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TECNOCIENCIA y CULTURA. CONCEPCIONES, IMPACTOS Y RETOS Manuel Medina Gómez Departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia Universidad de Barcelona INTRODUCCIÓN 1. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y CULTURA: CONCEPCIONES Y DIVISIOJ"..TES. 1. La concepción integrada de la cultura. 2. En el origen de las grandes divisiones de ciencia, técnica y cultura. 3. Las divisiones modernas. 4. La espiral de ciencia, tecnología y sociedad. 5. La integración cultural de la tecnociencia. II. TECNOCIENCIA: IMPACTOS y RETOS 6. Tecnociencia: retos de la interpretación. 7. Tecnociencia e impactos: retos de la valoración y la intervención. 8. Modelos de interpretación, valoración e intervención. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS INTRODUCCIÓN En la actualidad es, relativamente, corriente referirse a la cultura cien- tífica, debido, sin duda, al creciente interés general por todo lo relacionado con la diversidad cultural y las relaciones interculturales. Según se dice, es preciso superar, de una vez por todas, la separación existente entre las dos culturas que se han establecido con la ciencia y la tecnología, por un lado, y 47

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TECNOCIENCIA y CULTURA.CONCEPCIONES, IMPACTOS Y RETOS

Manuel Medina GómezDepartamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia

Universidad de Barcelona

INTRODUCCIÓN

1. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y CULTURA: CONCEPCIONES YDIVISIOJ"..TES.

1. La concepción integrada de la cultura.

2. En el origen de las grandes divisiones de ciencia, técnica ycultura.

3. Las divisiones modernas.

4. La espiral de ciencia, tecnología y sociedad.

5. La integración cultural de la tecnociencia.

II. TECNOCIENCIA: IMPACTOS y RETOS

6. Tecnociencia: retos de la interpretación.

7. Tecnociencia e impactos: retos de la valoración y la intervención.

8. Modelos de interpretación, valoración e intervención.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

INTRODUCCIÓN

En la actualidad es, relativamente, corriente referirse a la cultura cien­tífica, debido, sin duda, al creciente interés general por todo lo relacionadocon la diversidad cultural y las relaciones interculturales. Según se dice, espreciso superar, de una vez por todas, la separación existente entre las dosculturas que se han establecido con la ciencia y la tecnología, por un lado, y

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I Impacto social de la cultura científica y técnica

1S humanidades, por el otro. Esta clase de discurso acerca de la ciencia y la~cnología se sitúa, con frecuencia, en un contexto de carácter apologético,n el que se intenta lograr la plena asimilación cultural de las mismas juntoon la aceptación de la autoridad científica frente a ciertas imágenes negati­as y a no pocas resistencias provocadas por las consecuencias del aceleradoesalTollo tecnocientífico.

Aparte de sus componentes valorativos y políticos, la articulación con­istente de tales discursos interpretativos entraña considerables dificultades~lacionadas con las mismas nociones de ciencia, tecnología y cultura de lasue se parte. Pues, se intenta unificar, de algún modo, los dominios tecno­ientíficos y los culturales desde perspectivas filosóficas que los interpretanJmo esencialmente distintos y contrapuestos. Generalmente, cuando seabla en estos casos de la cultura de la ciencia, se está muy alejado de unaJmprensión antropológica dispuesta a relativizarla en términos de igualdadJn otras culturas. Más bien se trata, por el contrario, de promover el prima­J cultural de la tecnociencia en todos los ámbitos del conocimiento, de lalterpretación y de la intervención y de estabilizar y legitimar la tecnocienti­cación generalizada de las culturas contemporáneas.

A pesar de las disertaciones entorno a la ciencia aparentemente cultu­listas, la concepción integrada de las ciencias y las tecnologías como prác­:as y culturas representa el enfoque actual más capaz de manejar la com­ejidad que han evidenciado los actuales estudios de ciencia y tecnología. Alargo de este periodo, las concepciones lingüísticas y metodológicas de laosofía analítica de la ciencia, predominantes hasta principios de la segun­1 mitad del siglo XX, han tenido que ir dando paso tanto a los contextos so­,tIes, históricos, políticos y valorativos, como a los materiales y tecnológi­'s. El propio carácter de la tecnociencia contemporánea, esencialmente hí­ido de teorías, prácticas, tecnologías, entornos naturales y contextosciales, plantea el difícil reto de una comprensión capaz de abarcar e inte­ar toda su complejidad de una forma rigurosa.

Sin embargo, los retos más fundamentales e ineludibles para las cultu­; del siglo XXI, en general, y para los estudios de ciencia y tecnología, enrticular, tienen que ver no sólo con la comprensión de la tecnociencia y deinnovaciones tecnocientíficas sino, de una manera especial, con los mode­; de valoración e intervención que puedan manejar los impactos y las cri­generadas por las transformaciones y las globalizaciones tecnácientíficas.tualmente, todo proyecto que pretenda tener en cuenta la complejidad glo­de la tecnociencia ha de partir de concepciones capaces de integrar todas

; dimensiones simbólicas, sociales, materiales y ambientales. Para ello,I que dejar atrás las antiguas y las modernas concepciones divisorias de lancia, la tecnología y la cultura en la dirección a un enfoque cultural inte­dor de las mismas.

Manuel Medina

1. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y CULTURA: CONCEPCIONESy DIVISIONES

Las grandes divisiones de ciencia, tecnología y cultura tienen su ori­gen en tradiciones filosóficas de la antigua Grecia que se han transmitidohasta sus versiones modernas. Sin embargo, a partir de las tradiciones oralesgriegas más originarias, aparece una concepción integrada de la cultura que,de alguna forma, arraiga en las ciencias sociales modernas y ha servido debase para la integración de ciencia, tecnología y cultura.

1. La concepción integrada de la cultura

En los más antiguos testimonios escritos de las tradiciones orales grie­gas, las obras de Homero, se anuncia ya una interpretación integrada de lacultura. Homero y Hesiodo, autor éste último de la primera versión del mitode Prometeo, escribieron los primeros relatos conocidos sobre el origen de lacultura. Según estos, las formas de vida, las realizaciones y las capacidadescaracterísticamente humanas tienen su origen en un don de los dioses. Así,Homero señala repetidamente a Hefestos y Atenea como los trasmisores delos saberes que dan paso a la cultura humana. En su himno a Hefestos se dice:

"¡Canta, Musa de voz clara, a Hefesto, el de gran sabiduría!Él, con Atenea, la de los ojos de lechuza, enserió espléndidas

obras a los mortales, que vivían hasta entonces en cuevas,en los montes, como fieras.

Pero desde que han. aprendido de Hefesto, elfamoso técnico, lasobras,

pasan, a lo largo del caer del ailo, una vida tranquila en suspropias casas.

¡Sénos, pues, propicio, Hefesto, concédenos virtud y riqueza!" 1

Se relata, pues, con claridad el paso de un estadio primitivo en el quelos hombres vivían de un modo parecido al de los animales, a las formas devida propiamente humanas. Este cambio se debe a que los humanos sabenapropiarse las capacidades técnicas contenidas en las "espléndidas obras"que les trasmiten I-Iefesto y Atenea. En este contexto, "el hombre se defineCOlno un ser que se distingue, fundamentalmente, de los animales por su do­¡ninio de la técnica"2.

I I-IOIVIERO, Himnos XX.2 SCHNEIDER, 1-1. Das griechische Teclmikverstandnis: \Ion del! Epen HOl71ers biszu den Anfangen der teclulOlogischen Fachliteratlll: \Vissenschaftliche Buchgesells­chaft. Darmstadt, 1986. Pág. 94.

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impacto social de la cultura científica y técnica

La concepción de la cultura como un sistema integrado de técnicas noencuentra sólo en Homero, sino también en otros importantes autores grie­

lS de los siglos VI y V a. e. Al igual que Homero, Salón, Píndaro o Sófo­es consideraron como teclmai tanto la música y la medicina como la adivi­lción y la poesía, y asociaron el ejercicio de las técnicas con sabiduría (so­lÍa). Para Homero techne significaba formas de actuación que implicanlbilidad y destreza y la sabiduría radicaba en la "perfección de la técnica".;ta perfecta destreza técnica es precisamente la que distingue, en la Odisea,la cultura de los griegos frente al primitivismo de los cíclopes.

En Eurípides3 reencontramos la idea de que los dioses han liberado as hombres del caótico estado animal al otorgarles el lenguaje, los alimen­s, la protección contra el frío y el calor, los barcos y las capacidades de adi­nación. Pero entre los primeros filósofos ya se había planteado una revisiónbre el origen divino de la cultura que situaba al hombre como sujeto delsalTollo de su propia cultura. Según Jenófanes, "los dioses no revelaronsde el principio todas las cosas a los hombres, sino que éstos, buscando,'gan con el tiempo a encontrar lo mejor"4.

En Prometeo encadenado, Esquilo retoma el antiguo mito para re­mtear el tema del origen de la cultura humana, que permite a los hombreslerarse de sus condiciones originarias de vida. Pero este replanteamiento nohace en el contexto de una cultura campesina, como en el caso de Hesio­" sino en el de las brillantes culturas urbanas de la Grecia del siglo V a. e.,es como la de Atenas, en las que se atribuía una gran importancia alsarrallo de las técnicas. En la tragedia de Esquilo, Prometeo refiere como,,r propia iniciativa filantrópica, robó el fuego de los dioses y se lo entregóos hombres para liberarlos de su miserable estado de indefensión. A partir1 fuego, "padre y maestro de todas las técnicas", se desarrollaron de una':ma integrada todas las capacidades técnicas que caracterizan la cultura hu­ma, haciéndola despegar así del estadio de las formas de vida propias de; animales:

"Escuchad, en cambio, las miserias de los mortales,como, de niizos que eran, he hecho de ellos seres juiciosos, do­tados de inteligencia. Os lo contaré, no para denigrar a los hu­manos, sino para mostraros la buena voluntad de mis dones. Enun principio, ellos veían sin vel; oían sin sentiJ; y, semejantes alasfonnas de los sueiios, a lo largo de su vida lo amasaban todoal aZa/: No conocían las casas de obra soleadas, ni la carpinte-

URÍPIDES. Las suplicantes. 195 ss.IILES, H. y KRANZ, W. Die Fragl11ente del' 1!orsakratikei: Weidmannsche Ver­sbuchhandlung. Berlin,"1951. 21B 18

Manuel Medina Gómez

ría; vivían bajo tierra, como las ágiles hormigas, en elfondo decuevas sin sol. No había para ellos ningún signo seguro ni delinvierno, ni de la florida primavera ni del fértil verano; todo lohacían sin criterio, hasta que yo les ensei"ié las salidas y los oca­sos de los astros, dificiles de discerni7: Siguieron después losnúmeros, el más importante de todos los ingenios, que inventépara ellos, así cOlno la composición de las letras, memoria detodas las cosas, madre de las Musas. Tambiénfui el primero queuncí al yugo a los animales salvajes, sujetos a un arnés o a unaalabarda, para que substituyeran a los mortales en los trabajosmás fatigosos, y llevé bajo el carro a los caballos y los hice obe­dientes a la brida, ornato del lujo y la opulencia. Nadie sino yoinventó los vehículos de los marinos, que surcan el mar con susalas de lino. (. .. )

Escucha el resto y te admirarás más: las técnicas y losrecursos que imaginé. Lo primero sobre todo: si uno caía en­fenno, no había ninguna defensa, ni comida, ni poción ni bál­samo; privados de medicamentos se iban extenuando, hasta queyo les enseilé las mixturas de remedios curativos con los queahora alejan todas las enfermedades. Establecí también paraellos mil maneras de conocer el futuro. El primero, discerní delos suei/os, los que han de convertirse en realidad, y les di a co­nocer los sonidos de los oscuros presagios y los encuentros delcamino. (. .. ) Yo hice quemar los miembros envueltos en grasa yel largo 10111.0, para encaminar a los mortales en una técnica os­cura, y abrí a los signos de las llamas los ojos hasta entoncescubiertos por un velo. Talfue mi obra. Y los beneficios que latierra esconde a los mortales, bronce, hierro, plata y oro,¿quién pretendería haberlos descubierto antes que yo? Nadie,lo sé bien, a menos que alguno quiera hablar en vano. Aprén­delo todo resumido en breves palabras: todas las técnicas pose­ídas por los mortales vienen de Prometeo"5.

En este impresionante relato sobre el origen de la cultura humana, Es­quilo deja claro el paso decisivo de un periodo originario de vida animal, pla­gado de ignorancias, carencias y penalidades, al estado cultural de su época,que valora muy positivamente. La diferencia entre ambos consiste, precisa­mente, en el desaITollo de los diversos tipos de técnicas. En el listado de lasmismas queda patente la concepción integrada de la cultura, constituida poruna gran variedad de "recursos y habilidades" complementarios, sin contra­posiciones ni desigualdades.

5 ESQUILO. Prometeo encadenado 440-505.

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VERNANT, J. P. Mito y pensamiento en la Grecia antigua. Ariel. Barcelona, 1983.ág.250.

"Pero como Epimeteo 110 era del todo sabio, gastó, sindarse cuenta, todas las facultades en los brutos. Pero quedaba

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aún sin equipar la especie humana y no sabía qué haca Cuan­do se encontraba en esta dificultad se presentó Prometeo, quevenía a realizar su supenJisiól1. Vio a todos los animales armo­niosamente equipados y al hombre, en cambio, desnudo, sin cal­zado, sin abrigo e inerme. Y ya era inminente el día seFialadopor el destino en el que el hombre debía salir de la tierra a laluz. Ante la imposibilidad de encontrar un medio de salvaciónpara el hombre, Prometeo robó a Hefesto y Atenea la sabiduríatécnica y el fuego (ya que sin el fuego era imposible que aque­llafuese adquirida por nadie Q resultase útil) y se la ofreció, así,como regalo al hombre. Con .ella recibió el hombre la sabiduríapara la vida, pero 17.0 I~ecibió la sabiduría política, porque esta­ba en poder de Zeus y a Prometeo no le estaba pennitido acce­der a la mansión de Zeus, en la acrópolis, a cuya entrada habíados guardianes terribles. Pero entró furtivamente en el tallercomún de Atenea y Hefesto en el que ejercen con amor su téc­nica y, robando la técnica del fuego de Hefesto y las demás deAtenea, se las dió al hombre. y, debido a esto, el hombre adqui­rió los recursos necesarios para la vida, pero sobre Prometeo,por culpa de Epimeteo, recayó luego, según se cuenta, el casti­go del robo.

El hombre, una vez que participó de una porción divina,fue el único de los animales que, a causa de este parentesco di­vino, primerarnente reconoció a los dioses y comenzó a erigiraltares e imágenes de dioses. Luego, adquirió rápidamente latécnica de articular sonidos vocales y nombres, e inventó vi­viendas, vestidos, calzado, abrigos y alimentos de la tierra.Equipados de este modo, los hombres vivían al principio dis­persos y no había ciudades, siendo, así, aniquilados por las fie­ras, al ser en todo más débiles que ellas. La técnica que ejercí­an era un medio adecuado para alimentarse, pero insuficientepara la guerra contra las fieras, porque no poseían aún la téc­nica de la política, de la que la guerra es una parte. Buscaronla forma de reunirse y salvarse construyendo ciudades, pero,una vez reunidos, se ultrajaban entre sí por no poseer la técni­ca de la política, de modo que, al dispersarse de nuevo, perecí­an. Entonces Zeus, temiendo que nuestra especie quedase ex­terminada por completo, envió a Hermes para que llevase a loshombres el pudor y la justicia, a fin de que la annonía y loslazos comunes de amistad rigiesen las ciudades. Preguntó, en­tonces, Hermes a Zeus lafonna de repartir la justicia y el pudorentre los hombres; "¿ Las distribuyo como fueron distribuidaslas demás técnicas? Pues éstas fueron distribuidas así: con un

Manuel Medinay técnicaimpacto social de la cultura

Pero, tal y como se desprende del temprano diálogo platónico queeva su nombre, fue Protágoras quien culminó la interpretación integrada del cultura, al incluir en la misma las técnicas políticas y retóricas relativas al organización de las ciudades y al derecho. La acción del diálogo entre Pro­igoras y Sócrates se sitúa entorno al 431 a. C. El primero defiende su tesise que la política es una técnica necesaria para la subsistencia de las ciuda­es, es decir, una capacidad cultural que puede enseñarse y aprenderse y, pormto, es trasmisible y generalizable a todos los ciudadanos. En su defensa,rotágoras ofrece una versión filosófica del mito de Prometeo en la que dana explicación genealógica del origen de la cultura. Según ésta, las técnicasue constituyen la cultura humana no son obra de los dioses sino el resulta­o de la creatividad cultural de los propios hombres, una vez que Prometeo~s ha facilitado la "sabiduría técnica".

