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Tejidaentornoaunaanécdotamínima—elviajequeporelríoCongohaceMarlowpara relevaraKurtz,unagentecomercialquesehallagravementeenfermo—,El corazón de la tinieblas constituye una tensa reflexión moralacercadelasoledadydelaluchadelhombreensuenfrentamientoconlasfuerzas incontrolables de la naturaleza. JOSEPH CONRAD (1857-1924)introduce al lector en un mundo alucinatorio en el que las tinieblas de lajungla africana y la tenebrosidad de los instintos olvidados se fundenarmando una trampa inasible a cuyo poder de aniquilación acabansucumbiendolospersonajes.

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JosephConrad

ElcorazóndelastinieblasePubr1.4

Titivillus26.01.15

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Títulooriginal:HeartofDarknessJosephConrad,1899Traducción:AraceliGarcíaRíos&IsabelSánchezAraujoIlustracióndecubierta:Twilightinthewilderness-FredericEdwinChuchRetoquedecubierta:Titivillus

Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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Prólogo

Elcorazóndelastinieblasfueescritaentre1898y1899,enunmomentoen que Joseph Conrad —para quien en general, representaba un granesfuerzoescribirunanovela—parecíaencontrarmayorfacilidaddeloqueera habitual en él. Desde hacía aproximadamente un año, Conrad sedebatía conTheRescue—que no lograría terminar hasta el final de suvida—,yenelveranode1898comenzóaescribirYouth(Juventud),quesepublicaríaen1902,juntoconElcorazóndelastinieblasyTheEndoftheTether(Conlasogaalcuello).

PrecisamenteenYouthapareceporprimeravezunpersonajequeenposteriores obras conradianas va a tener bastante importancia:Marlow,uncapitándebarcoinglésdelqueConradsevaleparacontarsuhistoriapersonal.Y esteMarlow resulta ser un personajemuy especial sobre elquerecaensimultáneamentevarioscometidosdispares.

Paraempezar,Conradloutilizaparaintroducirunatécnicanarrativanuevaenél:lanarracióndentrodelanarración;unatécnicaquepermiteal autor situarse al margen, entremezclado con el reducido grupo deasiduos que forman el auditorio fijo deMarlow y salpicar su relato conalgún comentario, generalmente extemporáneo. No se trata de unpersonaje más: Marlow es un marinero, pero no hay ninguna relaciónentre él y losmarineros deTheNigger of the «Narcissus» (El negro del«Narcisus») o deTyphoon (Tifón). Éstos son, en su mayor parte, gentesencilla, con los vicios y virtudes queConrad había conocido bien entresuscompañerosdelmar;encarnanentesgenéricos, representantesde labiendelimitadaclasedelosmarinosmercantes,dotadosconlasvirtudesqueConradencontrabaenellos: integridadyvalor; y lasdebilidadesdelos marineros que conoció. Nada de esto encontramos en Marlow. ElMarlownarradornodalasensacióndeserunpersonajedecarneyhueso,sino que parece más bien simbolizar una actitud moral: la del propioConrad.Comomediodepresentarlosacontecimientos,Marlowesútilporel realismo que les puede dar desde su perspectiva de protagonista, ysimultáneamente, como comentador, los juicios que emite son los que

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confieren a la historia su significado. Conrad está haciendo reviviracontecimientosdesupropiavida,yatravésdeMarlowpuedeconseguireldobleefectodepresentarlosconautenticidadeinmediatezyalmismotiempo agrandarlos y clarificarlos desde la distancia que le separa deellos.

Sin embargo, la actitud moral de Marlow no está exenta deambigüedades,susconclusionestomanconfrecuencialaformadedudas:lasdudasqueasaltabanaConrad.LasinterrupcionesenlanarracióndeMarlow sirven también una doble finalidad: cuando las emocionesresultandemasiadointensasparapoderlasexpresar,Marlowinterrumpeel relato y vuelve, momentáneamente, al lado de sus compañeros parahacerun comentariomarginala lahistoria o inclusopara interpelarles.Estas breves interrupciones dan vivacidad y verismo al actomismo delrelato, marcando con intervalos irregulares la diversidad de planosnarrativos; pero ademásConrad se sirve a veces de ellas para eludir lanecesidadde terminarun comentarioydejarasí enevidencia supropiaambigüedad…

Evidentemente, Joseph Conrad se encontró a gusto con eldescubrimientodeMarlow,puestoqueenmuypoco tiempoprodujo tresimportantesnovelas.Laprimeralepudoservirparaexperimentarconelnuevopersonaje,alqueprogresivamentefuedadounpapelmáscomplejo,que culminó en Lord Jim. Después de Lord Jim, Conrad abandonó aMarlow,talvezporconsiderarquesehabíanagotadosusposibilidades.

Elcorazóndelastinieblas

EncuantoYouthestuvoterminada,Conradintentóvolveralanovelaquehabía dejado interrumpida, pero, en parte, porque su proyecto erademasiadoambicioso,yenparte,porquesucolaboraciónconFordMadoxForenTheInheritors(Losherederos)requeríatiempoydedicación,prontovolvióaencontrarseestancadoconTheRescue(Elrescate).FueentoncescuandodecidióescribirElcorazóndelastinieblas,unrelatolargosobresuexperiencia en el Congo, pero bajo cuyo envoltorio se desarrolla uncomplejoestudiodeemocioneshumanas.Es,comoprácticamentetodalaobradeConrad,unahistoriasemiautobiográfica.Élmismo,ensuprefacioalaediciónde1902,escribía:

El corazón de las tinieblas es experiencia llevada un poco (ysolamenteunpoco)másalládeloshechosreales,conelpropósito,perfectamentelegítimo,creoyo,detraerlaalasmentesyalcorazón

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de los lectores. Había que dar a ese tema sombrío una siniestraresonancia, una tonalidad propia, una continua vibración quequedara —eso esperaba— suspendida en el aire y permanecieragrabadaeneloídodespuésdequehubierasonadolaúltimanota.

Laexperienciarealnecesitabadeciertaexageración,dealgunostoquesdeimaginaciónparaactivarconmásfuerzalosmecanismosderespuestadelos lectores. La historia fue escrita como una novela más, donde seplanteabanlostemasqueobsesionabanaJosephConrad:elproblemadela soledad humana, la lucha del hombre en su enfrentamiento con lasfuerzas incontrolables de la naturaleza. Pero con El corazón de lastinieblas,comolohicieradosañosantesconAnOutpostofProgress(Unaavanzadadelprogreso),Conradsevaledesusconocimientosdirectosparadenunciar, o por lo menos criticar con amarga ironía, los excesos de lacivilizaciónoccidentalensucolonizacióndeestastierrasprimitivas.Lasalusiones que hace Marlow al principio del libro a la conquista de losromanospuedentomarsecomopartedelacríticaalasalvajecolonizacióndelCongo.AnOutpostofProgresses,juntoconElcorazóndelastinieblas,la única historia de Conrad que se desarrolla en el Congo, y es dondeestánreflejadasporprimeravezlasimpresionesqueestehombresensiblerecibióenÁfrica.

En el prefacio a la edición de 1925 de Tales of Unrest (Cuentos deinquietud), Conrad hace referencia a An Outpost como «la parte másligeradelbotínquesaquédeÁfricaCentral»;yenunacartaqueenvióaUnwindescribiendoellibroescribía:«Todalaamarguradeaquellosdías,todo mi maravillado asombro en cuanto a todo lo que vi; toda miindignaciónporlafilantropíaenmascarada,hanestadodenuevoconmigomientras escribía». Si An Outpost representa «la parte más ligera delbotín», se puede inferir que «la parte más pesada» se encuentraconcentrada en las pocas páginas deEl corazónde las tinieblas, que esunaobrademayorcomplejidad.

ElepisodioqueConradrelataatravésde las impresionesdeMarlowes, en su estructura, de una gran sencillez; sería, a grandes rasgos, lacrónicadelviajequeMarlowllevaacabo,almandodesupequeñovapor,por el río Congo para relevar a un agente comercial del interior que seencuentragravementeenfermo.Sinembargo,esenlospersonajesdonderesidetodalafuerzadelanarración,sobreellosgravitaelpesodelatensareflexiónmoralaqueConradlessomete.EltemaquepreocupaaConradeseldelasoledadhumana,ylapruebadecarácteralaquesesometeelindividuoensuaislamiento.EnElcorazóndelastinieblaslacapacidaddeMarlow y Kurtz para residir el poder de la naturaleza de desatar sus

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«instintos olvidados» es puesta a prueba.Marlow, aun consciente de suparentescoremotoconelsalvajismodeestatierraprimigenia,nosucumbeantelasfuerzasdelaoscuridad.Élrepresentalavidaciudadana,elpesode la tradición y de los lazos sociales. El escepticismo de Conrad no estotal, Marlow, que es básicamente su propia proyección en el relato,conservasuintegridadhastaelfinal;lafuerzadelospoderesocultosdelaselvanohasidocapazdeconquistarle.ElprocesoqueseproduceenKurtzes diferente. Él no es un comerciante como los demás; no ha llegado aformarpartedesumezquinomundo,seencuentracomoMarlow,solo,ysolosetienequeenfrentaralaselva.LadiferenciaentreMarlowyKurtzes que Kurtz carece de autocontrol y «su corazón estaba hueco». Elencuentro a solas con la naturaleza en estado primitivo, la ausencia depresionessociales,acabanpordominaraestehombrequenotieneensuinterior la capacidad de dominar sus propios instintos. El efecto de laselvaenKurtzeshacerlesucumbirantesuverdadoculta,quelesalealencuentro y le habla en susurros, haciéndole ver lo que hasta entonceshabíamantenidoescondidobajoelmantodelasconvencionessociales.LacarenciadecontenciónhacequeKurtzsedejearrastrarporlosinstintossalvajes que la selva ha despertado en él, y sólo al final de su vidaexpresa, en su recapitulación, el terribledescubrimientode estehechizoquesehaidoapoderandodeél:«¡Elhorror!».

Marlow, a pesar de sus dudas —«¿podríamos dominar aquella cosamudaonosdominaríaellaanosostros?»—,consiguellegarincólumehastaKurtz,perosufreunaderrotaparcialensuenfrentamientoconél.AquienMarlowencuentranoesaKurtz,sinoalaselva,contodosumisterio,quesemanifiesta a través de Kurtz con su infinito poder de fascinación, yaunqueMarlow lograromperelhechizoquemantieneaKurtzapresadoenelsenodelaselva,losefectosdesuencuentronovanadesvanecerseconeltiempo.LaresistenciacivilizadadeMarlowsucumbeparcialmenteanteKurtz,porqueKurtzsimboliza la fusiónde lastinieblasde laselvacon la oscuridad interior del ser humano. Marlow emerge de su viajeconscientedeloscambiosquehasufrido;durantesuestanciaenlaselvahaentradoencontactoconlaanarquíadelatierraaúnnodominada,conlos misterios de la humanidad: «La tierra parecía algo no terrenal.Estamosacostumbradosaverlabajolaformaencadenadadeunmonstruodominado, pero allí, allí podías ver algo monstruoso y libre. No eraterrenal…».EnunaocasiónConraddeclaróaEdwardGarnettque«antesdelCongoyonoeramásqueunsimpleanimal».

Laterribleironíadelrelatoestáenqueparallegaraformarpartedeestamásaltacategoríadeserhumano,MarlowhatenidoqueserpuestoapruebaenunaluchadesigualconKurtz,antequien«nopodíaapelaren

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nombredenadanobleobajo»;hatenidoqueconocersussecretos,hasidodepositario de su confianza y se ha visto obligado a serle fiel «hasta elfinal…hastamásalládelfinal».ElprecioqueMarlowdebepagarporlasrevelacionesquelehansidohechasestásimbolizadoporlamentirafinalconquesellalamemoriadeKurtz.Nadiepuedeescaparaloslazossutilesdelospoderesdelaoscuridad.Nadie,exceptolosperegrinos,queparecenno tener siquiera capacidadpara romperelhermetismode sumezquinouniverso. Ellos viven sumergidos en ese pequeño mundo que se hancreado,llenodefalsedad,dehipocresía,depequeñaambición,peroexentodetodaclasedevaloresmorales.Resultairónicoqueelautordelinformepara la «Sociedad Internacional para la Supresión de las CostumbresSalvajes»,laúnicapersonaque,enpalabradeMarlow,«habíavenidoaquíequipadocon ideasmoralesdealgunaclase»,seaquientengaquesufrirlasconsecuenciasdehaberentradoencontactodemasiado íntimocon laselva,comotambiénresultairónicoqueMarlowacudaaKurtz«enbuscade alivio, realmente en busca de alivio», en su intento de alejarse de lamiseriamoraldelosperegrinos.Éstaesla«pesadilla»quehaelegido.

ElartedeConradsesirvedeladescripcióndemaneracasiexclusivaparahacernosentrarenestemundodepesadillas—dealucinacionesmásque de pesadillas—en que se desarrollaEl corazón de las tinieblas.EsMarlow quien, a través de sus propias sensaciones, va edificando elambiente —terriblemente agresivo— donde va a tener lugar suenfrentamiento con Kurtz, que constituye el punto álgido de estaexperiencia. Al hablar de la técnica narrativa de Conrad es importantetener en cuenta sus aspiraciones, magistralmente resumidas en elprefacio que escribió para la edición de 1898 en The Nigger of the«Narcissus»:

Elartista…apelaanuestracapacidaddedeleiteyasombro,a lossentidos del misterio que rodean nuestras vidas; a nuestrossentimientos de piedad, y de belleza, y de dolor; al latentesentimientodecamaraderíacontodalacreación—yalasutilperoinvencible convicción de solidaridad que entrelaza la soledad deinnumerablescorazones,alasolidaridadensueños,enalegrías,enpesar,enaspiraciones,enilusiones,enesperanzas,entemores,queune a los hombres entre sí, que mantiene unida a toda lahumanidad—,alosmuertosconlosvivosyalosvivosconlosqueaún no han nacido…, semejante apelación, para ser eficaz, tienequeserunaimpresióntransmitidaatravésdelossentidos…,sisunoble deseo es llegar al secreto resorte de las respuestasemocionales.Elobjetivoartístico, cuandoseexpresapormediode

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la palabra escrita, debe aspirar con todas sus fuerzas a laplasticidad de la escultura, al color de la pintura, y a lasugestibilidadmágicadelamúsica,queeselartedelasartes.

Conrad se apoya en nuestra solidaridad para hacer desde ella unllamamientoanuestrossentidos:esnecesarioquetodosentrenen juegomientrasleemos.Desdelasprimeraspáginasnosintroduceenelmundode las tinieblas con las descripción que abre el libro. La penumbra delcrepúsculo en que Marlow y sus compañeros esperan el reflujo de lamareasefundeconlaoscuridaddelaconquistaromana,yasíseproducetambién una fusión de planos: el relato parece surgir de la «lúgubrepenumbra» que envuelve la desembocadura del Támesis. Este preludioparece además presagiar las tinieblas de la jungla africana y latenebrosidaddelmundointeriordeKurtz.Sinembargo,Marlownovaaencontrarse con Kurtz hasta el final, y en el intervalo hay un juegocontinuo de luces y sombras que en ocasiones llega a rozar laluminotecnia, pero que no obstante da movilidad al relato y constituyeuno de los elementos más eficaces de la técnica narrativa de Conrad.Mediante este hábil empleo del claroscuro van apareciendo en ladescripción del viaje elementos cuyo significado va a permanecer ocultohasta el desenlace: la soledad de la costa africana queMarlow observadesdeelbarco,laquietudyelmisterioquerodealospequeñospuertosalolargodelacosta,elepisodioabsurdodelbarcofrancésquebombardealamaleza,nosonmásqueelanunciodemisteriosmayores,deepisodiosaúnmásabsurdos,deunmundomássinsentidoqueseocultadetrásdeesaprolongada «línea trazada con regla». Conrad, desde la distancia queinterpone entre supersonaje central y loshechosque éstenarra, puedesopesar cada palabra, graduar el efecto de sus imágenes —a menudocaleidoscópicas,enocasionessincopadas,perosiempreestilizadas—paracrear una atmósfera opresiva, cargada de sensualidad, en donde todoparece apresado en la densa tela de araña de una inmensa eininterrumpida jungla que empieza y termina en la desembocadura delTámesis.Poresoenestelibronohay,estrictamentehablando,niprincipionifinal,porqueelfinales,másquenada,lavueltaalprincipio,alanochelondinense y también a los orígenes de la civilización. En este medioviscoso desarrolla Conrad el drama prometeico que es la permanenteobsesióndetodasuobra:elhombrecivilizadoenbuscadeloslímitesdesunaturaleza.El simbolismo tampocodifiere grandementedel utilizado enotros libros y es bastante naïf. Pero su utilización está muy biendosificadaenunaserie sucesivadedescripcionesque,empezandoconeldesembarcodeMarlowenlaEstaciónCentral,vanhastasullegadaala

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EstaciónInterior,enuncrescendocuyopuntoculminantesealcanzaenlaorgíadeladespedidadeKurtz.Elcrescendoesperceptibleenelritmodelanarración;perotambiénsehacepatentemediantedeterminadosefectosópticos bastante hábiles, queConradmanejamagistralmente. Tomemoscomo ejemplo la figura más enigmática y original de la obra: Kurtz.MarlowoyeporprimeravezsunombredurantesubrevepermanenciaenlaEstaciónCentral.

Apartirdeestemomentoiráapareciendoesporádicamente,yconcadanueva aparición «la persona detrás del nombre» irá agrandándose ydibujándose con mayor claridad —para Marlow y también para loslectores—, hasta que finalmente Kurtz aparece tal como ha sidoimaginado, como la imagen de la elocuencia: «Una voz, él era pocomásqueunavoz».Esaquí,conlaentradaenescenadeKurtz,dondetodoseprecipita; esta voz, este fantasma, ha eclipsado todo lo que hay en sualrededor. La presentación de Kurtz, hecha con notable economía demedios, valiéndoseúnicamentedeunas cuantas pinceladas, es sin dudaunodelospasajesmásconseguidosdellibro.

El corazón de las tinieblas no es una de las novelas que hicieron aConradfamoso.Sutécnicanarrativanoesperfecta,yenellaelgradodepenetración psicológica de que van a ser objeto los personajes de obrasposteriores está solamente esbozada. Sin embargo, y a pesar de queConrad se deja quizá arrastrar demasiado por la vehemencia de sutemperamento eslavo, se encuentran ya aquí los primeros elementos delos que se va a servir para la creación de un universo que, si bien nodemasiadoamplio,essuficientecomoescenariodeunaseriedeactitudesmoralesantagónicasdondeConradplasmasupeculiarfilosofíadelavida.

La traduccióndeun libro comoEl corazónde las tinieblas esuna tareaqueplanteaalgunasdificultadesdeordenestilístico,portratarsedeunanarración en la que la descripción juega un papel muy importante, sepodríainclusodecirqueconstituyeelsoportedetodoelrelato.

JosephConrad,que,apesardesutardíoencuentroconella,adoptólalenguainglesacomoúnicomediodeexpresión,era,sinembargo,ungranconocedor y admirador de la literatura francesa —especialmente de latradiciónrealistadeFlaubertyMaupassant—ypertenecíaalaescueladelos cultivadores de lemot juste. Pero el determinismo de su sangre eramás fuerteque suadmiraciónpor el realismo francés, queerade ordenintelectual, y tambiénquesuadmiraciónpor la civilización inglesa,queera de orden moral. Su tradición visceral, que era en definitiva elexpresionismocentroeuropeo,explicalavehemenciaexpresivadelaprosa

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conradiana,que,unidaasuafanosabúsquedapor«lapalabrajusta»,nocontribuyedemasiadoafacilitarlalabordeltraductor.

SehahechomenciónmásarribadelapasióndeConradporlosefectosluminosos. En ocasiones es tan intensa que no le basta la proverbialabundanciadelidiomainglésenverbosquedescribenprocesosluminosos:gleam,glitter,glimmer,glow, conviven,porejemplo, enmenosdemediapágina. Estos términos responden, en general, a apreciaciones reales yconsonantes con la descripción en que aparecen, pero Conrad se sirveademás de sus cualidades sonoras para conseguir efectos rítmicos queresultannecesariamentealteradosenlatraducción.

Conradconsiguemantenerlatensiónemocionalenelrelatoutilizandounartificioque consisteenunamezclade condensacióny superposiciónde imágenes, sindudaparadarlesmayor rotundidezy contundencia.Elresultadoesquenosiempreresultafácilencontrarunacontrapartidaencastellano que respete el ritmo del original sin traicionar demasiado elsentido de la frase. Y el ritmo es un elemento por el que Conrad estásiempre dispuesto a pagar un elevado precio, porque le resultaindispensable para apoyar la unidad emocional de sus tensos relatos atravésdelospasajesdescriptivos.Paraellonovacilaenfundireldiálogocon la descripción en un complicado juego de alternancia de sujeto yoraciones sincopadas, que producen a veces el efecto de espejosdeformantes.

Aquísehatratadodeconservarlaprodigiosaexactituddelaelaboradaprosa de Conrad, y se ha procurado conseguir un ritmo tan próximo aloriginal como ha sido posible, sin por ello sacrificar la claridad de lanarración.

ARACELIGARCÍARÍOS

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Capítulo1

LaNellie,unapequeñayoladecrucero,seinclinóhaciasuancla,sinelmenor aleteo de las velas, y quedó inmóvil. La marea había subido, elvientoestabacasiencalmay,puestoquesedirigíaríoabajo,loúnicoquelaembarcaciónpodíahacereraecharelanclayesperaraquebajara lamarea.

La desembocadura del Támesis se extendía ante nosotros como elprincipio de un interminable canal. En la lejanía, el mar y el cielo sesoldaban sin juntura, y en el espacio luminoso las curtidas velas de lasgabarrasempujadasporlacorrienteparecíaninmóvilesracimosrojosdelona, de afilada punta, con reflejos de barniz. Una neblina descansabasobrelastierrasbajasqueseadelantabanenelmarhastadesaparecer.ElairesobreGravesenderaoscuro,yunpocomásalláparecíacondensarseenunalúgubrepenumbraquesecerníainmóvilsobrelaciudadmayorymásgrandedelatierra.

Eldirectorde las compañíaseranuestro capitánynuestroanfitrión.Nosotros cuatro observábamos su espalda con afecto, mientras semanteníadepieenlaproamirandohaciaelmar.Nohabíanadaentodoel ríoque tuvieraunaspecto tannáutico.Parecíaunpráctico,quees lomásdignodeconfianzaquehayparaunmarinero.Eradifícilhacersealaideadequesutrabajonoestabaallí fuera,enelestuarioluminoso,sinodetrás,enlaominosapenumbra.

Entrenosotrosexistía,comoyahedichoenalgúnlugar,elvínculodela mar, que, además de mantener unidos nuestros corazones durantelargosperíodosdeseparación,teníalavirtuddehacernostolerantesparaconlashistorias,einclusolasconvicciones,decadacual.Elabogado—elmejor de los viejos compañeros— tenía, debido a sus muchos años yvirtudes, laúnica almohadade la cubierta, y estaba echado en laúnicamanta. El contable había sacado ya un dominó, y jugaba formandopequeñas construcciones con las fichas.Marlow estaba sentado en popaconlaspiernascruzadas,apoyadoenelpalodemesana.Teníalasmejillas

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hundidas,latezamarillenta,laespaldaerguida,aspectodeasceta,y,conlos brazos colgando y las palmasde lasmanoshacia afuera, parecíaunídolo. Una vez comprobado que la embarcación estaba bien anclada, eldirectorsedirigióapopaysesentóentrenosotros.Intercambiamosunaspalabrasperezosamente.Despuéstodoquedóensilencioabordodelyate.Por alguna razón no iniciamos la partida de dominó. Nos sentíamosmeditabundos, incapaces de hacer nada, excepto dejar vagar nuestramiradaplácidamente.Eldíaseacababaenunaserenidaddetranquilaeintensabrillantez.Elaguarelucíaapacible;elcielo,sinunamancha,erauna dulce inmensidad de luz inmaculada; incluso la bruma sobre lasmarismasdeEssexeracomountejidoradianteytransparente,colgadodelasboscosascolinasdelinterioryrevistiendolascostasbajasdeplieguesdiáfanos. Sólo la oscuridad alOeste, cerniéndose sobre el curso alto delrío,sehacíamássombríaporinstantes,comoirritadaporlaproximidaddelsol.

Yporfin,ensucaídacurvadaeimperceptible,elsoldescendió,ydeunresplandecienteblancopasóaunrojoopaco,sinrayosysincalor,comosiestuviera a punto de extinguirse, herido de muerte por el contacto conaquellapenumbraquesecerníasobreunamultituddehombres.

Enseguidasobrevinouncambiosobrelasaguas,ylaserenidadsehizomenos brillante, pero más profunda. El viejo río permanecíaimperturbableentodasuextensiónanteelocasodeldía,despuésdesiglosde buenos servicios prestados a la vieja raza que poblaba sus orillas,extendiéndoseconlatranquiladignidaddeunavíadeaguaqueconducealos más remotos rincones de la tierra. Contemplábamos la venerablecorriente, no en el rápido flujo de un breve día que llega y se va parasiempre, sino bajo la majestuosa luz de recuerdos permanentes. Y, enefecto,nohaynadamásfácilparaunhombreque,comosueledecirse,«haseguido almar» con reverencia y afecto, que evocar el gran espíritu delpasadoenelcursobajodelTámesis.Lamareasubeybajaensuincesanteservicio,pobladaderecuerdosdehombresybarcosquecondujoalreposodelhogar o a las batallas delmar.Había conocido y servido a todos loshombres de los que la nación se enorgullece, desde sir Francis Drakehasta sir John Franklin, caballeros todos ellos, con o sin títulos denobleza:grandescaballeroserrantesdelmar.Habíatransportadoatodoslosbarcoscuyosnombressoncomopiedraspreciosasbrillandoenlanochede los tiempos, desde elGolden Hind, que regresaba con sus curvadosflancosllenosdetesorosparaservisitadoporSuMajestadlaReinayasídesaparecer de la gigantesca aventura, hasta el Erebus y el Terror,ocupadosenotrasconquistas,yquenuncaregresaron.Habíaconocidolosbarcos y los hombres. Habían partido de Deptford, de Greenwich, de

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Erith. Aventureros y colonos; naves reales y naves de la casa deContratación; capitanes, almirantes; oscuros «traficantes» del comerciocon Oriente, «generales» comisionados de las flotas de las IndiasOrientales. Buscadores de oro o perseguidores de gloria, todos habíanzarpadoenesacorriente,empuñandolaespada,yamenudolaantorcha,mensajeros del poder de la nación, portadores de una chispa de fuegosagrado. ¡Qué grandeza no habrá flotado en el flujo de ese río hacia elmisterio de una tierra desconocida!… Los sueños de los hombres, lasemilladelascolonias,elgermendelosimperios.

El sol se puso; el crepúsculo descendió sobre el río, y empezaron aaparecerlucesalolargodelacosta.ElfarodeChapman,unobjetodetrespatas erigido sobre un llano pantanoso, brillaba intensamente. En elcanalizo se movían luces de barcos; una gran agitación de luces quesubíanybajaban.YmáshaciaelOeste,enelcursoaltodelrío,ellugardelamonstruosaciudadestabaaúnseñaladoominosamenteenelcielo,unasombra amenazadora a la luz del sol, un lóbrego resplandor bajo lasestrellas.

—Y éste también —dijo Marlow de repente— ha sido uno de loslugaresoscurosdelatierra.

Eraelúnicodenosotrosquetodavía«seguíaalamar».Lopeorquesepodía decir de él era que no representaba a su clase. Eramarino, perotambién vagabundo, mientras que la mayoría de los marinos suelenllevar, si se puede decir así, una vida sedentaria. Son de espírituhogareño,ysucasa,elbarco,estásiempreconellos,comotambiénloestásupatria,elmar.Unbarcoseasemejamuchoaotro,yelmaressiempreelmismo.Enlainmutabilidaddeloquelesrodea,lascostasextranjeras,lascarasextranjeras,lacambianteinmensidaddelavidaresbalansobreellos,veladosnoporunasensacióndemisterio, sinoporuna ignorancialigeramentedesdeñosa,yaquenohaynadaque resultemisteriosoaunmarino, salvo la propia mar, que es la dueña de su existencia y taninescrutable como el destino. Por lo demás, después de su jornada detrabajo, un despreocupado paseo o una borrachera accidental en tierrabastanparadesvelarlelossecretosdetodouncontinente,yconfrecuenciadescubrequeelsecretonovalelapena.Lashistoriasdelosmarinossondeunasimplicidaddirecta,cuyosignificadocabetodoenunacáscaradenuez.PeroMarlownoerauncasotípico (siseexceptúasupropensiónacontar historias), y para él el significado de un episodio no se hallabadentro,comoelmeollo,sino fuera,envolviendoelrelato,que loponíademanifiesto sólo como un resplandor pone de manifiesto a la bruma, asemejanza de uno de esos halos neblinosos que se hacen visibles enocasionesporlailuminaciónespectraldelaluna.

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Suobservaciónnonos sorprendióenabsoluto.Eramuypropiadeél.Fue aceptada en silencio. Nadie se tomó siquiera la molestia demurmurar,yalinstantedijo,muydespacio:

—Estabapensandoentiemposremotos, cuando losromanosvinieronaquíporvezprimera,hacemilnovecientosaños, el otrodía…Surgió laluzdeesteríoapartirdeentonces.¿Decís,caballeros?Sí, fuecomounallamarada que se propaga en la llanura, como un relámpago entre lasnubes.Vivimos en ese aleteo de la llama, ¡ojalá duremientras la tierrasiga girando! Pero aquí había oscuridad tan sólo ayer. Imaginaos lossentimientosdelcomandantedeunespléndido,¿cómosellama?,trirremeen elMediterráneo, que es enviado súbitamente al Norte; transportadopor tierraa travésde lasGalias a todaprisa; puesto a cargodeunodeesosbarcosque los legionarios (ydebíanserun considerablenúmerodehombreshábiles)construían,alparecer,acentenares,enunoodosmeses,sipodemosdarcréditoaloqueleemos.Imagináosloaquí,enelmismísimofindelmundo,unmardelcolordelplomo,uncielodelcolordelhumo,unbarco tan rígido como una concertina, navegando río arriba conprovisiones, u órdenes, o lo que fuera. Bancos de arena, marismas,bosques salvajes; bien poco que comer para un hombre civilizado, nadaquebebersalvoelaguadelTámesis.SinvinodeFalerno,niposibilidaddedesembarcar. Aquí y allá un campamento militar perdido en la selva,como una aguja en un pajar; frío, niebla, tempestades, enfermedades,exilioymuerte;lamuerteacechandoenelaire,enelagua,enlamaleza.Debieronmorircomomoscas.Oh,sí,lohizo.Ylohizomuybien,sinduda,sinpensarmuchoenello,exceptoquizádespués,parajactarsedeloquehabíahechoensuvida.Eranlobastantehombrescomoparaafrontarlastinieblas.YquizálealentabapensarenlaposibilidaddeunascensoalaflotadeRávenamástarde,siteníabuenosamigosenRomaysobrevivíaal horrible clima. O pensad en un joven y honrado ciudadano vistiendounatoga(aquienquizálegustaeljuegodemasiado,yasabéis)yquellegaaquí en la comitiva de algún prefecto o recaudador de impuestos, o dealgúncomerciante incluso,para rehacer su fortuna.Desembarcaenunazona pantanosa, atraviesa bosques, y en algún enclave tierra adentrosientequelabarbarie,lamásabsolutabarbarie,levarodeando;todaesamisteriosavidadelaselvaqueseagitaenlosbosques,enlasjunglas,enlos corazones de los salvajes. No hay posible iniciación en semejantesmisterios;tienequevivirenmediodeloincomprensible,queestambiéndetestable. Y esto ejerce además una fascinación que actúa sobre él: lafascinación de la abominación; ya sabéis, imaginaos el crecientearrepentimiento, el ansia de escapar, la impotente repugnancia, larenuncia,elodio.

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Hizounapausa.—Figuraos—comenzódenuevo,extendiendounbrazoconlapalmade

lamanohaciafuera,demodoque,conlaspiernascruzadas,teníalaposedeunBudapredicandovestidoalaeuropeaysinflordeloto—.Figuraos,ningunodenosotros se sentiría exactamenteasí.Loquenos salvaes laeficiencia,ladevociónalaeficiencia.Peroaquellosmuchachosenrealidadno valían mucho. No eran colonizadores; su administración erasimplementeopresión,ysospechoquenadamás.Eranconquistadores,ypara ello sólo se necesita la fuerza bruta; no hay nada en ello de quéjactarsecuandosetiene,yaquelafuerzadeunoessólounaccidentequesederivadeladebilidaddelosotros.Seapoderabandetodoloquepodíanpor simple ansia de posesión, era un pillaje con violencia, un alevosoasesinatoagranescalaycometidoaciegas,comocorrespondeahombresqueseenfrentana las tinieblas.Laconquistade la tierra,quemásquenada significa arrebatársela a aquellos que tienen un color de pieldiferente o la nariz ligeramente más aplastada que nosotros, no poseetantoatractivocuandosemiradesdemuycerca.Loúnicoquelaredimeesla idea.Una idea al fondo de todo; no una pretensión sentimental, sinounaidea;yunafedesinteresadaenlaidea,algoquepuedesererigidoyanteloqueunopuedeinclinarseyofrecerunsacrificio…

Se interrumpió. Las luces se deslizaban por el río, como pequeñasllamas verdes, rojas, blancas, persiguiéndose, adelantándose, uniéndose,cruzándoseentresí,paramástardesepararselentaoapresuradamente.El tráfico de la gran ciudad proseguía en la noche que se iba cerrandosobre el río insomne. Continuamos observando y aguardandopacientemente—nopodíamoshacerotracosahastaquenoterminaralasubidadelamarea—;ysóloalcabodeunlargosilencio,cuandodijoconvozvacilante: «Supongo,amigos,querecordaréisqueenunaocasiónmeconvertídurantealgúntiempoenmarinerodeaguadulce»,supimosqueestábamos condenados, antes de que comenzara a bajar la marea, aescucharunadelaspococonvincentesexperienciasdeMarlow.

—No quiero aburriros demasiado con lo que me ha ocurridopersonalmente—comenzó,mostrandoenestaobservaciónladebilidaddemuchosnarradoresqueamenudoparecennotomarencuentaloquesuauditoriopreferiríaoír—,y,sinembargo,paraentenderelefectoquehatenidoenmí,debéissabercómolleguéhastaallí,loquevi,cómoremontéaquelríohastaellugardondeencontréporprimeravezalpobrehombre.Era el más remoto lugar navegable y el punto culminante de miexperiencia.Parecíaproyectardealgunamaneracomounaluzsobretodomi alrededor y sobre mis mismos pensamientos. Era bastante sombríotambién —y miserable—, sin nada de extraordinario, y tampoco muy

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claro.No,nomuyclaro.Yaunasíparecíaproyectarunaespeciedeluz.»Como recordaréis, acababa de regresar a Londres después de una

buena temporada en el océano Índico, el Pacífico y elMar de la China(una dosis considerable de Oriente), unos seis años, y andaba ocioso,entorpeciéndoosenvuestro trabajo e invadiendovuestras casas, comosituviera lamisión divina de civilizaros. Estuvomuy bien durante algúntiempo,peroprontomehartédedescansar.Entoncesempecéabuscarunbarco…Diríaquees lacosamásdifícildelmundo.Pero losbarcosnisedignabanmirarme.Ytambiénmecansédeesejuego[1].

»Cuandoerapequeñoteníapasiónporlosmapas.MepasabahorasyhorasmirandoSudamérica,oÁfrica,oAustralia,ymeperdíaentodoelesplendorde la exploración.Enaquellos tiemposhabíamuchosespaciosen blanco en la tierra, y cuando veía uno que parecía particularmentetentadorenelmapa(ycuálnoloparece),poníamidedosobreélydecía:“Cuandoseamayoriréallí”[2].RecuerdoqueelPoloNorteeraunodeesoslugares. Bueno, nunca he estado allí y no voy a intentarlo ahora. Elencantohadesaparecido.Otroslugaresestabandesparramadosalrededordel Ecuador y en todas las latitudes a lo largo y a lo ancho de los doshemisferios.Heestadoenalgunosdeellosy…,bueno,novamosahablarde eso. Pero seguía habiendo uno —el más grande, el más vacío, pordecirloasí—porelquesentíaparticularatracción.

»Ciertoqueporaquel entoncesyahabíadejadode serunespacio enblanco.Desdeminiñezsehabía ido llenandoderíosy lagosynombres.Habíadejadodeserunespacioenblancodegratomisterio,unamanchablanca sobre la que un muchacho edificaba sus sueños fantásticos. Sehabíaconvertidoenunlugardetinieblas[3].Peroespecialmentehabíaenélunríograndeypoderosoquesepodíaverenelmapa,parecidoaunainmensa serpientedesenroscada, con su cabeza en elmar, su cuerpo enreposo curvándose a través de un extenso país y su cola perdida en lasprofundidadesdelcontinente.Ycuandomirabaelmapaenunescaparateme hipnotizaba como una serpiente a un pájaro, a un pobre pajaritoincauto. Entonces recordé que había una gran empresa, una compañíadedicadaalcomercioeneserío[4].¡Caramba!,penséparamisadentros;nopueden comerciar sin usar algún tipo de embarcación en esa masa deagua. ¡Barcosdevapor! ¿Porquéno intentarponermeal frentedeuno?Seguí caminandoporFleetStreet, peronopodíaquitarme la ideade lacabeza.Laserpientemehabíahechizado.

»Daos cuenta de que la sociedad comercial era una empresacontinental; pero tengo un montón de familiares que viven en elcontinenteporqueesbaratoynotandesagradablecomoparece,dicen[5].

»Siento tener que admitir que empecé a importunarles. Esto ya era

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algoinsólitoenmí.Noestabaacostumbradoaconseguirlascosasdeestamanera.Siemprefuipormipropiocaminoypormipropiopieadondemehubiera propuesto ir. Nunca habría sospechado tal cosa de mí; peroentonces,yaveis, tuveelpresentimientodequedebía llegarallípor lasbuenas o por lasmalas.Así es que les importuné.Loshombres dijeron:“Mi querido amigo”, y no hicieron nada. Entonces, ¿me creeríais?, lointenté con las mujeres. Yo, Charlie Marlow, les hice trabajar paraencontrarmeunempleo.¡SantoCielo!Bueno,comoveis,meimpulsabalaidea.Teníauna tía,una entrañablealmaentusiasta.Me escribió: “Serámaravilloso.Estoydispuestaahacerloquequieraquesea,cualquiercosaporti.Esunaideafantástica.ConozcoalaesposadeunaltofuncionariodelaAdministración,ytambiénaunhombrequetienegraninfluencia”[6],etc.Estabadecididaahacertodaclasedegestionesparaconseguirquemepusieranalfrentedeunvapor,sitaleramideseo.

