dondemi bisabuelo paterno partió para Ca-nadá, pero nunca sucedió.» Todosguardamos las imágenes de destierropor caminos rurales, a causa de lospogromos, que nos brindó la películaEl violinista sobre el tejado. «Justodecidieron venirse a comienzos de ladécada de 1920, escapando de lospogromos. Mi madre me ha dicho quetuvieron que salir dejándolo todoatrás. Ambas facciones pertenecíana clase trabajadora que arrastrabanuna familia numerosa, la de la ge-neración que nació tras la PrimeraGuerra Mundial. Es difícil imagi-nar las condiciones que debieronsuperar para salir adelante; la vida

que yo he tenido es radicalmentedistinta a la de ellos».

Y en medio, el océano

En Canada se sitúan tres de las diezciudades del mundo con mayor cali-dad de vida. Harris Eisenstadt empe-zó sus estudios en su ciudad natal,aunque los completó en Los Ángeles.«Es curioso eso que me preguntassobre Los Ángeles y Nueva York res-pecto a mi ciudad. En Toronto real-mente me sentía como si estuviera enel epicentro del universo judío. Crecíasistiendo a una escuela judaica re-formista hasta los 10 años y vivía enun suburbio con un montón de gentejudía. Toronto es la ciudad más gran-de de mi país, pero solía visitar enCalgary a la familia de mi padre y enOttawa a la de mi madre, por esosiempre tuve la impresión de formarparte de la comunidad más grande...Pero luego te vas a los Estados Uni-dos (350 millones de habitantes con-tra 35 de Canada) y las escalas socia-les son totalmente distintas. Es posi-ble que no sean muy diferentes en loimportante, salvo que la estadouni-dense lleva afincada allí mucho mástiempo que la canadiense, que es másjoven.»

Pero Eisenstadt, además de escri-bir música, también ha ejercido comoprofesor de literatura. Cuando habla-mos de cómo las generaciones de ju-díos se van instalando y cambiandode modos y constumbres, le comentola novela de Singer Sombras sobre elHudson. Se le enciende la mirada almencionarla... «Es uno de mis librosfavoritos de Isaac Bashevis Singer,ése y los relatos cortos. Singer , comobien dices, ha hecho trascender loshábitos y la cultura judaica del “Vie-jo mundo”, mientras que Saul Bellow(El legado de Humboldt) y PhilipRoth (la serie de Nathan Zuckerman)nos la muestran en un contexto más

contemporáneo. Sí, hay en el prime-ro una conexión literaria con Dos-toevsky y la Rusia del XIX. Los treshan mostrado al mundo entero con susnovelas la historia y la identidad queencierra el exilio judío.»

La otra diáspora

En 2006 llega Nueva York aunquehabía estado allí a finales de los 90.Otro baterista, Aaron Alexander, esquien le introduce en la escena facili-tándole los primeros conciertos en lagran ciudad. Alexander es uno de losmúsicos más notables del klezmerprogresivo que apoyaba la KnittingFactory con un festival (para quienestrabajó) y John Zorn en el sello Tza-dik. Harris, antes de irse a Los Ánge-les, participó en festivales klezmer deverano en Canada. «No te creas queestuve muy involucrado en la escenaklezmer... En realidad de manera másformal fue en Los Ángeles dentro deun grupo en el que estuve varios años.Era muy joven y tocábamos en fies-tas particulares. Luego grabamos yaparecimos en al gran pantalla en2005 en la película The WeddingCrashers, algo un poco surrealistacuando lo pienso ahora... Desde quellegué a Nueva York en realidad nohe hecho ningún intento por meter-me en la escena klezmer. Supongoque porque estoy en otras cosas. Porsupuesto que me encanta Masada, elNew Klezmer Trio, Hasidic NewWave, The Klezmatics y toda la ge-neración del revival. Recuerdo viva-mente un concierto increíble de Ma-sada en la sinagoga más antigua deNueva York. Yo estaba allí como di-rector de escenario para el festivalklezmer de la Knitting Factory... ¡Esofue inolvidable!» ¿Y los pioneros?«Sí, claro, Dave Tarras, NaftuleBrandwein... siempre son fuente deinspiración. Pero, en mi caso, y quizásea algo paradójico, es como si me

ARTES Y ESPECTÁCULOS

RAÍCES 94 / 25

sintiera más cerca de la música afri-cana que la de la Europa del Este.»