En una línea más profana de la interpretación integrada de la cultura~ sitúa la filosofía y la incipiente historiografía del siglo V a. C. Herodoto~lata, conjuntamente con los hechos políticos y bélicos, las prácticas y losotomos técnicos como constituyentes de las grandes culturas que interac­ionaban con la Grecia de su tiempo. A Demócrito se le atribuye una teoríae la cultura según la cual fueron los propios hombres los que superaron el,tado salvaje originario mediante la invención del lenguaje y de todas lasemás technai, las cuales dieron paso a la cultura específicamente humana.

El héroe se decide a ello, cuando constata que el no muy inteligente Epi­leteo, encargado de distribuir las diversas capacidades entre las especies crea­as por los dioses, ha dejado a la raza humana completamente infradotada:

La lista de Prometeo incluye tanto la astronomia, la matemática o la;critura como la construcción de navíos, el uso de los aneas para animales~ tiro o la metalurgia. Es decir, tanto las capacidades intelectuales como las~ construcción y uso de aJ1efactos mateliales. Todas ellas denominadas uni­.1iamente technai, sin que se señale ningún tipo de oposición entre cienciatécnicaG. La medicina, la farmacopea y la anticipación adivinatoria, dirigi­

:lS a curar enfermedades y prevenir peligros, completan la serie de las téc­icas de las que gozan los hombres por obra de Prometeo. En su conjunto,llman un entramado almónico de cultura material, cultura simbólica y bio­Jltura que transfolmaron a los hombres "de niños que eran" en "seres jui­lOSaS, dotados de inteligencia".

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solo hombre que posea la técnica de la medicina, basta paratratar a muchos, legos en la materia. ¿Reparto así la justicia yel pudor entre los hombres, o bien las distribuyó entre todos?"."Entre todos, respondió Zeus, y que todos participen de ellas.Porque si participan de ellas sólo unos pocos, como ocurre conlas demás técnicas, jamás habrá ciudades"7.

En su versión del mito de Prometeo, Protágoras incorpora un tercer es­tadio a su teoría sobre el desalTolIo de la cultura. La posesión de técnicassimbólicas, como el lenguaje o la religión, de técnicas materiales, como laconstrucción de habitáculos y prendas de abrigo, y de biotécnicas para culti­var alimentos, no es suficiente para desanollar una cultura específicamentehumana. También son necesarias técnicas políticas para fundar ciudades yasegurar su supervivencia. Según Protágoras, no sólo la política constituyeuna técnica, sino que la misma justicia y el pudor, como condiciones de laposibilidad de la organización política, se consideran capacidades técnicas.Es decir, capacidades todas que pueden ser trasmitidas, adquiridas y genera­lizadas entre todos los ciudadanos y, por tanto, capaces de generar la culturade gobierno democrático, que es la que él defiende.

En la Grecia del siglo V a. C. existió, pues, una "coincidencia funda­mental"s entre la literatura y la filosofía sobre la concepción integrada de lacultura como múltiple diversidad de técnicas y de las técnicas como todo tipode prácticas inteligentes capaces de ser enseñadas, aprendidas y ejercidas sis­temáticamente. Las correspondientes interpretaciones del origen de la cultu­ra humana implicaban, claramente, una valoración positiva de las innovacio­nes técnicas, sociales y políticas de aquella época, y constituían una legiti­mación de las formas de gobierno democrático de las ciudades. En oposicióna todo esto surgieron en el siglo IV a. c., las contrainterpretaciones de Pla­tón y Aristóteles, que promovían una gran ruptura con las concepciones filo­sóficas y litermias provenientes de las antiguas tradiciones orales9. Pese aello, la tradición interpretativa originaria de la cultura permaneció viva y lareencontramos en el siglo 1 expresada de una forma magnífica en el granpoema filosófico De rerwn natura de Lucrecio.

En el libro V de su obra, Lucrecio, después de relatar los orígenes delcosmos y de la tielTa, así como de las diversas especies de vegetales y ani-

7 PLATÓN. Protágoras 321 c-322 d.s SCHNEIDER, H. Das griechische Technikverstiindnis: Fon den Epen Homers biszu den Anjiingen del' tecl1l1ologischen Fachliteratw: Wissenschaftliche Buchgesells­:haft. Darmstadt, 1986. Pág. 102.) I-IAVELOCK, E.A. La 11l~ISa aprende a escribil: Reflexiones sobre oralidad y es­~ritura desde la Antigüedad hasta el presente. Paidós. Barcelona, 1996.

Manuel Medina

males, se ocupa de la aparición del hombre y de la cultura humana. Durantemucho tiempo, según su relato, la raza humana "arrastró una vida errante ala manera de bestias", "no sabían aún tratar las cosas con el fuego, ni utili­zar las pieles ni vestir el cuerpo", como tampoco "hacer uso entre ellos decostumbres ni de leyes". Al igual que en los antiguos mitos prometeicos, elorigen de la cultura se asocia con el dominio del fuego, pero éste ya no se re­cibe como un don de los dioses, sino que ':fue el relámpago el que primeroprecipitó sobre la tierra el fuego para los mortales".

Después aparecieron las primeras formas de vida social y familiar, ellenguaje, la agricultura, las ciudades, la metalurgia de los diversos metales, lamúsica, etc. Finalmente, cuando "ya los hombres vivían en sólidas torres y latierra era cultivada, dividida y separada por lindes; ya el marflorecía de na­ves de vela, y ya los hombres tenían aliados y ayudas por medio de pactos",entonces se inventaron la escritura, la astronomía y la poes.ía. En ninguno detodos estos logros intervienen los dioses ni ninguno de ellos tiene característi­cas especiales, sino que todos tienen su último origen en la naturaleza y en lacultura humana. Pues, como dice Epicuro, "hay que creer también que la na­turaleza aprendió muchas y diversas cosas obligada por las circunstancias, yque la inteligencia humana más tarde pelfeccionó y aíiadió nuevos descubri­mientos a las cosas indicadas por la naturaleza, unas veces con mayor rapi­dez, otras más lentamente, y en algunas ocasiones en periodos y tiempos ex­tensísimos, y otras veces en tiempos más cortos" 10.

y así lo confirma Lucrecio:

"Navegación y cultivos, murallas, armas, leyes, caminos,vestidos y todos los demás beneficios de este tipo, también ab­solutamente todos los placeres de la vida, poemas, pinturas yestatuas de arte consumado, todo lo enserió, poco a poco, lapráctica junto con la experiencia de la mente diligente que pro­gresa paso a paso. Así, poco a poco, el tiempo pone al descu­bierto cada cosa y la inteligencia hlllnana lo eleva a las riberasde la luz; porque los hombres veían con su talento como unacosa se daba a conocer a partir de otra, hasta que llegaron consus técnicas a la cima más alta" 1I.

2. En el origen de las grandes divisiones de ciencia, técnica y cultura

Las divisiones entre ciencia, técnica y cultura son fundamentalmentedelimitaciones interpretativas que se remontan a doctrinas filosóficas fragua-

10 EPICURO, Obras. [75].11 LUCRECIO, De rerull1 natura, V.

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las originariamente en la Grecia del siglo IV a. c., en el contexto de las po­émicas sobre la valoración y la implantación de las innovaciones técnicas,;ociales y políticas de aquella ép·oca. Se trata de interpretaciones derivadasle una emergente concepción del saber propia de las culturas alfabéticas?;riegas I2

, contrapuesta a las concepciones de las culturas orales que enten­lían el saber como capacidades técnicas.

Los importantes cambios operados por el desanollo de las ciudades¡riegas, las técnicas artesanales, el comercio y las formas democráticas de;obierno, aparecían a los ojos de los filósofos defensores de una cultura con­ervadora como una gran amenaza, que ellos intentaron contranestar con susnterpretaciones desestabilizadoras. Hasta entonces, la idea de cultura se en­~ndía como el "proceso histórico, por cuya creación el hombre se diferen­ia de los animales y afinna su superioridad, (. .. ) concebido en una unidad'Iescindible y en la dependencia de los elementos que lo producen. Esta uni­'ad, en cambio, resulta quebrantada en Platón"13. En Philebo 14, Platón-azó, en su interpretación filosófica, las grandes divisiones jerarquizadasntre las diversas capacidades y realizaciones humanas, que anteriOlmente seabían enmarcado en una concepción integrada de la cultura. La división fi­)sófica fundamental se estableció entre

1) las técnicas productivas, manuales y materiales y2) los conocirrúentos y capacidades pertenecientes a "la educación y

la fonnación", asociando íntimamente éstas últimas con el discur­so filosófico, las interpretaciones, los valores, etc.

Es decir, con lo que posteriOlmente se caracterizaría como cultura, enn sentido restringido.

Para las técnicas manuales, Platón construyó una subdivisión, en cuan­)que éstas estuvieran, según él, más o menos relacionadas con ciencia (epis­'me). En cOlTelación con el mayor o menor grado de contenido científico,.s técnicas en cuestión habían de considerarse más o menos puras o impu­IS. Concretamente, Platón trató en Philebo la relación de diferentes técnicas)n la aritmética y la medición. En su opinión, las técnicas de construcción~ edificios y naves o de carpintería eran superiores en cuanto que en las rrús­.as se usaban instrumentos y procedimientos de cálculo aritmético, medidapeso. En cambio, la música, la agricultura, la navegación o el mando mili-

HAVELOCK, E.A. La musa aprende a escribil: Reflexiones sobre oralidad y es­itura desde la Antigüedad hasta el presente. Paidós. Barcelona, 1996.MONDOLFO, R. En los orígenes de la filosofía de la cultura. Hachette. Buenosres, 1960. Pág. 111.PLATÓN. Philebo (55d-58b)

Manuel Medina Gómez

tar, ajenas a dicho aparato matemátic.o, ocupaban un lugar inferior en la je­rarquía platónica. Según la teoría platónica, las primeras eran mucho más se­guras, mientras que las últimas se basaban en meras conjeturas y golpes desiJerte.

Más adelante, al tratar directamente la propia aritmética y la metrolo­gía, Platón reintrodujo su división básica entre prácticas y procedimientostécnicos, a un lado, y ciencia y cultura filosófica, al otro. De acuerdo con sufilosofía, había que separar claramente los cálculos ordinarios de aritmética,medida y peso usados en la construcción y el comercio, de la geometría y lamatemática abstractas, objeto de la filosofía. A estas se las consideraba cien­cias intrínsicamente superiores y mucho más puras y seguras que la mate­mática técnica ordinaria. En el rango más alto de la estratificación culturalplatónica se situaba, obviamente, la dialéctica, o sea, el discurso filosóficomismo, como quintaesencia de la cultura.

Las concepciones divisorias platónicas se completaron con una teoríade la cultura. En su dialogo tardío Leyes l5 , Platón elaboró una interpretaciónfilosófica del desanoIlo histórico de las formas de vida humana, partiendo,como estadio originario, de una época dorada en la que los hombres vivíanfelices del pastoreo y de la caza, que les proporcionaban abundante comida.No existían guerras ni violencias, ni diferencias entre ricos y pobres. Bien alcontr'\,rio, imperaban las f01l11aS de vida virtuosa sin ningún tipo de envidiasni injusticias. Según su teoría, el estadio posterior (identificado con la épocade Platón) surgió a raíz del avance de las innovaciones técnicas y la apariciónde las ciudades junto con las leyes que las regían. Con todo ello, se iniciaron,de acuerdo siempre con la teoría platónica, la decadencia moral, las guerrasy los enfrentamientos. El desarrollo de las técnicas artesanales, del comercioy de las ciudades no había aportado, en opinión de Platón, ningún logro po­sitivo a la cultura humana sino que eran el origen de la mayor parte de losmales que, según él, la aquejaban.

En consecuencia, la que podríamos llamar política cultural platónicase opuso al desarrollo e implantación de innovaciones técnicas. Platón advir­tió de los peligros morales y políticos que dichas innovaciones, según él, en­cerraban y criticó las formas de vida yel bienestar que habían traído consi­go. A todo ello contrapuso y defendió las tradicionales formas de vida agra­ria propias del régimen aristocrático. Su orientación política se puso demanifiesto cuando criticó el pujante desanollo de la marina y propugnó unalegislación que impidiera la innovación técnica así como la práctica de lastécnicas por parte de los ciudadanos libres 16. Según Platón, el ejercicio de las

15 PLATÓN. Leyes (677 a-682 e)16 PLATÓN. Leyes. 706 b, 707 a.

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=1 rmpacio social de la culiura cieniífica y iécnica

écnicas había de ser estrictamente reglamentado y, junto con el comercio,,ólo debía permitirse a extranjeros y a esclavos.

La posición aristotélica no difiere mucho del programa político de Pla­ón. Según Aristóteles, "resulta evidente que en la ciudad (... ) los ciudada­tOS no deben llevar una vida de artesanos ni de comerciantes (pues tal gé­tero de vida carece de nobleza y es contrario a la virtud). (...) porque tanto'ara que se origine la virtud como para las actividades políticas es necesa­'io el ocio". De ahí que "los artesanos no deben considerarse ciudadanos,'ues ¡lO disponen de la virtud propia de los ciudadanos" y "el hombre bueno,'l político y el buen ciudadano no deben aprender los trabajos propios de'sa clase de subordinados"l7.

Aristóteles no añadió nada nuevo a la teoría de la cultura de Platón,'ero fue el otro gran artífice de las grandes divisiones teóricas, que precisó

sistematizó. En su Metajísica l8 , reelaboró la división fundamental entre-;chne y episteme en un tratamiento muy parecido al del Philebo. Las capa­idades técnicas manuales, cuando no se consideraban como mera empeiriasaber primario de tipo inferior (más propio de las culturas orales no a]fa­

etizadas) cOlTespondían, a lo sumo, a un conocimiento contingente o doxa.'ero nunca podían alcanzar la categoría, de orden superior, del conocimien­) teórico (surgido con el alfabeto), necesariamente verdadero e inmutable,ue constituía la episteme o conocimiento cientifico. La técnica representa­a, en el mejor de los casos, sólo una aplicación subordinada de episteme.,n la Ética a Nicómaco ¡ 9, Aristóteles contrapuso la actividad de un artesa­o o carpintero relacionada con ángulos rectos a la de un geómetra en rela­ión con ese mismo tipo de ángulos. Según la concepción aristotélica, laráctica del artesano se basaba en un interés técnico por la utilidad de los án­ulos, mientras que el geómetra se centraba en el conocimiento científico de'o que es o qué clase de cosa es" ese ángulo recto. Su actividad desintere­Ida era un fin en si misma y parte de una forma de vida culturalmente muyJperior, como era la vida contemplativa o bias theoretikos. Otra divisiónIlldamental en el sistema aristotélico fue la que separaba tajantemente pra­'s y poiesis. La primera conespondía a las actividades no productivas'amo las discursivas, filosóficas, políticas, etc.) mientras que la segunda seentificaba con la producción de objetos materiales. Obviamente, eran las'imeras las que representaban las capacidades culturales superiores propias:1 hombre libre, muy por encima de las técnicas artesanales, consideradasrviles2o.

ARISTÓTELES. Política. 1277 b.ARISTÓTELES. Metafísica l9. 981 b.ARISTÓTELES. Ética a Nicól7laco. 1098 a.ARISTÓTELES. Ética a Nicól7laco. 1140 a.

Manuel Medina Gómez

En el mismo contexto de las controversias acerca de la valoración y laaceptación o rechazo de las innovaciones técnicas, sociales y políticas de laépoca, se estableció en el siglo IV a. C. otra gran distinción filosófica que se­paraba physis (naturaleza) y nomos (cultura). Dicha división contraponía lascircunstancias, condiciones, normas ... que supuestamente regían por natura­leza (phisei) y debían considerarse, por tanto, inalterables, a las leyes, insti­tuciones, formas de vida, costumbres ... que resultaban de la convención(nomo) humana y podían variar. Es decir, por un lado estaba la diversidad delas distintas culturas, que los primeros historiadores griegos, como Herodo­to, habían puesto de manifiesto, y por otro una naturaleza universal (supra­cultural y suprahistórica), absolutamente trascendente e inmutable, a la quetenían que supeditarse las eventuales innovaciones culturales.