»Conseguí el cargo, naturalmente, y muy pronto. Al parecer, lacompañía había tenido noticia de que uno de sus capitanes habíaresultadomuertoduranteunaltercado con los indígenas[7].Éstaeramioportunidad,yconellamiimpacienciaaumentó.Sólomuchosmesesmástarde,cuandointentérecuperarloquequedabadelcuerpo,meenterédeque, en su origen, la peleahabía surgido deunmalentendido acerca deunas gallinas. Sí, dos gallinas negras; Fresleven (ése era el nombre delsujeto, un danés) pensaba que de algún modo le habían timado en elnegocio,asíesquedesembarcóyempezóagolpearaljefedelpobladoconunaestaca.Oh,nomesorprendiólomásmínimooíresto,niquealmismotiempomedijeranqueFresleveneralacriaturamásapacibleytranquilaquehabíaexistidojamás.Indudablementeloera;peroyahabíaestadounpar de años allí dedicado a la noble causa, ya sabéis, y probablementesintiópor fin lanecesidaddereafirmarenciertamanerael respetoasímismo. Así, pues, apaleó despiadadamente al viejo negro, mientras ungrannúmerode los suyos le observaban, comoparalizados porun rayo,hastaquealguien(medijeronquefueelhijodeljefe),desesperadoaloíralviejochillar,clavósulanzaenelhombreblancocontímidaintención,peroésta,claroestá,penetrófácilmenteentresusomóplatos.Entonceslapoblaciónenterahuyóalaselva,esperandoqueocurrierantodaclasedecalamidades,mientrasque,porotraparte,elvaporqueFreslevenhabíacomandado zarpó, también él aterrado, con el ingeniero al frente, creosaber. Después nadie pareció preocuparse mucho de los restos deFresleven,hastaqueyolleguéypaséaocuparsupuesto.Perocuandoalfinllególaocasióndeencontrarmeconmipredecesor,lahierbaquecrecíaentresuscostillaseratanaltaquecubríasushuesos.Estabantodosallí.Elsersobrenaturalnohabíasidotocadodespuésdesucaída.Yelpoblado

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estaba desierto; las cabañas, abiertas y a oscuras, se pudrían todastorcidas, dentro del derruido recinto. Sin duda había sobrevenido unacatástrofe. La gente había desaparecido. El pánico había dispersado ahombres,mujeresyniñosporentrelamalezayyanohabíanregresado.Tampoco sé qué fue de las gallinas. Supongo que, en cualquier caso, lacausadelprogresolasatrapó.Noobstante,graciasaestegloriosoasunto,obtuveelcargoantesdequehubieraempezadosiquieraaesperarlo.

»Me lancé comoun locoaprepararlo todo,yenmenosde cuarentayocho horas estaba cruzando el Canal para presentarme antes mispatronos y firmar el contrato. Enmuy pocas horas llegué a una ciudadquesiempremehacepensarenunsepulcroblanqueado.Unprejuicio,sinduda. No tuve ninguna dificultad en encontrar las oficinas de lacompañía[8].Eran lomás grandede toda la ciudad, y toda la gente queencontrénohablabadeotracosa.IbanaregirunImperioenUltramaryahacermuchodineroconelcomercio.

»Una calle estrecha y desierta, en profunda oscuridad, casas altas,innumerables ventanas con persianas, un silencio sepulcral, hierbadespuntando entre las piedras, imponentes arcos a derecha e izquierda,grandesypesadaspuertasdedoblehojaentreabiertas.Medeslicéporunadeestasrendijas,subíunaescalerabarridaysinadornos,tanáridacomoundesierto,yabrílaprimerapuertaconquemetopé.Dosmujeres,unagruesaylaotradelgada,estabansentadasensillasconasientodepaja,haciendopuntocon lananegra.Ladelgadase levantóy caminóderechahaciamí,ocupadaaúnensutrabajoyconlamiradabaja,ysólocuandoempecé a pensar en apartarme de su camino, como se haría con unsonámbulo,seirguióylevantólamirada.Suvestidoeratanlisocomolafundadeunparaguas;sevolviósindecirpalabraymecondujoaunasaladeespera.Diminombreymiréamialrededor.Unamesadepinoenelcentro,sillasausterasalolargodelasparedesy,enunextremo,ungranmapa reluciente,marcado con todos los colores del arco iris.Había unabuenacantidadde rojo,agradabledeveren cualquiermomento,porquesiempreindicaqueallíseestárealizandountrabajoserio;unmontóndeazul,unpocodeverde,salpicadurasdecolornaranjay,enlacostaEste,unamanchavioletaparaindicardóndebebencervezalosjovialespionerosdelprogreso.Noobstante,yonomedirigíaaningunodeesoscolores.Ibaal amarillo. Al centro mismo. Y el río estaba allí, fascinante, mortíferocomounaserpiente. ¡Ah!Seabrióunapuerta,apareciólacabezacanosadeunsecretarioconexpresióncompasiva,yunflacodedoíndicemeinvitóal santuario. Estaba escasamente iluminado, y un pesado escritorioinvadíaelcentrodelahabitación.Desdedetrásdeestemuebleaparecióunapálidacorpulenciadentrodeunalevita:elgranhombreenpersona[9].

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Calculoquedebíamediralgomásdecincopiesseispulgadas,yteníaensusmanoselcontroldeincontablesmillones.Mediolamano,meimagino;murmuróvagamente;estabasatisfechoconmifrancés.Bonvoyage.

»Unoscuarentaycincosegundosmástardemeencontréotravezenlasala de espera con el compasivo secretario, que, lleno de desolación ysentimiento,mehizofirmarundocumento.Supongoquemecomprometí,entreotrascosas,anorevelarningúnsecretocomercial.Bueno,nopiensohacerlo.

»Empecéasentirmealgoincómodo.Sabéisquenoestoyacostumbradoa semejantes ceremonias, yhabía algo amenazador en el ambiente.Eracomosihubieraentradoa formarpartedeunaconspiración,nosé,algoque no estaba demasiado bien, y me alegré de salir de allí. En lahabitación exterior las dos mujeres hacían punto febrilmente con lananegra. Estaba llegando gente, y la más joven iba de un lado para otrointroduciéndolos.Lamásviejaestabasentadaenunasilla.Suszapatillasdepañosintacónestabanapoyadasenunbrasero,yungatoreposabaensu regazo. Llevaba algo blanco y almidonado en la cabeza, tenía unaverruga en la mejilla y unas gafas con montura de plata se aferrabansobrelapuntadesunariz.Memiróporencimadelasgafas.Laplacidezrápida e indiferente de sumiradame turbó. Dos jóvenes de estúpido yanimadoaspectoestabansiendo introducidosenesemomento,yella leslanzó la misma rápida mirada de despreocupada sabiduría. Parecíasaberlotodoacercadeellosytambiénacercademí.Unciertodesasosiegose apoderó de mí. Parecía haber en ella algo misterioso y fatídico. Amenudo,cuandoestabalejos,penséenaquellasdos,guardandolapuertadelasTinieblas,haciendopuntoconlananegracomoparauncálidopañomortuorio;launa,introduciendocontinuamentealodesconocido;laotra,escrutando los alegres y estúpidos rostros con ojos viejos e indiferentes.¡Ave! Vieja tejedora de lana negra.Morituri te salutant. No muchos deaquellosalosqueellamirólavolvieronaver;ni,conmucho,lamitad.

»Todavía quedaba una visita al doctor. “Una simple formalidad”,measeguró el secretario, con aspecto de compartir intensamente todosmispesares. Así, pues, un jovencito con el sombrero inclinado sobre la cejaizquierda,algúnempleado,me imagino (debíadehaberempleadosenelnegocio,aunquelacasaestabamássilenciosaqueunacasaenlaciudadde los muertos), bajó de alguna parte y me guio. Estaba sucio ydesastrado, conmanchas de tinta en lasmangas de la chaqueta y unacorbatagrandeyabultada,bajounabarbillaconformadetacóndebotavieja.Eraunpocoprontoparaeldoctor,asíquelepropuseuntrago,yapartir de ese momento se mostró jovial. Mientras tomábamos nuestrosvermouths,élensalzólosnegociosdelacompañía,yyoexpreséluego,de

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formacasual,misorpresadequeélnofueraallí.Derepentesemostrófríoyreservado.“Noestoytanlococomoparece,dijoPlatónasusdiscípulos”,objetó sentenciosamente; vació su vaso con determinación y noslevantamos.

»Elviejodoctormetomóelpulso,evidentementepensandoenotracosamientras lohacía. “Bien,bienpara irallí”,murmuró;y luego,conciertaansiedad, me preguntó si le dejaría medirme la cabeza. Bastantesorprendido, le respondí que sí, cuando sacó algo que parecía uncalibrador y memidió por delante y por detrás y en todas direcciones,tomandonotascuidadosamente.Eraunhombrepequeño,sinafeitar,conunabrigoraídoqueparecíaunagabardinaconzapatillas;ypenséqueeraunlocoinofensivo.“Siemprepidopermiso,enelinterésdelaCiencia,paramedirloscráneosdelosquevanallá”,dijo.“¿Ycuandovuelventambién?”,pregunté. “Oh, nunca los veo —comentó—, y además, los cambios seproducen por dentro, ya sabe”. Sonrió como si se tratara de una bromainocente.“Asíquevaustedallí.Maravilloso.Ademásdeinteresante”.Medirigió una mirada indagadora y tomó nuevamente nota. “¿Ha habidoalgúncasode locuraensu familia?”,preguntóenun tono rutinario.Mesentímuyofendido.“¿EsapreguntaestambiéneninterésdelaCiencia?”.“SeríainteresanteparalaCiencia—dijo,sindarsecuentademiirritación—observar loscambiosmentalesde los individuos insitu,pero…”. “¿Esusted alienista?”, le interrumpí. “Todomédico debería serlo… un poco”,contestó aquel tipo original, imperturbable. “Tengo una pequeña teoríaqueustedes,Messieurs,quevanallí,debenayudarmeaprobar.Éstaesmiparte de las ganancias que mi país va a cosechar de tan magníficaposesión.Lamerariquezaseladejoaotros.Perdonemispreguntas,peroesustedelprimeringlésquesesometeamiobservación…”.Meapresuréa asegurarle que yo no era nada típico. “Si lo fuera—dije—, no estaríahablando así con usted”. “Lo que dice es bastante profundo yprobablementeerróneo”,dijo,conunacarcajada.“Evitelairritaciónmásque la exposición al sol. Adieu. ¿Cómo dicen ustedes los ingleses, eh?Good-bye. ¡Ah!Good-bye.Adieu. En el trópico se debe guardar la calmaantes quenada”.Levantóundedoamonestador… “Du calme, du calme.Adieu”.

»Quedaba otra cosa por hacer: decir adiós a mi excelente tía. Laencontré triunfante.Toméuna taza de té, la últimadecente enmuchosdías,yenunahabitaciónque,tranquilizadoramente,teníaelaspectoqueera de esperar en la sala de estar de una dama, tuvimos una larga ytranquila charla junto a la chimenea. En el transcurso de estasconfidencias seme hizo evidente que había sido descrito a lamujer delalto dignatario, y Dios sabe a cuánta gente más, como una criatura

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excepcionalyllenadetalento,unhallazgoparalacompañía,unhombrede los que no se encuentran todos los días. ¡VálgameDios! ¡Y yo iba aencargarme de un vapor de río de poca monta, con silbato incluido!Resultó, sin embargo, que yo era también uno de los Obreros, conmayúscula, ya sabéis. Algo así como un emisario de la luz, como unapóstoldesegundaclase.Sehabíagastadounmontóndepapelypalabrasentodaesabasura,y labuenamujer,quevivíaenelbulliciodeaquellapalabrería,sehabíadejadoarrastrarporella.Hablabade“arrancaraesosmillonesdeignorantesdesushorrendascostumbres”hastaconseguir,osloaseguro,quemesintieraincómodo.Meatrevíasugerirqueelmóvildelacompañíaeraelbeneficio.

»“Olvidas,queridoCharlie,queelobreroesmerecedordesusalario”,dijo ella, con expresión radiante. Es curioso lo lejos de la realidad queestán las mujeres. Viven en un mundo propio, nunca ha habido nadaparecido y nunca lo podrá haber. Es demasiado bonito y, si lo fueran aconstruir,sevendríaabajoantesdelaprimerapuestadesol.Algúnhechomalditoconelqueloshombreshemosvividoresignadosdesdeeldíadelacreaciónsealzaríayloecharíatodoportierra.

»Despuésmeabrazó,medijoquevistieradefranela,queleaseguraraqueleescribiríaamenudo,etc.,ymefui.Enlacalle,noséporqué,measaltó la extraña sensación de que era un impostor.Es extraño que yo,acostumbrado a partir para cualquier parte del mundo en un plazo deveinticuatrohoras,pensándomelomenosquelamayoríadeloshombreselcruzar una calle, tuviera un momento, no diré de duda, sino deperplejidad ante este banal asunto. La mejor forma en que puedoexplicárosloesdiciendoque,porunoodossegundos,mesentícomosienvezde ir al centrodeun continente estuvieraapuntodepartir para elcentrodelatierra.

»Zarpé enun vapor francés que atracó en todos losmalditos puertosque los franceses tienen allí, con la única finalidad, que yo sepa, dedesembarcar soldados y empleados de aduanas. Observaba la costa.Observarunacostamientrassedeslizaanteelbarcoescomopensarenun enigma. Allí está ante ti, sonriente, ceñuda, insinuante, grandiosa,mezquina, insípida o salvaje, y siempre muda, con aire de estarsusurrando: “Ven y descúbreme”. Ésta en particular era casi informe,como si aún estuviera en proceso de formación, con un aspecto deinexorable monotonía. El borde de una jungla colosal, de un verde tanoscuroqueeracasinegro,orladodeblancaespuma,eratanderechocomouna línea trazada con regla, lejos,muy lejos, a lo largo de unmar azulcuyo brillo empañaba una neblina reptante. El sol era feroz, la tierraparecía refulgir y chorrear vapor. Aquí y allá manchas de un gris

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blanquecinoaparecíanarracimadasdentrode lablancaespuma;avecessobreellasondeabaunabandera.Asentamientosdehacevariossiglosyaún no más grandes que cabezas de alfiler en la extensión intacta deltrasfondo. Avanzábamos pesadamente, parábamos, desembarcábamossoldados; seguíamos, desembarcábamos empleados de aduana pararecaudarimpuestosenloqueparecíaunlugardejadodelamanodeDios,con un cobertizo de hojalata y un asta de bandera perdidos en él;desembarcábamosmássoldados,paraqueseencargarandelosempleadosdeaduana,esdesuponer.Oídecirquealgunosseahogaronconeloleaje,pero,seahogaranono,elhechoesquenadiepareciópreocuparseporello.Eranarrojadosdelvapor,ynosotrosproseguíamosnuestramarcha.Cadadía la costa parecía lamisma, como si no nos hubiéramosmovido; peropasamos por diversos lugares (centros de comercio) con nombres comoGran’Bassam,LittlePopo;nombresqueparecíanperteneceraunasórdidafarsa representada ante un siniestro telón. El ocio de un pasajero, miaislamientoentretodosesoshombresconlosquenoteníaunsolopuntode contacto, el mar lánguido y aceitoso, la sombría uniformidad de lacosta,parecíanmantenermealejadodelarealidaddelascosas,dentrodelafatigadeunadecepciónquejumbrosaysinsentido.Lavozdelasolasdevez en cuando era un verdadero placer, como la conversación de unhermano.Eraalgonatural,queteníasurazón,queteníaunsignificado.De vez en cuando una embarcación de la costa nos proporcionaba uncontactomomentáneoconlarealidad.Laremabanunosnegros.Sepodíaver brillar el blanco de sus ojos desde lejos. Gritaban, cantaban; suscuerpos chorreaban sudor; las caras de aquellos hombres eran comomáscaras grotescas; pero tenían hueso, músculo, una vitalidad salvaje,una intensa energía de movimientos que era tan natural y verdaderacomoeloleajedesuscostas.Nonecesitabanningunarazónparaestarallí.Era un gran consuelo mirarlos. Durante algún tiempo sentía que aúnpertenecíaaunmundodehechossencillos,pero la sensaciónnodurabamucho. Algo surgía que la ahuyentaba. Recuerdo que una vez nosencontramosconunbarcodeguerraancladofrentealacosta.Nohabíaniun cobertizo allí, y estaban bombardeando la maleza. Al parecer losfrancesesestabanenzarzadosenunadesusguerrasporaquel lugar.Elestandarte colgaba lánguido como un trapo; las bocas de los largoscañones de seis pulgadas asomaban por todo el bajo casco del barco; eloleaje grasiento y viscoso lo levantaba perezosamente y lo dejaba caer,meciendo sus delgadosmástiles. Allí estaba, en la vacía inmensidad detierra, cielo y agua: incomprensible, disparando contra un continente.¡Pum!Disparabaunodeloscañonesdeseispulgadas;unapequeñallamaasomaba y se desvanecía, una pequeña nube blanca desaparecía, un

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diminutoproyectilproducíaundébilchirridoynoocurríanada.Nopodíaocurrirnada.Habíaalgodeinsensatoentodalamaniobra;unasensacióndelúgubrebufonadaenelespectáculo,quenosedisipóporquealguienabordomeaseguraraseriamentequehabíauncampamentode indígenas(¡losllamabaenemigos!)ocultoenalgunaparte.

»Ledimossucorrespondencia(oíqueloshombresenesesolitariobarcomorían de fiebre a razón de tres por día) y continuamos. Atracamos enalgunos lugaresmás connombres ridículos,donde laalegredanzade lamuerteyelcomerciocontinúaenunaatmósferatelúrica,inmóvilcomolade una catacumba caldeada, a lo largo de la informe costa orlada depeligroso oleaje, como si la misma Naturaleza hubiera tratado demantener alejados a los intrusos; entrando y saliendo de los ríos,corrientesdemuerteenvida, cuyasorillasdegenerabanenbarro, cuyasaguas, espesas hasta convertirse en lodo, invadían los contorsionadosmanglares,queparecíanretorcersededolorantenosotros,enelextremode una desesperación impotente. En ninguna parte nos detuvimos losuficiente como para recibir una impresión detallada, pero la sensacióngeneral de prodigio vago y opresivo creció en mí. Era como un duroperegrinarenmediodeindiciosdepesadillas.

»Pasaronmásdetreintadíasantesdequevieraladesembocaduradelgran río.Anclamos frente a la sededelGobierno[10].Peromi trabajonocomenzaríasinounasdoscientasmillasmásadelante.Asíque,tanprontocomopude,partíhaciaunlugartreintamillasmásarriba.

»Hiceelviajeenunpequeñovapordealtura.Sucapitáneraunsueco,yalsaberqueyoeramarineromeinvitóasubiralpuente.Eraunhombrejoven,enjuto,rubioyhosco,conpelolacioyandaresrenqueantes.Cuandoabandonamoselpequeñoymiserablemuellesacudiólacabezaindicandodespectivamente la costa. “¿Ha estado ahí?”, preguntó. “Sí”, contesté.“Buenacuadrillaestoschicosdelgobierno,¿no?—continuó,hablandoeninglés con gran precisión y considerable amargura—. Es curioso lo quealgunaspersonassoncapacesdehacerporunoscuantos francosalmes.Mepreguntoquélesocurreaestetipodegentecuandoseadentranenelpaís”.Le dije que esperaba verlo pronto. “¡Biee-e-n!”, exclamó.Cruzódeun ladoalotrorenqueante,mirandoal frenteconojovigilante. “Noestédemasiado seguro—continuó—. El otro día recogí a un hombre que seahorcó en la carretera. Era sueco también”. “¡Se ahorcó! ¿Por qué, ennombre de Dios?”, grité. Él siguiómirando atentamente. “¿Quién sabe?Demasiadosolparaél,oelpaís,quizá”.

»Por finseabrióantenosotrosunagranextensióndeagua.Aparecióun promontorio rocoso, montículos de tierra removida junto a la orilla,casas en una colina, otras con techo de hierro, entre un desierto de

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excavacionesocolgandodeundeclive.Unruidocontinuodelascascadasdemás arriba se cernía sobre esta escena de habitada devastación.Unmontóndegente,lamayoríanegraydesnuda,ibadeunladoaotrocomolashormigas.Unespigónseadentrabaenelrío.Avecesunaluzcegadoraahogaba todo esto en un repentino recrudecimiento de resplandor. “Ahíestá la estación de su compañía —dijo el sueco, señalando tresconstrucciones de madera con aspecto de barracas sobre la laderarocosa[11]—.Enviarésuscosasallíarriba.¿Dijocuatrocajas?Bien.Adiós”.

»Me topé con un caldero caído entre la hierba; luego encontré unsendero que subía colina arriba y se desviaba para evitar las rocas ytambién un pequeño vagón de ferrocarril que yacía boca abajo con lasruedas al aire. Le faltaba una. El objeto parecía tan muerto como losrestosdealgúnanimal.Encontrémáspiezasdemaquinariadeteriorada,unmontónderielesoxidados.Alaizquierdaungrupodeárbolesformabaun lugar sombreado, donde parecían agitarse débilmente cosas oscuras.Parpadeé,elcaminoeraempinado.Seoyósonaruncuernoamiderechayvi correr a losnegros.Unadetonación sorda y pesada sacudió la tierra,unanubecilladehumosaliódelarocayesofuetodo.Ningúncambiosetraslució en la superficie de la roca. Estaban construyendo unferrocarril[12].Larocanoobstruíaelcaminoninadaparecido;peroestasvoladurassinobjetoconstituíantodoeltrabajoquesellevabaacabo.

»Un leve tintineoami espaldamehizovolver la cabeza.Seisnegrosavanzaban en fila, subiendo fatigosamente por el sendero. Caminabanerguidos y despacio, manteniendo en equilibrio sobre sus cabezaspequeñascestasllenasdetierra,yeltintineoseguíaelritmodesuspasos.Susijaresestabanenvueltosennegrosharapos,cuyoscortosextremossemovían a su espalda de un lado a otro, como si fueran rabos. Se lesnotaban todas las costillas; las articulaciones de susmiembros parecíannudos de una cuerda; todos llevaban un collar de hierro alrededor delcuello y estaban unidos por una cadena cuyas cuelgas oscilaban entreellos, tintineando rítmicamente. Otro estampido desde el acantiladomehizo pensar repentinamente en aquel barco de guerra que había vistodispararalcontinente.Eraelmismotipodevozominosa;peroniconelmayor esfuerzo de la imaginación se podía llamar enemigos a estoshombres. Se les llamaba criminales, y la ultrajada ley, al igual que losproyectiles que estaban estallando, les había llegado del mar, como unmisterio insoluble. Todos sus enjutos pechos jadearon al unísono, susnarices violentamente dilatadas temblaron, sus ojos miraron fija yfríamentealoaltodelacolina.Pasaronamenosdeseispulgadasdemí,sin lanzar ni unamirada, con esa total ymortal indiferencia propia desalvajesinfelices.Detrásdeestamateriaprimaunodelosasimilados,el

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productodelasnuevasfuerzasenacción,sepaseabaabatido,sosteniendounrifleporelmedio.Vestíaunachaquetadeuniformealaquelefaltabaun botón, y en cuanto vio a un hombre blanco en el camino, se llevó elarma al hombro con presteza. Era simple prudencia, puesto que comotodos los hombres blancos se parecen tanto desde lejos, él no habríapodidosaberquiénerayo.Setranquilizórápidamente,yconunaamplia,blancae indignamuecayunaojeadaa su cargamentopareció tomarmecomosocioensuexaltadaconfianza.Despuésdetodo,tambiényoformabapartedelagrandiosacausadeestasaltasyjustasacciones.

»Enlugardeseguirsubiendo,di lavueltaybajéporlaizquierda.Miintención era perder de vista a aquella cadena de presidiarios antes deescalar lacolina.Yasabéisquenosoyparticularmentetierno;hetenidoquegolpearyqueesquivargolpes;hetenidoqueresistiryqueatacarenocasiones(queessólounaformaderesistir)sincalcularelprecioexacto,deacuerdocon lasexigenciasdel tipodevidaen laquehabíacaído.Hevistoeldemoniodelaviolencia,eldemoniodelaavaricia,eldemoniodeldeseo ardiente; pero ¡por todas las estrellas!, eran demonios fuertes,vigorosos,conlosojosinyectados,quedominabanymanejabanhombres;hombres, os digo. Pero cuando estaba de pie en aquella ladera presentíque, bajo la luz cegadora de aquella tierra, iba a conocer un demonioflácido,pretenciosoydeojosapagados,deunalocurarapazydespiadada.Cuánincordiantepodíallegaraserademás,noloibayoadescubrirhastavarios meses más tarde, mil millas más adelante. Por un momentopermanecídepiehorrorizadocomoporunaadvertencia.Alfindescendílacolina,oblicuamente,hacialosárbolesquehabíavisto.

»Evitéungranhoyoartificialquealguienhabíaestadocavandoenlapendiente,ycuyafinalidadmefueimposibleadivinar.Detodasformasnoera ni una cantera ni un arenal. Era un simple agujero. Podía guardarrelaciónconeldeseo filantrópicodeproporcionara losmalhechoresalgoque hacer. No lo sé. Después estuve a punto de caer en un estrechobarranco,apenasunacicatrizen lacolina.Descubríqueallíhabíansidoarrojados un montón de tubos de desagüe importados para elasentamiento. No había ni siquiera uno que no estuviera roto. Era undestrozogratuito.Alfinlleguéalpiedelosárboles.Teníalaintencióndepasearunratoporlasombra,perotanprontocomoestuveallímeparecióhaberpenetradoeneltenebrosocírculodealgúnInfierno.Lascascadasdeagua estaban cerca, y un ruido ininterrumpido, uniforme, rápido eimpetuoso llenaba con un misterioso sonido la lúgubre quietud de laarboledaen laquenoseagitabaniunhálitonisemovíaunasolahoja,como si repentinamente el paso desgarrante de la tierra propulsada sehubierahechoaudible[13].

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»Seveíannegrassombrasacurrucadas, tumbadas,sentadasentre losárboles,apoyándoseenlostroncos,asiéndosealatierra,apenasvisibleenla débil luz, en todas las posturas del dolor, el abandono y ladesesperación.Otraminahizoexplosiónenelacantilado, seguidadeunligerotemblordetierrabajomispies.Eltrabajocontinuaba.¡Eltrabajo!Yéste era el lugar donde algunos de los ayudantes se habían retirado amorir.

»Estabanmuriendolentamente,estabamuyclaro.Noeranenemigos,noeranmalhechores,ahoranoerannadaterrenal;nadamásquesombrasnegras de enfermedad e inanición que yacían confusamente en lapenumbraverdusca.Traídosdesdetodosloslugaresrecónditosdelacostacon toda la legalidad de contratos temporales, perdidos en un medioinhóspito, sometidos a una alimentación a la que no estabanacostumbrados, se volvían ineficientes, enfermaban, y se les permitíaentoncesretirarsearastrasydescansar.Esassombrasmoribundaseranlibres como el aire y casi tan delgadas como él. Empecé a distinguir elbrillo de sus ojos bajo los árboles.Entonces,mirandohacia abajo, vi unrostrojuntoamimano.Losnegroshuesosestabanrecostadosentodasulongitud con un hombro contra el árbol. Lentamente los párpados selevantaronyloshundidosojosmemiraronenormesyvacíos,unaespeciede ciego y blanco aleteo en las profundidades de las órbitas, que sedesvaneciólentamente.Elhombreparecíajoven,casiunmuchacho,peroyasabéisqueconesagenteesdifícildedecir.Nosemeocurrióotracosaque ofrecerle una de las galletas del barco del sueco que tenía en elbolsillo.Susdedossecerraronlentamentesobreellaylasostuvieron;nohubo ningún otromovimiento ni ninguna otramirada. Había atado untrozo de estambre blanco alrededor de su cuello. ¿Por qué? ¿Dónde lohabía conseguido? ¿Era un distintivo, un adorno, un amuleto, un actopropiciatorio? ¿Tenía ello conexión con alguna idea? Ese trozo de hiloblancodelotroladodelosmaresteníaunaspectosobrecogedoralrededordesucuellonegro.

»Cerca del mismo árbol había otros dos manojos de ángulos agudossentados con las piernas encogidas.Uno, con la barbilla apoyada en lasrodillas,teníalamiradaperdidadeunaformaintolerableyespantosa;sufantasmahermanoapoyabalafrente,comovencidoporunagranfatiga,ya su alrededor había otros desparramados en todas las posicionesimaginables de postración contorsionada, como en un cuadro de unamatanza o deuna epidemia.Mientras yo permanecía de pie, paralizadopor el horror, una de estas criaturas se incorporó sobre sus manos yrodillas y se fue a gatas hacia el río a beber. Bebió de su mano alametadas, después se sentó al sol, cruzando la parte inferior de sus

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piernas,yalcabodeunratodejócaersulanosacabezasobresuesternón.»No quería seguir holgazaneando en la sombra y me dirigí

apresuradamentehacia la estación.Cuando estaba cercade los edificiosme encontré con un hombre blanco, en una elegancia de atuendo taninesperada,queenelprimermomentoletoméporunaespeciedevisión.Vi un cuello almidonado, unos puños blancos, una chaqueta de alpaca,unos pantalones blancos como la nieve, una corbata clara y unas botasembetunadas.Nollevabasombrero.Peloaraya,cepillado,conbrillantina,bajounasombrillaforradadeverde,sostenidaporunagranmanoblanca.Eraalgoasombrosoyteníaunportaplumasdetrásdelaoreja.

»Estreché la mano de este milagro y supe que era el jefe decontabilidaddelacompañíayquetodalateneduríadelibrossehacíaenesaestación.Habíasalidounmomento“atomarel fresco”.Laexpresiónsonabaextraordinariamenterara,conunainsinuacióndesedentariavidadeoficina.Nooshabríamencionadoaestesujetoenabsoluto,denoserporquedesuslabiosoíporprimeravezelnombredelapersonaqueestátan indisolublemente ligada a los recuerdos de aquel tiempo. Por otraparte, sentíarespetoporestehombre.Sí, sentíarespetoporsuscuellos,sus anchos puños, su pelo cepillado. Su aspecto era sin duda el de unmaniquídepeluquero,peroenlagrandesmoralizacióndeaquellastierrasmanteníasuapariencia.Esosellamafirmeza.Suscuellosalmidonadosytiesaspecheraseranlogrosdecarácter.Llevabafueracercadetresaños,ymástardenopudeevitarpreguntarlecómoselasarreglabaparalucirsemejante ropa. Se sonrojó ligerísimamente, y dijo con modestia: “Heestadoenseñandoaunadelasnativasdecercadelaestación.Fuedifícil.Tenía aversión por el trabajo”. Así, pues, este hombre había realmenteconseguido algo. Y estaba entregado a sus libros, que se hallaban enperfectoorden.

»Todo lo demás en la estación estaba en desorden: personas, cosas,edificios.Hilerasdenegrospolvorientosconpiesaplastadosllegabanyseiban; un aluvión de artículos manufacturados, algodones de ínfimacalidad,abaloriosyalambresdelatón,eraenviadoalasprofundidadesdelaoscuridad,yderegresoveníaunpreciosochorritodemarfil.

»Tuve que esperar en la estación durante diez días; una eternidad.Vivía en una cabaña dentro del cercado, pero para escapar al caos memetíaaveces en la oficinadel contable.Estaba construida con tabloneshorizontales, pero tan mal ensamblados que, cuando el hombre seinclinabasobresualtoescritorio,todosucuerpo,delcuelloalostalones,aparecíacruzadoporfranjasdeluz.Nohabíaningunanecesidaddeabrirlosgrandespostigosparaver.Ademáshacía calorallí.Enormesmoscaszumbabanendiabladamente,y,másquepicar,apuñalaban.Generalmente

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mesentabaenelsuelo,mientrasél,conunaspecto impecable(e inclusoligeramenteperfumado),escribía,sentadosobreunaltotaburete.Avecesselevantabaparahacerejercicio.Cuandocolocaronallídentrounacamaderuedasconunenfermo(algúnagenteinválidollegadodelinterior),diomuestrasdeestarligeramentecontrariado.“Losgemidosdeesteenfermo—dijo—distraenmiatención.Ysinellaesextremadamentedifícilestaralertaanteloserroresadministrativosenesteclima”.

»Un día comentó, sin levantar la cabeza: “Seguro que en el interiorconocerá usted al señor Kurtz”[14]. Al preguntarle quién era el señorKurtz,respondióquesetratabadeunagentedeprimeraclase,yviendomicontrariedadantetalinformación,añadió,despacio,dejandolapluma:“Esuna persona fuera de lo normal”.Ulteriores preguntas consiguieronarrancarle que el señorKurtz estaba en la actualidad encargado de unpuesto comercialdegran importanciaen laverdaderaregióndelmarfil,en“elmismísimocorazóndeella.Nosmandatantomarfilcomotodoslosdemás juntos…”. Comenzó a escribir de nuevo. El enfermo estabademasiadograveparagemir.Lasmoscaszumbabanenunagrancalma.

»Repentinamenteseprodujounmurmullocrecientedevocesyungranruidodepisadas.Había llegadounacaravana.Unviolentomurmullodeextrañossonidosestallóalotroladodelostablones.Todoslosporteadoreshablabanalavez,yenmediodeltumultolavozquejumbrosadelagenteprincipalseoyó,“dándoseporvencido”lloronamenteporvigésimavezenesedía…Se levantódespacio. “Quéalborotomásespantoso”,dijo.Cruzóla habitación despacio para mirar al enfermo, y al volver me dijo: “Nooye”.“¡Qué!¿Muerto?”,preguntéalarmado.“No,todavíano”,contestócongran serenidad. Entonces, aludiendo con un movimiento de cabeza altumulto del patio de la estación, dijo: “Cuando uno tiene que hacerasientos correctos llegaa odiara esos salvajes, a odiarlesamuerte”.Sequedó pensativo por unmomento. “Cuando veausted al señorKurtz—prosiguió—,dígaledemipartequetodolodeaquí—ylanzóunamiradaalescritorio—marchademanerasatisfactoria.NomegustaescribirleaesaEstaciónCentral; conesosmensajerosque tenemosnuncasesabeaquiénpuedeirapararlacarta”.Memirófijamenteporunmomentoconsus ojos tiernos y saltones. “Oh, llegará lejos, muy lejos —comenzó denuevo—.LlegaráaseralguienenlaAdministracióndentrodenomucho.Esosdearriba(elConsejodeEuropa,yasabe)quierenquelosea”.

»Volvióasutrabajo.Elruidodelexteriorhabíacesado,ypocodespués,alsalir,medetuveenlapuerta.Enelcontinuozumbidodelasmoscas,elagente,quedebíaregresarasucasa,yacíasofocadoeinsensible;elotro,inclinado sobre sus libros, estaba haciendo correctos asientos detransaccionesperfectamentecorrectas,ycincuentapiesdebajodelescalón

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delapuertapodíaverlasinmóvilescopasdelosárbolesdelbosquecillodelamuerte.

»Aldíasiguientesalíporfindeaquellaestaciónconunacaravanadesesentahombresquedebíarecorrerapiedoscientasmillas[15].

Denadasirvequeosdigaloquefueaquello.Senderosymássenderospor todas partes; una red de senderos hollados que se extendía por ladespobladatierraatravésdehierbacrecida,atravésdehierbaquemada,atravésdelaespesura,porencimaypordebajodefrescosbarrancos,porencimaypordebajodecolinaspedregosasabrasadasdecalor;ysoledad,soledad, ni un alma, ni una cabaña. La población había desaparecidohacía mucho. Bueno, si un montón de misteriosos negros armados contoda clase de temibles armas se pusiera de repente en marcha por elcaminodeDealaGravesend,capturandolugareñosaderechaeizquierdaparaquetransportaransuspesadascargas,imaginoquetodaslasgranjasy las casasde losalrededoressequedaríanvacíasmuypronto.Sóloqueaquí las viviendas también habían desaparecido. No obstante, pasé porvariospobladosabandonados.Hayalgopatéticamentepuerilenlasruinasdemurosdehierba.Díatrasdía,conelpisaryelarrastrarsedesesentaparesdepiesdesnudosdetrásdemí,cadaparbajounacargadesesentalibras. Acampar, cocinar, dormir, levantar el campo, emprender lamarcha.Devezencuandounporteadormuertoenservicio, tiradoen laaltahierbajuntoalsendero,conunacantimploravacíaysulargocayadoasu lado.Sobreélya sualrededorungransilencio.Talvezenalgunanochetranquilaeltemblordetamboreslejanos,apagándose,subiendo,untemblordilatado,desmayado;unsonidosobrenatural,atractivo,sugerenteysalvaje;ytalvezconunsignificadotanprofundocomoelsonidodelascampanasenunpaíscristiano.Enunaocasiónunhombreblancoconununiformedesabrochado,acampadoenelsenderoconunaescoltaarmadade desfallecidos zanzíbares, muy hospitalario y festivo —por no decirborracho—, dijo estar a cargo del mantenimiento de la carretera. Nopuedo decir que viera ninguna carretera ni ningún mantenimiento, amenosqueelcuerpodeunnegrodemedianaedad,conunagujerodebalaenlafrente,conelquemetropecétresmillasmásadelante,pudieraserconsiderado como una mejora permanente[16]. Yo tenía también uncompañeroblanco,noeramalchico,peroerademasiadogruesoyconelexasperantehábitodedesmayarse en las calurosaspendientes, amillasdedistanciadelmenorindiciodesombrayagua.Osaseguroqueresultaenojoso sostener la propia chaqueta comoparasol sobre la cabezadeunhombre que está volviendo en sí. No pude evitar preguntarle en unaocasión qué propósito le había impulsado a ir allí. “Hacer dinero, porsupuesto.¿Quécreeusted?”,respondiódesdeñosamente.Despuéslediola

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fiebre y hubo de ser llevado en una hamaca colgada de un palo. Comopesaba dieciséis piedras[17], tuve continuas peleas con los porteadores.Protestaban, se escapaban, se iban a escondidas con sus cargas por lanoche: todo un motín. Así es que una tarde pronuncié un discurso eninglés acompañado de gestos que fueron seguidos con atención por lossesentaparesdeojos,yalamañanasiguienteconseguíquelacaravanase pusiera enmarcha con la hamaca al frente.Unahoramás tardemeencontré con todo el tinglado naufragado en un matorral: hombre,hamaca, gemidos, mantas, horrores. El pesado palo había desollado supobrenariz.Queríaatodacostaqueyomataraaalguien,peronohabíanirastro de los porteadores en las cercanías. Me acordé del viejo doctor:“Sería interesante para la ciencia observar los cambiosmentales de losindividuos in situ”. Sentí que me estaba convirtiendo en algocientíficamenteinteresante.Sinembargo,todoesonovienealcaso.Eneldecimoquintodíavolvíaavistardenuevoelgranrío,ylleguécojeandoalaEstaciónCentral.Estabaenunremansorodeadodemalezaybosque,conunbonitobordedemalolientebarroaunladoycercadoenlosotrostresporunaabsurdavalladejuncos.Unaabandonadaaberturaeratodoloque teníaporpuerta, yunaprimera ojeada era suficienteparadarsecuenta de que el demonio flácido dirigía aquel espectáculo. Hombresblancos con largos cayados en la mano aparecieron lánguidamente deentre los edificios, acercándose amirarme, y después desaparecieron demivista.Unodeellos,unhombrerobusto,excitableydenegrosbigotes,me informó con gran locuacidad y muchas digresiones, en cuanto leexpliquéquiénera,quemivaporestabaenelfondodelrío[18].Mequedéestupefacto.¿Qué?,¿cómo?,¿porqué?¡Oh!,“nopasabanada”.El“directoren persona” estaba allí. Todo estaba “en orden”. “Todos se habíancomportado espléndidamente. ¡Espléndidamente!”. “Tieneusted que ir aver al director general inmediatamente —dijo agitado—. ¡Le estáesperando!”.