TODOS SABEMOS que en el ADN deljazz hay tanto raíces africanas comode la música europea. Las melodías ylos ritmos africanos, asimilados deprimera mano en sus viajes a Gam-bia y Senegal, son motor de inspira-ción instalada confortablemente en-tre la vanguardia estilística y la bri-llantez técnica y compositiva. Estasdecisivas estancias por África Occi-dental tienen su origen en en el en-torno de Leo Smith y también FodayMusa Suso (músico de kora que viveen los EEUU desde 1977), quien lepone en contacto con diversos maes-tros de percusión de su Gambia na-tal, país que visita durante algunosmeses en 2004. Años más tarde, en2007, iría a Senegal, donde trabajócomo compositor para música de cineal tiempo que participa en varios gru-

pos de mbalax, mientras entabla amis-tad con músicos del entorno de la es-trella local Cheikh Lô. En este segun-do viaje tocaba muchos temas pop deesta zona y de otras partes de la costaatlántica. A su vuelta los trascribió,traduciendo esta experiencia en susdiscos Jalolu (CIMP, 2004) y Guewell(Clean Feed, 2008) y creando las ban-das Ahimsa Orchestra y Kola. El lati-do de la música africana, esa diáspo-ra de la que Eisenstadt reconoce es-tar está más en deuda musical, se per-cibe sin ser literal. Las melodías y lasescalas pentatónicas quedan perfec-tamente encajadas en un medio en-volvente y dinámico, cambiante ysugestivo.

Con voz propia

Además de percusionista líder y co-laborador de otros grupos señalados,profesor de jazz y world music en dis-tintos centros de la ciudad de los ras-

cacielos, «y padre y marido de unamujer también músico...», Eisentadtha desarrollado un sólido bagaje enestudios de composición que le hanpermitido crear el sello particular porel que se distingue y prestigia unaobra que ha quedado registrada ensellos discográficos fundamentalesdonde se dicta el futuro del jazz, comoSonglines, 482 music o Clean Feed,donde aparece estos días su próximodisco al frente del September Trio(Angélica Sánchez, piano, y ElleryEskellyn, saxo tenor). En composi-ción fue discípulo aventajado deWadada Leo Smith (miembro histó-

Escuche a Harris Eisenstadt &Canada Day (Berkeley, 29.2.12):

ARTES Y ESPECTÁCULOS

26 / RAÍCES 94

rico de la AACM de Chicago) en suetapa formativa en Los Ángeles –en-tre 1999 y 2001–, pasando luego a for-mar parte de algunos de los gruposdel trompetista. De este autor, quetambién volvió su mirada sobre Áfri-ca en Kulture jazz, tomó la idea de,primero, construir grupos atípicospara luego desarrollar arreglos or-questales sobre la peculiaridad tím-brica del formato. «Algunos temas deCanada Day son más largos que otros(nos dice), pero la idea básica es queno haya un exceso de escritura. Smi-th, con sus sistemas y estructuras,puede hacer 40 minutos de música yocupar una sola página.»

Completamente distintos a Cana-da Day o el September Trio son susapuestas en formatos mixtos de cá-mara, como el muy recomendableWoodblock Prints o el más reducidoy de reciente creación Golden State.«Estoy en ello, trabajando en un en-cargo para orquesta hecho por el Con-servatorio de Brooklyn. Es un con-certo grosso para seis percusionistasy orquesta. Esta pieza se presentaráen otoño. Y luego está, en la línea queme decías de cámara entre uno y otro,una beca que acabo de recibir delChamber Music of America para unproyecto a gran escala para el 2014,en el que extenderé la instrumenta-ción única del Golden Gate (flauta,fagot, contrabajo y batería) a un no-neto (Woodblock Prints lo era), aña-diendo trompa, trombón, tuba, guita-rra y chelo.»