Platón y Aristóteles teorizaron y divinizaron el concepto de naturale­za, que pasó a entenderse como el origen de la formación y desaIToIlo de losseres vivos y plantas, así como de los elementos inanimados que constituíanel cosmos y el mundo. Tales fenómenos y procesos biológicos, meteorológi­cos, astronómicos, etc. se regían por designios divinos y trascendían toda ac­ción o intervención humanas.

Finalmente, la filosofía aristotélica remató las grandes divisiones con­ceptuales con su contraposición entre naturaleza y técnica. Para Aristóteles,physis y techne eran cosas opuestas, como correspondía, en su filosofía, alámbito de las cosas naturales, que poseían en sí mismas el principio de supropio movimiento y generación, y al de los objetos artificiales producidospor las técnicas artesanales. A éstos se les consideraba menos reales que losnaturales. El conocimiento de la naturaleza era inalcanzable para los que seocupaban de las actividades técnicas y los sorprendentes efectos que se po­dían conseguir por medio de los artefactos técnicos eran interpretados comoresultados contrarios a la naturaleza, a la que, según Aristóteles, se engaña­ba mediante la técnica en beneficio propio.

3. Las divisiones modernas

Dando un gran salto histórico hasta lo que ha sido el siglo XX, esobvio que han evolucionado mucho los referentes de lo que se entiende porcultura, ciencia, tecnología o naturaleza. Pero también se puede constatar quelas correspondientes divisiones procedentes de la filosofía antigua se hanmantenido bastante invariables, tanto en el lenguaje cOlTiente y de los mediosde comunicación como en terminologías especializadas. Las antiguas con­cepciones han viajado desde la Antigüedad a través de la tradición filosófi­ca, en la que permanecen vigentes con fuerza a pesar de las adaptaciones alos cambios históricos. Aunque la filosofía tradicional se ha ido desenten­diendo, en gran medida, de los modernos desarrollos científicos y tecnológi-

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:1 HTlpaCIO SOCial oe la CUlTUra Clentillca y técnica

os, en el siglo XX han surgido ramas filosóficas que se han especializado en1estudio de la ciencia modema y posteriormente de la tecnología.

Dentro del campo de la filosofía de la tecnología, encontramos una delS más fieles versiones de las antiguas divisiones esencialistas entre ciencia,~Cl1ica y cultura en la denominada filosofía humanística de la tecnología21 .

~sta filosofía identifica la tecnología moderna con el ámbito de la producciónuso de artefactos materiales, que incluye tanto los procedimientos, métodosprocesos implicados como los aItefactos mismos. Frente a todos estos se si­

la la cultura, es decir, el campo de las actividades y realizaciones humanas deanícter intelectual, filosófico, artístico, moral, religioso etc. Siguiendo aIeiddeger, uno de los grandes inspiradores de esta cOlTiente filosófica, se nosdvierte que el desalTollo de la tecnología moderna va en contra de las gran­es consecuciones culturales y pone en peligro los valores humanos superio­~s e incluso la misma esencia del hombre. Consecuentemente se promueve unrograma filosófico que no sólo desconfía de la tecnología sino que va dirigi­o a "frenar o interrumpir el desarrollo tecnológico"22.

Este tipo de planteamientos cOlTesponden, a veces, a corrientes filosó­cas y religiosas portadoras de las divisiones interpretativas y valorativas:ttre el mundo humano de la cultura y el mundo no-humano de la tecnolo­ía. Destacan por su crítica militante en contra de la ciencia y la tecnologíalodernas y propugnan, en general, la restauración del primado de las huma­idades y la supeditación efectiva de la ciencia y la tecnología a los valoresJe ellas representan.

En el campo de la modema filosofía de la ciencia no se ha desalTolladotecnofobia filosófica tradiciona!. Muy al contrario, se defiende que el des­

Tollo tecnológico no sólo no representa ningún peligro para la cultura, sino.le es, más bien, la clave del progreso human023 . Esta posición representaal'amente un giro opuesto a las valoraciones filosóficas tradicionales y estáI consonancia con el papel central que juegan los artefactos y procedimien­s técnicos en el surgimiento y desarrollo de la ciencia moderna.

En contraposición a las interpretaciones psicologistas y mentalistas del'nocimiento científico que predominaban en la tradición filosófica desdellme y Kant, la moderna filosofía de la ciencia que surgió en el siglo XX

MITCHAM, C. Thinking through Technology: The Path between Engineering andilosophy. University of Chicago Press. Chicago, 1994.MITCHAM, C. Thinking through Technology: The Path between Engineering andilosophy. University of Chicago Press. Chicago, 1994. Pág. 113.BUNGE, M. La investigación científica: su estrategia y su filosofía. Arie!. Barce­la, 1969.

Manuel Medina Gómez

identificó, esencialmente, la ciencia fundamentalmente con formulacioneslingüísticas en forma de conceptos y sistemas teóricos. En consecuencia, elanálisis conceptual y lógico del discurso y de las teorías científicas pasó aconsiderarse como el método filosófico fundamental para su estudio. Estaconcepción lingüística tuvo sus inicios en el ámbito de las teorías matemáti­cas con Gotlob Frege y Bertrand Russell, pero luego se generalizó para abar­car el campo de la física.

Aunque al prinCIpIo se estructuró en la Europa central de los añosveinte y treinta, sobre todo entomo al Círculo de Viena, fue, sin embargo, enEE UD donde la filosofía analítica de la ciencia llegó a institucionalizarsecon más fuerza mediante la fundación de la Philosophy of Science Associa­tion en 1934. A este país emigraron, huyendo del régimen nazi, varios de susmás significativos promotores europeos, como Rudolf Carnap o CarI Hem­pe!. El asentamiento de la concepción analítica de la ciencia en la primeramitad de siglo fue de la mano con su fijación a la física como el modelo uni­versal de toda ciencia. Al finalizar la II Guerra Mundial, la física moderna sehabía consolidado como la estrella de las ciencias, sobre todo después deléxito en EE UD del proyecto Manhattan para la construcción de la bombaatómica. Con ello se hizo patente la importancia industrial, geopolítica y mi­litar de la emergente tecnociencia y la filosofía de la ciencia pasó a partici­par, de algún modo, de los éxitos científicos.

No obstante la valoración positiva de la ciencia y la tecnología mo­dernas, la filosofía analítica de la ciencia transmitió y adaptó al siglo XX laantigua separación filosófica entre ambas. Al equiparar la ciencia, funda­mentalmente, con sistemas teóricos y conceptuales, centrados en enunciadosnomológicos que se denominaban leyes científicas, y al primar exclusiva­mente las cuestiones conceptuales y de orden lógico formal, la filosofía dela ciencia interpretó la actividad científica básicamente como una empresaintelectual de investigación teórica regida por un método racional. Dichatarea debía deslindarse claramente de cualquier otro tipo de actividad, in­cluida la misma tecnología, interpretada como normas de acción prácticaque indicaban cómo se debía proceder para conseguir un fin determinadobasándose en las propias leyes científicas24. Esta definición de la tecnologíacomo ciencia aplicada resucitaba la vieja caracterización aristotélica segúnla cual la técnica estaba supeditada a un lagos verdadero. Sin embargo, encalidad de subproducto del conocimiento científico, la tecnología participa­ba subordinadamente de la excelencia del mismo. Dado que para la filoso­fía analítica la ciencia representaba el conocimiento racional superior, lasreglas tecnológicas derivadas se consideraban, asimismo, máximamente ra-

24 BUNGE, M. La investigación cient(fica: Sil estrategia y su filosofía. Arie!. Barce­lona, 1969.

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:1 ""f'ClC;lU :social De la cUltura clentirlca y técnica

ionales y se daba por supuesto que prescribían el curso de la acción prácti­a óptima.

Así pues, la modema filosofía de la ciencia se centró desde sus oríge­es en el análisis, preferentemente formal, del lenguaje, la argumentación y1 verdad de enunciados y teorías científicas. El objeto prioritario de estudioueron los productos conceptuales y teóricos de la investigación científica.1ediante el análisis intemo de las estructuras cognitivas con la ayuda de so­isticados aparatos lógicos y fOllnales se quería llevar a cabo la llamada re­onstrucción racional del conocimiento científico. Con la reducción filosófi­a de la ciencia a los productos conceptuales y teóricos quedaban práctica­lente fuera de juego cualesquiera otros aspectos de la ciencia, que seonsideraban externos, tal y como se ponía ya de manifiesto en la siguienteecIaración programática de Camap en 1938:

"La tarea de analizar la ciencia puede ser vista desde va­rios ángulos... Por ejemplo, podemos pensar en investigar laactividad científica... La materia en cuestión de dichos estudioses la ciencia como un conjunto de acciones llevadas a cabo porciertas personas bajo ciertas circunstancias... Llegamos a otrotipo de teoría de la ciencia si no estudiamos las acciones de loscient(ficos sino sus resultados y en particular la ciencia comoun cuerpo ordenado de conocimientos... Entendemos por 're­sultados' ciertas expresiones lingüísticas, por ejemplo, losenunciados aseverados por los científicos. La tarea de la teoríade la ciencia en este sentido será analizar esos enunciados, es­tudiar sus tipos y sus relaciones, así como analizar los términosen tanto componentes de esos enunciados y teorías, siendo estossistemas ordenados de dichos enunciados... Pero es posible abs­traemos en el análisis de los enunciados de las personas queaseveran dichos enunciados y de las condiciones psicológicas ysociológicas de dichas aserciones"25.

La restricción a los productos teóricos de la ciencia como objeto de es­dio definido y acotado para el que estaban disponibles medios y procedi­ientos de análisis lógicos y lingüísticos, fue, sin duda, una de las claves deproductividad de la filosofía analítica de la ciencia y de su difusión como

la de las ramas de la filosofía modema. Sin embargo, de esta forma queda­lJ1 segregados no sólo los contextos personales y sociales sino también los::nicos y valorativos, junto con las cuestiones de carácter histórico. Estas

CARNAP, R. "Logical Foundations of the Unity of Science". En NEURATH,\RNAP YMORRIS (Eds.), Foundations ofthe Unity of Science, vol. 1., Chicagoliversity Press. Chicago, 1938. Págs. 42-43.

Manuel Medina

características originarias de la concepción heredada de la filosofía analíticade la ciencia se trasmitieron, de una forma u otra, a los planteamientos y re­visiones posteriores, tales como las diversas formas de falsacionismo, la con­cepción semántica, etc. surgidas para superar los problemas generados inter­namente por las mismas teorías filosóficas analíticas.

Las versiones modemas de las grandes divisiones filosóficas no sólose sistematizaron en el contexto de la filosofía sino también en el de las cien­cias sociales. Aunque latente en la tradición filosófica como contraposiciónentre razón teórica y razón práctica, la separación interpretativa entre cienciapor un lado y sociedad y valores por otro, alcanzó su formulación modemaen el contexto de las disputas metodológicas entamo a las ciencias sociales.El sociólogo y economista Max Weber promovió, a principios del siglo XX,la doctrina de la neutralidad valorativa de la ciencia, en su lucha por estabi­lizar la institucionalización de las nuevas ciencias sociales en las universida~

des alemanas. Para ello se enfrentó a los académicos de izquierdas que pro­pugnaban el compromiso y la implicación política, propugnando una ciencialibre de todo tipo de valores y de vínculos ideológicos y políticos26

. De estaforma se quiso establecer, teóricamente, una cIara demarcación entre

1) la ciencia como el conocimiento y la constatación objetiva de cues­tiones de hecho y

2) el ámbito de la interacción y confrontación de individuos y colec­tivos, con sus particulares intereses, fines y propósitos, y con susdiferentes sistemas de preferencias, normas, ideologías, etc.

Posteriormente, Robert Merton seguiría los planteamientos de 'Weberpara legitimar una división territorial del estudio académico de la cienciaentre filosofía y sociología. De acuerdo con la caracterización de la cienciaque se plasma en las conocidas normas mertonianas, la auténtica ciencia esdesinteresada y su validez es independiente de factores sociales. Según esto,el único interés que mueve al científico es la búsqueda de la verdad como unfin en sí misma, por lo que éste permanece libre de intereses de cIase, esta­tus, nación o en recompensas económicas o de cualquier otro tipo. A su vez,la validez científica se establece, supuestamente, con independencia de atri­butos sociales o personales27 . Conforme a la demarcación territorial merto­niana, la filosofía de la ciencia quedaba al cargo de investigar la naturaleza yel método del conocimiento científico, que se identificó, fundamentalmente,con un saber teórico acerca de leyes científicas. De está forma quedaban de-

26 PROCTOR, R. N. \lallle-Free Science?: Purity and Power in Modern Science.Harward University Press. Cambridge, Mass., 1991. Pág. SS.27 PROCTOR, R. N. Value-Free Science?: Purity and Power in Modern Science.I-Iarward University Press. Cambridge, J'vlass, 1991. Pág.221.

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el IIl1fJae;lU :;Ul;lal ae la cUllura cI8ntlllca y técnica

finitivamente relegados, como circunstancias externas ajenas al conocimien­to científico propiamente dicha, los contextos y los factores sociales y técni­:os, las vinculaciones políticas, económicas o nacionales, los intereses y losfines, los valores y las interpretaciones, etc.

Una vez elevados conocimiento y método científicos a un pedestal fi­losófico en nombre de la soberanía epistemológica, la racionalidad, la obje­:ividad y la neutralidad asignadas a la ciencia, estos parecían estar muy por~ncima de la contingencia que se atribuía a los saberes ateóricos, las prácti­:as tradicionales o las capacidades y realizaciones técnicas. Y, por desconta­:lo, estaban mucho más allá de la relatividad de las interpretaciones, las va­oraciones y las cosmovisiones culturales y sociales. Sin embargo, al consu­11arse las grandes divisiones interpretativas modernas entre ciencia,ecnología, sociedad y cultura, se estaban ignorando, como supuestamenterrelevantes, agentes, contextos e interrelaciones sociales, tecnológicas y cul­urales decisivas para comprender la complejidad de los entramados tecno­:ientíficos. Estos fueron, precisamente, los componentes de la ciencia y laecnología que la espiral de los giros interpretativos de ciencia, tecnología y:ociedad se encargó de reivindicar, a lo largo del siglo XX, como factores:senciales para la comprensión de la tecnociencia contemporánea.

L La espiral de ciencia, tecnología y sociedad

En el primer tercio del siglo XX, se mticularon los primeros estudiosociales e históricos de la ciencia, a partir de los planteamientos desarrolla­los por Kart Marx, Max Scheler y Karl Mannheim en sus investigacionesobre sociología del conocimiento en general. Estudios como los de Ludwikileck28 Boris Hessen29 o Edgar Edgar Zilsel30 formaron parte de un impor­lnte giro sociológico que se manifestó ya en el Ir Congreso Internacional delistoria de la Ciencia de Londres, en 1931. Los nuevos planteamientos en­~ndían la ciencia, fundamentalmente, como el resultado de interacciones so­iales y su estudio se centró en los contextos sociológicos y económicos queonfiguraban su desanollo.

En la segunda mitad del siglo XX, se instaló en EE UD la sociologíae la ciencia de Robert Melton, que intentaba un compromiso entre los plan-

FLECK, L. La Génesis y el desarrollo de un hecho ciel11ífico: introducción a laorla del estilo de pensamiento y del colectivo de pensamiento. Alianza. Madrid,)86.

HESSEN, B. "The Social and Economic Roots ofNewton's Principia". En WERS­EY, P.G. CEd.). Science at the Cross Roads. London, 1971. Págs. 147-212.ZILSEL, E. Die sozialen Urspriinge der neuzeitlichen Wissenschaft. Suhrkamp.

'ankfurt am Main, 1976.