»No vi el verdadero significado de aquel naufragio en seguida. Meimaginoque loveoahora,peronoestoyseguro;no loestoyenabsoluto.Realmenteelasuntoerademasiadoestúpido—cuandopiensoenél—parasernatural.Sinembargo…Peroenaquelmomentoparecíasimplementeuna odiosa molestia. El vapor se había hundido. Se habían puesto enmarchahacíadosdíasconrepentinaurgenciaríoarriba,coneldirectorabordo, a cargo de algún capitán voluntario, y cuando aún no llevabannavegandotreshoraslearrancaronelcascoinferiorcontraunaspiedras,y se hundió cerca de la orilla sur.Me pregunté qué iba a hacer yo allí,ahoraquemibarcosehabíaidoapique.Enrealidad,teníabastanteconsacarmibarcodelrío.Metuvequeponeraelloaldíasiguiente.Estoylas

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reparacionescuandohubetraídolostrozosalaestación,llevaronmeses.»Mi primera entrevista con el director fue curiosa. No me invitó a

sentarmedespuésdemicaminatadeveintemillasdeaquellamañana.Suaspecto,susrasgos,susmodalesysuvozeranvulgares.Erademedianaestaturaydeconstitucióncorriente.Susojos,deunazulcorriente,erannotablemente fríos, y sin duda podía hacer que sumirada cayera sobreuno tan incisiva y pesadamente como un hacha. Pero incluso en estasocasiones el resto de su persona parecía desmentir tal intención. Por lodemás,únicamenteensuslabioshabíaunaexpresiónrelajada,difícildedefinir, algo furtivo entre sonrisa y no sonrisa; lo recuerdo, pero no lopuedo explicar. Era inconsciente (me refiero a la sonrisa), aunque seintensificabamomentáneamentecadavezquehabíadichoalgo.Aparecíaalfinaldesusdiscursos,comounselloestampadosobrelaspalabras,queconvertía el significado de la frase más usual en algo absolutamenteinescrutable.Eraunvulgar comerciante, empleadoenesta regióndesdesujuventud;nadamás.Seleobedecía,aunquenoinspirabaniafecto,nifervor,nisiquierarespeto.Inspirabamalestar.¡Esoera!Malestar.Nounaclaradesconfianzadefinida;siempremalestar,nadamás.Notenéis ideade lo eficaz que puede ser semejante… facultad. No tenía talento paraorganizar,paralainiciativa,nisiquieraparaelorden.Esoseevidenciabaencosastalescomoellamentableestadodelaestación.Noteníaestudiosni inteligencia. Su puesto había venido a él, ¿por qué? Tal vez porquenunca estaba enfermo…Había servido tres períodos de tres años allí…Porqueuna salud triunfante sobre la derrota general de los organismosconstituyeporsímismaunaespeciedepoder.Cuandoibaasucasaconpermisocometíatodotipodeexcesosdeunamaneraostentosa.Marineroentierra,peroconladiferenciadequeloerasóloenloexterno.Estosepodía deducir de su conversación superficial. No creaba nada; podíamantenerlarutina,peronadamás.Sinembargo,eraextraordinario.Eraextraordinarioporelpequeñodetalledequeeraimposible imaginarquépodíacontrolarasemejantehombre.Nuncarevelóesesecreto.Quizánohabíanadadentrodeél[19].Talsospechalehacíaaunoreflexionar,puestoque allí no había controles externos. Una vez, cuando variasenfermedadestropicalesteníanpostradosacasitodoslos“agentes”delaestación,leoyerondecir:“Loshombresquevienenaquínodeberíantenerentrañas”.Sellóelcomentarioconaquellasonrisatansuya,comosifueraunapuertaqueseabríaaunaoscuridaddelaqueéleracustodio.Unoseimaginabahabervistocosas,peroelselloseinterponía.Cuandosehartóde las constantespeleas entre losblancospor cuestionesdeprecedenciaenlascomidas,ordenófabricarunainmensamesaredonda,paralacualhubo de ser construida una casa especial. Éste era el comedor de la

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estación. El lugar donde él se sentaba era la presidencia; el resto nocontaba.Eraobvioqueéstaerasuconviccióninalterable.Noeranicortésni descortés. Era tranquilo. Consentía que su boy, un negro joven ysobrealimentadodelacostatrataraensupresenciaalosblancosconunainsolenciaprovocativa.

»Empezóahablarencuantomevio.Yohabíaestadomuchotiempoencamino.Nopudoesperar.Tuvoqueempezarsinmí.Habíaquerelevaralasestacionesdelinterior.Sehabíanproducidoyatantosretrasosquenosabíaquiénestabavivoyquiénmuerto,ycómoselasarreglaban,etc.Noprestóatenciónamisexplicacionesy,mientrasjugueteabaconunabarradelacre,repitióvariasvecesquelasituaciónera“muygrave,muygrave”.Corríanrumoresdequeunaestaciónmuyimportanteestabaenpeligro,ysu jefe,elseñorKurtz,estabaenfermo[20].Esperabaqueno fueracierto.El señorKurtz era…Me sentí abatido e irritable.Al cuerno conKurtz,pensé.LeinterrumpídiciendoquehabíaoídohablardeKurtzenlacosta.“¡Ah!, de modo que hablan de él por ahí abajo”, murmuró para susadentros.Entonces volvió a empezar, asegurándome que el señorKurtzera el mejor agente que tenía, un hombre excepcional, de la mayorimportancia para la compañía; por consiguiente, podía comprender suinquietud. Dijo que estaba “muy, muy intranquilo”. Desde luego, seagitaba incesantemente en la silla; exclamó: “¡Ah! ¡El señor Kurtz!”,rompió labarrade lacreyparecióquedarseatónitoante esteaccidente.Despuésqueríasaber“cuántotiempollevaría”…Leinterrumpídenuevo.Como estaba hambriento, y además seguía de pie, me estaba poniendofurioso. “¿Cómo lo podría saber?—le dije—.Ni siquiera había visto losdestrozos; varios meses, sin duda”. Toda esta charla me parecía fútil.“Variosmeses—dijoél—.Bueno,digamosquepasarántresmesesantesdequepodamosempezar.Sí.Esodeberíabastarparaarreglarelasunto”.Salíprecipitadamentedesu cabaña (vivía soloenunacabañadearcillaconunaespeciedeterraza),murmurandoentredientesloquepensabadeél. Era un charlatán idiota. Después me retracté, a medida que ibacomprendiendo con asombro la excepcional precisión con que habíacalculadoeltiemporequeridoparael“asunto”.

»Fuiatrabajaraldíasiguiente,volviendolaespalda—porasídecirlo—a laestación.Meparecíaqueúnicamentedeesta formapodía seguiraferradoalosaspectosgratosdelavida.Noobstante,unotienequemirara su alrededor a veces; y entonces vi la estación, aquellos hombresvagando sin objeto en el cercado bajo los rayos del sol. A veces mepreguntabaquésignificabatodoaquello.Ibandeunladoparaotroconsuscayados absurdamente largos en la mano, como una multitud deperegrinos sin fe, hechizados dentro de una cerca podrida. La palabra

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“marfil”resonabaenelaire,sesusurraba,sesuspiraba.Unopensaríaquela estaban invocando. Un tufo de estúpida rapacidad lo envolvía todo,comoelalientodeuncadáver.¡PorJúpiter!Nohevistonadatanirrealentodamivida.Yfuera,enelexterior,laselvasilenciosaquerodeabaesteclaroenlatierrasemepresentócomoalgograndiosoeinvencible,comoelmal o la verdad, esperando pacientemente a que pasara esta fantásticainvasión.

»¡Oh,quémesesaquellos!Bueno,quémásda.Sucedieronvariascosas.Unanoche,uncobertizodehierba, llenode calicó,algodón,estampados,abaloriosynosécuántascosasmás,estallóenllamastanrepentinamentequecualquierahubierapensadoquelatierrasehabíaabiertoparadejarque un fuego vengador consumiera toda aquella basura. Yo estabafumandomipipatranquilamentealladodemidesmanteladovapor,ylosviatodoshaciendocabriolasenelresplandor,conlosbrazosenalto,enelmomento en que el robusto hombre de bigotes corrió precipitadamentehaciaelrío,conuncubodemetalenlamano,ymeaseguróquetodos“seestaban portando espléndidamente, espléndidamente”; sacóaproximadamenteuncuartodegalóndeaguaysevolvióamarcharconprecipitación.Observéqueenelfondodelcubohabíaunagujero.

»Yome acerqué tranquilamente.No había prisa. Pensad que la cosahabíaestalladocomounacajadecerillas.Nohabíanadaquehacerdesdeel primer momento. La llama había saltado con ímpetu, haciendoretroceder a todo el mundo, lo había iluminado todo y se habíadesplomado.Elcobertizoerayaunapiladeascuasqueardíanferozmente.Estabanazotandoaunnegrocercadeallí.Decíanqueélhabíaprovocadoel incendio de alguna manera; sea como fuere, estaba dando horriblesalaridos.Levidespuéssentadodurantevariosdíasenunpocodesombraconaspectodeestarmuyenfermoytratandoderecuperarse;mástardeselevantóysefue;ylaselva,ensilencio,leacogiódenuevoensuseno.Alacercarme al resplandor desde la oscuridad me encontré detrás de doshombresqueestabanhablando.LesoípronunciarelnombredeKurtzydespuéslaspalabras“aprovéchatedeestedesgraciadoaccidente”.Unodeloshombreseraeldirector.Ledilasbuenasnoches.“¿Havistoustedensu vida nada parecido? ¿Eh? Es increíble”, dijo, y se marchó. El otrohombre se quedó. Era un agente de primera, joven, cortés, un pocoreservado,conunacortabarbahendidaynarizaguileña.Eradistanteconlosotrosagentes, y ellospor suparte leacusabande serunespíaa lasórdenesdeldirector.Porloqueamírespecta,yoprácticamentenohabíahablado nunca con él. Iniciamos una conversación y, lentamente, nosfuimos alejando de las silbantes ruinas. Después me invitó a suhabitación, que se encontraba en el edificio principal de la estación.

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Encendió una cerilla y noté que este joven aristócrata no sólo tenía untocador montado en plata, sino también una vela entera para él solo.Precisamente en aquel entonces se suponía que solamente el directortenía derecho a tener velas. Esteras indígenas cubrían las paredes dearcilla,unacoleccióndelanzas,azagayas,escudosycuchilloscolgabanenellas como trofeos. El cometido que se le había encomendado era lafabricaciónde ladrillos; esomehabíandicho;peronohabíani rastrodeladrillos en ningún lugar de la estación, y llevaba allí más de un añoesperando.Pareceserquenopodíafabricarladrillossinalgo,noséqué:paja,quizá.En cualquier caso,nopodíaencontrarloallí, y, comonoeraprobableque lomandarandesdeEuropa,yonoveíamuyclaroquées loque estaba esperando.Unacto de creación especial, quizá.No obstante,estaban todos esperando algo —los dieciséis o veinte peregrinos—, ycreedme,noparecíaunaocupaciónquelesfueramalajuzgarporlaformaenquelaaceptaban,aunqueloúnicoqueconseguíaneranenfermedades,porloquepudever.Seentreteníanmurmurandoeintrigandounoscontraotros, de una forma estúpida[21]. Había un clima de conspiración enaquella estación, pero sin consecuencias, por supuesto. Era tan irrealcomotodolodemás,comolapresentaciónfilantrópicadetodalaempresa,como su conversación, su gobierno, su despliegue de actividad.El únicosentimientorealeraeldeseodesernombradoparaunpuestocomercialdondepudieraconseguirsemarfilyobtenerasíporcentajes.Intrigaban,sedifamaban y se odiaban los unos a los otros sólo por ese motivo; perocuando se trataba demover un dedo eficazmente, ¡oh, no! ¡Santo cielo!Despuésdetodohayalgoenelmundoquepermitequeunhombrerobeun caballo mientras otro ni siquiera puede mirar un ronzal. Robar uncaballo sin remilgos,muybien.Hechoestá.Quizápuedamontarlo.Perohayunaformademirarunronzalqueprovocaríalaindignacióndelmáscaritativodelossantos.

»No tenía la menor idea de por qué se mostraba amistoso, peromientrasestábamoscharlandoallísemeocurriódeprontoqueaqueltipoestabaintentandoalgo:enrealidad,sonsacarme.AludíaconstantementeaEuropa,alagentequesesuponíaqueyoconocíaallí,haciendopreguntasencaminadas a descubrir quiénes eran mis conocidos en la ciudadsepulcralycosasporelestilo.Suspequeñosojosbrillabandecuriosidadcomoláminasdemica,aunquetratabadeconservarunaciertaaltivez.Alprincipio me produjo asombro, pero muy pronto me entró una enormecuriosidad por averiguar qué conseguiría de mí. No podía en absolutoimaginar que hubiera algo en mí que mereciera su atención. Era muydivertidoverloengañadoqueestaba,puesenrealidadmicuerpoestaballeno sólo de escalofríos, y no había nada en mi cabeza excepto aquel

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maldito asunto del vapor. Era evidente que me había tomado por unperfectoydesvergonzadoembustero.Al fin se enfadóy,paraocultarungestodefuriosairritación,bostezó.Yomelevanté.Entoncesdescubríunpequeño boceto al óleo en una tabla, que representaba a unamujer, enropajeyconlosojosvendados,llevandounaantorchaencendida.Elfondoera oscuro, casi negro. Elmovimiento de lamujer eramajestuoso, y elefectodelaluzdelaantorchasobrelacaraerasiniestro.

»Elcuadromellamólaatención,yélpermaneciódepiecortésmente,sosteniendo una botella de champaña de media pinta (remediosmedicinales)vacía, conunavelametidaenella.AmipreguntacontestóqueelseñorKurtzlohabíapintado—enesamismaestaciónhacíamásdeun año— mientras esperaba el medio para trasladarse a su puestocomercial. “Por favor, dígame —le pregunté—, ¿quién es ese señorKurtz?”.

»“El jefe de la Estación Interior”, respondió con sequedad, mirandohaciaotrolado.“Muyagradecido—dijeriendo—.Yustedeselfabricantede ladrillos de la EstaciónCentral. Eso lo sabe todo elmundo”; guardósilencioduranteunrato.“Esunprodigio—dijoalfin—.Esunemisariodelacompasión,delaciencia,delprogresoyeldiablosabedecuántascosasmás. Queremos —empezó a declamar de repente— mayor inteligencia,mayorcomprensión,dedicaciónexclusivaparadirigirlacausaquenoshasido confiada,porasídecirlo,porEuropa”. “¿Quiéndiceeso?”,pregunté.“Muchosdeellos—contestó—.Algunosinclusoloescriben;yasíél,unserespecial, como debería usted saber, viene aquí”. “¿Por qué debería yosaberlo?”,leinterrumpí,realmentesorprendido.Nomehizocaso.“Sí.Hoydía es el jefe de la mejor estación, el próximo año será ayudante dedirección.Dosañosmásy…Peroapuestoaqueustedyasabeloqueserádentrodedosaños.Ustedesdelnuevogrupo.Delgrupodelavirtud.Lamismagentequeleenvióaéllerecomendóaustedexpresamente.Oh,nodigaqueno.Mefíode loqueveoconmispropiosojos”.Derepente lovitodo claro. Los influyentes conocidos de mi querida tía estabanproduciendoefectosinesperadosenaqueljoven.Estuveapuntodesoltarla carcajada. “¿Lee usted la correspondencia confidencial de lacompañía?”,pregunté.Nopudodecirpalabra.Fuemuydivertido.“CuandoelseñorKurtz—continuéconseriedad—seadirectorgeneral,notendráustedoportunidaddehacerlo”.

»De repente apagó la vela y salimos. Había salido la luna. Negrasfigurasdeambulabanindiferentes,echandoaguasobreelfuego,dedondesalíaunsonidosibilante;elhumoascendíabajolaluzdelaluna;elnegroapaleadogemíaenalgunaparte.“¡Quéescándaloarmaeseanimal!—dijoel infatigable hombre de los bigotes, apareciendo junto a nosotros—. Le

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está bien empleado. Falta, castigo, ¡bang! Sin piedad, sin piedad. Es laúnica forma. Esto evitará futuros incendios. Le estaba diciendo aldirector…”.Notólapresenciademiacompañanteysequedócabizbajodeinmediato.“Todavíalevantado—dijo,conunaespeciedejovialidadservil—;estannatural.¡Oh!Elpeligro,laagitación”.Seesfumó.Meacerquéala orilla, y el otro me siguió. Llegó a mi oído un murmullo hiriente.“Montóndeinútiles,¡venga!”.Sepodíaveralosperegrinosgesticulandoydiscutiendoengrupo.Variosdeellos llevabantodavíasuscayadosen lamano.Creorealmentequeseacostabanconellos.Alotroladodelavallaselevantabaespectralelbosquealaluzdelaluna,yatravésdelaligeraagitación,atravésde losconfusossonidosdeaquelpatiomelancólico,elsilencio de la tierra se le adentraba a uno en elmismísimo corazón: sumisterio,sugrandeza, laasombrosarealidaddesuvidaoculta.Elnegroheridoselamentabadébilmenteenalgúnlugarcercano,yluegolanzóunprofundosuspiroquehizoquemispasostomaranotradirección.Sentíqueunamanoseintroducíabajomibrazo.“Miqueridoseñor—dijoelhombre—,noquierosermalentendido,yespecialmenteporusted,quevaaveralseñor Kurtz mucho antes de que yo pueda tener ese placer. No megustaríaqueélsehicieraunaideafalsademidisposición…”.

»DejécontinuaraaquelMefistófelesdecartónpiedraymeparecióque,si lo intentaba, podría atravesarle conmi dedo índice y no encontraríanadaensuinteriormásqueunpocodesuciedadsuelta,talvez.Él,comopodéis ver, había estado planeando convertirse pronto en ayudante dedirecciónbajoelhombreactual,ypudeverquelallegadadeltalKurtzleshabíatrastornadounpocoalosdos.Hablabaprecipitadamenteynotratédedetenerle.Yotenía laespaldaapoyadacontra losrestosdemivapor,remolcadopendientearribacomoelcadáverdeungrananimalderío.Elolordelfango,delfangoprimitivo,¡porJúpiter!,estabaenmisnarices;yantemis ojos, laprofundaquietuddel bosqueprimitivo;habíamanchasbrillantesenlanegraensenada.Lalunahabíatendidounafinacapadeplatasobre todas las cosas—sobre laexuberantehierba, sobreel fango,porencimadelmurodeespesavegetaciónqueselevantabaaunaalturamayor que el muro de un templo, por encima del gran río que yo veíabrillaratravésdeunabrechaoscura,brillaramedidaquefluíaentodasu anchura, sin un murmullo—. Todo esto era grandioso, expectante,mudo, mientras aquel hombre farfullaba acerca de sí mismo. Yo mepreguntabasilaquietudenlafazdelainmensidadquenosmirabaalosdos significaba una llamada o una amenaza. ¿Qué éramos nosotros quenoshabíamosextraviadoallí?,¿podríamosdominaraquella“cosa”mudaonos dominaría ella anosotros?Sentí lo grande, lomalditamente grandeque era aquella “cosa” que no podía hablar y que tal vez era también

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sorda.¿Quéhabíaallídentro?Podíaversalirdeellaunpocodemarfilyhabía oído decir que el señorKurtz estaba allí.Había oído ya bastantesobre todo ello, ¡Dios es testigo! Sin embargo, por alguna razón no mesugeríaimagenalguna,igualquesimehubierandichoqueallíhabíaunángel o un demonio. Lo creí de lamisma forma que alguno de vosotrospodría creer que hay habitantes en el planeta Marte. En una ocasiónconocí a un fabricante de velas de barco escocés que estaba seguro,absolutamente seguro, de que había habitantes enMarte. Cuando se lepreguntaba acerca del aspecto que tenían y de cómo se comportaban,musitaba tímidamente algo sobre “caminar a cuatro patas”. Si se teocurría siquiera sonreír, él, un hombre de sesenta años, se mostrabadispuestoadesafiarte.YonohubierallegadoalucharporKurtz,peroporél estuve a punto de mentir. Ya sabéis que odio, detesto y no puedosoportar la mentira, no porque sea más recto que los demás, sinosimplementeporquemehorroriza.Hayun toquedemuerte, un saboramortalidadenlasmentiras,queesexactamenteloquemásodioydetestoen el mundo, lo que deseo olvidar. Me hace sentirme desdichado yenfermo, como si hubiera mordido algo podrido. Cuestión detemperamento,supongo.Bueno,estuveapuntodementirporquedejéqueaquel joven estúpido creyera todo lo que quiso imaginar acerca de misinfluencias en Europa. En un instanteme convertí en un ser tan falsocomo el resto de los hechizados peregrinos. Y ello simplemente porquetenía la ideadequedealguna formaesto serviríadeayudaaaquel talKurtz,alquenovientonces…,nosésimeentendéis.Paramíélerasólouna palabra. Yo no veía a la persona en el nombre, no más de lo quevosotros podáis verlo. ¿Lo veis? ¿Veis el relato? ¿Veis algo? Tengo lasensacióndeestaroscontandounsueño,peroinútilmente,porqueningúnrelatodeunsueñopuedetransmitirlasensacióndelsueño,esamezcladeabsurdo,sorpresayaturdimientoenuntemblorderebeliónagónica,esasensacióndeser capturadopor lo increíble,que constituye laesenciadelossueños…

Permanecióunratoensilencio.—…No,esimposible;esimposibletransmitirlasensacióndevidade

unaépocacualquieradelapropiaexistencia;loqueleconfiereveracidadysignificado,suesenciasutilypenetrante.Esimposible.Vivimosigualquesoñamos:solos.

Hizo una nueva pausa, como si estuviera reflexionando; despuéscontinuó.

—Por supuesto, vosotros, amigos, veismás ahora de lo que yo podíaverentonces.Vosotrosmeveisamí,yyameconocéis…

La oscuridad se había hecho tan profunda que nosotros, los que

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escuchábamos, podíamos apenas vernos unos a otros. Desde hacía yabastante tiempo, él, sentado aparte, no era para nosotrosmás que unavoz. Nadie pronunció una sola palabra. Los otros tal vez estuvierandormidos,peroyoestabadespierto.Escuchaba,escuchabaatentamenteala espera de la frase, de la palabra que me ayudara a comprender lalánguida inquietud que inspiraba esta narración, que parecía tomarforma,sinlaayudadelabioshumanos,enelairedensodelanochesobreelrío…

—Sí;dejéquecontinuara—Marlowcomenzódenuevo—yquepensaraloquelevinieraenganasobrelospoderesqueestabandetrásdedormí.¡Lohice! ¡Ynohabíanadadetrásdemí!Nohabíanadaapartedeaquelvaporviejodestrozadoymiserableenelqueestabarecostado,mientrasélhablaba ininterrumpidamente acerca de «la necesidad de que cada unosigaadelante…».«Ycuandounovieneaquí,ustedcomprenderánoesparacontemplarlaluna».ElseñorKurtzeraun«geniouniversal»,peroinclusoparaungenioseríamásfácil trabajarcon«instrumentosadecuados:conhombres inteligentes». Él no fabricaba ladrillos. ¿Por qué? Existíanimpedimentos físicos, como había podido constatar; y si trabajaba comosecretario para el director era porque «ningún hombre sensato rechazaalegremente la confianza de sus superiores». ¿Lo comprendía yo? Locomprendía. ¿Qué más quería? Lo que realmente quería yo eranremaches. ¡Santo cielo!, remaches para proseguir con mi trabajo, parataparelagujero.Queríaremaches.¡Habíacajasllenasdeellosenlacosta,cajasamontonadas,reventadas,rotas!Tropezabasconremachessueltosacada paso que dabas en el recinto de aquella estación de la colina. Losremacheshabíanrodadohastalaarboledadelamuerte.Hubieraspodidollenartelosbolsillosderemachessinmásmolestiaqueladeagacharte,yen cambio no se encontraba ni uno donde había necesidad de ellos.Teníamosplanchasquepodíanservir,peronadaconquéfijarlas.Ycadasemanaelmensajero,unnegrosolitario,partíadenuestraestaciónhacialacostaconlacarteraalhombroyelcayadoenlamano.Yvariasvecespor semana llegaba una caravana procedente de la costa con productoscomerciales: un calicó horriblemente lustroso que con sólomirarlo dabaescalofríos,abaloriosdecristaldeapeniqueelcuarto,horriblespañuelosde algodón estampado. Y ningún remache. Tres porteadores podríanhabertraídotodoloquenecesitábamosparaponerafloteaquelvapor.

»Empezaba a hacerme confidencias, perome imagino quemi actitudpoco receptiva le debió exasperar al fin, ya que juzgó necesarioinformarmedequeélnotemíaniaDiosnialdiabloymuchomenosaunsimplehombre.Ledijequeyamehabíadadocuentadeeso,peroqueloqueyoqueríaeraunadeterminadacantidadderemaches;yqueloqueel

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señorKurtzrealmentequeríaeranremaches,aunsinsaberlo.Todaslassemanas se mandaban cartas a la costa… “Mi querido señor—gritó—,escribo al dictado”. Yo pedía remaches. Existía una forma… para unhombreinteligente.Élcambiósuactitud;semostrómuyreservadoy,derepente, empezóahablaracercadeunhipopótamo; sepreguntabasinome había molestado nada mientras dormía a bordo del vapor (yo meobstinabanocheydíaenmisalvamento).Habíaunviejohipopótamoquetenía la mala costumbre de salir a la orilla y vagar de noche por losterrenos de la estación. Los peregrinos solían salir todos en masa ydescargarsobreélcuantosriflesestuvieranasualcance.Algunoshabíaninclusopasadonochesenvelaporél.Noobstante,todaesaenergíahabíasidodesperdiciada.“Eseanimalestáencantado—dijo—,peroenestepaíssólo se puede decir eso de las bestias. Ningún hombre, ¿me entiende?,ningunodeestoshombresestáencantado”.Permanecióunmomentoallídepie,alaluzdelaluna,consudelicadanarizaguileñaunpocotorcidaysusojosdemicabrillandosinpestañear;después,conunbrusco“Buenasnoches”,sealejóagrandeszancadas.Pudeobservarqueestabamolestoyconsiderablemente intrigado, lo cualmehizo sentirmemás esperanzadodeloquehabíaestadoenmuchosdías.Sentígranalivioaldejaraaquelhombre para volver a mi influyente amigo, el apaleado, torcido yarruinado vapor de hoja de lata. Subí a bordo.El barco crujía bajomispies como una caja vacía de galletas Huntley & Palmers a la que sehicierarodarapuntapiésporuncanalón;suestructuranoeratansólidaysuformaerabastantemásfea,perolehabíadedicadotantotrabajocomoparaamarle.Ningúnamigoinfluyentemehabríasidodemayorutilidad.Mehabíadeparadolaoportunidadderevelarmeunpoco,dedescubrirloqueeracapazdehacer.No,nomegustaeltrabajo.Prefieroholgazanearmientras pienso en todas las cosas buenas que podrían hacerse.Nomegustaeltrabajo,anadielegusta,peromegustaloquehayeneltrabajo;la oportunidaddeencontrarseaunomismo.Tupropia realidad (para timismo, no para los demás), lo que ningún otro hombre puede llegar asaber jamás. Ellos sólo pueden ver la representación, pero no puedennuncasaberloquesignificaenrealidad.

»No me sorprendió ver que había alguien sentado a popa en lacubierta, con las piernas colgando sobre el fango. Yo preferíamanteneruna relación estrecha con los pocos mecánicos que había en aquellaestación, a los que los otros peregrinos, naturalmente, despreciaban,supongo que a causa de la rudeza de susmodales. Éste era el capataz,caldererodeprofesión,unbuentrabajador.Eraunhombreflaco,huesudo,de tez amarillenta y ojos grandes e intensos. Tenía aspecto de estarpreocupado, y la cabeza tan calva como la palma demimano; pero sus

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cabellos,alcaer,parecíanhaberseadheridoalabarbillayhabermedradoen su nuevo emplazamiento, pues la barba le llegaba a la cintura. Eraviudo y tenía seis hijos pequeños (los había dejado al cuidado de unahermana suya para venir aquí); la pasión de su vida eran las palomasmensajeras.Eraunentusiastayunexperto.Desvariabacuandohablabade las palomas. Después de su jornada de trabajo solía venir, a veces,desdesucabañaparahablardesushijosydesuspalomas;cuandoteníaque trabajararrastrándoseenel fangobajoel cascodelvapor,atabasubarbaenunaespeciede toallablancaquetraíaconesa finalidad,yqueteníaunas lazadas con las cuales se la sujetabadetrásde las orejas.Alatardecer se le podía ver agachado en la orilla, aclarando con sumocuidado aquel envoltorio en la corriente y extendiéndolo despuéssolemnementesobrelosarbustosparaquesesecara.

»Lediunapalmadaenlaespaldaygrité:“¡Vamosatenerremaches!”.Se puso en pie con dificultad y exclamó: “¡No! ¡Remaches!”, como si nopudieradarcréditoasusoídos.Despuésdijoenvozbaja:“¿Usted…,eh?”.Noséporquénoscomportábamoscomolocos.Coloquéundedosobreunadelasparedesdeminarizymoví lacabezaenigmáticamente. “¡Bravo!”,gritó, y chasqueó los dedos sobre su cabeza, levantandounpie.Probé abailar.Hicimoscabriolasenlacubiertadehierro.Unestruendohorrorososalió de aquel casco, y la selva virgen, al otro lado de la corriente, lodevolvió en un redoble atronador sobre la estación soñolienta. Aquellodebió hacer incorporarse a algunos de los peregrinos en sus cobertizos.Una figura oscura ensombreció el hueco iluminado de la puerta de lacabañadeldirectorydesapareció; luego,comounsegundomástarde,elpropio hueco de la puerta desapareció también. Nos detuvimos, y elsilencioquenuestraspisadashabíanahuyentadofluyódenuevodesdeloslugares recónditos de la tierra. La gran muralla de vegetación, unaexuberanteyenmarañadamasadetroncos,ramas,hojas,brazosdeárbol,festones, inmóviles a la luz de la luna, era como una desenfrenadainvasión de vida muda, una ola arrolladora de plantas, amontonadas,crestadas, a punto de venirse abajo sobre el río y arrancarnos a todosnosotros,ínfimosseres,denuestraínfimaexistencia.Ynosemovía.Unaamortiguadaexplosióndepotenteschapoteosyresoplidosnosllegódesdelejos,comosiunictiosaurohubieraestadotomandounbañoderesplandorenelgranrío.“Despuésdetodo—dijoelcaldereroenuntonorazonable—,¿porquénoíbamosaconseguirremaches?”.Verdaderamente,¿porquéno?Yonoconocíaningunarazónpor laquenodebiéramosconseguirlos.“Llegaránentressemanas”,dijeconfiado.

»Pero no llegaron. En lugar de remaches tuvimos una invasión, uncastigo, una visita. Llegó en secciones durante las tres semanas

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siguientes,cadasecciónencabezadaporunasnosobreelqueibamontadounhombreblancovestidoconropanuevayzapatoscurtidos,queimpartíareverencias a derecha e izquierdadesde las alturas a los impresionadosperegrinos.Unacuadrillaconairebelicoso,compuestadeceñudosnegrosconlospiesmaltrechos,marchabatraselasno;descargabanenelpatiounmontóndetiendas,taburetesdecampaña,cajasdemetal,cajonesblancosy fardos marrones, y con ellos el aire de misterio se hacía aún másprofundo sobre la confusión de la estación. Llegaron cinco de estascomitivas, con ese aire absurdo de huida desordenada, con el botín deinnumerablestalleresdepertrechosyalmacenesdeprovisiones,queunopensaríaarrastrabanhacialaselva,despuésdeunataque,pararepartirloequitativamente. Era una mezcla inextricable de cosas, decentes por símismas,peroque la locurahumanahacíaqueparecieranelbotíndeunrobo.

»Esta cuadrilla de adeptos se denominaba a símismaExpedición deExploración Eldorado, y creo que habían jurado guardar secreto. Noobstante,suconversacióneraladeávidosfilibusteros:eratemerariasinosadía,avariciosasinaudaciaycruelsinvalor;nohabíaentodoelgruponi un átomo de previsión o de seria deliberación, y no parecían darsecuenta de que esas cosas son necesarias para andar por el mundo. Sudeseoeraarrancartesorosdelasentrañasdelatierra,sinmáspropósitomoral que el que puedan tener unos ladrones al forzar una caja fuerte.Ignoroquiénpagabalosgastosdelanobleempresa,peroeltíodenuestrodirectoreraeljefedelgrupo.

»Suaspecto exterior era el deun carnicerodebarrio bajo, y sus ojostenían un aire de astucia soñolienta. Llevaba ostentosamente su obesapanza sobre sus cortas piernas, y durante el período en que su bandainfestó laestaciónnohablóconnadieapartedesusobrino.Se lespodíavera losdosmerodeandoporallí todo eldía con sus cabezasunidas enunainterminableconfabulación.

»Yohabíadejadodepreocuparmepor los remaches.La capacidaddeunoparaesaclasede locurasesmás limitadade loquecabríasuponer.Pensé: ¡al diablo!, y dejé correr las cosas. Tenía tiempo de sobra parameditar, ydevezen cuandomededicabaapensarenKurtz.Noestabademasiadointeresadoenél.No.Sinembargo,sentíacuriosidadporversiestehombre,quehabíavenidoaquíequipadoconideasmoralesdealgunaclase,llegaríaalacúspidedespuésdetodo,yquéharíaunavezallí.

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Capítulo2

»Una tarde, estando yo tumbado en la cubierta de mi vapor, oí unasvocesqueseaproximaban,yallíestabanelsobrinoyeltíodeambulandopor la orilla. Recliné de nuevo la cabeza sobre el brazo, y yame habíaquedado medio dormido cuando alguien dijo, casi en mi oído: “Soy taninofensivocomounniñopequeño,peronomegustaestaralasórdenesdenadie. Soy el director, ¿no es así? Se me ha ordenado enviarle allí. Esincreíble…”.Medicuentadequelosdosestabandepieenlaorillaalladodelaproadelvapor,justamentedebajodemicabeza.Nomemoví;noseme ocurrió moverme: estaba medio dormido. “Es muy desagradable”,gruñóeltío.“HapedidoalaAdministraciónqueleenvíenaquí—dijoelotro—conlaintencióndedemostrardeloqueeracapaz;yamísemehandadoinstruccionesenesesentido.Datecuentadela influenciaquedebetener ese hombre, ¿no es terrible?”. Los dos convinieron en que eraterrible,despuéshicieronvariasobservacionesextrañas: “Hacer lluviaybuentiempo…,unhombre…,elConsejo…,asuantojo…”,fragmentosdefrasesabsurdasquevencieronmi somnolencia,demaneraqueyahabíarecuperadocasiporcompletolalucidezcuandoeltíodijo:“Elclimapuederesolverteesadificultad.¿Estáélsoloallí?”.“Sí—respondióeldirector—;envió a su ayudante río abajo con una nota paramí en estos términos:‘Echeaestepobrediablodelpaísynosemolesteenenviarmemásdeestaclase. Prefiero estar solo a tener junto amí al tipo de hombres de queustedpuededisponer’.Estofuehacemásdeunaño.¿Puedesimaginartesemejanteinsolencia?”.“¿Algomásdesdeentonces?”,preguntóelotro,convoz ronca. “Marfil —respondió bruscamente el tío— a montones, y deprimera clase, amontones. Sumamente fastidioso de su parte”. “¿Y conello?”, preguntó la voz grave y sorda. “Factura”, fue la respuestadisparada,porasí decirlo.Despuésun silencio.Habían estadohablandodeKurtz.

»Yo ya estaba bien despierto para entonces, pero como me hallabacomodísimamentetumbado,permanecíasí,puestoquenadameinducíaa

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cambiardepostura.“¿Cómollegóesemarfilhastaaquí?”,refunfuñóeldemásedad,queparecíamuyenojado.ElotroexplicóquehabíavenidoconunaflotadecanoasacargodeunoficinistainglésmestizoqueKurtzteníaconél;queKurtzalparecerhabíatenidolaintencióndevenirélmismo,ya que la estación estaba por aquella época escasa de mercancías yreservas,peroque,despuésderecorrertrescientasmillashabíadecididorepentinamente volver atrás, lo que empezó a hacer él solo en unapequeñapiragua con cuatro remeros,dejandoqueelmestizo continuararíoabajo conelmarfil.Losdos individuosparecíanmaravilladosdequealguien intentara tal cosa. No lograban dar con un motivo que lajustificara.Encuantoamí,meparecióveraKurtzporprimeravez.Lovislumbré un instante: la piragua, cuatro salvajes remando y el blancosolitariovolviendoderepentelaespaldaalaoficinacentral,aldescanso,alaideadelhogartalvez;dirigiendosumiradahacialasprofundidadesdelaselva,haciasuvacíaydesoladaestación.Yonoconocíaelmotivo.Talvezerasimplementeuntipoestupendoqueseaferrabaasutrabajoporamoraél.Sunombre,osdaiscuenta,nohabíasidopronunciadoniunasola vez. Era “ese hombre”. Al mestizo, que por lo que pude ver habíadirigido un difícil viaje con gran prudencia y valor, se hacíainvariablemente alusión como a “ese canalla”. El “canalla” habíainformado de que el “hombre” había estadomuy enfermo y no se habíarecuperadodeltodo…,losdosqueestabandebajodemísealejaronunospasosypasearondeacáparaalláacortadistancia.Oí:“Puestomilitar…doctor… doscientas millas… completamente solo ahora… retrasosinevitables… nueve meses… sin noticias… extraños rumores”. Seacercaron otra vez, en el preciso momento en que el director estabadiciendo: “Nadie que yo sepa, salvouna especie de comerciante errante,untipopestífero,quearrebatabaelmarfilalosindígenas”.¿Quiéneraesedelquehablabanahora?Dedujede los fragmentosquese tratabadeunhombre que debía estar en el distrito de Kurtz y que no agradaba aldirector. “No nos libraremos de la competencia desleal mientras nocolguemos a uno de estos tipos para que sirva de ejemplo”, dijo.“Ciertamente—gruñó el otro—, ¡qué lo cuelguen! ¿Por qué no? En estepaíssepuedehacercualquiercosa,cualquiercosa.Esoesloqueyodigo;nadie puede aquí, entiendes, aquí, poner en peligro tu posición. ¿Y porqué?Túsoportaselclima;aguantasmásquetodosellos.ElpeligroestáenEuropa; pero allí, antes de salir, me ocupé de que…”. Se apartaron ysusurraron,perodespuéssusvocesvolvieronaelevarse.“Laenormeseriederetrasosnoesculpamía.Hiceloquepude”.Elhombregruesosuspiró.“Muy triste”. “Y el pestilente desatino de su conversación—continuó elotro—. Me molestaba muchísimo cuando estaba aquí. Cada estación

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deberíasercomounfaroenelcaminohaciacosasmejores,uncentroparaelcomercio,desdeluego,perotambiénparalahumanización,lamejora,laenseñanza”[22].“Imagínate,¡eseasno!¡Yquiereserdirector!No,es…”.Enese momento le ahogó la excesiva indignación y yo levantéligerísimamentelacabeza.Mesorprendióverlocercaqueestaban:justodebajo de mí. Podría haber escupido sobre sus sombreros. Miraban alsuelo,absortosensuspensamientos.Eldirectorsegolpeabasuavementela pierna con una delgada rama: su sagaz pariente levantó la cabeza.“¿Has estado bien desde que saliste esta vez?”, preguntó. El otro sesobresaltó: “¿Quién, yo?Oh, estupendamente, estupendamente. Pero losdemás, ¡oh,Diosmío! Todos enfermos. Además, semueren tan deprisa,quenomedatiempoaenviarlosfueradelpaís, ¡esincreíble!”[23]. “Hum.Asíes—gruñóeltío—.¡Ah!,hijomío,confíaenesto;telodigo,confíaenesto”.Leviextenderesacortaaletaqueteníaporbrazoenungestoqueabarcóelbosque,laensenada,elfango,elrío;parecióhacerseñal,enundeshonroso ademán ante el rostro de la tierra iluminado por el sol, dellamarengañosamentealamuerteacechante,almaloculto,alaprofundaoscuridaddesucorazón.Eratansobrecogedorquemepuseenpiedeunsaltoyvolvíamiraralbordedelbosque,comosiesperaraunarespuestadealgún tipoaaquellanegramuestrade confianza.Yasabéis las ideastanabsurdasquese leocurrenaunoaveces.Laprofunda tranquilidadhacíafrenteaestasdosfigurasconsuominosapaciencia,esperandoaquepasaraunainvasiónfantástica.