Considerado como uno de loscompositores del momento, compar-tiendo puestos con sus admirados LeoSmith, Anthony Braxton y HenryThreadgill, la escritura de Eisensta-dt, siguiendo las premisas de su maes-tro, es sólida y sucinta, y adopta unaengañosa sencillez que produce mo-vimiento y clima, líneas y figuras quepueden desdibujarse en texturas.Cuestión ésta última que se hace másvisible en las funciones que desarro-

llan de manera conjunta trompeta ysaxo tenor en su grupo Canada Day,formato donde ha construido un so-nido personal y comunicativo, hechode melodías positivas, diálogos flui-dos y duraciones restringidas. «Siem-pre intento posibilitar varias vías quecombinen estructura y libertad en misgrupos. A veces lo llevo a cabo mar-cando direcciones claras y otras em-borronando. Estar al lado de mis hé-roes en las listas de los últimos añoses todo un honor que no me imagina-ba. Debería decir, que incluso susconceptos me parecen más radicalesque las míos. La mejor lección e ins-piración que nos han legado es quecomo compositor, instrumentista eimprovisador, siempre, tienes quesonar a ti mismo.»

Carnavales y otras especies

El día antes del estreno del Andalu-sia Day Quintet, tras el primer ensa-yo, recorríamos las calles del centrode Cádiz para cenar algo. Bien acon-sejados, recaímos en El Laurel, un bartípico sin ninguna pretensión estéti-ca salvo ofrecer tapas caseras de ca-lidad. Al fondo y arriba, en un rin-cón, el aparato de televisor disparabacantes y ritmos que tienen el selloinconfundible de los carnavales quetienen lugar en esta ciudad. HarrisEisenstadt toma asiento de espaldasal televisor, pero escucha atentamen-te los ritmos de comparsa y el cantointerpretado por voces femeninas.Gira la cabeza y ve a un coro de mu-jeres con las caras pintadas de negroy ataviadas con disfraces y collaresétnicos. Me sorprende ver a un corocompleto de mujeres... A Harris, mi-rando a cierta distancia, le sorprendeotra cosa: «¿Hay mucha poblaciónnegra aquí en Cádiz?»

No sabe que es tiempo de carna-vales... Le hablo del Mardi Grass deNueva Orleans, ciudad que conoce

pero no en esta época, y de las distin-tas tradiciones carnavalescas segúnsean de procedencia africana o grie-ga. Le digo que si en Tenerife el mo-delo es africano y procesional (comoen Salvador, Río o La Habana), aquíen Cádiz el modelo es griego, más deteatro y escenario fijo. Asiente con lacabeza.

De camino al local en el que toca-rá luego, nos cruzamos con un cartelreivindicativo que pone «Primero to-maremos Manhattan y luego Berlín».Extraña señal. «Por alguna razón quese me escapa he escuchado más aLeonard Cohen de adulto que en miadolescencia. Y aún pienso que no sési lo conozco lo suficiente como megustaría. Bird on a wire es una can-ción fantástica, una entre muchas. Esun gran poeta. Y Dylan también megusta mucho.»

SE SIENTE prufundamente canadiensepese a llevar 14 años viviendo en losEEUU. Prueba de ello es que el gru-po de mayor reconocimiento interna-cional, el que hemos clonado en An-dalucía, se llame Canada Day, asíbautizado por reunirse el 1 de julio(en 2007), fecha en la que dicho paíscelebra su día. Es uno de sus proyec-tos más aclamados, donde reúne amúsicos de primera línea en la crea-ción del jazz actual como NateWooley (trompeta), Matt Bauder(saxo tenor), Chris Dingman (vibrá-fono) y Garth Stevenson (contraba-jo). Ha publicado tres discos homó-nimos con él (I, II y III) y un cuartoampliando el quinteto a octeto. «Ca-nada Day está muy consolidado comogrupo, hemos tocado un montón deconciertos en estos años. Creo queel siguiente paso para este quintetoo el octeto es colaborar con solis-tas en Europa. Estaremos en Bel-grado en otoño. En 2014 sacaré uncuarto libro de composiciones paraeste grupo.»