Manuel Medina Gómez

teamientos más críticos de la tradición marxista y los más conservadores deMax Weber. El objeto de la investigación sociológica meltoniana se limita­ba, sin embargo, a las n01111as, los sistemas de remuneración, los roles, etc.que estructuraban socialmente las comunidades de los científicos, respetan­do como telTitorio de la filosofía de la ciencia el estudio interno de los cono­cimientos científicos

En el ámbito de la filosofía de la ciencia, esta orientación social per­maneció prácticamente inoperante (debido, sobre todo, a sus connotacionesizquierdistas en el escenario de la guelTa fría de la época) hasta que en 1962irrumpió La estructura de las revoluciones científicas3! de Thomas Kuhn.Según su autor, la ciencia no consistía fundamentalmente en sistemas de pro­posiciones verdaderas ni estaba regida por principios lógicos y metodológi­cos inmutables, sino que representaba una empresa social basada en un con­senso organizado, es decir, el producto de un grupo social. Los contextos so­ciales no sólo dejaban, así, de ser inelevantes sino que pasaban a ocupar unpapel central para la comprensión de la ciencia. De paso, las obras de Kuhnpusieron en evidencia la tradicional ahistoricidad de los estudios analíticosde la ciencia tanto implícita como explícitamente, al defender que la historiadebía preparar el camino de la filosofía de la ciencia.

Como el mismo Kuhn señalaba en el prefacio, su obra estaba en deudacon el estudio publicado por Fleck treinta años antes. Pero, de hecho, la ree­laboración kuhniana supuso un impulso al giro'sociológico de mucha mástrascendencia filosófica que el estudio original.

En este contexto, el cambio teóricamente más radical se produjo en elúltimo cuarto del siglo )G'X por una nueva vuelta de tuerca al giro sociológi­co. La investigación sociológica de la ciencia rechazó las delimitacionesmertonianas, para tomar como objeto propio de estudio empírico no ya la es­tructura social de las comunidades científicas, sino el mismo conocimientocientífico y su producción específica. La nueva sociología del conocimientocientífico abordó directamente, para escándalo de filósofos de la ciencia, laexplicación causal del origen y del cambio de los hechos y de las teorías cien­tíficas a partir de intereses, fines, factores y negociaciones sociales. Sus tesismás características pueden resumirse en una concepción de la ciencia comoresultado de procesos de construcción social.

Este giro sociológico-construccionista inició su andadura europeaen la Scíence Studies Unit de la Universidad de Edimburgo, y encontrósu primera articulación programática en el Strong Programme, formuladopor David Bloor en 1976. El Programa Fuerte defendía una explicación

31 KUHN, Th. La estructura de las revoluciones científicas. FCE. México, 1975.

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sociológica de la naturaleza y el cambio del conocimiento científico quehabía de ser causal (especificaba los factores sociales determinantes),imparcial (la verdad o falsedad de los supuestos investigados era irrele­vante), simétrica (podía aplicarse tanto a creencias verdaderas como falsas)y reflexiva (su aplicación incluía la sociología misma). En 1983, H. M. Co­lIins formulaba con el nombre de Empirical Programme of Relativism unprograma metodológico de carácter más operativo, en el que quedaban aúnmás claros, si cabe, los planteamientos relativistas del construccionismo so­ciológic032.

Los numerosos estudios de la sociología del conocimiento científicohan contribuido a poner claramente de manifiesto la relevancia de los con­textos sociales para comprender la actividad y los resultados científicos. Sinembargo, dentro del mismo campo de los nuevos estudios de ciencia y tec­nología se ha aI1iculado una cOITiente crítica respecto a los planteamientosmciológicos que sostienen radicalmente las tesis de la construcción social dela ciencia y priman unidimensionalmente la explicación sociológica pura del:ambio científico, es decir, a partir únicamente de causas sociales. Se critica:¡ue el tratamiento de la ciencia como construcciones puramente sociales noiene en cuenta todos los aspectos esencialmente constitutivos de la misma,al y como lo expresa Andrew Pickering:

"La sociología del COnOC1l11lento científico simplementeno llega a ofrecemos el aparato conceptual necesario para cap­tar la riqueza del hacer científico, el denso trabajo de construirinstrumentos, planificm; llevar a cabo e intelpretar experim.en­tos, elaborar teorías, negociar con los gestores de los laborato­rios, con las revistas, con las instituciones financiado ras, y asísucesivamente. Describir la práctica científica como abierta einteresada equivale, en el mejor de los casos, a rasguíiar la su­perficie"33.

En especial, "la obstinada devoción por la 'construcción social' como?curso explicativo"34 ignora, de algún modo, el papel de los entornos y ar­:factos materiales y tecnológicos y su interacción con los agentes humanos1 la investigación científica. Esta crítica se realiza precisamente desde 10

GONZÁLEZ GARCÍA, M., LÓPEZ CEREZO, J. A. YLUJÁN, J. Le Ciencia, tec­)logía y sociedad: una introducción al estudio social de la ciencia y la tecnología.:cnos. Madrid, 1996.PICKERING, A. "From Science as Knowledge to Science as Practice". En PIC­:':RING, A. (Ed.), Science as Practice and Culture. The University of Chicagoess. Chicago, J992. Pág. 5.LATOU1~, B. "On Teclmical Mediation - Philosophy, Sociology, Genealogy".'mmon Knowledge, 1994. Pág. 54.

Manuel Medina

que podemos llamar un giro tecnológico que completaba el conjunto de losentornos de la ciencia entendida también "como un campo de dispositivosmateriales operativos (y comprendiendo las representaciones científicas enrelación con estos dispositivos, más bien que en su aislamiento espleluloro­so usuc¡[)"35. Este giro tecnológico destaca, frente a las concepciones apalíti­cas, la relevancia de Jos artefactos tecnológicos para la comprensión de la

ciencia moderna:

"Las versiones tradicionales de la ciencia dan por su­puesto que el objetivo de la ciencia consiste en producir repre­sentaciones de cómo es el mundo en realidad; por el contrario,el admitir un papel para la agencia material apunta al hecho deque, al igual que la tecnología, la ciencia se puede considerartambién como un dominio de instrumentos, dispositivos, máqui­nas .JI substancias que actúan, operan .JI hacen cosas en elmundo material"36.

Desde la misma filosofía de la ciencia surgieron replanteamientos enesta dirección, como los de Ian Hacking, que se desmarcaron de las concep­ciones [llosóficas puramente analíticas para reconocer que la ciencia nopuede reducirse sólo a las teorías científicas, sino que la práctica experi­mental es esencialmente un modo de intervención tecnológica

37. Hacking

propone abandonar la moda de no hablar sobre las cosas sino sobre la formaen que hablamos sobre las mismas, para dejar de hablar de enunciados ob­servacionales y hablar de la actividad experimental38

. Según su filosofía,"las teorías de las ciencias de laboratorio no se comparan directamente con'el mundo '; persisten porque son verdaderas acerca de los fenómenos pro­ducidos o incluso creados por aparatos en el laboratorio y se miden me­diante instrumentos que nosotros hemos construido"39. Estos replantea­mientos filosóficos, que giran sobre la integración de la práctica científica ysus entornos técnicos y artefactuales, parten de la constatación de que "losfilósofos de la ciencia debaten constantemente sobre las teorías y las repre­sentaciones de la realidad, pero no dicen casi nada sobre la experimenta-

35 PICKERING, A. "Tlze Mangle 01 Practice: Agency and Enzergence in the Socio­logy 01 Science". American JOllrnal 01 Sociology, 99, 3. 1993. Pág. 563.36 PICKERING, A. "The !Vfangle 01 Practice: Agency and Em.ergence in the Socio­logy 01 Science". American Journal of Sociology, 99, 3. 1993. Pág. 563.37 HACKING, 1. Representing and fntell'ening. Cambridge University Press. Cam-

bridge, 1983.38 HACKING, 1. Representiug and fntervening. Cambridge University Press. Cam-

bridge, 1983. Púgs. 167 y 181.39 HACKING, 1. "The Self- Vindica/ion of the Laboratory Sciences". En A. PICKE-RING (Ed.) Science as Practice and Culture. The University of Chicago Press. Chi-

cago, 1992. Pág. 30.

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,._.-.- --_._......... , ..... ..., ..... U.lrQ ..... 'crIUllvCl; y l~l;I¡¡t..:i:i

ción, sobre la tecnología o sobre el saber como herramienta para transfor­mar el mundo"4o.

Las primeras manifestacio~esdel giro tecnológico y pragmático en fi­losofía de la ciencia se remontan, sin embargo, a la filosofía constructiva dela ciencia. Esta corriente filosófica ocupa un lugar pionero en el estudio me­tódico del carácter operativo y tecnológico de la ciencia. Inspirada origina­riamente en los trabajos de Rugo Dingler, se empezó a desanollar a partir de[os años sesenta del siglo XX en Alemania. Paul Lorenzen fue su principal.mpulsor y con su obra dio lugar a la importante coniente de constructivis­no filosófico que anticipó en más de un decenio las ideas constructivas que;e defenderían en los estudios sociales de la ciencia.

Para Lorenzen, la ciencia moderna "se muestra como un producto deluestra cultura técnica: se basa en una práctica precient(fica exitosa"41 y:sta idea fOlma parte de un giro pragmático en marcha:

"En la teoría de la ciencia se empieza a reconocer lenta­mente en nuestro siglo con el llamado giro pragmático que todaciencia (toda teoría) sólo puede comprenderse sobre la base deuna técnica ya -parcialmente- exitosa. Las teorías son instru­mentos lingüísticos en apoyo de una práctica ya en marcha"42.

En la filosofía constructiva de la ciencia, la primera tarea consiste, pre­isamente, en conceptuar y formular teóricamente esos procedimientos téc­icos (constructivos) previos, para llegar a la comprensión de las cienciasJmo sofisticadas prácticas tecnológicas que se han desanollado con layuda de teorías. Desde sus mismos inicios, la teoría constructiva de la cien­a se centró en la reconstrucción sistemática de disciplinas científicas espe­'ficas como la matemática (desde la aritmética al análisis), la lógica, la ge­netría o la física. La matemática y la lógica constructivas se han estudiadolmo teorías del operar con símbolos, respectivamente, en la práctica del¡lculo y de la argumentación. La geometría y la física, en cambio, se consi­:ran como "ciencias técnicas".

Para Lorenzen, la geometría euclidiana, por ejemplo, es una "cienciandamental" (Grundlagenwissenschaft) de nuestra tecnología, ya que repre­nta una condición para la reproducibilidad de las mediciones.43 Pero, a su

I-IACKING, l. Representing and InteI1 Jening., Cambridge University Press. Cam­dge, 1983. Pág. 245.LORENZEN, P. Theorie der technischen llnd politischen Vernlllif. Reclam. Stutt­·t, 1978. Pág. 153.LORENZEN, P. Lehrbllch der konstruktiven Wissenschaftstheorie., \Vissens­lfts verl ag. Mannheim, 1987. Pág. 18.DRENZEN, P. "Das technische Fllndament der Geol71etrie". En BURRICHTER,

Manuel Medina

vez, tiene un fundamento técnico basado "en una práctica que pertenece,desde hace al menos 5000 aríos, a las técnicas elementales de nuestra cultu­ra,,44. Dichas técnicas de la construcción de formas geométricas (superficiesplanas, etc.) y del cálculo geométrico (que alcanzaron un alto desanollo enlas antiguas culturas mesopotámicas y egipcias) constituyen la geometríatécnica. La conceptualización teórica de tales operaciones técnicas de cons­trucción geométrica, que recibe el nombre de Protogeometría, permite re­construir el fundamento técnico de los conceptos fundamentales de la geo­metría teórica. La teorización protogeométrica es un ejemplo claro de 'estu­dio filosófIco de la técnica implicada en las ciencias, el cual, en la filosofíaconstructiva, precede siempre a la interpretación de las teorías científicascomo construcciones teóricas. La filosofía de la técnica es, pues, una parteintegrante fundamental de la filosofía constructiva de la ciencia.

En el caso de la física en general, los fundamentos técnicos (objeto dela llamada Protofísica) no sólo incluyen las técnicas de construcción y uso delos instrumentos de medición (es decir, además de la geometría técnica, lacronometría e hilometría técnicas para la medición de tiempos y masas) sinotambién la e~uberante tecnología de los aparato's de reproducción y controlde los efectos y procesos en los laboratorios45 .

Los estudios filosóficos constructivos han contribuido a poner de ma­nifiesto, de una forma especifica, la constitución tecnológica de la cienciamoderna. Pero, evidentemente, no son los únicos que apuntan en esta direc­ción dentro de la filosofía del siglo XX. También habría que hablar, entreotros, de John Dewey. Para este filósofo, la tecnología no se circunscribe alos artefactos materiales sino que puede considerarse como el conjunto detodas las capacidades humanas, incluyendo el lenguaje, la lógica, la mismaciencia y la fIlosofía así como las formas de organización social y política46.

La ciencia constituye una forma especializada de práctica47 y es una rama yun modo de tecnología48 .

c., INHETVEEN, R. y KOTTER, R. (Eds.) Tec1mische Rationalitiit und rationaleHeuristik. Schoningh, rvlünchen, 1986. Pág. 23.44 LORENZEN, P. "Das technische Fundament der Geometrie". En BURRICHTER,c., INHETVEEN, R. y KOTTER, R. (Eds.) Tec!l11ische Rationalitat und rationaleHeuristik. Schoningh, München, 1986. Pág. 24.45 JANICH, P. "Physics - Natural Scie/l~e or Tecl71wlogy?". En W. KROBN, E.LAYTON y P. WEINGART (Eds.) The DY/lamics ofScience ond Technolog. ReideI.Dordrecht, 1978. Págs. 3-27.46 I-IICKMAN, L. 101m Delvey's Pragmatic Tech/lology. Indiana University Press.Bloomington, 1990.47 HICKMAN, L. 101m Delvey's Pragmatic Tech~wlogy. Indiana University Press.Bloomington, 1990. Pág. 115.48 I-IICKMAN, L. 101m Dewey's Pragmatic Tecllllology. Indiana University Press.Bloomington, 1990.Pág. 46. .

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.... , "r r¡..'t.J.\J~V ,:,U.... tOI ut:: Id GUllUl i::i GlenUTlCa y tecnrca

El giro tecnológico es asimismo patente en la emergencia y evoluciónde otros campos, como la filosofía de la tecnología, la historia de la tecnolo­gía y la historia de la ciencia. A partir de los años 1980 han proliferado estu­dios históricos que insisten en el papel central de los instrumentos y las tec­nologías experimentales, producidas en los laboratorios, para el desarrollo dela ciencia49. Derek de Solla Price puso en primera línea el carácter tecnoló­gico de la investigación científica modema y la impOliancia decisiva de la in­novación tecnológica de instrumel1talidades para el cambio científico. Pricesugiere, de hecho, una revisión tecnológica de las inexpliradas revolucioneskuhnnianas. Estas vienen dadas, según sus estudios, por los cambios tecno­lógicos producidos en la investigación científica5o.

La espiral interpretativa de ciencia, tecnología y sociedad que ladinámica conjunta de los diversos giros generó a lo largo del siglo XX,fue modulada por un importante giro valorativo y político. En el contex­to norteamericano de los movimientos antinucleares, la oposición a la gue­rra del Vietnam, las crisis ecológicas, las revueltas estudiantiks y las críti­cas académicas empezaron a cristalizar, a partir de la década de 1960, re­planteamientos críticos que explícitamente cuestionaban algunos de los ras­gos que la filosofía y la sociología ancladas en las divisiones tradicionalesy en la rígida delimitación entre hechos y valores, atribuían a la ciencia,tales como la supuesta supremacía racional de los conocimientos científicosy de los procedimientos tecnológicos o la neutralidad valorativa (respecto aposicionamientos éticos o políticos) de la investigación científica y de sus~esultados.

Pues, la organización estatal de la investigación científica en el curso:le la II Guen'a Mundial había conducido a resultados decisivos, de los que el11ás espectacular fue, sin duda, la construcción de bombas atómicas en elJroyecto Mannhatan. Tras la guelTa, el papel de la ciencia se acrecentó nota­Jlemente en EE UD, el país que surgía de la misma como líder mundial, y, alnismo tiempo, se estableció una imagen de la misma como cumbre y esen­:ia de la razón y de la cultura humana, y núcleo de la organización demo­rática y racional. En Europa, Karl Popper abogaba, frente a los plantea-

J Véase, por ejemplo, SHAPIN, St. y SCHAFFER, S. Leviathall alld the Air-Pump.lobbes, Boyle and the Experimental Life. Princeton University Press. Princeton,985; GALISON, P. How Experiments End. The University of Chicago Press. Chi­'lgo, 1987; GOODING, D., PINCH, T. y SCHAFFER, S. (Eds.), The Uses ofExpe­·ment. Studies in the Natural Scienees. Cambridge University Press. Cambridge,189.PRICE, D. DE SOLLA "The SeieneefTeehnology Relationship, the Craft ofExpe­

mental Scienee, and Palie)' for lmprovemellt of High Teehnology Innovation". Re­'areh Poliey, 13, 1984. Págs. 3-20.