»Blasfemaron juntos en voz alta, de puromiedo, creo yo, y después,fingiendonosabernadademiexistencia,sedieronlavueltacaminodelaestación.El sol estaba bajo; al inclinarsehacia adelante el uno junto alotro, parecían estar tirando fatigosamente colina arriba de sus dosridículassombrasdediferentelongitud,quesearrastrabandetrásdeelloslentamenteporencimadelaaltahierbasindoblarniunasolahoja.

»En pocos días la Expedición de Eldorado se adentró en la pacienteselva,quesecerrósobreellacomoelmarsecierrasobreunbuzo.Muchodespuésllególanoticiadequetodoslosburroshabíanmuerto.Nosénadaacercadelasuertequecorrieronlosanimalesmenosvaliosos.Sinduda,ellos, como el resto de nosotros, encontraron lo que se merecían. Noinvestigué.Estabaenaquelmomentobastanteexcitadoconlaperspectivade conocer a Kurtz muy pronto. Cuando digo “muy pronto”, lo digo ensentido relativo: cuando llegamos a la orilla bajo la estación de Kurtzhabíantranscurridoexactamentedosmesesdesdeeldíaenquedejamoslaensenada.

»Remontar aquel río era regresar a los más tempranos orígenes delmundo, cuando la vegetación se agolpaba sobre la tierra y los grandes

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árboles eran los reyes. Un arroyo seco, un gran silencio, un bosqueimpenetrable.Elaireeracálido,espeso,pesado,perezoso.Nohabíajúbiloalgunoenlabrillantezdelaluzdelsol.Loslargostramosdelcanalfluíandesiertos hacia las distancias en penumbra.En los plateados bancos dearena,loshipopótamosyloscaimanestomabanjuntoselsol.Lasaguasalensancharse fluían entre unamultitud de islas arboladas; se podía unoperder en aquel río tan fácilmente como en un desierto y tropezarsedurante todo el día con bancos de arena, tratando de dar con el canal,hastaquesecreíaunohechizadoyaisladoparasiempredetodoloquesehabíaconocidoantes,enalgúnlugar,muylejos,enotraexistenciatalvez.Habíamomentosenquetupasadovolvíaati,comoocurreaveces,cuandonotienesniunmomentodemásparatimismo;perosepresentabaenlaformadeunsueñointranquiloyruidoso,recordadoconasombroentrelassobrecogedoras realidades de ese extraño mundo de plantas, agua ysilencio.Yestaquietuddevidanoseparecíaenlomásmínimoalapaz.Era la quietud de una fuerza implacable quemeditamelancólicamentesobre una intención inescrutable. Miraba con aspecto vengativo. Mástarde me acostumbré a ella; ya no la veía, no tenía tiempo. Tenía queseguir adivinando el canal; tenía que distinguir, más que nada porinspiración, los indicios de bancos ocultos; me mantenía alerta por lasposibles piedras hundidas; estaba aprendiendo a apretar de golpe losdientesantesdequemicorazónseescapara, cuandoporchiripapasabarozandoalgúninfernalyviejoobstáculodisimuladoquehabríaarrancadolavidaalvapordehojalatayahogadoatodoslosperegrinos;yoteníaqueestaralertaalosindiciosdemaderasecaquepodíamoscortardurantelanoche para alimentar las calderas al día siguiente. Cuando hay queprestar atención a cosas de ese tipo, a los meros incidentes de lasuperficie, la realidad—la realidad, os digo— se desvanece. La verdadinterior está escondida; afortunadamente, afortunadamente. Pero yo lasentía a pesar de todo; sentía a menudo su misteriosa quietudobservándome en mis travesuras, igual que os mira a vosotros,compañeros, actuando sobre vuestras respectivas cuerdas flojas por,¿cuántoes?,mediacoronalavoltereta.

—Trata de ser educado,Marlow—refunfuñó una voz, y supe que almenoshabíaunoyentedespiertojuntoamí.

—Leruegomeperdone,olvidélaangustiaquevaincluidaenelprecio,y,enrealidad,¿qué importaelpreciosi laactuaciónesbuena?Vosotroshacéis vuestros númerosmuy bien. Y yo tampoco los hacíamal, puestoquemelasarregléparanohundiresevaporenmiprimerviaje.Todavíameasombra.Imaginaosaunhombreconlosojosvendadosqueseponeaconducir una furgoneta por una mala carretera. Aquel asunto me hizo

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sudar y temblar considerablemente, os lo puedo asegurar. Después detodo,paraunhombredemararañar el fondodel objetoquedebe flotartodoeltiempoqueestábajosucuidadoeselpecadoimperdonable.Puedequenadielosepa,peroelgolpazonuncaseolvida,¿eh?Esungolpeenelmismísimo corazón. Lo recuerdas, sueñas con él, te despiertas a medianocheypiensasenél,añosmástarde,ysientessudoresyescalofríosportodoelcuerpo.Nopretendodecirqueaquelvaporflotaratodoeltiempo.Más de una vez tuvo que vadear durante un rato, con veinte caníbaleschapoteando alrededor y empujando. Habíamos enrolado varios de esoshombresamododetripulación.Buenoshombres,caníbales,ensulugar.Eran hombres con los que se podía trabajar y les estoy agradecido; ydespués de todo no se devoraban unos a otros enmi presencia: habíantraídoconsigounaprovisióndecarnedehipopótamoquesepudrióehizoque elmisterio de la selva hediera enmis narices. ¡Puf! Todavía puedoolerlo. Llevaba a bordo al director y a tres o cuatro peregrinos con suscayados, todo completo. A veces nos tropezábamos con una estacióncercanaa la orilla, pegadaa las faldasde lodesconocido, y loshombresblancos,quesalíanatodaprisadeunacabañadestartalada,congrandesgestosdealegría,sorpresaybienvenida,parecíanmuyextraños:dabalaimpresión de que un hechizo los tenía cautivos allí. La palabra marfilresonaba durante un rato en el aire y luego volvíamos al silencio, a lolargodeextensionesvacías,doblandolosmansosrecodos,entre losaltosmuros de nuestra sinuosa ruta, mientras el pesado golpe del timónreverberaba en huecos palmoteos. Árboles, árboles,millones de árboles,masivos,inmensos,quetrepabanhacialoalto;yasuspies,apretujandolaorillacontralacorriente,searrastrabaelpequeñovaportiznado,comolohaceunperezosoescarabajoporelsuelodeungrandiosopórtico.Lehacíasentiraunomuypequeño,muyperdido.Y,sinembargo,esesentimientonoeradel tododeprimente.Despuésde todo,aunque fueraspequeño,elmugrientoescarabajoseguíaarrastrándose,queeraexactamenteloquesepretendíaquehiciera.Haciadóndese imaginaban losperegrinosque sedeslizaba, eso ya no lo sé. Apuesto a que hacia algún lugar dondeesperabanobteneralgo…Paramí,reptabahaciaKurtz,exclusivamente;pero cuando las tuberías del vapor comenzaron a tener fugas, nosdeslizamos muy lentamente. Las extensiones de agua se abrían antenosotros y se cerraban a nuestra espalda como si el bosque se hubieraadentrado tranquilamente en el agua para obstruir nuestro camino deregreso.Penetramosmásymásenelcorazóndelaoscuridad.Reinabaungransilencioallí.Aveces,porlanoche,elredobledelostambores,detrásde la cortinadeárboles, remontabael río ypermanecía ininterrumpido,pero débil, como flotando en el aire, en lo alto, por encima de nuestras

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cabezas,hastaelalba.Siaquellosignificabaguerra,pazuoración,esalgoque no hubiéramos podido decir. Las auroras eran anunciadas por eldescanso de una fría quietud; los leñadores dormían, sus fuegos ardíandébilmente; el chasquido de una ramita le habría sobresaltado a uno.Éramos vagabundos en tierra prehistórica, en una tierra que tenía elaspectodeunplanetadesconocido.Podíamoshabersoñadoqueéramoslosprimeros hombres que tomaban posesión de una herencia maldita quedebía ser sometida al precio de una profunda angustia y de enormeesfuerzo. Pero de pronto, cuando luchábamos por doblar un recodo,vislumbrábamosmomentáneamenteunasparedesdejuncos,unostechosde hierba puntiagudos, un estallido de alaridos, un revuelo deextremidades negras, una masa de manos dando palmadas, de piespateando, de cuerpos tambaleándose, de ojos girandobajo la inclinacióndel pesado e inmóvil follaje. El vapor avanzaba penosa y lentamente alborde de un negro e incomprensible frenesí.El hombre prehistórico nosestabamaldiciendo, suplicando, dándonos la bienvenida, ¿cómo saberlo?Estábamosaisladosde la comprensiónde todoaquello quenos rodeaba,pasábamos deslizándonos como fantasmas, asombrados y secretamenteaterrados,comoloestaríanhombrescuerdosanteunbrotedeentusiasmoenunmanicomio.Nopodíamoscomprenderporqueestábamosdemasiadolejos,ynopodíamosrecordarporqueestábamosviajandoen lanochedelosprimerostiempos,deaquellostiemposquesehanido,dejandoapenasunaseñalyningúnrecuerdo.

»La tierra parecía algo no terrenal. Estamos acostumbrados a verlabajolaformaencadenadadeunmonstruodominado,peroallí,allípodíasveralgomonstruosoylibre.Noeraterrenal,yloshombreseran…No,noeran inhumanos.Bueno,sabéis,esoera lopeordetodo:esasospechadeque no fueran inhumanos. Brotaba en uno lentamente. Aullaban ybrincaban y daban vueltas y hacían muecas horribles; pero lo queestremecíaerapensarensuhumanidad(comoladeunomismo),pensaren el remoto parentesco de uno con ese salvaje y apasionado alboroto.Desagradable. Sí, era francamente desagradable; pero si uno fuera lobastante hombre, reconocería que había en su interior una ligerísimaseñal de respuesta a la terrible franqueza de aquel ruido, una oscurasospecha de quehabía en ello un significado queuno, tan alejado de lanoche de los primeros tiempos, podía comprender. ¿Y por qué no? Lamente del hombre es capaz de cualquier cosa, porque está todo en ella,tantoelpasadocomoel futuro.¿Quéhabíaallí,despuésdetodo?Júbilo,temor,pesar,devoción,valor,ira,¿cómosaberlo?,perohabíaunaverdad,laverdaddespojadadesumantodeltiempo.Queelnecioseasombreyseestremezca; el hombre sabe y puede mirar sin parpadear. Pero por lo

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menosdebesertanhombrecomoesosdelacosta.Debehacerfrenteaesaverdadconsupropiaverdad,consupropiafuerzainnata;losprincipiosnosirven. Adquisiciones, ropas, bonitos harapos (que se irían volando a laprimerasacudida).No;senecesitaunacreenciadeliberada.¿Quéhayenese diabólico alboroto algo que me llama? Pues muy bien; lo oigo, loreconozco;peroyotambiéntengounavoz,y,parabienoparamal,lamíaesunhablaquenosepuedeacallar.Desdeluego,unnecio,aunqueestémuy asustado y lleno de buenos sentimientos, está siempre a salvo.¿Quién es el que gruñe? ¿Os asombráis de que no desembarcara paraaullar y danzar?Bueno, pues no, no desembarqué ¿Nobles sentimientosdecís? ¡Al diablo los nobles sentimientos! No tuve tiempo. Tuve queperderloconelalbayaldeylastirasdemantadelana,ayudandoavendarlos escapes de esas tuberías, os digo. Tenía que estar atento al timón,esquivaraquellostroncosyconseguirqueesebotedehojalatamarcharapor lasbuenasopor lasmalas.Habíaen lasuperficiedeaquellascosassuficienteverdadcomoparasalvaraunhombremássabioqueyo.Ydecuando en cuando tenía que ocuparme del salvaje que trabajaba defogonero. Era un ejemplar perfeccionado; podía encender una calderavertical.Estabaallí,debajodemí,y,palabradehonor,mirarleresultabatanedificante comoveraunperrohaciendounaparodia con calzonesysombrero de plumas caminando sobre sus patas traseras.Unos cuantosmeses de preparación habían sido suficientes para aquel muchachorealmenteestupendo.Escudriñabaelmanómetrodevaporyelindicadordel nivel de agua con un evidente esfuerzo de intrepidez; además teníadientes limados, el pobre diablo; la lana de su cabeza, afeitada en unaforma muy extraña y tres cicatrices ornamentales en cada una de susmejillas. Hubiera debido estar dando palmas y brincos en la orilla, enlugardelocualseesforzabaensutrabajo,presadeunextrañomaleficio,llenodeunconocimientoprovechoso.Eraútilporquehabíasidoinstruidoyloquesabíaeraesto:quecuandoelaguadesaparecieradeaquellacosatransparente, el espíritumalignoque sehallabadentrode la caldera sepondría furioso por causa de la enormidad de su sed, y se tomaría unaterrible venganza. Y así, sudaba, encendía y miraba el cristaltemerosamente(conunamuletoimprovisado,hechocontrapos,atadoasubrazo, y un trozo de hueso pulimentado del tamaño de un reloj, que leatravesaba horizontalmente el labio inferior), mientras las orillascubiertas de árboles pasaban deslizándose lentamente ante nosotros, elruidito quedaba atrás, interminables millas de silencio se sucedían, ynosotros seguíamos arrastrándonos hacia Kurtz. Pero los troncos erangruesos,elaguatraicioneraypocoprofunda,lacalderaparecíarealmentealbergar un demonio hostil en su seno, y por eso ni el fogonero ni yo

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teníamos un solo momento para asomarnos a nuestros horripilantespensamientos.

»UnascincuentamillasmásabajodelaEstaciónInteriornostopamoscon una cabaña hecha de caña, unmástil torcido ymelancólico con losirreconocibles jirones de lo que había sido una bandera de alguna clasequehabíaondeadodesdeél,yunapiladeleñahacinada.Aquelloeraalgoinesperado.Llegamosalaorilla,ysobreelmontóndeleñaencontramosuna tablilla con algo borroso escrito a lápiz. Cuando quedó descifrado,vimos que decía: “Leña para ustedes. Apresúrense. Acérquense conprecaución”.Habíaunafirma,peroerailegible.NoponíaKurtz,sinounapalabra mucho más larga. Apresúrense. ¿Hacia dónde? ¿Río arriba?“Acérquense con precaución”. No lo habíamos hecho así. Pero laadvertencia no podía estar pensada para un lugar al que había queacercarseparaencontrarlo.Algoibamalmásarriba.Pero¿qué,yenquégrado?, ésa era la cuestión. Hicimos algunos comentarios adversos a laimbecilidad de aquel estilo telegráfico. Lamaleza de alrededor no decíanada, y tampoco nos permitía mirar muy a lo lejos. Una desgarradacortina de sarga roja colgaba a la entrada de la cabaña y aleteabaangustiosamente ennuestros rostros. La vivienda estaba desmantelada,perosepodíaverquenohacíamuchohabíavividoallíunhombreblanco.Quedabaunatoscamesa:untablónsobredospostes;enunrincónoscuroreposabaunmontóndebasura,yjuntoalapuertayocogíunlibro.Habíaperdido las tapas y las páginas habían sido manoseadas hasta quedarextremadamenteblandasysucias;peroellomohabíasidoamorosamentecosido de nuevo, con hilo de algodón blanco que todavía conservaba unaspecto limpio.Eraunhallazgoextraordinario.SetitulabaInvestigaciónacerca de algunos aspectos de la náutica, y su autor era un tal Tower,Towson,ounnombreporelestilo,capitánmercantedelamarinadeSuMajestad. La materia parecía bastante aburrida, con sus diagramasilustrativosysusrepulsivoscuadrosdecifras.Elejemplarteníasesentaaños. Tomé en mis manos esa impresionante antigualla con la mayorternuraposible,nofueraaserquesedesintegraraentremisdedos.Ensuinterior,TowsonoTowerinvestigabaseriamentelaresistenciadetensióndelacadenaydelosaparejosdelosbarcosycuestionessimilares.Noeraun libro muy apasionante, pero a primera vista se podía ver unadedicación,unahonradapreocupaciónporlamaneracorrectadeponersea trabajar, lo que daba a estas humildes páginas, pensadas años atrás,unaluminosidadsuperioralameramenteprofesional.Elsencilloyviejomarino,consucharladecadenasyasideros,mehizoolvidarla junglaylos peregrinos con una deliciosa sensación de haber ido a dar con algoinequívocamente real. Que existiera un libro semejante era de por sí

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bastanteasombroso;peroaúnmássorprendenteeranlasnotasalápizenelmargenyqueclaramentesereferíanal texto. ¡Nopodíadarcréditoamis ojos! ¡Estaban en lenguaje cifrado! Sí, parecían estar en clave.Imaginaos a un hombre arrastrando consigo un libro como el descritohacia este lugar perdido, estudiándolo y haciendo anotaciones ¡y enlenguajecifrado!Eraunmisterioextravagante.

»Durante un rato había sido vagamente consciente de un ruidofastidioso, y cuando levanté la mirada vi que la pila de leña habíadesaparecido y que el director, ayudado por todos los peregrinos, meestabagritandodesdelaorilladelrío.Memetíel libroenelbolsillo.Osaseguroqueabandonarsulecturafuecomoarrancarmedelcobijodeunaviejaysólidaamistad.

»Puse el renqueante motor en marcha. “Debe de ser ese miserablecomerciante, ese intruso”, exclamó el director, mirando malévolamentehacia el lugar que habíamos dejado atrás. “Debe de ser inglés”, dije yo.“Esonoleevitarámeterseenlíossinotienecuidado”,musitóeldirectorsombríamente.Comentéconfingidainocenciaqueenestemundoningúnhombreerainmunealasdificultades.

»Lacorrienteeraahoramásrápida.Elvaporparecíaestarapuntodeexhalarelúltimosuspiro;laruedadepopagolpeabalánguidamente,yyomesorprendíamímismoescuchando con sumaexpectación cadanuevolatido del barco, porque, a decir verdad, esperaba que aquel calamitosotrastosedieraporvencidoencualquiermomento.Eracomoobservarlosúltimoscoletazosdeunavida.Peroseguíamosarrastrándonos.Devezencuando elegía un árbol situado un pocomás adelante por el quemedirnuestro avance hacia Kurtz, pero invariablemente lo perdía antes depasarporsulado.Mantenerlavistafijadurantetantotiemposobreunamisma cosa era demasiado para la paciencia humana. El directormostraba una magnífica resignación. Yo me impacientaba y meencolerizaba, y empecé a discutir conmigo mismo si iba o no a hablarabiertamente con Kurtz; pero antes de que pudiera llegar a ningunaconclusiónmevinoalamentequeelquehablaraomecallara,enrealidadcualquierademisacciones,seríaabsolutamentefútil.¿Quéimportabaloqueunosupieraoignorara?¿Quéimportabaquiénfueradirector?Avecestiene uno esos atisbos de penetración. La esencia de este mundo yacíabastantepordebajodesusuperficie,másalládemialcance,ymásalládemipoderdeintromisión.

»Al atardecer del segundo día juzgamos que estábamos a unas ochomillasdelaestacióndeKurtz.Yoqueríaseguiradelante,peroeldirectoradoptóunaexpresióngraveymedijoquelanavegaciónapartirdeaquelpuntoeratanpeligrosaqueseríaaconsejable,puestoqueelsolestabaya

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muybajo,esperardondeestábamoshastalamañanasiguiente.Porotraparte, subrayó que, si había que seguir la advertencia de acercarse conprecaución,deberíamoshacerloalaluzdeldía,nocuandooscurece,nienplena oscuridad.Aquello era bastante sensato.Ochomillas significabancerca de tres horas de navegación para nosotros y además yo podía verpequeñasondassospechosasenelextremosuperiordeltramo.Apesardetodo,estabacontrariadohastaloindecibleporelretraso,ydelamaneramásirracional,puestoquedespuésdetantosmesesunanochemáspocopodía importar. Como teníamos leña en abundancia y el lema eraprecaución,echéelanclaenmediodelrío.Eltramoeraangosto,recto,conaltos bordes, como terraplenes de ferrocarril. El crepúsculo fuedeslizándosesobreélantesdequeelsolsehubierapuesto.Lacorrientefluía mansa y rápidamente, pero una muda inmovilidad cubría lasmárgenes.Losárbolesvivientes,aprisionadospor las enredaderasyporcada uno de los arbustos vivientes de la maleza, podrían haber sidoconvertidos en piedras, hasta la rama más delgada, hasta la hoja másliviana. No era sueño; aquello parecía innatural, como un estado detrance.Nopodíaoírseningunaclasede ruido,niaunelmásdébil.Unomirabapasmadoyempezabaasospecharsinoestaríasordo.Enestosehizolanocherepentinamente,ynosdejótambiénciegos.Hacialastresdela madrugada saltó un gran pez, y el fuerte choque del agua me hizobrincarcomosiunarmahubierasidodisparada.Cuandosalióelsolhabíaunanieblablanca,muycálidaypegajosa,ymáscegadoraquelanoche.Nisemovía ni avanzaba, simplemente estaba allí, rodeándole a uno comoalgosólido.A lasochooa lasnueve, talvez,se levantócomose levantauna persiana. Pudimos echar una ojeada a la multitud de altísimosárboles,alainmensayenmarañadaselvasobrelaqueestabasuspendidala resplandeciente bola del sol, todo en perfecta quietud; y entonces lablancapersianacayódenuevo,suavemente,comoescurriéndoseporrielesengrasados. Ordené que la cadena, que habíamos comenzado a halar,fueraarrojadadenuevo.Antesdequeterminaradecorrer,consusordorechinar,ungrito,ungritomuyfuerte,comodedesolacióninfinita,sefueelevando lentamente en el aire opaco. Cesó. Un clamor quejumbroso,moduladoensalvajesdisonancias,llenónuestrosoídos.Loinesperadodeaquel grito hizo que el cabello se me erizara bajo la gorra. No sé quéimpresiónlescausóalosdemás;amímepareciócomosilapropiabrumahubiera gritado, tan repentinamente había surgido aquel ruidotumultuarioy luctuoso,procedente,alparecer,de todaspartesa lavez.Culminó en un estallido precipitado de chillidos excesivos y casiinsoportablesquealpocotiempocesaron,dejándonosparalizadosenunavariedaddeestúpidasposturas,yescuchandoobstinadamenteelsilencio,

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casiigualdeexcesivoyespantoso.“¡Diosmío!¿Quésignifica…?”,balbucióami ladouno de los peregrinos, unhombrecillo grueso, de pelo rubio ypatillas pelirrojas, que llevaba botas con suela de goma y un pijama decolor rosa remetido en los calcetines. Otros dos permanecieronboquiabiertosdurantetodounminuto,ydespuésseabalanzaronhacialapequeña cabina, para volver a salir precipitadamente y sin control alinstante y quedarse de pie lanzandomiradas asustadas, apuntando conlosWinchesters. Loúnico que lográbamos ver era el vapor sobre el quenos hallábamos, su contorno borroso, como si estuviera a punto dedisolverse,yunafranjabrumosadeagua,dequizádospiesdeanchura,asualrededor;yesoeratodo.Elrestodelmundonoestabaenpartealgunapor lo queanuestros ojos y oídos se refería.Enparte alguna.Sehabíaesfumado,desaparecido;habíasidobarridosindejardetrásniunsusurroniunasombra.

»Me adelanté y ordené que acortaran la cadena, de forma queestuviéramospreparadosalevarelanclayponerelvaporenmovimientode inmediato,encasodeque fueranecesario. “¿Atacarán?”, susurróunavoz atemorizada. “Harán una carnicería en nosotros con esta niebla”,murmuró otra voz. Los rostros se crispaban por la tensión, las manostemblaban ligeramente, los ojos ni siquiera pestañeaban. Tenía grancuriosidad por ver el contraste entre las expresiones de los hombresblancos y las de los muchachos negros de nuestra tripulación, quedesconocíanaquellapartedelríotantocomonosotros,sibiensuhogarsehallabasóloaochocientasmillasdedistancia.Losblancos,naturalmentemuy desconcertados, tenían además el curioso aspecto de estarangustiosamente sobresaltados ante tan escandaloso tumulto. Los otrostenían una expresión expectante, de natural interés; pero sus rostrosestaban esencialmente tranquilos, incluso el de aquellos —uno o dos—quesonreíanmientrashalabanlacadena.Algunosintercambiabanfrasescortasrefunfuñando,loqueparecíaresolverelasuntoasugusto,Sujefe,un joveny fornidonegro,austeramenteataviadocontelasribeteadasdecolor azul oscuro, con feroces aberturas nasales y el pelo hábilmentearreglado en grasientos bucles, estaba de pie junto amí. “Ajá”, dije yo,comomeramuestradecamaradería.“Cójales—contestóbruscamente,altiempo que sus ojos se dilataban como inyectados en sangre yrelampagueaba su afilada dentadura—, cójales. Dénoslos”. “A vosotros,¿eh? —pregunté—; ¿y qué haríais con ellos?”. “Comérnoslos”, dijosecamente,yapoyandoelcodosobrelabarandilladirigiósumiradahaciala niebla en una actitud solemne y profundamente pensativa. Yo,indudablemente,mehabríaquedadototalmentehorrorizadodenohaberpensadoquetantoélcomosusmuchachosdebíanestarmuyhambrientos,

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quesuhambredebíadehaberidoenaumentodurantetodoelúltimomes,porlomenos.Seleshabíacontratadoporseismeses(nocreoqueningunode ellos tuviera una idea clara del tiempo, como la tenemos nosotros,despuésdeinnumerablessiglos.Ellospertenecíantodavíaaloscomienzosdel tiempo; no habían heredado una experiencia que les enseñara, pordecirlodealguna forma).Y,por supuesto,mientrashubieraun trozodepapelescritoríoabajodeacuerdoconunauotraclasedeleyabsurda,anadieselepasabaporlaimaginaciónpreocuparsedecómovivían.Bienesverdad que ellos habían traído consigo un poco de carne de hipopótamopodrida,quede todas formasnopodríahaberlesduradomucho,aunquelos peregrinos no hubieran tirado por la borda buena parte de ella enmedio de una lamentable algarabía. Parecía una forma de procederdespótica,peroenrealidadsetratabadeuncasodelegítimadefensa.Nose puede estar oliendo a hipopótamo muerto al despertar, mientras seduerme,mientras se come, sin perder el precario apego a la existencia.Ademásdeeso,ellosleshabíanvenidodandocadasemanatrestrozosdealambre de latón, de unas nueve pulgadas de longitud cada uno, y sesuponía que tenían que comprar sus provisiones con esamoneda en lospobladosdelaribera.Ospodéisimaginarcómofuncionabaaquello.Obiennohabíatalespoblados,olagenteleserahostil,oeldirector,quecomoelrestodenosotrossealimentabadeconservasy,ocasionalmente,dealgúncabritodepropina,noqueríadetenerelvaporporunarazónmásomenosrecóndita.Demodoque,amenosqueellossetragaranelalambremismoo fabricaran lazos con ellos para atrapar a los peces, no veo de qué lespodía servir ese extravagante salario.Debo decir que se les pagaba conuna regularidad digna de una compañíamercantil grande y honorable.Porlodemás,laúnicacosadecomer(aunquenoteníaelmenoraspectodeser comestible) que vi en su poder eran unos cuantos trozos de unasustanciaparecidaaunapastamediococida,deuncolordelavandasucia,que conservaban envueltos en hojas, y de los que de vez en cuandoengullíanuntrozo,tanpequeñoqueparecíahabersidohechomásporlaaparienciadel objetoque con intenciónseriade sustento.Cuandoahorapiensoenello,measombraporqué,ennombredetodoslosatormentantesdemonios del hambre, no nos atacaron (eran treinta contra cinco) y sedieron un buen atracón, aunque sólo fuera por una vez. Eran hombrescorpulentos y vigorosos, sin demasiada capacidad de sopesar lasconsecuencias, con valor, con fuerza, incluso entonces, aunque su pielhabíadejadodeserlustrosaysusmúsculoshabíanperdidosudureza.Yyoviquealgunainhibición,algunodeesossecretoshumanosquedesafíanlaprobabilidad,habíaentradoenjuegoallí.Yolesmiréconunrepentinoaumentode interés,noporquepensaraquepodíaserdevoradoporellos

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sin que pasaramucho tiempo, aunque confieso que sólo entoncesme dicuenta(bajounanuevaluz,porasídecirlo)delaspectotanpocosaludableque tenían losperegrinos,y tuve laesperanza, sí, la tuve realmente,dequemiaspectonofueratan,¿cómodecirlo?,tanpocoapetitoso:untoquede fantástica vanidad que encajabamuy bien con el estado onírico queimpregnabatodosmisdíasenaquellaépoca.Quizátuvieraademásalgodefiebre.Unonopuedevivirconeldedoeternamentesobreelpulsodelamuñeca. Yo tenía a menudo “algo de fiebre” o alguna que otra ligeraafección: los juguetones zarpazos de la selva, la insignificancia queprecedealataquemásserioquesobrevinoasudebidotiempo[24].Sí;yolesmiraba como vosotrosmiraríais a cualquier ser humano, con curiosidadporsusimpulsos,motivos,habilidadesydebilidades,cuandoselessometealapruebadeunainexorablenecesidadfísica.¡Contención!¿Quéclasedecontención?¿Setratabadesuperstición,repugnancia,paciencia,miedooalgunaclasedeprimitivohonor?Nohaymiedoquepuedahacerfrentealhambre,nohaypacienciaquepuedahacerlodesaparecer,larepugnanciasimplemente no existe donde existe el hambre; y en cuanto a lasuperstición,yloquepodríamosllamarprincipios,tienenmenospesoquela hojarasca en el viento. ¿No conocéis lo diabólico de una persistenteinanición;suexasperantetormento,susnegrospensamientos,susombríayobsesivaferocidad?Bien,yosí laconozco.Unhombrenecesitatodasufuerza innata para combatir el hambre debidamente. Es más fácil enrealidad arrastrar la aflicción, el deshonor y la perdición de la propiaalma,queesaclasedehambreprolongada.Triste,perocierto.Yademásesosmuchachosnoteníanningunarazónterrenalparatenerescrúpulos.¡Contención!Cabríaesperarlamismacontencióndeunahienaalacechoentre los cadáveres de un campo de batalla. Pero allí estaba el hecho,frente amí; el hecho deslumbrante, evidente como la espuma sobre lasprofundidades del mar, como la onda sobre un insondable enigma, unmisteriomayor,cuandopensabaenél,quelanotacuriosaeinexplicablede desesperado dolor enmedio de ese clamor salvaje que había pasadoraudoanuestroladoenlaorilladelrío,detrásdelablancuracegadoradelaniebla.

»Dos peregrinos estaban discutiendo en apresurados susurros acercade cuál de las dos orillas… “La izquierda”. “No, no; ¿cómo puede usteddecireso?Laderecha, laderecha,porsupuesto”. “Esmuyserio—dijo lavozdeldirectordetrásdemí—.MesentiríadesoladosialgolesucediesealseñorKurtzantesdequellegáramos”.Lemiréynotuvelamenordudadeque era sincero. Era justo el tipo de hombre que desearía siempremantener las apariencias.Ése era su freno. Pero cuandomurmuró algoacercadecontinuarinmediatamente,nometomésiquieralamolestiade

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contestarle. Yo sabía, y lo sabía él, que era imposible. En cuantodejáramos de asirnos al fondo nos encontraríamos completamente en elaire,enelespacio.Nohubiéramospodidodeciradóndenosdirigíamos,siestábamos remontando el río o navegando río abajo, o atravesándoloincluso,hastaquehubiéramosalcanzadounadelasorillas.Yaunenesecaso no hubiéramos sabido en un primer momento de cuál se trataba.Naturalmente,nomemoví.Noteníaganasdenaufragar.Noospodríaisimaginar un lugar más siniestro para un naufragio. Tanto si nosahogábamos en el acto como si no, era seguro que habríamos perecidotodosrápidamentedeunauotra forma. “Leautorizoaquesearriesguecuanto seanecesario”, dijo él, después de un corto silencio. “Meniego acorrerningúnriesgo”,dijeyoconsequedad,queeraexactamenteel tipode respuesta que él esperaba, aunque le pudo sorprender el tono. “Estábien, tengo que respetar su opinión. Usted es el capitán”, dijo él connotoriacortesía.Levolvílaespaldaparamostrarmiaprecioymiréhacialaniebla.¿Cuántoiríaadurar?Laperspectivaeradelomásdesesperada.ElaccesohastaeltalKurtzbuscandoafanosamentemarfilenlamalditamaleza estaba rodeado de tantos peligros como si se tratara de unaprincesaencantadadurmiendoenuncastillofantástico.“¿Creeustedqueatacarán?”,preguntóeldirectorentonoconfidencial.

»Nopensabaquefueranaatacarporvariasrazonesobvias.Laespesanieblaerauna.Sisealejabande laorillaensuscanoasseperderíanenella, como nos ocurriría a nosotros si intentáramos movernos. Por otraparte, yo había juzgado que la jungla de ambas márgenes eraabsolutamente impenetrable (y, a pesar de ello, había allí ojos, ojos quenoshabíanvisto).Losmatorralesdelaorillaeranrealmentemuyespesos;pero detrás, la maleza era evidentemente penetrable. No obstante,durante el corto ascenso yo no había visto canoas en ninguna parte delúltimotramo,y,desdeluego,noaloscostadosdelvapor.Peroloquehacíainconcebiblelaideadeunataqueparamíeralanaturalezadelruido,delosgritosquehabíamosoído.Noteníanelcarácterferozquepresagiaunaintenciónhostilinmediata.Inesperados,salvajesyviolentoscomohabíansido,mehabíanproducidouna irresistible sensacióndepesar.Lavisiónmomentánea del vapor había, por alguna razón, llenado a aquellossalvajesdeunaaflicción incontrolada.El peligro, si existía, expliqué, sederivaba de nuestra proximidad a una gran pasión humana desatada.Inclusoeldolormásextremopuededesfogarseenúltimainstanciaenlaviolencia,peromásamenudotomalaformadelaapatía.

»¡Deberíais haber visto la mirada fija de los peregrinos! No teníanánimos para sonreír, ni tampoco para insultarme, pero yo creo quepensaronquemehabíavueltolocodemiedo,talvez.Lesdiunaauténtica

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conferencia. Queridos amigos, de nada valía enojarse. ¿Mantenersealerta?Bueno, ospodéis imaginarque observaba laniebla en esperadesíntomasdequefueraalevantar,comoungatoobservaaunratón.Pero,para cualquier otra cosa, nuestros ojos eran tan poco útiles como sihubiéramosestadoenterradosamillasdeprofundidadenunmontóndealgodón. Producía la misma sensación: opresiva, cálida, sofocante.Además,todoloquedije,aunquesonaraextravagante,eraabsolutamentecierto.Aquelloaloquedespuésaludimoscomosisehubieratratadodeunataquefueenrealidadunintentoderechazo.Laaccióndistabamuchodeser agresiva, no era siquiera defensiva, en el sentido usual: había sidoemprendida bajo la tensión de la desesperación, y en esencia erapuramenteprotectora.

»Sedesarrolló,diría,doshorasdespuésdequelevantaralaniebla,ysuinicio tuvo lugar en un sitio aproximadamente a milla y media de laestación de Kurtz. Acabábamos de volver un recodo debatiéndonos enmediodesacudidas,cuandoviunislote,unapequeñacolinacubiertadehierbadeunverdebrillante,enmediodelacorriente.Eraloúnicoqueseveía,perocuandonuestrohorizonteseensanchó,medicuentadequeeralacabezadeunlargobancodearena,omásbiendeunacadenadebancospoco profundos que se extendían a lo largo del centro del río. Estabandescoloridos,aflordeagua,yseveíatodoelconjuntojustodebajodeella,exactamenteigualquesevelacolumnavertebraldeunhombrealolargodesuespalda,bajolapiel.Ahora,hastadondeamísemealcanzaba,mepodíadirigiraladerechaoalaizquierdadeaquello.Noconocíaningunode los canales, por supuesto. Las orillas tenían un aspecto bastanteparecido, la profundidad parecía la misma; pero como me habíaninformado de que la estación estaba en el ladoOeste, naturalmentemedirigíalpasooccidental.

»Nohabíamosacabadodeentrarenélcuandoadvertíqueeramuchomásestrechodeloqueyohabíasupuesto.Anuestraizquierdaestabaellargo e ininterrumpido bajío y a la derechauna alta y escarpada orilla,densamentepobladadematorrales.Porencimade lamaleza losárbolesseagolpabanenapretadasfilas.Lasramascolgabanespesasporencimade la corriente, y de cuando en cuando el brazo de algún árbol seproyectabainflexiblesobreella.Erayabienentradalatarde;elrostrodelaselvaeratenebrosoyyahabíacaídosobreelaguaunaampliafranjadesombra. Dentro de ella navegábamos río arriba,muy lentamente, comopodéis imaginar.Lehicevirar todo loquepudehacia laorilla,dondeelaguaeramásprofunda,segúnindicabaelpalodesonda.