Manuel Medina Gómez

mientos marxistas, por "la aplicación de los métodos críticos y racionales dela ciencia a los problen1Gs de la sociedad abierta" como base para la orga­nización democrática y la reforma social51

.

De algún modo, las concepciones de la filosofía de la ciencia del em­pirismo lógico encajaban con esta exaltación del conocimiento científico. Laconcepción fundamentalmente representacional y metodológica de la cienciadesembocaba en la objetividad y superioridad racional de la misma, por en­cima de cualquier otra forma de conocimiento. La tecnología, consideradacomo aplicación de los principios científicos, heredaba esa excelencia que laconvertía en la forma de acción óptima y máximamente racíonal52

.

Estas claras valoraciones filosóficas de la ciencia contrastaban, de algu­na forma, con el maridaje entre esa misma filosofía y la teoría de la neutralidadvalorativa de la ciencia. Por un lado, se podía declarar, filosóficamente, a laciencia libre de implicaciones valorativas y políticas, movida puramente porintereses teóricos y constataciones de hechos y, consecuentemente, exenta deresponsabilidades por las posibles consecuencias negativas de los resultadosde la investigación científica libremente ejercida. Por otro lado, según esa mis­ma filosofía se podía legitimar, como racionales y óptimas, cualesquiera inno­vaciones y procedimientos científicos y tecnológicos, tomas de decisiones ad­ministrativas y políticas tecnocráticas, siempre que fuera posible interpretarlascomo aplicaciones de conocimientos científicos.

El conjunto de estos presupuestos fue puesto radicalmente en entredi­cho por un movimiento que se consolidó socialmente de forma especial enlos EE UD y posteriormente en Europa. Así surgieron los programas deScience, Technology and Societ)' (STS) en numerosas e importantes univer­sidades norteamericanas. El mensaje de este movimiento académico insistíasobre los condicionamientos políticos y sociales y los trasfondos valorativosque regían la investigación y el desalTollo científico y tecnológico, y alerta­ba de los graves impactos que se estaban derivando para la sociedad y elmedio ambiente. En vista de las consecuencias, en buena palie negativas, demuchas de las innovaciones científicas y tecnológicas, se reivindicaba la con­cienciación pública y el control social sobre las mismas. En el entamo de losestudios de STS se fueron consolidando nuevas disciplinas sobre materiastradicionalmente marginadas, como la historia social y la filosofía de la tec­nología. También se desarrollaron tratamientos sistemáticos de cuestioneséticas y políticas relacionadas con la ciencia y la tecnología.

51 POPPER, K. The Open Societ)' and lis Enemies, vo!. 1. Routledge & Kegan Pau!.London, 1966.Pá~ l.52 BUNGE, ¡vI. La investigación científica: su estrategia)' sufilosofia. Arie!. Barce-lona, 1969. Págs. 683s.

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=1 1I1I1-'''''lU social ce la cUltura cientiiica y técnica

Empezaron a proliferar estudios críticos sobre la ciencia, algunos de,llos provenientes de la filosofía de la ciencia como los publicados por Paul:;eyerabend53

, y, en general, se plantearon a una serie de cuestiones críticas¡ue, de una forma u otra, se han mantenido vivas en el campo de los estudiosle ciencia y tecnología. La idea era sacar a la luz las dependencias de la gran:iencia respecto a centros gubernamentales, ¡mJitares, industriales y corpora­ivos de dirección y control sobre el desalTollo científico y tecnológico, así:omo poner en evidencia las construcciones filosóficas dirigidas a fortalecera autoridad científica y desvelar las extrapolaciones de teorías científicas¡tiJizadas para justificar determinadas posiciones o legitintar modelos, agen­es y medidas en la toma de decisiones económicas, sociales y políticas.

En contraposición a las tesis que postulaban la neutralidad, la superio­idad racional y la libertad de la investigación científica, los nuevos plantea­mentas críticos interpretativos y valorativos reivindicaron nuevas formas de:1Vestigación responsable junto con la valoración y la intervención social dearácter democrático en los desalTollos científicos y tecnológicos, así comouevos planteamientos para la gestión y la política de la ciencia y la tecno­)gía, y para la evaluación de las consecuencias y de los riesgos derivados deIS innovaciones científicas y tecnológicas, etc.

De signo menos crítico que STS fueron los programas STPP (Scien­?, Technology and Public Policy) y SEPP (Science, Engineering and Publicolicy) que aparecieron, asimismo, en los años 1960. Como su nombre in­ica, estos programas constituyeron el inicio de un giro político orientadoleia la gestión y la política de la ciencia y la tecnología. Ciencia y tecno­Igía se concebían "como un recurso político y económico, como una insti­:ción enmarcada en una cultura económica, política y jurídica"54. Juntom la gestión y la instrumentación política del desanoJJo científico y tec­)lógico, surgieron otras especialidades afines como la evaluación de tec­)logías, la evaluación de riesgos, el estudio de las transferencias tecnoló­cas o la economía de la innovación científica y tecnológica. Con unaientación socio-política parecida, aunque más dirigida a la investigaciónórica que a la gestión práctica, se desarrollaron posteriormente estudiosntTados en los contextos y condicionamientos socio-económicos y políti­IS de la ciencia y la tecnología para explorar "el uso político de la periciamtifica, el papel de la ciencia en los tribunales, los vínculos de la ciencian poderosos grupos económicos y la relación entre la ciencia y las prin-

FEYERABEND, P. La ciencia en una sociedad libre. Siglo XXI. Madrid, 1982.NELKIN, D. "Perspectivas sobre la evolución de los estudios de la ciencia". En~ONOWITZ, S., MARTHINSONS, B. y MENSER, M. (Eds.) Tecnociencia y ci­'cultura: la interrelación entre cultura, tecnología y ciencia. PaidÓs. Barcelona,)8. Pág. 51.

Manuel Medina Gómez

cipales instituciones sociales como los medios de comunicación, la religión,el lugar de trabajo y los tribunales"55.

En su conjunto, los diversos giros interpretativos no se desalTollaroncomo procesos históricos que se sucedían estrictamente unos a otros. Másbien, se fueron solapando y entrecruzando en el tiempo, componiendo, aveces, sus fuerzas y diferenciándose, otras veces, para dar paso a procesos dedemarcación e institucionalización de nuevas disciplinas, programas y cam­pos académicos. Dichos procesos han sido más o menos largos y han tenidomayor o menor éxito en distintos países. Pero, sin lugar a dudas, la dinánnicade la totalidad de los giros, con su diversidad de direcciones y fuerzas, ha ge­nerado una impresionante espiral interpretativa que ha transformado radical­mente la imagen de la tecnociencia para el siglo XXI.

De hecho, cada uno de los giros interpretativos ha supuesto, de algúnmodo, reivindicar, frente a las divisiones tradicionales de ciencia, tecnología,sociedad y cultura, la reintegración en la complejidad de la tecnociencia dealgunos de sus entornos cuya relevancia se había ignorado hasta entonces. Apartir de la idea de ciencia como conocimiento centrado en los entamas lin­güísticos y teóricos, se ha ido reclamando progresivamente la importancia yla prioridad para los entornos sociales, políticos e institucionales, para lasprácticas y los entornos técnicos y materiales, y también para los entornosvalorativos y de intervención. Al yuxtaponer los términos que dichas divi­siones habían disociado, los ¡msmos nombres de los nuevos programas y dis­ciplinas indican que tratan de reunificar, en un complejo entramado, lo quehabía sido dividido filosófica y académicamente

S. La integración cultural de la tecnociencia

Los enfoques culturales del estudio de la ciencia y la tecnología co­rresponden a planteannientos que, de una forma u otra, parten de la idea decultura como un concepto fundamental para comprenderla complejidad de latecnociencia de una forma integrada. De hecho, las concepciones integradasde la cultura se encuentran arraigadas con fuerza en el campo de las cienciassociales del siglo xx. En su obra Primitive Culture56 E. B. Tylor, uno de losfundadores de la moderna antropología, daba ya en 1871 una precisa defini­ción integradora de cultura: "Cultura o civilización... es ese todo complejoque incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cua-

55 NELKIN, D. "Perspectivas sobre la evolución de los estudios de la ciencia". EnARONOWITZ, S., MARTHINSONS, B. y MENSER, M. (Eds.) Tecnociencia y ci­bercultura: la interrelación entre cultura, tecnología y ciencia. Paidós. Barcelona,1998. Pág. 51.56 TYLOR, E. B. Cultura Primitiva. Ayuso. Madrid, 1977.

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.1 1111~a""'lU ';'UL,;ldl ue la CUlTura crentltlca y técnica

,squiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miem­ro de unGsociedad". Su definición contrasta claramente con la división fi­)sófica entre cultura y civilizació7i:, que se fraguó entre finales del siglo XIXprincipios del XX. Según esta delimitación, había que separar, por un lado,

lS interpretaciones y valores humanos, concemientes al arte, la filosofía, la~ligión, la moral, el derecho, etc. como integrantes de la cultura (espiritual),por otro lado, como civilización (material), todos los conocimientos, capa­idades y productos técnicos, asociados con el desauollo de la ciencia y la:cnología modernas.

Esta versión divisoria de la cultura quedó completamente desplazada1 la antropología moderna por una concepción integrada y global. De acuer­) con la misma, se entiende por cultura "el estilo de vida total" que incluye,dos "los Inodos pautados y recurrentes de pensaJ; sentir y actuar"57, o,cho de otra forma, "el sistema integrado" que incluye tanto "patrones/rendidos de cOlnportamiento" como "objetos materiales"58. Para referirserectamente a estos últimos, se ha acuñado el término 'cultura material', que1 ningún caso se contrapone a una hipotética 'cultura espiritual', puesto ques mismos artefactos materiales, su construcción y su uso están íntimamen­asociados con contenidos simbólicos, interpretaciones y valores. En todo

.so, la cultura material se puede diferenciar de la cultura inmaterial, relati­l a las pautas y artefactos predominantemente simbólicos59 .

En la arqueología modema, la integración de los artefactos y de las:nicas materiales como parte esencial de la cultura es, obviamente, aún másplícita. Cultura se define como "la combinación de material, actividades y:utas que forma un sistema cultural"Go. En la misma sociología actual,'nde el concepto de cultura ocupa un lugar muy importante, "cultura se re­re a la totalidad del modo de vida de los miembros de una sociedad",:luyendo "los valores que comparten (oo.), las normas que acatan y losmes materiales que producen"Gl.

La concepción integrada de la cultura es central en los desauollos más:ientes de los estudios culturales, donde se da por supuesto que "los inten-

'-IARRIS, M. Introducción a la antropología general. Alianza. Madrid, 1987. Pág.1.fIOEBEL, E. A. Y WEAVER, T. Antropología y experiencia humana. Omega.'celona, 1985. Pág. 269.iOEBEL, E. A. Y WEAVER, T. Antropología y experiencia humana. Omega.'celona, 1985. Pág. 303.tOUSE,1. Introducción a la prehistoria: un enfoque sistemático. BellateITa. Bar­lna, 1973. Pág. 255.HDDENS, A. Sociología. Alianza. Madrid, 1991. Pág. 65. Destacado en el origi-

Manuel Medina

tos de definir la cultura en términos ideológicos, humanistas y sociopolíticos(oo.) meramente perpetúan una distinción entre lo humano, lo maqulnico y lollamado natural"G2. Pues, precisamente esas distinciones, que reflejan la di­visión fundamental entre cultura, tecnología y ciencia, están "revueltas ytodo lo que antes se decía pertenecer a cada una de ellas encuentra unanueva base de conexión en los dispersos y conectivos procesos que las vin­culan a todas"G3 formando una inmensa complejidad. En otras palabras, lascategorías de tecnología, ciencia y cultura "han perdido su integridad disci­plinaria y ontológica ya que, en el ámbito de la experiencia y de la ont%­gía, se impregnan y penetran mutuamente,,64, y, por tanto, hay que conside­rar definitivamente caducadas las divisiones tradicionales entre ciencia, tec­

nología y cultura como sistemas cerrados.

En el campo de la filosofía moderna hay que destacar, sobre todo, aLudwig ,Vittgenstein como un punto temprano de referencia para la com­prensión del lenguaje, la matemática y la misma lógica como técnica/cultu­ra. En su caracterización del lenguaje como ':juego de lenguaje", éste se en­tiende como una actividadG5 y una prácticaGG . Toda práctica de jugar un jueg'oconsiste en seguir una técnica determinada, o sea, en "actuar de acuerdo conciertas reglas"G7. Así pues, "comprender un lenguaje significa dominar unatécnica"G8, donde por dominar una técnica se entiende ser capaz de produciry reproducir una determinada práctica lingüística. Pues, "sólo en la prácticade un lenguaje puede tener significado una palabra"G9. La matemática re­presenta, asimismo, un "juego de signos,,70 y, por tanto, también una técnica,

62 PLANT, S. "The virtual cOl1lplexit)' ofculture". En ROBERTSON, G. et al. (Eds.)FUTure Natural. Nature, science, culture. LondonlNew York, 1996. Pág. 214.63 PLANT, S. "The virtual cOl1lplexit)' ofculture". En ROBERTSON, G. et al. (Eds.),Fllture Natural. Nalllre, science, culture. LondonlNew York, 1996. Pág. 214.64 MENSER, M. y ARONOWITZ, S. "Sobre los estudios culturales, la ciencia y latecnología". En ARONOWITZ, S., MARTINSONS, B. y MENSER, M. (Eds.) Tec­nociencia y cibercultura: la interrelación entre culTura, tecnología y ciencia. Paidós.Barcelona, 1998. Pág. 24.65 \VITTGENSTEIN, L. Philosophische Untersuchllngen [Investigaciones filosófi-cas]. Suhrkamp. Frankfurt am Main, 1967. §38. Las traducciones son del autor.66 WITTGENSTEIN, L. Bel1lerkungen liber die Grundlagen der Mathematik [Ob­servaciones sobre los fundamentos de la matemática]. Suhrkamp. Frankfurt amMain, 1984. VI, §34. Las traducciones son del autor.67 WITTGENSTEIN, L. Bemerkungen liber die Gnllldlagen der Mathenwtik. Suhr-kamp. Frankfurt am Maín, 1984. V, §l.68 WITTGENSTEIN, L. Philosophische Untersuchungen. Suhrkamp. Frankfurt amMain, 1967. §199.69 \VITTGENSTEIN, L. Bemerkungen liber die Grundlagen del' Mathematik. Suhr-kamp. Frankfurt am Maín, 1984. VI. §41.70 WITTGENSTEIN, L. Bemerku.llgen liber die Grundlagen der Mathell1atik. Suhr-kamp. Frankfurt am IvIain, 1984. V, §2.

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impacto social de la cultura científica y técnica

a técnica de la transfonnación de signos,,71. La lógica rnisma representaa técnica del pensar" y muestra "lo que es el pensm; y también modos de'!nsar"72.

El término 'técnica' es, pues, central en la comprensión wittgenstei­ana del lenguaje y de la ciencia. Para Wittgenstein la técnica se manifiesta1 la práctica de las actividades regulares y pautadas73 que se aprenden ejer­tanda la propia práctica "mediante imitación, estímulo y corrección"74. En­ndidas así, las técnicas tienen un claro carácter cultural y social, detenni­mdo ellas mismas (es decir, el consenso y la coincidencia de los que las'actican) lo que es correcto o inconecto en su propia ejecución y en sus re­litados. En la matemática es esencial el consens075 , pues "no es sólo laJrobación lo que convierte (la práctica) en cálculo, sino la coincidencia des aprobaciones. (... ) Y si no se puede llegar a ese acuerdo, entonces nadieiede decir que otro también calcula"76. La práctica matemática no esenos social que el comercio. "¿ Podría haber aritmética sin la coincidencia,los que calculan? ¿Podría calcular un hombre solo? ¿ Podría uno solo se­¡ir una regla? Son estas preguntas semejantes, por ejemplo, a ésta: ¿ Puedeguien él solo practicar el comercio ?"77.

Si bien la palabra 'cultura' no aparece, concretamente, en sus Investi­¡ciones Filosóficas ni en Observaciones sobre los fundamentos de la mate­2tica, Wittgenstein utiliza, repetidamente, expresiones como 'forma deda', 'modo de vida' o 'costumbre' (todos ellos característicos de la idea deltura en la antropología y la sociología moderna) en conexión con su ma­Ta de caracterizar el lenguaje y la matemática. Así, p. ej., hace notar que lalabra 'juego' pone de relieve que el lenguaje (y lo mismo podría decirse dematemática) "forma parte de una actividad, o de unaforma de vida"n. Ya

WITTGENSTEIN, L. Bemerkungen aber die Gnmdlagen del' Mathematik. Suhr­mp. Frankfurt am Maín, 1984. IV, 18.WITTGENSTEIN, L. Bemel'kungen abel' die Grundlagen del' Mathematik. Suhr­mp. Frankfurt am Maín, 1984. I, §133.BAKER, G. P. Y HACKER, P. M. S. Wittgenstein: Rules, Grammar and Necessity.ackwell. Oxford, 1985. Págs. 154 ss.WITTGENSTEIN, L. Bemerkllngen aber die Grundlagen del' Mathematik.Suhr­IIp. Frankfurt am Maín, 1984. VII, §24.WITTGENSTEIN, L. Bemel'kllngen abel' die Gnmdlagen del' Mathematik. Suhr­np. Frankfurt am Maín, 1984. III, §67.WITTGENSTEIN, L. Bemerkungen abel' die Grundlagen del' Mathematik. Suhr­np. Frankfurt am Maín, 1984. VII, §9.WITTGENSTEIN, L. Bemel'kllngen aber die Grundlagen del' Mathematik. Suhr­np. Frankfurt am Maín, 1984. VI, §45.WITTGENSTEIN, L. Philosophische UntersllchllngeiÍ. Suhrkamp. Frankfurt am.in, 1967. §23.

Manuel Medina

que "imaginar un lenguaje significa im.aginar unaforma de vida"79 y "el len­guaje se refiere a un modo de vida"so. Para Wittgenstein, seguir una regla,jugar una partida de ajedrez y, en general, la práctica de las diversas técnicasson "costumbres (usos, instituciones)"SI. Es decir, son integrantes del con­junto de una cultura. En el caso de la matemática, es, precisamente, "el usojilera de la matemática", es decir, su lugar en el contexto de nuestras demásactividades culturaless2, "lo que convierte al juego de signos en matemáti­ca"83. El aprendizaje mismo de una práctica es un proceso de educación cul­tural, en el que junto con la técnica en cuestión se apropian determinadas far­mas de percepción. "En tanto que estamos educados en una técnica, lo esta­mos también en una forma de ver las cosas que está tan fija como esatécnica"s4. La comprensión de dicho aprendizaje sólo puede realizarse desdela propia práctica cultural. "El que quiera comprender lo que significa 'se­guir una regla' tiene él mismo que saber seguir una regla"85.

Las concepciones wittgensteinianas de la técnica y de la ciencia comoprácticas culturales y de la cultura como un complejo entramado de prácticastécnicas, han sido uno de los puntos de partida para las concepciones cultu­rales de la ciencia y de la tecnología en la segunda mitad del siglo XX. Lang­don vVinner se remite a Wittgenstein para desanollar la concepción de "lastecnologías como formas de. vida"s6 y David Bloar lo hace para presentar lasociología del conocimiento como la heredera del tratamiento wittgenstei­niano del conocimiento "como algo que es social en su misnw esencia,,87. Lafilosofía de Wittgenstein ha llegado a influir en la misma idea de sociedadcomo formas de organización de las interacciones sociales, o sea, lo que ensociología se llama estructllra. El conocido sociólogo Anthony Giddens de­fine una estructura social básicamente como "técnicas o procedimientos ge-

79 'VITTGENSTEIN, L. Philosophische Untel'suchungen. Suhrkamp. Frankfurt amMain, 1967. §19.80 WITTGENSTEIN, L., Bemel'kungen abel' die Gl'lllldlagen del' Mathematik. Suhr-kamp. Frankfurt am Main, 1984. VI, §34.81 vVITTGENSTEIN, L. Philosophische Untersuchungen. Suhrkan1p. Frankfurt amMain, 1967. §199; BGM, VI, §43.82 WITTGENSTEIN, L. Bemakungen aber die Grundlagen da Mathematik. Suhr­kamp. Frankfurt am Maín, 1984. VII, §24.83 WITTGENSTEIN, L. Bemel'kungen aba die Gl'undlagen del' Mathematik. Suhr­kamp. Frankfurt am Main, 1984. V, §2.84 WITTGENSTEIN, L. Bemel'kungen abel' die Grundlagen del' Mathematik. Suhr­kamp. Frankfurt am Maín, 1984. IV, §3585 VlITTGENSTEIN, L. Bemerkungen ¡¡ber die Gl'llndlagen da Mathematilc. Sul1f­kamp. Frankfurt am Main, 1984. VII, §39.86 VlINNER L. La ballena y el reactOl: Gedísa. Barcelona, 1987. Págs. 19 y ss,87 BLOOR, D. H1ittgenstein: A Social Theory of Knowledge. MacmilJan. London,1983. Pág. 2.

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.1 '" 't--'CJ.....,lV ~U'-'Fdl Ut' la GUllUrél Cfem:mCa y teCnfCa

eralizables que se aplican a la escenificación/reproducción de las prácticas'Jciales" y lo relaciona con la interpretación del lenguaje como dominio de:cnicas en Wittgenstein88.

El propio Thomas Kuhn caracteriza ocasionalmente la ciencia comollltura, cuando al hablar de los practicantes de una ciencia madura dice que)nstituyen "una subcultura especial" y que "están aislados en. realidad del~e{lio cultural en el cual viven sus vidas extraprofesionales"89. Pero el en­)que de la integración cultural desalToIlado dentro del campo filosofía de laencia hay que buscarlo, con el nombre de Methodischer Kulturalismus, ens posiciones más recientes de la corriente constructiva de la filosofía de laencia en Alemania. El Culturalismo metódico se centra explícitamente encomprensión cultural de la ciencia, es decir, en su estudio filosófico "como

-áctica humana y producto cultural", entendiendo por cultura aquello quecibe un colectivo humano mediante la transmisión de prácticas (incluidaslstumbres e instituciones) y artefactos9o.

Un enfoque cultural parecido se constata en los últimos desalTollos des estudios de ciencia y tecnología, que Pickering caracteriza como el paso: la ciencia como conocimiento a la ciencia como práctica y cultura. Segúnte autor, el avance fundamental consiste en el "movimiento hacia el estu­J de la práctica cientifica, lo que los científicos hacen de hecho, y el mo­niento asociado hacia el estudio de la cultura científica, entendida comoesfera de los recursos que la práctica hace funcionar dentro y fuera dea"91. La condición previa para el estudio de la ciencia como práctica y cul­'a, consiste en reintegrar, mediante la expansión del concepto de cultura:ntífica, todas las dimensiones de la ciencia (tanto las conceptuales y so­des como las materiales), las cuales se han tratado, generalmente, de una'ma fragmentada, desunificada e inconexa. En este sentido, Pickering en­nde por cultura "las 'cosas hechas' de la ciencia, en las que incluyo habi­acles, relaciones sociales, máquinas e instrumentos, así como hechos y te­'as científicas"92.

:JIDDENS, A. La constitución de la sociedad: bases para la teoría de la estruc­lción. AmoITortu. Buenos Aires, 1995. Pág. 57.:UHN, Th. S. La tensión esencial. FCE. México,<l977. Pág. 143.IARTMANN, D. Y JANICH, P. Methodischer Kulturalismus. Suhrkamp. Frank­a. M., 1996. Pág. 68.

'ICKERING, A. "From Science as Knowledge to Science as Practice". En PIC­.UNG, A. (Ed.), Science as Practice and Culture. The University of Chicago;s. Chicago, 1992. Pág. 2.ICKERING, A. The Mangle ofPractice: Time, Agency & Science. The Univer­of Chicago Press. Chicago, 1995. Pág. 3.

Manuel Medina

n. TECNOCIENCIA: IMPACTOS y RETOS

La comprensión de la tecnociencia y de los sistemas tecnocientíficoscomo prácticas y culturas implica la posibilidad de superar las teorías pura­mente interpretativas de la ciencia y la tecnología para tener en cuenta la es­trecha vinculación existente entre las cuestiones de interpretación y las de va­loración e intervención. Los métodos y los resultados de las interpretacionesculturales pueden y han de servir de instrumentos útiles para desalTollar me­jores prácticas de valoración e intervención. En otras palabras, la tarea de losestudios de la ciencia y la tecnología no tiene por qué reducirse a la mera pro­ducción de sistemas interpretativos. Un objetivo necesario para poder enca­rar los retos de la tecnociencia y de la tecnocientificación cultural consiste enestudiar y estabilizar modelos culturales de interpretación, valoración e in­tervención, es decir, prácticas, entornos y recursos (tanto teóricos como téc­nicos y organizativos) de análisis y de reconstrucción rigurosa que sirvanpara interpretar y comprender la estructura y la dinámica de los procesos deinnovación, estabilización y transformación de las subculturas tecnocientífi­cas y extracientíficas, y, a partir de ahí, valorar los impactos y consecuenciase intervenir adecuadamente en dichos procesos.

6. Tecnociencia: los retos de la interpretación

Desde la perspectiva del siglo XXI, se hace evidente que las innova­ciones tecnocientíficas han sido los factores fundamentales-que han configu­rado las culturas propias del siglo XX. Han modelado decisivamente el con­junto de las formas de vida, los entamas tanto materiales como interpretati­vos y valorativos, las cosmovisiones, los modos de organización social,económica y política junto con el medio ambiente característicos de estaépoca93 . Mirando hacia adelante, no cabe duda que su influencia va a ser aúnmas determinante, si cabe, en el futuro.

La misma realidad de la desbordante producción tecnocientífica, desdela ingeniería genética y la telemática a la física del estado sólido y las cien­cias de los materiales, se ha encargado de confirmar el carácter multidimen­sional de la tecnociencia puesto de manifiesto por la espiral interpretativa deciencia, tecnología y sociedad. La producción de innovaciones tecnocientífi­cas se ha caracterizado como una proliferación de híbridos94, es decir, de re­alizaciones que embrollan las divisiones tradicionales en un complejo entra­mado de ciencia, tecnología, política, economía, naturaleza, derecho... Lalarga lista de los híbridos tecnocientíficos actualmente más representativos

93 HESS, D. J. Science and Technology in a Multicultural World. Columbia Univer­sity Press. New York, 1995. Págs. 106 y ss.94 LATOUR, B. Nunca hemos sido modernos. Debate. Madrid, 1993. Pág. 11.

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.... , "' 't-'UO.... lV ,::,V\..olCU Ut: Id. l;UllUra ClenrlTlca y técnica

zomprende, entre otros muchos, los implantes electrónicos en el cerebro hu­mano, los microprocesadores biónicos, la clonación de animales, los alimen­:os transgénicos, la congelación de embriones humanos, las píldoras aborti­vas y poscoitales, el Viagra, los psicofánuacos, los reactores nucleares, losvuelos espaciales, los ordenadores, los satélites de comunicaciones, las bom­)as "inteligentes", las redes telemáticas, los entornos de realidad virtual ge­lerados por ordenador, Internet, etc., etc. Cualquier controversia acerca de su)roducción, implantación, interpretación o valoración pone en pie, simultá­leamente, a un tropel híbrido de portavoces de los más diversos ámbitos que'an desde la ciencia, la política y la sociedad hasta la moral, la religión y la:ultura.

A pesar de esto, nuestra cultura intelectual no parece saber cómo in­~rpretar de forma apropiada el entramado de los híbridos que nuestra tecno­iencia produce. Lo cual no es de extrañar, pues para ello es preciso cruzar~petidamente las divisorias filosóficas tradicionales que separan la ciencia y1 sociedad, la naturaleza y la cultura. Los límites infranqueables estableci­os filosóficamente entre dichas divisiones se revelan, en la misma constitu­ión de los híbridos, como fronteras inexistentes. En nuestras sociedades, laslteracciones sociales se establecen por medio de los artefactos generados en)S laboratorios tecnocientíficos y, a su vez, las mismas comunidades, prác­cas y laboratorios tecnocientíficos están constituidos por asociaciones de~entes humanos y de entornos materiales, simbólicos y bióticos. Cada díale pasa es más evidente que nuestra cultura occidental "es tecnocultura de

sala de consejo al dormitorio"95, al haberse poblado todos los entornos y,rmas de vida de híbridos tecnocientíficos. Incluso en el caso de la cultura¡tendida en el sentido más restringido de fonnas de percepción, representa­ón, interpretación y valoración, es innegable que la delimitación de laisma respecto a la tecnociencia se está esfumando definitivamente con laslevas tecnologías de la infonnación y la comunicación que han dado origenlos actuales medios infonuativos, televisivos y cinematográficos, la reali­d virtual, Internet, el hipertexto, la hipermedia, etc.

De forma parecida se ha ido evaporando la demarcación entre natura­:a, tecnociencia y cultura como "sistemas cerrados de objetos puros que se11 delimitando mutuamente"96. En la época del Proyecto Genoma Humano

\1ENSER, M. Y ARONOWITZ, S. "Sobre los estudios culturales, la ciencia y lanología". En ARONOWITZ, S., MARTINSONS, B. y MENSER, M. (Eds.) Tec­?iencia y cibercultura: la interrelación entre cultura, tecnología y ciencia. Paidós.'celona, 1998. Pág. 25.vIENSER, M. y ARONOWITZ, S. "Sobre los estudios culturales, la ciencia y la1OIogía". En ARONOWITZ, S., MARTINSONS, B. y MENSER, M. (Eds.) Tec­iencia y cibercultura: la interrelación entre cultura, tecnología y ciencia. Paidós.celona, 1998. Pág. 25.

Manuel Medina

se puede hablar de la naturaleza como de "un objeto manufacturado"97, almismo tiempo que la ingeniería genética y las biotecnologías están dando

. paso a una naturaleza "extraída del laboratorío y después transformada enrealidad exteríor,,98, en la que se está promoviendo un conservacionismoecológico dirigido no sólo a preservar y "mejorar" las especies existentessino incluso a recuperar especies extinguidas, todo ello mediante puros pro­cedimientos tecnocientíficos.

Se ha señalado que la incontrolada proliferación de híbridos tecno­científicos, característica de nuestra tecnocultura, está relacionada con la in­capacidad de conceptual izarlos dentro de los contextos interpretativos de lamodernidad99 . La carencia de una interpretación adecuada equivale, de algúnmodo, a una prohibición intelectual de la posibilidad de tales híbridos, queno hace sino fomentar los problemas derivados de su proliferación real, albloquear la comprensión adecuada de la génesis y de las consecuencias de lasinnovaciones tecnocientíficas. De hecho, en el contexto de las divisiones in­franqueables entre ciencia, sociedad, naturaleza y cultura no hay lugar paralos híbridos tecnocientíficos. Por un lado, cualquier posibilidad de cruza­miento entre tales sistemas cen'ados representa una quimera impensable. Porotro, las más significativas innovaciones tecnocientíficas no se dejan reducira ninguno de esos sistemas puros. Los híbridos tecnocientíficos, al igual quela misma tecnociencia, no son reducibles, alternativamente,

1) ni a puras representaciones conceptuales y teóricas,2) ni a relaciones e interacciones exclusivamente sociales,3) como tampoco lo son a meras entidades naturales que trascienden

la intervención humana,4) ni a simples ingenios y artefactos construidos,5) ni, a su vez, a puro discurso interpretativo y valorativo.