»Unodemishambrientosycontenidosamigosestabasondandodesdelaproa,justodebajodemí.Estebarcodevaporeraexactamentecomouna

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gabarracubierta.Enlacubiertahabíadoscasetasdemaderadetecaconpuertas y ventanas. La caldera estaba en el extremo anterior y lasmáquinas en la popa. Por encima de todo ello había un techo ligerosostenidoporpuntales.Lachimeneaemergíadeaqueltecho,ydelantedeellaunapequeñacabinaconstruidacontablasdelgadasservíadegaritadel timonel. En su interior había un lecho, dos taburetes plegables, unMartini-Henry cargado apoyado en un rincón, una pequeña mesa y eltimón.Teníaunaampliapuertadelanteconanchospostigosacadalado.Normalmente todo ello estaba siempre abierto. Yo pasaba los díasapoyadosobrelapartedelanteradeaqueltejado,delantedelaventana.Porlanochedormía,olointentaba,enellecho.Eltimoneleraunnegroatlético procedente de una tribu costera y educado por mi desdichadopredecesor.Lucíaunpardependientesdelatón,vestíaunatelaazulqueloenvolvíade lacinturaa lostobillosyteníaunaaltísimaopinióndesímismo. Era el imbécil más inestable que jamás he visto. Gobernaba elbarcocon infinita jactanciamientrasunoestabadelante;peroencuantote perdía de vista, caía inmediatamente presa de un abyecto pavor ypermitía que aquel tullido vapor se le desmandara en cuestión deminutos.

»Estabamirandohaciaelpalodesondaymesentíamuycontrariadodecomprobarqueacadanuevapruebasobresalíaunpocomásdeaquelrío,cuandoviqueelencargadoabandonabasuocupaciónsúbitamenteyse tumbaba en la cubierta, sin siquiera tomarse la molestia de izar abordoelpalo.Peroseguíasujetándolo,yelpalosearrastrabaenelagua.Almismotiempo,elfogonero,aquientambiénpudeverdebajodemí,sesentóbruscamentedelantedelhornoydejócaerlacabezahaciadelante.Yoestabaasombrado.Enaquelinstantetuvequemirarrapidísimamenteal río, porque había un obstáculo en el canalizo. Palos, unos palospequeños,volabanalrededoramontones:pasabanzumbandopordelantedemisnarices,caíanamispies,ibanaestrellarsedetrásdemícontramigaritadetimonel.Duranteestetiempo,elrío,laorilla,elbosque,estabanensilencio,enperfectosilencio.Sólooíaelchapoteantebatirdelasaspasdeltimónyelzumbidodeaquellascosas.Esquivamoselobstáculoaduraspenas.¡Flechas,porJúpiter!¡Nosestabandisparando!Entrérápidamenteparacerrarelpostigoquedabaatierra.Aquelestúpidotimonel,con lasmanosen las cabinasdel timón, levantaba las rodillas,pateabael sueloconlospies,semordíaloslabios,comouncaballosujetoporlasriendas.¡Malditosea!Yestábamoshaciendoesesaunadistanciadediezpiesdelaorilla.Metuvequeasomarhaciafueraparaengoznarelpostigo,yviunrostroentrelashojasamimismaalturaquememirabaferozyfijamente;yderepente,comosimehubieranretiradounvelodelosojos,descubrí,

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enloprofundodelaenmarañadatenebrosidad,pechosdesnudos,brazos,piernas, ojos brillantes: la maleza bullía de miembros humanos enmovimiento, resplandecientes, del color del bronce.Laspequeñas ramasseagitaban,semecían,crujían,lasflechassalíanvolandodeentreellasyentoncesconseguícerrarelpostigo.“Manténloenposiciónrecta”,ledijealtimonel,quemantuvosucabezarígida,conlavistaalfrente;perosusojosgirabanycontinuósubiendoybajandolospiessuavemente.Teníaunpocodeespumaenlaboca.“¡Estátequieto!”,leordené,furioso.Lomismopodíahaber ordenado a un árbol que no se meciera en el viento. Salí fueraprecipitadamente.Debajodemíseoíaungranalborotodepiessobre lacubiertadehierroyconfusasexclamaciones.Unavozgritó:“¿Puededarlavuelta?”.Pudeverenelaguaunaolaenformadeembudomásadelante.¿Qué?¡Otrotronco!Estallóuntiroteobajomispies.LosperegrinoshabíanhechofuegoconsusWinchestersysencillamenteestabanarrojandoplomoa chorros sobre aquel matorral. Se elevó una impresionante humaredaque fue avanzando lentamente hacia adelante. Blasfemé. Ahora ya nopodíavereltronconilaola.Mequedédepieenlapuerta,escudriñando,mientras una lluvia de flechas caía sobre nosotros. Tal vez estuvieranenvenenadas, pero parecían incapaces de matar una mosca. La malezacomenzó a ulular. Nuestros leñadores lanzaron un grito de guerra. Ladetonacióndeunrifleamisespaldasmedejósordo.Miréporencimademihombro,ylagaritadeltimonelestabatodavíallenaderuidoyhumocuandomeabalancésobreel timón.Elestúpidonegrohabíadejadocaertodo para abrir el postigo y disparar eseMartini-Henry. Estaba de pieanteelampliohuecomirandofieramente;legritéquevolviera,mientrasrectificabalarepentinadesviacióndelvapor.Nohabíaespacioparadarlavuelta, suponiendo que hubiera querido hacerlo; el tronco estaba muycerca en algún lugar, delante de nosotros, en aquelmaldito humo, y nohabía tiempo que perder; de modo que lo arrimé a la orilla, a lamismísimaorilla,dondeyosabíaqueelaguaeraprofunda.

»Nosabrimoscamino lentamentea lo largode lamalezaquecolgabasobrenosotrosenuntorbellinoderamasrotasyhojasquerevoloteaban.Abajocesóprontoeltiroteo,comoyohabíaprevistoquesucederíacuandosevaciaran los cargadores.Echéhaciaatrás la cabezaanteunzumbidocentelleantequeatravesólagarita,entrandoporunaaberturadelpostigoysaliendoporotra.Almirarmásalládeaqueltimonelloco,quesacudíael rifledescargadoychillabaendireccióna laorilla,vi formasvagasdehombres corriendo doblados por la cintura, saltando, deslizándose,inconfundibles, incompletas, evanescentes. Delante del postigo aparecióalgograndeenelaire,elriflecayóporlabordayelhombreretrocedióconrapidez,memiróporencimadesuhombrodeunamaneraextraordinaria,

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profunda,familiar,ycayósobremispies.Unladodesucabezagolpeódosveceseltimón,yelextremodeloqueparecíaunlargobastónrepiqueteóasu alrededor y fue a derribar una banqueta plegable. Parecía como si,después de arrebatar aquel objeto a alguien de la orilla, el esfuerzo lehubiera hecho perder el equilibrio. El tenue humo se había disipado,habíamos sorteado el tronco, ymirando al frente yo veía que unas cienyardasmás adelante podría alejar el barco de la orilla, pero sentíamispies tancalientesymojadosque tuvequemirarhaciaabajo.Elhombrehabía rodado sobre su espalda ymemiraba fijamente; apretaba el paloconlasdosmanos.Eraelmangodeunalanzaque,arrojadaoempujadaatravésde laabertura, lehabíaalcanzadoenuncostado, justodebajodelascostillas;lahojasehabíahundidocompletamente,despuésdecausarunaterriblehendidura;miszapatosestabanempapados;habíaunmansocharcodesangre,deunrojooscurobrillante,debajodel timón.Susojostenían un resplandor extraño. Estalló de nuevo el tiroteo. Me miróangustiosamente,asiendo la lanzacomoalgoprecioso,conairedetemerqueyointentaraarrebatársela.Tuvequehacerunesfuerzoparaapartarmis ojos de su mirada y atender al timón. Levantando una mano porencimademi cabeza, busquéa tientas el cordóndel silbatodel vapor ytirédeélprecipitadamente,produciendopitidotraspitido.Eltumultodelos enfurecidosgritosdeguerra cesóal instante, yde lasprofundidadesdelbosquesurgióun trémuloyprolongadogemidode lastimero temoryabsolutadesesperación,comopodemosimaginarqueseríaelquesiguieraa la huida de la última esperanza sobre la tierra. Hubo una granconmoción entre la maleza; la lluvia de flechas cesó; algunos disparossueltosresonaronagudamente;ysiguióelsilencio,enelqueel lánguidogolpear de la rueda del timón llegaba con nitidez a mis oídos. Puse eltimón todo a estribor en el preciso momento en que el peregrino delpijamarosa,muyacaloradoyagitado,hizosuapariciónenlapuerta:“Meenvíaeldirector…—comenzóen tonooficial, y sedetuvo—. ¡Diosmío!”,dijo,mirandoalherido.

»Losdosblancosestábamosdepiesobreél,ysumiradanosenvolvió,brillanteeinquisitiva.Osaseguroqueparecíacomosifueraahacernosencualquiermomentounapregunta enun lenguaje inteligible, peromuriósin emitir elmenor sonido, sinmover un solomiembro, sin encoger unmúsculo. Sólo en el últimomomento, como en respuesta a alguna señalque no podíamos ver, a algún susurro que no lográbamos oír, frunciópesadamente el entrecejo, y ese entrecejo dio a su negra máscaramortuoria una expresión inconcebiblemente sombría, meditabunda yamenazadora.Elbrillodesumiradainquisitivasedesvaneciódeprisaenunavacíavidriosidad.“¿Sabeustedllevareltimón?”,preguntéalagente

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conansiedad.Hizoungestodubitativo,peroloasídelbrazoycomprendióen seguidaquequeríaque llevara el timón tanto si sabía como sino.Adecirverdad,yoestabamorbosamenteansiosoporcambiarmedezapatosy calcetines. “Está muerto”, murmuró aquel sujeto, enormementeimpresionado. “No hay duda de ello —dije, tirando como loco de loscordones de los zapatos—. Y, a propósito, imagino que el señor Kurtztambiénestarámuertoaestasalturas”.

»Por elmomento ésa era la idea dominante. Tenía una sensación deenorme decepción, como si acabara de descubrir que había estadoafanándome por algo desprovisto de todo fundamento. No me habríasentidomásdisgustadosihubierahechotodoesterecorridoconelúnicopropósitodehablarconelseñorKurtz.Hablarcon…,arrojéunzapatoporlabordaymedicuentadequeesoeraexactamenteloquehabíaestadoesperando con ilusion: una charla con Kurtz. Hice el extrañodescubrimientodequenuncalehabíaimaginadoactuando,sinohablando.Nomedije amímismo: “Ahora yano le verénunca” o “Ahora yano ledarélamanojamás”,sino“Ahorayanoleoirénunca”.Elhombresemepresentaba como una voz. Naturalmente, no es que no le asociara conalgún tipo de actividad. ¿Acaso no me habían dicho en todos los tonosposiblesdeenvidiayadmiraciónqueélhabíarecogido,trocado,timadoorobado más marfil que todos los demás agentes juntos? Eso no era loimportante.Lo importanteeraquese tratabadeunacriaturadotada,yquedeentretodassusdoteslaquedestacabapreeminentemente,laqueproporcionaba sensación de una presencia real, era su capacidad dehablar, sus palabras; el don de la expresión, el desconcertante, elrevelador,elmásexaltadoyelmásdespreciable,elpalpitantetorrentedeluzoelengañosoflujodelcorazóndeunaimpenetrableoscuridad.

»Elotrozapatovolóhastaaquelendemoniadorío.Pensé“¡PorJúpiter!Todohaterminado.Llegamosdemasiadotarde;élhadesaparecido;eldonha desaparecido por obra de alguna lanza, flecha o maza. Nunca oiréhablar a ese hombre, después de todo”. Y mi pesar tenía una emociónasombrosamente extravagante, tangrande como laquehabía observadoenlaululanteafliccióndeaquellossalvajesentrelosmatorrales.Enciertomodonohabríapodidosentirmayorsoledadydesolaciónsimehubierandespojadodeunacreenciaonohubieraalcanzadomidestinoenlavida…¿Por qué suspiras de esta forma atroz, quienquiera que seas? ¿Qué esabsurdo? Bueno, es absurdo. ¡Santo Dios! ¿Acaso un hombre no debenunca…?Eh,dadmeunpocodetabaco…

Hubounapausadeprofundaquietud,despuésunacerillallameó,yeldelgadorostrodeMarlowapareció,fatigado,hundido,surcadoporarrugasde arriba abajo y con los párpados caídos, con un aspecto de atención

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concentrada; y mientras daba vigorosas chupadas de la pipa, parecíaavanzar y retroceder en la noche con el rítmico aleteo de laminúsculallama.Lacerillaseapagó.

—¡Es absurdo! —gritó—. Esto es lo peor de intentar contarlo. Aquíestáis todos, cada uno con dos buenas amarras, como un casco con dosanclas:conuncarniceroenunaesquinayunpolicíaenlaotra;excelenteapetitoytemperaturanormal,¿oís?,normaldurantetodoelaño.Ydecís¡absurdo! ¡Al demonio con vuestro absurdo…! ¡Absurdo! Queridoscompañeros,¿quépodéisesperardeunhombrequeacababadearrojarporlabordaunparde zapatosnuevos enunataquedenervios?Ahoraquepienso en ello, es sorprendente que no llorara. Estoy, en conjunto,orgulloso de mi entereza. Me aterraba la idea de haber perdido elinestimable privilegio de escuchar al tan dotado Kurtz. Por supuesto,estabaequivocado.Elprivilegiomeestabaesperando.Ohsí,oímásquesuficiente.Yteníarazóntambién.Unavoz.Élerapocomásqueunavoz.Yleoí…aél…aello…esavoz…otrasvoces—todasellasapenassieranmásquevoces…yel recuerdodeaquellaépocapersisteamialrededor,impalpable, como la agonizante vibración de un inmenso torrente depalabras, estúpido, atroz, sórdido, salvaje, o simplementemezquino, sinningunaclasedesentido.Voces,voces…inclusolamismachica…ahora…

Permanecióensilencioduranteunlargorato.—Al final conjuré el fantasma de su talento con una mentira —

comenzóderepente—.¡Chica!¿Hemencionadoaunachica?Oh,ellaestáalmargendetodoaquelloporcompleto.Ellas (merefieroa lasmujeres)estánalmargendeaquello,odeberíanestarlo.Debemosayudarlasaquepermanezcanensubellomundo,noseaqueelnuestroempeore.Oh,ellatenía que estar al margen de aquello. Deberíais haber oído al cuerpodesenterrado de Kurtz diciendo: «Mi prometida». Entonces habríaispercibido de forma directa hasta qué punto ella estaba al margen deaquello. ¡Y el altanero hueso frontal del señorKurtz! Dicen que el pelocontinúa creciendo a veces, pero este espécimen estabaimpresionantementecalvo.Laselvalehabíapasadolamanoporlacabezay,¡yaveis!,quedócomounabola,unabolademarfil;lehabíaacariciadoy,¡ahíletenéis!,sehabíamarchitado; laselvalehabíacautivado, lehabíaamado, le había abrazado, había penetrado en sus venas, consumido sucarneyunidosualmaalasuya,pormediodeinconcebiblesceremoniasdealgún rito de iniciación demoníaca. Él era su consentido y mimadofavorito. ¿Marfil?Me imaginoquesí.Montones,pilasdemarfil.Elviejocobertizo de barro estaba lleno hasta los topes. Uno pensaría que noquedaba ya un solo colmillo sobre o bajo tierra en todo el país. «En sumayoría fósil»,había observadoeldirectordesdeñosamente.Noeramás

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fósildeloquepuedaserloyo;peroelloslollamanfósilcuandotienenquedesenterrarlo.Pareceserqueesosnegrosentierranavecesloscolmillos;pero, evidentemente, no pudieron enterrar esta partida a suficienteprofundidad como para salvar al dotado señor Kurtz de su destino.Nosotrosllenamosdemarfiltodoelvaporytuvimosqueamontonarunabuena cantidad en la cubierta. Así pudo verlo y disfrutar mientras lopodía ver, porque el aprecio de esta predilección le había acompañadohastaelfinal.Ledeberíaishaberoídodecir:«Mimarfil».Oh,sí,yoleoí:«Miprometida,mimarfil,mi estación,mi río,mi…», todo lepertenecía.Me hizo contener la respiración esperando que la selva estallara enestruendosas carcajadas, capaces de hacer temblar a las estrellas fijas.Todolepertenecía,peroesoeraunainsignificancia.Lacuestiónerasaberaquépertenecíaél,cuántospoderesdelastinieblaslereclamabancomosuyo.Ésaeralareflexiónquelehacíaaunoestremecersedearribaabajo.Era imposible,y tampocoerabueno, tratarde imaginárselo.Élsehabíacolocado,literalmente,enunaltositialentrelosdemoniosdelatierra.Nolopodéisentender,¿cómopodríaisentenderlovosotros,quetenéislospiessobre el sólido pavimento, que estáis rodeados de amables vecinosdispuestos siempre a prestaros ayuda o a caer sobre vosotros, quecamináis delicadamente entre el carnicero y el policía, bajo el sagradoterror del escándalo, la horca y losmanicomios? ¿Cómo podéis vosotrosimaginarosaquéprecisaregióndelosprimerostiempospuedenconducira un hombre sus pies sin trabas, impulsados por la soledad (soledadabsoluta,sinunsolopolicía),porelsilencio(silencioabsoluto,dondenoseoye lavozconsejeradeamablesvecinossusurrandoacercade laopiniónpública)?Estaspequeñascosasson lasdecisivas.Enelmomentoenquedesaparece, uno tiene que recurrir a su propia fuerza innata, a sucapacidaddelealtad.Porsupuesto,sepuedeserdemasiadoestúpidoparaequivocarse;serdemasiadoobtuso inclusoparasaberque lospoderesdelastinieblasteestánasaltando.Estoysegurodequeningúninsensatohavendidojamássualmaaldiablo:elinsensatoesdemasiadoinsensato,oeldiabloesdemasiadodiablo;nosécuáldelasdoscosas.Obienpuedequese sea una criatura tan tremendamente exaltada como para sercompletamente ciega y sorda a todo lo que no sean visiones y sonidoscelestiales. En estos casos la tierra no es para uno más que un lugardondeestar;ynovoyapretenderdecidirsiserasíesuninconvenienteounaventaja.Perolamayoríadenosotrosnosomosniunacosaniotra.Latierraes,paranosotros,unlugardondevivir,dondetenemosquesoportarvisiones, sonidos y también olores, ¡por Júpiter! Tenemos que respirarhipopótamopodrido,porasídecirlo,sincontaminarnos.Yesahí,¿osdaiscuenta?,dondeentra en juego la fuerza, la fe en lapropia capacidadde

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cavar discretamente agujeros donde enterrar la sustancia: el poder dededicación,noaunomismo,sinoaunaempresaoscurayagotadora.Yesoyaessuficientementedifícil.Creedme,noestoytratandodedisculpar,nisiquierade explicar; estoy intentando entender al… señorKurtz…, a lasombradelseñorKurtz.Ese fantasmasurgidodedetrásde laNadamehonróconsuasombrosaconfianzaantesdedesaparecerporcompleto.Ylohizoporquepodíahablareninglésconmigo.ElKurtzoriginalhabíasidoeducadoenparte en Inglaterra, y, comoélmismoera capazdeadmitir,sus simpatías se hallaban en el lugar adecuado. Su madre era medioinglesa,supadremediofrancés.TodaEuropacontribuyóahaceraKurtz;ymástardemeenterédequelaSociedadInternacionalparalaSupresiónde las Costumbres Salvajes le había confiado, muy acertadamente, laredaccióndeuninformequelessirvieradeguíaenelfuturo.Yademáslohabía escrito. Yo lo he visto. Lo he leído. Era elocuente, vibrante deelocuencia,peroerademasiadotenso,creoyo. ¡Habíaencontradotiempoincluso para escribir diecisiete apretadas páginas! Pero esto debió dehacerlo antes de que sus nervios, digamos, le fallaran y le llevaran apresidirciertasdanzasnocturnasqueterminabanenindescriptiblesritos,que,segúnpudecolegirdemalaganaenvariasocasiones,seleofrecíanaél, ¿entendéis?, al propio señor Kurtz. Pero se trataba de un hermosoescrito.Sinembargo,elprimerpárrafomeresultaahoraominosoalaluzde ulteriores informaciones. Comenzaba con el argumento de quenosotros, los blancos, desde el nivel de desarrollo que hemos alcanzado,«tenemos, necesariamente, que parecerles (a los salvajes) seressobrenaturales; nos acercamos a ellos con el mismo poder que unadeidad»,yasísucesivamente.«Porelsimpleejerciciodenuestravoluntadpodemostenerunpoderbenefactorprácticamenteilimitado»,etc.Apartirdeesepuntoseelevaba,ymearrastróconél.Laperoracióneramagnífica,aunque difícil de recordar, ya sabéis. Me hacía imaginar una exóticaInmensidadgobernadaporunaaugustaBenevolencia.Mehizoestremecerde entusiasmo. Éste era el ilimitado poder de la elocuencia, de laspalabras,delasardientesynoblespalabras.Nohabíaalusionesprácticasqueinterrumpieranlacorrientemágicadelasfrases,amenosqueunaamododeanotaciónalpiedelaúltimapágina,evidentementegarabateadamucho después con mano insegura, pueda ser considerada como laexposición de un método. Era muy simple, y al final de aquellaconmovedora apelación a toda clase de sentimientos altruistas ledeslumbrabaauno,luminosoyaterrador,comounrelámpagoenuncielosereno: «¡Exterminar a todos los salvajes!». Lo curioso era que parecíahaber olvidado por completo aquella valiosa posdata, porquemás tarde,cuandorecuperóelsentido,porasídecirlo,mesuplicaba,repetidamente,

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quemehicieracargode«mipanfleto»(asílollamó),yaqueibasindudaaejercer en el futuro una influencia positiva sobre su carrera. Yo estababieninformadoacercadetodasestascosas,y,además,resultóquefuiyoquiensetuvoqueocupardesumemoria.Hehechoporello losuficientecomoparaquesemeotorgueelderechoincontestable,sitalesmideseo,de depositarlo para su eterno descanso en el cubo de la basura delprogreso, entre todas las heces y, metafóricamente hablando, todos losgatosmuertosdelacivilización.Peroyaveisquenopuedoescoger.Élnovaaserolvidado.Seríacualquiercosa,peronoeravulgar.Teníaelpoderdeobligaralasalmasrudimentariasaejecutarunadanzaembrujadaensu honor valiéndose del hechizo y del terror; podía colmar también laspequeñasalmasdelosperegrinosdeamargaaprensión:teníaalmenosunfiel amigo y había conquistado un alma en el mundo que no erarudimentarianiestabacorrompidaporelegoísmo.No;nopuedoolvidarle,aunqueno estoy dispuesto a afirmar que el individuomereciera la vidaquehabíamosperdidoporllegarhastaél.Echabahorriblementedemenosamiviejotimonel, leechabademenos inclusomientrassucuerpoyacíatodavía en la garita. Quizá os parezca sumamente extraño estesentimientoporunsalvajequenoteníamayorimportanciaqueungranodearenaenunSaharanegro.Bueno,¿noveis?,élhabíahechoalgo,habíallevado el timón, durante meses le tuve a mi espalda: una ayuda, uninstrumento. Éramos como socios. Él conducía para mí y yo tenía quecuidardeél:mepreocupabaporsusdeficiencias,yasísehabíacreadounsutilvínculo,delquesólolleguéadarmecuentacuandofuesúbitamenteroto.Ylaíntimaprofundidaddeaquellamiradaquemedirigiócuandofueheridopermaneceaúnenmimemoria, comouna llamadadeparentescolejanoafirmadoenunmomentosupremo.

»¡Pobre insensato!Sihubieradejadoenpazaquelpostigo…No teníaningún autocontrol, ninguno… igual que Kurtz… era como un árbolmecido por el viento. En cuanto me hube puesto un par de zapatillassecas,lellevéarastrasafuera,despuésdehaberlearrancadolalanzadelcostado,operaciónqueconfiesoquerealicéconlosojosbiencerrados.Susdos talones saltarona la vez sobre el pequeño escalónde lapuerta; sushombrosoprimíanmipecho;leabracépordetráscondesesperación.¡Oh!Era pesado,muy pesado;más pesado que ningún otro hombre sobre latierra, me atrevería a decir. Luego le tiré por la borda sin más. Lacorrienteloatrapócomosifueraunabriznadehierba,yvialcuerpodardosvueltasantesdeperderledevistaparasiempre.Eldirectorytodoslosperegrinossecongregaronentoncesenlacubiertaentoldada,alrededordela garita del timonel, parloteando unos con otros como una bandada deurracasexcitadas,yhubounmurmulloescandalizadoantemidespiadada

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diligencia.No puedo imaginar para qué querían conservar aquel cuerpopor ahí rodando. Para embalsamarlo, tal vez. Pero también había oídootromurmullo, ymuy ominoso, en la cubierta de abajo.Mis amigos losleñadoresestabanigualmenteescandalizados,yconmayorrazón,aunqueadmitoquelarazóneraensímismabastanteinadmisible.¡Oh,bastante!Yohabíadecididoquesimidifuntotimonelhabíadeserdevorado,sólolospecesloharían.Envidahabíasidountimonelmuydesegundaclase,peroahoraqueestabamuertopodríahaberse convertidoenuna tentacióndeprimera clase, y causar posiblemente algún problema serio.Además, yoestabaansiosoportomareltimón,yaqueelhombredelpijamarosahabíademostradoserunanulidadsinesperanzaenlamateria.

»Eso es lo que hice en cuanto terminó el sencillo funeral. Íbamos amediamáquina,manteniéndonos justo en el centrode la corriente, y yoescuchabaloquesehablabaamialrededor.DabanporperdidoaKurtz,dabanpor perdida la estación;Kurtz estabamuerto y la estaciónhabíasidoincendiada,yasísucesivamente.Elperegrinopelirrojoestabafueradesí,conlaideadequealmenosesepobreKurtzhabíasidodebidamentevengado.“¿Quéopináis?Debemoshaberhechounabuenamatanzaenlamaleza.¿Eh?¿Quépensáis?¿Verdadquesí?”.Hastabailabaelpequeñoysanguinariomendigo pelirrojo. ¡Y casi se desmayó cuando vio al herido!Nopudeevitardecir:“Hanproducidoustedesunafantásticahumaredaentodo caso”.Yohabíavisto,por elmodoenque las copasde losarbustoscrujíanyseagitaban,quecasitodos losdisparoshabíansidodemasiadoaltos. No se puede hacer blanco en nada a menos que se apunte y sedispare con el arma apoyada en el hombro; pero aquellos individuosdisparaban con el arma apoyada en la cadera y los ojos cerrados. Laretirada, mantenía yo (y tenía razón) la había causado el pitido delsilbato.ConestoseolvidarondeKurtzyempezaronavociferarprotestasdeindignación.

»El director estaba junto al timón, murmurando confidencialmenteacerca de la necesidad de alejarnos lo más posible río abajo, de unamanerauotra,antesdequeoscureciera,cuandoalolejosviunclaroenlaorillayel contornodealgunaclasedeedificio. “¿Quéeseso?”,pregunté.Diounaspalmadasconasombro.“Laestación”,gritó.Mepeguéalaorillainmediatamente,yendotodavíaamediamáquina.

»Atravésdemisgemelosvilafaldadeunacolinasalpicadadeárbolesraros y enteramente libredemaleza.El largo ydeteriorado edificio quehabía en la cima se hallaba medio sepultado por la alta hierba; losgrandes agujeros del tejado puntiagudo mostraban su negra boca a lolejos;lajunglayelbosqueformabanelfondo.Nohabíanicercanivalladeningunaclase;pero,alparecer,habíahabidouna,yaquecercadelacasa

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quedaban media docena de delgados postes en hilera, toscamentelabrados, cuyos extremos estaban adornados por bolas talladas. Labarandilla, o lo que quiera que hubiera habido de poste a poste, habíadesaparecido. Por supuesto, el bosque rodeaba todo aquello. La orillaestabadespejada,yjuntoalaguaviaunhombreblancobajounsombrerosemejante a una rueda de carro, haciendo insistentemente señales contodoelbrazo.Examinandoelbordedelbosquedearribaabajo,tuvecasilaseguridad de poder ver movimientos, formas deslizándose aquí y allá.Seguíavanzandoconprudenciaydespuésparélasmáquinasydejéquelacorrienteempujaraelbarcohaciaabajo.Elhombredelaplayacomenzóagritar, instándonos a desembarcar. “Hemos sido atacados”, gritó eldirector. “Lo sé, lo sé. No pasa nada —gritó el otro en respuesta, tanalegre como podáis imaginaros—. Vengan. No pasa nada. Cuánto mealegro”.

»Suaspectomerecordabaalgoqueyahabíavisto,algodivertidoquehabíavistoenalgunaparte.Mientrasmaniobrabaparaponerelbarcodecostado,mepreguntabaamímismo:¿Aquésepareceeseindividuo?Derepentelosupe.Separecíaaunarlequín.Susropasestabanhechasdeuntejidoqueprobablementehabíasidounaholandamarrón,peroqueahoraestaba cubierto de remiendos por todas partes; remiendos brillantes,azules,rojosyamarillos;remiendospordetrás,pordelante,porloscodos,por las rodillas, una tira de color alrededor de la chaqueta, bordesescarlata en laparte inferiorde lospantalones; y la luzdel sol lehacíaaparecer extremadamente alegre y al mismo tiempo maravillosamenteaseado,porquesepodíaapreciarconquéesmerohabíansidohechostodosaquellosremiendos.Unacarainfantil,imberbe,muyagradable,sinrasgosdestacables, con la nariz pelada, pequeños ojos azules, sonrisas y ceñospersiguiéndose por aquel semblante ingenuo, como la luz del sol y lasombraporuna llanurabarridaporelviento“¡Cuidado,capitán!—gritó—. Hay un tronco ahí desde la noche pasada”. ¿Qué? ¿Otro tronco?Confiesoqueblasfemévergonzantementesinningúndecoro.Habíaestadoapuntodeagujerearmitullidotrasto,comorematedeaquelencantadorviaje.Elarlequíndelaorillaalzósunarizrespingonahaciamí.“Inglés”,preguntó, todo sonrisas. “¿Y usted?”, grité desde el timón. La sonrisadesapareció y sacudió la cabeza como apenado por mi contrariedad.Después se le iluminó el rostro de nuevo. “¡No importa!”, gritóalentadoramente. “¿Llegamos a tiempo?”, pregunté. “Está allí arriba”,respondió,levantandolacabezahacialacimadelacolinayadoptandoderepente una expresión sombría. Su cara era como el cielo en el otoño,encapotadounmomentoydespejadoelsiguiente.

»Cuandoeldirector,escoltadopor losperegrinos, todosellosarmados

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hasta los dientes, hubo partido hacia la casa, aquel individuo subió abordo.“Selodigo,nomegustaesto.Esosindígenasestánenlamaleza”,ledije.Measeguróvehementementeque todoestabaenorden. “Songentesimple—añadió—;bueno,mealegrodequehayavenido.He tenidoqueempleartodomitiempotratandodemantenerlosalejados”.“Peroustedhadicho que no pasaba nada”, grité. “¡Oh! No se proponían hacer ningúndaño”, dijo; y como le miré con estupor se corrigió: “No exactamente”.Después,convivacidad,añadió:“¡Afemíaquesugaritaestápidiendounabuena limpieza!”. Acto seguido me aconsejó que mantuviera suficientevaporenlacalderaparapoderaccionarelsilbatoencasodepresentarsedificultades. “Un buen pitido puede serle demás utilidad que todos losrifles juntos. Son gente simple”, repitió. Parloteaba a tal velocidad quecasimeabrumaba.Parecíaestartratandodecompensarlargossilencios,y, de hecho, insinuó riendo que tal era el caso. “¿No habla usted con elseñor Kurtz?”, le dije. “A ese hombre no se le habla, se le escucha”,exclamó con severa exaltación. “Pero ahora…—agitó un brazo, y enunabrirycerrardeojossesumióenlasprofundidadesdeldesaliento.Enunmomentoresurgiódandounsalto,seapoderódeambasmanosyempezóasacudirlassininterrupción,mientrasdecíaatropelladamente—:Hermanomarinero…honor…placer…,deleite…,mepresento…,ruso…,hijodeunarcipreste… Gobierno de Tambor… ¿Qué? ¡Tabaco! ¡Tabaco inglés! ¡Elexcelente tabaco inglés! Vamos, esto sí que es fraternidad. ¿Fumar?¿Dóndehayunmarineroquenofume?”.

»Lapipaleserenóy,pocoapoco, fuisabiendoquesehabíaescapadodel colegio, que sehabíahecho a lamar enunbarco ruso; que volvió ahuir; que sirvió durante algún tiempo en barcos ingleses; que ahoraestabareconciliadoconelarcipreste.Insistióenesepunto.“Perocuandose es joven hay que ver cosas, acumular experiencias, ideas; hay queensanchar el espíritu”. “¿Aquí?”, le interrumpí. “¡Nunca se sabe! Aquíconocí al señor Kurtz”, dijo jovialmente, solemne y lleno de reproche.Despuésdeaquellomemantuvecallado.Pareceserquehabíaconvencidoa una casa comercial holandesa de la costa para que le abasteciera deprovisionesymercancíasyhabíaemprendidoelcaminohaciael interiorconelcorazónalegre,ysinmásideadeloquepudieraocurrirlequelaquetendríaunbebé.Habíaestadovagandosoloporlosalrededoresdeaquelrío durante casi dos años, aisladode todos y de todo. “No soy tan jovencomo aparento.Tengo veinticinco años—medijo—.Al principio el viejoVanShuytenmedecíaquemefueraaldiablo—relatóconintensoplacer—, pero me pegué a él y hablé y hablé hasta que temió que seguiríahablandohastaelfindelmundo,medioalgunasbaratijasyunoscuantosfusilesydijoqueesperabanovolvermeavernuncamás.VanShuyten,el

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buen viejo holandés. Hace un año le mandé un pequeño lote de marfilpara que no pueda llamarme ladronzuelo cuando vuelva. Espero que lorecibiera.Ydelrestonomepreocupo.Teníaalgunamaderaamontonadaparausted.Ésaeramiantiguacasa.¿Laviousted?”.

»Le di el libro de Towson. Hizo como si fuera a besarme, pero secontuvo.“Elúnicolibroquemequedaba,ycreíaquelohabíaperdido—dijo, mirándolo extasiado—. Le ocurren tantos accidentes a un hombrequevasoloporahí,sabe.Aveceslascanoasvuelcan,yotrasvecestienesque largarteaprisacuando lagentesepone furiosa”.Pasó lashojas conlosdedos.“¿Hizoustedanotacionesenruso?”,lepregunté.Asintió.“Penséqueestabanescritasenclave”,dije.Serioydespuésadoptóunaexpresiónseria.“Tuvemuchasdificultadesparamanteneraaquellagentealejada”,dijo.“¿Quisieronmatarle?”,pregunté.“¡Oh,no!”,gritó,ysedetuvo.“¿Porquénosatacaronanosotros?”,proseguí.Dudóunmomentoydespuésdijoavergonzado:“Noquierenqueélsevaya”.“¿Ah,no?”,dijeconcuriosidad.Asintióconungestollenodemisterioysabiduría.“Seloaseguro—gritó—,esehombrehaensanchadomiespíritu”.Abriólosbrazos,mirándomefijamenteconsuspequeñosojosazules,queeranperfectamenteredondos.

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Capítulo3

»Lemiré, perdido en el asombro. Allí estaba, antemí, con su traje decolorines,comosihubieraescapadodeuna troupedemimos,entusiasta,fabuloso.Elhechomismodesuexistenciaeraimprobable,inexplicableycompletamente desconcertante. Él era un problema insoluble. Erainconcebiblecómohabíaexistido,cómohabíaconseguidollegartanlejos,cómo se las había ingeniado para subsistir; por qué no desaparecióinmediatamente. “Fui un poco más lejos —dijo él—, después un pocomás…,hastaqueheidotanlejosquenosésiregresaréjamás.Notieneimportancia. Haymucho tiempo. Lo podré arreglar. Ustedes llévense aKurtz rápidamente, rápidamente les digo”. El encanto de la juventudenvolvíasusharaposmulticolores,suindigencia,susoledad,ladesolaciónesencialdesusvanasandanzas.Durantemeses,duranteaños,suvidanohabía valido la compra de un día; y allí estaba, valiente ydespreocupadamente vivo, aparentemente indestructible en virtudúnicamentedesuspocosañosydesuirreflexivaaudacia.Mesedujohastahacermesentiralgoparecidoalaadmiración,alaenvidia.Lafascinaciónleimpulsaba,lafascinaciónlemanteníaileso.Seguramenteloúnicoquebuscabaenlaselvaeraespacioenelquerespirarypordondeproseguirsu camino. Su necesidad era existir y seguir avanzando lo másarriesgadamente posible y con las máximas privaciones posibles. Sialguna vez el espíritu de aventura absolutamente puro, no calculador eidealista, ha dominado a un hombre, ese hombre era este jovenremendado. Casi le envidiaba por poseer esta modesta y clara llama.Parecíahaberagotadotodopensamientosobresímismohastatalpunto,queinclusocuandoteestabahablandoolvidabasqueeraél,elhombrequeteníasdelante,elquehabíavividoesasexperiencias.Peronoleenvidiabasu devoción hacia Kurtz. No había meditado sobre ella. Le habíasobrevenido y él la había aceptado con una especie de vehementefatalismo.Debodecirqueamímeparecía lomáspeligroso,entodos lossentidos,quelehabíasucedidohastaentonces.

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»Sehabíanunidoinevitablemente,comodosbarcosensalmadoselunojunto al otro, que descansan al fin rozando sus costados. Supongo queKurtz necesitaba auditorio, porque en cierta ocasión, cuando estabanacampados en la selva, habían estado hablando toda la noche, o másprobablementeKurtzhabíaestadohablando.“Hablamosacercadetodo—dijo él, traspuesto por el recuerdo—. Olvidé que existía algo llamadosueño. La noche pareció no durar ni una hora. ¡De todo! ¡De todo!…También del amor”. “¡Ah, le habló a usted del amor!”, dije yo, bastantedivertido. “No es lo que usted piensa—gritó, casi con pasión—. Fue engeneral.Mehizovercosas,cosas”.

»Levantó los brazos. Estábamos en esemomento en la cubierta, y elcapataz demis leñadores, que descansaba por allí cerca, volvió hacia élsuspesadosyrelucientesojos.Miréamialrededory,noséporqué,peroosaseguroquenunca,nuncaaquellatierra,aquelrío,aquella jungla, labóveda de aquel cielo en llamas, me habían parecido tan oscuros, tanimpenetrablesparaelpensamientohumano,tandespiadadosparaconladebilidad humana. “¿Y naturalmente usted ha seguido con él desdeentonces?”,dijeyo.