El reto fundamental de la interpretación de las innovaciones tecno­científicas consiste, pues, en tratar integradamente sus diversas manifesta­ciones como conectadas continuamente entre sí, en lugar de analizarlas se­parando las mismas. Se trata, sin duda, de un reto teórico y filosófico decisi­vo para el siglo XXI con relación a la comprensión y el manejo de loscomponentes esenciales de nuestra tecnociencia y de nuestra tecnocultura. Lainterpretación y la reconstrucción culturales de las innovaciones tecnocientí­ficas son decisivas porque nos permiten comprender su constitución y la di­námica de su estabilización y de sus impactos, y, a partir de ahí, poder abor-

97 HESS, D. J. Science and TecllllOlogy in a Multicultural VVorld. Columbia Univer­sily Press. New York, 1995. Pág. 111.98 LATOUR, B. Nunca hemos sido modemos. Debate. Madrid, 1993. Pág. 118.99 Ibídem.

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'-1 11 flpOlJLV ~ut,,;ldl Uf::; la cunura crentli!Ca y técnica

dar los retos con los que nos confronta su implantación, mediante la valora­ción de sus consecuencias y la intervención en si.! desanolJo. Pues, si las in­novaciones que producimos y estabilizamos tecnocientíficamente constitu­yen, en realidad, entramados de nuevos sistemas culturales, entonces pode­mos recobrar (pace toda clase de determinismos tecnológicos, sociológicos,biológicos, epistemológicos, históricos o metafísicos) una relativa libertad deseleccionar, cribar y ralentizar las innovaciones tecnocientíficas que han deconfigurar nuestra cultura en el futuro.

7. Tecnocientificación e impactos: los retos de la valoración y de laintervención

En el siglo XVIT, los hechos científicos se constituyeron como fenó­nenos producidos y controlados mediante instrumentos en el curso de expe­'imentos de laboratorio. Tales efectos expelimentales, que habían de ser enJrincipio reproducibles y constatables por todo el mundo, representaban los~enuinos fenómenos de la naturaleza y el objeto propio de la nueva ciencia:onsistía, precisamente, en fonnular las leyes que gobemaban esa naturale­:a, considerada como un todo 100. La ciencia modema se configuró así comoa conjunción de la producción tecnológica de laboratorio y su tratamiento te­jJico científico.

Contrariamente a la doctrina aristotélica, la ciencia de la naturaleza oísica pasó a ser definitivamente una ciencia que teOlizaba Jos resultados de1 experimentación técnica. Los artefactos técnicos no eran ya contra naturai constituían un engaño de la naturaleza con astucia (maquinación), sinoue, por el contrario, los dispositivos técnicos ponían de manifiesto los prin­ipios naturales. La interpretación naturalista de la técnica desembocó, en úl­mo término, en una visión tecnomecánica de la naturaleza y del cosmos.

Los modos de producción tecnocientífica se han desanollado históri­lmente a partir de procesos en el campo de las ciencias físicas provocadoscontrolados en los laboratorios por los mismos investigadores como efec­

IS reproducibles de artefactos y construcciones que, a su vez, eran resulta­JS de la investigación científica, como, por ejemplo, pilas y generadoreséctricos, reacciones químicas, tubos de rayos catódicos, reactores nuclea­s, aceleradores de partículas, etc. A11efactos y procedimientos tecnológicoshan entrelazado estrechamente con teorías y procesamientos teóricos en el~sarrollo de las prácticas de construcción, variación y registro experimenta­" de descomposición y aislamiento de elementos, de manipulación, reem­1Z0 y recombinación de los mismos, con el fin de reproducir a voluntad,

SHAPIN, St. y SCHAFFER, S. Leviathan and the Air-Pump: Hobbes, Boyle and~ Experimental Live. Princeton University Press. Princeton, 1985.

Manuel Medina Gómez

controlar completamente y estabilizar los procesos deseados mediante la eli­minación de perturbaciones en las disposiciones experimentales 101.

La investig~ción tecnocientífica generalizada se caracteriza, precisa­mente por esas prácticas y entornos materiales, teóricos y organizativos des­arrollados en los laboratorios y centrados en la producción de procedimientos,efectos y procesos cuyo control, reproducción y estabilización se logran me­diante el diseño y la construcción de artefactos, dispositivos e ingenios de todotipo, y con la transformación, el reemplazo y la recombinación de elementosen procesos ya dados y controlados. En el contexto de la tecnociencia, una leynatural "es, cada vez más, una descripción de la posibilidad y del resultado deexperimentos-una ley de nuestra habilidad para producir jenómenos" 102.

Las regularidades producidas de forma experimental y controladas cuantitati­vamente, se provocan, reproducen y estabilizan tecnocientíficamente y cadaprocedimiento e instrumento de medida, registro y procesamiento de la infor­mación es, en definitiva, un producto tecnocientífico.

Una vez estabilizadas tecnocientífica, interpretativa y organizativa­mente, las innovaciones resultantes (sean estas implantes electrónicos, mi­croprocesadores, animales clonados o alimentos transgénicos, etc.) formanparte de sistemas tecnocientíficos, es decir, de sistemas culturales que tienenpor objeto, como ya se ha dicho, la máxima controlabilidad, reproducibilidady previsibilidad computables de sus prácticas y entornos mediante el ensam­blaje tecnocientífico de agentes humanos, artefactos y procedimientos juntocon teorías, interpretaciones y procesamientos teóricos.

El modelo tecnocientífico de investigación se ha ido expandiendo pro­gresivamente a todos los campos de la investigación y de la producción cien­tífica. En este proceso de generalización tecnocientífica, no sólo se han trans­ferido los modos de producción tecnocientífica a otras disciplinas sino queestas han sido, a su vez, objeto de teorización en el marco tecnocientífico co­rrespondiente. Es decir, junto con la transferencia de los procedimientos einstrumentos de investigación tecnocientífica se han elaborado extrapolacio­nes teóricas que han asimilado el nuevo dominio tecnocientificado en el con­texto teórico de la tecnociencia dominante. Los nuevos procedimientos tec­nocientíficos llevan consigo nuevos tratamientos teóricos y juntos dan lugara nuevas tecnociencias, como en el caso de la biología molecular y la inge-

niería genética.

101 GLEICH, A. "Über den Umgang mit Natfll: Sanfte Chemie als wissenschaftli­ches, chemiepolitisches und regionalwirtschaftliches Konzept". rVechselwirkung 48.

1991. Págs. 4-11.102 Afirmación del reconocido físico alemán Carl Friedrich von 'IVeizsacker. VlEIZ-SACKER, C.E Die Einheit del' NaNlI: dtv. München, 1974.

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I impacto social de la cultura científica y técnica

Sin duda, uno de los procesos de tecnocientificación más representati­)s se encuentra en el dominio de la biología. Su tratamiento tecnocientífico; el resultado de un procesó relativamente reciente que se desencadenó ensigo x,."'{ con las transferencias masivas de prácticas e instrumental de la­

)ratorio del campo de la física y la química al de la investigación biológi­1. Dichas transferencias estuvieron promovidas por notables físicos y quí­licos, como Erwin Schodinger y Linus Pauling, que se pasaron a la biologíamannas y bagajes para promover la teorización y el tratamiento de los pro­~sos biológicos en términos moleculares. La configuración y la sistematiza­ón físico-química de la investigación biológica desembocaron en los des­TOllos tecnocientíficos de la biología molecular y la ingeniería genética.stas representan la culminación del proceso de biotecnocientificación con el~sal1-o11o de las tecnologías del ADN recombinante, destinadas a provocarcontrolar procesos biotecnocientíficos y a generar nuevos organismos me­ante el reemplazo y recombinación de elementos genéticos. Dichas tecno­gías nada tienen que ver con la mejora de especies vegetales y animales pors métodos de selección tradicionales, sino que se trata claramente de inno­lciones tecnocientíficas,

La producción biotecnocientífica no sólo se da dado en el campo de la:nética, también ha generado un número creciente de nuevas biotecnologí­, como las tecnologías microbiológicas y las ge1111inales. Las biotecnologí­microbiológicas operan mediante el aislamiento y selección de microor-

mismos para manipular determinados procesos y para la producción indus­al de determinadas sustancias. Las biotecnologías de tratamiento germinal:nen que ver con los procesos de la fecundación extracorporal, la fusión ce­lar o la clonación 103 .

Como ya se ha indicado anterionnente, los nuevos sistemas tecno­~ntíficos, estabilizados primeramente en el seno de las subculturas científi­s que los han generado, son generalmente exportados y estabilizados en~dios culturales extracientíficos donde operan la tecnocientiticación y lalI1sformación de los mismos. La tecnociel1tificación operada por los nuevos;temas biotecnocientíficos ha dado lugar, sin duda, a los más evidentes, sig­Ficativos y radicales impactos en la transformación de sistemas culturales.dicionales. Así, la agricultura, la ganadería y la medicina tradicionales sen caracterizado, desde sus orígenes prehistóricos, por las prácticas y los en­-nos de intervención blanda, es decir, basadas en procedimientos predomi­ntemente anticipativos que respetaban, en buena medida, la espontaneidadla autonomía originarias de los agentes y de los procesos biológicos en~stión, pero en los que se daba una determinada intervención o ayuda, di-

SANMARTÍN, J. Los nuevos redentores. Reflexiones sobre la ingeniería genética,•ocioúiología y el mundo feliz que ¡lOS promete. Anthropos. Barcelona, 1997_

Manuel Medina

rigida a acondicionarlos adecuadamente hacia los resultados deseados. Lossistemas biotecnocientíficos, por el contrario, se basan preferentemente enprácticas y entornos duros (es decir, de intervención y control tecnocientífi­co) en los que priman procedimientos y productos desarrollados en los labo­ratorios de síntesis química, de biotecnología y de ingeniería genética y quetienden a anular la autonomía y la espontaneidad originarias de los procesosintervenidos para asegurar su total control y reproducibilidad. De esta forma,la tecnocientificación de la agricultura, la ganadería y la producción alimen­taria en general ha seguido un proceso acelerado que ha ido desde la prime­ra utilización de abonos químicos y pesticidas hasta el empleo de hOlllionassintéticas y substancias químicas de todo tipo, y los más recientes procedi­mientos biotecnológicos y genéticos para la reproducción, selección y crea­ción de especies animales y vegetales.'

Las innovaciones biotecnocientíficas no han dejado prácticamente nin­gún ámbito de los bioentornos tradicionales, es decir, de lo que tradicional­mente se consideraba la naturaleza, fuera de su alcance. No sólo se compiteinvestigando y desanollando nuevas sistemas para la manipulación, produc­ción y reproducción de animales y vegetales, sino que las prácticas tradicio­nales más comunes de la agricultura y de la cría de animales están siendodesplazadas para dar paso a prácticas y entomos de laboratorio industrial. In­cluso se quiere "renaturalizar" los paisajes arruinados como consecuencia di­recta o indirecta de la producción industrial tecnocientífica sometiéndolos auna ecogestión que pretende hacer uso de las formas más avanzadas de in­tervención biotecnocientífica104. La misma naturaleza humana, es decir, elcuerpo humano y sus procesos de reproducción, es un objetivo prioritariopara la expansiva tecnocientificación que va desde el transplante de órganos,el control y la realización tecnológica de procesos orgánicos (marcapasos,diálisis, corazones mecánicos ...) hasta la manipulación operativa y hormonaldel sexo y las intervenciones genéticas. Pero, sobre todo, es en la procreaciónhumana donde la intervención biotecnocientífica es más crítica. En la actua­lidad los investigadores, los profesionales y la industria médica la están en­cauzando (alegando fines eugenésicos) hacia procesos tecnocientiflcadosprovocados, guiados y controlados mediante sistemas biotecnocientíficos dediagnóstico, de fecundación, de intervención genética y, seguramente en unfuturo no muy lejano, de clonación.

Las capacidades de innovación desarrolladas por las culturas humanashan ido creando a lo largo del tiempo una inconmensurable diversidad deprácticas y entornos que han pasado a formar parte de los sistemas culturalesvitales de las mismas, junto con sus bioentornos originarios. En las actuales

104 BÓHME, G. "Die Natur im Zeitalter i{¡rer technischen Reproduzierúarke!t". In­formation Philosophie 2, 1990. Págs. 5-17.

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el Impacto social de la cultura científica y técnica

tecnoculturas, no sólo los sistemas biotécnicos han sido ampliamente tecno­cientificados sino que las innovaciones tecnocientíficas han ido tranSf0ll11an­do progresivamente las prácticas y los entamas de la totalidad de los domi­nios culturales, en el curso de un proceso de tecnocientificación generaliza­da. Todas las tendencias apuntan claramente hacia una tecnocientificacióntotal que parece guiada por el imperativo tecnocientifico que prescribe hacerextensivas las formas de intervención tecnocientífica a cualquier dominiocultural que pueda ser objeto de las mismas. La proliferación y la difusiónmundial de los sistemas tecnocientíficos, en especial de los relacionados conlas nuevas tecnologías de la información y la comunicación, no sólo han idooperando la tecnocientificación global de las culturas de origen europeo sinoque, a través de transferencias culturales universales cada vez más rápidas,están dando paso a la globalización tecllocientifica y a la consiguiente ho­mogeneización de las diversidades culturales a escala planetaria.

La clave y el desencadenante de la tecnocientificación global de lasculturas ha sido la tecnocientificación originaria de las disciplinas científicas,que, como matriz de la tecnociencia, ha impulsado el imperativo tecnocien­tífico y ha hecho posible su implementación y su legitimación. La historia dela tecnocientificación progresiva de las culturas científicas es la historia delas nuevas tecnociencias que se han constituido en el paradigma actual delconocimiento, de la investigación y de la intervención científica. Los proce­sos de tecnocientifIcación se han legitimado epistemológica y cosmológica­mente mediante concepciones tecnocientífIcas del conocirniento, de la cien­;;ia y de la naturaleza. La tecnocientificación de la naturaleza y la naturaliza­;;ión de la tecnociencia (conforme al principio de que "todo lo producidotecnocientíficamente obedece, de algún modo, leyes naturales") han sidoClrocesos que se han sostenido mutuamente con la ayuda y la autoridad de in­:erpretaciones tecnocientíficas.

Ahora bien, la configuración tecnocientífica de cualquier práctica im­)lica entornos asimismo tecnocientificados, es decir, confIgurados como sis­emas que han de ser cada vez más controlables. Pues, los sistemas tecno­;ientíficos sólo pueden exportarse (es decir, los procedimientos y entornos dentervención tecnocientífica sólo pueden estabilizarse y ser efectivos en me­lios culturales extracientíficos) si se transfieren, de alguna manera, a esosnismos medios culturales las condiciones de laboratorio originarias que ga­antiza y forman parte de su funcionamiento 105. De esta forma se intenta eli­ninar pel1urbaciones potencialmente incontrolables y asegurar la reproduc­ión y el control al modo tecnocientífico de los procesos deseados.

J5 LATOUR, B. "Give lvJe a Laboratory and I wil! Raise the World". En KNORR­:ETINA, K. D. YMULKAY, M. J. (Eds.) Scfe/1ce Observed: Perspectives 0/1 the So­ial Study 01 Science. Sage. London/Beverly Hills, 1983.

Manuei Medina Gómez

Pero, siguiendo la lógica del imperativo tecnocientífico y de la equi­paración de racionalidad con control, la misma gestión de eventuales riesgosy la estabilización de funcionamientos problemáticos se plantean en términosdel "perfeccionamiento" de los sistemas en cuestión mediante el refuerzo desu diseño tecnocientífico. Es decir, al definir la gestión racional en funciónde la optimización del control, la tendencia a la tecnocientificación total delos entornos se hace compulsiva. De este modo, la política del modelo tec­nocientíflco de intenJención tiende, por su propia dinámica, a la transforma­ción y organización del conjunto de los entornos materiales, simbólicos y so­ciales y de los bioentornos en sistemas tecnocientíficos, es decir, en entra­mados completamente predecibles y controlables.

Paralelamente a la expansión de los procesos de tecnocientificación,los sistemas tecnocientíficos se han hecho cada vez más complejos y se haninterrelacionado f0ll11ando redes que tienden a abarcar la totalidad de los en­tornos vitales. Estos entramados han resultado cada vez más complejos ypropensos a que fallos relativamente pequeños desembocaran en serias con­secuencias. Como se ha podido comprobar repetidamente en el caso de sis­temas tecnocientífIcos relacionados con la energía nuclear, la industria quí­mica, los vuelos espaciales, los sistemas infol111áticos, las bombas y los mi­siles "inteligentes", etc. (especialmente problemáticos por no ser compatiblescon fallos menores sin riesgo de consecuencias irreversibles) con la mayorcapacidad de intervención y control tecnocientífIco ha crecido también la po­tencialidad de las desestabilizaciones, de los riesgos, de los accidentes y delas consecuencias no deseadas.

La misma gestión tecnocientífica de los riesgos tiende a conducir a unaespiral de riesgo. Pues, implica un incremento del control de los sistemas tec­nocientíficos sólo alcanzable mediante una mayor tecnocientificación de losentornos que, a su vez, encierra la posibilidad de nuevas desestabilizacionesy de riesgos potenciales, por lo general, de mayor alcance y con consecuen­cias más extremas. Por otra parte, la gestión de los eventuales riesgos deri­vados de una producción tecnocientífica desenfrenada supone una tal expan­sión paralela de la evaluación de impactos y de la prevención de riesgos quees difícilmente realizable 106. Las limitaciones del modelo de evaluación y deintervención basado en la tecnocientificación de esos mismos riesgos radi­can, precisamente, en que dicho modelo está en el origen de los males queintenta remediar.

10G Como es evidente, por ejemplo, en el caso de la producción de síntesis química.Véase GLEICH, A. "Über den Umgang mit NatU/: Sanfte Chemie als wissenschaf­lliches, chemiepolitisches und regionalwirtschaftliches Konzept". Wechselwirkung48.1991. Págs. 4-11.

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el ""fJdL;lU ~UGlal De la CUltura clentifica y técnica

Cuando el mínimo descontrol cone el riesgo de convertirse en una ca­ástrofe, es explicable que se acabe identificando la gestión y la solución ra­:ional con un control tecno¿ientífico aún mayor. Sin embargo, la tecnocien­ificación absoluta completamente exenta de fallos no ha llegado a realizarseli parece prácticamente realizable a gran escala, ni siquiera en los sistemasnás relacionados con las propias tecnologías del control, como son la infor­nática y la rTÚcroelectrónica. Los grandes retos de las tecnoculturas basadas:n el primado del imperativo tecnocientífico y del modelo tecnocientífico dentervención radican, precisamente, en que la aplicación absoluta y global deos mismos parece conducimos al desalTollo de culturas de riesgo l07 y a cri­is culturales que no son manejables únicamente con los medios de valora­ión e intervención tecnocientíficos.

l. Modelos de interpretación, valoración e intervención

Los procesos generalizados de tecnocientificación y de globalizaciónIlantean, además, otros retos de aún mayor trascendencia con relación con laomogeneización tecnocientífica de las culturas. Las innovaciones tecno­ientíficas y la tecnocientificación de sistemas culturales, es decir, su trans­Jrmación en sistemas tecnocientíficos, generan, eventualmente, incompati­ilidades con relación a sistemas tradicionales no tecnocientificados pertene­ientes a los mismos medios culturales. Por un lado, los sistemas culturales'adicionales son propensos a desestabilizarse en entornos cada vez más tec­ocientificados y, por otro, los propios sistemas tradicionales resultan, a me­udo, disfuncionales para los sistemas tecnocientíficos del mismo medio, por) que tienden a ser absorbidos conforme al imperativo tecnocientífico. Cada[ase de sistemas culturales cOlTesponde a formas de intervención y de in ter­:ción determinadas. Los sistemas de intervención y de interacción tradicio­ajes se hacen, generalmente, inviables en un medio intensamente tecno­entificado con formas de intervención e interacción centradas en el controlJsoluto. El imperativo de la tecnocientificación total desemboca, así, en unaJmogeneización tecnocientífica global como resultado de la progresiva~sestabilización de sistemas culturales y subculturas basadas en prácticas yllomos no tecnocientíficos.

La indiscriminada tecnocientificación global de las culturas, promovi­l por la continua avalancha de innovaciones, exportaciones y transferenciascnocientíficas, junto con las incompatibilidades y las desestabilizaciones:neradas por la misma con relación a muchos sistemas y culturas tradicio­.les y los consiguientes impactos y riesgos difíciles de resolver, han suscita-

Véase BECK, U. La sociedad del riesgo. Paidós. Barcelona, 1998; GIDDENS,Consecuencias de la modernidad. Alianza, 1990; BECK, U. La sociedad del ries­global. Siglo XXI. Madrid, 2002.

Manuel Medina

do, desde hace tiempo, importantes inquietudes y resistencias culturales yconstituyen uno de los desencadenantes principales, a nivel mundial, de lascrisis más relevantes en la actualidad. Entre las crisis, los conflictos y las con­frontaciones que directamente o indirectamente tienen su origen en los des­arrollos tecnocientíficos actuales, se encuentran, entre otras, las relacionadascon el calentamiento global, las contaminaciones ambientales de todo tipo, losriesgos nucleares, los alimentos transgénicos, la clonación, la investigacióncon células madre, la reproducción humana "a la carta", las píldoras abOlti­vas, la automatización y el control informático del trabajo y de la guerra, lasarmas de destrucción masiva nucleares, químicas y biológicas, el control delos medios de infol111ación y de comunicación, la delincuencia informática, laglobalización, la marginación y la pobreza del Tercer Mundo, etc.

En vista de todo ello, es obvio que el reto fundamental de las culturasdel siglo XXI se centra entorno a la necesidad de modelos de comprensión,de valoración y de resolución de los impactos y de las crisis planteadas porlos desanollos tecnocientíficos contemporáneos. Se trata de indagar y deba­tir lIlodelos de desarrollo dirigidos a manejar crisis y riesgos y a dirimir con­frontaciones y conflictos mediante la estabilización como sistemas culturalesde prácticas, entornos y recursos capaces de moderar y configurar, en gene~

ral, los procesos de producción y estabilización de innovaciones tecnocientÍ­ficas y de desestabilización y tranSf0I111ación de tradiciones culturales.

Modelos tecnocientíficos de desarrollo

A través de la progresiva implantación de sistemas tecnocientíficos entodos los dominios culturales y en todas las culturas, el modelo tecnocientí­fico de intervención se ha constituido en la base de la gestión y de la solu­ción racional de problemas. La política de la gestión tecnocientífica se haconvertido, indirectamente, en partícipe de la legitimación de las innovacio­nes tecnocientíficas y ha surgido un círculo de reforzamiento mutuo. Lasconcepciones tecnocientíficas del conocimiento, de la ciencia, de la natura­leza y de la sociedad legitiman el modelo tecnocientífico de intervención ygestión como paradigma de la eficiencia y de la acción racional y, a su vez,la implementación de dicho modelo como realidad política estabiliza las in­terpretaciones implicadas corno concepciones adecuadas.

Como consecuencia de la tecnocientificación de la intervención políti­ca, las prácticas de valoración e intervención basadas tradicionalmente en nor­mas y leyes, en sistemas de interacción y organización social, y en visiones yvoluntades poUticas, se han transformado en modelos de desarrollo en los quepriman la valoración, la intervención y el control basados en sistemas tecno­científicos. Sin duda, el modelo tecnocientífico de desanol1o con mayor im­plantación política es el que propugna el desalTollo económico sostenido.

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1=1 Impacto social de la cultura científica y técnica

El modelo de desarrollo sostenido parte de un crecimiento económicolennanente, impulsado por las llamadas leyes del mercado competitivo. SeLlega que dicho crecimiento posibilita un desanollo general (económico, so­:ial, político, etc.) satisfactorio y capaz de superar problemas tales como ellesempleo, la inestabilidad social y política, la falta de democracia o el sub­[esarrollo. Teóricamente, el modelo se basa de las doctrinas del liberalismo:conómico que defienden el sistema de mercado libre de intervenciones es­atales. Según estas teorías, las leyes del mercado son inexorables. Cualquierntento de intervenir en el mismo es contraproducente y sólo puede empeo­ar la situación. De ahí que hay que minimizar las intervenciones de los es­ados y liberalizar globalmente los mercados, las inversiones y los intercam­lios económicos. Pues, el propio sistema de mercado lo resuelve práctica­nente todo. Además, es inútil intentar suprimir las desígualdades, porque'ienen dadas por la propia naturaleza humana. En todo caso, hay que conse­;uir primero que el pastel crezca de modo continuo antes de pensar en re­¡artirIo.

El modelo de desarrollo sostenido va ligado a la idea del desarrollo=cnocientífico como un proceso regido por una lógica inmanente de carác­=r determinista. Conforme a este determinismo, las innovaciones tecnocien­íficas se imponen por sí mismas de una forma imparable, porque represen­111 la realización de tareas, la resolución de problemas o la satisfacción deecesidades y deseos de una forma más eficaz, más económica, más simple, más cómoda. A su vez, el desanollo tecnocientífico es, según este modelo,I motor que impulsa el desarrollo económico, social y político. Consecuen­~mente, toda innovación tecnocientífica es positiva y el principio liberal delússezfaire económico debe complementarse con el imperativo del laissezmover tecnocientífico.

La tecnociencia se considera, en este contexto, como la forma superiore conocimiento de la naturaleza y de la sociedad y el fundamento de la ac­ión racional. Tanto la legitimidad del modelo como la autoridad de sus eje­LItares se justifican, en un marco tecnocrático, por razón de la competenciae [os expertos tecnocientíficos, quienes, debido a sus conocimientos, son, de:uerdo con el modelo, los únicos agentes propiamente capacitados para de­idir y llevar a cabo las intervenciones adecuadas.

1odelos culturales de desarrollo

A diferencia de los modelos tecnocientíficos de intervención, orienta­JS primariamente a operar con el máximo control mediante sistemas tecno­entíficos, los modelos culturales de interpretación, valoración e interven­ón parten, más bien, de prácticas y entornos relacionados con el lenguaje,discurso, la deliberación y la acción conjuntas. En último término, se trata

Manuel Medina Gómez

de que tales modelos puedan implementarse como sistemas culturales a tra­vés de la estabilización de colectivos culturales con capacidades y recursosmetódicos y eficaces para interpretar, valorar e intervenir en los contextosde la resolución de problemas, controversias y conflictos derivados de losdesarrollos tecnocientíficos.

Si, como ya se ha apuntado anteriormente, las incompatibilidades ge­neradas por los desarrollos tecnocientíficos indiscriminados constituyen unode los desencadenantes principales de los conflictos y de las crisis actuales,entonces la capacidad de los modelos culturales de interpretación, valoracióne intervención han de calibrarse, sobre todo, de acuerdo con su eficienciapara contribuir a formas de desarrollo compatible, es decir, a sistemas dedesalTollo en los que no se lleguen a consolidar problemáticamente tales in­compatibilidades.

Un modelo cultural de desarrollo compatible ha de tener por objeto lasprácticas y los recursos capaces de estabilizar compatiblemente la diversidadde formas de vida y sus desarrollos. Pero, no se trata de configurar los pro­cesos de desarrollo conforme a supuestas leyes universales (sean éstas eco­nómicas, físicas o metafísicas), ni modelándolos según determinados princi­pios o valores teóricos con pretensiones supraculturales o simplemente acep­tando el veredicto soberano de expertos. La compatibilidad, como propiedadcentral de la estabilización de innovaciones y de la transformación de tradi­ciones, ha de configurase primariamente en relación con los sistemas cultu­rales, las subculturas y las tradiciones que constituyen cada cultura en parti­cular, o sea, con relación a sus propios agentes, prácticas, entornos y medioscu[turales. La implementación del modelo es, pues, relativa a los diversoscomponentes propios de cada cultura y equivale a intentar maximizar la di­versidad y la compatibilidad intra e interculturales 1os.

El modelo cultural de desarrollo compatible parte de las prácticas de[os propios agentes culturales, conscientes de la complejidad de los procesosde innovación, estabilización y transformación culturales y de las posibilida­des de interpretar, valorar e intervenir en los mismos. Dado el carácter cultu­ral general de las prácticas discursivas y sociales que lo sustentan, es un mo­delo de autonomía cultural, pues está abierto a la participación del conjuntode los agentes de cualquier cultura o subcultura, sin necesidad de competen­cias cultura[es especiales, como es el caso de las tecnocientíficas. Todos losagentes pertenecientes a los diversos sistemas culturales afectados e implica­dos en determinados procesos de estabilización y desestabilización han depoder tomar parte directamente (con SLIS diferentes cosmovisiones, intereses

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'-.-1 ItllfJdGlU ~UGI"I ue la CUIIura clentlilca y técnica

í proyectos originarios) en la resolución de conflictos conforme al modelo:uItural de desalTollo compatible, incluso cuando se trata de culturas o sub­:ulturas poco o nada desalTolladas tecnocientíficamente.

Por el contrario, si nos situamos en un modelo tecnocientífico de1esalTollo, entonces los colectivos que integran sistemas culturales y subcul­uras ajenas a las competencias tecnocientíficas suelen quedar relegados dea configuración de los procesos de cambio, aun cuando se vean directamen­e afectados por las transfollnaciones culturales en cuestión. Para la mayoríale dichos colectivos y subculturas, las innovaciones tecnocientíficas y las:onsiguientes transformaciones culturales se imponen de un modo aparente­nente determinado por su propia dinámica intema, que hace prevalecer, ge­¡eralmente, los nuevos sistemas tecnocientíficos a costa de los sistemas cul­urales tradicionales que resultan incompatibles con los mismos. Al mismoiempo, con la proyección deldesalTollo tecnocientífico como modelo uni­'ersal de innovación, estabilización y transformación cultural se promueve yustifica, de algún modo, la proliferación y la expOltación acelerada de lasubculturas tecnocientíficas a todos los ámbitos de todas culturas. Ello con­uce, de una forma arrolladora, a la homogeneización creciente de las diver­idades culturales y subculturales a escala mundial y hace posible la palpa­le globalización supercultural.

Embarcados ya en el siglo XXI, es evidente que los sistemas y las sub­ulturas tecnocientíficas se han constituido en los factores dominantes de la1l10vación y de la transformación a escala supercultural global, con todas lascisis, conflictos, riesgos, beneficios y perjuicios que se derivan. Sin embar­o, los sistemas y las subculturas tecnocientíficas no son creaciones aben-an­:s que pongan en peligro la cultura y la misma humanidad, sino que consti­¡yen auténticas realizaciones culturales humanas que marcan distintivamen­, las culturas del presente. El reto decisivo e ineludible que se plantea ahora; el de interpretar y de valorar las eventuales consecuencias irreversibles as que nos puede conducir las estabilizaciones de innovaciones tecnocientí­cas así como las nuevas posibilidades que las mismas nos ofrecen, de for­mIar proyectos que permitan aprovechar las oportunidades y esquivar losesgos que comportan y de decidir qué se va a hacer y cómo se va a inter­~nir. Para ello, cada cultura ba de aprender a conjugar las innovaciones des subculturas tecnocientíficas con la innovación de sistemas culturales deterpretación, valoración e intervención capaces de moderar la producción yestabilización de las primeras. Las subculturas de innovación tecnocientí­:a y las subculturas de interpretación, valoración e intervención han de in­srarse dando paso a culturas hibridas de desalTollo compatible en las quea posible fomentar el bienestar conjunto de humanos y no humanos en laversidad de las prácticas y de los entomos pmticulares de todas y cada unalas culturas.

Manuel Medina

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INFORMÁTICA E INFORMACIÓN

Enric Casaban MoyaDepartamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia

Universidad de Valencia

INTRODUCCIÓN

1. Conservación de la información digitalizada.1.1. Los documentos impresos..1.2. Información digitalizada.1.3. El problema de la conservación.

2. Recuperación de información de las bases de datos.2.1. La búsqueda.2.2. Los términos.

BIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN

En este artículo trataré sobre todo de dos problemas acerca de la In­formática y la información, ambos están hoy por resolver, pero no por estu­diar; en sí mismos son problemas científico-técnicos pero al mismo tiempogeneradores de situaciones y coyunturas de trascendencia social. Son partedel núcleo de innovaciones generales que están conformando la sociedad dela información en la que vivimos y sobre todo en la que viviremos. El pri­mero, consiste en la conservación de la infOlmación digitalizada (durante lar­gos periodos de tiempo), el segundo, más acuciante todavía, en saberselec­cionar la infOlmación.

1. CONSERVACIÓN DE LA INFORMACIÓN DIGITALIZADA

Los libros sobre la sociedad de la información son muy numerosos,el más completo y famoso es el de Manuel CasteIlsl La era de la infor-

I CASTELLS, M. La era de la información. (3 vals.) Alianza. Madrid, 2001.

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