»Alcontrario.Parecequesurelaciónsehabíarotoenvariasocasionespor diversas causas. Según me informó orgullosamente, se las habíaingeniadoparacuidardeKurtzalolargodedosenfermedades(aludíaaellocomoseharíaalusiónaunaarriesgadaproeza),peroporreglageneralKurtzvagabasolitarioenlalejaníadelasprofundidadesdelaselva.“Muyamenudo,alllegaraestaestacióntuvequeesperardíasydíasantesdeque apareciera—dijo—.Ah,merecía la pena esperar…, a veces”. “¿Quéhacía él?, ¿exploraba o qué?”, pregunté. “Oh, sí, desde luego”; habíadescubierto montones de poblados; también un lago. No sabíaexactamente en qué dirección; era peligroso investigar demasiado, perofundamentalmente sus expediciones habían tenido por objeto el marfil.“Peroenaquellaépocanoteníamercancíasconlasquecomerciar”,objeté.“Quedan montones de cartuchos incluso ahora”, respondió, mirando enotradirección.“Hablandollanamente,saqueóelpaís”,dijeyo.Asintió.“Noiba solo, por supuesto”. Murmuró algo acerca de los poblados de losalrededoresdeaquellago.“Kurtzhizoquelatribulesiguiera,¿verdad?”,sugerí.Sepusounpoconervioso.“Leadoraban”,dijo.Eltonodeaquellaspalabras fue tan extraordinario que le dirigí unamirada profunda.EracuriosoverlamezcladeansiaydesganaquemostrabaalhablardeKurtz.Aquelhombrellenabasuvida,ocupabasuspensamientos,controlabasusemociones.“¿Quésepuedeesperar?—exclamó—;llegóaelloscontruenosy relámpagos, ya sabe, y ellos nunca habían visto nada igual… y muyterrible. Podía ser muy terrible. No se puede juzgar a Kurtz como se

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juzgaría a unhombre vulgar. ¡No, no, no!Fíjese, sólo para que se hagaunaidea:amítambiénmequisodispararundía,nomeimportadecírselo;peroyonolejuzgo”.“¡Dispararle!—grité—.¿Paraqué?”.“Bueno,yoteníaunmontoncitodemarfilqueeljefedeaquelpobladocercanoamicasamehabíadado.Veráusted,yoacostumbrabaacazarparaellos.Puesbien,élloqueríaynoatendíaarazones.Aseguróquemedispararíaamenosqueledieraelmarfilydesaparecieradespuésdelpaís,porqueélpodíahacereso, se le había antojado y no había nada sobre la tierra capaz deimpedirlemataraquienlevinieraengana.Yademáseraverdad.Ledielmarfil.¡Quémeimportaba!Peronodesaparecí.No,no.Nopodíadejarle.Tuve que tener cuidado, desde luego, hasta que de nuevo reanudamosnuestra amistad durante algún tiempo. Entonces tuvo su segundaenfermedad.Despuéstuvequemantenermefueradesualcance,peronomeimportó.Lamayorpartedeltiempovivíaenaquellospobladosjuntoallago.Cuandobajabaalrío,unasvecesmetratabaconafectoyotrasmásmevalíatenercuidado.Aquelhombresufríademasiado.Odiabatodoesto,peroporalgunarazónnopodíairse.Cuandotuveunaocasiónleroguéqueintentaramarcharsemientrasaúnestuvieraatiempo;meofrecíavolverconél.Decíaquesíyluegosequedaba;seibadenuevoabuscarmarfil;desaparecía durante semanas; se olvidaba de sí mismo en medio deaquellagente; se olvidabade símismo, ¿sabe?”. “Esehombre está loco”,dije. Protestó con indignación. El señorKurtz no podía estar loco. Si lehubiera oído hablar sólo dos días antes no me atrevería a insinuarsemejante cosa… Yo había cogido los gemelos mientras hablábamos yestabamirandolaorilla,recorriendoellimitedelaselvaaambosladosypor detrás de la casa. El saber que había gente en aquellamaleza, tansilenciosa,tantranquila,tansilenciosaytranquilacomolacasaenruinasde la colina, me hacía sentirme incómodo. No había en la faz de lanaturaleza señal algunade este asombroso relato, quemásque contadome era sugerido en exclamaciones de desolación, completadas conencogimientosdehombros,enfrasesentrecortadas,eninsinuacionesqueterminabanenprofundossuspiros.Losbosquesestaban inmóviles, comounamáscara…pesadoscomolapuertacerradadeunaprisión…mirabancon su aire de conocimiento oculto, de paciente expectación, de silencioinabordable. El ruso me estaba explicando que no hacía mucho que elseñorKurtzhabíabajadoalríoporprimeravez,trayendoconsigoatodoslos guerreros de la tribu del lago.Había estado ausente durante variosmeses(haciéndoseadorar,supongo),yhabíabajadoinesperadamenteconla intención, por lo visto, de hacer una incursión al otro lado del río ocorriente abajo. Evidentemente, la avidez de marfil había prevalecidosobrelas,¿cómodecirlo?,aspiracionesmenosmateriales.Noobstante,se

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habíapuestomuchopeorderepente.“Oíqueyacíadesamparado,asíquesubí,aprovechémioportunidad—dijoelruso—.¡Oh,estámal,muymal!”.Dirigí mis gemelos hacia la casa. No había ningún signo de vida, peroestabaeltejadoenruinas,lalargapareddebarroasomandoporencimadelahierba,contrespequeñoshuecosdeventanacuadrados,cadaunodeuntamaño,todocomosipudieratocarloconlamano.Yentonceshiceunmovimiento brusco y uno de los postes que quedaban de aquella valladesaparecida irrumpióenmicampodevisión.Recordáisqueosdijequeme habían sorprendido mucho, desde lejos, ciertos intentos deornamentación bastante singular en el aspecto ruinoso de aquel lugar.Ahoraderepentelovimáscerca,ymiprimerareacciónfueecharhaciaatrás la cabeza como si hubiera recibido un golpe. Entonces recorrícuidadosamente los postes uno a uno con mis gemelos y comprendí mierror. Aquellos pomos redondos no eran ornamentales, sino simbólicos;eran expresivos y enigmáticos, chocantes e inquietantes; pasto para elpensamiento y también para los buitres, si hubiera habido algunomirando desde el cielo; pero en cualquier caso pasto para aquellashormigas que fueran lo bastante laboriosas como para escalar el palo.Aquellas cabezas que había sobre las estacas habrían sido aún másimpresionantessisuscarasnohubieranestadovueltashacialacasa.Sólouna,laprimeraquedescubrí,estabavueltahaciamí.Nomecausótantaimpresión comopodríaispensar.El saltohaciaatrásquehabíadadonoera,enrealidad,sinounmovimientodesorpresa.Habíaesperadoverunpomodemadera,yasabéis.Volvídeliberadamentealaprimeraquehabíavisto,yallíestaba,negra,seca,hundida,con lospárpadoscerrados:unacabeza que parecía dormir encima de aquel poste y que, mostrando lalíneablancayestrechadelosdientes,entreloslabiossecosycontraídos,sonreía también, sonreía continuamente a algún sueño interminable yjocosodeaquellaeternasomnolencia.

»No estoy revelando ningún secreto comercial. De hecho, el directordijodespuésquelosmétodosdelseñorKurtzhabíanarruinadoeldistrito.Yo no tengo opinión sobre ese punto, pero quiero que entendáisclaramente que no reportaba beneficio alguno el que esas cabezasestuvieranallí.SólodemostrabaqueelseñorKurtzperdíaelcontroldesímismoa lahorade satisfacer susdiversos apetitos; que le faltabaalgo,algo insignificante,peroque,enelmomentocrítico, seechabademenosdebajo de su magnífica elocuencia. No sé si él era consciente de estadeficiencia.Creoquesóloalfinal,enelúltimomomento.Perolaselvalohabíadescubiertoprontoy sehabía tomadoenélunavenganza terribleporlafantásticainvasión.Creoquelehabíasusurradocosasacercadesímismoquedesconocía,cosasdelasquenoteníaideahastaquenooyóel

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consejo de esa enorme soledad; y el susurro había resultadoirresistiblemente fascinante.Resonó fuertementedentrode él porque sucorazón estabahueco.Dejé los gemelos, y la cabeza, quehabíaparecidoestar lo bastante cerca como para poder hablarme, pareció súbitamentealejarsedemídeunsaltoaunadistanciainaccesible.

»El admirador del señor Kurtz estaba un poco cabizbajo. Con vozapresuradayconfusacomenzóaasegurarmequenosehabíaatrevidoaquitaraquellos,digamos,símbolos.Noteníamiedodelosindígenas;ellosnosemoveríanhastaqueelseñorKurtznodieralaorden.Suinfluenciaeraextraordinaria.Loscampamentosdeaquellagenterodeabanellugar,ylosjefesveníanaverleadiario.Searrastraban…“NoquierosabernadaacercadelasceremoniasqueseusanparaacercarsealseñorKurtz”,gritéyo. Curiosa, aquella sensación que me sobrevino de que semejantesdetallesibanasermásintolerablesqueaquellascabezaspuestasasecarsobre los postes bajo las ventanas del señor Kurtz. Después de todo,aquello era sólo una visión salvaje,mientras que yo parecía haber sidotransportado,deunsalto,aalgunatenebrosaregióndesutileshorrores,dondeelsalvajismopuroysimpleeraunverdaderoalivio,comoalgoqueteníaderechoaexistir,obviamente,bajolaluzdelsol.Eljovenmemirósorprendido.Supongoqueno se le ocurriópensarqueel señorKurtznoera uno de mis ídolos. Olvidaba que yo no había oído ninguno de susespléndidos monólogos sobre…, ¿qué era?, sobre el amor, la justicia, elmododeconducirseocualquierotracosa.Sihabíatenidoquearrastrarseante el señor Kurtz, se había arrastrado tanto como el más auténticosalvajedetodos.Dijoqueyonoteníaideadelascircunstancias:aquellascabezaserancabezasderebeldes.Sesintiómuyofendidocuandomereí.¡Rebeldes! ¿Cuál sería la próximadefinición que tendría que oír?Habíahabidoenemigos,criminales,trabajadores;yéstoseranrebeldes.Aquellasrebeldes cabezas me parecían muy sumisas sobre sus postes. “No sabeusted de quémanera pone a prueba semejante vida a un hombre comoKurtz”,gritóelúltimodiscípulodeKurtz.“Bueno,¿yusted?”,dijeyo.“¡Yo!¡Yo!Yosoyunhombresencillo.Yonotengograndesideas.Noesperonadade nadie. ¿Cómo puede usted compararme a…?”. Sus sentimientosahogabansuspalabras,yderepentesedesmoronó.“Noentiendo—gimió—.Heestadohaciendotodoloquehepodidoparaconservarleconvida,yesoessuficiente.Nohetomadoparteentodoesto.Notengotalento.Aquínohahabidounasolagotademedicinaounsolobocadodecomidaparaenfermosdesdehacemeses.Élfueabandonadodemaneravergonzosa.Unhombrecomoéste,consemejantesideas.¡Vergonzoso!¡Vergonzoso!Yo…,yo…,llevodieznochessindormir…”.

»Suvozseperdióenlacalmadelatardecer.Lassombrasalargadasde

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la selvasehabíandeslizado colinaabajomientrasnosotroshablábamos,habían llegado mucho más allá del ruinoso cobertizo, más allá de lasimbólica filadepostes.Todoaquelloestabaenpenumbra,mientrasallíabajonosotrosestábamostodavíabajolaluzdelsol,yeltramodelríoqueseveíadelantedelclarorelucíaconunesplendorserenoydeslumbrante,entreun lóbrego y sombrío recodoarriba y otro abajo.No se veíaniunalmaenlaorilla.Enlosmatorralesnocrujíaniunasolahoja.

»Derepenteaparecióungrupodehombresdedetrásdeunaesquinadelacasa,comosihubieranbrotadodelatierra.Avanzabanatravésdelahierba,quelescubríahastalacintura,enungrupocompacto,llevandoenmediodeellosunasparihuelas improvisadas.Súbitamente,enmediodela desolación del paisaje, se elevó un grito cuya estridencia atravesó elaireinmóvilcomounaafiladaflechavolandoderechahaciaelmismísimocorazón de la tierra; y, como por encanto, riadas de seres humanos, desereshumanosdesnudos,conlanzasenlamano,conarcosyescudos,demiradaferozymovimientossalvajes,fueronarrojadasenaquelclaroporlaselvasombríaymeditabunda.Losmatorralesseagitaron,lahierbasemecióduranteunratoydespuéstodosequedóenunaatentainmovilidad.

»“Ahora,siélnolesdicelapalabraadecuada,estamostodosperdidos”,dijoelrusoamilado.Elpuñadodehombresquellevabalasparihuelassehabíadetenidotambiénamitaddecaminodelvapor,comopetrificado.Vicómo el hombre de la camilla, flaco y con un brazo levantado, seincorporabaporencimadelasespaldasdeloscamilleros.“Esperemosqueelhombrequepuedehablartanbiensobreelamorengeneralencuentrealguna razónparticular esta vez paraperdonarnos la vida”, dije yo.Meindignabaamargamenteelabsurdopeligrodenuestrasituación,comosiestar a merced de aquel fantasma atroz hubiera sido una deshonrosanecesidad.Nopodíaoírunsoloruido,peroa travésde losgemelosvieldelgado brazo extendido imperativamente, la mandíbula inferiormoviéndose,losojosdeaquellaapariciónbrillandooscuramentehundidosen su cabeza huesuda, que se movía con grotescas sacudidas. Kurtz,Kurtz, eso significa corto en alemán ¿no? Pues bien, el nombre era tanverdaderocomotodolodemásensuvida…Sucobertorsehabíacaídoysucuerpoemergíadeél, lastimosoyaterrador, comodeunamortaja.Pudever cómo semovía su caja torácica, cómo se agitaban los huesos de subrazo.Eracomosiunaimagenanimadadelamuerte,esculpidaenmarfilviejo, hubiera estado sacudiendo lamano amenazadoramente hacia unainmóvilcongregacióndehombreshechosdeoscuroyrelucientebronce.Leviabrir labocadesmesuradamente; ledabaunaspectomisteriosamentevoraz,comosihubieraqueridotragarsetodoelaire,todalatierra,atodoslos hombres que tenía ante sí. Una voz profunda llegó hasta mí

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débilmente.Debíaestargritando.Derepentecayódeespaldas.Lacamilladio una fuerte sacudida al tambalearse los camilleros de nuevo haciaadelante, y casi simultáneamente observé que la muchedumbre desalvajes estaba desapareciendo sin ningún movimiento perceptible deretirada, como si la selva que había arrojado a estos seres tanrepentinamenteloshubieraabsorbido,denuevocomoseinhalaelalientoenunalargaaspiración.

»Algunos de los peregrinos que seguían a la camilla llevaban susarmas:dospistolas,un riflepesadoyuna ligera carabinade repetición:los rayos de aquel lastimoso Júpiter. El director se inclinó hacia élmurmurando,mientrascaminabaalladodesucabeza.Lodepositaronenunadelaspequeñascabinas,simplementeunahabitaciónconsitioparauna cama y una o dos banquetas de campaña. Habíamos traído sucorrespondencia atrasada, y por su cama estaban esparcidosunmontóndesobresdesgarradosycartasabiertas.Sumanoerrabadébilmenteentreestospapeles.Mechocóelfuegodesusojosylatranquilalanguidezdesuexpresión.Noeratantoporelagotamientodelaenfermedad.Noparecíasufrir.Estasombraparecíasaciadaytranquila,comosiporelmomentoestuvieraahítadetodaslasemociones.

»Agitó una de las cartas y, mirándome a los ojos, dijo: “Cuánto mealegra”. Alguien le había estado escribiendo acerca de mí. Aquellasrecomendacionesespecialesestabanapareciendodenuevo.Elvolumendetonodevozqueemitiósinesfuerzo,casisintomarselamolestiademoverloslabios,measombró.¡Quévoz!¡Quévoz!Eragrave,profunda,vibrante,mientrasquesudueñonoparecíacapazdeunsuspiro.Sinembargo,teníafuerza suficiente (ficticia, sinduda)para casi acabar connosotros, comooiréisenseguida.

»Eldirectorapareciósilenciosamenteenlapuerta;yosalíenelactoyél corrió la cortina detrás de mí. El ruso, a quien los peregrinosobservabanconcuriosidad,estabamirandofijamentehacialaorilla.Seguíladireccióndesumirada.

»Alolejospodíandistinguirseoscurasformashumanas,revoloteandoconfusamente contrael tenebrosobordede la selva, y, cercadel río,dosfigurasdebronce,apoyadassobre largas lanzas, estabandepiea la luzdelsolbajofantásticostocadosdepielesmoteadas,conaspectoguerreroy,sinembargo,enunreposoescultural.Ydederechaaizquierda,alolargodelaorillailuminada,semovíalasalvajeyespléndidaaparicióndeunamujer.

»Caminabaconpasosmesurados,envueltaentelasarayasconflecos,pisando la tierra con orgullo, con un ligero tintineo y relampagueo debárbarosornamentos.Manteníalacabezaerguida;supeloestabapeinado

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enformadeyelmo;llevabapolainasdelatónhastalarodilla,guantelesdealambredelatónhastaelcodoyunlunarcarmesíensumorenamejilla;innumerables collares de abalorios en el cuello; los extraños objetos,amuletos y regalos de hechiceros que colgaban sobre ella refulgían ytemblabanacadapaso.Debíallevarencimaelvalordevarioscolmillosdeelefantes.Erasalvajeysoberbia,magníficaydemiradaferoz;habíaalgoominosoymajestuosoensu lentocaminar.Yelsilencioquehabíacaídosúbitamentesobretodaaquellatierraafligida,lainmensaselva,elcuerpocolosaldelavidafecundaymisteriosa,parecíamirarla,pensativo,comosiestuvieramirandolaimagendesupropiaalmatenebrosayapasionada.

»Llegófrentealvapor,permaneciódepie,inmóvil,ydirigiósumiradahacianosotros.Sualargadasombraseproyectabasobreelbordedelagua.Surostroteníaelaspectotrágicoyferozdeunsalvajepesarydeunmudodolormezcladosconelmiedodeunadecisiónamedioformular,conlaquese debatía. Permaneció de pie, mirándonos inmóvil, y como la selvamisma, con aspecto de estar madurando algún designio inescrutable.Transcurrióunminutoenteroyentoncesdiounpasoadelante.Seprodujoundébil sonidometálico,undestellodemetalamarillo,unbamboleodeatuendos orlados, y se detuvo como si el corazón le hubiera fallado. Eljovenmuchachoqueseencontrabaami ladogruñóalgo.Losperegrinosmurmuraron a mi espalda. Ella nos miró a todos como si su vidadependieradelainquebrantablefirmezadesumirada.Derepenteabriósusbrazosdesnudosyloslevantórígidossobresucabeza,comopresadeun incontrolable deseo de tocar el cielo; y almismo tiempo las rápidassombrasseprecipitaronsobre latierra,pasaronvelozmentesobreelrío,rodeandoalvaporenunabrazosombrío.Unterriblesilencioenvolvió laescena.

»Se dio la vuelta lentamente, comenzó a caminar por la orilla ydesapareció detrás de losmatorrales a nuestra izquierda. Sólo una vezantesdedesaparecer brillaron sus ojos, vueltoshacianosotros, desde lapenumbradelaespesura.

»“Si hubiera pretendido subir a bordo creo realmente que hubieraintentadomatarla—dijo connerviosismoelhombrede los remiendos—.He estado arriesgandomi vida a diario durante los últimos quince díaspara mantenerla apartada de la casa. Entró un día y organizó unescándalo a causa de estos miserables harapos que cogí en el almacénpararemendarmiropa.Noleparecíahonrado.Debiódeseresoalmenos,porquehablóenfurecidaconKurtzduranteunahora,señalándomedevezencuando.Noentiendoeldialectodeestatribu.PorsuerteparamícreoqueKurtzsesentíademasiadoenfermoaqueldíaparapreocuparse;sino,habríahabidoproblemas.Noloentiendo…No,esdemasiadoparamí.Ah,

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bueno,yahapasadotodo”.»En ese momento oí la voz profunda de Kurtz desde detrás de la

cortina: “¡Salvarme!… querrás decir salvar el marfil. No me digas.¡Salvarme a mí! Si yo he tenido que salvarte a ti. Ahora estásinterrumpiendomisplanes.¡Enfermo!¡Enfermo!Notanenfermocomotegustaría creer. No te preocupes. Todavía puedo llevar a cabo misproyectos: regresaré. Te demostraré lo que se puede hacer. Tú con tusmezquinas ideas de vendedor ambulante. Te estás interponiendo enmicamino.Peroregresaré.Yo…”.

»El director salió. Me hizo el honor de cogerme por el brazo yconducirmeaunlado.“Estámuymal,muymal”,dijo.Considerónecesariosuspirar, pero omitió mostrar su aflicción de una manera coherente.“Hemoshechoporéltodoloquehemospodido,¿noesasí?Peronohayquedisfrazar los hechos, el señor Kurtz ha hecho más mal que bien a lacompañía. No veía que el momento no era propicio para actuarenérgicamente. Con cautela, con cautela; ése es mi principio. Todavíatenemos que ser prudentes. El distrito nos está vedado durante algúntiempo. ¡Es lamentable! En conjunto, el comercio se va a resentir. Noniego que hay una considerable cantidad de marfil, fósil en su mayorparte. Tenemos que salvarlo a cualquier precio; pero dése cuenta de lasituación tan precaria en que nos encontramos; ¿y por qué? Porque elmétodo es erróneo”. “¿Le llama usted a esto método erróneo?”, dije yo,mirandoendirecciónalacosta.“Indudablemente—exclamóacalorado—.¿Ustedno?…”.

»“Nohaymétodoalguno”,murmuréalcabodeunrato.“Exactamente—dijotriunfante—.Yoyapreveíaesto.Demuestraunaabsolutacarenciadejuicio.Esmiobligaciónhacerlosaberenellugaradecuado”.“Oh—dijeyo—, ese muchacho, ¿cómo se llama?, el fabricante de ladrillos, leprepararáuninformelegible”.Semostróturbadoporunmomento.Tuvelasensacióndenohaberrespiradonuncaunaatmósferatandespreciabley,mentalmente,recurríaKurtzenbuscadealivio,realmenteenbuscadealivio. “No obstante, creo que el señor Kurtz es un hombreextraordinario”, dije con énfasis. Se sobresaltó, dejó caer sobre mí unamiradafríaypesada,ydijoconsumatranquilidad:“Loera”,ymediolaespalda.Acababadecaerendesgracia.Meencontréformando,juntoconKurtz,elgrupodelospartidariosdelosmétodosparalosqueelmomentono era oportuno: ¡yo estaba en un error![25] ¡Ah! Pero algo era poder almenoselegirlaspropiaspesadillas.

»Enrealidadyohabíaidobuscandolaselva,noalseñorKurtz,queeracomo si ya estuviera enterrado, estaba dispuesto a admitirlo. Y por unmomentomeparecióquetambiényoestabaenterradoenunagrantumba

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llenadesecretosinconfesables.Sentíunpesointolerablequeoprimíamipecho,elolordelatierrahúmeda,lapresenciainvisibledelacorrupcióntriunfante, laoscuridaddeunanoche impenetrable…Elrusomedioungolpecito en el hombro. Le oí murmurar y balbucir algo acerca de“Hermano marinero…, no podía ocultar… conocimiento de asuntos quepodrían afectar a la reputación del señor Kurtz”. Esperé. Para él,evidentemente,elseñorKurtznoestabaenlatumba.SospechoqueparaélelseñorKurtzeraunodelosinmortales.“¡Ybien!—dijeyoporfin—.Hable.SucedequeyosoyamigodelseñorKurtz…,enciertomodo”.

»Manifestóconciertaceremoniosidadque,sinohubiéramossido“delamisma profesión”, él habría guardado en secreto el asunto, sinpreocuparse de las consecuencias. “Sospechaba que había una positivamaladisposiciónhaciaélporpartedeaquelloshombresblancos,que…”.“Está usted en lo cierto —dije yo, recordando cierta conversación quehabíaescuchadoporcasualidad—.Eldirectorpiensaqueausteddeberíancolgarle”.Mostró una preocupación al oír semejante información, que alprincipiomedivirtió.“Másvalequedesaparezcadiscretamente—dijoconsinceridad—.YanopuedohacernadamásporKurtz,yellosenseguidaencontraríanuna excusa. ¿Qué les puede detener?Hayun campamentomilitaratrescientasmillasdeaquí”.“Bien,amijuicio—dijeyo—,haríabienenmarcharsesi tieneamigosentre lossalvajesde losalrededores”.“Muchos—dijoél—.Songentesimple…ynonecesitonada,sabeusted”.Permaneció de pie, mordiéndose el labio, después dijo: “No quiero quenada malo les ocurra aquí a esos blancos, pero, naturalmente, estabapensandoenlareputacióndelseñorKurtz…,peroustedesunmarinerohermanoy…”. “Estábien—dije yodespuésdeun rato—.La reputacióndelseñorKurtzestáasalvoenmismanos”.Yomismonosabíaconcuántasinceridadhablaba.

»Me informó, bajando la voz, de que fue Kurtz quien ordenó que sellevaraacaboelataquecontraelvapor.“Avecesodiabalaideadequelellevaranaotraparte;yademás…Peroyonoentiendoesosasuntos.Soyun hombre sencillo. Él pensó que eso les ahuyentaría a ustedes, querenunciaríanalaempresa,creyéndolemuerto.Nopudedetenerle.¡Oh!Lohepasadomuymalduranteesteúltimomes”.“Muybien—dije—.Ahorayaestábien”.“Sí-í-í-í”,musitó,alparecer,nomuyconvencido.“Gracias—dije yo—; mantendré los ojos bien abiertos”. “Pero con calma, ¿eh? —imploró con ansiedad—. Sería terrible para su reputación si alguienaquí…”.Prometícompletadiscrecióncongranseriedad.“Tengounacanoaytresmuchachosnegrosesperandonomuylejos.Mevoy.¿Mepodríadaralgunos cartuchos Martini-Henry?”. Podía y se los di, con la debidareserva.Guiñándomeunojosesirvióélmismounpuñadodemitabaco.

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“Entremarinos,yasabe,buentabacoinglés”.Cuandoestabaenlapuertadelagaritadeltimoneldiomediavuelta.“Digoque,¿notendráustedunpardezapatosdesobra?”.Levantóunapierna.“Mire”.Lassuelasestabanatadasconcuerdasanudadasbajosusdesnudospiesamododesandalias.Desenterréunviejopar,quemiróconadmiraciónantesdemetérselobajoelbrazo izquierdo.Unodesusbolsillos (rojobrillante) estabarepletodecartuchos,delotro(azuloscuro)asomabalaInvestigacióndeTowson,etc.Parecía creerse excelentemente bien equipado para un nuevo encuentrocon la selva. “¡Ah! Nunca, nunca volveré a encontrar a un hombresemejante.Tendríaquehaberle oído recitarpoesía; era suyaademás; élmelodijo.¡Poesía!”.Hizogirarsusojosanteelrecuerdodeesasdelicias.“Ah, él ensanchó mi espíritu”. “Adiós”, dije yo. Me estrechó la mano ydesaparecióenlanoche.Avecesmepreguntosirealmentelelleguéaveralgunavez,sieraposibleencontrarseconsemejantefenómeno…

»Cuandopocodespuésdemedianochemedesperté,suadvertenciamevinoalamente,consuinsinuacióndepeligroqueparecía,enlaestrelladaoscuridad, lobastante real comoparahacerme levantar conelpropósitodeecharunaojeadaamialrededor.Enlacolinaardíaungranfuegoqueiluminaba intermitentemente una esquina deformada de la casa de laestación.Unodelosagentes,conunpiquetedeunoscuantosnegrosdelosnuestros,armadosalefecto,montabaguardia juntoalmarfil;peroen laprofundidad del bosque, destellos rojos que fluctuaban, que parecíanhundirseysurgirdelatierraenmediodeconfusassombrasconformadecolumnas de intensa negrura, mostraban la posición exacta delcampamento en que los adoradores del señor Kurtz mantenían suinquieta vigilia. Elmonótono son de un gran tambor llenaba el aire deapagadassacudidasydeunaprolongadavibración.Elcontinuozumbidodemuchoshombres,cantandocadaunoparasíalgúnmisteriosoconjuro,salíadellisoynegromurodelbosque,comosaleelzumbidodelasabejasdeunacolmena,yactuabacomounextrañonarcóticosobremissentidosadormecidos.Creoquemequedétraspuestoapoyadosobrelabarandilla,hastaqueunabruptoestallidodealaridos,unaerupciónsobrecogedoradeun frenesí reprimido y misterioso me despertó llenándome de undesconcertanteasombro.Secortóderepente,yeldébilzumbidocontinuócon un efecto de silencio audible y tranquilizador. Lancé una miradacasualalinteriordelapequeñacabina.Dentrodeellaardíaunaluz,peroelseñorKurtznoestabaallí.

»Creo que habría armado un estrépito si hubiera dado crédito amisojos.Peroalprincipionose lodi, tan imposibleparecía todoaquello.Elhechoesqueyoestabacompletamenteacobardado,presadeterrorpuroyciego, de horror puramente abstracto, sin conexión con ninguna forma

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clara de peligro físico. Lo que hacía esa emoción tan abrumadora era,¿cómo lo definiría?, la conmoción moral que recibí, como si algoabsolutamentemonstruoso,intolerableparaelpensamientoyodiosoparael alma, seme hubiera venido encima inesperadamente.Naturalmente,esto duró una pequeñísima fracción de segundo, y después la sensaciónmoraldepeligromortal,corriente,laposibilidaddeunrepentinoataqueyde una matanza, o de algo por el estilo, que yo veía inminente, fuetranquilizadorayfavorablementeacogida.Enefecto,mecalmótanto,quenodilaalarma.

»Habíaun agente vestido conun levitón abrochadohasta arriba quedormíaenunasillasobrelacubiertaatrespiesdemí.Losalaridosnolehabían despertado; roncaba muy ligeramente; le dejé entregado a sussueñosysaltéatierra.NotraicionéalseñorKurtz:estabadispuestoquenunca letraicionaría;estabaescritoqueguardaría lealtada lapesadillaquehabíaelegido.Estabaimpacienteporhabérmelasconaquellasombrapormímismo,asolas,yaúnhoyignoroporquénoqueríacompartirconnadielapeculiarnegruradeaquellaexperiencia.

»Tan pronto como salté a la orilla vi un rastro, un ancho rastro atravésdelahierba.Recuerdolaexultaciónconquemedijeamímismo:“No puede andar, va a cuatro patas: ya le tengo”. La hierba estabahúmedaderocío.Caminéazancadasconrapidezyconlospuñoscerrados.Imaginoqueteníalavagaideadecaersobreélydarleunapaliza.Nosé.Tuvealgunospensamientosimbéciles.Laviejamujerquehacíapuntoconel gato se entrometía en mi memoria como una persona de lo másimpropiaparaestarsentadaalotroextremodeunasuntocomoéste.Viuna hilera de peregrinos arrojando plomo a chorros al aire, con losWinchestersapoyadosenlacadera.Penséquenuncavolveríaalvapor,yme imaginaba amímismo viviendo solo e inerme en los bosques hastauna edad avanzada. Cosas así de estúpidas, ya sabéis. Y recuerdo queconfundíaelsondeltamborconellatidodemicorazón,ymeagradabasutranquilaregularidad.

»Sinembargo,nomeapartédelrastro;luegomedetuveaescuchar.Lanocheestabamuydespejada;unespacioazuloscuro,condestellosderocíoy la luz de las estrellas, en el que las cosas negras permanecían muyquietas.Creíapoderdistinguirunaespeciedemovimientodelantedemí.Estabaextrañamentesegurode todoaquellanoche. Inclusoabandonéelrastroycorríenunampliosemicírculo(creorealmentequeriéndomeparamis adentros) para ir a salir delante de aquella agitación, de aquelmovimiento que había visto (si realmente había visto algo). EstabarodeandoaKurtzcomosisetrataradeunjuegoinfantil.

»Metopéconély, sinomehubieraoído llegar,habríaademáscaído

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sobreél,perose levantóatiempo.Sepusoenpie, inseguro,alto,pálido,confuso,comounvaporexhaladoporlatierra,ysetambaleóligeramentedelante de mí, nebuloso y callado, mientras a mi espalda los fuegosasomaban por entre los árboles y del bosque brotaba el murmullo demuchas voces. Le había cortado el camino hábilmente; pero al hacerleverdaderamente frente parecí recobrarmis sentidos, vi el peligro en sujusta dimensión. Aún no había pasado, ni mucho menos. ¿Supón queempiece a gritar? Aunque apenas si podía mantenerse en pie, su vozestaba llena de vigor. “Váyase, escóndase”, dijo en aquel tono profundo.Aquello era tremendo. Miré de reojo hacia atrás. Estábamos a unastreintayardasdelfuegomáspróximo.Unafiguranegraselevantóydiounaszancadasconsus largaspiernasnegrasa travésdel resplandor,altiempoqueagitabaunoslargosbrazosnegros.Teníacuernos—cuernosdeantílope,creo—enlacabeza.Sindudasetratabadealgúnbrujo,dealgúnhechicero:teníaunaspectototalmentediabólico.“¿Sabeustedloqueestáhaciendo?”, susurré. “Perfectamente”, respondió, alzando la voz parapronunciaresaúnicapalabra.Mesonólejanayalavezfuerte,comounallamadaatravésdeunmegáfono.Siarmaunescándaloestamosperdidos,penséparamisadentros.Claramente,éstenoerauncasopararesolverloa puñetazos, aparte, incluso, de la natural aversión que yo sentía porgolpearaaquellasombra,aaquellacosaerranteyatormentada.“Estaráustedperdido,absolutamenteperdido”,dije.Devezencuandounorecibeesas ráfagas de inspiración, ya sabéis. Dije la cosa adecuada porque, adecirverdad,nopodríahaberestadomásirremisiblementeperdidodeloque estaba en aquel preciso momento, mientras se iban poniendo loscimientosdenuestraintimidad:pararesistir,pararesistir inclusohastaelfinal,inclusohastamásalládelfinal.

»“Tenía planes inmensos”, murmuró con indecisión. “Sí —dije yo—;perositratadegritarleaplastarélacabezacon…”.Nohabíaniunpaloniunapiedracerca.“Leestrangularé”,mecorregí.“Estabaenelumbraldegrandescosas”,suplicóconvozdeansiedad,enuntonotananhelantequehizo que seme helara la sangre. “Y ahora, por ese estúpido canalla…”.“En cualquier caso su éxito en Europa está asegurado”, dije conresolución. No quería verme obligado a ahogarle, ¿comprendéis?, yrealmente habría sido de muy poca utilidad para, ningún fin práctico.Traté de romper el hechizo, el pesado ymudo hechizo de la selva, queparecía atraerle hacia su despiadado seno despertando en él instintosbrutales y olvidados, trayéndole a la memoria pasiones monstruosas ysatisfechas. Sólo esto, estaba convencido, le había llevado al borde delbosque,alamaleza,haciaelresplandordefuegos,ellatidodetambores,el zumbido de conjuros extraños; sólo esto había conducido a su alma

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inmortalmásalládelosconfinesdelasaspiracionespermitidas.Y,¿noosdaiscuenta?, lo terriblede lasituaciónnoerasergolpeadoen lacabeza(aunquetambiénteníaunasensaciónmuyvivadeesepeligro),sinoqueteníaqueenfrentarmeaunseralquenopodíaapelarennombredenadanobleobajo.Teníaincluso,igualquelosnegros,queinvocarleaélmismo,asupropiadegradaciónincreíbleyexaltada.Nohabíanadanisobreélnidebajodeél,yyolosabía.Sehabíadesprendidodelatierraapuntapiés.¡Maldito sea! Había hecho añicos la tierra misma a puntapiés. Estabasolo,yyo,anteél,nosabíasiteníalospiesenelsueloosi flotabaenelaire. Os he ido contando lo que dijimos, repitiéndoos las frases quepronunciamos,pero¿dequésirveeso?Eranpalabrascorrientesdetodoslos días, los sonidos familiares, vagos, que se intercambian cada día devidaqueamanece.Pero¿yqué?Paramí,teníantrasdesíelterriblepoderdesugestióndepalabrasoídasensueños,defrasesdichasenpesadillas.¡Alma!Sialguienhaluchadojamásconunalma,ésesoyyo.Ytampocoesqueestuvieradiscutiendoconunlunático.Mecreáisono,suinteligenciaera perfectamente clara; concentrada sobre sí mismo con horribleintensidad,escierto,peroclaradetodosmodos;yenellaresidíamiúnicaoportunidad,exceptuando,claroestá,elmatarleallíyenaquelinstante,locualnoeramuyconveniente,habidacuentadelinevitableruido.Perosualmaestabaloca.Alencontrarsesolaenlaselvahabíamiradodentrodesímismay,¡santocielo!,osloaseguro,sehabíavueltoloca.Yomismotuvequepasar,supongoqueacausademispecados,porladurapruebade mirar en su interior. Ninguna elocuencia hubiera sido capaz demarchitarlapropiafeenlahumanidadcomolohizosuexplosiónfinaldesinceridad.Luchabatambiénconsigomismo.Lovi;looí.Vielinconcebiblemisterio de un alma que no conocía el freno, ni fe, nimiedo, y que, noobstante, luchabaciegamenteconsigomisma.Conseguíbastantebiennoperder la cabeza;pero cuando finalmente le tuve tendido sobre el lecho,meenjuguélafrente,mientrasmispiernastemblabanbajomipesocomosihubieratransportadomediatoneladasobremisespaldasdesde loaltodeaquellacolina.Y,sinembargo,sólolehabíasostenido,consuhuesudobrazoapretadoalrededordemicuello…ynoeramuchomáspesadoqueunniño.

»Cuando al día siguiente partimos amediodía, la multitud, de cuyapresencia detrás de la cortina de árboles yo había sido vivamenteconscientedurantetodoeltiempo,volvióasalirdelaselva,llenóelclaroycubrió la pendiente de una masa de cuerpos de bronce desnudos querespirabanytemblaban.Aumentéalgolapresión,despuésviréríoabajo,y dos mil ojos siguieron las evoluciones del fiero demonio del río,chapoteante y aporreante, que golpeaba el agua con su rabo terrible y

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exhalabaalaireunnegrohumo.Delantedelaprimerafila,enlaorilladelrío, tres hombres, embadurnados con tierra roja de pies a cabeza, secontoneaban nerviosamente de un lado para otro. Cuando llegamos denuevo frente a ellos, miraban en dirección al río, pateaban el suelo,meneabansuscabezasdecoradasconcuernosybalanceabansuscuerposcolorescarlata;agitabanunmanojodeplumasnegrasyunapielsarnosaconun rabo colgante (algoqueparecíauna calabaza seca)hacia el fierodemoniodelrío;periódicamente,gritabantodosjuntossartasdepalabrasasombrosas que no tenían ningún parecido con sonidos de un lenguajehumano;y losprofundosmurmullosde lamultitud,querepentinamentese interrumpían, eran como las respuestas del coro de alguna letaníasatánica.

»HabíamosllevadoaKurtzalagaritadeltimonel:habíamásaireallí.Élmiraba fijamentea travésdelpostigoabiertomientrasyacíasobreellecho.Seprodujounremolinoenlamasadecuerposhumanos,ylamujerconlacabezaenformadeyelmoycurtidasmejillasseprecipitóhastaelmismobordedelagua.Extendiósusmanoshaciafuera,gritóalgo,ytodaaquellamultitudsalvajecontinuóelgritoenuncororugientedelenguajearticulado,rápidoysofocado.

»“¿Entiendeustedesto?”,pregunté.»Él continuó mirando fuera, por encima de mí, con ojos ardientes y

añorantes, con una expresión quemostraba unamezcla de anhelo y deodio. No dio ninguna respuesta, pero vi aparecer una sonrisa designificado indefinible en sus labios descoloridos, que unmomentomástardesecrisparonconvulsivamente.“Cómono”,dijolentamente,jadeante,como si las palabras le hubieran sido arrancadas por un podersobrenatural.

»Tirédelcordóndelasirena,ylohiceporqueviquelosperegrinosenla cubierta sacaban sus rifles como si esperaran una bonita diversión.Anteelsúbitosilbidoseprodujounmovimientodeabyectoterroratravésde aquella apretada masa de cuerpos. “¡No! No les ahuyente”, gritóalguienenlacubiertadesconsoladamente.Tirédelcordónunayotravez.Se separaban y corrían, saltaban, se agachaban, hurtaban el cuerpo,esquivaban el terror volador del sonido. Los tres hombres rojos habíancaído de bruces y yacían boca abajo en la orilla, como si les hubieranmatado.Sólolabárbaraysoberbiamujernoretrocedióniunmilímetroyextendió trágicamente sus brazos desnudos hacia nosotros sobre elsombríoyrelucienterío.

»Yentoncesaquella imbécilmuchedumbrede la cubiertacomenzósupequeñadiversión,yyonopudevernadamásacausadelhumo.

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—La parda corriente fluía con rapidez del corazón de la oscuridad,transportándonos río abajo hacia el mar al doble de la velocidad denuestroascenso;ytambiénlavidadeKurtzfluíaconrapidez,escapando,escapándosedesucorazónhaciaelmardeltiempoinexorable.Eldirectorestabamuysosegado,yanoteníapreocupacionesvitales,nosabrazóalosdosenunamiradacomprensivaysatisfecha;el“asunto”habíaresultadotanbiencomocabíadesear.Yoveíaacercarseelmomentoenquequedaríacomoúnicopartidariodel “métodoerróneo”.Losperegrinosnosmirabancondesaprobación.Seme contaba entre losmuertos, por así decirlo.Esextraño cómo aceptaba yo esta asociación imprevista, esta selección depesadillasquemehabíasidoimpuestaenlatierratenebrosainvadidaporaquellosmezquinosycodiciososfantasmas.

»Kurtzperoraba. ¡Quévoz! ¡Quévoz!Resonóprofundahastael final.Sobrevivió a sus fuerzas para ocultar en los espléndidos pliegues de laelocuencialaestériloscuridaddesucorazón.¡Oh,cómoluchó!¡Luchó!Losdespojosdesufatigadocerebroseveíanahoraperseguidosobsesivamenteporimágenesdifuminadas;imágenesderiquezasydefamadandovueltasobsequiosamentealrededordesuinextinguibledondelaexpresiónnobleymajestuosa.Miprometida,miestación,miprofesión,misideas:aquélloseran los temas de las ocasionales manifestaciones de sentimientoselevados.LasombradelKurtzoriginalfrecuentabalacabeceradeaquellahuecaimitación,cuyodestinoeraserenterradoalpocotiempoenelmohode la tierra primigenia. Pero tanto el amor diabólico como el odiosobrenatural de los misterios en que había penetrado luchaban por laposesióndeaquellaalmasaciadadeemocionesprimitivas,ávidadefalsafama;dedistinciónfingida,detodaslasaparienciasdeléxitoydelpoder.

»Aveceseradespreciablementeinfantil.Soñabaconquelesalieranalencuentro reyes en las estaciones de ferrocarril, a su regreso de algúnlúgubre Ningún Lugar donde pretendía llevar a cabo grandes cosas.“Usted demuéstreles que posee algo que es realmente beneficioso, yentonceselreconocimientodesutalentonotendrálímites—solíadecir—.Por supuesto, debe usted tener cuidado al escoger losmotivos, siempremotivos justos”. Los largos tramos, que parecían todos el mismo, lascurvasmonótonas,queeran todasexactamente iguales, sedeslizabanallado del vapor con su multitud de árboles seculares que observabanpacientemente el paso de este mugriento fragmento de otro mundo, elprecursor del cambio, de la conquista, del comercio, de masacres, debendiciones.Yomirabahaciaadelantemientrasllevabaeltimón.“Cierreel postigo—dijoKurtz un día de repente—; no puedo soportar ver todoesto”.Asílohice.Hubounsilencio.“¡Oh,perotodavíapiensoretorcerteelcorazón!”,gritóhacialaselvainvisible.

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»Tuvimos una avería, tal como yo había supuesto, y nos vimosobligados a detenernos, para reparar el barco, en la punta de una isla.Esta demora fue lo primero que conmovió la confianza de Kurtz. Unamañana me entregó un paquete de papeles y una fotografía; todo elloatado con un cordón de zapato. “Guárdeme esto —dijo—. Ese locopernicioso—refiriéndosealdirector—escapazdehusmearenmiscajascuandoyonolevea”.Leviporlatarde.Estabatumbadobocaarribaconlos ojos cerrados, y yo me retiré silenciosamente, pero le oí murmurar:“Vivirrectamente,morir,morir…”,escuché.Noseoyónadamás.¿Estabaensayandoalgúndiscursoensueñososetratabadeunfragmentodeunafrase de algún artículo de periódico? Él había escrito para periódicos yteníalaintencióndevolverloahacer“paraladifusióndemisideas.Esundeber”.

»Lasuyaeraunaoscuridadimpenetrable.Lemirécomounoobservaaun hombre que yace en el fondo de un precipicio donde el sol no brillanunca. Pero no tenía mucho tiempo que dedicarle, porque estabaayudandoalmaquinistaadesmontarloscilindrosaveriados,aenderezaruna biela torcida y otras cosas por el estilo. Vivía en medio de unaconfusión infernal de herrumbre, limaduras, tuercas, pernos, llaves,martillos, trinquetes, cosas quedetesto porquenome entiendo bien conellas.Yomeocupabadeunapequeñaforjaqueafortunadamenteteníamosabordo;trabajabafatigosamenteenunmalditocúmulodedesperdicios,amenosque tuvieraescalofríosdemasiado fuertesparapoderpermanecerdepie.

»Alentrarunanocheconunavela,mequedémaravilladocuandoleoídecir,convozalgotemblorosa:“Yazgoaquí,enlaoscuridad,esperandoalamuerte”.La luz estabaamenosdeunpiede sus ojos.Me forcéamímismoamurmurar: “¡Ohtonterías!”,ypermanecídepieasu ladocomotransido.

»Nohabíayovistonuncanadaparecidoalcambioquesobrevinoensusfacciones,yesperonovolverloaver.Oh,nomeconmovió.Mefascinó.Fuecomo si se hubiera desgarrado un velo. En aquella cara demarfil vi laexpresióndelorgullosombrío,delpoderdespiadado,del terrorpavoroso;deunadesesperación intensa y desesperanzada. ¿Estabaacaso viviendodenuevosuvidaencadadetallededeseo,tentaciónyrenunciaduranteaquel momento supremo de total conocimiento? Gritó en susurros aalguna imagen, a alguna visión; gritó dos veces, un grito nomás fuertequeunaexhalación:

“¡Elhorror!¡Elhorror!”.»Apagué la vela de un soplido, abandoné la cabina. Los peregrinos

estabancenandoenelcomedor,yyotoméasientofrentealdirector,quien

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levantó los ojos para dirigirme una mirada inquisitiva que conseguíignorar.Élseechóhaciaatrás,sereno,conaquellapeculiarsonrisasuyaque sellaba las profundidades inexpresadas de su mezquindad. Unacontinualluviadepequeñasmoscassemovíaconrapidezporencimadelalámpara, sobre el mantel, sobre nuestras caras y nuestras manos. Depronto elmuchachodel director asomó su insolente cabezanegrapor lapuerta,ydijoenuntonodeásperodesdén:

»“SeñorKurtz.Élmuerto”.»Todos los peregrinos se precipitaron fuerapara verlo.Yopermanecí

allíycontinuéconmicena.Creosaberquesemeconsideróbrutalmenteinsensible por aquello. No obstante, no comí mucho. Allí había unalámpara, luz, ¿sabéis?, y fuera todo estaba tan oscuro, tan bestialmenteoscuro.Nomevolvíaacercaralhombreextraordinarioquehabíaemitidojuiciosobrelasaventurasdesualmaenestatierra.Lavozsehabíaido.¿Quémáshabíahabidoallí?Peronaturalmenteestoyenteradodequealdíasiguientelosperegrinosenterraronalgoenunagujeroenfangado.

»Ydespuésestuvieronapuntodeenterrarmeamí.»Noobstante,comoveis,yonofuiaunirmeconKurtzallíyentonces.

No lo hice. Me quedé para soñar la pesadilla hasta el final y parademostrarmilealtadhaciaKurtzunavezmás.Eldestino.¡Midestino!Lavidaesunabufonada:esadisposiciónmisteriosadeimplacablelógicaparaun objetivo vano. Lo más que se puede esperar de ella es un ciertoconocimientodeunomismo,quellegademasiadotarde,yunacosechaderemordimientos inextinguibles. Yo he luchado a brazo partido con lamuerte. Es la disputa menos emocionante que podáis imaginar. Tienelugar en una indiferencia impalpable, sin nada bajo los pies, sin nadaalrededor,sinespectadores,sinclamor,singloria,sinelgrandeseodelavictoria,sinelgranmiedode laderrota,enunaatmósferaenfermizadetibioescepticismo,sindemasiadafeentupropioderecho,ytodavíamenoseneldeladversario.Sitaleslaformadelasabiduríaúltima,entonceslavidaesunenigmamayordeloquelamayoríadenosotroscree.Estuveamenosdeunpasodelaúltimaoportunidaddepronunciarme,ydescubríconhumillaciónqueprobablementenotendríanadaquedecir.ÉstaeslarazónporlaqueafirmoqueKurtzeraunhombrefueradelonormal.Éltenía algo que decir. Lo dijo. Como yo me había asomado al borde,comprendo mejor el significado de su mirada fija, que no podía ver lallamadelavela,peroeralobastanteampliacomoparaabarcaratodoeluniverso, lo bastante penetrante como para introducirse en todos loscorazonesquelatenenlaoscuridad.Élhabíarecapitulado;habíajuzgado.“¡Elhorror!”.Eraunhombreextraordinario.Despuésdetodo,aquéllaerala expresión de algún tipo de creencia; tenía candor, tenía convicción,

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había en su susurro una nota vibrante de rebeldía; tenía el espantosorostrodeunaverdadentrevista,laextrañamezcladedeseoyodio.Ynoesmi propia situación extrema lo que mejor recuerdo: una visión deindiferenciasinforma,llenadedolorfísico,yundespreciodespreocupadopor loefímerode todas las cosas, inclusodemimismodolor. ¡No!Essusituaciónextremalaquemeparecehabervivido.Escierto,élhabíadadoaquelúltimopaso,habíatraspasadoelborde,mientrasamísemehabíapermitido retirar mi vacilante pie. Y tal vez en eso resida toda ladiferencia; talvez toda la sabiduría, toda laverdady toda la sinceridadestán comprimidas en ese inapreciable momento del tiempo en quetraspasamoselumbraldeloinvisible.¡Talvez!Mehagolailusióndequemi recapitulación no habría sido una palabra de indiferente desprecio.Mejor su grito, mucho mejor. Fue una afirmación, una victoria moral,lograda a costa de innumerables derrotas, de terrores abominables, desatisfaccionesabominables.¡Peroeraunavictoria!PoresoesporloquehepermanecidofielaKurtzhastaelfinal,einclusohastamásallá,cuandomucho tiempo después oí de nuevo, no su propia voz, sino el eco de sumagnífica elocuencia que me era devuelto por un alma tantranslúcidamentepuracomounriscodecristal.

»No,nomeenterraron,aunquehayunperíododetiempoquerecuerdoborrosamente, con un asombro estremecedor, como un viaje a través dealgúnmundoinconcebibleenelquenohubieraniesperanzanideseo[26].Me encontré de regreso en la ciudad sepulcral donde me molestaba lavista de la gente apresurándose por las calles para sacarse un poco dedinero unos a otros, para devorar sus infames alientos, para tragar suinsalubre cerveza, para soñar sus insignificantes y estúpidos sueños.Seentrometíanenmispensamientos.Eranintrusoscuyoconocimientodelavidaeraparamíunairritantepretensión,porqueyoestabasegurodequeera imposiblequesupieran lascosasqueyosabía.Suconducta,queerasimplemente la conducta de individuos vulgares ocupándose de susnegocios con la certezadeunaperfectaseguridad,eraofensivaparamí,como ultrajantes ostentaciones de insensatez ante un peligro que esincapaz de comprender. No tenía ningún deseo especial de ilustrarles,peromeresultababastantedifícil contenermeyno reírmeensus caras,tanllenasdeestúpidaimportancia.Talvezyonoestuvieramuybienenaquellaépoca.Ibatambaleándomeporlascalles(habíavariosasuntosqueresolver), haciendo muecas amargas a personas perfectamenterespetables.Admitoquemicomportamientoerainexcusable,peroocurríaquemitemperaturaenaquellosdíasraravezeranormal.Losesfuerzosdemi querida tía por “restablecermis fuerzas” parecían absolutamentefallidos. No eran mis fuerzas las que requerían cuidados, sino mi

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imaginaciónlaquenecesitabaconsuelo.Conservabaelmanojodepapelesque Kurtz me había dado, sin saber exactamente qué hacer con él. Sumadre habíamuerto recientemente, asistida, segúnme contaron, por laprometidadeKurtz.Unhombrepulcramenteafeitado,deporteoficialyque llevaba gafas con montura de oro, vino a verme un día y me hizopreguntas, al principio tortuosas, más tarde cortésmente apremiantes,acerca de lo que él gustaba de denominar ciertos “documentos”. Nomesorprendió, porque había tenido ya dos altercados con el director a eserespectocuandoestabaallí lejos.Mehabíanegadoaentregarniunsolopapeldeaquelpaquete yadopté lamismaactitud con elhombrede laslentes.Al finaladoptóunaexpresiónsombríamenteamenazadora,y conmucho acaloramiento arguyó que la compañía tenía derecho a conocerhasta lamás nimia información acerca de sus “territorios”. Y dijo: “LosconocimientosdelseñorKurtzsobreregionesinexploradasdebendehabersidonecesariamenteextensosypeculiares,graciasasuenormecapacidadyalasdeplorablescircunstanciasenlasquesehabíavistosituado;porlotanto…”.Leaseguréque losconocimientosdelseñorKurtz,sibieneranextensos no versaban sobre los problemas del comercio o de laadministración. Invocó entonces el nombre de la ciencia. “Sería unaincalculablepérdidasi…”,etc.Leofrecíelinformesobrela“SupresióndelasCostumbresSalvajes”,conlaposdataarrancada.Locogióávidamente,pero acabó por dejarlo con un aire de desprecio. “Esto no es lo queteníamosderechoaesperar”,observó.“Noesperenadamás—dije—.Sólohay correspondencia privada”. Se retiró amenazando con iniciar unprocesojudicialynolevolvíaver;perootroindividuo,quedijoserprimodeKurtz,sepresentódosdíasmástarde,ansiosoporoírtodoslosdetallessobre los últimos momentos de su querido pariente. De un modoaccidentalmedioaentenderqueKurtzhabíasidoesencialmenteungranmúsico.“Teníamaderadetriunfador”,dijoelhombre,queeraorganista,creo, y cuyo pelo gris caía sobre el grasiento cuello de su chaqueta. Noteníaningúnmotivoparadudardesuafirmación;yaúnhoysoyincapazdedecircuáleralaprofesióndeKurtz,sialgunaveztuvoalguna,ycuálera el mayor de sus talentos. Yo le había tomado por un pintor queescribíapara losperiódicosoporunperiodistaquesabíapintar,peronisiquieraelprimo (que tomabarapédurante la entrevista)pudodecirmequé había sido exactamente. Era un genio universal; en ese punto yoestabadeacuerdoconaquelancianopersonaje,queactoseguidosesonóruidosamente la nariz con un gran pañuelo de algodón y se retiró enagitación senil, llevándose algunas cartas de familia y notas sinimportancia.Porúltimo,aparecióunperiodista,ansiosoporsaberalgodeldestino de su “querido colega”. Este visitanteme informó que la esfera

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propiadeKurtzdeberíahabersidolapolítica“ensudimensiónpopular”.Teníaunascejaspeludasyrectas,pelohirsutoymuycorto,unmonóculocolgado de una cinta ancha, y, adoptando un tono campechano, confesóque,ensuopinión,Kurtzrealmentenosabíaescribir;“pero¡cielos!,¡cómohablaba! Electrizaba a las masas. Tenía fe, ¿ve usted?, tenía fe. Podíahacerse creer a símismo cualquier cosa, cualquier cosa.Habría sidounespléndidolíderdeunpartidoextremista”.“¿Dequépartido?”,pregunté.“Decualquierpartido”, respondióelotro. “Eraun…unextremista”. ¿Nopensabayolomismo?Asentí.¿Sabíayo,mepreguntóconunarepentinamuestradecuriosidad,“quéfueloqueleindujoairseallí”?“Sí”,dije,yenel acto le entregué el famoso Informe para que fuera publicado, si loconsiderabaadecuado.Lohojeóapresuradamente,hablandoentredientestodoeltiempo,leparecióque“podríaservir”ysemarchóconelbotín.

»Asíquemequedéalfinconundelgadopaquetedecartasyelretratodelamuchacha.Meimpresionóporsubelleza;quierodecirqueteníaunabella expresión. Ya sé que también se puede hacer que la luz del solmienta. Sin embargo, uno tenía la sensación de que ningunamanipulacióndelaluzodelaposepodríahabertransmitidoesedelicadomatiz de veracidad sobre aquellos rasgos. Parecía dispuesta a escucharsin reservamental, sin recelo, sin un solo pensamiento para símisma.Decidí que iría y le devolvería su retrato y esas cartas personalmente.¿Curiosidad?Sí,ytambiénalgunosotrossentimientos;quizá.Todoloquehabía sido deKurtz se había ido demismanos: su alma, su cuerpo, suestación,susplanes,sumarfil,sucarrera.Sóloquedabasumemoriaysuprometida,yyoqueríaentregareso también,dealgúnmodo,alpasado,entregarpersonalmentetodoloqueenmíquedabadeélaeseolvidoqueeslaúltimapalabradenuestrocomúndestino.Nomeestoydefendiendo.No teníauna idea clarade qué era lo que yo quería realmente.Tal vezfueraunimpulsodelealtadinconscienteoelcumplimientodeunadeesasnecesidades irónicasqueacechanen los lechosde laexistenciahumana.Nosé.Nopodríadecirlo.Perofui.

»Yopensabaquesurecuerdoeracomolosrecuerdosdeotrosmuertosqueseacumulanenlavidadetodosloshombres:unavagaimprontaenelcerebro de sombras que han caído en él en su paso veloz y final; perodelantedelaaltaypesadapuerta,entrelaselevadascasasdeunacalletantranquilaydecorosacomoelvialbiencuidadodeuncementerio,derepente le vi sobre la camilla, abriendo la boca vorazmente, como paradevorarlatierraenteracontodalahumanidad.Enaquelmomentoestuvovivo antemí; estuvo tan vivo como nunca lo habla estado: una sombra,insaciable de espléndidas apariencias, de espantosas realidades; unasombramásoscuraquelasombradelanocheynoblementeenvueltaenel

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mantodeunaespléndidaelocuencia.Lavisiónparecióentraren lacasaconmigo. La camilla, los porteadores del fantasma, la salvajemuchedumbredeobedientesadoradores, la tenebrosidadde losbosques,elrelucirdeltramoentreloslóbregosrecodos,elsondeltambor,regularyapagado como el latido de un corazón…, el corazón de una oscuridadvictoriosa.Eraunmomentodetriunfoparalaselva,unataqueinvasoryvengativo que,me pareció, yo debería repeler sólo para la salvación deotraalma.Y el recuerdode lo que lehabía oídodecir allá lejos, con lasformas cornudas agitándose a mis espaldas, en el resplandor de lashogueras,dentrode lospacientesbosques,aquellas frasesentrecortadasvolvieron a mí, se oyeron de nuevo en su ominosa y aterradorasimplicidad.Recordésuabyectasúplica,susabyectasamenazas,lacolosalmagnituddesusvilesdeseos,lamezquindad,eltormento,latempestuosaangustia de su alma. Y más tarde me pareció ver su aire lánguido yrecoleto,cuandodijoundía:“Estelotedemarfilahoraesrealmentemío.Lacompañíanolohapagado.Loreuníyomismocongranriesgopersonal.Aunquemetemoquetratarándereclamarlocomosuyo.¡Hum!Esuncasodifícil.¿Quécreeustedquedeberíahacer?¿Resistirme?¿Eh?Sóloquierojusticia…”. Sólo quería justicia, sólo justicia. Llamé al timbre ante unapuertadecaobadelprimerpiso,y,mientrasesperaba,élparecíamirarmefijamente desde el entrepaño de cristal; mirarme con aquella amplia einmensa mirada fija que abrazaba, condenaba, abominaba todo eluniverso.Meparecióoírelgritosusurrado:“¡Elhorror!¡Elhorror!”.

»El crepúsculo estaba cayendo. Tuve que esperar en un majestuososalóncontresaltasventanasquedesdeelsuelollegabanhastaeltechoyque parecían tres columnas luminosas y acortinadas. Las curvasindistintas de los retorcidos y dorados respaldos y patas de losmueblesbrillaban. La alta chimenea de mármol era de una blancura fría ymonumental.Unpianodecolaselevantabaimponenteenunrincón,conoscurosdestellossobrelassuperficiesplanas,comounsarcófagosombríoylustroso.Unapuertaaltaseabrió…,secerró.Yomelevanté.

»Ellaseadelantóhaciamítodadenegro,conlacabezapálida,flotandoenelcrepúsculo.Estabadeluto.Habíatranscurridomásdeunañodesdesumuerte,másdeunañodesdequellególanoticia;parecíacomosiellalefueraarecordaryllorarparasiempre.Tomómisdosmanosentrelassuyasymurmuró:“Mehabíandichoquevendríausted”.Observéquenoera demasiado joven, quiero decir que no era una chiquilla. Tenía unacapacidad madura para la lealtad, para la fe, para el sufrimiento. Lahabitaciónparecíahaberseensombrecidoaúnmás,comositodalatristeluz del nublado atardecer se hubiera refugiado en su frente. Aquelloscabellos rubios, aquel pálido rostro, aquella frente pura, parecían

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rodeadosdeunhalocenicientodesdeelcuallososcurosojosmemiraban.Su mirada era franca, profunda, segura y confiada. Llevaba su cabezaafligida comosi estuvieraorgullosadeaquellaaflicción, comosi fueraadecir:“Yo,yosoylaúnicaquesabellorarlecomomerece”.Pero,mientrasestábamostodavíaestrechándonoslamano,vinoasurostrotalexpresióndeespantosadesolación,quecomprendíqueellaeraunadeesascriaturasquenoson juguetesdelTiempo.Paraella,élhabíamuertosóloayer.Y,¡porJúpiter!,laimpresióneratanfuertequeamítambiénmeparecíaqueélhabíamuertosóloayer…,yaúnmás,enaquelmismominuto.Lesviaellayaélenelmismoinstantedeltiempo:lamuertedeélyeldolordeella; vi el dolor de ella en el mismo momento de la muerte de él.¿Entendéis?Lesvijuntos,lesoíjuntos.Ellahabíadichoconlarespiracióncontenida:“Hesobrevivido”,mientrasmisoídostensosparecieronoírconnitidezelsusurrorecapituladordelacondenacióneternadeél,mezcladocon el tono de remordimiento desesperado de ella.Me preguntaba amímismoquéhacíaallí,conunasensacióndepánicoenelcorazón,comosihubiera caído en un lugar de crueles y absurdos misterios, que un serhumanonopuedetolerar.Meindicóunasilla.Nossentamos.Yocoloquéelpaqueteconcuidadosobrelapequeñamesayellaposósumanosobreél…“Ustedleconocíabien”,murmuró,despuésdeunmomentodesilenciodeduelo.

»—Laintimidadcrecedeprisaallílejos—dijeyo—.Leconocíatodolobienquepuedeunhombreconoceraotro.

»—Y usted le admiraba —dijo ella—. Era imposible conocerle y noadmirarle¿no?”.

»—Eraunhombreextraordinario—dijeyovacilante.Entonces,antelaincitantefirmezadesumirada,queparecíaestaralaesperadeoírmáspalabrasdemislabios,continué—:Eraimposibleno…

»—Amarle—concluyóellaconvehemencia,reduciéndomeaunestadodeestupefactamudez—.¡Quéciertoes!¡Quéciertoes!¡Peropienseustedquenadie le conocía tanbien comoyo!Yo era ladepositariade toda sunobleconfianza.Leconocíamejorquenadie.

»—Ustedleconocíamejorquenadie—repetí.Quizáfueracierto.Perolahabitaciónseibaensombreciendoconcadapalabraquesepronunciaba,y solamente su frente, tersa y blanca, permanecía iluminada por lainextinguibleluzdelafeyelamor.

»—Ustederasuamigo—continuó—.Suamigo—repitióunpocomásalto—. Debió usted de serlo, cuando él le confió esto y le mandó aquí.Sientoquepuedohablarconusted…y,¡oh!,tengoquehacerlo.Quieroquesepausted—ustedquehaoídosusúltimaspalabras—quehesidodignade él… No es orgullo… ¡Sí! Me siento orgullosa de saber que yo le

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comprendímejorquenadieenelmundo…,élmismomelodijo.Ydesdequesumadremuriónotengoanadie…,anadie…,para…,para…

»Yoescuchaba.Laoscuridadsehizomásprofunda.Noestabasiquieraseguro de que él me hubiera dado el envoltorio correcto. Más biensospechoquequeríaquemeocuparadeotromanojodepapelessuyosque,después de su muerte, vi examinar al director bajo una lámpara. Y lamuchacha hablaba, aliviando su dolor en la certeza de obtener micompasión;hablabadelamismaformaquebebenlossedientos.Yohabíaoído que su compromiso con Kurtz no había sido aprobado por susfamiliares. No era lo bastante rico, o algo así. Y realmente no sé si nohabría sido un pobre indigente toda su vida.Élme había dado razonesparainferirquehabíasidolaimpacienciaporsupobrezarelativaloquelehabíaimpulsadoamarcharseallí.

»—…¿Quién,habiéndoleoídohablarunavez,noeraamigosuyo?—estabadiciendoella—.Élatraíaaloshombresporloqueenelloshabíademás valioso. —Me miró con intensidad—. Es el don de los grandes —continuó, y el sonido de su voz baja parecía ir acompañadode todos losotrossonidos, llenosdemisterio,desolaciónyaflicciónqueyohabíaoídoenmivida:elmurmullodelrío,elsuspirardelosárbolesmecidosporelviento, el zumbido de las multitudes, el débil rumor de palabrasincomprensibles gritadas desde lejos, el susurro de una voz hablandodesdemásalládelumbraldeunaoscuridadeterna—. ¡Perousted lehaoído!¡Ustedlosabe!

»—Sí,losé—dijeyo,conalgocomodesesperaciónenelcorazón,sibienme inclinaba ante aquella fe que había en ella, ante aquella ilusióngrande y redentora que brillaba con un resplandor sobrenatural en laoscuridad, en la oscuridad triunfante de la que yo no la podría haberdefendido;delaquenopodíasiquieradefendermeamímismo.

»—¡Qué pérdida paramí…, paranosotros!—se corrigió conhermosagenerosidad;despuésañadióenmurmullos—:Paraelmundo.—Podíaverelbrillodesusojosbajoelúltimocentelleodelcrepúsculo,estabanllenosdelágrimas,delágrimasquenocaerían.

»“Hesidomuyfeliz,muyafortunada,mehesentidomuyorgullosa—continuó—. Demasiado afortunada. Demasiado feliz durante algúntiempo.Yahoravoyaserdesdichadapara…,paratodalavida.

»Se levantó; sus rubios cabellosparecíanrecoger toda la luzqueaúnquedabaenunresplandordeoro.Yotambiénmelevanté.

»—Ydetodoesto—continuóconmelancolía—,detodassuspromesas,y de toda su grandeza, de su espíritu generoso, de sunoble corazón, noquedanada…,nadaexceptoelrecuerdo.Ustedyyo…

»—Nosotrossiemprelerecordaremos—meapresuréadecir.

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»—¡No! —exclamó—. Es imposible que todo esto se pierda, quesemejante vida fuera sacrificadaparanodejarnada…excepto aflicción.Usted conoce los grandes planes que tenía. Yo también los conocía, yoquizánopodíaentenderlos,perootroslosconocían.Algotienequequedar.Suspalabras,porlomenos,nohanmuerto.

»—Suspalabrasquedarán—dijeyo.»—Y su ejemplo—susurró para sus adentros—. Los hombres tenían

esperanzaspuestasenél…,subondadbrillabaencadaacto.Suejemplo…»—Cierto—dijeyo—;suejemplotambién.Sí,suejemplo.Loolvidaba.»—Peroyono.Nopuedo…nopuedocreer…todavíano.Nopuedocreer

que nunca le volveré a ver, que nadie le volverá a ver nunca, nunca,nunca.

»Extendió losbrazos como si fuera trasuna figuraque retrocede; losextendió, negros y con las pálidas manos cerradas, a través deldesvaneciente y estrecho resplandorde la ventana. ¡Noverlenunca!Enaquel momento yo le veía con toda claridad. Veré a aquel elocuentefantasmamientrasviva, y también la veréa ella,una sombra trágicayfamiliar, parecida en sus gestos a otra, también trágica y adornada conamuletos impotentes, extendiendo sus desnudos brazos morenos porencima del relampagueo de la corriente infernal, la corriente de lastinieblas.Derepentedijoenvozbaja:“Muriócomohabíavivido”.

»—Sufin—dijeyo,mientrasbullíaenmíunarabiasorda—fuedignodesuvidaentodoslosaspectos.

»—Y yo no estaba con él —murmuró ella. Mi enojo cedió ante unsentimientodeinfinitapiedad.

»—Todoloquefueposiblehacer…—musitéyo.»—Ah,peroyoteníamásfeenélquenadieenelmundo,másquesu

propiamadre,másque…élmismo.¡Élmenecesitaba!¡Amí!Yohubieraatesoradocadasuspiro,cadapalabra,cadaseñal,cadamirada.

»Sentícomounagélidaopresiónenelpecho.“Nolohaga”,dijeconvozensordecida.

»—Perdóneme. Yo…, yo… le he llorado en silencio durante tantotiempo…,ensilencio…¿Estuvoustedconél…hastaelfinal?Piensoensusoledad. Nadie a su lado que le comprendiera como yo le hubieracomprendido.Talveznadiequeoyera…

»—Hasta el final —dije yo temblorosamente—, yo oí sus últimaspalabras…—medetuveasustado.

»—Repítalas—murmuróenuntonoacongojado—.Quiero…,quiero…algo…,algo…con…conloquevivir.

»Estuve a punto de gritarle: “¿No las oye?”.El crepúsculo las estabarepitiendoenunpersistentesusurroanuestroalrededor,enunsusurro

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queparecíahincharseamenazadoramente,comoelprimersusurrodeunvientoqueselevanta.“¡Elhorror!¡Elhorror!”.

»—Suúltima palabra… con la que vivir—insistió—. ¿No comprendeustedqueyoleamaba?…Leamaba.¡Leamaba!

»Reunítodasmisfuerzasyhablédespacio.»—Laúltimapalabraquepronunciófue…sunombre.»Oí un débil suspiro y después mi corazón permaneció inmóvil, se

detuvo como si le hubiera dadomuerte un grito exultante y terrible, elgrito del triunfo inconcebible y del dolor indescriptible. “Lo sabía…,¡estaba segura!…”. Ella lo sabía. Estaba segura. La oí llorar; habíaocultado su rostro entre las manos. Me parecía que la casa se iba adesplomar antes de que yo pudiera escapar, que el firmamento caeríasobremi cabeza.Peronoocurriónada.El firmamentonosevieneabajopor semejante pequeñez. Me pregunto si se habría venido abajo si yohubierahechoaKurtzlajusticiaqueleeradebida.¿Nohabíadichoélqueúnicamentequeríajusticia?Peronopude.Nopudedecírselo.Hubierasidodemasiadooscuro…,tododemasiadooscuro…

Marlowcesódehablarysesentóaparte,confusoysemoviósilencioso,en la postura de un Buda meditando. Nadie se movió durante algúntiempo. Hemos perdido el comienza de “la marea”, dijo el directorsúbitamente.Levantélacabeza.Ladesembocaduraestababloqueadaporun negro cúmulo de nubes, el apacible canalizo que conducía a losmásremotosrinconesdelatierrafluíasombríobajouncielocubierto,parecíaconducirhaciaelcorazóndeunainmensaoscuridad.

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CuadroCronológico

1857

VidayobraJósef Teodor Konrad Nalecz Korzeniowski nace en Berdiczew(Ucrania),el3dediciembre,enelsenodeunafamiliapolacadelapequeñanobleza.Literatura,arteyculturaSe publicaMadameBovary, de Flaubert.—Trollope:BarchesterTowers.HistoriaLosinglesesconquistanCatón.

1858HistoriaFranciacolonizaCochinchina.

1859Literatura,arteyculturaMarx:Críticadelaeconomíapolítica.—Darwin:Elorigendelasespecies.—Dostoyevski:Stepachnikovo.

1860HistoriaLevantamiento carlista en La Rápita.—En Inglaterra se creanlosSindicatos.

1861

VidayobraSupadreesdetenidoenVarsovia,juzgadoycondenadoalexilio.LafamiliamarchaaVologda(Rusia).Literatura,arteyculturaDostoyevski:Lacasadelosmuertos;Humilladosyofendidos.—Dickens:Grandes esperanzas.—G.Eliot:SilasMarner.—J. yE.deGoncourt:SœurPhilomène.HistoriaDacomienzolaGuerradeSecesiónenEE.UU.—EmancipacióndelossiervosenRusia.

1862

Literatura,arteyculturaHugo: Los miserables.—Turgenev: Padres e hijos.—Flaubert:Salammbó.—Ruskin:Untothislast.HistoriaBismarckesnombradoprimerministrodePrusia.

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1863

VidayobraLos Korzeniowski son trasladados a Czernikhov (Ucrania).—Algunos de sus familiares participan en la fallida insurrecciónpolaca.Literatura,arteyculturaMuereThackeray.HistoriaAlianzadeRusiayPrusiaparasofocar la insurrecciónpatriotaenPolonia.—AbolicióndelaesclavitudenEE.UU.

1864

Literatura,arteyculturaLarousse inicia lapublicacióndelGrandDictionnaireUniverselduXIXsiécle.HistoriaSe funda la I Internacional.—Prusia inicia una guerra contraDinamarca.

1865

VidayobraMueresumadreenCzernikkov.HistoriaTermina la Guerra de Secesión americana.—Asesinato deLincoln.—BismarcksereúneconNapoleónIII.

1866

Literatura,arteyculturaDostoyevski:Crimenycastigo.HistoriaPrusiaderrotaaAustriaenlaGuerradelasSieteSemanas.

1867

VidayobraViveconsupadreenLwów,enelImperioaustro-húngaro.Literatura,arteyculturaMuere Baudelaire.—Dostoyevski: El jugador.—Zola: ThérèseRaquin.—Walter Bagehot: The English Constitution.—Marx:primervolumendeDasKapital.—MáquinadeescribirdeSholasyDeusmore.HistoriaSecrealaConfederaciónAlemana,regidaporPrusia.

1868

Literatura,arteyculturaDaudet:Lepetitchose.Historia

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RevolucióndeSeptiembreenEspaña.—Abdicaciónde Isabel II.—Gladstone,primerministroenInglaterra.

1869

VidayobraSe traslada con su padre a Cracovia, donde éste muere pocosmesesdespués.—Vaporprimeravezalaescuela.Literatura,arteyculturaLos hermanos Hyatt inventan el celuloide.—Flaubert:L’education sentimentale.—Tolstoi:Guerra y paz.—Dostoyevski:El idiota.—Stuart Mill:Subjection of Women.—Varlaine: Fêtesgalantes.HistoriaAperturadelCanaldeSuez.

1870

Literatura,arteyculturaMuerenDickensyJ.deGoncourt.HistoriaGuerra Franco-Prusiana.—Abdicación de Napoléon III yproclamación de la Tercera República.—Expedición de StanleyenbuscadeLivingstonedesdeZanzíbar.

1871

VidayobraEmpieza a ir al instituto. Su tío Thaddeus Bobrowski se hacecargodesututela.Literatura,arteyculturaPrimeraexposiciónde losExpresionistasenParís.—Darwin:Elorigendelhombre.—Ruskin:SesameandLilies.HistoriaProclamacióndelImperioalemánbajoGuillermoI.—ComunadeParís.—AscensiónaltronodeEspañadeAmadeoIdeSaboya.

1872

VidayobraVivedenuevoenLwów.Literatura,arteyculturaG. Eliot: Middlemarch.—Rimbaud: Une saison en enfer.—Dostoyevski: Los endemoniados.—Zola: La Curée.—Daudet:TartaríndeTarascón.HistoriaTerceraGuerraCarlistaenEspaña.

Literatura,arteycultura

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1873Nietzsche:Elnacimientodelatragedia.HistoriaFormación del Drei-Kaiser-Bund.—Abdicación de Amadeo I yconstitución de la Primera República Española.—MuereLivingstoneenelLagoTanganica.

1874

VidayobraAbandona sus estudios y marcha a Marsella. Realiza susprimerosviajescomomarinero.Literatura,arteyculturaFlaubert:LatentationdeSaintAntoine.HistoriaAlfonso XII, rey de España.—Disraeli, primer ministro deInglaterra.

1875

Literatura,arteyculturaHenryJamesseestableceenEuropa.HistoriaEl Congreso deGotha unifica los partidos obreros alemanes.—Derrota de los carlistas en Olot.—Stanley explora los lagosTanganicayVictoria.DesdeTanganicainiciasuviajealolargodelríoCongo.

1876

VidayobraViaja, en barcos franceses, a las costas del Caribe.—Se vecomplicado en una oscura empresa de contrabando de armasparalacausacarlistaenEspaña.Literatura,arteyculturaMuere Baudelaire.—Wagner estrena la versión completa deElanillo de los Nibelungos.—Daudet: Jack.—Trollope:The PrimeMinister.HistoriaFinalizan las guerras carlistas.—En Rusia se crea el PartidoSocialista del Pueblo.—Leopoldo II de Bélgica funda la«AsociaciónInternacionalAfricana».

1877

Literatura,arteyculturaTolstoi: Anna Karenina.—Henry James: The American. Zola:L’assommoir.HistoriaIsabelIIregresaaEspaña.—InglaterraseanexionaelTransvaal

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yseproducelaprimeraGuerraSudafricana.—LareinaVictoriaesnombradaEmperatrizdelaIndia.—GuerraRuso-Turca.

1878

VidayobraSeintentasuicidarenMarsella.—DesembarcaenInglaterraporprimeravez.Literatura,arteyculturaHenryJames:TheEuropeans.—Hardy:TheReturnoftheNative.—S.Proudhomme:Lajustice.HistoriaCongresodeBerlín.—BismarckprohíbeelPartidoSocialista.

1879

Literatura,arteyculturaSiemens construye el primer tren eléctrico.—Swan y Edisoninventan la lámpara eléctrica de incandescencia.—H. James:DaisyMiller.—Meredith:TheEgoist.

1880

VidayobraAprueba el examen que le convierte en segundo oficial de laMarinadeSuMajestadBritánica.—HacesusprimerosviajesalExtemoOriente:Australia,Singapur,Indonesia.Literatura,arteyculturaSecrealaFundaciónNobel.—MuerenGeorgeEliotyFlaubert.—Dostoyevski: Los hermanos Karamazov.—Zola: Nana.—Maupassantyotros:LessoiréesdeMédan.HistoriaSeproclamalaRepúblicaBoerdeTransvaal.

1881

Literatura,arteyculturaMuere Dostoyevski.—H. James:Portrait of a Lady.—Flaubert:BouvardetPécuchet.—A.France:LecrimedeSylvestreBonnard.HistoriaLos ingleses son derrotados por los Boers en Majuba Hill.—AsesinatodelzarAlejandroII.LesucedeAlejandroIII.—AustriafirmauntratadoconSerbia.

1882

Literatura,arteyculturaZola:Pot-Bonille.—WagnerestrenaParsifal.HistoriaFormacióndelaTripleAlianza(entrePrusia,AustriaeItalia).

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1883 Literatura,arteyculturaMuerenTurguenev,MarxyWagner.—Trollope:Autobiografía.

1884

VidayobraApruebaunsegundoexamenyseconvierteenprimeroficialdelaMarinaBritánica.Literatura,arteyculturaDaudet:Sapho.—Maupassant:Contesdujouretdelanuit.HistoriaBélgicatomaposesiónoficialdelCongo,cuyaexploraciónhasidollevada a cabo por Stanley.—Sufragio universal masculino enInglaterra.

1885

Literatura,arteyculturaConvención de Berna sobre los derechos internacionales deautor.—MuereHugo.—Maupassant:BelAmi.—Flaubert:Parleschampsetparlesgrèves.—EngelspublicaelsegundovolumendeDasKapital.HistoriaConferencia de Berlín sobre las colonias.—Se confirma eldominio personal deLeopoldo II sobre elEstadoAutónomodelCongo.

1886

VidayobraAdopta la nacionalidad británica (en agosto) y consiguefinalmenteeltítulodeCapitánMercantedelaMarinaBritánica(ennoviembre).EscribeunanarracióncortaparalarevistaTit-Bits(quenosepublicaráhastamástardeenLondonMagazine).MarchaalExtremoOriente,dondepermaneceráporespaciodedosaños.Literatura,arteyculturaTolstoi:LamuertedeIvanIlych.—Rimbaud:Lesilluminations.—Hardy:TheMayor ofCasterbridge.—H. James:The bostonians;ThePrincessCasamassima.

1887Literatura,arteyculturaZola:LaTerre.—Hardy:TheWoodlanders.

VidayobraRegresaaLondres.Literatura,arteycultura

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1888Wilde:TheHappyPrinceandotherTales.—Verlaine:Lespoètesmaudits;Amour.H.James:TheAspernPapers.—Nietzsche:EcceHomo.—Maupassant:PierreetJean.HistoriaEl Káiser Guilermo II, sucesor de Guillermo I.—StanleyencuentraaEminPashacercadelLagoAlberto.

1889

VidayobraTienedificultadesparaencontrartrabajoyempiezaaescribirsuprimera novela: Almayer’s Folly.—Conoce a su tía MargueritePoradowska.—MarchaalCongo.Literatura,arteyculturaF.MadoxFord:TheBrownOwl.

1890

VidayobraRegresadelCongo.Primerossíntomasdeenfermedad.—Visitaasu tíoThaddeusBobrowski enKazimierowska, donde pasa dosmeses.Literatura,arteyculturaZola:Labêtehumaine.—AnatoleFrance:Thaïs.HistoriaDestitucióndeBismarck.

1891

VidayobraViajaaSuizaparasometerseatratamientosmédicos.Literatura,arteyculturaMuereRimbaud.—Hardy:TessoftheD’Urbervilles.—Wilde:ThePictureofDorianGrey;LordArthurSavile’sCrime.—Nietzsche:AsíhablóZaratustra.HistoriaAlianzaFranco-Rusa.

1892Literatura,arteyculturaZola:Ladébâcle.—Wilde:LadyWindermere’sFan.

1893Literatura,arteyculturaMuereMaupassant.—G.B.Shaw:ThePhilanderer.

VidayobraRealizasuúltimoviajeenlaMarinaMercante,aAustralia.—Enel viaje de regreso conoce a John Galsworthy y a Edward

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1894

Sanderson.—Muere en Polonia su tío Thaddeus Bobrowski.—Conoce a Edward Garnett y a Unwin. Nuevo viaje a Suiza.—ConoceaJessieGeorge.Literatura,arteyculturaMuereStevenson.—W.B.Yeats:TheLand ofHeart’sDesire.—Zola,primervolumendeLostroisvilles.HistoriaAffaireDreyfusenFrancia.—AsesinatodelpresidenteCarnot.—MuereelzarAlejandroIII.LesucedeNicolásII.

1895

VidayobraPublicación de Almayer’s Folly.—Viaja con frecuencia a ParísparavisitaraMargueritePoradowska.—ComienzaaescribirAnOutcastoftheIslands.Literatura,arteyculturaPrimera sesión cinematográfica en París.—S. Crane: The RedBadge of Courage.—Engels publica el tercer volumen de DasKapital.HistoriaJosephChamberlain,primerministroenInglaterra.—SecrealaConfédérationGénéraleduTravail.

1896

VidayobraPublicacióndeAnOutcastofIslands.—ContraematrimonioconJeessieGeorgeyviajaconellaaBretaña,dondetrabajaenotranovela:TheRescuer.AsuregresoaInglaterraviveenEssex.—ConoceaCunninghameGrahamyaStephenCrane.—SeseparadelaeditorialUnwin.Literatura,arteyculturaMuere E. de Goncourt.—Proust: Les plaisirs et les jours (conprólogodeAnatoleFrance).—Hardy:JudetheObscure.—Chejov:Mivida;Lagaviota.

1897

VidayobraEscriberelatosbrevesycontinúaTheRescuer.—EmpiezaYouth.Literatura,arteyculturaMuereDaudet.—Wells:TheInvisibleMan.—Chejov:TíoVania.HistoriaEl Transvaal y el Estado Libre de Orange se constituyen enuniónindependiente.

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1898

VidayobraVivesucesivamenteconlosCrane(enRavensbrock,Surrey),conlos Garnett (en Limpsfield, Surrey) y en Aldington (Kent).Kipling, Henry James y H. G. Wells viven también cerca deAldington y Conrad se mantiene en contacto con ellos. EnLimpsfield conoce a Ford Madox Ford, con quien empieza acolaborar en The Inheritors. Continúa trabajando en TheRescuer.EmpiezaLordJimyescribeElcorazóndelastinieblas.—Atraviesa un período de dificultades económicas y tratainútilmentedeconseguirunpuestoparavolveranavegar.Literatura,arteyculturaZola: J’accuse.—Hardy:Wessex Poems.—Wells:The War of theWorlds.—Wilde:TheBalladofReadingGaol.—Zola:Paris.HistoriaInsurreccióndeCubayguerraentreEspañayEstadosUnidos.

1899

VidayobraConoceaG.B.Shaw.—NacesuhijoBorys.Literatura,arteyculturaTolstoi:Resurrección.—Gorki:Foma Gordeyer.—H. James: TheAwkwardAge.—ProustempiezaatraducirlasobrasdeRuskin.HistoriaComienzodelaGuerradelosBoers.—ConferenciadePazdeLaHaya.—NaceelPartidoLaboristaenInglaterra.

1900

VidayobraTerminaypublicaLordJim.—MueresuamigoStephenCrane.—ViajaaBélgicaconF.MadoxFordyderegresoenInglaterracomienzanacolaborarenRomance.—EscribeTyphoon.Literatura,arteyculturaMuerenNietzscheyRuskin.—W.B.Yeats:TheShadowyWaters.—B.Russell:ACriticalExpositionofthePhilosophyofLeibniz.—Freud:Lainterpretacióndelossueños.

1901

VidayobraConoce al editor Pinker, que le publica Typhoon and otherStories.—F.MadoxFordpublicaInheritors.Literatura,arteyculturaHardy:PoemsofPastandPresent.—Wells:TheFirstManontheMoon.—Chejov:Lastreshermanas.Historia

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MuerelareinaVictoria.SusucesoresEduardoVII.

1902

VidayobraPublicaYouth,aNarrative;andTwootherStories(volumenqueincluyeElcorazóndelastinieblas).—EmpiezaNostromo.Literatura,arteyculturaGide:L’immoraliste.—H.James:TheWingsoftheDove.—MuereZola.HistoriaFinaldelaGuerradelosBóersypazdeVerceniging.

1903

VidayobraIntenta continuar The Rescuer.—F. Madox Ford publicaRomance.Literatura,arteyculturaG.B.Shaw:ManandSuperman.—Zola:Vérité.—H.James:TheAmbassadors.—H.G.Wells:MankindintheMaking.HistoriaCongresoenLondresdelPartidoObreroSocial-DemócrataRusoydivisiónentrebolcheviquesymencheviques.

1904

VidayobraJessieConradsufreunaccidenteyquedaparcialmenteinválida.—Frecuentes viajes a Londres.—Publicación de Nostromo.—Dificultadeseconómicas.Literatura,arteyculturaE.M.Forster:WhereAngelsFeartoTread.—W.B.Yeats:IntheSevenWoods.—Hardy: primera parte de The Dynasts.—MuereChejov.HistoriaGuerraRuso-Japonesa.

1905

VidayobraDespuésdelaoperacióndeJessiepasanvariosmesesenCapri.Allí conoce al escritor Norman Douglas y al conde polacoSzembeck.—Elgobiernobritánico le ofreceunasumadedineroque rechaza. Empieza a escribir Chance.—La adaptación alteatrodesurelatoTomorrow se estrena conel título:OneDayMore.—Escribenarracionescortas.Literatura,arteyculturaWilde:Deprofundis.—G.B.Shaw:MajorBarbara.

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HistoriaRevoluciónenRusia,sofocadaporelgobiernozarista.

1906

VidayobraNace su hijo, John Alexander.—Pasa una temporada con F.Madox Ford (enWinchelsea) y conGalsworthy (en Londres).—EscribeTheSecretAgent.—Endiciembreviaja con su familiaaMontpellieryvisitaaMargueritePoradowskaenParís.Literatura,arteyculturaA.France:Verslestempsmeilleurs.—FreudseasociaconJung.—W.B.Yeats:ThePoeticalWorks.

1907

VidayobraEnfermedad de su hijo Borys y breve estancia en Ginebra. DevueltaenInglaterraalquilaunacasaaSomeries(Bedfordshire)yempiezaaescribirUnderWesternEyes.SepublicaTheSecretAgent.Literatura,arteyculturaF. Madox Ford: Privy Seal.—Joyce: Chamber Music.—Kipling:PremioNobel.

1908

VidayobraEstáenfermoydeprimido.Susúltimos librosnohangustadoytiene nuevas dificultades económicas.—Empieza a escribir sus«reminiscencias»paraEnglishReview,queeditaF.MadoxFord.Literatura,arteyculturaF. Madox Ford comienza a editar English Review.—PrimerCongresoInternacionaldePsicoanálisisenSalzburgo.HistoriaAustria se anexiona oficialmente Bosnia y Herzegovina.LeopoldoIIdeBélgicaconvierteelCongoencoloniabelga.

1909

VidayobraDecide no colaborar enEnglishReview y rompe con F.MadoxFord.—VuelveavivirenAldington(Kent).Continúaenfermo.—Escribe ’Twixt Land and Sea Tales y terminaUnder WesternEyes.—F.MadoxFordabandonatambiénEnglishReview.Literatura,arteyculturaGide: La porte étroite.—André Gide funda la Nouvelle RevueFrançaise.—EzraPound:Personae;Exultations.Historia

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PearyexploraelPoloNorte.

1910

VidayobraVive en Ashford (Kent) y escribe Tales of Hearsay.—Su saludempeora.Literatura,arteyculturaMuereTolstoi.—E.M.Forster:Howard’sEnd.HistoriaJorgeVsucedeen InglaterraaEduardoVII.—Inglaterra firmaun tratado con Sudáfrica y se nombra a Louis Botha primerministrosudafricano.

1911

VidayobraContrato con el periódicoNewYorkHerald para la publicaciónde Chance.—Galsworthy obtiene para Conrad dinero delgobiernobritánico.—SepublicaUnderWesternEyes.Literatura,arteyculturaD.H.Lawrence:TheWhitePeacock.HistoriaAmudsenexploraelPoloSur.

1912

VidayobraTerminaChanceenmarzoyempiezaaescribirVictoryenmayo.—SepublicanTheSecretSharery’TwixtlandandSea.—ConoceaJosephRetinger,unpatriotapolaco.Literatura,arteyculturaA.France:Lesdieuxontsoif.HistoriaInsurrección del Ulster.—Congreso de los bolcheviques enGinebra.

1913

VidayobraBertrandRussell levisitaenKent.—MástardeConradvisitaaRussell en Cambridge. Escribe Within the Tides.—Se publicaChance.Literatura,arteyculturaProust publica el primer volumen deÀ la recherche du tempsperdu.—D. H. Lawrence: Love Poems and Others; Sons andLovers.—G. B. Shaw: Pygmalion.—B. Russell: PrincipiaMathematica.

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1914

VidayobraTerminaypublicaVictory.Eléxitodeestanovelacontribuyeaquemejoresusituacióneconómica.—JosephRetingerleinvitaaviajar con su familia a Polonia.—Durante su estancia enCracoviaestallalaguerraylaciudadseconvierteenuncentromilitar.—LosConradregresanaInglaterraatravésdeAustriaeItaliadespuésdeunaausenciadecuatromeses.Literatura,arteyculturaJoyce:Dubliners.—W.B.Yeats:Responsabilities.—HenryJamesadoptalanacionalidadbritánica.HistoriaAsesinatodelarchiduqueFernandoenSarajevo.—AustriadirigeunultimátumaSerbia.EstallalaPrimeraGuerraMundial.

1915

VidayobraEscribeTheShadowLine.Literatura,arteyculturaD.H.Lawrence:TheRainbow.HistoriaSudáfrica se anexiona la colonia alemana de ÁfricaSudoccidental.

1916

VidayobraEscribe relatos cortos.—Por encargo del Almirantazgo realizavisitasdereconocimientodelascostasypuertosbritánicos.—SuhijoBorysluchaenelfrentedeFrancia.Literatura,arteyculturaMuereHenryJames.—Joyce:APortraitoftheArtistasaYoungMan.HistoriaMuere el emperador Francisco José.—Lloyd George, primerministroenInglaterra.—EstallalaRebeliónIrlandesa.

1917

VidayobraSe publica The Shadow Line. Nueva enfermedad.—Intentaadaptar sus novelas al teatro.—Vuelve a Londres.—Ve aGalsworthyyaGarnettconfrecuencia.—EmpiezaTheArrowofGold.HistoriaEstados Unidos entra en guerra.—Abdica el zar Nicolás II. Elejército ruso sufre derrotas y deserciones.—Armisticio entre

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RusiayAlemania.—EstallalaRevoluciónRusa.

1918

VidayobraTerminaTheArrow ofGold. Frecuentes viajes a Londres paraque Jessie sea operada de la rodilla.—Revisa y continúa TheRescuer(quesepublicarácomoTheRescue).Literatura,arteyculturaBertrand Russell, encarcelado por negarse a combatir.—Hopkins:Poems.HistoriaPaz delBrest-Litovsk.—Asesinato del zarNicolás II.—Final delaGranGuerra.

1919

VidayobraTerminaTheRescue,quehabíaquedadointerrumpidaen1899.—Trabaja en una edición de sus obras completas. Escribe unartículo sobre StephenCrane y empieza a hacer la adaptaciónteatraldeTheSecretAgent.Literatura,arteyculturaEzraPound:Cantos.—T.S.Eliot:Poems.—Gide:La symphoniepastorale.—B.Russell:IntroductiontoMathematicalPhilosophy.HistoriaSefirmaeltratadodeVersalles.UnaseriedenuevasrepúblicasquedanconstituidasenEuropa.—IndependenciadePolonia.

1920

VidayobraAbandonaAldingtonyseinstalaenWye(Kent).—NuevosviajesaLiverpoolyaLondresparaqueJessievuelvaaseroperada.—HacelaadaptaciónteatraldeBecauseoftheDollars.Literatura,arteyculturaJ.GalsworthypublicaelúltimovolumendeTheForsyteSaga(elprimer volumen se publicó en 1906).—Pound: Hugh SelwynMauberley.

1921

VidayobraVive varios meses en Córcega.—Durante el viaje le acompañaAubry, su futuro biógrafo.—Empieza a escribir Suspense.—CuandoregresaaInglaterraseinstalaenBishopsbourne(Kent).Literatura,arteyculturaJoyce publica en París Ulysses.—D. H. Lawrence: Women inLove; Psychoanalysis and the Unconscious.—W. B. Yeats:

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MichaelRobartesandtheDancer.—A.France:Lavieenfleur.—B.Russell:TheAnalysisofMind.—SeconcedeelPremioNobelaA.France.

1922

VidayobraEscribe The Rover.—Muere su amigo y editor Pinker.—SeestrenalaadaptacióndeTheSecretAgent,conpocoéxito.Literatura,arteyculturaT.S.Eliot:TheWasteLand.—D.H.Lawrence:FantasiaandtheUnconscious.HistoriaMussolini organiza la «Marcha sobre Roma».—Lloyd Georgeformaun gobierno de coalición con los conservadores.—Irlandaseconvierteenestadolibre.

1923

VidayobraViajaaEstadosUnidos,dondeselerecibecongrandeshonores.—MatrimoniodesuhijoBorys.—Escribealgunosartículosparaperiódicos y continúa Suspense.—Se niega a colaborar con F.Madox Ford en una nueva revista de la que éste es editor. SesubastanenEstadosUnidoslosmanuscritosdesusobras.Literatura,arteyculturaProustpublicaelquintoyúltimovolumendeÀlarecherchedutemps perdu, y se le otorga el Prix Goncourt.—Huxley: AnticHay.—Freud:El«ego»yel«id».

1924

VidayobraContinúa trabajando en Suspense, que quedará inacabada, yescribe un prefacio para sus relatos cortos.—Rechaza un títulonobiliario que le ofrece Ramsay Mac Donald. Nuevamenteenfermo,muereenBishopsbourneel3deagosto.Literatura,arteyculturaE.M.Forster:APassage to India.—Gide:Corydon.—Valéry:LeSerpent.—Manifiesto Surrealista.—Yeats: Later Poems.—SeconcedeelPremioNobelaYeats.HistoriaMuereLenin.Stalin,SecretarioGeneraldelPartidoComunistadelaUniónSoviética.

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JÓZEFTEODORKONRADKORZENIOWSKI,másconocidocomoJosephConrad(Berdyczów, entonces Polonia, actual Ucrania, 3 de diciembre de 1857 -Bishopsbourne,Inglaterra,3deagostode1924),fueunnovelistapolacoqueadoptóel inglés como lengua literaria. Conrad, cuya obra explora la vulnerabilidad y lainestabilidad moral del ser humano, está considerado como uno de los grandesnovelistasen lengua inglesa, apesardequenohablóesta lenguademanera fluidahasta después de cumplir los veinte años (y aun así, siempre conmarcado acentopolaco).

ComodiceCarlosS.SánchezRodrigoenelprólogoalaedicióndeNotasdevidayletras, no es fácil acercarse al solitario a menos que él lo propicie. Pero ese airedistantenoesloúnicoquedefinealpersonajeyalautorliterarioyaqueConradseempeñó,algocontradictoriamente,enabordarlavida,laliteraturayelartedesdeunaapasionada independencia, lo que desde el punto de vista literario lo ha situado almargendeestilosyescuelas,ydesdeelpuntodevistadesutrayectoriabiográficalollevó al exilio y a abrazar un idioma extraño, siempre preservando celosamente enpenumbraciertosaspectosdesubiografía, loquealgunosatribuyenasuinvenciblepudoroasucarácterproverbialmentereservado,aunqueotrosloconsideransólounartificioliterarioconelquemantenervivoselinterésylacuriosidaddesuslectoresycríticos.

Su nombre polaco original era el de Józef Teodor Konrad Nalecz-Korzeniowski,aunquealtomarlanacionalidadbritánicaadoptóeldeJosephConrad.Nacidoenelsenodeuna familiaperteneciente a labajanobleza enBerdyczew,Podolia el 3de

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diciembre de 1857, en una ciudad hoy situada en Ucrania y por entoncespertenecientea laPoloniasujetaalocupanteruso.Supadrecombinaba laactividadliterariacomoescritorytraductordeShakespeareydeVictorHugoconelactivismopolítico del nacionalismo polaco, objeto de la represión del régimen zarista,actividadesqueleacarrearonunacondenaa trabajosforzadosenSiberia.LamadredeJosefmuriódetuberculosisdurantelosañosdeexilio,ycuatroañosmástardeelpadre,alqueselehabíapermitidovolveraCracovia.

Alquedarhuérfanoa losdoceaños,Conradhubode trasladarsea lacasadesu tíoThaddeusaaLvov,ciudadentoncesbajoadministracióndelimperioaustro-húngaro,yluegoaCracoviadondeestudiósecundaria.Peroalos17años,hastiadodelavidaestudiantil, viajó hasta Italia y luego a Marsella para terminar enrolándose comomarineroabordodelbuque«MontBlanc»(1875).Esaexperienciacambiaríasuvidayaqueconellanaceríaunapasión,quenoabandonójamás,porlaaventura,porlosviajes,porelmundodelmaryporlosbarcos.

De los siguientes cuatro años apenas se conocen datos. De esa etapa, que él seempeñósiempreenmantenerenpenumbra,sehadocumentado,noobstante,unviajepor el Caribe, su apoyo activo al legitimismo bonapartista, cierto asunto decontrabandodearmasafavordeloscarlistasespañoles(delqueextrajoalgúnpasajepara su relato de El tremolino) y, según parece, hasta un intento de suicidio porrazonesamorosas.

En1878,paraescaparalreclutamientomilitarruso,setrasladóaInglaterra,ytrabajócomo tripulante en barcos de cabotaje en los puertos de Lowestof y Newcastle,ocupandosusratoslibresabordoconunaaficiónuntantosorprendenteparaunjovenmarineroextranjero,lalecturadeShakespeare,loquelepermitióyaalos21añosunampliodominiodelidiomainglés,lenguaenlaqueescribiótodasuobrayenlaqueseconsagraríacomounodesusautoresclásicos.EnpalabrasdeJavierMarías,«elinglésdeConradseconvierteenuna lenguaextraña,densay transparentea lavez,impostadayfantasmal.Unodesusrasgosmáscaracterísticosconsisteenutilizarlaspalabrasenlaacepciónquelesesmástangencialy,porconsiguiente,ensusentidomásambiguo».

Trasobtenerlanacionalidadinglesa,pudopresentarsealosexámenesdeaptituddeoficial de la marina mercante británica, y navegó en el «Duke of Sutherland»,«HighlandForest»,«LochEtive»,«Narcissus»y«Palestine»yluegoobtuvoeltítulodecapitán,cargoquedesempeñóenlosbarcos«Torrens»y«Otago»,esteúltimodebanderaaustraliana.

En el último cuarto del siglo XIX, al llegar el imperio británico a su máximaexpansión, las necesidades del comercio a gran escala y a larga distancia por víamarítima entre la metrópoli y el rosario de colonias, factorías y puertos que seextendía por todas las costas del mundo, junto con las nuevas tecnologías de la

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siderurgiay el perfeccionamientode lamáquinadevapor, produjouna crisis en latécnicaseculardelanavegaciónimpulsadaporelviento,debidoaquelosbarcosdevela, pese al romántico canto de cisne de los rápidos clippers, era incapaz decompetir envelocidad, capacidadde cargaymayor fiabilidaddel transporte en losgrandes vapores de acero. Enfrentado a la encrucijada de esos dosmundos que secruzan sin comprenderse e ignorándose, uno, el dominado por el imprevisiblecaprichodelviento,elde laduraysecular técnicade lanavegaciónavelaque tanmagistralmenteaparecedescritaenElbelloartey,elotro,eldelaesclavitudporlatiranía de la puntualidad y la deshumanización de la vida a bordo, Conrad tomapartidoardienteporelprimero,aunsabiendoqueestáirremisiblementecondenadoasucumbirlegándonos,éseessumayorvalor,esairrepetiblegaleríadetiposhumanos,armadores,oficiales,capitanes,marineros,etc…quelohanconvertidoenunodelosclásicosdelaliteraturadelmar,alaalturadeMelvilleyStevenson.ComoreconoceenelprólogoalaedicióndeElespejodelmar,fuegraciasalbagajevitaladquiridodurante sus años comomarino, los episodios vividos durante esa época, los tiposhumanosquepudoconocery lashistoriasqueoyóenpuertoodurante las tediosashoras a bordo, los que modelaron ese universo geográfico y moral en el que elindividuoaparececonfrontadoensolitarioalasfuerzasdesatadasdeunanaturalezahostiloamenazadora,juntoaunafuertecargadepesimismorespectoalacondiciónhumanayen relaciónalpapelde lacivilización,estoúltimoobjetodesu relatoElcorazón de las tinieblas, en el que narra de forma oblicua las atrocidades que seestabancometiendocontra lapoblaciónindígenaenelEstadoLibredelCongo,porcierto denunciadas de forma mucho más abierta y decidida por el diplomáticoirlandésRogerCasement,conelquetuvociertaamistadpersonal.

Traslograrlanacionalidadbritánica(1886)yescribirsuprimeranovelaLalocuradeAlmayer, en 1894, a la vuelta de su último viaje a Australia, conoció a su futuramujer, JessieGeorge, con la que se casó dos años después; en los años siguientesresidió en el sur de Inglaterra, ya dedicado exclusivamente a su labor literaria, ytrabajó para la EditorialUnwin,más tarde para el editor Pinker y después para laEnglish Review. Se publican Un paria de las islas (1896), al año siguiente,Salvamento,ElnegrodelNarcissusyUnaavanzadadelprogreso.

Durante estos años conoció aRudyardKipling, aHenry James y aH.G.Wells, ycolaboróconFordMadoxFoxenlanovelaLosherederos.En1898pasadificultadeseconómicas debido a su afición al juego, por lo que trata infructuosamente deregresar a lamarina.En1900 escribeTifon yLordJim, novela en la que evoca eltraumáticoaccidentequesufrióabordodelvapor«Palestine»,yqueestuvoapuntodecostarlelavida.

Los años siguientes verán la publicación, con suerte desigual,Tifón, Nostromo, ElespejodelmarydeElagentesecreto.Noobstantesufrededepresionesydeotrosproblemas de salud, además de continuar sus dificultades económicas. En 1913 lo

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visita Bertrand Russell y él devuelve la visita viajando a Cambridge. En 1914,duranteunviajeporPolonia,estalla laprimeraguerramundialy losConrad tienenque regresar a Inglaterra porAustria e Italia. En 1916 el Almirantazgo le encargadiversascomisionesdereconocimientoporvariospuertosbritánicos.

AltérminodelaguerrasetrasladaaCórcegayen1923viajaaEstadosUnidos.Pocoantes de morir, el 3 de agosto de 1924, aún tiene tiempo para rechazar un títulonobiliarioqueleofreceelgobiernoinglés.

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Notas

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[1]Enelveranode1889,ConradacababaderegresaraLondres,despuésdemásdedos años de ausencia (aquí la cifra parece estar un poco exagerada), y tenía elproyectodeiravisitarasutíoThaddeusBobrowski,quevivíaenterritorioruso.PeroConrad, en sucondicióndeex súbditodel Imperio ruso, encontródificultadespararealizar este viaje, y fue entonces cuando tomó en alquiler una habitación enBessboroughGardens,enVauxhallBridge,mientrasbuscabadenuevotrabajoenlaMarinaMercante.

Durantevariosmeses subúsquedano tuvoéxito,y fueenesteperíododeparoforzosocuandoConradempezóaescribirloquemástardeseríasuprimeranovela:Almayer’sFolly.<<

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[2]NoesésteelúnicocasoenqueConradhacereferenciaasupasiónporlosmapasy, en particular, al episodio de su niñez en que, al contemplar unmapa deÁfrica,pusoeldedosobreungranespaciovacíoypensó:«Cuandoseamayoriréallí».<<

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[3]ElpaísaquesehacereferenciaeselCongo.Desdeelaño1876,enqueLeopoldoII, rey de Bélgica, fundó la «Asociación Internacional para la Exploración y laCivilizaciónenÁfrica»,sehabíanrealizadonumerosasexpedicionesatravésdeesteterritorio. Entre 1876 y 1877, Henry Morton Stanley atravesó el área másimpenetrabledeÁfricaCentral,porencargodeLeopoldoII.Apartirdeentoncesseprodujo un incesante movimiento de exploradores, comerciantes y simplesaventurerosenbuscaderiquezas,quefueronestableciendoestacionesatravésdeunaextensazona,estacionesqueconstituyeronlabaseparalaconquistayexplotacióndelo que, en 1885, se convertiría en el Estado Independiente del Congo, bajo lasoberaníadeLeopoldoII.

En 1876, año de la fundación de la «Asociación Internacional…», el soberanobelgahabíadeclaradoantelaConférenceGéographiqueAfricaine:«Lesujetquinousréunit aujourd’hui est de ces qui méritent au premier chef d’occuper les amis del’humanité.Ouvrir à la civilisation la seule partie du globe où elle n’a pas encorepénétré,percerlesténèbres,quienveloppentdespopulationsentières,c’estsij’oseledire,unecroisadedignedecesiècleprogrès».<<

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[4]LaSociétéAnonymepourleComerceduHaut-Congo,consedeenBruselas,quesehallababajoelcontroldelcapitánAlbertThys,previamenteunodeloshombresdeconfianzadeLeopoldoII.<<

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[5] Conrad tenía un pariente, Alexander Poradowski, que vivía en Bruselas desde1863,ycuyaesposa,MargueritePoradowska,manteníacontactoconalgunasdelaspersonas directamente relacionadas con las expediciones al Congo. Parece ser queConrad se había puesto en contacto con el propio Thys antes de dirigirse a susfamiliares, y que sólo recurrió a ellos cuando se cansó de esperar a que Thyscumplierasupromesa:ponerlealfrentedeunodelosvaporesdelacompañía.

DosdíasdespuésdequeConrad llegaraaBruselas (en su segundoviajea estaciudad)moríaAlexanderPoradowski.ApartirdeesemomentosefueproduciendounprogresivoacercamientoentreélyMargueritePoradowska,quefuequienenrealidadlogróatravésdesusconocidosqueConradconsiguieraeltrabajoqueansiaba.<<

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[6]Nosesabeconcertezadequéaltosfuncionariossetrataenrealidad.Posiblementeuno de ellos fueraCharlesBuls, que había trabajado para Thys; otro podría ser elgeógrafoA. J.Wauters,queestabaestrechamente relacionadocon losproyectosdeLeopoldoII.<<

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[7] Tampoco en este casoConrad se aparta sustancialmente de los acontecimientosreales.Enefecto,elpuestoquelacompañíaleofrecíaacababadequedarvacanteporladesaparicióndelcapitánFreisleben,muertoenunariñaconlosnativos.<<

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[8] Conrad, como Marlow, tuvo muy poco tiempo para llevar a cabo los últimospreparativosyabandonarEuropa.EnespaciodepocosdíastuvoquehacerdosviajesentreLondresyBruselas.Antesdepartirvisitólasoficinasdelacompañía(enlarueBédérode), se sometió a una revisiónmédica y se despidió de su tía; exactamenteigualqueMarlow.

Enunacartaenviadael22demayoaCharlesZagórski—cuñadodeMargueritePoradowska—desdelacapitaldeSierraLeona,Conradescribe:«…ysitúsupierastodoslosfrascosdemedicinasytodoslosdeseosafectuososquehetraídoconmigo,entenderías en qué tifón, ciclón, huracán, terremoto —no—, en qué cataclismouniversal, en qué atmósfera fantástica de mezcla de compras, negocios y escenasafectuosas,hepasadodossemanasenteras».<<

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[9]SetratadelcapitánAlbertThys(vernotas4y5).<<

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[10] Conrad desembarcó en Boma, hasta donde había viajado desde Burdeos en elbarcofrancésVilledeMaceio.<<

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[11]Matadi, «elmás remoto lugar navegable», a 40millas de la costa. En aquellaépoca Matadi era una estación importante, con 170 habitantes europeos y cuatropuestos comerciales —uno inglés, uno francés, uno holandés y uno portugués—,ademásdelosedificiosdela«ExpedicióndeExploradoresSandford»,queformabapartedelaSiciétéAnonymepourleCommerceduHaut-Congo.ConraddesembarcóenMatadiel13dejuniode1890.<<

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[12]LalíneadeferrocarrilquedebíaunirlosasentamientosdeMatadiyKinshasa.<<

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[13]LadescripciónquehizoelcapitánThysdeMatadiescasitantenebrosacomolaquehaceConrad:«Lorsqu’onarriveàMatadionsecroiraitdevantunpaysmaudit,véritablebarrièrequisemblecrééeparlanaturepourarrêterleprogrès».<<

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[14]ElnombredeKurtznoapareceenelmanuscritooriginaldelaobra.Ensulugaraparece el nombre deKlein. En efecto,GeorgeAntoineKlein era un agente de lacompañíaque,comoKurtz,estabaacargodelaEstaciónInterior.SedesconocehastaquépuntoelrelatoqueConradhacedeKurtzestáinspiradoenelagenteKlein.<<

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[15]ConradpermaneciócercadedossemanasenMatadi,iniciandoel28dejuniolamarchahastalaestaciónquelacompañíateníaenelLagoStanley,enKinshasa.Lacaravana,enlaquemarchaban31porteadores,ademásdeConradyuntalM.Harou(«unhombregruesoqueconfrecuenciaestabaenfermo»),tardótreintayseisdíasenhacerelrecorrido.<<

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[16] En un diario que Conrad comenzó a escribir mientras permanecía inactivo enMatadi, y que conservó durante el resto del viaje, se alude a varios cadáveres denegros (probablemente asesinados) con que la caravana se topó a lo largo delrecorrido.<<

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[17] «Stone», unidad de peso inglesa equivalente a 6,350 kilogramos,aproximadamente.<<

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[18]CuandoConradllegóaKinshasa,elvaporparaelquehabíasidocontratado,elFlorida,sehabíahundidoencondicionessemejantesalasdelvapordeMarlow.Sinembargo, y aquí el relato parece apartarse de la realidad, Conrad no tuvo quepermanecerenlaestaciónnirepararsuvapor,sinoquepartióenelRoidesBelges,como primer oficial. Él sólo asumió el mando del barco durante una breveenfermedaddelcapitán.<<

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[19]ProbablementeestepersonajeestáinspiradoenotradelaspersonasqueConradconociódurante suestanciaenelCongo:CamilleDelcommune,que recientementehabíasidonombradodirectorenfuncionesdelacompañíaenlaregión.<<

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[20]TambiénelviajequeConradrealizóenelRoidesBelgesteníaporobjetorecogeraKlein, que se encontraba gravemente enfermo, y que, al igual queKurtz,muriópocodespués,enelviajederegreso.<<

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[21]Conraddebíadesentirenrealidadgrandesprecioporlagentequelerodeabaenaquellaépoca.Sudiarioylacorrespondenciaquemanteníaconsusparientespuedenservircomomuestradelmalestarque leproducían los«peregrinos».Enunade laspáginas de su diario leemos: «La característica preeminente de la vida social aquí:todoelmundohablandomaldelosdemás».<<

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[22]Estas frasesestánescritas enun tononotablemente irónico.EnGeographyandsomeExplorers,ConradcalificólaempresadelCongocomo«lamásvilrapiñaquehaya jamás desfigurado la historia de la conciencia humana y la exploracióngeográfica».<<

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[23]EnlacartaqueenvióaZagórskidesdeSierraLeona(vernota8delcapítuloI),Conradescribía:«Loquehacequeunosesientaintranquiloessaberqueunsesentapor ciento de los empleados de la compañía regresan a Europa antes de habercompletado seis meses de servicio. ¡Fiebre y disentería! A otros se les manda deregresoacasadespuésdeunaño,paraquenomueranenelCongo.¡Diosnossalve!…Enunapalabra,pareceserquesólounsieteporcientopuedencompletarsustresañosdeservicio».<<

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[24]Conrad,cuyasaludnuncadebiódeserdemasiadobuena,estuvoenfermovariasvecesdesdequesaliódeEuropa.AraízdesuestanciaenelCongosufrióunaseriedeachaquespermanentesquesemanifestaron,deformaintermitente,duranteelrestodesuvida.<<

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[25]Conradjuegaaquíconlapalabrainglesaunsound,utilizándolaparacalificardoscosasdistintasenlasfrases:«Doyoucallthisanunsoundmethod?»,ymásadelante:«I was unsound!». En el segundo caso el adjetivo tiene un doble significado,imposibledereproducirencastellano.Aquísehaoptadoportraducir:«¡Yoestabaenunerror!»,conelmismotérminoempleadoenelprimercaso;peroestatraducciónnotienelaconnotaciónde«enajenado»quetienelaexpresiónoriginal.<<

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[26]ConradnoregresóaEuropahastaelmesdenoviembrede1890.Cuandotomóladecisiónde abandonar elCongo su salud eramuyprecaria.EnAPersonalRecordescribió:«…lleguéaaquelladeliciosacapitaldeBoma,donde,antesdequeelbarcoqueme ibaaconduciracasapartiera,medio tiempoparadesearmimuerteunayotravezconperfectasinceridad».<<

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